

“El suero ya lo cambié yo… vos encargate de las sábanas”
Durante todo el día siguiente no hay rastros de ella, ningún indicio de que se haya acercado hasta la clínica… Tampoco lo hay del doctor, por cierto… ¿Habrán decidido, ambos, tomarse el día libre? ¿Faltar a sus obligaciones laborales? O tal vez sea sábado o domingo, no sé… El hecho es que aparece recién a la noche: habla algunas palabras con la enfermera que está, en ese momento, haciendo el servicio de habitación y me parece detectar en su tono que está alegre, motivada, que viene de pasarla bomba… Apenas la enfermera se marcha, Liz casi no deja que entorne la puerta de la habitación que ya lo está llamando a Javier…
CAPITULO 2 (El regalo)
Después de tanta tortura pero ¡bendita tortura!, al sentir de lleno los cuerpos de mi madre y de mi hermana, primero sus respectivos culos sobre mi regazo y después bailando con ellas aquella música tan seductora es algo que me tiene realmente loco. Aprovecho para acariciar zonas impensables días atrás en el cuerpazo de mi madre. No me atrevo a tocar el culo directamente pero sí que rozo muy cerca.
− ¿Qué tal te lo estás pasando hijo?, ¿Te gusta tu fiesta de cumpleaños? – me pregunta al oído juntando aun más su cuerpo al mío.
− Muy bien, mamá. Está todo genial.
Ella sonríe victoriosa por mi respuesta pero al tiempo parece disfrutar con la erección que yo intento disimular a toda costa y que le roza cada dos por tres.
Mamá dice de servir un café y para proceder, según comenta, ¡por fin! a la entrega de mi regalo, ese por el que antes estaba tan impaciente, aunque ahora mi mente está francamente en otro lugar, solo ve culos y tetas por todas partes.
Mi hermana, como siempre, se encarga en la cocina del café y mi madre se sienta a mi lado en el sofá cruzando sus piernas y pasando su mano por mi pierna. Comienza en la rodilla y va subiendo lentamente. Nuestras miradas se cruzan y mis ojos no pueden evitar perderse en ese sexy canalillo.
− ¡Qué mayor estás ya, hijo! – dice pellizcando con sus dedos mi muslo por encima de mi vaquero. – Ya tengo un hombretón en casa. No sabes cuánto he esperado este momento. Estoy muy orgullosa de ti. Bueno, estoy muy orgullosa de los dos.
Mamá siempre sabe como animarnos y halagarnos, pero además de una forma que estimula a cualquiera, porque lo hace siempre con tanto cariño… pero es que hoy además, la veo como muy cariñosona, muy melosa. Mi vista vuelve a recorrer esas curvas impresionantes que marcan su ceñidísimo vestido y sobre todo el escote, que es un hermoso valle de piel morena que forman sus dos prominentes pechos.
− Se te van los ojos – dice ella de pronto, descubriéndome.
− No, esto… no.- respondo cortadísimo al verme pillado en una de mis miradas libidinosas a sus tetas.
− No seas tonto, hombre, es normal. Eres un hombre ya.
− Es que…
− De verdad, Nacho, es normal. Ya no eres el niño que mamaba estos pechos cuando era un bebé – añade cogiendo sus dos tetas y amasándolas de forma que provoque un estremecimiento por todo mi cuerpo.
Ella lo dice como si en este día fuese el cambio de mi vida y hubiese pasado de niño a hombre en un instante. Es verdad que he cambiado en poco tiempo, pues hace bien poco que no había mirado a mi madre como una mujer, desde el punto de vida sexual, pero de un tiempo a esta parte, ya no es solo una madre, sino que irradia mil y unas sensaciones difíciles de controlar, gracias a su sensualidad y una belleza escultural, que me tiene idiota perdido.
Lo cierto es que mi madre está demasiado buena, ella lo sabe y sabe también como sacarse partido con su forma de vestir. Su gran altura le ha permitido mostrar sus piernas en ceñidísimos vaqueros o en vestidos ajustados como el que lleva hoy. Aun recuerdo la paja que me hice la semana pasada cuando la vi con una falda de cuero nueva. Estaba impresionante con aquellas piernas interminables. En casa también viste con ropa más cómoda, pero a mí me sigue pareciendo sexy, con sus vestidos veraniegos tan livianos, sus batitas, pero es que hoy, en esta noche tan especial, está resplandeciente, tan sexy, tan ceñida… y yo bastante salido, para qué engañarnos.
− ¿Estoy guapa? – me pregunta de sopetón.
− Esto… claro… – respondo titubeando.
− Vamos hijo, ya sé que te he puesto nervioso y que te has empalmado. No soy tonta.
Joder, con esa frase me deja pillado del todo. Ya imaginaba que ella se hubiera podido percatar de mi polla dura bajo su culo o pegada a su bajo vientre durante el baile, pero claro, otra cosa no podía ser. Lo extraño es oírla decir eso, con tanta jovialidad.
− Mamá, perdona, pero es que no pude evitarlo…
− No te preocupes, es normal. Estás en la edad. Además, me alegra despertar a esto.
Nada más decir esa frase, pasa su mano por mi paquete y lo agarra suavemente. Sí…. sí, estoy mirando su mano y no acabo de creerlo, pero sus dedos se aferran a mi polla por encima del vaquero y aprietan suavemente. Tardo en reaccionar y es que me parece increíble a pesar de estar viviéndolo.
− ¡Mamá! – digo yo más como sorpresa que como queja y ella retira la mano para no incomodarme más.
− No seas tonto, ya te digo que es normal que estés así, ya eres un hombre y te parezco una mujer atractiva ¿no?
− Esto… sí, claro mamá, estás guapísima.
− Gracias hijo, me gusta que me lo digas y por cierto, me lo dices muy poco.
− Bueno, pues eso. Eres muy guapa.
− Pero… ¿Estoy buena todavía?, ¿Soy una mujer follable?
− ¡Mamá! – reclamo.
− Vamos Nacho, no te cortes ahora. Solo dime si tu madre está buena o no.
− Sabes que sí. Los hombres están locos contigo.
− ¿Ah sí?
− ¿No me digas que no te das cuenta que levantas pasiones?
− Bueno sí que me doy cuenta que me miran pero no sé hasta qué punto eso puede levantar otras cosas – añade arañando levemente el dibujo que forma mi polla bajo el vaquero.
− No soy el único, cuando voy contigo todo el mundo se te queda mirando el culo, el escote, las piernas. Eres una madurita muy sexy.
Su blanca sonrisa sale otra vez a relucir contenta por ese comentario mío, pero es que es cierto, todos los tíos andan embobados con ella, desde sus compañeros de trabajo, nuestros vecinos, muchos familiares y amigos alucinan con esa belleza tan bien conservada de mamá.
− Bueno, estas tetas ya están algo caídas – añade sosteniendo en sus manos sus prominentes pechos. Aquello produce un cosquilleo raro en mi entrepierna que sigue teniendo una empalmada que creo que me va a durar toda la noche. Parece que ella adivina mis pensamientos y me sonríe mirando una vez más hacia mi paquete.
En ese momento aparece Carla en escena con la bandeja de las tazas y con la cafetera echando humo. Mi mirada va ahora a ese otro cuerpazo que tengo en casa. Sus andares me parecen tan sensuales y es que con ese ajustado vestido, sus largas y bien delineadas piernas, sus curvas un redondísimo culo, acompañado de un dulce rostro, la convierten en una mujer espectacular. Hoy, además, está aún más explosiva que nunca.
− ¿Y tu hermana? – me pregunta mamá.
− Mi herma, ¿Qué?
− ¿Qué si está buena?
Tardo en responder y Carla, mientras posa la bandeja sobre la mesita se queda un rato observándome a la espera de mi comentario al respecto. No sé, puede que el vino, que el ser ya un adulto o tener a mis chicas tan apabullantemente hermosas pero me lanzo por fin, dejando las dudas y miedos atrás.
− Sí que está buena, mamá… mucho además. – afirmo.
Ambas ríen, pero noto a Carla un rubor en sus mejillas impregnadas de ese tono rojizo que la hacen más deseable todavía.
− Tiene unas piernas de ensueño y larguísimas – añade mamá acercando su mano y subiéndola por sus muslos hasta colarse por debajo de la faldita de su vestido.
Carla se gira nerviosa y se siente algo cortada después de servir los cafés, pero lo que dice mi madre es cierto, mi hermana es un bellezón, con un culo redondo precioso y unas piernas largas y muy bien formadas.
− Mira que finas, Nacho. – me dice mamá invitándome a que acaricie las piernas de mi hermana.
Subo la mirada y veo que Carla no parece molestarle que lo intente y aun con cierto temor acerco mi mano a sus piernas. Acaricio su gemelo derecho y noto su suavidad de unas piernas finas y bien depiladas. Mamá me observa expectante y en su mirada noto que me incita a subir más. Lo hago temeroso y subo hasta la mitad del muslo percibiendo aun más suavidad en esa parte. Nunca antes había tocado así a mi hermana.
− ¿No son finísimas? – me pregunta mamá.
− Muchísimo – respondo alucinado mientras mi hermana sonríe allí de pie de espaldas a nosotros.
− Tócalas por dentro, verás que son aún más suaves.
Así lo hago y compruebo por primera vez, como puede llegar a ser una piel de terciopelo en la cara interna de los muslos de mi hermana, haciendo que mi polla pegue otro de sus espasmos bajo el pantalón. Me recreo tocando esa parte y subiendo hasta bien arriba, no llegando al “punto crítico” pero sí excesivamente cerca. Me parece oír un ronroneo por parte de mi hermana al tocarla ahí.
Ella se sienta de pronto a mi lado y me da un beso en la mejilla. Hoy está más cariñosa que nunca. Jamás la había visto así.
− Bueno, y ¿mi regalo? – digo de nuevo impaciente, intentando apaciguar los ánimos que los veo demasiado “calientes”. Lo cierto es que también estoy intrigadísimo con saber de qué se trata.
− ¡Qué impaciente! – apunta mamá – verás, es algo muy especial Nacho… y recuerda que es un regalo para los dos.
Lo primero que pasa por mi cabeza es que se trata de un portátil o algo así, y que tendré que compartirlo con Carla.
− Quiero que sea el regalo especial para vosotros. – dice señalándonos a ambos con su dedo. Aunque hoy sea la mayoría de edad de Nacho, es como si fuera la de los dos, porque para mí hoy habéis dejado de ser mis niños. – añade.
No entiendo nada, pero Carla sabe sin duda de qué está hablando y noto muchos nervios en su mirada y en su risita que diría, suena histérica.
− Bueno, ¿pero es algo para Carla y para mí? – pregunto.
− Sí, ella no tuvo un gran regalo en su cumple de los 18 ¿recuerdas?, fue algo de ropa, pero hoy que los dos sois mayores, tendréis vuestro regalo de adultos en conjunto. Aunque Carla ya lo sabe y le gusta, estoy segura de que a ti también.
− ¿Qué es? – le pregunto a Carla, para que me adelante algo, pero ella desvía la mirada nerviosa.
Por más que pienso, no adivino de qué demonios habla mamá. Por mi cabeza pasa la idea de que nos ha comprado un coche y lo compartiríamos una vez que saquemos el carnet, algo muy de adultos, ¿no?, pero me da que debe ser otra cosa.
Sonrío cuando mi madre estira su mano y saca un paquete de debajo del sofá.
− Aquí tienes – me dice.
Extiende el paquete, no muy grande, por lo que deduzco que para nada es la consola y mucho menos el portátil. Por su textura, parece algo de ropa. Me maldigo con mis imaginaciones, pero más todavía cuando rompo el papel nerviosamente para descubrir que me han regalado ¡un calzoncillo!, sí, uno tipo bóxer de color azul marino.
− Gracias – digo bastante decepcionado y con cierto retintín de protesta.
Mi madre se ríe a carcajadas, cuando ve mi cara de sorpresa. Y dirijo mis ojos a Carla que parece pasárselo también muy bien tapando su boca partiéndose de risa. Todavía no sé si es una broma o es realmente el regalo que han elegido.
− ¿No te gusta? – pregunta mamá sin dejar de reír.
− Sí, claro. – respondo con mi sonrisa más forzada
− Es de la marca esa que siempre me pides. Lo escogió tu hermana.
− Es muy chulo, mamá pero…
− ¿Esperabas otra cosa? – interviene mamá.
No respondo, pues en ese momento pienso que estoy siendo muy egoísta y un criajo caprichoso. La verdad es que con el homenaje que me estoy llevando tengo más que de sobra, para que me vea siendo un puto materialista. Sonrío.
− Vete a tu cuarto y pruébatelo. – añade.
− Bueno, ya me lo probaré mañana, mamá.
− No. Ahora. Vete a tu cuarto y te vienes con él puesto y te decimos como te queda. – impone seria.
− Pero, ¿Qué salga con él Ahora?
− ¿Te da vergüenza? Ya te hemos visto en calzoncillos o en bañador muchas veces.
Yo flipo, ¿pues no quieren que me ponga el slip y vuelva tan solo con él puesto para hacer un pase de modelo? Me levanto y voy a mi habitación pensando que quizá allí hay otra sorpresa y por eso mi madre está tan vacilona y tan intrigante. Una vez más me llevo la decepción cuando descubro que en mi cuarto no hay nada nuevo ni ningún tipo de regalo escondido.
En fin, me despojo de la ropa, la pongo sobre la cama y me miro desnudo al espejo. Joder sigo con mi erección de caballo y creo que no se me va bajar en toda la velada. Sin duda que las chicas lo han tenido que notar, pero realmente no parece importarles a ninguna de las dos. Acaricio una vez más mi polla, observándome frente al espejo y pienso que lo mejor es hacerme una paja y bajar esta calentura que me tiene torturado, porque si no, no podré calzarme ese bóxer azul.
− Venga, tardón. – oigo decir a mi hermana dando con sus nudillos en mi puerta.
Coño, no me la voy a poder pelar con tranquilidad. Bueno, lo intentaré esta noche y será una paja memorable recordando todo lo que ha acontecido esta extraña y maravillosa velada. Me pongo los calzoncillos que son bastante ajustados. Por un momento pienso que se han equivocado de talla, pero después al girarme frente al espejo me doy cuenta de que son unos bóxer muy marcados, que por cierto, me quedan bastante bien, todo sea dicho. Me miro de nuevo a la imagen del espejo y veo que mi polla está muy gorda. Ya no sé qué hacer para bajar tanta tensión. Decido pensar en otra cosa, en algo desagradable y tras varios segundos, me concentro y al fin salgo cortado al salón donde me esperan impacientes mis dos chicas. Me da corte que me vean en gayumbos, hoy sobre todo, porque no sabré reponerme de otra erección. Ambas están juntas sentadas en el sofá, extraordinariamente sexys, mostrando sus mejores atributos, labios ardientes por aquí, piernas interminables por allá, canalillo más que sugerente por otro lado… Aplauden nada más hacer yo la entrada, ataviado únicamente con aquel bóxer ajustado y mi polla morcillona remarcada bajo la tela.
− ¡Guau! – grita mi madre poniéndose en pie y aplaudiendo nerviosamente. Carla se pone a su lado y le dice algo al oído, probando la risa de ambas.
No sé lo que se han dicho, pero me gusta la forma en cómo me miran. Me siento realmente halagado y les sonrío a ambas, agradecido por ese regalo, que estaba seguro causaría sensación. Ellas están espectaculares y han conseguido impactarme desde el primer momento, ahora soy yo el que se siente admirado con mi prenda íntima.
− Te queda genial, Nacho. Como un guante- dice mamá – ¿verdad Carla?
− Sí, está muy bueno – añade tímidamente mi hermana.
Nunca antes me había dicho Carla tal cosa, incluso podría haberse reído de mí o decir alguna barbaridad de las suyas, sin embargo noto su sinceridad al decirlo. Me siento el centro de las miradas, corroborado por sus piropos.
− Bueno, ahora te vamos a enseñar los nuestros. – dice de pronto mamá.
− ¿Los vuestros? – pregunto intrigado.
− Sí, nosotras también nos hemos comprado ropa interior.
− ¿En serio? – vuelvo a preguntar intrigado no creyéndome que me vayan a enseñar sus conjuntos de lencería allí mismo. Me sonrío a mí mismo creyendo que eso sería otro sueño sin cumplir, pero intento ser realista pensando que eso no puede ser.
− Claro, amor, ya te dije que hoy hay regalos compartidos. – añade mi madre con su blanca sonrisa.
Ella pasa sus manos por los tirantes del vestido y de la forma más sensual que jamás haya podido imaginar, empieza a hacerlo correr hacia abajo lentamente y sin dejar de mirarme. Si no fuera mi madre, diría que el regalo es un striptease en toda regla. ¡Joder con mi madre! Estoy flipando pues está totalmente desconocida esta noche.
El vestido ha caído hasta el suelo y alucino al ver a mi madre con un tanga blanco minúsculo, cubriendo lo justo y mostrando la mayor porción de carne que le haya visto jamás. En la parte superior dos parches pequeños apenas cubren la aureola de sus pezones y cuando vuelvo a mirar a su entrepierna veo un triangulito que tapa un pubis en los límites más limitados. Decir impresionante es decir poco, es algo increíble, mamá es ahora una de esas tías con las que tantas veces me he pajeado en las páginas de internet, con tangas diminutos, pero coño, esta es mi madre y por cierto no tiene nada que envidiar con todos esos pibones con los que yo me divierto algunas noches en la pantalla de mi ordenador. Sus enormes tetas que parecen salirse y aquel triangulito que tapa lo mínimo… Con sus tacones, sus piernas parecen más esbeltas y torneadas. Esa imagen será difícil de olvidar mientras viva…
Se da la vuelta muy coqueta y muestra su grandioso culo con aquella braguita tanga que se cuela literalmente entre sus cachetes enseñando la redondez de un trasero que no ha perdido la forma en absoluto. Un culazo en toda regla que debe serla envidia de sus compañeras de gimnasio. Nunca jamás había visto el culo a mi madre, así, en vivo y en directo y ahora…
Vienen a mi mente los momentos en que he podido ver a mi madre en bañador, con algún bikini o incluso en casa cuando la he pillado fortuitamente con sus braguitas de algodón, pero es que ahora, ese conjunto de lencería es una invitación al pecado más absoluto. Muestra casi más de lo que cubre.
− Vamos Carla, ahora tú. – ordena mamá entonces.
Alucino. Mi hermana se pone en pie y tras sonreírme baja un tirante de su vestido por sus hombros, luego el otro y con cierta dificultad, pues la prenda está muy pegada a su cuerpo. Me mira y vuelve a mostrarme su blanca sonrisa, después giro la cabeza para volver a ver a mi madre que se está colocando el tanga para tapar algo que cualquier pequeño movimiento pueda dejar al aire. Vuelvo la vista hacia mi hermana que va deslizando ese vestido que siendo tan ceñido le obliga a tener que mover sus caderas para ayudarse a bajarlo. No lo hace con el erotismo de mamá, desde luego, pero estoy igual de alucinado ante ese extraordinario espectáculo.
Cuando por fin cae al suelo el vestido, vuelvo a flipar al descubrir ante mis ojos el hermoso y perfecto cuerpo de Carla que está cubierto por un minúsculo conjunto rojo de sostén y tanga, del mismo color que su vestido que está ahora está a sus pies. Al igual que mamá, esas mini prendas cubren escasamente sus pezones en la parte de arriba y por debajo es también tan reducido como el de mi madre, creo que incluso más, pues es un cuadrado que hace que se vean las ingles de Carla a la perfección, cubriendo únicamente su pubis o más bien su rajita, porque el pubis casi se adivina. El cuerpo de Carla es perfecto en su conjunto y aunque ya lo he visto en bikini un montón de veces y alguna vez en ropa interior, pero ahora, con ese conjunto tan sugerente, esas sandalias de fino tacón y una noche tan increíble, hacen que sienta un temblor por todo mi cuerpo. Me encanta su cintura fina, esas caderas tan bien puestas, sus pechos mucho más pequeños que los de su madre, pero igual de bonitos, me parece una imagen de la chica de mis sueños y creo que en este momento ambas lo son.
− Date la vuelta, cariño, que te vea bien tu hermano – propone mamá sosteniendo su mano en lo alto y obligándola a girar sobre sí misma.
Carla está roja como su tanga, pero preciosa, cuando se da la vuelta y veo su culo casi me da algo. El culazo de Carla, ese trasero perfecto que es la envidia de mis amigos y que en muchas ocasiones he podido admirar en vaqueros o en leggings, incluso en bragas, pero está ahora con un tanga de esos de tira fina que muestra su carne al completo. No tiene marcas, por lo que deduzco que toma el sol desnuda y eso me hace preguntarme, ¿Donde? ¿Por qué no me entero yo?
− ¿Qué tal? Te has quedado mudo – apunta mamá sonriente ante mi atónita mirada.
No puedo responder, primero porque no sé qué decir, pero segundo porque mi boca y mi garganta están secas, así que casi suelto un suspiro en forma de bufido.
− Veo que muy bien, jeje.- dice al fin ella señalando el bulto que muestra mi nuevo bóxer casi apuntándolas a ellas.
No me percaté en absoluto que durante la exhibición de mi hermanita, mi polla hubiera crecido a tope bajo la tela de mi nuevo slip. Me tapo como puedo la tremenda empalmada intentando ocultar algo que se ve a todas luces enorme, como si estuviera más grandiosa que nunca.
Mi madre se acerca hacia mí con esos andares me parecen súper eróticos cuando alza los pies con sus tacones altos y sus muslos y tetas botando a cada paso, en los que por cierto parece que sus tetas van a salirse de su prisión en cualquier momento. A todo esto mi polla sigue pletórica ante esa visión. Mamá retira mis manos de mi entrepierna y las coloca a ambos lados de mi cuerpo.
− Hijo, no te apures, eso que sientes es normal. Dos mujeres vestidas sexy con esta bonita ropa interior y tacones es algo a los que pocos se pueden resistir.
“Dos mujeres en ropa interior” es una expresión que no concuerda con la realidad. Yo diría que dos mujeres monumentales en dos reducidísimos conjuntos de lencería que cubren poco más de lo que la imaginación no pueda desvelar porque si se descuidan un poco acabarán enseñándolo. De nuevo mi polla saluda con un espasmo y ellas se miran y sonríen.
El tanga blanco de mamá realza todas sus curvas y exhibe un cuerpo moreno, pero es que el tanga rojo de Carla, es también una bomba de relojería. Ya no sé a dónde mirar, porque ambas me tienen trastornado.
Mi madre está muy cerca, tanto que casi puedo notar su calor y mi polla se resiste a bajar a pesar de que yo intento poner cordura, pensando que incluso aquello no está sucediendo realmente y pueda ser fruto de una alucinación. Ella sonríe y mis ojos vuelven a admirar ese cuerpo medio desnudo, cuando me dice:
− Mira Nacho, hoy ya no eres un crío, eres mayor de edad. Tienes a dos mujeres que se han vestido para la ocasión de forma muy atrevida y ahora las tienes delante con estas prendas, es lógico que tengas esa erección. No quiero que sientas vergüenza.
A continuación pasa su mano ligeramente por mi miembro acariciándolo por encima del calzoncillo. Ahora no es mi polla la que ha dado un respingo, sino yo por entero, casi cayéndome hacia atrás. Ella amplía su sonrisa al tiempo que acaricia suavemente mi pecho con sus manos.
− Quiero que hoy ambos experimentéis las sensaciones de ser mayores de verdad.
No puedo entender nada de lo que me estaba diciendo, tan solo veo que mi madre, medio desnuda, está a pocos centímetros de mí provocando unas sensaciones rarísimas.
− Vamos a abrir la botella de cava. Tráela de la nevera, Carla. – ordena mamá sin que yo pueda mover un músculo, salvo mi polla que está pletórica y juguetona bajo mi bóxer. Si me descuido saldrá el glande por la parte superior.
Me pasmo una vez más con mi hermana y sus andares cuando acude a la cocina en busca de la botella de cava y mi vista se pierde en ese cuerpo y en ese diminuto tanga que se cuela travieso por sus posaderas. No puede haber algo más sensual… yo sigo sin poder reaccionar, totalmente inmóvil. Es mamá la que se acerca, me da la mano y me lleva hasta el sofá. Voy tras ella sin poder despegar la vista de su culo que en armonioso movimiento oscila ante mí. Se sienta y dando una palmada en el sofá, me ordena que haga lo mismo a su lado.
− No te sientas mal, cariño, tú relájate – me dice, acariciando mi pecho con la punta de sus dedos.
Mi mirada se pierde en esas tetas que apenas son tapadas por el sostén tan pequeño y luego bajo la vista para ver esa braguita que tapa su pubis al límite. ¡Dios, mamá está increíble!
− Es que me siento raro, mamá. – le digo intentando disculparme de nuevo ante mi evidente erección.
− Eso no te tiene que turbar hijo mío, por eso hoy hemos organizado esta fiesta, para que seas el hombre de la casa y disfrutes de tu mayoría de edad.
La mirada de mamá se centra en mi polla que apunta como una montaña bajo mis nuevos calzoncillos. Ella estira la mano acaricia de nuevo suavemente mi bulto, haciéndome estremecer.
Carla se acerca con la botella y mamá ya ha colocado unas copas en la pequeña mesa que hay frente al sofá. Mis ojos van de nuevo a la entrepierna de mi hermana que hace que se forme ese huequito tan apetitoso entre sus muslos.
− Nacho, haz los honores – dice mi madre entregándome la botella para que la abra.
Mientras tanto, Carla, a la que no quito ojo, se sienta a mi lado y sigo sin creerme que mi electrizado cuerpo esté entre estos dos bellezones a los que mi vista no para de quitar ojo, una a la izquierda, otra a la derecha. Abro la botella y no puedo controlar que el gas contenido dentro haga que salga un chorro disparado que pone perdida la alfombra.
Mamá no se enfada, sino que dice un “alegría” aplaudiendo, como si aquello fuera hasta divertido. Reparto el cava en las copas y los tres brindamos ante una noche que se ha convertido en muy especial, tal y como predijo mamá. Estar entre ellas dos es mejor que si me hubiera tocado la lotería y algo que no hubiera ni podido soñar.
− ¿Cómo os sentís chicos? – comienza a hablar mamá tras los brindis y tomando un sorbo.
Observo como sus labios rojos se juntan para tomar ese pequeño trago y no dejo de pensar en si no fuera mi madre, con ganas una mano ya hubiera intentado alcanzar una teta. Es que está para morirse. Luego giro la vista al otro lado y veo otra hermosísima mujer sentada a mi lado con su piel pegada a la mía, sus muslos morenos, ese vientre liso, esos labios pintados que parecen más grandes que nunca.
Ninguno hablamos, supongo que yo estoy cortado, pero mi hermana a pesar de estar al tanto también parece estar llena de dudas.
− Venga, empieza tú Nacho, como me has dicho antes. – ordena mamá.
− Pues me siento muy raro mamá, ya te lo he dicho, no me esperaba esto. Estoy alucinando…
− ¿Quieres decir que te han gustado tus regalos?
− Vosotras dos habéis sido el mejor regalo. – lo digo inconscientemente pero totalmente convencido.
− Genial, ¿ves que fácil? Muy bien Nacho, así es como puedes conquistar a las mujeres. Puede que estés obnubilado, perdido, excitado, pero nunca olvides el caballero que llevas dentro. Eso nos vuelve locas a todas, pero sigue, sigue… ¿qué más te ha gustado de todo esta noche?
− Pues… ¡Me gustó todo! Ha sido una gran sorpresa, desde luego.
− Y eso que aún no has visto lo mejor – añade mamá guiñándole un ojo a Carla.
− ¿Todavía hay más?
− Por supuesto, hijo mío, hoy quiero que sea para los dos un día inolvidable, en el que ya sois adultos y podéis decidir por vosotros mismos. Hoy vamos a desnudarnos del todo.
− ¿Cómo? ¿desnudarnos? – pregunto alarmado.
− A ver, por dentro al menos y decirnos qué sentimos. – añade y vuelve a tener una mirada cómplice con mi hermana.
Después de dar un trago, vuelve al ataque:
− Quiero que nos sinceremos, como tres adultos que somos, ¿estáis de acuerdo?, ¿Os atrevéis?
No hay respuesta pero sí un gesto afirmativo de mi hermana que vuelve a dejarme alucinando. Ellas dos tienen un plan claro y yo estoy perdido a la vez que extraordinariamente sorprendido. Nuestra madre prosigue:
− Bueno, venga, empiezo yo, a ver, seré sincera, ¿vale? Me ha gustado mucho planear todo esto, hablar con Carla durante todos estos días, comentar todo lo que iba a pasar, ver tu cara de asombro. Los besos de esta mañana que te dejaron tan extrañado. Supongo que estarías alucinado…
− Y tanto, mamá, no me lo esperaba. – intervengo.
− Pues eso me hizo sentirme muy feliz y al tiempo rara, como juguetona de algo prohibido que no había podido hacer hasta ahora. Ahora tengo un hombre en casa y me gustó mucho que sintieras eso con el beso. Yo también lo sentí.
Estas palabras de mamá son algo que no me espero. ¿Acaso se excitó besándome esta mañana? ¿Disfrutaba con ese juego? Lo cierto es que fueron unos besos muy tiernos pero muy excitantes. Mamá continúa con su explicación:
− Me encantó sobre todo cuando entraste esta noche en la cocina y nos viste así vestidas. ¿Qué te pasó por la cabeza?
− Pues en la suerte que tenía. De teneros en casa. – respondo con sinceridad.
− Ya, eso lo sé, cariño, pero ¿en qué te fijaste?, ¿qué te hizo sentir algo especial?
− No te entiendo.
− ¿Qué te emocionó?
− Pues no sé, me gustó mucho tu vestido tan ceñido y que mostraba tus curvas.
Mamá no puede evitar una carcajada, pero incluso eso me parece erótico, lo mismo que los movimientos de sus piernas, creo que está excitada Yo continúo envalentonado, sabiendo que eso le gusta tanto a mamá:
− Me encantó la forma de tu pecho bajo ese escote y como tus tetas parecían querer salirse. Y ahora te tengo aquí al lado con ese conjunto, que ni soy capaz de asimilarlo…
Giro mi cabeza y miro a Carla que está expectante esperando algo sobre ella y sé que mamá también lo espera. Me lanzo a demostrar todo lo que me ha excitado de ella:
− Me quedé flipado de ver a Carla también con ese vestido rojo tan corto y ajustado. Estaba preciosa. Nunca la había visto tan sexy.
No puedo evitar hacer una pausa para ver la reacción de ambas y eso me excita más, tanto que mi polla da otro de sus avisos, pero es que en realidad no ha bajado su hinchazón ni un segundo. Me envalentono, bebo un sorbo de cava y continúo:
− Las piernas de Carla me parecen divinas y ahora que la tengo aquí al lado con ese tanga rojo estoy flipado.
Mi hermana sostiene mi cara cara con sus manos plantándome un piquito en la boca, al tiempo que su pecho se junta al mío. Ufff, no aguantaré mucho sin correrme encima.
− ¿Y tú, Carla? – pregunta mi madre a su hija.
Mi hermana me mira, da un pequeño sorbo a su copa y tras una cierta duda expone su visión:
− Bueno me sentí también muy rara todos estos días planeando esto. Tenía muchas dudas e imaginaba que Nacho se iba a sorprender, pero al verlo ahora, me encanta haberlo organizado. Esta mañana cuando te besé y cuando me mirabas las piernas y mi sexo con las mallas de gimnasia, me dio un cosquilleo extraño…
Ufff, no podía creer lo que decía, ¿se ha puesto cachondilla con el beso y mi mirada a su cuerpo? Luego saber que llevan días planeándolo también me resulta muy morboso, pues se que ambas cuando se juntan son inigualables, así que han debido prepararlo todo con dedicación absoluta.
− ¿Y qué has sentido cuando se ha empalmado al vernos con los tangas? – le pregunta a mi hermana.
− Me he excitado al verlo. – contesta apesadumbrada Carla y bebe otro trago.
Si me pinchan no sangro. Lo que tantas veces he soñado en mis innumerables pajas pensando en mi madre o mi hermana está sucediendo hoy, el día de mi cumpleaños. ¿Será que estoy soñando? Ahora, teniéndolas aquí a mi lado, las deseo más que nunca. Lo más alucinante es que mamá dice que todavía habrá más sorpresas…
Juliaki
CONTINUARÁ…
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Procuraba acariciar despacio pero manteniendo su excitación, lamí y chupé sus pezones, que crecieron hasta duplicar su tamaño.
-MMMMMMM Megustaaaa.
-Pues aún te va a gustar más. –Me atreví a decir a tenor de lo que me había contado, que me indicaba una falta total de experiencia.
Y fui bajando hasta su pubis besando y lamiendo. En ese punto, me giré para situarme entre sus piernas ya abiertas y me puse a rodear su clítoris con la lengua y lamer su coño.
-OOOOOOOOOHHHHHHHH No seas guarro. Como puedes hacermeeeeee eeeesooooo. Saaal de ahíiiiiiii. AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH NO PARES, SIGUEEE, SIGUEEE AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH.
Nada más dedicarle mi atención a su coño, que se encontraba empapado de las estimulaciones anteriores, se corrió con grandes gritos de placer en un potente orgasmo.
La dejé reposar un rato para volver a acariciar su cuerpo y besar y chupar sus pezones. Estaba más receptiva y pronto volvió a excitarse con mis caricias, por lo que volví a colocarme entre sus piernas y pasar mi lengua recorriendo su raja. No paraba de emitir fuertes gemidos:
-MMMMMMMMMMM. SIIIIIII. ME GUSTAAAAAAA –Repetía una y otra vez.
Cuando consideré que estaba suficientemente excitada, me incorporé para que mi polla rozase bien al entrar, puse la punta en su coño y se la fui metiendo poco a poco, mientras aumentaban sus gemidos.
-OOOOOOOHHHHHHH SIIIIIIII.
Aumenté mis movimientos, entrando y saliendo cada vez con mayor rapidez.
-SIIII, SIII, SIII. –Y de repente…
-NOOOOO. NOOOO. PARAAAAA. PARAAAAA. No puedo quedarme embarazada. No puedo ir embarazada ante mi maridooo.
-OOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHH AAAAAAAAAAAAHHHHHHHH.
Mientras se quejaba, un nuevo orgasmo la sacudió. Yo le di la vuelta, la coloqué de rodillas y se la metí por el culo. Todavía conservaba la elasticidad y con la ayuda del propio y abundante flujo de ella que lo impregnaba todo, entró con mucha facilidad.
Con una mano acariciando el clítoris y otra las tetas fui aumentando su excitación de nuevo, hasta que volvió a gemir y gritar.
-SIIIIII. SIGUEEEE. OOOOOOOHHHHHH.
Estuve un buen rato dándole. Intenté aguantar mucho, pero todo tiene un límite y acabé con una corrida que descargó abundantemente mis huevos en su culo, alargada por las contracciones del orgasmo de ella que le sobrevino cuando sintió mi corrida.
-OOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHH. Me corrooooooo.
-SIIIII. TE SIENTOOOOOO. AAAAAAAAHHHHHHHH. YO TAMBIEEEN.
Después caí a su lado y me quedé dormido hasta el día siguiente, que con el sol ya alto, desperté, mientras Caitlin seguía dormida. Al salir de mi choza, vi que no había actividad, el fuego no había sido encendido ni se habían recogido las presas de las trampas, cosa que se hacía a primera hora.
Cuando me asomé a la otra choza, estaban las tres dormidas. Al tocar el hombro de Rachel, abrió los ojos y miró alrededor. Sorprendida, por la luz, se levantó rápidamente y salió a encender el fuego. Al salir tras ella, no me dejó hablar.
-Perdona, pero anoche armabais al escándalo que no podíamos dormir. Yo tuve que tocarme tres veces, incluso después de os callaseis, antes de poder dormirme. Ha sido una noche horrible, y todavía no ha acabado. ¿Podemos apartarnos un momento? Estoy otra vez excitada.
Mientras se iniciaba un buen fuego, nos internamos entre la arboleda hasta llegar a un pequeño claro que teníamos preparado con Peter para nuestros juegos con Judith. Cada pocos metros, parábamos para besarnos y poder acariciar su cuerpo, hacer presión con él contra mi polla semi-erecta, acariciar su culo y mordisquear sus pechos.
Cuando llegamos, pasado ya un buen rato, a pesar de la escasa distancia, nos dejamos caer sobre la hierba besándonos y acariciándonos. Besé sus pechos, chupé sus pezones y fui bajando hasta su coño, que estaba encharcado, pasándole la lengua por toda la raja y deteniéndome en su clítoris, que tomé entre mis labios para succionarlo y lamerlo.
Estaba tan caliente que se corrió al momento. Cuando se recuperó, me hizo dar la vuelta y se lanzó sobre mi polla.
Costó tiempo que se me pusiese dura, a pesar de la excelente mamada que me hizo, pero luego pude cumplir como un hombre proporcionándole tres orgasmos, aunque yo estaba seco y no conseguí alcanzar el mío.
El día transcurrió con normalidad. Mientras trabajábamos, Caitlin me contó que nunca había sentido sensaciones como esa noche, y que pensaba y creía con certeza, que sus amigas tampoco las habían sentido nunca, pues estaban contentas cuando sus maridos no se acercaban a ellas. Si ella hubiese sentido eso con su marido, ella misma hubiese ido cada día a buscarlo y me daba las gracias por ello, esperando repetir las siguientes noches.
Esa noche, una fortísima tormenta arruinó nuestros planes. Enormes truenos, múltiples relámpagos y rayos que caían con gran estruendo, acompañados por fuertes vientos y gran cantidad de lluvia, asustaron a las muchachas, que pasaron a nuestra choza asustadas, mientras me encontraba comiendo el coño de Caitlin y se corría por segunda vez.
Las tres se metieron entre nosotros y, aunque la cama estaba hecha holgada para tres, los cinco no cabíamos bien, por lo que tuvimos que ponernos de costado. Yo quedé en un lado y Jessy junto a mí. No sé si fue por azar o premeditado. En aquel momento pensé que fue el azar, pero hoy ya no estoy tan seguro. El caso es que todas se daban la espalda, y Jessy me la daba a mí. Estando tan apretados, mi polla, que ya estaba medio dura, terminó de ponerse como una piedra e instalarse entre los cachetes de su maravilloso culo.
Esa noche no pegué ojo, pero lo hice con gusto. La pasé frotándola despacio por la raja de ese culo divino cuando oía su suave ronquido, y parando cuando este cesaba.
De madrugada debió de sentirse molesta, pues alargó su mano, cogió mi polla como si nada y la bajó sacándola de sus cachetes, con el resultado de que quedó entre sus muslos juntos. En un momento, con ligeros empujoncitos, mi polla quedó rozando su perineo y tras moverme un poco, quedó rozando su coño. Me hubiese corrido en ese mismo momento.
El resto de la noche la pasé frotando mi pene en cortos movimientos por su coño. Durante el sueño llegó a excitarse, incluso creí detectar un par de orgasmos al hacerse más fuerte su respiración durante unos momentos.
A la mañana siguiente, las desperté a todas al salir el sol y las mandé a sus trabajos, para luego follarme a Caitlin por coño y culo hasta que terminé agotado. Ella no se las veces que se corrió también. Por fin, me quedé satisfecho y dormí hasta la tarde.
Por la noche, volvimos a follar, pero esta vez con calma, estuve disfrutando de sus grades tetas, conseguí que me hiciese una mamada, dirigiendo en cada momento sus movimientos porque no tenía ni idea de cómo hacerlo.
Al siguiente día tocaba Diana. La madre volvió a decirme que ella se sacrificaría con gusto para que sus hijas no perdiesen su virginidad. Me lloró y suplicó, pero no le hice caso.
-Esta noche quiero a tu hija en mi cama, u os vais todas fuera.
Aceptó. Estábamos en mi choza, dio media vuelta y salió.
Esa noche, cuando me levanté después de la cena entorno al fuego, Diana se levantó también, situándose ante mí, en dirección a la choza.
-¡Por favor…! -Dijo con voz quejumbrosa su madre.
Si algo me enseñaron mis madres, sobre todo Edwina, fue a respetar a las mujeres. Nunca me pasó por la cabeza deshonrar a las muchachas, pero si era mi intención que sufrieran el castigo de pensar que lo iba a hacer.
Una vez dentro, comencé a acariciarla igual que lo había hecho con su madre. Pegado a su espalda, acaricié su cuerpo que temblaba, sus pechos, sus pezones y llegué hasta su pubis, donde me entretuve frotando por encima hasta que su respiración se aceleró, entonces la hice sentar al borde de la cama y acostarse dejando los pies en el suelo. No colaboraba, pero se dejaba hacer.
Me arrodillé ante ella y le hice separar las piernas. Al principio se negó manteniéndolas juntas con toda su fuerza.
-¿Prefieres que lo haga con violencia y luego os eche a las tres del campamento o lo hacemos con tranquilidad? Tú decides…
Tras unos segundos de indecisión, fue cediendo a mi empuje, hasta que sus piernas se abrieron completamente y ella, en un último gesto de pudor, colocó las manos sobre su coño. Yo me acerqué y comencé a pasar mi lengua por ellas, mientras mis manos acariciaban sus pechos, comprimidos entre sus brazos.
Tomé sus pezones erectos y los froté presionando. Ella retiró sus manos para llevarlas a las mías y aproveché para darle unas pasadas de lengua en el clítoris lo que la desarmó por completo.
-MMMMMMMMM –Fue su respuesta. – Por favor, no… No sigas, respeta mi honor… Por favor…
Seguí atacando su coño sin piedad, chupando su botón, que cada vez era mayor, y pasando la lengua a lo largo de todo el recorrido. Ella puso las manos sobre su vientre, al no poderlas mover estando sujetos los brazos por los míos.
Pronto sus se empezaron a oír sus gemidos de placer
-MMMMMMMMMM. SIIIII.
Me subí a chupar sus gordos pezones y acariciar sus pechos con una mano, mientras con la otra recorría su raja y metía el dedo en busca de su himen, pero sin pasarlo. Sus pechos eran más bien pequeños, a diferencia de su madre y hermana, pero sus pezones destacaban por su grosor y tamaño cuando estaba excitada. Y en ese momento, lo estaba, ¡vaya si lo estaba!
-OOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHH SSSIIIIIIIIII. ME GUSTAAAAAAA.
Sus gritos, tan escandalosos o más que los de su madre, así lo anunciaban. Seguí un buen rato sacándole gemidos de placer, hasta que le llegó el orgasmo que no sé si esperaba.
-OOOHHH. OOOHHH. OOOHHH. OOOHHH. OOOHHH. OOOHHH. OOOHHH. MMMMMMMMMMMMMMFFFFFFFFFFFFSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS.
Después, cayó rendida. Subí sus pies a la cama y la coloqué en posición recta, pasando directamente al sueño. Yo dormí mal. Tenía una enorme excitación, tanto interior como exterior.
De madrugada sentí que estaba despierta y se movía frotando sus muslos, pero me hice el dormido porque no estaba seguro de respetar su virginidad.
A la mañana siguiente, no había dormido casi, pero nos levantamos juntos y desayunamos con las demás. Todas fueron a sus obligaciones y yo lo organicé para que Caitlin viniese conmigo.
Cuando llegamos a las rocas de playa, aprovechando que estábamos solos, me dijo:
-Estarás contento. Por lo menos, parece que no ha sufrido tanto como yo y lo ha disfrutado desde el principio…
-Voy a follarte. Dóblate, apoya las manos sobre esa piedra y abre bien las piernas.
Se quedó parada un momento, sin entender lo que le decía, hasta que vio la erección que tenía.
-¿Mi hija no te dejó satisfecho anoche? ¿La deshonraste para nada?
-¡Cállate y ponte como te digo!
Viendo mi mal genio, se colocó como le había dicho, poniendo a mi disposición su maravilloso culo, no tanto como el de su hija, pero muy excitante también, y dejando ver tanto su ano como la suave pelusilla dorada que decoraba su coño.
La admiré un momento, mientras me pajeaba con suavidad. La hija tenía a quién salir.
Iba a metérsela directamente de la excitación que tenía, pero no quise producirle dolor, por lo que empecé recorriendo su coño con la punta de mi polla, que resbaló rápidamente de lo mojada que estaba. Si yo estaba caliente, ella era un volcán en erupción
En el momento que empezaba el recorrido, ella también empezó a hablar:
-Si hubieses aceptado mi propuesta, ahora mi hija estaría intacta y tú satisfecho… MMMMMMMM.
Y se me ocurrió una maldad. Le dije:
-Sí, tienes razón. Además, el acuerdo es de tres días con cada una. Si tu hija no me satisface, me aguantaré.
Y me retiré de ella, que rápidamente se giró y me dijo.
