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“DE LOCA A LOCA, ME LAS TIRO PORQUE ME TOCAN” (POR GOLFO) SERIE SIERVAS DE LA LUJURIA VOL. I LIBRO PARA DESCARGAR

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DE LOCA A LOCA PORTADA2

Sinopsis:

Un universitario al entrar a vivir en una pensión que le eligió su madre, descubre que las únicas personas que viven ahí son la dueña y su hija. La primera es una viuda estricta y religiosa mientras que la segunda es una rubia preciosa. Lo que no sabe es que ambas creen que su llegada a la casa es un regalo de Dios y que su misión será sustituir al difunto en la cama de la primera.

TOTALMENTE INÉDITA, NO PODRÁS LEERLA SI NO TE LA BAJAS.

ALTO CONTENIDO ERÓTICO

Bájatelo pinchando en el banner o en el siguiente enlace:

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Para que podías echarle un vistazo, os anexo el primer capítulo:

Capítulo 1.

Mi vida dio un giro de ciento ochenta grados cuando me mudé a Madrid a estudiar la carrera. Acostumbrado a la rutina de un pueblo de montaña, me costó asimilar el ritmo de esa gran ciudad pero sobre todo cuando el destino quiso que cayera en esa pensión regentada por una cuarentona y una hija de mi edad.
Como cualquiera en su lugar, al saber que me pasaría cinco años estudiando fuera de casa, mi madre se ocupó de seleccionar personalmente donde iba a vivir. Aunque os parezca increíble se pasó una semana recorriendo hostales, residencias y hasta colegios mayores sin encontrar nada que fuera acorde a sus rígidos conceptos morales y ya cuando creía que se iba volver de vacío, visitó una coqueta casa de huéspedes ubicada muy cerca de mi universidad.
-No sabes la suerte que hemos tenido- recalcó mi vieja al explicarme las virtudes del lugar. –Resulta que acaban de abrir y son muy selectas a la hora de elegir quien se puede alojar con ellas. Para aceptarte, tuve que aguantar un largo interrogatorio, durante el cual se querían asegurar que eras un muchacho de una moralidad intachable.
-¿Y eso?- pregunté extrañado que se pusieran tan exigentes.
En eso, mi queridísima progenitora se hizo la despistada al responder:
-Creía que te lo había comentado. La dueña de la pensión es una señora que se acaba de quedar viuda y que debido a su exigua pensión se ha visto obligada a alquilar cuartos para llegar a fin de mes.
Oliéndome la encerrona, insistí:
-¿No me estarás mandando a un campo de concentración?
Ni se dignó a contestar directamente a la pregunta sino que saliéndose por la tangente, me soltó:
-Un poco de disciplina no te vendrá mal.
Sus palabras junto con la religiosidad de mi madre me hicieron saber de antemano que mis sueños de juerga aprovechando los años de universidad se desvanecerían si aceptaba de buen grado vivir ahí. Por eso, intenté razonar con ella y pedirle que se replanteara el asunto amparándome en que necesitaba vivir cerca de la facultad.
-Por eso no te preocupes, está a una manzana de dónde vas a estudiar.
Sin dar mi brazo a torcer, comenté mis reparos a compartir cuarto con otro estudiante:
-Te han asignado un cuarto para ti solo- y viendo por donde iba, prosiguió: -La habitación es enorme y cuenta con una mesa de estudios para que nadie te moleste.
«¡Mierda!», mascullé pero no dejándome vencer busqué en el precio una excusa para optar por un colegio mayor.
-Es más barato e incluye la limpieza de tu ropa…
Mi llegada a “la cárcel”.
Cómo supondréis por mucho que intenté zafarme de ese marrón, me resultó imposible y por eso me vi maleta en mano en las puertas de ese lugar el día anterior a comenzar las clases. Todavía recuerdo las bromas de mis amigos sobre el tema. Mientras ellos iban a residencias “normales”, a mí me había tocado una con toque de queda.
-Recuerda que me he comprometido a que entre semana, llegarás a cenar y a que durante los fines de semana la hora máxima que volverás serán las dos de la madrugada.
-Joder, mamá. Si en casa llego más tarde- protesté al escuchar de sus labios semejante disparate.
A mis quejas, mi madre contestó:
– Vas a Madrid a estudiar.
Cabreado pero sobre todo convencido en hacer lo imposible para que esa viuda me echara en el menos tiempo posible, miré el chalet donde estaba ubicada la pensión y muy a mi pesar tuve que reconocer que al menos exteriormente, era un sitio agradable para vivir. Desde fuera, lo primero que pude observar fue el coqueto jardín que rodeaba la casa.
Aun así, la perspectiva de convivir con una mujer tan mojigata como mi vieja seguía sin hacerme ni puñetera gracia.
«Menudo coñazo me voy a correr», pensé mientras tocaba el timbre.
Al salir la dueña a abrirme y a pesar de ser una mujer atractiva, mis temores se vieron incrementados al salir vestida con un traje completamente de negro y cuya falda casi le llegaba a los tobillos.
«¡Sigue de luto!», titubeé durante un segundo antes de presentarme.
La mujer ni siquiera sonrió al escuchar mi nombre. Al contrario creí ver en su gesto adusto una muestra más de la incomodidad que para ella representaba que un desconocido invadiera su privacidad. Asumiendo que mi estancia sería corta, decidí no decir nada y cogiendo mi equipaje la seguí al interior. Apenas traspasé el recibidor, me percaté que ese lugar denotaba clase y lujo por doquier, lo que afianzó mi idea que en vida de su esposo a esa bruja no le había faltado de nada. Y en vez de alegrarme por las aparentes comodidades que iba a tener, me concentré en los aspectos negativos catalogando a esa señora como “una ricachona venida a menos”.
Tampoco pude exteriorizar queja alguna de mi habitación porque además de su tamaño, estaba decorada con muebles de diseño de alto standing pero fue la cama lo que me dejó impresionado:
«Es una King size», me dije nada más entrar.
Mi sorpresa se incrementó cuando la cuarentona me enseñó que por medio de una puerta tenía acceso a un lujoso baño con jacuzzi pero entonces bajando mis expectativas, Doña Consuelo me informó que tendría que compartir ese baño con ellas. No queriendo parecer un caprichoso, me abstuve de informarle que según mi madre iba a tener baño propio.
«No creo que eso sea problema», me dije al ver que tenía pestillo mientras me imaginaba disfrutando de esa enorme bañera llena de espuma.
Fue entonces cuando con tono serio, mi casera me informó que la comida estaba programada a las dos y que se exigía un mínimo de decoro para sentarse en la mesa. Asumiendo que no era bueno causar problemas desde el primer día, pero como desconocía a qué se refería con ello, se lo pregunté directamente:
-Somos una familia clásica y por ello deberá llevar corbata.
Comprenderéis que para un muchacho actual esa prenda era algo que jamás se pondría para comer y por eso comprendí medio mosqueado que mi madre hubiese insistido en meter una en la maleta.
«¡La jefa lo sabía y se lo calló!», maldije en silencio mientras me retiraba ya cabreado a mi habitación.
Me sentía estafado al no saber qué otras cosas me había ocultado para que aceptara a regañadientes vivir allí. Cómo comprenderéis me esperaba cualquier otra idiotez y reteniendo las ganas de mandar todo a la mierda, me tumbé en la cama a descansar.
«Al menos es cómoda», murmuré al disfrutar de la suavidad de las sábanas de hilo y lo mullido del colchón.
Sin darme cuenta y quizás porque estaba cansado por el viaje, me quedé dormido. Durante casi una hora disfruté del sueño de los justos hasta que un pequeño ruido me despertó. Al abrir los ojos, me encontré con la que debía ser la criada de la pensión deshaciendo mi maleta y colocando mi ropa en el armario.
«No debe haberse dado cuenta que estoy en la habitación», pensé mientras disfrutaba del estupendo cuerpo que alcanzaba a imaginar tras el uniforme que llevaba. «Tiene un culo de infarto», sentencié ya espabilado al contemplar las duras nalgas que involuntariamente exhibió frente a mí mientras se agachaba a recoger uno de mis calzoncillos. Fue entonces cuando de improviso, vi que esa rubita se llevaba esa prenda a la nariz y se ponía a olerla con una expresión de deseo reflejada en su rostro.
«Joder con la cría», me dije al comprobar que bajo la tela de su camisa dos bultitos reflejaban la calentura que le producía husmear mi ropa interior. Reconozco que me pasé dos pueblos al querer aprovechar ese momento:
-Si quieres te dejó oler uno usado- le solté señalando mi entrepierna.
La muchacha, al oírme, se giró asustada y al comprobar que no solo el cuarto estaba ocupado, sino que el huésped había descubierto su fetiche, huyó sin mirar atrás. Esa reacción me hizo reír y por primera vez pensé que no sería tan desagradable vivir allí si todo el servicio se comportaba así…

Conozco a Laura, la hija de la dueña de la pensión.
Sobre las dos menos cuarto, decidí que ya era hora de cambiarme de atuendo y ponerme la dichosa corbata. Había pensado en seguir vestido igual y anudármela sobre la camisa que llevaba pero la visita que había recibido en mi habitación, cambié de opinión y deseando dejar un regalito a la criada, me puse otra muda dejando el calzón usado colocado en una silla.
«Espero que le guste», murmuré, tras lo cual, bajé al comedor a enfrentarme con la siguiente excentricidad de Doña Consuelo.
La señora se estaba tomando un jerez en el salón, haciendo tiempo a que yo bajara. Al verme entrar, me preguntó si deseaba algo de aperitivo antes de comer.
-Lo mismo que usted- respondí.
Luciendo una extraña sonrisa, abrió un barreño y sacando una botella, rellenó una copa mientras por mi parte, echaba una ojeada a las innumerables fotos que había en esa habitación. La presencia en todas ellas de un tipo, me indujo a pensar que era el difunto marido de esa cuarentona. Siendo eso normal, lo que me extrañó fue que en ninguna aparecía nadie más.
«Parece un homenaje al muerto», resolví y no dándole mayor importancia, recogí de sus manos la bebida que me ofrecía.
Curiosamente al llevármela a los labios, la viuda se quedó mirando fijamente a mi boca y creí vislumbrar en sus ojos un raro fulgor que no comprendí. Medio cortado al sentirme observado, alabé la calidad del vino.
-Era el preferido de mi marido. Juan siempre se tomaba una copa antes de comer. Me alegro que sea de tu gusto, es agradable tener nuevamente un hombre en casa que disfrute de las pequeñas cosas de la vida- contestó saliendo de su mutismo.
La inesperada expresión de felicidad que leí en su hasta entonces hierática cara, despertó mis dudas del estado mental de esa mujer pero cuando estaba a punto de preguntar a qué se refería, vi entrar a la criada al salón. Las mejillas de esa chica se ruborizaron al advertir que aprovechaba su llegada para dar un rápido repaso a su anatomía. No queriendo que su patrona me descubriera admirando las contorneadas formas con las que la naturaleza había dotado a esa cría, dirigiéndome a Doña Consuelo comenté:
-Aunque mi madre había alabado esta casa, tengo que reconocer que nunca creí que iba a vivir entre tanta belleza- ni siquiera había terminado de hablar cuando me percaté que mis palabras podía ser malinterpretadas. Había querido ensalzar el buen gusto de la decoración pero, aterrorizado, comprendí que podía tomarse por un piropo hacia ellas.
No tardé en advertir que la cuarentona lo había entendido en ese sentido porque, entornando en plan coqueto sus ojos, me respondió:
-Gracias. Siempre es agradable escuchar un halago y más cuando llevaba tiempo sin oírlo.
Sabiendo que había metido la pata, me tranquilizó comprobar que no se había enfadado, me abstuve de aclarar el malentendido. Justo en ese momento, la uniformada rubia murmuró:
-Mamá, la cena ya está lista.
Mi sorpresa fue total y mientras trataba de asimilar que una madre humillara a su hija vistiéndola de esa forma, la cuarentona respondió:
-Gracias- y pidiéndola que se acercara, me presentó diciendo: -Laura, Jaime se va a queda a vivir con nosotras.
La cría, incapaz de mirarme a la cara, bajó sus ojos al contestar:
-Encantada de tenerle en casa.
«¡Qué tía más rara!», reflexioné al notar que se dirigía a mí de usted siendo más o menos de mi edad. «Debe de estar cortada al saber que conozco su secreto».
No queriendo parecer grosero, fui a darle un beso en la mejilla pero retirando su cara, alargó su mano y por eso no me quedó más remedio que estrecharla entre las mías, mientras le decía:
-El placer es mío.
La reacción de la chiquilla poniéndose instantáneamente colorada me indujo a pensar que me había malinterpretado y que veía en esa fórmula coloquial, una velada referencia a su fetiche. No queriendo prolongar su angustia, pregunté a la madre si pasábamos a comer.
La cuarentona debió ver en esa pregunta una galantería porque, luciendo una sonrisa de oreja a oreja, me cogió del brazo como antiguamente se colgaban las damas de su pareja al entrar a un baile y sin mayor comentario, me llevó al comedor.
«¡No entiendo nada!», mascullé sorprendido.
Si estaba pasmado por el comportamiento de esas mujeres, realmente no supe a qué atenerme cuando ya sentados a la mesa, Doña Consuelo bendijo la comida diciendo:
-Señor, te damos las gracias por los alimentos que vamos a tomar y por haber escuchado nuestras oraciones al permitir nuevamente la presencia de un hombre en nuestro hogar.
«¿De qué va esta tía?», me pregunté al notar sus ojos fijos en mí al decir “hombre”.
Su tono escondía un significado que no alcancé a interpretar y más nervioso de lo que me gustaría reconocer pronuncié “amen”, mientras todos los vellos de mi cuerpo se erizaban. Si no llega a ser imposible, hubiese jurado que esa señora me estaba mirando con deseo y no queriéndome creer que fuera verdad, esperé a que comenzaran a comer antes de atreverme a coger los cubiertos.
Afortunadamente, Laura rompió el silencio que se había instalado entre esas cuatro paredes al preguntar qué iba a estudiar. Agradeciendo su intervención, le contesté:
-Ingeniería Industrial.
Al oírme, dio un suspiro diciendo:
-¡Cómo me hubiese gustado estudiar esa carrera!
Desconociendo que iba a pisar terreno resbaladizo, cortésmente, le pedí que me dijera porque no lo hacía pero entonces de muy mal genio, su madre respondió por ella:
-Esa no es una carrera para una dama. Laura debe centrarse saber llevar una casa para así conseguir un buen marido.
«¡Menuda bruja!», exclamé en mi mente al ver en esa respuesta un grotesco machismo pasado de moda pero sabiendo que no era un tema mío, me abstuve de hacer ningún comentario y mirando a la muchacha, le informé con la mirada que no estaba de acuerdo.
Al darse cuenta, la cría sonrió y al pasarme la panera aprovechó para agradecérmelo con una caricia sobre mi mano. La ternura de sus dedos recorriendo brevemente mi palma tuvo un efecto no deseado y bajo mi bragueta, mi pene se desperezó adquiriendo un notorio tamaño. De no estar sentado, estoy seguro que la hinchazón de mi entrepierna me hubiese delatado.
«¡Está tonteando conmigo!», pensé excitado.
Doña Consuelo, o no vio la carantoña o no quiso verla y llamando mi atención, empezó a enumerar las costumbres de esa casa:
-Como ya sabes, somos una familia tradicional. Comemos a las dos y cenamos a las nueve. Si algún día no puedes venir, deberás avisarnos para que no te esperemos…
-No se preocupe- dije molesto al recordar el estricto horario que debería cumplir durante mi estancia allí. –Si por algún motivo me retraso, se lo haré saber con tiempo.
La mueca de la cuarentona me informó que no le había gustado mi interrupción y me lo dejó meridianamente claro al seguir diciendo:
-Tu madre me informó que tus clases empiezan a las ocho y media de la mañana por lo que diariamente, te despertaremos a las siete para que así te dé tiempo de darte un baño y desayunar antes de salir de casa…
«¡Qué mujer tan pesada!», sentencié mientras escuchaba las reglas por las que se regía esa casa.
-Todas las mañanas, Laura recogerá tu ropa y arreglará tu cuarto para que al llegar, encuentres todo listo.
Acostumbrado a valerme por mi mismo, le expliqué que no hacía falta y que desde niño me hacía la cama pero entonces casi gritando, la cuarentona me soltó:
-En esta casa, ¡Un hombre no realiza labores del hogar!- y dándose cuenta que había exagerado, cambió su tono diciendo: -Queremos que te sientas en familia y no nos gustaría que pensaras que somos de esas feministas que no saben ocupar su lugar.
«Esta mujer sigue anclada en el siglo xix», me dije alucinado por lo rancio de sus pensamientos justo cuando ya creía que nada me podía sorprender, Doña Consuelo exigió a su hija que se pronunciara al respecto:
-Laura, ¡Dile a Jaime qué opinas!
La rubia, mirándome a los ojos, contestó:
-Don Jaime, lo que mi madre quiere decir es que mientras viva en esta casa, nos ocuparemos gustosamente de satisfacer todas sus necesidades.
Os juro que fui incapaz de contestar porque mientras la hija hablaba, un pie desnudo estaba recorriendo uno de mis tobillos.
«¡Cómo se pasa teniendo a su madre enfrente!», rumié mientras mis hormonas se alborotaban al sentir que esos dedos no se conformaban con eso y que seguían subiendo por mis muslos.
«Va a conseguir ponerme bruto», temí cuando noté que se hacían fuertes entre mis piernas y comenzaban a rozarse contra mi pene.
Preocupado por las consecuencias de tamaño descaro, retiré ese indiscreto pie y mientras lo hacía, devolví la caricia regalándole un cómplice apretón con mi mano. Laura debió decidir que había captado la idea porque no volvió a intentar masturbarme durante la comida.
Ya resuelto el problema y tratando de disimular mi erección, miré a Doña Consuelo. No tuve que ser un genio para comprender que se había dado cuenta de lo ocurrido al ver que, bajo la tela negra de su vestido, los pezones de la viuda mostraban una dureza que segundos antes no tenían.
«¡Lo sabe y no le importa!», proferí en silencio una exclamación mientras pensaba en lo extrañas que eran esas dos mujeres. «Exteriormente se comportan como unas mojigatas pero algo me dice que son un par de putas», sentencié ilusionado. Ya creía que sin saberlo mi madre me había colocado en mitad de un harén cuando la cuarentona pidió a Laura que bajara el aire acondicionado porque tenía frio.
«Era eso», mascullé mientras me recriminaba lo imbécil que había sido al pensar que Doña Consuelo se sentía atraída por mí.
Asimilando mi error, todavía me quedó la certeza que al menos la hija era un putón desorejado y sabiendo que tendría muchas oportunidades de calzármela, decidí tomármelo con calma:
«¡Ya caerá!».
El resto de la comida transcurrió sin nada más que reseñar y por eso al terminar el postre, pidiendo permiso, me levanté de la mesa. Ya estaba en la puerta cuando recordé las normas de la casa y girándome, informé que en media hora me iba de la casa.
-Señora, he quedado con un amigo pero no se preocupe, volveré antes de la nueve.
-Te estaremos esperando- contestó la viuda mientras ordenaba a su hija que recogiera los platos.
Y en mi habitación, vi el calzoncillo que había dejado en la silla y recordando las caricias de la rubia decidí premiarla con otro regalo.
«Estoy seguro que le gustará», sonreí y cogiéndolo, me puse a pajearme mientras me imaginaba a la muchacha entrando en la habitación maullando como una gata en celo.
Era tanta la excitación que me había producido su magreo durante la comida que no tardé en descargar mi simiente sobre la prenda. Satisfecho cogí un boli y un papel para escribir una dedicatoria:
“Zorra, dejo mi leche para tu boquita”.
Tras lo cual la escondí en su interior y devolví el calzón a la silla de donde lo había cogido. Sin nada más que hacer, me quité la corbata y salí a recorrer Madrid como el muchacho de dieciocho años que era….

 

Relato erótico: “Viviana 11” (POR ERNESTO LOPEZ)

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herederas3A la otra mañana tocó el timbre, cuando abrí la encontré con un saco de lana abotonado por delante pensado para usar con pollera o pantalón pero ella no traía nada de eso, apenas le tapaba el culo.

Sin títuloEntró y sin cerrar la puerta desabotonó el saco mostrando que no tenía nada debajo, salvo el consolador doble llenando sus agujeros, sacó la lengua para mostrarme que aún estaba mascando el forro usado que le dejé.

Traía en la mano una bolsa con todos los juguetes que trajimos del sexshop de Verónica, menos el que estaba usando.

-“ Por favor cogeme pronto, estoy recaliente, caminar con un consolador en la concha y en el orto, casi desnuda y llevando una bolsa llena de artículos sexuales me puso a mil”

Me disponía a darle el gusto, cuando se la estaba metiendo comentó: “ hoy temprano llamó mamá, quería saber que me pasaba anoche”

-“¿Y que le dijiste?”

-“ Que estaba apurada porque tenía que llevar el nene al colegio, que después la llamaba”

-“ Muy bien si querés que te coja vas a tener que cumplir tu promesa primero, llamala ahora y contale toda la verdad con lujo de detalles y usando palabras guarras”

Me miró sorprendida pero no dijo nada, fue al teléfono, marcó, el dialogo fue más o menos así:

-“Hola mamá ya volví, anoche estaba rara porque mientras te hablaba me estaba cogiendo mi amante, él me pidió que te llame”

-“ Si, así como lo escuchas, tengo un macho que me garcha todos los días y además me exhibe en público, me hace hacer cosas humillantes, me tortura; ayer sin ir más lejos me hizo torturar por una mina y mientras ellos cogían como perros, yo estaba atada sufriendo”

“ No, no estoy loca, por fin encontré un tipo que me hace feliz no como el boludo de mi marido y lo voy a aprovechar mientras pueda, ahora mismo estoy en su casa punto de coger”

-“ Quiere hablar con vos” me dijo

Tome el tubo y salude:”Hola suegra ¿Cómo anda? le salió brava la nena ¿eh?, ¿porqué no se viene y charlamos personalmente, que es más fácil?

Aceptó de inmediato, le dije que era en el mismo edificio de Viviana, pero en el 1ero “C”

Corté y le pregunté a Vivi “¿Vive cerca?

-“ Si, a unas 20 cuadras”

Bueno preparémonos porque calculo que va a llegar pronto. Nos fuimos al dormitorio, sacamos de la bolsa y dejamos bien a la vista todos los juguetes, puse una película de gang bang en la video y nos echamos un buen polvo mientras ella llegaba.

Como suponía no se hizo esperar, me puse el pantalón del pijama y atendí el portero eléctrico, abrí la puerta y la vi llegar, era una mujer de unos 50 años muy bien llevados, rubia, con el pelo más largo que Viviana y más delgada que esta. Se notaba que cuidaba mucho su aspecto, peinado de peluquería, uñas largas bien pintadas, lo que se veía prometía.

“Pasá, te estábamos esperando” le dije, me llamo Ernesto y vos?

María Alejandra, dijo con voz seria, ¿dónde está Viviana?

“Por aquí, pasá” y la lleve al dormitorio que ya parecía más una mazmorra de película porno que otra cosa, Viviana continuaba acostada en pelotas mirando la película y masturbándose despacito.

La madre se quedo muda al verla mientras está la saludaba: “hola mami, que bueno que viniste”

-“Sos una desfachatada, no tenés vergüenza…” empezó a decir María Alejandra

Viviana no la dejo seguir, “mira no me vengas con reproches, vos siempre supiste que me gusta la joda, las palizas que me habrás dado por eso, es más creo me hice masoquista gracias a ello. Y también se que esto te da morbo, por eso me llamaste hoy temprano, seguro anoche te diste cuenta que pasaba y querías participar, decime que no” la desafió.

La madre se quebró y con voz entrecortada dijo: “ Es cierto, vos sabés que mi vida sexual es casi nula, ayer me di cuenta que estabas de fiesta y no pude dormir pensando en como estarías gozando, por eso te llamé hoy para que me contaras y poder aunque sea, disfrutar con la historia, al ofrecerme que viniera no pude negarme”

Viviana estaba a punto de recriminarle algo cuando yo la interrumpí, no quería que arruinara mis planes, -“Muy bien Alejandra, somos gente grande (yo podría ser su hijo) que entendemos las necesidades de la carne, vamos a seguir con lo que estábamos, por favor sentate cómoda, nos gusta que nos mires”

Me saqué el pantalón y me acerque a Viviana para metérsela, estaba un poco molesta por tener a su madre a menos de un metro, mirando, le dije al oído, “seguime la corriente y lo vas a disfrutar”

No se hizo rogar, abrió bien sus piernas y fue más explícita que nunca: “si, por favor basta de charla y cógeme de una buena vez, estoy recaliente, necesito tu pija, que me llenes bien de leche y me hagas acabar como a una yegua”

Empezamos a coger mientras la mamá miraba con atención y se retorcía tratando de disimular, le dije” por que no te pones más cómoda?” me sonrió agradecida y se sacó el pullover, la blusa y la pollera, quedando con un hermoso conjunto de encaje negro que resaltaba sobre su blanca piel.

Al verla sí comprobé dos cosas: que estaba muy fuerte para su edad, perfectamente cogible y que algo se había estado imaginando porque no era el tipo de ropa interior habitual en una señora, sino que estaba más bien para la guerra: una bombachita diminuta y un corpiño finito y bastante transparente que mostraba sus erectos pezones.

Mientras seguía dándole a Viviana veía como su madre no podía evitar tocarse, disimuladamente al principio y de a poco con mas soltura. Sin sacársela a mi esclava la acomodé para poder llegar con mi boca a la concha de Alejandra y sin sacarle la bombacha se la comencé a chupar.

Acusó recibo de inmediato abriendo mas las piernas y corriendo la tanga para que pudiera hacer mejor mi tarea, tenía un vello rubio suavecito muy rico, seguí atendiendo a las dos hasta que no pude aguantar mas y me eche un hermoso polvo. Viviana gritaba mientras disfrutaba su orgasmo y su madre aunque callada temblaba de calentura.

Salí de adentro de Viviana y le dije: “traé un champan de la heladera y una copas, tenemos que brindar”, mientras ella buscaba eso le quite el corpiño y la bombachita a Alejandra, realmente estaba muy fuerte, con buenas tetas y tenía una cara de deseo que me mataba.

Serví el champan y brindamos por un feliz encuentro y por muchos polvos, Alejandra casi no hablaba pero no parecía estar molesta, al contrario, toda su expresión corporal demostraba su calentura.

Vaciamos las copas de un trago, hacia bastante calor, serví más y lo volvimos a tomar ávidos hasta terminar la botella.

Me acerque a Alejandra y la tomé de una mano guiándola hacia la cama nuevamente, se acostó y yo encima de ella , la penetré suavemente, su concha era estrecha y muy caliente, estaba totalmente lubricada, sin duda había tenido más de un orgasmo.

Fuimos aumentando el ritmo y tomando confianza, giramos y me puse debajo haciendo que ella me cabalgara, así podía marcar el ritmo de su deseo, por señas le pedía Viviana que miraba divertida que le trabajara el culo.

Solícita se puso a chupárselo, a meterle la lengua primero y los dedos luego. Cuando calculé que estaba bastante dilatada la levanté y la mandé a ponerse en cuatro y le apoyé la garcha en la entrada del orto, por primera vez mostró algo de oposición: “ no por ahí no nunca lo hice y tengo miedo que me duela”

-“Quedate tranquila que no pasa nada, yo tengo experiencia y te aseguro que te va gustar” afirme mientras mandaba Viviana que se pusiera abajo y le chupe la concha.

Con el placer que lengua de su hija le proporcionaba se fue relajando, yo deje sólo la punta del glande metida por un par de minutos y cuando noté que estaba mas floja metí toda la cabeza, pegó apenas un gritito. Lo demás fue fácil de a poco empecé un mete saca hasta que un rato la tenía toda adentro

-“Decime que no te gusta? La desafié

-“Si, si me gusta seguí por favor, me encanta, nunca gocé así en mi vida, sigan los dos!!!”

Perfecto, ya está, pensé para mis adentros. Todo esto estaba quedando grabado para mi placer y para tener un elemento de presión si fuera necesario, más tarde también saque algunas fotos que nunca revelé.

Seguimos hasta hacerla acabar, esta vez gritó mucho y pudo expresarse libremente con todo tipo de hermosas groserías, El hielo estaba roto, sólo faltaba saber hasta donde estaba dispuesta a llegar, pero había buenas expectativas.

Para empezar a probar eso se me ocurrió mear en dos de las copas que habíamos dejado y dárselas: “para mis chanchitas” se las ofrecí. Viviana respondió al toque “gracias mi amo, este es el mejor champan” y se la mandó de una.

Alejandra se quedó un instante cortada, pero en seguida se recompuso” Gracias mi amo, todo lo que salga de esa hermosa pija debe ser bueno” y también se la tomó rápidamente.

Buenísimo, pensé y mire con picardía cómplice a Viviana que entendió enseguida para donde yo iba.

Subí la apuesta: “ya que les gusta tanto síganme” y fui al baño, apunté al inodoro y Viviana en seguida se arrodillo abajo abriendo la boca, su madre la imitó y yo descargué una larguísima meada en sus caras, en sus pelos y sobre todo en sus bocas.

No meaba desde la noche anterior, lo hacía a propósito para dársela a Vivi pero esta vez tuvo dos afortunadas. Alternaba de una a otra dándoles tiempo para que tragaran y volvía a largar el chorro, así lo podían aprovechar todo.

A Alejandra le apuntaba más a la cara, sobre todo al pelo, hasta que quedó totalmente deshecho su peinado de peluquería. Cuando terminé de mear Viviana se dispuso a chupar el piso y como solía hacer pero la paré: “dejalo así ya es tarde , date una ducha que tenés que ir buscar al nene “

Fui al dormitorio a buscar una toalla seca para darle a Alejandra, esta me siguió y dijo: “yo no tengo que ir a buscar a nadie, ¿me puedo quedar?”

La propuesta era tentadora pero no quería arruinar lo que venía saliendo tan bien, además me pareció más perverso dejarla con las ganas. Respondí entonces:”no, por hoy basta, si querés podés venir mañana a las 8:30 que es cuando llega Viviana”

_“ Voy a esperar caliente hasta mañana” contestó sin vergüenza

Decidí avanzar un poco más: “de acuerdo, pero tenés que traer firmado un contrato como este“ le ordené tendiéndole el convenio que me había dado Viviana, “ además acá se viene a coger, no quiero verte más con ese aspecto de señora seria, mañana espero que parezcas lo que sos :una puta arrastrada que viene a pedir por favor que se la coja su macho”

_” Entendí mi amo, no lo voy a defraudar” y comenzó a vestirse

_” ¿No te vas a bañar? ” pregunté sorprendido

_” No gracias, prefiero quedarme así hasta mañana, recién me bañare antes de venir”

CONTINUARÁ

 

Relato erótico: “MI DON: Ana y Eleonor – Llegan las fiestas (31)” (POR SAULILLO77)

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portada criada2Veo que lo del prologo se esta haciendo pesado así que lo elimino, cualquiera que quiera seguir la historia puede leer algún relato de los primeros, respecto a los errores ortográficos trato de que no haya muchos pero ya no se que mas hacer, le paso varios correctores, y releo bastante, así que siento si no puedo mejorar mas.

Os agradezco a todos los comentarios positivos y negativos, así mejoro, pero oye, los positivos me suben el ánimo.

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Sin título1Todo cambió a partir de ese instante, conmigo tumbado flotando en el agua, mirando el atardecer en el cielo de Madrid, oyendo de fondo como Ana jugueteaba con una Eleonor que trataba de recomponerse aun del toro bravo que la acababa de destrozar, ambas reían, yo solo pensaba, estaba convencido de que me lo iba a pasar bien con esas 2 fieras, no había impedimento moral, ético o de respeto que lo impidiera o nos molestara en absoluto. Eleonor lo quería, lo había buscado desde que nos pidió que viviéramos juntos, estoy convencido, la idea de tenerla de nuevo, se me pasaba por la cabeza a diario y Ana al notarlo, me lo concedió, queriendo continuar con nuestros juegos.

Pero yo no quería eso, esta vez no, si Lara para mi merecía algo mas, Eleonor por descontado, no era otra cría a la que iba a asuntar si me desbocaba, era un mujer adulta y madura, con un cuerpo de MILF, a la que me había follado durante meses con su hija, si bien era su macho, o así me gritó infinidad de veces durante el resurgimiento del sexo entre nosotros, la relación era diferente, quería que fuera diferente y deseaba que lo fuera, no tenia que ganarse un sitio en mi cama, ya lo tenia. Absorto en mis pensamientos, noté como el nivel del agua variaba, miré a un lado para ver a Ana en el agua, casi sujetando en vilo a Eleonor, ayudándola a caminar hacia la piscina, pese a estar desorientada y confusa, sus tobillos no cedieron nunca ante sus tacones, los cuales dejó a un lado antes de meterse lentamente en la piscina tambaleándose.

-YO: ¿que hacéis?

-ANA: Eleonor esta ardiendo, quiere darse un baño refrescante, y así calmarse un poco.

-ELEONOR: si mi papi, estoy ardiente y me quema todo.- balbuceaba mas que hablar, palabras y expresiones poco refinadas para lo que solía ser.

-YO: ¿y es buena idea meteros en el agua conmigo? – ambas sabían que sus cuerpos húmedos no eran mas que una provocación.

-ANA: se lo he dicho, pero dice que le da igual, de todas formas, yo quiero mas.- la miré atónito, pero luego comprendí,, había estado 1 hora asesinando figuradamente a Eleonor, sin tocar a Ana mas que algún beso fugaz en su trasero, por excitante que fuera, Ana tenia un apetito voraz que no se saciaba mirando.

-YO: me vais a llevar a la tumba, estoy muerto.

-ANA: haberlo pensado antes.- tenia razón.

Antes de darme cuenta tenia a Ana acariciándome la espalda, me había agarrado de los hombros por detrás y me mantenía flotando, soportando mi liviano peso en el agua, ya que fuera de el no podría ni soñando, dándome algún beso en el hombro susurrándome lo caliente que estaba, y lo mucho que le había gustado verme así de “animal” con Eleonor, sabia por mis comentarios que Eleonor no era ninguna boba de coño cerrado, y aun así verme desquiciado abriéndola, admirando en 1º plano la cara de Eleonor le había hecho sentirse………¿orgullosa de mi?. Me dio varias vueltas mientras veía a Eleonor chapotear distraída, realmente su cara roja y congestionada clamaba por enfriar sus ánimos, Ana me arrastró hacia una zona menos profunda, notando como mi peso crecía al acercarnos, una vez allí no me quedó otra que ponerme en pie en el agua, quedando con la cintura aun sumergida, Ana también de pie detrás mía, acariciaba mi basta espalda y mis grandes brazos, desde allí Eleonor no podía verla, mi corpulencia la hacia desaparecer a sus ojos, los cuales se clavaron en mi, de nuevo no quiero presumir, pero la descripción correcta es que parecía, o me veía como un dios griego, esculpido por los amantes del físico perfecto, mi torso marcaba unos pectorales casi antinaturales y el vientre era firme y contundente marcando los músculos bajo al piel, con el agua resbalando por mi torso y mi mirada penetrante. Hechizó a Eleonor, si no lo estaba ya, que fue nadando hasta mi.

Ana pasó los brazos por mi cintura bajando sus manos a mi rabo, que permanecía a la espera, llevaba 3 horas y media follando con 3 corridas, un hombre tiene sus limites, pero aquel descanso de unos 20 minutos en el agua hizo milagros, mientras notaba sus dedos acariciar el largo de mi tronco, con la cara llena de lujuria y pasión de Eleonor, nadando despacio hacia mi, hizo magia, y mas que eso, la sonrisa picarona de Ana tras de mi al verla venir, terminó de ponérmela de nuevo como una estaca, las caricias por debajo del nivel del agua tuvieron que subir hasta por encima de ella, mi polla se erguía orgullosa como un farro en mitad del océano.

-ANA: ves como aun puedes, te subestimas, ¿verdad Eleonor?

-ELEONOR: claro que si preciosa, este hombretón podría derivar edificios con su virilidad.- de golpe no me pareció tan cansada e ida, su mirada brillaba como las de un gato en la noche, su media sonrisa me confirmó una idea en mi cabeza, la risa de Ana la hizo evidente.

No se cuanto ni se desde que momento, pero ambas estaba aliadas, no me atrevo a decir cual fue el instante de su acuerdo, ¿desde que las dejé en la hamaca?, ¿desde que Ana me concedió el ir a por Eleonor?, ¿desde que vivíamos allí? ¿O puede que antes?, incluso antes de mudarnos, que Ana a mis espaldas hubiera maquinado con Eleonor para quedarnos con esa casa a cambió de cederme a su hombre. No lo pregunté a ninguna de las 2, podría decir que me daba igual la respuesta, tenia lo que deseaba en ese momento, pero no era así, la realidad es que temía la respuesta, ¿en que fracción del tiempo me habían embaucado?, si es que lo habían hecho, quizá solo eran imaginaciones mías, prefería pensar eso, y lo mas importante, dejar que lo pensaran ellas, por ahora.

La verdad sea dicha, cuando Eleonor se metió mi miembro en la boca, deje de pensar, y solo acepté que durante un buen rato iba estar ocupado. Ana acariciaba mi pecho y mi vientre, besando mi espalda con esmero, pero palidecía ante las acometidas del cuello de Eleonor, que se alojaba mas de media polla en la boca aguantando las arcadas, haciendo que el agua a su alrededor vibrara a su ritmo, no usaba las manos , las tenia apoyadas en el fondo de la piscina, solo su boca, la cual movía con pasión, me provocaba placer, pero a estas alturas, sin un ritmo de manos continuo, eran solo preliminares, la dejé convencerse de que hacia un buen trabajo, que lo hacia, unos minutos de gloria, en que Ana recorría mi cuerpo con sus manos y sus senos, se fue ladeando hasta quedar a mi lado, allí mis manos invadieron su piel, la pegué a mi y hundí mis dedos en su trasero, buscando su coño ardiente, mientras la besaba con ira contenida, poco le duró la sonrisa en la cara, mis hábiles dedos hurgaron, buscaron y encontraron su clítoris y su punto G, era como buscar un botón en el mando a distancia con los números desgastados de tanto tiempo en la mano, ni lo miras, no hace falta , ya sabes donde están los botones.

Eso encendió a Ana que levantó una pierna y rodeó mi culo con ella, permitiendo que la follara con las falanges, mientras mi otra mano se divertía con uno de sus pechos, el otro apretado contra mi dorso, se frotaba haciéndome sentir el pezón clavándose en mi costado. Estuve así media hora, con Eleonor no logrando nada pese a sus esmeros con la boca, y haciendo que Ana se estremeciera, mirándome fijamente a los ojos, sonriendo con la boca abierta, suspirando al notar como oleadas de sensaciones la llenaban el cuerpo naciendo en su vulva. No paré hasta notarla contraerse para evitar una sacudida que la pariera la columna al correrse, la solté y la di un empujón cariñoso que la hizo hundirse en el agua. Para cuando salió del agua y fijó la vista ya tenia a Eleonor de pie, de espaldas a mi, contra la pared de la piscina, y buscando su coño para martirizarlo.

-ANA: hey, no es justo, me toca a mi.- reí al verla cruzarse de brazos como una niña consentida.

Ni la contesté, solo apreté mi glande hasta ver como se introducía en el coño de Eleonor que temblaba al notar como la iba abriendo de nuevo, aun tenia el coño en carne viva y allí estaba yo otra vez, pero ahora con mas rabia, ya no tenia que convencerla con palabras dulces y juegos mentales, ya era mía, y yo suyo, y ambos nos conocíamos demasiado bien como para andar con estrecheces. La hundí tan dentro de ella que hasta la separé las nalgas para seguir penetrándola esos centímetros finales, Eleonor se puso de puntillas y gritó.

-ELEONOR: ¡¡DIOS MIO, GRACIAS MI SEÑOR, GRACIAS POR ESTA VERGA TAN DESCOMUNAL!!! – me acerqué a su oído levemente, sabiendo de sus devotas palabras cuando follábamos

-YO: dios no te va llenar tu coñito ardiente, el no te va a follar hasta que te desmayes, yo si, a quien debes estar agradecida, es a mi.- mis palabras la hicieron vibrar, se encorvó para besarme, la piel se le enfrió y se puso de gallina ante mi atrevimiento.

-ELEONOR: hazlo.

La pobre se arrepintió enseguida, sin duda en mi determinación, saqué a la bestia, por poco se sale de la piscina los primeros 5 minutos de mis acometidas, al estar medio fuera del agua, no había resistencia, fue diabólico, tenia que agarrarla y volverla a meter en la piscina, no articulaba palabra, solo gemía con la boca abierta en forma de O, dando golpes al césped que rodeaba al piscina con la palma de la mano. Fui alternado sujetarme al bordillo con agarrarme a su tetas, pero el ritmo no bajo, nunca, a los 10 minutos rompió en un orgasmo colosal, se movía tanto que parecía epiléptica, pero aferrando bien los brazos a sus 2 lados no había escapatoria, estaba ligeramente enfadado, lo pagué con ella, al 3º orgasmo, pasados 20 minutos mas, se desvaneció, cayendo redonda medio cuerpo sobre el césped. Ana contemplaba tan gloriosa demostración, como seguía golpeando en su trasero aun en su cuerpo medio inerte, se movía algo pero solo pedía piedad, sin atreverse a mas.

Estaba encendido de nuevo y ya solo me clamaría correrme, en ese estado Raúl era tan peligroso como Zeus, salí del agua ardiendo, tendí mi mano a Ana que la cogió sonriendo, de un tirón no solo la saqué del agua si no que me la monté encima, hábilmente me rodeó con las piernas, besándonos desaforadamente, me di la vuelta y la estampé contra la fría pared de cemento que nos separaba del resto del mundo y de una caída de 60 metros, busqué con ansia su coño y la penetré violentamente, pero Ana solo se mordió el labio de gusto alzando la cabeza, me abrazó y sabiendo que no tenia nada que hacer me dejó atornillarla contra el muro, no es que sacara a la bestia, es que no la había guardado, golpeaba tan fuerte mi pelvis que oía a Ana quejarse del rebote contra la pared, pero no evitó que sus emanaciones me bañaran las piernas según su mente se nublaba, sus ojos se tornaban en blanco, apenas respirando, y yo aun no sentía ganas de correrme en absoluto.

Tuve compasión, y lo digo en serio, la bajé al suelo y la empujé de espaldas a mi, de cara a la pared, la cogí de las manos y las elevé por encima de las cabezas hasta tenerla casi colgando estirada contra la pared, busqué su ano con mi dedos, lo abrí un poco y a continuación la ensarté hasta el fondo, ahora si, sacando un grito que hizo ladrar a algún perro cercano, ¿compasión? Si, si hubiera seguido por el coño hubiera durado 1 hora más, la estrechez y el frote de su ano siempre me acortaban los plazos. Eso no me clamó, solo me volvió aun más loco, sentir como gritaba contra la pared mordiéndose el brazo para acallar un poco sus lamentos, gimiendo desconsolada al notar mi barra ardiente forzarla por detrás hasta derretirla. Sentí como un mordisco en la pierna, pero estaba por correrme y no iba a parar, no pude dedicarle mis 5 minutos finales de frenesí, me dolía la pierna y me encontraba mal, pero no paré hasta levantarla por la pared llenándola de semen, los chorros los sentía llegar al estomago de Ana, que hacia rato no emitía sonidos. Al sacarla vi sangre en mi pene, y a Ana hacerse una bola en el suelo, tiritando y agarrándose el culo como si se le fuera a caer.

Me fui corriendo al baño, cojeando más bien, y vomité varias veces, mareado y con un sudor frío, me calmé, me dio por vestir a las chicas, ambas idas, ponerme algo yo y llamar al samur, me encontraba fatal, y la pinta de ellas no era mejor. Diagnostico, Eleonor deshidratación severa y agotamiento, la que mejor parada salió, Ana igual, sumándole un desgarro anal leve, y yo ruptura en el cuádriceps de 4 centímetros de la pierna izquierda y corte de digestión derivado de un esfuerzo físico extremo. Me eché a llorar al relatárselo a los médicos, dios sabe que no hay que mentirles nunca. Me sentía culpable, y lo era, pero no sabia hasta que punto, Eleonor se recuperó rápido y la dieron el alta el mismo día, me fue a ver y me dio un beso en la mejilla, comportándose como una madre preocupada, pero con una sonrisa de oreja a oreja. A mi con la radiografía, unos sueros, me mandaron masajes, cremas y un par de semanas de reposo hasta que se curara el músculo, con un fuerte vendaje de compresión, fuimos a ver a Ana, tumbada en la cama del hospital, volví a llorar, entré con miedo a su reacción, al verla con un pañal que le habían puesto casi me derrumbo, se giró levemente con la cara adormecida de un ligero sedante que le habían puesto.

-YO: ¿estas bien peque?

-ANA: si, me dicen que no es nada grave, un par de días aquí y para casa, pero que ande con cuidado unas semanas y no fuerce, jajaja- su actitud me tranquilizó.

-YO: os pido perdón, no me supe contener, debí pararlo.

-ELEONOR: no sea bobo, sabíamos donde nos metíamos.

-ANA: claro que si, es un accidente, no pasa nada, no es culpa tuya.- lo era, pero es lo que se suele decir.

-YO: de verdad que lo lamento, me odio a mi mismo, ojalá no tuviera esta monstruosidad de polla. – la enfermera que andaba de fondo soltó una leve carcajada, al tratarme ya cuchicheaban entre ellas sobre mi.

-ANA: no te martirices, en un par de semanas como nuevos, y seguimos donde lo dejamos.

-YO: ¿estas loca?

-ANA: si, lo suficiente como para que me desgarres el culo, y seguir queriéndote.- me pidió un abrazo que no pude negarle.

Volvimos a casa Eleonor y yo, dejando a Ana en observación un par de días mas, la relación era fría y distante, me costó una semana volver a ser yo, una vez que las veía a ambas normales y sonrientes andar por casa como si nada. Obviamente nada de sexo durante 3 semanas, y no es que no quisiéramos, contrataron a una fisio que venia a darme los masajes, pero al final me los daban ellas con sus indicaciones, y mi polla, inactiva varios días seguidos, era un volcán que al mínimo roce salía a pasear, la lesión era tan cerca de la ingle que la fisio insistía en que fuera sin ropa interior y mas de una vez la toalla diminuta que ponía para taparme, iba subiendo según mi empalme, y al final terminaba cediendo, caía y dejaba mi polla dura a su vista, la 1º vez que la vio no se contuvo y me la empezó a chupar, no le importo nada, ni que Ana estuviera delante riéndose de lo mal que la chupaba, casi no le entraba en la boca, era una mujer morena de unos 34 años, algo regordeta, con sus 1,70 de altura andaría por los 79 kilos. Gracias a masturbaciones leves y comidas de polla lentas de parte de las 3 mujeres, Eleonor Ana y la fisio cuando no estaban las otras 2, o estando Ana, me mantenían cuerdo, la habían dado permiso para ello y yo se lo agradecí montándola como a una yegua el ultimo día, no duró ni media hora, con Ana masturbándola de lado mientras la hundía mi polla en su coño cerrado.

Ni nos cobró las ultimas sesiones y se fue feliz dándome su numero de teléfono, lo metí en el cajón del números de todas, las enfermeras que nos atendieron, la chica que traía la compra del super y me vio desnudo pasando por delante de ella, la vecina de enfrente que llamó a la puerta para saber que eran esos gritos y al abrir Eleonor, vio de fondo como me follaba a Ana y a la fisio, las chicas de mi trabajo, la encargada y las otras 2 chicas monas……etc. No se por que los guardaba, no los necesitaba, pero me parecía una falta de respeto hacia ellas no hacerlo, y así mantenía a Ana a raya con los celos.

Durante esas semanas me dio por pensar, sobretodo en la cama, aunque nuestras cosas estaban en la habitación de abajo, dormíamos los 3 en la cama de Eleonor, tiraron la vieja cama de su marido y compramos una cama enorme, de 3×3 metros, nos daba para dormir yo y mi corpulencia, Eleonor y sus curvas, el cuerpo de Ana mas menudo, y aun nos sobraba cama por todos lados. Mas de una noche le tuve que pedir a alguna que me la chupara, dormíamos desnudos por el calor, sin sabanas ni nada, y tener a esas 2 hembras al lado no era bueno para mi, llegaba a salirme de la habitación y darme una chapuzón en la piscina al aire libre a las 4 de la mañana. Como decía, pensaba mucho, al inicio en mi descontrol, Ana aun tenia magulladuras en el culo, la espalda y las tetas, de aplastarla contra aquella pared de cemento. ”Heridas de guerra” decía.Luego mi pensamiento fue cambiando, y volví a caer en que aquellas 2 mujeres se llevaban muy bien, exageradamente bien, y me recordó la sensación de que estaban aliadas, y ahora si me interesaba pensar en ¿desde cuando y con que fin? Podía ser desde hacia poco y con el único fin de follárme a las 2 sin problemas, pero mi instinto, ese que te inculcan las madres, de tener cuidado y andar con pies de plomo, me llamaba, aunque desechaba la idea, Ana era mi amor, mi vida, pero se había convertido en una chica peligrosa, le había enseñado demasiados trucos, Eleonor era candidez en persona, era dulce, amable y agradable, a la vista y al oído, tan buena gente que la idea de que Ana la manipulara a mis espaldas se me pasaba a menudo por la cabeza, ella sola no era nada, pero era muy maleable.

Fui abandonando ideas según me iba recuperando, y volvíamos a follar, 1º con Eleonor, la mas entera, las primeras veces solo estaba quieto y la dejaba hacer, y os lo juro, esa mujer sabia mover las caderas, me sacaba la 1º corrida sin dificultad y la 2º ya era una temeridad, desmontaba exhausta y terminaba el trabajo con la boca, junto a Ana. Aguardamos un tiempo prudencial hasta volver a tener relaciones sexuales con Ana, pero una vez empezadas, su coño era lujuria, y con el paso de los días volvió a abrirse el culo ella sola ante mis reticencias, pero yo era un consolador, estaba quieto y las dejaba hacer.Volvían a estar en forma, y yo no podía con ambas, no en ese estado, di gracias a dios por que terminó el verano y Ana regresó a la universidad, al menos tenia las mañanas para ocuparme en exclusiva de Eleonor, lo cual aprovechaba para ir cogiendo tono, y bien que lo disfrutamos, sin llegar a ser como con Ana, debo reconocer que follar con Eleonor era una delicia, y no solo follábamos, mas de un vez me descubrí haciéndola el amor, parece lo mismo pero no lo es, la formas, las palabras, las caricias y los ritmos eran diferentes, y me gustaba.

En una de esas mañanas ella insistió en que la abriera el culo de nuevo, desde la ultima vez que me la follé antes de irme con Ana, no se lo había abierto nadie, así que se cuadró a 4 patas y la hundí en su Ano, muy sencillo ante una hembra de ese calibre, pese a la inactividad sus caderas abiertas, del embarazo y nacimiento de su hija, no otorgaban menor resistencia, y si mucho placer, clavó las 20 uñas en la cama cuando mi 2º corrida la llenó hasta casi hacerla sacar semen por la boca, estaba recuperando el tono. Esa misma tarde nos acostamos los 3 en la cama, con el cuidado de esas fechas, ellas sin querer tocarme mucho, pero me sentía fuerte, me recosté de lado y acaricié a Ana hasta que mi rabo se perdió entre sus piernas, la estaba follando y a gran velocidad, sus alaridos despertaron a Eleonor, que sonreía ante el regreso de su macho, por 1º vez en un mes me atreví a sacar a la bestia sedienta de carne de su cueva, y acudió encantada a la cita, destrocé a Ana en menos de 40 minutos, lo di todo, del ultimo empujón la saqué de la cama, y sin importarme mucho lo que la ocurría, ataqué a Eleonor, ya abierta de piernas masturbándose, la hundí hasta el fondo de su coño húmedo, y ya no gritaba o se sorprendía, tenia la misma cara de lujuria que ponía Ana, fui perforando sin descanso hasta notarla desvanecerse en un sin fin de orgasmos durante la hora que tardé en correrme en su interior, pero al tumbarme algo cansado deseando acavar, ya tenia a Ana encima de nuevo, frotándose hasta ponérmela dura de nuevo, lo que yo quería y lo que quería mi pene eran cosas diferentes. Sin mucho cuidado, me montó a horcajadas metiéndose mi miembro por el ano, era increíble, era como si haberse roto algún vaso sanguíneo del recto ahora su anal fuera mas sencillo, y lo aprovechó, ella sola me sacó la 2º corrida en media hora, donde esta vez era yo al que le costaba mantener la batalla, tuve que llevar mis manos a su coño y acariciarla bien el clítoris para llevarla al éxtasis. Cuando me creía a salvo con Ana tumbada encima de mi sudando y riendo por igual, Eleonor saco mi polla del culo de Ana y la engulló hasta ponérmela tiesa, “maldita traidora” le gritaba a mi entrepierna, estaba agotado y ella seguía levantándose de la lona. Eleonor empujó a Ana para hacerse sitio y metérsela por el coño, acariciando y tonteando con Ana mientras me follaba ella a mi, yo no podía moverme, solo estaba allí como espectador, toda mi energía se concentraba en mantener mi polla tiesa, y no se cuanto duró, me pareció una eternidad, hasta que Eleonor logró sacarme con gran esfuerzo el 3º de la tarde, me dio lo justo para girarme y tirarlas a la cama juntas, riendo y besándose, saboreando con sus dedos el sabor de los fluidos de sus vaginas, manchadas de emanaciones y semen.

Fue cuando me di cuenta de mi error garrafal y primario, ellas 2 eran demasiado, y si quería continuar con la relación de ambas, no podía volver a ser yo solo, ambas demandaban una capacidad física que yo no tenia, ni en ese momento, ni antes de la lesión, y solo de follar, aunque fuera fuerte y marcara músculo, no aguantaba, a 1 si, incluso a 1 de ellas y a otra no muy entrenada, ¿pero a esas 2 bien entrenadas y fogosas?, imposible.

Pasados 3 meses follando juntos ambas querían tanto de mi que tuve que hacer lo que nunca quise, me odié a mi mismo para siempre y fui al lugar al que me juré que nunca iría…………..a un gimnasio.Ya había ido al de Eli, pero eso fue 1 mes y como recuperación para mi lesión en el pie, aunque entrené de todo menos el pie, ahora acudí a un gim cercano a casa y pagué porque me pusieran a tono, no quería ser una maquina musculosa artificial incapaz de girarse para limpiarse el culo, lo dejé claro, necesitaba resistencia física y ejercicios aeróbicos, centrados en la resistencia, la potencia y la fuerza ya las tenia. Lo 1º que me dijeron es que tocaba correr, odio correr, y mas si es solo por el simple hecho de correr, si lo hacia jugando al fútbol o a algún deporte, me lo pasaba bien, ¿pero correr sin mas? Aburrido y agobiante. Aun así con un grupo por las tardes salíamos a correr, luego hacíamos bici estática y clases de fortalecimiento del músculo, no para hincharlo si no para hacerlo fuerte y elástico, resistente. Cambié algo mi dieta descuidada, no mucho, solo mejoraba los nutrieres y consumía mas calorías de las buenas, las que te dan energía y no las que se pegan a tus venas, no me cuidaba en absoluto hasta ese momento.

Sorprendentemente, al mes y medio de estar allí, mi capacidad física no solo llegó al punto previo, si no que mejoró, era de los mas en forma del gimnasio, con mejores capacidades en resistencia, fortaleza y duración, cuando me empeño en algo soy imparable, había gente mucho mas preparada que llevaba años entrenando, pero no les andaba lejos. Como me advertían, el ejercicio se volvió adictivo, según sabia, el ejercicio físico continuado, genera endorfinas, una de esas sustancias dopantes del cerebro, que te hace sentir feliz y contento. Por lo tanto, yo, el gordo que odiaba correr, que detestaba al capullo de las 6 de la mañana que salía a correr cuando yo volvía de fiesta y se había prometido no ser un payaso de gim nunca, ahora se sentía mal si un día no podía salir a correr o iba al gim. Dejé de ir pasados 3 meses, 1º por que me decían que allí no hacia nada, si no empezaba con trabajo de aparatos y ganar musculatura, lo cual un monitor se afanaba por convencerme, podía seguir con mis rutinas en casa, 2º , por que la ropa ajustada y ceñida del gim no favorecía en nada pasar desapercibido, pese a llevar los slips, era inevitable que se me marcara el pedazo de polla con el movimiento, con mi facilidad de amistades, el monitor se reía conmigo, hacíamos bromas, el nº de mujeres que salían a correr con nosotros había aumentado desde que iba con ellos, el nº de mujeres que cambió su horario para coincidir conmigo era asombroso, incluso 2 monitoras esculpidas por el ejercicio andaban detrás de mi, Ana me acompañaba alguna vez, dejó de ir por que las miradas de todas la ponían encendida de celos, y eso solo envalentonó a unas cuantas que trataron de acostarse conmigo, la mas tímidas me daban su numero, derecho al cajón en casa, “necesito un cajón mas grande” sonreía al meter cada día 2 o 3 papelitos. Las mas osadas se exhibían sin pudor delante de mi, se peleaban por hacer pareja de ejercicios conmigo en los calentamientos o tomar mejores posiciones ante mi mirada, me acompañaban luego en la salida, casi raptándome a tomar café, cuando odio el café, pero no las quería hacer el feo, alguna me caían bien, otras no, pero me regalaban tetas aprisionadas sudorosas o culos envasados al vacío, eran un aperitivo, había un par hasta a las que las metía mano en los ejercicios, claramente además, solo eran juegos para mi, juegos inevitables, por muy enamorado de Ana que estuviera, si te piden ayuda en un tirón en el glúteo de una mujer de 35 años que pasaría por una de 16, metida en una prenda elástica 2 tallas mas pequeña, sin ropa interior y marcando el sudor, y lo que no es el sudor, pues vas y la ayudas. Nunca paso de allí, y eso que ver a una de la monitoras duchándose a ultima hora, cuando iba yo solo, “equivocándose de baño” repetidamente, y seguir acariciando su cuerpo con el agua delante de mi, me daba para mas de una infelicidad, pero me resistía, sabia que lo que tenia en casa era mejor, y mas aun cuando se lo contara, Eleonor se reía, Ana se ponía roja de rabia, y luego en la cama se reafirmaba.

Un monitor me dio una tabla de ejercicios y consejos para seguir en mi casa, salir a correr o en bici, me compré una maravilla de 500€, eso lo podía hacer por la calle, con unas simples series por la mañana, de no mas de 20 minutos, mantenía el tono físico logrado de sobra. No es que ahora fuera una maquina, había cientos en el gim con más músculos que yo, alguno daba grima de lo grande y lo tonto que era. Como repetía, mi físico no cambió casi nada, menos grasa acumulada y músculos mas fibrados, pero de aspecto idéntico, era por dentro, me notaba mas ligero, mas ágil, mas rápido y mas veloz, y todo ello hacia que mis esfuerzos me costaran mucho menos, antes al correr 10 minutos seguidos tenían que llamar a emergencias, ahora podía estar hora y media sin notar demasiado el esfuerzo, o hacer 30 kilómetros en bici, según me dijo el monitor, tenia el molde físico para hacer lo que me diera la gana, supongo que buscaba que me quedara mas tiempo, pero no podía evitar creérmelo, 1,92 de altura, 90 kilos y un índice de grasa corporal rozando el mínimo, ahora me importaban esas cosas, espaldas anchas y fuertes, grandes dorsales, vientre en relieve marcando la tableta como nunca pensé que era posible, unos pectorales descomunales, brazos fuertes y torneados, y lo mejor de todo, mis piernas, los gemelos los tenia que trabajar mas, pero los muslos, eran un obra de arte, grandes, fuertes, tensos y fibrados, de futbolista, de velocista, al andar o correr retumbaban como las tetas de Ana, pechos de adolescente, firmes y bien colocados, que ceden al movimiento lo justo para temblar y recuperar su posición inicial rápidamente. 17 años soportando mi gran peso, y otros 2 años follando sin parar apenas, en 3 meses estaba que podía presentarme a unas Olimpiadas, y no hacer el ridículo, en bastantes disciplinas.

Eso si, me lo guardé, volvíamos a follar como antes, las seguía dejando pensar que me mataban las 2, y aunque era cierto, a partir de la 3º corrida yo me notaba aun con fuerzas, pero me contenía, iba a ser un regalo, ellas me notaban mas contento y feliz, las dudas y miedos si disiparon, había sido un trauma que para Navidades quedó como un recuerdo lejano. No puedo describir todas como merecen, serian mas de 10 relatos, y tampoco una que resumiera todas, podíamos arrancarnos a follar en cualquier momento, cualquier día y entre cualquiera de los 3, Luz, la cocinera – limpiadora, nos pillaba la mitad de los días follando, en la piscina, las habitaciones o la cocina, me había visto el rabo mas veces que mi madre, pero su actitud era jovial y divertida, gastándome bromas sobre mi “cacharro”. Eleonor disfrutaba de las mañanas, tenia ganado ese terreno ante Ana que tenia que irse con cara tediosa a la universidad, entre besos, roces, caricias y sexo podía estar 6 horas con ella en la cama hasta que Ana volvía, allí le dedicaba la tarde a ella mientras Eleonor salía a dar una vuelta, quedaba mucho con mi madre últimamente, le gustaba volver a tener vida social activa. Por las noches era demoledor, con las 2 en la cama, daba igual quien fuera, saltaba un chispa y los 3 cedíamos a la pasión, la bestia, aquel animal arrollador que sentía que podía matar a cualquiera, no era nada para ellas 2, la conocían de sobra y disfrutaban de ella, no recuerdo un día entero de noviembre en que no me follara sus 2 coños, sus 2 anos y sus 2 bocas, cada día.

Vivía en el paraíso, y ellas también, tenían a un hombre que las follaba como un dios, y las trataba con dulzura, amor y cariño, Ana era mi novia, pero miraba recelosa como Eleonor se ganaba mis carantoñas también, era incluso mas dulce y amable que Ana, su forma latina de hablar y moverse me atraía, mas que Ana, era la novedad, supongo, y sentía en mi interior como algo crecía hacia ella, se lo comentaba a Ana, que no muy contenta, lo achacaba a imaginaciones mías y al saber hacer de Eleonor. En una de las noches mas frías de diciembre, acercándonos a Navidades, ya arropados y con prendas de abrigo de noche, después de estar casi 4 horas haciendo el amor con ambas, hablamos de las fiestas, de lo aburridas que serian con solo nosotros, o lo sola que estaría Eleonor en esa casa si nos íbamos a celebrarlo con amigos y familia, con Yasmine fuera dándose un festín de cultura con su novio por medio mundo, las ultimas noticias eran que andaban cruzando China. Así que se me ocurrió, que en vez de celebrarlo cada cual en su casa, las cenas y demás podíamos hacerlo en familia, pero luego montar una fiesta en el ático, Ana accedió, a Eleonor casi le da algo de la ilusión, un fiesta en su casa, casi podía oír sus pensamientos en la cabeza organizándolo todo mientras sonreía.

La idea fue sencilla y fácil de llevar a puerto, Navidades la pasaríamos en casa de mi familia, venían la madre y la abuela de Ana a verla desde Granada, invité a Eleonor a nuestra fiesta familiar a la que acudió encantada, pero fin de año seria la gran noche, la fiesta seria en casa de Eleonor, o mi casa, no sabia como llamarla, la mas grande y ostentosa, Eleonor insistió en que la dejáramos pagar a un servicio que los asistiera toda la noche, y estos insistieron en que para tener la casa lista, la cena no se podía producir allí para darles tiempo a tenerlo preparado, así que con algo de ayuda decidimos hacer la cena de fin de año en la casa de estudiantes, era grande y tenia un salón enorme, allí cabríamos todos de sobra y con una gran cocina, mi madre y alguna otra se animaron a preparar la cena de todos, incluyendo familiares de cada uno de los presentes, mi familia y la de Ana, Eleonor, y los estudiantes, hasta invitamos a Luz, la sirvienta y a su marido e hijos. Después de la cena tocarían las campanas de fin de año y sus 12 uvas tradicionales en España, después un descanso con preparativos y a la 1 de la mañana empezaría la fiesta en casa de Eleonor, ¿que podía salir mal?

Llegó las Navidades y antes de salir hacia casa de mis padres le tuve que pedir a Eleonor que su pusiera algo mas recatado, su escote de vértigo y sus caderas al aire con unas transparencias podrían provocar cosas indeseables, como que mi padre sufriera un ataque, o peor, que mi madre le pillará mirándola y los matara ella misma. Con ir como solía ir siempre, bastaba, pese aprender a amar los placeres de la comodidad más que de la belleza, su forma de vestirse era siempre como para ir a un cóctel de alta alcurnia. La cena fue un escándalo de diversión, por 1º vez en mucho tiempo era Raúl y nada mas, echaba de menos a mi familia, las riñas con mi hermana, las broncas de mi madre y el pasotismo severo de mi padre, lo recuperé en una sola noche, regresando a ser la persona que era antes de la operación, y me gustó la sensación, gastando bromas, riendo, hablando y rememorando. Mi madre se olía la tostada, desde el 1º día al irme a vivir al ático, sospechaba que me follaba a Eleonor, y no solo a Ana, y esa noche lo pudo confirmar, anteriormente os dije que mi madre , como todas, casi desarrollo un detector de mentiras, era tremendamente audaz a la hora de leer entre líneas y ver lo que nadie veía, y las miradas de cariño y afecto de Eleonor y mías no pasaron desapercibidas, en privado me rugió como una leona a su cachorro, solo la sonreía y le decía que era feliz, ¿que mas podía querer para su hijo?. Desde ese día mi madre miró con otros ojos a Eleonor, pero de eso ya os hablaré. Cenamos, reímos, bailamos, jugamos e hicimos el tonto hasta altas horas de la mañana, fui a por churros con chocolate para todos al amanecer, en el coche de Eleonor, bueno, en uno de ellos, ella no tenia carnet y tenia una flota de vehículos impresionante, usábamos un coche alemán grande carisimo y forrado en piel. Nos acostamos a eso de las 8 de la mañana en mi viejo cuarto, mis cosas del piso de estudiantes se quedaron allí, entre otras mi vieja cama, por la propia seguridad de todos, dormí solo en el salón, alejándome lo mas posible de ellas. Por la mañana aparecieron un montón de regalos de la nada, nos gustaba esa sensación y jugábamos a colocarlos mientras el resto dormía, hubo de todo, mi familia me regaló sobretodo ropa, Ana un reloj y Eleonor sin mas me dio las llaves del coche, con los papeles a mi nombre a falta de mi firma. Traté de negarme a recibirlo, pero ya estaba hecho, le habían concedido ya la propiedad de varias casas y coches y me lo regaló, un coche de unos 50.000€, el que me compré con Teo lo tenia el, ya que siempre usábamos el de Eleonor, así que, la di las gracias y la susurré al oído palabras de agradecimiento.

Quedé en ridículo , estaba tratando de no meter mano a los 40.000€ que me quedaban en el banco de Madamme, y mi sueldo no daba para lujos, detalles a mi familia, Ana recibió un juego de pulseras, collar y pendientes de plata, a Eleonor no sabia que darla, con mínimo 50 millones a su disposición, ¿que le das a una mujer así? no se me ocurrió nada mejor que una bonita foto de Ella y su hija, enmarcada en un bello marco, aquella tontería la hizo romper a llorar de felicidad.

Según llegamos a casa, después de comer con la familia, Eleonor se me echó encima y me besó con mayor pasión de la que jamas la había notado, “me has dado el mejor regalo de todos, una familia”, fueron sus ultimas palabras en mas de 4 horas en que me tuve que contener por no desatarme con ella, Ana casi ni participó, no aguantaba la ferocidad de ambos. Ya pasada la tarde y algo mas descansado, dejé a Eleonor en la cama sonriendo pero agotada, aun jadeaba horas después de acabar, retorciéndose entre las sabanas sudorosa. Ana estaba abajo con los morros largos, la di mimos y caricias hasta que sonrió un poco, no le gustaba nada que Eleonor la superara en la cama, pero objetivamente era así, como sospechaba, casi 6 meses de follar con Eleonor a diario la tenían bien entrenada, y siendo sinceros, era mas mujer que Ana, sus caderas y su forma de moverse eran naturales, no aprendidas como Ana, y su aguante era mejor, presentaba batalla mas tiempo y me sacaba erecciones con mayor facilidad. Ana lo sabia y no le gustaba, mas de un berrinche de celos me montó, pero tan cierto era que Eleonor era mejor en la cama, como que yo amaba a Ana solamente, lo de Eleonor era diferente, casi como fraternal, me sentía responsable de ella. Podría haber zanjado el asunto, pero el duelo de divas en la cama me estaba volviendo loco, y con 20 años no las iba a detener, solo gozar.

Fin de año, esa fecha mágica, la noche previa llevé a Ana y Eleonor a la puerta del sol de Madrid, donde cientos de personas se agolpan para hacer un ensayo de las campanadas del día siguiente, gente que estará con sus familias y no podrá hacerlo, ya había ido alguna vez con amigos así que las preparé bien, solo es un ensayo, pero muy peligroso, las risas, los festejos y el alcohol llenaban las calles antes de llegar a la plaza, la sidra corría por todos lados según llegaba la hora y adentrarse en la plaza era criminal, zapatos cómodos, bien abrigadas por el frío y con los objetos de valor metidos por dentro de las prendas. Jamas había visto brillar unos ojos como cuando vi a Eleonor disfrutar de aquel caos, con gente bebida o drogada apretujada una contra otra, controles policiales que no daban a basto, cánticos y gritos, chicas desmayadas sacadas a hombros……….Fuimos las 2 y yo, junto a Teo, Manu, Alicia, Lara y la compañera de piso nuevo, la canaria Naira, que alucina tanto o mas. Suelo coger el rol de guardaespaldas, no bebo y soy muy corpulento, además me gusta, así que saqué de encima algún borracho que se pasaba de la raya apretándose contra alguna de mis acompañantes, a uno le retorcí la muñeca, estaba metiéndole yo la mano en el culo a Ana cuando otra mano que no era mía se puso encima de mis dedos, un beso de Ana me templó los nervios al darse cuenta de cómo giraba la mano de aquel viejo verde, que se reía a la vez que se le endurecía el rostro del dolor, bebido pero listo al elegir un culo que palpar, pese a mis recomendaciones, Ana iba con un abrigo corto y una falda elástica ceñida a media pierna y unas medias térmicas, con el roce de la gente, y mas de la gente resabida, se le subía constantemente la falda. Al llegar a casa pasada la media noche dejé a Eleonor abajo, se había pasado con el alcohol, el tramo del garaje a casa la llevé en brazos al no poder andar con sus tacones, ni sin ellos, al dejarla en el sofá se quedó frita a los pocos minutos.

