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Relato erótico:”Me llamo Rebeca. Soy una puta, casada e infiel” (POR GOLFO)

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cuñada portada3
Esa noche maldita estaba de copas mientras mi marido se había ido a ver el fútbol con unos colegas. Sin títuloQuizás por eso, me sentía sola a pesar de estar con unas amigas. Cabreada por llevar casi una semana sin follar, miré a mi alrededor, mientras soñaba inconscientemente en vengarme de mi hombre por preferir a 22 tíos corriendo detrás de una pelota a mí. Nunca le había sido infiel pero en ese momento pensé que no me importaría echarme en brazos de un desconocido.
Justo en ese momento, decidí ir a por una cerveza y mientras me acercaba a la barra, descubrí que el único sitio libre estaba junto a un hombre alto, bastante mayor pero que curiosamente me miraba sonriendo.
Os confieso que me pareció conocido pero no caía en quién era y por ello cometí la tontería de decirle hola.
-Hola preciosa, te estaba esperando- contestó con una voz gruesa y varonil que contra mi voluntad, me puso los pezones como escarpias.
-¿Nos conocemos?- respondí alucinada mientras entre mis piernas comenzaba a arder un pequeño incendio.
El tipo en cuestión, soltando una carcajada, respondió dejando caer su mano entre mis muslos:
-Todavía no, pero si no me equivoco esta noche nos vamos a conocer profundamente.
En cualquier otro momento, le hubiese cruzado la cara con un bofetón por insinuarse de esa forma pero esa noche algo me lo impidió y más excitada de lo que nunca reconoceré a alguien contesté:
-Estoy casada.
Esa confesión pareció no importar al desconocido y llamando al camarero, le pidió dos whiskies. Impactada por mi reacción y mientras notaba como su mano acariciaba sin reparo mi pierna, solo pude murmurar que me apetecía una cerveza.
-Conmigo, beberás lo que yo diga- respondió usando una autoridad que me resultó atrayente.
Callada y muerta de vergüenza, me quedé sentada temiendo que alguna de mis amigas se percatara del modo en que ese tipo me estaba metiendo mano.
«¡Que voy a decir!», pensaba al tiempo que se iba acrecentando la hoguera que amenazaba achicharrar mi sexo.
Lo peor fue notar justo cuando el empleado me ponía la copa, un dedo recorriendo la tela del coqueto tanga que me había puesto y sin ser capaz de protestar, solo atiné a beber un sorbo, quizás deseando que eso apaciguara lo que estaba sintiendo.
Desgraciadamente para mí, ese sujeto sabía que ocurría en mi cuerpo y acercando su boca a mi oído, comentó:
-Abre tus piernas.
«¿Qué estoy haciendo?», me pregunté en el interior de mi mente mientras obedeciendo separaba las rodillas, aun sabiendo que eso le iba a dar un mejor acceso a mi encharcado coño.
Mi inesperado amante aprovechó mi entrega para introducir una yema debajo de mis bragas y sin importarle la presencia del resto de la gente, empezó a masturbarme. Un gemido me salió de dentro confirmando mi disposición a ser manoseada por ese misterioso hombre y tratando de tapar lo que ocurría debajo de la falda, puse mi bolso encima.
-Por favor, pueden vernos- casi sollozando, murmuré.
-Me da igual- respondió dejando entrever su carácter dominante.
No supe en ese momento que fue lo que me empujo a permanecer ahí, si las ganas de vengarte de mi marido o la calentura que ya me envolvía, lo cierto es que con la respiración entrecortada, le imploré que se diera prisa.
-Acompáñame- contestó y dejando su silla, ante mi desconcierto, ese maduro se dirigió al baño sin mirar hacia atrás.
«¿Qué coño se creé? Me está tratando como una puta», mascullé indignada sin darme cuenta que respondiendo a su llamada, me levantaba y corría tras él.
Justo cuando estaba a punto de entrar, la cordura me hizo dudar pero ya era tarde porque cogiéndome de la cintura, sentí como ese desconocido me lanzaba dentro y cerraba la puerta.
-¿Qué haces?- por primera vez, muerta de miedo, protesté.
Sonriendo, el maduro contestó:
-Voy a follarte.
Nada más escuchar su afirmación, comprendí que era cierto pero nunca me esperé que sin dirigirme la palabra, ese maldito me diera la vuelta, me subiera la falda y bajándome las bragas, de un solo empellón, me penetrara.
-Dios- conseguí decir mientras todo mi ser temblaba de placer al sentir mi conducto hollado por un pene que ni siquiera había visto ni tocado y para colmo, de cuyo dueño desconocía hasta el nombre. Lo que si sabía es que lo tenía enorme por la forma en que una y otra vez, ese tipo machacó mi coño.
Con treinta años, casada y con varios novios en mi haber, comprendí que me habías encontrado con un verdadero portento cuando todas mis neuronas comenzaron a vibrar y olvidando que me podían oír fuera, le empecé a gritar que no parara.
-No pienso hacerlo- escuché que respondía mientras mi cuerpo era zarandeado con violencia y mi cara era aplastada contra los azulejos del baño.
La rudeza con la que la verga de ese sujeto campeaba en el interior de mi chocho me tenía tan excitada como confundida. Nunca jamás nadie me había usado de esa forma, se podía decir que ese capullo me estaba violando y a pesar de que lo lógico hubiera sido que hubiese intentado huir, todo mi ser deseaba que no terminara ese suplicio.
«¡Qué asco me doy! ¡No me pudo creer que lo esté gozando!», sollocé en mi mente mientras mi cuerpo disfrutaba.
En mitad de ese placentero suplicio, mi amante afianzó su ataque cogiéndome de los pechos. Al sentir sus garras clavándose en mis tetas mientras su pene destrozaba mi cordura a base de fieras embestidas, me llevó a un estado de lujuria sin igual:
-Cabrón, ¡me estás volviendo loca!- alcancé a decir totalmente entregada. Jamás había experimentado algo igual, el placer de ser tomada en ese lugar, la humillación de haberme entregado a un tipo anónimo y la destreza con la que me estaba follando, hicieron que mi coño pidiera más.
-Todavía no he terminado- contestó “mi agresor” al oír mi suplica y pellizcando duramente uno de mis pezones, me exigió que me moviera.
Obedeciendo, bombeé mis caderas hacia adelante y hacia atrás siguiendo el ritmo de la dura verga que me hoyaba mi sexo. Mi nuevo entusiasmo le pareció poco y mostrándome su disgusto con un azote sobre una de mis nalgas, ese cerdo me obligó a incrementar mi bamboleo.
-Me vas a romper- chillé al sentir su pene golpeando contra la pared de mi vagina.
Para entonces todo mi mundo estaba concentrado en lo que ocurría dentro de mi coño y en el violento asalto al que estaba sometido y por eso no me importó que ese maldito estuviera castigando mi culo con duros manotazos. Es más cada uno de esos golpes incrementaron el placer que sentía y sin poder hacer nada por evitarlo, me corrí cuando sin avisar experimenté que mi conducto se llenaba de su semen.
-No te corras adentro- protesté sin dejar de moverme.
Nada pude hacer por evitarlo. Mientras todo mi cuerpo era sacudido por ese cúmulo de sensaciones, ese maduro me sujetó de la cintura y me obligó a ser receptáculo de su simiente.
-¡Por favor! – supliqué al recordar que no estaba tomando la píldora y que podía quedarme embarazada.
Obviando mi sufrimiento, el desconocido vació sus huevos en mi interior con decisión. Solo cuando se sintió satisfecho, sacó su verga y buscando mi completa humillación, la puso frente a mi boca y soltando una carcajada, me ordenó:
-Límpiamela.
Como un zombi sin voluntad, saqué mi lengua y comencé a lamer ese enorme tronco con un fervor que me dejó aún más consternada porque, no en vano, me percaté que seguía excitada y que en lo único que podía pensar era en que volver a sentir ese pene incrustado dentro de mi chocho.
El inexpresivo sujeto advirtió el fuego que me estaba consumiendo al notar que me estaba excediendo y que en vez de estar limpiando de mis restos su verga lo que realmente estaba haciendo era mamársela. Haciéndome saber que me consideraba una guarra, se guardó la polla y cerrando su bragueta, murmuró:
-Me apetece una copa- tras lo cual salió del baño dejándome todavía más despreciada.
Vejada, ofendida, desdeñada, avergonzada… todo apelativo era poco para definir mi estado. Roja como un tomate y casi llorando, volví a la mesa donde mis amigas seguían sentadas. Afortunadamente, ninguna me había echado de menos porque la verdad no sé si hubiese podido aguantar un interrogatorio.
«Soy una puta barata», pensé de mí al sentir el esperma del maduro discurriendo por mis muslos, «¿cómo es posible que lo haya permitido».
Sin respuesta que explicase mi actitud, me sorprendí buscando entre la gente al cincuentón.
«Vete a casa, ¡no vayas a hacer una tontería!», mi conciencia me aconsejaba pero negándome a hacerla caso, me quedé como anclada a mi silla al ver que el desconocido estaba pagando su cuenta.
Como perra sin dueño, me lo quedé mirando deseando que me hiciera una seña para que lo acompañara, aunque eso significara mi perdición. Lo más humillante de todo es reconoceros que durante el par de minutos que tardó en vaciar su copa, estaba sufriendo pensando en que me dejaría tirada.
Por eso cuando, pasando por mi lado, ese cabrón me susurró al oído que le acompañara, pegué un grito de alegría y sin ponerme a pensar en que dirían mis conocidas, agarré mi bolso y le seguí.
-¿Dónde vamos?- pregunté al pisar la calle.
-A seguir follando- fue su lacónica respuesta mientras me empujaba dentro de su coche.
Ni siquiera en ese momento recapacité en lo que estaba haciendo y con todas mis hormonas en ebullición, esperé callada en mi asiento mientras ese hombre me llevaba a un destino desconocido.
Lo creáis o no, en mi mente solo había un pensamiento:
“Estaba emocionada con su promesa que me iba a follar”.
Durante todo el trayecto, el silencio se adueñó del vehículo pero eso lejos de enfriar mi calentura, la exacerbó porque sin otra cosa que hacer me puse a pensar en lo que se avecinaba y en las sorpresas que me depararía ese maduro.
Por mi imaginación y como si fuera una película, pasaron diferentes opciones en las que me dejaba usar por él. En unas, me vi cautiva, sometida y violada, mientras en otras yo llevaba la voz cantante y usando el trabuco que ese tipo tenía entre sus piernas, satisfacía hasta la última de mis fantasías.
«No tardaré en saber», medité al oír que me decía que estábamos a punto de llegar. Curiosamente en ese instante, me entraron las dudas sobre cómo reaccionaría mi amante al verme desnuda y empecé a temer que no le gustara mis gordas tetas o que le repeliera observar mi sexo totalmente depilado.
«A lo mejor le parezco una guarra», dudé, «las mujeres de su generación suelen llevar el chocho poblado de pelos».
Pero entonces ese tema pasó a un segundo plano al ver que ponía el intermitente y aparcaba al lado de un edificio que conocía a la perfección.
-¿Qué hacemos en mi casa?- pregunté indignada creyendo que había sido burlada por ese maduro y temiendo que actuara en connivencia con mi marido.
-También es la mía- respondió cerrando mi boca con sus labios mientras una de sus manos se hundía entre mis piernas.
La angustia se mezcló con el morbo de saber que ese sujeto era mi vecino y actuando como hembra en celo, dejé que sus yemas torturaran mi clítoris mientras se reía diciendo:
-Siempre tuve ganas de follarme a la pelirroja del cuarto.
La lógica me decía que saliera de allí sin mirar atrás pero lo que realmente ocurrió fue que mis pezones se me pusieron duros como piedras al oírle. Os parecerá ridículo pero saberme deseada por él, me puso como una moto y dejándome llevar, como una energúmena tanteé el bulto de su entrepierna. No me costó comprender que era mucho más grande que el de mi marido y soñando con el placer que con semejante aparato me podía dar ese maduro, quise un anticipo por lo que intenté bajar su bragueta.
-Quieta ¡puta!- me gritó –Aquí ¡mando yo!
Ese insulto me dejó paralizada y cachonda. El sujeto comprendió mi estado y sacándome casi a rastras de su coche, antes que me diera cuenta me encontré dentro del ascensor de mi edificio.
Una vez allí, sin importarle que alguien pudiera vernos, me ordenó que le hiciera una mamada. Mi calentura era tal que no dudé en obedecer y al ver que se cerraba la puerta, me arrodillé frente a él.
-Date prisa, no tengo toda la noche- dijo sacando la polla de su pantalón.
Tras la sorpresa inicial, cogí su pene entre mis manos y al comprobar que era todavía más enorme de lo que me había imaginado, conseguí murmurar antes de llevar mi boca ese trabuco:
-Es enorme.
Mis palabras le hicieron gracia y mientras seguía calibrando su tamaño, soltando una carcajada insistió en que empezara dejando caer sus pantalones al suelo del ascensor.
Poseída por el morbo que me daba hacérselo en ese lugar, restregué mi cara sobre su polla y agarrándola entre mis manos, comencé a besuquearla sin apartar la mirada de sus ojos.
-Pareces una actriz porno en vez de una mujer casada- susurró el muy cabrón al notar que empezaba a lamer su extensión.
Muerta de vergüenza, noté que mi coño se humedecía y no queriendo alargar el momento, no fuera a llegar otro vecino, sin dilación engullí ese maravilloso falo hasta topar con sus huevos. Confieso que para entonces me sentía una puta y eso me calentó tanto que deseé demostrarle que no se había equivocado al suponer que además de infiel era una consumada devoradora de pollas.
-Se la mamas a todo el que te lo pide o solo al cornudo de tu marido- murmuró satisfecho al comprobar que sin que me lo tuviera que pedir, le estaba comiendo los huevos.
Sacando su verga de mi boquita y mientras le hacía una paja, contesté:
-Solo al cornudo.
Su carcajada resonó en el estrecho habitáculo mientras con sus manos me obligaba a embutir por completo su pene hasta el fondo de mi garganta.
«¡Me encanta!», alcancé a pensar cuando presionando mi cabeza hacia adelante y hacia atrás, empezó a follar mi boca cada vez más rápido.
La sensación de sentirme un coño de alquiler me hizo soñar con ser, aunque fuera por una noche, su sumisa y deseando que se hiciera realidad, aceleré mi mamada mientras fantaseaba con ese carnoso capullo deslizándose por mis tetas. Mi vecino pareció leer mi pensamiento porque llevando sus dedos hasta uno de mis pechos, pellizcó mi pezón.
-Uhmmm- sollocé presa del deseo- ¡déjame hacerte una cubana!
El sujeto escuchó mi ruego y asumiendo que podía dar un paso más en mi conversión en puta, me levantó del suelo y girándome, usó su corbata para vendar mis ojos mientras susurraba en mi oído que esa noche me iba a hacer conocer otra clase de sexo.
Su tono provocó que mi coño terminara de anegarse y sintiendo como mi flujo rezumaba de mi cueva, desbordándose por mis muslos, a ciegas dejé que me condujera fuera del ascensor. Sin saber que se proponía ese maduro, permití sumisamente que me llevara por el pasillo hasta que el ruido de unas llaves me hizo saber que estaba abriendo su casa.
«Estoy loca», pensé al sentir que me cogía en sus brazos y que violentamente me depositaba sobre una cama.
A pesar de ese duro trato, no dije nada cuando sentí que me ataba las muñecas al cabecero porque bastante tenía con tratar de no chillar que me follara como a una guarra. Tampoco me quejé cuando ese sujeto inmovilizó mis tobillos, dejándome con las piernas abiertas sobre el colchón.
Sentirme indefensa acrecentó mi calentura y sin necesidad que me tocara, me corrí al escuchar su profunda voz decir:
-Solo una puta como tú lleva el coño depilado.
La vergüenza que sentí con ese imprevisto orgasmo se volvió angustia cuando sin pedirme opinión, colocó sobre mi boca una mordaza. Viéndome incapaz de quejarme pero sobre todo al ser consciente que era imposible cualquier huida, por primera vez, me arrepentí de haber aceptado su compañía.
Estaba temblando de miedo cuando de pronto noté que un objeto grueso y frio se introducía en mi coño. Todavía no me había hecho a la idea de tener ese objeto dentro de mí y por ello intenté repeler otra nueva agresión, al sentir mi ojete se vio violentado por otro artefacto.
-Tranquila putita, ahora los enciendo- escuché que me decía muerto de risa. Segundos después cumplió su amenaza y mis dos agujeros se vieron zarandeados por la intensa vibración de esos dos consoladores a pleno rendimiento.
«Esto me ocurre por infiel», sollocé aterrorizada temiendo por mi vida.
Reconozco que me terminé de asustar cuando escuché que salía de la habitación, dejándome sola a expensas de las dos pollas de plástico que vibraban sin parar en mi interior.
«Tranquilízate, solo está jugando contigo», me repetí una y otra vez mientras se incrementaba mi nerviosismo.
El sonido de esos aparatos fue mi única compañía durante largos minutos. Contra mi voluntad, poco a poco la acción de ellos en mi sexo y en mi trasero me llevó a un estado de excitación tan grande como mi miedo.
«Me voy a correr», comprendí al notar que mis caderas tomaban vida y se empezaban a mover siguiendo el estímulo de esa maquinaria. Tal y como preví, no tardé en sentir mi cuerpo colapsando y llorando deseé que ese maldito volviera y me follara.
Justo cuando todas las neuronas de mi cerebro estaban disfrutando de un prolongado clímax, sentí que alguien volvía al cuarto. El placer que sentía junto con el pavor que me paralizaba al no saber qué era lo que iba a hacerme, me hicieron suplicar mentalmente que ese suplicio terminara.
Desgraciadamente, comprendí que mi captor tenía otros planes cuando sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo, sentí su lengua recorriendo los bordes de mis pezones.
Sé que no tuvo sentido pero al experimentar esa húmeda caricia sobre mis pechos, me tranquilicé y comencé a disfrutar de ese asalto con una pasión desaforada.
«¡Qué gozada!», exclamé en silencio cuando sin dejarme de mamar, ese maldito empezó a recorrer mi cuerpo con sus manos.
Aunque era consciente que era inmoral, sentí un latigazo en mi entrepierna al notar esa caricia. La forma tan sensual con la que me pellizcó mis areolas, asoló mis defensas y convencida que no podía más que dejarme llevar suspiré totalmente cachonda al sentir su lengua recorriendo los bordes de mis pechos mientras sus manos bajaban por mi espalda.
La temperatura de mi cuerpo subía por momentos. Ese tipejo me tenía al rojo vivo y por ello creí morir al sentir que sus dedos se hacían fuerte en mi trasero.
«¡Diós!», gemí en silencio al saber que si seguía con esas caricias iba a correrme: «No quiero» pensé temiendo que mi cabeza sería incapaz de pensar con claridad, si seguía tocándome.
Fue entonces cuando ese siniestro amante mordió mi oreja y bajando sus labios por mi cuello, lo recorrió lentamente. Os reconozco que me estremecí cuando mientras una de sus manos había vuelto a apoderarse de mi pecho y lo acariciaba rozándolo con sus yemas, la otra comenzaba a sacar y a meter el consolador que tenía en mi coño.
Mi captor comprendió que me tenía en sus manos al observar cómo mi cuerpo se movía al ritmo con el que machacaba mi coño y apiadándose de mí, me quitó la mordaza.
-Cabrón- susurré sin quejarme, agradecida que me hubiese liberado.
El sujeto castigó mi insulto mordiéndome los labios y pellizcando mi pezón. Reconozco que incrementó mi deseo y comportándome como una cerda en celo, me corrí sobre las sabanas mientras le imploraba que me hiciera suya.
– ¡No aguanto más!- exclamé al sentir noté una mano bajando por mi estómago mientras la otra me acariciaba las piernas.
Traté de evitar que siguiera por ese camino juntando mis rodillas pero ese maldito lo evitó dando un fuerte manotazo en el interior de mis muslos.
-Uhmm- sollocé indefensa mientras las abría de par en par y dándole entrada, temblé de placer mientras sentía a mi vecino separando con sus yemas los pliegues de mi sexo.
Al escuchar mi suspiro, debió de comprender que era incapaz de negarme a cualquier ataque por su parte y por ello comenzó torturar mi clítoris mientras retiraba el consolador de mi chocho.
Completamente entregada, intenté morderle como un último intento de evitar que retirara ese artefacto que estaba haciéndome disfrutar pero entonces ese cabronazo, deslizándose por mi cuerpo, me besó los bordes de mis pliegues.
-Fóllame- grité al notar que volvía a recoger mi botón entre sus dedos.
Haciendo caso omiso a mi petición, hundiendo su cara entre mis muslos, se dejó de prolegómenos y sacando su lengua, se puso a lamer y a morder mi indefenso coñito con una tranquilidad que me dejó pasmada. Completamente excitada, comprendí que no podría seguir aguantando mucho más. Al borde del colapso, moví mis caderas deseando que me tomara. El debió notar mi urgencia y acelerando el ritmo de su boca, me llevó desbocada hacia mi enésimo orgasmo.
-Úsame- aullé avergonzada mientras trataba de controlar mis convulsiones agarrándome a las ataduras que mantenían presas mis muñecas contra el cabecero de la cama.
A modo de respuesta, mi odioso vecino metió con suavidad dos dedos en mi coño, provocando un nuevo suspiro y sin dejarme que me acostumbrara a ese nuevo asalto comenzó a follar mi culo con el consolador que todavía mantenía en mi ojete.
-¡Necesito que me folles!- conseguí gritar antes de verme nuevamente inmersa en el placer.
Una dulce carcajada llegó a mis oídos. Todos los vellos de mi cuerpo se erizaron al darme cuenta que era la risa de una mujer y temblando de vergüenza comprendí que de alguna manera mi vecino me había vendido. Incrementando mi turbación, me quitó la venda de mis ojos y descubrí que la zorra que me había estado acariciando era casi una niña.
-¡Suéltame! ¡Puta! ¡No soy lesbiana!- sollocé mientras intentaba infructuosamente desprenderme de los grilletes que me tenían maniatada.
La desconocida, con una sonrisa en sus labios, me susurró:
-Antes de saber quién era, ¡no te quejabas!
Mi desconsuelo se magnificó al saber que era cierto pero lo que realmente me dejó paralizada fue darme cuenta que en ese momento y aunque no quisiera reconocerlo, la humedad de mi entrepierna me estaba traicionando al estar todavía cachonda. Incapaz de huir, la vi incorporarse y coger un arnés de un cajón.
-¡Hija de perra! ¡Ni se te ocurra!- chillé aterrorizada al ver que con estudiada lentitud, se lo colocaba en la cintura.
Mis quejas no tuvieron efecto en la muchacha, la cual con un extraño brillo en sus ojos, colocó la punta de ese enorme glande en la entrada de mi cueva mientras susurraba en mi oído:
-¡Qué ganas tengo de follarte!
Su amenaza no tardó en hacerse realidad y con un movimiento de sus caderas, forzó mi entrada de un modo tan lento que pude sentir el paso de toda la piel de su tranca rozando mis adoloridos labios mientras me llenaba.
-¡Maldita!- aullé con la respiración entrecortada cuando ese pene de plástico chocó con la pared de mi vagina.
Ese insulto fue tomado por esa rubia como el banderazo de salida y acelerando el ritmo de sus embestidas, convirtió mi coño en un frontón. Sabiéndome expuesta y violada, sollocé humillada al saberme dominada por el placer. La mujer, asumiendo que no podía hacer nada por evitarlo, siguió apuñalando mi interior con su estoque.
-Sigue, zorra. ¡Sigue follándome!- grité declarando de ese modo mi claudicación al sentir que todas las células de mi cuerpo estaban a punto de colapsar.
La cría se rio al escuchar mi petición y actuando como jinete aventajado, montó mi cuerpo con renovada pasión mientras usaba mis pechos como agarre. Al sentir sus garras en mis tetas, no pude aguantar más y cual ganado al ser sacrificado por el carnicero, me corrí chillando. Mi orgasmo fue brutal, nunca en mi vida había sentido algo tan desgarrador y por ello creo que perdí el conocimiento.
Y digo creo, porque de pronto me vi sin ataduras sobre las sábanas. Mi sorpresa se incrementó al descubrir que estaba sola en la habitación. Avergonzada recogí mi ropa y me vestí dándome toda la prisa que pude, temiendo que mi vecino o la puta que me acababa de violar volvieran.
Al salir del cuarto, encontré en el salón al maduro tomando una copa mientras la rubia le hacía una mamada. Desgraciadamente, ese maldito me descubrió mientras intentaba escurrir el bulto.
-Putita, espero que hayas disfrutado- comentó sin hacer ningún intento por evitar mi huida y justo cuando salía por la puerta, escuché que me decía:- Mañana cuando se vaya tu marido a trabajar, ¡te quiero aquí!
No pude contestar y escapé casi llorando. Ya en el descansillo, traté de analizar las razones que me habían llevado a serle infiel a mi marido de ese modo pero me fue imposible porque no en vano esa noche me había sometido a un pervertido, me había violado la zorra con la que vivía y para colmo, ¡me había gustado!
Las lágrimas que en ese momento poblaban mis ojos ratificaron mi vergüenza al saber que aunque no quisiese reconocerlo al día siguiente, ¡volvería irremediablemente a entregarme a esa pareja!

 

Relato erótico: “Mi cuñada, además de princesa, resultó muy puta 8” (POR GOLFO)

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CAPÍTULO 11

La llegada a la capital de Samoya fue en olor de multitudes. Como única aspirante al trono, el pueblo se lanzó a las calles reconociéndola como su reina y el gobierno no pudo más que aceptarlo como un hecho consumado, organizando su entrada triunfal al país como si de la coronación se tratase.
Obviando su antigua enemistad, el general Kim nos recibió en las escaleras del avión y dando muestra de una hipocresía sin igual, se arrodilló al ver que Sovann salía por la puerta.
-Lo difícil que le debe resultar a ese malnacido postrarse ante mí – susurró en mi oído mi cuñada mientras bajábamos.
Una vez en suelo samoyano, Sovann alargó su mano para que el militar se la besara y a este le quedó más remedio que demostrar su lealtad haciendo una genuflexión y acercándosela a los labios mientras le decía:
-Mi reina.
-Presidente Kim.
Lo que nadie me había avisado era del papel que ese día me reservaba y menos que en ese preciso instante, el tipo se arrodillara también a mis pies, diciendo:
-Príncipe Manuel, es un honor recibirlo en su nueva patria. Quiero que sepa que todos vemos en usted al creador de una nueva estirpe de reyes.
Mi cuñada y futura esposa no hizo caso a ese velado insulto ya que al ensalzar mi figura la estaba minusvalorando en cierta forma. Es más saltándose el protocolo, cogió al militar del brazo y junto a él entró en la primera limusina, dejando la segunda para que yo fuera con la única compañía de Loung.
-¿Crees que es prudente que vaya con ese cerdo?- pregunté a la secretaria.
-Su prometida lo ha querido así para poder negociar con él sin ningún intermediario.
La multitud que nos encontramos camino a palacio tenía tantas ganas de aclamar a Sovann que un trayecto de treinta minutos se convirtió en dos horas. Dos horas en las que tuve que permanecer de pie saludando y besando a cuanto mocoso me llevaron.
Sinceramente he de decir que llegué agotado y por eso tardé en reconocer la expresión de disgusto en la cara de mi cuñada.
-¿Qué ha pasado?- quise saber anticipando problemas.
-He conseguido que me ceda el poder pero he tenido que ceder en una minucia.
Supe por su rostro cenizo que ese cabrón se la ha jugado y que contra su voluntad, le había sacado algo importante y no una insignificancia.
-¿De qué se trata?- insistí al ver que Sovann era reacia a informar.
Muerta de vergüenza, contestó:
-Sé que tanto tú como Loung os vais a enfadar pero no he tenido más remedio que transigir si quería que Kim accediera a exiliarse sin crear problemas.
Al verla tan desolada, creí que estaba cancelando nuestra boda y no queriendo profundizar su dolor, decidí facilitar las cosas diciendo:
-Si tienes que casarte con otro, hazlo y cuando seas reina ya veremos cómo solucionarlo.
-No es eso- respondió- el consejo de ancianos se ha reunido y tras muchas discusiones han llegado a un consenso que satisface a las dos partes en litigio…
-Se clara y dime que han decidido- exigí cansado de tanto circunloquio.
Con el corazón en un puño, respondió:
-Ha accedido a nombrar a Loung protectora del reino pero para tranquilizar a los militares quieren también deberás hacerte cargo de Kanya Anand.
-¿Me estás diciendo que seremos cuatro? ¿Tú, yo y dos protectoras? …. sí es así me puedes explicar en primer lugar ¿quién es esa? Y en segundo, porque dices que tengo que hacerme cargo, no somos tú y yo.
Incapaz de mantenerme la mirada, contestó:
-Mi país es profundamente machista y aunque vayas a ser el rey consorte, consideran que el bienestar de las dos será una responsabilidad exclusivamente tuya.
-No me has contestado, ¿quién es esa muchacha? ¿Una noble?
Tuvo que ser Loung, acabada de llegar, la que con un enorme cabreo me lo aclarara:
-¡Qué va! Es la hija del general y según dicen, su ojito derecho.
-¡Me niego! No pienso meter en mi cama a alguien relacionado con ese malnacido- contesté porque no en vano sospechaba que ese militar había tenido mucho que ver con la muerte de mi hermano.
Al ver que me cerraba en banda e intentando hacer que recapacitara, su viuda me soltó:
-Amor, no nos queda otra que aceptar o nunca accederé al trono- siendo un argumento de peso cuando realmente me convenció fue al decir: – y piensa que siempre podrías hacerle la vida imposible.
-De acuerdo, ¡ese hijo de perra no sabe dónde manda a su retoño!- exclamé mientras entraba en Palacio.
Aunque siempre me había considerado un hombre tranquilo, os he de decir que en ese momento me podían las ganas de venganza y por ello no mostré mi disgusto cuando el general me abrazó cerrando con ello el acuerdo sino todo lo contrario, luciendo mi mejor sonrisa, contesté:
-Estoy encantado con la idea de compartir con Kanya mi vida y así garantizar el futuro de Samoya.
La rapidez con la que había claudicado debería haber puesto en alerta al militar pero el capullo demostrando nuevamente su ausencia de humanidad así como sus faltas de escrúpulos, contestó:
-Príncipe, no tiene que disimular conmigo. Solo espero que haga honor a su palabra y la embarace. Mi hija sabe lo que le espera y no se hace ilusiones de hallar en usted un marido.
-Si tan claro lo tiene porque la obliga a unirse a un hombre cuya única obligación es preñarla- conteniendo mi odio repliqué.
Fue entonces cuando Kim se quitó la careta y siendo sincero me soltó:
-Kanya es consciente que dando un heredero a Samoya con ello garantiza mi vida. Ni siquiera la reina se atrevería a pedir la cabeza del abuelo de un miembro de la familia real.
«Menudo cabronazo, no le tiembla el pulso de sacrificar a su propio retoño si con ello consigue salvar su culo», medité indignado.
A punto de explotar, preferí separarme de él e ir al encuentro de Loung. Mi intención no era otra más que saber cómo había digerido esa noticia ya que era la más perjudicada con ese trato.
-¿Cómo estás?- pregunté.
La morenita respondió:
-¡Engañada! Me había hecho ilusiones al conocer que gracias a esa vieja norma dinástica se me permitiría ser tuya sin tener que compartir tus caricias con nadie que no fuera la reina y ahora sé que incluso en la que sería mi noche, voy a tener que aceptar la presencia de esa mojigata.
El modo con el que habló de su rival me hizo comprender que la conocía y por ello directamente pedí que me dijera lo que sabía de ella.
-Te será difícil tener una conversación con ella. Apenas habla y cuando no está estudiando, se la pasa rezando en algún templo.
-¿Tan religiosa es?- pregunté porque no me cuadraba que el general la hubiese educado así.
-Iba para monja. Se decía que quería entrar en un monasterio.
«¡Mierda! ¡Es una santurrona!», pensé comprender que dadas su personalidad y sus creencias suficiente castigo era tener que entregarse físicamente a un hombre, puesto que en el budismo se exigía la virginidad a las mujeres que quisiesen entrar a formar parte de la casta sacerdotal.
Tratando de aclarar mis ideas sobre ese asunto, comenté la humillación que para ella sería lo que su viejo había acordado para ella.
-Imagínate- Loung contestó: – aunque sea legal y aceptado por la sociedad, seremos solo tus concubinas… yo al menos tendré el consuelo de amarte pero Kanya no. Para ella será una tragedia personal.
Que Loung y esa desconocida sufrieran las consecuencias de ese trato mientras el general salía impune de sus fechorías me terminó de cabrear y sabiéndome una marioneta del destino, quise que me explicara cuando tendría lugar no solo la coronación de Sovann sino también el nombramiento de ellas como protectoras del reino y mi boda.
Luciendo una vanidad que no había lucido con anterioridad, respondió:
-El nombramiento ya ha sido. ¡Estás frente a una protectora del reino! Formalmente solo falta que nos tomes tras la cena de esta noche para que sea oficial. La boda y la coronación será en un mismo acto tal y como estaba previsto el jueves en el templo real.
-¿Me estás diciendo que ni siquiera le van a dar tiempo a conocerme antes de meterla en mi cama?
Muerta de risa y en plan malvado, replicó:
-Ni falta que hace, técnicamente es un vientre al que tienes que inseminar ¡por el bien de Samoya!
No me había repuesto todavía de la noticia de la existencia de una segunda protectora y que la afortunada era la hija del general cuando Sovann llegó ante mí y me pidió que entráramos al Palacio. Os juro que aunque había oído hablar del lujo oriental, nunca me había imaginado la magnificencia de las diferentes salas por las que cruce del brazo de la futura reina.
La profusa decoración sus paredes y la calidad de sus alfombras eran tan apabullantes que temí verme víctima del síndrome que aquejó al escritor Stendhal cuando visitó Florencia.
-Es alucinante- susurré al oído a mi prometida mientras con mi corazón palpitando a mil por hora admiraba su belleza.
Sovann, henchida de orgullo, contestó:
-Es el legado de mis ancestros que debo de mantener y dejar a nuestros hijos.
Esa fue la primera vez ocasión en que mi prometida se erigió ante mi como depositaria de su herencia pero no la única porque antes de retirarnos a nuestras habitaciones, me llevó a rendir homenaje al difunto rey.
Confieso que hasta que no vi con mis propios ojos el dolor de esa mujer al postrarse ante el cadáver del monarca, no comprendí el alcance de sus creencias porque olvidando que ese sujeto la había dejado viuda y mandado al exilio, se arrodilló y comenzó a llorar.
Más de media hora, permaneció sollozando en el suelo mientras sus súbditos cuchicheaban satisfechos por la lealtad que la heredera de Samoya le mostraba al muerto. Al levantarse, le recriminé que llorara por él pero entonces dándose la vuelta, me contestó:
-No lloro por él sino por nosotros. A partir de este momento, tú y yo somos esclavos de Samoya. Nuestros deseos y afectos quedan subordinados al bien del reino.
Al escuchar su sentencia, comprendí que tenía razón y para mi sorpresa me vi hincando la rodilla ante el rey y sollocé por la libertad que había perdido.
«¡Me debo a un país que no conozco y que detesto!», lamenté mi suerte mientras a mi lado Sovann sonreía amargamente.
Al salir de allí, me informó que debía ocuparse de asuntos urgentes y durante el resto de la tarde permanecí completamente solo con la única compañía de un viejo cascarrabias al cual mi futura esposa había encargado que me enseñara el idioma del que sería mi país. Aunque algo había aprendido en el tiempo que llevaba viviendo con Sovann y Loung, reconozco que me costaba seguirle por las numerosas afecciones y vocales que tenía el samoyano.
«Dudo que algún día me pueda desenvolver en él», murmuraba para mí mientras el tal Sunna se desesperaba al comprobar que no sabía ni las cosas básicas.
-A ver si te enteras, todo me suena igual- en un momento le dije al no poder diferenciar los cuatro tipos de pronunciaciones de la letra A.
-El pueblo no entenderá que su rey no sea capaz de dirigirse a ellos- respondió mientras volvía otra vez a darme la matraca.
Matraca que se volvió casi una tortura para ambos durante las dos horas que permanecí bajo la tutela del anciano. Por eso me reí cuando desesperado le dijo a Sovann antes de irse que quizás en veinte años podría expresarme como un niño.
-No te rías, Sunna tiene razón debes hacer un esfuerzo por aprenderlo.
Atrayéndola hacía mí la besé pero entonces rehuyendo mis caricias, me pidió que me vistiera porque tenía que asistir a una sesión de fotos para los carteles conmemorativos de nuestra boda.
-Menudo coñazo es esto de ser rey- suspiré al saber que por mucho que insistiera no daría su brazo a torcer.
-No lo sabes tú bien- riendo contestó- porque después vendrá el besamanos protocolario antes de la firma del decreto que el consejo ha redactado.
-¿Te refieres al tema de Loung?
-Sí.
Al preguntar en qué consistiría, me comentó:
-Es un documento importante que exige cierto formulismo. Firmarás tu consentimiento ante los ancianos, ante los padres y ante mí en mi calidad de heredera al reino.
-Me imagino que ellas estarán presentes.
Demostrando nuevamente lo poco que sabía de su cultura, la princesa contestó:
-Creo que no has entendido la naturaleza de esta medida. Como en Samoya está prohibida la poligamia, mis antepasados se inventaron una ficción jurídica donde las protectoras pierden sus derechos y se convierten en cosas.
-Me he perdido- reconocí.
-Si carecen de entidad jurídica, cuando las tomes bajo tu amparo no cometerás adulterio porque ya no serán personas.
-De esa forma tan siniestra evitan la poligamia- asentí.
-Así es. A efectos legales, Loung y Kanya ya no existen, podrías matarlas y no ocurriría nada: sería como si destruyeras una roca o cortaras una hoja.
Alucinando todavía por lo rebuscado del método, tuve que aguantar que una pléyade de sastres entrara en la habitación y sobre la marcha me ajustara el traje que llevaría en esa ceremonia mientras no dejaba de pensar en el sacrificio que esas dos hacían al ser envestidas con ese dudoso honor.
Tal y como me había anticipado, ya vestido, me llevaron al salón del trono y una vez allí me hicieron posar en mil posturas diferentes, muchas de ellas ridículas, hasta que el fotógrafo real quedó satisfecho.
«Todavía no soy rey consorte y ya estoy hasta los huevos», pensé al sentirme un pelele en manos de la corte.
Y como muestra, un botón. En cierto momento me entraron ganas de ir al baño. Al decirme dónde estaba el servicio, no solo tuve que soportar que cinco de esos cortesanos me acompañaran sino que al llegar frente al urinario, me topé con una empleada que poniéndose un guante, sacó mi pene y luciendo una sonrisa, esperó a que hiciese mis necesidades sin dejar que el chorro salpicara fuera de el mismo.
«No quiero ni pensar si me entran ganas de cagar», murmuré para mí al ver que no contenta con ello, sacaba una gasa y eliminaba una gota rebelde antes de volver a meterlo dentro del pantalón.
Al salir totalmente colorado se me informó que mi prometida esperaba en un salón contiguo para atestiguar con su presencia la firma del documento. Sintiendo que estaba fuera de lugar, deseé que todo fuera un sueño y que eso no me estuviera ocurriendo a mí pero por desgracia era real.
Los primeros en firmar fueron los padres y mientras el de Loung se le veía afectado, el capullo del general estaba en la gloria porque sabía que con ello se libraba de cualquier represalia por parte de la reina.
Tras estampar mi firma me permití una pequeña venganza al acercarme a los progenitores y olvidándome del militar, informé al otro que no se preocupara por su hija porque a mí lado sería feliz.
-Se lo agradezco, alteza- musitó casi llorando el pobre tipo.
Una vez los miembros del consejo hubieron lubricado el escrito, era el turno de mi prometida y ésta demostrando que era digna de ese cargo, hizo un discurso optimista claramente dirigido al pueblo donde les prometía no solo democracia sino lo más importante esperanza.
El aplauso además de atronador fue unánime y lo que más me sorprendió fue ver que pasando de lo que opinara su jefe, hasta los soldados se unieron a él con entusiasmo.
«Tienen ganas de cambio y Sovann puede dárselo», sentencié al percatarme del cambio que se había producido en la mujer. Una vez se sabía reina, la ambiciosa y mezquina que solo pensaba en ella había desaparecido dejando emerger a la monarca.
Tras esa ceremonia, vino la cena y ahí fue la primera vez que estuve en la misma habitación que Kanya porque no se puede decir que la viera.
«Esto raya lo absurdo», me dije al comprobar que tanto ella como Loung llevaban el rostro totalmente cubierto y las habían relegado a la mesa más alejada de la principal.
«Para esta gente no son nada», comprendí con dolor mientras los ancianos con los que compartía mantel daban muestra de alegría porque con su ocurrencia sentían que habían salvado la monarquía.
Para colmo ese convite se alargó durante horas, horas en las que tuve que brindar mil veces por mí y soportar los comentarios picantes de los presentes. Y es que olvidando que Sovann estaba en la mesa, no se cortaron al sacarme los colores con alusiones a la noche que me esperaba. Lo más curioso fue escuchar a mi prometida siguiéndoles la corriente e incluso bromeando ella misma con el tema.
«Que alguien que les entienda, me lo explique», concluí fuera de lugar.
Pero lo que juro que nunca esperé fue que en el brindis final la princesa provocara las risas del respetable al pedirme en público que descargara todas las energías posibles con las protectoras del reino para que así al llegar la noche de nuestra boda fuera cariñosa con ella.
Aguanté estoicamente las carcajadas de los cortesanos pensando que ese era el papel que se esperaba del consorte pero entonces el anciano consejero que Sovann había sentado a mi derecha me susurró:
-Debe contestarla ofendido porque ha menospreciado su hombría. Olvídese que es la princesa, respóndala como su futuro marido.
Haciendo caso al vejete, cogí mi copa y repliqué:
-Querida, siento contradecirte. Por mucho que las haga gritar de placer en unas horas, no será nada en comparación a los berridos que darás cuando te haga mía- y mirando a los congregados en el salón, les prometí que nadie de ellos podría dormir la noche de mi boda porque los aullidos de la reina retumbarían en toda Samoya.
-Espero que hagas honor a tu palabra porque lo mejor para nuestra patria es tener contenta a su monarca- contestó la aludida provocando con su respuesta las risas de toda la corte.
Con el estruendo y el buen humor de los presentes, se me informó que había llegado el momento de dejarles porque tenía que cumplir con mis deberes. No sabiendo qué hacer, miré a mi prometida y ella con un gesto me deseó buena suerte…

 

Relato erótico: “MI DON: Ana, Eleonor y Lili – La verdad oculta(33)” (POR SAULILLO77)

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verano inolvidable2Veo que lo del prologo se esta haciendo pesado así que lo elimino, cualquiera que quiera seguir la historia puede leer algún relato de los primeros, respecto a los errores ortográficos trato de que no haya muchos pero ya no se que mas hacer, le paso varios correctores, y releo bastante, así que siento si no puedo mejorar mas.

Os agradezco a todos los comentarios positivos y negativos, así mejoro, pero oye, los positivos me suben el ánimo.

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Sin títuloHabían pasado 3 días desde que me tiré a Liliana, Lili, la hermana de Eleonor, 3 largos y tensos días con sus noches, la situación en casa era tan asfixiante que pasaba gran parte del tiempo fuera de ella, con cualquier excusa, Lili se paso 1 día entero ida, recuperándose, casi se apartaba de mi camino o evitando una línea visual directa, no fuera a ser que me apeteciera mas sexo, apenas hablaba y siempre era con Eleonor y a solas. Eleonor por su parte, después de echar el resto y ofrecerme compartir su desorbitado patrimonio con ella, a cambio de dejar mi relación con Ana para ser suyo, y de rechazar dicha oferta, se mostró fría y distante, orgullosa e hiriente en su forma de expresarse, los únicos momentos de relax que tenia eran las llamadas de Ana, su dulce voz era un cálido abrazo entre tanta amargura, se la oía feliz y contenta, ajena a todo el remolino de ira que se cernía en casa, no le hizo ninguna gracia saber que me había tirado a Lili, pese a darme su permiso, no quería, solo la reconfortó saber que Lili aun estaba atontada de solo un par de polvos seguidos. La echaba de menos, dios, no sabéis cuanto, ni siquiera las advertencias de mi madre sobre aquellas mujeres ni las palabras llenas de odio de Eleonor en la discusión que tuvimos, “no sabes lo que te esta haciendo”, habían logrado turbar lo mas mínimo mi amor ciego por ella, Eleonor parecía mucho mas enfadada que sensata en el momento de gritarme esa frase, como para tomarla en serio. Saber que en una semana Ana volvería a estar en Madrid para celebrar mi 21 cumpleaños, me llenó el corazón de alegría, hacia casi 2 meses que Eleonor le había pagado el viaje adelantado a casa, yo creía que fue Ana la que lo precipitó ante la imposibilidad de convivir con Lili, y quiza fuera cierto, pero ahora Eleonor me dejó ver claramente que ella fue la que lo impulsó para ver si ante la distancia yo flaqueaba y caía en sus brazos.

La apuesta le salió mal y lo pagamos todos, Ana estaba lejos de mi, y yo de ella, yo ahora no tenia sexo con nadie, Eleonor sentía desprecio por mi y Lili pánico, me tenia que poner los slip y un pantalón por encima si quería tener una conversación de mas de 3 palabras con ella y siempre sin contacto físico, si lo hacia era como si al tocarla se empequeñeciera. Yo soy una persona social, abierta y con tendencia a la felicidad, y ese ambiente no me agradaba en absoluto, hasta ir a trabajar por las mañanas el fin de semana me despejó un poco la cabeza, tenia los músculos cansados de pasarme mañanas enteras corriendo o con la bici dando vueltas por los parques de Madrid, todo con tal de volver a esa casa lo mas tarde posible, me tiraba horas hablando con un grupo de chicas deportistas que, como no, me había echado el ojo, las primeras veces eran coincidencias pero muchas veces las veía a lo lejos, en grupos, buscándome, los nº de teléfono y papelitos con notas me llegaban a diario, directos al cajón, con el resto.

Llegó el lunes y al 5º día Lili salió a la piscina donde estaba tomándome un baño refrescante, se sentó en la hamaca bien lejos de mi y tapada de forma exagerada para el pleno verano en Madrid, pantalón corto de pijama, top ceñido sin sujetador, un blusa amplia y con un albornoz de ducha siempre cerca, esta vez sobre los hombros, sentía el calor abrasándola por dentro, su cara roja y el sudor en su frente la delataban, pero creo que tenia mas miedo a despertar mi apetito sexual que a que la diera un golpe de calor.

-LILI: hola Raúl, ¿como andas?- desde que tuvimos sexo siempre me llamaba Raúl, en vez de apodos cariñosos como solía hacer.

-YO: pues aquí, tomando un baño, me he cocido sobre la bici esta mañana, que calor…- el clima y Lucia, una de las deportistas que tuvo un “ligero accidente” delante de mi, la ayudé y llevé en mis brazos varios kilómetros hasta un centro medico donde le curaron unos rasguños apenas visibles, en el trayecto sus duros pechos exhibidos entre la licra elástica y sus leggins ajustados, unidos a mi falta de sexo, me provocaron una fuerte erección que ella sintió, y disfrutó, golpeando en su trasero-…….¿y tu?

-LILI: ¿yo……… que?- se cruzo de brazos defendiéndose de algo.

-YO: ¿que tu como andas?, mujer, que no te voy a hacer nada desde aquí, que estoy lejos.- quería romper el hielo.

-LILI: pues bien podrías con tu ”cosota” …..- sonrió un poco relajándose, apenas fue un susurro pero lo oí-……bien, algo tensa, pero mas animada.

-YO: me alegro llevas un par de días muy rara, siento si lo que pasó fue demasiado- chapoteaba sin el menor interés en salir del agua.

-LILI: no pasa nada, Raúl, es solo que……… me pillaste desprevenida.

-YO: ya me habías visto con Eleonor, no soy ningún blando, eso lo sabias.

-LILI: una cosa es verlo y otra sentirlo………..- dejó unos segundos de respeto, casi la podía ver sus pensamientos, recordando lo que debió de sentir al tenerme dentro, de lejos intuía como sus piernas cerradas se rozaban y su labio inferior era sujetado por sus dientes, como a tantas otras, después del susto inicial, mas tarde o mas temprano, volvían a por mas-………pero ya estoy mejor, solo espero no decepcionarte……..la próxima vez.- estaba claro ya estaba lista para mas.

-YO: no habrá mas veces……- ahora fui yo el que dejó unos segundos de cortesía, quería ver sus reacciones ante diferentes escenarios, con el paso del tiempo su rostro se iba haciendo más agrio y triste-……hasta que tu te veas preparada. – sonreí dejándola ver mi artimaña, su risa inundo su bello rostro.

-LILI: ¿entonces……..podremos seguir…….ya sabe…….?- me parecía estúpido su repentina vergüenza.

-YO: te partiré en dos siempre que gustes.- salto de la hamaca llena de alegría, dejando caer el albornoz al suelo, y corriendo de un movimiento hábil salto al agua, con el pantalón de pijama, la blusa amplia dejando ver un hombro y al caer el aire se la levantó dejándome ver su top rosa ceñido sin sujetador.

Emergió ante mi, a unos palmos de mi cara, el agua se esforzaba por bajarla la mata de pelo rubia de bote, abultada y rizada, mientras recorría su rostro, con una mano se apartó de la cara el liquido para ver mejor y localizarme, la blusa se infló hasta quedar como un nenúfar, una flor preciosa con su cara en medio nadando lentamente hasta mi, sus ojos negros como el carbón clavados en mi rostro, al alcanzarme se sacó la blusa y la tiró contra le muro que nos separaba de la caída de 10 pisos, me rodeó sensualmente con los brazos por la nuca, apretándome contra sus labios, la besé levemente, luego tiró de mi pelo con fuerza para besarme en los labios, de inicio besos cortos y dulces, elevada sobre mi sin tocar el suelo de azulejos con los pies, hasta que me llevó a una de las paredes de la piscina y allí su pasión fue creciendo, su lengua luchaba por abrirse paso en mi boca, acariciando con sus manos mis brazos y mi pecho, dejándome a mi su espalda y su trasero, tuvo que bajar una de sus manos entre risas para agarrar mi polla y ponerla mirando al cielo, de lo contrario no se podía acercar la suficiente para seguir besándome, era eso o penetrar por el ombligo, fue cuando se dio cuenta.

-LILI: eres un cerdo ¿y tu bañador?- sonreí al besarla.

-YO: no lo se, según he llegado de correr, me he quitado la ropa y me he metido aquí.- me besó con energía, usando una mano en mi espalda como apoyo para elevarse, y la otra mano en mi nuca jugando como mi pelo húmedo.- que tal si jugamos en igualdad de condiciones, desnúdate.- la susurré al oído antes de mordisquear y chupar su cuello, tembló solo de notarlo.

Se giró con sensualidad, la rodeé fuertemente hasta sentir mi polla abrirse paso entre sus mulos y sobresalir por delante de ella, ella movía la pelvis con un vaivén divino, mis manos buscaron la parte baja del top y fueron metiéndose por el separando la tela húmeda de su piel, para llegar a sus senos, no eran nada del otro mundo pero si tersos, jóvenes, estaban mojados y aprisionados por la tela del top empapada, casi se podía hacer un dibujo del calco de sus pezones en el top, me costó ante la fricción de la tela, pero llegué a ellos y los acaricie con dulzura, sin dejar de comerme su cuello, en un hábil gesto hice fuerza y del tirón salió la prenda de arriba, ahora mis manos fueron abajo, el pantalón de pijama era tan amplio y tenia la goma tan floja, aparte del agua, que mis dedos entraron sin oposición hasta su clítoris, donde empezaron un masaje lento y cordial, tan dentro llegaron mis dedos que acariciaba su ano con las yemas, su respiración se agitó, una mano fue a mi nuca para negarme alejar los labios de su cuello, la otra a uno de mis costados, apretaba mis costillas al ritmo de mis manos en su interior, la haba metido un dedo sin dificultad, el 1º igual y la masturbación llenó el agua de sus emanaciones, se corrió apenas unos minutos después, se alejó un poco para quitarse el pantalón, me lo tiro a la cara, al apartado la tenia de nuevo encima, me rodeó con las piernas y me besó con desenfreno, la giré un poco y cogiéndola del culo la alce hasta sacarla del agua y sentarla en el borde de la piscina, metí mi cabeza entre sus mulos y hundí mi lengua en su coño, me agarró del pelo como si fuera una cabeza cortada y me aferro a ella, lamiendo sus labios menores y chupando con suavidad su hinchado clítoris, mis dedos apretaban contra sus orificios de forma indiscriminada, 2 en el coño, 1 en el ano, de poco le servia tirar de mi pelo para alejarme, estaba dispuesto a que me arrancara la cabellera antes de dejar lo que estaba haciendo, el olor a humedad y hembra me llenaban las fosas nasales, y sus gemidos y movimientos tensos me la pusieron a reventar.

-LILI_ ay si papi, que rico, como me lo come, siga, no pare……- clamaba mientras repetía estas palabras, no siempre en ese orden ni concordancia.

Estaba muy cachondo, 5 días sin sexo, la bestia en mi interior era peligrosa, la tuve que encerrar en una mazmorra para asegurarme de que no saliera, por ahora. Terminé mis labores de sexo oral cuando se corrió por 2º vez, se pellizcaba los pezones, y trataba de contener los gritos, pero sin duda Eleonor, en el piso de abajo, debía de estar oyéndonos hacia rato. Tiré de su cuerpo hasta tenerlo en vilo sobre mis brazos, reía feliz antes los giros en el agua, la sujetaba de los sobacos casi 1 metro por encima de mi, con sus pies rozando mi verga, la fui dejando resbalar contra mi cuerpo, dejando que su cabello, algo mas seco que antes, acariciara mi rostro antes de besarnos y que ella notara mi polla rozarla desde los tobillos hasta la entrada de su cueva, me volvió a rodear con las piernas pero esta vez su mano agarró mi rabo y se lo metió con cuidado , solo la mitad, girando el cuello con los ojos cerrados saboreando el momento, me apretaba contra su pecho mientras lamía y chupaba uno de sus pezones, mis manos la acariciaban las nalgas mas como sujeción que como caricias, los “¡¡OHHH!! ”, que soltaba al notar cada centímetro de mi poderosa polla abriéndola era deliciosos, apenas rozar pubis con pubis se elevó para repetir toda la operación, una y otra vez, logrando un ritmo lento pero continuo, esta vez no se iba a dejar impresionar de golpe y fue abriéndose las paredes interiores poco a poco, hasta que ya follábamos a gran velocidad, su fuerza en los muslos la hacia elevarse y bajar con alegría mientras que mis brazos la mantenían en la posición, el agua burbujeaba y se traslada a nuestro alrededor, formando unas pequeñas olas de pasión, los varios orgasmos que tuvo los acompañaba de tirones de mi pelo, besándonos alocadamente, para después seguir aguantando entre gemidos y suspiros según la velocidad que ponía.

Lo estaba disfrutando pero tenia un problema, incluso en ese estado, Lili no era suficiente, llevaba mucho trote acumulado y aunque Lili soportara 3 de mis corridas, algo improbable, no me iba a ser su suficiente, solo me quedaba hacer participe a Eleonor, pero ella me tenia ……..asco esos días, y solo por oírme follar no podría ser suficiente, hacia cábalas en mi mente mientras Lili subía y bajaba de mi sin descanso, de poco le sirvió que me corriera dentro de ella de forma sorpresiva para mi, aunque teniendo en cuenta mi letargo, tampoco era raro bien pensado, una serie de besos y caricias me volvieron a poner a tono, la idea en mi cabeza era clara, la giré bajándola de mi y la llevé al borde en dirección a la puerta abierta de la terraza, puse a Lli de cara a esa puerta penetrándola el coño por detrás, besando su cuello, su hombro y su espalda, aferrándome al borde de cemento y comenzado a follar como mejor sabia, el sonido y la fuerza eran mayores a cada paso, Lili se contenía a duras penas pero logré que gritara, y cada vez mas, sus alaridos de pasión eran repetitivos y continuos. A golpe de cintura sacaba medio cuerpo de Lili del agua antes de volver a caer a plomo sobre mi verga llenándola, de vez en cuando descasaba haciendo giros totalmente empalada, mientras la susurraba al oído frases bien pensadas. ”que buen coño tienes” “que pedazo de hembra”, ”follas mejor que tu hermana”, ”ella no se mueve como tu”, ”eres la diosa de esta casa”……ella se reía y gozaba de mis palabras, la tenia convencida de que follaba mejor que Eleonor, cuando era una vil mentira, todo estaba planeado.

-YO: ¿quieres que te folle tu precioso culo? Llevo soñando con él varios días.- besaba su cuello como refuerzo.

-LILI: si papi, hágame lo que quiera, ábrame mi culito.- movía las caderas de forma amplia, deseaba follar mas que yo.

-YO: grítalo, fuerte, haz que lo oiga toda la calle, – dudo un poco, así que paré de moverme- hazlo. – sus gritos llenaron la estancia, el piso y creo que hasta los del 2º piso lo oyeron, fue una salvajada hiriente de sexom palabras groseras y halagos obscenos sobre mi y mi verga, volvía a follármela a un ritmo lento pero continuo, – llama a tu hermana – dudaba de nuevo y de nuevo paré, entendió que si hacia la que pedía aumentaba el ritmo y si no, paraba.

-LILI: Eleonor, ven, te necesito.- la susurraba al oído cada cosa que tenia que decir mientras la besaba el cuello – Eleonor ven, por favor, este semental es demasiado- aumente el ritmo- por dios, venga, no aguanto mas, ¡me esta matando!- la saque de su coño y la metí en su ano con una facilidad inhumana- ¡¡ ahhhhh….por favor apúrese………….dios!!…………. ¡¡¡QUE VERGA!!!- golpeaba el césped con fuerza al sentir como no llegaba a bajar de las acometidas en su ano- ¡¡¡dios mío, me esta abriendo el culo, por dios, ayúdeme!!!………….¡¡¡¡ELEONOR!!!!!.

Mas de 10 minutos se pasó gritando y como me obedecía solo podía seguir aumentando el ritmo, hasta que las suplicas de Lili ya no eran ordenadas, eran reales, clamaba un descanso que se le negaba , a cada orgasmo que le daba le propinaba un punto mas de velocidad temiendo que la bestia llegara a entrar en escena, fue cuando de la puerta salió Eleonor, mirándome vencida, apenas con un tanga acompañado de un pareo, un sujetador puesto y sus eternos tacones, al verla desaté a la bestia, sabiendo que estaba allí, mirando, y que me correría pronto, Lili salió despedida del agua, tuve que salirme y ponerme de rodillas detrás de ella, colocándose a 4 patas, para volver a follármela por el coño, el agujero de su ano era tan grande que la entraría un tren de golpe sin dificultad, Lili sollozaba entre lagrimas de placer y dolor, entre gozo y sufrimiento, clamando por que su hermana viniera, ni se había dado cuenta de que ya había venido, cerraba los ojos tan fuerte que parecía que no los volvería a abrir, al correrme sentí como el cuerpo de Lili acompasaba los espasmos de mi semen arqueando la espalda, abofeteé su trasero para salir de ella y dejarla allí, con el culo en pompa, clavada como una estatua, tosiendo el aire que lograba ingerir.

Me puse de pie, con la polla medio tiesa, y el cuerpo brillante del sudor y el agua, los músculos marcados de forma clara debido al ejercicio reciente, Eleonor me miraba con desdén, pero sus ojos eran para mi, y su rictus serio solo denotaba en sus labios mordisqueados que deseaba ser follada, me acerqué a ella con paso firme, al sentir mi cuerpo casi rozándola, y notar el calor que emanaba de mi lazó la vista con deseo, se le escapo un beso tierno y suave en mis labios, temblaba solo de mi sombra tapándola el sol.

-YO: veo que acudes a ayudar a tu hermana.

-ELEONMOR: eres un desgraciado, la has hecho gritar para hacerme venir.

-YO: que bien me conoces, pero aun sabiéndolo aquí estas……..- metí mi mano entre sus nalgas apretando su cuerpo contra mi, apartando el hilo del tanga, me agarró de la mejillas y me besó con pasión, mi polla rozaba en su vientre, pese a los tacones le saca 15 centímetros de altura, tiré del sujetador hasta sacárselo, sentir sus enormes y duros pezones clavándose me llevaron a meterle un dedo por el ano, suspiró negándose a disfrutar.

-ELEONOR: eres un mal nacido……….fóllame, carbón, fóllame como si no hubiera un mañana.

-YO: eres una mujer muy complicada.- sonreí al chupar de su cuello dado que había echado la cabeza haca atrás aferrándose a uno de mis brazos.

Se arrodilló sin decir nada, agarró mi polla y la chupó hasta ponerla tiesa de nuevo, tragando semen y fluidos de su hermana, la hice una coleta con la mano para llevar el ritmo, pero ella sabia muy bien que hacer, como lamer, y donde chupar, se metía mis huevos en la boca jugando con la lengua en ellos, sin parar nunca de masturbar, no vi como lo hizo pero al ponerse en pie ya ni llevaba el pareo ni el tanga, la acaricié los pechos apretándolos, llevándola a la hamácala resonando sus tacones en el suelo, la tumbé boca arriba y me metí entre sus piernas pegando las pelvis y dejando caer mi gruesa y larga polla desde su coño hasta por encima de su ombligo, era increíble que se la pudiera meter entera, me lamí los dedos y la forté el clítoris ligeramente, echándome para atrás iba hundiendo lentamente mi polla en su coño. Me sujetaba la cara para besarme cuando la lujuria le daba un respiro, la bestia había salido de su jaula y andaba suelta, lo pagó Eleonor con una media hora inicial donde se corrió 5 veces, cada una mas intensa y fuerte que la anterior, trataba de cambiar la postura y ladearse, metí un dedo en su ano para usarlo de ancla y me desaté otros 20 minutos, la hamaca se movía dando saltos, el sonido de mis huevos golpeando sus muslos interiores era hipnótico y Eleonor puso los ojos en blanco al notar mis 5 minutos finales, por poco se desmaya al sentir mis semen caliente manchando su útero, pero era mucha hembra como para eso, se recuperó tan rápido como yo, y se puso a 4 patas, metiéndose 3 dedos en el ano, se preparó para mi verga, que sin pausa la introduje hasta el fondo, gritó tato como su hermana, agarrándose a los reposa brazos de la hamaca, la agarré de las tetas y tiré de ella hasta dejarla de rodillas pegada a mi pecho, tirando de sus pezones y penetrando lentamente su culo, era mas hacer el amor que follar eso la quería hacer creer, cuando se movió lo mas mínimo disfrutando de la cama, desaté a la bestia de nuevo, ella abría la boca y luego se mordía el labio, pero al llegar al orgasmo anal casi se desvanece, solo tenerla sujetada la mantuvo erguida, mas de 40 minutos abriéndola el ano hasta que la solté, cayó rendida con al cara apoyada en la hamaca y el culo en popa siendo ultrajado por mi falo, planté los pies en el suelo, agarré sus amplias caderas y al correrme aceleré hasta un ritmo animal, la hamaca crujía ante cada envestida y Eleonor volvió en si de la impresión, levantó el torso que rebotó contra mi pecho y volver a estar a 4 patas, la di tan fuerte que me dolía el glande de percutir, pero sin dejar de hacerlo, entraba a matar, y la hamaca cedió, se partieron las 2 patas de delante , por suerte tenia a Eleonor cogida de la cadera, como una bisagra, y aguantaba su peso, pero ahora sin que ella se pudiera apoyar en nada, avasallé aquel ano hasta venirme entre gritos y tirones eléctricos por la columna. Solté a Eleonor con cuidado, no se sostuvo en pie y cayó torpemente al suelo, al rebotar su culo contra la madera casi se desmaya de la impresión, se vio reflejada en el cristal de la puerta corredera, el agujero en su ano era del tamaño de una naranja.

Eleonor desvariaba en sus movimientos, quería levantarse pero solo lograba gatear, había perdido uno de sus tacones y no se como, trataba de volver a poner las patas de la hamaca en su sitio cuando se habían partido de cuajo, me di la vuelta para ver a Lili tumbada de lado, en poción fetal, mirándome y riendo, alargó su mano para que la ayudara a levantarse, lo hice y la levanté en mis brazos hasta tenerla cogida como a una princesa, me besó con ternura, la metí en casa y la subí a su habitación, me agarraba para que me quedara con ella, pero la di un fuerte besó que la relajó, bajé a ayudar a Eleonor, que seguía intentando unir las piezas de la hamaca, “ya me he cargado 2 de estas, voy a tener que poner una queja al fabricante” pensaba entre risas, Eleonor me miró abstraída, aun no se había podido levantar, la ayudé y la metí en brazos hasta sentarla en el sofá, se movía inquieta, le ardía o le dolía el culo y el coño, la di algo frío de beber que al recompuso, yo me metí media botella de agua entre pecho y espalda, pensaba que, si Eleonor era la mujer que mejor follaba que había tenido ensartada, y estaba así, después de follármela con 5 días de abstención, dejando también rota a su hermana, la ex puta, ¿como seria tirarse a una novata después de 1 semana?, la idea me erizó la piel. Una vez Eleonor respondía con seriedad a mis cuidados, me fui a la cama de Lili y me acosté con ella para dormir, estaba exhausto, me recibió encantada y se rodeó con unos de mis brazos, pese al terrible calor del verano me mantuve así un tiempo hasta quedarme dormido.

Los siguientes días fueron raros, incómodos pero al menos tenia sexo, Eleonor parecía un perro al que habían puesto en su lugar con una reprimenda, acudía a mi llamada sin rechistar y follábamos con pasión, pero poco mas, Lili tardo 1 día en ponerse en pie, en cuanto lo hizo volvimos a follar, fui mas cortés y cariñoso, pero esa mujer no estaba entrenada, se corría tantas veces y era tan hipersensible en su coño y su cuello que no duraba mas de 2 corridas mías, daba igual como lo hiciera, tenia que ir a por Eleonor si quería mas, no querían hacerlo juntas, siempre por separado, no puse objeciones y así me mantenía activo. Eran como el sol y la luna, tan opuestas que costaba creer que fueran hermanas, una todo clase y glamour, la otra pura pasión y desenfreno, orígenes muy diferentes, pero de ambas sacaba placer y ellas de mí. Era ya fin de semana, trabajo por la mañana y por la tarde acudía al piso de estudiantes, necesitaba relacionarme con gente de mi edad, y volver a ver a Teo y Alicia en la misma sala sin que hubiera una guerra me gustaba, habían roto en Navidades, sabia de escarceos leves entre ellos, rescoldos de una vieja llama, pero se había acabado y lo entendieron como un paso mas en sus vidas, no como algo hiriente y reprochable. Cenábamos, jugábamos e íbamos a alguna discoteca de noche, el domingo fuimos a la piscina después de comer y pasamos al tarde entre risas y bromas, Alicia seguía con su espectacular trasero y sus caderas de cine, Lara algo mas descarada con sus enormes tetas, se me insinúo un par de veces sabiendo que Ana no estaba, y lo mejor fue ver a la estudiante canaria, Naira, una belleza de escandallo, rubia que brillaba con el sol, con melena hasta los antebrazos y de ojos azul cielo, su acento era cerrado de las islas, pero su cuerpo era de modelo, tetas bien colocadas sin ayuda, los biquinis eran de cordones que no sujetaban ni elevaban, y aun así estaban erguidos, una cintura fina y una cadera prominente, hacia algo de yoga o tai-chi, así que estaba tonificada sin exageraciones, de esas mujeres que no entiendes como no están ganando millones en pasarelas, y están allí, tumbadas a tu lado comiéndote con los ojos como hace tu con ella. Ya algo bebida la noche anterior fue mi pareja de baile hasta que Lara se apoderó de mi apartando a cualquiera que osara acercarse, a estas alturas ya ni me molestaba atraer de esa manera, estando gordo y el primer año después de la operación, me enfadaba ser tan popular y lo superficial de la sociedad, ahora, desde el otro extremo de la sala, todo parecía diferente.

Me mantuve sereno y no caí en las continuas tentaciones de muchas, tengo el dudoso poder de lograr que las camareras cachondas que suelen poner en los bares y se pasan la noche quitándose babosos de encima, me den su numero, al igual que otras tantas borrachas y salidas, todo al cajón de mi casa. Llegó el lunes y fui a buscar en coche a Ana al aeropuerto privado, Eleonor le había pagado la ida y la vuelta, y en camino hacia allí, recordé su advertencia sobre Ana, la oferta que me puso en la mesa y las palabras de alerta de mi madre, me sacudí la cabeza esperando a mi amada, eran cosas que ahora no tenían relevancia, estaba a punto de encontrarme con Ana, la vi salir por una de las puertas con otro grupo de gente, al verme soltó la maleta, las bolsas y salió corriendo hacia mi, estaba preciosa, un top blanco, una mini falda amarilla con algo de vuelo en el muslo y unos zapatos cómodos, acudí en su busca con un abrazo del cual se colgó en mi cuello dando vueltas como enamorados que éramos, me besó tanto, tan rápido y por tantas zonas que no podía acertar en sus labios, la tenia cogida por los sobacos con las piernas dobladas hacia atrás, en el aire.

-ANA: hola amor, ¿que tal?, ¿me has echado de menos?- por fin se estuvo quieta y la besé, admirando sus bellos ojos mezcla del marrón mas dulce y el verde mas liviano.

-YO: peque, cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día de estas largas semanas, te quiero.- sonrió de forma inocente, se aferró a mi cuello y me rodeó con las piernas sin importarla que se la viera medio culo por la mini falda.

-ANA: eres un bobo, eres mi bobo- me besó de nuevo, ahora con lengua, ahora de cerca pude apreciar el tono de su piel, ella de por si ya tenia un color acaramelado, casi como la miel, pero las vacaciones en Granada y el sol de Andalucía le hacia cambiar de raza, estaba negra como una africana.

-YO: discúlpeme, me he confundido, yo venia a buscar a mi novia, Ana, no se si al conoce, ¿habla usted mi idioma?- bromeé haciéndola forzar una pose entre ofendida y graciosa.