-No por favor John, no te quedes así. Te prometí que podrías usarme y puedes hacerlo. Por favor, sigue. Si mi hija no es capaz de satisfacerte, yo estoy dispuesta a hacerlo.
-Vuelve a colocarte. –Le respondí.
Su coño estaba entreabierto y brillante, me acerqué e hice resbalar, nuevamente, mi polla por su raja. No pudo evitar o no quiso, un leve gemido.
-MMMMM
Hice el recorrido una y otra vez, haciendo que su gemido fuese haciéndose más fuerte y largo, hasta que se abrió totalmente y mi polla resbaló por sí misma y se metió directamente:
-OOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHH.
Su exclamación, mientras entraba a ritmo lento hasta el fondo, me confirmó su calentura. Mis movimientos fueron lentos, entrando y saliendo despacio para evitar correrme rápidamente.
-SIIIII. MAAAASSS. SIIII.
Repetía cada vez más fuerte.
-OOOOOOOHHHHHHH. CÓMO ME GUSTAAAAAA.
Mi excitación estaba en el límite previo al punto sin retorno, pero intentaba que fuese ella la primera en llegar al orgasmo.
Al tiempo que la sacaba, aprovechaba para meter el pulgar, bien ensalivado, en su elástico ano, lo que la debía calentar más, porque sus gritos de placer aumentaban con ello.
-OOOOOOOHHHHHHH. SIIIII.
-¿Te gusta, verdad?
-SIIIII. SIIIII. No pareeeees
-Así no te ha follado nunca tu marido, ¿eh? No te ha follado nunca como te estoy follando yo.
-Nnnnnooo. Mi marido no sabe follaaaaar. Me estas matandoooo.
Por suerte se corrió al poco rato con un fuerte alarido de una forma que me asustó:
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Resbaló hasta caer de rodillas en la arena. Yo puse mis manos a cada lado de su culo levantándoselo, lo que hizo que reposara su cabeza de lado también sobre la arena. Sus ojos estaban cerrados, disfrutando de los últimos retazos de placer. Yo aproveché y le metí la polla en el culo, aprovechando la lubricación anterior y su elasticidad. Allí no tuve que aguantarme le di una fuerte follada y anuncié mi orgasmo.
-OOOOOOAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH. Me corroooo.
Mi primer chorro entró en su culo, al tiempo de que una ola un poco más fuerte que las demás, alcanzaba la cabeza de ella, casi ahogándola, pues no nos habíamos percatado de que la pleamar estaba alcanzando su punto máximo. Eso hizo que se incorporase y mi polla se saliese de su culo, cayendo las siguientes lechadas sobre su espalda.
Unas fuertes carcajadas me hicieron mirar al borde de la playa. Allí, a la sombra, se encontraban Jessy, Diana y Rachel. Rachel se reía hasta caerse, Diana se reía con una mezcla de alegría y desilusión y Jessy lloraba. Debía de querer marcharse, pero las otras dos la sujetaban y nos señalaban para reírse más y más.
-¡FUERA DE AQUÍ! –Exclamé cabreado- Como no volváis a vuestro trabajo, os dejo una semana sin comer.
Eso las hizo callar y salir corriendo a sus obligaciones.
Yo recogí a Caitlin, que estaba llena de arena, esperma y con más arena y agua en los ojos y la acompañé hasta el hilillo de agua que llamábamos río en el que habíamos hecho una poza para acumular agua y donde pudo lavarse.
Yo la dejé allí y volví a la pesca para aprovechar la marea alta y hacer las capturas con arpón. Luego vino ella y me ayudó con la red que poníamos para recoger la pesca cuando bajaba la marea y atrapar más peces.
Recogido todo, la tomé en brazos y la subí en una roca en la que me había fijado, que tenía una zona en la parte superior bastante plana y la parte que daba al mar, que en algún momento debió de ser algo recta, había sido desgastada por las olas, formando un entrante, ideal para colocarle el culo, lo que me facilitaba mis intenciones. Le hice doblar las rodillas, colocar los pies en mis hombros y abrir las piernas, quedando entre ellas y colocando mi cara delante de su raja… Acerqué mi boca a su coño y me dediqué a darle lengüetazos y jugar con los bordes de los labios. Sacaba la lengua y le daba unos lengüetazos rápidos durante un par de segundos en cualquier parte de su coño, desde el clítoris hasta el perineo, para luego volverla a recoger y cambiar más tarde a un recorrido de arriba abajo y de abajo arriba.
-MMMMMMMMMMMMMMM ¡QUE BUENO! SIGUEEEE PERO DAME MAAAAASSSS.
Ella intentaba hacer presión con sus pies, o soltar alguna de sus manos con las que apoyaba su cuerpo para presionar mi cabeza contra su coño, pero la postura no le permitía hacer fuerza y las manos no le llegaban.
-ME ESTAS MATANDOOOOO.
Le metí dos dedos y la estuve follando con ellos, mientras seguía dándole golpecitos con la lengua en el clítoris.
-AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH. Más fuerte, más fuerte.
La mantuve al borde del orgasmo un buen rato, subiendo y bajando el ritmo, incluso parando, hasta que arto de sus gritos, le dejé que lo alcanzara. Cuando lo hizo, presionó mi cabeza entre sus piernas, cortándome hasta la respiración, mientras lanzaba un grito como salvaje.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH.
Al borde de la asfixia, aflojó la presión y pude respirar, recogiéndola entre mis brazos, bajándola y depositándola en la arena húmeda. La dejé mucho rato para que se recuperase, mientras miraba el bosque para comprobar que no estaban las chicas por allí.
Mi polla estaba nuevamente dura, por lo que me senté a su lado y la hice empalarse por el culo, pero sentada de espaldas a mí. En esa posición me presentaba su culo cuando sacaba mi polla, y me permitía darle fuertes palmadas en sus cachetes, dejándoselos completamente rojos mientras ella emitía gemidos de placer y pedía más.
Ella misma se estimulaba el clítoris, a indicación mía, y cuando le anuncié mi corrida, aceleró sus movimientos, alcanzando un nuevo y potente orgasmo, cayendo sobre mis piernas con los últimos restos del mismo.
Cuando se recuperó, se sentó en la misma arena y, sin darle tiempo a más, le coloqué polla ante su cara y le dije:
-Chupa.
Inmediatamente se la metió en la boca e hizo lo que pudo hasta que me corrí en ella.
La noche, empezó de manera algo similar. Acaricié a Diana para ir excitándola, pero ella me interrumpió.
-Todavía soy virgen, ¿verdad?
-Sí. Todavía lo eres.
-¿Y cuándo me vas a hacer lo mismo que a mi madre?
-Nunca, no voy a estropear tu futuro de una buena boda por eso.
-Pero yo quiero que me trates igual que a las demás. Quiero que me uses igual que a ellas.
-No. Tú harás lo que te diga. Disfrutarás igual y permanecerás virgen hasta que volvamos o hayamos perdido la esperanza. Por ahora me vas a hacer una mamada.
-¿Qué es eso?
-Chuparme la polla hasta que me corra.
-¿Cómo hizo Rachel el otro día?
-Sí, eso mismo.
-No, no puedo hacer eso, me da mucho asco.
-No te preocupes, que te acostumbrarás. Por ahora lo dejamos para más tarde.
Y me dediqué a acariciarla, lamer y chupar sus pezones y rozar su coño. Pronto respondió a mis acciones, empezando a gemir suavemente. Entonces nos acostamos, me metí entre sus piernas y le empecé a pasar la lengua suavemente hasta que sus labios se abrieron por si mismos de la excitación. En ese momento, me moví para ponerle mi polla ante su cara y le dije:
-Prueba a besarla y pasarle la lengua.
Entonces se decidió. Empezó a pasarle los labios, sacando la lengua tímidamente para luego ir metiéndose la punta poquito a poco. Yo me giré para posicionarme en un 69 conmigo encima y seguir lamiendo su coño. Ella mantenía el glande en su boca y no hacía nada, solamente emitía sonidos amortiguados por mi polla.
-Mmmmmmmm. Mmmmmmm.
Yo empecé a moverme para follarle la boca haciendo coincidir los tiempos para conseguir que cuando se la metía, le daba lengüetazos en el clítoris y cuando la sacaba, dejaba de hacerlo. Eso nos llevó un buen rato, hasta que ella empezó a gemir más fuerte y mi cara se llenó con su corrida. Seguí follándole la boca un segundo más y le advertí que me iba a correr y que tragase mi corrida.
Cuando lo hice, lo poco que eché, se atragantó y le salió por las comisuras y la nariz. Para la siguiente noche, pedí a Rachel que viniese cuando las demás estuviesen dormidas para enseñarle a hacer mamadas. Y aprendió. Ambas se hicieron expertas mamadoras.
Y llegó el día deseado y temido por mí. Hubo cambio de mujer y me tocaba con el objeto de mi devoción: Jessy.
Hacía días que no dábamos la vuelta a la isla, por lo que decidí dar una en compañía de ella.
A ninguna le gustó, y mucho menos a la madre, que intentó convencerme para llevarla a ella en lugar de a su hija, hasta que me dijo:
-Si luego no te satisface, no me tendrás a mí para hacerlo.
-Me aguantaré. Fue mi decisión cuando empecé todo esto. Podéis hacer lo que queráis. Pero si vienes tú ella se va, cuando volvamos ya no deberá estar aquí
Y dicho esto, tomé las cosas que había preparado para llevarme y me puse en marcha. Oía a alguien unos pasos detrás de mí, pero no volví la cabeza en todo el recorrido de nuestra playa de casi una milla. Cuando llegamos al primer grupo de rocas, empecé a subir y me volví para ayudar a quien fuese, pudiendo comprobar con placer que era Jessy. Me agradeció la ayuda y continuamos en la misma situación por el otro lado.
Cuando llegamos al primer lugar de descanso, al volverme después de dejar las cosas en el abrigo, vi como Jessy se retorcía las manos y daba pequeños saltitos.
-¿Qué te ocurre?
-N… Nada.
-¿Por qué estás tan inquieta?
-Tengo… una necesidad… -Dijo al tiempo que se ponía totalmente roja.
-¡Ah! Bueno. Métete entre los árboles, que no me voy a marchar.
-Es que… Tengo miedo de que me ataque algún animal.
En nuestro campamento habíamos preparado unas letrinas aisladas y protegidas para respetar la intimidad de las mujeres, pues a nosotros nos daba igual cualquier lugar.
-¿Quieres que vaya contigo?
-¡NOOOOO!
-Entonces, metete en el mar y hazlo allí.
-¡Pero ahí estaré a la vista de todos!
-Bueno… Todos, todos… No hay muchos, solamente yo.
-Pe..Pero ¡No puedo hacer eso delante de ti! Me da mucha vergüenza.
-Qué más te da. De cualquier forma, van a ser tres días. En algún momento vas a tener que hacerlo, y quizá la situación sea peor. Así que… ¡HAZLO YA!
Algo asustada por mi orden, se dio la vuelta y se dirigió hacia el agua. Su culo quedó ante mis ojos… ¡Que culo tan maravilloso! La concentración de todo el día sobre mi polla para que no se disparase, se fue inmediatamente al garete. Se me puso dura de golpe.
Avanzó hasta meterse en el agua y que esta le llegase a la cintura, entonces se agachó hasta que le llegó al cuello y se giró. Yo me retiré hasta los árboles para intentar que se bajase mi erección, saqué una de las prendas que llevábamos en previsión de frío y se la acerqué a la orilla, luego volví y estuve limpiando y preparando todo para comer. Poco después llegó ella ya vestida.
Comimos en silencio y casi sin mirarnos. Lo justo para pasarnos las cosas. Ella sonrojada y yo temeroso de que se me volviera a disparar. Tras descansar un rato reemprendimos la marcha igual que antes: yo delante y ella unos pasos detrás.
A media tarde apareció ante nosotros un barco encallado en el arrecife, totalmente desarbolado y partido en varios trozos. Me faltó tiempo para dejar las cosas en la arena y nadar hasta él e ir recorriendo los distintos trozos del mismo donde fui de sorpresa en sorpresa. Había toneles bien cerrados con contenido desconocido, pero que sería comida seguramente. Distintas armas, de entre las que me hice con una hermosa espada. Velas de repuesto y prendas de distintos tipos. En una bodega encontré 4 ovejas y un carnero vivos, además de varias más muertas. También había un caballo que estaba totalmente loco. No había forma de acercarse a él. Mordía, daba coces y no paraba quieto un segundo. Buscando el mejor momento, clavé mi espada en dirección a su corazón, muriendo por suerte rápidamente, pues había alcanzado a morderme en el hombro.
Recogí toda la madera que pude y armé una balsa bastante consistente, donde subí a las ovejas y el carnero atados de patas y bien sujetos. Aprovechando la luna llena fuera y la luz de una linterna dentro, estuve trasladando cosas a la playa hasta altas horas de la noche. Descuarticé el caballo y trasladé todos los trozos con gran esfuerzo a la orilla también. Utilicé alguna vela para cubrirlos. Cuando ya quedaba poco, una fuerte ola movió el barco y debió hacer caer la linterna, que se rompió y se inició un incendio. Todavía conseguí sacar un par de pesados toneles antes de que fuese imposible acercarse a las grandes llamas que se produjeron.
Me dormí agotado, viendo las llamas contrastando con el amanecer. Cuando desperté, unas pocas horas después, según la posición del sol, le dije a Jessy que quedase al cuidado de aquello y me fui en busca de ayuda para trasladar todo.
Poco después de mediodía, me encontré con las mujeres que venían corriendo. Al parecer, Caitlin se había levantado temprano y había visto la columna de humo. Pensando que teníamos problemas, se habían lanzado para ayudarnos, de modo que a última hora de la tarde estábamos de nuevo todos juntos. Como por unas cosas o por otras, estábamos cansados, dormimos como pudimos para empezar el traslado de las cosas a primera hora de la mañana siguiente.
Lo primero fue preparar parihuelas para transportar todo y luego organizar grupos para llevarlas, puesto que no todas tenían fuerza suficiente para moverlas.
Ellas se llevaron las cosas de menos peso, quedando yo solo para ahumar y preparar la carne y que no se nos estropease. Volvieron al día siguiente por la tarde, volviendo a cargar lo que les había preparado, sobre todo carne, que todavía quedó para un tercer viaje. Por último, el cuarto día se llevaron otra parte, quedando las cosas muy pesadas allí, con intención de volver para llevarlas por partes, siguiéndolas yo con las ovejas.
Llegamos ya de noche, porque el cansancio acumulado nos obligaba a frecuentes paradas y a viajar más despacio.
A la llegada, recogimos rápidamente, dejando para el día siguiente el hacerlo mejor, y nos fuimos a dormir. Yo fui a mi choza, sin decir nada por el cambio de pareja, siendo seguido por Jessy, después de un rato de susurros que no escuché. Me tumbé en la cama y semi en sueños me di cuenta de que ella se acostaba a mi lado.
Cuando me desperté, el sol ya estaba alto. Me levanté y fui a comprobar lo que habíamos traído. Entre los grandes de poco peso, había forraje seco para los animales, en otros había manteca, diversos cereales, etc. Había utensilios de cocina que nos vinieron estupendamente. Velas de lona que utilicé para proteger nuestras viviendas y hacerlas más impermeables a la lluvia y los vientos, además de otros útiles.
Había guardado unos buenos trozos de carne sin ahumar y ese día comimos carne asada hasta hartarnos. Fue una grandísima fiesta.
Por la noche, llamé a Rachel a mi cama, pues era su turno, cuando saltó Jessy.
-Me toca a mí. El turno es mío.
-No. Le toca a Rachel. Tu turno ha pasado con creces.
-Pero no me has usado…
-Eso no tiene nada que ver. Tú tenías que estar conmigo tres noches y has estado cuatro. Ahora le toca a Rachel.
Follamos como posesos hasta el amanecer, momento en que nos dormimos agotados, no sin antes agradecer a Rachel lo que me había hecho disfrutar.
-No tienes nada que agradecerme. Yo también disfruto mucho contigo y me tienes a tu disposición para lo que quieras durante todo el tiempo que estemos aquí. –Y me soltó de golpe:- Por cierto, no te has dado cuenta, pero Jessy está enamorada de ti.
No supe que decir. La mujer de mis sueños me correspondía. Y con ese pensamiento me quedé dormido.
Al día siguiente todos nos levantamos tarde. Nosotros por habernos dormido tarde y agotados, ellas por haberse dormido más tarde y excitadas.
Durante los dos días siguientes seguimos trayendo lo que quedaba. Una tenía que quedarse al cargo de los animales, para que no se fuesen y decidió quedarse Jessy, que no había dicho una palabra desde la noche del cambio, y solamente la había visto llorar, pero no estaba por la labor de aguantar sus problemas. Los dos días hubo que salir a recoger a los animales porque se le habían escapado.
Los días siguientes pasaron con normalidad organizando todo, volviendo a pescar, aunque ahora teníamos la alimentación muy mejorada, hasta que llegó el segundo día de estar con Diana, en el que, a la hora de la cena, hice el comentario de que al día siguiente comenzaríamos otra ronda alrededor de la isla, ya que la otra había quedado incompleta.
-¡No puede ser! –Saltó Jessy hablando por primera vez en los últimos días.
-¿Cómo? ¿Por qué no puede ser?
-Pueees. Porque mañana es el último día con Diana y al otro toca cambio de turno. Con el tiempo que cuesta dar la vuelta, van a ser muchos días sin tener a nuestra madre o a Rachel para desfogarte.
La otra noche, después de la confidencia de Rachel, llegué a dudar de que fuese cierto, pues su actitud hacia mí era de como que no me soportaba, pero en este momento me pareció que había algo de celos por su hermana, lo que me hizo pensar que quizá fuese cierto.
-Bueno, está bien, iremos cuando cambie el turno.
-Pero a mí no me importa ir. –Saltó inmediatamente Diana.
-Es mejor que te quedes tú. Tu hermana puede ayudarle mejor si lo necesita, como ocurrió el otro día.-Dijo la madre.
Me dio la impresión de que algo sabía o que tenía alguna otra intención. Mucho después me enteré de que sabía lo de su hija, que entre nosotros había distanciamiento y que no la había tocado para nada, a diferencia de la pequeña, por lo que prefirió enviar conmigo a Jessý, pensando que tenía menos posibilidades de “desgraciarla” (fue lo que me dijo) que con la pequeña, con la que había tenido más intimidad.
Así quedó la cosa. Al día siguiente, la madre hizo que nos apartásemos de todas para que la follara, “para que no vengas con tantas ganas”. Por la noche, estaba comiéndole el coño a la hija, cuando entró la madre.
-¿Qué quieres? –Le pregunté.
-Vengo a complacerte de nuevo para que tengas un viaje tranquilo.
-Muy bien. Sube a la cama y ponte fóllate tú misma. –Le dije mientras hacía dar la vuelta a Diana, quedando a cuatro patas y me colocaba entre sus piernas, bocarriba para seguir comiendo su coño y dejando mi polla a disposición de la madre.
-No sé si sabré. Nunca lo he hecho. ¿Por dónde me la meto?
-Seguro que sabrás. Haz como el otro día en la playa. Busca tu placer y todo irá estupendamente. Y métetela por donde más te guste. De momento, chúpamela un poco y pónmela bien dura.
Sin perder un segundo, se puso a mamarla y ensalivarla bien, para enseguida empalarse por el coño si esperar más. Lo tenía más mojado que mi polla recién chupada.
Se la fue metiendo despacio. Sus suspiros indicaban que disfrutaba de cada milímetro que entraba.
Yo me dedicaba a recorrer con mi lengua los labios del coño de Diana, mientras sujetaba su culo para evitar lo que ella quería: clavar su coño en mi cara y frotarlo bien para correrse.
La madre, una vez tuvo toda la polla dentro, comenzó a subir y bajar sobre mi polla, cada vez más rápido, hasta que se desequilibró en uno de los movimientos y lo hizo echando el culo para atrás, lo que hizo que mi polla rozase y presionase con fuerza el clítoris.
A partir de ahí, di gracias a que los hombres no tenemos hueso en la polla, porque estoy seguro de que me lo hubiese roto. Sus movimientos frenéticos atrás y adelante, doblando mi polla para que rozase bien, llegaban a producirme dolor, lo que hacía que aflojase la erección permitiéndole un mayor roce y más excitación para mí, con un nuevo dolor y nueva flojedad.
Se corrió con grandes gritos, como siempre, pero no por eso detuvo su marcha. Me estaba matando sin dejarme llegar a mí, pero estaba disfrutando como nunca.
Yo seguía castigando a la hija con mi lengua, dando vueltas a su clítoris, pero sin atacarlo a fondo, recorriendo su raja pero por los bordes, con algún suave latigazo con la punta en el centro. Poco después, la madre alcanzaba un segundo orgasmo, y coincidiendo con su grito, la hija alcanzó el suyo confundiéndose ambos.
La madre se detuvo un momento y la hija se dejó caer a mi lado. Yo le dije a la madre:
-Venga, haz que me corra de una vez, ¿O tendré que follarme a tu hija?
Se puso en marcha de nuevo, aunque esta vez seguía mis indicaciones para que se pudiese frotar sin hacerme daño y poder llegar yo.
La hice inclinarse sobre mí para poder coger los pezones de sus grandes tetas y estirarlos unas veces y acariciar otras, mientras ella imprimía un movimiento más rápido cada vez. Estaba frotándolos cuando volvió a lanzar un nuevo grito.
-ME CORROOOOOO. AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHH.
Y yo ya no pude más.
-SIIIIII. Y YOOooooo.
Quedamos en la cama tendidos. Yo esperaba volver a empezar, pero me quedé dormido con ellas una a cada lado y así amanecimos.
Por la mañana me levanté temprano, preparé provisiones y agua, -aunque en el camino había tres sitios donde beber, siempre llevábamos agua en unos recipientes hechos con caña de bambú- y mientras se fueron levantando todas.
Desayunamos y di orden de partida a Jessy, saliendo yo primero y ella varios pasos detrás, como siempre, y sin decir ni una palabra. Llegamos al punto donde solíamos parar a medio día para comer. Yo mismo saqué las provisiones y preparé las raciones de ambos. Ella tomó la suya y fue a comérsela a la orilla del mar, mientras yo me quedaba a la sombra de los árboles.
Comidos y descansados reanudamos la marcha sin que la situación cambiase hasta el lugar donde dormimos. En todo el camino hice algunos comentarios que no recibieron respuesta. Encendí fuego y mientras ella preparaba algo para cenar, yo colgué las hamacas de los árboles, dejó mi cena a un lado y la comimos separados, acostándonos pronto sin que me dijese nada.
El segundo día amaneció nublado y empezamos temprano nuestro camino. Tras la comida, mientras cruzábamos un grupo de rocas, se desató un diluvio con fuerte viento que hacía imposible caminar al golpearnos las gruesas gotas de agua con mucha fuerza. La tomé del brazo y la arrastré hasta una oquedad junto al mar, donde nos pudimos guarecer del viento y la lluvia, pero no contaba con el mar. Una enorme ola entró en la pequeña oquedad, terminando de mojarnos y arrastrando nuestras pertenencias hacia fuera. Por suerte mi agilidad me permitió recuperarlas antes de que el agua se las llevase lejos, aunque no pude evitar que todo quedase tan empapado como nosotros.
El temporal duró toda la tarde, hasta casi el anochecer, que se convirtió un fuerte y frío viento. Aproveché la última luz para reunir un buen montón de madera frente a otra oquedad más segura y estrecha. El fuego quedo en la entrada, pero resguardado. Coloqué todo lo que llevábamos en la bolsa alrededor de las llamas, sujetando las telas con piedras para que no se las llevase el viento y se secase, vacié la bolsa donde llevábamos la comida y pertenencias, tirando la carne salada y mojada, separando la fruta y poniendo todo el resto, puesto que estaba hecho de tela, a secar también.
Jessy, sentada junto al fuego me veía hacer pero sin colaborar.
Cuando terminé, avivé bien el fuego y cenamos tranquilamente con parte de las viandas que nos habían quedado. Luego me dediqué a retirar a un lado toda la arena seca que pude, haciendo una cavidad en el suelo. Al terminar, la hoguera estaba baja, por lo que tomé gran cantidad de cenizas y rescoldos, las extendí por el hueco y puse nuevamente la arena encima.
Eso nos dejó un lecho caliente, que cubrí con hojas bastante secas que había recogido junto a la madera.
-Vamos a acostarnos antes de que tengamos más frío. –Le dije.
Ella se puso en un lado, de costado y espaldas a mí. Yo también tuve que ponerme de costado, pues el espacio no daba para mucho. Le hice levantar la cabeza y pasé mi brazo bajo ella.
-Recuéstate sobre mí y estarás más cómoda.
No dijo nada. Se quedó un rato pensativa, pero lo hizo, quedando uno de sus cachetes sobre mi polla.
Con la otra mano esparcí hojas prácticamente secas y algunas ramas para cubrirnos y terminé colocándola sobre su vientre y acariciándola con suave masaje mientras mi otro brazo cruzaba su cuerpo y mi mano tomaba posesión de su pecho y lo acariciaba.
No pude evitar el presionarla contra mí, para disfrute de mi polla.
-¿Me vas a hacer gritar?
-¿Por qué lo preguntas? ¿Quieres? –Le dije suavemente junto a su oreja.
-…
-Ssí. Bueno… No.
Retuvo mi mano que bajaba a su coño.
-Por favor, no. No quiero que sea así. Quiero que sea con alguien que me quiere y al que yo quiera. Y, además, ese hombre será solo mío. No quiero compartirlo con nadie.
-Entonces, ¿yo estoy excluido?
-Mientras sigas con mi madre, mi hermana y Rachel, sí.
-¿Por qué no les preguntas qué les parece a ellas cuando volvamos?
-Porque si quieres algo conmigo, debes ser tú el que decida no estar con ellas y dedicarte a mí en exclusiva.
No respondí a eso. Notaba los latidos de su corazón acelerados e imagino que esperaba que siguiese hablando y aceptar sus condiciones, cosa que no hice.
A pesar de tener mi mano sujeta, no dejaba de acariciar su vientre hasta el borde de su pubis, mientras mantenía la otra inmóvil sobre su pecho. Al terminar de hablar, me quedé quieto y poco después me dormí.
Al rato, me desperté por la bajad de temperatura como consecuencia de que se había ido consumiendo la madera, por lo que me incorporé para echar más leña al fuego y volví a mi sitio. Indudablemente, mis movimientos tuvieron que despertarla, pero no lo demostró, y eso que volví a meterme en el hueco, presionarla contra mí, pasar mi brazo bajo su cuello y coger su pecho.
Lo único que la delató fue el ligero movimiento que hizo para encajar mi polla en su culo.
Como si fuese sin querer, fui metiendo mi pierna entre las suyas, abriendo un ligero hueco poco a poco. Debía de estar impaciente, pues movió la pierna para facilitar mi objetivo. Estaba disfrutando como nunca.
Hice un movimiento de pelvis hacia atrás para cambiar la dirección de mi polla y que dejase de apuntar a sus riñones para pasar a apuntar al frente, rozando su coño. Una inspiración-expiración un poco más fuerte me indicó que iba por buen camino.
Una mano la llevé a su monte de venus, justo en el borde de su coño y la moví en círculos, presionando ligeramente para que se moviese su piel al tiempo que mis dedos e hiciese mover su clítoris encerrado entre los labios. Con la otra, acaricié su pecho y pezón, y con mi polla realizaba ligeros movimientos de frotación.
Al momento empecé a notar que mi polla resbalaba con mayor suavidad y un poco más tarde la tenía totalmente mojada. Entonces, hice un movimiento de pelvis hacia atrás, dejando mi polla fuera del roce con su coño y detuve todos los movimientos, buscando dormirme otra vez, y poco después simulé un breve ronquido que fue respondido por un quejido de ella.
La escena la repetí tres veces, hasta que el sol escasamente se había despegado del horizonte. Me levanté y comprobé que las prendas y la bolsa estaban secas y me la puse, también comprobé la de ella y la coloqué a su lado. Ella seguía simulando dormir. Avivé el fuego y salí a pescar algo y recoger fruta para desayunar.
Después de reponer fuerzas, partimos nuevamente para continuar nuestra ronda. A media mañana, otra vez estaba amenazando temporal lluvia comenzando a llover cuando comenzábamos a cruzar el siguiente bloque de rocas, por lo que aprovechamos la primera oquedad para guarecernos. Pensamos que sería algo breve, pero a cada momento era más fuerte, hasta el punto que se hizo de noche sin poder salir, bloqueados por la fuerza del viento y la lluvia que azotaba el cuerpo como si fuesen agujas, como pude comprobar cuando desnudo, intenté salir en busca de algo para comer y leña seca para encender fuego y no pude hacerlo.
En esa salida, los escasos cinco pasos que di fuera, me quedó el cuerpo cubierto de agua como si me hubiese metido al mar, además de aparecer gran cantidad de manchas rojas donde el agua había golpeado con dureza.
Empecé a secarme con cuidado para no sufrir más de lo necesario al tocar las zonas golpeadas.
-Deja que lo haga yo. –me dijo Jessy tomando de mis manos el paño que utilizaba.
Fue secándome con cuidado toda la espalda, bajó por mi culo y secó mis piernas, arrodillada. Entonces pidió que me diese la vuelta. Cuando lo hice, mi polla enhiesta quedó a la altura de su boca.
-¡Oh! –Exclamó
-Sí. Está así porque necesito una mujer, y como tú no quieres… Por lo menos, podías aliviarme un poco. Eso no te perjudicará y a mí me solucionará muchas molestias.
-¿Y qué tengo que hacer?
-Cógela con tu mano, así, y muévela adelante y atrás, así. –Le enseñé cómo hacerlo. – Puedes darle besos también, pasar la lengua o simplemente, dejar tus labios alrededor de esta parte mientras mueves la mano. –Le dije mientras señalaba el glande.
Resultó ser bastante torpe. Le estuve dando indicaciones todo el tiempo y si no hubiese sido porque estaba enamorado de ella y su cuerpo me excitaba de cualquier manera, la hubiese dejado allí mismo.
Por fin, después de un buen rato, sentí la llegada de mi orgasmo, por lo que le dije que metiese el glande en la boca y lo acariciase con la lengua, al tiempo que movía la mano.
-AAAAHHHHHH. Me corroooo. No te separeeess.
No me hizo caso y se la sacó de la boca con intención de decir algo. Por ello, la primera lechada se repartió entre el interior de su boca, sus labios y barbilla. Soltó mi polla y el resto cayó sobre su ojo, cara y pelo.
No pude evitar un juramento al sentir abandonada mi polla al principio de la corrida. Me separé bruscamente y me alejé de ella.
-Lo he hecho muy mal, ¿verdad?
Con cara y gesto de disgusto me volví hacia ella y le dije:
-Digamos que tienes mucho que aprender si quieres saber cómo complacer a un hombre. Y como no aprendas, llevarás el mismo camino que tu madre. Te encontrarás casada con alguien como tu padre, un hombre que pasará la mayor parte de las noches en el club, rodeado de putas y solo irá a tu cama para preñarte porque no encontrará otro aliciente en ti.
Reconozco que fui algo duro, pero tenía que convencerla para poder follarla. Se puso a llorar, y entre sollozos me dijo:
-Pero a mi madre la oigo gritar, y son gritos de placer…
-Eso es cuando está conmigo, que la he enseñado a disfrutar del sexo, y todavía tiene mucho que aprender. Creo que cuando volvamos iniciaré una nueva ronda con ella para comprobar si estos temporales han traído algo más que agua, y de paso resarcirme de ésta.
Esta vez, el hueco en que nos encontrábamos, no daba para acostarnos. Durante el día habíamos permanecido apoyados y sentados en rocas laterales, pero al llegar la noche, no podíamos descansar así, ni podíamos tumbarnos en el suelo, pues los pies quedaban muy afuera y estaba lleno de piedras, algunas puntiagudas.
Le propuse poner la bolsa en el suelo, sobre la que me sentaría yo y ella se pondría uno de los camisones y lo haría en mi regazo. Luego ambos nos envolveríamos con las hamacas para no pasar frío e intentaríamos dormir hasta el día siguiente.
Ella aceptó y así lo hicimos. Intentamos dejar las piedras más planas, quitando las puntiagudas, conseguimos una postura cómoda dentro de las posibilidades, y nos cubrimos bien, dispuestos a dormir.
Yo, sentado sobre la bolsa de viaje llena de distintas prendas de tela, con las piernas juntas y la espalda apoyada en la parte más lisa de la roca y con un buen rollo de hamaca entre medias. Ella sentada sobre mi pelvis, las piernas abiertas, una a cada lado de las mías, su espalda sobre mi pecho, su cabeza junto a la mía y mis manos sobre su regazo, sujetándola, y ambos cubiertos por la hamaca. De esa forma intentamos dormir.
Los días pasan lentamente y la ciudad continúa su vida cotidiana, calles llenas de personas y avenidas llenas de autos que avanzan al ritmo de los latidos de la ciudad. En una de las calles del sector norte un auto entra al estacionamiento de un modesto edificio de condominios de la avenida.
El auto se detiene, Elizabeth baja del vehiculo y con paso rápido recorre la distancia que la separa del ascensor que la lleva al quinto piso, donde entra en su pequeño departamento. No termina de llegar y va desvistiéndose rumbo a su recamara. Al pasar por el recibidor su gato intenta interceptarla pero no avanza mucho terreno, pues se encuentra de frente con la puerta que cierra Elizabeth al entrar en el dormitorio.
De una bolsa de compras extrae un video que coloca en el reproductor y en segundos de la pantalla de su televisor del cuarto le llegan las imágenes de una chica siendo sodomizada por un macho, que la penetra por el ano, mientras la chica gime y se aprieta los seno. Frente a la pareja otra mujer con un traje ejecutivo y lentes con aros de pasta negra, observa a la pareja mientras la chica sube y baja movida por las manos de su macho que la sostiene por la cintura, la mujer de lentes apunta cosas en un anotador rayado.
Elizabeth termina por sacarse las bragas y esta en la cama mirando el video solo vestida con la falda gris recogida en la cintura y su blusita de seda abierta completamente con sus senos descubiertos sin sostén. Mientras con una mano acaricia su seno izquierdo con la otra mano empieza a bombearse el coño con el vibrador que comprara hacia unos días en el sex shop, el mismo sex shop del cual se había hecho clienta y en el cual después de muchas dudas y remordimientos había alquilado un par de videos recomendados por el pícaro dependiente de la tienda.
Estos últimos días habían sido una locura, ella nunca habría pensado estar masturbándose de una forma tan descarada en medio de su alcoba, pero su apetito sexual había subido tanto que ella misma se desconocía. Hasta su trabajo se había visto retrasado pues los días los pasaba en la oficina buscando pornografía en Internet. Había empezado por cosas sencillas, parejas, hombres y mujeres teniendo sexo, pero poco a poco los temas fueron cambiando y en poco tiempo ya había olvidado los temas básicos y como atestiguaba el video porno que en ese momento captaba toda su atención, entraba a temas de intercambio de parejas y sexo en grupos.
La excitaba tanto que aquella chica de lentes se pareciera a Lourdes, y que la chica que estaba siendo sodomizada pareciera obedecerla al cambiar de posición. En su mente una palabra aparece al ver como la chica se colocaba sentada sobre el macho dándole la cara a la silla donde la mujer de lentes les observa, “buena chica… buena chica”
La mujer de lentes se levanta soltándose los cabellos que caen en cascadas de rizos dorados y desabotonándose la blusa, avanza al sofá donde esta la pareja, la mujer le ofrece un par de senos redondos y grandes con sus pezones argollados. Toma el rostro de la chica con ambas manos le planta un beso de lengua que acaba con los gemidos de la chica que reacciona a las embestidas de su macho.
Elizabeth casi no puede contenerse al ver como la mujer hace que la chica le lama, mame y acaricie los senos, y la chica se esmera en darle placer a la mujer. Los senos argollados excitan tanto a Elizabeth. Esta a punto de correrse cuando observa como la mujer levanta su falda y mostrándole el coño a la excitada chica esta última comienza a lamerla y mamarla con desesperación. Lo que más llama la atención a Elizabeth es el piercing de la mujer en el clítoris, en el momento en que la chica saca su lengua y la pasa sobre ese clítoris argollado, Elizabeth empieza a convulsionar al correrse una y otra vez al no soportar más…
La mañana la encuentra aturdida en la cama aun con el vibrador en el coño, aun adormilada se va al baño y la regadera termina por despertarla y con ella despierta su libido y sus manos acarician sus senos, su cara, sus coño, rápidamente su cuerpo sucumbe a sus propias caricias, volviendo a correrse.
– Debo estar volviéndome loca… no puedo dejar de tocarme… debo ir a trabajar
Las horas pasan y Elizabeth esta sentada en su oficina completamente distraída buscando pornografía en su computadora, sus bragas siguen empapadas y el su mente no puede dejar de pensar en Lourdes, en sus piernas, su rostro, en sus senos, en su trasero, en sus labios y en su coño… Es vergonzoso y humillante estar pensando todo el día en sexo, mucho más lo es pensar sexualmente en una mujer que casi acaba de conocer, nunca le contaría a nadie tal cosa. Seria tan vergonzoso que alguien se enterara de las cosas que ella estaba haciendo y pensando, jamás podría admitirlo. Ella no es una puta barata como las que observa en las imágenes de videos y fotografías del Internet, putas que son usadas como perras a las que nunca les faltan vergas en sus coños, sus culos y sus bocas. Ella es una joven educada en una buena universidad, una excelente profesional en su campo de trabajo, que gana su propio dinero de forma decente sin necesitad de abrir sus piernas y ser usada como un objeto sexual. Pero que humillante y excitante es sentir tantas ganas de ser esa chica que ahora observa ponerse en cuatro patas mientras dos machos usan su culo, su coño y su boca que con una verga dentro silencia sus gemidos de placer.
El sonido del timbre de su celular la vuelve a la realidad y al contestar reconoce la voz.
– “Hola Elizabeth soy Lourdes de la Sala de Estética Baxter… ¿me recuerdas?”
Elizabeth se siente como una adolescente tonta y nerviosamente contesta:
– “Ho… Hola Lourdes… sí, sí te recuerdo… ¿cuéntame como estas?”
– “Muy bien, Elizabeth solo te llamaba para recordarte nuestra cita de mañana… ¿vendrás verdad?”
– “Sí, sí claro que te veré mañana… quiero decir… iré a atenderme mañana…”
– “Entonces no se diga más querida… te veré mañana en la estética, tengo algunas ideas para un nuevo look que creo que te encantaran, ¿confías en mi verdad Elizabeth?”
– “Sí… Confío en ti Lourdes”
– “Buena chica… hasta mañana”
Una oleada de placer barre el cuerpo de Elizabeth y su coño se humedece mucho más si eso es posible, mientras sus pezones se ponen tan duros como rocas. En su mente aturdida las ganas de masturbarse terminan ganándola y al cerrar la llamada se dirige a los baños de la oficina donde tendrá que aplacar esos deseos.
A varios kilómetros de allí en la oculta oficina de Helen Bells en la Sala de Estética Baxter, una completamente desnuda Lourdes esta sentada en la pierna de Helen, que la sostiene con una mano en la nuca y con su otra mano aun bombea el húmedo coño de Lourdes. Lourdes aun sostiene el teléfono con que acaba de llamar a Elizabeth y con su mirada perdida sigue repitiendo.
– Soy una buena chica…. Soy aaaaagggg… una buena chica…
Helen aun tiene colocado el audífono con que escucho toda la conversación con Elizabeth y usando a Lourdes como una marioneta termino dándole las siguientes instrucciones a la chica. Aun su boca esta justo al lado del oído de Lourdes donde hacia un momento en susurros le decía que decirle a Elizabeth, sacando su lengua lame el lóbulo de la oreja y empieza a morder el lóbulo de Lourdes mientras sus dedos aceleran el bombeo en el coño de su marioneta.
– Claro que lo eres mi querida Lola has sido una muy buena chica… Colócate en Posición de Sumisión 6 como la puta que eres… entendiste…
– Si mi señora como la aaaggg puta que soy….
Lola se levanta y se va al medio del cuarto, separa sus piernas un poco para que su coño sea claramente visible, sus manos se entrelazan en la nuca lo que hace que sus senos queden erguidos y tentadores, su boca entreabierta remata la posición esperando la siguiente orden.
En un sillón colocado frente al escritorio de Helen, Robert Sagel vestido en un costoso traje ejecutivo y corbata de seda, termina su bebida en un vaso de cristal. Desde allí ha visto cada uno de los detalles de la llamada y el control que Helen ejerce sobre las sumisas esclavas. Lentamente se levanta y se coloca detrás de la desnuda Lola que sigue a la espera de nuevas instrucciones.
– Me parece que estas llevando muy bien el proceso de selección.
– Gracias Amo pero quisiera que esto fuero mucho más rápido, pronto requeriremos muchas más candidatas listas para el uso que usted disponga.
– Tranquila Helen, estoy trabajando en eso, recuerda que todo lo bueno siempre es cuestión de esperarlo, lo que fácil se obtiene fácil se va.
Diciendo esto Robert coloca su mano en la nuca de Lola y la hace caminar hasta el escritorio donde Helen aun se mantiene sentada, lentamente Robert inclina a Lola hasta dejarla de cara hacia el sobre del escritorio y lentamente empieza a acariciar el trasero de la chica y sus dedos juguetean en un principio con el coño para luego entrar fácilmente en el húmedo canal vaginal.
– Estamos cubriendo la demanda actual y no tienes por que preocuparte pues estas salas de estética nos están dando excelente material de trabajo para la Granja de Sussy, casualmente hoy recibimos tu paquete VIP. Solo me preocupan algunos detalles meramente administrativos pero en lo operacional lo estas haciendo excelente Helen.
Robert termina por sacarse la verga y lentamente empieza a bombear a la excitada Lola que empieza a recibir una tras otra las rítmicas embestidas de Robert en su húmedo coño. Helen observa complacida y excitada como su amo empieza a cojerse a una de las putas que ella ayudo a crear. Los gemidos de Lola se hacen más fuertes mientras Robert la coloca boca arriba en el escritorio y los senos de Lola se balancean al compás de las embestidas de Robert, Helen empieza a acariciar los enormes senos de la chica mientras observa a Robert con una mirada de lujuria desmedida.
– Me excita saber que ayudo a que todo salga según lo planeado Amo, solo que me gustaría hacer de estas mujeres unas excelentes putas en menos tiempo.
Diciendo esto Helen termina por subirse de rodillas en su escritorio y separando sus piernas, coloca su coño justo sobre la cara de la controlada Lola que sin ninguna orden inicia a mamarla con desesperación lo que logra acallar los gemidos de la chica.
– Paciencia mi querida Helen, paciencia todo a su tiempo solo es cuestión de esperar, ummm esta sumisa esta deliciosa…
– Aggg no es una sumisa Amo, es solo una puta perra deseosa de complacerte… Aggg justo como lo soy yo… Sigue mamando y moviendo tu lengua puta… has que me corra en tu cara perra.
Robert toma la cara de Helen y le planta un beso en los labios a lo que Helen responde moviendo su lengua que entabla una lucha contra la lengua de Robert, mientras este penetra más y más rápido a Lola y esta última sigue mamando con desespero el coño de Helen que no tarda en correrse llenándole la cara de fluidos a Lola.
Minutos después Lola termina por correrse acostada en el escritorio, mientras Helen le mama los senos y le acaricia el clítoris. Robert se aparte del escritorio y Helen toma a Lola por el brazo y la lleva de rodillas frente a Robert, Helen con una mano abre la boca de la chica y le ordena.
– Limpia tus jugos de la verga de tu dueño.
Lola empieza a mamar la verga de Robert mientras Helen lo besa apasionadamente.
– Vaya que estas muy bien entrenada… ummm sigue mamando mi perrita, asii, muy bien buena chica, asiii… y pensar que esta puta antes fuera una brillante enfermera…
– Ya no lo es más señor, ella solo es lo que nosotros queramos que sea, ahora ella es una perra, tu perra.
Diciendo esto Helen coloca un collarín de cuero negro en el cuello de Lola, y allí engancha la cadena a la argolla plateada. Robert observando a la arrodillada chica desnuda, que se esmera por tragar la verga con una boquita pequeña de labios sensuales, le ordena.
– Mírame
La rubia ex enfermera lo observa con sus hermosos ojos azules y con su lengua masajea el erecto miembro de su dueño que esta dentro de su boca. Robert termina por correrse en la boca de Lola que desesperadamente intenta contener en su boca cada gota del semen de su dueño.
Helen se arrodilla y lamiendo la verga de Robert termina de limpiarla y amorosamente la guarda en los pantalones negros a juego con el saco ejecutivo de Robert. Mirando a Lola la besa apasionadamente y ambas mujeres felices juegan en sus bocas con el semen de su dueño y señor.
