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Relato erótico: “Mi hermano es un cabrón” (POR ROCIO)

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Hola queridos lectores de Todorelatos. Mi nombre es Rocío y tengo 19 años, soy autora primeriza así que espero que sepan perdonar mis fallas, he recibido muchos consejos y apoyo así que traté de mejorar la ortografía y la redacción, perdón si vuelvo a cometer faltas, perdóooon. En mi anterior relato conté cómo mi instructor de tenis y dos negros me hicieron su putita a base de calentarme poco a poco.
Ya pasó una semana de aquello y los tres me usaban a su antojo. El viejo verde de mi instructor lo hacía en su oficina pero a los dos negros les encantaba utilizarme juntos en los vestidores. Como mi culito aún no estaba preparado para recibir sus enormes trancas, se decidían solo a follarme por el ano con dos dedos mientras el otro me daba duro por mi coñito. La verdad es que a veces me dolía un montón pero debo confesar que la dureza también me excitaba un poquito, por lo que esos dos me volvían loca hasta el punto de ni siquiera ser capaz de hablar fluido o pensar con claridad cuando me follaban.
Tras terminar mi entrenamiento, en donde por cierto lo practico sin mallas ni ropa interior por orden de mi instructor, se acercó él:  
-Muy bien, Rocío, ya te puedes ir a casa – rarísimo que no se me haya acercado a tocarme, o a exigir el uso de mi cuerpito.
-¿En serio, señor Gonzáles?
-Sí, ¿o quieres quedarte un ratito conmigo?
La verdad es que sí quería quedarme. Pero por un lado no quería decirle eso, no quería quedar como una putita adicta al sexo, no iba a admitirlo al menos no fácilmente. Ellos solo creían que yo aceptaba las  guarrerías por el chantaje que me hicieron.  
-Me quiero ir a mi casa, pero… Profe, la verdad es que me duele un poquito el tobillo, tal vez si da unos masajitos se me pasará.
-Ah, ¿pero otra vez ese tobillo, Rocío?
-Síiii –mentí-. Me lo he aguantado toda la tarde, pero cuando los swings me salían perfectos, no quise dejar la cancha.
-Mírate nada más, te pareces una profesional. Pero la próxima vez no vamos a forzar esta piernita, ¿vale?
Se acuclilló y tomó de mi pie. Yo gemí como una cerdita, porque sé que eso le calienta mucho.
-No parece estar hinchado…
-Pero me duele mucho, por favor profe –le puse una carita de pucherito.
-Tengo un spray por aquí, déjame buscar.
La verdad es que podría pasar toda la vida buscando su maldito spray, yo ya me había anticipado y lo lancé lejos, hacia los arbustos que lindaban la cancha de tenis cuando tuve la oportunidad. De esa manera tendríamos que ir a su oficina en búsqueda de un repuesto.
-Vaya, Rocío… no encuentro el spray.
-Seguro que en tu oficina tienes más, los he visto – los vi en un estante una tarde, cuando me llevó para comerme el coño como recompensa por haber mejorado mucho mis golpes.
-Joder, muchacha… la verdad es que por hoy quería evitar cualquier tentación contigo, pero no me queda otra. Vamos.
Y así fuimos. Yo estaba calentísima pero estaba disimulando muy bien, rengueando débilmente como si realmente estuviera lastimada, llevada de su brazo. Enredé mis dedos entre los de él para acariciarlo un poco pero muy extrañamente mi instructor se portaba muy bien. No entendí por qué no quería jugar conmigo, pero si quería guerra la tendría, lo iba a calentar hasta que me dé lo que yo anhelaba: su tranca venosa.
Y por suerte lo conseguí, no se aguantó: Él ya estaba sentado en su silla, yo debajo del escritorio. No sé por qué razón se le ocurrió meterme allí, pero bueno, me pidió que le hiciera una mamada. A mí me costaba acostumbrarme al olor de la polla de ese maduro, pero poco a poco y con la costumbre me estaba volviendo adicta a ella. No era tan grande como la de los dos negros, ni siquiera como la de mi cornudo novio, pero era el pedazo de carne más experto de todos ellos y el que más me hacía delirar cada vez que entraba en mi conejito.
Mamársela es de lo más cansador porque parece que el cabrón tiene un aguante bestial, no miento cuando digo que he estado más de veinte minutos chupándosela en los vestidores esperando que me regalara toda su espesa y caliente leche. Mi boca y mi lengua realmente se cansaban y llegaba hasta a doler de tanto chupeteo. Además el señor tiene la mala costumbre de agarrarme de mis pelos, meterme un pollazo hasta la campanilla, y sujetarme bien fuerte para correrse todo directamente en mi garganta, sin darme tregua ni posibilidad de desperdiciar una mísera gotita.
Cuando mi lengüita tocaba la puntita de su polla, jugando con ese agujerito de donde sale la leche, y con mis manitos jugando con sus huevos y con su tranca, escuché que la puerta se había abierto. Al principio me dio un poquito de corte y dejé de chupar, pero rápidamente me dio un golpecito en mi cabeza para que siguiera con lo mío. Así pues seguí lamiendo el falo mientras esa desconocida persona entraba en el lugar. Una voz de hombre mayor y muy conocida le dijo:
-Buen día, Instructor Gonzáles. ¿Ha visto a mi hija Rocío?
-Ah, es usted su padre. Le estaba esperando, por favor siéntese. Por cierto, su hija ya se fue hace rato, creo que dijo que iba a la casa de una de sus amigas a pasar el resto de la tarde.
En ese momento toda mi calentura bajó hasta el suelo. Quise dejar de chupar su verga pero el cabronazo de mi instructor hizo presión con su mano para que mi boquita no le abandonara. Y así, impotente, seguí ensalivando y succionando débilmente, atenta a la charla.
-Ah, ya veo, se ha ido temprano. Pues nada, vine a preguntar cómo le va a mi hija.
-Pues le va de fábulas, es una buena muchacha, muy aplicada y siempre da el 100%.
Eso me gustó mucho, muy orgullosa aumenté la fuerza de mi lengüita sobre esa polla.
-Me alegra oírlo. Yo ando muy ocupado y no puedo compartir mucho con ella, así que me alegra que esté en buenas manos.
-Me halagan sus palabras, señor. Pero solo hago mi trabajo.
-Vamos al grano, que no tengo tiempo. Me gustaría inscribir a mi hijo también, que, siendo sincero, es un vago. Creo que la disciplina y el deporte le harán bien, que pronto comenzará la universidad y parece que no endereza su estilo de vida.
¡Eso sería terrible para mí! Apreté los huevos de mi maduro amante y también mordí muy ligeramente ese enorme glande, dejándole claro que yo no quería que aceptara a mi hermano como alumno. Él se removió un poquito, como queriendo escapar de mis dedos y mis dientes, pero yo lo sujetaba fuerte al cabrón. No quería que aceptara eso, sería el fin de mis tardes de sexo con él y los negros, con mi hermanito pegado a mi lado durante todo el entrenamiento.
-Va a ser un placer tener al hermano de Rocío aquí, señor.
Me enojé muchísimo, le di un mordisco, pero el instructor no mostró ninguna queja.
-Muy amable de su parte, instructor, le dejo con sus asuntos.
-Adiós, señor.
Cuando cerró la puerta, salí del escritorio con mi carita evidentemente muy enojada. Y muy roja, que apenas podía respirar con su polla hasta mi garganta. El instructor me tomó de la mano cuando yo amagué irme de la oficina:
-¿Pero qué te pasa, mi putita?
-Ya veo que me vuelves a hablar como el viejo verde de siempre.
-¿Ves por qué no quería que te quedaras? Sabía que tu papá vendría a visitarme. Pero bueno, la verdad es que estuvo muy morboso.
-¿Va a aceptar a mi hermanito como alumno, Señor Gonzáles?
-Venga, marranita, no te me enojes. Ven que te voy a dar bien duro como te gusta. Hoy probaré meterte tres dedos en el culo, seguro que ya puedes aguantar.
-Estoy muy enojada, señor Gonzáles. ¡Me voy!
Cuando me alejé me dijo:
-¿Pero no te dolían los tobillos? ¡Ja, todo fue una excusa para venir aquí!, ¿no, putita? Por cierto, Rocío, tú no tienes ningún tipo de autoridad. Véngase para aquí, apóyate del escritorio y pon el culito en pompa.
Yo estaba nerviosa, vale, pero esas palabras me hicieron mojar un poquito por dentro. Así que me acerqué como me pidió, con la cara falsamente rabiosa, no sin antes sacar de mi bolsita un pote de vaselina. Si me iba a follar por el culo con sus dedos al menos debería tratar de hacerlo de la manera menos dolorosa posible, que yo no estaba para aguantar que me volviera a partir en dos.
-Vale, Señor Gonzáles, perdón. Pero por favor use la crema que en los últimos días me duele solo de sentarme.
-¿Te has traído vaselina?
-Sí, apúrese que no tengo tiempo para esto, Señor Gonzáles. Cuanto antes terminemos, mejor – Perdón padre, por ser tan mentirosa. Me levanté y remangué mi faldita muy arriba, y me sujeté del escritorio. Abrí bien mis piernas y miré a mi instructor.
Se untó la vaselina por los dedos de una mano, se levantó y se dirigió detrás de mí. Me dio una nalgada muy fuerte, pero resistí. Sabía que me daba nalgadas porque estaba haciendo algo mal. Puse mi cabeza en el escritorio a modo de apoyo y llevé mis manos en mi trasero, separé mis nalgas lo más que pude para que él pudiera penetrarme a gusto.
-¿Ya te has lavado el culito?
-Sí, Señor Gonzáles, puede hacerlo sin miedo.
-Muy bien. Por cierto, mi putita. ¿Ves el televisor frente a ti?
-¿Qué pasa con ese televisor, profe?
Un dedo empezó a entrar en mi ano. Chillé un poquito pero ya me estaba acostumbrando. Volví a mirar la TV. No podía creerlo, estaba viendo cómo los negros me estaban montando en los vestidores. Yo estaba siendo brutalmente follada, aplastada entre esos dos enormes tíos. Chillando y revolviéndome como loca. Para qué mentir, eso me excitó un montón:
-No puedo creer que me has vuelto a filmar, profe. Eso es asqueroso, no puedo verlo más.
-No seas ingenua, mi putita. Siempre filmamos. Algún día aprenderás a hacerlo tú también.
-¡Aaauuchhh! Mffff… ¡Duele-duele-duele!… -dos dedos ya entraban y me follaban el culo de manera violenta. Dejé de abrir mis nalgas y me sujeté de nuevo en el escritorio.
-Vas a venir con tu hermano todos los días, putita, ¿entendido?
Empezó a estimular mi clítoris. El cabrón ya me conocía muy bien. Yo gemía como una cerda, viendo la TV, sintiendo sus dedos pervertidos. Mis tetitas se bamboleaban sobre la mesa, de hecho un par de bolígrafos y carpetitas se cayeron al suelo por eso. 
-Vaaaaleeee joderrrr… me da iguaaallll…
-Veremos qué tan puta eres, te tengo preparado un plan.
-¿Plan? Ufff… ¡Aauuuchhh, jodeerrrr cabronazoooooo dueleeee!
Me corrí muy rápido. Con tres dedos en el culo y otros entrando en mi chochito visiblemente húmedo y enrojecido. Me quedé así, babeando y gimiendo débilmente sobre su escritorio, mirando de reojo cómo me montaban esos dos negros hermanos en la TV. Pero la tarde era muy larga y seguro que mi maduro amante tenía más guarrerías preparadas.
………………….
Al día siguiente yo y mi hermano Sebastián íbamos juntos al predio. No vivimos muy lejos, pero aun así sentí que toda la caminata era incomodísima y parecía muy larga. Para colmo mi hermano no le gustaba la idea de practicar, y menos conmigo. Que si era por él se dedicaría a jugar fútbol con los muchachos del barrio.
-Oye, flaca, ¿cuánto más falta para llegar?
-Solo hemos caminado diez minutos y ya te estás quejando, Sebastián.
-Vaya mierda, debería estar mi novia en el Mall o en cualquier otro lugar. Pero no, estoy aquí contigo.
-Mbufff, yo más que nadie deseo que estés bien lejos de aquí. Esto es una pesadilla.
-Sé que en el fondo me quieres, Rocío –dijo abrazándome.
No es verdad, en serio, yo creo que el cabrón es adoptado o algo. Si no fuera porque sus ojos y su nariz son idénticos a los míos… Pero me niego a pensar que comparta sangre con un subnormal como él, que cambia de pareja al dos por tres. Y para colmo es hincha del Peñarol, yo que soy seguidora de Nacional, su equipo archirrival.
Lo último que yo quería era escuchar su voz. Como dije en su momento, cada vez que lleva una chica a la casa para montarla, no puedo evitar oír sus gemidos pues su habitación está pegada a la mía, oigo los jadeos y groserías varias que se gasta aprovechando que no está mi padre. Es un asqueroso, básicamente.
Llegamos y se presentó a mi instructor. Se quedaron hablando un rato y yo aproveché para cambiarme en el vestidor. Fue cuando los negros entraron en el lugar y, muy a su estilo, me arrinconaron contra la pared para meterme dedos y lengua sin darme tiempo ni de respirar.
-Hola putita, ¿cómo estás?
-¿Nos extrañaste? Ayer no pudimos verte, seguro que el profe gozó todo este cuerpito para él solo.
Yo me hice de la remolona e hice fuerza para salirme de sus manos perversas.
-¡Basta! No, no les extrañé, por mí como si nunca vuelven aquí, par de pervertidos – mentí, claro que extrañaba el contacto de esos pollones. Era lo único en lo que pedía pensar en la noche anterior mientras yo y mi novio nos besábamos en el portal de mi casa. No me sé aún el nombre de esos dos hermanos pero es lo que menos me interesa de ellos, sinceramente.
-¡Ja, seguro que sí! Nos ha pedido el Señor Gonzáles que nos aseguremos que te quites las mallas.
-¿Pero por qué debería quitármela, tontos? Voy a entrenar con mi hermano, este juego ya no puede seguir. Si queréis usarme lo haremos luego del entrenamiento cuando él se vaya.
-¿Te tengo que recordar quién es el que manda aquí? – dijo el otro negro, que me aplastó contra la pared para meterme su lengua en mi boca.
-Ufff… bastaaa…
El otro empezó a meter sus dedos bajo mi faldita para masajear vulgarmente mi chumino, la meció bajo mi malla y buscó mi puntito que poco a poco se humedecía.
-Rocío, vas a entrenar sin las mallas. ¡Es una orden!
-Diossss… estás loco, no haré eso… ufff…
El cabronazo me pajeó la concha con maestría, separaba mis pequeños labios vaginales y buscaba mi clítoris. Yo me volvía loca y apenas podía hablar, pero con lágrimas en los casi cerrados ojos intenté armar una frase:
-Está bien… mffff… ufff… valeeee… lo haré, lo haré… pero déjenme en pazzzz…
-¿Me recuerdas quién eres, mi amor?
-Bastaaaa… diossss, suficienteeee… soy vuestra putita, valeeee…
-¡Jaja, eres increíble!, es darte una paja y convertirte en perra.
-Ahora quítate la malla y ve a la cancha, putita -ordenó su hermano.
No sé si existe alguien tan hijo de puta como para calentar a una chica de esa manera para dejarla luego a medias. Son un par de imbéciles, encima se llevaron mi malla, oliéndola y riendo mientras yo, muy calentita y algo cabreada, me dispuse a prepararme.
Llegué a la cancha y mi instructor se acercó:
-Vas a jugar un set contra tu hermano, ya estará terminando de calentar.
-No tengo mallas, profe – le susurré –. Y ese muchacho es mi hermano. Va a verme TODA. T-O-D-A.
-Si pierdes el set te vamos a follar yo y los negros en el vestidor, a modo de castigo. Ahora prepárate. 
-¿Qué?
Me palmeó la espalda y se sentó en el banquillo. Los dos negros le acompañaron muy sonrientes.
Yo me posicioné en mi puesto. Por un lado no quería hacer movimientos bruscos para levantar mi faldita y revelarle a mi hermanito que estaba sin mallas. Yo quería perder para que ellos me follaran entre los tres, era lo que yo anhelaba pues me dejaron muy calentita, pero tampoco quería que fuera muy evidente que me iba a dejar ganar.  
Mi instructor gritó:
 -¡Rocío, tu hermano va a sacar. Apóyate sobre las puntas de los pies, da pequeños saltitos a la espera del remate!
-Ya lo sé, cabrón, no es a mí a quien deberías dar clases –dije inclinándome, dando ligeros saltitos, mirando fijamente la bola en la mano de mi hermano.
-¡Ahí va, flaca!
La verdad es que yo esperaba mucho más de un hombre. Ese muchacho sí que era malo, la mayoría de sus remates iban en las redes o eran fáciles de devolver. Así, en un santiamén, el set se puso 1-0 a mi favor sin mucho esfuerzo.
-¡Sebastián, mira la bola, mira sus pies, sus manos, anticípate a sus movimientos! –gritaba el entrenador.
-¡No voy a perder contra una chica, flaca! ¡Toma!
Qué irónico, pues yo quería perder para ser montada. Ese último remate me exigió más de lo normal, por lo que tuve que correr tras la bola para poder devolvérsela. Sin darme cuenta el esfuerzo hizo que se levantara mi ya cortita falda y revelara mis carnes. Mi hermanito lo vio y se quedó estático, mirándome a mí y no la bola que pasó a su lado.
-¡Sebastián, qué cojones te pasa! –gritó el entrenador-. ¡Fíjate en la bola, en la bola!
Los negros se rieron. Uno de ellos sacó mi malla que la tenía guardada y lo olió, mirándome pícaro. Yo aún estaba a tope, y la verdad es que ver a mi hermano embobado por mi culito y mi entrepierna me pareció cuanto menos excitante.
El resto del juego me pasé exagerando los movimientos para revelar mis nalguitas y la bella mata de pelos que estaba encima de mis mojadísimos labios vaginales. El set ya estaba 5-0 a mi favor, y me di cuenta que yo no obtendría la carne que exigía mi cuerpo. Mi hermano, con una media erección evidente, poco podía hacer para ganarme. Así que le grité:
-¿¡Pero qué te pasa, Sebastián!? Sostén fuerte del mango.
-¿¡Qué dices!? ¿De qué… qué mango hablas?
-De tu raqueta, imbécil –dije mirando su casi evidente erección-. Cuando llega el momento de golpear el golpe de drive, tu cuerpo debe estar de lado, perpendicular a la red. Tú eres diestro, así que la punta de tu pie derecho debería apuntar al poste de la red de mi izquierda.
-¡Bien dicho, Rocío! –gritó uno de los negros.
-Escucha a tu hermana, Sebastián, ella sabe –dijo mi orgulloso entrenador.
Se sacudió la cabeza mientras yo trataba de bajar un poquito mi faldita. Si yo quería perder, necesitaba que el cabroncito se concentrara en el juego y no en mi mojado coñito. Hice de todo, dejé pasar golpes muy fáciles, le puse en bandeja de plata remates que me dejarían de contrapié. Y así, con mucho sacrificio y con una gran sonrisa en mi rostro, conseguí perder ante el peor jugador de tenis de la historia.
-¡Te vencí, Rocío!
-Es la derrota más sabrosa de mi vida – me dije a mí misma, mirando de reojo a mis tres amantes en el banquillo.
-Creo que por esta tarde es suficiente, Sebastián –mi entrenador se levantó y le dio unas palmadas en el hombro-. ¿Cómo estás, hombre?
-¡Buf!, un poco cansado, Señor Gonzáles.
-Pues claro, te falta ritmo. Ve a las duchas a descansar, por hoy hemos terminado.
Luego se acercó a mí, que yo estaba tomando agua de una botella que los negros me pasaron.
-Lo has hecho mal, putita. Seguro que lo has hecho adrede para que te montemos en las duchas.
-No, Señor Gonzáles, es que me da mucho corte jugar contra mi hermano estando yo sin mallas. Por eso perdí.
-Pues nada, tú también puedes ir a cambiarte e irte a tu casa.
-¿Pero qué dices, profe, no habrá castigo?
-¡Ja! Esta putita quiere pollas, perdió adrede –dijo uno de los negros.
-No quiero nada de ustedes cabrones, estoy bastante feliz de que no haya castigo –fingí una sonrisa mientras llevaba la botella a la boca.
-Te irás a tu casa y se acabó, marranita – me dijo dándome una fuerte nalgada que hizo que el agua se desparramara toda por mí.
Y así siguieron los siguientes días de entrenamiento. Mis tres amantes no me tocaban más que un poquito antes de jugar, en los vestidores, y me soltaban al campo toda caliente para jugar o entrenar con mi hermano. Para colmo el instructor me pedía que ayudara al chaval a adoptar una buena posición, decirle cómo recibir los golpes y consejos varios que requerían de contacto físico de mi parte. Obviamente mi hermano se calentaba un montón porque sabía que yo lo hacía sin nada debajo de mi faldita. Más de una vez en busca de explicarle cómo agarrar su raqueta, terminé rozando la polla morcillona.
Tras una semana ya, sin recibir contacto de parte de los negros, del viejo verde e incluso de mi novio que hizo un viaje familiar, recibiendo solo leves caricias antes de empezar las clases de tenis, yo estaba demasiado caliente. No sé si mi entrenador estaba jugando conmigo, acercándome más y más a mi hermano, calentándolo a él con mis carnes y dejándome a mí evidentemente excitada de tanto toqueteo, pero la verdad es que ese viejo verde sí que conoce mañas, no me extrañaría que su plan maestro fuera que yo terminara loca por Sebastián.
Esa noche el cabrón de mi hermano se trajo de nuevo a su novia a casa, pues papá salió. Yo escuchaba los jadeos y movimientos de la cama detrás de mi pared. Normalmente yo me bajaría a la sala para escuchar música bien fuerte, pero como estaba tan cachonda no pude evitar meterme dedos con una manito, mientras con la otra sostenía un vaso entre la pared y mi oído a fin de escuchar mejor a Sebastián y la putita de su novia.
Media hora después él se despidió de ella en la puerta de la casa, y quiso voler a su habitación, subiendo por las escaleras. Pero me aparecí para atajarle. Yo estaba tan solo con una remerilla de tiras que no me tapaba mi ombligo, y con un pantaloncillo muy cortito y apretado. Mi mirada molesta, cruzada de brazos.
-Joder, flaca, me has asustado. ¿Qué te pasa?
-Eres un marrano, eso pasa. ¿Hasta cuándo tengo que soportar tus gritos?
-A ver, ¿yo un marrano? Mira, no quería decírtelo, pero me asombra que me lo diga una chica que ENTRENA TENIS CON EL PUTO COÑO AL AIRE.
Me quedé rojísima, era la primera vez que me lo sacaba a colación.
-Me incomodan las mallas, es todo.
-Claro que sí, Rocío, claro que sí. He visto cómo miras al entrenador Gonzáles, y también a Richard y Germán.
-¿Quiénes son Richard y Germán?
-Los dos negros, tonta.
-Con que así se llaman…
-Se lo voy a decir a papá, Rocío.
-Vaaaale, idiota, no se lo digas. Yo no diré nada al respecto de la novia que traes cuando él no está.
-Genial, estamos a mano, hermanita. Entonces solo se lo diré a tu novio, Christian.
-¡Te mato, infeliz! ¿Qué más quieres?
-La verdad es que me pareces una puta. Pero una puta muy bonita –me sonrojé, la verdad -. De hecho creo que eres más bonita que cualquiera de las novias que he tenido.
-Te odio, cabrón, eso lo dices porque soy tu hermana.
-No, en serio, Rocío. Yo estoy caliente de tanto toqueteo en la cancha, tú lo sabes bien. Y sinceramente con mi novia no logro contentarme, es una puta remilgada que no quiere ni chupar mi polla.
-¡Controla tu lenguaje, cabrón!
-Venga, Rocío, si hubiera una chica más bonita que tú, no estaría aquí proponiéndote algo indecente. No se lo diré a tu novio si accedes – me tomó de la mano. Si antes yo estaba roja, no sé cuál sería el color intenso de mi rostro. Era demasiado halagador. Él es guapo, pero es mi hermano también. Le solté la mano y le di una bofetada cruel, solo para encerrarme en mi cuarto. El resto de la noche se la pasó golpeando mi puerta y llamándome a mi móvil, pero yo me limité a no hacerle ningún caso, a ponerme un auricular enorme y escuchar mi música, volviéndome a tocar mis pequeño y mojadito puntito imaginando que mi propio hermanito me daba una follada en su habitación.
El maldito entrenador había obtenido lo que quería. Yo estaba con ganas de mi hermano. Es un cabronazo mañoso, lo admito. Con rabia, con dos deditos entrando y con mucha excitación me corrí muy rico. Simplemente no estaba lista para dar ese paso en la vida real.
Al día siguiente llegamos al entrenamiento pero separados. Yo no iba a hablarle más, o al menos eso quería que él pensara. En el vestidor, los dos negros me hicieron una rica paja a mi clítoris mientras el otro me chupaba las tetas y mordisqueaba mis rosaditos pezones. Y como siempre, me dejaron a mitad solo para poder entrenar cachonda y con muchas ganas.
-Chicos, estoy harta de esto… mmffff… diosssss…
-¿Qué te pasa, perrita? ¿Quieres que te follemos como antes?
La punta de su polla se restregaba por mi rajita. Yo gemía como una maldita perrita en celo. Quería que me follaran duro y sin piedad.
-Cabronazossss… claro que síiiii… todos los días me dejáis a mediassss… ufff…
-Te jodes, princesita. Ahora ve a entrenar –dijo quitando su gigantesco glande de mi mojado chumino.
-Nooo… por favorrrr… solo un ratito, no le diré nada al Señor Gonzáles – le tomé de la mano a uno de ellos y lo traje para lamer un poquito sus enormes dedos. Lo que daría para que me la metiera un ratito más, ¡diossss! Le puse una carita de pucherito otra vez con la esperanza de que se apiadara de mí y me hiciera correr como cerdita.
-¡Jajaja, serás puta! –dijo su hermano.
-Lo siento, ¡a entrenar, Rocío!
Y otra vez de vuelta al entrenamiento. Estaba yo tras mi hermanito tratando de explicarle cómo jugar, poniendo mis manos en su cintura y trayéndolo junto a mí. Ni él ni yo entendíamos por qué mi padre le pagaba al entrenador, la verdad, ¿solo para mirarnos desde el banquillo?
-Sebastián, es importante finalizar el golpe de drive con la raqueta por encima de tu hombro izquierdo, ya que eres diestro. Recoge el cuello de la raqueta con la mano izquierda. Al finalizar el golpe, deberías quedarte parado.
-Vale, Rocío. Por cierto… quiero follarte –me susurró.
-¿Qué dices, cabrón?
-Te esperaré esta noche en la cocina. A las ocho, ¿qué dices? Papá volverá a salir por cuestiones de negocios. Mi novia quiere venir pero le dije que se vaya a la mierda, que encontré a la mujer de mis sueños.
Lo admito, si antes me dejaron caliente los negros, eso casi me dio un orgasmo instantáneo. También me dio mucha ternura, para qué mentir: “La mujer de mis sueños” ha dicho, ni siquiera mi novio me ha dicho algo tan bonito. Para colmo noté que mi hermano tenía la polla erecta bajo el short deportivo. Si mi instructor y los negros no iban a darme carne, entonces decidí que yo lo obtendría de alguien más.
-Jamás haré guarrerías contigo, pervertido – le susurré –. Ahora fíjate en la bola.
………………
Bajé a la cocina para tomar agua. Coincidentemente fui a la hora en la que me esperaría mi hermano allí. Y fui con una faldita muy corta y una remerilla también cortita y desgastada. Me hice de la sorprendida cuando lo vi sentado en la silla del comedor, como esperándome. Me sonreía mucho, pero yo hice como si no estuviera allí. Me dirigí a la heladera:
-Rocío, sabía que vendrías.
-Si supiera que tú estarías realmente esperándome, no vendría a tomar agua – mentí. Abrí la heladera y me agaché mucho para coger una jarra.
-Flaca, qué culito tienes.
-Eres un pervertido asqueroso – cargué el agua en el vasito y lo tomé.
-¿Vas a derramarte el agua por la remerilla, verdad?
La verdad es que el desgraciado me pilló. Solo por eso decidí no derramármela.
-No haré eso ni en tus sueños, tarado. Quítate esa idea loca que tienes en la cabeza.
Tomé el agua rápidamente y me acerqué a un florero. Esa tarde había escondido una cámara allí, apuntando la mesa de la cocina. Mi hermano ni enterado del tema, y apreté el botón REC.
-Venga, Rocío, estoy que me muero por ti –me tomó de la mano. Yo no pude disimular mi rostro colorado. Varios días sin recibir mi ración de sexo, con la calentura a tope terminó por destruirme. Y mirándolo con ternura le pregunté:
-¿Realmente quieres hacerlo? Somos hermanos, imbécil –nunca en mi vida dije una grosería con tanto cariño.
-Mi corazón no me engaña, flaca.
-“Flaca” dices… -me acerqué a él y puse mi mano en su mejilla para acariciarlo-. Jamás en la vida me rebajaré a follar contigo, pero de hacerlo… ¿serías tierno conmigo, Sebastián?
-¿Tierno, yo? No, no seré tierno y lo sabes, que siempre me escuchas tras la pared cuando follo con mi novia. Digo, a mi ex. Te haré chillar como perra en celo, Rocío.
Me puso a tope eso. Lo abracé y lo besé. Fue tan eléctrico el choque. Eléctrica la sensación en mi boquita recibiendo las caricias de la lengua de él, recibiendo sus manos en mi culo, esas poderosas manos que me apretaron las nalgas. Se levantó de la silla y hábilmente, con sus fuertes brazos, me cargó. Me iba a llevar a su habitación pero yo le puse una mano en su pecho para gemirle:
-Sebas… no, no, no… quiero hacerlo aquí, en la mesa.
-¿Qué? Será más cómodo en una cama.
-Aquí o en ningún otro lugar, es que me parece más morboso aquí – evidentemente quería que la cámara nos filmara, y jamás en la vida a mí se me ocurriría llevarlo a mi habitación, que es sagrado para mí. Y en su habitación ni en sueños, que no pienso acostarme donde esa putita de su ex gozaba como perra.
-Qué rara eres, Rocío. Pero en serio esa carita de vicio que tienes me vuelve loco, así que por ti iría hasta el fin del mundo.
El chumino estaba chorreando, la verdad, ya entendí por qué tenía tantas novias, sabía cómo hablar a una puta. Me sentó sobre la mesa, quitó los platos rápidamente, me subió la faldita, remangándola en mi vientre. Posteriormente me quitó la remerilla mientras yo gemía como una putita a cada tacto. Libre de ropas los dos, le abracé con mis piernitas y atraje su pelvis contra la mía, sintiendo su polla creciente contra mi chochito.
Me tumbó contra la mesa y se inclinó para chupar mis pezoncitos. Yo gemía un poco, trataba de atajarme porque quería que pareciera que yo le estaba haciendo un favor, que apenas iba a disfrutar con él. Pero por más de que lo intentara, mi hermano me conocía más bien que yo misma, sus manos me apretaron fuerte de la cintura –me encanta eso-, y puso la punta de su pene entre mis hinchadísimos y mojados labios. Dejó de chupar mis tetas y me habló:
-Rocío, quiero que me ruegues que te folle.
-Ufff… En la p-u-t-a vida, Sebastián, mmmfff, aaghhmm…
Su polla ahí se sentía riquísima, caliente y palpitante a la espera de entrar. Si fuera por mí, que me la metiera hasta el fondo, que ya he soportado bastante sin follar.
-No te la voy a meter hasta que me lo ruegues, flaca.  
Con sus dedos empezó a jugar con mi clítoris. Es mi punto débil, volví a entrecerrar mis ojos y a babear como perra sin siquiera ser capaz de pronunciar palabra alguna. Parecía que hablaba en un idioma extranjero, o que estuviera poseída:
-Diosss… mmfffff… sigue soñandooooo… cabróoon… ufff…
Volvió a chupar mis tetas. Joder, yo quería que me metiera la lengua hasta el fondo de la boca, y luego su polla hasta mi garganta, pero se ve que había que explicárselo con carteles y señales de humo o algo así. Mi cuerpo entero me pedía carne, más carne.
-Rocío, si no quieres pues me voy a la sala, que ya va a jugar Peñarol.
-Vaaaaleee…. Joddderrrr… métemela, Sebas… por favoooor, estoy cansada de que siempre me dejen a medias, cabróooon…
-¿Mande, chica? No entendí una mierda. Repítelo más lento.
El desgraciado no dejaba de masturbarme, de restregar su polla por mis labios que ya estaban hinchadísimos. Sin quererlo yo ya estaba empujando mi caderita contra la suya para comer ese pedazo de tranca que se gastaba.
-Que me la metasssss… que me la metassss de una vezzzz que no aguanto mássss… uffff…. Me voy a correr antes de que me la metassss hijoputaaa…
-¿Eres mi putita, vas a ser mi putita?
-Síiiii, toda tuyaaa… solo mételaaaaa…
Fue un poco doloroso porque, al plegar su polla en la raja, presionó con mucha fuerza. Grité un poquito fuerte y rápidamente atraje su cuerpo para que se recostara sobre mí, le arañé con fuerza su espalda. Para no seguir gritando le mordí el cuello, pero él aguantó como un auténtico macho mientras su enorme verga se abría paso en mi calentito interior.
Los dos jadeábamos mirándonos mientras su cadera describía un violento ir y venir que me ponía como loca. Quería decirle que lo amaba, seguro que él también, pero algo en los dos nos lo impedía. De todos modos yo estaba más que contenta, tras casi semana y media de dejarme cachonda, por fin podía desquitarme. No sé si fue plan de mi instructor, pero ya no importaba.
Sebastián se sabía trucos. Su polla describía ligeros círculos dentro de mí, antes de entrar hasta el fondo. Lo retiraba un poquito y volvía a dibujar formas circulares. Mis piernas y  brazos colgaron rendidos, ya no podía controlarlos, mi boquita ya no decía nada entendible, solo mascullaba y gemía como cerdita. De vez en cuando él me besaba y chupaba mis labios. Mis ojos ya no veían nada, era todo blanco, me sentía en el cielo. Ni mi instructor ni los negros sabían follar como él.
A lo lejos escuché mi móvil, me devolvió al mundo real, seguramente era mi novio que me llamaba pues ya regresó de su viaje familiar. Pero me importaba una mierda él. Así como mi hermano rompió con su novia para estar conmigo, yo no tendría problemas en cortar con él. Sebastián miró mi móvil y empezó a reírse. Luego me besó con mucha fuerza, lamió mis labios y luego mi sonrojada mejilla. Fue cuando empezó follarme más duro, más rápido. Seguramente quería que me volviera más loca hasta el punto de olvidarme del móvil. Y así fue, me rendí ante su hermosa y venosa polla que se encharcaba de mis jugos.
 -Me voy a correr, Rocío, mmff.
La mesa parecía que iba a romperse de tanto tambalearse.
-Hazlo dentro, por favor, mmm… ufff… he tomado la píldora…
-Eres una putita en serio, te has preparado bien, ¿no? Mmfff…
-Fue coincidencia que la tomara hoy, pensé en salir con mi novio, cabronazo… uuuuffff… -mentí descaradamente.
Me tomó fuerte de la cadera y su cara se puso muy rara. Jadeó muy fuerte y sus ojos parecían querer ponerse en blanco. Me la metió hasta el fondo y sentí toda su leche caliente dentro de mi chochito. Estuvo dándome tímidamente unos segundos más hasta que se retiró de mí. Yo estaba muerta, feliz pero muy cansada, tirada sobre la mesa con la baba escapándose vulgarmente de mi abierta boca. Desde allí le pregunté débilmente:
-Oye, Sebas… ¿Ha sido mejor que con tu novia?
-No, para nada. Con ella fue mejor.
-Eres un hijo de puta.
-Si me la chupas, vaya… entonces sí serás mejor que mi novia, Rocío. Ya te dije que ella es una remilgada.
-No voy a chuparte nada, idiota, sigue soñando. Extírpate las costillas y chúpatela tú mismo.
-Lo que tú digas, flaca – se sentó en la silla y abrió sus piernas. Puso sus manos tras su nuca y me sonrió.
-No me llames flaca, Sebastián, ya no más.
-¿Y cómo quieres que te llame, Rocío? Seguro que eres torpe chupando pollas.
Me levanté. El cabroncito iba a ver lo que era una buena mamada, sí señor. Tenía que apurarme, que realmente quería ver a mi novio esa noche porque hacía días que no estaba con él. Vale, pensé en cortar mi relación solo por la calentura, pero Christian (mi novio) es demasiado importante para mí. Seguro que también querría algo de mí esa noche, pero yo estaba un poco adolorida porque mi hermano fue muy bruto. Y eso que al día siguiente teníamos más clases de tenis, no habría descanso.
Me arrodillé y agarré su enorme tranca como si de una raqueta se tratase:
-Llámame “putita”. Soy tu putita, cabrón.
Continuará, si eso quieren ustedes. Espero q a alguien le haya gustado porque a mí sí. Nuevamente mil perdooooones si he cometido errores, es mi segundo relato ya.
Un besito.
Rocío.
Si quieres hacerme un comentario, envíame un mail a:
 rociohot19@yahoo.es
Sin-t-C3-ADtulo36

“La guardaespaldas y el millonario” (POR LOUISE RIVERSIDE Y GOLFO) LIBRO PARA DESCARGAR

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Sinopsis:

Cuando el General Jackson contactó con Sara Moon para que se reincorporara al servicio activo, no sabía como esa misión iba a cambiar la vida de esa ex marine. Acostumbrada a la vida militar,no le gustó el tener que proteger la vida de un playboy pero sabiendo que era el único modo de volver a sentirse una soldado, aceptó como mal menor el convertirse en guardaespaldas de un sujeto que pensaba con y para su bragueta.
Tal y como había previsto al conocer a su protegido, saltaron chispas porque no en vano David Carter III representaba todo lo que ella odiaba.
La opinión del millonario sobre ella tampoco era mejor porque el disfraz de muñequita oriental no le engañaba y la veía como un espía del gobierno…

Louise Riverside y Golfo se unen para daros a conocer este libro que sin duda os subirá la temperatura.

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PARA QUE PODÁIS HACEROS UNA IDEA OS INCLUYO LOS DOS PRIMEROS CAPÍTULOS:

CAPÍTULO 1.―

Al despertar esa mañana, la Comandante retirada de los marines, Sara Moon abrió las cortinas de su habitación y descubrió que pese a las funestas predicciones del hombre del tiempo, esa mañana lucía un sol espléndido en Nueva York. Cómo quería aprovecharlo y no tenía nada qué hacer hasta el día siguiente, decidió ejercitar su cuerpo por el Central Park.
Desde que la habían invitado a abandonar voluntariamente su carrera militar, se había impuesto un régimen de ejercicio que haría palidecer a cualquier deportista de élite. Todas las mañanas corría diez kilómetros, nadaba otros dos y terminaba con una dura sesión en el gimnasio porque no quería perder la forma física que obtuvo por su paso en esa fuerza de la armada americana. No en vano durante esos años, su nombre siempre había estado asociado a las mejores marcas en la mayoría de las disciplinas.
Por eso, abriendo la ducha dejó caer el coqueto camisón de encaje que le había regalado un antiguo novio y mientras el agua se caldeaba, se quedó mirando en un espejo. Con satisfacción comprobó que pese a sus treinta años sus pechos conservaban la dureza de los quince sin que hubiese hecho mella en ellos la edad. Contenta se giró para comprobar que sus nalgas seguían siendo el objeto de deseo del género masculino y por eso no pudo más que sonreír al espejo cuando la imagen que este le devolvía era el de un trasero estupendo.
« Tengo que reconocer que para ser una vieja, estoy buenísima”, pensó recordando que tras el fracaso de su última acción de combate sus superiores la habían acusado que había perdido los reflejos y el instinto que la habían hecho famosa en esos círculos.
« ¡Hijos de perra! La incursión estaba mal planteada desde el principio y fue gracias a mí que pudimos salir de ese infierno con pocas bajas», refunfuñó cabreada al rememorar el consejo de guerra del que había sido objeto y del que su porvenir en el ejército había quedado maltrecho aunque hubiera salido exonerada de todos los cargos.
Bajo la regadera, se puso a pensar en los buenos momentos. Involuntariamente a su mente acudió el recuerdo del Capitán Stuart y deseó que se estuviera pudriendo en algún lugar.
« Ese cabrón me dijo que me amaba y tres meses después se casó con otra», masculló para sí mientras se enjabonaba.
Aun despechada, dejó que su imaginación volara y fueron las manos de ese morenazo las que amasaran sus senos mientras distribuía el gel por su piel. Sin darse cuenta la calentura fue incrementándose en su interior y solo se percató de su estado cuando al pasar sus dedos por uno de sus pezones lo encontró duro y sensible.
Asustada por lo excitada que estaba sin motivo, se aclaró y salió de la ducha. Ya de vuelta en su habitación y mientras elegía el top y las mallas que se iba a poner, se fue tranquilizando y por eso al salir a la calle, volvía a ser la mujer segura de la que estaba tan orgullosa.
Su diminuto apartamento estaba a cinco manzanas del parque Central y mientras corría hacía allí, las miradas y los cuchicheos que despertó a su paso, solo confirmaron su autoestima.
« ¡Qué les follen a esos gerifaltes! ¡Hay vida tras la Navy!», murmuró sin llegárselo a creer al entrar por la puerta que daba a Columbus Circle, más conocida por Merchants’ Gate.
Acababa de empezar a estirar cuando se fijó que un gigante de raza negra no le perdía ojo mientras disimulaba calentando a cincuenta metros escasos de ella. Nada más verlo comprendió que cincuentón tenía entrenamiento militar por el modo en que se movía.
« Aunque se ponga un smoking, no puede disimular que es un soldado», sentenció mientras intentaba centrarse en el ejercicio.
Esa idea le preocupó, temiendo que su pésimo balance afectivo se debiera a parecer una gladiadora en vez de una mujer Era consciente de tener un cuerpo atlético producto de entrenamiento pero siempre había pensado que no había perdido su femineidad sino todo lo contrario y que estaba dotada de un par de pechos de ensueño, de esos que nada más contemplarlos cualquier hombre desea hundir la cara en su canalillo.
«Menos mal», suspiró aliviada al mirar hacía su alrededor y comprobar que al menos media docena de corredores la miraban embelesados.
Su lado coqueto la hizo exhibirse ante sus admiradores y aprovechando que estaba haciendo una serie de sentadillas, les lució la perfección de su trasero. Los tipos en cuestión se quedaron apabullados al contemplar los duros glúteos de la exmilitar, convencidos que pocas veces tendrían la oportunidad de admirar algo tan espectacular.
« Babosos, me ven como una presa y sin saber que podría matarlos usando solo mi mano izquierda», ventiló justo cuando se daba cuenta que el enorme afroamericano miraba divertido la escena.
Tratando de olvidarlo pero sobretodo de liberarse de su examen, salió corriendo por una de las veredas. Inicialmente imprimió a su paso un trote lento, sabiendo que a cada zancada sus pechos rebotaban suavemente bajo su top, dando a su carrera una sensualidad sin límites.
« Joder, las veces que pillé a un recluta mirándome las tetas», mientras incrementaba su velocidad, rememoró que gran parte de los problemas que había tenido en su unidad se debían a su belleza. Belleza de la que ni siquiera sus mandos habían sido inmunes. Aunque tenía muchas virtudes, era incapaz de reconocer que podían tener razón.
Sabía que era políticamente incorrecto siquiera el mencionarlo pero también que no era menos cierto que en su presencia sus subalternos se esmeraban en impresionarla por la atracción física que sentían hacia ella. Solo hubo un superior que tuvo el suficiente valor para abordar el tema y su reacción fue mandarle al hospital con una nariz rota.
« Se lo merecía el cretino», no dudó en sentenciar cabreada justo cuando se dio cuenta que el militar que la había estado observando seguía su estela.
Ese descubrimiento no le preocupó al creer que ese sujeto era un admirador con ganas de entablar contacto por lo que incrementó la cadencia de su marcha, convencida que no aguantaría el ritmo. Durante media hora, su acosador se mantuvo a escasos cincuenta metros de ella pero quizás por agotamiento o quizás porque se había ya aburrido de perseguirla, al dejar el camino principal y adentrarse en una senda secundaria le perdió de vista.
« Otro inútil», murmuró más tranquila al verse corriendo sola.
Mandando al negrazo al baúl de los recuerdos, durante hora y media, dejó salir su frustración bajo el amparo de los árboles hasta que ya sudada decidió que era suficiente y que se merecía un buen desayuno. Cumpliendo con su rutina diaria se acercó a un restaurante italiano que había en la calle 68. Una vez allí, pidió al camarero un café y un par de huevos con los que reponer fuerzas.
Ni siquiera había podido siquiera probar lo que había pedido cuando de improviso vio entrar por la puerta al enorme militar que la había seguido por el parque. Su sorpresa se incrementó al comprobar que venía vestido de uniforme y que por sus galones no era el soldado raso que había supuesto sino un almirante.
« ¡Qué coño hace aquí!», exclamó mentalmente al darse cuenta que se dirigía hacia ella, luciendo una sonrisa. Su mal humor alcanzó cuotas insospechadas cuando sin pedir su permiso, ese sujeto se sentó en su mesa.
― Estoy esperando a mi marido― mintió molesta al ver invadido su espacio vital.
― Nunca ha estado casada y su última relación conocida fue hace más de tres años― respondió el sujeto mientras acomodaba su trasero frente a ella.
La ex Comandante Moon comprendió que esa visita no tenía nada de casual y sin permitir que ese hombre pudiera darse cuenta de su nerviosismo, decidió tomar el toro por los cuernos y directamente le soltó:
― Ya que ha decidido joderme la mañana, al menos podría tener la educación de presentarse.
Su exabrupto no tuvo el efecto deseado y en vez de cabrear a su interlocutor, muerto de risa, este contestó:
― Soy el Almirante Jackson. Me habían avisado que no me dejara engañar por su fachada de niña buena porque en realidad era una impertinente pero he descubierto que se quedaban cortos.
Aunque esa respuesta la dejó desconcertada, rápidamente se recuperó y mostrando que quien se lo dijera se había quedado corto, dando a su voz un tono lleno de desprecio, comentó:
― Ahora me va a decir que soy su dulce princesa y que está dispuesto a bajarme la luna.
El ataque desesperado de esa mujer le hizo gracia y soltando una sonora carcajada que enmudeció al resto de los presentes, respondió:
― Por nada del mundo me pondría en peligro echándole los tejos porque a pesar de sacarle más de cincuenta kilos, me consta que en un enfrentamiento directo me haría papilla.
― ¿Entonces a qué ha venido?― preguntó más intranquila de lo que le gustaría reconocer.
El gigantesco almirante sacó de su maletín unos papeles y poniéndoselos en la mesa, contestó:
― A sacarla del retiro…― y dándole unos papeles prosiguió diciendo: ―lea a qué se va a comprometer y si acepta la misión, volverá al servicio activo con el grado de capitán.
Volver a la Navy era lo que más deseaba en el mundo, pero aun así leyó el documento con recelo.
« No parece una broma», pensó ilusionada.
Cómo no era tonta, supo que tras esa oferta tenía que haber trampa. Aunque en un principio dudó si aceptar ese ofrecimiento, la franqueza que ese militar demostró cuando le interrogó sobre los motivos que le hacían a ella candidata a ese puesto, Jackson ahuyentó sus reticencias. Ya que sin andarse con lindezas ni otras florituras, ese alto funcionario le espetó:
― Necesitamos un arma letal, bajo el disfraz de una belleza indecente.
― ¿Me está llamando indecente?― protestó la mujer.
― Para nada, usted ha demostrado siempre una lealtad inquebrantable a su país. Lo que es indecente son los pensamientos que provoca entre los que la ven― refutó tranquilamente e insistiendo en la idea, prosiguió sin cortarse: ―Señorita Moon, trabajará infiltrada en un ambiente lleno de mujeres bellísimas. Queremos que nadie se pueda imaginar que tras ese cuerpo se esconde una agente del gobierno.
Que no tuviera reparos en hablar así de ella, le satisfizo al comprender que no se andaba por las ramas y que pese a ser hombre, no se veía afectado por ella. Por ello, antes de dar su brazo a torcer y enrolarse en esa locura, únicamente preguntó quién era el objetivo pensando que le estaban encomendando eliminar al alguien molesto para el gobierno.
― Se equivoca― le corrigió el que ya se consideraba su superior al leerle los pensamientos― su misión no consiste en matar a nadie sino en proteger a dos sujetos cuyas vidas son vitales para los intereses de nuestro país.
Aunque no se veía como guardaespaldas, esa novedad en su carrera le interesó y como eran dos, supuso que era un matrimonio las personas cuyo bienestar debía de salvaguardar. Por ello no esperó a que su interlocutor terminara para interrogarle por su identidad.
― Nuevamente se equivoca, uno es un potentado pero el otro es su hija, una preciosa niña de siete años.
Si ya estaba alucinada por el tipo de misión que le estaba ofreciendo, su zozobra se incrementó cuando, en un papel que el almirante le pasó, leyó el nombre del magnate que necesitaba protección:
― David Carter III.
Estuvo a punto de negarse al conocer que una de las personas a la que debía de cuidar era ese consumado Don Juan cuyas fotos llenaban los tabloides de medio mundo, pero entonces el avispado jefazo se anticipó a ella diciendo:
― Antes que conteste, quiero que sepa que ese hombre no ha dudado en poner en peligro la vida de su hija y la de él, colaborando con el presidente para revelar una conspiración que quiere apropiarse de los secretos militares de nuestro país.
Sara no esperaba que ese playboy se sacrificara por nada que no estuviera relacionado con su bragueta por lo que asumiendo que si un ser tan detestable como él era capaz de dar ese paso, decidió que ella dejaría al lado sus prejuicios y aceptaría el puesto. Por lo que haciendo caso omiso a la opinión que tenía de los de su especie, cerró el trato con el militar diciendo:
― Quiero que antes de ser infiltrada, mi ascenso sea firme y cualquier mancha sea borrada de mi expediente.
― Así será― respondió dando por cerrada esa reunión.

Una semana había pasado desde que el almirante le había abordado en un restaurante para proponerle que entrara en una unidad secreta bajo su mando y que dependía jerárquicamente del secretario de defensa sin ningún otro intermediario. Semana que le resultó un infierno porque una vez había accedido a proteger a David Carter y antes siquiera de conocer a su protegido se había tenido que someter a un entrenamiento que dejaba en ridículo al régimen que tuvo que soportar para convertirse en marine.
Aunque el propio Jackson le había anticipado que debía de aprender a comportarse como un miembro de la alta sociedad para que su presencia al lado de ese tipo pasara desapercibida, nada de su pasada formación le había preparado para soportar las exigencias de Emmanuel Valtierre, su maestro en esas lides.
Todavía recordaba su llegada al estudio de ese modisto. Como la mayoría de los días, ese día al levantarse se puso un chándal y unas zapatillas. Ese fue su primer error porque el estilista al comprobar que su alumna había aparecido vestida así, puso el grito en el cielo, diciendo:
― Me prometieron que me mandaban un diamante en bruto y me encuentro una mezcolanza de rollito de primavera con salsa teriyaki― si ya fue bastante bochornoso que aludiera sus orígenes orientales al criticarla, más lo fue escucharle decir: ― Por favor, desnúdese. Su indumentaria ofende mi vista.
Aguantando las ganas de saltar sobre su cuello, la flamante capitán olvidó sus recién estrenados galones y sin gracia alguna se despojó de su indumentaria deportiva. El amanerado cuarentón teatralmente se tiró de sus escasos pelos al observar la lencería de su supuesta pupila y en plan histérico, le espetó:
― Nunca he visto algo tan basto, sus bragas parecen estar hechas de esparto. Señorita, ¿acaso compra su ropa interior en el mercado de segunda mano?
Indignada con el que se suponía que le iba a enseñar buenos modales, la militar se tuvo que morder la lengua para no mandarle a la mierda y con un tono sumiso que hasta ella le sorprendió, le prometió que al día siguiente vendría equipada con otro clase de lencería.
Emmanuel al oírla, abrió un cajón y sacando un conjunto de su interior, se lo dio diciendo:
― A partir de hoy, olvídese de lo que tiene en su armario. Soy un profesional y no puedo soportar que alguien que está bajo mi mando, lleve prendas que no se las pondría ni a mi perro.
Durante unos segundos, Sara no supo que decir. Para ella, ni una puta se pondría algo tan provocativo como el sujetador y el tanga que tenía en sus manos.
― ¿A qué espera?― la azuzó chillando histéricamente el modisto.
Con sus mejillas coloradas por la ira, la treintañera se despojó rápidamente del top deportivo que llevaba y eso en vez de complacer al histriónico sujeto, lo encolerizó y acercándose a su lado, le gritó:
― Parece un camionero. Una dama se desnuda siempre como si tuviera enfrente a un hombre que desea seducir, sin importar si está sola o frente a una multitud. Vuélvaselo a poner y ahora por favor, piense que soy alguien al que quiere llevarse a la cama.
― Antes de acostarme con usted, me tiro a su perro― ya fuera de sí, le contestó: ―pero si quiere que me comporte como una stripper, sé hacerlo.
Sin sentirse ofendido, el sujeto la contestó volviendo a hacer referencia a su raza:
― En eso me parecemos, yo me haría el harakiri antes de permitir que una paleta como usted, me pusiera la mano encima.
― Mi apellido es chino, no japonés― refutó la mujer tratando de poner en cuestión la cultura de su mentor.
― Todos los amarillos sois iguales, quitando a Miyake, no conozco a nadie de ojos rasgados que tenga el mínimo gusto.
No queriendo que el racismo militante de ese capullo entorpeciera su misión, Sara se abstuvo de contestar y ante el escrutinio del homosexual, dejó caer los tirantes del sujetador mientras comenzaba a menear su trasero. Impávido a sus encantos, Emmanuel siguió con atención el modo en que se desabrochada por delante los corchetes de esa prenda. Pero una vez, la militar se había quedado desnuda de cintura para arriba, se atrevió a decir:
― Mejor… ahora al menos, sé que es capaz de calentar a un agricultor.
Tras lo cual, le ordenó que se terminara de desvestir y que se pusiera el conjunto que él le había dado. Convencida que la razón de ese comportamiento era ponerla a prueba, casi bailando dejó caer sus bragas y tratando de dotar a sus movimientos de toda la sensualidad que pudo se engalanó con esa escandalosa ropa interior.
― Va mejorando― indicó sin demasiado entusiasmo el estilista y cogiéndola del brazo, la llevó frente a un espejo – pero tiene mucho que aprender.
Tras lo cual y sin mediar una advertencia por su parte, Emmanuel metió sus manos dentro de su sujetador y le colocó los pechos mientras le decía:
― Ya que tiene una delantera aceptable es importante que aprenda a sacarle provecho. Para empezar, debe usar las copas para maximizar el canalillo entre sus miserias porque eso es lo primero que mira un hombre.
Estaba a punto de protestar por ese manoseo cuando de pronto, ese cerdo le regaló sendos pellizcos sobre sus areolas.
― ¡Qué coño hace! ¡Me ha hecho daño!
Sin perder la compostura, contestó:
― Enseñarle un truco. Las modelos para estar más atractiva se aprietan los pezones o bien se echan un gel con efecto frio.
― Podía haber usado la crema en vez de pellizcarme las tetas― replicó encolerizada.
― Lo sé pero hubiera sido menos divertido― muerto de risa, el antipático sujeto contestó mientras descargaba un azote sobre una de sus nalgas: ―Ahora vamos con tu postura.
Soñando con descerrajarle un tiro entre los ojos, Sara no dijo nada al ver que ese tipejo se agachaba a sus pies y con ningún tipo de tacto, la obligaba a adelantar unos centímetros su pie derecho.
« Porque es marica, si no pensaría que este malnacido está aprovechando para meterme mano», pensó al sentir como con las manos le rectificaba la postura separándoles las piernas, poniéndole la espalda recta e incluso forzando sus hombros hacia atrás para que sacara pecho.
― Aunque eres un poco sosa, podré convertirte en una puta guapa― la espetó tras examinarla nuevamente.
Ese insulto en vez de contrariarla, la alegró porque escondía un piropo. Si alguien tan perfeccionista como ese modisto creía que tenía suficiente materia prima para trabajar, de manera implícita estaba alabando su belleza. Aun así no se pudo contener y demostrando su proverbial mala leché, contestó:
― Si quiero vender mi cuerpo, no creo que usted sea mi cliente.
Esa andanada no surtió los efectos deseados porque alejándose un par de metros, Emmanuel contraatacó diciendo:
― Evidentemente, lo último que haría sería gastar mi dinero contigo… sobre todo después de haber visto la selva que luces en la entrepierna. Para esta tarde, quiero verlo recortado casi por completo. Una pelambrera así puede estar bien vista en un cuartel pero no en mis círculos.
― ¡Váyase a tomar por culo! ¡Gilipollas!
― Lo haré, bonita, en cuanto consiga hacer que parezcas presentable.
Sara, con gran disgusto por su parte, comprendió que el estilista había conseguido en media hora sacarle de las casillas:
« No es posible que me haya dejado alterar así por este mamón», pensó mientras intentaba tranquilizarse. No entendía como habiendo soportado el durísimo adiestramiento de la base Pendleton sin perder el control, en apenas treinta minutos, había caído tan bajo de insultar a su instructor. « Si esto llega a ocurrirme allí, hubiese terminado con una mancha en mi expediente».
Por ello, muerta de vergüenza, pidió perdón. Emmanuel Valtierre se tomó la disculpa con sorna y haciendo como si nada hubiese ocurrido, preguntó a la militar si sabía andar con tacones. Aleccionada por la pasada experiencia Sara respondió que creía que sí, al no estar segura que su manera de moverse gustara al tipo aquel.
― Ahora lo comprobaremos― contestó poniendo es sus manos unos impresionantes zapatos de aguja con más de diez centímetros de tacón.
Si la primera fase había sido insoportable, esta segunda le resultó más complicada porque a la vergüenza de caminar sobre esos zancos casi desnuda, se incrementó al verse obligada a mostrar sutileza en cada paso.
― Olvídese de su pasado, tiene que parecer delicada para diferenciarse de la plebe. Una dama es más peligrosa cuanto más indefensa parece.
Esas ideas chocaban frontalmente con su adiestramiento y por ello le resultó en extremo complicado, aparentar lo que no era. Desde la adolescencia Sara había tenido que luchar para reprimir su faceta femenina para que le tomaran en cuenta y ahora el modisto le exigía que meneara su pandero como una furcia.
― Coloca un pie delante del otro y camina dando pasos largos…imagina que estás caminando sobre una cuerda― le gritaba Emmanuel desde una silla― mantén un pie delante del otro para hacer que tus caderas se balanceen.
« Le parece fácil al cretino», murmuró para sí al sentir que perdía el equilibrio.
― Muéstrate coqueta. Cuando la gente piense que eres una fulana inalcanzable, se lanzarán a tus pies. Mantén el cuerpo relajado y los hombros hacia atrás, ¡no es tan difícil!
Para entonces, Sara había asumido que debía obedecer a su maestro y casi sin darse cuenta se empezó a percatar que se sentía más segura haciéndolo.
« Coño, funciona. Ya no parezco un pato mareado», se dijo incrementando el ritmo de las zancadas.
Emmanuel debió de pensar lo mismo porque interrumpiendo esa etapa de la instrucción, hizo que la capitana le acompañara a una habitación anexa. Ante su sorpresa, la hizo pasar a una enorme estancia que parecía una tienda de prêt―à―porter por la barbaridad de vestidos.
― Estás viendo mis joyas, las prendas que llevo atesorando durante años y que solo presto a mis más íntimas amigas.
No se había repuesto todavía de la impresión de ver toda esa ropa cuando el modisto comenzó a revisar las perchas para acto seguido lanzarle en los brazos todo tipo de vestidos.
― ¿Y esto?― preguntó.
― William quiere que parezcas una modelo y viendo la ropa que has traído, la única forma que lo consigas es eligiendo personalmente tu vestuario.
A Sara le resultó inverosímil que ese tarado se refiera al almirante Jackson usando su nombre de pila pero se abstuvo de hacer ningún comentario y con creciente incredulidad fue sosteniendo el ajuar que tendría que lucir durante su misión…

CAPÍTULO 2.―

Esa mañana los rayos de sol matutino colándose por la ventana de su apartamento despertaron a Sara antes de tiempo. Era demasiado pronto para comenzarse a preparar por lo que intentó volver a conciliar el sueño. La importancia de la entrevista que tendría ese día no la dejaba dormir y por eso se dedicó a pensar en el tipo de instrucción que había tenido que soportar.
« Quieren que convertirme en una muñeca de porcelana», protestó para sí al recordar las enseñanzas de Valtierre.
Seguía indignada por la humillación que sufrió al negarle ese hombre cualquier tipo de atractivo. Hasta conocerle se sabía atractiva pero los menosprecios que había recibidos habían hecho tambalear su autoestima.
« Ese desgraciado se equivoca, puedo seducir a cualquier hombre y ¡no solo a aldeanos!», murmuró mientras buscaba otra postura.
Su irritación era mayúscula, le molestaba sobretodo la dureza con la que había valorado su femineidad.
« Una marimacho se esconde los pechos», sentenció al tiempo que a modo de auto confirmación llevaba sus manos hasta ellos, «yo estoy orgullosa de los míos».
Queriendo reafirmar sus pensamientos, introdujo sus dedos bajo el top del pijama y se los empezó a acariciar mientras se decía:
« Todos mis amantes babeaban al verme desnuda».
Sin buscar voluntariamente que su mente empezara a divagar, se puso a rememorar una de tantas noches que había pasado con Anthony, otro capullo egoísta pero magnífico amante.
« Él sí sabía valorar mis tetas», refunfuñó al recordar la capacidad amatoria de ese italoamericano y en las horas que se podía pasar mamando de ellas.
Su relación había sido corta pero intensa y aunque habían terminado mal, todavía echaba de menos el ansia con el que ese hombre mordisqueaba sus pezones. Los mismos pezones que en ese momento se estaba pellizcando sin darse cuenta.
« Me volvía loca la forma en la que usaba su lengua», rememoró.
Al sentir que entre sus piernas comenzaba a sentir calor, por un momento su mente luchó contra la creciente excitación de la que ya era plenamente consciente.
« Estoy cachonda», sentenció al comprobar que su respiración se agitaba y que no podía dejar de acariciarse los pechos.
Su cerebro le mandaba órdenes contradictorias. La parte racional le impelía a levantarse mientras que el resto le suplicaba ceder y entregarse al placer. Sabiendo que al terminar se sentiría mal, comprendió que su cuerpo había optado por lo segundo al darse cuenta que involuntariamente había juntado sus piernas y decidiendo por ella, sus muslos habían empezado a rozarse uno contra otro.
« Tengo que relajarme, estoy muy tensa», se justificó mientras dejaba que una de sus manos calmara el escozor que sentía en esa zona.
El mimar con sus dedos sus labios por encima de las bragas, lejos de ahuyentar su calentura, la incrementaron y a consecuencia de ello, surgió el primer gemido de su garganta. Lo que en un principio había sido un pequeño fuego se convirtió en un feraz incendio que amenazaba con carbonizar su cuerpo.
― ¡Dios!― aulló descompuesta al saber que no había marcha atrás y que irremediablemente terminaría masturbándose.
Durante un instante pensó en darse una ducha pero comprendió que era tal su ardor que de nada serviría y que lo único que conseguiría sería usar el mango de la alcachofa para aliviar su deseo. Convencida que debía quedarse en la cama y darse prisa en correrse, se quitó la braguita que tanto le estorbaba para a continuación aumentar la presión de sus dedos sobre el erecto botón que emergía entre sus pliegues.
Anticipando el placer que iba a sentir, su espalda se arqueó mientras la mano que conservaba libre se aferraba al gurruño que ya eran sus sábanas, dando inicio a un lento baile en el que su cuerpo buscaba asimilar las sensaciones que le llegaban de sus neuronas.
« Tengo calor», sentenció al notar que le sobraba toda la ropa y a pesar que esa mañana hacía fresco en su habitación se quitó el pijama y ya desnuda reinició sus caricias.
Abriendo los ojos, se quedó impresionada con la dureza que mostraban sus pezones. Queriendo comprobar hasta donde estaban de excitados se dio un pequeño pellizco en el izquierdo.
― Ummm― sollozó al experimentar entre sus piernas un hachazo de placer que la dejó todavía más insatisfecha.
Mordiéndose los labio, incrementó la presión de sus dedos sobre la areola, sintiendo que en su interior se iba acumulando la tensión y que no tardaría en explotar. Mientras esa mano estrujaba su pecho sin piedad con la otra sometió a su sexo a una dulce pero intensa tortura que solo podía tener un final.
― ¡Me corro!― gritó al ver su cuerpo sacudido por unas virulentas descargas eléctricas que naciendo en su vulva se extendían hacia arriba convirtiendo su mente en un torbellino de placer.
Saboreando cada una de esas andanadas, Sara siguió forzando la integridad de su sexo con sus yemas hasta que derrotada y satisfecha, su cuerpo le informó que no podía más.
Entonces y solo entonces, con un leve sentimiento de culpa, la oriental se metió a duchar con el convencimiento que desgraciadamente una vez había abierto la espita, le resultaría difícil de cerrar.
« Necesito un hombre en mi vida, esto no puede continuar así», decidió abochornada mientras abría el grifo del agua caliente…

Frente al edificio donde Jackson le presentaría al magnate, la capitana Sara Moon se sentía fuera de lugar en el elegante traje de ejecutiva que Valtierre había seleccionado para la ocasión. Demasiado estrecho para su gusto, no podía negar que el tejido era primoroso ni que le sentaba como un guante. Lo que le jodía realmente era haber accedido a que el amanerado le eligiera también un tanga que se le clavaba entre las nalgas.
« No entiendo qué necesidad tengo de llevar algo tan incómodo», protestó en el ascensor que le llevaba a la oficina del almirante, recordando lo tentada que estuvo esa mañana de ponerse un culotte.
En la intimidad de ese cubículo y aprovechando que nadie podía verla, se acomodó la molesta prenda con la mano. Al hacerlo, sonrió al pensar en la bronca que el estilista le echaría si la hubiese pillado y de mejor humor, informó a la secretaria de ese mandamás que tenía una cita con su jefe.
― Señorita, ¿a quién anuncio?
Para Sara fue una novedad que esa sargento, más que acostumbrada a ver desfilar por su puerta a cientos de militares al día, no identificara en ella a un miembro de la armada, porque de haberlo supuesto jamás le hubiese llamado señorita sino señora.
« Ha pensado que soy una civil», se dijo mientras la informaba que era la capitana Moon.
La asistente al darse cuenta que había metido la pata y que la mujer que tenía frente a ella tenía un rango superior al suyo, se cuadró al tiempo que le pedía disculpas.
― Descanse sargento― murmuró satisfecha porque una vez lo había asimilado, comprendió que su disfraz funcionaba y que si una experta había sido incapaz de reconocer a una colega, el resto de los mortales tampoco lo haría.
Constató que estaba en lo cierto al entrar en el despacho de gigante porque al contrario que la primera vez, su superior no pudo dejar de recorrer su anatomía con su mirada.
― Sara, está usted guapísima. ¡Me ha costado reconocerla!― comentó mientras disimuladamente le echaba una última ojeada.
Impresionada porque alguien tan adusto como William Jackson se permitiera por unos segundos que el hombre que había en su interior sustituyera al funcionario, lo saludó marcialmente mientras en su mente achacaba ese comportamiento a las extensiones que el día anterior un carísimo peluquero había colocado sobre su corta melena. El modisto había sentenciado que llevaba un peinado anticuado y pensando que su obra estaba incompleta sin esa última pincelada, la había llevado al local donde trabajaba un artista, especializado en dotar a las estrellas de cine de espectaculares cabelleras.
― Gracias, mi almirante― contestó lacónicamente no queriendo parecer complacida pero sin que le hubiese molestado ese piropo.
Llamándola a su mesa, Jackson olvidó esa momentánea flaqueza al ponerse a revisar con ella los detalles de la misión donde ella debía de aparentar ser una de las últimas conquistas del mujeriego para que su presencia pasara desapercibida.
― Esta noche se presentará con él en una fiesta y hará creer a todos que David la ha seducido porque a partir de mañana, será vox populi que vive con él en la mansión Carter― informó el gigantón poniendo fecha de inicio a su tarea: –Como no tenemos la seguridad de quién puede estar involucrado en el complot contra él y su hija, solo David sabrá de usted y de su función.
― Almirante, me imagino que el sr. Carter debe de contar con personal de seguridad. De ser así, se enterarán que no soy una de sus pilinguis. Es imposible que no se den cuenta― discrepó la capitán.
― Por eso no se preocupe, es lo suficientemente bella para qué cuando empiecen a sospechar ya hayamos detenido a los culpables― comentó mencionando nuevamente sus atributos― su deber es estar siempre a su lado para que si surgen problemas, pueda resolverlos sin poner en cuestión su tapadera.
«Para que no se mosqueen, tendrían que verme dormir en su cama», masculló interiormente, sin decirlo de viva voz no fuera a ser que Jackson le obligara a hacerlo.
Otra cuestión que le incomodó fue el tema del armamento que iba a disponer porque pese a que tendría en su habitación todo un arsenal, cuando saliera con el magnate, solo podría llevar una Glock 26.
― ¡Si eso es un juguete!― protestó conociendo perfectamente que era una pistola de diez tiros y medio kilo de peso― ¡necesito mayor potencia de tiro!
Su superior se sacó su pistola reglamentaria, una Beretta M9A1 y poniéndosela en la mano, preguntó:
― ¿Me puede explicar donde se escondería esta pistola en un traje de fiesta?
No pudo y por ello, no le quedó otra opción que aceptar las órdenes sin rechistar y guardarse el orgullo.
« Será insuficiente si algún día la saco», murmuró justo cuando la secretaria estaba informando a su jefe que la visita que esperaban, habían llegado.
― ¡Qué pase!― replicó el gigantón.
Creyendo que su tiempo había terminado, Sara se levantó para irse cuando vio que el hombre que entraba era el sujeto al que iba a proteger.
« Es Carter», dijo mentalmente mientras examinaba al recién llegado con interés. «No está mal», tuvo que reconocer al comprobar su atractivo.
El recién llegado también la miró pero en su caso con auténtica lascivia, no dejando un centímetro de su piel sin auscultar.
« Será idiota», sentenció al sentirse violada por Carter.
Cumpliendo con la idea que tenía preconcebida de él, el recién llegado no se cortó a la hora de recrear su mirada en el pecho de la capitana. El cabreo de Sara se incrementó exponencialmente cuando escuchó que Carter decía a su jefe:
― William, cacho mamón, ¿dónde te has agenciado a esta muñequita oriental?
El almirante soltó una carcajada al escuchar como se había referido a su subalterna y señalando a la aludida, contestó mientras se secaba las lágrimas de los ojos.
― David, te presento a la capitana Moon, tu futura guardaespaldas.
Por primera vez en mucho tiempo, esa respuesta dejó sin palabras a David Carter, el cual durante un momento pensó que le estaba tomando el pelo porque la mujer que tenía enfrente parecía una modelo de lencería.
― No te creo. Es imposible que esta preciosidad sea lo que me has prometido.
Sacando su expediente, Jackson empezó a leer:
― Sara Moon, nacida el 23 de febrero de 1987. Misiones realizadas: 43. Bajas confirmadas: 25. Experta en kárate, kendo y taekwondo. Mejor disparo homologado: 2.633 metros. Idiomas…
― ¡Para! ¡Para! Ya es suficiente― interrumpió el magnate y mirando a la militar, dijo a su amigo: ―porque tú lo dices pero jamás hubiese supuesto que esta belleza era capaz de usar algo que no fuera el secador de pelo.
Herida en su orgullo y rompiendo su silencio, Sara comentó:
― Señor Carter, he contado en esta habitación treinta y dos objetos mortales con los que podría matarlo sin tener que acercarme a usted.
La incredulidad que mostró al oír esa advertencia tuvo su justo castigo al momento, porque de pronto vio volar un objeto a escasa distancia para inmediatamente escuchar un ruido sordo muy cerca de su propia oreja. Al girarse para ver qué había ocurrido, horrorizado, descubrió uno de los zapatos de la mujer clavado en el respaldo de su silla.
― De haber apuntado a su frente, en este momento habría un imbécil menos sobre la tierra― murmuró mientras con una sonrisa lo recogía y se lo volvía a poner.
El almirante que desconocía las intenciones de Sara gritó hecho una furia:
― Capitán, ¡modere su lenguaje!
La oriental sabía que se había pasado dos pueblos y que su superior tenía toda la razón para reprimirla por su comportamiento. Cuando estaba a punto de reconocer su error y pedir perdón, el agredido se puso a reír a carcajadas mientras decía:
― No recuerdo cuantos años hace que una monada no consigue sorprenderme y no me avergüenza reconocer que me has cogido desprevenido― tras lo cual y dirigiéndose al marino, comentó descojonado: ― William, he estado a punto de cagarme en los pantalones.
Que ese hombre se tomara ese altercado en plan de guasa, en vez de montar un escándalo, tranquilizó al militar pero aun así y clavó sus ojos en su subordinada, exigiendo una rectificación. La capitana decidió que su misión era proteger a ese individuo por lo que debía de disculparse y mostrando un arrepentimiento que no sentía, se excusó diciendo:
― Señor Carter, mi intención no fue molestarle sino hacerle ver de una forma gráfica que estoy suficientemente preparada para responder ante cualquier ataque dirigido contra usted o contra su hija.
El magnate aceptó las razones esgrimidas con una sonrisa y dejando el tema aparcado, quiso saber cuándo Sara iba a empezar a hacerse cargo de su seguridad.
― Hemos pensado que se traslade hoy mismo a tu casa y para hacer creíble su presencia a tu lado, que te acompañe esta noche a la recepción del St. Regis como si fuera una de tus amigas.
Sonriendo y mientras recogía su maletín, David Carter contestó:
― Señorita, espero que si algún día quiere mostrarme algo, no sean sus cualidades en el combate sino otras…
Ante semejante sandez, la capitana quedó con él que se verían directamente en su casa.

Sara Moon traspasó las puertas de la finca donde se hallaba situada la mansión Carter a las cuatro de la tarde a bordo de una lujosa limusina. Mientras recorría el camino que daba acceso a la casa, iba haciéndose a una idea del lío en que se estaba metiendo.
« Es imposible garantizar la seguridad de este sitio con un bosque tan denso rodeándolo», se dijo impresionada por que alguien privado fuera el propietario de una superficie así a tan pocos kilómetros de Manhattan. La carrera de una familia de venados cruzando la carretera por delante del vehículo donde iba, confirmó sus temores por la dificultad extra que entrañaba el que hubiese animales salvajes en su cercanía: « Los sensores volumétricos no servirían de nada porque saltarían con esos bichos y se producirían falsas alarmas».
Este hecho despertó su interés y decidió que en cuanto pudiera, se pondría a estudiar el detallado informe de los sistemas de vigilancia que llevaba entre sus papeles y que no le había dado tiempo a revisar porque se lo habían hecho llegar dos horas antes.
Pero fue al llegar al claro que daba entrada a la mansión propiamente dicha cuando se quedó anonadada al descubrir que todo lo que se había imaginado se quedaba corto y que el lugar donde iba a vivir esa temporada era un palacio.
« No me extraña que esté siempre rodeado de jovencitas», pensó recordando la fama de playboy que tenía su protegido.
La certeza que gran parte de su atractivo se debía a su cuenta corriente se vio magnificada cuando el chófer paró a los pies de una gran escalinata.
« Este lugar ofrece un tiro limpio», masculló colocándose el pelo y tal como requería su papel, cogió su bolso dejando que su supuesto empleado recogiera las seis maletas de su equipaje.
Los veintiún escalones afianzaron su primera impresión al comprobar que de ser ella el francotirador contratado para matar a Carter, sin lugar a dudas, elegiría ese punto para cometer el atentado.
« No sabríamos de donde disparan», resolvió anotando que debían evitar esa entrada.
Estaba todavía pensando en ello cuando desde el interior de la mansión vio salir a una joven con aspecto de alta ejecutiva que andaba hacía ella.
« Debe ser Laura Michelle», pensó al recordar que la ayudante personal de ese sujeto iba a ser la encargada de recibirla.
Con disgusto observó que esa rubia parecía sacada de un desfile de modas y que el Cannel azul que llevaba, debía superar con creces su salario mensual.
« Además de su secretaria, esta zorrita debe cumplir otras funciones», supuso al advertir que tras esa sonrisa a esa mujer se le notaba que estaba disgustada por tener que ser ella su anfitrión.
― Miss Aisin Gioro, supongo― fue su saludo.
Al oírla, Sara no pudo dejar de sonreír al recordar que entre el almirante y ese pedante habían elegido ese apellido porque teóricamente la enlazaba con la última dinastía china.
― Kumiko, por favor― respondió la capitana dando el nombre de pila que usaría mientras viviera en ese lugar y que en realidad era como su madre la llamaba en casa.
― Como usted desee, Kumiko. El señor Carter me ha pedido que le sustituya y que le pida perdón por no ser él quien la reciba en su casa.
― Algo me comentó― respondió perdonándole la vida mientras entraba en la casa sin esperarla.
Según el modisto, se debía comportar como una arpía prepotente para que todos creyeran que era una caza fortunas que buscaba un marido millonario. Es más, Valtierre le había aconsejado que actuara como si el servicio fuera una molestia que los de su clase tenían que soportar.
Para Sara fue evidente la mirada de odio que le dirigió esa veinteañera cuando ya en el hall de esa residencia, comentó en voz alta que la decoración era demasiado recargada para su gusto, tras lo cual y mientras veía el rencor en el rostro de la muchacha, le exigió que le mostrara donde estaba su habitación.
― David ha dispuesto que se aloje en la antigua habitación de su esposa― informó Laura mientras le abría paso por las rutilantes escaleras de mármol que daban acceso a la planta superior.
Que tuteara a su jefe, sorprendió a la militar quizás por deformación profesional ya que a ella jamás se le pasaría por la cabeza referirse al almirante como William, pero se abstuvo de hacer ningún comentario fue tras ella. El lujo de las estancias por las que pasaban no fue óbice para que se fuera haciendo una idea preliminar de los puntos fuertes donde podría guarecerse ante un ataque y en cuales era mejor no parapetarse.
« Joder, esto es un laberinto», juzgó sin tener claro todavía si eso era bueno para sus intereses.
Al llegar al que se suponía era su cuarto, Sara se quedó sin saber qué decir al percatarse que las habitaciones que habían reservado para su uso eran en realidad un piso enorme.
« ¡Qué exceso! ¡Aquí podrían vivir dos familias!», meditó en su mente mientras exteriormente escudriñaba críticamente esos aposentos diciendo: ―No esta tan mal para ser diseño americano.
Que se metiera con su país cabreó a la asistente, la cual no queriendo chocar el primer día con la invitada de su jefe, se dirigió a uno de los armarios y abriendo sus puertas, enseñó a esa odiosa oriental que ocultaban la entrada al baño de la suite. Sin dignarse a entrar, le echó una rápida ojeada:
« ¡Parece una piscina!», exclamó para sí al ver el jacuzzi.
Acababa de terminar de mostrarle esa estancia cuando recibieron la visita del chófer y de dos criadas trayendo su equipaje. La señorita Michelle aprovechó su llegada para huir de allí y despidiéndose cordialmente desapareció rumbo a la salida.
« Menuda estúpida es la última conquista de David», dictaminó al verse libre de esa petarda.
Entre tanto, el servicio había comenzado a sacar la ropa de las maletas y a distribuirla en los diferentes armarios siguiendo las indicaciones de la militar. Esta comprendió que debían estar habituadas a que las visitas del magnate trajeran gran cantidad de equipaje al verlas actuar con total naturalidad mientras distribuían el gigantesco ajuar que le había prestado el modisto.
« Si supieran que nada esto es mío. Hasta los perfumes que me pondré mientras dure esta misión han sido seleccionados para la ocasión», con disgusto recordó rememorando la extensa explicación sobre el uso de fragancias que había tenido que soportar.
Una vez habían acabado la mayor de ellas cayó en que a los pies de la cama quedaba un baúl y al preguntar si le ayudaba a vaciarlo, Sara contestó que no diciendo:
― Ya lo hago yo, son mis cremas.
En cuanto la dejaron sola, la capitana abrió ese maletón y revisó que además de la pistola había un rifle de asalto y dos metralletas de mano, con toda la munición que necesitaría en caso de un enfrentamiento. Tras lo cual, lo escondió tras unos vestidos de fiesta.
Acababa de cerrar el armario cuando escuchó tras de sí:
― ¿Quién eres?
Al girarse se encontró frente a frente con una niña rubia con rizos. Sara identificó a su interlocutora como Linda Carter, la hija del potentado y una de las dos personas que tenía que proteger. Sabiendo que era importante llevarse bien para facilitar su misión, se agachó a su altura y con la voz más dulce que pudo, murmuró:
― Soy Kumiko, una amiga de tu papá.
La chavalita la miró con interés al enterarse que conocía a su padre y con la inconsciencia de la infancia, le soltó:
― Debe quererte mucho porque es la primera vez que invita a alguien a casa.
Esa confidencia cogió desprevenida a la oriental porque había supuesto que esa mansión había sido testigo de un desfile continuo de modelos, no en vano era raro el mes que su viejo no salía en las revistas con una nueva adquisición. Al pensar en ello, se percató que esa noche a buen seguro habría paparazis en la recepción a la que iba a ir y fue cuando se dio cuenta que no había avisado a su madre sobre la naturaleza de su nuevo trabajo.
« Mierda, no sabrá que decir a sus amigas», se dijo recordando lo aficionadas que eran a esas publicaciones.
No pudiendo hacer nada mientras esa niña estuviera ahí, decidió dejar apartado el tema y como quería revisar el resto de la casa, con una sonrisa, le preguntó a Linda si se la enseñaba. La cría se sintió importante y cogiendo su mano, contestó:
― Vamos a mi cuarto que es el más bonito…
La visita con Linda no pudo ser más productiva porque a nadie le extrañó verla recorriendo los diversos pasillos de ese palacio de la mano de su diminuta propietaria. Junto a ella y durante casi una hora, la marine escudriñó las tres plantas del edificio sin despertar las suspicacias del personal e incluso se permitió el lujo de revisar la habitación personal del playboy.
« Para qué quiere una cama tan grande si no le da uso», pensó al ver ese colchón de dos por dos y acordarse que según su hija, Carter no llevaba a sus conquistas a esa casa, «debe tener un picadero en el centro».
La menor se mostró tan encantada en su papel de Cicerone que no escatimó esfuerzos e incluso le enseñó, con gran disgusto de los guardas, la cámara acorazada desde la cual se vigilaba toda la casa mientras la militar iba anotando las fortalezas y debilidades que se encontraba a su paso.
« Le debe haber costado millones», meditó al comprobar in situ el funcionamiento de las cámaras térmicas instaladas en el exterior de la mansión, «es la única forma de controlar la foresta que circunda la casa».
Más tranquila al saber que en teoría era difícil que un desconocido pudiera acercarse al edificio sin que el servicio de seguridad lo descubriera, pidió a la niña que le llevara de vuelta a sus aposentos.
― ¿Te apetece que juguemos a la cocinitas?― inocentemente preguntó la nena una vez ahí y al ver la cara de asombro de Kumiko, su nueva amiga, insistió diciendo: ―Nunca tengo nadie con quién jugar.
La petición de la chavalita enterneció a la adusta militar y sabiendo que todavía tenía mucho tiempo antes de tenerse que empezar a arreglar para la recepción, decidió que ya que entre sus responsabilidades estaba el cuidar de Linda, podía matar dos pájaros de un tiro: mientras cumplía sus deseos de jugar, estaría protegiéndola.
― ¿Me puedes preparar un pastel de fresa?― contestó la mujer mientras se sentaba en un sofá ante el alborozo de la mocosa…