-ANA: oye, que me vuelvo……- amenazo con sorna, la rodeé con mis brazos y la apreté tanto que la oí suspirar.

-YO: tu no te alejas mas de mi, anda, vamos a por tus cosas que si las llegas a dejar así tiradas en un aeropuerto publico ya no estarían.- se bajó dándome otro tierno y suave beso, se dio la vuelta con un giro demencial que hizo que todo varón clavara los ojos en sus piernas con la esperanza de que el vuelo de la falda se levantara lo suficiente, la di un cachete fuerte en el culo para dejar claro al resto que esa “res” estaba marcada.

El viaje de vuelta fue como ir con radio Granada, Ana hablaba sin parar de su familia, de sus amigos y de las fiestas que montaron allí, de lo bien que se lo pasó y de lo que echaba de menos a su madre y a su abuela, se puso algo triste al recordar como se despidió de ellas, había entendido por fin al diferencia entre la universidad y en instituto, la familia pasa al 2º plano, una prueba de madurez que todos hemos de pasar, hasta que dejó de hablar, yo iba con el mute puesto pero al ver su cara sabia que algo me tenia que decir sobre su familia, y no sabia como empezar.

-YO: que te pasa, peque, ¿echas de menos a tu familia?- me miró agradecida por darle el pie.

-ANA: no es eso amor, es que………..veras, mi abuela ha estado todas las vacaciones buscándome “esposo”, dice que no puedo seguir siendo una solterona, con lo guapa y bonita que soy, y me ha estado buscando parejas, yo las rechazaba como podía, discutíamos un poco, pero un día volví algo borracha a casa, y me pillo con la guardia baja……….- se sonrojó.

-YO: ¿que la dijiste? – atendía claramente.

-ANA: pues que ya tenia novio, en Madrid, y que no quería que me buscara chicos, se puso tan pesada que al final……le he contado lo nuestro.- me quedé blanco.

-YO: ¿y por que no me has avisado por teléfono?- mi tono sonó mas rudo de lo que pretendía.

-ANA: no te enfades, fue sin querer, quería quitármela de encima y luego me daba pánico tu reacción.- me agarró la mano de la palanca de cambios, me miraba como un cachorrillo que quiere ser adoptado, pedía perdón, no quería enfadarme, y la verdad, pensando unos segundos, no tenia motivo alguno para estar enfadado con ella.

-YO: no pasa nada peque, ¿que te dijo?- se alivió su mirada.

-ANA: pues imagínate, despertó a mi madre a gritos y se lo contó, me echaron una bronca enorme, parecían fuera de si, no me hacían caso y solo me decían que era una loca y que tu eras un degenerado, trataba de decirles que en realidad no somos primos, pero eso solo las enfurecía mas.

-YO: pobre niña mía, tu sola allí, tenias que haberme avisado y te huebra apoyado, no tenias que pasar por eso sola.

-ANA: la verdad es que iba tan pedo que no me acuerdo de mucho – sonrió denotando una mentira piadosa- pero eso fue hace una semana, no saben que hacer ni como proceder, querían llamar a tu madre pero las convencí de que nos dejaran hablar a nosotros antes, mi abuela dice que o cortamos o me cierra el grifo de la universidad, jajajjaja como si eso me importara ahora……..en fin, que no se que hacer.- ese silencio me dio que pensar.

-YO: pues nada, hablaré con mi madre y que ella se encargué, tiene mucha mano izquierda, quizá les haga entrar en razón, pero tienes que prepararte.- me miró poniéndose seria- es probable que no traguen, y te presionen, puede ser duro y difícil, y tienes que tener claro hasta donde quieres llegar.

-ANA: hasta le final, me da igual todo, ellas, la universidad, el dinero, solo te quiero a ti y no lo perderé por nada, ahora lo se.- sentía que había tenido una revelación en ese viaje.

Aparqué el coche en el garaje del edificio de la casa del ático, Ana permanecía inmóvil y triste, me miró con oscuridad en los ojos.

-YO: ¿y ahora que te pasa?

-ANA: no quiero vivir mas aquí- me pilló de sorpresa.

-YO: ¿aquí? Pero si fuiste tu la que……- me cortó con un beso rápido.

-ANA: lo se, pero no me gusta, vayámonos, podemos volver al piso de estudiantes, ahora no esta Teo con Alicia, y no pondrán reparos, por favor.

-YO: es una locura peque, estamos a un mes de que empiecen las clases, no podemos hacer otra mudanza y si tu familia nos corta le grifo no podremos pagar la habitación del piso.- soltó un bufido de desesperación.

-ANA: esta bien pero prométeme que en cuanto podamos nos iremos de aquí, o echa a esas 2 “sudacas”, no las soporto mas.- su tono era de desprecio absoluto, no era habitual esa falta de respeto en ella, entendía el por que a Lili, al irse era un desastre de convivencia, pero con Eleonor siempre ese había llevado bien.

-YO: ¿que te pasa con ellas ahora?

-ANA: nada.- no hacia falta lince para saber que esos “nada” en una mujer significan mucho, apagué el coche, me giré hacia ella, acariciando su cara con mi mano para hacerla que me mirara.

-YO: no pasa nada, dime que te ocurre, buscaremos una solución juntos, te quiero, y nada cambiara eso, solo se sincera conmigo, confía en mi.- me miró deseando explicarme algo.

-ANA: nada……….. déjalo, son cosas mías.

-YO: por favor Ana, yo solo….- abrió la puerta del coche y salió bruscamente, tardé unos segundos en salir del coche.

El silencio se apodero de ambos al subir por el ascensor y al llegar a casa a Ana se le agrió el carácter, y el rostro, saludó con corrección a Lili, que la pidió disculpas por el pasado y la prometió un mejor comportamiento ahora que yo le había ayudado. A Eleonor casi ni la miró cuando la abrazó, la tensión se cortaba en el ambiente, fuimos a nuestro cuarto y ayudé a colocar las cosas a Ana, explicando detenidamente mis andanzas con Eleonor y Lili, las caras que ponía eran de desprecio, la dije que si me lo pedía no volvería a tocarlas, en silencio sopesó la idea, pero en vez de eso me dijo que no la importaba, una mentira. Cenamos, dormimos y follamos gran parte de la noche, Ana lo tenia algo cerrado de no estar conmigo, pero aun así aguantó 3 polvos ella sola, los 2 primeros fueron hacer el amor, de forma lenta y sensual, el 3º ya fue por el culo y un poco brusco, pero a Ana le gustaba tanto como a mi.

Por la mañana repetimos otros 2 aprovechando mi empalme mañanero, se montó sobre mi y me cabalgada durante 2 horas, demostrando que no había perdido sus facultades en el sexo, al salir a beber algo dejando a Ana algo magullada, fui a la cocina donde estaba Lili, totalmente desnuda agachada sobre la encimera, no se cuanto llevaría allí, pero seguro que la situación y la pose no fue casual, me dio igual, acudí a si trasero y riendo la penetré por el coño desde atrás, empotrándola contra la nevera y follándomela de forma salvaje, la destrocé, saltaron por los aires todos los imanes y notas del frigorífico, y al correrme, Lili se hizo un bola timorata en el suelo. Me bebí lo que encontré y dándonos una ducha rápida nos fuimos a la piscina Ana y yo solos, a la publica no a la de casa, en plan parejita, disfrutando de un día solos, Ana era dulce, cariñosa y amable, lejos de esa casa, disfrutaba de nuevo de la compañía de mi novia, y en el agua la pasión casi me lleva a follármela delante de media piscina, ni a ella ni a mi nos hubiera importado si no nos hubiera interrumpido un grupo de niños de 9 años con una pelota perdida, por la tarde acudieron Alicia y las demás chicas a la llamada de Ana, quería hablar con ellas y volver a sus amistades, también acudieron Teo y Manu, junto a un par mas de chicos del grupo, algunos con sus novias, otros a la caza de las chicas libres. Reía y bromeaba con ellos, pero solo tenia ojos para Ana, estaba enamorado hasta el tuétano de esa muchacha, me pillaba mirándola y ponía alguna pose sexi y tonta, se acercaba a darme un beso y se alejaba jugando, al volver fuimos a cenar a casa de los estudiantes, Ana quería alejarse el mayor tiempo posible de esa casa, así se mantenía feliz, pero al volver a casa se ponía un escudo imaginario y era un ser frío, distante y hosco. No se apartaba de mi y en cuanto podía me llevaba al cuarto, me alejaba de las demás, podíamos estar follando o no, no quería que saliera de esas 4 paredes, le tenia un pánico irreal a alejarse de mi, temía algo, no decía el que, quizá a perderme, quizá a que supiera algo, quizá a que sin ella a mi lado me pasara algo, no decía nada, pero se leía en sus ojos.

No me lo pidió, pero no hacia falta, no volví a tocar a Lili ni a Eleonor, eso la calmó, pero insistía en buscar la manera de irnos o que presionara para que Eleonor acelerara la cesión del piso a mi nombre, nos dijeron 6 meses y ya íbamos para 11, Eleonor me decía que los abogados le daban largas, mas de una vez venia a los 2 abogados por allí, notando el brillo de la lujuria en los ojos de la abogada clavados en mi, no era raro, iba en casa o desnudo o con unas bermudas, y su numero hacia tiempo que estaba en el cajón con el resto. Aun así la cosa se demoraba y llegó mi cumpleaños.

Por experiencias previas le tenia un miedo lógico a esa fecha, los 18 los pasé en el hospital recuperándome de la operación, los 19 fueron cuando dejé a Irene, mi 1º novia, los 20 fueron cuando Ana me quiso regalar a Alicia y estallé de collera rompiendo un armario y forzándonos a irnos del piso, al final para nada, con el ambiente tan caldeado no presagiaba nada bueno para los 21.La noche previa la pasamos con los amigos de fiesta, al día siguiente fuimos a comer a casa de mis padres y al volver a casa montamos una pequeña fiesta para celebrarlo, nada opulento pero si con bastante gente, durante todo ese día y el anterior Ana insistió en que no tuviéramos sexo, que me tenia una sorpresita para el día de mi cumpleaños. la miré con dudas, la ultima sorpresa en mi cumpleaños no fue muy bien, pero le concedí la petición, iba tan cargado y salido que solo con ver a Eleonor riéndose con las tetas botando me ponía como una moto, la fiesta pasaba y la gente iba abandonando la casa, los mayores primero y luego los que tenían pareja para quedarse los mas jóvenes y alocados, hasta altas horas de la mañana no se fueron todos, de las ultimas Helena Mara, la hermana de Alicia, que desde Navidades andaba muy preocupada de retomar nuestra vieja relación, pero se vio superada, casi como 3 leonas, Lili, Elonor y sobre todo Ana, la echaron con palabras dulces y ojos en llamas. Yo observaba a carcajadas como ocurría todo, tenia unas ganas enormes de partir a Helena por la mitad, no estaba mal físicamente pero solo por ver su cara al sentirme dentro y oírla gritar diría todo mi dinero, esa mujer había pasado de mi, y de mi forma de ser estando gordo, como de la mierda, y ahora era una mas del montón que jadeaba por tenerme entre sus piernas. Al irse, Ana se sentó a mi lado frotándose y besándome con dulzura.

-ANA: ¿ya estas listo para mi regalo?- asentí con un beso cariñoso.- súbeme a la habitación grande.- no cuestioné, sabia que le gustaba sentirse como una princesa en mis brazos, así que la cogí entre ellos y la llevé a la habitación de Eleonor, había perdido de vista a las colombinas, últimamente me importaban poco.

Al llegar se bajó y como una azafata de TV abrió la puerta, de lejos vi en la cama a Lili y Eleonor comiendose una a la otra, desnudas y brillando por un aceite corporal en que se habían bañado por completo, me acerqué un poco a la cama para ver mejor aquel espectáculo, sus cuerpos se movían al compás de una danza que sonaba de fondo en la cadena de música, ritmo hindúes, se movían como serpientes enroscándose una en la otra, besándose, chupando y acariciando cada centímetro de piel, con las luces apagadas y solo una velas aromáticas llenando el ambiente de una sensualidad asfixiante. Ana se abrazó mi espalda, no necesitaba darme la vuelta para saber que estaba ya desnuda, sentí sus pechos erguidos en mi espalda y el roce de sus muslos en mis piernas, me besaba un hombro y el brazo mientras su cabello me hacia cosquillas, sus manos me rodearon hasta donde pudieron, me acariciaba el vientre y el pecho por dentro de la camiseta.

-YO: ¿este es tu regalo?- la miré algo decepcionado, al fin y al cavo solo era sexo con mujeres a las que ya me tiraba.

-ANA: si, ¿no te gusta?- sujetó mi polla a través de a bermudas, algo tiesa ante las miradas furtivas de Lili y Eleonor cuando me llamaban a la cama.

-YO: creía que estabas furiosa con ellas- lo solté sin importarme que estuvieran delante.

-ANA. Hoy solo importas tu, y esta noche vas a tenernos a la 3 para ti solo.- alzó las manos para quitarme la camiseta, de repente la idea no me pareció mal, casi un reto, Ana y Eleonor ya me costaban solas, incluir a una inexperta como Lili, podría tener su punto, y después de 2 días sin nada, tenia ganas y energía para las 3.

De un tirón me sacó las bermudas para dejarme desnudo con una polla a la que le faltaba poco para estar tiesa, Eleonor le estaba comiendo el coño a Lili haciéndola jadear como si fuera yo mismo el que la devoraba, Ana se colocó delante de mi tirando de mi cabeza, para besarla, sabían de cine sus labios, y su olor a coco me incendiaba, podría haberme quedado solo con ella, me daba igual, aun así, ella sacó el bote de aceite y me lo dio para que la embadurnara como a las otras, arranque el tapón de plástico con el dosificador dejándolo abierto de todo, agarré de la cintura de Ana pegándola a mi y desde arriba fui dejando caer una cantidad enorme de aceite entre nuestros cuerpo, bañándonos la cara, el cabello, el pecho y dejándolo caer por el cuerpo, casi vacié un bote nuevo, una vez cubiertos las manos de ambos se afanaron en recorrer el cuerpo del otro, el tono de su piel, esa luz y el aceite la estaban embelleciendo a cada paso, mis manos jugaban entre sus piernas para lubricarla bien y ella masturbaba mi enorme polla para llenarla del liquido, al igual que mi vientre marcado de músculos y mis enormes pectorales, la di la vuelta para pegarla a mi y hacerla sentir mi verga, dura ya, abriéndose paso entre sus muslos, movía la cadera suavemente mientras mis manos recorrían todo su torso y sus senos, acariciar su vientre la hizo gemir. Al alzar la vista Lili rompía en un orgasmo de los suyos, tan sensible era que Eleonor se lo arrebató sin necesidad de malabarismos, se fundieron en un largo beso húmedo, para llevar sus ojos a Ana y a mi, gatearon adoctrinadas hasta nosotros, se tiraron al suelo, comenzaron a acariciar y besar las piernas de Ana, casi desde lo pies hasta su coño, allí mi polla sobresalía bastante, el glande y parte del tronco, acariciaron, besaron y chuparon la punta de mi verga a la vez que presionaban y jugaban con el coño de Ana, que a su vez estaba recibiendo un masaje en los senos de mi parte, suspiraba entre jadeos al tirar de sus erguidos pezones y al sentir la lengua de Eleonor entre sus muslos, la levantaron una pierna y Eleonor se comía su coño mientras Lili luchaba por meterse parte de mi polla en la boca, se iban intercambiado como si fuera una hidra de 2 cabezas, Ana gemía y se sonrojaba mientras que el placer que yo sentía era relativo, si, me gustaba, pero a mi sin una masturbación continua, podían estar chupándomela días sin correrme, como lo sabían pasaron a la acción, fueron subiendo, besando y lamiendo el cuerpo de Ana y el mío, Ana se dio la vuelta sacándose mi rabo de entre las piernas, y se pegó a mi cuerpo de nuevo, torciendo la polla hacia un lado sin dejar de masturbar, besándonos con lengua y saboreando sus labios, Lili se puso a un lado besándome el brazo y Eleonor al otro acariciando mi espalda y mi pecho, indistintamente fui intercambiando besos con las 3, Eleonor sabia muy bien como besar, era mucho mas paciente, daba varios besos largos, abriendo bien la boca y jugando con los labios, sin necesidad de babear con la lengua, Lili conocía como calentar, daba largos besos clientes y al acabar deba un lametón dejando la lengua como un gancho tirando de mi labio superior, Ana se sentiría aburrida así que se arrodilló para chuparme la polla como a mi me gustaba, cogió con ambas manos, lamiendo el glande y chupando con cuidado, masturbaba a buena velocidad, y eso ya me sacó los primeros jadeos, ahogados por los besos de las hermanas, que notaban mis manos hurgando en sus muslos, buscando el 1º orificio que encontraba y penetrándolos con las falanges. Pasados unos minutos Ana se elevó con la boca llena de semen, casi ni había notado mi corrida, era la 1º después de varios días y fue fácil para ellas, la compartió con los 3, nos besamos y compartimos ni simiente caliente, jugando con ella, Lili ya volvía a temblar de sentir mis dedos penetrándola el coño, era tan novata, tan delicada, que me daba pena, me cansé de preliminares, estaba ardiendo de sexo y los ojos y risas de esas 3 me estaban pidiendo guerra, abracé a la tras de golpe, elevándolas del suelo como si fueran niñas de colegio, rieron sorprendidas y sobrepasadas por mi fuerza bruta, me giré sobre el borde de la cama y me dejé caer con ellas tres encima, fue una delicia de tetas, aromas y risas, Ana quedó encima de mi aprisionándome la polla, besándome con descaro, Eleonor casi encima de ella, un poco de lado y Lili al otro lado totalmente.

-YO: quiero que sepáis, que no habrá piedad, voy a ir con todo y de aquí salgo con los pies por delante.- las colombianas rieron, Ana me miró y sonrío sabiendo que la amenaza era lo mas real que podía ser.

-ELONOR: a ver si puedes con las 3, o nosotros podemos contigo…..- fue una apuesta, mientras sacaba mi polla dura de entre las piernas de Ana para chuparla, masturbando con una mano.

Mis manos fueron al trasero de Ana, jugando con su ano y forzando hasta llegar a su coño empapado, Lili aprovechó que Ana se incorporó para pasar una pierna por encima y ponerme su vagina en la cara, lamí con fiereza, se apartó solo de notar mis labios, pero volvió a bajar y se dejo hacer. Estaba tan concentrado como para sacarme un graduado en ingeniería biomecánica, Eleonor me dedicaba una mamada de escalado masturbando con una mano haciendo resonar sus pulseras, y jugando con la otra en mis huevos, Ana se abría las nalgas para dejar que mis manos llegaran mejor para perforar su ano y su coño, y Lili se frotaba el clítoris cuando mi boca no lo estaba tapando, la que mas gemía y la que 1º se corrió, estaba al punto de nieve y solo con no parar se correría infinitamente, así que no pare, provocándole orgasmo tras orgasmo, comiéndome sus emanaciones como si fuera ambrosía. Noté como Eleonor dejaba de masturbar y chupar, lo agradecí, me estaba volviendo loco, pero apretó contra el coño de Ana y la penetré de golpe media polla, que al 2º esfuerzo entro toda, Ana se estremeció, pero al instante movió las caderas de forma circular dejando que me acoplara perfectamente, Eleonor se pegó como una lapa a su espalda, la acariciaba los pechos y la besaba el cuello, mientras acompañaba los giros de cintura de Ana, susurrándola cosas guarras suponía, Lili no sabia como ponerse, si a 4 patas o de rodillas, daba igual se corría cada 3 o 4 minutos, pero soportaba encima como de un toro mecánico, admirar sus giros de cabeza y sus rizos rubios goteando sudor y aceite me aceleraban mas la lengua que ya parecía dormírseme en la boca. Para cuando quise darme cuente Ana me estaba cabalgando como la mejor de las amazonas, entraba y salía de mi por competo ayudada por los brazos de Eleonor, Ana, ya castigada por mis manos, rompió en un orgasmo animal que la obligó a levantarse y bañar mi cintura, pero se arrodilló de nuevo metiéndosela entera y volviendo a cabalgar aun con mas fuerza, notaba las uñas de Eleonor en mi vientre de frotarle el clítoris a Ana, que gemía abrumada. Alguien le soltó un azote a Lili cuando se volvió a correr al sentir mis dedos, ahora libres, en su ano, esta vez levantó una pierna y se corrió como una fuente en mi cara, casi me atraganto, cuando acabó se negó a seguir siendo ultrajaba y se agachó para besarme y lamer sus fluidos, dejándome sus senos al alcance totalmente erectos y con la piel roja de la excitación, Ana se volvió a correr pasados unos minutos y de la fuerza salió dispara hacia mi vientre, mi polla fue engullida por la boca de Eleonor, mientras Ana seguía con el ritmo en la cadera como si aun estuviera teniendo sexo, agarré de la cintura a Lili, y la puse con el coño abierto de cara a Ana, que empezó a comérselo, acariciándola con sus dedos, yo a su vez giré el cuello y me comía su ano, rompió en 4 orgasmos seguidos que la hicieron desvanecerse, quedó de rodillas de nuevo con el coño en mi cara, siendo martirizado, pero ahora de cara a Ana que se puso igual, cara a cara, se besaron y se acariciaron como 2 quinceañeras. Sin saber como dio de si mi cuerpo, Eleonor se arrodilló detrás de Ana y se metió mi polla entera soltando un bufido de animal, follándome con su rítmicos gestos de cadera, tan hábiles y rápidos que esta vez si note como mi semen salía disparado a sus paredes vaginales, hecho que a su vez la sacó un orgasmo leve a Eleonor, yo mordía y besaba las nalgas de Lili de rabia, me habían sacado ya 2 corridas y aun ni había empezado a follar yo.

Era mi regalo, e iba a disfrutarlo, ya habían tenido suficiente “dulzura” de mi parte, azoté el culo de Lili hasta que se pegó tanto a Ana que sus senos se apretaba, quedó a la altura de mi pecho, Ana en el de mi vientre y Eleonor aun empalada en mi cintura, rodeé a las 3 con mis brazos y agarré las caderas de Eleonor, con una fuerza enorme planté los pies y elevé a la 3 por el aire, a Lili unos centímetros apenas, pero ella hacia de tope para que no se vinieran las 3 encima de mi cara ante la pendiente que hacia mi cuerpo, las 3 sabían que la bestia había llegado, la solté sin mas, como cuando en la películas sueltan al animal para que sea libre un rato y se divierta, fui aumentando el ritmo de las penetraciones en Eleonor mientras las otras sonreían entre besos y caricias, todo se volvió silencio cuando Eleonor rompió en un orgasmos descomunal que no dejé pasar, aumente de nuevo, y mas aun al notar su siguiente corrida, la bestia desatada se estaba cobrando a su 1º víctima, y Ana y Lili se miraban asombradas, Lili casi con pánico, al 3º orgasmo Eleonor se salió de mi cayendo de espaldas con las piernas abiertas y soltando chorros de su interior, sin dar tiempo a nada me erguí con las 2 chicas aun encima, tan fuerte que la inercia llevó a Ana a caer de espadas sobre Eleonor que a duras penas la logró recibir sin un golpe, y Lili cayó a 4 patas sobre ellas 2, conmigo de rodillas detrás de ella, la penetré el coño de tal forma que sentí como si la rompieran el himen otra vez , me aferré a sus senos y bombeaba con virulencia sacándola tantos orgasmos que no merecía la pena contarlos, se besaba con Ana, o se comía sus tetas mientras Eleonor acariciaba el coño de Ana, algo confundida aun, Lili no soportó mas de 10 minutos, me la folle por el culo un rato mas, pero fue casi peor, al 1º orgasmo anal se desvaneció en la nada cayendo semi desmayada sobre Ana, la apartamos entre los 3 y la dejamos en una esquina de la cama, tiritando y con temblores.

-YO: ¿una menos quien es la siguiente?- sonreí con autentica dedicación, Ana me miró con lujuria levantando un dedo a modo de orden.

Me eché para atrás su metro y tiré de los pies de Ana, la di la vuelta y la cuadré a 4 patas, Eleonor se colocó para que Ana pudiera comerla el coño, cosa que hizo encantada al sentir mi polla abriéndose en su útero, siendo Ana, me desaté ferozmente, de vez en cuando Ana se erguía ante al impresión para acariciarme retorciéndose pero sus orgasmos la tumbaban a la lona, para seguir comiéndose el coño de Eleonor que rezumaba fluidos, semen, sudor y aceite, sus orgasmos se hicieron mas rápidos, Ana sabia donde tocar y le penetraba el coño o el ano de forma alternativa o a la vez, sin dejar de lamer y chupar el clítoris enorme, creo que la localizó el punto G, y esto la llevó a una cadena de sensaciones que la revolcaba entre las sabanas gritando obscenidades, Ana hacia fuerza contra mi y su aguante sacó sus frutos, me dediqué en cuerpo y alma a meterle mi semilla lo mas dentro posible a una velocidad infernal, antes de venirme la saque´2 orgasmos mas antes de caer tumbada sobre la cama, riendo de pura congoja, se apartó y me deje caer sobre el cuerpo de Eleonor, comiéndome sus preciosas tetas y sus pezones casi deformes y erguidos, no eran naturales, pero atraían mis labios, mi polla se encendió ante las caricias de Ana, y penetré a Eleonor, parecía la mas entera, así que haciendo flexiones llame al animal indómito y me centré en hacer pedir clemencia a Eleonor, nada fácil, metía y sacaba mi rabo por completo para medir distancias y luego ir aumentando el ritmo hasta sacarla improperios con cada golpe de cadera ,se quería acariciar pero solo llegaba a taparse la boca con los puños al mordérselos, me besaba pero me mordía los labios de tensión, luego clavó las uñas en mi espalda haciéndome marcas y mordiendo mis hombros y mi pecho, trataba de que eso contuviera sus gimoteos pero tras media hora así se cayó como un castillo de naipes, casi rendida, la conocía bien, si la dejaba así, en 20 minutos estaría de nuevo en pie, la saqué de su coño, use sus fluidos para meter varios dedos en su ano, y eso al sacó del trance, antes de recobrar el sentido la empalé por el culo hasta el fondo de su ser, soltó un alarido que hizo reír a Ana, que permanecía a mi lado acariciando y besándome cuando le dedica algo de tiempo, estaba centrado en matar a Eleonor, las penetraciones eran tan largas y profundas que notaba la piel del recto estirarse y contraerse con cada una, Eleonor se acariciaba el coño mientras otra mano la tapaba la boca, estaba roja y con las venas hinchadas y la boca abierta con aspecto de soltar un alarido horrible, pero sin decir nada, respiraba entre jadeos y mi verga era alabada, como si tuviera orejas para sentirse halagada, abriéndola bien de piernas y follándola con placer. Otros 20 minutos así bastaron, y menos mal, nos estabamos quedando si cama de los empujones que la daba, tras el 3º orgasmo anal pidió clemencia entre susurros y me corrí dándolo todo en un sprint final que la lleno de semen el culo, su cara al saber que había terminado fue el alivio mas absoluto, se echó a un lado respirando tan agotadamente que las gotas de sudor la recorrían el cuerpo a zancadas.

-ANA: creo que Eleonor ya ha sacado la bandera blanca, solo quedo yo, ¿aun te ves con fuerzas?- la abracé besándola con pasión, mi gesto era de confianza y suficiencia, una mera fachada, iba a por el 5º de la noche, Lili era fácil, Eleonor difícil y aun me quedaba Ana, la mujer que amaba y con la que mas tiempo me había estado acostando, follaba pero que Eleonor, tenia menos aguante, pero aun así era de lo mas temible.

Saqué fuerzas de donde no tenia, me dejé caer para que Ana se abalanzara sobre mi, me la chupó un rato hasta ponerla bien dura, la verdad, le costó un poco, pero una vez tiesa me obligo a sentarme en el borde de la cama, ella se pusó en pie y dándome la espaldas se sentó sobre mi vientre, acariciando mi miembro para dirigirlo a la entrada de su coño, el cual penetré, y una vez dentro se dejó caer hasta sentirla toda dentro, con los pies en el suelo y la espalda arqueada, Ana comenzó un vaivén glorioso con sus caderas, un ritmo aprendido y bien aplicado, sus nalgas rebotaban contra mi y se movían en contra de la dirección que ella ponía, mi rabo aparecía y desaparecía entre sus muslos, agarré de sus pechos y tiré de ella hasta quedar tumbado boca arriba, con ella aun empalada, se apoyó en el borde de la cama con sus pies para ganar espacio y los mios en el suelo de palanca, fueron generando un ritmo alto que la hacia gemir y sollozar, ni hacia falta que se apoyara en la cama con los brazos hacia atrás, mis manos en su cadera la sostenían y mi polla frenética la martirizaba como para no dejarla bajar, se corrió un par de veces pero la posición era muy incomoda, se salió y buscando algo de ángulo, se apretó mi glande contra su ano, costó un poco pero entró al fin, sentir su calor y la presión me mataron, tenia un dulce escozor en la punta del pene, pero era ahogado por un placer inconmensurable, Ana dominaba el ritmo de la penetración hasta bajar del todo, sus pies dejaron de apoyarse y por unos instantes se mantuvo solo con mi polla entera como mástil, dando coces con una pierna y respirando entre impresiones, como al meterse en una piscina de agua fría poco a poco, se fue clamando hasta caer a un lado, la abracé por detrás, sujetándole del vientre y de un pecho, comenzando un vaivén lento y pausado, lo agradecía con una sonrisa, pero sus uñas se marcaban en mi muslo, apretaba tanto al sentir la penetración que me dejó otra marca, cuando salía me daba palmadas en el mismo sitio, todo repetido hasta que las penetraciones se volvieron fluidas y Ana gritaba de lujuria y pasión, me costaba físicamente mantener un ritmo pero ni hacia falta, 30 minutos follándomela mal, la sacaron 3 orgasmos anales que la ataron por completo, reía nerviosa, soltando despacio un moño que había formado al apretar las sabanas, babeado de usarlo como mordedor, sentir mi semen dentro la reconfortó, se giró como pudo para besarme, con un brillo en los ojos especial.

Supongo que quería decirme algo, lo buena amante que era, lo semental que demostraba, lo fuerte y grande de mi polla o mil cosas mas, pero no los necesitaba, solo con verla sonreír y mirarme así, me bastaba, era feliz, me olvidaba del mundo a nuestro alrededor, de Eleonor aun con espasmos en el culo, de Lili perdida hecha un bola en una esquina, de la cama, del lujo de esa casa, de su familia y de la mía, de mis amigos, abandonaría todo por tenerla así, entre mis brazos, sonriendo y clavando sus bellos y extraños ojos en los míos par siempre, quiero pensar que en ella la sensación era similar. La apreté un pecho mientras la besaba con rabia.

-YO: gracias por el regalo.- no pudo responderme con la educación típica ella, estaba exhausta, al igual que yo.

Bajé a la cocina tambaleándome, me fallaban las piernas, sentía que se me iba a subir un gemelo en cualquier momento y no conseguí mantener una respiración normal, como era habitual, me tragué una botella de agua entera y parte de otra, podía oír a mi madre en mi cabeza diciéndome lo peligroso que era eso, y su eterna historia del rey, que después de una larga jordana de cacería, pidió que le trajeran agua fresca, y de tanta y tan rápido que bebió, murió allí mismo. Subí la otra botella, Ana bebió un poco, y se tapó, tenia escalofríos pese a estar a 30 grados, y la verdad, hasta yo me sentía raro, Eleonor, algo mas en si, también bebió, pero Lili permanecía quieta, casi se podía notar aun los tirones en los músculos de su pelvis. Me acosté al lado de Ana, abrazándola y quedando detrás de ella, como cuando empezó toda aquella locura, eran cerca de las 10 de la mañana y la fiesta había terminado a casi las 7, estaba agotado, Eleonor gateó torpemente para quedar a mi espalda, sentí sus pechos pegados a mi columna dándome un suave beso en el cuello, y así nos dormimos todos, debo reconocerlo, con una sonrisa enorme en mis labios, feliz de que por fin, en un cumpleaños, no hubiera pasado nada malo, y mas que eso, por un ligero halo de esperanza en el futuro de la convivencia en esa casa, no era lógico que hicieran el amor así de bien juntas y luego no se soportaran, si yo debía ser su nexo, lo seria encantado.

Pase mala noche, o madrugada, todo sea dicho, amagos de rampas en las piernas, el calor asfixiante, tener a Eleonor y Ana rodeándome y un estado de nervios que no me dejaban conciliar el sueño, me palpitaba el corazón tan rápido que solo el paso de los minutos fue calmándome hasta que mi mente dijo basta y me dormí, cada cierto tiempo me despertaba sudando y alterado, pero me volvía a dormir, no se cuanto tiempo paso, serian cerca de las 3 o 4 de la tarde, en uno de los amagos de rampas me desperté y no vi a Eleonor, no le di importancia y seguí remoloneando un hora mas, Ana hacia lo mismo que yo, se movía levemente y soltaba un ronroneo de gatita, se levantó y fue al baño, su andar era tosco y torpe, evitando rozar los muslos, al volver se echó encima de mi pecho, acariciándome y besándome con ternura en el cuello, la mejilla y mas tarde, la boca, al mirar a mis pies allí seguía Lili, apenas se había movido desde que la folle. Tenia la polla dura de mis empalmes mañaneros, pero me dolía todo, tenia agujetas y Ana no se mostraba nada dispuesta a nada, me fui al baño, me di una buena ducha y los típicos rituales de un hombre, como mear y dejar irse un pedo al finalizar, o al menos eso hago yo cuando estoy solo o hay confianza, Ana se había vuelto a quedar dormida, era como un ángel, desnuda apenas cubierta por una sabana fina de verano, boca abajo con una pierna encogida y todo el pelo a lo largo de la almohada como un abanico, me agaché para besarla en la mejilla mientras le hacia cosquillas en su espalda al aire, se movió haciéndose una bola para que la dejara en paz. Me puse las bermudas y bajé con dificultad, sentía en los muslos y en la cintura un presión constante, al ir a la cocina me encontré a Eleonor de pie, de espaldas a mi no me había oído llegar, totalmente desnuda, apoyada con la cintura en la encimera, tomando una taza que olía a café recién hecho, se rascó un gemelo levantando una pierna y pasándose las uñas cuidadas de los dedos, me sacó una sonrisa, aun sin nadie mirándola y siendo lo mas burda que podía ser, destilaba sensualidad y clase en sus movimientos. Me acerqué apartándola el pelo hacia un lado y pegándome a su espalda, besándola el hombro y el cuello, ella sonreía al girar el rostro y llevar sus labios a mis mejillas, la abracé con fuerza rodeándola por la cintura y disfrutando del aroma de la taza, no bebo café pero su aroma siempre me ha gustado.

-YO: buenos días – le dio un sorbo a la taza.

-ELEONOR: buenas tardes ya, amor mío.- quise rebatirla, no era su amor, o mejor dicho, yo no la amaba, pero pretendía hacer que todo volviera a un punto de paz y tranquilidad, así que guardé silencio.

-YO: ¿que tal has dormido?- desvíe el tema.

-ELEONOR: como nunca, me siento renovada, creo que fue buena idea lo de esta mañana, ¿a ti te gusto?- se me escapó una carcajada.

-YO: apenas……- la ironía era clara, volví a besarla en el cuello, eso la provocó un escalofrío que la recorrió todo el cuerpo.-….me duele todo. – río nerviosa.

-ELOENOR: a mi igual, al despertarme no sentía nada de cintura para abajo, menos mal que se me pasó, eres un animal peligroso.- se movía levemente, casi nada, pero se frotaba un poco.

-YO: por favor, quieta, me duele hasta la polla de tanto meterla dentro de vosotras.

-ELEONOR: no creo que pudiera complacerte, me arde el interior he intentado ponerme algo de ropa interior pero me escuece, jajjaja no se que me pasa, pero es sentir tu cuerpo, tu calor, y me enciendo………..- se giró dejando la taza en la encimera, me agarró de la cara y me besó de forma lenta y pasional, sabia a café y lujuria, pero enseguida se apartó recordando algo-……..será mejor que nos vistamos, ¿podrías quedarte hasta que venga la abogada?.

-YO: claro, ¿a que viene?- la miré a los ojos con curiosidad.

-ELEONOR: ah……. es una sorpresa.- sonrío con gentileza, antes de coger la taza y salir de allí con un silencio cómplice.

Supuse que seria algún regalo, no me había dado nada por mi cumpleaños el día anterior, no la pedí nada, de hecho la sugerí que ya me había dado suficiente y no necesitaba nada, pero no era de las mujeres que no tenían detalles, en el de Ana le regaló una pulsera de oro blanco de la que no quiso decir el precio, y hacia un año me regaló un coche de alta gama como si fuera una bolsa de pipas, además, que necesitara a la abogada me hacia pensar que por fin el papeleo de la casa ya había acabado y por fin me cedería legalmente ese ático de sueño de hadas, en el que podría vivir con Ana a solas para siempre. Soñando en esos pensamientos me preparé algo de comer, un batido energético que solía hacer antes de salir a hacer ejercicio, y restos de la fiesta de noche, canapés y algo de ensalada, mientras comía Ana apareció apenas cubierta por una bata de seda abierta, sin nada debajo, bebió algo y picó de mi ensalada un poco, nunca había sido de comer demasiado, solo nos mirábamos, sin compartir palabras, no hacían falta. Hacia tanto calor que al terminar de comer salimos a darnos un chapuzón en la piscina y nos quedamos tumbados en el poco césped de la terraza, donde ya estaba Eleonor en una hamaca recién comprada después de haber roto la ultima hacia poco.

-YO: ¿y Lili?

-ANA: ahí estaba en la cama aun tirada, cuando me he levantado la he visto en el baño, pero se ha vuelto a acostar jajaja- su risa fue compartida por Eleonor, yo no le veía la gracia del todo.

-ELEONOR: esa muchacha tiene mucho que aprender.

-YO: pobrecilla, no es mas que la 4º o 5º vez que me la tiro y ya ha sentido a la bestia matándola, alguna no ha durado tanto.- mis palabras provocaron un silencio algo incomodo que duró un rato.

-ANA: Raúl, ¿por que no nos vamos ahora al piso de Alicia? iban a ver unas películas y nos invitaron anoche.

-YO: espera a que venga la abogada de Eleonor, y nos vamos.- se le cambió la expresión de la cara como si la hubiera dicho que se había muerto su perro.

-ANA: ¡¡¿que?!!

-YO: Eleonor me ha pedido que me quede para hablar con ella, dice que es una sorpresa……- quise rebajar su miedo con un tono de broma, pero no le cambio el rostro.

-ELEONOR: no se preocupe Ana, lo tengo todo bien pensado.- esa expresión sonó mucho mas temible en los iodos de Ana que en los míos.

-YO: si quieres ve tú con Alicia y luego voy yo.- Ana negó fuertemente con la cabeza, totalmente seria.

-ANA: ni de coña, yo me quedo contigo.- Eleonor se levantó de la hamaca entrando en el piso.

-ELEONOR: no se apuren, mañana acabará todo.- según se metió en casa Ana se pego a mi y me besó, sus ojos brillaban a punto de echar lagrimas.

-ANA: amor, por lo que mas quieras, no te quedes, vayámonos ahora.

-YO: ¿que te pasa?, ni que la abogada me fuera a matar……..

-ANA: no me gusta como Eleonor esta comportándose, quiero irme.- la acaricié la cara con dulzura.

-YO: no pasa nada, seguro que es algún regalo sorpresa o algo.

-ANA: sorpresa si, pero que nos guste…………. si quieres quedarte, de acuerdo, pero prométeme que no dejaras de amarme.- giré el cuello sin comprender del todo la unión de los hechos, ¿que tenia que ver que viniera la abogada con que dejara de amar a Ana?

-YO: peque, solo hay una persona que puede hacer que deje de amarte, tu, si eres complementaste sincera y leal conmigo no dejaré de amarte.

-ANA: es que me temo que no lo he sido.- una lagrima cayo por su mejilla.

-YO: dímelo, sea lo que sea, aun estas a tiempo, por feo y horrible que sea, puedo soportarlo todo, todo menos que me mientas.- mi vehemencia era clara, aun así Ana permanecía en silencio.- ¿tienes algo que contarme?

-ANA: ……..no…………es solo que……. me da miedo que Eleonor te aparte de mi. – mintió, yo lo sabia y ella sabia que lo sabia.

-YO: Eleonor no tiene poder para apartarte de mí, solo tú puedes evitarlo.- nuestras miradas se cruzaron fuertemente, hasta que Ana la apartó mirando al suelo, se secó las lágrimas y besándome se levantó y se fue.

Tarde unos minutos en volver adentro, Eleonor ayudaba a Lili a bajar las escaleras, Lili al verme casi se cae por las escaleras, la llevó a la cocina y allí volvió en si un poco, luego nos vestimos un poco mas seriamente, Eleonor y sus eternos vestidos ceñidos, Lili con vaqueros y camiseta blanca y Ana con unos shorts cortos amarillos y una blusa blanca, no dejaba de acariciar ala gargantilla en su cuello, aquella que le regalé en su ida y que dijo que era la muestra de nuestro amor. Yo con una camiseta de maga corta y las bermudas veraniegas hasta las rodillas me bastaba, para cuando llegó la abogada el ambiente en el salón era tenso, Lili estaba medio ausente, Ana miraba con odio a Eleonor y esta me miraba con una sonrisa que no denotaba nada, era fría e impenetrable, Eleonor la saludó cordialmente y la invitó a pasar y sentarse delante de nosotros en un sillón junto a una mesa rodeada de sofás donde nos colocamos los demás, iba arreglada, como abogada que era, con un traje de mujer, azul marino, con camiseta blanca algo escotada, chaqueta y una falda de vestir hasta la rodilla, con unos zapatos algo altos, fue sacando papeles hasta que haciéndole un gesto a Eleonor indicó que ya estaba todo.

-ELEONOR: bien, siento la intriga del momento, lo 1º es confirmar que por fin, soy la dueña y propietaria de todos los bienes de mi ex, el ultimo el piso de Tokio, así como de su cuentas bancarias, salvo una que no puedo tocar, de la cual se irá dando el dinero que a mi ex que le corresponde según el juez, todo es mío.

-YO: felicidades, os ha costado eh….- le guié un ojo a la abogada, que sonrío apenas un segundo…..- miré a Eleonor- ahora podrás invitarme a unas copas……….. – la broma cayó en el silencio, todos parecían saber algo horrible que yo desconocía.

-ELEONOR: y para mas que tengo, pero vamos por partes, y déjeme acabar – su tono fue el mas serio que la había oído jamas.- lo 2º es que ahora que tengo todo, he decidió sobre a quien conceder mis bienes, casi todo ira para mi y mi hija, como os dije mi intención era dar este ático a Raúl……….pero he cambiado de idea, ahora el piso es mío.

-ANA: ¡¡¿que?!! ¿¡¡¡Como eres tan zorra!!!?- Ana se puso en pie gritándola.

-ELOENOR: y no solo eso, si no que os voy a echar de aquí.- sonrió con seguridad, me miraba buscando algo, alguna reacción algún gesto, pero solo obtenía atención y poco mas.

-ANA: nos dijiste que nos darías el piso, me dijiste que si……-rectificó-…….que era nuestro.

-ELEONOR: digo muchas cosas mi niña, pero ahora tengo el control yo, y pienso tomar lo quiero.- Ana me miró atónita.

-YO: me parece justo, en el fondo es tuyo y tienes el derecho a decidir, ¿cuando nos tenemos que ir?- mi reacción la sorprendió, le pidió a la abogada la carpeta con los papeles y me los dio.

-ELEONOR: no es una broma, mira, el piso esta a mi nombre.- cogí y pase las pagina lentamente leyendo atento partes importantes, mire el nombre del titular del piso, sonreí, lo cerré y se lo devolví.

-YO: están perfectos, y no los cuestiono, como digo, eres la dueña, ¿cuando nos tenemos que ir?- de nuevo suspiro de impotencia, esperaba una reacción en mí que no obtenía.

-ELEONOR: no quiero que os vayáis.- fingí sorpresa, no era nada difícil adivinar que quería Eleonor, me quería a mi, y si tenia que chantajear con el piso, lo haría encantada.

-YO: entonces ¿por que haces esto?

-ELEONOR: por que te quiero, y deseo que seas mío.

-ANA: y una mierda so´ guarra, ¡¡RAUL ES MIO!!- sonó tan brusco que hasta me sacó una carcajada.

-YO: ya la has oído- me cruce de brazos.

-ELEONOR: sea listo Raúl, podrás quedarse a vivir aquí conmigo y con mi hermana, incluso Ana podrá venir y podrás tomarla cuanto quieras, pero has de cortar con ella, y ser mío, es lo único que pido, te daré todo lo que pidas, pero solo si dejas a Ana.- mi granadina la miraba con furia, con la boca abierta y apunto de echarse encima de ella.

-YO: una oferta así solo un loco la rechazaría- aludiendo a cierto película, Ana me miró consternada.- pero la respuesta es la misma, Eleonor, no te amo, nuca lo haré y esto solo sirve para que el poco cariño que te tengo, se esfume, ahora mismo prefiero estar solo que contigo y tu dinero, si tengo que irme con Ana debajo de un puente, lo haré.- Ana clavó sus ojos en mi con orgullo, y se cruzo de brazos ante Eleonor.- bien, ¿cuando nos vamos?- me puse en pie para iniciar cuanto antes la salida de allí, Eleonor puso cara de disgusto, pero aun tenia un AS.

-ELEONOR: bien, no quería llegar a esto, pero suponía que no aceptarais por el amor que le procesas a esta niña, ¿la amas verdad?- el tono era obvio, guiaba la conversación.

-YO: con locura.

-ANA: y yo a el.

-ELEONOR: y no hay nada que pudiera hacer que dejaras de amarla.

-YO: tu no, solo ella – agarré de la mano a Ana, ignorando a Eleonor- este es el momento, ¿tienes algo que decirme?, no podré hacer nada de aquí en adelante.- Ana me miró sollozando, miró a Eleonor de reojo.

-ANA: nada.

-YO: Ana, ¡¡por favor!!- apreté su mano.

-ANA: te lo juro, no es nada.- esta vez fui yo quien soltó una lagrima.

-ELEONOR: ¿seguro?- prosiguió con su estudiado dialogo mientras Ana lloraba mirándome a los ojos, sentía mi rabia y mi dolor, pero no sabia cuanto.- por que tengo aquí en el portátil unos videos muy llamativos- Ana la perdonó la vida con la mirada.

Nos puso el portátil delante me enseño videos, videos de Ana, videos de Ana con otros hombres, teniendo sexo oral, y alguno con penetración, se notaban que eran videos a escondidas, mal gravados sin consentimiento, pero se veía a Ana, llorando mientras se dejaba follar por uno o por varios hombres distintos. Cuando terminaron los videos Ana rompió a llorar desconsolada, gritaba y chillaba, maldecía a Eleonor y se volvió hacia mí, admirando mi frío y serio rostro.

-ANA: no es lo que piensas amor, te lo juro, ella me obligó.- señalo a Eleonor que admiraba la escena con gesto altivo.

-ELEONOR: yo no te obligué a nada cariño…….

-ANA: si, me ofreciste dinero, me dijiste que así pagaría mi universidad, que ayudaría a mi familia, que tendría dinero para cuidar de Raúl, me has dado mucho dinero por acostarme con esos hombres, dinero y promesas de este piso que ahora has incumplido- sus gritos entre sollozos penetraban hasta el oído interno.

-ELEONOR: yo solo te ofrecí el dinero, tu lo aceptaste- se giró hacia mi- ¿lo ves Raúl?, no te quiere, solo se aprovecha de ti, como lo hacia de mi, es una puta, cara pero un puta, me ha costado mucho dinero pero te lo he demostrado.- todas las de la sala me miraban en silencio, solo las lagrimas y sollozos de Ana rompían ese momento.

-YO: tenías que habérmelo dicho Ana, te lo dije, si me lo hubieras dicho le hubiéramos desplumado hasta el último euro, ¿por que no me lo has dicho?

-ANA: lo siento amor mío, se que hice mal, pero pensé que no te gustaría, que me rechazarais solo de decírtelo, no sabia como reaccionarias, tenia miedo y necesitaba el dinero, mi familia no es rica y la universidad es cara.- se sentó a mi lado tirando de mi cara, me negaba a mirarla directamente.

-YO: eso me duele aun mas, Ana, que no me conozcas lo suficiente como para no confiar en mi, yo me acuesto con varias mujeres por que tu me dejas, no me hubiera importado, o lo habría sabido llevar, pero tuviste que ser sincera conmigo, te lo dije antes y te lo dije cuando regresaste de Granada, pero no me has hecho caso………..- me levanté dirigiéndome a la puerta, Ana quedó sentada llorando sobre un gran cojín, Lili admiraba la escena sin llegar a comprender del todo lo que ocurría y Eleonor se me acercó como un serpiente.

-ELEONOR: ¿lo ves?, todo es mentira, ella no te quiere, no como tu a ella, pero yo si, mirra de lo que soy capaz de hacer………..por ti.- me giré con rostro feroz.

-YO: ¿por mí? ¡¡¿POR MI?!! Esto lo has hecho por ti – la señalé con ira, con tal energía que dio un paso atrás. – ¡¡POR TI!! Me deseabas, solo tenias envidia de lo que Ana y yo teníamos, ya te dije que no era tuyo, que no lo podías tomar, y aun así nos has destrozado la vida, eres una arpía cruel que odio.

-ELEONOR: se que duele, mi amor- solté un bufido al oírla esas palabras, trató de agarrar de mi rostro.- pero con el tiempo se pasará, será solo un recuerdo del que nos reiremos en el futuro, si te place se puede quedar con nosotros verdad- miro a Ana buscando ayuda.

-ANA: si, lo que sea, me apartare, pero déjame permanecer a su lado.- imploraba entre lagrimas.

-ELEONOR: claro que si, ¿que dice usted?

-YO: me da igual, me marcho de esta puta casa, quédatela, y quédate con la loca de tu hermana, y con Ana, con tu dinero y tu mísera vida llena de lujo.

-ANA: por favor Raúl, piénsalo, podemos seguir viviendo juntos y felices aquí, hazla caso.

-ELENOR: no se ira, te ama, se quedara aquí………..- se penso otra amenaza-………. y si no es por el será por ti, si se va echaré a Ana de casa, y la demandaré hasta sacarla el ultimo € que la di, y mas aun, arruinaré a su familia si hace falta, me da igual todo, será mío de una forma o de otra, quédate y no la haré nada.- me tensé como nunca, si no hubiera sido una mujer la hubiera pegado allí mismo, cerré el puño con energía y me calmé.

-YO: ¿estáis seguras de que queréis hacer esto?

-ELEONOR: SI.- asintió con firmeza, miré a Ana.

-ANA: por favor, hazlo, me da igual, que gane, si puedo quedarme a tu lado.

-YO: me duele mucho Ana, no que te hayas acostado con otros, si no tus mentiras, lo siento, no accederé a esto.

-ELEONOR: lo are, no dudes de mi, si no eres mío la destrozaré la vida.

-ANA: Raúl te lo ruego, por mi familia.- se arrodilló en el suelo.

-YO: no seré tuyo nunca Eleonor, pero no puedo dejar que la hagas daño, te lo advierto, si sigues adelante será pero para ti, sabes de lo que soy capaz.

-ELEONOR: lo se, y aun así me arriesgaré.

-YO: última oportunidad, por favor, te lo pido desde el fondo de mi corazón, para esto.

-ELEONOR: ya esta hecho.- agaché la cabeza rendido, rojo de rabia, dolor e ira, cerré ambos puños hasta hacerme daño en las palmas.

-YO: esta bien, pero recordada que todo esto, es culpa vuestra……-suspiré-……Isabel – alcé una mano llamando, las 3 se miraron extrañadas, la abogada se puso en pie y se acercó a mi, la rodeé con el brazo y la di un beso pasional y grotesco, obligando a doblar la espalda, su falda corta de vestir la impedía los movimientos.- bien, empecemos, esta es Isabel, me la estoy tirando desde hace 4 meses.

-ANA: ¡¡¡serás cabrón!!!

-YO: cállate, tu te has tirado a todos los mierdas que Eleonor te ha puesto en la cara, y desde antes de las fechas de los videos de Eleonor.- la verdad la cerró al boca.

-ELEONRO: bien, te tiras a mi abogada, nada raro, ¿y que?- sonreí con fuerza, mientras Isabel, la abogada, me acariciaba el pecho.

-YO: me ha estado informando de todos tus movimientos, Eleonor, de todos- se quedó blanca.

-ELEONOR: de ……¿de todos?- caminó hacia atrás hasta sentarse.

-YO: de todos, de hecho, ¿te has molestado en leer la cesión del piso que me has dado firmada por ti?

-ELEONOR: no yo solo lo firmé y…………..- sintió terror al comprenderlo, cogió la carpeta y se puso a leer en voz baja- …….El estado, por orden de Eleonor xxxxxx.xxxxxxxxx, en pleno uso de sus facultades le cede la propiedad del piso xxxxxxxxxx en la calle xxxxxxxxx desde el ida xxxxxxx a …..- aumentó el tono de su lectura – ¡¡¡¡RAUL XXXXXXX XXXXX!!!!! ¿¡¡pero como has podido?!!

-YO: el como no lo se, eso fue cosa de aquí mi amiga.- abracé ladeando a Isabel, la abogada.

-ISABEL: en realidad es fácil – sacó una grabadora y al ponerla se oyó la voz de Eleonor dando el lacrimógeno discurso el día que Ana le pido nuestro piso – entre esto, y el papeleo inicial que se inicio ese día, todo ha ido seguido, el estado no hace preguntas.

-ELEONRO: pero te fui a ver, te pedí que cambiaras la propiedad a mi nombre……- la interrumpió.

-ISABEL: si, además me pediste que hablaramos a solas, en una habitación apartada y que nadie mas supiera nada……- el rostro de Eleonor era indescriptible.-……te falto firmar en blanco, que tonta.

-ELEONOR: ¡¡¡pero no puedes hacer eso, eres mi abogada!!!

-ISABEL: si, por lo tanto nadie se cuestionará nada, incluso lo dijiste delante de otro abogado del bufete la 1º vez, que me confirmará tus palabras, fue sencillo, estando ya advertida por Raúl solo te puse un papel delante y lo firmaste sin leer, a escondidas y sin testigos jajajajajaja.- era tan despiadada en los juicios como en la vida real.

-ANA: pero eso es imposible- replicó ella por que a Eleonor no le salían las palabras.- ¿como podías advertir a la abogada antes de que hiciera el cambio?- sus palabras hicieron retomar el hilo a Eleonor.

-ELEONOR: eso, no se lo dije a nadie hasta ahora, ¿como podías saberlo?

-YO: en eso tenéis razón, es imposible que lo supiera, nadie podría sospechar nada, ahora mismo estaría en tus manos………….nadie lo vio, ni siquiera yo……nadie…..salvo mi madre.- me miraron como si estuviera loco.- mi buena señora madre en Navidades me advirtió, me dijo que se olía algo, deseché la idea, no podía entender que me la fuerais a jugar, pero mi madre nunca me había fallado, así que el día que volví de su casa, que follamos hasta el alba, y baje por la mañana, mientras dormíais, fui a mi cuarto, recogí parte del equipo de espionaje que use con el ex de Eleonor, y puse un par de cámaras y micros por la casa, nada ostentoso, solo por si acaso, si no había nada serio la confirmación de que mi madre se equivocaba, pero esta vez, para mi desgracia, no fue diferente.- me acerqué al mueble de la entrada y saqué uno de los micros de debajo de un jarrón decorativo, enseñándoselo.

-ELEONOR: pero entonces……..lo sabes………..todo.- se tapó la boca abstraída.

-YO: todo, desde tu llamada a la abogada hoy para montar el circo y tu plan maestro, no debiste traerla para hablar con ella, como has manipulado a Ana desde el día que puse micros para que cediera a tu dinero, supongo que desde antes de gravaras por como discutíais por que la pagaste para que empezáramos a acostarnos contigo, ya me olía que andabais aliadas, pero no sabia hasta donde, cada grabación me iba llenando de ira, si, lo tengo todo, hasta como llamaste para ofrecer 3 millones de € por Ana en nuestro viaje a Egipto, fingiendo ser un jeque, ¿que esperabas? ¿Que aceptara la oferta o que algún pobre desgraciado la secuestrara para vendértela y luego abandonarla? –Eleonor se echó a llorar mientras que Ana la miró asustada- he esperado pacientemente, no se si para saborear mejor este momento, o con la esperanza de que abandonarais esta locura, y de que Ana me revelara sus infidelidades, verla como se la follaba los tíos que traías cada noche de fiesta me partió el corazón – empecé a llorar mirando a Ana- pero ver como se vendía para que la follara el cerdo de Lili, ese tío que nos daba asco a todos, eso me mató.- Ana rompió a llorar, seguro que recordando cada momento que sintió a ese cerdo follándosela medio drogado.

-ANA: yo………….

-YO: tu nada, ¿cuanto dinero la has sacado?, espero que traicionarme así, y sobretodo venderte de esa forma, te haya sido lucrativo, ¿como?, ¿como pudiste ceder ante el camello drogado de Lili?…………..ahhhhhhhhhhh si, se me olvidaba, ¿Lili?, ¿o Carolina?- la cara de Lili se sumo al horror de las demás.- si, Carolina xxxxxxx xxxxxx, natural de Colombia, y del barrio en que naciste Eleonor, la abogada me contó que tu hermana falleció de sobredoras a los 21, y que toda la historia de tu pobre hermana y el circo del aeropuerto, todo era un montaje para darme pena y forzarme a ayudarte, ¿Cuánto te costó el pariré del avión y la policía en el aeropuerto privado? ¿Quien es en realidad? ¿Una amiga de tu infancia o solo una puta que contrataste?

El silencio llenó la sala, los llantos de Ana se agotaron y Eleonor y Lili, o Carolina, se quedaron blancas, mientras Isabel me besaba el cuello de forma lasciva ante los ojos de las demás. Isabel había sido la mas sencilla de todas, desde que destapé al ex de Eleonor me dio su numero, y pasé de ella hasta que vi el 1º vídeo de Eleonor chantajeando con dinero a Ana, entonces cogí su numero del cajón y la llamé para quedar un día en su despacho, no hizo falta mas, según llegué me llevó a un archivo cerrado con llave y allí mismo me besó, con lujuria al ver mi rabo tieso, se lanzó a chuparlo, casi ni le entraba en la boca mi glande, la alcé y la pegué de cara a la pared, la levanté la falda lo justo para echar sus bragas a un lado y penetrarla el coño con fuerza, ella misma se tapó la boca para no gritar, sollozaba al sentir la fuerza de mis embestidas, y para asegurarme un control total, a los 20 minutos y después de 3 corridas suyas, saqué a la bestia que desató hasta levantarla por los aires con cada golpe de cadera, gritando sin reparo alguno, para cuando me corrí Isabel ya era mía, “avísame con cualquier cosa que haga Eleonor y volverás a sentirme entre tus piernas, haz lo que te diga y te follaré cuando quieras, intenta engañarme y me iré para jamas volver.”- asintió entre temblores, desde ese día me llamaba avisándome hasta del detalle mas obvio y tonto, alguno se lo inventaba o lo repetía, solo para volver a follar conmigo, pero para tenerla contenta acudía encantado, mas de una vez al ir a hacer ejercicio por las mañanas iba a su oficina, o me recogía en el coche para ir a su casa. Era una mujer rubia de pelo rizado y corto, apenas le llegaba a los hombros, con los ojos color marrón, de unos 34 años, buen tipo, con un trasero de calidad y tetas algo pequeñas, su forma de vestir con faldas y de traje siempre me excitó, pero una vez que era mía me desahogaba con ella, cada vez que iba a casa y tenia que actuar con Eleonor o Lili, hasta con Ana, trataba de llevarlo lo mejor que sabia esperando que todo pasara de largo, que fuera un arma que nunca querría usar, pero no me habían dejado, al final quisieron llegar hasta el final, y gracias a la advertencia de mi madre ahora tenia el control.

-ELEONOR: es una vieja amiga de mi hermana, fue la que estuvo con ella………… hasta que murió, le debía sacarla de allí, al menos eso.

-YO: me alegro por vosotras, ahora, quiero que sepas que tengo montones de cintas de viendo y baudios sobre nosotros, con pruebas para encarcelar a Lili, o como coño se llame, por consumo de drogas, a ti por estafa, ofrecer dinero por otra persona o suplantación de identidad a la seguridad social , elige o todo junto – temblaba ante mis amenazas veladas- aparte de horas y horas de sexo salvaje conmigo y con otros hombres, que sin ser legalmente denunciable, destrozarán tu cara publica, incluso puede que tu ex quiera usar algo contra ti para recuperar ciertas propiedades………- Eleonor bajó los brazos derrotada, había jugado con fuego y se había quemado.

-ELEONOR: ¿Qué es lo quieres?- asumió que era dinero.

-YO: lo que yo quería era vivir feliz con Ana, y me daba igual donde, pero ahora no lo podré tener.

-ANA.: ¿por que no?, ahora la casa es tuya, podemos ser felices juntos, echarlas y será nuestra casa.- planificaba alegre poniéndose de pie, viendo una rendija de esperanza, pero la eché una mirada que la fulminó, viendo como las lagrimas me llenaban los ojos.

-YO: ojalá pudiéramos, te he dado la oportunidad todo este tiempo…………. si me lo huebras contado…………………. incluso ahora, antes de ver los videos, te hubiera perdonado, te amo tanto que me hubiera dado igual, pero no has podido ser sincera conmigo, no confío en ti, y tendré que aprender a dejar de quererte.

-ANA: Raúl por favor, te quiero……….- la corté dejando de mirarla.

-YO: ahora lo que ordeno es que hagáis el equipaje, y os llevéis vuestras cosas cuanto antes, Eleonor puede llevarse a Li…a esa, consigo a cualquiera de sus casas, no quiero volver a verlas nunca, y si quieres seguir manteniendo tu posición, seguirás pagando los gastos de esta casa, comunidad, seguro de hogar y desperfectos, ninguna locura para ti, yo ya se cuidarme solo, no necesito tu asqueroso dinero así que no temas mas chantajes en adelante, a Ana la dejarás en paz, creo que te ha sacado suficiente dinero para pagarse los estudios donde quiera, y no tomarás represalia alguna sobre ella o seré yo quien te hunda la vida a ti. Si sigues estos pasos, no volverás a saber de mi, ni yo de ti, es lo mejor para ambos, si no lo haces despídete de todo ¿queda claro?

-ELEONOR: como el agua………….pero podríamos………

-YO: no, se acabó, búscate a otro imbécil que te folle.- se levantó y se fue al piso de arriba, con Lili/Carolina detrás, que permaneció callada a riesgo de meter la pata y que la repatriaran.

-ANA: ¿y nosotros?- preguntó con miedo.

-YO: no hay un nosotros, lo dejamos aquí y ahora, preferiste el dinero a mi, así que coge todo ese dinero que con tanto esfuerzo te has ganado, y lárgate de mi vista, ni se te ocurra intentar ir al piso de estudiantes, no te quiero volver a ver en mi vida, seguro que con unos incentivos puedes volver a Granada y matricularte allí lo que te queda de estudios, supongo que eso agradará a tu familia ahora que ya lo saben y te lo exigieron, pero en el fondo, me da igual, haz lo que quieras, todo, menos ponerte en mi camino.

-ANA: pero yo te quiero………..- fue un lamento entre lagrimas, más que un argumento.

-YO: y yo a ti, pequeña, adiós.

CONTINUARA…………..

 

“NO SON DOS SINO TRES LAS ZORRAS CON LAS QUE ME CASÉ” (POR GOLFO) SERIE SIERVAS DE LA LUJURIA VOL. II LIBRO PARA DESCARGAR

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no son dos sino tres2Sinopsis:

El pastor de la secta descubre que una de sus esposas le es infiel y en secreto la repudia. Para mantener las apariencias obliga a su hijo, nuestro protagonista, a casarse con ella. Aunque en un principio se niega, la amenaza de ser desheredado le obliga a consentir esa unión CON SU MADRASTRA….

TOTALMENTE INÉDITA, NO PODRÁS LEERLA SI NO TE LA BAJAS.

ALTO CONTENIDO ERÓTICO

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Para que podías echarle un vistazo, os anexo el primer capítulo:

Introducción

A raíz de mi llegada a Madrid mi vida cambió. Tres meses antes era solo un joven estudiante de provincias, cuyo único interés era vivir la vida y al que su madre había instalado contra su voluntad en una casa de huéspedes regentada por Doña Consuelo, una viuda que acababa de perder a su marido. La intención de mi jefa había sido buscar un sitio donde tuvieran a su hijo controlado. Lo que nunca previó fue que esa mujer y su hija vieran en mi presencia una señal de Dios y a mí, en particular, al hombre que había venido a sustituir al difunto.
Tardé poco en descubrir que la dueña del hostal era una fanática religiosa de una secta fundada por un tal Pedro, que veía en el sexo una forma de combatir los demonios que la consumían por dentro y qué desde que me vio poner los pies en su casa, asumió que mi misión en este mundo era exorcizarla a base de polvos. Por eso solo tuvieron que pasar un par de días para que esa cuarentona se convirtiera en una asidua visitante de mi cama.
Laura, su hija, fue un caso diferente. Tratada como criada, era incapaz de llevarle la contraria a su madre y aunque no era tan creyente, compartía con su progenitora una sexualidad desbordada, producto de los continuos abusos que había sufrido de manos de su padre muerto. En un principio, reconozco que quise convertir a esa rubia en otra putilla a mi servicio pero sus traumas y la manía que tenía de considerarme su padre, despertaron al hombre bueno que hay en mí y me negué a participar en sus juegos, deseando cortar tantos años de explotación paterna.
Esa buena acción llevó a la cría al borde de la depresión y fue entonces cuando su vieja pidió mi ayuda. A pesar de sus rarezas, Consuelo era una buena mujer y como su amante, me vi obligado a explicarle el siniestro comportamiento con el que su esposo había tratado a su propia hija.
La viuda al enterarse, escandalizada pero sobre todo avergonzada por no haberse percatado de lo que ocurría antes sus narices, fue a hablar con su retoño para pedirle perdón y buscar una solución a sus males. Fue al volver cuando me informó que las dos juntas habían llegado a una solución y que como la Iglesia en la que creían permitía la poligamia, habían decidido que lo mejor era que yo me casara con las dos.
Cómo podréis comprender, me negué a tamaño disparate pero ante su insistencia, esa viuda consiguió que me lo pensara. Todavía hoy desconozco si hubiese aceptado finalmente, si no llego a recibir la visita de D. Pedro y de sus tres esposas. Tras una breve discusión teológica, ese pastor me mostró los aspectos prácticos que tendría esa hipotética boda: Además de tener a mi disposición a dos hermosas mujeres, sería el administrador de una fortuna valorada en más de quince millones de euros.
Si la belleza madura de Consuelo y el inocente atractivo de Laura eran motivos suficientes, tener mi futuro asegurado con ese dinero fue el empujoncito que necesitaba para aceptar. Por ello con un apretón de manos, cerré el pacto con ese sacerdote y comprometí mi asistencia al enlace que tendría lugar esa misma noche.
Al llegar a la iglesia de esa secta me quedé impresionado con el lujo de esa construcción pero lo que realmente me dejó anonadado fue la veneración con las que sus fieles trataban al anciano. Lo creáis o no, lo consideraban un profeta casi a la altura de Jesucristo. Como no podía ser de otra forma, decidí obviar el fanatismo de esa gente y concentrarme que a partir de esa noche sería rico y tendría a dos estupendos ejemplares de mujer a mi servicio.
La boda en sí fue parecida a las católicas que tantas veces había asistido por lo que en un principio nada me alteró hasta que en mitad del sermón, Don Pedro anunció que estaba enfermo ante ese gentío y que desde ese momento me nombraba a mí como su sucesor. Imaginaros mi cara cuando lo escuché pero la cosa no quedó ahí y micrófono en mano, insinuó que yo era su hijo bien amado. Como nunca había conocido a mi progenitor, me quedé pensando en si era verdad y por ello al terminar la ceremonia, lo busqué.
Ese tipo, sin perder la compostura, me reconoció que él me había engendrado y que si había caído en esa casa de huéspedes había sido cosa suya en colaboración con mi madre, la cual me había prometido siendo niño que con la mayoría de edad conocería a mi padre.
Esa revelación me dejó perplejo y me sentí una puta marioneta en sus manos. Tras unos segundos en los que dudé si salir corriendo de ahí, le comenté que me resultaba imposible aceptar ser su sustituto porque entre otras cosas era agnóstico.
Fue entonces cuando soltó una carcajada y bajando la voz, susurró en mi oído que me lo pensara ya que además de disponer de cientos de mujeres entre las que elegir para que formaran parte de mi harén, con ese “peculiar” oficio mis ingresos anuales superarían el medio millón de euros. Soy joven pero no tonto y por ello no tuve que pensármelo mucho para olvidarme de cursar Ingeniería Industrial y convertirme en un estudioso de Teología.
Despidiendo a mi padre, el pastor de esa iglesia y mi futuro profesor, fui a cumplir con mis deberes conyugales pero Consuelo, que sabía que esa noche era primordial para su hija, me pidió que la dejara quedarse en el banquete que había montado en nuestro honor.
Una vez con Laura y en la que ya era por derecho mi casa, descubrí dos cosas que marcarían el rumbo de mi vida en un futuro: la primera es que tras esa fachada de zorra manipuladora, se escondía una tierna amante necesitada de cariño y la segunda que reconozco me puso los pelos de punta, que esa secta creía en el levirato por lo que si finalmente moría don Pedro, como su heredero tendría que adoptar a sus esposas como mías…

Capítulo 1

Esa mañana seguía dormido cuando entre sueños, sentí que una dulce humedad se apropiaba de mi pene. Rápidamente vino a mi mente, el recuerdo de la noche anterior y el modo tan pleno con el que Laura se había entregado a mí. Asumiendo que era ella, deseé comprobar hasta donde llegaba su calentura y por ello, mantuve mis ojos cerrados como si no fuera consciente que mi joven esposa me estaba haciendo una mamada.
Sus manos todavía indecisas comenzaron a recorrer mi cuerpo desnudo mientras su pene cada vez más duro era absorbido una y otra vez por su boca. La maestría de sus labios era tal que parecían conocer cada centímetro de mi piel.
«Es toda una experta», pensé poniendo en duda su afirmación que mi miembro era el primero que había visto y es que la lengua de esa novicia se concentró en lamer los puntos sensibles de mi verga como si realmente lo hubiese hecho multitud de veces.
Durante un par de minutos y a pesar que entre mis piernas crecía una brutal erección, seguí disimulando hasta que sacándosela del fondo de la garganta, comenzó a mordisquear mi capullo con sus dientes. Esa caricia la conocía y por ello supe de mi error aun antes de oír a Laura saludar a su madre, muerta de risa:
― Se nota que has llegado con ganas de follarte a mi marido.
Doña Consuelo, la mayor de mis esposas, recriminó la procacidad de su hija diciendo:
―No seas vulgar. Jaime es también mío y debo complacerlo. Cuando una esposa cumple con su deber, es una forma de agradecer a nuestro señor por habernos mandado alguien que nos cuide y tú deberías hacer lo mismo.
Ni siquiera abrí los ojos, era una discusión entre ellas dos y no debía intervenir, no fuera a ser que saliera escaldado. Lo que no me esperaba fue que tomando sus palabras literalmente, la menor de mis mujeres se incorporara sobre el colchón y dijera:
―Tienes razón, échate a un lado que yo también quiero santificar mi matrimonio.
Defendiendo cada una sus derechos, mi pobre pene, mis huevos y la totalidad de mi cuerpo se vieron zarandeados por esas dos gatas. Cada una quería su porción de terreno y no se ponían de acuerdo. Aguanté estoicamente hasta que una de las dos me arañó involuntariamente con sus uñas cerca de la entrepierna y temiendo por mis partes nobles, decidí intervenir y de muy mala leche les grité:
―¿Se puede saber qué coño hacéis?
Madre e hija dejaron de discutir al momento, aunque no por ello dejaron de mostrar su cabreo con sendas miradas cargadas de reproche. Supe que debía de cortar por lo sano esa actitud y por ello, recordando las enseñanzas de él que era mi padre, les pregunté cuál era el problema.
La cuarentona de inmediato comenzó a protestar diciendo que ella se había autoexcluido para que Laura tuviera su noche de bodas y que por lo tanto, le tocaba a ella disfrutar de mis caricias.
«Tiene lógica», asumí en silencio.
Pero entonces la más joven de mis esposas echa una furia rebatió sus argumentos diciendo que entre ellas habían acordado que si un día era una, la primera en satisfacer a su marido, al día siguiente el turno era para la otra.
Dando por sentado que ambas tenían parte de razón, comprendí que debía de imponer unas reglas que las dos se vieran obligadas a cumplir en un futuro o mi vida sería un desastre y abusando de sus irracionales creencias, me inspiré en las Sagradas Escrituras para decir:
―Tal y como planteáis el asunto, decidir de quien tiene más derecho es complicado por lo que no me queda otra que adoptar una decisión salomónica y como no pienso ni quiero partir mi pene en dos, como vuestro marido, he resuelto no tocaros ni dejaros que os acerquéis a mí hasta que lleguéis a un acuerdo que se mantenga en el tiempo.
Consuelo me replicó, casi llorando, que el deber de una buena sierva del señor era cuidar de su marido. Su hija uniéndose a su madre, la secundó recitando unos versículos de la biblia:
―Está escrito: “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración”.
Reconozco que me pasé dos pueblos pero no me pude contener al oír esa cita y soltando una carcajada, repliqué:
―Vosotras rezad porque si me entran las ganas, no os preocupéis por mí, me haré una paja.
Mi falta de devoción las indignó y creyendo que era una prueba que les ponía, nuevamente se pusieron a discutir entre ellas mientras se achacaban la una a la otra la culpa que llegado el caso me tuviera que masturbar teniendo dos mujeres obligadas a hacerlo. Dándolas por imposibles, me levanté de la cama y me fui a desayunar.
Veinte minutos después, volví al cuarto y no encontrando a ninguna, comprendí que todavía no habían llegado a un pacto.
«Mientras no se maten entre ellas, debo dejarlas que entre ellas lo arreglen», pensé y por eso, me vestí y me fui a ver a don Pedro.