Ana andaba juguetona, con su rival fuera de juego tendría toda la noche para ella, y asi fue, me dedicó un leve baile erótico, verla quitarse esa falda me volcó el corazón, no se por que, la había follado y visto desnuda mas tiempo que vestida, pero verla desnudarse me excitaba. Me levanté a por ella, la cogí con firmeza pero ternura y la fui besando hasta arrinconarla contra una pared, mis manos recorrieron todo su cuerpo desnudándola la poco ropa que quedaba, besando la piel según aparecía, su vientre se erizó al sentir mis labios, casi ni recordaba el tiempo que no lo usaba con ella, me arrodillé entre sus muslos y ella levantó un pierna pasándomela por encima del hombro, dejándome su coño ofrecido, fue un placer sentir y oler su calor, apenas lo rocé tembló y río nerviosa, según mi boca iba rozando y chupando sus labios mayores, su cuerpo se retorcía como anguila, me agarró del pelo como si fueran las crines de un caballo y movía su cadera levemente para dejarme mejor posición, mi lengua curiosa rebuscó hasta encontrar el clítoris hinchándose, trabajé su piel con cuidado casi ceremonial, y eso solo encendía mas a Ana, que gemía de gusto, lo sabia la veía revolverse el pelo de pasión y darme pequeños tirones de mi cabello cuando la excitaba demasiado cortándola la respiración, se repitió un par de veces hasta que mis dedos empezaron a hurgar en ella, eso la volvió loca y se corrió a los minutos. Me fui elevando por su cuerpo desnudo besando cada zona, cuando llegué a su pecho, mamé de sus pezones como si fuera un recién nacido, Ana se apoyó en la pared y me rodeó con las piernas cuando subí todo mi cuerpo para besar su labios jadeantes, quedando colgada de mi, como me gustaba, su mirada era deseo, sus ojos destellaban aquel verde escondido en ellos, suena tópico pero fue su mirada la que provocó mi erección, golpeando su trasero como pidiendo paso, fue ella misma la que hizo fuerza para elevarse y dejarla paso en su interior, tan abierto lo tenia que no hacia falta dirigir, se dejó caer levemente para sentir como la llenaba despacio, gemía mirando al cielo, besándome casi recordando que yo estaba allí cambien de vez en cuando. No me movía, su cintura y sus brazos lo hacían todo, alternaba cabalgar al mejor estilo, con giros de cadera, su 2º y 3º orgasmo casi me la sacan de encima. Ahora me apoyé yo contra la pared y moví mi cintura, pidiendo mi turno, Ana no cedía, reía burlona, volví a arremeter, sacándola un grito de placer, al 3º arreón Ana se quedó quieta con los ojos en blanco mordiéndose el labio.

Era mi señal, ataque con todo, no tenia reparo alguno ya con sacar a la bestia y desatarla, muchas veces, antes de mi paso por el gim, la bestia salía escaldada de aquellas 2 mujeres, pero ahora solo estaba 1 y el animal era mas fuete que antes, su solo inicio hizo que Ana me abofeteara sonoramente sacándome una sonrisa ante su poco daño, mirando como Ana ponía la boca de forma extraña, sacando los labios haciendo el mono, mientras me miraba fijamente respirando al ritmo de mis acometidas. Yo apretaba laos labios para generar más tracción y velocidad. Ana desistió de su ejercicio de aguante a los 10 minutos, y se dejó llevar al paraíso, se corrió mas de 5 veces , 2 de ellas como una fuente antes de desistir de aquello, podía notar su suplica en los ojos antes de correrme, pero le di la pequeña sorpresa, subí el listón al máximo con mis músculos trabajados y la rematé 5 minutos finales en que creo que se desmayó y volvió en si de la impresión, sus pechos ya no podían seguir la inercia de mi cadera, casa uno botaba al son que podía, los chorros de semen elevaron a Ana sobre los cielos, gritando y maldiciendo, abriéndose de brazos contra la pared arañando la pintura. Agarré a Ana que reía alterada, sin fuerzas, la dejé en la cama con suavidad, mirándome con los ojos abiertos, sorprendida, hasta yo lo estaba, en mi 1º corrida había destrozado a Ana, algo nada, nada, nada fácil. Su pelvis se contraía con espasmos que la hacían recordar mi verga en ella.

Eleonor entró en la habitación, totalmente borracha con solo un zapato en la mano y una teta fuera, pidiendo su turno, no quería, estaba muy borracha, hasta me dijo que no se me olvidara el condón, cuando llevaba meses follándomela a pelo de mil maneras, la di un par de besos mientras la desvestía, y la ponía uno de sus picardías, en invierno Ana volvió a sus corpiños elásticos, el edredón y yo era suficiente calor hasta para una friolera como ella, mientras que Eleonor y sus corpiños de alto encaje la hacían la competencia, generalmente por que solía llevar el corpiño solamente. Nos dormimos profundamente, por la mañana comimos algo y planeamos el día, me dijeron que después de media noche querían ir a casa antes que yo para darme una sorpresa, accedí antes de marcharme, me fui con mi traje, el de Eric, me lo había probado y me quedaba horriblemente mal ajustado, así que llamé a Eli que se alegró de oír mi voz y me dio el numero de Paula, la ayudante de Eric con grandes pechos, que se pasaría por el taller para echarle un ojo. Las avisé a ambas de mi flirteo previo con Pau, fue llegar, verla fuera del taller y saber que iba a pasar algo, estabamos a 4 grados en la capital, a las afueras donde estaba el taller a unos 0 grados con viento frío y sin rastro del sol, y aun así acudió al coche con un escote grotesco, embutidas las 2 tetas en un cuero que soportaba de milagro, y al andar detrás de ella un pantalón ceñido de piel, contoneándose gustosa, había perdido algún kilo sobrante, seguía quedando mas que quitar pero estaba mejor de lo que la recordaba y sus enormes tetas me llamaban, la muy ”tímida” abría una puerta y se quedaba en mitad del marco para obligarme a pasar por delante de ella rozándola, a la 3º me quedé plantado notando sus pechos en mi vientre, levantó su mirada enrojecida mordiéndose el labio al notar mi polla flácida sin slips marcándose en su muslos.

-YO: ¿hemos venido a arreglarme el traje o a follar?- se sonrojó aun más, su mirada brillaba en la oscuridad del taller.

-PAU: lo que tu quieras.- muy lejos quedaba ya nuestro 1º encuentro, analizándola fríamente como me enseñó Eli, como seguía haciendo en mi mente aunque sin llevarlo a cabo, solo por diversión, ahora no tenia a un chiquillo avergonzado delante, si no un hombre capaz y viril.

-YO: solo he venido por el traje- me agaché a besar sus labios apretándola aun mas contra el marco de la puerta – y puede que me folle tus tetas, pero no pasaremos de ahí, soy un hombre comprometido.- se le torció la vista desilusionada, podía pensar que quizá si me calentaba mucho, o usaba alguna treta………… pero mis ojos y mi voz no temblaban, era un témpano de hielo que la hizo comprender que no había mas.

Me desnudé por completo, dejado mi esbelto y trabajado cuerpo ante ella, casi olía su coño rezumar al verme, me tomó las medidas siendo lo mas profesional que pudo, aprendió de Eric a coger bien las medidas, Eric estaba de gira por medio mundo, desde que mi traje le devolvió al 1º plano en la fiesta de Eli, no paraba de trabajar. Pau, uso el viejo turco de pegarse las tetas juntando los brazos ante mi, botando, para calentarme, pero no hubo respuesta, mas que una leve sonrisa de mi parte. Mas triste, cogió las medidas y se fue con el traje a arreglarlo, cuando volvió y me lo puso casi me caigo al suelo, era un guante otra vez, como el día que lo estrené, pero aun mejor, yo era mejor, tenia mejor cuerpo y mas atractivo, el traje lo hacia ver, solo con verme sentí orgullo de mi y mi trabajo en el gim, tan agradecido estaba que cuando me lo quité empotré a Pau contra el suelo y la rompí al ropa para comerme las tetas, reía sin parar ante mi ferocidad, eran los pechos mas grandes que había tenido nunca en las manos, eran mas grandes aun que los de Lara, pero al ser mas mayores y de mas edad ella, caían, tumbada no se notaba nada, metí mi polla tiesa entre ellos después de jugar unos minutos con ellos, y literalmente me follé sus tetas, le daba golpes con el glande en la barbilla, por mucho que apartara el rostro, seguí un buen rato acelerando hasta correrme, todo el semen fue a su cara, sentí poder sobre ella en su mirada, que suplicaba sexo, y me aproveché.

-YO: vas coger las medidas de hoy y vas a hacer unos cuantos trajes más para mí, diferentes pero del mismo estilo, dile a Eric que son para mí, o no le digas nada, tu sabrás, pero si no me cobras nada puede que cuando los recoja te folle como dios manda.- sintió casi como un perro obediente.

Me vestí cogí el traje y me fui dejando a Pau limpiándose la cara, me fui a comer a casa de mis padres, así al acabar les llevaría a la casa de estudiantes, llevando a la familia y las cosas que utilizaría mi madre para la cena. Además, yo no bebo, era mejor opción para retener a mi padre, que si bebía, y que no cogiera el coche, nunca bebió de más, pero los controles de alcoholemia son estrictos. Mi madre y mi hermana fueron vestidas normal, pero con bolsas y maletas con ropa y maquillajes para la fiesta, mi padre salió como siempre, la verdad, siempre ha estado arreglado con cualquier tontería que se pusiera encima, y marchamos hacia la casa de estudiantes, otro ático, pero esta vez menos lujoso, estaba lleno de gente, casi no se podía pasar, entre grupos de amigos y familiares, saludos risas y conversaciones, hasta las 7 de la tarde, allí mi madre , como no, cogió la batuta de la cocina y nos sacó a patadas de allí a todos menos a alguna madre que también quería colaborar, acatando sin saberlo el oficio de ayudante de cocina, la forma de hablar y comportarse de mi madre en esas cosas eran irrevocables, ella mandaba, sabia hacerlo de forma cómica y cariñosa, pero lograba que se hiciera lo que ella quería. Fue llegando mas gente aunque ni sabíamos donde los íbamos a meter, a la hora de la cena casi 40 personas, no se como entramos todos en el salón, creo que mi madre tiró un muro o algo, no era posible, pero así era, apretados como sardinas, pero la mesa puesta y todos sentados, Ana se fue con Alicia y Lara, yo con los chicos y Eleonor con el grupo de madres, casi ni nos cruzamos en toda la noche, mas que alguna mirada fugaz, o algún beso robado a Ana lejos de miradas curiosas, su familia estaba allí y no sabían nada de lo nuestro. La cena una bendición que saco aplausos a las cocineras, aquello le hacia sentir mas orgullo a mi madre de lo que hubiera sentido al verme sacarme un doctorado. Reímos, vibramos, charlamos comimos hasta reventar, llegando a la hora final, las 12, con sus campanadas en la TV, tragando y atragantándose con las uvas, los gritos, los petardos y fuegos artificiales de las calles, sentí unas ganas enormes de romper una mesa y cruzar el salón para besar a Ana, que me miró sabiéndolo, y mi madre nos miró a ambos pidiendo cautela. Nos hicimos fotos, nos dimos saludos, algún beso de mas y recogimos la cocina entre varios, charlé con Teo, las cosas iban mejor con Alicia, pero seguían sin ser como antes, la relación entre Alicia y el nunca volvería a ser igual, y ahora lo sabían.

Las mujeres desaparecieron, todas encerradas en grupos en los cuartos con baño, dándose duchas rápidas, vistiéndose y maquillándose, Ana y Eleonor se despidieron cortésmente antes de irse, las salí a despedir al ascensor, donde besé a Ana con ternura y a Eleonor con pasión, ambas se quejaron, les iba a estropear el maquillaje y el peinado que se habían ido a hacer a una esteticista aquella mañana. Al volver mi madre tuvo que limpiarme el carmín de la cara antes de generar preguntas, esperé con calma que un baño se quedara libre, queda feo, pero había comido demasiado y tenia unas ganas de ir al baño a hacer aguas mayores increíbles, evacué y me di una ducha limpiadora. ”Casualente” 5 de las chicas mas monas y solteras del grupo entraron descuidadamente cuando me duchaba o me estaba secando desnudo, la 1º me asusté, la 2º increpé, a partir de ahí solo me dejaba comer con los ojos, la helena mayor de Alicia, la estudiante de canarias, la madre de Teo, la hija de Luz la sirvienta y otra señora que no se quien era, alguna tía o cuñada de alguien que conocía, 3 me pillaron desnudo con el rabo fuera y las otras se quedaron mirando mi cuerpo, mientras me tapaba, descaradamente, no recuerdo el orden. Solo se que al salir de allí tenia un par mas de números y notitas en mi ropa, la que me sorprendió no fue la de la canaria, si no la de la hermana de Alicia, una chica que ya apareció en la mudanza, Mara, una mujer 5 años mayor que yo, habíamos tenido mucho trato en el pasado, pero era una persona seria, mandona, algo borde y desagradable de carácter, quizá por eso salía con nosotros los amigos de su hermana pequeña, por que no tenia amigos de su edad, nuestra relación siempre había sido un desastre, yo era abierto, atrevido, grotesco y evidente, mientras que ella era una mujer cauta, vergonzosa e introvertida, eso chocaba contra mi forma de ver la vida, creo que nos caíamos bien, pero jamas pensé que se interesaría por mi. Ahora tenia una nota suya diciendo que la llamara cuando quisiera charlar, si, ya………….charlar. Guardé las notas para llevarlas al cajón rebosante de mi cuarto, y me vestí con el traje, volvió a sonar la puerta, me giré pensando en quien seria esta vez, pero al ir sonar la puerta me calmé, era mi madre preguntando cuanto tardaría, que estaban todos listos ya, que cabrones, metiendo prisa, apenas llevaba 10 minutos en el baño, y alguna se había tirado 50 minutos repeinandose. Mi madre me vio con el traje a medio poner y se quedó maravillada por como me quedaba, os comenté, creo, que había sido costurera.

-MADRE: avísame cuando vayas a salir, quiero hacerte unas fotos.- salió disparada riéndose, siempre hacia eso, quería tener documentado cada detalle relevante de nuestras vidas.

Avise con tiempo, y sabiendo que mi madre ya habría dado la noticia, y estarían todos o esperando mi salida o con cámaras en la mano, salí de golpe con pose de modelo, sacando las carcajadas de todos, comencé a andar exagerando los movimientos y poniendo poses de afeminadas, abrochando y desabrochando la chaqueta del traje, había risas si, pero mas de 1 de 2 y de 3 mujeres aplaudían con la boca abierta y alguna se mordía el labio o se relamía, me fijé en Mara, la hermana de Alicia, la cogí la mano y la besé con caballerosidad ante los vítores de Manu y Teo, ella reía por fuera pero sus ojos castaños echaban chispas. Antaño tal ejemplo de desvergüenza y tontería, la hubiera hastiado, pero ahora le encantaba, que falsa es la gente dios mío.

Salimos a tropel a las calles, los petardos y los fuegos artificiales asustaban a la gente, los gritos y cánticos que salían de las casas llenaban el corazón de felicidad, que absurdo que un cambio de dígito en el calendario mueva tanto, las calles abarrotadas de gente vestida de fiesta acudiendo a citas y locales, algún coche pitando de jolgorio, mirando como alguna chica de nuestro grupo, o de otros, iba demasiado atractiva para ir por la calle cerca de la 1 de la mañana del 1 de enero, a 1 o 2 grados, con mini faldas, escotes y de mas vestidos, que por no arrugar, iban sin abrigo, le cedí mi abrigo a la canaria, su cuerpo acostumbrado al calor tropical de su tierra y su vestido amarillo con la espalda al aire la estaban haciendo tiritar aunque no le faltaban 2 o 3 muchachos que la daban su calor. Hice lo propio con ni chaqueta, se la iba a dejar a Alicia que estaba en una situación similar, pero Teo respondió antes, creo que como correspondía, asi que mi chaqueta fue a parar a Lara, dios, la echaba de menos, mas sus palabras afiladas que sus pechos, iba con un traje azul cielo sin sujetador y estaba por matar a alguien clavándole sus pezones. Mi madre iba bien arreglada y con su abrigo, pese a que muchas se pusieron a un lado de mi brazo para cogerme y ayudar a estabilizarse con sus tacones y protegiéndose del viento, mi madre no me soltó del otro brazo, me dio una colleja soltando un par de quejidos con sorna para sacar unas sonrisas al resto, diciéndome que me iba a coger un resfriado o algo, pero sabia que yo siempre he sido de sangre caliente, emanaba calor en mitad de aquella noche fría, con el abrigo ya sudaba, y aunque notaba el aire en mi cara y mis manos, sin la chaqueta aguantaba bien.

Eramos como unos 30 en el grupo, Ana y Eleonor se adelantaron, y varios familiares se fueron a casa después de las 12, entre ellos la familia de Ana, algo por lo que di gracias a los cielos, podría besarla cuanto quisiera en la fiesta. Al llegar a su casa nos esperaba una serie de mayordomos o algo así, se encargaron de recoger prendas y bolsos, organizándonos para subir en grupos al ático, los conocía, les había visto trabajar unos días antes por casa, los 4 ascensores grandes no daban abasto, yo me quedé el ultimo cuidando de que todos entraran, guardando mi abrigo y recogiendo la chaqueta con las gracias de Lara, que la olfateaba mirando con ojos pícaros y sacando pecho, últimamente se le había pasado el susto de su estreno anal tan brutal, y me llamaba o se ponía cariñosa cuando iba al piso.

Al subir con mi madre y un par mas de personas en el ultimo grupo, mi madre me beso en la mejilla y me pidió que me comportara, era mi casa le repliqué, por eso mismo, sentenció ella. Al, llegar arriba había un jaleo enorme en el pasillo, gente riendo y charlando mientras un camarero servia copas de champan o sidra, todos iban pasando por la puerta de la casa, abierta de par en par, con Eleonor a un lado saludando a todos y un gorila de 2 metros al otro, no sabia que hacia allí, seguridad, pero nos conocíamos todos, o eso creía, me asombré al ver como Eleonor mandaba sacar de allí a unos 4 o 5 chicos, que yo no conocía, y por lo visto nadie de allí, habían visto fiesta, gente pasar y no tendrían mejor plan que intentar colarse, al menos se llevaron una copa de sidra fría. Todos entraron ante los saludos de Eleonor con una sonrisa enorme, forzada o no, parecía real, estaba ilusionada con aquella multitud en su casa y la alegría se percibía en su mirada. Los últimos en entrar éramos mi madre y yo, al gorila le dijo que éramos tan jefes de la fiesta como ella y que nos hicieran caso en todo. Nos dio paso, con mi madre agradeciéndole el esfuerzo con la fiesta y ella agradeciendo por su hijo, yo, entró por puerta dejando a mi madre en manos de alguna amiga suya, y salió entornando la puerta, se giró sobre si misma y me miró.

-ELEONOR: ¿que? ¿Te gusta? – se dio una vuelta sobre si misma sonriendo dejando que el vuelo hipnotizara al gorila, preguntaba por su vestido..

Cambié la pose rígida por mi yo real, la abracé y besé con pasión, me apartó rápido riendo, retocándose el borde de los labios, no era para menos, si normalmente iba vestida de fiesta de forma elegante y con clase, esa noche podría haber seducido a Zeus, su peinado y su maquillaje algo sobrecargado ya los había visto en al cena, un ligero recogido del pelo desde la frente hasta su nunca, con un broche fino y brillante, dejando caer todo el pelo alisado por lo hombros y su espalda, se lo estaba dejando largo, me gustaba así y ella lo sabia, con 2 hilos de cabellos cayendo por cada uno de sus lados de la cara, algo ondulados, un carmín rojo intenso, una sombra de ojos negra y mas maquillaje del que necesitaba, parecía de porcelana. El vestido era un conjunto blanco, palabra de honor, no había tela hasta sus pecho, allí una línea recta marcaba todo el vestido hasta los brazos, una ligera curva en el escote, con una mangas recortadas dejando los hombros al aire que iban hasta sus muñecas, con unas alas uniendo las mangas con el vestido, que en si, era un tubo blanco que en la piernas se ensanchaba con una ligera obertura en una pierna izquierda, dejando ver la pantorrilla, un vuelo muy natural y algo de cola del vestido, con unas medias lunas de tela trasparente en las costillas dejando ver los costados, con la tela opaca tapando sus senos, la parte central de su vientre y volviendo a ensancharse en la cintura, con unos tacones blancos como la nieve virgen.

Entré a ver la casa detrás de ella, no pudiendo apartar la vista de su cintura, el vestido se ajustaba a su cadera que casi ponía notar la línea del hilo del tanga hundido en la carne, llevaba tanga, sin duda, se le ceñía al culo que no había otra opción, o se le marcarían las bragas de forma horrenda. Lo único que me apartó la vista de ella fue un saludo de Manu, atacando una mesa con canapés de gambas y aperitivos, sonreí y comenzó la música, fuerte y atronadora, la tuvieron que bajar para poder oírnos entre nosotros, recorrí la casa entera saludando y charlando con la gente, pero no veía a Ana, repasé todo las estancias de abajo, incluida la piscina, la habían techado y puesto una hoguera para calentar la zona siendo climatizada el agua, ni en la cocina, ni en el cuarto, donde pillé a una camarera tirándose a un muchacho que no reconocí. Solo me quedaba el piso de arriba, estaba cerrado con un hombre en lo alto de las escaleras, menos grande que el de la puerta pero con una mierda intimidante, subí con la firmeza que las palabras de Eleonor me dieron, pero cuando subía me frenó.

-GORILA: no se puede pasar arriba.

-YO: si, perdona, soy Raúl, vivo aquí y………- me miró extrañado.

-GORILA: ¿eres tu Raúl?, ¿el novio de Ana?- asentí.- lo siento, veras, la señorita Ana esta en el cuarto grande, y ha dicho que no pase nadie, incluido usted, sobretodo usted, recalcó.- me sorprendí.

-YO: ¿ha dicho por que?, ¿se encuentra mal?- el tipo me sonrió.

-GORILA: tranquilo esta bien, creo que quiere dar una sorpresa a todos.- respiré aliviado.

Bajé mirando de reojo la puerta del dormitorio, tratando de adivinar que pretendía, se me ocurrían ideas, quizá algún vestido nuevo, o a lo mejor un numerito con baile, tal vez hasta una canción dedicada….no, Ana era muy vergonzosa para eso, solo a mi se me ocurrirán tales cosas y mas aun realizarlas, así que disipé las ideas y bajé a disfrutar de la compañía, encontré en Manu un buen apoyo para conversar y reír, veía a Lara, Alicia, Mara (su hermana), incluso a Naira o la hija de la sirvienta, todas juntas, vestidas con ropas elegantes y provocativas, y a un coro de chicos a los que a la mitad ni conocía, acechándolas, me extrañó no ver a Teo pero la rato apareció de la nada, algo tocado ya de la bebida, fui a charlar con el y se le notaba, quería disimular, inútil, con toda la ropa movida y despeinado, como si llevara días de fiesta, con el aliento apestando al alcohol con el habla lenta y ronca. Desistí por que en ese estado daba igual que le dijera, y le llevé con Alicia para que le echara un ojo, a su vez busqué a Eleonor que charlaba animadamente con un grupo de madres y padres, ellas sonreían, alguna por la bebida la fiesta o por cortesía, otras con una sonrisa falsa que denotaba ira, sin duda la que provocaba que sus maridos se la comieran con los ojos, aun con sus esposas delante, gracias a dios mi padre se fue a la piscina y encontró a un par de hombres adultos con los que charlar, si mi madre lo viera babeando le montaba un numero, le importaba lo mismo que a mi que el resto mirara una escena, nada. Charlé con ellos distrayéndoles un rato, los mayores de 35 años se me dan genial desde siempre, y no se por que, pero es así, algún roce o caricia se me escapaba hacia Eleonor, pero poco mas.

Eran ya casi las 2 de la mañana y la fiesta estaba en todo lo alto, me preocupaba la tardanza de Ana, que no bajaba, pero el DJ comenzó a poner músicas de baile y ante la soledad, casi todas las mujeres de la casa pedían bailes, en grupos como carne en el super, deseando que algún hombre las sacara a bailar, cualquiera, me di cuenta de mi torpeza, igual que muchos chicos allí, yo antes no me hubiera dado cuenta, las miraría sonrojado o disimuladamente apreciando su belleza, pero sin atreverme a decirlas nada por mero pánico, y ahora, mirándolas y analizándolas, me parecía violentamente obvio que aquellas mujeres iban en busca de un hombre, y que aceptarían a cualquiera con tal de dejar el banquillo, y separarlas del grupo de solteronas. Aun así la 1º a la que invité fue a mi madre, se lo debía, y andaba por la cocina mandando al organizador del catering como se debían hacer las cosas, mi señora madre nació con alma de general, sonrió y aceptó el baile encantada, haciendo el bobo a cada cual mas, y llamando al resto de gente a animarse a bailar, solo hacen falta un par de locos haciendo el ridículo, para que el resto lo haga, en el fondo todos desean bailar, pero a mucha gente le da vergüenza que la vean haciendo el tonto, pero si ya lo están haciendo otros, como que se desinhiben. Al rato Eleonor pido paso y mi madre se lo concedió, antes de alejarse abracé y levanté medio palmo del suelo a mi madre dándola besos en la mejilla, es una señora algo rechoncha pero no me costó nada, se alejó roja de la risa y con mirada de orgullo. El baile con Eleonor parecía igual de inocente que el de mi madre, pero no lo era, para nada, nuestros ojos conectaban y saltaban chispas, mi mano en su espalda en algún movimiento lento acariciaba, no solo se posaba, y bajaba peligrosamente cerca de su trasero, sus senos elevados como montañas se hundían en mi pecho, y mas de una vez una de sus piernas se metía entre las mías rozándose con picardía sobre mi polla.

-ELEONOR: jamas te podré agradecer tanto, mira la casa, esta viva.

-YO: como no te estés quieta me lo vas a agradecer antes de lo que piensas.

-ELEONOR: con mucho gusto sacaría a todos a empujones para que me hicieras tuya.- su mirada era fuego, rocé su mejilla con mis labios en busca de su oído.

-YO: si sigues acariciado con tu pierna no habrá tiempo de sacarles antes de que te ensarte con mi verga.- se estremeció cerrando los ojos, por algún motivo que dijera “verga”, palabra que me pegó, en vez de cualquier otra, la encendía muchísimo, eso unido a que mi amenaza no era en vano, o quizá si, pero ella realmente creía que me la follaría delante de todos y me daría igual.

Por suerte el baile acabó antes de que se me pusiera dura, ya la tenia despertándose y marcándose levemente en el traje, algo que no paso desapercibido para muchas que hicieron cola para ir detrás de la otra mientras bailaba con ellas, no le negué a nadie el baile, solo a Alicia, y el contoneo de Mara, su hermana, fue el mas caliente de todos, se puso de espaldas y me pasó su buen culo por toda la polla, riendo asombrada, la chica seria y brusca estaba caliente como una gata en celo, casi podía oírla maullar pidiendo que sexo, las canciones se volvían mas juveniles y movidas, el horrible reggeton hizo aparición y con el los bailes subidos de tono. Yo estaba harto de crías acaloradas, quería a mi novia, me eché a un lado y hablé con Alicia, para disculparme por no cederla el baile, me miró como si no la hubiera molestado, restándole al asunto, pero estaba triste, Teo estaba borracho de nuevo y pasaba de ella, o peor, cuando la hacia caso se ponía muy tonto, casi tenia lagrimas en los ojos, y la hice reír un poco con tonterías.

Charlando con ella la pista de baile se animó Eleonor y otras chicas estaban dándolo todo, habían montado una especie de pasillo y desfilaban a cada cual mas sexy y provocativa, los tíos aplaudían a la que le gustara mas, los senos de Lara y Eleonor fueron de los mas aclamado, Mara se movía bien pero no tenia tantas curvas y la canaria dio un recital de belleza paseándose, todos reían y disfrutaban de ese espectáculo, había una porra o una especia de jurado que ponía notas, hasta que de repente se hizo el silencio, solo sonaba la música de fondo y todos se callaron salvo alguna risa o voz que se fue apagando, se daban la vuelta para mirar la escalera a mi espalda, me giré sin comprender nada hasta que vi a Ana en lo alto de la escalera, ayudada del gorila a bajar el 1º escalón, mientras con la otra mano se sujetaba a la barandilla. No era para menos, la imagen debió de aturdir a más de uno, a mí no, me resultaba familiar.

Ana iba preciosa, como en la cena, un peinado completamente liso, con la raya a un lado dejándole un hombro al aire y un flequillo ligeramente ondulado que el cubría medio rostro hasta terminar con un leve recogido detrás de la oreja, un ligero maquillaje, sobretodo en los ojos, una sombra oscura con ligeros verdes esmeralda que resaltaban sus ojos, y pintalabios rojo gránate, tan oscuro que solo de cerca apreciabas el rojo, iba con la pulsera, el collar y los pendientes de plata que le había regalado en Navidades, y pese a no pegar mucho, la gargantilla que no se quitaba nunca, unos tacones negros altos, de los que ella odiaba pero que la estilizaban de una manera insuperable, y lo mejor, el vestido, era el de las 3 V que se compró en el retiro de fin de semana a la sierra, aquel negro ceñido y ajustado, tan atrevido que rozaba lo estrambótico, pero solo lo rozaba. Un escote en forma de V que bajaba hasta el ombligo dejando ver sus pechos en gran parte, otra V de sus hombros al inicio de las caderas por la espada y otra V invertida desde la cintura izquierda que llegaba a medio muslo donde se abría todavía mas con un vuelo hasta el tobillo derecho, aprecié unas ligeras medias, pero sin sujetador, ni lo necesitaba ni el vestido lo permitía, brillando los bordes de las V con destellos plateados.

Era la definición de la belleza, la sensualidad, el atrevimiento y la piel tersa y juvenil, la miraba atónito, desde el retiro a la sierra no se lo había vuelto a ver, le daba mucha vergüenza que la vieran así en publico, y casi me había olvidado de el, pero allí estaba, delante de todos, con el puesto y con algún sonoro “ohhh” de fondo, sabiendo que todos la miraban, saludó con la mano sonriendo tratando de que el rubor no se apoderara de ella, trató de bajar el 2º escalón pero casi se tropieza, soltó la mano del gorila y se cogió con clase el vuelo del vestido para seguir bajando aferrándose bien a la barandilla y con el sonido del golpe de los tacones retumbando por encima de la música, que hasta parecía haber bajado el volumen hipnotizada por el movimiento de los senos de Ana botando dentro del vestido, amenazando fugarse del interior de la tela. Recuperé el sentido antes que nadie, mirándola y riéndome al observarla bajar y como todos la miraban como si fuera una alienígena, creo recordar que sonó un copa rompiéndose en el suelo, muy teatral. Acudí a recoger a mi dama en los escalones finales teniendo que apartar a algún mirón de más, Ana me localizó y sonrío abrumada, extendí mi mano para ayudarla a bajar al suelo y una vez allí hinqué una rodilla ante ella.

-YO: mi señora.- sonrío ante mi gesto galante.

-ANA: mi señor- se inclinó levemente en una reverencia.

-YO: me temo que hoy vuestra belleza no es solo mía.- me levanté clavándole los ojos en los suyos- no podría soportar tamaña carga.- sonrío abriendo la boca.

-ANA: ambos sabemos que eso no es cierto, pero se agradece el cumplido.

-YO: ¿si tuvierais el honor de concederme este baile?

-ANA: como gustéis.- ¿como podía ser tan perfecta de pillar al vuelo el tono de la edad media y continuar la broma?, aquella mujer era un regalo del cielo.

Levanté mi brazo para ofrecérselo de apoyo, agarró con firmeza y se sujetó la cola del vestido, acudimos al centro de la pista, donde todos aun nos miraban, silbé y el DJ, con el que ya había hablado antes, puso una canción, la del baile de la bella y la bestia, me parecía la mas adecuada, y entre alguna voz de ternura y risas, bailamos lentamente bien agarrados como si fuéramos príncipe y princesa, el resto se nos fue uniendo perdiendo letalmente el estado de hipnosis en el que parecían haber entrado.

-YO: sabes, había un concurso de belleza entre las chicas.

-ANA: ¿si? ¿Y quien ha ganado?

-YO: no lo se, cuando has bajado tu se ha ido todo a la porra.- sonreí ante lo irrisorio del asunto, y ella conmigo, daba igual que todas estuvieran arregladas y vestidas de formas finas elegantes y sensuales, Ana las había pasado por encima como un tren de mercancías a un coche de juegue.- ¿por que has tardado tanto?

-ANA: llevo vestida así desde la 1, no me atrevía a salir, ¿que van a decir de mí?- se acurrucó sobre mi pecho

-YO: los hombres entre si dirán que eras la mas guapa de la fiesta, eso como poco y siendo educados, a sus mujeres les dirán que no eras para tanto si no quieren dormir en el sofá hoy, las mujeres te criticaran indistintamente, vas a darlas conversación durante días, y alguna te odia ahora mismo. ¿Te importa?

-ANA: ahora que estoy contigo, no.- la besé tiernamente, olía a coco, como siempre, y sus labios sabían mejor que nunca.

Al separarme de ella se rió nerviosa perdiendo el paso, y me paso los dedos por los labios limpiándome el carmín, la noche fue avanzando y ahora con Ana a mi lado, fuimos dando tumbos por toda la sala, hablando y charlando con todos, mi madre nos mataba con la mirada, a Ana con solo verla así, y a mi cada vez que la besaba o la acariciaba entre mis brazos, temía que alguien se fuera de la lengua. Las bebidas, la comida y los bailes fueron haciendo mella, la gente estaba a otros asuntos y una vez comprendido que yo esa noche no estaba disponible, las mujeres fueron cediendo antes los chicos que les parecían mas monos, casi todos se fueron de allí del brazo de alguien del sexo opuesto, algunos quisieron follar en la habitación pero ya estaba ocupada por otra pareja, incluso había una pareja follando en la cama y otra en el baño. Todas menos alguna, Lara entre ellas, que andaba danzando con Naira, la estudiante canaria, hasta que esta se fue con un amigo de Manu, Lara se quedó allí, perdida, obrando a mi alrededor, podía percibir el olor vainilla en ella, el que cuando era mi juegue la dije que se pusiera, sin duda Lara iba detrás mía de nuevo y ya le debía dar igual que la destrozara el culo la ultima vez. Hasta mi hermana, algo puritana, se fue con una especie de amigo – novio suyo al que invitó. La casa se vaciaba pasadas las 6 de la mañana, había un servicio de coches y choferes abajo contratados por Eleonor para llevar a la gente a sus casas y evitar problemas de multas o alguna gresca que se suelen producir por esas fechas de madrugada. Yo mismo llevé a mis padres a casa a las 4 y media o así, al despedirme mi madre me pidió que hablara con ella al día siguiente, no sabía por que. Al regresar Eleonor andaba sentada en el sofá riendo al hablar con un hombre que iba detrás de ella, le tenia dándole un masaje en los pies, al verme mi guiñó un ojo, Ana estaba en la parte de arriba apoyada en la barandilla mirando como había quedado la casa y como un par de camareros recogían todo, subí con ella y la di un beso en el hombro para saludarla, estaba cruzada de brazos frotándose, en el piso de arriba hacia algo mas de frío, así que le puse mi chaqueta, la envolvió como un manto cálido y la olió como si la transportara a un lugar maravilloso, me apoyé con cuidado en la barandilla colocándome detrás de ella, mirando como limpiaban.

-YO: ha sido una buena fiesta.

-ANA: si, ojalá fuera así siempre.

-YO: ¿todos los dios 31 de diciembre y 1 de enero?, seria divertido.

-ANA: no bobo, hablo de la gente, parece feliz, aunque no lo sean.

-YO: yo lo soy, contigo.- sonrió levemente.- ¿y tu?

-ANA: pues claro que si, pero a veces pienso que es demasiado bonito, y que se va a romper en cualquier momento, Eleonor me dice que así era su marido antes, y mírala ahora, encamada con un chaval que podría ser su hijo.

-YO: no soy como su marido.

-ANA: nadie lo es al principio.- se giró agarrándome la cara.- te quiero, pero jamas me hagas daño así, por favor.- su mirada era sincera, pero no entendía sus palabras, no comprendía por que ahora tenia esos pensamientos, jamas le había dado motivos.

-YO: jamas te haría daño, te quiero y si tu me quieres no tienes nada que temer de mi.- sonrió aliviada.

-ANA: lo se.- me besó con ternura, nos interrumpió un camarero.

-CAMARERO: disculpe, al parecer hay una pareja en el cuarto de abajo aun y tenemos que limpiar, no queremos entrometernos, usted podría…….. – pedía clemencia, su cara estaba cansada y agotada, deseando irse a casa, accedí a bajar para solucionar aquello.

Al entrar vi a una pareja en la oscuridad follando, hablaba pero no me hacían caso, encendió al luz y vi a Teo, del susto apagué la luz gritando disculpas, cerré la puerta, al parecer Alicia no estaba tan triste como para no follarse a Teo de esa manera, sonreí aliviado cuando al ir a coger las escaleras vi aparecer a Alicia por la puerta de la entrada, me quedé helado, si venia de la calle Teo no se la estaba follando a ella, acudí a su encuentro blanco como la leche.

-ALICIA: hola, perdona que vuelva, pero es que no encuentro a Teo, me fui antes que el, no quiera irse y todavía no ha vuelto, va muy borracho y temo que el pase algo, ¿le has visto?- se me rompía el corazón de oír su verdadera preocupación por su novio sabiendo que este estaba teniendo sexo con alguna en la habitación de unos metros mas allá.

-YO: si, creo que andaba por aquí, le he visto en alguna habitación, mira arriba- no la mentía, pero no quería decirla toda la verdad y necesita tiempo para pensar.

Subió y habló con Ana, revisando las habitaciones, yo respiré profundamente y entre en la habitación de abajo, una de las chicas de la fiesta se estaba colocando el vestido de pie, iba tan bebida que ni se dio cuenta de mi presencia al pasar a mi lado para irse, no la reconocí, creo que era la hija de alguna amiga de Eleonor, Teo se quedó tumbado boca arriba medio vestido y con la polla fuera manchada de semen, una ira contenida me llenaba, podía montarle un polla sacarle a rastras y evidenciar su infidelidad ante Alicia, pero eso solo causaría dolor, le vestí con algo de su ayuda, no mucha, mientras el me repetía que no dijera nada, al borde del coma etílico. Salí y me aseguré de que la muchacha se había ido, avisé a Alicia de que le había encontrado bien y a salvo, dormido abajo, respiró aliviada y viendo su estado le dejó allí dormir la mona, estaba enfadada con el. Se volvía a casa, la acompañé, no podía dejarla irse sola a esas horas y en coche no era nada, estaba muy enfadada y pese a beber, totalmente lucida. Dirigí la conversación un poco, para que viera que si no era feliz lo dejaran, con lagrimas en los ojos me dijo que tenia razón y que lo iban a hablar cuando se recuperara, la di un fuerte abrazo y la vi entrar en casa ante de volver, mi intención era ir directo a por Teo y darle de bofetadas hasta que se despertara, pero borracho no me haría caso alguno, cerré la puerta de abajo y le dejé dormir hasta el día siguiente, para que no se fuera sin hablar conmigo.

Con todo ya recogido y limpio, todos los trabajadores se fueron, dejando para el día siguiente lo que quedaba por colocar, Ana y Eleonor estaban en el piso de arriba sentadas en el sofá que había entre las habitaciones, Ana aun arropada por mi chaqueta y adormilada, Eleonor abrazándola como una madre, me sonrió al verme.

-ELEONOR: la niña esta muy dormida y cansada.

-YO: habrá que llevarla a la cama.- la cogí de un brazo y la levanté sin mucho esfuerzo, se abrazó a mi cuello.

Con cuidado la llevé a una de las habitaciones pequeñas y la desvestí con cuidado, tapándola con las sabanas, al ir a quitarle mi chaqueta se aferró a ella como si le fuera la vida en ello, algo tocada por la bebida, la dejé así, al salir Eleonor me miraba como si fuera un padre acostando a su hija.

-ELEONOR: ahora ya no queda nadie más que usted y yo.- algo bebida pero mucho mas lucida de lo que me quería hacer ver, puso sus manos en su caderas en jarra riendo, mientras encorvaba le pecho de forma sensual.

-YO: si, es una pena, yo aun tengo engrías para más fiesta.- avanzaba hacia ella con paso firme y lento.

-ELEONOR: pues si usted aguanta, yo mas, ¿que le parece si bajamos a proseguir el baile donde lo dejamos?- señaló el salón.

-YO: que es mucho trabajo bajar a bailar con usted, solo para volver a subir a meterte mi verga hasta las entrañas.- la rodeé con mis brazos ante su cara de ofensa falsa.

-EEONOR: oiga, que yo soy una señora, no soy tan fácil.

-YO: como usted quiera – besé su cuello lentamente, mientras ella me rodeaba el cuello con los brazos, apretando nuestros cuerpos hasta sentir como sus pechos se elevaban sobre mi cuerpo y mi polla palpitaba en sus muslos.

-ELEONOR: no sea malo, concédame ese deseo.

-YO: solo por que eres tu, y por lo bien que follas.- la susurré al oído.- solo pensar en ti me eriza la piel.- halagos vacíos, no tanto, pero no los decía por que los sintiera, si no por calentarla.

De un giró la agarré y la subí encima mía en brazos, como había llevado a Ana a la cama, bajé las escaleras con ella así viéndola reír ante mi poderío, besándome con pasión. La dejé posarse levemente en el suelo y tarareando alguna canción comenzamos a movernos, sus dos manos encogidas entre nuestros pechos y su cabeza recostada contra mi barbilla, conmigo abrazándola por completo con mi cuerpo y mis brazos, acariciando su espalda con suavidad, pasamos no menos de 10 minutos así, hasta que levantó la vista y me miró con un brillo especial en los ojos.

-ELEONOR: ¿como puede ser que este tan locamente enamorada de ti? – la pregunta me pilló desprevenido, nadie había hablado de amor entre nosotros.

-YO: ¿me quieres?- pregunté por ganar segundos.

-ELEORNO: ¿no es evidente?

-YO: yo creía que solo eran juegos, pasión y lujuria.- mentí.

-ELEONOR: para mi no, ya no, te quiero, estoy perdidamente enamorada, y me duele que no te hayas dado cuenta, pero mas aun que me lo permita yo.

-YO: siento si esto se me ha ido de las manos, ¿pero por que no te no puedes permitir?

-ELEONOR: por que te saco mucha edad mi niño, soy una mujer adulta y madura, debería estar con hombres de mi edad, prepararme una vida larga con ellos, no ser tu perra.

-YO: no eres mi perra.

-ELEONOR: ya, eso dices, ¿pero me quieres?- me pillo sin respuesta de nuevo.

-YO: claro que te quiero.- me miró sin creerme.

-ELEONRO: quizá me tengas aprecio o cariño, pero no me amas, no como a Ana, ¿verdad?- el silencio la dio la razón.

-YO: no puedo evitar sentirme atraído por ti, mi pequeña reina, pero mí corazón es de Ana, es suyo, y si bien puedo compartir mi cuerpo con las 2, no puedo hacer lo mismo con mi amor.- sollozaba ante la sinceridad cruda de mis palabras.

-ELEONOR: y es por eso que me odio, por saber que nunca me amaras así, y seguir en este juego cruel.- se alzó para besarme.- por que la amas así y a mi no, hago el amor mejor que ella, lo sabes.

-YO: es cierto, pero tú eres más mujer que ella, apenas una veinteañera, y te ha costado mucho trabajo superarla.

-ELEONRO: pero soy mejor, ¿acaso eso no es suficiente?.

-YO: no, mi colombiana, quizá si no la hubiera conocido a ella antes, quizá si en otra vida hubiéramos coincido, pero no estamos en un mundo perfecto, no puedo ofrecerte algo que no es tuyo, ni tu puedes pedirme que te lo de, sabiendo que no te pertenece.

Nos miramos a los ojos, quería trasmitir firmeza pero me dominaban las emociones, no quería perderla, pero tampoco darla esperanzas, la saqué una lagrima que corría su rímel, sonrió al sentirse vulnerable, de golpe me besó de nuevo, repetidas veces, tantas que ya eran besos largos y pasionales con lengua y agarrándonos las cabezas para no alejarnos mucho el uno del otro, las cremalleras sonaron, sus manos acariciaban mi slips por encima y la mías bajaban por su espalda junto al cierre del vestido, nos fuimos calentando hasta que de un tirón le rompí las alas del vestido blanco para bajárselo y comerme sus maravillosas tetas y sus pezones como postes de carretera, rompió a reír.

-ELEORNOR: que bruto eres, acabas de romper un vestido de 10.000€- la miré con desidia mientras me sacaba un pecho de la boca.

-YO: ¿si quieres paro?- rió asintiendo que de parar nada, rasgué el vestido aun mas ferozmente hasta arrancárselo de encima, quedó solo con un tanga diminuto color carne y los tacones, y el vestido hecho jirones en el suelo.

Ella me besó apasionadamente mientras me desvestía, mis manos se fueron directas a su senos los pellizcaba con agilidad, se separó lo justo para dejarme cierta libertad para desnudarme por completo.

-ELEONOR: vamos a darnos un baño.

De forma erótica se giró y movió su culo ante mi mirada, con obscenidad se agachó para quitarse el tanga, solo llevar los slips por los tobillo evití que la ensartara allí mismo, la tenia como una piedra y esta vez no me iba a contener en absoluto, se soltó el pelo dejándolo caer para que bamboleara con sus andares, se paró en el borde de la piscina y torció un poco la mirada llamándome a su encuentro. Sin dejar mas de un segundo la abracé por detrás, besando su cuello y sus hombros, mi polla ya sobresalía entre sus muslos como si fuera ella la que tenia pene, abriendo sus labios mayores y sacándola un gemido al notar mis manos en sus senos, la quise ensartar allí mismo, pero la di la vuelta, lamí sus pezones hasta que imploro sexo, la subí encima mía a horcajadas y la penetré con suavidad, pero sin cesar hasta hundirme en ella por completo, besándonos fui andando hasta la zona de la escalera y fui metiéndonos en el agua con cuidado, hasta tener medio cuerpo hundido, allí ella misma se movía follándome, girando sus caderas y agarrándome la cara para ganar apoyo, su ritmo era lo máximo que el agua le permitía, y bastó con 20 minutos para llegar al orgasmos que buscaba, uno dulce y cálido, mis manos repasaban todo su cuerpo, incluyendo meter mis dedos en su ano, a los 15 minutos el 2º orgasmo la hizo temblar y dejar de moverse, no podía mas, allí empecé yo apoyándome contra la pared de la piscina mi pelvis inició movimientos lentos y amplios que se tornaban mas rápido con cada ida y vuelta, besando y mordiendo su cuello, ella solo clamaba a dios con cada eclosión de sensaciones en su interior, entre medias respiraba bocanadas de aire, clavándome las uñas largas y adornadas en la espalda, 10 minutos después me corrí sintiendo como me vaciaba. Esto no había sido mas que el principio, Eleonor se desmontó y besó mi pecho con clama, acariciando mis músculos, bajando su boca hasta hundirse en el agua y chupármela debajo del agua, no estaba muy por debajo así que salía de vez en cuando a coger aire para seguir un buen ritmo, una vez dura de nuevo, se volvió a montar encima mía de cara rodeándome con las piernas y ensartándose sola, volví a acelerar sacando a la bestia de forma simultanea, arrollé como un toro bravo, en media hora tuvo mas de 5 orgasmos brutales cada uno mas animal que el anterior me hizo sangre en la espalda con sus uñas mientras bramaba obscenidades, se movía convulsa perdiendo el ritmo de las embestidas pero gozando como loca, echándose hacia atrás y volviendo a recaer sobre mi besándome de forma desordenada, mas de 20 minutos así hasta volver a correrme haciéndola gritar como un cochinillo.

Se bajó y nado con torpeza hasta el bordillo se sujetó tratando de salir elevándose, un grave error, me dejó su trasero totalmente ofrecido, según me acercaba estaba a una altura perfecta para follárme su ano, hundí mi cara entre sus nalgas, separándolas y lamiendo el ano metiendo 1,2,3,4 dedos consecutivamente hasta tenerla lista, ella quería pedir clemencia pero no la deseaba, al sentir mi rabo abriéndola el culo gritó tanto que me asustó, solo su cólera pidiendo que siguiera me saco del susto, la fui metiendo tan lentamente por la presión que pensé que se desmayaba, pero mordiéndose el puño aguantó hasta tenerla dentro, luego solo fue arrancar la moto y darla con todo. Ya por la 3º corrida, antes estaría medio muerto, pero ahora, estaba tan fresco, me follé su culo hasta hacerlo estar rojo de los golpes de mi pelvis y los azotes que la daba, el agua salpicaba, la acariciaba el coño metiéndola la mano entre las piernas, ella golpeaba el césped con rabia al sentirse superada por un animal indómito, tras 2 orgasmos anales se desvaneció cediendo terreno hasta ser un trozo de carne mas que suspiraba entre estocadas, al ir a correrme mi ira me llenó y la agarré de la tetas poniéndola de pie y acelerando hasta casi sacarnos de la piscina a golpes de cintura, Eleonor se reactivó ante aquello unos instantes lo justo para sentir como mi semen caliente se derramaba en su recto. Sus manos temblorosas buscaron mi nuca.

-ELEONOR: no hay mujer que pueda con usted, es la perfección hecha amante, me da igual que no me ames, mientras me haga el amor así.

-ANA: eso, puedo prometértelo siempre.- tenía fuerzas y energías para más, lo sabia, y Eleonor lo notaba, su cuerpo y sus gestos eran de temor a otra ronda más.

En brazos la saqué del agua, apenas podía caminar, la subí en brazos a la cama y allí la acosté, fui a mirar a Ana que dormía como un tronco, y baje a beber algo y comer de las sobras de los canapés, al volver a la habitación Eleonor estaba de rodillas en la cama mirándome lujuriosa.

-YO: ¿aun quieres más?

-ELEONOR: todo lo que mi hombre pueda darme.- asentí ante tal gesto, ella se agacho quedando a 4 patas llamándome con el dedo.- hacia menos de 10 minutos estaba rota y ya estaba en pie.

Me tumbé en la cama y me puse encima totalmente estirada, me encanta esa posición, sentir sus pechos aplastados contra mi y mi verga creciendo entre sus piernas, cuando estuvo tiesa se abrió de piernas cabalgándome y se elevó para meterse la polla hasta el fondo, casi se corre de nuevo solo al sentir eso, apoyada en mi pecho quiso moverse pero su cuerpo no le respondía mas de 2 minutos seguidos, la tumbé sobre mi besándola, levanté la cadera plantando los pies, en la posición mil veces estudiada, Eleonor me miró acongojada, y desate el infierno, mi polla entraba y salía en su totalidad sin parar de acelerar, oía el sonido de mis testículos golpeando de forma constante, se le arqueó la espalda de tal forma que podía notar el pelo de su cabeza rozándome los muslos, luego caía rendida a mi pecho con todo el pelo a un lado agrandemos de la mandíbula, besando cuando su cuerpo se lo permitía, pero cada pocos minutos se corría de forma grosera, la posición inclinada hacia que sus fluido cayeran por mi pelvis y pecho, apenas se rozaba el clítoris rompía en otro orgasmo, lo sabia y aun asi repetía, era insaciable, llegó un punto en que pensé que no podría con ella, pero era la 4º corrida de la noche, tarde casi 1 hora en venirme y al notarlo di el resto, todo, quería probarme, ver hasta donde me daba el ejercicio del gim. Del espasmo que la dio casi sale disparada contra la pared de la cabeza de la cama, a tuve que sujetar rodeándola con los bazos con fuerza para que no saliera rebotada, eso solo la mató aun mas, recibiendo en estático un sin fin de penetraciones, el orgasmo que tuvo se dividió en varios seguidos y cayó redonda ante mi, solo sus ojos demostraban que aun estaba allí, eso y su boca abierta como para meter una bola de bolos. Al estallar en su interior el semen inundó su interior haciéndome notar como caía caliente por mi tronco. Al salirme de ella una fuente de semen y fluidos salió de ella, que parecía hacer fuerza para sacar todo aquello de dentó, a la 4º convulsión se cayo de bruces a mi lado, respirando de milagro y durmiéndose al instante. La di un beso en la frente y me fui a la cama con Ana, acostándome a su lado abrazándome de forma subconsciente.

Me despertó el sonido de la puerta, Ana seguía dormiría como una marmota, y al levantarme vi a Eleonor acostada igual de dormida, bajé a abrir, eran los de la fiesta que venían a recoger los últimos trastos, les abrí, subieron varios hombres y una mujer que se echó a reír al verme, estaba desnudo y con mi empalme mañanero, joder, no me había dado cuenta, en esa casa ir desnudo era lo normal para mi, me fui a poner algo, y abrí la puerta de la habitación de abajo, donde estaba Teo aun dormido en la misma posición en que le dejamos Alicia y yo, me enfadé de golpe al recordar su infidelidad, le quise despertar pero si seguía borracho era inútil, le dejé allí y fui a la cocina a comer algo, cerca de la 1 de la tarde, mientras los operarios recogían los equipos de música y las mesas la chica limpiaba y organizaba la cocina, me miraba de reojo, solo me había puesto unos pantalones cortos, mi cuerpo la atraía y haber visto mi polla que ahora se marcaba en la pernera de la prenda flácida después de acudir al baño, la hacia sonrojarse, me animé a charlar un poco con ellos, hasta ayudándolos. Sacando una mesa vi a Teo salir de la habitación con una resaca enorme, me disculpé con los operarios y me fui a por el, le agarré del brazo y le arrastré a la piscina.

-YO: ¿se puede saber que coño haces?- me miró cegado por la luz del día, ubicándose.

-TEO: hola tío, ¿que pasa?- le sacudí del brazo.

-YO: ¿que pasa? Que ayer le pillé follándose a una desconocida, mientras Alicia te buscaba preocupada.- se abrió de ojos sorprendido.

-TEO: dios, ¿que dices, volvió? suéltame.- ordenaba confuso.

-YO: ¿no te acuerdas? Lo mismo es eso, ibas tan borracho que no podías ni ponente en pie.- tiró de su brazo apartándose de mí.

-TEO: ¡y a ti que coño te importa!

-YO: me importa por que es mi casa, mi fiesta, eres mi amigo y ella tu novia, la tuve que engañar para que no te pillara.

-TEO: no te lo pedí.

-YO: no hacia falta, ¿o acaso querías que te pillara?- callaba enfurecido.- ¡te estoy hablando!, ¿es que no te acuerdas de lo que te dije cuando me mude aquí?

-TEO: si eres mi amigo ten la puta boca cerrada.

-YO: la tender pero no por ti, si no por ella, esto la destrozaría, se acabó, vas a cortar con ella.

-TEO: déjame en paz, no te incumbe.

-YO: lo harás, o ella se enterara de todo, y no me causa placer, pero lo haré.

-TEO: ¿me harías eso a mi?- casi suplicó, sabia que mi determinación en estos asuntos era firme.

-YO: te lo has hecho tu solo, el Teo que yo conocía no es el borracho resacoso que tengo delante, jamas engañaría a Alicia con una cualquiera y menos me pediría que lo ocultara, no eres ni la sombra de quien eras.- su mirada irradiaba odio.

-TEO: mientes, es solo una excusa, amas a Alicia y me la quieres arrebatar, siempre lo he sabido.- se echó encima mía enfurecido, le solté una bofetada que le pillo desprevenido y le hizo tambalearse.

-YO: si hubiera querido hace meses que estaría tirándomela delante de tus narices, pero me fui de esa puta casa para alejarme de ti y de ella, por el respeto que te tenia y que has perdido, me fui para que pudierais ser felices de nuevo ¿y así me lo pagas? ¡¿Acusándome?! – agachó la cabeza sabiendo lo cierto de mis palabras.

-TEO: tío, perdóname, no la digas nada, por favor, mejoraré, no se que me paso.- me agarró del brazo implorando.

-YO: te di la oportunidad cuando me fui del piso, te lo advertí, te dije que si no cambiabas me la llevaría, y no lo has hecho, sigues igual, no te entiendo, ¿que se supone que ha hecho ella para merecerse tu desdén?

-TEO: tu, tu eres lo que la pasó, maldito el día en que nos mudamos, desde entonces no puedo evitar los celos, ella te mira y te desea, lo se, y yo no se que hacer, me odia y yo a ella, por que no lo hablamos pero lo sabemos.

-YO: pues la solución es simple, déjala, si os sentís así es inútil prolongar la agonía, ya fuero yo u otro no podéis seguir así, por que os hacéis daño. .- nos sentamos en la tumbonas.

La conversación se calmó un poco, Teo lloró ante mí, la había querido mucho pero ya no sentía eso, incluso antes de la mudanza sabia que las cosas no iban bien, esperaban que irse a vivir juntos lo arreglaría, pero solo lo estropeo. Me vestí y le acompañe a casa, no se de donde, pero por toda la casa encontré papeles con números de teléfono y notas para mi, las 4 camareras, de casi todas las solteras de la fiesta, de algunas con novio y de 1 casada, hasta una del cocinero que se encargo del catering, todas al cajón. Me despedí de Teo con un fuerte abrazo, y me fui a casa de mis padres, con algo de resaca comimos algo y reímos por la fiesta, mi hermana llegó cambien sobre esa hora de donde fuera que paso la noche, ya era mayorcita para saber lo que hacia, la tarde paso con todo echándose una siesta menos mi madre y yo que nos quedamos charlando en el salón como me pidió de noche.

-YO: ¿y por que querías hablar conmigo?

-MADRE: nada, es solo que……….¿como te va con la nueva casa?- eso no parecía demasiado importante.

-YO: mama, ¿dime que quieres?.

-MADRE: es solo que, ayer hablando con Eleonor y luego con Ana, en grupo o a solas, no se, las vi raras.- sacudí la cabeza.

-YO: ¿raras? ¿Que quieres decir?

-MADRE: no lo se, quizá no sea nada, es solo que me dio una sensación rara, no me fío de ellas.

-YO: pero si es Ana, mi novia y Eleonor tu amiga, no pueden ser más dulces y cariñosas.

-MADRE: lo se, y por eso te lo digo ahora, algo las pasa, comentarios o ciertas miradas, he visto algo en sus ojos que no me gusta, traman alguna cosa.- reí sonoramente.

-YO: no vas a lograr alejarlas de mi mama, no con esta tontería.- me cogió de la mano y me miró fijamente.

-MADRE: no es eso cariño, no habla una madre frustrada por que su hijo no la hace caso, te habla una madre preocupada por su hijo, esas traman algo y tu eres demasiado bueno como para verlo.

La negué mil veces y ella se mostraba igual de preocupada, le resté al asunto antes de irme, me beso en la mejilla abrazándome con cariño, antes de despedirse recordando sus palabras. El viaje de vuelta lo pasé con el debate mental, mi madre se equivocaba, Ana era dulce y cariñosa, me amaba, y yo a ella, podía tener una picardía inculcada por mi, pero poco mas, Eleonor era aun mas mansa, un corderillo fácil de manipular, ninguna tenia motivos para ocultarme nada, casi me reía solo al negarme esa idea, pero algo en mi anterior se revolvía, a lo largo de toda mi infancia, mi madre nos ha advertido a todos, mi padre, mi hermana y a mi, sobre cosas o personas, y nunca, nunca jamas había fallado, su detector de mentiras y su radar protector me había demostrado palpablemente que si ella decía peligro, tenias que estar atento.

CONTINUARA………………..

 

Relato erótico. “yo vampiro 5” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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Buenas lectores que habrá leído mis relatos anteriores sabrá que en el último relato cojo el tren con Nadia hacia Francia, nos espera un largo trayecto en tren así que cogí un compartimento bastante lujoso con camas literas para descansar además el tren tenía hasta restaurante y un pequeño bar para tomar algún refrigerio.
Había mucha gente en el tren y estaba bastante lleno, inspeccione el tren había bastante compartimentos más modestos que el mío por supuesto en uno había una pareja ella más joven que él y el más viejo parecía su padre pero bueno sigamos en otro compartimento había dos jóvenes señoritas iban juntas por lo que parece en otro compartimento, había una familia un matrimonio con dos niños chica y chico.
El viaje hasta Francia era largo así que tendría tiempo de hacer amistad el revisor empezó a pedir los billetes de tren yo les di el mío y el de Nadia cuando escuche:
-Por favor necesito ir a Francia no tengo dinero.
-Lo siento señorita pero se tiene que bajar si no tiene billete no puede usted viajar.
Entonces salí yo y la vi era una mujer preciosa aunque el vestido daba mucho que desear era morena con ojos verdes aunque estaba desesperada, yo me ofrecí a pagar el billete de la señorita ella me dio las gracias de corazón.
Supe que se llamaba mari era francesa y necesitaba ver a sus padres ya que hacía tiempo que no los veía y había recibido una carta de que su madre se estaba muriendo y era su última voluntad ver a su hija ella necesitaba ir a parís urgentemente pues ya la madre estaba muy grave.
Me ofrecí ayudarla como buen samaritano muchas gracias me dijo con acento francés:
-Necesito ver a mi madre se lo prometí antes de morir.
-No se preocupe dije yo la ayudare.
La presente a Nadia como mi hermana la cual entablaron una buena relación me dijo que su padre el hombre estaba muy mal ya que al ver a su esposa poco a poco se había abandonado a morir de pena mientras su tío dirigía su fortuna.
Yo pienso que su tío Dubois se estaba quedando con ella entre tanto entraron dos individuos con mala pinta buscando la preguntando por Mari Chevalieer que era ella, ellos dijeron que la llevarían donde su tío y su madre que estaba todo preparado pero ella contesto :
-Lo siento yo voy con este caballero y su hermana – refiriéndose a mí -que me están ayudando mucho.
A ellos no les gustó nada la respuesta y quisieron cogerla y llevársela a la fuerza no pagan bien y no aceptamos un no por respuesta entonces intervine yo:
-Creo que no se van a llevar ustedes a la señorita -se rieron y me pusieron una navaja en el cuello.
Marie se asustó pero yo más tranquilo que unas castañuelas ya que yo había muerto mas no me podían matar le cogí con mi mano y se la retorcí vamos que se la rompí el aulló de dolor el otro intento golp3earme pero solo me hacía cosquillas al ver que no conseguía nada salió corriendo por el tren y salto al vacío mientras el otro aullaba de dolor y le dije:
-Es mejor que hables quien os paga si no hablas te romperé la otra mano.
-No por favor hablare.
– quien os paga.
– su tío Dubois.
– cual era vuestra intención.
– matarla y hacerla desaparecer y su madre su madre está agonizando no creo que se salve y su padre es un borracho se abandonó a la bebida al ver que se está muriendo su mujer.
– bien ahora quiero que saltes del tren te lo ordeno- y se tiró del tren en marcha.
Marie se echó a llorar:
– le debo todo Monsieur.
– tranquila Marie te ayudare a llegar a parís- la dije- y a recobrar tu fortuna.
– no sé cómo agradecerle.
– ya me lo agradecerás. Nadia cuidara de ti.
Llegamos a parís sin incidente ninguno y trate de llevar a Marie a su casa me acompañaba Nadia por supuesto nos recibió su tío Dubois no con mucha cara de amigos pues me imagino que pensaba que su sobrina había desaparecido y ya estaba muerta y solo tenía que cobrar la herencia.
Nos hizo pasar y Marie pudo ver a su madre estaba agonizando ningún médico podía hacer nada por ella eso es cierto por no un vampiro como yo la dije:
– hay una posibilidad de que viva pero tienes que confiar en mi si ningún médico puede hacer nada .
-como puedes hacerlo.
– tu confías en mí, no tienes nada que perder.
Ella lloro diciéndome que si yo me abrí la venas y le di mi sangre a beber a su madre antes la hice a salir de la habitación Marie y Nadia para que no me vieran su madre empezó a recuperase a pasos agigantados y la hice olvidar solo la di un poquitín sangre lo suficiente para recuperarse no para convertirse en vampiro.
Marie al verla recuperada me dio las gracias su padre al ver a su mujer otra vez bien no se lo creía se creía que era un milagro y lloro prometiéndose no beber nunca jamás su tío era el que nos miraba con cara de odio.
-no es posible, no es posible ningún médico había podido curarla, como lo ha hecho.
Entonces le dije que conocía la enfermedad y en mis viajes por el mundo había conocido una hierba que suministrándola al paciente se recuperaba a pasos agigantados. El me miro con cara de odio pues al recuperarse su madre y venir Marie se le había acabado el chollo de la herencia que era toda para el.
Entonces le dije:
– quiero que te suicides pero que nadie se entere te iras de esta casa y jamás se volverá a oír de ti.
El salió de la casa para no volver jamás Marie dio un baile espectacular él y sus padres ya bien y por supuesto nos invitaron al baile también invito a muchas de sus amigas más queridas Marie me saco a bailar y me dijo:
– no sé cómo agradecerte lo que has hecho por mí y mi familia, pídeme lo que quieras.
Entonces mire a Marie y a Mirelle su amiga y me dijo:
– espéranos esta noche en tu habitación.
cuando llego la noche me encontré con la sorpresa de que Marie venía con un picardías que cortaba la respiración lo mismo que Mirelle su amiga ellas se rieron y me dijeron:
– somos tuyas es poco para lo que te mereces por habernos ayudado a mi familia y a mí.
Se dejaron quitar los picardías y se quedaron desnudas completamente pueden ustedes imaginarse dos mujeres francesas bellísimas Nadia entro y Mirelle empezó a besarla también pronto estuvimos los 4 desnudos follando a mas no parar.
Mirelle besaba a Nadia mientras mari me chupaba la poya como si no hubiera otra cosa más en la vida luego me dijo en francés:
– baiser moi osea follame.
Luego se la metí hasta los huevos y empecé a cabalgarla ella se volvía loca de gusto y me pedía más con sus acento francés plus mientras Mirelle y Nadia hacían el mejor bollo que se podía hacer se comieron los chochos una a la otra y luego se follaron entre ellas Marie me dije:
– cherie oncule- o en otras palabras dame por el culo.
Yo la puse a 4 patas y empecé a darla y a gozar muchísimo así.
– Monsieur mon cherie -o sea mi amor luego Mirelle y mari m comieron la poya otra vez hasta ponerla más dura que una piedra y la folle el chocho a MIrelle mientras Marie me decía:
– fÓllatela amor dala como una zorra que disfrute como yo.
Marie besaba a Nadia y la metía los dedos en el chocho Nadia se corrió gritando de gusto luego follaron entre ellas mientras yo me folle a Mirelle por el culo ella pedía más:
– así Monsieur coment une salope como una puta dame por el culo quiero correrme avec toi contigo.
Eran las mujeres más calientes que había visto y había visto muchas podrían poner la poya dura a un muerto seguimos la fiesta toda la noche sin parar por la mañana estábamos agotados yo no por supuesto ya que como vampiro tengo bastante energía.
Marie lloro mucho cuando tuvimos que dejarla con su familia ella me amaba me dijo-
– te prometo que me volverás haber y serás mía para siempre por cierto ha sido una de las mejores noches de mi vida es lo que tú te mereces eso y más- me dijo.
Me despedí de ella y su familia estuvimos unos días en parís Nadia y yo viendo la torre infiel y el Sena y poco más y cogimos el tren para Italia ya que me destino era Transilvania

 

  • : después de dejar a maaria y Carmen cojo el tren para Francia con nadia
 

Relato erótico: “Gaby, mi hija 8″ (POR SOLITARIO)

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Despierto al amanecer, tengo algo de frio, Charo, a mi lado, boca arriba, sus tetas desparramadas sobre su pecho, la mata de pelo negro de su coño resalta sobre la piel blanca, suave. Acaricio su vientre y se estremece, no quiero despertarla, subo la sábana y cubro su cuerpo, al contacto se gira de lado se encoge, sigue durmiendo.

Me levanto. Voy a preparar el desayuno para Carlos y Ainoa, que se marcharan temprano al trabajo. Oigo la descarga de la cisterna del WC de Carlos. Poco después aparecen los dos en la cocina, se sorprenden al verme.

–¿Qué haces tan temprano? ¿Por qué no sigues en la cama?

–Me he despertado y no tenia sueño, me he dicho…Baja y prepara el café. ¿Te parece mal?

–¡No! Qué va. Me haces un favor, el café del bar donde lo suelo tomar es malo, malo. Lo llamamos siete pasos. Son los que hay desde la barra del bar al wáter.

Nos sentamos los tres a la mesa. Carlos me mira fijamente.

–Eva ¿De verdad vas a hacer películas porno? Por el dinero no lo hagas, podemos vivir bien, todos, aquí, sin necesidad de hacer esas cosas.

–Lo siento Carlos, es algo que dejé pendiente hace veinte años. Es el momento de seguir, no sé hasta cuando, pero lo necesito. En aquel momento me dio vida, me gustaba y me sentía realizada. Lo dejé por la presión de la sociedad. Por el miedo a que se enteraran mis padres, mi familia. A mí me gustaba, me hacía sentir bien. Luego te conocí y me diste fuerzas para dejarlo, contigo intente llevar una vida normal, pero me faltaba algo. Ahora lo sé. Hoy llamaré a Daniel, nuestro abogado, para que prepare la documentación del divorcio. ¿Te parece bien?

–Bien. Tú sabrás lo que haces. Vámonos Ainoa.

Se levantan, Carlos se acerca a darme dos besos en las mejillas y sale, Ainoa se acerca y deposita un suave, dulce beso en los labios, mientras sujeta mi barbilla. Me mira a los ojos, se da la vuelta y se marcha con Carlos. Voy a asearme y hacer mis necesidades. Gaby está en la ducha, me llama.

–Mamá. ¿Crees que papá aceptará que hagamos pelis?

–No lo sé. Supongo que lo pasará mal, sobre todo por ti. Por eso no es conveniente que lo hagas, por ahora. Más adelante, ya veremos. A todo se acostumbra una. Además, sé por experiencia, que estar lejos de tu ambiente habitual te facilita estas cosas. Estoy segura que si las películas que hice se hubieran rodado en Sevilla, yo no hubiera participado. La presión de la familia, amigos, conocidos, es muy fuerte, te incapacita para muchas cosas.

–Supongo que sí, mamá. Pero me gustaría probar, sentir la emoción de verme desnuda, rodeada de gente desconocida, mirándome, tocándome. ¡Buufff! ¡Qué morbo!

Suena un móvil en algún bolso, parece la melodía de Charo. Lo encuentro y se lo llevo. Ya han colgado, ella recupera el número y llama. Hablan. La dejo a solas. Sigo con Gaby que ya ha salido y me muestra su precioso cuerpo desnudo, sonríe con picardía.