Al día siguiente una radiante pero nerviosa Elizabeth entra a la Sala de Estética Baxter donde una sonriente recepcionista esta entregando un formulario de inscripción a una chica vestida con el uniforme azul de un banco local. Ambas chicas observa a Elizabeth entrar radiante con un par de zapatos de tacón medio, una minifalda gris y una blusa azul, su cabello castaño luce fabuloso y su sonrisa no oculta su excitación al volver a la sala estética.
– Bienvenida Srta. Hills.
– Hola Ángela, vine a atenderme con Lourdes…
– Todo esta listo Srta. Hills ya estábamos esperando por usted. Déme un momento para avisar a Lourdes que usted esta aquí.
Momentos después Ángela le entrega una tarjeta electrónica y Elizabeth le agradece con una sonrisa. En ese momento la cerradura de la puerta de cristal se activa y se abre, una radiante Lourdes aparece en la puerta de cristal que da acceso a las salas VIP.
Elizabeth avanza con paso ansioso hasta la puerta donde Lourdes la recibe con un beso en la mejilla que hace que Elizabeth se erice de cabeza a pies.
– Hola Elizabeth, me encanta volver a verte, te ves simplemente radiante.
– Hola… hola Lourdes… gracias.
– Pasa por favor, siéntete como en tu nueva casa.
Ambas chicas caminan por el corredor hasta la sala VIP designada para atender a Elizabeth, Lourdes toma la tarjeta electrónica de las manos de Elizabeth y abre la puerta del privado. Mientras Lourdes le da la espalda para abrir la puerta Elizabeth no puede evitar admirar el redondo y provocativo trasero de Lourdes, sus manos se ponen frías y su respiración se acelera.
– Bienvenida otra vez, ya sabes donde esta el vestidor, ponte cómoda y esperare por ti.
Elizabeth entra al privado dirigiéndose al vestidor y empieza a desvestirse hasta quedar solo en ropa interior. Empieza a ponerse la bata y mirándose en un espejo acaricia su cuerpo sobre la bata sintiéndose extremadamente sensual, abre un poco la bata en el escote y después de pensarlo dos veces se abre la bata y saca su sostén dejándolo sobre las ropas que acaba de quitarse. Camina a la silla de atención donde una sonriente Lourdes la espera ya lista para iniciar el lavado de su cabello. Mojando sus cabellos y acariciando su cabeza inicia la limpieza agregando los aromáticos químicos que empiezan a adormecer a Elizabeth. Poco a poco agrega más químicos y cuando todo esta listo coloca los audífonos en los oídos de la indefensa chica, que la mira con una mezcla de aturdimiento y adoración. Lourdes espera unos segundos dejando que los químicos sean absorbidos. Los ojos de la aturdida chica continúan mirándola, Lourdes le coloca unas gafas de realidad virtual donde inicia a ver imágenes relajantes de bosques y valles, y luego poco a poco las imágenes van cambiando a imágenes pornográficas donde aparecen mujeres siendo sometidas por hombres y mujeres de formas diferentes en diversos escenarios.
Lourdes coloca unas correas restrictivas en los brazos y piernas de Elizabeth y lentamente empieza a abrirle la bata a la chica. El aturdido cerebro de Elizabeth no logra reaccionar al sistemático ataque sexual al cual esta siendo sometida, sus senos y pezones erectos responden a las imágenes y mensajes que llegan a su cerebro y su coño empieza a mojarse más y más, mientras los dedos de Lourdes empiezan a acariciar su piel comenzando por sus senos y lentamente deslizándose hasta su entrepierna, donde sin ninguna resistencia hace a un lado las bragas húmedas, sacando un vibrador de una gaveta cercana inicia el ataque al coño de la excitada chica.
Insertando el vibrador en el coño inicia a masturbarla, lame y besa el coño mientras bombea más y más rápido con el vibrador. Ronda tras ronda de imágenes y mensajes martillean el cerebro de Elizabeth que en pocos minutos esta al borde del orgasmo mientras Lourdes sigue lamiendo y mamándole el coño. Lentamente la lengua de Lourdes se desliza por su vulva y sacándole el vibrador usa sus dos manos pasa separar las piernas de la chica y colocándolas en un par de soportes termina teniendo fácil acceso al ano de Elizabeth. La lengua de Lourdes recorre el poco camino que resta hasta el ano de la chica y con un rápido movimiento su lengua inicia el asalto al sensible punto. Elizabeth gime de placer al sentir la lengua entrar en su ano y no logra contenerse, corriéndose una y otra vez mientras los mensajes siguen martillando su cerebro.
Las caricias de Lourdes terminan por dilatar el hasta ahora virgen ano de Elizabeth y empieza a insertar un dedo, luego dos y finalmente inserta el vibrador que poco a poco va entrando acompañado de los gemidos de la chica que atada y drogada no logra controlar su cuerpo.
Lourdes deja el vibrador en su sitio y se aleja para observar un monitor oculto en uno de los muros de la sala donde, para su sorpresa, los niveles de respuesta marcan un inesperado avance:
“Segunda semana: Candidata N00104, Elizabeth Hills; 23 años; Arquitecta; Nivel de Libido: 8.2; Nivel de Condicionamiento: 8.5”
Volviendo al lado de la chica la observa atada y contorsionándose por la excitación a la que es sometida mientras ella delicadamente le acaricia los senos con sus manos, los minutos pasan y Lourdes retira el vibrador del ano, quita y oculta las correas restrictivas y lava los químicos de la cabeza de Elizabeth, que poco a poco vuelve a la realidad pero aun sintiéndose total y absolutamente excitada.
– Hola otra vez Elizabeth veo que estas muy a gusto con tu tratamiento.
– Siiii me siento… muy bien y tranquila.
– Buena chica, buena chica Lissy ¿No te molesta que te llame Lissy o sí?
– Nooooo no me molesta… que me llames Lissy.
– En ese caso tu puedes llamarme Lola, ¿cuéntame Lissy que opinas de un cambio de look?
– Los cambios son buenos…
– Dime una cosa Lizzy ¿por qué la última vez no aceptaste cambiar el color de tu cabello a rubio? ¿Qué pensabas?
– Pensaba que las rubias… son tontas, yo no soy tonta…
– Claro que los cambios son buenos, ¿que opinas de teñirte el cabello de rubio, que piensas del cabello rubio ahora Lissy, confías en mí?
– Confío completamente en ti Lola y me gustaría tener el cabello rubio, ser rubia es excitante y divertido.
– Muy bien Lissy, buena chica, pronto tendrás un cabello rubio y hermoso como el mío.
Al escuchar eso Elizabeth siente como su cuerpo es recorrido con una descarga de placer, pronto será tan bella como Lola y se sentirá mucho más hermosa y obediente, ella necesita obedecer. Ella necesita seguir al pie de la letra cada palabra de las instrucciones que ha recibido en esta sesión, instrucciones que obviamente incluyen el ser rubia y confiar ciegamente en Lola. “Buena chica, buena chica… obedecer es placer, obedecer es placer”
A los pocos minutos Lourdes esta por terminar de secar los últimos mechones de la rubia melena de Elizabeth. Se encarga de peinar los cabellos del frente de la chica que aturdida y excitada casi no logra controlar sus ganas, pues los hermosos senos de Lourdes están casi en su rostro. Se muerde los labios de ganas de besarlos y mamarlos. Mientras lucha por contenerse, Lola le indica.
– Listo Lissy hemos terminado y es hora de que veas que tal has quedado.
Lourdes acomoda la silla y la coloca frente a un espejo donde la nueva Elizabeth observa incrédula su cambio de imagen.
– Es increíble… soy tan… hermosaaa
– Te dije que te quedaría hermoso Lissy, ¿confías en mi verdad Lissy?
Diciendo esto Lourdes desliza sus manos por los hombros y los brazos de Elizabeth acariciándola, y la excitación de la chica aumenta.
– Siiii Lola confío en ti, soy tan hermosa… casi como… tu.
Eizabeth se levanta y se observa en el espejo de cuerpo entero su bata entre abierta y su nuevo look la hacen parecer una estrella de cine, pero lo más hermoso que ella puede ver es a Lourdes sosteniéndola por la cintura y contemplándola en el espejo. Al voltear quedan frente a frente y un silencio incomodo llena el lugar, Elizabeth rompe el silencio diciendo:
– No se como agradecerte…. yoooo
Lourdes la sostiene por la cintura y Elizabeth no lo resiste más, acercándose a Lourdes le planta un tímido beso en los labios que dura unos segundos. Luego avergonzada le da la espalda y agacha la cabeza. Lourdes se coloca a su espalda y le dice:
– No tienes por que avergonzarte Lissy, eres una chica hermosa, solo tienes que mirarte.
Lourdes la toma de la cintura desde la espalda y jalándole la cinta de la bata hace que la bata se abra completamente revelando la piel de Elizabeth que tiembla de pies a cabeza. Lentamente la mano de Lourdes sube por su vientre y le acaricia un seno, Elizaberth responde con un gemido el cual es apagado cuando Lourdes la voltea y tomándola de la cintura le planta un beso de lengua que inicia a explorar la boca de la temblorosa Elizabeth. El beso se hace más intenso y los cuerpos se van fusionando y las carias avanzan sin encontrar resistencia, ambas mujeres necesitan sentirse excitadas y ardientes, Elizabeth la observa y dice:
– Deseo…
– ¿Que deseas Lissy?
– Te deseo y haría cualquier cosa por ti Lola
– ¿Cualquier cosa?
– Sí, lo que me pidas…
– ¿Confías en mi Lissy?
Sin decir más Lourdes baja el cierre de su bata blanca la cual revela su cuerpo que solo queda cubierto por un par de medias blancas sostenidas por un liguero de igual color, sin sostén, sin bragas y zapatos de tacón de aguja. Lourdes coloca una mano en el hombro de Elizabeth y aplicándole una mínima presión la ve ir arrodillándose frente al desnudo coño que sin mediar palabras Elizabeth empieza a atender. Al separar los labios vaginales de Lourdes la excitación de Elizabeth aumenta sin control al encontrar el argollado clítoris de su nueva amante. Sin vacilación empieza a mamar y lamer como la más desesperada y hambrienta mujer consumida por sus deseos.
Los minutos pasan y desde un cuarto de control ubicado a varios kilómetros de la sala de estética, Helen observa el desarrollo del proceso de conversión de Elizabeth, a través de una pantalla de video que recibe la señal de alta definición proveniente de las cámaras ocultas en las salas de VIP, la imagen le trae las figuras de Lola siendo mamada por Lizzy que poco a poco empieza a subir por el vientre de Lola hasta apoderarse de los senos mientras Lola le acaricia el trasero y coloca una mano en el coño de Lizzy. La escena continua mientras Helen se levanta y abriendo una puerta entra en un pasillo que la lleva a un quirófano donde a través de un gran ventanal de cristal observa los movimientos del personal de cirugía, compuesto por 1 medico cirujano estético y 4 enfermeras, todos vestidos con el común uniforme verde. Lo único llamativo es que cada una de las 4 enfermeras utilizan un collarín de cuero con una argolla metálica plateada. En la mesa del quirófano una anestesiada María Patricia Zurita, no tiene la menor idea de lo que ha pasado con su cuerpo en las ultimas horas. A su ya espectacular cuerpo de modelo se le ha añadido una carga completa de nanobots en cada uno de sus senos los cuales aumentaran su busto en 2 tallas y entrando a su sistema conformaran una nueva red neuronal que albergara su nueva personalidad, previamente implantada en su mente. Adicionalmente dos implantes más, uno en su argollado clítoris y otro, un receptor inalámbrico en la base de su cráneo, terminan por hacer de ella un nuevo juguete sexual. Helen activa un intercomunicador y se comunica con el esterilizado interior del quirófano.
– “Cual es el estado de la candidata”
Una de las enfermeras se aproxima al intercomunicador y le informa.
– “Todo ha salido según lo agendado, no hay ninguna reacción adversa y los nanos de su cerebro han sido activados y la candidata ha respondido a su activación en un 100%”
– “Muy bien, me parece muy bien… lo has hecho muy bien Mitzuki, has sido una excelente chica, puedes correrte para mi”
Los alargados ojos asiáticos casi ocultos tras la mascarilla de quirófano se cierran y el cuerpo de la enfermera Mitzuki tiembla al correrse a la orden de su dueña Helen.
– “Gracias… Misstres Helen soy una buena chica y me encanta obedecer”
– “En cuanto este lista lleven a la candidata a la sala en incubadoras”
– “Así será Misstres Helen”
Patricia es conducida a una gran sala de recuperación donde el personal médico se encarga de colocarla en una especie de vaina cilíndrica metálica. Al cerrarlo terminara aislada de toda actividad sensorial. A su cuerpo es insertado intravenosas para nutrirla, inocularle un coctel de fármacos que ayudan a condicionarla y mantenerle levemente sedada. Una mascarilla de oxígeno en su rostro cubre lo que queda visible debajo del casco de realidad virtual por el que en el transcurso del tratamiento recibirá el audio sintetizado de su voz y las imágenes de ella misma, generadas digitalmente, imágenes en las que aparecerá siendo utilizada como una esclava sexual en una variedad inimaginable de situaciones y escenarios. Las más de 1,000 repeticiones por hora de los mensajes en video y audio harán que ella entienda perfectamente cual es su nueva actitud para con sus dueños. Varios cables conectados a su cuerpo darán información exacta de su actividad neuronal, signos vitales y su estado de actividad sexual. Adicional a esto esta atada de cabeza a pies por bandas restrictivas, sus pezones y su coño cableados eléctricamente y su culo y coño llenos con vibradores que responden a las imágenes que entran es su cerebro. Patricia Zurita comienza a despertar y empieza a recibir la primera ronda de miles de rondas de adoctrinamiento que recibirá en los próximos 3 días, en los cuales la última fase de su conversión será completada.
– “¿Donde estoy…?”
Patricia se ve a si misma caminando hacia uno de los cuartos de maquillaje del canal de Televisión donde labora.
– “¿Qué estoy haciendo aquí?”
Al entrar al cuarto de maquillaje encuentra sentado en una silla a un hombre de saco y corbata que la observa al entrar y con una mano le indica que se acerque a el. Al aproximarse Patricia puede ver a una chica que supone ella del personal de maquillaje arrodillada entre las piernas del hombre, mientras el hombre con una mano sosteniendo el largo cabello de la chica le marca el ritmo de la mamada que la chica le da.
– “¿Qué demonios es esto?… esto no…”
Patricia observa como aquella verga entra y sale de la boca de la chica que con desesperación aspira, mama y lame cubriendo con su saliva la verga del hombre. Patricia empieza a excitarse y sus bragas se empiezan a mojar mientras en su mente no puede contener las ganas de mamar esa verga y solo se escucha a ella misma decirse “eso es lo que deben hacer las puta, obedecer, necesitas obedecer, mamar, coger y obedecer, tú eres una puta como cualquiera”
– “No yo no… aaaaggg”
Una descarga de placer barre el cuerpo de Patricia mientras ve como la chica ahora sube la falda y el hombre sentado le empieza a meter los dedos en el coño. El hombre vuelve a observar a Patricia y le indica que se acerque, Patricia se excita al obedecer y quedar junto a la chica que ahora mueve sus caderas al compás que marcan los dedos del hombre. El hombre sin más le dice
– “Bésala”
Patricia se aproxima a la chica y sintiendo como sus propios jugos vaginales escurren por sus piernas, besa apasionadamente a la chica, la cual empieza a acariciarle sus nuevas, grandes y sensibles tetas. En su mente no deja de escucharse a si misma decirse “te encanta esto puta, eres una puta y te encanta que te usen”
Patricia rompe el beso y mirando al hombre le dice.
– “Siiiii, soy una puta”
A un lado de la vaina donde el cuerpo de Patricia convulsiona de excitación, Helen y Robert observan tres monitores donde en uno de ellos pueden leer todos los datos que llegan del cuerpo de Patricia, en el segundo monitor hay un colage de imágenes de varios puntos del cuerpo de Patricia atado dentro de la vaina y en el ultimo monitor pueden ver las imágenes generadas digitalmente del primero de miles de encuentro sexuales que Patricia tendrá en las próximas 72 horas y que invaden su mente en ese momento.
Robert observa como uno de los vibradores penetra el coño de Patricia y la desvalida chica mueve sus caderas y sus atadas manos intentan aferrarse a un imaginario hombre que la somete, mientras su respiración se acelera, lo cual es obviamente visible en la imagen de su pecho y es también registrado en el monitor de sus signos vitales.
– Me parece que en este caso esto será mucho más fácil de lo que esperábamos.
– Concuerdo con usted Amo, al parecer esta candidata siempre ha sido una puta por naturaleza.
– No me es de extrañar la rapidez con que llego a ser la presentadora estrella del noticiero, ha debido estar muy ocupada.
– Así parece, le mantendré informado de los progresos de esta perra.
– Me parece muy bien, quiero tener una prueba de campo con ella en cuanto este lista, ahora cuéntame Helen ¿qué más tenemos para hoy?
Diciendo esto Robert y Helen se alejan de la batería de monitores donde una excitada Patricia ahora aparece sentada subiendo y bajando sobre las piernas del hombre, que se mantiene sentado, el cual la penetra mientras le lame y muerde los senos, que la chica de maquillaje desde la espalda de Patricia, sostiene ofreciéndolos al hombre mientras ella besa la espalda y el cuello de Patricia que ahora cabalga en las piernas del hombre entre gemidos de placer.
Robert y Helen avanzan por la amplia sala donde de lado izquierdo pueden verse de 15 a 20 incubadoras exactamente iguales a la que ocupa Patricia. Casi la totalidad de las vainas están ocupadas con las nuevas candidatas. Varias profesionales, incluyendo a Mitzuki, vestidas en ajustados trajes de minifalda parecidos a los de la estética, que marcan sensualmente sus senos en un amplio escote y casi no logran cubrir sus hermosos traseros, atienden a las nuevas profesionales en la última fase de su conversión. Las medias sostenidas por ligueros, los tacones de aguja y los collarines de cuero negro en sus cuellos rematan los atuendos de las dedicadas entrenadoras, mientras supervisan los monitores y realizan ajustes al programa de adoctrinamiento.
En una de las salas VIP de la Sala de Estetica Baxter una agotada Lizzy que esta acostada en la silla de atención, intenta contener sus gemidos mientras Lola le realiza una mamada de coño que la hace ver estrellas y sentirse completamente entregada a la voluntad de Lola.
– Ummmm… sigue por favor… me siento tan…
Lola la observa contorsionarse con cada lenguetazo que da al sensible coño de la desvalida chica, detiene la mamada y le empieza a insertar dos dedos.
– ¿Cómo te sientes Lizzy?
– Aaaaggg… me siento… tan… docil
– ¿Docil? Eso me suena a como si fueras algún tipo de mascota entrenada Lizzy
– Asiiii… Así me siento contigo… como si fuera tu mascota… tu perra…
Lola aumente el ritmo de los dedos que penetran en coño de la chica y la escucha gemir más y más fuerte.
– Así que una mascota… ¿Te gustaría ser mi mascota Lizzy?
– No puedo contenerme de pensar… que soy tu mascota…
– Eso esta muy bien Lizzy, muy bien, buena chica, pero las mascotas no piensan solo obedecen, pensar les causa malestar, obedecer les causa tanto placer…
– Necesito obedecer… Aaaaaggg… no pensar más, no pensar…. Solo obedecer.
Abriéndole las piernas a Lizzy, Lola se coloca entre sus piernas y con su mano libre la toma del cuello y la atrae hacia si hasta que sin resistencia alguna empieza a besarla y lamerle los labios mientras le bombea el coño ahora con tres dedos. Lola saca los dedos del coño de Lizzy y acariciándose sus propios senos cubre estos con los jugos de Lizzy y sin siquiera ordenar nada Lizzy empieza a lamer cada milímetro de los grandes y hermosos senos de Lola. Finalmente ambas chicas se abrazan, besan y acarician. Continúan masturbándose una a la otra hasta que terminar corriendose y agotadas descansan sobre la silla de atención.
Minutos después ambas chicas se levantan y sin cruzar palabras se separan, Lizzy va al vestidor a cambiarse y Lola arregla su uniforme. Al salir Elizabeth del vestidor la vergüenza y la humillación de todo lo pasado vuelven a su mente y mirando el piso empieza a despedirse de Lourdes.
– Buenoooo… yo queria decirte gracias por….
No puede terminar de decir nada pues Lourdes la toma con ambas manos de los pechos y haciéndole presión la coloca contra la pared mientras le fulmina los pensamientos con un apasionado beso de lengua. Elizabeth siente como es aplastada contra la pared por el cuerpo de Lourdes y como la lengua de esta sondea su boca y sin la menor resistencia intenta corresponder al beso. Un segundo después Lourdes rompe el beso y mirándola con una sonrisa le dice:
– Te veré la próxima semana, toma esta tarjeta y ya sabes que hacer Lissy.
Elizabeth la observa aturdida aun y sin mas responde.
– Siiiiiiii…. hasta la próxima semana.
Lourdes la suelta y ambas avanzan hasta la puerta y al abrirla Lourdes le dice al oído a Elizabeth mientras le acaricia el trasero por encima de la minifalda.
– Me encantas, eres una buena chica, hasta pronto.
– Hasta pronto… gracias, por todo…
Elizabeth sale del privado aun sin creer todo lo vivido pero con una nueva forma de ver la vida, se siente y se ve hermosa, nunca se sintió tan excitante y tan feliz. Una lástima que no pudiera compartir lo que siente con nadie, bueno si lo puede compartir… con Lourdes.
Llega a la recepción y entrega la tarjeta a una sonriente Ángela, mientras la recepcionista crea en el sistema su nueva cita de la siguiente semana, Elizabeth no puede dejar de mirar el revelador escote del traje de la chica, el cual casi no puede contener el excelente par de tetas que a cada movimiento de Ángela se balancean provocativamente. Finalmente Ángela termina y poniéndose de pie acompaña a Elizabeth a la puerta, esta vez el es hermoso culo de Ángela el que capta la atención de Elizabeth y al despedirse ambas chicas con un beso en la mejilla Elizabeth lanza una rápida mirada a la entrepierna de Ángela. Al caminar a su auto un pensamiento la hace excitarse tanto, en su mente solo puede pensar para si misma.
– “¿Ángela también tendrá el clítoris argollado?… sería delicioso si así fuera, me encantaría tener el clítoris argollado, seria tan excitante de tenerlo argollado”
Elizabeth termina por llegar a su auto estacionado en la calle, pasando junto a un local comercial de productos electrónicos que anuncia descuentos en las pantallas gigantes de TV de alta definición, que en ese momento en uno de ellos proyectan las imágenes del inicio del noticiero estelar de la cadena local de noticias. Una joven de cabellos castaños y prominente escote saluda a los televidentes.
– “Buenas noches amigos soy Raquel Salinas y este es su noticiero estelar del canal 23. María Patricia Zurita continua de vacaciones, esperamos estés disfrutando tu merecido descanso Patricia… Comencemos con los titulares…”
Patricia se encuentra en una exclusiva fiesta de gala en la azotea de un edificio de la ciudad, donde hombres y mujeres elegantemente vestidos caminan y conversan con sus conocidos entre champaña y caviar, que es repartido por camareras en sexys trajes de empleadas francesas y tacones de aguja de 3 pulgadas. Esta tan contenta de estar allí en medio de la fiesta, como siempre siendo el centro de atención por su fama y belleza. Se encuentra casi completamente desnuda, solo unos zapatos de tacón de aguja y unas medias negras con liguero cubren algo de su cuerpo. Su cuerpo que esta atado de los tobillos en sus piernas y de sus muñecas en sus brazos a un dispositivo de correas negras. El dispositivo que con un juego de botones, la hacen arrodillarse, ponerse de pie o inclinarse al frente.
Es todo un espectáculo observarla en medio de la fiesta con su cuerpo colocado en forma de X. Ver sus torneadas y largas piernas, subiendo un poco más ver ese culo firme y de nalgas redondeadas al final de una espalda un poco arqueada hacia delante, donde se marcan justo en el inicio de la cadera un par de hoyuelos a ambos lados de su espina dorsal. Su cabello negro azabache se desborda en cascada de rizos suaves sobre casi toda su espalda y algunos mechones caen por el frente cubriendo en partes sus grandes y redondos senos que suben y bajan acompasados al ritmo de su respiración. Justo debajo de sus senos un abdomen tan plano y firme como una pared de granito pulido y un poco más abajo de su piercing del ombligo un carnoso coño totalmente depilado que a cada momento se humedece más y más. Para rematar esta aquel hermoso rostro de facciones angelicalmente finas que engalana con unos ojos verdes expectantes y una boca de labios rojos que solo esperan ser usados.
Un hombre de traje azul y corbata roja se aproxima hacia ella acompañado de una escultural hembra de piel blanca y cabellos negros, que usando un cortísimo vestido plateado a juego con sus zapatos casi no logra cubrir nada de sus hermosos senos, su cintura y trasero de avispa.
La pareja se coloca frente a ella y ella les sonríe mientras siente como sus pezones se ponen duros como rocas y su coño se va humedeciendo, el hombre conversa con su pareja mientras no dejan de mirar a Patricia, la cual no entiende nada de lo que hablan. La observan por un momento como si se tratara de una pieza de arte y sin más el hombre acercándose a Patricia se saca la verga de los pantalones, la toma de la estrecha cintura y la empieza a penetrar con fuerza. La chica del vestido plateado se coloca a espaldas de Patricia y arrodillándose le separa las nalgas y empieza a lamerle el ano.
Minutos después Patricia no logra contenerse más y empieza a correrse como una puta mientras observa como otras tres parejas se han acercado a mirar el espectáculo de la fiesta, dos de los hombres ya están sacando sus vergas. En la mente de Patricia solo puede escucharse decirse a ella misma “Eres la puta más famosa de la fiesta, eres la puta más famosa de la fiesta y eso te encanta, ser una puta”. Empieza a correrse otra vez y ya para este punto ha perdido la cuenta de las parejas que la han usado y las veces que se ha corrido en las últimas horas, pero una cosa si es cierta, le ha encantado ser una puta.
Continuara…
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La seriedad con la que me habló fue suficiente para hacerme saber que ese pequeño sacrificio no sería tan minúsculo como sus palabras decían, pero aun así le dije que fuese lo que fuese se lo haría. El sacerdote sonrió, antes de explicarme:
No me dejaron responderle porque cogiéndome entre cinco o seis me llevaron en volandas hasta el medio de la pista y durante dos horas, me tuvieron dando vueltas al son de la música. Cuando ya consideraron que era suficiente, dejaron que volviera a mi lugar y empezó el banquete. De una esquina del salón, hicieron su aparición las mujeres trayendo en sus brazos una interminable sucesión de platos que tuve que probar.
Comprendí que, según su mentalidad, tenía que acompañarlas al probador y completamente cortado, entré en la habitación habilitada para ello. La encargada, habituada a esa costumbre, me hizo sentar en un sillón y mientras esperaba que trajeran las prendas, me sirvió un té:
Aunque eso significaba unirme de por vida a ellas, escuché con satisfacción sus palabras, tras lo cual les sugerí que descansaran porque el viaje era largo. La más pequeña acurrucándose a mi lado, me dijo al oído mientras su mano volvía a acariciar mi entrepierna:
-No se enfade conmigo, era un broma. Le dije a mi hermana que los españoles eran unos vagos pero que estaba segura que el padre de nuestros futuros hijos iba pedalear mucho nuestras bicicletas.
Resultó ser multiorgásmica y unió un clímax con el siguiente. Samali viendo que su pequeña estaba disfrutando, aprovechó para darme de mamar. Como un obseso, me así a sus pechos mientras mi pene seguía siendo violado por la batidora en que se había convertido el sexo de la morenita. La excitación acumulada me venció e incorporándome sin sacársela, le clavé repetidamente mi estoque hasta lo más profundo de su cuerpo. Dhara se vio desbordada por el placer y soltando un grito, se corrió por última vez cayendo desplomada sobre las sabanas. Su desmayo no me importó, al contrario, al verla tirada, aumenté el ritmo de mis estocadas. No tardé en experimentar un gran orgasmo, bañando con mi semen la pequeña vagina.
El culo de la profesora.
Mi entrega
LIBRO QUE CENSURÓ AMAZON POR CONSIDERARLO DEMASIADO PORNOGRÁFICO. Por ello, mi editor ha tenido que publicarlo en BUBOK.
Sinopsis:
Desde niño, la hermana pequeña de su madre fue su oscuro objeto de deseo. El origen de esa obsesión por Andrea no era solo por su belleza, también radicaba en que era agente de policía.
Bajátelo pinchando en el banner o en el siguiente enlace:
http://www.bubok.es/libros/240894/El-culo-de-mi-tia-la-policia
Para que podías echarle un vistazo, os anexo el primer capítulo:
Desde niño, la hermana pequeña de mi madre fue mi oscuro objeto de deseo. Hasta hoy no me atreví a contar la historia que compartí con Andrea, mi tetona y culona tía. Diez años menor que mi progenitora, recuerdo la fijación con la que la veía. El origen de mi obsesión era variado por una parte estaba su monumental anatomía pero también radicaba en que esa monada era agente de policía.
Era observarla vestida con ese uniforme que le apretaba sus enormes melones y que pensara en ella con sentimientos nada filiales. Para mí, no había nada tan sensual como verla llegar a casa de mis abuelos y que se dejara caer agotada sobre el sofá con su indumentaria de trabajo.
¿Cuántas veces me imaginé siendo detenido por ella?…..Cientos, quizás miles.
¿Cuántas noches soñé con disfrutar de esa bella agente?…. Incontables.
¿Cuántas veces me acosté con ella?…. Ninguna y jamás creí que pudiera darse el caso.
El carácter de esa morena era tan agrio como lo bella que era. La mala leche proverbial con la que mi tía Andrea trataba a todos, hacía imposible cualquier acercamiento. Y cuando digo cualquier, ¡era cualquier! Siendo una divinidad de mujer, nunca se le había conocido novio o pareja. Según mi padre eso se debía a que a que era tortillera pero según mamá, la razón que no había encontrado un hombre era por mala suerte.
― Ya encontrará un marido y tendrás que comerte tus palabras― le decía siempre defendiendo a su hermanita.
Mi viejo reía y como no quería más bronca, se callaba mientras yo en un rincón, sabía que ambos se equivocaban. En mi mente infantil, mi tía era perfecta y sin nunca había salido con nadie, era porque a ella no le interesaba.
« Cuando lo deseé, los tendrá a patadas», pensaba sabiendo que esa noche tendría que masturbarme con la foto que me regaló en un cumpleaños.
Han pasado muchos años, pero aún recuerdo esa instantánea. En ella mi tía Andrea estaba frente a un coche azul con la porra en la mano. La sensualidad de esa imagen la magnificaba yo al imaginar que ese instrumento era mi polla y que ella la meneaba cuando en realidad eran mis manos las que me hacían la paja.
En mis horas nocturnas, mi imaginación volaba entre sus piernas mientras me decía a mí mismo que tampoco me llevaba tantos años. Lo cierto es que eso si era cierto, por aquel entonces yo tenía quince años y mi tía veinticinco pero a esa edad, esa brecha la veía como insuperable y por eso me tenía que contentar con soñar solo con ella.
Profesional eficiente y sin nadie que le esperara en casa, Andrea subió como la espuma dentro de la policía y con veinticinco años ya era inspectora jefe de la comisaría de Moncloa en Madrid. Ese puesto que hizo menos frecuentes sus visitas, fue a la postre lo que me llevó a cumplir mi sueño desde niño……
Toda mi vida cambia por un maldito porro.
Acababa de empezar la carrera de derecho y como tantos muchachos de mi edad, estudiaba poco, bebía mucho y fumaba más. Y cuando digo fumar, no me refiero a los Marlboro que hoy en día enciendo sino a los canutos con los que me daba el puntito cada vez que salía a desbarrar.
Llevaba un tiempo causando problemas en casa, discutía con mis viejos en cuanto me dirigían la palabra, sacaba malas notas y lo peor a los ojos de ellos, mis nuevas amistades les parecían gentuza. Hoy desde la óptica que dan la experiencia, los comprendo: a mí tampoco me gustaría que los amigos de mi hijo tuvieran una estética de perroflautas pero lo cierto es que no eran malos. Eran…traviesos.
Hijos de papa como yo y con sus necesidades seguras, se dedicaban a festejar su juventud aunque de vez en cuando se pasaban.
Lo que os voy a contar ocurrió una madrugada en la que habiendo salido hasta el culo de porros de una discoteca, mis colegas no tuvieron mejor ocurrencia que vaciar los contenedores de basura en mitad de la calle Princesa. Para los que no conozcan Madrid, es una de las principales vías de acceso a la ciudad universitaria, por lo que aunque era muy tarde, había suficiente tráfico para que rápidamente se formara un monumental atasco.
La policía no tardó en llegar y viendo que éramos un grupo de diez los culpables del altercado, nos metieron a golpes a una patrulla. Envalentonado con el hachís y cabreado por la brutalidad que demostraron, fui tan gilipollas de encararme con ellos. Los agentes respondieron con violencia de modo que al cabo de los veinte minutos, todos estábamos siendo fichados pero en mi caso la foto que me hicieron era una muestra clara de abuso policial.
Con los ojos morados y el labio partido, me dediqué a llamarles hijos de puta y a amenazarles con ir al juzgado. Fue tanto el escándalo que monté que el inspector de guardia salió de su despacho a ver qué ocurría.
La casualidad hizo que mi tía Andrea fuera dicho superior. Al reconocerme, pidió a uno de sus subalternos que me encerrara en una celda a mí solo. Conociendo la mala baba que se gastaba su jefa, el agente no hizo ningún comentario y a empujones me llevó hasta esa habitación.
Yo, todavía no sabía que mi tía estaba allí por eso cuando la vi aparecer por la puerta, me alegré pensando ingenuamente que mis problemas habían terminado y alegremente, la saludé diciendo:
― Tía, tienes unos matones como subordinados, ¡Mira como me han puesto!
Mi tía sin dirigirme la palabra me soltó un tortazo que me hizo caer y ya en el suelo me dio un par de patadas que aunque me dolieron no fue lo que me derrotó anímicamente sino el oírla decir a esos mismos que había insultado:
― Todos habéis visto que he sido yo quien se ha sobrepasado con el detenido, si hay una investigación asumo la responsabilidad de lo que pase.
Los policías presentes se quedaron alucinados que asumiera la autoría y si ya tenía a su jefa en un pedestal a partir de esa noche, para ellos no había nadie más capacitado que ella en toda la comisaría. Solo yo sabía, el por qué lo había hecho.
« ¡Nunca me dejarían mis padres denunciar a mi tía!».
De esa forma tan ruda, la hermana de mi madre cumplió dos objetivos: en primer lugar me castigó y en segundo, libró al personal bajo su mando de un posible castigo. Humillado hasta decir basta, me acurruqué en el catre del que disponía el calabozo y usando las manos como almohada, dormí la borrachera.
Debían ser sobre las doce, cuando escuché que la puerta de mi celda se abría. Al abrir los ojos, vi entrar a mis viejos con mi tía. Mi estado debía ser tan lamentable que mi madre se echó a llorar. Mi padre al contario, iracundo de ira, comenzó a soltarme un sermón.
― ¡Vete a la mierda!― contesté intentando que se callara. Sus gritos se clavaban como espinas en mis sienes.
Al no esperárselo y ser además un buenazo, se quedó callado. Fue entonces cuando la zorra de mi tía me agarró de los pelos y obligándome a arrodillarme, me exigió que les pidiera perdón.
Asustado, adolorido y resacoso por igual, no tuve fuerzas para oponerme a su violencia y les rogué que me perdonaran.
Mi madre llorando como una magdalena, se repetía con lágrimas en los ojos que no sabía que podía hacer conmigo. Mientras ella lloraba, Andrea se mantuvo en un segundo plano.
― ¡No ves lo que nos estás haciendo!― dirigiéndose a mí, dijo― ¡Vas camino de ser un delincuente!― os juro que no lo vi venir, cuando creía que estaba más desesperada, dejó de llorar y con tono serio, preguntó a su hermana: ― ¿Serías tú capaz de enderezarlo?
Mi tía poniendo un gesto de contrariedad, le contestó:
― Déjamelo un mes. ¡Te lo devolveré siendo otro!
Mi padre estuvo de acuerdo y por eso, esa tarde al salir de la comisaría, recogí mis cosas y me mudé con mi pariente.
Me mudo a casa de mi tía.
Recuerdo el cabreo con el que llegué a su apartamento. Mi padre me llevó en coche hasta allí y durante el trayecto tuve que soportar el típico discurso de progenitor en el que me pedía que me comportara. Refunfuñando, prometí hacerlo pero en mi fuero interno, decidí que a la primera oportunidad iba a pasarme por el arco del triunfo tanto sus consejos como las órdenes que la zorra de mi tía me diera.
« ¡Ya vera esa puta! ¿Quién se creé para tratarme así?», pensé mientras sacaba mis cosas del maletero.
Mi pobre viejo me despidió en el portal y cogiendo el ascensor, fui directo a enfrentarme con esa engreída.
« ¿Cambiarme a mí? ¡Lo lleva claro!», me dije convencido de que aunque lo intentara no iba a tener éxito.
Tal y como había quedado con su hermana, Andrea me esperaba en el piso y abriendo la puerta, me dejó pasar con un sonrisa en la boca.
Supe al instante que esa capulla me tenía preparada una sorpresa pero nunca anticipe lo rápido que descubriría de que se trataba, pues nada más dejar mi maleta en el cuarto de invitados, me llamó al salón.
― Abre la boca― ordenó― quiero hacerte una prueba de drogas.
Os juro que al verla con el bastoncito en la mano, me llené de ira y por eso le respondí:
― Vete a la mierda.
Mi tía lejos de enfadarse, con un gesto de alegría en su boca, me pegó un empujón diciendo:
― ¡Te crees muy machito! ¿Verdad?― y sin esperar mi respuesta, me soltó un bofetón.
Su innecesaria violencia, me terminó de enervar y gritando le contesté:
― Tía, ni se te ocurra volver a tocarme o….
― ¿O qué?― me interrumpió― ¿Me pegarías?
Sobre hormonado por mi edad, respondí:
― Nunca pegaría a una mujer pero si fueras un hombre te habría partido ya tu puta cara.
Descojonada escuchó mi respuesta y antes de que pudiera hacer algo por evitarlo, me volvió a soltar otro guantazo. Fue entonces cuando dominado por la ira, intenté devolverle el golpe pero esa mujer adiestrada en las artes marciales, me paró con una llave de judo tirándome al suelo.
― ¡Serás puta!― exclamé y nuevamente busqué que se tragara sus palabras.
Con una facilidad que me dejó pasmado ese bombón de mujer fue repeliendo todos mis ataques hasta que agotado, me quedé quieto. Entonces luciendo la mejor de sus sonrisas, me soltó:
― Ya hemos jugado bastante, ¿Vas a abrir la boca o tendré que obligarte?
― ¡Qué te follen!― respondí.
Ni siquiera vi su patada. Con toda la mala leche del mundo, esa zorra me golpeó en el estómago con rapidez y aprovechando que estaba doblado, me agarró la cabeza y abriendo mi boca, introdujo el maldito bastoncito. Una vez había conseguido su objetivo, me dejó en paz y metiéndolo en un aparato, esperó a que saliera el resultado del análisis:
― Como pensaba, solo hachís― dijo y volviendo a donde yo permanecía adolorido por la paliza, me dijo: ― Se ha acabado el fumar chocolate. Todos los días repetiré esta prueba y te aconsejo que no te pille. Si lo hago te arrepentirás.
No me tuvo que explicar en qué consistiría su castigo porque en esos instantes, mi cuerpo sufría todavía el resultado de la siniestra disciplina con la que pensaba domarme. Si ya estaba lo suficiente humillado, creí que me hervía la sangre cuando la escuché decir:
― Tu madre me ha dicho que en mes y medio, tienes los primeros parciales y le he prometido que los aprobarías. Ósea que vete a estudiar o tendrás que asumir las consecuencias.
Completamente derrotado, bajé la cabeza e intenté estudiar pero era tanto el coraje que tenía acumulado que con el libro enfrente, planeé mi venganza.
« Esa zorra no sabe con quién se ha metido».
Estuve dos horas sentado a la mesa sin moverme. Aunque me cueste reconocerlo, me daba miedo que mi tía me viera sin estudiar y me diera otra paliza. Afortunadamente, llegó la hora de cenar y por eso tuvo que levantarme el castigo y llamarme. Ofendido hasta la médula ocupé mi sitio y en silencio esperé que me sirviera. Cuando llegó con la cena, descubrí en ella a una siniestra institutriz que no solo me obligó a ponerme recto en la silla sino que cada vez que me pillaba masticando con la boca abierta, me soltó un collejón.
« Maldita puta», mascullé entre dientes pero no me atreví a formular queja alguna no fuera a ser que decidiera hacer uso de la violencia.
Al terminar, le pedí permiso para irme a la cama. La muy hija de perra ni se dignó a contestarme, por lo que tuve que esperar a que ella acabara. Fue entonces cuando me dijo:
― Somos un equipo. Nos turnaremos en lavar los platos y en los quehaceres de la casa… Así que hoy te toca poner el lavavajillas mientras yo acomodo el salón.
Sintiéndome su puto criado, levanté la mesa y metí los platos en el electrodoméstico. Ya cubierta mi cuota, me fui a mi habitación y allí cerré la puerta. Ya con el pijama dejé que mi mente soñara en cómo castigaría la insolencia de mi pariente.
Lo primero que hice fue imaginármela dormida en su cama. Aprovechado que dormía, ve vi atándola con las esposas que llevaba al cinto cuando salía de casa. Al cerrar el segundo grillete, mi tía despertó y al abrir los ojos y verme sonriendo sobre ella, me gritó:
― ¡Qué coño haces!
De haber sido real, me hubiera cagado en los pantalones pero como era MI sueño, le respondí:
― Voy a follarte, ¡Puta!― tras lo cual empecé a desabrocharle su camisón.
Mi tía intentó zafarse y al comprobar que le resultaba imposible, me dijo casi llorando:
― Déjame y olvidaré lo que has hecho.
Incrementando su desconcierto, le solté un guantazo mientras le terminaba de desabotonar. Con esa guarra retorciéndose bajo mis piernas contemplé sus pechos al aire y sin poderme aguantar, me lancé sobre ellos y los mordí. Su chillido angustiado me informó de que estaba consiguiendo llevarla a la desesperación.
« ¡Menudas tetas!», me dije recordando sus pezones. Ese par de peras dignas eran de un banquete pero sabiendo que lo mejor de mi pariente era ese culazo, deslicé mentalmente su camisón por las piernas.
Hecha un flan, tuvo que soportar que prenda a prenda la fuera desnudando. Cuando ya estaba desnuda sobre la cama, pasé el filo de una navaja por sus pechos y jugueteando con sus pezones, le dije con voz perversa:
― ¿Te arrepientes del modo en que me has tratado?
Mi tía, cuando vio que iba en serio, se meó literalmente. Incapaz de retener su vejiga, se orinó sobre las sabanas. Temiendo que le hiciera algo más que no fuera el forzarla, con voz temblorosa, me respondió:
― No me hagas daño, ¡Te juro que haré lo que me pidas!
Satisfecho al tenerla donde quería, bajándome la bragueta, saqué mi miembro de su encierro y la obligué a abrir sus labios para recibir en el interior de su boca el pene erecto de su sobrino.
― ¡Mámamela!
Tremendamente asustada, se metió mi miembro hasta el fondo de la garganta. Al experimentar la humedad de su boca y tratando de reforzar mi dominio, en mi sueño, le ordené que se masturbara al hacerlo. Satisfecho, observé como esa estricta policía cedía y llevando una de sus manos a su entrepierna, se empezaba a tocar.
― Te gusta chupármela, ¿Verdad?― le solté para seguir rebajando su autoestima y cogiendo su cabeza entre mis manos, forcé su garganta usándola como si su sexo se tratara.
Unas duras arcadas la asolaron al sentir mi glande rozando su campanilla pero temiendo llevarme la contraria, en mi mente, se dejó forzar hasta que derramándome en su interior, me corrí dando alaridos.
Tras lo cual me quedé dormido…
Mi primer día en casa de mi tía.
― ¡Levántate vago!
Ese fue mi despertar. Todavía medio dormido miré mi reloj y descubrí que todavía era de madrugada. Quejándome, le dije que eran las seis de las mañana.
― Tienes cinco minutos para vestirte. Me vas a acompañar a correr― contestó muerta de risa.
Cabreado, tuve que levantarme y ponerme un chándal mientras mi tía me preparaba un café. La actividad de esa zorra en la mañana me desesperó y más cuando urgiéndome a que me tomara el desayuno, me esperaba en la puerta.
« Hija de puta», la insulté mentalmente al ver que empezaba a correr y que girando la cabeza, me pedía que la siguiera.