Mi padre vivía en una mansión dentro de los terrenos de la iglesia y por eso no me extrañó que al llegar me pararan un par de sus feligreses y me pidieran que les bendijera. Aunque me sentí ridículo haciéndolo, no me quedó más remedio que imitar lo que le había visto hacer a mi viejo y posando mis manos sobre sus cabezas, recité en silencio una plegaria. Habiendo cumplido con mi papel de heredero del “profeta”, toqué en su puerta.
Quien me abrió fue Judith, la segunda esposa que tenía la edad de Consuelo.
―¿El Pastor?
Con su gracejo caribeño, me informó que don Pedro todavía no se había levantado. Interesándome por él, preocupado le pregunté si había recaído. La cubana, muerta de risa, contestó que no pero que tras mi boda, estaba tan contento que se empeñó a cumplir con todas sus esposas.
«Joder con el anciano, todavía funciona», dije para mí.
La mulata me debió de leer los pensamientos porque, con una sonrisa de oreja a oreja, comentó:
―Debimos decirle que no pero insistió tanto que una tras otra nos satisfizo a las tres― y siguiendo con la guasa, se dio una palmada en el trasero mientras me decía: ― A su edad no es bueno tantos esfuerzos.
Descojonado por cómo esa cuarentona me había insinuado que la había tomado por detrás, no pude dejar de curiosear en la vida privada de mi progenitor y directamente la pregunté cada cuanto “santificaba” su matrimonio.
―Menos de lo que me gustaría… dos o tres veces por semana.
Haciendo cuentas, si multiplicaba esa cantidad por las mujeres de mi padre, eso suponía que el setentón era capaz de echar ¡más de un polvo diario! Pero no fue eso lo que me perturbó sino saber que una vez que faltase, yo al menos debía mantener su ritmo y si a esas tres le sumaba las mías, mi pobre pene se vería en problemas para follar a tantas y tan frecuentemente. La expresión de mi cara debió de ser tan evidente que adivinó mi problema y muerta de risa, me dijo:
―Cada una somos diferentes, ahí donde la ve, Raquel sufre de insomnio y cuando no puede dormir le ruega a nuestro esposo que le regale un poco de su néctar. En esas noches da igual a quien le toque, es la primera en… “comulgar”.
―¿Y es frecuente que le pase?
Descojonada, respondió:
― Todas las noches pero Don Pedro solo acede a complacerla noche sí, noche no.
«¡Qué caradura!», pensé. Aunque me hacía gracia el eufemismo que usaba para no decir “hacerle una mamada”, no pude más que alucinar al comprender que solo entre ellas dos le exigían eyacular casi a diario y ya escandalizado, tuve que averiguar cuantas veces Sara, la veinteañera, requería las atenciones de mi pobre viejo.
―¡Esa es la más devota! Ora con don Pedro en cuanto puede. Al menos una por día y si el Pastor no está en condiciones, viene a mi habitación y reza conmigo.
«¡La madre que las parió! Aunque se alivien entre ellas, tienen al anciano consumido. ¡Son tres putas de lo peor!», sentencié preocupado porque me veía incapaz de mantener esa frecuencia.
Como mi padre estaba indispuesto, estaba a punto de volverme a casa pero entonces Raquel apareció y me pidió que la acompañara. Dado que esa rubia era la favorita de mi padre y su primera mujer, la obedecí y junto ella, entré en un despacho. De inmediato, encendió un ordenador y mirándome a los ojos, me explicó que su marido le había ordenado mostrarme los números de la “iglesia” para que me fuera familiarizando con su obra. Aunque mi viejo me había anticipado los enormes beneficios que daba, nada me contó sobre la labor con los desfavorecidos que realizaban y por eso cuando su mujer me fue detallando lo que habían gastado en alimentos y demás ayudas, reconozco que no supe que decir.
«Han repartido más de dos millones y eso solo durante lo que va de año», recapitulé y por vez primera admití que además de un buen negocio, ese tinglado cumplía una labor social.
Durante más de dos horas, actuando como una financiera de primer nivel, Raquel desmenuzó todos y cada una de las fuentes de ingresos, recalcando también los fines a los que se dedicaban los fondos. Por ello mi idea preconcebida que mi viejo era un golfo y un estafador cambió y comprendí que a pesar de ser un putero, había fundado una gran ONG bajo el paraguas de unas creencias.
Al terminar su exposición, Raquel cerró el portátil y me miró. Por su rostro supe que iba a decirme algo importante y por eso esperé que empezara. Os juro que por mi mente habían pasado muchas cosas pero jamás me imaginé que esa mujer me dijera.
―Tu padre es un santo y debemos intentar que nos dure muchos años. Es demasiado orgulloso para decírselo personalmente por lo que me ha pedido que le diga que necesita su ayuda.
Como no podía ser de rápidamente me ofrecí a arrimar el hombro en lo que fuera. Fue entonces cuando ese supuesto modelo de rectitud me dijo sin ningún tipo de rubor que tendría que hacerme cargo de algunas labores. Creyendo que se refería a algo relacionado con su labor pastoral, accedí sin pensármelo, diciendo:
―Cuenta conmigo. Aunque necesito unas cuantas lecciones, me puedo ocupar de parte de su trabajo con los creyentes.
Ni siquiera pestañeó cuando quiso sacarme de mi error diciendo:
―Lo que su padre necesita es algo más personal. Como usted sabe anda delicado de salud y aunque quiera ya no puede aguantar el ritmo de actividad al que nos tenía acostumbradas.
Lo creáis o no, todavía seguía pensando que hablaba de temas de administrativos y por ello, no tuve reparo en insistir que no tenía inconveniente en cumplir con lo que él quisiera aunque eso supusiera quedarme hasta tarde.
Al darse cuenta que no había sabido como plantear el problema para que yo me enterara, esa cincuentona decidió que no podía seguir perdiendo el tiempo y entrando al trapo, me soltó:
―No sé si sabes que cuando él muera, tú ocuparás su lugar con nosotras, sus tres esposas…
―Lo sé― intervine cortándola al temer el rumbo que estaba tomando la conversación.
Molesta pero sabiendo que no había marcha atrás, me miró con ira y sin darme tiempo a huir, reveló a lo que había venido, diciendo:
―El pastor quiere que te anticipes y que le liberes, asumiendo desde ya la mayor parte de sus responsabilidades como marido.
Alucinado por lo que me acababa de decir, quise defenderme recordando a esa mujer que el adulterio estaba prohibido pero entonces y sin alterarse, contestó:
―Don Pedro sabía que eso iba a contestar y por eso me pidió que le recitara parte “Eclesiástico 3” ― tras lo cual sacando una biblia, leyó: ―La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados.
No sabiendo donde meterme, contesté francamente aterrorizado:
―Haber si lo entiendo, ¿me está diciendo que si me acuesto con cualquiera de vosotras cometo un pecado pero como lo hago para ayudar a mi padre, mis errores serán perdonados?
―Así es. Sé que es difícil de comprender pero si alguien tan santo como su padre afirma que sería licito, ¿quién somos sus esposas para opinar lo contrario? ―la expresión expectante de esa madura me hizo dudar si era realmente una petición de su marido o era en realidad su propia necesidad la que hablaba.
No sabiendo a qué atenerme, comprendí que al final de cuantas solo estaba acelerando lo inevitable y que si me negaba quien iba a sufrir las consecuencias era el corazón maltrecho del padre que acababa de conocer. Al no verme capaz de soportar la culpa de sentirme responsable de su muerte antes de tiempo, pregunté:
―¿Quiénes sois las que necesitáis comulgar más a menudo?
Que directamente le preguntara si ella también necesitaba saciar su lujuria, la hizo sonrojar y totalmente colorada, evitó mi mirada al contestar:
―Las tres
Se notaba que estaba pasando un mal trago con esa conversación pero cuando estaba a punto de dejar de insistir para no incrementar su vergüenza, descubrí que bajo su camisa habían aparecido como por arte de magia dos relevadores bultos. El tamaño de los mismos fue prueba suficiente para vislumbrar hasta donde llegaba la urgencia de esa mujer y olvidando que era mi madrastra, resolví comprobar los límites de su lujuria diciendo:
―¿Te apetece que te dé de comulgar ahora mismo?
Raquel no se esperaba esa pregunta por lo que tardó unos segundos en comprender a qué me refería. Cuando lo hizo, sus pezones crecieron todavía más y completamente aterrada quiso evitar ser ella la primera en convertirse en adúltera, diciendo:
―¿No sería mejor que consolara a Sara? Ella es más joven y por tanto más necesitada.
―No― contesté disfrutando de su nerviosismo― eres la favorita de mi padre y por tanto debes de ser tú quien peque antes que ninguna.
Se quedó paralizada al asumir que nada podía hacer para convencerme. En su retorcida mente había supuesto que dedicaría mis esfuerzos a las más jóvenes, dejando para ella sola las menguadas fuerzas de su marido. Al percatarme de sus planes, decidí chafárselos desde el principio. Acercándome a su silla, me puse detrás ella y metiendo mis manos por dentro de su escote, me apoderé de sus pechos mientras le comentaba que aún no había descargado esa mañana.
Raquel no pudo evitar que un suspiro se le escapara al sentir la caricia de mis dedos en sus gruesos pezones pero al escuchar que mis huevos estaban llenos, fue cuando realmente se puso cachonda y comenzó a gemir como una loca.
Por mi parte, os tengo que reconocer que me sorprendió la dureza de esas dos ubres ya que erróneamente había supuesto que debido a su edad, esa madura debía de tenerlos caídos. Por ello y queriendo confirmar mis sospechas, los saqué de su encierro ante el espanto de esa mujer.
―¡Están operadas!― exclamé al comprobar que la firmeza que demostraban solo era posible si habían pasado por las manos de un cirujano.
Raquel asintió avergonzada y me reconoció que mi padre había insistido en que la remozaran por completo. Sus palabras me hicieron intuir que la operación había ido más allá de colocarle las tetas y francamente interesado, le exigí que se desnudara ante mí:
―Soy la mujer de tu padre― protestó ante mi exigencia.
Mi carcajada resonó en sus oídos e imprimiendo un suave pellizco en sus areolas, le dije:
―Eso no te importó cuando me informaste que era mi deber el compensar con mi carne vuestras carencias.
El tono duro que usé y la certeza que de no obedecer se autoexcluiría del trato, forzó la sumisión de Raquel. Temblando como si fuera una primeriza, se puso en pie y con la cabeza gacha, comenzó a desabrochar su falda mientras la observaba.
En cuanto dejó caer esa prenda, acredité el buen trabajo que el médico había realizado también en su trasero y llamándola a mi lado, usé mis yemas para testar la dureza de esas nalgas.
―Tienes un culo de jovencita― sentencié.
La estricta rubia me agradeció el piropo sin moverse, lo que me dio la oportunidad de profundizar en ese examen, separando sus dos cachetes. Ante mí apareció un rosado agujero al que de inmediato quise comprobar si estaba acostumbrado a ser usado sometí y sin pedir su opinión, introduje un dedo en su interior.
―No seas malo― murmuró con patente deseo al experimentar que comenzaba a jugar con su entrada trasera.
Que no solo no se opusiera sino que en cierto modo aprobara mis métodos, azuzó el morbo que me daba estar jugando con mi madrastra e incrementando la presión sobre ella, llevé mi otra mano hasta su entrepierna donde descubrí un poblado bosque pero también que su coño rezumaba una densa humedad.
«Esta zorra está caliente», me dije mientras insistía en estimular ambos agujeros con mayor intensidad.
En un principio los suspiros de la madura eran casi inaudibles pero con el paso de tiempo, se fueron incrementando siguiendo el compás con el que mis dedos la estaban masturbando.
―Ummm― sollozó al sufrir en sus carnes los embates del placer al que le estaba sometiendo su teórico hijastro.
Mi pene se contagió de la calentura de esa madura y como si tuviese vida propia, con una brutal erección presionó las costuras de mi pantalón. Sin nada que me retuviera, me bajé la bragueta liberando al cautivo. Raquel que había seguido mis maniobras, se quedó embelesada al verlo aparecer. Y refrendando con hechos lo que me había dicho Judith respecto a su obsesión por el semen, me rogó si podía recibir mi bendición. No tuve problema en interpretar que estaba usando una figura retórica y que lo que realmente quería preguntarme era si podía mamármela.
―Toda tuya― reí al tiempo que ponía mi verga a su disposición al sentarme con las piernas abiertas en una silla.
Los ojos de esa cincuentona brillaron al obtener mi permiso y puesta de rodillas, fue gateando hasta donde yo me encontraba sin dejar de ronronear. A pesar de sus años Raquel tenía, además de un par de apetitosos melones, un par de viajes y por ello cuando acercó su mano a mi entrepierna, todo mi ser estaba deseando comprobar in situ que es lo que sabía hacer.
―¡No tendrás queja de esta vieja! ¡Te lo juro!― exclamó en voz baja al coger mi pene entre sus dedos.
Al oírla estuve tentado de humillarla pero con mis hormonas a plena actividad, me quedé callado cuando, acercando su cara a mi miembro, sacó su lengua y se puso a recorrer con ella los bordes de mi glande. Para facilitar sus maniobras, separé mis rodillas y acomodándome en mi asiento, la dejé hacer. La madura al advertir que no ponía ninguna pega, me miró sonriendo y besando mi pene, me empezó a masturbar.
Quise protestar cuando usó sus manos en vez de sus labios pero entonces esa rubia incrementó la velocidad de su paja, desbaratando mis recelos. Para entonces me daba igual que parte de su cuerpo usara, necesitaba descargar mi excitación y más cuando sin dejar de frotar mi miembro, me dijo:
―¡Dame tu néctar y yo me ocuparé de ordenar los turnos de tus otras siervas!
Su promesa me tranquilizó porque de seguro en cuanto Sara y la mulata se enteraran, vendrían a por su ración de leche. Demostrando la puta que en realidad era, llevó la mano que le sobraba entre sus piernas y cogiendo su clítoris con los dedos, lo empezó a magrear con fiereza. Os juro que me quedé impresionado por la forma en que esa alegremente nos masturbaba a ambos. Debía llevar tanta la calentura acumulada que no tardé en observar que estaba a punto de alcanzar el orgasmo sin necesidad de que yo interviniera.
Supe que mi viejo la tenía bien educada al comprobar que el placer la estaba rondando y que era inevitable, esa guarra me pidió permiso para correrse.
―Hazlo.
Nada más escuchar que daba mi autorización, la madura se entregó a lo que dictaba su cuerpo y dando gritos colapsó ante mi atenta mirada. Ni que decir tiene que al verla estremecerse, me terminé de excitar y sin esperar a que terminara el clímax que la tenía dominada, cogiendo su cabeza, la obligué a embutirse mi miembro hasta el fondo de su garganta mientras le decía:
―¡Adúltera! ¡Comulga de una puta vez!
Mi improperio lejos de apaciguar su lujuria, la exacerbó y poseída por la necesidad de catar su pecado, buscó mi placer con ahínco, usando su boca como si de su sexo se tratara. La maestría con la que se metía y se sacaba mi pene de sus labios, me informó sin lugar a equívocos que era una mamadora experta por lo que aceptando que ella iba a ser la encargada de hacérmelas cuando viviera bajo mando, cerré mis ojos para concentrarme en lo que estaba mi cuerpo experimentando.
El morbo que fuera mi madrastra la mujer que me estaba regalando esa felación provocó que mi espera fuese corta. Al sentir que estaba a punto de explotar y que no iba a aguantar más, le dije:
―Bébetelo todo ¡Puta!
La favorita de mi viejo recibió mi orden con alborozo y metiendo mi pene en su boca, buscó mi semen con desesperación. No os podéis hacer una idea de la alegría que sintió al sentir la primera descarga sobre su paladar. Solo deciros que pegó un grito relamiéndose, para acto seguido disfrutar de cada explosión y de cada gota que salió de mi miembro hasta que consiguió ordeñar por entero mis huevos. Una vez comprobó que no salía más, usó su lengua para asear mi extensión a base de largos y sensuales lametazos que además de dejar mi polla inmaculada, tuvo como efecto no deseado que se me volviera a poner dura como una piedra.
Aunque suene raro, cuando al terminar le felicité por su habilidad y le insinué que iba a follármela, esa cincuentona sintió nuevamente que su cuerpo era sacudido por el placer y de improviso se vio sacudida por un segundo orgasmo todavía más brutal que el anterior. Al verla berrear como una cierva en celo, creí que era el momento de tomar lo que tarde o temprano sería mío. Por eso levantándome de la silla, puse mi erección entre los pliegues de su sexo pero cuando ya iba a hundir mi estoque en su interior, la rubia se separó bruscamente y casi llorando, me rogó que no lo hiciera.
―¿Qué diferencia hay con lo que acabamos de hacer?― susurré en su oído tratando de convencerla.
Fue entonces cuando con lágrimas en sus ojos, la favorita del pastor me soltó:
―Ya he tropezado en demasía. Por favor no incrementes mi pena, sumando a la lujuria el pecado del egoísmo.
―No te comprendo― insistí.
Completamente deshecha, la rubia comenzó a vestirse sin darme una contestación a su actitud y solo cuando ya estaba junto a la puerta, se dio la vuelta y me dijo con tristeza:
―Me encantaría sentirte pero no es posible, antes que pueda repetir, es el turno de las otras mujeres de tu padre.
Tras lo cual, me dejó solo, insatisfecho y con mi verga pidiendo guerra. Juro que estuve a un tris de llamar a la mulata para que me ayudara pero con el último rastro de cordura decidí que era mejor volver a casa y que de ese problema se ocupara cualquiera de mis dos esposas…

 

Relato erótico: “Gaby, mi hija 9″ (POR SOLITARIO)

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Charo queda deslumbrada, se acerca a su amiga, coge sus manos para darle un giro y poder admirarla.

–¡Isabel, estás preciosa!

Las miradas entre ellas lo dicen todo. Realmente es una mujer muy bella y está enamorada de Charo, se ha acicalado para ella.

El bar de copas no estaba muy lejos, vamos andando y provocando miradas y silbidos de admiración por donde pasamos.

Al llegar, nuestras amigas nos están esperando en una mesa, el ambiente agradable, la música suave permite la conversación, sin gritos.

Al encontrarnos, la alegría de Lara y nuestras amigas es desbordante. Hacía muchos años que no se veían. Al fin las cuatro juntas, después de tanto tiempo.

Carmen está gordísima. Y preciosa. La melena roja alrededor del rostro la embellece. Lara no deja de abrazarla y besarla.

–Dios mío, Carmen, estas para comerte. ¡Qué tetas tienes! Son pornográficas.

–Anda que no tenéis guasa. Estoy gorda como una foca.

–Si, pero como una foca preciosa. ¿Vendrás esta noche con nosotras a casa?

–No me lo perdería por nada del mundo. Ya le he dicho a mi marido que no me espere, que pasaré la noche en tu casa. Y ¿Sabes que me ha dicho, el muy cabronazo? ¡Que se queda tranquilo! ¡Preñada ya no me van a dejar! El muy hijode…

Nos reímos, mucho. Las tetas de la preñada, saltaban al ritmo de las carcajadas.

Les recomiendo que pidan caipiriña, la preparan muy bien. La muchacha que atiende la barra nos sirve amablemente.

Me llama la atención la entrada de una pareja, chico y chica, de unos treinta años, con atuendo deportivo. Venían en bici. Ella se sienta en un taburete en la barra. Piden unas bebidas, él entre sus piernas, tontean, se dan piquitos en los labios, el chico roza su paquete por la entrepierna de ella.

Ella se levanta y va al servicio de señoras, el disimula unos segundos y la sigue. Desde donde estoy, puedo ver que el muchacho entra también por la misma puerta, no en la del servicio de caballeros, que está enfrente.

No me cabe duda que están liados, pasan unos minutos, pocos. Se produce un silencio entre dos temas musicales y escuchamos unos lamentos muy significativos.

Nos miramos unas a otras y no podemos evitar la carcajada, amortiguada por la entrada del nuevo tema musical. Poco después, reaparecen los dos tortolitos, se sientan donde tienen las copas y siguen charlando de sus cosas, mirándose a los ojos, como si nada.

Y es que el amor aparece en los lugares más insospechados. Noto mi entrepierna húmeda. Lara me mira fijamente, de esa forma que yo sé, como cuando se tiene fiebre, los ojos ligeramente entornados, los labios entreabiertos.

Me levanto y tiendo mi mano hacia ella, la toma y nos dirigimos las dos al mismo servicio, de donde acaba de salir la parejita. Estrecho su cuerpo, apoyada tras la puerta, nuestras bocas se buscan con frenesí. Sin palabras, no son necesarias, subo su vestido, mi mano busca su vulva, sobre el pequeño triángulo del tanga.

Desprende calor, arde de deseo, como el mío que es atrapado por las manos de mi amor. Nuestras lenguas luchan por penetrar la otra boca. Aparta la tela de mi braguita y cuela dos dedos en el interior de mi mojada rajita. Cuando roza mi botoncito, no puedo evitar un respingo y un suspiro, contraigo las nalgas y empujo mis caderas para aumentar la presión sobre mi coño y el suyo.

Mi mano, busca las profundidades de su carne, apartando la ligera tela. Saco los dedos empapados de su néctar para llevarlos a mi boca, ella hace lo mismo y saboreamos nuestros jugos mezclados, el olor a sexo nos invade y enloquece, seguimos frotándonos los coños hasta explotar, las dos, casi al mismo tiempo, en unos orgasmos brutales. Las piernas no nos sostienen y estamos a punto de caernos. Apoyadas en la puerta, nos acariciamos y besamos hasta normalizarnos.

Al salir, las chicas nos miran sonriendo y moviendo la cabeza significativamente. La pareja, desde la barra, también nos mira y sonríe, asienten con la cabeza. Lara, extrañada.

–¿Hemos hecho mucho ruido?

Carmen se ríe.

–¿Tu qué crees? Menos mal que hay música, los golpes en la puerta y los gemidos nos han dicho todo lo que habéis hecho, sois unas guarrillas. Lo habéis pasado bien ¿No?

Me dejo caer en el sillón.

–Lo necesitábamos, llevamos veinte años de retraso. Chicas ¿Vamos a cenar? Aquí cerca hay un lugar que os gustará. ¡Vamos!

Al acercarme a la barra, para pedir la cuenta, paso al lado de la chica de la bici, se acerca.

–El nuestro ha sido un polvete rápido, pero lo vuestro ha tenido que ser genial ¿No?

— Hace muchos años que nosotras no hacíamos algo así. Es muy morboso ¿Verdad?

Vamos en busca de la cena, paseando, charlando y riendo.

La cena, los chupitos de ron miel con nata y canela. Limonchelo, vodka caramelo… Carmen no podía, fingía enfado por no poder beber, nos reíamos.

Cuando llegamos a casa estábamos pedo, excepto la barriguita e Isabel, que había bebido poco. Nos desnudamos entre risas y bromas, caricias y besos.

Isabel estaba algo cohibida. Por señas le indiqué a Charo que se la llevara a otra habitación, se marcharon las dos. Las demás nos quedamos acariciándonos. Lara se dedicó a Carmen, el embarazo le fascinaba. Acariciaba una y otra vez la enorme tripa, brillante, tendida boca arriba, con las piernas flexionadas, las rodillas separadas y ofreciendo el abultado sexo a quien quisiera lamerlo.

Pasábamos una tras otra por el ara, donde se ofrecía el sacrificio de nuestras bocas y lenguas. La barriga se ponía tensa con la excitación y se sucedían, moviéndose, los abultamientos en distintas partes, de los miembros del bebé. Sentir como se movía dentro de aquella panza, tenía a Lara como hechizada.

Pero no había lascivia en su rostro, la mirada era de una profunda tristeza y lloraba. Me puse a su lado y la rodeé con mis brazos.

–¿Qué te pasa Lara? ¿Por qué lloras?

Me abrazó, su cara entre mis pechos, cada vez lloraba más amargamente. Nos apartamos y fuimos a otra habitación. Cuando se calmó me lo explicó.

–Eva, no te lo dije, no puedo tener hijos. Cuando supe que estabas embarazada sentí envidia y supe que debía apartarme.

Quedé embarazada con quince años y lo oculté. Sentía vergüenza, no podía decir nada en mi casa. El padre era de mi misma edad, tuvo miedo y me dejó sola, dijo que podía ser de cualquiera, que yo era una puta, harta de follar con los chicos del colegio. No era verdad, solo lo había hecho con él, pero ya daba igual. Intenté quitármelo. La edad, la inexperiencia, no poder contar con nadie. Alguien me dijo que emborrachándome lo conseguiría y bebía, bebía mucho, me emborrachaba, pensando que así provocaría el aborto y se produjo, pero no por el alcohol. Un mal día me fui con unos chicos a un edificio en ruinas, yo bebía cualquier cosa que tuviera alcohol, cuando estaba medio inconsciente se aprovecharon, a mí me daba todo igual, hicieron barbaridades conmigo, me follaron por todos lados, cuando quise impedir que siguieran, me golpearon. Me caí, me tiraron, no lo sé, lo cierto fue que desperté en un hospital. Como consecuencia, aborté, tuvieron que extirparme la matriz, dejando los ovarios, para no tener problemas hormonales. Informaron a mi familia y me abandonaron. Me dejaron sola, tuve que apañármelas para sobrevivir. Conocí a un chico con el que me inicié en el porno, lo demás ya lo sabes.

Carmen y Nati, habían escuchado todo desde la puerta. Nos llevaron de nuevo a la cama, nos tumbaron y se dedicaron a provocarnos un orgasmo tras otro hasta quedar exhaustas. Ellas ya conocían la historia de Lara. Carmen la besaba.

–Hemos venido a divertirnos, a pasarlo bien y no a contar historias tristes. Además, esta niña va a ser tuya también, serás su madrina y tal y como lo veo, quizás tengas que ayudarme a criarla. Las cosas con mi marido no van bien, no sé si aguantaremos hasta el parto, es posible que nos separemos antes. Ahora, comédmelo, estoy deseando correrme, lo necesito, me habéis puesto cachonda.

Y se lo comimos de nuevo. Escuchábamos los gemidos de Charo e Isabel. Y así hasta el amanecer, entonces nos quedamos dormidas.

Me desperté, eran las once. Estoy detrás de la espalda de Lara que tiene una teta de Carmen en su boca, mamando como un bebé, su mano entre los muslos de la preñada, abarcando su vulva. Una mano de Nati, a mi espalda, acaricia mi pecho. Lo hace dormida. Su respiración en mi nuca, me provoca agradables escalofríos. Acerco mi mano a la cara de Lara para apartar un mechón de pelo, suelta el pezón de Carmen y se gira hacia mí. Nos fundimos en un dulce beso. Susurra.

–Buenos días, amor.

–Buenos días, mi vida. ¿Has dormido bien? O mejor ¿Has mamado bien?

–Las dos cosas. ¿Sabes que tiene leche? Sabe bien, por eso mamaba, me gusta.

–Eres como una niña pequeña, Lara. Por eso te quiero más. Pero tienes que perdonarme.

–¿Por qué, amor?

–Por ponerme celosa.

–¿De Carmen?

–No….De mi hija. De Gaby.

–No te entiendo, Eva. ¿De Gaby? ¿Por qué?

–Por como la mirabas cuando os conocisteis. Creí…..

–No sigas, mi vida. Te envidiaba, tienes una hija preciosa y….

No dejé que terminara la frase. Uní mis labios a los suyos, en un largo y cálido beso.

Nuestras queridas amigas nos miraban. Carmen acarició su pelo.

–Lara, creo que Eva estará de acuerdo conmigo. Nuestras hijas son también tuyas. Compartiremos amor, placer, amistad y también hijas. Todo depende de la importancia que le des. Mira a Nati, ella puede tener hijos y no quiere. Para ella es más importante su libertad y yo respeto su deseo. Pero vamos a levantarnos. Llegaréis tarde a la estación.

Nos levantamos y entramos sigilosamente a la habitación donde están Charo e Isabel. Duermen, desnudas, abrazadas, forman una deliciosa imagen, para ser inmortalizada en un cuadro. Sus curvas suaves, la morbidez de la piel. Mantienen los muslos entrelazados entre ellas. Nos acercamos las cuatro, rodeando la cama. Acariciándolas suavemente, despiertan, sorprendidas, se miran a los ojos, sonríen y se besan. Les hablo sonriente.

–Buenos días, dormilonas. ¿Cómo lo habéis pasado?

Charo, sin dejar de mirar a Isabel.

–Es lo mejor que me ha pasado desde hace mucho tiempo. ¡Es tan dulce!

–Te entendemos Charo. Eres una buena persona y mereces ser feliz. Isabel también se lo merece. Ahora vamos, levantaos, tenemos que comer algo, Lara y yo nos iremos pronto ¿Y tú? ¿Te quedaras con Isabel?

Se miran las dos. Isabel anhelante, esperando la respuesta de Charo.

–¿Qué si me quedo? ¡¡No pienso separarme de Isa nunca!! Esta noche ha sido nuestra noche de bodas. Hemos sellado un pacto…de amor.

Se besan, les gastamos bromas, cosquillas, nos reímos. Nos faltan Gaby y Silvia para compartir un momento tan sublime.

–¿Qué le digo a tu hija, Charo?

–No te preocupes. Se lo diré por teléfono, tú solamente le tienes que decir cómo me has visto.

–¿Desnuda, después de follar toda la noche con Isabel?

–¡No, tonta! Feliz, muy feliz. Dile que Isabel me ha dado vida. Nada más.

Nos arreglamos para bajar al bar de Alfredo, que nos atiende con la amabilidad de siempre. Aunque es tarde y ya no sirve desayunos, hace una excepción con nosotras.

En el bar, Carmen y Nati se despiden de todas nosotras y se marchan. Charo e Isabel nos acompañan a la estación de Santa Justa, hasta la partida del tren que nos lleva a nosotras a Barcelona. La tristeza de la despedida, se ve compensada con las miradas amorosas que se cruzan entre las dos. Mentalmente les deseo mucha suerte, la merecen.

Llegamos a Barcelona, Gaby y Silvia nos esperan en la estación. Tras los abrazos y besos, las explicaciones. En el camino a casa, en el taxi, Silvia a punto de romper a llorar.

–Eva ¿Por qué se ha quedado mi madre en Sevilla? ¿Qué ha pasado? Ella me ha dicho que está bien, que encontró una persona, Isabel, con la que espera ser feliz, pero ¿Es verdad?

–Si, cariño. Tu madre está mejor que nunca. Apenada por qué no estás con ella, pero feliz. Ha encontrado a otra persona, que conoció hace mucho tiempo, una compañera de colegio, algo así como tú con Gaby. Y no quiere separarse de ella. Creo que pueden ser muy felices las dos. No debes preocuparte. De todas formas piensa que estas a menos de seis horas de viaje en tren, una en avión, cuando quieras puedes ir a verla y cerciorarte de lo que te decimos.

Pensativa, se refugia en los brazos de mi hija, que la acoge cariñosamente. Se besan. La taxista, una mujer, mira por el retrovisor y sonríe.

–Perdónenme, a lo peor meto la pata, pero las jovencitas ¿Son pareja?

Nos hace gracia y reímos.

–No tiene que disculparse. Si, ellas dos son pareja y nosotras dos también. ¿Por qué?

–Pues, por qué me alega mucho ver a mujeres que se quieren y no les importa demostrarlo. Yo vivo desde hace cinco años con mi chica. Lo pasamos muy mal antes de salir del armario. Cuando lo hicimos, la familia, los amigos, todos, nos dieron la espalda. Rompimos con todo y lo afrontamos solas, eso nos dio fuerzas. Y cada día que pasa, nos alegramos más de haber tomado aquella decisión. Hoy estamos juntas, tenemos nuestro taxi, que llevamos las dos, somos independientes y felices, muy felices. Estoy deseando terminar cada turno, para volver a casa y estar con ella.

–Sabemos, por experiencia, de lo que hablas. En esta sociedad la intolerancia está muy extendida. Ellos establecen las normas, en base a unos principios caducos y todos debemos acatarlas. Si no lo hacemos, se nos castiga con la marginación. Pero antes aún era peor, lo castigaban con la cárcel.

Llegamos a casa. La chica del taxi, baja para despedirse de nosotras con dos besos y desearnos suerte.

Carlos y Ainoa salen a recibirnos, tras los abrazos y besos de rigor, Carlos me mira. Lara es una desconocida para él. Hago las presentaciones. Carlos se muestra algo reticente, pero acepta lo inevitable.

–¿Qué ha pasado con Charo? ¿Se ha quedado sola en Sevilla?

–Si, se ha quedado en Sevilla, pero no está sola. Vive en casa de una “buena amiga”. No te preocupes. Estará bien y lo ha hablado con su hija.

–Bueno, siendo así. Espero que le vaya bien.

–Carlos, traigo los documentos, que tienes que firmar, para el divorcio.

–¿Estás decidida? ¿No te arrepentirás?

–No, Carlos. Lara está conmigo y la quiero mucho. Me iré a vivir con ella. Nosotros podemos ser buenos amigos, te quiero, no estoy enamorada de ti, pero te quiero y Gaby también, ella te necesita, le haríamos mucho daño si nuestra separación se complicara. Lee el convenio de separación y sabrás que no pretendo aprovecharme.

— Lo comprendo, y tienes razón, Eva. No voy a pelear contra ti, también te quiero y no voy a haceros daño a ninguna de las dos.

Las chicas han preparado la cena. Nos sentamos todos, Silvia esta algo triste. Se siente sola, es la primera vez que se aleja de su madre. Tiene su mano sobre la de Gaby. Ahora es su principal apoyo.

Tras el postre nos sentamos en el jardín trasero, junto a la piscina. Gaby y Silvia preparan unas copas para todos, pero Carlos, tras disculparse, se retira a descansar. Lara hace gestos para marcharse.

–Llamare un taxi que me lleve a casa.

–Ni hablar, Lara. Estamos cansadas y esta noche nos quedamos aquí las dos. Mañana ya veremos lo que hacemos.

–Si, mi vida. Tú mandas y yo obedezco.

Lo dice acompañando con gestos teatrales. Nos reímos. Ainoa me mira con curiosidad.

–Mañana no tengo que madrugar. Trabajaré por la tarde hasta la noche. Podemos estar juntas hasta el mediodía.

Gaby me mira y sonríe. Asiento con un ligero movimiento de cabeza. Como yo, también ha comprendido lo que quiere Ainoa.

Seguimos charlando, tengo sueño, Lara también.

–Lara ¿Vamos a dormir?

–Bueno, si es a dormir, vale. ¡Pero a dormir!

–Déjate de indirectas y vámonos. Estoy muy cansada.

Subimos y nos acostamos en las camas unidas que compartía con Charo. No sé por qué, su recuerdo me excita. Abrazo a Lara.

–¿Vamos a dormir?

–Si, vida mía. No puedes imaginar lo feliz que me hace tenerte a mi lado, aunque solo sea para dormir. Te quiero.

Así, abrazadas, mirándonos a los ojos, en la semi penumbra, nos dejamos seducir por Morfeo.

Un nuevo día. La claridad, me ofrece la visión del rostro de Lara dormida, ¡Qué hermosa es! Me atrae un hilillo de saliva que baja desde la comisura de sus labios hasta la almohada. Acerco mi boca a la suya y con la lengua le arrebato ese trocito de mi amada.

Se ha despertado, no deja que me separe, con su mano tras mi nuca, me atrae hacia ella hasta depositar un delicioso beso que comparto con deleite. ¡¡Cómo quiero a esta mujer!! ¡¡Mi mujer!! Mi amada. La deseo. Acaricio su rostro, no me canso, estaría horas admirando, acariciando, su cuerpo. Mi mano se desliza hasta su cintura, levanto, ligeramente la sábana. ¡Está desnuda! Su rajita se adivina entre los pliegues de las ingles, la piel suave, cálida, me enciende, siento una contracción en mi vientre.

No puedo evitarlo, ver su cuerpo desnudo me excita, una oleada de calor me invade, sigo acariciándola, ella responde con más caricias, besos. Retiro la sábana y cubro su cuerpo con el mío.

Necesito sentir el mayor contacto posible, piel con piel, los dedos de mis dos manos entrelazados con los de las suyas, los brazos extendidos. Con los pies, acaricio los suyos. Besos, muchos besos. Amor, mucho amor. ¡Quiero gritar, amor!

La puerta no está cerrada, se abre un poco, hay alguien, veo su sombra. Miro e invito a entrar, con la mano. Es Ainoa. Entra avergonzada, es muy tímida. Habla muy bajito.

–Carlos se ha ido, os he escuchado y necesitaba hablar contigo Eva.

–Entra y cierra, siéntate aquí y mira lo que hacemos.

Lara un poco extrañada se deja hacer. Sigo con mi asalto a sus posiciones, que poco a poco se van debilitando. La batalla alcanza su momento álgido, cuando me sitúo entre sus piernas y le como el tesoro.

No dejo de observar a la chica que, nerviosa, lleva sus manos a los pechos, pellizcándolos. Me acerco a ella para empujarla con suavidad y acostarla junto a Lara, que comprende lo que quiero hacer y colabora.

Entre las dos acariciamos a la chica, sobre el camisoncito de dormir. Su calentura aumenta hasta el límite. Tiembla como un pajarillo asustado. Su boca me atrae como un imán. Miro a Lara que asiente, dándome permiso y beso sus labios. Ainoa se mantiene estática, el temblor de sus piernas delatan su excitación, los ojos cerrados, la boca entreabierta. Percibo un ligero estremecimiento al posar mis labios sobre los suyos.

–Ainoa, no temas, solo queremos que vivas una experiencia, que te abrirá nuevas puertas al placer. Sé que necesitas saciar tu curiosidad, por eso hacemos esto. No estás obligada a nada que no quieras hacer. Cuando quieras me lo dices y me detengo.

–Ahora no paréis, por favor. Sigue Eva, quiero saber si soy o no…..

–¿Gay? ¿Lesbiana? No cariño, no lo eres. Nosotras tampoco, bueno, no del todo. Somos bisexuales. Los gritos que oímos, cuando estas con Carlos, no son fingidos, disfrutas con él. ¿Estás enamorada de Carlos? ¿Es lo que quieres averiguar y lo que te ha traído hasta aquí? Necesitas asegurarte de que lo amas. Pero eso es algo que solo tu corazón puede decirte. Con nosotras, solo encontraras sensaciones, placer, nada más.

Mientras hablamos, no dejamos de acariciarla. Suspira, con sus manos coge mi cara y la atrae hacia ella. El beso es largo, su boca se abre para deleite de mi lengua, que la explora en profundidad. Lara toma el relevo. Se devoran la boca mutuamente.

Quiero ser la primera que saboree su coño, le bajo las braguitas para descubrir un monte de Venus cubierto por una ligera pelusilla, clara, los labios mayores, poco abultados y cerrados, no dejan ver los menores.

Con mis manos abro la flor y me deleito con su belleza. Su interior deja caer un hilillo de líquido transparente y al acercarme y pasar la lengua sobre su tesoro, reconozco su olor y sabor. Para mí es inconfundible. Es semen de Carlos con un nuevo componente, el sabor de la chica. Me gusta. Su sexo huele a lavanda. Debe utilizar algún producto con ese aroma.

Le hago un tratamiento completo, masaje lingual desde el ano al ombligo. Parada en el bultito del placer. Estremecimiento, intenta cerrar las piernas, estoy preparada y lo evito para seguir excitando su delicioso rincón.

De pronto un grito. Un movimiento brutal de su cuerpo que me aparta de ella y cae desvanecida sobre el lecho. Nos apresuramos a acariciarla y mimarla. Entre las dos, estrechamos su cuerpo. Lara está muy excitada.

–¡Te necesito! ¡Ahora!

Y atiendo su petición. Me dispongo a mordisquear y lamer su deliciosa vulva, los pliegues internos de su fruta. La cama se mueve, unas manos acarician mis nalgas, no dejo de lamer.

Veo a Gaby sobre Lara, mordiéndole un pezón, mientras pellizca el otro. Debe ser Silvia quien me ataca por la retaguardia. Su mano en mi coño provoca sensaciones deliciosas.

Lara no lo soporta más y se corre de gusto, libero mi cabeza de la deliciosa prisión que la retenía. Me tiendo a su lado, Ainoa es quien ahora se acerca y se acurruca junto a mí. Me besa. Acaricia mi pelo. Gaby y Silvia no se detienen, siguen liadas conmigo, me acarician por todos lados, me comen, no puedo más.

No sé quien, de las dos, me está martirizando el garbancito. Prefiero no saberlo, pero sí, lo sé. Es mi hija. Un dulce orgasmo me hace vibrar, temblar de gozo.

Tengo a mi lado, sobre mí, estoy rodeada de las personas a quien más quiero. Y además me dan un placer inmenso. ¿Qué más puedo pedir?

Gaby me mira apenada, suplicante. Me incorporo para atraerla hacia mí. Me abraza con fuerza, nos besamos, las demás nos miran, se acercan y nos abrazan a ambas.

Se renuevan las caricias, me dedico a mi niña. Silvia intenta apartarse, se lo impido. Quiero compartir con ella este momento. Se tiende junto a su amada, se besan. Lara abre sus piernas y se dedica a ella, yo a mi hija.

Ainoa, maravillada por lo que está presenciando, ayuda con caricias. Un amasijo de cuerpos sudorosos, el olor a sexo invade la habitación, una sinfonía de gemidos, culmina, con una sucesión de orgasmos.

Descansamos. Soy yo quien primero se levanta para preparar algo de comer. Se disputan las duchas, me suenan a gloria las risas de las chicas jugando como niñas, sobresalen las cristalinas carcajadas de Silvia. Me siento muy feliz.

–¡Niñas, a la mesa!

Bajan en tropel y se sientan a desayunar. Ainoa esta retraída. Me acerco, paso un brazo por su espalda y la atraigo.

–No te sientas mal por lo que ha sucedido, cariño. Tienes mucha suerte de haberlo disfrutado…

–Sí, me siento mal, he engañado a Carlos, él no sabe lo que he hecho.

–¿Y se lo vas a decir? Si quieres hacerlo, sincerarte con él, puedo ayudarte. Dile que fui yo la culpable. Que tú no querías.

–Pero eso no sería verdad. Yo lo deseaba. Y me gustó, mucho. ¿Cambiará esto mi relación con él? ¿Qué pasará ahora entre nosotros?

–No creo que pase nada chiquilla. Hablaremos las dos con él y lo entenderá. No quiero que te ocurra lo mismo que a mí. Dejar que pasaran veinte años para contarle mi locura. Ahora come algo, estarás agotada, por qué esta mañana, antes de irse te…

–Sí, ¿Cómo lo sabes? No hicimos ruido.

 

Relato erótico: “yo vampiro 10” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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Drácula se quedó pasmado cuando intento morder a Nadia y usar su poder mental con ella al ver que no funcionaba. Drácula grito:
– quien sois vosotros que mis poderes no hacen efecto en vosotros.
Entonces yo salí de la habitación dejando a las vampiras durmiendo de tanto follar y dije:
– yo soy un vampiro como tu pero más poderoso igual que Nadia y Esther es mi sirvienta.
Drácula dijo:
– no es posible yo soy el rey de los vampiros.
– me parece que te equivocas tu eres por lo que veo un vampiro que vendió tu alma al diablo pero yo soy puro de sangre de vampiros murciélagos autentica. corre por mis venas su sangre.
entonces Drácula me dijo:
– tu eres ese que ha estado mandado su espíritu pero que oculto su identidad.
– el mismo.
Drácula dijo:
– yo lo note pero no creía que eras tú pensabas que vendrías volando como vampiro, yo pensaba que erais turistas perdidos.
– si y nos habrías matado como haces con todos. se puede saber porque eres un asesino no puedes hacer olvidar a la gente y después de alimentarte, no matarla la gente.
– no me importa.
– claro así tu demuestras que eres el rey y te temen y todos los campesinos se asustan cuando hablo de ti o de tu castillo.
– hace muchos años esto no era así todos me querían pero sentaros tomaremos algo y os costare mi historia -dijo Drácula.
Entonces me contó la historia que sabe el lector que lucho contra los turcos y todos le apoyaban como su rey cuando vino de la batalla, su mujer Elisabeth se había suicidado engañada por los turcos diciéndole que había muerto. El desesperado por no poder vivir sin ella renuncio a dios y se suicidó antes vendió el alma al diablo haciendo un pacto que con los siglos la encontraría en otra lugar y en otra época.
– no me importa ninguna mujer más que ella por eso las mato y no quiero saber más de ellas la uso solo para alimentarme.
Entonces me enseño la foto de su esposa la verdad era bellísima yo le dije:
– ese mujer la he visto antes cuando mande mi espíritu por Europa pero con otro nombre y prometida a otro hombre.
– estas seguro.
– si ya sé dónde la vi en Londres con un tal Jonathan Harker él trabaja de ayudante en Willy y asociados.
– por favor ayúdame – me dijo.
– bien solo tienes que hacerle venir y preparar tu viaje a Londres.
– os estoy muy agradecido.
– pero escucha puede que esa mujer te lleve a tu muerte.
como ya sabe el lector su historia.
– ella es mía y atravesare tierra y mar para estar con ella.
Drácula me dijo que podía quedarme con sus castillo el tiempo que quisiera y con sus mujeres la había hecho un gran favor y solo quería recuperar a su mujer a la que amaba con todo su ser él se ausentaba en el castillo para preparar su viaje a Londres mientras Nadia y yo y Esther paseábamos por el castillo, las vampiras estaban deseando hacer el amor con todos nosotros ya que su señor ni las tocaba solo pensaba en su amor.
Una noche Drácula se fue y desaprecio durante varios días y nos quedamos los tres en el castillo con Katia Luzmila y Tatiana y las dije os apetece hacer una orgia los 6 las chicas estaban encantadas incluso Esther que ya no era tan pura como antes estaba deseando follar ya que se había convertido en una pequeña zorrita con sus 20 años así que nos desnudamos los 6 y empezamos a follar Nadia cogió a Tatiana y la chupo su chocho mientras Luzmila le comió el culo a Esther y Katia me comía la poya a mi.
Luego Esther estaba deseando que la follara otra vez con mi poya.
– así señor dala fuerte a esa zorra como la gusta ser una puta como nosotras.
A lo que Esther respondió:
– si si quiero su poya señor me encanta cuando me folla y me da por el culo.
Mientras Katia follaba con sus dedos a Luzmila y con su boca a Esther por el chocho Nadia se volvía loca cuando Tatiana la hizo la tijera y follaron chocho con chocho Esther ya había perdido la vergüenza y era ya una puta y la encantaba solo pedía:
– señor soy su putita fólleme todo lo que quiera que gusto, esto es el paraíso, quiero follar a todas las horas.
Me folle a las tres vampiras y la di por el culo ellas estaban encantadas conmigo:
– me gustaría que fuerais mi señor poro no podemos dejarle estamos subrogadas a él.
– si lo siento os hare disfrutar todo lo que pueda mientras este aquí.
Después de unos días vino ya Drácula y empezamos hablar le conté mis historia y se sorprendió y le hable de mis poderes pero Nadia y yo y Esther ya estábamos cansados del castillo y estábamos deseando partir Drácula me deseo un buen viaje a Esther y a Nadia y a mí.
El estaba esperando a un tal Jonathan Harker para su viaje a Londres así que abandonamos el castillos los tres luego me entere como murió mas tarde pero esa es otra historia me dirigí a Budapest a ver a la condesa Elizabeth Bazorit una vampira según decía la gente pero antes en el camino en tren hacia Budapest Nadia y yo y Esther que ven con nosotros como doncella de Nadia hicimos un trio en el vagón privado Nadia me cogía la poya y jugaba con ella mientras Esther me la chupaba menuda zorrita se había convertido quería poya a todas horas y que la follara hasta por el culo señor.
Dijo Esther:
– quiero que me folle mientras Nadia me come las tetas y me morrea.
La di bien.
– toma puta córrete de gusto.
– si soy su puta su zorra -decía Esther- pero no pare de joderme señor, se siente tan rico.
Mientras luego di a mamar a Nadia y luego me la folle mientras Esther la chupaba las tetas y el coño.
– joder- dijo Nadia- como ha aprendido esta golfa, como folla charles.
– si -yo me reí- las ha enseñado bien, Nadia sois unas putas estupendas disfrutemos ahora y luego durmamos lo que queda de viaje.
Cuando termino el trio nos quedamos dormidos bien a gusto los tres el tren se acercaba a Budapest pero eso es otra historia

  • : vamos al castillo y nos recibe dracula y nos muestra su hospitalidad y de noche aparecen unas vampiras lo cual me las follo mientras dracula lo intenta con nadia y con esther pero nadia le pone las cosas claras
 

Relato erótico: “Emputeciendo a una jovencita (1)” (POR LUCKM)

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UNA EMBARAZADA2Hola, me presento, me llamo Carlos 36 años, soltero… Vivo solo en el centro de Madrid, y esta es Sin títulouna historia que me paso hace poco, sigue en curso la verdad, tras buscar ideas en los relatos de esta web me decidí a compartir mi historia.

Antes de que me salten encima los odiadores. SIiii, reeditado con correcciones básicamente de ortografía y alguna cosa que me chirriaba. Ah y si, por que así lo leen mas chicas, me alegra que los disfrutéis vosotros pero la verdades que los escribí para conocer mujeres morbosas

Como decía vivo en Madrid, en una zona tranquila conocida como ciudad universitaria, mi edificio tiene unas diez plantas y hay un poco de todo, familias y estudiantes en los apartamentos mas pequeños. Un día volviendo de trabajar vi un camión de mudanzas, un señor de traje cargaba con una caja bastante grande, al entrar en el portal tropezó, se hubiera dado un buen golpe si no fuera por que lo pare yo al ir delante de el. Se disculpo y yo le dije que no pasaba nada, al andar hacia el ascensor se dio cuenta de que se había echo daño en un tobillo, así que me ofrecí a llevarle la caja, subimos a su casa, era una de las mas grandes. Al llegar se sentó, el tobillo le dolía, no suelo ser muy sociable con los vecinos pero ese día me pillo de buenas así que termine acercándolo al Samur donde le pusieron una tobillera, el no paraba de agradecérmelo, me contó que se mudaban de valencia para que su hija pudiera estudiar en un colegio del Opus que había por la zona, el trabajaba en una gran empresa de ejecutivo. Nos despedimos y pensé que menuda perdida de tiempo.

Al cabo de una semana, a las 7 de la tarde llamaron a la puerta. Al abrir me encontré una señora de unos 45 años, realmente guapa, iba vestida muy discreta pero se adivinaba un buen cuerpo bajo su ropa. Se presento como la mujer de Jorge, y me dijo que para agradecerme haber ayudado a su marido me invitaban a cenar esa noche. Yo no tenia ningún plan y la verdad es que mi nevera estaba vacía así que acepte. A las 9 subí a su casa, me abrió la puerta una niña de 18 años digna hija de su madre. Rubia, ojos azules, y bajo su camiseta se notaban dos pechos de buen tamaño, cuando se dio la vuelta y vi su culo olvide cualquier escrúpulo y decidí que tenia que follarmela. La cena empezó bendiciendo la mesa lo que en cualquier otra situación me habría matado pero tenia un objetivo y eso me mantenía a flote. Ellos me hablaron de sus trabajos y yo les comente el mío con ordenadores… fue bastante aburrido la verdad pero me entretuve imaginando como follarian ellos dos, la señora toda dignidad, ¿cómo le chuparía la polla a su marido?. La niña me miraba disimuladamente, le gustaba. Era demasiado mujer ya para como iba vestida pero el aire casi monacal de la casa imponía ese estilo supongo.

Al final de la cena Jorge me pidió un favor. El ordenador de su hija iba mal y ella estaba empeñada en uno nuevo, me pregunto si le podía echar un ojo. La niña dijo que no que no hacia falta que ya iba bien pero el padre la regaño diciéndole que hacia un mes que le daba el tostón pidiéndole uno nuevo, ella cedió y dijo que vale, que el lunes me lo bajaba. Yo al ver su ansiedad decidí que tenia que echarle un ojo antes de que ella pudiera tocarlo, les dije que entre semana imposible, que estaba muy ocupado pero que era pronto y que si me lo dejaban esa noche se lo podía hacer tranquilamente y dárselo al día siguiente. La chica intento resistirse pero su padre le dijo que trajera su portátil al momento, se notaba quien mandaba en la casa. Ella miro al suelo y volvió al minuto con su portátil, era un HP normal con unas pegatinas tontas encima. Me lo tendió mirándome a los ojos.

Tomamos una copa en unos sofás, yo tenia el portátil a mi lado y ponía la mano distraídamente sobre el, ella me miraba preocupada. Al cabo de un rato me despedí y baje corriendo a mi casa. Encendí el portátil y le conecte un disco duro para copiar todo antes de nada. Le instale un par de programas para limpiarlo y con la copia conectada al mío empecé a explorar. Lo primero que busque fueron los log del msn, tenia todas las conversaciones guardadas, esta manía de los adolescentes de guardarlo todo… Hice una búsqueda de fotos y encontré las típicas fotos de familia, con amigos, había unas en palma donde se veía a ella y a su madre en bikini, eran excesivamente grandes pero los cuerpos de las dos eran impresionantes. Volvía imaginarme a papa dándole polla a mama, me encantaba. Explore un poco mas y encontré lo que buscaba, una carpeta con clave, se llamaba “trabajos cole física”, donde nunca buscaría nada sus padres imagino. Saltarme la clave no fue nada difícil.

La chica era ordenada hasta para esto, todo estaba ordenadísimo, había una carpeta llamada “fotis” donde había dos docenas de fotos de ella en ropa interior, sin sujetador, posando frente al espejo o sobre su cama a cuatro patas, ver sus tetas desnudas fue una revelación. Tenia dos hermosos globos con unos pequeños pezones rosaditos. Sonreía en casi todas, ahora iba a sonreír yo. Seguí indagando, tenia algunos videos porno descargados de la red donde se veía chupar pollas, encular, un poco de todo. Había otra que ponía “les”, llena de niñas preciosas desnudas, jugando entre ellas, así que le gustaban también las chicas. Con lo religiosos que eran los padres la homosexualidad no creí que les hiciera mucha gracia. Revise sus conversaciones del msn, tenia dos, uno para sus padres con amigas del cole etc, no había chicos curiosamente, y estaba su padre en su msn, me imagine lo controlada que la debían tener. Y otro para chatear con chicas, en las conversaciones hablaban de sexo, ella era bastante tímida, alguna se subía de tono. Y en un par directamente se habían puesto la cam, busque los videos correspondientes y en uno se veía como masajeaba sus tetas otra adolescente. En la conversación hablaba de los pechos de Eva (se llama así por cierto), quedaba claro que habían jugado a lo mismo. Cerré, no necesitaba mas, ya revisaría lo demás al día siguiente.

A la mañana siguiente como a las once y media llamaron a la puerta. Era Eva con su madre. Se disculpo diciendo que la niña estaba empeñada en que necesitaba el ordenador. Les dije que claro, que me dieran unos minutos que un programa estaba terminando, les ofrecí un café y dejándolas en la cocina fui a mi despacho. Active la cam para que grabara lo que iba a pasar y puse en el reposa pantallas de mi ordenador la galería de fotos de Eva. Tengo un monitor de 20 pulgadas así que se la veía clarísimamente. La llame atento a si venia con su madre para desactivar el reposa pantallas. La madre decidió por lo visto terminar su café tranquilamente. Al entrar Eva en el despacho se quedo pálida mirando mi monitor.

Yo.- y bien Eva?

Eva.- que? Que quieres decir?.

Yo.- Bueno, te haces fotos pornograficas, tienes juegos sexuales con lesbianas y hablas con un lenguaje que no creo que aprendieras en el “cole”. – Ella se puso todavía mas blanca –

Eva. – Por favor no.

Yo.- Por favor no que eva? No tengo otro remedio que decirse a tus padres. No te preocupes, cuando te recuperes de la paliza que te de tu padre te mandaran a uno de esos internados religiosos donde rezaras cuatro veces al día.

Eva.- No, por favor, no lo hagas – Susurraba, su madre estaba cerca y solo teníamos unos minutos.

Yo.- Harás todo lo que te diga?

Eva.- Todo? Que quieres decir?

Yo.- Estate aquí a las cuatro, di que vas a dar una vuelta por el Vips o algo así.

Eva.- Sola? Para que? – Me miraba preocupada.

Yo. – Haz lo que digo o a las cuatro y cuarto tu padre y toda su agenda además de tus amigas, las lesbianas incluidas recibirán una colección de fotos tuyas junto con tus calientes conversaciones, en un par de días con lo guapa que eres te convertirás en la reina de las web de adolescentes.

Yo.- Por cierto, lo borre todo, ahora solo existe mi copia, no queremos que te pillen siendo una niña mala verdad?.

Le di su portátil y la acompañe donde estaba su madre. Eva estaba muy callada, en la puerta la madre me agradeció el favor y le dijo a su hija que me diera las gracias. Eva me miro con odio.

Eva.- Muchas gracias Carlos.

Sonreí y le dije que había sido un placer.

La mañana se hizo eterna, me entretuve colocando mi portail grabando video en el salón y otra cámara de video oculta en la esquina. A las cuatro en punto escuche el ascensor y alguien que llamaba a la puerta con los nudillos. Le abrí , entro rápidamente y cerro la puerta.

Eva.- Y bien, que quieres? Me dijo casi llorando.

Yo.- Es fácil, lo que quieren todos los hombres de ti desde que te crecieron esas tetas.

Eva.- Yo no soy una puta, ya lloraba y moqueaba.

Yo.- Ya, lo se, no eres una puta, eres una niña normal con ganas de probar y experimentar.

Eva.- Si, pero no contigo, eres mucho mayor y un pervertido. Ayer me gustaste pero hoy te odio.

Yo.- Cierto, bueno, entonces vete.

Eva.- En serio? Y que pasara con todo lo que me robaste?.

Yo.- Bueno, tendría que hablar con tu padre, pero quizás lo intente con tu madre, esta casi tan buena como tu y seguramente no tenga reparo en sustituirte para que tu padre no se entere.

Eva.-Me daría una paliza si se entera, y a mi madre también por no evitarlo. Es muy estricto.

Yo.- Mejor, así tu madre no tendrá problema en atenderme.

Eva.- No, esta bien, bastante tiene la pobre, que quieres?.

Yo.- Lo primero lávate la cara, luego regresa, estaré sentado en ese sofá, te pondrás a caballito sobre mi y haciéndome mimos me suplicaras ser mi novia, yo me resistiré pero tu debes intentar convencerme a cualquier precio, lo entiendes?.

Eva.- Me miro con cara de duda y se fue al baño.

Yo puse el portátil de forma que grabara la escena, estaba a menos de un metro, no habría problemas con el sonido.

Ella volvió y se sentó sobre mi, empezó a acariciarme el pelo. Tardo unos diez minutos en asumir su papel pero como yo no decía nada termino por asumir que no le quedaba alternativa.

Eva.- Carlos, por favor, ayer me enamore de ti, quiero…

Yo.- Que quieres Eva?

Eva.- Ser tu novia.

Yo.- que?? Que hago yo con una novia de 18 años? Estas loca?

Ella me miro con cara de sorpresa, se esperaba que me lanzara sobre ella no estos juegos

Eva.- Vamos, se que te gusto, ayer me mirabas mucho.

Yo.- Claro, porque eres una monada, pero yo busco otras cosas en una mujer.

Eva.- Que buscas? Sexo? No se mucho de eso pero aprendo rápido. Mi mama dice que tengo un cuerpo muy bonito.

Yo.- Y lo tienes, y ella también. Ves, debería ir a por ella, seguro que me daba lo que quiero mucho mejor que tu. Tu padre es afortunado, seguro que se la folla a diario.

Ella puso cara de contrariada.

Yo.- Ves, digo follar y te asustas, y si te digo que papi hunde su polla todos los días en el coño de tu mama? Que seguro que están aprovechando ahora que no estas para que le lama la polla y beber su semen?.

Eva se pico, cogio mis manos y las puso sobre sus pechos.

Eva.- Te estoy diciendo que lo que quieras, y no, mi mama no hace esas cosas. Tiene un diario muy detallado escondido, por eso te miraba ayer, eres el primer hombre que no es de la familia o de la iglesia, que dejan que se me acerque. Ella es muy infeliz, mi papa solo se acuesta con ella el día antes de la regla para que no se quede embarazada, y ni siquiera la desnuda. Tiene unos camisones horribles de esos de la edad media. Cuando lo leí decidí que no quería ser tan infeliz como ella.

Yo.- Jajaja, así que al final si querías eh putita!

Eva.- No me llames así! No soy ninguna puta!

Le apreté bien fuerte sus dos tetas… Ella suspiro.

Yo.- Si, si lo eres, eres mi putita, Hare contigo lo que quiera y tu no solo obedecerás, sino que después, me darás las gracias, igual que esta mañana.

Metí las manos dentro de su escote, sus tetas estaban muy calientes y sus pezones duros. Jugué con ellas un rato estrujándolas y acariciándolas. Ella cada vez estaba mas excitada, se lamia los labios y daba algún gemido. Le estaba encantando.

Yo.- Bien, quien eres?

Eva.- Eva

Yo.- quien??

Eva.-Tu putita?.

Yo.- Bien, y hora dime por que quieres serlo.

Eva.- Por que no quiero terminar como mi mama?

Yo.- Y que le falta a tu mama?

Eva.- Hacer mas el amor….

Yo-. Perdón??

Eva.- Que papa se la folle mas?

Yo.- Con que?

Eva.- Con su polla!

Yo.- Bien, y si te digo que te voy a convertir en una chupapollas de primera y que unos de estos días te follare en mi dormitorio, debajo del de tus padres para que te escuchen follar y piensen que estoy con alguna golfa?.

Eva.- Ummmmmmmm

Yo.- Que significa eso?

Eva.- Que me gusta!

Yo.- que es lo que te gusta?

Eva.- Que me enseñes a chuparte la polla y que me folles para que mis padres me oigan gemir como una puta

Yo.- Bien, busca mi polla.

Ella bajo sus manitas las puso en mi cintura y me bajo el pantalón del pijama que llevaba puesto, mi polla que hacia rato que estaba dura salto, ella la agarro muy suave.

Yo.- Agarrala con fuerza.

Ella apretó con una mano me la machacaba torpemente y con la otra me acariciaba la punta del capullo, yo había soltado ya algo de liquido, ella se llevo los dedos a la nariz y lo olio…

Yo.- Chupalos

Ella se los metió en la boca.

Yo.- Que te parece?

Eva.- Huele fuerte y sabe igual, pero creo que me gusta, esto es lo que embaraza?

Yo.- No, eso sale mas tarde. Luego lo probaras tranquila.

Ella sonrío.

Yo.- Bien, agarrame fuerte la polla por la base y con la otra mano acaríciame los huevos, muy suave.

Eva.- Así? Esta muy dura y caliente, me gusta, y esta parte tan suave…

Yo.- Quitate el top y el sujetador, quiero jugar con tus tetas mientras me la chupas.

Se paso las manos por la espalda para desabrocharse y con un movimiento se lo quito todo.

Yo.- Ummm, tienes unas tetas realmente bonitas. – Mientras se las sujetaba con las manos apretándoselas.

Eva.- Gracias, a veces me da vergüenza los hombres me miran mucho por la calle, y sus caras… bueno, a veces dan miedo.

Yo.- Eso es por que les pones la polla dura, quieren follarte como animales. No les importa si eres simpática, o no. Solo quieren follarte.

Eva.- ya, pues no creo que me gustara.

Yo.- Pues mi polla parece que te gusta, no la sueltas.

Eva.- Bueno, la tuya me gusta, que hago ahora?.

Yo.- Ponte de rodillas, y mirándome a los ojos, lame la base de mi polla y mis huevos, muy suave…

Ella se arrodillo y empezó a lamer como una perrita.

Yo.- Estas preciosa de rodillas con tus gordas tetas lamiendo mis huevos putita.

Ella me miro con un brillo de rebeldía en sus ojos y de repente se metió casi toda mi polla en la boca de golpe.

Yo.- Voy averiguando lo que te gusta putita, te gusta verdad? Te gusta que te llame puta – ella chupaba cada vez mas fuerte. – Eres una guarrilla, aquí de rodillas, lamiéndole la polla a un desconocido en vez de estar estudiando – se metió la mano en los pantalones empezó a masturbarse. – Mírala que guarra, masturbándose… que diría papi si viera a su princesita chupando mi polla? Crees que se lo imagino alguna vez?- , ella se sacaba la polla de la boca, y la lamia entera, su mirada ya no era de niña buena. – Quieres que le enseñe a mami a chupar polla igual que a ti? Así tendría dos putas en la misma casa – Si por favor, enséñala, que disfrute igual que yo, su vida es muy triste y ella es tan guapa… – Bien, lo hare y tu me ayudaras, sabes en que convertirá eso a tu padre?. – En un cornudo – y se metió otra vez la polla hasta el fondo. Yo estaba ya apunto de correrme. Le saque la polla de la boca – Bien putita, ahora puedes elegir, puedes levantarte e irte y no te chantajeare mas o puedes seguir chupando mi polla hasta que me corra en esa boca de puta que tienes, tu eliges. – No puedo irme… si me voy después no podría darte las gracias – dijo guiñándome un ojo. – Bien, entonces trágatelo todo y mirándome a los ojos- Mi polla no podía mas, empecé a solar un torrente de esperma directamente en su boquita. Ella pego los labios entorno a mi capullo para que no se le escapara nada, puse la mano en su garganta, notarla como iba tragando era delicioso, cuando termino de salir el semen estuvo un par de minutos mas lamiéndome la polla hasta dejarla bien limpia. Ella también se había corrido, le quite los pantalones y le comí el coño como un poseso, estaba delicioso, un coño virgen, de mi propiedad y de una niña preciosa. Se corrió tres veces mas.

Eva.- Joder! No me lo creo

Yo- Te gusto eh putita

Eva.- Creo que ya hasta me gusta que me llames así.

Yo.- jajaja

Yo.- Bien, debes irte. Hace una hora que estas fuera, se mosquearan no?.