–Mamá ¿Te gustaría comerte este chochito?

Abre su tesoro con las dos manos. Húmedo, rosado, totalmente afeitado. Los labios son como pétalos de rosa. Parece el de una muñequita. La verdad se ve delicioso y me lo comería, pero no. Soy su madre y esto no está bien, aunque intente convencerme de lo contrario. Quiero ir a ver a Lara.

–No seas traviesa Gaby, que nos conocemos. Ahora ya no tienes argumentos para hacerme chantaje y obligarme. Soy tu madre y si lo hacemos alguna vez será por exigencias del guión. Jajaja.

Bajo a preparar el desayuno para las dormilonas. Charo está seria, se sienta en la cocina.

–Era mi abogado. Tengo que ir a Sevilla, para ratificar la denuncia por agresión y firmar la documentación para el divorcio. Me espera mañana por la mañana en su despacho.

–Pues no lo pienses más, nos vamos a Sevilla. ¡¡Gabyyy!!

–¿Qué pasa mamá?

–Charo y yo nos vamos a Sevilla. Sácanos dos billetes por internet, para hoy ida y pasado mañana por la tarde vuelta.

–¿Dos días, mamá?

–Si, hija. Yo también veré a nuestro abogado, para que inicie el proceso de divorcio con tu padre.

Llamo a Lara y le informo lo que ocurre. Me dice que ella también viene. Hace años que no va por su tierra y quiere ver los cambios.

–¡Gaby! Que sean tres billetes de ida y vuelta, Lara nos acompaña.

–Vaya juerga os vais a correr las tres zorritas. Lo que daría por ir con vosotras.

–No, Gaby, lo que vamos a hacer es serio y no es conveniente que vengáis. Pero si quiero pedirte un favor. No os lieis con Ainoa, no está preparada y podría convertirse en un problema, sobre todo por tu padre. ¿De acuerdo? Por favor.

–Ya me imagino lo que tramas, quieres hacerlo tú. ¿No?

–Si hay que hacerlo lo haremos, pero con mucho cuidado. No te precipites. ¿Vale?

–Vaalee. No le meteré mano, la dejaré para ti. ¿Contenta?

Abrazo y beso a mi hija, cojo su naricilla entre los dedos índice y pulgar, eso le da mucha rabia.

–¡Suéltame! ¡No me cojas la nariz, sabes que me da coraje!

Me rio de su mohín. Ella también se ríe.

–Mamá, ya tengo los pasajes. Tienes la salida a las cuatro menos diez. Tenéis tiempo de hacer la maleta y comer algo. Desde Sevilla saldrá a las tres menos diez, pasado mañana. Toma, está todo impreso aquí, lo he pagado con tarjeta.

Llamo a Lara para que venga a casa, saldremos desde aquí hacia la estación. Carlos no contesta a mi llamada, localizo a Ainoa y le digo todo lo que pasa para que se lo comente a Carlos cuando lo vea. Las chicas nos ayudan a Charo y a mí con el equipaje, una maleta pequeña, cada una. Preparamos algo para comer temprano. Llega Lara en un taxi, mi corazón se desboca. ¡Cada día está más linda! Nos abrazamos. Besos, besos, aspiro profundamente, el olor de su pelo, de su cuerpo, su perfume, me enloquece. Entramos en la casa, las chicas se la enseñan.

–¡¡Vamos chicas, a comer!!

La comida se realiza en un ambiente distendido y alegre. Solo Charo está preocupada. Terminamos y llamamos un taxi, dejamos a Gaby y Silvia en casa.

El viaje transcurre sin incidencias, excepto alguna mirada extraña, por parte de algún que otro viajero, sorprendido, al ver cómo nos besamos Lara y yo.

Llegamos a Sevilla a media tarde. Desde Santa Justa, en taxi, vamos a mi casa. No he dado de baja los servicios, tenemos luz, gas y agua, dejamos los equipajes y salimos a tomar algo por los bares del centro.

Soy inmensamente feliz, vamos cogidas del brazo. No dejo de mirarla. Lara, está aquí. No puedo creerlo, mi amor, a mi lado. Es un sueño, de años, hecho realidad. Charo nos mira, comprende, por un momento una sombra cruza su rostro, ¿recuerdos? asoma una lágrima, sonríe.

Paseamos por las mismas calles que recorríamos veinte años atrás. Lara se asombraba del cambio en las construcciones nuevas, donde antaño solo había solares abandonados y ratas, el nuevo centro peatonal, el moderno tranvía. Compartía conmigo el desagrado por la “cosa”, llamada Setas, de la Plaza de la Encarnación. Regresamos tarde a casa.

Fuimos directas a la cama, las tres. Desnudas. Las copas que habíamos tomado nos daban un puntito achispado, calientes, nos acariciábamos, arrodilladas enfrentadas, nuestras manos acariciando a las otras, los pechos, las espaldas, las nalgas. Lara sonríe traviesa mientras me mete dos dedos en el coño y con el pulgar masajea mi guisantito.

–La primera que se corra paga la comida de mañana. Jajaja.

–¡Pero qué zorra eres, Lara! Sabes que estoy en desventaja. Contigo y coon Charo tocaaaándome, no podre ¡resistiiiiir! ¡Aaaa!

Y me corrí. Por mis muslos resbalaban los fluidos de mi coño. Era imposible aguantar tanta excitación. Las muy putas se reían. No era para menos. Lara me conocía muy bien y sabía que con su mano en mi almeja, me correría enseguida. Le di un empujón y me encaramé sobre su vientre.

–¡Charo, cómeselo!

Charo obedece, se sitúa entre las piernas de Lara y hunde la cara entre sus muslos. Yo doy palmadas a sus tetas, que bambolean con los golpes, pellizco y tiro de sus pezones, duros como piedras. La muy zorra se ríe, se mueve bajo mi cuerpo rozando su vientre con mi coño, abierto, entregado. Charo no se conforma con comerle el coño a Lara, siento como mete un dedo en mi culo. Me giro para verla, levanta la cara y me sonríe con gesto lujurioso.

Me inclino hasta llegar a besar, morder, lamer la cara de Lara que responde de la misma forma. Estamos desatadas. Nos movemos con furia las tres. Lara se rinde, llega su orgasmo como los que yo recordaba, brutal, se tira del pelo, me abofetea, coge mis cabellos y tira de ellos para aprisionar mi boca con la suya. Cae desmadejada, inerte, sin fuerzas.

Queda Charo, la tiendo junto a Lara, y me coloco entre sus piernas, una mano en su coño mientras un dedo entra en su culo, mi lengua se pasea entre el ano y el pubis. Lara se incorpora, unen sus bocas, acaricia el vientre, los pechos, pasa la lengua por la garganta. Yo sigo con dos dedos en su culo, el pulgar en su cueva y mi lengua en el clítoris. Los movimientos convulsos de sus piernas no se hacen esperar. Su cuerpo me recuerda una lavadora desestabilizada centrifugando a la máxima velocidad. Es inevitable, llega el orgasmo….Sus ojos reflejan agradecimiento. Sin palabras. Con las yemas de los dedos, acaricia mi mejilla, beso sus labios.

Me dejo caer junto a Lara y abrazo su cuerpo. ¡Dioos! ¡Soy muy feliz! ¡Lara está a mi lado! Su calor, los latidos de su corazón, sus labios…..Mesando sus cabellos me vence el sueño.

Un nuevo día. Voy a la cocina para hacer café. ¡Coño! Olvidaba que casi no tengo nada aquí, esta todo en Barcelona. Voy al baño. Oigo a las chicas hablar. Entran. Lara esta divina. Su pelo alborotado le da un aire de niña mala, traviesa y lo es, vaya si lo es. ¡Cómo te quiero! No puedo decirte nada. Lo pienso, miro sus ojos, lo sabe. Estoy sentada en la taza del WC, se acerca y me da un beso en los labios ¡Mmmm! Me sabe a gloria. Charo nos mira y se sonríe, no habla mucho, pero su mirada lo dice todo.

–No hay nada para desayunar, chicas, vámonos al bar de abajo, por café y unas tostadas con “manteca colorá con tropezones”. Hoy nos saltamos la dieta.

Entre bromas y risas bajamos a desayunar. El camarero me conoce desde que vivimos aquí.

–¡Hola Eva! ¿Cómo está usted? ¿Y su marido y su hija?

–Todos bien Alfredo. Ahora estamos en Barcelona, hemos venido a arreglar unos papeles.

–Muy bien ¿Qué van a tomar?

Le pedimos café y tostadas para las tres.

–Por cierto Eva. El otro día se armó un follón con un chaval aporreando su puerta. Los vecinos llamaron a la policía y se lo llevaron por armar escándalo. Decía que era el novio de su hija.

–Pues no sé qué querría. Hace más de un año que Gaby lo dejó. Será cosa de la juventud, se fuman un porro y pierden los papeles.

–Eso será. Bueno que les aproveche.

Lara me mira con gesto interrogante.

–Ya te contaré. Vamos a terminar que llegamos tarde.

En el despacho del abogado de Charo, le confirman que su marido está en la calle y que la busca. Nos acompaña hasta el juzgado, donde después de un tiempo de espera, la recibe el juez, en su despacho. Finaliza el trámite, nos despedimos del letrado, tras informarnos del procedimiento que se va a seguir y nos vamos al despacho de Daniel. Le extraña que hayamos tomado la decisión de divorciarnos. Le presento a las chicas.

–Eva, no lo entiendo. ¿Qué ha pasado entre vosotros? ¿Por qué queréis divorciaros?

–Son cosas que pasan Daniel. Nuestro matrimonio ya no funcionaba, Carlos ha encontrado una buena chica y posiblemente se case con ella. Yo no se lo voy a impedir, le tengo un gran cariño, es el padre de mi hija. Pero nada más. Sin peleas ni mal rollo.

–Bien, el que la lleva la entiende. Tengo la documentación preparada, firma aquí y aquí. Bien pues ya está. Estos documentos te los llevas para que los firme Carlos y me los enviáis por correo certificado. Ya os llamaré para que vengáis al juzgado, eso será rápido.

Nos despedimos y seguimos de marcha por la ciudad. Como me corresponde pagar la comida, vamos a un distinguido restaurante, muy cerca de los Juzgados, entre los Jardines de Murillo y la Calle San Fernando. Los platos son excelentes. Charo no frecuentaba estos ambientes y estaba algo cohibida, pero tras la segunda copa de manzanilla su semblante cambió. Alegre, dicharachera, contaba chistes, la mayoría verdes. No conocía esa faceta suya. Era muy distinta a la Charo adusta, recatada casi monjil, de hace solo unas semanas. Tras los entrantes de ibéricos, a base de jamón, caña de lomo, chorizo etc. Unas gambas blancas de Huelva, regadas con vinos blancos del condado, fríos. El plato estrella, bacalao gratinado con salteado de setas y base de crema de pimientos del piquillo, dieron paso a los postres, tiramisú, tarta de queso acompañados de cava, brut nature, del Penedés…

–Eva ¿pedimos café?

–No, Charo, vamos, paseando, a tomarlo en el centro. ¡Señorita, la cuenta!

Tras pagar la comida, paseamos por los jardines de Murillo, cruzamos el barrio de Santa Cruz hasta llegar a la catedral, al pié de la Giralda. Seguimos hasta la Avenida de la Constitución, entramos en una cafetería de renombre, sentadas en una de las mesas pedimos tres cafés solos.

En una mesa cercana hay una muchacha, de nuestra edad, que mira insistentemente a Charo. Se levanta y se acerca a nosotras.

–Rosario, ¿Eres tú?

–¿Isabel? ¡Dios mío! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¡Estás guapísima!

–¡Tú, también estas muy bien! ¡Hace tantos años que no nos veíamos! Desde…

–Puedes hablar, son mis amigas, Eva y Lara. Lo saben todo sobre mí. Es Isabel, una buena amiga del colegio. Pero. ¿Estás sola? Siéntate con nosotras.

Trae su taza de café y nos acompaña.

–Cuéntame, Charo. ¿Qué es de tu vida?

–Pues…Bien, ahora no puedo quejarme. He firmado, esta mañana, los papeles para el divorcio. Mi hija es pareja de la hija de Eva, Gaby. Lara y Eva, también son pareja, la única soltera soy yo, ya sabes por qué.

Las lágrimas acuden a sus ojos. Isabel la abraza. Besa su frente.

–No llores, chiquilla, aquello ya pasó, eres muy joven y tienes toda la vida por delante. Mírame a mí. Sola, cuidando a mis padres hasta su muerte, ya no me queda nadie y soltera, toda mi vida enamorada de un imposible… ¡De ti, Charo! Cuando te he visto entrar por la puerta, mi corazón ha dado un vuelco. Han vuelto a mi mente las noches en vela pensando en ti. Te vi con Alma, abrazadas en aquel edificio en ruinas y lloré, mucho. Estabas enamorada de ella y yo no tenía posibilidades contigo. Me aparté de ti, pero nunca dejé de amarte.

La confesión de Isabel nos deja perplejas. Habló atropelladamente, como si le faltara tiempo para decir las cosas. Lloraba.

Charo se separa de la chica para mirarla fijamente a los ojos.

–Lo que estás diciendo ¿Es cierto? Isabel, lo he pasado muy mal, no te burles de mí.

La muchacha se cubre la cara con las manos, su pecho se estremece con los sollozos. Se recupera, coge las manos de Charo.

–No me burlo Charo. Te juro que es cierto lo que te digo. Tampoco te pido nada. Después de la….muerte de Alma, quise verte, lo intenté muchas veces. Quería acompañarte en tu dolor, consolarte. Pero no logré saber dónde estabas. Habías desaparecido. Años después supe que te habían recluido en un sanatorio, que después te habías casado y deje de buscarte. Pero al verte hoy mis esperanzas han vuelto. No espero que me correspondas, pero te lo tengo que decir. ¡Te quiero! Charo. ¡Con todo mi ser! Ahora, si he metido la pata, abofetéame. Me lo merezco.

–¡Nooo! ¿Yo abofetearte? Lo que me acabas de decir, es lo más hermoso que me han dicho en mucho tiempo. No puedo decir que esté enamorada de ti, pero te recuerdo con mucho cariño. Eras la única que hablaba con nosotras. Tú no eras de las que se reían al pasar Alma y yo por los pasillos del colegio.

–No podía, envidiaba lo que os unía. Vuestro amor era tan hermoso.

Hablaban mirándose fijamente, Lara y yo también llorábamos con nuestras manos unidas.

–¡¡Venga ya!! ¡¡Joder!! Dejémonos de lágrimas, bastante hemos sufrido ya en el pasado. ¿Estamos juntas? ¡¡Vamos a celebrarlo!! ¡Viva el amor!

Tras el discurso Lara se levanta, me levanta, me besa. Charo no se reprime, acerca sus labios a Isabel, tímidamente se unen en un beso dulce, tierno, con los ojos entornados, las manos en las mejillas de la otra.

Se rompe el encanto cuando se derrama un café por el impulso, al levantarse, de Lara.

–¡Vaya por Dios! ¡Qué patosa soy! ¡Te he manchado Isabel! ¡Lo siento!

Mi mente se traslada al pasado. Una mancha de vino, Lara. Otra mancha de vino, Pablo. Y ahora esto, una nueva mancha. ¿Qué cambiara en nuestra vida ahora?

Hace algún tiempo leí sobre la “Teoría de la Sincronicidad” De Karl Gustav Jung. Ateniéndonos a la teoría, esto que ocurre, deja de ser pura casualidad. Pasa a otro nivel, son fenómenos sincrónicos. Esto sucede por alguna extraña y desconocida razón, pero de alguna forma, las tres manchas, están relacionadas.

–Isabel, no te apures, vamos a mi casa y te limpiamos el vestido.

Pagamos la consumición y vamos a mi casa en un taxi. En el trayecto paramos en un supermercado para comprar un producto limpiador. Isabel, por no molestar, quería irse a su casa, pero yo estaba convencida de que aquello no era una casualidad, debíamos ir juntas, a mi casa. Insistí en ello.

Isabel vivía en un piso en Sevilla Este, alejado del centro donde estábamos.

Ya en el ascensor, Charo e Isabel se besaban. Al parecer se gustaban, sus miradas eran cálidas. ¿Qué las empujaba a besarse, acariciarse, mirarse de aquella manera? ¿El amor surge de pronto, como cuenta la mitología? ¿Cupido lanza las flechas y atraviesa los corazones aleatoriamente? ¿Existe algún fluido desconocido, que, al ser absorbido por la pareja, altera sus mentes y las fuerza a amarse?

En el salón de mi casa, Isabel se quita el vestido, para limpiar la mancha, le dejo un viejo albornoz, que apenas le cubre las caderas, su cuerpo era sexi, algo metidita en carnes, pero atractiva, sus curvas harían girarse a los hombres por la calle para admirarlas. Morena, como Charo, su piel pálida contrasta con su cabello oscuro. Siento un cosquilleo en mi estómago, Lara detecta mi mirada, sonríe, se acerca y me habla quedamente al oído.

–Zorra, te gustaría follártela ¿Verdad? ¿A que estas mojada?

–Cállate, no sigas hablándome al oído, que me enciendo. ¿No sabes lo sensible que estoy?

–Vamos a la cama, déjalas solas. Veras lo que tardan en liarse.

Dejamos a las dos en el salón y nos vamos al dormitorio. Lara con cara de picarona.

–Nos vamos a echar una siestecita, si necesitáis algo, ya sabéis donde estamos.

Nos tumbamos vestidas, solo nos quitamos los zapatos. No me canso de mirarla, de lado, frente a frente, acariciando lentamente su brazo desde el hombro a la mano. La suavidad de la piel, sintiendo como pequeñas descargas eléctricas en las yemas de los dedos. Sube la temperatura, siento calor en todo mi cuerpo. Lara lo percibe, acaricia mi mejilla y retira un mechón de cabello de mi cara, lo pasa tras mi oreja, al rozarla con sus dedos me provoca un delicioso escalofrío, que recorre todo mi cuerpo.

Es un universo de sensaciones, de emociones mezcladas, sentimientos, amor, placer, dolor por celos cuando Lara mira a otra, de nuevo placer.

–Eva, te necesito. Ven por favor.

Es Charo está en la puerta, suplicante.

–¿Qué ocurre, Charo?

–Isabel está llorando, no puedo consolarla.

–Pero ¿Por qué?

–No lo sé, no habla, no dice nada, solo me mira y llora.

Vamos al salón, Isabel tiene la cara bañada en lágrimas.

–Pero chiquilla ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras? ¿Te hemos hecho algo?

Consigue tranquilizarse, Lara se sienta a su lado y le pasa un brazo por la espalda atrayéndola. Ella inclina la cabeza y la apoya en su hombro.

–No, Eva, pero no sé qué me pasa. He deseado tanto este momento y ahora lo estropeo con este llanto absurdo.

Lara le habla con ternura.

–Lo que te ocurre es muy normal. Las emociones que has vivido hoy, han sido tan intensas, que no las has podido asimilar y han provocado tu llanto. Pero no ocurre nada, estas bien, solo necesitas que Charo esté a tu lado y te recuperaras enseguida, ya lo veras. Tengo mucha experiencia en esto Isabel, te lo aseguro, has sufrido una crisis nerviosa, pasajera, lo he presenciado muchas veces en platós, durante las grabaciones. Pasará enseguida. Charo, ven, abrázala.

Charo no duda, se sienta a su lado y se abrazan las dos. Charo consuela a su amiga con palabras dulces. Se besan, se acarician.

Lara, las mira, sentada frente a ellas. Yo me acomodo sobre ella, en su regazo. Nos acariciamos y nos besamos. Desabrocha los botones de mi blusa, para introducir la mano bajo el sostén y acariciarme el pecho, siento la dureza de mi pezón al tocarlo, suspiro profundamente.

La otra mano se dedica a acariciar mi muslo, bajo la falda, hasta llegar a la ingle, roza mis labios sobre la braguita. Pasea el dedo arriba y abajo, a lo largo de mi raja, se detiene sobre mi bultito del placer. La caricia me vuelve loca. Muerdo su labio inferior. Pellizca mi pezón. Paso mi mano para arañar su nuca, hundo mis dedos en su pelo, atraigo su cabeza para poder llegar más profundamente con mi lengua en su boca.

–¡Charo, por favor, no sigas, no puedo más! ¡Me muerooo!

Charo esta acariciando a Isabel, ha subido el albornoz y apartado la tela de la braguita acariciando el clítoris de su compañera, que, tras el grito, cierra sus piernas temblando como una paloma asustada.

–¿Qué has hecho, Charo? Me sentía morir. ¿Qué me has hecho?

Charo mira a su amiga con incredulidad.

–¿Ha sido tu primer orgasmo? ¿No lo habías sentido nunca, antes?

–¡Noo! Lo que me has hecho, lo que me ha pasado ahora, no lo había sentido nunca.

Lara también la miraba incrédula.

–¡Dios mío! Pero ¿Cómo es posible que no te hayas corrido nunca? ¿Aun eres virgen?

Isabel, algo asustada.

–No lo sé. Cuando oía hablar de los orgasmos, yo creí que era lo que yo hacía. Apretaba con fuerza los muslos, hasta que notaba un gustito en mi cosa. Pero lo de ahora ha sido muy fuerte, creía que me iba a morir. Y si te refieres a si ha entrado algo por ahí, pues no, soy virgen. No me han interesado nunca los hombres, ni he estado con ninguna mujer, no me he atrevido nunca a proponérselo a nadie. Pero estar contigo Charo, besarte, es lo más hermoso que me ha pasado nunca. Antes lo creía, ahora lo sé. ¡Te quiero Charo! ¡Con toda mi al…… corazón!

–No te preocupes. Puedes hablar del alma, de tu alma y de mi Alma, la herida se cerró hace tiempo.

Charo acariciaba sus cabellos.

–Pero, no puedo creerlo ¿Cómo has podido vivir sin saber estas cosas?

–No lo sé. Solo que, cuando terminé el graduado, me dedique a cuidar a mis padres, enfermos de toda la vida. Me necesitaban. Siempre pendiente de ellos. No tenía amigas ni me relacionaba con nadie. Hace dos años, mis padres, tuvieron un accidente, en la ambulancia, que los llevaba regularmente al hospital y una semana después, como consecuencia, murió mi padre y al mes mi madre. Me dejaron un dinero que tenían, vendí unas tierras y tengo suficiente para vivir. Pero estoy muy sola. Por eso, al verte en el café, no puedes imaginar lo que he sentido. Ha sido como ver a mi Virgen de la ——.

Charo mira a Isabel.

— Isabel. Si tú quieres, me quedo a vivir contigo. No sé qué pasará con el divorcio, si me quedaré con mi piso, ni con qué voy a vivir, aún no tengo nada claro. Pero encontrarte, para mí, también ha sido como un milagro. Eva me ha ayudado mucho, en un momento de mi vida muy complicado. Su vitalidad, el cariño que me ha demostrado, me dio fuerzas para vivir y le estoy muy agradecida, pero ella tiene a su lado a Lara, yo me sentía como una carga. Y ahora seré, si quieres, una carga para ti, Isabel.

–¡No, cariño! ¿Cómo vas a ser una carga? ¡Hoy has dado sentido a mi vida! Si no hubiera sido por mis convicciones religiosas…. ¡No quiero pensar en ello! Si lo hubiera hecho, ahora no estaría contigo.

Se refugia en los brazos de Charo, que acoge amorosamente a su amiga.

¿Sincronicidad? No lo sé. Pero ya son muchas las casualidades. Asociaciones extrañas, manchas en la ropa y cambios en nuestras vidas. Raro, muy raro.

–Chicas, os propongo que salgamos a tomar unas copitas, luego cenamos y nos quedamos a dormir aquí. Para Isabel y Charo, puede ser toda una experiencia estar juntas.

Isabel no está agusto con el vestido, se nota un poco la mancha.

–¿Vamos a mi casa para cambiarme? Así veréis mi piso, donde vivo. Donde viviremos, Charo.

–Buena idea, así quedamos, con mis amigas, en un bar al que solía ir con Carlos y que ellas conocen bien.

Llamo a Nati y a Carmen, les digo que estoy en Sevilla con Lara y quedamos en vernos en El Templo, un bar de copas en Sevilla Este.

Isabel nos lleva hasta su casa, un piso en una urbanización con pocos años y piscina común. La decoración es sobria pero de buen gusto. Nos ofrece un refresco mientras se cambia. La ropa que llevaba antes no le favorecía, pero al salir nos sorprende. Un vestido azul cielo, escote palabra de honor, entallado, resaltando unas curvas mareantes. El pelo recogido en un moño estilo italiano, ligeramente maquillada. Habían desaparecido los rastros del llanto. Estaba guapísima.

Charo queda deslumbrada, se acerca a su amiga, coge sus manos para darle un giro y poder admirarla.

–¡Isabel, estás preciosa!

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noespabilo57@gmail.com

 

Relato erótico: “Dos zorritas”(POR LUCKM)

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SOMETIENDO 2No es un relato como los habituales, mas bien le cuento una historia a Sara para que se relaje y deje salir la guarra que lleva dentro.

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Sin título1Pasamos el resto del finde buscando en internet videos que es gustaban y probando distintas cosas, mamadas, comidas de coño etc. No hay como un par de jovencitas que de repente pierden la vergüenza. Solemos pensar que los tíos somos unos cerdos, nada comparable a una mujer caliente y con confianza.

Corine dejo bien claro que tenia la intención de seguir abriendo las piernas para mi sin el mas mínimo complejo, le gustaba decirlo así, me dio su horario, su clave de móvil para que supiera siempre donde estaba y hasta el horario de sus padres. – “Cuando quieras un coñito joven siempre muy mojado me llamas y aquí estará entre las piernas que tanto te gusta abrir”.- Uno que es esclavo de su retórica no encontraba la frase apropiada ante semejante declaración de intenciones… así que callaba y la miraba con cara de degenerado, que al fin y al cabo era lo que ella quería en su vida y lo que uno era.

Nos despedimos con unos largos besos, completamente desnudas con la puerta de la casa de Sara abierta, un clásico, pero hay que hacerlo alguna vez, si alguien hubiera pasado para alli la imagen le habría resultado ligeramente chocante.

Corine tardo aproximadamente dos horas en empezar a mandarme SMS.

Tengo el coño escocido!. Y agujetas en las piernas! –

Yo – Jajaja, donde estas? –

Corine – En el cine, con el cornudo, fue a buscar palomitas… –

Yo – Bueno, eso esta bien, que te den mimos hoy –

Corine – Si, para mimos estoy, hasta me duelen las tetas de que me las estrujaras –

Yo – Por eso, hoy nada de que te metan mano, hazte la estrecha, si te toca algo mete codo.

Corine – Va a pensar que soy una estrecha! –

Yo – esa es la idea puta –

Corine – jijiji, trato! –

Corine – Oye!, te gusto Sara? me dio la impresión de que no le iba mucho esto.

Yo – Pues se corría mas que tu, temblando como una hoja, alguna vez hasta lloro creo.

Corine – En serio!? Que fuerte! la preguntare!

Yo – No te molestes, lo negara.

– Corine – Por que? con lo que ya compartimos no hay razón.

Yo – Aunque os contéis los detalles mas escabrosos hay cosas que ni entre vosotras os contáis.

Corine – Curioso, bueno, hablamos, ya volvió… besitos en esa bonita polla!!

Yo – 😀 Guarra!

Corine – 😉

Le escribí a Sara, intuía por donde podía ir la cosa pero no estaba seguro, decid arriesgar, una pieza así no se puede dejar escapar.

Yo – Corine se preocupa por ti.

Sara – ¿¿??

Yo – No te vio suelta, ella es mas guarra que tu.

Sara – No es eso.

Yo – Lo se.

Sara – Que sabes?

Yo – Que lo que te gusta es que te traten mal, estos días solo te follamos normal pero cada vez que te apretaba un poco de mas las tetas o parecía que te la iba a meter por el culo empezabas a soltar líquidos por el coño como una perra en celo.

Sara – Tanto se nota? 🙁

Yo – No, no te preocupes, solo quien tenga tu coño a mano en la mano.

Sara – Que me pasa? no puedo ser normal? Corine disfruta mucho, es una guarrilla, folla con un tío mayor y se la ve que disfruta!, lo normal, quiero ser igual!.

Yo – Una guarrilla normal no eres, sumisa apostaría por que tampoco.

Sara – No, obedecer por que si por que soy estúpida como una oveja no me pone, pero cuando me cogías del cuello y me llamabas puta mientras me la metías ummmmm, eso siii!

Yo – Te habría gustado mas que te llamara Cerda verdad?

Sara – Ummm, 🙁 si, creo que si, no es normal!!

Yo – No es lo mas normal, pero no es tan malo, mientras lo descubras a tiempo y aprendas a asimilarlo y disfrutarlo.

Sara – Amplia eso.

Yo – Lo que te pone es ser la cerda de un tío, que te use, que te folle, cuando quiera, por donde quiera, el resto del mundo te importa una mierda cuando estas con el, de ahí que te corrieras mas en la cama de tus padres. Simplemente acepta lo que eres, úsalo para masturbarte y de vez en cuando cuando des con uno que intuyas que le gustaría eso, dile la verdad. Con el resto de ios tendrás que disimular, no todo el mundo puede saber lo que eres.

Sara – Soy una degenerada! 🙁

Yo – Si

Sara – Y que puedo hacer!? quiero ser normal!

Yo – Bueno, puedes ir a tu papi y decirle que te gusta que te follen insultandote, en su cama, que pasaste el find semana entero abriendo el coño y la boca por toda su casa y que te chorrea el coño mientras se lo cuentas, igual te ayuda. Ah, no le digas que Corine se metió su cepillo de dientes en el coño cuando nos duchamos y la daba por el culo.

Sara – Queeeee!!!?,

Yo – dijo que le gustaba la idea de que tu papi probara su coño.

Sara – Dios!!

Yo – Pon Skype que te vea.

Unos segundos mas tarde me entro una video llamada, estaba en su cuarto, con una camiseta muy fina en la que se la marcaban los pezones.

Yo – No te lavaste verdad?

Sara – No, me gusta mi olor después de estos días – dijo sonrojandose –

Yo – Tampoco fuiste a lavar el cepillo de papa verdad –

Sara – No, me sorprendió la idea, no pensé que Corine fuera tan cerda, pero si una niña tan guapa como ella quiere que un mierda como mi padre pruebe los jugos de su coño quien soy yo para evitarlo?

Yo – Jajaja, enseñame la mano – se la saco de entre las piernas, tenia los dedos empapados.

Yo – Así que te estas masturbando con la idea, iras a darle un beso de buenas noches cuando se los este lavando?

Sara – Ummm, vale!

Yo – Ve sin bragas.

Sara – Ummm, no quiero que mi padre me folle.

Yo – No es por eso, es la falta de respeto, quiero que mientras estas con el sepas que me obedeces a mi y que te sientas una cerda por ello.

Sara – Lo que digas, debo llamarte amo?

Yo – No, no es ese rollo, ya iras aprendiendo.

Sara – que mas?

Yo – Para ser mi cerda?

Sara – Si!, eres el único con el que puedo hablar de esto.

Yo – En realidad se trata de pertenecer.

Sara – ¿?

Yo – Si jugamos a esto serás de mi propiedad.

Sara, mi coño, mis tetas?

Yo – No, tu vida, tu familia, tus amigas, tus novios, todos simplemente irán detrás, muy detrás de mi y de mi polla obviamente.

Sara – Ummm, peligroso.

Yo – Lo se,solo lo logre una vez.

Sara – Como fue?

Yo – Se llamaba Andrea, del sur de España, 18 añitos. Una conversación sobre unos relatos que escribí nos llevo a una charla parecida a esta. Pregunto lo mismo que tu y probé a ver que era lo mas fuerte que se me ocurría, y simplemente como si lo llevara haciendo toda la vida hizo todo lo que se me ocurrió.

Sara – que se te ocurrió?, miedo me das!

Yo – Nada, primero las primeras fotos con amigas, luego en familia, me mando como 100. Luego sus datos, dirección, teléfono.. – revise el teléfono en whatsapp y en facebook y efectivamente era ella.

Sara – Jooder, que fuerte!! que mas?

Yo – Le pedí fotos desnuda, abriendo la camisa, bajandose las bragas, una secuencia.

Sara – ¿cuanto tardo?

Yo – La mayoría ahí es cuando se esfuman. 2 minutos.

Yo – Era una chica muy guapa y con un bonito cuerpo.

Sara…

Yo – Le dije que se pintara PUTA en el cuerpo con un pintabios y que saliera su cara sonriendo.

Sara – Ni lo dudo imagino!

Yo – No solo eso, cuando me las mando añadió un video con el móvil que salía su cara cachonda perdida diciendo – soy Andrea, y soy tu guarra!

Sara – Me estoy poniendo mala que lo sepas! Sigue!!

Yo – Desarrolle el tema, el siguiente video fue en el suelo de su baño, masturbándose, abriendo el coño para mi y diciendo “soy tu cerda”.

Sara – Ufff!! Que orgulloso estarías de ella!

Yo – Ni lo dudes, pero quería ver a donde llegaba, quedamos para por la tarde, sus padres no estaban.

Yo – Le ordene lo del cepillo-

Sara – Le gusto?

Yo – El video empezaba con “Hola, soy andrea y este es el cepillo de papi, y se va a comer todo mi coñito, por que me gusta”

Sara – Dios! Me voy a correr, puedo?

Yo – Claro, mientras me lo digas por aquí o por whatsapp puedes correrte las veces que quieras.

Sara – Que mas la hiciste hacer?

Yo – La hice escribir en un folio -DEPOSITO DE SEMEN —->>! y hacerse fotos apuntando a su boca abierta, o CERDA DISPONIBLE, todo lo que se me ocurrió la verdad.

Sara – Ummm!! van dos!, que mas?

Yo – Una noche mientras sus padres dormían y hablábamos dijo que tenia hambre.… Fue por un yogurt de la cocina, y cucharada a cucharada se lo meto en el coño, se había corrido ya un par de veces para mi así que lo tenia de lo mas abierto. Se le salía pero lo recogía y lo volvía a meter, no están fácil como parece. Una vez todo dentro lo removió bien y se lo fue comiendo despacio mientras me contaba lo rico que estaba y lo cerda que era.

Sara – Ufff, después de eso poco mas se te ocurriría!!

Yo – Pues….

Sara – que cabron A ver!…

Yo Hizo un video presentandose, diciendo que era la hija de Carlos… Donde vivía y su teléfono. Luego le explicaba muy despacio y detallado que su niña había crecido, que le habían salido tetas, que quería que se la follaran, pero no con cariño, sino como una guarra, que la utilizaran, que su amo le follara el culo tantas veces que ya ni notara cuando le metan una polla, tragar su lefa una y otra vez, que la azotara cuando se portara mal… Pero que siempre lo querría y que le daba las gracias por la guarra que había criado.

Sara – No puedo mas!, no me cuentes mas!

Yo – Jajaja, no hay mucho que contar, hizo algo parecido con Rafa, su novio, pero eso tenia menos morbo, era un tío con poca sustancia, un bobo enamorado.

Sara – Puedo ir a tu casa ahora!? estoy fatal

Yo – jajaja, ven, ponte uno de esos trajes de primavera, de los que se quitan apartando los tirantes

Sara – jajaja, vale, nada debajo imagino? y unas coletas? 😀

Yo – Perfecto!

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Como siempre se agradecen comentarios y votos para saber como voy.

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Relato erótico: “Secreto de Familia: Rita 1” (POR MARQUESDUQUE)

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cuñada portada3Entré en la habitación, me desabroché dos botones de la camisa para estar más cómoda, lo que Sin título1provocó algunas miradas sobre mi escote, tomé aire, me armé de valor y dije: ¡Estoy embarazada! Mi hermana fue la primera en llegar hasta mí para abrazarme. ¡Enhorabuena!, me dijo y me besó en la boca. No fue un beso casto, propio de hermanas, su lengua rozó la mía. Tras ella mi cuñado hizo lo propio. Aquí el morreo se produjo sin ningún recato. Estaba muy contento, lo que era normal: él era el padre.

Parecía que mi vida oscilaba entre periodos de locura, en la que cualquier cosa podía pasar y otros de normalidad aparente, que en realidad solo eran una tensa espera hasta la locura siguiente. Unos meses antes mi rutina era convencional, tenía mi trabajo como profesora en un instituto, mi novio, que aparte de ser algo más joven que yo y, por añadidura, haber sido alumno mío, no se diferenciaba de cualquier novio de cualquier chica, mi familia, cuyas extravagancias de los años anteriores parecían ir olvidándose, envueltas en una bruma que me hacía dudar si todo aquel desenfreno había ocurrido de verdad o solo lo había soñado, en definitiva, tenía una vida normal. Pero entonces mi hermana tuvo que tener una niña. Era mayor y desde muy pequeñas siempre había querido tener lo que tenía ella. La ropa, los juguetes, el novio… y ella lo había compartido (todo), alagada de ser mi líder, mi modelo a seguir. Ahora había sido madre y yo me moría por serlo también. Mi novio, sin embargo, alegaba no estar preparado para algo así. Y yo lo entendía. Los 6 años de diferencia entre los dos nunca se habían interpuesto en nuestra relación hasta entonces. Yo me acercaba a la treintena y el reloj biológico comenzaba a sonar, él, con “vintipocos”, pensaba en cualquier cosa menos en eso. No podía reprochárselo, pero seguía queriendo ser madre, y si no podía serlo con él, lo sería sin él.

La verdad es que hasta entonces no había pensado en tener hijos. Mi relación anterior había sido con otra chica en la universidad. Para ella era el típico experimento erótico, la recurrente iniciación sexual ambigua de progres universitarias que prueban las drogas y el lesbianismo antes de “sentar la cabeza”. Para mí no. Yo la quería, o eso pensaba. No me gustaban las drogas y tenía claro que era bisexual, desde que me masturbaba con mi hermana viendo la escena del trío chica-chico-chica de una película porno que se había dejado olvidada mi padre después del divorcio. No necesitaba “experimentar”, ya había “experimentado” bastante en los años anteriores, para mi aquel amor sáfico era “sentar la cabeza”, por eso me dolió que al acabar nuestra etapa universitaria se disolviera en la nada. Luego en mi primer año en el instituto como profesora (la profe nueva, la guay que aprueba a casi-todo el mundo, la jovencita, la buenorra en cuyo honor todos los chicos se hacen pajas) había conocido a Mario. Primero había sido mi alumno favorito, al acabar el año se había convertido en mi amante y luego en mi novio. No pensé en la maternidad en todo ese tiempo, ni se me pasaba por la cabeza. Ahora veía la intensidad de lo que tenía mi hermana y sentía que yo también lo necesitaba. Mario, esto no funciona, le dije una noche. Queremos cosas distintas. Es normal, no es culpa tuya, pero deberíamos dejarlo.

Después de romper mi hermana se volcó conmigo como hacía siempre. Era la hermana mayor, la protectora, la que cargaba sobre sus hombros el peso de la familia y del mundo si era preciso. Era guapa, morena, simpática, carismática… Llevaba media melena y sin estar gordita tenía curvas y unas tetas grandecitas, herencia de mi madre. Yo era un poco más alta, llevaba el pelo algo más claro y un poco más largo y estaba más delgadita. Cuando nuestros padres se divorciaron y mi madre se hundió ella hizo lo necesario para sacarnos adelante, utilizando todos sus recursos. Lo que era suyo era de la familia, pero a la vez seguía siendo suyo. Por eso me atreví a insinuárselo, aunque hacía mucho tiempo de todos aquellos sucesos: He de pediros algo muy importante para mí, les dije a los dos, mi hermana y su marido. Quiero tener un hijo. He pensado que Julio debería ser el padre.

Mi descubrimiento de la sexualidad, como de tantas otras cosas, vino de manos de mi hermana. Ella tenía 14 años y yo 12 cuando se echó novio. Un fin de semana lo invitó a nuestra casa. Cuando esa noche abandonaron la vigilancia paterna para encontrarse en la habitación de ella y besarse los espié con curiosidad. No sabía porque juntaban sus bocas como había visto en las escenas románticas de las películas, pero me humedecí mirándoles. Eso era antes del divorcio de mis padres, antes de la depresión de mi madre y de la locura que todo eso provocó, antes del desenfreno que cambió mi vida para siempre, cuando la mía era todavía una familia conservadora normal. Los espié en alguna ocasión más a lo largo de los siguientes años. Ellos o no me descubrían o fingían no darse cuenta. Una noche, después de ver una película algo subidita de tono en la tele se vino a mi habitación un rato, como hacíamos a veces, antes de irnos a dormir. Hablamos de sexo, me contó algunas experiencias con Julio, que se la había mamado, por ejemplo. Yo escuchaba atónita. Debía tener 16 años y yo 14. Me preguntó si me masturbaba. Sincera respondí que no. Me dijo que iba a enseñarme, se bajó el pijama, quedando desnuda, porque dormíamos sin ropa interior, se llevó la mano a la entrepierna y se frotó el clítoris. Luego deslizó su dedo índice entre los labios de su vagina. Intenté imitarla con algo de torpeza. No, así no, me dijo y alargó su mano hasta mi rajita. Las sensaciones que me provocó fueron bestiales. Cuando consideró que ya había aprendido, me dejó y siguió con su propia pajita. Yo también lo hice, esta vez mejor, y nos corrimos juntas, tocándonos una frente a la otra. Desde entonces nos masturbamos juntas con cierta frecuencia, pero no volvió a tocarme en aquellas ocasiones. Yo deseaba que lo hiciera, pero no me atrevía a pedírselo. Entonces llegó el divorcio.

Decir que la separación de mis padres fue traumática sería quedarse cortos. Como en las malas teleseries mi padre nos abandonó por su secretaria joven, guapa y superficial, dejando a mi madre, cuya vida había sido su matrimonio, hundida y desesperada. Se marchó llevándose todas sus cosas y lo único que dejó olvidado fue una vieja película porno en vhs que tenía escondida en el fondo de un armario para que mi madre no la viera. María y yo la encontramos y la pusimos un día, por curiosidad y para no oír los llantos de nuestra madre de sonido de fondo. Era el típico porno americano de los 80, las escenas de parejas o tríos follando se sucedían entre diálogos sin mucho sentido, que pasábamos rápido con el mando a distancia. Penes enormes y pechos de silicona llenaban la pantalla. Después de un polvo heterosexual del que me sorprendió que una polla tan grande pudiera entrar en la vagina de una mujer, llegó una escena de lesbianas. Mi hermana iba a pasarla rápido pero la detuve. No eran camioneras sino chicas guapas (al estilo plastificado del resto del reparto) y femeninas, que se comían las chichis con gusto, con tranquilidad, con oficio. Otra penetración vaginal más y vino la escena que me fascinó. Era un trío de un chico con dos chicas. No tenía nada de particular, pero yo ni había imaginado con 15 añitos que algo así fuera posible. Las chicas disfrutaban tanto besándose entre ellas como besándole a él, tanto chupándose las tetas como a él la polla. Me pareció maravilloso, a pesar de lo sórdido de estas producciones. A María también le gustó y comenzó a meterse el dedito mientras miraba. Yo hice lo mismo. La película terminaba con una penetración anal y corrida en la cara, pero para terminar de masturbarnos volvimos a la escena del trío. Desde entonces la cinta se quedó parada por ahí y era el fragmento que siempre veíamos cuando queríamos hacernos pajitas.

Desde la marcha de papa, nuestra madre parecía haber dimitido de sus funciones como tal, dedicándose en exclusiva a la autocompasión. Esto tenía cosas buenas, como que hacíamos lo que nos daba la gana. María, por tanto, tenía siempre metido a su novio en casa, sin vigilancia ninguna, y se enrollaba con él en su cuarto sin molestias. Ni siquiera se molestaban en cerrar la puerta, confiados en que mama les ignoraría, de modo que me era muy fácil espiarles, cosa que hacía más por curiosidad y aburrimiento que por morbo. Normalmente se limitaban a besarse o, como mucho, a masturbarse mutuamente sin quitarse la ropa. A veces incluso, Julio le comía las tetas a mi hermana. Ese día, sin embargo, dieron un paso más y ella le hizo una mamada, como me había confesado que hacía a veces. Esta vez mi excitación sexual se disparó como loca. Ver a mi compañera de juegos con los labios alrededor del pollón de su chico me enervaba. Imaginaba que era yo la que lamía aquel miembro enhiesto. Luego, que eran mis genitales los que María chupaba. Deslicé mis dedos en el interior de mis bragas y comencé a tocarme. Casi ni respiraba para no ser descubierta. Mi corrida y la de Julio en la cara de mi hermana fueron simultáneas. Mi mano empapada por mis jugos y su rostro manchado por el semen de su macho fueron mis últimas visiones antes de retirarme.

Desde entonces les espiaba siempre que podía y me corría mirándolos. No me planteaba si estaba bien o no, simplemente lo hacía. Un día su conversación fue aún más perturbadora que sus actos: Creo que deberías acostarte con mi madre, le decía María a Julio. Estás loca, respondía él. ¡Eso resolvería todos nuestros problemas!, insistía ella. En resumen, por lo que creí entender escuchando tras la puerta, mi hermana había concebido la absurda idea de que, si mi madre se “vengaba” de mi padre, acostándose con otro, particularmente más joven que ella, recuperaría la moral y todo volvería a una relativa normalidad. Y por lo visto no tenía a otro joven más a mano que su propio novio. Últimamente estaba muy hippie, pero aquello ya era pasarse. Además así Julio adquiriría experiencia para ser mejor amante a la hora de “estrenarla” a ella. Una lógica aplastante, vaya. Creo que el chico no se la tomó muy en serio y, dando por terminado el debate, comenzaron a enrollarse como solían. Yo eché mano a mi entrepierna y me dispuse a disfrutar mirando. María ya le estaba chupando el pito cuando de repente me sorprendió. No sé cómo pudo verme, concentrada como estaba en “lo suyo”, pero de pronto dio un salto, abrió la puerta y me pilló, literalmente, en bragas. Trate de balbucear alguna escusa, aterrorizada por la confusión, pero ella no me dio opción, me agarró por el brazo y me metió en la habitación. Julio seguía tumbado allí, con la polla al aire, tan perplejo como yo. Mi hermana debió verme tan nerviosa que se apiadó de mi y le quitó hierro al asunto, diciendo de era normal, que tenía curiosidad, que no pasaba nada, etc. Verla tan dulce me tranquilizó. ¿Te gusta?, preguntó de repente señalando el miembro de su chico. No supe que contestarle. Me cogió la mano y la acercó a ese mástil erecto. Puedes tocarla, dijo. Antes de que me diera cuenta le estaba haciendo una paja. Añadió que me enseñaría a chuparla y puso la boca en la punta mientras yo seguía meneándosela por la base. Luego me pidió que la besase yo. Le di un piquito en el glande. Estaba feliz de que me hubieran pillado, aquello era como un sueño. Se la chupamos entre las dos. Luego él le comió el coño a ella y me masturbó a mí. Se corrió en nuestras caras y mi hermana y yo nos repartimos su esperma a lengüetazos. Aquello me recordaba a la película porno. Nos besamos mientras nos corríamos. Metí la lengua en la boca de María, de mi propia hermana, le mordí los labios, me apreté contra sus tetas… fue mi mayor orgasmo hasta el momento.

Esa misma noche María entró en mi habitación diciendo que quería hablar de lo ocurrido. De nuevo intenté disculparme, pero me cortó afectuosa y se disculpó ella. No debí ponerte, me dijo, en una situación así. Le resté importancia y le confesé que su novio tenía una buena polla. Reímos juntas. Luego me habló del beso entre nosotras. Dijo que no quería que las cosas “se pusieran raras”. Llegaba tarde, ya eran rarísimas, había besado a mi hermana con lascivia y se la había chupado a su novio. No obstante fingí normalidad y le resté importancia: solo jugueteamos un poco, dije con aire indiferente. Sonrió y me besó en la mejilla. Su cercanía me calentó de nuevo. Me preguntó si me apetecía que nos hiciéramos unas pajas, le dije que sí y pusimos la película. La escena era la de siempre, con más morbo ahora porque acabamos de representar una parecida en su cuarto, pero yo la miraba más a ella tocándose que a la pantalla. Estaba preciosa con el rostro congestionado por el placer. No pude aguantarme y le toque las tetas. No me apartó la mano, sino que me las empezó a tocar a mi ella también. En un momento dado giró la cabeza, acercó sus labios a los míos y nos besamos de nuevo. Cuando juntamos nuestras lenguas creí morirme de placer.

Desde entonces las sesiones conjuntas de masturbación en las que nos “ayudábamos” a corrernos se hicieron frecuentes. Contra lo que mi hermana pretendía las cosas estaban raras, muy raras, y se iban a poner más raras aún. Unos días después estábamos viendo una película las tres con Julio y una escena me encabronó. Un tío maduro le era infiel a su mujer con una jovencita, lo mismo que había hecho mi padre. Comenté que todos los tíos son unos cerdos. Esperaba la típica respuesta auto exculpatoria de los hombres por parte de mi futuro cuñado: no hay que generalizar, no todos somos así, o algo parecido, pero quien habló fue mi hermana. Comenzó con su mierda hippie de amor libre, que si papa se tiraba a otra, que mama se tirase a otro y ya está. A Julio, por ejemplo. Como yo sospechaba esa barbaridad no se le había ido de la cabeza. Mi madre se ruborizó y dijo que tenía sueño. Al levantarse movió la sabanita que nos tapaba y me di cuenta que la muy loca de María le estaba haciendo una paja a su novio al lado de mama. Cada día estaba peor, era verdad que nuestra progenitora últimamente pasaba de todo, pero aquello era el colmo. No contenta con eso metió la cabeza bajo la tela y se puso a chupársela, ahora que mama no estaba. Divertida, me acerque a ellos y me morree con el chico mientras se corría en su boca.

Al día siguiente, con más calma, me llevé a mi hermana a parte:

-¿Quieres en serio que tu novio se acueste con mama?

-¡Claro! Es la solución perfecta.

-Pero, ¿no te pondrías celosa?

-Bueno, si no me puse celosa ayer cuando le comiste la boca… -me reí ante la ocurrencia.

-No es lo mismo- protesté- tú estabas allí.

-Da igual. El amor no debe ser posesivo. Saber que os estabais besando mientras le comía la polla me puso a mil.

-Yo también me excité mucho- confesé- mira como estoy solo de acordarme- añadí enseñándole lo mojado que tenía el coño.

-El mío también esta así

Nos masturbamos frente a frente, mirándonos. Eso nos calentaba ya más que la película. No pude contenerme y le toque las tetas. Buscó mi boca y la correspondí. Se corrió en seguida. Me preguntó si yo había llegado y reconocí que no. Te ayudaré, dijo, y me metió la mano entre las piernas. Mientras me frotaba el clítoris me besaba el cuello y me mordía la oreja. Estallé entre sus dedos, feliz.

Desde entonces fui cómplice declarada de sus absurdos planes. No es que estos me parecieran menos insensatos, pero ayudarla me divertía y tenía la sensación de que no teníamos nada que perder. Por indicación de María espié a mi madre hasta sorprenderla masturbándose. En el momento álgido gritó el nombre de Julio. ¿Sería posible que la loca de mi hermana tuviera razón? Tras aquello propuse que fuéramos a una playa nudista y los dejáramos solos, con la escusa de ir a por algo, a ver qué pasaba. Así lo hicimos. Cuando volvimos los encontramos bañándose en el mar muy pegaditos. Luego el chico nos confesó que había habido algunos rozamientos. Sorprendentemente las cosas avanzaban tal y como la trastornada de su novia quería. Por nuestra parte, seguíamos con nuestras sesiones de satisfacción manual, con la película o sin ella, y pajeando o chupándosela entre las dos a Julio. El momento clave llegó cuando mi padre apareció en escena teniendo una bronca monumental, no recuerdo porque, con mama. Ella se quedó tan jodida que mi hermana perdió los nervios. Le gritó que no podía consentir que le afectara tanto, que no podía hundirse por él. Toda la escenita se estaba produciendo con Julio, que estaba flipando, y conmigo delante. Al final María estalló en llantos y salió corriendo. Fui tras ella para consolarla. Cuando se calmó, volvimos al cuarto de mi madre a ver cómo estaban ella y el muchacho, y estaban… ¡follando! No sé qué cojones pasó mientras recogía las lágrimas de mi hermana, pero ahora esos dos estaban disfrutando de lo lindo. La muy puta se había salido con la suya, había conseguido que su novio se tirase a su madre.

Después de ver a mama y a Julio en la cama María y yo estábamos muy calientes. Fuimos a su cuarto y nos desnudamos. Con una mano me frotaba el clítoris y con la otra le tocaba las tetas a mi hermana. Ella hacía lo mismo. Las dos sabíamos que haríamos algo más que masturbarnos juntas, pero yo no podía dar el primer paso. Ella era la mayor, era la líder. Tras algunos toqueteos más asumió su rol y se lanzó sobre mí. ¡Como deseaba que lo hiciera! Me metió la lengua hasta la garganta sin ningún recato. Introduje los dedos en su vagina para retribuirla y nos pajeamos las dos mientras nos mordíamos los labios. Su muslo había ido a parar a mi coño y se frotaba contra él. Ahora me besaba el cuello y me pellizcaba los pezones. Su chocho también se restregaba contra mi pierna. Le chupé esas benditas tetas y nos corrimos pegadas, abrazadas, unidas.

Por eso cuando 3 años después conocí a Belinda en la Facultad y nos enrollamos no tenía la sensación de estar haciendo nada extravagante. ¡Si lo había hecho antes con mi propia hermana! Para ella en cambio tener una relación lésbica era el colmo de la transgresión. Nos conocíamos de clase y nos habíamos hecho amigas. Era muy morena, llevaba siempre los labios pintados y pendientes. Era un poco más bajita que yo y tenía unas tetas jugosas que me recordaban a las de mi hermana. Tomábamos café, nos dejábamos los apuntes, esas cosas. Un día empezamos a hablar de chicos, que si este era mono, que si el otro había roto con su novia. De ahí pasamos a hablar de sexo, de lo que nos gustaba y como. De repente me confesó, como su secreto más extravagante, que tenía la fantasía de estar con una mujer. Esto me animó a contarle que era bisexual, pues mis relaciones con Julio y María me habían convencido de ello, y que, de hecho, ya había estado con una chica, aunque omitiendo el pequeño detalle de que fuera mi propia hermana. Aquello la volvió loca. Estuvo un rato preguntándome que se sentía al besar a una chica, al tocarla, al lamer sus pechos, si no me dio cosa meterle la lengua en los genitales… le aclaré que no había llegado al sexo oral con ella, pero que en absoluto me importaría hacerlo con cualquier otra mujer que me gustase. Se la veía muy excitada, con un brillo especial en los ojos. Desde entonces me miraba de una manera rara, no sé si con admiración, o relamiéndose ante la posibilidad de que pasara algo entre nosotras.

A Belinda que yo fuera bisexual le pareció “lo más”. Como una declaración política o algo así. Se notaba que quería serlo ella también, pero claro, para eso tenía que “probarlo”. La oportunidad llegó en una fiesta universitaria. Después de cruzar miraditas en la cena y pegarnos mucho en los bailoteos en un pub, empezamos a meternos mano. Primero roces disimulados, luego sobeteos en toda regla. Nos apartamos del resto y nos enrollamos. Ahora ya sabes, le dije, lo que es besar a una mujer. Nos comimos las bocas con ansia. Las dos lo habíamos esperado mucho. Ella se alojaba en un colegio mayor, así que fuimos allí. Por el camino íbamos cogidas de la mano. Ella me apretaba fuerte, como para que no me escapara. Cuando llegamos me sirvió un whiskey y fumamos unos porros. Nunca había fumado, ni siquiera tabaco normal. No me gustó mucho. Tras una calada se recostó sobre la cama y me atrajo sobre ella. La desnudé despacio, después de besarnos un rato más. Le chupé las tetas con gustó, lamí esos pezones puntiagudos que tenía, mientras mis dedos se deslizaban en sus bragas. Bajárselas y contemplar el coñito que iba a comerme por primera vez me llenó de emoción. Comencé con besitos en las ingles, poco a poco me fui centrando en el objeto de mi deseo. Introduje la lengua entre los labios sonrosados de su vulva y la moví de arriba abajo, y luego de izquierda a derecha. Rodeé el clítoris con mis labios y lo empapé de saliva. Le hice lo que quise hasta que se corrió en mi boca. Me acosté a su lado y me besó agradecida. Ahora voy a hacértelo yo a ti, me dijo. No tienes porque, le respondí recordando su pregunta sobre si me daría “cosilla” el sexo oral con una mujer. Quiero hacerlo, concluyó, y comenzó a pasar su lengua inexperta pero voluntariosa por mi chochito. Le acaricié el pelo, mientras sentía sus lametones, hasta que me corrí yo también.

Nuestra relación fue algo así como “contracultural”: Íbamos a conciertos de grupos indis, a exposiciones de arte, nos emborrachábamos, fumábamos hierva, bueno, la fumaba ella, porque a mí me hacia toser, y éramos lesbianas, bueno, bisexuales, pero estábamos juntas. A mi todo ese rollo me daba igual. Disfrutaba con ella. Era mi novia. Nos teníamos la una a la otra. Lo que hacía con mi hermana era algo prohibido. Lo que hacía con Julio era como jugar con los juguetes de otro niño. Algo que te han prestado, que no es tuyo y has de devolver. Belinda era mi propio juguete. Después de la locura con mi hermana y su novio esto era como lograr cierta estabilidad, cierta normalidad. Para ella era todo lo contrario. Estando conmigo atacaba el orden establecido, mientras que yo volvía a él. Pero claro, en esos momentos no me daba cuenta de nada de eso, solo tenía alguien a quien amar, y eso me bastaba. Casi todos los días encontrábamos tiempo para darnos el lote en su cama. Practicaba lo aprendido con mi hermana y descubría unas cuantas cosas más. Así pasamos los 4 años de la carrera. Tardé meses en presentársela a mi hermana y al resto de la familia, y no propicié que se relacionaran mucho: la quería solo para mí. Cuando terminamos los estudios lo nuestro terminó como cae del árbol una fruta madura. Ella “volvía al orden” y eso era encontrar un novio, tener hijos, trabajar… La ruptura me dolió, me volví desconfiada. Mi hermana me ayudó. Sabía que podía confiar en ella.

Después de que Julio se tirase a mi madre y de que María y yo nos diéramos placer, se desató la locura. Al día siguiente el novio de mi hermana y mama volvieron a follar, esta vez en la playa, sin disimulo, delante de nosotras, que nos metíamos mano bajo el agua en el mar mientras mirábamos. En otra ocasión lo hicieron en casa, después de que María y yo se la chupáramos a dúo. Finalmente mi hermana decidió que era el momento de perder la virginidad y mi madre y yo nos fuimos a cenar y al cine, para dejarlos solos. Debió ser un éxito, porque desde entonces follaban todos los días. María ya no dejaba a Julio follarse a mi madre, ni a mi chupársela, ni nos masturbábamos juntas. Aquello se volvió aburrido. Era una crueldad mostrarme ese mudo de lujuria y cerrármelo de golpe. Inevitablemente comencé a espiarles. Me tocaba mirando como lo hacían, me imaginaba ser yo la penetrada, recibir los besos de Julio o los de mi hermana. Sabía que tarde o temprano me pillarían, como me había pillado María el día en que se la chupé a Julio por primera vez. En efecto, la tercera o la cuarta vez que les observaba, mientras ella lo montaba como a un potro, me miró de reojo y me llamó. Resignada entré dispuesta a recibir una bronca o, si había suerte, a participar. Fue lo segundo, mi hermana me besó apasionada, como el día que su novio perdió la virginidad con nuestra madre y excitadas nos dimos placer entre nosotras. Luego me dijo que lo besara a él y lo hice, desnudándome para que también me comiera las tetas. Ella cayó sobre él y unimos nuestras tres lenguas.

Estuvimos juntos así otras veces. Una de ellas fue espacialmente intensa. Habíamos ido al cine los tres. Cuando volvimos mi madre no estaba. Fuimos a la habitación de María y empezamos a morrearnos, primero ellos, luego me dejaron participar a mí. La saliva de mi hermana entraba en mi boca mezclada con la de Julio. Le besaba ella, le besaba yo, nos besábamos las dos… Nos fuimos desnudando poco a poco. Él estaba en el centro y cada una de nosotras a un lado le acariciábamos la polla y los huevos. Se la mamamos a dúo como habíamos hecho otras veces. Pasábamos la lengua por el tronco de su verga a la vez, hasta que al llegar a la punta uníamos nuestras bocas. Luego una le besaba el glande mientras la otra lamia la base, una se la metía entera en la boca y la otra le chupaba los cojones. Nos habíamos llegado a hacer expertas en esa lid y Julio disfrutaba de lo lindo. Antes de que se corriera paramos y lo tumbamos sobre la cama. Ella se ensarto en su pene enhiesto mientras que yo me coloqué a horcajadas sobre su cara. Sacó la lengua y me dio placer mientras veía como mi hermanita se lo follaba. Alargamos las manos y nos tocamos las tetas disfrutando de nuestro macho y de nosotras mismas. Acercamos nuestros labios y nos besamos, nuestras lenguas lucharon furiosas. Al cabo de un rato nos corrimos sobre el chico, que derramó también su esperma sobre nosotras.

En otra ocasión mi hermana y yo jugamos “a las lesbianas” para excitarle. Habíamos ido a una discoteca con más amigos, pero a partir de cierta hora nos habíamos quedado solos. Solo entonces nos atrevimos, tímidas como éramos ante otra gente, a desmelenarnos y bailar de forma sexi ante él. Nos morreamos, nos metimos mano, solo nos faltó desnudarnos, los tíos de la disco habían hecho corrillo a nuestro alrededor. No sé lo que hubieran pensado si hubieran sabido que éramos hermanas. Cuando volvimos a casa, tras comprobar que mi madre dormía, fuimos a la habitación de María y seguimos enrollándonos delante de él. Vernos le excitó y se sacó la polla. Mi hermana tumbada sobre mí me comía la boca y me desnudaba sensualmente. Luego se desnudaba ella y frotaba sus pechos contra los míos, pezones contra pezones. Julio acercó su miembro a nuestras bocas y lo llenamos de saliva, luego se puso tras María y la montó como a una perrita. Yo reforzaba los efectos de sus embestidas frotándole el clítoris. Ella comenzó a gritar tanto que temí que despertara a mama, así que la silencie metiéndole la lengua en la boca. Sus dedos también me masturbaban a mí, así que mi placer iba a la par que el suyo. Su novio continuaba bombeándola mientras ella aplastaba su cara contra mis pechos. Así llegamos a la culminación de nuestro placer. Julio se desplomó sobre nosotras y nos besó despacio a cada una. Se notaba que mi hermana había tenido un orgasmo brutal.

También había días que Julio no estaba y María y yo nos quedábamos solas. Entonces le pedía que me contara que se sentía al tener sexo completo con un hombre, al perder la virginidad, al ser penetrada. Ella no ahorraba detalles, me introducía los dedos en el coño simulando ser una polla, y reproducía conmigo su primera vez, cada beso, cada caricia, cada detalle. Me volvía loca. Era maravilloso y a la vez frustrante, porque no era una polla de verdad. Hasta que un día pasó lo que tenía que pasar. He hablado con Julio y está de acuerdo, me dijo mi hermana. ¿Quieres acostarte con él? ¿Quieres perder la virginidad? Asentí con la cabeza incapaz de hablar de la emoción. Me dio un discurso sobre que no era el novio de las dos, sino solo suyo, que solo lo compartía temporalmente. La bese en los labios agradecida y me llevó a su habitación donde esperaba él con el mástil ya erguido. Nos preguntó si queríamos estar solos pero le dije que no, con ella allí me sentiría más segura y sería más excitante. Además era su novio, tenía derecho a estar presente. Comencé a besar a Julio como tantas otras veces, pero en seguida me di cuenta de que esta vez era especial. Había más emoción en el modo como nos comíamos las bocas, como nos devorábamos las lenguas, como nos acariciábamos por todo el cuerpo, como nos desnudábamos. El silencio era atronador. No había risas ni comentarios como otras veces, solo concentración en lo que hacíamos. De reojo vi que María se estaba tocando. Su novio me comía las tetas ante ella, primero un pezón, después el otro. Bajó su lengua por mi cuerpo, lamió mi vientre, me besó en el ombligo, jugueteó con mi vello púbico, introdujo la lengua en mi intimidad, la movió de un lado a otro, de arriba abajo, aprisionó mi clítoris ente sus labios. Consideré que era mi turno y me propuse mamársela como nunca. Mojé el glande con mi saliva, la rodee con mis labios, la chupé como un helado… paré justo para evitar que derramase su néctar antes de tiempo. Me tumbé sobre la cama y separe lentamente mis muslos. Él acercó su miembro y lo introdujo con destreza, apretó un poco, sentí una punzada de dolor, que rápidamente dejo paso al placer, y comenzó a moverse. Alargué la mano hacia la de María que me la apretó con fuerza. Una lágrima de felicidad corrió por mi mejilla. Ella me llevó la mano a su coñito que estaba húmedo deseando participar del festín sexual que se desarrollaba allí. La pajee lo mejor que mis emociones revueltas me dejaron mientras Julio me follaba, primero lentamente, luego más rápido, finalmente a toda velocidad, hasta que todos estallamos en convulsiones de placer.

Pensaba en eso cuando me acurrucaba en la cama, años después, tras romper con Belinda. María llamó a la puerta. Me había visto depre por el desengaño y venía a animarme. Le hice un sitio. ¿Y Julio?, pregunté. Ha quedado con unos amigos. ¿Vemos algo en la tele?, propuso. Bueno. La pusimos, pero no hacían nada decente. ¿Te acuerdas del video? ¿Lo tienes aun? Se refería, obviamente, al video porno. No lo habíamos visto ni nos habíamos masturbado juntas desde hacía años, desde antes incluso de comenzar mi relación con Belinda. Sí, aun lo tenía. No me apetecía mucho, pero lo puse por no defraudarla. La primera reacción fue una carcajada. Aún estaba parado en la escena del trío, que tanto nos gustaba. ¿Te acuerdas las primeras veces que lo veíamos, como nos impactó? Claro que me acordaba. Poco a poco nos fuimos calentando. Yo nunca le he comido el coño a una chica, confesó ella, ante la imagen de una rubia hiper-siliconada comiéndoselo a otra. Está bien, es excitante, desvelé yo. Y que te lo coman… uf. Ningún hombre le hace sexo oral a una mujer tan bien como otra mujer, añadí. Noté su mano acariciándome la pierna. No opuse resistencia. Giré la cara hacia ella y la besé. Me devolvió el beso dejando que su lengua tocara la mía. Me acarició la cara y la besé en la mano. Nos pegamos hasta sentir nuestros cuerpos, nuestras tetas pegadas con sus pezones clavándose en los míos. Volvimos a besarnos despacio, comiéndonos los labios, uniendo nuestras lenguas. Mi mano fue a sus pechos, los descubrí y los palpé a conciencia. Acerqué la boca a sus pezones y pasé la lengua por la aureola, primero de uno, luego del otro. Finalmente capturé el pezón de su teta derecha con los labios. Su mano ya había bajado a mi Monte de Venus y me frotaba los labios de la vulva. Me besó por el cuello y llegó a mis tetas, dispuesta a retribuirme. Las chupó delicadamente. Mi muslo se había encajado entre sus piernas y ella se restregaba contra él sinuosa. Siguió bajando por mi tripa, me mordió las piernas, besó lentamente la cara interna de mis muslos y mis ingles haciéndome suspirar. Llegó el momento supremo. Me iba a comer el coño. Aquello ya era un incesto sin disimulo. Probablemente lo había sido desde el principio, desde que nos besamos mientras Julio nos masturbaba, pero ahora ya no podíamos negarlo. Ya no éramos crías que experimentan, éramos mujeres hechas y derechas. No nos “ayudábamos” a sentir el sexo, teníamos sexo la una con la otra. Su lengua se deslizó impetuosa, recorrió las paredes de mi vagina moviéndose con vigor. Su labio superior me apretaba el clítoris mientras su lengua parecía querer llegar a él desde dentro de mí. Me estremecí y tuve un orgasmo intenso. Apreté su cara con los muslos y levanté la pelvis para caer de nuevo rendida. ¿Te ha gustado?, preguntó mimosa. Me ha encantado. Cogí su cara con las manos y la besé de nuevo probando en su boca el sabor de mis propios jugos. Ahora vas a ver, le dije, te lo voy a comer de tal forma que te temblaran las piernas cada vez que me veas. Recorrí con mi lengua todo su cuerpo, comenzando por debajo. Los pies, las piernas, los muslos, el vientre, los pechos, el cuello… la besé una vez más jugueteando con su lengua y descendí por su anatomía buscando el botón de su placer. Le chupé el clítoris hasta arrancarle un orgasmo corto pero vivido. Ella pensó que me detendría ahí, pero no había hecho más que empezar. Moví mi lengua en su coño como la movía en el de Belinda, como había soñado en hacérselo a ella sin atreverme a confesármelo a mí misma tantas veces. No tuve prisa, alternaba besitos en sus labios vaginales con lametones profundos. No tarde en provocarle otra corrida, ésta más larga que la anterior. Regresé a su clítoris mientras me ayudaba con los dedos. Se lo succioné a la vez que la masturbaba como si mis manos tuvieran miembros masculinos listos para matar de placer a las mujeres. El tercer orgasmo fue descomunal. Gritó mi nombre, me agarró del pelo, mojo toda mi cara con sus flujos que surtieron potentes. Te quiero mucho hermanita, susurró mientras abandonaba su entrepierna y nos besábamos una y otra vez.

 

Relato erótico: “MI DON: Raúl – Todo en contra (35)” (POR SAULILLO77)

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Veo que lo del prologo se esta haciendo pesado así que lo elimino, cualquiera que quiera seguir la historia puede leer algún relato de los primeros, respecto a los errores ortográficos trato de que no haya muchos pero ya no se que mas hacer, le paso varios correctores, y releo bastante, así que siento si no puedo mejorar mas.

Os agradezco a todos los comentarios positivos y negativos, así mejoro, pero oye, los positivos me suben el ánimo.