Esa tarde al salir de la oficina, David Carter recordó que su hogar había sido invadido por una agente del gobierno cuya función en teoría era protegerle a él y a su hija de un supuesto complot.
« Sigo sin creer que alguien de mi empresa esté vendiendo nuestros secretos militares al extranjero», sentenció mientras trataba de calmarse, «y menos que quieran desembarazarse de mí».
Estaba plenamente seguro que en realidad era el gobierno el que quería sonsacar información acerca de sus actividades.
« No confían en mí», pensó apenado que, después de los múltiples servicios que había prestado a su país, todavía se dudara de su lealtad.
A pesar de saber que era una encerrona, cuando le llamó el secretario de defensa no pudo negarse por la cantidad de asuntos que podrían peligrar si rechazaba ese ofrecimiento.
― Encima han seleccionado una Matahari para mí― murmuró mientras encendía su ferrari – deben creer que soy tan inepto de dejarme seducir por ella.
Ya de camino estaba tan furibundo que de habérsela encontrado en ese instante, la hubiera cogido de su melena y la hubiese lanzado fuera de su vida sin más contemplaciones. Afortunadamente, la media hora que tardó en llegar le sirvió para tranquilizarse y por eso al aparcar su coche, en lo único que pensaba era en el modo en que podría zafarse de su vigilancia durante la recepción.
« Joder, Kim va a estar en el St. Regis pero, con esa rambo, no voy a poder ni echar un polvo», se quejó recordando el susto que le había dado esa misma mañana al usar un zapato como arma mortal.
La idea de estar bajo continua supervisión no le hacía gracia porque tendría que alterar su modo de actuar si quería tener vida privada. Estaba pensando en eso cuando al entrar en su casa escuchó unas risas que provenían del salón. Ese sonido tan normal por otros lares, le resultó raro dentro del mausoleo en el que se había convertido su hogar desde que su mujer falleció.
« Es Linda, jugando», pensó al reconocer la risa de su hija.
Extrañado e incrédulo por igual, se acercó a ver la razón de tanta alegría. Al entrar en esa habitación, descubrió a la niña chillando de gusto y a la ruda oriental haciéndole cosquillas. Esa escena tan usual mientras vivía su madre pero que había desaparecido de su vida, en vez de enternecerle, le dejó paralizado al ser su guardiana la mujer que estaba jugando con la cría.
« No es posible», rumió entre dientes sin atreverse a intervenir en el juego y actuando como un auténtico voyeur, se quedó observando desde la puerta.
Su sentimiento era doble. Mientras una parte de él se alegraba que su pequeña fuera capaz de reír después de dos años, por otra le cabreaba que fuera una desconocida y no él quien consiguiera hacerla olvidar su soledad. Para terminarla de fastidiar, en un momento dado, la Comandante absorta en el juego se agachó sobre la alfombra poniendo su culo en pompa.
Desde su ángulo de visión, el pegado pantalón de la mujer no solo magnificaba la belleza de sus duras nalgas sino que dejaba a la luz el coqueto tanga azul que llevaba puesto. Esa clase de prenda siempre había sido su perdición y al descubrirlo en ella, comprendió que de alguna forma el almirante Jackson se había enterado de su fetiche.
« Ese cabrón conoce mis gustos», se quejó mientras babeaba admirando ese trasero.
Ajena a lo que ocurría a su espalda, la capitana seguía jugando con su hija sin percatarse del extenso escrutinio al que estaba siendo sometida. Sabiendo que iba a terminar excitándose si seguía sin intervenir, alzando la voz, llamó a su hija:
― ¿Nadie me viene a dar un beso?
Linda al escuchar que su padre había llegado, se levantó del suelo y corriendo saltó sobre él. La marine decidió saludar también al recién llegado como si realmente fuera amiga suya y acercándose a donde estaba el padre con la hija, le dio un suave beso en la mejilla mientras le decía que la cría era un encanto.
― Lo sé― contestó rojo de ira al verla de pie y descubrir que su camisa estaba semi abierta y que su tremendo escote dejaba ver sin disimulo un sujetador de encaje a juego con su tanga.
Haciendo verdaderos esfuerzos para no quedarse allí mirándole las tetas, cogió a su bebita y retomando camino hacia su habitación, le informó que llevaba la blusa desabrochada diciendo:
― Aunque siempre es agradable que una mujer guapa me reciba casi desnuda, será mejor que te tapes un poco.
Ese comentario la dejó paralizada al comprobar que al menos eran dos los botones que tenía abiertos de más y con el rubor decorando sus mejillas, se giró para que no viera como se abrochaba.
« Ese cerdo me estaba comiendo con los ojos y encima se ha creído que lo he hecho a posta», rumió para sí mientras lo hacía, ya que solo se entendía el cabreo del magnate si consideraba ese hecho fortuito como algo intencionado: «acostumbrado a las putillas que pululan a su alrededor, me ha tomado por una de ellas».
David Carter, por su parte, estaba fuera de sí al darse cuenta que aunque no quisiera reconocerlo, la dudosa distracción de esa militar había conseguido excitarle como hacía tiempo que no le pasaba y achacando su calentura a un plan urdido desde las altas esferas para seducirle, decidió que debía andarse con cuidado.
« Esa zorra es un peligro. No solo es letal en el combate, lo peor es que ha sido cuidadosamente escogida para satisfacer mis gustos sexuales y si no me ando con cuidado, terminará en mi cama», sentenció dando por sentado que ese era el objetivo marcado por sus superiores.
La ira del potentado se convirtió en rabia cuando su niña le comentó:
― Papá, me gusta tu amiga. Ha estado jugando toda la tarde conmigo y me ha dicho que soy muy guapa.
Tratando de mantener el tipo y que Linda no se enterara de su disgusto, preguntó a su hijita qué es lo que habían hecho. Al responder que le había enseñado la casa, David confirmó sus temores al explicarle la cría que incluso habían entrado en su habitación.
« Seguro que esa perra ha distribuido micrófonos y cámaras por toda la casa», murmuró mentalmente, « pediré a mi gente que haga un barrido. No quiero que en Washington sepan hasta el color de los calzoncillos que uso».
El dilema en el que estaba era muy difícil de resolver. Aunque se sentía traicionado por el gobierno, no podía rechazar esa ayuda porque los contratos firmados con el departamento de defensa eran vitales para su compañía. Pero tampoco podía soportar que le menospreciaran con una maniobra tan burda.
« ¿Me creerán tan idiota para suponer que no me daría cuenta?», se preguntó mientras dejaba a la niña en el suelo.
Pese a su fama Carter siempre había considerado que su afición por las damas era eso, una afición, y que esos tipos juzgaran que era adicto a las faldas, le jodía profundamente.
« La única mujer que fue capaz de controlarme ha sido Diana y está muerta», sentenció recordando lo enamorado que había estado de la madre de su nena.
Ese doloroso recuerdo se hizo insoportable cuando desde la alfombra escuchó que Linda preguntaba:
― Papá, ¿te vas a casar con Kumiko?
Alucinado por tamaña insensatez, se sentó a su lado y acogiéndola entre sus brazos, no dijo nada porque no quería ni podía explicarle la verdadera razón de la presencia de esa muchacha. El problema fue que malinterpretando su silencia, la chavalita prosiguió diciendo:
― A mí no me importa… así no seré la única huérfana de la clase.
Carter intuyó que esa pregunta era una llamada de auxilio. Con su ánimo destrozado, se dio cuenta por primera vez que no era suficiente el tiempo que la dedicaba, que su hija necesitaba alguien que se ocupara de ella y que no fuera una niñera.
« He estado tan cegado por mi dolor, que no me he dado cuenta que Linda también la echa de menos y ha tenido que venir esa arpía a restregármelo en la cara».
Limpiando con su mano unas lágrimas que escurrían por sus mejillas, David Carter tomó la decisión que una vez esa emergencia hubiese pasado y su vida volviera a la normalidad, tendría que buscar, más que una pareja para él, una madre para su hija. Para ello, lo primero que tenía es que liberarse de alguna forma de esa oriental.
« En solo un par de horas, esa puta ha engatusado a mi hija», amargamente concluyó, sumando eso a la lista de los agravios que voluntariamente iba confeccionando contra esa mujer.
Estaba enfrascado en buscar una solución a sus problemas cuando se dio cuenta que Linda no estaba en la habitación y que se había marchado sin decirle adiós.
« Es extraño, siempre se despide. ¿Habré hecho algo mal?», se torturó momentáneamente pero al salir tras de su pista, escuchó unas risas provenientes del cuarto donde había alojado a la militar.
Cuajado de celos, estuvo a punto de entrar y sacarla de allí, pero justo cuando ya tenía el picaporte en su mano, se lo pensó mejor y decidió no cometer ese error. Si ese engendro del demonio creía que se podía apoderar de sus tesoros sin luchar, estaba muy equivocada. Sabiendo del efecto que tenía en las mujeres resolvió que iba a hacer honor a su fama: la seduciría y cuando la tuviera comiendo de su mano, ¡la echaría de su lado! Fue al planear su venganza cuando se percató que enamorar a su guardaespaldas tenía otros efectos prácticos; por una parte Sara estaría pensando más en él que en espiarle y por otra con un poco de mano izquierda podría enterarse de los motivos por los cuales sus jefes la habían mandado allí.
« Esta noche pondré las bases y en un par de días, esa putita caerá, yo también soy un especialista en el cuerpo a cuerpo», se dijo y mientras abría el grifo de la ducha decidió: «A la “Terminator” puede que le hayan enseñado muchas técnicas de exterminación pero nunca a defenderse del ataque de un hombre como yo».
Ya debajo del chorro, la confianza en sí mismo le hizo imaginar a esa oriental llegando a su lado, a través de la espesa niebla que desbordando los límites de la ducha, llegaba a la puerta del baño. Lo primero en lo que se fijó fue en ojos. Negros, oscuros como el alma de una tigresa o el plumaje de un cuervo, le parecieron inusitadamente atractivos. Luego en su cuerpo, en sus sandalias, en sus pies, en sus piernas… todo en ella era peligrosamente fascinante.
― ¿Puedo pasar?― preguntó esa imaginaria mujer,
Sorprendido porque hasta en su sueño ella tomara la iniciativa, estuvo a punto de negarse.
― No quiero ser una muesca en su revólver― Carter exclamó en la soledad de su baño.
Sara sin esperar su respuesta, le empujó con una suavidad contra la que no pudo actuar. La mano de la muchacha estaba helada, gélida, creando un seductor contraste con la temperatura de la ducha.
« Esto es el colmo. Yo debo ser el depredador y ella mi trofeo», pensó pálido por su reacción al imaginarse su silueta.
El magnate intentó reconducir el discurrir de su mente pero se dio por vencido al seguir el vaivén de sus pechos mientras la camisa de esa oriental se empapaba en la ducha. Tras la delgada tela, visualizó unos pezones lascivos y se revolvió inquieto intentando abrir los ojos.
El sueño de Carter se convirtió en pesadilla cuando esa idílica mujer se pegó a su cuerpo y sin importarle sus quejas, comenzó a restregarse contra él. Su propio brazo le traicionó y presionando sobre la espalda de Sara, la atrajo todavía más.
La arpía de su mente se dejó llevar mientras soltaba una carcajada. Su blanca dentadura y su sonrisa le parecieron perversas al playboy, ya que por efecto de la bruma, creyó entrever los largos colmillos de una vampiresa letal.
Se percató que estaba bajo un hechizo a y que esa bruja lo manejaba como a un pelele, al sentir las pechugas de esa belleza contra su pecho mientras con la mirada Sara le exigía que la tomara.
Esta vez es él quien la empuja contra la pared y con la lengua sus labios, fuerza su boca.
Mas risas sacuden su cerebro mientras se imagina que los dedos de esa zorra recorren su entrepierna, exacerbando su excitación. Incapaz de contenerse, la levanta y sin esperar su beneplácito, la penetra usando los azulejos de la ducha como apoyo. La bella militar clava sus uñas en la espalda de su amante al sentir la invasión.
Dolor, deseo. La boca de Carter se apodera de la de ella mientras con brutales embestidas, trata de someterla. El magnate no se puede creer lo bella que es esa inexistente mujer.
Gemidos, placer. Contra su voluntad, acelera al sentir el flujo de esa china templando sus muslos.
Excitación, rendición. Sara le abraza con sus piernas, incrementado la pasión que le domina y no contenta con ello, siente como esa tigresa se aferra con los dientes a su cuello mientras la cueva de la oriental se vuelve líquida.
Comunión, descarga. Explota dentro de ella, regándola con su simiente y con terror descubre que no está satisfecha y que quiere más, al verla arrodillarse a sus pies
Usando toda su fuerza la rechaza:
― ¡Ya basta!― exclama abriendo los ojos y descubriendo que no está en el baño sino en su cama.
La realidad le consuela al saber que todo había sido un sueño.
« Menos mal que no ha sido verdad», suspira sonriendo, «nunca dejaría que esa zorra me domine»…

La señora (Violación un martes) (POR RUN214)

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MARTES. LA VIOLACIÓN
         Bethelyn estaba sentada tras el escritorio, en el despacho de su marido, en la mansión que ambos poseían. Delante de ella había una carta parcialmente escrita dirigida a un internado masculino. No encontraba la posición adecuada en el sillón. Tenía el culo dolorido por la violación digital de su ano esa noche.
 Su hijo gesticulaba airado al otro lado del escritorio, frente a ella.
-¡No pienso ir a un internado de maricones, ni lo pienses!
–Irás. –contestó ella con mirada gélida.
 Garse rodeó el escritorio hasta colocarse junto a su madre, a su izquierda. Enfadadísimo, fuera de sí. Acercó su rostro al de ella.
-¿No has quedado satisfecha con la follada de anoche? -Espetó. -¿Por eso me quieres joder a mí?
Bethelyn perdió el color. Quedó petrificada. Su rostro pasó de blanco a morado y después a rojo de ira. Se levantó del sillón con cara de incredulidad pero temblando de rabia. Le señaló con el índice.
-Tú…, tú sabías…, ¿que era yo? -tartamudeó a punto de explotar. -Pues claro que lo sabía, puta, folla jardineros.
 A su madre le temblaban las aletas de la nariz. Tenía los ojos inyectados en sangre abiertos como soles. A Garse le divertía ver la cara de su madre, su ceño fruncido, sus labios apretados.
 La imagen que observaba cambió de súbito. Dejó de ver a su madre y se sorprendió contemplando la puerta del despacho que se encontraba 90 grados a su izquierda. Un zumbido en el oído llenaba su cabeza, no sentía la parte derecha de su cara y la oreja comenzaba a arderle.
 No había visto llegar el guantazo que le arreó su madre. De no ser por la mesa del escritorio en el que se apoyó, hubiese tenido que dar varios pasos para no perder el equilibrio.
Cuando el asustado Garse volvió la mirada, su madre ya estaba cargando el otro brazo para aporrear la otra mejilla. Pero su mano nunca llegó a su destino. Bethelyn recibió un puñetazo en el estómago que le dejó sin aire en sus pulmones.
 Intentó respirar sin éxito. Abrió y cerró la boca nerviosa, movió las manos alrededor de su estómago y cuello para intentar captar algo de aire pero era inútil, no llegaba nada. No podía respirar. El miedo comenzó a aflorar hasta que, al final, consiguió dar una pequeña bocanada.
Entonces Garse la empujó bruscamente contra la mesa, sobre la que cayó de bruces, golpeando su cuerpo.
 El poco aire que había tomado salió despedido por su boca volviendo a dejarla al borde de la asfixia. Presa del pánico por el ahogo, su único pensamiento era el de conseguir respirar. Entonces notó como le levantaban las faldas por detrás y le bajaban las bragas quedando su culo y sus carnes al aire. No, no podía ser. Otra vez no.
 Notó algo caliente y suave paseándose entre sus nalgas, su hijo se estaba excitando con su trasero. Se estaba restregando la polla en su culo.
-No se atreverá –Pensó –A plena luz del día, con todos los sirvientes en la casa de un lado a otro. -Pero su polla había adquirido mayor tamaño y ahora comenzaba a deslizarse entre sus piernas, rozando sus labios vaginales. Su hijo quería repetir lo de anoche por la fuerza.
 Si no hacía nada en muy poco tiempo su hijo se la follaría de nuevo. Pero le faltaba aire. Buscó algún objeto con el que golpearle y entonces vio el abrecartas sobre la mesa, podría clavárselo en un muslo y ganar tiempo para salir corriendo pero estaba lejos de su alcance.
 Comenzó a marearse, necesitaba aire ya. Su hijo tenía la punta de la polla en la entrada de su coño. Una bocanada de aire llegó a sus pulmones. Por fin, una pequeña tregua. Si pudiera alcanzar ese abrecartas.
 Otra bocanada de aire aun mayor que la anterior le dio fuerzas suficientes, estiró la mano para cogerlo justo cuando la polla de su hijo la penetró de un empujón.
Sus pulmones se desinflaron de golpe cuando su cuerpo volvió a caer contra el escritorio empujado por el envite de su hijo y aplastado por su peso. Tuvo que poner las manos sobre la mesa para frenar la caída y el aplastamiento.
 Era inevitable, su hijo se la estaba follando impunemente y ella ni tan siquiera podía gritar pidiendo auxilio. Cuando lo intentó de nuevo, de su boca solo salió un susurro inaudible y lo peor, la necesidad de aire le acuciaba horrorosamente.
 Dirigió su mirada al abrecartas. Su cuerpo estaba atrapado bajo el de Garse lo que le impedía moverse hacia su objetivo. Además, el entumecimiento empezaba a ser notorio.
 El continuo metesaca era violento y frenético. Parecía que su hijo hubiese adoptado las artes amatorias de un conejo. Arremetía sin cesar como un poseso. Incluso las patas de la mesa crujían con cada arremetida.
 Las manos de Garse comenzaron a subir nerviosas desde los muslos de su madre hacia la cadera y después por la cintura en dirección a sus tetas sin parar de sobarla. Sus manos se colaban bajo la ropa acariciando su piel. Pero al hacerlo, se erguía para poder explorar mejor, liberando de la opresión de su peso a su madre, casi a punto del desmayo. Gracias a eso sus pulmones recibieron una nueva bocanada de aire.
 Bethelyn, no impidió la intromisión a sus tetas y así poder conseguir algo más de oxígeno además de tener mayor libertad de movimientos. Se le iba la cabeza por momentos. Colocó sus manos, con las palmas apoyadas en la mesa, a cada lado de sus hombros, como alguien que hace flexiones. Se incorporó para facilitar otra pequeña bocanada de aire. Al hacerlo, su cuerpo se levantó y se separó de la mesa. Las manos de Garse, sobaron con más libertad sus ya violentadas tetas por debajo del vestido. Pellizcó suavemente sus pezones deslizándolos entre sus dedos.
 -Estás ganado la batalla pero no vas a ganar esta guerra, cabrón –Pensó Bethelyn al borde de la asfixia sin apartar la vista del abrecartas. –Hoy no te vas a correr dentro hijo de puta.
 Tenía que alcanzarlo y clavárselo en un muslo o mejor, en la punta de la minga. Con el susto y el dolor la soltaría y podría correr hacia la puerta y escapar de él. El problema era que la daga estaba fuera de su radio de alcance. Además, no le quedaba mucho tiempo antes de desmayarse.
 Su hijo, cada vez más erguido, estaba absorto en follarla y en amasar sus pezones. No se daba cuenta de que cada vez ella estaba menos aprisionada bajo su cuerpo. Bethelyn lo iba a aprovechar de la mejor manera. Con un fuerte cabezazo hacía atrás, en la nariz, quedaría aturdido lo suficiente como para que ella pudiera coger el abrecartas.
 Consiguió tomar una nueva y necesaria bocanada de aire, apretó las palmas de las manos contra la mesa y tensó sus brazos para levantarse lo más rápidamente y con la mayor fuerza posible. Se preparó para descargar el golpe. Un, dos, tres, ahora.
 Pero justo en ese momento la mano de su hijo agarró su nuca le hundió la cara contra el escritorio. Todo el peso de él cayó sobre ella aplastándola. Sus pulmones se desinflaron como un fuelle de nuevo.
 Su hijo se estaba corriendo. Lo hacía aparatosamente, jadeaba con profusión en su oreja mientras pellizcaba con más fuerza sus pezones, su polla entraba de forma estertórea y salía lentamente una y otra vez. Parecía no acabar nunca. El aturdimiento que tenía Bethelyn era tal que apenas era consciente de lo que le estaba pasando en ese momento.
 Por fin la batalla acabó. La había ganado él.
 Apunto del desmayo Garse comenzó a incorporarse liberándola de su peso. Ella lo agradeció con moderado alivio. Mareada, sin resuello y preocupada por ganar algo de aire para sus asfixiados pulmones. Tenía el cuerpo entumecido y las piernas y los brazos apenas le respondían.
 Cuando fue consciente de que la punta de la polla de su hijo estaba justo en su ano no tuvo fuerzas ni para contraerlo. Un leve empujón y la cabeza de su polla entró sin dificultad. Después un ligero metesaca acabó por alojarla por completo dentro de su culo. Notaba el vello púbico de su hijo acariciarle las nalgas en cada empujón.
 Le dolía. Sobretodo en su amor propio, pero no lloró. No delante de él.
Se irguió un poco para poder respirar. Tenía la boca totalmente abierta. El cuerpo casi no le respondía, le fallaban las piernas. Con la espalda casi vertical y su hijo acoplado a ella por detrás. Garse la abrazó por la cintura, bajo la falda. Acarició su vientre y su pubis. Después bajó sus dedos hasta su clítoris y jugueteó con él mientras, con la otra mano, amasaba las tetas por encima de la ropa. Le susurró al oído.
-Querías darme por el culo. Pero resulta que soy yo el que te la está metiendo por el culo a ti. ¿Te gusta putita? –Bethelyn, palideció al oír su tono chulesco.
 Entonces, sin motivo aparente, se salió de ella y se separó hacía atrás. La falda, que había estado sobre su espalda cayó volviendo a tapar su culo y sus piernas.
Bethelyn se incorporó por completo y comenzó a recuperar el resuello.
–Eres…, un…, hijo de puta. –Jadeó dificultosamente.
Garse se abrochaba los pantalones mientras sonreía.
-Te vas…, a…,  arrepentir…, Edipo de mierda. –Garse no decía nada. Solo sonreía.
-Cuando se lo cuente…, a tu padre…, te vas a cagar, cabrón.
 En ese momento la puerta del despacho se abrió y apareció un hombretón de bigote poblado y anchas patillas.
-¿Que hacéis en mi despacho? –Preguntó desde el quicio de la puerta. Era Eduard Brucel, el marido de Bethelyn y padre de Garse.
Bethelyn sonrió al ver a su marido. Había llegado en el momento oportuno. Miró a su hijo con expresión de triunfo, le señaló con el dedo acusador y le dijo a su marido:
-Tu hijo…
-Estamos hablando de Ernest, el Jardinero. –Atajó Garse.
Su madre perdió el color en el acto. Giró la cabeza hacia su hijo. Petrificada y sin habla pestañeaba incrédula.
-Mama dice que quiere despedirle. –Bethelyn puso los ojos como platos y la boca formando una O de sorpresa.
Su marido la miró extrañado. -¿Y eso?
-Pues, pues…, -Balbuceó Bethelyn. -A veces…, no obedece…, no hace lo que le ordeno. -Improvisó.
-Si lo dices por algo que le ordenaste ayer, no le culpes. Le tuve ocupado todo el día y a última hora de la tarde me acompañó a la ciudad.
-Ah, en ese caso…, yo…, no lo sabía.
-Bueno, pues ahora ya lo sabes. Fin de la discusión. Ernest se quedará donde está. Ahora dejadme solo, salid del despacho. –Dijo con tono impaciente mientras movía una mano como espantando moscas.
 Eduard echó a andar hacia el escritorio donde se encontraban su mujer y su hijo. Bethelyn, por su parte, comenzó a andar como un autómata hacia la salida rodeando la mesa, pero al hacerlo trastabilló con algo enredado en sus tobillos.
 Se apoyó en el escritorio para no caer y al echar la mirada abajo vio con horror que había tropezado con sus propias bragas aun enredadas en sus pies. Levantó la vista y vio acercarse a su marido a grandes zancadas desde la puerta. Se aproximaba rápidamente hacia la mesa. En cuanto la rodease las vería y sería muy difícil explicarle que hacían sus bragas allí.
 Sintió que alguien agarraba su tobillo y tiraba de él. Al girar la cabeza vio a Garse arrodillado tras ella. Cuando volvió a levantar la vista, su marido ya había rodeado la mesa y se encontraba junto a ella.
-Se te ha caído esto… madre. –Oyó decir a Garse a sus espaldas.
 Su marido la observaba fijamente con el ceño fruncido. Bethelyn le sostuvo la mirada. No abrió la boca para dar explicaciones. Sudaba profusamente y estaba mareada, a punto de desplomarse. Cuando por fin giró la cabeza para mirar a su endemoniado hijo vio que éste sonreía. Siempre sonreía.
 Tenía un brazo extendido hacia ella. En su mano sostenía una pluma. La otra mano descansaba en el bolsillo de su chaqueta. Con un movimiento lento y todavía con la respiración contenida cogió la pluma que le ofrecía. Giró la cabeza hacia su marido.
-Se me habrá caído, estaba escribiendo una carta a una amiga. –Acertó a decir.
 Dejó la pluma en el tintero y se hizo con la carta dirigida al internado a medio escribir que aun estaba sobre la mesa. Miró furtivamente a su marido y la dobló en 2 pliegues frente a él y se la guardó en un bolsillo.
 Su marido seguía observándola con ojos escrutadores. Los de Bethelyn eran de cordero degollado. El señor Eduard paseó la mirada por todo el escritorio.
-¿Y este desorden?
-Buscaba un sobre para la carta. He buscado por todos lo sitios pero…
Sin dejar terminar la frase, abrió el cajón más cercano, extrajo un sobre y se lo ofreció.
Bethelyn se secó la mano antes de cogerlo.
-Gracias. No recordaba donde estaban.
-Bien. No pasa nada. Ahora dejadme solo. Tengo mucho trabajo por hacer. He de preparar muchas cosas.
Sostuvo a su mujer por los hombros y dibujó una leve sonrisa.
-Bethelyn –Dijo mientras posaba sus amplias manos en sus mejillas, atrapando toda su cara entre ellas.
-Van a cambiar muchas cosas. Muy pronto. Estoy a punto de conseguir algo grande.
 Bethelyn correspondió con una sonrisa que no pasó de mueca cómica. Pronto terminaría por desmayarse si no salía de allí. Se dio la vuelta y comenzó a alejarse. Con cada paso hacia la puerta se sentía más lejos del peligro, más segura. Con cada paso también notaba el aire entrar bajo la falda hasta su coño. El frescor que le acariciaba sus partes la hacía sentirse desnuda.
Su hijo la adelantó antes de llegar a la puerta. Agarró el pomo y la sostuvo como un caballero mientras ella la cruzaba. Después la cerró tras ellos.
 Bethelyn siguió caminando unos pasos hasta alcanzar la escalera que ascendía al piso superior y se sujetó a la barandilla para no caer. Las piernas le temblaban como si fueran de queso. Cerró los ojos y por primera vez en mucho tiempo consiguió respirar profundamente. El sudor formaba pesadas gotas que corría por su cara.
 Garse se acercó y se puso frente a ella con un pie en el primer escalón mirando como se sujetaba a la barandilla, aferrada con ambas manos. Comenzó entonces a secarle a su madre el sudor de la frente con un pañuelo. Lo pasó por las mejillas, le limpió el labio superior y la barbilla. Lo hizo dulcemente. Acariciando su rostro con esmero. Le secó la comisura de los labios gentilmente, con delicadeza.
 Bethelyn abrió los ojos enfurecidos y apartó su mano de un manotazo.
 -No me toques cabrón. No me toques más o te juro que te mato.
Al fijarse en la mano de su hijo vio que no era un pañuelo lo que llevaba. Eran sus bragas. Le había pasado sus propias bragas por los morros.
-¡Serás cerdo! Me estabas restregado mis propias bragas por la cara, hijo de puta.
-¿No te gusta oler tu coño, putita?
 Puso los ojos en blanco y apretó los dientes.
-Como vuelvas a llamarme así te juro…
-¿Qué harás, puta? –Dijo con la perpetua sonrisa en sus labios. -¿Chivarte?, ¿te vas a chivar de tu hijo, putita?
-Tú no eres mi hijo, mal nacido. Eres el hijo de un demonio, niñato de mierda. Te vas a arrepentir de haberte follado a tu propia madre, miserable.
 Por toda respuesta Garse acercó su cara a la de su madre, le cogió una teta y se la apretó suavemente, en un lascivo sobeteo.
-Te voy a follar el culo, puta. –Susurró.
 Su madre no dijo nada. No se inmutó ni le apartó la mano. Le sostuvo la mirada llena de odio.
Garse sintió la punta de un objeto afilado bajo la barbilla presionando hacia arriba. Por primera vez el miedo se dibujo en su rostro. Soltó la teta de su madre y levantó ambas manos en un gesto de rendición. Se desplazó hacia atrás con la cabeza levantada. Ahora no sonreía y comenzaba a sudar. Había perdido el color. Cuando se apartó por completo la miró desde la distancia, perplejo.
 Observó el abrecartas en la mano de su madre. Los nudillos estaban blancos de tanto apretar el objeto que ahora se encontraba a una distancia prudencial de su cara. Volvió a recuperar la sonrisa burlona. Se llevó las bragas de su madre a la nariz y exhaló su aroma.
-Te voy a follar el culo putita. No duermas tranquila.
Dicho esto, se dio la vuelta y alejó por el pasillo.
 Bethelyn le vio desaparecer. No sabía si llorar o desmayarse. Tras unos momentos optó por no hacer ninguna de ambas cosas. Dio la vuelta, se guardó el abrecartas en el bolsillo y subió las escaleras hacia su cuarto. Cabizbaja y pensativa. ¿Que ha pasado para que su hijo se haya vuelto así?, ¿Por qué la había tomado con ella hasta el punto de violarla?
-Lo vas a pagar cabrón. Lo juro.
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Si te ha gustado, por favor,  envía algún comentario a mi email: boligrafo16@hotmail.com. Si no, disculpa por hacerte perder el rato.
 
 

Relato erótico: “Seducido por la niñera de mis hijos, una ex monja 1” (POR GOLFO)

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Tengo que reconocer que desde que murió mi esposa y aunque me había ocupado de mis dos hijos, también había llevado una vida bastante desordenada.  Durante la semana, los chavales vivían conmigo pero en cuanto llegaba el fin de semana los dejaba en casa de mis padres y me dedicaba a salir de juerga con mis amigotes.  Nunca había sido un adonis y con mis cuarenta y cinco años tampoco tenía el cuerpo de un tío de veinte, pero aun así era raro el sábado en el que una mujer no despertaba en mi cama.
Recuperando el tiempo perdido, me había lanzado a la desesperada a vivir la noche.  Visitaba los locales donde se congregaban las separadas y divorciadas de mi edad a encontrar compañía que me hiciera olvidar lo solo que estaba. Si en un principio me resultó difícil ligar, poco a poco, fui mejorando y al final con solo verla, sabía que historia necesitaba una mujer escuchar para poder llevarla a mi alcoba.
Mi desmadre llegó a tal punto que incluso recibí una sonora reprimenda de mi padre. El viejo me citó en su casa y después de decirme que comprendía que buscara una compañera con la que compartir mi futuro, me soltó una bronca por que ese no era el modo:
-Así no vas a encontrar una esposa, las tipas con las que te acuestas lo único que buscan es un revolcón.
Sus duras palabras, me indignaron y pegando un portazo, salí de su casa.
Mi madre en cambio, fue más sutil y un buen día, me llamó para hablar. Al igual que su marido estaba preocupada por mi “desubicación” y tocándome la fibra sensible me habló de mis hijos:
-Adela y Manuel necesitan una madre y viendo que tú eres incapaz de encontrarla, he decidido ayudarte y que al menos tengan una figura femenina decente en sus vidas y no las pelanduscas como con las que te diviertes.
Descojonado e incrédulo por igual, le pregunté:
-¿Me has buscado una esposa?
-Tú eres tonto- respondió- ¡Estoy hablando de una niñera!
Parcialmente aliviado, dejé que me explicara que tenía una candidata. Por lo visto le habían hablado de una monja que acababa de colgar sus hábitos y que andaba buscando un trabajo:
-Es perfecta. Mientras tú te dedicas a golfear, ella les dará los principios morales que los niños necesitan. Es una chica joven y sana, que creé en la familia y no como esas desvergonzadas con las que sales.
La idea me jodió desde un principio pero no pude negarme cuando mi querida vieja me informó que no volvería a recoger nunca más a los críos a la salida del colegio.
-Mamá, ¡No puedes hacer eso! ¡Son tus nietos!
La muy ladina con una sonrisa en sus labios, contestó:
-Teresa estará encantada haciéndolo…
Me trae a esa mojigata a casa.
Tal y como me había amenazado, mi vieja me trajo al día siguiente a esa mujer. En cuanto la vi entrar con sus ropas holgadas y su tono monjil, me di cuenta que era una mujer muy guapa. Sin rastros de maquillaje, su cara era bellamente dulce. Lo único que me preocupó fue su juventud porque al fijarme en ella, solo pude pensar que podría perfectamente ser mi hija.
“No me jodas”,  mascullé entre dientes, “ya tengo bastante con dos para tenerme que ocupar de una tercera”.
Llevando a mi madre a otra habitación, me quejé de su edad:
-Esa niña es incapaz de educar a mis hijos. Debería seguir en el colegio en vez de estar trabajando.
-Te equivocas- respondió- aunque no lo parezca, Teresa es licenciada en Pedagogía y es perfectamente válida para cumplir su labor. Es mayor de lo que parece…
Interrumpiéndola, pregunté:
-¿Cuántos? Veintidós, ¿veinticuatro?
Soltando una carcajada, contestó que nuevamente me había pasado de listo y que la ex monja acababa de cumplir los treinta.
-No lo parece- reconocí todavía no creyendo sus palabras.
La confirmación de mi error vino de la propia boca de la aludida. Sin que me hubiese enterado,  Teresa había llegado a la habitación llevando de la mano a mi hija. Desde la mitad del salón, me informó:
-Su madre tiene razón, nací en el ochenta y cuatro.
Aunque eso me dejó sin armas, lo que verdaderamente me convenció fue ver a mi chavala con ella.  Más que me pese, Adela es una cría huraña con los extraños. Le resulta difícil entrar en confianza y sabiendo sus pocas dotes sociales, que esa mujer se la hubiera ganado en cuestión de minutos, era una muestra clara de su capacidad.
No teniendo más que decir, le pregunté cuando empezaba. La mujer, sonriendo dulcemente, contestó:
-Había creído que podía empezar hoy. Me he traído toda mi ropa.
La ternura que manaba de su voz, me dejó alelado y ya completamente convencido, le di la bienvenida llevándola hasta la que iba a ser su habitación. La antigua religiosa al entrar, empezó a protestar diciendo que no podía quedarse allí. Creyendo que no le gustaba, me comprometí en pintarla y arreglarla a su gusto pero entonces la muchacha contestó:
-No me ha entendido. Es demasiado. ¿No tiene una habitación más pequeña?
 Me quedé de piedra al escucharla. Me parecía inconcebible que alguien prefiriera un sitio menor. Menos mal que mi vieja intervino y negándose de plano a que la niñera de sus nietos durmiera en el área de servicio.
-Tienes que estar cerca de los bebés.
Sus razones anularon las reticencias de Teresa y dando las gracias, se fue al piso de abajo por su equipaje.  En su ausencia, mi madre susurró en voz baja:
-Lo ves, es perfecta.
No pude contradecirla. Realmente estaba impresionado. Con solo recordar como mi hija huía cuando le presentaban a alguien nuevo, tuve que reconocer su valía. La tal Teresa no solo era podía resultarme útil para la educación de mis críos sino que y en contra de lo que había previsto, no era una amargada con la vida. Donde me había imaginado una solterona de gesto adusto, me encontré una joven dulce y cariñosa.
Por eso, a partir de ese día, Teresa empezó a vivir con nosotros….
Mi vida con Teresa.
La presencia de esa mujer fue cambiando mi vida sin casi darme cuenta. Al comienzo fueron cambios tan sutiles que me pasaron inadvertidos. Desde la muerte de mi esposa, el mero hecho de despertar a los niños resultaba una pelea diaria que provocaba que antes de salir de casa, ya estuviera cabreado.  Con Teresa, eso cambió. No solo se ocupaba ella de sacar de la cama a mis hijos sino que usando artes de magia, conseguía que los enanos se levantaran rápidamente y de buen humor.
Otro ejemplo aún más revelador, fueron las notas de los chavales. Aunque estaban en los primeros cursos de primaria, desde que me quedé viudo, no sobresalían en la escuela por buenos sino por todo lo contrario pero desde que esa monjita se ocupó de acompañarles en sus tareas, cambiaron por completo y empezaron a sacar excelentes calificaciones.
Como un virus, su influencia se fue extendiendo por mi casa sin que hiciera nada por evitarlo. Una noche cuando estábamos en la mesa, mi hijo me preguntó si podía bendecir la mesa. La pregunta del enano me hizo reír y como yo mismo fui educado así, le pedí que lo hiciera él mismo. Con siete años y sin que yo se lo hubiese enseñado, el pequeñajo bendijo la cena diciendo:
-Jesusito cuida de nuestra familia, de papá, de Adela, de Teresa y de mí, para que siempre nos queramos como ahora.
Esa fue la primera vez que oí que incluían a  esa mujer dentro de su universo cerrado pero no la última. A partir de entonces, cualquier plan que se nos ocurriera tenía ella que venir o de lo contrario no les apetecía. Si les preguntaba si querían ir al zoo, los dos pigmeos salían corriendo a buscar a Teresa para contarla que al día siguiente iríamos los cuatro a ese lugar. Si un día les llevaba a cenar a un burguer, rápidamente preguntaban a esa mujer si le gustaba ese tipo de comida. 
En menos de dos meses, esa recién llegada se hizo un lugar en sus corazones y cuando quise reaccionar tenía perdida la batalla. Sin misericordia, fui reemplazado por ella. Si antes corrían a darme un beso por las mañanas, ahora era a Teresa a la que colmaban de caricias. Si anteriormente cuando tenían un problema buscaban mi consejo, desde que esa dulzura llegó a nuestro hogar, ella era quien les resolvía sus dudas.  Daba igual lo que pasara. Si se les estropeaba la consola, acudían a ella. Si necesitaban ayuda para recoger un balón, llamaban a Teresa.
Reconozco que me dejé llevar por la comodidad que eso representaba. Con mis hijos a buen recaudo, me dediqué a mi negocio y a mis juergas. Si ya de por sí las cosas me iban bien en la empresa, al poder dedicarle más tiempo mejoraron y al tener las espaldas bien cubiertas, eso me permitió dedicar más dinero a mis conquistas.
Llevaba casi seis meses con nosotros cuando llegó el verano y teniendo que elegir un lugar donde pasarlo, se me ocurrió preguntar a esa muchacha cuando iba ella a querer que le diera las vacaciones.  Su respuesta me dejó anonadado. Os juro que me quedé de piedra cuando esa criatura, me contestó:
-Había pensado llevarme a los niños a casa de mis padres. Madrid es muy seco y caluroso, les vendría bien el clima de Asturias.
En vez de negarme de plano, su tono tierno y su preocupación por mis retoños, me desarmó y por eso solo pude preguntar donde vivían sus viejos.
-En Barres, un pequeño pueblo cerca de la ría de Ribadeo- contestó y antes de que me diera tiempo a buscar una excusa, prosiguió:  -He hablado con ellos y están encantados de recibirnos a los cuatro en su casa.
Mientras trataba de analizar ese “los cuatro”, llegó Adela y preguntó de qué hablábamos. Al contestarle Teresa que me acababa de decir que podíamos pasar el verano en Barres, mi cría con los ojos como platos, respondió:
-¿Es ahí donde aprendiste a ordeñar una vaca y donde hay esos bosques  que nos has contado?
-Sí- respondió con una sonrisa sin mirarme a la cara.
Mi hija dando saltos de alegría, me rogó que fuéramos hasta esa aldea perdida de la faz dela tierra y por eso, aunque sabía que poca diversión encontraría allí, acepté la invitación. No había terminado de dar mi brazo a torcer cuando ya me había arrepentido al escuchar que esa cría del demonio me lo agradecía diciendo:
– Manuel, ¡No sabes la ilusión que me hace que mis padres conozcan a mis niños!
Oír esas palabras junto con ese “los cuatro” me hizo sentir como un preso en el patíbulo. Lo quisiera o no, esa muchacha había tomado posesión de mi feudo  y sintiéndose parte  de nosotros, hacía y deshacía a su antojo.
“¿De qué va esta cría?”, maldije entre dientes, “es la niñera de mis hijos y se comporta como mi novia.
A raíz de esa noche, todo fue a peor. Teresa se había dado cuenta que me tenía agarrado de los huevos y eso le dio los arrestos suficientes para dar otro paso más en mi reeducación.  Lo creáis o no, eso sí, utilizando una sutil y manipuladora estrategia se puso a cortarme las alas y a recortar mis salidas. Os preguntareis cómo; la muy ladina  usó a mis hijos de un modo tan refinado y perspicaz  que no lo advertí.
Una clara muestra de su nueva táctica ocurrió a los dos días mientras me preparaba para irme de copas. Estaba afeitándome para salir cuando mis dos renacuajos entraron en mi baño con cara de tristeza. Al preguntarles que pasaba, la niña me contestó:
-Papá, como mañana es sábado queríamos que nos llevaras al parque de atracciones pero Teresa nos ha dicho que mejor lo dejemos para otro día porque hoy vas a llegar tarde.
La expresión de sus rostros me quitó las ganas de juerga y cediendo de mala gana, llamé a mis amigos y me excusé inventándome un dolor de cabeza. Desconociendo que era una batalla nuevamente ganada por esa arpía con cara de santa, accedí a llevarles al día siguiente a ese lugar.
Reconozco que me lo pasé como un enano con mis hijos en esas atracciones y creyendo que tendría una nueva oportunidad de desfogarme al siguiente fin de semana, no le di importancia.  El problema fue que a los siete días ocurrió lo mismo. Ya no me acuerdo siquiera de la excusa que esa  bruja usó para desbaratar mis planes, lo cierto es que ese viernes y los siguientes cuatro me tuve que quedar en casa para acompañar a mi parentela al día siguiente.
Acostumbrado como estaba a desahogar mi apetito sexual al menos una vez a la semana, resultó que después de cuarenta y cinco días de abstinencia estaba que me subía por las paredes. Solo veía tetas y culos por la calle. Estaba tan jodidamente caliente que incluso veía guapa a la gorda de mi secretaria.
“Dios necesitó una mujer”, me dije una mañana que me descubrí tratando de adivinar si, bajo la falda que le llegaba a los tobillos, Teresa  tenía un buen par de piernas. “No puedo más”, sentencié y aunque era un miércoles, rompiendo mi norma, decidí que esa noche saldría de marcha.
Habiendo tomado la decisión al terminar de desayunar, llamé a la niñera de mis hijos y le comenté que esa noche no me esperaran a cenar y que llegaría tarde. La muchacha me escuchó en silencio y aunque no dijo nada supe que le había molestado.
“¡Qué se joda!” pensé y sin dar importancia al gesto serio que lucía en su cara salí hacía el trabajo.
Ya en mi oficina, llamé a un par de amigotes y organicé una quedada. Mi llamada les cogió de improviso y ambos se mostraron sorprendidos porque pensaban que mi súbita desaparición solo se podía deber a que me había echado novia.
-¿Novia yo? ¡Qué va!- respondí al segundo, molesto de que me repitiera la misma cantinela- ¡Esta noche me voy a follar a dos!…
Al salir del trabajo me junté con ese par de cabrones y tras un par de copas, nos fuimos directamente a un club de alterne. Nada más llegar la madame hizo pasar a las muchachas y sin saber por qué elegí a una que me recordaba a Teresa. Tras tomarme un par de whiskies con ella, la sucedáneo de mi niñera resultó ser una sosa descarada y dopado como estaba por el alcohol, busqué el alegrar la noche llevándomela a un reservado.
Ya en ese oscuro y tétrico habitación, la putilla me hizo sentarme en la cama y cumpliendo con su trabajo se sentó sobre mis rodillas. Mis manos al recorrer su trasero descubrieron que esa minifalda no mentía y que bajo ella, había un culo duro y bien formado. No me hizo falta su permiso y tumbándola sobre el colchón, desabroché su blusa. Tras un sujetador de encaje negro, sus pezones me esperaban completamente erguidos mientras su dueña no dejaba de gemir como si realmente me deseara. Como un obseso, la despojé del resto de la ropa y separando sus rodillas, pasé mi mano por su entrepierna. Mis dedos completamente empapados dieron fe de la excitación que dominaba a esa cría y sin más prolegómenos, me terminé de desnudar.
Desde la cama, la zorra pellizcándose los pechos me pidió que la pagara antes, rompiendo cualquier encanto. Sabiendo que era justo, saqué mi cartera y pagué su tarifa. Entonces y ejerciendo como su momentáneo dueño, le ordené:
-Arrodíllate.
Ella se quedó pálida e intentó protestar, pero sin hacerle caso, llegué hasta ella y dándole la vuelta, le espeté:
-Te he pagado para follar, ¿no es verdad?-.
-Sí-, me contestó abochornada.
-Pues no te quejes-, le dije mientras me metía en su interior.
La muchacha gritó de dolor por la violencia de mi estocada pero no hizo ningún intento de separarse, al contrario, tras unos segundos de indecisión se empezó a mover buscando mi placer. Cuando se suponía que me iba a encontrar un dilatado y sobre usado chocho, sorprendido  me topé con un sexo estrecho que dio alas a mi pene y cogiéndola de sus pechos, empecé a cabalgarla. Acostumbrada a ese trato, la muchacha me rogó que la tomara sin compasión.
-Eres una putita pervertida-, susurré a su oído, penetrándola una y otra vez.
Cada vez que la cabeza de mi glande chocaba con la pared de su vagina, berreaba como loca, pidiendo más. Su completa entrega elevó mi erección al máximo y sin ningún reparo, azoté sus nalgas al compás de mis movimientos.
-Sigue, ¡Me encanta!- chilló al sentir la dura caricia.
Contrariamente a lo normal en alguien de su oficio, la joven se excitó al ser usada de ese modo tan canalla y pegando un gemido el flujo que manaba de su interior, anticipó un raro orgasmo. Al oírla, aceleré mis movimientos, de modo que no tardé en escuchar como esa putilla se corría. Con los cachetes colorados y gritando ordinarieces, me dio a entender que no tenía bastante. Eso fue la gota que colmó el vaso, y cogiendo su espesa cabellera como si de riendas se tratara,  forcé su cuerpo con fiereza. La dureza de mi trato consiguió perpetuar su clímax y totalmente desbocada, mi montura me exigió que continuara.
Su calentura era tanta, que no se quejó cuando cogiendo parte del líquido que anegaba su sexo, embadurné su esfínter y casi sin relajarlo, introduje en él mi extensión.
-¡Qué cabrón!- aulló de dolor al ver invadida su entrada trasera y reptando por las sabanas intentó separarse.
No la dejé y sabiéndome su dueño durante una hora,  la atraje hacia mí, rellenando con mi sexo su interior. El escarmiento con el que estaba castigando su culo se convirtió en desenfreno y bramando sin parar, se dejó caer sobre la cama. Nuevamente, la incorporé y metí mi pene hasta que sus nalgas no dieron más de sí y con mis testículos rebotando en su sexo, no paré hasta que sacándole un nuevo orgasmo, derramé rellenando con mi simiente sus intestinos.
Agotado, me tumbé a su lado. La zorra me recibió en sus brazos y pasando su pierna sobre las mías, me dijo:
-Si quieres repetir, tengo toda la noche.
-¿Cuánto?- pregunté sonriendo.
La cría muerta de risa me miró y cogiendo mi pene entre sus manos, intentó reanimarlo, mientras me decía:
-¿Trescientos?
Soltando una carcajada cogí nuevamente mi cartera y pagué mientras la chavala se embutía mi verga en su boca.
Todo se desencadena.
Esa  noche era tanta mi necesidad de un buen polvo que no solo me follé a esa guarra otras dos veces sino que al hacerlo me bebí media botella de su whisky y por eso aterricé absolutamente borracho en mi casa sobre las seis de la mañana.
Lo que no me esperaba fue que, sentada en el hall y envuelta en una bata que le parecería anticuada a mi anciana madre, me encontrara a Teresa al llegar. Al verla despierta a esa horas, me preocupé pensando que les había pasado algo a mis hijos y con la voz trabada por el alcohol, pregunté qué había ocurrido.
La muchacha comportándose como una esposa celosa, me contestó:
-¿No te da vergüenza llegar en este estado? ¡Menudo ejemplo para mis niños! ¡Un padre tan borracho que ni puede hablar! ¡Menos mal que están dormidos!
Sus gritos me sacaron de las casillas y cogiéndola del brazo le contesté fuera de mí:
-Mira niña. Lo  que haga yo no es tu problema. Tú eres solo su niñera y yo su padre- ya embalado, no me mordí la lengua y proseguí diciendo: – y mientras consigo una madre que se haga cargo de ellos necesito de tu ayuda, pero no te permito que me sermonees. Aunque me veas como un viejo, soy un hombre todavía joven con necesidades y si para satisfacerlas contrato a una puta es mi jodido asunto, ¡No el tuyo!
Teresa escuchó mi perorata con lágrimas en los ojos y al terminar, me contestó antes de salir huyendo:
-¡Nunca he dicho que sea un viejo!
Mi estado etílico impidió que asimilara el significado de sus palabras y completamente fuera de mí, subí hasta la habitación donde caí hecho una piltrafa sobre la cama.
Al día siguiente me levanté con un dolor de cabeza de los que hacen época pero sobre todo con un sentimiento de vergüenza total al darme cuenta que me había pasado dos pueblos con esa muchacha.
“Aunque se lo merecía, fui muy bestia”, reconocí mientras me duchaba, “solo espero que no me dimita. No sabría que hacer sin ella”.
Al bajar a la cocina, Teresa estaba dando de desayunar a mis enanos. Nada más entrar, me acerqué hasta ella y preocupado por las consecuencias de mi actos le pedí perdón. La niñera sin siquiera mirarme y con tono hosco, me respondió:
-No tiene por qué disculparse, solo me puso en mi lugar y me hizo ver cuál era mi verdadero papel en esta casa.
Sus palabras me dejaron acojonado y si antes creía que era posible que dejara su trabajo, al salir de casa estaba convencido que al volver de la oficina me encontraría con sus maletas en la puerta. Mi preocupación se vio incrementada cuando a la hora de comer, me llamó mi madre hecha una furia.  Sin dar tiempo a defenderme, me acusó de haberla maltratado y de tener muy poco sentido común:
-¿Qué te costaba ser discreto?- preguntó enfadada.
Por mucho que traté de explicarle mi versión, ni siquiera me escuchó y solo tras echarme otra bronca, soltó:
-Teresa quería irse hoy mismo pero he conseguido que te dé otra oportunidad. ¡Por el amor de Dios! ¡Sé un poco cariñoso con ella! ¡Se lo merece!
Aliviado porque no me dejara tirado, al salir de la oficina paré en una tienda a comprar una caja de los chocolates que le gustaban a modo de desagravio. Durante todo el día me había preparado para múltiples situaciones con las que me podría encontrar pero lo que nunca se me pasó por la cabeza, fue que al entrar en casa me encontrara a esa chavala vestida únicamente con un pantaloncito corto y un top jugando con mis hijos en mitad del salón.
Desde la puerta y sin atreverme a respirar, descubrí que Teresa no solo tenía unos pechos de campeonato sino que la naturaleza la había dotado con dos piernas espectaculares.
“¡No puede ser!”, exclamé mentalmente.
Petrificado, comprobé que no solo se había pintado sino que incluso se había cambiado el peinado.
“No parece ella”, sentencié al advertir que durante más de ocho meses me había ocultado su figura de modelo, “¡Está buenísima!”.
Desde el día que la conocí fui consciente que tenía una cara bellísima pero los siniestros trajes que había llevado durante todo ese tiempo, me habían impedido comprobar que además de una cintura de avispa, tenía un culo maravilloso. Sin saber que decir, toqué a la puerta antes de entrar.
Teresa al levantar la mirada y verme con el paquete en mis manos, se incorporó y con una sonrisa en los labios, preguntó:
-¿Son para mí?
Al escucharme decir que sí, se acercó y pegándome un beso en la mejilla, me los arrebató de las manos y dándose la vuelta, les dijo a mis chavales:
-Mirad lo que nos ha traído papá.
Como no podía ser de otra forma, los renacuajos se lanzaron sobre los chocolates mientras yo me sentaba en el sofá tratando de calmarme porque, al darme ese beso, esa condenada cría se había pegado a mi cuerpo dejándome comprobar la dureza de sus pechos.
“Manuel, ¡Tienes quince años más que ella!”, repetí continuamente buscando que se me bajara la calentura que su mero contacto me había provocado. “Encima no sabe nada de la vida. ¡Ha sido monja hasta antes de ayer!” me dije anonadado por la fuerza de mi excitación.
La actuación posterior de esa cría lejos de aminorar el terremoto que sacudía mi cuerpo, solo lo incrementó porque actuando como si fuera algo más que la niñera de mis hijos, se sentó a mi lado y cogiendo una de mis manos entre las suyas, con voz suave, me soltó tuteándome:
-He decidido perdonarte y por eso, he reservado para los cuatro un fin de semana en el hotel de la Manga.
La tremenda erección que dolorosamente crecía en mi entrepierna y el miedo que me daba que ella se percatara de ello, provocó que solo pudiera decirle “gracias” antes de salir huyendo hacia mi cuarto. Ya en mi habitación, decidí darme una ducha pero la acción del agua cayendo por mi pecho no solo no consiguió amortiguar mi desazón sino que la acrecentó hasta límites intolerables.
Todavía no estoy orgulloso de ello pero al salir de la ducha, seguía teniendo mi pene a su máxima expresión e intentando encontrar la tranquilidad que tanto ansiaba, me tumbé en la cama.
No sé cuánto tiempo pasó pero de repente, la imagen de Teresa a mi lado llegó a mi mente y sin poder retener mi imaginación, me vi abrazándola. En mi cerebro, mis dedos se fueron deslizando por su melena mientras ella seguía durmiendo. Con mi corazón bombeando a mil por hora, me vi pegando mi pene a esas dos nalgas que acababa de descubrir. Ella al notarlo se dio la vuelta y luciendo esa sonrisa que tan bien conocía, me soltó:
-¿Qué esperas para follarme?
Desde el primer momento supe que todo era producto de mi imaginación y que la muchacha seguía en el piso de abajo con mis chavales pero, aun así, cerrando los ojos me dejé llevar.
Visualizando  una quimera, la vi desnudarse y antes de que me diera cuenta, la niñera de mis hijos se puso sobre mí y cogiendo mi pene entre sus manos se empezó a empalar mientras me decía:
-¿Acaso no soy más guapa que las putas a las que te follas?
En mi sueño, sentí como mi extensión se hundía hasta el fondo de su vagina y sin poderlo remediar, me corrí dejando las pruebas de mi pecado sobre las sábanas…
Descubro su plan y el de mi madre.
A partir de ese día, la vestimenta de Teresa cambió por completo. Las faldas hasta las rodillas fueron sustituidas por minifaldas, las blusas holgadas por tops y por camisas escotadas, incluso cambió las sandalias tipo monja por zapatos de tacón. Reconociendo que esa transformación me debía haber alegrado, lo cierto es que me preocupó al no entender el motivo.
Pero lo que realmente me trastocó fue el modo de tratarme. Si antes era una mujer dulce pero distante, a partir de esa bronca, la muchacha no paraba de tontear conmigo. El colmo de su descaro ocurrió un día en que mi madre estaba visitando a sus nietos. Obviando su presencia, cuando llegué a casa, se levantó del suelo donde estaba jugando con mis hijos y con una sonrisa en su rostro, me besó en la mejilla mientras me decía:
-Mira lo que me ha regalado Doña Susana- y sin darme tiempo a reaccionar, me modeló el cinturón ancho que llevaba puesto.
Cortado miré a mi vieja, para descubrir en sus ojos el brillo de una extraña satisfacción. Os juro que me extrañó que el único escandalizado por semejante exhibición de piernas fuera yo y mirando de reojo sus adorables muslos, no pude más que preguntarme:
“¿Qué coño pasa aquí?”
La reacción de mi madre debía haber sido la contraria. Por lógica, se debía de haber indignado de semejante comportamiento, no en vano, había seleccionado ella a esa chiquilla por sus rígidas normas morales. Sabiendo que entre esas dos había gato encerrado, aprovechando que Teresa iba a preparar la cena de mis enanos, cogí por banda a mi madre y a bocajarro le solté:
-¿Qué te traes entre manos con la niñera?
En un principio intentó negar lo evidente pero al decirle que no creía que ese cambio de look fuera casualidad, soltando una carcajada, me espetó:
-Se lo dije yo y si te parece mal, te fastidias.
-No entiendo nada. ¿Por qué le has dicho que se vista como una guarrilla? Ese no es tu estilo.
Fue entonces cuando realmente se explicó:
-El otro día Teresa llegó llorando por tu amenaza de echarla de casa…
-¡No fue así!- interrumpí porque eso no fue lo que dije.
-Tú te callas y me dejas terminar- protestó de muy mala leche y como una ametralladora, prosiguió diciendo: -La pobre estaba destrozada porque se había dado cuenta que por primera vez sentía que tenía una familia y  no podía soportar la idea de perderos.
-¿Perder a quién?- pregunté interesado.
-Eso mismo pregunté yo- respondió- y soltándose a llorar, me reconoció que a los tres y que aunque en un principio se había encaprichado con mis nietos, al conocerte en profundidad, se había enamorado de ti.
-No te creo, ¡Es una cría para mí! La llevo quince años.
Bastante cabreada, mi vieja me llevó la contraria diciendo:
-Deja de decir tonterías que ya acabo. Viendo lo destrozada que estaba le pregunté porque no luchaba por ti. La pobre niña creía que nunca la verías como mujer y por eso tuve que acompañarle a comprar ropa. Sé que tuvimos un éxito rotundo o ¿Crees que no me he dado cuenta como la miras?
La confirmación que mi madre se había unido con esa chiquilla con el propósito firme que me sedujera, me terminó de indignar y dejándola con la palabra en la boca, salí del chalet. Durante dos horas, estuve meditando entre echarla de casa o pasar de ella y solo cuando estaba a una manzana de mi hogar, se me iluminó mi cara al decidir:
-Si quiere seducirme, me dejaré seducir. ¡A ver cómo responde cuando sus famosísimas reglas morales choquen contra mi lujuria!
Y siguiendo ese pérfido plan elaborado sobre la marcha nada más entrar, fui a la cocina y sin importarme que mis hijos estuvieran presentes, me acerqué a ella y con tono meloso susurré en su oído:
-Perdona pero no me atreví antes a reconocer frente a mi madre lo guapísima que estás- recalcando mis palabras con un suave magreo sobre su culo.
La pobre ex monja pegó un corto chillido al sentir mi mano recorriendo sus nalgas. Mi plan había sido retirarla de inmediato pero no pude porque al sentir bajo mis dedos su duro trasero, esa sensación me cautivó. “Menudo culo tiene la condenada”, pensé sin dejar de sobarla por lo que tuvo que ser ella, la que disimulando se zafara de mis caricias diciendo:
-Tengo que dar de cenar a los niños.
Había previsto que se enfadara pero contraviniendo mis ideas, advertí en su boca una ligera sonrisa mientras servía la cena. Su alegría lejos de hacerme cambiar de opinión, afianzó mi decisión y mientras miraba el profundo escote de sus pechos, pensé:
“Va a ser divertido jugar con esta mocosa. Si se espanta, será su problema y si consigo doblegarla, disfrutaré aún más”.
Curiosamente, mi insistencia en admirar sus tetas tuvo dos consecuencias, una previsible, la muchacha al percatarse de la caricia de mis ojos se puso como un tomate pero otra impensable: De improviso, vi emerger debajo de su top dos bultos que me hicieron saber que se le habían puesto duros los pezones.
“¡Vaya con la monjita!”, exclamé mentalmente y sabiendo que por esa noche, la pobre chavala tenía suficiente, me concentré en disfrutar de mis dos enanos.
Ya en mi cuarto, me puse a repasar lo sucedido. Aunque mi intención era planear mis siguientes pasos, tengo que confesar que la situación me sobrepasó al recordar el tacto de su culo. Recreándome en su dureza me puse a imaginar a Teresa cayendo en mis brazos durante ese fin de semana que junto a mi madre había planeado.
Sin poder reprimir mi calentura, me vi llevando a los críos a unas clases de natación para acto seguido, irme con ella en la playa. En mi perversa mente, la bella niñera dejaba caer su vestido sobre la arena, luciendo un diminuto bikini que me hizo reaccionar. “Viene con ganas de guerra”, me dije y actuando como tenía previsto, le solté:
-Eres una diosa- para acto seguido rozar con mis yemas uno de sus pezones.
En la vida real, Teresa se hubiese enfadado pero en mi sueño suspiró dejándose hacer y con la respiración entrecortada, se tumbó sobre la toalla a echarse crema. Ya medio excitado, me la quedé mirando mientras sus manos esparcían el  líquido por su escote. Sin retirar los ojos de esa sensual visión, sonreí mientras cogía de la nevera una cerveza. La ex monja fue entonces cuando debajo de mi bañador una enorme protuberancia producto de la excitación que me corroía.
-¿No te estás pasando? ¡Deja de mirarme así!
-No puedo- contesté. –Tienes unos pechos maravillosos.
En mi mente, no quiso o no pudo responder a mi insolencia y tratando de provocarme aún más, dándose la vuelta, me rogó que le esparciera la crema por donde ella no llegaba. No  que decir tiene que lo hice al instante y cogiendo un buen puñado del bronceador en mis palmas, me puse a frotar su espalda.
Teresa al sentir mis dedos recorriendo su cuerpo, cerró los ojos gimiendo calladamente cada vez que sentía que mis yemas se apoderaban de otra parte de su piel. Aunque estaba tumbado en mi cama, en mi mente, mi yo estaba retozando con esa cría en mitad de la playa y cogiendo mi pene entre mis manos, me puse a pajearme mientras soñaba que estaba a punto de llegar a su culo con la crema.
Al toparme con el obstáculo de la parte de abajo de su bikini, en mi sueño pregunté:
-Si sigo más abajo voy a mancharte el tanga. ¿Quieres que siga?
Fue entonces cuando debí caer en que todo era producto de mi imaginación porque en vez de seguir ella, quitándose esa prenda, me pidió que lo hiciera yo. Excitado hasta decir basta, me encontré con sus duras y desnudas nalgas a mi disposición y sin creerme la suerte, recomencé a untar su piel con esa crema.
-Dios, ¡Como me gusta!-berreó al sentir que mis manos se hacían fuertes en su trasero.
La calentura que demostró la cría me hizo ir más lejos y abriendo sus cachetes descubrí, un esfínter sin usar que me dejó impresionado con su belleza. Incapaz de soportar esa tentación recorrí con mis dedos sus bordes, Teresa al experimentar la sensación de sentir esa sutil caricia, comportándose como una puta, cogió sus nalgas entre sus manos y me rogó que no parara.
-Si sigo, no respondo- amenacé sin dejar de toquetear su ojete.
La imaginaria niñera recalcó su disposición poniéndose a cuatro patas sobre la toalla y diciendo mientras se empezaba a masturbar:
-Es todo tuyo.
Azuzando su deseo, terminé de introducirle mi dedo en su culo mientras usaba mi otra mano para pellizcarle un pezón. La muchacha impactada por lo que estaba sintiendo, rugió de deseo diciendo:
-Fóllame.
Al oír su ruego, cogiendo mi pene entre las manos, forcé su entrada de un solo empujón. Ni siquiera me hizo falta moverme: la monjita al sentir su conducto ocupado y mi glande chocar contra el final de su vagina, se corrió pegando gritos. La facilidad con la que mi pene entró en su sexo, me convenció que no era virgen y dando un sonoro azote en su trasero, le solté:
-Eres una puta que va de santurrona. ¡Has follado antes!
-¡No esperarías ser el primero- ladró convertida en perra.
Vengando mi decepción, di a mis caderas una velocidad creciente y mientras esa zorra me pedía más,  apuñalé sin descanso su sexo. Esa mujer respondió a cada incursión con un gemido, de forma que la playa se llenó de sus gritos al son de mis movimientos.
-¡Dios! ¡No pares!- chilló dominada por la lujuria.
La entrega que demostró, rebasó en mucho mis previsiones y cuando le informé que estaba a punto de correrme, me pidió que eyaculara en su interior porque quería quedarse embarazada.
-¡Serás guarra!- indignado le solté en mi sueño.
-Lo soy y ahora, quiero que me preñes.
Decidido a evitar que con eso consiguiera su propósito, cambié de objetivo y sacando mi pene de su sexo, lo coloqué en su culo y de un empujón, se la embutí por completo.
-¡Me duele!-chilló al sentir su ojete violado.
Sin compadecerme de ella, la cabalgué sin piedad hasta que derramé mi simiente por sus intestinos. Una vez saciado aunque fuera mentalmente, me di la vuelta en la cama y mientras pensaba en como castigarla, me quedé dormido…
 
 

Relato erótico: “Dominada por mi alumno 3” (POR TALIBOS)

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SOMETIMIENTO:
Prepara tu culo…
Estas tres simples palabras, que Jesús me dirigió como despedida, bastaron para mantenerme inquieta dos días. Después de habérsela chupado junto a su casa y todavía con su sabor a macho en mis labios, conduje medio ida de regreso a mi hogar, con esas tres palabras resonando en mi cabeza.
¿Sería capaz de hacerlo? Hasta la fecha, me había cerrado en banda ante cualquier intento en esa dirección (y nunca mejor dicho). Mario no había sido muy insistente en el tema, pero, antes de él, algún que otro chico que había sido mi pareja insistió bastante en lo del sexo anal… pero yo, nada de nada.
Y ahora allí estaba yo, nerviosísima en mi coche, sudando como una cerda ante la perspectiva de que el chico que me tenía robado el seso me rompiera por fin el culito.
Me pasé el resto del día y el siguiente hecha un manojo de nervios. En los ratos en que estuve en casa, intenté practicar un poco sola, usando el vibrador pequeño para estimularme y ensancharme el ano, pero no adelantaba mucho, pues los nervios hacían que apretase mucho el esfínter y no me atrevía a forzarlo. Eso sí, acababa poniéndome bastante cachonda con los jueguecitos y terminaba con MC enterrado hasta el fondo en el coño.
Al fin llegó el viernes y yo conduje hasta el trabajo con las manos temblando sobre el volante. Me había vestido como ya sabía que le gustaba a Jesús: jersey ajustado y falda amplia, larga esta vez, y, debajo, un sensual conjunto de tanguita y sostén negros, a juego con las medias y el liguero que Jesús me había ordenado que llevara. Para darme ánimos, había escondido en el bolso una pequeña petaca con coñac, a la que ya le había dado dos callados tientos.
Como buenamente pude, encaré las clases matutinas, que al menos me permitieron concentrarme en otra cosa, pero, conforme se acercaba la hora de ir a la clase de Novoa, el canguelo (y para qué negarlo, la excitación) iban a más.
Ese día me tocaba con ellos justo después del recreo, tratándose de mi última clase del día, con lo que, tras terminar, a los alumnos aún les faltaría una hora para salir, pero yo, ingenua de mí, esperaba que Jesús se saltara la última hora para pasarla a solas conmigo. Nada más lejos de su intención.
Mientras me dirigía a su clase, recibí un sms en el móvil. Distraída, pues no esperaba que fuera él (no sabía cómo había conseguido mi número), le eché un ojo y, al hacerlo, la piel se me puso de gallina y el coño se me inundó: TU CULO SERÁ ROTO AL SALIR DE CLASE. ESPERA EN LA SALA DE PROFESORES.
La súbita excitación que me poseyó fue la mejor respuesta al interrogante que llevaba dos días planteándome… Por supuesto que iba a dejarle que hiciera conmigo y con mi culo lo que gustase. Ya me tenía completamente atrapada y a su merced.
Impartí la materia como un autómata. Por fortuna, la clase anterior había sido con otro grupo de último curso, por lo que pude repetir punto por punto lo que había explicado la hora anterior.
Intimidada, intentaba no mirar directamente a Novoa, pero los ojos se me iban involuntariamente hacia él, topándome siempre con su sonrisilla burlona. Una vez incluso, tuvo el descaro de hacerme un gesto obsceno, formando un círculo con el pulgar y el índice de su mano izquierda, atravesándolo con el índice de la mano derecha. Más gráfico imposible. Me estremecí.
La hora de clase se me hizo larguísima, pero no miento si les digo que fue un suspiro comparada con la eterna hora siguiente que me pasé en la sala de profesores. Por fortuna, no había mucha gente allí pues, siendo viernes, los compañeros o bien estaban en clase o bien se habían largado a sus casas por tener la última hora libre (como yo hacía habitualmente).
Tratando de distraerme, me dediqué a corregir los exámenes de recuperación del miércoles anterior, pero pronto comprendí que no podía concentrarme, así que lo dejé. Mi mano jugueteaba nerviosa con el colgante de mi cuello, mientras mis muslos se frotaban el uno contra el otro, tratando de contener mi creciente excitación.
Cuando por fin tocó el timbre que marcaba el final de las clases, el corazón casi se me salió por la boca del susto que me llevé. El instituto entero pareció estallar en una barahúnda de ruido y gritos que proferían los alumnos mientras salían huyendo en busca del fin de semana.
Algunos profesores pasaron por la sala en busca de papeles u otras cosas, pero ninguno se entretuvo demasiado, también locos por largarse de allí, cosa que agradecí infinitamente.
Poco a poco, el silencio fue apoderándose del centro, a medida que los últimos alumnos abandonaban el edificio. Yo, con los nervios a flor de piel, esperaba a que Jesús viniera a por mí. Para disimular, fingía estar corrigiendo los exámenes, por si venía algún compañero más a la sala. No apareció nadie.
Mi pierna derecha se movía frenéticamente arriba y abajo, en un tic nervioso que reflejaba mi excitación. De pronto, mientras mis ojos estaban clavados en la puerta, esperando que se abriese, el móvil volvió a sonar con un nuevo mensaje.
Enfebrecida, rebusqué en mi maletín en busca del aparatito y leí el mensaje: TE ESPERO JUNTO AL DESPACHO DEL DIRECTOR.
Aún temblorosa, recogí todos los papeles y los guardé como buenamente pude en el maletín junto con el móvil, lamentándome mentalmente por el follón que había organizado y que después tendría que ordenar.
Con el maletín apretado contra el pecho y con los nervios en tensión, salí de la sala de profesores, mirando a izquierda y derecha por si había alguien por allí…
Nadie.
Era inquietante caminar por los solitarios pasillos del instituto, sobre todo teniendo en cuenta la perspectiva de lo que iba a suceder (bueno, de lo que iba a sucederle a mi culo). Rezando para no encontrarme con nadie, subí las escaleras al piso de arriba, donde estaba el despacho del director.
Al fondo del pasillo, junto a la puerta del despacho, me esperaba Jesús. Al verle, un escalofrió recorrió mi cuerpo de la cabeza a los pies. Había llegado la hora.
Pero nada fue como yo lo esperaba.
–          Vamos putita – fue lo primero que me dijo – Que nos van a dar las uvas.
–          Sí, Amo – respondí bajando la mirada.
–          Veo que eres una zorrita buena. Venga, mueve ese culito que te lo vamos a estrenar.
Un nuevo escalofrío me recorrió mientras, obediente, me acercaba a Jesús. Entonces él, para mi sorpresa, puso la mano en el pomo de la puerta del despacho del director y abrió.
Me quedé parada. No esperaba que fuera a meternos allí dentro. Pensé que el mensaje indicaba el despacho como simple punto de reunión, pero que iríamos a cualquier sitio. Además, ¿de dónde había sacado la llave del despacho de Armando?
–          Venga, ¿a qué esperas? – dijo Jesús manteniendo la puerta abierta para que yo entrase – No me hagas ir a por ti.
Completamente acojonada, entré en el despacho que, para mi alivio, estaba completamente vacío.
Miré a mi alrededor, comprobando que todo estaba como siempre: estanterías abarrotadas de libros y papeles, archivadores, un viejo ordenador y el enorme escritorio de roble, no demasiado alto, que llenaba el centro de la sala. Nada amenazador.
Más tranquila, me quedé de pié en medio del despacho, esperando instrucciones. Escuché cómo la puerta se cerraba tras de mí; de pronto, Jesús se me acercó por detrás y, rodeándome con sus brazos, se apoderó de mis pechos estrujándolos con pasión. Su pelvis se apretó contra mis nalgas, permitiéndome sentir la dureza que se había formado en su pantalón. Me estremecí.
–          Vaya, vaya, putita… has venido – me susurró sin dejar de estrujar mis tetas.
–          Sí, Señor – atiné a responder.
–          Debo reconocer que tenía mis dudas. Esta mañana se te veía muy acojonada en clase y pensé que a lo mejor te echabas para atrás. Puedes responder con libertad.
–          No, Amo – dije balbuceante – Es cierto que estoy muy nerviosa, pero también estoy deseando que el Amo me folle…
Sus manos se deslizaron hacia abajo y se colaron por debajo del jersey. Hábilmente, liberaron a mis tetas del encierro del sostén, tirando de él hacia arriba y volvieron a prenderse de mis pechos, jugueteando con los duros pezones. Un gemido de placer escapó de mis labios sin que pudiera contenerme.
–          Madre mía, qué duras las tienes – susurró Jesús – Está siendo una putita muy buena… Luego te daré un premio….
–          Gracias Amo.
Justo entonces se apartó de mí, dejándome de pié, temblorosa y excitada, con las tetas desnudas bajo el jersey. Jesús caminó hacia la mesa del despacho y se sentó en el sillón del director, mientras consultaba la hora en su reloj.
–          Bien – dijo – Creo que ya es la hora. Ven aquí.
Asustada pero decidida, caminé hasta la mesa, quedando a su lado en espera de órdenes. Éstas no tardaron en llegar.
–          Quita todo lo que hay en la mesa y colócalo por ahí. Ten cuidado y no desordenes nada.
–          Sí, Amo.
Dediqué unos minutos a despejar por completo el escritorio de Armando, repartiendo los papeles y objetos por todo lados, consciente de que la mesa del director iba a ser el campo de operaciones. Un poco más tranquila, me atreví a interrogar a Jesús.
–          Perdone, Amo. ¿Puedo hacerle una pregunta? – dije sin dejar de recoger.
–          Sí, putita, puedes. Te estás portando muy bien.
–          ¿Cómo es que hemos podido entrar aquí? Me consta que el director cierra siempre con llave…
–          Pues muy fácil, putita… porque tengo copia. Tengo una llave maestra que abre tooooodas las puertas del centro. Tranquila, que aquí nadie nos molestará.
–          ¿Y cómo la consiguió?
–          Eso ya son dos preguntas, nena, pero te diré que… tengo mis contactos.
No seguí insistiendo, pues justo en ese momento aparté el último montón de papeles de la mesa que quedó dispuesta para ser el escenario del enculamiento. No sabía yo hasta qué punto.
–          Muy bien, putita. Te quiero de pié aquí subida – dijo Jesús palmeando sobre la mesa.
Nerviosa y expectante, me subí con torpeza al escritorio, poniéndome de pié. Veía a Jesús desde arriba, mientras él me miraba divertido haciendo girar su sillón hacia los lados, disfrutando del espectáculo.
–          Súbete la falda – me ordenó – Quiero verte las cachas.
Sin dudar un momento, me agaché y me subí la falda hasta la cintura, volviéndome hacia él para que pudiera admirar mis largas piernas. Interiormente, me alegré de haber escogido mi conjunto de lencería más sexy, con medias negras y el liguero que a él le gustaba.
–          Uffff, qué buena estás puta – me aduló Jesús – Date la vuelta que quiero admirar tu culazo.
Así lo hice, subiéndome la falda también por detrás y poniéndome un poco en pompa, para que mi alumno no perdiera detalle de mi anatomía. Él volvió a piropearme, cosa que me encantó.
–          Madre mía qué culo tienes. Sigo sin entender cómo el imbécil de tu novio no se ha apoderado de él todavía. Bueno, mejor para mí. Más pasta.
Aquellas palabras me extrañaron muchísimo. ¿A qué se refería? Iba a preguntarle, pero Jesús me interrumpió con una nueva orden.
–          Hoy vas a probar algunas cosas nuevas putita, además del sexo anal. Te advierto que alguna quizás no te guste, así que ésta es tu última oportunidad. Si quieres, puedes largarte, ponte bien la ropa y vete, poniendo así fin a nuestra relación. Pero si te quedas, debes obedecerme en todo sin rechistar, y te aseguro que hoy no quedarás insatisfecha…
No me esperaba para nada aquellas palabras. ¿Estaba loco? ¿Me tenía allí encaramada a una mesa, con la falda subida hasta la cintura y aún dudaba de si iba a obedecerle? No tardé ni un segundo en responder.
–          No, Amo, yo no voy a ninguna parte. Haré todo lo que me ordene el Amo.
–          Buena chica, eso te hace merecedora de un segundo premio. Luego los recibirás.
–          Gracias Amo – respondí ilusionada.
–          Bueno – dijo levantándose del sillón – Vamos a empezar con los preparativos.
Sus palabras me hicieron estremecer… el momento se avecinaba.
–          Ponte a cuatro patas sobre la mesa, mirando hacia mí.
Obedecí con presteza, colocándome en la posición requerida. La falda se me desenrolló al hacerlo, volviendo a taparme por completo. Jesús rodeó la mesa hasta quedar detrás de mí y colocó sus manos sobre mis nalgas, apretándolas suavemente, casi con dulzura.
–          Pero qué culo… – susurró – Es una lástima…
Volvió a rodear la mesa y quedó de nuevo frente a mí, mirándome a los ojos. Su sardónica sonrisa volvió a aparecer en su rostro, mientras una de sus manos acariciaba mi mejilla.
–          Quítate el jersey – me ordenó.
Yo obedecí a toda velocidad, incorporándome un poco. Una vez liberada de la prenda, la tiré al suelo y miré al amo, con los enhiestos pezones apuntando hacia él.
–          ¿El sostén también Amo? – pregunté.
–          No, déjatelo así, es más excitante.
Así lo hice, quedándome con la pieza de lencería puesta pero sin tapar mis pechos, tal y como Jesús la había dejado antes.
–          Ahora quiero que abras tus piernas al máximo, separando las rodillas, para que quedes lo más pegada posible a la mesa.
Con torpeza, pero sin miedo a caerme, pues la mesa era inmensa, adopté la posición que se me pedía. Mientras lo hacía, Jesús abrió uno de los cajones de la mesa y sacó unos objetos que yo no acerté a ver. Aquello debería haberme extrañado muchísimo, verle trasteando con tanta confianza en el escritorio del director, pero, nerviosa por lo que iba a suceder, ni me detuve a pensar en ello.
–          Muy bien – dijo Jesús volviendo a colocarse detrás de mí – Ahora quiero que bajes la cabeza todo lo que puedas, hasta que toques la mesa, echando las manos para atrás.
Obedecí en todo. De esa forma, arrodillada, con las piernas abiertas y las manos hacia atrás, mi culo quedaba abierto al máximo y ofrecido sin defensa posible a mi Amo.
–          Vale, ahora voy a atarte…
¿Atarme? El miedo volvió a sacudirme sin compasión. Giré la cabeza para mirar a Jesús con los ojos desorbitados por el pánico, pero él no se apiadó.
–          Tranquila, putita. Quedamos en que obedecerías en todo ¿no? Esta va a ser una de las cosas nuevas que vamos a probar. Confía en mí.
Dudé un instante, en el cual sopesé el largarme de allí y poner mi culo a salvo. Pero entonces me fijé en los objetos que Jesús había dejado sobre la mesa, junto a mis pies: un juego de bolas chinas y un bote de vaselina.
No sé por qué, pero la visión de aquellas cosas me calmó, pues me hicieron pensar que, si iba a usar vaselina, su intención era sodomizarme con cuidado, no romperme el culo a lo bestia. Pero aún tenía mis dudas porque, si le dejaba atarme, estaría completamente indefensa, sería completamente un juguete en sus manos….
Como si hasta ese momento no lo hubiese sido.
Resignada pero nerviosa, volví a adoptar la posición requerida. Jesús, muy satisfecho, me acarició con dulzura una nalga, pero pronto reanudó sus actividades.
Me subió por completo la falda, descubriendo mi grupa y me la enrolló en la cintura. Con habilidad, colocó mis manos junto a las piernas, atándome el antebrazo derecho a la pantorrilla derecha y lo mismo con el otro brazo. De esta forma, yo quedaba inmovilizada  en esa postura, con la cara pegada a la mesa y el coño y el culo bien abiertos. Forcejeé un poco con los nudos, comprobando que, aunque no estaban muy apretados, me impedían moverme por completo. Estaba atrapada.
–          Muy bien, Edurne, muy bien –  me dijo – No puedes ni imaginarte lo sexy que estás.
–          Gra… gracias, Amo – respondí cada vez más nerviosa.
–          Bien. Seguro que te has preguntado por qué hemos venido a este despacho para tu iniciación anal ¿verdad?
–          Sí, Amo – asentí.
–          Bien, hay varias razones. Una de ellas es… la altura de esta mesa.
Súbitamente lo comprendí. Aquel escritorio era un poco más bajo de lo habitual. Colocándome en aquella posición, agachada encima de la mesa, a Jesús le bastaría con ponerse de pie detrás de mí para tener franco el acceso a mi grupa. Qué listo era mi chico… Pensaba en todo…
–          Entiendo Amo.
–          Bueno, pongámonos manos a la obra – dijo Jesús dándome un ligero cachete en el culo.
Mi cuerpo volvió a ponerse en tensión. Tenía miedo de lo que se avecinaba.
–          Tranquila, nena, que esto vamos a hacerlo bien. Ese culito vale mucho y no vamos a desgraciarlo. Tú déjame a mí.
En un instante, me bajó el tanga hasta dejármelo por las rodillas. Sentí entonces cómo las manos de Jesús se posaban en mis nalgas. Con firmeza separaron los cachetes, manteniéndolos abiertos unos segundos, mientras él examinaba mi ano.
–          Veo que te lo has limpiado a conciencia – dijo tan cerca de mi culo que pude sentir su aliento sobre él.
–          Sí, Amo – respondí súbitamente avergonzada.
Era verdad, aquella mañana, mientras me duchaba, me había aseado a fondo. Había llegado incluso a abrírmelo todo lo que pude con los dedos y a aplicarme el chorro de la ducha.
–          ¡Snif! ¡Snif! ¡Pero si hasta te has echado perfume! – rió Jesús mientras me olisqueaba como a una perra – Ja, ja, ja…
Las mejillas me ardían por la vergüenza. Y yo que creía que una par de gotas no se notarían…
–          ¡Menuda puta que estás hecha! ¡Cada día me sorprendes más! ¡Me gusta! – exclamó mi alumno volviendo a darme un cachetito en el culo.
–          Gracias, Amo.
–          Bien, eso se merece un tratamiento especial. ¡Vamos a estimular bien la zona!
Esa fue la primera vez que sentí la lengua de mi Amo recorrer mis genitales. Hasta ese momento, Jesús me había usado siempre como simple objeto sexual, cuya utilidad era únicamente procurarse placer. Esa fue la primera vez que se dedicó a darme placer a mí.
Sus manos se aferraron con fuerza a mis nalgas y volvieron a separarlas, dejándole expedito el acceso a mi intimidad. Su serpenteante lengua se clavó entre mis muslos, provocándome un devastador estremecimiento de placer. Sus dedos chapotearon en la humedad entre mis piernas, y pronto me encontré con un par de sus dedos enterrados en el coño.
 