Eva.- Si, mas bien.

Yo.- Bien, duermen la siesta tus padres?

Eva.- Si, por la mañana misa y después de comer duermen un rato.

Yo.- Bien, diles que te vas al cine, mañana te desvirgare este precioso coño y ese culito.

Eva.- El culo? Me dolerá?

Yo.- Si, un poco. Pero una buena puta debe recibir por todos sus agujeros. Te gusto chupar polla no? Pues lo demás te encantara tranquila.

Eva.- bueno, soy tu puta no? Se supone que puedes hacerme lo que quieras no? Esa es la idea.

Yo.- Si, y te encanta

Eva.- Creo que si.

Yo.- Bien, ahora acércate a la pantalla del ordenador y di…

Se sonrojo.

Eva.- Me grabaste?

Yo.- Siempre lo hare, ahora haz lo que te dije.- y le di un azote en el culo.

Se acerco a la pantalla, al mover el ratón salió su cara a pantalla completa, todavía tenia algo de semen en los labios, me miro, se relamió y mirando la pantalla…

Eva.- Hola mama, acabo de aprender a chupar pollas y me han comido el coño como nunca te lo comió papi a ti, espero que dentro de poco estés tu con esa polla en tu coño, te quiero.

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Bueno, se agradecen comentarios de todo tipo, [email protected]

Tb me gusta charlar con mis lectoras

skype luckmmm1000

luckm@hotmail.es

 

Relato erótico: “Secreto de Familia: Encuentro con Rita 4” (POR MARQUESDUQUE)

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NUERA4A pesar de que el sexo con sus hijas era estupendo, a quién yo adoraba de verdad era a Sofía. No solo acostarnos, Sin títuloestar con ella era fantástico. Era una mujer culta, bella, sensible. Me divertía más y aprendía más con ella que con ninguna otra persona en el mundo. Nuestra relación duró 5 años, durante los cuales pasé mucho tiempo pensando que estaríamos juntos para siempre. Incluso estaba dispuesto a casarme con ella. Se lo comenté algunas veces, pero siempre me dio largas. Esto no puede durar para siempre, solía decirme. Tienes que encontrar a una chica de tu edad y formar con ella una familia. Yo me rebelaba contra esa idea. No quería más familia que a Sofía. A partir de los 2 o 3 años de relación, cuando la locura sexual se había ido diluyendo y ya rara vez intercambiábamos las parejas con mi hermano y sus hijas, comenzó a ser una fuente de discusiones habitual. Yo quería que nos dejáramos ver en público, presentarles a mis amigos, incluso a mis padres, que ella me presentara a sus amigas fuera del círculo familiar, en definitiva que fuéramos una pareja normal. También pensé en que viviéramos juntos. Mario se había ido a vivir con Rita en un pisito que se había comprado ella y les iba muy bien. De todo ello Sofía solo accedió a que les presentara a mis amigos de la facultad en una cena de clase a la que asistimos. La noté incómoda toda la noche y no quise insistirle más. El secreto con el que llevábamos nuestra relación y que al principio me parecía emocionante ahora se me hacía insoportable. Pensaba que no teníamos nada de qué avergonzarnos y que por tanto no debíamos ocultarnos. Que mi novia era mayor que yo, pues bueno, era una mujer maravillosa y yo estaba muy a gusto con ella. No veía donde estaba el problema.

Con el paso de los años su actitud me fue pareciendo insufrible. Su falta de fe en nuestra relación me hacía perderla a mí. Las bromas de mis amigos sobre la diferencia de edad que teníamos y que al principio me hacían gracia (ya les hubiera gustado a ellos tener una pareja tan guapa y sexualmente activa como la mía) ahora me molestaban sobremanera, porque por primera vez me parecía que tenían razón y que estaba haciendo el ridículo. Al principio tener una novia mayor me hacia ser especial, interesante, ahora me daba la impresión de que simplemente era rarito.

Un día conocí a Isabel. Estaba acabando la carrera, igual que yo, y era de mi edad. No tengo novia, mentí cuando me preguntó, y quedamos a tomar algo. Había tenido un par de novios, pero mi experiencia sexual era muy superior y la primera vez que lo hicimos se derritió en mis brazos. Ventajas de haber tenido una adolescencia tan especial. Sofía se mostró extraordinariamente comprensiva cuando corté con ella. Me deseó suerte y me besó en los labios. Con ella mantuve el tipo, pero cuando me quedé solo rompí a llorar. Iba a echarla mucho de menos. Isabel me notó raro cuando nos vimos, pero fingió creer mi excusa de que estaba cansado. Tuvimos unos años de relación y luego vinieron las peleas. En aquellos momentos nos estábamos “dando un tiempo” separados, pero confiaba en que resolveríamos nuestros problemas y volveríamos a estar juntos.

Muchas veces he pensado que hice mal dejando escapar a Rita. Era la mujer perfecta para mí. Estar con ella siempre fue una fiesta, incluso cuando nos fuimos a vivir juntos. El sexo siempre fue brutal y la convivencia funcionó sorprendentemente bien. Pero me acojoné. Lo del niño fue demasiado para mí. ¿Cómo podía ser padre tan pronto? Aquello no tenía sentido. Solo porque su hermana se hubiera quedado embarazada no quería decir que se tuviera que quedar ella también. Quizá debí ser valiente, quizá debí seguir adelante con aquello y aceptar tener un hijo con ella. Pero me acojoné. Por primera vez nuestra diferencia de edad se convirtió en una frontera infranqueable. El reloj biológico le estaba pidiendo experimentar la maternidad y yo no tenía la menor intención de experimentar aun la paternidad. Discutimos por eso varias veces. No eran discusiones tormentosas con gritos ni nada de eso. Nuestra relación nunca fue así, nunca hubieron celos (con nuestra imaginativa vida sexual hubiera sido absurdo) ni grandes peleas ni, por tanto, grandes reconciliaciones. Lo nuestro más bien era una complicidad especial. Yo la entendía, pero no estaba dispuesto a secundarla en aquella locura, no me sentía preparado para una responsabilidad como aquella. Ella me entendía, pero no estaba dispuesta a renunciar a lo que quería. La solución lógica comenzó a presentarse ante nuestros ojos de manera evidente. Estábamos juntos porque queríamos, porque era bueno para los dos. Si ya no lo era no tenía sentido prolongarlo. Fue ella la primera en decirlo. No fue un ultimátum ni hubo reproches. Me dijo que era normal, que no era culpa mía, pero que si queríamos cosas distintas lo mejor era dejarlo. Extrañamente estuve de acuerdo. Supongo que no me lo terminaba de creer. En el fondo creía que desistiría de sus planes y pronto volveríamos a estar juntos. Puede que después (mucho después) acabáramos teniendo hijos juntos. Pero eso sería años más tarde, cuando ya fuéramos viejos para irnos de fiesta y tuviéramos una estabilidad laboral y económica clara. Así que sin darme cuenta estaba haciendo las maletas. En los meses siguientes salí con varias chicas, pero ninguna me llenaba como Rita. Poco a poco su ausencia y la certidumbre de que no volvería conmigo se fueron haciendo más grandes. Entonces empecé a echarla de menos de verdad. Echaba de menos el sexo, echaba de menos las conversaciones, echaba de menos la intimidad, tener a alguien con quien compartirlo todo. En las últimas semanas me había dado cuenta de lo solo que estaba. Y entonces me encontré con ella y con su hermana y con su amante lesbiana… ¿Sería el destino?

Me despedí de mi hermano y me fui a casa. Pasé los siguientes días nervioso. La promesa del encuentro con Rita no me dejaba pensar en otra cosa. La noche anterior no pude dormir. Estuve distraído en el trabajo y a punto de cagarla más de una vez. Me arregle para la cita con una ilusión que hacía años que no tenía. Le había vacilado a mi hermano sobre la posibilidad de un encuentro sexual con mi ex novia, pero la verdad es que yo tampoco estaba seguro de que se produjera. La verdad es que no tenía ni idea de lo que iba a pasar y eso me hacía estar más intranquilo. Llegué al sitio en el que habíamos quedado 10 minutos antes de la hora y comencé a dar vueltas como un león enjaulado. Finalmente la divisé caminando hacia mí con calma. Solo se había retrasado los 5 minutos de cortesía habituales. La verdad es que solía ser puntual. Estaba guapísima, radiante. El corazón se me aceleró al verla. Nos dimos dos besos y fuimos a cenar. Al principio estábamos un poco tensos, pero de pronto fuimos los de siempre y la química volvió a fluir entre nosotros como si nada hubiera pasado. Las conversaciones, las risas. Después de cenar fuimos a mi casa. Por el camino nos cogimos de la mano. Parecía que nada había cambiado. Al llegar al portal nos besamos. Le pregunté por su novia, que no había salido hasta entonces en la conversación. Me dijo que a ella no le importaba que estuviera conmigo por una noche. Además María estaba acompañándola, para que no se sintiera sola. Pronunció eso último de manera que dejaba pocas dudas de lo que su hermana y su novia estarían haciendo. Por una parte eso era bueno, porque querría decir que iba a mojar esa noche, pero aun así sentí una punzada de dolor al oírlo. Supongo que en el fondo era una decepción, que lo que yo esperaba era que me dijera que ya habían cortado o que no era nada serio. Bueno, tal vez no lo fuera si estaba allí conmigo.

En cuanto entramos en casa empezamos a besarnos. Su boca seguía siendo irresistible, sus labios me seguían pareciendo un manjar y su lengua seguía igual de traviesa. Nos morreamos, nos mordimos, pude saciar mi hambre de ella, mi nostalgia de sus besos, hasta el final. Nos desnudamos a trompicones, impacientes. Sus tetas seguían siendo perfectas, seductoras, adorables… las lamí, chupé los pezones, creo que nunca lo hice con tanta ansia como aquella noche. Bajé la lengua por su vientre, me entretuve jugando con su vello púbico, besé sus ingles y, finalmente, devoré su coño, empapé de saliva su clítoris, moví la lengua dentro de ella de un lado a otro hasta que se encorvó y me estiró de los cabellos como solía hacer cuando su placer iba a estallar. Frené antes de que eso sucediera y descubrí mi pene. Pasé el glande por los labios de su vulva, le acaricié el clítoris y ella me suplicó que se la metiera de una vez. Lo hice lentamente, recreándome. Cuando ya había entrado toda ella me rodeó con sus piernas y comenzamos a movernos como solíamos tiempo atrás. Mi cuerpo cayó sobre el suyo y nos besamos. Sentí sus pezones clavarse en mi pecho y sus manos agarrarme el culo como si viniera un huracán. Por un momento nada había cambiado: era mi Rita, mi maestra, mi amiga, mi amante, mi amor… Rodamos sobre el lecho y ella quedó sobre mí. Se irguió para poder cabalgarme y lo hizo con brío. Sus tetas se bamboleaban al ritmo de sus botes y mi polla desparecía devorada por su cuerpo para volver a asomar con cada embate. Descargué toda mi ansia y mi semilla en su interior mientras nos besábamos dulcemente de nuevo.

Después del sexo nos quedamos desnudos en la cama viendo la tele y tomando unos cubatas. Rita jugueteó con el mando hasta que encontró un canal en el que ponían video-clips.

-He estado pensando mucho en ti- comencé a confesarle.

– Yo en ti no- dijo y estalló en unas risas que no sabía si eran crueles o inocentes- Es broma tonto, añadió calmándose, claro que me he acordado de ti, pero he estado muy ocupada con todo, el embarazo, el niño, mi relación con Lorena…

-¿Vais en serio?

-Sí, ella es lo mejor que me ha pasado nunca. Estar contigo también fue maravilloso, pero la vida continúa.

-Como te he dicho- traté de recomponerme y seguir el guión que tenía en mi cabeza- he estado pensando mucho en ti. Tal vez me precipitase al negarme a ser padre. He madurado desde entonces y he visto que me equivoqué.

-No- me interrumpió ella- tú tenías razón. No estabas preparado para ser padre, eras demasiado joven. Aun lo eres; pero algún día serás un padre fantástico y harás muy feliz a una mujer y a unos niños afortunados de tenerte.

-Puede ser- reanudé mi discurso- pero por culpa de eso te perdí y no quiero perderte. Me he dado cuenta de lo que significas para mí. Si me dieras otra oportunidad yo estaría dispuesto a cualquier cosa por ti. Tener más hijos, ser el padre del que ya tienes… cualquier cosa.

-¡Qué lindo eres!- me acarició la cara y me dio un breve beso en los labios. Tú sabes cuánto te quiero, pero no puede ser, estoy con Lorena.

-Lorena es una mujer- arriesgué

-¿Y qué?

-Tú no eres lesbiana- seguí arriesgando- Esta noche y todas las que hemos pasado juntos lo demuestran.

-Soy bisexual- explicó ella tranquila, sin ofenderse- Antes de estar contigo estuve con una mujer, ya te lo conté, y tú mismo me viste con mi hermana.

-Eso eran experimentos. Yo sé que no puedes pasar sin un hombre. Por eso estas ahora aquí- mientras lo decía sospechaba que no era cierto, pero quería que lo fuera, porque no quería perderla otra vez- Sí lo tuyo con esa chica fuera en serio no estarías en mi cama esta noche- temí una reacción airada, ofendida, pero en lugar de eso me acarició la cara con ternura.

-Lo siento cariño, pero sabes que no es así. Suponía que lo habías superado. No hubiera venido si hubiera pensado que iba a hacerte daño. Estoy bien con Lorena. No sé lo que pasará mañana, pero pienso que podemos estar juntas toda la vida. Que me deje pasar aquí la noche es una muestra más de amor.

-Pero yo te quiero- me limité a oponer en un susurro, casi una súplica. Ella me sujetó la cara y me besó.

-Yo también te quiero mucho, pero tenemos que seguir con nuestras vidas. No lo hagas más difícil, por favor.

Debía darme por vencido. Había jugado mis cartas y había perdido la partida. No había más que se pudiera hacer. Se lo hice saber con un gesto, la abracé y continuamos viendo la tele, tumbados en la cama.

Estaba adormilado viendo la tele cuando el teléfono sonó.

-¿Sí? Hola Rita. No, tranquila, estaba despierto. Claro, me paso en media hora. Sí llevaré hielo.

Al final parecía que sí que me iba a colar en la cita de mi hermano. Me lavé la cara para espabilarme y me vestí con cuidado. Puede que simplemente se les hubiese acabado el hielo y me utilizasen de pringadillo para llevarlo, pero Rita me había dicho que tenía ganas de verme y yo la creía. Al fin y al cabo yo también tenía ganas de verla. Algo nervioso salí a la calle, compré el hielo en una gasolinera y me presenté en casa de mi hermano. La verdad era que no sabía con lo que iba a encontrarme. A lo mejor Mario y ella solo habían estado charlando y les apetecía que yo me uniera a la conversación sobre los viejos tiempos y todo eso. Respiré hondo y llamé a la puerta.

Me abrió Rita medio desnuda. Esto superaba todas mis fantasías. ¡Bien, hielo!, gritó y arrancándome la bolsa de la gasolinera de las manos me plantó un morreo que me dejó sin aire. Lentamente seguí a mi anfitriona que trotando se había escabullido hacia la habitación de mi hermano. Allí se encontraba él, también medio desnudo, sirviéndose un cubata sentado en la cama mientras la tele emitía videos musicales. Hola hermanito, saludó y añadió el cubito de hielo que le ofrecía Rita al vaso con el ron y la coca cola. Después de servirse también su bebida el objeto de mi deseo volvió a hacerme caso.

-¿Qué tal va todo? ¿Sigues con Isabel?

-Ahora estamos separados. Nos estamos dando un tiempo, pero creo que lo arreglaremos.

-Eso está bien.

Charlamos un rato más, pero a mí se me iban los ojos a su turgente anatomía que ella no trataba de ocultar. A penas llevaba una camisa, probablemente de mi hermano, abierta, de modo que los senos se le escapaban constantemente, y unas bragas mínimas. Mientras hablábamos y Mario nos ignoraba, centrado en las coreografías de las bailarinas de la tele, Rita comenzó a insinuarse, a dejarme ver más de lo necesario cuando notaba que la miraba, a tocarme el brazo, a cogerme la mano… Tanta sutileza cuando me había morreado nada más entrar y cuando en el pasado habíamos hecho las cosas que habíamos hecho, me resultaba más bien cómica, pero aún así me estaba poniendo a mil. Era obvio que mi hermano ya se la había follado y parecía que ahora me tocaba a mí. Pero entonces, ¿por qué estaba él en la habitación? Rita cortó mis divagaciones comentándome lo guapo que estaba y dándome un besito. Se lo devolví mientras mis manos se perdían en sus muslos. Las suyas me desabrocharon la bragueta del pantalón y accedieron a mi miembro que alcanzó sus máximas dimensiones entre sus dedos. Mario reaccionó y se puso a acariciarle las tetas y a besarle el cuello desde atrás. Aquello resolvía mis dudas, íbamos a hacer un trío, como en los viejos tiempos…

Rita y yo nos besamos sin recato. Mi lengua entró en su boca y se unió con la suya. Después giró la cabeza y besó a mi hermano, que había pegado su polla al culo de ella y le amasaba las tetas sin piedad. Mis dedos se deslizaron entre sus piernas y la noté húmeda y dispuesta para la acción de nuevo. Ella me frotaba la verga y acercaba la punta a sus muslos. Estuvimos un rato besándola entre los dos, haciendo mi hermano y yo un trabajo de equipo. Nos gustaba ver como se derretía entre nuestros brazos, comprobar que a pesar del tiempo transcurrido sabíamos lo que le gustaba, lo que la volvía loca. Le mordía los labios, la besaba en la mejilla, le lamia el cuello… Mario desde su posición hacía lo mismo. Agaché la cabeza y le chupé los pezones mientras él la morreaba introduciendo la lengua hasta su garganta. Estuvimos así unos deliciosos minutos hasta que ella se deslizó reptando por la cama hasta tener su cabeza a la altura de nuestros muslos. Nos sacó la polla y empuño cada una con una mano. Acercó sus mejillas y las puso entre nuestros miembros, luego comenzó con los besitos, primero a una y luego a la otra. Se las metió a la vez en la boca, quedando nuestros glandes solo separados por su lengua. Nuestros penes estaban empapados de saliva. Empezó a chupármela mientras a Mario se la meneaba con la mano. Después se la chupó a él y me masturbó a mí. Repitió la operación un par de veces, llevando la boca de una verga a la otra, hasta que mi hermano se levantó y se puso detrás de ella. Rita continuó haciéndome el traje de saliva mientras Mario se la metía y golpeaba sus nalgas con su pelvis en cada embestida. Mi polla dentro de su boca sentía los vaivenes que recibía desde atrás. Se la sacó de la boca y le besó la punta. Luego se la pasó por las tetas. Yo iba a estallar pero ella lo notó y se frenó. Entonces se desencajó a mi hermano de entre sus piernas y vino hacia mí. Me pasó las tetas por el cuerpo y me besó apasionadamente de nuevo. Mi pene rozaba los labios de su vulva hasta que entró en su cueva mojada y dispuesta. Mario colocó la polla en el ano de ella y apretó poco a poco. Noté a Rita estremecerse a la vez que la doble penetración se consumaba. Lentamente empezamos a movernos. Ella gemía exaltada. Nos besamos, nos mordimos los labios. Mi hermano también la besaba. Aceleramos nuestros movimientos. El olor a sexo y el sonido de nuestras acometidas húmedas invadieron la habitación. Rita me tenía fuertemente abrazado, como si temiera que la corriente de placer se la llevara y quedara naufraga. Mario la bombeaba inmisericorde arrancándole gritos en los que se mezclaba el gozo y el dolor. No sé cuantas veces hicimos correrse a Rita, pero fueron unas cuantas. Después nos corrimos nosotros llenándola de nuestro esperma.

Después del polvo quedamos rendidos. Estuvimos viendo la tele un rato más. Cuando vi que ambos parecían dormidos la apagué y e intenté dormir yo también. Creo que pegué una cabezada, pero no fue por mucho rato. Me levanté y fui a la cocina beber algo. Al cabo de unos minutos Rita se despertó y se unió a mí. Necesito hidratarme, comentó, y se sirvió un vaso de agua. Hablamos un rato. Me contó lo bien que estaba con su novia lesbiana y yo mis problemas con Isabel. Luego comenzamos a recordar viejos tiempos. Le pregunté por Sofía y me dijo que estaba como siempre. Inevitablemente acabamos recordando la primera vez que nos vimos, mi actuación de voyeur, observándola con mi hermano, la pelea de después y, por supuesto, su mamada, la primera vez que me la chupaban en mi vida. Mario nunca lo ha sabido, le dije. Fue uno de los momentos más intensos de mi vida, nunca podré olvidarlo. Ella sonrió ante mi confesión, una sonrisa maliciosa, una sonrisa sexy. Solo llevaba las bragas y la camisa de mi hermano, como cuando me abrió la puerta. Yo iba en calzoncillos. Se acercó y me acarició el rostro. Luego se arrodilló, me bajó los slips hasta los tobillos y empezó a mamármela como aquella vez. Se me empalmó en seguida. Cerré los ojos y le acaricie los cabellos. Por un momento fui transportado a aquel día, al miedo, a la tensión, al descubrimiento, al placer inenarrable. Su boca rodeando mi pene, su lengua avariciando su base, sus labios besando la punta… creí que iba a estallar. Antes de que eso sucediera me vi poseído de un deseo irrefrenable de follarla. Ahora ya no era aquel crio asustadizo que había tenido que salvar de una paliza de su hermano, ahora era todo un hombre y se la iba a demostrar. Liberé mi miembro de sus fauces y la puse a cuatro patas apoyada en el fregadero. Le bajé las bragas de un tirón y se la metí de golpe. Aulló como una loba. Tenía el chocho mojado como un pez así que no tuve problemas en bombearla tan fuerte como pude. Sus gemidos ya se estaban convirtiendo en gritos de placer así que le metí los dedos de mi mano derecha en la boca para que no despertara a Mario. Ella los chupó como me había chupado antes la polla. Sentir su culo contra mi pelvis en cada arremetida me volvía loco. Me ha encantado ver como mi hermano te daba por culo, le susurré al oído. Yo nunca te la he metido por ahí. ¡Hazlo ahora!, respondió ella. ¡Clávamela en el culo! Así lo hice. Se la saqué del coño y la introduje por su agujerito de atrás. Ya tenía el ano dilatado por la enculada de mi hermano un rato antes, pero aun así me costó meterla hasta el fondo. Noté como se mordía los labios conteniendo el dolor. No me apiadé y me moví con garra. Le taladré el culo como no se lo habían taladrado nunca. Nuestra respiración agitada y el sonido chapoteante de mis muslos contra sus nalgas y mi polla contra su culo se convirtieron en la banda sonora del encuentro. Sus gritos volvieron a abrirse camino entre los jadeos y los volví a acallar, esta vez enredando mi lengua con la suya. Le agarré las tetas con fuerza y la seguí taladrando. Ella me arañó la pierna y me mordió los labios. En un éxtasis de pasión como no recordaba haber tenido nunca nos corrimos a la vez. Quedamos rendidos. La besé en el cuello, en la mejilla y en los labios. Me devolvió el beso agradecida. Regresamos a la cama en la que Mario dormía ajeno a lo que había ocurrido en la cocina. Nos acostamos y esta vez caímos presa del sueño en seguida.

Vimos la tele un rato, abrazados. Dios, como la quería. Agradecía cada segundo con ella, los de nuestra vida en común y estos, robados a su amante lesbiana y a su nueva familia. Se sirvió un nuevo cubata.

-¿No queda hielo?

-Creo que no, le respondí sin ganas de moverme.

– ¿Cómo está tu hermano?, preguntó cambiando de tema.

-Bien, el muy capullo esta desando verte, no sabía qué hacer para colarse en la cita- Ella rió ante mi revelación.

-Donde querría colarse seguramente sería en mis bragas, como en los viejos tiempos- añadió entre carcajadas- ¿Estará durmiendo?- preguntó en tono intrascendente.

-No creo, se acuesta tarde.

-¿Y si le llamamos? Podría traernos hielo y a mí también me apetece verle.

-¿Te apetece verle o que se cuele en tus bragas?

-No seas tonto. Primero te he follado a ti. Además no hay que ser egoísta. Es tu hermano.

En efecto le llamamos y vino cagando leches al olor del coño de Rita. Como suponía no tardaron en tontear y terminamos haciendo un trío, como en aquella feliz época. Dormimos hasta la mañana siguiente. Me despertó el trajín de Rita vistiéndose y murmurando lo tarde que era. Se despidió de Miguel y vino a despedirse de mí. Te quiero, le volví a decir. Yo también te quiero, respondió ella, pero tengo que irme. Lo entiendo, acepté. Llámame esta semana y hablaremos, siguió ella. Dentro de unos meses es nuestro aniversario, la primera vez que, bueno, que intimamos. Si para entonces no estás con nadie llámame y cenaremos solos tú y yo. Asentí y le di un beso. Nuestras lenguas se acariciaron. No quería dejarla marchar pero no había más remedio.

PARA CONTACTAR CON EL AUTOR

jomabou@alumni.uv.es

 

“Millonario y dueño de un harén, gracias a un ladrón” (LIBRO PARA DESCARGAR POR GOLFO)

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Sinopsis:

Nuestro protagonista estaba con un amigo y dos mujeres cuando la madre de una de ellas le abofetea al considerarlo como el causante de todos sus males. En un principio, no reconoce a su agresora y eso le enfurece. La propia hija es la que le informa que años antes y durante una auditoría, había sido él quien acusó al marido de esa loca de haber hecho un desfalco y creyendo en la inocencia de su padre, le pide que descubra quien había sido el verdadero culpable.
Intrigado por el asunto e interesado en la muchacha, investiga y descubre que no se había equivocado en acusarlo pero lo que realmente trastoca su vida es descubrir veinte millones de euros a nombre de la cría en un paraíso fiscal.
Esa situación les pone en un dilema, él sabe donde está ese dinero pero no puede tocarlo y la muchacha es millonaria pero desconoce como hacerse con su herencia.
Entre los dos llegan a una solución….

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PARA QUE PODÁIS HACEROS UNA IDEA OS INCLUYO EL PRIMER CAPÍTULO:

 
CAPÍTULO 1

La ausencia de papeles amontonados sobre la mesa de mi despacho, engaña. Un observador poco avispado, podría suponer falta de trabajo, todo lo contrario, significa que 14 de horas de jornada han conseguido su objetivo, y que no tengo nada pendiente.
Contento, cierro la puerta de mi despacho y me dirijo hacia el ascensor. Son la 9 de la noche de un viernes, por lo que tengo todo el fin de semana por delante. El edificio está vacío. Hace muchas horas que la actividad frenética había desaparecido, solo quedaban los guardias de seguridad y algún ejecutivo despistado. Como de costumbre, no me crucé con nadie y mi coche resaltaba en el aparcamiento. En todo el sótano, no había otro.
El sonido de la alarma al desconectarse, me dio la bienvenida. Siguiendo el ritual de siempre, abrí el maletero para guardar mi maletín, me quité la chaqueta del traje, para que no se arrugara y me metí en el coche. El motor en marcha, la radio encendida, el aire acondicionado puesto, ya estaba listo para comerme la noche. Durante los últimos diez años, como si de un rito se tratara, se repetía todos los viernes: ducha, cenar con un amigo y cacería.
Iríamos a una discoteca, nos emborracharíamos y si había suerte terminaría compartiendo mis sabanas con alguna solitaria, como yo.
Las luces de la calle, iluminan la noche. Los vehículos, con los que me cruzo, están repletos de jóvenes con ganas de juerga. Al parar en un semáforo, un golf antiguo totalmente tuneado quiso picarse conmigo. Sus ocupantes, que no pasaban los veinte, al ver a un encorbatado en un deportivo, debieron pensar en el desperdicio de caballos; una piltrafa conduciendo una bestia. No les hice caso, su juventud me hacía sentir viejo. Quizás en otro momento hubiere acelerado, pero no tenías ganas. Necesitaba urgentemente un whisky.
Las terrazas de la castellana, por la hora, seguían vacías. Compañía era lo que me hacía falta, por lo que decidí no parar y seguir hacia mi casa.
Mi apartamento, lejos de representar para mí el descanso del guerrero, me resultaba una jaula de oro, de la que debía de huir lo más rápidamente posible. Además había quedado con Fernando y con dos amigas suyas, por lo que tras un regaderazo rápido salí con dirección al restaurante.
El portero de la entrada sonrió al verme. Me conocía, o mejor dicho conocía mis propinas y solícito, me abrió la puerta. Mi colega ya estaba esperándome en la mesa.
―Pedro, te presento a Lucía y a Patricia
Todo era perfecto. Las dos mujeres, si es que se les podía llamar así ya que hace poco tiempo que habían dejado atrás la adolescencia, eran preciosas, su charla animada y Fer, como siempre, era el típico ser que aún en calzoncillos seguía siendo elegante y divertido.
No habíamos pedido el postre, cuando sin mediar palabra, apareció por la puerta una mujer y me soltó un bofetón:
― ¡Cerdo! No te bastó con lo que me hiciste a mí, que ahora quieres hacerlo con mi hija.
Estaba paralizado. Aunque la mujer me resultaba familiar, no la reconocía. Fernando se levantó a sujetar a la señora y Lucía, que resultó ser la hija, salió en su defensa.
― Disculpe pero no tengo ni idea de quién eres― fue lo único que salió de mi garganta.
―Soy Flavia Gil. ¿No tendrás la desvergüenza de no reconocer lo que me hiciste?― contestó.
Flavia Gil, el nombre no me decía nada:
―Señora, durante mi vida he hecho muchas cosas y siento decirle que no la recuerdo.
La sangre me empezó a hervir, estaba seguro que estaba loca, si hubiera hecho algo tan malo me acordaría.
―¡Me destrozaste la vida!― respondió saliendo del brazo de su hija y de su amiga.
Fernando se echó a reír como un poseso. Lo ridículo de la situación y su risa, me contagiaron.
― ¿Quién coño es esa bruja? ― preguntó ― Ya ni te acuerdas de quien te has tirado.
―Te juro que no sé quién es.
―Pues ella sí y te tiene ganas― replicó descojonado ― y no de las que te gustaría. ¿Te has fijado en sus piernas?
―No te rías, cabrón. Esa tía está loca― respondí más relajado pero a la vez intrigado por su identidad.
Decidimos pagar la cuenta. Nos habían truncado nuestros planes pero no íbamos a permitir que nos jodieran la noche, por lo que nos fuimos a un tugurio a seguir bebiendo…

Estaba sonando un timbre. En mi letargo alcoholizado, conseguí levantarme de la cama. Demasiadas copas para ser digeridas. Mi cabeza me estallaba. Mareado y con ganas de vomitar, abrí la puerta. Cuál no sería mi sorpresa, al encontrarme con Lucía:
―¿Qué es lo que quieres?― atiné a decir.
―Quiero disculparme por mi madre― en sus ojos se veía que había llorado―nunca te ha perdonado. Ayer me contó lo que ocurrió.
No la dejé terminar, salí corriendo al baño. Llegué a duras penas, demasiados Ballantines para mi cuerpo. Me lavé la cara. El espejo me devolvía una imagen detestable con mis ojos enrojecidos por el esfuerzo. Tenía que dejar de beber tanto, decidí sabiendo de antemano la falsedad de esa determinación.
Lucía estaba sentada en el salón. Ilógicamente había abrigado la esperanza que al salir ya no estuviera. Resignado le ofrecí un café. Ella aceptó. Esta maniobra me daba tiempo para pensar. Mecánicamente puse la cafetera, mientras intentaba recordar cuando había conocido a su madre pero sobretodo que le había hecho. No lo conseguí.
―Toma― dije acercándole una taza: ― Perdona pero por mucho que intento acordarme, realmente no sé qué hice o si hice algo.
―Hermenegildo Gil― fue toda su contestación.
Me quedé paralizado, eso había sido hace más de 15 años. Yo era un economista recién egresado de la universidad que acababa de entrar a trabajar para la empresa de auditoria americana de la que ahora soy socio cuando descubrí un desfalco. Al hacérselo saber a mis superiores, estos abrieron una investigación, a resultas de la cual, todos los indicios señalaban al director financiero pero no se pudo probar. El directivo fue despedido y nada más. Su nombre era Hermenegildo Gil.
―Yo no tuve nada que ver― le expliqué cuál había sido mi actuación en ese caso, cómo me separaron de la averiguación y que solo me informaron del resultado.
―Fue mi madre, quien te puso bajo la pista. Ella era la secretaría de mi padre. No te lo perdona, pero sobretodo no se lo perdona.
―¿Su secretaria?― por eso me sonaba su cara ― ¡Es verdad! Ahora caigo que todo empezó por un papel traspapelado que me entregaron. Pero no se pudo demostrar nada.
―Mi padre era inocente. Nunca pudo soportar la vergüenza del despido y se suicidó un año después― contestó llorando.
Jamás he podido soportar ver a una mujer llorando, como acto reflejo la abracé, tratando de consolarla. E hice una de las mayores tonterías de mi vida, le prometí que investigaría lo sucedido y que intentaría descubrir al culpable.
Mientras la abrazaba, pude sentir sus pechos sobre mi torso desnudo. Su dureza juvenil, así como la suavidad de su piel, empezaron a hacer mella en mi ánimo. Mi mano se deslizó por su cuerpo, recreándose en su cintura. Sentí la humedad de sus lágrimas al pegar su rostro a mi cara. Sus labios se fundieron con los míos mientras la recostaba en el sofá. Ahí descubrí que bajo el disfraz de niña, había una mujer apasionada. Sus pezones respondieron rápidamente a mis caricias, su cuerpo se restregaba al mío buscando la complicidad de los amantes. La despojé de su camisa, mis labios se apoderaron de su aureola y mis dedos acariciaban sus piernas. Éramos dos amantes sin control.
―¡No!― se levantó de un salto― ¡Mi madre me mataría!
―Lo siento… no quise aprovecharme― contesté avergonzado, sabiendo en mi interior que era exactamente lo que había intentado. Me había dejado llevar por mi excitación, aun sabiendo que no era lo correcto.
Se estaba vistiendo cuando cometí la segunda tontería:
―Lucía, lo que te dije antes sobre averiguar la verdad es cierto. Fue hace mucho pero en nuestros almacenes, debe de seguir estando toda la documentación.
―Gracias, quizás mi madre esté equivocada respecto a ti― respondió dejándome solo en el apartamento. Solo, con resaca y sobreexcitado.
Por segunda vez desde que estaba despierto entré en el servicio, solo que esta vez para darme un baño. El agua de la bañera estaba hirviendo, tuve que entrar con cuidado para no quemarme. No podía dejar de pensar en Lucía. En la casualidad de nuestro encuentro, en la reacción de su madre y en esta mañana.
Cerré los ojos dejando, como en la canción, volar mi imaginación. Me vi amándola, acariciándola. Onanismo y ensoñación mezcladas. Sentí que el agua era su piel imaginaria, liquida y templada que recorría mi cuerpo. Mi mano era su sexo, besé sus labios mordiéndome los míos. Nuestros éxtasis explotaron a la vez, dejando sus rastros flotando con forma de nata.
Al llegar a la oficina, solo me crucé con el vigilante, el cual extrañado me saludó mientras se abrochaba la chaqueta. No estaba acostumbrado a que nadie trabajara un sábado:
«Algo urgente», debió de pensar.
Lo primero que debía de hacer era localizar el expediente y leer el resumen de la auditoría. Fue fácil, la compañía, una multinacional, seguía siendo cliente nuestro por lo que todos los expedientes estaban a mano. Consistía en dos cajas, repletas de papeles. Por mi experiencia, rechacé lo accesorio, concentrándome en lo esencial. Al cabo de media hora, ya me había hecho una idea: la cantidad desfalcada era enorme y el proceso de por el cual habían sustraído ese dinero había sido un elaborado método de robo hormiga. Cada transacción realizada, no iba directamente al destinatario, sino que era transferida a una cuenta donde permanecía tres días, los intereses generados que operación a operación eran mínimos; sumados eran más de veinte millones de dólares. Luego, esa cantidad desaparecía a través de cuentas bancarias en paraísos fiscales.
La investigación, en ese punto, se topó con el secreto bancario imperante a finales del siglo xx pero hoy en día, debido a las nuevas legislaciones y sobre todo gracias a internet, había posibilidad de seguir husmeando.
El volumen y la complejidad de la operación me interesaron. Ya no pensaba en las dos mujeres, sino en la posibilidad de hacerme con el pastel. Por ello me enfrasqué en el tema. Las horas pasaban y cada vez que resolvía un problema aparecía otro de mayor dificultad.
Quien lo hubiera diseñado y realizado, debía de ser un genio. Me faltaban claves de acceso y por primera vez en mi vida, hice algo ilegal: utilicé las de mis clientes para romper las barreras que me iba encontrando. Cada vez me era más claro el proceso. Todo terminaba en una cuenta en las islas Cayman y ¡sorpresa! El titular era Lucía.
¡Su padre era el culpable! Lo había demostrado pero tras pensármelo durante unos minutos decidí que no iba a comunicar mi hallazgo a nadie y menos a ella, hasta tener la ventaja en mi mano.
Reuní toda la información en un pendrive y usé la destructora de documentos de la oficina para que no quedara rastro. Las cajas de los expedientes las rellené con informes de otras auditorias de la compañía. Satisfecho y con la posibilidad de ser rico, salí de la oficina.
Eran ya las ocho de la tarde y mientras comía el primer alimento sólido del día, rumié los pasos a seguir: al menos el 50% de ese dinero debía de ser mío y sabía cómo hacerlo.
Cogí mi teléfono y llamé a Lucía. Le informé que tenía información pero que debía dársela primero a su madre, por lo que la esperaba a las nueve en mi casa. Ella, por su parte, no debía llegar antes de las diez.
Preparé los últimos papeles mientras esperaba a Flavia, la cual llegó puntual a la cita. En su cara, se notaba el desprecio que sentía por mí. Venía vestida con un traje de chaqueta que resaltaban sus formas.
No la dejé, ni sentarse:
―Su marido era un ladrón y usted lo sabe.
Por segunda vez, en menos de 24 horas, me abofeteó pero en esta ocasión de un empujón la tiré al sofá donde había estado retozando con su hija. Me senté encima de ella, de forma que la tenía dominada.
―¿Qué va a hacer?― preguntó asustada.
―Depende de ti. Si te tranquilizas, te suelto.
Con la cabeza asintió, por lo que la liberé:
― He descubierto todo y lo que es más importante, donde escondió su dinero. Si llegamos a un acuerdo, se lo digo.
―¿Qué es lo que quiere?― replicó con la mosca detrás de la oreja.
Su actitud había cambiado. Ya no era la hembra indignada, sino un ave de rapiña ansiosa hacerse con la presa. Eso me enfadó .Esperaba de ella que negara el saberlo pero por su actitud supe que había acertado.
―Antes de nada, me voy a vengar de ti. No me gusta que me peguen las mujeres― y desabrochándome la bragueta, saqué mi miembro que ya estaba sintiendo lo que le venía: ― Tiene trabajo― dije señalándolo.
Sorprendida, se quedó con la boca abierta. Cuando se dirigía hacia aquí en lo último que podía pensar era en que iba a hacerme una mamada pero, vencí sus reparos, obligándola a arrodillarse ante mí. Su boca se abrió, engullendo toda mi extensión.
Ni corto ni perezoso, me terminé de quitar el pantalón, facilitando sus maniobras. Me excitaba la situación, una mujer arrodillada cumpliendo a regañadientes. Ella aceleró sus movimientos cuando notó que me venía el orgasmo, e intentó zafarse para no tener que tragarse mi semen. Con las dos manos sobre su cabeza, lo evité. Una arcada surgió de su garganta pero no tuvo más remedio que bebérselo todo. Una lágrima revelaba su humillación pero eso no la salvó que prosiguiera con mi venganza:
―Vamos a mi habitación.
Como una autómata me siguió. Sabía que habían sido dos veces las que me había abofeteado y dos veces las que yo iba a hacer uso de ella:
― Desnúdate― exigí mientras yo hacía lo mismo.
Tumbado en la cama, disfruté viendo su vergüenza. Luego, la muy puta, me reconocería que no había estado con un hombre desde que murió su marido. La hice tumbarse a mi lado y mientras la acariciaba, le expliqué mi acuerdo.
―Son 20 millones, quiero la mitad. Como están a nombre de Lucía, me voy a casar con ella y tú vas a ser mi puta sin que ella lo sepa: tengo todos los papeles preparados para que ella los firme en cuanto llegue.
―No tengo nada que decir pero tendrás que convencer a mi hija― contestó.
Mis maniobras la habían acelerado. De su sexo brotaba la humedad característica de la excitación. Sus pechos ligeramente caídos todavía eran apetecibles. Sin delicadeza, los pellizqué, consiguiendo hacerla gemir por el dolor y el placer. Era una hembra en celo. Sus manos asieron mi pene en busca de ser penetrada. La rechacé, quería probar su cueva pero primero debía saborearla. Mi lengua se apoderó de su clítoris mientras seguía torturando sus pezones. Su sabor era penetrante, lo cual me agradó y usándola como ariete, me introduje en ella con movimientos rápidos. Para entonces esa madura estaba fuera de sí. Con sus manos sujetaba mi cabeza, de la misma forma que yo le había enseñado minutos antes, buscando que profundizara en mis caricias. Un río de flujo cayó sobre mi boca demostrándome que estaba lista. Con mi mano, recogí parte de él para usarlo. Le di la vuelta. Abriendo sus nalgas observé mi destino y con dos dedos relajé su oposición.
―¿Qué vas a hacer? ― preguntó preocupada.
―¿Desvirgarte? Preciosa.
Y de un sola empujón, vencí toda oposición. Ella sintió que un hierro le partía en dos y me pidió que parara pero yo no le hice caso. Con mis manos abiertas, empecé a golpearle sus nalgas, exigiéndole que continuara. Nunca la habían usado de esa manera, tras un primer momento de dolor y de sorpresa se dejó llevar. Sorprendida, se dio cuenta que le gustaba por lo que acomodándose a mi ritmo, me pidió que eternizara ese momento, que no frenara. Cuando no pude más, me derramé en su interior.
― Déjalo ahí― me pidió: ―Quiero seguir notándolo mientras se relaja.
No le había gustado, ¡le había encantado!
―No, tenemos que preparar todo para que cuando llegué tu hija, no note nada― dije satisfecho y riendo mientras acariciaba su cuerpo: ―¿Estás de acuerdo? Suegrita.
―Claro que sí, Yernito.

 

Relato erótico: “Sacando a la puta que tenía en su interior” (POR GOLFO)

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portada narco2Volvía al D.F. después de cinco años sin pisarlo, el aeropuerto Benito Juárez me recibió ya Sin títuloreformado pero con los mismos defectos de siempre, con sus policías corruptos llamados mordelones, pero con ese sabor a desastre que me cautivó desde el primer día. Raimundo, mi antiguo chofer, me estaba esperando a la salida. No lo veía desde que me fui de México, el cabrón seguía igual, con sus pelos pincho y su blanquísima sonrisa.
-¿Qué paso, Patrón?-, con esta expresión tan mexicana y un fuerte abrazo me recibió nada mas salir de la aduana.
Me encantó verle después de tanto tiempo, no podía olvidar los duros años que habíamos pasado juntos, y los múltiples incidentes en las que nos habíamos visto inmersos. Varias veces su pericia al volante, nos había librado de situaciones desagradables, pero en muchas mas ocasiones gracias a que se había mantenido abstemio, pudo cargarme hasta la cama después de una borrachera.
-¿Al hotel de siempre?-, me preguntó como si no hubiera pasado mas de unos días desde que no nos veíamos. Su actitud me recordó a Fray Luis de Leon que después de salir de la cárcel, abrió sus clases con una frase que ha pasado a la posteridad: “Como decíamos, ayer”.
Le respondí con un escueto “Si”, metiéndome en la Suburban, un todoterreno americano de siete plazas y mas de dos toneladas de peso. Siempre me había chocado tanto su tamaño como la comodidad con la que trataba a sus pasajeros.
Emprendimos camino hacia Reforma, la capital parecía anclada en el tiempo, con su caótico tráfico, sus vendedores ambulantes y los cables colgando por todos lados, pero seguía siendo la mayor ciudad del mundo, peligrosa y atrayente, contaminada y señorial, indígena y cosmopolita. El D.F. fue, es y será el D.F., una ciudad que aterra y enamora por igual.
No podía dejar de mirar por la ventanilla, tratando de absorber toda lo que veía, los polis con sus Harleys, los niños fresas con sus coches último modelo, los inditos con su humilde caminar totalmente cargados. Sin darme cuenta La diana me recibió mostrándome sus voluptuosas nalgas, culo de negra en un negra aleación que representa a la diosa de la caza. Y a lo lejos el Angel.
Me he considerado siempre un hombre duro, pero en ese momento me emocioné, había vuelto a mi segunda patria.
-¿Cuánto tiempo se va a quedar?, Don Fer-, me pregunto Ray, tratándome de dar conversación.
-Una semana, por desgracia-, le solté sin caer en ese momento que esa frase vacía en este caso, estaba llena de significado.
Y ¿Qué?, ¿Ha llamado a alguna de sus conquistas?.
– No has cambiado nada, pinche Pelos-, le contesté riendo a carcajadas.
-¿No me dirá que se ha vuelto puto?, menudo desperdicio para las viejas- , me respondió en plan jocoso.
-No he llamado a nadie de antes, ya sabes, no me gusta ponerme chanclas que ya dejé tiradas-, lo que no le expliqué que por primera vez en mi vida tenía una cita casi a ciegas.
Esa misma noche, exactamente en tres horas había quedado con María, una maravillosa escritora que no conocía en persona, pero con la que durante los últimos meses, había mantenido una mas que frecuente comunicación vía internet, y que en las últimas semanas había experimentado una subida de muchos grados respecto a la temperatura, pasando de un mero intercambio de textos, a una complicidad sexual donde fantaseábamos con nuestros tabúes y nuestros miedos.
Todo había comenzado cuando publicaron mi último libro, y no sé como recibí en mi e-mail una durísima crítica de una chilanga, en la que me acusaba de haber hecho una apología del “macho”, y donde me exigía una rectificación. Me hizo gracia el tono airado con el que me amonestaba, y algo me indujo a investigar quien coño era antes de contestarla. Fue muy fácil, casualmente teníamos el mismo editor. Resultaba que la mujer era también escritora, y tras leer uno de sus libros, tuve que reconocer que era mejor que yo, si tenía algún defecto era que en su buenismo, todavía tenía esperanza en el ser humano.
Mi escrito de respuesta consistió en un relato erótico, donde ella era la pobre protagonista feminista mexicana, que era usada y abandonada por un “Macho” español. Le debió gustar, porqué a los pocos días recibí un correo, con una historia donde el Don Juan pierde su virilidad de un mordisco de su amada. Y de esa forma con mensajes de ida y vuelta, fuimos convirtiéndonos en amantes, nuestros cuerpos no se habían juntado nunca, pero en nuestras mentes habíamos ya participado en tríos, orgias, e incluso nos habíamos enamorado. Últimamente, habíamos descubierto que nos interesaba mas que nada la dominación, de esa forma, alternativamente María se había convertido en sumisa y ama, y yo había experimentado o dado crueles castigos. Cuando supe que tenía que asistir a unas conferencias en la universidad autónoma de México, nuestros mail se centraron en que íbamos a hacer el día que nos viéramos, en cómo podíamos reaccionar, si la química física podía igualar a la literaria, y quien iba a ser el dominante y el dominado. Decidió ella, durante toda su vida había defendido los derechos de la mujer y por una vez quería experimentar lo que era ser usada.
El coche se había detenido en su destino, el María Isabel Sheraton seguía como siempre, lujoso pero eficiente, y con un gran servicio. Raimundo ya me había registrado, por lo que con ayuda del bell-boy, el botones en España, subimos mi equipaje.
-¿A qué hora le recojo?- me preguntó el chofer.
-¡Será si me redejo!, le respondí indignado usando el doble sentido tan usual en México.
Tras unos momentos de confusión, Ray me espetó con una carcajada:
-¡No me chingue!, Patrón, ¿a qué hora paso por usted?-
-A cuarto para las nueve-, le contesté usando la forma del país que me había adoptado y no la normal en España que sería “a las nueve menos cuarto”.
Sale, a esa hora le espero en la puerta-, me dijo cerrando la puerta.
Tenía tiempo suficiente para tomar una ducha, y afeitarme. Quería dar una buena impresión, si la mujer era solo la mitad de apasionada que sus cuentos, esa noche iba a ser memorable. Debajo del agua, al enjabonarme, no podía dejar de pensar en las fotos que me había mandado bailando. Eran unas instantáneas artísticas, nada pornográficas, pero el erotismo que manaba de su figura desnuda, envuelta en una vaporosa tela, fueron suficientes para que mi corazón empezara a bombear, como loco, sangre a mi entrepierna. Tuve que abrir el agua fría para evitar desgastar mis energías antes de tiempo.
Me vestí de una manera informal con un traje de lino, la noche era calurosa, por lo que decidí no ponerme corbata. Y mirándome al espejo, me gustó lo que veía, todo hombre es un edonista enamorado de sí mismo, inmaduro y mentiroso, pero aún sabiéndolo no tenemos ganas de cambiar. Al cerrar la habitación, pensé que ojalá no volviera solo esa noche.
-Al Angus-, le pedí a Ray al subirme en el coche. Había elegido ese restaurante de la zona Rosa, por dos motivos, estaba cerca del hotel, y lo más importante, era un sitio familiar, donde me iba a sentir cómodo.
Llegamos en cinco minutos, el tráfico había sido indulgente con nosotros, por lo que después de ser sentado por la espléndida jefa de sala, tuve que esperar cerca de un cuarto de hora antes que ella, hiciera su aparición.
Al verla entrar, la reconocí al instante, sus ojos negros son inconfundibles con su expresión de una profundidad casi religiosa. Cortado por la situación, me levanté a separarle la silla, para que se sentara.
-Vaya hay caballeros todavía-, me dijo coquetamente.
-Ya sabes, soy gachupín, y eso en náhuatl significa hombre a caballo-, le respondí divertido.
Este fue el comienzo de una magnífica velada, durante la cual conversamos, nos reímos, pero sobretodo nos conocimos. Nada en ella, me disgustaba. Todo lo contrario, era una mujer de bandera, digna representante de su raza, morena de pelo, dorada de piel y con un suave acento que resaltaba su feminidad.
Fue en el postre, cuando María me dijo:
-¿No tienes nada que preguntarme?-
En su traviesa mirada descubrí a que se refería:
-Si, ¿cuánto tiempo vas a tardar en darme tu tanga?-
-Espera que voy al baño….- me dijo levantándose, pero no la dejé.
Quiero que te la quites aquí, enfrente de toda esta gente-
Me miró asustada, la estaba poniendo a prueba y ella lo sabía. Avergonzada, se volvió a sentar en la silla, disimulando poco a poco fue levantando su falda, y ya totalmente roja, con las dos manos se bajó la prenda. Nadie se había percatado de sus maniobras, cuando con una sonrisa me la dio en la mano. Era de encaje rojo, la poquísima tela no podía tapar nada, pero su razón de ser no era otra que ser vista.
Cogiéndola entre mis dedos, la extendí de forma que todos los comensales pudieron disfrutar de su visión aunque solo yo, pude hacerlo de su textura y de su olor.
-Huele a hembra-, le dije satisfecho.
Si, me he masturbado con ella tal como me ordenaste, ¿Amo?-, fue su contestación.
Bien hecho, pero ahora ya sabes, que toca-
-Si-, me respondió antes de desaparecer debajo de la mesa. Lo hizo de una forma tan natural que pasó desapercibida, y solo cuando sentí como unas manos me bajaban la bragueta, comprendí que nunca se iba a echar atrás y que esa noche tenía a una mujer que cumpliría todos mis caprichos y todas mis órdenes. Era toda una experta, se lo tomó con tranquilidad, lo primero hizo fue liberar mi miembro de su prisión y con su lengua exploró todos los recovecos de mi glande, antes que ansiosamente su boca se apoderara de toda mi extensión. Sus manos no se quedaban atrás, jugueteando con mis testículos, mientras su dueña empapaba con sus maniobras todo mi sexo.
Me resultaba difícil seguir disimulando mi excitación, no solo era que el percibir como la húmeda calidez de su boca me calentaba, ni como sus manos me estimulaban con una dura y rítmica friega vertical, ni siquiera los cincuenta tipos que me miraban, lo que realmente me excitaba era pensar en cómo iba a hacer uso de ese bello cuerpo que se escondía detrás de ese vestido, en las posturas y experiencias que esa noche, íbamos a practicar. María aceleró sus maniobras al sentir como mis piernas se tensaban presagiando mi explosión, succionando y mordiéndome el capullo, mientras que sus dedos pellizcaban suavemente mis huevos. Todo mi cuerpo hirvió cuando con grandes ráfagas de placer me derramé en su boca. Su lengua le sirvió de cuchara, recogiendo y bebiendo todo mi semen, dejándolo húmedo pero limpio sin trazas del gozo que me había brindado.
De la misma forma, que me había bajado el cierre del pantalón, me lo subió. Y avisándola con mi mano que no había moros en la costa, la vi salir de debajo de la mesa. Su ojos estaban brillantes, sus mejillas coloradas, eran todos ellos síntomas de una mujer estimulada, azuzada por la travesura que había cometido y excitada por lo que iba a hacer.
-¿Te ha gustado?-, me preguntó mi opinión.
Como única respuesta, pedí la cuenta. Después de pagar, la cogí de la cintura, con la intención de irnos, pero antes de salir, la camarera me llamó con un gesto. Al acercarme donde estaba, discretamente me entregó un papel diciéndome que la llamara si quería que una tercera persona participara en nuestros juegos. No habíamos sido tan disimulados, por lo menos una persona nos había descubierto, y sin poder creerme mi suerte, le había gustado.
Ray tenía la suburban en la puerta, por lo que nos subimos de inmediato a la parte de atrás de la camioneta. Nada mas sentarnos le dije al chofer que quería dar una vuelta por la ciudad antes de ir al hotel.
María me susurro al oído, que porqué no íbamos directamente a la habitación, que estaba muy caliente. Sonreí al escucharlo, pero tenía otros planes, y cogiéndole de la cabeza, la besé diciendo:
-Súbete la falda-
Sonrojada o no, me obedeció sin rechistar, y por vez primera pude contemplar su sexo depilado.
Separa tus rodillas-
María empezaba a disfrutar de mi juego, y con una expresión ansiosa abrió sus piernas. Era una tentación demasiado fuerte el tenerlo tan cerca y no tocarlo, por lo que acariciando su pierna, me acerqué a su cueva y con dos dedos comprobé lo mojada que estaba. La mujer miraba fijamente mis maniobras, no pudiendo evitar el que un gemido saliera de su garganta cuando llevándome la mano a la boca, probé sus fluidos.
-¡Fernando!-, dijo mi nombre como un ruego.
Quiero ver como te masturbas, pero no te corras hasta que yo te diga-, le respondí.
Se acomodó en el asiento, apoyándose en la puerta, de tal manera que me daba una completa visión de ella, y a la vez evitaba que Raimundo la pudiera ver por el retrovisor del coche.
Estábamos subiendo por la calle Insurgentes, cuando pude observar como sus manos acariciaban sus pechos por encima del vestido, y como coquetamente flexionaba una pierna para que el ángulo de mi mirada, me permitiera ver como con una mano separaba sus labios.
El sudor ya había hecho su aparición en su escote, cuando con las yemas empezó a torturar gradualmente su clítoris. Estaba en celo, el juego de sumisión la estaba llevando como en una nube hasta cotas de excitación impensables para ella.
Las manzanas de casas pasaban a nuestro alrededor, sin que nos diéramos cuenta, ella concentrada en su propio placer y yo, como hipnotizado, no podía retirar mi vista de ella. Dos dedos de una mano ya se habían introducido en su interior, mientras que los de la otra, restregaban su botón llevándola en volandas hacía su clímax.
-Enséñame los pechos-, le dije distrayéndola un poco, si continuaba masturbándose a ese ritmo, iba a correrse sin remedio.
Disgustada, por su necesidad de derramarse, se fue abriendo, botón a botón, su escote. Su sujetador rojo iba a juego con el tanga que tenía en el bolsillo. Sensualmente me miraba, mientras se lo desabrochaba, y orgullosamente, me los ofreció al liberarlos de su encierro.
-Que buena estás-, le solté sinceramente, al sostenerlos entre mis palmas. No demasiado grandes, duros, y con unos oscuros pezones que excitados me miraban.
-Gracias, amo-, me respondió gimiendo, al notar mis dedos pellizcando sus aureolas.
-Tápate, luego haré uso de ellos-,la mujer me obedeció, a la vez que le pedía al chofer que nos llevara al hotel.
Al terminar de abrocharse, me miró esperando que le dijera algo.
-Ahora sí, quiero que antes de llegar al Sheraton, te hayas venido-.
Habiendo obtenido mi permiso, se aplicó rapidamente a sus maniobras, ya sin control buscó su placer, como si fueran un pene, tres dedos de ella se internaban y salían de su gruta sin dejar de mirarme. Y cuando unas descargas eléctricas surgieron de su interior, extendiéndose por todo su cuerpo, sumisamente me pidió mi aprobación.
-¡Puedes!-, al oírlo, explotó. Su vagina como si fuera el nacimiento de un río, manó desenfrenadamente flujo hacia el exterior, empapando sus piernas y manchando la tapicería, mientras su pecho convulso se retorcía en el asiento.
-Gracias-, me dijo expresando su gratitud, antes de acomodarse la ropa, porque ya estamos llegando a nuestro destino.
Raimundo se bajó del coche, para abrirle la puerta. María se entretuvo unos instantes antes de apearse, y susurrándome con su mejilla pegada a la mía, me dijo:
-Esta noche soy tuya, mi amo, úsame, humíllame, pero por favor déjame darte placer-.
-¡Lo harás!, preciosa, ¡Lo harás!-
Fin del capitulo 1
 
 
 
 
 

Relato erótico: “Mi cuñada, además de princesa, resultó muy puta 9 Y FINAL” (POR GOLFO)

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CAPÍTULO 12

Confieso que al salir del banquete estaba nervioso porque no tenía ni idea de cómo debía comportarme con la hija del general. Si me acordaba de su padre y de lo que había hecho a mi hermano, lo que me pedía el cuerpo era poseerla en plan salvaje haciendo palpable mi desprecio pero si me ponía en su lugar, ella no era cómplice sino víctima de la ambición desmedida de su progenitor.
«Ya veré cómo es y dependiendo de ello, actuaré», concluí mientras descubría que tanto Loung como Kanya seguían sentadas en su sitio sin hacer ningún intento por seguirme, «¡qué extraño! Debe ser cuestión de protocolo».
Al llegar a mi habitación, me despojé de esas ropas y haciendo tiempo me puse el pantalón de pijama. Unos cinco minutos después, escuché que tocaban.
-Está abierto- respondí.
Mi desconcierto fue total cuando las dos mujeres entraron acompañadas por el consejo de ancianos en pleno al cuarto.
«¿No esperaran que las tome enfrente de todos?», me pregunté escandalizado.
Por suerte el más viejo de todos ellos, tomando la palabras, me hizo entrega de las protectoras recordándome que mi deber era preñarlas para asegurar la existencia de la monarquía tal y como la concebían en ese país. Tras lo cual, haciendo una genuflexión desaparecieron por la puerta.
Ya solo con ellas y viendo que permanecían quietas y calladas, me dediqué a observarlas intentando distinguir cual era cada una porque al estar tapadas por completo me parecían iguales. Supe que la de la derecha era Kanya al verla temblar de miedo e interesado por comprobar con quien me habían unido, lentamente levanté su velo.
-Esto sí que no me lo esperaba- murmuré encantado al descubrir el rostro angelical de una joven cuyos ojos negros me miraban asustados.
Impactado por su belleza me la quedé viendo durante unos instantes en silencio y girándome hacía Loung, le solté un suave azote diciendo:
-No vas a besar a tu dueño.
Pegando un chillido de felicidad, Loung se quitó ella misma el velo que le cubría mientras se lanzaba en mis brazos. Sus risas magnificaron el pavor de Kanya que estaba perpleja al no comprender la complicidad que existía entre su compañera y yo.
-Te amo, mi príncipe- riendo, reaccionó la muchacha al sentir mis manos recorriendo su cuerpo y sin que yo se lo tuviera que pedir, se comenzó a quitar la grotesca vestimenta que le habían puesto para esa ceremonia.
-Mira que eres puta, no ves que tenemos invitados- comenté al ver la cara de estupefacción de Kanya ante ese voluntario striptease.
La chavala creyó que lo que implícitamente le estaba pidiendo es que imitara a Loung y por ello empezó a desnudarse. El pudor y nerviosismo de Kanya hicieron que sus movimientos se ralentizaran dando un erotismo sin igual a su entrega.
Disfrutando perversamente, dejé que se quedara en ropa interior antes de pedirle que parara. La pobre estaba tan amedrentada que no dejó de temblar al verme admirando su cuerpo casi desnudo.
«Está mucho mejor de lo que pensaba», me dije valorando el estupendo culo con los que la naturaleza la había dotado.
-¿No nos vas a presentar?- pedí a la que consideraba mi mujer.
Loung, muerta de risa, se puso detrás de la aterrorizada muchacha y excediéndose en su papel de anfitriona, cogió entre sus manos los pechos de Kanya mientras me decía:
-Manuel, te presento a tu zorra Kanya. Zorra te presento a tu dueño.
Con lágrimas en los ojos, la muchacha hizo una reverencia antes de contestar con un breve saludo:
-Alteza.
Contra todo pronóstico me enterneció el pavor que traslucía y acercando una silla le pedí que se sentara. Una vez lo había hecho, tomé asiento sobre la cama y le dije:
-Cómo habrás adivinado Loung lleva siendo mía mucho tiempo y para ella esto es un mero trámite. En cambio, para ti es diferente.
-Lo es, príncipe- contestó sollozando.
-Según me han contado, tu padre te ha obligado a aceptar y ni la princesa ni yo queremos en nuestra cama a nadie que no venga voluntariamente. Como no puedo repudiarte, te ofrezco que te quedes con nosotros viviendo como invitada.
-No entiendo que tiene que ver la princesa en todo esto- dijo la mujer sin creerse todavía que no la violara.
Entrando al trapo, Loung comentó:
-Lo que Manuel no te ha querido decir es que además de ser su mujer, lo soy también de ella y entre los tres formamos una familia.
Para una mente tan cuadriculada y religiosa como la de Kanya, esa opción le pareció asquerosa pero más aún el desobedecer el mandato del consejo.
-¡Usted tiene la obligación de hacerme suya!- protestó fuera de sí.
-¿Me lo estas exigiendo?- a carcajada limpia pregunté.
-Sí, soy una de las protectoras del reino y ese es su deber.
Muerto de risa, me tumbé en la cama y mirándola a los ojos, la solté:
-Termina de desnudarte y hazlo lento, quiero comprobar la mercancía.
Humillada hasta la última célula de su cuerpo, me hizo caso y llevando sus manos a la espalda, desabrochó el sujetador dejándolo caer al suelo.
-Para ser una mojigata, tienes buenos pitones- comenté sin demasiado entusiasmo aunque en mi interior me quedaba prendado de la belleza de sus negros pezones.
Kanya, reteniendo las ganas de llorar, se quitó las bragas y ya completamente desnuda, tuvo valor para preguntarme si estaba contento con la mercancía. El odio que destilaba su mirada me hizo reír y dando unas palmadas sobre el colchón, la llamé a mi lado.
Como un reo dirigiéndose al patíbulo, recorrió los escasos metros que nos separaban, tras lo cual se tumbó sobre las sábanas con los ojos cerrados. Me consta que se esperaba que me abalanzase sobre ella pero en vez de hacerlo, decidí humillarla aún más pidiéndole que se masturbara ante su dueño.
-No sé hacerlo- fue su contestación.
Su pasado monjil me hizo saber que no mentía pero no por ello me compadecí y dirigiéndome a Loung que me miraba muerta de risa, le pedí que la ayudara.
Antes que pudiera hacer algo por evitarlo, la morena se colocó a sus pies y separando los pliegues de su sexo, la informó mientras se apoderaba de su clítoris:
-Tienes que tocarte este botón así mientras te acaricias los pechos.
Sobrepasándose más de lo necesario, la regaló un largo lametazo entre sus piernas. Eso provocó un grito de angustia en Kanya. Incapaz de reaccionar, durante unos segundos tuvo que soportar la húmeda invasión de la lengua de Loung en su sexo y creo que eso fue perdición porque cuando se retiró el daño ya estaba hecho.
«Esta niña no tiene nada de frígida», sentencié al observar que tras ese tratamiento tenía los pezones erizados y la piel de gallina.
Su compañera debió de pensar lo mismo porque sin dejarla descansar, la obligó a llevar una mano a su entrepierna y repetir las caricias que le había enseñado.
-Déjame, puedo yo sola- Kanya se quejó con tono inseguro al sentir nuevamente las yemas de ella jugando en su coño.
-Todas podemos pero no es eso lo que ando buscando- Loung replicó mientras mojaba los dedos en su humedad. Tras lo cual acercando su mano a mi boca, en plan putón comentó: -¿quieres probar como sabe tu nueva putilla? Está riquísima.
Con un nudo en la garganta, la novata observó con interés como chupaba los dedos empapados con su flujo porque para ella todo era escandaloso pero, contra su voluntad, no pudo evitar sonreír al oírme decir que tenía razón y que estaba deliciosa.
-¿Quieres un poco más?- me preguntó.
-Sí pero prefiero el envase original- respondí colocándome entre las piernas de la muchacha.
Kanya intentó protestar pero Loung se lo impidió con un leve mordisco en los labios, tras lo cual le susurró al oído:
-Es tu deber, no puedes negarte a tu dueño.
Al recordarle su función, como por arte de magia la desesperada muchacha dejó de debatirse y separando las piernas, me dio vía libre.
-Buena chica- escuchó que su compañera le decía e instintivamente se relajó.
Su relax le duró poco porque bastante más cachondo de lo que mi cara reflejaba, la exigí que me acercara su coño. Interiormente horrorizada pero sabiendo que no podía negarse, obedeció poniendo su sexo a escasos centímetros de mi boca. Al comprobar que lo llevaba exquisitamente depilado y que eso lo hacía más atrayente, saqué mi lengua y le pegué un lametazo mientras Kanya se mordía los labios para no gritar. Su sabor me enloqueció pero asumiendo que no estaba lista porque antes tenía que derribar sus defensas, separé mi cara y con voz autoritaria, la ordené que volviera a masturbarse.
Por su gesto comprendí que esa zorrita no entendía que no la poseyera de inmediato y que me divirtiera jugando con su sentido de la moralidad. Es más reconozco que me esperaba una queja pero entonces se sentó frente a mí y mirándome a los ojos, dejó que su mano se fuera deslizando hasta que uno de sus dedos encontró el botón que emergía entre sus labios vaginales y mientras lo acariciaba, preguntó:
―Si le obedezco, ¿va a permitir que cumpla con mi deber?
―Ya veré― respondí descojonado por la forma tan rebuscada de pedir que me la follara.
Mis palabras la intranquilizaron aún más y con sus mejillas totalmente coloradas por la vergüenza, deslizó lentamente un dedo por su intimidad. No supe interpretar el sollozo que surgió de su garganta porque en un principio pensé que era producto de la humillación que sentía pero no me quedó más remedio que cambiar de opinión, al observar que, tras ese estremecimiento, todos los vellos de su cuerpo se erizaban lo cual era síntoma de placer.
―Déjate llevar ― susurré- cuanto antes sientas placer, antes te poseeré.
En silencio, mi nueva concubina dibujó los contornos de su sexo con sus dedos mientras pensaba en su recompensa y por primera vez, la pérdida de su virginidad no le pareció tan repugnante pero al percatarse de la sonrisa que lucía mi rostro mientras la miraba, protestó:
-Por favor, no me mire.
Interviniendo Loung le replicó:
-Lo quieras reconocer o no, ¡estás excitada!
-¡No es cierto!- chilló llena de angustia al saber que eso iba en contra de su antigua elección por una vida religiosa.
Mi adorada morena comprendió que su negativa era una reacción defensiva. Por eso decidió dar otro paso para conseguir que su compañera se entregara a mí y sin pedirle opinión, comenzó a chupar sus pechos. Kanya ni siquiera trató de impedirlo porque bastante tenía con asumir que tenía los pezones duros como piedras y que le estaba gustando la sensación que mamaran de ellos aunque fuera una mujer quien lo hiciera. Aprovechando su confusión, con tono duro le exigí que se metiera un par de dedos en el coño.
Al obedecer, la inexperta mujercita notó que el placer invadía su cuerpo y gimiendo de gusto, empezó a meterlos y sacarlos cada vez más rápido de manera voluntaria hasta alcanzar una velocidad frenética.
―¡No sé qué me ocurre!― aulló al tiempo que sus caderas se movían buscando profundizar el contacto con sus yemas.
No quise explicárselo porque que tenía que descubrirlo ella sola y muerto de risa, me mantuve a la espera mientras Kanya se frotaba con urgencia creciente el clítoris. En cambio, Loung se compadeció de ella y cambiando de posición, se apoderó de su botón con su boca. De inmediato, la novata se corrió llenando de flujo la cara de su compañera, la cual lejos de quejarse se entretuvo bebiendo ese cálido néctar directamente de su fuente con lo que incrementó aún más la confusión de la muchacha.
-Por favor, ¡déjame!- gritó presa de un frenesí hasta entonces desconocido.
En vez de obedecerla, Loung pasó por alto esa exigencia y siguió firme en su intención de asolar hasta la última de las defensas que esa mujer había construido a su alrededor, usando únicamente su lengua. No contenta con ello, se dedicó a pellizcar sus pezones mientras continuaba devorando su sexo.
La mujer al sentir esos pellizcos, se puso a llorar mientras informaba a su cruel agresora que no podía más y que la dejara descansar. Sonreí al oír su tono desolado porque era una señal de lo cerca que estaba su rendición y haciendo caso omiso a sus ruegos, colaboré con Loung mordisqueando uno de sus pechos mientras con mis dedos invadía su sexo.
Nuestro ataque coordinado fue el empujón que le faltaba para que su cuerpo empezara a convulsionar sobre las sábanas presa de un segundo orgasmo aún mayor que el primero. Convencido que de ello iba a depender que esa mujer se rindiera a mí, exigí a mi concubina que intensificara la acción de su lengua y bebiendo de la lujuria que rezumaba del sexo de Kanya, prolongó ese inesperado pero placentero clímax mientras su víctima se retorcía incapaz de absorber tanto placer.
-¡No es posible!- sollozó al comprender por fin lo que le ocurría y presionando con sus manos la cabeza de Loung contra su sexo, gritó:- por favor, ¡no pares! Lo necesito.
Durante largo rato, ni mi amada oriental ni yo soltamos a nuestra presa. La cual yendo de un orgasmo a otro sin descansar, se deshizo de todos sus tabúes y disfrutando por fin, cayó rendida a nuestros pies diciendo:
-No quiero ser una invitada, ¡quiero formar parte de la familia!
Fue entonces cuando decidí formalizar su sumisión y pasando mi mano por su trasero, le di un azote mientras le ordenaba darse la vuelta. Incapaz de desobedecerme se puso a cuatro patas sin saber que era lo que quería hacerle. Sin pedirle permiso, separé sus nalgas y me encantó descubrir su esfínter rosado pero sabiendo que no era el momento de usarlo, me olvidé momentáneamente de él y sacando mi pene del pantalón del pijama, lentamente la fui empalando hasta toparme con su himen.
-¿Estás segura que esto es lo que quieres?- pregunté presionándolo sin romperlo.
Echándose violentamente hacia tras, la novata firmó su entrega y casi sin dolor, chillo como posesa al sentir mi glande chocando contra la pared de su vagina que la amara. Obedeciendo me apoderé de sus senos y usándolos como ancla, me afiancé con ellos antes de comenzar un suave trote con nuestros cuerpos mientras la decía:
-Para ser una víctima te mueves como una puta.
La aludida recibió con indignación mis palabras e intentó zafarse pero entonces agarrándola de la cintura, lo evité y de un solo golpe, le clavé mi extensión hasta el fondo. Kanyaa no pudo evitar que un gemido surgiera de su garganta cuando se dio cuenta de lo mucho que le gustaba que mi glande chocara una y otra vez contra la pared de su vagina:
La novata viendo que era incapaz de dejar de gemir, hundió su cara en la almohada para evitar que escucháramos sus gemidos mientras comenzaba a mover sus caderas buscando su propio placer. Dominado por el morbo de la situación, le solté un duro azote en su trasero mientras a mi lado Loung no paraba de reírse de ella. Al comprobar que esa oriental no se quejaba, descargué una serie de nalgadas sobre ella sabiendo que no podía evitarlo. Curiosamente esas rudas caricias la excitaron aún más y ante mi atónita mirada, se corrió brutalmente.
Decidido a vencer por goleada, me dediqué cien por cien a ella, cabalgando su cuerpo mientras mis manos seguían una y otra vez castigando sus nalgas. Para entonces Kanya se había convertido en un incendio y uniendo un clímax con el siguiente, convulsionó sobre esas sábanas mientras gritaba como una energúmena que no parara.
-¿Te gusta que te traten duro? ¿Verdad puta?- pregunté a mi montura.
-¡Sí!- sollozó y dominada por el placer, no puso reparos a que cogiendo su melena la usara como riendas mientras elevaba el ritmo con el que la montaba.
Para entonces su sexo estaba encharcado y con cada acometida de mi pene, su flujo salía disparado de su coño impregnando con su placer todo el colchón. Era tanto el caudal que brotaba de su vulva que ambos terminamos empapados antes de que mi propio orgasmo me dominara y pegando un grito, descargara toda mi simiente en su vagina. La inexperta al sentir mis descargas se volvió loca y moviendo sus caderas a una velocidad de vértigo, convirtió su coño en una batidora mientras se unía a mí corriéndose reiteradamente hasta que agotado me dejé caer sobre la cama con mi pene todavía incrustado en su interior. Allí tumbado, disfruté de los estertores de su placer sin dejar que se la sacara.
Fue entonces cuando, entre gemidos, me preguntó si era cierto que también sería la amante de la princesa.
― Pregúntale a ella- respondí señalando a Sovann que desde la puerta nos observaba.
No hizo falta que realizara esa pregunta porque llegando hasta ella, su futura reina y dueña la besó. Al experimentar por primera vez la ternura de su monarca, Kanya se puso a llorar pero en esta ocasión de felicidad.
-Hacedme un hueco- dulcemente mi prometida comentó mientras se desnudaba- porque vengo necesitada de las caricias de mi familia…
FIN

 

Relato erótico: “Rompiéndole el culo a Mili (18)” (POR ADRIANRELOAD)

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me daríasNo era posible que tuviéramos tanta mala suerte… Guille me diría después que era el karma que Sin títuloteníamos por la manera en que empezamos la relación Mili y yo… ella poniéndole cuernos a Javier y yo a Viví… el destino nos estaba haciendo pagar las libertades que nos dimos y el dolor que causamos.