Curiosamente al correr tras ella, comprendí que tenía su lado bueno al observar el culo de esa zorra al trotar. Mi tía se había puesto un licra de atletismo, por lo que pude admirar sin miedo a que se diera cuenta esa maravilla. Os juro que disfruté durante los primeros diez minutos, mirando las dos preciosa nalgas subiendo y bajando al ritmo de su zancada.
El problema vino cuando me empezó a faltar la respiración por el esfuerzo. Sudando a raudales, tuve que pedirle que descansáramos pero esa puta soltando una carcajada me contestó diciendo:
― Necesitas sudar toda la mierda que te metes― tras lo cual me obligó a continuar la marcha.
Para no haceros la historia larga, a la hora de salir a correr, volví a su casa absolutamente derrotado mientras esa mujer parecía no notar ningún tipo de cansancio. Dejándome caer sobre un sofá, tuve que aguantar sus bromas y chascarrillos hasta que, olvidándose de mí, se metió a duchar.
El sonido del agua de la ducha cayendo sobre su cuerpo me hizo imaginar lo que estaba pasando a escasos metros de mí y bastante excitado me tiré en la cama, pensando en ello. Mi mente me jugó una mala pasada por que rápidamente llegaron hasta mí imágenes de ella enjabonándose.
« Está buena esa maldita», me dije y reconociendo que le echaría un polvo si pudiera, me levanté a ordenar mi cuarto.
A los diez minutos, la vi entrar ya vestida pero con el pelo mojado. Al observar que tenía la habitación ordenada y la cama hecha, sonrió y me mandó a duchar. La visión de su melena empapada, me excitó y antes de que mi pene se alzara traicionándome, decidí obedecer.
Cuando salí del baño, mi tía ya se había ido a trabajar y viendo que todavía no habían dado ni las ocho, decidí hacer tiempo antes de irme a la universidad. Como estaba solo, aproveché para fisgonear un poco y sabiendo que quizás no tendría otra oportunidad, fui a su cuarto a ver cómo era.
Nada más entrar, me percaté de que al igual que su dueña, era pulcra y que estaba perfectamente ordenada. Abriendo los cajones, descubrí que su pasión por el orden era tal que agrupaba por colores sus bragas. Deseando conocer su gusto en ropa interior, me puse a mirarlas sin tocarlas no fuera a descubrir que no estaban tal y como ella, la había dejado.
Como en trance, pensé que quizás hiciera como su hermana y tuviera un bote de ropa sucia en el baño. Al descubrirlo en un rincón, lo abrí y descubrí un coqueto tanga de encaje rojo y más nervioso de lo que me gustaría reconocer, lo saqué y me lo llevé a la nariz.
― ¡Dios! ¡Qué bien huele!― dije en voz alta al aspirar su aroma.
Mi sexo reaccionando como resorte, se alzó bajo mi pantalón. Dándome el gustazo, me senté en el suelo y usando esa prenda, me pajeé. Solo tuve cuidado al eyacular para no mancharla con mi semen. Una vez saciado, devolví el tanga a su lugar.
Al ser ya la hora de irme, cogiendo mis bártulos, salí del apartamento imaginándome a mi tía usando esas bragas.
« Definitivamente…. Esa puta tiene un polvazo».
Ya en la universidad la rutina diaria me hizo olvidar a mi tía y solo me acordé de ella cuando entre clase y clase, un amigo me ofreció un porro. Estuve a punto de cogerlo pero recordando su amenaza, me abstuve de darle una calada, pensando:
« Es solo un mes».
Aunque ese día no caí en ello, mi transformación empezó con ese sencillo gesto. Mitad acojonado por ser cazado en un renuncio pero también deseando complacer a esa mujer, tomé la decisión acertada porque al volver a su apartamento, lo primero que hizo al verme fue obligarme a abrir la boca para comprobar que no había fumado.
Esa vez, obedecí a la primera.
Mi tía muy seria introdujo el puñetero bastoncito y al igual que el día anterior, se puso a analizar la saliva que había quedado impregnada en ese algodón. A los pocos segundos, la vi sonreír y acercándose a mí, me dio un beso en la mejilla como premio.
Si bien de seguro no lo hizo a propósito, al hacerlo sus enormes pechos presionaron el mío. El placer que sentí fue indescriptible, de modo que el desear que se repitiera esa recompensa me sirvió de aliciente y desde ese momento, decidí que haría lo imposible por no defraudarla.
Tras lo cual, me encerré en mi cuarto y me puse a estudiar. La satisfacción de mi tía fue evidente cuando pasando por el pasillo, me vio concentrado frente al libro y viendo que me empezaba a enderezar, se metió a hacer la cena en la cocina.
Debían de ser casi las nueve, cuando cansado de empollar, me levanté al baño. Al pasar por el pasillo, vi a mi tía Andrea bailando en la cocina al ritmo de la música. Sintiéndome un voyeur, la observé sin hacer ruido:
« ¡Está impresionante!», me dije sorprendido de que supiera bailar sin dejar de babear al admirar el movimiento de su trasero: « ¡Menudo culo!», pensé deseando hundir mi cara entre esos dos cachetes.
Fue entonces cuando ella me sorprendió mirándola y en vez de enfadarse, vino hacia mí y me sacó a bailar la samba que sonaba en la radio. Cortado por la semi erección que empezaba a hacerse notar bajo mi bragueta, intenté rechazar su contacto pero mi tía agarrándome de la cintura lo impidió y se pegó totalmente a mi cuerpo.
Aunque mi empalme era evidente, no dijo nada y siguió bailando. Producto de su danza, mi sexo se endureció hasta límites insoportables pero aunque deseaba huir, tuve que seguirle el paso durante toda la canción. Una vez acabada y con el sudor recorriendo mi frente, me excusé diciendo que me meaba y me fui al baño.
Como sabréis de antemano, me urgía descargar pero no mi vejiga sino mis huevos y por eso, nada más cerrar la puerta, me pajeé con rapidez rememorando la deliciosa sensación de tener a esa morena entre mis brazos.
Tan llenos y excitados tenía mis testículos que el chorro que brotó de mi polla fue tal que llegó hasta el espejo.
« ¿Quién se la follara?», y por primera vez, no vi tan lejos ese deseo.
Aunque parecía imposible, esa recta e insoportable mujer cuando la llevabas la contraria, se convertía en un ser absolutamente dulce y divertido cuando se le obedecía.
Mi segundo día en casa de mi tía.
Deseando complacerla en todo y que me regalara otro beso u otro baile como la noche anterior, puse mi despertador a las seis menos cuarto, de forma que cuando apareció en mi habitación para despertarme la encontró vacía.
Sé que pensó que me había escapado porque me lo dijo y hecha una furia entró en la cocina para coger las llaves de su coche e ir a buscarme. Pero entonces me encontró con un café. Sin darle tiempo a asimilar su sorpresa, poniéndoselo en sus manos, le dije:
― Tienes cinco minutos para vestirte.
La sonrisa de sus labios me informó claramente que le había gustado mi pequeña broma y sin decir nada, se fue a cambiar para salir a correr. Al poco tiempo, la vi aparecer con unos leggins aún más pegados que el día anterior y un pequeño top que difícilmente podía sostener el peso de sus pechos.
« Viene preparada para la guerra», me dije disfrutando del profundo canalillo que se formaba entre sus tetas.
Repitiendo lo ocurrido el día anterior, mi tía iba delante dejándome disfrutar de su culo. El único cambio que me pareció notar es que esta vez el movimiento de sus nalgas era aún más acusado, como si se estuviera luciendo.
« ¡Ese culo tiene que ser mío!», exclamé mentalmente sin perder de vista a esa maravilla.
Esa mañana resistí un poco más pero aun así al cabo del rato estaba con el bofe fuera y por eso no me quedó más remedio que pedirle que aminorara el paso. Mi tía se compadeció de mí y señalando un banco, me dijo que me sentara mientras ella estiraba.
Agotado como estaba, accedí y me senté.
Fue entonces cuando sucedió algo que me dejó perplejo. Aunque el camino era muy ancho, se puso a hacer sus estiramientos a un metro escaso de donde yo estaba. Os juro que aunque esa mujer me volvía loco, me cortó verla agacharse frente a mí dejándome disfrutar de la visión de su sexo a través de sus leggins.
« ¡Se le ve todo!», pensé totalmente interesado al comprobar que eran tan estrechos que los labios de su coño se marcaban claramente a través de la tela.
Durante un minuto y dándome la espalda, se dedicó a estirar unas veces con las piernas abiertas dándome una espléndida visión de su chocho y otras con las rodillas pegadas, regalando a mis ojos un panorama sin igual de su culo.
Si de por sí eso ya me tenía cachondo, no os cuento cuando sentándose en el suelo se puso a hacer abdominales frente a mí. Cada vez que se tocaba los pies, el escote de su top quedaba suelto dejándome disfrutar del estupendo canalillo entre sus tetas.
Olvidando toda cordura, incluso llegué a inclinarme sobre ella para ver si alcanzaba a vislumbrar su pezón. Mi tía al verme tan interesado, miró el bulto que crecía entre mis piernas y levantándose, alegremente, salió corriendo sin decir nada.
Mi calentura se incrementó al percatarme que no le había molestado descubrir la atracción que sentía por ella y por eso, con renovadas fuerzas, fui tras ella.
Al igual que la mañana anterior, nada más llegar a casa, mi tía se metió a duchar mientras yo intentaba serenarme pero no pude porque por algún motivo que no alcanzaba a adivinar, mi tía dejó medio entornada la puerta mientras lo hacía.
Al descubrirlo, luché con todas mi fuerzas para no espiar pero venció mi lado perverso y acercándome miré a través de la rendija. Mi ángulo de visión no era el óptimo ya que solo alcanzaba a ver su ropa tirada en el suelo. Debí de haberme conformado con ello pero al saber que mi tía estaba desnuda tras la puerta me hizo empujarla un poco. Excitado descubrí que el centímetro que había abierto era suficiente para ver su silueta a través de la mampara transparente de la ducha.
« Menuda mujer», totalmente cachondo tuve que ratificar al ver el modo tan sensual con el que se enjabonaba.
Tal y como me había imaginado, sus piernas eran espectaculares pero fueron sus pechos los que me dejaron anonadado. Grandes, duros e hinchados eran mejores que los de muchas de las actrices porno que había visto y ya dominado por la lujuria, me desabroché la bragueta y sacando mi miembro me puse a masturbarme mirándola.
― ¡Qué pasada!― exclamé en voz baja, cuando al darse la vuelta en la ducha, pude contemplar tanto los negros pezones que decoraban sus tetas como su coño. Desde mi puesto de observación, me sorprendió que mi tía llevara hechas las ingles brasileñas y que donde debía haber un poblado felpudo, solo descubriera un hilillo exquisitamente depilado: « ¡Joder con la tía! ¡Cómo se lo tenía escondido!», pensé.
Mi sorpresa fue mayor cuando la hermana de mi madre separó sus piernas para enjabonarse la ingle, permitiendo que su sobrino se recreara con la visión de su vulva. Si no llega a ser imposible, por el modo tan lento y sensual con el que se enjabonaba, hubiese supuesto que sabía que la estaba observando y que se estaba exhibiendo.
Completamente concentrado, tardé en percibir en el modo en que se pasaba el jabón por su sexo que se estaba masturbando. La certeza de que mi tía se estaba pajeando me terminó de excitar y descargando mi simiente sobre la alfombra, me corrí en silencio. Asustado limpié mi estropicio mientras intentaba olvidar su espectacular anatomía bajo la ducha. Por mucho que lo intenté me resultó imposible, su piel mojada y la forma en que buscó el placer auto infringido se habían grabado en mi mente y ya jamás se desvanecería.
Ya en mi cuarto, mi imaginación se volvió a desbordar y no tardé en verme separando esos dos cachetes e introduciendo mi lengua en su interior. Solo el hecho de que mi tía saliendo del baño me descubriera, evitó que me volviera a masturbar pensando en ella.
Estaba tan caliente que decidí que tenía que irme de la casa y cogiendo mis libros, me despedí de ella desde el pasillo. Mi tía Andrea que ya había terminado, me contestó que esperara un momento. Al minuto la vi salir envuelta en la toalla y pegándose como una lapa, me dio un beso en la mejilla mientras, como si fuera casual, su mano se paseaba por mi trasero.
Os juro que todavía no comprendo cómo aguanté las ganas de quitarle esa franela y follármela ahí mismo. Hoy sé que quizás fuera lo que estaba deseando pero en aquel entonces, me dio miedo y comportándome como un crio, salí huyendo.
Durante todo el día el recuerdo de su imagen en la ducha pero sobre todo la certeza de que esa última caricia no había sido fortuita me estuvieron torturando. En mi mente no cabía que esa frígida de la que todo el mundo hablaba pestes, resultara al final una mujer necesitada de cariño y que esa necesidad fuera tan imperiosa que aceptara incluso que fuera su sobrino quien la calmara.
Al ser viernes, no tuve clases por la tarde por lo que sin nada que hacer, decidí dar a mi tía una nueva sorpresa y entrando en la cocina, me puse a preparar la cena para que cuando ella llegara del trabajo, se la encontrara ya hecha.
Debió llegar sobre las nueve.
El coñazo de cocinar valió la pena al ver la alegría en su cara cuando descubrió lo que había hecho. Con cariño se acercó a mí y me lo agradeció abrazándome y depositando un suave beso cerca de la comisura de mis labios. Fue como si me lo hubiese dado en los morros, la temperatura de mi cuerpo subió de golpe al sentir sus pechos presionando el mío, mientras me decía:
― Es agradable, sentirse cuidada.
De haber sido otra y no la hermana de mi madre, le hubiese demostrado un modo menos filial de mimarla. Sin pensármelo dos veces la hubiese cogido en brazos y la hubiera llevado hasta su cama pero, como era mi tía, sonreí y tapándome con un trapo, deseé que no hubiese advertido la erección que sufría en ese instante mi miembro.
Sé que mis intentos fueron en vano porque entornando sus ojos, me devolvió una mirada cómplice, tras la cual, me dijo que iba a cambiarse porque no quería cenar con el uniforme puesto. Al cabo del rato volvió a aparecer pero esta vez el sorprendido fui yo. Casi se me cae la sartén al verla entrar con un vestido de encaje rojo completamente transparente.
Reconozco que me costó reconocer en ese pedazo de mujer a mi tía, la policía, porque no solo se había hecho algo en el pelo y parecía más rubia sino porque nunca pensé que pudiese ponerse algo tan corto y sugerente. El colmo fue al bajar mi mirada, descubrir las sandalias con tiras anudadas hasta mitad de la pantorrilla.
Para entonces, sabiendo que había captado mi atención, me preguntó:
― ¿Estoy guapa?
Con la boca abierta y babeando descaradamente, la observé modelarme ese dichoso vestido. Las sospechas de que estaba tonteando conmigo se confirmaron cuando poniendo música se empezó a contornear bajo mi atenta mirada.
Dotando de un morbo a sus movimientos que me dejó paralizado, siguió el ritmo de la canción olvidando mi presencia. El sumun de la sensualidad fue cuando con sus manos se empezó a acariciar por encima de la tela, mientras mordía sus labios mirándome.
Estaba a punto de acercarme a ella y estrecharla entre mis brazos, cuando apagó la música y soltando una carcajada, me dijo:
― Ya has tenido tu premio, ahora vamos a cenar.
Mi monumental cabreo me obligó a decirle:
― Tía eres una calientapollas.
El insulto no hizo mella en ella y luciendo la mejor de sus sonrisas, contestó:
― Lo sé, sobrino, lo sé― tras lo cual se sentó en la mesa como si no hubiese pasado nada.
Indignado con su comportamiento, la serví la cena y me quedé callado. Mi mutismo lo único que consiguió fue incrementar su buen humor y disfrutando como la zorra que era, se pasó todo el tiempo exhibiéndose como una fulana mientras, sin darse cuenta, bebía una copa de vino tras otra.
Si en un principio, sus provocaciones se suscribían a meras caricias bajo la mesa o a pasar sus manos por su pecho, con el trascurrir de los minutos, bien el alcohol ingerido o bien el morbo que sentía al excitar a su sobrino, hicieron que se fuese calentando cada vez más.
― ¿Te gustan mis pechos?― me soltó con la voz entrecortada mientras daba un pellizco sobre ambos pezones.
La imagen no podía ser más sensual pero cabreado como estaba con ella, ni me digné a contestar. Mi tía al ver que no había resultado su estratagema y que me mantenía al margen, decidió dar un pequeño paso que cambió mi vida. Levantándose de su silla, se acercó a mí y sentándose sobre mis rodillas, me preguntó:
― ¿Mi sobrinito está enfadado?
― Sí, tía.
Poniendo un puchero en su boca, pegó su pecho contra mi cara mientras me decía:
― ¿Y puede tu perversa tía hacer algo para contentarte?
Su pregunta hizo que mi pene se despertara del letargo y tanteando, acaricié una de sus tetas para ver como reaccionaba. Mi caricia no fue mal recibida y sonriendo nerviosa, me preguntó:
― Verdad que lo que ocurra entre nosotros, no tiene nadie porque enterarse.
― Por supuesto― respondí mientras le bajaba los tirantes a su vestido.
Bajo la tela aparecieron los dos enormes pechos que había visto en la ducha. El hecho de que los conociera lejos de reducir mi morbo lo incrementó y cogiendo una de sus aureolas entre los dientes, empecé a chupar mientras la hermana de mi madre no paraba de gemir.
― Me encanta como lo haces― masculló entre dientes totalmente entregada.
La excitación que asolaba a mi tía me dio la confianza suficiente para bajando por su cuerpo mi mano se acercara a su pubis. Al tocarlo, la mujer que apenas dos días antes me había dado una paliza, pegó un respingo pero no intentó evitar ese contacto. Ansiando llevar a la locura a esa mujer, introduje un dedo hasta el fondo de su sexo mientras la excitaba a base de pequeños mordiscos en sus pezones.
No tardó en mostrar los primeros indicios de que se iba a correr. Su respiración agitada y el sudor de su escote, me confirmaron que al fin iba a poder cumplir mi sueño y disfrutar de ese cuerpo. Tal como había previsto, mi tía llegó al orgasmo con rapidez y afianzando mi dominio, le metí otros dos dentro de su vulva.
― Necesito que me folles― sollozó con gran amargura y echándose a llorar, gritó: ― ¡La puta de tu tía quiere que su sobrino la desvirgue!
La confesión que ese bombón de veintiocho años, jamás había estado con un hombre me hizo recordar mis pensamientos de esa mañana:
« Aunque exteriormente sea un ogro, en cuanto arañas un poco descubres que es una mujer necesitada de cariño».
El dolor con el que reconoció que era virgen, me hizo comprender que desde joven había alzado una muralla a su alrededor y que aunque fuera policía y diez años mayor que yo, en realidad era una niña en cuestión de sexo.
Todavía hoy no sé qué me inspiró pero cogiéndola entre mis brazos, la llevé hasta su cama y me tumbé junto a ella. Tratándola dulcemente, no forcé su contacto y solo abrazándola, abrazándola, la consolé dejándola llorar:
― Tranquila preciosa― le dije al oído con cariño.
Mi ternura la fue calmando y al cabo de unos minutos, con lágrimas en sus ojos, me preguntó:
― ¿Me harías ese favor?
Supe enseguida a qué se refería. Un suave beso fue mi respuesta. Mi tía Andrea respondió con pasión a mi beso pegando su cuerpo al mío. Indeciso, llevé mis manos hasta sus pechos. La que en teoría debía tener más experiencia, me miró con una mezcla de deseo y de miedo y cerrando los ojos me pidió que los chupara.
Su permiso me dio la tranquilidad que necesitaba y por eso fui aproximándome con la lengua a uno de sus pezones, sin tocarlo. Estos se irguieron esperando el contacto, mientras su dueña suspiraba excitada. Cuando mi boca se apoderó del primero, mi pariente no se pudo reprimir y gimió, diciendo:
― Hazme tuya.
Sabiendo que ese pedazo de mujer nunca había probado las delicias del sexo, decidí que tendría cuidado y reiniciando las caricias, fui recorriendo su cuerpo, aproximándome lentamente a mi meta. Mi tía, completamente entregada, separó sus rodillas para permitirme tomar posesión del hasta entonces inaccesible tesoro.
Pero en vez de ir directamente a él, pasé de largo y seguí acariciando sus piernas. La estricta policía se quejó odiada y dominada por el deseo, se pellizcó sus pechos mientras me rogaba que la hiciera mujer. Si eso ya era de por sí, excitante aún lo fue más observar que su sexo brotaba un riachuelo muestra clara de su deseo.
Usando mi lengua, seguí acariciándola cada vez más cerca de su pubis. Mi tía, desesperada, gritó como una perturbada cuando, separando sus labios, me apoderé de su botón. No tuve que hacer más, retorciéndose sobre las sábanas, se corrió en mi boca.
Como era su primera vez, me entretuve durante largo tiempo, bebiendo de su coño y jugando con su deseo. Poseída por un frenesí hasta entonces desconocido, me rogó nuevamente que la desvirgara pero contrariando sus deseos, seguí en mi labor de zapa hasta que pegando un aullido me confirmo que la última de sus defensas había caído.
Entonces y solo entonces, me desnudé.
Desde la cama ella me miraba. Al girarme y descubrir su deseo comprendí que en ese instante no era mi tía sino mi amante. Cuando me quité los calzoncillos y me di la vuelta, observó mi erección y sonriendo, me rogó que la tomara.
Comprendí que no solo estaba dispuesta sino que todo en ella ansiaba ser tomada, por lo que, separando sus rodillas, aproximé mi glande a su sexo y jugueteé con su clítoris mientras ella no dejaba de pedirme excitada que la hiciera suya.
Comportándome como el mayor de los dos y deseando que su primera vez fuera especial, introduje mi pene con cuidado en su interior hasta que chocó contra su himen. Sabiendo que le iba a doler, esperé que ella se relajara. Pero entonces, echándose hacia atrás, forzó mi penetración y de un solo golpe, se enterró toda mi extensión en su vagina.
La hermana de mi madre pegó un grito al sentir que su virginidad desaparecía y aun doliéndole era mayor el lastre que se había quitado al sentir que mi pene la llenaba por completo, por eso susurrando en mi oído, me pidió:
― Dame placer.
Obedeciendo gustoso su orden, lentamente fui metiendo y sacando mi pene de su interior. Mi tía que hasta entonces se había mantenido expectante, me rogó que acelerara mientras con su mano, se acariciaba su botón con satisfacción.
Sus gemidos de placer no tardaron en llegar y cuando llegaron, me hicieron incrementar mis embestidas. La facilidad con la que mi estoque entraba y salía de su interior, me confirmaron más allá de toda duda que mi tía estaba disfrutando como una salvaje y ya sin preocuparme por hacerla daño, la penetré con fiereza. Mi hasta esa noche virginal pariente no tardó en correrse mientras me rogaba que siguiera haciéndole el amor.
― ¿Le gusta a mi tita que su sobrino se la folle?― , pregunté al sentir que por segunda vez, esa mujer llegaba al orgasmo.
― Sí― , gritó sin pudor― ¡Me encanta!
Dominado por la lujuria, la agarré de los pechos y profundizando en mi penetración, forcé su cuerpo hasta que mi pene chocó con la pared de su vagina. La reacción de esa mujer me volvió a sorprender al pedirme que la usara sin contemplaciones. Su rendición fue la gota que necesitaba mi vaso para derramarse, y cogiéndola de los hombros, regué mi siguiente en su interior a la vez que le informaba que me iba a correr, tras lo cual caí rendido sobre el colchón.
Satisfecha, me abrazó y poniendo su cabeza sobre mi pecho, se quedó pensando en que esa noche no solo la había desvirgado, sino que la había liberado de sus traumas y por fin, se sentía una mujer aunque fuera de un modo incestuoso.
Al cabo de cinco minutos, ya repuesto, levanté su cara y dándole un beso en los labios, le dije:
― Tía, a partir de esta noche, esta es también mi cama. ¿Te parece bien?
― Si pero por favor, no me llames Tía, ¡Llámame Andrea!
― De acuerdo, respondí y sabiendo que en ese momento, no podría negarme nada, le dije: ― ¿Puedo yo pedirte también un favor?
― Por supuesto― contesto sin dudar.
Acariciándole uno de sus pechos, le dije:
― Mañana le dirás a tu hermana que te está costando educarme y que piensas que es mejor que me quede al menos seis meses contigo.
Muerta de risa, me soltó:
― No se negara a ello. Te quedarás conmigo todo el tiempo que tanto tú como yo queramos…― y poniendo cara de puta, me preguntó: ― ¿Me echas otro polvo?
Solté una carcajada al escucharla y anticipando el placer que me daría, me apoderé de uno de sus pechos mientras le decía:
― ¿Me dejarás también desflorar tu otra entrada?
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Peter y su mujer, Silvia, tenían una vida acomodada. Él era directivo de una gran empresa informática y con su sueldo,
Los días fueron pasando, Ivette se fué haciendo a su puesto y realmente hacía bien su trabajo. No pasaban desapercibidas para Silvia los
– ¿Cómo diga algo que? ¿Me despides? Yo puedo encontrar otro trabajo, en cambio, ¿Tú soportarías un divorcio? – Esa replica dejó a Silvia descolocada
A Silvia se le escapo un gemido.
– ¡QUince! – Gritó Silvia, desfallecida cuando Ivette dió el último azote.
Silvia se despojó del uniforme de sirvienta.
– ¿Quién el la sirvienta de la casa ahora?
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Pasé dos semanas sin volver a tocar siquiera a Mariana. El asunto con Katia fue peor; y comprendí entonces lo ruin que podía llegar a ser esa muchacha.
Me miraba con desprecio, como si el malo de la película fuese yo pero, al mismo tiempo me provocaba con miradas furtivas, con su precioso cuerpo deambulando de aquí para allá, mirándome fijamente cuando hablaba con mi hija y atrapándome con una sonrisa maliciosa en los momentos en que mi debilidad hacía que mis ojos se posasen sobre su cuerpo. No sólo nos había extorsionado, sino que ahora trataba de torturarme.
Andrea, por su parte, ya no aparecía en los videos, pero seguía asistiendo a las grabaciones de los videos. A veces llegaba a extrañar las veces en que Mariana y yo hacíamos aquello solos, y follábamos entre los aparatos de ejercicios. Ahora todo había cambiado, ella no se atrevía a mirarme, y cuando lo hacía era con un extraño dejo de temor. De Katia, ni hablar; de manera que sólo Andrea me rescataba del aburrimiento en las horas de grabación. Era claro que notaba que algo sucedía, pero no parecía capaz de comprenderlo.
“No lo entenderías nunca, Andrea”, pensaba. Pero sus conversaciones comenzaron a arrojarme indirectas extrañas que me hacían creer que sus sospechas se acercaban mucho a la realidad. Me preguntaba que tanto había platicado a aquellas alturas tanto con Mariana como con Katia, y una sensación de nervios me atrapó.
Los días pasaban, y comentarios fuera de tema, aleatorios, como “creo que un padre puede querer demasiado a su hijas” o “Mariana me ha contado sobre lo mucho que le gusta estar junto a ti”, me hacían pensar que Andrea sabía más de lo que su tranquila actitud reflejaba. A veces tenía ganas de preguntarle directamente a mi hija qué tanto le había dicho a Andrea, pero no era capaz de atreverme por temor a parecer molesto de nuevo. Tenía ganas de pedirle perdón, de volverla a tener en mis brazos y hacerla mía.
Pasaron las semanas, los días en los gimnasios me parecían eternos. Mi hija seguía yendo, pero yo sólo la miraba. Cuando Andrea y su hijo iban, era peor, porque Gael comenzaba a llevarse demasiado bien con ella y el hecho de que su madre y yo nos encerrásemos en mi oficina no disminuían los celos que me atormentaban de pensar que Mariana y él pudieran terminar en alguna especie de romance juvenil. ¿Qué me pasaba? ¿No era acaso esa la mejor solución? ¿No era esa la manera de dar por cerrado el asunto? ¿No me facilitaba aquello el olvidarme de mi hija?
Un día Mariana no apareció, y cuando llegó Andrea lo hizo sola. Aquello me hizo pensar en la peor de las posibilidades.
– ¿Cómo estás? – saludé, con unos ojos inquisitivos
– Bien – me dijo Andrea, con una reserva poco común
– ¿Pasa algo?
Ella me miró durante unos segundos, sus ojos parecían prepararse para observar mi reacción.
– He estado hablando con Mariana – dijo, con una seriedad que me puso nervioso al instante – y con Katia – agregó, al tiempo que sentía como el suelo se desplomaba para tragarme.
– ¿A qué te refieres? – pregunté, con una mal disimulada tranquilidad que hubiese matado de risa a cualquiera
– Lo poco que es por sí solo mucho – dijo
Saboreé sus palabras, confundido.
– En realidad no importa – agregó, poniéndose de pie – Las explicaciones me las darás después, antes tenemos que hacer algo.
– ¿Qué?
– ¿Podrías llamarle a Tomás? – dijo, refiriéndose al subgerente del gimnasio
Me subí a su camioneta, y avanzamos directo al departamento donde ahora vivía. Gael, incluso, se había inscrito en un colegio local. A veces me preguntaba cómo su esposo permitía eso. Hasta donde sabía, él era una especie de hombre de negocios que se movía mucho en el ámbito político. Era un hombre muy mayor, de más de sesenta años a quien por lo visto no le interesaba mucho si su esposa y su hijo se mudaban a otra ciudad de un día a otro.
Salimos del gimnasio, mientras las miradas de los usuarios se desviaban inmisericordemente hacía las perfectas curvas de aquella mujer, vestida con un apretado vestido de mezclilla sin nalgas. La gruesa tela cubría apenas la mitad de sus piernas debido al efecto que sus enormes nalgas tenían sobre el dichoso vestido. Para hacerlo más interesante, la prenda se cerraba y abría de principio a fin mediante un cierre.
Durante el viaje Andrea me habló de temas banales. Yo estaba desconcertado, seguía preguntándome dónde podía estar mi hija al tiempo que la curiosidad – y el temor – sobre las palabras de Andrea me martirizaban.
Había entendido que ella no me diría nada hasta que llegáramos a su departamento. Pero por momentos, durante los semáforos, tenía la sensación de que lo mejor era salir de auto y alejarme corriendo de ahí.
No me di cuenta que ya habíamos llegado hasta que su auto no descendió hasta el estacionamiento subterráneo de un precioso edificio de departamentos. Subimos por el elevador, donde un anciano casi muere de un infarto al estar encerrado con semejante ejemplar de mujer.
Al llegar al quinto piso, nos dirigimos directamente a su puerta. Debía ser un departamento, porque sólo había dos puertas por piso. En efecto, me invitó a sentarme en la sala y desde ahí pude contemplar la gran cocina al fondo, y pude imaginar el amplio tamaño de las tres recamaras que había.
Fue hacía su recamara, y regresó descalza. Yo estaba inmóvil, como un niño castigado. Ella, no obstante, parecía estarse tomando muy a la ligera el tremendo tema que estábamos tratando – o que debíamos tratar, porque ni siquiera habíamos llegado a tocar el tema realmente -.
Se acercó toda sonrisa. Su brillante y oscuro cabello, liso hasta la exageración, retumbaba en cada paso. Su imponente presencia hacía que no tuviera más remedio que mantenerme en mi lugar. La vi arrodillarse ante mí, y el único musculo que moví mientras desabrochaba mis pantalones fue el de mi verga alzándose. Tenía las manos frías cuando rodeó mi tronco con sus dedos, pero enseguida se templaron mientras comenzaba a bombear mi falo.
Si antes estaba confundido, ahora sí que no entendía nada. Parecía divertida y curiosa, mientras observaba mi expresión. Continuó mirándome aún cuando su rostro descendía, cuando su boca se abría y cuando sus labios se cerraban en el cuello de mi pene. Cerré los ojos cuando su lengua se deslizó hábilmente alrededor de mi glande.
Fue alejándose lentamente, y entonces dio un último beso a la punta de mi verga antes de incorporarse y girar ligeramente el cuello.
– ¡Pasa! – gritó entonces
Aquello me tomó completamente por sorpresa. ¿A quién le había dicho eso? Fue entonces cuando Mariana atravesó la puerta. Yo me quedé congelado.
Se acercó un par de pasos y sólo entonces reaccioné e intenté cubrir mi verga con las manos, como si ella no la hubiese visto así decenas de veces. Andrea sonrió dulcemente, tranquilizándome, y llevó su mano sobre las mías, para que yo volviera a descubrir mi pene. Obedecí sus movimientos, sin entender aún qué sucedía.
Con sus rubios cabellos recogidos en una coleta, mi hija vestía una pegada blusa negra de tirantes, que dibujaba perfectamente su silueta, abajo, llevaba un cortísimo y estrecho short para dormir, color rosa con puntos negros, que demostraban lo mucho que habían valido la pena las rutinas de glúteo. Despegué la vista de Mariana cuando escuché de nuevo a Andrea.
– Mariana me ha dicho que ustedes han tenido ciertos problemas – siguió diciendo Andrea, con toda tranquilidad, mientras tomaba el tronco de mi verga y comenzaba a masajearlo, asegurándose de no perdiera rigidez.
– No sé… – comencé a decir
– No vamos a hablar de eso por el momento, ¿de acuerdo? – continuó Andrea, mientras con un ademan invitaba a mi hija a que se arrodillara junto a ella – Creo que tú y yo tenemos más en común de lo que creíamos. Y me alegro de eso.
Yo no entendía nada de lo que decía, aquello era como un sueño y una pesadilla al mismo tiempo.
– Pero antes de continuar deberás prometerme algo – dijo, en el momento en que mi hija caía a su lado
– ¿Qué? – pregunté, ansioso de saber qué seguía
Se acercó a mi oído, sus cabellos lisos y sedosos acariciaron mi oreja.
– Me contaras todo – susurró – sin secretos.
– De acuerdo – respondí, suspirando
Entonces sentí los labios frescos de mi hija rodeando mi glande. Extrañaba de verdad sentir su boca húmeda alrededor de mi verga.
La traviesa risa de Andrea se despidió de mi oído, y entonces descendió. Llevó su boca a mi entrepierna y besó mis testículos en el momento en que Mariana se elevaba con mi verga dentro de su boca. Se separaron, y en sincronía volvieron a acercarse. Mariana a mi izquierda y Andrea a la derecha, besaron mi glande y se deslizaron sobre mi tronco hasta lamer ligeramente mis huevos. Era como si lo hubiesen estado practicando.
Era increíble, el gran amor de mi juventud y mi propia hija, me chupaban la verga al unísono. Mi mente flotaba en el placer que emanaban sus bocas cálidas y dulces. Los rubios cabellos de Mariana y los oscuros lisos de Andrea generaban un contraste espectacular. La mujer no sólo era más grande sino más experimentada, de modo que mi hija a veces se detenía a observar los movimientos de Andrea, para después intentar ella misma igualarlos.
Acariciaba sus cabellos, como si se tratara de mis fieles mascotas. Mariana evitaba verme, y cuando lo hacía parecía apenada de que mi mirada chocara con la suya. Andrea, en cambio, estaba más relajada, y me lanzaba miradas fugaces y cachondas. Me mostraba sus dientes mordiendo juguetonamente mi esponjoso glande o se metía mi verga hasta el fondo de su garganta sin despegar su mirada de la mía.
El sonido de alguien aclarándose la garganta me hizo girar la vista, y entonces me encontré a Gael recargado tranquilamente sobre el marco de la puerta.
Intenté levantarme enseguida, pero las manos de Andrea me detuvieron.
– ¡Tranquilízate! – me dijo – No hay problema.
– Andrea… – intenté decirle
– Vas a tener que ser paciente con las explicaciones – me dijo, en un tono más serio – No lo arruines, y disfrútalo.
Yo no entendía absolutamente nada, ¿Andrea pensaba seguirme chupando la verga así como así frente a su hijo? Y Mariana, ¿Mariana por qué seguía tan tranquila?
La presencia del muchacho me puso realmente nervioso. Vestía un pantalón de algodón blanco, de dormir, y una camiseta amarilla. Parecía recién levantado de la siesta, y miraba la escena como si se tratara de la repetición de un partido de futbol.
Su madre y mi hija seguían chupándome la verga en equipo. Eran un dúo dinámico y talentoso, Andrea lideraba y daba indicaciones concretas con pequeños menos de cabeza y miradas fugaces a Mariana, que obedecía sus instrucciones como si se tratara del ensayo de un baile. Cuando Andrea alzaba las cejas mirando hacía mis testículos, mi hija respondía bajando hasta mis huevos y llevándose cada una de mis bolas a su cálida boca.
Un ligero lengüeteo bastaba para que Mariana y Andrea deslizaran sus preciosas lenguas desde la base de mi tronco hasta la punta de mi verga; sus lenguas entrechocaban al final del viaje, y faltaba poco para que hubieran terminado en un acalorado beso.
Aquello me estaba poniendo realmente cachondo, me pregunté cuál sería la expresión de Gael cuando su madre se tragó completamente mi verga, tosiendo al borde de la asfixia antes de volverla a liberar, pero el muchacho se había movido de lugar. Entonces lo encontré sentado tranquilamente sobre uno de los sillones individuales. Sólo le faltaban un refresco de medio galón y unas palomitas para que pareciera un muchacho típico ante una película. Pero pese a su tranquilidad, su mirada fija en la escena comenzaba a tener repercusiones en su entrepierna, donde el volumen de su verga iba aumentando.
¿Qué rayos estaba pasando? ¿Y qué seguía?
Pude haber hecho un montón conjeturas acerca de lo que claramente se acercaba, pero la voz de Andrea invitando a mi hija a repetir su hazaña me sacó de mis pensamientos.
Mariana se mordió suavemente los labios; miró mi verga como quien mira el fondo de una piscina desde una plataforma de clavados y después me miró a los ojos como si estuviese pidiéndome permiso para proceder. Aquella mirada tenía tantos matices, tantos posibles significados para mí que no pude soportarla; llevé mi mano hacía su nuca y atraje su rostro contra mi entrepierna.
La hice tragarse mi erecto falo por completo, pude sentir su lengua luchando por abrir espacio a aquel pedazo de carne invasor que se clavaba en su garganta. Mantuve mi pesada mano durante unos segundos sobre la cabeza de mi hija, a pesar de las ligeras convulsiones de su cogote. Andrea miraba la escena con una sonrisa completamente fuera de lugar, casi mirando a Mariana con ternura.
Entonces hice a un lado mi mano y mi pequeña pudo por fin alzarse y respirar. Me dirigió una expresión que me hizo entender que todo lo demás podía enterrarse en el pasado. Y entonces tomó mi tronco y volvió a repetir lo mismo, aguantándose las gárgaras, demostrándome lo bien que podía mamar mi verga.
Como una asistente social satisfecha de otro buen trabajo, Andrea se puso de pie y se retiró lo más discretamente que su cuerpazo lo permitía. Iba a dirigir de nuevo la mirada al rostro de Mariana cuando de pronto el sonido de un cierre abriéndose llamó mi atención. Alcé la vista y vi cómo Andrea se acercaba a su hijo, lentamente, mientras dejaba caer tras de sí el vestido de mezclilla. Quedó ante él, con un conjunto anaranjado de lencería de lo más cachondo. Sus glúteos masticaban ya una buena parte de la tela de sus bragas.
Se acercaba lenta y sensualmente a su hijo, quien había comenzado a deshacerse de su ropa. Cuando su madre llegó, la verga erecta de Gael ya estaba más que lista.
– Necesito que me hagas un favor…después veremos, pero antes…tengo cierta urgencia… – fue lo único que alcancé a escuchar en los confusos murmullos de aquella mujer antes de que colocara sus rodillas sobre el sillón donde Gael la esperaba.
Entonces rodeó a su hijo con sus piernas. Él jaló de los tirantes laterales de las bragas de su madre, y estas cayeron, dejándome ver los perfectos glúteos de aquella mujer.
Regresaba a mirar de reojo a mi hija, de vez en cuando, pero esta no pudo sonreír con cierto placer mi sorprendido rostro. Supuse que, si ella sabía lo que yo estaba viendo, su sorpresa había sido igual al enterarse.
Andrea hubiera parecido una gigantesca belleza frente a su hijo de no ser por el fornido cuerpo que el muchacho había obtenido a base de ejercicio.
Miré cómo las nalgas de la mujer descendieron, haciendo desaparecer lenta pero progresivamente la gruesa verga de su hijo entre sus piernas. El muchacho acarició el culo de su madre una vez que esta se tragó su tronco, y ahí permanecieron sus manos, apretujando aquellos deliciosos glúteos una vez que la mujer comenzó a mover sus caderas.
Miré de nuevo hacía mi hija, como esperando que ella tuviera la explicación completa de lo que estaba sucediendo. Ella se sacó mi glande de su boca y sonrió graciosamente, alzando sus hombros. Parecía tan sorprendida como yo de aquello. Comprendí que no era entonces el momento para explicaciones, e invité a mi hija a que se levantara.
La desnudé, con la paciencia de alguien que juega a las muñecas. Retiré su blusa e hice descender su short. Debajo llevaba unas bragas rosas que desentonaban con su pequeño sostén amarillo. Antes de continuar desvistiéndola, mis manos acariciaron su cuerpo, recorriendo cada centímetro de su piel, deteniéndose en su cintura, su rostro, sus piernas y sus nalgas; parecían rememorar aquel cuerpo que alguna vez les había pertenecido y que hoy recuperaban.
Los gemidos de Andrea comenzaban a inundar dulcemente el departamento, como música de fondo mientras mis dedos desabrochaban los ganchillos del sostén de Mariana. Mis labios saludaron los oscuros pezones de mariana, mientras mis manos jugueteaban con la tela de sus bragas. Mi boca continuó su recorrido, mi nariz olió el natural aroma de su cuello y mis labios se encontraron entonces con los suyos. El tiempo pareció detenerse mientras nuestras bocas prometían no volverse a separar nunca.
Sin dejar de besarla, hice caer sus bragas. Ella dio un paso, y después otro. Otro liviano movimiento hizo que sus piernas rodearan mi cuerpo, y uno de mi parte colocó la cabeza de mi falo a las puertas de su concha.
Un espasmo agitó su cuerpo, y sus dientes mordieron mis labios cuando mi verga la penetró. La calidez de su interior llevaron la locura a mi mente, su mojado coño parecía acariciar con lentas fluctuaciones a mi tronco.
Mi sangre corría emocionada por las venas de mi falo, mientras Mariana comenzaba a moverse lentamente. Separó sus labios de los míos, para tener la suficiente libertad de cabalgar sobre mi verga mientras me miraba fijamente con deseo, con pasión, con amor.
Al inicio se movía con aquella gracia que la caracterizaba. Tenía aquella expresión que usaba en los videos durante la muestra de los ejercicios. Una sonrisa cruzó mi rostro cuando me imaginé uno de sus videos titulándose “Salto en cuclillas sobre la verga de mi padre”.
Sus saltos comenzaron a aumentar su intensidad y entonces también mi cuerpo comenzó a moverse. En seguida nuestros cuerpos se adaptaron uno al otro, entonces el placer fue tal que los gemidos de Mariana cubrieron por completo a los de Andrea. Sus gritos agudos escapaban cada vez que su clítoris se arrastraba sobre mi vientre y cada vez que mi grueso tronco se deslizaba dentro de su concha.
Poco a poco, ella se fue agotando, pero mis movimientos fueron sustituyendo a los suyos sin que se perdiera el ritmo. La ayudaba a subir a bajar empujando su colita hacía arriba. Y mis caderas habían tomado la suficiente velocidad para infligir en mi hija una tormenta de placer.
Entonces se corrió, sentí cómo su coño vibraba; percibí sus jugos siendo expulsados y vi sus ojos apretándose de placer. Su respiración se detuvo y su boca se abrió. Su cuerpo se desplomó sobre mi pecho pero yo seguí embistiéndola. Mi verga salía y entraba entre los temblores de su concha. Sus manos rasguñaron mi espalda, sus gritos se alojaron sobre mi oreja y su dientes mordisqueaban mis cabellos. Mis manos apretujaban sus glúteos, sudorosos, mientras mi falo seguía castigándola con embestidas duras y firmes.
Entonces me detuve, y ella cayó rendida sobre mi falo. Su cuerpo perdió solidez y sus manos se colocaron sobre mis pechos. Sudaba de la frente, y me regaló una dulce sonrisa antes de abrir la boca para respirar.
Apenas Mariana había comenzado a recobrar el aliento, la imponente escultura de Andrea apareció tras de ella.
– ¡Uf! – exclamó a mi hija, alzando las cejas – Eso debió haber estado bueno.
Mariana la miró, con una apenada sonrisa. Después bajó su rostro hacía mi pecho, aún agotada.