Mientras me comía, me masturbaba dulcemente, arrancándome gemidos y suspiros de placer cada vez más intensos. ¡Joder! ¡Qué bueno era haciéndolo! ¡Lo comía de puta madre!
Yo, muerta de gusto, apretaba mi rostro contra la mesa, tratando de abrir todavía más las piernas para ofrecerle mi coño por completo. Pero aquello era el preludio para comenzar a estimular mi ano y pronto comencé a sentir la cálida lengüita del chico jugueteando alrededor de mi esfínter.
Usando mis propios flujos como lubricante, Jesús comenzó a introducir muy despacio su dedo índice en mi ano. Al principio sólo la puntita, pero abriéndose paso cada vez más.
–          Lo tienes muy estrechito, Edurne  – susurró desde atrás – Esto vale por lo menos 1000 euros.
Ya no me extrañaba nada de lo que decía. Sentía aproximarse el imparable orgasmo y mi cerebro era incapaz de procesar la información de lo que sucedía a mi alrededor.
–          Noto que vas a correrte ¿verdad?
Incapaz de hablar, asentí con la cabeza.
–          Estupendo. Es el momento de pasar a mayores.
Pensé que había llegado la hora de que me la clavara en el culo, pero no era así. Aprovechando mi estado de suprema excitación, Jesús comenzó a utilizar las bolas chinas. Por el rabillo del ojo, vi cómo las embadurnaba de vaselina, pero enseguida volví a perderle de vista mientras volvía a situarse tras mi culo.
Novoa reanudó la comida de coño, masturbándome más deprisa, precipitándome hacia el clímax y cuando estuve casi a punto, introdujo la primera de las bolas en mi ano. A pesar de que lo esperaba, mi cuerpo se tensó muchísimo al sentir cómo el intruso se abría camino en mi culo. Jesús aprovechó para redoblar esfuerzos en mi vagina y por fin, me corrí como una burra.
–          ¡AAAAHHHHH! – aullaba yo mientras las devastadoras olas del orgasmo azotaban mi cuerpo.
Al correrme, mis músculos se contrajeron, con lo que estuve a punto de expulsar la bolita de mi interior, cosa que Jesús impidió. Cuando fui calmándome, el chico aprovechó la relajación para introducir la segunda bola en mi ano, provocándome un ligero espasmo de dolor.
–          ¿Te ha dolido? – me preguntó.
–          Un poco – respondí olvidándome del “Amo”, mientras sentía las dos bolas enterradas en mis entrañas.
–          Como has sido muy buena chica he procurado hacerlo con cuidado. Hoy te lo has ganado.
–          Gracias, Amo.
–          ¿Ves? No soy ningún monstruo, cuido de ti.
–          Sí, Amo, lo sé.
–          ¡Espera! Hay que inmortalizar el momento. ¿Dónde tienes el móvil?
–          En el maletín.
Como un rayo, Jesús fue a la butaca donde había dejado mi cartera y sacó el móvil de su interior. Lo manipuló un segundo, supongo que para activar la cámara y situándose detrás, realizó varias fotografías de mi culo, dilatado por la dos bolitas que había en su interior, mientras la tercera quedaba fuera, colgando de su cuerdecita, mientras esperaba su turno.
–          Mira hacia atrás – me dijo – ¡Y di patata!
Como pude, le obedecí, mirando hacia atrás. Él se retiró un poco para tener un campo de visión más amplio y me hizo unas fotos en las que se me ve desnuda sobre la mesa del despacho de mi jefe, atada con el culo en pompa, con las dos terceras partes de un juego de bolas chinas metidas en el ano. Creo que las voy a ampliar y a colgarlas en mi salón.
–          Bueno – dijo Jesús cuando sus inquietudes artísticas quedaron satisfechas – Vamos por la tercera.
Miré adelante y apreté los dientes, preparándome para lo que venía. Noté que Jesús daba unos tironcitos del juego de bolas, como asegurándose de que mi culo podía retenerlas. Por fin, noté cómo la última esfera era apretada contra mi esfínter y poco a poco, comenzaba a introducirse en mi interior.
–          Relájate, Edurne – me dijo Jesús – Esto lo hacemos para que tu ano se acostumbre a abrirse más de lo habitual y para que mejores el control de los músculos anales. Así te será más fácil lo que viene después.
–          Gracias Amo – respondí mientras las lágrimas, mitad de dolor, mitad de agradecimiento, resbalaban por mis mejillas.
–          Bien, ya está – exclamó Jesús cuando la tercera bolita estuvo dentro – Ahora debes aguantar con ellas dentro. Si lo haces bien, te irá mejor luego.
–          Sí, Amo.
–          Esperaremos un rato para que tu culito se aclimate a tener algo dentro. Después no sé si tendrán tantos miramientos, así que será mejor que te acostumbres.
Nuevo comentario extraño.
–          La verdad es que todo esto me ha puesto a mil, así que creo que vas a tener que chupármela un rato.
Mientras decía esto, Jesús rodeó la mesa y se situó frente a mí. Delicadamente, limpió las lágrimas de mi rostro y esa muestra de cariño me hizo ronronear como una gatita, olvidándome por un instante de las bolas en mi culo. Jesús estaba a punto de abrirse la bragueta para sacar mi premio cuando, inesperadamente, sonó su móvil.
–          Vaya, creo que es la hora – dijo echándole un vistazo al inoportuno aparatejo – Tengo que salir un instante, pero vuelvo enseguida.
–          ¿Cómo? – exclamé de nuevo asustada – ¿Vas a dejarme aquí sola? ¿Y así?
Entonces Jesús clavó en mí su mirada más fría, una que me hizo estremecer.
–          ¡Pues claro que sí, puta! ¿Has olvidado cuál es tu lugar? ¿Desde cuándo puedes replicarme? ¡Con lo bien que te estabas portando! ¡Ahora te vas a quedar ahí subida todo el tiempo que me dé la gana! ¡Y reza para que no te deje ahí hasta el lunes!
–          No, Amo… perdón – respondí llorando de pánico esta vez – No lo haré más…
–          Veremos si te perdono – respondió él fríamente – No sé cuando volveré, pero cuando lo haga, será mejor que encuentre esas tres bolas bien metidas en tu ano, así que ¡aprieta bien el culo!
Y se dirigió a la puerta, dejándome llorosa y temblorosa encima del escritorio. Humillada, sí, pero también excitada. Me gustaba hasta que me echara la bronca. Soy una cerda.
–          ¡No te muevas de ahí! – se burló Jesús, riendo mientras salía.
Me quedé sola y asustada, rezando de verdad para que volviera pronto. No entendía adonde coño había ido. Si me tenía allí, completamente entregada, a su entera disposición ¿por qué se iba? Me daba igual, que me la metiera en el culo, en el coño… donde quisiera… ¡Pero no me dejes sola!
¿Y si venía alguien? No podía ni siquiera imaginar la vergüenza, la humillación que sufriría si esa maldita puerta se abría y entraba alguien que no fuera Jesús. Preferiría que nos pillaran follando, así estando atada, como fuera, pues eso tendría justificación, aunque me echaran del trabajo… pero si me descubrían allí sola, expuesta, humillada… me moriría.
Los minutos fueron pasando inexorables, enloquecedoramente lentos y yo cada vez era más consciente de los intrusos que había en mi culo. Mi cuerpo estaba intentando expulsarlos, resistiéndose a la invasión, pero yo me oponía, apretando el esfínter y tensando los músculos al máximo. La vaselina en que estaban untadas las bolas jugaba en mi contra y estaba comenzando a notar que la primera comenzaba a resbalar hacia fuera. Entonces, súbitamente, la puerta se abrió de golpe y el susto hizo que el culo se me cerrara de golpe, volviendo a atrapar las bolas con firmeza… No hay mal que por bien no venga.
Miré hacia atrás, encontrándome con Jesús, que mantenía la puerta abierta. Contenta, le sonreí, demostrándole que había sido una niña buena, pero la sonrisa murió en mi rostro cuando vi que otro hombre entraba en la habitación: Armando, el director.
Creí que me moría.
–          ¡Dios, mío! – exclamó el director.
Yo me eché a llorar, forcejeando con mis ataduras, pensando que Jesús me la había jugado y había traído al director para humillarme y hacer que me despidieran. Me equivocaba…
–          ¡Qué visión celestial! – exclamó Armando abalanzándose sobre mis nalgas y comenzando a cubrirlas de besos.
Yo estaba petrificada. No podía creerlo. Apenas sentía los pellizcos y apretones que el director me propinaba en el culo, mientras mi colapsado cerebro trataba de encontrarle sentido a lo que estaba sucediendo.
–          Quieto, quieto, amiguito… – dijo Jesús apartando al director de mi cuerpo tirando de uno de sus hombros.
–          ¡Fíjate! ¡Si lleva unas bolas chinas en el culo! ¡Mira cómo asoma la primera, mira!
–          Ya lo veo – respondió Jesús – Y será mejor que esta puta la meta otra vez para adentro si no quiere que la castigue…
Su tono de voz me hizo apretar el culo con ganas.
–          Buena chica – continuó Jesús – Bueno, Armando, antes de tener la mercancía, tienes que pagar lo acordado. Ya sabes, el número de cuenta de siempre.
–          Sí, sí, claro. No te preocupes, enseguida lo hago.
¿Mercancía? Poco a poco fui comprendiendo lo que pasaba. ¡Aquel cabrón había vendido mi culo! ¡No podía creerlo!
El director rodeó la mesa y se dirigió a la supletoria en la que estaba el ordenador, encendiéndolo. Mientras el sistema operativo se iniciaba, Armando me miraba sonriente con ojos lujuriosos, anticipando el momento en el que mi culo sería suyo. No aguanté más.
–          Ya basta – dije intentando mantenerme firme – Esto ya es demasiado. Suéltame.
La sonrisa se congeló en el rostro del director. Muy nervioso, se dirigió al joven.
–          ¿Qué pasa? ¡Esto no es lo que habíamos acordado! ¡Me dijiste que ella estaba conforme!
–          ¡Cállate, imbécil! – le respondió Jesús.
Rodeó la mesa y se sentó en el sillón del director, acercándolo hasta quedar delante de mí. Puso sus manos sobre la madera, apoyando la barbilla encima, de modo que su rostro quedó a escasos centímetros del mío.
–          Habíamos acordado que harías todo lo que yo te ordenase… – me dijo en tono sorprendentemente suave.
–          Sí, que lo haría contigo. No dijiste que fueras a venderme al director.
–          Mira, si eres mía, me perteneces por completo. Y puedo usarte como me plazca.
–          No quiero – respondí desafiante – No voy a hacerlo con él.
–          Está bien – concedió Jesús – Creo que me he equivocado contigo, no me sirves. Te soltaré.
Y se levantó.
–          Espero que comprendas que no quiero volver a verte. Me has decepcionado mucho. De ahora en adelante seré un alumno más y quiero que me trates como a cualquier otro. Sin rencores. Espero que tu novio sea capaz de darte lo que necesitas, porque yo no volveré a follarte más.
Mi corazón latía desbocado. Mi yo consciente se alegraba por escapar de esa encerrona, pero mi cuerpo protestaba, insatisfecho y caliente. Noté cómo los dedos de Jesús asían los nudos, completamente decidido a soltarme.
–          ¡Espera! – intervino Armando – ¿Qué haces? ¿Vas a soltarla?
–          Pues claro – respondió el chico – Ella no quiere participar y aún no es mi esclava…estaba en periodo de pruebas y no lo ha superado.
–          ¡Te pagaré el doble! Dos… no, tres mil euros si no la sueltas. ¡Me prometiste su culo virgen! – dijo el director, acercándose a Jesús y aferrándole de la pechera.
Jesús dejó de desatarme. Pensé que se estaba pensando la oferta del director, pero no era así. Su mano salió como una flecha y le propinó una bofetada de revés al viejo en toda la cara. Éste cayó derribado al suelo, con una mano apoyada en la mejilla mientras miraba a mi Amo con ojos llorosos. Sí… a mi AMO.
–          ¡No me toques, desgraciado! ¡Yo no soy un asqueroso violador! ¡Si la chica no quiere, no quiere! ¡Me busco a otra mejor dispuesta y en paz!
–          Pe… pero… – balbuceó el director – Me habías prometido… su culito…
–          Vete a la mierda – dijo Jesús volviéndose a ocupar de los nudos.
Fue entonces cuando noté que, a pesar del follón, inconscientemente había estado esforzándome en mantener las bolas chinas en mi ano. Comprendí que, aunque yo me negara, mi cuerpo ya pertenecía a mi Amo por completo… para lo que él quisiera.
–          ¡Espera, Amo! – le detuve – Me lo he pensado mejor.
Lentamente, él volvió a rodear la mesa y me miró a los ojos.
–          ¿Estás segura? Si no es así te suelto y en paz. Te repito que no voy a obligarte a nada. Aún no eres mi esclava y estás a tiempo de olvidarlo todo y dejarlo.
–          No, Amo… no es eso lo que quiero. Me había asustado por la presencia del director y no sé en lo que pensaba. Mi cuerpo es tuyo y puedes hacer con él lo que quieras…
Jesús me sonrió, haciendo que mi corazón latiese con fuerza. Volvió a acariciarme la mejilla y enjuagó mis lágrimas.
–          Está bien…
Volvió a rodearme y rehizo los nudos que había soltado. Armando, entusiasmado, se había puesto en pié y casi daba saltitos de excitación. Fue entonces cuando me fijé en el bulto que había en su pantalón. El cabrón estaba a mil por hora.
–          ¡Estupendo! – exclamó exultante – Entonces, ¿hay trato?
Jesús dio el último tirón a las cuerdas y regresó al sillón, donde se dejó caer. Miró al director como quien mira a una cucaracha y renegoció los términos del acuerdo.
–          El trato sigue en pié, pero el precio ha subido. Dos mil euros por el culito de mi chica.
–          Pe… pero… – balbuceó Armando.
–          Hace dos minutos me ofreciste tres mil, así que no te quejes. Y da gracias a que no te parta la cara por haberme puesto la mano encima. Si te parece mucho, no hay problema, su culito me lo quedo yo, que está apeteciéndome cada vez más.
El director dudó sólo un instante antes de contestar…
–          De… de acuerdo… Desde el primer día que la vi, he querido tirarme a Edurne. Y cuando me dijiste que su culo era virgen…. No aguanto más.
–          De acuerdo entonces – asintió Jesús – Pero primero paga.
Sin añadir nada más, Armando se dirigió al ordenador e inició el servicio de banca electrónica.
–          De tu cuenta personal, no vayas a tocar la cuenta del colegio, que te conozco – intervino mi Amo.
–          Sí, sí claro…
En pocos minutos, la transferencia quedó hecha. Jesús ocupó el puesto del director frente al ordenador y accedió a su propia banca electrónica, verificando la transacción.
–          Bien, todo correcto – concluyó – Enseguida será tuya.
–          Va… vale.
Jesús volvió a sentarse en el sillón frente a mí y me dijo:
–          Hoy te he perdonado tu rebeldía, porque aún no eres mi esclava ¿lo entiendes?
No le entendía. ¿Cómo que aún no era su esclava? De todas formas, asentí con la cabeza.
–          Por eso y porque te habías estado portando muy bien, te has librado del castigo que te mereces, pero, cuando seas mi esclava… tendrás que obedecerme siempre sin rechistar.
–          Sí, Amo… es sólo que quiero tanto al Amo… que no podía soportar que otro me tocara. Pero si es lo que el Amo quiere… aguantaré.
–          Bien…
Jesús volvió a levantarse y se situó detrás de mí.
–          ¡Porque si no me obedeces, tendré que darte un buen montón de estos!
Sin avisar, me azotó el culo con la mano abierta con muchísima fuerza. Fue un solo cachete, pero seco, intenso, que hizo que volvieran a saltárseme las lágrimas. El inesperado dolor provocó que perdiese momentáneamente el control, por lo que la primera de las bolas se salió de mi culo, quedando colgando de mi esfínter. Por fortuna, el Amo no me reprendió.
–          Esto ha sido, un simple ejemplo – continuó Jesús – para que no te fueras de rositas. Pero… la próxima vez… será peor.
–          Sí, Amo – asentí ahogando las lágrimas.
–          ¿Puedo castigarla yo? – intervino el director, al parecer entusiasmado con la perspectiva de azotarme el culo.
–          Ni pensarlo. Esta zorrita es mía y sólo yo puedo impartir disciplina.
–          ¡Te pagaré!
–          ¡Que te calles, gilipollas!
–          Pero, la otra vez…
–          La otra vez fue distinto. Y ahora dedícate a lo tuyo, que para eso has pagado.
Armando se puso en marcha. Inclinándose sobre mí, me susurró al oído.
–          No sabe usted las ganas que le tenía, señorita Sánchez. Desde el día en que la vi, decidí que sería mía. Me ha salido un poco cara, pero le aseguro que voy a disfrutar cada puto euro…
Armando se desplazó hasta quedar a mi espalda y pronto sentí sus manos apoderándose de mis nalgas.
–          ¡Madre mía, qué culo! ¡Y es todo mío!
Sus labios comenzaron a besarme y chuparme el trasero, mientras me metía mano por todas partes.
–          ¡Qué maravilla! ¡Fíjate cómo resalta la huella de tu mano en la nalga! ¡Le has dado un buen azote!
Debía ser verdad, pues cuando me rozaba esa parte de la piel me dolía un poco, además de notarla caliente y sensible. El tipo no era ni de lejos tan hábil como Jesús, por lo que sus caricias no me ponían a tono. En cambio, él se percibía cada vez más excitado.
–          Mejor – pensé – Así acabará antes.
El tío seguía sobándome a su gusto, pronto me encontré con una mano explorando entre mis muslos, frotando mis labios vaginales con fuerza, con toda la palma. Por fin, hundió la cara entre mis nalgas y comenzó a estimular mi esfínter con la lengua, jugueteando con el trocito de cuerda que asomaba, del que colgaba la bola que había expulsado antes.
Aunque como digo no era especialmente hábil, la verdad es que una no es de piedra y tanta caricia había comenzado a estimularme. Cuando me quise dar cuenta, me había abierto de piernas todavía más, dejándole franco el acceso. Mis líquidos comenzaban a rezumar, excitada especialmente por estar mirando a los ojos de mi Amo, que había vuelto a sentarse frente a mí y me observaba divertido.
Finalmente, Armando ya no pudo más y se preparó para encularme. Pude notar cómo se bajaba febrilmente los pantalones, forcejeando con la hebilla del pantalón. Entonces se lo pensó mejor y rodeó la mesa, caminado como los patos por llevar los pantalones enrollados en los tobillos. No pretendía hacerlo, pero, involuntariamente, mis ojos miraron a su entrepierna, para apreciar el calibre del arma que me iba a romper el culo.
No estaba mal, Armando no estaba mal dotado. Pero las había visto más grandes, la de mi Amo sin ir más lejos. Eso sí, se apreciaba durísima, con la escarlata cabeza asomando y las venas a punto de reventar. Y bastante gruesa, lo que me inquietó.
Armando se situó frente a mí y pronto me encontré con su polla presionando contra mis labios, mientras el muy cabrón me gritaba:
–          ¡Ensalívala bien, puta, que te la voy a meter por el culo!
Yo miré a los ojos a Jesús y él asintió en silencio, por lo que abrí levemente los labios, recibiendo en mi boca la durísima verga del director.  Obedeciéndole, procuré mojarla bien con mi saliva, pero no desaproveché para juguetear un poco con la lengua, intentando excitarle más para que tardara menos en correrse.
–          ¡Qué puta es! – aulló Armando – ¡Cómo la chupa! ¡Se ve que le gusta que le metan pollas en la boca!
–          La tuya no, rico – pensé sintiendo cómo su miembro se hinchaba cada vez más.
Pocos segundos después, Armando me la sacó de un tirón. Me dio igual, pero aún sentía miedo por lo que se avecinaba.
Volviendo a caminar como un pingüino, corrió a situarse de nuevo a popa. Sentí cómo sus dedos jugueteaban con mi ano y comenzaban a tirar suavemente de la bola que había expulsado.
Mi cuerpo volvió a tensarse, mientras notaba cómo las bolas iban ensanchando mi recto de nuevo a medida que eran extraídas de mi cuerpo. Ya era la hora.
Por fin, con un “plop” audible, Armando extrajo la última bolita. Notaba el ano caliente y sensibilizado. Recé para que aquello acabara lo más pronto posible.
–          ¡Joder, cómo se te ha quedado el culo! ¡No se cierra del todo! ¡Parece estar pidiendo verga!
No me gustó que aquel cerdo me humillara. Eso sólo podía hacerlo mi amo.
–          ¡Ya no puedo más! – aulló el viejo verde.
Armando aprovechó para volver a subirme el tanga, lo que me extrañó muchísimo. Aunque claro, aquel diminuto hilo de tela no iba a proteger mi retaguardia de un pervertido como él.
–          ¡Así me gusta más! – jadeó.
Apartó a un lado la tela del tanga, dejando de nuevo mi ano expuesto, pero con la braguita puesta. A continuación, sentí cómo la punta de su cipote se apoyaba en mi agujerito. Me estremecí por el miedo, con el corazón nuevamente desbocado. Entonces, mi Amo se inclinó sobre mí y muy dulcemente, me besó por vez primera en los labios.
–          Relájate – me susurró – O lo pasarás mal.
Yo, agradecida, traté de hacerle caso, intentando relajar el esfínter. Aún así, cuando el director metió la punta de su estoque, me dolió y mis ojos se abrieron como platos.
–          ¡AAAAHHHH! ¡Joder! ¡Qué estrecho! ¡No mentías diciéndome que era virgen! ¡Qué culito! – gemía Armando.
Yo apreté los labios, tratando de soportar el dolor mientras notaba cómo la verga de mi jefe iba abriéndose camino en mi culo. Debo reconocer que fue bastante delicado, no me la clavó de un tirón ni nada, pero empujó con firmeza hasta el final, hundiéndose en mi culo hasta que sus huevos quedaron aplastados contra mis nalgas. Me dolió horrores y lágrimas de auténtica agonía resbalaban por mis mejillas, mojando la mesa.
Ahora comprendo que, sin duda, el mío no era el primer culito que rompía el maldito viejo verde, pues sabía bien lo que se hacía. Tras clavármela entera, se mantuvo un buen rato sin moverse, permitiendo que mi cuerpo se acostumbrara  al invasor.
Poco a poco fui calmándome, notando que cada vez dolía menos. Sin embargo, cuando comenzó a moverse, el dolor regresó con toda intensidad. Pero, a esas alturas, Armando ya no se aguantaba las ganas, así que dejó de lado toda delicadeza y se dedicó a enterrarse en mis entrañas una y otra vez. Lo hizo despacio al principio, pero pronto me encontré con su nabo bombeando en mi culo a ritmo bastante rápido.
Miré a los ojos a mi Amo y vi que su mirada estaba clavada en mi colgante, que oscilaba adelante y atrás debido a las embestidas que me estaba propinando el viejo.
Yo no paraba de llorar, deseando que todo aquello acabase. No comprendía cómo aquello podía gustarle a algunas mujeres, yo sólo sentía dolor y humillación. Sin embargo, mi Amo hizo que todo mejorase.
–          Relájate, Edurne – me susurró al oído – Vamos a probar una cosa.
Se levantó y escuché cómo buscaba algo. Yo no le veía, pues tenía los ojos apretados tratando de soportar el incesante martilleo en mi culo, mientras Armando relinchaba y jadeaba agarrado a mis caderas.
–          Frena un poco, Armando – oí que decía Jesús – Tranquila Edurne, este jueguecito te va a gustar.
Entonces noté que me apartaban un poco el tanga y me metían algo en el coño. La sorpresa hizo que me agitara, con lo que nuevos ramalazos de dolor se produjeron en mi culo, que seguía empalado en la verga del director.
–          Soooooo, yeguaaaaa – gritó Armando, al parecer encantado con lo que Jesús estaba haciendo.
Por fin, Jesús volvió a colocarme la braguita bien, supongo que para que mi cuerpo no expulsara el objeto que me había metido en el coño. Tras hacerlo, volvió a sentarse frente a mí, con su acostumbrada sonrisa en el rostro.
No sabía qué demonios me había metido, no lograba identificarlo. No eran las bolas como pensaba al principio, pues percibía que su forma era más angulosa. Pronto averiguaría de qué se trataba.
Justo entonces, Armando volvió a bombearme en el culo, pero, esta vez, noté con agradecimiento que me dolía un poco menos, no sé si por el objeto enterrado en mi coño o porque la pequeña pausa me había permitido amoldarme mejor a su calibre.
Armando siguió enculándome con entusiasmo, mientras yo miraba a Jesús, que, extrañamente, se había puesto a llamar por teléfono.
De pronto, una melodía muy conocida por mí resonó entonces en el despacho, aunque sonaba extrañamente ahogada. En el mismo instante en que comprendí lo que Jesús había hecho, mi móvil activó su modo de vibración.
–          ¡UAAAAHHHHH! – gemí agitándome mientras sentía cómo mi propio teléfono móvil me vibraba en las entrañas.
–          ¡Ostias! – gritó el director exultante – ¡Puedo notar cómo vibra contra mi polla! ¡Es increíble!
El maldito aparatejo se agitaba y tocaba música en mi interior. La vibración me excitaba notablemente, permitiéndome olvidarme un poco del dolor de mi culo. Además, la misma vibración provocó que Armando se excitara más y, de pronto, noté cómo se corría dentro de mí, enterrándome la polla hasta el fondo mientras ésta vomitaba su carga en lo más profundo de mi cuerpo.
Por fin, el satisfecho director sacó su aún morcillona polla de mi ano. Podía notar cómo su semen resbalaba de mi interior y caía sobre la mesa, pues mi culo había quedado completamente abierto.
Mientras, mi Amo seguía llamando una y otra vez a mi teléfono, para que éste estuviera vibrando continuamente en mi interior. Agradecida, le dirigí una cansada sonrisa y musité:
–          Lo siento, Amo, no he podido cogerlo. ¿Qué es lo que usted quería?
Fue la primera vez que logré hacerle reír. Me gustó. Mientras reía, Jesús me sacó con cuidado el empapado teléfono de mi interior y me lo enseñó para que lo viera.
–          Joder, ha sido increíble – oí que musitaba el pervertido director – Me he quedado con ganas de más. Es la primera vez que no se me baja tras correrme desde hace mucho tiempo ¡Y sin pastillita! ¡Quiero más!
Me asusté. No creía que fuera capaz de soportar que aquel cerdo volviera a sodomizarme. Ahora que me había librado de su polla, notaba cómo mi ano latía de dolor y, si volvía a metérmela, me volvería loca.
–          Lo siento – dijo Jesús – Pagaste por estrenarle el culo y ya lo has hecho.
Me tranquilicé.
–          Si quieres más, tendrás que pagar.
¡Oh, Dios mío!
–          Vale, ¿cuánto?
No podía ser, no podía ser… ¿No iba a acabarse nunca?
–          Mil euros por su coño. El culo hay que dejárselo reposar unos días.
–          Sí, chico, ya lo sé. Ya sabes que no es mi primer culito. ¿Y cuánto por la boca?
–          Su boca es mía. No está en venta.
–          Espera – insistió el director – Te daré los mil euros si te follas su boca mientras yo me follo su coño ¿de acuerdo?
–          De acuerdo.
Me tranquilicé enormemente. No me iban a volver a encular ese día. Les juro que no me importó escucharles negociar con mi cuerpo como si fuese un saco de patatas, tan grande fue el alivio al escuchar que mi culo estaba a salvo.
Segundos después, los dos hombres repetían el proceso de las transferencias desde el ordenador. Yo, exhausta, levantaba la cabeza tratando de verles y así pude comprobar que el director se había quitado los pantalones por completo, caminando por el despacho con su enhiesta polla bamboleando frente a él, sin pudor alguno.
–          Bien – dijo el director dando una palmada – ¡Manos a la obra! ¡Ayúdame a darle la vuelta.
Entre los dos, me cogieron y me levantaron de la mesa, haciéndome quedar ahora boca arriba, pero todavía con las manos atadas a los tobillos. Así quedaba totalmente expuesta, con mi abierto coño ofrecido a quien lo quisiera. Todo mi cuerpo se quejó, pues, a esas alturas, estaba completamente entumecida y acalambrada.
Expertos en aquellas lides, los dos hombres dedicaron varios minutos a masajearme el cuerpo, reactivando la circulación. Incluso me aflojaron un poco las ligaduras, de forma que, aunque seguía sujeta, notaba que podría librarme de ellas forcejeando un poco, pero no lo hice, pues mi Amo no me había dado permiso.
Cuando me encontré mejor, comencé a notar que los masajes de ambos hombres se volvían cada vez más íntimos, más sensuales. En cuanto noté las manos de mi Amo acariciar mis senos, volví a excitarme, si es que en algún momento había dejado de estarlo. Las manos de Armando simplemente las toleraba porque Jesús me lo había ordenado. El viejo no significaba nada para mí.
–          ¡No aguanto, Jesús, no aguanto! – gimió Armando – ¡Vamos a follárnosla ya!
–          Como quieras – respondió el joven – Tú has pagado…
Me colocaron boca arriba sobre la mesa, pero esta vez con la cabeza colgando fuera, entendí que para que mi Amo tuviera fácil el acceso a mi boca. Al acercar mi cuerpo a uno de los lados de la mesa, Armando ya no podía follarme desde el otro lado, pero eso no supuso ningún problema, pues él simplemente se subió a la tabla junto a mí, arrodillándose entre mis abiertas piernas.
–          ¡Qué visión tan sublime! ¡Está buenísima! – gimoteó el asqueroso viejo.
–          Sí, es muy hermosa – asintió mi Amo, haciendo que me estremeciera de placer.
Sin perder un segundo, Armando me cogió por la cintura y levantó mi pelvis, para permitir que su polla se colocara justo a la entrada de mi coño. Fácilmente gracias a lo mojado que lo tenía, Armando me penetró sin miramientos, haciéndome gemir de placer.
–          AAAAAHHH – gemí sin poder resistirme.
–          Sí, puta, sí… Te gusta, ¿eh?
–          Sí me gusta – respondí tras un gesto de asentimiento de mi Amo.
–          Estupendo… Ahora quiero que me llames Amo a mí… ¡Venga, puta, dilo!
Pero Jesús no lo permitió.
–          Su único Amo soy yo, así que ella no puede llamarte así.
–          ¡Pues que me diga señor director! ¡Venga!
–          Sí, señor director. Como usted diga señor director – respondí mientras el viejo comenzaba a propinarme culetazos.
–          ¡Eso es! ¡ASÍ, PUTA, ASÍ! ¿QUIÉN TE ESTÁ FOLLANDO EL COÑO?
–          El señor director me folla mi sucio coñito – respondí adivinando por donde iban los gustos del viejo – Primero me ha roto el culito y ahora me está llenando el coño…
–          ¡SÍIIII!
Pude ver cómo mi Amo me sonreía complaciente. Emocionada, vi que ya se había sacado la polla del pantalón, y ésta se mostraba desafiante ante mis ojos. Aquella visión me excitó mucho más que todo lo que me había estado haciendo el director. Yo era esclava de esa polla.
Sin mediar palabra, Jesús acercó su verga a mis labios, que se abrieron con lujuria para recibirlo. Enseguida su calor inundó mi boca, a medida que su barra de carne se abría paso y se enterraba hasta el fondo de mi garganta, provocando que los ojos me lagrimearan.
–          ¡Fóllatela! – aullaba Armando – ¡Fóllale la boca bien follada!
Lo que siguió fue justo lo que Armando deseaba. Jesús comenzó a bombearme en la boca, follándome hasta la tráquea con su gordo rabo. No fue una mamada ni mucho menos, pues yo no podía hacer más que mantener la boca bien abierta para que mi Amo me la metiera hasta el fondo, cuidando en todo momento de no rozarle siquiera con los dientes.
Mientras, el director, enloquecido de pasión, me martilleaba sin piedad en el coño, con sus manos agarradas a mis tetas, que usaba como asidero.
El viejo no aguantó mucho más y pronto comencé a notar que se corría. Como un poseso, me la sacó del coño y comenzó a pajearse sobre mi cuerpo, para que sus lechazos cayeran sobre mí.
Ese preciso momento fue aprovechado por mi Amo para retirarse de mi boca, sin duda para evitar que el semen del director pudiera alcanzarle.
Tras correrse, el viejo se derrumbó a mi lado, jadeando, completamente agotado por lo que acababa de pasar.
Pasaron varios minutos en los que no me moví ni un ápice, agotada y derrengada por todo lo que había pasado, pero nuevamente insatisfecha sexualmente, pues no me había corrido con Armando.
Escuché un “clic” característico y alcé la cabeza, a tiempo de ver a Jesús librándome de mis ataduras con su navaja. Una vez libre, volvió a darme friegas por todas partes, especialmente en las muñecas, para reactivar la circulación.
Me sentí mucho mejor con aquello, pero aún así me faltaban fuerzas para moverme, por lo que Jesús, sin decir palabra, se encargó de todo. Hábilmente, me quitó las bragas y el sostén y las guardó en mi maletín. Me colocó bien la falda y me ayudó a ponerme mi jersey, entregándome una toalla que no sé de dónde sacó para que me limpiara un poco el semen de los pechos y de la cara.
Abrió la puerta y recogió mi maletín. Yo, haciendo un soberano esfuerzo, me deslicé sobre la mesa, tratando de ponerme de pié pero, sorprendentemente, Jesús me detuvo.
–          Aún estás acalambrada – me dijo – No creo que puedas caminar en un buen rato.
Me entregó mi maletín y, delicadamente, me tomó entre sus brazos y me levantó como si yo fuese una pluma. Me sorprendí de lo fuerte que era, pues, si le costaba cargar conmigo, no lo demostraba en absoluto.
Sin despedirse del viejo, me sacó de aquel despacho y bajó las escaleras conmigo en brazos hasta la calle. Nuevamente no nos encontramos con nadie, pero yo ya empezaba a estar segura de que Jesús sabía que no íbamos a toparnos con el conserje.
Al parecer, antes había aprovechado para sacar las llaves de mi coche del maletín, pues al acercarnos, accionó el mando del cierre centralizado. Con cuidado, abrió la puerta de los asientos de atrás y me depositó allí, donde quedé tumbada, con el corazón a mil por horas por ver lo amable y delicado que se mostraba en ese momento mi Amo. Empecé a sospechar que estaba enamorándome de él.
Sin decir nada, Jesús se sentó al volante y arrancó. Yo sabía que no tenía carnet pero a esas alturas qué importaba.
Condujo durante unos minutos sin decir nada, mientras yo contemplaba su rostro desde atrás, preguntándome cómo era posible que, en tan solo una semana, aquel chico hubiera logrado poner patas arriba todo mi mundo. Justo entonces, él comenzó a hablar.
–          Mierda, creo que hay caravana otra vez. Y yo quería llegar pronto.
–          No pasa nada Amo. Aparque por ahí y déjeme descansar un rato. Seguro que usted a pié llega a tiempo adonde sea. No se preocupe por mí.
–          ¿Y quién ha dicho que yo vaya a ningún sitio? Vamos a tu casa.
El corazón me dio un vuelco.
–          ¿A mi casa?
–          Claro. ¿Te has olvidado de lo que te dije? Hoy no te ibas a quedar insatisfecha…
Un estremecimiento de placer asoló mi cuerpo. ¡El Amo venía a mi casa! ¡Decía que iba a dejarme satisfecha!
–          Gracias Amo – dije nuevamente con lágrimas en los ojos.
Jesús se volvió a mirarme, y pudo ver que de nuevo estaba llorando.
–          Menudo día de lágrimas llevas hoy. Estás llorando cada cinco minutos – me dijo.
–          Lo siento Amo. Pero ahora son lágrimas de alegría.
–          No, si no me importa. Me gusta ver a una mujer llorosa. Me excita.
Callamos unos instantes.
–          ¿Y bien? ¿Te encuentras mejor? – me preguntó.
–          Sí, Amo. Espere, trataré de incorporarme.
–          No lo hagas. Sigue tumbada que ahora lo único que vamos a hacer es charlar y tienes que recuperar fuerzas para luego.
–          De acuerdo.
–          Bien, Edurne. Vamos a hacer una cosa. En el rato que tardemos en llegar hasta tu casa, eres libre para decirme lo que quieras. Puedes hablar con libertad, aunque no te garantizo que vaya a responderte.
–          Gracias, Amo.
–          Y puedes dejar lo de Amo si quieres, hoy te lo has ganado.
–          Gracias, Amo… digo, Jesús.
–          Vale, ¿qué quieres preguntarme?
Dudé unos instantes. Tenía tantas preguntas agolpándose en mi cabeza. Por fin, me decidí por la más importante de todas.
–          ¿Hay otras como yo? – le interrogué.
–          ¿Tú que crees? – retrucó
–          Que sí. Lo que ha pasado con Armando no era ni de lejos la primera vez y con las cosas que me has dicho otras veces, de que detectabas a las mujeres como yo y eso… estoy segura de que sí.
–          Pues ya tienes tu respuesta.
–          ¿Conozco yo a alguna?
–          No voy a responderte a eso. Ya te enterarás.
–          Deduzco entonces que sí – dije sonriendo para mí.
–          Muy lista. ¿Algo más?
–          ¿Por qué has dicho que todavía no soy tu esclava? No lo entiendo ¿qué más quieres?
–          Verás, cuando estoy con una chica nueva, como es tu caso… le doy libertad. Ha habido alguna que no ha podido soportarlo y lo ha dejado, pero normalmente acaban volviendo a mí. Pues bien, cuando la mujer decide que lo que desea es estar a mi servicio (y fíjate que recalco que es ella quien lo decide), pasa a ser una auténtica esclava, obediente de todos mis deseos. Su razón de existencia pasa a ser cumplir con mi voluntad y ya no tiene derecho a no hacer lo que yo le mande. Por ejemplo, si a una esclava se le ocurriese montarme el numerito que tú has organizado antes, le hubiera dado tantos azotes que no habría podido sentarse en un mes.
–          Entonces, ¿la esclava queda atrapada para siempre? – insistí.
–          No. La única libertad que les concedo es poder marcharse cuando quieran. Como te dije a ti antes, la que quiera que se largue, que yo ya no querré saber nada más de ella. Aunque eso todavía no ha pasado nunca.
–          ¿En serio?
–          ¿Qué pasa? ¿No me crees?
Le miré fijamente, consciente de su masculinidad y su magnetismo. Y le creí sin problemas.
–          ¿Y son muchas?
–          Tampoco te lo digo. Si te conviertes en esclava lo sabrás.
–          ¿Y qué tengo que hacer para serlo?
–          Nada en especial. Sigue obedeciéndome y pronto lo serás.
–          Pues no lo entiendo. Si alguna se porta mal le bastaría con decirte que ya no quiere seguir a tu servicio y escapar del castigo.
–          Cuando por fin lo entiendas, estarás lista para convertirte en mi esclava.
Titubeé un segundo antes de continuar.
–          Amo… digo… Jesús – dije insegura.
–          Ten cuidado. A ver si alguna vez te vas a equivocar en clase y la vamos a liar.
–          Sí – sonreí – Es que… quiero preguntarle algo un poco delicado.
–          No tengas miedo, dispara.
–          ¿Es habitual que prostituya a sus esclavas?
Él se volvió a mirarme fijamente. Pensé que se había enfadado y tuve un poco de miedo, pero no era así.
–          Verás. Mis zorritas tienen que hacer siempre lo que yo les ordene, así que sí que es normal que, si te conviertes en una de ellas, tengas que realizar algún “servicio” de este tipo en alguna ocasión. Pero…
–          ¿Pero? – insistí.
–          No es demasiado habitual. Mis coñitos son míos y no me gusta compartirlos con nadie. No me ha gustado nada ver a ese cerdo haciéndose un culito que debería haber sido mío, pero andaba corto de pasta y un culito virgen no se encuentra todos los días. Además, el viejo llevaba dos años dándome el coñazo para que le consiguiera un polvo contigo…
–          ¿Dos años?
–          Sí, no te ha mentido. Desde el día en que llegaste al instituto. Es que estás muy buena… – rió.
–          Pero, ¿cuánto tiempo llevas haciendo estas cosas? – le pregunté.
–          La primera vez fue a los catorce.
Me dejó de piedra.
–          ¿Tan joven?
–          Sí, bueno… soy bastante precoz para todo. Ya conocerás a mi primera esclava.
–          Ah, vale – dije sin saber qué decir.
–          Mira, Edurne. Mis zorritas han de realizar todo tipo de trabajos para mí, pero siempre para que yo obtenga algún beneficio, ya sea económico, social, sexual, sensorial…
–          ¿Sensorial? – me extrañé.
–          Sí. Por ejemplo, el otro día cuando te subiste la falda para que el viejo del bus te viera el coño. Me excité mucho.
–          Comprendo.
–          Pero no soy un desalmado. No me dedico a explotar a mis chicas por la cara.  Ellas también sacan algo, además de tener acceso a mi verga – dijo riendo.
–          ¿En serio?
–          Sí. Mira, cuando puedas, consulta tu cuenta. Verás que, de los tres mil pavos que has ganado hoy, mil están ya en tu cuenta.
–          ¡No hablas en serio!
–          Claro que sí. Cuando accedí a la banca electrónica en el despacho de Armando, te los transferí a tu cuenta.
–          ¿Y cómo averiguaste tú mi número de cuenta?
–          Pues igual que tu número de móvil. De tu expediente en el instituto, así me enteré del número de cuenta donde se te ingresa la nómina. El instituto conserva justificantes de las transacciones e ingresos que efectúa la consejería de educación a sus empleados, así que fue fácil.
–          Madre mí – silbé admirada.
–          Bueno, hemos llegado – exclamó Jesús – ¿Cómo te encuentras?
Más recuperada, me incorporé en el asiento y miré a mi alrededor, comprobando que estábamos en mi calle.
–          El mando del garaje está en la guantera – le indiqué.
Jesús lo encontró en un segundo y lo accionó, abriendo la puerta del sótano del edificio. Yo estaba muy inquieta, por si alguien nos veía, con Jesús conduciendo mi coche, pero no había nadie cerca.
–          ¿Cuál es tu plaza de aparcamiento? – me preguntó.
Le guié por el garaje hasta que el coche quedó correctamente estacionado. Nos bajamos y descubrí que mis piernas, aunque temblorosas, ya eran capaces de sostenerme.
–          Si quieres, te llevo otra vez en brazos – se ofreció.
–          No, gracias, Amo – me negué – Ya estoy mucho mejor.
–          ¿Amo? – me interrogó.
–          Ya hemos llegado a mi casa – concluí, haciéndole sonreír.
Continuará.
                                                                                TALIBOS
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Ernestalibos@hotmail.com

Relato erótico: “LAS GEMELAS” (PUBLICADO POR JIHNM)

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LAS GEMELAS

 SUS NOMBRES .-  RENEE Y RENE, EDAD 30 AÑOS, PIEL BLANCA, PELO RUBIO Y LA OTRA CASTAÑO CLARO, MUJERES  EXUBERANTES CON MEDIDAS  92 , 62 Y  94, ENORMES CADERAS Y UNAS NALGAS VERDADERAMENTE PRECIOSAS YA SEA EN PANTALONES O EN FALDAS, MUY PEGADAS AL CUERPO, SUS OJOS CAFÉ CLAROS TIRANDO A AMARILLOS , UNA CARA  ANGELICAL  CON FACCIONES  MUY FINAS Y UN PORTE SOBERVIO GRACIAS A UNA ESTATURA ENTRE 1.7O O MAS .

 UNA DABA CLASES EN LA UNIVERSIDAD Y LA OTRA ERA DIRECTORA DE UNA ESCUELA DE NIÑOS.

 SU SELLO DE DISTINCION ERA EL RECATO Y SU SOLTERIA,  CON UNA MARCADA SERIEDAD QUE ERA CASI IMPOSIBLE HACER UNA CONVERSACION DE MAS DE TRES A CINCO FRASES EN PARTICULAR CON LOS HOMBRES,  CON LAS DEMAS MUJERES, ERAN MUY RISUEÑAS Y ERAN UN POQUITO MAS EXTROVERTIDAS

 

¿PERO LA PREGUNTA ES COMO ENTRE EN EL CIRCULO DE ESTAS MUJERES SIENDO HOMBRE?

LA RESPUESTA ES  LA SIGUIENTE HISTORIA.

 

 

Corría el  año de 1983, y el gobierno de mi país, me nombro parte de nuestra delegación diplomática en un país de sur américa, como miembro de la misión comercial.

Después de presentar mis credenciales ante  la secretaria de relaciones exteriores, di por comienzo mi labor en la embajada de mi país.

En los primeros días tuve que hospedarme en un hotel, pero el mismo me resultaba bastante caro, por lo que de inmediato me dedique a la búsqueda de un departamento.

Le pedí ayuda a una de las secretarias y ella me trajo el aviso de la renta de un apartamento de lujo totalmente amueblado, en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, pero tenía un inconveniente, el aviso decía que era estrictamente para una señorita.

Sin pensarlo dos veces le dije que llamara en nombre de la embajada, y que les dijera que un miembro de la delegación necesitaba  donde hospedarse y que por el precio, no sería un inconveniente.

Nos dieron una cita, y junto a la secretaria que era nativa del país anfitrión, acudimos a la misma.

 

NUESTRA LLEGADA.

 

La zona habitacional era realmente de clase alta, las casas eran grandes y muchas tenían patios enormes y muros perimetrales de más de tres metros de altura,

 Tocamos el timbre y se escuchó la voz de una mujer a través de un intercomunicador, nos anunciamos y esto paso a continuación.

La puerta nos fue abierta por una sirvienta y nos condujo hasta la elegante sala de la enorme casa.

Dos hermosas y bellas mujeres, nos dieron la bienvenida y nos sirvieron una taza de té y dio inicio la conversación.

 

Sin mucho preámbulo preguntaron quién sería el huésped del departamento, a lo que enseguida conteste que yo era el interesado.

Mi respuesta las tomo de sorpresa y de inmediato replicaron que el departamento era exclusivo, para una señorita.

 Con mucho tacto, debido a la seriedad que reflejaban en sus rostros, les explique que mi atrevimiento al llegar a su casa, lo había hecho sin ninguna intención de contrariarlas y el único y verdadero motivo, era que no encontraba  algo digno al estatus como representante de mi país y que mi cargo me obligaba a conducirme de la mejor manera, en vista que todos los que estábamos en la misión diplomática, representábamos a nuestro gobierno y a nuestra nación.

Les pedí amablemente si podían enseñarme el departamento y casi a regañadientes aceptaron mostrármelo.

Cabe hacer notar, que en esa época contaba con 30 años de edad y mi juventud y atractivo tal vez influyo, para medio hacerlas cambiar de opinión, aunque solo fuera por esa vez, como un mero acto de cortesía.

Me llevaron a un enorme patio, donde sobresalía una reluciente alberca y en el fondo del mismo, un moderno y pequeño chalet, al que me hicieron entrar y era de un lujo muy elegante y totalmente amueblado al estilo más moderno de la época.

Les pregunte por el valor de la renta y me respondieron que era de 600 dólares y yo les respondí que estaba dispuesto a pagar 700.

Les di los teléfonos de la embajada, y les exprese que estaría pendiente de su respuesta, en los próximos dos días, y que cualquiera que fuera su decisión, la tomaría de buen agrado, solo por haber tenido el gusto de conocer a dos gentiles y bellas damas.

Al día siguiente me llamaron, aceptando mi oferta.

 

Pasaron dos meses y mis encuentros esporádicos con esas bellas criaturas, se limitaban a unos simples saludos de buenos días, buenas tardes o buenas noches.- Pero mi suerte iba a cambiar.

 

 

Cierta mañana cuando me disponía a sacar mi auto y me encontré con Rene, la gemela de pelo castaño, lucia espectacular, con un juego color gris claro de tres piezas, chaleco, blusa y pantalones y unos zapatos y bolso, blancos que sinceramente hacían que uno la admirara con la boca abierta.

 La miraba preocupada y me acerque a ver qué pasaba y le pregunte.

¿Sucede algo señorita?

Rene.- Gracias Héctor, es que el carro no enciende.

Yo.- déjeme verlo por favor.

Abrí el capo del automóvil, y le dije que tratara de encenderlo.

Por más que le dio a la llave, no había una pizca de corriente.

Le explique que la batería estaba muerta y que había que ponerla a cargar o comprar una nueva.

Rene.- Tendré que llamar un taxi, porque tengo un examen que hacer a mis alumnos y será en una hora y no tendré tiempo para comprar la batería.

 Yo.- No se preocupe, déjeme llevarla a la universidad y me deja las llaves del automóvil y me da un número de teléfono para llamarla, para que me diga a donde le llevo el carro.

Tras mucho insistir, al fin acepto.

Durante el trayecto, no decía una sola palabra y las pocas que logre, fueron para que me indicara el camino a seguir, porque aún no conocía bien la ciudad.

Arregle el problema, la llame y le fui a dejar el carro.- Y fue en ese momento que me obsequio  una bella sonrisa.

Y armándome de valor le dije como despedida.

 Cuando se ríe, es más linda todavía y me di la media vuelta y me fui.

Cuando regrese al departamento por la noche, encontré una nota que decía.

Gracias por todo Héctor, el valor de la batería lo rebaja de la renta.

Al llegar el final de mes, pague la renta completa.

Paso un mes más y las cosas seguían igual, hasta que una noche, como a las 2 de la mañana, escucho golpes en mi puerta, al mismo tiempo, que  voz de mujer llamando por mi nombre.

Les abro, y Renee y Rene, casi temblando del miedo, me dicen que hay personas que se saltaron el cerco, por el lado de sus ventanas.

Inmediatamente, les dije que pasaran a mi habitación y cerraran la cerradura con seguro y no le abrieran a nadie, a menos que escucharan tres toques en la puerta, dos veces,

Tome una arma de fuego, que la embajada asigna a sus miembros para casos de auto protección solamente, e hice varios disparos al aire y revise el patio de punta a punta y no había nadie.

Regrese donde ellas, les toque la puerta y salieron.

Las facciones en sus caras, eran realmente, de seres indefensos, ante el horror de una amenaza, que pudiera hacerles daño.

Las abrace para consolarlas y busque una botella de ginebra, con jugo de naranja  y les prepare un trago, para apaciguar los nervios. Y las lleve a mi cama, y yo me tire en el sofá, hasta que apareció el sol.

A partir de ese día todo cambio.

Cuando estoy en la oficina por la tarde, recibo una llamada por parte de ellas, invitándome a cenar, en su casa.

La velada fue increíble, aquellas dos mujeres, me aceptaron dentro de su reducido círculo de  amistades.

En esa reunión, descubrí que Renee era bastante introvertida y seria, en cambio Rene, era más jovial y amable, una vez roto el hielo de su frialdad.

 Paso otro mes, y mi relación se volvió más familiar con estas mujeres, que de pronto, las invitaba al cine, a cenar y  para cerrar los vínculos un día las invite a una reunión que ofrecía una embajada amiga, para celebrar la fiesta nacional de su país.

Rene y Renee, se robaron el show, iban vestidas tan sexy que muchos preguntaban si eran modelos o trataban de averiguar si eran miembros de alguna embajada, en otras palabras, YO  era el tipo con más suerte de la fiesta.

De regreso a la casa, note que venían muy alegres, y al parecer, como que no estaban muy acostumbradas a las bebidas alcohólicas, Y estas, estaban haciendo su efecto.

Tiernamente me dijeron que les había encantado el trago que les prepare para el susto y les dije que les iba a preparar el último para cerrar la noche.

Me encamine con ellas a mi departamento y les hice los tragos, pero no fueron uno sino que varios.

Al calor de los mismos y con más confianza, nos dimos a conocer, que pensábamos, que queríamos y sobre todo, los problemas que nos presentaba la vida,

En un momento de mucha familiaridad, me confesaron que cuando tenían catorce años, fueron secuestradas, para el pago de un rescate,  y estuvieron a punto de ser violadas, sino es, que la policía diera con su paradero, en un tiempo record de 36 horas.

En ese momento me di cuenta, por qué los hombres tenían mucha dificultad, para acercárseles.-

Renee, LA SERIA, como la llamare de aquí en adelante, la vi muy mareada  por la bebida y de repente se puso a bailar sola en la pequeña sala y como fondo musical se escuchaba la música del grupo “SANTANA”, el título “Samba pa ti”

Por su parte, Rene, LA COQUETA, me señalaba que su vaso estaba vacío y se me acerco muy risueña para que se lo llenara  y tomo un sorbo de él, seguidamente me tomo de la mano y me llevo junto a su hermana para que bailáramos todos en solitario.

Me dijeron. Que nunca habían bailado en una fiesta, porque realmente siempre se negaban cuando las invitaban, ya que casi nunca conocían a quien las convidaba y no querían hacer el ridículo si se tropezaban al hacerlo.

Me tome la libertad de servir de maestro con ellas, al principio se sentían cohibidas  cuando las tomaba de la cintura, pero la familiaridad y las bromas y la bebida, hicieron las cosas más fáciles.

La SERIA, se fue en dirección al baño  y dijo que ya volvía, me quede bailando con la COQUETA, y de repente como que se sentía mareada y la lleve hasta un pequeño sofá para que se sentara.

Le pregunte si se sentía mal y me respondió que le trajera  el vaso para terminarlo.- Se escuchó una canción de Roberto Carlos, “Detalles”, y me dijo que siempre quiso bailarla, desde que tenía 18 años, cuando la escucho por primera vez.

La invite a hacerlo y ella puso sus manos sobre mi cuello y su cara se abrigo a la altura de mi garganta, la abrase con más vigor y ella haciendo lo mismo con sus manos, hizo que su nariz y sus labios besaran mi cuello,

Realmente, solo nos movíamos en un pequeño cuadro y nuestros cuerpos estaban tan pegados, que nuestras piernas se entrecruzaban en un roce de lo más erótico.

Mi miembro cobro tamaño y mi coqueta lo sintió en el roce con sus piernas y sentí como ella se pegaba más a mí para sentirlo mejor.

Libere una mano de su cintura y la coloque en su cadera  y pude sentir la curva del nacimiento de su tremendo trasero. Rene, vestía un atuendo de seda, con muchos pliegues de  chiffon, todo de color rosa,

La textura delicada de las telas, me hacían muy fácil descubrir a través del tacto, los bordes de su ropa interior.

La canción termino, pero nosotros seguíamos en nuestro abrazo, siguiendo una música interior, que nacía de lo más profundo de lo que estábamos sintiendo el uno por el otro.

Mi verga estaba en un completo estado de erección y  nuestros roces de piernas se hacían con más intensidad y mi mano en su cadera, bajo aún más para sentir totalmente la curva de su nalga.

Esta acción hizo que su respiración se acelerara, y yo incline  mi rostro para querer besar sus labios que apenas roce, cuando escuchamos la voz de la SERIA, llamando a su hermana, quien se apartó de mí, pero su tierna mirada decía mucho al separarnos.

Nos sentamos nuevamente en un  pequeño juego de muebles de comedor para cuatro personas y seguimos consumiendo el resto de la botella.

Mi COQUETA, se fue a recostar al pequeño sofá, con la excusa de la música, para luego quedarse medio dormida.

La SERIA, como que la bebida la tenía en lo alto y fue cuando me pregunto.

¿Héctor, que vez en nosotras?

En lo físico, dos reales y divinas hembras.

En lo espiritual, dos seres que tienen mucho temor de fraternizar con sus semejantes, en especial con el sexo opuesto.

¿Sabes, que mi hermana y yo, nunca hemos tenido novio?

Si me lo hubieras dicho hace una semana, nunca lo hubiera creído, pero luego de haberlas escuchado hablar de su secuestro,  ahora entiendo que su miedo todavía sigue a flor de piel y eso justifica, el por qué llegaron tan asustadas esa noche  a buscarme por protección, que casi temblaban, cuando se sintieron amenazadas de posibles maleantes, en el interior de la casa.

, lo único que les voy a prometer, es que daría mi vida muy gustosa, por protegerlas.

La SERIA  al lado, tiernamente se acercó y me dio un beso en la mejilla.

Miramos en dirección a mi COQUETA,  y ella nos estaba viendo y se levantó y también vino a darme un beso y dijo…

Gracias Héctor, eres muy lindo con nosotras,

Yo me levante y dije en voz alta…Basta de cosas tristes, porque yo estoy feliz, de tener a mi lado y para mí solo, a dos bellísimas mujeres, por las cuales provocaría la envidia de todos los hombres.

 Y las abrace y las bese  y nos servimos el último trago de la botella.

Seguimos la parranda, pero la bebida se había terminado y fue cuando ellas dijeron, que todavía había licor del que tomaba su difunto padre y  nos dirigimos abrazados a la gran casona.

Sacaron una botella de ron y de pronto sentí miedo, por los efectos de combinar dos tragos diferentes en esa noche.

En efecto, después de media hora la mezcla nos pasó la cuenta y mis gemelas, estaban totalmente desinhibidas y actuaban con mucha libertad y desenfado.

La COQUETA, fue la primera en pedirme un beso y la SERIA remarco.

Si Héctor, así nos dices quien besa mejor.

La COQUETA, paro la trompita con los labios cerrados y  le dije…

Así no amor, abra un poquito los labios y la boca y le estampe un beso con lengua que duro su minuto, cuando se separó de mí, pude ver en sus ojos, una mirada de ternura y asombro, como si hubiera descubierto algo que no se esperaba.

Ahora me toca a mí dijo la SERIA y la bese con tal pasión que su instinto la obligo a tirarme los brazos en el cuello.

¿Quién lo hizo mejor preguntaron?

Las tome de las manos a las dos y nos sentamos en un enorme sofá y les dije…

Tengo que hacer dos pruebas más, para tomar mi decisión. Porque hasta ahorita hay empate.

Vamos a una segunda ronda.

Mi COQUETA, estaba a mi derecha, y tomándola tiernamente del cuello,  acerque mi boca y le di un  profundo y largo beso y al mismo tiempo, mi mano izquierda la puse a la altura de su seno.

Ella en respuesta acaricio mi rostro con su mano y Antes de separarnos, le di un ligero apretón a una de mis lolas y su reacción fue de abrir más su boca  y un leve quejido salió de su garganta.

Me di la media vuelta y mi SERIA,  me estaba esperando con los brazos abiertos y como estaba usando un juego de vestido color negro con blanco muy ceñido al cuerpo, esta vez mi mano la puse en su muslo y la fue subiendo lentamente hasta llegar a una de mis tetas

De pronto ya no había más competencia y solo me daba vuelta de un lado a otro y los resultados se volvían más carnales.

Mis manos las habían tocado por todas partes y un ambiente extremadamente erótico se había desencadenado entre nosotros.

Me levante del sofá  y me quite la corbata, me abrí la camisa y me hinque delante de ellas y coloque mis manos entre sus piernas y las fui subiendo a medida que besaba sus muslos, hasta que mis dedos hicieron contacto con las bragas de cada una.

Mis dos reales hembras, solo cerraron sus ojos, como si estuvieran en un profundo trance, que las hacia vivir y sentir, unas sensaciones que eran totalmente nuevas y desconocidas para ellas.

Me acerque a mi COQUETA y le subí totalmente su vestido y una braga de seda satinada  color rosa  se descubrió ante mi vista, le abrí sus piernas y hundí mi cabeza entre sus piernas, hasta que mi boca toco la tela que protegía su virtuosa concha y tras un ligero movimiento, hice a un lado la malla,  y mi lengua, se apodera de su pequeño botoncito y un quejido de placer sale de su boca y sus manos me aprietan contra su concha.

Me separe y mi SERIA, me sintió entre sus piernas y su traje por ser más ceñido, me dio más trabajo, pero sentí su ayuda al levantar su pelvis por sí misma, y solo eso basto, para que una pantaleta blanca apareciera.  Separe los bordes y nuevamente una virginal vulva fue devorada por mi boca y acariciada por mi lengua.

Volví con mi COQUETA y atrape nuevamente su botón y tras dos o tres minutos, me apretó mi boca contra su concha.

 Y un sonoro…  SSSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII salió de su boca.

Mi SERIA, viendo a su hermana rendida por el placer, cerro sus ojos esperando mi aproximación, me abre sus piernas, con la modalidad que esta vez le beso las entrepiernas y la pequeña cereza recibe también, unas caricias a su alrededor y tras breves instantes una frase tierna pero queda, se dejó oír apenas, en su último gemido.

AMORCITOOOOOO   YYYYYAAAAAAAAAAAAAA.

Me levante y fui en dirección a la puerta y regrese a mi apartamento.

AL DIA SIGUIENTE.

Me desperté muy tarde como a las diez de la mañana y me di cuenta que los autos de mis reinas no estaban en el  patio, tenía un fuerte dolor de cabeza y decidí  ir a buscar algo para quitarme la cruda, regrese como a las  siete de la noche  y estoy abriendo mi puerta cuando escucho mi nombre.

Mis gemelas aparecieron y un gesto de seriedad se dibujaba en sus rostros.

Queremos hablar contigo en casa, dieron la media vuelta y las seguí.

Algo curioso y que me tomo de sorpresa al verlas caminar, cuando las iba siguiendo, fue su forma de vestir.

Traían puestos unos pequeños hot pants y unas pequeñas blusas de algodón de tirantes muy pegadas al cuerpo, que realmente me dejaron tonto, por lo esculturales y sexys como mostraban su cuerpo.

Llegamos a la sala y comenzó el dialogo entre los tres.

 

Héctor, ¿Qué paso anoche?

Nos tomamos unas copas y pasamos una gran noche, por cierto que todo el día lo he pasado mal, por culpa de la cruda.

Por favor Héctor, ¿Qué paso?

¿Bueno, si ustedes lo saben pueden decírmelo?

Se vieron la una a la otra y se rieron en una forma cómplice y tomándome de la mano nos volvimos a sentar exactamente de la misma forma de la noche anterior.

Héctor, tienes que escoger a una de las dos

Para eso me llamaron, pues déjenme decirles algo, estoy más chiflado por las dos y más loco que una cabra, al grado que voy a ser más sincero con ustedes, al decirles porque estoy perdidamente enamorado de las dos.

Tú Rene, eres tan jovial, tan abierta y con tu risa y tu forma de ser, me haces feliz con solo verte.

Por tu parte tu Renee, tu porte tan altiva, seria y cerrada a los demás, pero cuando dejas un espacio para conocer tu interior, lo primero que encuentras es un caudal de ternura y amor.

Y falta agregar algo más de las dos, tienen unos cuerpos, unos traseros que me calientan con solo verlos, unas piernas que desearía morir asfixiado por ellas y unas caras amores, que pareciera que tengo a dos ángeles a mí alrededor.

Así que antes de escoger a una para   perder la otra, prefiero perder a las dos, y nunca sentirme culpable de haberle causado  daño alguno  a una de ustedes, con mi decisión,

Así amores míos, que me voy a mi lugar, para prepararme algo  que me quite este malestar.

Así que con su permiso y buenas noches.

Entre a mi apartamento y me estaba buscando un vaso de agua, cuando tocaron a mi puerta.

 Apareció mi COQUETA, y se colgó de mi cuello y me dio un tierno beso en la boca, y regreso de vuelta a la casona, para traerme un caldo y curarme del dolor de cabeza.

Me sirvió y nunca se apartó de mi lado, salvo por algo que yo le pidiera.

Al terminar y sentirme más relajado, le di las gracias  y la bese muy largo, corriendo mi mano por su cintura para colar mi mano por su pantaloncito y su braga para tocarle el trasero.

Me acompaño a mi recamara y me pidió que me acostara

Usando de almohada mí brazo, pero  al final coloco su cabeza sobre mi pecho.

 Su mano  bajaba para tocarme por encima de mi bragueta, que ya mostraba un estiramiento por mi fuerte erección.

Me levante y la empecé a desnudar, me quite el pantalón y cuando vio mi tranca, cubierta por el bóxer, que mostraba parte de su extensión,  acerco su mano para tocarla y tuve que detenerla y decirle.

Mi adorada reina de mi corazón, por favor para de tocarme que voy a perder la cabeza y terminare de  hacer una burrada que no quiero para ti,

Quiero hacerte completamente mi mujer pero tú primera vez, tiene que ser algo especial,

Mañana hare el amor contigo y lo haremos durante toda la noche.

Quiero que te vistas lo más sexy y elegante, porque primero te llevare a cenar y bailar, para que nunca me olvides, como tampoco tu primera vez.

Me dedique a besarla y la termine de acostar  y abrí sus piernas, para que sintiera su rabo, tocando a la puerta de su túnel del amor,

Para terminar, le quite la ropa y le  di una mamada, para que se sintiera satisfecha, por esa tarde.

Esa noche, fue grandiosa, porque mi reina, se quedó a mi lado a dormir, la hice que se pusiera los pants, para evitar tentaciones, aunque fuera por solo esa vela.

Nos despertamos, muy temprano para irnos a nuestros labores, no sin antes colmarme de mimos y atenciones y repasar un pequeño desfile, para aprobar su forma de vestir, y para finalizar me preparo un delicioso desayuno, en otras palabras era un mortal seducido por una diosa

A mi regreso por la tarde, mis preciosas me estaban esperando y la primera en salir fue mi SERIA, quien me lanzo una mirada  como queriendo hacerme saber, el dolor que sentía de verme partir con su hermana y por el sentimiento de traición que yo le producía,

 Y con un gesto de desprecio por los celos, me dijo  que su hermana bajaría en un momento, porque se estaba terminando de arreglar.

Se dio la media vuelta y me dejo solo en la sala.

Cuando la vi bajar por las escaleras, mi impresión fue tal que solo pude decir…WAOOO.

Y la voy a describir de la siguiente manera.

Su pelo castaño claro, se lo había teñido y adornado con unos rayos dorados, que le daban un aire muy juvenil.

Un traje de tres piezas color blanco, muy ajustado al cuerpo, que destacaba su trasero y su cintura en forma espectacular y una chaqueta semi abierta unida por un lazo blanco que dejaba ver una blusa blanca de chiffon satinado, que hacía sobresalir su busto en toda su  grandiosidad y por supuesto cartera y tacones altos del mismo color.

Para resumir, estaba súper elegante.

Nos despedimos de la SERIA, diciéndole que regresaríamos hasta el día siguiente.

No sin antes notar, que casi salía huyendo con una lagrima en el rostro.

Le abrí la puerta del automóvil y…

La lleve a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, luego a una discoteca y por último a uno de los mejores hoteles donde tenía reservada una suite para esa ocasión.

Antes de atravesar la puerta, la cargue en mis brazos, como si fuéramos una pareja de recién casados, en su luna de miel y destape una botella de champagne que había ordenado anteriormente al reservar la habitación.

Mi COQUETA, se sentía en las nubes por tantos detalles, que su entusiasmo crecía, por conocer el futuro que le esperaba, para esa noche.

En medio de su alegría, la tome en mis brazos y no paraba de besarme, la lleve hasta el dormitorio, y delicadamente la deposite en el lecho, donde  me entregaría su mayor tesoro.

Con su coquetería innata se paró ante mí para modelarme con gracia y sensualidad sus encantos y fue cuando le pedí que de manera lenta, se desnudara para mí y toda mi espera valió la pena.

Lo último en caer fue su blusa y un juego de ropa interior de lo más  erótico y exclusivo, se dejó ver a mis ojos.

Me acerque a ella y con mucha delicadeza y ternura, la comencé a besar, fui bajando lentamente por todo su cuello para llegar a mis lolas, que tenían un grado de endurecimiento propio de su excitación.

Me hinque ante ella y mi ansiada concha queda ante mí, solo protegida por aquella fina tela.

La hice girar y un digno y maravilloso trasero me invitaba a tocarlo y besarlo en cada una de sus nalgas.

Le fui bajando la delgada y suave prenda para descubrir sus mayores tesoros y mi búsqueda fue fantástica, al encontrar un perfecto chochito, completamente depilado, que se veía exquisito y tímido ante la aventura que le esperaba.

Lo bese y lo acaricie con mi lengua, y con mis dedos lo entre abrí para localizar el pequeño botón, y lo salude con un tierno chupón,

A todo esto mi COQUETA, al sentir mi acción, trastrabillo su cuerpo y me agarro de los cabellos, para no caerse.

La hice acostarse,  le quite los zapatos y luego sus delicadas medias y bese y chupe cada dedo de sus pies, subí por sus pantorrillas y sus muslos eran gruesos y sensibles, hasta llegar al futuro nido de mi paloma, que brincaba de la emoción por llegar a él,

Su aroma era delicioso, era una mezcla del olor de sus fluidos y la loción que la envolvía.

Mi COQUETA, no aguanto más y se desprendió de mí y comenzó a tomar la iniciativa por su propia cuenta.

Como si fuera una gatita se puso de rodillas y lentamente se fue acercando y tomo mi verga y la lambio pausadamente desde el tronco hasta la cabeza y la chupaba como la golosa que era.

Rene, era en nada una mujer sumisa, era como una amazona que le encantaba tener el control total de la acción, y siempre mostraba esa sonrisa, que ahora era la total expresión de la lujuria reflejada en su rostro.

Toda ella era un espectáculo, cuando mostraba sus dotes eróticas en cuanto al hacer el sexo se refiere. 

Mamaba el pene como toda una maestra, y lo tragaba hasta hacerlo desaparecer dentro de su boca.

También apretujaba sus senos con mucha fuerza y al mismo tiempo mordía sus labios, como que con estos actos me demostraba la furia que sentía, cuando las olas de placer calaban su cuerpo.

Sin mucho preámbulo la sometí por la fuerza, y monte sobre ella, colocando mi verga a la entrada de su concha y con un fuerte empujón, la fui penetrando, hasta  llegar a la longitud que alcanzaba el tamaño de mi tranca.

Mientras me adentraba en su interior, jamás hubo una queja o un rictus de dolor y por el contrario cuando se vio totalmente penetrada, se apodero de uno de mis labios mordiéndolo provocándome un fuerte dolor, como si fuera un acto de represalia, por mi intromisión, en su zona  más sagrada.

La mire profundamente a los ojos y ella desafiante me sostenía la mirada.

Inicie un movimiento lento de entrar y salir dentro de ella y poco a poco lo fui aumentando en velocidad

 Cierra sus ojos, y su resistencia va cediendo y en un acto de sometimiento y aceptación, me besa con mucha ternura.

Mis embestidas aumentan de ritmo, su respiración se agita y un canto de amor sale de su boca.

AMOR  MIO DE MI CORAZON,

Cierra con fuerza sus brazos alrededor de mi espalda  pegando su rostro contra mi pecho y su pelvis se  sincroniza con la entrada del intruso para recibirlo, y su esfínter pareciera que lo abrasara y apretara, en señal de bienvenida.

Y una larga afirmación, me confirma que mi COQUETA, ha logrado la meta de alcanzar su éxtasis.

SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

La observe como cambiaba de posición, y girando la cabeza sobre la almohada, con una sonrisa y una paz en el rostro, me hacía ver cómo había disfrutado su primera vez.

Me fui a la sala, a tomarme el resto de mi copa.

Para aparecer luego, apoyándose en el marco de la puerta del dormitorio, haciéndome señales con los dedos de su mano, invitándome a que fuera  donde ella.

Me tiro sus brazos al cuello diciéndome…

Eres mi marido y ahora soy tu mujer, quiero sentirte dentro de mí, por el resto de mi vida.

La lleve al sofá. La puse en cuatro y de un solo empujón estaba de nuevo en el fondo de aquella apretada gruta, donde mi tranca palpitaba a más no poder de felicidad.

Le di una nalgada, y mi COQUETA, expuso más su trasero, aumente poco a poco la velocidad, propinándole dos nalgadas con más fuerza y su coro de placer volvió a escucharse en el ambiente…

MMMMMMMMM          MMMAAASSSSSS FUERTEEEEEEEEEE    HAAAAAAAAAAAAAAGGGG.

La seguí azotando, y sus hermosa y blancas nalgas, tenían un color rosado tirando a rojo, saque mi verga y tome parte de nuestros fluidos de su vagina, y los esparcí por toda su zona anal, introduciendo uno y dos dedos para dilatar la entrada.

 Puse mi erecto fierro en la puerta de su ano y di un ligero empujón y escucho…

POR AHÍ NO PAPACITO…ME DUELE…

Mi glande traspaso la renuente barrera, y la cabeza de mi verga había encontrado otra estrecha gruta para el deleite de aquella hermosa hembra.

Me mantuve unido totalmente inmóvil por un rato.

La vuelvo azotar en sus divinas nalgas.

Y mi pancho, comienza a avanzar lentamente, hasta llegar a su destino final.

Ataco su clítoris con mis dedos, mordiendo su espalda.

Y ondas sonoras de lujuria se escuchan nuevamente.

DAMELA PAPACITOOO,  MMMMMMAAAAAAASSSSSSSSSS   FUERTEEEEEE,  SSSSSSIENTOOOOOO  QUEE MEE PARTESSSS EN DOSSSSS, QUEEEEE DOLORRRRRRR Y PLACERRRR, DDAAAAAAAMMEEEEEEEEE MMMAAASSSSSSSSS PPAAPPAAAA…CCIIIIIITTOOOOOOOOOO.

Le tomo sus dedos para que se masturbe sola y exploto como nunca dentro de ella y me responde con…

YYYAAAAAAAAAA  SSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII  DIOSSSSSS MIIIIOOOOO

Me separo de ella, y como un muerto caigo tumbado en el sofá mientras mi COQUETA, queda con el trasero al aire  y un hilo de semen se desprende de su ano.

Ya para dormir le di la última cogida. Y se durmió abrazada a mi pecho

 Diciéndome lo feliz que había sido, en  su estreno como mujer.

LA SERIA……

 

 

Pasaron tres días desde que empezó mi relación con la COQUETA, y casi no tenía ningún contacto con mi recordada Renee.

Cuando pasaba de casualidad a buscar a su hermana, al solo saber que yo estaba ahí, se encerraba en su cuarto para no salir.

Una mañana me levante muy temprano, para esperarla cerca de su automóvil cuando fuera a la escuela, y como tal, apareció radiante y bellísima y la salude con unos buenos días el cual no me contesto ni por un acto de cortesía.

Me acerque a ella y le pregunte…

¿Por qué me lastimas de esta manera, si lo único que te dije es que te amaba al igual que tu hermana?

Ella me quedo mirando con un gesto lleno de cólera y se subió a su automóvil y salió velozmente en dirección a su escuela.

Esa tarde calculando que faltaban minutos para que su jornada terminara, me presente en el centro educativo y busque la dirección y toque a su puerta.

Me abrió la puerta y al verme quiso cerrármela en la cara pero anteponiendo mi pie, evite que lo hiciera.

Me pidió que saliera y la dejara en paz y le dije que lo haría con la condición que me escuchara.

Me dijo que no era el momento ni el lugar para hacerlo y le conteste.

Acepto tus razones, pero por favor escúchame y te juro que nunca volveré a molestarte.

¿Dime donde me puedes escuchar?

Le sugerí, que podíamos hacerlo en un restaurante de comida rápida que estaba en el camino a nuestra casa, y acepto y me pidió que la esperara en  quince minutos.

Desde que llego me dijo que no tenía mucho tiempo y que fuera rápido en mi explicación.

Le ofrecí algo del menú y solo pidió un refresco.

Okey  Renee, vengo a despedirme de ti y luego lo hare con tu hermana, solo me tardare, los días para encontrar otro lugar donde alojarme y desapareceré de sus vidas.

¿Y qué va a pasar con mi hermana?

Lo mismo que contigo porque sé que me amas como yo a ti.

Me voy a ir porque me duele en lo más profundo, verte y saber que me desprecias por un acto que desde un principio deje claro, y era que prefería perderlas a las dos, antes de hacerles cualquier daño con una decisión mía.

Quería que lo supieras, y que no creas que  estoy contento con la presente situación.

Por favor, toma al pie mis palabras y por favor no le digas nada a tu hermana y déjame despedirme personalmente de ella.

Solo te pido un favor,  que me dejes besarte como la última vez y llevarme el sabor de tus labios, como un bello recuerdo de una relación que pudo ser.

Me acerque a ella para besarla, pero se negó.

Me levante de la mesa y le dije adiós.

Esa noche me quede en un hotel y al día siguiente cuando estoy en mi oficina, me llama mi    COQUETA, casi llorando porque no sabía que me había pasado.

Pero más tarde lo hizo mi SERIA, para citarme en el mismo lugar.

Esta vez la castigue y a propósito llegue media hora más tarde.

Desde que entre su vista era otra y cuando estuve frente a ella sus gestos y su proceder hacia mí, fue de lo más cordial y amable.

Me pregunto dónde había pasado la noche y me recordó que su hermana había pasado la noche en vela por mi ausencia.

Le explique que estaba hospedado en el hotel cercano a su casa y que era de los más lujosos de la ciudad.

Que ya me estaban buscando departamento y que en cualquier momento llegaría para hablar por última vez con su hermana.

Su semblante cambio y me dijo con un fuerte gesto que su hermana iba a sufrir en el futuro, a lo que conteste que lo mismo me iba a pasar a mí y que en vista de lo anterior era mejor de mi parte, pedir mi traslado a otro país.

Y con un gesto triste pregunto…

¿Entonces no quieres a mi hermana?

No he dicho eso, cuando veo a tu hermana, me parece verte a ti y ahora que estoy contigo, pareciera que estoy viendo a tu hermana.

Estoy loco ya lo sé, pero es muy triste enamorarse de dos personas a la vez, y que al mismo tiempo  parecen que fueran una sola.

Te dejo Renee, pero esta conversación me hace mucho daño y mejor voy a ir al bar del hotel y tomarme unos tragos para poder dormir.

Salgo del bar con varios tragos en el pecho y llego a mi habitación.

Son pasadas las nueve de la noche y me estoy quitando el nudo de la corbata cuando tocan a mi puerta.

Abro la cerradura y mi SERIA, aparece ante mí y  lucia extremadamente elegante.   

Estaba vestida como la diosa que verdaderamente era.

Una vestimenta amarilla de tres piezas, una falda hasta las rodillas  ceñida al cuerpo donde se dibujaban sus gruesas y largas piernas al caminar, terminando en unas redondas y frondosas pantorrillas y como toque final unos zapatos amarillos de tacón alto que hacían que su caminar luciera soberbio y sexy a la vez.-

 Una blusa de seda amarilla y una chaqueta de la misma tela de la falda,  rematada con unos botones grandes de metal color dorado, al igual que su cinturón, que remarcaban sus caderas y su cintura.

Su peinado era increíble, mostrando su cabellera rubia con un brillo y una soltura y cadencia que parecía que se movía al caminar.

Unos aros  grandes y dorados, adornaban sus mejillas, y su maquillaje era natural, mostrando unos pequeños y deliciosos labios, muy rosados por el lápiz labial

Y lo que más impactaba era el juego de su vestimenta comparado con sus ojos  del mismo color.

Me quedo viendo a los ojos y me dijo que había llegado a traerme para llevarme a la casa.

Porque Rene estaba llorando porque yo no aparecía por ningún lado y que ella había jurado llevarme a como diera lugar.

Tomo el teléfono y llamo a su hermana y le dijo que me había encontrado y que arreglara la habitación como habían convenido.

Con un gesto burlón y picaresco me dijo.

Así que te quieres ir y apartarte de nosotras.

Como estaba con mis tragos que me habían envalentonado y portarme como bravucón   le dije…

¿Y quién me va a detener?

Y tomándome de la corbata suelta  y acercándome muy próximo a ella, me contesta…

Yo lo voy hacer.

Y jalándome me lleva a la cama y se empieza a desnudar

Estaba cubierta por un juego de lencería, de color amarillo de lo más erótico,  como era una braga en triangulo que se despliega desde sus caderas y poco a poco va disminuyendo de anchura hasta cubrir perfectamente su vagina, y por su parte trasera cubre el canal y la mitad de cada una de sus nalgas, por su parte el sostén  era de una copa ancha adornadas con encajes  que servían para cubrir totalmente a mis nenas.

Por ultimo su liguero y medias blancas que cubrían sus grandiosas piernas

 

Parada frente a mí en su ropa interior, se me acerca y se lanza contra mi pecho quedando encima de mí y me dice con toda su dulzura…

No me pedias un beso para recordarme, pues aquí me tienes, pero te lo doy si vienes conmigo.

Contigo voy al mismísimo infierno y la bese con tal pasión que casi mordía sus labios y nuestro beso duro un rato muy, muy largo.

Mis manos la acariciaban por todo su cuerpo, pero  buscaron su espalda para soltar su sostén y una vez en libertad mis labios se apoderaron de mis nenas y parecía que querían devorarlas en especial los erectos pitones que sobresalían en su total exaltación,

Seguidamente se dirigieron a palpar y apretujar su portentoso trasero, y mimaban cada una de sus nalgas.

Mi SERIA, no soporto semejante invasión y de su boca emanaban gemidos de gozo que confirmaban su deleite por la acción que hacían mis manos.

Con toda su entrega y ternura me dijo…

¿Cómo creías que te dejaría ir si sabes bien que solo tú me has hecho sentir mujer?

Te amo y te adoro mi amor…

Y empezó a desabotonarme la camisa hasta dejarme solo en bóxer, mientras me miraba, como si quisiera acariciarme con sus ojos y Decirme con ellos lo que sentía por mí.

Cuando iba deslizando mi bóxer, su vista se concentró en  la punta de mi glande que majestuosamente hacia su propia presentación en completa erección, a medida que era liberado de su prisión.

Ante tal vista mi SERIA  comento y pregunto…

Es grande… ¿Me va doler?

La tome del rostro y besándola tiernamente le conteste…

Voy a ser lo más gentil contigo y prometo no causarte el mínimo dolor y hare lo que más pueda de mi parte.

Después de esa pregunta y su forma de accionar, me di cuenta que con esta mujer tendría que ser extremadamente cuidadoso y cariñoso, porque era muy frágil y miedosa al dolor.

Ella me llevaría más tiempo, ya que tendría que ser muy lento y cuidadoso, para no convertir su primera vez en una pesadilla.

Deslice suavemente su sensual prenda que protegía su virginal chocho y que al verlo en todo su encanto e inocencia, me atreví a acariciarlo con mis dedos y entreabrir sus labios para buscar con mi lengua, su botoncito que la conduciría a conocer la gloria de ser mujer.

Observe el interior de su vulva y una barrera me indicaba que su gruta al éxtasis aún no había recibido ningún visitante.

Delicadamente acerque mi lengua y labios hacia aquel solitario bombón y lo deguste como si fuera la más deliciosa golosina.

Al solo sentir el primer contacto de mi lengua, mi SERIA, acerco aún más su vulva a mi boca y tras un breve minuto soltó su canto celestial con un largo gemido.

SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII    AAAAAAAAAAAAMMMMMMMMMMMOOOOOOOOOOOORRRRRR

Me apretó contra su concha  y sus contracciones seguían el ritmo de su canto.

No me detuve y seguí dibujando círculos con mi lengua alrededor de esa cereza y nuevamente sentí las mismas emociones de antes y comprendí que mi tierna era multi orgásmica, por la forma repetitiva de sus corridas.

Su vagina estaba completamente inundada por sus jugos  ocasión que aproveche para colocar mi verga en su mera entrada y restregar la cabeza de mi glande en su clítoris y puntear suavemente la frágil barrera que se interponía en el avance de mi panchito, que estaba al máximo de su rigidez, preparado para avanzar.

´Pase como diez minutos en esa labor de preparación en los cuales mi amor, se mordía los labios y acercaba su vagina continuamente en una oportunidad di un pequeño empujón y estaba dentro de ella.

MMMMMMMMMMM     HAAAAAAAGGGGG 

Sus ojos se volvieron vidriosos, y unas cuantas lágrimas corrían por su rostro…

No me atreví a moverme por un buen rato y solo pulsaba mi verga en su interior, pero sus contracciones y su esfínter, lograron que mi pancho, entrara en toda su longitud.

Tras una maniobra de fuerza y acomodo, logre que ella se sentara en mis piernas completamente ensartada por mi tranca y mantuvimos esa posición por casi quince minutos porque descubrí que le encantaba, especialmente cuando hacia latir mi verga dentro de ella.

De tanto aguantarme y sabiendo que podía explotar a causa del enorme deseo que sentía por esa mujer, la coloque en misionero y tras una veloz embestida me descargue dentro de ella y al mismo tiempo siento sus uñas que se clavan en mi espalda y su canto vuelve a resurgir.

AAAAAAAAAAAAAMMMMMMMMOOOORCCCCIIIITTTTOOOOOOOOMMMMMMMMIIIIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOO    SSSSSSSSLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLL.

Nos quedamos viendo a los ojos  y se abrazó a mí por un largo rato.

Me dijo que teníamos que irnos, porque me tenían preparada una sorpresa.

Cuando llegamos a la casona, mi COQUETA salió corriendo a abrasarme y note que tenía los ojos rojos y cuando me beso se puso a llorar, por lo que supuse que ese tiempo de mi ausencia lo había pasado muy mal y solo le pedí perdón por haberla hecho llorar de esa manera por mi culpa.

Entramos a la casona y me subieron por la escalera y me llevaron hasta una enorme recamara, donde pude notar que algunas de mis cosas estaban a simple vista y me dijeron.

Esta fue la habitación de nuestros padres y ahora será la de nuestro marido.

 

LA LLEGADA DE MI SUEGRA…

Una noticia nos sacó de nuestra tranquilidad, cuando se anunció que la madre de las gemelas, mi suegra, llegaría en plan de visita para conocer al futuro miembro de la familia y esposo de una de sus hijas.

Yo por supuesto tuve que regresar al chalet, por eso de las apariencias.

La fuimos a recoger al aeropuerto, en vista que ella era residente de otra ciudad, que era muy reconocida por su actividad industrial.

Cuando me la presentaron, quede cuadrado por lo impactante de toda ella.

Sus hijas eran guapísimas, pero ella a pesar de su edad (46años, como luego descubrí), era un manjar especialmente para los dioses.

Era súper elegante, más alta que sus hijas como 1.75 metros de altura y su cuerpo era sin duda la plantilla original, de todos los atributos que caracterizaban a las hijas.

Unos ojos azules y un pelo largo y rubio le daban una belleza digna del porte de una reina.

Muy alegres, llegamos a la casona y abrimos una botella de champagne para brindar por la ocasión.

Tenían una  sabrosa cena y la velada fue de lo más familiar rematada con los tradicionales regalos de bienvenida.

 

 

Al día siguiente, la suegra quería saber más de mí y se sintió muy alegre por mis respuestas, pero aclarándome al final que le había quitado una gran preocupación, porque al menos una ya tendría marido no sin antes echarse a reír  y expresar sin tapujos que pensaba que eran tortilleras por la edad que tenían y no haber encontrado marido.

Y siguió diciendo…

Mis padres eran de origen alemán y salieron de Europa, huyéndole a la guerra, mis abuelos murieron en la primera y mi padre nos embarcó para salir en 1937 cuando apenas tenía meses de edad.

Mi padre era un excelente contador y administrador, y al llegar a estas tierras se hizo muy amigo de uno de los hacendados más ricos del país y fue hasta que tenía 15 años, que el hijo único del señor, al cual mi padre serbia, me pidió en casamiento y la boda se concertó y a los 16 fui madre de las gemelas que tú ya conoces.

Mi difunto marido era 20 años mayor,  y quince años después de casados,   murió de cáncer.

Antes que me hagas la pregunta, te diré que nunca me volví a casar por varias razones aunque propuestas he tenido muchas,

Una de ellas era por no darles un padrastro a mis hijas y otro por amor a mi difunto marido y  otra razón porque muchos me consideraban una cabeza hueca y les interesaba el patrimonio que herede, y no sabían que tenía un padre, que me enseño como llevar las riendas y las cuentas de todo lo que tengo y que será la herencia para mis futuros nietos.

 

Como ves, soy una madre muy preocupada por sus hijas y tú has sido la respuesta a mis plegarias, para que una de ellas forme un hogar y me de los nietos que hereden mi fortuna.

Pero cambiando de tema, traigo asuntos que resolver en varias secretarias de gobierno y mañana me tengo que reunir con mis abogados y quiero que estés presente para que me asesores en los planteamientos que me van hacer y tú te vayas enterando de las cosas de la familia.

A la mañana siguiente me despedí de mis dos amores y al poco rato salió aquella majestuosa y soberbia mujer que realmente tenía una cara,  un cuerpo y un  trasero, para provocar un infarto con solo verlo.

YA en el automóvil, como que le gustaba tirar bromas y en un cruce del camino, estuve a punto de colisionar con otro automóvil, y en tono burlesco y con gracia me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME LAS PIERNAS.

 Se rio como nunca y   yo solamente me sentí  totalmente apenado y viendo mi estado me dijo, ES UNA BROMA,,,,JAJAJA.

Llegamos a la oficina donde la esperaban, y pude observar que era una mujer con voz de mando y que no se andaba con rodeos para decir al pan, pan y al vino, vino.

Era una mujer de carácter fuerte, pero al mismo tiempo, amable simpática y de trato elegante pero claro.

Terminamos y me pidió que quería ir de tiendas porque quería comprar algo para sus niñas y para ella.

Entramos a una lujosa tienda por departamentos y se fue al de damas mientras tanto yo me entretuve en el de caballeros.

Estando ahí me acorde de las medidas de las gemelas y fui al sector de lencería y busque la ayuda de una de las vendedoras de ese sector y le pregunte qué era lo que más estaba de moda  en ese tipo de ropa interior y me trajo unos conjuntos de lo más eróticos de origen francés, le di las medidas y los escogí en color rosa para Rene la coqueta y amarillo para Renee la seria y pedí que me los envolvieran en un empaque de regalo,

Después fuimos a comer a un fino restaurant y al caminar en la alfombra, casi hice un traspié y riéndose nuevamente me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME EL TRASERO.  JAJAJAJA…

Esa  mujer era increíble y muy liberal, una vez que  se sentía totalmente en confianza para hablar, y valiéndome de sus bromas y al doble sentido que utilizaba en sus frases me atreví a preguntarle.

¿Querida suegra, siendo tan hermosa y en la flor de la vida, como hace para estar sin marido?

Y su respuesta…

 

Sin sexo querrás decir.

Mi querido yerno, yo soy una mujer muy práctica pero tampoco soy insensible, como toda mujer tengo mis calenturas, y en esas ocasiones tomo un vuelo a cualquier lugar, donde nadie me conozca, y curo mi malestar.

Sinceramente estalle de la risa por lo gracioso y la forma tan peculiar de contestar.

Para rematar acoto.

Pero eso sí.

No me gustan los compromisos.

Si la aventura fue muy buena, se repite cuando hay la oportunidad

 

Si no, adiós y hasta la vista

Querida suegra, me encanta su forma de ser y quiero conocerla mejor, especialmente para averiguar que otra clase de monerías se guarda dentro de sí.

Me estas adulando, eres un perverso y ya veo porque mis hijas están fascinadas contigo

Pero conmigo no la tendrás fácil, me ganaras hasta que te vea casado con una de ellas.

Cuando íbamos saliendo del restaurant como que tropezó con el mismo obstáculo que yo encontré al entrar, que casi se va de bruces hacia delante, si no es que la tomo de las caderas para detener su caída.

AL FIN SE TE HIZO, QUERIDO YERNO…JAJAJAJA

Esa mujer como que me leía el pensamiento, y en verdad estaba loco por tocar aunque sea esa parte superior de sus nalgas, que como maestro catador, eran de una dureza extraordinaria.

Durante el camino de regreso, me pidió que fuéramos a la clínica de su médico y le pregunte.

¿Se siente mal?

Y me contesto…

Estoy más sana que un roble, y el medico que voy a visitar es un especialista en estética y cirugía plástica, el me levanto los pechos y ahora me están saliendo unas pequeñas arrugas en la frente y los parpados y además odio la celulitis y voy a consulta a ver que me recomienda.

Cuando llegamos a la clínica, y se presentó con su nombre de pila, fue la primera vez que lo escuche… BRIDGETT……

Cuando salió de consulta le pregunte…

¿Por casualidad no se quiso propasar el medico?, jaajaja.

Y me contesto

Ya está muy viejo y aunque quisiera, ya no puede.

Desde ese día, nuestra relación de suegra y yerno, parecía la de unos viejos amigos, que se la pasaban de broma en broma.

Mi trabajo en la embajada, me dejaba mucho tiempo libre, el cual aprovechaba con mi suegra, para salir cuando ella me lo pidiera.

Razón por la cual, me desatendí  de mis gemelas, pero al mismo tiempo me agradecían, por mis atenciones para con su madre.

Cierta mañana que me levante tarde como a las 10 am. En vista de una visita nocturna de mis gemelas, que llegaron a modelarme el regalo que les compre,

Salí al patio y cuál es mi sorpresa.

Que mi bellísima, escultural y voluptuosa suegra, está en un pequeño traje de baño tomando sol en la alberca.

Me acerque donde estaba ella y sonriendo me dijo…

SE TE VAN A SALIR LOS OJOS…JAJAJAJA

Querido yerno, no alcanzo mi espalda, me podías poner aceite para evitar las quemaduras del sol.

Agarre el bote y me senté a un lado de ella, que estaba acostada boca abajo en una toalla sobre la grama, e inicie mi faena.

Su espalda era ancha y carnosa y a la vez muy tersa y delicada, le dije que se quitara los tirantes de la espalda del sujetador, porque si no, le quedarían marcados en la piel por el sol, a lo que contesto.

DESABROCHALOS, POR FAVOR.

Regué el aceite por toda su espalda, hasta llegar a sus caderas y vuelvo a escuchar.

SE TE HIZO OTRA VEZ QUERIDO YERNO…JAJAJAJA…

Al tener contacto mis manos con su piel, sentí como una descarga eléctrica que despertó mi verga con una tremenda erección, que casi era imposible de ocultar, en aquellos diminutos pantalones cortos,

SIGUE CON MIS PIERNAS, MI NIÑO.

En la medida que esparcía el aceite en sus gruesas y duras piernas mis pensamientos y mi vista se perdían en admirar y soñar con poseer, ese voluminoso y espectacular trasero.

Sinceramente mi suegra, con ese cuerpazo y esa cara, jamás aparentaba la edad que tenía y más bien cualquier persona al verla junto a sus hijas  hubiera pensado que era la hermana mayor de las tres.

Mientras acariciaba sus pantorrillas con el aceite, separaba sus piernas y me dejaba ver su primorosa vulva, y al mismo tiempo demandaba…

MAS ARRIBA MI CIELO..

Y producto de mi alucinación y deseo, me atreví a masajear su entrepierna casi rosando la tela que cubría su vagina.

Cuando hice esa acción, puedo jurar que escuche un gemido y se dio la vuelta inmediatamente y su vista se clavó en la bragueta para ver mi erección.

Para disimular me di la media vuelta y me lance al agua de la alberca.

Me siguió y se puso a jugar conmigo como si me estuviera ahogando por la fuerza.

Viendo, lo que podría pasar de seguir el juego me despedí de ella y me fui a mi chalet.

Otro día más.

Estoy sacando mi automóvil para ir a la oficina, cuando de pronto sale por la puerta y me dice…

Héctor me vas a dejar sola en casa para que me aburra como una ostra.

¿Puedes llevarme contigo?

¿Claro que si querida suegra?

Llámame BRIDGETT por favor, subo por mis cosas y ya regreso.

Pasaron los minutos y de pronto se escuchó un grito.

Entre rápidamente a la casa y la encontré en el suelo con una mueca en la cara de gran dolor.

 

  Me dijo que se había caído al bajar la escalera y que tenía un fuerte dolor en todo su lado derecho y que la ayudara a volver a su habitación, para acostarse porque no aguantaba el dolor.

La cargue en mis brazos y la lleve hasta su cama.

Y me pidió ayuda para bajar la cremallera de su vestido y todo paso tan rápido que solo quedo en una finísima ropa interior

 Por lo que salí disparado de su recamara, porque de seguir ahí un minuto más, me hubiera tirado sobre ella.

 

Pasaron 15 días desde que llego mi querida suegra, y una noche al regresar y bajarme del automóvil escucho un tremendo relajo dentro de la casa, en el que madre e hijas se decían las cosas a gritos y mi nombre se escuchaba como punto de discordia,

Me fui directamente a mi departamento y espere al resultado final.

Mi coqueta apareció al cabo de las horas y me dijo…

Mi madre descubrió que tú vives para las dos y empezó a darse cuenta cuando vio la lencería que yo usaba y recordó que te había visto comprándola  en la tienda y le pregunto a Renee, que le enseñara su regalo y pregunto…

 ¿Por qué un novio compra ropa interior para su novia y su cuñada?

Además nos ha visto en nuestras escapadas en la madrugada, cuando venimos a visitarte.

Así también en nuestro comportamiento cuando estamos contigo.

 

Al cabo de media hora apareció Renee, y los tres no abrazamos en completa paz.

Les pedí que regresaran con la madre y que entendieran su dolor.

En la mañana cuando estoy por subir a mi automóvil, veo una nota en el vidrio sujetada por una de las escobillas del limpia parabrisas que decía…

Quiero hablar con usted antes de partir a mi ciudad, lo estaré esperando en el hotel tal,  a las 2 pm, pregunte en recepción por el número de habitación, …BRIDGETT

 

Llegue al lujoso hotel, con algo de preocupación, pero luego de pensarlo me dije…AL TORO POR LOS CUERNOS… y subí a la habitación.

Toque a la puerta, y aquella teutona rubia, vestida en una forma majestuosa, soberbia y elegante, me abrió la puerta y al solo cerrar, me coloco en plena cara, una fuerte cachetada, para después decirme.

Dele gracias a Dios que no soy hombre, porque si no hace horas le hubiera pegado un tiro, por pervertido y por haber engañado a mis hijas, de la forma como lo hizo.

Perdone señora…

Cuando me conoció, lo primero que me dijo que yo era la respuesta a sus plegarias, porque pensaba que sus hijas eran “TORTILLERAS” y cito textualmente, el adjetivo que usted uso.

Ahora resulta que soy un pervertido, por convertirlas en reales hembras, al igual que su madre.

.

Son tan bellas, lucen iguales, pero son tan diferentes que al final me fue imposible decidirme por tal o por cual y antes de decidirme por una, prefiero perderlas a las dos, para no hacerle ningún daño a ninguna de ellas.

A lo cual respondió…

 

Es un descarado, y ahora quiere aparecer como si usted fuera la víctima, cuando es nada más que un gigolo profesional, que a engatusado con sus atributos de hombre a dos indefensas mujeres necesitadas de amor y enfermas por sus traumas psicológicos de juventud.

Disculpe divina señora, pero quien habla de gigolo, cuando usted pasó provocándome con sus bromas de doble sentido, al grado que me pidió que le untara aceite, cuando estaba medio desnuda y me provoco una descomunal erección al ver semejante cuerpo, que tuve que escapar a como diera lugar, para que no viera mi estado de excitación,

 Y estuvo a su vez.