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¿Alguna vez habeis ido a un buffet libre?, supongo que si, o al menos sabréis lo que es, un montón de comida, de todo tipo y te muchos lugares, te coges tu plato vacío y te plantas delante de decenas de bandejas con la comida llamándote, ensaladas, arroces, pastas, mariscos, fritos rebozados, carnes en salsa, pollo asado, sushi, churrasco argentino o wok oriental………..vas cogiendo un poco de cada cosa que te gusta hasta que te das cuenta de que tienes el plato lleno a rebosar, tapado por un trozo de pizza, si no os pasa ya os digo que a mi si, y luego vas a tu mesa, y te sientas delante del plato sin saber por donde atacar, ni como meterle mano a aquello. Algo así me pasaba, estaba sentado en la cama, con un puñado de papelitos en cada mano, leyendo notas cariñosas, amables y alguna subida de tono, llevaba casi 1 hora intentando decidir quien seria la 1º a la que llamaría, mi jefa tenia un polvazo y sus aires superiores me invitaban a bajarla de la nube a pollazos, aunque la monitora del gim era un escándalo de mujer, puestos a pensar las del parque que me perseguían cuando salía a correr por allí eran las ultimas que se habían ofrecido, pero la hija de Luz y sus aires caribeños aun eran recordados en mi mente, dios, que dolor de cabeza se me estaba poniendo, era plenamente consciente que cualquiera de ellas con una llamada y algo de mi encanto serian mías en breve tiempo, y puestos a disfrutar, sabia de cierto piso con 3 estudiantes, una a la que ya tenia medio entrenada de enormes tetas, otra que era mi “hermanita” con un trasero que ni J LO, y a una exuberante canaria cuyo papel andaba perdido en ese cajón desde Navidades, sin duda meterme en ese piso seria de lo mas estimulante, y mas desde que Manu se fue de allí, y su habitación la ocupó Helena Mara, la hermana de Alicia, cuyo papel había tenido en la mano hacia nada.

Mara, para abreviar, era un par de años mayor que su hermana, era arisca, seria y de difícil trato, por eso sus amistades, las de verdad, no eran muchas y pasaba mas tiempo con los amigos de su hermana que con los suyos, una mujer fría y seca que nunca demostró el menor interés en mi, mas que por mi aspecto previo sobretodo por mi afabilidad, mi sorna, y mi capacidad infinita para hacer el ridículo solo por hacer la gracia, chocaba directamente con su forma de ser, pero todo eso había cambiado, desde Navidades, desde que me vio con el traje de Eric arreglado, no solo me dio su papelito correspondiente, si no que había intensificado el numero de veces que quedaba con nuestro grupo, me llamaba o me mandaba mensajes a menudo, no cadenas de mensajes ni bromas, si no preguntarme que tal estaba, como me iba todo, que iba ha hacer ese día, que si iba a la fiesta de su hermana………..Pasaba de ella como de la mierda por eso, pero físicamente era atractiva, sin tanta cadera como su hermana, si tenia un culo prieto y bien levantado, le gustaba presumir de el con leggins y vaqueros ajustados, mayormente para suplir las carencias en su pecho, si llegaba a una 80 era de milagro, picaduras de avispa mas que senos, aun así su figura esbelta y su cuerpo fino había llenado mi mente en mas de una ocasión, usaba tacones casi siempre para realzar su trasero y tenia cierto estilo y clase a la hora de vestir, morena con los ojos negros y el pelo corto por lo hombros pero siempre con peinados complejos y estilizados, de los años 30, guapa y con una cualidad que a muchos no gusta pero a mi me llama la atención, ojos enormes y salientes. Estaba harta de vivir aun con su madre y que su hermana pequeña ya se hubiera independizado, no encontraba un novio que la soportara más de 3 meses, aunque se decía que follaba como una loba, y viendo la habitación libre se fue a vivir al piso de estudiantes. Sin duda todo un reclamo, meterme en esa casa era un sueño, yo solo con 4 pedazo de mujeres, adolescentes todavía, a las que adiestrar, 3 desde 0.Pero había un problema, yo ya tenia casa, y me había costado un mundo tenerla, no renunciaría a ella para meterme allí, con 4 mujeres cada una con su carácter, su ego y sus sentimientos, no me sentía ni física, ni mentalmente capaz de dominar la situación, y en ese momento necesitaba desahogarme, llevaba 1 mes largo sin follar y Alba apenas me había saciado, tenia un apetito voraz de sexo, y solo conocía a una persona que me domara, cogí el móvil y la llamé.

-YO: hola preciosa, ¿como te va la vida?

-MERCHE/LEONA: pues no muy bien ahora mismo uffff uffffffff.

-YO: ¿que te ocurre?

-MERCHE: que he roto aguas, me voy para el hospital, adiós……..- me colgó.

Me quedé medio tonto con el teléfono pegado a la oreja y una sonrisa estúpida, llevaba 1 año y varios meses sin hablar con ella, desde que Ana y yo la pedimos ayuda para buscar piso, donde me presentó a su prometido hablando de planes de boda, ni una sola noticia de ella hasta ese momento, y ahora, cuando mas la necesitaba mi leona estaba de parto con el cachorro de otro. Era mi plan A, no pasaba nada, ya tendría tiempo de retomarla cuando pasara un tiempo prudencial, hasta me alegré, no por que fuera madre si no por que dicen que cuando son madres a las mujeres les crecen las tetas, y Merche ya tenia un buen culo, con un buen par de tetas seria ideal, el pensamiento era cruel y poco apropiado, pero me convencí de que ese era mi nuevo yo, “que se joda, me buscare a otra”. La siguiente del ranking era Madamme, pero me negué en redondo, quería que Raúl fuera malo, no que Zeus regresara, y acostarme con Madamme sin ser Zeus seria perder todo el poder que tenia sobre ella, y bien me había servido con el ex de Eleonor. Descartada, ya tenia tachadas a las 4 mujeres que mejor follaban con las que había estado, Ana y Eleonor incluidas, a partir de ellas, el resto estaba lejos, y no por poco, Lara era la opción que me venia a la mente, pero a ella nunca la pude penetrar completamente y no estaba como para ir con remilgos, joder, me estaba costando mas de lo esperado, así que me serené, “Pensar, razonar y analizar”, era lo que me había enseñado Eli……….de golpe caí, Eli era la respuesta, era casi poético, como si el universo me estuviera hablando a gritos y no lo hubiera oído hasta ahora, si había renacido con una enfermera, como mi 1º experiencia, que menos que seguir las pautas, y volver a los brazos de Eli. Llamé al móvil que tenia de ella “El móvil al que llama no corresponde a ningún usuario”.

-YO: ¡¡me cago en tu puta madre!!- grité tan fuerte que se asomó Dani, la sirvienta.

-DANI: ¿que ocurrir?- sobresaltada mi miraba con restos de ropa sucia en las manos.

-YO: nada mujer, que por lo visto las mujeres me huyen hoy.- me miró sin entenderme del todo.

-DANI: su tu querer, yo follar ahora.- la miré sorprendido, la forma tan natural con la que lo decía parecía que se ofrecía a sacarme la basura y no a sexo. La miré dubitativo, más que nada por que parecía que los astros se habían aliado en mi contra, pero si la tomaba así, no seria diferente al resto y la había hecho una promesa de no tocarla ni pedirla nada hasta que ella quisiera.

-YO: no, ya te dije que tu decides, y no te ofendas, no creo que este a la altura de lo que necesito.- se encogió de hombros y se marchó como si nada.

Rebusqué en una vieja agenda el número fijo del gim de Eli donde me había adiestrado en las artes del amor.

-RECEPCIONISTA: Hola, buenos días, aquí Eli sports 1, ¿en que puedo ayudarle?- me sorprendió no oír a Eli, cuando estaba allí siempre lo cogía ella y menos tenia para una recepcionista, sabia que desde mi marcha le habían ido bien las cosas, pero como con todas, había perdido contacto durante esos 2 años de noviazgo con Ana.

-YO: si, hola, buenos días, preguntaba por Eli- se hizo un silencio incomodo.

-RECPECIONIISTA: ¿quien?

-YO: Eli, Elisabeth vamos, la jefa.- soltó una carcajada.

-RECEPCIONSTA: lo siento señor, la señorita Elisabeth no atiende al teléfono, es una señora muy ocupada como para andar contestando a cualquiera, dígame en que puedo ayudarle y le complaceré.

-YO: creo que no lo entiende, soy amigo suyo, y no la localizó.

-RECEPCIONISTA: puede concertar una cita si lo desea, dígame su nombre y ya le llamaremos cuando haya una hora disponible.- pareció ni escucharme, mascando chicle sonoramente.

-YO: esta bien, dígale que Raúl, su GRAN amigo, la anda buscando, dígaselo así y ella sabrá quien soy.

-RECPECIONISTA: esta bien, así se lo diré, pero le advierto que es una persona muy ocupada y no toleraremos que se gasten bromas.- me colgó bruscamente.

Me tumbé en la cama y me eché a reír de impotencia, al rato acudí a la cocina totalmente desnudo con Dani terminando de recoger sus cosas para irse, sin disimulo me miró la polla y se despidió con un abrazo cálido y un beso en la mejilla, bebí algo pensando la locura de situación, Eli misma me había llamado desde ese móvil hacia 1 mes al enterare de mi ruptura, ¿y ahora estaba cortada la línea?, comí algo decente y puestos a esperar, decidí retomar mis rutinas de ejercicio, cogí la bici, me puse el móvil en una funda para ir escuchando música y salí a dar una vuelta, se me notaba enquistado, los músculos se desperezaban y sentía como me costaba seguir un ritmo de pedaleo, estaba en baja forma, el mes de inactividad me paso factura, regresé a la hora y media a casa dándome un chapuzón en la piscina desnudo, cuando oí sonar el teléfono en el salón, como un rayo salté del agua y entré en el salón salpicando agua y con mi rabo dando vueltas, me costó sacar el móvil de entre la ropa de deporte, cuando por fin descolgué.

-YO: ¿si? – respondí respirando agitado.

-ELI: ¡¡¿que tal esta mi GRAN amigo?!!- gritó con alegría.

-YO: desesperado por verte, ¿que narices le pasa a tu móvil?

-ELI: nada, que como ahora soy famosa he tenido que cambiar de numero.- me quedé a cuadros.

-YO: ¿famosa de que?

-ELI: ¿no te acuerdas?, ya te lo dije la última vez que hablamos, hace 1 mes………

-YO: lo siento, hace 1 mes no estaba en mis cabales.

-ELI: ainsssss pues busca Eli sprots en Internet o las mañanas con Eli, y te enteras…..¿que tal tu?

-YO: mucho mejor, y recuperado, aunque ando algo atontado, me vendría bien quedar con una vieja amiga como tu para charlar.

-ELI: por supuesto, cuando quieras, ¿donde estas? que te paso a buscar con el coche – sonreí al ver su predisposición.

-YO: déjalo, ya voy yo con el mío, ¿donde?

-ELI: pues en el gim nuestro………..vamos en el que estuviste conmigo, ¿te vienes ya? Es que estoy liada pero luego tengo un rato..

-YO: si quieres……..

-ELI: claro tonto, vente pero si me ves ocupada espérate un rato que tengo trabajo aquí, ¡¡un beso y hasta ahora!!- sonó a autentica felicidad.

Me di una buena ducha, quitándome los pelos del pecho, no quería aparecer ante ella descuidado, me vestí con un pantalón de gimnasio ajustado pero sin slip, con la polla colgado y marcándose claramente al moverme, con una camiseta encima y nada mas, tal como iba a su gim, para establecer una conexión directa con ella según me viera y recordara aquellos tiempos, Eli era quien me lo había enseñado todo, al menos las bases de las que fui aprendiendo por mi cuenta, si iba a por ella tenia que tener esos detalles en cuenta, aunque era mas un juego que otra cosa, la iba ha hacer una demostración, estaba seguro de que solo con pedírselo nos acostaríamos sin que pusiera objeción alguna. Hice algo de tiempo mirando lo que me dijo en Internet, resultaba que su cadena de gimnasios se había expandido, y no 2 o 3 en Madrid, si no por toda España, tenia centros nuevos en Barcelona, Bilbao, Sevilla, Valencia y algunas ciudades mas, se había extendido como la pólvora y al ver la pagina web lo entendí, Eli llevó aquel ligero erotismo en sus clases para atraer clientes, a un nuevo nivel, parecía un pagina erótica o porno mas que de un gim, llena de hombres musculosos con el torso desnudo sudando y haciendo ejercicios, o de mujeres con poco mas que un biquini encima, exuberantes y sensuales agitándose ante la cámara. Cuando busqué “Las mañanas de Eli”, me harté de reírme, le habían dado media hora en una televisión nacional por las mañanas, dentro de esos matinales de 4 o 5 horas donde se hablan de política, salud y sociedad, le dejaban dar una clase rápida con “sus métodos”, ella misma salía en directo acompañada de 2 o 3 monitores/as y de algún colaborador del programa que hacia el tonto pero Eli aprovechaba para explicar lo sencillo y fructífero de su estilo de entrenarse. Todo muy creíble y bonito hasta que te dabas cuenta de que Eli hacia exactamente lo mismo que cuando la vi por 1º vez, si, las rutinas eran ejercicios, pero con el paso de los minutos se volvían eróticas y sensuales, Eli y su escote abierto o su trasero ceñido en ropa elástica de deporte eran consumidos por la cámara, y cuando no era ella, era uno de los monitores, un negro con una musculatura espectacular, hasta yo quedaría en evidencia delante de el, y como no , con la polla bien marcada en el pantalón corto, era grande y vistosa. Enmarcado en un programa de sociedad y salud, tenían picos de audiencia enormes en esos minutos, todos sabían lo que Eli hacia y a todos les parecía bien, y como tal, su popularidad había aumentado.

¿Que por que no me había enterado de anda de esto? muy fácil, ese matinal empieza a las 9 y Eli entraba a las 10 de la mañana, hora en la que siempre he estado dormido, follando o trabajando. Mientras me bestia, me llamo mi madre, por onceava vez me daba la charla sobre lo ocurrido con Ana tratando de sonsacarme, el tema de cortar con Ana así paso a 2º plano en el momento en que la dije que me quedaba el ático, no a vivir si no en propiedad. Lo de Ana fue un interrogatorio, pero averiguar como, o por que, era el dueño del piso, fue peor, ni la SS, trataba de hacerla ver que ya me dio el coche, y ese piso era otro regalo, pero no colaba, tarde o temprano tendría que inventarme una excusa mejor o decirla la verdad, estaba empezando a elaborar teorías descabelladas y en ninguna salía bien parado, pero tenia otras cosas en la cabeza.

Cogí mi coche, el de lujo que me regaló Eleonor por Navidades, al ponerlo a mi nombre entonces, ya era mío aunque se fuera, total, tenia otros 7 coches iguales, o mejores, y no sabia conducir, no la importó ni la oí nombrarlo. Acudí al gim teniendo que aparcar lejos, casi en el parque por el que tuve mis revelaciones en su día, relamiendo ante lo que había visto, Eli no solo se conservaba genial para sus 38 años, si no que por la TV me pareció mas guapa y mas exuberante. Había una cantidad de gente enorme agolpada cerca del gim, incluso prensa y luces de cámaras, me tuve que abrir paso hasta la entrada donde 2 gorilas impedían el acceso a la masa de gente, me presenté como Raúl, como me advirtió Eli en un SMS, y me dejaron pasar, subí a las ala donde había pasado 1 mes “entrenándome” con ella, no sin esfuerzo, había gente por la escalera y los pasillos, al llegar a la sala entré con cuidado, estaban haciendo un reportaje con Eli respondiendo amablemente a unos reporteros con un grupo de gente a su alrededor, haciendo fotos y con micros por todos lados, la sala estaba rodeada de conocidos de los clientes, que estaban dando una clase, mas ornamental que real, dirigidas por el negro de la TV, que hacia mas ruido que indicar.

Esperé calmado sonriendo al ver la atención que generaba Eli, aquella mujer que cuando acudí a ella estaba a punto de cerrar el gim por las deudas, ahora salía en la TV y era considerada la nueva gurú de la salud del país, con una docena de locales por todo la nación. En mitad de la entrevista, un reportero de la competencia de su programa, con algo o mucho de malicia, la dijo que por que no les hacia una demostración de una clase delante de todos, pero mas que una petición fue una encerrona, ella no estaba lista, ni preparada, estaba pillada al no esperárselo y sonriendo mantenía la compostura, les indicaba que su compañero lo hacia muy bien, pero era mentira, y era obvio, era una pantomima para que se viera algo de movimiento detrás de ella en la grabación, y el reportero lo sabia, buscó sangre insistiendo con muy mala leche, tono hiriente y algo obstinado.

-PERIODISTA: ¿acaso la reina del gim es solo un cuerpo bonito que no sabe lo que hace?- el silencio llenó un segundo la sala, ni el periodista amigo de la cadena donde salía tenia replica a aquello y Eli mostraba tristeza en los ojos, sonreí, no sabéis cuanto, llevaba mucho, no se cuanto en realidad, sin hacer el ganso.

-YO: ¿que le parece si damos la clase juntos?- me adelante al resto de gente que espera ávida de carnaza social, al instante 4 reporteros se me echaron encima, pero solo miraba a Eli, que se volvió con asombro y algo de alivio, al reconocerme se puso roja y se eché a reír.

-PERIODISTA2: disculpe ¿y usted quien es?

-YO: soy un antiguo cliente de Eli, yo era un gordo asqueroso que no se tenia el menor aprecio, pero entonces entré aquí y salí siendo el hombre que soy ahora y todo gracias a ella.- la señalé para dar mayor fuerza al momento, lo dicho no era del todo falso, ni del todo cierto, pero bastaba para ser creíble.- si tengo que dar la clase con ella para que veáis como funciona, lo haré.

Para cuando terminé de hablar la mitad de las mujeres de la sala ya tenían clavada su mirada en el bulto de mis pantalones, para cuando el periodista enemigo asintió con ira al frustrarse su ataque, y plantarme delante del negro con la mano extendida pidiendo que Eli me acompañara, todas las miradas, hombres incluidos, se centraron en mi, Eli podría haberse vestido de camionero y hacer malabares, que daría igual, yo seria el centro de atención, asumí esa carga para que si ella fallaba, nadie se diera cuenta. Hice unos ligeros estiramientos en articulaciones mientras Eli se ponía a mi lado quitándose la chaqueta deportiva y quedando con un top ajustado y escotado, unos leggins negros que eran una 2º piel, y su eterna coleta, me abrazó dándome un beso en la mejilla.

-ELI: gracias – me susurró al oído, era tan evidente lo que había echo como que su audiencia la veía por el morbo y no por el ejercicio, pero de nuevo era una verdad incomoda tapada con una farsa cómoda, yo y mi marcada polla enorme en el pantalón eran la atracción.

Salté hacia atrás encarándome al resto de personas que hacían los ejercicios de forma lamentable, mandé al negro, valga que es descriptivo y no denigrante, a poner la música que Eli usó cuando estaba yo, y ocupé su lugar, con Eli a mi lado, di fuertes palmadas y me encaré con varios chavales y mujeres para pedir que se activaran y que se lo tomaran en serio, ver a un tío de 1,94 y 92 kilos de músculos gritándote con rostro rudo, pone serio a cualquiera. Cuando estuvimos en posición Eli reconoció la primeras notas, al igual que todos, habrían echo esa rutina mil veces, hice la cuenta taras y comenzamos, como montar en bici, al 2º compás todos clavaban los movimientos, el periodista amigo hizo su trabajo y fue arengando a los demás y los aplausos y gritos de animo fueron llenando la sala hasta casi tapar el sonido de la música, pero no hacia falta, Eli clavaba los tiempos y yo la seguía con seguridad, tenia su cuerpo y sus gesto clavados a fuego en la memoria, había devorado su cuerpo con los ojos durante un mes, con solo ver moverse un músculo en su pantorrilla ya sabia que tocaba a continuación, fue tan divertido que no me di cuenta de que había fallado en un par de gestos con los brazos, miré al periodista enemigo que se disponía a abrir la boca pero entonces me salí de la formación pidiendo disculpas, haciendo gestos claros como si hubiera sido la camiseta la que me limitaba los movimientos, me la quité pausadamente y de forma sensual, las palabras y silbidos de las mujeres se elevaron por encima de todo, un millar de flash de las cámaras saltaron a su vez, y hasta Eli me aplaudía con la boca abierta, veían un torso trabajado, la tableta marcada, los pectorales grandes y llamativos y unos brazos bien definidos, no era una maquina de músculos como el negro, venas hasta casi reventar y con los mollas sobresaliendo de forma antinatural, no, era mas atractivo, mas definido y por los suspiros que me llegaban, mas sensual. Eli me volvió a abrazar.

-ELI: gracias de nuevo.

-YO: tú continúa y reza por que no vuelva a meter la pata, la próxima será quitarme los pantalones y no llevo nada debajo.- mascullé con sorna.

-ELI: lo se, trata de no fallar, aunque hace tanto tiempo que igual deberías ir bajándotelos………..- su ironía me sacó una carcajada.

Clavamos el final de las rutinas y entre aplausos comenzó la de los bailes, Eli y yo lo hicimos de lo mas natural, bien agarrados y dando giros sin parar, los cambios de música empezaron y con ellos los cambios de pareja, sobra decir que las primeras veces 4 o 5 de las mujeres, de todas las edades entre 17 y 58, se pegaban por mi, pero se fue haciendo mas ameno, mi pecho desnudo y sudoroso las atraía como miel a los osos, me acariciaban y se frotaban con descaro sintiendo mi polla en reposo entre sus muslos o en su vientre o entre sus nalgas, yo bailaba y me reía sin parar, al finalizar Eli y yo terminamos la rutina juntos con un baile avanzado que solo unos pocos imitaron, aun los recordaba de mis últimos días con ella, giros, alzamientos de ella, posturas, todo acompañado de aplausos y mas jolgorio, al acabar le ofrecí mi mano a Eli como las parejas de baile profesional, la cogió encantada y nos dirigí delante el periodista enemigo que estaba rojo de ira a punto de estallar, sin mas, hice un amplia reverencia con el torso, acavada la obra de teatro, con todos en pie, Eli me siguió con algo de reparo.

-REPORTERO: y aquí termina una de las famosas clases de Eli, esta vez dirigida por ella misma, dando una clase magistral de que el esfuerzo y la diversión, no tienen que ir separados.- su forma de hablar era tan tediosa y rimbombante como tenia que ser, para cerrar el reportaje.

Eli comenzó un pasamos despidiéndose de la prensa y de los participantes de la clase, haciéndose fotos y firmando autógrafos, el negro le trajo un toalla, estaba empapada en sudor y brillaba bajo los focos, preciosa, pero descubrí que lo que dicen de que la TV engorda era cierto, la voluptuosidad que había visto en los videos no era real, Eli seguía escuálida, con un cuero apetecible pero cincelado a base del ejercicio, si dejaba de hacerlo o cogía algún kilo no era tan joven para que fuera terso y bien colocado. Un grupo de mujeres fueron a por mi, he hicieron lo mismo, fotos, besos y como no, mas papelitos y números de teléfono, no me dejaban ponerme la camiseta ni secarme el sudor, así que tenia la camiseta echa un trapo encima de un hombro mientras charlaba con ellas para hacer tiempo. Al final se fueron todos, la ultima una cría de 17 años roja de calor y excitación que no lograba quitarme de encima hasta que Eli apareció en escena, nos fundimos en un cariñoso abrazo y la cría entendió que no había sitio para ella allí y se fue. Estaba de pie con Eli casi colgando de mi cuello, hasta el punto de doblar las 2 piernas en el aire, su coleta colgaba haciéndome cosquillas en los brazos, para cuando nos separamos solo en negro estaba de fondo recogiendo la sala.

-ELI: ¡¡ bueno que pasa!! , mírate estas hecho un “mazicorro” – me abrió lo brazos para admirar mi torso.- casi ni te he reconocido.

-YO: gracias, una pequeñas rutinas y mira, si es que donde hay buen material….

-ELI: claro, seguro que no tendrá nada que ver lo que aprendiste aquí, ¿no?- guiñó un ojo con celo, haciendo el gesto de que nos sentáramos en un par de sillas cercanas.

-YO: bueno, algo………. ¿y todo este follón?

-ELI: ya te dije que estaba liada, últimamente estoy rebotando de un sitio a otro, y no paro de trabajar.- se puso de morros haciendo ver cierto hastío.

-YO: no me extraña, ya he mirado algo, ¿que te va de cine no?

-ELI: si, la verdad es que no me puedo quejar, he ido abriendo mas centros y luego lo de la TV una locura, pero todo gracias a ti.- me sacudió la rodilla con cariño.

-YO: ¿y yo que he hecho ahora?

-ELI: desde que la duquesa y la hija del alcalde venían a mis clases, se empezó hablar de mi y muchos círculos, no daba abasto con las solicitudes, y al final tuve que expandirme, la duquesa se ha portado bien conmigo, no solo pagó el año entero de alquiler de aquí, si no que me ha estado apoyando como socia todo el tiempo.

-YO: ¿y lo de la TV?

-ELI: pufff, un locura, cuando fui a Barcelona a inaugurar un centro, una de las primeras chicas era la hija de un productor de TV, un día que su mujer no pudo llevar a la hija, fue el quien la trajo, y desde entonces no se perdió una sala de mis “clases”, hablamos y charlamos, se le ocurrió la idea de probar a ver como sentaba a la audiencia, claro esta, me tuve que acostar con el para “impulsar el proyecto”, pero después de las audiencias ya no hacia falta, y así estoy, trabando y viajando como una esclava.

-YO: me alegro mucho por ti, y de verte- ya era suficiente cháchara, yo estaba allí por sexo.

-ELI: pues anda que yo a ti, me has salvado de un buen apuro.

-YO: ¿te andan chinchando los de la competencia?

-ELI: no lo sabes tu bien, les he tenido que demandar y todo para que dejaran de seguirme, y ni aun así, me extraña que no hayas odio nada, me dedican horas en los programas rosas.

-YO: no veo mucho la TV la verdad, y menos esos programas.

-ELI: mejor para ti, pero esa es mi vida ahora, hasta me han ofrecido hacer una sesión de fotos y una portada de una de esas revistas eróticas, mi representante me ha dicho que me niegue, me haga la dura y la ofendida, así dentro de unos meses me ofrecerán mucho más dinero.

-YO: no, si te veo en los Oscars en breve jajajaja- la cogí de la mano y la di un beso en ella, torneó los ojos de forma dulce.

-ELI: ya basta de mi, ¿y tu que tal, andas mejor?- se refería a mi ruptura.

-YO: pues si, la verdad, lo he pasado mal, pero ya pasó, o eso creo.

-ELI: ¿y que pasó?, si puedo preguntar, parecías feliz con ella.- mi cara se entristeció.

-YO: pues que confié en ella ciegamente, y ella no lo hizo en mi, aparte de que pensando en como fue todo, aquello no tenia sentido, fuimos muy rápido y demasiado lejos para chicos tan jóvenes, la cosa se descontroló.

-ELI: vaya lamento oír eso –su forma de decirlo denotaba que no era cierto, estaba encantada de tenerme allí – si puedo hacer algo para ayudarte, sabes que estoy aquí para lo que necesites.- una lagrima resbalaba por mi mejilla, me la secó con un dedo alzando mi rostro, y me abrazó fuerte, quedándose así unos segundos.

Al separarnos lentamente me besó en la oreja, luego en la mejilla, y mas tarde al quedar cara a cara, me besó en los labios con ternura, queriendo sanar mi pobre corazón con su cariño, se separó lentamente y abrió los ojos, me clavó su mirada tierna y yo no aguanté mas, y se me escapó una carcajada corta, Eli me miró confundida, pero luego abrió los ojos y la boca sorprendía, me sacudió una palmada en el hombro.

-ELI: ¡¡¡serás cabron!!! Casi me la cuelas- rompí a reír grotescamente.- que mamón, ha sido de manual y me la he tragado.

-YO: soy buen aprendiz eh….- esquivaba y resistía una lluvia de manotazos furiosos de Eli, que se había dado cuenta al fin.

Desde antes de salir de mi casa había seguido paso a paso sus consejos, 1º sorpréndela, no deje que viniera ella a mi casa si no que fui yo a por ella, 2º analiza y estudia, la situación con el periodista me fue al pelo, 3º ayúdala en lo que necesite, se su héroe, había salvado la clase con soltura, y 4º, muéstrate sensible y sentimental, usar la baza de Ana me pareció creíble y en parte, era cierta. Todo pensado para que Eli se sintiera sorprendida, agradecida, complacida, en deuda y por ultimo con un pájaro herido al que desear curar entre las manos.

-ELI: eres un mamón, ¿como te atreves ha hacerme eso a mi? ¿Acaso Ana era tan poco? – cesó su vendaval de golpes.

-YO: lo siento, pero trato de pasar pagina, solo quería divertirme un poco, ¿que te ha parecido?

-ELI: no ha estado mal…….- le restó importancia, pero nunca sabré hasta donde hubiéramos llegado sin que se diera cuenta si no se me hubiera escapado aquella carcajada.-…..pero del todo inútil, no hacia falta que usaras trucos para………- paso su mano por mi muslo, peligrosamente cerca de la punta de m rabo marcada bajo la tela.

-YO: ya lo suponía, pero no tendría gracia si fuera fácil.

Pasamos casi media hora mas charlando y esta vez si contándole todo lo que me pasó con Ana, Eleonor y las demás, necesitaba desahogarme con alguien y Eli era la única con quien podía hacerlo, luego entre risas ayudamos al negro a terminar de recoger todo, al contarle lo de la llamada a su recepcionista la tuve que parar para que no la despidiera por teléfono allí mismo, Eli tenia un carácter colérico cuando se ofuscaba, aun tenia en la retina la imagen de Carla, su amiga, o ex amiga, que trajo en mi aprendizaje y que castigó al intentar follar conmigo si su permiso, metiéndola un consolador descomunal por el ano y dejándola así bastante tiempo, provocándola un repentino efecto estatua, y que no volviéramos a verla. Después la invité a cenar, bueno, se lo propuse, al final pago ella, charlamos de vanidades y ella bebió alguna copa de mas, y fue tedioso al ser interrumpidos constantemente por personas que la reconocían y la pedías autógrafos y fotos. Parecía muy interesada en mi vida sexual, la suya era simple, tenia un ritmo de vida que no la permitía estar mucho tiempo en un sitio, y cuando emergió el negocio dejó de dar clases “extra curriculares” de sexo para dejarlo en manos de sus monitores de confianza, salvo polvos con el negro cuando la lujuria la llenaba, o algún calentón repentino, no tenia mas.

Para cuando terminamos de cenar y dar un paseo hasta mi coche, ambos ya teníamos mas que claro que íbamos a follar, ya en el camino a mi casa Eli acariciaba mi brazo con dulzura, sin dejar de mirarme con ojos llenos de fuego y mordisqueándose el dedo anular de la otra mano, esa dulce sensación de ansia en el coche, en silencia, dedicándonos miradas ardientes y sonrisas picaras, sabiendo los 2 lo que iba a ocurrir, me tenia la polla a reventar, y sin slip sobresalía de forma grotesca, me la tenia que acomodar a cada instante para no darme con el volante, y ella se reía, no dejaba de reírse y de cruzarse de piernas de forma sensual, acomodándose de forma erótica el cinturón de seguridad. No cruzamos una sola palabra, ni siquiera cuando vio el bloque de lujo o ante el ascensor, parecía impresionada pero solo lo aprecia, no lo demostró ni por un instante, simplemente se agarró de mi brazo y no dejaba de frotarlo, una vez dentro del ascensor se puso delante de mi, rodeándonos con los brazos me sujetó la cabeza para darme un firme y refrescante beso.

-YO: te he echado de menos.

-ELI: mientes fatal.

-YO: ¿en que miento?

-ELI: no me echas de menos, quizá si, pero no estoy aquí por eso, me has traído para desquitarte.- sonrió levemente, con algo parecido a la pena en los ojos.

-YO: te he traído por que te necesito.

-ELI: lo se.- me volvió a besar con dulzura, de forma sonora.- y yo a ti.

Acarició mi pecho por encima de la camiseta tirando de mi nuca para besarla, le sacaba cabeza y media, se tenia que poner de puntillas pese a agacharme, la ayudé elevarse apretando su espalda contra mi y elevándola por mi cuerpo, mientras nuestras lenguas tenían una pequeña batalla, girábamos nuestras cabezas y abría los labios a su ritmo, ella cerró los ojos desde el principio, yo empecé como con todas, mirándola, pero ella me enseñó casi todo y por ende, al rememorar sus besos cerré los ojos y disfruté de la pasión que se estaba iniciando, cuando sonó el “ding” del ascensor al llegar al ático ella dio un salto y se me subió encima, la sujeté de los muslos y entre risas y caricias avancé hasta la puerta, me costó un mundo abrir la puta puerta, tenia a una gata salvaje subida encima apoyada contra ella, al abrir casi se me cae al suelo, pero se agarró bien al cuello y poso suavemente los pies en el suelo, acarició mi rostro antes de darme un ultimo beso y darse la vuelta, esta vez si, su rostro reflejo cierto asombro.

-ELI: madre mía, ¿esta es la casa que le levantaste a esa ricachona?

-YO: no esta es otra……….en realidad tengo 8 mas así por todo el mundo…..- la sorna era evidente.

-ELI: ¿tienes algo de beber?

-YO: tengo algún de refresco en la nevera…….- de golpe me sentí estúpido al verla reírse.

-ELI: jajajaja no tonto, digo vino o champan……..- sonreí para disimular, tan centrado estaba en su cuerpo deslizándose por la entrada que no había prestado atención.

-YO: ya sabes que no bebo, hay algunas botellas encima de la nevera, Eleonor no se las llevó, no se que son.

Fuimos a la cocina y tuve que estirarme para alcanzarlas al ver como Eli daba saltos de forma graciosa sin alcanzarlas, baje un par de botellas, tenían algo de polvo, y se las fui pasando, su cara de asombro fue tremenda.

-ELI: pero esto es un Rioja de 300€ y esto un blanco francés, esta de 700€ no baja……..- me las enseñó por si no me lo creía, asentí encogiéndome de hombros, se de vinos lo justo como para saber que eran buenos y poco mas.

-YO: pues a ver si están malos ya, tiene pinta de llevar ahí mucho tiempo.- soltó otra carcajada que me volvió a hacer sentir tan estúpido, o mas, que antes.

-ELI: no, cielo, estos vinos cuanto más tiempo pasen mejor, anda busca un sacacorchos que esto tiene que respirar.

Entre los cajones de la encimera encontré uno, se lo di y con ojos de aprendiz vi como hundía la punta y sacaba el corcho con una habilidad que me pareció increíble, la bajé un par de copas elegantes y nos fuimos al salón, nos sentamos en el sofá mientras dejamos la botella del Rioja abierta y el par de copas una a cada lado en la mesa, al sentarse Eli se clavó un trozo de madera saliente y dio un respingo.

-ELI: ¿que le pasa al sofá?

-YO: nada, que un día se me fue la cabeza y le rompí un par de tablas, tengo que cambiarlo…….- lo había pensado pero un sofá costaba bastante y la verdad es que lo usaba poco.

Hábilmente aprovechó la coyuntura para, quitándose la chaqueta de deporte quedando solo con un sujetador deportivo, sentarse pegada a mi, con el torso vencido sobre mi lado, pasé mi brazo por encima de su hombro, ella rozó con su mano en mi pecho y fue subiéndola por mi cuello y mi cara hasta que nos fundimos en un beso pasional, mientras ella frotaba su pecho contra mi costado, una mano jugaba con el cabello de mi nuca y la otra se apoyaba en el sofá para elevarse, yo acariciaba su espalda con una mano mientras la otra fue a su cintura, apretándola contra mi obligándola a doblar la espalda de forma sensual, estuvimos así unos minutos, probando nuestros labios y lenguas con un brillo especial en los ojos cuando parábamos a respirar, sirvió un par de copas, y pese a mis reticencias, probé la copa por su insistencia, ella pareció elevarse a los cielos al primer sorbo, lo saboreó con gusto y sonrío tapándose la boca con la mano, me volvió a insistir y ahora si, después de olerlo por encima y sentir un dulzor atractivo en la nariz, me mojé los labios. De pequeño mi madre dice que me pilló con 3 años sentado frente a la nevera bebiendo un brick de vino barato del que usaba mi padre en las comidas, desde entonces y salvo algún botellón con los amigos donde solo bebía calimocho, (una bebida típica mezcla de cola, vino, un toque de algún licor de frutas, ya sea mora o manzana y con muchos hielos.), siempre bañado en mucha mas cola que vino, no había tenido mas contacto con esa bebida. Al sentirlo en la boa de inmediato noté la diferencia entre el vino de brick y uno de alto nivel, era fresco, especiado y con un sabor a madera nada desagradable, aun asi al beberlo encogí el rostro y sacudí la cabeza al tragarlo, no podía negar que tenia un buen sabor, tampoco que no me gustaba.

Fue mejor ir probándolo de los labios de Eli, que intercalaba besos con sorbos, a media botella ya tenia a Eli subida encima montándome con una amazona, se había soltado la coleta y una melena caía hasta cubrirla lo pechos con dificultad, seguía con una copa en la mano bebiendo y frotando su pelvis contra mi polla tiesa a punto de romper la tela de mi pantalón, me quitó la camiseta y mientras llevaba su cadera de adelante a atrás friccionando con todo el largo de mi rabo, acariciaba mi pecho con la mano libre de la copa, yo acariciaba sus mulos desde la rodillas hasta los glúteos, aferrándome a su culo y acariciando de forma circular, aun recordaba que eso la ponía a 100, y cuando lo hacia se le ponía una sonrisa enorme, a la 3º vez se quitó el sujetador deportivo, tan prieto era que al sacarlo sus pechos rebotaron de forma deliciosa, cayeron unos centímetros, la edad podía mas que el ejercicio, pero aun así era apetecible, se tumbó sobre mi pecho besándome y llevando una mano a mi entre pierna, iba acariciando mi polla con suavidad, apreté su culo con fuerza para elevar su torso y en vez de besar sus labios, besar sus senos, los pezones erectos como estalactitas de hielo, al lamerlos oí su gemido, el ritmo era lento peor era un ritmo de sexo, se frotaba contra mi mientras yo masajeaba su trasero me comía sus tetas con dedicación militar, de alguna forma metió su mano por dentro del pantalón y estaba haciéndome una paja muy leve, mas bien solo pasaba sus dedos por la punta tirando de la piel hacia atrás, saboreando sus labios de nuevo. Pasados unos minutos se puso en pie y me dio la espalda para servirse otra copa, empecé a pensar que estaba bebiendo demasiado, tenia las mejillas coloradas y no sabia si era por mi o por el Rioja, dejé de pensar cuando de forma sensual y lenta se fue quitando los leggins o el pantalón elástico deportivo, lo fue enrollando y agachándose sin doblar las rodillas regalándome y una visión espectacular de su trasero, y del tanga rojo fuego que separaba sus nalgas, me alcé pera besar y acariciar aquellas pierdas de mármol, abultadas y redondas, pero duras y firmes, no me resistí a darla un cachete fuerte dejando que mi mano quedara plasmada en su nalga derecha, pero la carne apenas se movió.

-ELI: dios, ten cuidado, eso duele.- contorsionó su cuerpo para acariciar mi pelo mientras besaba y trataba de morder aquel culo, era como un perro intentando morder un balón de baloncesto, la piel era tan dura y firme que no se doblaba como para poder enganchar con los dientes.

-YO: eres preciosa.- sonrió con ira.

-ELI: no necesitas adularme para calentarme, solo fóllame como mejor sepas.- al oír eso me levanté y la rodeé con los brazos, agarrando sus tetas, masajeando con fuerza.

Seguí con mi cadera los giros que hacia Eli, mientras la besaba del cuello apartándola el pelo y continuaba trabajando con mis manos sus senos. Ella reía, gemía y bebía de la copa indistintamente, la aparté la copa de la mano y la dejé en la mesa, dándola vuelta para que quedar de frente a mi.

-YO: ¿por que bebes tanto?

-ELI: no lo se.

-YO: no me engañas, todo tiene un motivo, si no, no pasaría, eso me enseñaste.- sonrío orgullosa, y me besó con lujuria, luego me abrazó, susurrándome al oído.

-ELI: por que ahora me vas a follar y aun tiemblo cada noche al acostare recordando la ultima vez que me hiciste el amor, no puedo apartarte de mi mente, cada vez que me penetra alguien cierro los ojos y te imagino a ti, ya me pasaba antes, cuando dejaste el gim, incluso el negro y su buena polla no han logrado que te olvide, entonces soñaba con ese mes, ese mes en que fuiste mío y donde me enamoré de ti, y tonta de mi te deje ir, luego después de que aquella estudiante te diera la droga africana y en ese mismo gim me follaste hasta desvanecerme, y a la cubana también, pero cuando estuvimos con Madamme, en aquella cutre habitación de hotel, donde destrozaste a aquella chiquilla, y luego le abriste el culo a la Madamme hasta hacerla pedir auxilio, y aun así después exigiste que fuera tuya, y me partiste en dos como a una colegiala novata, hasta que sentí que nos fundíamos en uno solo, desde ese día me masturbó a diario pensando en ti, no quiero, se que es estúpido, has estado 2 años alejado de mi y aun así al saber que me habías llamado me dio un vuelco el corazón, al oír tu voz he sido mas feliz que en mi vida –cambio el tono lascivamente, mordiendo el lóbulo de mi oreja, – y al verte en el gim he mojado las bragas como un virgen.

Fue un discurso que tenia en la cabeza, habría pensado en el cientos de veces si era verdad aquello, en el momento en que me tuviera delante otra vez, no lo sabia, si, creía que teníamos cierto nivel de amistad, pero ella me lo había ensañado todo, era mi “maestra”, nunca pensé en que seria yo el dominante de la relación, que la tendría así, esperándome como si hubiera ido a la guerra y cogiera el papel de esposa devota, ansiando mi regreso.

-ELI: ¿no dices nada?

-YO: ¿que puedo decirte?- se separó lo justo para cogerme de la cara y sonreír de forma falsa.

-ELI: jajajajaja casi te la cuelo eh……..- reí por seguirle la broma.-……..te la he devuelto jajajjaja- si, tal vez quiso hacerlo así, la dejé pensar que me había pillado, y era cierto.

No tenia palabras, pe ro mientras su cara decía una cosa sus ojos decían otra, no soy tan tonto como para creer que una mujer como ella estaría mirando por la ventana día y noche por si iba a verla, pero sin duda había ocupado gran parte de sus pensamientos en esos 2 años, y de las primeras lecciones que me dio Eli fue que si vas a mentir en una relación añádele tanta verdad como sea posible, así será mas creíble, y sin estar seguro del todo, sabia que ella estaba haciendo lo mismo.

Dejé las elucubraciones al sentir sus labios en mi cuello, y sus manos metiéndose por dentro del pantalón en mi trasero, hacinado fuerza y arrodillándose a la vez que lo bajaba, mi polla saltó como un resorte golpeando con fuerza uno de sus brazos, me la agarró con ambas manos estrujándola y triando de la piel hacia atrás, si me faltaba algo por endurecer, un 1º lametón al glande me la puso a de piedra, se le escapó una sonrisita mientras masturbaba despacio.

-ELI: dios mío, había olvidado lo grande que parece.

-YO: pero la chupabas bien.- alzó la vista con orgullo y lujuria.

De un gesto constante y lento fue metiéndose la polla poco a poco en la boca, cuando se atragantaba paraba, pero no retrocedía, se acostumbraba y continuaba, le costó no vomitar pero ¾ de polla entraron en su gaznate, al salir tomó aire y un río de babas me bañaba el pene de arriba a abajo, con varios hilos haciendo de puente entre mi glande y su boca, roja y congestionada lamió y chupó hasta dejarla limpia de nuevo, trabajando el tronco y lamiendo los huevos con esmero, con una masturbación constante, me estaba matando, salvo Madamme no había otra que la chupara igual, cuando se dedicaba al grande su lengua era un pecado, y un truco con los dientes, pasarlos como si mordiera una fresa, como un incauto la dejé hacer mas de 20 minutos, donde se esforzó en no aparentar un dolor en la mandíbula terrible, pero logró su premio, sujeté su cabeza y eyaculé fuertemente notando como los chorros golpeaban en su garganta y la hacían toser, pero sin separar sus labios fue dejando que la llenara la boca y aun vez terminado, chupar como un helado hasta sacarse mi polla de la boca, sacó la lengua mostrándome parte de mi semen, se relamió con obscenidad y se repaso los labios con los dedos riendose, antes de tragárselo todo. La cogí de los brazos y tiré de ella para ponerla de pie, la besé con furia doblándole la espalda, saboreando los restas de mi leche con el olor a Rioja.

-YO: ¿como sabe la mezcla?

-ELI: es un sacrilegio estropear el vino así, pero tu semen esta bueno. ¿Hace cuanto que no te corres?, por que vaya cantidad, casi me ahogo, si lo se no ceno jajajaja- la carcajada fue de lo mas natural en ambos.

-YO: pues esta mañana me ha ayudado una enfermera, y ayer por la tarde a decir verdad, pero antes de eso, casi mes y medio.

-ELI: sin sexo, pero alguna paja habría caído……

-YO: pues la verdad, no lo se, puede que si, pero si pasó, no lo recuerdo.- era cierto y no haría el esfuerzo en recordarlo, me parecía vergonzoso reconocerlo.

-ELI: pobre mío, el atasco que debes de tener, deja que te ayude.- me agarró la polla de nuevo y con dos besos largos ya estaba empalmado de nuevo.

-YO: antes deja que iguale el marcador.

Me aparté y deje que Eli se pusiera a 4 patas sobre el sofá, me arrodillé tras ella y plante una mano en cada nalga, separándolas lo mas posible, solo con eso gimió de gusto, al quitarle el tanga y meter mi lengua en su coño casi le da un patatús, con un dedo frotaba los labios mayores mientras mi lengua repasaba cada recóndito lugar de su coño, al localizar el clítoris estuve 5 minutos lamiéndolo y chupándolo, sacándola gemidos y oyendo como golpeaba el respaldo del sofá, de nada la sirvió cuando mis dedo la penetraron y buscaron su punto G, allí comenzó a mover su cuerpo al ritmo de mis dedos, retorciéndose como aun serpiente sobre si misma, yo no dejaba de abrir y cerrar sus nalgas mientras mi boca hacia viguerías, las que ella me enseñó y otras que fui aprendiendo con otras mujeres, sus lamentos regalaban mis oídos, se dobló para agarrarme la cabeza por el pelo, como si estuviera cortada, y dando 3 fuertes gritos tembló del orgasmo provocado, pero me dio igual, seguí, como un minero, perforando su coño con 2 dedos y lamiéndola el clítoris, mientras mi otra mano dejó sus nalgas y con el pulgar fui acariciando su ano, de vez en cuando apretaba para ir haciendo sitio, ella volvía a gemir solamente pero no saltaba mi cabeza, no se si tenia miedo a que siguiera o que parara, pero así se sentiría mejoro, supongo. Al 4º intento mi pulgar entró en su ano provocándola un silencio roto por los suspiros, sin mucha dificultad el pulgar entró entero y salía y entraba con la misma facilidad que mis otras falanges en su vagina, ella hacia fuerza con la cadera hacia atrás hasta que llegaba un punto y se recostaba hacia delante, para volver a hacer fuerza, era delicioso y a los pocos minutos reventó dando coces en otro orgasmo que esta vez me bañó la cara, disfruté de ello y seguí un minuto mas lamiendo su interior.

-ELI: ¡¡ME CAGO EN TODO………….. JODER……………. SI……………..ASI SE COMOE UN COÑO……………. COMO DIOS MANDA!!- soltó un risa ahogada entre respiraciones jadeantes.

La di la vuelta para tumbarla boca arriba y meterme entre sus piernas quitándola del todo el tanga, cogí la botella de vino.

-YO: ahora quiero beber yo.- vertí lo que quedaba de la botella sobre el cuerpo de Eli, su coño, su vientre marcado y sus pechos, ella trató con recogerlo con las manos con una cara de asombro enorme.

-ELI: ¿¡¡¡pero que haces loco!!!?

Ni la respondí, desde su coño y sus muslos fui lamiendo y chupando todo el vino, su cara de asombro se esfumó cuando fui subiendo por su cuerpo hasta sus tetas, el aroma era hipnótico, a sexo y buen vino, me aferró a sus pechos que degusté como brío, tirando con los dientes de unos pezones que parecían que iban a estallar, al llegar a su cuello me agarró de la cabeza y probó el vino de mis labios, la lengua de ella era fuego, apenas podía seguirla el ritmo y mi polla daba cabezazos contra su vientre, ella estaba pegajosa, apestaba al vino y a sudor, a mi semen y a sus fluidos.

-ELI: eres un bestia, acabas de tirar una botella de 300€ y has destrozado lo que quedaba de este sofá – hizo fuerza para sacarme de encima y ponerse en pie, la silueta de su cuerpo estaba marcada en el cojín, con el vino manchando todo alrededor.- mira lo que has hecho…….- la abracé por detrás acercándome a su oído.

-YO: lo que te debe de preocupar es lo que te voy ha hacer arriba en la habitación, pienso follarte hasta caer agotado, y me va a dar igual que supliques, no parare hasta estar saciado.

Sentí un escalofrío que la recorrió todo el cuerpo, la piel de su hombro se puso de gallina, ella sabia que era capaz, y ansiaba que así fuera, fue aun amenaza poco potente dialécticamente, seguro que las hay mejores, pero mi padre me enseñó que una amenaza solo es tan fuerte como la capacidad que crean los demás que tienes para cumplirla, “te voy a pegar una hostia que te voy a mandar a Saturno” suena genial pero no es real, “te voy a romper la muñeca como me vuelvas a tocar” no es tan potente pero era tan real como que en 2º curso le partí la muñeca a un chico que estaba jugando a pasarse mi mochila entre varios gamberros de 3º curso, me costó que me echaran de las clases de yudo y un rapapolvo del colegio, pero desde ese día la amenaza fue tan efectiva que al final dejé de usarla, no hacia falta, ningún matón se me volvió a acercar nunca y eso me ayudó a mi vida social al ser el “héroe” que defendía a los débiles. Me voy por ramas, bien, esta amenaza a Eli era del 2º caso, ella era consciente de que era capaz de cumplirla y eso la incendió.

-ELI: no podemos ir así a tu cama, vamos a dejar las sabanas para la basura.- sonreí ante la idea de mi cabeza, ahora creo que ella me la implantó, pero en ese momento me dio igual.

La cogí de las piernas y me la puse al hombro como un saco de patatas, gritaba de euforia y reía hasta casi quedarse sin aire, fui a la puerta de la terraza y la abrí para dejar que el aire de la noche acariciara nuestra piel, al girarme ella vio la piscina, gritaba no, pero era uno de esos no que dicen si que ella me enseñó, corrí con cuidado de no resbalar y avisándola y poniéndola mas recta para que se preparara, salté al agua, a la zona mas profunda donde no nos haríamos daño, al emerger Eli se apartaba la espesa maraña de pelo de la cara pasándosela por todo su cabeza y quedando pegada a su nuca y espalda, reía mientras se limpiaba la nariz, su mirada era tenaz e inquisitiva, se frotaba el cuerpo quitándose la sensación de suciedad, yo solo me deleitaba de ver como se frotaba los pechos, al acabar con ella se me acercó y hizo lo mismo conmigo, sobretodo en mi hombro donde se había apoyado, yo buscaba su mirada mientras ella trabajaba, evitándome con una sonrisa clara.

-ELI: ¿a cuantas?

-YO: ¿que?

-ELI: ¿a cuantas te has tirado con el truco del piso y de la piscina?- sonreímos los 2 a la vez de la misma forma.

-YO: pues deja que recuerde, empecé con Yasmine, luego su madre, Eleonor, aunque el piso ya era suyo, después Ana, y ayer a la enfermera…………… ah bueno, y a la abogada de Eleonor, se pasó un día que estaba solo.

-ELI: pues no son tantas…….

-YO: ¿y que esperabas? ¿Un harén? – torció la cabeza apretando los labios, queriendo decir que algo parecido.

-ELI: no, bobo, pero creí que tendrías mas oportunidades……..- me miró confusa.

-YO: ven, te ensañaré algo.- salimos del agua, no puede contenerme a besarla y meterla mano al ver su cuerpo empapado goteando, tenia tal presión sanguínea que mi rabo miraba al cielo por pesado que fuera, llevé a Eli al piso de abajo y la enseñé el cajón con las decenas de papelitos y números.

-ELI: ¿y esto?

-YO: esto son las “oportunidades” que dices – me miró sobrepasada, cogiendo y leyendo algunos- no es que no tuviera oportunidades, es que amo a Ana………amaba a Ana, y la fui fiel mientras ella lo fue conmigo, y cuando lo fui fue con la abogada por interés, únicamente, podría haberme triado a decenas de chicas en este tiempo.

-ELI: ya veo…….hay algunas muy directas – me enseñó un papelito, era de Adriana, una compañera de trabajo “Cuando te canses de colocar hortalizas en el almacén puedes meter tu pepino en mi cámara cuando quieras” junto a su nº de móvil.

-YO: ya, esa me la dio el día que se metió en la cámara frigorífica a cócora los yogures junto a mi, el roce fue inevitable – suspiré- ahora que estoy libre pienso pasármelo bien con ese cajón.

-ELI: y si tienes el cajón ¿para que me llamas?

-YO: por que llevo 1 mes casi sin sexo, no quiero asustar a ninguna de esas novatas, y te lo creas o no, ahora que estas aquí, te echado de menos.

-ELI: ya, pero piensas acostarte con ellas, ¿no?- la tristeza la descubrió, sus palabras de antes no eran tan vacías como pretendía mostrar.

-YO: Eli, te tengo un profundo respeto y te debo todo, pero en su día quise quedarme a tu lado y me echaste, por mi bien, si por entonces pensabas así, ahora es igual, nunca te negaré un sitio en mi cama y en mi corazón, pero ahora mismo no quiero ni estoy listo para tener aun relación estable con nadie, y menos la que tu te mereces.

-ELI: ¿quien te ha dicho que quiero una relación estable?- sonrió desviando el tema con sabiduría.

-YO: si lo que buscas es sexo, por ahora tendrás todo el que quieras conmigo, esta casa es tuya, y podrás venir cuando quieras, pero ten claro que no serás la única, a la enfermera la he dicho lo mismo, y pienso decírselo a todas, voy a follar y voy a ser un carbón, engreído y mujeriego, y a quien no le guste ahí esta la puerta.- me arriesgue a que cogiera esa dirección y se fuera pero mas que decírselo a ella, era aun reafirmaron en mi decisión.

-ELI: me parece bien, yo tampoco puedo tener una relación normal con tanto trabajo, así que si no te parece mal, me pasaré por aquí de vez en cuando.- se contoneó hasta llegar a besarme el pecho.

-YO: perfecto, por que serás la 1º de mí lista y eres la que mejor folla que esta disponible.- me pegó en el pecho con fuerza.

-ELI: ¿como que “disponible”?

-YO: bueno, Madamme esta descartada, Ana y Eleonor ……- puse cara de circunstancias- ….., y mi Leona a estas alturas ya habrá dado a luz, así que hasta dentro de unos meses, que se recupere, si.- me volvió a pegar en el pecho, esta vez haciéndome algo de daño, pero ella también en la mano.

-ELI: que carbón, eso no se dice.- sacudió la mano

-YO: me da igual, bastante he soportado ya las mentiras y las falsedades de los demas, ahora voy a ser tan cruel y carbón como la verdad, así que vamos arriba a folla ya o tengo que llamar a 4 o 5 de estas¿?- señalé el cajón.- me miró a los ojos algo confundida, mis palabras eran rudas pero se me notaba en la cara que no había estado del todo convencido, deseaba tener a Eli de nuevo y era la 2º vez que la indicaba la salida.

-ELI: como quieras, pero así no encontraras a otra mujer como Ana……..- me acerqué a ella y la di tal beso que casi la parto en dos, la cogí del culo y me la subí encima con una facilidad pasmosa, me rodeó con las piernas hasta cruzarlas.

-YO: no quiero a otra como Ana, quiero follar sin parar y me da igual con quien.

-ELI: pues llévame arriba y hazme tuya.- le beso fue erótico, se me había bajado algo el empalme, pero de sentir su lengua se puso dura tan fuerte que casi penetró su coño sin querer, las cosquillas la hicieron gemir y todo el trote de escaleras fue sentir como le abría los labios mayores cada escalón.

Entre en la habitación dando un patada a la puerta encendí un luz palpando la pared con la mano mientras mi cara se perdía entre sus tetas, me senté en la cama y ella quedo a horcajadas sobre mi, me tumbé y ella se estiró sobre mi, contoneándose con mi polla aplastada por su vientre, y haciendo una paja con el cuerpo, su cabello resbalaba por la cara quedándose pegado por la humedad, goteaban partes de su cuerpo sobre mi, la besaba con lujuria mientras mis manos pellizcaban sus pezones sacándolas suspiros de placer, se volvió a bar de piernas y llevando su mano a mi polla la pajeó con fuerza hasta tenerla como una estaca, levantó una pierna para hacer sitio y se fue metiendo mi rabo lentamente, aguantando la respiración, poco a poco hasta que ya tenia medio miembro dentro y pudo plantar ambas rodillas en la cama.

-ELI: virgen santa vaya pedazo de…………cama – la solté un azote entre risas, su doble sentido fue ingenioso, y la cama era monstruosamente grande, casi un cuadrado de 4 metros de lado donde habíamos dormido Elonor, Ana, Lili y yo a la vez sin problemas.

Se tumbó sobre mi pecho para hacer algo mas de fuerza mientras siseaba con la boca, sentía como a partir de 3/4 de penetración había resistencia, hasta allí llegaría el negro, pero a mi me quedaban unos cuantos centímetros aun, casi podía oír sus dientes rechinar, para el estoque final no la di margen y di un golpe de cadera que la hizo toser de la impresión, sacudiendo la mano como si la tuviera en llamas, “madre mía”, lo repetía una y otra vez, cuando no llevaba la mano a su boca para amagar morderse los nudillos. Sentía sus paredes ceder lentamente a mi invasión, el calor y la fuerza de su pelvis se iban destensando, le acariciaba la espalda pasando los dedos por todo su contorno, quería besarla pero su rostro no respondía a mis gestos, solo me miraba con los ojos en órbita, cuando se le pasó la impresión respiró por fin, al menos de forma natural.

-ELI: como echaba de menos esta sensación, de estar……….llena, de la piel tirante cediendo ante el ancho de tu polla……….es increíble.

-YO: aun me descubro pensando en aquella 1º vez tirado en el suelo de tu gim.

-ELI: has cambiado mucho desde entonces.

-YO: hoy te mostraré cuanto.- se estremeció de nuevo.

Mis mano en su culo la separaron las nalgas lo que la hizo gemir y elevarse de mi pecho para quedar de rodillas sobre mi totalmente empalada, se frotó o separó sus labios mayores, y con un arranque de rabia movió su cintura con un gesto fluido y constante, como una ola que la recorría el cuerpo, se agarraba el pelo como si se le fuera a caer, sin dejar de mover su cintura, no sacaba un milímetro de polla pero si disfrutaba de esos movimientos, se estaba acostumbrándose aun cuando decidí dar un golpe de cintura leve, cada 10 segundos o así, algo que la hacia elevarse medio palmo y caer a plomo, al poco rato puso sus manos en mi pecho mordiéndose el labio y alzando sus caderas con un ritmo de penetración muy bueno, subía y bajaba un tiempo, para bajar aveces y tomar aire mientras hacia sus giros, acompañados con mis manos en su culo, que no se separaron en ningún momento, apretando y separando como sabia que a ella le gustaba. Para cuando se me ocurrió empezar a follármela ella se corrió de nuevo, se apretó los senos por agarrarse a algo cuando las descargas de su cuerpo la invadieron, fue idóneo, planté lo pies con firmeza y haciendo fuerza la elevé un palmo de la cama, lo justo para que tuviera las rodillas en contacto con la cama pero no para hacer fuerza para alejarse, y allí, sin aviso previo y dejándome de tonterías, solté a la bestia, ella fue la que presenció su nacimiento en aquella habitación cutre de hotel, vio como salió de la nada cuando perforaba el ano de Madamme y fue la que la sosegó después, pero aquella era aun bestia indómita, un animal grotesco y sin miramientos, el paso del tiempo me había dado para domesticarlo, educarlo y que fuera igual de animal, pero a mis ordenes. Sus gemidos fueron aumentando al ritmo de mis golpes de cadera, no terminaba de bajar de la anterior cuando llegaba otro, el sonido de mis genitales golpeando invadió todo y sus fluidos bajaban por mi verga, el sudor se mezcló con el agua de la piscina y ambos nos movíamos con fiereza, Eli daba el tipo mientras se volvía a correr una vez tras otra, a la 4º se corrió como una fuente saliendo de mi polla con un chorro que me manchó el pecho, pero al instante se la volvió a meter dentro, cayendo a mi pecho lamiendo sus fluidos y besándome apoyada en la cama con una mano a cada lado de mi cabeza, podía sentir su culo temblar como el mar rompiendo en olas en una playa, el viejo animal hubiera seguido así 2 o 3 horas, pero ahora no, tiré de la correa y paré lo justo para provocarla otro orgasmo.

Rodé sobre la cama para dejarla boca arriba y abriéndola de piernas la penetraba lentamente para sentir como le sacaba la energía con cada penetración, me eché sobre ella comiéndola la tetas y con la manos en posición de flexiones, retomé a la bestia, de las 4 primeras embestidas tuve que re-acomodar el cuerpo para “perseguir” a Eli por las sabanas, después quedo varada al tenerla agarrada de las piernas manteniéndola bien abierta de piernas y de rodillas seguí perforando sin piedad, ella se frotaba el clítoris cuando el placer se lo permitía, se agarraba los pechos para que dejarla de moverse o se tapaba la cara con vergüenza para después golpear con ambas palmas de las manos en las sabanas y aferrarse a ella con fuerza, con la cara roja y las venas del cuello por explotar con cada orgasmo nuevo, allí cedí a la lujuria y me desaté hasta correrme, sus patadas no evitaron que la llenara de leche su precioso coño totalmente depilado. Me lancé a sus pechos para dejarla claro que pese a sus suspiros de gusto aquello no había terminado, jugaba peinándome con los dedos en la cabeza, para cuando la tuve dura otra vez me tumbó boca arriba y se sentó en mi vientre dándome al espalda elevó su cuerpo apoyándose en las piernas y una mano, con la mano libre se metió mi polla en el coño húmedo y caliente, se dejó caer hasta tenerla penetrada del todo y mover sus caderas lo que su cuerpo la permitía, ella me había dejado seco en el pasado y yo aun estaba fresco cuando empezó a flaquear, sujeté de su cintura y volví al ataque con la bestia, de los botes que daba trataba de hacer fuerza para mantenerse lo mas arriba posible, pero cuando le fallaban las fuerzas por un rogamos era casi peor, la follaba brutalmente, cuando no aguantó mas dejo caer el culo y levantó las piernas, se las sujeté con los brazos para mantenérselas juntas y estiradas mientras seguí follándomela a gritos, la decía barbaridades que ni me acuerdo, ella solo gemía y aguantaba la respiración con cada corrida, estabamos chorreando de sudor, brillando como muñecos de cera. Se volvió a correr como una fuente saliendo de mi y poniéndose en pie de la inercia manchando mi cuerpo y la cama, dando un rodeo por la cama a pie, algo ida, me puse en pie y la empotré contra la cabeza de la cama, la pared cedió por que en el empujón final tiré de ella con algo de consciencia, rebotó contra ella cuando caí sobre sus pechos, la penetré por el coño sin darla descanso levantándola una pierna, de pie los 2 sobre la cama cara a cara, al sentirme dentro soltó manotazos de rabia, la cogí de la muñecas y las sujeté contra la pared, bien separadas, como crucificada, embistiéndola con tal energía que sus tetas no permanecían quietas, me rodeó con las piernas y dejó de posarse en la cama, colgada del aire de las muñecas, del agarre de sus muslos y de mis perforaciones, su mirada era suplica, una suplica inocente y desmedida, no dijo nada solo gemía y se dejaba follar como deseaba desde hacia 2 años, allí me desaté con un ritmo final endiablado bestia incluida, Eli se abalanzó sobre mi cuello mordiéndome el pecho y clavando las 10 uñas de sus dedos en mis omoplatos, al sentir mi semen bañarla por dentro de nuevo rompió a llorar de gozo con un orgasmo que la hizo temblar y tiritar.

-ELI: ¿ya?- espetó entre jadeos, la pregunta era una petición, pero no, pese a mi celibato de 1 mes, o gracias a el, aun tenia ganas de mas.

-YO: aun falta tu preciso culo, no me he olvidado de el.- me miró con ojos atónitos, entre lujuria y miedo.

Se dejó caer tumbándose sobre mi, ciamos a la cama, cogió mi mano y fue chupándome los dedos con desenfreno, el pulgar que la había penetrado antes recibió mas atención, como una polla pequeña, lo interpreté como lo que era, una aceptación al anal, tiré de su cuerpo hasta tener su culo en pompa sobre mi, y aquella mano se metió entre sus nalgas acariciando y luego penetrando su ano, cuando tenia 3 dedos dentro la estaba follando con ellos, mi polla dura estaba siendo acariciada por sus manos pero al sentir aquello se giró sobre si misma, y dándome la espalda se metió mi miembro por el culo, de rodillas mirando a la pared donde hacia nada había sido masacrada, yo la separé las nalgas y de un estacazo la metí de golpe, gritó desesperada, dio un bote enorme pero tiré de ella para volverla a meter de golpe, entendió que no había otra y rebotó una decena de veces hasta que el dolor se le pasó, y el placer la inundo la mente, me estaba follando ella a mi cuando me quise dar cuenta, su trasero era azotado con fuerza, tenia una visión privilegiada de ella de rodillas de espaldas a mi haciendo desaparecer una barra de carne inmensa para volverla a hacerla aparecer de la nada, era casi inhumano, mi polla le entraba entera cuando por pura física le debería de llegar hasta el estomago, pero gritaba y se movía con destreza, parecía recuperada, pero solo lo parecía, a los 10 minutos dejó de moverse y se ponía en tensión, me fui de debajo de ella y la dejé a 4 patas, me puse tras ella y la volvía follar el ano a lo bestia, siendo yo ahora el que estaba notando el paso del tiempo, me fallaban las piernas y la cadera pero mantenía un ritmo animal, ella fue gateando hasta aferrarse a uno de los embellecedores de la cabeza de la cama, un saliente en forma de bellota, se agarró a el como el mástil de un barco en mitad de una tempestad, mientras que el huracán a su espalda la abría el culo a pollazos, las nalgas eran sujetas con las manos cuando no la azotaba y no paraba de percutir su culo hasta hacerlo parecer hecho de flan casero, cuando llegó el orgasmo anal gritó tan fuerte que en otro tiempo me hubiera asustado, pero ahora no, demostré mi nueva faceta de carbón en ese momento y seguí follándola salvajemente hasta sacarla el 2º anal, en ese momento hizo tanta fuerza que rompió el embellecedor de madera y se quedó con el en la mano, su torso se desplomó sobre la cama y continué percutiendo en un culo inerte y rojo de los golpes, ella no decía nada, solo un hilo de sonido salido de su garganta denotaba consciencia, el ritmo de mis embestidas era lento y cansado, estaba por rendirme cuando la chispa de mi corrida llegó, apenas fueron un par de sacudidas y muy poco semen, pero me dio la sensación de que me había vaciado, justo lo que había buscado.

-YO: ya.- afirme antes de desplomarme sobre la cama, Eli tardó un par de minutos en dejar de tener el culo en pompa, se estiró hacia mi y me besó con las ultimas fuerzas que le quedaban, con espasmos musculares, ambos, y con una sonrisa enrome, ambos.

Dormí, con aquel hedor a sexo brutal llenando la habitación y con una hembra de bandera suspirando en mi pecho, abrazada, y tan cansada como yo, la amenaza quedó cumplida.

Al amanecer Eli me despertó horrorizada, eran las 9 y a las 10 tenia que estar en el plató para su matinal, por suerte no era lejos pero habíamos ido en mi coche y el suyo estaba en el gim, así que nos dimos una ducha rápida, no pude dejar de reírme al verla andar, escocida y separando los muslos, nos ducharnos uno en un baño diferente, y luego bajar a desayunar algo a toda prisa mal vistiéndonos, Dani llegó y se quedó blanca al ver el sofá, la dije que ni se molestara en limpiarlo ya que iría a la basura en breve, la di un beso en la mejilla para dejarle recoger la botella de vino y las marcas de agua que habíamos dejado por todo el piso, además de la habitación de arriba hecha totalmente una leonera, las risas y la tensión se mascaba en el coche, Eli no dejaba de mirar mi brazo, riéndose de la marca que había dejado el embellecedor al dormirme sobre el, en forma de bellota, llegamos con tiempo de sobra para que la dieran un golpe de maquillaje y algo de ropa sugerente, se cambió allí mismo delante de todos dejándose solo el tanga y me invitó a ver la sesión, mas que nada para llevarla de vuelta con el coche. Vi como a duras penas mantuvo el tipo al dar la clase, mientras el resto hacia tiempo hasta terminar la clase de Eli, y como la presentadora del matinal, una MILF que provocaba infartos a los ancianos que veían el programa con escotes y vestidos ceñidos o medio transparentes, se fijaba en mi, no era raro, con las prisas iba con una camiseta ajustada marcando musculatura y un bañador tipo bermuda apretado sin nada debajo marcando mi miembro claramente, se acercó a interesante por mi, muy agradable, y el maquillaje la hacia relucir mas, con un vestido amarillo elástico, amplio escote con minifalda, no era necesario para saber que le gustaba lo que veía, su mirada y su sonrisa eran esclarecedoras, pero insistió en que la ayudara con una cinta de velcro que se ponen las presentadoras en el muslo para ponerse la petaca del micrófono, “me pica mucho”, y me acompañó a una zona entre roperos mas discreta, movía su culo contoneándose con unos tacones de infarto, me arrodillé y, amablemente, se subió el vestido hasta dejarme ver su tanga para que no se notara en el vestido “para ayudar” dijo, la metí mano con el mayor descaro que estar rodeados de gente entre bastidores nos permitió, acaricié sus muslos y hasta la rocé el coño por encima de la prenda, cuando me puse en pie a su lado para tirar de la cinta de velcro lo mas arriba posible, lo hice con tal fuerza que se elevó medio palmo en un tirón, sonrió abriendo la boca de asombro, se aferró mi hombro y pecho con astucia, sentí mi verga morcillona palpitando en su pierna desnuda, a través de mi bañador, su impresión fue igual a su descaro, llevó una mano a mi polla y la palpó clavándome un par de hojazas azules que quitaban el hipo, morena con un peinado precioso que despejaba una cara preciosa, fue cuando se presentó, aunque no hacia falta, llevaba 15 años en antena y tenia cierta fama de meter la pata, sus videos en Internet eran frecuentes, ya fuera por decir alguna burrada o por su sensual vestimenta, Mariluz, dejando caer su pelo sobre mi rostro, aun elevada medio palmo del suelo sujeta por mi, me dio dos besos al decirle mi nombre.

-MARILUZ: bueno, vaya pedazo de herramienta, ¿y que eres, le novio de Eli?

-YO: no – a una mujer experimentada la intriga era lo que mejor funcionaba, los monosílabos eran ideales, y cuanto menos palabras, y más atrevidas, mejor.