Andrea me miró con aquella típica cachondez. Abrió la boca, a punto de decir algo, pero se detuvo a meditarlo unos segundos. Finalmente pareció resolver sus pensamientos.
– ¿Cambio de pareja? – dijo entonces, con naturalidad.
Pero no funcionó de mucho, enseguida mi rostro debió ensombrecerse pues la sonrisa de Andrea se borró. Cambió entonces a una expresión más seria, y se lamió los labios antes de continuar con su oferta.
– Heriberto – me dijo, mirándome mientras mí hija, aun clavada en mi verga, descansaba sobre mi pecho – podemos discutir esto o podemos tomárnoslo con calma.
– O podemos olvidarnos de esto.
Suspiró.
– Yo no creo poder olvidarme de esto – llevó sus manos a los hombros de Mariana, y comenzó a masajear suavemente su espalda – Además, tenía pensado iniciar una bonita relación, ¿tiene eso algo de malo?
Yo arrugue los labios. Entendía perfectamente de lo que hablaba. Y efectivamente, lo que ofrecía era por demás atractivo, el sólo morbo de pensar que ambas parejas podríamos encontrarnos y repetir una orgía como aquella me parecía de lo más morboso y excitante. No era un problema moral el que me detenía, eso ya había quedado tan atrás que apenas y lo recordaba. No, era Mariana, eran mis celos, era la idea de pensarla en manos de otro hombre. ¿Sería realmente mía? ¿De verdad se olvidaría para siempre de la existencia de otros hombres para pertenecerme sólo a mí? ¿O aquello terminaría por alejarla de su padre? ¿No sería compartiéndola la mejor manera de conservarla?
Eran cuestiones que ya me habían quitado el sueño varias noches y que no me habían llevado a ninguna conclusión. Ahora la propuesta de Andrea me obligaba a tomar una decisión. Tragué saliva.
Bajé la vista, me encontré con los dulces ojos de Mariana. Me miraba con una expresión neutra. No parecía intentar convencerme de nada, sino simplemente esperaba cuál sería mi respuesta.
– No creo que tenga nada de malo – dije entonces – es sólo que…
– ¿Es sólo que qué? – preguntó Andrea, mirándome fijamente
– No sé si sea lo correcto.
Andrea lamió sus labios, pensativa. Entonces dejó los hombros de Mariana y acarició maternalmente mi rostro.
– Nunca lo sabrás…
Dejó mi rostro.
– …¿sabes? – continuó – Tú y yo nunca sabremos qué es lo correcto y qué no. Ya no podemos saberlo. Por eso para mí ha dejado de importar.
– No entiendo bien qué me quieres decir.
– Quiero decir que dejes de preguntarte por “lo correcto” y comiences a pensar en “lo bueno”. Si lo piensas, son dos cosas distintas.
Andrea terminó por convencerme, y un minuto después vi a mi hija avanzar hacía donde Gael la esperaba. La mano de Andrea desvió mi mirada hacía la de ella, y vi sus labios acercarse a mi rostro. Me besó en la frente, en la nariz y finalmente en los labios.
Los besos de Andrea me confundían. Estaban llenos de sensaciones extrañas que me hacían preguntarme cuales eran las verdaderas intenciones de aquella mujer. Su misteriosa belleza acentuaba aún más su extraño comportamiento y sus caricias y palabras dulces contribuían a volverme loco. Nuestros labios se separaron, y ella se acomodó de la misma manera en como lo había hecho con Gael hacía unos minutos. Sus piernas rodearon mi cintura y nuestras partes se acercaron peligrosamente.
A lo lejos, escuché murmurar a los muchachos mientras platicaban. Aunque Mariana ya tenía experiencia en estas artes, y Gael evidentemente también, ahora parecían un par de novios en su primera vez. Apenas y se atrevían a mirarse, y parecían apenados con lo que estaban a punto de hacer. Supongo que Mariana tomó la decisión, pues empujó al chico para que se sentase sobre el sillón. Jugueteó un momento con el falo erecto del muchacho, como si estuviese evaluándolo. El chico tenía una buena herramienta, y aunque no tenía las dimensiones de la mía, sí que le deparaba un buen futuro.
Mi hija se colocó de cuclillas sobre aquella verga, dándole la espalda al muchacho y ofreciéndonos el espectáculo de su morbosa desnudez. Su coño abierto y goteante se tambaleaba sobre aquel falo endurecido mientras terminaba de acomodarse. Gael la sostuvo por las caderas, apuntó su falo y preparó sus caderas.
Entonces la penetró. Con lentitud, pero con firmeza. Con el cuidado y determinación con el que se administra una vacuna. Un espasmo impulsó a mi hija hacía el frente, pero las manos del muchacho la sostuvieron con sus manos sobre sus tetitas. Los blancos dientes de Mariana aparecieron, mordiendo su labio inferior, saboreando la textura y el tamaño de aquel nuevo habitante de su coño.
Seré sincero. Alguna vez llegué a imaginarme a mi hija siendo follada por alguien más. Era una especie de fantasía que no dejaba de parecerme una mala idea, como algo que supuestamente no tendría que desear. No imaginaba ahora cómo aquello se volvía realidad, cómo tan rápido, y cómo de aquella manera.
Mi hija comenzó a saltar lentamente sobre aquel tronco. Aquella escena me causaba una extraña combinación de excitación y celos. Andrea debió notarlo, puesto que empujó mi barbilla para que la mirara. Tenía una cálida sonrisa de madre.
– Todo está bien – dijo
Moví la cabeza afirmativamente. Mi respiración se normalizó, y mi atención comenzó a concentrarse en su cuerpo. Se acercó a mí, ofreciéndome su pecho. Mis manos se apropiaron enseguida de aquellos preciosos melones; mi verga sentía el roce húmedo de su coño. Sus pechos firmes y voluminosos se acercaron más, y entonces mi boca comenzó a explorar la textura de sus oscuros pezones. Mi nariz rozaba la sus senos mientras mi lengua jugueteaba con aquellas tetillas que se endurecían en mi boca.
Cayó lentamente, y mi verga se instaló en su cálido coño. Comenzó a cabalgar enseguida, mientras yo guiaba sus caderas, aunque poca falta le hacía. Follaba con la profesionalidad de una estrella porno, y sus movimientos tenían esa capacidad de satisfacerse así misma al tiempo que enloquecía de goce a su acompañante.
Mis manos se divertían de lo lindo con sus formidables glúteos, sus movimientos hacían que sus tetas chocaran contra mi rostro y sus manos despeinaban mis cabellos. Su hermosa cabellera danzaba ligeramente al ritmo de sus movimientos. Su blanca piel se enrojecía de placer.
Sentía su coño contrayéndose contra mi verga; ella sonreía cuando miraba mi expresión complacida cuando aumentaba la intensidad de sus rebotes. Yo comencé a moverme más, embistiendo mi verga contra su coño. Entonces sus agitadas respiraciones se convirtieron en gemidos de placer que se combinaron con los agudos gimoteos que Mariana lanzaba a lo lejos, mientras saltaba como conejita sobre el agradecido tronco de Gael que, embadurnado con los jugos de mi hija, reflejaba los rayos de luz.
El muchacho besaba la espalda de Mariana, mientras sus manos se deslizaban sobre las tetitas de la chica. Aquella posición me dejaba ver a detalle el dilatado coño de mi hija. Podía ver su pequeño clítoris enrojecido, y los labios vaginales abriendo paso para engullir el falo del muchacho. Una sensación extraña se instaló en mi mente, y pronto comprendí que era cualquier cosa menos enojo. No me molestaba, ¿por qué no me molestaba?
Mariana cruzó por un segundo sus ojos con los míos, parecíamos vernos en cámara lenta, aunque en realidad ella vibraba por las embestidas que el muchacho le provocaba. Sus ojos parecían preguntarme si yo me encontraba bien. Supongo que los míos respondieron algo tranquilizador, porque ella sonrió satisfecha y cerró los parpados, entregándose al placer.
Andrea acercó sus labios a los míos, y me perdí no sé cuánto tiempo en aquella boca. A veces, mientras mis manos recorrían su figura, yo me preguntaba cómo un cuerpo era capaz de mantenerse en semejante estado. ¿Cómo se podía ser tan hermosa?
Los gemidos de Mariana de pronto me parecieron más cercanos, y lo estaban. Ahora los chicos habían cambiado de posición. Con la cabeza recostada sobre uno de los sofás grandes y con las piernas extendidas, Mariana recibía las embestidas del muchacho. Aquella escena parecía aún más guarra, porque de no ser porque todos sabíamos lo que sucedía, cualquiera hubiese dicho que Gael estaba violando a mi hija.
Aquello, lo admito, me calentó. Me hizo recordar la intensidad con la que antes me la había follado, y me hacían pensar en que sería cuestión de tiempo para que se repitiera. Me gustaba, de cierta manera, dominarla; me gustaba transmitirle esa sensación, de mi enorme cuerpo sobre su pequeña figura. Ver cómo aquel muchacho la tomaba de las caderas y la rebotaba sobre su verga como una muñeca de trapo, hizo que mi falo se endureciera aún más.
Andrea se puso de pie entonces, y se acomodó de la misma forma que Mariana. Sólo que parecía algo injusto, el tierno culito de Mariana apenas y se acercaba a el enorme culazo que aquella morena ostentaba. Pude ver el ojete de Andrea, no había que ser un experto para saber los kilómetros de verga que habían pasado por ahí. Debajo, su húmedo coño parecía susurrarme que me acercara.
No necesitaba una invitación para colocarme tras aquella yegua. Sus preciosas nalgas fueron conquistadas con las caricias de mis manos, mientras mi verga se enfilaba acomodándose en el canal entre sus glúteos. Entonces penetré hasta lo más profundo de su coño.
Cara a cara, a menos de quince centímetros, los enrojecidos rostros de aquellas preciosidades se compartían gemidos y suspiros al ritmo de los embates de nosotros. Andrea de vez en cuando giraba a verme, y me regalaba una sonrisa pícara que parecía preguntarme “¿te gusta todo esto?”. Sólo entonces entendía que, después de todo, aquella mujer era la gran ganadora de todo aquel embrollo. Era una tipa lista, más inteligente que bonita.
El placer se expandió por la sala. De alguna manera, la temperatura debió haber aumentado, y el aroma a sexo se notaba en cada respiración. Nuestras pieles brillaban por el sudor, y los gemidos y respiraciones agitadas habían dejado de tener un solo dueño. En todos mis años, aquella era la primera orgía en la que participaba, y no me imagino cómo alguna podría ser mejor.
Minutos después, los gritos de Mariana recorrieron toda la casa; fue un orgasmo tan magnifico que la propia Andrea se inspiró. Sentí su coño contrayéndose, y a ella misma ejerciendo fuerza contra mi verga. Su respiración agitada y sus nalgas vibrando invadieron la escena durante unos segundos, antes de que su cabeza cayese rendida sobre el sofá.
Cesé un poco mis embestidas, al igual que Gael. Las dos mujeres estaban recostadas, como desmayadas, sobre los asientos. Nuestras vergas seguían ensartadas en ellas.
Mi pollas estaba agotada y adolorida. Había estado conteniéndome pero cada vez era mucho más complicado. Mariana despegó su rostro del sofá, su sudor parecía lágrimas y una sonrisa agotada me explicó que estaba contenta.
Entonces sentí que estaba a punto de eyacular. Me detuve, mientras Andrea recobraba el aliento sobre el sofá. Bajé mis labios hasta su oído.
– Debo correrme dentro de ella – dije
Ella asintió. Alzó la vista y con la mirada le indicó a su hijo que se acercara. El muchacho sacó su verga de mi hija, y se dirigió hacía su madre, quien engulló su falo como compensación. Mirando aquella escena, me coloqué detrás de Mariana, que me esperaba pacientemente, como una vaquilla esperando a su toro. Mi verga sobó el exterior de su mojado coño, y sin más aviso la penetré.
Estaba tan húmeda que no hacía falta ninguna preparativa. La embestí a un ritmo acelerado, y sus gemidos no tardaron en presentarse. Giró el cuello y me miró con una expresión de feliz dominada. Juntamos nuestros ojos, recordándonos que yo la follaría y la protegería para siempre, y que ella estaría siempre ahí para recibir mi verga y saborear mi leche.
Mis manos rodeaban su cinturita, sus nalgas chocaban contra mi entrepierna, mi tronco se deslizaba entre sus labios vaginales al tiempo que mi respiración aumentaba su ritmo y sus gimoteos se transformaban en gritos de placer.
Vi cómo la verga de Gael salía de la boca de Andrea. Vi cómo se corría, embadurnando el rostro de su madre con su leche y salpicando el de mi hija. Vi como Andrea se llevaba a la boca, complacida, el glande del muchacho. Vi cómo su rostro se acercaba al de mi hija, y vi como se besaban, mientras se compartían con sus lenguas el esperma de Gael.
Entonces me corrí. Me corrí como no lo recordaba, mi verga se instaló hasta el fondo de aquel precioso coñito pero eso no evitó que por los costados mi leche se desembocara. Saqué mi falo, me incliné y besé sus nalgas, y su esfínter, y su coño derramando mi leche, agradecido por la bendición de poder follarme aquel precioso culito.
La casa tenía tres regaderas; yo me bañé sólo en una, y mi hija en otra. Madre e hijo se bañaron juntos. Vestidos y limpios, nos encontramos en la sala. Andrea y yo salimos primero. Estaba vestida con el mismo vestido, y actuaba como si nada extraordinario hubiera ocurrido. Me invitó a sentarme junto a ella.
– ¿Por dónde empezamos?
– ¿Puedo elegir? – pregunté
– Bien.
La miré, preguntando qué tanta sinceridad podría esperar de ella. Sus ojos no parecían tener la intención de mentir. Pensé que aquella tarde, ella me había mostrado una confianza que no dejaba espacio a dudas.
– ¿Cómo te enteraste? De lo de Mariana y yo.
– Una se las huele – dijo, acomodándose sobre el sofá – Platicando con Mariana y con Katia, fui confirmando mis sospechas. El caso de Katia me preocupa, pero después hablaremos de ella. Yo me di cuenta de que Mariana y tú estaban peleados, de una forma un tanto extraña. Una tarde se lo pregunté directamente a Mariana. Tu pobre hija se puso tan roja que sus mentiras pésimas daban risa. Finalmente lo admitió.
– Comprendo – dije, apretando los labios
– Por experiencia – me dijo, con un tono más serio – te puedo decir que esto es muchísimo más delicado de lo que crees. Mariana debe aprender a mantener esto en secreto. Pero Katia…
– ¿Qué sabes de Katia?
– Sé que lo sabe, sé que tuvo algo que ver contigo, sé que intentaste ponerla de tu lado y sé que fallaste. Entiendo que los tiene tomados por el cuello.
Yo respiré, incomodo. Andrea tenía razón, pero no me gustaba recordar aquello.
– Creo que sí lo sabes todo, ¿qué es entonces lo que querías que yo te explicara?
– Algo sencillo – sentenció Andrea, mirándome con una malicia que no le conocía – Quiero que me expliques cómo puedes permitir esto.
Capítulo 2.
-Si usted lo prefiere-, intervino Samali,-deje que seamos nosotras quienes se lo digamos. Su mujer lo comprenderá mejor si lo oye de nuestros labios. Mi hermana y yo le explicaremos que nuestro amor es puro y que en modo alguno nos hemos visto forzadas. Haga como si no sabe nada y esta noche, buscaremos el momento mientras vienen a cenar. Usted solo debe decirle que su hermano ha aparecido en España con dos amigas-.
-Tomémosla juntos-, rogó Samali pegando su cuerpo al mío, simulando que éramos uno, quien la poseía.
Alucinado escuché gemidos de placer a mi espalda porque, en su fantasía, era ella quien estaba penetrando el cuerpo de su hermana. Tanta excitación hizo que pegando un grito, lanzara mi simiente en su interior de forma que si su vientre resultaba germinado seríamos tres los progenitores.
-¿Y qué crees que se merece?-, contesté percatándome del doble sentido de sus palabras.
-¿Cuáles?-, respondí.
-¡Salvajes!, si no llega a ser por los ingleses, seguirían quemando a las viudas-, espetó mi hermano exagerando su disgusto.
-Tranquilidad-, intervino mi cuñada, -No es lo que deseábamos, pero confío en tu buen criterio y además estas dos muchachas son un primor-.
-No os preocupéis, no voy a ser cruel. Ahora mismo quiero una tortilla y mañana me vais a preparar un chuletón-.
Esta vez lejos de mantenerse pasiva, la mayor, tomando para sí los pechos casi adolescentes de su hermana, llevó su boca a ellos y con verdadera pasión, los fue chupando mientras su mano izquierda se introducía calientemente en la entrepierna de su partenaire. La morenita, al sentir la pasión con la que la acariciaba, la obligó a tumbarse y poniéndose a horcajadas, puso su sexo a disposición de la madura. Esta no se hizo de rogar y mordisqueando el clítoris de su amada, consiguió sacarle los primeros suspiros de placer. Dhara, no siendo menos, con su lengua fue recogiendo el flujo que manaba del interior de la cueva de Samali mientras sus manos se aferraban a su duro trasero.
Por respuesta, recibió con gozo un azote en su apetitoso trasero.
Día 1
Era el barco negrero la delfín el 18 de julio del 1855 yo era un joven oficial (hijo del capitán) debía ser mi octavo o noveno viaje primero con tantos problemas y como capataz de la carga 200 negros la mayoría jóvenes de 15 a 25 creo no estoy seguro más hembras que machos los teníamos débiles poca agua menos comida pero en condiciones medio higiénicas eran bañados con agua salada y tenían que vaciar los baldes si ensuciaban el piso eran castigados sigo recordando lo divertido que era castigarlos en el barco (pero hablare de como era antes de esto más adelante) según papa gracias a la limpieza no se le morían muchos por la falta de comida de los remeros tantos barcos de salvavidas no llegaron a la isla
volvamos a la tormenta
Papa siempre obligo a tener los salvavidas listos provisiones comida ron balas un arma cuchillos cuerda y un sistema que según el diseño desalaba el agua si fuera cierto eso ya no hubiéramos necesitado trabajar más la tormenta esa noche fue horrible rayos truenos centellas como capataz tenía que organizar los animales 25 en cada barco atados a los remos todo listo para emergencia 5 oficiales iríamos en cada barco si se hacía insostenible la situación 50 negros hacían todo el trabajo el resto esperábamos ya en los barcos pronto nos dimos cuenta que no sobreviviríamos a la tormenta si nos quedábamos en el barco y soltamos las amarras la tormenta separo los salvavidas dos pudimos ver como volcaron incluyendo el del capitán la tormenta duro casi toda la noche separándonos fue la primera vez que tuve no solo de la tormenta si no de lo que vendría pese a ser el del mayor rango era el más joven y dos subordinados podían ser amenazas realmente todo los negros mi tripulación pero estos dos eran prescindibles necesitaba al médico y al navegante y uno era mi amigo o eso creía ahí los negros que remaban eran 15 hembras y 10 machos tuvimos suerte al menos no faltarían mujeres 3 de las que me fije ya las había catado por dos lugares una promesa a mama que no pude cumplir era que su primer nieto no sería mulato
Día 2
el sol y el calor era horrible Tomas seguía azotando a los negros ellos no podían mas estaban en su límite tanto físico y mental le ordene detenerse y no lo hizo me dijo quién me creía ahora que mi papi murió nadie podría defenderme me dio un golpe sabía que algo así pasaría así que ya tenía la navaja en la manga escondida y lo apuñale con fuerza varias veces murió manchando de rojo mi camisa pero no podíamos tirar su cadáver al mar por los tiburones y dar un mensaje tanto a mi tripulación los esclavos que los mataría sin dudar luego de esto tome todas las armas y di la orden al médico Julián todavía me cae bien su pelo castaño y gris y gris cara amables ojos negros más bajo que yo 1.60 más o menos recibió la orden de atender a los negros el cocinero desalo el agua y la sirvió descansamos un rato permití que cada uno tomara una negra y se relaje mientras el navegante buscaba restos otros barcos o una la isla las negras que escogieron eran las más jóvenes casi sin desarrollarse tetas pequeña cintura pequeñísimas buen culo y labios gruesos y se veía que en el futuro serían muy caras por las incipientes formas que tenían le dije al navegante que cuando de la dirección el podría a la o a el que quisiera para su descanso yo tome a nasa una negra más alta que yo 90 60 90 hice que todos los negros miraran como la violaba jalaba el pelo golpeaba el rostro y escucharan el sonido de la cadena golpear la madera del barandal mientras la embestía debía demostrar que seguía en dominio por eso era tan rudo ella lloraba pedía piedad pronto la hice lamerle la suela de los pies y después le hice darme gracias luego de acabar con ella hice que le hiciera una mamada al navegante y baje así hacia los negros muchos ya no me miraban veían otros si me veían desafiantes en especial el más peligroso casi todos los hombres después de todo si fuera en igualdad de condiciones sabían que me matarían fácilmente pronto el navegante vio una isla creo que en ese instante se corrió en la boquita fina casi de blanca de nasa con un poco de semen que se le escapaba fui corriendo la vi en el telescopio una isla con una gran playa paradisiaca arena blanca en otra situación hubiera sido agradable el desvió a ella con nasa y las esclavas pronto el navegante fue a tomar su descanso el cocinero empezó a cocinar preocupándose menos del razonamiento hasta serviríamos algo de ron a los negros
el irlandés nuestro navegante pelos rojos y barba aún más roja ancho pero se sabía que era fuerte campeón de vencidas del barco escogió al ogro un negro enorme de 2.30 como 120 kilos de altura una verga grande de 21cm mas o menos pero no muy por delante ni de la mía ni de la de su verdugo rojo debo admitir nunca había visto a dos hombres juntos y empezó a ver el irlandés lo puso de 4 y empezó a masturbarlo el negro asumo que maldecía en su idioma no sé lo que decía el irlandés escupió y le metía un dedo ensalivado y lo sacaba lleno de mierda del ano sucio y lo limpiaba en la espalda y rostro del ogro estuvo así hasta que le pudo meter el tercer dedo y decidió que estaba vio que me estaba masturbando viéndolo y me dijo que empezaría lo bueno y empezó a metérsela de a poco al negro por atrás el negro gritaba más fuerte que nasa y no iba ni la mitad pronto el irlandés lo cabalgaba con furia más que la mía lo insultaba golpeaba con la mano me pidió la fusta se la di dio varios azotes hasta que se la metió toda creo que hasta los huevos dentro ya no lloraba ni gritaba habrá quedado sin lágrimas hasta que el irlandés se corrió dentro al salir su verga salía sangre mierda y semen del negro cosa que hizo que lo pruebe y se levantó a verme al ponerse los pantalones el negro lo derribo y empezó a ahorcarlo lo deje un rato hasta que estuvo totalmente rojo y dispare al ogro justo entre los ojos nasa fue la que lloro y grito en la isla supe que era su ex esposo el ogro
el viaje siguió hasta la isla sin más problemas todavía y más diversión no sé qué sentiría papa al verme así orgulloso por detener dos motines o decepcionado por los motines o sorprendido por que mate a dos personas
(continuara si quierenl
Días más tarde había quedado nuevamente con Laura en la cafetería de siempre, al pasar por la tienda de ropa Sara estaba en la puerta fumándose un cigarro, a lo que me pare a saludarla.
Yo.- hola, dándole al vicio?
Sara.- si un poco, pero este es mas light que los tuyos jejejeje
yo.- pero los míos dan otros placeres aparte de la nicotina
Sara.- Podrías hacerme un favor?
yo.- depende cual sea, dime
Sara.- si no es mucho pedir podrías traerme un café con hielo por favor?
yo.- no hay problema, ahora vuelvo.
Al volver de la cafetería con el café, Sara ya estaba dentro de la tienda, entre en ella y mientras ella se estaba tomando el café yo me puse a mirar las faldas que tenia colgadas.
Sara.- Buscas algo en concreto?
yo.- que talla usas? la 40 o la 42?
Sara.- venga no empieces Alex …
yo.- esta es la 40 te servirá creo, toma y pruébatela, quiero ver cómo te queda.
Sara.- pero si yo no quiero probarme ahora ninguna.
Yo.- tú me has pedido un café, y yo a cambio quiero verte con esta falda (ella llevaba un traje chaqueta en ese momento).
Sara cogió la falda y entro en el probador, cuando quería correr la cortina, aguante esta y le negué con la cabeza “déjala abierta, quiero verte, y quítate también la chaqueta” Sara me miro fijamente como retándome a lo que yo le mantuve también mi mirada hasta que la aparto, se giro y quito la chaqueta, yo mientras me fui a sentar al banquito que había enfrente del probador, ella se puso de espaldas a mí y se quito el pantalón, cuando cogía la falda le dije “el tanga lo quiero también fuera” nuevamente giro su cabeza a mi viéndome sentado, se bajo el tanga y lo deposito en una percha, se subió la falda, se la ajusto y se giro hacia mi “buena chica, ahora quiero que te acerques aquí, quiero ver de cerca como te queda” al oír eso se le empezaron a subir los colores a la cara, se imaginaba lo que venía a continuación, se puso inquieta, pero se acerco a mí, cuando estaba más o menos a la altura de mis pies, le metí la mano debajo de la falda, notando que todo lo ocurrido hasta ese momento no le había molestado para nada, más bien todo lo contrario, estaba toda mojada, así que comencé a masturbarla, mientras nuestras miradas estaban entrelazadas, ella empezaba a gemir, a morderse el labio, empezaba a flexionar hacia abajo y hacia arriba un poco las piernas, de vez en cuando dirigía su mirada a la calle por si pasaba alguien que nos estuviera viendo, en un momento dado le mande ponerse de espaldas a mí, deje de acariciarle su clítoris para ponerme a follarla con mis dedos, sus movimientos y gemidos cada vez eran mayores, cuando note que estaba alcanzado ya un punto sin retorno, saque mis dedos de su interior, me levante y se los lleve a la boca, a la vez acerque mi polla a su culo para que notara lo dura que estaba, cuando estaba limpiando mis dedos con su boca, le susurre al oído “eres casi tan perra como Laura, deberías decirle a tu novio que te trate como tal, pues te gusta ser usada como una vulgar puta, y puedes decirle esta anoche que acabe con lo que yo he comenzado” una vez dicho esto saque mis dedos de su boca y me dispuse a irme diciéndome ella
Sara .- “no serás tan cabron de dejarme ahora así?”
Yo.- “Estaré en el bar más o menos una hora, si quieres puedes acompañarnos esta noche y quizás acabe lo que he comenzado, pero no quiero verte con ese jersey, quiero que aparte de la falda que llevas puesta ahora te pongas una blusa y no lleves ropa interior, por cierto ni se te ocurra lavarte o secarte ahí abajo y mucho menos masturbarte”
Sara estaba toda sofocada y acalorada, la había dejado a medias, se sentía impotente en ese momento.
Cuando llegue al Bar Laura ya me estaba esperando, tenía la mirada triste, por lo que supuse que me había visto en la tienda, por lo que le explique lo que había pasado, cuando acabe de explicárselo, le dije que si venia Sara seria ella quien debía aceptarla, pues yo solo tenía una perra, y esta era ella, y si Sara optaba por unirse a nosotros esa noche, solo sería posible si ella la aceptaba, de lo contrario continuaríamos solos.
Laura.- “si usted quiere que venga, yo también”
Yo.- “No Laura, esto no funciona así, yo propongo cosas, pero en realidad eres tu quien debe aceptarlas siempre, aunque seas mi perra sumisa yo siempre velare por ti, y tu siempre tendrás tu derecho a veto respecto a todo, por ese motivo tienes tus 2 palabras clave”
Laura estaba realmente celosa por la invitación que le había ofrecido a Sara de acompañarnos en esta sesión, pero acepto de buen grado lo que le estaba ofreciendo con mis palabras.
Sara acaba de entrar al Bar, al ver que estaba Laura también titubeo en acercarse, a lo que yo le indique que viniera, cuando llego a la mesa se sentó enfrente nuestro, venia con los nervios a flor de piel, y estaba hecha un flan en ese momento, una vez estuvo sentada le dije a Sara que si estaba allí, suponía que era porque quería unirse a nuestra sesión, pero que para ello debía pedirle permiso a Laura, puesto que ella era mi verdadera perra. Sara al oír esto se sintió como humillada, pues a Laura solo la conocía como clienta, pero nunca había cruzado palabra alguna con ella, por lo que se hizo el silencio en la mesa durante unos minutos.
Yo.- “Laura, supongo que recuerdas a Sara, es la chica de la tienda de al lado.”
Laura.- “si lo sé Amo”
Yo.- “Sara, quieres pedirle algo a Laura? este es tu momento” (mientras le decía esto Sara me miraba con odio)
Sara.- “Ejem. Laura, Alex me ha explicado que él es tu Amo y tu eres su sumisa, ejem. y me gustaría saber si me dejas que os acompañe esta noche”
Laura.-” Si vas a venir esta noche con nosotros, para ti el tampoco es Alex, será solo tu Amo, y tu serás una perra mas para él, deberás obedecerlo en todo lo que te pida, y si no estás de acuerdo siempre podrás irte, además recuerda que su única perra de verdad soy yo, si estás de acuerdo con esto, no tengo inconveniente en que vengas”
Al oír lo que acababa de decirle Laura a Sara no pude más que ponerme a aplaudir, me estaba sorprendiendo cada día mas, Laura seguía seria y celosa, Sara hacia una mueca con la cara como de agrado y miedo a la vez, y yo estaba sonriente y feliz, esa noche tendría a mi Laura y Sara para mis perversiones, me acerque al oído de Laura y le susurre “Ahora te pondré una cosa en el coño, y luego te sentaras al lado de Sara, mírale la blusa, va demasiado abrochada, debes soltarle algunos botones, luego cuando notes algo dentro de ti, quiero que le metas mano en su coño, quiero que la masturbes con disimulo, pero solo mientras lo notes, si para quiero que tu también pares, y bajo ningún concepto quiero que os corráis, ni tú, ni ella, pues ella ahora será responsabilidad tuya durante este juego”
Saque de mi bolsillo con disimulo un huevo vibrador a distancia, que había comprado esa misma tarde, acaricie un poco su clítoris con él, y deje que su coño lo absorbiera, ella mientras me estaba mirando como extrañada, “no hace nada me dijo” con un movimiento de mi cabeza se levanto y ocupo su nueva posición, empezó a desabrocharle los botones de la blusa, Sara la miraba sorprendida, solo le dejo 2 de ellos abrochados el resto fueron desabrochados, ahora se le podía ver perfectamente el canalillo de las tetas de Sara a través de la apertura de su blusa, Sara estaba roja como un tomate, Laura al verla en ese estado nos regalo con su primera sonrisa de la tarde, se sentía superior, las 2 se miraron nuevamente y echaron juntas a reír mientras yo le decía a Sara “Ahora si te pareces mas a una perra, no con lo que llevabas puesto esta tarde, Sara eres libre de irte cuando quieras, y estas aquí por tu propia voluntad, no sé si tienes experiencias lésbicas o no, pero como supongo sabrás, por los que estamos presentes, no solo te tocare yo, ni tu solo me tocaras a mí, hoy todos deberemos hacernos de todo, ¿estas dispuesta a ello?” Sara movió afirmativamente la cabeza, y yo puse en marcha el huevo vibrador, con el que sobresalte a Laura con ello pegando esta un pequeño saltito de la silla donde estaba sentada, mirándola sin saber que estaba pasando Sara, momento que aprovecho Laura para deslizar su mano en busca del sexo de Sara, siendo esta ahora la que se sobresalto al notarse tocada por Laura, Sara ahora estaba siendo masturbada por Laura, Sara miro abajo, a su compañera, al lado, detrás y luego dirigió su mirada hacia mí, yo pare la vibración, Laura paro su masturbación a Sara, yo aprovechando esa calma me acerque más a las dos, “están bien mis putitas? espero que no me deis un espectáculo ninguna de las dos, ni se os ocurra correros, o deberé castigaros por ello (mientras les estaba diciendo eso le volví a dar marcha al huevo)” era todo un poema verles la cara a las dos, sus caras reflejaban el placer que las invadía, llame al camarero para pedir algo más de beber, y pare nuevamente la vibración, dejando que las chicas se relajaran un poco.
Cuando nos habían ya servido las nuevas copas, bebimos de ellas, aprovechando yo para decirle a Sara
Yo.-“no te gusta lo que te hace Laura?”
Sara.- “si me gusta Amo, me está dando mucho placer”
Yo.- “entonces eres una egoísta, puesto que ella te está dando placer y tu ni la has tocado aun, seguro que Laura también quiere sentir como la tocas ¿verdad Laura?
Laura.- “Amo, todo esto es tan excitante que creo que si además me toca no podre aguantar”
Yo.- “pues como no me obedezcas y te corras me demostraras que no eres tan buena perra como pensaba, y quizás me replantee lo de ser tu Amo, Sara cuando ella te toque tú debes hacerle lo mismo, si ella para, tu también paras, quiero ver quien se llevara el premio esta noche y quien se llevara el castigo”
Volví a poner en marcha el huevo, ambas se estaban acariciando mutuamente, al cabo de unos minutos, eso se había convertido en una competición, cada una intentaba hacérselo mejor a la otra para ver si se corría, la compostura de las dos ya no existía, se movían, se agitaban, se mordían el labio, y me miraban a mí como pidiéndome clemencia, al pronto vi que Sara se estaba mordiendo demasiado el labio y le brotaba una gota de sangre, por lo que decidí parar el huevo, y las chicas me lo agradecieron las dos, les mande chupar sus propios dedos, para que así descubrieran a que sabia cada una.
Luego salimos del bar y le pregunte a Sara si le importaba que nos quedáramos en su tienda,
Sara.- “en mi tienda?”
Yo.- “tienes algún inconveniente Sara”
Sara.- “No, simplemente me ha sorprendido su propuesta señor, solo tengo un pequeño almacén atrás”
Yo.-”con eso nos conformamos verdad chicas?”
A lo que las 2 asintieron, desconecto la alarma y entramos, les dije que se esperaran en la zona de la tienda, quería explorar las posibilidades que me podía ofrecer ese local, y me sumergí en el trastienda, el ella había montones de cajas con ropa de temporadas anteriores, habían viejas estanterías, y había una estantería que estaba habilitada de la cual colgaban abrigos y vestidos supongo que del invierno anterior, comencé por hacer sitio en esa estantería, me daba la posibilidad de poder atar a las chicas en ella, luego seguí buscando, encontré un plumero de quitar el polvo, el cual lo cogí, cogí varios cinturones, varias bufandas, y un paquete de velas que tenia por si se marchaba la luz supongo, cogí una bufanda y salí nuevamente al local, las chicas estaban hablando entre ellas, mande a Laura que se desvistiera, cosa que hizo de inmediato, le tape los ojos y me la lleve a la trastienda, una vez allí, le ate las manos en la estantería, y con las piernas bien abiertas también se las até a las patas de la estantería, “ahora zorra vas a esperar a que prepare a Sara, no quiero oírte decir nada, ni tan siquiera quiero que hoy me pidas permiso para correrte, si te apetece, te corres, y una vez hayas acabado me das las gracias por haberte dejado hacerlo”
Salí nuevamente a la tienda a por Sara, le ordene desnudarse, le tape los ojos y le dije antes de entrar “Hoy vas a ser mi perra, no quiero oírte decir absolutamente nada, te quiero en absoluto silencio, cada vez que notes algo en tu cara quiero que lo chupes, lo lamas o lo que sea, pero quiero ver tu lengua moviéndose siempre, no podrás correrte de no ser que me haya corrido yo y Laura antes, sabrás perfectamente cuando será ese momento, ahora cuando entres te pondrás a 4 patas, como una perra, que es lo que eres hoy para mi” Sara al oír todo lo que le estaba diciendo se estaba acojonando, estaba muerta de miedo, no sabía que le esperaba, y eso le daba pánico, pero entre tembleques obedeció, le puse una cinturón al cuello, como si fuera un collar, y a 4 patas, con los ojos tapados, le tiraba para que me siguiera, cuando llegue enfrente de Laura, me pare, empecé a acariciarle sus glúteos, le metí la mano por la raja del culo, empecé a tocar sus labios, acariciar su bello, Sara empezaba a suspirar, Laura estaba expectativa intentando averiguar que le hacía a su compañera sin lograrlo adivinar, mientras seguía jugando con Sara, le metí una de las velas por el coño, aumentando de inmediato su respiración ya agitada, la acerque más a la entrepierna de Laura, al notar ella la presencia y las piernas de su compañera enfrente suyo levanto la cabeza y estiro la lengua buscando el coño de esta, Sara había empezado a comerle el coño a Laura, esta estaba disfrutando del placer que le estaba proporcionando su compañera, yo empecé un mete y saca con la vela, e intencionadamente le estaba lubricando a su vez el agujero trasero, cuando vi que este ya cedía a la presión de mi dedo, empecé un mete saca mixto, una por el coño y otra por el culo, Sara estaba como loca, no daba abasto a comerse el coño de Laura, estaba desatada, Laura había ya entrado en un punto sin retorno y empezó a correrse en la boca de Sara, y esta seguía chupando todo lo que podía, Laura me dio las gracias por haberla dejado correr, al darme las gracias Laura deje de follarle el culo y el coño de Sara con la velas.
Destape los ojos de Laura, dejándole ver la situación de Sara arrodillada a sus pies, y la desate, destape también los ojos de Sara, y le mande ponerse de pie donde había estado antes atada Laura, me desnude, mande poner a Laura de rodillas y a 4 patas, me coloque detrás de ella, y empecé a follarla mientras le daba azotes en sus nalgas, Sara en ese momento tenía los ojos abiertos como platos mirándonos, a lo que le pregunte “te gusta lo que ves? tienes ganas de correrte Sara, te gustaría poderte correr?” Sara con su cabeza me indico que así era, por lo que le mande acercarse a la cara de Laura para que esta pudiera empezar a comerle su coño, y también le dije que podía ayudarse ella misma, con lo que cogió con sus manos la cara de Laura no dejando que esta se separara de su coño, la escena en ese momento era encantadora, excitante y animal, y los 3 estábamos comportándonos como tal, los tres gimiendo como animales sudorosos, empecé a correrme dentro de Laura, esta al sentir como inundaba con mi semen su coño empezó a tensarse y a correrse, cuando lo hacia sentía como aprisionaba mi miembro con fuerza con sus músculos vaginales, le dije a Sara “déjate ir puta, déjate ir que ya te toca a ti y te lo has ganado” Sara soltó unos espasmos brutales, agarrando aun más si cabe la cabeza de Laura, metiéndola en su coño, y soltándole todo su flujo en la cara, había sido una sesión bestial, genial, animal.
Continuara …
Puntuar y comentar no cuesta nada, sin embargo yo almenos agradezco leeros y a la vez me anima a seguir contando la historia, gracias por leerme y por vuestros comentarios, tanto los públicos como los que me envias al mail.
Alex
Como siempre estoy a vuestra disposición tanto en el mail como en el msn, para lo que deseéis y sois bienvenid@s.
Esto era demasiado ya, Ana estaba a un nivel que no creí posible para una mujer, que lejos de la cama, era la niña mas dulce y cariñosa que os podáis imaginar, una princesita adorable y risueña, una loba en la cama disfrazada de cordero ante la opinión publica, un regalo del cielo que disfrutaba en exclusiva para mi. El juego de ir provocándonos en publico tenia su punto, pero no era nada como cuando nos poníamos a follar en serio, eran una animalada, y ya no solo de mi parte, desde que acabó el curso Ana era capaz de follárme a mi, incluyendo a la bestia, casi 3 horas, era una barrera infranqueable, allí se desvanecía, pero ella sola, muchas veces sin que yo hiciera nada, o casi, pero cuando metía a aquel engendro del infierno en la partida, Ana y yo no podíamos aguantar mas de 1 hora y media, que no lo soportara ella era normal, ¿pero yo? No se como, Ana, había superado a mi leona, aquella hembra que soportaba 4 horas de bestia, casi quedaba atrás ante Ana, que no solo era capaz de aguantar un tiempo considerable, aunque no tanto como mi leona, si no que se peleaba con la bestia, no solo soportaba el vendaval, había batalla.
Ana me hizo el mayor regalo de todos, me demostró que una mujer muy bien entrenada y adiestrada, con tiempo y practica, podía, no solo sobrellevar a la bestia, si no ganarle la partida, yo , o vosotros, que podéis pensar a estar alturas que ese animal descontrolado era el máximo que se puede dar, pues no, resulta que aquella Granadina, mi prima que no era tal, aquella mujer que desvirgué apenas hacia 1 año y medio, y que llevaba 9 meses adiestrando follándomela a diario, era capaz de domesticar aquella abominación. Obviamente, eso dependía de las circunstancias, no siempre pasaba, y cuando rompía la cadena Ana casi siempre solía salir mal parada, pero podía soltar la cadena sin miedo alguno, no os hacéis una idea de lo que era, para mi, follar con la bestia desatada y ver a una mujer dando golpes de pelvis de igual o mayor intensidad, durante 20 minutos hasta que era yo el que tenia que rendirme ante ella, jamas me había pasado, con nadie, pero tampoco había estado tanto tiempo con nadie como para poder averiguarlo, a toda mujer con la que había estado no le había dado o tiempo o margen para hacerse con la situación, quizá, bueno, no, quizá no, seguro, que si durante 5 o 6 meses sin parar hubiera estado follando con mi leona, Madamme o Eleonor, ellas estarían a ese nivel o mejor, pero a todas las ventilé de forma desprevenida, a veces muy espaciada en el tiempo unas con otras, y siendo yo el dominante, incluso mi leona, la mujer que creía que no podía ser superada, me di cuenta de que en realidad, ella no hacia nada después de unas horas seguidas, era yo el que masacraba y ella la que se dejaba hacer, así lograba aguantar tanto, sin esfuerzo físico de su parte, sin presentarme lucha. Ana no era mi leona, como Mercedes, no era mi hembra sumisa como Eleonor, o Yasmine en su ida, ni mi obediente devota como Madamme, era mi igual, y desde ese estatus las había superado a todas, como siempre digo, no es una comparación justa, a ellas nos las di el tiempo que a Ana, pero ninguna se mereció nunca que las tratara de otra forma, Ana si.
Solo había algo que quedaba por probar, y era el sexo anal, y tal como escribí al final del ultimo relato, Ana esaba preparada para ello. Después de aceptar hacerlo, y de llevar nuestros sexo a niveles que no concebía, fui preparándola cada día, marqué unos plazos, mi mente racional no iba a dejar que, aquel diamante en bruto del tamaño de un melón que había estado tallando con mimo durante 10 meses, hasta convertirse en la joya mas grande de todos los tiempos, Ana, se fuera a estropear por no hacer las cosas con cabeza. A lo largo de las semanas ya era complicado tener a Ana en un momento de excitación tal que su mente se evadía, y solo ahí me permitía jugar con su ano, siempre eran roces y caricias, pero aumentando el numero de minutos dedicados, jugando a penetrar sin llegar a hacerlo.
Lo digo a cada relato de esta fase de mi vida, pero no podía ser mejor y mas feliz, la novia, amiga y amante perfecta todo en 1 sola mujer, vivía independizado con mis mejores amigos, tenia dinero ahorrado y un trabajo que me pagaba lo que necesitara pero que no absorbía mi vida.Con el extra de que Lara volvió a por mi, a Ana ya le daba igual cuando follábamos que nos oyeran, bastante teníamos con sobrellevarnos el uno al otro como para andar con remilgos, y eso Lara no lo soportaba, no se si era solo el oírnos, si estaba enamorada de mi, o solo quería lo que Ana tenia, o arrebatárselo solo por joder, ahí personas así en el mundo, lo cierto es que después de acabar el curso de la Universidad, Lara estaba mas tiempo en casa y aprovechaba cualquier resquicio de tiempo para ira a por mi, pero ya descaradamente, delante de Ana incluso, hacia comentarios llamandola mosquita muerta o la pincesa pomposa, siempre a tono de broma, eran amigas, pero las miradas que se dedicaban y las respuestas de una a la otra eran de enemigas, de esas amistades entre mujeres que los tíos no entendemos. Yo solo me reía cuando se ponían así, Ana me entendía, era irrisorio que aquella mujer, por muy golfa y calienta pollas que fuera, siendo virgen, me aguantara un solo polvo, y que se creyera mas preparada, o a mi nivel, que Ana, era gracioso, por lo tanto muchas veces la discusión terminaba entre risas y llevándome a mi novia a follar como condenados para demostrar quien mandaba. Eso no cambiaba nada, Lara era una coneja en celo, y buscaba mi rabo con desesperación, sabia cuando estabamos follando y que yo casi siempre salía a altas horas de la mañana desnudo a la cocina a reponer líquidos, esperaba en la cocina, en el salón por donde debía de pasar o directamente en la puerta, semi o completamente desnuda, muchas veces haciéndose un dedo, me acosaba y me seguía pidiéndome que dejara a esa frígida y me acostara con ella. Yo no podía evitar fijarme en sus enormes tetas, eran una delicia para al vista, pero no pase de eso, no me interesaba para nada, y sabia que a Ana le gustaba que diera portazos a sus intenciones. Volvió a meterse en mi cama cuando Ana salía y yo me quedaba durmiendo, mas de una vez me desperté con Lara intentando meterse mi polla en su cerrado coño, alguna otra besándome con ella, la muy zorra aprovechaba que estaba medio dormido para hacerse pasar por Ana hasta que me daba cuenta, generalmente al ir a agarrar sus pechos para seguir con el calentón, y notar la abrupta diferencia.