Siguiéndome dentro de la alberca para seguir con su provocación.

Seguidamente, me pidió ayuda para quitarse el vestido, con toda la intención de que la viera en su ropa interior y no tuve más remedio que salir huyendo porque de lo contrario  mmm…

Está bien, soy un gigolo, pero usted acepte que quería quitarse la calentura conmigo,

Como se atreve insolente y levanto su mano para darme otra bofetada, pero le detuve su mano en el aire, y la tome por la cintura y le di un beso en esa deliciosa boca con todo y lengua

  Su esbelta hermosura y un cuerpo estilizado, producto del trabajo en un gimnasio, hicieron posible que se separase de mí.

Volví nuevamente y la tome de la cintura y me fui directamente al cuello para besarla y mis manos  fueron a apretar y acariciar sus enormes nalgas y su voz de protesta se escuchaba.

 

Deténgase por favor, o llamo a la policía y lo acuso por intento de violación.

Si me van acusar por algo, no va a ser por intento.

Estúpido, ¿quién se cree que es?

No sabe con quién se está metiendo

Claro que lo sé, con la mujer más bella, que me volvió loco de deseo desde la primera vez que la vi.

No sea tonto, y compórtese como el caballero que creí que era

Usted lo dijo, “ERA”, no sabe  usted,  que estas piernas y estas nalgas, le hacen perder la razón a cualquiera y eso usted bien lo sabe, porque las utiliza a la perfección.

En un momento de nuestro forcejeo,  pego contra una pared y una de mis manos libres se fue en busca de una de sus tetas y logro tocarlas a través del sujetador que la resguardaba.

Cuando sintió mi mano, reacciono con más fuerza, pero nuevamente la bese y ella me esquivaba girando su cabeza.

Volví a utilizar mi mano, pero esta vez la lleve por un recorrido por encima de su falda hasta levantar  su ruedo  e introduje mi mano en medio de sus piernas, las cuales cerro con toda su fuerza, lanzando al mismo tiempo, la mayor cantidad de insultos, al saberse que solo a escasos centímetros,  su intimidad más protegida, estaría al alcance de mi mano.

 

Presione con más fuerza y mis dedos  detectaron la seda de su braga,  mi dedo medio lo coloque en posición, y sentí como el mismo, estaba sobando su clítoris y su concha, en toda su totalidad.

ESTAS CALIENTE EN VERDAD BRIDGETT, SIENTO TODA TU HUMEDAD.

Sus insultos pararon y su resistencia era casi nula y su boca solo se abrió para responderme con un beso.

Desde que vi tu erección en la alberca pude entender como mujer, porque mis hijas están locas por ti.

Le subí totalmente la falda y mis manos se apoderaron de su hermosísimo trasero y me deleite en un grado demencial, el palpar con mis propias manos su grandiosas nalgas.

Sus manos estaban alrededor de mi cuello y poco a poco bajo su mano derecha buscando mi bragueta y palpar su verga que era la cura que necesitaba,  para su calentura vaginal.

Me baje el cierre.  Saque mi herramienta, le baje apenas  su braga y coloque mi verga muy cerca de su concha y agachándome un poquito y con la ayuda de mis dedos, y dando un leve empujón la punta de mi glande estaba dentro de ella,

Me la estaba cogiendo parado y con toda nuestra ropa puesta,

Ella trataba de abrir sus piernas pero sus bragas a medio bajar se lo impedían.

Casi llorando me decía…

METELA HASTA DENTRO,

ASSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

DIOS MIO,

NUNCA ME HAN COGIDO ASI.

QUE SABROSO

TENIAS RAZON HECTOR, TUVE CALENTURA DESDE EL PRIMER DIA QUE TE VI.

QUE VERGA TIENES HIJO, CON RAZON MIS HIJAS ESTAN LOCAS POR VOS.

MI QUERIDA BRIDGETT, TE VOY A DAR UNA COGIDA, QUE UN DIA VAS A QUERER REPETIR, Y ESO TE LO JURO.

Se la saque, y le baje totalmente la braga, la tire al piso y le abrí las piernas y se la deje ir hasta el fondo y le pregunte,

¿Qué le parece querida suegra, la inyección está a su medida?

Me quedo viendo a los ojos y me dijo…

SOS UN AMOR Y LO QUE ME ENCANTA ES  LO GRUESA Y EL LARGO JUSTO PARA MI.

Mi querida  BRIDGETT, hoy te vas a sentir diferente y lo vas a saber mejor, cuando compares tu mejor noche en el pasado, con lo que va a pasar especialmente  este día, Te juro que lo vas a recordar por siempre.

Le levante al máximo las piernas, y le metía la verga a máxima velocidad y al cabo de cinco minutos la escucho clamar…

 

HIJITO MIOOOOO, QUEEE RICOOO COGESSS,  PAPITOOOOO  MIOOOOO,  ASIIIIII MIIII  CIELOOOO.

ASIIIIIIIIII    ASIIIIIIIII     ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII  

Me abrazaba, me besaba  y yo todavía ensartado dentro de ella con mi verga haciéndola palpitar para que sintiera que aún había para largo rato.

Nos levantamos del piso y nos dirigimos al baño, durante ese pequeño trayecto nos fuimos desnudando pieza por pieza, y al quedar completamente desnudos,  mi deseo estaba haciéndose mayúsculo, el trasero de esa alemana era algo digno de admirar y solo una promesa me hice para mí mismo.

QUE ESE DIVINO CULO, SERIA MIO ANTES DE TERMINAR LA NOCHE.

Llegamos al baño y después de una corta ducha su primera reacción fue agarrar mi verga y darle de besos  a todo su largo y grosor.

Y sus frases eran…

Que linda paloma, quisiera tenerla dentro de mí, por toda la vida.

Mi bella y linda suegra, esta verga será suya todas las veces que usted quiera.

Y como una poseída se la metía en la boca, queriendo tragársela entera y la soltaba porque se escapaba de ahogar, al final decía que no se iba a rendir hasta tragársela entera así le tomara el tiempo que fuera para darse ese placer.

 

 

 

Le pedí que me acompañara y la lleve a la cama y que buscara el aceite que me pidió que le untara cuando estábamos en la alberca.

Me dijo que tenía algo mejor y me dio un bote de crema aceitosa, que tenía un olor y fragancia como si fuera una loción francesa.

La hice que se recostara y comencé a esparcir la crema por sus adorables lolas, que al contacto de mis manos con sus pezones, se transformaron en sendos pitones capaces de sacarle un ojo a cualquiera.

 Sus ojos se fueron cerrando poco a poco y mis manos ya se encontraban masajeando su pelvis,

Algo que me llamo la atención fue el poco vello  púbico y el color miel que tenían, le masajee suavemente su vagina y su clítoris se mostraba todo respingón, listo para entrar en acción.

Frote  sus admirables piernas y le ordene que se diera la vuelta.

Al mismo tiempo que decía en voz alta, para que me escuchara.

 

Así soñaba con tener este culo, cuando lo admiraba como un perdido, soñando que sería  mío, algún día.

Y ahora no es un sueño, 

¡Es mío!

Si hijito, es suyo pero cójame que ya no aguanto más.

Le besaba las nalgas y buscaba la crema para untar una buena cantidad, y luego lo pasaba  por su orificio anal  y esparcía la crema alrededor y dentro de él.

Hundí mi cara en medio de sus nalgas y mi lengua y labios se adueñaron de esa zona.

Roce con mi lengua  su estrecha entrada,

 Que provocaron que mi adorada y preciosa suegra, levantara su trasero, por las extrañas sensaciones, que esas únicas y placenteras caricias,  se avivaban por primera vez en ella

HIJITO LINDO, QUE ME ESTAS HACIENDO, QUE EXTRAÑO, PERO QUE SABROSO, LO QUE ME HACES SENTIR.

Le  pedí que se volteara nuevamente, y me lance en busca de mi roja cereza y nuevamente mis labios y mi lengua  se convirtieron en los autores materiales del indescriptible asalto que sufrió ese pequeño botón, que fue incapaz de soportar lambidas, chupetones y más que una pequeña mordida,

 Al escuchar sus lamentos y quejidos de placer de mi adorada suegrita, le anuncio en voz alta……

ESTO ES PARA QUE TE ACUERDES DE MI.

Y coloque mi dedo medio, en la entrada de su recto y la fui penetrando.

Y de repente escucho una frase larga y tendida.

YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA     HIJITOOOOOOOOOOOOOOOO  MIOOOOOOOOOOOOOOOOO

Me levante de la cama y entre al baño a ducharme. Y al  salir busque mi ropa, y me acerque a la cama donde yacía mí suegra y le dije.

 

 

Vístase que la espero en la cafetería del hotel, para comer algo, porque todavía le falta lo mejor, cuando le pegue la cogida que nunca olvidara.

Como a la media hora bajo y hay que decirlo, mi deliciosa y escultural suegra, lucia radiante y sin dudarlo era la joya de la corona, por su porte, elegancia y belleza.

Su vestimenta era impecable, y muy sonriente se sentó frente a mí,  en un pequeño rincón, que yo había escogido, para proteger nuestra intimidad.

Mi querido Héctor, tengo que felicitarte, hoy me hiciste dos cosas que nunca  me hicieron antes, coger parados fue increíble, cuando sentí tu paloma dentro de mi  te juro que tuve mi primer orgasmo, y es que tienes una verga morcillóna  que solo al recordarme que la tuve dentro de mí.

 Estoy, más caliente que la primera vez, y quiero que me cojas otra vez,

La segunda, cuando me besaste el trasero, porque sentí un escalofrió que corrió por toda mi columna y que fue como un estallido interior al sentir tu dedo, entrando por mi ano, dentro de mí…

Con razón tienes locas a mis hijas y si todavía dices que me falta lo mejor, tal vez me una al club,

 

 

 

 

La forma tan clara y sincera, para confesarme sus emociones, sentimientos y deseos que tuvo en su intimidad conmigo.               Me hizo recordarme, que cuando trate de analizar su personalidad en nuestros primeros encuentros, nunca estuve equivocado y que esta preciosura de mujer era el premio mayor de la lotería, le encantaba el sexo, pero no en cantidad, si no, que en calidad,

Por eso me atreví, a confesarme con ella.

Mi hermosa y soñada Bridgett, ahora que hicimos el amor estoy más confundido todavía, por un lado, amo a tus hijas, pero por el otro, estos últimos quince días me han hecho soñarte, desearte y amarte como un adolecente que se enamora de su maestra , y ahora solo quisiera pasar el tiempo haciéndote el amor.

Héctor, hijito mío, usted me ha hecho venir tres veces en menos de dos horas y  si ya termino de comer, quiero que me vuelva a coger, así que vámonos para la habitación,

BRIDGETT, Solo te quiero pedir un favor, que cuando entremos  te desnudes muy despacio para mi Y  me exhibas ese monumental trasero, cuando lo vayas descubriendo al quitarte tu ropa interior.

Y la función empezó, quitándose una ceñida falda crema que cayó a sus pies  y dándose la espalda se inclinó para recogerla mostrando su colosal trasero, se siguió desnudando hasta quedar en un erótico conjunto de ropa interior, haciéndome la aclaración que era idéntico a los que yo había comprado para sus hijas con la diferencia que el suyo era de color blanco.

Quedo completamente desnuda, solamente  calzando unos  zapatos de tacón alto, que la hacían lucir sencillamente maravillosa al caminar.

Se acercó a la cama y me ayudo a desnudar y solo espero que saliera el bóxer y en segundos se apodero de su tranca.

HIJITO MIO, QUE VERGA MAS LINDA ME VAS A DAR.

La tomo como la vez anterior, la colmo de besos  para luego tratar de tragársela por completo, pero con los mismos resultados.

Te voy hacer el amor, como lo hago con una de ellas y la fui acariciando lo más lento posible, besando sus tetas su cuello y le daba tiernos besos en su boca para luego rematar chupando con ansias  sus pezones,   

Le metí la verga hasta el fondo, y la deje ahí por varios segundos, sin hacer ningún movimiento, para que sintiera el grosor y lo largo y también como aumentaban sus dimensiones, cuando la hacía palpitar.

HIJITO BELLO, QUE RICO COGES MI AMOR,

DEJELA  AHIIII EN EL FONDO,

HAGALA QUE SE PONGA A LATIR CHIQUITO MIOOOOO

Estuvimos en esa posición por más de 15 minutos y luego me tendí en la cama y la invite a que se sentara y  se ensartara sola su tranca, era casi la misma posición, pero con la modalidad que ella estaba arriba, yo seguía pulsando mi verga.

Ella solo se movía para inclinarse, para darme largos besos en la boca o para traerme sus tetas, para que se la chupara o lambiera.

 

 

Y de vez en cuando me susurraba al oído …

SIENTO QUE YA ME VOY A VENIR MI NIÑO.

QUE RICO SIENTO,

Cuando escucho esas frases nos damos la vuelta

 Pongo sus piernas en mis hombros, la embisto frenéticamente a más no poder y siento que exploto dentro de ella, con un enorme chorro, a consecuencia de tanta excitación de esa tarde,  al mismo tiempo mi querida suegrita pega un grito diciendo…

ME CORROOOOO ,   SI SISISISI     YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

MMMMMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII CIIIIIIIIIIIIIEEEEEELLLLLLLLLOOOOOOOOOOOOOOOO.

 

Me levanto y veo que en la sabana hay un enorme pozo de jugos,  que una parte parece semen, pero hay algo más.

Mi suegra  medio levanta su cuerpo de la cama y observa lo mismo que yo, y me dice,..

Yo también sentí que explote por dentro.

Nos metimos en la ducha, y no parábamos de besarnos, salimos agarrados de las manos y volvimos a la cama,

¿Héctor, con quien haces el amor  de esa forma tan tierna?

Pues esa es la respuesta, con la más tierna.

Pedimos unos tragos y  algo de comer y mi despampanante suegra se preparó para recibir el pedido y  para abrir la puerta, se puso una nueva ropa interior, se puso una bata y se dirigió a la sala de la suite, para esperar el pedido.

Durante  los aperitivos, volvió a recordar la mancha y me dijo…

Tengo 46 años de edad, y nunca en todas mis relaciones sexuales que he tenido, jamás me había ocurrido nada igual a lo que sentí hoy,

Fue igual a lo que sienten ustedes los hombres al terminar,

Por lo general uno de mujer  se humedece en su zona genital,  pero hasta ahí,

 ¿Que fue lo que paso hoy?

Para averiguarlo tendré que consultar con mi médico.

Vamos a dejar claro una cosa, tú te quedaras con mis hijas pero te pongo una condición.

  Cada 15 días tendrás que venir a mi ciudad con el pretexto de ponerte al corriente con los asuntos de la familia, y curar mi calentura por un periodo de tres días,

¿Aceptas mi cielo?

No mi reina, que sean cuatro, cada 15 días,

 

 

   

Nos fuimos a la habitación, le quite la bata y se subió a la cama, le dije que se pusiera como una gatita en cuatro patas, para que me enseñara el trasero y haciendo gala de una erótica coreografía, movía su culo  mientras seguía mis gestos y  movimientos, con una picara mirada,

Mientras tanto yo, buscaba y tomaba el bote de crema aceitosa.

Le acaricie las nalgas con mis dos manos, baje la braga totalmente y coloque mi verga en la entrada de su concha y de un solo empujón se la deje ir hasta el fondo, le di ritmo a mis embestidas y cuando la escucho jadear, le pego la primera nalgada, acelero el ritmo y le asesto otra nalgada más fuerte y comienza el coro celestial.

MAS MI NIÑO,  MASSSSS,MASSSSSSS   FUERTEEEEEEEEE

Le aprieto las nalgas con fuerza y las azoto, me inclino para morderle la espalda con mis dientes y sus reacciones son una mezcla de placer y dolor, aumento la velocidad y…

DAME VERGA NIÑO HERMOSO,    HASTA EL FONDO…. SSSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIII PAPITOOOOOOOO

Saco mi tranca y palpo su concha con mis dedos, abro el bote de crema aceitosa, y  la  riego por todo su orificio anal y coloco mi verga enfrente de su ano le doy dos fuertes nalgadas y empujo mi verga y pega el grito…………..

ESTUPIDO, PENDEJO NO TE ATREVAAAAAAAAAASSSSS

SACALA IDIOTA, ES MUY GRANDE Y GRUESA

TENGO MUCHO DOLOR

 

Pero mi glande, ya está dentro, le doy varios azotes más y le digo en voz alta.

 DESPUES VAS A ROGARME POR QUE TE LO VUELVA HACER…

La tenía por la mitad, le acariciaba sus nalgas baje a buscar mis lolas y por ultimo mi dedo medio busco su clítoris y el coro comenzó de nuevo,

DESPACIO MI NIÑO, ES MI PRIMERA VEZ Y DUELE MUCHO,

Me detuve un rato dándole tiempo a su esfínter para que se dilatara y en la primera oportunidad se la deje ir hasta el fondo.

ESTABA TOTALMENTE ENSARTADA,

Me quede totalmente congelado en esa posición por dos o tres minutos,  para luego reiniciar lentamente una a una mis embestidas.

¿QUE SIENTES SUEGRITA BELLA Y HERMOSA?

DESPACIO PAPACITO LINDO, ME HAS CONVERTIDO EN TÚ PUTA, PERO AHORA TÚ VERGA, LA CONSIENTO CON TODO SU GROSOR

Mis empujes cobraron velocidad  y tras varias nalgadas con la palma de mi mano, mi verga se movía dentro, con toda normalidad y  comodidad,

Le tome una de su manos y le lleve  a masajear su clítoris y sus cantos de placer aparecieron en sus tonadas.

PAPACITO BELLO, QUE ME HAS HECHO, EN QUE CLASE DE PUTA ME HAS CONVETIDO, PORQUE SIENTO TANTO PLACER

MÁS FUERTE MI NIÑO, QUE CULEADA POR DIOS

Y debido al canto de placer de mi suegra, sentí que estallaba dentro de ella y al mismo tiempo mi reina hundía la cabeza en la almohada y exponía en toda su exuberancia su hermoso trasero y una onda de placer recorrió todo su cuerpo en un éxtasis que la sumergió en una profunda calma.

PAPITO MIOOOOOO, HIJITOOO DE MI CORAZONNN …

QUEEE RICOOO  COGESSS MMMIIII REYYYY     MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM

 

 

Me levante de la cama  decidido a darme una buena ducha con jabón, a causa del olor que se me había impregnado, de algunos residuos de heces fecales, de mi preciosa suegra.

 

Me fui a la sala a buscar algo de beber y como a los 15 minutos  aparece mi desflorada suegra y me dice,

Mi tierno precioso, mi primer marido me quito mi virginidad a los 15 años.

 Y tu demonio hermoso, me rompiste el culo a mi edad, eso te convierte en mi dueño absoluto y te ganaste el derecho de ser mi segundo marido en su total y legitima propiedad

 De aquí en adelante soy tu puta y quiero que hagas conmigo lo que tú desees  o quieras hacer en la cama,  porque ere mi amor y señor.

La quede viendo con mucha pasión y le dije…

Súbase a mis piernas que  quiero meter mi verga en el único lugar al cual realmente pertenece..

Se quitó la braga que traía puesta y se acomodó entre mis piernas y tomando mi verga con su mano, la dirigió con mucha seguridad en su deliciosa concha y se ensarto en ella,

Pasamos como media hora  diciéndonos las frases más hermosas que nuestros oídos querían escuchar  y casi llorando me decía…

Esta noche lo quiero solo para mí, y mañana me ti ene que ir a dejar al aeropuerto, y dentro de once días llamare a la casa para enviarle el pasaje y darme los cuatro días que me prometió

Le advierto que antes de irme me tiene que culear y darme mi vacuna para poder soportar cualquier clase de calentura hasta que usted llegue,

 A la mañana siguiente la hice correr dos veces

 

 

Una promesa de un reencuentro cercano quedo  entre nosotros

Regrese donde mis gemelas y las encontré llorando, habían estado muy  preocupadas en vista que no aparecí en toda la noche y pensaron lo peor,

Les explique que había estado con su madre y después de mucho platicar al fin ella entendió que estaba profundamente enamorado de sus hijas y que no podía escoger a una en particular, en vista que cada una tenía algo único  y que juntas eran mi mujer perfecta,

Además, quiero decirles, que mi suegra, me pidió que la visitase cada 15 días, para que la ayudara y que me pusiera al tanto del patrimonio de ustedes y sus futuros hijos, es por esa razón que dentro de 11 días, mandara un pasaje aéreo para que la visite

Las dos se me tiraron al cuello  muy alegres por haber resuelto el problema con su madre y decidieron llevar mis cosas de vuelta a la habitación, para dormirnos los tres.

MI VISITA A LA SUEGRA

La hora 9 am

Aterriza el avión y todos  los pasajeros nos encaminamos al gran salón del aeropuerto y al cruzar la puerta de salida, veo a mi escultural suegra levantando la mano para que la viera.

Nuestro saludo fue de lo más normal entre dos familiares con la salvedad que cuando sus labios se acercaron para besarme, me dijo al oído…

Ya estoy caliente con solo verte mi amor,

 

 

 

Buscamos su auto y ya en el trayecto me dio un beso en la boca y tocando su tranca por encima del pantalón me advirtió…

Vamos a ir primero a mi oficina, para darte la bienvenida y sonrió pícaramente.

¿De verdad, estas caliente solo de verme?

¿Por qué no lo compruebas por ti mismo?

Me acerque a ella, y puse mi mano entre sus piernas y la fui metiendo hasta tocar sus bragas, separe el elástico y levemente penetre su concha con el dedo y este salió completamente mojado por sus jugos, los olí con una fuerte aspiración para seguidamente chupar mi dedo y decirle apasionadamente…

Necesitaba recordar este olor y sabor, para que mi amigo despierte y me baje el cierre de la bragueta y mi verga casi salta de la emoción,

Mi adorada BRIDGETT, la vio, y se hizo a un lado de la carretera   y se inclinó para besarla y trato de tragársela pero volvió a fallar, arranco nuevamente y nos pusimos en camino.

Llegamos a una gran planta industrial.

Entramos a las oficinas y al llegar donde la secretaria le dijo…

Por favor, estrictamente, no quiero ser molestada, porque tengo asuntos muy importantes que tratar con mi yerno y siguió caminando hasta llegar a una enorme puerta donde se encontraba su oficina,

Cerró con todo y seguro  y se pegó a la pared y me dijo…

 

OJAME AQUÍ MISMO AMOR, IGUAL QUE LA PRIMERA VEZ.

La bese empezando por su cuello, desabroche los botones de la blusa, tome mis tetas y medio las mordí y chupe

  Mis manos bajaron por su falda para subirla hasta sus caderas y me apodere de mi portentoso trasero el cual acaricie y apreté con todo el deseo de poseerlo, para luego deslizar su lujosa y erótica prenda y quitársela completamente y recogerla para aspirar profundamente su aroma.

Me saque la tranca, abrí sus piernas y la frote contra su grandiosa vagina y trate de encontrar el sendero para llegar a lo más profundo de ese túnel, que conduce al máximo goce del placer.

Con un poco de dificultad lo encontré y tras un fuerte empujón la mitad de mi verga estaba dentro.

PAPITO MIO, COMO HABIA SOÑADO CON ESTA COGIDA OTRA VEZ….. QUE RICO MI CIELO,  SOLO TU SABES COMO ME GUSTA …

UN POQUITO MAS MI CIELO

1.    Y EMPUJO NUEVAMENTE CON MAYOR CELERIDAD Y………….

ASLLLLLLLLLLLL        MMIIIIIIIIII  AAAMORRRRRRRRRRR

ASIIII    ASIIIIIII   ASIIIIIIIIIIIII    ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

La levanto totalmente de las piernas y se agarra de mi cuello  y con mi tranca dentro, camino unos cinco pasos  y caigo sentado en un sofá con su peso encima.

  En ese preciso momento,  mi verga, se fue totalmente hasta el fondo de su ser.

MI NIÑO QUE CORRIDA, COMO ME HACES SENTIR MUJER, TE AMO  HIJITOOO.

Sabiendo que le gustaba esa posición y sobre todo que se la hiciera palpitar dentro de su vagina.

 La mantuve así por un buen rato.

¿Quieres más amorcito?

Mejor en la casa mi cielo, porque aquí no puedo ni gritar de lo tanto que me gusta que me cojas, pero estuviste divino mi niño.

Nos arreglamos para irnos, y al pasar por unas oficinas llamo a uno de los ejecutivos y le dijo…

Me hace un cheque a nombre de mi yerno y me presento con él para luego agregar…

Mi secretaria le dará todos los detalles y lo carga a  gastos de gerencia.

Y salimos con rumbo a su casa.

Algo me sorprendió porque salimos de la ciudad y por un letrero que decía “BUEN VIAJE Y VUELVA PRONTO”, recorrimos como diez kilómetros y  entramos a un desvió que nos llevó a una gran cerca la cual abrió a control remoto y a unos doscientos metros se encontraba una gran casona dos o tres veces más grande que la de las hijas y estaciono el carro en un enorme garaje donde habían varios automóviles más.

Cuando entramos a la casa lo primero que me llamo la atención fue una enorme pintura de un hombre con un gran bigote que me llamo la curiosidad  y pregunte…

¿Quién es?

Mi difunto marido.

Tu mujer es y será  muy feliz y eso te lo garantizo…

Y me volteo a ver y se puso a reír.

Tras un breve momento apareció una mujer también rubia que me dejo sorprendido al ver que era el vivo retrato de BRIDGETT y que resulto ser su hermana gemela de nombre BRIGITTE

Eran idénticas en todo, la única diferencia es que BRIGITTE, vestía totalmente de negro y su cara reflejaba algo parecido a la tristeza y su desdicha por la vida.

Mi querida suegra hizo las presentaciones y me acerque para depositarle un tierno beso en las mejillas, y al saber quién era me abrazo y pregunto con quién de sus sobrinas me iba a casar y mi suegra se puso a reír y contesto.

Todavía aún no se decide, porque le gustan las dos.

 Y nos echamos a reír.

Por favor hermanita, lleva a Héctor, a la habitación que tenemos para él.

BRIGITTE, me enseño el camino.

Mi habitación se encontraba en la segunda planta al final de un largo corredor.

Mientras íbamos subiendo las escaleras, me deleitaba la vista con un espléndido trasero, que se notaba que desnudo sería algo digno de ver.

 

 

Llegamos a la habitación y tomo mi maleta para colgar mi ropa, no sin antes hacerme todas las preguntas de quien era y como conocí a sus niñas.

Su trato era en extremo agradable, pero muy parco en sus respuestas cuando le hacia una pregunta personal, como el caso si estaba casada y su respuesta llana y corta era “NO”

Bajamos nuevamente a la sala y BRIDGETT me llamo que quería enseñarme algo en su cuarto y también le dijo a su hermana que revisara como iba el almuerzo  y que a la  una, (1) pm lo sirviera,

En ese momento eran las 11 ½ de la mañana.

Subimos nuevamente las escaleras y su habitación quedaba en el ala opuesta a la mía.

Entramos y cerramos la puerta y como dos enajenados nos tumbamos en la cama y me la comía a besos y le dije desnúdate para mí…

Corrió hacerlo y al terminar se inclinó para tomar la braga y  la puso en mi nariz.

Dame el culito amor…

En la noche mi cielo, ahora cógeme como a la tierna.

Le chupe su concha, que estaba más húmeda que nunca por su primera corrida.

 Me prepare para dejarle ir mi verga hasta el fondo, coloque mis manos entre sus piernas para ponerla pies arriba y dejarle ir mi verga hasta donde pudiera entrar,

Me miraba con unos ojos llenos de deseo y su  mano acariciaba parte de su vagina y con la otra me trataba de jalar hacia ella para besarme y al mismo tiempo decía…

PAPACITO LINDO, QUE RICO SOS , DIEZ DIAS FUERON ETERMOS PENSANDO EN TI, NO QUISIERA  DEJARTE IR, TE NECESITO, NECESITO TU VERGA PARA SER FELIZ,

 

COGEME MI REY, HASLA QUE BRINQUE

ASIIIIIIIIIIII   ASSSIIIIIII

ALIGERE EL PASO A TODA VELOCIDAD Y…

DIOSSS MIOOOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Y al escuchar su  canto al éxtasis, explote como si fuera la última vez.

BRIDGETT  MI VIDA, NO SE QUE ME PASA, PERO ESTOY LOCO POR TI…

Nos quedamos un buen rato en la cama, preguntándome como la pasaba con las hijas y que cuando le iba a dar el primer nieto

En eso le pregunto,

¿No te parece, que con las venidas que tengo contigo es más fácil que te preñe a ti?

Mi cielo, ya estoy vieja para eso, pero aún estoy reglando, pero como te dije, eres mi segundo marido y sea lo que Dios quiera.

¿Si quieres termino afuera?

JAMAS, mi concha y mi culo, es para que tú los disfrutes al natural.

 

 

BRIDGETT, porque a tu hermana la note muy triste y totalmente vestida de negro.- ¿Se murió alguien?

Se puso a reír y me contesto.

En efecto  su prometido murió hace 25 años y todavía está de luto porque juro no casarse, y todavía lo recuerda,

 En verdad, esta medio loca mi hermana.

Y no volvimos a tocar el tema.

Bajamos a comer y la comida fue deliciosa, porque además las bromas de BRIDGETT, eran para matar de risa a cualquiera, en un momento hizo enojar a la hermana, al referirse que el luto lo llevaba hasta en la ropa interior y BRIGITTE se levantó de la mesa casi llorando.

Yo quise seguirla para consolarla, pero mi suegrita me dijo…

Déjala, siempre es así y ya se le pasara.

Héctor me tengo que ir y regresare como a las 6 pm, si quieres salir BRIGITTE, tiene que hacer unas compras y puedes ir con ella, para que conozcas más de la ciudad, a la noche regreso para darte lo que te prometí.

Busque a la hermana y le dije lo que mi suegra me recomendó

  Muy alegre me respondió que saldríamos en lo que terminaba de hacer la lista de lo que faltaba.

Salimos en la gira y llegamos a un súper mercado

  Tomamos dos carretillas y nos repartimos la lista de compras, fuimos a varios lugares a buscar otras cosas que faltaban y una vez que terminamos la invite a  tomar una bebida.

 Me dijo que no tomaba alcohol de ningún tipo. Y le replique, cuando digo bebida me refiero a una cola gaseosa o un fresco natural, ya que está haciendo calor.

 

Entramos a un restaurante y como siempre era casi imposible sacarle una conversación,

Nuestro regreso a casa tomaría como media hora, y decidimos regresar, mientras me enseñaba las zonas más turísticas de la ciudad.

Ya en nuestro regreso a  casa, le hago el siguiente comentario…

Sabes BRIGITTE, que tú eres muy sumisa y tímida, y creo que te menosprecias sin ninguna razón, tu hermana te hizo una broma muy desagradable, pero creo que lo hace porque te quiere, y le duele que te consumas en un doloroso pasado.

Como hombre, puedo decirte que eres bellísima a pesar de la forma que te vistes, y si cambiaras un poquito, como quiere tu hermana, posiblemente aparentarías mucho menos la edad de la que tienes,

Posees un cuerpazo que ya envidiarían muchas jovencitas de mi edad.

 Prometo traerte un regalo la próxima vez que regrese. Porque según tú hermana, tengo que ponerme al día en varias cosas, que ella necesita poner al corriente  en la capital.

Ojala me tomes a bien mi comentario,

Porque me encantas por tu amabilidad y la forma en que me recibiste en tu casa.

Deseo de todo corazón ser digno de tu amistad y cariño, como yo lo empiezo a sentir por ti.

Se puso a reír y me dijo…

No sigas porque me pongo a llorar, y gracias por tus palabras porque necesitaba oírlas.

Y muy alegres seguimos el camino.

 

 Esa noche cenamos, les conté sobre mi país y parte de mi trabajo, así como también me contaron la historia de su familia.

Estas alemanas eran divinas, una vez que tú formabas parte de su círculo.

 Me hicieron muchas invitaciones, desde lugares de diversión, como visitar la comarca donde pasaron su juventud.

Ya para retirarnos mi BRIDGETT me dice, que me espera en media hora, pero que tenga cuidado, porque el cuarto de BRIGITTE, está a la par de mi habitación.

BRIGITTE, me pregunta que me gusta en el desayuno y a qué hora me gusta comerlo, le doy los pormenores y subo a dormir.

Llego puntual a mi cita.

Mi voluptuosa reina casi brinca de la cama, y me recibe con la más fina ropa interior que haya visto, su color es  amarillo, tirando a café que hace  conjunto con su piel blanca en un grado súper erótico.

Sus tetas se ven enormes y majestuosas y su caminar en zapatos altos amarillos la hacen lucir deslumbrante.

Me colma de besos y se baja hasta ponerse de rodillas y busca mi verga para hacer lo mismo y la termina  de engullir, llegando a devorarla completamente

Se levanta  y con una pícara sonrisa me lleva hasta su cama y me dice…

Te necesito amor.

La beso largamente y trato luego de ahogarme en mis voluminosas lolas y sus manos me aprietan contra ellas, busco el broche para liberarlas y finalmente puedo depositar mi rostro en ellas, que están en extremo erguidas esperando sus caricias.

Su braga era exquisitamente sensual y  un deleite el deslizarlas para descubrir a mis dos grandes pasiones.

Mi concha con sus piernas cerradas, parecía como si se estuviera escondiendo ante lo que le esperaba, tomando sus gruesas pantorrillas las separe al máximo y hundí mis labios y mi lengua en esa  jugosa cueva para chupar en ella,  una pequeña cereza que se asomaba en todo su esplendor.

La acaricie en círculos, con pequeñas y suaves chupadas  y mi amorosa suegra entonaba su canto de placer, a todo volumen.

QUEEEEEEEE RICOOOO LOO HACESSS MIIIIII NIÑOOOOOOOO ASSSIIIIIIIIIIIII MMIIIIIIIII REYYYYYYYYYYYYYY         YAAAAAAAA    NOOOO  PUEDOOOO MASSSSSSSSSSSS

Cuando dijo esa frase, me levante a toda velocidad le ensarte la verga y mi dedo mayor en el culo y……..

ASSIIIII   AAAAAASSSSSSSSSIIII      AAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII………..YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Lamento que  se oyó  en toda la casa.

Mi tranca la tuve empatada dentro de ella, por largo rato, y solo me besaba y me acariciaba el pelo.

Mientras tanto, hacia palpitar mi verga para que la siguiera sintiendo.

Mi niño a veces parece que voy a morir de tanto placer que me das, que rico siento aun con tu paloma brincando dentro de mí.

Me has hecho correrme tres veces y aún falta lo mejor.

¿Me quieres mi reina?

No te quiero, te adoro, y si me dejas ahora, quedaría peor que mi hermana.

¿Amorcito donde puedo tomar un refresco de cola que tengo sed?

Baja a la sala y tomas el corredor al fondo  a la cocina y ahí está el refrigerador, pero mejor voy yo a traértelo amor.                                 No, ya vengo.

Abrí la puerta y pude ver una tenue luz en el fondo de mi habitación.

Regrese y la luz se había apagado.

Pase un buen rato acariciándola y besándola y le pedí que se volteara y que se pusiera en cuatro y sin mediar palabra se la deje ir hasta el fondo,  se la metía y sacaba lentamente, mientras le apretaba y acariciaba sus nalgas, para luego darle un pequeño azote y en señal de aceptación más exponía su trasero y su mano acariciaba mi verga cuando entraba y salía de su vagina y yo aumentaba mi fuerza en mis cachetadas,  cuando de repente grita…

AHORA MI CIELO.

Saco mi verga y se la ensarto en el ano.

 

 

 

         Y  un sonoro grito inunda la  habitación.

HAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY  MMMMMMMMMMMIIIIIIIIIIII   AAAAAAAMORRRRRRRR                QUE PLACER PERO COMO  DUELE LA ENTRADA.

Y apenas va la mitad, le pego tres azotes  y mi verga está dentro.

Le amaso las tetas y siento como sus dedos frotan su vagina.

Tomo velocidad en la penetración y….

MAS HIJITO, DAME NALGADAS, MAS FUERTE  MAS  MAS

ASIIIIII FUERTE     ASIIII   ASIIIIIIIIII      ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

YYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Y reviento dentro de ese trasero, que cuando saco mi verga un chorro de semen salió disparado de su ano sobre mí,  producto de un gas, de mi adorada suegra.

Nos fuimos a bañar y sumergidos en un elegante yacusi  mi suegra me confiesa.

Mi tierno amorcito, se acuerda cuando explote en el hotel,

Le pregunte a mi doctora, que pasaba conmigo y lo que contesto, fue, que eso no pasa seguido sino solo después de un gran orgasmo, producto de una gran cogida, y eso solo lo ha logrado usted.

Por eso se lo vuelvo a repetir usted es y será mi marido y esta verga es mía y de mis hijas y me beso como una poseída.

¿Qué vamos hacer mañana?

Mañana tengo que estar todo el día en la oficina porque es pago de quincena y le voy a pedir a BRIGITTE que te lleve a donde quieras si necesitas dinero le dices a mi hermana que pase por la planta para que recojas tu cheque.

Me despedí con un beso y me fui a dormir.

Cuando Salí al corredor escuche un crujir pero se lo achaque al viento de la noche.

 

Estimados lectores mis aventuras con mi suegra siguieron, era una diosa que necesitaba a diario una buena ración de sexo, pero ahora me voy a concentrar en BRIGITTE y leerán lo que paso si siguen leyendo.

 

BRIGITTE

 

Un rayo de sol en mi cara hizo que me despertara esa mañana y un desayuno estaba servido en una mesita frente a mi cama, y me pregunte quien había entrado a mi habitación y era por la pena que sentía, ya que siempre duermo completamente desnudo y como estaba haciendo calor no utilice ninguna frazada, el cuarto tenia aire acondicionado pero como sufro de sinusitis siempre lo apago después de una media hora para refrescar la habitación, y la persona que entro me vio en total desnudez.

 

Después de desayunar baje a la sala y pregunte a BRIGITTE, por su hermana y me contesto que había salido muy temprano para la oficina.

Con una sonrisa en la boca me dijo que me estaban esperando en la oficina, para entregarme un sobre, y que cuando quisiera ir que la buscara para llevarme.

Después de media hora le dije que estaba listo.

Ya en el automóvil le pregunte quien me había llevado el desayuno y con una mirada en mis ojos me dijo que ella fue.

Yo con mucha pena le pedí disculpas por haberme encontrado desnudo, ya que esa era mi costumbre de dormir.

Nuevamente me miro a los ojos y se volvió a reír.

Bueno por lo menos me agrada el día porque te he visto sonreír dos veces en lo que va de la mañana y volvió hacerlo, bueno van tres.

Llegamos a la planta y se quedó en el carro, mientras yo entraba.

Me anuncie con la secretaria y me dijo que mi suegra me estaba esperando.

Al solo asomar por su puerta mi BRIDGETT, salto sobre mí y me dijo…

VAMOS AL BAÑO PAPITO, PARA QUE ME LA META UN POQUITO,

Le subí la falda hice a un lado la braga y se la deje ir, parece mentira pero estaba tan caliente por la espera, que no pasaron ni cinco minutos y ya se había corrido, sinceramente esa mujer se ponía súper caliente con solo verme.

Me entrego el sobre y me despedí de ella  y le dije que iba a ir al cine si llegamos tarde para que lo supiera.

De vuelta con BRIGITTE, l e dije que quería ir de compras por unos regalos.

Me llevo a una lujosa tienda por departamentos y comenzamos a buscar.

BRIGITTE, como vamos a ir al cine quisiera que se quitara ese color negro y por favor escoja lo que le guste, Me dijo rotundamente que no, y que no insistiera más.

Me vas a resentir así que regresemos a casa.

Héctor es una promesa que hice.

No le conteste, y me dirigí al auto.

En el camino entramos a una gasolinera que tiene su propio market y me baje a comprar un refresco.

Mientras me lo tomaba la vi aparecer por la puerta y se sentó a mi lado.

Disculpa Héctor, si estas resentido por despreciar tu gesto amable.

Te voy a explicar algo que tú no sabes de mí.

Cuando tenía veinte años estaba locamente enamorada del que iba a ser mi esposo al siguiente día.

   Se fue a celebrar su despedida de soltero  con sus amigos  y en un zafarrancho  que se armó, dos de sus mejores amigos  se pusieron a pelear sacando armas de fuego, y mi novio en ese momento, quiso impedir que las cosas pasaran a más y en un accidente de una caída de una arma esta cayó al suelo disparándose e hiriendo de muerte al que sería mi esposo.

En vez de celebrar una boda, celebramos un funeral y el día de su entierro jure en su tumba que vestiría de luto hasta que nos volviéramos a encontrar en la otra vida.

Por favor trata de comprender que lo que acabo de hacer está más que justificado.

 

Perdona BRIGITTE, pero siento mucha pena por el que iba a ser tu esposo, porque de seguro el estará penando en el más allá, al sentirse culpable de causarte tanta pena e infelicidad aun después de muerto.

Quiero ahora exponerte las cosas desde mi punto de vista,

Imagina que yo soy tu novio y que mañana nos casamos, sucede una pelea y soy yo el que mata a otra persona, me detiene la policía y me juzgan con una sentencia de cadena perpetua,

Pero tú estás locamente enamorada de mí, que me juras que me vas a esperar hasta que salga de prisión, así pase toda una vida,

¿Qué crees que haría yo?

Déjame responderte, en primer lugar si fueras a visitarme a la cárcel, te contaría una vil mentira, me haría el enojado contigo y me reiría de tu juramento, para darte a entender que todas las mujeres dicen lo mismo, y que son falsas en sus ofrecimientos.

Cuando te vea partir para no volverte a  ver jamás, lloraría como un niño, por el dolor de perderte, pero también estaría contento por otro lado, porque tendría  la seguridad de que algún día, tú serás feliz con alguien más y eso sería un gran alivio para mí, por el gran amor que te tengo.

¿Ahora qué dices?

Su cara se puso muy triste, y una lágrima apareció en su rostro y dijo…

Nunca nadie me hablo así, gracias Héctor.

¿Todavía quieres ir al cine?

Vamos a comprar mi regalo.

Regresamos a la tienda y fuimos directamente al departamento de damas.

Héctor estoy muy vieja y no sé qué comprar.

¿Qué dices?

Estoy con una de las mujeres más bellas que hay en la tienda y me dice eso.

Espera un momento.

Me fui a buscar a la jefa de ese departamento.

Y le dije, ve aquel monumento de mujer que esta allá, es mi esposa y quiero que salga lo más sexy de esta tienda.

Le ayudaría a escoger por favor, del precio no se preocupe.

Se le acerco la encargada y ella se rio mirándome a lo lejos.

Me acerque donde estaba y le susurre al oído que ya regresaba y que estaba en buenas manos y le di un beso en la mejilla.

Me fui al banco a cambiar el cheque, que era una bonita suma y que valía la pena por cada cogida que tenía con mi suegrita.

Regrese lo más pronto que pude y en ese momento salía del probador, luciendo un juego de pantalón jean y camisa que al solo verla hizo que mi verga se levantara, al ver ese extraordinario trasero.

Pague la cuenta, la tome del brazo y salimos de la tienda en dirección a un restaurante para comer.

¿Héctor, porque le dijiste que eras mi esposo?

Ahora que voy contigo y viéndote de esta manera, eso y más

Desearía contigo.

Me apretó fuertemente el brazo,  se rio mirándome a los ojos  y le recordé, esta es la quinta vez que te ríes.

Entramos al restaurante, pedimos de comer y me atreví a pedir dos piñas coladas.

Cuando lo estaba saboreando, lo olio y al final dijo…

Mmmmm pero me gusta y volvió a reír.

Fuimos al cine y tomamos el camino de regreso a casa, eran casi las seis de la tarde y ya estaba oscureciendo, en una zona desolada del camino aparco el carro y saco la bolsa que traía de la tienda y me dijo que se iba a cambiar, me salí del carro para evitar verla,  tras un rato me llamo para decir que estaba lista y la volví a ver con la ropa negra.

Le pregunte porque se había cambiado y me contesto, que no quería que su hermana la viera vestida así, porque se pondría a reír y que este sería un secreto entre nosotros y que solo andaría con ropa de colores cuando saliéramos de nuevo los dos.

Llegamos a casa y BRIDGETT, nos estaba esperando y le dijimos a medias lo que estuvimos haciendo.

Llego la hora de dormir y mi suegrita me llamo para decirme, que me esperaba a la misma hora y que tuviera cuidado.

 

Estaba en mi habitación y BRIGITTE llamo a la puerta. Para preguntarme si deseaba algo y le respondí que un refresco, regreso con él y  me agradeció por mantener el secreto y me dio un beso casi en la boca, la detuve por el brazo y le di un tierno beso en los labios y se despidió con una gran sonrisa.

Llego la hora de la cita y me encamine a donde mi suegra y pase frente a la habitación de BRIGITTE, que estaba completamente cerrada.

 Mi hermosa suegra me estaba esperando y pasó lo mismo de la noche anterior, después de dos horas regrese a mi cuarto y la habitación de BRIGITTE, estaba  medio abierta con una tenue luz, que iluminaba la habitación, me acerque y tuve una visión de otro mundo,

Ese encanto de mujer estaba boca abajo, con una mano entre las piernas, que presumiblemente se estaba masturbando,

 Entre en su recamara y me acerque lo más próximo a ella y una fuerte respiración se escuchó en el ambiente, quise tocarla, pero mi sexto sentido me advirtió que lo que ella quería, es que la viera como ella a mí en las mañanas, pero no tuvo el valor suficiente para desnudarse y se mostró solamente en camisón de dormir.

Otra advertencia es que BRIGITTE, nos había escuchado claramente, cuando estaba cogiendo a su hermana.

Fue entonces que decidí seguirle el juego, para ver hasta donde llegaba el mismo.

Estando en mi cama, escribí una nota que decía.

“SI TE ATREVES, DAME UN BESO”, y la deje sobre la mesita del desayuno y me volví a dormir completamente desnudo.

Eran 15 para las 8 cuando me desperté esa mañana y de solo pensar en su llegada la verga la tenía medio parada, me puse una pequeña toalla sobre mis ojos y espere su entrada.

Se escuchó la puerta, como también. Que se detuvo frente a mi cama y tardo como un minuto para poner el servicio en la mesa y sentí muy cerca su respiración y sus labios rozaron ligeramente los míos.

Abrió las cortinas y salió casi corriendo de mi habitación.

Desayune y baje a la sala y BRIGITTE, muy sonriente me señalo un sobre, en la mesa del comedor y decía…

“Héctor, tienes el día libre y BRIGITTE, te traerá a la oficina, porque saldremos esta noche a cenar, te espero a las 5 pm BRIDGETT.”

Muy sonriente aun me dijo…

Necesito tu ayuda y saldremos en media hora.

BRIGITTE, estaba muy contenta y con todo su entusiasmo partimos en el coche,

Nos trasladamos a una zona  muy exclusiva  y al caminar por las tiendas me pregunto…

¿Héctor, como quieres verme?, Por eso pedí tu ayuda, para que me asesores.

Primero vamos a un salón de belleza.

Después ropa y calzado y por ultimo ropa interior, o el orden que tú escojas.

No daré muchos detalles de lo que paso en esta sesión, para no estropear el desenlace y solo describiré el momento de la ropa interior.

Entramos a una tienda en la que se exhibía en vitrina y posters una colección de ropa interior de mujer de lo más sensual y erótica y señale un poster en el que sobresalía una mujer muy hermosa y voluptuosa de cabellera rubia y solo termine de agregar, si fuera yo el diseñador de ese poster tu fotografía y tu cuerpo estaría impreso en él,  ¿En un calificativo del uno al diez cual le darías?

11 once le conteste y fue a comprarlo.

Y le dije…

Bendito sea el que te lo vea puesto y logre quedarse con él y lo que habra dentro  y rio con una gran carcajada.

Pasamos todo el día agarrados de la mano y a veces la abrazaba de su cintura y de sus hombros y de vez en cuando la besaba ligeramente y ella solo se dejaba ser y de vez en cuando me  daba una mirada en la que me parecía que había una promesa en ella.

Me llevo a la planta y me dio un tierno beso en los labios y se alejó a toda velocidad.

Esa  tarde mi suegra bella, me esperaba en su oficina, totalmente sola, porque todos en la oficina habían terminado su jornada.

La hice correrse dos veces, una en su escritorio y la otra en el sofá.

Algo que me sorprendió es que en un compartimento especial tenía todo un guardarropa

Fuimos a la cena y en medio de sus amistades, ella siempre era el centro de atención, por su belleza y  las líneas de su cuerpo, regresamos tarde a la casa y me llevo directamente a su habitación para darle su culeada final.

Camine por el corredor y nuevamente la puerta de BRIGITTE, estaba totalmente abierta entre nuevamente y mi ángel estaba boca arriba exactamente con la ropa interior que yo había elegido.

Cerré la puerta y me acerque a su cama y me senté en ella y busque su boca para besarla y como si me estuviera esperando me lanzo sus brazos y respondió a mis besos con toda la pasión reprimida de tantos años,

Acaricie sus tetas y le quite el sujetador, me quite la ropa lentamente frente a ella y mi verga en toda su erección se presentó sola, con un bamboleo.

Le bese su estómago y fui bajando y deslizando aquella erótica pieza de lencería hasta dejarla completamente desnuda,

Me subí sobre ella y quise abrir sus piernas y estaban totalmente cerradas y una voz medio llorosa me imploro.

Así no Héctor, es mi primera vez.

¿Cómo dijiste cariño?

Es mi primera vez con un hombre.

Como con duda y asustado por el shock me levante de la cama y di la vuelta en dirección a mi cuarto, como si hubiera hecho algo malo,

Del cual después me arrepentiría.

Me senté sobre mi cama  pensativo por lo que había pasado.

La puerta se abrió y mi virginal ángel se sentó junto a mí…

Me abrazo y me pregunto.

¿Qué paso Héctor?

Espérame le dije y baje a la cocina a buscar una cola.

Me paso la impresión y regrese y la encontré llorando.

Ángel mío, perdóname, pero no esperaba este tipo de confesión y la bese como un loco, que acaba de descubrir el mayor tesoro de su vida.

¿Quiere hacerlo? Y se tendió en la cama.

Desde ahora serás mi princesa y no quiero hacerlo así, mereces que tu noche sea solo para ti.                                                                                                          

Y para evitar tentaciones, vaya a ponerse esa ropa interior que escogí y regresa.

Cuando regreso encendí la luz y la vi de cuerpo entero, solo pude decir, eres perfecta, tu hermana se queda muy atrás y esto que la conozco muy bien.

Estaba sentado en un sillón bastante cómodo y la llame a sentarse en mis piernas y muy sumisa obedeció,  y se apretó las piernas en posición fetal como buscando protección.

La besaba como acariciándola y ella respondía de la misma forma,

Jamás me pregunto nada ni exigió tampoco, y ella solo se daba a cambio de un poco de amor, obedecía sin poner ningún obstáculo y si se negó a abrir sus piernas fue por miedo a que yo desconocía la verdad de su inocencia.

La cargue en mis brazos y la lleve a la cama y le dije…

Te voy hacer un regalo, te voy hacer el amor para que me recuerdes siempre, como el que te hizo sentir mujer.

La basaba por doquier y ella al principio era como un animalito asustado, pero poco a poco, cuando su instinto de mujer fue apareciendo, se volvió más activa tomando su propia iniciativa para devolverme en igual manera, el ´placer que estaba sintiendo.

Entre abrí sus piernas y separe la sensual prenda y mi lengua buscaba el botón solitario,  que había que vencer, para honrarlo con el éxtasis supremo.

Mi lengua lo encontró y mis labios lo contraían a manera de saludo como también lo chupaban, mi lengua al sentirlo casi vencido, lo ataco en círculos a su alrededor y un quedo gemido acompañado de dos y tres contracciones indicaban la sumisión y proclamación de un caído en el campo del placer.

Como en un acto de agradecimiento, mi PRINCESA, se apretó fuerte contra mí, acariciando mi cuello y hundiendo su rostro en mi pecho.

 Acariciaba sus nalgas y coloque mi verga muy cerca de su virginal chochito y entreabriendo sus piernas, la introduje en medio de ellas y la pegue lo más cerca de su rajita y ella con sus propias manos lo pego aún más

 Asiéndolo palpitar para que lo sintiera le pregunte…

¿PRINCESA, lo quieres dentro?

 Viéndome a mis ojos con voz de una adolecente contesto…

Si mi amor si quiero, y apretó aún más sus piernas para sentirlo.

Te prometo que mañana lo haremos, buscaremos un motel y te hare mía durante todo el día.

Y con mucha alegría dibujada en el rostro, me miro y repregunto

¿De verdad Héctor?

Si princesa, mañana serás completamente mía.

Apague la luz y se quedó abrazada e inmóvil conmigo.

 

 

DESFLORAMIENTO DE BRIGITTE

Me levante como siempre y mi desayuno estaba en la mesa

Baje a la sala y mi PRINCESA desde que me vio puso una sonrisa de oreja a oreja, corrió hacia mí y me advirtió subo a cambiarme y regreso en un momento.,

PRINCESA, quiero que me lleves al mejor hotel de la ciudad.

Pedí una habitación y mi  princesa me siguió como un corderito.

 Al llegar a la puerta la cargue en mis brazos y cruzamos el umbral.

BRIGITTE venia vestida modestamente y cuál es mi sorpresa que cuando se desviste a plena luz del día no había lugar para ninguna duda, su cuerpo era impresionante, unas piernas tan simétricamente perfectas y portentosas y un trasero deslumbrante, unas tetas voluminosas y firmes que era una obra maestra, de la raza teutona.

La desnude y busque su vagina para humedecerla y empezar a prepararla para su primera estocada. Me fije en los labios de su vagina  y los separe con mi lengua y masajeando su clítoris.

 Voy descubriendo que en efecto su entrada está totalmente unida y solo hay un pequeño círculo  de su conducto urinario.

 Su himen está intacto.

Su mirada reflejaba curiosidad y temor y para quitárselo la bese con todo el ardor que sentía en ese momento, me desnude y ahora su mirada se concentraba en la erección de mi tranca,

 Suave y delicadamente, la recosté en la cama, me subí sobre ella, abrí sus piernas y coloque mi verga en su virginal entrada y  la miro profundamente a los ojos y hago un ligero punteo  y sus manos las coloca contra mi pecho en precaución  para apartarme, viendo sus primeras reacciones le pregunto,

¿Esta lista?

 Mi ángel me hace un gesto afirmativo con la cabeza.

  Tomo la punta de mi glande,  lo restregó contra su vulva por más de 2 minutos y en una sola estocada la mitad de mi verga está dentro de ella.

Tiene una mueca de dolor en su rostro y una lagrima baja por su mejilla

Aguanto el aliento, porque mi grado de excitación me puede traicionar

 Mantengo la calma por un tiempo prudencial para retirar mi tranca y enseñársela con su sangre

La vuelvo a meter y esta vez llega hasta el fondo y la dejo ahí para que sienta mis pulsaciones.

  Lentamente la empiezo a sacar y meter.

 Hasta que en un momento, cuando mis movimientos se hacen a mayor velocidad.

 Sus piernas se enroscan con las mías.

 Después de estar  en un sepulcral silencio, sus gemidos comienzan a emerger y a escapar con mayor intensidad

   Sus manos cambian de lugar y me toman de mis mejillas.

 Al mismo tiempo que estira su cabeza para estamparme un beso que me anuncia que el dolor desapareció.

  Ahora es el turno de una mujer que goza de placer, cuando está sintiendo que es follada, en total plenitud.

Cambio de posición.

 Para que se ensarte por si sola.

 Su cara  cambia radicalmente.

  Un Haaaaaaaaaaggggggg comienza a sonar.

   Apareciendo un movimiento de pelvis y trasero.

  Ya no soy yo quien lleva el control.

 Mi PRINCESA comienza hacer uso de su esfínter  y es ella quien toma la batuta.

 Pero quiero enseñarle más.

  La pongo de perrito y le doy más velocidad hasta donde aguante mi espalda y un nuevo canto de sirena suena en la habitación.

AAAANNGELLLLLL MIOOOOO,  MMMAAAASSSSS HEEECTOOOORRRRRRR       SSSSSIIIIIIIIIIIII    AAAMORCITTOOOOOOOOOO

YYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 Y exploto dentro de ella.

Con toda su gracia y llena de felicidad, acomoda su cara en mi pecho y me dice…

QUE FELIZ SOY, ME SIENTO MUJER, TENERTE DENTRO DE MI, LE DIO UN NUEVO SENTIDO A MI VIDA Y SOLO ME DEDICARE A HACERTE FELIZ, TE ADORO MI AMOR.

Y levanto su cara y alcanzo mis labios y me beso de la forma más dulce y apasionada, como la nueva mujer que había nacido en ese momento.

Me senté en la cama y tome su cabeza y la hice descansar en mis piernas y acariciando su rostro y su pelo le contesto.

Más feliz estoy yo,

 Por haberte encontrado y por haberte guardado, como si el destino te tuviera elegida, exclusivamente para mí.

Te adoro  mujer,  tú eres mi mayor conquista, el tesoro que siempre busque.

Tú vas a ser la madre de mi hijo.

Como si le hubiera dicho el  halago más grande de su vida, se me tiro encima para besarme por todos lados.

La tome por la espalda para sentir su colosal trasero y levante una de sus piernas para colocarla sobre las mías y dejarla completamente abierta.

Con la ayuda de mi mano, coloque mi tranca en la entrada de su vagina y se la deje ir hasta el fondo.

Mis manos estaban ansiosas por acariciar sus tetas para comprobar su grandeza, su redondez y su dureza y realmente era un par sin igual en toda la familia.

La voluptuosidad en todo su cuerpo no tenia comparación,

Parecía una MILF, de esas súper estrellas que aparecen en las cintas pornográficas.

Sinceramente era un encanto de mujer, era una diosa en toda la extensión del nombre.

La penetraba y ella buscaba la mano que acariciaban sus tetas para besarla y chuparme los dedos.

Después de ahí, solo se dejó hacer.

Mientras la ensartaba velozmente, mis dedos se tomaron la tarea de masajear su clítoris, y un sonoro lamento se escapó de su boca.

AAAAAAAAAAAAMMOORRRRRRR MMMMIIIIIIIOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Me levante de la cama y me fui a meter a la tina del baño.

Como una colegiala, con una sonrisa de felicidad entro a buscarme. La invite a entrar a la tina para que me enjabonara la espalda  y mientras lo hacía pregunte…

¿Ángel mío, estas feliz?

Quiero buscar las palabras para decir, lo que siento, pero no las encuentro.

Desde que tu llegaste, mi hermana ya no era la viuda, que solo pensaba en dinero y su industria.

Tú ocupaste el cien por ciento de sus pensamientos.

Cuando se levantaba por las mañanas, me exigía que te atendiera en todo lo que pidieras y su semblante era de pura felicidad cuando hablaba de tu persona o cuando compartías con nosotras, antes de ir a la cama.

La miraba y era otra mujer totalmente distinta a lo que acostumbraba ser.

Por las noches escuchaba sus gritos, pero eran de una mujer feliz.

Ahora la comprendo todo a la perfección.

Tuve un gran amor de niña adolecente, el sueño de toda quinceañera con su príncipe azul.

Pero tú, me convertiste en mujer, y mi pasión por ti no tiene límites.

Me estremezco cuando tengo tu cosa dentro de mí, y estoy más que segura que si te perdiera hoy, mi sufrimiento de ayer, no sería nada del que sentiría por tu ausencia.

Soy tu mujer y tú eres mi dueño, voy a darte lo que me pidas, para hacerte feliz y nunca te separes de mi lado, solo déjame quererte, cada día más y te prometo que viviré solo para ti

 Al terminar de escucharla, solo me recosté para descansar mi cabeza en sus pechos. Mientras ella me abrazaba y besaba el rostro. 

La invite a seguirme y me tendí sobre la cama, diciéndole…

Tengo mucho que enseñarte…

Se sentó en la cama y tomando su mano, la jale hacia mí, le di un beso y baje su cabeza hasta mi zona genital.

Adivinando mis deseos tomo vi verga con sus manos y empezó a darme una gran mamada.

Era tierna y delicada con mi miembro, pero cuando fue tomando experiencia, era una total experta, algo que me sorprendió es que se la trago toda en su primera vez.

Sintiéndome casi vencido por las caricias de sus manos y su boca, la tome en mis brazos y la subí a mi pecho besándola con toda pasión, me di vuelta sobre ella y la penetre, se la estuve metiendo y sacando lentamente por varios minutos.

Me acerque a su oído, pidiéndole que se sentara sobre mí, y se ensartara mi verga ella misma.

Cumplio la orden y rodeando mi cuello con sus brazos escuche quedamente…

SOY TU MUJER CARIÑO Y SIEMPRE TE COMPLACERE, EN TODO LO QUE ME PIDAS, TENERTE DENTRO DE MI, ME HACE LA MUJER MAS DICHOSA.

Sabes amor que tu trasero es el más bello y hermoso de toda la familia, y sueño con hacerlo totalmente mío.

Me abrazo fuertemente y me beso con todo su ardor y me comento al oído.

Usted es mi dueño y todo lo que tengo y lo que soy es de su propiedad, si eso lo hace feliz, tómelo.

Haciéndole caso, me coloque a su espalda, la hice que me mostrara ese colosal trasero en todo su esplendor y utilizando mis dedos para dilatar su circulo anal lo fui abriendo y dilatando.

Así también tomaba con mis dedos parte de nuestros líquidos en su vagina y los propagaba por todo su orificio.

Coloque mi tranca y le di un envión y mi cabeza estaba dentro.

HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGG…MMMMMMMMMMM

Sus quejidos eran de dolor, pero al mismo tiempo provocaban en mí,  unos deseos inmensos por hacerla gritar, cuando sintiera todo el grosor de mi verga, entrando por ese estrecho canal.

Así lo hice y sentí un poco de culpa cuando escuche su lamento.                                   

NNNNNNOOOOOOOOOOO  AAAAMORCITOOOOOOOO

EEEEEEESSSSSSSSSS  MMMUUUYYYYY GRANNNNDDEEEEEEEEEE.

Me detuve y le besaba la espalda y de vez en cuando le daba una nalgada y se repetía con mayor velocidad y fuerza  y tras esa pausa el coro celestial empieza a surgir.

SSSSSSSSSIIIIIIII MIIIIIIII   AAAAAAAAAMMMMOOOOOORRRRRRRRRRRR  SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII    SSSSSSSSIIIIII     AAAAAAASSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Masajeaba su pequeño botón, y la embestía como un enajenado  pero  lo que más se oía en la habitación era el sonido de mi pelvis chocando con sus nalgas.

PLAP  PLAP  PLAP

         En un momento de total y maravilloso éxtasis me descargue totalmente dentro de ella y  al sentirme BRIGITTE su corrida fue fantástica apretando su esfínter, para sacarme la última gota y con un espectacular gemido cerro la celebración de su orgasmo.

DDDDDDDDDDIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSS

QUEEEEEEEEE       PLACERRRR    AAAAAAAAAAAAAMMMMMMOOOORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

Más relajada y con una sonrisa  me vio a los ojos y dijo.

Ahora comprendo a mi hermana, el porqué de sus gritos de placer en la noche.

Mañana tienes que irte y  la próxima vez que vengas, muchas cosas van a cambiar, empezando que dos días completos serán para mí y dos para mi hermana.

¿Pero como harás con tu hermana?

No te preocupes mi cielo, yo sabré como decírselo a ella.

MI DESPEDIDA EN EL AEROPUERTO.

Anunciaron la salida de mi vuelo y mi adorada suegra me daba un beso de despedida, cuando la voz de BRIGITTE, se escuchó llamándome.

MI CIELO… y me estampo un delicioso beso en la boca, ante el asombro de su hermana, por su acción y por lo deslumbrante de como venía vestida, peinada y maquillada.

Aquí estaré esperándolo en su próxima llegada y a ti hermanita, tenemos mucho que hablar y convenir en casa, y la tomo del brazo diciéndome adiós y guiñándome un ojo.

 

FIN

JIHNM

Relato erótico: “La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) parte 1 con prologo” (PUBLICADO POR BOSTMUTRU)

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—-Prologo

Esta es la historia mi ex y como nos hace unos completos cornudos lo que se contara a continuación gran parte es real otra la adorne un poco ustedes decidirán que creer, contaremos como detrás de esa apariencia de buena mujer dulce, recatada y hasta inocente hay una mujer que no se resiste a la tentación y al engaño de como una noche su actual pareja y sus antiguos novios y alguno que otro se enteran de las andanzas en diferentes etapas de la vida de Diana y como nos puso los cuernos y hasta logro humillarnos.

La historia comienza en Colombia no especificare en que región o ciudades, mi nombre es Antonio actualmente tengo 34 años iniciare este relato ya que conmigo comenzó todo lo que se narrara a continuación de la vida de mi ex Diana.

Diana ahora tiene 32 ella se fue a estudiar a Europa a realizar una maestría a los 29 años a España le fue bien pues ella siempre ha sido muy buena en los estudios, conoció a un ruso cuando termino la maestría y tuvo un noviazgo se fueron para suiza ya que él tenía su trabajo en ese país, aprovechando que estaba allá consiguió empezar un doctorado el cual está a punto de terminar, la relación con el no duro creo que al final no se entendían, estando en medio de su doctorado conoció a su actual pareja Steven(actualmente 32 años) originario de Suiza se fueron a vivir juntos las cosas marcharon bien y tuvieron un hijo que actualmente tiene 10 meses.
Aprovechando las vacaciones de diciembre decidieron venir a Colombia a para que Steven conociera a la familia de Diana y que los padres de ella y su familia conocieran a su hijo de paso reunirse con los amigos y actualizarnos de nuestras vidas.

Llego el momento de que Diana nos presentara a su bebe y a su pareja así que decidimos reunirnos en la casa de uno de nuestros amigos que se llama Fabián(31 años) que ya tiene esposa e hijo, fueron Leandro(34 años) que es el negro del grupo jejeje y tiene dos hijos y su esposa, Dana(31 años) con su esposo, Alejandra(32 años) y su esposo también un antiguo novio de Diana de nombre Adrián(31 años) que se volvió amigo nuestro y se encuentra soltero y yo que también fui novio de ella, solo falto José(33 años) que se alejó del círculo de amigos y solo aparece ocasionalmente tiene fama de conquistador él fue novio de Alejandra cuando todos empezamos a conocernos.

La reunión empezó se habló de nuestra vidas que hacíamos de recuerdos mientras tanto se bebió mucho licor se escuchó música y así se hizo tarde aprovechando que era fin de semana y que la casa donde estábamos era grande tenía varias habitaciones decidimos quedarnos a pasar la noche, las mujeres se llevaron a los niños el hijo de Diana y el de Fabián para que durmieran Diana en una habitación con su bebe y la esposa de Fabián con su bebe en la habitación principal ya a media noche Dana y Alejandra decidieron irse con sus esposos para sus casas en taxi, la esposa de Leandro tenia sueño y se fueron a dormir a una de las habitaciones de la casa Fabián también decidió irse a dormir nos dijo que estábamos como en su casa que el ya no daba más, solo quedamos en la sala Steven, Adrián y yo la actual pareja de Diana y sus Ex todos totalmente ebrios.

Steven hablaba bien el español para ser de suiza solo con un particular acento, nos pregunta aprovechando que no estaba Diana y que nos habíamos caído bien además de lo alcoholizados que como era ella cuando joven y de sus relaciones anteriores ya que él sabía que éramos sus ex, nosotros a manera de juego y entre risas le decíamos que como así que si no le había preguntado a ella de su vida él dijo que si pero que una cosa era que ella le contara y otra que lo escuchara de terceros, nosotros le respondimos que si es qué tenía dudas de ella, ya lo sabía yo por mi experiencia vivida con ella que no era un angelito como parece.
Él nos respondió que si le podíamos guardar un secreto le dijimos que sí, Steven nos dice es que la verdad Diana como pareja es increíble es una mujer muy linda con esa carita de inocencia es buena madre siempre está pendiente de mí del bebe la amo pero….
Ella me está engañando y a pesar de que lo descubrí me quedo callado por que no la quiero perder no podría vivir sin ella ustedes saben si ella era así con sus antiguas pareja?

La pregunta automáticamente me trajo recuerdos de lo vivido en el pasado con ella y esa sensación de miedo y excitación que recorre todo el cuerpo volvió a mí por mi mente recorrió el deseo de confesarle a Steven me vi reflejado en él y por lo vivido con ella sabía que era así, sabia como se originó todo ya que lo vi con mis propios ojos.
Observaba a Steven con miedo tristeza y esa sensación de incertidumbre en su rostro y decirle contarle lo que viví era lo mejor para que el supiera a qué atenerse y que decidir hacer con su vida.
Cuál fue mi sorpresa que al unísono Adrián y yo respondimos un rotundo SI.

Nuestras miradas se encontraron y quedamos sorprendidos le dije a ti te puso los cuernos, me respondió si y por lo que veo a ti también me respondió, le pregunte como te fue infiel, él me dijo que mejor empezara yo que había sido su novio antes.

Ante la mirada atónita de Steven empecé a narrar la historia que inicia 17 años antes y pude darme cuenta de que no solamente estábamos los tres escondido tras una esquina se encontraba Leandro espiando escuchando nuestras confesiones.

—— La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) parte 1

Mi historia con Diana inicia cuando yo Antonio tenía 18 años y Diana recién cumplía los 16 nos conocimos por una amiga en común y de ahí con el resto de mis amigos Fabián, Leandro, José y por parte ella conocimos a Dana y Alejandra que son amigas del colegio cursaban 10 grado en un colegio solo de mujeres y vivían cerca, yo cursaba primer semestre en una universidad.

Diana era una niña de su casa inocente para su edad buena estudiante y responsable muy puesta en su lugar me encanto de ella su personalidad de gran corazón siempre ayudando en casa a su madre, su padrastro y sus dos hermanas siendo la hija modelo.

Físicamente es y era para esa edad una niña muy linda 1.
63 mts con carita inocente hermosa unos ojos cafés claros que a la luz se iluminan dándole un brillo especial que no podías dejar de observar de mirada inocente de piel suave toda una lolita con cabello crespo color castaño oscuro a la altura de los hombros pero siempre lo llevaba con dos transitas en forma de coleta en la parte de atrás de su cabeza y dos mechones de cabello al frente como una niña buena que en el fondo solo ínsita al deseo.
Su cuerpo para ser el de una adolecente estaba ya desarrollado y aun lo conserva igual una piernas tornada y gruesas suaves lisas que provocan acariciarlas con desenfreno, un culo redondo que dan ganas de amasarlo con unas caderas que dan a su cuerpo ese estilo de guitarra provocan meterle mano por entre sus piernas y por ultimo un buen par de tetas grandes 34c que provocan manoseárselas y chupárselas que van con ese cuerpo que solo provoca pecar.
Ella siempre fue muy recatada no le gustaba mostrar mucho a pesar de ser muy atractiva.

Empezamos a salir como amigos con todos los muchachos pero cada vez nuestra relación se fue haciendo más estrecha hasta que empezábamos a salir más solos que con los amigos no fuimos los únicos José y Alejandra también empezaron una relación, también me di cuenta que a Leandro le gustaba Diana por ser una adolecente tan linda pero ella solo lo veía como un amigo y no llego a darse cuenta de la atracción que sentía por ella.
Diana me invitaba a su casa y yo a la mía convivía con su familia, cuando hacían reuniones familiares, Diana me presentaba a su familia entre ellos había un tío político(Rodrigo, 41 años) el cual su madre le recomendaba que tuviera cuidado porque decían que él era un pervertido que siempre estaba de coqueto con las jovencitas se les insinuaba y siempre que había una niña linda cerca las miraba de forma perversa y no desaprovechaba oportunidad para estar abrazándolas y andar tocándolas también se cuidara de su hijo ósea su primo(David, 17años) que tenía una conducta muy parecida a la del papá.

En una de tantas reuniones con la familia de ella fue en unas vacaciones en una finca como a 2 horas de la ciudad de una de las tías de Diana se inició con un asado, a ella acudieron sus dos hermanas de 9 y 11años, tres tías una de ellas la dueña de la finca con sus respectivos maridos entre ellos el tío Rodrigo también fueron sus primas 3 en total que no pasan de los 12 años y el único primo varón David, notaba como el primo la miraba con deseo como desnudándola con la mirada ella se daba cuenta y se intimidaba y buscaba alejarse al igual su tío también la miraba de esa forma eso a ella la perturbaba y la ponía incomoda pero lograba disimularlo con el resto de la familia para mí no pasaba desapercibido.
Todos ayudábamos en el asado y colaborábamos con algo a mí me pidieron que ayudara con la carne en la parrilla que se encontraba en el jardín trasero de la finca que tenía una casa amplia de dos pisos con 4 habitaciones en el segundo piso un baño en la habitación principal y otro para las habitaciones toda la familia se encontraba en el jardín trasero, las niñas jugando algunos adultos hablando tomando cervezas, ahí de favor a Diana le pidieron que fuera a la casa y preparara una jarra de limonada yo me distraje con mis tareas ayudando pasaron como 5 minutos y perdí de vista al primo me empecé a preocupar y a buscarlo con la mirada no fuera que aprovechara para ir a molestar a Diana me volvió el alma al cuerpo cuando vi, se encontraba recostado en un árbol escuchando música con el celular seguí en lo mío cuando me acorde del tío a ese si no lo vi ahí volvió la preocupación en eso uno de los tíos de Diana me dice necesito más carne voy a ir por ella a la casa yo le dije tranquilo yo voy me dirigí a la casa veo al tío a un metro, ella se encontraba cortando unos limones dándole la espalda no se había dado cuenta de su presencia mientras este le morbosiaba ese culote que tiene y se agarraba la verga sobre el pantalón de repente le dijo.

Tío: hola como la estás pasando
Diana: ay hola tío me asusto no lo sentí
Tio: jajaja no te asustes no te voy hacer nada malo jejeje.
Como has crecido recuerdo cuando eras solo una niña ahora esta muy linda veo que te convertiste en toda una mujercita.

Ella toda apenada e incómoda le decía gracias tío.

Tío: y ese muchacho que vino contigo es tu novio.

Diana: Si Antonio es mi novio.

Tío: y cuanto llevan.

Diana: 6 meses.

Tío: y ya han estado juntos.

Diana: no y usted no tiene por qué preguntarme eso.

Tío: jajajaja no que tonto.

Diana: el me respeta y yo no tengo por qué contarle mis cosas.

Tío: respeto jajaja niña usted lo que necesita es un hombre de verdad no un niño, ese cuerpecito tuyo lo está pidiendo a gritos.

Diana se quedó como callada temerosa buscando que decirle mientras él la miraba como un lobo mira a un corderito acercándose y acariciándole el rostro y ella dejándose sin detener su avance en ese momento reaccione me aleje grite su nombré para anunciarme y hacerme como que apenas iba a entrar cundo llegue ella se encontraba con sus limones y el tío buscando en la nevera una cerveza al verme Diana me regalo una sonrisa y supo disimular lo que había ocurrido por otro lado su tío me miro con una sonrisa burlona.

Diana: amor y eso que haces por acá yo te hacia ayudando con el asado.

Antonio: no es que se está acabando la carne y me pidieron que llevara más, hay algún problema
Diana: no amor.

Antonio: y que hacen
Diana: aquí hablando con mi tio de cómo me iba en el colegio.

No podía creer me estaba mintiendo pero disimule creerle.

Tio: si es que la niña es muy inteligente es el orgullo de la casa tienes mucha suerte de estar con ella.

Me lo dijo con una actitud sobradora yo solo pensaba maldito degenerado.

Antonio: amor tú sabes dónde está la carne.

Diana: si ven te la paso.

Se dirigió a la nevera y saco unas piezas de carne que estaban en una bandeja me dio un besito en la mejilla y me dijo toma amor, mientras su tío miraba pícaramente.

Diana: mejor lleva esa carne que ya casi va a ser la hora para comer y deben estar esperando.

Prácticamente me saco de ahí, yo me quede desconcertado porque había visto lo que había ocurrido y ella no me dijo nada supuse que era porque no quería problemas armar un escándalo y dañar el paseo.

Decidí confiar en ella lleve la carne y seguí ayudando con el asado pero seguía inquieto así que decidí volver a la casa diciendo que iba al baño entre con cuidado y me acerque a la cocina y me escondí detrás de una pared la cual me permitía asomarme a la cocina y espiarlos.

Diana ya casi terminaba de preparar la limonada solo le faltaba el azúcar esta se encontraba en una alacena sobre el mesón algo alta para que ella se estiraba lo más que podía pero no alcanzaba a tomarla en eso el viejo tío Rodrigo se acerca por detrás y le restriega todo el bulto en ese rico culo metiéndolo entre sus bien redondas nalgas.

Tio: te ayudo jejeje
Diana: haaaaa, no.

Un suave gemido se escapa de esos dulces labios.

Tio: déjate ayudar para mi es todo un placer.

Diana: haaa, no yo puedo sola
Tio: tranquila mi putica se lo que necesitas y te lo voy a dar.

Y aprovecho para entregarle el recipiente con el azúcar poniendolo en sus manos e ir bajando sus manos y agarrarle esas tetas y estrujarlas a su gusto.

Yo me quede inmóvil en silencio inmóvil con un miedo que me recorría la espalda, frustrado con rabia me sentía impotente pero a la vez excitado la verga se me estaba poniendo dura, Diana no reaccionaba no ponía resistencia solo se dejaba hacer miraba ese acto grotesco una linda adolecente, una lolita con cara de inocencia y un cuerpo de pecado apoyada contra el mesón con un jean que le queda justo y le marca esas ricas nalgas, un tarro de azúcar en sus manos gimiendo suavemente y detrás de ella un viejo de 41 años barrigón, quedándose calvo blanco de piel grasosa de esas personas que siempre se ven sudorosas y sucias apoyándole la verga restregándosela haciendo movimientos de meter y saca agarrándole ese par de tetas que se ven voluminosas dentro de esa camiseta negra que usaba.

Diana: no aaahh aahh, pare que me hace
Tio: dándote lo que querías.

Diana: ya tengo el azúcar aahhaahaaa suélteme
Tio: zorrita eres una niña muy golosa tú lo que quieres es lo en este momento está entre tus ricas nalgas.

Diana: no déjeme que nos van a ver haahaahaa.

Y el viejo seguía y ella no hacía nada para páralo, el viejo la trae haca el empotrándola agarrándola de las tetas se acerca al oído de ella y le dice.

Tio: tienes razón te estas demorando mucho con esa limonada y a mí me va a empezar a buscar tu tia jejeje pero te aseguro algo de este paseo no te vas sin probar esta.

Acto seguido se despega de ella y le muestra el bulto que tiene en el pantalón que se ve enorme le agarra su tierna manita y hace que le apriete la verga con su mano.

Tio: mira como me tienes todo esto va a ser tuyo y te lo voy a dar por que te estoy viendo muy necesitada.

El viejo le soltó la mano pero ella no dejaba de agarrarle el bulto

Diana: No por favor yo todavía no he estado con nadie.

Tio: no puede ser, seré tu primer macho te voy a ser mi mujer es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Justo al terminar de decir eso se acercó a ella y le pego un morreo de película con la mano izquierda le agarraba el culo se lo apretaba se la metía entre las nalgas y con la derecha le agarraba la teta izquierda mientras la besaba y le metía la lengua en la boca mientras tanto ella le seguía agarrando la verga y se dejaba hacer.

Al soltarla Diana le dijo por favor no.
El tío solo se burló y le dijo ya puedes soltarme la pija, ella reacciono como apenada y bajo la cabeza el solo se rio y la dejo ahí yo me escondí él se dirigió al baño me volví asomar a la cocina y Diana estaba agitada nunca la había visto así en ese momento me di cuenta que ella era una bomba de tiempo a punto de explotar que le gustaba que se aprovecharan de ella era sumisa y que yo no había conseguido nada porque creí que le gustaba que la respetaran ella me decía que eso le gustaba de mí que me portaba como un caballero.

Aproveche para volver a ayudar con el asado después salió Diana como si nada con la jarra de limonada se acercó a mí y estuvo conmigo mientras terminábamos con el asado nadie noto la demora por andar en sus cosas después de 10 minutos salió el tío creo que se hizo una paja porque ya no se le notaba el bulto que se gastaba.

Se sirvió la comida y notaba ciertas miradas entre el tío y Diana el de vez en cuando me miraba y se reía suavemente eso me enojaba y me ponía incomodo, la noche llego y la cosa quedo así a mí me dieron un pequeño cuarto con un camarote para cuando llegue la cama de abajo ya había sido ocupada por David así que para no incomodar tome la de arriba prácticamente no hablamos entre nosotros había tensión no le agradaba porque era el novio de su linda prima sentía celos el la deseaba.
Por otro lado Diana estaría en otro cuarto con sus hermanas y primas, en otra habitación dormía su mama el padrastro una tía y su esposo y en otra sus dos tías restantes con sus respectivos esposos entre ellos Rodrigo, esa noche no dormí bien en sueños venían imágenes de lo sucedido y la sentencia de Rodrigo diciendo que iba a ser su mujer desperté temprano con una erección tremenda me dirigí al baño a bañarme y hacerme una paja recordando lo que vi y como era sometida mi novia dejándose manosear al antojo de Rodrigo me vine como nunca bote una gran cantidad de leche termine arrodillado en el suelo del baño sintiéndome humillado y con temor de lo que iba a pasar.
Termine de bañarme y me vestí ya algunos habían despertado eran eso de las 8 a.
m.
decidieron que todos fuéramos a bañar al rio que está cerca al pueblo la finca se encontraba a 15 minutos en vehículo del pueblo así que apuraron a todos para salir a las 9am e ir al rio habían cuatro carros para llevar a toda la familia así que subimos a ellos con tan mala suerte para mí ya se darán cuenta por qué, que el carro del tío Rodrigo se averió al revisar el motor se observaba que una correa se había roto y se necesitaba un repuesto, en el pueblo había un pequeño taller y como quedaba de camino al rio se decidió ir todos en los tres carros restantes aprovechando que uno de los vehículos era una camioneta doble cabina con platón ahí podrían ir algunas personas ya que el trayecto era corto, en el pueblo Rodrigo compraría la correa para el carro iríamos al rio y al volver la instalaría pero con tan mala suerte que no había el repuesto ahí el mecánico le sugirió que fuera al siguiente pueblo que está a una hora de distancia en dirección a la finca pero que muy posiblemente no encontraría el repuesto ahí ya que esta algo difícil de conseguir que lo más seguro era ir a la ciudad que esta como a dos horas en la dirección al otro pueblo.

Tio: para no dañarles el pase voy a tomar un bus al siguiente pueblo si no encuentro el repuesto sigo hacia la ciudad mientras tanto ustedes vayan al rio y diviértanse.

Le dijeron que lo llevarían en uno de los carros él dijo que no que ya que éramos muchos era mejor que los carros se quedaran para poder movilizarnos que él estaría bien y que entre más rápido se fuera el en bus más rápido volvería.
Calculamos que se demoraría aproximadamente 4 horas en ir y volver y que el volvería para el almuerzo.
Yo me alegre porque iba a tener a ese viejo lejos de mi Diana así que fue a la estación del bus y en ese momento salía un bus con dirección a su destino que tomo rápidamente.

Los demás seguimos al rio, Diana siempre ha sido tímida así que para bañar utilizo una camiseta blanca algo grande para ella, un shorcito de algodón azul claro y debajo un bikini yo utilice una bermuda negra, todos estábamos muy contentos Diana se metió al rio y no sabía que era peor si solo hubiera entrado al rio en bikini o con toda esa ropa porque cuando se mojó se le pego al cuerpo mostrando esa tremenda figura que se gasta mostrando sus buenos pechos y su buen culo y a mí se me estaba parando la polla y no era el único cuando mire al primo la miraba con una cara de degenerado y se le veía un bulto casi tan grande como el del papá otros asistentes al rio también la miraban con deseo Diana inocente mente iba parando vergas por el lugar sin darse cuenta.
Así paso el tiempo estuvimos casi dos horas ahí luego decidieron ir hacer compras al supermercado por víveres y aprovechar ir a un restaurante y comer pero en el afán de salir de la finca diana olvido llevar ropa interior seca así que pidió si alguien la podía llevar a la finca para vestirse y volver le dijeron que bueno y que mejor se quedara que echará un ojito a la finca descansara iban a comprar la comida para llevar de ella y la del tio para cuando llegara de la ciudad así que la acompañe hasta la finca me prestaron un carro la deje ella entro a la casa y me devolví para el pueblo a unos 50 mts de la finca veo que viene la camioneta de uno de los tios con un tio y el padrastro de Diana venía con tres almuerzos y me dicen que si quería me devolviera y almorzara con Diana y le hiciera compañía mientras el resto se quedaba en el pueblo ellos se devolverían con el otro carro para poder traerlos a todos del pueblo yo me baje del carro se lo entregue al padrastro de Diana me dijeron que me acercaban yo les dije que no que estaba cerca y decidí caminar con los tres almuerzos ese corto trayecto devuelta a la finca.
al llegar entre tranquilo deje los almuerzos en la mesa y vi el repuesto nuevo para el carro del tio Rodrigo sobre ella cuando me disponía llamar a Diana para avisarle que estaba en casa escuche un grito en el segundo piso de la casa subí sin hacer ruido llegue a la puerta de su habitación que se encontraba abierta y cuál fue mi sorpresa cuando veo al tío Rodrigo sobre Diana que estaba tirada en la cama sobre la que duerme con la camiseta levantada mojada con las tetas fuera del sostén del bikini y el chupándoselas duro con desesperación apretándolas y amamantándose de ellas unas tetas espectaculares grandecitas con una aureola mediana perfectas para su tamaño rosaditas adornadas con unos pezones en punta mientras ella gritaba por el trato que estaban recibiendo ellos no me alcanzaron a ver así que rápidamente me oculte detrás del marco de la puerta no sé por qué lo hice en lugar de detener lo que sucedía.

Me quede callado sintiendo ese miedo recorrer mi cuerpo esa impotencia esa frustración ese enojo y también excitación la verga se me puso dura de ver a mi novia tirada en una cama dejando que ese viejo asqueroso y grotesco la tomara sin defenderse su única defensa era decirle.

Diana: tío por favor no aaaaaahhh para aaaahhh me haces doler aaaahhh

Parecía una puta con la mirada perdida gimiendo mientras el tío la manoseaba y le metía la mano en la entrepierna y la estimulaba.

Tio: estoy seguro que no quieres que pares estas toda mojadita mi pequeña putica y yo te lo prometí te voy a dar mi verga para que goces te voy a mandar a casa desvirgadita.
Tengo que aprovechar el momento, te vi llegar con el cornudito de tu novio y me escondí para que pensaran que no había llegado y tuve suerte porque no tuve que ir a la ciudad en el pueblo logre encontrar el repuesto, cuál fue mi sorpresa que te veo llegar a la finca y te dejan solita para que yo pueda disfrutarte.

Diana: no tío por favor no me desvirgue tengo novio y lo amo.

Su única resistencia eran solo palabras de las cuales su tío solo se burlaba pero de resto se dejaba besar acariciar el tío le estaba metiendo un morreo completo sobre la cama.

Le empezó a bajar el shorcito junto con la tanga del bikini se los saco por completo los tiro lejos y le abrió esas riquísimas piernas la imagen que se observaba era de lo más pornográfica que puede haber una hermosa lolita con carita de inocencia con sus dos trencitas y cuerpo de diabla su piel suave clara perfecta su camisa arremangada hasta el cuello ese par de tetas fuera del sostén del bikini con unos pezones completamente en puta rosaditos el viejo parado sudoroso con esa barriga prominente abriéndole ese par de piernas deliciosa con sus converse rojas aun puestas lográndose divisar un coñito una cuquita gorda apretada rosadita de labios carnocitos totalmente depilada solo pensaba el festín que se va a dar este viejo hijo de puta con mi novia y yo ahí sin hacer nada con los sentimientos encontrado a flor de piel no aguante más y me saque la polla y me empecé hacer una paja lentamente totalmente excitado perdiendo la cabeza viendo como mi novia me iba a poner los cuernos con el tío pervertido del cual su madre le advirtió que se cuidara y lo peor le iba a romper el coño antes que yo.

El viejo procedió a agacharse, acercarse olerla y empezar acariciarla diciéndole esta cuquita merece mucha verga y tu querido tío te la va a dar vas a ver cómo te encanta y al final tu solita vas a venir a buscarme para que te la clave terminado de decir eso empezó a pasarle la lengua por toda la rajita le habría esa chochita con los dedos le pasaba la lengua se la metía por toda su vagina le chupaba su clítoris ella solo gemía y se mordía los labios recibiendo esa placentera chupada de coño perdiendo su voluntad.