En este punto, me importaba más el dolor que podía causarme el padre de Mili, tenía entendido que era un moreno de casi 2 metros, ex militar… razón por la cual los pocos enamorados que tuvo Mili temían acercarse a su casa… ya entendía porque Javier huía de conocer al padre de Mili.

Ahora imagínense la reacción de un gigante así al encontrar a su niña atorada contra natura, con su vestido replegado en su cintura, casi como violada… sus senos al aire, su pubis desnudo, lo lógico sería con mi verga en su vagina, pero lo chocante que sería a cualquier padre ver a su bebita con una verga incrustada en el ano y una morbosa expresión de placer en ese mujeron que siempre seria su niñita.

No soy racista, pero obvio que ese negro se iba a engorilar mismo King Kong… y una cosa es que le ceda un golpe al cornudo de Javier, pero ¿qué haría con el viejo de Mili?… dejar que me golpee sin responder o intentar defenderme… en ambos casos iba terminar en el hospital o en los anuncios de defunciones.

A todo esto, las nalgas de Mili se habían contraído por el miedo, apretando a más no poder mi verga que se deshinchaba, reduciéndose a su mínima expresión, mis huevos eran dos bolitas peludas y arrugadas… ríanse si quieren pero seguro ya les ha pasado en alguna oportunidad…

Mili giro su rostro de pánico hacia la escalera, seguro ensayando una excusa para su papi. Yo no podía hacer mucho mientras Mili no se parase y me dejase salir o huir. Estaba agotado, por el partido, la fiesta, la pelea y todo lo que me exprimió Mili, apenas si tenía fuerzas… quise levantar su enorme trasero para librarme, pero no pude… lo único que pude hacer fue, al menos, subirle el vestido, cubrirle los senos y agazaparme detrás de ella… quizás su viejo no notaria mi presencia, pensé absurdamente.

Mientras la sombra sin hacer ruido iba creciendo en la escalera. El viejo de Mili era sigiloso como buen militar… Caraj… ¿y si tenía un arma y esperaba matar un ladrón?… el único ladrón que mataría en esa cochera seria al que le robo salvajemente la virginidad anal a su nenita… hasta que escuchamos su voz…

– Miauuu….

¿Qué? ¿No era gorila era tigre?, pensé… luego vi la silueta del felino… Gata de mierd… casi me da un infarto por su culpa, era la mascota de Mili, una gata angora. Ambos nos reímos y respiramos aliviados…

Mili ahuyento con señas a su gata para que no se acerque, machistamente pensé: las perras y las gatas no se llevan bien… pero estaba bien que la ahuyentara, tampoco era para que la gata venga a hacer más ruido y despierte al viejo de Mili… shu, shu, vete michi… le decía.

Una vez que la gata huyo, Mili se paró, dejando caer mi reducida verga llena de mi leche que caía de su ano abierto. Ella lo miro con gracia y ternura, adivino que el estrés del momento lo dejaron así…

– Uy pobrecito como quedaste… dijo risueña arrodillándose frente a mi verga, para darle su respectiva limpieza, un ritual que parecía haber adoptado.

Una vez que termino su labor, abandono mi verga semi erecta. Mili no quería exponerse más de la cuenta a ser descubierta en su casa… tomo un trapo y limpio como pudo las huellas de mi semen en sus nalgas y muslos, luego en mi pantalón… Mientras yo la miraba complacido y ella me sonreía satisfecha.

Yo estaba desparramado entre el piso y el mueble, dejando que Mili hiciera todo, yo estaba molido… ella en cambio parecía repuesta, se empezó a acicalar, se cubrió todo y se atrevió a modelar provocativa y juguetonamente para mi… pero tanta payasada nos pondría nuevamente en evidencia…

Mili se paseaba al lado del auto, sus pies aun desnudos por momentos parecían resbalarse, robándome sonrisas… pero en una de esas resbalo por lo que parecía parte de mi leche que se le escapó de sus intimidades cuando se paró. El asunto es que el resbalón la hizo caer de lado, obligándola a apoyarse en el auto, lo que a su vez… activo la alarma del coche… si, con sirenas, luces y todo…

– Por la put… madr… dije, ahora sí que me jodi completamente, pensé.

Con todo ese ruido no tardaría en venir el viejo de Mili y darme la tunda de mi vida. No podía esconderme en ningún lado, no podía salir por la puerta sin hacer ruido y exponerme a un tiro en mi huida, tampoco podía presentarme con mi pantalón manchado con mi propio semen.

Solo me quedaba ofrecerle al viejo de Mili mi mejilla izquierda, ya que la derecha estaba maltrecha… me encontraba resignado, mientras escuchaba el ruido que venía de encima de nosotros, de la casa…. Eran pasos ruidosos, de gigante, apresurados por llegar a la cochera…

Mili nuevamente horrorizada me miraba, por más que ella retuviera a su viejo en las escaleras, el militar bajaría a ver si es que su hijita vino con algún novio aprovechado… pero esta vez Mili me sorprendió, me hizo rápidas señas para que me meta debajo del auto… era mi última opción, me metí arrastrándome debajo del auto, mientras Mili presurosa subía la funda para dejarme entrar…

– ¿Quién anda ahí?… era la voz grave del viejo de Mili, venia de la escalera…

A la mierd… hasta acá llegue, pensé, terminando de meterme bajo el auto, mientras Mili dejaba caer la funda para cubrir el auto y a su amante que la satisfacía analmente…

– Papi, soy yo… dijo Mili asustada mientras escuchaba en las gradas a su viejo bajando.

– ¿Estas son horas de llegar?, ¿entrando a escondidas por acá en esas fachas?… se le venía la reprimenda a Mili, mientras yo apenas respiraba bajo el auto.

– Ay papi, lo siento, es que se me paso a hora, no quise despertarte, pero tropecé y active sin querer la alarma del auto… con esa vocecita de niña engreída que ponía, me daban ganas de empalarla con su vestido de escolar.

– Ok, mi niña, está bien, pero sabes que no me gusta que te vistas así, te expones a mañosos…

– Papi se defenderme, aprendí del mejor, aparte quien se va querer meter con la hija de un gran militar… dijo alimentando el ego de su padre, mientras yo esperaba que se lo lleve de ahí.

– Jajaja… si… pero… dijo el viejo zorro dudando y empezó a olfatear… acá huele raro…

Ay caraj… sentía que me orinaba… claro que olía raro, su hija olía a mi semen, me la tire 3 veces esa noche, tenía impregnado mi olor a esperma… su nenita tenía su enorme culo meloso por mi leche…

– Buenooo papi… tu sabes que estuve en una fiesta… se me debe haber pegado el olor del trago y los cigarros… tu sabes ese humor se impregna… se justificó mili medio nerviosa.

– Puede ser… pero huele como a cloro… sentencio el viejo, me jodi pensé se va dar cuenta que es olor de leche que aun tenia mili en su esfínter ajustándolo seguro para que no salga.

– Debe ser el cloro que mama usa para limpiar el piso… explico Mili miedosa.

– Si, puede ser… ¿Que se mueve ahí?… dijo nuevamente serio.

A la mierd… yo estaba tieso, pero la funda del auto parecía moverse… a mis pies veía la gata de Mili paseándose cerca al neumático… Que carajos tengo que se me pegan las perras y las gatas!… pensaba mientras veía la luz entrar debajo del auto, el viejo estaba subiendo la funda y Mili estaba helada seguro.

En mi nerviosismo me di maña para empujar con mi pie a la gata hacia afuera… la que salió maullando y pegándose a la pierna de ese gigante que parecía pie grande…

– Esta gata tuya… decía el viejo mientras aliviado veía la funda nuevamente caer y cubrirme… ven hija, vamos a dormir…

– Papi no tengo sueño… quiero quedarme un rato viendo tele… dijo caprichosamente Mili.

– Ok… pero no te desveles y ponle seguro a la puerta de la cochera…

Yo respiraba aliviado bajo el auto, escuchando en las gradas los pasos del viejo de Mili, me quede un rato… escuche unos pasos más suaves en la escalera, pensé que era la vieja de Mili…

– Dany… ya puedes salir, ya le puse seguro a la puerta de arriba.

– Que cerca estuvo eso… creo q perdí un par de kilos…

Algo precavidos y cansados por todo lo hecho, solo estuvimos un rato en su sofá dándonos besos, esperando que el militar se duerma de nuevo. Varias veces Mili me jalo de la puerta de su casa para volver a llenarme de besos, hasta que me permitió irme, tome un taxi a mi casa. Caí rendido en mi cama.

Al día siguiente Guille me conto que en la fiesta solo hubieron rumores de que Javier me atrapo besando a Mili y por eso se armó el lio… bueno si solo piensan que la bese, estamos bien, me dije… es que también tengo perfil bajo sin fama de pendejo, Mili se viste apretada pero no da pie a que se le acerquen mucho… más bien lo que comentaron más fueron las fachas de Vane, que normalmente vestía bien pero no tan provocativa, era como si pasara de monja a puta… más de uno le quería caer…

Al día siguiente, lunes, empezaban los exámenes en la facultad, así que la gente estaría más distraída en eso. Mili y yo solo teníamos examen el martes de la materia que llevamos juntos y del que estábamos en la cuerda floja. El buen Guille que era delegado del curso, me informo que el lunes en la noche había opción de sustentar nuevamente nuestro trabajo para recuperar los puntos que perdimos aquella vez que sustentamos mal por la tensión que había entre Mili y yo tras desvirgar su ano.

Ese domingo Mili y yo optamos por darnos libre ese día y estudiar por separado, era mucha tentación estar juntos… le avise del trabajo, me dijo que pase a recogerla una hora antes de la clase.

El lunes después de almorzar tarde me di una siesta, y me levante casi a la hora de la clase… Diablos… mi viejo al verme apurado, se compadeció de mí y me dio las llaves de su auto… caraj… o me aprecia mi viejo o piensa que más caro le sale pagarme de nuevo el curso… en fin, salí volando a buscar a Mili…

Mili también tomo una siesta y me recibió soñolienta sin noción de la hora… en una malla negra y una chompa suelta que le cubría buena parte de su deliciosa anatomía…

– Espérame que me cambio… me dijo

– No hay tiempo que nos agarra el tráfico… replique.

– Al menos déjame lavarme… me dijo.

Salió unos minutos después, subimos al auto, mientras ella se peinaba y terminaba de maquillarse, yo buscaba la ruta más corta, pero nada, tráfico en todos lados… el curso era de 6 a 8, y ya eran las 7pm…

– Ay Dany… como me haces venir así… que vergüenza, esta malla está rota… me dijo.

Baje la vista, Mili había abierto sus piernas y me mostraba el agujero que tenía su malla a la altura del pubis, lugar propicio pensé, mientras me imaginaba como aprovechar ese agujero… hasta que un claxon me devolvió a la realidad… semáforo en verde, avancemos…

– No es tan grande el hueco, aparte está ahí abajo y no se verá (a menos que necesites levantar la pierna para evitar que nos reprueben)… le dije calmándola.

Llegamos a las 7.30… como ya no había gente, el profesor preparaba sus cosas para irse… aquí ayudo el ruego de Mili, si este profe como cualquiera se deleitaba viéndola con sus ropas apretadas, al menos un favor le debía permitir a una alumna cumplida como Mili…

Expusimos soberbiamente, el domingo estudiamos bien, e igual que en el sexo nos complementamos muy bien… incluso el profesor nos felicitó. Nos faltaba poco para aprobar el curso, el examen al día siguiente seria puro trámite… Mili parecía una niña feliz… saliendo del salón, me planto un beso…

– Nos van a ver… le dije, pero el pasillo estaba vacío solo había gente en los salones en exámenes.

– No me importa… eres mío y tarde o temprano lo sabrán… dijo orgullosa y quizás marcando territorio, ya que Vane se me regalaba quería evitar que otra tentara suerte conmigo.

En realidad nunca tuve una chica en la facultad, desde que ingrese siempre evite enredarme con chicas de la facu para evitarme distracciones. Viví era de otra universidad, a Jeny la conocí estudiando inglés, a Angie trabajando en una tienda (casi en simultaneo con la anterior, otro enredo que algún día contare), luego una relación filial camuflada con mi prima Anita y otra relación dando clases de matemáticas a una escolar (Cinthya)… ese era mi prontuario de mi época universitaria… todas lejos de las aulas…

No había pensado como seria eso de tener enamorada en la facu, como actuar… bueno faltaba poco para terminar la carrera… así que solo dejaría fluir las cosas, permitiría que Mili se deje llevar por la alegría del momento, bajamos a buscar el auto. Por los exámenes, las cocheras cercanas a la facultad estaban llenas, tuve que estacionar en otra facultad donde había pocos autos y era algo oscuro…

Entramos al auto… había dejado una luna posterior semi abierta, lo que hizo que uno de los rollos de planos de arquitectura de mi papa, que estaban sobre el asiento de atrás, se desenrede y por el viento el papel cubría la luna posterior, no me dejaría ver por el retrovisor….

– Mili hazme el favor de sacar eso de ahí… le dije señalando los planos.

– Si me lo pides… te hago cualquier favor… me dijo coquetamente mirando mi entrepierna.

Por un momento pensé que había liberado nuevamente a la fiera anal… pero parecía más un juego suyo, ya que no dio pie a que le conteste nada… solo vio mi cara de sorpresa, sonrió y salió y entro por la puerta de atrás, por el retrovisor la vi sentada forcejear con el plano… mientras yo veía la hora…

Luego escuche un ruido del rasgar de una tela, pensé que Mili había roto el asiento y ahí si mi viejo me mata… levante la vista y vi como Mili se había subido al asiento de atrás, en 4 patas con las rodillas sobre el asiento y los codos en el respaldar… en esa acción el hueco que tenía en la malla se hizo más grande…

– Ay no… que vergüenza… no voltees… no me veas por favor… exclamo.

Lo que vi por el retrovisor quise verlo mejor y voltee, era un espectáculo inusual y excitante: Mili en cuatro con sus gordas nalgas abiertas casi en mi cara, la malla descocida entre su pubis y su ano, su pequeña tanga se metía entre sus labios vaginales, que parecían empezar a mojarse con esa fricción…

No me importo que estuviéramos en la universidad, aposte porque las lunas polarizadas del auto nos cubrirían de cualquier curioso que pasase por ese desolado estacionamiento. En ese momento no lo pensé dos veces, simplemente tome los bordes de esa descocida malla y tire a los lados abriéndola más.

– Queee… Dany no… ummm… gimió Mili, mientras sentía que mi lengua incitaba su vagina.

Nunca me había provocado tanto hacerle sexo oral a una chica, claro que lo había hecho, pero esta vez por la posición y el espectáculo que me daba Mili, me abalance sobre su conchita y la lengüeteé ferozmente, mientras con mis manos estrujaba sus enormes nalgas… y ella se estremecía…

– Para ya… no… no pares… sigue… se desdecía al sentir mi lengua en su clítoris.

Me di maña para liberar mi verga que ya votaba líquidos… baje como pude el asiento de al lado, mientras Mili se quitaba su polera que con la calentura la hacía sudar. Ahora tenía el pecho desnudo, solo con el brasier negro conteniendo sus grandes melones… y claro su malla, negra rota de par en par, con su hilo dental a un lado, mientras ella arqueaba la espalda esperando recibirme…

– ¿Qué esperas?… vamos… me decía enloquecida de excitación.

Pase como pude atrás, para esto el auto ya rebotaba en sus amortiguadores, por suerte no veía a nadie y tenía la alarma apagada… la bondad de ese auto era su espacio posterior y su altura, fácilmente entramos los dos en el asiento de atrás, ella con sus gordas nalgas apuntándome…

– Uhmmm… gimió al sentir mi verga hundirse en su húmeda vagina… no ahí, no, después no habrá tiempo para este… dijo apuntando su ano y agrego… y por acá es más rico…

– Como gustes… le dije tomándola de la cintura y apuntando a su ansioso ano.

La fui empalando lentamente, tomándola por la cintura y atrayéndola hacia mí, mientras ella me empujaba su enorme rabo a mi entrepierna. Mili que antes apoyaba sus codos en el espaldar, ahora tenía clavada sus garras en el asiento… así como yo me la clavaba a ella…

– Ay… no puede ser q me guste tanto estooo…. como me encanta ser tu perra… vociferaba enloquecida por el placer que le causaba tener su ano invadido por mi verga hasta la raíz.

Nuevamente la imagen parecía propia de una violación, un sometimiento salvaje… Mili con la malla rota mostrando su raja y sus nalgas a medias, yo martillándole el culo salvajemente mientras tomaba de riendas lo que queda de su malla, su brasier y sus cabellos… esa era también la excitación del momento, nuevamente al borde de ser descubiertos hasta expulsados.

Por Mili estaba excediendo los límites de la cordura y el exhibicionismo, una cosa era someterla en mi casa vacía… pero en el cine, en la biblioteca, en el coliseo, en el baño de la casa de Guille, en la cochera de sus padres… y ahora en el estacionamiento de la facultad!!!

Quien diría que Mili, esa morena apetitosa pero que mantenía a raya a los que querían propasarse, que se hacía respetar con sus gestos y miradas… terminaría siendo una esclava de sus pasiones, una adicta al sexo anal… algún viejo familiar me dijo cuando yo era adolescente: toda mujer tiene una puta en su interior, depende de cada uno hacer que aflore… y parece que le había dado en el punto exacto a Mili…

– No pares por favor… más fuerte… me rogaba, pasando sus brazos por atrás y tomando los bordes de su malla para abrirlos más, para que vea sus gordas nalgas.

Eso no fue todo, acto seguido, ella misma tomo sus redondas nalgas y las abrió, como para que mi verga se le hunda hasta el fondo… yo se la incrustaba tan fuerte como podía y ella resistía, mientras el auto se movía como poseído dentro del estacionamiento, ya comenzaba a chirriar pero no nos importaba.

Por momentos le besaba el cuello y la hacía temblar, o tomaba de los pelos a Mili jalando su cabeza para atrás para que me bese, dándole a entender que yo mandaba en ese castigo anal a la que la sometía… ella no se quejaba, como loca buscaba mi lengua… mientras sus senos ya habían saltado de su brasier, sus duros pezones rebotaban contra el asiento…

– Dany… ya no… ya no… que me matas… ohhh…. Uhmmm… decía Mili desfalleciente.

– Aguanta un poco… ufff ufff… le pedía sintiendo que me faltaba poco.

Apure mis movimientos, viendo a ella más cerca al orgasmo que yo… hacia retumbar sus redondas nalgas contra mí. Me invadió el morbo de ver ese enorme trasero temblar con mi verga abriéndola en dos… ella volteo y me miro con una expresión de placer, por momentos de niña violada, sometida, castigada… viendo de lado sus enormes melones vibrar con mis embestidas…

Esas imágenes terminaron por excitarme más y hacerme llegar mientras le hundía mi verga a más no poder dividiendo sus abultadas nalgas y ella contraía todo su bronceado cuerpo, mis dedos se hundían en sus gordos glúteos transmitiendo mi éxtasis… luego le vinieron los temblores y las contracciones de placer, con cada inyección de semen de mi pene a sus intestinos…

– Ay Dany… no puedo…ufff… no puedo respirar… lo disfrutó tanto que se estaba sofocando, también era porque teníamos las lunas cerradas.

No podíamos abrir las ventanas porque nos verían, solo me dedique a calmarla, acariciar sus cabellos… ella me tomo la mano y la dirigió a sus senos, sentía su corazón palpitar a mil al borde de la taquicardia… resignada a esperar que pase, apoyo sus brazos y cabeza contra el asiento… hasta que…

Escuchamos pasos afuera… a través de la luna polarizada pude ver la imagen de un hombre en traje… mierd… debe ser profesor… abrió la maletera de su auto y metió algunos documentos, ahí lo pude ver bien… era el mismo profesor que minutos antes nos aprobó y ahora estaba a unos metros de mi auto, si nos descubría no solo nos reprobaban, nos expulsaban.

Mili yacía deshecha debajo mío con mi verga aun clavada en su ano palpitante, recuperando su respiración, no sospechaba del peligro… pensé que ese profesor se subiría a su auto y se iría… pero poso su vista extrañada en mi auto, cerro su maletera y comenzó a caminar hacia nosotros…

La put… que te pario!… ¿por qué mierd… vienes?… vete caraj… murmure intentando ahuyentarlo.

El profe habrá visto el auto moverse, rebotar sobre los neumáticos, eso despierta cualquier sospecha. Mili no reaccionaba, estaba casi desmayada. Luego recordé las palabras de Guille respecto a que estábamos pagando nuestros errores…

Maldito karma… pensé.

Continuara

 

Relato erótico: MI DON: Raúl – Tardes de deporte (36) (POR SAULILLO77)

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*Me he propuesto que este sea mi 1º relato sin fallos ortográficos, al menos grave o medio, salvo palabras inventadas, nombres y el tema de las exclamaciones y mayúsculas, creo que no hay ninguna. Pero seguro que las hay.

YO: que no, no insistas……..- desesperado ya me senté en la cocina.-…..por que no, no quiero ni voy ha hacerlo…….- el teléfono móvil me pesaba una tonelada en la mano de tanto tiempo de llamada-….¿y a mi que mas me da?…….- bufé de desesperación dejando el móvil en la mesa y recostando mi cabeza sobe el-………..pero a ella le gusta y a mi no……….- Dani se partía el pecho de risa mientras terminaba de hacer la comida en la encimera……..- pues se lo preguntaré pero no se si ella tiene peso para pedirlo……vale pues en cuanto la veo se lo digo …………..adiós……………….si………….hasta luego………..va, un beso………….va……..adiós mama. – por fin colgué.

Solté un suspiro que Dani reconoció como exasperación, se acercó a dejarme un plato de ensalada, riéndose aun.

-DANI: ¿otra vez madre?

-YO: si……….gracias por la comida.- descubrí en esos días que Dani tenia buena mano con la cocina, y aunque no la tuviera mi educación no me permitía que me hiciera la comida y me la sirviera sin agradecérselo, pese a se runa empleada.

-DANI: ¿otra vez querer que tu salir TV?

-YO: si, desde que me vio va por el barrio como la madre de un premio Nobel, presumiendo ante las amigas.

-DANI: ¿y ahora que querer?

-YO: pues le ha dado por decirme que le pida a Eli que sea uno de sus monitores y salga en antena con ella a diario.

-DANI: jajajaa ¿y tu no gusta?

-YO: pufff paso, Eli me ha dicho que cobran muy mal por el programa y es mucho lío, prefiero apartarme de las cámaras lo mas posible por ahora.

-DANI: ¿y que querer que tu preguntar?

-YO: que le pidiera entradas para acudir como publico al matinal de las mañanas, ¡yo que se!, esta como una cabra.- Dani me rascó la cabeza con cariño.

Apenas había pasado una semana desde que volví en mi, desde que la enfermera me sacó de mi apatía y Eli me vació lo suficiente como para poder controlarme, y desde ese día a las 10:45 tenia a Eli llamando a la puerta de casa, venia cada día después de su clase en antena y como le pillaba camino al gim, subía a ducharse mejor allí que en el camerino, obviamente follábamos un par de veces en cada visita, estrenamos la piscina y cada dormitorio, Dani se sonrojó las primeras veces que nos vio desnudos o follando por la casa, o al bajar a beber algo y ver su cara consternada por oír gritar a Eli, la 1º vez acudió en su auxilio con una bolsa de hielo, me reí tanto que me dio hipo. Después de unas cuantas veces Dani comprendió lo que pasaba y su papel en esa casa, quería un ancla, alguien que me recordara por que estaba en esa casa, pero sin perderme, una persona de confianza, y Dani encajó a la perfección, era buena, amable, sonriente y algo inocente para haber sido puta tanto tiempo, pero me gustaba su presencia, y en tan poco tiempo la cogí cierto afecto.

-DANI: yo marchar ya.- recogía sus cosas, después de hacer la comida se marchaba.

-YO: muchas gracias por todo.

-DANI: no querer molestar, yo no ver a señorita Eli hoy…….¿pasar algo?

-YO: si, resulta que le ha venido el periodo, y no anda con muchos ánimos para hacerme una visita.

-DANI: si tu triste yo follar- me reía ante sus ofrecimientos, los soltaba como si ofreciera caramelos.

-YO: no, gracias preciosa, tengo planes para no terminar el día solo, aun así, te lo agradezco, y el día que lo desees, ya sabes, no tienes mas que pedírmelo.- asintió con cariño.

-DANI: si- se acercó a darme un beso en la mejilla y se fue mientras comía, no quería tirarme a la Dani puta que se ofrecía sin mas, si no a la Dani persona, y del afecto que la estaba cogiendo no sabia ni si , dado el caso, seria capaz.

Tan cierto era que tenia planes como que no sabia con quien, Eli me tenia muy contento así que había aplazado unos días mis objetivos, dios mío como se movía aquella mujer, pero le llegó la regla, se puso algo arisca y justo en ese fin de semana se iría de viaje al norte del país a inaugurar otro centro de los suyos y hacer promociones por la zona, así que estaría mínimo 1 semana sin ella, y eso no podía pasar, llegó el momento en que tenia que elegir a mi 1º víctima. La idea de contestar alguno de los mensajes o numerosas llamadas de Mariluz, la presentadora MILF, me tentó pero se puso tan pesada que dejé de contestarla solo para hacerla rabiar y acrecentar su deseo, por lo que me dijo Eli tenia un marido periodista de prestigio en Alemania, pero casi no se veían y Mariluz se follaba a cualquier jovenzuelo que le entrara por el ojo, y yo era su nuevo juguete, pero yo no era un novato que se ponía nervioso ante una foto de sus tetas enviada al móvil, por contundentes que fueran, la dejaría rebanarse los sesos para tenerla loca de pasión. Así que imaginé quien seria la siguiente, en el trabajo Adriana y la jefa se pusieron muy contentas cuando les dije que corté con Ana, de hecho se quedaron una hora mas de su turno para estar hablando conmigo, inventé, o las dejé ver, algo de dolor en mi rostro, aun me escocía pero Ana era una herida cerrada. El hecho de acostarme con compañeras de trabajo me podía poner en una situación delicada, así que descarté la idea por el momento y siempre podría hacerlo en el trabajo. ¿Llamar a Lara?, follaba bien y ya nos conocíamos pero la verdad, me atraían cosas nuevas y tenia planes para ese piso de estudiantes.

Así que después de comer, y una buena siesta, salí a correr por el parque, retomé algunas rutinas de ejercicios leves para volver a estar al 100%, y había quedado a esas horas con algunas de las mujeres del parque, aquellas que me acosaban cuando estaba con Ana, se alegraron mucho de mi regreso y todas muy interesadas en saber de mi ruptura con Ana, solo se lo dije a una y al día siguiente había 10 mujeres mas preguntando, todas corrían y estaban esperándome para que las marcara el ritmo, sin saber mucho, o al menos algo mas que ellas, les hacia de monitor, aunque alguna sabia mas que yo y fingía lo contrario. Era de todo, desde una chica de 17 años hasta una adulta de 52 años, se formó como una especie de grupo de apoyo entre ellas donde yo era el único tío, algunas se cansaban de esperar y se iban a buscar a otro de los tíos buenos del parque, las mas guapas y exuberantes en su mayoría, pero parecían mas aves en busca de presa que interesadas en el entrenamiento, eso si, tenia 8 o 9 fieles, entre ellas 2 muy apetecibles, 3 en realidad, la chica de 17 años tenia un polvazo, pero era menor y hasta su mayoría de edad no pensaba tocarla.

Estaban Lucia, Lucy, una mujer de 33 años, madura y con 2 hijos de 6 y 4 años, pero que se mantenía a base de ejercicio y yoga, rubia con pelo corto, lo justo para hacerse una coleta, de ojos negros y con muy buenas tetas, tenia el culo plano pero una cintura de avispa que le alegraba las caderas, de 1,72 de altura y piel curtida, seria y muy fuerte mentalmente, imponía respeto.

Jennifer, Jeni, una mujer de 24 años, morena con larga melena, se hacia 2 coletas hasta que bromeé un día de eso, al día siguiente una sola coleta hasta tocarse la espalda, ojos marrones y guapa, físicamente era la mas atractiva de todas, bien proporcionada, no destacaba en nada exageradamente, tetas normales y trasero respingón, con las curvas justas, una chica normal pero hermosa y atractiva, 1,67 de altura y con un lunar en la mejilla muy coqueto y un tatuaje en la zona del omóplato del yin y el yang, era la mas divertida y con la que mas conexión tenia, quizá de la edad tan cercana a la mía, y el día que faltaba la echaba de menos.

Lola, la menor, que en realidad se llamaba Casandra, pero todas la llamaban lolita por su aspecto y su forma de ser, tanto que al final se quedó en Lola, era una muñequilla preciosa, rubia, pelo largísimo hasta la cintura, iba sin coleta, solo al correr se hacia un moño de forma graciosa, con una cinta de pelo y un bolígrafo, de ojos azules y un cuerpo diminuto pero repleto de curvas que se desarrollaban, senos bien formados, enseñando gran parte del ombligo, con un piercing en el, y la espalda al aire, con los leggins bien bajos en la cintura y el culo prieto y firme que su edad le concedía, si pasaba del 1,60 era de milagro, con los pómulos llenos de pecas, una cabra loca en su forma de comportarse y actuar, una de esas crías que son buena gente pero que parece que no tenían padres que la educaran, hablaba de forma barriobajera, mascaba chicle sin parar, no se, cosas como meterse la mano en el culo para sacarse el hilo del tanga mientras decía abiertamente que la picaba el culo, poco refinada por así decirlo, se comportaba como una adolescente rebelde, Lucy y las demás la tenían tiesa como una vela, al ser la mas joven todas hacian de madre, parecía que la estaban educando ellas con continuos rapapolvos, habían conseguido que dejara de montar lios, ya que a la mínima se ponía hecha una furia, y que mostrara respeto y algo de educación.

Tenia mas que claro cuando me dirigía al parque que esa tarde Lucy o Jeni vendrían conmigo a casa, Lola se me había insinuado ya varias veces de forma obvia y grosera, como colegial que era, le había rechazado de pleno pero al volver la dije que me enseñara el DNI para saber su fecha de cumpleaños, sonrío encantada al ver como me puse una alarma en el calendario del móvil, no era en mucho tiempo. En cambio Lucy, como mucho, intentó la treta de lesionarse para ir en mis brazos, no se atrevía a más, Jeni no parecía interesada en tener sexo, sino más bien compañía al correr, pero un día me dio su móvil en un papelito repleto de corazones.

Iba maquinando cuando llegué al parque, el grupo de mujeres estaba en la entrada de siempre, estirando o charlando, la mujer de 52 años me había visto en la TV como mi madre, y estaba loca de felicidad, me hice fotos con ella para calmarla, saludé a todas y como monitor que me habían erigido, fui haciendo unos ejercicios de estiramiento delante de ellas que iban siguiendo mi cuerpo con los ojos, sus miradas eran ya de confianza pero no sutiles, desde que volví a mis rutinas me dio igual ir marcando polla en el pantalón sin nada debajo, o músculos con camisetas muy ceñidas, mi eterna barba de 3 días y mi espeso cabello negro, corto pero lo justo para poder agarrarlo, y mis profundos ojos marrón oscuros con una caída ensayada, eran mis armas, y ellas encantadas, mas aun cuando hacían los ejercicios mal y las metía mano para corregirlas, algunas lo hacían mal adrede y otras por que sus físicos no daban mas de si, pero yo jugaba con todas, a Jeni casi nunca la corregía, estaba convencido de que sabia mas que yo, era monitora o algo, pero alguna era todo lo contrario, se equivocaban mucho, demasiado para ser provocado, eran personas torpes, pero se iban haciendo con todos los ejercicios. Cuando por fin estiramos comenzamos la marcha, un trote simple, a ritmo bajo, dar vueltas en grupo y así apoyarnos unos a otros y esas cosas, íbamos aumentando el ritmo cada vuelta hasta que a partir de la 4º o 5º llegaban los abandonos, no se forzaba a nadie, quien no podía mas se hacia a un lado, para la sorpresa de todos, la señora de 52 años aguantaba mas que muchas jóvenes, 2 de 40 eran las primeras, luego una de 35, y allí si, la buena señora de 52 años cedía, pero mantenía un pique con Lola, la “benjamina”, que acababa de empezar en esto, aun sin fondo físico, pero hasta que no la veía pararse a la cincuentona, no paraba. Al final quedábamos los 3 de siempre, Jeni, Lucy y yo, a Lucy correr se le daba bien, llevaba mucho tiempo haciéndolo, desde que tuvo a su 1º hijo, para conservar la figura, y a fe que lo lograba, aun así iba con la lengua fuera cuando Jeni y yo apretábamos el paso, pero esta vez decidí ir mas despacio para poder hablar con las 2.

Si bien tenia el cajón lleno de aspirantes, no seria tan fácil como llamar y abrirlas de piernas, ni seria, ni me gustaría que lo fuese, tenia ganas de cazar, y mi encontronazo con Mariluz, la presentadora MILF, me recordó lo excitante que es el cortejo, aunque me hubieran puesto delante a Jessica Biel, si se hubiera abierto de piernas a la 1º no me interesaba, ya me cuidaba yo de ir a por las que ofrecían un reto, y ahora estaba rodeado de 2, tenia que tener cuidado de no estropearlo, y comencé el casting sin que ellas lo supieron, hablando con ellas entre jadeos y respiraciones por estar corriendo.

-YO: ¿como vamos?

-JENI: bien.

-LUCY: muy bien, a esas alturas otros días estoy fuera.- normal, estaba ralentizando la marcha por ti, te necesitaba allí, te quería allí.

-.YO: bien, me alegro, por que yo estoy con la lengua fuera – en parte falso, podía seguir, pero en parte cierto, aun no estaba en forma y ya íbamos por 40 minutos corriendo.

-JENI: ¿en serio? Ya te dije que no forzaras tanto después de parar.- por esas cosas intuía sus conocimientos.

-YO: me da igual, si me ganan 2 mujeres tan guapas se va a reír de mí el resto del parque.

-JENI: ¿que pasa, que por ser monas no podemos ganarte?

-LUCY: eso, te vamos a dar una paliza.

Ambas aumentaron el ritmo, predecibles como siempre, ahora solo tenia que hacer mi papel, aguanté un rato su ritmo, pero cuidadosamente fui dándolas metros, las oía reír y vitorear, mas cuando pasamos al lado del grupo de las que ya se habían rendido y las animaban, allí hice mi jugada, al ser alto tenia mas zancada y apretando el paso las alcancé, no sin bastante esfuerzo, y las sobrepasé como un avión, me costó mas de lo esperado, pero estaba donde quería, delante de ellas, con sus ojos clavados en mi, lejos del resto ya, entones cada ciertos pasos fui dando uno torpe, claramente, fui aminorando la marcha y antes de que me alcanzaran me apoyé en un árbol agachado y sujetándome la cabeza. De inmediato se pararon a mi lado, Jeni me sentó en el suelo y Lucy me puso la mano en la frente, como madre que era.

-JENI: ¿estas bien?

-LUCY: tienes la frente ardiendo.- no te jode, me he marcado un sprint de la hostia, a 30 grados.

-YO: si, si, solo se me ha ido la cabeza un segundo.

-JENI: ya te he dicho que no fuerces, pero eres un cabezón.

-LUCY: ¿no nos podías dejar ganar o que?, mira como estas.

-YO: no, tranquilas, estoy bien, pero por hoy se acabó, me rindo jajajaja- demostré algo más de control sobre mí.

-LUCY: eso no importa bobalicón, toma, bebe agua.- me dio de su botella colgada de la mochila donde tenia de todo, seria deportista pero era madre, tiritas, spray muscular, pañuelos, agua……

-YO: gracias preciosa.- le di un trago corto.- puffff me voy a casa me encuentro algo mareado.- hice ademan de levantarme para volver a sentarme de golpe.- ufffffffffff,

-JENI: así no te puedes ir, no solo.- contuve mi sonrisa.

-LUCY: es verdad, yo te acompañaría a casa pero tengo que ir a por los niños al colegio.- miró a Jeni.

-JENI: deja, ya le acompaño yo a casa.- BINGO, ya tenía ganadora.

-YO: no por dios, tendrás cosas que hacer, no te molestes, ya voy solo.- me puse en pie con cierta dificultad apoyado en ellas.

-JENI: no es nada, no tengo nada que hacer y vives cerca, ¿no?- asentí.

-YO: si, pero………

-LUCY: ni pero ni pera, te acompaña y punto.- era madre, no había duda.

-YO: vaaaaale, de verdad como sois, si estoy bien.- di un par de saltos y me eché algo de agua en la cabeza para despejarme antes de devolverle la botella. El agua mojó mi camiseta que se pegó aun mas, pillé a Lucy mirando mi torso mordiéndose el labio, pensé ”lo siento, tienes críos, otros día será, sin saberlo me has servido a Jeni en bandeja.”.

-JENI: vale, tu vuelve con las otras y dilas que se acabó por hoy – me miró- ¿por donde es tu casa?

-YO: pues mira, casualmente es por esa 1º salida.- casualmente mis cojones, no me iba a arriesgar a hacerlo delante de otras o lejos de la salida a mi casa para que se ofreciera otra a llevarme.

Caminé apoyado en ella hasta la salida del parque, allí la solté un poco y me probé sabiendo perfectamente que estaba bien, insistí tenuemente otra vez en que se fuera, pero se negó alegando que Lucy le cortaría la cabeza habiéndome dejado ir solo, pero sus ojos contaban otra historia, me comía con ellos, la camiseta ceñida y mojada realzaba mi pecho o mi vientre, y mi polla rebotaba claramente bajo el pantalón. Charlamos un poco, guiando el tema, ya sabia que estaba soltera, o eso me lo dijo en cuanto regresé y se corrió la voz de que dejé a mi novia, andaba de forma lenta y pausada, apoyándome en papeleras o postes en cada semáforo, estabamos cerca de mi casa cuando se la indiqué, abrió los ojos como platos.

-JENI: ¿vives ahí?

-YO: claro ¿por que os extraña a todos?- no era la 1º que me lo decía.

-JENI: no lo se, no pareces un niño pijo.- se sonrojó al instante.- perdona no quería decir eso……

-YO: jajaja tranquila, si no me ofendes, no lo soy, solo tuve suerte y ahora vivo en el 10º, solo, ahora que Ana me dejó.- les había dicho que cortamos de mutuo acuerdo, pero a ella y Lucy, en privado, las quise diferenciar del resto y las dije que me dejó por otro, así me ganaba su confianza separándolas del resto haciéndolas sentir especiales y le sumaba el factor cotilla, querían saber como, por que y que motivos tendría para dejar a un chico tan guapo y bien dotado como yo, y sobretodo, como poder evitar hacerlo ellas El pajarillo herido también podía funcionar en este caso.

-JENI: pues ya casi hemos llegado, si hasta tienes botones en la puerta.

-YO: ya ves, Jorge un soso, solo saluda como un robot, veras, entra en el portal conmigo.- sonreí cogiéndola de la mano.

-BOTONES: buenas tardes, Don Raúl- agachó la cabeza, mientras abría la puerta.

-YO: buenas tardes Jorge, ya te he dicho mil veces que no me llames así, ese es el futbolista, yo Raúl, a secas.

-BOTONES: lo siento señor, es la costumbre.- sonrió con algo de falsedad.

-YO: mira, te presento a Jenifer, una amiga del parque en que salgo a correr.

-JENI: ho…..hola- estiró la mano, el botones se la cogió he hizo una suave reverencia.

-BOTONES: bienvenida al edificio, mi señora.

Entramos tronchándonos de risa, ella por el botones, pero yo por que ya la tenía dentro del edificio, en concreto delante del ascensor.

-YO: ¿lo ves?, pues así todos los putos días, si salgo a las 12:57 de casa “buenos días” y cuando vuelvo a las 13:05 “buenas tardes” y a partir de las 19:00, “buenas noches”.- la imitación de la voz solo la hizo sonreír mas.

-JENI: por dios, pobre hombre, si parece que le hayan metido un palo de escoba por el culo jajajajajaja- reí con ella, lo suficiente para que llegara el ascensor.

-YO: jajaja anda pasa- la indiqué el interior del ascensor, su sonrisa se calmó y vi dudas – no vas a volver a salir según entras, ¿que va a pensar el botones?- asintió y entró serenándose.- anda dale al 10º piso.- se giró hacia el panel buscándolo sin encontrarlo, normal, no estaba.

-JENI: no……no lo encuentro jajaa- me pegué a su trasero pasándole un brazo por el hombro.

-YO: ah coño, siempre se me olvida, pasa del 9º al ático- pulsé el botón del ático, se giró sorprendida.

-JENI: ¿vives arriba del todo?

-YO: eso quiere decir ático.- respondí restándole importancia, pero la tenia con la boca abierta incluso antes de ver el piso.- dios que ganas tengo de darme un chapuzón……….

-JENI: ¿¡¡¡¡ Tienes jacuzzi!!!?- reí dando unos segundos de tensión.

-YO: si………. – estaba el de la habitación grande con baño de hidro masaje -……….. pero prefiero la piscina……………- si fueran dibujos animados hubiera oído su mandíbula chocar contra el suelo.

-JENI: no es…..no es buena idea, que te metas en una piscina ahora.

-YO: ¿y eso?

-JENI: ¿y si te da otro mareo dentro?- joder, se me había pasado eso, es difícil recordar tantas cosas cuando manipulas, pero visto de otro modo, ahora tenia un motivo para hacerla entrar en casa.

-YO: pues yo me lo voy a dar igual, si quieres pasa y me hechas un ojo.

-JENI: ya claro, y yo y mis 59 kilos te van a sacar del agua a ti jajajajaja- su gesto con las manos media el ancho de mis espaldas.

-YO: tú misma, si pasado mañana aparezco en las necrológicas, ahogado en la piscina, te las tendrás que ver con Lucy………- joder, para improvisarlo me había salido genial.

-JENI: vale………- aceptó a regañadientes de mentira, tenia unas ganas locas de ver el piso por dentro.

Al llegar arriba, (ese ascensor tardaba un mundo en subir y bajar), paso delante mía, pude notar las marcas se sudor en sus pantalones deportivos y la chaqueta que tenia puesta por encima de un top deportivo con el ligero escote empapado en su transpiración. Quedó parada ante la enorme puerta blanca, y le abrí como si fuera un sueño, la luz la entrecerró los ojos, para cuando se acostumbró al sol ya estaba dentó con la puerta cerrada.

-YO: anda pasa, es tu casa.- fingía no mostrarla atención mientras dejaba las cosas en el mueble de la entrada y me descalzaba.

Estaba perpleja, admirando el amplio salón, andaba lentamente, como con miedo a romper algo, la ofrecí algo de beber que aceptó ensimismada, “agua……..agua fría, por favor” susurró, se la traje, bebimos un trago largo ambos y la mostré la gran puerta corredera de cristal, menos mal que Dani le había dado un repaso por que si no las enormes tetas de Alba, la enfermera, seguirían allí marcadas, el reflejo del sol aun era fuerte, el agua brillaba con fulgor. Abrí la puerta y fui corriendo a saltar a la piscina, oyendo su voz riéndose de fondo, al salir estaba en el borde mirándome cruzada de brazos, sonriendo.

-YO: dios, que gustazo.- nadaba en círculos.

-JENI: que bestia, ni siquiera llevas bañador.

-YO: ni que fuera una piscina publica.- me acerqué a ella salpicando algo de agua, eso es inevitable cuando uno esta en el agua y otro esta en la orilla.

-JENI: jajaja para, que me vas a calar.

-YO: perdona, llevas algo encima que se pueda estropear, ¿el móvil o la cartera?- se palpó entera.

-JENI: no, lo dejé todo en la entrada, pero me vas a resfriar jajajaja.

-YO: perdona, anda ayúdame a salir- hice casi todo el esfuerzo para salir y extendí mi mano, agarró y cuando la apreté, entendió mi idea.

-JENI: ¡¡NO!!- gritó cuando ya estaba volando por los aires entre risas, se zambulló en el agua ante mi tirón, lo fuerte que tenia que ser para echarla al agua pero lo delicado para que cayera de pie sin peligro.

-YO: ¿que, esta buena el agua?

-JENI: jajaja que carbón, ¿y si no se nadar?

-YO: te hubiera tenido que rescatar y hacerte el boca a boca, una idea que me atrae.- sonrió sacándome la lengua y salpicándome agua.

-JENI: pues te jodes, por que si se.- se quitó las zapatillas de deporte encharcadas y me las tiró cerca de la cabeza sin peligro alguno, para sacarlas del agua, al igual que los calcetines o la chaqueta.

-YO: vale, perdona…….- sonó a disculpa falsa, lo que era, estaba jodidamente preciosa, más aun cuando se soltó la coleta del pelo y su cabello húmedo la caía por el rostro.

-JENI: no pasa nada, pero ahora tengo la ropa empapada.

-YO: ¿y que?

-JENI: que no me puedo ir de aquí con esta ropa ajustada empapada, que se me va a marcar todo el potorro, capullo.- se rió para darle el tono de broma que era.

-YO: va, pues quítatela y déjala al sol.

-JENI: ya y me quedo en pelotas delante tuya,………….y aun así, las zapatillas no se secan así – esa aclaración me dio la pista clave, si las zapatillas se secaran así, ¿estaba dispuesta a quedarse desnuda delante de mi?

-YO: tenemos una lavadora con secadora, pero no tengo ni puta idea de cómo funciona, eso lo sabe Dani, la sirvienta.- mentira, sabia perfectamente como funcionaba, me había ocupado de enterarme de todo antes de dar el palo a Eleonor.

-JENI: ¿tienes sirvienta?

-YO: bueno, no exactamente, es una mujer que viene por las mañanas y recoge mis estropicios, buena gente.

-JENI: pues ya me dirás que hacemos.

-YO: podemos probar a intentar poner la lavadora.

-JENI: y dale, no me voy a quedar desnuda delante tuya.

-YO: aunque sean solo las zapatillas, pero veo un absurdo poner la lavadora solo para eso, teniendo albornoces……….- su cara se volvió a iluminar.

-JENI: a bueno, puedo ponerme uno mientras se seca todo.- parecía ilusionada con la idea.

-YO: de puta madre, así tomamos un rato el sol tomándonos algo.

Salí del agua de un tirón quedando ante ella con el pantalón y la camiseta envasando al vacío mi cuerpo, estiré de la zona de la pelvis para hacer que disimulaba, ella ofreció su mano para salir del agua, la cogí y la ayudé a subir, cuando estaba arriba tiró de mi con fuerza para echarme al agua, casi lo logra, pero la diferencia de peso y mis piernas aguantaron, de hecho una vez bien plantado, tiré del ella sacándola del agua de un salto, quedó de pie a medio metro de mi, sonriendo y secándose la cara con las manos, chorreando agua los 2 por todos lados, si ella estaba comiéndome con los ojos, yo a ellas mas, el cuerpo femenino húmedo siempre me atontaba. Entré a por un albornoz mientras ellas se esforzaba por sacarse el agua de los recovecos de sus senos y entre pierna, escogí el mas corto que encontré, parecía uno de niña pequeña, seria de Yasmine, la hija de Eleonor, de antes de dar el estirón supuse, al salir con el, lo cogió y me miró.

-JENI: ¿donde quieres que me ponga esto?

-YO: yo que se, el que he encontrado, esta ese y el mío, pero no se si te dará grima…- giró la cabeza “si no hay mas remedio” se leyó en su rostro.

-JENI: te importa si……..- hizo un gesto claro con el dedo para que me diera la vuelta, accedí disculpándome, pero me conocía bien la casa, el reflejo en la puerta corredera era como un espejo.

Se quiso poner el albornoz normalmente pero era absurdo, le quedaba como una chaqueta larga y no cerraba del todo, de forma hábil, se puso el albornoz a modo de toalla, y con movimientos circenses se sacó el top, el pantalón y un tanga diminuto, no llevaba sujetador, no necesitaba para realzarlas pero el top hacia sus funciones, así que, mirando de reojo por si me daba la vuelta, ató las mangas del albornoz y se hizo una especie de vestido que le tapaba lo justo, desde la línea del escote hasta el comienzo de sus piernas, tiraba hacia abajo pero casi se le salían las tetas, aun así había visto a mujeres de fiesta con vestidos mas descocados. Así que con cierto estilo se agachó a coger las prendas, metió en tanga escondido entre lo pantalones y me avisó.

-JENI: ya esta.- sin darme la vuelta.

-YO: vaya, algún día las mujeres tendréis que enseñarnos a los tíos esos trucos.- miró extrañada sin entender nada hasta que se vio reflejada en el cristal y me vio mirándola directamente en el rebote.

-JENI: eres un mamón.- me sacudió en la espalda con una sonrisa dibujada.

-YO: y tu una acróbata rusa, que manera de desnudarse sin enseñar nada……….- abrió al boca con una indignación inexistente- …….una lastima……..- me volvió a sacudir y esta vez me pegó en el pecho con su ropa sucia.

-JENI: anda, vamos a ver como funciona esa lavadora.- la vi andar enseñando el inicio de su culo por debajo, con clase.

Fuimos hacia la cocina, yo sabia como funcionaba la lavadora, pero busqué el manual de intrusiones, estuve bromeando con ella mientras se esforzaba por agacharse a leer el cuadro de mandos sin que se le viera nada, fuimos dando botones al azar, leyéndola las instrucciones, fui indicándola con palabras mas certeras, de hecho solo había que darle a 2 botones pero di mil vueltas para que fuera ella la que “descubriera” como funcionaba, cuando estabamos listos echamos el jabón, metió su ropa y fue a darle al botón.

-YO: espera, agonías, ya puestos meto la mía también- tiré del cuello de mi camiseta pero entre lo ceñida que era, que así salía fatal y que estaba mojada, era difícil, si hubiera querido de un tirón la sacaba pero la dejé “ahogarme” pidiendo auxilio entre carcajadas.

Sentí sus dedos en mi piel cuando cogió de la parte de abajo y fue ayudando a que saliera, cuando la saqué de mi cabeza aun tenia sus dedos en mi pecho y me hacia una radiografía del torso mordiéndose el labio, “es mía”, sujeté del borde de mis pantalones.

-YO: esto…podrías- la hice su mismo gesto para que se diera la vuelta.

-JENI: ¿que pasa?, ahora te va a dar vergüenza que te vea en calzoncillos.- rió altiva.

-YO: me lo daría………. si los llevara.- se sonrojó dándose la vuelta, avergonzada.

-JENI: pero como sales a correr así………..con eso……..al aire.- me quité el pantalón y lo metí todo en la lavadora, cogí unas bermudas que había en un montón de ropa planchada la lado de la tabla, donde Dani solía dejarme las cosas y me los puse.

-YO: ya claro, y que me hagan rozaduras con el sudor, así voy mejor…- una pequeña pausa cogiéndome el rabo, exhibiendo, para colocarlo bien antes de meterlo dentro de la ropa -….ya esta, puedes mirar.- se giró con un gesto veloz y sensual, tanto ella como yo sabíamos que la puerta del armario de enfrente, negra y de cristal, le habían regalado mi reflejo desnudo, aunque ella no sabia que yo lo sabia.

-JENI: bien, pues en marcha.- con alegría pulsó el botón y se quedó mirando por si aquello funcionaba mal, mi ropa y la suya con sus zapatillas.

-YO: pues tu me dirás que quieres tomar…..- abrí la nevera, de inmediato ella se puso entre el frescor que salía y yo.

-JENI: a ver que tienes…….- removió un par de cosas, sacó el cajón de congelados y dio palmas de felicidad al ver una caja de helados de nata.- ¿puedo coger uno?- puso cara de cachorro.

-YO: lo que tu quieras, es tu casa.- me sonrió y se abrazó de mi cuello, sentí el frío del helado en la espalda, al separarse se recolocó el albornoz con cuidado mientras desprendía la envoltura y la tiraba a la basura.

Fui detrás de ella con un refresco de cola, intentaba quitarme ese vicio pero era el único que tenia, ese y el sexo salvaje, dudamos si sentarnos en las hamacas o en el césped, pensé que el césped seria mas adecuado por el sol que aun daba en esa zona, degustó el helado de nata con pasión, y yo disfrutaba al ver sus buenos lametones, imaginado lo que ya sabéis, reímos y charlamos, ella se aseguraba de forma constante que no se le viera nada, pero al cambiar de posición sus muslos evocaban la feminidad.

-YO: en la gloria estoy, tumbado en el césped boca arriba, tomando el sol, con un refresco en la mano y con una bella mujer a mi lado.- coño, si hasta rimaba.

-JENI: pufff vives como un rey, aunque……..

-YO: dime.

-JENI: te estoy poniendo perdido el albornoz con el césped y me voy a quemar jajaja, se que esta feo quejarme pero……

-YO: mira a ver en ese armario de la pared, a ver que encuentras.- dije con cierto desdén.

Con habilidad se puso en pie sin enseñar nada, sujetándose el escote, no evitó que se le viera medio culo desde mi posición al andar, al abrir el armario encontró crema solar, unas cuantas gafas de sol y unas toallas enorme colgadas junto a 2 albornoces de adulto.

-JENI: ¡que carbón!, mira lo que hay aquí.- miré confuso, al verlo me eché a reír, de verdad, no me acordaba de lo que había allí, eran cosas de la piscina, gafas de agua, cremas, manguitos, flotadores……etc.

-YO: hostias, jajajaja pues no lo sabia, perdona.

-JENI: ya, claro….- no me creyó, casi la única verdad, o no manipulación, que le había dicho y fue la que no se tragó, ironías.

-YO: pues trae la toalla y ponla debajo para no marcharse con el césped, y la crema y así no me quemo yo también.

-JENI: ¿puedo coger una de las gafas de sol?

-YO: todas tuyas- se giró mirándolas

-JENI: ¿cual cojo?, es que son todas de Armani y no quiero romper ninguna buena.

-YO: ¿de Armani?, ¿eso no hacen ropa?

-JENI: si tonto, pero también gafas, estas son de mujer todas, y de las caras, ¿cual cojo?

-YO: pues las que te de la gana…….. y quédatelas, yo no las necesito.

-JENI: ¿que dices? Si valen una pasta.

-YO: ¿y a mí que?, son de mujer, ¿me las voy a poner yo?

-JENI: no jajajaja pero no puedo……..

-YO: pues ya esta, la que mas te guste y te las quedas.- me tumbé de nuevo restándole importancia y zanjando el tema, un buen regalo ayudaría, Eleonor se fue y me había dejado un dineral en complementos y botellas de vino por lo visto, ¿que mas habría por la casa de valor?

Jeni escogió unas tardando unos minutos, mujeres, se puso unas y saltó hasta el césped, estiró la toalla y se tumbó encima poniendo poses preguntando como la quedaban las gafas, dándose crema en los brazos, los hombros y las piernas, no se si era consciente pero la miraba todo el tiempo, como se frotaba los gemelos y el pecho, hasta se remangó un poco el albornoz para dejar que el sol la diera calor, me asombró poco que no cogiera uno de los albornoces grandes del armario y se cambiara, si ya estaba cómoda y confiada ¿para que andar hacia atrás?. Yo hice lo propio y remangué las perneras de las bermudas hasta sacar mis poderosos muslos a la luz, oía como Jeni se estiraba en el suelo y ronroneaba disfrutando de aquello.

-JENI: dios, podría vivir así.

-YO: jajja tu y cualquiera.

-JENI: ¿y tu novia te dejó teniendo todo esto, y a ti?- la pregunta no me pilló por sorpresa, estaba esperando que ella diera el paso, no iba a alargar mas aquello.

-YO: algo así, supongo que tendría sus motivos.

-JENI: pues no se me ocurren cuales.

-YO: ni a mi, pero cuanto antes pasara mejor, así puedo volver a ser libre.

-JENI: ¿y no tienes a ninguna detrás de ti?- el tono era de amistad, pero quería información.

-YO: a unas cuantas, detrás, delante y donde se quieran poner mientras me las tiro …………- soltó una carcajada ante mi burrada-……………ayuda tener la vasectomía hecha, puedo llenarlas sin que haya problemas………… – eso por si aun no lo sabia.- …………….. por ahora estoy en una fase rara en que no busco nada serio……………- era arriesgarme a que se cerrara pero la dejé claro que yo no me iba a atar con nadie, ella incluida.

-JENI: ya imagino……- sin duda ahora pensaba en mi cuerpo y mi polla follándose a alguna, quizá a ella misma.

-YO: ando en una etapa algo confusa, así que no busco líos largos, solo sexo.

-JENI: como todos los tíos.

-YO: si, pero a diferencia de ellos, yo lo logro.- el silencio llenó la terraza, ella se dio la vuelta y se quedó boca abajo, apoyada sobre las palmas de las manos cruzadas, mirándome a través de las gafas de sol.

-JENI: un poco creído te lo tienes.

-YO: si, pero no mas que algunas con las que he estado, pero cuando es una mujer lo llaman auto confianza.

-JENI: dios, me estoy tostando la espalda.- desvió el tema con brusquedad, pero me alegré, había entrado en una vía muerta.

-YO: déjame que te eche crema.

-JENI: si, por favor.- me alcé para coger la crema y me arrastré hasta ella, la crema la reconocí, era la que Eleonor se metió en el coño la 1º vez que Ana me habló de incluirla en nuestros juegos, sonreí mientras me echaba en la mano un poco y la extendía por la parte alta de la espalda de Jeni.

-YO: te va a quedar horrible la marca del albornoz así.

-JENI: ya, y tu idea es que me lo quite ¿no?- esa mujer tenia tablas, y los escudos activados, planeé bajarlos de un ataque feroz.

-YO: mujer, ni que te fuera a violar.- me enfadé ante su desconfianza, era real, pretendía tirármela, pero me ponía de los nervios su coraza, me separé y me tumbé boca abajo, con rostro serio.

-JENI: perdona…….no quería molestarte.- sonó sincera, suspiré para jugar mis bazas.

-YO: no pasa nada Jeni, estoy muy raro desde lo de Ana.- calmé mi tono a medida que hablaba.- llevo 2 años sin entrarle a una chica que me gusta y estoy haciendo el ridículo.

-JENI: ¿te gusto?- sonrío mordiendo el anzuelo, sin saberlo.

-YO: pues claro que si, no estoy ciego, ¿sabes?….pero parezco un oso intentando coser, me pones nervioso y me quedo en blanco.

-JENI: no lo sabía, jajaja es encantador.

-YO: pero te echo crema y me sales con esas, soy un patán.- sonaba jodidamente triste.

-JENI: jajaja no pasa nada, es solo que no sabia que te gustaba, perdona, anda, vuelve aquí, siéntate conmigo en la toalla que vas a manchar la ropa con el césped.- daba palmadas al lado de su cuerpo en la toalla, por fin, había logrado que fuera ella la que dirigiera la seducción cuando era yo el que la pretendía.

-YO: no, déjalo, me duele la espalda y estoy cansado.

-JENI: anda tonto, ven, túmbate y te doy un masaje.- sonaba como una madre con su hijo, por dentro me reía a carcajadas, pero por fuera rodé hasta la toalla y me tumbé boca abajo, cruzando las manos bajo mi cabeza como había hecho ella.

Solo que mi espalda era casi el triple que la suya y en esa posición se marcaban bien los brazos y los dorsales, extendió parte de la crema en mi espalda y la distribuyó con la mano, acariciando toda la piel que quiso, se deleitaba y sentía su respiración agitada, se arrodilló en mi trasero abriéndose de piernas para dejarme entre ellas, y con ambas manos abarcando mas espacio se dedicó a darme un buen masaje, sin duda sabia lo que hacia, y de paso me metía mano.

-JENI: ¿mejor?

-YO: como nuevo……puedo…….

-JENI: dime.

-YO: si quieres,….podría…………yo dártelo a ti………osea…….un masaje…….dios……- pareció mas tonto de lo que pretendió ser.

-JENI: claro, bobo.- se tumbó boca abajo y una vez así, tiró del albornoz hasta sacárselo del todo, cubriéndose solo el culo y con toda la espalda al aire.- soy toda tuya.- la sensualidad de su voz me indicó que iba bien.

-YO: dios, gracias.

-JENI: no pasa nada, tu tranquilo.

-YO: eres preciosa y muy hermosa.- sonaba como un crío de 14 años en su 1º fiesta, quería aparentar eso, que ella se sintiera poderosa, que dirigía la situación ante un chaval al que sacaba 3 años, la di el volante del coche pero la realidad es que íbamos a donde yo quería.

Un poco de crema y planté mis enormes manos en su espalda, al sentir el contacto se estremeció, fui acariciando y pasando los dedos por toda la espalda marcando mentalmente los nudos de los músculos, allí donde Eli me enseñó a buscar, localizados fui apretando con los nudillos, masajeando con dedicación y destensando su cuerpo, gemía de gusto al notar como iba desenrollando su espalda, los “oh, si” se le escapaban mientras mis dedos se atrevían a mas con cada pasada, rozando su cuello, sus senos o sus glúteos, los suspiros fueron envolviendo todo y mi polla reaccionaba a ello, se estaba poniendo dura y muy obvia, ¿por que no utilizarla?

-YO: pufff, tengo que parar….- me separé lo justo, ella se dio la vuelta y de nuevo con habilidad se tapó con el albornoz los pechos quedando sentada de lado hacia mi, sin llegar a cubrirse la espalda, sujetándola con los brazos pegados al cuerpo.

-JENI: ¿que te pa ………..- no terminó la frase, mi polla sobresalía de tal manera que se tapó la boca de la impresión.

-YO: lo siento, no se que me pasa, llevo mucho sin sexo – si, en concreto unas 17 horas desde que Eli me dejó seco el día anterior.

-JENI: tran…………tranquilo, es normal, a los hombres os pasa cuando no…….tenéis sexo.

-YO: dios, es que la echo tanto de menos, no se que hacer.- solo un pasito mas, venga, una mención a mis sentimientos la derretiría.

-JENI: yo estoy aquí, no te preocupes- me acarició la cara.

-YO: joder, me recuerdas tanto a ella.- era verdad, era una versión más normalita de la bomba sexual exótica que era Ana, pero nada despreciable, nos miramos unos segundos y me lancé a sus labios y los besé una sola vez, la pilló desprevenida pero no se apartó.- lo siento, no…..- ahora acudió ella a lo míos.

-JENI: no ocurre nada, tu solo déjame llevarte.- volvió a besarme pero ahora con pasión, abrió la boca y sentí su lengua moverse, la seguí el ritmo y pude saborear la victoria trabajada, me había costado mucho, pero por fin la tenia.

Fue gateando mientras nos besamos hasta ponerse encima mía a 4 patas, pero eran solo 3, la otra mano sujetaba aun el albornoz en su pecho, la rodeé con las manos por la cintura sintiendo el tacto de su piel al tener toda la espalda descubierta, los besos subían de nivel, las lenguas entraron en acción, abrimos la boca al máximo y jugábamos con pasión, su larga melena, aun húmeda, caía de su rostro al mío, sus labios carnosos bebían de los míos y se dejó caer aplastando el albornoz entre nuestros cuerpos, noté sus senos en mi pecho mientras que ella agarró mi cara para seguir besándonos, frotando uno de sus muslos contra mi polla, aun semi erecta. En ese momento supe que había hecho bien en llamar a Eli, si hubiera sido así mi regreso, en ese momento la habría abierto de piernas y ensartado violentamente, como me pedía el cuerpo a gritos, pero tuve la calma suficiente para fingir ser un bobo patoso una ultima vez.

-YO: Jeni, te deseo, quisiera……….- me tapó los labios con un dedo.

-JENI: shhhh- mandó silencio mientras sonreía, y llevaba su mano libre de sujetarse el albornoz a mi entre pierna, acariciando mi polla por encima del las bermudas, mordiéndose el labio antes de que sus ojos se abrieran al sentir como aun la tenia creciendo.

Cuando estuvo tiesa del todo no se resintió y metió la mano por dentro de la ropa para cogerla piel con piel, yo repasaba desde sus mulos hasta su nuca con las manos mientras no dejábamos de besarnos, al final tiré de la bermudas y me las dejé por los tobillos, ellas se abrió de piernas dejándola pasar entre nuestros cuerpos y me levanté para quedar sentado en el suelo con ella de rodillas sobre mi, ella seguía masturbándome con una mano y sujetándose el albornoz con la otra, mientras la besaba, una de mis manos se hizo sitio entre los cuerpos y fui apartando el albornoz hasta llegar a su coño, pegó su frente a la mía relamiéndose y clavando sus bellos ojos avellana en los míos, sintiendo junto a ella como acariciaba los labios mayores y con los dedos encontrando un clítoris hinchado, subió unos centímetros la cintura, suspirando al sentir uno de mis dedos penétrala, me besó con deseo antes de echar la cabeza hacia atrás, sin dejar de pajearme, sintiendo como hurgaba dentro de ella y frotaba con cuidado, pasamos así unos minutos, la besaba el cuello y el pecho por encima del albornoz que defendía su posición como un patriota. La oía gemir ante mis caricias cuando posó su mano en mi pecho y me empujó hasta dejarme tumbado, cayó sobre mi besándome, luego fue bajando dando pequeños besos en mi cuello, mi pecho y mi vientre marcado, allí lamió cada parte de la famosa tableta, para llegar a mi polla tiesa, sonrío al agarrarla con ambas manos, y aun sobrara para otra mas.

