



COGEDOR/MUJER
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Erika
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Cristina
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Gabriela
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Evelin
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Ricardo
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Felipe
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Pedro
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Cipriano
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A la mañana siguiente comenzaron a presenciarse los primeros inconvenientes de viajar, tantas mujeres, en una relativamente pequeña embarcación. Una de las desventajas era la escasez del agua que solo permitía un baño no muy riguroso y las tareas de higiene más básicas. Esto no fue una buena noticia para las jovencitas, acostumbradas a los baños en tinas. Otro de los inconvenientes era el calor que, durante el día, se generalizaba en ambas embarcaciones.
Para Kimberly, Gina, Tiffany, Susan y Kayla no había mucho problema pues sus prendas, pantalones y camisas cortas, eran mucho más frescas que los brumosos y elegantes vestidos del resto de las tripulantes. Sin mayor opción, las chicas decidieron utilizar, durante las horas de calor, vestidos muy ligeros, pantalones de telas delgadas o simplemente batas para dormir. Al inició fue un tanto difícil perder el glamour pero el hecho de que solo hubiese mujeres durante aquel viaje volvió relativamente sencillo llevarlo a cabo.
Paula y Sandy, las hijas de la norteamericana millonaria, Miss Jennifer, habían pasado toda la noche en vela platicando de mil temas con las hindues: Mary y Lucy, como se les había nombrado en lugar de sus, algo complejos, nombres indios. Mary y Jenny eran gemelas, tenían tan solo dieciocho años pero se comportaban con la rigurosa educación de las mujeres de la alta sociedad inglesa. No obstante, habían vivido en la India durante sus primeros catorce años de vida y, por lo tanto, no olvidaban sus tradiciones y su cultura natal. Paula y Sandy, por otro lado, eran dos jovencitas impregnadas con el mismo espíritu aventurero de su madre y la oportunidad de conocer a dos hermosas chicas indias les pareció digna del mayor de los intereses.
Las cuatro chicas habían estado despiertas hasta altas horas de la noche, habían hablado de todo pero el principal tema terminó siendo la manera en que los hindúes veían al erotismo; las gemelas contestaron que había varias interpretaciones, la más común estaba tan llena de tabúes como la cultura occidental pero había otras formas de vida entre la vasta cultura india entre las que destacaba el kamasutra. Las norteamericanas, ávidas lectoras, no desconocían lo que significaba aquello pero les pareció tan interesante que preguntaron por los detalles. “Quienes practican el sexo libre – comentó Lucy – saben de la enorme libertad y placer que un hombre puede provocarle a una mujer, o a otro hombre; o como dos mujeres pueden llegarse a darse todo el placer”. La conversación pareció bloquearse al tocarse el prohibidísimo tema del lesbianismo, al punto que las gemelas notaron la incomodidad de las occidentales y prefirieron marcharse a su recamara con la explicación de que tenían mucho sueño. No obstante, a pesar de que se habían ido, las norteamericanas quedaron pasmadas con aquella idea del sexo entre mujeres, especialmente la menor, Paula, que no lograba, ni con todos sus conocimientos de anatomía, como aquello podía ser posible.
De modo que la curiosidad hizo presa de la mente de las occidentales que a la mañana siguiente lo primero que les vino a la mente fue aquello. Las chicas indias habían terminado de almorzar y escuchaban algunas indicaciones de su patrona, la Baronesa Michelle, y al terminar sus tareas fueron a platicar con normalidad con sus amigas estadounidenses. La plática comenzó con temas irrelevantes hasta que fue Paula quien se armó de valor para preguntar sobre aquello que la tenía tan interesada: ¿cómo es el sexo entre mujeres? Sin embargo, las norteamericanas se llevaron una decepcionante y hueca respuesta: “con besos y caricias – respondió Lucy sin mucho afán – es algo que viene en algunas versiones del kamasutra”. Las norteamericanas no se atrevieron a indagar más en el asunto y se quedaron con las mismas o más dudas.
Dos horas después había comenzado una comida y reunión sobre el yate grande y las tripulantes del yate de provisiones abordaron el yate mayor para participar en el convivio. Ambos yates se anclaron aprovechando el oleaje tranquilo. Las cuatro tripulantes del Little Girl llegaron en una pequeña barcaza y se unieron al convivio, Kimberly estaba encantada con aquella extraña combinación de la aventura y la elegancia. Apenas llegaron al barco, las dos parejas de hermanas subieron a la barcaza.
– Señorita Tiffany – exclamó Sandy – por favor, déjenos usar un momento su barcaza.
Tiffany aceptó, estaba de muy buen humor aquella mañana, las cuatro chicas subieron a la barcaza y comenzaron a remar; las gemelas propusieron el reto de llegar al Little Girl y de inmediato las cuatro comenzaron a remar con todas sus fuerzas. Tardaron casi cinco minutos en llegar y, bastante agotadas, subieron y cayeron rendidas sobre la popa del yate. Caminaron a la proa, donde había más sombra, y se sentaron a descansar. Volvieron a platicar, pero esta vez sobre cómo eran los Estados Unidos. Sandy, la mayor, dominó la conversación y felizmente comenzó a explayar todo lo que sabía sobre su país.
A Paula le aburría todo aquello y mejor se puso a recorrer el yate, seguida de Lucy. Mientras Sandy y Mary conversaban, las otras dos subían a la cabina de mando, revisaban los almacenes y entraron a la recamara del yate. Adentro era muy diferente al Women, que era mucho más amplio y elegante. Tenía solo tres camastros y tenia aire de buque pesquero. Paula revisaba todo con curiosidad mientras Lucy la miraba.
– Paula – dijo Lucy de pronto – perdón por el atrevimiento, pero, ¿les molestó la conversación sobre lo del…kamasutra?
– No, para nada – respondió un tanto consternada Paula – es solo que, jama habíamos escuchado sobre eso, al menos no de la manera en que lo describiste.
– Entiendo.
– Aun me quedó la duda sobre, tú sabes, el sexo entre mujeres.
Lucy soltó una risa, le parecía un tanto divertido la inocencia y el escándalo de la estadounidense, Paula estaba un tanto tensa pero la dulzura de Lucy le tranquilizó.
– ¿Con que duda te quedaste? – pregunto Lucy, acercándose lentamente a su amiga.
– No muchas, quizás solo la manera en que se consigue el placer por ese medio, supongo que de alguna forma debe incluir el kamasutra.
– ¡Oh si!, lo incluye. ¿No te gustaría saber cómo es en la práctica?
Paula se ruborizó inmediatamente, pensó en salir ofendida de ahí pero algo le indicaba que lo mejor era quedarse inmóvil. Quiso sentirse ofendida pero no podía lograr enojarse dada su propia curiosidad. Volteó hacia todos lados y se pregunto por qué Lucy le había dicho aquello. Quedo tan consternada que ni siquiera se dio cuenta cuando la chica hindú se apoderó de sus tiernos pechos y con una sospechosa habilidad los sobó y acarició de tal manera que Paula no pudo más que sucumbir a un placer que la dejó indefensa aun cuando una de las manos de Lucy comenzaban a desabrochar los botones de su vestido; dejando entrar un aire frio sobre la espalda de la joven rubia, más grande fue su inquietud cuando sintió la mano de la hindú sobre su espalda bajando hasta llegar a sus nalgas cubiertas por la bombacha hasta las rodillas que en aquella época era usada como ropa interior. Paula comenzó a sentirse perturbadoramente incomoda y esto lo comprendió Lucy, de modo que decidió acelerar aquello; abrazó fuertemente a la rubia y le estampó un beso en la boca a una Paula que, o no pudo o no quiso, no puso más resistencia.
Fue un beso suave, dulce, pero firme; que Paula interpretó como algo indebido pero tan atractivo, tan distinto, que admitió su derrota y se entregó por completo a todos los placeres que Lucy pudiera enseñarle. Los besos de la hindú guiaban a los torpes labios de la rubia; sus manos apretujaban las nalgas de Paula mientras esta misma se retiraba su vestido y comenzaba a deshacerse también del de su nueva amante. A los diez minutos ambas estaban en bombachas, también las manos de Paula habían aprendido a recorrer a través del místico cuerpo de su acompañante. Separó sus labios de Lucy por un momento y preguntó, casi sin aliento:
– ¿Es así? ¿Así se hace el amor entre mujeres?
– No – respondió sonriente Lucy – apenas vamos como a la mitad.
Paula no supo que pensar y sus labios se estamparon en los de Lucy de manera automática. Sus manos acariciaban el cuerpo de la hindú con una pasión y una fuerza que parecía haberse acumulado por años. Disfrutaba como los dedos de Lucy tocaban y estrujaban sus nalgas; de pronto su mente se detuvo en un pensamiento que le llego de golpe: su entrepierna se había humedecido; estaba excitada.
Su curiosidad despertó y una pregunta le pasó dando vueltas por la cabeza: ¿estaba excitada Lucy también? No quería preguntarle pero tampoco quería quedarse con la duda así que, cegada o impulsada por el contexto de morbo del que era presa en ese momento, dirigió su mano al vientre de la hindú y, atravesando fácilmente la barrera de tela de la bombacha, llevo sus dedos hasta el coño de aquella chica y magreó apasionadamente la vulva de Lucy que agradeció gimiendo. Sí, la respuesta era sí: Lucy también estaba excitada.
Hola, este es mi 5º relato y como tal pido disculpas anticipadas por todos lo errores cometidos.Estos hechos son mezcla de realidad y ficcion, no voy a mentir diciendo que esto es 100% real.Lo primero es contar mi historia, intentare ser lo mas breve posible.
Mi nombre es Raul, tengo 25 años y lo ocurrido empezó en mis ultimos años de Instituto, 17-18 años, considero mi infancia como algo normal en cualquier crió, familia normal con padre, chapado a la antigua y alma bohemia, madre devota y alegre , hermana mayor , mandona pero de buen corazon, todos de buen comer y algo pasados de peso, sin cosas raras, vivo a las afueras de madrid actualmente, aunque crecí en la gran ciudad. Mi infancia fue l normal, con las connotaciones que eso lleva, sabemos de sobra lo crueles que son los críos y mientras unos son los gafotas, otros los empollones, las feas, los enanos….etc. Todos encasillados en un rol, a mi me toco ser el gordo, y la verdad lo era. Nunca me prive de nada al comer pero fue con 12 años cuando empece a coger peso, tampoco es que a la hora de hacer deporte huyera, jugaba mucho al futbol con los amigos y estaba apuntado a muchas actividades extra escolares, ya fuera natación , esgrima, taekwondo, o karate, pero no me ayudaba con el peso. Lo bueno era que seguía creciendo y llegue muy rapido a coger gran altura y corpulencia, disimulaba algo mi barriga, todavia no lo sabia pero esto seria muy importante en adelante.Siempre me decían que era cosa de genes o familia, y así lo acepte.Como casi todo gordo en un colegio o instituto al final o lo afrontas o te hundes, y como tal siempre lo lleve bien, el estigma del gordo gracioso me ayudo ha hacer amigos y una actitud simpática y algo socarrona me llevo a tener una vida social muy buena.Eso si, con las chicas ni hablar, todas me querían como su amigo, algo que me sacaba de quicio.Pues no paraba de ver como caían una y otra vez en los brazos de amigos o compañeros y luego salían escaldadas por las tonterías de los críos, siempre pensando que yo seria mucho mejor que ellos, pero nunca atreviéndome por mi aspecto a dar ese paso que se necesitaba.Un tío que con 17 años y ya rondaba el 1,90 y los 120 kilos no atraía demasiado, cierto es que era moreno de ojos negros y buenas espaldas, pero no compensaba.
Ademas, tengo algo de educación clásica, por mi padre, algo mayor que mi madre y chapado a la antigua, algo que en el fondo me gustaba ya que me enseño a pensar por mi mismo y obrar con responsabilidad sin miedo a los demás, pero también a tratar con demasiado celo a las damas, y lo mezclaba con una sinceridad brutal, heredada de mi madre, “las verdades solo hacen daño a los que la temen, y hace fuerte a quien la afronta”, solía decirme.Una mezcla peligrosa, no tienes miedo a la verdad ni a lo que piensen los demás. También, o en consecuencia, algo bocazas, pero sin mala intención , solo por hacer la gracia puedo ser algo cabrón.Nunca he sido un lumbreras, pero soy listo, muy vago eso si, si estudiara sacaría dieces, pero con solo atender un poco sacabas un 6 por que molestarme, al fin y al cabo es informacion inútil que pasado el examen no volvere a necesitar.
Con el paso de mi infancia empece a sufrir jaquecas, achacadas a las horas de tv, ordenador o a querer faltar a al escuela, ciertamente algunas lo serian pero otras no, me diagnosticaron migrañas, pero cuando me daban ningun medicamento era capaz de calmarme, así que decidieron hacerme un escaneó y salto la sorpresa, Con 17 años apunto de hacer los 18 e iniciar mi ultimo curso de instituto, un tumor benigno alojado cerca da la pituitaria, no era grande ni grave pero me provocaba los dolores de cabeza y al estar cerca del controlador de las hormonas, suponían que mi crecimiento adelantado y volumen corporal se debía a ello.Se decidió operar, no recuerdo haber pasado tanto miedo en mi vida como las horas previas a la operacion, gracias a dios todo salio bien y con el apoyo de mi familia y amigos todo salio hacia delante y es donde realmente comienza mi historia.
Después de la operacion, y unos cuantos días en al UCI de los que recuerdo bien poco, me tenían sedado, con un aparatoso vendaje en la cabeza e intubado hasta poder verificar que no había daños cerebrales.Me subieron a planta y pasadas una semana empece ha hacer rehabilitación, primero ejercicios de habla, coordinacion y razonamiento, y despues físicamente, era un trapo, no tenia fuerzas y había mucho que mover, pero pasaron los días y casi sin esfuerzo empecé a perder kilos, cogí fuerzas, en mi casa alucinaban de como me estaba quedando y ante esa celeridad muchos médicos me pedían calma, yo no queria, me encantaba aquello, pero tenia que llegar el momento en que mi tozudez cayo ante mi fisico , a pocos días del alta, en unos ejercicios de rutina decidí forzar y mi pie cedió, cisura en el empeine y otra semana de reposo total. Aquí ocurrió la magia, debido a mi necesidad de descansar me asignaron un cuarto y una enfermera en especial para mis cuidados,se llamaba Raquel, la llevaba viendo muchos días y había cierta amistad hasta el punto de que en situaciones en que mi familia no podía estar era ella quien me ayudaba a…..la higiene personal, solía solicitar la ayuda de algun celador pero andaban escasos de personal, y yo hinchado de orgullo trataba de hacerme el duro moviéndome con la otra pierna.
Como os conté en mi anterior relato, ella fue mi 1º relación sexual, y la que me abrió los ojos, el tumor y su extracción me provoco una serie de cambios físicos, perdida de peso y volumen, ademas de, sin saber muy bien como, una polla enrome entre mis piernas.Pero las situacion con ella, no dio para mas, me recupere perfectamente y llego el día de irme del hospital. Después toco poner en practica la teoria y Eli, la fisioterapeuta que me estaba ayudando con un problema en el pie, me la confirmo. Ahora era mi profesora y me enseñaba todo lo que se podria necesitar, y con unas amigas llego la magia.Después de mis 2 primeras semanas de aprendizaje y teoria, llegaba la hora del examen practico.Ahora de mi aprendizaje, Eli me invito a una fiesta que quiso usar de examen.
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Ya he leído algunos comentarios, gracias por los consejos, tratare de corregir.
En especial a Sonia o “Moonlight”, realmente vomito sobre el teclado las ideas-recuerdos en mi cabeza, y por eso no repaso la ortografía bien, luego he empezado a pasarle correctores y releer varias veces, espero con eso subsanar esos fallos graves, aunque alguno siempre caerá. Aun así considero que resaltar las conversaciones y ciertos puntos pueden ayudar a entender la diferencia en la lectura, cambiar de una descripción o situacion a un dialogo o un cambio de día/escenario. Amen del inició, es cierto que quienes sigan la serie, es una lata, pero la 1º parte casi no cambia, con bajar un poco la rueda del ratón se soluciona, de ahí que ponga estas pequeñas anotaciones separadas del resto, Y así los que empiecen un relato sin seguir el orden, tener una idea general rápida.
Y si, es una deformidad de polla, pero tenia que ser así.
Pido disculpas, se me colo el 1º día de la 3º semana en el final del relato 3º, copio y pego en el 4º. También pido disculpas por los tochazos que escribo, estos primeras experiencias llevan mucha informacion, y es importante a mi entender.Alguno mas así y os prometo que los siguientes no serán tan grandes.
Pero la historia debe continuar.
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LA PREVIA.
Despues de casi hacer desvanecer en el baño a Eli, salio a charlar conmigo.
ELI: ¿recuerdas que te dije que forme parte del equipo nacional de gimnasia? pues bien, tengo a una compañera de aquella epoca que es seleccionadora actual y va a mucho a fiestas de alto copete para pedir y recaudar fondos para sus chicas, me invita con la esperanza de que la ayude, pero no suelo hacerla caso, pero esta vez es perfecto, vendrás conmigo y haremos tu examen final.
YO: ¿y en que consistirá?
ELI: un estoy perfilando, es el domingo, y es de alto nivel ¿tienes algun traje?
YO: si, bueno, el de mi graduación de hace 2 años, me quedara enrome, como toda mi ropa.
ELI: pues eso no puede ser………………………..hacemos esto, tengo un viejo conocido que es sastre, mañana sábado quedamos y te traes el traje, a ver si lo puede arreglar, si no, te dejara alguno solo con que lo lleves en la fiesta y luego se lo devuelvas.
Me pareció correcto y me acerco a casa en el coche comentándome comos seria mas o menso la fiesta y que cosas no hacer para quedar como un imbecil. Se despidió de mi con un beso y una sonrisa.
ELI: mañana las 11 de la mañana te recojo aqui. – y se marcho.
Entre en casa y vi a mi padre sentado e su sillón del salón con la TV apagada, me acerque a preguntarle.
YO: para llevas unos días muy raro, ¿que te pasa?
PAPA: hijo siéntate , tenemos que hablar.- así hice.
YO: papa ¿por que estas tan raro, por que me preguntas eso de mis cambios físicos todo el tiempo?
PADRE: mira no quiero mentirte mas y eres mayorcito. De joven tuve un problema en…………….mis partes. – adiós¡¡¡¡¡¡¡¡ que lo mio era hereditario¡¡¡¡¡¡¡¡ pensé – en la revisión de a Mili, me detectaron fimosis, ya sabes, carne excedente del capullo, y ya puestos me lo operaron.
YO joder papa, ¿y a que viene esto?
PADRE: viene a que cuando me opere, el tema …….me creció, no mucho pero si notorio.Pasado el tiempo no volvi a pensar en ello, hasta el día de tu operacion.
YO: ¿¿¿¿perdona???¡¡
PADRE: si, no se por que, pero se me clavo en la cabeza la idea, y ya que estabamos a operar, decidimos……….
YO :¿DECIDIMOS?, ¿¿¿como que en plural???¡¡
PADRE: si a tu madre se lo explique, hablamos con los médicos y durante la operacion firmamos un consentimiento, todavia eras menor así que no necesitábamos tu permiso, te operamos de fimosis tambien.
YO: ¿no me jodas?¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
PADRE: mira pase mucha verguenza de joven con el tema y despues mozas de mis compañeros, me dijeron que lo mismo tu lo tenias, y es una cirugía leve, cuando saliste de la UCI nos dijeron que ya no se te notaria, ni te darías cuenta.
YO: me voy a cagar en todo lo que se menea ¿es por eso que me ha crecido tanto?
PADRE: osea que si ha cambiado.
YO: joder que si ha cambiado papa¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ que me voy dando con las rodillas, hostias…………..
Mi padre se echo a reír, me lo explico con mas calma, tenia esa capacidad de explicar las cosas de forma simple y lógica, hasta el punto en que te convencía. Yo ya no sabia si era mi propio cuerpo, el dichoso tumor, las hormonas y ahora, encima, esto. Me calme un poco y recrimine no haberme avisado pero termine claudicando, mentalmente pensé que en realidad me habían hecho el favor de mi vida. Avise en la cena de mis planes del día siguiente y mi madre se volvió loca buscando el traje de la gradación y al encontrarlo en un armario, se puso a repasar, recoger y limpiar, típico de madre, ¿no?.
Dormí como un lirón con sueños en los que solo estabamos Eli y yo. Desperté me duche prepare el traje y salí a la hora acordada, Eli ya estaba esperando con el móvil en la mano para llamarme, lo se por que me vibro el móvil y era ella, no lo cogí , solté un buen silbido para llamar su atencion. Me subí al coche con ánimos renovados y sin mediar palabra la bese en los labios, sin pasion ni cariño, somo un gesto de costumbre, como si fuera un saludo normal.Arranco el coche y me llevo a una zona industrial, al almacén de su amigo el sastre. Mientras nos acercábamos a la puerta me hablo de el y de sus rarezas.
ELI: no se si es gay o no, es modista, y raramente le he oído hablando de otra cosa, ha tenido líos con las grandes marcas de moda por su manera de trabajar, pero es muy bueno.
YO: a ver si es cierto, lo mismo me palpa el rabo a través de la tela y se emociona jajajajajja
ELI: eso te quería comentar …..los problemas que tenia…eran….. bueno el trabaja sobre el terreno y para eso debe ver…………… el terreno.
YO: vamos , que me tiene que ver desnudo.
ELI: exacto, ¿algun problema?
YO: mientras sea profesional no veo ninguno.
Entramos y nos presento, se llamaba Eric. no era su nombre real, me contó que se llamaba Herciano, nacido en Badajoz, pero que no quedaba muy comercial en la jet set, me callo bien de inicio.Nos paso a un sala con un pedestal en medio, y miles de utensilios y telas al rededor, sentó a Eli en un silla, me subió al pedestal y me cogió el traje de las manos y llamo a gritos a una tal Paula.
ERIC: Paula querida, estamos listos aqui abajo……..Pauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu, perdonan chicos es sorda como un tapia pero es la mejor arreglando ropa que he visto.- se oyeron pasos rápidos.
PAU: voy voy, tranquilo- se oyó de lejos, Eric miro mi traje con cara da asco.
ERIC: mira nena – miro a Eli- traes una hamburguesa de fabrica a un restaurante francés, que quieres que hagamos con esta basura fabricada a granel………-Eli no respondió y sonrio, me miro y Eric hizo lo mismo- tu no sonrías mocetón y empieza a desnudarte.
Mire a Eli con busca de aprobación y ella asintió.
ERIC: vamos que no tenemos todo el día.
Me desnude con rapidez y me deje el calzoncillo, mi polla era evidente, pero ni miro, solo miraba mi cuerpo analíticamente. Se acerco y me levanto los brazos, me giro y me hacia agacharme o moverme.
ERIC: vamos, slip fuera tambien, necesito medir bien la pernera.
Algo cortado accedí, mi pene estaba lo mas pequeño que había sentido en semanas, aun así era grande, pero el seguía sin percatarse de ella, o no le parecía relevante. Me relaje un poco a ver su actitud profesional y mi mirada se clavo en Eli, eso me levante el animo un poco.De golpe se abrió una puerta y apareció una cabeza de mujer por allí, era Pau.
PAU: dime pesado ¿que coño quie………….- y planto sus ojos en mi polla unas décimas de segundo- ………..res?
Eric sin mirarla siquiera.
ERIC: toma este trapa prefabricado y mira que puedes hacer con el para que el quede decente a este señor.- se lo tiro a los pies de mala manera.
La chica reaccionó sacudiendo su cabeza, abrió la puerta y entro a recoger el vestido, llevaba una cinta métrica en el cuello, empece a notar un recurrente paralelismo con ese objeto en mi vida. Pau era una chica de 26-27 años calcule, alta, andaría por el 1,73, y sobrada de kilos, mas de lo que estaba Carla pero mucho menos de lo que era yo hacia 4 meses, la altura la hacia mas esbelta, y se podía reconocer unos pechos enormes, morena de ojos negros y pelo muy corto y rizado, vestía de forma poco elegante, mas practica supongo, con un pantalones de tela y una camisa blanca, o beige, no me fije mucho en el color por que al agacharse a coger el traje la camisa se abrió un poco y asegure que sus pechos eran considerables, atisbe parte de un sujetador enorme color carne.Al levantarse se dio la vuelta mientras miraba la ropa en su manos y se fue hacia la puerta, su trasero era amplio, con 10 kilos menos pasaria por un bombon a lo Carla.(coste que este tipo de descripciones las hago por recrear la situacion y ayudaros a visualizar, no critico nada y menos siendo como era hacia unos meses, nadie para criticar a nadie.).Las formas redondeas de esa mujer me llamaron la atencion lo suficiente para quedarme mirando el contoneo de su trasero.
Mientas Eric se separo, y se puso a anotar unas medidas que paso a Pau antes de irse, casi cerrando la puerta pude notar un vistazo rapido a mi polla de Pau antes de cerrar.Yo lo note pero Eli se percato de todo y se levanto hacia mi.
ELI: ¿que has visto que te ha puesto tan feliz? – era cierto sin darme cuenta me la había puesto algo morcillona.
YO: curvas , muchas jajajajajaja
ELI: ¿y de lo otro?, hazme un analisis.
La entendí, recordé y cerré los ojos.
YO: no estaba nada arreglada, su pelo estaba sin peinar y la ropa no es nada provocativa en si, llevaba demasiados botones abrochados para querer enseñar sus pechos, su mejor arma, y se le notaban de forma clara las bragas a través de la tela del pantalon, amplias , seguramente con algo de altura en forma de faja reductora, se le notaba un cambio brusco en su figura en la cintura, calzado cómodo.
ELI: muy bien ¿conclusiones?
YO: no estaba preparada ni se ha arreglado para nada, no tiene intención de salir con nadie o quedar en breve, obviamente ha venido al trabajo cómoda sin importarle el aspecto, pero el hecho de que aun así use las braga fajas indica que quiere esculpir su figura, no se encuentra cómoda con su fisico, y pese a estar muchos botones abrochados, la camisa es ceñida, quiere que la gente sea consciente de sus pechos.
ELI: BRAVO¡¡¡¡¡¡¡ ni yo lo hubiera dicho mejor.¿entonces tienes posibilidades de follártela hoy? ¿ahora?
YO: en si, no creo, no viene predispuesta pero tiene ciertas debilidades que puedo aprovechar, y las miradas a mi polla la han debido de generar pensamientos que ahora mismo vuelan por su cabeza.
ELI: estoy jodidamente orgullosa de ti.Veo con no eres tan tonto como parecías.- me lo dijo mientras me ponía la mano en el estomago.
ERIC: si si, muy bien, pero aqui uno tiene que trabajar, aparta bonita.- el siguió admirando mi cuerpo, no mi polla. Muy profesional empezó en una mesa, coloco una tela amplia y comenzó a dibujar en ella un contorno de traje, al hacer los pantalones si se dio la vuelta y miro mi polla.
ERIC: oye bonita, ¿esta preciosidad de aqui, cuanto crece? – pregunta seria, y respuesta seria.
ELI: las ultimas mediciones están en 34-35 de largo y unos 9 de ancho.
El abrió los ojos como platos y sin cambiar la mueca se giro a la tela y dibujo una pernera algo mas grande.
ERIC: bien, queremos que se note – cogió la tela y nos la enseño señalando una pernera igual a a la otra – o que no- señalo la otra linea dibujada con un ligero abombamiento en la zona de la pernera izquierda, el tío era bueno , con verme desnudo ya sabia hacia donde cargaba.Mire preguntando a Eli.
ELI: que si, es un día especial.- le guiño un ojo.
ERIC: me parece que este traje te lo vas a quedar………..- dijo mientras se giraba para poder poner la tela en la mesa- ya te puedes poner los slips pero nada mas.
Asi lo hice y me quede allí de pie, de vez en cuando venia y ponía mi tela encima , haciendo un calco y volviendo a la mesa, piernas , brazos, torso, espaldas……
ERIC: joder vaya macho, va a ser un milagro cuadrar estas espaldas.
Era cierto y ademas, mi cuerpo había cambiado algo, la hora de ejercicio diaria con Eli y lego nuestras ultimas semanas de “ejercicio intenso” me habían tonificado el cuerpo, no estaba ni mucho menos marcando musculo, pero si toda la piel de naranja que me colgaba se había ido, y gracias a unas cremas recomendadas por Eli, las estrías ni se notaban ya en mi estomago.Al paso de 1 hora o así, Eric llamo Pau, ya tendria que haber hecho ajustes iniciales.Bajo con rapidez, entro y miro directamente a mi polla ahora encerrada bajo la licra. Le dio el traje casi sin miar a Eric y este le dio las telas marcadas.
ERIC: toma boba, corta y pega como sabes.- se fue sin dejar de mirar mi paquete y antes de irse pude notar que se había desabrochado un botón de la camisa, algo que Eli me enseño a fijarme. “cada cambio significa algo, si no, no cambiaria.”¿por que había abierto un botón su camisa?
ERIC: toma esta……cosa y mira a ver que tal. – me dio el traje y me lo puse, me quedaba bastante mejor, se notaba las puntadas nuevas, pero en cuando me movía se arrugaba y doblaba de forma fea.
ERIC: ¡¡¡¡¿¿esto???’!!!! ni para tomar por culo sirve.- y se lió a intentar hacer ajustes con la ropa puesta, no hubo manera y en un gesto se rompió de la entrepierna. Eric se desespero y me dijo que me quitara eso antes de que me quemara con ello puesto.
ERIC: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡PAU¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ se lió a repasar notas en al mesa.
Eli se acerco y me hablo de pau, le comente el cambio del botón.
ELI: ¿que crees que significa?
YO: esta claro, quiere lucir su mejor arma, bueno, las 2.Esta mostrándose disponible conscientemente, o no, sus continuas miradas a mi rabo no son casuales.
ELI: ¿¿te has fijado en sus labios?? se ha mordido el labio inferior.
YO: joder, como se me pasan los labios siempre.
ELI: por que hasta a mi me ha costado quitar la mirada de sus tetas.
YO: eso muestra deseo entonces.
ELI: si y me va a venir bien, con Carla………. fuera de combate no pude enseñarte a manejar a una mujer de curvas y ella puede ser perfecta.
YO: ¿que hago?
ELI: ¿tu sabras? – mi miro con sorna y me beso el pecho.- yo me voy Eric que tengo cita con Zinthia, para el traje de mañana y mañana peluqueria y sesión de belleza antes del guateque.
YO: ¿¿me vas a dejar aqui??
ELI: si, tranquilo cuando Eric acabe Pau te puede acercar en su coche……..si lo logras.Te llamo para que mañana quedemos a las puertas de la fiesta.
ERIC: dile a la zorra de Zinthia que mañana voy a arrasar yo con este. – y me señalo
Me dejo allí tirado con ese pirado de la moda y una moza bien dotada de curvas a la que tener que amansar.Al rato de irse Eli, volvió a la sala Pau, con partes del traje recién salidas de la maquina de coser, como un puzzle muy simple.
ERIC: vamos bonita ayúdame, que con este morlaco yo solo no puedo.
Se pusieron uno a cada lado y empezaron a vestirme, la sensación del traje hecho a medida es increible, y mas si un tía de tetas enormes que se ha desabrochado un botón por ti, o eso crees, te esta metiendo mano claramente, y restregando sus voluptuosos senos por el brazo.
Me quede gilipollas al contemplar mi imagen, en el espejo, casi parecía un sueño que hace 5 meses fuera el gordo gracioso que casi siempre iba en chandal, y ahora, a mis ojos estuviera aquel joven alto, apuesto y bien estilizado.Solo faltaba unir las piezas…….creia.
ERIC: con esto ya se puede trabajar……..
YO: ¿trabajar? ¡¡¡¡¡¡¡Si estoy hecho un pincel!!!!!!
ERIC: querido ahora pareces un ser humano, peor para mañana tienes que salirte del mapa, anda vamos a quitárselo con cuidado y me lo llevo.
No entendía nada, pero me deje desvestir con cuidado para no dañar las telas, mientras Eric me quitaba el chaleco, por ahora ya que que seria la parte central de la chaqueta, por la espalda, Pau, se agacho ante mi y me pidió que fuera levantado las piernas para sacarme las perneras del pantalón. Ni que decir tiene que mientras llevaba la pierna hacia delante, ella cogía con sus manos ambos extremos de la tela e iba dando pequeños tirones para sacarla sin arrugar, y para ello debía de poner los brazos estirados y muy juntos, apretado sus enromes tetas entre ellas, y a cada tirón, desde mi privilegiada posición, podía ver sus pechos vibrar, no le perdía detalle, y no se si se dio cuenta o no, pero mientras estiraba la 1º pernera, ya fuera, se medio tapo el escote, y se lió con la 2º, su amago quedo inútil y al segundo tirón su camisa se volvió a abrir lo suficiente para ver sus senos rebotar contra si mismos.Era una imagen simple pero que me puso a tono, se empezó a hacer mas evidente mi bulto en los slips, y vi como, despues de cada gesto para sacar la tela, ya no había ritmo, hacia un par y se paraba a mirar de reojo, seguía un poco y lo volvía a hacer, hasta que saco la prenda del todo.Al levantarse volvió mirar y mientras preparaba las ropa en la mesa y hablaban con Eric, se volvió repetidamente.
ERIC: bien, aqui te quedas un rato, voy a mi taller ha hacer magia con esto. Vístete si quieres , tardare un rato. – cogió las piezas de tela y se marcho por una puerta.
La oportunidad era clara, y si no queria volverme en trasporte publico tenia que estar vivo. Lo inicial era no alejarme mucho de Pau para no dejarla razonar en frió, amago con salir por la puerta….
YO: oye, muchas gracias por todo, no se ni si podre pagaros.
PAU: ¿que? ah si, no pasa nada, no tienes que pagar ¿no te lo ha explicado Eli?
YO: no – mentí, no solo no se fue si no que se acerco un poco desviando la mirada hacia cualquier sitio pero siempre terminaba en mi rabo.
PAU: veras, en la lata costura, es habitual que la gente vaya a fiestas con ropa regalada o prestada de modistas, así ellos tienen ropa de calidad sin pagar y nosotros publicidad gratis.
YO: osea que si voy a la fiesta con su traje no tendre que pagar, pues vaya “enorme” chollo. – trucos de recordatorio mental.
PAU: ……si ya, las cosas funcionan así……….oye….tienes tu ropa por allí, ¿no? – señalo a la silla donde estaba, queria que me vistiera, evitar la vision directa o que la pillara haciéndolo.
YO: ah si gracias, no me molesta estar así, llevo casi 2 horas jejeje, ¿y tu que? ¿eres modista? – desvié su intención.
PAU: bueno, en ello estoy, aprendo un montón con Eric aunque aveces le mataría jejeje es tan…..suyo.
YO: pues te ha puesto por las nubes antes, cuando intentabas arreglar mi ………..¿traje? ¿es herejía llamarlo así? – sonreí mientras le di un pequeño codazo al bajarme del pedestal.
PAU: jajaja la verdad es que si lo es, al menos para nosotros, es ropa prefabricada, y era enorme, no se como podía ser tuyo. – sin querer había usado mi misma palabra.
YO: bueno he tenido algunos cambios ultimamente en mi vida, si quieres me visto y te lo cuento tomando un café.- asintió con la cabeza, queria que me vistiera, y yo lo sabia, use eso para que aceptara el café de forma implícita. Joder, Eli me había enseñado bien.
PAU: voy a por los cafés ahora vengo.- y salio despedida de allí.
Momento critico, que debía hacer, si me vestía podía hacerla pensar en frió y si no me vestía quedaría como un mentiroso y un poco gilipollas.Tome el camino del medio, me quite el slip y me puse solo el pantalon del gym algo ajustado. Me la acomode de forma que fuera notoria si se miraba pero no evidente la intención de ello y guarde los slips. Cambie de posicion el cuerpo un par de veces intentando buscar una pose natural, Pau regreso un par de minutos despues con los cafés, y al verme así, se quedo algo paralizada, pero complacida.Se sentó a mi lado y me pidió que el contara mi historia. Le hable de la operacion, de mi vida antes y de los cambios físicos que me habían producido. Incluso el enseñe algunas fotos en el móvil de mi yo previo, Intentaba dar algo de pena.
PAU: lo siento mucho, lo has debido de pasar mal, pero si todo fue bien , la verdad es que te va genial, estas muy bien físicamente….- y callo en la cuenta de que la frase era algo ambigua -….vamos que estas mucho mejor que antes quiero decir…………vamos que no es que antes estuvieras mal……a mi también me sobran kilos …. – se había liado, y lo provocara yo o no debía aprovecharme.
YO: si tienes razon, era un adefesio……y las chicas ni me miran, pero tu estas bien, no puedes comparar
PAU: claro que si, siempre me lo dicen que me sobran kilos, se como te sientes, pero eso va a cambiar, te lo aseguro. – había reconocido que se sentía rechazada o poco atractiva y que yo estaba muy bien físicamente. Antes ni me hubiera percatado de ello, supondría que era condescendiente, pero ahora no, y ataque.
YO: ¿que dices? pero si eres una delicia de mujer…….
PAU: mira tu que galán , no seas bueno conmigo solo por que sepas como me siento.
YO: no es por halagarte, realmente me pareces una pedazo de mujer, de hecho…….- deje la duda en el aire y fingí callar.
PAU: ¿que?
YO: bueno, que….durante la prueba del traje… jo que verguenza….- se la puse botando
PAU: ¿que paso? – estaba expectante y yo me tense para enrojecerme mas de lo que ya estaba, era mi 1º prueba con fuego real, sin trucos.
YO: ……no ….es que… ha habido roces…y cuando te has agachado…..¿no has notado…..que crecía ……mi……….. cosa? – estaba bordando el papel de pobre incomprendido.
PAU: jajajajaja ¿en serio?, no lo había notado – los cojones que no, se puso algo roja y dirigió la mirada al bulto de mi pantalon levemente – me halagas.
Me lance a la piscina, o había agua y nadaba o me estrellaba contra el suelo. Fingi rabia
YO: el frote de tus pechos era una imagen demasiado fuerte, ¿¡vale?! – me gire un poco y espere su reaccion.
Tardo algunos segundos en emitir palabra, y cuando lo hizo, con una mano en mi hombro, me giro un poco hacia ella.
PAU: oye oye, tontorrón, no pasa nada, no eres el 1º que se sube a ese pedestal y lo pasa mal con estas – se llevo la mano al pecho.
YO: es que vaya mar de preciosidades, ……….¿creo?……- añadir duda sobre sus mejor arma, nunca fallaba, o eso me habían dicho.
PAU: ¿creo? ¿como que crees?
YO: bueno, las he intuido por encima de la blusa y he visto algo por el escote, pero poco mas….y solo con eso ya me he calentado, supongo que tendrá que ver que vieras la polla colgando la 1º vez que entraste. – note cierto asombro en su cara, abrió la boca como no creyéndose lo que había dicho.
PAU: bueno, si, la vi por accidente, pero no dudes de mi delantera majo, he empalmado a mas de un modelo ahí subido – señalo al pedestal.
YO: pues a mi no, pese a desabrocharte un botón.
PAU: ¿como? que no si acabas de decir que…….¿te has fijado?
YO: me la has hinchado, peor no me la has empalmado del todo. – se quedo de nuevo perpleja por mi comentario, y se noto que recordo el momento, ¿seria cierto?
PAU: pero si era enorme , ¿todavia crece mas? que jodía la Eli, ya se por que te quiere a su lado.
YO: pues si, la verdad es que ella si me la ha puesto como una piedra muchas veces – generar competitividad- pero no tiene tus curvas. – usar su complejo como halago.
PAU: ¿te gustan las curvas?
YO: mucho, y tu eres el ejemplo de mujer de verdad, no esas escuálidas de las pasarelas.
Se hizo un silencio, yo no sabia ya por donde tirar, ella saco la artillería.
PAU: ¡¡¡verdad que si!!, esas zorras vienen aqui cada día a restregar sus esqueléticas piernas y su brazos huesudos luciéndose como amas del mundo.
YO: tienes razon ……..y …….. y………
PAU: dime….
YO: quiero besarte. – allá vamos.
PAU: ¿de verdad?
YO: ¿te crees que alguien con mis complejos se lo va diciendo a todas?
Sopeso lo dicho y se callo.Dudaba algo en su cabeza, así que aproveche, y le tire un pico sin avisar, un beso corto y rapido, para acercarme a ella y ver su reaccion de cerca.
PAU: yo………
Lance otro beso, algo mas largo, ella ni se retraía ni aparta.
PAU: no se……
Esta vez fui con todo, me puse de rodillas delante de ella y la bese con dulzura, con ternura, durante unos segundos no se movía, pero con cada gesto de mis labios ella empezó a seguirlos, al minuto ya me agarraba la cabeza y yo su cintura, nuestras lenguas se cruzaron y llego un frenesí de pasion.
YO: quiero verte las tetas, pro favor, sin camisa ni sostén, solo admirarte.
Pau dudo y miro a la puerta de Eric, me miro de nuevo y sin pensárselo se puso de pie, se quito los botones de la camisa, me dejo su vientre a la altura de mi cara y mientras la iba besando el ombligo, baje mis manos de su cadera a su enrome trasero, buscando el punto débil de Eli, por probar…..
PAU: ummmmm
Se termino de quitar la camisa y mire hacia arriba, no le veía la cara, solo un par de tetas enormes entre nosotros, se llevo la mano a a la espalda y se quito el sostén, cayeron de golpe un par de centímetros, lo justo para rozaros yo con el pelo de la cabeza, me separe un poco y la admire, como prometí, eran tremendas, le colgaban un poco pero aun estaban firmes y con unos aureolas rosadas.
YO: vaya espectáculo de pechos, me moriría si me dejaras tocarlos y chuparlos.- miro de nuevo a la puerta de Eric.
PAU: todas tuyas.
Me abalance como un perro rabioso, pegue mi cara a una de ellas mientras chupaba y lamia con fuerza su pezon, mientras la otra mano no abarcaba tanta enormidad, solo mensajeaba con calma pero sin parar.No tardaron en aparecer gemidos en Pau, mientras me agarraba, o aplastaba la cabeza contras sus pechos mirando al techo, la abundancia de aquella mujer me las puso como un mastil, me puse en pie, y con un gesto hábil deje mi pantalon en los tobillos, repasando con mis labios cada milímetro de piel hasta que volvi a su labios.
YO: ahora, si – pegue mi cuerpo al suyo mientras mantenía mi polla erecta hacia arriba, para que la notara bien.
Bajo la mirada de golpe, sonriendo con la boca abierta, me miro a los ojos incrédula y bajo la mirada entre nosotros, no veía nada, había 2 enormes masas de carne aplastadas en medio, se sentó, o se tiro mejor dicho, de espaldas sobre la silla y mi polla cayo a plomo sobre su cara, se balanceo un poco ante la mirada de asombro de Pau.
YO: ¿se las has puesto así a algun modelo guaperas?
PAU: ni de coña, vaya pedazo de polla nene, ¿la puedo tocar?
YO: toda tuya. – ¡¡!logrado!! la tenia en el bote.
Empezó a tocar la punta con cuidado, y su atrevimiento fue subiendo hasta que tenia mi polla agarrada con ambas manos y me masajeaba la piel de arriba abajo.En su vida vio algo así.
YO: si me acercas luego a casa te dejo hasta que me la chupes. – eso me sonaría a egocéntrico o contra sentido hace tiempo, se suponía que era un favor que ella me hacia a mi al chuparmela, no al revés.
PAU: claro encanto, y mas que te haré.
Agacho su cabeza y se arranco a comerme la punta del glande, chupando con ansia y luego lamiendo con pasion, sin dejar de masajeame la polla.La sensación de éxito era mayuscula y excitante. Pasado un buen rato, me pidió que me tumbara en el suelo, así lo hice y ella se quito el pantalon, allí estaba la braga faja comprimiendo su cintura, se tumbo encima mía pero mas por debajo, dejando sus tetas a la altura de mi polla y se frotaba de delante a atrás sobre mi cuerpo, con sus tetas engullendo mi polla por momentos, !!!que delicia¡¡¡. Se puso de rodillas encima mía y metiendo su polla entre las tetas me hizo una cubana deliciosa, la mejor hasta la fecha, sus pechos hacian desaparecer mi miembro, y el aumento de ritmo me mato, eyacule rápidamente sobre ella, y se hecho a reír
PAU: joder, como me has puesto.
YO: me toca. – me incorpore y l acogí con mucha fuerza, la senté en el pedestal y saque su trasero hacia el borde, levante sus piernas y de un fuerte tirón arranque su prenda intima, la abrí de piernas y vi un coño delicioso, cuidado de bello púbico, y una mancha brillante entre sus labios vaginales. Hundí mi cara en sus entrepierna y no pare de lamer, separar, chupar y succionar, los gemidos de Pau eran claros y cuando empecé a meter mis dedos en su coño, buscando el punto G, se corrió la 1º vez, sentí su cuerpo tensarse y recaer sobre el pedestal, pero sin fluidos, había que ordeñar, seguí con la masturbación y jugueteando con mi lengua en su enrome e hinchado clítoris. El ritmo de mi mano subió, frotando sus entrañas, los fluidos empezaron a encharcar mi mano, Pau ya no gemía, se retorcía sobre si misma
PAU: no pares…no pares..OHHHHH¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ NO PARES¡¡¡¡¡¡¡
Aumente mas el ritmo, hasta que un gran silencio lleno la sala, solo se oía el chapoteo de mi mano en su intimidad, despues una explosion de jubilo de ella, echando un chorro de su interior. La deje descansar y me vencí sobre su cuerpo hasta llegar de nuevo a sus pechos, me pase un buen rato jugueteando con ellos, hasta que ella volvió un poco en si.
PAU: Eli los elige bien.
Se levanto de mi lado y me levo a una zona con unas duchas, nos restregamos un poco allí juntos, pero sin pasar nada relevante. Salimos, nos vestimos, ella, yo solo me puse los slip, y nos quedamos esperando a Eirc. Tardó algunos minutos y se me paso la idea de volver a por Pau, pero me calme y simplemente agradeci su comprensión y la experiencia.
PAU: a mi no me la juegas, nadie logra que una mujer se corra así, siendo un papanatas. – se había dado cuenta pero me daba igual el logro estaba ahí.
YO: jejeje me has pillado, pero que conste que todo lo dicho era cierto, eres una mujer de bandera.
Salio Eric con el traje ya listo, me puso en la pasarela, recién secada de nuestros fluidos, me dio la ropa y se sentó junto a Pau. Me vestí, Eric había terminado su obra, uso algun tipo de tela reflectante para las solapas de la chaqueta, un ribete rojo encima del bolsillo del pecho de la misma y atisbe algun tipo de filigrana de color gris en las juntas del pantalon, casi imperceptible pero allí estaban.Cuando acabe de vestirme, Pau se levanto atónita, Eric se levanto y se fue dando un sonoro portazo.
ERIC: ¡¡¡joder!!! si es que soy la puta hostia…….- no lo volvi a ver.
Me mire en el espejo y si antes me parecía un galán ahora era un espectáculo, me sentaba como guante, y me quedaba de cine, me moví haciendo gestos pero no se arrugaba, ni me tiraba de ninguna zona, salvo la pelvis claro, así lo había decidido Eli. Entendí al instante la diferencia entre parecer un camarero de restaurante caro , e ir bien vestido. Pau solo admiro, y me pidió que me moviera de cierta forma para asegurar el buen trabajo, estaba a la perfección.
PAU: venga, vamos a quitártelo, lo metemos en un porta tarjes y te acerco a casa…. te lo has ganado.
Feliz por todo en general, accedí y avise a Eli de mi éxito con un mensaje, ella me felicito y me dijo donde y cuando quedar al día siguiente. Iríamos por separado ya que ella debía ir al salon de belleza antes.Al llegar a mi casa, me bese apasionadamente con Pau, ella me frotaba la polla por encima del pantalon y yo sus pechos a través de su camisa.Y así nos despedimos, cogí el traje y fui a mi casa.La tarde la pase con algunos amigos y por la noche mi madre me obligo a hacerle un pase de modelos con el traje puesto, me asegure de ponerme los slip mas ajustados para disimular y al salir se quedo blanca.
MADRE: ¡¡¡¡¡¡ay mira que preciosidad de hijo tengo!!!! – me tocaba por todos lados asegurando la ropa- ¿pero de donde has sacado este traje? es a medida.
YO: ¿joder como lo sabes?
MADRE: por que soy madre, ¿de donde ha salido.?
YO: de un amigo de Eli, me lo deja si voy a la fiesta con el.
MADRE: pues ya te lo estas quitando, no vaya a ser que lo manches.De esta monada me ocupo yo.
Me cambie en mi cuarto y se le di el traje, mi madre sabia de moda y como tratarla, trabajo de costurera algunos años.Dormí plácidamente, consciente de que Eli no me había hecho perder el tiempo, Pau me lo había asegurado.Paso el día y yo era un pelele ante mi madre, totalmente maniática sobre como moverme, que hacer en la fiesta, que ese traje era genial y que no lo rompiera ni manchara por que me caparía, madres….Me vestí bajo su adoctrinamiento casi militar, le dio un golpe de plancha final al traje, y saco unos zapatos de vestir que me regalo, elegimos entre unas corbatas a juego que Pau me había dado y al salir de mi cuarto casi se echa a llorar de la emoción.Supongo que se le junto todo de golpe al ver a su hijo tan mejorado, despues de haberlo pasado muy mal.Me puso algo de gomina en el pelo, y me baño en una colonia de olor bastante fuerte.
Obligo a mi padre a acercarme y a mi a ir casi tumbado en el coche para no arrugar nada.Era una fiesta de alto copete, se hizo en una sala de reuniones de un hotel de gran nivel en Madrid capital, al llegar mi padre se despidió consciente de la importancia de aquello.
PADRE: a por ellas, avisame si no tengo que recogerte luego.- guiño un ojo y se marcho.
EL EXAMEN: LA FIESTA.
Me acerque hacia el hotel y aguarde en la puerta la llegada de Eli, ya que no la veía, note que muchos ojos se plantaron en mi, llame para saber si ya estaba dentro ya Eli, pero me dijo que no, que estaba justo bajando unos escalones para llegar allí. Me gire hacia las únicas escaleras que por allí había y entre la marabunta de gente, la vi.
A estas alturas pensaba que en un mes viéndola desnuda, masturbándonos, haciendo sexo oral y follando como animales los ultimos días, seria extraño, mucho, que pudiera sobresaltarme verla de cualquier forma, bien, me equivoque de nuevo, siempre la había visto sin arreglar excesivamente y en chandal o ropa ajustada deportiva, con zapatillas. Bien, como en las películas malas, el tiempo se ralentizo mientras bajaba los escalones, algo torpe, supuse que por que llevaba unos tacones de vertigo, zapatos color azul marino con guirnaldas brillantes, nada grotesco, llevaba el pelo totalmente liso, y todo con un peinado que hacia que su cabello estuviera caido del lado derecho de su cabeza, como una cortina, del lado izquierdo levaba algun tipo de pinza para el pelo, o no se como llamarla, muy elegante, con unos pendientes que colgaban un poco de sus lóbulos, plateados, una especie de consecución de bolas creciente.Vestía un un traje que me hizo verla como una diosa, un traje azul oscuro, con un solo hombro, en el izquierdo, coronado por un broche brillante, caía por delante hasta cubrirla mas abajo de las rodillas, en forma de espiral, rodeaba su cuerpo, del hombro bajaba hasta sus pechos y seguía rodeandola por detrás, tapándola el trasero, para volver a salir por delante y taparle lo justo la zona vaginal, con una gran obertura en la pierna izquierda, que dejaba ver unas medias de encaje, dejando gran parte de su espalda al aire, y de sus costillas, hasta se atisbaba el nacimiento de sus pechos pegados al cuerpo, maquillaje ligero, no necesitaba mas, algo de efecto ahumado que me comento en nuestras clases, para realzar sus preciosos ojos color miel. y unos labios cuidados con un color rojo granate.La pobre se iba agarrando con una mano en una barandilla y con la otra, al la vez, sujetaba un pequeño bolso y se levantaba algo el vestido para no pisarlo.
Rápidamente corrí hacia ella para ayudarla a bajar los ultimos escalones, entre varios pretendientes que ya la habían echado el ojo, ella bailo un poco en el aire cuando la agarre con firmeza la mano de la barandilla.
YO: tranquilos chicos, ya la llevo yo. – el resto de pretendientes se apartaron, ella sonrio ampliamente al levantar la mirada y reconocerme. Agradeció con la mirada mi apoyo y la baje con el mas sentido respeto y admiración los ultimos escalones, bajando de espaldas a las escaleras, no paraba de comentarme lo dificil que era andar con eso en los pies.No obstante en el ultimo, donde ya te confías, se medio tropezó y cayo de golpe sobre mi pecho, la sujete con fuerza, teniéndola casi suspendida en el aire.
YO: hey, cuidado princesa…. no me querrás estropear la noche.
ELI: perdona, ¡¡¡dios!!, como duelen los pies.
YO: ya te lo dije, la explicacion que me diste sobre el hecho de sufrir con los tacones no me convenció jejejejeje
ELI: ahora mismo no estoy convencida ni yo.
YO: no hace falta que lo diga, pero si no lo hago reviento, te has perdido, el Olimpo no esta por aqui. – sonrio gratamente levantando la cabeza, se apoyo en mi y recupero su propia verticalidad.Se planto sola y me separo de ella, haciéndome dar una vuelta sobre mi mismo, que hice con cierta gracia.
ELI: vaya con el viejo Eric, todavia sabe lo que se hace, tu estas arrebatador – se acerco a mi oido- y lo vas a necesitar.
YO: a su entera disposición.
Me puse a su lado izquierdo, y ofrecí mi brazo para que ella se apoyara, así lo hizo y sin soltar la parte baja de su vestido con la otra mano rodeo mi brazo e iniciamos el camino a la entrada. Eli se encargo de todo el tema de presentaciones, y protocolos.Una vez dentro me suplico que le acercara a la barra para poder sentarse y descansar sus pies.Desde allí, observamos toda la sala, un par de barras de bar pequeñas y dispersas, una grande, en la que nos encontrábamos, un montón de mesas desperdigadas por todo el espacio y una gran pista de baile en medio, con un DJ en una mesa de mezclas, poniendo musica chill out.
En cuando la vio, Eli saludo con la mano a alguien, y de un grupo de mujeres se acerco una, vestida de arriba abajo de chandal, me sorprendió así vestida allí. Al acercarse vi que llevaba una chapa identificadora, Mariana no se que, no recuerdo bien, pero ponía, “seleccionadora española de gimnasia.”.Tenia que ser la amiga-compañera de Eli.
MARIANA: vaya, por fin te has atrevido a aceptar una invitación. – y se saludaron con un abrazo fuerte, lejos de protocolos.
ELI: así es, me apetecía un poco de jarana, ¿que tal te va?
MARIA: bueno, como siempre, intentando sacar dinero a esta gentuza para poder entrenar en un pabellón propio, no alquilado y con goteras
ELI: mira, te presento a mi amigo, Raúl, esta es Mariana, la vieja compañera de la que te hable.
YO: encantado. – la salude, y me abrazo con algo mas de cordialidad.
MARIANA: oye de vieja nada, todavia soy capaz de ganar a esta petarda.- se echaron a reír las 2.
ELI: bien , por que este hombretón te va a ayudar. – lo dijo mientras colocaba su mano sobre mi hombro.Me quede extrañado.
MARIANA: es mono pero va a estar dificil, ademas esta la matahari, hoy de bandera patria..
YO: gracias, pero vengo preparado para lo que sea.estoy de examen ¿que debo hacer?
Ellas se miraron de forma cómplice unos segundos.
MARIANA: ¿tu como te crees que les sacamos pasta estos mierdas?.
YO: pues no se, pidiéndola.
MARIANA: ya claro, muy efectivo.
ELI: esto no va así, si no darían dinero a cualquiera, montan estas fiestas para inhibirse de sus vidas y darán dinero a quien mejor se lo lo haga pasar.
YO: no jodas, y yo que creía en el altruismo……
MARIANA: que inocente, esto esta lleno de tíos buenos, modelos, actores y deportistas que quieren abrirse paso, y pasa ello hacen lo que sea, aqui se trabaja de todo, sexo, influencias, chantajes, vamos lo mejor de cada casa.
YO: ¿y yo soy vuestra apuesta de hoy?
ELI: exacto, Maria suele tratar con tíos de la federación para conseguir fondos, pero el problema es que hay partes claves y, casi todas son mujeres, y tenemos que influir en ellas.
YO: de puta madre, encima con presion.
MARIANA: nada de eso, pero si se agradece cualquier ayuda externa. Eli me ha hablado muy bien de ti y creo que das el perfil.
YO: bueno, un reto es un reto, ¿no? – mire a mi acompañante y note que capto mi indirecta, le dije lo mismo cuando empezó el aprendizaje. Sonrió muchisimo y me abrazo.
MARIANA: bien os dejo, voy a comerle la oreja al presidente de la federación de hockey. – y se marcho, el cuerpo de Mariana era curtido, de gimnasta retirada pero no aprecie nada en ella, el chandal no dejaba.
Eli se incorporo, me atrajo hacia la mesa de la barra y me comento la situacion.
ELI: mira , esto esta lleno de gente desando fiesta y otro desando darla para sus beneficios, tenemos personas clave a las que intentar llegar.
1º Tenemos a la duquesa, es aquella del moño con un flor amarilla, es la mujer del presidente de la federación de futbol , el que mas dinero tiene y si cede puede dirigirlo a otra federación.
2º Tenemos a la hija del alcalde, es aquella del vestido negro, sentada en la mesa central.Dicen que su padre destina dinero al ejercicio que su pequeña admire.
3º La presidenta de la federación de tenis, aquella embutida en un vestido verde pistacho 2 tallas mas pequeño que su talla real. Tiene mucho poder en las asignaciones anuales.
4º La entrenadora de futbol femenino, ex jugadora, se dice que se zumba al presidente de la federación masculina y por ello recibe mas dinero, si cae , lo hará el presidente por efecto domino, y podemos pillarle por la duquesa
y 5º, La joya de la corona, -busca con la mirada – mira, a aquella mujer, la del vestido rojo.
Era una preciosidad, despampanante, con una coleta altísima que dejaba caer su largo pelo en la espalda, un traje palabra de honor con la silueta de sus buenos pechos, de color rojo chillón, un cinturón amarillo y un vuelo en la falda del vestido dejando una raja que iba desde mas arriva de su cintura, habiéndose sin parar hasta el final del vestido, en sus pies.Con unas medias de rejilla que se veían terminar a la altura de su pelvis y cuando se movía se llegaba a atisbar su ropa interior, roja a juego. Rubia de ojos azules y con unos tacones altos, se movía de forma clamada y con clase mientras se contoneaba sexualmente, dejando que la raja de su vestido luciera.
ELI: esa , es la mayor amenaza.
YO: ¿y quien es? ¿la matahari?
ELI: si, una puta, de alto standing, solo la contratada para esto eventos, le dan unos objetivos, como a ti, y se los termina follando en una noche a casi todos, nadie se le resiste, y como tal consigue ganarse o mantener a todos los hombres importantes de las federaciones, no te exagero, hay pocos hombres en esta sala que no la hayan catado y por lo oido, es puta con ganas.
YO: ¿un profesional y yo un novato? ¿como lo haré?
ELI: ve a por ella de inicio, no te conoce y te rechazara mientras ajusta su mira en algun objetivo, tu insistente, hasta que te rechace de forma evidente, eso nos hará ganar tiempo.Son las 22:00 y esto acaba a las 5-6 de la mañana.
YO: ser rechazado, eso se hacerlo. – plante un beso en los labios de Eli para ganar confianza y me lance.
Me coloque cerca de la pista de baile, en el tumulto de gente de pie, que miraba bailar al resto, donde estaba mi objetivo, me fui acercando, olía a hembra, un perfume de olor a cerezas, queria insinuar o crear la asociación de ideas, que estaba para comérsela, y era cierto, antaño solo con verla me hubiera empalmado.Vi que su copa andaba algo vacía, y que le prestaba mucha atencion a un hombre de bastante edad que tenia enfrente suya, de espaldas a la pista de baile, cada vez que el hombree torcía la mirada para mirarla, ella se movía mas obscenamente, con su reluciente copa vacía poniéndola cerca de su cara.
YO: ¿hola guapa, que haces aqui tan sola? – frase que había repetido mil veces en mis escarceos en fiestas adolescentes y un seguro para ser rechazado. Me miro de arriba abajo, y puso la cara de asco mas grande del mundo, me ignoro, ibamos bien.
YO: ¿perdona te molesto?
MATAHARI: apártate de mi, insecto.
YO: oye perdone usted señorita, pero no creo que se muera solo por contestarme.- se empezó a poner nerviosa mirando al hombre y a mi.
MATAHARI: que te apartes te he dicho.
YO: oye mira, solo he visto tu copa vacía, y he pensado, bueno,¿por que no ayudarla?, no creo que sea grave.
MATAHARI: estoy bien, gracias, ahora vete. – dijo de forma secante.
YO: no pasa nada mujer yo me voy, perdona que te molestara, dejame que te vaya a buscar otra copa – y lance mi brazo a su copa, forcejeamos un poco…subiendo el volumen de nuestras palabras
MATAHARI: aparta joder que no quiero copa- el forcejeo y sus palabras centraron la atencion de los cercanos, incluido el hombre/objetivo.
YO: pero dejame, que no es molestia. – gire la muñeca y el poco liquido que quedaba en la copa le cayo encima. Se hizo el silencio.
MATAHARI: ¡¡¡¡¿¿pero tu eres imbecil?!! – dijo gritando mientras se trataba de secar.
YO: huy perdona deja que te ayude……
MATAHARI: APARTATE DE MI, ya has hecho bastante – y con bastante enfado se fue al baño, yo fingi seguirla confundido, mientras se oían risas a mi alrededor.
Busque con la mirada a Eli en la barra, la vi tronchándose de risa, se levanto y camino hacia mi con calma, la gente no paraba de darme las enhorabuena por mi captura o sornas similares, note que Mariana paso por mi espalda.
MARIANA: buen trabajo.
Cuando Eli llego a mi lado me abrazo, rota de risa, con un pañuelo secándose alguna lagrimilla para no correr el rímel.
ELI: has estado de cine, en serio.
YO: ha sido facil, algo así me paso en mi 1º cita, pero le tire un cubata entero a Marina Fernandez, de 3º curso.
ELI: no me digas jajajaja eres todo un caso, anda sácame a bailar……- extendió su brazo con orgullo.Yo recogí su ofrecimiento y la saque con gusto, al verme con ella mas de una sonrisa cercana se apago.
Iniciamos un baile lento, nada sexual, solo nos moviamos dando vueltas por la pista.
ELI: esta bien, 1º objetivo hecho, esa zorra estará en el baño al menos 1 hora y tardara al menos otra en que un tío se le acerque.
YO: hacer el tonto se me da bien, pero ahora llega lo dificil.
ELI: si, ¿que ves?.
Pensar, razonar y analizar.
YO: veo a muchas mujeres esperando a que las saquen a bailar, mucha pareja ya consolidada y unos cuentos tíos desesperados por llevarse a alguna a la cama.Vamos, lo que es una fiesta.
ELI: ¿y de los objetivos?
Dimos una par de vueltas mas.
YO: la duquesa esta sola allí, de pie, su marido estará muy ocupado, supongo que con la entrenadora de futbol, también veo a la hija del alcalde, sentada en la mesa central, o no puede o no quiere moverse de allí, quizá no la dejen.De la del tenis no tengo noticias.
ELI: creo que ha subido a las habitaciones a cambiarse, casi no podía ni respirar con ese vestido.¿que toca ahora?
Me quede en blanco, de pronto todo se me había ido de la cabeza, incluso casi piso a Eli, me retraje, pensar en todo de golpe y luego en anda.Ella me agarro y me zarandeo un poco.
ELI: eeee, no te vayas , tranquilo, razona usa la cabeza, no es dificil y estas preparado.
YO: si si, es solo, el 1º paso, no se a donde darlo.
ELI: yo iria a por la hija del alcalde, es de tu edad, y hay que saber si se puede acceder a ella o no.Si no funciona, a por al duquesa.¡¡¡¡ANIMO TU PUEDES!!!! – y dando un par de giros sobre si misma salio de la pista de baile.
Me llene el pecho de aire un par de veces, temple los nervios, y fije con la mirada a la hija del alcalde.Me acerque con cuidado por un lateral, y me pare a unos metros.Sentada era dificil saber su fisico, llevaba una blusa algo abombado por estar sentada, estaba casi solo en la mesa, un par de adultos lejos de ella, estaba siendo ignorada.Cualquier tipo de conversación seria mejor que eso. Me acerque mas de lo debido y la salude…..
YO: hola, me llamo Raul, y veo que eres de las pocas de mi edad, ¿podemos charlar?
Ella alzo la mirada algo confusa, se señalo a si misma como preguntando si me dirigía a ella…..
YO: claro, a quien mas me voy a…..
De la nada salio un armario empotrado vestido con un traje negro, se me planto en medio y me “sugirió” que me fuera de allí.Yo ni corto ni perezoso le rodee con la cabeza y la pregunte
YO: ¿que?¿amigo tuyo?- sonrio, atenta a mi situacion.
El tipo se movió volviendo a taparme la vista directa, alce un poco al vista, yo era grande y el tambien, pero seguramente ese tío fuera policia o escolta privada, no era cuestion de montar un numerito. Me aleje un poco hasta que se aparto y cuando la vi nuevamente, la grite
YO: ¡¡¡en otro momento sera!!
El tipo se volvió a poner en medio, y medio avanzo hacia mi con cara de pocos amigos alzando el brazo. Me fui al trote mirando a la chiquilla que se reía de mi cobardía, allí era imposible.Tocaba ir a por la Duquesa. Me fui a su posicion, seguía de pie, sola, apoyada en una mesa alta de bar, bebido algun tipo de bebida con sombrilla.De vez en cuando alguien la saludaba pero muy fugazmente se iban.Nuestras miradas se cruzaron un par de veces, y cuando ya era obvio me acerque.
YO: buenas tardes señora , me deja que la acompañe, parece un sitio tranquilo.
DUQUESA: no, para nada joven , no me vendrá mal compañía.
YO: sepa que soy muy buen conversador, y necesito escondite.
DUQUESA: que habrá hecho un joven como usted…..¿se llama?
YO: me llamo Raúl.
DUQUESA: encantada, soy la Duquesa de benavente, Julia Agustina De la tierra y Mingote.
YO: contundente nombre.
DUQUESA: y muy tedioso, llámame Duquesa por ahora, ¿y de que te quieres esconder?
YO: en mi primer intento de la noche, al parecer, le he tirado los tratos a un señorita que resulto ser prostituta de alto nivel, y la cosa ha terminado mal.
DUQUESA: ahhhh has sido tu el valiente que ha ido a por Matahari.
YO: el mismo que viste y calza.
DUQUESA: pues vaya ojo tienes majo.
YO: uno, que no esta acostumbrado a una fiesta de tanta alcurnia, que tal si usted, una señora hecha y derecha, tiene la amabilidad de darme unos consejos para no hacer mas el ridículo.
Se giro a mirarme sorprendida, sonrio muy feliz y me invito a colocarme a su lado, yo puse mis manos hacia delante cogidas delante de mi estomago y cara de atencion, ella metió una mano a través de uno de mis brazos, como en forma de paseo, y empezó.
DUQUESA: mira, allí tienes al grupo de empresarios, babosos que dejan a sus mujeres en casa para venir a ver que cazan.Allí las mujeres acompañantes de sus maridos, que cuando se cansan de ser floreros a su lado se reúnen a cuchichear del resto.La mayoría de parejas estables estan bailando o en las barras del bar, allí un grupo de viejas como yo que nos creemos las mas del mundo pero solo somos mayores…………
Siguió dándome indicaciones mientras yo le prestaba atencion a ella.Era cierto era mayor, rondaría los 55 años, y se le notaba en la cara, llevaba un moño llamativo y un traje del mismo color amarillo, se le pegaba bastante al cuerpo, en sus tiempos fue una buena moza, pero ahora solo quedaban rescoldos.
DUQUESA: …………y luego estoy yo, harta de todos ellos, vengo por mi marido, pero anda de picos pardos con sus ligues.
YO: y sabiéndolo, ¿viene aqui?
DUQUESA: es mas por sobrellevar la imagen publica de mi marido, pero cada día me cansa mas, creo que anda liado con la entrenadora de futbol femenino.- aquella mujer no era tonta, ni una borracha, era una mujer para mantener las apariencias , curtida en la vida.
YO: no me parece nada justo.
DUQUESA: últimamente nada lo es, me paso los días viéndole ir y venir, sin apenas hablar y aqui, sola, todos saben de sus escarnios y me tratan de evitar.
YO: pues hoy no – me moví hacia la pista de baile, me agache haciéndole un gesto de saludo antiguo, y le ofrecí mi mano.
DUQUESA: ¿que haces muchacho?
YO: invitar a un señora de verdad a bailar, como se merece usted.
Dudo, dudo muchisimo, miraba al rededor, pensando en el que dirán, era un joven fornido y bien plantado. Me miro y le debí trasmitir seguridad con alguna mueca.Alargo su mano y me la cogió, la lleve del brazo a la pista de baile, justo antes de entrar se paro.
DUQUESA: antes, dime algo.
YO: lo que quiera.
DUQUESA: ¿ese traje es de…Eric? – sonreí reconfortado.
YO: del mismísimo, es un artista ese loco.- sonrio orgullosa de su acierto y se lanzo ella a la pista de baile conmigo de la mano.
El baile empezó un poco tosco, le podía la verguenza, pero me reafirme, cogí postura y la lleve por toda la pista, con calma dejándonos ver, de vez en cuando le regalaba algun giro sobre si misma, y poniamos poses raras, como si fuera una competición de baile, luego nos juntábamos y reíamos.
DUQUESA: jajja de verdad que te agradezco el gesto, ¿como es que nunca te había visto por aqui.?
YO: en realidad soy un novato en este mundillo, soy amigo de Eli y Mariana, de …..
DUQUESA: ahhhh Mariana, la chica de la gimnasia, me gusta su forma de ser, no sea arruga y dice las cosas a la cara.
YO: es cierto, y por lo visto gran entrenadora, si tuviera algo mas de apoyo….
DUQUESA: así que es eso, me has traído a bailar por eso. – me quede pillado.
YO: bueno, soy amigo suyo y no me duelen prendas en decir que le vendría bien el apoyo de una mujer tan poderosa como usted.
DUQUESA: siempre hay algo detrás, supongo.
YO: eso no cambia que todo ese grupo de mujeres estén hablando de usted y estén verdes de envidia.- la gire para que viera que, enefecto, el grupo de casadas abandonadas se moría de envidia al verla a ella con un hombre como yo.
Al recogerla del giro se quedo de espaldas a mi, agarrados de las manos la rodeaba ampliamente, en esa postura no pudo si no notar a mi miembro, en reposo sobre su cadera, se alejo de golpe dándose la vuelta.No la deje irse mas lejos y me acerque bailando.
YO: ¿que ocurre?
DUQUESA: ¿lo que he notado…..?
YO: si, eso era.
DUQUESA: virgen del cielo, ¿y te la he puesto yo así?- sopese la respuesta, creia que la tenia empalmada y no era cierto, si decía que no, que aun estaba en reposo se podria llegar a asustar o sentir ofendida, pero si decía que si, la podía llenar de orgullo, me pareció mejor opción.
YO: bueno Duquesa, un hombre tiene sus limites, y usted se mueve muy bien en la pista jejejeje
Se me abrazo enrojecida, y seguimos bailando, con continuos toques “accidentales” de ella con mi polla. Pasado un buen rato la acompañe a la barra, y la pedí algo de beber, estaba muy acalorada.
DUQUESA: muchas gracias por todo amor, me he divertido mucho, pero ya es tarde y quisiera pedirte un favor.
YO: el que usted me pida.
DUQUESA: he visto como nos siguen mirando esas cotorras de “mis amigas”, sin duda irán con el chisme a mi marido y ya que lo van a hacer, quiero llevarme algo a cambio.
Hinque una rodilla al suelo, apoyándome en ella, baje la cabeza como para ser hecho sir.
YO: dígame lo que quiera y removeré cielo y tierra para lograrlo.- se rió a carcajadas y me pidió que no hiciera mas el tonto y me levantara, así lo hice.
DUQUESA: quiero un beso, tuyo, aqui y ahora, nada de en la mejilla o un piquito de furcia, un señor beso, que me vean y cuando vayan a mi marido hierva por dentro de verguenza.
YO: hecho.
Se quito el moño con la flor amarilla, se soltó un poco el pelo y me agarro la cara, yo me deje hacer, planto sus labios en los míos, note las arrugas de su piel y empazó a mover su boca con gracia y salero, yo la seguí el juego, y justo antes de separarse de mi, hasta intuí su lengua en mis labios.Me desmaye, o eso hice parecer, caí al suelo un poco a broma mientras ella no paraba de reír. Llego a agacharse y fingir una RCP. Al 2 intento fue a hacerme el boca a boca y yo fingi despertarme de golpe, como para evitar sus “mortíferos” labios.(soy muy payaso para estas cosas, me gusta hacer el ridículo y sacar sonrisas con ello). Casi se cae al suelo de la risa, la sujete para que no ocurriera, y los de alrededor no paraban de reír, lo mejor fue al levantarnos ver al grupo de cotorras fuera de si, no dando credito a lo ocurrido.Se despidió de mi.
DUQUESA: muchas gracias, ojala hubiera mas gente como tu en este mundo.
YO: ha sido un autentico placer, ojala hubiera mas mujeres como usted en en gym de Eli. – nos sonreímos una ultima vez , la bese la mano de forma gentil, y se marcho, pasando por delante de sus “amigas” con una actitud altiva y desafiante, con la flor amarilla en la mano.
Tuve una sonrisa tonta en la cara mientras la veía marcharse que no se me quito hasta que aparecieron Eli y Mariana rotas de risa, felicitándome por mi actuación.
ELI: te las has encandilado como pocos podrían, y no me has hecho caso en nada de lo hablado en todo el mes.
YO: es que para tratar con damas de esa edad, no necesito ayuda, siempre se me han dado bien. Mi problema era con la jovenes.
MARIANA: pues de cine, por que así la tendremos de nuestro lado cuando lo de su marido estalle, algun día le pillaran con la entrenadora.
YO: y hablando de jovenes, la hija del alcalde sigue allí, en un torreón, asilada del mundo.
ELI: si, y el dragón que la custodia no deja acercarse ni a las moscas.
YO: por poco me calza una hostia solo por saludarla.
MARIANA: Habrá que ingeniárselas, Matahari saldrá en breve saliendo del baño, la he visto arreglarse allí, y ya hemos cumplido con la Duquesa, con la presidenta de la federación de tenis perdida, solo queda ella, por ahora.
YO: creo que ella desea quitárselo de encima, no puede estar mas aburrida.
ELI: pues por el baño de mujeres hay una salida de emergencia, si la metemos por allí la podemos sacar.
YO: pero eso, si ella quiere.
MARIANA: ya se, montamos un numerito Eli y yo para que te acerques a ella, y lo confirmes.
Así acordamos, me fui dando un rodeo por el lado donde no estaba el mostrenco del seguridad, y Eli se paseo por delante de el, haciendo tropezarse y cayendo a sus pies enseñando pierna a través de la ranura del vestido. Ningún hombre hetero perdería tiempo en mirar las torneadas piernas de aquella preciosa mujer.
ELI: hayy me hecho daño, malditos tacones, ¿me ayuda? – y levanto las manos a modo de suplica.El tipo accedió sin dejar de escanear sus piernas, al ponerse en pie siguió la actuación, no podía apoyar la pierna la pobre, y Mariana entro en acción trayendo un silla y actuando como medico, pidiendo continuamente al guardaespaldas que la sostuviera.
Aquello me do un margen corto de tiempo, y me acerque por detrás a la muchacha.
YO: parece que ha llegado nuestro momento, me llamo Raúl, y es un placer conocerte al fin ¿como te llamas? – se sobresalto un poco pero al reconocerme del intento previo sonrio mirando a su protector distraído. Me agache a su lado rodeandola entre mis brazos apoyándolos en la mesa y el respaldo de su silla a a la vez.
ELLA: ¿ que haces?, ¿estas loco? como te vea te parte en 2.
YO: merece la pena si logro saber tu nombre. – sonrió de nuevo.
ELLA: me llamo Laura, aunque mis amigos siempre usan Lau.
YO: ¿y yo como puedo llamarte? – volvió a mirar al armario empotrado que andaba embobado con los muslos de Eli.
LAU: llámame como quieras, pero vete, si se da cuenta……..
YO: pues debes de estar muy aburrida si ese mono no deja que andie se acerque a charlar. – Ella no paraba de intercalar miradas, a mi y a el, esperando el momento que se diera cuenta.
LAU: bueno si, pero no es un mono, es mi amigo, es por mi seguridad………. o eso dicen…….
YO: y que te parecería salimos fuera a charlar un rato, yo estoy algo cansado de tanta pomposidad.- me miro “ojiplatica”, dudo de si debía, o no, se le noto que queria pero tenia miedo, podía ser un perturbado, pero creo que finalmente la emoción del momento la pudo.
LAU: esta bien , ¿como?
YO: ve al baño de aqui a 5 minutos.
LAU: los revisara antes de entrar yo.
YO: tu tranquila, ya me ocupo yo.
El guardaespaldas ya se olio la tostada y se giro a mirar a su protegida, me vio agachado a su lado, y yo le vi a el mirarme.Salio corriendo hacia nosotros, me dio tiempo a coger la mano de Lau y mirándola a los ojos…….
YO: te espero.