-MARILUZ: has venido con ella, ¿no?

-YO: si.

-MARULUZ: pero entonces…… ¿salís o algo?

-YO: no.

-MARILUZ: entiendo, no quieres hablar de ello……

-YO: no hay nada que hablar.

-MARILUZ: pues un placer conocerte, y gracias por tu ayuda – paso un dedo con sensualidad por mi mentón.

-YO: el placer ha sido acariciarte los muslos.

-MARILUZ: jajaj que galán, un joven como tu no necesita ir halagando a viejas como yo.

-YO: no es un halago, me la has puesto dura.- sonrío de forma falsa.

-MARILUZ: gracias por el cumplido – elevó sus pechos sobre mi, sacudiéndose el pelo hacia atrás con estilo echando la cabeza hacia atrás para reír, la rodeé por la cintura, haciendo que aun en tacones rozara de puntillas el suelo, – quizá podríamos quedar algún ida para charlar.

.-YO: claro.- sonrío y me buscó el móvil del bolsillo, tardando en sacarlo de forma clara para seguir palpando mi polla medio tiesa, apuntó su móvil, y lo volvió a meter con la misma cautela, solo entronices cogió su móvil de su sujetador y apuntó el mío.

-MARILUZ: espero que Eli no la moleste.

-YO: tranquila.

-MARILUZ: ¿No hablas mucho verdad? ¿Ni siquiera te importa si estoy casada?- sonreí al ver como la treta funcionaba, la apreté mas contra mi y le agarré una teta estrujándola.

-YO: si quieres te hago mía aquí mismo y ahora.- su mirada escupía deseo, por que la mía destellaba seguridad.- por que cuando te este follando hasta tu te olvidaras de tu marido.- la tenia a punto de caramelo, pidiendo que la besara en ese momento. “2 minutos y volvemos” se oyó gritar de fondo.

La solté y la vi caminar con cierta confusión hacia fuera, saliendo de entre los roperos donde nos encontrábamos.

-YO: eh- llame su atención.

Se dio la vuelta el tiempo justo para verme caer sobre ella, la metí una mano en el coño levantándola del suelo y aprovechando que abrió la boca para meterle mi lengua hasta el esófago, sentí como mi mano se mojaba a través de la tela de su ropa intima, bajo hasta volver a posar los pies en el suelo lentamente, cuando nuestras lenguas aun se movían, la di un beso final que la devolvió el aliento, llevé mi mano a su nariz, cerró los ojos y olió su propia depravación con gusto, siguiendo la mano una vez que la alejé, abrió los ojos para quedar boquiabierta al ver mi rabo fuera del bañador rozándose con sus muslos.

-YO: esto para el camino, así tendremos algo que recordar hasta que te de lo que te mereces, tu mira bien esta polla por que te haré vibrar con ella, ahora sal a poner bien a Eli, y bájate la minifalda del vestido que ibas a salir enseñando el coño a media España – la di tal azote en una nalga desnuda por el tanga, que escupió un jadeo, asintiendo sin apartar la vista de mi miembro, tiré del vestido hasta bajárselo tanto que sus tetas casi se salen, las apreté y coloqué en su sitio de forma brusca, ella actuaba como si fuera un muñeca de trapo, y la di otro azote en el culo, esta vez sobre el vestido, antes de dejarla irse.

Ni siquiera la conocía, y en 5 minutos ya era mía, me estaba gustando ser un carbón, Eli regresó al par de minutos, abrazándome encharcada en sudor.

-ELI: ¿que tal?, espero que no te hayan dicho nada por estar aquí.

-YO: tranquila, he estado charlando con Mariluz.- me miró consternada.

-ELI: iba a decirte que tuvieras cuidado con ella, dicen que es una devoradora de yogurines, pero siendo tu, no se si advertirla a ella sobre ti.

-YO: tarde – le hice oler mi mano que aun desprendía olor a hembra en celo.- a esa me la cepillo en menos de una semana, se ha librado ahora por que tengo que llevarte a casa.

-ELI: joder no das tiempo a nada, aun estoy dolorida de anoche y ya estas………

-YO: no quiero ser grosero, pero ya te lo dije ayer, me voy a llevar a quien se ponga por delante.- guardó silencio.

-ELI: esta bien, deja que me de una ducha rápida en el camerino y me acercas al gim, que tengo allí el coche…….- la agarré del cuello y la di un fuerte beso, ella se resistió al principio pero luego se dejó hacer.

-YO: ¿que te parece si nos damos esa ducha juntos?- la sujeté del trasero con firmeza.

-ELI: ¿aquí?- se mordió el labio mirando alrededor.

-YO: si tú quieres, esa zorra me la ha puesto dura.

-ELI: podrías oírnos.

-YO: te oirán gritar, de eso me encargaría yo, pero a mi me da igual, tu decides.

-ELI: eres insaciable.- me besó acariciando mis mejillas.

-YO: ¿donde esta ese camerino?

Corrimos como el viento, pasamos el suyo y nos metimos en el mas alejado, nos desnudamos a la velocidad de la luz y bajo la ducha la volví a follar 2 veces, la 1º por el coño, cara a cara, montada sobre mi y manteniendo una ligera discreción, sujeta a la barra de la ducha y besándonos sin parar, la 2º por en culo, la puse de espaldas a mi y la penetré con aun habilidad pasmosa, eso no cambió que sus gritos llenaran los camerinos, cualquiera que estuviera en ellos nos oiría, y hasta en la zona del plató, pero cuando la bestia se corrió en su culo no pudo evitar gritar como una posesa. Al salir por la puerta, una de producción con los cascos en el cuello, rechoncha y con gafas, se me acercó mientras Eli se despedía de sus monitores.

-CHICA1: se os ha oído desde aquí, he oído todo

-YO: ¿y que?

-CHICA1: también te he visto con Mariluz.

-YO: ¿y que?

.CHICA1: podría hablar, pero si tu, quizá me……- la corté agarrándola de la mandíbula con fuerza.

-YO: a ti no te follaría ni aunque fuéramos la ultima pareja fértil de la tierra, ¡¡ballena!!- la grité tan fuerte que rompió a llorar, me sentí fatal al instante, viéndola salir escopeteada, pero tragué aire, y me convencí que era necesario para mi nuevo rol de carbón engreído.

Eli tardaba en volver, Mariluz le estaba entrevistando sobre la clase improvisada del día anterior en su gim, por lo visto había tenido cierto impacto mediático, o se iban a ocupar de que así fuera, Eli lo hizo bien en el sentido de que asumió toda la responsabilidad ocultando mi identidad ya que Mariluz y la cámara se habían fijado en mi, Mariluz se quedó ausente unos segundos en directo al ver en la pantalla mi rostros desnudo en la grabación. Al terminar nos fuimos en mi coche, el camino a su gim fue genial, le acariciaba la pierna siempre que no tenia que cambiar de marchas y ella me acariciaba el brazo, me obligó a aparcar algo lejos del gim, los de la prensa rosa conocían su coche y estaban alrededor de la calle parapetamos esperando verla aparecer. Nos dimos un beso largo y sensual.

-ELI: me tengo que ir- sonó triste.

-YO: me he alegrado mucho más de lo que pensaba al verte.

-ELI: seguro que si, pero no mas que yo, sabes, podría pasarme por tu casa después del matinal, algunas veces, me pilla de paso a la vuelta.

-YO: como quieras, pero………..

-ELI: ya lo se, no seré la única y puede que te pille machacando a alguna inocente mujercita.- asentí con una sonrisa cómplice.

-YO: la dejaré a medias y te dedicaría toda la mañana.- solté el cinturón de seguridad y metí mi mano entre sus mulos acariciando su coño caliente por encima de los leggins, se abrió de piernas para facilitar mi masaje y volví a besarla.- eres mi preferida, no lo olvides.

Se tuvo que contener para no lanzarse encima mía, y yo para no follarla en mitad de la calle, nos despedimos con cierta amistad, y la vi alejarse hacia su coche poniéndose las gafas de sol, en cuanto alguno la reconoció saltaron sobre ella varias cámaras, coger su coche e irse, al volver a casa comí algo con la TV puesta, vi algún programa rosa y no tardaron en hablar de Eli, de la clase del día anterior y de sus palabras “en exclusiva” de hacia una hora, mostraron a Eli esquivando a los periodistas antes de coger el coche, masacrándola a preguntas sobre aquel joven tan guapo y quien era, ella solo dijo “no hay comentarios”, Dani se rió al reconocerme en la TV, y mi madre me llamó esa tarde gritando de emoción, era adicta a esos programas, durante un par de días se habló de mi hasta que alguna cantante de copla española le dio por desheredar a su hijo y se olvidó el tema.

Me dio igual, obtuve lo que quería, había saciado mi sed gracias a Eli, y ahora estaba listo para empezar lo que tenia en mente.

CONTINUARA………..

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poesiaerestu@outlook.es

 

Relato erótico: “yo vampiro 6” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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Como sabéis los lectores que me siguen después de dejar parís Nadia y yo nos dirigimos a roma Italia, el viaje en tren trascurrió sin percance alguno. Roma es una ciudad hermosa la ciudad encantada la llaman aunque me advirtieron que hay mucha delincuencia y mucha corrupción.
Estábamos paseando nosotros de noche acabamos de salir de un restaurante de cenar Nadia y yo cuando aparecieron unos individuos armados hasta los dientes y me dijeron en italiano:
– la señorina vene con nos.
-que la señorita viene con nosotros- yo dije- no me creo nada-
Ellos empezaron a reír y quisieron golpearme y dijo uno:
-Vamos a matarte.
Me golpearon pero nada puede hacerme daño y es como golpear acero. El tío se rio cuando me golpeo pero yo me reí mas cuando con todas sus fuerzas apenas me hizo daño y lo levante con una mano y le tire como una pluma. Los otros abrieron los ojos espantados y me dispararon me reí y le cogí del cuello y se lo arranque a cuajo. Los otros salieron huyendo pero no pude evitar con todos los que eran que mientras luchaba con los individuos raptaran a Nadia en un coche y se la llevaran me maldije a mí mismo por no darme cuenta pero jure que encontraría a Nadia cueste lo que cueste y esa chusma lo pagaría con sus vida.
Así que me eleve por la ciudad como saben lo lectores no me convierto en murciélago sino que me elevo a voluntad y empecé a volar por toda la ciudad a bastante velocidad y escuchar con mi oído ya que si me concentro puedo oír conversaciones a distancia hasta que pude oír una conversación:
-Conseguiste a la chica.
– Si, menuda fiera ese tío. No sé quién coño seria arranco la cabeza a Hans y tiró como una pluma a otro. Casi nos mata a todos y eso que le disparamos. Es imposible tenía que haber muerto y se rio. Siquiera lo hicimos daño.
– lo principal es que tenemos a la chica y nos darán una buena pasta por ella, si la vio en el restaurante y se encaprichó de ella y luego pues como las otras las vendemos a los burdeles cuando se canse de ella. Es un negocio redondo ja jajajjja
Los seguí sin darse cuenta donde me llevaban así que descendí y aterricé suavemente cerca de ellos entraron en un taller y una vez allí en una pared pulsaron un botón y la pared se abrió un ascensor y bajaron para abajo a bastante profundidad me convertir en una neblina y los seguí hasta ver donde llegaba los subterráneos por supuesto. Bajaron a Nadia inconsciente con ellos una vez abajo les oí reír:
– menudo refugio nadie nos encontrara.
– si tuvo suerte don Victorio de encontrarlo este refugio en las catacumbas de roma nadie ni nada puede salir excepto nosotros y nos sirve para nuestros negocios de trata de blancas jajajaa.
Llegaron a su destino después de muchos túneles y allí vi como un harén mujeres guapísimas como Nadia estaban drogadas o atadas vestidas de huríes cono las moras dando gusto a la gente que estaba una le chupaba la poya a un viejo mientras los otros se la follaban.
Don Victorio creo que se llamaba dijo:
-la conseguiste a la chica.
-Si don Victorio, una preciosidad rubia para comérsela. Nos la follaremos y luego la venderemos a buen precio.
-Que paso con él, le matasteis.
– no don Victorio porque no era una fiera, mato a han y a Otto le arranco la cabeza de un solo tirón.
– le disparatéis.
– sí, don Victorio pero se rio y tuvimos que salir corriendo. Ese hombre no parecía humano.
-Lo principal es que ella está aquí y está despertando- habla con ella- quien es ese tío.
Nadia despertó y al verse atada se rio:
– El amo os arrancara la cabeza jajajja.
Y no iba muy desencaminada, ellos la pegaron una bofetada en la cara:
– quien ese amo tuyo el amo que todo lo puede, que tontería es esa. No creo que te encuentre y si viniera aquí no saldría con vida jajajajja.
Se rio Nadia:
– Vos no conocéis al amo-
-Y él tampoco me conoce a mí -dijo el tal don Victorio.
-Mi amo tiene siglos, no podréis con él.
– Zorra, ya se verá. Llévala con las otras.
Yo estaba allí entre las sombras pero no intervenía todavía. La llevaron a Nadia con unas chicas preciosas llamadas Gina y Fiorella aunque había más. Nadia hizo amistad con ellas. Fiorella era bellísima como Nadia y rubia con ojos azules y Gina era morena con ojos verdes. Ellas lloraban habían sido engañadas prometiéndoles un trabajo que nunca tuvieron.
Nadia dijo:
-El amo nos sacara, está cerca. Lo presiento.
-Cómo puedes decir eso, aquí nadie sale vivo. Iremos a parar a los burdeles de arabia saudí o de los turcos cuando se cansen de follarnos a nosotras.
Nadia dijo:
-No, confiar. El amo está cerca. El todo lo puede.
Yo me presente:
-Hola me esperabais.
Ellos:
-Joder como has llegado hasta aquí. Somos muchos, no vas a poder con todos.
Ellos no sabían lo que yo como uno de los vampiros más viejos era capaz de hacer matarles y dijeron:
-No podrás con nosotros, somos demasiados.
– de verdad.
Entonces hice un chasquido con una mano y aparecieron miles de murciélagos y se tiraron contra ellos empezaron a morderles en el cuello y en todas partes ellos gritaron de terror y espanto no sabían los pobres que uno de mis poderes era gobernar a los a los animales de la noche y allí en las catacumbas era una cueva y estaba lleno.
Don Victorio me disparo:
-Maldito, quien eres.
Me disparo y yo me reí a uno le arranque la cabeza sin apenas esfuerzo. Nadia se reía y Fiorella y Gina estaba muertas de terror.
-Ya os dije- dijo Nadia- que os habíais metido con la persona equivocada.
Cogieron a Nadia y me dijeron:
-Si no te entregas el mato.
Yo me reí y le dije:
– disparate- mirándole a los ojos y se pegó un tiro.
-Quien eres maldito- dijo don Victorio de los demás ya no quedaba nadie estaban todos muertos o arrancados la cabeza por mí los vampiros murciélagos habían dado buena cuenta de ellos también.
– no lo adivinas de verdad -dije yo- quien puede gobernar a los animales de la noche quien no le hacen nada las balas quien arranca cabezas como si fueran hojas de árboles. Mirarme porque no me vas a ver más, solo tu muerte- y le mostré los colmillos.
Se le puso el pelo blanco y se cago en los pantalones:
-Eres un vampiro.
-Premio- dije yo- uno de los más antiguos del mundo y has cometido el error de meterte conmigo pero no voy a ser yo quien te mate. Chicas venir aquí, hacer con él lo que queráis.
Las chicas se rieron y le metieron primero una estaca por el culo lo cual el tío pego un grito que desgarraba los oídos. La otra chica Fiona le corto los testículos él ya estaba medio muerto y luego Nadia se los hizo comérselos y así termino su vida.
Nadia me beso y las chicas tenían miedo de mí.
– chicas no voy haceros daño.
– queremos agradecerte habernos salvado y sacado de este tugurio.
Ya una vez fuera en una habitación lujosa ya que como sabéis a mí el dinero no me falta hago que la gente me lo de amablemente con solo mirarme a los ojos estábamos los tres, Fiorella Nadia y Gina en el jacuzzi desnudos. Las otras chicas me dieron las gracias por haberlas sacado y las hice olvidar su mala experiencia.
Nadia y Gina y Fiorella querían darme las gracias a su manera así que y en yacusi Nadia la comió el chocho a Fiorella mientras Gina me chupaba la poya a mí. El agua estaba su punto y yo la comía el coño a Nadia mientras Nadia se lo chupaba a Gina.
Después Gina se metió mi cazo o poya como dicen los italianos en la figa o se en el coño y comenzamos a scopare ósea follar y se moría de gusto:
– más mas quiero ser como tú, conviértenos a las dos- dijo Fiorella- seremos tus putas haremos lo que quieras llévanos contigo por favor.
Yo le dije:
– ahora no puedo pero te prometo que nos volveremos a ver y seréis las dos mías para toda la eternidad. Ahora disfrutemos de la follada así que la di a Gina por el culo mientras Fiorella me comía debajo los huevos y Nadia se tocaba el chocho de gusto.
La dije a Gina que quería verlas follar entre ellas y me complació adjuntaron chocho contra chocho e hicieron la tijera
Nadia dijo:
– que gusto amo quiero estar siempre así y que nos dé gusto para toda la eternidad.
– todo llegara Nadia. Ahora disfruta del chocho de Gina y cómeme la poya.
– con gusto amo, sabe que me encanta su poya.
– lo se cómemela.
Luego me folle a Fiorella que pedía más rabo mientras sus amigas la comían las tetas y la boca Fiorella estaba en el paraíso dijo:
– que noche más rica ahora dame por culo, soy toda tuya.
Así que se la metí hasta los huevos a las tres y las mordí a las dos a Fiorella y a Gina.
– con el tiempo os reuniréis conmigo cuando yo os lo diga cruzareis mar y tierra para estar conmigo.
– si amo seremos tus putas con gusto.
– mientras seguiréis con vuestra vida os dejare dinero para apañaros de sobra.
Follamos en todas las posturas imaginables pero por desgracia yo tenía que seguir con mi viaje con Nadia a Alemania y llegar a Transilvania donde me esperaba el conde Drácula me despedí de Gina y Fiorella y con el tiempo serian dos más en mi harén

  • : dejamos parís y nadia y yo llegamos a Italia roma donde conoco a a gina y a Fiorella y las salvo de una trata de blancas
 

Relato erótico: “El apartamento (1)” (POR LUCKM)

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Todo lo acontecido en mis relatos anteriores sucedió hace algunos años ya, dejare a la imaginación de cada cual que parte son reales. Puedo aclarar que no, no hubo boda ni bebe, tenia ganas de acabar esa historia, era eso o matar a las protagonistas. Parezca lo que parezca a mi me gustan las mujeres, morbosas, emputecidas…. supuestamente un poco forzadas pero me gustan. Por eso de vez en cuando los borro, y los publico otra vez, es una forma de ordeñar un poco mas los relatos, unos relatos que tan interesantes amigas me han traído. Ya se que hay a quien le molesta que lo haga pero la verdad, me da igual, espero que los disfrutes pero los relatos no son tanto para vosotros como para ellas.

Bueno, empiezo.

Hace algún tiempo uno de los matrimonios mayores de mi urbanización decidió marcharse a su casa de la sierra y alquilar la de Madrid para sacarse unos euros. Como tengo fama de buena gente (mejor con mis vecinas no me puedo portar) y de controlar bastante de tecnologías me pidieron ayuda con los anuncios, dicen que hay quien ve oportunidades por todas partes, yo debo ser de esos. Eva ya se había independizado de sus padres hacia tiempo con lo que cada vez nos veíamos menos, su amiga Laura se caso y empezó a criar niños. Continuo follando con ellas de cuando en cuando pero ya mas que morbo tienen el gusto ese que da la confianza y unos coños bien conocidos. Yo me acercaba a los 40 y la verdad es que aunque la liga de los coños adolescente ya no era la mía intentarlo una vez mas me atraía.

Pronto les convencí de que al trabajar desde casa la mayor parte de los días no me costaría nada enseñar la casa y seleccionar a los mejores inquilinos. Pintaron, quitaron sus viejos muebles y juntos amueblamos la casa de ikea, una amiga nos ayudo, tardo en olerse lo que preparaba mas o menos dos min, nos reímos mucho seleccionando un aire joven de los muebles alegando los tiempos que corren mientras ellos trataban de tirar mas al estilo luis XVI. Puse un anuncio delante de ellos buscando un matrimonio con hijos, estable que era lo que querían, orden, eran muy clásicos. Con forme salieron por la puerta imprimir unos cuantos anuncios y me fui a ponerlos a las facultades de un par de universidades privadas cercanas.

El anuncio de la web pronto empezó funcionar, pero aparte de un par de matrimonios jóvenes que no les dije directamente que ya estaba comprometido poco mas interesante salió, ellas eran bastante normales, y yo no buscaba una casada.

De los e la universidad a los tíos me los quitaba rápidamente de encima y las chicas que venían no eran el tipo que quería.

Uno de los tipos que llamo al cual iba a quitarme de encima dijo algo que me llamo la atención, me hablo de su hija, que iba a ser su primer año de carrera, que no estaba seguro de dejarla, eran de Elche, el tenia mucho dinero que había ganado trabajando muy duro, gritaba mas que hablaba, lo que se llama un garrulo con pasta. Acepte enseñarles la casa el siguiente viernes. Las chicas que salen del pueblo donde están muy controladas a la ciudad son un fruto muy agradecido.

Aparecieron en un mercedes enorme, el garrulo era como un toro. Su mujer, irlandesa era una rubia bastante impresionante para su edad. Por lo que me contaron vino a recoger fruta hacia muchos años y el dueño de la finca era mi nuevo amigo.

La niña era espectacular, 160, buenas tetas, nariz pequeña, ojos verdes, pecas, se me hizo la boca agua.

La madre me miraba con desconfianza, la niña se dio en cuenta en seguida de como la miraba y se puso roja.

El padre me fue contando primero todas las fincas que tenia, después todo el dinero que tenia, las empresas, era un tostón, pero me sirvió para darme cuenta de que le obsesionaba el control.

Ramon – A ver Carlos, te voy a ser sincero, no quiero que la niña se venga a Madrid, y mucho menos a uno de esos burdeles que son los colegios mayores, ahi solo hay… lo que hay… furcias y golfos.

Ramon – Mi niña tuvo de todo desde pequeña, no como yo, pero si al final su madre sigue empeñada en que estudie la quiero en una buena casa, con servicio y controlada. Nada de salir por las noches, si quiere estudiar que estudie pero nada de golfear.

Carlos – Por supuesto, estudiar es importante.

Ramon – Podría quedarme con toda la casa y contratar servicio no?

Ramon – Bajaros a ver la piscina chicas, quiero hablar con mi nuevo amigo.

Ellas obedientes salieron.

Ramon – Carlos, eres gay? – La pregunta me pillo por sorpresa. Decido jugar esa carta.

Carlos – Si, como lo supiste?

Ramon – Uno huele estas cosas, un tío normal no suele ser tan atento a los detalles.

Carlos – Pues muchas gracias, pues si, lo soy, pero mi chico me dejo por otro y con una buena hipoteca.

Ramon – Que te pareciera trabajar para mi y ganarte un extra?.

Carlos – Explicate.

Ramon – Podrías ayudarme a vigilar a la niña y con algunos temas informáticos y lo te pagaría bien.

Carlos – Mucha responsabilidad, con que autoridad sobre Cristina?

Ramon – Si no te obedece o ves que no sigue mis ordenes se vuelve al pueblo y la caso con uno de mis operarios que promete mucho.

Charlamos un rato mas, le di algunas ideas y me guarde otras para mi.

Buscamos a las chicas, Ramon les explico mi nuevo trabajo. Cristina acepto cada una de las condiciones impuestas. Iria al turno de mañana, no podría salir por la noche, instalaríamos un sistema de alarma para saber que estaba en casa cuando debía, por lo demás yo le administraría el dinero vigilaría que no entraran hombres en casa etc.

Ramon con su habitual delicadeza les explico mi supuesta naturaleza, hasta el dijo a su hija que podíamos ir de compras juntos. Su mujer no se lo creo ni por un segundo.

Llame a los dueños, les conte la historia y me autorizaron a sacar el contrato que me habían dejado firmado para que lo cerrara con Ramon.

Fui a mi casa a por el, la madre de Cristina me dijo que si podia ir a mi baño, Le dije que claro, Ramon se quedo aclarándole a su hija todas las nuevas normas.

Conforme entramos en mi casa y cerré la puerta ella me soltó lo que pensaba.

Ingrid – Tu no eres maricón.

Carlos – Y tu no eres tonta, arrodíllate.

Me miro estupefacta.

Carlos – A ver, una tia como tu no se casa con ese garrulo por amor, o te arrodillas, me haces una mamada impresionante y le dices a tu hija que me obedezca en todo o salgo hablo con el garrulo y os mando a las dos de vuelta a su cuadra para el resto de vuestras vidas.

Se arrodillo, me acerque, me abro la bragueta y me saco la polla. Saque el movil y lo deje en una mesa grabando tan bonita escena.

Se dio cuenta e intento cogerlo, le di un bofetón y le metí la polla en la boca.

Carlos – Si ademas te tragas todas la leche con una sonrisa lo arreglare para que algunas noches que digas que vienes a ver a la niña puedas salir por ahi y catar otras pollas.

Abrir los ojos como platos, sonrió y se la clavo hasta la garganta. Años hacia que no me hacían una mamada así.

Carlos – Vamos Puta, chupa! Chupa con el cornudo de tu marido a unos metros.

Ella se la sacaba babeada, escupía y se la volvía a meter, me agarro las pelotas y me las masajeaba. Note como me iba a correr.

Carlos – Aquí viene guarra, quiero que te lenes la boca y luego….

Me apretó un poco mas los huevos, se la saco un poco para que la leche no fuera directa a su garganta, espero a que terminaran mis espasmos, se la saco y se acerco al movil, abrí la boca enseñando la leche y se la trago con una sonrisa.

Ingrid – Cariño, se que que no quieres ver esto pero tiene que ser así, tienes que obedecer a Carlos y hacer cualquier cosa que te pida. Si no el cabrón de tu padre te llevara al pueblo y te casara con ese cerdo de Antonio. Se que estas muy caliente, te escucho masturbarte en la ducha y en tu habitación a diario. Este tío te enseñara todo lo que debes saber y te ayudara, no creo que te quiera solo para el, podrás tener experiencias aunque sean controladas por el. En serio, no desperdicies tu vida como hice yo, disfruta de la vida. Aunque al principio te cueste un poco obedecer no te preocupes, igual que se lo caliente que andas siempre esto también esta en tu naturaleza, tus tias igual que yo somos una putas muy calientes y obedientes, por eso cazamos a los ricos del pueblo. Te quiero cielo.

Se adecento un pco en el baño y salimos. El contrato estaba firmado a los 10 min, le di el teléfono a su madre también y se marcharon. Yo salí a hacer unas compras, compre un nuevo movil para la niña, internet, una buena alarma y una cerradura electronica, solo se podia abrir desde mi movil y con una llave que yo solo yo tenia.

Una semana mas tarde llego una furgoneta y la familia detrás en su coche. Mientras subian sus cosas le dije que debía hablar un momento a solas con su hija para asegurarnos de que había entendido el trato.

Entramos y se sento en el salon.

Le tendi unos papeles. Uno era el traspaso de su linea movil mi nombre.

Carlos – dame tu movil, ahora usaras este.

Cristina – Como?

Carlos – Veras, vas a usar este, y esos papeles me dan acceso a todas tus cuentas, desde mail, banco, todo, también me dan acceso libre a tu casa y me dan la total propiedad de cualquier formato digital tuyo, realizado por ti o en el que salgas.

Cristina – Pero eso te dará poder sobre toda mi vida.

Carlos – Creo que no lo has entendido, o soy yo o es tu papi, con cual crees que podrás disfrutar mas de la vida.

Cristina – Pero…?

Carlos – Pero nada, quieres volver al pueblo y que Antonio te haga suya metiéndote la polla con la bendición del garrulo de tu padre?.

Llamaron a la puerta.

Es tu pueblo y una vida sin futuro la que llama.

Firmo todos los papeles, me tenido el movil diciéndome el código, les cambie la tarjeta.

Carlos – Esta noche te lo paso todo de uno a otro.

Entraron Ramon y mama. Les conte lo de la alarma, se activaría a las 7 de la tarde y si alguien salía sonaría. La puerta, en principio le abriría yo para entrar, salir si podia sola. Con el tiempo si se portan bien le daría una copia de la llave. Una mujer vendrá a limpiar y cocinar. para ella tres días a la semana.

Se marcharon, deje a la chica sola organizándose y me fui a mi casa a curiosear su movil y observarla por las cámaras que había instalado.

Organizo mas o menos su armario y se metió en la ducha. Como había comentado su madre ahi apagaba sus calentones. Su cuerpo era impresionante.

Llevaba el coño sin depilar, sus pechos eran grandes, pezones no demasiado grandes. Se enjabono despacio, cuando llego a sus tetas se noto que se calentaba al tocárselas, se las estrujo un rato, estirando sus pezones, luego bajo una mano s su coño y empezó a acariciarse el clitoris, en un par de minutos se corrio, termino de ducharse. Decidí ir a su casa y empezar su formación.

Entre en su dormitorio y me senté en su cama a esperarla, mientras manipule su antiguo movil y el nuevo. Salió envuelta en la toalla, se quedo parada en la puerta del baño mirándome.

Carlos – te traje tu movil.

Cristina – Vas a violarme?

Carlos – No, no seas bruta. Nadie te va a forzar.

Cristina – entonces?

Carlos – Tu papi quiere que te vigile, tu madre que te enseñe. Cual de las dos prefieres?

Cristina – Confio mas en mama, pero tengo miedo.

Carlos – Tranquila, poco a poco.

Me levante y le quite la toalla, se quedo completamente quieta, temblaba un poco.

Carlos – Te masturbaste no?, cuantas veces al día?, abrir los ojos como platos.

Cristina – Me viste?

Carlos – Claro, siempre te vere.

Cristina – Que vergüenza.

Carlos – Te acostumbraras, nunca debes avergonzarte de ser una hembra, os calentáis de otra manera. Y era tu familia sois bastante calientes.

Cristina – Como lo sabes?

Carlos – Tu madre me la chupo y trago mi semen.

Cristina – joder!

Carlos – Quería ver si tenia una buena polla para su niña creo.

La lleve al salón, antes cogí un bote de crema hidratante que había dejado por la mañana en la nevera.

Mande el video a la tele mientras le ponía los brazos en cruz.

Salir su madre arrodillada….

Eche un chorro sobre su espalda y empece a esparcirla despacio.

Otro chorro sobre el final de la espalda me permitió conocer su culo.

Carlos – Baja las manos y abre tus cachetes.

Lo hizo, vi su coño desde atrás. Le unte bien entre los muslos sin llegar a tocar su coño. Le abro un poco mas las piernas.

Carlos – en casa nunca llevaras ropa interior entendido?

Cristina – Si

Carlos – Repítelo.

Cristina – En casa siempre ire sin ropa interior.

Carlos – Como tu madre, sabes lo puta que es no?, no te sorprende verla así.

Cristina – Los escuche muchas veces si, es su guarra.

Metí un dedo por su culo, se estremeció, note como me lo apretaba.

Cristina – Cuidado por favor!

Carlos – Sssssss

Acaricie su rajita, se corrio entre temblores.

Carlos – Ummm, deliciosa – Me chupe el dedo. – Estas muy rica zorrita. – Me miro colorada.

En ese momento le decía a su madre que me corría, miro la tele. Vio como me sacaba la leche, la guardaba en la boca, se la enseñaba y le daba su mensaje.

Puse mas crema en sus tetas y desde atrás se las acaricie, estruje, baje la mano a su raja, chorreaba.

Carlos – Quieres tomártela tu tb?

Cristina – Si.

Se arrodillo, me saco la polla y em pezo a darle tiernos besos.

Cristina – Que bonita es!

Carlos – Jajaja, gracias, anda, métetela en la boca.

Se la metió despacio.

Empece a insultarla, quería que se acostumbrara.

Carlos – Muy bien guarra, así, chupame el rabo, como la guarra de tu madre.

Ella empezó a acelerar, se la metía y se la sacaba.

Carlos – Joder guarra como chupas, vas a ser una puta deliciosa.

No aguante demasiado, empece a escupir lefa en su boca. Le sujete la cabeza para que no se la sacara.

Carlos – Ssss, tranquila, chupa, te acostumbraras al sabor….

Cuando mis huevos estaban vacíos se la saque, ella lo tenia todo en la boca, me miro sin saber que hacer.

La levante por la barbilla – Traga-

Ella en un par de tragos acabo con toda la leche que había en su boca.

Sonrió – Me encanto –

Carlos – Tu madre tenia razón, sois unas guarras. Las bese acariciando sus tetas.

Manda un sms a mama.

“Buenas noches mama, cene un baso de leche, gracias por recomendarme esa marca”

Llamo a su padre para darle las buena noches, le saque un juego de ropa interior de encaje y un vestido de noche negro, ajustado, hombros al aire y un poco de escote.

Mientras hablaba con papa le puse en la tele su video siendo sobada y chupando… le encanto.

Se despidió muy tiernamente, si papi, buenas noches, te quiero.

Carlos- Vamos, vístete, estas en Madrid y eres libre.

Sonrió, cogio la ropa y se fue al baño correteando.

Bip bip-

Mami – “Gracias!”

Bip Bip

Papi – Se firme eh, no le pases ni una!

Bueno, se agradecen comentarios de todo tipo, [email protected]

Tb me gusta charlar con mis lectoras

skype luckmmm1000

luckm@hotmail.es

 

Relato erótico: “La diputada” (POR ALEX BLAME)

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DE LOCA A LOCA PORTADA2-Hola, señor Pérez, bienvenido. Estoy encantada de que haya aceptado mi oferta de trabajo. Ahora Sin título1que soy diputada y portavoz de mi partido necesito que le dé un poco de lustre a mis ideas. He seguido su carrera en internet y estoy convencida de que eres el hombre que necesito. Sabes que no puedo pagarte mucho, somos un partido modesto, pero estoy convencida de que te sentirás a gusto con nosotros.

-Gracias Sra. Márquez es un honor trabajar para usted y después de llevar tres años en el paro agradezco la oportunidad que me está dando. No creo que haya sido fácil decidir contratar a un escritor de relatos eróticos.

-Tonterías hay verdadero talento en su forma de escribir y nadie puede asociarle a ese nick. ¿Verdad? -dijo la diputada con un deje de inseguridad.

-Por supuesto, además me he retirado temporalmente y he quitado todos los relatos. -me apresuré a responder- En esta página desaparecen de vez en cuando los autores, cambian de nick o se mudan a otra página y se llevan sus bártulos. Le aseguro que no tiene de que preocuparse señoría.

-Llámame Marta por favor. Vamos a pasar mucho tiempo juntos así que déjate de formalidades cuando estemos aquí -dijo ella con la misma roja y seductora sonrisa que le había procurado el escaño.

Me retiré a un pequeño despachito sin ventanas que me habían habilitado para trabajar, para una diputada nada más y nada menos. Estaba en el medio del meollo y me encantaba.

Doble M como la llamaban, era una mujer que sabía lo que quería. Había empezado en un partido pequeño, desde abajo y había ascendido meteóricamente hasta conseguir un puesto como número uno en las listas por la provincia de Valencia consiguiendo un escaño contra todo pronóstico. Unos decían que gracias a su carisma y su inteligencia, mientras que las malas lenguas que, como os podéis imaginar, en esta letrina abundan, decían que había sido gracias a su atractivo y al Photoshop.

Márquez no era muy alta pero el pelo largo, la figura curvilínea y una sonrisa de labios gruesos y sugerentes hacía que los diputados se diesen la vuelta cuando ella pasaba taconeando con sus Manolos por los pasillos del hemiciclo. Tenía la nariz pequeña y respingona, los ojos verdes y grandes, el cabello negro brillante y siempre iba impecablemente vestida.

Ahora que el gobierno estaba de nuevo en crisis, su pequeño partido, con sus cinco escaños, era la bisagra que permitía la gobernabilidad.

Los dos grandes partidos que se disputaban el poder la habían cortejado con descaro pero ella, consciente de que firmar un acuerdo con ellos era atarse una piedra al cuello se había abstenido de la lucha y sólo se comprometió a apoyar los proyectos del partido en el gobierno si estaban de acuerdo con las necesidades de sus votantes. Y en esta posición de delicado equilibrio, siempre al filo de la navaja, me había contratado para salir al paso de las acusaciones de un partido temeroso de perder su poder y otro rabioso por no haber podido conseguirlo.

-¿Qué tal? ¿Ya te has instalado? -preguntó la secretaria de la diputada alargando la mano- Soy Rosa. Bonito escobero. -dijo señalando mi minúsculo despacho.

-Hola, aun me estoy instalando -dije estrechándole la mano- ¿Dónde crees que debería poner la pista de Pádel?

-Ja, Ja. Muy bueno. Parece que tienes sentido del humor, te va a hacer falta. Toma -dijo poniendo una pila de periódicos del tamaño de la Torre de Pisa – entre tus tareas está revisar la prensa todas las mañanas y hacer un resumen de la actualidad y otro de las noticias que podrían afectar tanto al partido como a la diputada.

-Gracias Rosa.

El enorme montón de periódicos no me arredró. Repasaba los titulares en los periódicos y cuando encontraba uno interesante buscaba la noticia en internet con la tablet y usaba el sprtiz* para leerla a toda leche y hacer un resumen. Terminé echando un vistazo a los artículos de opinión, hice un resumen y se lo envié a mi nueva jefa por e-mail.

Al poco rato recibí una respuesta de mi jefa pidiéndome más detalles sobre un par de noticias referidas a la nueva ley de educación que estaba preparando el gobierno y me pasó el borrador de una declaración que pensaba hacer al respecto de un compañero del hemiciclo, muerto recientemente en un accidente de tráfico cuando conducía borracho como una cuba.

Terminé todo el trabajo y le envié la declaración para que la revisara. Cuando me dio el O.K. abandoné mi cuchitril y me fui a estrenar la cantina del congreso. Al ver el precio de los cubatas entendí lo del accidente de tráfico. Con el estado subvencionándote el setenta por ciento del precio de la copa hasta yo tuve la tentación de cepillarme cuatro o cinco antes del almuerzo.

Era casi el mediodía cuando volví a subir. Eché un vistazo a mi tablet y no vi ningún correo urgente así que me acerqué hasta la oficina de Rosa, un cuartucho poco más grande que el mío y con un pequeño ventanuco que daba a un patio de luces.

-Hola Rosa. No me habías contado lo de tu vidriera. -dije devolviéndole la puya de la mañana a la joven.

-Ya se acercará el verano y cuando tu cuartucho esté a cuarenta y dos grados vendrás corriendo a coger aire.

-¿Dónde está la jefa?

-Ha ido a su escaño, creo que hay una votación.

-¿Qué opinas de ella?

-Que tiene más pelotas que todos los ministros juntos. Les ha parado ya tres leyes a esos mastuerzos y les está obligando a todos los diputados a hacer algo a lo que no estaban acostumbrados, ¡Ahora los diputados tienen que negociar y hacer política!

-Veo que la admiras mucho.

-Es muy dura, creo que está cambiando la forma de hacer las cosas aquí.

-Espero que tengas razón.

El resto de la jornada matinal transcurrió lentamente sin nada que hacer. A las tres de la tarde bajé con Rosa a la cantina y comimos el menú del día mas espléndido que había comido jamás por menos de cuatro euros. La cosa me divirtió y a la vez me indignó consciente de que probablemente había niños que pagaban más por comer una basura inmunda a poca distancia de allí.

Marta apareció por fin a las cuatro de la tarde tan lozana como siempre y nos despidió no sin antes felicitarme por la nota de prensa.

Llegué a casa cansado pero satisfecho. El día había ido mejor de lo que esperaba y la felicitación de Marta me había dado la seguridad suficiente para terminar de convencerme de que era capaz de realizar este trabajo.

Las semanas siguientes fueron de una actividad frenética. La nueva ley de educación que estaba elaborando el gobierno estaba casi terminada y el ministro de educación y el jefe de la oposición se pasaban a cada momento por el despacho para presionar, halagar o amenazar según lo requiriese el momento. Marta impasible les atendía y les señalaba puntos que según su criterio debían ser modificados. Todos salían del despacho invariablemente insatisfechos.

Mi admiración por la mujer aumentaba con cada gesto agriado y con cada comentario soez que expresaban aquellas sabandijas al salir de su despacho.

Aquel jueves en que todo ocurrió el pleno se había alargado por el empecinamiento de un diputado en hacerle al gobierno una pregunta sobre la financiación de su partido que llevó a la típica, larga y tediosa sesión de acusaciones y contraataques que como siempre no llevaba a ningún sitio pero que quedaba muy bien delante de las cámaras.

Rosa tuvo que irse a mediodía porque tenía que llevar a su hija al médico con lo que me quedé yo para cuidar el fuerte. Me las arreglé como pude para atender el teléfono y para cuando Marta llegó con cara de cansancio eran ya casi las diez.

Yo la seguí como hacia Rosa habitualmente con un montón de notas de las llamadas pendientes. Antes de que abriese la boca, me hizo una seña de que esperase, se sirvió un Whisky y con un suspiro de alivio se sentó poniendo los pies sobre la mesa del despacho.

-Adelante -dijo Marta resignada mientras daba un corto sorbo a la copa.

-¿Un día duro Señoría? -pregunté respetuoso.

-Pandilla de borricos, lo único que les interesa son los titulares y chupar cámara. -dijo con aire de resignación – ¿Qué tienes para mí?

-Poca cosa, el ministro de educación a llamado tres veces quiere concertar una cita mañana o pasado a lo más tardar para discutir tus sugerencias. Habló de un almuerzo de trabajo en el Ritz.

-Que pesado La Virgen, mira que le tengo dicho que las reuniones deben ser o en su despacho o en el mío, pero no hay manera. En fin ya le llamaré ¿Qué más?

-El jefe de la oposición también llamó diciendo que tenía algo muy importante que contarte…

-Sí, lo de siempre, ese parece un presentador del Sálvame, con tal de llamar mi atención y cortejarme se inventa las noticias, lo llamaré mañana.

-También hay varias llamadas de empresarios y particulares de un municipio de Valencia, ¿Alderna puede ser? que están sufriendo cortes de luz. Se quejan de que la red está en un estado ruinoso y que con el aumento de población veraniego se temen que los apagones sean más graves. El alcalde y la diputación como son del gobierno y tienen órdenes de no alborotar no han hecho nada.

-Buf, lo de siempre, dejaré una nota a Rosa para que llame a alguien de Vía Eléctrica que me pueda explicar lo que pasa.

-Perfecto y una última llamada hace nada del presidente de la comisión de interior para cenar algo en La Bola.

-¡Qué asco! Con tomar algo, ese gordo seboso se refiere a cepillarse un cocido y que luego se la chupe. Aún no entiendo que he hecho para que considere que tiene alguna posibilidad conmigo. El ochenta por ciento de esos mastuerzos se deben creer que soy una secretaría dispuesta a hacerles una mamada cuando a sus señorías se les antoje.

-Eso es todo jefa. desea algo más.

-No gracias, ya te puedes ir, hoy ha sido un día realmente largo. -dijo quitándose los zapatos con un suspiro.

-¿Le duelen los pies? -pregunté yo respetuosamente.

-Después de diez horas encaramada a esos tacones, por muy cómodos que sean…

-¿Quiere un masaje? No soy malo del todo haciéndolos.

-No sabes cuánto te lo agradecería, tengo los pies que no los siento.

Sin esperar una nueva invitación cogí una de las pesadas sillas que había para las visitas y la coloqué al lado de la diputada. Marta posó sus piernas sobre mis rodillas y cerró los ojos. Un suspiro de alivio fue la única reacción cuando mis manos agarraron sus pies.

Aún a través de las medias pude sentir la suavidad de los pies de Marta. Unos pies finos y pequeños, con dedos largos y regulares y un puente marcado. Tenía las uñas pintadas de color rojo y un anillo en el dedo corazón del pie derecho.

-¿Qué opinas de los políticos? -dijo ella empezando a relajarse.

-Que últimamente se les da mejor crear problemas que resolverlos, -dije yo presionando con mis dedos en la planta del pie- Que a pesar de todas las muestras de hastió que muestra la población hacia ellos, siguen pensando que la gente los ve como niños traviesos pero que en el fondo los estiman por qué no dejan de pedirles favores. Y están muy equivocados. Cómo no se espabilen les va a estallar todo en la cara.

Tras la respuesta Marta se quedó callada pensando. Yo seguía masajeando sus pies, atento a sus gestos para saber los puntos donde debía actuar con más insistencia. De vez en cuando ella suspiraba de alivio y se movía. Mis ojos no podían evitar entonces recorrer sus piernas y atisbar bajo su falda.

Con un movimiento que trató de parecer lo más natural posible adelanté mis brazos y pasé mis manos con suavidad sobre sus piernas. Sus gemelos acalambrados se relajaron casi instantáneamente a mis caricias.

-¿Y qué opinas de mí?

-Que eres una mujer que sabe lo que quiere. Que llevas poco tiempo en política. Que no pareces deber nada a nadie y que pareces inusualmente honesta.

-¿Parezco? -preguntó ella con una sonrisa sensual.

-Sí , con los políticos nunca se sabe, pero contigo estaría dispuesto a poner la mano en el fuego…

-¿Pues por qué no lo haces? -preguntó ella cogiendo mi mano y metiéndola bajo su falda.

Yo, caliente como un burro, no me hice esperar. Me incorporé y acariciando el interior de los muslos de la diputada le di un beso. Marta respondió con avidez recorriendo mi boca con su lengua mientras me alborotaba el pelo con sus manos.

Cuando mi mano se abrió paso entre sus muslos y acaricié su sexo, ella respondió apretando su cuerpo contra el mío con un gemido de deseo. Con un tirón apresurado le quité la chaqueta y le abrí al blusa. Mis manos se desviaron momentáneamente de sus piernas y se cerraron sobre sus pechos. Cuando me di cuenta había sentado a Marta sobre el escritorio y estaba besando y magreando su cuerpo. Marta gemía excitada y jadeaba reaccionando a cada caricia como si fuese una corriente eléctrica.

Una vez más metí las manos bajo su falda y fui subiendo por sus piernas. Acaricié su culo terso y redondo y agarrando los pantis tiré de ellos hacia abajo para sacárselos. Aproveché para acariciar cada milímetro de aquellas piernas tersas y maravillosas. Marta se tumbó sobre el escritorio y dejó que las besase y las lamiese mientras suspiraba de placer.

Me entretuve en los pies, besé sus tobillos y recorrí sus dedos con mi lengua y los mordisqueé arrancándole pequeños grititos.

-Ven -dijo ella liberando sus pies de mis caricias y abriendo sus piernas. La falda resbaló hasta su cintura dejando a la vista un tanga de seda azul oscuro húmedo de deseo.

Obediente me incliné entre sus piernas y a apartando el minúsculo trozo de tejido acaricié su sexo con mis labios. Con mi lengua recorrí su vulva cubierta por una fina pelusilla oscura y termine chupando su clítoris. Marta arqueó su cuerpo y gritó de placer.

-Así, más. ¡Me gusta! -exclamó.

Ajeno a sus gritos, con la sangre hirviéndome de deseo chupaba y lamía a la vez que exploraba con mis manos su sexo, sus muslos, su culo. Quería comerme ese cuerpazo a besos.

Marta sonrió al ver mi cara congestionada y se incorporó para hurgar en mi bragueta. Mi polla ya estaba caliente y dura como una piedra antes de que sus manos frescas la tocaran.

Rápidamente me deshice de pantalones y calzoncillos y ella pudo por fin verla y jugar un poco con ella. La agitó y la acarició arrancándome un gemido de placer. Con un suave tirón la acercó a su sexo y se lo acarició con ella. Yo gemí e intenté penetrarla pero ella me lo impidió con una sonrisa y besó mi gesto frustrado mientras se seguía acariciando su coño hirviente y rebosante de flujos.

Con todo mi cuerpo contraído por el deseo, la diputada guió mi polla a su interior poco a poco con deliberada lentitud. Cuando finalmente retiró la mano le clavé el resto de mi polla de un solo empujón. Marta gimió y se estremeció agarrada a mis caderas preparándose para mis embestidas.

Yo, como un caballo desbocado comencé a penetrarla con movimientos rápidos y profundos mientras besaba su cuello y acariciaba sus pechos pálidos y sus pezones grandes y oscuros.

-Uff Sí. Así. -dijo ella tumbándose de nuevo sobre el escritorio.

Yo seguí empujando y resoplando, disfrutando del cuerpo bello y elástico que se retorcía y gemía satisfecho con cada embate .

No sé cuánto tiempo pasó pero cuando me di cuenta estaba follándola agarrado a una de sus piernas y besando y chupando su pie mientras ella arqueaba su cuerpo por el efecto de un tremendo orgasmo.

-Siéntate. -me ordenó con su cuerpo aún estremecido por el orgasmo.

Obediente me senté en su cómodo sillón de cuero mientras ella sentada en la mesa comenzó a acariciar mi polla con sus pies. con un gesto de apremio agarré sus tobillos y junté sus pies haciéndome una paja con ellos hasta que me corrí. Dos, tres, cuatro chorreones de semen caliente y pegajoso salpicaron sus delicados pies mientras me sonreía satisfecha.

-Creo que al escritor se le han acabado las palabras -dijo ella sonriendo al ver mi expresión azorada al ser consciente de lo que habíamos hecho.

-Yo…-intenté decir.

-No digas ninguna tontería -me interrumpió ella componiéndose el traje.-Yo estaba estresada y tú estabas salido, ambos somos mayorcitos y ambos hemos disfrutado.

-Entonces…

-Te espero mañana a las ocho como siempre.

-De acuerdo jefa. quiero que sepas que esto no saldrá jamás de aquí.

-Cuento con ello. Sé que puedo confiar en ti. -dijo despidiéndome con una sonrisa.

Al día siguiente llegué con diez minutos de antelación obsesionado con ser puntual y no parecer que quería aprovecharme de la situación con mi jefa. Marta se presentó a la hora de siempre y se dirigió a su despacho enfundado en un vestido de punto que se adaptaba a su cuerpo como un guante dedicándome el saludo despistado de todos los días.

Tratando de apartar as imágenes de la noche anterior que me asaltaban como un regimiento de orcos enloquecidos me concentré en el trabajo y elaboré el resumen diario. Al poco tiempo de recibirlo me llamó al despacho.

Cuando entré, Marta me estaba esperando subida en el escritorio con las piernas cruzadas y el vestido de lana ligeramente subido enseñándome un generosa porción de sus muslos.

-Hola, ¿Qué tal? Veo que hoy has madrugado.- Dijo ella balanceando los pies enfundados en unos botines.

-Bien, bien, gracias. ¿Necesitas algo? -dije intentando ocultar sin mucho éxito mi nerviosismo.

-Te he llamado por lo de Valencia. Quiero que investigues un poco el asunto. Voy a pedir una reunión con el vicesecretario de estado de energía para que me lo explique.

-De acuerdo jefa -dije tomando nota.- me llevará un par de días. Necesitaré escarbar entre la basura. Tengo que buscar las condiciones en las que se privatizó la red y los planes de futuro de la empresa.

Durante las siguientes cuarenta y ocho horas trabajé sin interrupción en el caso y conseguí prepararle un amplio dossier. El caso estaba claro, el contrato por el que la empresa adquiría la red eléctrica por una cantidad irrisoria especificaba que el precio de venta era tan bajo porque la empresa adjudicataria se comprometía a invertir dos mil millones en una infraestructura que se caía a pedazos. El caso es que la crisis había golpeado con toda su fuerza poco después y la empresa había reducido las inversiones un cuarenta por ciento. Para evitar problemas mayores habían invertido en los grandes centros urbanos marginando las zonas de baja densidad de población. El resultado es que multitud de pequeños municipios estaban en un estado lastimoso y el caso de Alderna no era un suceso aislado.

Cuando le presenté el dossier era ya noche cerrada, no quedaba casi nadie en el edificio y abrí la puerta del despacho de la diputada agotado, aunque todo mi cansancio se esfumó de golpe al ver a Marta esperándome en ropa interior malva. Le expliqué los detalles más relevantes del caso mientras follábamos como posesos en el sofá de la esquina. Cuando terminé ella demostró con un grito su satisfacción por el buen trabajo realizado.

Al día siguiente, tras una tempestuosa reunión con el vicesecretario de energía, Marta se marchó a Alderna y estuvo toda la semana ausente. Yo seguí con mi trabajo. Le enviaba mis resúmenes por e mail y le corregía alguna declaración que hacía a los medios sobre el tema, pero a partir de la reunión que tuvo con dos consejeros de Vía Eléctrica el discurso primero se moderó y luego pareció olvidarse del tema. Yo, inocente de mí, supuse que había llegado a un acuerdo y había obligado a la empresa a invertir lo prometido.

-¡Hola jefa! -dije alegre de volver a verla.

-Hola, ¿Qué tal todo por aquí? -respondió ella con una mirada esquiva.

Debería haberme dado cuenta de que algo pasaba pero achaqué la mirada al cansancio del viaje y a que podía haber gente observándonos así que no le di importancia.

Los siguientes tres días los dedicamos a trabajo rutinario. Marta asistió a varias votaciones y concedió una entrevista al programa de las mañanas de la radio. Yo no le pregunté por el asunto de Alderna y ella no me comentó nada, cosa que me extrañó pero no le di demasiada importancia.

El viernes Rosa volvió a ausentarse toda la tarde por culpa de otro resfriado de su niña así que me quedé yo de nuevo al cargo de la centralita. Era casi la hora de irme cuando llamaron al teléfono.

El teléfono de Rosa era un artefacto con más botones que la estación espacial y no os extrañará que al pasarle la llamada, aún no se cómo, no se cortó la línea en mi teléfono. Estuve a punto de colgar pero como era el secretario de estado de energía temí que al colgar se cortase la comunicación así que opté por no hacerlo.

-Hola Marta, ¿Qué tal tu viaje? Tengo entendido que ha sido fructífero.

-Sí, el problema ha quedado arreglado para satisfacción de todos.

-Me ha llamado el presidente de Vía eléctrica para asegurarse de que no te has echado atrás con el trato.-dijo el secretario, activando todas mis alarmas- ese tío es más desconfiado que un perro cojo.

-Lo único que tiene que hacer él es limitarse a cumplir con el trato. Que arregle el suministro en Alderna y que tenga preparados unos cuantos generadores para suplir caídas de tensión este verano y yo no revolveré más el tema. -dijo dejándome de piedra.

-Ya le dije que no tenía de qué preocuparse. Esto no trascenderá a la prensa y tú tendrás tu puesto en el consejo de administración en la empresa cuando decidas retirarte.

-Muy bien -dijo ella con voz satisfecha – cuento con ello señor secretario.

-No me llames señor secretario, ahora que somos colegas puedes llamarme Juan…

Ahora ya me daba igual que se cortase la comunicación, colgué el teléfono con rabia y me fui sin despedirme. En el camino a casa no pude evitar pensar en lo imbécil que había sido al creer en ella. Se me había caído el último político en el que confiaba. La política volvía a ser ese agujero inmundo de basura y podredumbre en el que todo se compraba y vendía al mejor postor. Y yo estaba dentro, alimentándolo con mis discursos y alimentándome de él.

Llegué a casa cené algo y me puse delante del ordenador. Escribí varias cartas de dimisión pero las borraba antes de terminarlas. Estaba tan furioso que no podía ni pensar. Lo que más rabia me daba no es que me hubiese seducido y me hubiese engañado. Si no confiaba en ella, no habría ningún otro político en el que pudiese llegar a confiar.

No dormí en toda la noche sopesando mis opciones. Poco a poco fui dándome cuenta que si me iba no ganaría nada con ello. Perdería un buen trabajo con un buen sueldo y no podía permitírmelo, así que lo pensé detenidamente y finalmente decidí volver a trabajar al día siguiente.

Normalmente la puerta de mi despacho siempre está abierta, para tener un poco más de aire, pero en cuanto llegué la cerré a cal y canto, no quería ni verla. Realicé mi trabajo como todas las mañanas y tras enviar el resumen y recibir el O.K. de Marta bajé a la cafetería.

En esta ocasión no me pareció excesivo un Macallan doble con hielo a las once de la mañana. Durante cuarenta minutos me concentré en mi Whisky y mis negros pensamientos hasta que la diputada me sacó de ellos.

El alcohol nubló un poco mi cerebro pero no suavizó para nada el rencor y la frustración, así que entré en su despacho con aire taciturno.

-Hola querido ¿No has dormido bien?-dijo ella al percibir mis ojeras.

-La verdad es que me he pasado la noche pensando. ¿Querías algo?

-Sí , he estado redactando un discurso y quiero que le eches un vistazo dijo alargándome unos papeles escritos a lápiz.

-Por cierto ¿Qué pasó al final con el tema de Alderna? -pregunté yo mientras ojeaba los papeles sin mucho interés.

-¡Oh! Ya está resuelto. -dijo fingiendo haber olvidado el asunto- Vía Eléctrica ha prometido solucionar el problema de Alderna en el plazo de un mes.

-¿Y el resto de las poblaciones que tienen ese problema?

-El caso es que la empresa pasa en este momento por dificultades…

-¡Qué raro! -exclamé yo irónico.

-Me han prometido que lo solventarán con el tiempo y mientras tanto van a comprar una flota de generadores para solucionar los problemas puntuales que se puedan dar. Creo que es una solución bastante justa…

-No sé si será justa, lo que sí me parece es barata.- repliqué yo- Por lo menos podrás prometer a la gente que lo arreglarás cuando entres a formar parte del consejo de administración…

Marta se levantó como un resorte y se acercó a mí con el rostro desencajado.

-¿Cómo te atreves? -dijo ella echando chispas por sus bonitos ojos.

-Escuche tu conversación con el secretario anoche… fue muy reveladora.

La diputada alzó la mano iracunda para abofetearme pero le sujeté la muñeca antes de que pudiera descargar el golpe. Con un movimiento que no se esperaba le retorcí el brazo dolorosamente a la espalda y la empujé con fuerza contra el sofá. Marta calló sobre él con un gemido de dolor. Cuando intentó incorporarse la empujé de nuevo manteniéndola en una posición vulnerable.

-Idiota -dijo mirándome con desprecio -¿Qué creías? ¿Qué iba a ser el azote de las grandes multinacionales?

-No, pero esperaba que por lo menos no te venderías como una vulgar furcia.

-No seas estúpido, el problema está solucionado y todo el mundo ha salido ganando -repitió ella- El pueblo tiene su nueva y flamante red eléctrica, la empresa ahorrará dinero usando los generadores para evitar problemas con los picos de consumo y yo tendré un trabajo cuando me canse de esta mierda dijo levantándose por fin .

Marta estaba frente a mi levantando la cabeza para poder mirarme a los ojos. Tenía las ventanas de la nariz dilatadas y respiraba con fuerza, enfadada. Se levantó y yo la empujé de nuevo contra el sofá. Sus piernas chocaron contra él y se agarró a mí para mantener el equilibrio.

-¿Qué piensas hacer? ¿Volverás a escribir soplapolleces para que se la pelen adolescentes granujientos o seguirás conmigo? -dijo desabrochándose la blusa con una mirada de suficiencia.

Aquella mirada despectiva fue más de lo que podía resistir noté como la rabia se iba apoderando de mi hasta nublar mi entendimiento. Agarré a Marta por el cuello y descargué toda mi ira y frustración en un beso salvaje. Marta no se arredró y me lo devolvió. Nuestras lenguas tropezaron pelearon y finalmente se entrelazaron hasta que tuvimos que separarnos para coger aliento.

-Puta.

-Eunuco.

De un tirón le saqué el sujetador y comencé a magrear y a chupar sus pechos y sus pezones de la forma más sucia posible. La diputada se limitó a agarrarse a mi gimiendo excitada e intentando no caerse.

Con un nuevo empujón la tire sobre el sofá. Marta cayó con las piernas abiertas y yo metí la mano entre ellas buscando su sexo. Cegado por la ira y el deseo le rompí los pantis y aparté el tanga para penetrarla con los dedos. Mis dedos entraron fácilmente en su coño caliente y húmedo provocándole un grito de placer. Marta cerró sus piernas como queriendo impedir que sacase mis manos de su cálido interior.

Me agaché sobre ella y le di un nuevo beso tan salvaje como el anterior. Las manos de ella recorrieron mi cuerpo quitándome la camisa y bajándome los pantalones hasta las rodillas.

Seguí penetrándola sin contemplaciones con mis dedos mientras terminaba de deshacerme de los pantalones y los calzoncillos y me tiré sobre ella sin ningún cuidado. Ella resopló al sentir como mi peso expulsaba el aire de sus pulmones e intentó adoptar una postura más cómoda pero yo se lo impedí con una sonrisa lobuna.

Esta vez no pedí permiso y le metí la polla entera de un empujón. Marta gimió y tensó su cuerpo pero abrió las piernas y se dejó hacer. Durante unos minutos estuve entrando y saliendo de su cuerpo con empujones rápidos y salvajes intentando descargar toda mi ira y frustración en aquel agujero cálido y húmedo. La diputada gemía satisfecha rodeándome con brazos y piernas y clavándome sus uñas en mi espalda.

Con un gesto de rabia me aparté mientras ella se quedaba sonriendo con las piernas abiertas mostrando su sexo hirviente sin ninguna vergüenza.

-¡Vamos! -me retó ella- ¿Esto es todo lo que puedes hacer?

Con una sonrisa maligna la cogí por el pelo y la obligué a erguirse. La di la vuelta y la puse de espaldas a mí. Marta se puso de puntillas y frotó su culo contra mi pene erecto, yo la pellizqué los pezones sin compasión con una mano mientras que con la otra tiré del pelo hacía atrás para poder besar su boca de nuevo. Ella gritó y me mordió el labio indignada por el tratamiento.

-¡Zorra! -exclamé dándole un empujón con el que acabó tirada sobre el brazo del sofá.

-¡Ahora te vas a enterar! -Exclamé agarrándola por el cuello mientras me cogía la polla.

Ella intentó resistirse, pero no podía hacer nada y sólo pudo gritar cuando comencé a introducir mi polla dura y caliente por su culo.

-No por favor…

-Tranquila, relájate y disfruta, si quieres ser un gran político no sólo debes saber dar sino también recibir -dije con una sonrisa sarcástica mientras metía mi miembro hasta el fondo de aquel culito redondo y estrecho.

Sordo a los gemidos de dolor de la diputada seguí penetrándola mientras acariciaba su sexo. Poco a poco el dolor comenzó a ceder y como yo la había recomendado se relajó y disfrutó de cada andanada. En pocos instantes me había apartado la mano de su pubis y era ella la que se masturbaba mientras entre gemidos estrangulados me pedía que le diese más fuerte.

Incapaz de aguantarme más me corrí dentro de su culo. Con la polla aún dura le di dos salvajes empujones que la levantaron del suelo y la hicieron correrse entre gemidos de intenso placer.

Sin decir una palabra me vestí y la dejé jadeando tirada en el sofá con la ropa arrugada y los pantis rotos.

-¿Ha pasado algo? -preguntó Rosa cuando me vio salir- He oído gritos y …

-No te preocupes, hemos tenido un desencuentro y hemos cambiado impresiones. -dije yo aún con el sabor a sangre de su mordisco en su boca.-Por cierto se ha enganchado los pantis en una punta y se ha hecho una carrera, me ha preguntado si serías tan amable de comprarle unos nuevos.

Sin preocuparme de nada más bajé a la cafetería y me comí un pincho. Pasé el resto de la mañana sin hacer nada de importancia y después de comer me dirigí a la zona para el público del hemiciclo. Ese día había una sesión de control al gobierno y quería ver llegar a Marta.

Minutos después de que llegase empezaron a desfilar sus señorías para ocupar sus respectivos es caños. Rosa había conseguido llevarle a tiempo los pantis y Marta se presentó tan impecable como siempre, sin embargo su andar no era el andar seguro de otras veces. Sus pasos eran más cortos y más lentos y separaba las piernas algo más de lo normal al andar. Nadie aparentaba haberse dado cuenta pero yo observé con satisfacción como se sentaba en su escaño con un suspiro de alivio.

En un instante tenía abierto el maletín y revolvía entre los papeles en busca de su discurso. Por un momento levantó la vista hacia el palco del público y me vio. Un destello de ira paso por sus bellos ojos verdes pero al ver que no me intimidaba lo más mínimo, retiró su mirada y se concentró en el trabajo.

Era la típica sesión de control al gobierno. En un pasado no tan lejano, con el partido en el gobierno con mayoría absoluta, estas sesiones eran totalmente inútiles y degeneraban en una serie de monólogos y los famosos” y tú más” que originaban todo tipo de chistes entre los funcionarios de las cortes.

Pero ahora todo era diferente, el gobierno necesitaba apoyos desesperadamente y explicaba e intentaba convencer de que sus ideas eran las más adecuadas para hacer avanzar el país.

El primero en intervenir fue el jefe de la oposición. Se lanzó a degüello preguntando todo tipo de cosas con el único objetivo de intentar desgastar al gobierno. El presidente evitó fácilmente los ataques y tras una media hora de acusaciones el jefe de la oposición se sentó frustrado en su escaño.

La siguiente en incorporarse fue Marta. Esta vez el presidente fue menos agresivo en sus respuestas y se notaba que trataba de responder a las preguntas de la diputada con más paciencia intentando convencerla y atrayéndola hacia sus puntos de vista. Marta levantaba la mirada con frecuencia hacia mí y yo procuraba mostrar una actitud lo más neutra posible. No quería darle pistas de lo que le esperaba a continuación. Cinco minutos antes de que terminara la sesión abandone el hemiciclo y me fui a casa.

Los días siguientes me comporté con normalidad. Ella intentaba hacer lo mismo pero sus ojos brillantes y anhelantes la delataban. Me llamaba más a menudo y adoptaba poses “casuales” intentando provocar una respuesta por mi parte pero yo la ignoraba.

Transcurrió una semana y Marta se dejó de sutilezas. Esa mañana apareció con una minifalda negra y una blusa semitransparente. Llevaba la chaqueta del traje en la mano junto con el bolso de Gucci a juego con sus zapatos de tacón de aguja. Se había puesto sombra oscura en los ojos y pintalabios rojo brillante en sus labios. Yo la miré y por primera vez en toda la semana hice un casi imperceptible gesto de aprobación.

A pesar de ello no alteré para nada mis costumbres y seguí con mi trabajo como un día cualquiera. A las cuatro de la tarde me llamó a su despacho. Cuando entré me estaba esperando con los brazos cruzados bajo los pechos que se insinuaban bajo su blusa. Tenía una expresión de seguridad en los ojos que enseguida quise borrarle de la cara.

Me dirigí hacia ella y cogiéndola por la nuca y le di un largo beso. De un tirón la obligué a arrodillarse mientras que con la mano libre me bajaba la bragueta. Sin dejarla que dijese una sola palabra le metí la polla en la boca. Cuando la saqué el pintalabios se había corrido y la punta mi glande estaba teñida de un color rojo sangre.

Marta intentó protestar pero le metí de nuevo la polla ahogando sus palabras. La cogí por la cabeza y comencé a meter y a sacar el pene de su boca con rápidos movimientos. Cada vez que ella intentaba controlar con sus manos la profundidad de mis penetraciones yo se las retiraba de un golpe y la penetraba más profundamente aún. Pronto mi polla estuvo a punto de estallar mientras que de los ojos de Marta rebosaban gruesos lagrimones que recorrían sus mejillas dejando largos rastros de negra sombra de ojos sobre ellas. Finalmente saqué mi pene y eyaculé sobre su cara. Cuando mi polla terminó de retorcerse y expulsar semen la frote contra su cara y sus labios estremecido de placer.

-Eres un cerdo. -dijo ella con la voz ronca.

-Y tú una obra de arte -dije yo separándome y observando el rímel y la sombra de ojos formando gruesos churretones en sus mejillas y el pintalabios rojo extendido por la barbilla y el cuello. Allí, aún de rodillas, en la penumbra del despacho parecía una pequeña muñeca rota.

No dije nada más, no hacía falta. Me acerqué a ella y la ayudé a levantarse sin dejar de mirar en su ojos verdes. Sólo vi en ellos deseo y sumisión.

Ese mismo viernes por la noche le envié un email:

De: [email protected] 26-3-2016

Para: [email protected]

Mañana C/Flor de Escarcha nº6 3ºB a las nueve de la noche, la llave estará bajo el felpudo. Ponte lo que encuentres encima de la mesa del salón y espérame sentada en la silla. Si no cumples las órdenes o llegas tarde me iré.

Alex

Desde la habitación escuché a través de la puerta entornada como Marta recogía la llave y abría la puerta. Sin moverme oí a la diputada entrar en el piso en penumbra y percibí el tenue fru fru de la ropa al desnudarse totalmente y ponerse el antifaz y finalmente sentí el ruido que hacían la brida al apretarla en torno a sus muñecas con los dientes.

No me moví hasta después de haber oído el leve crujido de la madera de la silla al recibir su peso. Me levanté lentamente y me dirigí sin hacer ruido a una silla que había colocado frente a ella lo más alejada posible. Aproveché que se estaba moviendo intentando adoptar una postura más cómoda en la silla para sentarme sin que se apercibiera de mi presencia y me dediqué a observarla.

Había cumplido mis normas y estaba atada y totalmente desnuda salvo por el antifaz y unos pendientes verdes que colgaban de sus orejas. Recorrí su cuerpo con la vista en la penumbra disfrutando de su palidez y su belleza.

Había puesto el climatizador a dieciocho grados de manera que el ambiente era frío pero no entumecedor y como esperaba, no tardo en ponérsele la piel de gallina y en erizarse su pezones. Marta intentó juntar sus brazos al cuerpo para mantener el calor haciendo que sus pechos se juntasen y suspiró incómoda pero obedeció y no se movió de la silla.

Esperé pacientemente hasta que comenzaron los escalofríos. A intervalos el cuerpo de la joven se estremecía y temblaba ligeramente buscando entrar en calor sin llegar a conseguirlo del todo.

-Es una situación verdaderamente incomoda, ¿Verdad? -dije yo por fin sobresaltándola.

Marta respondió con una corta exclamación de sorpresa ignorante de que llevaba un buen rato observándola.

-Esto es lo que están sintiendo las personas a las que has decepcionado. -dije yo levantándome- Estarán a oscuras, en el frío de la noche, recibiendo golpes y preguntándose qué pecado han cometido para sufrir este destino. Y el único pecado en el que han incurrido ha sido creer en la democracia, creer en vosotros. Creer en personas que les han prometido una vida mejor y votaros para que consigáis todo tipo de derechos y prebendas y os olvidéis para qué os han puesto en sus escaños. Y digo sus escaños porque no sabéis o no queréis saber que esos escaños pertenecen al pueblo y sus señorías sólo os dedicáis a mantenerlos calentitos.