-JENI: ¡dios mío!, ¿pero esto que es?, ¡vaya polla calzas!- se escupió en la mano para seguir masturbando.

-YO: ¿ahora te das cuenta?, lleváis meses mirándomela a través de la ropa o sintiéndola en cada ejercicio que os explico.

-JENI: ya, pero una cosa es eso y otra esta barbaridad – ni se molestó en negarlo.- no te embales, si te vas a correr avísame, que yo no soporto el semen y bastante que no te pongo condón por lo de la vasectomía y eso….. – se quitó las gafas dejándolas en el suelo.

Lamió la punta con suavidad, mientras se le hacia la boca agua, como había hecho con el helado antes, ahora lamía, chupaba y degustó el sabor, sin llegar a metérselo en la boca, no es que fuera una experta, pero mantenía una masturbación constante, y eso me calentaba, lamió todo, desde el glande hasta los huevos, repasando cada parte del tronco, chupando la punta sin llegar a introducir mas en sus labios, me alcé cuando sus caricias eran repetitivas, de rodillas seguía masturbando con una mano mientras la besaba, me puse en pie y la cogí en brazos ante su sorpresa, la tumbé en la hamaca y la abrí bruscamente de piernas, se sonrojó un poco, pero tenia el coño precioso, brillaban algunas gotas de sudor y otras de excitación, rosado con amplios labios mayores, y un fina línea de bello publico bien cuidado, me saqué las bermudas del todo y de rodillas entre sus muslos, dejé caer mi polla sobre su vientre, sonó fuerte y hizo temblar su piel, ella casi parecía esconderse detrás del albornoz al mirar como mi polla casi la llegaba al estomago, froté con el tronco su coño, separándola los labios mayores, de forma lenta y pausada, luego de un giro me agaché para seguir hurgando con mi dedo en su interior, se encogió al sentir de nuevo la sensación pero ahora eran 2 dedos los que la penetraban, respiraba agitada cuando metí mi boca entre sus piernas y chupé el clítoris que sobresalía, abrió y cerró piernas varias veces al sentir como succionaba y lamía con dedicación, tenia una meta clara, y fui a por ella, me follé su coñito con los dedos frotando el punto G como me habían enseñado y lamiendo sin parar, sorbiéndole la vida por aquel agujero, gemía continuamente y con la mano libre se sujetaba del cabello, la otra, incomprensiblemente, seguía sujetando el albornoz en su pecho, le estaba comiendo el coño mientras la hacia un dedo a la mujer que me la había chupado hacia unos minutos y la tía seguía con vergüenza de mostrarme sus tetas.

No se si se lo habrían comido ya alguna vez, pero pareció la 1º, se dejó hacer de forma torpe mientras se revolvía ansiosa, sentía las oleadas de sensaciones rompiendo entre sus piernas, acompasando sus caderas a mis dedos, clamando a dios hasta que me tapó con el albornoz la cabeza y apretó con fuerza llegando un orgasmo delicioso, chupé y lamí su interior unos segundos mas, al levantarme se volvió a tapar las tetas, me reía de lo hilarante de ese hecho.

-JENI: ¡dios, que gustazo!, que bien lo comes.

-YO: ¿te lo han hecho antes?

-JENI: no….bueno, si, pero no de esa forma, me…me he…………

-YO: te has corrido como una cerda, ¿y sabes que?, eres deliciosa.- me tumbé sobre ella besándola, con alguna reticencia entró al juego y probó algo su propio interior.

Al levantarme de nuevo cogí del dichoso albornoz y tiré tan fuerte que salió despedido de sus manos para acabar a varios metros en el suelo, su gesto fue como si le hubieran quitado un escudo de misiles, me miró con pasión y lujuria, pero con rostro tenso y algo de cautela. Me abalancé sobre sus senos, eran del tamaño idóneo, ni grandes ni pequeños, con unos pezones duros y erectos, con aureolas enormes, los apreté para lamerlos, luego solté uno para chuparlo mientras el otro era acariciado por mi mano libre, la otra la bajé a su sexo frotándoselo de nuevo, sus gemidos eran audibles y se estaba poniendo roja, se aferraba al reposa brazos de la hamaca con una mano y a mi cabeza con la otra.

-YO: tranquila, te la voy a meter despacio.

-JENI: ah….si…….por favor…….me estas matando………- suspiraba entre jadeos de pasión.

De nuevo de rodillas entre sus muslos, cogí parte de sus emanaciones y me mojé la punta de la polla abriendo sus labios mayores con habilidad y apretando la punta la penetré con cierta facilidad, no era virgen ni una mojigata, pero su gesto cambió a mitad de miembro, allí se quiso incorporar abriendo la boca para luego cerrarla junto con los ojos, haciendo fuerza para mantener el grito en su garganta, la saqué un poco para darla un respiro, antes de volver a meterla lentamente, bufé al sentir que la metía casi toda dentro, repetí el proceso hasta que ya los bufidos eran de ella, con cada penetración soltaba uno y cogía aire al sacarla, poco a poco el rimo crecía y las embestidas eran mas fuertes, sus tetas agarradas y pellizcadas por ella misma luchaban por moverse ante la inercia, y su cara congestionada con los ojos cerrados parecía a punto de reventar, no necesitaba la bestia para estar matándola, Eli la había dejado saciada, Raúl se encargaba de llevarla al paraíso y se volvió a correr, ahora como una fuente, gritando como si fuera la 1º vez, quizá lo fuera, acariciándose el coño sin dejar de sentir como la follaba, cuando se dio cuenta estaba bamboleándose de arriba abajo dando cabezazos contra el respaldo de la hamaca, sin dejar de golpearla con la cadera me agaché a besarla, casi ni podía sujetarme la cara entre el vendaval de sensaciones nuevas, no la metía toda pero si gran parte, para la 1º vez era suficiente, su 3º corrida fue muy fuerte, casi se sale de mi, miraba hacia abajo con cara de susto, yo estaba por correrme, me la saqué de su interior y tiré de ella para que mi polla llegara a sus tetas, masturbando mientras las acariciaba.

-YO: me voy a correr en tus tetas.

-JENI: .ummmm………no………por favor, que me da mucho asco.- ella misma se acariciaba los senos.

-YO: venga, será divertido.

-JENI: para ti, pero a mi me da grima.- metí una mano en su coño para que no perdiera calentura.- ummmm…..para…………dios……….- se estremecía de placer.

Me corrí en su tetas, cuando sintió el calor abrió los ojos un poco pero mis dedos la tenia presa en la hamaca, eyaculé bastante golpeándola con el miembro en sus senos, manchándola todo el torso.

-YO: ¿ves?, no ha sido para tanto.

-JENI: eres un carbón, mira como me has puesto.- llevaba sus manos al pecho, riendo nerviosa, pero no tocaba.

-YO: venga pruébalo. – cogí con un dedo unas gotas y las llevé a sus labios.

-JENI: aparta eso de mi- cerró los labios girando la cara.

-YO: no es tan malo.

-JENI: ya claro, como tú no te lo tienes que meter en la boca……… ¿por que no te lo comes tu?- sonreí ante su comentario.

Pase mi lengua desde su estomago hasta su cuello recogiendo gran parte de mi corrida, se quedó atónita y boquiabierta, lo que aproveché para hundir mi manchada lengua en su boca, quiso cerrarla pero era tarde, ya la estaba besando y tenia semen mío en su interior, con algo de asco me devolvió el beso, cuando notó la textura torció el gesto, pero el sabor no era malo, y la 3º vez que cruzamos lenguas me acarició la cara con suavidad.

-YO: ¿que tal?

-JENI: ……..bueno……..no me gusta……..pero no……….no es tan malo. – la volví a besar cuando la mano libre volvió a su coño.

La penetraba con los dedos como sabia, frotando el punto G con las yemas y sin parar, se reactivó de nuevo, se abría de piernas para facilitar mis gestos y la besaba las tetas y chupaba mi semen para volver a besarla y dejarla mi semilla en los labios, al final saboreaba con pasión. La dejé el pecho “limpio” antes de que se volviera a correr, cogí sus emanaciones y me chupé los dedos delante de ella, cogí mas y los llevé a su boca, me miró con algo de rubor, ya no era besarme con restos si no probar su interior directamente, pero ante mi seguridad, chupó uno de los dedos, con los ojos abiertos, el 2º lo sujetó con las manos, el 3º cerró los ojos y lamió hasta dejarlo seco.

-YO: tu tampoco sabes mal, ¿cierto?

-JENI. jajaja no, nunca lo había probado, es algo……… amargo, pero no esta malo.- sonrió golosa.

-YO: pobre mía, que de cosas te tengo que enseñar aun, ¿que más no has hecho con un hombre en la cama?

-JENI: hombre, no soy ninguna monja, bastantes cosas hago, menos por el culo hago de todo.- se relamió con algo de orgullo herido.

-YO: ¿¡eres virgen anal!?

-JENI: si, ¿que pasa?- giró levemente el cuello ofendida.

-YO: nada, que va a ser un placer abrirte el culo.

-JENI: de eso ni hablar, si ya dicen que duele, con tu pedazo de polla me destrozas, no, no, no……- negaba con la cabeza rotundamente, yo sonreía y pensaba. ”y hasta hace nada te negabas a probar el semen”

-YO: tranquila, por hoy dejaremos de innovar.

-JENI: ¿por hoy? Das por sentado que vamos a volver ha hacerlo…..- quiso mostrar entereza en una situación en que no la tenia, a mi se me escapó el comentario de “por hoy”, aunque no era un secreto no tenia pensado sacar el tema aun, mi mano no dejaba de moverse en su coño.

-YO: claro que si, ahora mismo además, en cuanto se me ponga dura de nuevo …….- se mordía un dedo con la sonrisa dibujada en la cara-…….. si hablas de otros días, no se, si quieres, podrías venir después de correr y darte una ducha caliente……- aumenté el ritmo de mi mano en su interior-….conmigo.

-JENI: ya…….uf……..- suspiraba ante la velocidad de mis dedos.- ¿y que seria………..tu zorra de las tardes?

-YO: que va, eres mucho más que eso, y lo sabes, te deseo.- aguante la risa, “mi zorra de las tardes” era justo lo que pretendía que fuera.

Se acabó el dialogo, volvía a tener la polla dura, me senté en la hamaca y tiré de su cuerpo hasta sentarla encima mía a horcajadas, la volví a penetrar y se aferró a mi espalda con ira, pero botando, metiéndose mi polla de golpe y saliendo con avidez, sus tetas saltaban ante mi, solo 1 en realidad, la otra era lamida, chupada o mordida por mi, ella no dejaba de gritar que la follara mas, y eso hacia, se corría alguna que otra vez, agarraba de su culo subiéndola mas alto cada vez, casi se metía y sacaba mi rabo entero, el sudor invadía todo y sus gemidos me volvían loco, para cuando me sentía volver a correrme, decidí darla un escarmiento final para asegurarme de que volvería a por mas, los últimos 5 minutos saqué a la bestia, era del todo innecesario pero me divertía la idea, 5 minutos a gran nivel, ni siquiera al máximo. Al sentir el cambio de ritmo se encogió de piernas y se pegó a mi pecho sollozando de gusto, se corrió 2 veces seguidas, la ultima como una fuente donde gritó arañándome el pecho con las uñas, de golpe paré en seco, ella seguía tiritando, pero continuaba la inercia.

-JENI: ¿que haces mamón?, ¡sigue!- pataleaba queriendo arrancar una moto imaginaria.

-YO: ¿que me dices?

-JENI: ¿de que?

-YO: ¿si vas a ser mi zorra de las tardes?- me miró sorprendida.

-JENI: cállate y sigue follándome….- movía la cadera sin que yo hiciera nada.

-YO: no, no hasta que lo digas.

-JENI: ¡¡no seré tu puta particular, ¿me oyes?!!

-YO: no eres una puta, eres mi amante, y te ofrezco seguir siéndolo.

-JENI: ya, ¿yo y cuantas mas?

-YO: las que me de la gana, esto no es una relación, ya te he dicho, no busco eso, esto es solo sexo, yo me follaré a quien quiera y tu igual, pero necesito saberlo ahora.

-JENI: Por favor, sigue…- sopló largamente, con fuerza-…¿y si me niego? – se mordía una uña de la mano derecha.

-YO: terminaré de follarte, te iras, y no volverás jamas, pero si te quedas……- lamí un pezón mientras la penetraba suavemente una sola vez.- ….además, independientemente de que aceptes o no, esto no saldrá de aquí, no se lo diremos a nadie, ni siquiera a las del grupo del parque.- ”es mas fácil follarmelas si se creen las únicas”, pensé.

-JENI: no se lo diré, pero eres un carbón.- asentí.

-YO: si, y me encanta serlo, ¿que me dices?- dudó, pero comencé unos giros de cadera lentos y constantes, se mordía el labio.

-JENI: vale……- susurró.

-YO: perdona, no te he oído – golpe de cadera que la levantó medio palmo.

-JENI: que si……….ufffff………. acepto.- otro golpe de cadera.

-YO: lo siento, es que ando algo sordo ¿que dices? – reía al subir la velocidad de mis caderas rápidamente.

-JENI: ¡¡Que si, carbón de mierda, fóllame, follaje así, ábreme el coño, seré tu zorra, tu zorra de las tardes, SIIIIIII, AHHHHHHHHHHHHH!!- la volvía a reventar con la bestia, agarrándola de las tetas con fuertes golpes de mi pelvis que la penetraban completamente, seguía gritando que seria mi zorra mientras se volvió a correr, y ya no aguanté mas.

Mis bufidos la resonaban en la cabeza cuando descargué mi esperma fuertemente en su interior, quedamos abrazados sintiendo como mi polla perdía su poder dentro de ella, jadeaba apoyada en mis hombros, la acariciaba el cuerpo sudoroso, repasaba su tatuaje en el hombro con un dedo y me reía a carcajadas sin saber muy bien por que.

-JENI: esto no se hace………….. eres un animal……………..me cago en la puta………. ¡pero como follas!.

-YO: y aun no has visto nada, ese culo virgen tuyo, será mío.- negó fugazmente con la cabeza, alzándola para besarme- no era una pregunta. – sonrió y observó mi pecho sobrepasada.

-JENI: ¿Qué…..que horas es?

-YO: pues son las 20:00 mas o menos

-JENI: dios, que tarde, debería irme…….

-YO: ¿y te vas a ir sin ropa?- abrió los ojos chocando los labios, notando la boca seca.

-JENI: joder es verdad, ¿estará ya la lavadora?

-YO: ya debería de estar.

-JENI: joder, pero si la hemos puesto a las 6, ¿cuando llevamos………?

-YO: pues una hora larga, a ojo.

-JENI: ¡¡no jodas!!, si se me ha pasado volando.

-YO: gracias – soné burlón.

-JENI: cállate, y tráeme algo de agua, estoy seca.- sonreí.

La cogí en brazos y salté a la piscina con gritos y risas, eso la despertó un poco, salpicó agua para alejarme pero la alcancé y la metí mano mientras nos besábamos con lujuria, al rato nos salimos del agua, sequé su cuerpo con dedicación, solo un milagro evitó otro polvo, ella reía y se frotaba, la azoté el trasero con fuerza para dar a entender que ya había terminado de secarla. La lavadora/secadora cumplió, y se vistió delante mía, sonreía como una colegiala al verme desnudo admirándola, se me acercó a darme un suave beso con lengua como despedida.

-JENI: entonces……. ¿nos vemos mañana?

-YO: iré a la misma hora a correr, después nos venimos aquí y seguimos donde lo dejamos.- me dio otro beso corto alegre, acaricio mi pecho y se despidió.

Era una chica normal en todos los aspectos, hasta en el sexual, por como le entró mi polla había follado bastante, pero su forma de chuparla, su asco al semen o que su ano fuera virgen……..me relamía pensando en lo que me quedaba por enseñarla y disfrutar de ella, la miraba el culo, con sus nalgas rebotando bajo el pantalón deportivo cuando salía del piso.

Esto iba cogiendo forma, mi idea era simple pero difícil de ejecutar, así que tenia que andar con pies de plomo, al fin y al cabo, tener toda la semana cubierta de distintas mujeres con las que acostarse, no seria sencillo, esa era mi idea, un reto, por ahora entre semana ya tenia a Eli antes de comer y ahora a Jeni, que seria mi “zorra de las tardes”, quedaba mucho por hacer.

CONTINUARA…………

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poesiaerestu@outlook.es

 

Relato erótico: “LAS TRES MUJERES QUE CAMBIARON MI VIDA,–LA VIUDA ,LA DIVORCIADA Y LA SOLTERONA–” (PUBLICADO POR JIHNM)

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verano inolvidable2Mis historias, empiezan en los años de 1973 a 1977, durante mis estudios, de ciencias políticas en la UNAM, México D.F.

 Mi nombre es Héctor contaba con 18 años, cuando llegue a México. Soy de un país centroamericano, y según las amigas mujeres de mi país.-decían, que gracias a mi altura y físico, era  bastante atractivo.-

 

Pero es mejor pasar a mi historia

Estas  tres diosas hechas mujer, tenían edades que juntas, su promedio era de 36 años.

Sin títuloLucero, viuda, 37 años, rubia, alta 1.74  de estatura ,una  piel blanca y  un rostro bellísimo, con unos ojos café, tirando a amarillo, una personalidad muy impactante, cuya cualidad mas importante era su amabilidad, y un cuerpo que seria la locura para cualquier artista de las bellas artes , como fuente de inspiración.

Cuando la vi por  primera vez, fue en un centro comercial de una cadena de tiendas muy grande de ese país, andaba en la búsqueda de un regalo para mi madre y realmente no se me ocurría  nada que comprarle, ya que regresaba, a mi tierra por vacaciones, de fin de mi primer semestre.

La vi pasar frente a mi, me saludo con una sonrisa, que me dejo helado, al mismo tiempo sentí que  una descarga eléctrica me hubiera fulminado, cuando esa divina mujer me saludo.

Pude  ver su escultural silueta, enfundada en precioso conjunto de tres piezas.

una falda negra ceñida al cuerpo, que   le llegaba por  debajo de sus rodillas , con una sexy apertura en la parte posterior que dejaban ver sus gruesas pantorrillas  y que gracias a sus zapatos, le daba una elegancia muy especial  al verla caminar. Esto hacia que su  trasero, obligara a cualquier hombre a voltear la vista, y darse  el mejor regalo a su imaginación, observando esa voluptuosa cola que provocaba una erección al solo verla.

 

Si esto fuera poco, su busto era el adorno final de la corona.- Con una talla  36, que sinceramente le daba una  extrema elegancia a tan escultural cuerpo de una  preciosura hecha mujer.

La  observaba a cierta distancia   y  regreso su vista, y nuevamente me dio esa sonrisa cuando vio  o se percato que nos dirigíamos  en la misma dirección, se detuvo enfrente del área de perfumería y pude observar que dos muchachas mas jóvenes que ella , se le acercaron para hacerle una consulta y ella inmediatamente las atendió dándoles toda su atención, al ser consultada sobre los productos que se mostraban en los escaparates de esa área, al final me di cuenta que ella era la jefa y experta de ese departamento de la tienda.- Cuando las clientas se fueron yo casi  corrí  donde se encontraba  y se inicio el dialogo.

Yo-  disculpe bella dama, la puedo llamar por su nombre.

 Lucero me contesto.

Yo-Lucerito ando en búsqueda de un regalo para mi madre y quisiera pedirle su ayuda.

Lucero.-Sera un gusto joven, cuantos años tiene su madre y como la definiría a ella.

Yo.- mi madre es una señora de 45 años, muy refinada y le gusta vestir muy bien.

Lucero.- tu acento no es de aquí, de donde eres?, Soy  centroamericano, le conteste,  con razón me dijo,  y se  sonrió  de nuevo.

Yo.-Lucerito  le puedo pedir un  favor,  quisiera que usted me escoja el regalo, lo envuelva y que sea una sorpresa, tanto para mi madre como para mi, cuando ella  lo abra al regreso a mi país.

Lucero.- cuanto esta dispuesto a gastar, con tal que no pase de los  $200.00 dólares esta bien, entonces lucerito me dijo, ya se que escoger y además esta de oferta,

Yo.- entonces regreso en media hora y voy al banco a retirar dinero de mi cuenta, y al regreso me da la factura  pero por favor no ponga detalles del producto en el recibo, para no descubrir de que se trata y  le diré a mi madre que una bella dama me ayudo a escoger el regalo.- Regrese en media hora y ella me estaba esperando con el regalo , pague la cuenta , y ella me despidió con la mas bella sonrisa y con un gesto muy coqueto   al despedirme me dijo , hágame saber a su regreso si le gusto a su madre, le dije adiós pero ella  iría conmigo en mis recuerdos.

 

 

 

 

A mi regreso de vacaciones,  llegue a mi departamento y busque un presente que traía en mis maletas y salí en dirección al centro comercial  con la intención de darle un regalo que habíamos escogido mi madre y yo, durante mis vacaciones.

Entre a la tienda y al verla mi impacto, fue el doble que la primera vez, ya que en esta ocasión ella vestía un conjunto de dos piezas, un pantalón rojo que hacia sobresaltar todo su cuerpo de la cintura para abajo, y una blusa blanca brillante con lunares rojos que exhibían en todo su esplendor su enorme busto.

Aquella mujer me tenia embrujado, mi excitación, se volvía contra mi,  al no poder esconder  las sensaciones que esa vista provocaba en todo mi cuerpo, tome un fuerte respiro y  fui hacia ella y al verme me volvió a dar esa bella sonrisa y al estar frente, me tome la libertad de acercarme a su mejilla y depositar  un tierno beso de saludo como si fuéramos viejos amigos a lo que también correspondió.

Yo – lucerito, quiero decirle que mi madre,  quedo encantada, al descubrir que el regalo que usted escogió era un  chanel  #5, me pregunto que como había averiguado que era su loción preferida, -Yo le conteste que una dama muy refinada me había ayudado a escoger el regalo.- Por esa razón  mi madre y yo escogimos este pequeño presente para usted, tomo el regalo y me dijo.

Lucero – como es posible joven si yo, aun no conozco ni su nombre.

Yo-  Héctor,  respondí, pero quiero que habrá su regalo  frente a mí, para saber si es de su gusto.

Lucero- gracias  Héctor  y procedió a abrir el regalo. Y en el descubrió un juego de aretes y collar del mas fino ópalo que se puede encontrar en ese tipo de piedra preciosa,  además un gancho largo con incrustaciones de la misma piedra que sirve como adorno para el pelo.

Yo – este regalo  espero que lo use para agradar a su esposo y la hagan lucir aun más bella de lo que es.

Me vio directamente a los ojos y me dijo,  SOY VIUDA, cuando escuche esa frase fue como música para mis oídos, inmediatamente le dije, lo siento, no lo sabia. Sino, no hubiera dicho semejantes burradas –

Lucero- no te preocupes   Héctor, además mi esposo murió hace casi 20 años, gracias por tu regalo y es bellísimo.

Yo- Lucerito, es un gusto para mi que le guste  y ojala,  un  día tenga  la dicha de verlo lucir en usted, me despedí  con otro beso y regrese a mi departamento.

 

Pasaron varios días, para ponerme al tanto de mi bolsa de materias y escoger los maestros con los que tomaría mis clases. De vez en cuando me acercaba al centro comercial , ya que el mismo estaba muy cercano al lugar donde yo residía, trataba de verla cuando iba al supermercado  y nos saludábamos con un ademan de manos y a veces salía a mi encuentro , para preguntarme como iba con mis clases y en una forma bien coqueta me decía , ya no vienes ni a saludarme, yo solo me reía y le decía , un día de estos vengo para invitarla a almorzar, y contestaba, que sea cierto aquí estaré esperando por tu invitación.

En realidad no es que yo la evitaba, sino que al contrario era una estrategia, que ella no sintiera que la estaba acosando o presionando en busca de una relación, sino que sintiera que era  ella quien  llevaba la situación bajo su control y que sea ella la que decidiera, que curso  iba a tomar esta simple relación de amistad.

Tenía la paciencia de un pescador y  un  día, para ser más exacto un jueves, me fui a buscarla con la intención de invitarla, me recibió bien alegre y me dice.

Lucero- vaya al fin te veo. Me preguntaba que te había pasado, si ya te habías olvidado de tu amiga y si ya no me invitarías a almorzar como me lo habías prometido.

Yo-vengo a cumplir mi promesa  Lucerito, y si quiere podemos ir hoy, ya sea a la hora de almuerzo o la cena, así que usted decide.

Lucero-que lindo eres y veo que eres todo un caballero que cumple sus promesas , pero discúlpame Héctor , pero hoy no puedo ni mañana , así que pasa por mi el sábado al medio día .

Yo- el sábado a las 12 en punto estaré aquí esperando por usted, que tipo de comida le gusta? Pizza respondió, wao exclame, hasta en eso coincidimos porque es mi comida predilecta.

El sábado me levante temprano. Contando las horas para mi encuentro con tan bella mujer, me vestí de forma elegante de saco y corbata y  fui  a mi cita con la hembra mas bella, que mi suerte me podía dar y en verdad me sentía afortunado, ya que por fin tendría la oportunidad de pasar con esa bella mujer no un momento sino que varias horas solo para mi.

A las doce horas, ella apareció, estaba despampanantemente bella, era una diosa y pude observar que ella lucia de una forma exquisita, el regalo que le  traje

Se sonrió cuando vio mi reacción, y yo solo atine a decir.- Tomaremos un taxi, y ella me dijo, no, iremos en mi automóvil, tenia un pequeño escarabajo, de esos alemanes pero hecho en

 

 

México, le di la dirección y llegamos al lugar.

Cuando entramos, yo sentía la envidia de todos los hombres que estaban en el restaurant,  como también la admiración en las féminas  al observar en esa mujer, con envidia y deseos como ellas podrían  lucir, esos atributos  en sus propias personas.

Ella  reía y se miraba que se sentía muy alegre, me preguntaba por mi familia ,por mi país ,en fin que tenia mil preguntas, algunas muy tiernas y en  otras quería saber quien era yo y como pensaba,

 Yo le contestaba a casi todas  y algunas solo me provocaban risa y ella se hacia  la que estaba enojada y volvía a repreguntar o me decía que si no le contestaba no me volvería a preguntar nada jamás.

 Yo le quería dejar una pequeña duda en su cabecita y le respondía a medias, y esto yo sabia que la obligaba a tener  mas curiosidad por saber aun mas de mi y así yo, preparaba con seguridad futuros encuentros, que haría que esta relación creciera aun mas con el tiempo.

Durante la comida nos tomamos una botella de vino tinto y eso poco a poco logro que  el ambiente entre nosotros se volviera  aun más familiar y de pronto estábamos relatando cuentos de los más tiernos a un poquitín llegando a coloradillos.

Llegando a casi las 6 de la tarde, pague la cuenta y me dijo que me llevaría a mi departamento. Llegamos al frente del complejo de condominios, cercanos a  ciudad universitaria,

 Al despedirme me dio un  beso mas fuerte que los anteriores en la mejilla y al querer bajarme del auto, ella me dijo, – Héctor  espérate un momento, y busco su bolso y saco un pañuelo y me limpio  la mejilla que había besado anteriormente, y me dijo que sus labios habían quedado dibujados, por su lápiz labial.

Entonces le dije, por favor Lucerito vuelva  a besarme de igual forma, que quiero llevar ese recuerdo, y que me acompañe durante toda la noche y me ayude a soñar  con usted y que se borre si es posible hasta mañana a la hora del baño,

 Se rio con una sonora carcajada me beso nuevamente, y me dijo cuidado con soñar cosas malas  pillín.  Arranco su automóvil  y fue todo por esa primera vez.

Pasaron dos meses y nuestros encuentros se volvieron mas regulares,

A veces me llamaba por teléfono para invitarme un bocadillo que ella había preparado con sus propias manos y nos reuníamos en  un parque cercano y otras veces íbamos   a comer hamburguesas a una franquicia de comida rápida cercana a donde ella trabajaba.

Un día la invite al cine a ver una película romántica de esas que le gustan mucho a las mujeres, recuerdo el titulo-MEMORIES-  con Robert Bedford , lloraba como una niña y yo la abrazaba y le cantaba una pequeña nota de una canción de Leo Dan que decía- la niña esta triste, que tiene la niña, que puedo hacer para que ella sonría- Lucerito me decía, mejor no cante, porque si se dedica a esa profesión se muere de hambre y me dejaba ver nuevamente esa sonrisa .- Luego le pedí que quería conocer donde vivía y con quienes.

Lucerito me llevo a conocer su departamento, era un lugar con un ambiente muy femenino, con una decoración donde se notaba el excelente gusto en la combinación de colores de las cortinas, las piezas de decoración en la sala , en resumen que su apartamento reflejaba su personalidad , de una dama muy sofisticada.

Le pregunte quien mas vivía  con ella y me dijo con nadie y me dejo con la siguiente pregunta a flor de boca,

De pronto ella me pregunto si quería tomar algo y yo le dije que como estaba haciendo bastante frio, lo que se me antojaba en ese momento era un trago de alcohol. Pero que no se preocupara que todo estaba bien. Salió de la cocina y con ella traía una botella de ron y me sirvió un trago  saco unas colas e hicimos unas cubas

Se sentó a mi lado en el sofá, pusimos una radio en FM que se especializa en música romántica en ingles, nuestra conversación siguió al servirnos varios tragos más y luego le pregunte.

Yo.- Lucerito, ahora quiero saber más de ti, quiero conocer parte o toda tu historia y creo que tengo derecho a saberlo porque tú conoces la mía.

Lucero.-esta bien Héctor, creo que es justo lo que preguntas , pero hay cosas que no me gusta recordar.- tenia 19 años cuando me case con mi esposo, pase los 6 meses mas felices de mi vida  que duro mi matrimonio, ya que mi esposo fue asesinado en una disputa por posesión de tierras

El pueblo donde naci es un lugar de provincia en el norte de México, y las costumbres en esos lugares te hacen llevar un luto rigoroso, y como viuda regrese a la casa de mis padres

Como no pude tener hijos en ese corto periodo, me dedique al cuidado de mis padres y de la casa de ellos

Mi padre goza de una excelente posición económica, lo que hacia que los pocos hombres disponibles no se acercaran a mi, por creerse poca cosa o por temor a mi padre que los mandara por un tubo.

Hace cinco años murió mi madre y mi padre como pretexto de su soledad me dijo que pensaba volver a casarse con una mujer menor que yo y eso no lo pude soportar,

 Le pedí a un amigo de mi padre que vive aquí en la capital que me ayudara a salir de aquel lugar y como el es accionista de la cadena de tiendas donde me conociste me dieron el puesto que tu ya sabes que tengo en ese lugar.

Actualmente solo tengo un año de vivir en esta ciudad y como vez yo estoy  tan sola como tu, Y  tu, eres el único amigo hombre que tengo y una que otra compañera de trabajo.

Cuando me conto todo eso, me sentí en la  gloria.  Ya que yo era la única persona de mi sexo que podría estar tan cerca de ese monumento de mujer.- La  abrase  y me atreví  a besarla en la frente y le hice la fiel promesa de que ella  nunca estaría sola y que solo tenia que llamarme y yo llegaría donde ella estuviera para lo que necesitara de mi  y que siempre contara conmigo para lo que fuera.

Debo aclarar, que Lucerito, tenia un fuerte respaldo económico, y que su trabajo le serbia como un lugar donde ella se entretenía y evitar la soledad que produce vivir en una gran ciudad, su guardarropa era increíble, ya que vestía de una manera soberbia y con mucha clase.

Después de esa confesión por parte de Lucerito, nuestro acercamiento se volvió  casi diario, me llamaba a las 7 ½ de la mañana para que me despertara para ir a la universidad o me llamaba para invitarme a comer en su departamento, ir al cine, al teatro o ir a ver alguna variedad, algunas veces yo pagaba y en otras era ella  la que llamaba al     camarero para adelantarse a pagar la cuenta.

Se acercaba el mes de diciembre y me dijo que ella regresaría a su pueblo a pasar navidad, yo, también  tomaría vacaciones, y regresaría a mi país.

 Un 13 de diciembre me fue a dejar al aeropuerto, para tomar mi vuelo con destino a centroametrica  y después de chequear mi  boleto de viaje, me dio un tierno beso en los labios, que juro que me sentí que estaba en el cielo, cuando por primera vez sentí esos divinos labios en mi boca

, Se separo de mí y  pude ver como sus ojos  presagiaban la caída de una lagrima y lo único que le dije fue.

– Lucerito, y le di un beso con todas las de la ley, a lo cual ella también respondió y luego me dijo, se me cuida mi rey y me llama al solo regresar, y se alejo con destino al estacionamiento.

A mi regreso a México, le llame y muy alegre me contesto y me dijo.- Mi rey tengo una gran noticia que darle y solo lo esperaba a usted para celebrarlo. Lo espero en mi departamento a las 7p.m

Puntual como siempre,  ella me estaba esperando y me dijo, quiero ir a comer pizza como la primera vez y ahí te cuento.- Llegamos a la pizzería y pedimos lo mismo de la vez anterior y me dice.

Lucero.- Héctor, hace una semana me nombraron gerente de marca  de esta marca de perfume, y tengo que viajar por todo el país y mi primer destino será la ciudad de Monterrey, quiero que tu me acompañes ya que te apunte como mi acompañante en calidad de sobrino y de esta manera evitar cualquier comentario, cuando nos vean los distribuidores de esa ciudad.

– De inmediato le dije que si, y tres días después estábamos hospedados en uno de los hoteles mas lujosos de esa ciudad,

Nos asignaron una suite con dos habitaciones en la misma y en mis adentros me dije esta será mi noche  o como dicen  en México. Esta noche cena pancho.

Lucerito, fue atendida por los ejecutivos de los almacenes a visitar y  me presentaba como su sobrino ante los mismos

, Se despidió de mí y me dijo que necesitaba conocer los lugares donde se harían las exhibiciones,  Lucerito también iba acompañada de una cosmetóloga  y un rarito que se encargaba de los productos para el cabello.

Al despedirse me dice. – se  porta bien mi rey, y  piense solo en mi, y se fue sonriendo como una colegiala.

En las siguientes horas del día , me fui a la alberca a tomarme un baño , ya que la temperatura en esa ciudad, es igual de cálida como en Centroamérica, me tome 2 o3 piñas coladas y  así  pase la tarde , a las 7 de la noche apareció Lucerito y yo ya la esperaba bien cambiado en el lobby del hotel y me dijo.-  subo a la habitación me doy un regaderaso, me cambio , y nos vamos a cenar porque estoy hambrienta, yo le conteste que la esperaba en el bar del hotel.

Una hora después apareció en el bar y venia vestida de lo mas sexy con una falda corta a rayas negras y blancas  y pude ver por primera vez aquellas piernas gruesas y largas, que realmente provocaban un infarto, y que también  le daban a esa cola, a ese enorme trasero una  majestuosidad al caminar, que daban ganas de silbar por la cadencia   del compas de sus caderas,

Su blusa igual, rayas grandes en los mismos colores de su falda  pero lo mas divino era su rostro, su cabellera rubia que al parecer el rarito había hecho una obra de arte y para rematar utilizo nuevamente el conjunto de aretes  que yo le regale, ya que el ópalo tenia una tonalidad negra con beige. 

Se acerco a mi y me dijo, ya estoy  lista, yo le conteste, mi reina, usted quiere matarme de un infarto o quiere que estos locos en la barra me maten por la envidia, ella rio y dijo

, Héctor estas loco, pero SOS  un ángel  mi rey, tu galantería es lo que mas me impresiona de ti, por lo ocurrente y la forma tan seria como lo dices.

Nos fuimos al restaurante a cenar y después de la comida, Lucerito me dice, quiero ir a bailar con música romántica,

 Llame al camarero y le pregunte  que queríamos ir a un lugar  romántico  a escuchar buena música y bailar y me contesto.- aquí mismo en el hotel tenemos una disco de las mas exclusivas de la ciudad.

Entramos en el lugar y lo que mas nos llamo la atención , fue la música de Barry White que sonaba en toda ella .- Lucerito me dijo, tomaremos champagne y no te preocupes por la cuenta , ya que todo esta cubierto en mis gastos de representación.

La invite a bailar y al llegar al centro de la pista donde bailaban otras dos parejas , ella me vio a los ojos y su cabeza y su rostro se acomodo en mi pecho, yo la apreté por su cintura y la pegue aun mas a mi cuerpo y de repente sentí como mi miembro viril  aumentaba de tamaño al roce de sus piernas   .- yo sabia que ella se daba cuenta de lo que pasaba conmigo y el silencio entre nosotros  dio lugar a pequeñas caricias que iban aumentando en la medida que se hacían mas fuertes , de repente la llame por su nombre , alzo la vista tome su cara con mis dos manos y le di un beso en la frente , le di otro en su linda nariz  y bese cada uno de sus ojos y luego le di un beso en la boca que duro una eternidad, nos miramos a los ojos y nos dimos cuenta que ya no habían mas palabras que decir , ya que nuestros ojos y nuestro cuerpo, hablaban ellos, por si mismos.

Después de tres o cuatro horas, salimos  de la disco y abrazados nos fuimos directo al ascensor para ir a nuestra habitación, al llegar a la misma , Lucerito encendió las luces y  ahí de pie- LA BESE CON TAL PASION QUE EL MISMO DURO VARIOS MINUTOS, MIS MANOS SE FUERON DIRECTAMENTE A TOCAR AQUEL TRASERO QUE ME VOLVIO LOCO DESDE LA  PRIMERA VEZ , REALMENTE NUNCA ME EQUIVOQUE, LA CURVATURA DE SUS NALGAS, SINCERAMENTE UN ESCULTOR, HABRIA HECHO UN PACTO HASTA CON EL MISMO DIABLO CON TAL DE PODER  PONER SUS MANOS EXACTAMENTE DONDE YO LAS TENIA.

SUS SENOS, MI MANO DERECHA BUSCO EL ESCOTE DE SU BLUSA Y  LA MISMA  BUSCABA LOS MAXIMOS ADORNOS DE LA CORONA, LLEGUE HASTA ELLOS Y SU DUREZA Y TAMAÑO ME HACIAN DAR CUENTA QUE EL TAMAÑO DE MIS MANOS Y DEDOS  SE QUEDABAN  CORTOS POR EL TAMAÑO DE ESOS PITONES EN SU MAXIMA ERECCION.

CAMINAMOS A SU HABITACION, YO ME TIRE SOBRE SU CAMA  Y QUEDO PARADA ANTE MI, DANDOME LA ESPALDA,

LA RECAMARA ESTABA LLENA POR UNA TENUE PENUMBRA PRODUCTO DE LA LUZ QUE SALIA DEL BAÑO  Y LA LUZ PROVENIENTE DE LA SALA PRINCIPAL,

EMPEZO A QUITARSE LA BLUSA  Y AL CAER AL SUELO, ME DEJO VER UNA ESPALDA, MUY HERMOSA POR SU CARNOSIDAD  Y SE DENOTABA QUE LA MISMA  SERVIA COMO UN BALANCE CON SU PARTE FRONTAL, QUE PERMITIA QUE SUS PESONES SE MANTUVIERAN ERECTOS DESAFIANDO LA GRAVEDAD, PERO FALTABA LA PARTE MAS IMPORTANTE DE MIS SUEÑOS MAS EROTICOS –

-SU TRASERO.–

DESABROCHO SU PEQUEÑA FALDA, Y POCO A POCO LA FUE BAJANDO Y SE NOTABA EL ESFUERZO QUE HACIA, PORQUE LA MISMA, CEÑIA ESE PAR DE GLUTEOS QUE ERAN LA ENVIDIA DE MUCHAS MUJERES Y EL SUEÑO IMPOSIBLE DE  CASI TODOS LOS HOMBRES.

LA FALDA CAYO Y EN ESE MOMENTO, BENDIJE A MI SANTISIMO DIOS Y A TODO EL UNIVERSO POR SER EL SEGUNDO HOMBRE QUE PODIA VER SEMEJANTE TRASERO, EN TODA SU MAJESTUOSIDAD,

 CAMINO UNOS CUATRO O CINCO PASOS ENCENDIO LA LUZ Y ME DEJO  VER, LA ROPA INTERIOR DE COLOR BLANCO, MAS SEXY Y MAS FINA  QUE HABIA VISTO EN MI  PUTA  VIDA.

SE SUBIO A LA CAMA Y ME DICE CON UNA LEVE SONRIZA. TE GUSTO MI REY, ME DESNUDE DE ESPALDAS PARA TI  PORQUE TE HE VISTO, COMO MIRAS MI TRASERO Y MIS TETAS.

GRACIAS MI DIOSA, PORQUE ME HAS DADO EL MAYOR REGALO A LA VISTA, QUE UN HOMBRE PUEDE DESEAR, ESTOY LOCO POR TI.

ME LEVANTE COMO UN  RAYO  Y FUI A MI CUARTO A BUSCAR UNOS CONDONES Y REGRESE DONDE LUCERO, Y ME PREGUNTA

 A DONDE FUISTE, A BUSCAR UNOS PRESERVATIVOS, CONTESTE

 NO MI REY,  ESAS COSAS NUNCA LAS VAS USAR CONMIGO,

 POR UN MOMENTO SENTI QUE TODO HABIA TERMINADO COMO UN SUEÑO, PERO LUCERITO ACLARO, QUIERO SENTIRTE EXACTAMENTE COMO ERES  ADEMAS ESTA NOCHE SERA COMO MI PRIMERA VEZ, PORQUE HACE 19 AÑOS QUE MURIO EL QUE FUE MI ESPOSO,

Inmediatamente me quite la ropa, quedando solamente en bóxer, ella me dio la espalda, y yo me acerque a ella,  metí mi mano bajo su cuello y la abrace y quede pegado a su espalda y trasero, con mi mano libre  la izquierda que no me sirve ni para masturbarme, hice lo que parecía imposible como era desabrochar su sostén, no pregunten como lo hice, porque hasta el día de hoy nunca lo supe y no se si lo pueda hacer de nuevo.

MIS MANOS CON TODA LIBERTAD, EMPEZARON A ACARICIAR CADA PEZON Y MI BELLA LUCERITO,  CON CADA CARICIA, RESPIRABA MAS FUERTE, MI MIENBRO YA NO CABIA DENTRO DE MI BOXER, CON MI MANO LIBRE ME LO QUITE  Y ACERQUE MI GLANDE A SU DESCOMUNAL TRASERO Y LUCERITO SINTIO EL PUNTEO QUE HACIA MI  VERGA EN LA UNION DE SUS PIERNAS Y SUS NALGAS

  LO UNICO QUE SE INTERPONIA ERA ESA PRENDA, HECHA DEL MAS FINO ENCAJE QUE SE INTERPONIA ENTRE NUESTROS DOS SEXOS.

MI MANO IZQUIERDA , BAJO DE SUS SENOS E HIZO UN RECORRIDO EXPLORANDO Y ACARICIANDO SU PELVIS, SUS PIERNAS ,  SUS NALGAS  LAS CUALES LAS  APRETABA COMO QUERIENDO MEDIR SU GRADO DE DUREZA Y AL MISMO TIEMPO LAS MASAJEABA CON LA MAYOR TERNURA ,POR SER LAS CULPABLES  DE MIS NOCHES DE INSONMIO  CUANDO SOÑABA DESPIERTO , CON TOCAR,Y  VER, EL MAYOR ORGULLO DE ESA MUJER.

YA NO AGUANTE MAS  E INTRODUJE LA MANO A TRAVES DEL ENCAJE Y LOGRE TOCAR CON MIS PROPIOS DEDOS ESE PAR DE GLUTEOS Y SOLO ESCUCHE UN LEVE GEMIDO DE MI LUCERITO,

 EN ESE MOMENTO SUPE QUE ELLA ESTABA GOZANDO, ESO ME PUSO A MIL Y SEGUIDAMENTE QUISE PALPAR SU VAGINA,

 MI MANO SE ABRIO CAMPO ENTRE EL ENCAJE Y LOGRE LLEGAR ASU PELVIS DESNUDA,

 MIS DEDOS DETECTARON QUE SU ENORME CONCHA, SOLO ESTABA PROTEGIDA POR UNA FINA HILERA DE BELLOS PUBICOS, EN OTRAS PALABRAS ELLA SE DEPILO PARA MI Y EN ESPECIAL PARA ESTA NOCHE CUANDO ELLA SE ME IBA A  ENTREGAR  COMPLETAMENTE.

BUSQUE SU LABIOS VAGINALES  Y AL HACER CONTACTO  ACARICIE SU CLITORIS Y SENTI COMO MI LUCERITO ARQUEO COMPLETAMENTE SU ESPALDA, EMPUJANDO SU HERMOSO TRASERO CONTRA MI VERGA  QUE EN ESE MOMENTO YA ESTABA SEGREGANDO FLUIDOS SEMINALES  A DIESTRA Y SINIESTRA.

SAQUE MIS MANOS Y LLEVE MIS DEDOS EN DIRECCION A MI NARIZ, PARA IMPREGNARME DE SU OLOR Y DESCUBRO QUE EL MISMO TIENE UN FUERTE AROMA, DE SUS FLUIDOS Y SU LOCION, LA CUAL AL PARECER ESTA IMPREGNADA POR TODO SU CUERPO.

VUELVO A INTRODUCIR MIS DEDOS BUSCANDO NUEVAMENTE SU VAGINA PALPO  NUEVAMENTE SU CLITORIS, LUCERITO VUELVE A LANZAR OTRO GEMIDO, PERO ESTE MAS FUERTE

  SU MANO IZQUIERDA CORRE EN BUSCA DE TOCAR MI VERGA  LA CUAL ENCUENTRA, LA APRIETA Y LA ACARICIA DE LA FORMA COMO SI MI VERGA FUERA UN CACHORRITO EN SU MANOS,

 SIENTO COMO ELLA BAJA Y SUBE EL PREPUCIO QUE CUBRE MI GLANDE Y DE REPENTE DA LA VUELTA PARA QUEDAR COMPLETAMENTE BOCA ARRIBA Y ME DICE,-

 MI REY, TENGO UN POQUITO DE MIEDO PORQUE SU COSA ES MAS GRANDE Y GORDA QUE LA DEL DIFUNTO, LA BESE TIERNAMENTE Y LE DIJE, NO TENGAS TEMOR, SERE LO MAS DELICADO Y GENTIL, Y  NUNCA HARE ALGO QUE TE LASTIME.

SOLO AVANZARE  CUANDO TU ME DIGAS Y TODO SE HARA COMO TU ORDENES,  Y NUEVAMENTE SE COLOCO EN LA POSICION QUE TENIA EN UN PRINCIPIO

MI  VERGA ESTABA  A  MAS NO  PODER  DESPUES DEL CONTACTO DE SU MANO Y LO PRIMERO QUE HICE FUE, SEPARAR SUS PIERNAS Y COLOQUE MI MIENBRO EN MEDIO DE ELLAS Y EMPEZE  A EMPUJAR COMO SI ME ESTUVIERA MASTURBANDO,

 ASI ESTUVE UN PEQUEÑO RATO, BESABA SU CUELLO, SUS OREJAS

LUCERITO  DESLIZO SU MANO AGARRO MI GLANDE  Y LO APRETO CONTRA SU CONCHA AHÍ FUE EL FINAL DE ESA SITUACION.

ME PUSE DE RODILLAS Y PROCEDI  BAJAR  EL ENCAJE DE MIS SUFRIMIENTOS, MI LUCERO DIO LA MEDIA VUELTA, LEVANTO SU PELVIS Y FACILITO MI LABOR,

 MIRE  SU  CUEVITA POR VEZ PRIMERA, Y MI EXITACION FUE TAL QUE PARECIA QUE QUERIA  CONOCER HASTA EL FONDO  Y EL MAS DESEOSO ERA MI PANCHITO QUE BRINCABA DE CONTENTO,

 PERO ANTES QUERIA BESAR ESE HERMOSO CLITORIS QUE HABIA PALPADO ANTERIORMENTE, –

LE SEPARE LAS PIERNAS Y AHÍ ESTABA ESE PEQUEÑO BOTON, QUE COMO SI FUERA UN RICO CARAMELO ME INVITABA A QUE LO CHUPARA.

SAQUE MI LENGUA,  LA ACERQUE ,  LA MOVI  DE ARRIBA  Y ABAJO , EN PEQUEÑOS CIRCULOS  Y AL CABO DE DOS MINUTOS , SIENTO COMO EXPLOTA , TIEMBLA DE PIES A CABEZA, Y SUS MANOS APRIETAN MI CABEZA, CONTRA SU VAGINA .

SU ORGASMO FUE INTENSO Y CUANDO ABRIO SUS OJOS, SU MIRADA Y SUS LABIOS ME DIJERON, -GRACIAS MI REY-

ME LEVANTE DE LA CAMA Y  CAMINE HACIA EL BAÑO, PARA DARLE TIEMPO  A QUE SE RECUPERARA DE TAL EMOCION Y REGRESE NUEVAMENTE Y ME ACOSTE A LA PAR.

EN MI REGRESO, LUCERITO NUNCA QUITO SUS OJOS DE MI VERGA  Y CUANDO ME ACOSTE A SU LADO ME DIJO.-

 SU COSOTA MI REY  AHORITA QUE SE LA VI CUANDO VENIA DEL BAÑO, ME DI CUENTA EN VERDAD, QUE ES GRANDE, YO LE ACLARE, NO MI REINA TODAVIA FALTA QUE  AUMENTE DE TAMAÑO, CUANDO ESTE TOTALMENTE EXITADO,

VAMOS  A VER SI ES CIERTO Y SE PUSO DE RODILLAS Y EMPEZO A LAMER MI VERGA LA QUE AL CABO DE UNOS 45 SEGUNDOS, ESTABA  EN SU COMPLETO ESTADO DE BATALLA

, ME DI CUENTA QUE ERA UN POCO BRUSCA, PORQUE ALGUNAS VECES ME ROZABA EL GLANDE CON SUS DIENTES  POR LO QUE ALGUNAS VECES ME CONTRAIA

FUE CUANDO ME DIJO, QUE ERA SU PRIMERA VEZ EN CHUPAR UNA POLLA, YA QUE 20 AÑOS ATRÁS ESO ERA UN TABU ENTRE LOS CASADOS DE PROVINCIA Y QUE EL AMOR LO HACIAN CON LA LUZ APAGADA, QUE ERA LA PRIMERA VEZ QUE MIRABA UNA VERGA EN TODO SU ESPLENDOR  Y MAS AUN UNA POLLA DEL TAMAÑO DE LA MIA.-

 EN RESUMEN QUE CASI ERA VIRGEN EN MUCHAS COSAS REFERENTE AL SEXO, ESA CONFIDENCIA  ME HIZO CASI SALTAR DE ALEGRIA  PORQUE EN REALIDAD ME DI CUENTA QUE YO IBA A SER SU MAESTRO EN MUCHOS DE LOS DESCUBRIMIENTOS QUE ELLA HARIA A LO LARGO DE NUESTRA FUTURA RELACION SEXUAL,

Le explique.- QUE ME EXITABA, Y,  QUE ME PRODUCIA DOLOR, EN CINCO MINUTOS YA ERA UNA EXPERTA Y ESTUVO A PUNTO DE HACERME VENIR.

LA DETUVE, LE DI UN BESO Y LA ACOSTE SOBRE LA CAMA,  LE ABRI LAS PIERNAS  Y PUSE MI VERGA EN LA MERA ENTRADA DE SU CONCHA, LE SEPARE LOS LABIOS DE SU VULVA Y BUSQUE LA ENTRADA  A ESE TUNEL DEL AMOR,

 AUNQUE ESTABA BIEN LUBRICADA INTENTE EMPUJAR PERO MI CABEZA NO PODIA ENTRAR Y NO QUERIA FORZAR LA SITUACION  PORQUE LE HABIA PROMETIDO NO LASTIMARLA.

TOME LA DECISION DE VOLVERLE  hacer SEXO ORAL, PARA LUBRICARLA UN POCO MAS,

AL CABO DE TRES MINUTOS, VOLVI A INTENTAR QUE ENTRARA, ESTA VEZ SI HABIA ENCONTRADO EL CAMINO, LE PREGUNTE SI LE ESTABA HACIENDO DAÑO Y ME DIJO QUE NO, PERO YO MIRABA UN GESTO DE DOLOR Y ME DETUVE CUANDO AUN FALTABA MAS DE DOS TERCIOS PARA QUE ENTRARA COMPLETAMENTE. EMPUJABA MUY DESPACIO Y SENTI QUE  FALTABA MUY POCO PARA QUE LA MITAD ESTUVIERA DENTRO, Y MI DULCE LUCERITO ME DICE , HAZLO MI REY AUNQUE ME DUELA QUIERO TENERTE DENTRO  DE MI, AQUELLA FUE UNA ORDEN PARA MI ,PEGUE DOS EMBESTIDAS Y PUDE SENTIR COMO MI GLANDE  SE HABRIA PASO EN AQUEL ESTRECHO TUNEL, MI REINA  MORDIA UN PEDAZO DE LA COLCHA DE LA CAMA Y LE PODIA LEER  EL DOLOR EN SU ROSTRO PERO YA NO HABIA VUELTA ATRÁS  Y LE DI LA EMBESTIDA FINAL Y  MI VERGA ESTABA TOTALMENTE DENTRO BUSQUE LA MIRADA DE MI LUCERITO Y UN PEQUEÑO RIO DE LAGRIMAS BAJABAN DE SUS OJOS, LA BESE TIERNAMENTE EN SUS LABIOS Y LE DIJE, MI REINA , YA ESTA TOTALMENTE DENTRO, 

ME QUEDE  ASI POR MAS DE UN MINUTO  Y POR FALTA DE MOVIMIENTO MI  MIENBRO IBA PERDIENDO GROSOR  Y ANTE ESTA SITUACION MI CEREBRO ,  ENVIO MAS SANGRE  Y ESTE RECUPERO TODO SU PODER  Y COMENCE UN LENTO METE Y SACA Y SENTI QUE MI VERGA YA CASI NO TENIA OBSTACULOS EN SU CAMINO Y QUE EL TUNEL YA SE HABIA ACOMODADO  AL GROSOR DE MI QUERIDO PANCHITO,  SAQUE LENTAMENTE MI POLLA Y EN LA MEDIDA QUE IBA SALIENDO, PUDE VER UN HILO ROJO DE SANGRE  Y ME DI CUENTA QUE EN EFECTO LA HICE SANGRAR, ME ACOSTE AL LADO DE ELLA  LA ABRAZE CON TODAS MIS FUERZAS PUSE MI PIERNA DESNUDA SOBRE LAS DE ELLA Y DEJE QUE DESCANSARA Y ME DISPUSE ADORMIR , AL FINAL, ESTABA FELIZ Y TODAVIA FALTABAN DOS DIAS PARA  SEGUIR CON NUESTRA AVENTURA QUE APENAS EMPEZABA.

En la siguiente mañana escucho su voz en mi oído que me dice, despierte mi rey, para que me acompañe a desayunar, me levante desnudo y  entre al baño, para darme una ducha  ,  al cabo,  esta me ayudaría a despertarme de una buena vez.

Me puse una muda de ropa tipo sport y me senté  en el sofá de la sala a esperarla,  en unos minutos  salió   bellamente vestida y con una sonrisa de oreja a oreja y al verla le dije. Por favor da una vuelta para mi, quiero verte, y  admirar  a tan bella mujer  que es mi dueña y señora.

Ella giro y luego camino hacia  mi, se prendió a mi cuello, me beso con toda la fuerza de una mujer enamorada y me dijo,-  al contrario mi rey, tu eres mi amo y señor. Salimos agarrados de la mano y llegamos a la cafetería, ahí nos estaban esperando sus compañeros de trabajo, desayunamos y una hora después llegaron a traerla para ir a  montar el evento de la presentación de los productos  que ella estaba mercadeando.

Al despedirse me dijo. Regresare una hora antes que  anoche, se dirigió  al automóvil que  la llevaría  al lugar de sus presentaciones, me di la media vuelta  para regresar a la cafetería, cuando escucho su voz que me dice- Mi  rey , deme un beso  como el que anoche me dio en la disco, le bese la frente, la nariz , un beso en cada uno de sus ojos y uno tierno en sus labios  me sonríe y me dice, coma muchos mariscos que los va a necesitar mucho esta noche  y se alejo sonriendo muy coqueta lanzándome besos a la distancia hasta que llego a la puerta de salida.

Durante  ese día me dedique a leer los periódicos, fui a la alberca y comí  varios mariscos  preparándome  para la gran batalla cuerpo a cuerpo que se avecinaba  y como dicen en guerra avisada no hay muertos  y yo me aseguraría que jamás caería en esa batalla campal.

5  de la tarde, me visto nuevamente de saco y corbata,  y me preparo para recibirla, llego al lobby  del hotel y le  pido al botones de la puerta principal que le diga a la señora Lucero, que estoy en el mismo lugar de anoche.

A  las 6 con 15 entra el  mismo botones y me dice,  la señora Lucero  subió a su habitación  y dijo que  sabría  donde buscarlo.

A las 7 y minutos entra al bar  mas sexy que la noche anterior, con un conjunto blanco, una falda de piel  del mismo tamaño que la de la noche anterior, y una blusa de encajes   , zapatos del mismo color   y su entrada hizo que todos los hombres voltearan a verla y cuando se dirigió  a mi, pude ver en todos ellos  que hacían  gestos de aprobación  y mas que alguno me  miraban con cara de incrédulos ante el espectáculo que estaban viendo.

Tome su  mano, le bese la misma y luego le di un beso en sus labios  y todos quedaron con una cara de pendejos, al darse cuenta que yo era el dueño de ese monumento de mujer,  ella se rio como adivinando todo lo que pasaba  en ese momento  y fue ella, la que me beso  posando su mano derecha en mi cara en una señal de caricia para que todo mundo supiera que yo, era su hombre.

Le pregunte, que quería hacer esa  noche ,  me dijo , quiero ir a cenar , besarte  frente de todo  mundo  y quiero bailar de felicidad  y  hacerte sentir  que tu eres el dueño de todo mi ser.

A las 10 de la noche  llegamos a nuestra  habitación , corrimos a su cuarto nos tiramos a la cama y empezamos  a besarnos como dos fieras en celo  , de repente se paro y me hizo el mismo espectáculo de la noche anterior pero a  medida que se quitaba la ropa me dice, esta lencería la compre hoy , especialmente  para  ti mi rey , cuando cayo su falda  sentí que esta mujer si  traía  muy malas intenciones en volverme loco  esa noche , su trasero  se veía mas descomunal  que la anterior vez , al estar cubierto por una finísima tanga blanca, y al estar de frente a mi su hermosa concha estaba cubierta  por un encaje en forma de mariposa  sobresaliendo su alas  impregnadas de muchos colores pasteles , sus tetas parecían mas grandes aun , al estar aprisionadas por un sostén  de copa ancha , con adornos  en forma de olas en los mismos colores pastel,

Se  quedo  riendo  ,  cuando vio  que yo tenia la misma cara de pendejo que los tipos del bar ,  subió a la cama abrió sus piernas y se  sentó  sobre mi polla  y me ayudo a quitarme el saco, la corbata  me desabotono mi camisa sin quitarme la vista de mis ojos  con aquella sonrisa   que me advertía que no sabia lo que me esperaba.

Se levanto de mi , me quito los zapatos , se sentó en la cama a la par mío  , quito el cinturón de mis pantalones  y empezó a bajarlos,  y su mirada fue hasta mis bóxers  logrando divisar a panchito  que ya mostraba su estado de erección  , el cual palpo  por encima de la tela y después lo apretó y acaricio  y me dijo .- Listo mi rey,  y procedió a liberar a panchito dejándome completamente desnudo.

BESO LA PUNTA DE MI VERGA Y EMPEZO A CHUPARLA  CON  TODA LA DELICADEZA DE NO COMETER NINGUN ERROR Y DE PRONTO TRATO  DE TRAGARSELA  , POR LO QUE ENTENDI QUE MI REINA QUERIA ANOTAR EL PRIMER TANTO, SUPE QUE SINO HACIA ALGO PRONTO, ELLA  LOGRARIA  SU OBJETIVO , ME INCORPORE UN POCO , ELLA ME MIRO  Y APROVECHE ESA OPORTUNIDAD PARA PEDIR LE QUE ME  BESARA EL PECHO Y ELLA OBEDECIO  Y EN ESE MOMENTO LA ATRAJE HACIA MI , LA BESE DE LA FORMA MAS APASIONADA  Y DI UN GIRO JUNTO CON ELLA EN LA CAMA  QUEDANDO ESTA VEZ   YO ENCIMA DE ELLA CON MI VERGA EN MEDIO DE SUS PIERNAS APRISIONANDO  A SU VES SU  HERMOSA CONCHA,  Y ME DIJE ES AHORA O NUNCA , MIENTRAS ELLA NO TOQUE A PANCHITO ESTOY A SALVO, EN CAMBIO TU MI REINA TIENES VARIOS SITIOS VULNERABLES   E  INICIE MI  ATAQUE.

LA BESE EN EL CUELLO  Y CHUPABA LOS LOBULOS DE SUS  OREJAS .- CON MIS DOS  MANOS SUELTAS BUSQUE  EL BROCHE DE SU SOSTEN Y LOGRE LIBERAR A MIS LOLITAS , LAS ACARICIABA Y LAS APRETABA SUAVEMENTE Y CON LA PUNTA DE MI LENGUA LAS LAMIA POR TODA ELLAS Y LUEGO LAS MORDIA,   ELLA ME TOMO DEL PELO Y ME APRETABA CONTRA  ELLAS  , AL  NOTAR  SU ESTADO  DECIDI HACER MI  ATAQUE  MAS AGRESIVO , MORDI A Y CHUPABA LA PUNTA DE SUS PESONES Y ESTABA LOCA DE PLACER , EN UN ACTO RAPIDO LE BAJE SU TANGUITA , LE SEPARE LAS PIERNAS Y BESE SU DELICIOSA CONCHA , QUE TENIA EL MISMO AROMA DE LA NOCHE ANTERIOR  Y MI LENGUA BUSCO SU BOTONCITO DE PLACER Y MI REINA , PARECIA QUE ESTA VEZ , LA AUSENCIA DE TEMOR  Y  COMO RESULTADO  DEL ORGASMO QUE SINTIO LA ULTIMA VEZ , SU ENTREGA FUE TOTAL , UNA MANO ACARICIANDO SUS PESONES Y LA OTRA  CON UN DEDO  QUERIENDO INVADIR LA CUEVA DE MI PANCHITO  ,  MI  BOCA CHUPANDO Y MI LENGUA LAMIENDO  HIZO ESTALLAR A MI REINA , QUE ME JALO LOS PELOS DE LA CABEZA CRUZANDO  SUS PIERNAS EN MI CUELLO COMO PARA IMPEDIR QUE MI BOCA Y LENGUA SE APARTARAN DE SU VULVA. LA CUAL ESTABA LLENA DE SUS FLUIDOS VAGINALES  SEGREGADOS  POR CAUSA  DEL EXTASIS  DE UN ORGASMO QUE FUE  MAS  LARGO  QUE EL ANTERIOR.

SU  ROSTRO  REFLEJABA  UNA SENSACION DE FELICIDAD Y  CALMA  ,  SUBI , BUSCANDO  SUS  LABIOS   Y ELLA ME BUSCO TAMBIEN , ME DIO UN BESO  TAN TIERNO  COMO QUE SI CON EL ME DIJERA LO FELIZ QUE LA HABIA HECHO  COLOQUE MI CABEZA EN MEDIO DE SUS PECHOS Y ESPERE A QUE SE REPUSIERA  Y RECOBRARA EL ALIENTO TOTALMENTE.

PASARON  UNOS CINCO MINUTOS, SUBI  BUSCANDO SU BOCA, MI LENGUA BUSCABA LA SUYA  HASTA ENCONTRARSE    EN UN ROCE MUTUO  LA UNA CONTRA  LA OTRA.

MI MANO DERECHA COLOCO MI VERGA  A LA ENTRADA DE SU ARDOROSA Y APRETADA CONCHA.- EMPUJE  SUAVEMENTE , SENTI COMO ENTRABA EN ESA APRETADA CAVERNA , MI REINA GEMIA CON UN LEVE DOLOR PERO EN MI SEGUNDA Y TERCERA EMBESTIDA YA ESTABA TODA ADENTRO ,MI REINA  GIMIO DE PLACER  Y ME DIJO AUN ME DUELE UN POQUITO PERO CON EL GUSTO DE SENTIRLA DENTRO  PUEDES MATARME  CON ELLA  MI  REY  .

COLOQUE SUS PIERNAS EN MIS HOMBROS Y SE LA METI HASTA EL FONDO , MI LUCERO    DECIA.- NO PARES MI AMOR,  EMPIEZO A BOMBEAR MAS RAPIDO  Y SUS GEMIDOS SE VOLVIERON EN VERDADEROS GRITOS DE PLACER  ESO PROVOCO QUE YO ME CONCENTRARA MAS EN  LAS FRASES QUE SALIAN DE LA BOCA DE ESA SUPER HEMBRA , QUE POR PRIMERA VEZ ESTABA SIENDO DESTROZADA EN SU INTERIOR DE SU ENORME CONCHA Y ESASENSACION DE PODER QUE TENIA MI VERGA SOBRE ESA  ESCULTURAL  MUJER, ME HACIA SENTIR  QUE ERA  EN VERDAD  SU REY EN TODO EL SENTIDO DE LA PALABRA,

LA EMBESTI  AUN CON  MAS FUERZA,  COMO QUERIENDO ENTRAR  MUCHO MAS DENTRO DE ELLA,  MI MIENBRO SE ERECTABA   CON MAS PODERIO  MIS MOVIMIENTOS ERAN MAS FRENETICOS  Y  ESCUCHABA  SUS EXCLAMACINES Y GEMIDOS COMO MUSICA CELESTIAL  PARA MIS OIDOS .

QUE RICO PAPITO LINDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

ASI MI REYYYYYYY

DIOS MIOOOOOOOOO

YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 

SU ORGASMO  FUE  ESPECTACULAR  ,  SU S ADORABLES ,  LARGAS  Y GRUESAS PIERNAS SE ENROLLARON EN MI CINTURA PARA MANTENER MI  VERGA DENTRO DE ELLA COMO SI ESTA  FUERA  UNA PARTE QUE LA TERMINARA DE COMPLEMENTAR COMO UNA REAL HEMBRA.

LUEGO VINO EL   LLANTO  , QUE PASA MI REINA , ABRIO SUS LINDOS OJOS AMARILLOS Y ME DICE ME SIENTO UNA MUJER COMPLETA , ESTOS DOS DIAS ME HAN HECHO VER QUE EL DIFUNTO NUNCA ME HABRIA HECHO  SENTIR ASI   Y  DOY GRACIAS  POR HABERTE CONOCIDO Y A LA VEZ LLORO POR MI EDAD Y EL MIEDO DE PERDERTE AHORA QUE TE ENCONTRE , LE DI UN LARGO BESO  Y LA DEJE DESCANSAR , CUANDO ME LEVANTE PARA IR AL BAÑO ME DICE , TRAMPOSO YO REI Y LE  PREGUNTE , PORQUE ME DICES TRAMPOSO

Lucero.- usted sabe bien mi  rey  ,  que yo me prepare para  usted  esta noche   Y  CON SEÑAS  ME MOSTRO TRES DEDOS,  ME   SEÑALO   CON SU DEDO INDICE , Y ME HIZO UN CERO, yo le conteste,- Yo estoy aquí ,para ti, SOLAMENTE  ,  se levanto de la cama y corrió hacia mi,  se colgó de mi cuello  me beso con una pasión que hizo que mi miembro se parara nuevamente  , mi verga en su erección choco contra su pelvis  y me incline un poco,  tome sus piernas  y  la  cargue  en mis brazos  ,no paro de besarme y así la lleve nuevamente a la cama  y la penetre nuevamente como un loco enajenado la embestía como nunca,  trataba de besar  esas divinas tetas que volvieron  a coronarse en total majestuosidad la penetraba sin piedad   le apretaba sus nalgas y caderas y ante tal embestida  sentí como explotaba dentro de ella ,  esto motivo  que mi reina al sentirse inundada por mi semen dentro de su concha ella también lograra otro orgasmo casi al mismo tiempo.

Con mucho cansancio puse mi cabeza sobre su pecho,    y una mano sobre una de sus tetas  que eran de mi total propiedad  cerré  mis ojos, ella me acariciaba el pelo y fui quedándome dormido en esa posición.

Al despertarme en la  mañana   ,  solo buscaba a la dueña  de mis  fantasías   ,   pero no  estaba en ninguna parte  , mire mi reloj  y  marcaba casi las 10  de la mañana .

En su  almohada  ,  en la cual aun podía oler su aroma de  la noche anterior  ,   estaba  un sobre blanco que  decía     .-  Para ti  mi rey   ,  dentro estaba una nota    y se  leía  , llegare mas tarde esta noche , porque es mi ultimo día de trabajo , vaya a pasear  o al cine o donde usted quiera  ,lo deje descansar ,coma otra tanda  de mariscos que la va a necesitar  , porque esta noche no caeré  en sus  trampas , ya vera la sorpresita que le espera por tramposo. TE ADORO MI REY.  LUCERO.-  Además  de la nota  encontré  $1,000.00 pesos  en billetes de a cien.

Una batalla sin cuartel, del tipo en la  que no se toman prisioneros,  y  el único resultado es matar o morir  se avecinaba.- Cualquier tipo de armas se usarían y  el que ganara dos de tres seria el ganador.

Esa vez si me  preocupe  ,  porque yo  sabia muy bien  , que mi Lucerito tenia armamento hasta de sobra  , yo solo contaba con panchito mis manos y mi lengua.- En cambio ella contaba con su pelo, su boca ,sus ojos, sus tetas  sus largas  piernas , su poderosa concha y para terminar su colosal trasero que me tenia loco, y una que otra sorpresita que se pudiera inventar  , no era  necesario ser un genio militar en el arte de la guerra para vaticinar el resultado final-ESTABA  MUERTO Y SOLO UN MILAGRO DE ULTIMA HORA ME SALVARIA.