Uno de esos dais llegó, creo que era jueves, Ana había quedado temprano con Alicia para ir a comprarse biquinis para la temporada de piscina, Manu y Teo trabajaban por la mañana y nos quedamos Lara y yo solos en casa, Lara andaba despierta, no solía dormir mucho por la mañana, todo lo contrario a mi, que soy mas bien un ave nocturna, Ana y yo nos dimos algún achuchón antes de que se fuera, pero casi ni me entere cuando se fue, estaba profundamente dormido, serian las 11:30 mas o menos, cuando un sueño húmedo me recorría el cuerpo hasta darme cuenta de que no era un sueño, abrí un ojo para encontrarme a Lara haciéndome una paja, CON SUS ENORMES TETAS, era un espectáculo gigantesco ver mi tremendo rabo empalmado aprisionado entre aquellas 2 masas enormes de carne, debo reconocer que tarde unos segundos en reaccionar, y mi cabeza quería ceder a las peticiones y suplicas de mi cuerpo que la dejara seguir, pero logre hablar.
-YO: Lara, para.
-LARA: ¿por que?, ¿no te gusta?
-YO: claro que si, pero para.
-LARA: no quiero, y tu polla me dice que tampoco quieres.
-YO: lo que quiero yo y lo que quiere mi polla son cosas diferentes, apártate, o te aparto yo.- mi tono se volvió tan rudo que Lara paro en seco poniendo cara de desesperación sin entender que un hombre fuera capaz de rechazar aquello, pero se negaba a abandonar, subió su cuerpo recostándose sobre mi aprisionando mi rabo entre las piernas poniéndome sus tetas casi en la cara, no puede evitar atacar uno de sus pezones, a lo que ella se retorció de placer.
-LARA: ¿ves como en el fondo tú también quieres? – la muy zorra tenia razón, algo dentro de mi ser estaba queriendo follarsela de forma criminal, mientras me comía a duras penas esas enormes tetas y notaba como sus pezones eran mas sensibles que los de nadie a los que se los había comido, quizá por ello me quedé jugando con ellos unos minutos, no quería, o si, pero no podía evitarlo.
-YO: dios, que pedazo de tetas, me pasaría el día jugando con ellas.- estaba enajenado con ellas.
-LARA: son todas tuyas, solo tienes que hacer lo que yo te diga. – estaba logrando doblegarme, ese día, no se por que, me tenia temblando ante al idea de tirármela, pero cometió un error, si se hubiera callado o no hubiera dicho esas palabras, quizá no hubiera parado, quizá, no lo se, lo que se es que al oírla decir eso me sentí usado, manipulado y dirigido por alguien que no era yo, de pronto me vi en 3º persona como si acabara de entrar en la habitación, viendo la escena por 1º vez, mi cabeza se sacudió y me di cuenta de lo que estaba haciendo.
-YO: quítate de encima.- me incorporé un poco elevando mi cuerpo y el suyo a la vez con fuerza.
-LARA: ¿que dices?, no seas tonto, venga sigue….- se contoneaba mientras jugueteaba con sus tetas cerca de mi cara.
-YO: apártate.- mi expresividad facial es muy fácil de leer, y Lara leyó en mi cara que no habría otra advertencia, lo siguiente seria sacarla de mi habitación a la fuerza.
Se tumbó a mi lado mirándome sin entender nada, mirándome a mi, incorporado, con la polla como una estaca y aquella mujer de tetas enormes rogando que la desvirgara, y aun así, me había contenido, dios sabrá como. Me fui al baño y me di una ducha de agua fría, pero mi empalme no se bajaba tan fácilmente, por 1º vez en meses me tuve que hacer una paja, para que aquello bajara, tirando de imágenes de Ana en mi mente, negando recuerdos de otras y cerrando la puerta a volver a salir y terminar lo empezado con Lara. Sin haber consumado nada me sentía mal por Ana, era la 1º vez que sentía que le había fallado y que no me había controlado, ¿pero acaso se me podía culpar? Era un chico de 19 años, mi mente aun estaba sin amueblar, supongo, quizá no debí dejar que Lara se tomara tantas confianzas, en vez de tener confianza ciega en mi auto control. Salí a buscar mi teléfono y llamar a Ana, me encontré con Lara masturbándose a mi espera, la cogí del brazo y la ordené salir de allí, a las bravas la saqué, de forma brusca, mientras marcaba los números en el movil.
-ANA: dime amor.
-YO: hey peque ¿como estas?
-ANA: bien, aquí probándonos cositas, ¿tú eres más de verme con pareos o sin ellos?
-YO: por mi irías desnuda siempre, así que mejor haz caso en moda a Alicia.
-ANA: jajaja vale bobo, ¿querías algo?
-YO: si, veras…..no ha pasado nada, pero…..según te has ido, adivina….
-ANA: Lara se ha metido en la cama….
-YO: exacto.
-ANA: no me asustes Raúl.
-YO: no, tranquila, ya te digo, no ha pasado nada, pero ha estado a punto….
-ANA: ¿y te sientes tan mal que me tienes que llamar para decírmelo? ¿Hasta donde has llegado?
-YO: nada, me he despertado creyendo que estaba contigo y era Lara haciéndome una cubana, la he dicho que parara pero no se cuanto llevaría, la tenia dura ya….
-ANA: que mala puta…¡la habrás detenido!.
-YO: si, pero se me ha echado encima y me ha puesto las tetas encima, no se que me ha pasado pero he jugado con ellas mas de lo que quiero admitir.
-ANA: ¡¿y entonces?!
-YO: me la he quitado de encima y me he ido a la ducha, lo siento, no he podido evitarlo, al final entre el agua fría y una paja se me ha pasado y la acabo de echar del cuarto.
-ANA: ¿ya esta?- pregunto sorprendida.
-YO: joder que más quieres, si eso me la follo.- estaba indignado a mi me parecía relevante, y por su reacción, a ella no.
-ANA: no amor, pero eso no es nada, es mas, te quiero mas ahora.
-YO: chica no hay quien te entienda.- le contaba que casi la pongo los cuernos ¿y me decía que me quería mas?
-ANA: jajja soy una mujer complicada, pero me alegro de que te la quites de encima pese a sus grandes argumentos. – no se si lo dijo con doble intención o no- y que me lo cuentes por malo que te parezca, eres el hombre perfecto, tu tranquilo en un rato voy a casa y me dices como me quedan los biquinis, y ya si eso…….un besito muackk.- y me colgó, sin mas.
Me quedé atontado sentado en la cama, todo preocupado que estaba y ella logró minimízalo hasta el punto de convertirlo en algo bueno, con una llamada, de golpe no me parecía tan mal lo ocurrido, joder, que suerte tenia con aquella mujer. Salí convencido de mi seguridad impenetrable de nuevo, en pelotas buscando a Lara, que estaba en la cocina de espaldas a la mesa, con una de sus protocolarias bragas y una camiseta interior amplia de tirantes, dejando ver su tetas al aire por los lados, ataqué pegando mi polla a su trasero y metiéndole las manos por detrás agarrando sus tetas, masajeando sin descanso, acercando mis labios a su oído.
-YO: eres una puta, casi me doblegas esta vez.- la solté tal azoté de tal manera en el trasero que soltó un grito de dolor y se le borró la cara de lasciva que tenía, de casi haberlo logrado.
-LARA: lo haré, tú dame tiempo, uno de estos días serás mío y no querrás volver con Ana.- se dio la vuelta agarrándome del cuello y tumbandose sobre la mesa obligándome a caer sobre ella, rodándome con las piernas, la miré a los ojos amagando besarla.
-YO: en tu puta vida, soy de Ana, y tu, mala zorra, no estas a su altura en ningún nivel, te follaré, después de lo de hoy estoy seguro, pero será cuando yo quiera, y te demostraré que no eres nadie a su lado.
Me incorporé para alejarme de ella pero Lara se quedó pegada a mi a horcajadas, agarrada de mi cuello y frotándose la pelvis contra mi polla, sin yo hacer esfuerzo alguno salvo estar de pie, mi fuerza, mas que asustarla, la ponía mas cachonda aun, verme como sin esfuerzo la sostenía sin problemas, la separe las piernas queriendo sacármela de encima, me fui a la nevera con ella colgada de mi cuello, como una lapa, era casi denigrante para ella, ver como yo bebía algo para desayunar o me movía por la cocina como si ella no estuviera besándome el cuello o el pecho o se estuviera restregando contra mi, sin ningún resultado, me volví a la cama, seguía con sueño por su culpa, y ella detrás de mi, se acostó conmigo dejándome meterla mano entre sus tetas, para quedarme dormido mientras jugaba con uno de sus pezones.
Lo se, no tiene sentido, jugar con ella de esa forma, permitirla tantas confianzas y luego no tirármela, era antinatural, pero a mi me gustaba dormir abrazado a una mujer, sentir su cuerpo y mi calor cubriéndonos a los 2, a Lara le hacia parecer que avanzaba, y a Ana mas que no parcele mal, le encantaba ver así de humillada a su amiga.
No se cuantas horas pasaron, me despertó el sonido de Ana entrando en la habitación con unas bolsas, mirándonos en la cama como yo me despertaba y sacaba la mano de las tetas de Lara sin disimulo alguno. Casi en automático, Lara se ponía en pie y salía de la habitación, dedicandose ella y Ana alguna mirada asesina, si para mi era difícil entender la relación entre Lara y yo, la relación entre ellas ni lo intentaba comprender, amigas que se odiaban. Mientras se iba pude ver como las bragas de Lara estaba mojadas en su coño, solo con el roce continuo de mis dedos en sus pezones, según se fue me centré en Ana, que dejaba las bolsas en el suelo, de nuevo comprendí mi mundo, estaba vestida con unos jeans ajustadísimos, de esos de una talla o 2 menos, de antes de su ensanchamiento de caderas, su culo era demoniaco, con solo una blusa rosa vaporosa que dejaba ver su cuerpo a tras luz y su sujetador negro, me di un golpe en la cabeza por lo idiota que era, tenia a una diosa y casi pierdo la cabeza por un par de buenas tetas, me levanté y me fui a por su trasero, acariciándolo mientras Ana se incorporaba de dejar las bolsas, para ir rodeándola con mis brazos metiéndose por debajo de la blusa en su cintura, hasta abrazarla, y besar sus labios cuando giró su cara sonriente.
-ANA: hola amor, ¿y esto?
-YO: te he echado de menos.
-ANA: ya se ve, ¿estas bien?
-YO: ahora que te tengo entre mis brazos, si.
-ANA: mira que eres bobo.- la di la vuelta besándonos, entre tierna y apasionadamente, de forma espontanea sacándola su sonrisa de ángel.
-YO: no soy bobo, no me ha gustado casi caer, y que no te importe, más.
-ANA: no es que no me importe, solo confío en ti, ciegamente.
-YO: pues casi te fallo.
-ANA: pero no lo has hecho, y me has llamado para contarme que no lo has hecho, jajaja eres un cielo.- de nuevo rebajo el problema hasta no ser nada.- anda no te procures por esa fulana, ¿vale?- con tono de madre
-YO: vale, nada enséñame que has comprado.- se ilusionó al verme mas animado, y me besó con dulzura antes de quitarse la ropa, con mi ayuda, los jeans la obligaban a solicitarlo, su cuerpo con aquel sujetado negro de encaje y un tanga minúsculo del mismo color, espero que no la vieran así algún dependiente mirón, que los había, por que era provocación andante, mas con Alicia, imaginaba ver a aquellas 2 en un pequeño ropero, desnudas, probándose biquinis, si había algún depravado con cámaras de vigilancia, sin duda esa cinta iría a sus favoritos, no se muy bien por que, pero mirando como Ana iba sacando las prendas, pregunté.- ¿que tal con Alicia?
-ANA: genial, es un cielo de mujer, nos hemos estado ayudando con las prendas y probándonos juntas, jajja ha sido muy divertido- lo que me imaginaba- así la distraigo un poco.
-YO: ¿de que?
-ANA: ¿no te lo ha dicho Teo?- no me había comentado nada, aunque si era cierto que la relación de mejores amigos no era tal desde hacia tiempo, trabaja muchas horas y luego en casa estaba muy desanimado, bebía de mas y se ponía algo tonto con Alicia.
-YO: pues no, pero no he hablado mucho con el últimamente.
-ANA: ni tu ni nadie, ni Alicia, esta muy distante dice, esto de vivir juntos esta siendo muy duro para ellos.
-YO: joder, pues quien lo diría, eran la pareja perfecta.
-ANA: ya, pues eso se acabo, Alicia dice que están un poco hartos ya….
-YO: no van a irse de casa, ¿no?- me miro algo triste.
-ANA: ojalá fuera solo eso….han hablado de cortar y todo. – me pilló en fuera de juego, ya era raro que aquello ocurriera, eran ideales y felices juntos, o así les recordaba yo, mas raro aun es que Teo no me hubiera dicho ni palabra, pero si el estaba distante, yo aun mas, mi vida era Ana y poco mas.
-YO: joder, pues tengo que hablar con el, puffff que mal, y yo sin darme cuenta.
-ANA: y con ella, también es tu amiga, o como decías tu hermanita pequeña.- pues tenia razón.
-YO: pues si……- no terminé de hablar cuando salió disparada de la habitación, para volver con ella de la mano.
Conmigo en pelota picada, algo de lo que no me di cuenta hasta que la vi clavar sus ojos en mi polla, no era al 1º vez que la veía, pero con ella delante solía tener cierto decoro, pero si ahora corría a ponerme algo solo evidenciaría mi vergüenza, y la verdad, es que no tenia nada de lo que avergonzarme. No se si a Ana le pareció igual o ni se percató al ser algo natural y ordinario ya para ella, así que allí estaba yo, desnudo con mi cuerpo moldeado de follar como animales y mi polla enorme en reposo colgando, de pie, ante mi novia con el sujetador y en tanga, ofreciéndome a Alicia para saludarla, que venia solo con unos shorts de pijama elásticos y en sujetador, la cosa, vista desde fuera, no podía ser mas rocambolesca, pero para mi asombro, era de lo mas natural, era consciente de lo que ocurría, pero me parecía peor opción evidenciarlo con algún gesto, así que actúe como si nada.
-YO: hola hermanita, ¿que tal?- la abracé como me gustaba.(hago aclaración, no se vosotros, pero a mi esto de saludar con 2 besos, bien para romper el hielo con desconocidas, pero a las mujeres que merece la pena, se han ganado algo distinto, para mi, la mayor muestra de respeto y cariño hacia una mujer es que se ganara que la saludara con 1 solo beso y un abrazo, las distingo del resto)
-ALICIA: bien, aquí de compras que este trasto que tienes por novia.
-ANA: ya, claro, como que tu eres un angelito jajajaja- se dieron un abrazo cariñoso.- veras, siento si te molesto pero….- la paré en seco, si alguien iba a meterse sin permiso en su vida, seria yo, y la culpable no seria Ana por decírmelo.
-YO: ven reina, siéntate.- la deje sentarse al borde de la cama, mientras que Ana lo hizo a su lado, y yo con algo de disimulo lo hice en el suelo para evitar una línea directa de visión a mi rabo. – veras, últimamente os veo a Teo y a ti muy enfadados, que ya no sois iguales a como erais antes, y he preguntado a Ana y sin querer decírmelo me ha dejado ver que no estáis bien.- Ana me miro con una medio sonrisa entendiendo mi artimaña para dejarla bien a ella ante su amiga, Alicia en cambio cerró los ojos agachando la cabeza apesadumbrada.
-ALICIA: pues si, que quieres que te diga Raúl, lo estoy pasando mal, bueno, lo estamos pasando mal.
-YO: ¿pero que os pasa?, si sois la pareja perfecta
-ALICIA: lo éramos, nos hemos cansado de ello, al menos yo, no es por vivir juntos, es que llevamos mucho tiempo juntos, nos conocemos demasiado bien, y últimamente entre el trabajo y que solo esta conmigo para salir de fiesta y beber, ya no es el mismo.
-YO: es el mismo, solo que ahora tiene responsabilidades mayores y no puede dedicarte el tiempo que te mereces.
-ALICIA: eso quiero pensar, pero tu no vives con el en el mismo cuarto todos los días, ni has visto como ha cambiado, o quizá he cambiado yo, y ahora le veo de forma diferente, no se, yo le quiero, y se que me quiere, pero ya no basta con decirlo.
-ANA: ya Ali, pero no podéis seguir así.- la miré crucificándola, estabamos allí para ayudar, no para disolver.
-YO: no es eso mujer, no vais a perder todo lo ganado este tiempo, solo hay que tratar de arreglarlo.
-ALICIA: eso intento, he hablado con el, pero solo se enfada mas por que el no se da cuenta del cambio que ha dado, me culpa a mi de todo.- empezaba a llorar.
-YO: ¿de que te va a culpar? ¡¡¡Si eres un encanto!!!
-ALICIA: no lo se, me dice que soy yo quien cambia y que no le entiendo y que soy una tremendista, que me creo mejor que el o que si ya no le veo como un novio……- calmé sus lagrimas como pude mientas Ana ayudaba, joder, todo eso pasaba bajo mi techo y yo sin enterarme.
-YO: va, va, tu tranquila, será el estrés del trabajo o lo que sea, ya hablare yo con el.- me miró ilusionada.
-ALICIA: ¿en serio?, no quiero mal meter entre vosotros.
-YO que vas a mal meter tonta, si es Teo, mi mejor amigo, hablare con el hasta que nos peguemos como cromañones y luego le invitaré a una cerveza, así hacer hombres de verdad uh uh- con tono de broma, para sacarla una sonrisilla que echaba de menos.
-ALICIA: muchas gracias, no se que mas hacer, si hasta he ido a comprarme unos mini biquinis y ropa intima sexy, con Ana ayudando, a ver si le animo, eres un afortunado, no sabes el sol de mujer que tienes. – se abrazaron entre ellas consolándose, me avergüenzo de decir que mi gozo era ver sus tetas chocar entre si.
-ANA: oye, ¿y si le ensañamos a este tonto lo que nos hemos comprado? Así vemos sin nos queda bien desde el punto de vista de un cerdo salido- me guiñó un ojo, Alicia la miró algo confundida.
-ALICIA: pero….es ropa íntima….- la mirada de Ana era de no comprenderla.
-ANA: pero si llevamos meses lavándonos las bragas y calzoncillos unos a otros y nos hemos visto medio en bolas ya, ¿que mas te da?- y cogiéndola de la mano la arrastró hasta su cuarto a coger las bolsas de las compras, para volver riendo las 2.
Ni me mejor sueño o imaginación podían haber concebido que aquellas 2 mujeres me hieran un pase de biquinis y ropa inferior estando yo desnudo, cuando se fueron pensé en taparme, ¿pero para que? si ya estaba hecho, así me iba a quedar. Me senté en la cama y me prepare para disfrutar como un enano, volvieron y dejaron un montón de bolsas en el suelo, Ana se desnudó sin mas, quedándose mirando a Alicia, esta fue a coger una bolsa e irse para el baño, pero Ana la sujetó del brazo.
-ANA: ¿donde vas?
-ALICIA: hija, no me voy a cambiar aquí delante de tu novio.
-ANA: si anda, y vas a estar dándote paseos todo el rato, no seas cría, que es Raúl….- no se si lo estaba haciendo a posta o no, pero la dejé seguir a su bola, estaba logrando que Alicia, mi mujer perfecta de antaño, aquella por la que odiaba alguna vez por envidia a mi mejor amigo, me hiciera un pase de modelos de ropa intima y que se desnudara delante de mi.
Se quedó unos segundos pensativa, mientras Ana sacaba el 1º bañador, era 1 pieza entera, un bañador normal, de azul oscuro, elástico y dejándola la espalda al aire con un ligero escote, nada llamativo si no fuera por la figura de la mujer que iba dentro, dándose una vuelta y colocándose bien las tetas y el culo.
-ANA: ¿que tal?
-YO: hombre, de inicio, bien, pero….no se, es muy recatado.
-ALICIA: eso le he dicho yo, que es perder potencial, pero ha insistido y estaba de oferta.
-ANA: a mi me gusta, me hace ir segura, me recuerda a cuando iba a la playa de niña.- allí estaba mi tierna y cariñosa novia. – Venga ahora tu- azuzo a Alicia, que estaba roja.
Al final entre Ana y ella se quitó el sostén, dejándome su par de tetas a la vista, nada que no hubiera visto ya, sus pezones eran algo pequeños pero estaban tiesos, los shorts se los quitó ella sola, tan elásticos con su protuberante cadera que casi tuvo que desencajarlos, para mi sorpresa no llevaba nada debajo y medio tapándose se quiso poner un biquini de una bolsa, Ana la cogió de la mano y la dio un vuelta obligándola a pender la posición de sus manos y dejar de taparse.
-ANA: mira que cuerpazo, ya me gustaría a mi tener ese culo, ¿verdad amor?- la verdad era que si, pese a que Ana tenia un cuerpo 10 esas caderas y esas nalgas eran sobrehumanas, y mas aun desnudas.
-ALICIA: ya, claro, como tu andas tan corta ahora…..- bromeaba perdiendo el apuro que el daba, pero me constató que también se había dado cuenta del ensanche de Ana.
-YO: muy buen culo, de lo poco que tienes que envidiarla, peque.- quise adular a las 2.
Alicia se vio querida y femenina, con algo mas de salero se probó un biquini blanco de lo mas normal, de hecho parecía la parte de arriba mas un sujetador deportivo que un biquini, y la parte de abajo grande, tapándole gran parte de su maravilloso culo, mas un short que unas bragas. Mi aprobación la tenia, Ana saco una cámara de fotos y se lío a hacerse fotos juntas o por separado, era la época del boom del face y mas redes sociales así, y de mujeres colgando fotos en picado de su cara dejando ver cuanto mas escote mejor, luego Ana se quitó el bañador y Alicia la siguió con algo de rubor, pero seria la ultima muestra de tal cosa, se fueron probado ahora ya si biquinis las 2, mucho mas escuetos y atrevidos cada cual, de flores, rosas fucsia, amarillos chillones, con alguno que ya solo eran curdas con triángulos tapando las tetas, y luego solo cuerdas tapando los pezones y el coño, eran una delicia, verlas ponerse quitarse y hacerse fotos, hasta me dieron la cámara a mi para ir ganando tiempo. Ana saco la artillería, 1º con un biquini negro que apenas contenía sus pechos y con la parte de atrás de la braga siendo un medio culo, en su trasero como el que tenia antes, podía entenderse pero en el de ahora era un juego eterno, se tapaba una nalga y la otra quedaba al aire, mi polla empezaba a reaccionar, pero no llegó a ponerse dura hasta que no vi a Alicia en un minúsculo biquini, la parte de arriba eran solo cuerdas y unos diminutos triángulos que ni siquiera daban para taparla los pezones tan pequeños que tenia en comparación con Ana o Lara, pero el remate es que era un biquini de tanga de hilo, yo que estaba haciendo fotos y jugando con Ana, no pude evitar esa excitación del miembro al verla contonearse como una modelo, y agacharse con un paso de baile moviendo su melena, supuse que era parte del juego, Alicia era mi hermanita, pero mi hermanita me la estaba poniendo dura y se estaba dando cuenta, por 1º vez me vio la polla totalmente empalmada, y aunque quería disimular, no apartaba la vista.
Disimulé haciéndolas fotos de frente, de perfil y abrazadas mientras reían, Ana terminó con un biquini exacto al de Alicia, negro diminuto y de tanga de hilo, no le quedaba para nada pero que a Alicia, pero ella no tenia esas portentosas posaderas. Pero so mejores tetas.
-ANA: ¿que, te gustan?
-YO: increíbles, vais a arrasar este verano.
-ALICIA: pues eso espero, y aun falta lo mejor- sacó al última bolsa, de una famosísima marca de ropa interior que incluye secretos y ángeles.
Sin mas se puso una serie de bragas, sujetadores y medias que no rebajaron calentura, ya sentado con Ana encima mía tapándome la erección, pese a ser privado nos pidió que la fotografiaríamos así, para dárselas a Teo como regalo, luego se cambió y se puso un conjunto de encaje blanco con tanga que me volvió a poner a 100%, se agachaba y se separaba las nalgas de forma provocativa, no se con que intenciones pero me daba igual, su remate fue desnudarse y ponerse solo un corpiño elástico de tela transparente, de los de Ana, sin nada debajo, eso me permitió fijarme en su coño por 1º vez, con algo de bello cuidado.
-ANA: que dices amor, ¿como le queda?
-ALICIA: me ha dicho Ana que esto os pone a los tíos.- no se la veía muy segura.
-YO: no lo hagas por el, hazlo por que te gusta a ti, y si, bueno, esta bien, pero a ti no te hace brillar.
-ALICIA: ¿como?
-YO: veras, a Ana le queda de cine, por su tono de piel y por sus pechos y su figura, pero a ti … no, tu mejor parte es las caderas y ese culo de escándalo, y esa prenda no lo acentúa, debes aprovechar mejor tu trasero si quieres que Teo se vuelva loco.
-ANA: pues ahora que lo dices, es verdad, quizá unos leggins con tangas, o culotte con medias y tirantes…..- se puso a buscar como loca, y saco eso mismo.
Como a un maniquí la quito el corpiño y la calzó un tanga y unos leggins ajustadísimos, sin preámbulos, me dieron ganas de follármela allí mismo y si no estuviera Ana delante lo hubiera hecho, a pesar de que se empezaba a poner de moda ir solo con leggins sin faldas o vestidos encima, dios bendiga la moda, Alicia era mucho menos descarada, pero ante aquello no había discusión, era evocador, insuperable, o eso creía, Ana la desvistió de nuevo y la puso un conjunto con medias, una liga, y tirantes, para rematarla con una falda de vestir ajustada de medio muslo, puffffff la madre que la parió, sin disimulo alguno me fui a su trasero y lo “arreglé”, recibiendo un tortazo de parte de Ana con cariño, palpando por 1º vez el culo de Alicia, que se reía sin hacer mucho esfuerzo por apartarse de mi.
-ALICIA: jajaja casi no puedo ni moverme con esta falda pero mira que culo, esto es pecado.
-YO: ya te digo, si con esto Teo no reacciona, no lo hará con nada.
Me abrazó sin importarla que mi polla tiesa casi la atravesara el estomago, dándonos las gracias, y recogiendo las cosas se fue la mar de feliz, según se marchó cerré la puerta y cogí en volandas a Ana que gritó de sorpresa, la tiré a la cama, y la desnudé, por decir algo ante prendas tan minúsculas, a tal velocidad que ni le dio tiempo a decir nada antes de que la ensartara del tirón, vaya mañanita llevaba, necesitaba desfogarme y por fin tenia a mi extintor a mano. Tumbada boca arriba me recibió rodeándome con las piernas y besándonos apasionadamente.
-ANA: tranquilo toro, que me vas a matar.
-YO: lo voy a hacer, te deseo.
-ANA: a mi, ¿o a las teta de Lara?
-YO: a ti.
-ANA: ¿y a mi o al culo de Alicia?- sonreí al entender varias cosas, la 1º que Ana quería sentirse poderosa en la comparación, la 2º que quería que yo lo dijera para tratar de convencerme, y el 3º era que Ana había manipulado a Alicia para dejarme ese espectáculo, mi joven aprendiz estaba siendo una alumna aventajada y le había regalado a su maestro una de sus fantasías.
-YO: eres un peligro, casi la violo delante de ti.
-ANA: pues fóllame ahora a mi.
Encantando, arremetí con todo, sacando a la bestia y soltándola, si era lo que quería se lo iba a dar, acelerando mis embestidas fui metiendo mi largo en su interior hasta penétrala por completo y una vez allí, notando como sus paredes vaginales cedían ante mi, fui percutiendo en su pelvis con una violencia mayor a cada paso de los minutos, buscando su boca, su oído, su cuello y sus senos con mis labios, mientras mis manos se apoyaban en el colchón para dejar a mi cadera libre de presión y así matarla, sus gemidos fueron aumentando, escapándosele risas de emoción. Al ver venir un orgasmo, aprendí a tomarme descansos cuando se corría, paraba y con mis dedos la hacia venirse hasta que se pasaba, para volver a la penetración, debía tomar esos atajos si quería mantener el listón, Ana estaba a un nivel desproporcionado respecto a su inicio en el sexo. Después del 1º orgasmo la levanté una pierna para usarla de amarre, y así elevar el ritmo aun mas durante un buen rato, viendo como mi amada se pellizcaba los pezones y jugaba con sus senos mientras sus manos tenia control, las oleadas le hacían agarrarse a la colcha de la cama, y abrirse de piernas para tener menos fricción, ella también tenia su trucos, pero no evitó un 2º orgasmo que la sacudió el cuerpo y me hizo caer sobre ella, buscando sus labios y su lengua de forma desenfrenada, sus uñas se clavaban en mi espalda al notar como mi pelvis continuaba con movimientos dulces y largos. Tomó el control y me giró tumbándome a mi, boca arriba, era su turno, lo veía en su cara, en sus ojos y en su melena, se agachó para besarme, como cogiendo fuerzas para incorporarse apoyada en mi pecho, y mirando al techo, moviéndose al son de una música inexistente, se dejó acostumbrar a mi rabo en su interior, haciendo giros amplios de caderas, mientras mis manos acariciaban sus muslos e iba subiendo por su vientre, lo que la hacia morderse el labio de lujuria, hasta alcanzar sus pechos, duros y salientes, me incorporé para besarlos y chuparlos como un crío de teta, hasta que me empujó de nuevo contra la cama, se apoyó en mi pecho y empezó a subir y bajar su cadera, con mi polla entera dentro y sin sacar mas de la mitad, aun así eran gestos grandes para ella, que fue aumentando el ritmo, por decirlo de alguna manera, ella también saco a su bestia, y me cabalgó de forma brusca y agresiva mas de media hora, no podía aguantar mas de 5 minutos seguidos así, paraba por cansancio o por que se corría, para besarme y acariciarnos, hasta volver a empezar, cambiado apoyos de sus manos, en mi pecho, en el colchón, a los lados de mi cabeza , o bien echándose un poco hacia uno de los lados, dejándome atacar uno de sus pezones, pero ahora fui yo quien sin soportar mas se vació en su interior, con una serie de espasmos brutales, que la hicieron estremecerse y sacar una sonrisa picarona de logro alcanzado.
-ANA: ¿crees que ellos lo harán como nosotros? Teo y Alicia….
-YO: pues no lo creo, pero no lo se.
-ANA: yo tampoco, según me ha contado ella Teo no la tiene tan grande como tu, dice que algo mas de la mitad, y eso que solo te la había visto en reposo.- joder, no sabia que se habían fijado tanto.
-YO: bueno, pero no solo es el tamaño peque, lo mismo se mueve como un diablo en la cama.
-ANA: ¿mejor que tu?, ni de broma
-YO: no hace falta ser yo para ser bueno en la cama.- me empezaba a cabrear tener que defender al pobre Teo.
-ANA: ni eso, según dice Alicia……- la corté un beso y un cachete en el culo.
-YO. Deja que Alicia y Teo arreglen sus cosas, y no te metas, ahora termina lo que has empezado, por que ya tengo la polla dura de nuevo.
La saqué de encima poniéndola a 4 patas, viendo como se llevaba la mano al coño para acariciárselo y abrírselo, mientras yo me ponía detrás de rodillas, y la fui perforando con calma su conejito caliente, sacándola suspiros y gemidos de aguante hasta tenerla empalada de nuevo, la levanté poniéndola de rodillas también y comencé a follármela de forma animal agarrándola de las tetas mientras nos buscábamos con los labios, el sonido era atronado de mis golpes en su trasero, pero continuo, la atravesé hasta sacarla un orgasmo animal que manchó toda la cama y sabanas con su fluidos, pero no paré, ella aguantaba mas, solo la dejé caer a 4 patas de nuevo, para verla hacer fuerza contra mis embestidas, mas que eso, moverse en dirección contraria mientras la mismísima bestia la estaba matando ya en su carrusel de orgasmos, 1 hora después, hasta que su cuerpo dijo basta y se dejo caer dando con el pecho en la cama siendo un culo me pompa castigado sin piedad, aun así gritaba y gemía cada orgasmo, mordiendo las sabanas para no alertar a los vecinos, sollozando de gusto hasta que me fui a correr por 2º vez, como siempre regalé lo mejor para el final, un acelerón final que hizo que Ana volviera en si de su estado, manteniéndose en vilo en el aire solo con las piernas y la fuerza de su espalda y vientre, sin manos apoyadas que estaba separando sus nalgas, estaba en el momento oportuno.
-YO: peque, te voy a meter un dedo en el ano.
-ANA: vale, pero amor, ten cuidado.- asintió con la poca cordura que le quedaba.
Me chupé el dedo pulgar de la mano izquierda, y lo pase por el coño de mi amante hasta tenerlo bien mojado, luego hice lo mismo con su ano, jugando con el, apretando un poco sin llegar a entrar, sacándola gemidos, ahora previniendo mi corrida, fui bajando el ritmo un poco, necesitaba tiempo, fui amagando, apretando mas en su ano, notando como de estar completamente cerrado a ir cediendo ante mi dedo, mi otra mano se fue a su clítoris y la masturbó para no perder ese nivel de placer, para que cuando hice el golpe final metí, el principio del pulgar en su culo, soltó un alarido descomunal mientras mi mano aceleraba en su vulva, cuando se calmó volví a apretar para introducir ya con mas facilidad el resto del dedo, a pocos, sin forzar y sin hacer gestos raros, solo iba haciéndose sitio con calma, sin dejar de masturbarla a la vez que la penetraba, viendo como sus músculos del recto iban cediendo.
-ANA: ¡¡DIOS!! Duele, duele mucho.
-YO: ¿lo saco?
-ANA: ¡¡¡NO!!! Déjalo, no te muevas, solo sigue, pero no muevas ese dedo.
Haciéndola caso aceleré de nuevo mis embestidas un minuto mas, usando mi dedo como agarre para terminar matándola en otro orgasmo que baño mis piernas, y puso su cuerpo a convulsionar, eso no ayudó a mantener mi dedo quieto, y como un pescadilla que se muerde la cola, la volvía a hacerse correr por la sensación de ser doblemente penetrada, bastó para que mi semen la inundara de nuevo, haciéndola notar como los chorros de esperma la iban alcanzando hasta la pared del útero.
-ANA: madre de dios, no pares ahora, sigue – estaba poseída, roja y angustiada pero pedía mas, una vez que empezaba algo no lo terminaba hasta dominarlo.
Fui sacando el dedo despacio, hasta que Ana se recuperó dándose la vuelta de rodillas, besando alocada, llevando una de sus manos a mi polla y masturbando en busca de su 3º ronda, mis manos iban directas a su trasero, jugando con el dedo corazón por encima del ano, provocando que Ana se petrificara, mirándome con la boca abierta y mirada lasciva, le daban pequeños espasmos al notar mi dedo pasar por allí, tratando de bajar su cadera para que la volviera a penetrar, a la 4º le llevé un dedo corazón a su boca, el cual chupó entendiendo la idea, lo dejó bañado para que cuando lo bajé a su ano estuviera listo, me abrazó y sacó la cadera facilitando que volviera a apretar y penetrar su ano con el dedo, nada mas meter la punta volvió a temblar entre mis brazos, gimiendo, mirándome a los ojos, pegados frente con frente, abarcando todo el aire que podía con su boca, según mi dedo iba haciendo fuerza, saliendo para ganar empuje y volviendo a entrar mas profundamente, oyéndola gimotear cuando notaba como se iba abriendo.
-YO: ¿te duele?
-ANA: un poco, pero puedo soportarlo, sigue.
Con mucho cuidado seguí hasta meterle el dedo entero, obligándola a respirar con golpes de aire al expirar, jugando con en su interior, besando de vez en cuando, me ladeé un poco para que mi otra mano fuera a su coño, penetrándola también y acariciando su clítoris con el pulgar mientras el resto de dedos se hundían en su interior hasta encontrar su punto G. Lo estaba soportando por mi, por que sabia que yo quería, pero solo con el ano no estaba disfrutando, aun no, así que aceleré el proceso llevándola a un orgasmo con mi mano trabajando su vagina sin descanso, mientras mi dedo salía y entraba con cuidado de su ano, notando como acompasaba su cadera cuando entraba y salía, me estaba poniendo malo al ver a Ana poseída y dejándose masacrar por ambas hendiduras, la agaché para dejarla a 4 patas y atacar sus coño con mis labios, comiéndoselo como bien sabia, pero ahora, mientras una mano jugaba con su clítoris y mi lengua repasaba cada rincón, mi otra mano estaba en su ano siendo cruelmente placentera en su culo, se agarró a la almohada, para soportar aquel vendaval de sensaciones que la estaban martirizando, se corrió varias veces, y en ese estado logré introducir otro dedo en su ano, sin piedad ya que, ahora si, estaba disfrutando del placer del sexo anal, volvía a hacer fuerza contra mi, pidiéndome que continuara hasta meterla ya 3 dedos por el culo, era un espectáculo grotesco. Totalmente empalmado, me arrodillé detrás de ella, pasando mi rabo por todo su culo.
-YO: ¿estas preparada?
-ANA: si, pero en mucho cuidado.- asintió casi sin mirarme.
Con mimo coloqué puse la punta del glande en su ano abierto, y gracias al trabajo previó, metí la punta de forma continua pero despacio, Ana hizo el silencio, su cara reflejada en el espejo de enfrente era de dolor angustioso, pero se mantenía firme soportando que cada milímetro de mi polla fuera haciéndole un agujero enorme en el culo, con fuerza fui entrando, la presión era brutal, pero según pasaba la barra de carne ella cedía, me dolía la polla de la fuerza de sus músculos, pero al final metí mas de media polla dentro, arrancándola gemidos de lastima, gritos escandalosos, que sin duda Lara y Alicia estarían oyendo, sollozaba que la estaba partiendo el culo, que la abría en dos, y que lo hiciera con cuidado, quise ser rápido, y sin dar mucho tiempo la saqué y volví a meter un par de veces de forma calmada, hasta lograr algo de fricción, que devolvió aquello mas al sexo que a un castigo medieval que parecía por la mirada y los gestos de Ana, siendo mas fluido todo reaccionó volviendo a mi dimensión según iba penetrándola a una velocidad ridículamente lenta, hasta que ya no había tanta presión, agarrándose a lo que podía, la almohada o las barras de la cabecera de la cama, mientras mis penetraciones aumentaban en ritmo muy pausadamente, pero su cuerpo se vencía a mi fuerza, notando como su piel del ano se contraía y se expandía con los movimientos de mi pelvis, llegando a gemir de gusto, mientras una de sus manos se fue a su coño para seguir aumentando el placer, pero lo tuvo que dejar, solo tenia fuerzas para aguantar mis acometidas en su culo, fue una maravilla estrenarlo y ver como se volvía cada vez mas fácil y mas estimulante para ella. No me había dado cuenta pero mi rabo ahora la penetraba totalmente, la tenia que doler horrores, chocando con sus nalgas de forma rítmica y sacándola un par de orgasmos anales con palabras obscenas impropias de una señorita, una gozada que solo pude mantener 20 minutos hasta reventar de semen su interior, la presión, fricción y verla tiritar cuando la sacaba cogiendo aire para aguantar la siguiente usurpación de su virginal culo no me dio para mas, cuando Ana casi se desmayaba de hacer fuerza contra mi, los últimos goles de cadera derivados de mis sacudidas me hicieron vencerme sobre la espalda de ella, quedando dentro y notando como mi polla volvía a un estado flácida mientras el agujero de su ano se mantenía enorme, respirando a su vez, acompasando mi pecho a su espalda.
Había pensado en llevármela a un fin de semana de viaje o a el hotel donde la desvirgué, para hacer el estreno anal de forma romántica, pero me había puesto muy caliente entre Lara, Alicia y que mi novia las manipulara de esa manera, no pude contenerme y a Ana no pareció molestarle. Había un silencio sepulcral en la habitación, pasamos unos segundos, tratando de hacer que Ana volviera a respirar de forma natural.
-YO: ¿como estas princesa?
-ANA: me escuece, no me duele pero lo tengo resentido, joder, que burrada.
-YO: ¿te ha gustado?- tardo unos segundos en contestar.
-ANA: si, no se, me dolía al principio, me radia el culo, pero lo deseaba, luego se ha ido disipando, no es que no me doliera, pero solo notaba placer, ¿es normal?
-YO: creo que si, la verdad es que no se como te debes de sentir.- estaba intentando incorporarse, la ayudé.
-ANA: es que, no se, creí que me iba a doler todo el tiempo, y no, llegado un punto algo ha cambiado y me ha empezado a gustar, no podía casi moverme, pero bien, al final no ha sido para tanto jejeje- era increíble, perfecta en todos los aspectos.
La saqué de su interior admirando el agujero hecho, tenia semen y alguna gota de sangre brotando de su ano, y al mirarme la polla vi lo mismo mas algo de mierda en mi polla, (si chicos y chicas, cuando se folla por el culo en la vida real sin una lavativa previa, pasa alguna vez, el porno nos tiene mal acostumbrados.), Ana se dio la vuelta mirándomela con cierta cara de asco.
-ANA: dios, que guarrada, perdona.
-YO: tranquila, es normal la primera vez, no pasa nada.- se giró avergonzada, viéndose en el espejo de espaldas.
-ANA: ¡¡MADRE MIA!! ¿Has visto mi pobre culo?, ¡¡¡Mira que agujero!!!- sonreí ante su expresión, tan sorprendida y sincera, mientras se llevaba la mano al culo y palpaba encima, asombrada de cómo se iba cerrando poco a poco, y de como goteaba mi semen.
-YO: eso es culpa mía, jajaja, venga vamos a la ducha y nos limpiamos bien antes de que se te cierre y estés cagando sangre y semen 2 días……¿estas bien entonces?
-ANA: si, tranquilo, ya me conoces, solo me ha pillado de sorpresa, pobre de mi, vaya socavón….- se miraba de refilón sin prestarme mucha atención pero colocando sus manos como los niños para que la cogiera.
Me puse en pie y la cogí en brazos como recién casados, viendo en su cara gestos de escozor, la metí en la bañera y me pidió que saliera, no estaba como para poder apagar mi fuego si me encendía al verla duchándose, en el bidé me lavé un poco la polla, cuando salió Ana, tapándose lo mas que podía, me metí yo y terminé de asearme mientras Ana se secaba su larga melena. Me dio tiempo a salir de la ducha, darla un beso por la espalda, notando su gesto torcido al rozar mi polla su trasero y notar algo de crema que se había puesto en su culo, y salir a beber algo, de nuevo estaba seco, de nuevo iba en bolas, y de nuevo al salir estaba Lara en la puerta del pasillo, desnuda y masacrándose con una masturbación feroz, la ayudé llevando mis manos a sus tetas y dándola la vuelta para que notara mi polla en su trasero.
-YO: que sepas que acabo de desvirgar el culo a Ana, ¿aun te crees mejor que ella?- susurré a su oído y la solté un azote en un teta antes de estrujárselas y jugar con su aureolas, le hizo correrse al notar mis dedos en sus pezones, di por sentado que seria por su masturbación , no se cuento llevaría allí.
La sorpresa fue al soltarla e ir a al cocina por el salón ver a Alicia haciendo exactamente lo mismo, masturbándose tirada en el sofá aun con el ultimo modelo que la vi puesto, estaba tan ensimismada que ni se dio cuenta de que yo estaba allí, así que pase de largo, quedándome a mirar mas de lo precavido, como se metía 3 dedos en un coño totalmente brillante de fluidos. ”Pobres, ¿que les pasara?” pensaba sin darme cuenta que el problema, era yo, o mejor dicho, éramos Ana y yo follando, solo con oír como Ana era embestida por mi rabo ahora que ambas me habían visto desnudo con la polla tiesa las volvía locas, Alicia no era así para nada, y por estúpido que pareciera en ese momento, no me di cuenta de ese detalle, o si lo hice, lo ignoré, mi vida era Ana. Al volver de la cocina ya estaba Ana en el sofá hablando con Alicia como si tal cosa, no se si la había visto o no, o si Alicia me había visto a mi o no, me dio igual, me fui a ponerme unos pantalones cortos amplios sin mas, empezaba a apretar el calor y solo iba con eso habitualmente, pero desde ese día, siempre que estaba solo en casa con ellas, iba desnudo, mezcla de comodidad y morbo, la idea de acabar follándome a todas se pasaba por mi cabeza, pero me golpeaba en el melón, era un idea estúpida de cerdo salido, tenia a Ana y ahora tenia también su ano, y lo iba a aprovechar.