Salí por patas antes de que el tipo llegara a mi, y se quedo preguntándola a Lau que quien era o que queria. Debio darle evasivas, ya que le monto un pollo de cuidado.La 1º parte del plan ya estaba, ella queria salir de allí, tener una aventura, darle emoción a una noche aburrida.La 2º parte del plan debía ser rápida. Como habíamos quedado, Eli y yo nos citamos en la entrada del baño de mujeres.
ELI: ¿que tal? ¿esta dispuesta?
YO: si, en 5 minutos estará aqui, seguro.
ELI: pues a lo nuestro.
Se abalanzo contra mi empotrándose contra la pared y me beso de forma pasional, evidente, me sorprendió, pero no por ello no la correspondí, empezamos a restregarnos uno contra otro, a los pocos minutos se alejo de mi agarrándome por la corbata y me arrastro hacia el baño, nos colamos delante de la cola de mujeres. Entramos en el baño como adolescentes , yo lo era, y me llevo con fuerza a uno de los cubículos. Allí debía parar el truco, pero no lo hizo, seguimos unos segundos de mas, en los que su arranque me había puesto a tono, notaba mi polla palpitando en los slips, apretando contra el cuerpo de Eli, que debía de notarlo, poco a poco bajo el ritmo de sus besos terminado con uno , entre risas, en mi barbilla.
ELI: joder como te he puesto
YO: como no pares me va a reventar el pantalon
ELI: jaajjaj no tonto, me refiero a la cara, de pintalabios.
Saco una toallitas húmedas del bolso y me limpio como un madre a su hijo hasta que no se notaba nada.
ELI: vendrá en breve.
YO: el grandullón revisara antes.
ELI: subete al inodoro.
Así lo hice y ella, con cierta maestría, se levanto el vestido y bajo sus bragas, cuando entro el hombre se oyó el asombro en las demás mujeres del baño, le dio igual y reviso de arriva abajo y al ver nuestro cubículo cerrado, se agacho para mirar, debio de ver los pies y bragas de Eli, no le pareció nada raro y le oímos darle permiso a Laura, entro y se dio la vuelta.
LAU:¿¿ puedes por un segundo dejarme mear tranquila??
Entre regañadientes salio del baño, Laura dejo pasar un tiempo prudencial….
LAU: ¿hola? …….. ¿estas aqui?
Salí yo solo mientras Eli se arreglaba el vestido, cerré rapido para que no la viera Laura.
YO: aqui estoy princesa, he venido a rescataros. – rió confusa, con una mano en al cara.
La ofreci mi mano, ella la agarro y la abrí la puerta de emergencia para que saliera, de reojo vi a la Matahari todavia secándose el vestido, la guiñe un ojo con sorna, y seguí a Laura, la deje guiar para que sintiera control sobre la situacion y la huida. Miro en busca de una salida rápida y subimos por unas escaleras, no paraba de farfullar y reír por lo que estaba haciendo. Iba delante de mi, hasta llegar a una terraza del hotel.
Durante la fuga, puede ver su ropa e intuir su figura, hasta ahora las prisas no habían ayudado. Laura era joven, tendria 19 años, pelo moreno y liso un con el flequillo a modo de tazón , pero el resto del pelo le caía una medio melena alrededor de la cara, era delgada, y con unas cuencas de los ojos profundas y oscurecidas por el maquillaje, labios finos pintados, o mejor dicho, perfilados con un color rosa chicle, el aspecto de su cara era algo calaverico, iba con una blusa grande, bastante sencilla y clásica, ceñida al pecho, de manga corta en los brazos, nada estridente, sin escote ni enseñando carne, aunque la fina tela dejaba calcar su sujetador, le llegaba a la altura del trasero, donde nacía un pantalon vaquero gris, con uno de esos cinturones que no lo son, finos y brillantes, solo ocupan ese espacio en la prenda, su trasero era algo escaso, se le notaba al subir las escaleras que no llenaba los vaqueros ni de lejos, terminando sus piernas en unos botines negros con algo de tacón, no mucho.
Cuando llegamos a la parte de la terraza hubo algo mas de luz y mientras ella respiraba rápidamente entre la huida y la emociona, reía sin parar, llevándose la mano al pecho.
LAU: dios , Mario me va a matar cuando se entere
YO: ¿el guardaespaldas? no le dejare.
LAU: ¿a ti? a ti como te vea no se sabrá mas de ti, es un ex del ejercito, guardaespaldas profesional, lleva casi 5 años con mi familia como mi escolta personal.
YO: vaya bestia, y no me asusto facil pero su cara cuando me acerque a ti acojonaba.
LAU: le gusta intimidar pero es buena gente, me ha cuidado mucho, por ejemplo en unas vacaciones a Canarias, por mis 18 cumpleaños, llego a romperle la camara a unos paparazzi que me pillaron en la playa en biquini.
YO: si es mejor no enfadarle, ¿por que me has seguido entonces?- se quedo pensativa.
LAU: no lo se, estaba cansada, llevo 2 horas sentada siendo ignorada por esa apanda de ególatras, estaba harta¡, mi padre em arrastra a estas fiestas cada fin de semana.
YO. te entiendo perfectamente, esta siendo un poco decepcionante, pero oye, hay que saber divertirse.
LAU: es dificil siendo quien en mi padre – la miraba con atencion, buscando alguna ranura en ella, quizá su relacion con su padre, estaba de brazos cruzados, frotandose los brazos con las manos, me di cuenta de que ya eran mas de las 12 y en la terraza, de noche, hacia algo de frió.
YO: toma, ponte esto – me quite la chaqueta y la rodee con mis brazos para ponérsela , cuando se la puse no quite mis brazos de ella, y note como ella olía profundamente, la colonia en que me inundó mi madre apareció en escena.
LAU: gracias, hace frio aqui, ¿tu no lo sientes?.
YO: tranquila, yo estoy curtido, lo importante eres tu. – y frote su espalda y uno de sus brazos con energía, para hacerla entrar en calor – ¿y quien se supone que es tu padre para tal vigilancia? – me miro sorprendida.
LAU: ¿no lo sabes? es el alcalde.
YO: ¡¡¡hostia!!!!, ¿no fastidies? ahora si que estoy jodido jajajajajja
LAU: pues un poco, el ultimo chico con el que salí un día, le cambiaron hasta de comunidad autónoma.
YO: solución efectiva, desde luego, pero ya eres tuda un mujer, debe entender que has crecido.
LAU: ya, si eso le digo siempre, pero me pone a Mario encima como una lapa, ¿que crees si te digo que nunca he besado a nadie.?
YO: pues me costaria pensarlo, eres muy guapa, y no me creo que nadie lo haya intentado. – coloque mis dedos en su barbilla y levante su cara un poco, ella se quedo un segundo así, y luego aparto la cabeza.
LAU: no es que no lo hayan intentado, pero muy pocos chicos, casi nadie, se acerca a mi y quien lo hace sufre alguna reprimenda, ya sea del colegio o instituto, de Mario o de mi padre…………..- se le noto en la mirada la tristeza y que queria cambiar de tema- ¿y t que haces aqui?
YO: peus me ha invitado una amiga, no se si al conoces Elisabeth, me ha estado ayudando ah….. mejorar mi fisico, y como premio me ha querido traer
LAU: ¿premio? – me miro de arriba abajo – ni que te pasara nada.- Saque el móvil con mis fotos de antes, y se quedo atónita.
LAU: no puede ser, pero si estabas gordisimo………- se dio cuenta de lo dicho -……..perdona , pero es que, vaya cambio.
YO: ya ves, y todo gracias a ella y su gym, de deberías probar, la gimnasia es casi adictiva – lance la sonda.
LAU: lo he pensado un para de veces pero no se si me gustaria. – tenia que empezar a tirar de las rindas, aquella no era una experimentada señora, era un cría con profundos traumas afectivos.
YO: que tal si te enseño un poco de lo que hacemos y tu ya decides.
LAU: no se…….me a verguenza.
YO: sin sacrificio no hay victoria, puedes seguir como estas o mejorar, tu decides. – me la jugué, la insinuaba que estaba mal físicamente, pero Eli me enseño el efecto de las preguntas guiadas.
Extendí de nuevo mi mano y ella accedió encantada, nos metimos por una puerta hasta llegar a otra sala adjunta vacía. Allí la quite mi chaqueta y la coloque con cuidado en un mueble, la invite a quitarse los zapatos para los ejercicios, lo hizo algo nerviosa, mientras me remangaba las mangas de la camisa me coloque a su lado.
YO: tu sígueme y haz lo que yo haga.
LAU: vale.
Comenzó la rutina de calentamiento, tobillos, brazos, giros de cadera, al inicio le daba vergüenza pero al ver mi insistencia y seguridad, me seguía, de vez en cunado me acerba a ella y corregía con mis manos en su cuerpo alguna posicion, y volvía a mi zona, a su derecha.En uno de los ejercicios de agacharse hacia delante, fingi enfadarme.
YO: no no, así no, con atajos no vale, tienes que agacharte sin doblar las rodillas, con las piernas bien separadas y la espalda recta, hasta que toques el suelo. – me coloque a su lado , me llegaba su cabeza a la altura del cuello, la puse sus brazos rectos hacia arriba y plante una mano en su vientre y otra en su espalda – y ahora ve bajando, recuerda , separa bien las piernas, no dobles las rodillas, ni la espalda.
Así lo hizo un par de veces realmente lo hacia bien pero yo no estaba allí para hacerla una buena gimnasta.
YO: mejor, pero tienes que hacerlo mas lento, para que los músculos se tensen. – me pegue a su espalda, con las manos la doble con cuidado pero haciendo el ejercicio completo, la posicion era excitante, con su trasero totalmente ofrecido a mi pelvis, la hice bajar y subir 20 veces, en 4 tandas de 5 , sin separar mi cuerpo del suyo ni dejar de poner mis manos en ella, cada vez que bajaba la hacia rebotar un poco contra el suelo, antes de levantarla. Esto, sumado a que su blusa, en cada bajada se le caía hacia su cara, dejando gran parte de su vientre y espalda al aire, no hizo mas que hacer reaccionar a mi polla.
Ahora era ella la que al subir y quedarse en pie con los brazos levantados, rebotaba contra mi cuerpo, y tardaba alguna decima de segundo de mas en volver a bajar, su movimiento empezó a ser rítmico en la 3º tanda, y sus gluteos atrapaban mi polla con cada subida y bajada.Estaba siendo excitante, y decidí parar de golpe.
YO: y veinte, para y descansa. – me separe de ella y la aplaudía felicitándola.Ella se quedo cortada, clavada en la posicion, con cara de disgusto por su termino.
YO: ¿lo has notado no? – doble sentido, ella se dio la vuelta mirándome roja y acalorada.
LAU: si, bueno… es que , te has acercado mucho, me has puesto las manos encima, y con el movimiento………….- la corte
YO: exacto, has notado tus músculos reaccionar. – se quedo de nuevo paralizada
LAU: ah …..si……….. eso ……… – la hice pensar mal a propósito, para que pensara que era culpa suya y de su mente, no mía.
YO: ¿y te sientes mejor?
LAU: bueno………..la verdad ……………es que me he…………….. desahogado……… un poco. – estaba confusa, sin duda mi argucia le pasaba por la cabeza.
YO: creo que con esto te puede hacer una idea de lo que se trabaja en los gym, te aseguro que en poco tempo, esto que sientes ahora no es nada comparado con lo divertido que es. – jugaba a 2 bandas, lo que el decía era perfectamente lógico y normal, pero sabia que ella no estaba pensando en el ejercicio y si en mi polla creciendo en su trasero, y que mis palabras también eran aplicables.
LAU: pues si que os lo debéis pasar bien.
YO: mira te doy el numero de Eli, que es quien me enseño todo, y tu ya decides si vas o no. – se lo di, pero haciéndome el duro – luego no vayas a ir y no trabajes “duro” ehh, que te he mandado yo.
LAU. y siempre haceis este tipo de……ejercicios. – curiosa, al menos, parecía.
YO: no siempre, hemos implementado bailes, por parejas, ¿te atreves?
LAU: ¡¡¡¡claro!!! – y se me acerco ansiosa, la manejaba como un títere, era arcilla y yo moldeaba sus acciones.
YO: 1º terminemos algun ejercicio mas para no hacernos daño luego. – vi desilusión en sus ojos pero se le paso cuando los ejercicios eran de los ideados para lucir mi polla, se me marcaba bastante a través de la tela, y yo no disimulaba nada, su mirada se clavo en mi y perdió el paso de los ejercicios, pero me dio igual, su mirada clavada en mi miembro era lo que buscaba, detecte que se mordía el labio cuando creía que no la miraba, estaba hecha puro deseo.
Cuando acabamos, de lucirme, me acerque a ella despacio, sin parar de hablar.
YO: mira, yo empece con bailes suaves para gente mayor, pero tu y yo no somos ancianos decrépitos, somos adultos con fuerza, por ello el baile que haremos sera movidito, yo te guiare, a ver si puedes seguirme, ¿estas de acuerdo? – toda la frase eran pequeños retos disfrazados.
LAU: claro claro, tengo que saber a que nivel estoy.
YO: ¿preparada?
LAU: si
YO: ¿SEGURO?
LAU: ¡¡¡¡que si!!1
YO: mira que yo no me controlo eh………- la hice desearlo
LAU: que si hostias . y se me coloco furiosa en posición de baile a escasos centímetros de mi.
YO: recuerda que tu lo has querido.
Sin dejar acabar de salir las palabras mi vi boca, la agarre con firmeza, nuestras manos se unieron en el aire y ella paso la otra por encima de mi hombro, y yo la rodee por la cintura, pegando su cuerpo al mio, dejando mi pierna izquierda, la huésped de mi mejor amigo, entre sus piernas. Se sorprendió de la rudeza, pero respondió con firmeza.
LAU: empieza.
Al inicio era suaves, la musica del DJ se colaba por al puerta, solo girábamos sobre nosotros mismos, poco a a poco fui aumentado el ritmo, y moviéndonos por toda la sala, dejaba que sus piernas chocaran contra mi cuerpo, también algunos giros sobre el eje de ella, la separaba un metro la sostenía la mano en el cielo para que diera el giro, y la volvía a pegar a mi, acortando cada vez la distancia de mi y llegando el punto de que al girar se frotaba con mi entrepierna.Cuando ya note que le había cogido el truco al baile, lance mi ataque, la hacia volar pro el aire con movimientos de baile clasicos, no me costaba y la indicaba como colocarse, despues de unos cuantos haciéndola ganar confianza, me la jugué de nuevo, un movimiento clasico de baile es poner a la bailarina de rodillas sobre el muslo del bailarín, le indique como debía hacerlo y probamos un par de veces en la pierna sin abultar, hasta que le salia perfecta.
YO: bien ahora toca bajar, dos giros sobre ti misma, delante mía, hasta que llegues a mi otro lado y allí te agarro y repetimos.- sin dejarla pensar lo hice, dio los 2 giros y salto en el aire dispuesta a ser agarrada, lo hice con seguridad y como era inevitable, al colocar sus rodillas en mi muslo, golpeo la punta de mi glande.Sabia que dolería, pero seria efectivo y no fue tan duro como pensé.
YO: arhrgggggggg !!!!DIOS!!! – la hice bajar despacito, cuando ya estaba en el suelo, puse rodilla en tierra.
LAU: ¡¡¡¡dios!!! ¡¡¡perdona perdona!!!!, he ido muy fuerte, me he girado, ¡¡¡dios¡¡¡, ¿estas bien?
YO: si si, tranquila, ya me ha pasado alguna vez, dame un segundo y retomo aire….
LAU: ¡¡¡ dios!! lo siento de veras, si es que es normal que te vayas dando golpes con…………. – se dio cuenta de lo que iba a decir, pero ya era tarde y evidente.No quise avergonzarla mas, pero era el camino.
YO: ufff, si, tienes razon, mas de una vez, eso me pasa por hacerlo sin venir preparado. – queria darle normalidad a la situacion.
LAU: ¿como que preparado?
YO: si, no llevo la ropa adecuada, normalmente lo hago algo mas sujeto. – se hizo el silencio, ella no sabia que decir, la había picado el anzuelo y no sabia quitárselo.
Me levante exagerando el dolor un poco, agarrándome un poco la ente pierna, la sonreía mientras la veía con ambas manos en la boca, rogando disculpas con los ojos, me fije en ellos por 1º vez, eran negros, mirada profunda y sentida. Amague con volver a estar preparado para seguir pero me senté de nuevo.
YO: no, todavia no estoy bien. – hacia como que me mareaba.
LAU: ¿aviso a alguien?
YO: no mujer, como te digo ya estoy acostumbrado……….pero un masaje en el muslo ayudaría. – me apreté con los dedos la zona del muslo, justo por debajo del bulto de mi polla.
LAU: ¿eso ayuda?
YO: si, relaja los vasos sanguíneos y deja que la sangre fluya de nuevo – me lo invente – es lo maximo que puedes hacer sin……….
LAU: ¿sin que?
YO: bueno, sin dar un masaje directo a la zona afectada.- se quedo helada, pensativa , ¿realmente lo estaba sopesando?
LAU: no, no , es culpa mía, yo lo arreglo.
Acerco sus manos con cuidad y poso una encima de mi bulto, yo gemí exageradamente de dolor, eso la acelero sus movimientos, y poso la otra mano, abarcaba a penas toda mi extensión.
LAU: ¿y ahora?
YO: ufff con cuidado aprietala y suéltala, como amasando harina.
No dudo y lo hizo, con calma, y abriendo los ojos bastante, siguió el masaje unos minutos donde con su aumento de ritmo yo gemía menos de dolor. Aguante lo que pude pero aquello me estaba poniendo a tono y se me empezó a hinchar, sus agarres eran mas fuertes ante el crecimiento de mi polla, y la mirada de ella no perdía detalle, se mordía los labios repetidamente, mientras dejaba la boca entreabierta.
YO: puffff mucho mejor, creo que deberias ir parando.
LAU: no no, esto se esta hinchando, tengo que seguir o se inflamara. – se lo acababa de inventar.
YO: no no, por dios, para ………..o no respondo, eso no es del golpe.
LAU: ahhh…………AHHHHHHHHHHHHHHHHH – tardo algunos segundos en soltármela.
Me puse un poco de lado para hacer que disimulaba.
YO: muchas gracias, ya no me duele nada pero creo que debemos dejar la clase, por que no creo que aguante mas tiempo sin lanzarme a tus labios.
La frase era certera, directa, y buscaba una reaccion en ella.
LAU: ¿en serio?……………por que me esta gustando la clase.- era mía.
Me incorpore un poco, la mire a los ojos y me cerciore de sus palabras.
YO: esto no es un juego, no quiero hacerte daño.
LAU: no lo harás.
Se abalanzo sobre mi, se arrodillo a mi lado y me beso, de la misma forma asquerosamente inocente y tierna con la que bese por 1º vez a Raquel en el hospital.La agarre la cabeza y la separe un poco de mi.
YO: ¿estas segura?
LAU: mas que nunca – y volvió a mis labios.
Me incorpore un poco mas y la senté sobre mis piernas de forma lateral, rodeandola con mis brazos, ella coloco los suyos a modo de pared entre nuestros pechos, pero no dejaba de besarme, besos cortos y suaves, inocencia pura.Quise acelerar, poco a poco, el ritmo de los labios y como tal abría la boca, ella hacia de espejo y repetía los gestos con su boca.Baje una de mis manos a sus piernas y masajeaba uno de sus muslos por encima del vaquero.Inicie el movimiento de mi lengua introduciendola en su boca, ella se aparto medio milímetro y sonrio, volvió al ataque haciendo lo mismo, de forma torpe pero segura, fue acompañado los movimientos, y sus manos pasaron a acariciar mi cabeza y espalda, dejando acceso libre a sus pechos. Despues de unos minutos de ardiente deseo, moví su cuerpo de forma que quedamos enfrentados, la subida en mis piernas, y acariciaba su vientre y la espalda por debajo de la tela de la blusa, sin dejar de besar, le estaba cogiendo el gusto, ella paso sus brazos por encima de mis hombros.
YO: Laura, o paramos o esto va a acabar mal.
LAU: que sea o que tenga que ser, – se tiro a mi cuello.
Aproveche la posicion y subí mis manos a su sostén, por la espalda, lo desabroche rapido – gracias Eli- y se lo saque por debajo de la blusa dejándolo en el suelo.La separe de mi un poco y con las manos metidas debajo de su blusa solo tuve que tirar hacia arriba, y la blusa salio casi sola, ella ayudo terminando de sacarla de sus brazos, y quedaron ante mi un par de tetas de gran nivel para una adolescente, con unos pequeños y erectos pezones, a los que me lance a chupar y masajear, comenzó a gemir suavemente, agarrándome la cabeza con pasion apretándomela contra su pecho.Con la boca trabaja uno de sus pechos y con una mano en su espalda la estrujaba contra mi, mi polla estaba a reventar y me dolía debajo del slip, el bulto golpeaba la pelvis de Laura, baje la mano libre a su trasero, mas que por disfrutarlo, para mete mi mano por debajo de su culo, y colocarme la polla de forma que no me doliera, pero despues dejándola allí, frotando por encima del vaquero la zona de su coño.
LAU: madre mía la tienes enorme, la siento en mi piel, ¿eso es normal?
YO: no , la verdad es que tengo un problema con ella, es demasiado grande y asusta a mas de alguna que la ha visto.
LAU: yo quiero verla.
YO: no se, no queiro estropearlo y que huyas.
LAU: te prometo que no lo hare.
YO: esta bien.
La levante casi a pulso y la puse de pie, yo hice lo mismo, y me quede solo con los slips, apenas aguantaban mi polla dentro de ellos.
YO: si tu ves yo quiero ver, fuera los pantalones los 2 o no hay trato.
Ni contesto, se quito el pantalon a la vez que yo, dándome un poco la espalda, por verguenza pero regalándome la imagen de su trasero siendo desnudado mientras se agachaba.Coloque el pantalon de forma doblaba en el suelo y fui a por ella cuando aun estaba sacándose las perneras de los pies.La agarre por detrás y mientras besaba su cuello pegue mi polla a punto de reventar dentro del slip a su trasero, solo protegido por unas bragas, nada soberbio, solo iban a juego con el sostén, eran negras y parecían juveniles.
La sensación de mi polla en su trasero la hizo erizar, se tenso muchisimo, yo no dejaba de apretar con mis manos en su cadera su culo contra mi, incoando hasta un movimiento circular con nuestras caderas acompasadas.Lleve una mano a sus pechos, dios, sus pezones podían rayar diamantes, la cogí de la mano, la di una vuelta de baile para dejarla cara a mi.
YO: no te asustes, vale, no pasara nada que tu no quieras, pero me lo has pedido, y aqui esta.
De un tirón me baja el slip, mas bien de 2 tirones, el 1º quedo varado por mi abultada polla. Por poco se cae de espaldas, se alejo de mi varios pasos mientras mi polla aun buscaba su posicion natural en ereccion.
LAU: ma………dre……….mi…….a…………pero si es mas grande de lo que……
YO: ya lo se, y lo paso fatal, las chicas lo notan y se apartan de mi. – generar pena, empatía.
LAU: bueno es que vaya tranca, he visto algunos vídeos con amigas pero, nada así.- me sorprendió,¿ las chicas también ven vídeos porno?
YO: pues es culpa tuya, yo solo queria charlar y enseñarte gimnasia y me la has puesto así, y no es justo, lo que se empieza se acaba.
Me fui de nuevo a por ella, la arrase cogiendola en volandas hasta llegar a una pared y allí nos besamos de nuevo, yo frotaba todo su cuerpo y ella se dejaba hacer, mentiras mi polla aplastaba su vientre, rozando alguna vez sus pechos.Metí mi mano por su trasero, por debajo de sus bragas, y masajeaba la zona a conciencia, la otra mano fue a por la otra pierna, y acariciando su terso muslo la levante un poco doblando la rodilla, así, mi polla se frotaba directamente contra su pelvis.
LAU: dios,……………ufffff ………..que calor…….. no pares……..
No solo no pare si no que mi mano dentro de sus bragas se abrió paso hasta que empezó a frotar su coño, lo hacia por encima y con cuidado, estaba empapada, no tardo mucho en correrse, dio un pequeño grito sordo y se tenso todo su cuerpo.Baje el ritmo de mis caricias, dejándola respirar pero sin dejar de restregarle mi miembro por su cuerpo.
LAU: eres maravilloso, ni tocándome yo he logrado esta excitación , me has puesto muy caliente , gracias.- decía con la respiración entrecortada.
YO: tu ya estas, me toca a mi.- me separe algun metro de ella, casi se desvanece contra la pared, pero miro mi polla palpitante señalándola.- una buena paja no estaría nada mal para acabar ¿no crees?
LAU: nunca … he hecho…..una.
YO: yo te enseño, ven acércate y ponte de rodillas. – lo hizo con paso lento y dubitativo, algo cansada, la ofreci mi mano de apoyo y cayo ante mi, mirando mi polla , que no aguantaba mas.Le explique como se hacia con palabras y gestos haciéndolo a la vez.
YO: mira no es nada del otro mundo, bueno solo por el tamaño, pero solo tienes que agarrar con una mano y tirar de la piel de adelante a atrás.- yo lo hacia pero con una mano tapaba gran parte de mi polla.Ella se acerco y puso la mano sobre la mía, siguiendo el gesto un par de veces, hasta que yo retire mi mano y quedo ella solo pajeándome con cuidado.
LAU: guau, que sensación mas rara, pesa, ¿te hago daño?
YO: que va princesa, si quieres usa las dos manos- asi lo hizo, de nuevo esa imagen, mi polla en manos de otra, siempre era igual, la comparación me la hacia gigantesca – ve aumentado el ritmo poco a poco, pero sin perder velocidad, y si te atreves hasta puedes darle algun besito a la punta, es el glande y la zona mas sensible.
LAU: no no, por dios, que asco.
YO: esta bien, si no quieres nada, pero date prisa por que tus caricias me van a hacer efecto.
No paraba de admirar lo que estaba haciendo, su ritmo se volvió alto y ya tiraba de toda la piel hacia atrás con ambas manos, no tenia todo el día así que empecé a recordar imagenes de Eli, de Lara, de Pau y sus enormes tetas y de las ultimas semanas, me tense.
YO: pequeña, esto a reventar, ten cuidado a donde apuntas.
Se aparto un poco pero sin bajar el ritmo y llego mi corrida, grande y hacia todos lados, la manche un poco las tetas pero la mayoría acabo en el suelo y sus manos.
LAU: vaya, ha sido muchisima mas cantidad de la que creía.
YO: no hay victoria sin sacrificio – recordé nuestras palabras previas.
La ayude a levantarse, nos aseamos como pudimos, y nos vestimos.Al salir de la habitación volvimos a la terraza y allí estaba el guardaespaldas, al verlo me cague encima, su cara era de odio absoluto, me había llevado a su pequeña mas de una hora y media. Laura se puso en medio rápidamente intento calmarle.
LAU: tranquilo Mario, me he fugado del baño sola, estaba harta de la fiesta y me he quedado aqui charlando con el.- Mario la miro cabreado, la cogió del brazo.
MARIA: ¿a que coño te crees que estas jugando?¿podía haberte pasado algo?¿y si no llego a estar yo?
YO: ya la hubiera ayudado yo.- craso error meterme.
MARIO: tu, pedazo de mierda, cierra lo boca antes de que te la parta.
LAU: déjale, solo me ha hecho compañía, ¿para una vez que me divierto tienes que estropearlo? – las palabras apaciguaron algo su animo.
MARIO: tu padre a preguntado por ti, no sabia donde estabas, le he tenido que mentir, sabes que odio hacerlo, esto se ha acabado nos vamos a casa.- tiro de ella y la arrastro por la escalera increpando su actitud.
Me tranquilice un poco al ver que se iba sin partirme algo, gracias a Laura, me temblaban las piernas de la adrenalina de imaginarme teniendo que zafarme de aquella mole.Deje pasar un rato para que se marcharan sin tener que cruzarme con el , no fuera a ser que cambiara de idea. Cuando lo hice pase por el baño de señoras, ante mi insolencia alguna palabra fuerte pero lo que no vi fue a Matahari, sin duda había vuelto a la fiesta hacia tiempo. Salí al gran salon buscando a Eli o Mariana, encontré a la 2º dándole la chapa a un hombre, me acerque y la di un toque en el brazo para llamar su atencion, se percato y despidiéndose amablemente del caballero me me acerco.
MARIANA: ¿donde narices estabas?
YO: pasando un rato con la hija del alcalde ¿por?
MARIANA: ¿habrá quedado satisfecha? por que si no estamos jodidas.
YO: ¿pero que pasa?
MARIANA: al rato de irte con esa niñata ha entrado el musculitos a por ella, sacado a todas del baño , se ha vuelto un poco loco, pero lo importante es que no salio Matahari, debía estar dentro pero cuando hemos ido a entrar no estaba, y no había vuelto al salon, hemos estado investigando y parece ser que la muy zorra ha subido a la zona de las habitaciones a buscar al de la federación de futbol.
YO: ¿el marido de la Duquesa?
MARIANA: si , y es el premio gordo de la noche, he mandado a Eli a ver si descubre algo, pero lleva un rato sin aparecer, y no me coge el teléfono.
YO: ¿y el resto de objetivos? no he visto a ninguno aqui, son las 2 casi, se acaba el tiempo y solo llevamos 2.
MARIANA: la entrenadora femenina de futbol esta perdida, nadie la ha visto aqui, suponemos que junto al de la federación de futbol al que ha ido a buscar Matahri, la de tenis no ha bajado desde que subió al inicio de la noche …………………..oye te agradezco todo esto, la verdad es que es mas de lo que esperaba de ti pero si no hacemos nada tendrán un año de subvenciones y ayudas las de futbol femenino y como la maldita puta se haga con el de futbol estamos jodidas, no sabemos para quien trabaja, puede unirse a al fiesta para sus beneficios y chantajearles si les pilla.
YO: esta claro que aqui ya no hay nada que hacer, tenemos que subir a las habitaciones, toma mi numero y nos escribimos mensajes, quedate aqui por si hay noticias.
Salí corriendo hacia los ascensores, segun el panfleto de la fiesta en la planta 3º estaba totalmente reservada para los asistentes a la fiesta.Al llegar llame a Eli, daba señal pero no me lo cogía.Busque por los pasillos y habitaciones, se oían murmullos y ruidos de sexo por muchas de ellas, me vibro el móvil, era un mensaje de Eli.
ELI: “no puedo hablar ni hacer ruido, tengo el móvil en silencio, estoy escondida en un armario empotrado con el de la federación follando delante de mi.” – ¿como había acabado allí?
YO: “¿que habitación?”
ELI: “la 203”
Me puse a buscarla, tarde un tiempo, putos pasillos de hotel, encontré la fila de los 200, estaba algo apartada, me acerque con cuidado a la puerta. Se oían gritos de sexo dentro, con un hombre jadeando como un cerdo.
YO: “¿estoy en la puerta que hago?”
ELI: -en varios mensajes – “¿y yo que coño se? llevo media hora aqui encerrada, seguí al de la federación de futbol y se metió aqui, salio al poco y me metí a ver que pasaba, pero solo atine a ver a un mujer en la ducha antes de que el volviera a la habitación , sin tiempo de salir me escondí. Le esta metiendo caña, supongo que a la entrenadora de futbol femenino”
YO: “¿entro a sacarte?”
ELI: “no no, aléjate un poco, creo que han acabado y el se va.”
Así lo hice, me escondí en una esquina y le vi salir, no se quien se había follado pero le había dejado cara de felicidad para un mes.Cuando paso de largo corrí hacia la puerta de la habitación, cuando iba a abrir, salio de golpe Matahari con una cámara en la mano, se sorprendió al verme.
MATAHARI: llegas tarde encanto.- y se fue.
Con cuidado abrí, estaba oscuro, entre, vi los pies de un mujer en la cama, se movió, me quede inmóvil, quien fuera se levanto y fue a abrir el grifo de la ducha, intente acercarme a la puerta del único armario empotrado que había, pero la mujer volvió del baño, casi me ve, se agacho y vi como recogía algo de la cama, se adivinaba su silueta, era baja y poco esbelta.Espere unos segundos a que se oyera como se duchaba, y fui al armario, al abrir me encontré a Eli hecha una bola, medio tapada por unas sabanas.Susurramos.
YO: ¿que coño haces aqui?, sal rapido.
ELI: ayúdame joder, me duele todo de estar aqui metida.
La ayude a salir y cuando me iba a la puerta Eli tiro de mi.
ELI: tenemos que saber quien es
YO: ¿estas loca y si vuelve el otro?
ELI: shhhhh – paso de mi.
Se cerco con cuidado, asomando la cabeza por la puerta del baño, había bastante vapor de agua, pero debio ver algo, se dio lo vuelta y salio correteando de puntillas con cara de subidón. Me agarro la mano y me saco de la habitación , nos alejamos lo suficiente.
YO: ¿quien coño era?, no era la puta, la he visto salir depsues…..
ELI: ya, no era Matahari, pero si era puta ¡¡¡¡¡¡¡¡era la de tenis!!!!!!
YO: ¡¡¡¡ NO JODAS!!!!
ELI: yo no, pero no veas ella jajajajajajajja y ahora Matahari lo tiene tondo en video.
Nos echamos a reír, y le conté mi escarceo con Laura, me felicito de nuevo, mientras note mi móvil vibrar, era Mariana avisando que el de la federación de fútbol había vuelto a la sala, y pidiendo explicaciones.La llamamos para contarle los hechos.
MARANA: pero sera mala guarra, la del tenis me dijo que ella nunca se rebajaría a estas cosas, deben estar quitando fondos al tenis y esta no quiere perdonarlos.
YO: bueno, eso resuelve varias dudas, la cuestion es, ¿donde esta al entrenadora de futbol,femenino?, ¿por que no esta aqui cumpliendo con su querido?, ¿y para que quiere el video Matahari.?
ELI: por lo poco que han hablado, creo que la entrenadora se ha hartado y ha cortado por lo sano, Mataharri ha grabado desde la puerta que daba a otra habitación, el no se ha enterado de nada pero estaban “compinchadas”, supongo que para no tener que seguir follándoselo.
YO: ahora puede hacer con ese video lo que quiera, chantaje o destruir su reputación, no ha ganado al batalla.
MARIANA: no si nos hacemos con el video.
ELI: ¿como? lo tiene ya esa guarra.
YO: tenia la camara, pero yo no vi la cinta – corrí de nuevo a la habitación, como no había caido, si estaban “compinchadas” la cinta se la quedaría la de tenis, era de esas antiguas con VHS y había visto la carcasa abierta al salir Matahari, no seria dificil encontrarla.
Entre de nuevo con algo de rapidez, no debía de tardar en salir de la ducha, busque por encima, no la veía, recordé, cuando entre se agacho a coger algo a la cama, ¡¡¡¡LA CINTA!!!.Tenia que entrar al baño, me asome, la vi de espaldas, intente ser rapido y mirar por el baño, vi una cinta enciam de un neceser, fui a cogerla………..
PRESIDENTA DE LA FEDERACIÓN DE TENIS ESPAÑOL: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHH FUERA DE AQUI PERVERTIDO SOCORRO ME VIOLAN SOCORRO!!!!!!!!!!!!!!!
Me asusto el grito, pero racione rapido.
YO: calla mala zorra o lo de esta cinta aparecerá , pixelado el hombre, y quedaras como un puta barata, por cierto, gracias por ducharte y destruir todas las pruebas físicas.- cogí la cinta y salí corriendo.
Ella salio corriendo detrás, empapada y desnuda con jabón en el cuerpo por el pasillo, me dirigí corriendo hacia Eli, que estaba como loca al lado de un ascensor dándole al botón y animándome a llegar a ella, yo la enseñe la cinta en la mano.El ascensor llego antes que yo, Eli entro y trato de aguantar las puertas abiertas, fue de pelicula de acción, segun entre en el ascensor cogí a Eli al vuelo y la di la vuelta en el aire, rebote con fuerza contra la pared del propio ascensor con mi espalda para amortiguar el golpe y a Eli, ella se volvió loca pulsando el botón del vestíbulo, la puerto se llego cerrar antes de que aquella masa abstracta de mujer, carne, desnudez maldiciones, insultos, agua y jabón nos alcanzara.
Asfixiado caí al suelo con Eli partiéndose el pecho de risa.
ELI: que carajos ha pasado allí arriba.
YO: la tengo, tengo la cinta, esa zorra esta loca.- entre respiraciones.
Se agacho y me recostó sobre un lateral del ascensor, se acerco y me dio un beso de cine, que yo correspondi como puse.
ELI: vaya examen llevas.
YO: para suficiente me da, ¿no? jajajaja
Llegamos al vestíbulo, me levante del suelo con Eli del brazo y salimos triunfantes de allí, como a camara lenta, orgullosos ,se debio ver ridículo por que nadie mas allí sabia lo ocurrido, pero a mi me aprecio genial. Apareció Mariana preguntado.
MARIANA: ¿la tienes, la cinta?
YO aqui mismo – la enseñe
MARIANA: guarda eso, lo que tienes es oro puro, una mina de diamantes, tenemos que ver que tiene, venid………
Nos llevo a una sala anexa, parecía a un cuarto de trastos pero había un mueble con un TV con video, lo pusimos y nos quedamos a cuadros, estaba………..
YO: ¿vacía?, no hay nada, no es posible, yo mismo la he cogido de su dueña, tenia que ser.
ELI: ¿se abra estropeado?
MARIANA: no creo, Matahari suele usar material de calidad – caí de golpe.
YO: ¡¡¡¡¡¡¡¡la puta que la pario, Matahari cambio las cintas, le ha dado una vacía a ella, la grabación era para otra persona!!!!!
Se me cayo el alma a los pies, tanto esfuerzo para nada.
MARIANA: esa zorra siempre ha estado trabajando para otro, ¿quien sera?
ELI: da igual, ya no se puede hacer nada, en breve le entregara al cinta al que la pagaba, si no lo hizo ya.
YO: ¿quien puede ser Mariana? ¿quien haria esto?
MARIANA: tenemos muchos candidatos, el presidente de futbol es muy importante, tenerle pillado es alcanzar el cielo.
YO: joder alguno habrá muy enfadado para hacer esto
MARIANA: Mi apuesta es que los de atletismo, estaban muy jodidos ultimamente, les quito una cesión de parte de las ayudas hace unos meses.
YO: ¿tienes el móvil de Matahari?
MARIANA: si, ¿pero para que?
YO: esto puede funcionar, mándala un mensaje privado, que no vea tu numero, dile que eres de atletismo y que se cambia la zona de entrega, pon alguna habitación de arriba.
ELI: y de que sirve, lo mismo ya la entrego, o no son lo de atletismo, o que no se fié.
YO: en todos esos casos ya hemos perdido la cinta, como ahora, pero ¿y si cuela?
MARIANA: daría igual aunque la pillemos, esa loca no soltara la cinta, y puede que ni la lleve encima.
ELI: bueno…………tenemos a Raúl.
MARIANA: ¿y que va ha hacer, darla una paliza? seguro que alguno ya lo ha hecho, esa no soltara prenda.
ELI: creeme, podemos intentarlo, con el, si la metemos en una habitación aislada, cantara.
CONTINUARA……………….
-¿Y como me garantizo yo tu obediencia?. Si acepto tu sugerencia, podrías darme un golpe de estado-.
Desde mi posición, pude observar que llevaba el sexo completamente depilado y que Miss Cerebrito se estaba excitando por momentos. Queriendo participar, me puse al lado de ambas mujeres y mientras acariciaba el culo de la morena, me entretuve acariciando por primera vez el cuerpo de mi bella asistente. Irene excitada era más atractiva de lo que me había imaginado, sus ojos presos del deseo tenían un fulgor que jamás había conseguido vislumbrar en una mujer. No solo era una belleza sino que todo en ella era seductor, incluso el sonido de sus gemidos tenían una dulzura que me cautivaban.
No me cupo duda que iba a ser imposible que cumpliera esa promesa. Su naturaleza maquiavélica la traicionaría, pero allí estaría yo para castigarla cuando lo hiciera. Pensando en ella y en las otras cuatro, me dormí sin darme cuenta, al estar convencido de que si el desastre anunciado se terminaba produciendo, al menos, a mí, ¡me encontraría preparado!.
SINOPSIS:
Cuando su carrera en el banco estaba más estancada y su trabajo corría incluso peligro, Pablo tuvo que aceptar lo único que le propusieron, si no quería pasar a engrosar la lista del paro: ¡un puesto en el pueblo de sus padres!
Sabiendo que era un paso atrás en su profesión, dijo que sí a la propuesta de recursos humanos pensando que en Luarca no tendría que pagar alojamiento, ya que podría vivir en el casón familiar sin saber que María vivía allí.
Cuando se enteró, ya era tarde.
No la había visto desde hacía muchos años y el recuerdo que tenía era el de un bombón, que había inspirado sus sueños de adolescente. Asumiéndolo como mal menor, empaquetó sus cosas y se mudó a Asturias, donde se encontró con una mujer amargada que odiaba a los hombres tras un penoso divorcio.
Aunque en un principio chocó con ella, todo cambió cuando por casualidad descubrió su punto flaco…
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Para que podías echarle un vistazo, os anexo los TRES primeros capítulos:
Lo que en teoría debía de haber sido una putada de las gordas, resultó ser un golpe de suerte que cambió mi vida para siempre. Todo comenzó un día de junio en el que tuve una reunión con el jefe de recursos humanos. Habituado a considerar a los demás como números, nada más entrar a su oficina el muy cabrón me informó que, debido a la crisis, iba a haber una criba brutal en el banco y que, si no quería ir a engrosar la lista del paro, tenía que aceptar un traslado. Contra la pared, pregunté a dónde me tendría que desplazar. Luciendo la típica hipócrita sonrisa de un burócrata sin escrúpulos, contestó que había un puesto vacante en la sucursal de Luarca y que, si lo quería, sería mío. Reconozco que respiré y aun sabiendo que eso significaba un retroceso en mi carrera, decidí aceptar porque mi madre y sus hermanos mantenían la antigua casona familiar.
«Al menos, no tendré que pagar un alquiler», pensé. Al preguntar cuando tenía que incorporarme, ese capullo sin escrúpulos respondió con su peculiar tono de hijo de puta que el día uno, lo que me daba quince días para la mudanza.
Esa misma tarde, hablé con mi madre. La pobre se quedó triste al oírme, pero se comprometió a hablar con mis tíos para que pudiera vivir en ella. Al poco rato, me llamó y me dijo que no había problema, pero que tendría que compartir la casa con mi prima. Reconozco que al escuchar que iba a tener que vivir con ella, extrañado pregunté:
―Pero ¿María no vivía en Barcelona?
―Eso era antes― contestó: ― Se divorció hace dos años y tratando de rehacer su vida, volvió al pueblo.
Pensando en ella, caí en que hacía muchísimo que no la veía. Siendo tres años mayor que yo, los únicos recuerdos que tenía de ella eran su timidez y su tremendo culo. Era tal la perfección de sus posaderas que tanto mi primo Alberto como yo siempre habíamos fantaseado con verla desnuda, pero jamás lo conseguimos y eso que lo intentamos. Todavía me rio al recordar cuando nos pilló escondidos en su armario y enfadadísima, nos cogió de las orejas y de esa forma nos llevó a ver a nuestro abuelo. El pobre viejo al enterarse de nuestra travesura se echó a reír en un principio, pero al ver el cabreo de su nieta no tuvo más remedio que castigarnos. Desde entonces habían pasado veinte años, por lo que mi prima debía de tener ahora unos treinta y cinco años.
«Ojalá siga tan buena», rumié mientras me trataba de consolar por la guarrada de tener que enterrarme en el pueblo, «al menos tendré un monumento que admirar al llegar a casa».
Las dos semanas que quedaban para mi incorporación pasaron rápidamente y antes que me diese cuenta estaba camino de Luarca. Al llegar a la casa de los abuelos, María me estaba esperando. Al verla me llevé una desilusión, la estupenda quinceañera se había convertido en una mujer desaliñada y amargada. Con su pelo poblado de canas y vestida como una monja me recibió de manera amable pero distante. Nada en ella me recordaba a la cría que nos había vuelto locos de niños. Su cara era lo único que conservaba de su belleza infantil pero el rictus de amargura que destilaba, le hacía parecer una vieja prematura:
―Te he reservado la habitación de tus padres― dijo al verme cargado de las maletas.
Decepcionado por el cambio que había experimentado, la seguí por las escaleras. Su falda gris por debajo de las rodillas y su blusa blanca abotonada hasta el cuello me parecieron en ese momento una premonición de mis días en esa casa. Mecánicamente, me mostró el baño que podía usar y antes de darme tiempo a acomodar mis cosas, se sentó en una butaca y me expuso sus condiciones:
―Me han dicho que te vas a quedar al menos un año, por lo que creo que es conveniente dejar las cosas claras desde el principio. En esta casa se come a las dos y media y se cena a las nueve, si no vas a venir o vas a llegar tarde, hay que avisar. He abierto una cuenta en tu banco a nombre de los dos para el mantenimiento de la casa. Vamos a ir al cincuenta por ciento, por lo que tienes que depositar quinientos euros para equilibrar lo que yo he ingresado. Todos tus caprichos las pagas tú. Y al igual que las dos habitaciones del fondo son en exclusividad mías, ésta y la contigua serán las tuyas, el resto serán de uso común. ¿Te ha quedado claro?
―Por supuesto, mi sargento― respondí en broma.
Por la mirada asesina que me devolvió supe que no le había hecho gracia. La dulce cría se había vuelto una mujer huraña:
«Lo mal que debe haberle ido en su matrimonio», me dije al ver que se iba sin despedirse.
Como no tenía nada que hacer al terminar de desembalar el equipaje, decidí dar una vuelta por el pueblo. El centro de Luarca no había cambiado nada desde que era un niño. Los mismos edificios, la misma gente y sobre todo el mismo sabor a pueblo marinero que tanto me gustó esos veranos. Al ver el café Avenida, un bar al que mi abuelo solía llevarnos al salir de misa, decidí entrar y pedirme una sidra. No llevaba diez minutos en él cuando vi llegar a un grupo de gente de mi edad montando un escándalo. Tanto los hombres como las mujeres venían con alguna copa de más, de manera que me vi marginado a una esquina de la barra.
Cabreado por tanto bullicio, decidí volver a casa. Al llegar, María me estaba esperando ya en el comedor. Por suerte no había llegado tarde y tras saludarla, me senté en la mesa. Contra todo pronóstico, mi prima resultó además de un encanto una estupenda cocinera. Todo estaba buenísimo y por eso al terminar y tratando de agradarla, le solté:
―Como me sigas cebando así, no me voy a ir de esta casa en años.
María al escucharme, se soltó a llorar. Incapaz de comprender la reacción de la mujer, traté de consolarla abrazándola. Comprendí mi error cuando, levantándose de la mesa, me soltó llena de amargura:
―Te irás como se han ido todos los hombres de mi vida.
Completamente alucinado, la vi marcharse. Una frase inocua había desatado una tormenta en su interior, recordándole el abandono de su marido. Sin saber qué hacer, cogí los platos y ya en la cocina me puse a limpiarlos:
«Amargada es poco, esta tía esta de psiquiátrico», sentencié mientras terminaba de ordenar la cocina, «lleva dos años sola y todavía no se ha hecho a la idea». Esa conclusión se cimentó aún más cuando pude escuchar sus lamentos desde mi cuarto.
Encerrada en su habitación, mi prima dejó que su angustia la dominase y durante dos horas no dejó de lamentarse por su suerte. Sabiendo que nada podía hacer, me puse los cascos y metiéndome en la cama, busqué que el sueño me impidiera seguir siendo testigo de la desazón de la mujer que dormía a unos metros.
A la mañana siguiente, María tenía el desayuno listo cuando salí de la ducha. Sus ojos hinchados eran prueba innegable que se había pasado llorando toda la noche. Al verme, me puso un café y tras dar los buenos días, me pidió perdón:
―Disculpa por anoche, pero es que era la primera vez que cenaba con un hombre desde que me dejó mi marido.
En ese momento no me percaté que se había referido a mí como un hombre y no como su primo. Por eso, quitándole hierro al asunto, contesté:
―No te preocupes. Ya se te pasará.
―Eso jamás― gritó, fuera de sí: ―Nunca podré olvidar la humillación que sentí cuando se fue con una más joven.
Mirando sus fachas, no me extrañó que hubiese salido huyendo. Aunque se había cambiado de ropa, seguía pareciendo una institutriz. Con una blusa almidonada y ancha, no se podía saber si esa mujer era plana o pechugona. Todo en ella enmascaraba su femineidad, la falda gruesa casi hasta los tobillos podía ser el uniforme de una congregación de monjas. Sabiendo que si le decía algo se iba a enfadar, decidí callarme y al terminar de desayunar, me despedí de ella con un beso en la mejilla.
―Nos vemos a las dos― dije mientras salía por la puerta.
Ya en la calle, me di cuenta que se había sentido incómoda por esa muestra de cariño. Soltando una carcajada resolví con mi mala leche habitual que, si eso la perturbaba, debía seguir haciéndolo. Durante el camino hacia mi nuevo puesto de trabajo, no dejé de pensar en la mala fortuna que había tenido esa mujer y que, siendo una belleza en su juventud, la experiencia de su matrimonio la había echado a perder. Ya en el banco, perdí toda la mañana conociendo a mi nuevo jefe y a los que iban a ser mis compañeros. Don Mario, el director, resultó ser un viejo entrañable que viendo su jubilación cercana apenas trabajaba y se pasaba todo el día en el bar. Acostumbrado al hijo puta de José, no llevaba dos horas en esa sucursal cuando ya había comprendido que, al exiliarme a ese remoto pueblo, me había hecho un favor.
«Aquí se vive bien».
No me di cuenta del paso de las horas, de manera que me sorprendió saber que había que cerrar el banco e irnos a comer. Al llegar a casa, descubrí a mi prima limpiando de rodillas la escalera. Lo forzado de su postura me permitió percatarme que, aunque oculto, María seguía conservando el estupendo trasero de jovencita que nos había hecho suspirar a toda la pandilla.
―No comprendo porque se tapa― exterioricé sin darme cuenta.
― ¿Has dicho algo? ― preguntó dándose la vuelta.
Me sonrojé al pensar que me había oído y haciéndome el despistado, le respondí que no.
― ¿Tendrás hambre? – dijo, poniéndose en pie, sin reparar que tenía dos botones desabrochados.
Su desliz me permitió disfrutar de su profundo canalillo entre sus pechos. El sujetador de encaje que llevaba le quedaba chico, de manera que no solo se desbordaban, sino que me dejó vislumbrar el inicio de unos pezones tan negros como apetitosos. Contra mi voluntad, me vi mordisqueándolos mientras se corría entre mis brazos. Cortado por la excitación que me produjo descubrir que esa hembra asexuada disponía de unos senos que serían la envidia de cualquier estrella del porno, le dije que me iba al baño y tras cerrar la puerta, no tuve más remedio que masturbarme pensando en ellos. Ya dominado por el deseo, me imaginé a esa estrecha entrando en el baño e implorando mis caricias, caminar a gatas a recoger su premio. Esa imagen tan deseada hacía veinte años, volvió con fuerza a mi mente y desparramando mi lujuria sobre el suelo del aseo, me corrí mientras pensaba en cómo haría para follármela.
Al salir, la mojigata de mi prima se había vuelto a cerrar la blusa y con una sonrisa en su boca, me pidió que fuésemos a comer. Una vez en la mesa, me resultó imposible dejar de mirarla buscando en ella algo que me diera pie a un acercamiento, pero tras media hora de charla comprendí que era absurdo y que esa tía era inaccesible. Como en el banco teníamos horario de verano, después del café, decidí salir a correr un poco, porque llevaba una semana sin hacer ejercicio y sentía agarrotados mis músculos. Aprovechando que la casa estaba en las afueras del pueblo, recorrí durante dos horas los caminos de mi juventud, de manera que, al volver a la casona, estaba empapado.
Cuando entré, mi prima estaba tranquilamente sentada leyendo en el salón. Al levantar su mirada del libro, pude descubrir que fijó sus ojos en mi camiseta que, completamente pegada por el sudor, mostraba con claridad el efecto de largas horas en el gimnasio. Sin darse cuenta, recorrió mi cuerpo contando uno a uno los músculos de mi abdomen. Cortado por su escrutinio, le dije que me iba a duchar. Ella volviendo a la novela ni siquiera me contestó. No me hizo falta, sonriendo subí por las escaleras y tras desnudarme, me duché.
«Joder con la amargada», pensé mientras me enjabonaba, «¡menudo repaso me ha dado!».
Recordando su mirada, me sequé y bastante más afectado de lo que para entonces reconocía, fui directamente a la habitación a vestirme. Acababa de terminar cuando me percaté que no había recogido la ropa sucia y que la había dejado tirada en el baño. Consciente de que si entraba mi prima y la veía en el suelo se iba a enfadar, decidí ir corriendo a recogerla. Al llegar no estaba en el suelo. Comprendí al instante que ella la había cogido y avergonzado, bajé al lavadero a disculparme. No tuve que tocar, la puerta estaba abierta. Ni siquiera entré. Desde fuera observé como María apretándola contra su cara no dejaba de olerla mientras sus manos se perdían en el interior de su falda. No supe que pensar cuando mi querida prima, la puritana, completamente alterada por mi sudor, buscó un placer vedado torturando su sexo con sus dedos. Sus gemidos me avisaron que ya estaba terminando. Impresionado por la lujuria de sus ojos, me retiré sin hacer ruido asumiendo que si la descubría iba a sentirse humillada.
Al volver a mi cuarto, me tumbé en la cama intentando calmar la calentura que me había dominado al sorprenderla. Como por entonces no tenía pareja con la que aliviar mis necesidades, no pude dejar el tema y completamente excitado, pero sin prisas me puse a planear el acoso y derribo de esa mujer. Meditando sobre ello, supe que no podía ir de frente y que, para tener éxito, tenía que actuar con inteligencia. Desechando un ataque directo, cuando me llamó a cenar ya tenía el método por el cual esperaba tenerla en poco tiempo bebiendo de mi mano. Con todo ello en mi mente, me senté en mi silla y buscando el momento, esperé para preguntarle donde le parecía mejor que pusiera mis aparatos de gimnasia. Tras unos breves instantes, me contestó que la mejor ubicación era al lado del salón.
«Menuda zorra», pensé al percatarme que, desde el sillón donde había estado leyendo, iba a tener una visión perfecta de mí cuando me ejercitara. Satisfecho porque eso le venía de maravillas a mi plan, le dije que al día siguiente los montaría.
―Si quieres te ayudo después de cenar― contestó incapaz de contenerse.
Sabiendo que lo decía porque así desde el día siguiente iba a poder espiarme, acepté encantado. De forma que esa noche cuando me metí en la cama, la trampa estaba perfectamente instalada esperando que mi victima cayera. Y por segunda vez en el día, me masturbé pensando en María y en cómo sería tenerla en mi poder.
Siguiendo la hoja de ruta que me había marcado, mis siguientes días fueron una repetición de ese día. Al llegar del trabajo comía con mi prima, tras lo cual y durante dos horas me machacaba duramente en ese gimnasio improvisado bajo la atenta mirada de María. Sabiendo que ella observaba, hacía pesas sin camiseta para que poco a poco mis músculos y mi abdomen la fueron subyugando. Como si fuera una rutina de años, al terminar me secaba el sudor con el polo y dándole un casto beso me iba a duchar. Tras lo cual deliberadamente dejaba olvidada la ropa empapada en el baño. En todas y cada una de las ocasiones, al salir esta había desaparecido. Impresionado por la facilidad en que esa amargada iba cayendo en la trampa, no quise presionarla hasta que ese jueves, viendo que no paraba de mirarme, le dije:
―Porque no lees aquí y así me haces compañía.
Mi propuesta cayó como un obús en su mente. Por unos momentos dudó, pero tras pensarlo no pudo negarse y trasladó su sillón a la habitación que donde hacia ejercicio, firmando con ello su derrota. Y es que nada más entrar, dejó el libro a un lado y en silencio se dedicó a comerme con los ojos. Verla tan entregada, hizo que mi pene saliera de su letargo irguiéndose dentro de mi pantalón. María no tardó en darse cuenta de mi repentina erección, pero en vez de cortarse su cara se iluminó con la visión. Haciendo como si no me hubiese enterado, la vi morderse el labio mientras cerraba sus piernas tratando de controlar la calentura que la atenazaba. Dando un paso de gigante, esa tarde la premié con un regalo. Sabiendo que lo recogería, antes de ducharme, me masturbé eyaculando sobre mi pantalón corto.
Ya vestido estaba tan interesado en ver si mi semen había cumplido su objetivo que me acerqué sin hacer ruido al lavadero. Ni siquiera me hizo falta llegar al mismo para saber que así había sido cuando desde la cocina escuché sus gemidos. No queriendo perderme ese momento, sigilosamente la observé. No pude más que sonreír cuando la vi apoyada con el pico de la lavadora contra su culo mientras con la falda a media pierna introducía los dedos en su sexo. Sí esa imagen ya de por sí era cautivadora, más aún fue oír cómo se retorcía diciendo mi nombre mientras con su lengua recogía el semen que le había dejado. Sabiendo que debía seguir forzando su deseo paulatinamente, me retiré sonriendo.
Durante la cena, María estaba feliz. Sus ojos tenían un brillo que no me pasó desapercibido. Al mirarme desprendía un fulgor que supe interpretar. Esa mujer amargada se había despertado, convirtiéndose en una hembra hambrienta de sexo. No me quedaba duda de que caería como fruta madura ante cualquier acercamiento por mi parte, pero esa no era mi intención. Quería obligarla a dar ella el paso, a que venciendo todo tipo de resentimiento o tabú viniese a mí implorando que la tomara. Era una carrera de medio fondo, no podía ni debía de acelerar el paso.
Casi en el postre y como quien no quiere la cosa, dejé caer que me dolía la espalda y que me urgía un masaje. Mis palabras fueron un nuevo torpedo contra su línea de flotación y gozando su próxima captura, la vi debatiéndose entre el morbo de tocarme y su aprensión a que me diese cuenta de que secretamente me deseaba. Durante unos minutos no dijo nada, pero cuando me levantaba a dejar mi taza en el fregadero, oí que me decía:
―Si quieres yo puedo hacértelo.
Disimulando, le contesté que no sabía a qué se refería. Bajando su mirada, sumisamente, María me aclaró:
―El masaje.
―De acuerdo. ¿Te parece que, mientras lavas los platos, me desnudé? ― contesté sin darle importancia.
Mi prima no pudo evitar dejar caer los platos que llevaba al lavavajillas al oírme. Con el estrépito de la loza rompiéndose en mis oídos, la dejé con sus miedos mientras subía a mi cuarto. Una vez ahí, cuidadosamente fui preparando el escenario. Completamente desnudo y tapando únicamente mi trasero con la sábana, esperé tumbado boca abajo. Sus complejos la mantuvieron durante quince minutos dizque limpiando la cocina y por eso cuando entró, estaba adormilado.
― ¿Te parece que comience? ― preguntó con las mejillas coloradas.
Al escuchar que decía que sí, casi de puntillas, se puso a mi lado y embadurnándome con la crema que había traído, empezó a recorrer tímidamente mis hombros. Mi mutismo permitió que sus manos fueron perdiendo el miedo poco a poco y tomando confianza fue bajando por mi espalda, sin parar de suspirar. Encantado con la excitación de mi prima, me mantuve con los ojos cerrados. Sus dedos apretaron mis dorsales mientras sentía como se le aflojaban las piernas. Tratando de mejorar la postura, se puso a horcajadas sobre mí con una pierna a cada lado de mi cuerpo. En lo que no reparó fue que su braga quedaba en contacto con mi piel por lo que pude comprobar que la humedad envolvía su coño. Abstraída en las sensaciones que estaba sintiendo, María ya había perdido todo reparo y furiosamente masajeaba con sus palmas mi columna.
―Más abajo― dije sin levantar mi cara de la almohada.
Se quedó petrificada al oírme. Durante unos instantes no supo reaccionar por lo que tuve que forzar su respuesta quitándome la sabana. Por primera vez, me veía completamente desnudo. Indecisa, fue tanteando mi espalda baja luchando contra su deseo. Mi falta de respuesta, la tranquilizó y echando más crema sobre mi piel, reinició el masaje. No tuve que ser un genio para interpretar su respiración entrecortada. Mi prima estaba luchando contra su deseo y éste estaba venciendo. Cuando sentí que estaba a punto, insistí:
―Más abajo.
La mujer, obedeciéndome, acarició mi trasero con sus manos sin atreverse a incrementar la presión de sus dedos.
―Más fuerte.
Con sus defensas asoladas, se apoderó de mis nalgas. Sus palmas estrujaron mis glúteos sintiendo que su corazón se desbocaba. Absolutamente entregada, empezó a llorar cuando sus dedos recorrieron mi trasero. Al percatarme de su estado, no quise forzarla y tapándome con la sábana, le dije que había sido una gozada el masaje, pero que ya estaba relajado. Ella al oírme, comprendió que le estaba dando una salida y sin levantar su mirada, se despidió dejándome solo en la cama.
―Hasta mañana― se despidió entrando directamente en su cuarto.
No tardé en escuchar a través del pasillo, sus gemidos. María dando vía libre a sus sentimientos se estaba masturbando pensando en mí.
Satisfecho, pensé:
«Ya falta menos».
Al despertar, comprendí que ese fin de semana tenía que dedicarlo en exclusiva a mi prima. En el comedor María me esperaba envuelta con una bata. Sonreí al darme cuenta que debido a su lujuria esa mujer no había dormido apenas y por eso no había tenido tiempo a vestirse antes de levantarse a preparar el desayuno. Dando otra vuelta de tornillo, tanteé sus defensas con un beso en su mejilla mientras distraídamente mi mano le acariciaba el trasero. Tal y como preví, mi prima suspiró al sentir mis yemas recorriendo sus nalgas, pero no dijo nada.
«¡Qué poco queda para que me pidas que te tome!», concluí mientras sorbía el café.
La mujer, completamente absorta, no dejó de mirarme. Sus ojos seguían cada uno de mis movimientos como si estuviera hipnotizada. Si lo hubiese querido, con un chasquido de mis dedos, esa mujer se hubiera entregado a mí, pero su sumisión debía ser plena. Aguantándome las ganas de desnudarla y tirármela ahí mismo, terminé de desayunar.
Ya me iba por la puerta cuando volviendo sobre mis pasos, puse en su regazo trescientos euros.
― ¿Y esto? ―, preguntó.
―Como dijiste, cada uno paga sus caprichos. Quiero que vayas a la peluquería y te arregles el pelo. Al salir peinada, deseo que vayas una boutique y te compres un vestido corto con la falda por encima de las rodillas. ¡Estoy cansado que vayas vestida como si fueses a un funeral! ― le dije.
María intentó protestar, pero no cedí:
―No quiero vivir con una vieja. Ya es hora que despiertes―, respondí mientras salía de la casa dejándola sola.
Disfrutando de antemano de mi triunfo y camino de la oficina, no dejé de planificar mis siguientes pasos concibiendo nuevas formas de afianzar mi dominio sobre la pobre mujer. La propia actividad de mi trabajo evitó que siguiera comiéndome la cabeza con ella, pero, aun así, cada vez que tenía un respiro lo usé para imaginarme qué se habría comprado. Por eso, al abrir la puerta de la casa que compartía con esa mujer, estaba nervioso. Quería… ¡necesitaba comprobar si había cumplido mis órdenes!
La confirmación de su entrega llegó ataviada con un vestido tan caro como exiguo en tela. Asumiendo quizás lo mucho que me deseaba, completamente cortada, me saludó mientras con sus manos intentaba alargar el vuelo de la falda. Teñida de rubia, con un escote que quitaba la respiración y mostrando sus piernas, me preguntó que me parecía:
―Estas guapísima― contesté maravillado por la transformación.
Era increíble, la mujer amargada había desaparecido dando paso a una mujer desinhibida que destilaba sexualidad a cada paso. No solo era bella sino el sueño de todo hombre hecho realidad. Incapaz de contenerme, le pedí que diera una vuelta para verla bien. María, con sus mejillas teñidas de rojo, se exhibió ante mis ojos.
―Tienes unos pechos preciosos― dije embelesado posando mi mirada en sus enormes tentaciones. Sus pezones involuntariamente se erizaron al escuchar mi piropo y totalmente ruborizada huyó a la cocina meneando su trasero. Ya envalentonado, le solté: ―Y un culo estupendo. ¡Me encanta la forma en que lo mueves para mí!
Y es que mi querida prima había sobrepasado todas mis expectativas. Cuando empecé a seducirla no sabía el pedazo de mujer que se escondía debajo de ese disfraz. Reconociendo que lo había hecho por el morbo de tirarme al amor platónico de mi niñez, supe que ahora necesitaba poseerla por ella misma. Era tanta mi calentura que, durante la comida, no pude dejar de recrearme en sus curvas.
«Está buenísima», reconocí al sentir que mi miembro pedía lo que mi cerebro retenía. «No sé si voy a poder aguantar no saltarle encima antes de tiempo», pensé y tratando de calmarme, le pregunté cómo estaba:
―Hoy es el primer día que no he pensado en mi ex marido―, confesó con alegría: ―Tenías razón, tengo que pasar página.
Satisfecho con su respuesta, me levanté de la mesa y subiendo las escaleras me fui a cambiar. Al entrar al gimnasio, María me esperaba sentada en su asiento. Supe que estaba excitada al comprobar que, bajo su blusa, los pezones la traicionaban. Meditando que hacer, me empecé a ejercitar bajo su atento examen. En un momento dado al mirarla vi que, bajo el vestido, la mujer se había puesto un coqueto tanga y sin cortarme le dije:
―Me encanta verte las piernas, pero más aún esas bragas rojas que llevas.
Completamente avergonzada, cerró sus piernas diciéndome que no se había dado cuenta. Entonces echando un órdago, dije:
―Abre las piernas, te he dicho que me gusta verlas.
Se quedó perpleja al oírme, pero venciendo su vergüenza fue separando sus rodillas, incapaz de mirarme. Cubriendo otra etapa de mi plan, fijé mi mirada en su entrepierna mientras mi prima se agarraba a los brazos del sillón para evitar tocarse. Que la mirase tan fijamente además de incomodarla, la estaba excitando. Su tanga se fue tiñendo de oscuro por la humedad que brotaba de su sexo. Al percatarme de que estaba empapada y de que se mordía los labios tratando de no demostrar el ardor que se le estaba acumulando entre las piernas, busqué sus límites diciendo:
―Tócate para mí.
María me fulminó con la mirada, pero al comprobar que no cejaba en mi repaso y que iba en serio, se puso nerviosa luchando en su interior su razón contra la tensión almacenada en su sexo. Al fin venció su lujuria y con lágrimas en los ojos, metió sus dedos bajo el tanga y empezó a masturbarse. Su sometimiento era suficiente y dejando que se liberara en privado, salí de la habitación diciendo:
―Voy a ducharme, luego te llamo para que me ayudes a secarme.
Sin esperar su respuesta, la dejé rumiando su calentura. Al entrar al baño, lo primero que hice fue descargar su ración de semen sobre mi pantalón para que cuando ella viniera a mí, ya estuviera dispuesta su ración diaria sobre la tela. Tranquilamente bajo el chorro, me enjaboné mientras mi mente volaba tratando de averiguar si esa noche sería su claudicación. El sonido de la puerta abriéndose, me confirmó que mi presa se había enredado en la red que había tejido. Solo la mampara me separaba de la pobre mujer. Ahondando en su entrega, corrí la pantalla para que me viese desnudo. Sentada en el váter y estrujando mi ropa con sus manos, devoró con la mirada mi cuerpo. Su expresión desolada no hizo más que incrementar mi lujuria e impúdicamente, me di la vuelta para que viese mi pene en su máxima expresión. Avergonzada se intentó tapar la cara con mi calzón la cara sin darse cuenta que mi semen iba a entrar en contacto con su boca. Al sentir su sabor recorriendo sus labios, huyó del baño llevándose su regalo con ella.
No pude reprimir una carcajada al verla huir a descargar su excitación y gritando, la informé que en cinco minutos iba a terminar de ducharme y que la quería ahí. Confieso que tenía dudas de que lo hiciera y por eso me alegró comprobar mientras cerraba el grifo que María había vuelto. Al regresar, ella misma había claudicado y sin esperar a que lo hiciera, le pedí que me acercara la toalla. De pie y desnudo aguardé a que me secara. Su sofoco era total, sin poder sostener mi mirada, mi prima fue retirando el agua de mi cuerpo mientras su sexo se mojaba. Al llegar a mi pene, le quité la toalla y levantándole la cara, susurré en su oreja:
― ¿Estaba mi semen hoy tan rico como ayer?
Tras unos momentos de turbación, me respondió sollozando que sí. Buscando derribar uno de sus últimos tabús, la tranquilicé acariciándole el pelo. Ella me miró con los ojos aún poblados de lágrimas y me preguntó:
― ¿Desde cuándo lo sabes?
―Desde el primer día.
Sus piernas se doblaron y sentándose en la taza, estalló a llorar exteriorizando su vergüenza. Anudándome la toalla, la levanté y entrando al trapo, le sonsaqué si se había corrido al masturbarse.
―Sí― respondió.
Al escuchar su rendición, le dije:
―Dame tus bragas y así estaremos en paz.
Incapaz de rechazar mis pretensiones, se las quitó y esperó a ver qué iba a hacer con ellas. Nada más cogerlas, sonriendo me las llevé a la nariz. El aroma a mujer inundó mis papilas y sabiendo que ella lo necesitaba, con mi lengua saboreé su flujo. María tuvo que cerrar sus piernas para no desvelar su deseo, momento que aproveché para decirle:
―Vamos a hacer un trato: Yo, todas las tardes te haré un regalo y en compensación, tú por las mañanas deberás entregarme la ropa interior que hayas usado durante la noche.
Todavía abochornada, vio que era justo y que de esa manera éramos los dos, los que íbamos a compartir ese fetiche por lo que sonriendo me dio la mano sellando el acuerdo. Al verla irse meneando sus caderas, comprendí que podía ser cuestión de días el que ese portento de hembra acudiera a mí. Silbando mi triunfo, me vestí y poniendo su tanga en el bolsillo de mi chaqueta a modo de pañuelo, busqué a mi prima. La encontré en el salón, tarareando una canción mientras barría. Al fijarme en ella, me percaté que se la veía feliz. El saber que no solo no me había enfadado, sino que era cómplice de su fantasía, la liberó. Cuando me vio, paró de cantar y regalándome una sonrisa, me preguntó a donde iba:
―Te equivocas primita, adonde vamos― respondí cogiéndola de la mano.
Muerta de risa, me pidió unos minutos para ponerse unas bragas. Pero cogiéndola en volandas, se lo prohibí y sin que pudiera hacer nada para evitarlo, la metí en el coche.
― ¡Estás loco! ― dijo abrochándose el cinturón: ―La gente se va a dar cuenta de que no llevo nada debajo.
―No lo creo. Solo tú y yo sabremos que tu tanga está en mi solapa.
Sorprendida me miró la chaqueta porque hasta entonces no se había enterado de mi diablura y soltando una carcajada, me insultó diciendo:
―Además de cabrón, eres un pervertido.
―Sí― respondí: ―pero no te olvides que soy ¡tu pervertido!
Lejos de enfadarse, me devolvió una sonrisa mientras ponía en la radio un cd de los secretos. Por primera vez en dos años, María estaba contenta y sabiendo que no debía forzar la máquina decidí salir del pueblo y dirigirme hacia Puerto de Vega. Durante los quince minutos que nos tomó llegar a esa población, no paré de decirle lo buenísima que estaba y lo tonta que había sido enterrándose en vida. Ella sin dejar de sonreír, me miró diciendo:
―Tienes toda la razón, pero gracias a ti he salido de mi encierro.
Viendo que se ponía cursi, paré el coche y tomándola de los brazos, le dije:
―Yo estaré siempre ahí cuando me necesites, pero ahora es el momento que te liberes.
―Te tomo la palabra― contestó y cambiando de tema, me preguntó a dónde íbamos.
Al decirle que al bar Chicote, protestó diciendo que estaba en el muelle y que de seguro iba a estar atestado.
―Por eso― respondí: ―Quiero que te sientas observada.
―Capullo.
―Zorra.
―Sí, pero no te olvides que soy tu zorra― contestó usando mis mismas palabras mientras una de sus manos acariciaba mi pierna.
Al salir del coche, sus ojos brillaban por la excitación y sin quejarse me dio la mano mientras entrabamos al local. Como había predicho, El Chicote estaba lleno por lo que tardamos unos minutos en llegar a la barra. Al preguntarle que quería, me dijo que un cubata porque necesitaba algo fuerte para pasar el trago.
― ¿Tan mal te sientes? – pregunté preocupado.
― ¡Qué va! Lo que ocurre es que estoy empapada. Siento que todos saben que voy sin bragas y me encanta.
―Pues disfruta― murmuré en su oído pasando la mano por su trasero.
Al notar mi caricia, se pegó a mí diciendo:
― ¡No seas malo! Si me tocas, voy a terminar corriéndome y… ¡no es eso lo que quieres!
―Tienes razón, todavía no lo deseo. Querré que te corras el día que vengas a mí, de rodillas y pidiéndome que te tome. Ese día, me olvidaré que eres mi prima y te convertiré en mi mujer.
Satisfecha con mi declaración de intenciones, pegando su pubis a mi entrepierna, me susurró:
― ¿Tiene que ser de día?… ¿No puede ser de noche?
―Estoy creando un monstruo― dije mientras disimuladamente apretaba uno de sus pechos: –A este paso, te vas a convertir en una puta.
―Ya te dije, si lo hago será tu culpa y yo, tu puta.
Las siguientes dos horas fueron un combate de insinuaciones y caricias. María se lo estaba pasando en grande, retándome con la mirada mientras se exhibía ante la concurrencia. No paró de bailar ni de beber y ya un poco achispada, me pidió que nos retiráramos a casa. En el coche, le pregunté si se sentía bien, a lo que me respondió que sí, aunque un poco borracha. Fue entonces cuando me fijé que se le había subido la falda y que desde mi posición podía ver el inicio de su pubis. Mi sexo reaccionó saliendo de su modorra y solo el pantalón evitó que se irguiera por completo. Ella se dio cuenta y sonriendo me dijo si tenía algún problema.
―Yo no le respondí sino el camionero― respondí al percatarme que el conductor del tráiler que teníamos a la derecha en el semáforo estaba disfrutando de una visión aún mejor que la mía: ―O bien te bajas la falda, o te la subes para que el pobre hombre no sufra un tirón en su cuello.
Mi prima se giró a ver a quién me refería y al ver la cara del buen hombre, riendo se subió el vestido y abriéndose de piernas, le mostró lo que el tipo quería ver. No satisfecha con la cara de sorpresa, mojó uno de sus dedos en su sexo y descaradamente se lo chupó mientras le guiñaba un ojo. El camionero, tocando la bocina, agradeció a su manera el regalo recibido, pero el objeto de su lujuria se había olvidado de él y mirándome, se destornillaba de risa en su asiento.
― ¡Qué bruta estoy! ― confesó sin parar de reír.
―Por mí no te cortes, si necesitas hacerlo ― respondí enfilando la carretera.
Poniendo cara de niña buena, me dijo que no sabía a qué me refería. Comprendí al instante, que quería que yo le ordenase por lo que, prestando atención al camino, le dije:
―Quiero que te toques para mí.
No se hizo de rogar, y bajando su mano por su pecho, pellizcó sus pezones mientras bromeando no paraba de maullar. Mirándola de reojo, observé como separaba sus rodillas y abriendo sus labios, me pedía permiso con sus ojos:
― ¡Hazlo!
Mi orden desencadenó su deseo y sin prisa, pero sin pausa, recorrió los pliegues de su sexo para concentrar toda la calentura que la dominaba en su entrepierna. Atónito presté atención al modo en que se empezaba a torturar el clítoris. Era alucinante ver a esa mujer apocada restregándose sobre el asiento mientras con la otra mano se acariciaba los pechos. Los gemidos de mi prima no tardaron en acallar la canción de la radio y liberando sus miedos, se corrió sobre la tapicería. Al terminar, pegándose su cuerpo al mío, me dio un beso mientras decía:
―Gracias, lo necesitaba.
Asumiendo mi victoria, aparqué en el jardín y abriendo su puerta, le dije:
―La señora ha llegado sana, salva y empapada a casa.
Soltó una carcajada al oír mi ocurrencia y meneando descaradamente su trasero, subió por las escaleras de la entrada principal. Al llegar al rellano, se dio la vuelta y plantándome un beso en los morros, me confesó que nunca en su vida se había sentido tan libre y que todo me lo debía a mí. No me quedó ninguna duda que mi prima buscaba con ese beso que le hiciera el amor, pero sabiendo que necesitaba su entrega total, dándole un cachete en su culo desnudo le dije que era hora de irnos a dormir. Poniendo un puchero, se dio la vuelta y sin despedirse se fue a su cuarto…
DOS MUCHACHITAS EN SITUACIONES DE INFORTUNIO
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En la residencia Fuentes un día después de los anteriores hechos……………
En la dicha mansión una vanidosa chiquilla se arreglaba para asistir a la escuela, una universidad particular a la cual asistían los hijos de las familias más acaudaladas de la zona y ciudades circunvecinas y en donde el uso de un uniforme escolar no era obligatorio así que tanto jóvenes como señoritas aprovechaban para sacar a lucir sus mejores y más caros atuendos procedentes de las más reconocidas tiendas departamentales.