Tío: te gusta cómo te la chupa tu tio
Ella no respondía solo gemía e intenta conservar su dignidad mientras tanto el seguía chupando y ella gimiendo.

Tio: te gusta cómo te la chupa tu tio, respóndeme o acaso quieres que me detenga.
Al escuchar eso ella solo reacciono.

Diana: tio no por favor no te detengas, si me gusta lo que me haces aaahhh aaaahhh aaaahhh mmmm.

Yo observaba como mi novia ya empezaba a volverse la putica de su tio y si no hacía nada iba a terminar entregada a él como su macho y que creen seguí ahí haciéndome una paja observando como perdía a mi linda novia a manos de un pervertido que le iba a dar una clase intensiva y me la iba a pervertir.

Tio que rico me la chupas no pares siento que me vengo… si mi zorrita estas toda encharcadita….
Aaahhh ahhhh mmmm tio me vengo estoy toda mojada aaaaaaah aaaajaaaa aaaaaiiiiii.

Empezó a convulsionar todo su cuerpo vibraba y esas ricas tetas se movían descontroladamente se vino copiosamente en la boca de su tio le alcanzo a mojar la cara quedando tira despaturrada en la cama respirando con dificultad.

Que rico sabes mamacita pero ya es hora de que me des placer a mí y aprendas a chupar una buena polla.
Empezó a desabotonar su camisa mostrando esa prominente barriga llena de pelos se la quitó la dejo caer al suelo luego se quitó el pantalón dejando ver unos calzoncillos rojos desteñidos con el elástico gastado lleno de manchas amarillentas al frente y totalmente estirados por el bulto que se le hacía en la entrepierna que se veía descomunal era impresionante Diana miraba hipnotizada ese bulto no podía dejar de verlo la veía con cara de preocupación como asustada.
Te gusta lo que vez bebe en eso se bajó el calzoncillo dejándolo caer al suelo la cara de Diana era un poema no sabía que hacer estaba asustada y no podía dejar de ver tremenda verga me sorprendí el viejo hijo de puta se gastaba una verga descomunal la mía con la excitación estaba brotada gruesa de unos 16 cm pero la del querido tío era un monstro grueso lleno de venas cabezona le debía medir como 22cm con unas pelotas enormes y peludas, yo no solo pensé que le iban a romper el coño a mi novia sino que se lo iban a destrozar ella evidente mente asustada le dijo que por que no dejaban las cosas así él le respondió que después de darle placer a ella no era justo que lo dejara con tremendo garrote en ese estado.

Diana: tio eso es muy grande si me la metes me vas a destrozar si quiere se la chupo y lo dejo que se me venga encima pero no me meta eso por favor, le dijo en tono suplicante.

Tio: Déjame pensarlo mientras tanto ven siéntate en la cama y chúpame la verga que te mueres por tenerla en la boca.

Diana obedeció temerosa él viejo aprovecho para quitarle la camiseta y el sostén acercarle la verga a su dulce boquita y acariciando su linda carita de niña buena con una mano y con la otra en el cuello la verga empezó a abrirse paso por su tierna boquita lentamente mientras el viejo suspira y mandaba su cabeza medio calva hacia atrás le decía así mi niña suave usa tus labios para apretarme la verga chupa y usa tu lengua mientras me la chupas, yo solo veía el esfuerzo de la pobre Diana que apenas podía meterse semejante tranca en la boca el viejo empezaba a moverse hacia adelante y hacia atrás, ella solo intentaba resistir en una de esas le empieza a meter esa verga más y más ella empezó a desesperarse y a intentar sacarla pero la tenía bien sujeta pude ver como un par de lágrimas rodaban por sus mejillas mientras el viejo reía hasta que estuvo satisfecho y la soltó ella empezó a toser e intentar respirar.

No que le pasa que bruto eres casi me ahogo… el solo se reía y le respondió bebe tienes que aprender a tragártela toda… no ese pipi es muy grande todo eso no me cabe en la boca….
tranquila amor que con la practica vas aprender a chuparme la verga bien como a mí me gusta y vas a poder tragártela toda más bien ven y termínamela de chupar a tu gusto.
Diana se acercó a esa grotesca polla la tomo con sus manitas saco su lengüita y le empezó a lamer el glande pasado un rato le empezó a coger el gusto y empezó a meterse la cabeza en la boca siguió un rato más y ya degustaba esa verga con pasión casi se podía meter la mitad en la boca.

El viejo se sentó desnudo en la cama ella simplemente se arrodillo, Yo solo veía como empezaba a chupar esa verga con pasión ya lo estaba disfrutando ahí supe que le iba encantar mamar vergas chupaba esa verga como desesperada esperando su premio el tio solo le decía así bebe ves cómo te gusta la verga del tio ella solo respondía si tío está muy rica tu verga podría comérmela para siempre… así me gusta mi nenita me la estas chupando como una profesional me vas hacer venir… si tio nunca he probado semen pero si sabe tan rico como tu pipi quiero probar el tuyo.
Yo la veía Diana estaba muy caliente nunca la había visto así toda desesperada por verga era otra persona su cuerpo despedía lujuria y los peores pensamientos ya era más puta que la dulce jovencita de la que me enamore su cuerpo lleno de curvas solo incitaba a follar y el viejo no iba a desaprovechar la oportunidad, le pregunta sobrinita quieres la lechita de tu tio y ella dejando de chupar y suplicando le dice si por favor, entonces vas a tener que dejar que te la meta para poder deslecharme, mi novia esta vez no lo dudo le dijo está bien pero ten cuidado esa verga es muy grande para mí y me va a doler mucho…tranquila mi niña lo voy hacer con cuidado así que la tomo la acostó en la cama la pudo en el borde de la cama se acostó sobre ella la empezó a besar en la boca se daban lengua con pasión Diana estaba entregada le correspondía los besos, se besaban como enamorados apasionados yo sentía unos celos enormes de verla tan puta y tan receptiva con el tio seguía haciéndome la paja me dolía la verga de lo dura que la tenía estaba demasiado excitado viendo el show y la cornamenta que me montaba mi dulce novia y yo sintiéndome como un imbécil por tratarla con respeto y en el fondo lo que quería era que se aprovecharan de ella y la trataran como el objeto del placer que realmente mostraba su cuerpo mientras se besaban su querido tio le sobaba su enorme verga por su abdomen después se arrodillo en el suelo la abrió de piernas esa terrible tranca quedo justo a la altura de su jugoso coño.

El querido tiito cogió su enorme verga y empezó a restregarla en la entrada del jugoso coño de mi dulce novia esta comenzó a gemir, poco a poco empujo con fuerza para meter esa abominación en su tierno coño que estaba chorreante de sus jugos esto le ayudo a que empezara a entrarle lentamente Diana empezaba a quejarse yo solo veía desde mi escondite haciéndome una paja bestial como su pequeño coñito de iba abriendo a medida que esa vergota iba entrando y como sus paredes se iban estirando para dar cabida a tremendo invitado Diana se quejaba y daba muestras de dolor en su cara, la verga entraba sin detenerse la cara del tio era de éxtasis no podía creer que le estuviera partiendo el coño a su linda y bien educada sobrina alrededor del coño se mi novia empezaba a divisarse un poco de sangre ella le decía al tio que le dolía que parara pero él no tenía intenciones de detenerse ella le recordó que le había dicho que iba a tener cuidado, sus gritos ya empezaban a escucharse por toda la casa y eso más excitaba al viejo pervertido que ya le había metido más de la mitad totalmente enloquecido le empujo los 10cm faltantes de verga sin miramientos con todas sus fuerzas esto la destrozo le abrió el coño a todo lo que daba y un grito desgarrador se escuchó creería que hasta el pueblo y lágrimas brotaron de su rostro mientras le dejaban clavado toda la verga para que se acostumbrara sintiendo se victorioso por a ver desvirgado a Diana se le empezó a reír y a tratarla de puta y perra a burlarse de mi de lo cornudo que era y de lo fácil que había sido culiarcela mientras tanto Diana se quejaba le salían lagrimas no sabía cómo ponerse o qué hacer con tremenda tranca que atravesaba sus entrañas la estaban partiendo en dos y yo solo veía haciéndome una paja desesperada y pensando eso te pasa por puta.

Tio por favor sáquemela me está destrozando toda aaaaahhhh aaayyyyyy nooooo aaaaahhhhh pare por favor….
tranquila perra que dentro de un rato ya me vas a pedir que no te la saque nunca por ahora acostúmbrate a mi tamaño para que puedas gozar de una buena follada.

Rodrigo se inclinó sobre mi pobre novia y el mas mínimo movimiento era una agonía para ella que se quejaba este la empezó a besar sus labios dulcemente para para calmarla ella todavía se quejaba entonces decidió meter una mano entre ellos y estimular su clítoris consiguiendo que esta empezara a gemir entre dolor y placer así estuvieron un rato, sus besos continuaron pero ya empezaban hacerse más intensos se empezaban a comer sus bocas a jugar con sus lenguas veía como el viejo le metía su asquerosa lengua a mi hermosa novia ella simplemente la aceptaba con gusto y correspondía a sus caricias gimiendo ya más entregada, el tio se dio cuenta de eso y se empezó a mover lentamente metiendo y sacando sus 22cm casi hasta sacarla de su coño podía ver como se abría y cerraba su vagina como succionando esa verga, ella empezaba a gemir ya el dolor le estaba pasando solo había placer veía el rostro de mi novia como se le volteaban los ojos y como sus enormes tetas con sus pezones en punta se bamboleaban con el movimiento que le imprimía su tio que ya tomaban velocidad.

Aaaahhh siiii aaaaahh si tiiiiooo aaaa empiezo a sentir rico no pa.
res poo…or faaa.
vooorr….
sabía que te iba a gustar perrita se te notaba que por dentro llevas una puta tremenda sedienta de verga….
si tiiiooo cre.
ooo que siii soy bi…en putaaaaa aaaahhh sígueme clavando esa vergota aaaahhh…siiii putica aaaa que apretada estas me estas exprimiendo la polla como una buena puta aaaa lo que tú necesitas es un hombre de verdad un macho que te satisfaga aaaaa siiiiii no el niño cornudito que tienes por novio que es un tremendo imbécil que no supo cómo tratar una hembra como vos que le gusta que la traten como a una verdadera puta de seguro tiene una verga pequeña y por eso no te ha cogido aaaaa que rica estas puta.
Tenía razón mi verga era pequeña a comparación de la polla que se gastaba me sentí humillado pero me sentí peor cuando entre gemidos mi querida noviecita le decía si tienes razón y de ahora en adelante tú vas a ser mi macho y voy hacer lo que me pidas con tal de que me des pija siempre voy a ser tuya.
A mi Dulce Diana se le salió la puta sedienta de verga que llevaba dentro el tio logro lo que quería pervertir a su sobrina y tenerla a su disposición como su puta personal ahí entendí que de ahora en adelante iba a ser un cornudo incapaz de reclamarle algo por temor a perderla de que su tio iba a seguir beneficiándose de ella sin importarle la familia, al aceptar eso Diana también lo entendió sabía que engañaría a su familia y sobre todo a una de sus tias que también llevaría unos lindos cuernos y ella que siempre la había tratado como la hija que no tuvo eso la excitaba más y la ponía muy caliente mientras tanto su tio le chupaba sus jugosas tetas pasaba de una a otra y la seguía clavando con todas sus fuerza llevándola a un nuevo orgasmo que la hacía convulsionar y el cual le apretaba la verga a su amado tio como si se la estuviera succionando.

Aaaaa por dios putica como me exprimes la polla nunca había sentido nada así ni siquiera con tu tia he sentido tanto placer eres deliciosa me tienes loco….
Aaaahhh en serio tio te gusto….
si mi pequeña zorrita me facinas….
y lo hago mejor que mi tia….
claro que si amor eres mucho mejor que esa vieja cuarentona estas muchísimo más rica…aaiii tio gracias…claro que si guarrita ahora ven que no hemos terminado.

Su amado tio la levanto y la puso boca abajo sobre la cama dejando a la vista ese tremendo culo redondo que se gasta se subió encima de ella y le empezó a penetrar la vagina desde atrás Diana totalmente acostada empezó a recibir los pollasos de su macho que la empezó a clavar sin piedad ella solo gemía y le pedía más él se acostó sobre ella aplastándola empezando a besar su cuello después su mejilla izquierda has llegar a su boca donde empezó a meterle la lengua la cual recibía con gusto mientras gemía y recibía su verga con alegría, desde atrás podía ver como mi amada le metían tremendo mastodonte que atravesaba por entre sus nalgas hasta llegar a su vagina y como esta se abría al recibir los pollasos que le daba con desesperación parecía que quisiera matarla a punta de verga, pero ella solo pedía más y que le diera más duro su viejo amante la complacía y la clavaba a toda velocidad los gritos se escuchaban por toda la casa….
si grita todo lo que quieras aprovecha puta que no hay nadie en la casa y puedes gritar a gusto….
aaaahhh siiii aaaaahhh dame como a una puta aaaahh.

Pero yo si podía escuchar sus gritos que me taladraban la cabeza y el corazón empezaron a salirme algunas lágrimas pero no podía dejar hacerme una paja y mirar tremendo espectáculo estaba entregado al placer de ver a mi novia con la que pensé pasar bellos momentos siendo taladrada como una perra en celo por su ahora amado tio que la trataba como una verdadera puta y ella contenta de serlo, su tio la seguía clavando y sin sacarle la verga le puso ese culote en pompa quedando a cuatro patas como una verdadera perra la vista era espectacular ver esas nalgas perfectas paradas con ese pollon atravesándola y ella arqueándose para dejarle bien ese culo parado y la pueda seguir penetrando a su gusto el tio la agarro de ese par de nalgones y la empezó a clavar sacándole casi toda la verga dejándole solo la puntica para poder enterrársela de nuevo y así la cogió lo más rápido que pudo….
aaaaaa por favor no pares se escuchaban los gritos en toda la casa dame así la siento toda, siento como me entra tu vergota como me está abriendo por dentro no pares por favor…claro que no voy a parar tremenda puta me resultaste sobrinita te voy a dar toda la verga que te mereces que es mucha….
siiii aaaa siiii tiiiooo quieroooo muchaaa veeerrrgaaa.
Definitivamente mi amada novia ya era su puta y eso que solo le bastó un día y medio para hacerla su puta y faltaban 5 días más para que terminara el paseo solo pensaba que más podría pasar mientras tanto la faena seguía y de mi novia solo salían aullidos de placer y deseos de que se la sigan culiando en eso empieza a decir aaaaaa amoorrr me veeengo otra veeez ….
al escuchar eso Rodrigo aun teniéndola en cuatro agarrándola de sus trencitas como si estuviera cabalgando una yegua y que yegua la que cabalgaba en ese momento la suelta del cabello pone su barriga peluda y sudada sobre la espalda de mi amorcito dejándome una vista espectacular de como seberenda verga se le entierra en el coñito a Diana pasa sus manos por delante agarrando con cada mano ese par de tetones que además de ser grandecitas se le veían hinchadas por la excitación y se las empieza a apretar duro como si las quisiera ordeñar ahí empieza a tener un orgasmo brutal empezando a gritar aaayyyy aaaaayyyy mi cuquita, mi cuquita, me vengo con ese chimbo adentro casi la hace desmayarse y hacerla caer pero ya que su tio la tenía bien agarrada de las tetas no lo permitió el viejo empezó a decir a mierda me estas volviendo a exprimir la verga como me la aprietas siento que me estas ordeñando no aguanto más me voy a venir y como pudo le saco la verga del coño a mi novia ahí pude ver cómo le abrió todo el coño la volteo la sentó rápido ya casi se le salía la leche y a mí también ella toda perdida como desmadejada por orgasmo no coordinaba la tomo del cabello con su mano izquierda y con la derecha empezó a pajearse tremenda tranca que se veía descomunal al lado de su rostro y le dice no querías mi lechita bebe abre la boquita que te voy a dar tu ración ella como un autómata con la mirada perdida abrió su boquita y el empezó a pajearse rápido apenas se la jalo la primera ves soltó litros de leche sus huevotes que estaban bien cargados empezó a llenarle toda la carita el cabello y por supuesto su boquita se la lleno de leche parte de la leche que tenía en la cara le resbalaba y le caí en ese par de tetas que se gasta dejándoselas todas untadas cuando termino de eyacularla toda le dijo ahí tienes toda mi lechita ahora trágatela y ella aun sin voluntad empezó a tragar toda esa descarga que le tenía la boca a rebosar para después abrirla y mostrársela ahora vacía….
te gusto mi leche mamona…si está muy rica tio quiero más….
que puta insaciable eres sí que te gusta la verga ven te ayudo cogió su verga morcillona se la restregó por toda la cara recogiendo el semen que podía y le dijo toma cómetela que tiene leche, Dianita como una verdadera puta se la empezó a chupar quitándole todo el semen que traía tragándoselo y dejándole la verga limpita.

Yo por mi parte viendo como llenaba de semen a mi novia y se lo hacía tragar me vine con una buena cantidad de semen que se estrelló contra una pared la deje untada pero ni en comparación a la que recibió mi novia en su cara y en su boca la cual ahora guarda gustosa en sus entrañas, tome mi camisa por un costado y limpie el semen de la pared para no dejar evidencia de que había estado ahí.

Diana por su parte quedo tirada en la cama con cara de satisfacción agotada por el tratamiento que le dio su tio pero feliz en su cara se veía una sonrisa que nunca vi con algo de perversión que denotaba una felicidad que no le cabía en el cuerpo ahí estaba ella toda culiada y el viejo aun lado mirándola sentado con cara de triunfo por haberse follado a una buena hembra a pelo ni condón se puso y eso lo llenaba de orgullo a Diana tampoco le importo que no usaran protección ella simplemente gozo, el espectáculo y los cuernos bien puestos que me puso mi novia y su querido tio duro alrededor de una hora eran ya las 12 pm la familia estaba por llegar y tenía que hacer algo para disimular el hecho de que yo estaba ahí desde las 11am y que no los pillaran, así que baje al primer piso tome los almuerzos Salí de la casa y desde afuera grite Diana llegue con los almuerzos entre lentamente para darles tiempo y ponerlos sobre aviso llame a Diana nuevamente pero no respondía subí a su habitación y encontré la cama vacía algo desarreglada pero sin señales de Diana y de Rodrigo me asome por una venta y alca a ver a Rodrigo que iba con los pantalones en la mano y el repuesto del carro en calzoncillos con la camisa abierta saltando una barda a propiedad vecina que por suerte para él estaba vacía escabulléndose de repente escucho a Diana que me llama desde el baño diciéndome que se está bañando, baje y la espere mientras tanto intente comer el almuerzo pero no tenía muchas ganas después de ver todo lo que ocurrió a los 15 minutos baja Diana intentando disimular que nada pasaba pero bien sabía yo que si, ella con dudas empezó a cuestionarme que hace cuanto había llegado, porque estaba ahí, que por que no estaba con el resto de la familia, le respondí que hace poco había llegado que la llame desde afuera apenas llegue eso la tranquilizo un poco después le dije que me mandaron con los almuerzos para los dos y también el de su adorado tio para cuando llegara a eso de la 1pm por lo que venía desde la ciudad con el repuesto eso la tranquilizo pero se notaba extraña por lo ocurrido, le pregunte que si estaba bien me dijo que sí que solo era cansancio por estar nadando en el rio luego le ofrecí la comida que traía pero me dijo que mejor no que se sentía medio llena y no tenía hambre y como no después de que vi cómo se le comía la vergota se gastaba el tio y después se tragó una gran cantidad de leche este le surtió debía tener los intestinos llenos de semen del tio.
A eso de la 1pm llego el resto de la familia venían con las compras Diana disimulaba muy bien como si no hubiera hecho nada y con esa carita de niña buena y de inocencia que tiene a nadie se le pasaba por la cabeza que la niña se hubiera metido su buena fiesta en privado con su tio se portaba muy cariñosa conmigo afectuosa demostrándome el gran amor que decía sentir por mí, yo por mi parte trataba de disimular pero por dentro me sentía destrozado y humillado cada vez que miraba a Diana solo veía como se le entregaba al tio, las imágenes de como este la penetraba me causaban excitación y me ponía dura la polla la cual tenía que disimular para que no vieran mi erección cada rose que sentía de su piel sentía que me iba a venir a duras penas lograba resistir a eso de la 1:30pm apareció el tio la cara de Diana se ilumino se puso contenta de verlo y disimuladamente se miraban esta baja la cabeza cada vez que sus miradas se encontraban y le regalaba una tímida sonrisa yo por mi parte moría de celos y rabia, su tio cuando me miraba se burlaba de mi como si yo no me hubiera enterado de nada.

El resto del día paso se llegó la noche ya todos muy cansados se empezaron a retirar a sus habitaciones el tio Rodrigo se despidió de cada uno de los integrantes de la familia de penúltimo se despidió de Diana dándole un abrazo sintiendo todo ese delicioso cuerpo y mientras lo hacía me pareció que le murmuraba algo al oído por último se acercó a mi puso una mano a un costado de mi cara y con una sonrisa de desprecio y burlona me dijo que duermas bien Antonio hasta mañana, le respondí igualmente justo cuando se retiraba pude notar que en el pantalón se le estaba formando un bulto.

Todos se empezaron a retirar para ir a dormir Diana se despidió de mi me dio un suave beso en los labios diciéndome que me amaba yo le dije que igual que la amaba mucho y me hacía muy feliz el poder tenerla como novia.

Al llegar a la habitación e David ya estaba durmiendo en el camarote en la cama de abajo yo me subí a la de arriba e intente dormir, no podía dormir bien daba vueltas me despertaba estaba intranquilo me dieron ganas de ir al baño así que me levante con cuidado baje del camarote David se encontraba profundo me dirigí al baño descalzo luego de terminar baje a la cocina a tomar un poco de agua para tranquilizarme al bajar las escaleras la sala da al lado izquierdo y la cocina al lado derecho hacia el lado de la sala logre percibir una luz tenue así que me quede escondido tras las escalera escaleras me asome y pude ver una pequeña lámpara encendida sobre una mesita pequeña que está justo al lado del sofá y en el sofá o sorpresa estaba el tio Rodrigo desnudo y mi novia totalmente en pelota cabalgándolo como amazona podía ver como este le metía esa enorme polla mientras le agarraba esas nalgotas redondas que tiene con las dos manos y le dirigía el ritmo de la culiada mientras tanto mi novia con la cabeza hacia atrás gemía suavemente para que no la escucharan al ritmo de la follada que le estaban metiendo ofreciéndole ese par de tetas grandes a su tio para que se las chupara y se amamantara de ella en eso alcanzo a escuchar aaaaiiii tio me voy a venir otra vez que rico te siento aaaahh aaaaahhhh….
yo también me voy a venir putica exprímeme la verga como sabes aaaaa.
Ambos empezaron a venirse en un orgasmo que intentaban silenciar pude ver como escurría un líquido blanco por las enormes pelotas del tio y como estas se contraían en espasmos me di cuenta que está llenándole el coño a mi novia con litros de leche mientras esta se agitaba con cada surtida que le daba el tio.

Me llenaste toda siento toda tu leche dentro de mi aaaaa que sensación que rico como mi macho me llena….
a putica que rico es deslecharme dentro de ti nunca en mi vida había follado tan rico.

Aun con la verga adentro de ella toda morcillona se empezaron a besar el tio le metió la última manoseada a mi novia y le dijo pórtate como niña buena y límpiame la polla no quiero que tu tia se dé cuenta que estoy deslechado gracias a su sobrinita.
Diana descabalgo ese trozo de carne pude ver cómo le escurrían una gran cantidad de semen bajando por entre sus ricas piernas para luego arrodillarse y empezar a mamar esa morcilla que tiene el tio por verga la chupo con gran maestría tenía un talento natural para mamar vergas el tio solo gemía Diana se la dejo bien limpia pero no la soltaba hasta que le dijo ya putita golosa llevamos casi una hora follando y tú me sueltas la verga…perdón tio es que tu pipi está muy rico y tu leche sabe muy bien….
no te preocupes bebe que tu tio te va a seguir surtiendo tu lechita pero ya es hora de ir a dormir y pueden vernos ya encontraremos el momento para que te la pueda seguir metiendo….
bueno tio.

Diana se levantó con una sonrisa de niña inocente se puso su calzoncito así como estaba toda llena de leche luego un shorcito pequeño para dormir y después su camiseta amplia, yo mientras tanto subí las escaleras sin hacer ruido y me metí a mi habitación me subí al camarote me sentía traicionado, triste, con miedo totalmente confundido una lagrima salió de mi ojo y no aguante más baje mi pantaloneta y me empecé hacer una paja con desesperación estaba totalmente caliente no aguante mucho y me vine encima totalmente excitado y entregado a mis cuernos me guarde la polla me limpie la leche con mi ropa interior y lentamente me empecé a quedar dormido.

A todo esto Steven y Adrián me miran sorprendidos con una erección notable en sus pantalones mientras de reojo lograba ver a Leandro en su escondite agarrándose la polla.

Y eso que no les he terminado de contar como siguió el paseo.

Continuara….

Relato erótico: “Seducido por la niñera de mis hijos, una ex-monja 2” (POR GOLFO)

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Tal y como os relaté en el primer capítulo, mi  madre me buscó como niñera de mis hijos a una ex monja. Teresa que en teoría llegó a mi casa para que sus nietos tuvieran una figura feme
nina decente en su vida, tras una discusión cambia su forma de vestir y de comportarse conmigo. Cuando antes era todo discreción y rectitud, a partir de entonces se transmuta en una joven coqueta y desinhibida.
Al analizar los motivos de ese cambio, descubro que de acuerdo con mi madre ha decidido seducirme.
Ese fin de semana fue mi perdición.
Al día siguiente, Teresa lucía radiante. Se notaba a la legua que estaba contenta y queriendo que se le quitara ese gesto de la cara, la saludé con un beso en la comisura de los labios mientras mi mano repetía la misma operación que la noche anterior. Pero si hacía unas horas mi magreo la había sorprendido, esa mañana no hizo ningún intento de retirar mis dedos de su trasero y mientras yo seguía acariciándolo, me dijo:
-Cariño, ¿Qué quieres que te prepare de desayunar?
Su tierna respuesta y que para colmo se dirigiera a mí de esa forma frente a mis hijos, me cabreó al darme cuenta que iba a ser una presa dura de vencer y con tono duro, le pedí un café. La muy ladina no se dio por enterada y mientras me lo servía, con voz dulce, me soltó:
-¿Qué te pasó anoche? No parabas de dar vueltas en tu cama- y poniendo un tono pícaro, preguntó: -¿Acaso soñaste conmigo?
Ni siquiera contesté y cogiendo el puñetero café, salí de la casa cabreado por mis pobres resultados. Ya en el coche, decidí incrementar la presión y recordando que en dos días nos íbamos a la Manga, decidí hacer trampas y que la presa fuera ella. Nada más llegar a mi trabajo, cogí el teléfono y cambié la reserva. Teresa había reservado dos habitaciones con dos camas, suponiendo que ella dormiría con Adela en una y en la otra, Manolito y yo pero por la promesa de una buena propina, quedó registrada en el ordenador solo una y encima con cama de matrimonio.
Disfrutando de ante mano de mi venganza, pensé el bochorno que sentiría esa monjita al tener que dormir conmigo y creyendo que se negaría de plano, me puse a planear que le diría a mi madre cuando esa arpía me dimitiera.
Durante el resto de la semana, esperé con impaciencia que llegara el día de irnos. Ajena a lo que le tenía preparado, cada vez era más evidente que iba a la caza y captura mía. Acostumbrada a que aprovechara cualquier oportunidad para pasar mi mano por su cintura o su trasero, ponía su culo en pompa en cuanto me veía.  Cómo lejos de mostrar embarazo, cada vez se ponía más contenta al recibir mis caricias, comprendí que en su fuero interno pensaba que estaba a punto de caer en sus brazos.
Ese viernes, la recogí al medio día con mis hijos a la salida del trabajo. En cuanto la vi, supe que me estaba echando un órdago porque además de venir con un escote de lo más sugerente, me saludó con un breve beso en los labios. Al ver mi cara de sorpresa, se rio de mí diciendo:
-Perdona pero la culpa es tuya por mover la cara.
Asumí directamente que había metido directa y que en su inexperta mente, ya se consideraba casi mi novia.
“Lo lleva claro”, pensé, “menudo chasco se va a llevar”.
Al estar nuestro destino a cuatro cientos setenta kilómetros, decidí ir preparando el terreno y que cada vez estuviera más nerviosa. Por ello en cuanto se ató el cinturón y salimos rumbo a la autopista, posé mi mano sobre su pierna. Nuevamente su comportamiento me descolocó, porque en vez de quejarse, me sonrió y como si fuera algo a lo que estaba habituada, puso la suya sobre mi muslo.
No sé si fue el tacto de su piel desnuda bajo mis yemas o el sentir su palma sobre mi pantalón, pero lo cierto es que el que se puso incómodo fui yo al notar que me estaba empezando a excitar.
“Esta niña está jugando con fuego”, me dije cuando Teresa no contenta con ello, discretamente me empezó a acariciar la pierna.
Sobre estimulado mi pene se alzó bajo mi bragueta, Teresa al ver el enorme bulto que había hecho su aparición de improviso, aprovechó para decirme:
-No sabes lo feliz que soy desde que estoy contigo.
Sus palabras me recalcaron sus intenciones y por algún motivo, no cortaron de cuajo mi excitación sino todo lo contrario. Al imaginar mi vida con ella, sonreí y de pronto empecé a preocuparme por la trampa que le había preparado.
“No puede ser”, me dije al darme cuenta que podía estar enamorado de esa mojigata y acojonado por esos sentimientos, se me hizo eterno el viaje hasta el hotel.
Eran las ocho cuando aparcamos en su parking. Como no podía hacer nada para deshacer mi plan, le pedí que fuera a inscribirnos mientras yo me ocupaba de bajar el equipaje. Deliberadamente me retrasé y por eso cuando me uní a ellos, vi que Teresa discutía con el conserje.
Al llegar a su lado, me miró y supe por su expresión que me había descubierto pero en vez de tomárselo a mal, me soltó:
-Recuerdas que te enseñé la reserva, pues resulta que en el ordenador es diferente y solo tenemos reservados una habitación con cama de matrimonio.
-¿Y qué hacemos?- pregunté haciéndome el inocente.
Con una sonrisa, me contestó:
-Somos adultos y frente a los niños, no creo que intentes violarme.
Tras lo cual meneando su trasero cogió a mi hijos y fue hacía el ascensor dejándome, a mí con el equipaje. La desfachatez con la que se tomó la noticia, me alivió en parte pero también me preocupó porque nunca había previsto realmente compartir la cama con ella. Por eso respiré cuando llegamos a la habitación y comprobé que al menos era una King-size donde íbamos a dormir. Al menos no tendríamos que estar tan pegados.
Después de dejar la ropa, buscamos un restaurante donde cenar. Cómo dice Murphy todo es susceptible de empeorar, cuando íbamos rumbo al que nos habían recomendado, mi hija al ver a unos padres con sus hijos, con voz tierna me dijo:
-Papá, ¿Por qué no podemos ser una familia?
-¿A que te refieres?- pregunté.
-Van todos abrazados.
La bruja de su niñera cogió su sugerencia al vuelo y pasando su mano por mi cintura, le contestó mientras cumplía el deseo de Adela, pegando su cuerpo al mío:
-Cariño, por supuesto que somos una familia. No lo dudes, tu padre me quiere muchísimo- si de por sí su cercanía ya era excitante, ese engendro del demonio incrementó mi turbación llevando mi mano hasta su trasero y susurrando en mi oído, me soltó:-¿o no es verdad?
Conociendo su juego, no pude quedarme callado y murmurando  para que no lo oyeran mis hijos, le respondí:
-Te estás pasando. Luego no te quejes si me paso- y tratando de escandalizarla, proseguí diciendo: -Recuerda que esta noche dormiremos en la misma cama.
Lejos de molestarla mi insinuación, esta tuvo el efecto contrario y soltando una carcajada, contestó:
-A lo mejor soy yo quien te sorprende….
 Sus palabras me confirmaron que de no mediar la suerte, podía caer en mi propia trampa. La ex monja me estaba provocando descaradamente y tal y como se estaban viendo afectado mis neuronas, era previsible que se saliera con la suya. Defendiéndome como gato panza arriba, le di un suave mordisco en la oreja mientras le decía:
-¿Vas a violarme? O ¿Tendré que ser yo quien lo haga? 
Teresa luciendo la mejor de sus sonrisas y mientras dejaba caer su mano por mi culo, me respondió:
-Antes tendrás que pedirme que me case contigo.
La respuesta de esa mujer me dejó estupefacto y separándome bruscamente de ella, comprendí que aunque lo había soltado medio en broma que nos casáramos era su intención desde el principio y que para colmo tenía como socia a mi propia madre.
Durante la cena, tanto ella como yo nos mantuvimos en un incómodo silencio, solo roto brevemente por las preguntas de mis chavales. Se le notaba a la legua que al igual que a mí, la perspectiva de dormir juntos la estaba poniendo nerviosa. Poco a poco, me fue contagiando de su nerviosismo y por eso al llegar a la habitación estaba como un  flan.
Al entrar y aprovechando que Teresa estaba poniendo el pijama a mis hijos, me metí en el baño a cambiarme. Aunque os parezca imposible, me sentía profundamente perturbado por la idea de acostarme en la misma cama y tras asearme un poco salí a enfrentarme con ella.  La escena con la que me encontré no pudo mas que incrementar mi desasosiego porque aprovechando mi ausencia, la muchacha había conseguido que le subieran otro colchón y en vez de obligarme a mí a dormir en él,  estaba acostando allí a mis críos.
Al levantar la mirada y ver mi sorpresa, con voz pícara, me soltó:
-Éramos muchos para una sola cama.
Tras lo cual, cogió una bolsa y se metió con ella al baño. Reconozco que los cinco minutos que tardó en salir, fueron un suplicio para mí pero nada que ver con el estado en que me dejó al verla salir ataviada con un picardía rojo casi transparente.
“¡Diós! !Cómo está!”, exclamé mentalmente al comprobar que lejos de ocultar la belleza de su cuerpo, esa tela la realzaba. Aunque ya sabía que la ex monja tenía un buen par de pechos, nunca imaginé el tener la oportunidad de verlos tan claramente a través del encaje. Era tan tenue la barrera que creaba ese camisón que pude distinguir a la primera el color negro y el tamaño de sus pezones.  
“¡No puede ser!”, pensé babeando al percatarme que producto de la caricia de mi mirada esos dos botones se contraían excitados.
-¿Te gusta?- Teresa me preguntó coquetamente.
-Mucho- respondí  mientras seguía deleitándome con el resto de su cuerpo.
Si su delantera era de infarto, al bajar mis ojos por su anatomía, me encontré con un tanga tan pequeño que no dejó duda alguna de que se había depilado las ingles al completo. Mi curiosidad se vio recompensada porque dando una vuelta completa, la joven me lució su modelito.
“¡Menudo culo!”, me dije al admirar la perfección de sus nalgas.
Duras y respingonas eran el sueño de todo hombre y tenerlas al alcance de mi mano fue más de lo que pude aguantar y acercándome a ella, las acaricié brevemente mientras le preguntaba de qué lado prefería dormir. Teresa sin rehuir mi contacto, respondió:
-Te he espiado dormido muchas noches y como quiero que me abraces, dormiré a tu derecha.
El descaro con el que me reconoció que me había espiado me dejó perplejo por chocar directamente con la idea que tenía de esa mujer pero más aún que me admitiera que deseaba que yo la tomara entre mis brazos. Sin saber que hacer me acosté del lado acostumbrado y esperé a que Teresa se uniera a mí.
La joven se entretuvo tapando a los críos y con ellos ya medio dormidos, se acercó y me susurró mientras se tumbaba en la cama:
-Te doy permiso que me toques pero, si quieres algo más, ya sabes mi precio.
La seguridad con la que me hablo me indignó y sobre reaccionando a su afrenta, le solté:
-¡No estás tan buena!.
Soltando una breve carcajada, me dijo en voz baja:
-Mañana a estas horas estaremos comprometidos.
Cabreado apagué la luz y me dispuse a dormir sin siquiera tocarla. La niñera al notar que me apartaba de ella, se pegó a mí y en silencio, me empezó a desabrochar el pijama:
-¡Qué haces!- exclamé escandalizado de lo que esa bruja con cara de ángel estaba haciendo.
Muerta de risa, me contestó:
-Tu madre me dijo que a lo mejor necesitaba darte un empujoncito- tras lo cual empezó a acariciarme.
Tratando de mantener la cordura, cerré los ojos y me puse a pensar en el trabajo. Desgraciadamente me resultó imposible de concentrarme en otra cosa al sentir sus labios recorriendo mi pecho.
-¡Déjame!- supliqué en voz baja al notar que bajo el pantalón mi pene empezaba a reaccionar.
La maldita de ella  sonrió al percatarse de mi involuntaria reacción y levantando sus ojos me miró. No me costó reconocer en su mirada que esa mujer estaba resuelta a doblegarme pero también y por primera vez, descubrí deseo. Paralizado tuve que soportar el experimentar que obviando mis quejas, Teresa incrementara sus caricias mientras ponía una de sus piernas sobre mí. Al hacerlo, me quedé cortado porque era imposible que no se hubiese percatado de mi erección.
Sonriendo me confirmó que se había dado cuenta al decirme:
-¿No tienes algo que preguntarme?
“Será puta”, pensé al saber a qué se refería justo noté que me empezaba a pajear con su pierna: “¡No le importa que estén mis hijos en la misma habitación!”
Su acoso era tal que intenté separarla de mí pero al irla a empujar, Teresa aprovechó para llevar mis manos hasta su pecho mientras me decía:
-Pueden ser tuyos para siempre.
Os juro que intenté rechazarla pero al sentir la dureza juvenil de sus tetas bajo mis yemas me entretuve un poco más de lo necesario y eso fue mi perdición. La niñera gimió de gusto al notar que dando un suave pellizco a sus pezones firmaba mi claudicación.
-Tócame- ordenó metiendo mi mano bajo su camisón.
Como un zombi sin  voluntad cumplí su mandato recorriendo el borde de su areola. Esta al sentir mi caricia se contrajo poniéndose dura mientras su dueña pegaba su sexo contra el mío y lo empezaba a frotar contra mi erección.
-Ummm- escuché –  ¡No sabía que era tan agradable!
Supe por su cara que  nunca había sentido ese tipo de sensaciones y eso lejos de disminuir mi morbo, lo incrementó al saber que sería yo el primero. Enfrascado en un camino sin retorno, llevé mis manos hasta su culo y empecé a acariciarle las nalgas mientras la ex monjita sollozaba al restregar su clítoris contra mi pene.
-¡Me encanta!- exclamó en voz baja al sentir que su cueva se encharcaba.
Cada vez más rápido y olvidando cualquier recato se movió sobre mí buscando liberar esa rara tensión que se iba incrementando en su entrepierna. La urgencia con la que Teresa ansiaba descubrir el placer me volvió loco y sacando mi miembro de su encierro, le quité el tanga. La niñera haciendo un breve movimiento evitó mi ataque y aprisionando mi pene entre sus piernas, sollozó descompuesta por el placer que la invadía.
-Respétame- me imploró mientras seguía forzando con sus movimientos mi extensión.
Su doble discurso, pidiéndome cordura cuando su cuerpo buscaba exactamente lo contrario, consiguió enervarme y apretando sus nalgas con mis manos, le susurré al oído:
-Vas a ser mía.
Si para mí fue un suplicio el sentir su humedad recorriendo la base de mi pene, para ella, mis palabras fueron la gota que esa mujer necesitaba para correrse y restregando su coño con más fuerza contra mi  verga, se corrió regando con su flujo mis piernas. La fuerza de su orgasmo fue tal que su cuerpo empezó a convulsionar mientras Teresa se mordía los labios intentando no gritar. Supe en ese instante que de no estar mis niños durmiendo en la cama de al lado, esa mujer hubiese dejado salir su excitación con un berrido pero al recordar su presencia buscó mis labios diciendo:
-Amor mío, ¡Bésame!
Respondí con pasión a su beso y mientras mi lengua jugueteaba con la de ella en el interior de  su boca, mi pene no pudo más y descargó mi simiente contra sus muslos. Teresa, al sentir mi eyaculación, sonrió y poniendo su cabeza sobre mi pecho, murmuró:
-Gracias cariño pero, si quieres más, mañana le tendrás que decir a nuestros hijos qué te casarás conmigo.
-¡Jamás!- respondí hecho una furia.
Levantando su cara, me miró diciendo:
-Hasta tú mismo sabes que lo harás- tras lo cual acomodándose a mi lado, se quedó dormida…
El día de mi crucifixión.
Como comprenderéis y sobretodo disculpareis, esa noche apenas dormí. El tener a ese bombón a mi lado sabiendo que sería mío si le prometía unirme a ella de por vida, fue una tentación que impidió que conciliara el sueño. Por eso sobre las ocho de la mañana y viendo que me resultaba imposible seguir junto a ella, me levanté a dar una vuelta por el pueblo. Aunque intenté no hacer ruido, estaba a punto de salir cuando Teresa despertó y desperezándose sobre la cama me preguntó a donde iba.
Cabreado le contesté que a buscar una mujer. La muy guarra, quitando la sabana, me contestó:
-Tú mismo pero recuerda la que te perderías.
Si por la noche estaba preciosa, esa mañana su belleza era dolorosamente insoportable a plena luz y sin contestarla, salí huyendo de la habitación mientras llegaba a mis oídos el sonido de su carcajada. Con la imagen de su cuerpo casi desnudo torturando mi mente, tomé el ascensor.
-No pienso ceder- dije en voz alta sin importarme que dos alemanes viajaran conmigo en ese habitáculo.
Los turistas se miraron entre ellos creyendo que era un loco peligroso y apartándose de mí, buscaron el refugio de una esquina. Con mi sangre hirviendo de ira, me escabullí como pude y salí a la calle. Hoy sé que ya sabía en mi fuero interno que era cuestión de horas que cediera ante esa arpía pero entonces fui incapaz de reconocerlo y buscando que me diera el aire, me puse a desayunar en una terraza.
Ya en la mesa, no pude dejar de recordar el sabor de sus labios y la exquisitez de su cuerpo mientras me tomaba un café:
-Todas las mujeres son unas zorras- mascullé al recordar la actuación de mi propia madre.
Al  cabo de una hora ya me había tranquilizado y asumiendo que podía enfrentarme con ese mal bicho sin sucumbir a sus encantos volví al hotel. El desayuno me sirvió para hacerme la vana ilusión de creer que podría mantenerme firme en mi decisión de no claudicar ante ella pero mi supuesta resolución se desvaneció como un azucarillo al entrar en la habitación.
Nada más cruzar la puerta, oí las risas de mis dos críos en el baño y queriendo ver de qué se reían entré sin llamar a la puerta para encontrarme a Teresa con ellos en el jacuzzi jugando. La imagen de esa mujer desnuda muerta de risa mientras Adela y Manuel la mojaban me resultó además de atractiva, extremadamente tierna y por eso me quedé en silencio observándola. Ese demonio no solo era bellísimo sino que tenía de su lado a toda mi familia.
Teresa, sin ser consciente de que la estaba viendo, se reía mientras devolvía el ataque con el teléfono de la ducha. Desgraciadamente en ese momento, Manolito me descubrió y pegando un grito me pidió que me metiera con ellos dentro de la enorme bañera. La niñera se intentó tapar mientras, avergonzado de mi actuación, me excusaba con el niño diciéndole que estaba vestido. Aunque en realidad lo que me impedía acompañarlos, era que me veía incapaz de no excitarme con esa mujer en pelotas y desapareciendo del baño, les esperé en el cuarto.
Al cabo de cinco minutos, los tres salieron listos para ir a la playa. Fue entonces cuando la ex monja, divertida, me preguntó mientras me modelaba el provocativo bikini que llevaba:
-¿Encontraste lo que buscabas?
No pude ni contestar. Mi ojos se habían quedado prendados en su figura y mi mente solo podía soñar con tenerla a ella y a nadie más.  La visión de su cuerpo apenas cubierto por tres triángulos de tela era tan increíblemente provocadora que me quedé babeando ante ella y tuvo que ser la propia Teresa la que me despertara diciendo:
-Ponte el traje de baño para que podamos ir a la playa.
Mascullando una breve protesta, me fui a cambiar y ya con él, salimos los cuatro rumbo a la playa. La cabrona de la niñera sabiendo que no podía quejarme aprovechó para nada más salir a la calle, pedirme que le pasara el brazo por la cintura diciendo:
-Manuel, recuerda que somos una familia.
La mirada de mis retoños me impidió contestarle una fresca y refunfuñando la agarré de la cintura. Sabiéndome en su poder, llevó mi mano hasta su trasero diciéndome al oído:
-¿No lo echas de menos?
La dureza de su nalga y la suavidad de su piel elevaron mi temperatura de golpe y poniéndome la bolsa con las toallas tapando mi entrepierna, intenté ocultar mi erección. La risa de esa mujer me informó que a ella no había conseguido engañar y con tono sensual, me susurró:
-¿Con qué te vas a tapar en la playa cuando eches crema en mi culito?
Indignado contesté en voz baja intentando que mis chavales no se enteraran:
-Deja de comportarte como una zorra.
Alegremente, esa mujer educada en un monasterio me contestó:
-No soy una zorra sino una mujer que sabe lo que quiere- tras lo cual, disimulando cogió mi pene entre sus manos y dijo: -Seré tu esposa ante Dios y la sociedad pero también si quieres me convertiré en tu puta en la cama.
El breve apretón que pegó a mi miembro con sus dedos estuvo a punto de hacer tropezar. Descojonada, me miró a los ojos con picardía y me dijo:
-He contratado a los niños una clase de vela, así que tenemos toda la mañana para nosotros solos.
Si antes de conocerla alguien me hubiese dicho que recibiría con espanto la noticia de quedarme solo con ese pedazo de hembra, me hubiera reído de él pero os reconozco que en ese instante fue como si un jarro de agua fría cayese sobre mí. Sin nada que objetar, acompañé a mis hijos a sus clases sabiendo que sin ellos iba a ser presa fácil de ese engendro de los infiernos.
Ya una vez ella y yo solos, me preguntó que quería hacer. Temiéndome que si iba a la playa, Teresa cumpliría su amenaza de obligarme a echarle crema, sugerí dar una vuelta por la ciudad.
-¿Así vestida?- su tono jocoso me obligó a mirarla y ella sabiéndose observada se dio la vuelta para que admirara que el enanísimo tanga dejaba al desnudo todo su trasero.
-Comprendo- contesté pero para mi fortuna había a pocos metros un tenderete donde le compré un pareo con el que taparse.
Una vez resuelto ese problema no pudo ni intentó negarse a dar una vuelta y pegándose a mí, riendo me dijo:
-¿Dónde vamos?
La cercanía de esa mujer hizo que retornara mi excitación y tratando de zafarme de su acoso, comencé a andar por el paseo marítimo. Curiosamente el llevar a Teresa colgada de mí lejos de molestarme, me empezó a gustar y paulatinamente fui olvidando el rencor que sentía por ella. Al cabo de los diez minutos de caminata, la joven quiso entrar a una tienda a ver unos trapos. Viendo su sonrisa mientras revisaba la mercancía de ese local, no pude  dejar de pensar en cómo había cambiado esa mujer.
Cuando llegó a mi casa, no le importaba la moda e iba hecha un desastre pero desde la intervención de mi madre, disfrutaba viéndose guapa.
“Realmente está como un tren”, estaba pensando cuando vi que un dependiente se le acercaba y empezaba a hablar con ella.
Si en un principio me pareció normal, no tardé en darme cuenta que el muchacho estaba tonteando descaradamente con ella. Excediéndose en su labor, el maldito crio bromeaba sin parar con ella. Involuntariamente me empezó a cabrear pero el colmo fue cuando señalándome, le preguntó si era yo su padre.
“¡Será cretino!”, maldije mentalmente al muy capullo.
Mi humillación se vio incrementada cuando Teresa, muerta de risa, cogió una de las prendas y me llamó  diciendo:
-Papá, ¿Te gusta?
Ni me digné en contestarla y hecho una furia salí del local. Ya en la calle, me di cuenta que esa sabandija lo había dicho para molestarme y que mi reacción era una victoria más en su haber. Cuando ella salió, mi cabreo en vez de disminuir se incrementó por culpa de un montón de adolescentes que al verla, empezaron a decirle burrada y media mientras Teresa no dejaba de sonreír. Totalmente iracundo, la agarré del brazo y con tono serio, le solté:
-Deja de tontear con todos.
Sonriendo dulcemente, contestó:
-Todavía soy una mujer libre- e incrementando mi enfado se dio la vuelta y dirigiéndose a los chavales, les lanzó un beso.
Ese nutrido grupo respondió al beso con nuevos piropos mientras yo me la llevaba de allí casi a cuestas. La ira me nublaba la mente, me sabía y  reconocía en sus manos y eso no hacía más que incrementar mi enfado. Todo mi ser anhelaba disfrutar de sus caricias y lo que había empezado como un reto, se había convertido en una auténtica necesidad. Lo único que me retenía era la sensación de sentirme un pelele y que a partir de mi claudicación, esa hembra del demonio además de convertirse en mi esposa, se transformara también en mi dueña.
Mi silencio alertó a Teresa del sufrimiento que estaba asolando mi cerebro y cogiéndome de la mano, me llevó hasta el hotel sin que me diera cuenta. Al entrar al Hall, me la quedé mirando al no saber que se proponía. Entonces y imprimiendo un tono dulce a su voz, me dijo:
-Necesito hablar contigo a solas.
Sin quejarme, la seguí hasta la habitación. Una vez allí, me obligó a sentarme en la cama y poniéndose a mi lado, se echó a llorar. Hoy sé que esas lágrimas fueron la gota que colmó mi vaso y creyendo realmente que la cría estaba angustiada, la abracé mientras intentaba consolarla.
Teresa al sentir mis brazos y llorando a moco tendido, me confesó como mi madre la había convencido de seducirme y como al aceptar, no había previsto los problemas que esa solución le iban a acarrear:
-Perdóname que te haya presionado para casarte conmigo pero desde que te conozco, me has hecho sentir viva y necesito ser tuya.
Fue entonces cuando levantando su cara, llevó sus labios hasta los míos y me besó. Ni que decir tiene que respondí con ardor a sus besos y antes de que ninguno de los dos nos percatáramos de lo que estábamos a punto de hacer, nos tumbamos en la cama mientras nuestras manos recorrían sin pudor nuestros cuerpos. La urgencia con la que esa mujer buscaba mis caricias, demolió mis últimas defensas y quitándole la parte superior de su bikini, hundí mi cara entre sus pechos.
Aun sabiendo que me iba a excitar y que era un camino sin retorno, lo hice a un ritmo lento, disfrutando de la tersura de su piel y de la rotundidad de sus formas. Tanteando los acontecimientos, fui acercando mi boca a sus pezones mientras acariciaba con mis manos esos dos monumentos. Eran preciosos, duros al tacto, pero suaves bajo mis palmas. Sus negras aureolas se contrajeron al sentir la acción  mis dedos, de forma que cuando las toqué, ya estaban erectas.
Quizás debía haber recapacitado antes, pero al hacerlo, mi pene reaccionó irguiéndose debajo de mi traje de baño. Por eso, no caí en que la ex monja había apartado su cara para que no viera como se mordía el labio por el deseo.
-¡Qué bella eres!- exclamé al mamar por primera vez de esas maravillas.
Teresa gimió calladamente al sentir mi boca jugueteando con sus pezones y en voz alta, me rogó que la hiciera mía. La necesidad de sus gritos curiosamente me calmó y deslizándome por su cuerpo, me fui acercando hasta su pubis. Ni siquiera me hizo falta ser yo quien le quitara el tanga porque la niñera al experimentar la caricia de mis besos, se excitó de tal manera que fue ella misma la que se desprendió de esa prenda. Tal y como había anticipado, la mujer llevaba su sexo exquisitamente depilado.  
“¡Dios! ¡Qué maravilla!”, pensé al comprobar que su dueña se había afeitado todo el vello dejando solo un pequeño triangulo que parecía señalar el inicio de sus labios.
Pasmado ante tanta belleza, me entretuve acariciando los bordes de su cueva sin hollarla. Mis lento avance fue calentando de sobre manera a Teresa que no paraba de gemir. En un momento dado, cuando mis dedos rozaron su botón del placer como si fuera por accidente, La mujer no pudo más y golpeando con sus puños sobre el colchón me imploró que la tomara.
-Tranquila, mi amor- le dije sonriendo, tras lo cual reinicié mi ataque.
Reconozco que siendo consciente de que su falta de experiencia y de sus rígidos valores morales, me debía de haber detenido pero la tentación de acariciar a ese pedazo de hembra era algo que no pude aguantar y menos cuando al alzar la cara y mirarla, descubrí que la ex monja se estaba pellizcando los pechos mientras me devolvía la mirada con deseo. Esa visión fue el banderazo de salida, sin poderme ya retener, acerqué mi cara hasta su entrepierna y sacando la lengua, me apoderé de su clítoris:
-¡No puede ser!- chilló descompuesta mientras separaba las piernas para facilitar mis maniobras.
El sabor agridulce de su coño invadió mis papilas y mientras  recogía parte de su flujo, no tardé en escuchar sus gritos de placer.
-¡Cómo me gusta!
La humedad que manaba de su entrepierna me confirmó que esa ex monja  realmente estaba excitada y prolongando su tortura metí mi lengua dentro de su abertura con cuidado porque al separar sus labios me encontré con su himen intacto. La certeza de que era virgen y que sería yo el primero en hollar su interior, me indujo a ir más despacio mientras mi víctima se retorcía sobre el colchón, presa de una inusitada pasión. Lentamente mis húmedas caricias se hicieron más profundas y más rápidas al son marcado por la respiración entrecortada de la mujer.
Al sentir que se aproximaba su clímax, me concentré en su botón del placer y sustituyendo la lengua por los dientes, empecé a mordisquearlo suavemente. Teresa incapaz de retener el cúmulo de sensaciones que estaba asolando su cuerpo se dejó caer sobre la almohada y pegando un alarido se corrió. Satisfecho y deseando que fuera inolvidable esa primera vez, comí y bebí de su coño mientras ella unía sin pausa un orgasmo con el siguiente. No paré de saborear el flujo que manaba del ardiente río en el que se había transmutado su sexo hasta que su dueña pegando un último chillido se desplomó sobre la cama.
Reconozco que me asusté al ver que se había desmayado y temiendo que le pasaba algo grave intenté despertarla. Por mucho que lo intenté, Teresa tardó unos minutos en volver en sí. Cuando lo hizo, abrió los ojos y me dedicó la más maravillosa de las sonrisas diciendo:
-Ya puedo decir que soy mujer.
La alegría de su cara no disminuyó cuando llamándome a su lado, me pidió:
-Desnúdate, ¡Quiero ser tuya!
La rotundidad de sus palabras me destanteó al recordar que ella misma me había puesto como condición anteriormente el habernos casado y queriendo confirmar ese extremo, le pregunté:
-¿Estas segura?
-Sí, bobo. Para mí, ya soy tu mujer- y recalcando sus deseos llevó sus manos hasta mi pene para darle un pequeño apretón mientras me soltaba: -Sé qué harás lo correcto.
Tras lo cual sin mediar palabra, me besó la cara y sin dejar de hacerlo, bajó por mi cuello, recreándose en mi pecho. Comprendí que no me iba a poder negar y con mi pene totalmente erecto esperé su llegada. La delicadeza con la que se fue deslizando por mi cuerpo me terminó de excitar y babeando ya  totalmente dominado por sus caricias, sentí su aliento sobre mi extensión.  
La ex monja jugueteó con mi miembro unos segundos como indecisa. Supe que no estaba segura de lo que hacer. Cuando estaba a punto de explicarle como se hacía, sentí que sus labios se abrían y como si fuera un chupa-chups empezaba a lamer los bordes de mi glande. La satisfacción que leyó en mi cara, le dio nuevos ánimos y mientras con sus dedos acariciaba mis testículos, se introdujo mi polla en el interior de su boca.
Como comprenderéis, no hizo falta mucho tiempo para que mi sexo alcanzara su máximo tamaño. Al comprobarlo y actuando como posesa, se fue metiendo y sacando mi talle cada vez más rápido. Mis gemidos ratificaron que lo estaba haciendo bien y ya convencida de su pericia, abrió los labios y usando su boca como si de una vagina se tratara, se lo introdujo hasta el fondo de su garganta.
La placentera sensación  que sentí al ver absorbida toda mi extensión elevó mi excitación hasta límites insoportables y pidiendo que parara, la levanté en mis brazos y la tumbé sobre la cama.  Teresa comprendió lo que iba a suceder y con una mezcla de deseo y de temor, me miró al ver que separando sus piernas acercaba mi pene a su pubis.  
Al hacerlo, vi su himen todavía intacto y cuidadosamente empecé a jugar con él, al saber que esa sería la única posibilidad que tendría de hacerlo porque a partir de ese día, esa tela blanquecina habría desaparecido para siempre. Los primeros gemidos de la mujer no tardaron en llegar a mis oídos.
Retorciéndose como una anguila,  Teresa me rogó que la hiciera mujer. Entonces, levantando sus piernas hasta mis hombros, acerqué la cabeza de mi pene a su sexo y rozando con mi glande su clítoris antes de penetrarla, conseguí que se volviera a excitar entre sollozos. Sabiendo que estaba dispuesta, lentamente superé sin dificultad ese obstáculo, haciéndola mujer. El breve dolor que sintió al ser desgarrada fue intenso pero paulatinamente se fue diluyendo al experimentar el suave vaivén de mi pene en su interior.
Gradualmente fue desapareciendo al irse relajando  sus  músculos y entonces fue cuando aceleré la cadencia de mis incursiones hasta ser un ritmo desbocado. La ex monja, por su parte, no se podía creer como el placer la estaba poseyendo y cerrando sus manos, comenzó a berrear su pasión al comprobar que le faltaba la respiración.
-Por favor, ¡No pares!-.
Sus palabras solo sirvieron para que acelerase aún más mi ritmo y  usando sus pechos como agarre, me lanzara en galope en busca de mi placer. La nueva postura elevó todavía más su calentura y gritando se corrió al sentir que regaba con mi simiente su sexo.  El esfuerzo fue demasiado y se desplomó sobre las sabanas mientras mi pene terminaba de eyacular en su interior. Agotado y desgraciadamente totalmente subyugado por esa mujer, me tumbé a su lado.
Durante unos minutos ninguno de los dos habló. Teresa había cedido a ser mía sabiendo que aunque todavía no habíamos pasado por el altar, había conseguido su objetivo y yo me había olvidado de mis reparos a volverme a casar. Ese extraño silencio, se rompió cuando acercando su boca a mi oído me susurró:
-Cariño, ¿Te importaría la próxima vez usar un condón? No quiero que salir embarazada en las fotos de la boda.
Debí de sentirme ofendido al oírla pero reconociendo que estaba colado por esa mujer, la besé mientras la contestaba:
-¡Ni lo sueñes!, ¡Haberlo pensado antes de quitarte las bragas!.
 

Relato erótico: “la maquina del tiempo 6” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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Llegaba julio cesar a Egipto fui recibido con todos los honores por parte de Cleopatra ella se presentó con sus mejores galas a él. como la aconseje a ella estaba bellísima digna de una reina.

enseguida julio cesar se prendo de ella yo también me hubiese prendido ya que era un bombón para él y la mujer era mayor igual que él. enseguida le sedujo al verle se le caía la baba y a quien no pues cleopatra era bellísima. ella me dijo:
– Ripeas es necesario esto.
– si me reina será una fuerte alianza con roma. además, estáis en guerra con vuestro hermano. el ansia mataros y gobernar Egipto solo y la mitad del ejercito lo apoya. no quiere gobernar con vos.
– lo se Ripeas -me contesto ella- pero es un viejo y me da asco.
– lo se mi reina.
– os prefiero a vos. todavía me acuerdo de la noche que me hiciste pasar a mí y a mi esclava.
– a mi siempre me tendréis mi reina, pero yo no os puedo dar un ejército el sí.
así que cleopatra hizo una magnifica fiesta para los romanos y bailo para julio cesar una danza de 7 velos para julio cesar en privado. claro para un viejo como él eso no hay quien lo resista se la llevó al lecho y creo que estuvo en el lecho con ella toda la noche sin parar cleopatra, aunque no le gustaba al final se acostumbró a él y le tenía en el lecho toda la noche.
paso que al final se quedó embarazada como era de suponer eso corrió como la pólvora tener un hijo con un romano y nada menos que con el emperador de roma el ejército de su hermano se le echo encima cuando todo estaba perdido. ella creía que iba a morir pues no podíamos aguantar mucho la dije:
– mi reina tranquila vendrán a apoyarnos.
– como los sabes Ripeas- me dijo ella.
– leo el futuro mi reina.
apareció el ejército de roma y cogió al ejército de sus hermanas entre dos fuegos. apareció julio cesar a salvar a la mujer que amaba y su hermano peloteo fue a presado su hermana le dijo:
– porque no has querido gobernar conmigo ahora tengo que ordenar tu muerte.
– hazlo zorra prefiero mil veces la muerte a tener que gobernar con una ramera tener un hijo de nuestros enemigos. mi propia hermana es una zorra al final.
peloteo fue ejecutado y cortado su cabeza el ejercito el juro fidelidad y obtuvo como reina absoluta ella estaba feliz y yo.
julio cesar tuvo que regresar a roma pues había asuntos que lo requerían el aun estando embarazada quería tener sexo y sin que se enterase nadie yo pasaba a sus aposentos y jodiamos como nadie por una puerta secreta.
– Ripeas es mi amor jódeme como tú sabes. hazme gozar ahora que no está ese viejo asqueroso de roma.
así que la dije:
– antes mi señora quiero que me bailéis para mí.
– estoy embarazada Ripeas.
– lo se mi señora, pero aun así estáis bellísima.
y empezó a bailarme la danza de los 7 vellos cada movimiento de cadera deja caer un velo y se quedaba al final desnuda. vamos que me puso la poya a tope ya no aguantaba más.
– ven aquí zorra mía- la dije yo.
enseguida la tuve entre mis brazos.
-Jódeme como tú sabes. cómo sabes que me gusta.
– si puta mía -y se la clave hasta el fondo.
cleopatra se volvía loca con mi poya dentro.
– deja que te la chupe -me dijo- me encanta tu poya. Ripeas. sabes, aunque este hijo es de julio cesar yo creo que también es parte tuyo, pues son las recientes personas que me he acostado y yo te prefiero a ti. que me vuelves loca dame por el culo sabes que me gusta como la otra vez.
– si mi puta.
– si Ripeas soy vuestra puta, pero solo lo sabes tú nada más -me dijo- y esto no tiene que saberlo nadie.
– tranquila mi reina soy muy discreto.
– eso me gusta así así maldito jódeme como me vuelves loca. córrete dentro de mí ya que estoy embarazada no pasa nada y nadie lo sabrá. dame vuestra leche en mi coño la quiero dentro ahahahahahahahaha me corro Ripeas.
-así córrete conmigo allí.
julio cesar tenía problemas en roma ya que no aceptaban su mujer ni el senado que tuviera un hijo bastardo que un día pudiera gobernar roma y menos con una egipcia para ellos era una ramera así que nos enteramos de que fue asesinado en el senado por los senadores.
– y ahora que vamos a hacer Ripeas mi amor mi fiel consejero.
– tranquila mi reina mandaran a otro para negociar una alianza con Egipto solo tenéis que seducirlo y se acabaran vuestros problemas lo veo en el el futuro.
– como os amo Ripeas. quiero hacer una fiesta privada en la que disfrutemos tu y yo y mis esclavas y nos folles como tú sabes.
la fiesta fue magnifica las esclavas eran bellísimas y cleopatra que ya había tenido el hijo estaba bellísima y muy puta como a mí me gustaba.
– como me gusta mamarte la poya Ripeas- dijo cleopatra mientras comíamos se hizo traer vino y una comida magnifica luego echo el vino en las tetas de la esclava y se las chupe ellas se movían locas.
– si mi señor así nos volvéis locas.
luego empezó a comer a cleopatra el coño mientras una esclava la comía las tetas y la besaba.
– me encanta Ripeas que nos folles a mí y a ellas.
– goza como te mereces ahora. Zorra. quiero daros por culo a todas.
había dos esclavas y cleopatra así que las tres se pusieron 4 patas y las endiñe por el culo.
– así así mi señor- dijeron las esclavas- no paréis.
luego le tocó el turno a cleopatra la cual estaba preparada y le encantaba.
– dame rómpeme el culo hasta mas no poder. fornícame el culo hasta los cojones. métemela mi amor. me volvéis loca. quiero que os corráis en mi boca.
– si putas tomar mi leche.
las esclavas se pusieron todas con la boca abierta a chuparme la poya igual que cleopatra y se lo pasaron unas a otras roma como sabia había sabia mando a marco Antonio a hacer una alianza con Egipto.
CONTINUARA

Relato erótico: ¿Harías un trio con un par de putas como nosotras? (POR GOLFO)

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Una de las fantasías que más se repite entre los hombres es la de realizar un trio con dos mujeres pero, si las candidatas son encima dos compañeras de trabajo, se convierte en una obsesión. Aunque suene a sueño masturbatorio de un adolescente y sea difícil de creer: ¡A mí me ocurrió!
Antes de explicaros cómo llegué a realizar esa fantasía, debo presentarme. Soy Manuel Astorga, un tipo normal. Cuando digo que soy normal, quiero decir que no soy un modelo de revista ni un culturista lleno de músculos y  tampoco puedo vanagloriarme de poseer un miembro de veinticinco centímetros. Con dos o tres kilos de más, mi cintura tiene algún que otro Michelin  pero como nunca he podido ni querido vivir de mi cuerpo, eso es algo que me la trae al pairo.  Ni siquiera puedo deciros que poseo una melena cojonuda porque la realidad es que estoy bastante calvo. De lo único que si puedo estar orgulloso es de tener una mente sucia y lujurienta que unida a una profusa labia, me ha permitido acostarme con la gran mayoría de las mujeres que me han interesado.
Llevo dos años trabajando para una empresa y es justamente entre las paredes de sus oficinas donde me he encontrado con dos mujeres que rivalizan conmigo respecto al sexo.  Lidia y Patricia son lo que usualmente llamamos los hombres un par de ninfómanas. Abiertas a experimentar con el sexo, no dudan en traspasar los límites de la moral si ello les reporta placer. Tampoco tienen tabú alguno, con gracia y maestría practican todo tipo de sexo ya sea en solitario, en pareja o en cualquier otra modalidad. Desde que las conozco me han demostrado que nada les está vedado.
¡Le entran a todo!
Pero volviendo al tema que nos atañe, ya me había acostado con ambas con anterioridad a esa pregunta. Para que os hagáis una idea del tipo de mujer que son, os voy a contar mi primera vez con cada una:
Primera vez con Lidia:
Descubrí que esta rubia es una fiera en la cama, un día que la invité a cenar en mi casa. Aunque hasta ese momento nunca nos habíamos enrollado,  esperaba que tras la cena el hacerlo porque no en vano era clara la química que había entre los dos. Lo que no me esperaba fue que una vez vencida la timidez inicial y quizás gracias al vino, Lidia empezara a contarme las distintas anécdotas que le habían ocurrido en su vida desde el punto de vista sexual.
Sin cortarse un pelo y muerta de risa, me explicó sus gustos por el sexo salvaje y las buenas pollas. Aunque no la tenía por una mojigata, hasta ese momento no supe el tipo de zorrón desorejado que era y por eso, a la vez que ella se iba revelando como una rapaz sexual, la empecé a catalogar como francamente apetecible. Es decir, a los pocos minutos de estar charlando, ya tenía ganas de echarla un buen polvo.
Medio en serio y medio en broma, tanteé que de verdad había en lo que me estaba contando, diciendo mientras pasaba sin disimulo una mano por su culo:
-La verdad es que cualquiera que te vea, desearía ponerte mirando a Cuenca.
Sin quejarse por esa caricia no pedida, me respondió:
-¡Ten cuidado! ¡Me caliento rápido!
Su respuesta me dio alas y subiendo por su cuerpo empecé a acariciar uno de sus pechos con mis dedos.
 
Lidia me respondió con una pasión arrolladora y pegando su cuerpo al mío, dejó que siguiera tocándola. Habiendo recibido su permiso, no tardé en descubrir que debajo de esa falda larga, había un culo duro y bien formado. Los gemidos con los que contestó a mis avances, me dieron la razón y cogiéndola en mis brazos, la llevé hasta mi cuarto. Sin  darle opción a negarse, desabroché su blusa. Bajo un sujetador de encaje rojo, sus pezones me esperaban completamente erguidos. Como un obseso, la despojé del resto de la ropa y separando sus rodillas, pasé mi mano por su entrepierna. Mis dedos completamente empapados dieron fe de la excitación que dominaba a esa cría y sin más prolegómenos, me terminé de desnudar.
 
Desde la cama, la rubia, pellizcándose los pechos, me dijo que esa no era forma de tratar a una dama. Al ver la cara de deseo que tenía, comprendí que era lo que esa mujer necesitaba y olvidándome que era su compañero de trabajo, le ordené:
-Ponte a cuatro patas-
Lidia se quedó pálida e intentó protestar pero, obviando sus reparos, llegué hasta ella y dándole la vuelta, le espeté:
-Has venido a follar, ¿No es así?-.
-Sí- contestó, en absoluto avergonzada.
-Pues entonces relájate y disfruta- le dije mientras jugueteaba con mi glande en la entrada de su sexo.
La humedad de sus labios me indujeron a forzar su vulva de un solo empujón. La rubia gritó de dolor por la violencia de mi estocada pero no hizo ningún intento de separarse, al contrario, tras unos segundos de indecisión se empezó a mover buscando su placer. Lo estrecho de su sexo dio alas a mi pene y cogiéndola de sus pechos, empecé a cabalgarla. Dominada por la lujuria, la muchacha me rogó que la tomara sin compasión.
-Eres una guarra-, susurré a su oído, penetrándola una y otra vez.
Cada vez que la cabeza de mi glande chocaba con la pared de su vagina, berreaba como loca, pidiendo más. Su completa entrega elevó mi erección al máximo y sin ningún reparo, azoté sus nalgas al compás de mis movimientos.
-Sigue, ¡que me encanta!-, chilló al sentir la dura caricia.
El flujo, que manando de su interior, recorría mis muslos, anticipó su orgasmo y acelerando aún más si caben mis movimientos, no tardé en escuchar como la mujer se corría. Con los cachetes colorados y gritando ordinarieces, me dio a entender que no tenía bastante. Eso fue la gota que colmó el vaso, y cogiendo su espesa cabellera como si de riendas se tratara,  forcé su cuerpo con fiereza. La dureza de mi trato consiguió perpetuar su clímax y totalmente desbocada, mi montura me exigió que continuara.
Su calentura era tanta, que no se quejó cuando cogiendo parte del líquido que anegaba su sexo, embadurné su esfínter y casi sin relajarlo, introduje en él mi extensión.
-¡Qué cabrón!-, aulló de dolor al ver invadida su entrada trasera y reptando por las sabanas intentó separarse.
No la dejé y atrayéndola hacia mí, rellené con mi sexo el interior de la mujer. El sufrimiento  de su culo se convirtió en desenfreno y bramando sin parar, se dejó caer sobre la cama. Nuevamente, la incorporé y metí mi pene hasta que sus nalgas no dieron más de sí y con mis testículos rebotando en su sexo, no paré hasta que sacándole un nuevo orgasmo, me derramé rellenando con mi simiente sus intestinos.
Agotado, me tumbé a su lado. Lidia al ver mi estado, me abrazó y pasando su pierna sobre las mías, me dijo:
-¿No estarás cansado? ¡Para mí esto solo ha sido el aperitivo!-.
-No-, le confesé sonriendo.
La cría me miró muerta de risa y cogiendo mi pene entre sus manos, intentó reanimarlo, mientras me soltaba:

-¡Te voy a dejar seco!-.

Primera vez con Patricia:
Si la forma en que me follé a Lidia, da una idea de lo caliente que es, esperad a leer mi vez primera con Patricia. Esta compañera es morena y gordita. Dotada por la naturaleza de unas curvas generosas, para colmo, está permanentemente en celo. Como ambos estábamos en el mismo departamento, solíamos comer juntos pero no fue hasta que un día se me ocurrió contarle que ese fin de semana había triunfado y me había tirado a una negrita, cuando descubrí el furor uterino que escondía.
-¿En serio?- me preguntó y antes que pudiese contestarla, me pidió que le contara como me había ido.
Recreándome en mi conquista, le expliqué que la había conocido en una discoteca y que tras media hora tonteando en mitad de la pista, nos habíamos dejado llevar por la lujuria en los baños del lugar. Sin ahorrar ningún punto y con todo lujo de detalles, le narré nuestro encuentro en ese habitáculo.
-¡Dios! ¡Cómo me gustaría hacerlo algún día!- respondió sin darse cuenta mientras sus pezones la traicionaban bajo la tela de su blusa.
Descojonado y sin saber a ciencia cierta si me iba a llevar una bofetada, la cogí de la cintura y mientras la pegaba a mi cuerpo, le susurré en su oído:
-Vamos al baño-
Al principio creyó que estaba bromeando pero al darse cuenta que no era así, sus reservas iniciales trasformaron en gozo en gozo al percatarse que, si la llevaba al servicio, era para que cumplir su fantasía. Mientras íbamos hacia allí, todavía no sabía lo hambrienta que estaba esa mujer. Os juro que no me esperaba que esa gordita pegándome un empujón, me metiera a la fuerza al baño de mujeres y que nada más cerrar la puerta, se arrodillara a mis pies.
Actuando como una posesa, me abrió la bragueta y sacando mi pene de su encierro, se lo metió de un golpe hasta el fondo de su garganta. Sus ansias no me dieron ni tiempo de prepararme y por eso, para no perder el equilibrio, tuve que sentarme en el váter.
Si creéis que eso la detuvo, os equivocáis de plano porque siguió mamando mi verga como si no hubiese pasado nada mientras yo la miraba alucinado. No  tuve ninguna duda de que estaba más que acostumbrada a hacerlo, ya que, imprimiendo una velocidad endiablada a su boca, fue en busca de mi semen como si de ello dependiera su vida. No contenta con meter y sacar mi extensión, usó una de sus manos para acariciarme los testículos mientras metía la otra dentro de sus bragas.
-Me encanta- chilló del placer que experimentaba al experimentar la tortura de sus dedos sobre su clítoris.
 

El reducido espacio del baño produjo que en poco tiempo llegara hasta mis papilas el olor a hembra hambrienta que manaba de su sexo. Aspirar su aroma elevó mi calentura hasta unos extremos nunca sentidos y sin poderme retener me vacié en su boca. Patricia, al sentir mi explosión de semen, se volvió loca y gritando descompuesta, bañó su cara con los blancos chorros que manaban de mi pene mientras se corría.

Durante unos segundos vi como todo su cuerpo convulsionaba de placer, pensando que había calmado su deseo, pero de pronto la vi levantarse y poniéndose frente al espejo, se levantó las faldas y bajándose las bragas, me miró mientras me decía:
-¿A qué esperas? ¡Necesito que me folles!
Levantandome del wáter, me puse a su espalda y sin más prolegómeno, la ensarté violentamente. La gordita chilló al disfrutar de mi miembro abriéndose camino por su sexo y facilitando mis maniobras, movió sus caderas mientras gemía de placer. De pie y apoyando sus brazos en espejo, se dejó follar sin quejarse. Si en un principio, mi pene se encontró con que su conducto estaba semi cerrado y seco, tras unos segundos, gracias a la excitación de la mujer, campeó libremente mientras ella se derretía a base de pollazos.
 
No os podéis hacer una idea de lo que fue, gritando en voz alta se corrió cuando yo apenas acababa de empezar y desde ahí, encadenó un orgasmo tras otro mientras me imploraba que no parara. Por supuesto queda que no me detuve, cogiendo sus enormes pechos entre mis manos, forcé mi ritmo hasta que su vulva se convirtió en un frontón donde no dejaban de rebotar mis huevos.
-¡Joder!- aulló y encantada con mi brutalidad, me dijo: -¡Fóllame duro!-
No hacía falta que me lo dijera, retirando la tela de su vestido, levanté su trasero y llevando hasta el extremo su deseo, la seguí penetrando con más intensidad. Fue entonces cuando dominada por el cúmulo de sensaciones, se desplomó mientras su cuerpo, preso de la lujuria, se retorcía estremecido. Satisfecho por haberla llevado hasta esas cotas, me dejé llevar y derramando mi simiente en su interior, me corrí pensando que esa gordita estaría saciada.
Patricia no tardó en sacarme de mi error. Al cabo de unos escasos minutos, la vi incorporarse y sin esperar a que yo me recuperara, bajó por mi pecho y dejando un surco húmedo con la lengua, se aproximó a mi entrepierna. En cuanto tuvo a su alcance mi pene todavía morcillón, se lo metió en la boca y con auténtico vicio, lo fue reactivando mientras se volvía a masturbar.
“Esta tía es una ninfomana” sentencié cuando de un empujón, me obligó a sentarme nuevamente en el wáter y poniéndose a horcajadas sobre mí, se volvía a ensartar. Ya empalada, se quitó el vestido dejándome disfrutar por primera vez de su cuerpo al desnudo y moviendo su trasero, buscó reanudar su celo. Yo mientras tanto, absorto en la perfección de sus pezones, llevé mis manos hasta sus pechos y recogiendo sus dos botones entre mis yemas, los pellizqué suavemente. Mi involuntario gesto fue la señal de inicio de su salvaje cabalgar. La morena, usando mi pene como si fuera un machete, se asestó fieras cuchilladas mientras berreando como una loca me gritaba su pasión. Inspirado por su entrega, cogí entre mis dientes sus aureolas mientras le marcaba el ritmo con azotes en su culo. Ella al sentirlo me gritó:
-¡Dame duro!-
Sus palabras me confirmaron lo que ya sabía y por eso tratando de incrementar su morbo, le solté:
-Esta tarde al salir de la oficina, ¡me darás todos tus agujeros!-
La gordita al oír que entre mis planes estaba el darle por culo, rugió de lujuria y sin esperar a que yo tomara la iniciativa, se levantó y poniéndose a cuatro patas, me exigió que la tomara por detrás. Al verla separando con sus manos sus nalgas, me puse a su lado y recogiendo un poco de flujo de su sexo, embadurné con él su ojete.
-¡Cómo me gusta!- bufó mientras colaboraba conmigo, llevando una mano a su sexo.
Viendo la facilidad con la que su trasero aceptaba mis dedos, decidí no esperar y acercando mi glande a su esfínter, con un golpe de mi cadera, la penetré:
-¡Cómo me gusta!- suspiró al sentir a  mi extensión rellenado su conducto.
 
No me lo podía creer lo puta que era. Desde el primer momento, esa zorra estaba disfrutando y retorciéndose en el estrecho baño, me rogó que no tuviera cuidado:
-¡Rómpeme el culo!
Su confesión abolió todos mis reparos y forzando mi penetración al máximo, me puse a disfrutar bestialmente de la entrada trasera de esa mujer. Sabiendo que no iba a lastimarla, usé, gocé y exploté esa maravilla con largas y profundas estocadas. Mi compañera, que de por sí era una mujer calientea, se contagió de mi ardor  y  apoyándose en el lavabo, gritó vociferando lo mucho que le gustaba el sexo anal. Fue al cogerme de sus pechos para acelerar mis embestidas cuando llegó a mis oídos su orgasmo. Aullando Patricia se corrió pero lejos de estar satisfecha me reclamó que siguiera.
“Es incansable” pensé al saber que con mucho menos la mayoría de las mujeres se hubiese rendido agotada y en cambio esa gorda seguía exigiendo más. Temiendo no estar a su altura, comprendí que debía ser todavía más salvaje y por eso azotando duramente  su trasero, me reí de ella diciendo:
-¡Guarra! ¡Mueve tu puto culo!-
La gorda, completamente dominada por el placer, aceleró el movimiento de sus caderas mientras no dejaba de bramar cada vez que sentía que mi estocada forzaba su esfínter.  La violencia de mi asalto hizo que casi sin respiración, me imploró que la dejara descansar. Su rendición me sonó a gloria bendita y negándome a hacerla caso, le grité:
-¡Primero quiero correrme!-
Que no la hiciera caso y siguiese a lo mío, la sacó de sus casillas y haciendo un esfuerzo sobrehumano, levantó su trasero para facilitar mis penetraciones. Para aquel entonces, era tal el flujo que manaba de su sexo que cada vez que la base de mi pene chocaba contra sus nalgas, salpicaba en todas direcciones mojando mis piernas.
-¡Córrete! ¡Por favor!- gritó.
Aunque deseaba seguir, mi cuerpo me traicionó y descargando mi semilla en su interior, eyacule en su interior mientras le declaraba mi triunfo con un mordisco en su cuello.
-Ahh- chilló mientras se dejaba caer sobre mí.
Satisfecho y exhausto, la senté en mis rodillas y abrazándola, la besé mientras con una sonrisa en los labios, la invitaba esa misma tarde a continuar con nuestro asunto al salir de la oficina. Muerta de risa, me soltó:
-¡Espero que tengas en casa viagra! ¡No soy fácil de contentar!
 
Como comprenderéis, el hecho de que me estuviera acostando con las dos fue algo difícil de mantener en secreto. Lo curioso fue que una vez se enteraron que mi relación con cada una de ellas no era la única, ninguna de esas dos mujeres se enfadó sino que empezaron a competir entre ellas, para ver cuál de las dos era más fogosa en la cama.
Tanto Lidia como Patricia tomaron como un juego el explorar los límites de su sexualidad para luego durante las comidas, reírse entre ellas, contando lo que habían experimentado. Lo creáis o no, ese par sin darse cuenta se fueron introduciendo en un camino sin retorno que llegó a su culmen un día en que al salir de la oficina, estábamos tomándonos unas cañas en un bar.
La rubia estaba contando a la morena que el día anterior, habíamos follado en un cine mientras veíamos una película. Lo erótico de la escena, sacó de quicio a la gordita que excitada por las palabras de su compañera y sin pedirle permiso, me preguntó:
-¿Harías un trio con un par de putas como nosotras?
Os juro que estuve a punto de dejar caer mi copa al oírla pero más aún cuando soltando una carcajada, Lidia insistiendo en la idea soltó:
-Aunque no lo había pensado, me encantaría probarlo.
Más excitado de lo que me gustaría reconocer, creí que me estaban tomando el pelo y por eso en plan de broma, contesté:
-Si queréis, podemos ir a mi casa.
Contra todo pronóstico, pidieron la cuenta de forma que en menos de diez minutos, estábamos entrando por la puerta de mi piso. Aunque ambas sabían a qué íbamos y lo deseaban, se mostraron cortadas en un principio. Mientras les servía una copa, me fijé en mis dos amantes.
Rubia y morena, delgada y gordita, ambas eran dos ejemplares diferentes de mujer y no sabía cuál me gustaba más.
Al comprobar mis sentimientos y descubrir que esa era mi fantasía más que las de ellas, sonreí. Mi sonrisa fue el detonante, acercándose a mí, Lidia empezó a acariciarme la entrepierna. Mi pene respondió a sus maniobras y ya totalmente excitado, las llamé diciendo:
-Venid aquí.
Mis dos niñas respondieron pegándose a mí. Con sus dos coños rozando sensualmente mis piernas, las muchachas empezaron a tocarme con sus manos. Las risas se sucedían, las bromas, los recuerdos de cuando nos conocimos y el calor del alcohol en nuestros cuerpos, terminaron de caldear caldearon el ambiente y acariciando sus traseros, me recreé en ellas mientras les decía:
Que suerte que tengo!, ¡Dos pedazos de mujeres para mí solo!
 
La mirada pícara de Lidia me avisó que había llegado la hora, por eso no me extraño, que poniendo música la oyera decir:
-¿Quieres vernos bailar?-.
No dejó que contestara y dándole la mano a Patricia,  la sacó a mitad del saló que se convirtió en improvisada pista de baile.
Observé como con su mano, la obligaba a pegarse a ella. Su cuerpo soldándose con el de la gordita, inició una sensual danza. Sus pechos se clavaron en los  de la morena mientras sin ningún pudor recorría su trasero. Excitado por la escena, la ví besarla en los labios antes de quitarle los tirantes que sostenían su vestido mientras, coquetamente me miraba al desprenderse los corchetes que mantenía el suyo. Piel contra piel bailaron mientras con su pierna tomaba posiciones en la encharcada cueva de su compañera. Sabiéndome convidado de piedra no intervine cuando bajando por el cuello, vi la lengua de mi amiga acercándose a la rosada aureola de la morena. Patricia no pudo reprimir un gemido cuando sintió unos dedos colaborando con la boca de la rubia, pellizcar su pezón, e impertérrita aguantó sus ganas al experimentar  que Lidia seguía bajando por su cuerpo, dejando un húmedo rastro sobre su estómago al irse acercando al tanga que lucía entre sus piernas.
Arrodillándose, le quitó la tela mojada y obligándola a abrir las piernas se apoderó de ese sexo que tenía a su disposición. Con suavidad, la vi retirar los hinchados labios del sexo de la morena, para concentrarse en su botón. Fue entonces cuando con los dientes y a base de pequeños mordiscos, la llevó a una cima de placer nunca alcanzada. De pie, con sus manos en su larga cabellera, mirándome un tanto cortada , se corrió en la boca de la rubia. Lidia, al notarlo, sorbió el río que manaba de ese sexo y profundizando en su tortura, introdujo dos dedos en la vagina. Sin importarle que pensara, gritó su deseo y olvidándose de su papel, levantó a la mujer que le estaba comiendo el coño mientras le decía:
-Eres preciosa.
Desde mi sitio, no pude mas que darle la razón. La piel blanca de Lidia resaltaba su belleza y dominada por la pasión lésbica, su boca disfrutó de un pecho de mujer por primera vez. Aunque para ella  era una sensación rara el sentir en sus labios la curvatura de un seno,  lejos de asquearle le encantó y ya envalentonada, siguió bajando por el cuerpo de su compañera. La rubia dejo que le abriese las piernas y al hacerlo, pude contemplar su pubis perfectamente depilado que dibujaba un pequeño triángulo con si fuera una flecha que me indicara el camino.
Nuevamente el sabor agridulce de su coño, era una novedad, pero en este caso fue un acicate para que sin meditar que estaba haciendo usara sus dedos como si fueran un pene y penetrándola buscara el fondo de su vagina. La rubia recibió húmeda las caricias de la lengua de la gordita sobre su clítoris, y sin pedirle su opinión me exigió que la follase, diciendo:

anuel, ¡Quiero ver como penetras a Patricia!.
Los primeros gemidos de Lidia coincidieron en el tiempo con mi llegada a su lado. Mientras la gordita seguía chupando el clítoris de mi amiga, abrí sus nalgas y satisfecho al escuchar un aullido de deseo, le solté un duro azote. Excitada por mi duro trato, pegando un grito, me exigió:
-¡Tómame! ¡Quiero sentir tu verga en mi interior!
Su lenguaje soez espoleó mi lujuria y colocando la punta de mi glande en la entrada de su cueva, fuí forzándola de forma que pude sentir el paso de toda la piel de mi miembro, abriéndose paso por los labios de su sexo mientras la llenaba.

Lidia exigiendo su parte, tiró del pelo de Patricia y acercando su cara a su pubis obligó que su lengua volviera a introducirse en el interior de su vagina, al mismo tiempo que mi pene chocaba con la pared de la de la gordita. Patricia gimió desesperada al sentir mis huevos rebotando contra su culo. Dotando a mis embestidas de un ritmo brutal, empecé a cabalgarla mientras su boca se llenaba con la riada que emergía sin control de la cueva de la rubia.
Éramos un engranaje perfecto, mi embestidas obligaban a la lengua de Patricia a penetrar más hondo en el interior de su amante y los gritos de Lidia al sentirse bebida, forzaban a un nuevo ataque por mi parte. La rubia fue la primera en correrse retorciéndose sobre la mesa y mientras se pellizcaba sus pezones, nos pidió que la acompañáramos. Al oírla, aceleré y cayendo sobre la espalda de la otra mujer, me derramé regando el interior de su vientre con mi semilla. Lo de Patricia fue algo brutal, desgarrador, al sentir mi semen en su interior mientras seguía penetrándola sin parar, hizo que licuándose al sentirlo, chillara y llorara a los cuatro vientos su placer.
Durante unos minutos, nos mantuvimos en la misma posición hasta que ya descansado me levanté y tomándolas de la cinturas, las llevé entre sus fuertes hasta mi cama.
-Lo teníais preparado, ¿no es verdad?- afirmé mientras las depositaba sobre el colchón.
No, ¡Cómo crees!-, rio descaradamente Lidia mientras besaba los labios de la morena.
Sabiendo que era mentira y que antes de ir esa tarde al bar, ese par de zorras ya lo tenían planeado, les solté:
-¡Sois un par de zorras ninfómanas!.