-Yo no…

-¡Silencio! -dije con un rugido que casi la hace caer de la silla.- es lo menos que puedes hacer después de que la última esperanza de esta democracia esté a punto de caer. Porque aún estás a tiempo de cambiar de opinión, de echarte atrás en ese trato deleznable y seguir siendo la persona que cambie el rumbo de este país.

-Yo sólo soy una gota de agua.

-Te equivocas- la volví a interrumpir mientras la cogía de las manos y la ayudaba a levantarse- Tu puedes ser el punto de inflexión.- dije yo quitándome el albornoz y abrazándola.- En este momento y en estas circunstancias estás en una posición de fuerza única para hacer reflexionar a sus señorías y cambiar radicalmente esta situación. -continué mientras notaba como el cuerpo de Marta reaccionaba al calor de mi abrazo.

Con lentitud acaricié su cuerpo y levanté una de mis manos hacía su nuca forzando con suavidad su cuello para alzar su cabeza y poder besarla. Esta vez el beso fue suave, Marta se apretó contra mi buscando mi calor desesperadamente mientras me devolvía el beso con lágrimas en los ojos.

Tiré con suavidad de ella y me siguió dócilmente hasta la habitación. La cogí por la espalda y la tiré de cara contra la cama de modo que su culo blanco y redondo quedase en el borde.

-Te has portado mal. -dije descargando un sonoro cachete y dejando mis dedos marcado en su culo blanco.

-Lo siento… -dijo ella mordiendo la almohada.

-No me importa si lo sientes, lo que quiero es que no se repita -dije acariciando su sexo congestionado y dándole un nuevo cachetazo.

Marta mordió de nuevo la almohada para no gritar y sin esperar mi orden bajo su torso y separó las piernas mostrándome su sexo y moviéndolo ligeramente, anhelando mis caricias. Yo me agaché y posé mi cara sobre su culo rojo y caliente por los azotes. Le besé el sexo ya humedecido y entré en su coño con mis dedos explorándolo con detenimiento y arrancándole gemidos de placer.

Con mis dedos rebosantes de sus jugos acaricié la entrada de su ano. Ella no reaccionó consciente de que se había portado mal y esperó pacientemente su castigo. Esta vez entre con mas suavidad en su culo que seguía siendo tan estrecho y apetitoso como la primera vez. Esperé un poco a que se relajase y comencé a encularla.

Marta ahogó las exclamaciones de dolor y levantó un poco más sus caderas para que mis huevos golpeasen su vulva con cada penetración. Pronto los gemidos se mezclaron con jadeos y gritos de placer que la diputada reprimía mordiéndose los labios. Agarrándola por la cintura le di la vuelta y la senté encima de mí. Obediente empezó a subir y bajar empalándose con fuerza con mi verga mientras yo la sujetaba por las caderas para que pudiese mantener el equilibrio con las manos atadas. Poco a poco fue aumentando el ritmo y la violencia de los saltos hasta que me corrí en su interior. Cansada y sudorosa, con mi polla aún moviéndose dentro de su culo le acaricié el sexo y le pellizqué los pezones sin compasión hasta que se corrió crispando su cuerpo sudoroso y mordiéndose los labios de nuevo para reprimir un grito de placer.

Marta quedó exhausta en mis brazos y tuve que sujetarla para que no cayese al suelo. Con ternura la abracé y la arropé en la cama aún atada y en la oscuridad y me acosté a su lado. Ambos dormimos sin sueños.

***

-¡Señorías, silencio por favor! -dijo el presidente -Se abre la votación para obligar a cumplir a Vía eléctrica con el compromiso adquirido al comprar la red de distribución de energía eléctrica en el plazo de tres meses a partir de la aprobación de esta moción o proceder a su expropiación sin compensación alguna…

Desde el palco del público observó a sus señorías revolverse inquietos en sus escaños. Marta levanta la vista hacia mí y sonríe con adoración. Sé que puedo confiar en ella. Sé que puedo confiar en el futuro.

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Relato erótico: “Rompiéndole el culo a Mili (16)” (POR ADRIANRELOAD)

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herederas3Destrozada por lo incomoda de la posición y desfalleciente por el esfuerzo, la tortura anal a la que la Sin título1sometí, Mili yacía tirada contra el lavabo. Con su vestido reducido a su mínima expresión, la mini sobre las nalgas, el escote debajo de sus senos, el brasier ladeado y su tanga a medio camino entre su pubis y sus rodillas…

Ah y obviamente mili con su ano atorado por mi verga y algunos hilos de leche discurriendo por sus intimidades, y bueno… el que les escribe detrás de ella empalándola por el culo y tomándola por la cintura para que no se desparrame.

Esa era la imagen que iba encontrar Javier si entraba al baño de mujeres… al que consideraba su amigo, con su verga incrustada a mas no poder en el hasta hace poco virgen ano de su ex enamorada, de su mayor conquista…

– ¿En el baño de hombres o mujeres?… pregunto una voz femenina, intuía que era la tetona.

Mierd… ¿nos habrán visto entrar?… serán solo ellos o Guille y Vane también… que importa?… si entran, nos jodimos…

– Creo que en el baño de hombres, parece que el de mujeres está ocupado… era la voz de Javier, que me dio cierta alivio de que no entrarían a descubrirnos.

Por precaución, saque sigilosamente mi verga del ano de Mili, que nuevamente se había puesto pálida, solo se relajó, casi como desinflándose cuando le saque mi pene. Me dirigí a la puerta, que para variar con el apuro no le había puesto seguro.

Para evitar hacer ruido, me limite a hacer presión con mi cuerpo y evitar que alguien entre. Aliviado escuche el ruido de la puerta de al lado, el baño de hombres, a través de la pared escuchaba sus risas…. pensé que la tetona quería hacer sus necesidades pero…

– ¿Qué esperas?… chúpame la verga… le ordeno Javier bruscamente en su borrachera.

Al escuchar esto, puse un expresión como diciendo: Vamos Mili, cómo pudiste estar con un tipo así?, que romántico este patán… la expresión de Mili, que ya estaba repuesta, también cambio como de sorpresa diciéndome, a mí nunca me trato así… como quien dice, cada quien actúa de acuerdo al que el otro le permite…

– Hey… está bien que tu puta (mili) no te haya hecho caso y me hayas vuelto a buscar, como siempre… pero te me calmas… que si no te la muerdo… replico la tetona, como escuchando lo que pensamos.

Quise soltar una carcajada, en cambio note que a Mili no le hizo mucha gracia que se refieran a ella como una puta… cambio su expresión un rato, divago, bueno tampoco le gustó mucho comprobar que su ex Javier le haya estado poniendo los cuernos con la tetona, supongo que en el fondo lo imaginaba.

– Ok, ok… que sensible… pero nadie la mama como tú y lo sabes… hazme el favor… replico Javier más calmado, viendo que la tetona molesta lo podía dejar con las ganas.

Con cada frase, Javier revelaba más sus infidelidades, Mili obviamente estaba distraída en pensamientos al respecto, continuaba apoyada contra el mueble… yo no sabía si ponerme celoso al respecto o darle su espacio… opte por hacerle señas, para abandonar el baño.

Ella al notarlo me hizo una negativa con la cabeza… pensé que quizás, como muchas mujeres que les gusta torturarse, quería escuchar en que terminaba toda esa conversación entre Javier y la tetona… y ver si se enteraba más cosas de ellos.

Afortunadamente creo que tenía en mente otra, cosa… note que su vista perdida termino posándose sobre mi verga semi erecta y aun empapada en líquidos. Mili sonrió, se recompuso lentamente, dejo su tanguita caer de entre sus piernas al suelo y la lanzo a un lado, se deshizo también de su jaloneado de su brasier.

Así, con el vestido sin arreglar, con el pubis desnudo, los senos al aire, el cabello desordenado, el maquillaje corrido, las mejillas coloradas, los labios rojos y los ojos con un brillo particular… con todo eso lucia hermosa…

Se acercó con ojos risueños, hasta enamorados, como dándome a entender que no le importaba lo que pasaba al lado… me tomo del cuello y me beso con una mezcla de pasión y ternura. La abrace, le devolví su afecto con caricias a su espalda, cintura, obviamente mis manos no se detuvieron ahí… acaricie sus carnosas nalgas…

No sé por qué, pero mentalmente mi mente voló al recuerdo de Vane y su short apretado que dejaba poco a la imaginación, era la primera vez que la veía tan conquistadora, obviamente me di maña para verle el trasero, que era bien formado, pero ahora tocando a Mili me percate de las diferencias entre ambas…

El trasero de Vane muy llamativo se notaba que era producto de horas de gimnasio, un trasero firme y duro producto de la musculatura desarrollada por el ejercicio… yo había practicado atletismo en mi juventud y vi muchas chicas en malla o calzoneta cuya llamativa musculatura en los muslos era similar a la que apreciaba en Vane…

Por otro lado las nalgas de Mili eran naturales, heredadas, digamos de su propio biotipo y esos rasgos de sangre morena que tenía… su trasero era suave y con la consistencia de esas pelotitas anti-estrés, me podría pasar horas amasando sus muslos…

Mientras hacía estas comparaciones mentales, las caricias en que le prodigaba a las posaderas de Mili, provocaron que sus besos sean más profundos e iba ahogando suspiros entre nuestras lenguas que se entrelazaban en besos cada vez más jadeantes…

Al mismo tiempo, al lado no se escuchaba mayor ruido, apenas algunos respiración y jadeos fuertes, por momentos me sonaba a Javier, por ratos a la tetona, que seguramente le estaría succionando la verga como el tanto quería y como Mili nunca se lo hizo.

Este pensamiento al parecer también fue compartido por Mili, que abandono mis labios y poco a poco fue agachándose, pasando sus manos por mi cuello, bajando por mi torso, hasta que finalmente termino arrodillada frente a mi verga, la cual empezó a limpiar lenta y cariñosamente…

Sus movimientos comenzaron a incitarme nuevamente, mientras mi verga iba creciendo lentamente en su boca, lo que parecía gustarle y cada vez me la mamaba con mayor pasión… casi como poseída, agarraba mi pene como su juguete, su paleta de dulce y se desvivía en caricias, lamidos, succiones… llegue a pensar que Mili mentalmente estaba compitiendo contra la tetona succiona vergas… ego de mujer al fin y al cabo…

Mili por más que se vistiera coqueta, con ropa apretada, y que todos en la facultad fantasearan con ella… a decir verdad, nunca la vi coquetear, regalarse, o insinuarse a chicos, siempre mantuvo a raya a la gente con su actitud, no a todos saludaba con beso en la mejilla solo a los que consideraba amigos, al resto de lejitos nomas…

Una cosa era que Mili se sentía cómoda con la ropa ceñida al cuerpo, hasta quizás que le gustara mostrar sus atributos o sentirse orgullosa de los mismos… pero otra cosa era que Mili le diera a cualquiera sus encantos… Javier lo consiguió tras mucho tiempo siguiéndola y disimulando su esencia de pendejo para engatusarla….

Pero eso de ser coqueta y regalona iba más con las costumbres de la tetona, que a todas luces era una regalona y poco sutil, con decirles que estando con Javier ella me llego a dar miradas más que insinuantes y provocadoras… para que juzgarla, cada quien vive su vida como le place y está visto que no soy un santo…

– Deja eso ya… ufff… ufff… ponte en 4 como siempre, ya sabes que me gusta… pedía ansioso Javier al lado.

– Pero no me la metas al ano rápido, que mi conchita esta mojada… eh… le advirtió la tetona que quería también ser saciada.

Yo seguía en la gloria con la succión que Mili me practicaba, pero volví a mis cabales tras escuchar a los de al lado. Debíamos aprovechar la distracción de ellos y salir de ahí para no ser descubiertos… mis manos acariciaba los cabellos de Mili arrodillada, pero opte por apartarla, prácticamente tirándola de los pelos porque Mili se había asido de mi verga como sanguijuela…

Mediante señas le di a entender que era suficiente… que debíamos irnos… pero Mili se negó, con una cara de pasión desbordada, estaba recontra caliente y no dejaría ese baño sin que la satisfaga nuevamente… sorprendido por esa actitud, intente hacerla reaccionar con gestos más severos… pero poco caso me hizo…

Solo opto por… de rodillas alejarse un poco y lentamente inclinarse, poniéndose de 4 patas, mientras lentamente iba abriendo las piernas y arqueando su espalda… para dejarme a la vista un magnifico paisaje: esas gordas y suaves nalgas morenas abiertas de par en par, con su vagina húmeda y su ano palpitante… sumisa como una perra, entregada totalmente, esperando que la sometan…

A la mierd… no soy de acero tampoco, me había hinchado las pelotas a más no poder… al sentir que no reaccionaba Mili giro el rostro de manera provocativa para verme, pasando la lengua por sus carnosos y melosos labios aun con mi leche impregnada…

Se jodio todo pensé, y poco después tendría razón… la poca cordura que tenia se fue al diablo, el temor de ser atrapados era lo último que paso por mi mente… esta mujer era el diablo, yo la había convertido en eso, en una adicta anal y ahora no podía alejarme tampoco de ella…

Solo me quedo, tomar aire, deshacerme de mi pantalón y dirigirme lentamente detrás de ella… deslice mi verga lentamente a través de sus labios vaginales, pasando de largo, para provocarle más cosquilleo en sus intimidades… eso la estremeció desde los talones a la coronilla, tembló de placer…

Pero ella sabía que no quería solo eso… paso su brazo debajo de su vientre y con su mano tapo la entrada de su mojada conchita… con su cabeza me hizo un gesto negativo de niña engreída… por ahí no me dio a entender… yo sabía lo que quería la bandida…

Cuando pose mi verga en la entrada de su arrugado anillo, un brillo apareció en sus ojos, ansiedad en sus labios semiabiertos esperando la penetración… la cual fue haciendo lentamente para no hacer ruido, a medida que mi verga iba abriendo su carne, ella entrecerraba los ojos, como disfrutando cada centímetro que se abría paso en su estrecho esfínter…

Al mismo tiempo, en el baño de al lado parecía que a la tetona la estaban empalando contra la puerta del baño ya que se escuchaba sus toscos gemidos casi doloridos y el ruido retumbante de la puerta… al parecer Javier se estaba desquitando con ese aguachento trasero todo lo que no le pudo hacer al magnifico culo de Mili…

Yo empezaba a sacar y hundir lentamente mi verga a Mili, que con el adiestramiento anal de las últimas semanas ofrecía menos resistencia que antes. El complacido rostro de Mili que en la anterior cogida había encontrado apoyo en el espejo, ahora Mili apoyaba el rostro contra el suelo sin importarle que estuviera sucio, sus desordenados cabellos eran su almohada…

Lejos de estar arrodillado detrás de ella, como costumbre en la pose del perrito, por la posición que adopto ella, no me quedo más que agazapado como haciendo sentadillas, castigarle el ano con mi verga empujándola hacia abajo, mientras ella resistía con sus rodillas al piso y pantorrillas levantadas, el culo empinado, el torso y las tetas al suelo igual que su sufrido pero gozoso rostro…

La veía retorcerse de placer, resoplar, mordiéndose los labios para no gemir en voz alta, solo murmuraba lastimeros gorgojeos de placer… a veces no aguanta y ella misma se mordía un dedo o se tapaba la boca casi hasta ahogarse…

Al mismo tiempo, su otra mano buscaba mi tobillo para sujetarlo, por momentos lo acariciaba, por momentos lo sujetaba con fuerza, en momentos de mayor éxtasis me lo apretaba casi hundiéndome las uñas como transmitiéndome todo su placer y dolor…

Estaba en la gloria viendo sus nalgas abrirse de par en par… era la mejor cogida que había tenido con ella, la sumisa posición, el prácticamente ruego para que la sodomice, la excitante situación casi competencia con los de al lado…

Pero caraj… con todo esto, honestamente me estaba acalambrando por la posición y tras el partido que me molió las piernas… pero está dispuesto a aguantar para llevar a Mili a ese orgasmo que tanto deseaba, que era su desquite, su revancha por enterarse de los cuernos que aguanto…

Por momentos la sentía tambaleante, como próxima a reventar en un orgasmo, pero conteniéndose, procurando alargar su agonía para disfrutarlo lo más que pudiera… la veía enrojecida con gotas de sudor que parecían fundirse con lagrimeos de gozo… hasta que mi cuerpo y sus cuerpo no pudieron más…

Mi verga exploto nuevamente dentro de su estrecho ano, parecía una manguera de bombero desbocada, ella se contrajo bruscamente, luego un par de veces más… el sonoro ruido al lado disimulo nuestras leves exclamaciones de placer, ya que al parecer ellos también estaban terminando su faena…

A pesar de mis piernas casi adormecidas, tuve que darme maña para sostener las caderas de Mili, que nuevamente habían perdido las fuerzas y querían dejarse caer a un lado con sus piernas temblorosas, pero lo evito mi verga que la tenía enganchada hasta las entrañas…

Solo note una gratificante sonrisa en los labios de Mili, como cuando tienes un buen sueño del que no quieres despertar sino seguir disfrutándolo un buen rato… igual que en esos casos, Mili parecía haber babeado en la almohada, en este caso el piso…

– Ahhh… que buen culo tienes perra… gritaba Javier satisfecho.

– Uhmmm…. Ufff… exclamo a su vez la tetona.

Obviamente el brusco halago de Javier tenía que ver mucho con el placer del momento que experimentaba, porque buen culo era el de Mili, lo otro más parecía un tamal mal envuelto… lo de la tetona eran sus grandes tetas y el rostro de coqueta provocadora…

Al parecer Mili estaba tan embobada, en otro mundo que ni atención le presto a la exclamación de Javier… seguía disfrutando de cada remanente del orgasmo, esa sensación y respiración placentera que te deja durante los instantes después de llegar al clímax.

Mientras mis pulmones buscaban aire, estaba medio mareado, al borde de un paro cardiaco, por el esfuerzo, la satisfacción, el procurar no hacer ruido, callar los jadeos… ufff… ufff… intentaba recuperar el ritmo normal de mi respiración… unos instantes después ya lo había logrado… pero no sería por mucho…

Mili ya parecía haber reaccionado, despertado de un sueño que se convertiría en pesadilla… me miraba desde abajo amorosamente con una sonrisa de oreja a oreja, yo le devolvía el mismo gesto mientras acariciaba sus apetitosas y bronceadas nalgas…

Luego escuche el chirrido de la puerta… si de esa puerta a la que nunca le pusimos seguro… A la mierd… la puerta se fue abriendo como en cámara lenta mientras yo volteaba el rostro con expresión y sorpresa, ya que estábamos medio de lado, con la puerta al costado, quien entrara nos vería casi de perfil…

El rostro de Mili fue cambiando de expresión de satisfacción a horror… sus ojos y cabeza que miraban, giraron a ver la puerta, mientras sus brazos intentaban reponer su cuerpo sin éxito, no tenía fuerzas y sus brazos cayeron nuevamente al piso… mis piernas adoloridas y acalambradas no atinaban a reaccionar…

Mi verga aun tiesa seguía anclada en el generoso culo de Mili, que yacía devastada debajo de mí con su apetitoso culo al aire, empinado, abierto de par en par con mi leche pugnando por salir… el vestido rojo remangado a la cintura, los senos henchidos contra el piso igual que su rostro ahora frio como el piso…

Y claro… grotescamente mi flaco y algo peludo trasero al aire, con mis bolas reduciéndose a su mínima expresión eso mata cualquier pasión… así mismo, mi verga encogiéndose después de haber vaciado toda su carga de leche en goloso ano de Mili…

La luz exterior empezó a entrar tenuemente por la puerta mientras dé a pocos se iba divisando el jardín… afortunadamente vacío hasta el momento, en el interior del baño se iba dibujando y creciendo una sombra que no pude distinguir bien…

Lo cierto era que no había tiempo de reaccionar, de vestirse, no había donde esconderse, no había donde huir… fue el principio del fin…

– ¿Pero qué es esto…?… fue la exclamacion que oimos venir de la puerta…

Y así fue como se jodio todo…

Continuara…

 

“MI ALUMNA SE ENTREGÓ AL PLACER” Libro para descargar (POR GOLFO) HISTORIA TOTALMENTE INÉDITA

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PORTADA ALUMNA2

Sinopsis:

El email de una desconocida despertó el instinto depredador que llevaba reprimiendo durante años y cómo no podía hacer mía a la causante, busqué a mi alrededor una sustituta. Contra toda lógica descubrí dentro del aula donde daba clases que Almudena, un cerebrito, era la sumisa que estaba esperando.

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Para que podías echarle un vistazo, os anexo los dos primeros capítulos
 

Capítulo 1

Después de una temporada de relativa calma, me vi inmerso en una vorágine de sexo y perversión como nunca la había tenido. Todo empezó un día recibí un email de una joven de apenas veintitrés años que se declaraba fan de mis relatos.
Al leerlo, mis años de experiencia me hicieron ver que tras los sinceros elogios se escondía una petición de ayuda. En una lectura rápida cualquier otro destinatario solo se hubiese quedado con la fascinación de esa niña por la literatura erótica pero, a mí, me resultó evidente leer entre líneas que su fantasía iba más allá.
«Tiene alma de sumisa», comprendí pero lo que realmente picó mi curiosidad fue advertir por su tono que deseaba de alguna forma conocerme.
Como perro viejo en esas lides, decidí hacer un hueco en mis obligaciones y poniéndome frente al teclado, la contesté cordialmente mientras la regalaba un relato inédito para que fuera ella la primera en leerlo.
«¿Caerá en la trampa?», me pregunté nada más enviar ese mensaje porque si era como yo suponía, no podría evitar responder lo que me daría la oportunidad de lanzarle un anzuelo tras otro hasta que esa cría pasase a formar parte de mi harén.
Mientras esperaba su respuesta, me puse a indagar sobre ella. Cosa que me resultó fácil porque sin saberlo, me había dado mucha más información de la que en un principio estaba dispuesta a revelar al cometer involuntariamente varios errores.
Aprovechando su buena fe, o mejor dicho su inconciencia, busqué el mail desde el que me había escrito en Google. Os juro que al hacerlo no esperaba ningún resultado que me permitiera conocer quién era la remitente, pero fue entonces cuando descubrí que había usado su dirección “oficial”.
«Es mona», certifiqué cuando uno de los enlaces me dirigió directamente a su Facebook.
Así supe de primera mano que mi interlocutora vivía en Puerto Rico, que estudiaba trabajo social en una de las universidades de esa isla, que no había mentido respecto a sus años y que al menos en la red, no tenía pareja ya que en ninguna de las fotos que había colgado aparecía con un tipo que no fuera de su familia.
«Es curioso», pensé, «las personas de su generación han crecido con internet y aun así, no saben cómo proteger su anonimato».
Trasteando en la web, recopilé un montón de información sobre sus hábitos e intereses sin tener que desvelar que era yo quien investigaba. Así me enteré que medía un metro cincuenta, que era blanca de piel y que llevaba el pelo corto pero también salió a la luz su gusto por los animales y su afición a la literatura seria.
«Alguien tendrá que explicarle que no está bien ser tan poco cauto y que al menos debe de tomar precauciones antes de entrar en contacto con un extraño», me dije olvidándome de ella por la llegada de María, una profesora del claustro donde trabajo, la cual desde hace seis meses es mi más fiel servidora.
Aunque no viene a cuento, el caso de esta madura merece un inciso para explicaros de alguna forma que una de las principales características de un amo es ¡estar siempre a la caza!
Todavía recuerdo el día en que conocí. Fue durante una charla informal en la cafetería de mi universidad. Estaba tomando un café con el rector cuando ese buen anciano me la presentó como su última adquisición para el departamento de investigación. Ni siquiera tuvo que hablar, como un libro abierto leí en su actitud, en sus ojos esquivos y en su exagerado mal humor que el destino de esa rubia pasaba por lucir uno de mis collares.
Y así fue, en menos de dos meses, María me rogó de rodillas ser mi esclava y desde entonces, una o dos veces por semana, llega a mi casa, se desnuda y durante cuatro horas se afana en servirme. Da igual que esté casada y que su marido se haya convertido en mi amigo, cuando la llamo corre a cumplir mi voluntad al saber que al final se verá recompensada y obtendrá el placer que ha venido a buscar.
Si os preguntáis porque os cuento esto, la respuesta es sencilla:
“Quiero dejaros claro que todos aquellos que tengáis una faceta sumisa ¡corréis peligro!”. Ya que el primer dominante con el que os topéis sabrá quizás antes que vosotros exactamente que tecla tocar para sacar a la luz vuestra verdadera personalidad y solo dependerá de él, el tiranizaros o el haceros disfrutar sin límite.
Volviendo a la historia de “Pequeñita”, María estaba haciéndome la primera mamada del día cuando desde el otro lado del charco, esa puertorriqueña me contestó. Sin permitir que la zorra se sacara mi verga de su garganta, me puse a leer el mensaje de la desconocida.
Os confieso que no fue ninguna sorpresa que esa monada me explicara su evolución y que siendo apenas una adolescente comenzara a disfrutar con las historias románticas donde el protagonista fuera un hombre dominante.
Tampoco me extrañó que rápidamente se diera cuenta que a esas novelas rosas les faltaba algo ni que fue cuando cayó en sus manos un libro erótico cuando realmente se enteró que deseaba sentirse usada aunque fuera una vez. En plan confesionario, me contaba en el mail que se fue concentrando en relatos de maduros al creer que solo con experiencia podía ser capaz de sacar la ardiente mujer que tenía dentro. De allí pasó a los relatos de dominación y de esos a los de no consentido.
Nuevamente no tuve que ser un genio para saber que esa boricua estaba en cierta forma buscando un escultor que diera forma a su ser y con él descubrir la que yo considero más sublime forma de placer que es la sumisión. Reconozco que lo que realmente instigó a mi lado dominante a seguir con ese intercambio epistolar fue comprobar que era sincera porque sin que yo se lo tuviera que pedir, “Pequeñita” se describió exactamente como aparecía en las fotos sin tratarse de adornar.
― No hace falta ser una Barbie para gustar a un hombre― tecleé respondiendo a su mensaje, harto quizás de la impostura que puebla la red.
Agradeciendo su sinceridad, le pedí que me contara el momento más erótico de su vida para comprobar cuan acertado estaba sobre sus verdaderas inclinaciones. Tras releer mi escrito, di al SEND y me concentré en la sumisa que tenía entre mis piernas.
María había aprovechado que no la miraba para empezarse a masturbar. Me hizo gracia saber que lo había hecho a propósito para que yo tuviera un motivo para castigarla pero la perspectiva que se me abría allende los mares me tenía de buen humor y por ello únicamente esperé a que estuviera a punto de correrse para prohibírselo.
― ¿No me va a castigar?― incrédula me preguntó.
― No te lo mereces― respondí.
Tras lo cual la llevé sobre mi cama y le inserté sendos consoladores en cada uno de sus agujeros. La cuarentona creyó que iba a hacer uso de ella pero poniéndolos a toda potencia, me fui a merendar advirtiéndola que no iba permitir que en esa tarde, me volviera a fallar.
«Tengo vedados los orgasmos», comprendió y humillada esperó a que esos dos enormes falos de plástico cumplieran su labor.
Satisfecho con ese peculiar escarmiento, abrí la nevera y me preparé un bocadillo. Cuando os digo que estaba satisfecho, así era porque si bien los ajenos a este mundo, equiparan sumisión al dolor, eso es falso. Se puede ser el amo más dominante sin tener que torturar a nuestras princesas porque unas necesitan mano dura mientras a otras les basta con sentirse dirigidas.
Con una cerveza en una mano y el bocata en la otra, volví a donde estaba mi sumisa. No tuve que traspasar la puerta para saber que María me había obedecido al ver cómo intentaba a duras penas contener el placer que se iba acumulando entre sus piernas.
«Es una puta bien adiestrada», sentencié mientras me sentaba a observar su sufrimiento al no poder correrse.
La rubia suspiró al verme y con lágrimas en los ojos, me imploró que la perdonara. No le hice caso y masticando lentamente incrementé su zozobra al sentirse observada.
― Amo, ¡no aguanto más!― chilló descompuesta al ser consciente que desde mi asiento podía ver claramente que tenía su sexo anegado.
Disfrutando de su desamparo, metí y saqué el falo que tenía incrustado en su trasero un par de veces antes de humillarla, diciendo:
― Viendo lo gordas que tienes las tetas, es una pena que seas tan vieja. De ser más joven, te preñaría para que así asegurar que mi hijo tuviera leche suficiente con la que alimentarse.
Mi menosprecio caló hondo en ella y con un tono menos sumiso del que debería, protestó:
― Todavía puedo quedarme embarazada.
Su respuesta me sirvió para recordarle que entre los límites que ella misma me había puesto al convertirse en mi esclava estaba el no tener descendencia. María al oír mi réplica comprendió que tenía razón y dando una vuelta de tuerca más a nuestro acuerdo, contestó:
― Si usted lo desea, me gustaría quitar ese término. Sería un honor que usted me preñara.
― Lo pensaré― fue mi escueta respuesta y premiando la extensión de su confianza, le dije: ― mientras tanto, ¡puedes correrte!
Mis palabras desencadenaron su placer de inmediato. Tanta era la presión que llevaba acumulando que en cuando abrió la espita, todo su cuerpo se vio desbordado por un brutal orgasmo cuyos signos más evidentes fueron sus gritos pero como la conocía de sobra, para mí fue admirar su entrega hecha líquida en el charco de flujo que se formó sobre las sábanas.
― Me encanta ser su guarra― berreó al sentir que retiraba el consolador de su ojete.
Sacando mi pene de su encierro, formalicé el nuevo trato empalándola de un solo arreón mientras susurraba en su oído que a partir de ese día tenía la obligación de dejar de tomar anticonceptivos.
Todavía no sé si las lágrimas de sus ojos fueron por el dolor que sintió al romperle tan bruscamente el culo o de felicidad por saber que su vientre albergaría durante nueve meses una versión en pequeño mía. Lo cierto es que no llevaba sodomizándola más que unos pocos segundos cuando un geiser brotó hirviendo de su sexo, empapando mis muslos.
«¡Cómo me gusta que sea tan puta!», exclamé en mi mente para no revelar ante esa rubia esa intima apetencia.
Deseando que se sintiera mi montura y yo su jinete, agarré su melena a modo de riendas y dando una azote en sus ancas, incrementé el compás de mi galope hasta hacerlo desenfrenado.
María, agradeció el nuevo ritmo, relinchando de placer y ya convertida en yegua buscó desbocada otro nuevo orgasmo. Su enésimo clímax coincidió con el momento en que mi pene explotó regando con su simiente los intestinos de mi sumisa.
La felicidad que mostró, me hizo pensar que realmente le apetecía que mis genes sembraran su todavía fértil vientre pero también comprendí que si no conseguía que prendiera mi retoño, tendría que buscarme una sustituta. Recordando a la puertorriqueña, decidí que “Pequeñita” podría ser una buena sustituta…
Acababa de despedir a María cuando una campanilla me informó que acababa de recibir un nuevo mensaje. Al abrir mi Hotmail, sonreí al comprobar que era la chavala de uno cincuenta y pechos medianos quien me contestaba.
Mi sonrisa que se había acrecentado cuando de primeras leí que esa muñeca me confesaba sus deseos de profundizar en el mundo que consideraba mi forma de ver la vida, desapareció de golpe al continuar y enterarme por sus palabras que ya había entrado en contacto con otro amo. “Daddy” fue el término que usó para referirse a él.
«¡Mierda!», mascullé enfadado porque una de las reglas no escritas de la dominación es que uno puede comprar o vender a una sumisa pero nunca inmiscuirse en la relación con su amo.
Mi cabreo se convirtió en indignación al enterarme que tras una primera sesión que incluyó desde azotes, bondage hasta lluvia dorada, ese capullo no había querido volverla a ver por miedo a que sus otras tres sumisas se enteraran y le dejaran.
«Ese tipo no merece que nadie le llame daddy», sentencié al saber que un verdadero amo nunca dice cuántas sumisas tiene y menos, las tiene que rendir cuentas de lo que hace cuando ellas no están.
«Ni siquiera debió explicarle en que consiste el acuerdo de entrega y tampoco establecieron en común los límites que ninguno podía traspasar», hecho una furia comprendí.
Lo de menos era la horterada de “Daddy”, yo mismo a mis sumisas las considero y las llamo mis “princesas” porque al fin y al cabo, mi función es hacerlas gozar descubriendo hasta donde llegan las fronteras de sus tabúes. Lo que realmente me hacía tirarme de los pelos es que ese insensato hubiera podido dañar por ignorancia o maldad un brillante en bruto como parecía ser esa niña.
«De tenerlo enfrente, lo mataba a golpes. ¡Cómo se le ocurre forzar la máquina en la primera sesión!», cada vez más encabronado con el asuntó, señalé: «El primer día sirve para establecer la confianza sumisa― amo, ¡no para experimentar!».
Por mi mente pasaron unas cuantas candidatas que ni siquiera habían podido soportar verse frente a frente conmigo en un cuarto, sabiendo que la razón de estar ahí era entregarse a mí, a un cuasi desconocido.
«¡En qué coño pensaba ese inútil! De haber sido yo, “Pequeñita” hubiese modelado desnuda para mí y poco más. Exagerando al despedirme ¡la hubiese besado!», mi mente no dejaba de repetir mientras seguía leyendo.
La propia boricua confirmó mi opinión al explicarme tal y como se lo había pedido que el momento más erótico que había experimentado en su vida fue durante esa sesión cuando la empujó contra la pared y teniéndola indefensa, forzó su boca con la lengua mientras sentía su presencia.
― ¡Eso fue lo único que hizo bien!― en voz alta recalqué, un poco más tranquilo al darme cuenta que los daños en “Pequeñita” parecía no ser permanentes: ― La chavala es sumisa de corazón y por eso reaccionó al premio que le daba su amo.
Viendo que no todo estaba perdido y que con ese aprendiz de amo no me unía ningún tipo de cortesía “profesional”, decidí explicar a mi interlocutora por qué tenía que cambiar de Daddy y buscarse uno que realmente supiera como eran las cosas.
Ni que decir tiene que ¡me ofrecí a ser yo quién la enseñara!

Capítulo 2

A raíz de ese mail, la boricua desapareció de mi vida. Os confieso que interpreté su silencio cómo una oportunidad perdida. Estaba desilusionado porque me apetecía hacerme con esa carne fresca a la que someter a mi antojo. Para entonces la consideraba un trozo de mármol que mis manos podían ir cincelando poco a poco hasta convertirla en mi puta.
Para mí, “Pequeñita” no era una persona con sentimientos, era un objeto con el que saciar mi hambre de nuevas conquistas. Deseaba poner mis garras en ella y sin que se diera cuenta irla adoctrinando a mi antojo, de forma que al final, esa jovencita respirara, comiera e incluso defecara con un único objetivo: “Servirme”.
Su vida pasaría a ser mía. Por mis planes pasaba que su voluntad se fuera diluyendo como un azucarillo en el café con el objetivo de endulzar mi existencia. Deseaba anularla, convertirla en una zombi que solo deambulara por el mundo con el fin de adornar mi galería de trofeos.
Había previsto, exhibirla ante mis conocidos como un ganadero muestra orgulloso su mejor res. Dejar que mis colegas de perversión pusieran sus sucias manos sobre los pechos casi virginales de esa cría para comprobar lo bien que la había adiestrado.
Tenía muchas esperanzas puestas en esa puertorriqueña. En mi pérfida imaginación, iba a ser yo el que rompiera por primera vez su culo. Bajo mi mando, había planeado que esa angelical muchacha satisficiera solo porque yo se la mandaba a mujeres tan perversas como yo.
Y cuando me hubiese cansado de ella, vendería sus despojos al mejor postor para acto seguido buscar una nueva víctima que anotar en mi lista de éxitos.
Pero desgraciadamente, todo se había ido al traste o eso pensé cuando al tercer día, no había tenido noticias de ella. Interiormente me reconcomía el hecho de haberme excedido exigiendo que dejara a su “daddy”. Por muy inepto que fuera ese imbécil, si la había conseguido convencer de pasar el trance de esa brutal sesión, de alguna forma la tenía en sus manos.
«¡Qué desperdicio!», mascullé mentalmente al haber perdido esa gema, sobre todo porque estaba convencido que en mis manos cual cisne, pasaría de ser un patito feo al más bello de su especie.
Asumiendo mi error, llamé a María. Sin que yo se lo preguntara, esa cuarentona me informó que había dejado de tomar la píldora y que no veía el momento que me dignara a inseminarla.
― A las doce en mi despacho― contesté colgando el teléfono.
La idea de preñar a esa rubia y que el tonto del culo de su marido corriera con los gastos de su educación me alegró el día y terminando de desayunar, me dirigí como todos los días a impartir clases.
Curiosamente al entrar en el aula y enfrentarme a un público mayoritariamente femenino, me hizo recordar a “Pequeñita”.
«¿Cuantas de estas zorritas serán sumisas?», me pregunté mientras acomodaba mis papeles en el estrado, «¿La morena de tetas grandes quizás? o ¿la guarra con minifalda de la tercera fila?».
Una a una fui recorriendo toda la clase. “Pequeñita” había despertado mi instinto depredador y como el ave de rapiña que soy, dejé a un lado mi promesa de jamás buscar putitas entre el alumnado y mentalmente fui anotando candidatas.
Al terminar la clase ya había descubierto al menos media docena de jovencitas que mostraban signos de ser sumisas y cogiendo un bolígrafo, anoté sus nombres en la libreta que tengo para ese fin. No contento con ello, durante la segunda hora hice lo mismo pero en este caso, mi interés se centró en una de las de mayor edad pero no por ello de menor coeficiente intelectual. Al contrario, era un cerebrito que estaba cursando su tercera carrera.
Os preguntareis el porqué. Me resulta muy sencillo de explicar, estaba oteando entre las filas de pupitres cuando la descubrí mirándome embelesada. Al sentirse descubierta, su rostro se tornó pálido y bajó su mirada pero ya era tarde, bajo su blusa dos pequeños bultos me revelaron su excitación.
«¡Coño! No me había dado cuenta que Almudena es otro diamante en bruto», señalé sin margen de error.
Mi seguridad venía motivada porque antes que yo, ella había reconocido en mí a un dominante y siendo sumisa de nacimiento se había sentido atraída.
«Somos polos opuestos», comprendí, «amos y sumisas somos capaces de reconocernos».
Aun así debía constatar que esa cría había nacido para alguien como yo. Impartiendo la materia entre los alumnos, me fui acercando a ella. Su creciente nerviosismo hubiese sido suficiente pero queriendo confirmar sin duda alguna que Almudena terreno abonado donde arar, en un momento dado, puse mis manos a ambos lados de sus hombros. Tal y como había previsto esa castaña, al sentir mis garras sobre su piel, cerró sus piernas en un vano intento por evitar que advirtiera la excitación que recorría su cuerpo. Nadie en todo el aula se dio cuenta de lo que ocurría. ¡Miento! ¡Dos si éramos conscientes! ¡Mi presa y yo!
Recreándome en mi dominio, acaricié levemente su cuello con uno de mis dedos hasta que vi como cerraba sus puños sobre la mesa.
«Se ha puesto cachonda», sentencié y dejándola en paz, caminé hacia el estrado.
El resto de la hora paso sin pena ni gloria, reconozco que tan poco me esmeré en dar una clase magistral porque mi mente estaba ocupada en otras cosas.
¡Iba a cruzar los límites que me había auto impuesto!
Por eso cuando mis alumnos ya salían rumbo al descanso, llamé a Almudena. La chavala al oírme instintivamente tapó sus senos con una carpeta y totalmente colorada, llegó hasta mi mesa. Toda ella temblaba con el mero hecho de estar en mi presencia y hurgando en esa herida, con descaro recorrí sus piernas antes de decirla:
― Ando buscando una ayudante y he pensado en ti.
No era una pregunta, era una afirmación y por ello esa indefensa jovencita no tuvo oportunidad de librarse y ató su destino al mío al contestar:
― Será un honor servirle.
Esa respuesta me reveló que no me había equivocado al elegirla como futura sumisa, ya que su propia naturaleza la había traicionado empleando una frase que solo una puta consciente de sus inclinaciones usaría. En ese momento, me hubiese gustado dar inicio a nuestra primera sesión pero recordé que había quedado con María.
«Un amo debe cumplir primero con sus princesas», medité y asumiendo que al menos estaría una hora ocupado con la profesora ordené a la chavala que fuera a verme sobre la una.
― Allí estaré― contestó la incauta con una alegría que desbordaba todos sus poros.
Tras lo cual, la vi marchar meneando el pandero que no tardaría en usar. Ese sensual movimiento de nalgas fue una muestra más que esa cría era un proyecto de putita porque aunque todavía no lo supiera, involuntariamente su cuerpo mostraba la felicidad de una esclava al conocer a su dueño.
Para entonces mis hormonas habían tomado las riendas de mi voluntad y mirando el reloj, me di cuenta que llegaba tarde.
«Espero que ya esté caliente, ¡necesito descargar!», pensé del vientre que iba a germinar mientras enfilaba el largo pasillo que llevaba a mi despacho.
Felizmente, mis previsiones se vieron superadas porque al llegar a mi oficina, esa zorra de cuarenta tacos se lanzó sobre mí aún antes que pudiera cerrar la puerta con llave. Su hambre era tan grande que, sin ni siquiera saludarme, se arrodilló y sacó mi miembro de su encierro.
Al descubrir que mi pene estaba erecto su cara se iluminó e intentó hacerme una mamada. Como mis intenciones eran otras, agarré su rubia melena y la obligué a levantarse. El tirón de pelo fue doloroso pero no se quejó y permitió que girándola, le subiera las faldas.
«Viene lista», murmuré mentalmente al comprobar que no traía ropa interior y mientras metía un par de dedos en su vulva, forcé a mi sumisa a apoyarse en la mesa con su culo frente a mí.
Cómo ganado que va al matadero esperó que me pusiera tras ella, dando un pequeño grito cuando mi verga rellenó su sexo de un solo empujón. Su mojado conducto absorbió mi primera puñalada sin dificultad y eso me dio la seguridad que podía incrementar mi ritmo sin correr el riesgo de dañarla.
― ¿A qué esperas? ¡Muévete! ¡Puta!― exclamé al tiempo que daba mayor énfasis a mi orden con un sonoro azote.
María deslumbrada por la rapidez en la que se estaban desarrollando los hechos, esperó a notar la base de mi sexo chocando con sus nalgas para rogarme que le diera caña. Haciéndola caso cogí sus pechos entre mis manos y pellizcando sus pezones, le pedí que se masturbara.
No hizo falta que se lo repitiera dos veces, bajando su mano, empezó a acariciar su entrepierna a la par que empezaba a moverse. Moviendo sus caderas mientras el intruso de sus entrañas seguía apuñalándola, fue incrementando sus movimientos hasta que ya completamente cachonda, me pidió un nuevo azote. Al tiempo que rítmicamente iba sacando y metiendo mi pene de su interior, comencé a regalar una serie de nalgadas a sus cachetes mientras la zorra no dejaba de torturar su clítoris con sus dedos.
Sus gemidos se fueron convirtiendo en gritos y los gritos en alaridos de placer al sentir que incrementaba la velocidad de mis embestidas. Era tal mi calentura que con mi presa totalmente entregada le exigí que me contara lo que estaba experimentando.
― Devoción, amor y obediencia por mi amo.
Sus palabras inflamaron mi ego y atrayéndola hacía mí, la penetré sin contemplaciones. Completamente dominada por la lujuria, María chilló a sentir que se volvía a correr y soltando un largo suspiro, me pidió que no parara.
― ¿Te gusta putita?― dije dando el enésimo azote en su trasero.
― Me enloquece la idea que me embarace― contestó al sentir el calor de mi golpe.
Esa confesión había espoleado aún más su ardor y levantando su culo, mordió sus labios al tiempo que se corría. Su orgasmo coincidió con el mío y rellenando su interior con mi simiente, me desplomé en la silla de mi despacho. Exhausto, dejé que me besara. María sin dejar de acariciarme, esperó a que descansara, tras lo cual pasando su mano por mi pelo, me dijo:
― Mi amo me ha dejado el culo calentito pero mi coño sigue listo para recibir otra vez su simiente.
Un ruido fuera del despacho, me hizo sospechar que mi siguiente visita había llegado antes de tiempo y aunque me apetecía un nuevo asalto, le ordené que se vistiera. Como profesora de la misma universidad comprendió mis razones y por ello no puso objeciones. Lo que sí hizo fue cuando ya estaba lista para salir por la puerta, fue preguntarme si esa tarde se podía pasar por casa.
― Luego te llamo.
Como había supuesto, Almudena se había adelantado y permanecía sentada en la sala de espera. Tras despedirme de la cuarentona, me tomé unos segundos en hacer un rápido examen a esa chavala. Por lo coloreado de sus mejillas, comprendí que había escuchado parte sino todo el polvo con mi otra princesa.
Sonriendo de oreja a oreja, volví a mi sillón diciendo:
― Pasa y cierra la puerta.
Sentado tras la mesa de mi despacho, observé el nerviosismo de mi alumna con franco interés. Se notaba a distancia que Almudena apenas podía retener el temblor de sus rodillas. Disfrutando del momento, me quedé callado mientras leía su expediente.
«No parece tener veinticinco años», pensé ya que a pesar de su cara de niña, le había dado tiempo de terminar dos carreras y estaba cursando la tercera. Nacida en un pueblo del norte de España, supe al leer su dirección que vivía en un Colegio Mayor.
«¡Qué raro! A su edad, los universitarios suelen alquilarse con amigos un piso donde vivir», medité anotando ese dato por si resultara importante.
Aunque sabía que era brillante, repasando sus notas comprendí que la castaña era una especie de genio.
«No me extraña que esté becada. ¡Lleva todo matrícula!», dictaminé mientras levantaba mi mirada de los papeles y comprobaba que mi silencio la estaba poniendo histérica.
En su asiento, Almudena se retorció incómoda al saberse observada. Haciendo caso omiso de su turbación, esperé a que la castaña ya no supiera donde mirar o cómo sentarse para decirle:
― Mis exigencias son sencillas, demando una ayudante sin problemas de horario y dispuesta a cumplir mis órdenes tanto aquí como fuera de la universidad.
La castaña asintió con la cabeza. No me costó percibir en mi alumna una especie de satisfacción al escuchar de mis labios que su jornada se iba a extender más allá de lo académico. Indagando en ello, me permití inmiscuirme en su vida privada al preguntar:
― ¿Tienes pareja? ¿Novio? ¿Novia?
Sus ojos reflejaron su sorpresa ante ese interrogatorio pero se recompuso rápidamente y contestó:
― Todavía no he encontrado lo que busco.
No queriendo perder la baza de enterarme si al menos tenía un pretendiente, insistí:
― No quiero que luego me vengas con que no puedes cumplir una de mis órdenes por tener otras responsabilidades.
Mirándome a los ojos y con voz firme, respondió:
― Si usted me admite bajo su tutela, nada ni nadie me impedirá satisfacer sus exigencias.
La seguridad y la completa sumisión que traslucían sus palabras no hicieron más que confirmar mis esperanzas de haber encontrado un espécimen listo para ser pulido. Para entonces, el dominante que había en mí me azuzaba a comenzar de inmediato su adoctrinamiento pero el poco sentido común que me quedaba, me hizo recabar una última prueba sobre su naturaleza y por ello antes de entrar en materia me levanté y poniendo como en la clase mis manos en sus hombros, pregunté:
― ¿Cuánto tiempo llevas queriendo que yo sea tu mentor?
La putita se quedó paralizada al sentir mis dedos sobre su piel y con la respiración entrecortada, tuvo que hacer uso de toda su voluntad para contestar:
― Desde que asistí a una de sus conferencias.
― ¿Cuando fue eso?― insistí dejando que mis yemas recorrieran su cuello.
La muchacha no consiguió evitar un gemido al sentir esa caricia, tras lo cual, muerta de vergüenza, me confesó que hacía más de un año. Su respuesta me permitió profundizar y usando mis dos manos, comencé a darle un sensual masaje mientras le decía:
― No me mientas.. Dime que es lo que buscas en mí.
Tardó unos segundos en contestar. Almudena estaba aterrorizada por mis preguntas. Temiendo estar malinterpretando mi actitud, se giró hacia mí y con la angustia reflejada en su cara, me miró a punto de llorar:
― Su protección.
― ¡Explícate!― le exigí al tiempo que dejaba caer uno de los tirantes que sostenían su vestido.
Sus ojos brillaron al saber que no había sido producto del azar y llevando su boca hasta una de mis manos, depositó un beso en ella para acto seguido contestar:
― Desde que le vi, reconocí en usted a mi dueño.
Satisfecho, observé que al confesar esa cría se quitaba un peso de encima y recreándome en el poder que acababa de darme, mis yemas bajaron por su escote y por primera vez me apoderé de uno de sus pezones. Habiendo revelado su condición, Almudena gimió descompuesta al comprender que la aceptaba y mientras sus areolas eran objeto de mis mimos, directamente me preguntó:
― ¿Puedo llamarle amo?
La urgencia de esa putilla en convertirse en mi sumisa era tan evidente que intuí que había tenido una relación BSDM con anterioridad y por ello levantándola de su asiento, me permití el lujo de liberar sus pechos antes de decir:
― Eso depende de ti.
Aproveché el momento para disfrutar de sus tetas y tuve que reconocer que eran mejores de lo que me había imaginado. Grandes y duras estaban coronadas por dos rosadas areolas que pedían a gritos ser mordidas. Aguantando estoicamente el repaso que le di y sin necesidad que le explicara su significado de mis palabras, cogió mis manos entre las suyas diciendo:
― Soy una mujer libre y como tal, deseo depositar mi vida en sus manos.
Al escuchar que Almudena daba comienzo a la ceremonia de entrega, supe que no era el momento ni el lugar y por ello, corté de plano sus esperanzas, susurrando en su oído:
― Aquí no― y garabateando mi dirección en una hoja de papel, mordí su lóbulo mientras le decía: ― Te espero en mi casa a las seis.
Un tanto cortada por mi brusco rechazo, esa putita acomodó su ropa y con un deje de deseo en su voz, quiso saber cómo tenía que acudir a la cita. Me tomé unos segundos en contestar y recordando que era viernes, soltando una carcajada, contesté:
― Aunque en mi casa no la vas a necesitar, tráete ropa para todo el fin de semana.
― Así lo haré― me informó con una sonrisa de oreja a oreja, tras lo cual, pegando su cuerpo al mío, me besó diciendo: ― Estoy deseando ser suya.
Su descaro me hizo cautivó y acercándola todavía más a mí, correspondí a su arrumaco, dejando que mis manos se apoderaran de su espléndido culo y contento al descubrir que bajo su vestido esa niña tenía un par de nalgas dignas de una modelo, mis hormonas entraron en ebullición por lo que tuve que retirarla para evitar tomar posesión de ella en ese instante.
― Te veo a las seis― repetí despidiéndome de Almudena.
La castaña refunfuñó ante ese nuevo rechazo pero asumiendo que tenía razón, me dijo adiós y desapareció rumbo al pasillo. Acababa de despedirla cuando el sonido de mi Outlook me avisó que acababa de recibir un mail. Al mirar en la pantalla, vi que era “Pequeñita” quien lo había mandado.
Menos urgido de hacerla mía, al tener a mi disposición un nuevo juguete al que echar el diente, comencé a leer su mensaje. En él la boricua me pedía perdón por no haberme contestado antes, mostrándome sus dudas sobre cambiar a su “daddy” por mí pero que a pesar de eso, no quería que dejara de escribirla porque deseaba seguir en contacto.
Os juro que estuve a punto de dejar de leer pero algo me hizo continuar y fue a continuación, cuando contestando a la pregunta que le había hecho sobre cómo sería su encuentro ideal con su amo, leí que había escrito:
― Mi fantasía más recurrente es estar amarrada de las manos sobre mi cabeza y tener las piernas separadas inmovilizadas con un antifaz puesto para no saber qué me va a hacer mi amo. Que me acaricie todo el cuerpo disponiendo de él, que me bese posesivamente, que me chupe las tetas y muerda mis pezones hasta ponerlos duros. Que me masturbe el clítoris y me meta los dedos en el coño. Que no me deje correr hasta que se le antoje. Que me ponga a cuatro como una perra y juegue en la entrada de mi coño alargando el momento de la penetración. Hasta que decida clavarme (todavía no sé si lentamente o de una estocada porque de las dos maneras me excitan) y que siga con un mete y saca sin dejar lugar a dudas quien es el que manda.
Reconozco que aun sin saber si “Pequeñita” algún día sería mía, la elocuencia de sus palabras y la calentura que demostraban me hicieron albergar nuevas esperanzas. Sabiendo que no debía romper con ella antes de empezar por el mero hecho de no estar segura, cogiendo el teclado contesté a su email, diciendo que aunque no compartía su decisión, aceptaba sus motivos. Tras lo cual le pedí que a modo de juego, aceptara seguir mis órdenes sin comentar nada a su daddy.
La puertorriqueña debía estar frente a su ordenador porque casi de inmediato, respondió que la idea le gustaba.
«Será difícil pero todavía esta zorrita puede ser mía», pensé mientras le pedía que mi primer deseo era que se depilara por completo.
― ¿Para qué?― me preguntó.
Sin darle mayor explicación, respondí:
― Hazlo, confía en mí.
Esta vez, “Pequeñita” tardó unos minutos en contestar.
― Lo haré esta tarde.
Al leer su respuesta me despedí, citándome con ella para el día siguiente. Al apagar el ordenador y recoger mis bártulos, descojonado comprendí que tras un periodo de relativa calma ¡se me estaba amontonando el trabajo! No en vano, tenía una princesa que preñar, una que educar y un proyecto que si todo salía bien pudiera a llegar ser mi obra maestra. Pensando en ello, cerré mi despacho y decidí que tenía que darme prisa porque esa tarde iba a incrementar mi harén.

 

Poesía erótica: “Nostalgia erótica”(POR LEONNELA)

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Te vas amor de eternas madrugadas,

y qué me dejas? Nada!!

Solo el sabor de una boca viciosa

que remueve hambres en mi piel.

Tu aliento, tu saliva,

tu humedad entre mis labios…

Te vas amor de cálidos inviernos

y qué me dejas? Nada!!

solo el rastro de unas manos inquietas

que tejen atajos en mi cintura.

Tus roces, tus caricias,

tu locura en mis caderas…

Te vas amor de oscuras fantasias

y qué me dejas? Nada!!

solo el calor de una piel algodonada

que desata deseos bajo mi vientre

Tus sudores, tus fluidos,

tu simiente entre mis mulos…

Te vas amor de prohibidos despertares

y qué me dejas? Nada!!

solo el olor de un cuerpo saciado

que impregna nostalgia en mi colchón.

Tus gemidos, tus espasmos,

tu torrente en mis entrañas…

Te vas amor de mágicos reecuentros

y qué me dejas? Nada!!

solo el recuerdo de una ave errante

que deja huellas en mis silencios.

Tu partida, tu despedida,

tus promesas entre un adiós…

Te vas mi loco amante retorcido

y qué me dejas? Nada!!

como siempre, nada!!

solo el cuerpo caliente y el corazón frio…

 

Relato erótico: “Lourdes” (POR LUCKM)

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SOMETIENDO 4

Uno por aquí conoce todo tipo de gente por aquí, mucho tonto pidiendo las fotos de mis putas (vais Sin títulolistos si pensáis que me gano la confianza de una mujer para que vosotros las veáis con solo pedirlo, curraroslo). Mucha niña caliente con necesidad de polla, alguna que decide insultarme… pero de vez en cuando sale una que además de estar caliente, es interesante. Y este fue el caso de Lourdes.

Me agrego a raíz de los relatos de Emputeciendo… no se dejaba ver por cam. Poco a poco fue cogiendo confianza y se fue dejando ver, por fotos, algunas que yo le pedía y otras que a ella se le ocurrían, con una falda vaquera levantada enseñando sus bragas, con un pecho fuera del escote que iba a llevar esa noche, nos hicimos amigos, había aparte del habitual calor en este tipo de conversaciones bastante complicidad. A ella la ponía que la trataran como a una puta y el ponerle los cuernos a su novio.

Yo – debería ir y follarte!

Lou – Jajaja, me encantaría, como lo harías?

Yo – Jajaja, de momento te haría que me la chuparas en el portal del cornudo como a el.

Lou – que cerdo, con el en casa?

Yo – Por supuesto!

Lou – Ummm, y su novia unos metros mas abajo comiéndole la polla a otro tío?

Yo – Te encanta que lo se.

Lou – Si, ya se que lo sabes!

Yo – Ven! Quiero meterte la polla en ese bonito culo.

Lou – Ummm, a mi novio le encantaría darme por el culo.

Yo – Pero te aburre, te trata demasiado bien, y tu quieres ser la puta de un tío.

Lou – Si, me pone la idea, pero no se lo merece. Ademas, esto es un pueblo, si fuera todo lo puta que me gustaría… los de aquí son menos abiertos que los de ciudad es lo que hay.

Yo – se lo merece, tener a una hembra como tu y no tenerla satisfecha se merece que otro se la levante y te haga su puta.

Lou – Si, tu me tratarías como una puta lo se! Me gusta eso, pero no quiero ser solo un pedazo de carne.

Yo – Jajaja, hace tres meses que hablamos, nos caemos bien, sabes perfectamente que esto no es solo por tus tetas

Lou – jijiji, lo se, tienes mucho peligro! Que seria para ti?

Yo – jajaja, una hermosa hembra a la que follarme, y entre guarradas nos reiríamos lo sabes.

Lou – Si, me harías tragar tu semen a diario que te conozco!

Yo – De que sirve tener una hembra así si no la disfrutas?

Lou – Mira que eres cerdo! El me folla y no lo hace mal la verdad, pero no se por que no me pone tan mala como tu , será por como dices las cosas.

Yo – jajaja, vamos se que no te tragas el de el bobo este, te tragarías el mío verdad?

Lou – sabes que haría lo que quisieras así que para que preguntas?.

Yo – Por que me encanta oírtelo decir.

Lou – vaaale, me tragaría todas las corridas que quisieras, dejaría que te corrieras en mi cara, que me follaras el culo y el coño… aaaahhhhh

Yo – Vente!

Lou – un día de estos!, quien sabe? 😉

….

Con el tiempo conseguí que se comprara un iphone, al principio me mandaba fotos una vez arreglada para salir por las mañanas, tiempo después me mandaba la serie completa desde desnuda hasta lista para salir a la calle, me encantaba ver lo que todos los tíos desearían ver cada día, y que empezara el día siendo mi puta. Al final me dio su clave de usuario y directamente todas las fotos que hacia aparecían en mi ordenador al instante.

Yo – Me gustaron las fotos de anoche!

Lou – Cerdo! Como te gusta tanto esto?

Yo – Vamos, estuviste posando todo el rato sabiendo que no saldría y las vería a tiempo real.

Lou – Jajaja, te gustaron mas las que estaba con mis amigas o las que estaba con mi novio?

Yo – todas, posabas en cada una para mi, que tal posar con el cornudo sabiendo que le estas engañando en directo?

Lou – Me puse mala! Tenia ganas de desnudarme y que estuvieras allí!!

Yo – jajaja, yoooo? Pero si estaba tu amorcito!

Lou – No era el en quien pensaba follandome!

Yo – jajaja, mira que novia mas guarra tiene el pobre!

Lou – Cabron!

Yo – Te follo?

Lou – No, solo se la chupe, tenia exámenes y no quería volver tarde.

Yo – Jajaja, así que salida y sin que te follaran!

Lou – ya ves!

Lou – Voy a ducharme, quieres verlo?

Yo – Ummm, si, sabes que si.

Lou – Me encanta que me mires…

Yo – Lo se…

Se enjabono dos veces, no se masturbo pero estaba caliente, al salir de la ducha puso una toalla en la cama y se dio crema por todo el cuerpo muuuuuy despacio, me miraba y sonreía de vez en cuando. Cuando termino se puso un pijama y se sentó delante del ordenador.

Lou – Te gusto?

Yo – Me encanto, pensé que te masturbarías.

Lou – Me apetecía, pero es que lo que me apetece es que me folles la verdad.

Yo – Y a mi!, a ver si lo conseguimos alguna vez.

Lou – Ummmmmmm!!

Yo – Trabajas esta noche?

Lou – Si, y si, me pondré explosiva y si, calentare muchas pollas como te gusta… tenemos que hacer algo, no te saco de mi cabeza, y me pone…

Yo – Ya sabes, ven y quítatelo…

Lou – Sabes que nunca puse cuernos, y le quiero.

Yo – jajaja, lo se, pero a mi tb! 😀

Lou – jajaja, ser tu hembra…. Ummm y algo mas?

Yo – novia?? No te lances!

Lou – No, novia no, no jorobemos, pero si ser especial.

Yo – Jajaja, lo eres, lo sabes, tarde tres meses en que me enseñaras algo, con la de salidas que me agregan por aquí no suelo esperar tanto si la niña no me gusta.

Lou – Gracias supongo!

Lou – Que mas sería?

Yo – Jajaja, pues con lo guarro que soy tendrías que confiar mas en mi que en nadie antes.

Lou – Ya lo hago, ni loca dejaría que un novio tuviera las fotos que tienes tu, o que me viera como hace un rato, además con lo guarro que eres me grabas seguro!

Yo – jajaja, pues eso y mas, sería tu dueño, sabría todo lo que haces, lo que piensas, te follaría, te haría hacer guarradas… de todo… nadie que te vea o te conozca pensaría que una mujer como tu sería capaz de ponerse hasta ese limite en manos de un tío.

Lou – Y te pone eso eh!

Yo – Jajaja, y a ti!

Lou – La mayoría de los tíos me miran y me dicen guapa… no se, en plan adoración… peor tu no, quieres ponerme de rodillas, y eso me gusta!

Yo – Pues ya sabes…

Lou – Como lo haríamos?

Yo – en serio?

Lou – Si.

Yo – Pues tendrías que ponerte muy sexy, coger un autobús a Madrid, te recogería en la estación y te traería a casa, con un par de paradas previas.

Lou – Paradas previas?

Yo – Una para grabarte diciéndole a tu novio lo que vas a hacer todo el finde, en plan “hola cariño, no vine a Madrid a ver a una amiga, vine a que me follara un tío todo el fin de semana, me hace grabar esto por que si no soy lo suficientemente guarra te lo enviara mientras estoy de vuelta en el autobús, y si lo soy, seguramente termine dejándote por su polla, te quiero!”

Lou – Pero que cabron eres! Y la otra?

Yo – Hay un parking que voy mucho, tiene unos baños muy muy cutres, siempre quise que me la chuparan allí.

Lou – jajaja, pero que cerdo eres!

Yo – Vendrás?

Cogió el móvil y llamo, hablo con su jefe diciéndole que hoy no podría ir a trabajar. Colgó. Llamo a su novio y le dijo que se subía a Madrid al cumpleaños de una amiga, el por lo visto no puso pegas, tenia que estudiar. Estuvo un minuto mirando internet.

Lou – Sale un autobús en una hora.

Yo – Te veré dentro de un rato entonces.

Lou – Tengo ganas de ver ese parking!

Pasaron un par de horas y me llego un whatsapp.

Lou – En el bus, no me creo lo que voy a hacer!

Yo – Caliente?

Lou – Mucho!

Yo – Como vas vestida?

Lou – Un vestido de una pieza, ajustado, no me lo suelo poner durante el día, demasiado… pensé que te gustaría.

Yo – Jajaja, calentando pollas en el bus?

Lou – Por como me miran diría que si 😉

Yo – Te gusta eh?

Lou – Me gusta todo lo que hago para ti, lo sabes, siempre termino chorreando!

Yo – Llevas bragas?

Lou – Culote, se que es lo que te gusta.

Yo – Que buena chica!

Lou – 😉

Lou – Me aburro! Estoy cachonda, quiero llegar…!!

Yo – y?

Lou – Que me folles de una vez, quiero terminar con esto!

Yo – Terminar? Será el comienzo.

Lou – Lo se, pero es difícil por lo de mi novio… no se, ahora solo pienso con el chocho.

Yo – Así me gusta que pienses.

Lou – Lo se.

Yo – Bueno, date un paseo por el autobús, que todos vean el pedazo de hembra que eres, lúcete, charla un rato con el conductor, a ver si consigues que se le ponga dura.

Lou – Tengo un tío al lado que no para de mirarme los pechos.

Yo – Los que?

Lou – las ubres cerdo!

Yo – jajaja, eres una hembra, son tetas, ubres… lo que quieras menos pechos, eso déjaselo al cornudo de tu novio.

Lou – Esta bien!, Pero odio como suena, me quedo con tetas! algo mas?

Yo – No, lúcete pasando por el bus, y charla con el tipo ese también, además de querer follarte que piensen que eres un cielo de chica.

Lou – Lo hare. Estarás cuando llegue?

Yo – Claro, cuando me veas quiero que te acerques, me beses y te restriegues como una guarra en celo, que todos los que se calentaron en el bus sepan quien te monta.

Lou – Ummmm, ok, pero solo te vi una vez por cam, y si me confundo de tío?

Yo – Pues el que veas a pocos metros tronchándose de risa…

Lou – borde!

Yo –buen viaje putita.

Lou – Hasta ahora cabron!

Yo – A partir de ahora me llamaras amor, cariño…. Como llamas al cornudo?

Lou – Cariño!

Yo – Le dices que le quieres?

Lou – Mucho!

Yo – Bien, este finde lo harás conmigo?

Lou – ¿?

Yo- Tu me trataras como si estuvieras enamoradísima y dispuesta a hacer cualquier cosa por mi y yo te tratare como una perra salida, mi puta, mi hembra.

Lou – Ufff, como eres así? Ya estoy peor todavía!!

Yo – empieza…

Lou – Joder, si mi amor, me muero por llegar, abrazarte…. Y que me hagas el amor!

Yo – Yo también tengo ganas putita, estoy deseando meterte la polla en ese bonito coño que tienes… clavártela hasta el fondo y correrme dentro de ti.

Lou – para por favor!

Yo – Te lleno el cornudo el coño de leche alguna vez?

Lou – No, nadie mi amor.

Yo – Pues hoy lo probaras guarrilla.

Lou – Lo que tu quieras cariño!, voy al baño, tengo que limpiarme!

Yo – Chorreas otra vez guarra?

Lou – No sabes como!!

Yo – Pero que guarra eres!

Lou – Solo contigo!

Llegue a la estación, aparque y busque el anden de su autobús, tenia la polla dura, iba con la mano en el bolsillo sujetándola para que no se marcara demasiado. Estaba cachondo y nervioso, era la culminación de muchos juegos, nos calentábamos por msn, pero en la realidad nunca se sabe, tiene que haber química.

Llego el autobús, vi su figura en la puerta, la primera, esperando a que abrieran. Se bajo, su figura era espectacular, las fotos que me solía mandar eran impresionantes pero la verdad es que la realidad era todavía mejor. Una morena guapa, grandes tetas, con caderas pero no demasiadas. Me miro y sonrió nerviosa, me había reconocido.

Se acerco despacio, mirándome nerviosa, sonreía. La mire de arriba abajo dejando claro que la estaba evaluando, ella se paro a medio metro.

Yo – Que buena hembra eres.

Lou – Gracias.

La agarre por la cintura y la bese, ella pego su cuerpo al mío, en dos segundos note como se relajaba un poco y me metía la lengua mientras se restregaba contra mi polla.

Le tire un poco del pelo separándola – Te voy a follar aquí mismo puta, delante de todos!

Lou – Lo que tu quieras, me da igual!!

Yo – Jajaja, vamos, primero tenemos que hacer un par de cosas. La cogí de la mano, besándola otra vez y recogimos su equipaje ante la mirada de envidia del resto del pasaje, ella se despidió de varias personas siendo de lo mas simpática, sabia que me gustaba que se portara como una puta calientapollas.

Nos fuimos hacia el coche.

Yo – Se van a matar a pajas pensando en ti guarra.

Lou – es lo que querías cariño!

Yo – jajaja – llegamos al coche, metí su maleta atrás y le dije que me diera el bolso. Saque su teléfono guardándomelo y eche el resto atrás.

Lou – Pero mi bolso…

Yo – Quítate el culote también.

Ella se metió entre dos coches y mirándome se subió el vestido enseñándome un bonito culote negro, se lo bajo y se lo quito, se quedo con la falda levantada enseñándome el coño.

Yo – por fin veo en directo ese bonito coño, me gusta como lo llevas.

Me acerque y le metí los dedos.

Yo – estas chorreando so guarra.

Lou – desde que te dije que venia, estoy fatal.

Metí el culote atrás.

Yo – Bájate el vestido, yo guardare todas tus cosas, tu dinero, tu móvil, tus llaves, no tendrás nada aquí, ni ropa interior, así que mas te vale estar atenta y no perderte o te quedaras tal cual en Madrid, entendido?

Lou – quieres que dependa del todo de ti, lo se, y me gusta, y el móvil?

Yo – Yo decidiré con quien y cuando hablas, con el cornudo tendrá que ser momentos que yo decida.

Lou – Si, cariño, lo que tu quieras. Me llamo dos veces pero no se lo cogí.

Yo – No le hagamos esperar, entra en el coche.

Saque mi móvil y la enfoque – Ya sabes putita –

Lou – Hola mi amor, ya estoy en Madrid, pero no con una amiga como te dije, estoy con otro tío que me va a follar como el quiera, por donde quiera… ira grabando mis mejores momentos y si no queda satisfecho te lo mandara el domingo mientras vuelvo en el bus. Así que imagina lo que estoy dispuesta hacer para que tu no tengas esos videos y no los hagas circular por nuestro pueblo! Te quiero!! – Y puso su mejor sonrisa. Me saque la polla, ella la miro y la agarro con la amo, yo fui haciendo distinta tomas.

Yo – Quieres chupármela guarra?

Lou – Siiiii, me encanta!

Yo – Bien, toma, habla con el cornudo.

Le tendí su móvil, ella marco mientras que le cogía la otra mano y me la ponía en la polla.

Cogí su móvil un momento y lo puse en altavoz sobre el frontal del coche, ella me miro con cara de cachonda.

Dio varios tonos y lo cogió.

Cornudo – Hola mi amor!! Donde estabas??

Lou – Lo siento!, me dormí en el bus.

Cornudo – Ok, no pasa nada, estas ya con tu amiga?

Lou – Si, bueno, fue al baño y aproveche. Te echo de menos. – Su mano estrujaba mi polla –

Cornudo – Yo a ti también, pero así puedo estudiar mas cariño.

Ella puso cara de contrariada.

Lou – No preferirías que estuviera allí con tu polla en la mano?

Cornudo – No hables así, ya sabes que no me gusta, es de guarras.

Ella me estrujaba la polla mirándome!.