La apetecible nena encendía su televisión con la finalidad de encontrar un canal con algo de entretenimiento para distraerse, cambiaba y cambiaba constantemente pasando por uno en donde un noticiero informaban sobre un supuesto asalto a un motel ubicado a orillas de la ciudad, la muchachita no prestó atención a lo que se decía y siguió cambiando de canal hasta encontrar lo que buscaba.
La jovencita, de cuerpo curvilíneamente formado a base de gimnasio, aerobics y bajo una estricta y demandante dieta supervisada por su propia madre, adornaba su excelsa figura con una delgada blusa blanca de esas que se amarran de la parte de atrás y que por enfrente solo sobresalen dos tiras de telas las cuales apenas y alcanzaban a tapar sus mayúsculos pechos tan grandes que uno solo era capaz de abastecer a una mano masculina, la jovencita no llevaba sostén por lo que parte de sus melones podía ser apreciada sin dificultad alguna por ambos laterales y como era de esperarse ante el menor movimiento presentaban un bamboleantemente infartante movimiento capaz de hacer desatender a los varones de cualquier tarea que en ese preciso momento estuviesen realizando.
Con esta misma prenda la chiquilla dejaba en claro su gusto por lucir su bien formado y femeninamente marcado vientre sin el más minúsculo rastro de grasa ni piel de naranja, exhibiendo esa hipnotizante curva que se forma solo en las estilizadas cinturas femeninas y que cada vez se va ampliando más hacia abajo para formar las tremendas caderas de hembra en perfecto desarrollo.
La adinerada chiquilla se colocaba un calzón muy sexy que se ajustaba perfecto a su orgulloso trasero y a ese depilado tesoro que la nena resguardaba entre sus muslos y en esas semidesnudas condiciones buscaba y se agachaba sin cuidado alguno (pues sabía que nadie la veía) tratando de encontrar los complementos perfectos para su insinuante vestuario sin imaginarse el tremendo culo de diosa que se le formaba, las tremendas nalgas lucían a simple vista duritas y suavecitas pudiendo provocar un daño craneoencefálico a aquel que tuviera la dicha de verla en esas precarias condiciones ya que su tremendo culo solo hacía ver aún más breve de lo que ya era su estrecha cintura, la nena a pesar de no estar acostumbrada a usar en la calle ropas tan insinuantes pues sabia de lo plebeyos que podían resultar los hombres que conformaban el fáunico ambiente allá fuera lo hacia esta vez no solo porque quisiera verse ese día más llamativa de lo que ya era.
La razón era que esta chiquilla había quedado junto a algunos amigos incluidos su novio, un joven y apuesto galán con un físico atlético que atraía las miradas de casi todas las féminas del instituto, de ir a un recién inaugurado antro según muy fino y sin restricciones y querían comprobar lo dicho, para esto la nena ya había pedido permiso a sus padres siendo concedido por estos (para sorpresa de ella) y fiel a su vanidad quería verse muy llamativa, sus padres habían cedido al permiso pues consideraban al novio de su hija Dulce Lissette como un muchacho serio y responsable, pero sobre todo con un futuro próspero y asegurado por venir de buena familia sin imaginar que este muchacho como muchos de estos jovencitos que no cuentan con una supervisión paternal adecuada había comenzado en secreto a consumir drogas, cosa que su adorada novia ya sabía pero no se atrevía a contar ni a sus padres ni a los de él, lo que si es que esta condición ya había causado algunos problemas en la joven pareja de enamorados, a pesar de ser algo libertina la muchachita Dulce aun no contraía este mal visto hábito.
La recién bañada y semivestida chiquilla se terminaba de retocar por demás meticulosa, pintaba sus uñas cuidadosamente, planchaba su dorado cabello hasta que no se sintiera que este fuera casi de seda, un poco de rímel alrededor de los ojos y un combinado juego de sombras dándole más vista a sus modestos ojos azules, no había necesidad de usar pestañas postizas para resaltarlas ya que hasta en eso esta nena era perfecta, con esa brocha que utilizan las mujeres colocaba maquillaje en toda la superficie de su rostro para que este no brillara en ningún momento, perfumaba su cuerpo con las esencias más caras y deliciosas que su padre le pudo haber conseguido, todo debía de ser perfecto ese día como cualquier día en que salía a divertirse sin la presencia de sus padres, observaba en un espejo su por demás bello rostro heredado de su hermosa madre (ahora modelo retirada pero quien veía en su hija su viva imagen), Dulce era una copia exacta de cuando su madre tenía esa edad y ese cuerpo que por mucho tiempo exhibió orgullosa en las pasarelas (lugar donde conquistó al viejo de Gustavo).
De hecho la muchachita tenía dos años que se dedicaba al modelaje, no al modelaje profesional pues solo participaba como edecán en eventos de alcurnia en las empresas donde su padre, pero ya su mamá aun con contactos en este glamoroso mundo había estado forjando los cimientos de lo que sería el inicio formal de la carrera de su hija, además de que en dichos eventos la jovencita había logrado acaparar las miradas de los viejos empresarios interesados en disponer del “talento” de tan jugosa chiquilla y de igual modo interesados en patrocinar la despegante carrera de tan hermosa promesa.
Pero toda esta perfección física y todo este mundo novelesco, todo este encantador rostro y sugerente cuerpo pertenecían a una nena por demás altanera y berrinchuda. La jovencita Fuentes siempre, desde pequeña, fue una niña presumida, siempre por lo general grosera con la servidumbre a disposición de su familia, incapaz de valorar el trabajo de los demás, despreciar o criticar a las personas solo porque estas no tenían los mismos lujos y oportunidades para salir adelante, negándose rotundamente a considerarlos como semejantes, todo esto alentada por su padre quien desde pequeña le dejó bien en claro que ellos pertenecían a una estirpe superior, su madre si bien no enseñaba ese tipo de cosas a la chiquilla tampoco le importaba inculcarle valores como el respeto, era una mujer que aún no reconocía sus responsabilidades como madre aun cuando su nena ya contaba con recién cumplidos 19 añitos.
En materia sexual la joven Dulce no era muy activa, no había tenido muchos encuentros amorosos con su novio (único en su vida) debido que al pertenecer a tan reconocida y pudiente familia la cual siempre estaba presente en las más selectas reuniones y exquisitas congregaciones no dejaban tiempo suficiente para que la nena saliera muy seguido a distraerse como una jovencita de su edad lo demanda, su vida se limitaba a aburridos simposios de familias honorables las cuales se reunían para discutir el porqué de sus logros y el cómo hacerse más ricos, a los cultos llegaban personalidades tan reconocidas como miembros de la política en servicio al pueblo o jubilados, importantes accionistas o algún inversionista extranjero interesado.
La nena además de estudiar en tan distinguida institución también contaba con maestros particulares que ocupaban más tiempo que bien podría ella utilizar para dedicar a alguna actividad propia de su juventud, incluso también sus padres pareciera que querían convertir a la nena en una especie de máquina traductora pues pagaban exageradas cantidades de dinero a maestros idiomáticos quienes atareaban a la niña con extenuantes clases principalmente de inglés, alemán, italiano y la siempre favorita de ella, el francés.
Todo esto no dejaba mucho tiempo a la joven pareja para entretenerse en cuestiones amorosas, limitándose a solo besos, abrazos y apapachos con su prometido, en alguna ocasión el joven macho tuvo la oportunidad de llegar hasta el coito pero debido a las prisas y a su inexperiencia en estos campos, a su duda si con su arma podría lastimar a su doncella, al estrés que le brindaban sus desgastantes estudios y su participación directa en los negocios de su (de él) padre ni siquiera recuerda bien si llegó a desvirgar a su novia como se debe, cosa que después de una serie de complicados acontecimientos y mitos machistas llevaron a una casi desintegración de la pareja, en estos momentos buscando la reconciliación.
La nena una vez terminada de vestirse, habiendo escogido una minifalda compuesta aparentemente por lentejuelas rosas que le daban un aspecto brilloso, bajó para despedirse de su madre quien se encontraba en la sala tomando un café y pensando en cual sería ahora la excusa que su esposo le daría por no haber llegado a dormir la noche anterior, no era la primera vez que el viejo no llegaba a dormir pero esta vez la joven esposa se notaba seria y enojada.
-mamá ya me voy- bajaba la chiquilla con ese atuendo muy llamativo, esto no era molesto para su madre ya que se veía en su hija recordando sus buenos tiempos, no es que la señora Fuentes fuera un cuerpo ya en decadencia, a sus 40 años (ella inició en el modelaje muy joven, después de tener a Dulce no abandonó las pasarelas) lucia lo suficientemente joven y bella como para dar la impresión de ser una hembra de 30, y eso hablando de una treintañera de muy buen ver, aparentando de esta manera que el viejo Gustavo le llevaba más de los veintitantos años de los que en realidad era mayor que ella.
-hija que crees, tu padre otra vez no llegó a dormir anoche- decía la voluptuosa señora.
-umm, lo anormal sería que hubiera venido a dormir- respondía la nena al tiempo que veía como su madre al parecer tenía un compromiso pues estaba vestida para una situación elegante, la nena tomaba una postura insinuantemente coqueta, posturas que le salían naturalmente y solo resaltaban lo mejor de su anatomía.
-lo llamé pero nunca contestó, debió de haberse ido de fiesta con sus amigos- Mónica (la señora de la casa) sabía muy bien los gustos de su esposo, conocía de sus mentiras e infidelidades pero se mantenía en silencio para evitar un escándalo mayor.
Este tipo de familias suelen ser objeto de observación por parte de algunos metiches quienes se valen de eso para sacar algo de provecho o simplemente para vender alguna noticia que interese a los medios, además de las repercusiones que esto tendría y los desprestigios que se generarían en el seno de la familia Fuentes, que si bien todas las demás familias tenían cola que les pisaran en este tema solo esperaban a que una cayera para demostrar su hipócrita repudio ante tales situaciones, de por si Mónica no se casó con el viejo por amor, y si en algún momento le faltara amor y el viejo no se encontrara para proporcionárselo no hacía falta quien quisiera darle un poco de cariño.
-umm, sí que ha de ver estado buena la fiesta como para no llegar a dormir- decía la chiquilla en forma de sarcasmo, pues ya intuía en donde posiblemente se encontraba su respetable padre al tiempo que recargaba sus manos en un sillón y femeninamente sacaba más el tremendo culo que poseía, su faldita se subía a niveles infernales ya que se detenía a escasos centímetros de enseñar el nacimiento de sus carnosas nalgas, considerando que sus elevadas zapatillas también aportaban a la causa.
-sabes que hija?, hoy voy a ir a visitar a tu abuela y posiblemente no llegue a dormir, ¿si tu padre puede porque yo no?, ¿tengo entendido que vas a salir con tus amigos después de la escuela verdad?- dijo la señora.
-si mamá, acuérdate que voy a ir con mis amigas al antro, llegaré tarde- respondía la nena.
-ok, bueno hija me voy, cualquier cosa molesta a tu padre quieres- decía esto la señora saliendo por la puerta principal dejando a su hija en la sala esperando a su novio quien pasaría por ella.
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En un pequeño cuarto ubicado justo detrás de una cantina una discrepante pareja dormía plácidamente, ambos cuerpos desnudos y sudorosos se recuperaban después de una ardua noche de pasión en donde a base de gritos e insultos la pareja demostró su amor mutuamente, de esos dos el que más llamaba la atención era un tremendo cuerpo femenino que había quedado prácticamente desecho, un gigantesco gordo era el primero en despertarse para contemplar la visión de una verdadera belleza cuya melena castaña yacía revoloteada por todo su hermoso rostro, sus párpados aún se cubrían con ese juego de sombras con la cual fue maquillada la noche anterior, de igual manera sus labios aún se cubrían, aunque en menor medida, de ese atractivo color rojo que utilizó para adornarlos y reforzarlos como arma de seducción, dichos labios se veían extremadamente jugosos y muy carnosos, dignos de tener una verga entre ellos.
El gordo escuchó como la nena prolongaba una de sus respiraciones y emitía una especie de suspiro ronroneante al tiempo que ella misma cambiaba de posición y dormida acurrucaba su curvilíneo cuerpo aún más cerca del gordo mientras uno de sus bracitos se aferraba a la voluminosa bola de cebo de Pancho, quedando abrazada de este pelmazo.
El troglodita veía ese blanco y femenino bracito descansar arriba de su morena y grotesca panza completamente peluda y grasienta, dejándolo nuevamente empalmado con esa impactante visión de hembra desnuda y recién cogida contrastando tonos de pieles y apariencias anatómicas, aunque la barriga del porcino le imposibilitaba que pudiera verse su verga en esa posición, podía sentir el poderío de esta manifestándose en sus máximas prolongaciones, repegada a su cuerpo de lo rígida que se encontraba, todavía a partir de fuerza en su pelvis jugaba a moverla escuchándose el sonido de esta cuando caía y chocaba contra su grasoso vientre bajo sobrepoblado de pelos.
-Panchoo, Panchoo- alguien tocaba la puerta, el viejo escuchó y con toda la lentitud que lo caracterizaba se levantó buscando sus sucios pantalones dejando a la desnuda chiquilla aun dormida tendida en la cama para dirigirse a ver quién lo llamaba.
-que vergas quieres pendejo, no ves que estoy descansando- se trataba de su compañero Lucio quien venía a buscar al cetácico.
El otro bribón asomaba por la puerta su horrendo rostro de descendencia equina alcanzando a observar la acostada silueta de Margarita, quien aun semitapada la sábana no podía disimularle el tremendo culo que se gastaba esta otra chiquilla recién conocida por él, su mente no lograba razonar como este viejo gordo de Pancho tenia o pudo haber tenido la suerte de toparse con una jovencita de ese calibre y más encima de todo verla dormida y desnuda y a él todo sudado y apestoso a sexo y comprender como es que una nena tan hermosa como esa pudo haber tenido sexo con ese viejo tan repugnante, sin embargo el pensar las posibles cochinadas que este par pudo haber hecho en la intimidad no hacía más que pararle la verga a todo lo que esta daba y mantener viva la llama de la esperanza de poder lograr algo con esa hermosura, ya que si se acostaba con Pancho que estaba viejo y obeso lo más seguro es que también podría acostarse con él, eso es lo que pensaba este otro vejete considerándose no tan gordo ni viejo como el primero.
Y es que el deforme cuerpo de Pancho aún se impregnaba por los jugos vaginales que de la nena se escaparon como manguera y cuyo olor llegaba a las narices de este otro viejo despertándole una ganas tremendas por meterse ahí mismo y cogérsela hasta caer prácticamente muerto, del cuarto un reconocible y muy penetrante olor a sexo se escapaba por entre la puerta y la nena dormida boca abajo dejaba ver lo despeinada que se encontraba corroborando las posibles porquerías que se pudieron llevar a cabo en tan desgastante noche pasional, lo que indicaba que había tenido una noche muy agitada.
El verla toda despeinada y destrozada no causaba más que acrecentarle su morbo a este extraño hombrecillo, digo extraño por su formación corporal que más tarde relataré más a detalle, era un estímulo extra verla ahí acostadita recién cogida, admirar su perfección y justificar que el tipo de hembras como Margarita nacieron exactamente para lo que seguro Pancho le hizo, darle verga hasta por las orejas, hablando de Pancho este se empezaba a molestar al ver como Lucio, con su vista clavada en la chiquilla, comenzara a babear aparentemente solo por la calorosa visión y a reír de forma retorcida.
-y vienes a decirme algo o vienes a hacerte chaquetas mentales con mi vieja??- dijo Pancho quien veía enojado como Lucio no le quitaba sus lujuriosos y lagañudos ojos de encima a su atractiva hembra quien volvía a acomodarse ahora de lado adquiriendo una posición fetal lo que hacía marcar poderosamente sus caderas las cuales sobresalían más que notoriamente por sobre su cintura, además de exhibir aún más descarada la tremenda redondez de su provocativo culo.
-eehh………………… jejejejeje……………… este……………… Felipe, te quiere ver- dijo Lucio quien en verdad estaba hipnotizado con la visión, hubiera pagado a Pancho para que este solo lo dejara ver como la nena dormía y masturbarse ahí al lado de esa pletórica ninfa sacada de alguna novela élfica, el gordo supuso que Lucio al parecer no traía ningún otro mensaje además de que ya casi atravesaba por él mismo la puerta así que se dignó a retirarlo.
-dile que en un momento voy- el oso volvía a meterse a su cuarto cerrando la puerta y dejando a Lucio con ganas de ver más, Lucio estaba atravesando por una crisis sexual, tenía algo de tiempo que no cogía y sus huevos reventaban en leche, estaba tan feo el pobre que ni siquiera las putas todas gordas y viejas aceptaban echarse un palo con él, aun ni pagándoles, este viejo solo tenía sexo violando a alguna pobre alma desamparada y hacía meses que no había tenido mucha suerte, y el ver a Margarita en semejante estado solo lo perturbaba aún más recriminando su maldita suerte.
Pero el chaparro viejo no se desanimaba y creía fervientemente que el día de su próxima cogida estaba cerca, y que esta afortunada señorita debía de ser nada menos que la voluptuosa Margarita.
“esa pinche vieja esta rebuena, me la tengo que coger si o si, me vale verga que el puto Pancho me corte los huevos, vale verga que sea una vil puta que se deje coger por dinero, esa hembra lo vale, es más, con el dinero que me den por mi participación en el secuestro me la trabo y me desaparezco jejejejeje” decía para sus adentros el empalmado Lucio ya masajeándose su verga de forma descarada por encima de su pantalón como si esta le picara, solo quedaba desearle a Margarita que saliera ilesa ante las depravadas intenciones de Lucio o de cualquier otro viejo que parece solo pensaban en cogérsela nada más con verla.
El delincuente de Pancho salía para reunirse con Felipe en su oficina.
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Mar se despertaba después de la desgastante cogida que el viejo Pancho le había pegado la noche anterior, toda adolorida de su rico cuerpo (principalmente de su pelvis) abría sus hermosos ojitos un poco rojos por efecto del alcohol, era tarde, casi las diez de la mañana, había dormido unas seis horas que en nada le habían ayudado, su cuerpo literalmente molido se revolvía tratando de incorporarse, podía sentir el colchón de la cama donde descansaba aun húmedo por toda clase de fluidos corporales tanto de ella como del gordo así como una esencia pegajosa y olorosa cubriendo toda su sensual anatomía, su vagina estaba muy apestosa a lubricantes y verga sucia así como unos cuantos vellos púbicos del viejo yacían pegados a sus labios vaginales, además sentía en su boca un raro sabor, su cabeza le dolía como respuesta después de haber ingerido alcohol toda la noche.
Después de expresar un profundo bostezo la jovencita se dio cuenta de su completa desnudez, así que con toda la femineidad que caracterizaba cada uno de sus movimientos se enrolló con la sucia sábana para cubrir su esbelto cuerpo, con una de sus manos llevó un extremo de la sabana para tapar sus apetecibles senos y con otro delicado movimiento logró cubrir sus prominentes caderas junto a su formidable trasero, buscó con su verde mirada al viejo pero este no estaba, nuevamente la había dejado encerrada, buscó su vestido negro pero al igual que el blanco estaba hecho un harapo.
Aprovechó el momento de soledad para darse un baño, se sentía asquerosa, ultrajada y no pudo evitar llorar mientras el agua de la regadera limpiaba su imponente cuerpo, con sus delicadas manitas refregaba su cuerpo y golpeaba su cabeza en la pared por haber sido tan estúpida y haberse dejado nuevamente coger por el desagradable y ruin villano “como pude ser tan estúpida”, decía la tremenda y encuerada chiquilla con el agua de la regadera resbalando por sus potentes nalgas.
A pesar de haber estado borracha la jovencita aun recordaba parte de la fogosa escena, y por supuesto recordaba algunas de las frases con las que ella misma alentaba a su grasiento compañero de cama a darle más, “yo no quise decir eso” decía la desconsolada chiquilla en una forma de autojustificarse por lo que había acontecido horas atrás mientras las ganas de llorar parecían derrumbarla.
Sin embargo, así como recordaba todas estas frases también recordó haber sentido ¿una especie de atracción hacia tal sujeto?, recordó las sensaciones tan placenteras que este le proporcionaba mamándole y masturbándole la panocha, cada orgasmo recibido y nunca antes sentido que la llevaron hasta la locura, a experimentar convulsiones y a chorrearse de una forma nunca antes disfrutada por ella, lo llena que se sentía al tener esa vergota dentro y como ella reaccionaba moviéndose ondulatoriamente secundándolo hasta el grado de rendirse ante un viejo que sin duda en otras condiciones vomitaría con solo imaginárselo penetrándola.
Si bien recordaba todo esto ella se negaba a reconocerlo, pero su sexo la hizo entrar más en confusión o le hizo ver lo inevitable, mientras recordaba todo esto ella se humedecía, se llevó su mano a su concha solo para ver como esta estaba mojada, muy mojada, y pensando en la posibilidad de que nada de esta excitación era cierto y solo se trataba del agua que caía de la regadera en una desesperada opción por constatar lo dicho por ella se talló su panocha y se llevó su mano a su nariz para comprobar como efectivamente lo que le escurría era lubricante vaginal.
-estoy mojada- dijo la nena sin creer hasta donde podía llegar su cuerpo, estaba nerviosa corroborando como su cuerpo se estaba excitando con solo pensar como el viejo le hacia el amor.
Intentó calmarse, quizás si pensaba en otras cosas su calentura desaparecería pero no pudo, las imágenes de Pancho arremetiéndola mientras sonreía victorioso se aclaraban casi al realismo y no hacían más que mojarla más, para colmo sus pezones se empezaron a erizar como púas así que llevándose un dedo a su boquita pensó.
“quizás solo sea una reacción normal por haber tenido sexo hace rato, quizás si me…. (la nena se abochornaba de su carita)rasco un poquito se me pase” dijo Mar cruzando sus piernas, colocando una por delante de la otra y comenzando con un delicado y muy femenino movimiento de fricción de sus muslos sobre su escurrida panochita.
Muy pronto Margarita comprendió que así nunca iba a lograr su propósito, así que separando un poco sus piernas y volteando a todos lados como si se sintiera observada por millones de ojos comenzó a llevar su manita cada vez más abajo, dejaba ver que no lo hacía muy decidida pues su manita avanzaba unos cuantos centímetros para retroceder otros pocos llegándose a quedar estancada haciendo un círculo sobre su ombligo mientras con su otra mano peinaba a mas no poder su cabello.
Al fin se decidió y con toda la pena del mundo comenzó a deslizar sus dedos muy levemente mientras su vista se dirigía a cualquier parte, como si le diera pena lo que estaba haciendo pero era más que nada la incomodidad de estarse tocando en una casa distinta a la suya, pero al parecer esto se le olvidó cuando muy sonrojada ya deslizaba uno de sus deditos por toda le extensión de su húmeda zanja.
“¿pero que estoy haciendo?” decía la nena ya una vez que su dedo se enterraba en tan gloriosa y deseada fuente de su mujeril néctar capaz de asosiegar a las bestias más salvajes sin embargo no paró ahí, a pesar de todo estaba sintiendo tan rico así que sin preocupación alguna ahora se dedicaba a masajearse la concha como lo dictan los cánones, la nena aún se encontraba en el baño, por un momento pensó en irse a tirar a la cama y abrirse de patas para seguirse tocando pero allá no podría alertar de la presencia del gordo en caso de que este entrara sino hasta que ya lo tuviera enfrente por lo que decidió continuar y terminar su labor adentro de ese descuidado baño todo sucio y con limo creciendo bajo las paredes.
La nena acomodó su cuerpo recargando su esbelta espalda en una de las dichas paredes, la que vio más limpia de esa verde esencia natural, manteniendo su cuerpo ligeramente angulado, comenzó a realizar los movimientos masturbatorios que ella ya conocía, primero con una mano pero después se fue incorporando la otra, ante sus vanos impedimentos comenzó a emitir cada vez más reconocibles y alargados gemidos a tal punto que estos en cuestión de minutos ya resonaban con todo y eco dentro de ese cuartito.
Fue aquí donde su mente volvió a ser asaltada por las deformes muecas de gozo que expresaba el porcino cada que tenía el placer de someterla, la conchita de Mar reaccionaba ante tales desequilibrados eventos y se escurría como pocas veces lo había hecho, los ríos de jugos recorrían buena parte de sus muslos bañando todo lo que encontraban a su paso, llegando hasta sus rodillas, algunos cayendo en forma de gotas a partir de ahí, otros bajando hasta sus carnosas pantorrillas femeninamente porporcionadas, y es que Mar no se daba tregua metiéndose ahora dos dedos, penetrándose como si de una verga se trataran, quizás la nena lo que quería era que una caliente y pulsante verga estuviera en esos momentos ocupando el lugar de sus delgados deditos y precisamente eran estos retorcidos pensamientos los que estaban haciendo que Mar no dejara de escurrirse.
Mar abrió por un momento sus ojitos, le pareció escuchar algo pero al comprobar que era un clavo lo que se cayó volvió a cerrarlos y siguió en lo suyo, sacó su jugosa lengua que recorría sus apetecibles labios mientras ahora movía su mano en forma de círculo justo arriba de su clítoris para continuar ahora con ligeras pero sonoras palpadas que daba sobre su colorada conchita, si bien la noche anterior aclaró al viejo no ser una puta en estos momentos se estaba comportando como una, su carita de pequeña viciosa salida era prueba de ello.
La mente de Mar siguió siendo atacada por horrendas imágenes cada vez más lúgubres y asquerosas, pero que asco era lo último que a esta nena le causaban, ella se imaginaba ahora en tales momentos y completamente poseída por una insana calentura comenzó a realizar movimientos copulatorios sin importar que en estos minutos careciera de pareja, pero en su mente imaginaba que la presencia del gordo estaba con ella acompañándola en dichos ajetreos, por un momento llegó a sentir, como si esto fuera cierto, la verga del gordo abriéndose paso por su reducido y cuidado conducto, sintiendo como el pesado cuerpo del hombre que la cogía la aplastaba hasta hacerla pegar su cuerpo a la pared, incluso llegó a pronunciar el nombre de tan despreciable ser que hasta hace poco la había secuestrado a ella y a su querido padre, la sencilla jovencita estaba imaginándose el ser cogida nuevamente por quizás la persona más repugnante para ella en estos momentos.
-Don Panchooo!!- dijo la nena en voz alta y sin recriminarse por eso siguió dándose ella misma hasta que su cuerpo comenzó a sentir las contracciones orgásmicas a las que estaba a punto de sucumbir.
Por nada del mundo paraba, estaba caliente, completamente en estado de celo y deseosa por terminar con tan gratificante tarea que estaba realizando debido a una repentina aparición periódica que liberaba hasta los niveles más insanos su sexualidad más mórbida.
El orgasmo que vendría sería terrible, casi al grado de doblarle las piernas haciéndola caer, por eso esa obsesión de terminarse ahí mismo, estaba en eso, su panochita ya empezaba a dejar descargar las primeras gotas de tan anhelado elixir pero justo cuando estaba por vaciarse un ruido en la cerradura de la puerta se escuchó, era el viejo quien había regresado.
El viejo, que traía cara de perro debido una fuerte discusión con Felipe, entraba asomándose como primera instancia hacia esa desgastada cama y al no ver a su hembra en ella solo atinó a gritar
-¿en dónde estás hija de tu puta madre?!!!!!!- pensó por un momento que su bella rehén se había escapado.
En milésimas de segundos Margarita reaccionó acomodando su cuerpo y apretando sus manos en contra de su sexo, queriendo impedir a toda costa que su orgasmo saliera y de este modo evitar también sus escandalosos gemidos que saldrían de su boca, alcanzó a gemir pero casi en silencio así que tratando de recomponer su voz habló, no muy audible pero si lo suficientemente entendible.
-ahhh, ahhhaaquie estoy, en el baño, no entre por favor- el gordo quien ya casi se estaba dando la vuelta para salir a buscarla a la calle sintió como su cuerpo inmediatamente dejaba de sudar.
La nena volteó para todos lados y afortunadamente para ella una vieja camisa colgaba de otro clavo así que sin pensarlo mucho la tomó para cubrir su cuerpo y no exponer sus desnudas carnes ante las pervertidas miradas de Pancho, pero el viejo no traía intención de acoplarse en estos momentos, estaba muy emocionado pues ya le habían dado el pitazo de que la hija de Gustavo estaría en un evento social sin supervisión de sus padres, ¿Cómo se enteró?, quien sabe, pero al parecer la explicación más lógica seria que los tantos muchachitos que trabajaban o tenían contacto con el gordo y podían mezclarse con tan distinguidos y adinerado personajes o que mantenían una constante vigilancia de estos a partir de lo que publicaban en sus redes sociales, posiblemente habían visto el estado o biografía del Face de tan despampanante chiquilla donde hacia descripción con lujo de detalle del lugar que se encontraría a tal hora del día, el día de la reunión y con cada una de las personas que la acompañarían, cada una (o) respectivamente etiquetada (o).
Así que el contento viejo se vestía, aunque aún no era la hora pronosticada para tales eventos quería verificar por el mismo de la misma boca de sus jóvenes secuaces si lo que decían era verdad, él no le entendía mucho a eso de las redes sociales, era como un cavernícola en los tiempos actuales pero quería que le explicaran más a detalle cómo se enteraron de eso, estos muchachos seguían a detalle cada movimiento de la jovencita Fuentes, estaba claro que por su hermosura y sus ganas de tenerla desnuda en la cama, pero sabían que Pancho estaba por mucho, niveles arriba de ellos, era como el macho alfa de una manada de leones cuyo propósito se remonta únicamente a fertilizar a las jóvenes leonas para así perpetuar la especie hasta que llegue otro miembro de la plantilla y lo destrone de su puesto.
-a dónde va?- dijo Mar pues veía al viejo metiéndose a su bolsillo la llave de su coche así como guardándose una pistola dentro de sus pantalones, justo a la altura de sus partes.
-que te importa pendeja,- respondió el viejo con su tenebrosa voz.
-usted me dijo que cumpliría su promesa, maldito viejo mentiroso- dijo Mar pensando que el viejo se dirigía a despacharse a su papacito y tímidamente se acercaba al viejo como si pudiera detenerlo, cabe mencionar que esta niña aun no sabía lo de su papacito.
-cállate puta asquerosa!!!, no voy a donde tú crees, voy a tratar otros asuntos,- dijo el viejo sacando de su refri una lata de cerveza, devorándola solo de tres tragos y arrojándola al piso.
-que asuntos??- preguntó Margarita frunciendo el ceño y retirando con una de sus manos un mechón de su fleco que yacía sobre su frente.
-uuuuggggggggg- Pancho lanzaba un tremendo eructo.
-jejejejeje, me da gusto que quieras involucrarte en los asuntos personales de tu macho pero son cosas de hombres, cosas que a ti no incumben, tu solo dedícate a limpiar en el día y a coger durante la noche, nada más, está claro??-
-a propósito porque no has limpiado?!!!!!!- bramó el viejo con la intención de amedrentar a la débil señorita.
-ya le dije, ya le dije que yo no soy su chacha- dijo la nena notándose cada vez más molesta pero sin dejar de sentir extrañas cosquillitas en su panochita debido al estar entablando una conversación precisamente con el hombre con quien había estado fantaseando y hasta masturbándose, ¿o será que las cosquillitas eran debido a que no se pudo consumar el orgasmo y por esta causa es que le comía tanto su sexo?, la mente de la nena se debatía entre estas dos posibles hipótesis.
El viejo vio como la nena le rezongaba, al parecer de tanta amenaza incumplida ya se sentía segura de que el viejo no le haría nada, que era pura boca, apretó el puño con la intención de dejarle bien en claro quién manda pero el notar algo inusual en ella lo hizo calmar, al parecer el viejo había notado en el aire como la pequeña hembrita estaba deseosa de contacto carnal, veía como su carita seguía enrojecida y como sus labios parecían apretarse como si fueran a soplar una vela (el viejo hizo un cambio drástico en su voz, de enfurecido a cachondo).
-yo no quiero pegarte mi amor, pero a veces me obligas, sabes, en este momento me dirigía a ver a un amigo que me debe dinero para cambiarlo por ropa para ti para que ya no andes con esos trapos, para que vistas como solo una hembra de Pancho merece vestir- dijo Pancho acercándose a su hermosa prisionera, esta se volteó dándole la espalda pues lo veía abultando sus asquerosos labios pidiendo beso, el viejo posó sus enormes manos sobre los hombros de ella y terminando de decir su frase le regaló una sonora nalgada que incomodó y sonrojó a la chiquilla pero que no hizo nada para mostrarle al viejo su incomodidad.
La nena al contrario, aprovechando lo romántico que andaba el viejo y al sentir sus caricias sobre sus posaderas (pues el viejo le estaba masajeando la nalga castigada) se atrevió a realizar una solicitud.
-Don Pancho, tengo mucha hambre- dijo la nena volteándose para impedir que el viejo la siguiera tocando y tomándose su estómago.
-mmm, veré que puedo hacer, si me haces el favor de limpiar el cuarto claro- el viejo al parecer había decidido cambiar su táctica de mandón por comenzar a tratar a la nena como un organismo pensante, una persona con garantías individuales y no como un par de agujeros que sirven solo para desestresarse (pues aun no le ocupaba el tercero).
-sí, lo haré- dijo la nena, a decir verdad estaba tranquila que ahora la tarea no consistiera en ofrecer a algún viejo alguna de sus lúbricas cavidades.
-bueno te lo encargo-, el viejo salía del cuarto dejando a la nena otra vez encerrada.
-oiga perooo!!- la nena desconsolada veía como nuevamente sus posibilidades de escapar se reducían, así que no le quedó más que ponerse a realizar la tarea que le dejó encomendada el viejo gordo.
Solo pasaron unos cuantos minutos cuando en eso tocaron a la puerta.
-¿Quién es?- respondió Margarita.
-soy yo, Silvia, abre la puerta-
-no puedo, est…………… no tengo la llave-
-te traigo algo de comer, como te lo paso entonces??- preguntó la joven bailarina.
-por acá, por la ventana- Margarita abría una de las ventanas, la otra chiquilla pasaba el alimento por entre los barrotes, Silvia ya había escuchado pláticas sobre el porqué de la estancia de Mar sin embargo decidió sacarse la duda por ella misma.
Por un momento dudó sobre los chismes que Lencha imprudentemente se había encargado de hacer correr entre las chiquillas que servían tragos en la cantina pues vio como la nena realizaba la limpieza como cualquier ama de casa, como cualquier esposa que quiere mantener limpia su estancia nupcial al lado de su marido, pero se aventuró a preguntar pues era raro que Pancho la dejara encerrada cada vez que salía.
-entonces es cierto?, estas secuestrada?- Margarita solo asintió con la cabeza mientras devoraba el alimento como desesperada, rápidamente vio en esta chiquilla si bien no un medio para escapar si la posibilidad de enviar un recado al exterior, veía como esta otra niña tenía total libertad de andar para acá y para allá, así que sin más se arriesgó.
-Silvia, por favor, necesito que me ayudes-
-no amiga olvídalo, créeme que me indigna tu caso y que de ser posible te ayudaría a salir pero me metería en problemas, de hecho tengo prohibido estar aquí platicando contigo- la joven cantinera incorporaba su cuerpo para hacer acto de abandono cuando en eso fue detenida nuevamente por Mar.
-noo, no te vayas espera, no pido que me ayudes a salir- dijo Mar.
-entonces- respondió Silvia.
-tienes un lápiz y algo donde escribir??- por azares del destino la chiquilla contaba en ese momento con un lapicero y la libretita donde tomaba las órdenes aunque no eran horarios de servicio, prestándoselos a la bella rehén quien escribía y escribía lo más rápido que podía hasta que terminó, arrancando la hoja y devolviendo las cosas a su dueña.
Lo que ambas niñas no sabían era que estaba siendo acechadas por el buitre de Lucio quien había visto como Pancho se retiraba en su cacharro y veía la oportunidad exacta para colarse y hacer suya a la castaña ojiverde, refiriéndose a lo más vulgar posible al decir hacerla suya.
-mira, porfa, solo quiero que lleves esto a la dirección que esta anotada ahí, porfa, es para mi papá, debe de estar preocupado, por favor dime que puedes-
-asu es que- era de pensar lo que le pedía Margarita a Silvia.
-mira te pago pero por favor- dijo la nena y sacó de la cartera de Gustavo (que aún estaba en su poder) dos billetes de 500, total ella no los ocupaba y sabía que algo así de arriesgado merecía un incentivo más que el solo agradecimiento.
-bueno te los aceptaré, a ver dame eso- Silvia al estar tan acostumbrada a recibir dinero de otras personas era algo común aceptarlo, tenía un niño y era hasta cierto punto un poco interesadilla, sin pensarlo los tomó pero le curioseó la procedencia de dicho dinero.
-y este dinero, no es de Pancho verdad?- dijo revisándolo de atrás y adelante.
-noo!!, ayer parece que debuté con esos depravados y pues Don Francisco me recompensó-
-jijijijiji, Don Francisco, que chistoso, debiste de haberle hecho una chamba muy buena a Pancho para que te pagara- dijo Silvia poniendo más que colorada a Margarita.
-oye y porfa, podrías comprarme algo para arreglo personal ya sabes, cepillo de dientes, pasta y…………… algo para ahí abajo- dijo la apenada de Mar.
-jijijiji sí, eso sí es más fácil, bueno ya, déjame y regreso, en la noche te aviso- justo en ese momento Lucio abordaba a Silvia.
-jejejeje, así que quieres ayudar a escapar a esta zorrita verdad, le voy a decir a Pancho- dijo Lucio más que nada por decir algo pues era pendejo hasta para hablar, lo único que quería era entrar y trabarse a Margarita quien lo traía caliente desde que la vio, cuantas manuelas quiso hacerse pero se había jurado que su leche no sería desperdiciada a menos si esta rellenara algún orificio de la joven castaña.
-usted que hace aquí viejo rabo verde?- preguntó Silvia.
-que te importa puta, porque mejor no te largas mientras yo y tu amiguita nos conocemos un poco más íntimo- dijo Lucio agarrándose su verga por encima de su pantalón.
-lárguese viejo cochino- Margarita trataba de ahuyentarlo desde adentro.
Lucio había visto que las nenas se pasaron algo, quizás un papel, y este seguía en las manos de Silvia, así que dio un manazo con la intención de arrebatárselo pero Silvia fue más rápida y sacando una navaja de bolsillo amenazó temblorosamente al horrible viejo quien al parecer venia envalentonado por exceso de caña.
No hubo necesidad de que Silvia dijera más, puesto que Lucio venia desprovisto y al verse en situaciones de desventaja optaba por retirarse.
-maldito viejo, es un depravado, ten cuidado Maguito, lo he escuchado en la cantina platicándole a otros que te trae unas ganas, que te va a…. ya sabes- dijo Silvia guardándose el punzocortante objeto.
Que tan peligroso debía de ser este barrio como para que una joven madre de 23 años tuviera que portar una navaja como defensa personal, hasta que nivel tan bajo de incompetencia, corrupción y descrédito habían caído nuestras “autoridades” como para que los mismos ciudadanos tuvieran que buscar la justicia por su propia mano.
-ja, ni que estuviera tan urgida, mejor un perro, pierde cuidado Silvia esas pulgas no brincan en mi petate- dijo Margarita.
Ambas féminas se despedían y regresaban a sus labores pero Mar estaba contenta de que su papá, a quien ya llevaba casi tres días sin ver, sabría algo de ella e intentaría alertar a las autoridades ya que en la nota Mar había escrito algunos datos suficientes para dar con su paradero, era una chiquilla inteligente, había memorizado el nombre de las calles, el nombre y número del establecimiento (la cantina) y algún negocio que referenciara, a todo esto Silvia le daba confianza pero aun así había maquillado el mansaje para que ni ella sospechara, sin saber que la nota no llegaría a su destino.
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Pasado prácticamente todo el día el monstruoso sujeto regresaba con unas bolsas, se elevó al ver como su hembra le había hecho caso y tenía la casa prácticamente limpia, ahora sí podría presumir que era su hembra y quizás esta noche le sacaría un rato de pasión ahora sin obligarla o tenerla bajo el efecto del alcohol o alguna droga.
Como todo un hombre de la casa llegó y se sentó en su sillón, encendió la tele y para su disfrute había una sensual escena con jóvenes actrices ataviadas en sexys vestidos, el viejo sacó su tremenda verga y sin disimulo comenzó a masajearla.
En tanto la chiquilla intentaba no prestar atención al viejo, ya sabía que se estaba masturbando sin pudor alguno y le incomodaba desviar la vista hacia esa posición, aunque podía escuchar los asquerosos sonidos que la verga del viejo hacía en cada una de sus despescuezadas debido a la exagerada humedad que de esta brotaba.
-oye tú!!, Margarita!!!- gritaba el viejo, no tanto por intimidar sino porque estaba medio drogado pues traía una rara bolsita aspirándola y eso le hacía encrudecerle la voz notoriamente.
-mande- respondió la nena sin mirarlo.
-ves esas bolsas, es ropa para ti, porque no te pruebas un vestido, anda modélamelo- dijo el viejo, estaba caliente por ver como las hembras de la televisión enseñaban pierna y quería ver a su musa hacer lo mismo, vestida de la misma manera.
-ora, y si me concedes ese favor mañana te llevo a ver a tu papacito jejejeje- dictó el viejo.
La jovencita no pudo evitar sorprenderse al escuchar como este viejo decía que le había comprado ropa y más aún, el decirle que la llevaría a ver a su papá, aunque esto último no se lo creyó pero aun así su rostro se iluminó y llevada por tal emoción dirigió su coqueto caminado hacia donde las bolsas. Aunque Margarita ya se imaginaba lo corto que debían de ser las prendas no dejaba de ser ropa para ella y aparte nueva, la camisa del viejo apestaba a sudor y eso la incomodaba pero mejor así que andar desnuda enfrente de tan baboso sujeto.
Tomó la bolsa y la abrió, en su interior un conjunto de cinco vestidos yacían muy bien doblados, los sacó y empezó a medírselos por encima, demostrando su gusto por uno negro al parecer con aberturas que quedarían en uno de sus costados, si bien reconocía que eran muy bonitos y que la calidad era pues no muy buena pero tampoco para quejarse también notó que eran extremadamente cortos y por su escote predecían que nuevamente enseñaría todo, exactamente como a este porcinesco sujeto le gustaba.
-ponte uno- ordenó en viejo, en sus ojos no había más que lujuria y morbosidad, aumentó sus movimientos manuales para de esta manera darle casi vida propia a su moreno instrumento.
La sensual chiquilla comenzó a desabotonarse la camisa, estaba muy nerviosa pues lo estaba haciendo enfrente del viejo quien no le quitaba su caliente mirada de encima, hasta ella se preguntaba porque se cambiaba ahí enfrente de él y no se había ido en primera instancia al baño, el temblor en sus deditos y lo colorado de su rostro eran prueba de su nerviosismo, si bien la noche anterior se había portado como toda una puta esto fue más que nada por el alcohol en su cuerpo y las exquisitas sensaciones que la verga del viejo le hicieron experimentar, pero ahora ya recuperada de sus sentido sentía que debía de moverse de manera graciosa y cachonda y en momentos se mostraba risueña pero sin atreverse a mirar al viejo, fue cuando las cosquillitas en su panocha aparecieron de nuevo recordando que no terminó su labor masturbatoria en cuanto el viejo se fue.
El viejo en tanto estaba con su asquerosa boca abierta, mostrando sus amarillos dientes y llenos de comida atorada entre ellos, su cabello lucia tremendamente seco y se esponjaba tipo afro, solo que con un enorme hundimiento en su coronilla y con visibles faltas de pelo en muchas partes.
Poco a poco Margarita iba dejando al descubierto más carne, su monte venus junto con su sexo se podían apreciar a la vista pues ella había empezado a desvestirse de abajo, la nena en un movimiento rápido se sacó la vieja camisa por sus hombros cayendo esta hasta sus tobillos y escogió el vestido que le había gustado.
La nena se colocó el prostivestido quedando su infernales curvas muy bien delineadas, se podría decir que su físico hasta resaltaba más, sus senos se apretaban escandalosamente ante ese apenas cubriente escote, no tenía tirantes así que el vestido se sostenía solo apretándose de sus enormes senos y dejaba a la vista sus hombros desnudos y ligeramente pecosos, y sus caderas eran comprimidas a tal grado que al vestido no se le hiciera ningún pliegue y se trazaran perfectos tanto sus muslos como su vientre, para desgracia del viejo las aberturas u orificios que el vestido tenia al costado hacían ver pieles de Margarita que con cualquier otro vestido convencional no se verían, a todo esto el viejo babeaba con sus ojos desorbitados y su verga derramando líquido preseminal, la nena sin fijarse en eso se calzó con unas exageradísimas zapatillas de plataforma también compradas, una vez lista se dirigió a modelar para el viejo.
-ya- dijo la nena equilibrándose pues la altura de los tacones era exagerado, además de jalar el vestido hacia abajo pues se le subía escandalosamente.
-pero qué bárbaro que mujeeer!!!!!- el viejo no se cansaba de admirar el cuerpo de Margarita, era tan perfecto que admirarlo era una bendición, era como estar en el paraíso y contemplar a un modelo mucho muy mejorado de lo que debió de haber sido Eva, con todos los errores corregidos y con la voluptuosidad mucho más aumentada.
Veía con sus ojos de sapo esas imponentes piernotas que se cargaba la nena, esas moldeadas pantorrillas tremendamente carnosas que parecieran pertenecer a una gimnasta olímpica, las curvilíneas caderas que se gastaba junto a su cintura perfecta le daban la silueta casi de una guitarra, el viejo se incorporaba para poder apreciar más de cerca los voluminosos pechos y como estos hacían creer que en cualquier momento saltarían ante sus depravados ojos, acercó su rechoncha nariz al cuello de tan espectacular hembra y dio una inhalación tan fuerte llevándose a sus nasales fosas todo ese olor natural de Margarita.
-ahhhhhhhh (al parecer casi tuvo un orgasmo con solo aspirar a la chiquilla), que rico hueles niña,- dijo el viejo mientras ella solo se mordía sus coquetos labios.
La chiquilla lucia algo sumisa, ya no respondía como solía hacerlo antes, no le contestaba al viejo de mala manera, evitaba las groserías y apodos hacia su obesa persona y evitaba también mirarlo con desprecio, ¿será qué se estaba acostumbrando a él?.
-ahora niña, me voy a ir unas horas pero cuando regrese quiero encontrarte así vestida entendiste, jejejeje, otra vez nos vamos a divertir tu y yo esta noche, está claro??- el viejo no dejaba de morbosearla principalmente a sus pechos mientras Margarita daba vueltas intentado proteger a sus gemelas de las pervertidas miradas, lo traían loco ver como estos se apretaban cada vez más, parte de ellos sobresalía carnosamente sobre el vestido a partir de donde terminaba la tela evidenciando que la parte contenida debajo del escote estaba siendo forzada a permanecer ahí.
-si Don Pancho,- respondió la nena desviando la mirada y cerrando sus ojitos pues el viejo ya estaba olfateándola en sus orejas, tocándolas con su grasosa nariz que solo le embarraba en su piel una sustancia aceitosa productora del brillo en la cara del viejo.
Margarita sentía ricas cosquillitas pero aun negaba reconocerlo, fue en esto cuando recordó que no traía puesto calzones pues su vagina nuevamente estaba escurriendo, el gordo la tomó de las nalgas sintiendo la suavidad y dureza de cada una de ellas, enterrando sus grotescos dedos entre las suaves pieles de ella y dando un fuerte apretón jalándola hacia él, juntando ambos vientres en ese movimiento, ella dobló sus bracitos y emitió un leve quejido mientras el viejo ya lamia su cuello de manera asquerosamente morbosa.
Los bracitos de Margarita poco a poco se iban enrollando entre las grasosidades del viejo quien se mostraba orgulloso de que la nena estaba sucumbiendo pues podía sentir el tremendo calor que brotaba de su cuerpecito y que indicaba que en pocos minutos la tendría abierta de patas, además de que su exquisito vestido que en este momento portaba no hacía más que alterarle las hormonas hasta la depravación absoluta, comenzando con una serie de punteos en contra de la grácil anatomía de tan esplendida joven quien yacía aferrada del marrano con sus ojitos cerrados y suspirando tratando de sacar toda su calentura acumulada sutilmente para que el viejo no se diera cuenta, calentura que contrario a eso, se acumulaba más.
El vestido poco a poco comenzó a elevársele debido a la posición y a los cada vez más bravos apuntalamientos, el despreciable y ruin villano dejó de lamerla solo para dirigir su alcohólica boca hacia los frescos y carnosos labios de la nena, por un momento estuvieron luchando en un juego por demás erótico en donde la boca del marrano intentaba alcanzarla pero la de la jovencita se escabullía, el viejo para esto había levantado uno de los potentes muslos de ella y lo tenía aferrado con una de sus manazas recorriendo todo su candor de arriba a abajo y viceversa, ella en tanto se aferraba cada vez más a tan abundante humanidad, llena de llantas y tatuajes por doquier y con las tetas más caídas que se habían visto.
Por fin la boca del viejo logró atrapar a la de Margarita para ambos comenzar a realizar dentro de ellas excelsos y muy profesionales movimientos linguales en donde más que nada la del viejo se encargaba de abarcar todo el espacio de ambos, la nena podía sentir todo el aliento apestoso a cerveza y a comida de la calle muy encebollada pero esto no hacía más que acrecentar su mórbida calentura, incluso no se disgustó al retirar de las amarillentas piezas dentales de Pancho un pedazo de cilantro que por ahí se encontraba.
La nena comenzó a hacer lo propio y con suaves ondulaciones empezó a secundar al viejo en una simulación coital más que perfecta, la desnuda vagina de ella chocaba directamente con el pantalón de él sintiendo como su verga ya estaba en las condiciones ideales como para proporcionarle el placer que una hembra de su distinción se merece, estaba por dirigir una de sus delicadas manitas para ser ella misma la que desabrochara el pantalón de su amante cuando el viejo, ajeno a estos movimientos que le nena se concentraba en realizar, decidió por parar con el caliente faje pues su modesto celular lo alertó de lo tarde que se estaba haciendo, así que sin despedirse de la nena solo la separó de ella y salió por la puerta dejándola nuevamente encerrada y más caliente que antes.
La nena tremendamente agitada y completamente colorada solo veía como su macho dueño de esa potente protuberancia saliente de entre sus piernas se retiraba dejándola a medias, pero recomponiendo su cordura acomodaba su cabello y vestido para ponerse a limpiar el exceso de humedad de su brilloso sexo, si bien podría Margarita justificarse que la noche anterior había estado borracha y por eso se dejó llevar por la emoción, ahora que explicación podría darse ella misma viendo como en pleno uso de sus facultades mentales reaccionaba cachonda ante cualquier insinuación por parte de Pancho y más que nada haberse masturbado pensando en él.
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La jovencita Fuentes bailaba muy pegada con otra de sus coquetas amigas, en el lugar había una concentración muy grande de chiquillas de muy buen ver, excelsas, hermosas, todas unas diosas luciendo sus más inmorales vestimentas utilizadas para embobar a algún chiquillo afortunado dispuesto a llevarlas a la cama, chiquillos precisamente de la misma estirpe del que hace unos días Margarita se disponía a conquistar con un coqueto vestido blanco.
-no mames wey me uuurge un piquete- decía Daniel o Dan, el novio de Dulce, a uno de sus amigos, quienes recargados en la barra veían como sus novias movían el culo muy sensualmente, se abrazaban entre ellas a veces realizando poses meramente para parejas heterosexuales pero que realizadas en dos niñas tan sabrosas como ellas no hacían más que alterar hormonalmente a todos los ahí presentes.
-jaja, pues yo te lo doy- dijo el también agraciado compañero adornado en ropas como un verdadero retrasado pero con la seguridad que le daba su autoestima y las descarriadas chiquillas de que se veía como todo un artista pseudocantante.
-no chingues, en verdad wey que no sé qué voy a hacer si no consigo una ahorita, vale madre lo que me dijo Dulce yo quiero una- el joven ya desesperado por su buena dosis comenzaba a sudar y exaltarse, cosa que lo ponía violento.
-mira wey, ¿ves esto?, (el otro muchacho enseñaba unas pastillas), es para alocar a las chavas, la voy a usar con Cindy, tu deberías aprovechar con Dulce, aprovecha que sus jefes no están y porque no te la clavas en su casa we- dijo el otro joven, Dan observó como este otro jovencillo guardaba la bolsita dentro de su chaleco.
-no mames donde, donde conseguiste eso?- preguntó el apuesto jovencillo.
-ohh, por ahí,- respondió. –Cindy!!!- el muchachito gritaba a su novia, esta se separaba de su amiga Dulce quien seguía bailando ella sola mientras muchos no le quitaban la calorosa mirada de encima así como algunos celulares.
-que pasó amor- la nena llegaba donde su novio, recibía un vaso de whisky por parte de él sin saber lo que en realidad contenía, su novio veía muy risueño como la hueca chiquilla bebía hasta terminárselo.
Dan veía sorprendido como en pocos minutos esta parejita estaba en un semioscuro rincón comiéndose a besos y casi cogiendo con la ropa puesta, quiso poner a prueba eso que le dijo su amigo pero mientras se dirigía a este con la intención de pedirle una de esas mágicas pastillas fue accidentalmente tropezado por otro etílico chamaco, el muchacho se tomó a reto tal osadía y embravecido comenzó a tirar golpes por doquier sin impactar a su adversario, pero fue en uno de sus golpes que al no controlarse él mismo se dirigió colisionándose contra su inadvertido combatiente quien no se había percatado de nada hasta que sintió el empujón cayendo al suelo con todo y copa, ambos muchachos se levantaron solo para protagonizar una pelea alcanzando a deteriorar parte del inmueble del establecimiento hasta que fueron detenidos por personal calificado en este tipo de circunstancias.
La artística señorita pintada como toda una putilla se molestó, su novio le había prometido que sería una noche inolvidable, además le había asegurado que él no iba a tomar, no iba a drogarse y por supuesto no iba a pelear, así que el ver como su novio era dirigido junto con otro a responder por los daños se decepcionó y dio por terminada para ella la velada, además de que ella estaba un poco tomadilla y alguno de los empleados domésticos a su servicio viéndola llegar en tales condiciones le podrían contar a su madre quien la tenía extenuantemente cuidada para el futuro que le auguraba, ya habría tiempo para fiestas le decía ella.
Dulce buscó con la vista a sus demás compañeros pero no los halló, veía como un grupillo de hombres un poco mayores y con vestimentas extrañas adornados a mas no poder con cadenas y lujos estrafalarios, cinturones con hebillas grotescas y chistosos sombreros de los cuales asomaba una colorida pluma no dejaban de verla a ella y sus comestibles redondeces, así que optó por salir antes de que descubrieran que estaba sola, total que cerca estaba la carretera y podría pedir un taxi, era tarde pero confiaba con poder encontrar uno a estas horas, pudo haberse llevado el coche de su novio pero no contaba con las llaves y este no bajaba de donde lo llevaron, y no bajó por unos buenos minutos mientras ella muy nerviosa veía como uno de esos hombres, un negro, bailaba solo, pero con la reconocible mirada de que pensaba acercarse a ella.
La jovencita salía por la entrada principal, llevándose una buena cantidad de piropos por algunos muchachos que ahí se encontraban, caminó más deprisa pues uno se aventuró a seguirla unos metros pero gracias a ella eran jovencitos de su misma edad y se supone alguno de su mismo estatus social, así que ni eran muy leperos ni eran muy insistentes.
Pancho, quien había estado esperando algunas horas afuera alcanzó a divisar como la suerte estaba más que de su lado, el verla caminar sola y expectante para todos lados solo le indicaban lo desprotegida que se encontraba, era el momento para este gordo quien sin perder tiempo encendió su auto y se apresuró a alcanzarla, nunca pensó que la suerte y la casualidad fueran a convertirse en sus mejores amigas.
Dulce se detuvo y esperó unos minutos, siendo vigilada a lo lejos por el viejo, ella en tanto esperaba ver algún taxi pero para su suerte no fue así, aunque sin perder la esperanzas se dijo que posiblemente sea porque estaba alejada de la autopista, quizás si llegaba allá a lo mejor encontraría uno, era un verdadero manjar ver a esta voluptuosa nena vestida de esa manera caminar despacio por las oscuras calles de una ciudad insegura, el ruido de los tacones delataban la posición de la chiquilla al sonar con el concreto, fue el momento en que su mente le dictaminaba regresar a espera a su novio, “quizás ya salió” pensaba la futura modelo, pero ella había abandonado por decisión propia y era muy orgullosa para regresar derrotada, para ella no encontrar taxi seria la derrota.
Fue entonces cuando, mientras caminaba observó un viejo auto alcanzarle el paso, se asustó y apretó su andar pero le era imposible dejarlo atrás, apenas iba a gritar cuando en eso el viejo Pancho habló
-jovencita, no te parece muy tarde como para que una niña como tu ande sola, estas calles son muy inseguras, si me permites yo podría llevarte a tu casa- dijo el viejo mientras por su parte agarraba su astronómico paquete, estimulado ante la impactante visión de esta chiquilla sola, el escuchar como sus tacones resonaban y el verla vestida como esperando a algún cliente.
“estúpido viejo y que dijo, está ya se subió” –eso a usted no le incumbe señor, y por favor déjeme tranquila, aquí tengo mi cel y no dudaré en hablarle a la policía si usted no me deja en paz- dijo la nena deteniéndose en el acto, mostrando su lujoso celular al gordo mientras una de sus manos se apuñaba en su desnuda cintura pero a la vez inclinando ligeramente su cuerpo, dejando ver al gordo uno de sus hipnotizantes bamboleos de pechos.
El viejo en tanto recorría con una de sus manos su barbilla, había sido un monumental acontecimiento poder disfrutar por un momento de esos perfectos pechos, tan blancos y carnosos, se imaginaba lo rosado de los pezones y como estos debían de estar paraditos pues la noche estaba fresca, así que sin dejar que la nena avanzara continuo gruñendo.
-oye chiquilla, yo no te he faltado al respeto para que me contestes así, yo solo te ofrecía llevarte a tu casa o adelantarte por lo menos a que pasaras esos tipos que están allá enfrente y que parece ya te echaron el ojo- dijo el viejo encendiendo un cigarrillo.
-¿cuáles tipos?- preguntó la nena, detenidamente observó hacia la dirección que apuntó el gordo, ella, por ir pensando en sus cosas no advirtió la presencia de al parecer cinco sujetos recargados en una barda pero alejados aun como para poderla escuchar tanto a ella como a sus tacones, pero aun así el viejo no la convencía de subirse a su coche, y más por las fachas de vago con las que este contaba, con todo esto no pasaba ningún taxi por lo que decidió regresar con su novio para que este la llevara pero justo cuando había volteado a ver el camino por donde venía notó más presencia extrañas que se acercaban caminado en dirección a ella.
Estos traían un escándalo brutal, venían todos locos, por lo que asustaron a la chiquilla quien hasta esos momentos se daba cuenta de que estaba completamente indefensa, sola y en una de las calles más oscuras de la ciudad, en estos momentos la veía muy oscura.
-bueno yo ya me voy- dijo Pancho en un intento por presionar la decisión de la nena.
-noo!!, espere por favor, no quiero que me lleve a casa, puedo irme sola, pero por favor déjeme entrar a su auto en lo que pasan esos tipos de allá atrás, por favor solo entrar- dijo la nena escuchando como la marcha del casi destartalado coche de Pancho se había encendido.
El pervertido secuestrador se sentía como todo un robachico enseñándole una paleta a un niño, no cabía de gozo pero tuvo que guardar su estimulada verga la cual había sido masajeada todo este tiempo en que duró la plática aprovechando la oscuridad que lo favorecía, tanto que la nena ni siquiera alcanzó a contemplar muy bien lo feo de cara que era.
La jovencita observando que el viejo no tenía intención alguna por bajarse a abrirle la puerta se dignó a abrirla ella misma, ofreciendo en cada detalle cualquier cantidad de estéticos movimientos féminos como si estuviera en una pasarela, que igual a su caminar, eran perfectos, la jovencita entró por una de las puertas trasera, sentándose como toda una dama de sociedad, cruzando elegantemente las piernas y depositando sus manos en el lugar exacto donde se hacía un hueco que pudiera hacer evidente el color de su ropa interior.
Una vez dentro se dedicó a esperar que los tipos de atrás pasaran pero estos se habían detenido, estaban al parecer dialogando entre ellos y rebuznando cualquier cantidad de estupideces, aventaban botellas a donde sea exhibiendo su circo callejero, Pancho veía desde el retrovisor que la nena estaba asustada, era obvio pues a pesar de sus altanerías aún era una niña, pero se veía más maleada que la caliente Margarita, así que caballerosamente le ofreció un cigarro para calmar su temperamento.
-relájate chiquilla, en un momento se irán y podrás seguir tu camino-
-gracias- dijo la nena aceptando el cigarro y el fuego y poniéndose a fumar con mucha sutileza, una de sus manos echó para un solo lado el abundante y dorado cabello de la señorita modelo.
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Pero mientras el gordo esperó a que la nena saliera del antro, que pasaba en su cuarto que una joven cantinera se metía nuevamente a sus dominios…………..
-Mar, Maaaar- decía Silvia, había ido a verla con la excusa de volver a dejarle comida por órdenes de Pancho, con esto se quitaba a Lencha de encima.
Margarita yacía recostada y vestida exactamente como Pancho la había dejado, solo que ahora para cubrir su intimidad se había puesto una de las tangas que el viejo le había conseguido, o más bien unos pedazos de hilos que solo se cruzaban alrededor de sus caderas y entrepierna.
-amiga que pasó, viste a mi papá?, le diste la nota?- preguntaba la nena, pero Silvia primero decidió chulearla un poco por lo exclusiva que se veía.
-pero mira nada más que guapa jijijiji, como no te va a pagar Pancho así, pero ya……… a lo que vengo, Mar lamento decepcionarte pero no entregué la nota- dijo la otra chiquilla.
-pero como, Silvia tú me prometiste que- la chiquilla se molestaba, había pagado por eso y merecía una explicación lógica y creíble.
-si amiga, si fui, pero por más que toqué no salió nadie, (a partir de aquí la voz de Silvia se convirtió en un susurro) pero siento que hay algo raro en todo esto, pregunté a algunos vecinos y nadie me supo dar respuesta sobre tu papá, dicen que no lo han visto, además hay rumores en la cantina de que Pancho tiene a un hombre secuestrado en un edificio abandonado de Felipe, aquí a la vuelta, a media cuadra, pasando una llantera, no sé qué esté ocurriendo la verdad, nadie quiere dar más detalles- la ataviada Margarita escuchaba atenta.
-pero eso no es todo amiga, aquí va la parte fea, escuché a Lencha quejarse con Atilano (el viejo ayudante de Felipe quien le preparó a Margarita una bebida semenergética) que algo de llevarle de comer ya le estaba cansando a un tal papá de la zorrita esa, algo así escuché, te lo juro, ¿Desde cuándo Lencha es llevadora de comida?, ¿Por qué no envía a una de las chiquillas?, todo esto es muy raro, nada más que yo me hice la desentendida porque se dio cuenta de que yo andaba por ahí, la Lencha es mala, cuídate de ella, tiene toda la protección de Felipe y Felipe está hasta el cuello enredado con unos tipos que vienen cada mes, gente mala, amiga no será tu papá del que hablaba la bruja?- preguntaba la conmocionada Silvia.
-no, eso no es cierto, debiste de haber escuchado mal, ese hombre del que hablas posiblemente se trata de Gustavo, un viejo que secuestraron utilizándome como sebo- respondía Mar.
-ay amiga, la verdad no quise preguntar porque esas son cosas mayores, cosas donde ya no podría ayudarte, no sabes cuantas personas han matado últimamente por estos alrededores por andar de hocicones y preguntones, la verdad me da miedo, a veces quisiera irme pero a donde, y yo sola, si dicen que todo el país está igual- dijo Silvia.
-si amiga te entiendo, gracias-
-de que, si no te pude ayudar en nada- dijo Silvia enculillándose y recargándose en la pared de la casa, observando con sus negros ojitos como las estrellas adornaban el firmamento, cerrando muy bien sus también potentes muslos pues llevaba una faldita demasiado corta, de manera que Margarita perdía la visión de ella pero seguía escuchándola.
La mente de Mar reflexionaba, primero se preguntaba sobre su papá, posiblemente Silvia había ido cuando este se encontraba trabajando por lo que preguntó la hora y coincidió con su premisa, además su papá no era muy sociable con los vecinos, y por lo que respecta al hombre secuestrado estaba segura que se trataba de Gustavo, además no había lógica en lo que Silvia contaba, para que quería Pancho a su papá si ella ya había aceptado quedarse con ellos a cambio de dejar en paz a su progenitor, así que se resignó a pensar que la casualidad no le había favorecido en estos momentos.
-lo que si te traje son tus cosas, toma- dijo Silvia incorporándose, notando en Margarita ganas de llorar compadeciéndose de ella.
-que tienes amiga, no llores,-
-Silvia yo lo que quiero es salir de aquí, quiero irme a mi casa pero este…… gordo no me deja, bueno gracias como quiera, en verdad, te lo agradezco- dijo Mar volviéndose a acostar como toda una doncella que espera la llegada de su apuesto príncipe a rescatarla.
-espérame- Silvia desaparecía por un rato para después aparecer con una maceta y un cincel traídos de la bodega de Felipe a escondidas.
-toma, es lo mejor que te pude conseguir- dijo la joven cantinera, Margarita observó las herramientas y su carita se iluminó, con esto bien podría romper la puerta entera, con algo de trabajo pues era tan delicada que hasta le costaba levantar la bolsa donde venían dichos materiales.
-bueno yo me voy, no digas nada nadita, cuídate amiga- la cantinera se despedía.
-gracias amiga, tú también cuídate mucho-
Mar veía que era de noche, estaba oscuro y posiblemente el viejo regresaría pronto y podría encontrarla a ella ocasionando destrozos a su patrimonio y esto lo encabronaría sin duda alguna, así que la jovencita decidió por el momento esconder los utensilios en un lugar seguro y esperar a que amaneciera, la otra opción que rondaba la mente de tan apetecible ya mujer era que posiblemente el viejo regresaría muy tarde o con suerte no regresaría, quería huir pero aun recordaba los peligros que vagaban el barrio en las noches.
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Mientras tanto en el coche de Pancho…………
La nena ya se había terminado su cigarrillo pero los sujetos no se iban, veía desesperada como los minutos pasaban y la situación de estar en un auto todo oxidado y oliendo a mugre junto a un obeso desconocido con la cara del mismo diablo la tenían muy nerviosa, para colmo todo el asiento trasero del coche estaba en deplorables condiciones, el viejo notó la femenina incomodidad y le ofreció pasarse al asiento del copiloto, ella dudó un poco pero la aparición de una cucaracha sobre uno de sus bracitos la hicieron brincar y pegar un grito y sin darse cuenta ya estaba sentada al lado del gordo.
-señor por favor lléveme a mi casa,- dijo la chiquilla después de pasar por la inesperada escena, limpiándose su blanco bracito con un clínex mientras sus cabellos se le iban para adelante enseñando una apariencia muy llamativa.
El viejo lobo solo sonrió mientras encendía nuevamente el auto, pero antes de lograr esto hizo como que accidentalmente se le caía algo, dicho objeto cayó del lado de la principiante modelo quien educadamente comenzó con la realización de la búsqueda para dárselo al viejo pero justo cuando esta agachaba su azulada mirada fue asaltada por él, quien valiéndose de su fortaleza y de un trapo húmedo en cloroformo logró someter a tan encantadora fémina.
Pero que fácil había caído la nena, tantas veces en donde sus intentos fueron en vano y ahora cuando menos se lo esperaba estaba ahí, con el cuerpo de la inerte hembra acurrucado en su viejo auto, se la hubiera violado ahí mismo pero tenía otros planes y había muchos presentes.
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La encantadora Dulce se despertaba, después de haber estado acostada en un viejo sillón incorporaba su exquisito cuerpo para darse cuenta de que se encontraba en un lugar completamente desconocido, oscuro, muy sucio, y más se asustó cuando escuchó los chillidos de unas ratas que por ahí deambulaban, pero su temor fue mayor al contemplar a tres hombres exageradamente horribles parados al lado de ella y cada uno expresando una mirada y sonrisa casi satánica.
-quienes son ustedes??!!!- gritó la intimidada y joven promesa del modelaje al verse rodeada por tan desagradables sujetos.
-shhh, no grites ricura, solo queremos jugar un ratito contigo, se buena con nosotros y te prometemos que nada malo te va a pasar- dijo uno de los sujetos, la nena recordó entonces esa fea y cachetona cara, se trataba del gigantesco Pancho, volteo a ver a su segundo captor, un viejo feo y con una dentadura que sobresalía de su boca, dientes extremadamente chuecos y desnivelados, se trataba del anciano Felipe quien a sus casi 70 años aun tenia energías para coger, para su edad se notaba muy lleno de vitalidad, y por último un hombrecillo panzón y de cara alargada, el joven Lucio, joven comparándolo con estos otros dos antagonistas ya que su edad rasguñaba los 50.
La nena miraba con terror a estos pervertidos seres, quienes esperaban que la nena entrara en un ataque de pánico, suplicara por su seguridad o de plano intentara arremeter contra uno de ellos, pero ninguna de estas opciones ocurrió, la nena se tomó la situación de la manera menos pensada por este trio de malhechores.
-jaja…. Jajajaja…….. jajajajjajajajajajjajajaja- la jovencita Fuentes comenzó con un serio ataque pero de carcajadas para sorpresa de los tipejos quienes se veían extrañados el porqué de la reacción de la señorita.
-jajajajajajaja, esperen jajajaja, ya en serio, jajajaja, discúlpenme de verdad jaja, o sea, la verdad que que buena broma eh, miren hasta con disfraz de pordioseros y toda la cosa, y quien se supone que eres tu eh, cuasimodo?? jajajajja (decía la nena refiriéndose a Lucio), ya en serio amigos díganme, a donde está la cámara para sonreírle- la nena se ponía de pie en toda su perfecta y delineada carnación.
-te atreves a burlarte de nosotros perra estúpida- dijo el gordo y avanzó hacia la risueña chiquilla quien llevaba una de sus manitas a su carnosa boquita para disimular las ganas de seguir riendo, creía que el lenguaje soez era parte de la actuación.
-señor, no se haga, está más que obvio que esto se trata de una broma, o si no, no me explico que haría yo, Dulce Lissette Fuentes Ruvalcaba, heredera única de la fortuna Fuentes, una verdadera promesa del mundo del modelaje, o sea, cual Adriana Lima, cual Bar Rafaeli, yo!!!, Dulce Lissette, que haría en un lugar tan……. cochino como este y compartiendo el escenario con unos pordioseros como ustedes, o sea, sin ofender eh, es más tome, mi pañuelo, se lo obsequio, más adelante valdrá una fortuna- dijo la nena sin ofenderse por la forma vulgar de Pancho refiriéndose a su encantadora persona.
El viejo se encolerizó, como era posible que una muchachita se estuviera burlando de él tratándolo como un payaso, siendo él uno de los secuestradores más peligrosos y “buscados” por el Estado, así que sin más decidió dejar bien en claro la posición de ella.
-así que eres modelo chiquilla pendeja, más bien pareces actriz porno-
-sabias que el modelaje y la pornografía van de la mano?- dijo el marrano.
-a que se refiere?- preguntó la chiquilla.
-si pendeja, me refiero a que si no sabías que muchas modelos son también actrices pornos, de la misma manera muchas actrices pornos empezaron o siguen modelando-
-primero son edecanes en las empresas de sus papis, más tarde representantes de alguna marca de prestigio, se lanzan como modelos, después reciben una oferta para posar en alguna revista para caballeros primero de entretenimiento y luego nudista para posteriormente terminar haciéndole favores orales a patrocinadores para seguir en vigencia, y cuando ya pasaron sus añitos de inocencia debutan en alguna película porno de bajo presupuesto jejeje,- decía el pervertido sujeto, la nena escuchaba las parloteadas del viejo empezándose una discusión entre ellos.
-bueno, eso creo yo…… se da dependiendo de los gustos de cada una- decía la nerviosa chiquilla, se estaba empezando a inquietar pues veía la depravada mirada que el gordo le mandaba a cada curva que conformaba su cuerpo, como esa nariz de cerdo se expandía para llevarse hasta sus fosas nasales la mayor cantidad de perfume femenino y olor a mujer que de la nena se desprendía.
-nada pendeja, si te dedicas al modelaje llegará un momento en que tendrás que aflojar para que tu carrera suba, si no te estancas, pierdes terreno, te olvidan y terminas siendo desplazada por alguna de esas otras zorritas más jóvenes que vendrán detrás de ti, así es esto- Lucio escuchaba atento como el gordo croaba, pero a la vez no podía evitar recorrer de pies a cabeza la descomunal figura de la atractiva chiquilla, estaba tan caliente que ya comenzaba a masajearse su verga por encima de su pantalón, se decía que hoy volvería a probar carne tierna mientras le daba otro trago a su mula de caña y sonreía maliciosamente.
-eso no es cierto, hay muchas que……- apenas y la nena iba a mostrar su descontento cuando fue interrumpida por la superior y carrasqueña voz de Pancho.
-a mí no me rezongues!!!!, jejejeje, se nota que te hace falta mucha disciplina, y si no me crees lo que te digo porque no se lo preguntas a la puta de tu madre, ella cuando empezó a modelar tuvo que hacer ciertos favores a algunos productores para mantenerse vigente aun después de que te tuvo a ti, por lo visto no te dio pecho pues no se le han caído la chiches jejejejeje, no te dio pecho ti pero que tal a su representante- dictaminó el gordo, la nena se quedó sorprendida, al parecer estaba ante sujetos que la conocían a ella y a su familia.
-oiga y usted como sabe que mi mamá fue modelo?-
-jejeje, yo conozco mucha gente chiquilla……. Lo que yo te digo es cierto, así que porque mejor no empezamos para que te vayas acostumbrando al tipo de favores que a futuro tendrás que realizar, anda, ven, chúpamela, quizás y en una de esas tu carrera se desvíe a actriz de telenovela- decía el viejo mientras sacaba sus 22 centímetros de dura carne morena y recorrida por centenares de venas y arterias.
La nena al ver los vulgares comportamientos del viejo y que esto iba en serio decidió escapar, pero la única entrada y salida estaba justo detrás de estos animales, así que sin importarle nada trató de huir como si pudiera atravesarlos pero su cuerpecito chocó con la gruesa y grasosa mole de Pancho.
-a dónde vas putita?-
-iiiuuuu, viejo cochino suélteme está sudado, apesta!!- dijo la nena librándose de las garras de Pancho, retrocediendo un poco mandando manotazos.
-mi celular, mis cosas, dónde están?!!!!, dónde están???!!!!, auxilio!!!!!, auxilio!!!!!!, alguien que me ayude por favor!!!!!!!!!!!!!- gritaba la histérica nena, comenzó a temblar de todo su cuerpo, al parecer estaba entrando en un ataque de pánico, y como no, estaba a punto de ser violada y la habían despojado de sus posesiones de valor.
Pero pancho con toda la calma del mundo se acercó a ella y de una fuerte y sonora cachetada la hizo volver en sí.
-mira pendeja, puedes gritar todo lo que quieras que nadie te va a escuchar, pero eso sí, grita cuando no esté yo quieres, tengo mucho dolor de cabeza como para estar soportando tus berridos así que…….. Si en verdad aprecias esa carita de muñequita que tienes lo mejor será que te calles y seas obediente, entendiste?- dijo Pancho sacando una navaja y pasándola por el cuello de la mujercita, la nena al sentir el frio filo solo asintió con la cabeza, como por arte de magia sus lágrimas desaparecieron.
-sí, sí, pero por favor, por favor, no me haga nada, no me haga nada, mi familia tiene mucho dinero y puedo darles lo que quieran pero no me hagan nada- la nena hablaba demasiado rápido.
-shhhh, shhhhh, tranquila princesita, tranquila, nadie va a hacerte daño, lo único que tienes que hacer es chupar algunas vergas y dejar que estas te penetren hasta que se vacíen y ya, es más ni siquiera puede que seamos nosotros quienes te violemo…. Jejeje perdón juguemos contigo- dijo Pancho tallando los dorados cabellos de la casi modelo.
-ustedes no?, si ustedes no entonces quiénes???- preguntó la chiquilla.
-mira chiquilla, escucha bien, en este juego hay dos grupos, uno está conformado por nosotros tres y el otro son solo dos gentes, ahora sin ver al otro grupo tu tendrás que decidir, fíjate, hasta te estoy dando a escoger, tendrás que decidir quiénes serán los afortunados de iniciarte formalmente en el mundo del modelaje jejeje, recuerda nosotros somos tres, el otro grupo solo son dos personas- dijo Pancho, la nena podía aspirarle todo su apestoso aliento.
La nena se quedó aterrada, sería violada, de eso no había duda, utilizando al máximo sus conocimientos matemáticos dedujo que muy posiblemente sería más fácil contener a dos personas que a tres, ya que si Pitágoras y los deditos de su mano no le fallaban tres era un número mayor que dos, además veía a estos tres viejos extremadamente pervertidos y asquerosos, apestaban a sudor y estaban re feos, en especial el chaparro (Lucio) quien parecía el duende maldito, además ya de reojo había visto la verga de Pancho y estaba enorme, la partiría pensaba ella considerando la medida vergal de su apuesto y drogadicto novio, así que sin dudarlo escogió su decisión.
-el otro, si, el otro grupo- dijo la nena pensando que alguien más asqueroso que estos tres era imposible de encontrar, la nena no dimensionaba que estaba escogiendo a una pareja de hombres para que ¿la cogieran?, que desequilibrada está la juventud de hoy en día.