Lo único que podría hacer era seguir su consejo y consumir mucha energía para resistir hasta el final y tener una muerte honrosa, en ese momento me dije, y que tal  un empate,  y me  respondí   yo mismo,  ese seria el milagro,  conclusión   final.  Definitivamente. –ESTOY MUERTO-   

Llegaron las 7 de la noche, me vestí  con  garbo y altivez   con mi mejor traje, y  me dispuse a enfrentar  a mi hermoso y bello enemigo, esa noche  caería como un grande en el campo del honor.

Baje al  lobby  y  le di las mismas instrucciones al botones  y me encamine al bar  en busca de encontrar ahí un poco de  valor  para enfrentar lo que venia en camino.

A las 9 en punto se presento en el  bar, con una media sonrisa en el rostro , a  lo largo la vi  y estaba horrorosamente  bella   una falda negra brillante  bien ceñida a su cuerpo que  dejaba contemplar su enorme trasero con  una blusa roja  de la misma tela  de su falda que le daba un aire bastante juvenil  por el diseño de la misma, hacían que su busto se remarcara  aun  por debajo  de la tela en su total majestuosidad y  también  exhibía parte de sus armas secretas , como ser  , que sus largas piernas, venían cubiertas  por unas medias negras ,  tan sexys   remarcando unos bellos  dibujos que parecían como adornos en sus piernas  y para rematar . como que el maricon   también había participado en el plan de ataque  porque su  pelo  por  un lado de el ,  estaba sujeto por una bella peineta con incrustaciones  de piedras  brillantes  y  una parte frontal de su cabellera , era una cascada de pelo en forma de ondas   que se hacia caer sobre su frente, –  ESTABA FRITO, NO CABIA LA MENOR DUDA, LO RECOMENDABLE ERA UNA RENDICION INCONDICIONAL  PARA EVITAR  UNA TOTAL HUMILLACION-.

 Se acerco a mi, me dio un  pequeño beso,  y le pregunte,-  Iremos a cenar? Y  me contesto, YO NO, PERO TU MI REY, SI LO VAS A NECESITAR, PORQUE  NO SABES LO QUE TE ESPERA  Y ADEMAS YA ES MUY TARDE  PARA ESO Y LO DIJO, CON UNA SONRIZA EXTREMADAMENTE PICARA EN EL ROSTRO,  y remato el dialogo con la sentencia final.- NO SABES LO QUE TE ESPERA POR TRAMPOSO.

ENTRAMOS A SU HABITACION  Y ELLA ME JALABA DE LA CORBATA Y ME EMPUJO SOBRE LA CAMA, AUMENTO LA INTENSIDAD DE LA LUZ A SU MAXIMO Y DIO INICIO EL ARMAGEDON.

EN LA COMODA SE ENCONTRABA UNA CASETERA, APRETO EL PLAY Y UNA MUSICA DE DONNA SUMMER SE DEJO ESCUCHAR CON EL TEMA DE POPY LOVE.

Lentamente  y con una cadencia con sensuales movimientos, desabotono  su blusa roja   faltando únicamente  los botones de sus mangas  y el mismo cayo al suelo dejándome ver aquel  negro y sexy corpiño   ,  con aquellas enormes copas con adornos rojos que   escondían a mis lolas.

Seguidamente  hizo lo mismo  con su  falda  ,  y me dejo ver  su escultural cuerpo,   por  la lencería mas sugestiva,  que era una copia exacta de las diosas del cine erótico  italiano, de esa época.

SE ACERCO A  MI, Y ME AYUDO A QUITARME LA ROPA SIN QUITARME LA VISTA DE MIS OJOS , ME ABRAZO  Y ME BESO APASIONADAMENTE , Y SU LENGUA ERA UN  COMO UNA SERPIENTE EN MI BOCA , QUE ME HACIA SENTIR TODA SU PASION DE MUJER ENAMORADA,  CAIMOS  SOBRE LA ALMOHADA Y ELLA EN UNA FORMA TIERNA Y DELICADA, ME BESABA POR TODO EL ROSTRO, EL PECHO ,MORDIA MIS TETITAS INTRODUJO SU LENGUA EN MI OMBLIGO, BAJO A MI PELVIS Y AGARRO A MI VERGA Y ME BESO LA PUNTA DEL GLANDE , ME MIRO A LOS OJOS , ME QUISE INCORPORAR PARA VER LO QUE ME ESTABA HACIENDO , ESTIRO SU MANO Y ME DETUVO Y ME EMPUJO NUEVAMENTE CONTRA LA ALMOHADA .

 CON SU BOCA ME CHUPABA LA VERGA, Y SU MANO ME ACARICIABA LOS TESTICULOS, SU LENGUA ME LAMIA LA VERGA DE PIES A CABEZA Y DE PRONTO SENTI COMO SI QUISIERA TRAGARSELA POR COMPLETO, LO QUE MOTIVO QUE POR UN MOMENTO SE DETUVO PORQUE SE  ATRAGANTO POR  SEMEJANTE  MIENBRO,

PERO REANUDO SU LABOR, YO, ME SENTIA EN EL CIELO. MI PLACER  ERA INDESCRIPTIBLE Y DE PRONTO ESTALLE, MI SEMEN, INUNDO TOTALMENTE SU BOCA, LA SACO Y  VIO QUE UNA PIZCA QUEDABA EN LA PUNTA DE MI GLANDE SACO SU LENGUA Y LO LIMPIO TOTALMENTE,

 NO DEJABA DE MIRARME A LOS OJOS Y UNA SONRISA MUY COQUETA Y BURLONA  , APARECIO EN SU CARA SE LEVANTO  Y SE FUE AL BAÑO , AUN ,CON SUS ZAPATOS ALTOS Y SU ROPA INTERIOR , LA VI CAMINAR,  Y LA FORMA COMO SE VEIA Y MOVIA , HACIA QUE  SU TRASERO  LUCIERA  EN TODO SU ESPLENDOR EN AQUELLA REAL HEMBRA.

PASARON UNOS TRES MINUTOS SE SENTO EN LA CAMA, TOMO EL TELEFONO  Y LLAMO  Y LA ESCUCHE DECIR QUE LE ENVIARAN, EL PEDIDO QUE HABIA HECHO ANTERIORMENTE…

 

Se acerco a mi, y me besaba con tanta  ternura  y la escuche decir, LO ADORO MI REY,- Se acostó muy cerca de mi y sus brazos me apretaron fuertemente contra ella y así pasaron varios minutos  para descansar en aquella pequeña tregua por el momento.

 

Pasaron unos 15 minutos y  tocaron el timbre, Lucerito ,  tomo una bata  y respondió a la puerta, regreso a la habitación y me dijo.- Venga mi rey, tengo algo para usted, la seguí y tenia una mesa servida con  distintas clases de comida para picar con un delicioso pan de ajo cubierto  con margarina , de beber una botella de champagne .

Estaba radiante y feliz, nuestra platica se centro en el éxito de ventas que había tenido en esos días  y una que otra anécdota en su trabajo. Me enfatizo, que nuestro regreso estaba programado para las 10 de la mañana en el aeropuerto del día siguiente,

Se levanto de la mesa, vino hacia mi y se sentó en mis  piernas, me beso  de una manera salvaje y yo sentí como mi miembro se erguía al contacto de ese monumental trasero, se puso de pie y con su mano acaricio suavemente mi verga  y me susurro al oído, tengo otra sorpresa para ti mi rey, y nos fuimos  de nuevo a la habitación.

Aun de pie, nos abrazamos y besamos, yo era un pulpo tocando sus nalgas y sus tetas y me dice. Quíteme las bragas amorcito, yo me hinque y lentamente las baje, su olorosa concha quedo frente a mi y la bese como si quisiera comerla, la hice girar y el trasero de mis  mas locuras fantasías estaba tan cerca de mi que comencé a morderlo y a lamerlo,-  Ella como una gatita en celo se subió a la cama  y se puso en cuatro como invitándome a que la tomara por detrás,

MI VERGA ESTABA A MAS NO PODER, A ME ACERQUE A SUS NALGAS ,  LAS BESE, BUSQUE MI MIENBRO Y LO COLOQUE ENFRENTE DE  SU ANO Y LO PUNTIE UN POCO  PARA LUEGO RESTREGARLO EN SU CONCHA, ELLA GEMIA Y EXCLAMABA , QUE HACES MI AMOR ME VUELVES LOCA, EN ESE MOMENTO LO  INTRODUJE  DE DOS GOLPES Y ELLA GRITO CON UN,   HAY YYYYYYYY ME ………BASTANTE PRONUNCIADO, UNA VEZ ENSARTADA HASTA EL TOPE , BESE SU ESPALDA, Y LIBERE A MIS LOLAS  , APRETE SUS PESONES Y ME CONCENTRE A DELEITARME  CON LA VISTA Y EL TACTO CON SU ENORME TRASERO Y DESLICE UN DEDO Y APRETE SU ORIFICIO ANAL Y ENTRO LEVEMENTE Y SOLO ESCUCHE DECIR,,,,,,,,,ES TUYO MI AMOR,,,,..ME DI CUENTA QUE ESA ACCION LA ESTABA VOLVIENGO MAS QUE LOCA  Y PUTA, QUE CAMBIE A MI DEDO MAS LARGO Y LO INTRODUJE POCO A POCO  ENTRE GRITOS Y GEMIDOS Y DE PRONTO ARQUEO  SU ESPALDA Y EXPUSO AUN MAS SUS NALGAS  AL DARME CUENTA COMO LA TENIA DE FRENETICA DE PLACER, CON MI MANO LIBRE BUSQUE SU CLITORIS Y ELLA  EXPLOTO EN UN ORGASMO GLORIOSO APRETANDO MI VERGA  Y DEDO CON SUS CONTRACCIONES DE SU ESFINTER ANAL,

Saque mis dedos lentamente y la abrase por la espalda besando tiernamente su cuello y sus mejillas y la hice inclinar lentamente y  caímos  tumbados plenamente sobre la cama  con mi miembro  aun  ensartado dentro de ella,     un leve escalofrió  recorría  por todo su cuerpo y  escuche unas   dulces frases que decían,-,,, E res divino papi,,, te adoro mi rey….. Saque mi verga, salte de la cama  y me fui al baño a darme una ducha,

 

Llene la tina y  me dispuse  a tomar un baño dentro de  ella , pasaron como cinco minutos cuando mi Lucerito entro también al baño y con una bella sonrisa en sus labios entro a la tina para hacerme compañía , se puso a juguetear con la  espuma  y luego  coloco su bello trasero entre mis piernas  y mi glande sintió la presencia de su adorada presa a escasos centímetros  para seguidamente acostarse sobre mi pecho.

En esa posición,  la abrazaba y le acariciaba sus lindas tetas, y al mismo tiempo le  mordisqueaba las orejas y el cuello, y ella apoyándose con sus manos en el piso de la tina,  levantaba su hermoso trasero, y con el,  yo  sentía como lo restregaba contra mi verga lo que produjo que sintiera  una enorme erección por lo erótico de la situación, baje mi mano derecha y busque a mi panchito que estaba mas erecto que un soldado en saludo a la bandera.

Lo coloque en medio de sus nalgas y al mismo tiempo lo restregaba contra su vagina  y este juego. duro mas de diez minutos, en ciertos momentos ella levantaba su trasero y yo aprovechaba para puntear su orificio anal , lo que hizo que mi Lucerito  medio volteara su bello rostro para verme a los ojos  y me dice.

Ya se que es lo que mas deseas de mi, pero tu cosa es muy grande y gorda, pero si lo haces con cuidado  seré  tuya   de todas las formas que te haga feliz.

Sin esperar mas coloque mi verga  en la mera entrada de su pequeño orificio  anal y trate de empujar mi glande para ver si entraba, pero por mas esfuerzo que hacia no lograba ningún resultado,  mi Lucerito se dio cuenta de la situación, se levanto de la tina me extendió la mano y me dijo,  vamos a la cama mi rey.

Al verla caminar y ver ese hermoso y descomunal trasero  que pronto seria completamente  mío   un deseo  incontrolable   entro dentro de mi,  que hizo que la abrazara fuertemente  por la espalda,  y mi verga diera fuertes respingos contra sus nalgas , volvió a mirarme y con una voz muy coqueta me dice , quiero ser tuya completamente mi amor ,y con un beso largo y apasionado se separo  y busco su neceser y saco un bote de crema y  corrió nuevamente hacia mi , tumbándome directamente sobre la cama , me colmo de besos y como una gatita coloco su trasero  y con esa sonrisa que sabia lo que me volvía loco me dijo , Estoy lista.

BUSQUE  LA CREMA , Y CON LA AYUDA DEL  DEDO MEDIO ,EMPEZE A UNTARLO  DENTRO Y ALREDEDOR DE SU  TIERNO ANITO  , CADA CONTACTO DE LA PUNTA DE MI DEDO PROVOCABAN EN ESA BELLA MUJER, UNOS DELICIOSOS GEMIDOS DE PLACER  QUE HACIAN QUE SUS NALGAS Y SU ANO  SE DILATARA  Y  SUS HERMOSAS NALGAS SE ENDURECIERAN AUN MAS.

UNTE  LA CREMA POR  TODA MI  VERGA,  PERO POR SOBRE TODO, UNA GRUESA CAPA  ALREDEDOR DE MI GLANDE, Y ME DISPUSE A INICIAR LA PENETRACION,

SUAVEMENTE  Y CON MUCHA DELICADEZA EMPUJE MI MIENBRO  Y MI LUCERO DIO UN GEMIDO DE DOLOR , YO ME CONTUVE PERO ELLA  ARQUEO AUN MAS SU ESPALDA  EXPONIENDO SU COLOSAL TRASERO EN TODA SU MAJESTUOSIDAD  , Y ANTE ESA VISION   DE LOCURA , YO VOLVI  A HACER PRESION  Y SENTI QUE LA PUNTA DE MI GLANDE  ABRIA EL SURCO  DEL  CAMINO  Y MI LUCERO GEMIA  DICIENDO.

 

DESPACIO MI REY, ES MUY GRUESA Y SIENTO QUE ME PARTES EN  DOS, YO, EMPUJE NUEVAMENTE Y MI LUCERITO ME DECIA……..SACALA MI REY  ES MUY GRANDE, PERO MI GLANDE ESTABA COMPLETAMENTE DENTRO DE ELLA.

Quería seguir pero sus suplicas eran con una mezcla de dolor y solo pegue dos empujones mas y sentí como  me descargaba de mi semen dentro de ese hermoso trasero que al fin fue mío y que en futuras sesiones seria total y completamente de mi propiedad.

Durante toda la noche  , hasta casi las  dos de la madrugada , estuvimos  haciendo el amor  en varias posiciones  y me dedique  a lamerla y besarla por todos los rincones de su cuerpo y al final  le conté, como cuatro orgasmos , RESULTADO FINAL…MI LUCERITO TERMINO MUERTA DE PLACER , CUATRO A FAVOR , TRES EN CONTRA, EL SEXO MASCULINO LOGRABA OTRA VICTORIA.

Regresamos al D.F,  y casi nos volvimos una pareja inseparable, los días de semana los dormía en mi departamento y de viernes a domingo lo hacia en el suyo.-Al cabo de casi terminar el semestre  mi Lucero se ausentaba mas en sus viajes y yo  notaba que ella sufría de problemas de estomago y a veces estaba muy feliz cuando estaba en la cama conmigo y después la miraba muy triste y cuando me acercaba a ella me decía,- Lo único que necesito de ti  es que me des algo de que sea completamente mío.

Tenia vacaciones de fin de año, me despidió en el aeropuerto y me dijo con lagrimas en sus ojos, – una parte tuya estará siempre conmigo-  se alejo de mi sin voltear la vista  Y tuve la intención de seguirla, cuando escuche los parlantes del aeropuerto que llamaban a los pasajeros de mi vuelo a revisar pasaportes,

A mi regreso trate de localizarla. Pero ya no vivía en su departamento, llame a su oficina y su secretaria me contestaba que andaba de viaje, después de insistir por más de un mes, entendí su silencio y con mucho dolor acepte su decisión.

Comente mi situación con varios amigos que estudiaban medicina y que vivían en mi condominio y por mis platicas sacaron la conclusión que mi  Lucerito estaba embarazada  desde antes que me fuera de vacaciones, sentí un dolor aun mas grande y solo me acorde de sus ultimas palabras- UNA PARTE  TUYA, SIEMPRE ESTARA CONMIGO-

Pasaron dos largos  años,  en los cuales me volqué completamente en mis estudios  y mi mente de vez en cuando me hacia soñar con mi Lucerito, pero como dice el dicho- un clavo, saca otro clavo.

Y esto paso cuando conocí  a PIA MARIA,  LA DIVORCIADA.

 

JIHNM

 

  • : Estas tres diosas hechas mujer, tenían edades que juntas, su promedio era de 36 años. Lucero, viuda, 37 años, rubia, alta 1.74 de estatura ,una piel blanca y un rostro bellísimo, con unos ojos café, tirando a amarillo, una personalidad muy impactante, cuya cualidad mas importante era su amabilidad, y un cuerpo que seria la locura para cualquier artista de las bellas artes , como fuente de inspiración.
 

Relato erótico: “yo vampiro 11” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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como sabe el los lectores llegamos a Budapest después de haber nos despedido de Drácula en busca del 2º vampiro la condesa Elisabeth Bazthory.
Budapest era una ciudad muy hermosa por el Danubio y sus mujeres eran muy hermosas y según dicen muy calientes así que nos dirigimos a Cacthice que era el castillo y la región donde habitaba la cierta condesa.
cuando llegamos a la región vimos el miedo en la gente entonces pensé será como Drácula en su tierra pero la gente me dijo que varias mujeres habían desaparecido y las que habían ido al castillo no habían vuelto nunca más así que no dirigimos al castillo de la condesa. enseguida nos paró la guardia yo me hice pasar por un noble y solicite alojamiento a la condesa.
la condesa nos recibió, era muy hermosa morena con ojos verdes impresionante.
– que os trae por aquí –dijo- por estas tierras.
– soy un noble soy el barón Olork y mi hermana la baronesa Oliska y esta es nuestra doncella Esther ella se encarga de todo nuestro equipaje etc.
– que os trae por Budapest- pregunto.
– estoy haciendo un viaje por Europa, condesa. gracias por recibirnos.
me di cuenta como la condesa miraba a Esther y a Nadia nos instaló en unas de las estancias del castillo. a mí solo y a Nadia y a Esther juntas. por mis poderes vi que la condesa no tenía nada de vampiro por lo menos como nosotros somos.
– entonces porque ese miedo de la gente y porque desaparecían mujeres jóvenes- me prometí a desentrañar este misterio me levante por la noche y oí un ruido de un grito.
me acerque a la habitación de Nadia ella si estaba pero Esther había desaparecido cómo es posible si dormían juntas las dos por lo que pude deducir había en la habitación de Nadia un corredor secreto moviendo un resorte entrabas en la habitación cuando las mujeres estaban durmiendo y ni se enteraban Esther había sido raptada pero por quien y donde estaba la habían narcotizado a Esther para que no gritara
había un frasquito de Esther para dormir a un caballo si fuera necesario así que Nadia y yo empezamos a vagar por el castillo a intentar salvar a nuestra amiga vimos a varios guardias y nos escondimos.
había algo raro en el castillo había un sótano que Nadia podía pasar y varios pasadizos secretos que conducían a las mazmorras baje a las mazmorras con una antorcha que conseguí y después de abrir la puerta que estaba cerrada con llave con mis poderes y romper la cerradura entre en ese lugar lo que vi me dejo perplejo.
había varios cuerpos de chicas preciosas desangrados las habían extraído hasta la última gota de sangre yo mire sus cuerpos por si había cicatrices de mordiscos de algún vampiro pero nada el asesino o la asesina era humano entre más para dentro y vi una misa con velas negras y un altar de culto al diablo parece que se había celebrado un culto satanista y habían sacrificados esos cuerpos allí.
me volvía la habitación y a la mañana siguiente Nadia pregunto por su doncella la cual la condesa Elizabeth dijo estará por el castillo visitándolo no os preocupéis por ella ya aparecerá pero yo no me fiaba de la condesa por mi oído observe sus latidos del corazón y sabía que mentía.
– esta noche volveremos allí a donde hemos estado a los sótanos y te apuesto a que se celebra -le dije a Nadia -un culto satanista y que la víctima es Esther.
así que cuando llego la noche Nadia y yo nos fuimos a nuestros aposentos pedimos perdón a la condesa y nos retiramos diciendo que estábamos muy cansados y nos fuimos a investigar a los sótanos del castillo serían las media noche cuando bajamos y lo que vimos nos dejó de piedra había varias personas allí en aquella capilla y Esther estaba desnuda y todas las personas llevaban unas túnicas moradas y todas rezaban a satanás.
Esther estaba desnuda gritando iba a ser sacrificado entre los asistentes estaba la condesa Elizabeth que dijo:
– vamos necesito su sangre mi belleza tiene que resplandecer no quiero volver a ser una vieja decrepita, empezar de una vez.
todos los de allí hombres y mujeres después de hacer una misa empezaron a quitarse las túnicas estaban desnudos habían nobles de varias casas por lo que pudimos ver Nadia y yo y empezaron a joder empezó una orgia después del culto satanista unos jodian con otros a las mujeres incluso entre ellos.
se daban por culo todo valía, la condesa estaba follando con otras mujeres y chupándolas el chocho pero ningún hombre se acercaba a ella. me di cuenta de que era lesbiana allí todos jodian no había tregua.
Nadia y yo he también estábamos calientes y me cogió la poya y me la chupo mientras mirando se ponía caliente yo me baje el pantalón y me la jodí y empezamos todos a disfrutar de lo lindo menuda orgia.
tratare de describir al lector la orgia las mujeres se metían mano entre las tetas entre ellas había varias nobles y los hombres algunos se la chupaban a otros luego se daban por culo unos a otros mientras otros daban a las mujeres las mujeres follaban con dos y tres hombres a la vez caray con los nobles dije yo para mis adentros.
la condesa chupaba varios chochos y la comían las tetas pero ella solo quería mujeres como dije antes al lector hicieron todas clase de posturas que se puede uno imaginar Nadia me hizo correr a mí ya que estábamos observando a escondidas cuando termino la orgia iban a sacrificar a un cuerpo el cuerpo era Esther y verter su sangre en un altar para que la condesa se la bebiera y se bañara en ella entonces intervine yo.
– deja a Esther, maldita lesbiana.
– la condesa se asustó
– que hacéis aquí estar aquí, está prohibido. no saldréis con vida del castillo, sabéis demasiado guardias cogerlos- dijo la condesa.
yo y Nadia nos reímos y entonces aparecieron varios guardias con espadas u lanzas con intención de matarnos o cogernos con vida. ellos no sabían nada de Nadia ni de mi ni de mi naturaleza de vampiro.
Esther se reía y lloraba:
– mi señor pensaba que me iba a dejar morir.
– tranquila Esther aquí estamos nosotros no te mas te salvaremos.
la condesa se reía:
– dos contra todos un ejército jajajaja moriréis.
– hay algo con lo que no cuentas so puta -dije yo y me dieron un espadazo y me reí la condesa se quedó con la boca abierta.
– no es posible deberías estar muerto -luego otro me atravesó con la lanza lo cual me la saque y me descojone de él jajajajja y Nadia se partía.
quisieron matarla y Nadia arranco la cabeza a uno sin esfuerzo alguno.
la condesa se asustó:
– quien sois vosotros, no sois humanos. no es posible.
los nobles al vernos salieron corriendo, Nadia mato a varios había una decena de cadáveres y entonces coja a la condesa:
– ven aquí so zorra vas a recibir tu propia medicina vas a saber lo que es una verga.
– no eso no me repugnas- me dijo la condesa.
– zorra chúpamela o te mato como a los demás, so puta lesbiana.
me la folle y luego la día por culo.
la condesa me dijo:
– me lo pagaras maldito te hare que te maten.
y yo me reí:
– pero si yo ya estoy muerto jajajaja.
Nadia saco a Esther del altar mientras yo me encargaba de la condesa.
– quien sois vosotros que me habéis arruinado mi vida, os odio malditos bastardos.
en ese momento el pueblo se estaba revelando y toda la gente ataco el castillo y yo entregue a la condesa a las autoridades, al registrar el castillo descubrieron infinidades de cuerpos desnudos desagrados como era condesa la enterraron en una habitación en una habitación dejando solo una ventana para poder respirar y nunca ver el interior y dejar la comida sin poder salir ya el resto de su vida ya que su rango no le permitía la pena de muerte por todas las mujeres que había matado , bañándose en su sangre.
de pronto su juventud se trasformó en una vieja decrepita que la gente se horrorizó al verla donde estaba su belleza era producto de la magia negra ella dijo:
– todavía tengo un as en las mangas malditos me vengare de todos.
luego me entere que ella conocía a Drácula y le invoco y la mordió y la convertido en vampiro por eso al matar a Drácula se vengó de todos y los mato a todos hasta que la mataron pero eso es otra historia yo cogí Esther y Nadia y salimos del maldito castillo Esther se me echo a los brazos igual que a los de Nadia y nos besó nos dijo:
– soy vuestra mis señores y os amo a los dos.
ya en una habitación Nadia Esther y yo desnudos follábamos sin parar Esther me comía la poya mientras Nadia la comía el chocho y después follaban entre ellas.
– que gusto mi señora no paréis de follarme quiero haceros correr y córreme yo- decía Esther.
– mi señor- decía Esther – venir aquí y dejar que os chupe la poya quiero vuestra leche en mi boca. que poya más rica mi señor. os amo ahora darme por culo mi señor. mi culo necesita vuestra verga. mi señora dejar que os coma las tetas ya veréis como disfrutáis-
ya que Esther como dije se había convertido en una buena putita y la encantaba el sexo luego Nadia me chupo la verga y me dijo:
– os gusta mi señor te gusta charles .
-me encanta Nadia-
– no pares fóllame charles lo necesito- y se me abrió el chocho con sus manos y se la introduje hasta los huevos- así mi amor -dijo Nadia- hasta los cojones méteme quiero sentirte dentro de mi- mientras Esther la comía la tetas a Nadia.
luego di por culo a Nadia la cual se corrió como una puta de gusto-
– así mi amor que gusto rómpeme el culo charles. que poya tienes.
luego me corrí en la boca de las dos y le eche toda la leche lo cual se repartieron como dos putas.
– os amo -me dijeron las dos después de la orgia.
preparamos el viaje a Bulgaria para conocer al vampiro Nosferatu pero eso es otra historia

  • : katia y yo llegamos a budapes y nos acompaña esther vamos al casytillo de la condesa elisabet bazthorit alli comprobamos que es una asesina y no una vampira
 

Relato erótico: “Primera Sangre. Parte 2-” (POR ALEX BLAME)

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indefensa1Algún lugar del norte de Francia, 12 de diciembre de 1917

Sin títuloQuerido hermano:

Espero que todos os encontréis bien. Siento no haber escrito antes, pero apenas tengo tiempo nada más que para el adiestramiento y el sueño. Además ya sabes que lo mío no es la escritura.

Lo siento, pero no puedo decirte dónde estamos. Tan solo que al fin hemos cruzado el charco. Cuestiones de seguridad, dicen nuestros superiores. Pero esas órdenes no impiden que te pueda contar todo lo que ha pasado.

Hace tres semanas, por sorpresa y en secreto, nos metieron en cargueros, apretujados como sardinas y nos hicimos a la mar. La travesía fue una pesadilla. Tras un par de horas de viaje, todo el mundo estaba mareado y vomitando. El barco olía que apestaba, haciendo que los pocos que resistían el mareo vomitasen por efecto del intenso hedor.

Cuando finalmente nos recuperamos, una violenta tormenta procedente del norte nos alcanzó con olas de más de cinco metros, volviendo a dejarnos a todos en un estado lastimoso. Los marineros, sin embargo, estaban felices, primero por ver a aquellos orgullosos chavales arrastrarse por el barco como almas en pena y segundo por la imposibilidad de que los submarinos alemanes pudiesen atacarles con el mar en semejantes condiciones.

La tormenta nos acompañó con pequeños lapsos de tranquilidad durante toda la travesía hasta que llegamos al puerto de Brest. Milagrosamente no perdimos ningún barco. Cuando posamos el pie en Francia, durante unos minutos nos sentimos tan mareados como en alta mar, creímos que no nos íbamos a volver a sentir humanos nunca más, pero todo cambió radicalmente en cuanto salimos del puerto.

Avanzamos en formación por las calles de Brest, camino de las afueras, donde nos esperaba una flota de camiones que nos llevaría al campamento. Al principio apenas había un alma por las calles, pero de alguna manera se corrió la voz y en cuestión de minutos estábamos rodeados por un montón de gente que nos vitoreaba como si ya hubiésemos ganado la guerra.

Los hombres lanzaban sus sombreros al aire y nos vitoreaban mientras que las jóvenes salían de entre la multitud y se nos colgaban del cuello, abrumándonos con sus perfumes, besando nuestras mejillas y regalándonos flores. Nuestro cansancio y nuestro mareo se esfumaron sustituidos por una intensa sensación de orgullo. Nos pavoneamos y machamos ante la gente con una sonrisa de satisfacción que no nos cabía en la cara.

Subimos a los camiones y no paramos hasta llegar al campamento, dando botes en los estropeados caminos, comiendo dentro de los vehículos y solo parando para hacer nuestras necesidades en la cuneta.

El cielo estaba encapotado y caía una fina lluvia que lo empapaba todo, haciendo que aquel campamento pareciese aun más deprimente. Consistía en una serie de barracones dispuestos alrededor de una plaza presidida por la bandera americana. Dominando la plaza estaba plantado el único edificio de ladrillo, el pabellón destinado a los oficiales y los instructores.

Sí instructores. Creíamos que nada más llegar nos destinarían al frente y en cuestión de horas estaríamos matando boches, pero no fue así. Tras un corto descanso de seis horas volvíamos a estar haciendo marchas y arrastrándonos por el barro con equipo completo.

Creíamos que los sabíamos todo, pero nuestros nuevos instructores eran soldados ingleses curtidos en la batalla. Nos hablaban con amabilidad y nos daban consejos verdaderamente útiles, pero había algo en ellos, una actitud pesimista y cansada que a pesar de todo no consiguió alterar nuestro ánimo.

Al fin nuestro capitán nos dijo que saldríamos en un par de días para el frente, pero antes nos dieron una última noche para visitar el pueblo que estaba al lado del campamento.

Salimos corriendo y gritando, dispuestos a coger una buena curda. Atestamos la pequeña cantina y brindamos con los parroquianos bebiendo vaso tras vaso de calvados hasta estar convenientemente borrachos.

Rosco fue quién sugirió que aquella noche iba ser la última antes de enfrentarnos a la muerte cara a cara y que debía ser inolvidable. Así que se inclinó sobre un viejo y le preguntó dónde estaba el burdel más cercano.

El lugar era un pequeño Chateau a las afueras del pueblo. Por fuera parecía un tanto ajado, las paredes tenían manchas de humedad y el jardín estaba desatendido, pero cuando entramos en el interior todo cambió. Los dorados y los lujosos oropeles adornaban las estancias dándoles un aire de sutil decadencia.

Pasamos atropelladamente, empujándonos unos a los otros, dándonos valor. Después de todo, la mayoría éramos chavales de menos de diecinueve años y casi ninguno había pasado con sus novias de la primera base.

Entramos en una enorme sala dónde la madame nos recibió con amabilidad. Adosados a la pared había sofás y canapés donde descansaban mujeres casi desnudas. Observamos con avidez a las mujeres, las había rubias, morenas, pelirrojas… hasta había un par de mulatas de labios gruesos y pintados llamativamente de rojo.

Rosco y Carlucci fueron los primeros en adelantarse y tras pagar a la madame. Se llevaron a dos rubias delgadas y muy guapas. Yo no sabía muy bien que hacer, paralizado por la timidez y por no saber qué mujer elegir, cuando unos ojos verdes llamaron mi atención.

Los ojos pertenecían a una mujer de unos treinta años pelirroja, de piel pálida y formas generosas. Sus pechos grandes y sus piernas tersas y rollizas despertaron mi deseo y una sonrisa amplia y tranquilizadora terminaron por decidirme. Pagué a la madame y me dirigí hacia ella. Mientras subíamos las amplias escaleras que nos llevaban a su habitación me contó que se llamaba Didiane y que era de Marsella. Su voz tranquila y grave me tranquilizó y cuando cerramos la puerta tras nuestras espaldas, me acerqué a ella y la observé con tranquilidad. Era más baja que yo, de facciones suaves. Tenía el pelo largo, de un intenso color rojo, recogido en un alto moño y sus ojos de un verde aguamarina parecían acariciarte suavemente con cada mirada. Con una sonrisa se quitó el camisón semitransparente y cogiendo mi mano la acercó contra su piel cremosa.

Mis manos se movieron acariciando su vientre y sus caderas y se cerraron sobre sus pechos. Eran grandes y pálidos, ligeramente caídos y recorridos por una fina red de venas azules que recorrí con los dedos.

Me incliné y con timidez acerqué mi boca a sus pezones de areolas grandes y rosadas. La mujer me cogió amorosamente la cabeza acercándome los labios hacia ellos. Los chupé con fuerza notando como crecían dentro de mi boca. Didiane gimió y presionó aun más mi cabeza contra ellos.

Durante unos instantes solo se oyó el sonido de mis labios y los gemidos de la mujer antes de que ella me separase suavemente, deshiciese su moño y comenzase a desnudarme.

No pude dejar de sentirme raro, la última persona que me había quitado la ropa de esa manera había sido mi madre. Me sentí un poco cohibido, no sabía qué hacer allí parado, pero Didiane sonrió y se arrodilló frente a mí. Murmuró un par de palabras tranquilizadoras y acarició mis pelotas con suavidad mientras se metía mi polla en la boca.

La habilidad de esa mujer con sus labios y su lengua hubiese hecho que me corriese en cuestión de segundos, pero afortunadamente estaba bastante borracho lo que me ayudó a contenerme. Sin dejar de mirarme a los ojos recorría mi polla con su boca, chupando con fuerza y mordisqueándola con suavidad. Antes de incorporarse de nuevo recorrió mi glande con su lengua y lo golpeó con suavidad para asegurase de que estaba dura como una piedra.

A continuación se acercó al enorme lecho que dominaba la habitación y dejando el culo en el borde abrió las piernas.

Me acerqué y me arrodillé entre aquellos muslos pálidos y gruesos. Enseguida un aroma a rosas invadió mi nariz. No te lo vas a creer, las francesas se perfuman hasta por ahí abajo.

Enterré allí mi cabeza y fue como enterrarla en un delicioso jardín. Lamí el interior de sus muslos y su sexo. Su vulva se inflamó casi inmediatamente abriéndose como una flor. Con suavidad le exploré con mi lengua y mis dedos, descubriendo las zonas más sensibles. En cuestión de minutos Didiane estaba gimiendo y gritando estrujándose los pechos y atrapando mi cabeza entre sus colosales muslos.

No esperé más y me levanté. Separé las piernas de la mujer, admirando el vello rojo que cubría su pubis antes de penetrarla. Didiane gimió suavemente y sonrió mientras yo me movía torpemente en su interior. Me incliné, besé sus pechos y exploré su boca invadiéndola con mis vapores alcohólicos. Ella no dio ninguna muestra de incomodidad sino que me abrazó amorosamente sin dejar de sonreír.

No sabía muy bien cómo pero Didiane consiguió que me sintiese cómodo y me olvidase de que estaba follando con una puta. Aceleré el ritmo de mis penetraciones y ella comenzó a gemir, cada vez con más intensidad, hasta que todo su cuerpo se paralizó.

Yo aun no había llegado al final así que ella se dio la vuelta y apoyando los pies en el suelo separó las piernas mostrándome el culo. No pude contenerme y me abalancé sobre ella como un animal dándole polla con todas mis fuerzas y haciendo que gritase extasiada.

Aprovechando que me tomaba un momentáneo descanso para coger aire, giró su cabeza y cogiéndome la polla la guio hacía su ano. Yo me quedé paralizado, sin saber qué hacer, pero ella me alentó con un gesto y yo la penetré.

Su culo era deliciosamente estrecho y olvidando toda consideración enterré mi polla hasta el fondo de un solo empujón. Didiane soltó un quejido, pero no me lo impidió y cuando me di cuenta estaba empujando en sus entrañas con todas mis fuerzas. La prostituta se limitó a soltar quedos quejidos mientras se masturbaba con fiereza. Pronto estábamos gimiendo ambos, follando como animales sin pensar en nada, ni en la guerra, ni en la miseria, ni en las horribles cosas que ambos estábamos obligados a hacer.

Creí y deseé que aquello durase siempre, pero el orgasmo me llegó y eyaculé en el culo de Didiane llenándolo con mi semilla y estimulándola hasta producirle un monumental orgasmo. Su cuerpo tembló de nuevo incontenible mientras gritaba hasta perder el aliento.

Caímos en el lecho jadeantes y sudorosos. Tras unos minutos, Didiane me levantó y me ayudó a vestirme. Bajamos a la sala de recepción donde me esperaban el resto de mis compañeros ya saciados.

Intercambiamos bromas y tomamos un par de copas de champán que nos ofreció la madame. Mientras tanto Didiane había vuelto a ocupar su sitio y esperaba, sonriendo, un nuevo cliente.

En fin, que la noche resultó ser genial aunque el día de hoy no lo es tanto. Escribo esto esperando que un camión nos acerque al frente mientras un ejército de monos toca los timbales en el interior de nuestras cabezas.

La próxima vez que te escriba estaré en primera línea y espero poder contarte que he acabado con unos cuantos de esos cabezas cuadradas.

Como no tengo más que contarte me despido. Cuídate mucho y no te preocupes por mí hermanito, sabré arreglármelas. ¡Ah! y procura que madre no tenga acceso a esta carta o me pasaré el resto de mi vida castigado.

Un abrazo de tu hermano que te quiere.

Douglas.

PARA CONTACTAR CON EL AUTOR:

 
alexblame@gmx.es

 

Relato erótico: “Sacando a la puta que tenía en su interior 2” (POR GOLFO)

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LA OBSESION 2Capitulo 2
Estábamos esperando el ascensor cuando oí como Raimundo se despedía de nosotros. Ya salía por el coche, cuando gritando le llamé:
-Espera, tienes que hacerme un favor-.
Me escuchó con atención mientras le hablaba, sin cambiar su semblante. Era un hombre a carta cabal y solo cuando hube terminado, me dijo:
Don Fer, usted sigue igual, nunca dejara de ser de sangre caliente-, y carcajeándose ,-¡No se que hace en España, México es su sitio!.
Por la cara de pocos amigos de María, supe que no le había gustado que la dejase sola en el Hall del hotel. Pero su enfado desapareció en cuanto se cerró la puerta y estrechándola entre mis brazos la besé posesivamente, con mi lengua dentro de su boca y mis manos magreándole sus pechos.
-Ya era hora que me besaras-, me dijo con una sonrisa en los labios, –te he dado mi tanga, te he hecho una felación, me has tocado mi sexo, mi pecho, incluso me he masturbado para ti, y hasta este instante no me habías besado-.
Es que soy muy duro-, le repliqué divertido mientras con mi mano le daba un azote.
Eh!, para eso son, pero se piden-, me contestó en son de broma.
-¿No eras mía, acaso?-
Si, mi amo-,dijo guiñándome un ojo,- y espero que castigue a su querida esclava como se merece-.
La mujer era un encanto, divertida, cariñosa, y lo mejor era que le encantaba jugar. Según ella, el sexo era diversión, le encantaba experimentar, que su cuerpo y su mente sintieran nuevas sensaciones, no importándola si eran o no agradables a priori, solo se negaba a realizar lo que ya había probado y no le había convencido. Le encantaba decir que en el sexo solo había una cosa que no le gustaba pero no se acordaba de que era. Todo mentira, lo que realmente ocurría en que con treinta años, nunca había practicado nada no convencional hasta que casualmente me conoció.
Sin títuloMaría entró a mi habitación corriendo, y huyendo de mis cosquillas se tiró sobre la cama de dos por dos, en la que íbamos a acostarnos. Esperó tumbada a que cerrara la puerta, y llamándome me pidió que me pusiera a su lado. Estaba espectacular, observando que no me acercaba, vino hacia mí ronroneando como una gata. Quería, necesitaba ser acariciada, su lomo se restregó contra mis piernas pidiéndome atención.
Sus garras arañaban mis pantalones reclamando que la hiciera caso, cuando le dije que se levantara.
Se puso en pié, sin saber que le tenía preparado.
Quiero que te desnudes lentamente para que pueda valorar mi mercancía-.
-¿Por dónde empiezo?-, me preguntó coquetamente.
No le contesté con palabras, fueron mis manos desgarrando su vestido las que respondieron su pregunta. No se lo esperaba, pero en cuanto la despojé de su ropa, entendió que quería rapidez, que no podía dudar al obedecerme.
Perdona-, me dijo disculpándose.
Se fue quitando el sujetador sin dejarme de mirar a los ojos, trataba de descubrir por mis gestos, si me gustaba lo que estaba haciendo, deseaba satisfacerme, esa noche era mía, y no podía fallarme. Cuando ya estaba totalmente desnuda, me puse a su lado.
Levanté su barbilla. Ella creyó que quería besarla, pero se quedó con las ganas, estaba tasando mi adquisición.
Guapa, distinguida
Deslizando mi mano por su cuello, masajeé sus hombros.
Buena estructura ósea, músculos tensos, típicos de la vida moderna.
Suspiró cuando sosteniendo sus pechos en mis palmas, intenté averiguar su peso, y dio un grito cuando pellizcando sus pezones comprobé su textura.
Los he visto mejores-, me miró preocupada por mi falta de entusiasmo, pero no puso ningún impedimento a que siguiera auscultándola.
Era el turno de su estómago, me tomé mi tiempo, mis dedos recorrieron lentamente la distancia entre sus senos y su ombligo, el tacto de su piel era cálido, suavemente calido como el de la seda. Mis maniobras habían comenzado a afectarle, su respiración se agitaba al ritmo de mis caricias, podía ver como se agitaba cada vez que el aire salía de sus pulmones. Sus oscuras aureolas simulaban sentir vergüenza, se habían retraído endureciéndose, y en su expresión la excitación había hecho su aparición.
Seguí bajando, me acercaba a su sexo, María facilitando la tarea, abrió sus piernas. Me encantaba ver que me había hecho caso y había depilado por completo su pubis, de esa forma me resultó sencillo separar sus labios. Estaban hinchados por la pasión que la empezaba a dominar, y cuando mis toqueteos se centraron en su clítoris estalló, derramando flujo entre mis dedos.
Perdón, no pude evitarlo, …-
-¡Cállate!-, le dije mostrándole mi enfado.
Estábamos actuando, sabía que era un juego, pero aún así me molestó, quién coño se creía para correrse sin mi permiso. Si era mi esclava debía comportase como una. Decidí castigarla, y sentándome en la cama le grité:
Ven aquí, inmediatamente-, señalándole mis piernas.
Sí, mi amo-, y acercándose donde estaba, intentó sentarse en ellas.
Asi, ¡No!-, y tumbándola sobre mis rodillas, empecé a azotarle el trasero.
Al principio suavemente, pero viendo que no se quejaba, fui incrementando tanto el ritmo como su intensidad. Nada, no respondía a los estímulos, por lo que mis palmadas ya eran francamente fuertes, cuando empezó a gemir siguiendo su compás. No conseguía interpretarlos, sus sollozos parecían una mezcla de dolor y de placer, y solo cuando chillando me pidió que siguiera castigándola comprendí que estaba disfrutando con la reprimenda. Eso me excitó, proseguí azotándola hasta que dos hechos simultáneamente tuvieron lugar. María se empezó a convulsionar por el gozo que sentía, y caí en que su piel mostraba los efectos de un castigo excesivo.
Tienes prohibido correrte sin mi permiso, ¡Esclava!-, le ordené recalcando esta ultima palabra.
Estaba agotada, por lo que la dejé descansar. Se fue relajando progresivamente. Cuando consideré que ya había tenido suficiente recreo, me concentré en verificar los daños. Tenía el culo amoratado, pero nada que no se curara en un par de días, por lo que viendo que no tenía nada permanente, proseguí con el examen que me había interrumpido con su orgasmo. Sus nalgas eran poderosas, duras por el ejercicio continuado, pero el verdadero tesoro lo encontré al separarle sus dos cachetes. Como por arte de magía apareció ante mis ojos un esfínter rosado, que al examinarlo con cuidado, descubrí que era virgen, que ningún pene había hollado su interior.
-¿Nunca has practicado el sexo anal?

Avergonzada como si eso fuera delito, bajó sus ojos sin contestarme. No me hacía falta, ya sabía la respuesta. La levanté de su posición y dándole un beso en los labios, le informé que su querido amo iba a estrenarlo. Estaba asustada, sabía que si no se hacía bien le dolería a lo bruto, por lo que después de pensarlo, me contestó que de acuerdo, que confiaba en mí.
Descansa un poco mientras me preparo-, le dije depositándola en la cama.
Nervioso, por la perspectiva de estrenarla, abrí mi neceser y sacando la crema hidratante hecha a base de aceite, volví a su lado. María también se había preparado, me recibió a cuatro patas sobre el colchón. Todavía no me había desnudado por lo que quitándome la ropa, me puse detrás de ella.
Extraje una buena cantidad de crema, que coloqué sobre su intacto hoyo. La extendí un poco por las rugosidades de su ano, antes de realizar ningún avance, necesitaba que se acostumbrara a que fuera manipulado. La mujer era novata, por lo que al principio estaba tensa, pero mis caricias fueron tranquilizándola y excitándola a la vez.
Estoy lista-, me dijo.
Fue un banderazo de salida. Con cuidado le introduje un dedo dentro de ella. Sus músculos se contrajeron por la invasión, pero sin sacarlo con movimientos circulares fui relajándolos. Progresivamente iba cediendo su la presión que ejercía y aumentaba el placer que sentía. Percibí que estaba dispuesta para que profundizara mi exploración, por lo que metí otro mas, mientras que con la otra mano pellizqué cruelmente su pezón izquierdo.
-¡Me gusta!-, me gritó.
“Esta claro que le gusta la violencia”, pensé al escuchar como el haber torturado sus pechos, la ponía bruta. Si quería sufrir, no se lo podía negar, y sustituyendo mis dedos, coloqué la punta de mi glande en su abertura, y dando un pequeño empujón embutí mi capullo en su interior.
-¡Agg!-, gimió al experimentar el primer dolor.
Puse mis manos en su hombros, y tirando de ellos hacía mí mientras con mis caderas me echaba hacía ella, se lo clavé entero. Mis testículos rozaban sus nalgas, demostración suficiente de que la mujer había absorbido por completo.
-¡Sácalo!, ¡que me destrozas!-, me gritó llorando.
-¡Silencio!-, le ordené-¡Quédate quieta mientras te acostumbras!.
Me obedeció con lágrimas en los ojos, señal del sufrimiento que mi pene le causaba al romperle el escroto. Permaneció inmóvil, doliéndole todo su cuerpo, pero sin quejarse. A los pocos segundos empecé a sacárselo lentamente, de forma que noté sobre toda la extensión de mi sexo, cada una de las rugosidades de su anillo, y sin haber terminado, volví a metérselo centímetro a centímetro. Repitiendo esta operación, aceleré el ritmo paulatinamente, resultando cada vez mas fácil mi invasión. El dolor se estaba tornando en placer en cada envite, y María comenzó a disfrutar de ello.
Eres una buena yegua-, le dije al oído humillándola,- Debería prestarte a otros jinetes-.
-Móntame mas rápido, por favor-, me pidió.
Nuestro suave trote se convirtió en un galope desenfrenado. Ya no se quejaba de dolor, si algo salía de su garganta eran gemidos de placer. Su cuerpo se retorcía cada vez que mis huevos rebotaban contra sus nalgas. Para no haberlo practicado nunca, recibía gustosa mi sexo. “Realmente me atrae esta hembra”, medité cuando agarrando sus pechos, los usé como anclaje de mis ataques.
-¡Mastúrbate!-
No se lo tuve que repetir, como posesa se apoderó de su clítoris, y arañándolo con sus uñas, lo torturó al ritmo que yo imprimía. Se desplomó sobre la almohada, manteniendo su culo en pompa, al sentir las primeras descargas de su orgasmo. El cambio de posición me obligó a cogerle de las caderas, dándome cuenta que esta nueva postura era mejor, por que mi pene entraba mas profundamente.
Su cueva explotó, encharcando tanto su sexo como sus piernas, mientras la mujer gritaba a los cuatro vientos el placer que experimentaba. Tuve un momento de indecisión cuando por los estertores de su gozo, se quedó parada. No sabía si sacársela para que me la mamara, o seguir rompiéndola. Decidí seguir con su trasero, y dándole una palmada en su cachete, le ordené que se moviera.
-¡Amo!, soy tuya-, respondió a mi estimulo moviendo sus caderas hacía adelante.
Observando su completa sumisión, y recordando lo caliente que la ponían los azotes, marqué la velocidad con mis manos sobre sus nalgas. Izquierda significaba que hacía adelante, derecha hacía atrás, con este sencillo método, fui dirigiéndola hacia mi propio placer.
Lo que no me esperaba es que María volviera a correrse de inmediato, su cueva no dejaba de producir flujo, y tanta fricción hizo que a los pocos minutos los dos estuviéramos mojados de cintura para abajo.
-¿Quieres que me venga?-, le pregunté al prever que me faltaba poco para hacerlo. Era una pregunta teórica ya que me importaba poco su opinión, pero oir como me respondía que era una perra que no se merecía mi semilla, provocó que me derramara en su interior brutalmente, y con intensas andanadas de mi cañón la inundé por completo.
Agotado, caí encima de ella, y con mi pene dentro de ella, aprecié como se corría por última vez. Tumbado boca arriba, descansé del esfuerzo realizado, y asimilando todo lo que había ocurrido esa noche, concluí en que era una pena que esta mujer, viviera tan lejos, por que sino la convertiría en mi amante de planta.
-Amo, ¿puedo pedirle un favor?- me dijo sacándome de mi ensimismamiento.
Iba a contestarle que no jodiera, que quería descansar, cuando sonó el teléfono de la habitación. Era de recepción, diciéndome que me habían traído dos paquetes y que mi chofer, quería subírmelos aduciendo que los necesitaba. –Es verdad-, le contesté,-que suba-.
María me interrogó con su mirada.
Raimundo te trae una sorpresa, pero mientras sube, limpiáme-, le dije señalando mi sexo.
Vorazmente, se aplicó a cumplir mi orden, y con su lengua retiró todos los restos que había en mi pene. Cumpliendo un doble propósito, aseármelo pero sobretodo prepararme para lo que se avecinaba.
Cuando tocaron en la puerta, le pedí que se tapara, siempre he sido un celoso de mis conquistas y no quería que mi chofer la viera desnuda. Al abrirla, Ray entró con una caja enorme de más de un metro y medio de altura en una carretilla, y tras saludarme me dio un portatrajes.
-¡Que disfruten!-, me soltó guiñándome un ojo, antes de salir como había entrado.
La sorpresa estaba reflejada en la cara de la mujer, no podía adivinar que contenía el enorme bulto que había a los pies de la cama.
-No preguntes, y ponte esto-, le ordené lanzándole la ropa.
María, en silencio, se fue al baño, había aprendido a no hablar sin mi autorización. Aprovechando su ausencia me tumbé en la cama, esperando que saliera. No tardó mucho en cambiarse, y al aparecer en el cuarto, estaba espectacular ataviada con un corsé negro de latex, que dejando libre los pezones levantaba sus pechos, le daba un aspecto a catwoman. En sus manos portaba una fusta y collar de cuero. Me gustó verla disfrazada de Domina.
-¿Y esto?-, me preguntó, quizas pensando que quería cambiar de roll, y que ella fuera mi ama. La saqué de su error con solo mirarla.
Dirígete a mí como amo si no quieres que te castigue,¡es para tu regalo!-, y viendo que no comprendía tuve que ordenarle que abriera la caja.
El cartón con la que estaba formada, solo estaba pegado con velcro, por lo que le resultó sencillo desmontarla. Se quedó sin habla, cuando se encontró con una mujer vestida únicamente con un body blanco transparente.
-¿Es para mí?-, me preguntó.
-María te presento a Laura-, en un principio tampoco yo, la había reconocido, la larga falda del uniforme del restaurante me había impedido saber lo buena que estaba, -quizás la recuerdes del restaurante, es la gata que nos ha servido-.
La muchacha no podía intervenir, ya que siguiendo mis instrucciones mi chofer le había colocado una mordaza. Eso y la oscuridad en la que se había mantenido, debían de haber aumentado su receptibilidad. Estaba asustada todavía cuando dándole la mano, mi esclava la sacó de la caja, dejándola de pié en medio de la habitación.
-Es tuya, y no me defraudes-, le informé con una amenaza velada.
Amo-, sus ojos brillaban del deseo, pero algo la perturbaba,-nunca he estado con una mujer-.
-Lo sé-, fue mi escueta respuesta.
Sin mas prólogo, María empezó a familiarizarse con su nuevo papel, usando la fusta para recorrer el cuerpo de la camarera. Desde mi privilegiado puesto de observación, pude observar como el instrumento de cuero, acariciaba los enormes pechos de la muchacha, como rozaba sus pezones, que poniéndose duros al instante reaccionaron al contacto, antes incluso que cruelmente se los pellizcara sin piedad. De no haberlo evitado la bola que tenía en la boca, hubiera escuchado el gemido de dolor de su garganta.
-Ponte a cuatro patas, perra-, le ordenó asumiendo el control.
Mansamente, la muchacha se agachó en el suelo, adoptando la posición que le habían ordenado. Nada mas hacerlo, la fusta castigó su trasero duramente.
-Abre las piernas-, mi amante estaba aprendiendo rápidamente, es mas se le veía que le excitaba de sobremanera el disponer a su antojo de un cuerpo tan perfecto. Sin darle tiempo a acomodarse, la punta de la herramienta recorrió el canalillo del culo de la rubía, y separando el delgado hilo del tanga, se introdujo en el interior de la cueva. Como si una descarga eléctrica la hubiese atravesado, Laura se estremeció al sentirlo, y sus caderas adquirieron vida propia moviéndose para disfrutar de la penetración. María al ver el efecto que sus maniobras tenían en ella, se sentó en su espalda y empezó a azotarla con la mano sin sacar el instrumento del sexo de la muchacha. El castigo se prolongó durante unos minutos, durante los cuales no dejo de mover la fusta, ni cesaron los azotes, solo cuando percibió que la muchacha se había corrido, paró y llevándose la punta de cuero a sus labios, probó por primera vez en su vida el flujo de una mujer.
-Quítate la mordaza, quiero besarte-.
Fue un beso posesivo, de macho en celo. Maria agarrando su cabeza, la besó abriendole la boca, apoderándose con su lengua de la de la mujer. Estaba excitada, quería disfrutar de cada momento de su despertar sexual, y mordiéndole los labios, le dijo:
-Cómeme-, mientras se sentaba en la cama a mi lado.
La pobre Laura fue directamente a su sexo, pero dándole una patada, le dijo que esa no era forma de tratar a su dueña, que empezara por los pies. A estas alturas mi sexo ya había descansado lo suficiente y erecto me pedía entrar en acción, pero decidí esperar un poco, quería que mi esclava se corriera en la boca de mi regalo.
María empezó a gemir desde el momento que la muchacha se metió los dedos de sus pies en la boca. Para ella era una experiencia nueva el ser tocada por otro miembro del sexo femenino, pero por el volumen de sus gritos, no se podía negar que le gustaba. La lengua de su regalo fue subiendo por sus piernas acercándose lentamente a su objetivo, y ella al sentir la calidez del aliento de la muchacha sobre su pubis, no pudo resistir mas y agarrándola del pelo, le obligó a apoderarse de su clítoris.
La camarera si tenía experiencia en comer coños, lo noté al instante, observando como separaba los labios con cuidado y con una mano estimulaba el botón del placer y con la otra, usando dos dedos, la penetraba. Fue visto y no visto, nada mas empezar ya se había corrido, pero sabiendo que era capaz de tener múltiples orgasmos y que yo ya estaba como una moto, le ordené que continuara comiéndoselo, mientras yo aprovechaba a ponerme a la espalda de la muchacha.
Estaba buenísima, era impresionante verla desde mi ángulo, con su culo paradito, mientras le practicaba el oral a María. No esperando nada mas, le puse mi glande en su entrada y de un solo golpe la penetré hasta que la punta de mi miembro chocó con la pared de su vagina. Tenía sus músculos interiores educados, me abrazaban mi miembro con una presión que me hizo enloquecer. Era una máquina, se multiplicaba en el sexo, con su lengua estaba dándole placer a Maria, con sus manos estrujaba sus pechos, y todavía tenía aliento para mover sus caderas, buscando que me derramara en su interior.
Experta o no, fue la primera en correrse de los tres, y lo hizo sonoramente, gritando que no paráramos, que necesitaba sentirse mujer mientras se licuaba sobre mi pene. Estaba a punto de acompañarla cuando caí en la cuenta que todavía no había probado la cueva de mi esclava. Y sacándosela, le ordené que me lo dejara.
María levantó su cabeza para observar como poniéndole sus piernas en mis hombros, le introduje mi sexo en su interior.
-¡Gracias!, por fin me follas-, me dijo al notar su cueva invadida.
Esta vez, nos corrimos a la vez, durante meses habíamos soñado en que se unieran nuestros sexos, y durante horas nuestros cuerpos se habían preparado para ese momento. Por eso, en cuanto note que se avecinaba su orgasmo, me dejé ir derramándome en su interior de forma que nuestros flujos se mezclaron al ritmo de nuestro placer.
Cansados nos tumbamos en la cama, besándonos cuando oímos a Laura preguntar:
-¿Puedo participar?-
Con una carcajada le contesté:
-No se que opina mi esclava-
Y sonriendo, tirándola de la mano, María la metió entre nosotros
 

Relato erótico: “MI DON: Alba – El ave fénix (34)” (POR SAULILLO77)

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portada narco2Estado de shock, es lo mas parecido al estado en que me encontré los días siguientes al momento en que se Sin títulodescubrió todo, y como no, el día siguiente a mi cumpleaños, le estaba cogiendo asco a esa fecha, se descubrió, si, que Eleonor me iba a chantajear, para que dejara a Ana, con el ático, que Ana se había “prostituido” por grandes cantidades de dinero ofrecido por Eleonor, solo para demostrarme que Ana no me amaba, y que Lili no era la hermana de Eleonor, si no una amiga de su hermana fallecida, caída en desgracia por las drogas, todo eso sumado a que yo lo sabia desde casi el principio, desde que mi madre me advirtió, y por puro instinto la creí aun sin aceptar lo que me decía, puse cámaras y micros, lo vi todo, enterarme de que Eleonor le compró a Ana el derecho a follar conmigo desde el 1º día, de su treta con Lili para generarme una dependencia a mi que me obligara a ocuparme de ellas, de tomar a su abogada para poder esta bien informado de todos sus pasos, cada día, viviendo bajo el mismo techo de 3 mentirosas, manipuladoras y egoístas mujeres.

Las “Hermanas” colombianas me importaban una mierda, la verdad, salvo sexo no me aportaban nada, pero Ana……..Ana era otro tema, realmente la amaba, y solo por ella me mantuve en silencio, tenia las sartenes por el mango o todas las cartas en la mano, y aun así aguardé, manteniendo una fachada tan falsa e hipócrita como las suyas, en el fondo de mi corazón esperaba un final diferente, que Ana se derrumbara, que me lo contara, que fuera sincera y me pidiera perdón, pero cada día que pasaba la mentira se hacia mas fuerte, y a mi me dolía mas, hasta el punto en el que cuando nos fuimos al piso de NY, planeé revelarlo todo, contárselo a Ana y ver la reacción, tenia tanto miedo a perderla que estaba dispuesto a descubrir su mentira solo para que supiera que la perdonaría, que me daban igual sus infidelidades, que la quería hasta el punto de ser el calzonazos que la seguiría hasta el fin del mundo. Pero la rabia y el orgullo me había puesto un limite, el sonido de mi corazón al quebrarse viendo la 1º sesión de sexo con uno de los hombres maduros que Eleonor se traía a casa, y que no era la 1º vez que lo hacia, forzó una marca en mi mente por la que ella debía pasar, tenia que ser sincera y contármelo por propia voluntad, solo así podría volver a amarla sin reservas, pero no lo hizo, pese a mis intentos mas tenues u otros mas obvios, cuando regresó de Granada y tardé unos segundos en salir del coche en el aparcamiento, lloraba, al igual que cuando se lo pedí en la piscina horas antes de la llegada de la abogada, y me quedé fuera llorando al ver su tozudez. Guardaba silencio y con el paso del tiempo se me hizo fácil no quererla, como el final de una pila en una linterna encendida, parpadeaba hasta que se apagó, con todo perdido sabiendo que Eleonor me iba a enseñar su traición en unos instantes, se negó a decírmelo, prefería vivir en su mentira unos segundos mas que ser feliz conmigo con la verdad, y si esa era su decisión, yo no podría hacer nada, nada salvo intentar dejar de amarla.

No recuerdo bien del todo esos días, se que esa noche la pasé discutiendo, o mas bien siendo increpado por Ana, que mas que mostrarse avergonzada, era un volcán de rabia e ira, trataba de darle la vuelta a la situación, de mil maneras, buscando algún argumento lógico, o no, por el que yo estaba equivocado, al principio buscaba mi perdón, al final, cuando mi pasotismo la enfadó, me echaba la culpa de todo a mi, que la obligaba a ser mi novia y aceptar que follara con otras, y que no lo había soportado, visto ahora, quizá tuviera razón, no lo se, Lara, Alicia, Eleonor, Lili, todas las mujeres que iban detrás de mi…… y ella lo tenia que sobrellevar, pero cuando un hombre se fijó en ella, el profesor de la universidad, monté en cólera…….. si, es posible que hubiera sido injusto con ella y que no fueran las bases de una relación normal y saludable, pero tenia 19 años, y era el amor de mi vida, un millar de sensaciones me nublaban, no era del todo consciente de sus sentimientos, y puede que por el hecho de que me los ocultara, hubiéramos acabado así, de todas formas cuando la veía llorando y gritándome por la habitación, solo pensaba que era un berrinche, palabras vomitadas por la ira y la impotencia. Llegó a amenazarme, con no alejarse, con seguir cerca de mi y hacerme la vida imposible, manipularía, mentiría, no me dejaría vivir en paz, “si no res mío no serás de nadie” aseveró con frialdad, usaría a mi familia y a la suya, le daba igual todo, gritaba que me amaba tanto que no me dejaría nunca.

No se si me quería o era solo por arrebatarle algo que creía suyo, pero tuve que ponerme duro, sin alzar la voz ni ponerla una mano encima, mi tono se puso rudo y firme, la hice ver que no podía hacer otra cosa que hacerme caso, alejarse de mi, tenia videos de ella aceptando dinero por follar, aparte de ser un delito, nada me impedía, si me provocaba, subir los videos a Internet, y enseñárselo a todos sus amigos, amigas, la universidad, su familia….¿que opinarían sus parientes gitanos de aquello?, eso la derrumbó, soltó toda su rabia en un sollozo sin fin, comprendió que si quería, si me daba motivos, la destrozaría la vida, era una brillante estudiante, muy inteligente y con una gran carrera en lo que le diera la gana, pero un escándalo como ese la hundiría, mi interpretación fue colosal, se creyó que seria capaz de eso, y hasta puede que si Zeus aparecía, lo hiciera, pero no Raúl, no le haría eso, solo la dejaría pensar que si, desde ese momento Ana cambió su amor por odio, poco a poco, hasta que la apatía la envolvió.

Hay un dicho que circula a raíz de una serie, en el cual se dice “Las mujeres nunca se equivocan, incluso cuando se equivocan, llega un momento de la discusión en la que sorprendentemente vuelven a tener razón.”, mas o menos es lo que pasó esos días, si Ana era un volcán, Eleonor no os podéis hacer una idea, un agujero negro que absorbía todo a su alrededor, su mirada oscura parecía arrebatar la energía del universo, mientras Lili era como una planta, siempre en 2º plano sin abrir la boca, al 3º día me largué de esa casa, me estaba consumiendo y hasta me veía yo como el culpable de todo, quizá lo era, pero sentía que estaban logrando minarme la moral, y mi férreo carácter no lo permitió.

-YO: cuanto tiempo necesitáis para sacar vuestras cosas de mi casa.

-ELEONOR: ¿ya tiene prisa por echáramos a la calle?

-YO: si, pobrecilla, lo mismo os veo durmiendo en un cajero con unos cartones…- tenia al menos otras 2 casas en Madrid y 7 por el mundo, mas una cantidad de dinero que calculé, ente 500 y 700 millones de €, sin contar propiedades, su ex marido era muy hábil con los negocios y yo la di todo eso.

-ELEONOR: no se como puede hacernos esto, yo creía que nos quería……

-YO: yo solo quiero a Ana…..solo la quería a ella, siempre te lo dije, a ti solo te tenía aprecio, además follas bien.- mi tono era de sarcasmo hiriente.

-ELEONRO: desgraciado.- soltó una bofetada que me alcanzó de lleno en la cara.

-YO: si has terminado, quiero saber cuando os vais, me voy a ir unos días y no os quiero en mi casa al regresar.- las palabras “mi casa” le sacaban humo por las orejas.

-ELEONOR: en 1 semana se llevaran todo, y no tendré que volver a verte nunca, de tu niña no se nada, no me habla.

-YO: bien, pues ojalá no volvamos a vernos, por tu bien, ya hablaré yo con Ana, y recuerda nuestro trato – me miró con desesperación.

-ELEONOR: no te entiendo, te ofrecí el mundo…..- solo obtuvo una sonrisa y silencio.

Estoy seguro de que cometí un error monumental, sin Ana de por medio solo tenia que irme con Eleonor, y vivir quemando su dinero el resto de mi vida, y aun me sobraría para 3 vidas mas, el sueño de todos en realidad, vivir como un rey sin dar palo al agua, o ni siquiera eso, si detestaba a Eleonor no tenia que ir con ella, podría chantajearla de por vida, pero no me habían educado así, para lo bueno y para lo malo, tenia un estilo de vida, un carácter, un honor y un orgullo inamovibles, ”estúpidos ideales”, pensaba a menudo, mi padre tenia la culpa de eso, el y su educación clásica y férrea sobre la integridad y ser un buen hombre. Ahora no solo rechazaba una vida de lujo, si no que perdía a Ana por exactamente lo mismo, ¿los millones o el amor verdadero?, me las había apañado para que ahora perdiera a ambos por mi estúpido orgullo, y aun sabiendo que me arrepentiría, lo hice ¿y eso se supone que era ganar?

Por lo que se Eleonor y Lili se fueron un día sin despedirse, yo me fui al piso de la abogada unas semanas, me alojó encantada de tenerme entre sus piernas cada noche, pero tampoco recuerdo mucho de aquello, era una marioneta entre sus manos. Regresé al conocer la partida de Eleonor, vi las maletas y las cosas de Ana en la puerta del piso, siendo recogidas por uno de sus tíos de Granada, reconocí el coche abajo, aquel que con tanta ansia había estado esperando en la mudanza en mitad de la calle, ahora solo era la confirmación de nuestra ruptura, al verme su tío soltó las maletas y fue directo a por mi, me agarró de la pechera y me estampó contra uno de los armarios, si hubiera querido, creo que podría haberlo reducido, le sacaba media cabeza y al menos 15 kilos, pero solo me mantuve quieto, Ana apareció corriendo por las escaleras.

-ANA: no por favor, tío, déjale.

-TIO: este mierda te ha hecho daño, si estuviéramos en Granada la ley gitana de tu padre me daría derecho a hundir mi navaja en su vientre.- su acento cerrado era evidente, tenia parte gitana, y la verdad, sus ojos me asustaron, parecía dispuesto a hacerlo.

-ANA: pero no estamos allí, por favor, suéltalo.- no se muy bien si quería protegerme a mi de el, o a el de mi, si seguía azuzándome contra el armario no me quedaría quieto mientras me apuñalan, pero logró que me soltara, cogiera las maletas y saliera del piso amenazándome, por lo visto, si paso por Granada me puedo dar por muerto.

-YO: siento la molestia, creí que ya no habría nadie.

-ANA: por poco, me voy ya, mi abuela me ha dicho que puedo volver a casa, he logrado plaza en la universidad de Granada, por lo visto no hay tantas peticiones como aquí jejeje.

-YO: me alegro por ti, espero que se te de bien el cambio.

-ANA: yo también, no puedo permanecer en Madrid, no con mi familia sabiendo lo nuestro y ahora esto, es lo mejor para todos, ya me despedí de todos, Lara se queda en el piso de estudiantes.

-YO: ¿que es lo que tu familia sabe exactamente?

-ANA: que rompemos, sin mas, por que no me he aclimatado bien aquí, y pese a que he tratado de no echarte la culpa de nada por nuestra ruptura, ya ves que no se lo han tomado muy bien, no saben nada mas, y creo que no quieren saber mas.

-YO: y así será –sin decir nada mi amenaza quedó clara, “así será…..si cumples tu parte”- entonces esto es el adiós.- la abracé con puro sentimiento, sintiendo su cuerpo, sus senos y su olor a coco por última vez, ella me correspondió.

-ANA: no tendría por que serlo…..- susurró en un último intento.

-YO: lo es, mi pequeña, lo es.- nos dimos un último beso, su boca y la mía se juntaron con una ternura horrible, antaño esos carnosos y tentadores labios ahora me sabían a dolor y despedida.

-ANA: adiós amor.- sollozó antes de agacharse a coger su bolso, una mochila y se alejó por la puerta.

-YO: adiós peque…..- mascullé entre dientes al ver su figura desvanecerse por el pasillo por mis lágrimas.

Fue la ultima vez que la vi en persona, mantuvimos el contacto, al principio frío y por 3º personas, nuestras familias que ya no eran tan cercanas, dejaron de venir en Navidades y salvo momentos importantes nada nos unía, luego algo mas directo con las redes sociales, Ana siguió sus estudios, se sacó un doctorado en ciencias medicas, con algunas parejas eventuales, al par de años se fue de Erasmus por Europa, volvió con un novio Danés, por lo que presumía iba para genio de la medicina, pero que dejó sus estudios, su país y su familia para venirse a España con ella, y por lo que se, aun siguen juntos, desde luego, si fuera Danés o de otro planeta, y me encontrara a una mujer como Ana y lo bien que hacia el amor, también hubiera abandonado todo para ir tras ella, ¿Por qué, si pensaba así, la dejé irse?. Obligué a Eleonor a borrar todo lo que tenia en contra de Ana, como parte del pacto, y yo hice lo mismo, aunque obviamente ella no lo sabe, jamas le dije a nadie nada, ni a mi familia, que me arroparon lo que pudieron.