Sin ir mas lejos esa misma noche volvimos a follar, y la volví a abrir el culo, con muchísimos menos problemas, y con Ana algo mas activa, como siempre había hecho, con el paso de los días iba enseñando y practicando con ella hasta que dominaba bien el tema, para cuando empezamos a ir a la piscina Ana era una experta en el sexo anal, hasta busco como hacerse la lavativas ella sola, por Internet, para que no se repitiera lo de la 1º vez, ya casi no pasaba, y después de la 2º o 3º vez ya no sangró mas por el culo, todo ello llevó a que aumentara de golpe las horas de sexo seguido con ella, esas apenas 3 horas de solo sexo vaginal aumentaron a casi 4 y media con el, y pese a que lograba que se corriera con el sexo anal, un arte bastante difícil, (aclaración nueva, el sexo anal es diferente, algunos ya lo sabréis y otros no, pero mientras en la vagina las mujeres tiene las terminaciones nerviosas que generan el placer en los primeros 5-6 centímetros de su interior, en el Ano no lo hay, son terminaciones nerviosas normales, por lo tanto en el sexo anal el punto esta en que, a la mujer, ese nivel de dolor al sentir la fricción, la excite, algunas no lo soportan mas por miedo al dolor que por el dolor en si, pero están preparadas para parir y soltar un bebe con la cabeza de 19 centímetros de diámetro por el coño, están preparadas para soportar dolor, y a las que disfrutan del sexo anal lo saben bien, por eso muchas a la vez que son penetradas se masturban en clítoris), siempre terminaba matándola con la bestia por el coño, era colosal vernos follar, y mas de una sesión tengo gravadas para confirmarlo. Si atacar su coño desde atrás era un escándalo, metérsela por el ano era aun mejor, empezando una de las sesiones.
Creo recordar que fue el 1º día de piscina en que fuimos y pasamos el día allí, habíamos vuelto antes la chicas y yo en el coche, sobre las 7, Manu y Teo habían quedado para salir y charlar, a ver si Manu tenia mas suerte, mis intentos por hablar con Teo sobre su relación con Alicia no fueron nada bien, llegado a enfadarse conmigo y con Alicia, y ese día en la piscina no fue diferente, me las tuve que llevar para separarlos, pero la verdad es que fue una excusa, quería llevarme a Ana a casa y reventarla por culpa de su biquini escueto, era uno de los normales pero su cuerpo lo hacia demasiado, jugueteando con la gargantilla, y tonteando con caricias y roces en el agua. Incluyendo ver a Alicia con uno de los atrevidos coqueteando con Teo, sin éxito, y con Lara, bueno, a ella os podéis imaginar, sus enormes tetas se le salían mas de una vez del biquini, sin importarla demasiado ni hacer nada por evitarlo, lo llevaba mas suelto de lo normal y aprovechaba para restregarse conmigo jugando en el agua, o dándola crema, mas de una erección tuve que esquivar al notar sus manos bajo el agua masturbándome, Ana se percataba y me la sacaba de encima. Yo con mi cuerpo formado, marcando músculos con tableta incluida, y mi doble bañador para evitar aun más miradas de mujeres sobre mí. Ana estaba encantada pero tensa por que todas esas chicas se fijaban en mi y mas de una entabló conversación conmigo en la cola del puesto de helados o en el acceso a vestuarios, y mi actitud dicharachera las daba pie, por lo que no tardaba en echárseme encima y agarrarse de mi cuello para dejar claro que aquel hombre estaba pillado, a mi me pasaba igual con ella, sin duda era de las mas atractivas de la piscina, pero ninguno se arrimaba al verme junto a ella. Por eso al llegar a casa la destrocé en el 1º polvo, estando mas de 1 hora follándome su culo con ella en vilo por los aires, cuando se repuso me miró lujuriosa, saqué un consolador corto pero ancho que teníamos, en forma de huevo, y se lo metí en el ano, dejándoselo allí mientras la desmayé por el coño al 2º polvo mas de hora y media, haciendo gritar barbaridades y sacar de mi al animal que llevaba dentro, martirizándola contra la pared, era la 1º vez en varios meses que lograba que Ana se desvaneciera, pero apenas duro así unos minutos, logrando que terminara corriéndome en su boca con una de sus mamadas de cine, tragándose encantada todo mi semen acumulado de todo el día. Salimos a cenar algo, charlamos con Lara y Alicia un rato para calmarla, llamé a Manu y me dijo que iban a salir de marcha y que volverían tarde, así que volvimos a nuestros respectivos dormitorios.
-ANA: bueno, vale ¿y ahora que?- quería consejo sobre cual seria la siguiente travesura una vez dominado el anal, pero estaba en banco, había leído y repasado mil cosas ya y casi todas estaban completadas, todas las que puedan cumplirse entre 2, y sin sado que no nos gustaba a ninguno, algún cachete o bofetada llevada por la pasión, pero nada raro.
-YO: pues la verdad es que no lo se, me tienes agotando mi imaginación, queda poco o nada.
-ANA: la verdad es que a mi también, ¿no hay mas en Internet?
-YO: nada legal jajaja, todo lo que queda es con más gente.
-ANA: no se, me da cosa, yo te quiero a ti.
-YO: mujer, y yo a ti, es solo probar, y ver si se disfruta o no, te juro que para mi no significa nada.
-ANA: que no, no te pongas pesado, algo mas tiene que haber.
-YO: pues no se me ocurre nada, nada que no incluya a mas gente….., ya sabes tríos, orgías o intercambios de pareja.- se moría de celos con que me miraran mas de 2 chicas por la calle, a Lara se lo permitía para castigarla, pero dar vía libre a eso creía que era su punto débil.
-ANA: ainsss, no se, es que me da mucha vergüenza que me vean desnuda – aluciné al no oír una negación rotunda.
-YO: no seas boba, ya te ha visto mas de una, y sabes que los tíos matarían por estar contigo, no se, yo solo lo digo por que no hay mas opciones.
-ANA: pero yo no quiero, ni necesito tíos, te tengo a ti, pero si tu quieres……..alguna mujer…..- incrédulo con su disposición.-….podríamos……..- zanje su idea.
-YO: yo tampoco quiero ni necesito más mujeres – me miró sin creérselo – en serio, pero si quieres que sigamos jugando, no hay opción.- no lo necesitaba, Ana me colmaba y ya podía desatarme con ella, con cierto autocontrol, pero no sabia hasta donde estaría dispuesta a llegar.
-ANA: ¿y donde conocemos gente………..así?- ¡¡joder que se lo estaba planteando de verdad!!
-YO: bueno, no hay un número de envió de salidos a domicilio, ya viste como es de fácil encontrar gente que quiera lo que tu y yo tenemos, como la recepcionista del hotel en tu cumpleaños, los dependientes de las tiendas o cualquiera, son gente normal.
-ANA: ya, pero me muero solo de pensar que otra persona desconocida me vea, no ya desnuda, sino……ya sabes……….follando.
-YO: ¿de que hablas? hemos estado follando en sitios públicos, y Lara esta todo el día pegada a la puerta cuando lo hacemos – se le iluminó la cara.
-ANA: claro, Lara, ¿como no se me había ocurrido?, lleva meses tirándote ficha y la conozco de sobra, es perfecta, podemos jugar con ella como queramos, esta loca contigo y tu polla, lleva semanas rogándome que la deje que te folle, la hablé de como me desvirgaste a mi y quiere que se lo hagas a ella.- me abrume por su ímpetu y la cantidad de información dada.
-YO: coño, ¿y por que a ti y no a mi?
-ANA: yo que se, se habrá cansado de intentar convencerte a ti y lo intentaba conmigo de nuevo.- lo noté cierto tono raro.
-YO: ¿como que contigo……..de nuevo?- se puso roja como un tomate.
-ANA: bueno veras, es que Lara y yo, bueno…antes de lo nuestro y luego al volver a Granada pues eso….
-YO: ¿que?
-ANA: pues que nos liábamos y eso, ya sabes, rollo lesbianas, pero sin serlo.- me quedé patidifuso ante esa revelación.
-YO: joder que calladito te lo tenias, ¿y ahora las vas dejando que tonteé con tu novio?
-ANA: es una guarra pero era mi amiga y me sentía sola, no se, por probar…eso no importa, lo que importa es que esta aquí con nosotros, y podemos hacer con ella lo que queramos.- su cara era casi maquiavélica.
-YO: bueno podemos seguir jugando con ella…….- me cortó con un beso de nerviosismo.
-ANA: no, basta de juegos, va a ser nuestra………. putilla jejeje- se me echó encima masturbándome, no se si la idea la estaba calentando o si quería excitarme para que me pareciera mejor idea, cuando la verdad, ya me lo parecía.
No me atraía la idea de follar con Lara, si no, eso ya hubiera pasado hacia meses, era que Ana quería que lo hiera, y con su consentimiento, follárme aquel par de tetas de Lara no seria ningún problema, mas aun desvirgarla, algo que me parecía increíble, si tenia rollos con Ana, era una calienta pollas y llevaba meses provocándome, que su coño aun no hubiera sido profanado era un milagro. Lara se había urbanizado un poco, ya no era un guarra hippie porrera, se preocupaba de su estilo, y se compró ropa mas ceñida y atrevida, se arreglaba el pelo y esas cosas, supongo que con lo ligera de casos que era, su monumental escote, ahora si siendo bien trabajado y expuesto con vértigo, tendría a unos cuantos babeando tras ella, pero mi cabeza sabia que lo hacia solo por mi, muchos de los modelos que se compraba se los veía a Ana o los imitaba, quería ser ella, para tenerme a mi. Como no funcionó es cuando empezó a ir medio desnuda por la casa, luego desnuda y luego a meterse en mi cama e iniciar sus torpes y grotescos intentos por que me abalanzara sobre ella, para entonces tenia su cuerpo mas que visto, su culo no era tan malo, al igual que el resto de su cuerpo, su cara algo estropeada y su pelo corto no me gustaban, pero simplemente todo quedaba afeado por sus enormes tetas, sin sujetador casi ni caían pese a su peso, tenia unos pezones enormes y altamente sensibles, y su coño pasó de ir con bastante bello a ir completamente rasurada, lo se por que el día que se rasuró me lo fue a enseñar toda orgullosa.
-YO: esta bien, pero por que tu quieres, entiende que a mi esto me da igual, yo te quiero a ti.
-ANA: lo se, confío en ti, si no, no te lo pediría, llevamos meses aguantando a esa zorra desnuda en nuestra cama sin tirártela, pero ahora te pido que lo hagas, quiero que la próxima vez que te vea tiemble y no ande metiéndote mano.
-YO: esta bien, ¿como quieres que lo hagamos?
-ANA: no lo se, no tengo ni idea, ¿la llamo?- se refería a decirla que viniera al cuarto ahora.
-YO: jajajaja no, esa loca debe estar masturbándose en el pasillo o el salón, como hace siempre que sabe que estamos follando, así cuando salgo me busca para ver si tengo ganas de más y le toca a ella, o por si sales tú y se mete ella en la cama.
-ANA: que golfa es, pues lo va a pagar, me voy a salir a su cuarto, que tengo allí algo para ella, cuando se meta aquí contigo, haz como si no pasara nada, como siempre y cuando se despiste, usa las cuerdas y las esposas, átala y déjala bien abierta de piernas, como haces conmigo.- me gustó su serenidad y me asombró su determinación.
-YO: ¿y si se resiste?- sonrió bajando su boca hasta mi polla poniéndomela dura con sus labios.
-ANA: esa zorra quiere tanto este enorme falo, que no te pondrá pegas en el como si le dices que la vas a follar, así que cuando este así, no se, haz…… lo que sabes………… para tenerla de……..¿esclava?- sonreía malévolamente.
Le costó dejar de chupármela para irse de la habitación completamente desnuda, la oí hablar con Lara en el salón, y como de un portazo se metía en el cuarto de Lara. Al momento sentí como Lara se acercó corriendo, se metió en mi cuarto desnuda y viéndome boca arriba con la polla tiesa, se me echó encima como solía hacer cuando iba confiada.
-YO: hey, ¿que tal?
-LARA: aquí estoy para lo que necesites.
-YO ¿y que se supone que necesito de ti?
-LARA: no te hagas el tonto, Ana me acaba de contar que no puede mas contigo y se siente mal por que no es capaz de seguirte cuando la follas, que te quedas a medias, yo si soy capaz, déjame demostrarlo mientras ella llora en mi cuarto – que lista era Ana, se estaba volviendo una manipuladora nata, me la había servido en bandeja.
-YO: bueno, es cierto, Ana últimamente esta menos pendiente de mi, no como tu.- la pobre ilusa creyó que iba en serio, y sonrió creyendo que su plan había funcionado, que por fin yo me había dado cuenta de que ella era mejor que Ana, así que se lo hice creer.- y la verdad es que llevo unas semanas tirándomela pensando en ti y tus tetas- una mentira tan grande como sus senos, los cuales puso orgullosa en mi cara.
-LARA: ¿estos?- se los lamí gustoso, ahora si como había llegado a soñar hacerlo, agarrándolos con ambas manos y apretándolos entre ellos, chupando sus pezones, como había notado, eran tan sensibles que en pocos lametazos los tenia tiesos y el cuerpo le temblaba.
-YO: los mismos, necesito hacerte mía, pero me da miedo, eres virgen….
-LARA: da igual, no soy como la frígida de tu novia, a mi me puedes romper el coño a tu gusto sin miedo, aunque sea la 1º vez.
-YO: eso dicen todas, pero siempre salen huyendo….- puse la cara de tristeza más falsa que pude.
-LARA: yo no lo haré, déjame que te haga mío y me tendrás siempre.- su cuerpo era de gelatina, estaba frotándose con mi polla palpitando entre sus piernas y su tetas ahogándome en la cara.
-YO: esta bien, pero si empezamos ya no pararemos hasta que yo quiera, y para eso no puedo jugármela, déjame que te ate a la cama.- la petición era extraña pero Ana dio en el clavo, estaba tan desesperada que le daba igual como, le brillaban los ojos de felicidad.
-LARA: hazme lo que quieras.- por 1º vez probé sus labios, y su lengua, sin duda era habilidosa, su fama era merecida, y mis manos instintivamente se pusieron trabajar aquellas montañas que tenia por senos, a los que tenia ganas pese a haber jugado con ellos antes.
La di la vuelta tumbada boca arriba sobre la cama, y con mucho mimo fui colocándole las esposas en la barra de la cabecera de la cama, eso dejó sus pechos a mi entera disposición, los cuales castigué hasta sacarla un orgasmo no buscado, sus pezones eran puro fuego y con solo eso y frotarse los muslos, ya había cedido, me aguanté la risa, ya estaba así sin haberla tocado aun, y se las daba de hembra superior a Ana, ilusa. Fui bajando por sus piernas hasta atarlas a los laterales del somier, con unas cuerdas que Ana compró, asegurándolas bien fuerte y dejándola totalmente abierta y expuesta.
-LARA: fóllame ya carbón, me tienes loca, párteme el coño de una vez, quiero ser tu puta.- su palabras estaban dirigidas, serian las chorradas que les decía a los chicos para tenerlos comiendo de su mano como calienta pollas que era.
-YO: y lo ves a ser.- subí de nuevo por su cuerpo con mis labios, parándome en sus pezones, sus aureolas eran tremendas y sus pezones erectos como conos de carretera, hasta que llegué a su oído.- ¿vas a ser mi puta?
-LARA: si, haré lo que quieras y cuando quieras, pero métemela ya.
-YO: bien, por que vas a ser mi puta, y a partir de ahora eres mía, dilo.
-LARA: soy tuya.
-YO: no te creo.
-LARA: ¿que puedo hacer para que me creas?
-YO: ¿que tal una prueba?
-LARA: lo que sea.
-ANA: bien, Ana es mi chica y ahora esta triste por tu culpa, no logro disfrutar con ella por que te tengo en mi cabeza todo el tiempo – otra mentira mas- pero ella es mi novia, y tu eres mi…..
-LARA: soy tu puta.
-YO: correcto, ¿y que hace mi puta?
-LARA: lo que tu quieras.
-YO: perfecto, por que ahora quiero que seas mi puta…. y la de Ana.- su cara se movió, estaba ida aceptando sin saber de que iba aquello, confusa.
-LARA: ¿como que de Ana?
-YO: mis putas no me discuten, asienten o dejan de serlo, ¿quieres ser mi puta o no?- mi boca bajo a sus pezones y mi mano a su coño, tenia que trabajármela bien para que relacionara el placer con mis ordenes, seria la puta de Ana y mía, pero si quería completa sumisión de su parte tenia que hacerlo antes de que Ana entrara en escena para un resultado perfecto, no sabia si Ana estaría a la altura de aquello.
-LARA: si, quiero ser tu puta, pero…..- mis dedos entraron en su coño provocando otro orgasmo demasiado fácil para mi.
-YO: no hay peros, aceptas o me voy a por Ana y te dejo aquí atada…….- mi lengua experta y mis hábiles falanges la estaban matando, así que tardó en responder.
-LARA: dios, si, vale, seré tu puta y la de Ana, haré lo que queráis y seré vuestra.
-YO: bien por que esa será la prueba, voy a ir a por Ana, y te ofreceré como presente, harás lo que te ordene y serás lo que ella diga que seas, todo lo que haga Ana es como si fuera yo, y si faltas a tu palabra con ella, lo harás conmigo y volverás a ser la compañera de piso que no quiero tirarme ¿lo has entendido?
-LARA: si, hazla venir cuando quieras- su cuerpo eclosionó en un 3º orgasmo, tan rápido y fácil como los otros, pero esta vez en parte, su aceptación de la situación hizo mella, más que mis dedos y mi lengua.
-YO: no, quiero que la llames tú, grita a pleno pulmón, sabes cuanto para que se oiga desde tu habitación ¿verdad?
-LARA: si.
-YO: pues llámala y pídela que venga para que hagas lo que quiera contigo.- obedeció gritando mis palabras, mientras yo abría la puerta del cuarto, fue una tontería, Ana estaba en la puerta escuchándolo todo – ves, ya estas aquí, sabía que volverías, y tengo un regalo.
-ANA: dime amor.- me miró loca de pasión, si había oído todo entendía por donde iban los tiros y como la había domado, la cogí de la cintura, estaba desnuda y con una bolsa de plástico en la mano.
La coloqué a los pies de la cama viendo a su amiga temblado por los 3 orgasmos seguidos que le había sacado solo con acariciarla, totalmente expuesta y atada, me puse detrás de Ana y la forcé metiéndole mi polla del tirón en su coño por detrás, arrancándola un grito de pasión, sacándola lentamente y volviendo a meter con mas fuerza aun varias veces, nada que no aguantara pero haciendo que Lara nos mirara excitada.
-YO: te traigo este regalo, para saldar cuentas, siento que pienses que no eres suficiente para mí, y por eso te traigo a nuestra….
-LARA: su puta, soy la puta de los 2, y soy lo que quieran que sea y haré lo que quieran que haga.- su seguridad y firmeza hicieron que Ana se estremeciera, eso y que mi polla la seguía partiendo en dos y mis manso repasaban sus pechos y su vientre.
-ANA: muchas gracias amor, hacia mucho que quiera tener a esta puta, es una puta virgen, eso vale mucho pero no es muy útil, quiero desvirgarla ya.
-YO: lo que tu quieras, pero lo veo complicado, ¿que opinas tu? Puta
-LARA: será un honor que me abran el coño por 1º vez.
-YO: ¿como lo hacemos peque?
-ANA: traigo esto.- abrió la bolsa que traía dejando caer sobre Lara 3 consoladores, me resultaban familiares, y cuando los vi bien me di cuenta, eran los 3 con los que preparé a Ana para desvirgarla en fin de año, supuse que se habían quedado en la habitación, pero se los había guardado y conservado hasta ahora.
El 1º era fino y vibraba, el 2º era igual de corto y fino al inicio, pero iba aumentado su tamaño hasta la base, el 3º era un tamaño de polla normal, mas grande que los otros 2 y con estrías de forma natural
-YO: vaya con mi pequeña, ¿los has guardado?
-ANA: eso y mas, no veas lo bien que me venían en mis noches sola por culpa de esta puta que se llevaba a todos los chicos que se arrimaban a mi, ahora voy a abrirla el coño como me hiciste tu a mi, pero no vas a tirártela, aun no, la voy a desvirgar yo con el mas grande, ¿te parece bien? Puta.
-LARA: lo que usted quiera.- tenía la cabeza libre y elevada por la almohada, así que sus ojos podían observar el tamaño de las trancas, temblando al ver como Ana jugaba y chupaba el más grande mientras yo ya me la follaba a buen ritmo, con su cara algo desanimada al oír que no me la iba a tirar por ahora.
Ana se fue agachando y gateando hasta ponerse entre las piernas de Lara, y comenzar a comerle el coño, según parecía no era la 1º vez, pero no por ello dejé de penetrarla al ponerse a 4 patas, si mi ritmo en el trasero de Ana iba aumentado, los de la lengua y los dedos de Ana en el coño de Lara no eran menores, logró que se corriera un par de veces mas antes de correrse ella por mis arremetidas, eran tan fuertes que se puso encima de Lara, poniéndome de rodillas en la cama detrás de ella y acelerando el ritmo hasta matarla durante mas de 30 minutos, en los que Ana y Lara tenían un festival lésbico de besos y caricias, Ana sabia que su pezones eran volcanes y lo aprovechaba mientras aun podía ser dueña de su cuerpo, cuando me puse serio, los gritos de Ana por mis acometidas en su interior era bestiales, estaba sintiendo como se le abría el coño y me bañaban con sus orgasmos mientras Lara castigaba los pezones de Ana con su lengua. Terminé cogiendo a Ana del vientre subiendo su cuerpo y poniéndola de rodillas sin dejar de masacrarla para que Lara viera bien como Ana aguantaba de sobra aquello y mas, en aquel momento debió darse cuenta de la trampa, pero en el fondo lo deseaba tanto que le daba igual, solo disfrutaba de vernos follar sin puertas de por medio. Pasados 20 minutos mas, la situación me llevó a correrme dentro de Ana sacándola un orgasmo que la encendió, más que apagarla.
-ANA: así se folla, puta, no te creas que eres mejor que yo, por que este animal te destrozara mas que a mi, ya lo veras, pero ahora seré yo, ¿me ayudas amor?- se dobló para besarme alocadamente.
-YO: claro.
La saqué de su interior para dejarla sitio, se tumbaba sobre el coño de Lara que estaba rezumando fluidos, Ana cogió el mas pequeño de los dildos y lo puso a vibrar, para luego metérselo de golpe a Lara que casi se corre de nuevo solo con eso, no tuvo que moverlo dentro de ella mucho tiempo hasta que lo logró introducir sin problemas, aun así, con calma y sin prisa fue creando sitio, haciendo círculos, con mis indicaciones, al rato su coño aceptaba aquello, así que cambió al otro, que metió de forma violenta hasta al zona donde se ensanchaba, Lara gemía de placer pero se notó alguna mueca de dolor cuando fue sintiendo como su coño se abría ante el empuje de Ana que estaba con cara sádica, la tuve que pedir que fuera con mas calma y cuidado, aceptó a regañadientes, pero logró otro orgasmo del interior de Lara, llegó a rozar el limen, el cuerpo de Lara se removió de dolor.
-LARA: ¡¡¡por el amor de dios, hacedlo de una vez, me voy a morir!!!
-ANA: tú calla puta, eres mi regalo y lo haré como y cuando quiera.- esas palabras era impropias de mi dulce Ana, se había metido en el papel a conciencia, y estaba disfrutando.
Cambió de consolador y cogió el mas grande, lo pringó de vaselina que guardábamos de antaño, cuando su coño se irritaba, lo untó y lo fue metiendo hasta volver a notar el limen, eso martirizó a la pobre Lara, que pese a chorrear de placer sentía morirse por dentro, Ana tuvo compasión y haciendo la cuenta atrás, dio la estocada final, empujó tan fuerte que le metió el consolador casi entero, obligando a Lara a gritar y moverse de tal forma que me preocupó.
-ANA: ¡¡dios Lo siento, déjame que lo saqué!!- la paré.
-YO: déjalo, ya esta dentro, se tiene que acostumbrar.
Lara imploraba clemencia, pero no lo tendría, sujetaba a Ana para que no acudiera en su ayuda, se movía como un perro la 1º vez que lo atan a un poste, con la cara roja y compungida, poco a poco fue adaptándose, su gritos y sollozos disminuyeron, hasta que se quedo quieta, suspirando.
-LARA: dios, no es tan bonito como lo pintan, me arde el puto coño, no lo aguanto mas.
-YO: tranquila puta, esto es solo la primera vez, ahora veras como gozas.
Quité a Ana, y me puse al mando, cogí lo poco del consolador que quedaba fuera, casi con las uñas, y lo fui sacando lentamente hasta dejarlo casi fuera, Ana miró horrorizada como brotaba sangre del coño y goteaba alguna gota del consolador, le pedí que se centrara en comerle los pezones a Lara, la tenia que devolver al juego. Mientras ella cumplía, apenas pudiendo con una teta a la vez, yo volví a hundir el consolador en su interior de forma mas suave y circular, su gemido mostró escozor pero no dolor, llegando a un punto localizado de penetración optima, lo fui sacando y metiendo con un ritmo tranquilo y pausado, dando pequeños respiros, cambiando las muecas por suspiros y los quejidos por gemidos, el trabajo de Ana estaba ayudando y se volvió a correr, allí aceleré la mano y lamía su clítoris, arrancándola orgasmo tras orgasmo, estaba encantada y moviendo la cintura queriendo abarcar mas de aquel consolador que la estaba matando, Ana acariciando y lamiendo sus enormes tetas con sus pezones sensibles, mi lengua recorría todo su hinchado clítoris mientras el consolador la follaba sin descanso, no aguantó mas y rompió a llorar con un orgasmo final que me pringó toda la cara con una fuente de fluidos, tirando de las cuerdas y las esposas, culebreando extasiada. La dejé tranquila y descansando, recuperándose de un ligero temblor entre sus muslos, sacando el consolador bañado de fluidos, dándoselo a chupar y lamer a Ana, que lo cogió encantada y se le llevó a la boca, montándose encima de Lara, y jugando a besarse y chupar el falo las 2 a la vez, para probar sus jugos, hasta que quedó seco, Ana se incorporó riendo de forma endiablada. Lara nos miraba con los ojos abiertos y respirando con una celeridad desproporcionada, sus enormes tetas eran movidas con violencia.
-ANA: no ha estado nada mal para ser la 1º vez, puta, ¿quieres mas?- Lara estaba roja y avergonzada, el calentón había pasado y se daba cuenta de su humillante situación, era un momento clave para saber si seria nuestra puta o no para siempre, así que mi mano volvió a su coño y haciéndola un dedo, buscando su punto G, la obligué a contestar.
-LARA: si.- apartó la mirada cerrando los ojos, admitiendo que le gustaba aquello, aunque no era lo que esperaba.
-ANA: ¿quieres esta polla?- se retorció y me la agarró, tiesa de nuevo después de lo ocurrido.
-LARA: si.- ahora sus ojos se clavaron en mí, pidiendo que cumpliera mi palabra, con lágrimas en los ojos.
-ANA: pues vas a tener que ganártelo, mira – cogió el consolador y lo pegó a mi polla, era algo mas de la mitad que la mía, eso ayudo a Lara a comprender el lío en el que se había metido, pero no pudo evitar relamerse.- si quieres que mi hombre te posea, vas a entrenar muy duro y vas a ser mi puta particular, a partir de ahora no te acercarás a el, si yo no te lo ordeno, se ha acabado ir de espaldas a mi tonteando con el, soy tu ama, y me obedecerás ¿me has oído?
-LARA: si.
-ANA: si te portas bien te ayudare a follártelo, pero si no me haces caso, se acabo todo.- Lara asintió sin despegar sus ojos de mi polla tiesa.
-YO: ahora mira como se folla de verdad.- Ana me entendió.
Se movió, yo con ella, colgándose de mi cuello y me rodeó la cintura con sus piernas, cruzándolas, la pegué sobre mi pecho colocándome al borde de la cama, con Ana flotando encima de la misma, dejando que Lara tuviera un 1º plano descomunal, y allí mismo la ensarté entera, el grito de Lara por ver como Ana se metía aquella bestialidad sin inmutarse me excitó mas que si lo hubiera dado la propia ultrajada. Ana me miró con la boca abierta por mi poco cuidado, eso me llevó a follármela sin descanso mas de 20 minutos así, sin dejar de bajar el ritmo haciendo que los fluidos de Ana cayeran sobre Lara, sus corridas cada día eran mas abundantes y eso facilitaba que mis penetraciones fueran mas largas, se la metía y se la sacaba prácticamente entera cada vez y a gran velocidad, Ana cedió, no soportaba esa fricción y aprendió trucos para aguantar mas, abriéndose de piernas y estirándolas hacia arriba, mis manos en su culo era suficiente apoyo como para terminar corriéndome, poro la maté, bajándola y poniéndola a 4 patas sobre Lara, ensartándola por el culo dejando que viera el 1º plano de nuevo, regalé unos 10 minutos finales en que saqué a la bestia, Ana enloqueció, mientras que Lara temblaba solo de pensar que yo me la tirara así algún día, gritando que parara y pidiendo clemencia, mientras Ana sonreía halagada moviendo la cintura como una autentica profesional, luciéndose. En esos apenas 10 minutos de la bestia Ana quedó en blanco, a veces la bestia era controlada, y aguantaba mas mi dulce Granadina, y otras veces se me rompía la cadena, esa fue una de esas veces, era un muñeco de trapo, se tuvo que tumbar sobre Lara al no hacer ninguna fuerza para mantenerse erguida, corriéndome como un animal en un frenesí final matándola sobre el cuerpo de Lara y cayendo fundido sobre las 2, joder, me había quedado sin fuerzas, hacia mucho que no estaba así, pero me dio para comerle las tetas a Lara de nuevo, era un agravio comparativo, Ana las tenia de buen tamaño, normales y exquisitamente colocadas, pero las de Lara eran un prodigio de la anatomía femenina, un insulto a las leyes de la física. Mientras Ana se retorcía, tumbaba de lado sobre Lara, en un estado semi hipnótico, me quedé mirando a Lara y sus tetas, me puse de rodillas sobre su vientre y plante mi polla flácida y pringosa entre sus tetas, dándola en la barbilla con el glande.
-YO: dime, puta, ¿te crees que aguantarais esto que acaba de pasar?
-LARA: no.- lo dijo clavándome su mirada a los ojos, moviendo la cabeza de forma nerviosa diciendo que no.
-YO: me alegro de que por fin lo entiendas, eres inferior, en cualquier sentido, a Ana, y por lo tanto nuestra puta, solo podrás quitarte ese cartel si logras superarla.
-LARA: si, pero….quiero decir, no voy a poder hacerlo nunca.
-YO: eso queda en lo bien que te portes y lo rápido que aprendas.
Deshice los nudos y le quité las esposas, dejándola ir al baño, Ana supervisó su ducha, ya vuelta un poco en si, salieron desnudas y húmedas, por suerte estaba demasiado cansado para darme cuenta, me di una ducha fría, retomando sensaciones, volvía a tener un juguete roto, una mujer esclavizada para el sexo, pero ahora era compartida con Ana, mi verdadero amor, la mujer que siendo dulce y cariñosa, seguía mi ritmo sexual y se adaptaba o tomaba partido de aquellos juegos sexuales. Supuse que era la evolución lógica de una relación estable sin que se deteriorara, no podíamos seguir siendo la”parejita recién casada” siempre, estabamos madurando y aprendiendo juntos. En mis pensamientos estaba cuando Ana entró en el baño mientras me secaba, no sabia cuanto tiempo había pasado desde que me metí en la ducha, Ana estaba preparada para dormir, con uno de sus corpiños fosforitos transparentes, solo con el y un tanga a los que les había cogido el gusto, dejándome ver sus tetas a través de la tela con su espalda al aire solo tapada por unos tirantes elásticos, cerró la puerta y se acercó abandonando el papel de ama, cayendo a mis brazos con una de sus maravillosas sonrisas.
-ANA: dios, que gustazo, me acabo de quitar un yunque de encima con esa cerda.
-YO: vamos, ¿que no te parece mal?
-ANA: ¿que dices? Me encanta, ha sido un acierto, sobretodo con ella, tienes que verla, la he preparado para ti, la he ordenado que duerma con nosotros esta noche, solo dormir, y ni me mira a la cara, y obedece como un corderillo, nunca pensé que ver a alguien así me…..
-YO: ¿excitaría?- asintió algo avergonzada.- es normal, pasas de ver a una persona a un objeto, a tener poder sobre ella, y eso atrae, pero tienes que tener cuidado de no pasarte pero también de no parecer débil, si quieres mantenerla en este estado.
-ANA: vale, tu guía – me besó tiernamente, recordando que seguía allí mi novia perfecta, dios, era el hombre mas afortunado de la tierra, no hablo de una frase hecha, si no que no podía ser mas feliz con una mujer así a mi lado.
Volvimos juntos al cuarto y entonces vi a Lara de pie, mirándonos atenta y solo vestida con uno de los corpiños elásticos transparentes de Ana y un tanga, de los que no era asidua y mas que eso era en contra, siempre iba con grandes bragas discutiendo y alegando en contra de una prenda intima tan incomoda como el tanga, ufffffff, no os podéis hacer una idea, ver a Ana así era un pecado, y a Alicia no le quedaban bien, pero las tetas de Lara encerradas en esa tela eran un escándalo, se medio tapaba, le ordené que apartara las manos, dios, era groseramente obsceno, me recordó a Eleonor, la madre colombiana, saliendo a la piscina el 1º día con el biquini de su hija, pero mas grotesco aun, en Ana quedaba de frente como un vestido de noche algo descocado, casi ni se notaba que no había tela de los costados hacia atrás, pero en Lara la tela terminaba antes en el pecho, y se le salían las tetas por los lados y por encima, eran 2 balones de basket metidos en una de esas redes de medio kilo de naranjas o patatas. Estaba roja de vergüenza y caliente, si tenia los pezones tan sensibles el roce de aquella tela en ellos debían ser continuo y fuerte, no es que no se le cayeran y la tela las sostuvieran, ya sabia que desnuda y de pie no se le movían pese a la gravedad, es que las tenia pegadas al cuerpo como si estuviera boca abajo en el suelo, casi le nacían al final del cuello, no puede evitar ir a por ella y acariciar sus pechos, metiendo mi lengua hasta su laringe, acto que devolvió encantada, mas apasionada cuando mis manos fueron a su trasero y se metieron entre sus nalgas dando pequeños tirones leves del hilo del tanga, provocándole una fricción en el coño que la mojó al instante, lo noté, al ponerme detrás de ella y atacar su cuello mientras mis manos se apoderaban de sus senos sin poder abarcarlos, en mi polla al meterse entre sus muslos, como su calentura y su humedad iban aumentando, pero no se movía, solo se dejaba hacer, mirando en el espejo de enfrente toda la escena y mi estaca atravesándola de lado a lado. Ana se nos puso delante, y con suavidad me fue levantando la cara hasta hacerme mirarla.
-ANA: tranquilo amor, esta noche solo dormiremos.- me paró en seco separándome de ella por que me conocía lo suficiente como para saber que si seguía, Lara no salía de allí sin ser ensartada y ella quería enseñarla, poco a poco, como hice yo con ella.
Me acosté como siempre, metiendo mi polla entre las piernas de Ana y abrazándola dándola mi calor, aspirando su pelo y su olor a coco, dándole la espalda a Alicia, pero no tardé mucho en darme la vuelta y hacer los mismo con ella, era el juguete nuevo y quería probarlo, mis manos se centraron en sus tetas con los 2 salientes de los pezones, y su pelo corto, que no olía a nada, decidí probarla de nuevo, y ya de paso modificarla a mi gusto.
-YO: a partir de mañana quiero que tu y tu pelo oláis a vainilla, no eres una zorra barata, eres mía y yo solo tengo lo mejor. ¿Me has oído?
-LARA: dalo por hecho.
Me estaba costando conciliar el sueño con ellas 2 en la cama, las fui intercalando hasta que me quedé dormido, con sueños de futuro para esa nueva relación formada.
CONTINUARA………
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Llegué a casa en pleno atardecer. En todo el camino pensé en lo que me estaba pasando. Esto había sucedido a una velocidad vertiginosa, casi que ni tiempo tuve de pensarlo. Mas bien solo me dediqué a disfrutarlo.
El pequeñísimo vecindario allí estaba como siempre. Los hombres reunidos en una mesa vieja y desvencijada jungando cartas y bebiendo vino. A mi paso, como venían haciéndolo últimamente, pausaban el juego para prácticamente desnudarme con la mirada. Antes me molestaba, ahora lo disfrutaba.
Luego me cruce con Don Jacinto que con una sonrisa me hace señas para que me acerque.
¿Qué tal Don como le va?
Bien m’ija, bien -dice sin levantarse de la silla.
Y cuando me doblo para darle un beso como todos los niños hacen con él, ni corto ni perezoso, siento su mano envolviendome una pierna.
Ya estas hecha toda una mujercita.
Gracias Don Jacinto -le digo poniéndome colorada y sin saber qué hacer con ese momento.
Estas muy linda… -mientras su mano me acaricia.
Al principio me quedo cortada, pero después me divierte y le sonrío con ternura. El pobre… está viejito ya. Y saliéndome suavemente de la situación le digo:
Bueno, hasta mañana, me tengo que ir a casa.
Y arranco antes de que me de mas charla. Recordé lo que me había dicho Rosa con respecto al crecimiento, a pasar de niña a joven con formas de mujer, a ser el centro de muchas miradas con intensiones sensuales.
Pero lo descarté otra vez pensando que era un poco exagerado ese pensamiento.
En mi casa me cambié. Tengo el interior manchado de los restos de Arturo y mientras lo miro me sonrío y me provoca recordar la imagen de él sobre mí. Me lavo el pelo y el cuerpo en la regadera de afuera, con paredes construídas de cañas de bambú, sin techo. Me gusta estar limpia, lo disfruto.
Paso otro rato acomodando mis cosas y finalmente emprendo camino hasta la casa de Rosa y Arturo. Vamos a cenar.
Charlo un rato con ella hasta que llega Arturo. Saluda a Rosa que se ocupa finalizando la comida y viene a mí plantándome un beso en los labios.
Qué bien hueles…
Gracias.
Le sonrío.
Me cambio y vuelvo -me dijo.
Regresó y preguntó por su hijo Julian, a lo que su esposa Rosa contestó de inmediato:
Le pedí que se quedara con los hermanos de Andreita otra vez para que ella pueda dormir sola esta noche.
Buena idea.
Pasamos la cena charlando y Arturo contó de que es posible que por los próximos tres días no venga a dormir porque tienen que empezar la cosecha. Luego la conversación pasó a otros temas y finalmente me levanté a ayudar a limpiar la cocina.
Arturo se fue a acostar y luego lo siguió Rosa.
Acuéstate cuando quieras Andreita. No te preocupes por nosotros.
Estuve fuera un rato. Seguía pensando en mis padres que todavía no llegaban con las noticias de la visa para ir al norte y en el deseo que yo tenía de viajar, de conocer la ciudad que apenas estaba a tres horas o de subir a un avión por primera vez para ir a otro país. ¡El día que lo lograra iba a ser muy excitante!
Sé que tenía un tío en el norte, y allí era para adonde mi familia apuntaba emigrar. Él se había ofrecido ayudarnos porque le había ido muy bien. Tuvo la fortuna de poner un negocio con el que le fue de maravillas.
La luz de las estrellas apagó mis pensamientos y volví a recordar lo pasado con Arturo. Un cosquilleo entre las piernas me hizo reaccionar. Y sin siquiera planearlo, me toqué. Estaba mojada. Seguí tocándome y con un dedo recorrí la vagina de abajo hacia arriba. Me acaricié el clítoris y mis labios se separaron para dejar salir una bocanada de aire mezclado con un tímido gemido. Pensaba que él estaba a pocos pasos. Que esta noche no iba a poder sentirlo cerca porque a lo mejor Rosa no se iba a dormir tan temprano como la noche anterior y descarté la posiblidad por completo.
Me levanté del tronco donde estaba sentada y entré. Me quité la ropa y dejé mis tetitas al aire para meterme en la cama. Cuando ya había acostumbrado la vista a la luz de la luna que entraba por la ventana, me dí cuenta que Rosa montada encima de Arturo y tapada con las sábanas, se estaban dedicando a mirarme sonrientes.
Uy, perdón! -dije medio atontada y me metí en la cama dandoles la espalda.
No mi chiquita, no te preocupes. Está bien. No sientas verguenza. Es que no nos dimos cuenta que entrabas -me dijo Rosa.
Ven -me dice Arturo- arrímate aquí.
La mano palmeaba su cama llamándome para que me acostara con ellos.
Dudé porque Rosa estaba allí, pero apoyó a Arturo diciéndome:
Ven. No sientas verguenza – y rodando al otro lado de la cama me dejó lugar al lado de Arturo.
Entonces reaccioné y dije:
No… yo, yo no quiero molestarlos. Puedo dormir aquí, no se preocupen -señalando la cama donde me encontraba.
¡No, no y no, mi linda! No te vamos a dejar solita! -dijo Arturo atrayéndome pasando el brazo por debajo de mi nuca.
Y sentí su piel cuando me giré hacia él. Me dí cuenta que estaba desnudo por completo. Y Rosa dijo:
Andreita, Arturo quiere hacerse nuestro protector esta noche. No quiere dejarte dormir solita. -me dijo apoyando su cara sobre el pecho de su marido.
Si -contesteo él- Y yo también me siento protegido rodeada de ustedes dos! Ja, ja, ja…
Su mano me araciaba la espalda.
Ven -dijo Rosa- vamos a usarlo de almohada!
Y empujándome la cabeza con cariño nos juntamos en su pecho. Yo me sonreía nerviosa. No sabía qué hacer, cómo reaccionar…
Sentí movimiento mas abajo de la cintura de Arturo y me percaté que la mano de Rosa lo acariciaba entre las piernas. Intenté hacerme la tonta, pero ella me sonrió. Suficiente para hacerme entender de que ella sabía que su mano no me había pasado desapercibida. Y sin dejar de mirarme a los ojos descendió hasta desaparecer entre las sábanas. Un movimiento de Arturo acompañado de un gemido daban por entendido de que se estaba haciendo cargo de su pija con la boca.
Él giro su cara hacia mí y pegó los labios a los míos. A pesar de los nervios, mis flujos vaginales no se aguantaron mas y comencé a ensoparme. La lengua penetró en mi boca.
Los únicos sonidos que se escuchaban eran los grillos afuera, la boca de Rosa chupando la pija a su marido y los ruidos que provocaban nuestros besos. Todo me parecía irreal. La rapidez con que seguían multiplicándose los hechos sexuales de mi vida en los últimos dos días parecía poco normal. Mas bien era algo mágico…!
Rosa apartó las sábanas y con una mano atrajo la mía para que le agarrara la pija a su marido mientras ella seguía chupando. Me gustó sentirla en mi mano. También sentía los labios de ella pegando contra mis dedos cada vez que se la hundía en la boca.
¡Que rico tenerlas a las dos en la cama asi! ¡Rosa, quitale el calzón a Andrea! -le ordenó.
Ella, abandonando su pija, vino hasta mi lado y me bajó el calzón despacio, como disfrutandol hasta quitarmelo. Me quedó mirando entre las piernas mientras Arturo no soltaba mis labios y seguía besándome.
Y fue entonces en ese momento en que sentí que la boca de Rosa me besaba entre las piernas al igual que la boca de su marido hacía lo mismo con mis labios!! Rosa me metía la lengua y me pasaba dos dedos por el clítoris.
Hasta ese momento había creído que, cojer como lo había hecho con él, era el sumun del sentimiento físico. ¡Nunca habría pensado en que había más cosas deliciosas por conocer!
Me envolvió un estado insoportablemente caliente que me pedía a gritos que me liberara y dejara escapar gemidos y retorcijones con total libertad. Y así lo hice…
Abrí las piernas tanto como la posición me dejaba y me aferré a los cabellos de Rosa que se había entusiasmado chupándome. Mi mano masturbaba a Arturo ahora sin piedad. Su boca bajaba y se apoderaba de mis pezones.
Por mi cabeza no pasaba otra cosa mas que el sexo que estaba sintiendo. Ni pensamientos, ni imágenes, ni ruidos… estaba en un estado de éxtasis total! Que delirio!