-segura chiquilla?, es tu decisión final?- preguntaba Pancho.
-sí, convencida, los otros dos, el otro grupo- decía la asustada chiquilla.
-qué pena, me hubiera gustado estar en el grupo ganador, Lucio!!, has pasar a los apuestos caballeros, ¡¡¡¡la reina ha escogido!!!!- ordenó Pancho.
La chiquilla veía con horror como por esa puerta entraban dos seres los cuales dudaba si estos podían calificar como humanos, se trataba de dos vagabundos que ya llevaban algunos meses deambulando por la zona, usaban ropas muy desgastadas y rotas, sucias, llegándose a ver como si estas fueran de color café o negro como tonos originales, uno de ellos era tan gordo y casi tan alto como Pancho, traía colgada una maleta en donde metía todas las latas y botellas que se encontraba y aplastaba en los basureros, usaba unos pantalones arremangados y unas chanclas de las cuales una ya estaba partida a la mitad, tenía una pata demasiado hinchada lo que hacía verlo caminar de manera dificultosa, chueca, hablando de su rostro era feo y no se podía distinguir cual era en realidad el color natural de su tez pues estaba cubierto por tanta mugre hasta el punto de parecer negro, con solo el desagradable olor de este sujeto la dulce fragancia femenina de la chiquilla se desvaneció, era tal el apeste que muy posiblemente cualquier animal doméstico hubiera huido de la zona despavorido, la razón de su olor se debía en mayor medida a que tomaba mucho y con frecuencia vomitaba en sus mismas ropas o limpiaba el vómito en su cuerpo con sus prendas, podía apreciarse algo parecido a camarones y papilla impregnadas en su extenso pecho, pero si este era asqueroso el siguiente estaba en otro nivel.
A diferencia del primero cuyo rostro aparentaba una edad de por lo menos unos 40 años, este segundo era un viejo, un anciano, traía en su cabeza un pasamontañas, barba ceniza y muy poblada, su rostro lleno de arrugas y verrugas, pero lo más espantoso era su boca, casi en su totalidad desprovista de dientes, solo se alcanzaban a visualizar cuatro piezas adornando su boca, de esta escurría baba y no solo eso, de sus fosas nasales escurría también una gran concentración de mucosa verde, este no era tan gordo, su cuerpo más bien tenía la forma de una pera, poco pecho y algo de panza, e igualmente vestido con ropas andrajosas y acompañado de un perro que no dejaba de ladrar, la razón por la que este otro viejo también apestaba era que venía cagado de sus pantalones, y una superpoblación de moscas tanto en sus nalgas como arriba de su cabeza adornaban a tan repulsivo sujeto.
-señor por favor creo que ha habido una confusión, permítame escoger otra vez quiere- la chiquilla se había echado para atrás al contemplar la inmunda atrocidad que le esperaba, hasta experimentaba un tip nervioso en su ojo izquierdo.
-nada chiquilla, tú escogiste, ahora cumple, bueno caballeros ustedes han sido los ganadores, ahora preséntese ante la señorita-
-la verga, yo vengo porque a mí me prometieron comida- dijo el más gordo.
-no seas pendejo Culandro, yo te decía que solo nos llamaron pa´ corretearnos con agua fría por lo de la otra vez- dijo el moquiento, aspirando su asquerosa mucosidad.
Don Culandro (el gordo) y Don Penesio (el anciano), no eran sus nombres reales pero así se hacían llamar y así les pusieron los vecinos, eran dos vagabundos que también tenían la maña de robar a quien vieran no pertenecía a los alrededores, acompañados de su fiel Rintintín, un aberrante y enorme perro negro sarnoso, pulgoso y rabioso, de raza desconocida o aun no clasificada, hasta por momentos se dudaba que eso en realidad fuera un perro.
-se equivocan caballeros, están ustedes aquí presentes para disfrutar de un dulce manjar, ven a esta niña, pues pueden hacerle lo que quieran, es una puta que hemos rentado para ustedes, como un obsequio por ser tan buenas personas y limpiar estas calles de toda la basura que arroja la gente, no se preocupen está domesticada, así que adelante, se vale meterle la verga, mamarle la panocha y vaciarse donde ustedes quieran y cualquier berrinche o negación por parte de esta francesilla pendeja se analizará para su respectivo castigo, así que adelante, sírvanse- invitaba el obeso de Pancho mientras él tomaba asiento en una silla ubicada enfrente del sillón donde esperaba la nena, ya Lucio y Felipe había tomado sus respectivos lugares.
-ohh, apoco es francesa?- preguntó Culandro.
-no, pero parece- dijo Pancho.
Los viejos errantes observaron detenidamente a la preciosidad ahí sentada, tenían mucho tiempo que no cogían, al menos Culandro, Penesio tenía mucha más experiencia en el ámbito sexual pero solo con perras pulguientas y así sin lavárselo guardaba su aparato entre sus pantalones cubierto por cualquier cantidad de extrañas fragancias y enemas caninos, ya que no había hembra humana en el mundo que quisiera tener un momento de lucidez con tan desagradable y cagado sujeto.
Por eso con el simple hecho de ver en primera fila a una perfecta ejemplar de hembra de su ahora sí misma especie no pudieron evitar experimentar una rara sensación en sus pantalones, algo entre sus piernas cobraba viva y se erigía poderosamente mientras iba casi desbaratando los trapos esos que ellos mismos llamaban pantalones así como desprendiéndose de costras de mugre que literalmente formaban una armadura que cubrían sus miembros y que se partían conforme las vergas resucitaban.
Los desagradables viejos se acercaban a la nena quien veía aterrada el aspecto visual y edades de los sujetos que disfrutarían de sus servicios, sus manitas comenzaron a sudar y su cuerpo se puso extremadamente tenso, cuando los viejos se sentaron junto de ella no pudo evitar expresar un gesto de vómito, y es que el olor era insoportable que hacia llorar sus ojitos, sintió como una de las tantas manos se posó sobre uno de sus pechos y comenzó a masajearlo, ella intentó retirarlo con su mano pero le fue inútil, otra mano había asaltado ese salvador bracito y de paso se lo había cubierto de suciedad, la futura modelo podía escuchar el zumbido que venía a partir del aleteo de todo el enjambre de moscas que revoloteaban para allá y para acá y que ya empezaban a pararse sobre su cuerpecito y friccionar sus patitas.
La cochina mano seguía masajeando ese perfecto, redondito y paradito seno mientras otra se posaba sobre la torneada y carnosa pierna de la fémina y principiaba un calloso recorrido hacia arriba dejando una impregnosa marca de suciedad y algunas flemas, Dulce sentía como ya eran tres manos las que tallaban su cuerpo, se preguntó por la cuarta, que estaría haciendo, así que desvió su azulada mirada para contemplar con terror como esta cuarta mano masturbaba una imponente verga, la verga de Don Culandro era enorme, gigantesca y muy gorda, de nada había servido que hubiera rechazado la de Pancho si esta estaba en igualdad de condiciones y longitudes.
-vamos zorra muéstranos tus chiches, anda!!- el pervertido de Penesio con todo y mocos en la cara y barba ordenaba, su aspecto era de lo más repugnante e intimidaba a la nena con solo saber que existía.
La nena conmocionada solo volteaba a ver al trio de depravados quienes bebían cerveza sentados como si estuvieran disfrutando de algún entretenimiento televisivo, pero a la vez veía una moruna en las manos de Felipe y recordaba sobre el supuesto castigo que tendrían sus negaciones, así que esperando unos minutos en donde disputaba sus sentimientos dentro de su avara cabecita llevó sus manitas atrás de su nuca, lentamente deshacía un nudo para de esta manera el sugerente escote fuera deslizándose hacia abajo hasta que aparecieron ante todos los presentes los carnosos pechos de la joven modelo, los cuales se mantenían exquisitamente levantados en una muestra por ofender o faltarle al respeto a la gobernante fuerza de gravedad.
A Lucio hasta le salió la cerveza por la nariz, nunca había contemplado en su vida unos senos desnudos tan perfectos, tallados por las mejores y más profesionales manos escultoras, lucían muy blanquitos, limpios, sin ninguna mancha o arruga o señal de flacidez, grano, verruga o algún vello o lunar que pudiera aparentar paño, adornados por un par de finos pezones y rodeados por unas hermosas y cautivantes aureolas rosadas y completamente erguidos ya que a raíz de que el escote fue retirado estos conservaban su misma posición en un afán por mentarle la madre a la poderosa fuerza de atracción; Pancho, al ver como esto empezaba a tomar formas decidió mandar a Lucio a cuidar la entrada del edificio por cualquier cosa que pudiera solicitársele tanto a él como a Felipe y de esta manera no subiera alguien más que pudiera interrumpirlos.
Lucio reclamó pues por nada del mundo quería perderse ese inigualable espectáculo tan insólito, y eso que apenas iba a sacarse la verga para masturbarla, pero fue silenciado por el portentoso sujeto.
-mira pequeña sabandija, está claro que no pueden ir ninguno de los invitados que en estos momentos disfrutan de la piruja esa, tampoco puede ir Felipe porque es el dueño del edificio y tiene ese derecho, así que solo quedamos tu y yo, dime, como podemos decidir quién de nosotros dos irá a cuidar y se perderá de este momento…………….. anda dime- dijo el descomunal sujeto levantándose de su asiento y sacando todo su pechaje, quitándose la camisa y mostrando cualquier cantidad de cicatrices y tatuajes, tantos que era casi imposible colocar uno más.
Lucio comprendió entonces que nada tenía que hacer allí, así que derrotado y humillado en cuanto a condiciones corporales salió cabizbajo por la puerta, maldiciendo al gordo y a su inferior genética corpórea.
La pornográfica escena se reanudó, como becerros ambos vagos se pegaron a cada uno de los senos, lambiéndolos, pasándoles sus asquerosas lenguas y de esta manera comenzar a impregnarlos con un maloliente brillo, mientras Culandro jugaba con su lengua revolviéndose en un pezón, Penesio con su babeante y chimuela boca succionaba el otro como si quisiera absorberle toda la carne que en él se encontraba, llegando a enterrar uno de sus venenosos dientes en esa suave y tersa piel.
La nena reaccionó con un grito e intento de evadir la horrenda cara, pero el solo ver al viejo le daba hasta asco tocarlo, le provocaba nauseas tocar esa cara incluso para retirarla mientras esto era aprovechado por el viejo para darse el mejor festín de su vida y devorar chiche como si esto fuera la única y exclusiva razón por la cual fue enviado a este mundo, estaba tan concentrado que ya comenzaba a ejercer movimientos representativos del acto carnal, impulsaba su pelvis y esta comenzaba a friccionar su babeante instrumento en las tremendas caderas de la joven hembra.
Ella se incomodó y alejó su cuerpo del desalmado y caliente viejo que se restregaba en su escultural figura próxima Miss México pero este movimiento solo hizo que se acercara al otro sudado sujeto que ya, junto con su compañero, habían agriado el ambiente con olores propios de las trocadas y zurradas provenientes de ambos.
-noo!!!, basta, esto es demasiado!!!- la nena se incorporaba ante el asombro de los presentes.
-que pasa puerca, apenas y te iba a dar un besito jejejeje- dijo Culandro.
-no puedo, por favor, esto es tan asqueroso, ustedes realmente apestan, moriré si respiro otros segundos más su hedor- decía la joven mientras tapaba con sus manitas sus babeados senos.
-por favor señor, no habrá otra forma de arreglar esto- decía la nena dirigiéndose a Pancho pero la verdad es que, ¿Qué era lo que la nena quería arreglar?, no les debía dinero, no estaba involucrada en nada, su único “pecado” se podría decir era haber salido tan buena, sentirse superior a los demás y haber caído en las malvadas garras de Pancho.
-así que nos dices apestosos, nosotros no tenemos la culpa de no ser finos como tú y poder bañarnos todos los días, si yo tuviera agua me bañaría, así que ven y siéntate con nosotros o si no Rintintín te enseñara a respetarnos- dijo el panzón de Penesio, mientras el amarrado Rintintín comenzaba a ladrar como el mismísimo Cerbero, tiraba de su cadena intentando liberarse llegando a mover el pesado mueble de donde yacía aprisionado.
-que te sientees!!!!!!!!- Culandro jaló a la desescotada nena de una de sus manitas y fue a caer nuevamente en medio de ellos.
-ahora vamos a darnos unos buenos besitos entendiste, y si me muerdes la lengua te suelto al Rintintín, que mira que él también tiene un tiempo que no ha probado hembra jejejeje- la nena era amenazada por el putrefacto de Penesio, quien se quitaba su camisa para estar parejo con Dulce.
La nena al escuchar esta aberrante amenaza se puso fría de todo su cuerpo, llegándose a ver hasta azul de su carita, y es que el simple hecho de pensar que la echarían a coger con ese perrote le ocasionaba un trastorno muy fuerte que quizás ni el mejor psicólogo con sus terapias propias podrían aliviar, el perro en cambio también tenía su roja verga bien parada, al parecer hasta él disfrutaba del momento.
El viejo Penesio dejaba contemplar a su preciosa amante una figura fofa, el viejo era moreno de la cara y brazos pero al liberarse de su atuendo dejó ver que de su cuerpo era más claro, en la parte que era cubierta por su trapo, un abundante bosque selvático adornaba solo en medio de sus pechos y una caída y arrugada panza bajaba hasta tapar el mecate que servía como cinturón de su pantalón, así fue como comenzó un forcejeo entre este viejo y Dulcecita pues él quería meterle su sucia lengua en su boca y ella por razones obvias lo impedía, mientras Culandro se dedicaba a lamer a la nena de sus magistrales pantorrillas; Dulce no era una modelo delgada, era más bien de esas modelos vulgarmente voluptuosas y cuyo cuerpo o mejor dicho caderas hacían estirar esa pequeña falda hasta el desgarro, notándose perfectamente donde acababan las nalgas y donde comenzaban las piernas.
-nooo, suélteme malditoo- la nena se resistía, pero vanos fueron sus intentos pues en poco tiempo el asqueroso de Penesio metió hasta dentro su por demás repulsiva y vomitoria lengua y comenzó con un remolinesco movimiento acaparando toda la fresca extensión bucal que pudiera conquistar de la señorita.
Ella tosía pues sentía su boquita llenarse de babas, las cuales comenzaban a escurrir por las barbillas de ambos amantes, desesperada luchaba ante la aberrante situación pues sumada al hedor le estaba resultando psicológicamente traumante, su boquita pronto se volvió a llenar de saliva pero ahora no podía escupirla pues los labios del viejo formaban un sucio tapón en sus rojos labios de actriz porno así que por reflejo no le quedó otra que mover su lengua, que más que para lograr algo era más que nada para estar en movimiento pues Culandro ya le había sujetado de las piernas, la lengua de Dulce se encontró con los pocos sobrevivientes dentales del pervertido, eran más grande de lo normal y pudo sentir como en cada roce de su órgano lingual se desprendía una rara concentración de algo por parte de estos.
En poco tiempo se comenzó a escuchar un desquiciante sonido húmedo, proveniente del constante choque de ambas lenguas cortejándose, que solo puso bien duros tanto a Felipe como a Pancho al imaginarse la fuente que producía dicho sonido, para esto el viejo Penesio con una de sus manos había aferrado la barbilla de la nena para de esta manera poder darle sus mejores y más obscenos besos de lengua, la nena mantenía un rostro entre asustado y asqueado pues era heroico estar soportando a ese viejo que muchas veces fue corrido de la cantina por andar faltándole al respeto a las empleadas de Felipe, la falda de la nena se había levantado hasta casi la mitad de su ejercitado trasero y dejaba ver los blancos y apretados calzones de la chiquilla formados por finos encajes en los laterales, Pancho y Felipe no daban crédito a lo que su cerebro procesaba mediante sus calientes miradas y empalmados masturbaban sus grotescas vergas listas para entrar en acción.
Culandro al ver la infernal imagen de esos blancos calzones apretarse exageradamente en ese ejemplo de culo bien hecho comenzó a realizar movimientos perrunos, rozando su monstruosidad entre las carnosas nalgas de dulce quien podía sentirla aun sabiendo que esta volvieron a refugiarse entre los pantalones del tipejo, de repente sintió como algo húmedo había chocado con su espalda, Culandro había arrojado un cuantioso y pegajoso escupitajo en ella y esta asquerosa secreción venia resbalando por toda la zanja y algunos músculos que se marcaban ligeramente en la femenina espalda de la joven edecán.
-no, no haga eso- decía la chiquilla quien para hablar tuvo que liberarse de la sucia boca de Penesio, pero este otro depravado volvió a llevar su boca hasta esos tentadores labios para volver a fundirse en un malsano beso de lengua, la nena poco a poco se iba sonrojando de su carita pero más que por sentir bonito era por la situación de alcanzar a observar a los otros dos viejos masturbarse con la visión de su cuerpo, llegándose a sentir como una especie de instrumento exclusivo para disfrute de machos, que ha decir verdad, eso es lo que representa esta nena en las pasarelas pero visto desde un punto más maquillado.
De repente la nena mordió el labio de su improvisado amante, este se emputó y le pegó una cachetada por tremenda osadía, Dulce no lo había hecho por asco, no fue esa su intención, fue porque Culandro había hecho a un lado su calzón, se había ensalivado dos de sus dedos todo con la finalidad de lubricar a la cálida chiquilla y había comenzado con un morboso refrego sobre su conchita, pero el viejo se llevó la sorpresa de que la nena estaba mojadita, su sexo se sentía calientito, así que continuo pues la experiencia para él era enloquecedora, ya ni recordaba cómo es que se sentía un sexo femenino en proceso de lubricación y este además estaba ausente de cualquier vellosidad por lo que su piel era tan suave casi comparado como acariciar un durazno.
-zorra hija e puta, me vuelves a morder y te muelo a golpes entendites- dijo el satanizado viejo mientras desabrochaba su mecate.
-ora si vas a ver hija e puerca, esta me la pagas- decía el dañado sujeto.
El viejo bajó sus sucios pantalones dejando ante la mirada atónita de Dulce su verga de 23 centímetros, morada tirándole a negra de su glande, lucia tremendamente brillosa, de su punta colgaba un hilo de una rara sustancia parecida o de consistencia similar a la clara de un huevo, su glande apestaba a verga no lavada en meses, estaba atascada de suciedad, era posible visualizar tremendos restos de cosas blancas y algunas amarillentas que muy posiblemente habrían sido blancas con anterioridad pero ahora estaban añejadas.
-no por favor eso no- dijo Dulce pues sabia las claras y maquiavélicas intenciones del dueño de sus besos, Penesio la iba a poner a mamarle la verga.
Pero la esculpida nena pronto se sintió desprendida de otra de sus ropas, y es que el bribón de Culandro había tomado sus finos calzones de cada uno de sus laterales y aprovechando que la nena se distrajo reverenciando la amenazante verga jaló la ajustada ropa interior de ella sacándosela por completo, ni siquiera le dio tiempo a esta chiquilla de cerrar sus muslos, cuando sintió ya enseñaba a este otro vago su cajeta completamente desprotegida.
El chueco Culandro tomó los calzones de la nena y los enseñó levantando la mano, como si este hubiera sacado de la piedra encantada a la mismísima Excalibur, y emitió un grito vencedor, pero Penesio quiso reclamar para sí tan anhelado trofeo, así que comenzó una serie de fuertes jaloneos por parte de los viejos peleándose por las pantaletas de la fémina y es que cada uno quería ser el primero en aspirar la caliente y lubricada esencia de hembra humana.
Era tal su desesperada contienda que ya habían roto la suave prenda de uno de sus elásticos, Dulce por lo tanto seguía en medio de estos dos animales, había adoptado una postura casi de perrito pues una de sus piernas se apoyaba del suelo, de esta manera podía sentir empellones en su culo por parte de Culandro en su riña, mientras la verga de Penesio al estar parada chocaba, punteaba y cacheteaba su carita debido a los bruscos movimientos del vejestorio, la nena no se daba cuenta que su hermoso rostro digno de aparecer en las portadas de las más reconocidas revistas estaba siendo embarrado por muchos de esos sedimentos blanco-amarillentos que escurrían de la verga de Penesio.
Fue en esta competición por conocer quién sería el ganador en donde ambos viejos totalmente desesperados jalaron la prenda y esta se estiró tanto del otro de sus elásticos que salió disparada de las manos de ambos, los viejos veían como esta deliciosa prenda casi en cámara lenta llegaba hasta los territorios de Rintintín, rápidamente el perro le puso una de sus patas encima y comenzó a olfatearla por un buen rato, con su espumoso hocico mordía y estira dicha prenda, jalándola y sacudiéndola como si hubiera atrapado algún tlacuache y sin más comenzó a masticarla mientras gruñía y enseñaba sus fieros colmillos ante la intención de alguno de los presentes por quitársela de sus fauces.
La señorita Fuentes, ahora solo vestida con sus tacones y su falda, aprovechó la distracción de los viejos para escurrirse como alimaña bajándose del sillón pero sus movimientos fueron advertidos por Culandro quien fue a su captura, agarrándola de los pelos casi queriéndole arrancar el cuero cabelludo.
-a donde hija de puta!!!!!!!, pendeja zorra creites que te nos ibas a escapar!!!- dijo el viejo mientras empezaba a jalarla como cual trapo viejo o jerga para trapear el piso hasta llevarla de nueva cuenta al viejo sillón nido de tarántulas.
-por favor suélteme, me duele- la nena solo pataleaba y aferraba sus delicadas manitas de princesa en contra del gordo brazo del recolector de botellas, una vez en el sillón el gordo Culandro sentenció.
-ahora pedazo de perra, me vas a dar las más sabrosas de tus mamadas o de lo contrario te echo a Rintintín pa´ que te coja, entenditeeessss!!!!!- rugió el depravado Culandro quien la miraba con sus ojos completamente sulfurados mientras la nena lo miraba con su carita de niña asustada y ojos vidriosos, temblando ante su visible inferioridad.
Mientras Culandro se iba desvistiendo la nena observaba como Penesio, con verga de fuera, se sentaba al lado suyo mirándola de manera retorcida, sonriéndole y enseñándole sus podridos dientes y como a partir de su sonrisa se escapó una putrefacta esencia que le llegó hasta su pequeña naricita. La nena apartó su mirada de tan horroroso sujeto solo para darse cuenta de que Culandro ya estaba listo, su ruda verga de 22 centímetros y apestando a rayos apuntaba directo a su boquita, esa boquita que tantos muchachos admiraban, que muchos llegaron a imaginarse pegada entre sus labios, intentado prefigurar el sabor de sus besos y que ahora dicha boquita sería mancillada por una verga que, para que describirla, si el lector ya anticipará las sépticas condiciones en que se encontraba.
-chúpamela perra, anda, chúpamelaaaaa!!!!!- decía el exasperado gordo ligeramente inclinado hacia un costado debido a su rara malformación en una de sus extremidades inferiores.
Dulce se resistía a realizar tan desatornillada labor, esto no era para nada estimulante ni gratificante, su panocha estaba mojadita pero era porque de por si siempre se humedecía debido a una extraña anomalía en cuanto a su lubricación, no porque estuviera excitada, la chamaca al ver como el viejo levantaba uno de sus brazos para darle una cachetada solo atinó a alegar.
-no espere, está bien, ya se la chuparé, pero por favor no me pegue-
-pues qué esperas!!, anda!!!, o te echo a Rintintín!!!!- el perro no dejaba de ladrar en cada momento en que era mencionado, como si también estuviera pidiendo su parte.
La nena tímidamente abrió su boquita, pero no llegó a engullir tan fétido aparato, retrocedió, volvió a abrirla pero de igual manera se echó para atrás, estuvo así otras cuatro ocasiones, en donde solo abría su boquita, que lo único que hicieron fueron impacientar al viejo Culandro, este tipejo al ver que la nena estaba de zorra calienta vergas decidió tomar cartas en el asunto, así que con un fuerte envión que tomó a Dulce por sorpresa mientras ella abría otra vez su boca, logró meterle más de tres cuartas partes de su cochambroso miembro hasta casi tocarle la campanilla.
Dulce peló los ojos pues el viejo prácticamente la había desvirgado de la boca, la entrada fue violenta, de no ser porque su verga se dobló hacia la garganta esta le hubiera salido por la nuca, Culandro la tomó ferozmente de su cabecita y comenzó a descargar todos sus años de sequía sexual en contra de la boquita de la joven modelo, los brutales azotes que el viejo proporcionaba a su bella sometida eran perturbantes, para poder tener mejor acomodo y de esta manera sus embestidas fueran más potentes apoyó uno de sus pies sobre el sillón dejando la pata mala apoyándose del suelo, para así continuar con su barbarie.
La pobre y malaventurada niña solo se limitaba a recibir las tremendas embestidas, sus modestos ojos azules apenas y podían apreciarse pues cada empellón los obligaba a cerrarlos, la nena solo podía abrirlos para contemplar como la grotesca panza del viejo se dirigía velozmente hasta su carita al punto de chocar con ella, sintiendo como esa grasosa bola de pelos raspaba su cuidado cutis, sintiendo como algo verdaderamente grueso hacia expandir su conducto esofágico, la nena comenzaba a experimentar una apresurada inundación producto del estanque salival que se estaba formando dentro de su boquita y que comenzaba a derramarse en forma de densas y enormes gotas de babas que caían hasta el precipicio.
-gluuppp!!!, ahhhgggggg!!!!,- la nena se ahogaba ante tales fieros movimientos sumados a la desmesurada medida vergal que se enterraba hasta lo más profundo de su garganta, cosa que la estaba haciendo casi desfallecerse.
El poseído sujeto estaba en un sueño epopéyico al estarse cogiendo la boquita de tan agraciada chiquilla, sus poderosas irrupciones hacían vibrar todo el potente cuerpo de la joven hembra, sus cabellos, sus manos, su cabecita, y más notoriamente sus senos eran sacudidos ante las salvajes acometidas de un hombre en completo estado de abandono racional, el anciano de Penesio no quiso quedarse sin su parte así que incorporándose hizo a un lado a su desnivelado amigo, si bien Culandro era gordo y este otro era un abuelo panzón, se podría decir que el nivel de fortaleza entre ambas bestias era similar.
Cuando Culandro sacó su barreno de esa boquita se impidió que Dulce pudiera cerrar su boca, ya que al contrario, su boquita quedó despilfarrando saliva y completamente abierta como si estuviera esperando que la verga que la mancilló se alojara nuevamente, en su interior podía verse su lengua revolviéndose entre las mezclas de babas y líquidos aceitosos, una gran cantidad de pelusas y residuos yacían naufragando entre dicho océano viscoso y muchos de estos desperdicios caían por efecto de catarata que adquiría la saliva una vez que llegaba al final de los labios de la nena.
El viejo Penesio se acercó a divisar tal hecho, o al menos esto se pensaba cuando acercó su feo rostro a la boquita de Dulce, pero lo que hizo este depravado enfermo fue mandarse uno de sus mejores y más potentes escupitajos el cual entró limpio dentro de la cavidad bucal de la edecán, la nena estaba tan desconcertada que no atinó a mostrar signos de repugnancia, se quedó toda selemba hasta que la nueva y aún más pestilente verga se alojó entre sus labios.
De esta manera el puerco anciano empezó de igual forma a masacrar la dulce boquita de la muchachita, sus manitas no luchaban, solo se mantenían asentadas en las piernas de su verdugo, hubo un momento en que Dulce sintió como algo muy pesado había caído en su pelo y bajaba a velocidades contantes por su frente y nariz, al principio se creyó que era baba del viejo lo que venía bajando debido a su emoción de meter esa verga (que por cierto era la verga que penetraba perras y recién no tiene mucho había penetrado a una) pero cuando a la acaudalada chiquilla se le ocurrió mirar hacia arriba para comprobar su teoría se dio cuenta de que se trataba de otro tipo de líquidos, una enorme cantidad de mucosa verdosa se había desprendido de la nariz del chimuelo y venia corriendo hacia abajo, la nena sentía como esta asquerosidad poco a poco se acercaba a su pulcra boquita pero cuando estaba analizando esta situación esa patógena sustancia ya se había fusionado con las babas que batían dentro de su boca, la verdosa esencia dejó en todo su recorrido un rastro similar al que dejan las babosas cuando se arrastran.
Por un extraño instinto de supervivencia o de defensa la adinerada modelo cerró sus labios, apretándolos contra la sucia herramienta, todo esto quizás en un intento por evitar que entrara más de esa mezcla proveniente de la nariz del viejo, ya que de sus fosas nasales se advertía un segundo e igualmente cargado desprendimiento, pero esta acción fue muy bien aceptada por parte del viejo, ya que sentía extremadamente delicioso que su verga entrara y saliera mientras era friccionada por los carnosos labios de Dulce, los cuales habían perdido toda prueba de su brillo labial, por el contrario habían adoptado una capa blancuzca, formada a partir del atoro de los desechos espermáticos que formaban el antihigiénico sedimento.
El viejo loco reclamaba y reconocía esa boca como suya y en un intento por completa colonización apretó con una fuerza demoledora la carita de Dulce contra su barriga peluda, la nena en un acto reflejo quitó sus manitas de las piernas del viejo para subirlas aún más llegando hasta las peludas y planas nalgas del sujeto pero sintiendo una rara consistencia amasada, espesa, impregnada en el trasero de Penesio ahora adhiriéndose en sus deditos, la pobre chiquilla no sabía que el anciano venía zurrado.
Pero Culandro quiso tener aún más de esa boquita de diosa y no estimando que la boca de dulce estaba albergando la descomunal barra de Penesio metió a marchas forzadas su desmedida vaina, con mucho esfuerzo el trozo de Culandro se iba abriendo paso entre los apretados labios de la nena los cuales se negaban a recibir dos vergas al mismo tiempo, posiblemente no le cabrían debido al inimaginable grosor de ambas, pero con mucho esfuerzo el gordo logró su cometido otorgándole a Dulce un agudo dolor en su mandíbula casi al grado de llegar a la dislocación, la nena ahora daba asilo a dos terribles y muy apestosas vergas que la ultrajaban a partir de severas estocadas proporcionadas de manera humillante y sincronizada, ahora la moquienta era ella pues de sus fosas nasales escurría este tipo de secreción.
Varios minutos más pasaron para que los viejos pordioseros pudieran estar fuera de la boquita de Dulce, la vejada chiquilla yacía sentada en el sillón con su mirada perdida, de sus labios se apreciaba que mucha saliva fue expulsada, de sus ojos bajaban muchas líneas negras debido a su rímel corrido, su cabello estaba más que alborotado pareciendo una peluca mal puesta, sus chiches al aire y sus piernas muy bien cerradas mientras aún conservaba tanto su falda como sus tacones, de la joven modelo de hace unas horas solo quedaba el potente cuerpo, mientras tanto los viejos estaban parados frente a ella, ya desnudos, con las piernas de ambos cascorvas, sus vergas señalando a la niña y cubiertas por una gruesa capa de saliva en donde varios colgajos de la misma formaban algo similar a estalactitas cavernarias
-bueno pues quien va primero- preguntó Culandro refiriéndose a la penetración vaginal.
-yo, yo iré, apártate gordo- Penesio se le adelantó, el viejo solo se mantenía vestido con su gorro pasamontañas.
Cuando la nena vio que uno de los viejos se acercaba nuevamente se dio a patalear y suplicar misericordia como si fuera el mismo Dios el que estuviera presente, pero el viejo poco le importaba, según ellos esta era una puta alquilada y se les había pedido una cooperación para su participación, dicha cooperación no era nada en comparación a lo que pedían las prostitutas gordas de allá afuera y con el rendimiento de que esta puta estaba mucho mejor que cualquiera de esas que cobraban exorbitantes cantidades por mercancía mallugada y agujeros en pésimas condiciones, sin mencionar lo viejas, gordas y feas.
El anciano mandó una de sus más fieras cachetadas para asosiegar a la nena, aprovechó el momento de desconcierto que en ella había causado el golpe para despojarla de su falda de la manera más bruta, colocó su mórbido cuerpo entre las esculpidas piernas de la modelo, acomodó su babeado instrumento en la entrada de la conchita de ella y sin más se dignó a mandarse el primer empujón, al parecer el viejo tendría un privilegio mayúsculo, que nadie sabía, de lo contrario el mismo Pancho hubiera reclamado para si ese derecho, y esto se constataba en la estoica defensa que la panocha de la nena estaba realizando en contra de tan nauseabunda verga.
-jejejeje, según tu muy vergas Penesio, y no puedes metérsela a esa putilla- decía en forma de burla Culandro.
-es que esta perra está bien apretujada, mi verga ni va a cabeeeeerrrrr!!!!!!- bramó el viejo al sentir como su glande empezaba a resbalar hacia adentro, al parecer los vaginales labios de la nena empezaban a sucumbir.
Por un rato el viejo Penesio estuvo en su faena penetrante, comenzó a sudar cantidades industriales y estas bañaban el cuerpo de la también sudada Dulce quien se aferró del viejo mientras su carita mostraba que efectivamente la verga hacia su entrada trigarante, hubo un momento en que la ya también mugrosa Dulce expresó un rostro de espanto, la pestilente verga de Penesio había entrado en toda su dimensión.
Felipe y Pancho, y más que nada Culandro, quedaron como unos pendejos al escuchar la escandalosa noticia que de los labios del viejo barbón se parloteaba como si se hubiese hecho el más grande descubrimiento científico, y es que lo que a continuación relató el anciano moquiento era algo que rebasaba todas las expectativas lógicas de la libertina chiquilla considerando precisamente eso, su libertinaje.
-jejejejejejejeje, jejejejejejejejejej, jejejejejejejejejejeje- primero una risa macabra proveniente del más bajo nivel del inframundo se escuchó pero después vociferar a todo pulmón lo virginal de la nena.
-es virgen (en voz baja), es virgen (un poco más fuerte), esta zorra era virgeeeeeennnn!!!!!!!! (Berrido)-
-esta zorra era virgen jajajajajaj!!!!!!!, y yo fui el primero!!!!!!!!!!- gritaba Penesio con lágrimas de felicidad en sus ojos.
Ninguno de los ahí presentes creían tan presumida afirmación así que sin más se acercaron para constatar lo dicho por el panzón anciano, a medida que se acercaban podían apreciar como efectivamente el viejo aun clavado pero mostrando parte de su aparato ensangrentado tenía razón, decía la verdad, ¿pero cómo si todos creían que Dulce era una zorrita que asistía a antros y fiestas?, la apenada y ruborizada Dulce mantenía sus dos puños cerca de su carita y pensaba en esa vez que su novio según la había desvirgado pero que ocasionó una fuerte pelea puesto que Dulce no sangró, llevando a esta pareja al borde de la separación debido a que el macho de Dulce desconocía que muchas veces una hembra no sangra en su primera vez, o quizás su arma era muy pequeña y no alcanzó a ocasionar tal daño.
El tener sus manitas tan cerca de su cara llevaron a Dulce a aspirar una rara y fétida fragancia, volteó a ver de qué se trataba comprobando que había mierda en sus deditos, “iiiiiuuuuuuu que asco, maldito viejo asqueroso” pensó y rápidamente los talló en el viejo sillón como si quisiera desprenderse de su misma piel.
Aun así Dulce sentía dolor, y más lo sintió cuando el viejo Penesio comenzó a embestirla, una fuerte punzada nacía en su vagina en cada uno de sus vulgares empalamientos y se extendía como si recorriera un gran nervio por todo su vientre, senos y así hasta llegar a su cabeza y manifestarse en forma de punzada, en pocas palabras, un doloroso camino que la surcaba a la mitad de su cuerpo, algo que la partía por dentro.
Y así con estos tres envidiosos viejos observando la penetraciones tan cerca que podían sentir el olor de la sangre virgen emanando de esa rajita es como continuaron una serie de desconsideradas y salvajes picadas de verga en contra de la suave y delicada vagina de Dulce, pero esto no solo era observado por Culandro, Pancho y Felipe, el cuarto donde se encontraban estaba cerrado con una pesada puerta metálica pero cerca de ella había un orificio lo suficientemente grande como para que un ojo humano pudiera evidenciar toda la pervertida escena, y esto era lo que precisamente estaba aconteciendo, había otra persona observándolo todo.
Pancho y Felipe regresaron a su posición, decepcionados, enojados y vencidos.
-puta verga Pancho para que vergas invitaste a estos pendejos, mira que desvirgar a Dulce no chingues-
-yo que vergas iba a saber, esa chiquilla se veía tan puta que yo pensé que ya le habían dado hasta por las narices- alegaba Pancho.
Mientras tanto Penesio seguía taladrando a la pobre y maltratada Dulce quien ya abandonada de toda esperanza se dedicaba a que todo pasara de la manera más rápida, recibía verga por su papaya por parte de este animal sintiendo como sus paredes vaginales se abrían forzadamente para recibirlo, por lo tanto la sangre se iba mezclando con los caldos lubricantes que escurrían bajando por las nalgas de la nena, el viejo tomaba dichas posaderas y las levantaba para tener mejor embiste, ahora si Dulce sentía todos los centímetros vergales en su acalorada y ensangrentada vagina.
Por acción natural el clítoris de la nena empezó a drenarse de sangre y de esta manera aumentó en tamaño y sensibilidad, los movimientos del viejo a pesar de ser inhumanos llegaban hasta tal lugar, llenando de extrañas sensaciones a la nena nunca sentidas con anterioridad cuando con su novio, dicha percepción estaba empezando a aumentar la temperatura en una nena que se negaba a aceptar que se estaba calentando, no por cómo era sometida, pero si en respuesta a una reacción natural por parte de su cuerpo debido a estar expuesta a los placenteros roces que la verga del viejo mantenía cerca de su clítoris.
-nooo, pare por favor- solicitaba la afamada edecán pues experimentaba algo inusual formándose en su vientre.
El viejo no hacía caso, solo estaba ahí embistiendo a la nena, con su horrible rostro sudado y regurgitando palabras obscenas en contra de la rubia chiquilla que tenía debajo, la cual yacía ahora patiabierta, con sus muslos bien expuestos en donde acoplaba como mandado a hacer el cuerpo del anciano, la nena aún conservaba sus tacones, única pernada que la acompañaba puesto que había sido despojada hasta de sus finos aretes, pulseras, cadenas y esclavas de oro por Pancho y Felipe cuando ella llegó aquí.
Pero las blasfemas palabras no era lo único que soltaba el viejo, además de sudor el viejo volvía a soltar una cuantiosa cantidad de mocos los cuales caían hasta el bello rostro de la chamacona llenándoselo por completo, quedando casi irreconocible, pero el viejo ajeno a este asco llevó su viciosa lengua hasta la boquita de la nena aprovechando que esta la tenía abierta y comenzó con una aguerrida lucha lingual en donde la perdedora siempre era la boquita de Dulcecita.
La aristócrata chiquilla sentía eso caliente formándose en su vientre casi de fuera, era una sensación rara y nunca antes experimentada por ella, sus vanos conocimientos la llevaron a deducir que se estaba meando y que si no hacía algo por impedir las penetraciones terminaría haciéndose, esto sería muy vergonzoso para ella pues todos la verían y se burlarían, así que empezó con sus manitas a querer librase de tan desagradable sujeto.
Pero este no cesaba, parecía no cansarse, ya llevaban un buen rato cogiéndosela y este viejo no bajaba su velocidad, al contrario la había aumentado pues el bollo de Dulce había aceptado el cortejo vergal de Penesio, de repente la joven se tensó de todo su cuerpecito, arqueó un poco su espalda exhibiendo toda la potencia y uniformidad de sus pechos, sintió como su vagina se cerraba dejando atrapada la verga del viejo ahí adentro para después destensarse y soltar una importante cantidad de líquido por su conchita.
-ayyy no, me meo!!- gritó la nena pero fue corregida por su mancillador.
-no seas pendeja hija de la chingada, te estas corriendo, te estas corriendo como las perras jejejeje-
-nooo!!, yo no soy……… ninguna perraaaaaa!!!! Aaahhhhmmmmm, que es estooooo!!-
-aaahhhhhh cállate!!!, te corres exactamente igual que unaaa!!!!- el viejo dio un doloroso manazo contra uno de los cachetitos de Dulce, pero ella ni se inmutó, estaba en pleno trance orgásmico que a poco le había sabido el golpe, entonces el macabro viejo barba ceniza le dio otro, y otro más, y uno con más fuerza, y ahora su otro cachete mientras esta nena estaba imposibilitada para ejercer cualquier tipo de reclamo o defensa.
Fue lo más tormentoso pero a la vez lo más delicioso que la nena pudo haber experimentado en su vida, a pesar del momento y la compañía disfrutó su primer orgasmo en casi el minuto que este duró, una vez después de que se corrió su cuerpo fue asaltado por una serie de ondulaciones infernales que hacían moverla como si estuviera siendo exorcizada, aun con verga dentro la nena se movía como pescado vivo metido al sartén.
-ya me toca- dijo Culandro quien había observado todo, Penesio accedió pero solo porque ya se estaba cansando.
-oigan!!!,vagabundos hediondos!!!, ni se les ocurra meterle la verga por el culo a esa puta!!!, ya que la desvirgaron de la panocha me corresponde a mi romperle el culo!!!- rebuznaba Pancho.
-que ahí de mí?- reclamaba Culandro.
-tú ya le desvirgaste la boca gordo trocao- relinchaba Pancho observando desde la silla.
-me vale verga, le voy a dar por el culo pinche pelota playera- dijo Culandro retando a Pancho, al parecer se avecinaba una auténtica lucha de colosos, un duelo de titanes, un choque de trenes, una colisión interplanetaria, la misma Laurasia y Gondwana dispuestas a tectonizarse para formar de nuevo a Pangea pues Culandro tenía casi las mismas medidas corporales que Pancho, quizás unos 10 centímetros menos de altura.
Pancho aun sin camisa se levantó, cuadrándose a la hora de caminar, dirigiéndose precisamente a Culandro quien desafiaba sus reglas, la indefensa Dulce, toda babeada y despeinada, veía la descomunal genética de las bestias allí reunidas dispuestas a disfrutar de sus encantos, era como estar en medio de un ambiente jurásico, en cada paso que daba las chiches de Pancho se elevaban como senos femeninos así como un horrísono crujido se podía escuchar en el suelo procedente de cada una de las pisadas del bárbaro sujeto, al fin llegó hasta su destino y se puso en posición intimidante.
-si te acercas más te echo a Rintintín,- el perro al escuchar se nombre comenzó a desgastar su garganta en ladridos y gruñidos, estaba furioso pues veía como uno de sus dueños era intimidado
-que me va a hacer ese cochino perro- dijo Pancho acercándose al can, mientras este lo miraba con ojos desafiantes, gruñía casi aventándosele al desproporcionado hombre con cuerpo de morsa, pero Pancho pegó uno de sus característicos y gorilescos gritos territoriales como ese que lanzó en el cine porno espantando a los presentes teniendo la misma reacción en la sarnosa mascota, la cual agachó sus orejitas y comenzó a chillar como un cachorrito al que le acaban de pegar.
-jejejeje, perro pulguiento-
-bueno ya, te dejamos el culo parado, pero que conste que no me doy un trompo contigo solo porque estoy malo de la pata- dijo Culandro, hasta cierto punto tenía razón.
Ya una vez resuelto el malentendido el chueco de Culandro se dirigió a la nena, la cual estaba desnuda y recostada en el sillón como la misma Maja de Goya, esta ya no luchó pues vio que la escena era casi apocalíptica, así que el viejo con toda la paciencia del mundo se fue acoplando en las carnosas piernas de la chiquilla mientras su miembro se fue enterrando dentro de ella lo más lento y doloroso posible, embarrándose esta también con la sangre que aun salpicaba su sexo, así hasta que ambos cuerpos se tocaron de sus pelvis.
Lo que a continuación sucedió fue una casi réplica de la cogida de Penesio, con la diferencia de que ahora este viejo obligó a la nena a chuparle su sangrienta verga mientras Culandro se la cogía de la manera más humillante posible, tratándola como una vil muñeca de trapo, como si esta fuera un juguete, un entretenimiento para su sádica diversión, un hoyo donde se mete la verga, uno de esos juguetes en forma de vulva que venden para disfrute de los solitarios hombres.
El gordo enterró sus dientes entre los alucinantes senos de la chiquilla los cuales se bamboleaban por los fornicadores movimientos soltando gotas de sudor a cada una de las direcciones cardinales, mientras Penesio literalmente la cogía por la boca, llegándola a jalar de manera que la cabeza de la nena quedara colgando del sillón y Penesio diera la impresión de darse de sentones sobre su carita enterrándole su verga hasta lo más profundo de su garganta, dejándola a un paso del asfixiamiento, que quizás hubiera sido lo mejor ya que era el momento en que el culo de Penesio quedaba lo más cerca posible del rostro de Dulce y recuerden, Penesio era el cagado.
La verga del desdentado se enterraba en esa castigada boquita, por momentos se quedaba mucho tiempo ahí clavándole hasta el fondo toda su irregular vaina mientras sus huevos se aplastaban contra la respingada naricita de la nena, impidiéndole el poder respirar libremente, comenzando ella a manifestarse con visibles arcadas que inflaban sus cachetitos lo que indicaban el alto grado de salivación que ahí se debía de estar creando, y cuando la verga era retirada, como lava emanando de un volcán salían las caudalosas corrientes de saliva regando a su paso el inmaculado rostro de la jovenzuela.
El gordo Culandro tomó a la nena y sin el menor esfuerzo la volteó boca abajo, acomodó su tembloroso cuerpo a manera que adoptara la posición de perra y una vez hecho esto se mandó otro poderoso envión que entró directo en esa adolorida panochita, la torturada chamaquita solo se quejó con un casi mugido, el viejo la tomaba de las caderas para equilibrarse comenzando una verdadera carnicería pues la nena más que gemir gritaba como si la estuvieran desmembrando, al viejo Culandro esto lo excitaba y lo alentaba a seguir, mantenerse constante y aumentar el ritmo de sus frenéticas y ferrocarrilescas embestidas de rinoceronte.
Poco después el viejo ya no se satisfacía en esa posición y ahora tomaba a la nena de su cuello, aplicando una especie de llave de lucha libre como si quisiera hacerla que esta se rindiera en un cuadrilátero, y de nueva cuenta principió con otra serie de mortales apuntalamientos los cuales en cada lanzamiento hacían crujir jugosamente la encharcada vagina, para esto Penesio ya había tomado nuevamente posesión de los terrenos bucales de la apetitosa carne que tenía a disposición, pero regresando a Culandro el muy valiente le había sacateado al trompo con Pancho, pero que tal aplicando llave de luchador con una indefensa y maltrecha muñequita.
Esta pose resultó ser más cansada, puesto que Culandro tenía que hacer mucha fuerza en esos constrictores brazos al aplicar su castigo, mientras la pobre nena ya casi sentía que le era desprendida su cabeza del resto de su cuerpo, un dolor y marca roja en su cuello quedaron como resultado de tan abominable martirio, pero no contó con que el gordo ahora se iría con su fino cabello, el mugriento y grasiento cerdo sin sacar su verga de la panocha de Dulce se aferró de los cabellos de ella, con una mano tomó un abundante mechón y con la otra pues otro, simulando algo parecido a las riendas de un caballo, una yegua, o mejor dicho una potranca a la que le ha llegado el momento para su domesticación.
De este modo se inició la más salvaje de las contiendas jamás vista por Pancho y Felipe, quienes completamente empalmados por los sonidos y olores a sexo reían y brindaban ante la animalesca situación compadeciéndose de ellos mismos de que por lo menos les quedaba disponible el culo de la adinerada, las velocidades de ataque por parte de Culandro aumentaron considerablemente, mientras el pobre bollito de la chiquilla era castigado hasta la saciedad al mismo tiempo que era jalada con fuerza desmedida de sus cabellos, su carita demostraba un aspecto como si no sintiera nada de esto pero claro que lo sentía, solo que el mismo dolor era tan fuerte que se había convertido en una misma anestesia, las nalgas de Dulce estaban al rojo vivo debido al catastrófico choque que mantenían contra la panza del viejo y más rojas se pusieron cuando este animal la soltó de uno de sus mechones para ajusticiársela con lacerantes nalgadas que no se sabían si hacían llorar, pujar o bramar a la hembra.
El que si pujaba era el gordo, se estaba quedando sin energías, su cuerpo estaba tan caliente hierro fundido pero no paraba pues sabía que, hasta quien sabe cuándo podría volver a presentársele una oportunidad así.
-jejeje, así es como tratamos por aquí a las francesitas presumiditas como tú,- bufaba el repugnante sujeto en los colorados oídos de la ocupada muñequita, pero cuando el cerebro de la nena estaba procesando dicha oración pudo distinguir que el que se dedicaba a cogerle la boca también alegaba.
-noooo, nooooo, aun nooooooo!!- justo en ese momento la entrante y saliente verga de Penesio se despanzurró dentro de la boquita de Dulce.
La nena sintió un asqueroso sabor amargo, probaba la flemática consistencia de esa inmundicia cuya capacidad de crear vida aún no se había perdido por completo, la nena se comenzó a trocar, a expulsar esa asquerosa sustancia que sentía le estaba llenando su boquita con su pegajoso hedor, lo que de su boca salió era la cosa más desagradable jamás vista en su joven vida, eso no era blanco, era completamente verdoso, y pensar que un trago de eso se la había ido directo hasta su estómago, volteó a ver al viejo deslechado solo para admirar la retorcida imagen que este poseía en su, si eso se podría llamar cara.
Penesio estaba muy contento, el ver a la nena con su boquita bien abierta y de esta escurriendo su semen era una situación digna de fotografiarse, enmarcarse, mandarle una copia a su madre y pegarla en el refrigerador de su casa, así que chiflando quien sabe que canción se metió su verga dentro de la boquita de la nena para comenzar a revolver el esperma de la misma manera que se revuelve la sopa, desde que la boquita de Dulce había alojado dos vergas esta aún no se había cerrado, para Dulce era imposible realizar esta acción, su mandíbula estaba aparentemente trabada.
Pero el hermoso rostro de la nenita nuevamente se fruncía, pues a pesar de tener impregnada la asquerosa mezcla salida de los testículos del viejo esto no impedía que ella pudiera orgasmearse por segunda ocasión, todo porque el pervertido de Culandro no había dejado de toquetearle el sensitivo clítoris, abriéndose ella de patas para dejar caer su néctar, el cual goteaba desde lo más céntrico de su rajita mezclado con algo de sangre y líquidos lubricantes del viejo.
La nena, como toda una muñeca de trapo, fue volteada a manera que regresara a su posición original o anterior, boca arriba, para nuevamente ser penetrada sagazmente por el despiadado de Culandro quien se había apropiado de ese bollito y más ahora que Penesio se había vaciado dando a entender que estaba fuera de combate.
La nena estaba toda desnuda, su cuerpo estaba muy sucio, lleno de mugre, cochambre, grasas cubriendo su cuerpo, así como vómito pues momentos antes a Culandro lo había atacado una arcada y alcanzó a vomitar llenando de camaroncitos mal desintegrados por sus jugos gástricos los enormes pechos de Dulce y en su rostro mucho semen y flemas embarradas, la modelo no se había dado cuenta cuando una gran cantidad de moscas mascotas de Penesio y Culandro ya la habían aceptado como un cuarto miembro y revoloteaban al lado de ella, aterrizando sobre su antes pulcra piel, pero aun así en estas arcaicas condiciones la nena siguió experimentado en contra de su voluntad repetitivos orgasmos.
Los orgasmos que la joven experimentó a partir de ahí la fueron dejando sin fuerzas hasta el casi estado de coma, miraba a Pancho y a Felipe masajearse sus vergas con la visible intención de unirse a la cofradía y reconocía que no soportaría tanta crueldad, estos viejos la matarían a orgasmos, miró al techo aun con la esperanza de ver algo que la salvara, quizás un ángel bajando del cielo; sintiendo como su vagina era reclamada para Culandro mientras esta reía de forma mórbida y chocaba esos cinco con su amigo Penesio mientras este sorprendentemente y en contra de todo pronóstico le llenaba nuevamente la boquita con su recuperada verga, de pronto un último orgasmo la abordó, la nena se corría al tiempo que gemía ahogando sus berridos en la verga de Penesio, su lengüita apenas y podía ser apreciada asomando tímidamente tallando el grueso mástil.
Sintió como algo caliente chocaba con sus paredes uterinas mientras escuchaba al viejo Culandro gruñir y repetir una y otra vez que se corría, cabe recordarles que Culandro tenía meses que no cogía ni se masturbaba así que tenía dentro de él todo un almacenamiento de esperma en sus testículos tan abundante como para en caso de una extinción masiva poder repoblar el planeta, y la cantidad de semen fue evidenciada al rellenar por completo la fértil vagina de Dulce.
Primero un ciclo de ininterrumpidas pulsaciones pudieron ser apreciadas atacando la verga de Culandro, indicando que en cada una, una potente ráfaga de prolífico semen era velozmente enviada hasta lo más recóndito de la matriz de Dulce, después de unas diez, doce o quizás quince inyecciones el líquido fue tanto que este comenzó a derramarse (la verga aún estaba dentro) debido a que ya había rellenado a la modelo por dentro, cayendo sobre el apestado sillón y formando una gruesa posa del mismo.
Por su parte Penesio hacia presión en su verga mientras esta alojaba solo el glande dentro de la boca de la recién fertilizada chiquilla para, en poco tiempo, comenzar a vaciarse también y nuevamente, demostrando las mismas pulsaciones vergales de su pepenador compinche, de igual modo la boca de Dulce no pudo soportar tanto semen y comenzó a desbordarse en este mismo debido a las regurgitaciones de la nena por mantenerse consiente, teniendo que tragarse ahora más porciones de este, sentía la cuantiosa y espesa secreción bajar lentamente por su garganta.
Los viejos experimentaron la más grande y épica corrida de sus vidas, los niveles espermáticos que expulsaron rebasaban lo convencional, el dolor sentido en sus vientres bajos los obligó a doblarse por la mitad y así tímidamente ambos ogros se fueron acomodando al lado y encima de su hermosa y desvirgada doncella, Pancho y Felipe se acercaban a comprobar si alguno de los tres seguía con vida pues ninguno se movía ni nada, los tres cuerpos amontonados lucían inertes y llenos de moscas que se despabilaban ante el acercamiento de Pancho, el ojo que había observado todo tenia ratísimo que se había ido, pero ¿de quién se había tratado?, ¿Quién había estado observando la enferma escena sin poder haber hecho nada?.
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Poco más de dos horas antes, en el cuarto de Pancho…..
La otra despampanante fémina, la Margarita encerrada se había decidido, utilizaría las herramientas que su amiga le dio para abrir la puerta que impedía su libertad, demoró algo pues la nena era tan femenina para sus cosas, delicada y no acostumbrada a este tipo de trabajos consistente en golpear el cincel con la maceta para que este rompiera la chapa, al final lo logró.
Para Margarita poner un pie fuera de su cautiverio debió de haber sido algo parecido a la experiencia que tuvo Neil Armstrong cuando se supone puso un pie en la Luna, avanzó sigilosamente entre las sombras, era de noche y su felino camuflaje negro le ayudaba a pasar desapercibida por donde un grupo de borrachos a lo lejos gritoneaban por algún malentendido.
Aprovechó que la cantina podía ser rodeada por un chapeado caminito cuyo final daba a la calle, una vez allí volteó para ambos lados, casi no había personas pero la verdad era que no sabía en qué parte de la cuidad estaba, esperó un rato a ver si algún taxi pasaba pero nada, al parecer la zona era tan peligrosa que ni los taxis entraba, la calle en uno de sus extremos comenzó a llenarse de vagos malvivientes de aspecto drogado y cholo, lanzando botellas de aquí para allá y golpeando coches y todo lo que encontraran a su paso, era un auténtico caos, algo parecido a cohetones se escuchó aún más lejos, o “¿habrán sido balazos?”pensó la nena.
Estaba pensando en regresar al cuarto, la verdad que no sería muy buena idea caminar por la calle en esas condiciones sumado a la provocativa forma que vestía, parecía una puta en todas sus letras, una actriz porno al inicio de una escena gangbang, en eso desvió su verdosa mirada hacia el otro extremo de la calle y descubrió un local que había servido de referencia para la mejor ubicación de un edificio en donde se supone se encontraba su papacito, aun no lo creía pero solo quería comprobarlo.
Así que valientemente y no importando lo que podría sucederle caminó lo más rápido que pudo, su excelso caminado más que para llegar deprisa a algún lugar parecía más para llamar las miradas de los machos que ahí se encontraban, que en esa esquina eran varios, todos borrachos, y se suscitó una chifladera acompañada de cualquier cantidad de peladeces en donde lo que más se escuchaba eran cosas que podrían hacerle a tan suculenta hembra a la hora de estar en la cama y de cómo sus agujeros podrían ser utilizados de maneras para ella nunca antes escuchadas, una hembra salida de las mismísimas entrañas del infierno y enviada a la tierra a seducir a los machos para de esta manera tenernos asegurados por toda la eternidad en el abismo.
La niña no hacía caso y seguía su camino, bajando su vestido constantemente pues el caminar se lo levantaba, pero Margarita pasaba por un dilema, el vestido era en extremo corto y carecía de tirantes sumado a los cada vez más grandes orificios que se alineaban a un costado de él, había escogido el más emputecido precisamente para salir esa noche, si lo bajaba intentando cubrir sus piernas este se bajaba de sus senos casi exhibiéndolos en su enorme y carnosa totalidad, de la misma manera si lo subía de su escote este se levantaba de la parte de abajo mostrando a todo transeúnte que por ahí circulaba el nacimiento de sus orgullosas nalgas, si se ponía atención, se tenía suerte y una perfecta ubicación se podía apreciar entre sus muslos una tonalidad negra tapando en donde claramente se encontraría ubicado su sexo.
La nena llegó al edificio buscado, veía que una de las puertas de las láminas estaba abierta así que entró, sin saber que el viejo Lucio, aquel que había perdido su derecho a participar en la anterior escena que en estos momentos aún no se llevaba a cabo, se dio por irse detrás de ella; el viejo dejó que la joven se adelantara pues no quería que advirtiera de su presencia, pero aun manteniendo una considerable distancia podía escuchar el desquiciante y alterante sonido que producían sus tacones en el piso de loseta.
La nena llegó hasta donde unas escaleras, algo le decía que debía de subirlas, que su papacito se encontraba arriba, en el último piso, su idea era liberarlo y escapar de ahí como fuera, subió esquivando cualquier cantidad de cajas viejas, aparatos electrónicos, eléctricos y electrodomésticos robados hasta que llegó al tercer piso.
Allí un largo pasillo con varias puertas encontró, colocó muy sensual uno de sus dedos en sus anhelados labios meditando en cual puerta podría ser, se dirigió a la primera, al parecer cerrada con llave, la empujó pero nada, aunque susurró la palabra “papá” nadie le respondió, caminó a la segunda y lo mismo, decepcionada intentó con la tercera y esta si accedió, pero encontró algo parecido a un salón de clases abandonado, un ruido y unos alegatos llamaron su atención, con la respiración profunda elevándole todos sus encantos caminó hasta allá, justo cuando se disponía a abrir la puerta la intimidante voz de Pancho la heló.
El gordo estaba ahí al parecer platicando con otro viejo, después escuchó que se trataba de Felipe y no solo eso, más voces así como un ladrido de perro se escuchaba, pensó que a lo mejor estarían maltratando al pobre animal, ella que tanto apreciaba a los animales en especial a los perros y se indignaba de este tipo de tratos, pensó en socorrer al pobre desamparado, pero como, sus fuerzas eran nulas comparadas con las del viejo quien al parecer tenia compañía, llegándose a pensar que se trataba de toda la banda ahí reunida.
Margarita pensó que sería mejor abandonar el lugar, si los viejos la descubrían posiblemente ahí mismo se la agandallaban, así que entristecida por el pobre animalito decidió irse de ahí, pero justo en ese momento descubría un orificio en la pared, “y si echo un vistazo” pensó, para de esta manera cerciorarse de lo que estaba sucediendo, así que agachándose muy sutilmente regalándole a Lucio una prefecta visión de su espléndido trasero aun virgen y levantado aún más con la ayuda de las exageradísimas zapatillas de plataforma que portaba asomó uno de sus verdes ojitos por ahí y comprobó lo que ya se venía relatando.
Un par de viejos desconocidos para ella maltrataban oralmente a una mujer, después por algunos movimientos de estos que le permitieron observar a la otra fémina se dio cuenta de que se trataba de una chiquilla quizás de su misma edad, muy hermosa, rubia y de cuerpo muy estilizado, por un momento se le vino a la mente el horrible suplicio por el que ella tuvo que pasar cuando llegó aquí, y enojada apretaba sus puños como queriendo meterse ahí mismo y poner en su lugar a todos para librar de ese sufrimiento a su congénere pero se dio cuenta de que nada podía hacer.
Decidió irse pero antes de despegar su ojito de ahí observó como la monstruosa verga de Pancho le quedaba a escasos dos metros, con solo verla la sentía casi adentro de ella, imaginando la última vez que la masacró empezó a sudar de la parte superior de sus labios, continuo en esa sugerente e invitante pose mientras el depravado de Lucio la veía a partir de donde terminaba la esquina de la pared, este desagradable sujeto ya estaba completamente borracho pero lo suficientemente consiente como para saber que hizo, que estaba haciendo y que quería hacer.
El sujeto de por si era espantoso, y en estado embriagado era lo que se podría decir lo más parecido a un zombie, no tenía mucho control en su cuerpo pero su verga estaba tremendamente embravecida, era de agradecer que este tipejo aun poseía su cabellera casi completa pero terriblemente desordenada, enmarañada y grasosa, sus abundantes cejas formaban una sola, contaba con unas piernas muy cortas en proporción a su cuerpo y demasiado rechonchas dando la impresión de poseer la complexión de un enano con una estatura un poco mayor, pues la altura de Lucio era la más corta de toda la banda, incluso la misma Margarita aun sin tacones era 5 centímetros más alta que él y ahora con las zapatillas de plataforma le parecía altísima cuando en realidad la nena apenas rasguñaba el 1.77 mts.
Margarita seguía toda ida, hipnotizada, viendo como Pancho masturbaba su brillosa herramienta, como aun con su callosa mano, que casi era un guante de béisbol, al abarcarla aún quedaba de fuera poco más de la mitad de la longitud de esa barra, de repente sintió su vaginita nuevamente escurrirse, se dio cuenta que aún tenía un orgasmo retenido y que su vagina estaba más sensible que nunca, sus caderas ya habían adquirido un sutil pero perceptible movimiento de balanceo.
Se dijo para ella misma que quizás podría masturbarse ahí, total que nadie la veía, así que tímidamente llevó su delicada manita derecha hasta donde se encontraba ese trastornante y aromático reducto vaginal, cuando la manita tocó su parte íntima fue capaz de experimentar la más caliente y mojada sensación vulval jamás recordada, su tanguita estaba empapadísima.
Sus muslos se abrieron para permitir mejor el acceso, estirando sus músculos y ligamentos al máximo, sus piernas se veían tremendamente trabajadas, como si la nena llevara años ejercitándolas, sus dedos lentamente llevaron a cabo el primer roce, fue exquisito, delirante, destellante, electrizante, y no pudo quedarse solo con ese, de ahí siguieron más, cada vez más recios e intensos hasta que sin darse cuenta, la caliente chiquilla ya se encontraba gimiendo delicadamente, hay que hacer mención que la nena no se masturbaba con la enferma escena carnal, ella tenía sus verdes ojitos fijos en la pulsante y babeante verga de Pancho, no existía otra cosa.
El equino estaba embrutecido, no podía creer lo que veía, la nena quería verga, se estaba tocando su pepa sin disimulo, y algunos gemidos eran tan audibles que llegaban a los llenos de cerilla oídos de este. Sabía que este era el momento que había estado esperando, quien sabe cómo vergas la nena había llegado hasta ahí, lo importante era que estaba, así que decidió salir de su roedor escondite dirigiéndose a esta muy lentamente, caminando de manera torpe debido a su alcoholizado estado y, una vez estando a escasos tres metros de la chiquilla vestida de prostituta dio un último trago a su mula de a litro para dirigirse a la fémina.
-que vergas haces aquí?!!- Margarita reaccionó dejando de hacer lo que hacía, quedándose callada.
-te pregunté, que que vergas haces aquí?!!- la nena veía a este viejo mirándola con cara de pervertido, una de sus manos limpiaba el escurrimiento de caña que de su asquerosa boca bajaba mientras la otra empuñaba una moruna como la de Felipe, el viejo chaparro venia armado.
-Don……… Don Lucio, buenas noches, yo estaba, este…… eh, este- la nena no tenía excusa para defenderse, sabía que venía desarmada y eso la ponía en gran desventaja.
-te voy a decir lo que estabas haciendo puta caliente, te estabas rascando la concha, tienes la concha caliente verdad jejejejeje- el impúdico sujeto le regalaba a la nena su sonrisa mas aberrante, cariada y repugnante.
-nooo, no, este yo- la colorada chiquilla había sido descubierta en una de sus zorrerías.
-me estás diciendo mentiroso??- gruñía el vetusto sujeto.
-no Don Lucio como cree, yo, ay no que pena-
-pues ahora mismo me vas a decir que es lo que estabas haciendo perra caliente, o te rajo el frijol (clítoris) con esto- dijo el viejo enseñando su moruna.
-yo, estaba viendo, solo estaba viendo lo que pasa ahí adentro pero ya me iba, adiós, con su permi..- la nena avanzaba hacia el viejo.
-cállate, eso no es cierto, me estas agarrando de pendejo verdad?- el viejo decía todo esto, pero sin gritar, sabía que ante un levantamiento de voz Pancho podría aparecerse y echarle a perder todos sus sueños e ilusiones.
-no no, Don Lucio por favor, guarde eso antes de que alguien pueda salir lastimado- dijo Mar pues Lucio comenzó a mandar morunazos al aire, escuchándose como el filo de la hoja cortaba el viento.
-así que estabas viendo?, nada más,- preguntaba el bastardo.
-sí, se lo juro-
-te diré algo, te dejaré ver otro poco con la condición de que yo pueda ver contigo, los dos juntitos jejeje,- la risa del viejo era por demás pervertida.
-no, ya me iba, gracias de todos modos-
-calla puta, no he terminado, si tu respuesta es sí, los dos veremos cómo se cogen a la otra puta que está ahí adentro, pero, ahí un pero, si tu respuesta es no, en este mismo momento te acuso con Pancho que andas afuera sin su permiso jejeje, y sabes que te va a hacer, una es que te agarre a cuerazos y la otra es que te ponga a que le ayudes a la zorrita con los apestosos esos, tú decides jejeje, que sea rápido- un silencio sepulcral reinó en el ambiente, un sudor frio comenzó a cubrir el carnoso cuerpo de Mar, una risa macabra atravesaba la caballuda cara de Lucio.
-está bien, puede ver conmigo, pero deje esa moruna ahí- dijo la nena pues no tenia de otra.
-y quien eres tú para poner condiciones, tu solo eres una puta que sirve para darle caña jejejeje- Lucio intentaba meter su sucia mano por debajo del vestido de Mar, ella como era de suponerse se lo negó.
-ahora, sigue viendo, diez minutos tú diez minutos yo y así nos vamos- Mar sabía que debía de obedecer, ya no quería seguir viendo pero si no obedecía al viejo lo más seguro es que este cobarde gritaría el nombre del coloso, así que sin más volvió a inclinar su tremendo cuerpo no sin antes dirigirle una mirada de enojo al hombrecillo centímetros mas chaparro que ella.
El casi enano veía como el cuerpo de Mar al agacharse estiraba todas las fibras del vestido hasta el desgarro, su culo era casi traslucido por el nivel de tensión que se generó en la prenda, veía la casi infantil espalda siendo claramente superada en anchura por las desarrolladas caderas, y que decir de ese medianamente tapado culo, el de Mar era casi comparado con el de una yegua mientras que el de Lucio era solo el final del espinazo, el viejo sería muy pendejo si solo se limitaba a mirar ese cuerpo sabiendo que estaba caliente, así que decidió acercar su rostro al de la mirona chamaca.
-jejeje, que está pasando ahí dentro?- dijo mientras se acercó tanto como para que Mar aspirara su caliente aliento, además de poner una de sus manos en una de las desnudas nalgas de ella, la nena puso cara de asco pero le contestó a su pregunta.
-están dos viejos, uno gordo y otro más panzón, hay un perro muy grande, una chava como ahhh- gimió la nena mordiéndose el labio inferior, Lucio se había atrevido, su mano había bajado por toda su nalga hasta su conchita y se la estaba masajeando, la sensibilidad de todas las yemas de sus dedos unidas en ese punto.
-qué te pasa culo, porque te detienes, sigue contándome- Mar siguió relatando lo que sus ojos veían, cabe decir que a partir de los expertos y vulgares manoseos la voz de la chiquilla se endulzó y sensualizó escandalosamente, y sus labios adquirieron una forma casi de mamadora profesional.
-ohhh, en serio, eso se oye muy sucio, tengo ganas de masturbarme, porque no me masturbas, anda, sácame la verga- dijo Lucio y como si Mar fuera un robot programado dirigió una de sus manitas hasta el abierto cierre del pantalón del casi pigmeo, pero esto lo hizo porque Lucio la invitaba a hacerlo golpeando uno de sus bracitos con la fría hoja de la moruna, veía a Lucio borracho y recordaba a su papá, a un hombre borracho mejor seguirle el juego ya que es capaz de hacer cualquier estupidez que en ese momento su retrasado cerebro puede llevarlo a realizar.
La nena tocó un tubo caliente y gordo, comenzó a inspeccionarlo como si quisiera detectar en el alguna rara tumoración, mientras Lucio estaba feliz sintiendo esos deditos apretujarle femeninamente la verga, según el fino tacto de la hembra la verga debería de ser también generosa así que sin importar todos los malos ratos que este viejo le había hecho pasar sacó la herramienta de tan verde viejo, lo que los ojos de Mar vieron fue algo indescriptible, excepcional, de esas vergas que vienen al mundo cada que termina un ciclo del calendario maya, quedó hasta boquiabierta al contemplar las desgarradoras medidas que se gastaba el más pequeño de la banda, la verga ahí presente debía de medir fácilmente unos 26 centímetros y aprovechando la reducida altura de Lucio y sus cortas piernas esta daba la impresión de llegarle hasta las rodillas.
-jjejeje, te quedaste hasta pendeja verdad?- dijo Lucio quien no dejaba de observar y estudiar cada una de las reacciones de la joven ex cajera.
-este, yo, Don Lucio- decía Margarita, se relamía los labios constantemente, casi babeaba al vislumbrar la bíblica herramienta que el viejo traía pegada entre sus piernas, era como una versión algo diminuta de la trompa de un elefante, pero mucho muy grande para la media de un pene humano.
Margarita después de recobrar la prudencia se dispuso a seguir observando pero sin dejar de mantenerse aferrada a la verga del viejo como si esta se tratara de la mano de su ex novio, Lucio en cambio sentía como esa pequeña manita casi de niña le apretaba su verga de manera exquisita, sintiendo como su palma estaba libre de cualquier tipo de callosidad, pero el viejo casi se vacía cuando esta misma manita empezó a realizar una especie de fricción en su carnal exageración, la nena sentía que esta pesaba aún más que la maceta que cargo minutos atrás, quizás su peso era aproximadamente kilo y medio.
-te gusta mi verga zorra caliente- dijo el etílico sujeto llenando el ambiente con su sudoroso aroma.
-sii- fue lo que sus oídos escucharon para su sorpresa, nunca esperó escuchar esa respuesta, un susurro débil que se constató en la forma de posicionarse de los labios de la fémina, de la caliente zorra, caliente porque Lucio seguía tallándola de su panochita con la tanga en estos momentos a un lado, enterrándose entre el muslo y la carnosa vagina.
-¿qué te parece sin dejamos de ver a estos pendejos, y nos vamos a un lugar más cómodo?- preguntaba el pervertido sujeto casi sintiendo como se le salía el corazón de la emoción de esperar que la respuesta fuera precisamente, después de unos minutos de controversia en la mente de Mar, lo que sus oídos escucharon.
-sí, vamos, lo sigo- el viejo tuvo que hacer un esfuerzo majestuoso para no caer ahí fulminado de un ataque cardiaco, pero con una gran concentración de saliva en su cogote se llevó a la nena de ahí, buscando ese lugar cómodo del que hablaba.
El desesperado sujeto con crisis sexual llevaba de la mano a la nena quien solo se dejaba hacer, caminando de la manera más escandalosamente sensual que su cuerpo pudo representar, su vestido iba subido enseñando parte de sus lúbricos tesoros medio tapados pero a ella poco le importaba, ella en estos momentos solo obedecía a una parte en su cerebro que le decía que debía de seguir y a su vez obedecer al viejo en cada cosa que él le exigiera.
La pareja de amantes llegó a un cuarto muy oscuro, Lucio encendió la luz para dejar ver un baño en deplorables condiciones, al momento de que se encendió la luz toda una localidad de cucarachas huyeron despavoridas ante la presencia de las dos sombras, el baño estaba muy socio, la tasa ya era color verdoso, dentro de ella había algo indescifrable, negro y café, con un olor fuerte y con algunos gusanos típicos de cuando algo se descompone ahí rondando, pero para el viejo esto era una penthouse y la abochornada de Margarita al parecer estaba del todo cómoda.
Lucio bajó el asiento y se mandó la primera orden,
-siéntate zorra, y sácate los calzones- la muchachita obedeció y de la manera mas coqueta y lenta que pudo aplastó su tremendo trasero contra el asiento, juntó sus piernas y metió sus delicadas manitas hasta que estas encontraron los hilos de su tanga, lentamente comenzaron a deslizar la microscópica prenda hacia afuera, recorriendo todo sus muslos, llegando a sus rodillas, todo esto sin separar un solo centímetro sus piernas, y levantando muy coqueta las gimnasticas pantorrillas para terminar el recorrido, hubo un pequeño imprevisto pues uno de los hilos se atoró en uno de sus tacones pero no fue nada que la nena no pudiera remediar.
Debido al constante cambio que Margarita ha sufrido en los últimos días, pasando por situaciones de lo más deplorables, estas han de cierto modo causado estragos en su comportamiento a la hora de aparearse, la nena está confundida a partir de esa noche con Pancho, ni ella sabe que le pasa, quizás se trate del síndrome de Estocolmo, en este momento es llevada por una extraña e inexplicable sensación en su cabecita así como una sarnosa comezón en su panochita solo obedeciendo a su más rústico y malsano pensamiento, algo que ya hizo con Pancho pero borracha, aquí está libre de cualquier toxina……..
-la quiere?- dijo Margarita mientras su tanga giraba en uno de sus dedos, el viejo Lucio hasta se pellizcaba para asegurarse que esto no fuera un sueño o alguna ilusión creada por efecto del alcohol, a él no le importaba la manera tan puta en que la nena se estaba comportando, él lo que quería era cogérsela y quería asegurarse que al aventársele encima la nena no se evaporaría.
El viejo no contestó, solo se dignó a arrebatar la tanga de Mar de sus manos pero esta nena también era más rápida, o Lucio estaba tan borracho que era muy lento, que impidió que el chaparro se la despojara, el viejo pensó que aquí la nena se levantaría y lo mandaría a la chingada, por pendejo se la había olvidado la moruna allá arriba pero su sorpresa fue enorme al ver como la misma chiquilla se metía su tanga a su boca para después decirle.
-guiguemega- dijo con su boca llena de tanga, el viejo se abalanzó desesperado sobre esos carnosos labios fundiéndose en un marrano beso en donde ambas lenguas intentaban encontrarse pero el cacho de tela se los impedía.
Los suspiros de Margarita no tardaron en aparecer mientras que los bufidos de Lucio hacían lo propio, él la tenía buen aferrada de su cintura mientras ella hacia lo mismo de su horrible cara de caballo, ella empezaba a abrirse de patas mientras él iba acomodando su verga en esa celestial entrada que precisamente hoy pasaría a ser una más de sus conquistas, uno de los más perversos y violentos violadores golpeadores de mujeres estaba a punto de disfrutar de los encantos de la bella Margarita.
Margarita recordó lo grande que era eso que se acercaba a su concha pero no le importó, quería experimentar en carne propia que se sentía tener alojada dentro de ella algo así de desmesurado, Lucio sacó victorioso la empapada tanga de la boca de Margarita y le pegó una potente aspiración llevándose hasta sus enfisémicos pulmones todo el aroma de la hembra caliente, casi metiéndose por sus narices la prenda de la nena.
Pero recordó que tenía otro propósito, así que sin perder más tiempo apuntó su tosca longaniza y poco a poco la fue introduciendo en la hecha agua concha de Mar, ella se aferró con sus manitas de unos mohosos tubos que pasaban arriba, en los lados, de donde ella estaba sentada, presentando algunas goteras que sabrá Dios que tipo de sustancia era lo que de allí caía, sin embargo dichos tubos adquirían una posición perfecta como si estos se tratasen de algún instrumento para hacer ejercicio.
-ahí te va zorra!!!.- fue el mugido de Lucio cuando este lanzó un mortal arponazo en contra de ella, la verga de Lucio atravesó a Mar como si esta fuera de algodón pero casi a la mitad de su larga extensión esta se quedó atorada, y es que en esta parte el miembro se hacía más grueso y venudo, era tal la cantidad de venas que quedaban encimadas unas de otras, Lucio no podía permitirse esto y juntó tanta fuerza en sus caderas para después sacar un poderoso ataque que envió esa verga hasta el fondo de la rebelde cuevita.