Lou – me estas llamando guarra?

Cornudo – No, sabes que no, solo quiero que seas un poco mas fina.

Lou – Pues igual me busco uno aquí que no sea tan delicado!

Cornudo – Se que no harías eso, confió en ti. – Ella se mordía los labios mirándome la polla.

Lou – Bueno, pues nada, no te molesto mas, sigue estudiando!

Cornudo – Ok, gracias mi amor, diviértete mucho, te quiero.

Lou – Te quiero

Y colgó, seguí grabando su cara de contrariada, – dios!, pedazo de cretino!, se merece esto y mas! – Se agacho y engullo mi polla.

Se la saco de la boca y mirando al móvil… – Soy Lourdes … Y soy tu guarra!

Se metió la polla entera completamente en la boca, estrujándola por la base y acariciándome las pelotas. Absorbía con fuerza, se la sacaba y se la metía otra vez, no paro hasta que no pude aguantar mas.

Yo – Me corro guarra!

Lou – Si, leche, es lo que querías darme no cerdo? – Y se la metió otra vez hasta la garganta, la estrujaba con furia hasta que empecé a escupir leche directamente en su garganta, se atraganto un poco, se la saco solo un poco dejando que mi leche entrara en su boca mientras me masajeaba las pelotas, cuando noto que ya no podía escupir mas leche paro y se quedo un par de minutos chupandola con cariño mientras notaba como iba tragando, al final se separo, cogió mi polla y la metió en los pantalones cerrando la cremallera. Se levanto mirándome y recogiendo un poco de semen de sus labios con un dedo para chuparlo después.

Yo – El cornudo no te hace tragar no? –

Lou – No, suelo escupirlo por la ventanilla.

Yo – No tuve que sujetarte, eso esta bien.

Lou – Gracias!

Yo – Si, eres una guarra.

Lou – No, soy tu guarra, todo lo guarra que quieras, y me encanta. – Pare el video –

Salimos del parking.

Yo – Muy salida?

Lou – Mas tranquila la verdad, no sabia si sería capaz, ahora que lo se quiero disfrutar del fin de semana.

Yo – Lo pasaremos bien.

Lou – Donde vamos?

Yo – Están unos amigos tomando algo en un bar, si quieres nos acercamos, quiero follarte pero cuando estés tranquila. Y además me gusta lucir hembra.

Lou – Seré encantadora, habrá novias?

Yo – Claro, y te odiaran

Lou – Me odiaran mas cuando vean lo simpática que soy.

Yo – Puta!

Lou – No sabes cuanto! De camarera se aprende a ser adorable cuando quieres.

Llegamos al bar donde estaban mis amigos, sus caras eran un poema pero pronto triunfo la educación y empezaron a presentarse. Lourdes fue de lo mas simpática con ellos y sus novias. A los 10 min ya estaba en el coro de tías discutiendo donde ir a comprar ropa, 10 minutos mas tarde y tras cuatro frases de estas que usan las mujeres para medirse estaba integrada, el punto clave fue cuando le dijeron que a ver si me hacía sentar la cabeza un tiempo. Yo las miraba y sonreía, si ellas supieran nuestro acuerdo pasarían del rojo al morado en dos segundos. Ellos eran otra historia, que como nos conocimos?, que cuando tiempo llevábamos (para saber si me la había follado) etc, mantuve el tipo con respuestas simples, una noche en un bar, mensajitos varios y que habíamos quedado hoy por segunda vez. Nos dábamos picos de cuando en cuando o se me sentaba encima restregándome su estupendo culo para desesperación del resto de los varones cercanos.

Cuando dijeron de cambiar de bar dije que no, que nos íbamos, intentaron convencerme de que me animara, Lourdes no decía nada, solo me miraba con devoción y me daba pequeños besos de cuando en cuando, nos marchamos.

Yo – Estuviste fantástica putita.

Lou – Te lo dije.

Lou – Donde vamos.

Yo – Recuerdas el parking donde dejamos el coche?

Lou – Si

Yo – Voy a enseñarte los baños.

Lou – Ummmm!

El parking de Fuencarral tiene bastante movimiento pero poca gente baja hasta la 4 planta y menos entra en los baños, no los habían cambiado desde que inauguraron y aunque no estaban muy sucios (nadie los usa) tienen una pinta cochambrosa. Había aparcado a pocos metros. Me acerque al coche y abrí el maletero. Lourdes me miraba.

Yo – Mete el vestido dentro.

Lou – Como!??

Yo – Confianza putita, y obediencia.

Lou – Hay cámaras!

Yo – Ninguna que nos vea ahora ni camino del baño.

Saque mi móvil y le di a grabar. Ella bajo la cabeza, agarro su vestido y se lo saco por la cabeza, llevaba un sujetador a juego con su culote que ya estaba en el maletero, le hice un gesto. Se lo quito lanzándolo junto con el traje al maletero. Señale sus zapatos y fueron tras lo demás. Cerré el maletero.

Yo – Bien putita, estas desnuda en un parking, a 1000 km de casa, que quieres ahora?

Lou – Que me folles de una vez!

Yo – Y el pobrecito de tu novio?

Lou – Estará estudiando! No quieres follarte este chocho cabron, hace dos años que solo lo ve ese inútil.

Yo – Jajaja, camina al baño.

Entramos, estaba todavía peor de lo que recordaba. Escuchamos bajar a alguien, ella se quedo quieta y yo aproveche para poner el móvil en el meadero de tíos, mas o menos se vería todo el baño. Me acerque y empecé a sobarla. Las voces se acercaban. Le metí una mano en el coño sobándoselo, introduje dos dedos en su raja, estaba empapada, los de fuera estaban casi en la puerta. Ella me miraba con mirada de salida restregándose con mi mano. Metí otra por su estupendo culo y le metí un dedo por el, ella se puso tensa, metí otro. Removí los dedos en su interior y la bese. Se retorcía de gusto. Me besaba babeando, muy ansiosa.

Yo – Que cerda eres!

Lou – Si, lo que tu quieras, follame por favor!

Yo – No se, no llevo condones, no me gusta.

Lou – Me da igual, quiero sentir tu leche dentro de mi.

Yo – Y si te preño?

Lou – creo que te encantaría!

Yo – Jajaja, si, la verdad es que si. El primer día que ves a un tío y te folla y te preña como a una perra callejera.

Lou – Ummmm!!!

La hice ponerse contra la pared del meadero de tios apoyando las manos e inclinarse un poco, vio mi móvil.

Lou – cerdo!

Lou – Que mal huele!

Yo – Prefieres que te lleve a casa guarra?

Lou – No, da igual, me gusta, follame donde quieras!

Me saque la polla y la frote con su raja, estaba empapada, de un movimiento se la clave entera, ella grito.

Lou – joder!

Yo – Calla guarra! – Y empecé a meterla y sacarla de su raja, digan lo que digan no es lo mismo, notar como su coño se deshace en tu polla, caliente, chorreando…

Le hice una cola con su melena y tire fuerte, su espalda se tenso, seguía empujando y empujando, ella echaba el culo hacia atrás cada vez que notaba que se le salía. Se corrió un par de veces, gemía como una perrita.

Yo – Me corro guarra, ella empujo hacia atrás clavándosela en su chocho.

Lou – Dentro! Por favor!!

La agarre de sus tetas y estrujándoselas fuerte me deje llevar, ella a duras penas aguantaba contra la pared. Note como salía todo mi semen en su interior mezclándose con los flujos de su coño que no eran pocos envolviéndome la polla, se corrió otra vez. Nos quedamos quietos unos segundos. La saque.

Yo – Ya sabes lo que va ahora puta!

Ella se giro, se puso de rodillas y se metió mi polla en la boca limpiándola. Se limpio como pudo con un poco de papel y salimos hacia el coche, abrí el maletero, ella me miro esperanzada, saque una chaqueta y se la tendí.

Yo , entra en el coche, tapate con esto mientras estemos en la ciudad, no quiero que le de una taquicardia al del parking.

Salimos del parking, abrimos las ventanillas y encendimos un par de cigarros, hacia buena noche.

Lou – Y ahora?

Yo – Vamos a mi casa, nos quedan dos días, será un largo fin de semana.

Lou – Ummm

Yo – Puedes escribir al cornudo, léemelo antes.

Lou – ok – “Hola cielo, ya nos vamos a la cama, estoy molida, un poco de leche caliente y a dormir, mañana no voy a parar, te quiero, buenas noches”.

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Si alguien quiere agregarme o escribirme encantado de hablar con mis lectoras.

Mail y contactos con opiniones, criticas… se agradecen, siempre se aprende algo.

luckm@hotmail.es

skype: luckmmm1000

 

Relato erótico; “yo vampiro 7” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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yo recomiendo a los lectores que lean los otros relatos anteriores de yo vampiro si quieren enterase de mi historia comencemos-
Nadia y yo llegamos Alemania sin problemas Alemania era una gran ciudad llena de clubs y tugurios gente de todas las razas y religiones donde había toda clase de comida del mundo desde japonesa a turca, era el país de la cerveza la gente la consumía por litros. Las mujeres eran muy guapas rubias y morenas o también bastante bastas y fofas, yo quería comprobar cómo eran de calientes las alemanas, ya que según decían la gente eran muy liberales así que Nadia y yo que estábamos en Múnich entramos a un tugurio que había chicas en la puerta e invitaban a pasar a los hombres.
Cuando entre con Nadia me dijeron que ella no podía pasar que era solo para hombres lo cual yo me reí y dije que te apuestas mirándola a los ojos adelante dijeron:
– sean bien venidos los dos.
Entramos había un striptease en el tugurio había un chica quitándose ropa nada de otro mundo pedimos unas copas y seguimos hablando de nuestro viaje hacia Transilvania para ver a uno de mi especie un tal conde Drácula. Vinieron unas chicas y nos pidieron permiso para sentarse con nosotros y si las invitábamos adelante dije yo:
– sentaos y pedir lo que queráis
– podemos pedir champan .
-por supuesto .
Nos dijeron que si Nadia y yo éramos pareja a lo cual yo respondí algo por el estilo. Me dijeron que se llamaban Frida y Petra empezamos a beber y hablar pero yo vi que con disimulo tiraban muchas veces las copas llenas de champan fingiendo habérselas bebido podemos pedir otra las que queráis así que pidieron otra botella y nos dijeron si queréis pedir la cuenta ahora vamos nosotras y podemos pasarlo bien lo 4 juntos en tu hotel si quieres por supuesto ellas se fueron al rato vinieron unos tíos con pinta de matones y no dijeron aquí tenéis la cuenta yo mire la cuenta era desorbitante más de 3000 euros por unas botellas de champan que apenas eran francés y unas copas de garrafón yo me reí y dije:
– esto es una estafa yo no pienso pagar esto-
– ya lo creo que pagaras si no saldrás de aquí con vida- nos dijeron riéndose-
Nadia se reía y dijo de que se reine la zorra de tu novia:
– de vosotros
– si no pagas no saldrás de aquí y ella terminara trabajando para nosotros de zorra como las demás.
– lo siento pero yo no pago hacer lo que queráis- me reí.
Una me estrello una botella en la cabeza que apenas sentí y me reí el otro furioso me estrello un palo en todo el cuerpo que se partió como un palillo sin apenas hacerme daño ellos empezaron asustarse:
-quien coño eres tú que no te afectan nuestros golpes
Yo cogí a uno de ellos y le tire contra la barra como una pluma yo dije:
– vuestra muerte jajajaja
Vinieron los dos contra mí para estrellarme contra la pared pero yo salte en el aire y se estrellaron con tras la pared:
– donde están vuestras zorras llamarlas
Las llamaron asustados ellas salieron contentan pues con el dinero que pensaban que me habían sacado su jefe las daría una buena comisión pero al verme palidecieron cuando vieron a todos destrozados o muertos en la barra dije:
-Os estaba esperando nos quedamos los 4 para pasarlo bien o se os ha olvidado nosotros nos hacemos nada de eso ya me imaginaba algo de eso vosotras solo sois unas zorras para poner a los clientes cachondos y que paguen para luego sacarles el dinero pero yo y Nadia queremos sexo con vosotras si o si verdad Nadia verdad o ese coger vuestras cosas que vamos a mi hotel.
Allí dejamos a todos tirados por el suelo y el local echo una mierda prometieron que el jefe nos mataría y no pararía hasta dar con nosotros si dije yo:
– que venga a matarme le espero veremos quien mata a quien-
Seguimos hasta mi hotel y dije a las zorras en la habitación:
– desnudaos-
– nosotras no hacemos eso solo hacemos beber a los clientes es nuestro trabajo-
-me imagino pero no os habéis acostado antes.
– solo con el jefe nada mas.
-pues Nadia y yo tenemos ganas y queremos sexo con vosotras u os denudáis u os desnudo yo.
Se desnudaron y les dije:
– chuparme la poya vamos y Nadia cómela a petra el chocho.
A a lo primero lo hicieron obligadas y con miedo pero con el tiempo estaban excitadas y ya no hacía falta obligarlas me comieron la poya y Nadia las chupo a petra las tetas mientras yo me follaba a Frida ella me pedía:
– más mas fóllame más quiero más poya que gusto.
-ahora date la vuelta quiero darte por el culo-
La dí la vuelta y la prepare el culo ya que me dijo que por ahí no lo había hecho nunca ninguna de las dos y se la introduje lentamente y empezó a darle caña ella se moría de gusto:
-rómpeme el culo mas dame más soy toda tuya soy tu puta.
Mientras Nadia se follaba a petra chocho contra chocho y se corría como una fuente de gusto luego cogí a petra y se la endiñe en el culo también ya que se lo había preparado Nadia y se volvió loca:
– quiero tu poya quiero estar así para siempre que gusto me corro -dijo petra y se corrió mientras Nadia se masturbaba y también se corría viéndonos luego me folle a petra y a Frida por el chocho lo cual tuvieron otros orgasmos.
– quereos estar siempre contigo nunca habíamos gozado tanto-
-seréis para siempre mías cuando yo os llame atravesareis tierra y mar para estar conmigo seréis mis putas.
– con gusto lo haremos- respondieron.
Salimos del hotel Nadia y yo para unos de Alemania a Rumania y coger el tren que nos llevaría allí cuando vinos unos tipos y nos dispararon era el jefe del tugurio con unos matones para vengarse. A mí no me hicieron nada por supuesto pero a Nadia si la hirieron de gravedad yo me enfade y a uno le arranque la cabeza y al jefe le rompí la espina dorsal el cual murió. Los otros salieron corriendo y fui a coger a Nadia estaba agonizando por el disparo.
Ella lloro:
– ha sido un placer estar contigo hacerme gozar tanto te amo charles estaría toda la vida junto contigo mi amor -me dijo.
Yo me abrí una vena y la di de beber mi sangre ella murió en mis brazos pero a los pocos minutos las heridas se cerraron y ella despertó como vampira y yo la dije:
– yo decido quien muere y vive Nadia cámbiate de ropa tenemos un largo viaje a Rumania y nos espera uno de nuestra especie en Transilvania

  • : nadia y yo llegamos alemania y nos metemos en un tugurio a tomar unas copas d9onde nos quieren timar cobrandonos una cantidad desorbitante
 

Relato erótico: “Secreto de Familia: Rita 2” (POR MARQUESDUQUE)

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cuñada portada3Después de perder la virginidad con el novio de mí hermana, en presencia y con el consentimiento Sin título1de esta, tuvimos algún encuentro más los tres juntos, pero cada vez más espaciados. Salí con algún chico de mi curso, pero me parecían torpes e insulsos, siempre con la sensación de que no sabían lo que hacían. Toda mi etapa en la universidad estuvo monopolizada por mi rollo lésbico con Belinda, así que mi experiencia con hombres se limitaba a mi cuñado. Mi primer año como profesora en el instituto fue más bien solitario. Salí con un par de compañeros pero las cosas no funcionaron. Pronto me fijé en uno de mis alumnos. Era listo, educado y guapo. No vestía a la moda ni era el mejor deportista ni el más elocuente charlando con el sexo opuesto ni las cosas en las que se fijan las chicas de su edad, así que no parecía ligar mucho, pero a mí me parecía encantador. Era el mejor en mi asignatura y, en general, en las de letras, aunque las matemáticas se le atragantaban. Yo también le gusté de inmediato, se le notaba en la manera de tratarme. De hecho gustaba a muchos chicos, tenía más éxito entre ellos de profesora que de alumna. El resto del cuerpo docente eran hombres, un par de mujeres mayores y una con un problema de obesidad, yo era “la guapa” de entre las profesoras y no mucho mayor que mis alumnos. Mario, como se llamaba el chico, comenzó a llevarme los libros del aula al despacho y a hacer otras galanterías semejantes. Alguna vez nos quedábamos hablando después de clase de su vida, de la mía, del último filósofo que habíamos estudiado o de cualquier otro tema, así que forjamos cierta amistad. Me gustaba notar cómo me miraba el escote, como se ponía celoso si salía con algún profesor o su mal disimulado alivio cuando cortábamos. Una mañana me sorprendí preguntándome si la camiseta que iba a ponerme le gustaría o sí le resultaría más atractiva con la blusa. Me arreglaba para él. También yo me puse celosa cuando supe que se había enrollado con una compañera en una cena de clase y me indigné cuando la vi con otro y lo consolé cuando se enteró. Es una niña idiota, no te merece, le dije con toda sinceridad, y le besé en la mejilla, abrazándolo, aplastando mis senos contra su pecho.

En estos coqueteos inocentes llegó el final del curso. Técnicamente ya no era mi alumno y no había obstáculo ético a un encuentro más íntimo entre los dos, pero seguía sin tener muy claro que aquello fuera adecuado. En una de las últimas clases, tres o cuatro alumnos, entre ellos Mario, vinieron a invitarme a la cena de despedida que organizaba la clase, cortesía que tenían con los profesores más “molones”. Acepte contenta de tener una escusa para distraerme y ver a mis chicos en un ambiente distinto al académico. Les había cogido cariño a esos cabroncetes. Se me pasó por la cabeza que podía ser una ocasión para que pasase “algo”, no sabía muy bien qué, pero la deseche. La noche en cuestión, no obstante, me puse más sexi que nunca. Nada más llegar busqué la mirada de Mario, que estaba anonadado con mi aspecto. No era el único, los chicos me rodeaban solícitos y las chicas murmuraban molestas. Cenamos en un bar entre risas. Me tocó al lado del profesor de educación física, con el que había salido un par de veces, sin que llegáramos a entendernos. Mario me observaba celoso, lo que me hacía sentir bien. En la disco bailamos todos juntos un rato. Mi compañero, con un par de copas, comenzó a hacerme insinuaciones. Decidí que era mejor irme, me despedí y salí a buscar el coche. Mario me siguió y me preguntó que me pasaba. Confesé que no tenía ganas de lidiar con el morlaco que me tiraba los trastos, lo que pareció complacerle. Me dijo que no tenía porque retirarme, que podíamos ir a otro lado. Acepté y le dije que se subiera al coche, con el que fuimos a otro pub a un par de manzanas. Me supo mal que se perdiera el resto de la noche por mí y, mientras bailábamos en el nuevo local, le dije que era muy amable, pero que podía dejar a esta vieja y volver con sus amigos cuando quisiera. Respondió muy serio que prefería estar conmigo. Me conmovió y lo premié besándole en los labios. Para él eso fue como una invitación y se lanzó sobre mí, metiéndome la lengua hasta la garganta. Cálmate, le dije entre risas, le abracé y comenzamos a besarnos despacio, como a mí me gustaba. Saboreé sus labios y noté un bulto pujante sobre su entrepierna presionar mi pubis sobre la falda. En un arrebato lo llevé de la mano hasta los baños, nos encerramos en uno de los retretes del de caballeros, me agaché y se la saqué. La tenía gruesa, de extensión media, limpita y apetecible. Me puse a chuparla. Hacía tiempo que no lo hacía, pero no había perdido la habilidad a juzgar por sus gemidos. Se la machacaba con la mano mientras le besaba la punta. No tardó en correrse en mi boca. Me limpié con papel higiénico y salimos. ¿Quieres venir a mi casa a tomarte la última?, le propuse excitada. Aceptó y subimos al coche en silencio. Una vez en casa le serví un ron con cola y me puse otro para mí. Tras un par de sorbitos perdió la paciencia y se lanzó sobre mí de nuevo. Su ímpetu me divertía. Me desabotonó el vestido y mis senos quedaron libres. Los chupó goloso mientras yo notaba que su pene volvía a estar erecto. Lo llevé a mi habitación para que mi madre no nos sorprendiera en plena faena. María y Julio se habían casado y ahora vivíamos las dos solas. En mi cuarto tomé el control y lo desnudé despacio. ¿Es tu primera vez?, pregunté. Asintió despacio. Lo estás haciendo muy bien, le animé. Sin más preámbulos me ensarté sobre él y lo cabalgué a mi ritmo. De vez en cuando me desplomaba sobre él y nos besábamos o me agarraba las tetas. ¿Estás disfrutando?, le pregunté sensualmente. Se limitó a responder que sí y a besarme. Pese a ser su primera vez aguantó bastante, tal vez por la mamada del baño del pub. En cierto modo para mí también era la primera vez, la primera vez que estaba con un hombre a solas…

Cuando Mario salió de mi habitación pensé que la cosa acabaría ahí, que solo había sido un calentón, que nos habíamos dejado llevar por el cariño que nos teníamos y eso nos había llevado a una noche de pasión, sin más consecuencias. Cuando un par de días después me llamó por teléfono y me propuso ir al cine me sorprendí aceptando. La verdad era que me apetecía. Pensaba decirle que lo nuestro era imposible después de la película, pero terminamos follando en los baños del cine. Lo cierto era que me gustaba su compañía, me gustaba su conversación, me gustaba su inocencia, me gustaban los ojos de admiración con los que me miraba, lo dispuesto que estaba a aprender de mí, tanto si le enseñaba la filosofía de platón como a hacer el amor. Tras un par de encuentros parecidos accedí a ir a su casa, aprovechando que sus padres estaban fuera. Me folló en su cuarto en la postura del misionero con vigor, mientras yo arañaba sus nalgas blanquecinas y redondas. Sus padres no estaban, pero su hermano sí, y nos estaba espiando. Me hizo mucha gracia, más aún, mi hizo ilusión, era un curioso cambio de rol. Mario terminó sobre mí, dejándome a medias y solo entonces se dio cuenta de la presencia de su hermanito pequeño tras la puerta. Fue hacia él amenazante y le agarró violentamente de la camiseta. ¿Qué mirabas pequeñajo?, le dijo visiblemente molesto. ¡Se lo diré a papa y mama!, contraatacó el mocoso retador. Como les digas algo… Mario blandió el puño frente a su cara de tal modo que temí una escena violenta. Tranquilos, dije mediadora. No puedo permitir que se lo diga a mis padres, se explicó mi ex alumno calmándose un poco. Vale, yo le convenzo, tercié de nuevo, déjanos a solas, y le saque de la habitación para evitar que terminase a palos con su hermano. Respiré hondo, me relajé y me puse mi mejor sonrisa para convencer al chico: ¿Cómo te llamas?, le pregunté. Miguel, respondió tímido. A ver Miguel, lo que estábamos haciendo tu hermano y yo era algo íntimo, no tenias que espiarnos. Oí un ruido y… trató de explicarse él. No importa, le atajé, no pasa nada, pero ¿no crees que deba ser él quien decida si se lo quiere contar a vuestros padres y cuando?, ¿no crees que tenga ese derecho? Titubeó un poco ante mis argumentos y no dio respuesta. Visto de cerca no era tan mocoso, tenía 16 años, 2 menos que Mario y era físicamente parecido a él. El polvo anterior me había dejado insatisfecha y estaba cachonda como una cafetera. Cerré con pestillo, precaución que no se le ocurrió a mi anterior amante, para no ser sorprendidos, y volví hacia él adoptando una pose seductora. Y dime ¿te gustó lo que estabas viendo? Me inspiró ternura ver como se ponía nervioso ante la pregunta. Veo que sí, añadí mirando de reojo su innegable bulto en el pantalón. ¿Te estabas haciendo una pajita?, pregunté de nuevo acariciando el bulto. El pobre no acertaba a pronunciar palabra. Será mejor arreglarte esto. Dejarte así sería una crueldad. Me arrodillé ante su paquete y le saqué la polla que se mostró empinada ante mí. No la tenía tan gruesa como su hermano, pero sí un poco más larga. Se la chupé mientras me masturbaba. No sé lo que me pasó, me parecía una locura, pero lo estaba haciendo. Me recordaba tanto a mí cuando espiaba a mi hermana… Me corrí en seguida y entonces me ayudé con la mano para que también se corriera él. Limpié el semen, le guardé el pajarito en el nido, abrí la puerta y le dije a Mario que esperaba nervioso: tranquilo, no le dirá nada a tus padres. Estaba convencida de ello. Y también de que no le diría nada a Mario sobre la mamada. Ambos sabíamos que si lo hiciera, la primera reacción del chico, antes de pedirme explicaciones a mí, sería partirle la cara a él.

Estuve sintiéndome como una puta algunos días. Follé con Mario un par de veces más, en mi casa, obviamente. No me atrevía a negarle nada después de ser tan zorra. Un día le invité a pasar en mi casa el fin de semana. Ya le había presentado a mi madre y me parecía lo más normal. Me preguntó si podía venir su hermano, que si no se quedaba solo y, total, ya sabía lo nuestro. No vi ningún motivo confesable para oponerme. Cuando llegó con él moje las bragas solo con verlos. Me sentía culpable, pero la idea de estar con los dos hermanos como Julio había estado con nosotras me volvía loca. Mi madre conocía a Mario, pero no a Miguel. Cuando los presenté vi que saltaban chispas. Mama llevaba un generoso escote que parecía tener al chico hipnotizado. Me dio un poco de celos pero pensé que era mejor así. Si no me buscaba era menos probable que pasara nada, y Mario no se merecía que lo humillase haciendo algo inapropiado con su propio hermano (algo más de lo que había hecho ya). No obstante pronto comprobé que Miguel tenía capacidad de atención para todas. Era normal, estaba en la edad en que las hormonas son más difíciles de controlar. Yo tenía menos excusa. Tan pronto lo sorprendía observándonos celoso mientras su hermano y yo nos besábamos como mirándole el culo a mi madre extasiado. Cierto que el pobre no pasaba de mirar. En ningún momento intentó quedarse a solas conmigo ni me dijo nada fuera de lugar. Parecía como si nunca se la hubiera mamado. Por la noche hice el amor con mi chico y sentí pronto su presencia entre las sombras. Traté de que Mario no se diera cuenta para evitar otra escena como la de su casa, pero el intruso desapareció en seguida no dando pie a ser descubierto. Fue un buen polvo, Mario cada vez follaba mejor, estaba cogiendo práctica conmigo y pronto sería el amante perfecto para mí. Lo estaba modelando a mi gusto, por así decir. Ya había encontrado el ritmo adecuado, primero más despacio, luego más rápido. Además me comía el coño sin tenérselo que pedir. No lo hacía tan bien como Belinda, pero iba mejorando.

Al día siguiente Miguel estuvo más centrado en mi madre. Estuvo con ella todo el día y no nos hizo demasiado caso a su hermano y a mí. Por un momento se me pasó por la cabeza que tal vez mama estaría seduciéndolo, pero rechace la idea por absurda. Olvidaba que mi familia era absurda (maravillosamente absurda) por definición. Esa noche Mario y yo volvimos a follar. En esa ocasión no noté que nadie nos espiara, lo que no sé si me produjo alivio o decepción. A la mañana siguiente me levanté e hice el desayuno. Mario acudió en seguida, pero ni mi madre ni su hermano daban señales de vida. Fuimos a su habitación y los encontramos allí a los dos, abrazados, desnudos. Era obvio que habían pasado así la noche. Les dije que el desayuno estaba listo con una sonrisa. Mi madre estaba radiante, me alegré mucho por ella. Tampoco parecía que el pipiolo lo hubiese pasado mal.

En las siguientes semanas afiancé mi noviazgo con Mario. Desde que había visto a Miguel en la cama con mi madre mi culpabilidad por habérsela mamado había desaparecido. Mi atracción por él se había atenuado un poco y, aunque aún me seducía la idea de comerme al crio o de hacer un trío con los hermanos ya no me angustiaba por ello. Si tenía que pasar pasaría y si no, pues nada. Mi madre quedaba con Miguel, al principio esporádicamente, cada vez con más frecuencia. Poco a poco estaba pasando de polvo-locura a relación. Cada uno le daba al otro lo que quería y lo que necesitaba. Si unos años antes me hubieran dicho que mi madre saldría con el hermano pequeño de mi novio, más de 20 años más joven que ella, no me lo hubiese creído.

Una noche estábamos los 4 viendo la tele. Ponían una película con algunas escenas de sexo subiditas de tono. Ba, dije en broma, nosotros lo hacemos mejor, y morreé a Mario delante de mi madre y su hermano. Ni comparación con nosotros, dijo mi madre siguiéndome la broma y le metió la lengua en la garganta a Miguel. ¿Solo sabéis hacer eso?, pregunté algo picada y me lancé sobre mi chico. Nos dimos un rato el lote. Durante el proceso le acaricié el paquete que ya estaba duro y me saque de la camiseta una teta para que la chupara. ¿Chuparte las tetas, eso es lo único que hace?, contraatacó ella, pues a mí me las chupa mejor, entre otras cosas porque yo las tengo más grandes. Parsimoniosamente se desabrochó la blusa, se quitó el sujetador mostrando sus senos y atrajo al crio hacia ellos para que se diera un festín. ¡Serás guarra!, dije riendo. Me habéis puesto cachonda. Cogí de la mano a Mario y nos retiramos a mi habitación para rematar la faena. Mientras lo hacíamos, con él sobre mí, cubriéndome amoroso, le susurré al oído. ¿Te gustan las tetas de mi madre? Sí, murmuró él por respuesta. ¿Te gustaría follártela?, insistí. Aceleró el ritmo de la jodida. Se notaba que la idea le excitaba. Ya estoy como mi hermana, pensé, desando que mi novio se folle a mi madre. Claro que eso podía suponer que… No, era mejor no pensar en ello.

Días después decidimos ir a la playa nudista los cuatro. A ellos, que nunca habían estado en una se les notaba nerviosos. Mama y yo estábamos encantadas. Buscamos un lugar apartado, como solíamos. Si la arena de aquella playa hablara, lo que podría decir de nosotras escandalizaría a cualquiera. Tomamos el sol y nos dimos un bañito. El nerviosismo de ellos se fue disipando y en nuestros juegos en el agua noté sus pollas empinadas rozarme las piernas, el vientre y el culito, lo que me puso a mil. Estoy segura de que a mama le pasó lo mismo. De vuelta a la arena a mi macho la erección no se le bajaba. Aprovechando el ambiente distendido se la agarré y dije en voz alta: Pobrecillo, no puedo dejarlo así. Mama, vigila que no nos vea nadie. Y ni corta ni perezosa me puse a chupársela ante mi madre y su hermano. ¡Estás loca!, decía ella riendo, pero se notaba que no lo censuraba. Se la mamé hasta que se corrió en mi boca. Levanté la vista y observé a mi madre acariciándole la polla, también erecta, a su chico que le sobaba a ella las tetas. De vigilar nada, habían estado mirándonos. ¡Qué guarrilla es mi hija!, dijo divertida. ¿Guarrilla yo?, contraataqué. ¡Tu una puritana más bien! ¿Puritana yo?, respondió ella. ¡Ahora verás! Y dicho esto se tumbó en la arena abierta de piernas haciendo que Miguel la penetrase. ¡Eh, no es justo!, protesté. Yo solo le he hecho una mamadita y tú vas a follártelo. ¿Quién es ahora la puritana?, respondió mi madre entre risas.

Esa misma noche después de cenar fuera y tomarnos unos cubatas, nada más llegar a casa, las dos parejas comenzamos a besarnos. Como si fuera lo más natural nos desnudamos para hacer el amor allí mismo, en la sala de estar, con mi madre y su hermano presentes. Después de lo de la playa ya no había vergüenza, las barreras habían caído. Ellos hicieron lo mismo y follamos allí los cuatro. Yo estaba sobre Mario, cabalgándolo a mi gusto mientras mi madre a cuatro patas recibía las embestidas de Miguel. Mi novio miraba las tetas de mama bambolearse y yo a su hermano, con una gota de sudor en la frente, dando duro a mi progenitora. Ellos también nos miraban. Fue brutal.

Desde entonces lo hacíamos juntos a menudo, tanto en el comedor como en la habitación de mi madre cuya cama era más grande que la mía. Precisamente una de esas veces, compartiendo la cama de matrimonio de mama, Mario y yo ya nos habíamos corrido y Miguel y mi madre seguían dale que te pego. Mi chico miraba como hipnotizado las tetas de mi madre. Tócaselas si quieres, le dije. A tu hermano no le va a importar y ella está deseándolo. Como él dudaba agarré su mano y la llevé al seno izquierdo de su “suegra”. Miguel aceleró el ritmo, señal que la visión de lo que estaba ocurriendo le excitaba. Mario le palpó también el pecho derecho. Bésala, le dije. Esta vez no tuve que empujarle la cabeza, él solo se acercó y morreó a mi madre a placer. Yo fui hasta su hermano e hice lo mismo mientras este seguía follándose a mi mama. Finalmente se corrió dentro de ella con los labios capturando mi pezón derecho.

Este tipo de roces se repitieron un par de veces. Estábamos chupándoles la polla a nuestros machos como paso previo al coito y de repente cambiábamos de rabo como quien de da a probar a otro el helado que se está comiendo. Luego volvíamos a emparejarnos correctamente y terminábamos follando como locos. Estaba claro lo que iba a pasar, solo hacía falta que alguien lo dijese y esa, como era de esperar, tuve que ser yo. ¿Quieres follarte a mi madre?, le pregunté a mi novio un día. ¿Y Miguel te follaría a ti?, respondió adivinando por donde iban los tiros. Sería un intercambio de parejas, expliqué yo, solo si te sientes cómodo con la idea. La verdad es que me encantaría follarme a tu madre, confesó él. Tiene unas tetas de vicio y me da mucho morbo. ¿Tú quieres tirarte a mi hermano? Te quiero a ti, le dije, pero es verdad que me excitaría hacerlo con Miguel aunque fuera solo una vez. La idea de que estés con otro no me hace gracia, reconoció sincerándose, pero supongo que llegados a este punto sería lo más lógico. ¿Ellos querrán?, preguntó al fin. Estoy segura, dije convencida.

En efecto, ellos quisieron. Lo hablé con mi madre a solas, que no opuso resistencia. Ella se lo comentó a su chico, que accedió tratando de disimular su entusiasmo porque me deseaba desde la mamada que le hice el día que nos sorprendió a mí y a su hermano en plena faena. Aquel mismo fin de semana nos decidimos a hacerlo. El viernes por la noche cenamos los cuatro juntos. Fue una cena íntima, muy especial, estábamos nerviosos ante lo que iba a ocurrir. Después de unos cubatas pasamos al sofá y comenzamos a besarnos cada uno con su pareja. Después de unos cuantos morreos acaricié a Miguel de los cabellos y lo atraje hacia mí. Mario fue hacia mi madre y se lanzó a comerle la boca. Su hermanito y yo nos apartamos un poco e hicimos lo propio. El día de la mamada solo hicimos eso, yo se la chupé y él se la dejó chupar, nada más, así que esta era la primera vez que nos besábamos. Mi madre era buena maestra, lo hacía bien. Mordía mis labios, acariciaba mi lengua con la suya, nos embargaba la pasión, aquel crio me daba mucho morbo. De reojo vi a mi novio comiéndole las tetas a mi madre con desesperación, por fin degustaba aquellos senos que tan loco le volvían. Fui feliz por él. Llevo mucho tiempo deseando esto, me susurró Miguel sin que ellos lo oyeran, yo también cariño, le dije siendo sincera. Me desnudó despacio, los gemidos de mi madre provocados por su hermano eran el sonido de fondo. Me chupó las tetas un rato, su lengua me rodeaba los pezones mientras su mano me acariciaba entre las piernas mojándome aún más de lo que ya estaba. Me arrodillé para mamarle la polla como había hecho aquella vez. Su sabor me era conocido. Él me arrullaba los cabellos y suspiraba mi nombre. Le besé los huevos, le lamí el glande, me la metí entera en la boca… cuando parecía que se iba a correr paré para que me penetrara. Se tumbó sobre la alfombra y yo sobre él. Mario hacía ya algunos minutos que bombeaba a mi madre en el sofá en la postura del misionero. Miguel me sujetaba las nalgas mientras me metía su polla en mi coño y frotaba mis tetas sobre su pecho. Follamos así. De vez en cuando el murmuraba cuanto me deseaba, que aquello era un sueño hecho realidad y yo le confesaba que era recíproco. Cuando terminamos mama y mi novio nos miraban sonrientes. Ellos se habían corrido primero y habían estado observándonos.

Repetimos este intercambio de parejas algunas veces. Una noche mi madre se encontraba mal y se había acostado pronto. A Miguel le sabía mal despertarla o molestarla de algún modo y se iba a quedar a dormir en la habitación de mi hermana mientras Mario y yo retozábamos en la mía. Me dio pena y cuando nos retirábamos le pregunte a mi chico todo lo coqueta que pude: ¿Le invitamos? Accedió y le hice un gesto al chaval para que pasase con nosotros. Los abracé a los dos y comenzaron a besarme alternativamente. Aún tenía en la boca la saliva de uno cuando me morreaba el otro, uno tenía la lengua en mi oreja y el otro me la metía hasta la garganta. Aquello exacerbaba mi libido. Me tumbé en la cama y Mario, como hermano mayor y líder, o tal vez como novio titular, me cubrió sin que Miguel le estorbase. Me bajé las bragas y dejé que la metiera. Su hermanito me tocaba las tetas y seguía besándome. Tras unos minutos descubrió su miembro y lo acercó a mi boca. Se la chupé mientras mi novio me penetraba. Recordé los tríos con mi hermana y su novio. Esto era más o menos lo mismo, pero al revés. Me encantaba. Mario inundó mis entrañas y Miguel mi boca casi a un tiempo. Me sentía llena, poderosa, satisfecha…

Durante los meses siguientes hicimos más tríos, también mi madre probó a nuestros machitos juntos, estuvimos las dos a la vez con cada uno de ellos y les presenté a mi hermana y mi cuñado, con los que también hicimos intercambio de parejas. Fue un periodo loco, de sexo desatado. Luego las aguas fueron volviendo poco a poco a su cauce y nuestra situación se normalizó, convirtiéndonos en parejas más convencionales. Con mi sueldo de maestra me compré una casa a la que me fui a vivir con Mario. Miguel nunca llegó a vivir con mi madre, pero su noviazgo fue un hecho y hasta pensaron en casarse, cosa que finalmente nunca ocurrió. Pasaron algunos años y, de nuevo, aquellos meses de promiscuidad sexual desatada pasaron a ser un recuerdo envuelto en una neblina, como si hubieran sido sueños húmedos en lugar de realidades. Entonces Julio y mi hermana tuvieron a Sandra, y ahí todo se alteró de nuevo, porque sentí que yo también lo necesitaba y Mario no estaba por la labor.

Poco después de mi ruptura con Mario, Miguel y mi madre lo dejaron también. La diferencia de edad acababa pesando, el chico necesitaba a alguien de su edad, con quien formar una familia en el futuro. Por otra parte yo necesitaba formar una familia en el presente y era obvio que no podría ser con Mario, pero tampoco quería esperarme a conocer a alguien, que las cosas funcionasen, etc. Hasta donde yo sabía eso podía tardar años, incluso no ocurrir nunca. Siempre podía recurrir a la adopción, pero me apetecía tener un hijo de mi carne, tener la experiencia completa, embarazo y parto incluido. La inseminación artificial me parecía antinatural. No es que tuviera nada contra quienes la usaban, mis propias circunstancias me habían enseñado a ser tolerante con todo el mundo, pero no era para mí. María se había puesto en plan protectora conmigo, después de la ruptura: me acompañaba al cine, de compras, sacaba tiempo para mí, a pesar de estar liada con la cría. Precisamente fue sentir su cariño y el de Julio lo que me dio la idea. Él día que se lo propuse estaba nerviosa. Una cosa eran los jugueteos sexuales y otra la paternidad. “He de pediros algo muy importante para mí”. Me miraban con curiosidad, no creo que se lo esperasen. “Quiero tener un hijo. He pensado que Julio debería ser el padre.” Se miraron entre ellos desconcertados. “Quiero que nos acostemos los tres, como solíamos hace años, y que Julio me deje embarazada. La inseminación artificial no me parece natural, quiero que mi hijo sea fruto del amor, y no siento más amor por nadie, aparte de mama, que por vosotros dos. Luego lo criaría yo sola, no quiero cargaros con más responsabilidad, vosotros seriáis sus tíos, los mejores tíos del mundo… Pensároslo, si no queréis ayudarme, si no queréis hacer esto por mí, lo entenderé, no os guardaré rencor, en serio… pero si lo hacéis, sería maravilloso”. Los pobres se quedaron boquiabiertos. Dijeron que necesitaban tiempo para pensarlo, lo que me pareció normal. Una semana después quedamos a cenar. Había decidido no presionarles, así que no sequé el tema. Cuando terminamos, con un cubata cada uno en las manos, lo sacaron ellos. Hemos pensado en lo que nos pediste y los dos estamos de acuerdo, dijo mi hermana. Por supuesto que te ayudaremos. Eres nuestra familia y te queremos, añadió Julio. Emocionada salte en sus brazos y los besé en la boca a cada uno. Gracias, les dije casi llorando, muchas gracias. Si te parece, sugirió María guiñándome un ojo, podemos empezar ahora mismo. La besé metiéndole la lengua en la garganta por toda respuesta. Después besé a Julio de la misma forma. Luego ellos se besaron entre sí. Fuimos abrazados hasta el sofá y caímos sobre él entre risas. Los dos se turnaban para besarme y yo estaba en la gloria. En un momento dado juntamos las tres lenguas. Sentía la polla dura de mi cuñado aplastarse contra mi vientre y las tetas de mi hermana contra mi pecho. Mientras Julio y yo nos seguíamos besando, María se deslizó hasta nuestros pantalones y nos los quitó solicita. Le chupaba la polla a su marido y el coño a mí alternativamente mientras el chico atrapaba mis pezones con sus labios. Ella misma frotó el glande de Julio contra mis labios vaginales y me la introdujo despacio. Acercó su cara a la mía y me besó en la oreja y después en los labios. A esas alturas su marido ya me follaba sin contemplaciones. María se desnudó y se sentó a horcajadas sobre mi cara para que le comiera el coño. Lo hice gustosa. No podía verles, pero suponía que marido y mujer estarían besándose, o tal vez él le mordería las tetas a ella. Mi hermana se corrió en mi boca y mi cuñado esparció su deseada semilla en mi interior.

Desde entonces nuestros encuentros fueron frecuentes. Siempre estábamos los tres y Julio siempre se corría en mi coño. En una de las ocasiones, mientras su marido me bombeaba, mi hermana me susurró al oído: si alguna vez estas ovulando y necesitas a Julio podéis follar los dos solos, aunque yo no esté no pasa nada, confió en vosotros y tu bebe es lo más importante. Tras decirme esto me metió la lengua en la oreja y me corrí de gusto entre sus brazos y los de su hombre. Unos días después llegó el momento de aprovechar su ofrecimiento. En efecto estaba ovulando y no quería dejar pasar la oportunidad de ser fecundada en la cima de mi fertilidad. María tenía a la niña malita y ella misma se había resfriado, así que no podíamos contar con ella. Era cierto que me había autorizado expresamente a hacer aquello, pera aun así me sentía rara: nunca había estado a solas con Julio íntimamente. Cuando llegó a mi casa comprobé que él también estaba nervioso. Empezamos a besarnos pero a los dos nos dio la risa floja. ¿Pero que nos pasaba, habíamos estado juntos decenas de veces? Nos tranquilizamos y seguimos. Poco a poco nos fuimos calentando. Me desnudó y me acarició los pechos. Rompí el silencio, que ya era agobiante, para preguntarle si quería que se la chupara. Asintió y le desabroché la bragueta, saqué su pene, ya semi-erecto y dejé que creciera del todo en mi boca. La sensación de intimidad era indescriptible. No se la mamé mucho rato, quería asegurarme de que se correría en mi interior. Se colocó sobre mí y me la metió. Nos miramos a los ojos y nos besamos de nuevo. Entendí que nuestros nervios estaban basados en el temor a sentir algo el uno por el otro estando mi hermana de por medio. Desde luego quería mucho a mi cuñado, pero me mataría antes que hacerle daño a mi hermana, así que no podía ser y ambos lo sabíamos… sin embargo allí estábamos, haciendo el amor… podía sentir el cariño mutuo que nos profesábamos con cada embestida. Llegamos al orgasmo en silencio y nos vestimos. Le di las gracias. Me dijo que no tenía porque, que me quería mucho y disfrutaba ayudándome. Yo le dije que también le quería mucho. Nos miramos un momento a los ojos, nos dimos un beso breve en los labios y terminamos de vestirnos sin decir nada más.

Tarde unos meses en quedarme embarazada, meses de sexo desenfrenado con mi hermana y mi cuñado. Julio y yo estuvimos solos un par de veces más, pero en la mayoría de nuestros encuentros participó también María. Cuando finalmente sufrí un retraso y el médico me confirmó la buena noticia me inundó la alegría, pero también cierta tristeza al entender que no podría seguir compartiendo cama con ellos mucho más tiempo. Los reuní, me puse guapa para la ocasión, y les solté la noticia del modo más directo que pude. Felicitaciones, besos y abrazos se sucedieron. Les quería mucho, eran mi familia y me habían hecho el regalo más hermoso. Esa noche también tuvimos sexo. No dejábamos de besarnos, de acariciarnos… en cierto modo nos despedíamos… no es que fuéramos a dejar de vernos, ni que ya no pudiéramos tener sexo juntos, de hecho lo tuvimos más veces, pero ya no sería igual. Era el momento de devolverle el juguete a mi hermana. En aquella ocasión Julio la penetro a ella mientras con su lengua femenina me comía el coñito a mí. Hace mucho que mi marido no se corre dentro de mí, murmuró, y por como lo había acaparado yo tenía razón. Tumbada boca arriba, viendo a mi hermana lamerme el clítoris y mi cuñado, tras ella, follándosela a conciencia, pensé que era una mujer afortunada. Ahora mi vida como madre de una criatura volvería a “la normalidad” a la espera de que otro vendaval familiar la alterase. Acaricié los cabellos de María que giraba la lengua entre los labios de mi vagina. Pasase lo que pasase estaría bien.

 

Relato erótico: “Odio a mi vecina” (POR ALEX BLAME)

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DE LOCA A LOCA PORTADA2Cuando la conocí, esa nariz pequeña y respingona, la media melena negra y brillante y la boca de Sin título1fresa con los labios gruesos y rojos le daban un aire de inocencia infantil que me confundió totalmente.

Había llegado hacía dos semanas por cuestiones de trabajo y se había instalado con la única compañía de un gato persa blanco y de malignos ojos verdes.

Su pequeña estatura y su aire inocente me engañaron un tiempo. Carla era una joven tímida y risueña que bajaba castamente la vista cada vez que coincidíamos en el ascensor o nos cruzábamos en el rellano de la escalera. Yo aprovechaba para mirar de soslayo aquel cuerpo joven y turgente enfundado en ropa ajustada y embelesarme imaginando lo que sería coger aquellos jugosos pechos entre mis manos y enseñar a aquella jovencita todos los secretos que encerraba su sexo.

Entonces llegó la noche del segundo sábado tras su llegada. Había quedado con unos amigos y harto de esperar a que la anciana del tercero colase su andador en el estrecho ascensor decidí bajar por las escaleras al garaje. Con el ascensor todavía parado en el tercero abrí la puerta del garaje e iba a encender la luz cuando unos sonidos apagados llamaron mi atención. En silencio, amparado por la oscuridad apenas rasgada por las luces de emergencia, avancé hacia los sonidos que parecían gemidos lastimeros.

Cuando llegué al origen del ruido la sorpresa fue enorme. Un hombre de mediana edad y aspecto aburrido gemía apagadamente con la mirada fija en Carla, que arrodillada frente a él le comía la polla con la maestría de una veterana justo al lado de su Mini.

No sabía qué hacer, si ahora encendía la luz les sorprendería y daría lugar a una escena embarazosa y si me volvía al ascensor podía hacer algún ruido que los alertase y crear una escena más embarazosa aun, así que opté por quedarme y observar.

Mientras dudaba que hacer, la joven había bajado los pantalones y los calzoncillos al notario y le estaba chupando los huevos con fuerza a la vez que pajeaba suavemente su polla. El hombre se recolocó las gafas y gimió un poco más fuerte mientras recogía la negra melena de la joven para poder ver mejor su cara al tenue resplandor de las luces de emergencia.

Carla sonrió de forma lasciva lamiéndole la punta de la polla una vez más antes de levantarse, separar al notario de un empujón y exhibirse ante él. Arremangándose la minifalda poco a poco mostró unas piernas delgadas y torneadas, enfundadas en unas medias oscuras. Se giró con gracia, subida en los tacones de aguja y se la levantó aun más hasta dejar a la vista un culo redondo y apetitoso como la manzana prohibida del paraíso.

El notario se acercó e intentó penetrarla por detrás, pero ella se resistió y le rechazó de nuevo encantada con sus signos de frustración. Se dio la vuelta y bailó ante él provocándole, acariciándose el interior de sus muslos y apartando el tejido del tanga para mostrarle su sexo totalmente rasurado.

El notario daba más risa que otra cosa allí, de pie, con los calzoncillos en los tobillos admirando como la joven se abría la blusa y le mostraba unos pechos grandes y redondos sin parar de bailar.

Finalmente Carla se subió al capó de su Mini y abrió las piernas invitando al hombre a entrar. El notario se acercó caminando como un pingüino y babeando de deseo se introdujo entre sus piernas. La joven suspiró y le dejó hacer apoyando la cabeza sobre su hombro.

El hombre entró con golpes rápidos y bruscos mientras ella gemía suavemente y le abrazaba mirando en mi dirección. Durante un momento se me pasó por la cabeza que la joven me había descubierto, pero lo pensé bien y me pareció imposible, allí tras un columna, envuelto en la oscuridad, mientras ella tenía una de las luces de emergencia encima, deslumbrándola. Me pareció casi imposible que ella me detectara. Estaba totalmente convencido de ello cuando abrió los ojos y miró en mi dirección mordiéndose el labio.

El notario, ajeno a lo que pasaba a su alrededor siguió embistiendo a la joven y amasando aquellos pechos virginales durante unos minutos hasta que no aguantó más y se corrió con un gemido. La joven sonrió y fingió un orgasmo sin dejar de mirar en mi dirección.

Cuando terminó de gritar y retorcerse, Carla se bajó del coche y se recompuso la ropa mientras su torpe amante, creyendo haber realizado una faena memorable se subía los pantalones satisfecho.

Adelantándose a su amante y evitando que encendiese las luces Carla cogió a su notario de la mano y se lo llevó camino de los ascensores. Cuando pasó a la altura de mi escondite giró ligeramente la cabeza e hizo un mohín dejándome aun más confundido.

Volví a encontrármela un par de días después y al subir al ascensor volvió a saludar y bajar la mirada castamente. Esta vez la ignoré. Todo lo que me parecía atractivo de la joven había desaparecido después de la escena del garaje. Ella pareció no darse cuenta de mi mirada de desprecio mal disimulada y se despidió de mí tan alegre como siempre.

A partir de ese día mi vecina se convirtió en una especie de obsesión. A pesar de sentir una especie de repulsión, vigilaba sus entradas y salidas y espiaba los ruidos que hacía con sus amantes de los que llevaba una minuciosa cuenta.

Eran numerosos, todos mayores que ella, todos con aspecto inseguro y ansiosos de complacerla con sus torpes caricias. Aunque no la volví a sorprender, soñaba con su cuerpo joven y turgente, recordaba perfectamente sus piernas torneadas, su pecho erguido con su pezones pequeños y rosados y su coño depilado y me masturbaba mientras escuchaba como hacía el amor con el notario de turno.

Era un día de bochorno y aproveché el calor de la tarde para tender una lavadora en la terraza comunal de la azotea. Tendía la ropa rápidamente deseando terminar y alejarme de aquel sol de justicia cuando ella llegó con un balde rebosante de ropa en la mano y me saludó. Estaba tan arrebatadora como siempre. Llevaba puesta unos pequeños pantaloncitos vaqueros un top rosa y unas sandalias.

Interrumpí mi tarea sin poder evitarlo observando cómo se llevaba las pinzas a la boca, cogía la prenda y se estiraba para tenderla en la cuerda, que estaba un poco alta para ella. El top se subía dejando a la vista una pequeña porción de la parte inferior de sus pechos. La joven me sonrió y siguió colgando prendas.

Yo me tragué un suspiro de frustración y seguí tendiendo la ropa hasta que terminé. Iba a despedirme de la joven y retirarme rápidamente con el balde de la ropa tapando mi incipiente erección cuando tomó la palabra.

—¿Te gustó la sesión del otro día? —preguntó ella a bocajarro.

Yo no sabía que responder intenté balbucear una disculpa, le dije que no sabía de que me estaba hablando, pero por la sonrisa sardónica que estaba mostrando era toralmente consciente de que no se creía nada de lo que le estaba diciendo.

—Vamos, no seas estúpido. Sé perfectamente que estabas allí espiando mientras Lino me hacía el amor.

—Bueno, a cualquier cosa le llamas hacer el amor. Ese tipo era un patoso.

—Oh, bueno, tienes razón de que no era un gran amante, pero es un hombre muy tierno y atento.

—¿Y los demás también los son?

—¿No me digas que has estado espiándome? Has sido un niño muy malo. —dijo fingiendo divertida un enfado que no sentía para nada.

Yo no me inmuté, aquella niña estaba empezando a cargarme. Me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta de las escaleras, pero ella se adelantó y se interpuso en mi trayectoria.

—Vale, lo siento. —dijo ella frunciendo sus morritos en un precioso mohín— No quiero que estés enfadada conmigo. Quiero que seamos amigos.

Antes de que pudiese decir nada se acercó a mí, se puso de puntillas y me besó en los labios. ¿Cómo puede ser un beso casto, con los labios cerrados y de apenas un instante de duración, el contacto más sensual que he tenido en toda mi vida? No tiene explicación, pero así fue. Me sentí electrizado e hipnotizado a la vez y dejando caer el balde al suelo la cogí por la nuca y le devolví el beso volcando toda la frustración y el deseo que se habían ido acumulando desde el día del garaje.

Carla respondió abriendo su boca y acariciando mi lengua con la suya, dejando que le explorase y le saborease a conciencia. Posé mis manos sobre sus caderas y acaricié unos instantes su culo para a continuación adelantarlas estrujando sus pechos grandes y suaves por debajo del top. Carla se colgó de mi cuello y rodeó mis caderas con sus piernas permitiendo que la llevase escaleras abajo.

Intentando mostrar la vitalidad de un quinceañero porté el liviano peso por las escaleras aprovechando los descansillos para acorralarla contra la pared, magrearla y de paso tomar un poco de aire. Cuando llegamos frente a la puerta de su casa sacó una llave de su pantaloncito, despegó sus labios de los míos y abrió la puerta.

En cuanto pasamos se soltó, se dejó caer de rodillas frente a mí y con una sonrisa lasciva sacó mi polla del interior de las bermudas. La observó crecer poco a poco recorriendo con la punta de sus dedos cada vena prominente hasta llegar a mi glande amoratado y bulboso. Carla lo envolvió con sus labios y dio un par de sonoros chupetones hasta que mi polla estuvo dura como una piedra.

Se incorporó y cogiéndome por el miembro me guio hasta la habitación. El gato se incorporó de la cama donde dormía a pierna suelta y abandonó la habitación con un agrio bufido. Allí, ante mí, Carla se quitó la ropa hasta quedar totalmente desnuda y se tumbó en la cama acariciándose su cuerpo sin dejar de fijar sus ojos en mí.

En ese momento la odié, odie su insultante juventud, odié su cuerpo terso y sensual, su cutis suave y carente de arrugas y su actitud segura de sí misma. Eso, sobre todo odiaba su seguridad. Estaba segura de que la deseaba, de que creía que haría todo lo que pidiera. Sentía que la ira se iba apoderando poco a poco de mí mientras ella se acariciaba su sexo lampiño y juvenil invitándome a poseerla.

Me quité la ropa deseando que ella sintiese algo más que el placer del sexo, quería que sintiese el miedo y la incertidumbre, quería que sintiese como perdía el control y quedaba indefensa a mi merced.

Me acerqué y ella abrió sus piernas dispuesta a acogerme. Admiré sus pies pequeños y delicados sus pantorrillas y sus muslos. Mis ojos recorrieron hambrientos su sexo hinchado y entreabierto como una boca ansiosa de la que rezumaba una lágrima de líquido cálido y cristalino.

Cogí sus piernas y las acaricié desde los tobillos. Disfruté de su tacto sedoso y mordisqueé los dedos de sus pies.

Con un movimiento brusco le di la vuelta y golpeé sus cachetes con fuerza. Carla gritó sorprendida, pero yo cogí su melena con una mano y enterré su cabeza en las sábanas mientras que con la otra guiaba mi polla al interior de su vagina. La polla resbaló con facilidad hasta que estuvo totalmente enterrada en su interior. Sin darle tregua comencé a penetrarla con fuerza sin dejar de apretar su cabeza contra el colchón. Carla gemía ahogadamente y luchaba para poder separar la boca de las ropa de la cama y poder respirar. Yo mantenía la mano firme empujandola contra la superficie de la cama aflojando solo lo suficiente para que no se ahogara.

Carla se retorcía y luchaba a la vez que levantaba su culo para poder sentir mis huevos colgantes golpear en su clítoris como un martillo pilón. Una y otra vez entré en ella, una y otra vez golpeé con violencia su pubis arrancando gritos y gemidos sofocados.

A punto de correrme paré y la dejé respirar de nuevo, un torrente de insultos me envolvió calmando solo en parte mi sed de algo indescriptible muy parecido a la venganza. Concentrándome en la visión del presidente del gobierno hablando sobre la coyuntura económica conseguí dominarme.

Carla se había repuesto algo y era ella la que movía sus caderas de manera que solo mi glande entrase y saliese de su interior. Con cada movimiento su coño se expandía para acoger el grueso órgano provocándole un placer tan intenso que todo su cuerpo se crispaba.

La dejé tomar el control unos instantes mientras jugaba con el sudor que corría por su espalda, pero un giro de cabeza y una sonrisa de esos labios gruesos me volvieron a enfurecer. Clavé las uñas con toda mi fuerza en su culo y comencé a penetrarla haciendo crujir la cama con cada empujón. Carla gritó sorprendida intentando agarrarse a las sábanas para no perder el equilibrio. Me incliné sobre ella sin dejar de empujar en su interior y agarré sus senos pellizcando y retorciendo sus pezones.

Unos instantes después sentí como su cuerpo se crispaba fruto de los primero aguijonazos del orgasmo y aproveché para darle un serie de bestiales empujones. Carla perdía el contacto de su cuerpo con la cama y yo aprovechaba para agitar su cuerpo impidiendo que adoptase una postura cómoda.

Tras un par de minutos la joven dejó de gritar y la dejé caer inerte y jadeante. La vista de aquel cuerpo juvenil respirando agitadamente mientras se enrollaba en posición fetal fue demasiado. El odio volvió a aflorar de nuevo. No quería dejarla descansar quería follarla hasta que me suplicase que parase.

La cogí por un tobillo y la acerqué a mí con rudeza. La puse boca arriba, le metí dos dedos en su boca de fresa y la exploré con rudeza haciendo que se atragantara. Carla tosió y escupió una baba espesa que aproveché para envolver con ella mis dedos y penetrar su sexo explorándolo y buscando sus puntos más sensibles.

No sabía cómo ni cuándo, pero el gato había vuelto y nos observaba fijamente desde lo alto del tocador. Sentado, miraba y se acicalaba para mostrar su profundo desprecio por lo que estaba presenciando.

La joven no tardó en empezar a gemir. Cargado de envidia al ver cómo el placer le hacía olvidar el mundo que la rodeaba me incliné sobre ella y le mordí los pechos el vientre y el pubis sin lograr interrumpir sus gemidos de satisfacción.

Me coloqué sobre ella y la penetré, dejando caer sobre ella la totalidad de mi peso. La chica emitió un gemido estrangulado y yo aproveché para rodear su grácil cuello con mis gruesas manos. Mientras apretaba poco a poco, con cuidado de no cortar totalmente su respiración, la follé con movimientos bruscos haciendo que el sonido del golpeo de nuestros pubis produjese ecos por todo el piso.

En poco más de un par de minutos Carla cerró los ojos instintivamente disfrutando de un intenso y prolongado orgasmo.

Esta vez no la deje terminar y con su cuerpo aun crispado desde la cabeza hasta la punta de los pies me separé y cogiendo su cabeza le metí la polla en la boca.

—¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio!…

Repetía el mantra una y otra vez mientras alojaba mi miembro en lo más profundo de su garganta. Sus ojos rebosaban gruesos lagrimones, pero no se resistió y chupó y mordisqueó mi polla hasta que no aguanté más y me corrí.

Todo mi cuerpo se estremeció. Tensé mi abdomen y empujé con fuerza en la boca de Carla acompañando cada chorro de semen hasta que este rebosó por las comisuras de sus labios.

Reventado me acosté a su lado y le di unos cuantos golpes desmayados. Como única respuesta la joven emitió un leve suspiro y tosió.

Cuando me desperté seguía allí tumbada, a mi lado. Su cuerpo virginal estaba lleno de señales del maltrato al que la había sometido. Ella se despertó y sonrió complaciente. Se estiró como una gata mostrando su cuerpo sucio y magullado que lucía más espléndido aun. La odié de nuevo, odié su sonrisa satisfecha y los moratones y los mordiscos que adornaban su piel aportando una nota de color a un cuerpo perfecto. No lo pude evitar y le di un sonoro cachete en el culo. La piel se enrojeció rápidamente perfilando la forma de mi mano. En ese momento pensé que quizás eso era lo que querían plasmar en las cuevas los trogloditas cuando pintaban las siluetas de sus manos. La señal que dejaba una mano al palmear el culo de una mujer.

Ella rio y me sacó la lengua con desfachatez, no pude evitarlo y de nuevo sentí la necesidad de darle una nueva lección…

Ahora paso todos los días odiándola. Se presenta ante mi puerta y se exhibe ante mí con desvergüenza, sabiendo que la espío desde el otro lado de la mirilla. Vestida de caperucita, de colegiala o de cualquier disfraz de anime muestra su talento para parecer la jovencita inocente que dista tanto de ser y me provoca con gestos y mohines dejando que mi odio crezca poco a poco y se acumule en mis testículos.

Cuando siente que estoy a punto de abrir la puerta corre a la puerta de su apartamento y la abre precipitadamente.

En ocasiones no llego a tiempo y ella cierra la puerta en mis narices, escucho su risa cantarina y golpeo frustrado su puerta sin conseguir que me abra hasta que me rindo y vuelvo encabronado y tremendamente salido a mi madriguera.

Pero no siempre ocurre así. Otras veces logro colar el pie antes de que cierre la puerta. Ella empuja desesperada, pero descargo todo mi peso sobre ella forzando la entrada. Carla finge terror y se tapa el cuerpo cuando le arranco la ropa sonriendo torvamente, la tiro sobre la cama, la siento en la encimera, la acorralo contra la pared, la derribo sobre el duro suelo…

Dos palabras resuenan y rebotan en las paredes desnudas del piso una y otra vez; TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO.

 

Relato erótico: “Exhibiendome en la playa” (POR JESSICA97)

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Hola, me llamo Jessica, tengo 35 años actualmente. Llevo leyendo algunos años los artículos publicados en esta página pero nunca había sacado el tiempo para redactar alguno. Me gusta leer sobre relatos de exhibicionismo, pues me identifico en ese sentido, y siempre que entro trato de buscar relatos de situaciones similares a las que me gusta vivir personalmente, aunque la verdad son muy pocos los que he visto de ese tipo, por lo que intentaré enriquecer este campo.

Soy una mujer más bien atractiva, de muy buen ver, no por que lo diga yo sobre mí, mido 1,74 m de estatura, peso 62 kg, cabello rubio lacio casi a la cintura, de piel blanca pero me bronceo bastante, así que más bien diría dorada, un trasero como dicen por mi pueblo “paradito” y unos senos bastante grandes (no lo voy a negar, tengo implantes) siendo mis medidas 103, 61, 92.

Como dije antes, mi afición es el exhibicionismo, me encanta lucir mi cuerpo, levantar miradas y provocar en la calle o donde quiera que valla. Me gusta usar minifaldas, blusitas escotadas o vestidos del mismo tipo, siempre calzo zapatos de tacón alto, por lo que me veo más alta de lo que soy, cosa que a algunas chicas les da complejo, más aun en mi país donde la estatura promedio de las mujeres no sobrepasa el 1,60 m, el tener mi estatura ya es notable, y con tacones altos normalmente sobrepaso el 1,80, incluso con algunos zapatos llego hasta 1,87m.

Bien, la historia que narraré es algo que me sucedió un par de semanas atrás, cuando decidimos con mi novio ir a las playas por un descanso merecido, aparte que nos hacía mucha falta un buen tiempo juntos, que por su trabajo a veces se complica el asunto. Quedamos de irnos un martes en la mañana, el pasaría por mí y de ahí el viaje, que nos tomaría unas 6 horas hasta el lugar de destino. El lunes en la noche me dispuse a preparar mis cosas para el viaje, y aunque soy muy práctica en esto de los paseos, no como la mayora de chicas que llevan 20 maletas para un día, no quería andar en prisas al día siguiente por la mañana. Me fui al cajón donde tengo mis trajes de baño (debo tener más de 50 trajes de baño) y empecé a buscar los que llevaría al viaje, evidentemente para mi gusto, entre más chicos mejor, seleccione 5 o 6 del cajón, dos de ellos incluso son solo la parte de abajo del bikini, así que con ellos forzosamente debo estar en topless, y uno de ellos es un “slingshot” muy provocativo. Decidido esto, que en realidad es lo más importante para la playa, busque un par de shorts, unas minis, algunas blusitas de tirantes finitas, otro par sin tirantes, algunas pañoletas o pareos, y busque dos vestidos muy sexis para salir en la noche, uno es negro, muy ajustado en la parte de abajo, la espalda totalmente desnuda, y dos tiras de unos 8 cm de ancho que suben separadas desde más abajo del ombligo para amarrarlas tras el cuello, dejando ver prácticamente todo, aparte que suelo amarrarlo tras mi cuello sin ajustar mucho para que mis pechos se muevan libremente. El otro vestidito, el blanco, es el más atrevido, ya que es muy translucido, igual lleva la espalda desnuda, con dos tiras también pero debe ser colocado en forma cruzada, este lo uso ajustado al cuerpo, dejando ver mis tetas prácticamente desnudas, la parte de abajo, es más bien voladita, y excesivamente corta, al punto que prácticamente mis “cachetitos” están a la vista siempre. Adicionalmente a esto, llevo siempre un par de botas, en este caso negras, y al menos 4 pares más de zapatos abiertos, todos de tacón aguja, incluso para ir a la playa!!!

Esa noche, ya cuando estoy en mi cama acostada para dormir, me empiezo a excitar de solo pensar en las situaciones que pasaran durante esa semana en la playa con mi novio, pienso en las noches de sexo que me va a dar y al rato de estar con esas ideas no me queda más remedio que estirar mi mano al cajón de la mesita de noche y sacar uno de mis juguetitos sexuales preferidos, un consolador de casi 25 cm que tengo para estos momentos de calentura y soledad, con el cual satisfago mi gran necesidad de placer por casi una hora hasta quedar totalmente rendida al cansancio y al sueño luego de haber tenido unos 5 o 6 orgasmos en ese tiempo.

Al día siguiente, me despierto con la bocina del auto de mi novio, y en cuanto me incorporo ya le escucho entrando por la puerta principal del depa, ya que él tiene llaves, me encuentra aún desnuda en mi cuarto por lo que se sorprende.

-Te estas despertando recién cierto???

-Si amor, le contesto

-Pero no te preocupes, ya ayer deje todo listo, deja que me visto enseguida y nos ponemos en marcha.

-Humm, pero aquí huele a…. se queda como olfateando el cuarto, y en eso me acuerdo de la noche excitante que tuve, inmediatamente veo que se acerca a la cama y levanta las cobijas y…

-Parece que la pasaste bien anoche no? Claro, había dejado el consolador en la cama pues me había dormido en plena acción, más bien tuve suerte que no me lo deje adentro!!!

-Si amor, estaba pensando en las cosas ricas que pasaríamos durante estos días que vienen y me excite al punto que…

-No me digas más mejor, de lo contrario nos retrasaremos en exceso, y creo será mejor que te des una ducha antes de irnos, me dijo el interrumpiéndome.

No dije nada más, y me fui rápidamente al baño, para salir lo antes posible, el me espero en la habitación y al regresar yo, abrí mi armario y busque rápidamente un short de mezclilla, muy ajustado y extremadamente cortito, en el cual se me ve casi media nalga, me lo puse, y en seguida una camiseta blanca muy finita de tirantes, recortada a la altura de mis tetas, dejando ver todo mi vientre desnudo, y dependiendo de la posición de mis brazos incluso se llegan a ver mis senos por debajo de la camiseta, igual me queda bastante ajustada, por lo que mis pezones se marcan claramente en la tela y hasta se transparentan un poco, finalmente busco unas sandalias de tacón de aguja, de esas que tienen muchas tiritas, me giro para poner mi trasero de frente a mi novio y mientras me las estoy poniendo lo escucho decirme:

-Pero si vas prácticamente desnuda amor, sé que es normal que no usas nada de ropa interior, pero vas que paras el tránsito.

-No vamos para un recital amor, le replico, vamos para la playa, te aclaro que esto que llevo puesto es de lo más tapadito que me veras en estos días, le dije con una mirada picara y voz de maliciosa, así que será mejor que te hagas la idea.

Tenemos ya casi siete años de estar juntos, por lo que evidentemente el me conoce muy bien, y sabe cómo me gusta vestir, o como me gusta desvestirme más bien como dice el, pero siempre me hace ese tipo de comentarios para ponerle el picante al ambiente, además que sabe que eso me encanta, el que se fije lo poco que llevo puesto o lo mucho que enseño.

Una vez que estoy lista, él toma mi maleta y nos disponemos a salir, y cuando estoy llegando a la puerta de mi depa, me acuerdo de algo, y le digo:

-Ya te alcanzo, ve subiendo las cosas al auto, que deje algo olvidado arriba.