Rosa me levantó las piernas más en alto y ahora su lengua luchaba por entrarme por detras. Y Arturo al darse cuenta le dijo:
Si mi amor, asi. Mójaselo bien, abréselo porque por ahí quiero que la sienta.
Rosa se dió a la tarea que su marido le pedía. Me metió un dedo en mi culito virgen y cuando lo hacía, sus labios volvían a mi vulva. Me sentí incómoda al principio al recibir esa invasión por mi trasero, pero al ratito lo empecé a disfrutar. Luego dejaba mis vulva y volvía a mojarlos con saliva e intentaba dos! Nunca había creído que por ahí podía disfrutar también!
Mientras tanto Arturo se enderezó y se sentó en mi pecho con una rodilla a cada lado de mi cara. Cuando le tomé la pija con mis dos manos él se adelantó y mis labios se apoderaron de la cabeza.
¡Chúpala! -me pidió.
Ese era mi deseo y no me hice esperar. Me le metí como pude y comencé a saborearlo con mi lengua primero, luego me la metía hasta donde podía y volvía a sacarla. Continuaba en esa tarea mientras Rosa habilmente me hacía disfrutar su entregada labor que chuparme por debajo.
El olor a sexo y los gemidos invadieron el ambiente del pequeño cuarto. Me sentía insoportablemente deseosa. Quería disfrutar sin parar, no quería que esa noche tuviera final.
Los dos dedos de Rosa ya se habían acomodado dentro de mi culito y ya no me incomodaban. Al contrario, me estaba gustando.
Arturo se sale de mi boca y hace lugar para que Rosa abandonando lo que me hacía, se sube hasta montarse arriba mío. Intenta juntar su vulva con la mía. Estamos ensopadas! Me mira a los ojos de una forma que no había sentido hasta ese momento y bajando la cabeza lentamente junta sus labios con los míos.
Jamás había pensado en dos mujeres besándose de la forma que empezamos a hacerlo. En cuanto su lengua invadió mi boca, yo hice lo mismo y sentí un deseo impresionante de moverme para que nuestros sexos se restregaran con fuerza. Ella entendió mi deseo y cruzó un pierna por entre las mías quedando entrelazadas. Así la sentí. Mi clítoris era restregado por el suyo y no dejábamos de besarnos. Sentí un climax insoportablemente delicioso. La suavidad de nuestros sexos entremezclando la humedad acrecentaba ese olor insoportablemente delicioso. Y fue tanto el entusiasmo que moví con furia mi cintura hasta que sentí que Rosa gemía cada vez más alto hasta llegar a una pausa y finalmente otro grito que me hizo enloquecer. Las dos estábamos llegando a un orgasmo profundo.
Nos quedamos quietas por un minuto hasta que Arturo pidió a Rosa que giráramos me dejara a mí encima de ella.
Con ese movimiento quedé encima de ella con mi culito expuesto para él. Se acomodó detras mío y sentí el calor de la cabeza de su pija en la misma entrada.
Me acarició la espalda con sus manos. Rosa me acariciaba las tetitas y me besaba en los labios con sensualidad.
Todo parecía estar listo para mi primera vez por detras. Ya no podía arrepentirme. Entonces empujó un poco deslizandose lentamente dentro de mi culito virgen acompañando con salidas y entradas bien cortas. Me dolía un poco. Era más grande que los dos dedos de Rosa pero yo esperaba acostumbrarme como lo hice con ella. Mis expectativas fueron siendo suplantadas por un deseo increíble de ser cojida por él a como fuera.
Rosa había tomado mis nalgas y las abría para ayudar, empujándome mas hacia su marido.
Asi mi linda… asi… Tienes el culito apretadito. Es peligroso porque me puedes hacer acabar muy rápido. Muevete despacito por favor…!
Estas ensopadísima Andreita…. -me dijo Rosa sin despegar sus labios de los míos. -¿Te gusta que Arturo te la meta por el culo?
…aha… sss…sssiii! -en ese momento me metía todo lo que quedaba e hizo una pausa.
Todo me parecía hermoso! Me encantaba estar asi, atrapada entre los dos. Se ocupaban de hacerme disfrutar tanto…
El grosor de su pija dentro de mi culito me elevaba la temperatura de mi conchita que deseaba ser sobada. Como adivinando mis deseos, ella me pasó la mano, me acarició el clitoris por unos segundos y me introdujo un dedo. Poco a poco empecé a mover la cintura, no me aguantaba más estar tan quieta con eso tan rico adentro. Él entendió mi necesidad e hizo lo mismo.
Rosa me besaba otra vez y me decía:
Estas disfrutando mucho mi niña. Tu carita lo dice todo. Disfruta lo más que puedas. Grita si tienes ganas. Pídenos lo que quieras hacer.
No podía pedir algo específico. Todo me gustaba, no sabía elegir todavía, quizas porque seguía descubriendo más cosas que me gustaban demasiado.
Asiiiihh…. asihhh… -llegué a balbucear con mi lengua peleando con la de Rosa.
Otra vez Arturo me embestía con precisión de la forma que más me hacía sentir. Su pelvis golpeaba contra mis nalgas mientras se aferraba a mis caderas.
Ufff… que rico y apretadito tienes el culo Andreita…!
mmnhhh… sssiih?
Asi mi cielito, asi mueve las caderas que te voy a llenar de leche ese culito sabroso.
– Dale Arturo, acábale dentro ya porque esta niña se está desbordando!
Y en ese momento me vino un choque eléctrico por todo el cuerpo concentrándose en la entrada del culo y en los labios de mi vulva que apretaba los dedos de Rosa. Y soltándome de los labios de ella exploté sin aguantarme:
Aaaaghhh….! Aaaaghh! Asíiiiihhhh…. Sssiiiii!!!!
Métesela duro, dásela! -gritó Rosa mientras yo le ensopaba los dedos que me tenía metidos hasta que salió un poco rodando por su mano.
Toma!!! -me gritó Arturo aferrándose con fuerza a mi cintura y empujandola lo más adentro que pudo hasta que paró y quedó así, apretado mientras su pija no paraba de hacer convulsiones… mientras se vaciaba dentro mío!
Me quedé quieta. Qué rico sentía cuando me estaba echando su leche dentro!
Rosa, esta niña me ha sacado tanta leche como hace tiempo que no me sucedía. Es tan calentona… me encanta cojérmela!
No dejes de cojértela. Me gusta que nos cojas a las dos las veces que quieras. No me importa que se lo hagas, me gusta saber que se lo haces a ella. Me calientas mas!
De verdad no te molestaría? -le preguntó Arturo a su mujer.
No! Al contrario! Me fascinó chuparsela y restregarnos, besarnos las tetas y la boca. Yo también me quedo con ese deseo. No te asustes Andreita, es la primera vez que se lo hago a una mujer y me encantó. ¿te sientes bien?
Si -respondí mientras él me la sacaba lentamente. Me tiré a un lado de Rosa que me acarició la cara mirándome con ternura.
Yo la miré a los ojos y nos sonreímos. Eso me dió un impulso involuntario y me acerqué a besarla en la boca otra vez. Ella me acercó sus dedos ensopados de mi venida y lo puso entre los labios de ella y míos. Los chupamos juntas.
Arturo se levantó y fue al baño a enjuagarse. Se demoró. Y con Rosa aprovechamos para seguir besándonos.
Chúpame las tetas -me dijo.
Y sin hacerme esperar hice lo mismo que ella me había hecho hace unos minutos. Se retorcía ayudándome con las manos en mi nuca. No sé cuánto estuve haciéndoselo hasta que en un momento me pidió:
Chúpame la concha que quiero acabar en tu boca.
Bajé hasta encontrarme frente a su concha. Cuando arrimé mi boca ella se abrió los labios de la vulva y le planté un beso con mi boca totalmente abierta, para abarcar lo más que podía. El huequito de entrada quedó bien en medio y me provocó meterle la lengua.
Sus manos se crisparon en mi cabeza mientras sus caderas se elevaban con deseos y volvían a bajar en un compás continuado. Esas movidas fueron acrecentando la velocidad y apretándose más contra mis labios.
Asíiii mi niña, asssiiihhh. que te la estoy echando en la boca! Asiii… toma!!!
Y mientras se retorcía mi cara empezó a mojarse totalmente, en la boca un líquido sabroso encendía más los movimientos de mis labios y la lengua hasta que ella fue perdiendo la fuerza de sus embestidas y la presión de sus manos en mi cabeza.
Me quedé por un rato pasandole la lengua como un gato, oliendo lo que tanto me llamaba la atención, separándome de vez en cuando para mirarle la concha. Tenía un poco de bellos alrededor, no muchos pero eran bien suaves.
Entonces sentí las manos de Arturo que había regresado. Me acariciaba toda en esa posición. Minutos después se acostó y nos hizo poner a cada uno de cada lado suyo.
No sé cuánto habrá pasado de tiempo, pero me quedé dormida.
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adriana.valiente@yahoo.com
3
Smallbird se levantó al día siguiente acompañado por una respetable resaca. Entró en el baño tosiendo y descargó un escupitajo negro como su alma en la taza mientras meaba. Suspirando tragó un par de aspirinas y encendió su primer cigarrillo del día. Desayunó un café frío y se puso una camiseta limpia antes de ponerse la cazadora y el casco y salir de casa.
Entró en la comisaría precipitadamente y mientras le pedía a Gracia que preparase la sala de conferencias para una proyección se dirigió al despacho del comisario.
—Espero que tengas noticias, la alcaldesa está hecha un basilisco y me ha amenazado con arrancarme las pelotas si no resolvemos el caso para el fin de semana.
—Aun no tengo nada concreto pero creo que he dado con un posible móvil del asesinato. Ahora mismo vamos a analizar unos videos que la víctima hizo en casa de su vecina.
—¿La camarera?
—Sí, por lo que he podido averiguar la chantajeaba, al menos al principio, para poder acostarse con ella.
—Estupendo, sexo, violencia y cintas de video. —dijo Negrete resoplando— Por Cristo bendito, mantén todas las copias de esos archivos controladas. Si esos videos salen en alguna televisión o en algún canal de internet estaremos mañana todos en la calle.
—Descuida jefe, desde hoy esos archivos estarán únicamente bajo mi poder y solo se los dejaré a personal de confianza.
—¿Y qué vas a hacer ahora? —preguntó el comisario.
—Vamos a analizar el material y luego vamos a traer a tío y sobrina para aclarar alguna cosilla sin importancia, será entonces cuando les presionaremos con todo lo que tenemos a ver qué averiguamos.
—¿Crees que son los asesinos? —preguntó Negrete con desconfianza.
—La chica no creo que tenga nada que ver, pero el arquitecto, pese a su capa externa ligeramente afectada, es posesivo y manipulador, podría ser nuestro hombre. Cuando la chica llegó a la ciudad le faltaba poco para la mayoría de edad, aunque ningún juez lo condenará podemos apretarle las tuercas insinuando que si le acusamos esas pruebas podrían hacerse públicas.
—De acuerdo, adelante entonces, pero no te pases, estás jugando con fuego y toda la prensa está encima nuestro. Huelen la sangre.
Smallbird salió del despacho satisfecho y se dirigió a la sala de conferencias dónde Viñales ya lo tenía todo preparado.
Smallbird le dio las gracias y les explicó a todos los reunidos lo que había encontrado. Sin más dilación conectó el disco duro, seleccionó el primer archivo y lo reprodujo ante la mirada a veces interesada a veces asqueada de los investigadores.
—¡Joder! ¡Ya era hora! —exclamó Arjona— Después del trabajito de ayer necesitaba algo así. La noche pasada la pasé soñando con que era el compañero de celda de un Nacho Vidal hipersalido.
—¿Es realmente necesario ver todo esto? —intervino la agente Viñales.
—Buena pregunta. Necesitamos todos los detalles porque luego vamos a interrogar a tío y sobrina y mientras más sepamos de todo esto, más posibilidad habrá de sorprenderlos y hacer que hablen. —respondió Smallbird—¡ Ah! Y aprovecha, Arjona, porque en cuanto terminemos volverás a examinar esos archivos. Puede que encontremos más información oculta en esas carpetas.
Arjona hizo una mueca de asco y se concentró en el visionado del siguiente archivo. Smallbird ya los había visto todos la noche anterior pero imitó a todos los presentes concentrándose en la pantalla.
Vanesa pasaba de nuevo por delante de la cámara y se dirigía a la puerta tras haber sonado el timbre.
—Hola, ¿Necesitas algo?— Se oyó decir fuera de cámara a la joven con la voz nerviosa.
—Sabes por qué he venido. ¿Te ha gustado la película?
—Yo no sé a qué te refieres. —intentó disimular la joven.
—Sé perfectamente que has abierto tu correo y has examinado el archivo así que no te molestes en mentirme. —dijo Alex Blame que por primera vez aparecía ante la cámara mientras iba acorralando a la joven contra una de las paredes del salón.
La joven intentó revolverse y empujar al señor Blame para conseguir zafarse de él, evidentemente sin conseguirlo.
—¡Déjame en paz o empezaré a gritar! —dijo la joven no muy convencida.
—No creo que lo hagas —replicó Blame acariciando la suave piel de la joven con unos dedos gordos como morcillas— que iba a decir papá si descubriese que la putita de su hija protagoniza una sórdida película acompañada de su hermano.
—Eres un cabrón. —dijo intentando reponerse.
—No, soy un cabrón con suerte. —dijo Blame alargando la mano y sobando el cuerpo de la joven por encima del ligero vestido de algodón.
Vanesa reaccionó inmediatamente y le dio un fuerte bofetón. Alex Blame sonrió y se lo devolvió con desgana. La joven gritó y se echó una mano a la mejilla. El hombre la cogió por un brazo y de un empujón la tiró sobre el sofá con una sonrisa maligna.
—Ni se te ocurra volver a hacerlo putita. Ahora desnúdate para mí —dijo el tipo sentándose cómodamente en el sofá y echándose mano al paquete.
La joven lo pensó durante unos segundos y finalmente se puso de pie apesadumbrada.
—Vamos putita, no tengo todo el día. ¿O prefieres que cuelgue tus grandes éxitos en internet? Por cierto ¿Y esos sonidos tan raros que hace tu tío cuando folla? ¿A qué se deben? ¿Alguna de vuestras antepasadas se folló un aullador?
La joven no le hizo caso y se quitó el vestido sin ninguna ceremonia.
—Vamos, vamos. Sé que lo puedes hacer mejor. —dijo él poniendo música con un mp3 que llevaba consigo.
Vanesa suspiró, cerró los ojos y comenzó a moverse al ritmo de la música. Desde una nueva perspectiva, todos vieron como los pechos grandes y turgentes de la joven se balanceaban al ritmo de la música ante la mirada porcina y acuosa de Blame.
—Así está mejor —dijo él— ahora quítate las bragas, quiero ver ese chochito rubito en vivo y en directo.
La joven se quitó obedientemente las sencillas braguitas de algodón que portaba y se quedó totalmente desnuda ante la libidinosa mirada de aquel tipo.
En el silencio de la sala de conferencias se oyó como Arjona tragaba saliva audiblemente al ver el cuerpo pálido y el vello rubio adornando el sexo de la joven.
—Realmente deliciosa. —dijo Blame babeando ante la visión del cuerpo joven y turgente mecerse sugerente al ritmo de la música.
Alex gruño y revolvió con su manaza en el bolsillo del albornoz sacando una pequeña pastilla azul.
—Esto, cariño —dijo mostrándole a la joven la Viagra antes de tragarla—me permitirá hacerte volar durante horas.
La risa resonó por todo el piso mientras Blame se quitaba el albornoz que llevaba puesto y le mostraba a la joven un cuerpo gordo blanco y ligeramente sudoroso. Su polla erecta y congestionada se bamboleaba bajo su tripa dándole una aspecto estrambótico.
Con la mirada fija en los grises ojos de la joven, se acercó a ella y le dio un largo beso en la boca. La joven se quedó rígida con los brazos quietos a los costados y cerrando los puños impotente mientras el hombre repasaba su boca su cuello y sus clavículas con la lengua.
—Tranquila cariño. Mi fuerte con las mujeres no es la primera impresión pero pronto sabrás apreciar todo lo que te voy a dar. —dijo agarrándose la polla y restregándola contra los muslos tensos de la joven.
Blame cogió a la joven con suavidad por un hombro y la guio fuera del campo de la cámara. Un nuevo plano les enfocó mientras entraban en la habitación. Blame le empujó contra la pared y agarrando uno de sus pechos lo chupó con avaricia. Vanesa gimió y con un gesto de miedo y asco tensó todo su cuerpo incapaz de de decidir si gritar o dejarse hacer.
—¿Cómo conseguiste hacer la película? —preguntó ella tras un par de minutos de magreo y dolorosos chupetones.
—Muy sencillo. —respondió él sin parar de estrujar emocionado los redondos pechos de la joven— El día que me ofrecí para instalarte gratis internet aproveché y puse algunas cámaras en tu piso.
—Cerdo, y yo me fie de ti.
—No te flageles, no eres la única, en realidad vivo de eso. Tengo una página web donde ofrezco películas gratis, cuando cualquier idiota se baja una de ellas yo robo todos los datos que hay almacenados en su ordenador. Oro puro.
Alex no se extendió más y agarró a la joven lanzándola sin miramientos sobre la cama. Sin dejarla reaccionar se tiró sobre ella inmovilizándola con su peso. Con un suspiro de placer se cogió la polla con la mano y la enterró en el fondo del coño de la joven.
—Vamos putita, imagina que soy tu querido tío que viene a consolarte en tu soledad.
Vanesa soltó un breve grito al notar como la polla de aquel hombre entraba cuando su coño aun no estaba del todo preparado e intentó revolverse pero Alex sujetó sin miramientos sus muñecas contra el colchón.
Segundos después Blame comenzó a entrar y salir abriéndose pasó en el deliciosamente estrecho coño de la joven y no tardó en correrse resoplando y empujando como un elefante marino.
A pesar de todo, la joven vio como tras la eyaculación la polla de su agresor seguía dura y caliente como un hierro al rojo.
—Tienes un chocho precioso putita. —dijo Blame enterrando la cabeza entre las piernas de la joven y chuperreteándole su sexo.
Muy a su pesar Vanesa comenzó a excitarse y olvidándose de quién estaba entre sus piernas agarró su cabeza y tiró de ella gimiendo mientras agitaba su pubis y arqueaba su espalda.
Blame penetró en el cálido interior de la joven, en esta ocasión con sus dedos, mientras que con maestría golpeaba con fuerza el clítoris de la joven con la lengua haciéndole retorcerse de placer con cada impacto.
A continuación Blame cogió a la joven aun estremecida y sentándose en el borde de la cama la depositó sobre su regazo. Esta vez fue ella la que cogió la polla con sus manos y se la metió en su coño, ahora totalmente encharcado de deseo. Agarrándose a los hombros comenzó a subir y bajar empalándose con el miembro de Blame, cerrando los ojos y dejándose llevar por el placer.
—Muy bien, más rápido putita. —dijo Blame sudando y resoplando.
La joven siguió cabalgando hasta que agotada se dejó caer brillante de sudor, Blame la agarró entonces por la cintura y la alzó en el aire sin dejar de penetrarla a un ritmo salvaje. Jadeante por el esfuerzo la depositó sobre un aparador y siguió follándola hasta que la joven se corrió gritando e hincando las uñas en la espalda de su chantajista.
Sin dejarla reponerse la obligó a arrodillarse y le metió la polla en la boca. Vanesa chupó obediente la polla de Blame olvidándose de cualquier comedimiento, repasando el miembro de extremo a extremo con su lengua, chupando y mordisqueando.
—¡Sí putita! Eso es. —dijo Blame enterrando la polla en el fondo de la boca de la joven y eyaculando de nuevo.
Alex sacó la polla mientras la joven tosía y escupía semen y golpeó las mejillas de la joven con su miembro aun duro como una piedra.
Ante la mirada alucinada de los presentes aquel cabrón cogía a la joven y la ponía a cuatro patas en la cama y lubricando su coño con un poco de saliva volvía a penetrarla.
Los dos amantes se alternaron en sus orgasmos sin solución de continuidad hasta que finalmente tras más de hora y media de ejercicios gimnásticos se tumbaron en la cama agotados y jadeantes.
—¡Joder! —exclamó Arjona cuando terminó la proyección— ¡Qué gran pérdida para la humanidad! Este tipo era el Cecil B. De Mille de los videos caseros.
El resto de la mañana la pasaron viendo maratonianas sesiones de sexo y preguntándose cuanto debía comer aquel tipo para poder mantener aquella tripa realizando un ejercicio tan intenso.
Cuando volvieron de la comida, Smallbird llamó a Vanesa y a su tío citándolos por separado para “aclarar unos detalles en la comisaría”.
Mientras esperaban la llegada de ambos, Smallbird echó una mirada al informe preliminar de la autopsia sin que averiguase nada que no le hubiesen contado antes los periódicos.
Salvador fue el primero en llegar con diez minutos de adelanto, Camino lo condujo a la sala de interrogatorios dónde Smallbird le esperaba tranquilamente sentado y cerró la puerta a sus espaldas.
—Perdone que le recibamos aquí, pero están redecorando mi despacho y no tengo un sitio mejor para recibirle. —mintió Smallbird con total naturalidad— Siéntese, por favor.
Smallbird abrió una carpeta llena de papeles que no tenían nada que ver con el caso mientras esperaba a que el tío Salvador se pusiese todo lo cómodo que era posible en la silla metálica que el detective le había ofrecido.
—Vaya. Así que es aquí donde obtienen las confesiones de los asesinos. —dijo Salvador mirando a su alrededor e intentando no parecer nervioso.
—Ante todo gracias por venir, sabemos que es un hombre muy ocupado. —dijo el teniente entrelazando los dedos sobre la mesa.
—En efecto, así que le ruego que vayamos al grano, por favor.
—Por supuesto. ¿Podría decirme donde estuvo la anteanoche? Digamos desde las nueve hasta las seis y cuarto de la mañana.
—¿Está insinuando que soy sospechoso?
—Oh no, —respondió Smallbird poniendo una cara de inocencia digna de un óscar— es todo pura rutina. Pedimos la coartada de todas las personas relacionadas con la víctima para descartar a la gente y evitar que nos enredemos en falsas pistas. Ya sabe no debemos malgastar el dinero del contribuyente.
—Lo entiendo —dijo Salvador—¿Pero qué tengo que ver yo con ese tipo tan desagradable? Creo que cruzarme un par de veces con él en el ascensor no quiere decir que estemos relacionados de ningún modo.
—Sí, bueno, el caso es que follarse a la misma mujer suele ser una relación bastante comprometida.
Las pupilas del arquitecto se dilataron y se quedo rígido durante un momento. Un ligero temblor del labio inferior denotaba el tumulto de emociones que pasaban en ese momento por su cabeza. Smallbird sacó un cigarrillo del paquete y lo encendió exhalando el humo a los ojos de aquel mequetrefe.
—¿Qué está insinuando? —acertó a decir al fin el hombre en un susurro ahogado por la nicotina.
—No lo estoy insinuando. Sé que se ha estado follando a su sobrina, al menos desde que llegó a la ciudad y sé que la víctima, el señor Blame, le tomó el relevo entre las piernas de Vanesa.
—¡Esto es intolerable! ¡Voy a hablar ahora mismo con mi abogado y les voy a demandar por atentado contra el honor! ¿Cómo se atreven …?
—Tenemos pruebas documentales. —le cortó Smallbird mostrándole una memoria extraíble pero sin ninguna intención de mostrarle el contenido— Así que será mejor que nos diga donde estuvo anteanoche y sus abogados no se verán obligados a determinar cuántos delitos ha cometido al abusar de una menor y encima con estrechos lazos de sangre.
—¿Pruebas? —preguntó el hombre temblando.
—Sí, tenemos un video con el que la víctima chantajeó a su sobrina. ¿Sigue afirmando que no conoce a Alex Blame de nada? —dijo Smallbird dando una nueva calada al pitillo.
—De nada absolutamente, señor. —respondió el arquitecto repentinamente respetuoso.
O el tipo era un actor consumado o la sorpresa había sido total. Después de eso, Salvador se derrumbó y respondió a todas las preguntas sin oponer ninguna resistencia. Según su declaración estuvo trabajando hasta tarde aquella noche y tenía varios compañeros como testigos, con los que a continuación habían ido a tomar algo al centro. Como comprobaría más tarde hablando con ellos, Salvador tenía una coartada sólida hasta las cuatro y pico de la mañana con lo que era imposible que hubiese podido cometer el crimen en persona.
El teniente dejó a Camino con el viejo verde, convenciéndole de que si había dicho la verdad no emprenderíamos ninguna acción judicial contra él y salió de la sala de interrogatorios para recibir a Vanesa que estaba a punto de llegar.
Con la chica decidió ser más suave y la recibió en su despacho. En cuanto atravesó la puerta y vio la cara de circunstancias del detective, automáticamente supo que su secreto había quedado a la luz.
—Sabía que solo era cuestión de tiempo —dijo ella sentándose y poniendo el bolso en la silla que quedaba libre.
—Entiendes entonces que debo hacerte unas preguntas.
—Desde luego. —replicó Vanesa tragando saliva.
—¿Puedes decirme qué estuviste haciendo la noche y la madrugada del asesinato del señor Blame? —preguntó el teniente.
—Estuve trabajando en la cafetería hasta la una, después recogí el local con la ayuda de mi compañero y me derrumbé en la cama a eso de las dos de la mañana. Me levanté a las cinco y cuarto de la mañana para servir los desayunos y me fui a casa unos minutos después de que tú terminases tu tostada y te fueses, a eso de las once.
—Tienes un horario complicado —dijo Smallbird.
—Depende de lo que se entretenga la parroquia. Normalmente no llego tan tarde a casa pero la otra noche había partido y la gente siempre se lía.
—Entiendo. ¿Cómo conociste a la víctima?
—Llegó al edificio unos pocos meses después que yo. Me crucé con él un par de veces al principio y aunque solo le faltó meter su hocico debajo de mi falda se mostró educado y no me pareció especialmente peligroso.
—Con el tiempo fue cogiendo confianza y comencé a encontrármelo más a menudo en la puerta o en el ascensor. Un día le comenté lo mucho que me molestaba tener que ir a la cafetería para tener una conexión wifi decente y él me dijo que se dedicaba a eso y que podía instalarme un par de repetidores para que la señal de la cafetería llegase a casa.
—Ahí fue cuando te pinchó el piso… —dijo Smallbird para permitir a la joven coger aire.
—En efecto, aquellos dos días instaló seis cámaras y varios micrófonos en mi casa. Incluso me puso una en el baño y se mondaba de risa viéndome cagar cuando estaba estreñida. —dijo la joven rabiosa.
—Desde luego ese tipo era una joya. ¿Qué pasó a continuación? —preguntó el detective.
—Lo has visto en los videos. Me chantajeó y fue tal como él había dicho. El tipo es muy hábil en todo lo que hace y con el tiempo, tal como me había prometido, empezó a gustarme lo que me hacía y establecimos una especie de morbosa y retorcida relación únicamente basada en el sexo. Cuando quería algo llamaba a mi puerta me hacía lo que le apetecía y luego se volvía a su piso.
El teniente se recostó pensativo mientras la joven describía los pormenores de su relación con aquel degenerado. Estaba claro que los continuos abusos que había sufrido por parte de su tío, probablemente incluso antes de que llegara a la capital, le habían dejado la autoestima por los suelos y Blame había llegado en el momento justo para establecer con ella una relación de dominación que la joven había aceptado con naturalidad.
—¿Sabes si Blame tenía enemigos?
—Los coleccionaba. —dijo la joven con una carcajada exenta de toda alegría— Decía que mientras más éxito tuviese, más enemigos tendría. Según él, la última vez que los había contado tenía dos mil trescientos y pico. Yo creo que exageraba.
—¿A qué se dedicaba?
—Venta de información. De cualquier tipo, conseguida de cualquier manera. Páginas de bajada de archivos, espionaje industrial, intercambio de favores…
—¿Podría haber sido alguno de ellos el autor del crimen?—preguntó Smallbird con interés.
—No lo creo. Protegía muy bien su identidad cuando hacía negocios. Además supongo que ya estaréis investigando a los cuentistas.
—¿De qué hablas? —preguntó el detective sorprendido.
—¿De veras no habéis logrado averiguar nada? ¿No habéis descubierto lo del perfil de Alex Blame en guarrorelatos? ¿Ni sabéis nada de los ochenta y ocho relatos?…
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-No hace falta que me acompañes, quédate con él, que no le has visto en todo el día-, dijo saliendo de la habitación.
La buena niña:
Empezare presentándome, soy uno hombre de unos 30, moreno, delgado, lo normal supongo. Vivo en una pequeña urbanización al norte de Madrid, piscina, terracitas, un criadero vamos. Una noche regresando a casa después de una fiesta me apeteció un baño, la piscina estaba cerrada pero todos los vecinos nos colábamos a discreción. Los porteros rara vez salían de su garita. Así que allí me dirigí ligeramente borracho. Llegando a la piscina vi que había luz en los vestuarios, me escondí, si era uno de los vigilantes haciendo la ronda pasaba de que me viera. Tras un par de minutos viendo que no salía nadie me pico la curiosidad, la puerta estaba cerrada pero se escuchaban voces, trepe por un pequeño muro que había y me asome por una de las ventanas. La escena era estupenda, Ana, la niña del 3B, una criatura a la que todavía le estaban saliendo las tetas estaba con un chico bastante mayor que ella, tenia un top bajado hasta la cintura y el le magreaba las tetas mientras le chupaba el cuello. En el suelo estaba un pequeño tanga, el tenia la polla fuera e intentaba sin mucho éxito metérsela a la chica.
Eva – No, por favor…
Chico – Vamos,,,, tu quieres esto tanto como yo.
Eva – No, hoy no, voy muy borracha!
Chico – Vamos, solo un poco, veras como te gusta!
Y seguían con la pelea…
Yo viendo que aquello podía ser interesante saque mi teléfono y empecé a lanzar fotos. La cara de la chica oscilaba entre el gusto del magreo del chaval y su decisión de que no se la follaran allí mismo. Viendo que el chico al final iba a lograr su objetivo decidí interrumpirles, no podía dejar que ese patán se follara a semejante niña.
Yo – Que coño pasa aquí!
La cara de los dos era un poema.
Eva – Carlos!
Yo – quien creías que era? El amigo de este idiota a follarte también so puta!
Eva – No, no estábamos haciendo nada!
Yo – Pero que te crees niñata!?
Eva – No, de verdad!
Yo – Ahora mismo subimos los tres a hablar con tus padres.
Eva – No, por favor!
Yo – Y a este idiota le van a abrir la cabeza, eso si no le denuncian por abusar de chicas menores que el.
Yo me había apartado de la puerta de entrada, le veía calcular la distancia, no se terminaba de decidir, en un momento dado dio un bote y se precipito corriendo por la puerta, yo hice el amago de agarrarlo pero sin demasiado interés. Me asome a la puerta y lo vi atravesar el jardín como una bala, saltar un muro y perderse en la noche.
Cerré la puerta.
Yo – Menuda mierda de novio que tienes.
Eva – No es mi novio!
Me acerque a ella.
Ella cerraba las piernas y se tapaba los pechos.
Yo – Bien, subamos a hablar con papi!
Eva – No te creerán! Diré que intestaste abusar de mi!
Yo – Ah, claro, la buena niña no?
Eva – Si capullo, diré que baje a la piscina y que intentaste meterme mano!
Yo – Así que por tu putiferio me quieres mandar a la cárcel?
Eva – Si, así no me miraras en la piscina.
Yo – Jajaja, vamos, te encanta, o crees que no me doy cuenta de tus poses niñata.
Eva – Era divertido, pero me quieres joder, lo siento.
Yo – Ya, cuando estas con papa y mama y te pones hacia mi levantando la espalda para que vea esas bonitas tetas. Me gustaba tu cara cuando lo hacías.
Eva – Era un juego! Esto no lo es, mi padre me mata si te creyera, no puedo permitirlo!
Yo – No te dejan estar sola en la piscina no?
Eva – No, no les gusta como me miráis!
Yo – No me extraña. Pero a ti si.
Yo – Así que eliges joderme pese a que te gustara jugar.
Eva – Si, si subes contare otra versión.
Yo – Jajaja, ya, el problema es que no soy tan cándido como crees.
Yo – Veras que buenas fotos hace mi teléfono.
Ella me miro con cara de pánico, me puse a su lado y empecé a pasar el dedo por el teléfono.
Yo – Aquí la zorrita con cara de gusto.
Yo – Aquí el amigo agarrándote una teta, por cierto, son preciosas
Yo – Uy, aquí le agarras la polla
Yo – Ups! Dios, como me gusta tu cara cuando te mete los dedos.
Yo – Le gusta agarrarte las dos tetas a la vez.
Yo – No sabes coger una polla boba, no se coge con dos dedos.
Yo – Umm, aquí te libraste por los pelos, casi te la clava.
Ella soltaba una lagrimita. La recogí con un dedo y me lo chupe.
Yo – Vamos vamos! No es para tanto, con esto y un poco mas serás la estrella de tu colegio, la de papas de la urb que se la van a machacar contigo!.
Eva – No, por favor!
Yo – Si por favor, pero es mas divertido si eres tu misma la que las sube.
Agarre su teléfono, busque en mi face su nombre y la agregue aceptándome desde su terminal.
Eva – Que? No!
Me puse entre sus piernas inmovilizándola y manejando los dos móviles.
Yo – Tu querías mandarme a la cárcel, lo de contárselo a papi no es una opción lo suficientemente dura.
Eva – por favor, para, que quieres de mi?
Yo – Primero que pidas perdón por querer joderme so puta!
Eva – Esta bien! Lo siento de verdad, no sabia que hacer!
Yo – Lo segundo baja los brazos.
Ella me miro y comprendió lo que quería, tampoco tenia opción.
Los bajo, allí estaban sus bonitas tetas, jóvenes y duras. Puse el móvil en video y lo coloque en un extremo del lavabo, era de estos con dos lavabos, había distancia de sobra para que se grabara toda la escena. Ella debió pensar que lo estaba bloqueando.
Agarre una teta con cada mano, me volvían loco, la había visto crecer en los últimos años. Le agarre el top y se lo saque por la cabeza. Su cuerpo era una escultura, le saque la falda de un tirón, allí se quedo completamente desnuda, respirando nerviosa.
Le cogí los tobillos y se los subí al lavabo quedando completamente abierta.
Yo – Así es como deberías estar siempre zorrita.
Eva – Eres un cerdo.
Empecé a pasar los dedos por su raja con una mano y a agarrarle una teta estrujándosela.
Yo – Gracias.
Eva –Para por favor!
Yo – Claro, ahora mismo!
Sujete su clítoris entre los dedos y empecé a apretarlo suavemente. Ella estiro la espalda poniéndose tensa y mirándome fijamente.
Yo – que? Ya no quieres que pare?
Ella solo me miraba, abría la boca y la cerraba pero sin decir nada.
Yo – Ves! Esto es lo que el capullo de tu novio no encontraba.
Eva – No es mi novio, mi novio es otro.
Yo – Jajaja, que puta eres! Tienes otro novio?
Eva – Si, un chico de mi cole, ese era de las fiestas de…
Yo – Y donde esta ahora el pobre cornudo?
Eva – No le llames así!.
Yo – Veras, soy el segundo tío esta noche que te soba el coño, eso sin contar que quedaras al principio de la noche con el cornudo lo que harían tres, creo que le podemos llamar así sin problema!.
Eva – No, el no me lo toca!
Yo – Peor todavía, además de cornudo tonto?
Eva – No
Yo – Si, que pasa, no quiere que le diga a sus amigos lo guarra que eres?
Eva – Exacto, hay que tener cuidado, y no soy ninguna guarra.
Yo – Claro que lo eres, una niña muy puta y muy guarra, te gusta calentar a los vecinos y dejas que te soben desconocidos, casi se te follan bonita, seguro que tu papi me agradece que salvara tu coñito de esa polla mala! Jajaja
Eva – Si se lo dices así no creo.
Yo – Estas chorreando por cierto putita.
Eva – Es que me gusta como me tocas.
Yo – Ummm, ya ya veo.
Eva – Se nota no?
Yo – Si, mas bien, veamos, tienes el coño chorreando – le metí dos dedos hasta el fondo – los pezones como piedras – mientras le retorcía uno fuerte – me encantan tus tetas. Saque los dedos de su coño y deslice uno hasta su ano acariciándolo suavemente, ella se quedo quieta mirándome, introduje la punta del dedo muy despacio, ella abrió los ojos como platos.
Yo – Ves, toda una puta! Mi puta!
Eva – No! – dijo suspirando.
Yo – Te follaron ya o no te decidiste?
Eva – Todavía no!
Yo – Pero lo estas deseando!
Eva – No se, me da miedo, no quiero que se sepa…. No se…
Yo – Mira abajo putita.
Me había sacado la polla y la apoyaba en la entrada de su coño.
Eva – Dios! No! Por favor! Es demasiado, me vas a romper!
Yo – Jajaja, no es para tanto solo una polla.
La puse en la entrada de su agujero y empuje un poco. Entro la cabeza. Ella boqueo como un pez.
Eva – No, no me hagas eso.
Yo – Te voy a follar putita. Es lo que quieres.
Eva – No, no se!
Yo – No pienses – empuje un poco mas.
La agarre del cuello con una mano y con otra cogí una de sus bonitas tetas. Seguí empujando.
Yo – Tu primera polla, mírame, quiero que recuerdes quien te follo la primera vez. Cuando me veas en la piscina quiero que abras tus piernas hacia mi para recordar este momento –
Empuje mas.
Yo – Ummm, tu himen, que delicia.
Ella me miraba con los ojos muy abiertos jadeando suavemente.
Eva – No – dijo muy suave.
Yo – Claro que si!
Y de un ultimo empujón termine de metérsela.
Eva – Dios, que gusto.
Yo – Estabas empapada zorra, ni siquiera te dolió!
Eva – No! Ni un poco! ummmm
Empecé a meterla y sacarla. Ella jadeaba. Jugaba con sus bonitas tetas mientras la follaba.
De repente paro.
Eva – No! No llevas nada!
Yo – Que niña mas lista!
Eva – Sácala!
Yo – Ni de coña, te voy a llenar el coño de leche.
Eva – No, me embarazaras.
Yo – Mas bien te preñare, hace días que no descargo, te voy a llenar el coño de leche.
Eva – Sácala.
Yo – Tu primera follada y y ya preñada, que niña mas guarra!
Eva – No, por favor.
Seguí sacando y metiendo.
Eva – por favor!
Yo – Di todo lo que te diga y me correré fuera.
Eva – esta bien!, prometido?
Yo – Claro.
Yo – Abre mas las piernas – seguí metiendo y sacando la polla de su coño.
Yo – Pídeme que te folle puta!
Eva – Follame cabrón!
Yo – Mas
Eva – Follame mas cabrón!
Eva – Follate a tu vecinita cerdo! – Jadeaba como una loca.
Yo – Que puta eres!
Eva – si lo soy! Te gusta eso eh cerdo! Follame! Vamos!
Yo – Ummm, sigue.
Eva – te morías de ganas eh!!, te veía en la piscina mirándome!
Yo – Si, quería meterte la polla, ya lo conseguí.
Eva – Cerdo…. Me encanta tu polla!
Yo – Ah, ahora la niña quiere polla!
Yo – Y que pasa con el pobre cornudo?
Ella se paro un minuto y me miro.
Eva – Que se joda! sigue!
Le apreté los pezones! Y le clave la polla hasta el fondo, la saque completamente y se la volví a clavar.
Yo – Pero que guarra saliste!
Eva – Si, lo soy, una guarra que se lía con tres tíos la misma noche y se folla a su vecino, es lo que querías oír no?
Yo – Umm exactamente!, me va a encantar ver a papi por la mañana en la piscina protegiendo a su niña.
Eva –que harás? Mirarme las tetas?
Yo – No me pondré delante vuestra y mirare las fotos mientras te miro a ti tb, sabrás lo que estoy viendo, a medio metro de tu familia que piensa que eres un pedazo de pan.
Eva – pero que cerdo eres!, sigue!
Veré tus fotos con el idiota ese, abriéndote el coño e intentando meterte la polla.
Eva – Joder! Que puta soy!
Yo – Y el video de tu primera follada.
Eva – Serás tan cabrón de estar grabándolo.
Yo – Claro!
Paro de follar y me miro, a los 5 segundos volvió a empezar a mover su culito.
Eva – Ummm, podre verlo yo también? En la pisci? Delante de todos?
Yo – si, delante de papi! Y con cascos para que te oigas pedir polla!
Eva – Si, dame polla cabrón! – grito
Ella culeaba buscando mi polla, los dos sudábamos.
Yo – Me voy a correr putita!
Eva – Si!
Yo – voy a hacerlo dentro!
Eva – Si, me da igual, quiero sentirlo!
Yo – Jajaja, pero que guarra eres – La agarre del culo y seguí follandomela.
Yo – Que quieres sentir?
Eva – Tu polla!
Yo – Donde?
Eva – en mi coño, corriéndose!
Yo – Que mas zorra?
Eva – Tu leche! Quiero sentir como te corres y me llenas el coño de leche.
Yo – Como digas!
Eva siguió – Vamos! Mírame! Llena este coñito de leche cabrón! Joder! Ummm! Así, hasta el fondo!! Como me gusta tu rabo! Vamos!! Follate a tu vecinita!! Lléname de leche!!
Di dos empujones mas y sentí como la leche subía por mis pelotas, su coño ardía, cuando noto el semen inundándola empezó a correrse, no cerraba los ojos, me miraba mientras se corría.
Nos quedamos quietos un par de minutos. Saque la polla despacio, ella dio un quejido. Me gire y me senté en el lavabo.
Yo – Límpiamela!
Eva – Que?
Yo – Que te agaches, te metas mi polla en la boca y me la limpies.
Eva – Es asqueroso!
Yo – Me vas a discutir?
Ella se agacho y se metió mi polla en la boca.
Yo – Y con esto acaba tu vida de niña buena, notas el sabor del semen y de los jugos de tu coño zorra.
Eva – Ummmm
Yo – Contesta!
Eva se saco la polla de la boca.
Eva – Si, lo noto.
Eva – Es asqueroso!
Yo – Y te gusta eh!
Eva – Si. – dijo poniendo cara de guarra y metiéndosela otra vez en la boca.
Siguió un par de minutos, la pare y le tendí un cigarro encendiendo yo otro, mientras cogí el móvil y pare la grabación.
Lo miramos juntos.
Eva – Umm, no me reconozco.
Yo – Pues eres tu.
Eva – No, es una puta, mira que cara!
Yo – Jajaja, si, no parece mi vecinita.
Eva – Bueno, y ahora que, me vas a chantajear?
Yo – Te gustaría?
Eva – No, creo que no, claro que lo de hoy tampoco me gustaba y acabe…
Yo – Acabaste?
Eva – Corriéndome?
Yo – Solo corriéndote?
Eva – Corriéndome como una loca! Esta bien así!?
Yo – Mejor!
No te voy a chantajear, tu veras, puedes volver con tu cornudo o con el patán de antes.
Eva – Y eso te lo quedaras?
Yo – Si, para verlo en la piscina!
Eva – cerdo
Yo – Puta.
Eva – Me puedes haber dejado preñada lo sabes?.
Yo – jajaja, eso tiene solución.
Eva – ¿?
Yo – Pásate por casa por la mañana, te daré la pastillita de las 24 horas.
Eva – Y nada mas? Dijo mirándome mientras me acariciaba la polla.
Yo – 24 llenándote el coño el culo y la boca de leche te parece bien?
Eva – Ummm, no suena mal, pero me tendrás que enseñar.
Yo – Como lo hacemos con tu papi?.
Eva – Tardo una hora en ir a comprar el pan, si te acercaras antes de las 11 a comprarlo tu tendríamos tiempo.
Yo – Jajaja, que guarra eres, y por la tarde?
Eva – umm, estoy pensando en ir al cine y a tomar un helado.
Yo – jajaja, que zorra eres, buenas noches putita.
Me baje del lavabo, me vestí y guardándome su ropa interior…
Eva – A la una bajare a la piscina, bajaras después de mi visita?
Yo – Por supuesto, y los veremos juntos.
Eva – Los?
Yo – Clase de chupar pollas por la mañana.
Eva – ummm, será asqueroso?
Yo – Si
Eva – Y me gustara?
Yo – Tu que crees?
Eva se relamió pasando la lengua por sus bonitos labios
Eva – que si – dijo sonriendo.
Bueno, primer relato, opinar por favor, y votarlo, es la manera de saber si voy bien.
Si alguien quiere agregarme yo encantado.
luckm@hotmail.es
skype: luckmmm1000
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Los quite por que pense que alguien cercano habia descubierto una faceta mia que preferia mantener en privado, no fue así así que aqui los teneis otra vez.