Mar pegó un grito apocalíptico, salpicando muchas gotas de saliva en ese berrido, y es que la irrupción había causado en ella prácticamente un segundo desquintamiento, resultaba increíble que esta no le hubiera traspasado el útero, Lucio comenzó a mover su protuberante arma, con secos movimientos pélvicos sacaba de ahí unos 17 centímetros para después volver a meterlos con más fuerza, cada nuevo embiste aumentaba en fortaleza, aferrándose de la cintura de su pareja para que estos fueran más fuertes, mientras tanto, en cada golpe, toda la zona pélvica y monte venus de Mar se sacudían, en el vientre de esta podía apreciarse un tumor que crecía cada que el viejo metía hasta el fondo su mortífera carne.
La pobrecita chiquilla sentía como si estuviera siendo corneada por un toro, a esto ayudaba que el viejo bufaba y esto hacia más realista su alucinación, el rostro de la bella señorita quien solo había venido a ver si era cierto que aquí se encontraba su papi lucia desbaratado, su cabello rápidamente se vino hacia adelante por más que ella lo echara para atrás, y cada nueva acuchillada se movía y gemía desesperada.
Lucio decidió apoyarse ahora de los tobillos de la nena, separándoselos lo más que pudo, en esta posición los muslos de ella era exhibidos en su máxima expresión mientras el viejo con un suave movimiento en donde solo pendulaba su pelvis lograba meter gran parte de su venuda verga, quizás solo faltaban tres centímetros, Margarita gritaba en cada penetración, pero sentía riquísimo esa verga del macho que tanto asco le daba, ese macho que se excitaba hasta con ver gente agonizando, por un momento pensó que demonios estaba haciendo ahí atravesada por tan repugnante sujeto pero cuando se decidía por avisarle al viejo que era suficiente este la regresaba a su lugar con otro fiero apuntalamiento.
Uno de los golpes fue tal que se pudo escuchar como el cuerpecito de la nena había chocado con la parte trasera del excusado, pero también tuvo repercusiones en las facetas pervertidas de Margarita, sus ojitos se pusieron blancos así como sus cejas se fruncieron exageradamente mientras sus labios se abrieron intentando gemir pero al perecer este sonido se quedó atorado en su diafragma, la gruesa verga de Lucio seguía atravesando a la delicada conchita.
Mar liberó una de sus manitas y la llevó hasta su masacrado sexo, comenzó a realizar esos movimientos de representación fiel que llevó a cabo en la regadera de su casa (la de Pancho) embarrando en esa parte tan íntima y cuidada de su cuerpo una rara concentración de algo de apariencia oscura proveniente de la tubería, que, por las ininterrumpidas penetraciones de Lucio se empezó a batir por todo el territorio vaginal tanto externo como interno pues la verga del viejo se encargó de llevar lo más profundo que pudo parte de esa inmundicia.
Margarita había dejado de tocarse, ahora solo se dedicaba a ser una simple espectadora de como se la cogían, miró al viejo que se encargaba de hacerla hembra, estaba sudado, se había quitado su camisa mostrando un cuerpo mitad fofo mitad marcado, muy moreno y con algunos tatuajes en su cuerpo, la depravada de Margarita incorporó de su cintura para arriba para poder llenar de besos, mordiditas y lamidas el descuidado cuerpo del viejo llevándose a su boca todo tipo de salados sabores.
Lucio decidió cambiar de posición, ahora se sentaba en el retrete mientras Margarita se sentaba arriba de él y de frente y lentamente fue bajando sus caderas, su vagina literalmente iba devorando esa tiesa verga hasta que quedaron perfectamente acoplados, nunca pensó que su cuerpo pudiera comerse algo de semejante manufactura, obviamente después de mucho sufrimiento; la sensual chiquilla se aferró de la nuca del viejo mientras este hacía lo propio de la cintura de ella porque lo que se venía se veía descomunal, y así fue, Margarita hizo a un solo lado todo su cabello para comenzar con un legendario movimiento de caderas que sepa Dios o el Diablo donde aprendió a realizarlo, movía sus caderas como una auténtica batidora para después cambiar estos endemoniados y ordeñadores movimientos por severos sentones tan agresivos que el mismo Lucio estaba sintiendo que posiblemente no podría controlar a tan salvaje yegua relinchando arriba de él.
Y es que la casi desfallecida Margarita comenzó a ensartarse cada vez más fuerte, las piernas de Lucio estaban siendo demolidas por la desquiciada chiquilla quien no dejaba de gemir y gritar como una posesa, los espeluznantes sonidos que hacían ambos cuerpos al chocar espantaban a todas las alimañas que por ahí se entretenían mirando a unos seres muy lejos de parecer humanos así como los violentos sentones hacían cimbrar toda la planta en que se encontraban.
La nena estaba que ardía, su calor quemaba a su chaparro amante, este estaba casi con los ojos de fuera soportando a la hembra convulsionándose sobre de él, por momentos le era imposible sostenerla con todas sus fuerzas pues los meneos eran tales que superaban la fortaleza que este viejo poseía, en un sentón tan poderoso que la nena se dio este pobre hombre casi sintió que se le habían caído los huevos al suelo, posiblemente no hubiera aguantado mucho antes de caer muerto pero fue gracias a que Margarita tuvo un orgasmo que pudo descansar, Lucio había subestimado a Margarita, una nena que le había dado ciertos problemas en la cama hasta al mismo Pancho por la forma tan ruda de moverse cuando llegaba a su límite.
Nuestra nena se había corrido y se meneaba como si estuviera retorciendo por dentro la verga del viejo, a nadie sorprendería que si Mar se levantaba la verga de Lucio saldría formando alguna figura exactamente como las que hacen los payasos globeros, la nena aun moviéndose comenzó a besar el pecho de su hombre, subiendo esos carnosos labios hasta el sudado y percudido cuello de este, lamiéndolo y mordiéndolo como una vampiresa, para después besarlo en la boca con fogosos enredamientos linguales, solo así el viejo mostró signos de vida, estaba todo desparramado y respirando agonizantemente pues los movimientos habían sido brutales.
Aun así el recuperado Lucio quiso más, experimentó por vez primera como la vagina de Mar mordisqueaba las vergas que la penetraban y eso le había gustado, lo que Pancho contaba y presumía en la cantina era cierto, la nena comenzó a moverse de nuevo, ahora más lento y masajeándose sus pechos, al verlos Lucio se les mandó como perro hambriento, comenzó a estrujarlos, apachúrralos, aplastarlos uno contra el otro, juntándolos hasta que el par de pezones se unía y ahí fue donde su lengua comenzó a darse el mejor banquete de su podrida vida, completamente desubicado mamaba esos pechos saboreando el sazón que estos tenían, su asquerosa lengua se revolvía feliz pasando de uno a otro, los mordía enterrando sus dientes como si en verdad se los fuera a digerir, se separó de ello para verlos como le regalaban la mejor danza jamás vista.
-escúpeme perra- dijo el demente abriendo su bocota
-que?- preguntó Margarita quien acariciaba su rostro y cabello (de ella) al tiempo que no dejaba de ensartarse.
-que me escupas, aquí en mi boca,- dijo Lucio sacando su lenguota.
Margarita no estaba en sus cinco sentidos como para extrañarse por tan raras solicitudes, así que juntando en su boca la mayor cantidad de saliva que pudo lanzó el cuantioso escupitajo en contra de la boca de Lucio, pero al no ser muy buena para realizar esta actividad de mal gusto su escupo quedó colgando de su barbilla, aunque esto no fue impedimento para que esas babas llegaran a su destino pues Mar las recogió con una de sus manitas y la llevó hasta tan fétido lugar.
-ahora voy yo, te voy a enseñar cómo se escupe!!!, abre la boca perra mal parida!!!- dijo Lucio ya con las babas de Margarita y las suyas mezclándose dentro de él.
Ella obedientemente separó sus canosos labios lo más abiertos que pudo para recibir de la manera más repugnante posible una mezcla de sus babas con las del apestoso sujeto, sintiendo claramente la chiquilla cuando estas chocaron contra su lengua.
-no te las tragues, junta más saliva y escúpeme ahora tú, hazlo bien- dijo Lucio a una escupida chiquilla, la sudada pareja había detenido un poco su acalorante labor para poder comunicarse con claridad.
Margarita escupía ahora una mayor cantidad de saliva, esta vez lo hizo bien, prácticamente llenado de babas la boca del viejo y aun dándose el gusto de que algunos hilos colgaran de su barbilla (de ella), Lucio hizo lo propio y juntando una gargarea cantidad de babas tan grande que inflaban sus cachetes se mandó esa repulsiva mezcla hasta lo más fondo de la garganta de la nena, escupiéndole a bocajarro, así continuo la pareja con este extraño ritual de apareamiento, al final una muy estructurada y sofisticada red de hilos de saliva en todos los grosores formaban una compleja telaraña de cristalinas uniones entre el feo y rasposo rostro de Lucio y el suave y hermoso rostro de Margarita, y aun así la pareja se seguía escupiendo, solo pararon porque Margarita comenzó a vaciarse otra vez pues el bribón nunca dejó de pellizcarle el clítoris.
El borracho de Lucio la orientó para que ella quedara de espaldas a él, y así comenzaron a acoplarse otra vez, una posición muy excitante en donde la morena verga de Lucio se veía desaparecer entra las rosadas pieles de la nena, primero fue Lucio el que comenzó a taladrarla para después secundarlo la chiquilla con enloquecidos movimientos de pelvis, la nena terminó por recargar su cuerpo contra el de su macho, no tardaron en aparecer una negras manos que se apoderaron de sus pechos, cacheteándolos o jalando de sus pezones mientras ella se comía esa desabrida boca, la nena dejó de besar al depravado solo para gemir más fuerte y en pocos minutos volver a venirse expulsando un pequeño chorro de jugos desde su vagina, dejándole una clara sensación de ir al baño.
La nena no haciendo caso a lo que su cuerpo le dictaminaba siguió ensartándose en la agraciada y completamente babeada verga de Lucio, la nena aceleró sus drásticas ondulaciones mientras intentaba ver, con sus ojitos casi cerrándose, cuál era el procedimiento utilizado por su bollito para poder albergar tanta carne, pero al parecer después de un rato la posición no fue lo bastante cómoda, ambos cuerpo se resbalaban debido a tanto sudor teniendo que acomodarse en varias ocasiones así que la nena decidió regresar a la pose anterior.
Lentamente se desacoplaba mientras veía como la verga del viejo a raíz que salía de ella se iba acostando en la panza de este, por la forma en que le iba saliendo casi parecía que Margarita estaba dando a luz a una verga, ella se acomodó con sus potentes piernas ya temblándole y procedió a enclocharse de nuevo, la pareja de amantes continuo en lo que estaba, los gritos y grosería hacia la persona de ambos era tales como:
-zorra de mierda!!! Sabía que eras una hija de la gran puta!!!!!- obviamente esto era gritado por el cincuentero.
-si- la nena suspiró esta afirmativa palabra, ella estaba atravesando por un estado emocional algo retorcido que haría que comenzara a desgastar su garganta en groserías que en sus cinco sentidos nunca diría.
-sí que perra asquerosa!!!!!- ladraba el repugnante.
-sí, si soy mmmmm- decía la agitada chiquilla.
-si eres que ramera barata!!!,- el viejo soltaba a la nena de su cintura y comenzaba con todo un ciclo de fieras nalgadas, en donde el sonido de la según última no hacia otra cosa que animar al viejo a mandarse una más, ella simplemente arqueó su cuerpo y paró más el culo.
-si, siiii, siiiii Don Lucito, soy una perraaaa, una perra asquerosaaaaa, soy la perra de todoooossss!!!!!- el viejo quedaba hasta con la boca abierta a raíz de las fuertes declaraciones y confesiones que su puta en turno realizaba.
-jejejeje, demuéstramelo ahhhhhh, ensártate más duro, házmela polvo!!!- bramaba el imperdonable.
-siii, ssiiii, uuhhhhgg su verga es miaaaa!!!, miaaaaa!!!!, aayyyy dioooosss que ricaaaaaa!!!!!!- la nena obedecía al sacrílego sujeto para mandarse sus más yegüinas empaladas en contra de la astronómica barra.
-es la más grade que he probado en mi asquerosa vida de putaaaaaaaa!!!!!!!!- gritaba la nena, o quien sabe quién lo hacía por ella, sin embargo estaba tan fuera de sí que quería algo más…………. sádico.
-Don Lucio uuhhhhggg, escúcheme, óigame!!!!!, escúcheme maldito violador de mierdaaaaa!!!!- la nena se expresaba con diálogos propios de las mujerzuelas.
-perra caliente, estas tan cachonda que no te mides en tus palabrotas!!!!!- de más está decir que Lucio con esto se ponía mas duro.
-escúcheme hijo de su puta madre viejo cabrónnnn!!!!,- ahora la endemoniada era la nena, estaba tan embravecida que ese sencillo grito había implementado un temor en Lucio creyendo que esta perra en cualquier momento se lo despacharía a cachetadas.
Pero la nena en vez de eso pidió su sádico tormento.
-péguemeeee!!!, péguemeeeee!!!, agárreme a cachetadas por haber salido tan putaaaaa!!!!- la aun ensartándose nena agarraba al viejo de los pellejos que colgaban terminando su cuello y lo azotaba ferozmente contra el retrete.
-estas segura zorra hija de puercaaaaa!!- bramó Lucio adolorido de esa parte, la cual la nena ya había comenzado a amoratarle por tan severos pellizcones.
-si segura, péguemeeeeee!!!, no le gusta eso viejo pendejo?!! (la nena le mandaba otro escupo impactándolo contra su equina cara), no vive de pegarle a las mujeres??!!!, que acaso no le excita pegarle a una mujer?!! Péguemeeeeeeeeeeeeee!!!- gritaba la nena.
-pues hay te voy puta!!!- gruñó el desequilibrado sujeto y con la palma de su mano mandó una aberrante cachetada que le dejó fotocopiada la mano en todo el pómulo de la nena, tan bestial que pudo haberle sacado algunos dientes, por fortuna para la belleza de esta nena su dentadura quedó intacta.
-más fuerte viejo marica, que no tiene fuerzas!!!- gritaba la caliente Margarita presa de una calentura nunca antes experimentada, Lucio desde luego se ofendió y encolerizado mandó uno de sus mejores golpes pero esta vez a puño cerrado, la nena veía como esa apuñada mano venia acercándose cada vez más a su rostro hasta que después de sentir un tremendo impacto su visibilidad quedó a oscuras.
El impacto fue tan brutal que dejó a Margarita en un cercano estado al knockout, la cabeza de la nena se balanceó como si esta estuviera hecha de goma, de una de sus fosas nasales comenzó a rodar una gota roja, a pesar de que Lucio era el más débil de la flotilla su fuerza en los puños era aún muy superior a la de la nena, quien había dejado de mal hablar a partir del golpe.
La pareja siguió en lo suyo, a estas altura Mar ya no mostraba coordinación en su cuerpo, menos en su cabeza, ni siquiera en sus labios, o al menos eso parecía pues una de sus manos subió a limpiarse esa gota de sangre que rodaba por ellos, la nena comenzó a sentir el nacimiento de otro orgasmo pero también sus ganas de orinar ya estaban casi de fuera, el viejo se dio cuenta y comenzó a castigar el clítoris de ella con fuertes golpes de dedo, tanto hasta que terminó vaciándose primero en líquidos agridulces, apretando sus labios con sus dientes tan fuerte que casi hace sangrar a estos también, mientras que sus ojos no se unieron solo porque tenían el nacimiento de su nariz en medio.
Ella misma quizás tan acostumbrada a que la dejaran encuerada cada que se la cogían intentó desgarrar su vestido, pero no pudo, sus fuerzas no eran tantas, pero aun no pasaban las contracciones orgásmicas del todo cuando sintió como una gran cantidad de orines venían bajando sin la menor intención de detenerse, así que rápidamente quitó a Lucio de donde estaba sentado para ella misma levantar la tapa del retrete, liberando el mefítico aroma de esas extrañas y agusanadas formaciones, se abrió de patas lo más que pudo de la misma forma que abrió con una de sus manos sus labios vaginales, apreciándose lo rojo y abiertos que estos estaban, para comenzar a dejar salir ese dorado líquido.
Los meados caían chocando contra las porquerías de ahí abajo, en dicho choque varias gotitas de algo negro brincaban y alcanzaban a pegarse en los blancos y temblorosos muslos de Margarita, ella en tanto mantenía su frente levantada para evitar que le saliera más sangre mientras Lucio veía ese par de nalgas liberadas del yugo del vestido y como de en medio de sus abiertos muslos caía el líquido.
Una vez que la nena terminó de mear dirigió su hermosa mirada al viejo, dicha mirada ya no era de esa niña viciosa y desfallecida que hace poco mero se telelea arriba de él, esta vez su mirada era tan inocente, tan tierna, tan distintiva de Margarita que hacía imposible creer que esta niña hace poco estuvo gritando tantas obscenidades y moviéndose como un remolino, debido a que ella aun portaba las zapatillas es que había una notable diferencia de altura entre ellos.
Sin que el viejo emitiera palabra alguna Margarita se agachó, tomo la verga de Lucio y se la metió a la boca, pero el gran error de esta nena fue creer que se metía la de Felipe o la de Taco, ella empezó muy alegre metiéndose esa monstruosidad, alojó lo más que pudo dentro de ella pero no pasaron ni cinco segundo cuando ya estaba trocándose en saliva, aun así se lo tomó a reto, volvió a engullirla lo más que pudo para comenzar a realizar movimientos en su cuello propios de sus mejores mamadas de verga pero de igual forma se volvió a vomitar en saliva, de nueva cuenta esta nena se metió otra vez casi un total de 22 centímetros, lo que medía la verga de Pancho, comenzó a chuparla como toda una puta pero esta vez la arcada no pudo ser controlada y se vomitó expulsando lo que Silvia le había llevado de comer algunas horas antes.
-ay- dijo la nena completamente apenada.
-ahh que puerca eres, deja eso, abre la boca que te los voy a echar todos- dijo Lucio, la nena solo sonrió mostrándole sus dientes superiores e inferiores muy juntos, esta vez no blancos pues estaban cubiertos de residuos de vómito.
La señorita abrió la boca lo más que pudo y sin más el viejo, después de haber tenido muchos meses sin coger, se desparramó en semen dentro de la boquita de Mar, la llenó completamente no viéndose dentro de ella otra cosa que no fuera líquido marfilesco, solo su lengua por momentos alcanzaba a salir a la superficie de ese mar de semen.
La nena con las piernitas muy juntas y sus manitas descansando en la rodilla de estas jugueteaba con el apestoso líquido, al parecer le había gustado el sabor pero después la sensación cambio a algo más desagradable por lo que recordando que el semen en la boca no se desperdicia sencillamente se lo tragó junto a los mal digeridos restos de su trocada comida.
Unos minutos después……………………
El viejo Lucio veía como la nena se acicalaba en el espejo del baño, al parecer para ella ya todo había terminado, peinaba su sudado cabello, tarareaba una dulce melodía, acomodaba su arrugado vestido y mantenía pegado en su nariz un pedazo de papel que ya se estaba llenado de sangre, pero el viejo aún seguía duro, lo suficiente para aguantarse otro raund, lentamente el viejo se acercaba por detrás, azotaba el rostro de la nena en el espejo del baño, por suerte este no se rompió sino los resultados en el hermoso rostro de Mar no hubieran sido tan hermosos, la nena por reflejo paró el culo, el viejo intentó nuevamente la penetración vaginal.
Sus largas e imponentes piernas aunadas a sus tacones imposibilitaban que Lucio pudiera penetrarla en dicha posición, su mediana estatura no era suficiente, no le llegaba, enojado el hombrecillo buscó algo para el ganar altura, por suerte encontró un par de blocks de construcción los cuales acomodó a manera que le pudiera llegar a la jugosa papayita de Mar, el viejo era capaz de quitarle los tacones a Margarita para ponérselos él con tal de llegarle, Lucio iba a mandar el primer empujón pero ya con verga en mano observó como el anal y virginal puntito de Mar pulsaba como pidiendo guerra, entonces preguntó.
-jejeje, te lo han hecho por el culo?- entonces la asustada Margarita defensora de su trasero dijo.
-no, por favor, por ahí no, dicen que duele mucho-
-ahh, eso no es cierto, no duele tanto, depende si el que te la coge te la sabe meter y yo si se jejeje- decía el viejo.
-es que, no sé, me va a doler- dijo Margarita, aún seguía caliente e inconscientemente comenzó a menearle el culo al viejo, una hembra cortejando al macho.
-no, no duele, anda, vamos a intentarlo- dijo Lucio ya punteando la entrada rectal de la chamaca.
-jijiji, no se Don Lucio- Mar también seguía el juego, ella hacía para atrás su culo para que ano y glande tuvieran un mejor contacto y así empezaran a conocerse, así estuvieron unos minutos en donde el culito de Mar ya se estaba acostumbrando a los besitos que le regalaba la verga del viejo, este pervertido al tener mayor altura apretó las nalgas de Mar en contra de su desmesurada verga, chaqueteándose su palanca con las carnosas posaderas de la niña, la tierna chiquilla ya suspiraba casi de amor con esos sucios movimientos, Lucio se dio cuenta y decidió preguntar de nuevo, caliente como un burro profetizaba que esta vez la nena aceptaría.
-entonces que putita, intentamos romperte ese culo que te cargas-
-ayyy Don Lucio jijijiji, romper es una palabra que se oye muy fea- dijo la coqueta nena.
-bueno, entonces, te gustaría que probáramos ese culito- Lucio le hablaba casi metiéndole la boca al oído, el viejo ya estaba casi que se volvía a vaciar en mocos.
-jijijiji, pero me promete que si me duele mucho, la va a sacar- decía la zorra de Margarita.
-si pendeja, si sientes que te está doliendo mucho me dices y te la saco- decía el viejo derritiéndose en sudor de la emoción de estar a punto de desvirgar un culo, y vaya culo.
-ehh, este, no puedo creer que vaya a decir esto pero si, está bien, quiero calar que se siente- dijo la nena arqueando su cuerpo, sacando aún más su culo y apretando sus dientes para resistir el seguro dolor que se avecinaba.
Pero justo cuando Lucio comenzaba a ejercer presión sobre ese culito la puerta del baño se abría, la pareja volteaba observando una enorme sombra negra, era Pancho quien miraba enojado como uno de sus compinches estaba disfrutando de su mercancía sin pagar y de cómo su mercancía le estaba dando el culo a este viejo, ¡¡¡¡¡le estaba ofreciendo la virginidad de su culo de a gratis!!!!!, algo que para el obeso sujeto era inconfesable, imperdonable.
-que se supone que están haciendo ustedes dos aquí!!!!!!!!- era como si el mismo Satanás los estuviera regañando.
Lucio parecía camaleón cambiando constantemente de color, mostrando casi todas las tonalidades en menos de medio minuto, mientras la pálida Margarita se acomodaba su vestido y se colocaba la babeada tanga.
-Pancho yo- dijo Lucio, a quien hasta lo borracho se le quitó, estaba más sobrio que nunca.
-nada cabrón hijo e puta, les dije muy claramente que tenían prohibido cualquier tipo de contacto con esta zorra, pero como veo que ya te me la disfrutaste tendrás que pagarme hijo e puta!!!, en este momento me pagas 15 000 mil pesos ya con intereses por haberlo hecho a mis espaldas, si no te corto los huevos aquí mismo- sentenció el viejo.
-y tu puta!!, que no te dejé encerrada!!, dime como vergas te saliste!!!, te ayudó este pendejo verdad!!!,- el viejo la jaló tan bruscamente de los cabellos tirándola al suelo y arrastrándola por todo donde se le podía, Lucio aprovechó el momento para salir corriendo completamente desnudo, como si lo fuera persiguiendo el mismísimo Diablo queriéndoselo coger por el culo con una verga de medio metro, dejando a la nena sola con el problema.
-esta si me la pagas escuchaste perra caliente, esta si me la pagas!!!!!- gritaba el endiablado sujeto echando lumbre por los ojos y engrosando las venas de su cuello, el viejo salió del cuartito pero no demoró en regresar con un cacho de tieso cable doblado a la mitad, aunque con voz más tranquila.
-en este mismo momento me vas a explicar cómo vergas te saliste o quien te ayudó a salir- dijo Pancho abarcando con su cuerpo toda la puerta y levantando el brazo en donde sostenía el cable, perdiéndose para los ojos de Mar en el brillo del foco, Margarita solo veía en el viejo toda la intención de darle la cueriza de su vida.
Continuara………………
Pasé un tiempo acariciando a mis dos flamantes yeguas.
Manoli me daba buen sexo, con carácter y dedicación. No quedábamos muchas veces y manteníamos con recelo nuestros secretos encuentros. Ella buscaba gustarme, no me era muy difícil darme cuenta de ello. Eso me hacía sentir a gusto y generoso con aquella hembra. Al fin de cuentas, las pocas veces que quedábamos, nos entregábamos con dedicación.
Mi madre me daba amor. Esa era la palabra, amor. Cuando acudía a sus brazos me recibía con el alma abierta y me entregaba su dulce y maduro cuerpo. Lo hacía con naturalidad y nunca me dejaba indiferente. Sus amplios senos llenaban mi paladar y mi tacto de gloria. Su forma de subirse encima me dejaba agarrado al abismo, haciendo fuerzas por no correrme, Pocas veces tomaba la iniciativa con ella. Pero poco a poco fui entendiendo como imponerme a ella.
Con mamá todo era cómodo y placentero. Era fácil dejarse llevar y engancharse a sus regazos. Ella parecía feliz, y no intuía que el hecho de ser su hijo le importara.
El buen sexo que me otorgaban aquellas dos fenomenales yeguas me hizo estar mejor en casa. Me centré más en mi familia y el trabajo. Hasta empecé a disfrutar algo más del sexo con mi mujer. Mi madre y mi cuñada me hacían saciar la mente enferma e incontrolable; lo cual se traducía en una mayor estabilidad emocional. El león estaba amansado.
Pasaron un par de años con esta calma. Manoli, emocionada aun por haberme ayudado con mi madre, me pedía constantemente poder asistir a una sesión de sexo con ella, y si ambos queríamos contribuir. A veces se desataba y lo pedía con insistencia; todas esas veces tuve que contenerla y pedirle sentido común. Mi madre la conocía, se suponía que todo era un inmenso secreto. No quería hacer nada que pusiese en peligro todo aquello y mi integridad como cabeza de familia.
A veces también me preguntaba por mis futuras yeguas. Mi cuñada era mi confidente. A ella le fui sincero desde el principio, en mi deseo de acostarme con cuantas más mujeres “prohibidas” mejor. Le dije que las llamaría mis yeguas, y que ella, mi cuñada, era la primera de todas. Lejos de sentirse usada le gustó, y gracias a ella pude conquistar a mi segunda yegua: nada menos que mi madre. Había apuntado tan alto que tuve suficiente durante más de dos años. Pero un familiar escozor me empezaba a venir con mayor asiduidad cada vez. El ser guarro, maldito, insaciable, prohibido, que habitaba en mi interior empezaba a pedirme más. Era el momento de conquistar y domar a una tercera yegua. Tenía varias candidatas en mente, y con alguna de ellas Manoli podía ser parte definitiva, nuevamente, en el proceso de amaestramiento.
Físicamente me encontraba muy bien. Había intensificado mis visitas al gimnasio. Mi cuerpo estaba fuerte y los músculos se dejaban ver algo marcados. En la cama era un toro, aguantaba bastante bien las envestidas y podría estar mucho tiempo sin cansarme. Sobre todo en mis segundos polvos, una vez superada la calentura del primero. En ellos era donde verdaderamente me había creado la fama de buen amante y de bestia en la cama. A veces estaba hasta media hora sin dejar de follar, constantemente. Mi madre decía que ella buscaba amor y pasar ratos íntimos con su hijo, pero cuando alcanzaba ese punto sentía como se estremecía y se derretía bajo mis músculos y empuje. Notaba como realmente le encantaba esa forma salvaje de follarla, y gemía como una puerca; realmente como la puerca que es.
Y era, precisamente, esa confianza en la cama, y lo bien que me encontraba físicamente, lo que me hacía estar decidido a ir a por una tercera yegua, y lo que me hacía pensar que todo era posible, que siempre habría opciones de conseguir el objetivo, por difícil y extraño que fuera. Si se hacía bien, hasta un no era salvable psicológicamente. Pero siempre se asumían riesgos. Cuando uno tiene muy claro a quien quiere follarse, si no está dispuesto a arriesgar y a mirar cara a cara al peligro, nunca lo conseguirá.
Una mañana me desperté empalmado después de un dulce sueño. En ese momento tuve claro que mi tercera yegua sería la protagonista del sueño: Sara, la hija de Manoli. La sobrinita de mi mujer había cumplido los dieciocho hacía poco tiempo. Desde que tenía dos años menos ya era una mujer de bastante buen ver. Morenaza de curvas generosas, pechos amplios y una bella y morena mirada tímida. De hecho siempre fue la yegua que más tuve en mente. En su día decidí esperar hasta que cumpliera la mayoría de edad, y ahora, como un grupo de bisontes desbocados, Sara vino a mi mente sin retorno.
Estuve todo un día pensando en cómo podría intentarlo. No encontré forma fácil de hacerlo. No es igual buscarle las cosquillas a mujeres maduras, con falta de sexo en su vida, que a una joven recientemente mayor de edad, pero con una inocencia aparente más propia de una adolescente quinceañera.
Llegué a la conclusión que era un reto más difícil y delicado que incluso el de mi propia madre. Eso no me desanimó, al revés. Quería intentarlo, y quería conseguirlo; no podría flaquear. Un pequeño traspiés y mi vida se podría ir al garete.
Decidí que no podría hacerlo solo. Necesitaba ayuda de alguien. Me costaría mucho trabajo decirlo a su madre. Pero era la única opción, o me ayudaba Manoli o jamás tendría a Sarita entre mis yeguas.
Tras un polvo entre semana con manoli, en casa de mi madre (ausente entre semana por trabajo en una ciudad vecina). Decidí comentarlo…..
– Manoli, he pensado que quiero seguir indagando en mi sexualidad. Quiero dar un paso más, tengo en mente a una posible yegua que me colmaría.
– ¡Guau!, ¡por fin te has decidido!. Dime, ¿de quién se trata?
La miré dubitativo. Ella esperaba sonriente, estaba muy guapa con su teñido pelo rubio cayendo sobre su frente.
– Se trata de Sara….. tu…. Hija
Su sonrisa se congeló. No supe entender si el arqueo de labios denotaba furia o excitación. Hubiera jurado que ambas cosas a la vez. Tardó en reaccionar más de lo que esperaba.
– Vaya, cuñado, parece que vamos a tener que matarte antes de que te folles a toda tu familia. ¿por qué demonios tienes que meter a Sara en esto?
– Sé que no es fácil, pero siempre he sido sincero contigo. Cuando aceptastes ser mi primera yegua no se te veía precisamente apesadumbrada. Ni cuando llevastes a mi madre a mi polla. Ahora has de aceptar que me apetece una chica como tu hija. Es maravillosa. Si tuviera su edad estaría enamorado de ella. Es guapa, morena, y no tiene mal cuerpo…. Ni mucho menos.
– Ella es mayor de edad, no soy quien para obligarte nada.
– Espero contar con tu ayuda.
– De eso nada, cabronazo.
Eso último lo dijo fría y seria. Se levantó y se vistió a toda prisa. Yo la observaba en silencio desde la cama, no iba a intentar convencerla, me parecía lógico. Estaba en su derecho de no querer llevar a su hija a la cama de un cabrón como yo.
Cuando se hubo vestido se dispuso a irse. Pero en la puerta de la habitación se quedó parada en seco. Se dio la vuelta y me miró a los ojos. Intenté analizar su expresión: de nuevo furia y excitación.
– Está bien, te ayudaré. ¿es lo que quieres?, ¿Qué tus yeguas sean buenas contigo?
– Sería un honor.
– Pero…….
– ¿Pero?
– Si yo hago esto por ti tú tendrás que hacer algo por mí, dos cosas.
– Soy todo oídos.
– La estabilidad de mi familia está en juego. Si de verdad quieres que sea partícipe de la locura que me planteas, deberás abandonar a tu familia. Me sentiré mucho mejor si te hundes. Deja a tu mujer y esta yegua se comprometerá más aun.
Me quedé perplejo. Jamás hubiera esperado que me pidiera eso. Me incorporé y me senté en la cama. Mi mente no bullía, no era capaz de pensar. Por un momento tuve la tentación de abandonar el barco y volver a mi casa. Pero no podía pensar.
– Está bien. Cuenta con ello. Dame tiempo. ¿Cuál es la segunda exigencia?
– Que me dejes participar en una sesión con tu madre.
Me sentí tan excitado como violado. Manoli empezaba a tomar cartas en el asunto de una forma que jamás habría aceptado. Pero la dulce Sara era quien mandaba.
– Me parece fantástico, amor. Pero también necesitaré algo de tiempo.
– No, será este fin de semana. Todos los fines de semana os veis. Ocurrirá el domingo por la mañana. Mi hijo tiene partido a las once y mi marido va a acompañarle. Desde las diez hasta las dos tendré tiempo. Lo haremos ahí.
– Mi madre te conoce, ella piensa que lo nuestro es secreto, ¿crees que aceptará?, se morirá de vergüenza.
– Ese no es mi problema. Hasta el domingo. A las diez de la mañana te llamaré, estaré andando cerca de aquí. Si me dices que suba tendrás a tu yegua feliz y estarás más cerca de mi hija. En caso contrario olvídate de ella.
Mi polla estaba demasiado caliente para pensar. Un puto trío con mi cuñada y mi madre era una de las cosas que más me excitaban. Tan excitante que jamás había pensado en ello antes de mi transformación, en una de mis múltiples pajas.
– Esta bien. Llámame el domingo a las diez. Veré qué puedo hacer.
Cuando se fue me quedé pensando. Al rato me vestí y fui a mi despacho, donde se suponía que tendría que estar. Desde allí llamé al móvil de mi mujer. Le dije que de nuevo habría congreso el fin de semana. Me iría el sábado y volvería el domingo por la noche o el lunes por la mañana. Ella, acostumbrada a mis ausencias, asintió con neutralidad.
Luego llamé a mi madre. Este sábado pasaría toda la noche con ella, pero se suponía que estaría trabajando a quinientos quilómetros de distancia. Ella me besó a través del teléfono. Contaría las horas hasta el sábado por la noche, de eso no me cabía duda.
Dejé las maletas de viaje en el armario de entrada de la casa de mi madre. Nos saludamos dándonos sendos besos en las mejillas. Nuestra relación era muy normal fuera de la cama. Madre e hijo. Nunca nos besábamos fuera de ella y nunca nos acariciábamos. Pero cuando nos íbamos a la cama nos transformábamos. En ese momento mi madre dejaba de serlo y se convertía en hembra, hambrienta y caliente, gustosa del buen sexo.
Tras el saludo me disculpé para darme una ducha. Ella estaba cocinando verduras. Siempre hacía comida poco pesada y en poca cantidad, cuando íbamos a comer o cenar juntos y había la intención de tener sexo después. Le gustaba sentirse bien para rendir en la cama. Yo estaba hambriento pero me pareció bien la cena.
Escondí las pastillas. Recomendadas para poner a una mujer muy caliente. Las mejores del mercado negro, según me dijo un amigo que de vez en cuando las pasaba. Me las dejó a mitad de precio. Por la mañana le pondría dos en el café del desayuno. La necesitaba plena y desmadrada de ganas de follar, era la única opción de admitir a Manoli. Aun así no las tenía todas conmigo.
Me puse chándal de estar por casa y camiseta de manga corta. Debajo nada. El mes de abril estaba siendo más caluroso de lo esperado, auque rara era la semana que no llovía durante todo un día entero.
Mi madre se fue a dar una ducha mientras yo ponía la mesa, la cena ya estaba cocinada.
Apareció lista para comer. Se había puesto camisón de dormir. Color verde apagado Era sedoso y dejaba un pequeño escote elegante. Le llegaba por las rodillas. Al sentarse, a mi lado, cruzó las piernas y me dejó ver sus cortos y regordetes muslos. Estaba perfectamente depilada y olía a perfume de vainilla.
– El perfume que usas es nuevo, ¿verdad?
– Sí, jaja, pensé en que podría agradarte que oliese de forma diferente.
– Me recuerda al que usaba mi primera novia.
– ¿Ah sí?. Cenemos y luego me dirás si me sigo pareciendo a ella cuando nos acostemos.
– Jajaja, cómo eres, ya te digo que no te pareces en nada.
– ¿Para mejor o para peor?
– Madre solo hay una.
– Te quiero hijo.
– Y yo.
La cena concluyó. Habíamos estado hablando sobre trivialidades. Me había quedado con hambre, pero mejor así; yo también rendía mejor con el estómago vacío. Me disculpé para lavarme los dientes. Ella hizo lo mismo.
Al salir de ambos baños nos encontramos en el pasillo, en la puerta de los dormitorios. Lo hicimos con mucha naturalidad, como si ambos ya conociéramos el procedimiento a la perfección. Ella entró en su dormitorio y yo fui tras ella. Nos acostamos como un matrimonio, cada uno en su lado. Yo descorrí la cortina para dejar entrar la luz de la farola que teníamos justo al lado del balcón.
Me quité el pantalón y me metí en la cama. Era amplia y las sábanas olían a nuevas. Ella se quitó los pendientes y el collar con el que había comido y se tumbó a mi lado.
Yo estaba desnudo de cintura para abajo y solo me tapaba con la sábana. Estaba muy empalmado y con ganas. Ella a veces miraba el bulto sobre las sábanas.
– Bueno hijo, buenas noches. Gracias por quedarte de nuevo con mamá a dormir.
– Es un placer. Me agrada mucho tu compañía.
Ella se volcó un poco sobre mi y me besó en las mejillas. Una mano suya me acariciaba el torso sobre la camiseta.
– ¿No tienes calor?
Me la quité sin decir nada y me arrimé más a mamá. Ella entonces me besó en los labios. Su lengua recorrió mis pechos y mi abdomen. Apartó las sábanas y mi polla salió de un brinco. Enorme y juguetona.
– vaya madre, siempre me la pones así.
– Que feliz me haces.
Sonrió con los labios cerrados y la agarró. La masajeó lentamente mientras se iba deslizando hacia la parte baja de la cama. Sus labios recorrieron mi vientre y las tabletas del abdomen. Se acomodó a mis pies y deslizó su lengua por los huevos. Los mordió. A continuación recorrió toda la polla con su lengua. Lo hizo muy despacio hasta llegar al capullo. Echó el pellejo totalmente hacia atrás y se lo metió en la boca. El capullo se la llenó entera. Me miraba mientras movía su lengua. Luego se la sacó y me miró complacida. No era para menos, una enorme polla se desplegaba en todo su esplendor ante ella. Su madura mirada se llenó de anhelo y melancolía. Normalmente me decía cosas cariñosas mientras me la comía y al principio de la follada. Pero esa noche no dijo nada, solo me miraba con amor.
Su boca no avanzaba hasta mucho más de la mitad en cada embestida de la mamada. Lo hizo de maravilla, como siempre. Nunca detuvo el ritmo. Cuando no la comía la masturbaba fuerte, mirándome. Ríos de placer recorrian mi cuerpo. Noté como los huevos fabricaban semen a mansalva y lo empujaban hacia arriba. Estaba muy caliente.
– Mamá….. creo que…… me viene
– Tssssssssssss
Se colocó mejor y se la metió en la boca mientras la masturbaba. Sus labios se apretaban en torno al capullo, ahora solo la comía hasta un poco más allá de él. Centrándose en la zona donde más gusto me daba. Su lengua no paraba de pasar por el capullo, como pidiendo que saliese ya el semen. Cuando me vino empezó a masturbarme el capullo con más fuerza, con la boca, siempre y solo con la boca. Se colocó con los brazos abiertos, apoyada a ambos lados de mis caderas y recibió el semen apretando la boca ante la polla erecta que se conectaba con sus labios. Lo tragó todo, o al menos esa impresión me dio. Luego me la limpió con delicadeza. Dándole besos y pasando con cuidado su lengua por el contorno, lamiendo las últimas gotas en caer.
Luego se tumbó a mi lado y esperó a que me recuperase.
– ¿te has quedado bien?
– Uf, demasiado bien. Me has vaciado mamá.
– Pero… ¿quieres ya dormir?
– No, antes quiero darte lo tuyo.
– Eso es lo que quería oir, mi vida.
Su gesto dulce se deshizo y ante mí brotó la hembra guerrera que mi voluptuosa y madura madre llevaba dentro. Me incorporé y la desnudé con violencia. Le rompí el camisón. Su cuerpo se quedó completamente desnudo. Sus pechos amplios y caídos
, sus muslos cortos y regordete, su amplio y hermoso trasero y caderas de diosa.
La abrí de piernas y le comí su cuidado coño. Mi lengua jugó con su clítoris y mis dedos entraban en su amplio y muy húmedo boquete. Mi polla regresó por completo. Me sentía al cien por cien. Esa hembra merecía ser montada de forma ejemplar. Gran yegua.
Se abrió de piernas y entré como un torero al toro que va a matar. Se la clavé rápido y eficaz. Me encantaba como entraba mi polla en ese coño. La tenía enorme, se la clavé hasta los huevos y ella chilló de excitación.
– Fóllame nene
Pam pam pam. La cama daba porrazos contra el respaldo. Ella cerraba los ojos en cada penetración. Al final de cada cual sacaba la polla entera para volverla a meter. El ritmo no era excesivo. Estuvimos así un rato, sintiéndonos la piel. Es muy gustoso el roce del coño de mi madre cuando tengo la polla verdaderamente enorme, como aquella noche.
Al rato se dio la vuelta y se colocó en la posición del arco. Su cara muy pegada a la almohada y el culo lo más levantado posible. La luz de la farola iluminaba su cuerpo. Menuda yegua, menuda hembra, vaya madura tengo aquí toda para mí.
Me subí en su culo y me escupí en la mano. Se la pasé por ano y coño. Mi madre se movía balanceando el culo de lado a lado mientras giraba la cabeza para mirarme de reojo, pidiendo guerra.
Se la metí en el coño y la taladré con fuerza. Aguanté mucho tiempo la follada. La tenía bien agarrada por la cintura. En ese momento la vi débil y accesible, sentía que podía hacer con ella lo que quisiera. Le agarré con más fuerza y se la clavé en el culo. Me subí más encima y le presioné en la nuca hundiéndola más en la almohada. Le follé el culo con fuerza, ella no decía nada, se dejaba hacer con total entereza. Una puta ejemplar. Sus chillidos dejaron de ser de excitación y dejaron entrever dolor. Se la saqué y la liberé de la opresión. Se quedó jadeante boca arriba. Yo me tumbé a su lado. Se giró hacia mí y me acarició los músculos brillantes por el sudor.
– Ese es mi macho
Se subió y cabalgó. No era muy elegante en esa postura pues le costaba mantener el ritmo víctima del cansancio. Así que la agarré y la taladré desde abajo. Ella acompañaba la brutal follada con un jadeo constante y estridente. Como un borrego al que están degollando.
Estaba exhausta y mi pene aun tenía más saque. El pedí más y se abrió de patas de nuevo.
– Acaba aquí, mi amor.
Al entrarle sus brazos me abrazaron tras la nuca y sus piernas se enroscaron en mis caderas. Ahora me miraba fijamente con una luz especial en los ojos; una madre orgullosa de su hijo.
La follé de menos a más, ella fue descolgándose de mí y acabó despatarrada y mordiendo la almohada. Al rato me vino y me corrí dentro.
Nos dimos las buenas noches con la naturalidad de una madre y un hijo. Me fui a dormir a mi habitación.
A las ocho de la mañana sonó el despertador. Me di una ducha y preparé el desayuno.
Media hora más tarde irrumpí en la habitación de mi madre con una bandeja con tostadas, zumo de naranja y una amplia taza de café, en la que acababa de diluir dos de las pastillas que debían ponerla como una moto.
Pensé que tal vez no debía haberla follado tanto la noche anterior. Podría no tener demasiadas ganas y las pastillas no resultar efectivas. Yo siempre tengo ganas, así que por mí no habría problemas. Además, la expectativa de Sara era suficiente como para que mi polla hirviese de ganas y deseo.
Desayunamos y luego mi madre se duchó.
Me puse a recoger la cocina. Mi amigo me dijo que en una hora las pastillas harían todo su efecto, y este se mantendría durante varias horas seguidas.
Cuando recogí toda la cocina miré el reloj. Ya había pasado una hora desde que se tomó el café. Justo en ese momento apareció, con el pelo mojado de la ducha, y vistiendo con el camisón de la noche anterior. Eran las nueve y media pasadas.
Se avalanzó sobre mí. Mi plan estaba en marcha.
– ¿Vienes a la cama un rato?.
– ¿Ahora?. Más tarde. Has tardado mucho en la ducha.
– Me he dado un baño.
Su mirada era diferente, se refregaba contra mí y me besó con lengua.
– Mama tiene muchas ganas de su nene.
– Vaya, veo que vas a por todas este fin de semana. ¿Quieres irte bien complacida de aquí verdad?.
– Quiero que metas tu pollón en mi coño y lo revientes a follar.
No esperaba esa salida. Miré el reloj de reojo. Las diez menos cuarto. Era el momento.
La levanté en brazos y la tumbé sobre su cama. Le aparté el camisón y empecé a comerle el coño de la mejor manera que sé. Ella se retorcía como una serpiente. Su sexo dejaba emanar ríos de flujos; estaba verdaderamente caliente. Las pastillas habían funcionado a la perfección. Aguanté comiéndoselo hasta que sonó mi teléfono móvil.
– ¿Quién es nene?
– Ups, es Manoli, mi cuñada.
Descolgué el teléfono y me fui para hablar al salón. Le dije que había posibilidades, que subiera. Regresé a la habitación, ella estaba de rodillas pidiendo mucha guerra.
– Dame tu polla amor
– Lo siento, Manoli dice que tiene que verme; dice que está por el centro y que le ha surgido un problema. Le he dicho que estoy aquí. Va a subir
– Joder.
Se vistió rápidamente. Pantalón vaquero verde y camisa de manga corta, con motivos florales.
Manoli llamó al timbre y le abrí.
– Mama, ¿recuerdas a Manoli?
– Sí, por supuesto. Qué tal estás
– Muy bien. Bueno realmente no lo estoy tanto. Tengo que hablar contigo.
Esto último me lo dijo a mí. Mi madre la invitó a pasar y preparó café con pastas para todos. Fui a la cocina para ver si seguía con ganas. Su mirada era diferente.
– Lo siento, no sabía decirle que no estaba aquí en tu casa. Me preocupó su tono de voz.
– Despáchala pronto, tenemos un asunto pendiente. Hijo de la gran puta.
Sin duda no era mi madre. Eso me animó. Le ayudé a llevar las bandejas al salón. Manoli estaba sentada en el sofá (metida en su papel, el cual acordamos el día anterior). Mi madre sirvió café y nos sentamos con ella en el sofá. Me dirigí a ella. Vestía un provocativo vestido corto.
– Es mi marido, estamos divorciándonos. Por favor, no se lo digas a nadie. No sabía a quien acudir, al pasar por casa de tu madre pensé en ti y te llamé. Ha sido una agradable sorpresa el saber que estabas aquí.
Yo me coloqué junto a ella y le acaricié la rodilla y los muslos. Le miraba los pequeños pechos aprisionados en el vestido. Quería que mi madre se diera cuenta que mi cuñada me atraía, quería que fuera evidente; el tener que consolarla era una ocasión magnífica para arriesgar en el plan. Se suponía que mi madre estaba bajo los efectos de una droga, nada era normal en esa situación. Era el momento de dar todo o nada.
– No te procupes, estoy aquí para lo que quieras, cuñada.
– ¿Lo dices en serio?
– Sí
Entonces me besó. Su lengua se metió en mi boca con mucha decisión, como si hubiera olvidado que mi madre estaba delante. La noté nerviosa, sin duda le estaba costando mucho hacer eso, el plan le tendría que poner demasiado para estar ahí diciendo mentiras y haciendo el ridículo.
Le sostuve el morreo y le acaricié los pechos. Luego me aparté fingiendo estar molesto.
– Cuñada, creo que te equivocas
– Por favor, necesito olvidarlo todo un poco.
Miró a mi madre.
– ¿me prestaría su cama para follar con su hijo?
Mi madre estaba colorada. No tenía cara extrañada, todo lo contrario. Cuando nos miraba es como si mirase al infinito.
– Por supuesto. Faltaría más. No quisiera…
Intervine indignado:
– Es una locura, Manoli, sal de la casa ahora mismo.
Me levanté indicándole la puerta y dejando mi paquete justo ante ella. Ella, como habíamos acordado, la sacó y empezó a mamarla. Yo me dejé caer sentado en el brazo del sofá y ella se incorporó de rodillas sobre el asiento. Mi polla estaba enorme y ella le dio una mamada monumental. Entonces miró a mi madre.
– Espero que no le importe. Su hijo tiene una polla tan deliciosa……
Ambos la mirábamos.
– En absoluto.
Miraba mi polla encantada. Sonrió un poco. Manoli vio la puerta abierta y me levantó. Me llevó a la cama de mi madre y empezamos a follar. Mi madre, como esperábamos, nos siguió. Manoli se levantó y se acercó a ella. No le dijo nada, solo la besó y la desnudó poco a poco. Mi madre se dejaba hacer.
– Vamos señora, sé que usted se lo folla todos los fines de semana. Yo también lo hago a menudo. Dice que somos sus yeguas. No tiene nada de lo que temer, soy tan discreta como puta. Venga y pasémoslo bien.
Mi madre se dejó hacer sin decir nada. Ambas se liaron en mis narices, sobre la cama. Yo las observaba masturbándome alrededor de la cama. Luego entré de nuevo.
Me la comieron al unísono y me cabalgaron por turnos. Las tres veces que me corrí, lo hice sobre ellas.
A la una y cuarto de la tarde yacíamos desnudos y acalorados sobre la cama. Yo en medio y mis yeguas a cada lado. Charlamos un rato sobre todo aquello. Mi madre lo aceptó todo muy bien y Manoli se lo agradeció comiéndole el coño y las tetas por última vez. Después se disculpó, a las dos tendría que estar en casa.
La acompañé hasta la puerta para despedirla. Cuando me despedí me dijo susurrando:
– Ya has cumplido. Cuenta con mi hija. No es necesario que te divorcies. Te quiero.
Se marchó meneando las caderas y taconeando como una puta. Me encantaba verla así, orgullosa de ser mi yegua. Sabe que si se porta bien siempre tendrá mi polla y mi forma brutal de follar. Le encanto, lo sé; pero ella me encanta mucho más a mí.
Mi madre se vistió y me llevó de nuevo a la cama. Me hizo follarla fuerte un rato más. Sin duda los efectos de las pastillas iban dándole los últimos efectos. Cuando cesamos me miró, de nuevo era ella.
– Gracias por hacerme partícipe de esto. Me sabes hacer feliz. Mi discreción será total y mi dedicación a ti, cuando me lo pidas, será eficaz y absoluta. Quiero ser tu mejor yegua, o al menos quiero que estés orgullosa de mí. Te quiero, nene.
Esa noche dormí feliz, todo había salido a pedir de boca. Ahora mis dos yeguas estaban más agradecidas y entregadas a mí que nunca. Me gustaba el giro que estaba dando mi madre; la quería más puta que madre y lo estaba consiguiendo.
Pero el agradecimiento de Manoli me iba a dar el regalo más maravilloso que jamás me han hecho: Su hija Sarita.
¿INFIDELIDAD POSITIVA?
Introducción. Este relato está basado en la historia que una lectora me pidió que escribiera. Por ello está redactado en primera persona, como si fuera ella misma quien la estuviera escribiendo.
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Eran cerca de las cuatro de la madrugada, cuando por fin me metí en la cama de la lujosa habitación del hotel en la que estaba hospedada con Oscar, mi marido. El breve baño tomado antes de acostarme no había sido lo suficientemente reparador para mitigar el cansancio que arrastraba.
Intenté dormir, pero más que el cansancio físico, me lo impedía el torbellino de sentimientos que poblaban mi mente y una honda preocupación ante un posible embarazo. Tenía muy recientes las placenteras sensaciones vividas apenas unas horas antes, mientras unos fuertes sentimientos de culpabilidad iban creciendo en mi interior, ganando terreno a un ligero y tranquilizador convencimiento de que, en el fondo, todo lo sucedido podía enriquecer mi relación de pareja con Oscar.
Cuando el agotamiento parecía comenzar a vencerme, el sonido del teléfono me sobresaltó. La voz del recepcionista de guardia del hotel me anunció, en un extraño, pero comprensible inglés, que debía acudir con urgencia a un cierto hospital de la ciudad donde, al parecer, había sido ingresado mi marido.
Mi sorpresa fue tal, que no pude articular palabra, hasta que escuché de nuevo la voz del recepcionista, quien, entendiendo posiblemente la situación, se ofrecía a buscarme un medio de transporte. Mientras me vestía de nuevo, la preocupación e incredulidad ocuparon por completo el lugar de mis anteriores reflexiones y hasta dejé de sentir agotamiento físico.
Mientras el taxi avanzaba con rapidez por las desoladas y oscuras calles de Nueva Delhi, yo intentaba hallar una explicación a esa enigmática y a la vez preocupante situación, cada vez más convencida de que todo debía ser un error, pues mi esposo estaba a más de 300 Kilometros de allí.
La casualidad hizo que, en el trayecto al hospital, el taxi pasara por el mismo lugar donde, apenas unas horas antes, mi sexualidad había completado su despertar. Un estremecimiento afloró involuntariamente entre mis piernas, recordando lo que allí había ocurrido, pero no tuve oportunidad de profundizar en esos cercanos recuerdos, pues apenas dos minutos después ya me encontraba en la zona de urgencias del hospital.
Cuando el médico de guardia me confirmó que mi esposo estaba allí y que en ese momento le estaban haciendo unas pruebas por un problema cardíaco, me derrumbé. Un fuerte mareo hizo tambalearme, y sólo la ayuda del médico impidió que cayera al suelo. Me llevó a una salita y, tras asegurarse de que me encontraba mejor, me ayudó a sentarme en un gran sofá, cuyo color verde apenas se distinguía en la penumbra provocada por la luz de una pequeña pantalla de pie.
Allí quedé, acompañada por el silencio de la noche, apenas roto por el suave zumbido que emitía la bombilla de la lamparita, y sumida en mis pensamientos, a caballo entre la obvia preocupación por el estado de Oscar, la confusión que me producía el hecho de que él estuviera allí, y no en Bombay, como yo creía, y, sobretodo, un creciente desasosiego en mi interior por haber culminado esa misma noche una incomprensible y peligrosa infidelidad. Porque, pese a todo, yo quería muchísimo a mi marido, y en lo más hondo de mi ser, comenzaba a nacer la absurda creencia de que lo que me estaba pasando era un castigo por mi traición.
No pude evitar mirar hacia atrás y revivir las últimas 24 horas, en las que mi vida había dado un cambio a priori inconcebible. Era frecuente que Oscar, por su trabajo, viajara al extranjero a revisar proyectos de la compañía en la que trabajaba, la “Sodoged Sociedad Anónima”. Normalmente eran viajes de un par de días, por lo que yo casi nunca le acompañaba, pero en esta ocasión, siendo el viaje a la India, pensamos ampliar la estancia y aprovechar la ocasión para visitar juntos ese exótico y bello país.
Salimos de Madrid un sábado hacia Agra, donde pasamos el domingo viendo el Taj Mahal. Por la noche cogimos un tren que nos llevaría a Nueva Delhi, lugar donde el lunes y martes Oscar debía cumplir con su trabajo, quedándonos el resto de la semana para nuestras apetencias turísticas.
El tren en el que viajábamos a la capital de la India era viejo y destartalado, y el viaje largo y pesado, de modo que, a mitad de recorrido, todos los viajeros intentábamos dormir en los incómodos y arrejuntados asientos de madera que llenaban los vagones. Un brusco vaivén del tren, posiblemente en una curva, me despertó y aunque intenté conciliar de nuevo el sueño, ya no lo conseguí. A mi lado, Oscar parecía dormir plácidamente. Contemplando su rostro, apenas delineados por la tenue penumbra del vagón, afloró en mí una fuerte sensación de felicidad.
Aún atractivo a sus 32 años, dos más que yo, alto y corpulento, Oscar no es precisamente un adonis de hombre, pero tiene muchas facetas personales que hacen que convivir con él sea un auténtico lujo. Es comunicativo, trabajador, cariñoso y atento, pero lo más importante para mí, ha sido siempre su comprensión ante mi postura frente al sexo, que se traducía en una actitud enfermiza hacia todo aquello que pudiera escapar de los cánones más tradicionales.
No rechazaba hacer el amor con él, pero nunca había conseguido disfrutarlo del todo. De hecho las caricias con las que él iniciaba el juego amoroso conseguían excitarme, pero las penetraciones me resultaban primero incómodas y finalmente algo dolorosas, provocando que yo acabara siempre con un fingido orgasmo que Oscar jamás me había recriminado, bien por no percatarse de ello o simplemente por evitar presionarme.
En las pocas veces en las que él me había planteado, en serio, temas como el sexo oral o anal, o hacer el amor fuera del espacio físico de nuestro dormitorio, siempre se había encontrado con un no, más o menos categórico, por respuesta. A pesar de ello él nunca aparecía contrariado por mis negativas. Yo estaba convencida de que lo que Oscar obtenía de mí era suficiente para su propia satisfacción, sin tener que recurrir a otras manifestaciones sexuales ajenas a unas iniciales caricias y posterior penetración, y eso colmaba mi felicidad en el plano amoroso.
La necesidad de ir al baño interrumpió mis pensamientos. Con dificultades, por el traqueteo del tren, llegué al aseo, situado en un extremo del vagón y empujé la puerta, sin pensar que hubiera alguien dentro, topándome con la espalda de una figura masculina, que parecía estar orinando. Ante la intromisión iba a cerrar de inmediato la puerta, cuando observé, apoyada entre la pared y la vieja cisterna, la foto del rostro de una mujer que, pese a la poca luz del aseo, pude comprobar que era rubia y de rasgos claramente occidentales.
El hombre parecía mirar la foto y fue entonces cuando noté que movía rítmicamente su mano y cuerpo. Sobresaltada ante lo que estaba sucediendo quise darme prisa en salir cuanto antes de allí, con la mala suerte de que mi falda se enganchó en el marco de la puerta, lo que me hizo tropezar y golpearme con ella, evitando así que cayera al suelo. Eso hizo reaccionar al hombre, que, hasta ese momento, no se había percatado de nada, se giró hacia mí y al verme intentó guardarse nerviosamente la verga. Yo por mi parte permanecí quieta observando los problemas del hombre para guardarse dentro del pantalón la polla en completa erección.
Por unos segundos mis ojos se cruzaron con los del él. Eran enormes, redondos y de un color café oscuro intenso, casi negros. Me impactaron tanto, que instintivamente bajé la mirada, deteniéndome de nuevo en su entrepierna, mientras él porfiaba por esconder su miembro en el refugio natural. Mantuve esa mirada fija hasta percatarme que él ya no intentaba guardársela, sino que sus dedos la recorrían de arriba a abajo, arrastrando la oscura piel que quedaba por debajo de su circuncidada cabeza. Hipnotizada, era incapaz de quitar la vista de la primera polla en erección que veía al natural.
De repente noté como adelantaba su mano libre a la costura de mi falda, que permanecía enganchada a la cutre puerta de acceso al aseo, y la liberaba. Era el momento de salir corriendo de allí, pero no lo hice. Aún con vergüenza, alcé de nuevo la mirada. Era un chico joven, indio, llevaba una camisa blanca ancha y el pantalón oscuro, y me miraba con un esbozo de sonrisa que, junto a sus ojos negros y las facciones suaves y redondeadas de su rostro, me cautivaron.
Me cogió con dulzura de los hombros, me giró y me sentó en el inodoro, permaneciendo él de pie frente a mí y apoyado en la puerta, para evitar que alguien pudiera entrar. Con un ademán me pidió que bajara mi mirada a su entrepierna y así lo hice, mientras él reanudaba la masturbación que había tenido que interrumpir por mi culpa.
A partir de ese momento la foto de la rubia fue sustituida por el rostro en vivo de una mujer de pelo castaño claro, corto, pero abundante y revuelto, con ojos de color verde botella, coronados por unas cejas finas y recortadas, y labios rosa pálidos. Toda una visión para el disfrute del joven indio que se pajeaba sin miramiento alguno frente a mí. No me importaba ser en ese momento el objeto sexual de ese guapo muchacho, al contrario, la extraña situación en la que me encontraba había comenzado a excitarme de un modo intensamente desconocido, y permanecía concentrada en la polla que tenía erguida a escasos centímetros de mi cara, examinando con detalle la textura del oscuro pellejo en movimiento y la forma del glande al descubierto, que poco a poco se iba cubriendo de líquido pre-seminal.
El muchacho aceleró el movimiento de su mano y comenzó a exclamarse, anunciando la cercana presencia de un orgasmo que me iba a manchar sin remedio. Fugazmente pasó por mi mente la idea de girar la cara, pero en realidad estaba deseosa de que el chico se corriera, con una morbosa y excitante curiosidad por ver como soltaba su leche.
Un gemido más prolongado y un denso escupitajo de semen, que impactó sobre mi nariz, fueron el inicio de su corrida. Embelesada, contemplé como el resto de la leche fue brotando de la boca de su polla con lentitud y continuidad, deslizándose viscosamente por el tronco hasta desaparecer por la bragueta dentro de sus pantalones. Contrariamente a lo que me imaginaba apenas me manchó, aunque noté como el impacto inicial resbalaba de mi nariz hasta mojar mis labios.
Una vez recuperado, el muchacho se limpió y se guardó la verga. Antes de marcharse dijo algo que no entendí, aunque supuse que me daba las gracias por haberme prestado de un modo tan inesperado a ayudarle a hacerse la paja.
Y yo me quedé allí sentada, extrañada y paralizada, con los labios húmedos del semen de ese chico desconocido y con una calentura que no había sentido jamás hasta ese instante. Finalmente reaccioné, me limpié la cara y volví a mi asiento en el tren, dejando allí la foto de la mujer rubia, único e inanimado testigo de la locura que acababa de cometer.
No pude dormir el resto del viaje. Me atormentaba todo lo ocurrido, pero a la vez no me quitaba de la cabeza la imagen de la polla del joven indio y de su esperma resbalando por ella. Comencé entonces a imaginar cómo sería también la polla de mi marido en erección, algo que nunca había visto, aunque sí la había observado, sin interés, en estado normal. Tantas fantasías me llevaron a unos límites de excitación que se fueron haciendo cada vez más incontrolables, en la soledad de un vagón de tren donde todos dormían, ajenos a la humedad que mojaba mi propio sexo.
Cuando llegamos a Nueva Delhi apenas era capaz de mirar a Oscar. Me sentía muy avergonzada, pero estaba tan caliente que quería aprovechar el momento para llevármelo a la cama en cuanto llegáramos al hotel, e intentar por fin disfrutar del sexo y, sobretodo, verle la polla, algo que ya se estaba convirtiendo en una auténtica obsesión.
Por desgracia los hechos no se desarrollaron como yo preveía. El registro y acomodo en el hotel fue muy largo y a Oscar sólo le dio tiempo a darse una ducha rápida antes de vestirse para ir a su trabajo. Pensé en ducharme con él, pero sabía que a Oscar, conociéndome, eso le iba a extrañar mucho, de modo que desistí, aunque sí tuve ocasión de verle con detenimiento por unos instantes, y de soslayo, su pene en estado fláccido, lo que, por cierto, no me desagradó en absoluto.
En fin, que me quedé sola, sin nada que hacer en toda la mañana, y sumamente excitada, y hasta pensé en intentar hacerme el primer dedo de mi vida, pero no tuve la suficiente valentía moral. Traté de recuperar el sueño perdido durante la ajetreada noche en el tren. Mal que bien, conseguí dormir toda la mañana, y desperté más calmada y con los pensamientos más limpios. Seguía algo intranquila, pero las imágenes sucias ya no se me aparecían. Sabía que lo que había pasado no estaba bien, pero, extrañamente, tampoco estaba convencida de haber traicionado realmente a mi esposo.
No quise bajar al restaurante y pedí que me llevaran la comida a la habitación. Una chica preciosa, de raza india, se encargó del servicio, trayéndome todo lo que había solicitado. Comí, no con demasiadas ganas, y luego me duché. Salía de la ducha con mi cuerpo envuelto por una toalla hasta bastante más arriba de los muslos, cuando llamaron por teléfono del servicio de habitaciones para saber si podían retirar el servicio de comida. Les dije que no había problemas y, efectivamente, poco después, cuando me preparaba para vestirme, golpearon a la puerta. Convencida de que sería la misma joven que me había llevado la comida, ni me preocupé por estar en deshabillé, sólo con la toalla, y con un “Ok” accedí a que pasara a la habitación, mientras regresaba al baño a coger un cepillo para el pelo. Cuando salí del baño me quedé de piedra. En lugar de la joven india, era una figura masculina la que, de espaldas a mí, se afanaba en poner en el carrito todos los utensilios del servicio de comida. No me dio tiempo a reaccionar antes de que se girara, y al mirarnos la sorpresa de ambos fue total. Frente a mí estaba el atractivo chico con el que esa misma noche había tenido el encuentro en el tren, mirándome con esos atrayentes ojos oscuros, y tan sorprendido como yo. Permanecí impávida e incapaz de hacer nada, sintiendo cómo de nuevo se apoderaba de mí una sensación de vértigo nervioso ante la situación en que me encontraba, así como un delicioso cosquilleo en mi zona genital.
El joven indio me sonrió y su mirada me desarmó de nuevo. No protesté cuando se acercó a mí y me acarició la cara y el pelo con una de sus manos, algo que electrizó aún más esa nerviosa excitación que se iba apoderando de mí. Sin saber ni cómo ni por qué, me encontré con sus labios en contacto con los míos y con sus dos manos acariciándome el pelo con suavidad. Y con esa misma suavidad empezó a besarme, lentamente, sin prisas, sin usar la lengua, empleando sólo sus labios sobre los míos, en un beso para mí extraño y desconocido, pero mucho más placentero y excitante que los besos de mi marido Oscar, más agresivos y siempre dirigidos a invadir mi boca con su lengua. Ni esa fugaz imagen de mi marido fue capaz de hacerme desistir de ese mágico momento y yo misma me empleé a fondo, moviendo mis labios junto a los suyos, correspondiendo al sensual beso de mi amante improvisado.
Una de sus manos se aventuró a soltarme el nudo que mantenía la toalla arrollada a mi cuerpo, y ésta cayó a mis pies, pero ni a él parecía interesarle aún la visión de mi cuerpo desnudo ni a mí me importaba en ese momento exponerlo, por segunda vez en mi vida, y además de un modo más directo, a los ojos de un hombre. Seguía besándome, y sus manos recorrieron mi espalda de arriba abajo, contornearon las formas de mi trasero, apenas sopesándolos, y luego subieron por los lados de mi cintura, acercándose excitantemente al nacimiento de mis pechos. En ese momento no pensaba en nada que no fuera disfrutar de la dulzura y sensualidad de ese beso y caricias que no había experimentado jamás, y que me hacían sentir cómoda, sin sentimiento de culpa y con una creciente excitación que se reflejaba en la humedad de mi coño. Era como si un ángel me estuviera enseñando unos placeres sexuales nuevos e intensos.
Poco tardé en ser arrastrada a la cama de la habitación por mi joven adonis, quien no dejaba de besarme, excitándome hasta el punto de provocar que yo misma buscara con mi lengua la suya, algo que me costó conseguir, pues él parecía disfrutar más con su técnica de besar sólo con los labios, hasta que finalmente cedió a lo que para mí era más tradicional, aunque sin abandonar el grado de delicadeza que aplicaba a todas sus caricias.
Cuando sus labios abandonaron los míos, se lanzó a besar y lamer mis orejas y mi cuello, y luego ya se fue a mis pechos, de tamaño medio, y más directamente a mis erizados y oscuros pezones, casi como si hubiera adivinado que estos necesitaban ser acariciados y tratados ante mi creciente excitación. Sus sutiles caricias provocaron que un desconocido calor recorriera mi cuerpo desnudo y que las sensaciones placenteras en mi coño comenzaran a alcanzar un grado también inusual.
Cuando metió su cabeza entre mis piernas, me abrí por completo a él y terminé de perder el mundo de vista. Se agarró a mis nalgas, levantándomelas, y dejando sus dos dedos pulgares en disposición de maniobrar libremente por mi coño. Comenzó a lamer alternativamente mis ingles, mientras esos dos dedos traviesos atravesaban mi escasa mata de pelo castaño y jugaban con mis labios, sobándolos, pellizcándolos, abriéndolos y cerrándolos. Yo ya no era consciente de si mis gemidos eran o no audibles, ni de la remota posibilidad de que Oscar adelantara la hora de regreso al hotel y me pillara en una situación tan comprometida e irreal. Lo único que me importaba eran las manifestaciones de placer que sentía en todo mi ser y que llegaron a su máximo cuando mi amante maniobró con sus dedos para abrirme y exponer mi sensible y mojado clítoris a su experta boca. De nuevo fueron sus labios los que tomaron el mando de la situación, prodigándome un masaje sobre mi clítoris que me llevó al límite. El chico se percató de mi situación y culminó su trabajo lamiéndome, con la fuerza justa para provocarme un orgasmo desgarrador, el primero de mi vida, y del que me costó recuperarme por la intensidad del mismo.
Al empezar a recobrar la calma, me di cuenta de que eran mis propias manos las que empujaban con fuerza la cabeza del chico sobre mi chocho. No sabía ni en que momento le había agarrado, pero aflojé la presión, lo que el aprovechó para abandonar lo que para él debía ser todo un manjar. Su cara apareció ante mí, en buena parte impregnada por los líquidos de mi reciente corrida, y, como no, esbozó de nuevo esa sonrisa cautivadora, en la que mostraba parte de unos dientes blancos como la nieve. Se acercó y me besó de nuevo en los labios, empapándome con el aroma de mi propia excitación. Pero mi calentura ya no era la de antes y empezaban a asomar pensamientos menos reconfortantes. Él parecía seguir leyéndome la mente, pues se incorporó y se sentó junto a mí. También yo me incorporé y vi que aquella polla que me hechizó en el tren, estaba de nuevo fuera del pantalón de su uniforme azul, al aire, grande, erguida y desafiante. Aunque no provocaba en mí el mismo impacto que la noche anterior, seguía siendo lo suficientemente cautivadora como para no dejar de mirarla.
Sabía que el chico esperaba algo de mí, una recompensa por el placer recibido, pero los asaltos de las dudas y remordimientos me empezaban a hacer mella. Tal vez en un anterior momento, cuando mis sentidos estaban en plena efervescencia, creo que hasta habría sido hasta capaz de chupársela, pero en ese momento era algo que no me atraía. En cambio, la idea de tocársela y de masturbarle sí era tentadora, y provocaba de nuevo un placentero nerviosismo en mi anterior. Armándome de valor, debo admitirlo, acerqué mi mano a su verga, y le acaricié con mis dedos su glande descubierto y repleto de líquido preseminal, sin sentir asco alguno por ello, al contrario, me agradó observar la manera en la que él cerraba sus ojazos, abandonándose a mis caricias, gimoteando. Tras jugar un rato con su capullo, cerré mi mano alrededor del tronco y la fui desplazando despacio de arriba abajo, intentando ser tan delicada como él lo había sido antes conmigo. El chico no intentó siquiera corregir mi más que segura inexperiencia, pues también era la primera polla que tocaba en mi vida. Simplemente se dejó llevar y yo fui acelerando el movimiento, tal y como le vi hacer a él mismo en el tren. La polla de mi amante se hinchó algo más, hasta que él se arqueó hacia atrás y comenzó a gemir. Consciente de que llegaba su orgasmo, intenté imitar de nuevo la forma en la que él se pajeó la noche anterior ante mí, empujando la piel por completo hacia sus huevos. Allí la mantuve hasta que un ronco bramido anunció su corrida, momento en el que aflojé la presión y su viscosa leche comenzó a brotar, deslizándose hacia abajo, sobre mi mano.
Cuando le solté, mis dedos estaban totalmente llenos de su semen espeso y caliente, mientras el chaval iba recuperando la compostura poco a poco. Al rato, se incorporó, se adecentó y, con rapidez, recogió los restos de mi comida, alejándose a toda prisa hacia la salida, pero antes de alcanzarla se detuvo, volvió sobre sus pasos y me entregó una tarjeta de un llamativo color granate. Señaló la tarjeta y luego a él mismo pronunciando la palabra “Naldori” que intuí debía ser su nombre por lo que yo le dije el mío, Verónica. Dejó la tarjeta sobre la cama y salió de la habitación, no sin antes dedicarme otra de sus sonrisas y darme las gracias en un inglés bastante peculiar.
Desnuda y satisfecha, empecé a darle vueltas todo lo que me acababa de suceder y me costó concienciarme de que todo había sido real. Empezaban a atosigarme los remordimientos por mi incompleta infidelidad, y a la vez mis pensamientos empezaban a maquinar la manera en la que tenía que actuar para mostrar a mi marido Oscar las inquietudes sexuales que acababa de descubrir y ponerlas en práctica y disfrutarlas con él, sin que se extrañara por ello.
Mientras me duchaba de nuevo, fui sintiéndome mejor, pues aunque sabía que había traicionado a Oscar, estaba convencida de que había sido algo pasajero y de que hasta podía mejorar nuestra relación de pareja. Además no habíamos siquiera follado, sólo nos habíamos masturbado mutuamente.
Poco después llamaron al teléfono. Al oír la voz de Oscar, sí tuve una desagradable sensación, fruto del sentimiento de culpabilidad, y casi ni escuché sus primeras palabras. Tuvo que repetirme que un imprevisto laboral le obligaba a tener que estar al día siguiente en Bombay y que debía partir de inmediato hacia allí, de nuevo en un tren. Por un momento pensé en acompañarle, pero allí no tenía hospedaje y no era agradable pasar el día yo sola por las calles de esa ciudad. Cuando nos despedimos me quedé por un rato bastante abatida. Luego, más animada, pensé en dar un paseo por los alrededores del hotel, cenar y dormir toda la noche, algo que realmente necesitaba.
En ese momento observé que sobre la cama permanecía la tarjeta grana de Naldori y la cogí. El nombre “Eros Garden” destacaba en negro junto a la silueta difuminada de una pareja copulando. En inglés aparecía la expresión “Sin límites” y un horario: a partir de las 00 horas.
En mi cabeza aparecieron imágenes oscuras, eróticas y excitantes de lo que podía albergar ese lugar que me presentaba el joven Naldori. Estos pensamientos hicieron que mi cuerpo se estremeciera y pensé que a mis 30 años había disfrutado aún poco del sexo y que tal vez esa era una ocasión irrepetible de descubrir hasta donde era capaz de llegar en mi sexualidad, antes de intentar ponerla en práctica con Oscar para darle todo lo que hasta ese momento le había negado. Durante el resto de la tarde, las dudas y las ganas de acudir a ese misterioso lugar lucharon entre sí, con clara victoria de las primeras. Sin embargo, a la hora de la cena iba ganado terreno la idea de aventurarme en ese misterioso lugar y averiguar que me podía suceder allí.
CONTINUARÁ Y TERMINARÁ EN LA SEGUNDA PARTE
-¡Te voy a dejar seco!-.
El reducido espacio del baño produjo que en poco tiempo llegara hasta mis papilas el olor a hembra hambrienta que manaba de su sexo. Aspirar su aroma elevó mi calentura hasta unos extremos nunca sentidos y sin poderme retener me vacié en su boca. Patricia, al sentir mi explosión de semen, se volvió loca y gritando descompuesta, bañó su cara con los blancos chorros que manaban de mi pene mientras se corría.
Muertas de risa, no me contestaron y cambiando de posición, las dos mujeres, se pusieron a hacer un delicioso sesenta y nueve.
Las palabras y el empalme continuaban, las cuatro se veían y se escuchaban. Las cuatro beldades, Erika, Cristina, Gabriela y Evelyn se envidiaban como buenas féminas, competían, gozaban y se dejaban dar con todo, moviéndose frenéticamente al movimiento de sus enculadores. Ellos igual, se veían, competían, se sonreían, se extasiaban al verse y seguían a plenitud.
La música electrónica interminable, repetible, contagiosa, rítmica se mezclaba con los gemidos, palabras entrecortadas, sudores, sonidos corporales, los glup, glup, plac, plac, hacían una esplendorosa sinfonía que no daba para acabar.
En el mundo exterior, Esteban contactaba, negociaba, movía los hilos para dar con el paradero de su patrona. Ya contaba con retrato hablado de los sujetos. Los había visto con claridad a pesar del intercambio de balazos. Los cuatro prácticamente estaban a punto de ser ubicados. En las grandes esferas del poder en México todo se puede resolver de un plomazo. Desafortunados los que no cuentan con dinero y caen en garras de algún conflicto legal porque lo más probable es que se los lleve la tía de las muchachas, no en este caso. Por eso mismo, activo la alarma verde para hacer público el suceso, ya que la orden de muy arriba llego para que esto se aproveche como un acto mediático de que el nuevo gobierno estaba listo para combatir la inseguridad y la impunidad del crimen organizado. Estaban seguros de poderla hacer. No había antecedentes de esos cuatro sujetos, por lo que se trataba de inexpertos que estaban en su primer caso.
Carlos y su familia estaban en un shock tremendo, la muerte inesperada y rara del jerarca y ahora esto. La autopsia revelo un paro cardíaco fulminante, pero lo extraño es que si fuera manejando hubiera chocado, tal vez se estaciono al sentir dolor y ahí quedo, fue la explicación a la que llegaron los especialistas. Claro que encontraron restos de viagra, pero eso por discreción ya no se le comento a la familia, sabedores del prestigio que se cargaba el extinto empresario.