Muertas de risa, no me contestaron y cambiando de posición, las dos mujeres, se pusieron a hacer un delicioso sesenta y nueve.

 

De viaje con mi amiga Ana (POR CARLOS LÓPEZ)

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Me costó la misma vida que Ana aceptase la oferta de viajar conmigo. A pesar de mi insistencia, unas veces de forma más sutil y otras más inoportuna, ella siempre me ha dejado claro que mi condición de separado nos hace incompatibles para realizar ciertas cosas juntos. Y yo, con resignación, acepto su criterio, pero para como sé que le encanta viajar no dejo de hacerle propuestas para ello.

Ana es una diosa, un sueño de mujer, alta, preciosa, con las sonrisa siempre en su cara, pelo castaño clarito ligeramente rojizo, un pecho rotundo, explosivo, culo redondo duramente esculpido en sus obsesivas clases de spinning, y una piel fina, sedosa, suave suave que hasta ese momento no había tenido la ocasión de acariciar… Pero no nos adelantemos, no sólo eso era lo que me tenía loco, Ana es una chica culta, irónica, sabe ser atrevida y morbosa, pero también discreta, dulce y cariñosa. Podría ser la madre ideal de mis hijos, pero también recordar solamente lo que pasó para ponerlo en el relato y lo que hice con ella me produce una excitación brutal.
Lo que ocurrió fue extraño, algo así como cuando decimos que se alinean los astros a nuestro favor. En realidad este año llevaba idea de dedicar una parte de mis vacaciones a ir a Australia. Desde hacía poco vivía allí uno de mis mejores amigos y junto con Gálvez, también gran amigo y copartícipe de muchas aventuras, pensaba disfrutar un recorrido por allí. Nuestro viaje, en plan Thelma y Louise masculino, planeaba recorrer gran parte de la isla y saborear la esencia de esa parte remota del mundo, tantas veces imaginada a través de libros y películas.
Desgraciadamente, unas circunstancias laborales impidieron a Gálvez la realización del viaje y, no atreviéndome a viajar yo solo para allí decidí aceptar la propuesta de mis amigos de posponer el viaje un año. Como consecuencia de ello y, con cierta rabia, me sentí decidido a realizar un viaje yo sólo, pero esta vez por España. Por supuesto insistí repetidamente a Ana que me acompañase al menos en una parte del viaje y ella, con su sonrisa y cercanía habitual me aclaró una vez más que estaría junto a mí al menos en la primera etapa, una bella ciudad de interior, patrimonio de la humanidad y, por supuesto, dejando claro que íbamos en calidad de amigos.
Las cosas cuando no se esperan son siempre más satisfactorias. Pero vayamos por partes, fui a recoger a Ana y allí estaba, esperándome delante de su portal con su maleta azul y beige, una minifalda vaquera de infarto y una camisetita de tirantes. Mi primer comentario irónico fue que no me iba a poder centrar en la carretera con ella vestida así a mi lado, a lo que ella, continuando con la broma, contestó que si no me gustaba su ropa se podría cambiar en un arcén y que tenía faldas más cortas. Ufffff, sólo me faltaban esos comentarios para que la presión dentro de mi pantalón aumentase imaginándome la escena. Por supuesto, sabía que era una broma de las mil que nos fuimos lanzando y que solían acabar con leves manotazos sobre mi brazo desnudo, a veces acompañados de caricia sobre la piel cuando notaba que se había pasado en el golpe y no podía defenderme por ir conduciendo.
Los inconvenientes de viajar con una chica adorable es que tienes que recorrer todas las tiendas de artesanía, productos y cachivaches originales que abundan en los lugares turísticos de España. De todas formas, las ventajas superaban con creces a los inconvenientes, no sólo por las furtivas miradas que podía dirigir a su cuerpo, los roces despistados que a veces ocurrían por azar, algún beso en la mejilla que me llevé cuando la hacía reír, o la cara de envidia que notaba en los hombres de toda condición con los que nos cruzábamos, yo diría que incluso en alguna mujer. De una de las tiendas en cuestión salió con carita de felicidad y con 2 lindos frasquitos de fino cristal gracias a los cuales ocurrió lo que voy a contar. Aún guardo parte de ellos como talismán.
 
Yo le dije, “qué bien, has traído licores para que te emborrache, luego no te quejes de lo que vaya a pasar Anita”
Ella, mostrándome las botellitas con su mejor sonrisa contestó, “Eres un listillo, no son licores son aceites corporales, uno con esencia de almendras dulces y otro de rosa de mosqueta. Mis favoritas, y mira que botellitas más monas, me he enamorado de ellas, así que lo que va a pasar si te los bebes es que te llevaré al hospital a que te curen”.
Yo siempre seguía con mi actitud “si me cuidas tú de enfermera con una faldita parecida a la que llevas me los bebo ahora mismo”.
“Buscaré un turno en el que sólo haya enfermeros hombres con bigote, pero si quieres les dejo alguna de mis minis” decía mientras mostraba su falda y yo me moría por seguir la línea de sus piernas hacia arriba.
Llegamos al hotel. Un antiguo palacio recientemente reconvertido por una cadena hotelera de las habituales. Nos dejó muy gratamente sorprendidos y encantados con la habitación que nos asignó el chico de recepción después de dar el habitual “repaso visual” a Ana y yo poner la cara que se estaba también haciendo habitual en mí de disgusto hacia todo hombre cercano. Teníamos 2 grandes camas pero, para mi alegría, juntas. Un pequeño balconcito desde el que se veían los tejados de la ciudad vieja, y un baño moderno con una ventanita de madera original del palacio, una bañera grande y una ducha acristalada. Ana, con una sonrisa de triunfo en la boca, puso las 2 botellitas de aceite en el alféizar de la ventana, como redondeando la decoración de nuestro refugio de las próximos 2 días.
La ciudad, preciosa. La visita guiada, genial. Las bajadas a los aljibes mágicas, por el frescor, la oscuridad, por que se sujetaba continuamente a mi brazo, por los roces ocasionales con su pecho y, claro, por la belleza de los lugares. Subía excitado y mirando sus piernas y su culo ummmm. Lo de agarrarse a mi brazo empezaba a hacerse una costumbre excitante. Lo de sentir su pecho contra mí, ufffffff, sus tetas redondas no lo puedo describir con palabras. Curiosamente ella siempre se ha metido conmigo diciendo que mi brazo no estaba lo suficientemente duro y musculado y yo, en esos momentos no me atrevía a decirle que es lo que realmente estaba duro, pero creo que ella se daba perfecta cuenta de todo. Siempre se dan cuenta de todo.
El primer día estaba siendo precioso, pero agotador. Largo viaje en coche, llegada al hotel, ruta guiada… serían sobre las 8 de la tarde y nos encontrábamos de vuelta en el hotel para descansar un poco, darnos una ducha, arreglarnos y salir a cenar en alguna de las terracitas que abundaban en las plazas de la ciudad. Ana pasó primero a la ducha y comentó que se iba a poner el pijama para descansar un poco en la cama y leer el libro que había traído. Yo me puse a hacer zapping intentando encontrar noticias deportivas mientras escuchaba el agua de la ducha. Me puse a pensar en que estaría recorriendo su cuerpo y… bueno, apagué la tele. Salió hermosa, con un pijama masculino de tela tipo Oxford de esos con botones por delante, un par de vueltas en las mangas y su sonrisa de siempre.
En ese momento pasé yo al cuarto de baño, me despojé de mi ropa, y me metí debajo de la moderna ducha de lluvia que había en el hotel. Apoyé mis manos en la pared y dejé pasar unos minutos allí, esta vez el agua recorriendo mi cuerpo. Estaba cansado y me fui relajando inconsciente del tiempo que llevaba allí. Al poco rato sentí que Ana llamaba con los nudillos a la puerta

Estás bien?
Sí, mejor sólo se puede estar de una forma que no voy a decirte justo ahora
Qué estarás haciendo… jajaja
No es lo que piensas, listilla, además seguro que tú también lo haces.
Seguro…
Jajaja qué mala eres! A ver si un día me lo cuentas con detalles… anda ahora salgo

 
Me envolví con una toalla blanca del hotel a la cintura y, viendo que el vapor se había acumulado, me dispuse a abrir la pequeña ventana. No sé muy bien cómo ocurrió, bien porque la ventana estaba un poco dura, bien por mi propia relajación, pero una de las botellitas de aceite corporal se tambaleó y se cayó. Mis intentos por salvarla antes de que llegase al suelo fueron inútiles y la botellita se quebró por la parte del cuello. Dios mío! Pensé, qué disgusto se va a llevar con lo contenta que estaba de haber encontrado estas botellitas.
La llamé: “Ana! Cielo! Jo, tengo una mala noticia para ti. Entra anda…”
Viendo el pequeño desastre dijo “No te preocupes, no pasa nada sólo es una botellita de aceite corporal”.
“La verdad es que huele fenomenal, qué pena”
“Sí”, dijo con una expresión de tristeza, y mi carita se puso también triste.
Me dieron ganas de abrazarla, pero iba a ser muy ridículo sólo por una botellita, aunque no íbamos a volver a pasar por el pueblo donde la compramos. Se me ocurrió algo “Ana, ahora no vamos a poder llevarnos este aceite que queda en la botellita, y yo me siento en deuda contigo… si quieres, para compensarte por mi torpeza te doy el mejor masaje de espalda de tu vida. Así aprovechamos el aceite que queda que, por cierto, huele fenomenal ¿De qué era?”
“De almendras dulces”
Pensaba que no querría porque, aunque siempre ha reconocido que siente atracción hacia mí, el pacto era que en el viaje no habría nada físico entre nosotros. Mi carita de perrito abandonado, de niño que sabe que ha metido la pata, creo que la convenció y dijo “venga, pero se bueno”.
Prometo que en el momento inicial, mi propósito era ser bueno y no tenía malas ideas en la cabeza, le había roto algo que ella había comprado con ilusión y sólo quería dar un masaje relajante a una buena amiga, pero el diablo que ocasionalmente todos llevamos dentro fue guiándome. Por supuesto y por suerte, el diablo también habita en ella.
Nos dirigimos hacia las camas y ella apartó la colcha que las cubría. Cuando se agachó a hacerlo me llevé la primera sorpresa inesperada, pude ver sus pechos por su escote, no llevaba sujetador… creo que no fue a propósito, pero mi idea inicial empezaba a desmoronarse. Eran geniales, grandes, redondos, con un pezón de color rosado clarito con una aureola grande… ufffff. Ana estaba distraída, si no se habría dado cuenta de mi expresión boquiabierta, dijo “Ten cuidado, que este aceite mancha mucho”.
Contesté tratando de ser convincente “Pues quítate el pijama, no te preocupes por mí, que yo he visto ya cuerpos desnudos muchas veces, de hecho soy un experto en mirarlos de reojo en la playa, podría ser campeón del mundo en esa disciplina.”
Sonriendo “jajajaja seguro que lo serías, pero no, creo que con que veas esto te puede valer” y soltando 2 botones de su pijama lo hizo resbalar quedando sus pechos bien cubierto y sus hombros y espalda descubiertos hasta más abajo de la mitad de su preciosa columna.
“Túmbate boca abajo, anda, puritana, que me voy a sentar en tu culo perfecto para darte el masaje”. Puse la botella en la mesilla, coloqué una toalla del baño sobre su culito, bajé un poco la persiana, encendí una vela que afortunadamente estaba en nuestra habitación del hotel con encanto, y puse música bajita con el altavoz de mi móvil. Las cosas salen cuando no se esperan y allí estaba yo, que sin pretenderlo había creado un ambiente que cualquier chica mataría por tener.
Antes de mancharme las manos, disimulando que apartaba algunos de sus cabellos que habían quedado fuera del recogido, me puse a acariciar su pelo, y su cuello… no sé si por el cansancio del día o por qué oí el primer gemido de aprobación y relajación. Empecé a pensar que la cosa iba bien, que podía torcerse hacia un episodio más caliente. Torcerse o enderezarse, claro. Imitando una actitud profesional puse un chorrito de aceite en mis manos y las froté para que estuvieran calientes. De todas formas ella ya tenía los ojos cerrados cuando empecé a pasar las yemas de mis dedos suavemente sobre sus hombros.
 
Me concentré y puse lo mejor de mí en ese masaje. Mis manos resbalaban por su piel como si hubieran sido creadas sólo para hacer eso, combinando deslizamientos con presión sostenida con roces suaves y sutiles, desplazando mis deditos por su columna de arriba abajo y de abajo a arriba, friccionando sus hombros, añadiendo aceite, pasando las yemas de mis dedos por su cuello, por sus hombros, llegando hasta su clavícula pero sin intención de ir más allá. Esto una vez y otra vez. Siempre sobre las partes que ella dejaba a mi disposición. Con el ambiente creado, y deseando que el masaje fuera largo, yo entré en una especie de trance, con los ojos cerrados mis manos se movían solas. Me sentía como un músico inspirado tocando un instrumento en la soledad de su casa. Ni siquiera me daba cuenta de que mi propio instrumento había tomado un tamaño y una dureza considerable.
Yo estaba sentado sobre su culito, ella tenía el pantalón del pijama, sobre ella una toalla y yo, estaba prácticamente desnudo pues todo el episodio me había sorprendido sólo con mi toalla anudada a la cintura y se había soltado. Mi polla estaba alojada sobre el valle que hace su culito, inmensa, y se movía con los movimientos de mi cuerpo al darla el masaje pero yo, estaba tan alucinado que no lo percibía hasta que, repentinamente, fui consciente que ella estaba gimiendo con cada una de mis caricias. Me asusté y paré, pero ella dijo con la voz más mimosa que he oído en mi vida “sigueeeeee”, y ahí me di cuenta de que estaba completamente en mis manos.
A partir de ese momento, el demonio que llevo dentro tomó las riendas de la situación. Le dije “Anita, cielo, antes de seguir quítate la chaqueta del pijama que se va a manchar. Lo haría yo pero tú tienes las manos limpias”. Sin poner ninguna objeción, se irguió un poco y se soltó los botones desprendiéndose de la prenda y tirándola al suelo con una cierta ansiedad. Bastante desinhibida, se bajó el pantalón, la toalla y el tanguita blanco que llevaba dejando a la vista el comienzo de su culito. La visión de la mini-puntilla del tanguita me tenía alucinado, pero también el movimiento de sus tetas al desprenderse de la ropa y ahora sí era plenamente consciente del estado de mi pene y de su posición sobre ella, pero ya no me sorprendía nada. Todo lo que hacíamos era tan natural como si fuéramos pareja desde hace mucho tiempo.
Ahora ya con menos delicadeza tomé la botella de aceite y puse un chorrito frío a lo largo de su columna. Como estaba rota salió demasiado, como consecuencia de ello tuvo un escalofrío que la hizo estremecer. “SSShhhh, tranquila” dije con una autoridad dulce mientras mis manos se hacían cargo de la cantidad de aceite y lo extendían por toda su espalda, esta vez sin obstáculos. Ella se dejaba hacer… yo iba descubriendo sus puntos débiles. A veces gemía, otras ronroneaba como una gatita, mis manos se desplazaban por las líneas de sus costillas, en cada pasada iba ganando terreno, y llegué a sus tetas… Uufffff, cuántas veces había soñado con tenerlas en mis manos y ahora eran mías. Ella misma se elevaba un poco para que fuera más allá, pero ahora era yo quien dominaba la situación y quería ponerla nerviosa. Cuando parecía que iba a llegar a los pezones, cambiaba el lugar del masaje al cuello, a la espalda, o bajaba hasta su culo aún semitapado por la toalla y su pantalón de pijama. Entre gemidos me decía “eres malo” y yo me ponía aún más burro. Ya estaba completamente desnudo pues mi toalla había quedado abandonada a un lado de la cama.
Pasé a hacer el masaje extremadamente suave, rozando los puntos estratégicos con mis uñas, mis palmas, o con las yemas de mis dedos y ella se veía cada vez más excitada. Cuando no lo esperaba me apoderé de sus pezones, parecían piedras de lo duros que estaban, los apretaba un poco para luego dejar mis deditos resbalar suavemente por la aureola. El aceite era mi aliado para todas las acciones, dejaba resbalar los pezones entre mis dedos, los hacía deslizarse con suavidad en mis manos hasta tomar su forma dura e hinchada, hacía cosquillas dejando deslizar las yemas de mis dedos circularmente por sus aureolas. Cogía con mis manos todo el volumen de sus tetas y dejaba clavarse los pezones en mis palmas… uffff, no puedo recordarlo sin que mi cuerpo se estremezca. El volumen de sus gemidos era ya altísimo y cualquiera que pasase por el pasillo del hotel los oiría claramente. No nos importaba nada. Ana se movía sobre mis manos abiertas sobre sus pechos, estaba loca porque los amasara, porque los masajeara, y yo la dejaba hacer. De vez en cuando, para poner más tensión al asunto, quitaba mis manos para distraída y lentamente coger más aceite de almendra dulce para extendérselo. Eso la enrabietaba y yo jugaba con ella, entre gemidos dijo “pero si estoy ya empapada” y ahí sí aproveché la ocasión.
 
“Sí? Estás empapada Ana? Vamos a verlo ahora mismo” y me levanté cogiendo en un único gesto su pantalón y su tanguita y lo deslicé por sus piernas hasta que salió por los pies. No puso ninguna objeción. Tampoco nos importaba nada que se manchase, de todas formas el tanguita estaba empapado y cierta parte del pantalón también. Pasé mis dedos por su coñito, suave suave porque estaba completamente depilado, tenía un color rosa precioso, brillante por sus fluidos y los labios uuufffff los labios estaban hinchadísimos. Deslizaba mis dedos sobre ellos sintiendo sus ondulaciones divinas. Metía un dedo, luego varios dentro, llegaba a su clítoris y me detenía allí unos segundos para retirar repentinamente la mano con un roce. Estaba crecido. Crecido en todos los aspectos pues sus gemidos me hacían sentirme así. Con decisión la puse en posición de perrito situándome detrás. Cuando mi polla durísima la tocaba y pensaba que la iba a penetrar, yo volvía a coger la botella de aceite y me entretenía con sus glúteos o con otra parte de su cuerpo. Cuando empezaba a protestar o quería cambiar su posición para acariciarme, o coger mi polla no la dejaba. Se ponía nerviosa porque quería tener en su poder esa parte de mí. Y yo empezaba a hablarla:

qué quieres Anita?
Acariciarte
Dónde?
En tu sexo
Jajajajaja en mi sexo?? Te refieres a mi polla?? A ver cómo sale la palabra “polla” de esa boquita tan educada
Jooooo luiisss, déjameeeeee –ponía voz de niña pequeña-
Pero qué es lo que quieres realmente? Quieres mi polla? En tu boquita? En tu coño? –decía yo mientras mis dedos se recorrían los rincones de su sexo para detenerse en su clítoris-
Por favor, por favor, no seas malo… penétrame
No sé lo que es penetrar Ana
Jooooo –otra vez ponía voz melosa-
Ahora no eres una chica bien, ahora eres una viciosa que quiere que la follen como nunca lo han hecho, y como eso tienes que hablar, como una puta
Follameeeee cabrón!!! –ahí me sorprendió, parecía que estaba deseando entrar en el juego-
Ahora mismo voy…

En realidad estaba loco por hacerlo. Me moría por ello y no usé mi técnica infalible de la penetración lenta, larga y continuada, sino que se la clavé de un golpe. No lo he dicho antes pero tengo una polla de dimensiones más que aceptables y ahora la estaba usando para que la sintiese bien… era una chica genial, una diosa y la tenía en posición de perrito, delante de mí, preciosa, gimiendo, llena de aceite, con su pelito castaño recogido pero del que se habían escapado algunos mechones, y yo la embestía metódicamente, como me gusta a mí, cambiando el ritmo de despacio despacio a fuerte fuerte en función de sus gemidos.
Ahora ya le combinaba comentarios cariñosos con otros bruscos y soeces. Tan pronto decía cariñosamente “Ana, cielo, que guapa estás así, tienes que estar más veces en este estado que te gusta mucho, eres la mejor mi niña”, como simulando ser más agresivo “Voy a sacar de ti a la zorra que llevas dentro, yo sabía que algún día te iba a hacer comportarte como una puta”, y repetía “como una puta, y ese día ha llegado, mi puta” resaltando el mi. Ella sólo gemía, respiraba fuerte, estaba fuera de sí. Nuestros cuerpos resbalaban por el efecto del aceite creando una sensación continua de sensualidad. Mis manos deslizaban por sus pechos, recorrían su espalda o cogían los huesos de su cadera para manejarla a mi antojo. Me quedaba muy poco para correrme y sabía (eso me lo había contado ella alguna vez) que a ella le solía costar bastante así que la ordené, cambiando a imperativa mi voz anteriormente dulce “Ana, tócate que quiero ver como una chica bien se toca su coño de viciosa, quiero ver como se corre como una perra en celo”. Notaba que el uso de palabras soeces la ponía muy muy cachonda, y no quería perder la ocasión de usarlas “Esto es lo que querías? Ana. Pues yo te lo daré porque te lo mereces. Porque te gusta mucho. Porque soy el mejor. Porque ahora eres mía, mi puta, y voy a usarte. Sí a usarte, a follarte, como a ti te gusta, ¿no te ves como estás?” Notaba que se empezaba a convulsionar y, tras llenármelo de saliva, empecé a jugar con mi dedito por la entradita de su orificio más cerrado, aunque con el aceite que había por todo su cuerpo no hacía falta saliva. Mi dedito sólo jugaba, no quería distraerla de sus tocamientos ni de la penetración que la estaba aplicando, sólo lo trabajaba con mi dedo y lo introducía ligeramente para que sintiese que estaba totalmente en mi poder y se sintiese doblemente penetrada.
Haciendo esto estaba cuando empecé a notar contracciones desde su interior, se convulsionaba y ahora casi gritaba. Comenzó un orgasmo prolongado, profundo, se clavaba contra mí y sentía los espasmos que partían de centro de su cuerpo, de su sexo, sentía su tacto interior, mientras trataba de poner la mente en blanco para aguantar un poco más. Ocasionalmente, cogía en un puñado todo su pelo y tiraba de él para colocar su cabeza de forma que viese los gestos de su carita. Pasaba mi mano por su columna vertebral consiguiendo añadir intensidad a los escalofríos que estaba sintiendo. De todo ello me quedo con la expresión de vicio de su cara, pero también con la fuerza que ponía en clavarse en mí… estaba tan alucinado que me olvidé de mi propio placer físico.
 
No sabría decir cuanto tiempo se prolongó esta fase de éxtasis, pero fue larguísimo e intenso. Fue como una explosión de las muchas horas de atracción física contenidas. Aunque yo seguía moviéndome despacio, poco a poco ella se fue relajando en su respiración, y me di cuenta que emitía sonidos suaves “ummmmm” “ummmmm”. Estaba ronroneando suavemente, como una gatita, y eso me devolvió a la realidad: yo estaba tremendamente caliente y ella estaba en mis manos. Tumbada lateralmente con mi polla aún clavada en su sexo. Deslizando mi piel sobre la suya, la coloqué tumbada de espaldas situándome yo sobre ella. Aún recuerdo la sensación del aceite en nuestros cuerpos. Como los movimientos que hacía sobre ella conllevaban un amplio deslizamiento cuerpo sobre cuerpo, piel sobre piel… con un punto de referencia sobre el que pivotaba todo, mi polla enterrada en su coño entre una humedad brutal.
Sus curvas, su piel suave y tersa, dorada, brillante, sin un único vello contrastaba y a la vez encajaba a la perfección con mis músculos, mis brazos, mi abdomen, mi pelo negro, el reflejo de mis venas azuladas. Sobre la cama completamente deshecha, nuestros cuerpos libres, con todo envuelto en una película de aceite de almendras dulces, que daba un olor característicamente morboso a la habitación. Me dediqué unos momentos a pasar mi lengua por sus pezones, por sus aureolas, pues me entró una cierta urgencia por aprovechar todos los recursos de su cuerpo que quizá nunca más volverían a estar en mi poder. Sujetó mi cabeza para controlar los movimientos de mi cabeza e, instintivamente, sujeté sus muñecas mientras seguía con mi lengua en sus pezones. La estaba volviendo loca, lo notaba, parecía que lo que hacía sobre su pecho se reflejaba en movimientos espasmódicos en su abdomen. Se revolvía contra el control que ejercía sobre su cuerpo.
No sé cómo lo hizo, pero en un movimiento rápido me volteó repentinamente situándose sobre mí. Me había salido de ella, pero en un gesto y con una sonrisa de triunfo se clavó ella solita sin usar las manos. Me dijo “¿ahora qué?” y empezó a frotarse moviendo sus caderas como una bailarina de danza del vientre. Estaba fuera de mí, y ella se reía. Continuaba moviendo su cuerpo sobre mí, que ahora estaba tumbado de espaldas, aprovechando los efectos del aceite. Se clavaba en mí como si estuviera poseída, se frotaba contra mí. Notaba que se estaba masturbando con mi cuerpo como si yo fuera un maniquí, un muñeco… dominando completamente la situación. Y yo, con esa diosa haciendo esto sobre mí, ya no podía aguantar más. Le dije “me falta muy poquito, cielo”, ahora era cariñoso, había asumido que ella me manejaba. Y me contestó acompasando sus palabras a sus movimientos “pues dámelo, dámelo, dámelo todo”. Oírle decir eso me sacó completamente de mis casillas y empecé a correrme, a correrme como un animal. Toda la tensión que tenía acumulada de todos los días que había quedado con ella, del viaje, de las veces que me había masturbado con ella en mis pensamientos salió en un orgasmo intenso y brutal… uno de los mejores de mi vida, escalofríos incluidos.
Nos desplomamos en la cama, aún acoplados, ella sobre mí resbalando en aceite de almendras dulces, jadeando después del esfuerzo realizado… ahora le aplicaba un tratamiento de pequeños besitos por todo su cuello y ella correspondía besando las palmas de mis manos. Cuando estábamos más relajados me dijo “gracias guapo, muchas gracias por invitarme a tu viaje y por ser un sol conmigo” y yo sentía sus palabras como puñales. Estaba claro, presentía que iba a continuar diciendo las palabras que todos hemos oído alguna vez, esas que dicen que esto no tenía que haber pasado… que tenemos que ser amigos… etcétera. De hecho, Ana suele decir que soy un “solete” porque sabe que me cabrea y yo le digo que soy un “chico malo”.
Lo cierto es que se habían acumulado muchos sentimientos y yo, que nunca lloro, casi tenía lágrimas en los ojos esperando las fatídicas palabras de retirada cuando me dijo “Carlos, vamos a hacer en este viaje el mejor sexo de nuestra vida… y luego ya veremos, sin promesas ni compromisos, pero este viaje es nuestro”.
Sobre los episodios que tuvimos en el resto del viaje escribiré nuevos relatos. Adelanto que ya estábamos desatados.
Carlos López diablocasional@hotmail.com. Gracias 🙂

Relato erótico: “LAS GEMELAS II” (PUBLICADO POR JIHNM)

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LA LLEGADA DE MI SUEGRA…

Una noticia nos sacó de nuestra tranquilidad, cuando se anunció que la madre de las gemelas, mi suegra, llegaría en plan de visita para conocer al futuro miembro de la familia y esposo de una de sus hijas.

Yo por supuesto tuve que regresar al chalet, por eso de las apariencias.

La fuimos a recoger al aeropuerto, en vista que ella era residente de otra ciudad, que era muy reconocida por su actividad industrial.

Cuando me la presentaron, quede cuadrado por lo impactante de toda ella.

Sus hijas eran guapísimas, pero ella a pesar de su edad (46años, como luego descubrí), era un manjar especialmente para los dioses.

Era súper elegante, más alta que sus hijas como 1.75 metros de altura y su cuerpo era sin duda la plantilla original, de todos los atributos que caracterizaban a las hijas.

Unos ojos azules y un pelo largo y rubio le daban una belleza digna del porte de una reina.

Muy alegres, llegamos a la casona y abrimos una botella de champagne para brindar por la ocasión.

Tenían una  sabrosa cena y la velada fue de lo más familiar rematada con los tradicionales regalos de bienvenida.

 

Al día siguiente, la suegra quería saber más de mí y se sintió muy alegre por mis respuestas, pero aclarándome al final que le había quitado una gran preocupación, porque al menos una ya tendría marido no sin antes echarse a reír  y expresar sin tapujos que pensaba que eran tortilleras por la edad que tenían y no haber encontrado marido.

Y siguió diciendo…

Mis padres eran de origen alemán y salieron de Europa, huyéndole a la guerra, mis abuelos murieron en la primera y mi padre nos embarcó para salir en 1937 cuando apenas tenía meses de edad.

Mi padre era un excelente contador y administrador, y al llegar a estas tierras se hizo muy amigo de uno de los hacendados más ricos del país y fue hasta que tenía 15 años, que el hijo único del señor, al cual mi padre serbia, me pidió en casamiento y la boda se concertó y a los 16 fui madre de las gemelas que tú ya conoces.

Mi difunto marido era 20 años mayor,  y quince años después de casados,   murió de cáncer.

Antes que me hagas la pregunta, te diré que nunca me volví a casar por varias razones aunque propuestas he tenido muchas,

Una de ellas era por no darles un padrastro a mis hijas y otro por amor a mi difunto marido y  otra razón porque muchos me consideraban una cabeza hueca y les interesaba el patrimonio que herede, y no sabían que tenía un padre, que me enseño como llevar las riendas y las cuentas de todo lo que tengo y que será la herencia para mis futuros nietos.

 

Como ves, soy una madre muy preocupada por sus hijas y tú has sido la respuesta a mis plegarias, para que una de ellas forme un hogar y me de los nietos que hereden mi fortuna.

Pero cambiando de tema, traigo asuntos que resolver en varias secretarias de gobierno y mañana me tengo que reunir con mis abogados y quiero que estés presente para que me asesores en los planteamientos que me van hacer y tú te vayas enterando de las cosas de la familia.

A la mañana siguiente me despedí de mis dos amores y al poco rato salió aquella majestuosa y soberbia mujer que realmente tenía una cara,  un cuerpo y un  trasero, para provocar un infarto con solo verlo.

YA en el automóvil, como que le gustaba tirar bromas y en un cruce del camino, estuve a punto de colisionar con otro automóvil, y en tono burlesco y con gracia me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME LAS PIERNAS.

 Se rio como nunca y   yo solamente me sentí  totalmente apenado y viendo mi estado me dijo, ES UNA BROMA, JAJAJA.

Llegamos a la oficina donde la esperaban, y pude observar que era una mujer con voz de mando y que no se andaba con rodeos para decir al pan, pan y al vino, vino.

Era una mujer de carácter fuerte, pero al mismo tiempo, amable simpática y de trato elegante pero claro.

Terminamos y me pidió que quería ir de tiendas porque quería comprar algo para sus niñas y para ella.

Entramos a una lujosa tienda por departamentos y se fue al de damas mientras tanto yo me entretuve en el de caballeros.

Estando ahí me acorde de las medidas de las gemelas y fui al sector de lencería y busque la ayuda de una de las vendedoras de ese sector y le pregunte qué era lo que más estaba de moda  en ese tipo de ropa interior y me trajo unos conjuntos de lo más eróticos de origen francés, le di las medidas y los escogí en color rosa para Rene la coqueta y amarillo para Remy la seria y pedí que me los envolvieran en un empaque de regalo,

Después fuimos a comer a un fino restaurant y al caminar en la alfombra, casi hice un traspié y riéndose nuevamente me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME EL TRASERO.  JAJAJAJA…

Esa  mujer era increíble y muy liberal, una vez que  se sentía totalmente en confianza para hablar, y valiéndome de sus bromas y al doble sentido que utilizaba en sus frases me atreví a preguntarle.

¿Querida suegra, siendo tan hermosa y en la flor de la vida, como hace para estar sin marido?

Y su respuesta…

 

Sin sexo querrás decir.

Mi querido yerno, yo soy una mujer muy práctica pero tampoco soy insensible, como toda mujer tengo mis calenturas, y en esas ocasiones tomo un vuelo a cualquier lugar, donde nadie me conozca, y curo mi malestar.

Sinceramente estalle de la risa por lo gracioso y la forma tan peculiar de contestar.

Para rematar acoto.

Pero eso sí.

No me gustan los compromisos.

Si la aventura fue muy buena, se repite cuando hay la oportunidad

 

Si no, adiós y hasta la vista

Querida suegra, me encanta su forma de ser y quiero conocerla mejor, especialmente para averiguar que otra clase de monerías se guarda dentro de sí.

Me estas adulando, eres un perverso y ya veo porque mis hijas están fascinadas contigo

Pero conmigo no la tendrás fácil, me ganaras hasta que te vea casado con una de ellas.

Cuando íbamos saliendo del restaurant como que tropezó con el mismo obstáculo que yo encontré al entrar, que casi se va de bruces hacia delante, si no es que la tomo de las caderas para detener su caída.

AL FIN SE TE HIZO, QUERIDO YERNO…JAJAJAJA

Esa mujer como que me leía el pensamiento, y en verdad estaba loco por tocar aunque sea esa parte superior de sus nalgas, que como maestro catador, eran de una dureza extraordinaria.

Durante el camino de regreso, me pidió que fuéramos a la clínica de su médico y le pregunte.

¿Se siente mal?

Y me contesto…

Estoy más sana que un roble, y el medico que voy a visitar es un especialista en estética y cirugía plástica, el me levanto los pechos y ahora me están saliendo unas pequeñas arrugas en la frente y los parpados y además odio la celulitis y voy a consulta a ver que me recomienda.

Cuando llegamos a la clínica, y se presentó con su nombre de pila, fue la primera vez que lo escuche… BRIDGETT……

Cuando salió de consulta le pregunte…

¿Por casualidad no se quiso propasar el medico?, ja.ja.ja.

Y me contesto

Ya está muy viejo y aunque quisiera, ya no puede.

Desde ese día, nuestra relación de suegra y yerno, parecía la de unos viejos amigos, que se la pasaban de broma en broma.

Mi trabajo en la embajada, me dejaba mucho tiempo libre, el cual aprovechaba con mi suegra, para salir cuando ella me lo pidiera.

Razón por la cual, me desatendí  de mis gemelas, pero al mismo tiempo me agradecían, por mis atenciones para con su madre.

Cierta mañana que me levante tarde como a las 10 am. En vista de una visita nocturna de mis gemelas, que llegaron a modelarme el regalo que les compre,

Salí al patio y cuál es mi sorpresa.

Que mi bellísima, escultural y voluptuosa suegra, está en un pequeño traje de baño tomando sol en la alberca.

Me acerque donde estaba ella y sonriendo me dijo…

SE TE VAN A SALIR LOS OJOS…JAJAJAJA

Querido yerno, no alcanzo mi espalda, me podías poner aceite para evitar las quemaduras del sol.

Agarre el bote y me senté a un lado de ella, que estaba acostada boca abajo en una toalla sobre la grama, e inicie mi faena.

Su espalda era ancha y carnosa y a la vez muy tersa y delicada, le dije que se quitara los tirantes de la espalda del sujetador, porque si no, le quedarían marcados en la piel por el sol, a lo que contesto.

DESABROCHALOS, POR FAVOR.

Regué el aceite por toda su espalda, hasta llegar a sus caderas y vuelvo a escuchar.

SE TE HIZO OTRA VEZ QUERIDO YERNO…JAJAJAJA…

Al tener contacto mis manos con su piel, sentí como una descarga eléctrica que despertó mi verga con una tremenda erección, que casi era imposible de ocultar, en aquellos diminutos pantalones cortos,

SIGUE CON MIS PIERNAS, MI NIÑO.

En la medida que esparcía el aceite en sus gruesas y duras piernas mis pensamientos y mi vista se perdían en admirar y soñar con poseer, ese voluminoso y espectacular trasero.

Sinceramente mi suegra, con ese cuerpazo y esa cara, jamás aparentaba la edad que tenía y más bien cualquier persona al verla junto a sus hijas  hubiera pensado que era la hermana mayor de las tres.

Mientras acariciaba sus pantorrillas con el aceite, separaba sus piernas y me dejaba ver su primorosa vulva, y al mismo tiempo demandaba…

MAS ARRIBA MI CIELO..

Y producto de mi alucinación y deseo, me atreví a masajear su entrepierna casi rosando la tela que cubría su vagina.

Cuando hice esa acción, puedo jurar que escuche un gemido y se dio la vuelta inmediatamente y su vista se clavó en la bragueta para ver mi erección.

Para disimular me di la media vuelta y me lance al agua de la alberca.

Me siguió y se puso a jugar conmigo como si me estuviera ahogando por la fuerza.

Viendo, lo que podría pasar de seguir el juego me despedí de ella y me fui a mi chalet.

Otro día más.

Estoy sacando mi automóvil para ir a la oficina, cuando de pronto sale por la puerta y me dice…

Héctor me vas a dejar sola en casa para que me aburra como una ostra.

¿Puedes llevarme contigo?

¿Claro que si querida suegra?

Llámame BRIDGETT por favor, subo por mis cosas y ya regreso.

Pasaron los minutos y de pronto se escuchó un grito.

Entre rápidamente a la casa y la encontré en el suelo con una mueca en la cara de gran dolor.

 

  Me dijo que se había caído al bajar la escalera y que tenía un fuerte dolor en todo su lado derecho y que la ayudara a volver a su habitación, para acostarse porque no aguantaba el dolor.

La cargue en mis brazos y la lleve hasta su cama.

Y me pidió ayuda para bajar la cremallera de su vestido y todo paso tan rápido que solo quedo en una finísima ropa interior

 Por lo que salí disparado de su recamara, porque de seguir ahí un minuto más, me hubiera tirado sobre ella.

 

Pasaron 15 días desde que llego mi querida suegra, y una noche al regresar y bajarme del automóvil escucho un tremendo relajo dentro de la casa, en el que madre e hijas se decían las cosas a gritos y mi nombre se escuchaba como punto de discordia,

Me fui directamente a mi departamento y espere al resultado final.

Mi coqueta apareció al cabo de las horas y me dijo…

Mi madre descubrió que tú vives para las dos y empezó a darse cuenta cuando vio la lencería que yo usaba y recordó que te había visto comprándola  en la tienda y le pregunto a Remy, que le enseñara su regalo y pregunto…

 ¿Por qué un novio compra ropa interior para su novia y su cuñada?

Además nos ha visto en nuestras escapadas en la madrugada, cuando venimos a visitarte.

Así también en nuestro comportamiento cuando estamos contigo.

 

Al cabo de media hora apareció Remy, y los tres no abrazamos en completa paz.

Les pedí que regresaran con la madre y que entendieran su dolor.

En la mañana cuando estoy por subir a mi automóvil, veo una nota en el vidrio sujetada por una de las escobillas del limpia parabrisas que decía…

Quiero hablar con usted antes de partir a mi ciudad, lo estaré esperando en el hotel tal,  a las 2 pm, pregunte en recepción por el número de habitación, …BRIDGETT

 

Llegue al lujoso hotel, con algo de preocupación, pero luego de pensarlo me dije…AL TORO POR LOS CUERNOS… y subí a la habitación.

Toque a la puerta, y aquella teutona rubia, vestida en una forma majestuosa, soberbia y elegante, me abrió la puerta y al solo cerrar, me coloco en plena cara, una fuerte cachetada, para después decirme.

Dele gracias a Dios que no soy hombre, porque si no hace horas le hubiera pegado un tiro, por pervertido y por haber engañado a mis hijas, de la forma como lo hizo.

Perdone señora…

Cuando me conoció, lo primero que me dijo que yo era la respuesta a sus plegarias, porque pensaba que sus hijas eran “TORTILLERAS” y cito textualmente, el adjetivo que usted uso.

Ahora resulta que soy un pervertido, por convertirlas en reales hembras, al igual que su madre.

.

Son tan bellas, lucen iguales, pero son tan diferentes que al final me fue imposible decidirme por tal o por cual y antes de decidirme por una, prefiero perderlas a las dos, para no hacerle ningún daño a ninguna de ellas.

A lo cual respondió…

 

Es un descarado, y ahora quiere aparecer como si usted fuera la víctima, cuando es nada más que un gigolo profesional, que a engatusado con sus atributos de hombre a dos indefensas mujeres necesitadas de amor y enfermas por sus traumas psicológicos de juventud.

Disculpe divina señora, pero quien habla de gigolo, cuando usted pasó provocándome con sus bromas de doble sentido, al grado que me pidió que le untara aceite, cuando estaba medio desnuda y me provoco una descomunal erección al ver semejante cuerpo, que tuve que escapar a como diera lugar, para que no viera mi estado de excitación,

 Y estuvo a su vez.

Siguiéndome dentro de la alberca para seguir con su provocación.

Seguidamente, me pidió ayuda para quitarse el vestido, con toda la intención de que la viera en su ropa interior y no tuve más remedio que salir huyendo porque de lo contrario  mmm…

Está bien, soy un gigolo, pero usted acepte que quería quitarse la calentura conmigo,

Como se atreve insolente y levanto su mano para darme otra bofetada, pero le detuve su mano en el aire,  la tome por la cintura y le di un beso en esa deliciosa boca con todo y lengua

  Su esbelta hermosura y un cuerpo estilizado, producto del trabajo en un gimnasio, hicieron posible que se separase de mí.

Volví nuevamente y la tome de la cintura y me fui directamente al cuello para besarla y mis manos  fueron a apretar y acariciar sus enormes nalgas y su voz de protesta se escuchaba.

 

Deténgase por favor, o llamo a la policía y lo acuso por intento de violación.

Si me van acusar por algo, no va a ser por intento.

Estúpido, ¿quién se cree que es?

No sabe con quién se está metiendo

Claro que lo sé, con la mujer más bella, que me volvió loco de deseo desde la primera vez que la vi.

No sea tonto, y compórtese como el caballero que creí que era

Usted lo dijo, “ERA”, no sabe  usted,  que estas piernas y estas nalgas, le hacen perder la razón a cualquiera y eso usted bien lo sabe, porque las utiliza a la perfección.

En un momento de nuestro forcejeo,  pego contra una pared y una de mis manos libres se fue en busca de una de sus tetas y logro tocarlas a través del sujetador que la resguardaba.

Cuando sintió mi mano, reacciono con más fuerza, pero nuevamente la bese y ella me esquivaba girando su cabeza.

Volví a utilizar mi mano, pero esta vez la lleve por un recorrido por encima de su falda hasta levantar  su ruedo  e introduje mi mano en medio de sus piernas, las cuales cerro con toda su fuerza, lanzando al mismo tiempo, la mayor cantidad de insultos, al saberse que solo a escasos centímetros,  su intimidad más protegida, estaría al alcance de mi mano.

 

Presione con más fuerza y mis dedos  detectaron la seda de su braga,  mi dedo medio lo coloque en posición, y sentí como el mismo, estaba sobando su clítoris y su concha, en toda su totalidad.

ESTAS CALIENTE EN VERDAD BRIDGETT, SIENTO TODA TU HUMEDAD.

Sus insultos pararon y su resistencia era casi nula y su boca solo se abrió para responderme con un beso.

Desde que vi tu erección en la alberca pude entender como mujer, porque mis hijas están locas por ti.

Le subí totalmente la falda y mis manos se apoderaron de su hermosísimo trasero y me deleite en un grado demencial, el palpar con mis propias manos su grandiosas nalgas.

Sus manos estaban alrededor de mi cuello y poco a poco bajo su mano derecha buscando mi bragueta y palpar su verga que era la cura que necesitaba,  para su calentura vaginal.

Me baje el cierre.  Saque mi herramienta, le baje apenas  su braga y coloque mi verga muy cerca de su concha y agachándome un poquito y con la ayuda de mis dedos, y dando un leve empujón la punta de mi glande estaba dentro de ella,

Me la estaba cogiendo parado y con toda nuestra ropa puesta,

Ella trataba de abrir sus piernas pero sus bragas a medio bajar se lo impedían.

Casi llorando me decía…

METELA HASTA DENTRO,

ASSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

DIOS MIO,

NUNCA ME HAN COGIDO ASI.

QUE SABROSO

TENIAS RAZON HECTOR, TUVE CALENTURA DESDE EL PRIMER DIA QUE TE VI.

QUE VERGA TIENES HIJO, CON RAZON MIS HIJAS ESTAN LOCAS POR VOS.

MI QUERIDA BRIDGETT, TE VOY A DAR UNA COGIDA, QUE UN DIA VAS A QUERER REPETIR, Y ESO TE LO JURO.

Se la saque, y le baje totalmente la braga, la tire al piso y le abrí las piernas y se la deje ir hasta el fondo y le pregunte,

¿Qué le parece querida suegra, la inyección está a su medida?

Me quedo viendo a los ojos y me dijo…

SOS UN AMOR Y LO QUE ME ENCANTA ES  LO GRUESA Y EL LARGO JUSTO PARA MI.

Mi querida  BRIDGETT, hoy te vas a sentir diferente y lo vas a saber mejor, cuando compares tu mejor noche en el pasado, con lo que va a pasar especialmente  este día, Te juro que lo vas a recordar por siempre.

Le levante al máximo las piernas, y le metía la verga a máxima velocidad y al cabo de cinco minutos la escucho clamar…

 

HIJITO MIOOOOO, QUEEE RICOOO COGESSS,  PAPITOOOOO  MIOOOOO,  ASIIIIII MIIII  CIELOOOO.

ASIIIIIIIIII    ASIIIIIIIII     ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII  

Me abrazaba, me besaba  y yo todavía ensartado dentro de ella con mi verga haciéndola palpitar para que sintiera que aún había para largo rato.

Nos levantamos del piso y nos dirigimos al baño, durante ese pequeño trayecto nos fuimos desnudando pieza por pieza, y al quedar completamente desnudos,  mi deseo estaba haciéndose mayúsculo, el trasero de esa alemana era algo digno de admirar y solo una promesa me hice para mí mismo.

QUE ESE DIVINO CULO, SERIA MIO ANTES DE TERMINAR LA NOCHE.

Llegamos al baño y después de una corta ducha su primera reacción fue agarrar mi verga y darle de besos  a todo su largo y grosor.

Y sus frases eran…

Que linda paloma, quisiera tenerla dentro de mí, por toda la vida.

Mi bella y linda suegra, esta verga será suya todas las veces que usted quiera.

Y como una poseída se la metía en la boca, queriendo tragársela entera y la soltaba porque se escapaba de ahogar, al final decía que no se iba a rendir hasta tragársela entera así le tomara el tiempo que fuera para darse ese placer.

 

 

 

Le pedí que me acompañara y la lleve a la cama y que buscara el aceite que me pidió que le untara cuando estábamos en la alberca.

Me dijo que tenía algo mejor y me dio un bote de crema aceitosa, que tenía un olor y fragancia como si fuera una loción francesa.

La hice que se recostara y comencé a esparcir la crema por sus adorables lolas, que al contacto de mis manos con sus pezones, se transformaron en sendos pitones capaces de sacarle un ojo a cualquiera.

 Sus ojos se fueron cerrando poco a poco y mis manos ya se encontraban masajeando su pelvis,

Algo que me llamo la atención fue el poco vello  púbico y el color miel que tenían, le masajee suavemente su vagina y su clítoris se mostraba todo respingón, listo para entrar en acción.

Frote  sus admirables piernas y le ordene que se diera la vuelta.

Al mismo tiempo que decía en voz alta, para que me escuchara.

 

Así soñaba con tener este culo, cuando lo admiraba como un perdido, soñando que sería  mío, algún día.

Y ahora no es un sueño, 

¡Es mío!

Si hijito, es suyo pero cójame que ya no aguanto más.

Le besaba las nalgas y buscaba la crema para untar una buena cantidad, y luego lo pasaba  por su orificio anal  y esparcía la crema alrededor y dentro de él.

Hundí mi cara en medio de sus nalgas y mi lengua y labios se adueñaron de esa zona.

Roce con mi lengua  su estrecha entrada,

 Que provocaron que mi adorada y preciosa suegra, levantara su trasero, por las extrañas sensaciones, que esas únicas y placenteras caricias,  se avivaban por primera vez en ella

HIJITO LINDO, QUE ME ESTAS HACIENDO, QUE EXTRAÑO, PERO QUE SABROSO, LO QUE ME HACES SENTIR.

Le  pedí que se volteara nuevamente, y me lance en busca de mi roja cereza y nuevamente mis labios y mi lengua  se convirtieron en los autores materiales del indescriptible asalto que sufrió ese pequeño botón, que fue incapaz de soportar lambidas, chupetones y más que una pequeña mordida,

 Al escuchar sus lamentos y quejidos de placer de mi adorada suegrita, le anuncio en voz alta……

ESTO ES PARA QUE TE ACUERDES DE MI.

Y coloque mi dedo medio, en la entrada de su recto y la fui penetrando.

Y de repente escucho una frase larga y tendida.

YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA     HIJITOOOOOOOOOOOOOOOO  MIOOOOOOOOOOOOOOOOO

Me levante de la cama y entre al baño a ducharme. Y al  salir busque mi ropa, y me acerque a la cama donde yacía mí suegra y le dije.

 

 

Vístase que la espero en la cafetería del hotel, para comer algo, porque todavía le falta lo mejor, cuando le pegue la cogida que nunca olvidara.

Como a la media hora bajo y hay que decirlo, mi deliciosa y escultural suegra, lucia radiante y sin dudarlo era la joya de la corona, por su porte, elegancia y belleza.

Su vestimenta era impecable, y muy sonriente se sentó frente a mí,  en un pequeño rincón, que yo había escogido, para proteger nuestra intimidad.

Mi querido Héctor, tengo que felicitarte, hoy me hiciste dos cosas que nunca  me hicieron antes, coger parados fue increíble, cuando sentí tu paloma dentro de mi  te juro que tuve mi primer orgasmo, y es que tienes una verga tan gruesa,  que solo al recordarme que la tuve dentro de mí.

 Estoy, más caliente que la primera vez, y quiero que me cojas otra vez,

La segunda, cuando me besaste el trasero, porque sentí un escalofrió que corrió por toda mi columna y que fue como un estallido interior al sentir tu dedo, entrando por mi ano, dentro de mí…

Con razón tienes locas a mis hijas y si todavía dices que me falta lo mejor, tal vez me una al club,

 

 

 

 

La forma tan clara y sincera, para confesarme sus emociones, sentimientos y deseos que tuvo en su intimidad conmigo.               Me hizo recordarme, que cuando trate de analizar su personalidad en nuestros primeros encuentros, nunca estuve equivocado y que esta preciosura de mujer era el premio mayor de la lotería, le encantaba el sexo, pero no en cantidad, si no, que en calidad,

Por eso me atreví, a confesarme con ella.

Mi hermosa y soñada Bridges, ahora que hicimos el amor estoy más confundido todavía, por un lado, amo a tus hijas, pero por el otro, estos últimos quince días me han hecho soñarte, desearte y amarte como un adolecente que se enamora de su maestra , y ahora solo quisiera pasar el tiempo haciéndote el amor.

Héctor, hijito mío, usted me ha hecho venir tres veces en menos de dos horas y  si ya termino de comer, quiero que me vuelva a coger, así que vámonos para la habitación,

BRIDGETT, Solo te quiero pedir un favor, que cuando entremos  te desnudes muy despacio para mi Y  me exhibas ese monumental trasero, cuando lo vayas descubriendo al quitarte tu ropa interior.

Y la función empezó, quitándose una ceñida falda crema que cayó a sus pies  y dándose la espalda se inclinó para recogerla mostrando su colosal trasero, se siguió desnudando hasta quedar en un erótico conjunto de ropa interior, haciéndome la aclaración que era idéntico a los que yo había comprado para sus hijas con la diferencia que el suyo era de color blanco.

Quedo completamente desnuda, solamente  calzando unos  zapatos de tacón alto, que la hacían lucir sencillamente maravillosa al caminar.

Se acercó a la cama y me ayudo a desnudar y solo espero que saliera el bóxer y en segundos se apodero de su tranca.

HIJITO MIO, QUE VERGA MAS LINDA ME VAS A DAR.

La tomo como la vez anterior, la colmo de besos  para luego tratar de tragársela por completo, pero con los mismos resultados.

Te voy hacer el amor, como lo hago con una de ellas y la fui acariciando lo más lento posible, besando sus tetas su cuello y le daba tiernos besos en su boca para luego rematar chupando con ansias  sus pezones,  

Le metí la verga hasta el fondo,  la deje ahí por varios segundos, sin hacer ningún movimiento, para que sintiera el grosor y lo largo y también como aumentaban sus dimensiones, cuando la hacía palpitar.

HIJITO BELLO, QUE RICO COGES MI AMOR,

DEJELA  AHIIII EN EL FONDO,

HAGALA QUE SE PONGA A LATIR CHIQUITO MIOOOOO

Estuvimos en esa posición por más de 15 minutos y luego me tendí en la cama y la invite a que se sentara y  se ensartara sola su tranca, era casi la misma posición, pero con la modalidad que ella estaba arriba, yo seguía pulsando mi verga.

Ella solo se movía para inclinarse, para darme largos besos en la boca o para traerme sus tetas, para que se la chupara o lambiera.

 

 

Y de vez en cuando me susurraba al oído…

SIENTO QUE YA ME VOY A VENIR MI NIÑO.

QUE RICO SIENTO,

Cuando escucho esas frases nos damos la vuelta

 Pongo sus piernas en mis hombros, la embisto frenéticamente a más no poder y siento que exploto dentro de ella, con un enorme chorro, a consecuencia de tanta excitación de esa tarde,  al mismo tiempo mi querida suegrita pega un grito diciendo…

ME CORROOOOO,   SI SISISISI     YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

MMMMMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII CIIIIIIIIIIIIIEEEEEELLLLLLLLLOOOOOOOOOOOOOOOO.

 

Me levanto y veo que en la sabana hay un enorme pozo de jugos,  que una parte parece semen, pero hay algo más.

Mi suegra  medio levanta su cuerpo de la cama y observa lo mismo que yo, y me dice,..

Yo también sentí que explote por dentro.

Nos metimos en la ducha, y no parábamos de besarnos, salimos agarrados de las manos y volvimos a la cama,

¿Héctor, con quien haces el amor  de esa forma tan tierna?

Pues esa es la respuesta, con la más tierna.

Pedimos unos tragos y  algo de comer y mi despampanante suegra se preparó para recibir el pedido y  para abrir la puerta, se puso una nueva ropa interior, se puso una bata y se dirigió a la sala de la suite, para esperar el pedido.

Durante  los aperitivos, volvió a recordar la mancha y me dijo…

Tengo 46 años de edad, y nunca en todas mis relaciones sexuales que he tenido, jamás me había ocurrido nada igual a lo que sentí hoy,

Fue igual a lo que sienten ustedes los hombres al terminar,

Por lo general uno de mujer  se humedece en su zona genital,  pero hasta ahí,

 ¿Qué fue lo que paso hoy?

Para averiguarlo tendré que consultar con mi médico.

Vamos a dejar claro una cosa, tú te quedaras con mis hijas pero te pongo una condición.

  Cada 15 días tendrás que venir a mi ciudad con el pretexto de ponerte al corriente con los asuntos de la familia, y curar mi calentura por un periodo de tres días,

¿Aceptas mi cielo?

No mi reina, que sean cuatro, cada 15 días,

 

 

  

Nos fuimos a la habitación, le quite la bata y se subió a la cama, le dije que se pusiera como una gatita en cuatro patas, para que me enseñara el trasero y haciendo gala de una erótica coreografía, movía su culo  mientras seguía mis gestos y  movimientos, con una picara mirada,

Mientras tanto yo, buscaba y tomaba el bote de crema aceitosa.

Le acaricie las nalgas con mis dos manos, baje la braga totalmente y coloque mi verga en la entrada de su concha y de un solo empujón se la deje ir hasta el fondo, le di ritmo a mis embestidas y cuando la escucho jadear, le pego la primera nalgada, acelero el ritmo y le asesto otra nalgada más fuerte y comienza el coro celestial.

MAS MI NIÑO,  MASSSSS, MASSSSSSS   FUERTEEEEEEEEE

Le aprieto las nalgas con fuerza y las azoto, me inclino para morderle la espalda con mis dientes y sus reacciones son una mezcla de placer y dolor, aumento la velocidad y…

DAME VERGA NIÑO HERMOSO,    HASTA EL FONDO…. SSSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIII PAPITOOOOOOOO

Saco mi tranca y palpo su concha con mis dedos, abro el bote de crema aceitosa, y  la  riego por todo su orificio anal y coloco mi verga enfrente de su ano le doy dos fuertes nalgadas y empujo mi verga y pega el grito…………..

ESTUPIDO, PENDEJO NO TE ATREVAAAAAAAAAASSSSS

SACALA IDIOTA, ES MUY GRANDE Y GRUESA

TENGO MUCHO DOLOR

 

Pero mi glande, ya está dentro, le doy varios azotes más y le digo en voz alta.

 DESPUES VAS A ROGARME POR QUE TE LO VUELVA HACER…

La tenía por la mitad, le acariciaba sus nalgas baje a buscar mis lolas y por ultimo mi dedo medio busco su clítoris y el coro comenzó de nuevo,

DESPACIO MI NIÑO, ES MI PRIMERA VEZ Y DUELE MUCHO,

Me detuve un rato dándole tiempo a su esfínter para que se dilatara y en la primera oportunidad se la deje ir hasta el fondo.

ESTABA TOTALMENTE ENSARTADA,

Me quede totalmente congelado en esa posición por dos o tres minutos,  para luego reiniciar lentamente una a una mis embestidas.

¿QUE SIENTES SUEGRITA BELLA Y HERMOSA?

DESPACIO PAPACITO LINDO, ME HAS CONVERTIDO EN TÚ PUTA, PERO AHORA TÚ VERGA, LA CONSIENTO CON TODO SU GROSOR

Mis empujes cobraron velocidad  y tras varias nalgadas con la palma de mi mano, mi verga se movía dentro, con toda normalidad y  comodidad,

Le tome una de su manos y le lleve  a masajear su clítoris y sus cantos de placer aparecieron en sus tonadas.

PAPACITO BELLO, QUE ME HAS HECHO, EN QUE CLASE DE PUTA ME HAS CONVETIDO, PORQUE SIENTO TANTO PLACER

MÁS FUERTE MI NIÑO, QUE CULEADA POR DIOS

Y debido al canto de placer de mi suegra, sentí que estallaba dentro de ella y al mismo tiempo mi reina hundía la cabeza en la almohada y exponía en toda su exuberancia su hermoso trasero y una onda de placer recorrió todo su cuerpo en un éxtasis que la sumergió en una profunda calma.

PAPITO MIOOOOOO, HIJITOOO DE MI CORAZONNN…

QUEEE RICOOO  COGESSS MMMIIII REYYYY     MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM

 

 

Me levante de la cama  decidido a darme una buena ducha con jabón, a causa del olor que se me había impregnado, de algunos residuos de heces fecales, de mi preciosa suegra.

 

Me fui a la sala a buscar algo de beber y como a los 15 minutos  aparece mi desflorada suegra y me dice,

Mi tierno precioso, mi primer marido me quito mi virginidad a los 15 años.

 Y tu demonio hermoso, me rompiste el culo a mi edad, eso te convierte en mi dueño absoluto y te ganaste el derecho de ser mi segundo marido en su total y legitima propiedad

 De aquí en adelante soy tu puta y quiero que hagas conmigo lo que tú desees  o quieras hacer en la cama,  porque ere mi amor y señor.

La quede viendo con mucha pasión y le dije…

Súbase a mis piernas que  quiero meter mi verga en el único lugar al cual realmente pertenece…

Se quitó la braga que traía puesta y se acomodó entre mis piernas y tomando mi verga con su mano, la dirigió con mucha seguridad en su deliciosa concha y se ensarto en ella,

Pasamos como media hora  diciéndonos las frases más hermosas que nuestros oídos querían escuchar  y casi llorando me decía…

Esta noche lo quiero solo para mí, y mañana me ti ene que ir a dejar al aeropuerto, y dentro de once días llamare a la casa para enviarle el pasaje y darme los cuatro días que me prometió

Le advierto que antes de irme me tiene que culear y darme mi vacuna para poder soportar cualquier clase de calentura hasta que usted llegue,

 A la mañana siguiente la hice correr dos veces

 

 

Una promesa de un reencuentro cercano quedo  entre nosotros

Regrese donde mis gemelas y las encontré llorando, habían estado muy  preocupadas en vista que no aparecí en toda la noche y pensaron lo peor,

Les explique que había estado con su madre y después de mucho platicar al fin ella entendió que estaba profundamente enamorado de sus hijas y que no podía escoger a una en particular, en vista que cada una tenía algo único  y que juntas eran mi mujer perfecta,

Además, quiero decirles, que mi suegra, me pidió que la visitase cada 15 días, para que la ayudara y que me pusiera al tanto del patrimonio de ustedes y sus futuros hijos, es por esa razón que dentro de 11 días, mandara un pasaje aéreo para que la visite

Las dos se me tiraron al cuello  muy alegres por haber resuelto el problema con su madre y decidieron llevar mis cosas de vuelta a la habitación, para dormirnos los tres.

MI VISITA A LA SUEGRA

La hora 9 am

Aterriza el avión y todos  los pasajeros nos encaminamos al gran salón del aeropuerto y al cruzar la puerta de salida, veo a mi escultural suegra levantando la mano para que la viera.

Nuestro saludo fue de lo más normal entre dos familiares con la salvedad que cuando sus labios se acercaron para besarme, me dijo al oído…

Ya estoy caliente con solo verte mi amor,

 

 

 

Buscamos su auto y ya en el trayecto me dio un beso en la boca y tocando su tranca por encima del pantalón me advirtió…

Vamos a ir primero a mi oficina, para darte la bienvenida y sonrió pícaramente.

¿De verdad, estas caliente solo de verme?

¿Por qué no lo compruebas por ti mismo?

Me acerque a ella, y puse mi mano entre sus piernas y la fui metiendo hasta tocar sus bragas, separe el elástico y levemente penetre su concha con el dedo y este salió completamente mojado por sus jugos, los olí con una fuerte aspiración para seguidamente chupar mi dedo y decirle apasionadamente…

Necesitaba recordar este olor y sabor, para que mi amigo despierte y me baje el cierre de la bragueta y mi verga casi salta de la emoción,

Mi adorada BRIDGETT, la vio, y se hizo a un lado de la carretera   y se inclinó para besarla y trato de tragársela pero volvió a fallar, arranco nuevamente y nos pusimos en camino.

Llegamos a una gran planta industrial.

Entramos a las oficinas y al llegar donde la secretaria le dijo…

Por favor, estrictamente, no quiero ser molestada, porque tengo asuntos muy importantes que tratar con mi yerno y siguió caminando hasta llegar a una enorme puerta donde se encontraba su oficina,

Cerró con todo y seguro  y se pegó a la pared y me dijo…

 

 COJAME AQUÍ MISMO AMOR, IGUAL QUE LA PRIMERA VEZ.

La bese empezando por su cuello, desabroche los botones de la blusa, tome mis tetas y medio las mordí y chupe

  Mis manos bajaron por su falda para subirla hasta sus caderas y me apodere de mi portentoso trasero el cual acaricie y apreté con todo el deseo de poseerlo, para luego deslizar su lujosa y erótica prenda y quitársela completamente y recogerla para aspirar profundamente su aroma.

Me saque la tranca, abrí sus piernas y la frote contra su grandiosa vagina y trate de encontrar el sendero para llegar a lo más profundo de ese túnel, que conduce al máximo goce del placer.

Con un poco de dificultad lo encontré y tras un fuerte empujón la mitad de mi verga estaba dentro.

PAPITO MIO, COMO HABIA SOÑADO CON ESTA COGIDA OTRA VEZ…. QUE RICO MI CIELO,  SOLO TU SABES COMO ME GUSTA…

UN POQUITO MAS MI CIELO

1.    Y EMPUJO NUEVAMENTE CON MAYOR CELERIDAD Y………….

ASLLLLLLLLLLLL        MMIIIIIIIIII  AAAMORRRRRRRRRRR

ASIIII    ASIIIIIII   ASIIIIIIIIIIIII    ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

La levanto totalmente de las piernas y se agarra de mi cuello  y con mi tranca dentro, camino unos cinco pasos  y caigo sentado en un sofá con su peso encima.

  En ese preciso momento,  mi verga, se fue totalmente hasta el fondo de su ser.

MI NIÑO QUE CORRIDA, COMO ME HACES SENTIR MUJER, TE AMO  HIJITOOO.

Sabiendo que le gustaba esa posición y sobre todo que se la hiciera palpitar dentro de su vagina.

 La mantuve así por un buen rato.

¿Quieres más amorcito?

Mejor en la casa mi cielo, porque aquí no puedo ni gritar de lo tanto que me gusta que me cojas, pero estuviste divino mi niño.

Nos arreglamos para irnos, y al pasar por unas oficinas llamo a uno de los ejecutivos y le dijo…

Me hace un cheque a nombre de mi yerno y me presento con él para luego agregar…

Mi secretaria le dará todos los detalles y lo carga a  gastos de gerencia.

Y salimos con rumbo a su casa.

Algo me sorprendió porque salimos de la ciudad y por un letrero que decía “BUEN VIAJE Y VUELVA PRONTO”, recorrimos como diez kilómetros y  entramos a un desvió que nos llevó a una gran cerca la cual abrió a control remoto y a unos doscientos metros se encontraba una gran casona dos o tres veces más grande que la de las hijas y estaciono el carro en un enorme garaje donde habían varios automóviles más.

Cuando entramos a la casa lo primero que me llamo la atención fue una enorme pintura de un hombre con un gran bigote que me llamo la curiosidad  y pregunte…

¿Quién es?

Mi difunto marido.

Tu mujer es y será  muy feliz y eso te lo garantizo…

Y me volteo a ver y se puso a reír.

Tras un breve momento apareció una mujer también rubia que me dejo sorprendido al ver que era el vivo retrato de BRIDGETT y que resulto ser su hermana gemela de nombre BRIGITTE

Eran idénticas en todo, la única diferencia es que BRIGITTE, vestía totalmente de negro y su cara reflejaba algo parecido a la tristeza y su desdicha por la vida.

Mi querida suegra hizo las presentaciones y me acerque para depositarle un tierno beso en las mejillas, y al saber quién era me abrazo y pregunto con quién de sus sobrinas me iba a casar y mi suegra se puso a reír y contesto.

Todavía aún no se decide, porque le gustan las dos.

 Y nos echamos a reír.

Por favor hermanita, lleva a Héctor, a la habitación que tenemos para él.

BRIGITTE, me enseño el camino.

Mi habitación se encontraba en la segunda planta al final de un largo corredor.

Mientras íbamos subiendo las escaleras, me deleitaba la vista con un espléndido trasero, que se notaba que desnudo sería algo digno de ver.

 

 

Llegamos a la habitación y tomo mi maleta para colgar mi ropa, no sin antes hacerme todas las preguntas de quien era y como conocí a sus niñas.

Su trato era en extremo agradable, pero muy parco en sus respuestas cuando le hacia una pregunta personal, como el caso si estaba casada y su respuesta llana y corta era “NO”

Bajamos nuevamente a la sala y BRIDGETT me llamo que quería enseñarme algo en su cuarto y también le dijo a su hermana que revisara como iba el almuerzo  y que a la  una, (1) pm lo sirviera,

En ese momento eran las 11 ½ de la mañana.

Subimos nuevamente las escaleras y su habitación quedaba en el ala opuesta a la mía.

Entramos y cerramos la puerta y como dos enajenados nos tumbamos en la cama y me la comía a besos y le dije desnúdate para mí…

Corrió hacerlo y al terminar se inclinó para tomar la braga y  la puso en mi nariz.

Dame el culito amor…

En la noche mi cielo, ahora cógeme como a la tierna.

Le chupe su concha, que estaba más húmeda que nunca por su primera corrida.

 Me prepare para dejarle ir mi verga hasta el fondo, coloque mis manos entre sus piernas para ponerla pies arriba y dejarle ir mi verga hasta donde pudiera entrar,

Me miraba con unos ojos llenos de deseo y su  mano acariciaba parte de su vagina y con la otra me trataba de jalar hacia ella para besarme y al mismo tiempo decía…

PAPACITO LINDO, QUE RICO COGES, DIEZ DIAS FUERON ETERMOS PENSANDO EN TI, NO QUISIERA  DEJARTE IR, TE NECESITO, NECESITO TU VERGA PARA SER FELIZ,

 

COGEME MI REY, HASLA QUE BRINQUE

ASIIIIIIIIIIII   ASSSIIIIIII

ALIGERE EL PASO A TODA VELOCIDAD Y…

DIOSSS MIOOOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Y al escuchar su  canto al éxtasis, explote como si fuera la última vez.

BRIDGETT  MI VIDA, NO SE QUE ME PASA, PERO ESTOY LOCO POR TI…

Nos quedamos un buen rato en la cama, preguntándome como la pasaba con las hijas y que cuando le iba a dar el primer nieto

En eso le pregunto,

¿No te parece, que con las venidas que tengo contigo es más fácil que te preñe a ti?

Mi cielo, ya estoy vieja para eso, pero aún estoy reglando, pero como te dije, eres mi segundo marido y sea lo que Dios quiera.

¿Si quieres termino afuera?

JAMAS, mi concha y mi culo, es para que tú los disfrutes al natural.

 

 

BRIDGETT, porque a tu hermana la note muy triste y totalmente vestida de negro.- ¿Se murió alguien?

Se puso a reír y me contesto.

En efecto  su prometido murió hace 25 años y todavía está de luto porque juro no casarse, y todavía lo recuerda,

 En verdad, esta medio loca mi hermana.

Y no volvimos a tocar el tema.

Bajamos a comer y la comida fue deliciosa, porque además las bromas de BRIDGETT, eran para matar de risa a cualquiera, en un momento hizo enojar a la hermana, al referirse que el luto lo llevaba hasta en la ropa interior y BRIGITTE se levantó de la mesa casi llorando.

Yo quise seguirla para consolarla, pero mi suegrita me dijo…

Déjala, siempre es así y ya se le pasara.

Héctor me tengo que ir y regresare como a las 6 pm, si quieres salir BRIGITTE, tiene que hacer unas compras y puedes ir con ella, para que conozcas más de la ciudad, a la noche regreso para darte lo que te prometí.

Busque a la hermana y le dije lo que mi suegra me recomendó

  Muy alegre me respondió que saldríamos en lo que terminaba de hacer la lista de lo que faltaba.

Salimos en la gira y llegamos a un súper mercado

  Tomamos dos carretillas y nos repartimos la lista de compras, fuimos a varios lugares a buscar otras cosas que faltaban y una vez que terminamos la invite a  tomar una bebida.

 Me dijo que no tomaba alcohol de ningún tipo. Y le replique, cuando digo bebida me refiero a una cola gaseosa o un fresco natural, ya que está haciendo calor.

 

Entramos a un restaurante y como siempre era casi imposible sacarle una conversación,

Nuestro regreso a casa tomaría como media hora, y decidimos regresar, mientras me enseñaba las zonas más turísticas de la ciudad.

Ya en nuestro regreso a  casa, le hago el siguiente comentario…

Sabes BRIGITTE, que tú eres muy sumisa y tímida, y creo que te menosprecias sin ninguna razón, tu hermana te hizo una broma muy desagradable, pero creo que lo hace porque te quiere, y le duele que te consumas en un doloroso pasado.

Como hombre, puedo decirte que eres bellísima a pesar de la forma que te vistes, y si cambiaras un poquito, como quiere tu hermana, posiblemente aparentarías mucho menos la edad de la que tienes,

Posees un cuerpazo que ya envidiarían muchas jovencitas de mi edad.

 Prometo traerte un regalo la próxima vez que regrese. Porque según tú hermana, tengo que ponerme al día en varias cosas, que ella necesita poner al corriente  en la capital.

Ojala me tomes a bien mi comentario,

Porque me encantas por tu amabilidad y la forma en que me recibiste en tu casa.

Deseo de todo corazón ser digno de tu amistad y cariño, como yo lo empiezo a sentir por ti.

Se puso a reír y me dijo…

No sigas porque me pongo a llorar, y gracias por tus palabras porque necesitaba oírlas.

Y muy alegres seguimos el camino.

 

 Esa noche cenamos, les conté sobre mi país y parte de mi trabajo, así como también me contaron la historia de su familia.

Estas alemanas eran divinas, una vez que tú formabas parte de su círculo.

 Me hicieron muchas invitaciones, desde lugares de diversión, como visitar la comarca donde pasaron su juventud.

Ya para retirarnos mi BRIDGETT me dice, que me espera en media hora, pero que tenga cuidado, porque el cuarto de BRIGITTE, está a la par de mi habitación.

BRIGITTE, me pregunta que me gusta en el desayuno y a qué hora me gusta comerlo, le doy los pormenores y subo a dormir.

Llego puntual a mi cita.

Mi voluptuosa reina casi brinca de la cama, y me recibe con la más fina ropa interior que haya visto, su color es  amarillo, tirando a café que hace  conjunto con su piel blanca en un grado súper erótico.

Sus tetas se ven enormes y majestuosas y su caminar en zapatos altos amarillos la hacen lucir deslumbrante.

Me colma de besos y se baja hasta ponerse de rodillas y busca mi verga para hacer lo mismo y la termina  de engullir, llegando a devorarla completamente

Se levanta  y con una pícara sonrisa me lleva hasta su cama y me dice…

Te necesito amor.

La beso largamente y trato luego de ahogarme en mis voluminosas lolas y sus manos me aprietan contra ellas, busco el broche para liberarlas y finalmente puedo depositar mi rostro en ellas, que están en extremo erguidas esperando sus caricias.

Su braga era exquisitamente sensual y  un deleite el deslizarlas para descubrir a mis dos grandes pasiones.

Mi concha con sus piernas cerradas, parecía como si se estuviera escondiendo ante lo que le esperaba, tomando sus gruesas pantorrillas las separe al máximo y hundí mis labios y mi lengua en esa  jugosa cueva para chupar en ella,  una pequeña cereza que se asomaba en todo su esplendor.

La acaricie en círculos, con pequeñas y suaves chupadas  y mi amorosa suegra entonaba su canto de placer, a todo volumen.

QUEEEEEEEE RICOOOO LOO HACESSS MIIIIII NIÑOOOOOOOO ASSSIIIIIIIIIIIII MMIIIIIIIII REYYYYYYYYYYYYYY         YAAAAAAAA    NOOOO  PUEDOOOO MASSSSSSSSSSSS

Cuando dijo esa frase, me levante a toda velocidad le ensarte la verga y mi dedo mayor en el culo y……..

ASSIIIII   AAAAAASSSSSSSSSIIII      AAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII………..YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Lamento que  se oyó  en toda la casa.

Mi tranca la tuve empatada dentro de ella, por largo rato, y solo me besaba y me acariciaba el pelo.

Mientras tanto, hacia palpitar mi verga para que la siguiera sintiendo.

Mi niño a veces parece que voy a morir de tanto placer que me das, que rico siento aun con tu paloma brincando dentro de mí.

Me has hecho correrme tres veces y aún falta lo mejor.

¿Me quieres mi reina?

 

No te quiero, te adoro, y si me dejas ahora, quedaría peor que mi hermana.

 

¿Amorcito dónde puedo tomar un refresco de cola que tengo sed?

Baja a la sala y tomas el corredor al fondo  a la cocina y ahí está el refrigerador, pero mejor voy yo a traértelo amor.                                 No, ya vengo.

Abrí la puerta y pude ver una tenue luz en el fondo de mi habitación.

Regrese y la luz se había apagado.

Pase un buen rato acariciándola y besándola y le pedí que se volteara y que se pusiera en cuatro y sin mediar palabra se la deje ir hasta el fondo,  se la metía y sacaba lentamente, mientras le apretaba y acariciaba sus nalgas, para luego darle un pequeño azote y en señal de aceptación más exponía su trasero y su mano acariciaba mi verga cuando entraba y salía de su vagina y yo aumentaba mi fuerza en mis cachetadas,  cuando de repente grita…

AHORA MI CIELO.

Saco mi verga y se la ensarto en el ano.

 

 

 

         Y  un sonoro grito inunda la  habitación.

HAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY  MMMMMMMMMMMIIIIIIIIIIII   AAAAAAAMORRRRRRRR                QUE PLACER PERO COMO  DUELE LA ENTRADA.

Y apenas va la mitad, le pego tres azotes  y mi verga está dentro.

Le amaso las tetas y siento como sus dedos frotan su vagina.

Tomo velocidad en la penetración y….

MAS HIJITO, DAME NALGADAS, MAS FUERTE  MAS,  MAS,

ASIIIIII FUERTE     ASIIII   ASIIIIIIIIII      ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

YYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Y reviento dentro de ese trasero, que cuando saco mi verga un chorro de semen salió disparado de su ano sobre mí,  producto de un gas, de mi adorada suegra.

Nos fuimos a bañar y sumergidos en un elegante yacusi  mi suegra me confiesa.

Mi tierno amorcito, se acuerda cuando explote en el hotel,

Le pregunte a mi doctora, que pasaba conmigo y lo que contesto, fue, que eso no pasa seguido sino solo después de un gran orgasmo, producto de una gran cogida, y eso solo lo ha logrado usted.

Por eso se lo vuelvo a repetir usted es y será mi marido y esta verga es mía y de mis hijas y me beso como una poseída.

¿Qué vamos hacer mañana?

Mañana tengo que estar todo el día en la oficina porque es pago de quincena y le voy a pedir a BRIGITTE que te lleve a donde quieras si necesitas dinero le dices a mi hermana que pase por la planta para que recojas tu cheque.

Me despedí con un beso y me fui a dormir.

Cuando Salí al corredor escuche un crujir pero se lo achaque al viento de la noche.

 

Estimados lectores mis aventuras con mi suegra siguieron, era una diosa que necesitaba a diario una buena ración de sexo, pero ahora me voy a concentrar en BRIGITTE y leerán lo que paso si siguen leyendo.

 

BRIGITTE

 

Un rayo de sol en mi cara hizo que me despertara esa mañana y un desayuno estaba servido en una mesita frente a mi cama, y me pregunte quien había entrado a mi habitación y era por la pena que sentía, ya que siempre duermo completamente desnudo y como estaba haciendo calor no utilice ninguna frazada, el cuarto tenia aire acondicionado pero como sufro de sinusitis siempre lo apago después de una media hora para refrescar la habitación, y la persona que entro me vio en total desnudez.

 

Después de desayunar baje a la sala y pregunte a BRIGITTE, por su hermana y me contesto que había salido muy temprano para la oficina.

Con una sonrisa en la boca me dijo que me estaban esperando en la oficina, para entregarme un sobre, y que cuando quisiera ir que la buscara para llevarme.

Después de media hora le dije que estaba listo.

Ya en el automóvil le pregunte quien me había llevado el desayuno y con una mirada en mis ojos me dijo que ella fue.

Yo con mucha pena le pedí disculpas por haberme encontrado desnudo, ya que esa era mi costumbre de dormir.

Nuevamente me miro a los ojos y se volvió a reír.

Bueno por lo menos me agrada el día porque te he visto sonreír dos veces en lo que va de la mañana y volvió hacerlo, bueno van tres.

Llegamos a la planta y se quedó en el carro, mientras yo entraba.

Me anuncie con la secretaria y me dijo que mi suegra me estaba esperando.

Al solo asomar por su puerta mi BRIDGETT, salto sobre mí y me dijo…

VAMOS AL BAÑO PAPITO, PARA QUE ME LA META UN POQUITO,

Le subí la falda hice a un lado la braga y se la deje ir, parece mentira pero estaba tan caliente por la espera, que no pasaron ni cinco minutos y ya se había corrido, sinceramente esa mujer se ponía súper caliente con solo verme.

Me entrego el sobre y me despedí de ella  y le dije que iba a ir al cine si llegamos tarde para que lo supiera.

De vuelta con BRIGITTE, l e dije que quería ir de compras por unos regalos.

Me llevo a una lujosa tienda por departamentos y comenzamos a buscar.

BRIGITTE, como vamos a ir al cine quisiera que se quitara ese color negro y por favor escoja lo que le guste, Me dijo rotundamente que no, y que no insistiera más.

Me vas a resentir así que regresemos a casa.

Héctor es una promesa que hice.

No le conteste, y me dirigí al auto.

En el camino entramos a una gasolinera que tiene su propio Marquet y me baje a comprar un refresco.

Mientras me lo tomaba la vi aparecer por la puerta y se sentó a mi lado.

Disculpa Héctor, si estas resentido por despreciar tu gesto amable.

Te voy a explicar algo que tú no sabes de mí.

Cuando tenía veinte años estaba locamente enamorada del que iba a ser mi esposo al siguiente día.

   Se fue a celebrar su despedida de soltero  con sus amigos  y en un zafarrancho  que se armó, dos de sus mejores amigos  se pusieron a pelear sacando armas de fuego, y mi novio en ese momento, quiso impedir que las cosas pasaran a más y en un accidente de una caída de una arma esta cayó al suelo disparándose e hiriendo de muerte al que sería mi esposo.

En vez de celebrar una boda, celebramos un funeral y el día de su entierro jure en su tumba que vestiría de luto hasta que nos volviéramos a encontrar en la otra vida.

Por favor trata de comprender que lo que acabo de hacer está más que justificado.

 

Perdona BRIGITTE, pero siento mucha pena por el que iba a ser tu esposo, porque de seguro el estará penando en el más allá, al sentirse culpable de causarte tanta pena e infelicidad aun después de muerto.

Quiero ahora exponerte las cosas desde mi punto de vista,

Imagina que yo soy tu novio y que mañana nos casamos, sucede una pelea y soy yo el que mata a otra persona, me detiene la policía y me juzgan con una sentencia de cadena perpetua,

Pero tú estás locamente enamorada de mí, que me juras que me vas a esperar hasta que salga de prisión, así pase toda una vida,

¿Qué crees que haría yo?

Déjame responderte, en primer lugar si fueras a visitarme a la cárcel, te contaría una vil mentira, me haría el enojado contigo y me reiría de tu juramento, para darte a entender que todas las mujeres dicen lo mismo, y que son falsas en sus ofrecimientos.

Cuando te vea partir para no volverte a  ver jamás, lloraría como un niño, por el dolor de perderte, pero también estaría contento por otro lado, porque tendría  la seguridad de que algún día, tú serás feliz con alguien más y eso sería un gran alivio para mí, por el gran amor que te tengo.

¿Ahora qué dices?

Su cara se puso muy triste, y una lágrima apareció en su rostro y dijo…

Nunca nadie me hablo así, gracias Héctor.

¿Todavía quieres ir al cine?

Vamos a comprar mi regalo.

Regresamos a la tienda y fuimos directamente al departamento de damas.

Héctor estoy muy vieja y no sé qué comprar.

¿Qué dices?

Estoy con una de las mujeres más bellas que hay en la tienda y me dice eso.

Espera un momento.

Me fui a buscar a la jefa de ese departamento.

Y le dije, ve aquel monumento de mujer que esta allá, es mi esposa y quiero que salga lo más sexy de esta tienda.

Le ayudaría a escoger por favor, del precio no se preocupe.

Se le acerco la encargada y ella se rio mirándome a lo lejos.

Me acerque donde estaba y le susurre al oído que ya regresaba y que estaba en buenas manos y le di un beso en la mejilla.

Me fui al banco a cambiar el cheque, que era una bonita suma y que valía la pena por cada cogida que tenía con mi suegrita.

Regrese lo más pronto que pude y en ese momento salía del probador, luciendo un juego de pantalón jean y camisa que al solo verla hizo que mi verga se levantara, al ver ese extraordinario trasero.

Pague la cuenta, la tome del brazo y salimos de la tienda en dirección a un restaurante para comer.

¿Héctor, porque le dijiste que eras mi esposo?

Ahora que voy contigo y viéndote de esta manera, eso y más

Desearía contigo.

Me apretó fuertemente el brazo,  se rio mirándome a los ojos  y le recordé, esta es la quinta vez que te ríes.

Entramos al restaurante, pedimos de comer y me atreví a pedir dos piñas coladas.

Cuando lo estaba saboreando, lo olio y al final dijo…

MMMMMM, pero me gusta y volvió a reír.

Fuimos al cine y tomamos el camino de regreso a casa, eran casi las seis de la tarde y ya estaba oscureciendo, en una zona desolada del camino aparco el carro y saco la bolsa que traía de la tienda y me dijo que se iba a cambiar, me salí del carro para evitar verla,  tras un rato me llamo para decir que estaba lista y la volví a ver con la ropa negra.

Le pregunte porque se había cambiado y me contesto, que no quería que su hermana la viera vestida así, porque se pondría a reír y que este sería un secreto entre nosotros y que solo andaría con ropa de colores cuando saliéramos de nuevo los dos.

Llegamos a casa y BRIDGETT, nos estaba esperando y le dijimos a medias lo que estuvimos haciendo.

Llego la hora de dormir y mi suegrita me llamo para decirme, que me esperaba a la misma hora y que tuviera cuidado.

 

Estaba en mi habitación y BRIGITTE llamo a la puerta. Para preguntarme si deseaba algo y le respondí que un refresco, regreso con él y  me agradeció por mantener el secreto y me dio un beso casi en la boca, la detuve por el brazo y le di un tierno beso en los labios y se despidió con una gran sonrisa.

Llego la hora de la cita y me encamine a donde mi suegra y pase frente a la habitación de BRIGITTE, que estaba completamente cerrada.

 Mi hermosa suegra me estaba esperando y pasó lo mismo de la noche anterior, después de dos horas regrese a mi cuarto y la habitación de BRIGITTE, estaba  medio abierta con una tenue luz, que iluminaba la habitación, me acerque y tuve una visión de otro mundo,

Ese encanto de mujer estaba boca abajo, con una mano entre las piernas, que presumiblemente se estaba masturbando,

 Entre en su recamara y me acerque lo más próximo a ella y una fuerte respiración se escuchó en el ambiente, quise tocarla, pero mi sexto sentido me advirtió que lo que ella quería, es que la viera como ella a mí en las mañanas, pero no tuvo el valor suficiente para desnudarse y se mostró solamente en camisón de dormir.

Otra advertencia es que BRIGITTE, nos había escuchado claramente, cuando estaba cogiendo a su hermana.

Fue entonces que decidí seguirle el juego, para ver hasta donde llegaba el mismo.

Estando en mi cama, escribí una nota que decía.

“SI TE ATREVES, DAME UN BESO”, y la deje sobre la mesita del desayuno y me volví a dormir completamente desnudo.

Eran 15 para las 8 cuando me desperté esa mañana y de solo pensar en su llegada la verga la tenía medio parada, me puse una pequeña toalla sobre mis ojos y espere su entrada.

Se escuchó la puerta, como también. Que se detuvo frente a mi cama y tardo como un minuto para poner el servicio en la mesa y sentí muy cerca su respiración y sus labios rozaron ligeramente los míos.

Abrió las cortinas y salió casi corriendo de mi habitación.

Desayune y baje a la sala y BRIGITTE, muy sonriente me señalo un sobre, en la mesa del comedor y decía…

“Héctor, tienes el día libre y BRIGITTE, te traerá a la oficina, porque saldremos esta noche a cenar, te espero a las 5 pm BRIDGETT.”

Muy sonriente aun me dijo…

Necesito tu ayuda y saldremos en media hora.

BRIGITTE, estaba muy contenta y con todo su entusiasmo partimos en el coche,

Nos trasladamos a una zona  muy exclusiva  y al caminar por las tiendas me pregunto…

¿Héctor, como quieres verme?, Por eso pedí tu ayuda, para que me asesores.

Primero vamos a un salón de belleza.

Después ropa y calzado y por ultimo ropa interior, o el orden que tú escojas.

No daré muchos detalles de lo que paso en esta sesión, para no estropear el desenlace y solo describiré el momento de la ropa interior.

Entramos a una tienda en la que se exhibía en vitrina y posters una colección de ropa interior de mujer de lo más sensual y erótica y señale un poster en el que sobresalía una mujer muy hermosa y voluptuosa de cabellera rubia y solo termine de agregar, si fuera yo el diseñador de ese poster tu fotografía y tu cuerpo estaría impreso en él.

  ¿En un calificativo del uno al diez cual le darías?

11 once le conteste y fue a comprarlo.

Y le dije…

Bendito sea el que te lo vea puesto y logre quedarse con él y lo que habrá dentro  y rio con una gran carcajada.

Pasamos todo el día agarrados de la mano y a veces la abrazaba de su cintura y de sus hombros y de vez en cuando la besaba ligeramente y ella solo se dejaba ser y de vez en cuando me  daba una mirada en la que me parecía que había una promesa en ella.

Me llevo a la planta y me dio un tierno beso en los labios y se alejó a toda velocidad.

Esa  tarde mi suegra bella, me esperaba en su oficina, totalmente sola, porque todos en la oficina habían terminado su jornada.

La hice correrse dos veces, una en su escritorio y la otra en el sofá.