Regreso a mi habitación y busco mi consolador de la noche anterior, sé que va ser algo importante en este paseo. Cuando voy saliendo de la casa, se cruza un vecino en la acera con migo, que al verme casi se le salen los ojos, no sé si alcanzo a mirar lo que llevaba en la mano, pero si lo hizo ya me imagino lo que pudo pensar de mí. Al montarme en el auto mi novio me pregunta que fue lo que había olvidado, yo le enseño el consolador con una mirada de lujuria y lo meto en la guantera del auto, él sabe que me gusta estar bien llenita por mis dos agujeros cuando tengo sexo desenfrenado con él.

Así nos ponemos en marcha, él va manejando y yo en el asiento de copiloto, me gusta colocar el asiento lo más atrás posible y el respaldo un poco hacia atrás, por lo que en mi posición mi cuerpo está en una postura más sugerente aun, y doy una vista magnifica a todos los conductores que pasan a nuestro lado, sobre todo en vehículos más altos que el nuestro, que son prácticamente todos, ya que nos movilizamos en un automóvil semideportivo. Le menciono a mi novio que debemos detenernos en algún sitio para desayunar y comprar agua para calmar la sed del viaje, a lo que responde que lo haremos, pero más adelante, que en las ropas que voy no podemos detenernos en cualquier sitio, así que el viaje se prolonga por más de una hora hasta llegar a la costa, donde nos detenemos en un sitio donde existe un pequeño restaurant y un comercio.

Al llegar al sitio, noto que no hay mucho movimiento de personas, y las personas que se encuentran en el restaurant son la mayoría repartidores de productos, que por ser un martes de trabajo normal, las personas están en sus ocupaciones normales. Apenas bajarme del auto noto todas las miradas de quienes están ahí clavarse en mí, principalmente sobre mi cuerpo, cierro la puerta del auto y hago un gesto como por componerme mis ropas, me acomodo la camiseta para que me cubra las tetas y me ajusto el short lo mejor posible, aun así no es posible que tape más de lo que mide, igual justo es lo que me agrada. Se acerca mi novio, me toma de la mano y nos dirigimos al local, mientras caminamos me hace el comentario de la manera como me miran todos, y aun cuando no llegan a ser más de 5 o 6 los clientes, noto que todos están paralizados mirándome descaradamente.

Nos sentamos en un sitio que está desocupado, y me pongo a observar el lugar, en eso se aproxima la mesera y nos toma la orden, al retirarse le digo a mi novio que iré al lavatorio para asearme, el vuelve a ver y mira el lavatorio, que no está en un sitio privado, sino más bien en un rincón del salón, por lo que me mira y me dice:

-Ya se a lo que vas, pero yo también me voy a deleitar de eso. Y claro, él tenía una posición privilegiada para observar el lavatorio. Me levanto y me aproximo al lavabo, siento todas las miradas sobre mi culo, y escucho a los hombres de las otras mesas mientras cuchichean, y aun cuando no distingo lo que dicen, por el espejito logro ver como uno me señala llamándole la atención al otro, y eso hace que yo trate de poner mi culito más en pompa, y con una mano hago un movimiento como para ajustarme mejor el short, subiéndolo un poco más hacia mi cadera, haciendo que se meta un poco más entre mis nalguitas. Cierro el lavabo y me doy vuelta, camino hacia la mesa que ocupamos y siento como la parte inferior de mis tetas se asoma bajo mi camiseta, pero decido no ajustarla y dar una bonita vista a los presentes, me siento en mi sitio y mi novio se acerca a mi oído y me dice:}

-Estás hecha una zorrita, y lo sabes.

Esas palabras hacen que mi calentura aumente, y le digo en el oído a el:

-Y a ti te encanta que sea así!!!

Terminamos de desayunar y mi novio se levanta para pagar la cuenta, en cuanto llega a la caja decido ir tras él, ninguno de los clientes se ha ido del lugar, pese a que han terminado todos ya hace bastante rato, por lo que les daré una vista más de mi cuerpo, al llegar donde mi novio, lo abrazo por el cuello, por lo que la camiseta se me sube aún más arriba, prácticamente dejando toda mi teta al descubierto, y aunque abraso a mi novio y mis tetas están pegadas a él, sé que la visión desde atrás de más de media teta al descubierto por los costados debe ser realmente formidable, además que debo ponerme un poco de puntillas ya que mi novio es bastante más alto que yo, por lo que mi culito también debe verse espectacular. Al retirarnos, en cuanto me doy media vuelta siento mis tetas al aire, ya no tengo a mi novio de escudo por lo que son totalmente visibles, así que me compongo un poco la camiseta dirigiendo mi mirada a los espectadores y regalándoles una sonrisa de inocente, como pidiéndoles disculpas.

Al salir le recuerdo a mi novio que debemos pasar a comprar a la tienda la botella de agua, y alguna crema bronceadora, el me mira y entre risas me dice que ahí también tengo que ir a exhibirme, le digo que sí, a lo que responde que ya luego se las va a cobrar con migo todas. Eso me deja pensativa, pero igual seguimos hacia la tienda, entramos y veo que hay una chica en la caja, sin más clientes, por lo que mis planes de exhibicionista se truncan un poco, aunque si noto la mirada de la cajera como diciendo “que puta esta”. Tomamos lo que ocupamos, pagamos y nos marchamos, al salir, observo que en el restaurant ya no hay nadie, se han ido todos los clientes en cuanto nos retiramos nosotros.

Nos montamos en el auto y seguimos nuestro camino. Al poco tiempo veo un camión adelante nuestro el cual empezamos a adelantar, y me percato que era uno de los vehículos que estaban estacionados en el restaurant, veo por su espejo retrovisor, ya que aún estamos atrás de la cabina, (vamos en una vía de dos carriles por sentido) y noto la mirada del conductor sobre nosotros, específicamente en mí, y este a su hace gestos a su acompañante de la presencia nuestra. En ese momento le pido a mi novio que disminuya un poco el ritmo para adelantarles lentamente, tomo entre mis manos la botella de agua, la abro y empiezo a beber algunos tragos, al llegar a la altura de la cabina del conductor los miro de manera disimulada, pero de manera que ellos puedan ver mi mirada, saco la botella de mi boca, le mi lengua por la boquilla y bajo la botella a la altura de mis tetas, echando un poco del líquido sobre mi camiseta, haciendo que esta se transparente totalmente dejando mis pezones duros totalmente visibles, mi novio al percatarse de esto acelera a fondo el auto y me dice:

-Estás loca tú!!! Si te has dejado las tetas totalmente visibles.

-Hay amor, disfrútalo, esos chicos estaban deseando ver un poco más, si no hubieras acelerado me quitaba la camiseta para completar el show, le dije!!!

El resto del camino transcurrió sin más detalles, al rato del incidente ya mi camiseta se había secado sobre mi cuerpo, gracias al fuerte sol y la brisa que entraba por la ventana abierta.

Finalmente llegamos a nuestro destino, un hotel de playa a unos 200 metros de la costa, al entrar vemos que tiene una enorme piscina en el centro, rodeada de las habitaciones que son como cabañitas individuales separadas una de otra como 5 metros, todas estas tienen una gran puerta corrediza que da en dirección a la piscina. Estacionamos el auto y nos dirigimos a la recepción del hotel, no se ve nadie en el lugar, es obvio, no es un día de fiestas, por lo que supongo es lo normal para esas horas de un día así. Mi novio trae ambas maletas, por lo que voy relajada, al llegar a la recepción veo al tipo atrás del mostrador, y claro, él no puede evitar mirarme de pies a cabeza, estacionando su mirada por un rato en mis tetas, que se mueven sugerentemente bajo la camiseta al ritmo de mis pasos. El mostrador es alto, justo a la altura de mis tetas, por lo que al llegar, él tiene a la vista mi par de melones, mi novio lo saca del trance en que se encuentra al preguntarle por nuestra habitación, yo por mi parte me acerco más al mostrador y prácticamente pongo mis senos sobre el mostrador, sintiendo como la parte baja de mis pechos descansa desnuda sobre el mostrador. El administrador se pone nervioso, busca en su registro nuestros nombres, pero por la desconcentración que trae no logra encontrar nada, me doy cuenta que busca en la página del día anterior, así que en voz bajita le digo, estamos a 12 de marzo, no 11, mira la fecha de la página y me vuelve a ver, luego busca en la página correcta encontrando nuestra reserva. Nos entrega la llave, la número 13, y enseguida nos indica por donde debemos ir. Al retirarnos de la recepción, me imagino no pierde detalle esta vez de mi culito, que le debe estar dando una vista fantástica, y claro, un adelanto de lo que seguramente podrá ver durante esos días que estemos en el hotel.

Cruzamos por la orilla de la piscina, hay varias sillas a los alrededores, especiales para tomar el sol, de esas que puedes convertir prácticamente en cama, todas están desocupadas, hay otras zonas con sombra, gracias a varios árboles que hay en el lugar. Por fin llegamos a la habitación, es muy amplia, dos camas matrimoniales, y baño enorme y hasta hay un pequeño refrigerador. Enseguida entramos y colocamos las cosas sobre una de las camas y abro mi maleta. Enseguida me quito la ropa que traigo, a lo que mi novio me advierte que hemos dejado la puerta de la habitación abierta, y podrían verme desde la piscina. Le digo que no hay nadie, y además, paro lo que pienso ponerme no hay mucha diferencia. Busco entre mis trajecitos de baño y encuentro el que busco, es de color blanco, uno de los pocos que tengo con la parte de arriba, aun cuando en su parte superior tiene dos triangulitos de unos 8 cm de alto, y la base escasamente tiene 5 cm, por lo que a duras penas podrá tapar mis pezones y aureolas, la parte de abajo no difiere mucho de la anterior, siendo un pequeñísimo triangulo similar a uno de los anteriores, con los cuales debo intentar taparme la fina línea de bellos que me dejo sobre mi vagina, el resto son solo tiritas, en la parte trasera tiene forma de “Y”, y la unión de los dos laterales en la parte trasera ocurre ya entre mis nalgas, prácticamente a la altura de mi agujerito trasero. Puedo sentir como al colocarme bien la parte de abajo, esta se hunde en mi vagina, situación que me provoca un morbo tremendo.

-Veo que ya casi no se te notan las marcas de tu bronceado, me dice mi novio observando más de cerca su propiedad. Él le encanta que tenga dibujado en mi cuerpo las líneas de la parte baja del bikini.

-Sí, hace días no he podido tomar el sol como se debe, y claro, me he puesto más pálida, pero hoy mismo empiezo a corregir esa situación, le contesto yo de manera picara. En eso mi novio advierte que el recepcionista ha olvidado entregarnos los jabones, el paño e incluso el control remoto de la tv.

-Mira, el recepcionista no nos ha entregado los paños, los jabones ni el control de la tele por estar embobado viendo tus tetas.

-Iré por ellos, le contesto, sonriendo maliciosamente.

-Veo que quieres dejarlo en shock, si con tu atuendo anterior no encontraba nuestros nombres, con esto que tienes puesto ahora no encontrará ni sus manos.

Me sonrío y salgo de la habitación sin decir más. A cada 3 o 4 pasos que doy siento de mi bikini se desacomoda por todos lados, siento escaparse mi pezón derecho y de igual forma siento como el pequeño triangulito de la parte baja se desliza más hacia mi vagina, dejando a la vista mi línea de bellitos, por lo que cada 3 o 4 pasos debo estar acomodando todo. Por el momento no hay nadie en el lugar, aunque ya he visto al recepcionista que se ha percatado de que me acerco por el sonido de mis tacones en la orilla de la piscina, y claro, con el espectáculo que le voy dando cada 3 o 4 pasos no pierde detalle de nada. Al llegar a la recepción, decido no acomodarme nada, así que entro hasta el mostrador y siento como mi teta derecha está totalmente fuera de lugar, y aunque la parte baja esta igual, el mostrador no le permite ver al recepcionista mi vagina.

-Hola de nuevo, olvidaste entregarnos los paños y jabones, y también el control de la televisión, le dije.

-Discúlpame, es que estaba ocupado con unas listas antes de que llegaran Uds, se excusó él. –En seguida te entrego todo. Se levantó de su sitio y empezó a buscar el control en un cajón, los paños y jabones los tenía guardados en otro sitio, a un costado del salón, por lo que tenía que salir de su sitio, esta vez con la posibilidad de contemplarme en mi totalidad, yo aun sin componerme el bikini le sigo, y me coloco a su lado, cerca, a máximo un metro.

-Tienes algún shampo para cabello? Le pregunto.

-Sí, claro, ya te busco, aquí tenemos uno para cabello claro, como el tuyo, te daré varios ya que lo tienes bastante largo, dudo que te alcance con uno. Me dice.

-Gracias por tu amabilidad, cuál es tu nombre, disculpa, no te había preguntado.

-Soy Juan, y tu Jessica supongo, por la reserva.

-Sí, estas en lo correcto. Dime, hay algún problema en que use bañadores de este tipo? Le pregunte con una voz de niña inocente, tratando de calentarlo.

-No Jessica, ningún problema, igual durante el día habrá poca gente estos días, puedes usar la zona de piscina a tu gusto, en las noches llegan los agentes que trabajan en la zona, pero entran después de las 17 horas.

-Perfecto, es que no me gustan las marcas en mi cuerpo, y me gusta broncearme en toples, a veces hasta desnuda, le dije en el mismo tono. El me vuelve a ver como diciéndome con sus pensamientos “pero si estas desnuda prácticamente”. Me entrega las cosas, le doy las gracias y me retiro, dándole ahora la espalda y una vista de mi culo, con solo el hilito que sube entre mis nalgas.

Al llegar a la habitación mi novio me mira y nota que todo el bikini lo llevo descompuesto.

-Supongo se ha dado gusto el recepcionista viendo a la perrita de mi novia.

-Pues me imagino, ya que tenía una sonrisa de oreja a oreja, hasta le consulté si había problema si me bronceaba en toples…

-Supongo te ha dicho que lo puedes hacer, afirmó mi novio, interrumpiendo lo que yo decía.

-En efecto, le contesté, -incluso me ha dicho que puedo estar como me plazca, así que eso podría implicar algo más! Y dicho esto, coloque las cosas que traía en la cama y me di vuelta para dirigirme a la piscina, tome un frasco de bronceador y salí diciendo:

-Te espero en la piscina amor. Me retiré de la habitación y me acerque a una de las sillas a la orilla de la piscina, era toda de plástico, y al tocarla con mi mano, tal cual supuse, estaba hirviendo, por lo que tendría que regresar por una de las toallas para colocarla sobre la silla. En eso lo pensé dos veces, y decidí ir a la recepción y pedir otra toalla adicional, y así calentar más al chico. Entro nuevamente en el saloncito y al verlo le digo:

-Vengo a molestarte de nuevo Juan.

-No es ninguna molestia Jessica, en que te puedo ayudar?

-Es que las sillas de la piscina están muy calientes, me preguntaba si me podrías facilitar una toalla para ponerla sobre la silla.

-Claro que sí, dame un minuto, tengo unas toallas especiales para eso, son más grandes y suaves, si gustas me esperas en la piscina y te la llevo en seguida.

-De acuerdo, le contesté. Salí de la recepción nuevamente sintiendo la mirada del chico en mi culo, tire de los laterales de mi bikini haciendo que este se hunda nuevamente entre mi vagina, y seguí caminando hasta la silla que quería ocupar, un sitio en el que desde la recepción tenia perfecta vista. Al llegar a la silla, eché la mirada atrás y ya venía Juan con dos toallas grandes, de colores llamativos, de esas especiales para la playa, no me haría esperar un minuto!

-Ya traigo tus toallas Jessica, donde quieres que las coloque.

-Ponlas ahí, le dije a Juan señalando la silla donde quería recostarme.

-No te preocupes, yo colocare la toalla para que puedas recostarte, igual traje dos, la otra para tu esposo, me dijo el amablemente.

-No es mi esposo, es mi novio, replique yo.

-Ah, disculpa, pero bueno, para el caso es casi lo mismo, me dijo el mientras colocaba la toalla en la silla. Terminado, procedió a colocar la otra toalla en la silla de al lado, mientras yo me acosté en mi silla boca abajo, dándole una vista esplendida de mi culo.

-Listo, ya están las toallas, si se te ofrece algo mas no dudes en llamarme, me dijo, y ya se daba vuelta para retirarse cuando le dije.

-Disculpa Juan, de hecho se me ofrece algo más si no es mucho pedir, a esto se detuvo él y dándose vuelta me dijo:

-Dime, en que te puedo ayudar.

-Es que me da un poco de pena, pero mi novio aun no viene, y no me he puesto crema en la espalda, y si se ha quedado dormido me voy a quemar toda, me harías el favor de pasarme la crema, le pedí con una voz característica de niña buena e inocente. Noté como a Juan se le subieron los colores al rostro del asombro, pero al mismo tiempo vi como un bulto empezó a crecer en su entrepierna!

-Eh, eh, po.. por su-pu-es-to que si Jessica, tartamudeo el acercándose. Tomó la botella de bronceador, la batió y dirigió la boquilla hacia mi espalda. En ese momento lo detuve y le dije:

-Me desatas las tiras en la espalda por favor, le dije, se hizo un silencio de un par de segundos, en el que se quedó paralizado, y tuve que hablar de nuevo para que reaccionara.

-No quiero que se marque mi espalda con esa línea, le dije.

-Como no Jessica, me dijo medio embobado mientras desataba el lazo en mi espalda, y en seguida el de mi cuello. Yo estaba boca abajo, apoyada en mis antebrazos, por lo que mi cuerpo no estaba totalmente sobre la toalla, mis tetas colgaban y apenas llegaban a rozar la toalla, por lo que al desatar ambos nudos de mi “bra”, este callo sobre el paño, dejando ya totalmente desnuda la parte superior de mi cuerpo. Juan procedió a rociarme del bronceador por toda la espalda, y en seguida a masajearme tímidamente la espalda con ambas manos. Yo me mantuve en silencio por al menos un minuto, hasta que consideré que ya mi espalda tenía suficiente bronceador, así que le dije:

-Baja un poco Juan, necesito que me pases por las piernas, los costados y el culo también. Decirle eso fue como darle un dulce a un niño, en su rostro se dibujó una sonrisa enorme.

-Espero no venga tu novio y me vea haciendo esto, me dijo.

-No te preocupes, además, él tiene la culpa por lerdo, si estuviese aquí no tendría que molestarte con esto, (como si fuera molestia pensé yo).

-No, tranquila, no es molestia para mí, solo que no quiero meterme en problemas, mientras me pasaba las manos por las piernas, había decidido dejar lo mejor para lo último. Fue subiendo poco a poco, hasta que llego a lo inevitable, tomo el frasco y roció mis nalgas de aquel líquido que le permitiría posar sus manos sobre mi culo, y así lo hizo, ya sin ningún reparo empezó a masajear mis glúteos, pasando sus manos arriba y abajo, en círculos, cada vez más cerca de mi rajita, a lo que yo reaccione levantando un poquito más mis pompas, con la excusa que no quería que dejara ningún sitio sin bronceador, dándole un vista de toda mi rajita, y hasta posiblemente de mi vagina succionando el hilito, dejando ver mis labios perfectamente. En ese momento logre escuchar como respiraba Juan profundamente y se le salía de su boca a un tono muy bajo una frase “pero que culo tan rico”, yo me hice la que no escucho nada y le dije:

-Asegúrate de no dejarme nada sin bronceador. A lo que siguió masajeando mi culo a placer, llegando incluso a tocarme mi sexo en algunas oportunidades.

-Estás lista Jessica, ya tienes bronceador por todo tu cuerpo, me dijo el, como con una voz de desconsuelo por haber terminada con aquello.

-Muchas gracias Juan, eres un sol, le contesté yo levantando la mirada y girando un poco mi cuerpo hacia él, con lo que aparte tuvo una vista adicional de mi pecho ya desnudo.

-Con gusto, ya me voy, que debo estar en la recepción si alguien llama, con lo que se fue a prisa. En ese instante, vi que salía mi novio de la habitación, con lo que supuse no había perdido detalle de la situación.

-Veo que te las has pasado genial, perrita! Dijo el al llegar.

-Tenía que colocarme el bronceador, y como no estabas tuve que solicitar ayuda amor.

-Sí, claro, y el recepcionista se ha dado el gusto de tocarte todo el cuerpo.

-Alguien debía hacerlo, no puedo yo sola, lo sabes. Mi novio rio a esto y se tumbó en su silla. Al rato, me levanté de la silla y le dije a mi novio que nadaría un rato. Me tiré en la piscina y nada un par de largos. Desde mi sitio, pude ver como Juan no perdía detalle de mis movimientos. Divisé una escalerilla para salir de la alberca justo al frente de la recepción, y pese a que había otra justo donde se encontraba nuestro sitio, me fui nadando hacia la primera, sentí mi tanguita que estaba totalmente descompuesta, aun así no la compuse y empecé a subir la escalerilla, dándole a Juan una vista frontal, primero de mis tetas desnudas, y al seguir subiendo la vista de mi línea de bellos al aire, con el triangulito de tela del bikini prácticamente desaparecido entre mi vagina, al llegar a la parte superior de la escalerilla me detuve a componer la tanguita, la cual al estar mojada se había transparentado casi totalmente, y aunque estaba sobre mis bellitos, estos eran igual visibles, eché a caminar mirando hacia la recepción y regalándole una sonrisa pícara al Juan que estaba con la boca abierta.

-Si serás zorrilla, me dijo mi novio al llegar a mi sitio, -sales de la piscina para exhibirte al recepcionista sin reparo!

-Sabes cómo me gusta exhibirme amor, y el más beneficiado de eso eres tú al final de cuentas, le dije mientras me acostaba en la silla boca arriba esta vez.

-Me pones el bronceador amor, o tendré que llamar a Juan nuevamente? Le dije.

-Te gusta tu juego eh, dijo el mientras se levantaba y comenzaba a pasarme el bronceador, por mis tetas, abdomen, piernas y todo mi sexo, deleitándose ahí por un buen rato, sacándome más de un suspira y uno que otro gemido.

-Te gusta eso? Me dijo.

-Sabes que me encanta, y estoy muy cachonda.

-Ya me di cuenta, estas totalmente empapada, y no es el aceite de bronceador.

-Necesito que me hagas el amor, vamos a la habitación, le propuse.

-Mmm, no, estas castigada ahora, por andar de sobrada con el de la recepción, ahora tendrás que esperar hasta que yo decida, me dijo el, con un tono de autoridad.

-Por favor amor, le dije, casi suplicando, mientras él seguía jugando con mi clítoris, sacándome cada vez más gemidos, -no seas malito, vamos, necesito correrme, necesito que me llenes de tu lechita toda mi panochita.

-Eh dicho que no, no insistas, debes aprender a comportarte como una buena chica, y esto te lo has ganado, me dijo, pero seguía masajeándome el clítoris y metiendo un par de dedos en mi vagina. Siguió así por un par de minutos, y cuando estaba a punto de llegar a correrme se detuvo, diciendo:

-Pensaste que me apiadaría de ti? No bebe, tendrás que contenerte ese orgasmo, me dijo con la misma autoridad, – y no quiero ver que ni acerques una mano a tu sexo, prosiguió en el mismo tono, como si me hubiera leído los pensamientos. Ahora tendría que quedarme con el calentón que me había provocado el exhibirme ante Juan y la manoseada que me ha dado mi novio sin poder tener mi orgasmo. Así transcurrió el resto de la tarde, yo intentando dejar de pensar en mi situación, cosa que se me hacía muy difícil, más aun cuando cada cierto rato mi novio se me acercaba a decirme que me ponía más bronceador, y me volvía a calentar hasta el punto del orgasmo dejándome cada vez con más ganas, y yo suplicándole que me dejase terminar. Igual me di cuenta que Juan no perdía detalle de la situación, y aunque no estaba demasiado cerca para saber exactamente lo que pasaba, si era obvio que mi novio se quedaba más rato de lo normal colocándome el bronceador en mi sexo, y supongo que mis movimientos me delataban totalmente de lo que sucedía.

Al ir bajando el sol, a eso de las cinco de la tarde, empezamos a notar como iban llegando otros clientes, yo estaba tumbada boca abajo cuando pasó un par de hombres por nuestro sitio, sin que ninguno de los dos perdiera detalle de mi presencia, y lo poco que llevaba puesto o lo mucho que dejaba ver. Pasados estos dos hombres, mi novio se incorporó y con su voz de autoridad me dijo:

-Vamos, ya es hora de ir a la habitación, yo sabía que había tomado el control, y de ahí en adelante me tocaría seguir su juego. Me levante, recogí mis cosas (como si fuera mucho la parte superior del bikini, el bronceador y la toalla) y nos fuimos para la habitación. Ya en la habitación, decidí tomar un baño, y pensé que así podría masturbarme para aliviar mi situación, me quite el hilito y en cuanto entre al baño escuche a mi novio decir.

-No cierres la puerta, no me vallas a hacer trampas eh, yo mire dentro del baño y vi que las puertas de la ducha eran transparentes totalmente, por lo que no habría privacidad con la puerta principal abierta, y lo peor, no podría sacarme las ganas. Me duché, el agua estaba deliciosa, miraba por el vidrio y mi novio no perdía detalle, así que preferí ni intentar nada, sabía que de intentar algo y ser descubierta implicaría un castigo más largo sin sexo, mi novio le encanta hacerme sufrir en ese sentido, y a mi igual me gusta ese juego, sentirme dominada por él.

Salí de la ducha, me seque y me aproximé a la cama, donde me observaba mi novio con detalle, con voz de niña buena le pregunte:

-Que quieres que me ponga amor?

-No sé, no he revisado que has traído, supongo que cualquiera de las indumentarias que trajiste te harán lucir como una zorra.

-Ha decir verdad sí, pero es que veníamos para la playa como te dije antes.

-Bien, veamos que hay, se levantó de la cama y se aproximó a mis cosas, empezó a revisar mirando las pocas cosas que traje, entregándome una blusita de tirantes roja, muy ajustada y una mini negra voladita, muy cortita también.

-Y tu ropa interior? Parece que se te ha olvidado!

-En realidad no se me ha olvidado amor, no traje, no creí necesitar aquí, me sonreí nuevamente de forma maliciosa.

-Pues bueno, claro, era de esperarse de ti. Buscó un par de zapatos rojos, y me los entregó. Me puse lo que me entregó y me miré al espejo, me di la vuelta para mirarme por atrás y vi como mis nalguitas se asomaban bajo la faldita, sabía que tenía el aspecto de una perrita. Mi novio procedió a ducharse rápidamente, y al salir de la ducha y verlo mis hormonas volvieron a ponerme cachonda, totalmente desnudo se paseaba frente a mí, dejándome a la vista aquel instrumento que estaba deseando tener dentro de mí, mi novio está muy bien dotado, tiene un pene enorme, que pene, es un tronco aquello, en su estado natural mide casi 20 cm de largo, y en su mejor estado debe medir unos 25 a 27 cm, la verdad nunca he perdido el tiempo sacando una regla para medirlo precisamente, y su grosor de igual forma es formidable, es una de las razones por las que estoy con él. Sentía como mi vagina se empezaba a encharcar nuevamente, por lo que lo volví a pedir casi a modo de súplica que me perforara de una vez, a lo que jugueteando el con su pene, y entre risas me dijo que tendría que aguantarme, y aun cuando note que se le empezó a poner dura, obviamente mis palabras también tienen efecto en él, se sabe controlar mucho mejor que yo, colocándose unos bóxer y haciéndome caer en la realidad que no satisfacerla aun mi deseo de sexo.

Finalmente se terminó de vestir, y me dijo que saldríamos a dar una vuelta, tomo las llaves del auto y salimos de la habitación, al llegar al parque noté como ya habían varios vehículos estacionados, y aunque no era como para pensar que el hotel estaría lleno, ya había bastante clientela. Me entrego las llaves del auto, diciéndome que conduciría yo, así que me senté al volante y él me empezó a dar las indicaciones de hacia dónde íbamos. A los diez minutos de conducir llegamos a un pequeño centro comercial, donde estacioné el vehículo y nos bajamos a caminar un poco. Por donde pasábamos todos los hombres tenían que mirarme, y hasta las mujeres, y no era para menos, mis pezones se repintaban en la blusita, y aunque no era transparente para nada, era muy evidente que no había nada abajo, y la mini, pues en cada paso, con el movimiento dejaba ver las puntas de mis nalgas por atrás, y si agregamos a esto que no traía nada por abajo, evidentemente la situación era más excitante. De igual manera, por delante la mini no dejaba ver fácilmente mi vagina, aunque con algún mal movimiento o una suave brisa la situación podía cambiar, mi novio me llevaba de la mano, y a ratos colocaba la mano sobre mi trasero, sobándomelo sobre la faldita, cosa que me pone a mil cuando lo hace así descaradamente en público. Llegamos a una tienda donde tenían en la ventana una salida de playa en un maniquí, era un tipo de vestido al cuerpo, ajustado, de amarrar en el cuello, pero todo de maya, y en la parte baja una tira de unos 5 cm de ancho que delimitaba la parte inferior del vestidito. Era en color negro, estaba estupendo para usar con un traje de baño, en mi caso se me vino mi propia imagen en el en topless, mi novio se detuvo con migo, y mirándolo me dijo:

-Te gusta esa salida de playa?

-Sí, se ve fabulosa!

-Vamos, entremos, me dijo él.

Entramos al negocio, la dependienta era una chica hermosa, joven, de unos 22 o 23 años, delgada, enseguida se acercó a nosotros para atendernos.

-Buenas tardes, en que les puedo ayudar?

-Quisiéramos ver esa salida de playa que tienes en la ventana, dijo mi novio.

-La del maniquí? Preguntó ella.

-Sí, la negra, le dije yo

-Claro, tenemos en varios colores, contestó la dependienta.

-El negro me gusta, le dije.

-Ok, en seguida lo traigo, son uni-talla, tengo algunos adentro, regreso en seguida. Se fue adentro de una bodeguita, y salió al instante con lo solicitado diciendo:

-Aquí lo tienes, si gusta te lo puedes medir, para ver cómo te queda! En ese momento recordé que no tenía nada abajo, por lo que la situación iba volverse muy interesante.

-Donde me lo puedo colocar, le pregunte a la dependienta.

-No tenemos vestidor, pero puedes usar la bodeguita, el espejo está en la puerta. Mire hacia la puerta y vi que había un espejo, pero hacia el lado de la tienda. Me dirigí ahí, y efectivamente tenían una banquita en la bodeguita, que era bastante reducida, a modo de probador improvisado, pero al entrar y cerrar la puerta me percaté que no había más espejos, así que tendría que salir a dar el espectáculo afuera, igual no había nadie más en la tienda. Me desnudé enseguida, y me puse el vestidito, intentando que la tira de tela al menos me tapara un poco mi sexo, aunque era prácticamente imposible eso, igual no me importaba, abrí la puerta y Salí como si nada, mirándome al espejo, viendo que estaba desnuda prácticamente, miré a mi novio y le pregunté:

-Como me veo amor?

-Muy bien, dijo el, mirándome de pies a cabeza. Miré a la dependienta, que me miraba con un poco de asombro y envidia entremezcladas, y al verme que la miraba dijo:

-Se te ve muy bien, tienes un cuerpo digno de esa prenda, igual, tengo algunos trajes de baño que combinan con el traje si quieres verte con ellos. En eso me entro la malicia y le contesté:

-No, así está bien, igual lo usaría máximo con un hilito, haciendo cara de pícara. Seguí mirándome en el espejo por algunos segundos, dando vueltas para uno y otro lado. Luego de esto, regresé al cambiador improvisado, pero sin cerrar la puerta procedí a cambiarme, arriesgándome a que si alguien más entraba a la tienda me vería de seguro en esa situación. Al salir, me acerqué al mostrador, donde ya estaba la dependienta, para pagar la prenda.

Salimos del negocio, y continuamos caminando por el centro comercial, buscábamos ya un sitio para cenar. Encontramos un sitio bonito, de cocina italiana, y le dije a mi novio que me gustaría cenar pizza. El accedió, así que entramos y buscamos un sitio agradable, podíamos escoger, pues el restaurante estaba casi vacío, excepto por una pareja no había nadie más. Al caminar hacia nuestra mesa, la mujer que estaba en la otra mesa notó nuestra presencia, especialmente la mía, y me miraba con una cara de rechazo, lo cual lejos de molestarme me provocaba más bien algún tipo de excitación, por lo que busque sentarme en nuestra mesa de modo que estuviese visible perfectamente a ellos. Al sentarme en la silla, vi cómo tanto la mujer como su acompañante no perdían detalle de mis movimientos, por lo que me senté despacio, levantando un poco mi faldita para sentarme sobre mi culo desnudo en la silla. El mesero se acercó y tomo nuestra orden, sin mostrarse para nada interesado en mirarme, lo cual me hizo pensar que era muy respetuoso o rarito. Así pasó la cena sin mayor novedad, sintiendo la mirada de la otra mesa hasta que se retiraron. La pizza estuvo deliciosa, y mientras cenábamos mi novio me comentaba sobre las miradas que me daban los vecinos. Nos retiramos del restaurante y caminamos hacia el parqueo, ya eran cerca de las nueve de la noche, y hacia una brisa un poco más fuerte, por lo que mi faldita constantemente se levantaba, dejando mi trasero al descubierto, y hasta la vista de mi panochita desnuda para algunos transeúntes y guardias del lugar. En todo momento, los comentarios de mi novio, de lo zorrita que soy, y esto calentándome cada vez más, haciendo que mi vagina ya estuviera totalmente empapada, palpitando y pidiendo ser penetrada.

De regreso al hotel, nuevamente iba conduciendo, mientras mi novio se deleitaba con la inundación entre mis piernas. Al llegar, noté que habían bastantes más autos en el parqueo, que hasta me fue difícil encontrar un espacio adecuado. Nos fuimos hacia la habitación, yo solo iba mentalizada en la noche de sexo que tendría a continuación. Entramos a la habitación y sentí que mi novio no tenía mucha prisa por acostarse con migo, por lo que empecé a desnudarme frente a él, lentamente, insinuándomele al inicio, con miradas, pero ya a los pocos segundos empecé a suplicarle que quería que me cogiera, que estaba desesperada por sentir su tronco dentro de mí, y estas suplicas yo sabía que lo excitaban, le encanta que le pida eso. Yo estaba totalmente desnuda, solo tenía los zapatos puestos, cuando lo escuche decirme:

-Quieres tener sexo verdad perrita?

-Si… le dije en tono de súplica, -necesito que me metas tu picha amor, necesito que me hagas venir muy rico, como solo tú puedes hacerlo!

-Muy bien, entonces quiero que vallas al auto y traigas tu consolador, ya que te voy a dar sexo como una perra merece. Al escuchar eso, fue como si me hubiese ganado la lotería, tome la mini y en eso escuché:

-No no, nada de vestirse, así como estas iras a traerlo, me dijo. Ahora resulta que mi novio disfruta que me exhiba, me dije para mis adentros, como si yo fuera a tener problemas para salir desnuda, así que eche a caminar, pero antes de llegar a la puerta escuche de nuevo:

Un momento perrita, aun no termino, ven, que tengo que darte algo para que te lo pongas. Me detuve, y lo mire para saber que era este nuevo jueguito, en eso se acercó a su maletín, y sacó de el una bolsita, de la cual salió un “plug” anal rojo brillante bastante grande, de unos 15 cm de largo por 5 de ancho.

-Póntelo, irás con él en tu culito, como la zorra que eres. Si bien estoy muy acostumbrada al sexo anal, y a los juguetes en mi vagina y culo, ese era un plug bastante grande, y estábamos hablando de que tendría que caminar unos 50 o 75 metros de ida y regresar de nuevo, lo cual sería bastante incomodo, y sumándole a eso que tendría que ir desnuda todo el trayecto, sería bastante vergonzoso que alguien me viera en esas andanzas, pero bueno, estaba desesperada por sexo, y haría lo que fuera por tener la picha de mi novio en mi vagina, así que, tome el plug, me coloque de espaldas a mi novio, a un metro de distancia, incliné mi cuerpo levantando mi culito en pompa, y empecé a restregar el plug por toda mi panochita para lubricarlo, sé que mi novio le encanta verme hacer eso, y más aún si luego me meto de golpe el plug entre mi culito, por lo que decidí que tenía que darle gusto, lo ocupaba excitado para poder disfrutar yo, así que una vez humedecida la punta del plug, lo coloque en la entradita de mi ano, y de un empujón lo enterré en mi culo, haciéndome esta acción pegar un grito que se debió escuchar en todo el hotel, voltee mi cabeza sobre mi hombro, mirando a mi novio fijamente, y comencé a mover el plug dentro de mi ano, tirando de el un poco, y volviendo a introducirlo hasta el fondo, acompañando cada movimiento de un gemido de placer, hice un par de veces este mete-saca hasta que mi novio me interrumpió:

-Vete ya perra, que de lo contrario te vas a correr con eso. Tenía razón, un rato más y me podría correr con ese juguete, le sonreí, y sin decir nada seguí su orden, salí de la habitación caminando, con el plug sembrado en mi culo. Caminaba despacio, tratando de controlar el juguete que llevaba, los tacones hacían ese ruido característico y sabía que era solo cuestión de tiempo para que alguien me mirase en el trayecto, llevaba unos 20 metros de caminata cuando recordé que no traía las llaves del auto, así que me detuve y tuve que regresar sobre mis pasos, al entrar a la habitación mi novio jugaba con las llaves, riéndose burlonamente, lo observe y entonces me dijo:

-Al menos parece que te diste cuenta antes de llegar al auto. Estás tan cachonda que no te deja trabajar bien tu cabeza.

-Sí, tienes razón, necesito que me revientes el panochito.

-Se nota perrita, toma las llaves, a ver si no has perdido el juguete! Me acerque para tomar las llaves, y al darle la espalda me volví a inclinar, abrí mis piernas para enseñarle el plug, lo tome y lo saque del todo violentamente de mi culo, introduciéndolo en seguida con más violencia aun, tanto que tuve que dar un alarido de dolor, y aun así repetí la acción por segunda vez, y de igual forma, deje escapar un grito nuevamente.

-Ahí lo tengo bien metido, como puedes ver, no se caerá con nada, le dije mientras me alejaba nuevamente. Esta vez al salir ya caminaba más a prisa, mis zapatos hacían más ruido pero no me importaba, me urgía regresar a la habitación para ser cogida, domada como la perra que soy. A medio camino, escuche como una puerta se abría, alguien se había alertado por el golpe que daban mis zapatos, en ese instante pensé en detenerme, para que no me vieran, pero el impulso que tenía impidió esto, seguí caminando con el mismo ritmo y el observador se quedó inmóvil mientras pasaba frente a su habitación, a unos 5 metros de su posición, ya que yo caminaba por la orilla de la piscina. No me dijo nada, pero si sentí su mirada recorrerme por completo bajo la luz de las lámparas, que iluminada para mi desgracia, muy bien toda la zona. Al llegar al auto, vi que la puerta del acompañante estaba bloqueada por otro vehículo que habían estacionado muy cerca, por lo que me dirigí a la puerta del conductor, abrí con el control y el vehículo hizo el sonido característico al desarmar la alarma, lo que alertó al guarda, que de inmediato se levantó y me miro al menos de la cintura hacia arriba, notando mi desnudes. Se empezó a acercar, así que abrí la puerta rápido y me metí de 4 patas sobre el asiento para llegar a la guantera, y ops, estaba con llave, y la llave, en la puerta, me salgo del auto de nuevo, saco la llave ce la cerradura de la puerta y en eso me percato de que el guarda ya está justo en frente del auto, no tengo opción, así que entro nuevamente al auto en la misma posición, con mi culo en pompa y el plug posiblemente visible claramente entre mi culo. Abrí la guantera y tomé el consolador, ahora sería doble la vergüenza, y de fijo el guarda pensaría que soy una ninfómana (lo cual es cierto) al verme desnuda, con un plug anal y buscando un enorme consolador en el auto. Me importo poco, salí del auto, cerré la puerta, y sin mediar palabra emprendí mi marcha hacia la habitación. Al pasar por la puerta que se había abierto, ya no había solo un tipo en la puerta, sino dos, los cuales me empezaron a decir varios piropos muy subidos de tono, de los cuales sentí que era más que merecedora. Al fin, llegue a la habitación, entré y le entregue a mi novio al consolador, e inmediatamente busque su paquete bajo su pantalón, me detuvo, y riendo me dijo:

-Estas realmente desesperada eh, perra, eres una legitima puta que hace lo que sea por sexo, me dijo, cosa que me excitó aún más, ya que me pone muy cachonda que me insulten y me traten mal cuando hacemos el amor.

-Si amor, estoy desesperada por picha, cógeme, dale picha a tu putita, reviéntame el panochito por favor, le decía yo casi a modo de súplica.

-Ven acá y mame la picha, como la puta que eres, me ordenó. Y aun cuando no soy aficionada de dar sexo oral, en ese momento su pene me sabía a gloria, le di una mamada de película, metiéndome todo lo que podía de su pene en mi boca, es imposible que entre toda, pero yo hacia mi mejor esfuerzo, ahogándome a ratos con la acción.

-Traga más puta, tienes que comértela toda, me decía. Yo seguía haciendo mi mejor esfuerzo, metiéndome todo lo que podía de su pene en mi boca. Por fin, sacó su pene de mi garganta y me dijo:

-Quieres picha, verdad, puta, quieres que te la meta toda!

-Si amor, métemela toda, dame picha bien duro, destroza esta perrita.

-Entonces ven perra… Me levanto del cabello, me dio media vuelta e hizo que colocara mis manos sobre una mesilla del cuarto, separé las piernas un poco para darle más facilidad y en seguida sentí como su mástil se abría paso violentamente en mi vagina. Me penetro de golpe, lo mojada que estaba hizo que en la primera embestida llegara a golpear sus huevos contra mi vagina, yo di un grito de placer, y él me dijo:

-Estas totalmente mojada perrita, se ve que estabas urgida.

-Siiiii amoooor, ta-lá-dra-me la pa-no-chi-ta, da-me pi-chaaaa, le dije yo entre jadeos y gritos, gritos que de seguro escucharían al menos a dos o tres habitaciones de distancia. Me empezó a bombear violentamente, tenía como sus golpes en mi trasero hacían que el plug también se metiera cada vez más en mi ano, aumentando así el placer que sentía al estar doblemente penetrada, yo seguía gritando como una loca, pidiéndole más picha y diciéndole que no se detuviera. Fueron unos 4 minutos de bombeo cuando sentí que saco su pene de mi vagina, ya yo me había corrido dos veces, pero quería más, inmediatamente sentí como sacó el plug de mi culo y me preparé para lo que venía.

-Ahora si perra, vas a saber lo que es bueno, me dijo, y colocando la punta de su pene en la entrada de mi culo empezó a empujar hacia adentro lentamente, y aunque ya estaba algo dilatado gracias al plug, la diferencia de tamaña hacia que la entrada de este nuevo intruso fuera algo lenta, y al menos él tenía siempre ese cuidado de entrar despacio por mi culo, para no lastimarme. Yo empecé a gritar aún más fuerte, si es que eso era posible, mientras él me decía:

-Te gusta que te dé por el culo verdad perra!!

-Me en-can-ta amooooor, métela ya de una vez toda, destrózame el culo, y dicho esto me la termino de hundir completa de un fuerte empujón que casi me hace desmayar del dolor, di un grito que hasta el parqueo se debió escuchar. Entonces empezó con el mete-saca, primero a un ritmo lento y luego fue aumentando su velocidad, y con esto yo aumentaba el ritmo de mis quejidos:

-Ay, ay, ay, dame más papi, ay, ay, ay, métela toda, no la saques, soy tu perra rica, ay, ay, ay… Yo baje mi mano para masturbarme pues sentía la ausencia de estar penetrada en mi vagina, y sabía que el consolador lo había dejado en la cama cuando se lo entregue a mi novio, y en ese momento no habría oportunidad de ir por él, así que continúe con mis dedos en mi clítoris intentando aumentar el placer que ya de todos modos era enorme, y me estaba sacando orgasmo tras orgasmo. En ese momento, sentí como saco su pene de mi culo y de golpe lo metió en mi vagina, cosa que normalmente no le permito hacer, pero dado el calor del momento lo disfruté a mil.

-Mira si eres perra, que te dejas pasar la picha de hueco a hueco, perra, y dicho esto lo sacó de mi vagina y nuevamente a mi culo. Yo estaba que no daba más, pero tampoco quería que parara aquella situación, la cual siguió por unos dos o tres minutos más. Cambio dos veces más de mi culo a la vagina y regreso, hasta que la saco de mi culo y me ordeno ponerme de rodillas para que se la chupase y limpiase completita. Eso solo lo había hecho en muy pocas ocasiones, dejarlo sacar su pene de mi culo y meterlo en mi boca directamente, pero quería que me diera toda su lechita, así que no dude un momento e inicie una mamada de campeonato, limpiándole la verga hasta dejarla reluciente, hecho esto, me tomo del cabello y me coloco de 4 patas, en el suelo, y con su pie derecho me obligo a poner la cara contra el suelo, dejando mi culo en lo más alto, sentí nuevamente la penetración por mi culo, y nuevamente empecé a gemir y gritar de placer, y justo en el momento que me venía un orgasmo más, sentí como se corría en mi ano profundamente, en seguida saco su pene de mi culo y me obligó nuevamente a mamársela y dejarla limpia, cosa que lejos de ser una obligación, fue un gusto hacerlo. Al terminar, se sonrió y me dijo:

-Me ha encantado como lo has hecho bebe, eres la mejor chica que pude haber elegido en este planeta, me dijo ya con un tono gentil y amable.

-Gracias amor, le dije, yo también he disfrutado mucho de este rato, pero recuerda que fui yo quien te eligió a ti, y no tu a mí, le dije con voz inocente mientras me metía un par de dedos en mi culo, sacándolos llenos de lefa y llevándolo a mi boca para saborearlo, con una cara de lujuria tremenda. Nos acostamos desnudos en la cama y nos dormimos profundamente.

Continuará…
PARA CONTACTAR CON LA AUTORA:
jessicaact@hotmail.com

 

Relato erótico: “Rompiéndole el culo a Mili (17)” (POR ADRIANRELOAD)

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herederas3Una silueta emergió entre las sombras, mis ojos intentaban adaptarse y percibir quien nos Sin título1descubrió, quien profirió esa exclamación de sorpresa… conocía esa voz, luego reconocí su rostro, que con expresión entre horrorizada, decepcionada y hasta asqueada nos miraba…

Era una mujer… era Vane, aquella hembra que minutos antes quiso que mis manos toquen sus bien formadas curvas, ahora descubría que todo lo que imagino o deseo que yo le haga, se lo hice salvajemente a Mili… y empezaba una especie de sollozo decepcionado con su ego herido…

Detrás de ella emergió otra imagen, esta vez eran rasgos masculinos, lo conocía bien… era Guille que tomaba del brazo a Vane para sacarla de ahí, pero ella igual que Mili estaban como estatuas… Guille no perdió oportunidad de ver toda la escena, primero una expresión de morbo y luego un rostro en risueño e irónico, fácilmente me quería decir: felicitaciones… pero la cagast…

Guille me explico después, que con Vane fueron en busca de unos tragos para Javier y la tetona, al volver ellos habían desaparecido… tras la bofetada de Mili, Javier tomo a la tetona para desquitar su hombría herida viniendo al baño de al lado a someterla por el culo, cosa que no pudo hacer con Mili…

Como Vane tampoco me ubicaba, y se sentía muy expuesta por la ropa provocadora que uso, le pidió a Guille que la acompañe a tomar un taxi. Imagino las miradas que le habrán dado a Vane los lobos en la fiesta, que incomodo habrá sido para ella que no acostumbraba vestir así, menos a sentirse acosada…

En el camino a la puerta, pasando por el jardín, Vane le pregunto que era esa construcción, Guille le dijo que era el baño, y Vane sugestionada por el viaje largo a su casa, decidió ir justo al baño donde estábamos nosotros…

Mili y yo embebidos en nuestra gratificante experiencia, no escuchamos sus pasos en el jardín… pero el problema no eran ellos, eran los de al lado, en esencia Javier… seguramente escucho la exclamación, pero no sabía que éramos nosotros y seguro también temía ser descubierto en pleno acto sexual…

Pero nuestra identidad incógnita, no quedaría mucho tiempo sin descubrir, ya que Vane exaltada, sintiéndose traicionada por Mili, quien se encontraba con el culo criminalmente saciado por el chico que Vane le confeso que le gustaba…

– ¿Cómo me pudiste hacer eso?… ¡pensé que eras mi amiga!… vocifero Vane intentando abalanzarse encima de Mili, pero fue contenida por Guille.

– Ven… déjalos… vamos… intentaba calmarla Guille, mientras forcejeaba con Vane.

– Eres una perra Mili… me oíste… una perra… sentencio Vane, terminando de hundirnos, mientras Mili se tapaba el rostro sollozante por la vergüenza.

Hasta ese momento Javier y la tetona, que se habían mantenido en silencio para no ser descubiertos tampoco, no sabían que a quienes encontraron in fraganti éramos Mili y yo… pero tras la última exclamación de Vane, todo termino por descubrirse… al menos Javier ya sabía que al lado se habían cogido a Mili, y como a mí me mando a buscarla, seguro intuía que era conmigo…

– Pero que mierd… escuche al lado, era la voz de Javier, no tardaría en venir.

– Quédate acá… escuchaba a la tetona que tampoco quería ser descubierta.

Vane y Guille se sorprendieron al escuchar el grito al lado y los ruidos, segur la tetona y Javier pugnaban por vestirse y salir. Al oírlos, la adrenalina invadió mi cuerpo, mis músculos tiesos y adoloridos, que hacían que mi cuerpo se apoye en Mili, atorándola más profundamente… recién ahora reaccionaban…

Saque rápidamente mi verga del ano de Mili, tanto así que sentí que algunos líquidos saltaron, mientras veía que Vane se cubría el rostro para no ser salpicada o quizás para no ver las nalgas de Mili abiertas de par en par, con el hueco en su ano palpitante… luego Mili caería de lado…

– ¿Quién es?… me dijo en voz baja Guille.

– Es Javier… le dije haciendo muecas con la boca, para que no escuchen mi voz al lado.

– La put… madr… dijo Guille, y salió de nuestro baño y fue al lado, quizás para evitar que Javier saliera o para contenerlo unos momentos mientras yo me vestía.

Busque mi ropa en el suelo, me puse la ropa interior y el pantalón… Mili reaccionando muda y presa de la vergüenza también hizo lo propio, claro que primero ubico papel y se lo pasó por su ano y sus muslos para limpiar todos mis líquidos que escurrían de su esfínter.

Luego Mili siendo recontra práctica, ya que en su nerviosismo no sabía cómo ponerse el brasier y su tanga (y no le podía pedir ayuda a Vane), solamente opto por tomar su vestido que hasta hace poco era una faja, lo extendió hacia arriba y abajo, cubriéndose los senos y el pubis.

Vane parecía niña castigada, de espaldas en un rincón cubriéndose la vista para no ver nuestros cuerpos semi desnudos y sollozando de cólera. Quizás por su posición social y ser hija única, estaba acostumbrada a conseguir todo lo que quería y no podía entender como una morocha le había arrebatado al chico que le gustaba y por el cual Vane se había atrevido a vestirse casi como mujerzuela…

Al lado, la puerta retumbaba, Javier furioso cual toro encerrado, buscaba salir a como dé lugar, mientras Guille contenía la puerta como podía. Una vez con la ropa encima, voltee y mire a Mili que tiraba su ropa interior en un tacho, ya que no se la pudo poner al menos no quería que alguien la viera en el piso.

– Déjenme salir caraj… gritaba furibundo Javier.

Salí y vi a Guille pasar apuros con la puerta, le hice una seña para que la deje y así lo hizo… Javier salió como toro, metiéndole un puñete a Guille, con la inercia del golpe Javier se fue de largo al suelo, mientras Guille se tomaba el rostro. Javier dio media vuelta en el grass, giro y me vio de lleno…

– Tuuu… maldit… hijo de perr… aulló mientras se abalanzaba sobre mí. Ya sospechaba que sería yo porque busque a Mili, porque le impedí ganar el campeonato que le hubiera dado el culo de Mili que nunca pudo tener, eso era lo que le dolía más en el alma.

Una cosa es que me insulte a mí y otra que dé a entender que mi madre es una perr… así que aproveche su inercia y lo deje irse de largo… oleee… Javier nuevamente trastabillando fue a golpearse contra la puerta del baño, a un lado de la tetona. Mientras Mili ya recompuesta se fue asomando por la puerta.

Nuevamente como toro de lidia, Javier se recompuso y se abalanzo contra mí… como les comente, había pensado esta situación antes, me dije que le dejaría el primer golpe, ya que le había puesto los cuernos… luego del primer golpe lo que pasara ya dependería de nuestra hombría…

Simplemente me plante esperando el golpe… recibí un puñete en la mejilla, que a decir verdad me volteo el rostro y me removió las ideas… por la fuerza esta vez solo el tronco de Javier se fue de largo, casi hasta quedarse agazapado, y tomándose su mano adolorida porque su golpe dio en mi pómulo…

Javier levanto el rostro, ve a Mili en la puerta del baño con las manos sobre la boca, sufriendo por el golpe que me propinaron…

– Yo apenas pude tocarte, pero con el hasta en el baño, ahora veras… dijo enrumbando hacia ella.

– ¿A dónde vas?… dijo Guille recompuesto, lo detuvo en su camino, abrazándolo por detrás.

– Suéltame que la reviento… bramaba Javier enfurecido, con su ego de macho herido.

Con el ruido que causamos, a pesar de la música, comenzaron a asomar cabezas curiosas en las ventanas de la sala. Debía terminar esto antes que salieran y empezaran las preguntas.

– Suéltalo, a ver qué tan macho es conmigo… dije furioso al ver que Javier planeaba golpear a Mili.

Guille lo soltó casi empujándolo en mi dirección, yo sabía que Javier era más boca que otra cosa, poseído por la borrachera y la ira estaba desbocado, le permití el primer golpe por algún sentido de caballerosidad y desquite de su agravio… pero ahora me tocaba a mí.

Se lanzó nuevamente contra mí, lo recibí con un puño en la boca. Soltó un manazo buscando darme donde sea, lo esquive y su pómulo derecho recibió mi puño de ida y el izquierdo recibió mi codo de retorno. Cayó de rodillas con la espalda inclinada para atrás. Lo tome de las solapas de la camisa…

– Intenta tocarla y te mato… lo amenace poseído por la ira.

Luego lo golpee una y otra vez con mi puño hasta que Guille esta vez me contuvo a mí, mientras Javier caía al piso. Luego intentó infructuosamente pararse, tenía el labio roto, la nariz sangrando. Se levantó a duras penas, pero esta vez lo tomaron dos personas, eran amigos de Guille de su equipo de futbol.

– Esto no termina acá Dany… lo sabes… me amenazo, mientras los que lo sujetaban lo empujaban hacia afuera. La tetona buscaba que calmarlo y Javier la alejaba, mientras salían de la casa.

Al pie de la puerta todo era visto por Mili llorosa y preocupada, hasta que… la tomaron de los pelos por detrás y la metieron al baño… Caraj… yo pensé que termino todo y se diluía el escándalo, ya que había gente al pie del jardín observándonos… pero nos olvidamos de Vane… y se venía la pelea de mujeres…

– Hey acá no pasó nada… grito Guille a la gente que comenzaba a acercarse… hoy, hay bar libre… replico soltándole la llave a uno de sus amigos, para que abra la vitrina con todos los tragos.

– Yee… Grande Guille… se armó el barullo regresando a la sala, mientras Guille y yo entrabamos al baño a separar a esas dos hembras que se tenían tomadas de las greñas y se empujaban.

Logramos separarlas, claro que recibiendo varios arañazos… Guille tenía por la cintura a Vane que pataleaba, yo tenía abrazada por atrás a Mili, que se mostraba más calmada.

– Vane vamos… le decía Guille tranquilizándola.

Vane entro en razón, nos miró con rabia y fue saliendo escoltada por Guille… claro que al pasar por mi lado, me soltó un bofetada en la misma mejilla que recibí el puñete, me hizo ver a Judas calato… Mili reacciono soltando un zarpazo que no le dio a Vane porque yo la tenía bien contenida.

– Pudiste tener esto… y te conformas con eso… dijo despechada Vane, mostrándome sus atributos y hablando despectivamente de Mili.

– Déjame que reviento a esta regalona… exclamo Mili, forcejeando para que la suelte.

Guille se llevó a Vane, mientras yo calmaba a Mili. Una vez que se alejaron y Mili se tranquilizó, volteo a verme, me beso y comenzó acariciarme el rostro…

– ¿Estás bien?… dijo preocupada Mili

– Si no es nada… más bien hay que aprovechar y buscar tu ropa… le dije, ya que en los últimos instante de violencia, los pezones de Mili empezaron a traslucir de su vestido.

Esta vez pusimos seguro a la puerta, mientras Mili se colocaba su ropa interior, yo pensaba en lo que vendría. Javier era un patán y picón, pudo desenmascararnos frente a todos, pero no lo hizo, más por el que por nosotros… si decía que me cogí a Mili, su ex, él iba quedar como un soberano cornudo… y eso es algo que su ego no lo hubiera permitido, por eso prefirió callar… pero me la tenia jurada.

Igualmente suponía que Vane callaría que Mili le robo el chico que le gustaba. Vane se había expuesto al mostrarse frente a todos con poca ropa y regalona conmigo. A decir verdad, lo que Vane fuera hacer era más impredecible… podía destrozar a Mili con rumores, podía decir lo que vio, etc… no lo sabíamos… solo quedaba esperar… mientras que la gente en la casa seguía bailando, chismeando, etc.

Ya cambiados, abrimos la puerta y encontramos a Guille, nos dijo que Vane iba furiosa, no dejo que la acompañe, solo tomo un taxi y se fue. Agradecí como me ayudo a controlar la situación, claro que le debía un favor… dijo que no me preocupe que me iba a decir luego que rumores corrían en la fiesta.

Guille nos dejó y regreso rápido a su casa, quería salvar lo que quedase del bar de sus padres. Mili y yo optamos por irnos, estábamos expuestos, no queríamos dar pie a más rumores y que especularan los motivos de mi pelea con Javier. Tomamos un taxi a su casa y en el interior, empezó la discusión:

– Ahora Vane que va a decir de mi… todo porque no le pusiste seguro a la puerta… dijo Mili.

– ¿Qué?… te pedí irnos varias veces… pero no quisiste… aparte que te dije que no vengas a la fiesta para no exponernos… replique.

– Como te iba a dejar con esa facilona de Vane… se excusó la celosa Mili.

– Acaso no confías en mi… replique.

– Como confiar si terminaste con tu novia por mí… dijo, viendo mi cambio de expresión, cambio su voz y agrego: que pasaba si Vane se te ofrecía, seguro lo dudabas como yo te hice dudar…

– Sabes que… mejor no hablemos… dije molesto.

Yo recibo golpes por defenderla, ella duda de mí y echándome la culpa de todo. No hablamos más hasta llegar a su casa. Noto mi enojo, me tomo del brazo, se puso delante de mí con sus senos en mi pecho:

– Vamos, lo siento… no quise decirlo… es solo que… tengo miedo de perderte… me dijo apenada.

– Bueno, ya… es tarde, fue una noche larga… entra y mañana hablamos… dije cortante.

– Uy pero que mal se ve eso… dijo tomando mi mejilla, que sentí inflamada, por el golpe de Javier y el remate que le dio Vane con una potente bofetada… Ven que te echo una crema para los moretones, no puedes ir así a tu casa… agrego Mili queriendo congraciarse conmigo.

Accedí, porque no quería llegar el lunes con un moretón a la facultad. Era tarde y Mili no quiso entrar por la puerta principal porque despertaría a sus padres. Ingresaríamos por la cochera, que estaba en un semi-sotano, habían 2 puertas de cochera, la de la izquierda tenia tenía una puerta pequeña al lado.

Bajamos por la rampa de acceso a la cochera, Mili me dirigía muy cariñosa, quería aplacar mi enojo. Yo la seguía por detrás viendo su trasero moverse armónicamente en esa minifalda roja, a cada paso se le subía la mini descubriendo parte de sus jugosas nalgas y ella no hacía nada por cubrirse con su vestido…

Antes de entrar, ella volteo, sabía que la miraba embobado, sonrió pícaramente y complacida de que sus curvas me causaran tal efecto, ya imaginaba y disfrutaba la erección que se me estaba formando.

Una vez dentro, estaba semi oscuro, en un extremo solo había un auto cubierto por una funda hasta el suelo. Frente a nosotros una escalera que dirigía a su casa, entre la escalera y el auto había un viejo sofá y frente a él, casi al lado de la puerta por donde entramos había una vetusta tele… Mili y me explico:

– Acá duerme mi papa cuando se porta mal… dijo sonriendo, la mama de Mili tenía carácter…. Así que piénsalo bien antes de hacerme enojar… me amenazo juguetonamente.

Me dijo que espere, se quitó los zapatos, se escabullo por unas escaleras que ingresaban a su casa en busca de la dichosa crema. Me senté en el sofá y la veía mientras subía las gradas, la mini se levantaba más y más, casi hasta la mitad de sus nalgas… que diría su padre si viera a su niña en esas fachas…

Bajo con la crema, sin subirse la mini, mostrando parte de su ropa interior, o estaba en confianza o me estaba provocando de nuevo. Se sentó en mis piernas, sentí esas deliciosas nalgas abrirse en mi pierna, al notar el gusto que me causo, sonrió y cariñosamente me untaba la crema y se sinceraba, me dijo:

– Tú me gustaste siempre pero no me hacías caso, por más que me paseaba frente a ti con ropas llamativas… no soy una chica fácil, si deje que me hicieras todas esas cosas es porque sabía y sentía que eres especial… y esta noche lo demostraste al defenderme de ese loco… dijo Mili con cierta alegría y orgullo de al fin encontrar alguien que la valore y proteja.

Luego bajo el rostro lagrimeando, la tome del mentón, dirigí su rostro hacia mí y la bese tiernamente. Yo en Mili encontré una chica linda, inteligente, graciosa, jodida como cualquier mujer, pero que también compartía mi morbo, mi deseo sexual, que me permitía hacerle cosas que otras chicas pudorosas no dejarían… estábamos enganchados sentimentalmente, poco después lo estaríamos carnalmente.

Lo tierno de los besos se iba tornando nuevamente el pasional… a estas alturas yo sospechaba que Mili me había emboscado en su cochera, bajo el pretexto de la crema… pensar que al principio yo la incitaba para disfrutar de sus curvas… y ahora era ella la que me buscaba y pedía prácticamente que la posea…

La humedad de su intimidad la comenzaba a sentir en mi pierna, yo le había subido la mini para acariciarle sus redondas nalgas que parecía ser su otra debilidad… nuevamente su respiración se agitaba y su lengua buscaba la mía, mientras su mano incitaba mi verga a través de mi pantalón.

No aguanto mucho, bajo mi cierre y descubrió mi verga, comenzándola a pajear. Una vez que la sintió dura, no quiso perder más tiempo y tenerla adentro… se paró dándome la espalda, la mini ya estaba subida, solo hizo a un lado su tanga y se fue ubicando sobre mi verga, dirigiéndola a su goloso ano…

– Ohhhh… ufff…. gimió en voz baja, sabía que estaba en casa de sus padres, si bien quería ser empalada de nuevo, no quería llamar la atención, suficiente ser descubierta una vez.

Tenía prisa por sentirse clavada nuevamente por el que la defendió, aquel que por primera vez le desfloro su estrecho agujero… que le permitió descubrir ese placer al que ahora se había vuelto adicta…

– Ay Danyyy… solo contigo soy una puta… uhmmm… murmuraba Mili entre jadeos.

– Si… eres mi puta… le decía al oído, mientras mis manos subían de su cintura a sus senos.

Mi verga ya se había hundido en todo su esfínter… ella disfrutaba centímetro a centímetro aquella estaca que invadía sus entrañas. Se había sentado sobre mí, sus nalgas se abrían de par en par y mi verga la tenía hasta la raíz, solo faltaba meterle mis testículos…

– Ummm siii… exclamaba extasiada, ensartada a mas no poder.

Mis manos bajaron su vestido, liberando sus senos que subían y bajaban con su excitada respiración. Mili se cansó de sentir solo mi pene tieso en sus intimidades, quería saborearlo más, comenzó a menear su enorme rabo en mi ingle, quizás para menguar el cosquilleo que sentía en su esfínter.

La posición no permitía mucho tampoco, yo sentado sobre el mueble, ella sobre mi verga… sus piernas no tenían mucho espacio para subir y bajar, solo le quedaba menear su tremendo culo sobre mí, moverlo así para provocarle esas sensaciones que hace poco había aprendido a disfrutar… pero ya comenzaba a sentir mi pene como plastilina, como chicle, estirándose al gusto del trasero de ella…

Yo también quería disfrutar esto, quitarme el estrés de la pelea, de ser descubiertos, olvidar todo… así que me fui discurriendo por el mueble, para bajar mi ingle y darle espacio a que Mili pueda maniobrar, que pueda satisfacerse ella misma incrustándose mi verga a placer… después de todo siempre era yo el que la clavaba, ahora le tocaba a ella hacer el esfuerzo…

Mili entendió mi maniobra, y ella misma fue subiendo y bajando lentamente, con unos leves pero placenteros temblorcillos recorriéndola. Yo deje de acariciar sus senos y fui tomando su estrecha cintura para evitar que su enorme trasero se salga de su camino y termine aplastando mi verga.

– Uy… como me encanta esto… como no te conocí antes… uhmmm…. Musitaba.

Cada vez Mili más extasiada y desbocada, subía y bajaba con más rapidez, por momentos sentía que no podía sostenerla, mi espalda se deslizaba hasta el borde del asiento. Hasta que Mili dejándose llevar por la locura del momento se dejó caer con más fuerza… no la pude contener y terminamos en el suelo…

– Ay… caraj… ahora si me rompiste el culo… auuu… sollozo adolorida Mili.

En el último culazo que me dio, mi espalda se deslizo en el mueble, termine con mi trasero en el piso. Mientras el culo de Mili cayo con fuerza en mi ingle, abriendo sus gordas nalgas a mas no poder, con su ano partido por mi verga que sentí que le llego a los pulmones, por las ahogadas respiraciones que daba.

– Ya me fracturaste la verga… murmure, sintiendo mi verga doblada.

Mili intento pararse, pero sus talones desnudos fueron presa del piso resbaloso y nuevamente fue a clavarse con mi verga, esta vez sentí que le metí hasta los huevos…

– Ouuu… mi culito… dijo la muy sinvergüenza, con tremendo culo casi parte mi verga.

– A la mierd… quédate ahí nomás un rato… exclame yo adolorido, presionado a mas no poder por su redondo trasero hundido en mi entrepierna.

Sentía su esfínter palpitar en mi pene, por lo tosco de los últimos movimientos pensé que mi verga se deshincharía, pero curiosamente, esos temblorcillos de su esfínter me excitaban nuevamente, llegue a soltar unas gotitas de leche en su interior… ella lo sintió y movió nerviosa su cabeza, parecía disfrutarlo, pero, parece que esta vez era ella la que entro en razón…

– No Dany, ya no… el ruido que hacemos va a despertar mis padres… y ahí si te matan y me envían a un convento…

– Pobres sacerdotes… los vas a hacer pecar… le dije imaginándola con traje de monja que no podría disimular sus curvas, y los curas volteando para verle el trasero.

– Jajaja… eres un tonto…

Mili intento pararse de nuevo, y algo raro paso… no podíamos despegarnos, forcejeo un poco y nada, estábamos pegados como perros, la tenía enganchada por el culo… quizás en verdad me doblo la verga y la tenía como garfio reteniéndola o quizás era solo los nervios del momento, lo adoloridos que estábamos por todo lo sucedido, los músculos atrofiados, y que no nos hacía actuar coordinadamente…

– Ay… no… ahora en verdad soy una perra… dijo Mili asustada.

– Ya va, solo hazlo lentamente, de a pocos y saldrá… le dije calmándola aunque me quería reír.

Mili subió hasta donde sentía que no podía salir, donde su ano apresaba con fuerza mi verga, luego bajo. Repitió la misma operación varias veces, cada vez subiendo más… se había acomodado mejor, con las piernas a los lados con las rodillas dobladas arriba, las manos en el piso, su espalda contra mi pecho.

Mi cuerpo a su vez estaba apresado por ella, mis piernas entre las suyas, sus brazos a los lados de mi cintura apoyándose en el suelo y en el mueble por ratos, mi espalda contra el sillón. Y claro, mi verga aparecía y desaparecía entre sus carnosas nalgas y su ano insaciable… esto dejo de ser un ejercicio para desatorar su ano, hacía rato que mi verga podía salir de su culo, pero ella no lo quería… lo disfrutaba…

– Uy… Dany… me encanta ser tu perra… uhmmm… volvía a gemir como loca.

El dolor en mi pene fue cambiando por la excitación del momento, ahora era ella la que me violaba… en su casa, a pocos metros de donde dormían sus padres… Yo estaba excitado de verla clavarse ella misma, y tampoco le permitiría escapar, con una mano tomaba su cintura y con la otra estrujaba sus senos…

– Nunca lo olvides… eres mi perra… le dije en un momento de pasión, jalándole el pelo hacia atrás para que su oído este cerca de mi boca.

– Si, si, si… solo tuya…. Ohhh… uhmmm… gimió librándose un poco, buscando mis labios.

Nuestras lenguas se fundían en un beso, lo que nos causaba mayor excitación… ella apuraba sus movimientos, ahora ya la tomaba por la cintura para ayudarla a que se castigue con mayor rapidez y fuerza su elástico y goloso ano.

– Ay no… ay no… no puedo más…. ohhh…. exclamo, mientras se retorcía de placer.

Esa nueva oleada de orgasmo de Mili, me envolvió a mí también… mi pene doblado expulso galones de semen en sus entrañas. Ella satisfecha, se dejó caer en mi pecho, sus redondas nalgas descansaban en mi ingle… mientras sentía sus melones subir y bajar con fuerza por lo agitado de su respiración.

Estábamos felices, nos habíamos librado de toda la tensión del día, del coliseo, de la fiesta… podía decirse que esta vez, lo habíamos disfrutado más tranquilamente, a pesar de estar en su casa… sin el temor de ser descubiertos como estando debajo de las gradas en el coliseo, o de ser descubiertos en el baño de la casa de Guille por cualquier persona de la fiesta o Javier y la tetona al lado… La paz que se sentía en esos minutos era formidable, saboreando cada segundo del orgasmo…

Esa paz se rompería nuevamente… otro chirrido de puerta, esta vez ella no le puso seguro… otra vez la luz ingresando, ahora era del interior de su casa, y esta vez la luz venía a nosotros por las escaleras al lado del sofá… nuevamente una sombra formándose, esta vez podrían ser sus padres…

Mierd… no otra vez… pensé.

Continuara

 
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