Por otro lado, Pablo y Cesar, los atemorizados esposos de Cristina y Gabriela estaban a punto de conseguir el dinero.
Armando, el supuesto amigo fiel de Cesar ayudo, pero sin mencionar que sabía quiénes eran los secuestradores. Claro que ubico a Felipe y a Cipriano en la balacera inicial, sabía que era una venganza contra su Cristina, la hermana de esta, Gabriela y contra Erika Garza de Treviño, por lo de los otros días en él Zanzíbar. No identifico a Ricardo, aunque se le hizo conocido, ni conocía a Pedro.
Por ello de manera anónima en un principio, activo a Esteban cuando por los medios y las redes sociales se pedía ayuda. Cuando supo que había una recompensa, urdió todo un rollo para describir a esos dos tipos sin comprometerse, lo cual ayudo muchísimo, ya que con lo que Esteban había captado lograron concretar aún más las pesquisas.
Con esa ayuda, para Esteban fue muy sencillo rastrear que el lugar probable donde estuviera Erika secuestrada era el Bar Zanzíbar, también descubrió que era propiedad del difunto José Treviño. Pinche viejo, tenía sus movidas perronas, ya que supo que también era dueño del afamado Le Barón, el mejor putero de lujo para la clase alta y extranjeros adinerados de todo México, incluyendo incluso los del DF y de Guadalajara. No tuvo tiempo de avisar, solo vio que la heredera de esos dos negocios era Erika.
Precisamente en el DF, la transexual escort Natalia se enteraba de que su amiga había sido secuestrada y de la muerte del suegro; así como el sacerdote Iñigo Cantú de la Garza y el negro Luis en el pueblito cercano a Veracruz. Incluso el amigo albañil de Pedo y de Felipe, el verdadero albañil, el chaparrito Chido también vio por la Televisión toda la nota. Simplemente era la noticia del momento.
Tío Alberto, descansaba, el golpe recibido si le causo un leve daño que requería dada su condición física, de reposo. Explico que se había accidentado en su casa. Lo raro, es que no lograba tener erección alguna. El fuerte golpe fue en esa zona. En tres días lo revisaría un especialista. No estaba preocupado, ya que pensaba que era algo temporal, lejos estaba de imaginar que este resultado era parte de las consecuencias de todo este tinglado de encuentros. El destino estaba por jugarle un cambio drástico en su manera de ver, sentir, escuchar y vivenciar en general uno de sus gustos preferidos: el sexo.
Esteban solo solicito el apoyo pequeño de unas escoltas especializadas directamente de la Guardia Presidencial, ya rodeaba el Bar. Todo se veía oscuro. De alguna manera, él se lanzaba como punta, arriesgando su pellejo, ya que algo en el fondo le indicaba que así debía hacerlo.
Ya era cerca de la madrugada, cuando Esteban con aparatos especializados y en uno de los techos del lugar, ya que contaba con desniveles, pudo apreciar y escuchar lo que adentro acontecía, estaba solo, no le sorprendió en lo más mínimo que estos tipos estuvieran copulando con esas cuatro hermosas damas. Es muy típico que los secuestradores se metan con sus víctimas, tampoco le causó asombro alguno, que estas mujeres evidentemente estaban cooperando y gozando de lo lindo con la bestial copula que les estaban poniendo.
Adentro, el concierto de gemidos y sollozos era de una gloriosa opera celestial orgásmica, cada una de las cuatro ya había sido cambiada de posición para seguir siendo empalada y ya habían alcanzado para este momento un primer, liberador y catártico orgasmo…las cuatro se seguían observando, en sus miradas había un tácito reconocimiento al hecho de que estaban gozando, pero que no tenían de otra para ello. Las cuatro en el fondo estaban gozando como cerdas, un punto más que compartir entre estas beldades. No sería la primera, ni la última vez que el destino las juntaría. Incluso pudiera ser que en el futuro otras hembras vivieran experiencias juntas o por separado. Nadie sabe lo veleidoso que el infortunio puede ser.
Ricardo y Felipe conocían su negocio. El primero, puso atención y solo movió la cabeza para seguir empujando su virilidad hacia Erika, sabía que eran los últimos empellones, arrimones y metidas de su verga que le daría en esta ocasión. Le estaba gustando tanto, que se prometió a si mismo ver cómo le haría para volverlo a hacer y más que sentía como ese mujerón se rendía ante su genio y destreza en las artes del colchón. Ya había probado y quería más y también quería con las otras mujeres que veía eran igual de buenas y calenturientas que su pareja copulatoria actual, pero al parecer ya todo se estaba desmoronando. Con la mirada le indico a Felipe que pusiera atención al techo.
Felipe se avispo y con un gesto de enfado, ya que tenía las mismas intenciones y ganas que el otro y que si les hubiéramos preguntado a los otros dos, hubieran contestado: si queremos seguir cogiendo, cogiendo y cogiendo con estas hembras, con cada una de ellas. Lo que pasa es que Felipe tenía un control especial en sus manos que activaba cuando alguien se acercaba al Bar, pudo ver que ya estaban rodeados y que en el techo había un sujeto.
Ricardo de pronto en una voz clara les indico a todos: Camaradas, a la voz de ya al redil. No eran tontos, ya se habían puesto de acuerdo de que en caso de alarma, tendrían que correr hacia un túnel especial que el viejo Don José fabrico para la ocasión de huir y que les costaría trabajo encontrar a los que entraran a rescatar, descubrirlo. Para cuando eso sucediera, ellos ya estarían lejos de ahí, ya que incluso el túnel contaba con un pequeño tren que los sacaría de ahí por un buen tramo y luego patas para que las quiero. El túnel llegaba a uno de los costados del Río Santa Catarina, en una zona que antaño tuvo campos deportivos y que ahora ya estaba despoblado, producto de las avenidas de agua que se acumulaban y que ponían en riesgo futuro, el tener asentamientos humanos en dicho lecho. Los cuatro eufóricos aun por probar tan exquisito manjar femenino, solo se lamentaban de no llevarse dinero alguno y de tener que huir ya de la ciudad.
Las cuatro mujeres se sorprendieron, pero en el fondo descansaron de que los tipos extorsionadores se salieran corriendo así como estaban todos en pelotas hacia uno de los extremos de dicho recinto…solo alcanzaron a escuchar como Ricardo les gritaba:
Mijas, en la mesa de la oficina está toda la evidencia, les juro que ya no las buscamos más, ay que muera todo, chao preciosas, lastima del palo, estábamos muy bien…
Esteban escucho todo, por lo que ya entraba por un boquete que provoco con una granada exprofeso y activo la alarma para que entraran los guardias.
Como suele pasar en estos menesteres y al mejor modo del Gobierno Mexicano, uno de los jóvenes de la milicia, supuestos guardias especializados se puso muy nervioso cuando con las luces infrarrojas que por cierto no eran necesarias ya que había suficiente luz visualizo en todo su esplendor a cuatro bellas mujeres que se cubrían con minúsculas prendas y que todas juntas se abrazaban y lloraban. El muy pendejo en su susto acciono su letal arma hacia donde escucho ruido que no era otro que Esteban que solo alcanzo a lanzar una última mirada de su vida que se cortaba tontamente a Erika.
Las mujeres se pusieron a gritar y llorar como histéricas ya sin preocuparse de que los militares las vieran prácticamente encueradas.
Esteban murió de inmediato de un trallazo de balas que le atravesó pecho y cara. Una vez más, él había actuado bien, pero los que lo rodearon y que en teoría debieron ayudarlo en una muy fácil operación de rescate, provocaban no la primera ni la única muerte de todo este evento. Por cierto evento muy cotidiano en el accionar y vivir diario del país. Ya sea en el Norte, Centro o Sur, la población ignora todos los errores y sinsabores que se dan en los secuestros, en los supuestos enfrentamientos entre capos del narcotráfico, entre militares y crimen organizado, en fin solo un corolario más a tanta impunidad y corrupción. Ciertamente cada semana se medio sabe de algún suceso, lo único cierto es que en el actual gobierno han liberado al hermano del expresidente Salinas de Gortari, el afamado hermano incómodo, a la secuestradora francesa y en estos días que corren al capo Caro Quintero y más tarde a su principal lugarteniente, un tal Chucky que vive en la Comarca Lagunera, ambos ya se encuentra prófugos de la justicia….solo en este bendito lugar pueden suceder esta clase de pendejadas. Fácilmente, cualquier Director de Cine o de TV podría realizar esta historia, o como para una serie similar a Capadocia.
Solo separado por unos minutos, caía muerto por un robo a mano armada, el amante de Cristina, así es amigos, Armando que ufano había cobrado la recompensa, sin saber, en su ingenuidad, que dentro del mismo gobierno hay bueyes que pasan el pitazo a los ladrones cuando alguien cobra, ya que buscan tajada. Un simple burócrata, pero corrupto hasta las cachas paso el anuncio de que había un buen candidato para jalarse una lana. Un novato ladrón y un Armando que se negó en la calle a pocos metros de llegar a su auto, provocaron otra tonta y estúpida muerte. Al parecer la justicia y el orden que a veces la vida acomete, estaba poniendo a cada quien en su lugar. Bien se dice que hay un Dios que todo lo ve y que tarde que temprano todos pagan en esta misma vida.
Pero como se mencionó anteriormente en el “Infierno compartido”, estaba a punto el universo de juntar diversos egos, intereses, objetivos y anhelos en donde el posible agasajo de sexo y dinero, sería trastocado quizás por uno de sangre y muerte. Otra vez la mano invisible de Dios todo poderoso colocaría a cada quien en su lugar, en su justo contexto, en una lógica en donde ni todo es bueno, ni todo es malo, sino todo lo contrario. Un amasijo de encuentros, de vanidades en donde este tránsito por la vida a veces es de lo más paradójico, pero que al final de cuentas transcurre normal.
Las mujeres fueron protegidas de inmediato por cobertores, el Jefe del Comando sabía que la habían cajeteado y gacho, así que activo un código para que sus superiores controlarán a los medios masivos de comunicación, es decir, Televisa y TV Azteca, así como radio, prensa y revista especializada. Ellos detonaran un especializado comunicado, en donde el público en general nunca sabría la verdad, sino al contrario pusieron como auténticos héroes a este grupo de pendejos que cobraron sin ton ni son una vida.
De inmediato les metieron calmantes a las atribuladas beldades, que solo atinaron a medio saludarse y reconfortarse, sin saber que esta no sería la primera ni la única vez que en sus vidas se relacionarían. En un futuro, tal vez, sus mismas inquietudes y necesidades las volverían a reunir. Por el momento estaban sanas y salvas, pero impactadas por haber sido participes de un secuestro y de una orgía en toda la extensión de la palabra.
Ese secreto, de manera callada, intuían nunca divulgarían esta experiencia a nadie, se habían probado una a la otra, les gusto y se vieron tal y como Dios las trajo al mundo, realizando el acto sexual con cuatro hombres que las supieron llevar hasta el éxtasis. Cada una de ellas, tendría un largo recorrido por los senderos misteriosos y sacros del placer de la carne, su aprendizaje y sus decisiones en relación a la ley del deseo, al arte del kamasutra continuaría, son jóvenes e incluso en su edad madura, cuando la mujer es sabia y no le importa tanto el convencionalismo, volverán a empezar desde cero para tener un interminable camino de lujuria y goce.
No podían, ni debían ser solo mujeres de una opción varonil, su hermosura y su furia pasional no podían ser privativos de una línea aburrida, tediosa, lineal con una sola persona. Los maridos de las casadas no cuentan, la otra, la más joven, incluso tiene más trayectoria que conocer.
El Jefe Militar sabedor de su error; al ser el responsable de su equipo, resguardo todos los sobres, fotos, CD, que alcanzó a ver en un recipiente especial, sellándolo muy bien y asegurándoselo a la Sra. Erika Garza, reconocía que ya no le permitirían otro fallo de magnitud tal. Su trabajo corría peligro desde ya. Tenía que quedar bien con esa mujer al menos.
Erika solo les comento a las otras, pierdan cuidado, yo lo guardo y lo destruyo. Aquí no pasó nada. Por fin nos liberamos de esos tipos.
Mientras tanto, los cuatro hombres: el detective Ricardo, Felipe, Pedro y Cipriano corrían por el túnel hacia su supuesta salvación, sin saber que el destino les tendría deparada una jugarreta cruel y paradójica.
En ese momento, un humilde albañil en la soledad de su pobre casa, donde solo vivía con su pequeña hermana y su anciana madre, observaba el revuelo que las televisoras hacían con el heroico y magnifico rescate de cuatro hermosas mujeres en su ciudad Monterrey. Una de esas mujeres era muy famosa, él por su parte, nunca había sabido de ella. Era ajeno a las personas afamadas de su ciudad, salvo los jugadores de su querido Tigres, tales como el corajudo DT Tuca Ferreti, Lucas Lobos, Damián Alvarez, Tito Villa, etc. Ese albañil no era otro, que el tal Chido, compañero de trabajo de Pedro. Por las afiliaciones que daban, concluyo que dos de ellas eran muy parecidas a la del oficial de seguridad Felipe y a la de su compañero Pedro, ¿sería que estaban involucrados? Estuvo a punto de llamar por celular a su compinche Pedro, pero desistió, no quería meterse en problemas. Chido pasaba por un pobre buey, cosa que para nada era cierta, pero le gustaba navegar con bandera de pendejo, para que con su ladina actitud sacar partido de su extrema pobreza y de su ignorancia de otro tipo de trabajo más remunerador. Eso sí, no quería saber nada de lo ilegal y del crimen, porque sabía que ello le llevaría a la tumba más temprano que tarde y él apreciaba mucho la vida.
Los cuatro fallidos secuestradores corrían como desaforados una vez que el trenecito si los movió como unos 3 km., caminaban por momentos, el recorrido era como de 5 km. Con subidas y bajadas, pero tenían que salir de inmediato por si se descubría el túnel, aunque era muy difícil ya que era una perfecta obra de arquitectura y muy bien oculta.
Ya solo quedaba una sección en donde tenían que subir unas larguísimas escaleras por un estrecho túnel. Cuando apenas llevaban unos cuantos escalones, vieron que se activó una especie de trampa, dejándolos ya aislados de los anteriores espacios, es decir solo quedaba el túnel, se carcajearon como demonios, ya que la libertad estaba cerca, era un tiempo valioso para salir por patas de la ciudad.
Cuando llegaron a la parte superior, vieron que no podían abrir, la tapadera estaba como trabada, muy dura, por más fuerza que aplicaron no se abría. Si podían escuchar a lo lejos carros, y de pronto una fuerte lluvia se desato. En este verano ardiente, las lluvias inesperadas en la ciudad por lo frecuentes y por lo fuertes eran un hecho inédito para el clima de extremo calor. De pronto con cierto terror vieron que de unos agujeros de la pared empezaba a salir mucha agua. Solo pasarían unos minutos más para que el túnel se llenara.
No teniendo de otra, tuvieron que pedir ayuda. El elegido fue el tal Chido, ya que era un trabajador hábil con sus manos y él vería como sacarlos de ahí. Solo que el factor tiempo jugaba contra ellos. Ya el agua estaba llegando a la mitad del túnel. Su camarada de trabajo tendría que llegar de “balazo” literalmente.
Para cuando Chido llego, era demasiado tarde, como las ratas viles que eran los cuatro perecieron ahogados en el agua. A Chido le llamó la atención que los cuatro estuvieran ahí. Así que taimado como era, solo les robo todas sus pertenencias, logrando juntar un buen billete, sobre todo de otro de los sujetos que no conocía y para no comprometerse, volvió a tapar el túnel y salió como llego del lugar, con discreción y en silencio.
Los días siguientes ato cabos más cabos. En la televisión dieron cuenta de 3 de los 4 secuestradores. Dos de ellos eran Pedro y Felipe. En el hospital con el incesante trabajo que había, nadie se percató de que había vaciado los lockers del guardia de seguridad Felipe y de su compañero Pedro. El único que no mencionaron, dado que tenía muy bien disfrazada su identidad era precisamente del sujeto cuya cartera tenía su dirección y del cual obtuvo más dinero. Como pasatiempo para su solitaria vida empezó a ir al departamento de dicho sujeto. Era un departamento aislado, casi sin vecinos. En ella se daba la gran vida con todos los aparatos que el difunto tenía. Encontró mucho más dinero, alhajas. Su primer pensamiento fue pasarse a vivir allí. Encontró las escrituras de la propiedad. No sería complicado pasarlas a su nombre. Había referencias a la madre del sujeto, pero no se atrevió a nada con ella, cuando escuchaba que los mensajes que le enviaba por el teléfono eran en el sentido de que se comunicara con ella en cuanto pudiera, que no extrañaba de que no le hablara, por lo visto no se mantenía en contacto frecuente con ella. Vería como solucionar eso, mientras tanto se daba la gran vida, ya no tenía que gastar en buena televisión y confort. Gozaría mientras pudiera. Al revisar las pertenencias de los otros, se maravilló de lo que encontró: Evidencias fotográficas muy evidentes y hasta videos pequeños en los celulares de los otros tipos…en todos ellos estaban las mujeres secuestradas. Con razón las habían secuestrado, había evidencia suficiente para “chantajearlas”…de inmediato su lujuria se desato…solía desahogar su soledad con prostitutas de poca monta, de esas que cobran muy poco, ya que su camino ha sido muy recorrido. Una vez el demonio se apodero de otro sujeto. Las fotos y el video eran más evidentes en el celular de su compinche en donde aparecía la rica Erika Garza de Treviño, ya que el sujeto con que estaba era nada menos que el extinto suegro…al ver la fecha de dicha información saco aún más deducciones, simplemente se estaba sacando la lotería….iría de a poco, su plan ya se estaba maquinando en su calenturiento cerebro. Aún más se acrecentaba porque en periódicos, revistas y en la TV dicha mujer salía a cada rato con lo del secuestro y su rescate…era una hembra deliciosa. Tenía la lámpara de Aladino con él y sería cosa de frotarla despacito para lograr sus propósitos. Pensaba y repensaba como le haría sin correr riesgo alguno y no involucrar a nadie más, quería todo el pastel para él solito.
Por otro lado, los días siguientes fueron atribulados para Erika, los actos por la muerte de su suegro continuaban. Su marido, supo, no es un tonto por completo, que su mujer había sido violentada sexualmente. No fue necesario que hubiera palabras de por medio entre ellos, simplemente lo intuyo, ese hecho lo único que logro fue que su distanciamiento en la cama ya fuera total. El pobre Carlos estaba como sonámbulo, sin saber que era el inicio de un sinuoso camino por descubrir y por encontrar de otra manera los placeres de la carne que siempre le fueron negados o extraños a su persona.
Mientras Erika agotaba su mente y su cuerpo en entrevistas, sesiones con la Televisión, Radio, prensa que le hacían olvidar su necesidad de varón. Estaba como en un letargo y al hacerla pasar como una heroína que no le había sucedido nada era muy bueno para su imagen pública, no así para su privacidad en donde estaba sufriendo de todo a todo. Muchas muertes, mucho dolor, mucho y a la vez poco sexo en su ser. Esa poderosa droga le estaba haciendo falta. No había modo alguno de conseguirla.
Sus sentimientos se acrecentaban y bajaban de acuerdo a su humor y su renacida urgencia sexual. Una vez más se confesó con el juvenil sacerdote Iñigo, estando ahora de por medio la privacidad del confesionario, pero pudo percibir el evidente nerviosismo del ministro religioso. Las consejas de este, todo un lugar común, no le resolvieron nada. Natalia su amiga escort del DF estaba de gira internacional por algunos países del cono sur, estaría lejos cerca de dos a tres meses. Supo que el negro Luis se había tenido que ir a Estados Unidos de “mojado” para subsistir. Su ex esposa, la hermana del difunto Roger e hija continuaban con ella como personal del servicio. Las semanas ya habían transcurrido, ciertamente de su último encuentro sexual ya ni se acordaba, le parecía tan lejano. Como siempre sus múltiples ocupaciones medio le mitigaban esto, pero había tenido que estar tomando un tratamiento natural para poder dormir, pero más que nada ocultar el encendimiento prácticamente diario que su cuerpo le exigía.
En eso estaba, cuando se acrecentó aún más su actual estado como de depresión y tristeza, viendo un programa de noticieros, cuando se dio el reporte de que en una coladera cercana al Río Santa Catarina habían encontrado cuatro cuerpos ya muy descompuestos. Como en las 48 horas que ya habían transcurrido nadie había reclamado, se les dio por unos muertos más del crimen organizado. A ella como que le dio una corazonada de que eran los sujetos del secuestro. Por las señas claro que eran. Le marco de inmediato a Cristina, a quien no había querido contactar. La conversación le confirmo que también ella intuía que eran esos sujetos. Al menos se sintió reconfortada por un momento.
El reportaje continuo moralizando acerca de la muerte constante de jóvenes a manos y por el hampa, teniendo de telón de fondo la célebre canción del famoso hombre de negro de USA Johnny Cash:
You can run on for a long time Se puede correr por un largo tiempo
Run on for a long time Correr por un largo tiempo
Run on for a long time Correr por un largo tiempo
Sooner or later God’ll cut you down Tarde o temprano, Dios te hará caer
Sooner or later God’ll cut you down Tarde o temprano, Dios te hará caer
La grave voz del ya muerto Cash le recordó la voz del último hombre que se la estuvo copulando en dos posiciones delante de las otras mujeres y del otro secuestrador que en la primer casa también le estuvo poniendo sus buenos repellones. Se estremeció al recordar que físicamente se les entrego por completo y que gozo como descastada.
Ese chaparro chistoso, el tal Richard y el otro panzón que rápidamente la supieron llevar al igual que sus otros hombres a fuertes cúspides de placer carnal: su marido no cuenta, Roger en muy pocas ocasiones; Rodrigo, Luis, la misma Natalia, su difunto suegro y estos dos una sola vez cada uno. Los dos últimos sin poder terminar el acto, por lo cual estaba como desesperada. En el mullido y lujoso colchón de su amplia cama empezó a remembrar cada momento y sin proponérselo se empezó a meter dedo en su rajada de una manera primero pausada para pasar rápidamente a un frenético movimiento.
Go tell that long tongue liar Ve a decirle al que miente lengua larga
Go and tell that midnight rider Ve y dile a ese jinete de medianoche
Tell the rambler, the gambler, the back biter Dígale al excursionista, al jugador, al que muerde de nuevo
Tell ’em that God’s gonna cut ’em down Dile que Dios lo hará caer
Tell ’em that God’s gonna cut ’em down Dile que Dios lo hará caer
Ya la masturbada era plena, sin reparos, su calentura era tal que empezó a gemir cachondamente incluyendo un largo y sensual murmullo: diiiiooooooooosssssssssssssssss.
Afuera de la recamara, sigiloso, su marido sudaba copiosamente, llevaba buen rato observando como su esposa como que reflexionaba mucho el reportaje que daban en la TV y luego esto….dioosss nunca había mirado a su esposa de esa manera, simplemente era una diosa blanca enorme, se veía majestuosa en la cama, solo con un baby doll y sin ropa alguna debajo, arremetiendo con sus dedos en su intimidad, su mirada era pérdida, con los ojos entrecerrados y los labios entreabiertos gimiendo como una desposeída, se agitaba y se arremolinaba en la cama. Sin saber cómo, ni por que el flemático Carlos sintió una dureza extrema en su pene. Algo le indico que debía seguir cuidando de que nadie llegará a interrumpir el al parecer éxtasis que estaba experimentado Erika. Cuidaría de que no fueran a llegar los hijos, era una simple excusa para ver.
Well my goodness gracious let me tell you the news Bueno, mi bondad graciosa déjenme decirles la noticia
My head’s been wet with the midnight dew Mi cabeza ha sido mojado con el rocío de la medianoche
I’ve been down on bended knee talkin’ to the man from Galilee He estado doblando la rodilla hablando con el hombre de Galilea
He spoke to me in the voice so sweet Me habló con esa voz tan dulce
I thought I heard the shuffle of the angel’s feet Me pareció escuchar el arrastrar de los pies del ángel
He called my name and my heart stood still Me llamó por mi nombre y mi corazón se detuvo
When he said, “John go do My will!” Cuando dijo: “John va hacer mi voluntad!”
La ronca voz del gran Cash, los gemidos y movimientos de la enfebrecida hembra parecían ir coordinados como con una mano invisible, de pronto Erika se despojó de plano de toda su breve y poquísima ropa, para estrujarse los senos, pellizcárselos, incluso pasar sus dedos entre su rubia cabellera que lucía toda desparramada sobre los almohadones. A Carlos se le salían los ojos, siempre había intentado hacer el amor como si estuviera pidiendo permiso de algo, o como si fuera algo difícil o complicado por hacer, como no queriendo molestar a su amada esposa. Era un hecho que a su manera la amaba. No se bañaban juntos, trataba de no verla desnuda, su pudor y costumbres tan arraigadas por su madre, le impidieron en sus tantos años de convivencia verse tal cual son…el sudoroso cuerpo de ella brillaba en la tenue iluminosidad de la amplia alcoba. Dos estrofas de la memorable canción de redención se repitieron, al mismo tiempo que sin saberlo Carlos acariciaba su duro pero pequeñito miembro por encima de su lujoso pantalón de fina seda.
Well you may throw your rock and hide your hand Así que usted puede lanzar su piedra y esconder la mano
Workin’ in the dark against your fellow man Trabajando en la oscuridad contra tu prójimo
But as sure as God made black and white Pero tan cierto como que Dios hizo el blanco y negro
What’s done in the dark will be brought to the light Lo que está abajo en la oscuridad, será llevado a la luz
Erika ya agitaba de un lado a otro su carita, el inminente y liberador orgasmo llego por fin, exhalando un fuerte gemido: diooosossssssssssssssssssssss, como que se desvaneció después de haberse revuelto en la cama como si realmente estuviera poseída….Carlos estaba sudando, nunca había visto tal acto en su vida, ni por asomo y lo raro es que quería saber más y no entendía como estaba deseoso de tocar a su mujer.
Simulando que llegaba, Carlos le dio tiempo a reponerse para lo cual: Queriddaaaa….yaaa lleguueeee
Erika solo alcanzo a ponerse el baby doll y una bata para recostarse y simular como si hubiera terminado de bañarse.
Los dos se miraron, se conocían muy bien, Erika creyó ver deseo en los ojos de Carlos, esa mirada que le vio a sus otros hombres, así que atrevida fue ella la que lo atrajo para besarlo con pasión. Su sorpresa fue tal, ya que el marido le respondió sin emitir reclamo alguno, inclusive fue a más para que con sus pequeñas manos le empezará a acariciar torpemente la espalda y el comienzo de sus nalgas. Ella felina, riendo como tontuela, se levantó para cadenciosamente ir a cerrar la puerta ya desnuda toda.
Carlos enfebrecido se desvistió para mostrarle a su mujer su fuerte virilidad. Erika llegando le toco el miembro sorprendiéndose, nunca lo había sentido tan durito.
Sin más preámbulo, ella se le monto a horcajadas emitiendo un gemido de placer al sentir la dureza de la virilidad de su esposo…hummmmmmmmmmmm, assiiisssssssssiii pappppppitotooooo quuueee fuueueertttteee
Ella vislumbraba un atisbo de que todo podría cambiar, en ese momento, no podía saber cuánto sería…como odalisca se empezó a dar sus sentones y arremolinarse arriba de su marido, solo llevaba como tres o cuatro arremetidas cuando escucho a su Carlos: ayyaaaaaaaaaaayyyyyyayaaaa y sentir como lo durito ya no lo sentía y si una blandenge tripita. Su marido en su placer, se había venido ya….
Erika comprensiva, pero un tanto desilusionada solo atino a elevarle la autoestima pensando que más adelante podría mejorar: Graaciaass queriiidooo muchasss graciasssss, teee neceisiiitoo tanto
Después platicaron como los buenos amigos que eran, pero a Erika le quedo la sensación de que estaba hablando con alguien similar a un hermano y no un esposo.
En los días subsecuentes descubrió algo maravillada, su marido se excitaba en cuanto más atrevida fuera ella con su vestimenta y su forma de ser. Incluso sus devaneos y coqueteos con Tío Alberto lo prendían y más porque vio que ahora ella no surtía efecto en su Tío político que incluso buscaba alejarse de ella lo más posible. Eso le pico el orgullo y cuanta reunión había, lo provocaba para ver como su marido se prendía. Sin embargo los coitos eran breves, aunque más frecuentes, pero ciento por ciento insatisfactorios, el colmo fue cuando ella le dio un tratamiento de masaje por todo el cuerpo y ver que antes de la penetración ya se había venido.
Claro que Carlos si estaba gozando, la descarga más frecuente de su cimiente le tenía de buenas y contento porque su esposa había vuelto a la normalidad. En lo interior, Carlos se hacía mil conjeturas de que había pasado en el secuestro ya que ahora todo era diferente. Se sentía el gran semental, ignorando que sufría de eyaculación precoz y que era un potencial voyeur.
A Erika es como si le hubieran dado unas aspirinas para una fuerte jaqueca, todo esto le enervaba y tenía que hacer grandes esfuerzos por controlar su inminente mal humor. De plano con sus amigas ya no se frecuentaba. Su energía la canalizaba asistiendo a un nuevo gimnasio en donde su deporte favorito era provocar a los hombres. Pero eran muchos gays y más bien provocaba envidia, ya que esos sujetos en el fondo querían ser como ella. Los pocos hombres que al parecer lo eran, no le resultaban para nada atractivos, a pesar de ser hombres que otras mujeres hubieran considerado. Le ponía a mil cuando su esposo la acompañaba, ahora convivían más tiempo juntos y observaba como se ponía mal cuando los otros hombres la miraban, tanto los gays como los verdaderos. Solo ese juego le entretenía y la tranquilizaba un tanto. Ya pensaba en buscarse un viaje a USA para ir a ver al negro Luis o de plano a veces le paso por la cabeza caliente el ir a los dormitorios del Tec a buscar a Rodrigo. Ya necesitaba caña y de la buena…ya habían pasado el verano, el otoño ya casi terminaba y se vendría el invierno y ella nada de nada. Su marido se conformaba al parecer con el estatus actual.
Un día soleado, su adrenalina se disparó a mil. Le llego un sobre amarillo a casa, como los que solía recibir en antaño cuando pensaba que su suegro la estaría chantajeando. Solo que el contenido era diametralmente distinto, eran fotos comprometedoras con su suegro. Alguien la estaba citando en un domicilio céntrico. Tan nerviosa se puso, que ahogo un grito de tremendo susto cuando su atento y solicito marido, le hablo a la entrada de la recamara. Como pudo reacciono para ocultar el sobre a sus espaldas volteándose muy expectante. El nerviosismo no pasó desapercibido para el marido ni que ocultaba en la superficie del tocador el sobre.
Carlos ahora quería sorprender a su esposa en algún desliz erótico o de provocación hacia otros hombres. Era un juego que la inteligencia de ambos se estaba permitiendo jugar y con todo.
Al rato, Erika le comentó que iría al centro con su viejo guardaespaldas, que era el que tenía antes. Las cosas de inseguridad realmente ya se habían calmado mucho. Pero que la siguiera a discreción porque iría a ver a una vieja amiga que le pedía un gran favor. A Carlos le pareció de maravillas, ya que de pronto tuvo la intuición de que esto tenía que ver con ese misterioso sobre amarillo que su mujer había recibido. Por lo que incluso le comento: No te preocupes, adelántate. Solo le doy unas indicaciones y ya te escoltará.
Erika que estaba presa de muchos sentimientos encontrados y ante la presión de la información recibida, no razonaba nada bien, atinando solo a decir: Okey, me adelanto ya…es que es una urgencia.
La verdad es que Carlos quería saber a dónde iría su esposa, su adrenalina también estaba a mil, presentía algo fuerte. Carlos acompañaría al guardaespaldas solo comentándole que por seguridad se reuniría con ella en un lugar céntrico.
Erika no verifico que su guardaespaldas venía a prudente distancia pero con un acompañante. Tampoco verifico que dicho auto se estaciono a prudente distancia del de ella. Ni mucho menos que el acompañante se bajaba y la seguía a discreción. Simplemente su corazón palpitaba a mil. No sabía a qué se enfrentaba, muy a su pesar, en su ser más íntimo, deseaba ver al tal Richard, no había de otra, el desgraciado había sobrevivido y ahora la buscaba para consumar el pendiente que se les había quedado. Sus sienes palpitaban a mil, con fuerza, sus puños estaban rojizos de tan fuerte que se apretaba sus manos y su intimidad estaba fluyendo a chorros…estaba excitadísima, nerviosa, hecha un manojo de diversos sentimientos. Casi al punto del llanto. Vestía un ligero vestido a un poco más de la rodilla, pero cuando se sentaba se le subía a un poquito más arriba de la mitad de sus poderosos e imponentes muslos. Todo eso lo cavilo cuando venía manejando taciturna, sabiendo que una vez más sería presa del chantaje y que una vez más quizás caería en las garras del sexo, solo que ahora ahogaba sus ansías muy a su pesar…en el fondo quería.
EL domicilio estaba en una de las típicas callecitas cercanas al centro de Monterrey y que cosa curiosa es poco transitada tanto por autos como por personas por lo estrecho que es. Toco el timbre del lujoso departamento que en realidad parecía una pequeña casa en medio de altos edificios, separados incluso de estos por pasillos jardines a los lados. Un moreno chaparrito delgado le abrió, en silencio, con la mirada y ceremoniosamente le hizo pasar. Como en la casa de Roger había un pasillo jardinera para llegar a otra puerta, que era la principal. En su nerviosismo y que también percibió en el otro, no le pusieron llave a la primera puerta, solo la cerraron tal cual.
El lujo adentro era aún más. Música de boleros rancheros se escuchaba. Específicamente el célebre Rey del Bolero Ranchero Javier Solís entonaba una conocida canción:
Angustia de no tenerte aquí
Tormento de no tener tu amor..
Angustia de no besarte más
Nostalgia de no escuchar tu voz…
Nunca podré olvidar
Nuestras noches junto al mar
El sujeto le hizo pasar a la sala, en silencio la invito a sentarse. Ninguno de los dos, vio que una sombra se proyectaba en uno de los ventanales. El sujeto vestía pantalón y camisa de vestir de marca. Sin embargo su expresión sencilla y humilde denotaba rareza en su personalidad. El canijo Chido se había comprado ropa nueva y otras tantas cosas más, incluyendo un carro nuevo. Simplemente el muerto del departamento tenía muchísima lana y alhajas en el lugar. Se estaba dando la gran vida. Simplemente se sentía como Alí Baba cuando encontró el tesoro de los cuarenta ladrones.
Señora Erika, soy Chido para los cuates. Mi nombre verdadero es Alfredo, pero todos me dicen Chido. Ya verá que seremos muy amigos, poniendo de plano su mano delgada en la rodilla de la atemorizada, callada y sorprendida mujer. Ella esperaba a Ricardo, no a este hombre.
Chido: Mire, señito…yo soy un humilde albañil, me encontré las fotos y un video que la comprometen para con su familia. Yo no quiero hacer daño a nadie. Toda esa información era de una persona que vivía aquí, que seguramente usted conocía, enseñándole la foto, él ya murió. Se ahogó junto con sus compinches. Lo único que yo quiero es que me ayude a hacer los trámites para que esta humilde casa pase a ser parte de mi propiedad, a encontrar un buen trabajo ya de fijo y pues….no quiero más dinero, pero pues…. (en realidad el pobre hombre, no era un desgraciado, sino un simple mortal al que se le antojo comerse una diosa del amor, una beldad verdadera y luego a las otras). Sin embargo, y ante el pasmo de Erika y más de Carlos afuera que no podía escuchar ya que el hombre casi susurraba, pero si mirar ya como el citado le empezaba a acariciar las piernas sin que su mujer ofreciera resistencia alguna. Mire si me pasa algo a mí, todo esto saldrá a la luz pública. Le digo la pura verdad. Mi madre tiene instrucciones. Mi vida va en juego, yo no quiero problemas con nadie. Su estrategia era muy simple, era decir la verdad y jugársela. Creía conocer la mentalidad de esa rica mujer, la había estudiado mucho en estas largas y agónicas semanas que su mente trabajaba a mil imaginando las mil y una noches que pasaría con ella y con ellas, ya que iría a por todas con las otras mujeres también.
A Erika le resultaba hasta chistoso el tono del hombre, casi como pidiendo un favor, cuando tenía manera de fregársela con todo. Así mismo, veía como hacía esfuerzos por expresarse de la mejor manera.
Erika supo a donde iría el asunto, así que sin saber porque lo tomo de las manos para que dejara de moverlas pero sin quitárselas de sus piernas: ¿Qué Chido? ¿Qué más quieres?
Chido: Pues la verdad señito, es que con perdón de usted, pero es una mujer que nunca en mi vida podría tener, ni con todo el dinero del mundo, estoy como diría…la verdad es que yo….
Erika, sin saberlo empezó a acariciar las manos pequeñas del hombre y sin fijarse a empezar a subir y bajar las mismas a lo largo de sus muslos…y casi como en un llanto….preguntar ¿siiiiisssssii?
Chido al ver el nerviosismo de esa diosa del amor y la lujuria, tomando aire y ya con seguridad: Pues que quiero hacer lo mismo que hacía con su suegro, que en paz descanse…solo le pido que me dé chance, verá que la voy hacer feliz, soy un hombre solo y necesito mujer…
Erika aún en su nerviosismo se dio cuenta que el hombre decía la verdad, lo más probable es que era un pobre tipo que se encontró con los muertos y así pudo llegar a toda la información.
Pero Chido, te das cuenta que me quieres sobornar, eso no es de hombres…soltando ya las manos, pero dejando que el otro siguiera ya recorriendo de una manera ya no suave, si no firme las piernas.
Chido: Pero mujer, no ves que tú también quieres…sabes que eres una fiera en la cama, lo que tú necesitas es alguien que te haga mujer a cada rato y ese soy yo…Chido ya era presa del fervor y ya sus dedos rozaban la vagina de la mujer que ya desparramada sobre el sofá se dejaba hacer…no te quiero hacer daño, más que darte mi amor….es que estoy ya enamorado de ti…Chido estaba diciendo la verdad, ya se había enamorado de esa escultural hembra y más que la veía de todas formas y a cada hora.
Erika: Pero es que soy una mujer decente y casadaaaaa, esto es no es correcto…si quieres te puedo dar el dinero que quiera…ahhhhh no pudo evitar exhalar un suspiro y es que el otro ya le estaba dedeando sabrosamente su vaina.
Chido: Mira tú sabes que tu vida se puede ir al caño…así que es mejor que te lo pienses muy bien…quiero una respuesta mañana mismo…si accedes estaré aquí a las 3 de la tarde…quiero toda una tarde y ya luego iremos viendo…piénsalo muy bien, no quiero forzar nada, pero sabes que tengo razón…no es cuestión de dinero…es cuestión de coger y coger sabroso, que se ve te hace mucha falta…
Erika recobrando la compostura y es el que el sujeto de pronto dejo de manosearla, se veía sorprendida, el tipo hasta le estaba dando un plazo, no se cobraría ahí mismo, ese hecho la desconcertó por completo…además como diablos sabría que el trato amable la desmadejaba, más que el soez y grosero…estaba impactada…
Erika: Mañana vendré, pero piénsalo también tú…si accedo es por el chantaje vil que me haces no por otra cosa.
Chido: Así lo sabré y entiendo, no me gusta andar con rodeos, las cosas como son
Bueno Sr Chido, mañana vendré, pero no estés seguro que te saldrás con la tuya.
Carlos no escuchaba nada, solo veía que el tipo se manoseo a antojo a su mujer y que esta se dejó e incluso al ver las expresiones que hacía dedujo que le estaba gustando. Se sorprendió que ya ambos se paraban como para despedirse. En todo el acto, su pene estaba a reventar y una curiosidad malsana le llenaba la mente y el ser de intrigas…quería ver más. Sigilosamente se retiró de la casa y ya en el carro con el guardaespaldas solo vio pasar unos minutos más para ver a su mujer subirse a su carro.
En el resto de la tarde noche noto muy inquieta y nerviosa a su mujer, pero guardo prudente silencio.
Erika por la mañana fue a visitar al sacerdote Iñigo, una vez estaba siendo presa del deseo, de volverse a sentir mujer, ya había pasado bastante tiempo, los escarceos con su esposo, solo eran eso…meros entremeses que ni siquiera a ello llegaban. Las semanas y luego los tres meses desde que pasó todo la tenían en un tremendo trance de espera, en un compás de tiempo interminable.
El padre Iñigo estaba también agitado, lo que estaba a punto de proponerle a esa bella, pero demoniaca tentación lo pondría en contacto estrecho con ella, en una convivencia que sería continua y por varios días.
Ya había escuchado la confesión de sus infidelidades, aunque no del todo completas, ya que la mujer no se atrevió a decirle toda la verdad de su encuentro con su suegro, sin saber que el sacerdote estaba violentando sus deberes al no obligarle a que confesara del todo, ya que él sabía la verdad de ese tórrido encuentro en donde murió Don José Treviño, aunque esto último no lo asociaba con el infiel que le toco ver.
La propuesta para su pasmo fue aceptada por una jovial Erika que al fin encontraba el pretexto perfecto para irse por unos días del país, pero sobre todo de Monterrey y de su hogar…se trataba de un viaje por varios países de América del Sur, entre ellos Argentina, Colombia, Ecuador, Uruguay y otros para visitar Centros de Espiritualidad Católica en donde se harían labores de beneficiencia pero también retiros de índole sacra en donde podría purgar sus penas y pecados…aún le albergaba un gran sentimiento de culpa y de arrepentimiento, vamos la famosa cruda moral después de cometer algún sacrilegio. EL tiempo era como de tres meses, lo que restaba del año y un poco más. Sus hijos la podrían alcanzar en el último mes y además coincidía con un extenso viaje de negocios que su esposo haría a Europa…así que grata coincidencia del destino. Tal vez lo que necesitaba era refugiarse en su religión para ver si así podía expiar sus culpas y máxime de que estaba a punto de volver a caer…cosa que por supuesto no le menciono al casi risueño sacerdote que no ocultaba su dicha por llevar de acompañante en ese viaje a tan suculenta hembra, claro que irían otras mujeres y hombres, pero ya con esa compañía se relamía porque en el fondo él también quería traspasar un umbral desconocido aún y peligroso por lo que atisbaba, pero solo necesitaba de un “empujón” para probar de la manzana prohibida del paraíso perdido. Tal vez Marisa u otra vieja conocida la acompañarían también. También pudiera ser que se pudiera reunir en alguno de esos países con la escort Natalia, quería también aclarar lo del otro día con ella (él).
A Erika le llevo buena parte de la mañana todo esto del viaje con el Padre Iñigo, por lo que después de comer frugalmente, se tomó una siesta y sin saber porque se dio un esmerado baño de espuma y un cuidadoso arreglo como si fuera a su primer cita…hasta temblaba cual niña sin su juguete preferido.
Un minúsculo conjunto íntimo negro coronado con un juego de liguero super sensual y medias exquisitas y un vestido entallado del mismo color que le llegaba a media pierna y unas altas zapatillas a tono junto con un maquillaje un poco más exagerado que lo normal, la hacían relucir como una autentica viuda, pero apetecible por donde se le quiera ver. El Pelo se lo recogió por completo, daba un aspecto muy interesante, muy seria, como una ejecutiva, pero muy sensual como una italiana de las películas porno de los 70 y 80´s.
Le extraño la presencia del marido a esa hora, y más cuando en boca de jarro le propuso: Querida, necesito de tu vigilante, ¿me lo prestas? Así podrás ir a donde tienes que ir, ya vez las cosas están muy calmadas ya en la ciudad…además de que ya sabes del trato que tenemos (se refería a un trato que el Gobierno de la Presidencia hizo para que su familia fuera intocable, de hecho con ello ya no eran tan necesarios los guardaespaldas). El hampa el cual que claro que claro que negocia con el gobierno sabía que esa familia ya era de las “protegidas”.
Carlos: ¿A dónde vas? ¿Por qué te pones de negro?
Erika: Ahh…es que voy a un “entierro”…es de una de las conocidas del secuestro…tengo que ayudar a esa gente de alguna manera. Se murió uno de los familiares de una de ellas…
Carlos: Ahhhhh okey, así podrás estar el tiempo que quieras con esa pobre gente
Erika: Si pobrecitos…es que dicen que están muy solos, que necesitan de apoyo moral, veré si puedo ayudarles…casi se sonroja ya que el sentido de sus palabras solo ella las entendía, sin saber que su esposo también urdió un plan para seguirla, estaba seguro de que iría al mismo lugar del otro día y también las medio entendía.
Estaban platicando muy quitados, sin percatarse de que el Tío Alberto que es bienvenido en cualquier de la casa los estaba escuchando, solo hasta que oyeron voltearon a ver al afable “gordito”
Tío Alberto: fiiiiuufuufufufuf estas hecha un cuero manita, así que vas a un “entierro” ¿si quieres te acompaño? Tal vez haga falta, digo por eso del apoyo moral…ya vez que soy muy bueno recogiendo y reconfortando almas en pena. Ahora si quiero ir contigo a ese entierro.
Erika: Milagro Tiiito, me habías rehuido, pero no tiiito es que es otro tipo de gente, de veras que no…bueno chao queridos me voy porque debo llegar…para lo cual beso a ambos hombres…no pudiendo evitar que su Tío Político le diera un abrazo más que fraternal.
El Tío se sorprendió cuando vio que su sobrino natural no teniendo el aplomo y flema de siempre con cualquier excusa lo evadió para salir disparo minutos después de que salió la rubia. Algo se olio el viejo ladino, que sonriendo y dándose su tiempo acciono uno de sus “aparatitos” y sonreír aún más cuando observo en la pequeña pantalla de su “buscador” que Carlos ya seguía a prudente distancia a su mujer y sin guardaespaldas de por medio, por lo cual con calma se dirigió a su vez a perseguirlos.
Tío Alberto perseguía a ambos, algo en su ser le indico que tenía que llegar casi junto a su sobrina antes de que Carlos llegará al sitio. Era un viejo muy mañoso. Se presentía algo grande.
Carlos nervioso manejaba como enajenado, sus sienes a punto de reventar, no se explicaba porque tenía el pene a punto de estallar
Erika manejaba a su vez nerviosa, jovial, a momentos se reía como loca, luego maldecía por el tráfico, ya quería llegar al lugar, muy a su pesar, sabía lo que esperaba y ya lo quería: efectivamente asistiría a un “entierro” pero de verga, de masacuata, de carne sin hueso y ya su ser y su intimidad fluían como ríos de lava hirviendo, sus sienes también palpitaban. Estaba por llegar a una droga, aunque tenía miedo de que ese flaquito tipo realmente la pudiera satisfacer, pero ya quería probar, a diferencia de las veces anteriores, exceptuando su tórrido romance con Roger, en esta ocasión estaba plenamente consciente de lo que sucedería y ya ansiaba por experimentarlo.
La única vez con el joven Rodrigo, el negro Luis, la escort Natalia, los dos secuestradores fueron ocasiones en donde el azar la puso en tal circunstancia, y aunque ahora era cierto igual, ella estaba sabedora de lo que pasaría.
Tío Alberto vio cuando Erika toco volteando sospechosamente hacia todos lados y con un sombrero grande negro y gafas de sol. También vio cuando un sujeto bajito y delgado en una ridícula bata le abrió paso y solo puso el seguro sin llave de la puerta principal. Este Chido era muy confianzudo. No había nadie en la calle y estaba la puerta principal de resguardo.
Sigiloso a pesar de su gordura, tuvo que elegir entre tomar el pasillo izquierdo o el derecho que rodeaban la pequeña casita o departamento en medio de altos edificios. Por pura corazonada y esperando que su sobrino se fuera del otro lado, se introdujo y casi gritando de júbilo vio que al fondo existía un jardín que conectaba los pasillos. La recamara de al final tenía tres grandes ventanas. Por la de su pasillo o por la más larga que daba al exquisito jardín, apreciaba muy bien lo que la amplia recamara tenía. Por lo que se ve de su lado daba al baño y del otro lado daba como a una pequeña estancia o especie de vestidor closet. Pero desde cualquier ángulo se podía apreciar. Nadie estaba en la habitación. Seguramente Erika y el sujeto estaban en otra estancia. Por lo que a punto de desfallecer, su corazón latía a mil, coloco un pequeño banco y se introdujo como pudo en el baño, agradeciendo a los dioses que el cuarto fuera amplio y que tuviera una especie de closet en donde se escondió por si alguien entraba. Todas estas maniobras las realizaba con un cuidado y agilidad pasmosa a su condición, cuando se tuvo que agachar de plano y no gritar porque vio que su sobrino hacía exactamente lo mismo pero del otro extremo. Solo él sabía que en la casa estaban cuatro personas. Solo él sabía que su sobrino Carlos estaba presto a espiar a su mujer y que esta se encontraba sola en esa lujosa casa con un sujeto muy raro.
Por su parte Carlos podía ver y escuchar al igual e ignorando que su Tío Alberto también lo hacía lo que estaba sucediendo en la amplia estancia que funcionaba como recepción, sala, comedor y cocina, al usual estilo de las casa americanas.
Erika de pie escuchaba que ahora el tal Chido le decía: Pues bien Sra. Erika, ¿está dispuesta a cumplir el pacto de caballeros que hicimos? Sonaba muy ceremonioso y extraño, ver a un sujeto de color moreno fuerte, bajito, muy flaquito y vestido con ropas que le hacían ver como algo estrafalario. Tenía puesta una bata de hombre fina y unas sandalias, lo cual resaltaba su extrema delgadez. Tenía evidentes rasgos indígenas, el pelo peinado con bastante gel, negro por completo y muy corto, casi parado, si acaso unas pequeñas canas grises en las sienes…le calculo unos 40 años.
En la casa se escuchaba esa vieja estación de radio que toca canciones muy viejas tanto en inglés como en español, se escuchaba al gran Sinatra entonando:
When they begin the beguine, it brings back the sound of music so tender,
Cuando ellos vuelven a empezar, me trae el sonido de la música tan tierna,
It brings back a night of tropical splendor, it brings back a memory ever green.
Me trae una noche de esplendor tropical, que trae un recuerdo siempre verde.
I’m with you once more under the stars, and down by the shore an orchestra’s playing
Yo estoy con ustedes una vez más, bajo las estrellas, y por la orilla de una orquesta tocando
Even the palms seem to be swaying, when they begin the beguine.
Incluso las palmas de las manos parece ser oscilante, cuando ellos vuelven a empezar.
To live it again is past all endeavor, except when that tune clutches my heart,
A vivir de nuevo ha pasado todo el esfuerzo, excepto cuando esa melodía agarra mi corazón,
Ese hecho le recordó su primera y auténtica vez en la casita tan añorada de su Roger, hasta sintió como se le mojaba aún más su ya empapada intimidad y todavía más cuando Chido sorpresivamente y con suavidad le quito su bolso para aventarlo con seguridad inusitada al sofá y tomarla con ambos manos de su juncal cintura y repegarsele para con desconocida y enfebrecida voz: Así es mujer, es volver a empezar, canto begin the beguine, le sorprendió que hablara en inglés perfecto…
Así es mujer, ya vez, tuve que vivir unos años de “mojado” en los Estados Jodidos de Norteamérica, jajjaa volvió a cantar begin the beguin, la llevaba bailando super repegada, de tal manera que sintió con claridad en sus muslos la virilidad del sujeto, ya que por la estatura no le llegaba a la ingle.
Solo atinaba a dejarse conducir y poner sus manitas como con miedo en los flacuchos hombres del sujeto, hasta le dio miedo que lo podía romper si se lo proponía, rio de ese inusitado pensamiento. Es más si lo abrazaba hasta lo podría exprimir, una vez más rio muy nerviosa.
La pieza continuaba, aprecio que era un muy buen bailarín, pero casi se desmadeja y reacciono cuando el bajito le puso ambas manos en sus glúteos para amasarlos ya con descaro total: Noooo…Sr…Chiiiodoooo, de verrasss que noooo…soy casasddaaa, yayaa noooo Poorr favoorr noo hayyy otrraa formmma de arreglaarrr esttoooo…porrrr faaavoorrrr
Entonces porque vienes vestida de esa manera, ehhh zorrittaa, si bien qué quieres güerita… ¿a qué no?
Nooo….por quuiiennen me tommaaa, pero dejando que el otro ya le acariciara desde los glúteos hasta la parte que le llegaba de espalda y que empezará a rozar con sus dedos sus senos.
Pues por lo que eres, una zorra muy especial, un cuerazo de mujer, un forro de lujo…hoy nadie te salva, serás mi mujer en todas las formas. Puedes gritar, pero nadie te escuchará ni te salvará.
Noooo, nooo creo que pueddassss, estasss muy, muyyyy flaaacocoooooo, fue lo único que atino a responder la nerviosa y quejumbrosa mujersota.
Jajjajaja, espérate a que realmente veas a mi flaco, separándose un poco de ella, se abrió la bata. Estaba completamente desnudo. Las otras personas que estaban en ese infernal lugar, casi abren los ojos como platos, su pene parecía una extensión más, era largo y ancho, casi como la del negro Luis…hasta brincaba. Erika no lo había sentido así ya que le rozaba sus piernas, no su intimidad, solo pudo musitar:.Ahhhhhhhhh
Carlos y Tío Alberto tuvieron que taparse la boca ya que el sujeto parecía un monstruo, con ese tamaño de pene inusual para su cuerpecito.
No que no, güerita, ya vez que si te hare una hembra feliz, vendrás a buscarme…cosas del destino ahora se escuchaba al viejo dueto salido del grupo español Mocedades, Sergio y Estivaliz entonar su conocido éxito de “Búscame…
Búscame donde el sol
donde se acabe el mar
donde el amor
se pueda regalar
donde mi voz
se escuche más y más.
Solo tres palabras
pues mi tren ha de partir
tres palabras cortas
pero tristes de decir
adiós, te quiero.
Se te ve el deseo en tu carita de angel mustía, anda tócala, no muerde…mira y se la agito frente a ella…ella como autómata y ante el pasmo de sus familiares se la tomo con una de sus manos y la apretó a la vez que cerraba sus ojos susurrando: Noooo, diooosss no es vollveeer a empezar, no quiero buscar más problemas, noooo, noooo, pero la empezó a acariciar, a sopesar, a calibrar, a medir e incluso como no la abarcaba toda , también puso su otra mano en la terrible macana de ese mexicanito de clase baja muy bajito y flaquito.
Ya estaba desfallecida, presa de sus propias esperas, de su prolongada sequía. Aunque no quería caer en el pecado, ella se estaba buscando esto, libre ya de culpa alguna, solo alcanzo toda roja de vergüenza…porrr favor Srr. Chiioododoo perro no me hagaga ya más daño, solo busca esto y ya…no quiero volver a empezar a tener más problemas, sollooo hoy yy yyaaaa, pleeasseeeeeee, estaba hasta temblando.
Chido la abrazo asustado de esa reacción y cual si fuera el padre de ella, la empezó a consolar con palabras tiernas, yaaa chatittaaa, si no hacemos mal a nadie, nadie se tiene que enterar, solos tu y yo…así que los demás que chinguen a su madre, si les gusta está bien y si no también, tu relájate que por mi edad tengo mucho aguante y esto te hará bien Erikita…anda güerita, aflójale, te va a gustar, si bien que te encanta, se ve que no te dan caña seguido, ya verás que te va a encantar, aflójate, anda, así…quedito, despacito y volvió a empezar a amasar las nalgotas de la mujer. Anda, ya vez flojita y cooperando y esto pasará, asiii….quediiiotoooo, aflojjaattteee
Ella un tanto más tranquilizada, solo alcanzo a preguntar con curiosidad innata de su naturaleza femenil: ¿Cuántos años tienes Chido?
Tengo 59 años bien vividos y trabajados, toda mi vida he trabajado fuerte al rayo del sol y no tengo vicios señito, estoy bien limpio y aunque flaco pero correoso, toca mis musculos, bien juertes…
Peroooooo,peroroooo nooo creeooo que sepppassss
Tu tranquila reinita, no juzgues por las apariencias…ven tranquila mujer, se te ve muy necesitada de cariño, ven chiquita y se la llevó al sofá para sentársela en sus rodillas, anda sigue aflojando, coopera chatita…linda potrita, mi yegüita pelos de elote….vamossss, güerita, aflojateeee
Erika pensó que no la aguantaría, pero grande fue su sorpresa al ver que ese viejito ni se inmuto ante su peso…tal vez ella pesaba mucho más que él.
Estando así, el tipo se dio a besarle todo el cuello y amasar sus senos. Al ser sus manos pequeñas, la sensación para Erika era muy diferente a las manos que había sentido de sus otros hombres, era algo muy distinto, era ciertamente volver a empezar a sentir y experimentar.
Cual niña obediente se dejó hacer, pero sin dejar de murmurar: dioooss, noooo, noooo porquueeee
Tío Alberto estaba impactado, veía a su sobrina dejarse hacer y casi vencer por ese sujeto, pero más se impactaba cuando veía su sobrino consentir el acto pegado con sus ojos azules al acto, tal cual fuera un niño con su pantalla de videojuego. En su mente sentía que su pene estaba a punto de estallar, pero extrañado y ya un tanto molesto veía que en la realidad su miembro no reaccionaba.
Pensó que era normal, que más adelante al ver como ya el sujeto le bajaba el vestido a su sobrina se le pararía, más cuando vio que la despojo del minúsculo brasier, más cuando lo vio empezar a chupar como bebe recién nacido de esos pezones que ya erectos al máximo se veían majestuosos, más cuando vio que la rubia agitaba la cabeza de un lado a otro emitiendo fuertes y ya sin inhibición alguna gemidos de hembra en celo, más cuando la hizo parar para bajarle el vestido y ella obediente, coqueta levantaba una a una sus piernas para dejar salir ese vestido que fue arrojado al piso como muestra del mandato divino que vería del encuentro carnal entre un hombre y una mujer.
Pensó que se le pararía cuando vio como el seguro tipo le deshacía los moñitos de a cada lado de las amplias e imponentes caderas y ella riendo y gimiendo cual zorra de primera clase le dejaba hacer e incluso ella se acomodaba moviéndose cadenciosamente para que se lo pudiera quitar.
Pensó que se le pararía cuando vio que el tipo arrodillado ahora le empezaba a besar desde abajo hasta arriba una y otra vez, y vuelta a empezar con boca y manos cada poro de esa blanquecina y perfecta piel tallada en una alta y escultural figura de hembra que bramaba y bramaba al grado de empezar a acariciar el escaso y parado pelo negro de indígena y musitar: ayyyyyyy dioisisiiiittoooo siiiiii, siiiiiiiiiiiiiiiiiii, Chiodoooooooooooo, Chidodooooo
En la radio anunciaron un programa especial de 3 horas con el extinto cantante mexicano Víctor Iturbe, el afamado “Pirulí”…el recital empezó con:
Soy ese vicio de tu piel
que ya no puedes desprender
soy lo prohibido
Soy esa fiebre de tu ser
que te domina sin querer
soy lo prohibido
Erika ya se agitaba y contorsionaba cual culebra o pez fuera del agua moviendo y agitando frenéticamente su cabellera rubia ya suelta de una lado a otro, al punto de casi gritar: Chiiodoodod llevammmee a tu recamamaraa y hazzmmeee hembrraa de una buenaaaa puttaaa vezzzzz…
Tío Alberto temblaba de fiebre, su querida y anhelada Erika estaba a punto de darle las nalgas a un pobre tipo, pensó que se le pararía cuando vio que su sobrino ya de plano se estaba pegando una masturbada con fiereza evidentemente eyaculando ya…pero nada, su mente y su cuerpo sentían, pero su pene no…sin remedio alguno y haciendo acopio de fuerzas y ya con lágrimas en los ojos solo le quedo la resignación de ver ser enculada a esa exquisita mujer que tanto deseaba, pero por otro, no por él, las caricias y jadeos que le provocaba a su sobrina, quisiera ser él quien las estuviera provocando y no es pobre infeliz, sus lágrimas contrastaban con sus pensamientos lujuriosos.
Por su parte Carlos estaba extasiado, maravillado, impactado, su mujer estaba dejándose hacer y estaba gozando ciertamente, él no sabía nada de esto, estaba aprendiendo, pero su mente estaba tan afiebrada que rápido eyaculaba, pero para su sorpresa vio que rápido se volvía a poner “durito”, sintió un placer enfermizo, deseo ver ser cogida a su Erika por otro, estaba gozando también, no sentía culpa alguna, solo estaba aprendiendo de algo desconocido para él.
Chido toma a Erika de su talle y los dos juntos, ella ya encuerada del todo, solo con las zapatillas y el también ya encuerado ya que se quitó la bata aventándola se enfilaron hacia la última estancia del lugar.
Los dos mirones secretos se acomodaron, siendo más cuidadoso Tío Alberto, que otra vez en posición privilegiada podía ver a los otros tres.
Para cuando terminaron de acomodarse vieron que Erika arrodillada, más bien en cuclillas por la diferencia de tamaños le estaba poniendo una mamada de verga al viejillo de campeonato, de primer nivel, el ruido de los glup, glup era muy notorio, ya que el volumen de la música era muy apropiado, ni alto ni bajo, solo moderado.
Los cuatro podían escuchar con nitidez la voz aterciopelada del Pirulí:
Soy esa noche de placer
la de la entrega sin papel
soy tu castigo
Porque en tu falsa intimidad
en cada abrazo que le das
sueñas conmigo
Erika ya estaba libre de pena alguna, simplemente estaba probando de nueva cuenta su caramelo preferido, y vaya caramelote que se estaba comiendo, nunca pensó que alguien así tuviera un pene de esas dimensiones y ya para el trato que le estaba dando, el sujeto ni se inmutaba y cual buen peón ni sonido alguno emitía, solo acariciaba su cabeza metiendo sus dedos entre el rubio pelo mostrando una cara imperturbable.
Por alguna extraña razón a Erika se le metió en la cabeza experimentar ser ella quien llevara el control. Por esa misma sensación quería probarle a ese mestizo que ella llevaría el mando, así que dejando de mamar: Chidoooo acuéstate en la cama. Verás de lo que soy capaz. Espero no te rompas, jjjiiiiiiiijii
Soy el pecado que te dio
nueva ilusión en el amor
soy lo prohibido
Chido se acostó en la cama para ver como ella felina caminaba sin dejarlo de mirar con las zapatillas puestas y se le acomodaba encima de él. Con una de sus manos Erika se acomodó a la entrada de su vulva el tan anhelado trofeo…eran meses sin probar de una buena verga de una buena puta vez…la acalorada hembra todavía con una voz extraña a los furtivos observadores casi en un gemido: Yaaaaa neceeesittaabbbaa cañaññaaa, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh Chiiiidoooooo, Chidodooooo, Chiododooooooooo
De un buen sentón la furibunda mujer arremetió con todo como queriendo deshacer al pobre hombre, pensando en sus negros agujeros mentales que lo podría hacer, pero oh sorpresa, para nada, el hombre estoico aguanto la batidora humana que se le vino encima, incluso ella empezó a sudar copiosamente observando admirada que el otro solo empezaba a sudar poquito emitiendo pequeños bufidos, siendo ella la que gemía murmurando palabras hasta altisonantes que impactabas a los extasiados voyeurs: Ahhhhhhhhhhhhh, quuueee riicooooooo ,,, garrraaaññoonn, pottttrrrroooo caabbbrrrrónnn ….quueue durrara y grannanndeeeee, ayyyyyyyyyyyyyyyy miii diososossssiitoototo, ppappappappiiotototo que aguantteeeee, ahummmmmmmmmmmm, ayyyyyyyy
Soy la aventura que llego
para ayudarte a continuar en tu camino
Soy ese beso que se da
sin que se pueda comentar
Soy ese nombre que jamás fuera de aquí
pronunciaras
Soy ese amor que negarás para salvar
tu dignidad
Soy lo prohibido
Erika paro un momento, fueron minutos arrebatadores en donde ella literalmente se cogió al otro, se comió su falo hasta el paroxismo. Pensando que ella aún podría ganar, coqueta se salió de esa exquisita funda que le llenaba de fuete su papaya para volteándose moverle como una perrita en celo el culo e invitarlo: ¿A qué no aguantas el ritmo de mi culito? ¿Quieres Chidoo? De esa forma los voyeurs ahora podían verle su expresión a plenitud. La tarde aún era joven y no se ensombrecía aún. Escasos 40 minutos habían pasado desde que llegó puntual a las 3 a esta cita infiel e infernal. Rápido las había dado, en el fondo Erika sabía a lo que pasaría, estaba de acuerdo, ya estaba cansada de andar buscando hombre, este se le había puesto en bandeja y con su humilde honestidad la convencía de que no le haría daño y ella dispuesta a pagar su precio con su cuerpo. Si se negaba al principio era porque aún guardaba restos de moralidad tonta. Sus devaneos mentales con el Padre Iñigo solo la confundían. No busco apoyo de nadie más porque sabría que más daño podría haber, ya demasiadas muertes se habían provocado en sus últimos meses de existencia como para andar buscándole tres pies al gato.
Sonriendo el viejo ladino se arrodillo ante la majestuosa mujer y sorprendiéndola le metió dos o tres fuscazos con la palma abierta que retumbaron en toda la habitación. Ella obediente ahora paraba más el nalgatorio para que le volviera a meter sus nalgazos el otro, diciendo sus primeras palabras: Esttoo te duellee, pero ahora que recibas mi fuerza te sabrá a cielo, veras que el ser flaco tiene sus ventajas, jajajaja
Tomándola desprevenida se le dejo ir con todo e incluso por las estaturas casi poniéndose de pie haciendo que con ese movimiento la mujer abriendo sus ojos con sorpresa y un gozo nunca antes vivido, sintiera como ese embolo o pistón humano se le introducía con una fiereza increíble, pero también sentía las piernas e inglés del flacucho acompasando el movimiento haciendo que toda su cadera y nalgas recibieran el impacto de las fieras embestidas. Es decir no solo era el pene que entraba y salía de su chorreante fuente de placer y de vida, sino que toda la cadera recibía como miles de penes y contactos porque el tipo al ser de constitución delgada le proyectaba toda su inusitada fuerza. Era como si además de penetrarla la estuvieran nalgeando en toda la superficie de sus paradotas nalgotas que solo retumbaban y estoicas aguantaban el duro pero placentero trance. Un nuevo río de lava hirviendo le recorrio todo el cuerpo haciendo que se arqueara aún más parando su sacro nalgatorio con lo cual la enculada y monta se hacía más profunda y a plenitud.
Solo alcanzo a contestar con un largo : siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, dioosssssssssssss, flaccocooooo, flllaaaaacoooo, flllacooco, Chiiidoodoooo, Chiiiiddoooo, siiiiiii flaquiiiitoooo tienenssss razzzónnnn, uffffffffffffffffff
Y es que Chido, le empezó a decir con una serenidad tremenda: Sabías güerita que el secreto del flaco Agustín Lara y de otros flacos famosos de la historia, un tal Gardel de Uruguay o Argentina y otro buey gringo que no recuerdo su nombre para tener éxito con las viejas, era precisamente que eran flacos, veras así te la puedo meter como yo quiera y a la fuerza que yo quiera…¿sientessss? Ahiii te vavaa estooooo, ahora más fuerrtettee, sientes mis piernas y mis inglés….¿siennteeessss? Ventajas de ser flacooo, te puedo llegar con todo mi cuerpo, ahhiii te vvvvaaa, tommamaaaa putitititiaaa linddaaaaaa Por esto, esos cabrones flacos tenían muchas viejas….ahhhhhh Por eso te dije que te haría ver el cielo y las estrellas güerita, ¿Qué no?
Siiiiiiiiiiiiiii ppaaappiiiiiiiiiiiiii flacooooooooooooooooo, ayyyyyyyyyyyyy Chiidooddddddd no dejeess de cogeeermemeeee , dioossssssssssssssssssssss, asissssssssssssssssssssssssss, sissiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Plac, plac, plac, la montada de yegua o de perra que Erika estaba recibiendo era toda una lección, toda una nueva catedra, un némesis y un génesis al mismo tiempo. Solo le quedaba recular, gemir y casi llorar del placer que le estaban metiendo. Habían sido muchos días y semanas de ayuno…
Siiiiiiiiiiii, flaaaquiiitootoooo, hazzzzzz lo queuee quierrrrassss cabroooooonnnnn cogeedorororr de mierddddadaaaaa, ahhhhhhhhhhhhhh, perooooooooon no dejeesss de culeeearrrmeeee, soooo cabrorornnnnnnn
Carlos se derramaba ya por tercera vez, cada vez había durado un poco más y el placer y el sudor que tenía le evidenciaban que descubría algo nuevo y placentero.
Tío Alberto había dejado de llorar, resignado a que su virilidad no respondiera, no así el resto de su cuerpo y sobre todo de su mente que gozaban con lo que estaba viendo, también sudaba ya copiosamente y estrujaba la toalla que tenía a su alcance.
Todo esto era vertiginoso, mientras seguía la canción:
Soy el pecado que te dio
nueva ilusión en el amor
soy lo prohibido
Soy la aventura que llego
para ayudarte a continuar en tu camino
Erika estaba como loca, llegando al extremo de cansarse y caer vencida, humillada pero reconfortada y regocijada cuan larga era en la cama quedando su cabeza por fuera de la cama, pero su cuerpo dentro. Fue tan violenta la caída que su jinete domador se salió, pero actuando rápido y tarareando junto al cantante:
Soy ese beso que se da
sin que se pueda comentar
Soy ese nombre que jamás fuera de aquí
pronunciaras
Soy ese amor que negarás para salvar
tu dignidad
Soy lo prohibido
Levantarla por la cadera y poner un grueso almohadón debajo de ella. Ella solicita y meneándose como perrita le dejo hacer.
Ahora el sujeto se la volvió a mandar hasta adentro y apoyándose en sus pies y tobillos con fuerza desmedida volver a arremeter una y otra vez.
Ambos ya no prestaron atención a las canciones que siguieron del mismo cantante, pero que solo hacían hervir aún más el acto infiel que otras dos personas observaban.
En la misma posición, Chido enterró su carita de indio ladino para preparar el siguiente paso: encularla.
Ayyyyy Chiiidoodooo que ricocococooc, la hembra era la que volvía reculearse hacia atrás para ponerse ella misma la daga humana que le atravesaba el orificio por donde se realizan necesidades fisiológicas de primer orden. Por varios minutos él se la empellaba, por otros largos minutos era ella la que se empellaba, ambos en una sincronía que no requería de palabra alguna para ponerse de acuerdo. A veces estaban acostados, a veces él la ponía de a perrito pero sin dejar de seguir enculándola
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ayyyyyyyyyyydisoosiiiiitoooooooooo yaaaaaaaaaaa lleeegaaa
El primer orgasmo de varios de esa tarde de locos, de esa memorable tarde para los cuatro llegó.
Chido ya sudaba pero seguía fuerte, ahora se besaban como desposeídos abrazados ya en la cama que estaba hecha un desmadre de tanto movimiento. Ahora en la posición de Flor de Loto, ellos se arremetían uno al otro con pausas insumisas y arremetidas incesantes y candentes. Erika ya tenía el maquillaje hecho trizas, el pelo todo húmedo pegado a su carita, pero las sonrisas y los besitos a su nuevo valedor le indicaban a los otros dos, que él había vencido, la estaba haciendo suya de todas a todas. Ella vencida, con otro orgasmo casi a punto de llegar, retadora aún le pregunto: ¿ya quieres venirte papito?
Simplemente era descabellado el contraste de la blanca piel, así como de fortaleza física de la mujer para con la piel cobriza y extrema delgadez del hombre. Con agilidad Chido tenía de patitas en sus hombres a una encogida mujer que recibía azarosa el nuevo embite. Parecía un niño cogiéndose a un mujerón, el cuerpecito del cabrón afortunado de Chido es parecido al del duende que sale en el Señor de los Anillos, solo que todo moreno oscuro.
Carlos y Tío Alberto estaban como hipnotizados oyendo y escuchando esa sinfonía de placer, de gemidos y murmullos apagados que ambos musitaban.
Ahora Chido la tenía de cucharita otra vez por detrás cogiéndosela furiosamente: Ahhhhhhhhhhhhhh Cabbrrrroonnnnnnnnnnn fuerrtteeeeeeeeeeeee masaasssssssssssss
Ahora de misionero moviéndose con una rapidez y lentitud desesperantes talandrándole con todo la burrita encharcada de la hembra: ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, pppapaipppitooooooo chulllooooooo estoyyyyyyyyyyyyy eennnnnnnn elellllll ciieeeeeeeloooooooo
Ahora de perrito reculando él y reculando ella acompasadamente y en una nota musical cual si fueran equipo de nado sincronizado que lleva tiempo de calidad y de trabajo juntos: hummmmmmmmmmmm, Chidooooooooooooo
Ahora el de pie y ella de chivito al precipicio al borde la cama cual si fueran batidoras humanas: diossssssssssssssssssssssssssssssss, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Ahora ella de espalda a él montándolo cual jinete que doma su brioso corcel: ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Las posiciones se sucedían unas a otras, llevaba ya como 50 minutos afilándose…en todo ese tiempo, solo dos anuncios interrumpieron el recital que se escuchaba en la radio, no así los gemidos y palabras de la hembra que ya extasiada se las estaba dando de nueva cuenta a su domador: Ayyyyyyyyyyyyyy Chiidoooooo vennddreeeeeeeeeeeee cuannanntaasssssssss vecceessss quieeraaaaaaaaaaaa, teeeee neceeeesiiiiiiiiiiitooooooooo yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa llegando a un glorioso orgasmo liberador al mismo tiempo que por primera vez en todo este infiel coito, el bueno de Chido gritando y doblándose para agarrarse de los senos sudorosos de la hembra hacer evidente el orgasmo fuerte que le llego al unisono: ahiiiiiiiiiii teeeeeeeeeeee vaannnn missssssssss meeeecossssssssssssss, sacaameeeeee laaa leeeechheeeeeeee ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Erika reculeo aún más también gritando: Echhammeeeee todddaaaaaaa, todaaaaaaa ahhhhhhh queueemmamaa estaaaaa hirvieneennenddoodooood teniendo ya un orgasmo múltiple empezando a moverse como si fuera una muñeca de trapo agarrada fuertemente por su domador.
Los dos cayeron en la cama quedándose inmóviles por un muy buen rato, solo sus manos se acariciaban suavemente…tiempo que aprovecho Carlos para salir sigilosamente, para él ya había sido suficiente. Sabía que su mujer tal vez iría a por más, pero por hoy su descubrimiento le tenía satisfecho. La cara de Carlos le evidencio al Tío Alberto que se iría del lugar feliz, extasiado y que de ahí en adelante funcionaría como un cornudo consentidor.
Por su parte Tío Alberto quería ver más, tal vez con la idea muy arraigada en su ser de querer ver si su virilidad reaccionaba ya que su mente estaba a mil, su sobrina era toda una putona, un putón redomado y él tendría que sacar partido de esto, no estaba como su sobrino satisfecho de solo mirar, quería cogérsela, su deseo solo creció aún más al ver esta infernal copula infiel.
Tuvo que acomodarse en el closet teniendo ahora solo una visión sobre la lujosa regadera de baño que estaba rodeado de una mampara de vidrio redonda que quedo abierta, ya que el agua del grifo corría para llenar un jacuzzi que se encontraba al lado.
Erika y el tal Chido ya estaban besándose como novios. El sujeto sobre uno de los escalones que daban a esa área de regadera y tina para poder alcanzar a la hembra que ya sin remilgos acariciaba la delgada espalda del hombre.
Erika debía reconocer que la delgadez destanteaba, los músculos del Chido eran muy fuertes, correosos como buen indio.
Tío Alberto volvió a llorar como niño cuando sintió que su alma , su mente se extasiaban con los nuevos gemidos de hembra vencida, conquistada, calentada, llevada al extremo del límite de su lujuria cuando un hábil hombre como ese desgraciado le estaba poniendo una mamada de la “cosita” tierna y rosada de la misma. Fueron largos minutos en los que vio como esa larga lengua que se antojaba hasta rasposa le entraba una y otra vez a la vaina, hasta pudo apreciar los jugos que emanaban de la fuente inagotable de caldos exhumantes de deseo y de pasión de su querida y amada sobrina.
No tuvo otra que extasiarse y sufrir al mismo tiempo, cuando ella sumisa se volteó en la tina ya llena de agua para ponerle el nalgatorio una vez más a ese cabrón que ya con su pene en posición marcial se la dejaba ir con todo volviendo a encender los eróticos sonidos y quejidos que contundentemente mostraban que ese hombre de clase baja le estaba poniendo una buena zurra de sexo a la rica mujer: ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy Chiiiiiidiiiiiiiiiiiiitooooooo despaccciiiitooooo esatatataa muuuuuyyyyyy grannandeeee,, noooo, nooooo la saaauuuquueess pppaapiiitttotoooo dioosssssssssssssssssssss graciasssssssssssssssss
Tuvo que tragarse otra hora de ver como en diversas posiciones y maneras tanto en la tina como en la regadera a su sobrina le estaban dando una cepillada de campeonato. Ver que gozaba y no era él ni el marido quienes estaban logrando tan necesaria victoria, vamos era como comparar que los chicos de la selección mexicana de soccer en la categoría sub 17 si hacían en el mundial de la especialidad, lo que los pendejos de la selección mayor nunca han podido hacer ante equipos eminentemente inferiores. Derrotado se tuvo que tragar los otros dos orgasmos que el cabrón le pego a su sobrina, así como el que ella ni chistara cuando se volvió a derramar dentro de ella.