Algo que me sorprendió es que en un compartimento especial tenía todo un guardarropa

Fuimos a la cena y en medio de sus amistades, ella siempre era el centro de atención, por su belleza y  las líneas de su cuerpo, regresamos tarde a la casa y me llevo directamente a su habitación para darle su culeada final.

Camine por el corredor y nuevamente la puerta de BRIGITTE, estaba totalmente abierta entre nuevamente y mi ángel estaba boca arriba exactamente con la ropa interior que yo había elegido.

Cerré la puerta y me acerque a su cama y me senté en ella y busque su boca para besarla y como si me estuviera esperando me lanzo sus brazos y respondió a mis besos con toda la pasión reprimida de tantos años,

Acaricie sus tetas y le quite el sujetador, me quite la ropa lentamente frente a ella y mi verga en toda su erección se presentó sola, con un bamboleo.

Le bese su estómago y fui bajando y deslizando aquella erótica pieza de lencería hasta dejarla completamente desnuda,

Me subí sobre ella y quise abrir sus piernas y estaban totalmente cerradas y una voz medio llorosa me imploro.

Así no Héctor, es mi primera vez.

¿Cómo dijiste cariño?

Es mi primera vez con un hombre.

Como con duda y asustado por el shock me levante de la cama y di la vuelta en dirección a mi cuarto, como si hubiera hecho algo malo,

Del cual después me arrepentiría.

Me senté sobre mi cama  pensativo por lo que había pasado.

La puerta se abrió y mi virginal ángel se sentó junto a mí…

Me abrazo y me pregunto.

¿Qué paso Héctor?

Espérame le dije y baje a la cocina a buscar una cola.

Me paso la impresión y regrese y la encontré llorando.

Ángel mío, perdóname, pero no esperaba este tipo de confesión y la bese como un loco, que acaba de descubrir el mayor tesoro de su vida.

¿Quiere hacerlo? Y se tendió en la cama.

Desde ahora serás mi princesa y no quiero hacerlo así, mereces que tu noche sea solo para ti.                                                                                                          

Y para evitar tentaciones, vaya a ponerse esa ropa interior que escogí y regresa.

Cuando regreso encendí la luz y la vi de cuerpo entero, solo pude decir, eres perfecta, tu hermana se queda muy atrás y esto que la conozco muy bien.

Estaba sentado en un sillón bastante cómodo y la llame a sentarse en mis piernas y muy sumisa obedeció,  y se apretó las piernas en posición fetal como buscando protección.

La besaba como acariciándola y ella respondía de la misma forma,

Jamás me pregunto nada ni exigió tampoco, y ella solo se daba a cambio de un poco de amor, obedecía sin poner ningún obstáculo y si se negó a abrir sus piernas fue por miedo a que yo desconocía la verdad de su inocencia.

La cargue en mis brazos y la lleve a la cama y le dije…

Te voy hacer un regalo, te voy hacer el amor para que me recuerdes siempre, como el que te hizo sentir mujer.

La basaba por doquier y ella al principio era como un animalito asustado, pero poco a poco, cuando su instinto de mujer fue apareciendo, se volvió más activa tomando su propia iniciativa para devolverme en igual manera, el ´placer que estaba sintiendo.

Entre abrí sus piernas y separe la sensual prenda y mi lengua buscaba el botón solitario,  que había que vencer, para honrarlo con el éxtasis supremo.

Mi lengua lo encontró y mis labios lo contraían a manera de saludo como también lo chupaban, mi lengua al sentirlo casi vencido, lo ataco en círculos a su alrededor y un quedo gemido acompañado de dos y tres contracciones indicaban la sumisión y proclamación de un caído en el campo del placer.

Como en un acto de agradecimiento, mi PRINCESA, se apretó fuerte contra mí, acariciando mi cuello y hundiendo su rostro en mi pecho.

 Acariciaba sus nalgas y coloque mi verga muy cerca de su virginal chochito y entreabriendo sus piernas, la introduje en medio de ellas y la pegue lo más cerca de su rajita y ella con sus propias manos lo pego aún más

 Asiéndolo palpitar para que lo sintiera le pregunte…

¿PRINCESA, lo quieres dentro?

 Viéndome a mis ojos con voz de una adolecente contesto…

Si mi amor, si quiero, y apretó aún más sus piernas para sentirlo.

Te prometo que mañana lo haremos, buscaremos un motel y te hare mía durante todo el día.

Y con mucha alegría dibujada en el rostro, me miro y repregunto

¿De verdad Héctor?

Si princesa, mañana serás completamente mía.

Apague la luz y se quedó abrazada e inmóvil conmigo.

 

 

DESFLORAMIENTO DE BRIGITTE

Me levante como siempre y mi desayuno estaba en la mesa

Baje a la sala y mi PRINCESA desde que me vio puso una sonrisa de oreja a oreja, corrió hacia mí y me advirtió subo a cambiarme y regreso en un momento.,

PRINCESA, quiero que me lleves al mejor hotel de la ciudad.

Pedí una habitación y mi  princesa me siguió como un corderito.

 Al llegar a la puerta la cargue en mis brazos y cruzamos el umbral.

BRIGITTE venia vestida modestamente y cuál es mi sorpresa que cuando se desviste a plena luz del día no había lugar para ninguna duda, su cuerpo era impresionante, unas piernas tan simétricamente perfectas y portentosas y un trasero deslumbrante, unas tetas voluminosas y firmes que era una obra maestra, de la raza teutona.

La desnude y busque su vagina para humedecerla y empezar a prepararla para su primera estocada. Me fije en los labios de su vagina  y los separe con mi lengua y masajeando su clítoris.

 Voy descubriendo que en efecto su entrada está totalmente unida y solo hay un pequeño círculo  de su conducto urinario.

 Su himen está intacto.

Su mirada reflejaba curiosidad y temor y para quitárselo la bese con todo el ardor que sentía en ese momento, me desnude y ahora su mirada se concentraba en la erección de mi tranca,

 Suave y delicadamente, la recosté en la cama, me subí sobre ella, abrí sus piernas y coloque mi verga en su virginal entrada y  la miro profundamente a los ojos y hago un ligero punteo  y sus manos las coloca contra mi pecho en precaución  para apartarme, viendo sus primeras reacciones le pregunto,

¿Esta lista?

 Mi ángel me hace un gesto afirmativo con la cabeza.

  Tomo la punta de mi glande,  lo restregó contra su vulva por más de 2 minutos y en una sola estocada la mitad de mi verga está dentro de ella.

Tiene una mueca de dolor en su rostro y una lagrima baja por su mejilla

Aguanto el aliento, porque mi grado de excitación me puede traicionar

 Mantengo la calma por un tiempo prudencial para retirar mi tranca y enseñársela con su sangre

La vuelvo a meter y esta vez llega hasta el fondo y la dejo ahí para que sienta mis pulsaciones.

  Lentamente la empiezo a sacar y meter.

 Hasta que en un momento, cuando mis movimientos se hacen a mayor velocidad.

 Sus piernas se enroscan con las mías.

 Después de estar  en un sepulcral silencio, sus gemidos comienzan a emerger y a escapar con mayor intensidad

   Sus manos cambian de lugar y me toman de mis mejillas.

 Al mismo tiempo que estira su cabeza para estamparme un beso que me anuncia que el dolor desapareció.

  Ahora es el turno de una mujer que goza de placer, cuando está sintiendo que es follada, en total plenitud.

Cambio de posición.

 Para que se ensarte por si sola.

 Su cara  cambia radicalmente.

  Un, HHAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGG, comienza a sonar.

   Apareciendo un movimiento de pelvis y trasero.

  Ya no soy yo quien lleva el control.

 Mi PRINCESA comienza hacer uso de su esfínter  y es ella quien toma la batuta.

 Pero quiero enseñarle más.

  La pongo de perrito y le doy más velocidad hasta donde aguante mi espalda y un nuevo canto de sirena suena en la habitación.

AAAANNGELLLLLL MIOOOOO,  MMMAAAASSSSS HEEECTOOOORRRRRRR       SSSSSIIIIIIIIIIIII    AAAMORCITTOOOOOOOOOO

YYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 Y exploto dentro de ella.

Con toda su gracia y llena de felicidad, acomoda su cara en mi pecho y me dice…

QUE FELIZ SOY, ME SIENTO MUJER, TENERTE DENTRO DE MI, LE DIO UN NUEVO SENTIDO A MI VIDA Y SOLO ME DEDICARE A HACERTE FELIZ, TE ADORO MI AMOR.

Y levanto su cara y alcanzo mis labios y me beso de la forma más dulce y apasionada, como la nueva mujer que había nacido en ese momento.

Me senté en la cama y tome su cabeza y la hice descansar en mis piernas y acariciando su rostro y su pelo le contesto.

Más feliz estoy yo,

Por haberte encontrado y por haberte guardado, como si el destino te tuviera elegida, exclusivamente para mí.

Te adoro  mujer,  tú eres mi mayor conquista, el tesoro que siempre busque.

Tú vas a ser la madre de mi hijo.

Como si le hubiera dicho el  halago más grande de su vida, se me tiro encima para besarme por todos lados.

La tome por la espalda para sentir su colosal trasero y levante una de sus piernas para colocarla sobre las mías y dejarla completamente abierta.

Con la ayuda de mi mano, coloque mi tranca en la entrada de su vagina y se la deje ir hasta el fondo.

Mis manos estaban ansiosas por acariciar sus tetas para comprobar su grandeza, su redondez y su dureza y realmente era un par sin igual en toda la familia.

La voluptuosidad en todo su cuerpo no tenía comparación,

Parecía una MILF, de esas súper estrellas que aparecen en las cintas pornográficas.

Sinceramente era un encanto de mujer, era una diosa en toda la extensión del nombre.

La penetraba y ella buscaba la mano que acariciaban sus tetas para besarla y chuparme los dedos.

Después de ahí, solo se dejó hacer.

Mientras la ensartaba velozmente, mis dedos se tomaron la tarea de masajear su clítoris, y un sonoro lamento se escapó de su boca.

AAAAAAAAAAAAMMOORRRRRRR MMMMIIIIIIIOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Me levante de la cama y me fui a meter a la tina del baño.

Como una colegiala, con una sonrisa de felicidad entro a buscarme. La invite a entrar a la tina para que me enjabonara la espalda  y mientras lo hacía pregunte…

¿Ángel mío, estas feliz?

Quiero buscar las palabras para decir, lo que siento, pero no las encuentro.

Desde que tu llegaste, mi hermana ya no era la viuda, que solo pensaba en dinero y su industria.

Tú ocupaste el cien por ciento de sus pensamientos.

Cuando se levantaba por las mañanas, me exigía que te atendiera en todo lo que pidieras y su semblante era de pura felicidad cuando hablaba de tu persona o cuando compartías con nosotras, antes de ir a la cama.

La miraba y era otra mujer totalmente distinta a lo que acostumbraba ser.

Por las noches escuchaba sus gritos, pero eran de una mujer feliz.

Ahora la comprendo todo a la perfección.

Tuve un gran amor de niña adolecente, el sueño de toda quinceañera con su príncipe azul.

Pero tú, me convertiste en mujer, y mi pasión por ti no tiene límites.

Me estremezco cuando tengo tu cosa dentro de mí, y estoy más que segura que si te perdiera hoy, mi sufrimiento de ayer, no sería nada del que sentiría por tu ausencia.

Soy tu mujer y tú eres mi dueño, voy a darte lo que me pidas, para hacerte feliz y nunca te separes de mi lado, solo déjame quererte, cada día más y te prometo que viviré solo para ti

 Al terminar de escucharla, solo me recosté para descansar mi cabeza en sus pechos. Mientras ella me abrazaba y besaba el rostro. 

La invite a seguirme y me tendí sobre la cama, diciéndole…

Tengo mucho que enseñarte…

Se sentó en la cama y tomando su mano, la jale hacia mí, le di un beso y baje su cabeza hasta mi zona genital.

Adivinando mis deseos tomo vi verga con sus manos y empezó a darme una gran mamada.

Era tierna y delicada con mi miembro, pero cuando fue tomando experiencia, era una total experta, algo que me sorprendió es que se la trago toda en su primera vez.

Sintiéndome casi vencido por las caricias de sus manos y su boca, la tome en mis brazos y la subí a mi pecho besándola con toda pasión, me di vuelta sobre ella y la penetre, se la estuve metiendo y sacando lentamente por varios minutos.

Me acerque a su oído, pidiéndole que se sentara sobre mí, y se ensartara mi verga ella misma.

Cumplió la orden y rodeando mi cuello con sus brazos escuche quedamente…

SOY TU MUJER CARIÑO Y SIEMPRE TE COMPLACERE, EN TODO LO QUE ME PIDAS, TENERTE DENTRO DE MI, ME HACE LA MUJER MAS DICHOSA.

Sabes amor que tu trasero es el más bello y hermoso de toda la familia, y sueño con hacerlo totalmente mío.

Me abrazo fuertemente y me beso con todo su ardor y me comento al oído.

Usted es mi dueño y todo lo que tengo y lo que soy es de su propiedad, si eso lo hace feliz, tómelo.

Haciéndole caso, me coloque a su espalda, la hice que me mostrara ese colosal trasero en todo su esplendor y utilizando mis dedos para dilatar su círculo anal lo fui abriendo y dilatando.

Así también tomaba con mis dedos parte de nuestros líquidos en su vagina y los propagaba por todo su orificio.

Coloque mi tranca y le di un envión y mi cabeza estaba dentro.

HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGG…MMMMMMMMMMM

Sus quejidos eran de dolor, pero al mismo tiempo provocaban en mí,  unos deseos inmensos por hacerla gritar, cuando sintiera todo el grosor de mi verga, entrando por ese estrecho canal.

Así lo hice y sentí un poco de culpa cuando escuche su lamento.                                    

NNNNNNOOOOOOOOOOO  AAAAMORCITOOOOOOOO

EEEEEEESSSSSSSSSS  MMMUUUYYYYY GRANNNNDDEEEEEEEEEE.

Me detuve y le besaba la espalda y de vez en cuando le daba una nalgada y se repetía con mayor velocidad y fuerza  y tras esa pausa el coro celestial empieza a surgir.

SSSSSSSSSIIIIIIII MIIIIIIII   AAAAAAAAAMMMMOOOOOORRRRRRRRRRRR  SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII    SSSSSSSSIIIIII     AAAAAAASSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Masajeaba su pequeño botón, y la embestía como un enajenado  pero  lo que más se oía en la habitación era el sonido de mi pelvis chocando con sus nalgas.      En un momento de total y maravilloso éxtasis me descargue totalmente dentro de ella y  al sentirme BRIGITTE su corrida fue fantástica apretando su esfínter, para sacarme la última gota y con un espectacular gemido cerro la celebración de su orgasmo.

DDDDDDDDDDIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSS

QUEEEEEEEEE       PLACERRRR    AAAAAAAAAAAAAMMMMMMOOOORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

Más relajada y con una sonrisa  me vio a los ojos y dijo.

Ahora comprendo a mi hermana, el porqué de sus gritos de placer en la noche.

Mañana tienes que irte y  la próxima vez que vengas, muchas cosas van a cambiar, empezando que dos días completos serán para mí y dos para mi hermana.

¿Pero cómo harás con tu hermana?

No te preocupes mi cielo, yo sabré como decírselo a ella.

MI DESPEDIDA EN EL AEROPUERTO.

Anunciaron la salida de mi vuelo y mi adorada suegra me daba un beso de despedida, cuando la voz de BRIGITTE, se escuchó llamándome.

MI CIELO… y me estampo un delicioso beso en la boca, ante el asombro de su hermana, por su acción y por lo deslumbrante de como venía vestida, peinada y maquillada.

Aquí estaré esperándolo en su próxima llegada y a ti hermanita, tenemos mucho que hablar y convenir en casa, y la tomo del brazo diciéndome adiós y guiñándome un ojo.

 

FIN

JIHNM

Relato erótico: “La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) Parte 2” (PUBLICADO POR BOSTMUTRU)

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Steven me miro sorprendido con inquietud preguntándome que más pudo haber pasado.

El paseo no había terminado ahí le conteste lo que paso después me hizo entender que Diana no fue hecha para la fidelidad sino para el placer.

Volviendo a retomar la historia donde quedo, al día siguiente desperté no tenía ganas de levantarme de la cama me sentía deprimido sin voluntad tenía miedo de mirar a Diana a los ojos me sentía vulnerable ante ella tampoco quería ver al tío sentía rabia quería matarlo pero no podía me era extraño empecé a sentir como si me dominara y solo aceptaba que fuera el macho de mi novia además de el verlo como me lanza miradas burlonas de satisfacción por ser el primero en catar a mi deliciosa y rica novia.

Decidí levantarme eran la 8am ya algunos miembros de la familia se habían levantado desayune me di un baño eran las 9:30am ya casi todos se habían despertado los únicos que faltaban por despertar eran Diana y Rodrigo supongo porque estaban cansados por la trasnochada y todo el ejercicio físico del día anterior para confirmarme esto la esposa de Rodrigo comenta estando varias personas presentes en la sala.

—Rodrigo no quiere levantarse esta roncando intente despertarlo, pero me dice que se siente algo cansado que va a dormir otro rato para recargar energías.

Solo pensaba viejo hijo de puta me imagino que recargar energías para seguir cogiéndose a la sobrina, eso me hizo enojar salí un rato al jardín a despejarme un poco espere a que Diana se despertara lo hizo a eso del mediodía con la misma ropa sucia que se puso en la madrugada untada de semen seco en su entrepierna de cuando le lleno el coño Rodrigo, Diana saludo a la familia a mí me abrazo me dio un besito todo como si nunca hubiera pasado nada como si todo lo vivido el día anterior nunca paso sentí una falsa cama yo amaba esa mujer solo quería estar con ella, a los pocos minutos apareció el adorado tío con una gran sonrisa saludando a todos y por supuesto a mí me saludo con su típica risa burlona y con una mira que me decía me voy a seguir disfrutando a tu noviecita y hacerte un súper cornudo.

Ya estaban sirviendo el almuerzo todos nos empezamos sentar a la mesa cuando Rodrigo dijo que mejor se iba a dar un baño y bajaba a almorzar tomo rumbo al segundo piso para ir al baño, 5 minutos después Diana dijo también se iba a bañar y bajaba a almorzar y que después fuéramos al pueblo a dar una vuelta, la tía le dijo que usara el baño de la habitación principal ya que su tío estaría ocupando el otro a mí me dio una punzada en el estómago comí lo más rápido que pude a los 10 minutos termine inventando una excusa dije que iba por mi billetera que la deje en el cuarto cuando subí al segundo piso en silencio mire el cuarto de baño estaba vacío pero parecía como si alguien lo hubiera usado en el piso marcas de agua y el piso de la ducha estaba mojado observé el piso vi que las marcas de agua se dirigían a la habitación principal la puerta estaba cerrada pero sin seguro la abrí sin hacer ruido y empecé a escuchar jadeos casi imperceptibles el corazón se me empezó a arrugar me acerque a la puerta de baño que estaba entreabierta.

Lo que vi fue como si me clavaran una espina en el corazón mi dulce y rica novia estaba apoyada con sus manos sobre el lavamanos mirándose al espejo con una cara de puta perdida su cabello seco y trencitas de niña buena jadeando inclinada hacia adelante poniendo ese culote rico y apretado en pompa mientras detrás de ella su tío con el poco pelo que tiene en la cabeza mojado y la toalla en el suelo la penetraba a toda velocidad con ese pollon de 22cm que le habría ese coño que se encontraba todo baboso, chorreante agarrándola y apretándola de una de sus suaves y redondas nalgotas con una mano y con la otra se afianzaba y apretaba una de sus deliciosas, hinchadas, paradas y turgentes tetones, el ritmo que le imprimía al mete y saca era endiablado parecía que la quisiera acabar mientras Diana le decía:

—tío aaaahhh ya me aaayyy voy a venir aaaaaahhhh…

—no querías tu rapidin toma tu rapidin puta aaaaaa.

En eso Diana empezaba a tener un orgasmo brutal las ricas patas que se gasta le empezaban a temblar miré el reflejo del espejo y vi como sus ojos se empezaban a voltear dando sus últimos gemidos su tío solo le decía:

—aaaaa perrita que rico cuando te venís esa cuca me está apretando la verga en forma espasmódica que rico como le la exprimís.

Le fue sacando la verga y de ese coño empezaron a chorrear flujos que bajaban por sus suculentas piernas Diana se dio vuelta y cayo de rodillas frente a él.

—Sobrinita cuando te vienes te encharcas toda jejeje ven acá te doy tu premio.

Cogió su pollón y esta se lo empezó a chupar lo más rápido que pudo hasta que el lanzo un quejido ahogado y se empezó a venir dentro de la boca de mi chica ella no lo soltaba la mantenía dentro de su boca chupando y tragando semen yo solo veía como esos huevotes se contraían y movían en forma espasmódica cada vez que la surtía de un lechazo por el movimiento de sus huevas alcance a contar 8 lechazos que se tragó mi tierna novia, observo que apenas le sacan la polla de la boca se pasa la lengua por los labios saboreándose mirando fijamente a su macho en el acto tardaron como 10 minutos.

—Listo princesa ya te di tu ración con este rapidin ahora báñate rápido no vaya a subir alguien y nos vea además nos deben estar extrañando allá bajo sobre todo tu cornudo….

—Ay gracias tío por la rica lechita ya con esta cogidita me puedo aguantar las ganas de seguir cogiendo hasta la noche me bajaste la calentura que traía me voy a bañar rápido para ir con mi cornudin….

—No te preocupes mamacita rica que en la noche te doy tu otra tanda.

El viejo recogió la toalla del suelo mientras se la ponía en la cintura salí lo más rápido que pude cerrando la puerta con cuidado y apenas alcanzando a entrar a mi habitación y con la puerta entreabierta alcance a ver a ese viejo asqueroso entrar a su habitación para vestirse.

Yo en mi habitación detrás solo recordaba lo que acababa de ver y sobre todo la actitud de Diana que estaba toda hecha una puta que mantenía caliente tenia las hormonas a mil como si toda esa sexualidad reprimida que guardaba en su potente y delicioso cuerpo se hubiera desbordado y ya no la pudiera contener, no desaprovecha momento para bajarse la calentura con el tío y que además ya me empezaba a tratar de cornudin en ese momento tenía la polla tiesa me dolía de lo dura que estaba se me notaba el bulto pero ni modo no podía hacerme una paja para bajármela no me podía demorar así que tome mi billetera baje y decidí salir rápidamente hacia el jardín trasero para que no vieran la carpa que traía en mis pantalones, dirigiéndome a la salida que da al jardín trasero me encontré al primo de Diana, David que entraba a la casa vi que me miraba raro a los ojos y al bulto que me gastaba intente desviar la mirada salí rápido voltee y el seguía mirándome como extrañado pero siguió su rumbo hacia la sala yo me senté en unas sillas que habían afuera mirando hacia la casa y tenía una vista de su interior atreves de la puerta trasera y una ventanita, más tranquilo me arrepentí por permitir que el viejo se cogiera a mi novia me decía no voy a permitir que esto vuelva a ocurrir, 5 minutos después bajo el tío se sentó a comer pasado unos 10 minutos bajo Diana así que me acerque ya la erección se me había bajado cuando la vi se me empezó a parar la verga otra vez traía unos shorcitos blancos que le llega más arriba de medio muslo que le quedaba justico casi como una segunda piel que se le quiere meter entre las nalgas haciendo notar las formas de ese culote gordito y redondo que tiene de esos que si se ponen ropa interior negra seles nota como que se transparenta y claro que se notaba por que se le alcanzaba a ver que traía puesta una tanguita negra que se le perdía entre los cachetes también traía puesto una blusita negra de cuello en v que le quedaba ajustadita y le hacía ver las tetas gorditas hinchaditas bien puestecitas y le marcaba su figura de guitarra, en sus pies unas converse rojas con unas mediecitas tobilleras y para rematar todo esto sus tradicionales trencitas con sus dos mechoncitos al frente que adornan su carita de lolita de mirada inocente con una boquita de labios suaves que provocan comérsela y no fue el único que lo noto el viejo hijo de puta del tío no dejaba de mírale el chocho apretadito y el delicioso culo que se veía además de mirarle esas tetas hinchaditas que se le veían con esa blusita negra ajustadita que traía para el primo tampoco pasó desapercibida le miraba el chocho, el culo, las tetas con unas ganas de comérsela como lo hacía su padre.

Diana inocentemente como si nada con una actuación digna de un Oscar a la mejor actriz como si no se hubiera bajado la calentura en el baño con el tío haces solo unos minutos atrás se sienta en la mesa para empezar a comer y me dice:

—amorcito ven siéntate conmigo y me haces compañía mientras como…

—Claro amor.

Me senté a su lado en la mesa mientras el viejo triple hijo de puta me miraba burlonamente con una risita entre labios y movía la cabeza como negando, eso me lleno de rabia quería caerle a golpes pero seguía sintiendo esa impotencia, frustración el saber que ese viejo asqueroso, barrigón, grasoso y sudoroso se había convertido en el macho de mi novia y la había pervertido me excitaba me ponía súper caliente y me ponía la polla a mil debía reconocer que me ponía cachondo los cuernos que me estaba poniendo Diana ella a todo esto se dio cuenta de las expresiones de burla del viejo pero disimulo e hizo como si nada y empezó a comer, el viejo por su parte termino de comer levanto los platos y los llevo a la cocina después paso a la sala con la familia a ver televisión con los demás echándole una miradita esporádica a su rica sobrinita.

Diana solo comió la mitad de la comida dijo que no podía más y era obvio con la ración generosa de leche que le dio el tío, esas 8 descargas que le propino y que había acabado de tragarse la llenaron, Diana se levantó para llevar los platos y restos de comida y no tardaron ni un instante su tío y su primo en darle una mirada degenerada, perversa y sobarse disimuladamente la entrepierna, yo por mi parte también le di una miradita y me acomode la polla en el pantalón que se me estaba parando.

Diana volvió y pregunto a la familia que si nos íbamos al pueblo las tías le respondieron que sí que estaban esperando que la princesa está muy demorada se lo decían en forma de broma y se empezaron a reír ya el tío había reparado el carro el día anterior así que fuimos cómodamente.

Llegamos al pueblo al parque principal donde habían artesanías música se veía mucha gente que iba de paseo caminaba feliz de mano de mi novia entre la multitud lograba notar como varias personas no dejaban de ver lo rica que se veía Diana y me la morboseaban, caminamos toda la familia por entre los puestos de artesanías mirando curioseando las cosas que ofrecían ahí mientras el tío y su hijo aprovechaban para mirar y curiosear a mi novia como dos chacales asechando a su presa cuando parábamos en algún puesto donde había varias personas el tío aprovechaba para meterle mano disimuladamente a mi novia, ella se daba cuenta que la estaba manoseando y lo dejaba hacer disimulándolo muy bien en algunas ocasiones aprovechaba y le restregaba esa pollota morcillona que llevaba dentro del pantalón pasándosela por ese par de nalgas en algunas ocasiones apoyándosela y empujándosela por entre ellas de manera fugas para no despertar sospechas, yo también me daba cuenta de lo que le estaba haciendo el tío pero no era el único pude ver que David también se daba cuenta de que algo estaba pasando que su papito estaba aprovechando para manosear a conciencia a su prima y de que esta o parecía no enterarse o se estaba dejando tocar, la familia empezó a dispersarse por entre el parque yo aproveche para alejarla del tío disimuladamente veía desde lejos como la miraba ocasionalmente al igual que su primo.

Así pasamos la tarde caminado juntos de la mano besándonos diciendo cuanto nos queríamos me sentía feliz y enamorado y podía sentir lo mismo por parte de ella nos sentíamos muy cercanos en mi mente un pensamiento pasaba como me puede engañar y portarse como si nada yo sentía que me quería de verdad me pregunte y si intento algo con ella así que empecé a abrazarla a darle besos más apasionados ella me correspondía así que empecé acariciarla a intentar cogerle el culo y las tetas disimuladamente pero ella me detuvo me dijo que no, que no estaba lista me retiro las manos me dijo que le tuviera paciencia que ella me amaba y le gustaba cuando yo la trata como a una dama, me sentí desilusionado con rabia totalmente frustrado por que al tío si se le entregaba sin condiciones como una perra llena de lujuria era como dos persona conmigo era dulce amorosa por otro lado con el tío se comportaba de manera desatada lujuriosa deseosa sedienta de placer toda una puta, Diana vio mi desilusión y me dio un tierno apasionado y dulce beso en la boca pude sentir esa suave y delicada lengua que me hizo olvidar todo me dijo:

—amor vamos despacio no dudes de mi yo te amo solo dame tiempo sé que quieres estar conmigo, pero aun no estoy lista yo solo quiero construir una relación sólida y bonita contigo.

Solo la abrace le di un beso y le dije que esperaría lo que fuera necesaria que la amaba, sonreímos y seguimos caminando de la mano.

En un momento pasamos cerca de una farmacia me dijo que la esperara un momento afuera de ella que tenía dolor de cabeza que iba a comprar una pasta que ya volvía se demoró un poco alcance a ver que se guardaba una bolsita pequeña con lo que parecía unas pastas y las guardo en un bolsillito de su shorcito y salió le pregunte que si estaba bien me dijo que sí que ya se estaba sintiendo mejor y se le estaba pasando el dolor, le pregunte si había comprado unas pastas me dijo que sí que eran unas aspirinas por si volvía a sentirse mal ya iba a empezar anochecer así que nos reunimos con el resto de la familia y nos dirigimos de vuelta a la finca.

Ya en ella se empezó a preparar la comida las mujeres empezaron a preparar la comida Diana su madre y las tres tías entraron a la cocina que era algo pequeña apenas cabían se dividieron las tareas para terminar pronto por otro lado los demás nos quedamos en la sala viendo una película desde donde estaba podía verlas en la cocina.

En un momento Rodrigo dijo:

—que bien nos caería unas cervecitas mientras esta la comida —sus cuñados respondieron si claro buena idea a lo que Rodrigo respondió— no se preocupen voy por ellas a la nevera y las traigo todo con servicio completo jajaja eso sí solo para los mayores jejejeje —que en total éramos 5 los 4 tíos de Diana y yo.

Rodrigo se levantó me miro con una sonrisa se dirigió a la cocina cuando veo que pasa al lado de Diana observó que disimuladamente le empieza a pasar el bulto por las nalgas y a tocárselo rápidamente con una mano para seguir en dirección a la nevera para sacar tres cervezas y volver a pasar al lado de Diana quien disimuladamente pone el culo en pompa para que el tío la pase rastrillándole todo ese culo el tío al ver esto aprovecha le empieza a restregar el bulto y cuando lo tiene justo en medio de las nalgas le da una estocada disimulada y sigue su camino, las tías ni se dan cuenta por estar preparando la comida y estar todas hacia el mesón por otro lado en la sala todos estaban atentos a la televisión excepto David que disimuladamente alcanzo a ver toda la acción, al llegar a la sala tanto David como yo pudimos percatarnos del bulto morcillón que traía, los demás cuñados al verlo llegar recibieron las cervezas, le preguntaron la tuya y la de Antonio el en forma graciosa les dice:

—eee pero es que solo tengo dos manos ya voy por las dos que faltan.

Me miro con una sonrisa hipócrita y se dirigió de nuevo a la cocina pude ver que Diana al ver que su tiito adorado volvía de nuevo a la cocina se le dibujo una sonrisa en la cara y volvió aparar el culo en poma de manera disimulada, el tío aprovecho para meterle la mano en medio de esos dos cachetes rozarla nuevamente con su bulto y meterle otra estocada pasar a la nevera sacar las 2 cervezas y volver donde Diana que lo seguía esperando en la misma posición donde le rastrillo toda la polla y cuando la tenía nuevamente entre sus nalgas le metió su buena estocada todo esto nuevamente sin que nadie se enterara a excepción mía y nuevamente de David que disimuladamente vio todo y que empezaba a notársele un bulto en el pantalón cuando llego Rodrigo con las cervezas me entrego una con una pequeña risita pude notar que tenía ese bulto morcillón fue y se sentó sonriendo como si nada voltee a mirar a Diana y traía una sonrisa de oreja a oreja.

Las mujeres terminaron de cocinar, sirvieron comimos hablamos amenamente entre todos veíamos televisión y así paso el tiempo ya eran como las 10pm cuando la gente se empezó a despedir para ir a dormir así hasta las 11pm solo quedábamos Diana su mamá, el padrastro, Rodrigo su esposa y yo, Diana dijo que ya tenía sueño que se iba a dormir se despidió de todos se acercó me dio un beso en la mejilla y subió a su habitación unos instantes después los demás dijeron que tenían sueño y se retiraron a sus habitaciones igual que yo, llegue a ella me puse ropa más cómoda para dormir David ya estaba dormido así que subí al camarote no quería dormirme porque sabía que cuando todos durmieran habría función, por un lado quería estar equivocado y que nada pasara por otro solo quería ver a Diana como esa diosa del sexo en la que estaba convertida quería verla engañándome poniéndome los cuernos mientras me masturbara placenteramente así que espere dieron las 12, 12:30, 1am y no escuchaba nada anormal, me quede dormido un pequeño lapso y desperté a la 1:50am con ganas de orinar salí con cuidado de no despertar a David fui al baño al salir me fije que la puerta de la habitación de Diana entreabierta me asome y no la vi en su cama así que con cuidado baje por las escaleras y me quede escondido en ellas detrás de la pared que da a la sala.

La vi ahí sobre el sofá completa mente desnuda con sus manos apoyadas en el respaldo a cuatro patas arqueando la espalda hacia abajo sacando el culo mientras el tío la tenía agarrada fuertemente de la cintura con sus manos enterrándole esa pollota por esa vagina empapada que se estiraba y se abría con cada embestida que le daba a buen ritmo, ese par de tetas gorditas y jugosas con los pezones hinchadísimos que parecían que le fueran a estallar se movían armoniosamente con la clavada que le propinaban, gemían y hablaban suavemente para no ser descubiertos….

—Aaaahhh aaahhh tiiioo me tuviste caaalienteee todooo eeel diiiaa que manocedaaa mee meetiis te no aguaantabaa las gaanas dee volver haaa coogerr fue unaa tortura laa esperaaa nooo podiaa aguantaarr maaass tiempo aaaahh que riicoo….

—Yo tampoco podía aguantar princesa como te vestiste de rica hoy con ese shorcito y como se te veían las tetas sentía que se me iban a explotar los huevos aaaahh que rica estas sobrinitaaaa.

Por mi parte ya tenía la pija afuera totalmente parada haciéndome una deliciosa paja mirando lo rico que se cogían a mi novia, disfrutando del espectáculo.

—En laa tarde paasee por una farmaciaaa para tomaar me laa pildoraa del diia deespuees yyy compraarr antiiconceptivoos yaa mee lo tomee paraa que te me puedaaas veniirr a guustooo aaaahhh siiin riesgo de quee me puedaaas preñar aaaahhh me voy a venirrr aaahhh….

—Aaaa bebe que rico como te venís se siente muy rico como aprieta y me mojas la polla uuufff.

Rodrigo le saco la pija a su sobrina la volteó le abrió las piernas las puso en sus hombros y le dejo ir entero esos 22cm hasta que sus bolas chocaron con sus nalgas, pude ver como mi pobre Diana puso sus manos en su boca para ahogar el grito mientras el tío le metía ese miembro a toda velocidad con todas sus fuerzas y ella controlándose para no gritar empezaba a gemir suavemente….

—Aaaahh mi putica te voy a llenar toda ojalá te deje preñada mi amor las perras como tu deben estar preñadas aaahhh siiii.

Mientras el tío le seguía dando Diana esta tomo sus buenas tetas hinchadas con ambas manos como ofreciéndoselas este no perdió tiempo y se las empezó a chupar con mucha fuerza como queriéndole arrancar los pezones como si dieran leche y se quisiera amamantar de manera desesperada y empezó acelerar las embestidas hasta que le empezó a dar clavadas profundas y dejarle bien adentro los 22cm ese par de huevotes se empezaron a mover solos como con vida propia la vagina de Diana toda abierta empezar a tener espasmos el viejo solo ahogo un grito y entrecortado le dijo me vengo puta toma mi semen en tus entrañas….

—Me vine también tiioo siento tu leche en mis entrañas….

—Lo siento puta siento como se mueve tu vagina con mi verga adentro como la aprieta aaaa que puta más caliente.

Yo por mi parte estaba lanzando leche mientras veía como esos huevos se seguían moviendo con ese pene dentro de la vagina que estaba escurriendo toda, después de ese placer pensé ese viejo asqueroso me la está preñando uuff ojalá funcionen esas pastas y no me la vaya a dejar barrigona.

En el sofá Diana quedo desmadejada se veía agotada inerte como en trance con ese viejo encima que no le sacaba la verga mientras la besaba le pasaba la lengua por la mejilla se la metía en la boca le cogía las tetas se las chupaba se las estiraba hacía con ellas todo lo que le daba la gana hasta que se cansó de jugar con ellas después de un tiempo se las soltó y le saco la polla ya toda morcillona tomo sus calzoncillos y una pantaloneta que usaba para dormir y se los puso le dio una sonrisa le dijo puta y tomo camino hacia su habitación dejándola con esas deliciosas piernas abiertas chorreando semen que le brotaba de su coñito abierto y caía al, suelo las tetas todas hinchadas con marcas de chupetones colorados todas babeadas su cuerpo todo sudado y en su cara una mirada perdida con una sonrisa dibujada.

Rápidamente antes de que me viera el viejo me subí la pantaloneta todo untado de semen corrí y me metí en mi habitación con cuidado me asome Rodrigo entro al baño salió y entro después a su habitación yo salí nuevamente base y me asome con cuidado diana seguía en el sofá tirada con las patas abiertas recuperándose luego se arrodillo enfrente de los goterones de semen que había en el suelo se inclinó y los lamio con su lengüita como una perrita luego tomo su calzoncito limpio el untadito que quedaba después se paró y se lo puso toda untada y llena de leche luego el shorcito pequeño que usa para dormir y su blusita volví rápidamente a mi habitación la vi pasar caminando con pesadez desde la puerta entreabierta cerré la puerta y me subí al camarote no pude aguantar más y me masturbe nuevamente estaba tan caliente que no me demore nada después de eso perdí la conciencia y caí dormido.

Al día siguiente desperté totalmente arrepentido por no detener a ese viejo pervertido y dejar que me cogiera a mi novia me había dicho que no lo iba a volver a permitir pero sucedió me sentía muy mal me lo volví a repetir, no voy a dejar que me la vuelva a coger, David ya no estaba en la habitación, recordé como Dianita me puso los cuernos me sentía como un estúpido sobre todo por creerle el cuento del dolor de cabeza la muy perra solo fue a comprar sus anticonceptivos para poder seguir follando a gusto con el tío sin que este usara condón y para que le rellenara las entrañas como a ella le encantaba, mi noviecita y ese viejo se la estaban pasando muy bien en el pase yo por mi parte totalmente confundido me sentía mal temeroso herido pero la excitación era mucho mayor que todo eso y me gustaba sentirme así viéndola follar y adornándome la cabeza con unos cuernos que cada día crecían más me estaba volviendo adicto a eso.

Decidí salir de la cama eran como las 10 am naturalmente Diana y el tío seguían durmiendo supongo que se levantarían al medio día la nueva novedad era que temprano en la mañana el esposo de la tía de Diana dueña de la finca había recibido una llamada de que su padre se había enfermado y que estaba en el hospital tiempo después me entere que se recuperó y salió del hospital pero en ese momento decidieron salir de emergencia a la ciudad su tía, su esposo y la hija de ellos así que dejo encargadas a sus hermanas que cuidaran la casa para que se quedaran el tiempo que quisieran así que se despidieron y se fueron yo desayune me fui a bañar mientras lo hacía pensé en lo rica que esta Dianita me desleche me vestí conviví un rato con la familia con el suegro y la suegrita David como siempre indiferente creo que no la estaba pasando bien en el paseo, paso el tiempo la mamá y las tías de Diana se pusieron hacer el almuerzo las niñas en el jardín y los hombres en la sala viendo películas y hablando al medio día bajo Diana saludo a todos me saludo a mi cariñosamente con un beso, la mamá le dijo:

—hija sí que está durmiendo mucho está enferma o que.

Diana de lo más serena le responde:

—no es que el clima esta lo mas de rico para dormir no provoca salir de la cama…

—vea más bien vaya báñese que ya casi voy a servir…

—bueno mamá.

Y subió en eso bajaba Rodrigo se cruzaron en el camino, pero ella siguió derecho, saludo a todos por supuesto a mí de forma irónica en eso su esposa le dice:

—otro dormilón que le está pasando amor no será que no está durmiendo en las noches y se está acostando tarde voy a tener que ponerle cuidado a ver qué es lo que le está pasando….

—Jajajaja nada mi amor es que tengo que aprovechar las vacaciones para poder descansar todo lo que pueda….

—Hmm voy a tener que estar pendiente a ver en la noche para que se duerma tempranito…

—bueno amor más bien me voy a bañar…

—Diana acabo de subir a bañarse métase al baño de la habitación principal ya le llevo la ropa…

—bueno cariño.

El viejo se le vio desilusionado por que no iba a poder hacer lo mismo de ayer las cosas se complicaban y sobre todo su mujer iba a estar más pendiente en la noche así que fue a bañarse y la esposa fue detrás le preparo la ropa y se la entrego.

10 minutos después bajo Diana con unos jeans que le contorneaban su lindas y provocativas piernas, dejaban ver un par de nalga bonitas y redondas una camiseta blanca con un estampado de Mickey mouse que permitía divisar una hermosa figura unos tenis y sus tradicionales colitas 10 minutos después bajo Rodrigo justo cuando empezaron a servir el almuerzo mientras comíamos la mamá de Diana comentó:

—pienso que lo mejor sería acortar el paseo e irnos….

—No mamá yo todavía me quiero quedar un más tiempo, —lo decía intentado disimular la preocupación de no tener más tiempo de estar con el tío….

—Pero hija con eso de que el suegro de mi hermana está en el hospital no está como bien… —si respondieron las tías.

—Ha no sabía mamá…

—si hija pienso deberíamos quedarnos el hasta todo el día de mañana y al siguiente día después de almuerzo volver a la ciudad ustedes que piensan….

—Si nos parece bien —estuvimos todos de acuerdo.

Terminamos de comer decidimos salir a caminar para pasar aprovechar y conocer por un sendero muy bonito con toda la familia habían árboles se podía divisar un hermoso paisaje empezó anochecer decidimos volver al pueblo para comer fuera y vivir el ambiente nocturno, comimos y dimos vueltas por ahí había mucha gente bebiendo en el parque escuchando música el ambiente muy vivo y con tanta distracción y ruido el tío Rodrigo empezó hablarle a Diana casi no podía escucharlos por la algarabía y la música a alto volumen pero alcance a escuchar que esa noche no podían hacer nada porque su esposa lo iba a tener vigilado sospechaba que no estaba durmiendo, Diana como resignada acepto y pasamos el tiempo tomando cervecitas para los más grandes y refrescos o algún snack para los más jóvenes paso el tiempo eran como las 10pm y mientras todo ese tiempo pasaba y con toda la gente, el ambiente jovial Rodrigo su tío querido aprovechaba para apretarle las nalgas David vio lo que hacía su padre y en una de las ocasiones Diana se dio cuenta de que los había visto se puso colorada e intento disimular que no pasaba nada, David viendo la actitud de su padre y la de prima que se lo permitía se envalentono y cuando podía entre la multitud le empezaba a sobar el culo le metía la mano entre los glúteos y se los apretaba sin ningún pudor Diana solo callaba e intentaba disimular para que ni su tío que en ese momento estaba ocupado con su esposa, ni nadie más se diera cuenta de lo que le estaba haciendo el primo, yo por mi parte me hacia el que no me daba cuenta de nada y la abrazaba, ya la familia empezó decir que se estaba haciendo tarde que mejor nos fuéramos para la finca estuvimos de acuerdo pero en esas Diana dice que tenía que ir al baño que no creía aguantar le pregunte que si la acompañaba me dijo que no que tranquilo que iba a entrar a un bar que estaba al frente de donde estábamos y se podía ver a simple vista que la esperáramos que no se iba a demorar en esas el primo David dice que también quería ir veo que los dos cogen rumbo hacia el bar y entre la multitud justo antes de entrar al bar veo que David le manda una nalgada fuerte que sorprende a Diana y le hace dar un brinquito ella no alcanza a reaccionar cuando su primo la empuja al interior del establecimiento, yo me quede en shock con una punzada en el estómago y una sensación de inseguridad que me recorría el cuerpo.

Rápidamente dije que iba por un poco de agua y me encamine hacia el bar entre y a la persona que atiende le pedí un botella con agua y le pregunte donde estaban los baños me entre la botella y me señalo un pasillo al fondo al costado izquierdo del establecimiento le pague y me dirigí con el corazón en la mano hacia los baños al llegar a la mitad del pasillo habían dos puertas una al lado de la otra cada una con la identificación de hombres y mujeres, el pasillo seguía unos 2 m. y giraba hacia la derecha entre al de hombres y estaba vacío, me ya se me estaba saliendo el corazón decidí mirar en el de mujeres me asome con cuidado de que nadie me viera, mi sorpresa estaba vacío también me preguntaba dónde estaban si los vi entrar al bar, recordé que el pasillo daba un giro salí voltee por el pasillo seguía 5 m. a una habitación oscura con la puerta abierta en medio del pasillo habían cajas con mercancía para el bar seguí sin hacer ruido me asome con cuidado era un cuarto pequeño que usaban como almacén sin iluminación la única luz que había era la de la luna que entraba por una ventanita que daba sobre unas cajas y sobre ellas se encontraba mi novia inclinada hacia adelante totalmente apoyada en las tetas, el abdomen y la cara con las manos al lado de su cara, el primo la tenía sacando el culo de pie con el jean y el calzoncito a medio muslo y las piernas a todo lo que el jean le permitía abrirlas mostrando ese culote esas nalgotas bien paradas desde atrás se le podía ver como se le brotaba ese coño gordito y humedecido, David a diferencia de su padre tenía un cuerpo atlético su rostro no era tan desagradable como el de su padre cabello corto casi a ras estilo reguetonero aproximadamente 1.70mts este la sujetaba de la cara con su mano izquierda haciéndole presión contra las cajas no la dejaba levantar él se empezaba a desabrochar el cinturón desabotonarse el pantalón y bajárselo a medio muslo junto con su ropa interior al ver eso me escondí detrás de unas cajas que estaban al lado de la puerta.

Diana le decía:

—David primo no lo haga.

Mientras le apuntaba con su mano derecha una polla grande como de 19 cm. gruesa como la del papá llena de venas y con unos huevos casi igual de grandes que los de su progenitor lentamente se la fue hundiendo en la cuquita esta se empezó abrir a todo lo que le daba gracias a las cogidas que le metía el tío esta se adaptó rápidamente a su nuevo inquilino y se empezó a empapar toda, David al notar lo mojada que estaba esa jugosa y apretadita chochita y como lo recibió sin problemas la empezó a bombear rápidamente le cogió con su mano derecha su nalga derecha se la empezó apretar para después comenzar a repartirle nalgadas fuertes en todo ese culo mientras no paraba de bombearla y golpearla Diana solo gemía resistiendo el maltrato, las nalgas se le empezaron a poner coloradas Diana ya no protestaba solo gemía placenteramente.

—aaaaahhhh David me estás dando muy duro aaaahh me estas volviendo mierda aaahhh no pares aaaahh queee riiicooooo me vas haceeer orinaaaarr.

Así la tuvo 5 minutos y se la saco pude verle la vergota hinchada y dura como el acero toda mojada de los jugos de Diana y el coñito de mi novia chorreando, abierto y todo babeado, su culote todo rojo en esas nalgotas todas redonditas se le podía ver que le quedaron marcadas la palma de la mano yo tenía una erección tremenda me dolía la verga estaba a punto de reventar casi me vengo de ver el trato que le dio David a mi tierna novia esa sensación de miedo incertidumbre y excitación por ser cornudo nuevamente me tenía caliente.

Diana quedo tirada sobre las cajas ofreciendo el culo, David empezó a su subirse la ropa interior y el pantalón e intentarse acodar esa vergota adentro como podía Diana levanto la cabeza y le pregunto:

—por qué paras sígueme cogiendo.

David solo la miro y le dijo:

—jajaja puta nalgona esto solo fue una probadita de lo que te espera, cuando todos estén dormidos te voy a dar la cogida que te mereces eso por andar ahí de ofrecida y calienta pollas poniéndole el culo y dejándote manosear de mi papá….

—Tú me viste….

—Claro que si grandísima puta, vi cómo le parabas el culo en la cocina mientras nadie veía y él te metía mano y te restregaba toda esa polla, ahora arréglate que nos están esperando jejeje si supiera Antonio la zorra que tiene por novia….

—No le digas por favor….

—Claro que no porque a cambio te voy a seguir usando a mi gusto.

Volvió a pasar pensé estoy permitiendo que me la vuelvan a coger y peor aún ahora era su primo no puedo dejar que pase de nuevo me decía, pero no hacía nada no tenía las fuerzas para detenerlo tenía miedo de perderla y que pensara que era poco hombre por haberlo permitido.

En esas se dio vuelta para salir, yo corrí a toda velocidad con la verga parada y un dolor en los huevos de no poderme venir solo alcance a entrar al baño de mujeres que por suerte estaba vacío David paso cuando salió del pasillo salí lo más rápido que pude para que Diana no me alcanzara a ver aproveche mientras se acomodaba la ropa, David iba como a 6 m. delante de mi justo cuando llega a la entrada del bar un viejo como de 60 años con cara de pervertido le dice:

—que buena nalgada le metiste a esa zorra se la merece por tener esa carita de niña buena, estar tan rica y andar parando vergas por ahí.

David solo le sonrió perversamente y siguió adonde estaba el resto de la familia yo llegue un ínstate después con la botella de agua y Diana llego como a los 5 minutos diciendo que el baño estaba lleno, tremenda puta falsa que tengo por novia pensaba al mirarla con una sonrisa llena de amor.

Llegamos a la finca a eso de las 10:30pm cansados así que empezamos a despedirnos para ir a dormir todo muy normal, David se cambió de ropa solo uso una pantaloneta para dormir y se acostó en la cama para dormir yo también me cambie subí al camarote solo espere a ver qué ocurría disimulando dormir paso el tiempo ya tenía mucho sueño a eso de las 12:30am se abrió la puerta alcance a reconocer que era Diana que entraba a la habitación con su pequeño shorcito y una camisetica blanca se dirigió con cuidado hacia el camarote miro hacia mí para asegurase de que dormía, cerré los ojos y me hice el dormido después se sentó en la cama de abajo y empezó a susurrarle a David.

—Primo despierta ya estoy lista te estoy esperando….

—Hmm a hola putica ya estas listica eeh ven toma chúpame la polla.

Yo no podía ver, pero empecé a escuchar los sonidos de la boca de mi novia de chupadas que le propinaba al miembro de su primo quien gemía sin hacer mucho ruido….

—Uff que rico lo chupas como una profesional, quien iba a pensar que mi primita la niña de la casa tuviera tanto vicio….

—Que rico sabe tu pipi primo casi no me cabe en la boca….

—Degústala cerdita que es toda para ti….

—Hmmm hmmm gracias.

Así estuvieron un ratico hasta que Diana le susurro….

—Ven mejor vamos a otra parte que Antonio nos puede ver….

—Ok tiene razón no vaya a ser que el cornudo nos dañe la fiesta.

Se levantaron David iba con sus 19cm de barra gruesa, venosa junto con sus enormes pelotas afuera de la pantaloneta dirigiéndose hacia la salida mientras Diana le agarraba esa barra de carne con una mano halándola dirigiendo el camino, después de que salieron los seguí con cuidado al llegar abajo David le pregunto….

—En donde lo hacemos….

—Mejor vamos afuera por la puerta de atrás.

Diana lo arrastro agarrándolo de la polla y se lo llevo a la parte de atrás de la casa volteo por una esquina yo los seguí y me quede observando detrás de esa esquina, ahí Diana se arrodillo y le empezó a chupar la polla al primo este empezó a gemir de placer, la miraba con sus manos acariciaba su linda carita las empezó a llevar atrás de su cabeza tomo sus trencitas y empezó a mover su pelvis adelante y atrás fue cogiendo buen ritmo a mi pobre novia le estaban empezando a follar la boca violentamente la pobre solo aguantaba las embestía podía ver como se le empezaba a chorrear las babas de la boca y bajaban por su cuello….

—Siiii puta que buena eres que profesional te la tragas toda no sabía que fueras tan experimentada aaaahhh que rico aaaahhh mámamela toda puta uff ojalá estuviera tu novio aquí para que se llenara de orgullo viendo lo puta y lo buena mamona que eres aaaahhh me vas hacer venir jajajaja.

Mi dulce novia no podía hacer nada simplemente recibir verga.

Después de un rato David paro y le saco la verga toda babeada, Diana intentaba recuperar el aliento ahí arrodillada con el miembro del primo sobre la cara este le dijo:

—y que estás ahí termíname de bajar la pantaloneta y la ropa interior también quítate toda la ropa.

Diana sumisamente se la quitó y lo dejo desnudo después se levantó se quitó el shorcito con sus calzoncitos luego su blusita dejando ver ese par de tetas grandecitas todas hinchadas con esos pezones rosados delicioso.

Al ver eso David se las agarro y las apretó con ambas manos mientras Diana lanzaba suaves quejidos….

—Ahora si puta primita hora de probar a que sabes por qué te vez deliciosa.

La empujo contra la pared de la casa y le comenzó a chupar ese par de tetas como desesperado, las apretaba, las chupaba duro les pasaba la lengua por todo ese par de ubres les lamia esos pezones que estaban en punta todos brotado dándoles pequeños mordiscos y succionándolos como queriendo sacarles leche por ese par de teteros, se estaba amamantando a gusto.

Diana se quejaba gemía era doloroso y placentero para ella solo le decía….

—Aaaayyy aaayyy toomalaas sooon tuyaaass para aaahhh queee te alimeeentes biiiien aaaahh aaayyyy que ricooo primitooohh me vooyy a venir de solooohhh chuparme laaass tetaaas.

Acto seguido empezó a tener un espasmo y el chochito le empezó a escurrir por suerte la tenían contra la pared que le impidió caerse.

—Uufff primita que orgásmica eres mira cómo te viniste estas muy rica esas tetas saben deliciosas ojalá dieran leche ahora me pregunto a qué sabe ese coño mojado y apretadito que tienes.

David se agacho le abrió esas suculentas piernas y con hambre le metió la boca en el coño se lo empezó a comer le metía la lengua en esa vagina que estaba aguada se la pasaba por el clítoris, la recorría toda le chupaba el clítoris le succionaba los labios que ya los tenia colorados e inflamados, mi novia solo apretaba la cabeza de su primo contra su coño gemía se quejaba intentando contener los gritos que le provocaba estaba totalmente entregada solo sentía placer y quería más.

David la soltó y le ordeno….

—Voltéate puta apoya las manos contra la pared y parame ese culote que te mandas que te la voy a clavar.

Diana como buena niña que siempre ha sido obediente acato la orden al instante, David le metió una nalgada la reacomodo le arqueo la cintura poniendo ese rico culo en pompa le dirigió esos 19cm gruesos y sin compasión se los dejo ir todos hasta el fondo solo veía como esos huevotes chocaron contra ella de manera violenta fue lo único que le quedo a fuera, la cara de mi noviecita era un poema mirando al cielo sin poder respira con los ojos perdidos totalmente en blanco y la boca abierta a todo lo que da pero sin emitir ningún sonido.

David empezó a decirle….

—Aaaaahhh primita que apretadita estas como me masajeas la polla con ese coño.

Puso sus manos en las caderas de ese hermoso angelito que tenía clavado y la empezó a bombear a un ritmo prudencial disfrutando del rose que le daban las paredes apretadas de la vagina de la prima quien en ese momento recobro la conciencia comenzando a gemir….

—Aaaaahhh primito querido aaahhh que rico aaahhh se sienteee, siento como seee aaaahhh frotaaaa todaaaa esa vergotaaa dentro de miiiii aaaahhhh te quiero mucho primitooo aaahhh.

Siguieron en una sinfonía de gemidos entre los dos y disfrutando el uno del otro de esa magnífica cogida.

Yo ya tenía la polla afuera haciéndome una placentera paja estaba sudando súper caliente.

Estuvieron un buen rato en esa pose hasta que David se la saco la volteo puso esas apetecibles piernas de Diana alrededor de su cintura la cogió de ese espectacular par de nalgas la levanto se las apretó y dejo caer a su prima sobre esa polla parada que encontró camino a esa babosa y apretada vagina, Diana al sentir a ese enorme invasor se abrazó desesperada a su primo que la apoyo contra la pared y la empezó a bombear subiéndola de arriba a abajo con buen ritmo le estuvo dando un buen tiempo donde le empezó acelerar las embestidas ambos gemían se miraron se empezaron a besar con pasión jugaban con sus lenguas mientras cogían a un ritmo acelerado, yo me seguía masturbando como loco con las huevas a punto de reventar.

David desmonto a su prima se acostó en el suelo se cogió la polla con la mano dejándola vertical y le dijo a mi novia….

—Ven móntate y cabálgala a tu gusto.

Que obediente es paso una pierna por sobre David comenzó a bajar metiéndose centímetro a centímetro de verga hasta quedar arrodillada sobre su familiar y quedar clavada por 19cm de carne gorda y dura se arqueo toda hacia adelante dejándole ofrecidas ese par de tetas grandes hinchadas con los pezones rosaditos brotados y parados, David los cogió y los apretó con ambas manos mientras mi amorcito lo empezaba a cabalgar solo gemía y saltaba a gusto tenía una gran sonrisa en su cara era feliz como niña buena con juguete nuevo, ese hermoso par de tetas solo brincaban al ritmo que le ponía en la cabalgada que iba de fuerte a suave en ocasiones se dejaba caer y se restregaba con toda esa polla adentró haciendo movimientos circulares simplemente gozaba plenamente.

Nuevamente David la descabalgo y le ordeno acostarse en el suelo y abrirle esas piernas.

Que obediente es pensaba al instante ya estaba boca arriba con las piernas abiertas David cogió ese par de patas se las puso en los hombros y le metió toda la polla le empezó a dar muy duro sin descanso estuvo así 5 min Diana tenía los ojos al revés su mirada desorbitada con la boca abierta gimiendo sudada como sin voluntad cuando David dijo….

—Que me estás haciendo me estas apretando la polla con ese coñote que te mandas, me vas hacer venir me vas a sacar la leche siento como si me succionara la verga no aguanto más me vengo.

David empezó a gemir y a llenarle el coño a mi novia que tenía espasmos cada vez que su primo le descargaba un lechazo en el coño yo solo veía esa verga clavada en la cuquita hinchada de mi novia y como que no aguantaba tanta leche adentro que se le empezaba a salir por entre la vagina y el pene que tenía clavado y que el primo no le sacaba le estaba dando sus últimas surtidas, al ver eso no aguante más y descargue grandes chorros de leche contra la pared de la casa me vine brutalmente sentí demasiado placer.

David cayó encima de su prima y se quedó ahí con la polla adentro un rato todos sudados después se la saco Diana toda tirada y sin fuerzas le sonrió.

David le dijo….

—Primita párate que hay que volver a las habitaciones que nos pueden ver, ojalá tu novio estuviera aquí para ver lo buena que eres en la cama.

La tomo la ayudo a levantarse ahí desnudos los dos y viendo lo rica que estaba su prima la tomo y le empezó a meter un morreo e a besarla apasionadamente le sobaba el culo le apretaba las tetas le besaba el cuello mi novia lo complacía y se dejaba lo besaba y le acariciaba esa polla morcillona untada de semen y sus flujos se agacho se la limpio con la lengua, la chupo tragándose todo dejándola limpia, toda la faena en total duro como media hora.

Se empezaron a vestir yo me subí la pantaloneta y salí rápido a la habitación me hice el dormido un rato después llego David pensando que estaba dormido dijo suavemente….

—Si supieras la tremenda puta que te conseguiste de novia.

Y se acostó en la cama exhausto, al escuchar ese comentario se me empezó a parar la polla no resistí y en la oscuridad me la saque con cuidado de que no se diera cuenta David me empecé a pajear y a los 3 minutos ya me venía termine cansado de tanto placer a eso de la 1:10am simplemente me dormí.

Todos mis escuchas estaban sorprendidos por lo que les contaba Steven, Adrián y Leandro desde su escondite.

Steven: Uufff mi mujercita sí que le encanto el sexo desde un principio.

Antonio: si la pobre se volvió adicta desde que el tío la desvirgo ya no podía vivir sin sentir placer.

Steven: con razón están candente en la cama y no resistió el serme fiel tenía que calmar sus instintos.

Adrián: con razón me puso los cuernos a mí también.

Antonio: si el tío la hizo adicta.

Steven: no como me dice eso voy a tener que tener cuidado con el tío y el primo para que no me la vayan a coger otra vez.

Antonio: con el tío y con el primo hmm no solamente de ellos vas a tener que cuidarla el peligro está más cerca de lo que crees.

Steven: que quieres decir con eso.

Antonio: Déjame que te termine de contar si quieres, esto todavía no ha terminado.

Steven: no puede ser, si termíname de contar no me dejes con la inquietud.

Lo decía con preocupación en su mirada y un bulto en sus pantalones.

Continuará….

Recibo críticas y comentarios.

“EL ELEGIDO DE KUKULKAN, sexo en la selva” Libro para descargar (POR GOLFO)

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SINOPSIS:

Durante una expedición arqueológica a lo más profundo de la selva en el sureste mexicano, José Valcárcel, un estudioso de la cultura maya, descubre una estatua de KuKulKan y para su sorpresa, esa deidad le nombra su elegido y le exige su compromiso para que esa civilización florezca con todo su esplendor. Al aceptar, caen bajo su poder todas las miembros del equipo mientras el pueblo Lacandón le nombra su rey,
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Para que podías echarle un vistazo, os anexo los primeros  capítulos:

Capítulo 1
Introducción

Os quiero aclarar antes de que empecéis a leer mis vivencias que sé que ninguno me va a creer. Me consta que os resultara difícil admitir que fue real y que en verdad me ocurrió. Para la gran mayoría podrá parecerle un relato más o menos aceptable pero nadie aceptará que un ídolo prehispánico haya cambiado mi vida. Reconozco de antemano que de ser yo quien leyera esta historia, tampoco me la creería. Es más si no fuera porque cada mañana al despertar una antigua profesora de arqueología nos trae desnuda a mi esposa y a mí el desayuno hasta la cama, yo mismo dudaría que me hubiese pasado.
Para empezar, quiero presentarme. Me llamo José Valcárcel y soy un historiador especializado en cultura Maya. La historia que os voy a narrar ocurrió hace cinco años en lo más profundo de la selva en el sureste mexicano. Por el aquel entonces yo era solo un mero estudiante de postgrado bajo el mando estricto de Yalit Ramírez, la jefa del departamento. Esa mujer era una autoridad en todo lo que tuviese que ver con el México anterior a Cortés y por eso cuando me invitó a unirme a una expedición a lo más profundo de esa zona, no dudé un instante en aceptar. Me dio igual tanto su proverbial mala leche como las dificultades intrínsecas que íbamos a sufrir; vi en ello una oportunidad para investigar el extraño pueblo que habita sus laderas.
Desde niño me había interesado la historia de los “lacandones”, una de las últimas tribus en ser sometidas por los españoles y que debido a lo escarpado de su hábitat nunca ha sido realmente asimilada. A los hombres de esa etnia se les puede distinguir por sus melenas lacias y sus vestimentas blancas a modo de túnicas, en cambio sus mujeres suelen llevar una blusa blanca complementada por faldas multicolor. Se llaman a ellos mismos “los verdaderos hombres” y se consideran descendientes del imperio maya.
Me comprometí con Yalit en agosto y como la expedición iba a tener lugar en diciembre para aprovechar la temporada seca, mis siguientes tres meses los ocupé en estudiar la zona y prepararme físicamente para el esfuerzo que iba a tener que soportar en ese lugar, ya que no solo nos enfrentaríamos a jornadas maratonianas sino que tendríamos que sufrir más de treinta y cinco grados con una humedad realmente insana.
Previendo eso diariamente acudí al gimnasio de un amigo que comprendiendo mi problema me permitió, durante ese tiempo, ejercitarme en el interior de la sauna. Gracias a ello, cuando llegó el momento fui el único de sus cinco integrantes que toleró el clima que nos encontramos, el resto que no tuvo esa previsión y lo pasó realmente mal.
Queriendo ser concienzudo a la hora de narraros mi historia, me toca detallaros quienes éramos los miembros de ese estudio. En primer lugar como ya os he contado estaba la jefa, que con treinta y cinco años ya era una figura en la arqueología mexicana. Su juventud y su belleza habían hecho correr bulos acerca que había obtenido su puesto a través de sus encantos pero la realidad es que esa mujer era, además de una zorra insoportable, un cerebrito. Su indudable atractivo podía hacerte creer esa mentira pero en cuanto buceabas en sus libros, solo podías quitarte el sombrero ante esa esplendida rubia.
Como segundo, la profesora había nombrado a Luis Escobar, un simpático gordito cuyo único mérito había sido el nunca llevarle la contraria hasta entonces. Para terminar, estábamos los lacayos. Alberto, Olvido y yo, tres estudiantes noveles para los cuales esa iba a ser nuestra primera expedición. De ellos contaros que Alberto era un puñetero nerd, primero de mi promoción pero en el terreno, un verdadero inútil. Su carácter pero sobre todo su débil anatomía hizo que desde el principio resultara un estorbo.
En cambio, Olvido era otra cosa. Además de ser brillante en los estudios, al compaginar estos con la práctica del atletismo resultó ser quizás una de las mejor preparadas para lo que nos encontramos. Morena, cuyos rasgos denotaban unos antepasados indígenas, os reconozco que desde el primer día que la conocí me apabulló tanto por su tremendo culo como por la fama de putón que gozaba en la universidad.

Capítulo 1

Todavía hoy recuerdo, nuestro viaje hasta esas tierras. La primera etapa de nuestro viaje fue llegar a San Cristóbal de las Casas, pueblo mundialmente conocido tanto por su arquitectura colonial como por ser considerada la capital indígena del sureste. Esa mañana agarramos un avión desde el D.F. hasta Tuxtla Gutiérrez y una vez allí, un autobús hasta San Cristóbal.
Haciendo noche en ese pueblo, nos levantamos y pasando por los lagos de Montebello nos trasladamos en todoterreno hasta el rio Ixtac donde tomamos contacto por vez primera con los kayaks que iban a ser nuestro modo de transporte en esas tierras.
Todos nosotros sabíamos de antemano que esas canoas eran el modo más rápido de llegar a nuestro destino pero aun así Alberto no llevaba ni diez minutos en una de ellas cuando se empezó a marear y tuvimos que dar la vuelta para evitar que al vomitar volcara la barca.
El muy cretino había ocultado que era incapaz de montar en barco sin ponerse a morir. Como os imaginareis le cayó una tremenda bronca por parte de Yalit ya que su enfermedad le hacía inútil para la expedición. Por mucho que protestó e intentó quedarse con el resto, la jefa fui implacable:
―Te quedas aquí. No vienes.
Sabiendo que entre los cuatro restantes tendríamos que llenar su hueco y que no había forma para reclutar otro miembro, le dejamos en tierra y tomamos los kayaks. Nuestro destino era una escarpada montaña llamada Kisin Muúl . La traducción al español de ese nombre nos debía haber avisado de lo que nos íbamos a encontrar, no en vano en maya significa “montaña maligna”. Los habitantes de esa zona evitan siquiera acercarse. Para ellos, es un lugar poblado por malos espíritus del que hay que huir.
Tras seis horas remando por esas turbias aguas, nos estábamos aproximando a ese lugar cuando de improviso la canoa en la que iba Luis se vio inmersa en un extraño remolino del que se veía incapaz de salir. Esa fue una de las múltiples ocasiones en las que durante esa expedición Olvido demostró su fortaleza física ya que dejando su kayak varado en una de las orillas, se lanzó nadando hasta el del gordito y subiéndose a ella, remando consiguió liberarla de la corriente.
Su valiente gesto tuvo una consecuencia no prevista, al mojarse su ropa, la camisa se pegó a su piel dejándome descubrir que mi compañera, además de un culo cojonudo, tenía unos pechos de infarto.
«¡Menudo par de tetas!», pensé al admirar los gruesos pezones que se adivinaban bajo la tela.
Si ya de por sí eso había alborotado mis hormonas, esa morenaza elevó mi temperatura aún más al llegar a la orilla porque sin importarle que estuviéramos presentes, ese esptáecculo de mujer se despojó de la camisa empapada para ponerse otra.
«¡Joder! ¡Qué buena está!», exclamé mentalmente al observar los dos enormes senos con los que la naturaleza le había dotado.
Como me puso verraco el mirarla, tratando que no se me notara desvíe mi mirada hacia mi jefa. Eso fue quizás lo peor porque al hacerlo descubrí que Yalit estaba también totalmente embobada mirando a la muchacha. En ese momento creí descubrir en sus ojos el fulgor de un genuino deseo y por eso no pude menos que preguntarme si esa profesora era lesbiana mientras la objeto de nuestras miradas permanecía ajena a lo que su exhibicionismo había provocado.
Una vez solucionado el incidente, recorrimos el escaso kilómetro que nos separaba de nuestro destino y con la ayuda del personal indígena, establecimos nuestra base a escasos metros de la pirámide que íbamos a estudiar. Para los que lo desconozcan, os tengo que decir que en el sureste mexicano existen cientos de pirámides mayas, toltecas u olmecas, muchas de ellas no gozan más que de una protección teórica por parte de las autoridades. Por eso la importancia de la de Kisin Muúl, su remota ubicación nos hacía suponer que nunca había sido objeto de expolio pero también era extraño que nuestros antepasados se hubiesen ocupado de esconderla ya que no aparecía en ningún códice ni maya ni español.
La ausencia de Alberto se hizo notar ese mismo día porque al no tener más que cuatro kayaks para portar todo el equipo, tuvimos que dejar atrás tres de las cinco tiendas individuales previstas y por eso mientras las montábamos asumí que por lógica me iba a tocar compartirla con Luis. Nunca esperé que la jefa tuviese otros planes y que una vez anochecido y mientras cenábamos nos informase que como necesitaba repasar con su segundo las tareas del día siguiente, yo dormiría con Olvido en la más pequeña.
Ni que decir tiene que no me quejé y acepté con agrado esa orden ya que eso me permitiría disfrutar de la compañía de ese bellezón. Me extrañó que mi compañera tampoco se quejara, no en vano lo normal hubiese sido que nos hubiese dividido por sexos. Esa misma noche descubrí la razón de su actitud porque nada más entrar en la tienda, la morena me soltó:
―No sabes cómo me alegro de dormir contigo― mi pene saltó dentro del pantalón al oírla al pensar que se estaba insinuando pero entonces al ver mi cara, prosiguió diciendo: ―¿Te fijaste en cómo Yalit me miró las chichis?
Haciéndome el despistado le dije que no y entonces ella murmurando dijo:
―Me miró con deseo.
Muerto de risa porque hubiese pensado lo mismo que yo, respondí tanteando el terreno:
―Yo también te miré así.
―Sí, pero tú eres hombre― contestó y recalcando sus palabras, me confesó: ― No soy lesbiana y no me gusta que una vieja me observe con lujuria.
Sus palabras despertaron mi lado oscuro y acomodando mi cabeza sobre la almohada le solté:
―Entonces, ¿no te importará que mire mientras te desnudas?
Soltando una carcajada se quitó la camisa y tirándomela a la cara respondió:
―Te vas a hartar porque duermo en tanga― tras lo cual, se despojó de su pantalón y medio en pelotas se metió dentro del mosquitero y sonriendo, me dijo: ―Te doy permiso de ver pero no de tocar.
Su descaro me hizo gracia y cambiando de posición, me la quedé mirando fijamente mientras le decía:
―Eres mala― siguiendo la guasa, señalé mi verga ya erecta y le dije: ―¿cómo quieres que se duerma teniendo a una diosa exhibicionista a su lado?
Fue entonces cuando llevando una de sus manos hasta su pecho, descojonada, comentó mientras uno de sus pezones:
―¿Me sabes algo o me hablas al tanteo?
Como os podréis imaginar, me quedé pasmado ante tamaña burrada y más cuando con voz cargada de lujuria, preguntó:
―¿No te vas a desnudar?
De inmediato me quedé en pelotas sin importarme el revelarle que entre mis piernas mi miembro estaba pidiendo guerra. Olvido al fijarse, hizo honor a su nombre y olvidando cualquier recato, se empezó a acariciar mientras me ordenaba:
―¡Mastúrbate para mí!
Su orden me destanteó pero al observar que la mujer había introducido su mano dentro del tanga y que se estaba pajeando sin esperar a que yo lo hiciera. Aceptando que tal y como se decía en la universidad, esa cría era una ninfómana insaciable y que tendría muchas oportunidades de beneficiármela durante la expedición, cogí mi verga entre mis dedos y comencé a masturbarme.
―¡Me encanta cabrón!― gimió sin dejar de mirarme― ¡Lo que voy a disfrutar durante estos dos meses contigo!
La expresión de putón desorejado que lucía su cara me terminó de excitar y acelerando mis maniobras, le espeté:
―Hoy me conformaré mirando pero mañana quiero tu coño.
Mis palabras lejos de cortarla, exacerbaron su calentura y zorreando contestó:
―Tómalo ahora.
Como comprenderéis dejando la seguridad de mi mosquitero, me fui al suyo. Olvido al verme entrar, se arrodilló y sin esperar mi permiso, abrió su boca y se embutió mi verga hasta lo más profundo de su garganta mientras con su mano torturando su pubis. La experiencia de la cría me obligó a dejarla el ritmo. Su lengua era una maga recorriendo los pliegues de mi glande, de manera que rápidamente todo mi pene quedó embadurnado con su saliva. Entonces, se la sacó y me dijo:
―Te voy a dejar seco esta noche― tras lo cual se lo introdujo lentamente.
Me encantó la forma tan sensual con la que lo hizo: ladeando su cara hizo que rebotase en sus mofletes por dentro, antes de incrustárselo. Su calentura era tanta que no tardé en notar que se corría con sus piernas temblaban al hacerlo. Por mucho placer que sintiera, en ningún momento dejó de mamarla. Era como si le fuera su vida en ello. Si bien no soy un semental de veinticinco centímetros, mi sexo tiene un más que decente tamaño y aun así, la muchacha fue capaz de metérselo con facilidad. Por increíble que parezca, sentí sus labios rozando la base de mi pene mientras mi glande disfrutaba de la presión de su garganta.
La manera en la que se comió mi miembro fue demasiado placentera y sin poder aguantar, me corrí sujetando su cabeza al hacerlo. Sé que mi semen se fue directamente a su estómago pero eso no amilanó a Olvido, la cual no solo no trató de zafarse sino que profundizando su mamada, estimuló mis testículos con las manos para prolongar mi orgasmo.
―Dios, ¡qué gusto!― exclamé desbordado por las sensaciones.
Sonriendo, la puñetera cría cumplió su promesa y solo cuando ya no quedaba nada en mis huevos, se la sacó y abriéndose de piernas, me dijo:
―Date prisa. ¡Quiero correrme todavía unas cuantas veces antes de dormir!
Hundiendo mi cabeza entre sus muslos, me puse a satisfacer su antojo…
A la mañana siguiente, nos despertamos al alba y tras vestirnos, salimos a desayunar. Yalit y Luis se nos habían adelantado y habiendo desayunado, nos azuzaban a que nos diéramos prisa porque había mucho trabajo que hacer. Los malos modos en los que nuestra jefa se dirigió tanto a Olvido como a mí me extrañaron porque no le habíamos dado motivo alguno o eso creí.
Alucinando por sus gritos, esperé que saliera para directamente preguntar al gordito que mosca le había picado.
―Joder, ¿qué te esperas después de la noche que nos habéis dado?― contestó con sorna ―¡No nos fue posible dormir con vuestros gritos!
«¡Con que era eso! Debe ser cierto que es lesbiana y me la he adelantado», pensé temiendo sus represalias, no en vano era famosa por su mala leche.
Al terminar el café y dirigirme hacia la excavación, se confirmaron mis peores augurios porque obviando que había personal de la zona y que en teoría estaban ahí para esas tareas, esa zorra me mandó desbrozar la zona aledaña al área de trabajo. Queriendo evitar el conflicto, machete en mano, empecé a abrir un claro mientras dos “lacandones”, sentados sobre un tronco, me miraban y haciendo señas, se reían de mí:
―Menudos cabrones― murmuré en voz baja cada vez mas encabronado.
Uno de los indígenas al advertir mi cabreo, se acercó hasta mí y con un primitivo español, me dijo:
―Hacerlo mal. Mucho trabajo y poco resultado― tras lo cual me quitó el machete y me enseñó que para cortar las lianas primero debía de dar un corte en lo alto y luego irme a ras de tierra.
―Gracias― respondí agradecido al ver que esa era la forma idónea de atacar esa maleza.
El tipo sonrió y sin dirigirse a mí, se volvió a sentar junto a su amigo. Durante toda la jornada y eso que estaban a escasos metros de mí, ninguno de los dos me volvió a hablar. A la hora de comer, le conté lo sucedido a mi compañera, la cual me contestó:
―Pues has tenido suerte porque a mí esos pitufos directamente me han ignorado.
―Mira que eres bestia, no les llames así― recriminé a Olvido porque ese apelativo que hacía referencia a su baja estatura podía ofenderles.
Descojonada, murmuró a mi oído:
―El más alto de ellos, no me llega al hombro― y entornando los ojos, me soltó: ―De ser proporcional, tendrán penes de niños.
La nueva burrada me hizo reír y pegando un azote en su trasero, le pregunté porque le pedía a uno que se lo enseñara y así lo averiguaba. Sabedora que iba de broma, puso gesto serio y pasando la mano por mi paquete, respondió:
―A lo mejor lo hago, si dejas de cumplir.
Solo la aparición de nuestra jefa, evitó que le contestara como se merecía y en vez de darle un buen pellizco en las tetas, tuve que tapar mi entrepierna con un libro para que Yalit no se diera cuenta del bulto que crecía bajo mi pantalón. La arqueóloga tras saludarnos se sentó y desplegando un mapa aéreo de la zona, nos señaló una serie de montículos que le hacían suponer que había otras ruinas.
Al estudiar las fotografías, me percaté que de ser ciertas las sospechas de mi jefa, las estructuras estaban orientadas hacía un punto exacto de una de las montañas cercana.
―Tienes razón― contestó y dando la importancia debida a mi hallazgo, nos dijo: ―Mañana iremos a revisar.
Una vez levantada la reunión, nos pasamos las siguientes horas haciendo catas en los terrenos con la idea de buscar la mejor ubicación donde empezar a escavar. El calor y la humedad que tuvimos que soportar esa tarde nos dejaron agotados y fue la propia Yalit la que al llegar las cinco, nos dijo que lo dejáramos por ese día y que nos fuéramos a descansar.
«Menos mal», me dije dejándome caer sobre la cama.
Llevaba menos de un minuto cuando desde afuera de la tienda, me llamó Olvido diciendo:
―Voy a darme un baño a la laguna, ¿te vienes?
Su idea me pareció estupenda y cogiendo un par de toallas salimos del campamento. Al tener que cruzar una zona tupida de vegetación, nos tuvimos que poner en fila india, lo que me permitió admirar las nalgas de esa morena.
―Tienes un culo precioso― dije sin perder de vista esa maravilla.
Mi compañera escuchó mi piropo sin inmutarse y siguió su camino rumbo a la charca. Cuando llegamos y antes de que me diera cuenta, Se desnudó por completo y se tiró al agua por lo que tuve que ser yo quien recogiera su ropa.
―¿Qué esperas?― gritó muerta de risa.
Su tono me hizo saber que nuestro baño iba a tener una clara connotación sexual y por eso con rapidez me desprendí de mis prendas y fui a reunirme con ella. En cuanto me tuvo a su alcance, me agarró por la cintura pegó su pecho a mi espalda. No contenta con ello empezó a frotar sus duros pitones contra mi cuerpo mientras con sus manos agarraba mi pene diciendo:
―Llevo con ganas de esto desde que me desperté.
No me costó ver reflejado en sus ojos el morbo que le daba tenerla asida entre sus dedos y sin esperar mi permiso, comenzó a pajearme. Mi calentura hizo que me diera la vuelta y la cogiera entre mis brazos mientras la besaba. Hasta entonces Olvido había mantenido prudente pero en cuanto sintió la dureza de mi miembro contra su pubis, se puso como loca y abrazándome con sus piernas, me pidió que la tomara.
Al notar como mi pene se deslizaba dentro de ella, cogí sus pechos con las manos y agachando la cabeza empecé a mar de ellos a lo bestia:
―Muérdelos, ¡hijo de la chingada!
Sus palabras solo hicieron acelerar lo inevitable y presionando mis caderas, se la metí hasta el fondo mientras mis dientes se apoderaban de uno de sus pezones.
―Así me gusta ¡Cabronazo!
Reaccionando a sus insultos, agarré su culo y forcé mi penetración hasta que sentí los vellos de su coño contra mi estómago. Fue entonces cuando comencé a moverme sacando y metiendo mi verga de su interior.
―¡Me tienes ensartada!― gimió descompuesta por el placer.
Su expresión me recordó que todavía no había hecho uso de su culo y muy a su pesar, extraje mi polla y la puse de espaldas a mí.
―¿Qué vas a hacer?― preguntó al sentir mi capullo tanteando el oscuro objeto de deseo que tenía entre sus nalgas.
Sin darle tiempo a reaccionar y con un movimiento de caderas, lo introduje unos centímetros dentro de su ojete. Entonces y solo entonces, murmuré en su oído:
―¿No lo adivinas?
Su esfínter debía de estar acostumbrado a esa clase de uso por que cedió con facilidad y tras breves embestidas, logré embutir su totalidad dentro de sus intestinos.
―¡Maldito!― gimió sin intentar repeler la agresión.
Su aceptación me permitió esperar a que se relajara. Fue la propia Olvido la que después de unos segundos empezara a moverse lentamente. Comprendiendo que al principio ella debía llevar el ritmo, me mantuve tranquilo sintiendo cada uno de los pliegues de su ano abrazando como una anilla mi extensión.
Poco a poco, la zorra aceleró el compás con el que su cuerpo era acuchillado por mi estoque y cuando creí llegado el momento de intervenir, le di un duro azote en sus nalgas mientras le exigía que se moviera más rápido. Mi montura al oír y sentir mi orden, aulló como en celo y cumpliendo a raja tabla mis designios, hizo que su cuerpo se meneara con mayor rapidez.
―¡Mas rápido! ¡Puta!― chillé cogiéndole del pelo y dando otra nalgada.
Mi renovado castigo la hizo reaccionar y convirtiendo su trote en un galope salvaje, buscó nuestro mutuo placer aún con más ahínco. Aullando a voz en grito, me rogó que siguiera por lo que alternando entre un cachete y otro le solté una tanda de azotes.
―¡Dale duro a tu zorra!― me rogó totalmente descompuesta por la mezcla de dolor y placer que estaba asolando su cuerpo.
Desgraciadamente para ambos, el cúmulo de sensaciones hizo que explotando dentro de su culo, regara de semen sus intestinos. Olvido al experimentar la calidez de mi semilla, se corrió con gritos renovados y solo cuando agotado se la saqué, dejó de chillar barbaridades.
Con mi necesidad saciada por el momento, la cogí de la mano y junto con ella salimos de la laguna. Fue en ese instante cuando al mirar hacía la orilla, mi compañera se percató de una sombra en medio de la espesura y cabreada preguntó quién estaba allí.
―¿Qué pasa?― le dije viendo que se había puesto de mala leche.
Hecha una furia, me contestó:
―¡Alguien nos ha estado espiando!. Seguro que ha sido alguno de los lacandones― tras lo cual y sin secarnos, nos pusimos algo de ropa y fuimos a ver si lográbamos pillar al voyeur.
Pero al llegar al lugar donde había visto al sujeto, descubrimos que no eran huellas de pies descalzos las que hallamos en el suelo sino las de unas zapatillas de deporte.
―Ha sido Luis― dije nada más verlas.
―Te equivocas― me alertó y señalando su pequeño tamaño, contestó: ―¡Ha sido Yalit !
Las pruebas eran claras y evidentes. Como en cincuenta kilómetros a la redonda no había nadie calzado más que nosotros, tuve que aceptar que ¡Nuestra jefa nos espiaba!.
―Será zorra― indignada se quejó y clamando venganza, dijo: ―Si esta mañana se ha quejado de mis gritos, ¡qué no espere que hoy la deje dormir!
Su amenaza me alegró porque significaría que esa noche me dejaría seco y por eso con una sonrisa en los labios, la seguí de vuelta a la base.