Huía de mi madre, que durante un tiempo me culpó o mas bien se vanaglorió como solo una madre sabe hacerlo después de que el tiempo la de la razón, “ya te lo dije, esto no era buena idea”, después de la fase en que se echaba flores a si misma, llegó el interrogatorio, me conocía lo suficiente como para saber que si me fui con Ana por encima hasta de ella, fue por un fuerte amor, y que si cortaba con ella, era por algo igual de importante, como es lógico no se tragó lo de la aclimatación, aunque de cara a los demás lo aceptaba, sobretodo de cara a la familia de Ana, pero sabia que algo había de fondo, no me molesté en tratar de mentirla, era inútil, así que solo la dije la verdad. “La quería, la quiero y la querré siempre, pero me he sentido traicionado, hasta el punto en que no puedo perdonarla.”, una verdad a medias era mejor que una mentira elaborada, como os dije, mi padre me enseñó eso de mi madre hacia mucho, si ella me conocía, yo igual a ella. Llegado a ese punto, mi madre ya sabia que no sacaría mas de mi, sabia que había pasado algo gordo, y sus teorías fueron evolucionando hasta que al final se convenció ella sola de que yo había empujado a Ana a engañarme, por duro que parezca oírselo decir a tu madre, tenia sentido, Ana de cara a todos era un sol de mujer, dulzura y cariño, mientras que a mi ya me había visto con muchas chicas y tenia cierta fama ganada a pulso, era fácil pensar que yo era un mujeriego y las mujeres siempre tienden a 1º pensar mal del hombre que de la mujer, así que yo, de algún modo, lo había provocado todo. La dejé pensar eso, incluso siendo recriminado con su mirada y sus palabras, a mis ojos era mejor que pensara eso, a saber la horrible verdad.

Pase una semana solo en la casa, no me importa reconocerlo, llorando de rabia, de dolor y de amor, me descubría sentado en el sofá con el móvil en la mano y el numero de Ana marcado, pasaba tiempo ausente, tan pronto era de mañana, como al alzar la vista era noche cerrada, dejé de hacer ejercicio y de salir de casa, la compra seguía puntual llegando cada 2 días, y Luz, la criada de Eleonor, fue sustituida por otra, Luz se fue con su señora y a mi me puso a una Rumana, rubia de ojos claros, de unos 30 años, no sabia hablar mucho el español y su nombre me sonaba impronunciable, así que al final acordamos que se llamaba “Dani”, una abreviatura de su nombre. No me molesté mas en ella, yo era un fantasma que vagaba por la casa, negando lo ocurrido, aquello no podía ser real, no podía estar pasando, incluso falté un par de días al trabajo, aludiendo un resfriado, pero en realidad estaba descompuesto por dentro, sentía un dolor agudo en la boca del estomago que subía hasta el pecho, apenas comía nada, y las pocas veces era cuando pasaba por casa de mi madre, obligado por ella, descuidé mi imagen, la barba era poblada y el pelo de mi pecho creció un poco. Al enterarse de la ruptura, sin mas detalles, Teo, Manu, Alicia o Lara acudieron a distraerme, Lara fue con intenciones claras de aprovechar la salida de Ana para ocupar su lugar en mi lecho, aun sentía algo por mi, pero al ver mi estado se le pasaron de golpe. Mi madre, preocupada, llamó a Irene, mi 1º novia, por alguna razón seguían manteniendo una buena relación entre ellas al margen de mi, fue agradable volver a verla, y fue de las pocas que entendió por lo que estaba pasando, incluso Teo o Alicia, que habían cortado una larga relación hacia poco, no terminaban de comprenderme, aquello había sido amistoso y de mutuo acuerdo, lo mío fue un corte de raíz obligado por mi parte. Hasta Eli me llamó consternada, ni sabia como se enteró, pero nada me consolaba, o me hacia reaccionar, pasaba los días recordando a Ana, si, el sexo había sido genial, la 1º vez en Navidades, desvirgarla, la larga espera a su regreso, volver a tomarla, el fin de semana en el hotel de la sierra, el vestido negro, los corpiños elásticos, follárme su culo, ver como cada día mejoraba en el sexo, la inclusión de Lara, Eleonor, los aceites, sus labios, su larga melena y el olor a coco, si, todo aquello me pasaba por la cabeza, pero eran aquellos momentos dulces los que me hacían temblar de emoción, las primeras veces que dormimos juntos haciéndome el dormido mientras ella, inocente, se metía mi polla entre los muslos para buscar mi calor, los paseos por el parque, sus abrazos largos al encontrarnos después de mucho tiempo, su forma de agarrarse a mi brazo cuando tenia frío, como me comprendía casi sin mirarla, como llegó a conocerme mejor que yo mismo, y yo a ella. Todo para nada, ahora apenas eran recuerdos a los que me aferraba, todo eso me enfadaba, tenia ataques de ira, destrocé un sofá a puñetazos y patadas, hasta que me hice daño en una pierna.

Pasados unos días volvía a negar la situación, pero ahora realmente calculaba y pensaba, si llamaba a Ana podría volver con ella, estaba seguro, si le ofrecía volver y seguir donde lo dejamos, o puede que si Eleonor aun estuviera enamorada de mi le pudiera negociar unas condiciones para volver a sus brazos, pero todo eran elucubraciones en mi mente, nada reales o plausibles, lo había tirado todo por la borda, cuando comprendí el fracaso de mis acciones, que bien o mal intencionadas, me habían llevado a ese punto, simplemente me desvanecí, como un azucarillo en el café, caí en una depresión tan estúpida como real, nunca entendí a los que se deprimían, mi carácter, pese a malos tiempos, siempre era en contra de esa afección tan inútil, pero allí estaba, sentado delante de una TV apagada viendo mi reflejo, el de un persona deprimida y sola, era yo, comprendiendo que había perdido al amor de mi vida por mi vanidad. Mi padre insistió en que acudiera a un psicólogo, pero no me hacia falta, sabía perfectamente que me pasaba, había leído suficiente como para saber que estaba pasando por las fases de de una situación sin control, negación – ira – negociación – depresión, solo me quedaba el ultimo paso, la aceptación, y no necesitaba a un charlatán que me cobrara 200€ la hora para saberlo.

1 mes desde que Ana se marchó, me di una ducha fría que reactivó mi cuerpo, me planté delante del espejo con la maquinilla de afeitar y me di un buen repaso a la barba, era larga y espesa, con restos de comida y sarpullidos que siempre me salen cuando me la dejo larga, herencia de mi querido padre, el after safe me hizo soltar un grito de escozor, me dejé el pelo del pecho, me gustó como quedaba, sin ser tupido me parecía atractivo. Me puse algo de ropa de deporte que me quedaba justa, había ganado volumen por la vida sedentaria que llevaba, y salí a correr, odio correr, incluso cuando lo hacia a diario llevado por la dopamina del cerebro, el simple hecho de dar vueltas corriendo sin un objetivo mas allá que el de correr, siempre me pareció estúpido, pero era mejor que quedarme en casa lamentándome de mi mierda de vida, lo hice sin cronometro, sin aparato de música, ni pulsómetro, ni mirando una ruta en el PC, no me marqué metas, ni puse un tope estudiado, simplemente, corrí, 1º mi calle, la manzana, acudí a un parque cercano, lo atravesé, llegué al Manzanares, lo crucé, seguí corriendo hasta llegar a la casa de campo, no se como, debería de estar echando los pulmones por la boca de la inactividad, pero me sentía muy pesado y solo seguir corriendo parecía hacerme ligero, cada vez que mi cuerpo se resentía me forzaba un poco mas, sentía que si paraba me volvería a encerrar, la oscuridad me seguía y si paraba me alcanzaría, tenia que soltarlo todo y seguir corriendo. Lo hice mas de 14 kilómetros, hasta llegar a las afueras de Madrid, temía acabar como el pobre Forrest Gump y dar vueltas por España con una legión de seguidores subnormales sin anda mejor que hacer, pero no, llegando a la zona militar de la carretera de Extremadura, mi cuerpo dijo basta, caí cobre una barandilla en un paso elevado de peatones y vomité varias veces, me ardía el pecho y mi estomago parecía de lava, me senté en el suelo tratando de no perder la consciencia, volví a vomitar, todo eran restos de pizza, hamburguesas y comida basura, todo de un color anaranjado de los ganchitos de queso en que se había basado mi dieta esos días, y me quedé así, tirado en el suelo al lado de un charco asqueroso de los restos de mi estomago, mirándolo atónito como si eso no fuera mío. Alcé la vista al ver como un coche militar se paraba a mi lado, y salían un par de hombres uniformados, al verme me atendieron amablemente, no lograba soltar palabra alguna, así que me metieron en el coche y me llevaron al interior de la casa del aire, ubicada por esa zona, me llevarían a la enfermería y me dejarían allí, lo imagino por que no lo recuerdo, me dormí, creo que me dieron algo, pasaron un par de horas hasta que me desperté en una camilla de la enfermería, estaba totalmente solo, oía de fondo algo de ruido y palabras entre susurros, al moverme tiré de un cable y una maquina empezó a pitar, el sonido era irritante, pero enseguida acudió una enfermera a apagarlo y ponerme la mano en el pecho.

-ENFERMERA: tranquilícese, no se mueva, aun esta muy débil.

-YO: ¿donde estoy?

-ENFERMERA: esta en la enfermería de la base de entrenamientos del ejército del aire, dígame, ¿como se llama?

YO: Raúl xxxxx xxxx

-ENFERMERA: y dígame a que día estamos.- dudé, realmente no lo sabia, llevaba semanas sin mirar el calendario, sin darme tiempo a responder me abrió los párpados y me enfocó con una luz.

-YO: mediados de septiembre, no lo se exactamente, ¿que me ha pasado?

-ENFERMERA: los del puesto de guardia de la entrada te vieron en el suelo, vomitando y desorientado, te han traído aquí, has sufrido una deshidratación grave, te hemos puesto un suero y algo para estabilizarte, tenias el corazón a punto de reventar.- me recosté ahora mas tranquilo.

-YO: dios, lo siento, estaba……- tenia la boca seca y no me salían las palabras.

-ENFERMERA: ¿corriendo?

-YO: huyendo más bien.

-ENFERMERA: ¿de que? si puede saberse

-YO: de mis propias decisiones….. –soltó una carcajada.

-ENFERMERA: eres demasiado joven como para tener decisiones de las que huir así.- por fin pude enfocar los ojos, vi a una enfermera rechoncha, morena y con un par de tetas que resaltaban debajo de la bata, con gafas y la cara redonda, ocultaba su mirada en unas gafas de contacto, no debería de pasar de los 28 años.

-YO: pues así es, ¿tienes algo de agua? Estoy seco.- cogió un vaso una jarra de una mesa al lado de la camilla, bebí tanto que hasta ella me quitó el vaso de la mano.

-ENFERMENRA: tranquilo, no te pases, no es bueno para tu estomago, ¿como te encuentras?- puso el dorso de una mano en mi frente, y luego me cogió de la muñeca mirando su reloj de pulsera.

-YO: bien, algo mareado y el estomago me ruge de hambre, pero mucho mejor, gracias.

-ENFERMERA: bien, eso es buena señal Raúl – sonrió mirándome a los ojos, eran de un avellana muy tenue- y si no es indiscreción, ¿que hace que un joven como tu salga corriendo para terminar aquí, hasta le punto de desvanecerte?

-YO: lo único que hace correr a un hombre, el mal de amores.- volvió a soltar una carcajada.

-ENFERMERA: no creo que ese problema te dure mucho – me acarició la pierna por encima de las sabanas antes de retirarse diciéndome que me quedara tumbado una hora mas, y quitándome un frasco de suero vacío.

Fue entonces cundo me di cuenta, levanté las sabanas y estaba con un bata de la enfermería, SOLO con la bata, sonreí al darme cuenta de que aquellas palabras de fondo y la carcajada de la enfermera tenían un nexo, ya me había visto desnudo y mi polla era demasiado reclamo, aquella enfermera se había mostrado demasiado gentil para ser un desconocido que ha ido a molestar a su trabajo, sonreí levemente, de nuevo me encontraba en la camilla de un hospital, y de nuevo una enfermera me había visto la polla y se mordía el labio cada vez que pasaba por mi lado para preguntarme como estaba, los giros que da la vida me habían devuelto a una situación familiar, desde la que poder renacer cual ave fénix, de golpe lo vi todo claro, como podía haber sido tan necio, no iba a dejar que mi vida se fuera al garete solo por que Ana me hubiera traicionado, fue ella la que decidió, me conocía lo suficiente como para saber que esto pasaría, así que en el fondo no me quería, o no lo suficiente, no merecía mas tiempo de luto.

-ENFERMERA: bueno, ¿como vas Raúl?- su contoneo era inusual, poco profesional.

-YO: mucho mejor, gracias a ti preciosa, perdona mi falta de modales, no se como te llamas……- sonrió de forma agradable.

-ENFERMENRA: soy Alba, encantada.- extendió su mano la cual apreté con dulzura, pero sin soltarla, dándome un enjuague a menta para el mal sabor de boca.

-YO: eres mi salvadora, Alba, muchas gracias.- se sonrojó mientras hacia gárgaras con la garganta.

-ALBA: no es nada, pero has de tener cuidado, no puedes salir a correr así, sin agua y ese moretón en la pierna- lo tenia desde que partí una tabla del sofá a patadas, irrelevante ahora, ella tampoco hacia ademan de apartar la mano.

-YO: si tengo que hacerlo cada día para que me traigan a tus manos, lo haré encantado.- su risa sonó sencilla y alegre, sentía el frescor a menta en mi boca al echarlo de nuevo en el vaso y secarme con una servilleta.

-ALBA: jajaja no seas bobo, te ha podio pasar algo.

-YO: pero no me ha pasado nada, además, así te he conocido, y te he dado algo de trabajo, ¿esto esta siempre tan animando?- miré alrededor, había otras 7 camas, todas vacías, y salvo alguna sombra tras las puertas del fondo, no había rastro de nadie más.

-ALBA: pues la verdad es que si, gracias a dios solo trato resacas y peleas de bar, y eso los fines de semana, entre semana esta así, estamos solos….- esa afirmación sin ser pedida, era clara, quería que lo supiera, y que me hubiera dado un enjuague era mas claro aun, no quería besarse con sabor a acetona en su acompañante.

-YO: pues una pena como se malgasta tu talento, eres una gran medico, yo ya estoy como un toro, mira.- salté de la camilla y me puse en pie con la bata cubriéndome desde el pecho hasta las rodillas, y mi polla haciéndose notar entre los dobleces.

-ALBA: jajjaj anda ten cuidado no te hagas daño.

-YO: me siento vivo, podría irme a correr hasta casa, ¿donde esta mi ropa?- sin ningún rubor bajé los brazos y dejé caer la bata al suelo, quedando desnudo ante ella, intentó taparse con una carpeta que tenia en la mano- no seas boba, alguien me ha tenido que quitar la ropa, ya me has visto desnudo, y eres mi medico.

-ALBA: bueno…ya…pero esto es otra cosa, tápate por dios que te vas a coger un resfriado, y de correr nada hasta que este segura……- me acerqué a ella y la abracé con fuerza de la cintura, la pegué a mi cuerpo de forma que apartó la carpeta, sus senos se elevaron por mi pecho y su mirada se alzó para admirar mi cara – ¿que…que haces?

-YO: ¿a ti que te parece?, si no me dejas salir a correr, en vez de un resfriado, te voy a coger a ti.- bajé mis labios para besarla, no apartó la cara ni por un segundo y al sentir mi boca abrió la suya con gusto, sentir su lengua en la mía me hizo vibrar, soltó la carpeta que cayó al suelo junto a sus gafas y me acaricio el pecho y los brazos.

-ALBA: esto no esta bien, no debería….- se calló al ver como mis manos desabrochaban su bata blanca y masajeaban sus senos por encima de una blusa gris, eran realmente grandes, al alzarlos y apretarlos sus labios se mordieron con fuerza.

-YO: te voy a hacer mía, aquí y ahora.- la besé con furia, a lo que respondió con pasión, cerrando los ojos y acompasando su cuello con cada embestida en sus labios.

Fui bajando hasta meter mis manos por debajo de la blusa, se abrieron paso hasta su sujetador y acariciaron con suavidad, oyendo sus jadeos, mi polla estaba como una piedra, casi 1 mes sin follar, en secreto temía por lo que iba a ocurrir, me palpitaba en su falda, era larga hasta por debajo de la rodilla, al acariciar su vientre sentía la presión de la tela en su ombligo, sin duda la prenda era una o dos tallas mas pequeñas que las que tenia que usar, le sobraban algunos quilos pero no era relevante para mi, era mi pistoletazo de salida. Se arrodilló besándome el cuello, el pecho y acariciando mi vientre marcado de músculos que vieron mejores tiempos, se quitó la bata blanca de medica y agarró mi polla entre las manos, no se sorprendió, sin duda ya la había sentido entre las manos, pero ahora estaba tiesa apuntándola, casi nerviosa le dio un 1º lametón al glande, tiró de la piel de mi polla hacia atrás para descubrirlo entero y ahora si chupar la punta, con mas maestría de la que esperaba, fue engullendo mi rabo con ritmo, sus manos permanecían quietas, soportando el peso, dando pequeños lengüetazos al tronco y jugando con mi glande golpeándose la mejilla, sonaba contundente, como un martillo contra un yunque, luego volvía a chupar.

-YO: que bien la chupas Alba.

-ALBA: lo mismo dice mi marido.- siguió chupando como si nada.

-YO: ¿estas casada?

-ALBA: claro, mi marido es militar de esta base- lamió mi glande mirándome a la cara.- ¿quieres que pare?- continuó chupándomela, la noticia me pilló en frío, si se enteraba su marido me podían pegar un tiro allí mismo, y mi conciencia no estaba tranquila, pero ya estaba harto de ser un niño bueno, eso me había costado demasiado, y la verdad, me la estaban comiendo de cine.

-YO: continua- sonrió golosa, se hartó de comer polla cuanto quiso, pero sin masturbación, ni siquiera 1 mes después de follar a la abogada por última vez, me sacó un gemido.

La puse en pie, y la volví a besar, la cogí de la blusa y se la saqué por la cabeza, atacando sus senos con la boca, eran enormes, incluso sujetados por la copa de su ropa intima, rebosaban, se las saqué sin desabrocharle el sujetador quedándole por debajo de ellos, y chupé sus enormes pezones rosados con lujuria, mientras mis manos levantaban su falda hasta alcanzar sus bragas, tiré de ellas hasta dejárselas por los tobillos, la agarré del culo y la levanté para sentarla en la camilla, me eché sobre ella trabajándole la tetas mientras ella me aferraba la cabeza contra sus senos, una mano fue a su coño, peludo , caliente y choreando, metí mis dedos en su vagina sin piedad, al sentirlo se estremeció, tiró de mi pelo, pero sonreía viciosa, la masturbé frotando su clítoris, haciendo que su cadera siguiera el ritmo de mi mano, gemía levemente mientras seguía comiendo de sus tetas, no daba para tanta carne, cuando 3 dedos la follaban, sentí que ya no aguantaba mas, jugué con mi glande en su coño, notando como ella temblaba ante la idea de que mi verga enorme apuntando a su cueva la ensartara. Sentir la punta abriéndose paso, la forzó a taparse la boca, y menos mal que lo hizo, noté como la iba abriendo las paredes vaginales y ella gritaba ahogada entre los dedos, casi sin poder contenerse, su mano apoyada en mi espalda clavó las uñas con fuerza, mordí ese brazo por que me hacia daño, de inmediato llevó la mano a mi pecho para pararme y luego se tapó la boca con ambas manos, se retorcía mirándome a los ojos con impresión. Yo reía al ver que solo le había metido media polla, pero me fue suficiente, agarrando de su cintura comencé a follarla de forma lenta y suave, sintiendo su calor y la presión en mi miembro cada vez se hacia menor y el ritmo aumentaba, los gritos ahogados pasaron a ser besos lascivos y palabras calientes, gemía de placer al sentirme dentro y cada vez entraba mas, sus anchas caderas fueron abriéndose hasta tenerme casi entero dentro de ella por completo, a un ritmo frenético que la tenia en silencio, conteniendo la respiración sujetándose con ambas manos a mi cuello mientras la follaba de forma calmada, a mi Ana o Eleonor eso le parecería un insulto, pero a esa mujer le estaba derritiendo, se puso roja como un tomate y aguantó el aire en sus pulmones hasta que los soltó con un bufido enorme, se corrió como creo que nunca había sentido, su rostro se dibujaba confuso y tenso, pero se arqueó de espaldas dejando que la oleada de sensaciones la llenara, descansé un poco, ella lo agradeció.

-ALBA: ¡¡¡madre mía!!! ¡¡¡Que bien follas!!! El imbécil de mi marido nunca me ha hecho correrme follándome- jadeaba como hablándose a si misma, jadeando sobre la camilla.

-YO: no te asustes, aun tengo más para ti, tengo la vasectomía hecha, así que cuando te llene el coño de mi semen, disfrútalo con gusto.- me besó casi sin haber prestado atención, con lengua y de forma voraz.

La saqué de ella, la di la vuelta y la dejé echada sobre la camilla con el culo ofrecido, levanté la falda de nuevo y la penetré el coño desde atrás, soltó un alarido leve, cogió la almohada y se tapó la cara con ella, la agarré de la cintura y la follé a mas velocidad que antes, sacándola varios orgasmos, se retorcía como una anguila al sentir su interior chorreando de sus emanaciones, mientras yo seguía bombeando hasta que 20 minutos después me corrí con una cantidad enorme de semen, el frenesí final la sacó 2 orgasmos seguidos mas que la hicieron gritar dándola igual quien oyera, sentía los latigazos de mi rabo llenándola, la saqué de ella y seguí corriéndome en su culo y su espalda, ella cayó a mis pies y logró chupar y meterse en la boca las ultimas gotas de mi semen, lamiendo mi ya flácida polla hasta dejarla seca, estaba como hipnotizada, con los ojos cerrados y acariciando la parte interna de mis piernas.

-YO: ¿que haría tu marido si te viera así?

-ALBA: nos mataría, seguro, pero me da igual.

-YO: ¿a que hora sales?

-ALBA: puedo irme cuando quiera, solo estaba aquí por ti, duermo en los barracones pero mi marido esta fuera desde hace meses y no vendrá en mas de un mes.- ahora comprendía su necesidad y lo sola que se debía de sentir.

-YO: ¿que te apetece si te invito a cenar?, tengo hambre, así me llevas a casa y allí terminamos esto.- estaba famélico realmente.

Asintió encantada, la ayudé a ponerse en pie y metiéndola mano por mil sitios nos dimos una ducha rápida y nos vestimos, cogió su coche y la llevé a un restaurante chino que conocía, cenamos y hablamos, nos conocimos un poco, pero ella no podía apartar de sus pensamientos mi polla, la acariciaba con un pie por debajo de la mesa, jugaba con cualquier elemento de la mesa o comía con una sensualidad hilarante, descubrí que el cerdo agridulce se puede comer de forma sexi. Fuimos dando un paseo hasta mi casa, que raro sonaba “mi casa”, al ver el edificio Alba reía, subiendo en el ascensor se atrevió a hablar.

-ALBA: ¿vives aquí?

-YO: claro, ¿donde te voy a llevar si no?- no entendía su incredulidad.

-ALBA: pero esto es carísimo.- su mirada me indignó, pero ciertamente mi forma de hablar y comportarme no eran las de un niño rico, no casaba con el lugar – ¿vives con ….?

-YO: ahora vivo solo, he tenido una ruptura dolorosa hace un tiempo.- al llegar arriba la dejé pasar por cortesía, abrí la puerta y encendí las luces, ver su cara fue un poema, admiraba asombrada, como si fuera una cría en una noria, al ver la piscina corrió hacia la terraza, se giró indicándomela- si, ya se que tenemos piscina, vivo aquí, ¿recuerdas?

-ALBA: pero……… ¿eres rico o algo así?

-YO: que va, solo he tenido algo de suerte con……una herencia.- se me escapó una carcajada al decirlo, ella ni lo notó, salió disparada a mis brazos, a besarme con pasión.

Me estaba desnudando y antes de darme cuenta la tenia comiéndome la polla, la miré extrañado, que facilidad para calentarla, hasta que mi mente quiso darse cuenta, un ático en el centro de Madrid de 2 pisos con piscina en la terraza………..era un “abrepiernas” yo podría ser el gordo de antaño que solo con la casa ya me follaría a la mitad de las mujeres que entraran allí, y no me había dado cuenta, puede sonar machista o retrogrado, pero comprendí que cualquier mujer que viera ese piso se abriría de piernas tan rápido como la velocidad del sonido, y si es conmigo desnudo, a la de la luz.

Se desnudó también, esta vez por completo, y me hizo una gran cubana con sus grandes tetas, cuando se cansó se puso en pie y agarrando de mi rabo como una correa me llevó a la piscina, aquel lugar tenia algo mágico, nos quedamos en la orilla conmigo masajeando sus ubres con tenacidad, con la polla tiesa de nuevo, se lanzó al agua, y yo la seguí, ya en el agua se pegó a mi cuerpo, sintiendo mi miembro aplastarse contra su vientre, y sus pechos húmedos fueron a mis labios, los chupé y mordí hasta sacarla un gemido de placer, sus manos acariciaban mi torso y mi vientre en busca de mi rabo, que alcanzó sin dificultades y masturbó levemente mientras echaba la cabeza hacia atrás, gimiendo al sentir mis dientes en sus rosados y erectos pezones, al dejarlo llevó sus labios a mi boca, besando con energía, casi me arranca un mechón de pelo de tan fuerte que tiraba, de un salto se acopló a mi cintura rodeándome con las piernas, la sujeté de las nalgas mientras daba vueltas por la piscina, danzábamos al son de una música imaginaria, besándonos con lengua, jugando a ver quien llegaba mas lejos.

-ALBA: siempre he querido que me follaran en una piscina.

-YO: pues estas de suerte.- agarró de mi cara para volver a besarme, se elevó usando mi cuerpo como ancla y con una mano dirigió mi polla a su coño, fue bajando lentamente hasta sentir como la volvía a abrir, esta vez fue mas rápido.

Fue bajando lentamente, aguantando el esfuerzo con una cara rígida y bañada en placer, le abrí bien las nalgas para que sintiera cada milímetro penetrándola, cuando casi llegando abajo di un golpe de cintura fuerte que hizo meterla toda dentro, se retorció como una gata salvaje, se abrió de piernas y arañó mi espalda allí donde tenia apoyadas sus manos, pero me volvió a besar y rodearme con sus extremidades.

-ALBA: eres un bestia, que pedazo de polla tienes, no se quien era pero si te dejó escapar es una imbécil.- sus palabras, queriendo ser de animo, me llenaron la mente de recuerdos, en esa misma piscina me había follado a Ana tantas veces que había perdido la cuenta.

De forma brusca la llevé a una de las paredes y apoyándola contra ella, inicié el vaivén típico, con furia en los ojos, ella acompañaba cada embestida elevando su cuerpo hasta casi sacar la cintura del agua, al bajar sus pechos quedaban sumergidos, al salir empapados con ríos de agua surcándolos los lamía, fue aumentando el ritmo hasta que su enormes tetas cedían a la inercia y botaban ante mi, hacían un sonido muy peculiar al golpearse contra el torso y el agua a la vez, pero ella ya no se movía, los pocos giros de cadera que había empezado se acabaron cuando mi continuidad la mató, se puso roja otra vez y rompió a gritar con un orgasmo brutal, se echó para atrás tanto que casi se tumbó en el borde de la piscina, yo besaba su vientre y acariciaba su clítoris, aun bajo el agua, sin parar de perforar una y otra vez, sentía recobrar el sentido de mi vida con cada bufido de Alba, cada salpicadura que la bañaba su cuerpo me hacia retomar el control, para cuando se volvió a correr yo ya era dueño de nuevo de mi destino, agarré sus tetas y aumenté el ritmo hasta correrme mas de 30 minutos después, ella gritaba y se movía inquieta al sentir cada orgasmo, se corrió hasta sentir un chorro que noté golpeando en el vientre, su cara de incredulidad me llevó a pensar que también era la 1º vez que alguien la hacia correrse así, y al sentir mi semen goteando en el interior del útero, golpeó a su vez mi pecho con fuerza.

-ALBA: dios santo, ¿es que tu no tienes fin?

-YO: no lo sabes tú bien………. todavía…….

La sujeté por la cintura, y aun rodeándome con los pies, la saqué del agua, con una fuerza enorme que la sobrepasó, la dejé en el suelo cuando se hartó de besarme, se dio la vuelta y se pegó de cara a la puerta de cristal corredera entreabierta.

-ALBA: se que me dolerá, pero……… ¿que te parece follarte mi culo?- se abría de nalgas contoneándose.

-YO: ¿que me parece?- me fui a por ella empotrándola contra el cristal, sus tetas mojadas hacían marcas en el vidrio.- que te voy ha hacer pedir piedad- la sobé por donde quise sin dejar de empujarla contra el cristal.

Cuando ya la tenia dura de nuevo ella se giró sorprendida ante mi recuperación, pero la empotré contra el cristal de nuevo, apunté a su ano con mis dedos y fui jugando con el hasta penetrarla con varios dedos, sin duda no era su 1º vez, pero eso no cambió que al sentir mis dedos se estremeciera de gozo. Al verla lista y sacando la cadera puse mi polla en su ano, parecía desorbitado que entrara, pero de un estoque el glande entró, ella coceó con fuerza y se mordió el puño, la tomé del pelo y tiré de el, forzando su ano poco a poco, sollozaba al verse impotente ante tamaño desafío, pero aguantó como una jabata hasta tener medio rabo dentro, se acariciaba el clítoris con lujuria, pero al dar el golpe de cintura final dio un salto y un grito a la vez, apoyada contra el férreo cristal blindado se fue deslizando hasta volver a posar los pies en el suelo y sentir toda mi verga abriéndola, fui gentil y la dejé así unos minutos, hasta que ella se movió, la presión era brutal, era como tenerla rodeada de 200 gomas elásticas, al sacarla se venció hacia mi, la tuve que sujetar para poder sacar media polla y sin piedad volver a meterla, tosió entre risas.

-ALBA: ¡¡OH DIOS…..QUE GUSTO……FOLLAME CABRON………….. ÁBREME EL CULO COMO MI MARIDO NO SE ATREVE!! – arañaba el cristal con las uñas.

No tardé en empezar a follarla a gran velocidad, sus movimientos acompasaban los míos hasta que el ruido de mi pelvis golpeando en sus nalgas parecía mezclarse, el final de uno con el comienzo del otro, ella gimoteaba cosas lascivas, muchas relacionadas de la comparativa con su marido, mientras no sabia si acariciarse el clítoris o abrirse las nalgas, tan fuerte golpeaba que se puso de puntillas para recibir mejor mis acometidas, sujetándola de las caderas fui desatándome hasta oírla balbucear, tenia la boca abierta y soltaba aire por puro instinto, un hilo de baba la caía desde la boca hasta los senos, y solo repetía “auhhh……… sigue………. auhhhh”, eran como los sollozos de un bebé antes de romper a llorar, y con los golpes de mi cintura era como oír hablar a una oveja, balaba mas que hablar. Con el paso de los minutos se puso roja entera, no solo la cara, aguantó la respiración y con unas embestidas brutales la saqué lo que era seguro su 1º orgasmo anal, estalló con voces estrepitosas golpeando con la palma la pesada puerta de cristal, taconeando en el suelo aun de puntillas, usaba la puerta como apoyo para tratar de zafarse de mi, se lo impedí, la agarré de las tetas y tiré de ella hasta dejarla de pie en mitad de la terraza, en mitad de la nada, conmigo percutiendo sin descanso en su trasero, levantaba una pierna buscando algo de comodidad pero gimiendo de gusto, hasta que alzó ambas piernas, teniéndola agarrada de la tetas presionando su espalda contra mi pecho y con mi cintura de palanca fue sencillo segur follándome su culo con ella colgada del aire, dando patadas al vació, cuando volvió a suelo se echó hacia delante al romper en el 2º orgasmo anal, sollozaba aun cuando la sujeté de los brazos y tiré de ellos hacia atrás, como asas, con ella inclinada hacia delante saqué a la bestia, estaba desatado, la tenia medio esposada con las manos atrás usando sus brazos de riendas y follándome su culo, rojo de los golpes de mi vientre, la azoté con fuerza en las nalgas para que sintiera mi poder, pero no hacia falta, estaba con la cara congestionada, la boca abierta y llenando el suelo de saliva, mientras gimoteaba, al 3º orgasmo anal se desvaneció en mi brazos, la mantuve en pie aferrándome del vientre y del cuello, pegándola a mi pecho, me miraba abstraída girando la cabeza, mientras sus tetas y sus mejillas rebotaban aun al ritmo de mis penetraciones.

-ALBA: por favor…..para……….por….por favor…..no soporto mas…..córrete….lléname en culo de tu leche.- eran ruegos, mas que peticiones.

Tuvo suerte de mi falta de sexo, en otras ocasiones sus 20 minutos mas no me los hubieran quitado, pero ahora sentía mi polla ponerse tersa y mis huevos empequeñecerse, aun así la bestia se cobró su víctima, con un grito continuo sintió mi semen llenándola el culo, con sacudidas que podrían haberla hecho salir disparada si no la tengo sujeta, la besé en los labios casi inertes al sentir mi polla flaquear. No podía soltarla, se iría al suelo, así que la cogí en brazos, apenas hizo un esfuerzo para aferrarse a mi cuello, la llevé dentro y la acosté en la habitación del piso de abajo, me di una ducha leve y me tumbé a su lado, abrazando y anclándome a sus tetas. Dormí, dormí como nunca, como hacia mucho que no dormía, del tirón y sin preocupaciones ni sobresaltos en mitad de la noche sudando pensando en Ana y ver la cama vacía, como hacia casi 1 mes que no dormía.

Me despertó Alba moviéndose, se levantó torpe al día siguiente, la vi entrar en el baño y asearse, al volver se tumbó sobre la cama y se abrazó a mi pecho, la apreté contra mí hasta que su cara surgió de la maraña de pelo para besarme.

-ALBA: tengo que volver al trabajo, si no podrían sospechar y decirle algo a mi marido.

-YO: pues vete, no queremos que se entere.- espeté burlón.

-ALBA: ¿nos….nos volveremos a ver?- fue una suplica, no una pregunta.

-YO: coge tú móvil y apunta mi número, llámame siempre que quieras verme, y yo haré lo mismo, nunca viene mal tener cerca de una medico.- le brillaron los ojos al darme otro beso, esta vez más caliente y vibrante.

La solté un azote cuando se iba a vestir, tenia un empalme mañanero enorme, así que la tiré a la cama, dejándola de espaldas a ella, la abrí de piernas, bajé mi cabeza y me comí su coño peludo con brío, luego y me la follé así mismo, metiéndola de golpe, tan sencillo como un cuchillo caliente en mantequilla, a los 10 minutos se sujetó las tetas para que dejaran de golpearla la barbilla, a los 20 minutos se corrió otra vez, dejé de follarla y la puse a 4 patas hundiendo mi cara entre sus nalgas, chupando o lamiendo su coño y su ano, el cual penetré con un dedo, la volví a follar por el coño un rato provocando varios orgasmos y para cuando se iba a correr otra vez la penetré el culo, rasgó las sabanas con las uñas al sentir mi verga partiéndola, desaté a la bestia hasta que un cuarto de hora después me corrí en su culo sin dejar de azotarla una nalga dejando mi mano marcada.

-YO: para que me recuerdes mientras tu marido te mal folla.- caí rendido a su lado, sudando, agitado y con una sonrisa enorme en el rostro.

-ALBA: dímelo y le dejo, dime que seré tuya así para siempre y le llamo ahora mismo.- la cogí el teléfono de las manos y la agarré del pelo con fuerza, que patética me pareció.

-YO: esto no va así, yo no soy de nadie, ya no, ahora soy libre, si quieres venir a follar perfecto pero no serás la única, serás una de tantas, no tendrás trato especial, estoy harto de preocuparme por todos, de ser el imbécil al que acuden y de resolver los problemas de los demás, si quieres dejar a tu marido hazlo, o no lo hagas, a mi me la suda, pero ten claro que tan pronto puedo querer follarte como me canse de ti y no me vuelvas a ver.- asintió.

-ALBA: lo…………. lo siento, no pretendida……

-YO: ahora lárgate, si quieres follar llámame, pero no te daré más que sexo, tenlo presente y no vuelvas a mencionar el tema delante de mí, o se acabó.

Salí convencido de mis palabras de esa habitación, me despedí de Alba besándola desnudo en la puerta de casa donde Dani, la sirvienta rumana que Eleonor me había puesto al llevarse a Luz, estaba esperando para entrar, al verme desnudo se dio la vuelta, pero la cogí de la mano y la hice pasar, la llevé a la cocina y sin llegar a mirarme directamente la hablé.

-YO: hola Dani, se que no hemos empezado con buen pie, bien, veras, he pasado un momento jodido, pero ahora estoy bien, y tienes que saber varias cosas.

-DANI: yo no querer, no saber.- la pobre nunca sabia conjugar bien los verbos y el nerviosismo de verme desnudo ante ella dificultaba sus expresiones, pero entendía bien si hablabas despacio.

-YO: 1º me vas a ver desnudo a diario, de echo es posible que me veas mas tiempo desnudo que vestido, y hasta follando, así que acostúmbrate.- guardo silencio- venga, mírame- se giró lentamente, para no hablar bien el idioma aveces parecía muy despierta, me miró de refilón, sus ojos fueron directos a mi polla, se tapó la boca con los ojos como platos.

-DANI: enorme……ohhhh.

-YO: si, eso me dicen, bien, 2º paso, vamos a follar, mas tarde o mas temprano tu y yo follaremos……..

-DANI: yo no….casada….- me señalo su anillo- …..no poder.

-YO: y la que se acaba de ir tiene un marido militar – abrió los ojos confundida- pasará, así que cuando quieras, me avisas, si por algún milagro no quieres, no pasa nada, tranquila tengo coños de sobra, no te perjudicara en nada, solo te advierto que casi ninguna mujer me ha visto la polla y no ha terminado atravesada por ella.

-DANI: estar bien.- pareció conforme, mi tono era firme pero amable y sincero.

-YO: 3º, voy a estar follando a diario, con muchas y diferentes chicas, tu ten la boca cerrada de todo lo que aquí pasa, solo sonríe, se gentil y dales lo que te pidan, bebidas, comida o lo que sea, si alguna se pasa contigo, me lo dices y la mando a la puta calle.

-DANI: ¿a mi mandar puta calle?- se asuntó.

-YO: no…- suspiré de exasperación – a ellas, tu eres mi ama de llaves, así que si alguien te molesta me lo dices y la mando a paseo, a ellas, ellos o quien sea. – asintió con felicidad incrédula.

-DANI: de acuerdo, ¿si?

-YO: bien, por último, si no vas a ser capaz de soportarlo, dilo ahora, y me busco a otra.

-DANI: no, no, señora de piso paga bien.- el tono, pese a sus dificultades, fue demasiado obvio, Eleonor la había puesto allí, y si pagaba bien no seria solo por limpiar y cocinar.

-YO: yo soy el dueño del piso, ella solo te paga, y si me jodes te echo, pero si te portas bien seré bueno contigo.- torció el gesto algo confusa.

-DANI: ¿si yo follar tu, bueno conmigo?- me sorprendió el gesto, mas como para aclararlo que ofendida.

-YO: jajaja no, yo seré bueno si tú no me enfadas, follar o no depende de ti, a mí me da igual, eres guapa y tienes un buen polvo, pero solo cuando tu quieras, yo solo te advierto que es solo sexo, no busques mas. ¿Todo claro?

-DANI: si – sonrío feliz y se giró a colocar unas bolsas, no sin repasar mi polla otra vez.

Dani era tan guapa que parecía mentirá que estuviera de chacha y no del brazo de algún futbolista o ricachón, rubia natural, ojos claros azules y un cuerpo bastante apetecible, muy tapada no disimulaba un trasero de 1º, delgada y fina como una modelo de cintura, supongo que a una mujer así en su país la llovería ofertas, así que me puse algo de ropa y la ayudé a limpiar mientras charlábamos, me di cuenta de lo desordenado y guarro que estaba todo, ¿como podía haber vivido así? Dani y yo tardamos al menos 2 horas en dejar el salón y el cuarto de abajo limpios y arreglados, en ese tiempo mi afabilidad perdida, y recuperada, la encandiló. Descubrí que la habían traído a los 13 años a España, unos familiares lejanos, la habían puesto a robar por las calles hasta los 18, cuando ya podían juzgarla, entonces, viendo su belleza, la “vendieron” a un proxeneta que controlaba a las rumanas e hizo la calle hasta los 27 años, lloró un poco al contarme la 1º vez, era virgen y por ello pagaron una gran suma de dinero, por lo visto 3 hombres de negocios alemanes follaron con ella hasta que se hartaron, en la misma noche la desvirgaron, la estrenaron el ano, la hicieron chupar pollas y todo lo que se les ocurrió, cuando cogió cierta edad y ya no atraía tanto, tuvo un aborto de un cliente, la quisieron mandar de vuelta a Rumania, pero una redada de la policía la sacó de aquel mundo, y un cliente embobado de ella la ayudó a conseguir papeles como chacha de su casa, por lo visto a la mujer del susodicho no le pareció tan buena idea, aun así lograron mantenerla en la agencia de limpieza y había ido rebotando de un trabajo a otro hasta llegar a mi casa. Se había casado con un español, y tenía un crío de apenas 1 año, me enseño fotos en el móvil y todo.

Se sintió feliz o aliviada, no se decir, de contarme toda su historia y ver que la escuchaba, a mi me encanta oír la vida de los demás, es increíble lo fascinante que puede ser la vida de una persona que en principio no tiene nada que aportar, al terminar nos salimos a la terraza a tomar unos refrescos y hablar con ella sobre su sueldo y las condiciones en que había quedado la casa. Eleonor la pagaba y le daba un extra para comprar comida para la casa, eso no era lo que la dije, yo podía pagarme mis cosas, pero ya que pagaba, le dije a Dani que se quedara con ese extra para ella y su crío, sonrío y me abrazó con fuerza, era casi duplicar su sueldo, y de nuevo me preguntó que si tenia que follar conmigo para que se lo diera, y de nuevo sonó como aclaración y no con pesar, siendo puta mas de 9 años no creo que fuera un problema para ella, tentando de decirla que si, la aseguré que no, solo cuando ella quisiera, solo la pedía discreción, lealtad, que en la nevera no faltaran muchas cosas y que si alguna vez necesitaba ayuda en la casa, se quedara alguna hora mas, soy bueno, no tonto, aun así accedió encantada, eran unas peticiones mínimas, tal era su felicidad que me confirmó lo que me olí antes, Eleonor la daba otro extra por informarla de mi a través de SMS, sonreí al ser consciente, Eleonor aun querría jugármela o tenerme en el radar, pero ahora tenia ganada a su única baza, el extra que le daba por informar era una minucia comparado con el que le daba para el piso y que yo le acababa de regalar, y ahora ambos eran para ella, así que hicimos el pacto de que la informaría, si , lo que yo la dijera, por ahora que siguieran contándola lo mal y hundido que estaba, como me señaló que ya le había escrito. Luego la pregunté como una mujer de 30 años y viviendo en España desde los 13, hablaba tan mal el español, su respuesta fue contundente.

-DANI: mi familia solo ensañar frases que necesitar, siempre hablar en rumano, solo enseñar “Soy menor, suélteme”, ”chupar 15€, completo 30€”, ”si, cariño, que bien me follas” y ”por el culo son 50€”.- nadie se había molestado en enseñarla nada, solo su marido, pero tampoco le molestaba aquello, me dejó sin palabras, cosa nada fácil.

La dije que si quería un baño en la piscina, para mi desgracia no accedió, el calor aun reinante en esa época le había hecho abrirse un poco la camisa que llevaba y un buen par de tetas asomaban apretadas por el delantal, con una falda larga hasta los gemelos, verla mojada o semi desnuda me hubiera alegrado la mañana, pero aun no me tenia tanta confianza, me quité las bermudas y la camiseta sucia ante sus ojos, que admiraron mi cuerpo y mi rabo colgando, me metí en el agua y me quedé allí flotando.

Pensado en las palabras que le había dicho a Alba en un arrebato de ira, si, pero reales, durante casi 2 años había mantenido una relación con Ana, y luego con Lara y Eleonor y Lili, o Carolina o como mierda se llamara, me había ocupado de ellas, había sido bueno, me había metido en líos y me usaban como tierra firme en sus turbulentas vidas, estaba cansado y agotado del peso que eso suponía, apenas me había follado 2 veces a Alba ¿y ya iba a dejar a su marido por mi?, supongo que yo solo seria la excusa final para convencerse, no creo que fuera feliz del todo, pero ahora me daba cuenta, eso, no es problema mío, si no suyo, no, no se volvería a repetir la historia, yo ya estaba exhausto de salir perdiendo por asumir los problemas de los demás, tenia 21 años, un enorme piso y un polla gigante, se acabó ir de responsable y de buen chico, ahora tocaba disfrutar, me iba a follar a todas las que quisiera, cuando quisiera y como quisiera, estuvieran casadas, con novio, solteras o en medio de una misa, ahora tocaba mirar por mi y mi moral se derrumbaba.

Salí del agua como el viento, casi atropello a Dani por el salón, fui a la habitación de abajo donde hasta hace nada compartía con Ana una vida ficticia, y entré, la oscuridad llenaba todo, solo la luz del sol que entraba por la puerta y se reflejaba en el espejo del mueble dejaba ver dentro las figuras de la cama o el armario, avancé con frialdad hacia el mueble, quedaría genial haber andado en cámara lenta con pasos firmes y música de batería de fondo, pero la realidad es que me di en el meñique del pie derecho en una de mis zapatillas, solté un grito de dolor momentáneo, y cojeé hasta el mueble, levanté el pie y apreté el dedo con fuerza, pero había llegado a mi destino. Si iba vivir la vida, necesitaba mujeres, y sabia donde buscar, abrí un cajón, y ante mi salieron decenas, casi un centenar, de papelitos, con números de teléfono, notas y nombres, todos los que había estado guardando, mas como respeto que como útiles en un futuro, pero ahora los tenia delante, y al mirarme vi mi rostro reflejado, con la luz del sol rebotando del espejo en mi mirada, dejándome ver una sonrisa malévola.

CONTINUARA……….

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Relato erótico: “Viviana 12” (POR ERNESTO LOPEZ)

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me daríasPor supuesto a la noche fui a ver a Viviana.

Sin título_”¿Te gusto la sorpresa? “pregunté socarrón.

_”Sos un hijo de puta divino, lo planeaste todo desde que me hiciste llamar ¿verdad?”

_”Si, pero no estaba muy seguro como iba a salir”

_”Pues te salió perfecto, estás aprendiendo”

_”Desde que te conocí me puse a estudiar el mundo del sadomasoquismo, leí todo lo que encontré sobre el tema, las películas y tus historias también me aportaron. Por supuesto que vos me sacás varios cuerpos de ventaja, yo soy más un teórico empezando a conocer el mundo real”

_” ¿Y todo ese esfuerzo por mi? Vení que tengo que recompensarte y tirandome sobre el sofá sacó mi poronga del pantalón y se puso a chuparla amorosamente.

_” Parece que te quedaste con ganas de pija”

_”La verdad que si, y no te voy a negar que también me puse un poco celosa, me dio bronca que la hagas disfrutar, yo hacia ella solo siento odio por todo lo que me hizo sufrir de niña”

_” No te preocupes que te lo vas a cobrar con creces, ya me di cuenta cuales son tus sentimientos, hoy estuviste muy bien en hacerme caso y disimular”

_” ¿Y como tenés planeado seguir?

_” Mañana va a venir a casa a la mañana y ahí te enterarás”

_”Sos un turro, cógeme”

…………………………………………………………………………………………………………………..

A la otra mañana puntualmente tocó el portero eléctrico Alejandra, cuando abrí la puerta casi no la reconozco, vestía una minifalda negra bien corta, medias de red también negras, una blusa roja de seda que resaltaba sus tetas, el pelo recogido, boca bien roja y ojos con mucho maquillaje negro alrededor.

_”¿Te gusta tu puta? preguntó con picardía.

_”Bastante bien, me hice el estrecho, pero no llegas a la categoría de puta, estás por debajo de eso”

_” Como digas, aquí traje el contrato firmado, el de Viviana tiene una parte donde acuerdan un sueldo por tus servicios, como no sabía que poner allí puse simplemente que me podés pedir todo el dinero que quieras. Lo demás está igual: podés hacer conmigo absolutamente todo lo que se te ocurra, sin límites”

Me gustó la ocurrencia de poder disponer de su dinero, que sabía era mucho, pero más me gustó que aceptará dejar por escrito y firmado su sumisión absoluta.

En ese momento sonó el timbre, era Viviana, le abrí y le dije antes de que entre: “Mirá quien nos acompañara hoy” Se hizo la sorprendida diciendo: “¿quién es esta puta barata?

_”Un regalo para vos, acaba de traer firmado un contrato de sumisión total, así que podés hacer con ella lo que se te ocurra, será la esclava de la esclava” dije tratando de ser lo más cruel posible. Alejandra no se esperaba esto, pero tampoco salió espantada. Al escuchar estas palabras se quedó donde estaba y bajó la vista al piso.

_” Bueno, gracias por el regalo, pero no se me ocurre para que puede servir esta mierda” dijo Viviana siguiéndome el juego.

_”Podemos probar de usarla para que limpie y haga los mandados” propuse imaginando alguna compra humillante como las que le mandaba a hacer a Viviana.

-“No creo, parece bastante inútil, no debe servir ni para eso” y subiendo el tono de voz agregó: “a ver pedazo de sorete, limpiame los zapatos”

Alejandra se arrodilló a sus pies y comenzó a besar tímidamente los zapatos de Viviana, está gritó ” limpiar te dije, no besar. Pasale bien la lengua a todo el zapato, sobre todo a la suela que es lo más sucio”

Alejandra empezó a lamer como se le indicó pero no podía lamer las suelas pues Viviana seguía parada, entonces dijo: “¿podrías sentarte así puedo lamer las suelas?”

Viviana le respondió con una patada en la cara: “pero si serás pelotuda !!!,¿Quién carajo te dijo que podés hablarme sin permiso? Y mucho menos tutearme pedazo de sorete!!!”

_”Discúlpeme ama, soy nueva en esto, trataré de no cometer más errores” respondió Alejandra desde el suelo, caída hacia atrás.

La respuesta fue rápida, otra patada esta vez al estomago que le cortó la respiración, “más te vale que aprendas rápido, porque sino te voy a matar a patadas o de otra forma pero, ¿no te dije que no podés hablar sin permiso?

_” ¿Pero como hago si necesito decir algo?

_” Vos vas a necesitar hablar muy poco, solo tenés que obedecer, pero si tuvieras que decir algo sin que se te pregunte, tenés que llorar como una perra, si te autorizamos podés hablar”

Alejandra asintió en silencio, estaba totalmente entregada. Consideré que ya era tiempo de darle algo de placer, era nueva y se había dejado humillar y pegar por calentura, tampoco era cuestión de tensar demasiado la cuerda.

“ Parate y vení para acá” le ordené, al tenerla a mi lado le apreté no muy fuerte sus pezones que se marcaban claramente a través de su blusa, se la desabotoné y sus hermosas tetas quedaron al aire no traía corpiño, le chupé y mordí un poquito los pezones y empezó a gemir dulcemente.

_”Sacate la pollera” , lo hizo instantáneamente dejando ver una hermosa y diminuta tanga y un portaligas que sostenía sus medias negras.

La empuje sobre el sofá del living, me saqué los pantalones y se la metí violentamente, era lo que estaba esperando, su concha estaba encharcada e hirviendo, fue un polvo rápido pero apasionado.

Viviana a todo esto miraba con un poco de bronca porque le estaba dando pija a su madre y no a ella, para contentarla dije: “ ¿y que nombre le vas a poner al juguete nuevo?”

_” No merece llamarse perra, cerda ni puta, todo es demasiado para esta, creo que lo mas apropiado es llamarla Mierda, es lo que se merece”.

_”Muy bien, será Mierda entonces” y dirigiéndome a ella “escuchaste verdad, a partir de ahora serás Mierda, ojo con no responder cuando se te llama”.

_”Si amo, soy Mierda” respondió sumisa.

Se me ocurrió una idea: “vas a salir a comprar algo para que vayas practicando, ponete la blusa y la pollera sin bombacha y vas a ir a la veterinaria que queda a cuatro cuadras a comprar un collar y una cadena”

_”Si mi amo”, se empezó a vestir pero Viviana la paró: “antes la vamos a preparar un poco mejor” afirmó.

Fue al dormitorio y volvió con la caña de castigo y el consolador doble: “parada frente a mi !!!” ordenó, Mierda cumplió de inmediato, se puso a su lado y le dio tres fuertes cañazos en las tetas dejando marcas bien visibles. Fue hacia atrás y le dio otros tres en el orto y algunos más en los muslos, se podía ver como se iba hinchando la piel y poniendo roja formándose verrugones.

-“ Ya casi está” dijo riéndose mientras su madre lloraba en silencio haciendo que se corriera la pintura de sus ojos, se puso frente a Mierda y le dio dos terribles bofetadas

_”Ahora si, faltaba algo de color en las mejillas” volvió a burlarse, la ayudo a terminar de vestirse dejando su blusa con 4 botones desprendidos y subiendo su falda hasta que casi se veía el orto.
Luego le metió el consolador doble y le indicó: “ andá por las calles más concurridas y moviendo bien el culo, comprá un collar bien grueso y y traelo puesto con la cadena enganchada”

Alejandra salió en silencio, bastante turbada por la situación, pero yo tenía fe que cumpliría la misión. Mientras, Viviana y yo nos pusimos coger desenfrenadamente, todo lo anterior nos había puesto a mil y ambos teníamos demasiadas ganas de descargarnos.

Estuvimos un buen rato garchando, creo que nos echamos como tres polvos y nos olvidamos de Mierda, cuando sonó el portero eléctrico nos sobresaltamos, miré el reloj, había pasado casi una hora.

Ni bien entró con un grueso collar de cuero en su cuello y una cadena metálica colgando del mismo Viviana le gritó:”¿Se puede saber que carajo estuviste haciendo todo este tiempo? Seguro que anduviste exhibiéndote por ahí para que te griten lo puta que sos !!”

_”No mi Ama , tardé porque el muchacho de la veterinaria no tenía collares gruesos de mi medida, pero muy amable se ofreció a acortar uno, me hizo sentar enfrente de él y estuvo trabajando un largo rato mientras no me sacaba los ojos de encima”

_” ¿Y vos como tenías las piernas?

_” Cruzadas, se me veían los muslos con las marcas, el portaligas y el comienzo de las medias”

_”Pero ves que sos una pelotuda!!, hay que explicarte todo, Desde ahora siempre que estés sentada tendrás las rodillas separadas al menos 30 cm para que se te pueda ver bien la concha con lo haya en ella, ¿ENTENDISTE !!?

_” Si mi Ama, nunca más cerraré las piernas estando sentada”

_”Así me gusta intervine yo frenando un poco la cosa, “ te ganaste un premio” y tomándola de la cadena la lleva a la cama, la puse en cuatro, saque el consolador y se la metí por el orto.

Viviana colaboraba haciendo que le chupe la argolla y así estuvimos un largo rato hasta que acabamos los tres.

Era la hora que Viviana tenía que buscar al niño, me despedí de ella y le dije a Mierda: “vos quedate”

CONTINUARÁ

 

Relato erótico:”Diario de George Geldof – 1″ (POR AMORBOSO)

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verano inolvidable2Diario de George Geldof

Sin títuloEstoy algo nervioso. Mañana, 14 de junio de 1858 salgo para el nuevo mundo. Para mí, es una nueva aventura que tengo que afrontar sólo, aunque no es la primera vez que abandono a lo que llamo “mi familia” y mi país, aunque ahora es culpa de mi mala cabeza. Mejor dicho, de mi polla inquieta y de una serie de trágicas circunstancias que me impiden permanecer en Inglaterra.

Pero primero voy a resumir lo que ha sido mi vida hasta ahora, para que mis sucesores, si algún día llego a tenerlos, sepan quién soy y las causas que me han llevado a iniciar este viaje.

No conocí a mis padres, ya que murieron en un accidente al poco de nacer yo, al desbocarse el caballo del carruaje descubierto que conducía mi padre y caer por un pequeño barranco, del que no salieron con vida. Todo esto me lo contaron, cuando tuve edad suficiente, los tíos-abuelos que me acogieron tras la desgracia, y a los que considero mis verdaderos padres. La familia siempre ha tenido grandes posesiones en tierras, un Ducado y el heredero ostenta desde hace muchos años el título de Lord, lo que me permitió una infancia alegre, un aprendizaje de las ciencias y letras suficiente y un entrenamiento en las principales artes marciales, esgrima y tiro.

Mi vida de pequeño, se desarrolló en el campo, donde habitualmente vivía la familia, en una casa de muchas habitaciones (nunca las conté). De pequeño tenía la compañía del verdadero hijo de los duques, Lord Richard y su esposa Myriam, diez años mayor que yo, con el que jugaba a todo y el que me enseñó algunas travesuras, hasta que lo enviaron a estudiar a Londres, por lo que sólo venía algunos días de fiesta y resultaba más aburrido.

Cuando tenía 8 años aproximadamente, un día Lord Richard nos informó que tres días después viajaríamos a Londres para hacer algunas compras tanto para la hacienda como para la casa y personales. Para mí fue una novedad, ya que nunca había salido de la finca, excepto a algún pueblo cercano, carente de interés, por lo que me produjo una gran excitación.

En la casa, mi habitación estaba junto a la de mis padres, ya que mi madre estaba pendiente de mí durante mi infancia y así podía echarme un vistazo a través de una puerta que comunicaba ambas y poder controlar la vela que siempre quedaba encendida en mi cuarto.

La excitación del viaje me produjo esa noche un sueño intranquilo, despertándome en medio de la noche. En el silencio existente, empecé escuchar unos gemidos en la habitación vecina, que fueron en aumento hasta que terminaron con uno más fuerte.

Yo, totalmente asustado, no me atrevía a decir nada, sólo me encogí y procuré no hacer ningún ruido, no fuera que vinieran a hacerme algún daño a mí, hasta que rendido me dormí.

A la mañana siguiente, me despertó mi madre abriendo las cortinas y diciendo con una gran sonrisa:

-¡Arriba, dormilón, que te espera tu tutor y aún tienes que desayunar!

Yo me quedé todo sorprendido al ver que no había pasado nada, hasta tal punto que mi madre lo notó y me dijo:

-¿A que viene esa cara de sorpresa? ¿No te acuerdas de que todos los días desayunas y tienes clase con tu tutor?

-No es eso, mamá –le dije- es que esta noche me ha pasado una cosa muy rara.

-Qué te ha pasado-me dijo, sentándose a mi lado y acariciando mi cabeza- cuéntamelo.

-Que esta noche me he despertado y he oído gemidos muy fuertes en tu habitación y he pensado que te estaban haciendo algo malo. ¿Te estaban haciendo algo?

Mi madre, me dio un cachete en la cabeza y me dijo:

-¡Eso no se pregunta ni se dice! – y se marchó rápidamente, aunque me pareció que se había puesto colorada.

Más tarde, al terminar con mis estudios, me llamó al cuarto de costura y me explicó que por las noches tenía pesadillas y que algunas veces gritaba, que no me preocupase por ello, porque estaba bien, como podía comprobar.

Yo le pregunté el porqué de las pesadillas y me estuvo dando unas explicaciones que, hasta en mi corto entender, carecían de sentido.

Es caso es que esto me hizo sospechar, y recordando algunos de los comentarios de mi hermano adoptivo, decidí ver qué había de cierto en esto.

A la siguiente noche hice todo lo posible para no dormirme. Cuando mis padres se fueron a dormir, mi madre pasó por mi habitación, donde yo me hacía el dormido, me dio un beso en la frente y volvió a su cuarto, cerrando la puerta entre ambos.

Al poco, empecé oír risitas, comentarios en voz baja, ruidos de la cama. Me levanté y me acerqué a la puerta de separación de ambas habitaciones y me puse a mirar por la cerradura, ya que no me atrevía a abrir la puerta y ésta no la cerraban nunca con llave, de hecho no sabían donde estaba, por si acaso hubiese que correr.

Lo primero que vi, me impactó de sobremanera. Mi padre tumbado en la cama, con la camisa abierta y sin pantalones, mientras mi madre, arrodillada entre sus piernas, lamía y chupaba su sexo. Gracias a la ubicación de la cama junto a la puerta, la veía recorrer con la lengua su falo, dándole lengüetazos al llegar a la punta, para volver a bajar hasta los testículos, chuparlos con gran fruición y volver a subir para meterse toda entera en la boca, hasta que sentía arcadas.

A mí me pareció que el falo de mi padre era grandísimo, pero ella se lo introducía completo en la boca, volviendo a sacarlo cubierto de babas y con hilos de saliva que lo unían a sus labios, mientras mi padre gemía y se retorcía, imagino que por el daño que le producía. No sé que era peor, si el asco que me daba ver a mi madre metiéndose eso en la boca o la sensación de angustia al ver que le entraba tan adentro.

Al rato, mi padre le dijo:

-Ya basta, puta, ponte a cuatro patas que te voy a follar hasta romperte el coño!

Mi madre obedeció presurosa, dando la vuelta y poniéndose de culo hacia él. Mi padre se puso de rodillas, separó más sus piernas y metió su falo de golpe entre ellas, lo que hizo que mi madre emitiese un largo gemido me imaginé que era de dolor, ya que todavía no sabía que las mujeres tenían más agujeros ahí que nosotros.

Mi padre empezó un lento mete-saca, igual que hacen los perros, pero mucho más lento, mientras le decía:

-¡Aaaaaahhhhhhggggggggg, puta, que estrecho lo tienes, parece que no hubieras parido nunca !. ¡Qué gusto me estás dando!

Mi madre le decía:

-¡Más, más, dame fuerte!. ¡Así, así. Sigue. Me estás matando de gusto! – ahí deduje de que no era maltrato, sino todo lo contrario. ¡Nunca me había imaginado que una de las escenas más frecuentes entre los animales de la finca pudiese ser placentera!

Mi madre interrumpió mis pensamientos al decir:

-¡Richard sigue, sigue, más, más maaaaas! ¡Me corro! ¡Me corroooooo!

-¡Córrete puta, que estoy esperando para llenarte de mi leche! –dijo mi padre.

(Leche? ¿De dónde la iba a sacar?)

-¡Me corro yo tambieeeén! ¡Toma puta, todo para ti!

Y cayeron los dos largos sobre la cama, empezaron a besarse en los labios (puafff) y a decirse cosas como: te quiero, eres todo para mi, etc. Por lo que me volví a la cama, harto de oír tantas tonterías y con dolor de espalda y piernas por la postura tan forzada al estar mirando por la cerradura. Y encima, sin entender de qué iba aquello.

Al acostarme, observé que mi pene estaba totalmente duro y estirado, aunque no tenía nada que ver con el de mi padre, y observé que si lo tocaba, apretaba y acariciaba, me producía gran placer, por lo que estuve un rato en esa gratificante labor, hasta que quedé dormido.

A la mañana siguiente, me levanté pronto, aunque cuando llegué al comedor ya estaba mi padre desayunando.

-¡Buenos días, hijo.! ¿Has dormido bien? –me preguntó, como otros muchos días.

– Si padre, muy bien, como siempre. ¿Y tú?

– Estupendamente también.

– ¿Y mamá? –pregunté.

– Enseguida vendrá a desayunar. Hoy se le han pegado un poco las sábanas, je, je, je.

– Si, je, je, je. –dije yo.

Al momento, entró mi madre, que fue directa a su marido para darle un beso en los labios, que, al recordar la noche pasada, me dio un poco de repelús, y luego vino directa a mi y me dio los buenos días junto a un beso en la frente.

Disimuladamente procedí a pasarme la servilleta por donde había puesto sus labios, y continué desayunando mientras escuchaba, sin oír, su conversación, recordando la noche anterior.

Terminado mi desayuno, solicité permiso para levantarme e ir con mi tutor, lo que me concedieron sin prestarme mucha atención. Cuando iba a limpiarme los labios, recordé lo que había hecho con la servilleta, por lo que la dejé junto al plato y aproveché la manga oscura de mi ropa para dejarlos limpios.

El día transcurrió con normalidad. Bueno, no, me pasé todo el día esperando con impaciencia a que llegase la noche.

Y ésta llegó. Volví a hacerme el dormido, froté mi frente con el otro extremo de la sábana después del beso de mi madre y corrí a la cerradura de la puerta a ver que pasaba. Esta vez, tuve la precaución de poner un pequeño banco para sentarme, que me daba la suficiente altura para poder mirar con comodidad.

Lo primero que vi, fue a mi madre que terminaba de quitarse el voluminoso vestido y quedaba con las medias sujetas por un liguero y su corsé, que levantaba y resaltaba sus tetas, algo en lo que no me había fijado la noche anterior.

No llevaba nada más, y al girarse una de las veces hacia mí, observé que ella no tenía pene, o lo tenía más pequeño que yo, o se encontraba oculto por una mata de pelo muy abundante en ese lugar.

Mi padre, se quitó los pantalones, levantó su camisa y mostrando un pene grande y tieso, le dijo:

-¡De rodillas, puta, que estoy muy caliente! Chúpamela como tú sabes hasta que me corra, si no quieres saber lo que es bueno.

Mi madre, se puso de rodillas y se metió todo aquello en la boca. Mi padre la agarró del pelo y empezó un rápido mete-saca, que esta vez si que me recordó a los perros, alternando con periodos lentos e, incluso, dejando que mi madre lamiese o chupase a su gusto, mientras sus pechos se iban llenando de las babas que escurrían de su boca y del pene.

Siguieron un buen rato, mi padre gruñendo y diciendo

– ¡Sigue, sigue! ¡Qué bien lo haces! ¡Me voy a correr en tu boca!

Y mi madre:

– ¡Mmmmmm, si, si!

De repente, cuando mi madre le estaba lamiendo el tronco, una cosa blanca salió de su punta, cayendo sobre la cara y pelo de ella, que se apresuró a meterlo todo en su boca, mientras mi padre le decía:

– ¡Así puta! ¡Trágatelo todo! ¡Como se caiga una gota te muelo a palos!

Estuvieron unos momentos, mi padre presionando la cabeza de mi madre contra él y ella con su pene hasta lo más adentro que cabía.

Al fin, mi padre se separó y mi madre, pasó su dedo por los labios para recoger unos gruesos goterones de sus comisuras y chuparlo seguidamente, siguiendo luego por el resto de esa sustancia que le había caído por el pelo y cara.

Yo no lo pude aguantar más y me fui corriendo a la cama. Esta vez observé mientras jugaba con él, que tenía mi pene más duro si cabe que la noche anterior, durmiéndome entre mis manipulaciones y los sonidos apagados de la habitación contigua.

A la mañana siguiente, lo mismo, mi padre desayunando, yo también, hasta que vino mi madre y le dio el beso en los labios a mi padre, mientras intercambiaban sonrisas.

Cuando hizo intención de venir hacia mí, me levanté deprisa y salí de allí, pidiendo perdón y diciendo que había quedado con el tutor para ver algo de las flores en el jardín.

Durante ese día, se hicieron todos los preparativos para el viaje, que como terminaron tarde, nos fuimos a la cama sin que hubiese nada que contar.

Al día siguiente, me despertaron antes del amanecer. En la casa reinaba una actividad febril, hasta el punto que no vi a mis padres hasta que no subimos al carruaje y salimos con destino Londres, donde mi padre había alquilado una casa y hacia donde habían salido ya algunos criados con la mayor parte del equipaje, con el fin de que estuviese preparada a nuestra llegada.

El camino fue largo. Al principio me llamaban la atención las personas que circulaban por los caminos, las que trabajaban en la tierra, las mujeres que lavaban en los ríos, los pueblos que cruzábamos, etc. Pero un buen rato después ya me aburría soberanamente y empecé a bostezar y dar cabezadas.

Yo iba sentado en un lado del carruaje y mis padres en el otro, por lo que aproveché y me recosté en el asiento con intención de dormir.

En ese momento, mi madre le dijo a mi padre:

-¡Cariño, estos botines me están matando!, ¿te importaría quitármelos y darme un masaje?

-¡Cómo no! –dijo él- sube las piernas sobre las mías, recuéstate en el asiento u verás.

Eso hizo ella, quedando sus pies al lado de mi cabeza, con las piernas cubiertas por su larga falda. Mi padre procedió a quitarle los botines, subiéndola un poquito, y luego a masajear sus pies, subiendo de vez en cuando por su pierna con disimulo.

Yo abría y cerraba los ojos, unas veces durmiendo y otras despierto, hasta que observé que la mano de mi padre subía mucho más arriba del tobillo y de la rodilla, lo que aparte de mostrarme las piernas de mi madre, hacía que ésta suspirase y se le acelerase la respiración.

Una de las veces le pregunté que qué le pasaba, a lo que respondió:

-¡Hay hijo! ¡Es que me está gustando mucho el masaje de tu padre!

A partir de entonces, se le empezó a notar menos, pero mi padre debía ser un experto en masajes, porque casi no le veía mover la mano, ni recorrer toda la pierna, pero parecía que cada vez le gustaba más, hasta que soltó un fuerte suspiro, se incorporó, abrazó a mi padre y le dio un beso junto con las gracias.

Como eso ya me aburría, me quedé dormido y ya no me desperté hasta llegar a Londres.

Es mi primer relato. Agradeceré las críticas constructivas y no echaré en saco roto las destructivas. Gracias por vuestras valoraciones. Sugerencias en privado a:

amorboso@hotmail.com

 
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