Una vez que escucho que ella regresaría mañana, ya que en días subsecuentes se iría de viaje a países de Sudamérica, no le quedo de otra que aceptar que tenía que ir a ver los resultados que el especialista ya le había comentado en el sentido de que eran graves. Por ese hecho no quería ir. Tendría que ir con Erika a ese viaje, ya era necesario, urgente que la hiciera suya. Era toda una mujer en brama, de esas por las que hay que dar la vida, por las que te la juegas todo por un solo palo. Una odalisca, una diosa del sexo y la lujuria en todas sus expresiones
Por su parte Chido acepto que ella regresaría cuando podría. Era un tipo listo y sabedor de su condición se conformaba con este tipo de sesiones en donde se cogería a placer a ese mujerón.
Erika por su parte ya rumbo a su casa meditaba un tanto compungida y empezándole la cruda moral que su aún frágil escala de valores supuestamente morales la sostenían que el viaje a Sudamérica podría ser la solución a todo esto que en tan solo un poco más de un año le estaba pasando, riendo de improviso ya que el tal Chido la hizo gozar con todo, feliz por haber probado de nueva cuenta su droga se concentró en detalles de ese viaje, sin darse cuenta que un auto la seguía a prudente distancia.
CONTINUARA
Sarita estaba deliciosa.
Consciente de que era para mí, que ella lo consentía con aparente buen agrado y de que tendríamos unas tres horas de tranquila intimidad, mi felicidad era un hecho irrefutado. El mundo daba vueltas al compás de la más bella música que jamás habrá escuchado el ser humano. La luz rojiza del atardecer de finales de septiembre, daba a su habitación un halo de intimidad serena y atemporal. Además de dejar pasar el color rojizo de la verdad caduciforme, la ventana situada sobre su escritorio dejaba ver un hermoso cuadro de castaños, naranjos y baja arboleda del parque que había justo enfrente.
– Siempre me ha encantado la vista de tu habitación.
Se limitó a sonreír. Parecía nerviosa. Tengo que reconocer que, en el fondo, yo también lo estaba. Pero mi decisión era únicamente la de saborear el momento. Y el momento era el de la vida entrando en su habitación a través de su ventana, en forma de ocaso de un otoño cada vez más rojizo.
Ella permanecía observándome desde los pies de su cama, parcialmente sentada sobre el lateral accesible. La cama era alta y más bien pequeña. Por las paredes fotografías de futbolistas e ídolos musicales, alguno de los cuales no conocía. ¿Estaría más anticuado de lo qué pensaba?.
Me acerqué a la ventana y la abrí para respirar aire puro. Hacía fresco, de nuevo la cerré y corrí un poco la cortina para ganar más intimidad. Al volverme de nuevo la observé, ciertamente estaba preciosa:
“muslos al aire por llevar un estrecho pantalón corto, imitando el tejido vaquero. Sin medias, a su recién estrenada mayoría de edad no le hacía falta. Sus piernas eran lo largas que tenían que ser para una chica de unos160 cm. Algo regordetes en su terminación final, desembocando en un trasero que con ropa siempre pareció maravilloso…”
Ese trasero estaba a punto de verlo en todo su joven esplendor. Ese pensamiento me provocó llegar al final de la erección que inicié al abrirme, simpática y sonriente como siempre, la puerta de su casa.
“…..sus muslos aun algo morenos, herencia de la reciente temporada de playa. Más arriba una camiseta de una famosa gatita de dibujos animados, con colores rosa y gris predominando. La gatita de dibujos animados proyectaba sobre ella el hecho de aun parecer una chica al menos un año más joven de su mayoría de edad. Sus pechos, para que engañarnos, era lo que más me había atraído siempre de sarita, amplios sin exagerar; pero amplios y bien colocados: frutos del infierno, que es el verdadero cielo….”
La visión de sus pechos hizo que mi polla luchase por alcanzar una longitud mayor de la que tiene, empezaba a reventarme bajo los pantalones. Estaba demasiado caliente; tendría que haberme hecho una paja, o haberme tirado rápido a su madre cuando la vi por la mañana. Quise llegar en plenitud a sarita, y en plenitud se presentaba dicho monumento ante mí. Mi tercera yegua, ya conquistada a falta solo de la firma final. Era consciente de lo bruto que podría llegar a ser en la cama con una mujer, con Sara intentaría ir paso a paso. Sobre todo quería que le gustase el polvazo. Que yo le gustaba era seguro, en caso contrario no estaría allí esperando a que diera el primer paso, en espeso silencio. Mis horas de gimnasio y buena fama en la cama me ha costado. Sufrir sudando y no tener complejos y ser un puto gran follador y cabrón. Por eso estaba Sara allí, por eso a su madre, mi queridísima primera yegua Manoli, no le había costado demasiado convencerla.
“…..Sus ojos morenos pintados me miraban intentando resultar expresivos. Su pelo moreno planchado y largo caía sobre su frente y resbalaba sobre sus hombros hasta casi media espalda; como el manto divino de un hada madrina”.
Sarita estaba perfecta, deliciosa, inigualable, memorable, imponente, arrebatadora. Su juventud estallaba ante mí como la lejana primavera. Mi polla estaba totalmente preparada. Era el momento de dar el primer paso hacia el cielo, o el infierno; o donde quiera que me llevase esa joven de aspecto tímido, camiseta de gatita de dibujos animados y cuerpo de diosa.
Manoli me había citado por la mañana en casa de mi madre. Como era viernes estaría vacía hasta la noche. No hicimos nada, se sentó nerviosa en el sofá y me comunicó el final del plan:
– Sara estará sola de seis a nueve, aproximadamente, de esta tarde. Estará esperándote, sabe que vas a ir a follártela. Le he hecho confesar que no es virgen, solo tuvo un par de relaciones con el chico que tonteó durante el verano.
Eso me sorprendió y tranquilizó a la vez. Mejor que no fuera virgen, o al menos que no lo fuera del todo. Seguro que ese chico inseguro de granos, aunque guapetón, no la habría hecho disfrutar ni una décima parte de lo que iba a hacerlo yo. Eso me dejaría más cerca de la doma definitiva de mi ansiada tercera yegua.
Manoli prosiguió, su respiración se entrecortaba algo mientras hablaba. No supe entender si eran nervios o excitación. Tal vez fuera una mezcla de ambas cosas.
– Ella se queda en casa porque, supuestamente, tiene que terminar un trabajo para el instituto. (Había repetido curso un año antes, aun cursaba en el instituto, no obstante era una buena estudiante; sería una gran universitaria). Intenta irte antes de las nueve, o al menos no hagáis tonterías a partir de las nueve menos cuarto o antes. No creo que mi marido sospechase nada si te ve en casa, inventa una excusa de por qué estás allí si te encontramos.
– Tranquila, no pienso jugármela lo más mínimo.
– Cuando salgamos hacia casa, no obstante, intentaré darte una llamada perdida al móvil, calcula unos diez minutos, pues estaremos en el cine. Si vamos antes de esa hora ten por seguro que llamaré a casa, con la excusa de si Sara necesita que le llevemos algo de la calle. Ahí deberías irte cagando leches.
– Entendido.
Manoli se relajó un poco. Me miró como implorando algo:
– No sabes lo que me ha costado conseguirte esto. He invadido su intimidad hasta límites que jamás me hubiera imaginado, he hurgado en sus cosas más íntimas, la he interrogado y he simulado enfado severo con tonterías. Todo para pedirle esto. He estado paseando por el filo de un volcán en erupción y he tenido la suerte de no quemarme. Ten cuidado, por favor. Sara es toda una mujer, pero sigue siendo infantil. No tiene mi mente sucia. Lo cierto es que creo que verdaderamente le apetece contigo.
– ¿Ella sabe que tu y yo nos vemos?
Cabizbaja y seria me respondió que sí:
– Tuve que dejar que lo descubriera por sí misma. El que se diera cuenta de eso fue mi primer paso. Lo tiene totalmente asumido, aunque su trabajo le ha costado, y a mí.
– Entiendo……
– Por favor, dime que no vas a tratarla mal……. Sé bueno con ella.
– Solo te puedo prometer que haré todo lo posible para que disfrute como nunca.
– ¡Oh, mi niña chica, que grande se me ha hecho!
Me levanté dando por acabada la pequeña reunión.
– He de irme a trabajar. Gracias por todo. Nunca podré agradecerte lo suficiente este regalo, cuñada. Es muy importante para mí.
Se fue tensa, con la mirada perdida. No debía ser un paso fácil para ella. Pero así era la vida que había decidido vivir. Ser mi yegua favorita es un privilegio difícil de conseguir y de mantener, y sin duda era sacrificado. Pero el placer que soy capaz de otorgar reduce a la categoría de insignificante todo lo demás. Manoli sabía lo que tenía y yo valoraba, más de lo que ella se imaginaba, el que intentara ser la mejor yegua posible para su amo.
La gran ciudad, con sus millones de habitantes, bullía al otro lado del otoño mientras caía el sol. En este, mi polla hacía lo mismo por una sola persona. Me acerqué más a ella. Olía a perfume juvenil y hacía solo un instante se había desecho de un chicle de fresa.
– Bueno Sara, dime, ¿estás nerviosa?
– Sí, tito.
– ¿quieres seguir adelante con todo esto?, debes estar segura, no quisiera molestarte.
– Sí, quiero.
Me apoyé en la cama junto a ella, intenté quitar hierro al asunto con un poco de labia, pero realmente, si hubiese sido otra mujer, ya estaría follándola con toda la pasión que pudiese. Miré el reloj, las seis y media, había tiempo.
– Escúchame una cosa, no quiero que quieras porque tu madre y tú hayáis llegado a un acuerdo, quiero que quieras porque realmente te apetezca.
Se quedó un instante callada, temí haberla cagado con mi último comentario. Era solo palabrería para que fuera más fácil ponerla a cuatro patas y romperle el culo, pero ella pareció dudar.
– En un principio accedí por ella. Pero realmente creo que eres un hombre que no está mal, ¿sabes?. No sé, pareces fuerte y no eres feo.
– Oye, ¿Cómo que un hombre?, estoy hecho un chaval. Y solo tengo catorce años más que tú. Mira, mira.
Me deshice de la camiseta y dejé el botón del pantalón suelto. La erección se notaba y dejé que Sarita viera mis músculos y mi buena forma.
– jajajaja, ya sabes tito. Para mi de treinta para arriba ya sois hombres, y tu ya pasas de la treintena un cacho.
– Bueno, bueno, pero dime. ¿acaso no tengo mejor cuerpo que tus amigos?
– No, si bueno estás un rato.
Jerga joven, buena señal. Empezaba a vencer su timidez. Realmente teníamos buena relación, pero la perspectiva a la que nos enfrentábamos era totalmente nueva para ambos.
– Necesito estar totalmente seguro. No dudes que solo lo hago porque ya no eres una niña, aunque llevas más de un año con cuerpo de mujer. Y lo hago porque me gustas, si fueras fea o tuvieras peor cuerpo ni me lo plantearía. Debe quedar claro que solo es sexo.
– ¿por qué te tiras a mi madre?
La pregunta me descolocó, empezaba a enfriarse la situación y el tiempo apremiaba.
– Somos adultos y un día nos atrajimos. Nos lo pasamos bien juntos. Solo lo hacemos por diversión.
– ¿Y ahora te quieres divertir conmigo?
– Mucho, y sobre todo quiero que te diviertas tú. ¿vamos?.
– Sí.
– Dímelo.
– Tito, ¿me follas?.
Su voz salió firme y sus ojos taladraron mi mirada. Ahora sí eran expresivos.
– Por supuesto Sarita, será un honor darte lo tuyo.
Me acerqué a ella y la abracé y besé. Empezamos a enrollarnos. De repente llegó a mí un sabor juvenil. Era como los rollos que me tenía con mis amigas en el instituto. Partiendo de la nada y no llegando muy lejos. Ahora llegaría lejísimos.
Ella empezó a acariciar mis músculos con timidez, mientras no besábamos. Al principio le costó sacar la lengua, lo hacía todo con cierta inexperta frialdad. La acerqué más a mí y la agarré por el culo, pegándome a ella.
– ups.
Dijo al notar mi polla enorme. Entonces me separé y desvestí por completo. Ella parecía maravillada con mi pene. Yo la observé un instante meneándola.
– ¿te gusta?
– Es la más grande que he visto nunca.
– De eso no me cabe la menor duda. Eres afortunada, vas a encontrar tu mejor sexo al principio de tu vida sexual.
– ¿eres muy creído verdad?
– Bastante, y déjame demostrarte que no en vano.
Me acerqué a ella y le di la vuelta, le abrí las piernas. Ella permanecía de pie, ahora incorporada sobre la cama con los codos apoyados. Se dejaba hacer. Le quité los pantalones y ante mí quedó su culazo, mal tapado por unas braguitas rosas.
Le agarré el culo, una mano en cada nalga. Y me acerqué aun más hasta refregar mi polla. Ella dejó caer algo más el culo, justo lo que quería. Me agaché y desde abajo divisé el coñito bajo las braguitas rosas. Las deslicé hacia un lado con sumo cuidado hasta ver la rajita. Estaba completamente depilada. Acerqué mi boca y lamí la rajita despacio y de un extremo a otro. Sarita reaccionó de forma instantánea dejándose caer más en la cama para que mi acceso fuera más fácil.
Entonces le dejé caer las bragas y las tiré hacia el escritorio.
– Tienes un coño precioso.
– Gracias, me lo he depilado.
– Lo sé y es divino.
Me coloqué mejor y volví a lamerlo entero. Luego una y otra vez. Su rajita se abrió como una flor, dejando escapar humedad. Con los dedos lo abrí un poco más y hundí mi lengua. Busqué su agujero, el cual encontré salado y delicioso. Luego el clítoris, que sorprendentemente encontré bastante crecido. Se lo trabajé, desde abajo un rato, mientras no paraba de lamer desde el agujero hasta él.
Sarita gemía y cada vez estaba más tumbada sobre la cama.
Me levanté.
– Túmbate boca arriba, nena. Creo que voy a seguir comiendo un poco más.
Ella obedeció y se abrió de piernas. Solo llevaba la camiseta de la gatita de dibujos animados y su mirada volvía a ser inocente y tímida, con un atisbo de creciente excitación. Sus ojos pintados me miraban de arriba abajo, estaba guapísima.
Durante un rato aguante sus embestidas de lado a lado, mientras su coño chorreaba. Gemía como una loca, sin duda sorprendida de lo gustoso que era lo que le estaba haciendo. Mi lengua no paraba de moverse en torno a su botoncito y dos de mis dedos, lubricados por sus jugos, entraban con traqueteante movilidad en su sexo. Una y otra vez, una y otra vez.
A veces cerraba las piernas y mi cabeza quedaba prisionera entre sus deliciosos muslos. Otras veces levantaba mucho su tronco, momento que aprovechaba para dejarle los dedos dentro y penetrarla con más holgura.
Al cabo del rato me detuve y me senté en la cama, con la espalda apoyada en la almohada. Sara se abalanzó a mí y me morreó de nuevo. Mientras me besaba su respiración se agitaba, aun gustosa por lo extremadamente bien que acababa de comerle el coño.
Ella sentó sobre mis muslos y se quitó la camiseta de la gatita. Debajo no había más que dos hermosas y amplias tetas. Con perfectos pezones y perfecta tersura. Todo en su sitio y todo muy bien hecho; parecían totalmente simétricas, de catálogo.
Me miró sonriente, segura de sí misma. Lo cual me sorprendió.
– ¿Te gustan?
– Me chiflan, Sarita.
Me harté de ellas. Metí la cara entre las dos, las besé y lubriqué con mi insaciable lengua.
– ¿alguna vez te has comido una de estas?
Le dije al empezar a masturbarme. Estaba demasiado grande, necesitaba empezar a calmarla.
– No, pero he visto como lo hacen las chicas en las pelis.
Sonreí.
– ¿te atreverías?
– Me encantaría.
Me acomodé y ella se deslizó hasta mi paquete. Su cuerpo era majestuoso, verdaderamente bello, se puso de rodillas y se agachó. Sus manos la cogieron algo temblorosas, estaba totalmente erguida así que le fue fácil palparla. En seguida imitó el movimiento de masturbación.
La miraba seria, intuí que le costaba algo dar el primer paso.
– Solo tienes que darle besos y meterla en la boca, las mujeres nacéis sabiendo cómo hacerlo. Unas mejor y otras peor.
– Espero que te guste.
– Si la comes la mitad de bien que tu madre, me encantará.
El último comentario, lejos de avergonzarla, le espoleó. Sus labios recorrieron torpes el capullo. Abrió más la boca y se lo introdujo dentro. Noté su lengua moverse de lado a lado. Intentó seguir bajando pero le dieron arcadas cuando aun no había llegado a la mitad. Entonces, en pleno proceso de aprendizaje, se centró en dar gusto a la parte de arriba.
Su forma de mamar el capullo era bastante buena. Sostuvo un rato el ritmo, algo inconstante. Luego, sin duda por haberlo visto en películas. Dejó deslizar su lengua hasta recorrer la lengua entera. Y, apretando los labios contra su contorno, subió y bajó en una mamada lateral que me supo a gloría.
Ver a Sarita comiéndomela tan aceptablemente bien me conmovió y excitó más de la cuenta. Era mi momento. Miré el reloj, las siete y media de la tarde. Había poco tiempo, solo podría correrme una vez. Me sentía bien, sin peligro de corrida a la vista. Tendría que compaginar la cautela de no correrme rápido con darle la mayor satisfacción posible.
– Ya está bien de besos, Sarita. Necesito meterla en caliente.
– Vale tito, vamos. Te adoro.
Su mirada era cómplice. Sin duda había echado atrás los nervios y ahora se enfrentaba al temor de la follada. Buscaba mi complicidad, pero en ese momento solo pensaba en tirarme a esa tía tan buena, sobre su cama.
Me coloqué de pié fuera de la cama. Su altura me permitía una buena postura desde ahí. La agarré por las caderas y la atraje hasta mí. Se la clavé despacio, sintiendo mi polla entrar en ese coño joven y bien cuidado. Ella gimió temerosa de dolor, pero con final placentero. Me miró fijamente y extendió las manos para tocarme el torso. Yo la atraje más aun y empecé a penetrar. Mi polla se estrellaba contra sus carnes, mientras mis manos agarraban sus muslos brillantes y morenos.
Sara gemía mucho, más de la cuenta. Seguro que aquella follada estaba siendo escuchada por algún vecino. Sentí un pequeño temor de que me vieran salir de la casa. Sin duda no esperaría hasta que llegasen sus padres. Me iría corriendo tras correrme.
Me centré en no correrme y la polla empezó a responderme con holgura.
– ¿Vamos a cuatro patitas, nena?
– Vale.
Ella se levantó y se colocó con las rodillas y los codos hincados en su cama. Echó el culo hacia arriba, en un movimiento natural del gen femenino, esperando ser montada por su macho. El mismo movimiento que su madre, la misma forma de ponerse en pompa. Pero Sara era más bella y tenía mejor cuerpo. La observaba bellísima desde atrás.
Me coloqué y la follé fuerte y sin miramientos. Mi pene entraba y salía de su coño con más facilidad de la encontrada hasta ese momento. Embestida tras embestida, la chica se fue echando cada vez más encima de la almohada, y su cabeza empezó a dar golpes contra el armario que estaba justo tras ella. Mordía la almohada ahogando un gemido agónico de dolor y placer.
Empecé a sentirme a mil y las embestidas eran cada vez más duras. Ella aguantaba estoicamente con el culo bien alto, eso gesto tan femenino me llenó de orgullo; igualita que su madre pero más joven y con mejor cuerpo. Menudo fichaje, menuda yegua.
Aun me quedaba un poco más de fuelle cuando pasaban siete minutos de las ocho. Me quité de atrás buscando respirar un poco y que ella cogiera algunas fuerzas.
Me senté sobre la cama y le pedí que se acercase. Ella se sentó sobre mis muslos, y ante una indicación mía, colocó sus piernas detrás mina. Entonces la agarré por la cintura y la levanté hasta colocarla sobre mi polla. Sus tetas bailaban sobre mi cara.
Parecía torpona ante la novedad. Hasta que se clavó. Entonces, de nuevo, sacó la hembra que toda mujer lleva dentro.
La rodeé con fuerza y se la clavé desde abajo, ella pronto empezó a moverse de abajo arriba buscando el mejor acople. Nuestros cuerpos sudorosos estaban totalmente abrazados. Y sus pechos acudían a mi boca cada cierto tiempo, como el agua llega a la boca de un sediento.
Sus gemidos los ahogaba besándome y nuestro movimiento se perfeccionó, como dos bailarines experimentados. Las idílica postura se interrumpió por lo inminente.
Me deshice de ella y mientras me masturbaba le pregunté:
– ¿Has visto en las pelis que algunas veces los chicos se corren en la boca de las nenas?
– Sí, jajaja.
Se acercó a gatas hasta el borde de la cama, donde esperaba mi polla. Abrió la boca esperando su recompensa.
Me masturbaba mirando su cuerpo pero sus ojos negros, bellísimos, captaron mi atención. Me miraba fijamente. Le devolví la mirada y no dejé de hacerlo hasta correrme. Calculé mal y mi semen llegó a su cara, pelo, espalda, cama, almohada y pared del frente.
Ella se incorporó y me beso un instante.
– Me ha encantado, tito. Ha sido increíble.
Miré el reloj, las ocho y media pasadas.
– He de irme, será mejor que limpies todo esto antes de que llegue tu padre.
Su sonrisa me despidió en la puerta y yo avancé con decisión, temeroso de que algún vecino estuviera pendiente de ver al que había hecho gemir a Sara de aquella manera.
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“La primera de las alrededor de las hasta ahora siete generaciones que han habitado este poblado fueron iniciadas por cinco individuos y sus cinco esposas a mediados del siglo XIX. Los inicios, un tanto apresurados fueron ideados en su totalidad por uno de aquellos hombres, un conde europeo cuyo bajo perfil y su bien guardada riqueza le fue de utilidad para uno de sus mayores deseos: desaparecer para siempre.
El día clave comenzó en una visita a las entonces desconocidas aun costas indias e indochinas y en compañía de su fiel sirviente y algunos esclavos se encontró con una recóndita aldea que aun vivía de la misma forma en que se debió haber vivido en los inicios de la humanidad. El conde, fascinado por esta extraña aldea en la que cocer la carne aun era opcional y en la que la vergüenza por la desnudes aun no existía, no tardó en interesarse por la población al punto tal en que descubrió el secreto no tan celosamente guardado pero inquietante de aquellos pobladores.
Dicho secreto fue descubierto al quinto día de su estadía, cuando se le permitió observar un ritual del cual eran parte la totalidad de los habitantes de aquella población. El ritual consistía en la práctica del coito entre las muchachas y sus padres. Cuando el conde preguntó extrañado el porqué de aquel insólito rito se le respondió que era para confirmar los lazos de sangre pues las mujeres jamás concebían tras el coito con sus padres.
Esto desde luego confundió aun más al conde quien no solo sabía que era posible que una joven quedara preñada de su padre sino que además podía ser problemático pues las deformaciones en este tipo de embarazos eran comunes. Decidió alargar la estadía tres meses y ese tiempo le confirmó que el embarazo no se presentaba en ninguno solo de aquellos casos y descubrió que dicha tradición abarcaba siglos.”
Cuando el alcalde Gonzalo y Federico llegaron a casa de Javier este ya se encontraba con la mayor parte de sus valijas puestas para la mudanza. La mirada seria de Javier estaba seria y se mantuvo en silencio ante la presencia de su hermano y el alcalde. A Federico le preocupaba perder a su hermano y al alcalde, como al resto del pueblo, le preocupaba las consecuencias que pudiera traer el auto exilio de Javier. Finalmente, con la voz entrecortada, Javier se atrevió a pronunciar unas palabras.
– Usted ni se preocupe señor alcalde, de este pueblo nadie se va a enterar. Pero no puedo seguir exponiendo a mi familia a esto.
– Yo confió en usted – mintió el alcalde – pero debería saber que nadie quiere que se vayan, ni tampoco su familia quiere irse.
– Usted no me diga qué hacer con mi familia señor alcalde, de eso me encargo yo.
A Federico le dolía pensar que su hermano se fuera y más aun que se fuera avergonzado de su propio pueblo que le vio nacer a ambos.
– No te puedes ir Javier – dijo Federico, decidido – no te puedes ir porque aquí naciste y aquí fuiste muy feliz. No sé quién te metió esas ideas que tienes ahora pero nada más acuérdate que aquí fuiste y has sido muy feliz. Nada más acuérdate.
– Es diferente Federico, ahora ya es diferente. Tú también deberías entender que esto está mal.
– ¡No está mal Javier!, no está mal y lo sabes. Y lo que haces es nada más quitarle la oportunidad a tu familia de ser igual de felices de lo que fuiste tú.
El alcalde Gonzalo se sentía un tanto incomodo en aquella discusión pero se atrevió a seguir intentando convencer a Javier de que no se fuera.
– Mira, Javier, entendemos que el resto del mundo tenga costumbres distintas, eso lo hemos sabido desde que tenemos conciencia. Pero también deberías recordar que no somos iguales a todos. En este pueblo han trabajado nuestros abuelos y nuestros padres y nosotros también. Nadie más que la gente de fuera te juzgara, solo aquí puedes ser como realmente eres y nadie te va a juzgar, aquí somos igual que tú y aquí tu familia será igual de feliz que el resto.
Javier se quedó en silencio, en el fondo no deseaba irse pero le carcomía la idea de que el futuro de sus hijos e hijas estuviese marcado por una tradición tan distinta al resto del mundo, le dolía también saber que ni su familia ni el resto del pueblo deseaban que se fueran.
– Esta bien, señor alcalde, solo deje pensarlo.
“Tras convencerse de aquello se le ocurrió que resultaba un buen pretexto para borrarse del mapa. Pidió a su fiel sirviente que contrajera matrimonio con una de aquellas mujeres, buscó más personas y finalmente obligó a un esclavo negro y a un peón de origen chino a que desposaran también a una de aquellas mujeres. Él también contrajo nupcias con una de ellas y junto con una joven pareja que ya habitaba ahí partieron de ahí. Con el tiempo logró abandonar Europa para siempre y llego a este país; concedió libertad a los esclavos con la única petición de que jamás abandonaran el pueblo y vivieran como él les dictara. Fueron esos cinco matrimonios quienes fundaron este pueblo y concibieron hijos e hijas y fue entonces cuando el conde pudo corroborar que realmente era imposible concebir bajo el incesto.
Y así, después de más de cinco generaciones el pueblo ha crecido; apartado del resto del país y del resto del mundo trabajando las tierras que heredaron y con una población que supera los mil habitantes.”
Los tres se tranquilizaron pero Javier parecía indeciso a los ojos de su hermano. Federico, desesperado, llamó entonces a sus dos hijas. Las dos muchachas de cabello castaño oscuro habían estado esperando afuera y entraron inmediatamente al llamado de su padre. Leticia, la mayor de diecinueve años, y su hermana Alejandrina de diecisiete, eran dos hermosas mulatas como sus padres. Leticia, de cabello lacio, tenía unos pechos preciosos que no podían disimularse ni bajo el suéter que llevaba aquella tarde y su cintura y nalgas se remarcaban hermosamente en el pantalón blanco que llevaba aquella noche. Alejandrina, por su parte, era una mulatita de facciones delicadas, cabello enrizado y un cuerpo que se encaminaba a ser el de una diosa; en aquel momento vestía de pants y una blusa bajo una bata de dormir pues estaba a punto de recostarse cuando su padre se enteró de la noticia de su hermano y los tres habían salido de prisa a detenerlo.
– No te vayas, tío, no te vayas. – pidió con los ojos llorosos Alejandrina.
Javier sabía que ese debía ser el último intento de Federico para detenerlo y parecía funcionar pues la tristeza de Alejandrina le recordaba la de su propia hija y la del resto de sus hijos. Federico se acercó a sus hijas y tomándolas del brazo las guió hacia su hermano.
– Toma un momento a mis hijas Javier – dijo Federico – Tenlas un momento y piénsalo.
Pero Javier ni siquiera quería voltear a verlas, tenía por su puesto un inevitable sentimiento de lujuria que, combinado con los sentimientos encontrados del momento y su determinación de irse del pueblo, le hacían insoportable aquella situación. Federico y sus hijas estaban también muy inciertos de la decisión que fuese a tomar Javier. El hombre volteó a mirar a sus hijas y con la mirada nerviosa les señaló el sofá; las hermanas entendieron y se dirigieron al sofá. Comenzaron a desvestirse provocando que su tío, atrapado, evitara verlas. Las muchachas continuaron, Leticia comenzó despojándose del suéter y liberando sus preciosos pechos apretujados todavía en un brassiere rosado que venía en conjunto con un precioso cachetero que se iba vislumbrando conforme se desvestía el pantalón con una sensualidad inevitable. Alejandrina, por su parte, denotó la misma sensualidad más una pizca de ternura mientras dejaba caer su bata de dormir y pasaba inmediatamente a deshacerse de sus pants y después de su blusita; Alejandrina dormía sin sostén y sus pechos en desarrollo se veían irresistibles junto con sus rosados pezones; llevaba además un calzoncito infantil que acentuaba su halo de inocencia. Las vergas del alcalde y del mismo Federico se endurecieron sin mayor opción al ver a las dos preciosas chicas en lencería mientras se acomodaban en el sofá para ofrecer sus nalgas a su tío que aun se negaba a voltear a verlas.
Se esforzaba en no mirar aquellos preciosos cuerpos ofreciéndose y estaba a punto de exigirles a todos que salieran de su hogar cuando en un descuido sus ojos cayeron sobre las suaves nalgas de Alejandrina. Aquello lo atrapó y sus ojos continuaron avanzando hasta el culo perfecto de Leticia adornado por aquel sensual juego de lencería. No pudo más y comenzó a acercarse al sofá con una seriedad inquietante. Volteó a mirar su hermano quien no podía esconder su felicidad al saber que su hermano no se iría. Javier llegó por fin con sus sobrinas y su mano se posó sobre el culo ansioso ya de Leticia. Javier soltó una lágrima, apretó con suavidad aquel pedazo de carne y lo soltó para acercarse a su hermano a quien abrazó eufóricamente. Federico lo recibió con la misma emoción mientras su hermano se disculpaba con él.
– Perdóname, Federico, perdóname. – alcanzó a decir – No me iré nunca, Federico, te juro que nunca.
– Yo lo sé, Javier.
Para el alcalde Gonzalo aquella resolución final le cayó de maravilla como una tranquilidad que creía perdida. El abrazo de los hermanos terminó y, sin más, Javier se acercó de nuevo a las hermanas que sonreían conmovidas.
– Gracias por quedarse tío. – no pudo evitar decir con dulzura Alejandrina, provocando la ternura en su tío que se dirigió a ella para caer arrodillado frente a su precioso culo.
Javier, arrodillado, sentía que sus manos se deshacían en la suavidad de aquella piel que acariciaba con pasión. Dirigió sus manos a las orillas de las bragas de la chica retirándolas mientras se descubría la hermosa naturaleza de aquel culito. El ano aun virgen de la muchacha se convirtió en el primer objetivo de su tío que lanzó sus labios y le propinó un beso negro que refrescó aquel hoyito durante aquel momento. Leticia, la otra sobrina de Javier, lo esperaba con cierta impaciencia pues para entonces se encontraba totalmente mojada, pero aquel momento parecía ser solo de Javier y Alejandrina quien seguía disfrutando los labios de su tío ahora en sus labios vaginales. Tras unos momentos Javier se puso de pie y se deshizo de su camisa y su pantalón. Entonces recordó a su hermano y al alcalde quienes sin saber que hacer habían tomado asiento al otro lado del cuarto, evidentemente calientes.
– ¡Sandra! – gritó Javier.
Entonces se escucharon unos apresurados pasos descalzos en el techo de madera. Leticia, impaciente de sexo, aprovechó para dirigirse hacia su tío y, bajando su bóxer, se apropió de su erecta verga; esto sorprendió de veras a Javier quien sucumbió ante la hábil y fresca boca de su sobrina. Entonces bajo Sandra, quien a sus dieciocho años era la hija mayor de Javier.
El pueblo de mis abuelos. Ahí, tuve mis primeras historias sexuales de verdad. Lo recuerdo como si fuera ayer.
Ahora tengo 28 años, han pasado 10, no, 11 años, madre mía como pasa el tiempo
Yo era la típica empollona, estudiante de 1º de bachillerato, resultona, bueno la verdad es que más que resultona, ya que en esos años tenía casi el mismo cuerpo que tengo ahora, pero con cara de niña tonta.
Hasta ese momento yo no había tenido ningún escarceo, solo besitos con algún chico de mi edad, me habían tocado las tetas, ya que eran un reclamo y poca cosa más, o sea bastante mojigata. Si, me gustaban los chicos de mi edad, y me calentaba pensando en algún chico guapo, pero lo que realmente me ponía, es que alguna persona mayor, me tirara piropos, o me devorara con la vista, o intentara puntearme en el autobús, o en el metro, o a lo mejor era simplemente lo que deseaba y lo deseaba tanto que a veces me pensaba que pasaba en realidad.
La verdad no lo entendía, pero era así, no lo podía evitar. Uno de mis preferidos era cuando hacía de canguro e imaginaba al padre de turno sobándome por todas partes.
Bueno, retrocedamos poco más de 10 años y nos ponemos en situación, había acabado el instituto, era finales de junio, y hacía mucho calor en mi Valencia natal.
Por fin empezaba el verano soñado. Y …
27 de Junio
Acaba de llamar el tío de mi madre, anunciando que a la tía le había dado una embolia el mes de febrero, y estaba mal, se ve que ella preguntaba por si mi madre podría hacerle el favor de subir a cuidarla durante el verano.
Mi madre que es muy solicita, ha contestado que no había problema, siempre que yo pudiera ir con ella, ya que no quería dejarme con mi padre, el tío no puso pegas. A mí me hacia un palo enorme, porque me perdería estar con mis amigos, pero ante la posibilidad de quedarme con mi padre, y estar como una esclava, recogiendo, haciendo la comida, etc., para él, después de que mi madre insistiera y sopesara los pros y los contras, le he dicho que sí.
Los tíos los cuales solo conozco por teléfono viven en un pueblecito muy pequeño de Huesca, en el valle del rio Gállego, o la Galliguera como lo llaman ellos, al cual mi madre va una vez al año, normalmente en invierno. Ellos son la única familia que le queda a mi madre, ella, la tía era la hermana de mi abuela, casi era uña y carne, hasta que se casó con mi abuelo y vinieron a Valencia.
Mi madre siempre ha sentido la obligación y la necesidad de ayudarlos siempre que puede, al igual que lo hacia mi abuela.
Mi madre siempre me ha explicado que es un pueblecito triste, con solo unas cuantas casas, donde solo viven viejos, y si se ve algún joven es porque han ido de visita, o porque se han perdido por los bosques desde un camping que hay en una localidad cercana.
Mi padre odia al tío, por motivos que yo no sé, pero después me enteraría. Aún recuerdo la discusión bastante fuerte entre mis padres, él no quería que ella fuera de ninguna de las maneras, pero ella decía que era por su tía. Por tanto, por ser verano, al haber acabado el instituto y al no tener vacaciones mi padre, acabaríamos haciendo el viaje desde Valencia mi madre y yo.
Al preguntar a mi madre que tipo de ropa llevarme
El viaje no resulta muy tedioso, pero hace tanto calor que no podemos bajar ni la ventana.
Al llegar al pueblecito de marras, me doy cuenta de que mi madre tenía razón, solo son unas cuantas casas y no en muy buen estado, algunas parecen abandonadas, y lo están, solo un par parecen recién arregladas. Unas cuantas calles que dan a una calle ancha, una iglesia cerrada a cal y canto y nada más.
Las calles están vacías, el calor es asfixiante, las únicas almas que hay son de un par de perros husmeando entre unos matorrales
Me pregunto qué narices haré yo, con mis ya diecisiete años, sola, todo un verano en ese pueblo perdido de la mano de dios.
Entramos en la calle de los tíos y me enseña la casa, es bonita, de principios de siglo XX. Mi madre me explica que el año pasado reformaron la fachada, o sea que parecía casi la más arreglada del pueblo. Descargamos el coche, abrimos los portones de la gran puerta y se nos cae un jarro de agua fría. Estaba en un estado deplorable, todo sucio, descuidado, dejado, vaya hecho una porquería, con una peste a cerrado que tira para atrás.
Cuando aparece el tío Vicente, vemos que esta igual que la casa, con la barba de varios días, desaliñado, y hace una peste como si no se hubiese dado un baño en semanas. Tiene una cara de apenado, de desmoralizado, de decaído, que parece enfermo.
Mi madre, enseguida se pone manos a la obra, primero ha enviado al tío a bañarse y afeitarse, que disgustado obedece, después a ver a la tía, que está muy mal, apenas responde
Nos ocupamos de ayudar a la tía, la hemos lavado, le hemos hecho la cama, y mi madre me ha ordenado a limpiar la casa, o lo que pueda, mientras ella acaba de dar los cuidados a la tía y llama al doctor.
Me ha dicho que empiece por nuestra habitación, en el piso de arriba. La casa es la típica casa rural, de finales del XIX o principios del XX, con paredes de medio metro, y fresquísima, y más al tener en cuenta el calor que hacia afuera. La escalera está llena de telarañas por todas partes como el resto de la casa, una de ellas se me engancha en el pelo y decido ponerme moño y un pañuelo para evitar que el pelo me quede hecho una piltrafa.
Al subir la escalera y empezar a asomarme al primer piso, veo que el tío pasa del baño a su habitación totalmente en pelotas, joder, que impacto, no es que yo hubiera visto muchas, de hecho, solo dos, la de mi padre una vez sin querer en la ducha, y la de un escarceo el año pasado con un chaval en el cole, que decidió, bajarse los pantalones para que yo viese como lo ponía, pero a mis diecisiete años yo no había visto nada como aquello, y él ni se dio cuenta de que yo estaba ahí, pero estoy segura que aquello no era normal, era gruesa como un salchichón. La verdad note un hormigueo ya sabéis donde.
Al llegar arriba, aún estaba peor, ya el arriba no subía nunca, la puerta atrancada, bichos por todas partes, sobre todo arañitas y tres o cuatro escorpiones de esos negros pequeñitos, a la empujar la puerta más de lo mismo, intente levantar el colchón, para llevarlo junto a la ventana, ventilarlo y sacarle el polvo, pero era de esos de matrimonio de lana que pesan un montón y yo sola no podía, al hacer gemidos por el esfuerzo, subió mi tío.
Se quedo boquiabierto ya que yo estaba con las piernas abierta intentando levantar el colchón del suelo, y tenia el culo todo en pompa, además con el esfuerzo el top se me subió dejando ver un par de centímetros de mis pechos. Cuando giré la cabeza, lo vi, estaba literalmente babeando, viendo mi culo, totalmente absorto. Le reclamé, y entre los dos sacamos el colchón al balcón. Acabé de hacer la habitación y el se me quedo repasando arriba y abajo todo el rato, la verdad me empecé a calentar, solo de ver como babeaba por mi cuerpo, tanto que cuando me di cuenta del estado de mi top lo dejé tal cual.
Yo ese día llevaba un top i unos shorts fresquitos de color blanco, y después de dejar impoluta nuestra habitación, estos ya transparentaban un poco debido al sudor. Me fui a las zonas comunes, cocina, comedor, durante la ardua faena, el tío no para de mirarme, yo creo que hasta se excitaba al verme fregando platos, barriendo el suelo, recogiendo cosas, hasta creo que en algún momento, involuntariamente, o mejor dicho inconscientemente sacaba el culo o me agachaba sin doblar las rodillas o intentaba alcanzar alguna cosa en la alacena de la cocina, o … para marcar alguna posición indecorosa.
Al cabo de tres horas, la casa ya tiene otro aspecto muy diferente.
El tío ha quedado tan contento, que me ha dado 30 euros, por las horas trabajadas, yo ni me lo puedo creer, estaba muy contenta, ahora encontraba un motivo para estar en ese pueblucho, y más aún cuando mi tío me comenta que tiene varios amigos que, si les limpiaba la casa, estarían igual de contentos.
Yo feliz le di un beso, y él me apretó aferrándose a mi culo como si no hubiera un mañana.
Por la tarde acordamos con mi madre que ella haría el baño y yo el cuarto del tio, que era lo que nos quedaba por hacer.
Al entrar me lo encontré espatarrado en la cama con solo un calzoncillo viejo, donde se le notaba una buena erección, y salía un poco el glande por alguna de las aberturas.
Al cabo de unos segundos me di cuenta de que ahora era yo la que babeada para poder ver otra vez aquello, lo dejé dormir la siesta.
En la cena mi madre nos comenta que ha hablado con el doctor, y que le ha pedido que no se preocupara, que el iría a la mañana siguiente sin falta.
Ha venido el doctor, y tal y como ha entrado la saluda y le pega un morreo a mi madre, le magrea el culo a consciencia. Mi madre al ver que yo estaba por ahí le saca la mano rápidamente, y lo lleva a ver a la tía. La examina a consciencia, aunque yo diría que la vista la tenía en el traje semitransparente de algodón de mí madre, y mi pequeño top, que deja el ombligo al aire. Le explica a mi madre lo que tiene que hacer, pero que, si sigue así en un par de días, que la lleve al hospital de Huesca o de Jaca. Al irse, le dice a mi tío.
– Que buenas están las dos, no te quejaras, ¿eh?
– No, no me quejo – dice mi tío con una sonrisa socarrona
Abro un paréntesis, para describirme, me llamo Ana, yo mido poco más de 1,70, estoy delgada, pero no seca, o sea que tengo algo de carne, para que se hagan una idea, tengo una 40, aunque también es porque tengo las caderas anchas y un buen culo. De lo que mejores comentarios he tenido es mi pecho y sus pezones. Son una talla 100, y con una buena copa, y los pezones son gruesos como la punta del dedo meñique, una melena casi pelirroja, algunas amigas dicen que el color en la noche es como las llamas de un fuego de campo, entre rojizo y cobrizo, ojos verdes, y carita angelical.
Mi madre se parece bastante de cuerpo, un poco más de culo, ahora un poco caído, una talla menos de pecho, morena y ojos azabache, se llama Sofia.
Me he pasado dos días aquí metida ayudando a mi madre, acabando de limpiar, haciendo la colada, preparando las comidas, cenas, etc. El tío me persigue allí donde voy y sus miradas son cada vez más de deseo, de lascivia, parece que me desnuda con la mirada, estoy incomodísima, y encima con una erección permanente bajo el pantalón que me roba la mirada de tanto en cuando. Mi tío es, como decirlo, pues panzón, el típico hombretón de campo con barriga cervecera, curtido por el sol, más bien bajo, como mínimo un poco menos que yo, medio calvo, y con canas, mi madre me ha dicho que tiene 66 años, pero aparenta bastante más. Aunque ahora, desde que mi madre y yo le preparamos sus 4 comidas diarias, y se ducha cada día, ya tiene un aspecto mucho más saludable que el día en que llegamos.
Por suerte mi madre tiene que ir a la farmacia, y yo aprovecho para acompañarla y poder salir de casa, además, me resultaría un poco incomodo quedarme sola con el viejo verde este.
Resulta que en el pueblo no hay farmacia, bueno ni farmacia ni tiendas, solo un pequeño colmado, pero claro no llega a los 30 habitantes y tenemos que ir a un pueblo cercano, que está a unos 10 km del nuestro. Las dos nos hemos puesto ligeritas de ropa, ya que hace mucho calor, sin sostén y con un ligero conjunto de verano. Al salir de casa, los dos hombres que hay en la plaza donde tenemos el coche aparcado, nos devoran con la mirada. El otro pueblo solo tiene unos doscientos habitantes, pero ya tiene otro aspecto, gente por la calle, jóvenes de mi edad, tiendas, etc.
Al volver al pueblo mi madre me ve la cara de decepción, y me propone:
Al mencionar “amigo”, se le iluminado la cara, pero no le hago mucho caso, al entrar en casa Pepe, veo lo que quería decir con “una especie de bar”, realmente era una casa normal del pueblo, pero con un patio precioso, adornado con un Roble en medio del patio y bastantes flores y plantas, unas cuantas mesas de tres o cuatro sillas, y dos barriles con un tablón a modo de barra.
Al entrar notamos todas miradas clavadas en nuestro cuerpo.
Casa Pepe era el local donde se reúne la gente del pueblo, no es ni un Bar, es simplemente una terraza de un pueblerino que vende refrescos, vinos y cervezas, para sacarse unos euros, y tiene 4 o 5 mesas para hacer partidillos de domino o tute. Hay una decena de viejos jugando, pero al entrar nosotras, se han levantado, como si tuvieran un resorte, a saludar a mi madre, que a sus 42 años parece una jovenzuela al lado de todos ellos, alguno con el saludo y los besos aprovechan para tocarle el culo con total impunidad y ella se deja como si no pasara nada, hasta le dan algunos picos, bueno más que picos morreos de alta categoría, y ella hasta cierra los ojos, la verdad me da un poco de asco. Cuando cada uno de ellos le ha dado el debido “saludo”, piden por su acompañante, o sea por mí.
Mi madre me presenta a todos como su hija, y evidentemente también me dan unos besos a modo de saludo, por suerte son en la mejilla, no hay roces, ni tocamientos, la verdad me respetan y me alegra mucho, ya que había algunos con una pinta de viejo verdes que tiran para atrás. Aunque lo peor es el aliento a borrachines que llevaban todos.
No tiene helado y acabamos tomando unas Coca-Colas, en un momento dado mi madre entra en la casa, mientras me agasajan, me hacen sentar encima de la falda de uno, se me ponen en corrillo y voy hablando ahora con uno ahora con otro, sus miradas iban del culo a la cara, de la cara al escote, o me repasaban de arriba abajo, ahora al no estar mi madre, tengo todas las miradas clavadas en mi cuerpo y voy notando algo que crece en mis posaderas. La verdad es que, con los conjuntos, sin sujetador, estábamos bastante provocativas y no sé porque me daba morbo y mis pezones lo delataban poniéndose durísimos y marcando la camiseta, cosa que a ellos les encantaba. Ellos estaban nerviosos, algunos de ellos, yo diría que, hasta empalmados, no paraban de intentar mirar el escote, o debajo de la falda, o a través de mis transparencias, haciendo como si se cayesen cosas.
Al rato, calculo que casi media hora, llega mi madre con dos o tres viejitos, me extraña, pero hago caso omiso. Nos ponemos a jugar alguna partida de domino, un par se pusieron de pie, detrás de mi madre. Y yo mirando la partida iba de las piernas de uno a la de otro, me hacían cambiar tanto que ni me daba cuenta.
Un rato después, al levantarme y pasar por detrás de mi madre, me doy cuenta de que el escote es tan amplio, que casi se le ven los pezones, pero como todos están cerca, prefiero no hablar. Me disculpo, voy al baño, y escucho a través de la fina pared, al tal Pepe hablando con alguien por teléfono, diciendo:
Cuando salgo, hay unos cuantos, agasajando a mi madre, tocando todo lo que pueden, pero el Pepe me devora con los ojos a mí, y la verdad del resto unos cuantos también.
Estoy tan nerviosa que le pido por favor a mi madre que nos vayamos, y ella, a regañadientes accede, y volvemos a casa.
Se hace la ofendida y anda delante de mí, hasta la puerta de casa.
Por la noche, mi madre me encuentra contrariada, estoy excitada y asqueada, es un estado contradictorio total y le explico la conversación del teléfono y todos los “saludos” y tocamientos que se ha dejado hacer en Casa Pepe.
Ella me explica que …
– ¿Cómo que normal?, que va a ser normal!
– Si, hija no pasa nada
– Pero si nos han sobado por todas partes – ahora yo exageraba, pues a mí excepto unos besos no me habían tocado
– ¿Cómo que “nos”?
– ¡Bueno, a ti!
– Los hombres tienen necesidades, y en este pueblo van un poco salidos, al no haber casi mujeres. Además, si se contentan con tocar un poco el culo, no pasa nada. Y si miran, que miren, que no hace ningún daño a nadie. Nosotras somos guapas, y claro, es una tentación. En cuanto a los tocamientos, eran inocentes – me dice – no eran para hacerme daño, si no que eran divertidos, y estaban jugando un poco. La verdad, yo me encuentro perfectamente, y no me ha pasado nada, y si volviera a estar otra vez en la misma situación lo volvería a hacer, tampoco es la primera vez. Si fuese Valencia estaría escandalizada, pero aquí … déjalos hija, pobretes, mira hasta te invito a que te dejes tocar tú también si te apetece.
– El tal Pepe dice que te has saciado con unos cuantos, ¿qué quería decir?
– Ay, no se hija – me dice roja como un tomate Cherry.
– ¿Y eso de que tienen un plan para hacerme caer, que?
– No les hagas tanto caso, que hacen el fantoche, mucha boca, y después, nada.
Yo la verdad me quedo un poco de piedra al escucharla, pero claro, la veo tan segura que intento entender el punto de vista de mi madre, aunque la verdad, me cuesta un poco y me da un poco de asco, ver que ella con su cuarentena, se ha llevado al catre a una panda de viejos de setentas.
En cuanto a la conversación de Pepe en su casa, me ha dicho que hablaría con el tío para que me pidiera disculpas, que esa no era forma de hablar, y menos en presencia de una niña, yo le he dicho que no hacía falta, que ya lo había olvidado, pero ella ha insistido.
Era una bonita mañana, después de hacer los quehaceres de la casa, salgo a caminar temprano, después ya en casa, preparando el desayuno, oigo un ruido, me giro, y veo a mi tío, solo con calzoncillos, viejos, desgastados, un poco raídos, claro con la visión del otro día, fijo la vista en ese sitio, y ya la tenía semi empalmada. Él se ha dado cuenta y encima me ha sonreído, y se ha tocado a gusto sus cojones. Supongo que al ver la cara de asco que le he dado, ha desviado su vista al culo de mi madre. He notado como un hormigueo, al verle tocarse los cojones de una manera tan soez. Momentos más tarde, mientras le servía el desayuno me ha rozado el culo, yo creo que expresamente, y al notarlo he sentido un calambrazo, de gusto, en serio, no lo entiendo.
Estando todos sentados en la mesa, nos dice, así, de improviso, que vendrían unos amigos suyos a almorzar, que traerán todo un costillar, en total seriamos con nosotras dos, unos nueve, todos de su misma edad.
Después de ver un poco la tele, me pongo a cocinar unas migas, y un gazpacho.
No se si por la conversación de mi madre, pero me pongo un top pequeñito, y unos shorts muy ajustados., al bajar las escaleras, noto una mirada de aprobación de mi madre.
A la una en punto como un reloj, van llegando, y tal como llegan, le dan otro repaso a mi madre, y a mi dos castos besos en las mejillas, bueno, castos, castos, me parece que no, porque a alguno se le escapa el beso en todos los morros, pidiéndome disculpas inmediatamente, claro, pero la escena se repite con unos cuantos, hasta hay uno que me levanta la barbilla para plantarme el morreo. Charlamos de cosas intrascendentes, que si el tiempo, que algún, si yo tuviera 40 años menos tú no te escapaba, y cosas así, que si tengo novio, que voy muy fresquita.
Se sientan a la mesa, y empecé a servir la comida. Mientras iban comiendo, preparé unos chuletones con patatas de guarnición, me ayudaron a separar chuletones y entrecotes del costillar, ya que yo no estaba acostumbrada, todos estaban disfrutando, y les gustó mucho.
Al acabar, mi madre les ha pedido que hicieran el favor de recoger la mesa, que yo había sido la cocinera y ya había trabajado suficiente, yo evidentemente decía que no hacía falta, pero al final recogen la mesa.
Mi madre se va al salón, les sirve unas copas, pone música y baila con ellos, ahora uno, ahora otro, manos largas por aquí y por allá. Me proponen para bailar, pero niego con la cabeza y para escapar de allí, me voy a la cocina y me pongo a lavar platos. El tal Pablo entra con la bandeja llena de vasos, este es el más joven de todos ellos, y tiene unos sesenta y pico años, es del tipo de mi tío, barrigón, medio calvo, casi amarillento, aunque un poco más apuesto. Se queda detrás mío, arrimándome y me pregunta casi en la oreja, donde puede dejar los vasos, yo llena de vergüenza se lo señalo y sin salir de su posición los deja donde le he dicho. Se separa y ni corto ni perezoso me da una fuerte palmada en el culo, me quedo perpleja, el al ver que yo tenía las manos ocupadas lavando y no digo nada, me deja su mano ahí, en pleno trasero, abierta, magreando mi culo en su esplendor, yo muevo el culo para sacarla de ahí, pues tengo las manos llenas de jabón, y parece que esto él se lo toma como una insinuación y aún le gusta más, después, por suerte entra Ricardo, Pablo saca la mano y se marcha contrariado, mirando a Ricardo con cara de malos amigos. No he sido capaz de decir nada. ¿Por qué?
Ya se han marchado todos, cansada, me voy a mi habitación, al desnudarme, me doy cuenta de que estoy excitada, muy excitada, ya que tengo la braga chorreando, el morbo de ser, ahora que estoy desinhibida, junto a mi madre, el centro de atención de ocho viejos ha sido alucinante, las miradas, las alabanzas, los comentarios picantes, los roces “involuntarios”, la palmada en el culo, joder, estoy mojadísima, aunque es un poco difícil de asimilar que lo este, con esa panda de viejos, pero no lo puedo negar, estoy excitada. Me estiro en la cama, desnuda, bajo la mano, y empiezo a tocarme muy suavemente, moviendo mis pelitos como si fueran terciopelo. Al cabo de unos minutos tuve un orgasmo largo, intenso, super agradable. Y otros minutos después vuelvo a explotar de una manera brutal, increíble, como pocas veces.
Me he quedado dormida un par de horas, pero al despertar noto una presencia, como si hubiera alguien en la habitación, estaba a punto de desestimarlo, pero lo vuelvo a notar, y opto por entreabrir los ojos muy despacio, y lo veo, al tío con los ojos clavados en mi culo. Yo para dormir me pongo solo un camisón bastante corto, con un grandioso escote, y al moverme este se levanta. Ahora era el caso, mi tío me observaba el culo todo desnudo, medio tapado con la sabana. Yo estaba cabeza abajo, medio de lado con el culo en pompa, cierro los ojos, ya que noto la excitación incipiente, y la verdad me da un poco de morbo, ver que un vejestorio me está mirando el culo, en este momento no sé qué me pasa por la cabeza, y lo dejo, deseo, si, deseo ver hasta donde es capaz de llegar.
Los minutos pasan, se me hacen eternos, parecía, que todo se acababa aquí, que no tendría el valor suficiente, pero no, se acerca a la cama, estoy nerviosa, pero intento aparentar calma, para que no lo note, se sienta al borde de la cama muy despacio, muy suavemente va levantando un poco la sabana, y acaba destapando mi culo del todo, me mira, intenta ver en mi un signo de que me vaya a despertar, pero por suerte me sale mi mejor actuación, y consigo que me crea dormida. Me lo acaricia, primero un cachete, después el otro, me lo huele, pasa el dedo por la línea, y me lo abre un poco. Mete la mano desde atrás, y acaricia con sus dedos, muy suavemente toda mi raja, me besa el culo, se besa los dedos con los jugos de mi raja, entonces, parece, que se despierta de un sueño y vuelve a tapar mi culete con la sabana y se levanta de golpe, cuando está en la puerta, me dice:
En la cena, Vicente, que así se llama mi tío nos comenta, que mañana empiezan las fiestas del pueblo y que durarán un par de días, que harán un campeonato de petanca, y que ellos, sus amigos y el son siete, y siempre se quedaba uno sin jugar, ya que jugaban en parejas, y que como este año estamos nosotras, me pide, si yo o mi madre podríamos jugar con ellos.
Mi madre explica que se quedaba a cuidar a la tía. A mí que me da un poco de corte, le digo evidentemente que no, ya que no había jugado nunca, pero vuelve a la carga y pone su cara de apenado y triste, recordando que no había querido bailar y esta vez conmueve a mi madre, que me insiste una y otra vez, para que me apunte, y como la verdad, no tengo nada que hacer, le he dicho que si, que me apunte. También nos comenta que, por la noche, en el patio de Casa Pepe había baile.
Vicente me da a escoger que con quien me gustaría hacer pareja para la petanca, dije que, con él, pero me dijo que él hacía pareja con Pablo desde hacía siglos, y que escogiera otro, le dije que me lo pensaría.
Por la noche empecé a repasar sus amigos, para ver con quien me podía tocar jugar:
Me decidí por Pedro, que parecía el más inocente, el más educado, limpio y elegante.
Al día siguiente, me hago la remolona en la cama, hasta las diez, pues a las once tengo que estar en un campo que tiene Juan, donde hay tres pistas de petanca.
Abro la ventana y el calor que entra es tremendo, debemos estar casi a 40 grados, por tanto, opto por ponerme bien fresquita, unos shorts pequeños tejanos, que no me puedo abrochar ni el botón, una camisa fresca anudada por encima del ombligo y unas menorquinas. Cuando me veo en el espejo, me veo demasiado provocativa, ya que no me había puesto bragas, y me marcaba muchísimo el culo. Y la camisa tenía tanto escote que dejaban mis melones casi fuera. Decido cambiarme, pero ya era demasiado tarde. Bajo deprisa las escaleras, y noto las tetas rebotando.
Al bajar a desayunar, a mi tío casi le da un infarto, pues la camisa está mal anudada y casi tengo un pecho fuera, lo veo, me arreglo, pero ya es tarde, está mirándome todo el rato, intentando desanudar la camisa con la vista.
Desayunamos, y nos vamos al campeonato, mientras vamos hacia allí, se le ocurre poner la mano en mi cintura e ir andando así. Pero el viejo va bajando la mano hasta el nacimiento de mi culo, se la subí dos veces, pero la volvió a bajar por tercera vez, y decidí dejarla ahí.
Cuando llegamos ya tenía la mano en toda la nalga. Nos inscribimos. En total eramos ocho parejas, dos matrimonios y una pareja de jóvenes que no había visto, de unos 30, de pueblos cercanos, un par de vejetes que vi el otro día en el bar de Pepe y nosotros 8.
Se reparten las pistas y nos toca jugar contra los vejetes del bar de Pepe, el juego no se me da muy bien, pero Pedro, era un experto, y me hace prometer, que, si consigue ganar la partida, le concedería un baile, para la noche, acepto y ganamos.
En otra partida esta Pepe con Juan y la pareja de jóvenes, que eran muy malos, pero la chica se contoneaba de tal manera que los vejetes expertos juegan fatal, mirando el culo de la chica y pierden.
Víctor y Fran pierden con el primer matrimonio.
Después está el otro de los matrimonios, que se ve que él es campeón de petanca de no sé qué, supongo que, de su pueblo, y mi tío con Pablo, estos últimos ganan al ser la mujer una negación y en una mala tirada les da la partida.
Se ha improvisado una pequeña barra, me tomo un refresco, mientras todos ellos se toman cervezas a mansalva, hasta me convencen para tomar una pero no me gusta sola, y me la mezclan con limonada. Se habla de las partidas, de cómo ha ido, hasta que oímos a la pareja de viejos eliminados.
Al oír eso, todos, clavan la mirada en mi culo, en mis tetas, en mi cuerpo, me siento tan incómoda, que me quiero tapar, pedro, mi “pareja” de petanca, me toma de la mano, la levanta y me hace hacer un par de vueltas. Ahora sí, estoy roja como un tomate, alcanzo una cerveza y me la tomo de un trago.
Esperamos a la segunda ronda, y claro después de un par de cervezas bien fresquitas, teniendo en cuenta de que yo no bebo nunca, se me han subido un poco a la cabeza.
El próximo partido nos ha tocado contra el primer matrimonio, y decidí hacer lo mismo que había hecho la chica, contonearme, total con las cervezas, me estaba poniendo cachonda. Al principio el viejo no miraba, pero en un momento que la mujer apuntaba el resultado, aprovecho para enseñarle un poco las tetas, y subirme los shorts, hasta separar los labios mayores. Evidentemente dio resultado, la mujer no paraba de increparle, y el a mirarme el culo, el coño y todo el resto de mi cuerpo. Aquí la promesa era un baile agarrao, y Pedro junto a mi cuerpo han hecho que ganemos otra vez.
Mi tío y Pablo les toca jugar con el matrimonio joven, aquí los dos vejetes, aunque miraban el culito de la chica, no se dejan robar la partida, aunque mirar, miran a consciencia.
Ya queda la final. Un par de cervezas más.
Ya solo quedamos nosotros y mi tío con Pablo, saco todas las armas de mujer, para desestabilizar a Pablo, y lo consigo, aunque tuve que desabrochar un poco el nudo de la camisa, para dejar mis melones un poco sueltos, y es que las cervezas han hecho mucho trabajo.
Hemos ganado el dichoso campeonato, me han manteado y he notado que alguna mano se escapaba y tocaba lo que no tenía que tocar. Después como recompensa me han dado un beso cada uno, más cerca de los labios de lo que yo hubiera querido, excepto Víctor, que me ha dado, por sorpresa un beso en todos los morros. La verdad es que me ha gustado, será por las cervezas, o por la euforia de haber ganado, no sé, repiten y les dejo hacer, me pegan unos morreos, que no veas, cada uno diferente, unos apasionados, duros y fuertes, otros suaves y tiernos, hasta se apuntan los vejetes y el joven y un matrimonio, si he de decir la verdad el beso de la chica fue el mejor. Encima me han hecho prometer, después de pedírmelo treinta veces, un baile con la campeona para cada uno de ellos.
Llegué a casa muy cansada, y me fui a la cama, al cabo de unas horas me tomo un café bien cargado, salgo a la plaza, es una suerte porque he visto a un par de chavales de mi edad, bueno deben tener unos veinte años, guapísimos los dos, al verme se han acercado para hablar conmigo.
– Le voy a pedir a mi madre si puedo ir con vosotros
Me voy a casa, se lo digo a mi madre. Estoy tan entusiasmada que convenzo a mi madre para buscar algo muy sexy para ponerme, y poder bailar con los chicos de la plaza.
Me pongo un vestido rojo de mi madre, con mucho escote, que parece que mis tetas vayan a salir, con minifalda, de esos que apenas acaba de tapar el culo, se me pega muchísimo, y marca todas las curvas de mi cuerpo. Al caminar se me va subiendo, al tener el mismo número de pie también me deja los tacos de diez centímetros a juego, se me ve espectacular. Decido ponerme un tanga a juego por si las moscas, pero no me pongo sostén, y los pezones se ponen duros, solo de verme.
Mi madre lleva un vestido parecido al mío, con la falda casi hasta las rodillas y sin tanto escote.
Cuando llego a casa Pepe, es una decepción, ya que solo hay una veintena de viejos y viejas, y una oronda joven de unos 25 años, resulta que los chicos tuvieron que volver a Teruel.
Viene el tío Vicente, que ya llevaba, tres o cuatro cervezas, y al verme grita, ¡que empiece la música!, me agarra, y empezamos a bailar varias piezas, incluido el paso doble en cuestión.
Éramos 5 mujeres, dos viejas, mi madre, la joven y yo, para casi 20 viejos.
Mi tío me hace bailar, la verdad que, bastante bien, y conmigo se ha comportado correctamente.
A mi madre, por el contrario, le agarraron el culo, y no se lo dejaron hasta el final de cada canción.
Nunca había bailado clásicos, pero había dos, Pedro y Víctor, que eran casi bailarines profesionales, aquí es como me di cuenta, que, en este tipo de bailes, solo que la mujer sepa moverse un poco, si el sabe, sale perfecto, solo tienes que tener la suficiente confianza como para dejarte llevar. Tanto mi madre como yo bailamos un montón de piezas con ellos, Pedro se comportaba, pero Víctor, era un rufián, metía mano todo lo que podía, que si una teta estrujada, que meter la mano bajo la falda, o subirla del todo, porque llevábamos unas faldas tan ajustadas que para bailar un tango no era adecuadas, y Víctor las subió a medio culo. Mi madre llevaba una braga de encaje negra, pero yo llevaba ese tanga rojo a juego con el vestido, por tanto, estaba enseñando el culo a la concurrencia.
Fueron pasando las horas, llegó un momento en que la mayoría se fue a casa, así todo nos quedamos unos cuentos, mi madre, yo, y unos 9 ancianos.
Al empezar los agarrados se envalentonan y también toman mi culo para reposar sus manos, yo les sacaba las manos cada vez, hasta que me tocó con un vejete que no media ni metro y medio, yo me di cuenta después, pero tengo el escote demasiado abierto y su barbilla coincide con mi canalillo, y sus manos directamente en mi culo, yo no sé si es que me empezaba a excitar, al tocarme culo y sus labios en mis tetas o que ya iba un poco tomada, pero le deje sobarme el culo y melones. Ese ha sido el detonante, a partir de ahí todos han hecho lo mismo, unos más osados otros menos, pero todos me han sobado los cachetes del culo. Algunos me han atrevido a tocarme el culo por debajo de la falda, y al tener tanga, me tocaban el culo a su merced. De tanto en cuanto también me pegaban morreos más o menos libidinosos.
Hubo un momento, bailando con Víctor que me aferro la mano y la puso encima de su paquete, yo me sobresalte, pero después de hacerlo tres veces mientras me decía, no pasa nada, a mí también me gusta que me toquen, como yo te toco el culo. Va tócame un poquito, venga, casi suplicaba, no sé si fue a la cuarta o la quinta vez que lo probo y la deje ahí. Al cabo de 5 minutos tanto mi madre que hacía unos movimientos rítmicos con la mano, como yo estábamos tocando paquetes. Cuando mi madre se dio cuenta de que yo estaba mas o menos igual que ella decidió, no sé si por protegerme o por envidia, que la fiesta con nosotras ya había acabado. La verdad esta vez, soy yo la que no quería irme, pero no le he dicho nada.
Al llegar a casa estaba tan excitada que me he tenido que masturbar un par de veces.
Al día siguiente me lo tomo de descanso, empiezan a pasar muchas cosas y me cuesta digerirlo. Era medianoche, cuando debido al calor que necesito bajar a tomar agua fresca, en el último tramo de escaleras oigo unos gemidos, ¿joder con quien está mi tío, si mi madre está en el hospital desde esta mañana?, me pregunto. Me acerco sigilosamente y al pasar por el comedor, me doy cuenta de que mi tío se hace una paja viendo una peli porno.
Yo había visto algunos videos de XVideos.com con mis amigas, y alguna vez sola en mi habitación, pero son videos de 6 minutos y ya está. Pero este me ha dejado paralizada.
El cabrón está mirando una peli donde una jovencita esta arrodillada mamando dos vergas a dos viejos, y encima la jovencita se parece a mí.
Unas escenas después, uno se la folla por la boca y otro por el culo, y después intercambian, estoy tan ensimismada, que empiezo a tocarme, cuando estoy a punto de correrme, me entra el miedo de que me vea y subo a la habitación.
Cuando ya estoy en la cama me empiezo a imaginar cómo debe ser estar en el lugar de la chica, ella estaba disfrutando con los viejos panzones esos, entonces me vienes a la cabeza el manteo, los besos, el baile, mi culo magreado, y me imagino como debe ser estar con alguno de los siete, que puñeta con los siete a la vez intentando tocarme, acariciarme, no me hace ya tanto asco, si no al revés, me mojo solo de pensarlo, pero claro del dicho al hecho, hay un trecho.
Este relato lo hemos escrito entre Virgen jarocha y yo. La coautora ha decidido premiaros con otra foto suya. El resto de las imágenes del relato son de una modelo.
Hola, este es mi 6º relato y como tal pido disculpas anticipadas por todos lo errores cometidos. Estos hechos son mezcla de realidad y ficción, no voy a mentir diciendo que esto es 100% real. Lo primero es contar mi historia, intentare ser lo mas breve posible.
Mi nombre es Raúl, tengo 25 años y lo ocurrido empezó en mis últimos años de Instituto, 17-18 años, considero mi infancia como algo normal en cualquier crió, familia normal con padre, chapado a la antigua y alma bohemia, madre devota y alegre, hermana mayor , mandona pero de buen corazón, todos de buen comer y algo pasados de peso, sin cosas raras, vivo a las afueras de Madrid actualmente, aunque crecí en la gran ciudad. Mi infancia fue l normal, con las connotaciones que eso lleva, sabemos de sobra lo crueles que son los críos y mientras unos son los gafotas, otros los empollones, las feas, los enanos….etc. Todos encasillados en un rol, a mi me toco ser el gordo, y la verdad lo era. Nunca me prive de nada al comer pero fue con 12 años cuando empece a coger peso, tampoco es que a la hora de hacer deporte huyera, jugaba mucho al fútbol con los amigos y estaba apuntado a muchas actividades extra escolares, ya fuera natación , esgrima, taekwondo, o karate, pero no me ayudaba con el peso. Lo bueno era que seguía creciendo y llegue muy rápido a coger gran altura y corpulencia, disimulaba algo mi barriga, todavía no lo sabia pero esto seria muy importante en adelante. Siempre me decían que era cosa de genes o familia, y así lo acepte. Como casi todo gordo en un colegio o instituto al final o lo afrontas o te hundes, y como tal siempre lo lleve bien, el estigma del gordo gracioso me ayudo ha hacer amigos y una actitud simpática y algo socarrona me llevo a tener una vida social muy buena. Eso si, con las chicas ni hablar, todas me querían como su amigo, algo que me sacaba de quicio. Pues no paraba de ver como caían una y otra vez en los brazos de amigos o compañeros y luego salían escaldadas por las tonterías de los críos, siempre pensando que yo seria mucho mejor que ellos, pero nunca atreviéndome por mi aspecto a dar ese paso que se necesitaba. Un tío que con 17 años y ya rondaba el 1,90 y los 120 kilos no atraía demasiado, cierto es que era moreno de ojos negros y buenas espaldas, pero no compensaba.
Además, tengo algo de educación clásica, por mi padre, algo mayor que mi madre y chapado a la antigua, algo que en el fondo me gustaba ya que me enseño a pensar por mi mismo y obrar con responsabilidad sin miedo a los demás, pero también a tratar con demasiado celo a las damas, y lo mezclaba con una sinceridad brutal, heredada de mi madre, “las verdades solo hacen daño a los que la temen, y hace fuerte a quien la afronta”, solía decirme. Una mezcla peligrosa, no tienes miedo a la verdad ni a lo que piensen los demás. También, o en consecuencia, algo bocazas, pero sin mala intención, solo por hacer la gracia puedo ser algo cabrón. Nunca he sido un lumbreras, pero soy listo, muy vago eso si, si estudiara sacaría un 10 tras otro, pero con solo atender un poco sacabas un 6 por que molestarme, al fin y al cabo es información inútil que pasado el examen no volveré a necesitar.
Con el paso de mi infancia empecé a sufrir jaquecas, achacadas a las horas de tv, ordenador o a querer faltar a al escuela, ciertamente algunas lo serian pero otras no, me diagnosticaron migrañas, pero cuando me daban ningún medicamento era capaz de calmarme, así que decidieron hacerme un escáner y salto la sorpresa, Con 17 años apunto de hacer los 18 e iniciar mi ultimo curso de instituto, un tumor benigno alojado cerca da la pituitaria, no era grande ni grave pero me provocaba los dolores de cabeza y al estar cerca del controlador de las hormonas, suponían que mi crecimiento adelantado y volumen corporal se debía a ello. Se decidió operar, no recuerdo haber pasado tanto miedo en mi vida como las horas previas a la operación, gracias a dios todo salió bien y con el apoyo de mi familia y amigos, todo salió hacia delante y es donde realmente comienza mi historia.
Después de la operación, y unos cuantos días en al UCI de los que recuerdo bien poco, me tenían sedado, con un aparatoso vendaje en la cabeza e intubado hasta poder verificar que no había daños cerebrales. Me subieron a planta y pasadas una semana empece ha hacer rehabilitación, primero ejercicios de habla, coordinación y razonamiento, y después físicamente, era un trapo, no tenia fuerzas y había mucho que mover, pero pasaron los días y casi sin esfuerzo empecé a perder kilos, cogí fuerzas, en mi casa alucinaban de como me estaba quedando y ante esa celeridad muchos médicos me pedían calma, yo no quería, me encantaba aquello, pero tenia que llegar el momento en que mi tozudez cayo ante mi físico , a pocos días del alta, en unos ejercicios de rutina decidí forzar y mi pie cedió, cisura en el empeine y otra semana de reposo total, donde cumplí los 18. Aquí ocurrió la magia, debido a mi necesidad de descansar me asignaron un cuarto y una enfermera en especial para mis cuidados, se llamaba Raquel, la llevaba viendo muchos días y había cierta amistad hasta el punto de que en situaciones en que mi familia no podía estar era ella quien me ayudaba a…..la higiene personal, solía solicitar la ayuda de algún celador pero andaban escasos de personal, y yo hinchado de orgullo trataba de hacerme el duro moviéndome con la otra pierna.
Como os conté en mi anterior relato, ella fue mi 1º relación sexual, y la que me abrió los ojos, el tumor y su extracción me provoco una serie de cambios físicos, perdida de peso y volumen, además de, sin saber muy bien como, una polla enrome entre mis piernas. Pero las situación con ella, no dio para mas, me recupere perfectamente y llego el día de irme del hospital. Después toco poner en práctica la teoría y Eli, la fisioterapeuta que me estaba ayudando con un problema en el pie, me la confirmo. Ahora era mi profesora y me enseñaba todo lo que se podría necesitar, y con unas amigas llego la magia. Después de mis 2 primeras semanas de aprendizaje y teoría, llegaba la hora del examen práctico. Ahora de mi aprendizaje, Eli me invito a una fiesta que quiso usar de examen, y se desmadro, Paula, la Duquesa, Matahari. Laura……ETC.
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Ya he leído algunos comentarios, gracias por los consejos, tratare de corregir, debido a varios comentarios paso a quitar en negrita las conversaciones
Shadow, gracias, voy a probar a ver si no le doy tanta patada al diccionario, le paso varios correctores y uso el works, a ver que tal.
Es cierto que quienes sigan la serie, es una lata, pero la 1º parte casi no cambia, con bajar un poco la rueda del ratón se soluciona, de ahí que ponga estas pequeñas anotaciones separadas del resto, Y así los que empiecen un relato sin seguir el orden, tener una idea general rápida.
Y si, es una deformidad de polla, pero tenia que ser así.
Pido disculpas por los “tochazos” que escribo, estas primeras experiencias llevan mucha información, y es importante a mí entender. Alguno mas así y os prometo que los siguientes no serán tan grandes.
Pero la historia debe continuar.
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FIN DE FIESTA Y LIBERACIÓN.
Matahari se la había jugado a la presidenta de la federación de tenis, y a nosotros sin saberlo, cambio las cintas, suponíamos que ella tenia aun las cintas y debía entregársela a sus jefes, suponíamos también que eran los de atletismo. Todo eran suposiciones, pero no teníamos nada, sugerí tenderle una trampa a Matahari, citarla con un mensaje como si fuéramos ellos para llevarla a alguna habitación donde obligarla a darnos al cinta, Mariana, Eli y yo lo hablamos.
-ELI: es jugársela, pero no tenemos otra Mariana, por probar no perdemos nada.
-MARIANA: se lo olerá, además de que conoce mi número.
-YO: le mandamos el mensaje desde el mío, no lo tendrá.
-ELI: en serio, confía en nosotros, puede funcionar.
-MARIANA: esta bien, toma el número.
-YO: bien, las palabras deben ser ambiguas, pero el mensaje claro.
-ELI: date prisa, son las 2 y media de la mañana, no podemos dejar pasar mas tiempo.
Le mandamos el mensaje.
“Cambio de planes, ha surgido un problema en la federación de atletismo, quedamos para la entrega en la habitación 132, en 1 hora.”
Me aprecio convincente y lo mandamos.
-YO: ya esta, solo queda esperar, a ver si pica.
-MARIANA: y como sabremos sin funciono.
-ELI: vayamos a la zona de la barra, delante de los ascensor, son el único acceso a las habitaciones, si aparece y sube, ha caído.
-YO: pero si llega a la habitación y no hay nadie, se ira.
-MARIANA: subir vosotros a la habitación, la tengo reservada, y esta algo separada, nadie os molestara, yo me quedo aquí y si la veo subir os aviso. ¡¡¡¡Por favor necesitamos esto!!!
Pareció cuadrar, y despidiéndonos y subimos a la habitación, apagamos luces y mientras Eli se sentaba en la cama con los pies doloridos por los tacones, yo esperaba en la habitación, en una esquina que daba a la puerta de la habitación, para que según entrara, quedara encerrada dentro.
-ELI: has tenido un gran idea, pero no se si funcionara.
-YO: no es cuestión de que funcione o no, ya habíamos perdido, esto es a la desesperada.
-ELI: aun así te lo agradezco, te la juegas por mí.
-YO: ¿por ti? siento decírtelo, no, no estoy aquí por ti, te agradezco tu ayuda estas semanas, pero esto es solo un paso en el camino que yo elegí, además, me lo estoy pasando bomba, parecemos espías jajajja
-ELI: eres de los pocos que harían algo así, pero si esto funciona y aparece, no va a ser fácil hacerla hablar.
YO: no pienso ponerla la mano encima, odio a los maltratadores, ya te lo dije, pero tu me has ofrecido como arma contra ella, y presupongo el por que.
ELI: es cierto, además no creo que la violencia solucione nada aquí, pero quizá con un poco de ayuda de nuestro gran amigo la hagamos hablar.
-YO: si es tan “profesional” en lo suyo, mi polla no será efectiva, habrá hecho de todo y de todos los tamaños. No se asustara.
-ELI: yo tampoco soy ninguna estrecha y …………..- Era cierto, era una mujer avezada en el sexo, y la había hecho vibrar, durante 3 días me la folle, la hice correrse y hasta casi desvanecer en el baño del gym.
-YO: supongo que tienes razón, lo dejo a tus manos.
Pasamos una hora a la espera, hablando de tonterías, y mandándonos mensajes con Mariana, tensos por momentos y con bajón de ánimo en otros. Habíamos perdido la esperanza, eran las 3:30 de la madrugada, recibíamos menos información de Mariana, y me canse, me senté al lado de Eli, y mientras la comentaba mis experiencias de la noche, pasaba mi mano por uno de sus brazos que tenia apoyado sobre la cama, de arriba a abajo, mas que sensual, como gesto de cariño.
-YO: creo que nos hemos quedado sin opciones, no va a venir.
-ELI: ya sabíamos que era difícil, pero te he visto tratar con las mujeres, conmigo incluso, te has desenvuelto bien y creo que ya no puedes sacar nada mas de mi.- sus palabra me hirieron levemente, aguante la cara de póker unos segundos.
YO: ¿ósea que esto es una despedida?
-ELI: no, no tiene por que, seguiremos en contacto y quedaremos, pero esto ha de parar, tienes de mi lo que querías y lo que te podía ofrecer.
-YO: si eso es cierto, y es lo que piensas, lo acepto, pero no por ello me gusta. Me encantaría que siguiéramos con nuestras clases, aunque no aprenda estaría contigo, yo pienso que eso es bueno para ambos.
-ELI: cariño, no esta bien, te saco mucha edad, y debes iniciar una vida normal, tu propia historia, y yo con la mía, no es solo por ti, estamos estancados, ¿como crees que serán nuestras vidas si seguimos así? duraremos que….. 3-4 años, tu tarde o temprano encontraras a otra aunque solo por que sea de tu edad, o te canses de mi…….
-YO: ¡¡¡¡nunca!!! – sonrío y me acaricio la cara.
-ELI: eso piensas ahora, pero ni tu puedes tener una vida conmigo , ni yo una contigo.
Otra vez, rechazado por una mujer, después de todo lo pasado, no era justo, me infle de rabia, no se como hubiera reaccionado si Mariana no nos hubiera mandado un mensaje.
MARIANA: “creo que esa maldita zorra esta subiendo”- joder ¿como que creo?, la llamamos.
-ELI: ¿Qué pasa? ¿Por que crees?
-MARIANA: estaba hablando con una compañeras, no se, me ha parecido verla subir a un ascensor, al menos vi un vestido rojo.
-YO: joder muchas gracias por la ayuda.- la colgué- ¿que hacemos?
-ELI: tu ponte en posición, si era ella, vendrá, si lo hace déjame hablar a mi…….
-YO: ¿Y si intenta huir?
-ELI: ponte en medio de la puerta, no podrá moverte, ni salir. Cuando empiece la acción la pondré en una situación de elección, podrá irse si quiere, pero si se queda es nuestra.
Se hizo un silencio sepulcral, me tense entero, ¿seria ella o no?, mande un mensaje a mi padre para que no viniera a buscarme, cubriendo todas las opciones. Los segundos pasaron a ser horas, oímos pasos de gente pero nadie entraba. Cuando empece a relajarme algo, sonó lo puerta, con una serie de golpes muy específicos como para ser aleatorios. Mire a Eli cuestionando que hacer.
-ELI: pasa no tenemos tiempo para tonterías.- lo dijo con una voz varonil bastante cutre, pero efectiva, se abrió la puerta y entro.
No se veía mucho así que entro hasta la zona central, allí Eli encendió la luz, como una madre esperando a su hijo de vuelta de un noche de fiesta, la luz ilumino la habitación, ¡¡¡era Matahari!!!.
-ELI: hola guarra, ¿esperabas a otros?- se sobresalto al verla, pero reacciono, y analizo, “¿otros?” eso es plural, se dio la vuelta y me vio, entendió la trampa.
-MATAHARI: ¿Qué coño queréis de mí?
-ELI: la cinta, como no…….
-MATAHARI: pues buena suerte, ya se la entregué a su dueña, esa loca del tenis.- según decía eso avanzo hacia la puerta, yo me puse en medio, y cerré la puerta con pestillo, era físicamente imposible que ella me moviera y abriera la puerta, y aunque no la pegaría, ella no lo sabia.
-ELI: tu no te vas a ningún lado putón berbenero, sabemos de sobra que cambiaste las cintas, el diste una vacía y te quedaste la original, esa es la que queremos.
-MATAHARI: ya claro ¿y como lo sabéis?
-ELI: por que tenemos la cinta que le diste – Eli la saco del bolso y la estampo con fuerza contra la pared rompiéndola en mil pedazos, quería intimidarla y nada mejor que pillándola en una mentira.
-MATAHARI: ¿Cómo la habéis logrado?
-ELI: por que mientras ellos follaban y tú gravabas, yo estaba en el armario empotrado – se quedo blanca- y ahora ven aquí siéntete a mi lado como una niña buena y déjame cachearte ¿o prefieres que te obligue el? – me señalo.
Se vio cazada, de pie, supongo que pensado en sus opciones, no era bueno dejarla pensar, asi que di un paso hacia ella.
-MATAHARI: vale vale, ya me siento. – con gesto altivo aun se sentó al lado de Eli en la cama.
Repaso su cuerpo como una policía, de arriba abajo y le miro en el bolso, la cinta no estaba.
-ELI: ¿donde la tienes?
-MATAHARI: la entregue ya.
-ELI: ¿y si la has entregado por que has venido aquí? De nuevo mintiendo, ¿voy a tener que hacerle venir? – yo entendí que se dirigía a mi y me acerque unos pasos, poniendo cara de malo.- si ya la has entregado no entenderías el mensaje, y no tendrías por que venir aquí.
Tardo unos segundos en responder.
-MATAHARI: quería saber quien………………
-ELI: ojo, no vuelvas a mentirnos, o no respondo de lo que te pueda llegar ha hacer el.
-MATAHARI: deja ya ese rollo de amenazas, no sacaras nada de mi aunque me parta las piernas.
-ELI: pues dinos donde esta la cinta y podrás irte ilesa.
-MATAHARI: ¡¡¡JAMAS!!!
-ELI: tu lo has querido – Eli se puso de rodillas sobre la cama, acariciando el perfil de los brazos de aquella zorra – veras, normalmente le dejaría que te destrozara a golpes hasta que te dejáramos en el hospital un tiempo, es muy capaz, pero creo que para una puta loca como tu seremos algo mas delicados – me miro- ve quitándote la ropa.
-MATAHARI: ¿esa es tu jugada?, este memo con cara de pánfilo ¿me va a violar? Por favor he pasado por hombres perores, algunas veces en grupo, y hasta he sido actriz porno, no me hagas reír, me da igual que me folle, se le nota el bulto, hasta puede que lo disfrute.
-ELI: te digo yo que vas a pasar de pedir que te folle, a rogar que pare.
De repente caí, con la fiesta, su ropa puesta y el maquillaje, no la había reconocido, era Mamanda Hot de unos 29 años, de mis noches de onanismo algún vídeo suyo había caído, lo ultimo que supe es que paso por el mercado USA sin mucho éxito. Eso me éxito bastante, mientras me desvestía, la visión de Eli colocándose detrás de ellas e iniciando un masaje en sus hombros, con gestos amplios y lentos, ayudaba, me quede solo con los slips y mi polla un tanto morcillona por la situación, me miro la entrepierna.
-MATAHARI: vaya con el tontorrón que me ha tirado la copa…….aun así una buena polla dura no me va a hacer cambiar de idea. – Eli sonrío a su espalda, se acerco a su oído y susurro.
-ELI: es que aun no la tiene dura.
Esas palabras pusieron tensa la piel de aquella reputada mujer, se le erizo un poco la espalda entre el masaje de Eli y la visión de mi polla retenida bajo la licra. Eli llevo una de sus manos a la cremallera de uno de los costados del vestido rojo y se lo fue bajando mientras daba ligeros besos en el cuello de aquella profesional, le bajo la parte de arriba del vestido y dejo al aire un muy buen par de tetas, operadas, apenas contenidas por un sostén sin tirantes, que salió disparado cuando Eli se lo desabrocho, con habilidad, por el botón que tenia delante. Eli llevo sus dos manos a aquellas tetas remodeladas médicamente y las masacraba con gestos amplios y lentos de nuevo. Aquella visión me la estaba poniendo gordisima, mientras que seguía besándola el cuello, vi como Matahari se agarraba de forma continuada parte de la falda de su vestido.
ELI: que dices, ¿se la vemos? – se dejo al descubierto, mi posición había cambado, ella podía salir de la habitación si quería.
-MATAHARI: ummmmm ¿por que no? – estaba cogiendo el papel de actriz porno, era nuestra.
-ELI: venga, sácate la polla. – me ordeno, y yo obedecí encantado, cuando mi polla se termino de bambolear delante de su mirada, quedo algo alucinada.
-MATAHARI: no esta mal, nada nada mal.
-ELI: y aun le falta.
-MATAHARI: ¡¡¡¿que?!!! Eso tengo que verlo, ven aquí campeón.- me acerque lo justo para dejarle acceso libre a mi miembro.
-ELI: frota al lampara y sacaras al genio.
Sin duda en su mirada y gestos cogió mi polla con ambas manos, la doblo, mas que admirándola inspeccionando, inicio un sube y baja que ya me la puso a reventar.
-ELI: ahora si esta al 100%.
-MATAHARI: ¡¡¡Pero si es……….casi como la de Jonah Falcon!!! – (Dato real y curioso, Jonah Falcon es el hombre con el pene más grande del mundo, reconocido, el cual mide 24 cms en reposo y 34 cms erecto, no es actor porno, si no periodista y actor, pero si ha dejado que hagan moldes con su polla para consoladores.).Según mis ultimas mediciones mas exactas, me sacaba algo de ventaja, 2-3 centímetros, pero no mucha.
-ELI: y no veas como folla, lleva un mes partiéndome por la mitad – lo decía mientras se ponía al lado de su nueva amiga.
-MATAHARI: normal, vaya pedazo de polla, yo en USA he hecho videos con actores con pollas bastante grandes, incluso con Nacho Vidal aquí, pero este carbón les deja de lado.- mientras comentaba todo aquello y mas cosas con Eli, yo no la escuchaba, seguía pajeándome sin parar desde que había llegado al empalme, estaba absorto.
-ELI: a mi ya casi me desencajaba la mandíbula cuando me la trago, es un espectáculo, un ejercicio de superación, ¿tu hasta donde te crees que le llegas?-
-MATAHARI: pues no se, habrá que probar.- se escupió en la mano, masajeo mi capullo, y sin mas, empezó a meter mi glande en su boca, a chupar como toda una profesional que era, en menos de un minuto ya casi me sentía que me corría pero logre calmarme.
Poco a poco fue babeando toda la parte delantera de mi polla, goteaba, y se tragaba una buena porción cada vez que engullía, con cada embestida tragaba un poco mas, tuvo amagos de arcadas pero siguió engullendo, se metía ya media polla, con bastante trabajo ya, bajaba todo lo que podía, y aguantaba, casi notaba su campanilla en mi glande, se mantenía allí unos segundos y se la sacaba para respirar, un poco ahogada. Me estaba encantando, vi como Eli había metido una mano por la raja del vestido de Matahari, y como su mano se movía por la zona de la pelvis, y con la otra guiaba la cabeza de aquella mujer que se introducía mi miembro con ansia en la boca. En una de las veces que se separo……..
-MATAHARI: ¡¡¡¡dios, ufff cof cof,!!!, creo que de ahí no paso.- lo comentó mientras un hilo de baba iba de sus labios a mi polla, pero sin dejar de masturbarme con las manos.
-ELI: vaya, esperaba mas de ti y tu fama.- se debió sentir ofendida en su orgullo o algo, por que miro a Eli con celos, y volvió al ataque, se metía polla de nuevo hasta mas de la mitad, y ya con arcadas evidentes.
-YO: párala que me la vomita entera.
La cogió de la cabeza y tiro de ella fuertemente hasta dejarla recostaba en la cama, le paso una pierna por encima quedando de rodillas mirando hacia mi, con la otra mujer entre sus piernas.
-ELI: esto se hace así. – cogió mi polla de la base , llevo la otra mano a la entrepierna de Matahari, y trago como venia haciendo desde hace semanas.
No seria actriz pro no profesional, pero la chupaba muchísimo mejor, no solo engullía si no que dentro de su boca su lengua hacia maravillas, volvió a usar el truco de pasar los dientes por el glande mientras Matahari asomaba la cabeza por uno de los lados de Eli, no me había dado cuenta pero había apartado parte del vestido de Eli, y estaba masajeando sus glúteos, algo que sabia que ponía como una burra en celo a la mujer que chupaba mi polla. Aguante lo que pude pero tras unos minuto asi avise de mi corrida.
YO: ¡¡¡agua va!!! – me tense como pocas veces hasta ese momento, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
A duras penas pudo Eli sacársela de la boca y apuntar hacia otro lado, pero sin dejar de mover su mano sobre mi polla.
-MATAHARI: vaya un espectáculo, tu que ya estas acostumbrada a el. – Eli torció el gesto a su espalda y le guiño un ojo.
Se movieron casi como ensayado, para quedar una a cada lado de la cama y un hueco en medio.
-ELI: nada ven aquí y siéntate que aun no hemos acabado
-MATAHARI: no no, aquí no se acaba.- golpeo repetidamente en colchón con la mano.
Me di la vuelta y me senté, Eli no tardo en ponerse a mi lado, agarrarme la polla, algo flácida después de expulsar mi semen, y mientras iniciaba un leve subí y baja me besaba con pasión, notaba a Matahari acariciándome cambien por el otro lado, su trabajo y el paso de algunos minutos me puso de nuevo la lanza el ristre. Me tumbaron sobre la cama y con 4 manos sobre mi polla empezaron hablar.
-MATAHARI: por favor déjame cabalgarlo.
-ELI: estas loca, no sabes lo que pides.
-MATAHARI: si lo se, cuantas veces se tiene una oportunidad así.
-ELI: bueno, tu quieres algo, y nosotros también. – recordó la cinta.
-MATAHARI: no puedo, no es mía, si os la doy perderé mi crédito.
-ELI: pues es una pena, pero al menos te dejare mirar, para que veas lo que te pierdes.- se levanto de la cama y se pudo en pie, dejando a la otra pajeándome.
Se llevo una mano al broche, lo abrió y su vestido cayo de golpe hasta su cintura, dejando sus preciosas tetas al aire, se dio la vuelta contoneándose y se fue bajando el vestido por la cintura hasta rebelar su espectacular trasero, con un tanga, pero que era algo mas grande que los normales, casi bragas, de color azul oscuro, como su traje, unas medias de encaje, las reconocí, fueron las que se puso cuando me enseñaba como desnudar a una mujer y que provocaron una masturbación en directo y alguna mas en mi casa tirando de memoria. Se saco las medias colocado un pie sobre la cama y bajándoselas de forma evocadora, primero una y luego otra, el remate final fue darse la vuelta y bajarse el tanga poniendo el culo en pompa, por poco que me levanto a por ella, pero tenia a Matahari pajeándome hábilmente. Se agacho y se puso a gatear sobre la cama, escalando mi cuerpo, dándole un buen lametón a mi polla cuando paso su cara por allí, hasta llegar a mi altura, me beso con todo su pelo cayendo por un lado de su cabeza, y frotando su cuerpo contra mi y mi pene.
-ELI: no hay nada como la 1º vez ¿recuerdas? – era una indicación clara de cómo debía comportarme.
-YO: la 2º fue mejor. – le subí la apuesta, rió, me beso de nuevo y se puso a horcajadas encima mía, con una pierna a cada lado.
Matahari hizo lo propio y sin que la prestarla mucha atención se quito la ropa, realmente sus tetas eran muy llamativas, la operación se las dejo perfectas, pero al quitarse el vestido la vi un tanga minúsculo, de color carne, especialmente indicado para llevarlo con vestidos atrevidos y así parecer que no lleva nada. Al agacharse para quitárselo pude ver algo de celulitis en su trasero, y quedándose medio tumbada a nuestro lado, sin perder detalle, se tocaba su parte intima, por lo que veía, totalmente rasurada, y me acariciaba el pecho a mi.
Eli llevo su mano a mi polla, levanto la cadera con experiencia, abrió su coño con la otra mano, y se la metió poco a poco en el coño, ya estaba acostumbrada así que no hubo alteraciones importantes, bajo sin parar lentamente hasta que la mitad de mi polla desapareció en su interior.
-ELI: ummmmmmmm – volvió a subir un poco y continuo la bajada, esta vez ¾ de polla dentro, repitió movimiento hasta que casi estaba totalmente empalada, se paro en esa posición unos segundos – ohhhhhhh siiiiiiiiiiiiii- puso sus brazos en mi vientre, apretando con fuerza, yo estaba en la gloria.
-MATAHARI: joder tronca, vaya animalada, menos mal que tienes el coño acostumbrado.
-ELI: y solo……….. acaba…………. de empezar.
Inicio un leve movimiento circular de cadera, sin subir ni bajar, solo moviéndose con casi toda mi polla dentro, fue aumentando el ritmo y cuando ya se vio preparada, puso las mano en el colchón e hizo fuerza, subía con rapidez y bajaba con calma, un par de veces así y aumento el ritmo de nuevo, subía y bajaba a gran velocidad.
-ELI: ¡¡¡¡dios, ya empieza, dios, que gusta, me parte, dios!!!! – era raro oírla así tan pronto, supuse que quería darle celos a mi acompañante que aumentaba el ritmo de su masturbación con el de Eli.
El ritmo de los golpe de cadera de Eli llego a un punto de velocidad que me llevo al cielo, cuando note que empezaba a descender, lance mis manos a su trasero y lo apretaba y separaba como sabia que le hacia correrse, también movía mi cadera y cogiendo fuerza con los pies nuestras pelvis empezaron a ir en direcciones contrarias y opuestas, provocando el sonido de mis huevos en su coño, del que brotaban fluidos, mi masaje en sus glúteos surtió efecto y Eli cayo sobre mi para besarme de forma animal, ella ya casi no se movía pero yo estaba en pleno desenfreno, bombeaba su obertura totalmente empapada mientras separa sus nalgas, la respiración se le entre cortaba, y cuando la note vibrar aumente un tercio la velocidad, Eli solo callaba y recibía como una leona.
-ELI: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡dios!!!!!!!- exploto de forma obvia, corriéndose abundantemente sobre mi polla, y moviendo la cadera de forma descontrolada, como queriendo sacarse mi miembro de dentro, pero sin lograrlo.
Cayo mi pelvis a la cama, estaba agotado, pero con un erección de caballo, una diosa, que se acaba de correr, aun ensartada y una ex actriz porno frotándose de forma obscena a mi lado, supongo que no aguanto mas se incorporó, paso un pierna por encima de mi, de rodillas mirando hacia Eli, enfrentadas, bajó su cadera y me planto el coño en la cara, lo tenia ardiente y húmedo,
-MATAHARI: ¡cómemelo por favor!- Ni lo pense y empece a chupara sus labios mayores, jugueteando con mi lengua, lleve un mano a su coño y se lo abrí, y mientras metía un dedo por su vagina con mi lengua lamía con calma su clítoris, totalmente hinchado.
Desde mi posición no podía ver mucho, pero oía como debían de estar besándose, y recorriendo todas las partes de sus cuerpos, pense que hasta estarían chupándose las tetas una a la otra. Pasados unos minutos ya tenia de nuevo a Eli cabalgándome y a Matahari a punto de caramelo, estaba muy excitada, y mis hábiles dedos entrenadas sacaron jugo de aquella hembra, su corrida no fue tan húmeda, como pense, pero si efectiva, casi cayo de lado, y vi la cara de Eli, estaba fuera de si, me cabalgaba como nunca, me incorpore para besarla, pegue mi cuerpo al suyo y entre una mano en su culo y otra en sus pechos, siguió bombeándose contra mi, Matahari se puso detrás de mi, acariciándonos a los 2, yo baje mi cabeza para chupar uno de los pezones de Eli que estaba duro como piedra, mientras ellas se besaban por encima de mi hombro. Note el calambre en mis riñones, Eli también, y se separo un poco de mi, para mirarme fijamente a los ojos, sin parpadear, mientras seguía con un alocado movimiento de cadera. Me corrí sobradamente dentro de ella, pero no paro sus movimientos, siguió algún minuto mas hasta que se volvió a correr ella, nuestros fluidos se mezclaron, caían de su interior por mi polla, y nos volvimos a besar de forma ya mas calmada, como fin de una gran sesión de sexo, que había sido.
-YO: no creo que esto se pueda superar. – quería ser un halago para Eli, pero al parecer era un reto para Matahari.
-MATAHARI: de eso nada, yo no me voy de aquí sin follarmee a este semental. – Eli la miro por encima de mí, con cara de logro conseguido.
-ELI: ya sabes lo que tienes que hacer.
-MATAHARI: la cinta esta en mi abrigo, en el ropero, ahora quítate de encima que le voy a dar la follada de su vida.
-ELI: antes nos aseguramos, pero puedes ir divirtiéndote con el un rato mientras lo confirmo.- Eli se desencajo de mi, y mi polla flácida cayo por el peso, totalmente empapada, fue a coger el móvil y llamar a Mariana.
Mientras Matahari se me subió encima, con una mano me pajeaba y me besaba por todo el cuello, o correspondí con caricias por todo su cuerpo, pegando su cadera a mi con mi polla en medio de nosotros.
-ELI: he he, con condón, a saber que mierda tienes tu “so´ puta.” – y saco del bolso una especie de caja de condones, XXL ponía.
Se los tiro a Matahari que se separo de mi y me puso sentado al borde de la cama con ella arrodillada entre mis piernas, con cierta habilidad, saco uno condón, lo abrió y lo puso en la punta de mi polla, que debido a su caricias andaba creciendo.
ELI: ¿seguro?, ¿ya la tienes? ¿Mira a ver que contiene?. – confirmaba con Mariana por teléfono.
Aquella mujer que tenia rogándome sexo, puso sus dedos con el condón pillado en mi polla, luego sujeto por el borde, quito la otra mano y bajo su boca hasta la punta, con una habilidad pasmosa, fue bajando la boca, a la vez engullendo mi polla y la vez poniéndome el condón, cuando no pudo bajar mas, siguió con la mano. Una vez puesto se me subió a horcajadas, se chupo la mano de forma grosera y se la llevo al coño para lubricarlo, abrió sus labios mayores y cuando estaba apunto de ensartarse………..
-ELI: ¿la tienes? ¿Seguro? Perfecto, justo a tiempo, escóndela, nos quedaremos por aquí. –Colgó- Tu zorra quítate de encima de mi chico.- se acero y la aparto de mala manera, haciéndola caer al suelo.
-MATAHARI: mala puta, me has dicho………
-ELI: te he dicho lo que querías oír, no voy a dejar que te lo folles, con condón y todo le puedes pegar algo, o eres tan mala zorra que lo mismo te quedas embarazada a propósito solo por dar por saco, vístete y sal de aquí, ya has acabado – y se dio la vuelta buscando su ropa, de forma orgullosa.
-YO: joder Eli, ¿me vas a dejar así?
-MATAHARI: eso, deja que pruebe, por favor, solo hasta que se corra.- Eli se paro en seco, puso cara pensativa, esa frase de Matahari la hizo darse cuenta de algo que yo no entendí, y me miro.
-ELI: ¿quieres follartela?
-YO: hombre, no es por ser ella pero la tengo dura de nuevo.
-ELI: ven al baño. – me cogió de la mano y me llevo al servicio, allí me quito el condón con cuidado y abrió le grifo de la pila, puso el condón debajo como para inflarlo de agua, y cuando se lleno un poco aparecieron unos chorrillos en la punta de condón – no tengas lastima por ella, esta puta ha pinchado el condón mientras te lo ponía, como te he dicho es capaz de dejarse embarazar solo por joderte la vida, o salir de aquí con tu semen y ADN dentro y denúnciate por violación.
-YO: ¡¡¡¡ será zorra!!! , ¡¡¡¡¿¿Pero como se puede ser tan retorcida??!!! – lo dije mientras salía del baño a buscarla encolerizado, peor la muy fulana ya estaba medio vestida y saliendo de la habitación.
-MATAHARI: si quieres ganar dinero, llama este numero – lanzo una tarjeta al suelo, y se fue.
Eli me sujeto por detrás, agarrándome la polla.
-ELI: déjala, ya tenemos lo que querríamos de ella, duchémonos y te ayudo con esta. – y empezó a masturbarme. – me fui clamando poco a poco hasta que las caricias de Eli me parecieron mas importantes que el cabreo que tenia.
-YO: esta bien, pero solo si nos duchamos juntos. – yo no había dicho mi ultima palabra esa noche.
-ELI: esta bien, vamos.
Nos metimos los dos, no sin problemas por mi tamaño, en la ducha, pero también gracias a el, nuestros cuerpos estaban muy juntos, abrimos el grifo de la ducha y lo colocamos en el soporte por encima de nosotros, , Eli estaba de cara a la pared y yo detrás de ella, acariciando su cuerpo con lujuria y restregando mi polla dura en su trasero, entre el calor del agua cayendo sobre nosotros y nuestras caricias no pasa mucho tiempo hasta que la situación pedía sexo a gritos, Eli se dio la vuelta , echo la espalda sobre la pared, apoyándose y sujetándome por el culo atrayéndome hacia ella, con el agua recorriendo todo sus pechos, su torso y cayendo los lados y bajando hasta su obertura.
-ELI: ¡follame!, como el día de las duchas, no pares hasta que te lo ruegue.- y se abrió los labios con una mano dejándome su coño totalmente ofrecido.
Un regalo por mi trabajo de esa noche supongo, me cogí la polla y se la forte por todo el vientre, mojándomela con el agua, después la coloque en sus labios amyores y la movía de forma circular, tal como me había enseñado.
-YO: ¿en serio quieres eso?
-ELI: ¡¡¡¡si por, favor párteme en dos, lo deseo!!!! – se hizo rodeando con las piernas la cintura.
-YO: pues prepárate.
Di un golpe de cadera y metí mi miembro en sus entrañas, de inicio dando pequeñas embestidas y dejando que sus paredes vaginales se expandieran, cuando la tenía gran parte dentro, agarre con una mano su hombro y con otra su cadera, plante bien los pies y empecé a bombear, con calma, sin parar.
-ELI: ¡¡¡¡¡ohhhhhhh siiiiiiiiii diossssssss estoy llena!!!- lo decía entre dientes pero según aumentaba mi ritmo lo hacia de forma mas elevada.
-YO: ¿es lo que querías? ¡¡Toma, Toma, TOMA!!- repetía entre otras obscenidades, con cada golpe de cadera.
Ya no solo la embestía, sino que pegaba y separaba su cadera de mi con violencia, sus tetas empapadas rebotaban con cada arremetida, sin dejar de subir la velocidad, buscando ritmos cómodos que pudiera mantener durante unos minutos, cuando me cansaba bajaba la velocidad pero no cesaba en el movimiento, y retomaba con violencia, note que Eli vibrara todo el tiempo, ya no gritaba, solo aguantaba como una pared los martillazos que le daba, en silencio, soltando algún gemido entre respiraciones, note en repetidas ocasiones como su cuerpo se tensaba y debía de correrse, pero entre el agua y mi fuerza no lo percibía. La lleve a un orgasmo tras otro, durante mas de 15 minutos no pare y eso me llevo a correrme de forma brutal en su interior, descendiendo el ritmo hasta que pare del todo.
-YO: ¡¡eres increíble, una diosa, no puede haber mujer mejor!!
-ELI: ¡¡¡no te he pedido que pares, dame por el culo bestia mía!!!- bajo sus piernas, se saco mi miembro, me beso con pasión mientras se daba la vuelta, echo su cuerpo hacia delante apoyando su cara y sus tetas contra la pared y llevándose las manos al trasero separando sus nalgas- ¡¡DAME FUERTE!!
La obedecí, empape de nuevo mi polla con el agua que caía por su espalda, también moje una mano e inicie una leves caricias por encima de su ano, llegando a introducir con calma un dedo, con firmeza, y haciendo un poco de hueco, para tenerlo lubricado. Cuando la note preparado acerque mi polla a su ano y empece a hacer presión, costo un poco pero había trabajado bien la zona y empujando sus tetas empapadas contra la pared, metí el glande en su culo.
-ELI: ¡¡dios, me partes!! – pero no se movía un ápice de su posición.
Con clama fui empujando, mi polla que ya estaba dura de nuevo sobre su culo, notando cada centímetro de polla que le introducía, por momentos Eli aprecia perder la consciencia y su cuerpo caía, yo la sujetaba para mantenerla en esa posición., cuando ya había metido mas de la mitad, la saque un poco y volví a hacer fuerza, eso arranco un grito ahogado en ella, lo hice de forma repetida hasta que notaba la piel del ano hundirse y sobre salir con mis movimientos, acelere de nuevo cuando note algo menos de fricción, Eli se llevo una mano al coño y se lo masturbaba, introduciendo algún dedo en su agujero, yo lleve mis manos a su trasero y le separe los glúteos con fuerza, como le gustaba, sin dejar de percutir en ella. De repente……. Pare.
-ELI: ¿Qué haces? ¡¡¡Por dios no pares ahora!!! – lo decía mientras se seguía masturbando.
-YO: no hasta que me lo ruegues.
-ELI: ¡¡¡¡no seas carbón!!! yo te enseñe eso – no solo llevar a ese punto a una mujer, si no hacerla reconocer que lo deseaba, eso aseguraba dominación sobre esa mujer.
-YO: solo aplico lo que me enseñas.
-ELI: eres un cabrón de míerda, párteme el culo por favor, te lo ruego. ¡¡SIGUE!!
Contento con mi logro, empecé las embestidas mas bestias que recordé, cada golpe de cadera la hacia levantarse un poco, haciendo que sus tetas se frotaran contra la los azulejos, eso la hizo correrse de nuevo, allí estaba de nuevo un caballo salvaje, moviéndose alocadamente, deseando ser liberada, pero sin lograrlo
-ELI: ¡¡¡¡para para por favor!!! La ignore, la estaba metiendo toda de golpe sin compasión, seguí bobeando de forma dura, sujetándola para que no se moviera tanto, no se si se corrió de nuevo o era la continuación de la anterior- ¡¡PARA!!! Yo seguí hasta que mi polla dijo basta y revénte sobre ella, la corrida debió llegarla a los intestinos.La baje con cuidado, sacando mi polla desinflada de su interior, estaba muy floja de fuerzas, pero se sostenía.
-ELI: no te quedas corto, me he corrido como una fuente, estoy agotada, duchémonos y descansemos, por favor- lo dijo mientras se llevaba las manos a su coño y ano, notando el socavón abierto en su trasero, algo temblorosa.
La imagen de ella duchándose era lo que mas me ponía, pero después de una gran sesión de sexo duro estaba cansado, nos frotamos uno a otro y salimos desnudos del baño, nos tumbamos en la cama, algo deshecha., yo boca arriba y Eli de lado pasando uno de mis brazos por debajo de su cabeza, recostándola en mi pecho, pegando su cuerpo a mi, abrazándome por el pecho con un brazo. Nos quedamos así un par de horas, con ella siento con fuerza, mi respiración y latidos, yo la acariciaba a ratos el contorno de su piel, y otras su pelo, húmedo de la ducha, pegado a su cuerpo.
-YO: por favor, no acabes con esto.
-ELI: tiene que ser así, créeme yo tampoco quiero, pero nada ha cambiado, debemos hacer nuestras vidas, esto ha sido un…..maravilloso y divino “impasse”, pero ha de acabar mañana, es neutro ultimo día, estaremos en contacto, te lo juro, no quiero perderte. – me pareció injusto que no quisiera perderme pero no siguiéramos la relación, pero era la única forma de seguir viéndola.
Mire el reloj, más de las 5 de la mañana, sonó la puerta.
-MARIANA: ¿estáis aquí?
-ELI: si, si, pasa.
-MARIANA: no se como narices lo habéis hecho pero os debo la vida….- mientras mascullaba preguntado como lo habíamos logrado hasta que nos vio desnudos en la cama, su visión era normal hasta que de forma obvia clavo su mirada en mi relajada polla-……..entiendo, vaya como te lo tenias calladito, has debido de hacerla disfrutar mucho para hacerla hablar, la he visto irse muy enfadada con la ropa mal colocada.
-YO: en realidad ni me la he tirado, Eli no me ha dejado jajajjaja
-MARIANA: pues como os las gastáis, anda vestiros y salgamos de aquí, tenemos que ir recogiendo.
Mientras lo hacíamos nos cuestionamos que hacer con al cinta, Eli quería destruirla para que nadie al usara a su favor, Mariana quería quedársela y sacar tajada, a mi no me aprecia que fuera una decisión nuestra.
-YO: Mariana, ¿puedes averiguar el número de habitación de una persona?
-MARANA: claro – me levante y le susurre al oído un nombre.
Se marcho con el recado mientras nos vestíamos, ayude a Eli con su vestido, y por poco me la vuelvo a follara, si no hubiera vuelto Mariana tan deprisa.
-MARIANA: la tengo, es la 143, esta aquí cerca., tengo la cinta.
Nos arreglamos bien y con Eli cogida del brazo y ella con sus zapatos en la mano, nos acercamos a aquella habitación, con Mariana siguiéndonos, no contenta del todo. Llame a la puerta con Eli cogiéndome de forma cariñosa el brazo. La puerta se abrió y salude.
-YO: buenas noches, o ya casi mañanas, Duquesa.- estaba sorprendida, ya sin la chaqueta del traje y con el maquillaje corrido y los ojos enrojecidos, había llorado.
-DUQUESA: aahhh hola encanto, ¿que haces aquí?
YO: solo me pasaba a saludar, ¿que la ha pasado a usted?
-DUQUESA: nada, cosas de mi marido, no le ha sentado bien nuestro beso cuando se lo han dicho- se seco alguna lagrima y trataba de quitarse el maquillaje con la mano.
-YO: ese carbón no se merece a una mujer como usted, vale mucho mas que el.
-DUQUESA: gracias cariño, pero que puedo hacer, es mi marido.
Mire a Eli, note aprobación y orgullo en su mirada, mire a Mariana detrás de nosotros, nos miro seria un par de segundos…..
MARIANA: esta bien, poder esto es una basura – se acerco enfadada y me dio la cinta de mala manera antes de irse- esto es perder una oportunidad única.- se fue.
-YO: aquí tiene mi señora.- le di la cinta a ella.
-DUQUESA: ¿Qué es esto?
-YO: una cinta, en la que se ve a su honorable marido teniendo una aventura con la presidenta de la federación de tenis.- puso gesto de disgusto, temiéndose un chantaje – no por dios, me ha entendido mal, lo hemos pasado muy “mal” para recuperarla de las manos de Matahari, es la única copia, y no quiero que acabe en manos equivocadas, aquí la tiene usted decide que hacer.
-DUQUESA: esto es….. muy poco ordinario, podrías haber hecho mucho daño a mi marido con esto.
-YO: y usted de rebote, y eso no me parece bien.
-DUQUESA: muchas gracias, alargó la mano y cogió la cinta, agache mi cabeza y bese su mano antes de soltarla.
-YO: mucha suerte, confío en que hará lo que crea mejor.- Eli me cogió de nuevo del brazo y nos marchamos. Lo ultimo que supe es que su marido inicio un par de años de “locura económica” ayudando a muchos deportes minoritarios, incluyendo la gimnasia, antes de anunciar que a final de su tiempo de cargo electo, no se presentaría de nuevo y se retiraba de la vida publica, sospeche los motivos de todo aquello.
Eli me acerco con el coche a mi casa, y se despidió con algo de pena.
-ELI: mañana el ultimo día, ahora duerme un poco antes de ir al instituto.- eran las 6 de la mañana y yo entraba a las 9 de no ser así hubiéramos ido a su casa a terminar la fiesta.
La di un beso tierno mientras acaricia su rostro y me baje del coche, la despedí con la mano antes de que se fuera. Subí a mi casa, y al pasar por el pasillo vi a mi padre con una luz encendida, esperándome.
-PADRE: ¿Qué tal hijo mío? ¿Lo has pasado bien?
-YO: no lo sabes tú bien papa, no lo sabes, anda vamos a la cama.- nos sonreímos, le ayude a levantarse del sillón donde estaba y le abrace antes de irnos a dormir.
Dormí bien un par de horas, estaba agotado, había vivido mucho en una sola noche, desperté de milagro, llamado mi madre, fui al instituto como un zombi, no recuerdo nada de aquel ida, llegue a casa y me eche la siente hasta la hora de volver al gym. Mi padre me acerco y fui comentando los detalles más livianos de mi diversión en la noche previa. Llegamos y entre al gym, con una sensación agridulce, era nuestro ultimo día. Al entrar me sorprendí, Eli estaba hablando con Laura, la hija del alcalde y con la Duquesa, vestidas de chándal. Me acerqué a preguntar, Eli me vio 1º.
-ELI: hombre, aquí esta nuestro héroe jajajaja- inicio un aplauso que siguió toda la clase.
-YO: ¿que pasa?
-ELI: aquí nuestras nuevas clientas del gym, Laura me ha llamado y se ha apuntado, por allí nada un amigo tuyo- señalo a una esquina donde estaba Mario con ojos inyectados en sangre, pero sin moverse.- La Duquesa se ha puesto en contacto conmigo a través de Mariana, y cambien se ha unido a nosotros.
-YO: es un placer ¿peor por que lo de héroe?
-ELI: les hemos contado a todos tus proezas de ayer, la Duquesa se ha comprometido a pagarme 1 año de alquiler del gym, y con los ingresos de mas de este mes he contratado nuevos monitores, has salvado al negocio.
-YO: joder, y es mi ultimo ida, ¿quienes son los nuevos monitores?
-ELI: allí están sentados para ver la clase y empezar mañana.
Mire y había 3 hombres y 2 mujeres, un rubio, un moreno y un negro enorme, todos mazados de gimnasio y con ropa ajustada, la chicas eran también carne moldeaba de ejercicios, una preciosidad de muñeca rubia y la otra que tenia aspecto cubano.
-ELI. Venga, demostrémosles de lo que somos capaces, ¡¡¡en posición!!!
Así lo hicimos, 30 minutos de ejercicios para lucirnos y otros 30 de bailes, la Duquesa y Laura estaban atrás y trataban de seguir el ritmo con Lara, mientras miraban, y reían, llego nuestros bailes y mientras la Duquesa se mostraba mas calmada, Laura se restregaba como una stripper en una barra americana.
Termino la clase, y nos despedimos entre saludos, agradecimientos, deseos de suerte y risas, hasta que nos quedamos solos Eli y yo.
-ELI: bueno creo que ya hemos acabado, que te ha parecido la experiencia.
-YO: increíble, no pude elegir mejoro mujer. Pero tengo que decirte que ver a esos rudos gimnastas me ha puesto algo celoso.
-ELI: debí decírtelo, llevo unos días mirando personal, se acaba tu mes y esto no para de crecer. Me has salvado la vida y el negocio.
-YO: y me lo pagas apartándome de ti.
-ELI: ya lo hemos hablada, y para cortarlo ya, quiero que sepas que lo de ayer fue el final, no hablara nada hoy. Solo me queda darte unos consejos finales.
1º Ten cuidado, no todas son como yo y puedes hacer mucho daño, no solo con tu pene, si no por como te mueves, eres un animal.
2º Pasa de las menores, ya tienes 18 años y te puedes meter en líos, no te van a aportar nada que no pueda una de 18.
3º Lo que te he enseñado ya queda en ti, tu sabrás como usarlo, pero por favor te pido que no te vuelvas un imbécil como mi ex novio, se tu, el chico maravilloso que me ha dado esperanzas.
4º Y para acabar, para evitar disgustos, deberías hacerte una vasectomía, podrás follar a pelo, es reversible y así evitaras líos de embarazos hasta que tu decidas tener hijos, pero ten cuidado con quien, ya te he hablado de las ETS. Es cirugía menor, en 2 días estarás tan tranquilo y yo pediría algún certificado para llevar encima siempre, te podría ayudar.
Me dolió no poder tener una última vez su cuerpo entre mis brazos siendo consciente de ello. La ayude a recoger y me despedí de ella con un beso de cariño, largo y caliente, pero sin querer ir a mas, dándole un sonoro azote en el trasero.
-YO: hasta luego, princesa. – me fui.
Salí del gym, y decidí irme andando a casa, para pensar por el camino, ataje por un camino de un parque, era tarde y estaba anocheciendo pero aun había rayos naranjas del sol en el cielo. Era una imagen preciosa, que calmo mis pensamientos, de nuevo, me habían rechazado pero esta vez mi sensación no fue de odio, rabia o desolación , si no de que había acabado una etapa en mi vida, una etapa preciosa y que no olvidaría, pero había concluido, no era el fin, solo un nuevo comienzo, que daba paso al resto de mi vida, y mientras caminaba esa sensación me fue pareciendo mejor idea, dejando atrás el gym con Eli en su interior y avanzando hacia lo desconocido, diferente, habían pasado 5 meses largos desde mi operación y ya no era un gordo gracioso que caía bien pero era un cero al izquierda para las mujeres, ese chico estaba enterrado ya, dentro de mi, sin olvidar quien era y de donde venia, pero abriendo las puertas a un chico, seguro, preparado, moralmente recto y con el mundo a mi disposición
Aquí, en el final del camino del parque, note al universo llamarme, invitarme a una ventura, a vivir, y esta preparado.
CONTINUARA…….
Sinopsis.
Rodrigo Legorreta, un distinguido militar de operaciones especiales, es defenestrado por pelearse con un superior. No pudiendo expulsarle del ejército, es sacado de su puesto y enviado a una oscura base de avituallamiento en mitad de la nada. Sin saber que sus jefes le acababan de salvar la vida, el capitán se presenta ante el mando que venía a sustituir mientras al otro lado del mundo se estaba llevando a cabo un experimento que al descontrolarse provocaría el hundimiento de la socie-dad tal y como la conocemos.
El primer indicio de lo que se le venía encima lo recibió mientras veía el telediario y el locutor, ajeno a que estaba dando la noticia mas importante de los últimos milenios, informó de unos problemas que estaban su-friendo en Chile a raíz de unas bacterias que se habían escapado de un laboratorio.
No supo cómo le afectaría esa información hasta que a los pocos días tanto los civiles como los militares presentes en esa instalación fueron confinados dentro de esos muros y conoció de labios de Isabel, una joven bióloga, el alcance del problema.
¡ Su mundo se desmoronaría en pocos días por esas bacterias, bacterias que al nutrirse del cobro omnipresente en todo lo hecho por el hombre, sumirían en el caos y el hambre a toda la humanidad!
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Para que podías echarle un vistazo, os anexo los dos primeros capítulos:
El espesor de la nieve caída dificultaba su marcha. Con el frío entumeciendo sus músculos, temió por su vida y con el corazón encogido, pensó en que nunca iba a poder llegar. Cada paso era una tortura y tras resbalar por la pendiente, tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para levantarse y seguir caminando. A punto rendirse permaneció tumbado esperando la muerte y cuando ya el sopor le empezaba a dominar, haciendo un esfuerzo sobrehumano, se incorporó al recordar que todavía existían esperanzas si conseguía volver.
Consciente de que no podría sobrevivir una noche más al cielo abierto, buscó un lugar donde guarecerse. Las mismas montañas que durante toda su vida le habían acogido entre sus laderas, esa tarde se mostraron ariscas negándole un cobijo necesario.
Quitándose los copos de sus ojos, oteó a su alrededor tratando de encontrar algún sitio lo suficientemente resguardado donde descansar. El desaliento cundió en su ánimo al ser incapaz de hallarlo y reemprendiendo su escalada, rezó para que cuando la parca le tomara entre sus brazos, fuese piadosa y no sufriera.
Resoplando y mientras intentaba evitar la espiral auto destructiva en la que su mente se había instalado, se puso a recordar los sucesos que le había arrastrado hasta esa situación. Todavía le resultaba imposible asimilar que el mundo que conocía y amaba había desaparecido, dejando atrás una pesadilla de violencia y salvajismo. Obligando a sus piernas a soportar el sufrimiento, avanzó con paso errático por la cuesta. Un nuevo tropiezo le obligó a agarrar con sus manos heladas las ramas de un tronchado pino para evitar caerse.
El dolor, que recorrió sus brazos al lacerarse las palmas, le espoleó a dar otro agónico paso:
«Tengo que continuar», pensó levantando su mirada.
El vaho de su respiración le recordó que era el único que seguía vivo y que era su deber volver. No solo era su propia supervivencia lo que le exigía retornar a la base, debía de informar del aciago destino que habían tenido sus cuatro compañeros.
Además, el reducido grupo de hombres y mujeres que cumpliendo con su obligación habían permanecido allí tenía derecho a conocer que la tierra se había sumido en el caos. Todos ellos tenían una familia y unos amigos a los que difícilmente volverían a ver; si no estaban muertos, pronto lo estarían y en el hipotético caso que hubiesen conseguido sobrevivir, habrían cambiado y serían parte de la misma masa sedienta de sangre que les había atacado.
Sabía que esas hordas de salvajes, que con saña había acabado con todo un escuadrón de sus soldados, no eran más que víctimas inocentes de las circunstancias, pero aun así le resultaba imposible el perdonarles. En su cuadriculada mente no comprendía como en tan poco espacio de tiempo se habían dejado sumir en la desesperación.
Todavía le hervía la sangre al recordar que, bajo su mando, esos pobres jóvenes, recién salidos de la adolescencia, habían caído en una emboscada.
No se echaba la culpa.
Nadie podría prever que una pacífica ciudad como Pamplona se hubiese transformado en una trampa de la que solo él hubiese podido escapar. Estaba seguro de que, si en vez de ser Rodrigo Legorreta, el que hubiera estado al frente hubiese sido otro capitán con más experiencia, hubiera acontecido la misma debacle.
Sin otras armas que sus machetes, esos muchachos se habían tenido que enfrentar a docenas de hombres hambrientos que habían visto en sus rutilantes uniformes una fuente de comida con la que saciar sus vacíos estómagos.
Únicamente se había salvado gracias a la propia desesperación de los asaltantes que, habiendo acabado con sus subalternos, les obligó a buscar en los cuerpos caídos sobre el asfalto la carne con la que sobrevivir un día más a esa anarquía.
Sumidos en su desesperación se habían olvidado de que todavía con el cuchillo en la mano una de sus presas seguía en pie. Y escondido en un edificio que había resultado pasto de las llamas, tuvo la desgracia de observar cómo esos hombres que dos meses atrás debían de haber sido gente de bien con sus empleos y sus ordenadas vidas remataban a los heridos.
Lo más duro le resultó ver que, sin importarle que siguiera vivo, al sargento Aguilar uno de sus agresores le había arrancado un pedazo de su cara y cómo sentado sobre el capó de un coche aparcado, ese maldito se había puesto a comer.
En ese instante, deseó tener un fusil ametrallador. Con él en sus manos hubiera matado a esa escoria y a todos los que le acompañaban. Pero indefenso, tuvo que esperar oculto que acabara la orgía de sangre para al amparo de la noche huir.
Habiendo anochecido, las calles se quedaron vacías al imperar un toque de queda auto impuesto. El terror de los supervivientes a convertirse en la cena de quien estuviese lo suficientemente desesperado para romperlo les forzaba a esconderse en la oscuridad.
Al salir del pueblo, se había alejado de los caminos, asumiendo que todo humano que se encontrara era otra bestia perturbada. Durante los cuatro días que habían transcurrido desde entonces, había sobrevivido gracias a las bayas y a los frutos que el bosque había puesto a su disposición.
Con una herida en el muslo, los ochenta kilómetros campo a través que le separaban del almacén logístico del que había salido, resultaron una prueba brutal que solo había conseguido superar gracias a su formación militar. Sonriendo amargamente, recordó como si hubiese pasado una eternidad que solo unos meses antes había recibido con disgusto su nuevo destino.
Sus jefes, obviando que era el número dos de su promoción y que era el capitán más joven de los grupos de operaciones especiales del ejército, le habían dado el mando de un fortín secreto en lo más profundo de la sierra de Navarra.
Nunca aceptó que, producto de un altercado con un superior, le hubiesen apartado como a un leproso de su regimiento. Reconocía su culpa, pero creía excesivo su castigo.
Él se consideraba un hombre de acción y sin ningún miramiento, esos cabrones le habían relegado a oficinista. Por mucho que le habían hablado de la importancia de los suministros que albergaban esas instalaciones, no se dejó engañar. Ese puesto era el retiro soñado para un chusquero. Una prejubilación ideal para un militar sin formación que gracias a una larga trayectoria hubiese ascendido poco a poco en el escalafón y no para él que, con una brillante hoja de servicio demostrada en Afganistán y el Líbano, soñaba con llegar a general.
«¡Menudos capullos!», escupió mentalmente sobre sus tumbas mientras trataba de orientarse a través de la nevada. «¡Yo sigo vivo!».
Una ráfaga de aire gélido le obligó a cobijarse tras un árbol. Debilitado y enfermo, solo la certeza de saber que, si se quedaba quieto, aunque fuera unos segundos, le sería imposible retomar la senda, forzó al herido a salir y enfrentarse al viento. Sintiendo que le acuchillaba el rostro, paso a paso, respiración a respiración, recuperó su ritmo.
«Mierda», masculló entre dientes al advertir que arrastrando su pierna izquierda dejaba un rastro que cualquier alimaña descubriría sin dificultad y que por tanto era una presa fácil.
Todo había cambiado, nadie podría haber previsto que el día que llegó a su destino, lejos de ser un destierro, le habían otorgado sin saberlo más tiempo de vida. Añorando tiempos pasados, recordó su viaje desde Levante hasta esas tierras. Con un Audi recién comprado, no pudo disfrutar del paisaje que se le mostraba kilómetro a kilómetro porque no podía dejar de lamentar su mala suerte. Militar de vocación, nunca había previsto que su primer mando en plaza fuera una oscura y gris base de aprovisionamiento en mitad de la nada.
Desmoralizado, humillado y con la sensación de que su carrera había terminado, se presentó al comandante que iba a sustituir. El veterano oficial nunca llegó a apreciar que su reemplazo, en vez de estar encantado con ese destino, estaba hecho polvo y por eso sin poder evitar que su rostro reflejara la satisfacción de ceder el puesto, le fue mostrando las instalaciones.
Para su sorpresa, lo que en teoría era un antiguo polvorín casi sin uso, en realidad consistía en una de las principales áreas de abastecimiento del ejército. Sitas en un paraje alejado de la civilización, habían sido ideadas para ser usadas en caso de invasión. Dotada con las más modernas infraestructuras en su interior, no solo escondía parte del armamento y de la munición de la capitanía del norte, sino las raciones y demás provisiones necesarias para alimentar a miles de soldados durante meses.
«Un tesoro en las presentes circunstancias, pero inútil sino consigo llegar hasta sus muros», recapacitó asumiendo que debía concentrarse en su camino.
Un graznido hizo que levantara la cabeza y mirara al cielo donde una parvada de buitres revoloteaba en círculos sobre un viejo roble a menos de doscientos metros de él. Que esos bichos hubiesen fijado su atención sobre ese árbol era señal inequívoca de la presencia de un cadáver bajo sus ramas. Temiendo encontrarse con los restos de un humano pero esperanzado en que no lo fuera, salió corriendo y gritando espantó a esos carroñeros.
Al comprobar que era el cuerpo de un venado recién muerto, sacó el machete que guardaba pegado al pantalón y con rapidez, desgajó un cuarto trasero. Atando la carne a una cuerda, se la colgó y reanudó la marcha para alejarse cuanto antes de allí.
«Si me ha atraído hasta aquí, puede atraer a otros», se dijo mientras jadeaba por el esfuerzo añadido de llevar ese peso sobre los hombros.
La esperanza de poder hincarle el diente a un trozo de carne le dio los bríos necesarios para cruzar dos tupidos manchones de hayas antes que el cansancio volviera a hacer mella en él. El declive del sol le informó de la llegada de la noche por lo que la búsqueda de un cobijo se tornó cada vez más acuciante. Pero por mucho que escudriñó el paisaje, no había nada que le revelara la presencia de una cueva y desanimado, buscó el amparo de un cúmulo de rocas.
«Al menos me protegerán del viento», pensó, mientras recogía ramas tiradas con las que hacer una fogata.
Durante media hora, fue recolectando toda la madera que pudo y cuando decidió que tenía suficiente para que el fuego durara toda la noche, sacó de su macuto una yesca. No tardó en conseguir que, de la hojarasca, una diminuta llama prendiera y mimándola como un hijo, logró añadiendo ramas más gruesas que se convirtiera una hoguera bastante decente. Al estar seca, el denso humo inicial se fue difuminando y con agrado, reparó en que era casi imposible que alguien pudiese distinguir esa escueta humareda desde lejos, gracias a que el aire que azotaba esas lindes la diluía casi de inmediato.
Más tranquilo se sentó al borde de la lumbre y esperando que se consumiera un poco para cocinar el venado sobre las brasas, se puso a recapacitar sobre lo poco que sabía del desastre que había asolado el planeta.
«¡Qué puta mierda!», murmuró para sí recordando que llevaba menos de una semana en su destino, cuando tomando una cerveza en la cantina había escuchado una breve noticia en el telediario que casi le había pasado inadvertida.
Sin darse cuenta de que estaba retrasmitiendo la noticia más importante de la historia, el locutor informó que en una alejada región de Chile se había producido un colapso en las comunicaciones. Nada hacía suponer que esa reseña de quince segundos y que pasó inadvertida para el gran público, se convirtiera a la larga en el principio del fin.
Los siguientes informativos, en cambio, dedicaron gran parte de su programación a explicar que en una mina de cobre se había realizado un experimento que se había salido de control. Para perfeccionar el método que la industria minera llevaba quince años usando, habían probado una nueva variedad de bacterias extremófilas para extraer de las menas los restos del mineral. Su función era oxidar los restos de ese metal presentes en los desechos, de manera que su posterior extracción fuera económicamente viable. El problema había surgido al experimentar con una variante genéticamente modificada que sobrevivía en las condiciones normales.
Fuera de los muros del laboratorio, la nueva bacteria había mutado y con una voracidad no prevista, atacaba cualquier elemento que tuviese cobre en su composición, dejándolo inservible. Los comentaristas trataban de tranquilizar a la población, diciendo que el ejército chileno había establecido un cerco a la epidemia por lo que se consideraba que se podía considerar controlada.
«¿Controlada? ¡Mis cojones!», meditó mientras cortaba un tajo de venado.
Al día siguiente, el comandante Ramírez había recibido una orden de confinamiento de toda la unidad. Los altos mandos que usaron los poderes de emergencia previstos en la legislación militar incluyeron a todo el personal civil de la base.
Las órdenes eran tan claras como rotundas:
¡Nadie podía salir o entrar de las instalaciones hasta nuevo aviso!
Todavía recordaba la tensa reunión con ese inepto. El muy cretino, sin ver las repercusiones de la orden, se quejaba amargamente de que le habían jodido sus vacaciones ya que esa misma tarde debía de haberle cedido el puesto. Su jubilación había quedado cancelada, así como cualquier permiso del personal subalterno.
Lo peor fue que, cabreado, se había abrazado a una botella y tuvo que ser él quien informara de la situación al resto de la gente. Asumiendo su ignorancia y antes de convocarlos, pidió a la bióloga encargada del almacén de víveres que le explicara qué narices eran esos bichos y cómo podían afectarles.
Isabel López era una civil recién salida de la universidad a la que el paro le había forzado a aceptar el empleo de analista en ese remoto lugar. Joven e inexperta, la muchacha era un cerebro. Extrañada que el futuro jefe le llamara a su despacho, tocó la puerta antes de entrar. El capitán Legorreta, nada más verla, le informó a bocajarro de la orden de acuartelamiento y sin esperar que asimilara sus palabras, le preguntó que sabía del asunto.
La cría se puso a temblar al ver sus peores augurios confirmados:
― Capitán. Si han tomado esa decisión, se debe a que no se ha podido cercar su expansión. No comprendo… en teoría esas bacterias no se desplazan por el aire, pero esa medida me hace suponer que estoy equivocada.
― No le sigo ― tuvo que reconocer el oficial: ― ¿Cómo puede afectarnos un suceso ocurrido a doce mil kilómetros?
― Me temo que a estas horas hay otros focos de infección. Piense que el mundo es global y que, si un avión se ha visto afectado, el problema ha podido saltar el charco en cuestión de horas.
― ¿Tan grave es?
― No lo sé, pero si somos invadidos por esa bacteria, en pocos días todo lo que contenga cobre será basura.
― Explíquese ― ordenó bastante alterado por lo que estaba escuchando.
― Aunque poca gente es consciente de ello, nuestra civilización está basada en ese metal. En todo lo que tenga que ver con electricidad sus elementos esenciales están compuestos de una aleación de cobre. Suponga que, de la noche a la mañana, toda la maquinaria, los teléfonos y los ordenadores se estropean.
― ¡El caos!
― Exactamente, por eso no me extraña que hayan acuartelado a los miembros de los cuerpos de seguridad. Solo mediante la fuerza van a poder controlar los desórdenes.
Involuntariamente, el militar se llevó la mano a la pistola. La bióloga, con lágrimas en los ojos, le informó que si era tan grave como se suponía, la gran mayoría de las armas serían inútiles.
― ¡No comprendo! ― exclamó ― Asumo que los misiles e incluso los tanques serán hierros sin valor, pero hay muchas armas que no llevan electricidad. Fusiles, ametralladoras, …
― ¡Deme su cargador! ― respondió la mujer.
El oficial, sin saber a qué se refería, quitó el seguro y desmontándolo, se lo dio.
― Mire ― le mostró sacando una bala de su interior que el casquillo era de latón.
― ¿Y?
― El latón es una aleación de cobre.
No necesitó más explicaciones, había comprendido la gravedad de lo que se avecinaba y dando por terminada la reunión, pidió a su secretario que reuniera en el comedor a todo el personal.
El olor que desprendía la carne le hizo volver a la realidad y sin esperar que se enfriara, se puso a comer. Saboreando cada bocado, el hambriento militar disfrutó de la primera comida decente en días. Su difícil situación pasó a segundo plano cuando se hubo saciado y previendo el frio de esa madrugada, recargó la hoguera con más leña antes que el sopor y el cansancio lo vencieran.
― ¡Puta madre! ¡Qué frio! ― al salir al raso se quejó en voz alta el teniente Alvear. Desde que el capitán partiera en busca de noticias, el joven oficial cada mañana seguía una rutina a todas luces inútil: en cada cambio de guardia y acercándose al puesto de guardia, preguntaba si había habido novedades.
Los centinelas sabían a qué se refería, pero nadie hablaba de ello. En el fortín, se había instalado un mutismo temeroso sobre el tema porque… ¡todos sabían que algo iba mal!
Todos eran conscientes de que Legorreta y los otros cuatro militares ya debían estar de vuelta. Llevaban casi una semana fuera y antes de irse habían previsto que tendrían novedades desde el viernes. A un ritmo normal, cualquiera de esos soldados debería tardar como mucho tres jornadas en llegar a Tolosa y teniendo en cuenta que quién los dirigía era una mala bestia, nadie dudaba que forzando el paso ese militar habría conseguido hacerlo en dos.
«Algo les ha pasado», refunfuñó mientras se acercaba a la garita: «Si hoy no tenemos noticias, tendré que hablar con el comandante».
La idea de dirigirse a ese bueno para nada no le hacía ninguna gracia. Ramírez en vez de ser un puntal en la moral de sus hombres se había convertido en una jodida rémora. Abrazado a su botella, malgastaba los días sin salir de su despacho. Si durante el año que llevaba el teniente destinado allí, su jefe se había comportado siempre con pasotismo, desde que les habían impuesto el acuartelamiento forzoso, su actitud rayaba en la negligencia.
En cambio, la llegada del capitán había supuesto un cambio. La tropa había visto en ese hombre al líder que necesitaban y por eso estaban tan preocupados por su ausencia. Nadie creía que los hubiese dejado tirados. Desde el día que ese militar había puesto sus pies en las instalaciones ¡había dejado huella!
No solo se había ocupado de reforzar la disciplina, sin ser oficialmente el mando había impuesto un modo nuevo de hacer las cosas. Todo el mundo debía de reportar con él. Su puerta estaba siempre abierta y no ponía reparo en hacerse cargo incluso de tareas que requiriesen fuerza física. Dejó a la tropa con la boca abierta, cuando reparando un todoterreno, este perdió una rueda dejando atrapado a un operario y Legorreta sin esperar que pusieran un gato, lo levantó con sus manos liberando al pobre muchacho.
Si físicamente era un portento, la autoridad que manaba de sus poros no se quedaba atrás. Con solo dirigir una mirada, el soldado más indisciplinado se ponía firme y sin tenérselo que repetir, cumplía sus órdenes. Incluso Ramírez cuando estaba en su presencia se sentía inferior y defendiéndose de un ataque imaginario, intentaba denigrarle. El capitán, sin quejarse del trato absurdo al que le tenía sometido su superior, salía airoso y fortalecido de cada enfrentamiento.
El último tuvo lugar el día que se marchó. Él mismo estaba presente cuando Rodrigo Legorreta entró a ver al comandante:
― Señor, tenemos que hablar.
― Dígame capitán, ¿qué es tan urgente para que venga a importunarme? ― soltó Ramírez, dejando claro que le consideraba un puto subordinado.
Sin hacer caso a la ominosa forma en que se había dirigido a él, le explicó que debido a que ya hacía un mes que habían perdido contacto con el exterior el personal de la base se encontraba frustrado y nervioso.
Marcialmente, le informó que la tensión había ido acumulando desde entonces y que esa tarde, mientras estaba revisando los almacenes, el sargento Aguilar le había anticipado que se estaba fraguando una revuelta.
― Por lo visto, esta misma noche, antes de cenar, una delegación va a acercarse a hablar con usted.
― ¿Y qué quieren? ― contestó.
― La inactividad está haciendo mella en la gente y están pensando en abandonar la base. Quieren volver a sus casas.
― Y yo, joder, y yo. No creerá que esté contento dejando a mi esposa y a mis hijos allá fuera. ¿Quién sabe lo que les ha pasado? ― soltó el militar desmoronándose sobre la mesa.
Ver a un hombre, hecho y derecho, llorando como un niño, sacó de las casillas a Legorreta y sin importarle que pudiese llevarle ante un tribunal, le recriminó su falta de hombría:
― ¡Deje de gimotear! ¡Haga algo! Imponga su autoridad.
― Para usted es fácil decirlo, soy yo quien tiene que soportar las presiones. Con gusto le cedería el mando― respondió secándose las lágrimas con la manga del uniforme: ― ¡Qué cojones puedo hacer! ¡Estamos solos!
― Mande a alguien al gobierno militar de Pamplona para contactar con el alto mando y de esa forma matará dos pájaros de un tiro. Por una parte, tranquilizará a la gente y por otra, sabrá que ocurre.
― Tiene razón ― respondió sacando del cajón una botella casi vacía: ― Llévese los hombres que considere necesarios y déjeme en paz.
― Comandante, ¡soy su segundo! ― protestó al temer que ese incompetente no pudiera mantener el orden en su ausencia.
― Obedezca y váyase, tengo muchas cosas que hacer.
Sabiendo que no podía negarse a cumplir una orden directa, el capitán se despidió y en el patio esperó a que el teniente también saliera del despacho.
Al ver Alvear que le estaba esperando en la puerta, se acercó y fue entonces cuando Legorreta cogiéndole de los hombros le dijo:
― Teniente, como habrá oído, salgo de misión. Sin mí, usted va a ser el encargado de mantener la disciplina del personal. No creo que necesite que sea más explícito.
No hizo falta que dijera nada más para comprender que, aunque se quedara el comandante, en la práctica él sería el jefe y por eso, respondió:
― Señor, le agradezco su confianza.
Esa había sido la última vez que lo había visto y aunque solamente llevaba unas semanas bajo sus órdenes, le echaba de menos.
«Malditas bacterias», musitó mientras rememoraba como se habían dado cuenta que el invisible invasor había logrado atravesar el atlántico y llegar hasta esa apartada serranía en los Pirineos.
Lo primero fue la luz eléctrica.
Un miércoles de madrugada, el cabo de guardia le había despertado porque se había perdido el suministro. Siguiendo el protocolo, habían encendido los transformadores devolviendo el flujo a las instalaciones. Si ya eso era grave, más lo fue comprobar la imposibilidad de comunicarse con el gobierno militar en Pamplona.
El aislamiento del exterior fue el segundo indicio, pero lo que determinó claramente que esas puñeteras habían contaminado la base fue cuando todo empezó a fallar. Lo primero en caer fue todo aquello que estaba al aire libre. Las cámaras y los vehículos estacionados en el patio una mañana dijeron basta, negándose a funcionar. Y al cabo de unas horas, la infección se había adueñado de todo y sus efectos fueron devastadores para la moral del grupo.
Sin calefacción y sin luz eléctrica, el personal civil se intentó amotinar y viendo la inactividad del comandante Ramírez, tuvo que ser Legorreta quien pistola en mano lo parara amenazando con arrestar a los alborotadores.
Saliendo de su ensoñación, Alvear se acercó a la garita donde la soldado Jácome hacía guardia. Mirando a la mujer, meditó en cómo había hecho cambiar la emigración al ejército, puesto que en vez de un español de pura cepa era una ecuatoriana de veinte años la que controlaba en ese instante el perímetro.
― Soldado― la saludó mientras se apiadaba de la muchacha por el frio que tenía que haber pasado durante la noche.
― Sin novedad, mi teniente― contestó, esbozando una sonrisa porque su presencia significaba que su reemplazo venía en camino.
Y con una familiaridad impropia de un oficial, le preguntó:
― ¿Qué tal tu turno?
― Helada, Javier. Tengo congeladas hasta las bragas.
― No seas bruta― contestó mientras le robaba un beso: ― Si quieres, te caliento.
― Estaría bien, pero en cuanto me releven me voy a dormir. Estoy agotada― susurró, encantada de la insinuación.
Aunque ninguno de sus compañeros estaba al tanto, llevaban tres meses saliendo. Esa relación no sería bien vista por sus superiores y ambos lo sabían. Por ello y ocultándose del resto, aprovechaban cualquier momento para darse furtivos besos y algún infrecuente revolcón.
― Te quiero, María― dijo el joven teniente acariciando el pecho de la soldado por encima del uniforme.
― Lo sé, pero vete ya. Están a punto de llegar.
Supo que tenía razón y dándose la vuelta, se fue a desayunar. Al llegar al barracón donde habían trasladado la cocina, se percató nuevamente de cómo había cambiado la vida en el cuartel. Racionando el gas, habían construido una enorme barbacoa y usaban leña recolectada en los bosques circundantes para cocinar y calentar la comida.
El cocinero conocía sus gustos y antes que preguntara, le dio un café:
― Disfrútelo, ¡a este ritmo solo nos queda para dos semanas!
El joven militar supo que ese comentario iba a volverse cada día más frecuente porque, aunque no les faltaría comida por disponer de las raciones de campaña acumuladas en los almacenes, había una serie de productos que terminarían desapareciendo de los anaqueles si no recibían nuevos suministros.
No se había acabado la taza, cuando escuchó un grito proveniente del exterior. Dejándola sobre la mesa, salió corriendo hacia la entrada, al haber reconocido que fue María quien había dado la voz de alarma.
La muchacha había gritado al observar que Legorreta aparecía por el recodo de la carretera, cojeando y sangrando de una pierna. Y contraviniendo las estrictas órdenes, fue a ayudarlo dejando su puesto vacío.
El capitán Legorreta agradeció el apoyo recibido y pasando su brazo por el hombro de la mujer, con gesto de dolor se acercó a la alambrada que bordeaba la instalación. Alambrada donde ya se congregaban todos, buscando respuestas.
El teniente Alvear, al comprobar que venía solo, preguntó por el paradero de los demás soldados.
El herido se negó de plano a responder, primero tenía que informar a su superior:
― ¿El comandante? ― exigió.
― Borracho como siempre ― respondió un cabo, cometiendo una falta de disciplina que, si el herido no llega a tener prisa, le hubiese supuesto un buen rapapolvo.
― ¡Llevadme con él! Prometo que contestaré después todo lo que queráis preguntarme.
Relevando a su amante, Alvear ayudó al capitán a llegar hasta las dependencias donde tenía su oficina Ramírez. El teniente esperó a que nadie oyera para decirle:
― No tengo que ser ningún genio para entender que, si usted ha llegado herido, Aguilar y los otros tres soldados están muertos. ¿No es así?
― Así es, teniente. España se ha ido a la mierda, reina el caos. Fuimos atacados y solo yo pude sobrevivir ― respondió el militar.
Y comprendiendo que ese oficial era el tercero en la escala de mandos, le pidió que lo acompañara a la reunión. Como le habían adelantado, el comandante estaba completamente ebrio. Tirado en el sofá de su oficina, intentó ponerse en pie cuando sus dos subordinados se lo encontraron durmiendo la borrachera.
Ver en ese estado lamentable a su jefe, le descompuso e incapaz de contenerse, cogiéndole de las solapas, le abofeteó:
― Es indigno de su uniforme. Mientras sus hombres morían, usted se ha dedicado a beber.
― ¿Quién ha muerto? ― preguntó con los ojos rojos y la garganta tomada.
― Los cuatro valientes que me acompañaban.
Parcialmente despierto por la gravedad de la noticia, el comandante le exigió que le diera el parte de lo ocurrido, pero para entonces el poco respeto que tenía su subordinado por él había desaparecido y en vez de contestarle, le soltó:
― Desde este momento y ante la ausencia de un superior, considérese arrestado. Desde ahora y hasta que alguna autoridad me confirme en el puesto, asumo el mando de la unidad. Si vuelvo a verle borracho, será llevado al calabozo y lo trataré como reo.
Cayendo de rodillas, el hasta ese momento cabeza indiscutible del fortín rogó que le explicara qué es lo que había pasado y echándose a llorar, le pidió que le dijera si sabía si al menos en Madrid, donde estaba su familia, había orden.
Legorreta, sin compadecerse del pobre individuo, contestó:
― No se ha enterado. Fuera de estos muros, la gente se ha vuelto loca. Es la ley del más bestia, los débiles son el sustento de los fuertes. El canibalismo se ha extendido por doquier. Si ha tenido suerte, su familia estará muerta y si no, pronto lo estará.
Tras lo cual, dando un portazo, lo dejó solo. La pierna le dolía horrores y encima, tenía cosas más importantes de que ocuparse antes que consolar a ese tipejo. Estaba pensando en cómo plantearlo al resto de la tropa, cuando escuchó que el teniente le decía:
― Bien hecho, capitán. Cuente conmigo. Si hay un consejo de guerra, declararé a su favor.
Con amargura, Legorreta miró al cielo antes de contestar:
― Tú tampoco entiendes lo que ha ocurrido. No va a haber un juicio. El ejército, la policía y el estado han desaparecido. ¡Estamos jodidamente solos!
Haciendo uso de una cordura y un sentido común impropio de su edad, Alvear asintió y poniéndose firme, replicó:
― Señor, pues si es así, con mayor razón. Esta gente necesita una autoridad en quien confiar. Nuestras vidas las que dependen de ello. Seguiré sus órdenes hasta el final.
Estaba a punto de agradecerle su fidelidad, cuando un tiro resonó en el campamento. Sabiendo que el disparo provenía de la oficina del comandante, ambos salieron corriendo a ver qué había ocurrido. El teniente fue el primero en llegar, al abrir la puerta del despacho, se encontró los sesos desparramados del oficial.
Tras él, Legorreta le preguntó gritando a su subordinado que cómo era posible. Haciendo verdaderos esfuerzos para no vomitar, Alvear contestó:
― Solo ha certificado lo que ya todo el mundo sabía. Era un cobarde.
― ¡Coño! ¡Qué no es eso! Ese hijo de puta me la trae al pario…. ¿de dónde ha sacado la munición? Se supone que toda es inservible.
Poniendo cara de satisfacción, el joven teniente le informó que, durante su misión y revisando el inventario, había descubierto una partida de balas con vaina de aluminio y que, tras realizar unas pruebas, habían determinado que no se habían visto afectadas por la acción de las bacterias.
― No sabía que existían en el arsenal del ejército. Se supone que, debido a su alto coste, fue desestimada su compra.
― Capitán, llevan almacenadas diez años. Algún politiquillo se habrá lucrado con su adquisición.
Sin creer todavía en su suerte, el militar le preguntó:
― ¿De cuantas disponemos?
― De suficientes, hay al menos diez pallets de ellas.
Para aquel entonces, a raíz de la detonación, todo el personal de la base se había acercado a ver lo ocurrido, por lo que haciendo uso de la palabra el recién llegado informó del fallecimiento del comandante, así como del triste destino de sus compañeros.
Todo el mundo había hecho elucubraciones, pero ninguno de los presentes había imaginado la gravedad de la situación y con un temor casi religioso, esperaron que terminara para sin excepción echarse a llorar por la pérdida de su mundo.
Rodrigo Legorreta, con el alma encogida por el dolor que se reflejaba en sus rostros, aguardó a que se calmaran para decir:
― Como máxima autoridad, declaro la ley marcial. Desde ahora cualquier comportamiento contrario al bienestar de la base será considerado lesa traición y llevará acarreado la pena de muerte o lo que es peor, el destierro. Comprendo que muchos de ustedes tienen familias allá fuera, pero desgraciadamente no se puede hacer nada por ellos. Quien lo desee, puede irse. Se les dotará de provisiones, pero no de armas. Eso se debe en primer lugar a que las necesitaremos en el futuro, pero también a que no podemos permitir que caigan en manos del enemigo.
Aizpiri, un soldado con mujer e hijos en el exterior, se levantó y pidiendo permiso para hablar, preguntó:
― ¿Qué enemigo? No hay constancia de ninguno.
El capitán comprendió que de nada servía contemporizar y tomando aire, contestó:
― Te equivocas. El tendero de la esquina de tu casa, tu cartero e incluso la vecina buenorra del sexto…todos deben ser considerados a priori individuos hostiles― y dirigiéndose a todos, prosiguió: ―Pensad que presos de la desesperación y del afán de supervivencia, se han transformado en bestias. Somos unos privilegiados. Tenemos víveres y sin duda, con el paso del tiempo se correrá la voz y mientras algunos vendrán buscando refugio, otros traerán la violencia. Debemos mantenernos preparados. A los primeros le trataremos como hermanos, pero a los segundos deberemos hacerles frente, provocarles el mayor daño y si es posible, matarlos. Debemos pacificar nuestro entorno, si queremos un futuro para nuestros hijos.
― Capitán, con el máximo de los respetos, mis hijos están allí fuera y desde ahora le pido permiso para marchar.
― No es mi deseo el que lo hagas, pero he prometido a quien quiera dejar la base que se vaya. Piensa que desgraciadamente los viejos, las mujeres y los niños habrán sido los primeros en morir. Fuera de estos muros, hay anarquía. Dentro, hay futuro. Somos casi cien personas y aunque hay una clara desproporción de hombres, desde este momento, somos un pueblo soberano y como tal, defenderemos nuestra vida.
Dando por terminada la asamblea, llamó a un lado al teniente y en voz baja, le ordenó que después de limpiar los restos del comandante le diese sepultura sin honores.
Alvear, poniéndose manos a la obra, mandó a unos soldados que todavía no habían vuelto a sus puestos a hacerlo y volviendo junto a su superior, le dijo:
― Mi capitán, tiene que ir a la enfermería. Su pierna necesita cuidados. No podemos permitirnos perderle.
― Tienes razón― y apoyándose en sus brazos, dejó que le llevase hasta los servicios médicos.
La doctora del campamento al comprender hacia donde se dirigían, se les unió. Abriéndoles camino, ayudó a Alvear y demostrando una profesionalidad extraña en ese caos, limpió y cosió la herida del capitán sin mostrar la procesión que sin duda llevaba en el interior.
Observando el desempeño de la mujer, el capitán, decidió que tenía que evitar que se fuera, su puesto era vital y por eso al terminar, le preguntó:
― ¿Cómo se llama usted?
― Blanca, mi capitán.
― ¿Me permite tutearle? ― al asentir con la cabeza, envalentonado, prosiguió con el peculiar interrogatorio: ― ¿Estás casada?
La pregunta le pilló desprevenida. Sin saber a qué atenerse y con el rubor decorando sus mejillas, le contestó que divorciada.
― ¿Hijos?
Irritada al ser objeto de un cuestionario tan íntimo, mirándole a los ojos, la mujer contestó todavía no se lo había planteado y que le parecía una vergüenza que, viendo la situación, se tomara esas libertades.
Rodrigo Legorreta soltó una carcajada al advertir que le había malinterpretado y que había creído que tenía un interés personal en ella. Mascullando una disculpa, se explicó tuteándola por primera vez:
― Perdona, no era mi intención molestarte. Como podrás comprender debo velar por el bien de la base y quiero asegurarme de que te quedas. Necesito un médico, no una mujer, a mi lado ― creyó vislumbrar un reproche en los ojos de la sanitaria, pero obviando su significado, insistió: ― ¿Tienes pensado marcharte?
― ¡No estoy loca! Sé por su expediente que formaba parte de un cuerpo de operaciones especiales y si un miembro de élite del ejército las ha pasado canutas para sobrevivir, sería una insensatez pensar que yo podría hacerlo.
― Bien, pues no se hable más. Necesito para esta misma tarde un completo inventario de las medicinas y demás equipo del que dispones.
― Ya lo tengo― respondió la mujer: ― Si quiere puedo darle una copia inmediatamente. Soy médico, pero ante todo militar y por eso nada más contarme Isabel la conversación que mantuvo con usted, comprendí que iban a necesitarlo. Es mi deber decirle que intenté exponerle al comandante las necesidades, pero nunca tuvo tiempo de recibirme.
― Yo si tengo, así que empieza― contestó acomodándose en la silla…