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Relato erótico: Entre mi esposa y yo, nos follamos a la inquilina (POR GOLFO)

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Si alguien me dijera hace dos meses que se podía sacar algo bueno de esta puta crisis, con seguridad le hubiera mandado a la mierda. No solo había perdido el trabajo sino que, debido a lo exiguo del paro, me estaba quedando sin ahorros.  Previendo que de seguir así la situación no íbamos a poder pagar la jodida hipoteca, me senté con mi mujer para decidir qué hacer.
-Deberíamos ir pensando en vender la casa- con dolor le informé.
Maite, consciente de nuestra pésima situación económica, se echó a llorar. El dolor por perder ese piso era mutuo, a mí tampoco me apetecía desprenderme de nuestra única posesión pero no se me ocurría nada más. Afortunadamente cuando ya habíamos acordado la venta, mi esposa llamó a su hermano y él le dio otra solución:
-¿Porque no alquiláis la habitación del fondo?
En un principio, Maite se negó en rotundo porque meter a un desconocido en casa significaría perder nuestra privacidad, pero entonces Javier le hizo cuentas:
-Por lo que me dices os faltan cuatrocientos euros al mes pues, antes de malbaratar la casa, alquila ese cuarto por esa cantidad y cuando las cosas mejoren, lo echas y sigues manteniendo tu hogar.
Visto desde esa óptica, tenía toda la puñetera razón por lo que antes de colgar el teléfono, Maite estaba convencida. A mí en cambio, la idea me gustó desde el principio por lo que al día siguiente colocamos una serie de carteles por el barrio. Durante una semana, nadie se interesó y cuando estábamos a punto de perder la esperanza, una mañana recibimos la llamada de una muchacha.
Recién llegada a Madrid por motivos de trabajo, necesitaba un sitio donde vivir y como no podía pagarse un piso para ella sola, cuando leyó nuestro anuncio decidió llamarnos. No que decir tiene que quedamos con ella ese mismo día. Al aparecer, nos quedamos de piedra:
¡La tal Rocío era un bombón!
Con veinticinco años y un metro setenta de altura, parecía sacada de una revista y para colmo su acento andaluz, le confería un gracejo que difícilmente pasaba desapercibido. Asumiendo que meter una preciosidad semejante en casa, no era buena idea, separando a mi mujer, le dije:
-Podemos esperar a otro inquilino.
Maite se me quedó mirando y extrañada, me preguntó el motivo de mis reticencias. Al escuchar que la única razón es que estaba demasiado buena, me contestó:
-Si lo que te preocupa son mis celos, olvídate. Confió en ti- tras lo cual cerró el trato con la morena.
Mientras lo hacía, no pude evitar comparar a esas dos mujeres. Ambas eran atractivas a su manera. Aunque mi futura inquilina era una autentica belleza andaluza, alta, guapa y dotada por un par de pechos de locura, mi esposa no tenía nada que envidiarle. Mas baja y con unas caderas mas prominentes, tiene un culo cojonudo y unas piernas todavía mejores. Aun así, al observarlas, preví problemas. Dos hembras semejantes con un solo macho no serían fácil de sobrellevar.
Mientras las miraba, llegaron al acuerdo y dándose un beso de despedida, quedaron en que al día siguiente traería su ropa.
-Te estaremos esperando- le contestó mi esposa mientras cerraba la puerta.
Nada más hacerlo, me soltó:
-¡Esa zorra te ha puesto cachondo!
La cara de viciosa que puso me recordó nuestra única experiencia en un lugar de intercambios donde conocimos a una pareja que tras una breve charla, acordamos irnos con ellos a un reservado. Una vez allí, mientras el marido nos miraba, nos follamos entre los dos a su mujer. Aunque Maite nunca le habían gustado las mujeres, al terminar me confesó lo mucho que había disfrutado viéndome follar con una extraña y si nunca repetimos, no fue por ganas sino porque nunca se dio otra oportunidad.
Estaba todavía rememorando esa escena, cuando acercándose a mí, se arrodilló a mis pies y sin mas prolegómenos, me bajó la bragueta. La necesidad que mostró, me calentó de sobremanera y cogiéndola en brazos, la llevé hasta nuestra cama.  Ni siquiera tuve que desnudarla, al verse sobre las sabanas, mi querida esposa comportándose coo una verdadera puta se quitó la ropa, mientras me decía:
-¡Estas deseando follarte a esa guarra!
Sin pensar en las consecuencias, le contesté que sí. Contra todo pronóstico, se echó a reír y llamándome a su lado, me contestó:
-¡Tendrás que conformarte conmigo!-
Ver a mi mujer, tirada en la cama y totalmente desnuda, fue más de lo que pude soportar y despojándome de mi ropa, me reuní con ella de inmediato. En cuanto me tumbé y como si lo tuviese programado, me cubrió de besos comportándose como la dulce amante a la que estaba habituado. Contagiado por su pasión, llevé sus pechos a mi boca. Maite gimió al sentir mi lengua jugando con su areola y tratando de forzar que la tomara, llevó mi pene hasta su pubis.
No llevábamos ni un minuto sobre el colchón y ya quería que sentir mi pene en su interior. Comprendiendo que para ella era morboso el imaginarme con otra, decidí forzar su ilusión y mientras mis manos recorrían su piel, le dije al oído:
-¡Qué ganas tenía de follarte! Rocío.
Al oir que la llamaba con el nombre de la otra, ni pudo reprimir un gemido de placer. Ante su entrega, le separé las rodillas y pasé mi mano por sus bordes sin tocarlo. Mi mujer se mordió los labios cuando sintió que uno de mis dedos separaba sus pliegues y que lentamente iba en busca de su clítoris. Cuando lo encontré, el botón ya estaba esperando mis caricias. Duro y mojado, su dueña se retorció sobre las sábanas cuando le dediqué un leve pellizco. Satisfecho por la calentura que demostró, me deslicé por la cama y acercando mi boca a su sexo, probé su néctar.  Sacando mi lengua, tanteé sus pliegues y al ver su respuesta, bebí de su flujo sin hartarme.
La cueva que tanto conocía, se convirtió en un manantial inagotable. Inbuida de una pasíon desbordante,  cuanto más bebía, más brotaba de su interior. Para entonces, Mi mujer estaba desesperada y cerrando sus puños, me rogó:
-Fóllate a tu Rocío.
Venciendo mis ganas de hacerlo, proseguí horadando su agujero con mi lengua. No tardé en oír como se corría y buscando prolongar su éxtasis, metí un par de dedos dentro de ella. Maite al notar la caricia, empezó a aullar de placer mientras su cuerpo convulsionaba sobre las sábanas.
-Por favor- me imploró: ¡Lo necesito!-
Al ver que no le hacía caso y que seguía enfrascado en mi particular banquete, Mi esposa se levantó y poniéndose a cuatro patas, me miró. La rotundidad de su trasero me terminó de convencer y pasando mis manos por sus nalgas, supe que era lo que realmente me apetecía hacer.
Aunque no era lo que mas le gustaba, no le di opción y separando sus cachetes descubrí que esa entrada trasera que tanto me gustaba y tan poco visitaba. Al observar que no se quejaba, embadurnando mi dedo en su flujo, empecé a recorrer las rugosidades de su ano. Juro que me extrañó que no hubiera resistencia por su parte y más  cuando suspirandoy con la voz entrecortada, me rogó:
-Házmelo pero con cuidado-
Solté una carcajada al escucharlo. Las otras veces que había hecho uso de su culo le había dolido y por eso en esta ocasión, decidí ir con mucha lentitud. Alternando mis caricias entre su sexo y su ojete, conseguí relajarlo y solo cuando estuve convencido que no le iba a doler, introduje una de mis yemas en su interior. Al no  retirarse, comprendí que había conseguido mi objetivo y tanteando sus paredes, fui aflojando aún más su resistencia mientras, centímetro a centímetro y falange a falange, enterraba mi dedo en ese terreno tantas veces vedado.
-¡Dios!- escuché que decía al empezar a sacar y meterlo por entero.
Convencido de haberlo dilatado suficiente, repetí la operación con dos. Maite protestó con un quejido pero no se apartó, al contrario, meneando su cadera, buscó ayudarme en la labor. Agradecí con sonoro azote su entrega y pegándome a su espalda, le pregunté si podía empezar.
-Sí, mi amor-

Cogiendo mi pene lo embadurné con su flujo, antes de hacer cualquier intento de acercarme a su ojete. Mi esposa al ver lo que hacía, poniendo cara de puta, me soltó:
-Mételo antes en mi coño-
Como su sexo estaba empapado, me pareció una idea cojonuda de un solo empujón lo embutí hasta el final de su vagina. Maite se retorció como una loca al sentir mi verga en su interior y me pidió que siguiera penetrándola de esa forma.
-Ni de coña- respondí y haciendo caso omiso a sus deseos, se la saqué.
Tras lo cual, puse mi glande en su orificio trasero y con un breve movimiento, lo desfloré.
-Ahhhh-, gritó sin moverse.
Sabiendo que debía dejar que se acostumbrara a tenerlo dentro, no me moví durante unos segundos. Cuando observe que su dolor había disminuido, le acaricié la espalda mientras enterraba mi pene en su interior. Poco a poco, sus intestinos terminaron de absorber mi extensión.
-Rocío, quiero verte masturbando- susurré.
Obedeciendo, bajó su mano a la entrepierna y se empezó a masturbar con un frenesí que me dejó asustado. Aullando como loba, me pidió que comenzara. Imprimiendo un lento ritmo fui sacando y metiendo mi falo, mientras ella no dejaba de torturar su clítoris.
-¡Cómo me gustaría que te follaras a esa puta!- me dijo totalmente descompuesta mientras movía sus caderas.
Sus palabras me hicieron comprender que se le había en la cabeza que nos tiráramos a nuestra inquilina. Vista su calentura, decidí incrementar mi vaivén y lo fui acelerando hasta que se convirtió en un loco cabalgar. Para aquel entonces, la respiración entrecortada de mi mujer me confirmó que estaba a punto de correrse y profundizando su excitación, cogí sus pechos con mis manos. Usándolos como punto de apoyo, me lancé en busca de mi propio placer.
-Dame duro
Su permiso me dio alas y apuñalando con mi pene su culo, prolongué su orgasmo. Nuevamente sus aullidos llegaron a mis oídos y mientras mis piernas se llenaban del flujo que brotaba de su cueva, eyaculé en su interior. Agotado, caí sobre ella. Maite nada más recuperarse, me besó y abrazándose a mí, me soltó:
-¡Esa niña no sabe dónde se mete!
 
Rocío empieza a vivir en casa.
A la mañana siguiente, nuestra nueva inquilina llegó a la hora acordada. Tal y como había quedado trajo con ella su ropa y demás enseres de forma que a partir de ese día empezó a vivir con nosotros. Nada me hacía presagiar que su estancia en un principio provisional se iba a convertir en definitiva. Por otra parte os tengo que reconocer que en cuanto le abrí la puerta y la vi vestida con ese top y esa falda, recordé la fijación de mi esposa con que hiciéramos un trío con ella.
“Mira que está buena”, pensé mientras le cedía el paso.
La morenaza ajena a que su casero le estaba mirando el culo, alegremente se dirigió a su habitación. Maite, mi esposa, tratando de agradar la ayudó a desembalar sus cosas aunque por la expresión de sus ojos supe que en realidad la estaba estudiando. No me cupo ninguna duda de que en esos momentos estaba analizando a esa cría buscando alguna debilidad para explotarla. Cómo yo solo podría estorbar, decidí darme una vuelta por el barrio para hacer tiempo hasta la comida.
“Tengo que conseguir trabajo”, me dije mientras salía de casa, “me estoy convirtiendo en una seta”.
La falta de actividad me estaba pasando factura. Mis días eran la mera repetición de los anteriores. Me levantaba, daba un paseo, comía, tele, cenaba, más tele y a dormir. Por eso aunque no fuera más que por la novedad, la presencia de esa monada me alegró y digo esto porque tenía el convencimiento de que mi esposa se iba a quedar con las ganas de tirarse a esa cría.
“¡Tiene que tener novio!”, sentencié al ser imposible que nadie le hubiese echado el lazo.
Dos horas después y con un par de cañas y un pincho de tortilla en mi interior, volví a mi piso. En él, me encontré a mi mujer y a mi inquilina charlando animadamente en su interior. La camaradería que parecía existir entre ellas, me hizo dudar si al final mi señora tendría razón y más cuando después de comer y mientras echábamos un polvo vespertino, me informó:
-Creo que al final va a ser fácil, la he pillado mirándote el culo.
Muerto de risa, contesté:
-Y yo, devorando tus tetas con los ojos.
Desgraciadamente, durante las siguientes dos semanas, la realidad nos bajó los humos. Por mucho que tanto mi mujer como yo intentamos un acercamiento a esa mujer, nos chocamos con su indiferencia y eso que en cuanto se sintió en confianza, Rocío comenzó a lucir noche tras noche una serie de sensuales camisones que nos hacían desearla cada vez mas.
Era alucinante, a la hora de cenar, esperábamos con ansia verla aparecer porque olvidándose de que no éramos más que unos desconocidos, esa cría se ponía unos modelitos que más que ocultar, realzaba su estupenda anatomía. Si algo tenían en común, era que nos obligaban a observarla con creciente desasosiego. Os juro que me resultaba difícil no saltarle encima y violarla sobre la mesa del comedor cuando llegaba moviendo su pandero con sus tetas apenas cubiertas mientras disfrutaba luciéndose ante nosotros dos.
-¡Es una calientapollas!- le dije  a mi mujer después de que una noche, la andaluza nos hubiese deleitado con la versión mas porno de sus camisones.
Sin ningún tipo de recato, se había sentado a cenar con un picardías traslucido a través del cual podíamos claramente distinguir los negros pezones que decoraban sus enormes pechos. Era una cosa tan descarada que, bajo mi pantalón, mi miembro se levantó como un mástil y lo peor es que nuestra inquilina se percató y luciendo su mejor de las sonrisas, me pidió que le pasara la jarra de agua, diciendo:
-¿No tienes calor?
Maite dándome la razón y mientras recogía entre sus manos mi dureza, me contestó:
-Lo sé y si se cree que puede jugar con nosotros, ¡Va jodida!
Al escucharla, comprendí que había decidido dar otro paso pero nunca imaginé que al día siguiente le tuviese preparada una encerrona.
 
Maite la droga:
Aunque era evidente que mi mujer había planeado algo, os juro que no creí que fuera algo tan brutal y menos que fuese tan pronto. Todavía recuerdo que la noche siguiente a nuestra conversación, Maite se comportó especialmente cariñosa durante la cena con nuestra inquilina, llegando incluso a servirle ella misma el café. Os confieso que creí que estaba intentando nuevamente seducirla pero no tardé en darme cuenta de lo que equivocado que estaba porque no debíamos llevar ni cinco minutos de sobremesa cuando Rocío se disculpó diciendo que estaba cansada y que se iba a dormir.
La reacción de mi mujer me dio la primera pista de que algo había hecho, porque sin ningún motivo la acompañó hasta su cuarto. Aún estaba limpiando los platos de la cena, cuando Maite volvió a la cocina con una sonrisa en sus labios:
-Ven –dijo con tono misterioso.
Sin saber a qué atenerme, la seguí por el pasillo. Y cuando ya creía que íbamos a nuestra alcoba, la zorra de mi mujer me metió en la habitación de la muchacha.
-¿Verdad que está guapa?- me soltó señalando a la andaluza que dormía plácidamente en la cama, totalmente tapada por las sábanas.
En voz baja respondí que sí. Fue entonces cuando soltando una carcajada, Maite me preguntó:
-¿Te gustaría verla desnuda?
Sin darme tiempo a responder, se acercó donde la cría dormía y lentamente empezó a destaparla. Os juro que me quedé petrificado al ver lo que hacía pero más al comprobar que la morena estaba en pelotas.
-¡Menudos pechos tiene la jodía!- soltó mi mujer al dejar al aire los senos de la muchacha.
Absorto contemplando esa dos maravillas, no estaba preparado páralo que vino a continuación. Maite, agachando su cabeza, cogió unos de esos melones y sin hablar se lo metió en la boca.
-¿Qué haces?- pregunté angustiado al darme cuenta de que la cría estaba sedada.
Mi querida esposa sonriendo contestó:
-Lo que debíamos haber hecho hace tiempo. Vamos a follárnosla.
Aunque debía haberme negado a hacerlo porque no iba a ser más que una violación, no pude evitar ponerme como una moto cuando bajando un poco más la sábana, Maite me mostró el sexo totalmente depilado de la muchacha:
-¡Fíjate qué coño tiene la puta!- dijo separando sus rodillas.
La visión de su entrepierna  ya de por sí era algo morboso pero incrementando mi calentura, mi señora me miró diciendo:
-Quiero que te la folles.
Reconozco que debí hacerla entrar en razón pero estaba demasiado excitado para intentarlo y por eso, en vez de oponerme, lo único que pude decir fue:
-No seas bruta. Si me la follo sin que esté lubricado su coño, mañana amanecerá escocida.
Mi mujer, con un brillo malvado en los ojos, me respondió:
-Eso se puede arreglar.
Y sin esperar mi respuesta, se agachó entre sus piernas. Como loca, sacó la lengua recorriendo la raja de la morena mientras con dos dedos  retiraba los labios del inerte sexo de la cría y suavemente se concentró en el bulto semi-erecto que descubrió. Al principio, lo hizo con pequeñas aproximaciones pero luego le dió una lamida profunda con la que poco a poco fue lubricando ese coño. Ya totalmente convencida de violarla, buscó prepararla metiendo un dedo en su vagina mientras seguía con la lengua torturando insistentemente su clítoris. Supe que mi esposa estaba disfrutando de la indefensión de la rubia, cuando empezó a gemir totalmente excitada.
-¡Qué rico lo tiene la muy puta!- exclamó poseída por la lujuria al percatarse de que aunque estaba sedada, su vulva estaba respondiendo a su mamada.
Como si fuera consciente, su coño se empapó al ser estimulado. Mi esposa al saborear su fluido, comprendió que estaba lista.
-Fóllatela.
No estoy orgulloso pero no pude negarme y bajándome la bragueta, saqué mi miembro de su encierro. Maite se rio al ver que estaba erecto y saliendo de la cama, me dejó en su lugar. Ni que decir tiene que poniéndome entre sus piernas acerqué mi polla hasta su sexo y de un solo empujón se lo clavé hasta el fondo. Os confieso que me encantó sentir lo estrecho de su conducto y olvidándome de que era un delito, me empecé a follar a esa preciosidad sin parar.
Estaba a punto de correrme cuando al notarlo Maite, me obligó a sacarla diciendo:
-Ni se te ocurra eyacular dentro de esta guarra.
Comprendí que de hacerlo dejaría un rastro, por lo que en contra de lo que me pedía el cuerpo, se la saqué. Mi mujer al verla totalmente erecta y empapada, no pudo esperar y arrodillándose frente a mí la buscó con desesperación. Como una obsesa, se dedicó a recoger el flujo de la muchacha con su lengua mientras me decía:
-¡Me ha puesto brutísima verte con ella!- tras lo cual se la embutió hasta el fondo de la garganta.
Excitado, disfruté de cómo mi mujer se metía y se sacaba mi falo de su interior mientras con la lengua presionaba sobre mi piel. Era tal su maestría que logró que pareciera que en vez de su boca fuera su sexo en el que se lo encajaba.
-Eres una zorra- le dije acariciando su melena.
Mis palabras le sirvieron de acicate y cómo si su vida dependiera del resultado, aceleró su ritmo de forma tal que mis huevos empezaron a rebotar contra su barbilla. No contenta con ello, llevó la mano a su entrepierna y sin ningún tipo de recato, se masturbó ante mi atenta mirada.
-¡Qué guarra eres!- le espeté al comprobar que metiéndose tres dedos, mi esposa buscaba correrse antes que yo.
Decidido a que no me ganara en esa loca carrera, la cogí de la cabeza y forzando su garganta, la empecé a usar sin contemplaciones llevando mis penetraciones hasta el límite. Sé que debía de haber tenido más cuidado pero actuando como un perturbado, follé su boca salvajemente hasta que explotando dentro de ella, me corrí. Por lógica, Maite debería de haberse indignado por el trato pero mi brutalidad le encantó y acompañándome en mi orgasmo, se dejó llevar por su pasión mientras se bebía con auténtica ansia el semen que estaba esparciendo dentro de su faringe.
Todavía no satisfecho y muy excitado, la levanté del suelo y llevándola hasta la cama, la tumbé sobre las sábanas. Sin pausa, me desnudé y mientras lo hacía, al mirarla, me di cuenta que mi mujer me miraba hambrienta desde el colchón.
-¡Estoy verraca!- me soltó y poniéndose a cuatro patas, me pidió: -¡Fóllame!-
Ni que decir tiene que acercándome hasta ella, se la metí hasta el fondo. Maite, al sentir su interior hoyado por mi herramienta, gimió de placer y sujetándose a una columna del dosel, me pidió que la tomara sin piedad. Su entrega me volvió a ratificar que mi mujer se había sobreexcitado con y por eso, usando su melena como rienda, la cabalgué con fiereza. Mi pene la empaló una y otra vez llevándola al borde del abismo pero ella, lejos de quejarse, bramaba como una yegua al ser cubierta por un semental.
-¿Te ha gustado ver cómo la violaba?- pregunté dejando caer un sonoro azote en sus glúteos.
-¡Sí!- chilló y alzando todavía más su trasero, soltó: -¡Pero ahora necesito que me folles!
Al oirla, incrementé aún más e mis embiste siguiendo el compás de los azotes. Nalgada tras nalgada, fui asolando sus defensas hasta que con su trasero enrojecido mi esposa se dejó caer sobre la cama aullando de placer.

-¡Me corro!- gritó al sentir que  se licuaba por dentro.

 

Azuzado por su lujuria, la cogí de sus pechos y despachándome a gusto, la seguí acuchillando con mi pene pero debido al cúmulo de sensaciones de esa noche, no aguanté más y pegando un grito, eyaculé en el interior de mi amada.
Una vez saciada nuestra mutua calentura, nos quedamos tumbados en silencio, sabiendo que a partir de esa noche íbamos a seguir aprovechándonos de nuestra incauta inquilina.
 
Violarla se convierte en una rutina.
 

A partir de esa noche, confieso que nos comportamos como unos drogatas. Sin darnos cuenta, la sensación que sentimos al violar a esa cría se convirtió en una obsesión y por eso a los tres días, Maite no pudo aguantar más y volvió a drogarla. Nuevamente, nos la follamos aprovechando su estado pero esta vez ni siquiera llegamos a nuestro cuarto. Sin importarnos en lo más mínimo que fuera su habitación dimos rienda a nuestra locura, fornicando como salvajes junto a ella.
No sé si fue el saber que, de descubrirnos, podíamos acabar en la cárcel pero lo cierto es que el morbo que nos daba nos hacía ser cada vez mas imprudentes. Si entre la primera vez y la segunda habían pasado tres días, la tercera fue al día siguiente. De forma que al cabo de una semana, era rara la noche en que no nos la follábamos.
Nuestra obsesión era tal que un domingo, llegamos incluso a drogarla durante la comida y aprovechando la siesta, dimos rienda suelta a nuestros bajos instintos. Rocío, por su parte, parecía que no era consciente de ser usada, llegando incluso, durante una cena, a decirnos que era increíble lo bien que dormía en nuestra casa.
Cuando la escuché decirlo, se me pusieron los pelos de punta y menos mal que mi mujer entrando directamente al trapo, le contestó que se debía a que llegaba muy cansada del trabajo.
-Eso será- respondió la morena cambiando de tema.
Lo lógico es que esa conversación nos pusiera en alerta pero lo único que consiguió fue que durante dos noches, no nos la folláramos pero comportándonos como unos inconscientes, a partir de la tercera, reiniciamos nuestras fechorías.
El mes siguiente, por lo menos cuatro veces a la semana, drogamos a nuestra inquilina, de forma que llegamos a ver como algo natural, que después de cenar la forzáramos una y otra vez. Desgraciadamente todo tiene un final. Un viernes en la tarde, Rocío llegó a casa con dos botellas de champagne, diciendo que tenía algo que celebrar pero por mucho que Maite intentó sonsacarle que era, no lo consiguió.
Todavía recuerdo, mi cara al verla salir esa noche de su habitación. No pude reprimir una exclamación al verla aparecer vestida con un picardías negro super sensual, el mas indiscreto hasta esa fecha. Aunque estaba acostumbrado a sus modelitos, me puso cachondo el observar sus negros pezones a través de la tela. Tampoco ese camisón le pasó desapercibido a mi esposa que aprovechando un momento en que nos quedamos solos, me soltó:
-¿Has visto como viene la zorra? Te juro que estoy deseando ver cómo te la follas- dando por sentado de que esa noche iba a drogarla nuevamente.
Pero tal y como se desarrollaron los acontecimientos, ni siquiera tuvo la oportunidad de hacerlo porque mientras estábamos terminando la cena, Rocío se levantó y descorchó una de las botellas que había traído, diciendo:

-Ya es hora que os cuente porque estoy tan feliz, pero antes quiero que veáis algo- tras lo cual se acercó a la tele y puso un dvd.

Juro que me quedé aterrorizado en cuanto empezó, pues la película no era otra cosa que una grabación de lo ocurrido ese lunes en su habitación. Si poder casi ni respirar, vi a mi mujer descojonada decirme que la zorra ya estaba lista y para demostrarme que estaba totalmente dormida, pegarle un doloroso pellizco en uno de sus pezones. No me hizo falta ver nada mas. Rocío nos tenía en sus manos, por lo que antes de que en la televisión me viera violando su inerte cuerpo, le pregunté cómo se había enterado.
La muchacha soltó una carcajada y sirviéndose una copa, me soltó:
-Habéis sido unos imbéciles. Desde el primer día me di cuenta que os atraía y que ambos querías llevarme a la cama, pero de pronto dejasteis de acosarme y eso unido a la forma en que dormía me dio las pistas de que algo estabais haciendo. Por eso decidí grabar mis noches….- para entonces mi mujer intentó disculparse llorando pero la morena soltándole un guantazo, la obligó a callarse tras lo cual prosiguió diciendo: -Os podréis imaginar que me 
enfadó ver que me violabais… pero tras ver varias veces la grabación decidí sacarle provecho.
La expresión de su cara delataba una seguridad tal que me puso la piel de gallina y mas cuando, terminando su copa, le exigió a mi esposa que la rellenara diciendo:
-Putita mía, sirve un poco más de champagne a tu dueña.
Maite se la quedó mirando y sumisamente, se la rellenó. La andaluza soltando una carcajada, la cogió de la melena y obligándola a arrodillarse a sus pies, separó las rodillas y dijo:
-Quiero sentir como me comes el chocho, puta.
Sin levantar la voz, su orden no pudo ser más enérgica y excitado vi a mi esposa obedecer. Juro que me pareció excitante ver el modo en que acató sus exigencias y mientras lo hacía, pregunté:
-¿Qué vas a hacer?
Muerta de risa, me contestó:
-Disfrutar. Si no queréis ir a la cárcel, a partir de hoy seréis mis juguetes. Viviréis para darme placer y desde ahora os aviso: Si no estoy satisfecha, iré a la policía con la película.
-No tendrás queja, mi ama- contestó mi esposa desde el suelo.
Aunque debía de estar aterrorizado, contra toda lógica me excitó el ser suyo y con mi pito tieso, pregunté que deseaba de mí.
-Por ahora, vete desnudando. ¡Quiero ver en persona mi mercancía! 
 
 
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Relato erótico: “La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) Parte 3” (PUBLICADO POR BOSTMUTRU)

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es seguí contando ya al día siguiente sería el último día que estaríamos en la finca desperté a eso de las 9am nuevamente sintiéndome como un miserable como poco hombre arrepentido de dejar que ahora el primo me le surtiera pija a mi novia y la dejara bien cogida me decía no lo voy a permitir no me la voy a dejar coger nuevamente.

Baje el camarote David seguía dormido con cara de satisfacción, me puse una camiseta unos zapatos y baje ya la mayoría estaban despiertos incluso el tío que pervirtió a mi novia por lo que no se trasnocho atendiendo a la sobrina los únicos que faltaban era Diana y David estaban algo trasnochados era obvio los salude a todos desayune mi suegra dijo que iba a despertar a los bellos durmientes que teníamos que aprovechar que era el último día para ir al rio y un rato al pueblo, fue los despertó se levantaron asperezados de mala gana desayunaron se alistaron y aseo le las 10 ya estábamos llegando al rio.

Organizamos donde nos iba a quedar empezamos a compartir y a meternos al rio a bañar Diana como siempre muy recatada entro con ropa encima de su bikini a bañar al rio llevaba una camisetica gris de manga corta pegada al cuerpo que apenas le cubría hasta la cintura y le dejaba ver su bonita figura y unos shorcitos de tela que apenas le cubría ese culo redondito y nalgón fue meterse al agua y empezar a parar vergas toda esa ropa se le pego y se le empezó a meter por sus deliciosos pliegues, el tío Roberto solo la miraba con cara de pervertido se saboreaba nada más con mirar tremenda hembra eso si teniendo cuidado de que su amada esposa no lo fuera a ver, David hacia lo mismo, Diana se percató de que sus dos machos la miraban y disimuladamente se coloca en poses mostrándose para provocarlos más eso sin que ellos se percataran que les estaba coqueteando a los dos, ya este par de degenerados padre e hijo estando en el agua tenían los bultos levantados se los tocaba y mostraban a Diana disimuladamente y luego se metían al agua para que no los vieran ninguno de los dos se enteraban que su sobrina y prima ya se había revolcado con los dos el único era yo que lo había visto todo en esas estábamos mientras Diana, mis cuñadas, su prima, su primo y yo jugábamos con una pelota David no desaprovechaba para en medio del juego manosear a Diana agarrarle las tetas el culo rastrillarla puntearla con la verga en medio de ese par de nalgotas y mi amorcito disimulando pero en la cara ya se le veía lo caliente que andaba, así estuvimos como una hora cuando la esposa de Rodrigo se acerca a él le da un abrazo de forma cariñosa cuando se percató de la tremenda erección que traía su esposo y sorprendida dice….

—hay amor que paso por que esta así….

—Es que estoy contento por ti amor (mintió era obvio por quien se gastaba esa erección) ….

—Amor eso no es sano hay que hacer algo.

Dirigiéndose a sus hermanas les dijo….

—tengo que volver a la finca que se me quedaron unas pastas y les pico el ojo….

La mama de Diana le respondió:

—eeehh pero si ya va a ser la hora del almuerzo falta una hora y tenían que ir a comprarlo al pueblo….

La esposa de Rodrigo dijo que a esa hora volvían.

Se llevó a rastras a Rodrigo sin que este pudiera opinar.

En mi interior reí me dije por lo menos la esposa lo va a mantener alejado de mi Diana solo falta que se fuera el primo para tener tranquilidad.

Mi suegra empezó a decir que por que no comprábamos la comida en el pueblo y la traíamos al rio para comer nos pareció buena idea a todos así que decidieron que mi suegra, su hermana y esposos fueran al pueblo a traer la comida como el trayecto era corto 15 minutos a pie decidieron caminar y así distraerse a Diana por ser tan responsable le encargaron que cuidara a sus hermanitas y primos, ya la cosa no se empezaba a ver bien para mi empecé a ver como que se avecinaba algo pero dije mientras este aquí y sobre todo con las niñas no puede pasar nada las niñas empezaron a decir que tenían sed de tanto jugar, mi suegra me dijo:

—hay una tienda como a 10 minutos por que no compras dos botellas de gaseosas para que tomen y para el almuerzo.

Diana me miro con cara de súplica y como de no le vas hacer el favor a mi mamá, no le podía decir no a mi suegra, le dije claro con mucho gusto y por dentro pensaba me voy arrepentir de esto.

Diana el primo y las niñas siguieron jugando en el rio mientras los demás salimos a cumplir con nuestras tareas yo solo di una última mirada y David tenía una sonrisa de oreja a oreja y Diana también no me quedo de otra salí caminando rápido y cuando los perdí de vista arranque a correr no quería dejar a Diana mucho tiempo sola con el primo y me la fuera a coger, llegue a la tienda en 5 minutos y volví en otros 5 cuando llegue o sorpresa solo estaban las dos hermanas y la prima jugando en el rio le pregunte a la hermana más pequeña (9 años) que era la que tenía más cerca y tu hermana, me dijo que se había ido con David a explorar el rio más arriba y que no se demorarían que nos quedáramos aquí….

El miedo y la incertidumbre me recorrieron todo el cuerpo le dije que se quedara ahí que los iba a buscar.

Salí rápidamente a buscarlos subí rio arriba no los veía estaba azarado al otro lado del rio vi un pequeño sendero casi oculto decidí ir por ahí pero nada solo vi una roca gigante solo miraría atrás de ella y me devolvería cuando fui a ver ahí estaban la tenía contra la roca la estaba besando se comían las bocas era espectacular se veía muy sensual y deliciosa con su ropa toda mojada toda pegada a ese cuerpo solo hecho para el placer.

La camisetica gris toda mojada a su cuerpo hacían ver esas tetas enormes más grandes y apetecibles David le apretaba una mientras no paraban de besarse el shorcito mojado se le pegaba a ese culo metiéndose en sus pliegues David con su mano libre le apretaba una nalgota los dos la estaban pasando bien yo de nuevo sintiéndome traicionado y con una excitación que no aguantaba me saque la verga y me empecé a pajear oculto sin hacer ruido mirando cómo me corneaba nuevamente.

David le subió la camisa hasta el cuello y le saco esas grades tetas del sostén del bikini se veía súper ricas y apetitosas se las empezó a chupar se amamantaba de una a otra Diana gemía muy feliz con la cara llena de lujuria, David paro le desabrocho el shorcito se lo quito la volteo contra la roca la acomodo le puso ese culaso en pompa con las piernas un poco abiertas dejándola indefensa se arrodillo ante tremendas nalgas le dio una nalgada Diana solo voltio su cabecita para verlo arrodillado detrás de su culo.

David le dijo….

—Que rico culaso, ese culo va hacer mío.

Acto seguido le abrió las nalgas y le enterró la lengua en el ano.

Diana no esperaba eso solo grito:

—aaaaahhhhhh mi culooooo mi culitooooo noooo aaaahhhh por ahí nooooooo.

David no paro le siguió metiendo su lengua y moviéndola en círculos le pasaba la lengua a gusto le lamia ese hoyito rosadito se lo chupaba y le pasaba la lengua como queriéndoselo arrancar a punta de lengüetazos ya Diana no ponía objeción tenía la mirada perdida y solo le paraba más el culo para facilitarle el trabajo, David le empezó a escupir en el ano y lo llenaba de babitas y se lo acomodaba con los dedos.

David le pregunta….

—Me vas a dejar, cierto puta.

Diana con su cabecita hacia atrás mirando lo que le hacia su primo con una expresión de puta completa le respondió….

—Si hace lo que tengas que hacer solo tené cuidado que soy virgen por ahí.

Apenas le dijo eso David le metió un dedo suavemente, yo me vine votando chorros de leche al piso, pero no se me bajaba la erección y seguía excitado.

David le metía el dedo y se lo sacaba lo movía en círculos le escupía el ano le seguía moviendo el dedo por dentro se lo metía y se lo sacaba, la cara de Diana era de puta no le molestaba estaba sintiendo mucho placer, David le metió dos dedos y le dio el mismo tratamiento Diana se acostumbraba solo gemía como una perra loca de placer, David le metió tres dedos ya Diana empezó a gemir más fuerte después de un rato le saco los dedos pude ver su anito rosadito algo abiertico.

David le dijo….

—Chúpamela y déjamela bien babeada o te va a doler.

Diana se arrodillo le empezó a chupar esa pollota mi pobre novia apenas le cabía toda esa vergota como podía la chupaba pero ella es muy decidida y se metía más de la mitad le acariciaba esas pelotas se sacaba el pene de la boca y se metía uno de esos huevotes que apenas le cabía en la boca y se lo chupaba le escupía la verga se la dejo toda llena de babas totalmente mojada y le dijo a su primo….

—Ya te la deje lista primito….

—Bueno puta ahora ponente en cuatro que te voy a desvirgar el ano.

Diana acato la orden del primo se puso a cuatro patas le paro bien ese culote arqueo la cintura dejándola bien parada.

David le dijo:

—mejor pone la cara en el suelo deja el culo así y con las manos abrite las nalgas.

La visión era pornografía pura no pude resistir ver a mi novia así toda ofrecida estaba bien puta me volví a venir bote más leche al suelo la polla no se me bajaba seguía erecto me dolían los huevos.

David se acomodó sobre el culo de su prima la verga de David descomunal para el anito se su prima a pesar de estar un poquito abierto por la dilatación parecía que no iba a entrar parecía que si se la metía la iba a matar lentamente fue bajando y empezó hacerle presión a ese anito rosadito con esa cabezota el culo de mi novia se empezó a estirar su carita se empezaba a desfigurar a medida que entraba cada centímetro era un rostro de dolor y sufrimiento empezó a gritar….

—Noooooo por favor para aaaaaaaa me estas matando noooooo….

—Tranquila preciosa solo va la mitad jejejeje….

—Noooo ya no más me estas abriendo toda aaaaaayyyy.

David no se detenía metía más y más a Diana se le salieron las lágrimas pero lo intrigante era que no dejaba de para el culo y abrirse esas nalgotas bellas hasta que David hizo tope con el culo de su prima se la metió hasta las pelotas, le metió esa barra de carne de 19 cm, solo veía como el primo había acabado de desvirgar analmente a mi novia.

Se quedaron quietos para que ese culo se adaptara a tremendo invasor David fue bajando sus manos por el abdomen hasta llegar a ese enorme par de tetas se agarró a cada una apretándolas duro la fue levantado de ellas hasta que quedo en cuatro mi pobre novia quedo en cuatro con la espalda arqueada poniéndole el culo parado con toda la verga enterrada en el ano, el sobre esa bella espalda, mi pobre amada solo sollozaba David le empezó a besar el cuello chuparle una oreja besarle una mejilla y a decirle lo linda que era que se veía preciosa con toda esa polla dentro del culo que se veía como una Diosa del sexo mi novia se fue relajando David le seguía apretando esas tetas que estaban a reventar estaban muy hinchadas los pezones estaban brotados como si se le fueran a reventar David bajo una mano y le empezó a tocar el clítoris Diana tenía el coño hecho una cascada le chorreaba toda ya Diana gemía y David se empezó a mover suave la empezaba a sacar casi toda y la metía lentamente Diana parecía una gatita ronroneando su querido primo empezó acelerar más Diana gemía más y más ya era puro placer David se aferró de sus tetas y le empezó a dar más duro y a besarla se pasaban sus lenguas y seguían cogiendo ya solo eran la imagen del placer Diana le dijo:

—aaaahhhh creo que aaahhh me voy aaaah veniiiirrr….

—Venite amor venite que tenemos que acabar rápido.

David se arrodillo atrás de mi novia sin sacarle ese pedazo de carne la agarro de las cadera y se la empezó a meter duro y rápido mi amorcito empezó a gritar de placer y a poner los ojos en blanco David empezó a gritar y eyacular dentro del culo de mi novia las pelotas se le movían con cada venida hasta que le dio una última clavada dura y profunda dejándole esa verga toda enterrada, mi amorcito cayo de cara toda desmadejada con la mira perdida, babeando por la boca con el culo todavía en pompa y su primo aferrado a ese buen par de nalgas con la polla adentro mientras se recuperaban yo me vine nuevamente tire más semen al piso ya el pene me dolía de lo tan duro que se me había puesto.

David le saco ese pedazo de morcilla gruesa, el culito de mi niña estaba todo abierto se lo había estirado todo, de él broto goterones de leche con un hilito de sangre que le pasaban sobre esa vagina chorreante y caían al suelo dejando un charco blanco en él, algunos goterones bajaban por sus piernas y quedaban ahí pegados.

David le dijo….

—Amor estas bien….

—Si un poquito adolorida pero bien….

—Te gusto mi zorrita….

—Al principio me dolió pero ya después le cogí el gusto al final me gustó mucho casi me partes en dos pero me encanto me gusta que me la metan por el culo quiero que me la sigan metiendo por el culo también….

—Diana eres una puta quien te ve primita con esa apariencia de niña buena y en realidad eres toda una puta ven más bien levántate que tu novio el cornudo ya debía haber llegado.

Habían pasado 20 minutos del acto sexual en total ya habían pasado 30 minutos desde que los adultos habían salido por la comida ya deberían estar llegando y no iban a encontrar a Diana a su primo y a mí, salí rápidamente de vuelta donde estaban las niñas al llegar los adultos no habían llegado la hermanita me pregunto por Diana le dije que no los encontré a los 5 minutos llego mi novia caminando con dificultad junto al primo, le pregunte que donde estaba y por qué se había ido con el primo, nerviosa me dijo no es que queríamos conocer un poco y explorar que no se habían demorado tan solo fue un momento también le pregunte por que caminaba así con dificultad y tenía los ojos llorosos tratando de guardar compostura y disimulando el nerviosismo me dijo que se había resbalado y que cayo sentada golpeándose fuerte por eso estaba así pero que ya se está sintiendo mejor, después me pregunto que si había llegado hace mucho yo le mentí y le dije que había acabado de llegar, 5 minutos después llego el resto de la familia con la comida y después el tío Rodrigo y su esposa que venía con una enorme sonrisa, se sirvió la comida, comimos junto al rio recogimos todo fuimos al pueblo pasamos la tarde hablan, caminando, conociendo, compartiendo en familia.

Veía como el Tío Rodrigo se acercaba le decía cosas pero no escuchaba así paso el resto del día hasta que se hizo de noche y volvimos a la finca estuvimos hablando un rato más Diana se portaba normal conmigo como una buena novia, dieron las 11pm todos empezamos a retirarnos para dormir ya al siguiente día volveríamos a la ciudad.

Me encontraba cansado así que apenas me subí a la cama caí dormido David también se durmió eran como la 1:10am cuando sentí que el camarote se movió entre dormido vi que David salía de la habitación pensé que iría al baño espere un rato note que se demoró en volver habían pasado como 15 minutos ya se me hizo raro tanta demora baje del camarote no había nadie en el baño iba a bajar por las escaleras cuando lo encontré escondido agachado ahí con la pantaloneta abajo el pene parado masturbándose y mirando hacia la sala, estuvo un rato ahí hasta que se levantó entro en la sala, yo me acerque y ocupe su lugar.

En la sala con la lámpara prendida se veía a mi novia abierta de piernas el tío la tenía agarrada de cada tobillo enterrándole la verga con muchas ganas mi novia gemía suavemente con los ojos cerrados sintiendo mucho placer, Rodrigo se detuvo de cuando vio a su hijo ahí parado con esa vergota hinchada a punto de reventar Diana al sentir que su tío se detuvo con toda esa pollota enterrada abrió los ojos vio ahí a su primo con la pantaloneta abajo y su pene parado.

David le dijo a su prima:

—que puta eres también te estas acostando con mi papá.

Rodrigo sorprendido al escuchar eso solo dijo:

—que te acostaste con mi hijo que puta saliste y eso que solo te desvirgue hace un par de días.

David: Tú fuiste el que le estrenaste ese coño que envidia papá bueno por lo menos le alcance a romper el culo antes que tú.

Rodrigo: sobrina me sorprendes que rápido te volviste una viciosita y tan buena niña que te veías todos en la familia te ven con orgullo y con tanto cariño, si tu mamá y tu papá supieran que la niñita de sus es tan putica se morirían de vergüenza jajajaja y pobre de tu novio si te viera jajajaja abierta de piernas y con mi verga hasta las entrañas jajajaja.

Diana: aaaahhh hmmmm tío esto es culpa suya yo me estaba portando bien hasta que usted se aprovechó de mi aaaaiii que rico es esto y mi primo también tiene la culpa él también me cogió estando yo tranquila más bien deje de hablar y sígase moviendo tío.

David: que pedazo de puta es mi prima no me culpe que usted empezó por andar de buscona ahí con ese par de tetas grandes, ese culazo y esas trencitas dejándose manosear y que le apoyaran la verga entre ese par de nalgas.

Mientras le decía eso Rodrigo había reiniciado el mete y saca como si nada y mi novia ya estaba gimiendo mirando a sus dos machos con cara de vicio, así estaban cuando David les dijo:

—no me van a dejar así —mostrándoles la verga toda tiesa.

El papá le dijo:

—claro que no hijo seria mal padre.

Y le cedió el turno David cogió a mi novia de los tobillos y la empezó a clavar duro como lo hacía su padre mientras este le colocaba la polla en la boca a su sobrina quien empezaba a chupar a gusto así estuvieron turnando se a mi novia por un tiempo, después la pusieron en cuatro sobre el sofá apoyando sus manos sobre el espaldar y parando ese espectacular culo, el tío Roberto le empezó a penetrar el coño aguado a mi novia agarrándose de las cadera y dándole como si no importara mi amorcito era feliz solo gemía contenta abriendo su dulce boquita de lolita pa cual no demoro en ser ocupada por su primo que le metió su pedazote de carne ahogándole los gemidos igual que antes padre e hijo se la turnaban cambiado de agujeros.

En uno de esos turnos que le toco a David clavarla por la concha decidió que era mejor idea volverle a romper el culo así que sin consultar le apretó la verga sobre su ano que todavía estaba un poco abierto por el tratamiento recibido en el rio y esta fue entrando lentamente al sentir esto mi novia empezó a desfigurarse le la cara ya iba a gritar cuando su tío vio eso y decidió silenciarla metiéndole lo más que pudo de esos 22cm de carne gruesa y empezarle a embestir la boca así estuvieron un rato mi novia estaba toda ida solo se dejaba la cogían como una muñequita de trapo, cambiaron de turno ahora el tío al ver ese culo abierto ya listico no lo dudo y le empezó a meter ese monstro por el culo mi novia lo resistió con orgullo ya sentía placer por el sexo anal que le estaban propinando solo gemía placenteramente David le puso la verga en la cara y ella empezó a chupar muy contenta así estuvieron mientras el tío la bombeaba duro aferrado a sus nalgotas.

Estuvieron un buen tiempo turnándose el culo de mi novia hasta que ya veían que no iban aguantar más estaban muy excitados así que el tío le dijo a mi novia….

—Ven sobrinita cabálgame que ya voy acabar y te quiero chupar ese par de grandes tetas lechera.

Se sentó en el sofá quedando un poco afuera su cabeza se apoyaba en el espaldar Diana se le monto encima y lo cabalgo como buena jinete estaba saltando sus grandes tetas se bamboleaban ella las cogió con sus manos se las ofreció al tío que de inmediato la trajo hacia él y se las empezó a chupar les pasaba la lengua las chupeteaba como queriendo sacar leche en esa posición quedo con el culo en pompa el tío cogió con sus dos manos y le agarro esas deliciosas redondas voluminosas y bien paradas nalgas y se las abrió diciendo “hijo te toca”.

David al ver como su papá le ofrecía las nalgas de mi novia no dudo y le enterró ese trozo de carne por ese culote se agarró de las deliciosas caderas de mi novia y la empezó a bombear duro, los tres gemían suave pero placenteramente, padre e hijo se coordinaron en las embestidas mientras uno se la enterraba toda en sus entrañas el otro casi se la sacaba y así estuvieron dándole un mete y saca a mi tierna novia que se dejaba sumisamente con una cara de puta perdida llena de placer en toda la habitación se escuchaban sus suaves gemidos estuvieron así hasta que después de 5 minutos empezaron a jadear más intensamente hasta que las grandes pelotas de tío empezó a contraerse y a moverse me le empezó a llenar de le che la concha casi al instante a su primo lo ocurría lo mismo y le empezó a eyacular en los intestinos se los estaban llenando era un espectáculo ver como se contraían y movían esas vergas y esos huevos surtiendo a mi novia de una cantidad impresiónate de leche que le empezaba a escurrir por sus orificios aun con esas vergas bien metidas la cara de ella tenía una expresión de placer intenso los ojos los tenía en blanco y estaba babeando, su tío solo decía dios mío me está ordeñando la verga siento como me la exprime y su primo también comentó:

—aaaahhh su culo también me está exprimiendo la verga siento como me la aprieta.

Así estuvieron hasta que dejaron de moverse quedaron ahí con mi novia en medio y con sus vergas metidas y chorreantes mientras había visto todo eso yo me masturbaba como loco y me venía con cantidades de leche que me tire encima.

Después de ver cómo le habían metido esa doble penetración a mi novia subí a la habitación a descansar los dejé ahí, ya más relajado un sentimiento de culpa que me empezaba a invadir caí dormido.

A la mañana siguiente desperté a eso de la 9:30am ya casi todos estaban despiertos solo faltaban David y Diana cuando baje del camarote David dormía placenteramente baje salude a todos vi al tío Roberto lucia cansado me saludo me miraba burlonamente con ironía en su cara, la familia ya alistaba maletas se organizaban yo desayune me vestí organice maleta, como a las 10:30am despertó David estaba contento me miraba y se sonreía me saludo como su padre con una doble intención sabía que también se burlaba de mi por lo cornudo que me habían hecho en el paseo, el desayuno se vistió, prepararon la comida sirvieron a eso de las 12:30pm despertó mi novia se veía ojerosa le preguntaron que si estaba bien dijo que no había podido dormir que dio muchas vueltas, yo solo pensaba lo mentirosa que era, no durmió bien por estar ensartada por el primo y el tío, me sentía cornudo, traicionado con ese arrepentimiento deje que desvirgaran a mi novia por todos sus agujeros ella iba a regresar a casa hecha una adicta al sexo, adicta a su tío y primo sabía que no se iba a detener ahí y cuando tuviera la oportunidad me seguiría poniendo unos lindos cuernos.

Todos estaban en el primer piso listos esperando ya casi todos tenían el equipaje listo faltaba mi novia quien comió rápido y disimuladamente le hizo un guiño al primo mientras comía termino dijo que se bañaba alistaba la maleta y bajaba así que tuvimos que esperarla 10 minutos después empezamos a montar las cosas en los vehículos y hablar fuera de la casa entre todos mientras esperábamos para irnos de un momento a otro perdí a David de vista ya no estaba afuera de la casa me escabullí en un momento que estaban todos distraídos solo pensaba no puede ser que vuelva a pasar con cuidado subí al segundo piso el baño estaba vacío todas las puertas de las habitaciones estaban cerradas abrí la que ocupaba con David lentamente pero no había nadie ahí me acerque a la que ocupaba Diana y escuche ruidos me quede escuchando pegado a ella y alcance a oír ….

—Primita toma tu lechita para que te vayas a la casa cargadita chúpamela rápido que nos van a empezar a buscar….

Solo se escuchaba las chupeteadas “glop glop glop que rica la tienes primo glop glop glop glop”.

No podía creer mi novia le estaba haciendo una mamada de despedida al primo así estuvieron un rato hasta que escuché ruidos en las escaleras rápidamente entre en la habitación que ocupaba y entreabrí la puerta y pude ver pasando al padrastro de mi novia se dirigió a la habitación de Diana y sin preguntar abrió la puerta mientras entraba y decía…

—Diana su mamá que se apure que nos va a coger la tarde.

Mientras su cara se empezaba a poner blanca y abría los ojos, me acerque por detrás escondido tras el marco de la puerta, la imagen era increíble David le sacaba la polla toda enorme y morcillona untada de babas y semen de la boca a mi novia, Diana había acabado de tragar una buena cantidad de semen se encontraba arrodillada con el cabello mojado toda húmeda envuelta en una minúscula toalla que apenas le cubría ese par de tetas grandes pero no ese delicioso culo ya que al estar arrodillada se le salía todo, mi novia con la cara pálida la boca abierta con algo de semen que le salía por la comisura de sus labios.

De sus ojos empezaban a brotar un par de lágrimas por cada una de sus mejillas.

Padrastro: Que está pasando aquí.

David: nada tío.

Padrastro: Como que nada, tienes la polla afuera untada de semen y babas y mi hija esta arrodillada con la boca untada de tu semen.

Diana: Papá no es lo que parece.

Padrastro: Que no es lo que parece entonces me estoy imaginando que le acabas de hacer una mamada a tu primo, a tu primo Diana que va a pensar tu mamá y toda la familia de esto.

Diana: Papá no les diga nada por favor.

David: Tío si no diga nada.

Padrastro: Cállese David que me da ganas de golpearlo más bien salga de aquí voy hablar con esta vagabunda.

Rápidamente me escondí en la habitación que ocupaba nuevamente vi pasar a David acomodándose la polla y subiéndose el pantalón iba asustado, me asome y vi la puerta que se cerraba, pero no quedo totalmente cerrada quedo entreabierta aproveche para mirar que sucedía.

El padrastro se acercó a su hija que seguía arrodillada mirándolo con lágrimas en los ojos con su cabeza a la altura de la entrepierna de su padrastro.

Padrastro: no lo puedo creer Diana su mamá todo lo que la ha cuidado y mire como se comporta como una puta.

Diana: No papá solo fue una vez, yo no lo vuelvo hacer por favor no le diga a mi mamá.

Padrastro: Si claro una vez, a ver y por qué lo estaba haciendo.

Diana: Tenia curiosidad y mi primo me convenció.

Padrastro: Curiosidad tremenda puta nos salió de seguro ya te has acostado con un resto de personas porque con esa carita de niña buena y ese cuerpazo que te gastas ya debes estar más usada que puta barata.

Diana: No papá no me diga eso yo no he estado con nadie.

Padrastro: Si como no cuando te vas a quedar en casa de tus amigas seguro aprovechas para acostarte con todos los que podas sos toda una puta pobre tú novio debe tener unos cuernos gigantescos.

Diana: No papá eso no es cierto.

Padrastro: Yo le decía a tu mamá que no te dejara ir a quedarte donde tus amigas por que de seguro te ibas a putear…. Ya que sos una puta te voy a enseñar.

Su padrastro es un hombre muy serio trabajador de 1.68mts.

De contextura algo delgada algo barrigón, calvo narizón de piel blanca una persona que siempre ha estado pendiente de su familia y la ha cuidado mucho que conoció a Diana cuando tan solo tenía 5 añitos, se empezó a desabrochar el pantalón se bajó un poco el calzoncillo y saco una verga de 20cm parada cabezona gruesita con un par de pelotas grandes toda peluda se la apunto a la boca y le dijo.

Padrastro: Chúpala rápido que nos están esperando.

Diana: no yo no se lo voy a chupar usted es mi papá es esposo de mi mamá no la voy a engañar a ella.

Padrastro: ahora te vas hacer la digna la niña buena si no quieres que le diga a nadie me vas a tener que sacar toda la leche puta.

Acto seguido la cogió de la nuca y le enterró la mitad de esa verga a mi dulce novia que le escurrían las grimas en la mejilla….

Padrastro: Haceme venir rápido que no tenemos tiempo.

Empezó a darle un mete y saca rápido Mi novia ponía sus tiernas manitas en su pelvis intentando que no le diera tan duro así estuvo un ratico hasta que con su manito derecha le agarro lo que le queda afuera de polla y con la izquierda le empezó a acariciar los huevotes a su padrastro ya cambio de actitud dejo de llorar miro a su papito querido con cara perdida de lujuria y empezó a chupar con devoción le pasaba la lengua por todo el tronco le chupaba los huevos se la metía lo más que podía degustaba la polla de su padre la estaba disfrutando toda su padre solo gemía mandaba su cabeza hacia atrás cerraba los ojos y le decía…

Padrastro: que puta eres, yo lo sabía con esa carita de niña y ese cuerpo tan rico, apretadito y delicioso ibas a terminar siendo toda una perra no ibas a aguantar toda esa calentura contenida en ese cuerpecito, vas hacer una perra….

Diana: Papá tu verga está muy rica no me pude contener….

Padrastro: Pobre tu novio y pobre tu mamá tuve que aprovechar la oportunidad es que tu estas muchísimo más rica que tu mamá y la mamas muchísimo mejor que ella….

Diana: Mi mamá te la chupa….

Padrastro: Si, pero no casi hay que rogarle….

Diana: Lo que se pierde mamá….

Padrastro: No te imaginas las manos de pajas que me he hecho en tu honor de verte con poquita ropa en casa me la pones dura pero de ahora en adelante vas hacer mi puta personal y no quiero que te acuestes con nadie ni con tu primo me oíste perra….

Diana: Si papi….

Padrastro: A putica me voy venir….

Diana: Si papi dame semen.

El padrastro le saco polla de la boca a mi novia le dijo que la dejara abierta y se le empezó a venir encima de la cara con los primeros cinco chorros que la dejaron toda untada eran de gran cantidad le cayó en la frente los ojos nariz mejillas le dejo la cara perdida en semen los últimos cuatro se los dio en la boca llenándosela de leche la cual trago y degusto pasándose los labios por la boca y sonriéndole….

Diana: Está muy rica papá quisiera tomarla todo el tiempo….

Padrastro: No te preocupes de ahora en adelante tu papá te va a dar la lechita.

Cogió la polla se la restregó por toda la cara se la unto de su seme y le dijo déjamela bien limpia, Diana la chupó le quito todo el semen y se la dejo limpia, después el padrastro se empezó a subir el pantalón y le dijo:

Padrastro: baja rápido que nos esperan.

Mi novia estuvo como 5 minutos chupándole la polla lo hizo con gran maestría porque lo hizo venir rápido.

Salí rápido baje las escaleras y entre al baño que hay en el primer piso tenía una tremenda erección no pude hacerme una paja y me dolían los huevos cuando Salí de la casa el padrastro se puso nervioso y me pregunto dónde estaba tocándome el estómago le dije es que me sentí muy mal del estómago y fui al baño del primer piso y estuve un buen rato ahí, eso a él lo tranquilizo y si tenía el estómago revuelto después de ver la mamada que le metió mi novia al papá era seguro que se la iba a empezar a coger y teniéndola bajo el mismo techo no iba a desaprovechar para llenarle el coño de leche, me sentía con inseguridad temeroso traicionado pero muy enamorado y fue más el amor que decidí hacerme como el que no había visto nada en esos días callar y no confesarle de que lo sabía todo y que también me excitaba verla siendo tan perra y engañándome que me causaba placer ser su cornudo, no quería perderla estaba ciego de amor.

Luego vi que el padrastro se acercó a David que lucía nervioso le hablo lo que le dijo parece que lo tranquilizo y ya se calmó un poco más, deduje que le dijo que no iba a decir nada porque la familia nunca se enteró de los deslices de Diana con su tío y su primo, 10 minutos después bajo Diana con sus trencitas una camiseta unos jeans y unos tenis sonriendo como si nada se acercó a mí me abrazo y me dijo gracias por venir al paseo conmigo y mi familia la pase muy bien, me dio un beso en la boca muy apasionado, me supo raro creo que era el sabor de la leche del papá, le dije gracias amor por invitarme te amo.

Volvimos a casa fue el fin del paseo, pero el inicio de mis cuernos.

Steven: no lo puedo creer también mi suegro.

Antonio: si, de él también tienes que cuidarte va a estar más difícil teniéndolo en la misma casa, pero no te asustes tal vez eso ya quedo en el pasado y no vuelva a pasar.

Steven: dios te oiga no me gustaría que mi suegro aprovechara las vacaciones para cogérmela toda a mi mujer.

Antonio: bueno y también de alguno que otro amigo de Diana.

Adrián: si lo sabré yo jajajaja.

Steven: cuales amigos.

Adrián: creo que Antonio no ha terminado de contar algo que termine y te cuento mi lo que me paso cuando era novio de Diana.

Antonio: ok les voy a terminar de contar.

Continuará….

Recibo críticas o comentarios.

Relato erótico: “Viviana 15” (POR ERNESTO LOPEZ)

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Dudé como seguir, tenía ganas de darle un duro escarmiento y realmente hacerle daño, en ese momento me imaginé como castigaba y abusaba de su pequeña hija indefensa y quería hacérselo pagar.

Pero me contuve, recordé la frase que la venganza es un plato que debe comerse frio y decidí postergar ese castigo. No obstante algo tenía que hacer, puse una película alemana donde un verdugo primero y una chica después torturaban sin piedad a una esclava medio veterana.

No buscaban causarle placer, sólo la castigaban de distintas maneras sin la menor clemencia. Decidí reproducir lo más fielmente posible lo que mostraba la pantalla, allí la tenían atada a la pared y le pegaban con un látigo de frente y espalda, yo la até al barral del placard y le di con el cinturón, el verdugo le puso agujas de inyecciones en las tetas, yo como no tenía use agujas de coser para el mismo fin.

Así nos entretuvimos casi dos horas, al terminar ya era de tardecita, Mierda quería que me la coja, no lo decía pero lo demostraba, me hice el boludo y cuando acabamos la sesión le dije: “vestite con una mini bien cortita y una blusa, tacos y nada más”

Por supuesto obedeció sin saber para que, le di el casete que habíamos visto, un papelito con la dirección del video y le ordené: “andá acá, devolvé este video y trae un par más, si el dueño te pregunta algo le decís la verdad y si te quiere coger lo dejas, a pelo y por donde quiera.”

Salió sin preguntar nada, iba aprendiendo, buen síntoma. Llamé a Viviana a la casa, le propuse venir a cenar a casa de su mamá y que trajera al nene, podíamos luego dejarlo durmiendo en una habitación alejada y divertirnos nosotros en el dormitorio de Mierda, aceptó entusiasmada. Me acosté un rato para dormir, la noche sería larga y quería tener suficiente energía

Cuando mierda volvió del video club, unas dos horas más tarde, no quedaban dudas que había cogido con el gordo y degenerado dueño del video. ¿Cómo te fue? pregunté sonriendo.

-“ Muy bien mi amo, traje cuatro películas que el señor del negocio me recomendó”

-“ No te hagas la pelotuda y dame los detalles” insistí para humillarla más

-“ Cuando subimos al entrepiso él lo hizo detrás mío y miró descaradamente mi entrepierna…”

Iba a seguir con la historia pero la interrumpí tomándola del pelo y dándole un par de buenas cachetadas, “mirá pelotuda, o nombrás las cosas por su nombre o esta noche vas a quedar para ir al hospital de las piñas que te voy a dar”

-“Perdón amo, subimos y me miró la concha y el orto, una vez arriba haciéndose el profesional me preguntó que rubro me gustaba, contesté que el sado como el film que devolvía y agregué que lo habíamos interpretado además de verlo”

-“Me imagino la cara del gordo” dije cagándome de risa

-“Si, se sorprendió bastante y ahí nomás me dijo que si me cogía podía llevar todas las películas que quisiera el tiempo que sea, por supuesto acepté siguiendo sus ordenes”

-“ Sólo porque yo te lo ordené?

-“ No, en realidad yo también tenía ganas, estar vestida de puta, sin ropa interior y rodeada por todos esos video con carátulas explícitas me había motivado mucho”

-“ Muy bien, así se hace, ¿y cómo te cogió?

-“ La sacó del pantalón y me la hizo chupar un rato, cuando estuvo bien dura me abrió la blusa para morderme las tetas, me subió la mini hasta la cintura y allí mismo, en el piso me la metió de una. Como yo estaba muy mojada entró refácil, bombeó un rato y preguntó si podía dármela por el culo, le conteste que todos mis agujeros estaban a su disposición, levantó mis piernas y me la metió por el orto hasta que acabamos”.

-“ Bastante aburrido, la próxima quiero que seas más guarra, no se, que salgas en bolas a atender el negocio, que le pidas que te castigue un poco, metete algún objeto, coger solamente no es aceptable”

-“Está claro amo, así se hará” contestó entusiasmada, era hermoso ver lo rápido que se emputecía.

-“ Bueno, date una ducha, prepará la mesa para cuatro y conseguí algo de comida. Esta noche vienen a cenar tu hija y tu nieto”

Se sorprendió pero no dijo nada y se puso a hacer lo que le mandé, yo seguí durmiendo un rato en su cama.

Me levanté cuando escuché el timbre de la puerta, Mierda les abrió la puerta a los invitados, ya tenía la mesa preparada, les dijo:”que bueno que vinieron a visitar a la abuela, en un ratito llega la comida”, mire con complicidad a Viviana quien afirmó: “por nada, seguro que nos divertiremos mucho”

Durante la cena, cuando no miraba el nene, le metía mano a cualquiera de las dos, tocando sus conchas o pellizcando los pezones para ir entrando en calor. Al terminar Viviana rápidamente se ocupó de acostarlo en una cama en la otra punta del pasillo , a los pocos minutos regresó alegre,: “ya se durmió”

Fuimos al dormitorio de Mierda y nos dispusimos para disfrutar la noche, llevamos tres vasos, hielo y una botella de whisky para ir entrando en calor, puse una película de una orgía donde un montón de machos pijudos abusaban brutalmente de dos chiquilinas, realmente las trataban como si fueran un pedazo de carne.

Estábamos tomando un trago cuando comencé mi plan diciendo: “¿sabés Viviana de lo que me enteré?, cuando eras niña tu madre no solo te pegaba sino que también te tocaba para excitarse ella y su amiga lesbiana”

Mierda no esperaba que contara esto y se quedo petrificada, Viviana demoró unos segundos en comprender mis palabras, cuando reaccionó preguntó: ¿Es cierto lo que dice Ernesto?”

-“ Siii, yo este… , resulta que estaba sin sexo y me di cuenta que me gustaba pero no quería hacerte daño, sólo disfrutar un poco con ..”

No pudo terminar su relato, Viviana la agarró de los pelos, la tiró al piso y la empezó a patear con toda su furia sin cuidar donde caían sus golpes.

La paré y le ordené: “quieta, ya habrá tiempo para eso, por ahora descansá un poco y disfrutemos”, con muy pocas ganas pero obedeció, en realidad quería tensar un poco más la cuerda, así que ordené “Mierda, quiero que castigues a Viviana exactamente igual que lo hacías cuando era niña”

Me miró con ojos suplicantes porque sabía lo que eso podía generar, pero no se atrevió a decir nada, tomó a Viviana de la mano, se sentó, la puso sobre su regazo y procedió como lo había hecho conmigo, En este caso le sacó la pollera y la bombacha, alternaba las nalgadas con toqueteos en su concha y su culo.

Deje un rato que afloraran los recuerdos de Vivi y cuando me pareció suficiente paré el acto.

-“ Bueno, espero que haya sido agradable rememorar momentos de la niñez, todo sea por mejorar la relaciones familiares” comenté con sorna.

Esperaba una reacción de Viviana al menos tan violenta como la anterior, pero para mi sorpresa se quedó quieta, estaba como ensimismada, al rato dijo: Bueno, vamos a coger que para eso vinimos, ¿no?”

Ahora el sorprendido era yo, le pregunté “¿no le vas a dar un terrible escarmiento por lo que te hizo?

-“Aunque no lo creas me gustó, recordé de golpe la historia completa, es cierto, con los castigos siempre había toqueteos que me calentaban muchísimo, después me encerraba en el baño y yo misma me daba placer con unas terribles pajas hasta quedar exhausta”

Intervino Mierda: “ ¿Te acordás que siempre en el baño había cepillos, frasquitos u otros objetos apropiados para masturbarte?¿Quién crees que los ponía y para qué?

Bueno, no se había cumplido mi expectativa, yo esperaba que Viviana descargara toda su furia contra su madre y resultó que le había gustado y estaba contenta con haber revivido esos sentimientos.

Con las masocas nunca se sabe, a veces salen para el lado que uno menos se imagina.

Pero la última intervención de Mierda me sirvió para volver a encender el fuego y ponerle algo de pimienta a la noche, con voz enojada grité “¿pero podés ser tan pelotuda? te dijimos mil veces que no podés hablar si no se te pregunta, pero no, la Mierda se cree que es una persona y puede hablar cuando se le canta el orto !!”

“Desnudate por completo” ordené, Mierda aun tenía un vestidito normal que se había puesto para recibir a su nieto.” Ponete el corpiño y la bombacha que te regalé” mostró pánico en su rostro pero igual obedeció de inmediato.

Cuando Viviana vio como eran las prendas mencionadas, con todas su púas aún manchadas de sangre se entusiasmó: “ así que esto le regalaste a la vieja, me voy a poner celosa” bromeó

-“Vos también lo vas a usar, no te preocupes. ¿No te gustaría ser vos ahora quien le de la paliza a ella? Mira también compré un par de reglas como las que ella usaba”

La sonrisa maligna de Viviana era hermosa, si bien el hecho que su madre la castigara con fines sexuales no era tan grave para ella, igual le guardaba rencor, competía por mis atenciones y además le daba un sádico placer actuar como ama.

La agarró de los pelos, la acostó sobre la cama culo para arriba, le dio terribles reglazos en espalda, culo y muslos, siempre con la bombacha puesta para que las chinches perforaran su concha. Cuando estuvo al rojo vivo la dio vuelta y repitió la operación de frente.

En este caso los golpes eran mucho más efectivos porque cuando caían sobre sus tetas o su concha (lo que ocurría la mayoría de las veces) hacía que se clavaran las chinches en los pezones y en clítoris, Mierda no paraba de llorar.

Mientras yo había desnudado a Viviana y me entretenía metiéndole los dedos y jugando con sus pezones para excitarla más, sabía que eso hacía que sus golpes fueran más intensos.
El castigo duró bastante y Viviana no se detuvo hasta que el cuerpo de su madre quedara totalmente rojo, mostrando las marcas de los reglazos. Viviana estaba agotada y transpirada como si hubiera corrido una maratón.

Por supuesto eso no me impidió usarla para mi placer, la tiré arriba de su madre para que con nuestro peso se le clavaran más los pinchos y la cogí por la concha violentamente, ambos gozamos como cerdos.

Cuando me separé le ordené: “pero pobre tu madre no gozó nada, ponele tu concha en la boca para que la limpie y pueda disfrutar mi leche”. Por supuesto no se hizo rogar y se sentó en la cara de Mierda quien chupó con ansias mi semen, los fluidos de Viviana y toda su transpiración, al terminar dijo: “muchas gracias amo”.

Contesté: “esta es la primera vez que hablás sin permiso para no decir boludeces, me gustó, a partir de ahora cada vez que alguien te coja, te pegue o te humille deberás agradecer y mejor que no lo olvides”

-“Gracias amo” fue su escueta respuesta.

CONTINUARÁ

Relato erótico: “Preñé a mi madrastra durante una noche de verano” (POR GOLFO).

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Si habéis entrado  en este relato por el título esperando un relato de infidelidad, buscando a un hijo maltratado por su padre o a una mujer parecida a la madrastra de Blanca Nieves, os habéis equivocado.
Para empezar no tengo queja de mi viejo. Viudo desde que yo era un niño, se dedicó en cuerpo y alma a cuidarme. Padre cariñoso y atento usó todo su tiempo libre para que, yo, su hijo fuera un hombre de provecho. Nada era suficiente para él; si creía que para mi futuro era necesario un verano en Inglaterra, me lo pagaba aunque eso supusiera que en su vida personal tuviese que aguantar estrecheces. Si por el contrario, veía que me estaba descarriando, no dudaba en llamarme al orden. Fue un padre con mayúsculas y un ser humano todavía mejor. Solo y sin pareja durante la mitad de su vida, esperó a que cumpliera dieciocho años para empezarla a buscar. Si ya de por sí eso es raro, ¡Primero me pidió permiso!
Creo necesario contaros la conversación que tuvimos para que os hagáis una idea del tipo de persona que fue.  Recuerdo que ni siquiera fue él quien sacó el tema, sino yo…
Estábamos tirados en una playa de La Manga cuando en un momento dado me percaté que mi padre no perdía ojo a una rubia que estaba tomando el sol en topless. La mujer en cuestión estaba buenísima y encima lo sabía. Acostumbrada a las miradas de todos los hombres de su alrededor, no solo no le molestaban sino que las buscaba. Por eso,  sintiéndose observada por mi viejo, con gran descaro empezó a tontear con él con las típicas sonrisitas. Fue entonces cuando viendo que progenitor reaccionaba a su ataque bajando la cabeza y poniéndose rojo, le solté:
-¿Porque no vas a hablar con ella? Se nota que le gustas.
Don Raúl, poco acostumbrado a ese tipo de conversación, contestó:
-No me parece apropiado. Soy viudo.
-Papá, ¡No jodas!- reaccioné diciendo- Mamá murió hace mucho tiempo y sigues siendo joven. Tienes que rehacer tu vida porque en pocos años ya no viviré contigo.
Durante un buen rato, se quedó callado. Comprendí que aunque sabía que llevaba toda la razón, estaba tan oxidado que no se atrevía a dar el primer paso y por eso, lo di yo. Levantándome de mi tumbona, me acerqué a ese monumento y le pregunté si quería acompañarnos a tomar el aperitivo. Contra todo pronóstico, la rubia aceptó y cogida de mi brazo, fuimos hasta mi padre, el cual viendo mi jugada solo pudo sonreír y acompañarnos hasta el chiringuito. Ya en ese local, me tomé una cerveza con ellos y viendo que sobraba, los dejé solos y me largué con mis amigos. Esa noche, mi padre triunfó y por primera vez en mi vida, llegó más tarde que yo al hotel.
A partir de ese verano, nuestra vida en común cambió para bien. Mi viejo aunque siguió siendo el padre ideal, empezó a salir con amigos y a alternar. Fui yo también el que viendo como a los dos años que derrochaba buen humor, el que directamente preguntó:
-Papa, ¿Tienes novia?
Colorado como un tomate y tartamudeando, me respondió que sí. Al oírlo, sinceramente me alegré por él y sin pensármelo dos veces, le pedí que me la presentara.
-Es demasiado pronto- contestó- solo llevo saliendo con Carmen un par de meses.
Descojonado porque lo hubiese mantenido en secreto, me cachondeé de su timidez y forzando al extremo su confianza, le espeté:
-No me la presentas porque es un cardo.
Herido en su orgullo, mi viejo respondió:
-Al contrario, es una belleza.
Su respuesta me divirtió y en plan de guasa, le dije que era imposible que siendo así se hubiera fijado en él.
-No soy tan mal partido- protestó muy enfadado y para demostrármelo, prometió que al día siguiente la conocería…
Papá me presenta a su novia.
Tal y como había prometido me la presentó ese día. Mi viejo eligió un restaurante de lujo para hacerlo. Como había quedado  en pasar por ella, fui directamente desde la universidad. Al llegar antes, pregunté por la mesa y pidiendo una cerveza al camarero, me senté a esperarlos. Llevaba menos de cinco minutos en ese local cuando vi entrar a una morenaza unos cinco años mayor que yo.
Confieso que me fijé en ella pero en mi descargo, el cien por cien de los hombres presentes hicieron lo mismo, cautivados por el espectáculo que suponía verla andar.  Embutida en un pegado vestido azul, los dones que la naturaleza le había otorgado se veían magnificados y por eso no pude mas que sorprenderme cuando llegando hasta mí,  se sentó frente a mí.
-Perdona, estoy esperando a mi padre- solté totalmente cortado.
Ese pibón sonriendo contestó:
-Lo sé, vengo con él.
Cayendo en la cuenta que era la novia de mi viejo, tuve que pedirle perdón y metiendo la pata nuevamente, me excusé diciendo:
-Disculpa pero me esperaba otra cosa.
Soltando una carcajada, contestó:
-Te comprendo, a mi misma me sorprende haberme  enamorado de un hombre veinte años mayor que yo.
Me agradó que fuera ella la que sacara el tema y medio mosqueado, le dije:
-Sinceramente, me parece imposible.  
La muchacha con una naturalidad que me dejó alelado aceptó mis dudas diciendo:
-Por eso le pedí a Raúl que llegara media hora tarde. Creo que debía exponerte sola mi versión sobre lo nuestro.
Tras lo cual, me narró que le había conocido hacía más de un año en un congreso de la empresa donde ambos trabajaban. Al escucharlo, creí erróneamente que esa belleza sería una secretaria pero ella me sacó del error cuando me dijo:
-Pero fue hace seis meses cuando me nombraron directora de su departamento cuando realmente empecé a conocer a tu padre y me enamoré de él.
-¿Me estás diciendo que eres su jefa?
Muerta de risa al ver mi cara, respondió justo cuando entraba el aludido:
-Sí, ¡Tu padre tiene buen gusto! ¿O no?
Como comprenderéis no quedé satisfecho pero  comportándome como persona educada  nunca volví a sacar ese tema en su presencia, sobre todo porque los hechos posteriores me terminaron de convencer de la sinceridad de esa mujer.
Curiosamente  mi padre que se había mantenido célibe durante dos décadas, cayó rendido ante Carmen y en menos de tres meses, le pidió que se casara con él. Esa morena le rogó que le dejara pensárselo durante unos días.
¿Os imagináis la razón?
¡A buen seguro os equivocáis!
Nada de inseguridades de última hora, ni la presencia de un tipo mas joven. Lo que retuvo a esa mujer fui yo. Pero no porque secretamente estuviera colada por mí sino porque antes de contestar quería conocer mi opinión.   Ella sabía que debía contar con mi aprobación si quería que mi viejo fuera feliz y por eso quedó en secreto conmigo.
Para entonces, mi aversión a esa unión contra natura había menguado y creyendo que si me oponía eso iba a distanciarme de mi padre, accedí. Mi “permiso” aceleró las cosas y justo el día que hacían un año de novios, se casaron.
A partir de esa fecha, mi vida cambió y no porque esa muchacha se convirtiera en una arpía sino porque con el trascurso del tiempo, la madrastra mala de los cuentos nunca apareció y en cambio gracias al roce diario, la comencé a considerar  una buena amiga que además hacía inmensamente feliz a mi padre.
Paralelamente, su gran sueldo sumado al de mi viejo nos permitió vivir mejor. Nos trasladamos a un chalet de las afueras, cambiamos de coche e incluso entre los dos se compraron una casita de veraneo donde años después ocurriría algo que nos uniría aún más.
Mi  padre fallece.
Cinco años estuvieron juntos, cinco años durante los cuales, terminé mi carrera, conseguí trabajo y me independicé. Su idilio no parecía tener fin, enamorados uno del otro, parecían unos quinceañeros haciéndose continuas carantoñas en público y en privado.
Solo puedo manifestar que fueron felices hasta el día que desgraciadamente un ataque al corazón, separó ese matrimonio. Fue algo imprevisto, mi padre era un hombre sano que se cuidaba y aun así, sufrió un infarto masivo del que no pudo salir.   
Al morir, Carmen estaba deshecha. Según ella, su vida no tenía sentido sin mi viejo y por eso se hundió en una brutal depresión. Viendo cómo se dejaba ir por la tristeza no me quedó más remedio que apoyarla y actuando más como un amigo que como un hijastro, hablaba con ella todos los días y al menos una vez a la semana, quedábamos a comer.
Poco a poco, su destino quedó en mis manos. Con treinta y tres años y siendo una ejecutiva de prestigio, mi madrastra dependía de mí para todo. Yo era quien la llevaba de compras, quien la sacaba a comer e incluso con el tiempo, dejó de frecuentar a sus conocidos y  mis amigos se convirtieron en los suyos.
No pocas veces, tuve que soportar estoicamente los recochineos de mis colegas que, sin faltarles razón, se reían de nosotros diciendo que parecíamos novios. Pero os juro que aunque era consciente de su belleza, nunca se me pasó por la cabeza tener un rollo con ella.
Carmen, era mi amiga y ¡Nada más!
Confiaba en ella y ella en mí. Nuestra extraña relación cada día se hacía más fuerte. Compartía con ella el día a día, las cosas nimias y las importantes pero cuando realmente me demostraba su cariño era  cuando tenía problemas. Entonces esa mujer lo dejaba todo  y acudía rauda en mi ayuda. Daba igual el motivo, ante cualquier flaqueza por mi parte, Carmen se ponía al timón y me rescataba.
Reconozco que también tuvo que mucho que ver el hecho que solo nos lleváramos seis años porque al ser de la misma generación, teníamos puntos de vistas parecidos.
Todo cambió un día del mes de junio que mientras tomábamos unas copas en un bar, mi madrastra me preguntó que iba a hacer ese verano.
-No lo tengo todavía pensado- respondí.
Mi respuesta le dio la oportunidad para decirme:
-Necesito que me hagas un favor. Desde que murió Raúl, no me atrevo a ir a Marbella. ¿Te importaría acompañarme?
Me quedé alucinado al escucharlo ya que hacía dos años que mi padre había fallecido y realmente pensaba que Carmen ya lo había superado. Por eso sin pensar en las consecuencias, prometí acompañarla…
El viaje a Marbella.
Dos meses más tarde, exactamente el primero de agosto, pasé por ella a su casa.  Mi madrastra me esperaba en la puerta con tres enormes maletas. Nuestra relación era tan asexual que en un primer momento no me fijé en ella sino en su equipaje.
-¡Dónde vas! ¿Te mudas?- protesté al temer que no cupieran en el maletero.
Carmen, muerta de risa, respondió a mi exabrupto con una sonrisa mientras me decía:
-Después de los años que me conoces, ¿Te sorprende que sea coqueta?- y dándose la vuelta, me modeló su vestido- ¡Es nuevo!
Fue entonces cuando al contemplarla, cuando realmente empezaron mis problemas porque por mucho que fuera la viuda de mi padre no pude dejar de admirarla. Enfundado en un vaporoso tul, su cuerpo era una tentación para cualquier hombre. Por eso aunque de reojo, me quedé maravillado con su escote. El profundo canalillo de sus pechos no dejaba lugar a dudas:
“Carmen  tenía un par de tetas de ensueño”.
Para mi desgracia, cuando todavía no me había recuperado de la impresión de descubrir que mi madrastra me atraía, entramos en el coche y mientras se ponía el cinturón, observé que la falda se le había subido mostrando con descaro la casi totalidad de sus muslos.
Medio cortado, intenté retirar mi mirada pero era tanta la atracción que producía en mí que continuamente volvía una y otra vez a  deleitarme con sus jamones.
-¿Qué te ocurre?- un tanto extrañada me preguntó al percatarse que estaba en silencio.
Luchando con todas mis fuerzas contra ese descubrimiento, molesto  le solté:
-¡Tápate! ¡Que no soy de piedra!
La morena creyendo que era broma, sonrió y siguiendo la teórica guasa, me contestó mientras incrementaba mi turbación dejando más porción de sus piernas al aire:
-¿No fastidies que te molesta que las enseñe? ¿Acaso no las tengo bonitas?
Hoy comprendo que nunca se hubiera atrevido a tontear de esa forma si hubiera sabido lo que su acción provocaría porque al contemplar el principio de su tanga, mi pene reaccionó con una gran erección. Fue algo tan imprevisto y evidente que mi madrastra no pudo más que cubrirse. A partir de ese instante, se formó una barrera entre nosotros que unos segundos antes no existía. Sé que tanto yo como ella, fuimos por primera vez conscientes que el otro existía, cayendo el velo que nos había mantenido tan alejados como unidos.
En completo silencio, recorrimos los primeros trescientos kilómetros. Silencio que tuve que romper para recordarle que habíamos quedado en visitar a mi abuela aprovechando que pasábamos por cerca de Linares. Creo que mi madrastra agradeció esa parada porque recordando el cariño que su suegra siempre le había mostrado, me preguntó:
-¿Cómo sigue la viejita?
-Un poco ida pero bien. A veces confunde las cosas pero gracias a Dios mantiene su buen humor.
Siguiendo lo planeado, salimos de la autopista y entramos en el pueblo del que salió mi padre siendo un niño. Al llegar a la casa familiar, Doña Mercedes nos estaba esperando sentada en el salón. Nada más vernos me saludó diciendo:
-Ya te vale, ¿Hace cuánto tiempo que no vienes a ver a tu madre?
Me quedé de piedra al comprender que me había confundido con su hijo y no deseando hacer que recordara su muerte, lo dejé estar y con cariño la besé mientras le decía:
-¿Te acuerdas de Carmen?
La anciana sonriendo, respondió:
-Por supuesto que recuerdo a tu novia.
Mi madrastra haciendo caso omiso a la confusión, la abrazó como si nada sin saber que durante la comida, el principio de demencia senil que sufría la viejita nos volvería a poner en un aprieto.
Tal y  como era costumbre en ella, Doña Mercedes se mostró afable y divertida durante toda nuestra visita pero cuando ya estábamos en el postre, de improviso empezó a quejarse del peso de los años y a tenor de ello, comentó:
-¿Sabes Carmen lo único que me mantiene con vida?- la aludida contestó que no, cogiendo la mano de la anciana entre las suyas. Fue entonces cuando mi abuela le soltó: -Me gustaría conocer a mi nieto antes de morir.
Interviniendo exclamé:
-¿Qué nieto?
Muerta de risa, la viejita respondió:
-¡Cual va a ser! ¡El vuestro! Estaré chocha pero no me creo que estéis tan anticuados que no os hayáis ya acostado y dirigiéndose a la viuda prosiguió diciendo: -Cariño, sé lo mucho que le quieres así que olvídate de lo que piense la gente  y ten un niño.
Con una sonrisa, mi madrastra prometió pensarlo aunque interiormente estaba pasando un mal rato. Mal rato que se incrementó cuando mi abuela le pidió que le acompañara a su cuarto dejándome solo en el comedor. Aproveché la ausencia de las dos mujeres para recoger los platos y llevarlos a la cocina. Aun así tuve que esperar cinco minutos a que volvieran. Cuando lo hicieron, Carmen tenía los ojos rojos, señal de que había llorado.
-¿Qué ha pasado? – pregunté extrañado.
Aunque la pregunta iba dirigida a Carmen, fue mi abuela la que contestó:
-Se ha puesto tierna cuando le regalé el broche de mi madre.
Confieso que la creí y tratando de evitarle otro disgusto, cogí a Carmen de la cintura y nos despedimos de ella. En ese momento, me pareció natural ese gesto pero mientras nos dirigíamos hacía el coche fue cuando comprendí aterrorizado que nos estábamos comportando como si fuéramos pareja y que curiosamente, me alegraba que mi madrastra no pusiera ningún impedimento.
Tres horas más tarde, llegamos a la coqueta casa que había compartido con mi padre. Al aparcar, empezaron sus nervios y comprendiendo su angustia, no dije nada mientras bajaba las maletas. Cómo conocía el chalet, directamente llevé su equipaje hasta su habitación dejando el mío en la habitación de invitados. Al terminar, la busqué y me la encontré muy triste en el salón.
“Pobre”, pensé al comprobar su dolor y con ganas de consolarla,  me senté a su lado y la abracé.
Carmen me recibió entre sus brazos y apoyando su cabeza en mi pecho, se desmoronó llorando a moco tendido. Sin moverse y entre mis brazos, esa morena se desahogó durante largo rato hasta que ya más tranquila, limpiándose las lágrimas me rogó que la sacara a cenar.
-¿Estas segura? – pregunté un tanto extrañado.
Con una determinación que no supe interpretar en ese momento, respondió:
-Tu abuela tiene razón, tengo que seguir adelante- y saliendo de la habitación, me informó que iba a cambiarse.
Os confieso que me sorprendieron sus palabras y tratando de asimilarlas, me fui a arreglar:
“¿Qué coño habrá querido decir?”, continuamente me repetí al recordar que de lo único que había sido testigo había sido de la confusión senil de la viejita y suponiendo que debía referirse a algo que le había dicho en su habitación.
El galimatías de mi mente se incrementó al verla bajar por las escaleras ya que la mujer triste había desaparecido dando paso a una versión espectacular de mi madrastra.
-¡Dios!- exclamé admirado.
Carmen sonrió al escucharme y llegando ante mí, se recreó modelando su vestido. Reconozco que babeé mientras daba un buen repaso a su anatomía.
-¡Estás preciosa!- tartamudeando mascullé al admirar el erotismo que manaba esa mujer embutida en ese negro vestido.
Prendado y confundido, me quedé mirando tanto sus pechos como su culo. Mi desconcierto no le pasó inadvertido y soltando una carcajada, me espetó mientras cogía mi mano entre las suyas:
-¡Vámonos de farra!
Su alegría contrastó con el caos de mi cerebro porque al sentir la caricia de sus dedos, mi corazón empezó a palpitar con rapidez mientras bajo mi pantalón, mi pene traicionándome se alzaba dispuesto para la acción.
“Es la viuda de mi padre”, indignado conmigo mismo porfié en un vano intento de espantar la atracción que sentía por esa morena.
Como su restaurante favorito estaba a cinco minutos, dejamos el coche en el chalet y nos fuimos caminando. Carmen comportándose como una chiquilla se pegó a mí durante ese trayecto, acrecentando mi desasosiego al llegar hasta mis papilas su aroma.
“Tío, ¡Tranquilízate!”, rumié entre dientes mientras entrabamos en el local.
Una vez allí, mi madrastra impelida por un renovado fervor no paró de bromear y beber mientras cenábamos. Sus risas consiguieron poco a poco diluir mi turbación y al terminar, nuevamente éramos los dos amigos de siempre, o eso creí, porque ya en la calle, Carmen insinuó que le apetecía ir a bailar.
Aceptando su sugerencia, la llevé a una discoteca donde sin esperar que nos dieran mesa, se puso a bailar. El camarero viendo que mi pareja estaba  en la pista, nos acomodó justo al lado de forma que al sentarme, pude contemplar el baile de mi madrastra sin impedimento alguno.
La sensualidad con la que se movía reavivó los rescoldos nunca apagados de la atracción que ejercía en mí y por eso en cuanto llegó el empleado con las copas, me bebí medio whisky de golpe. Mi exceso no le pasó inadvertido a Carmen, la cual  llegó a mi lado y con una enigmática sonrisa, me soltó:
-Yo también lo necesito- y ratificando lo dicho, vació su vaso sin  respirar.
Tras lo cual, llamó al camarero y pidió otra ronda. Confieso que malinterpreté su deseo de emborracharse y asumiendo que quería ahogar sus penas, permití que  en una hora, diera buena cuenta de otras cinco copas.
Ya evidentemente alcoholizada, me sacó a la pista y mientras ella se dedicaba a mover su trasero con desenfreno, para mi desgracia una rubia se fijó en mí y comenzó a tontear conmigo acercando su cuerpo al mío. Mi madrastra al reparar en las intenciones de la muchacha, se cabreó y pegándole un empujón, la sustituyó  pasando una de sus piernas entre las mías.
-¡Qué haces!- exclamé al sentir sus pechos mientras sus pubis rozaba mi entrepierna
-No digas nada y déjate llevar- me susurró al oído sin para de moverse con descaro.
Como comprenderéis y aceptareis, mi pene reaccionó a sus caricias con una erección. Asustado por que se diera cuenta, traté zafarme pero entonces Carmen con un brillo desconocido en mis ojos, me soltó:
-Por favor, ¡Lo necesito!
Anonadado por su actitud, me quedé paralizado al comprobar que notando mi dureza, lejos de cortarla, la azuzó a seguir frotando sensualmente su sexo contra el mío. Os juro que si no llega a ser ella, la mujer que con descaro estaba calentándome de esa forma, la hubiese llevado al baño y me la hubiese tirado, pero con la poca cordura que me quedaba rechacé esa idea y sacándola de la pista, la llevé  a casa.
Al llegar y al amparo de la intimidad que nos ofrecían esas paredes, mi madrastra incrementó su acoso mordiendo mi oreja mientras con voz suave me decía:
-¿Adivina que fue lo que me dijo tu abuela en la habitación?
No contesté porque era incapaz de articular palabra.
-La astuta vieja me confesó que sabía que no eras tu padre y que nos había soltado lo del nieto para obligarme a reconocer lo que para ella era evidente.
-¿El qué? – pregunté escandalizado.
Cambiando de actitud, se puso a llorar y con lágrimas en los ojos, respondió:
-¡Que estoy enamorada de mi hijastro!
Por si no fuera poca esa confesión, buscó con sus labios los míos. No sabiendo a qué atenerme, respondí con pasión a su beso y olvidando nuestro parentesco, mis manos recorrieron la tela que cubría sus pechos. Carmen al sentir mi caricia, dejó caer los tirantes de su vestido, permitiendo por primera vez que observara su torso desnudo.
La belleza de sus negros pezones me obligaron a acariciarlos, los cuales como si estuvieran asustados se contrajeron mientras su dueña emitía un dulce gemido.
-¡Hazme el amor! – me imploró levantándose del sofá y llevándome hasta su cuarto.
Aturdido por la profundidad de los sentimientos que descubrí al seguirla por el pasillo, no pude reaccionar cuando al llegar a su habitación dejó caer su vestido, dejándome contemplar por entero la belleza de mi madrastra. Tal y como me había imaginado, Carmen tenía un cuerpo espectacular. Sus pechos daban paso a una estrecha cintura, bello anticipo del maravilloso culo con forma de corazón que lucía la treintañera.
Viendo mi indecisión, tomó ella la iniciativa y arrodillándose a mis pies, comenzó a desabrochar mi cinturón. Sentir sus manos abriendo mi bragueta fue el acicate que necesitaba mi verga para conseguir su longitud máxima y por eso cuando mi madrastra la liberó, se topó con una dura erección.
-¡Que bella!- suspiró justo antes de besarla, para acto seguido, sacar su lengua y usándola como un pincel, comenzar a embadurnar mi extensión con su saliva.
El morbo que sentía en ese momento al tener a esa morena a mis pies, fue tal que no dije nada cuando observe a Carmen relamiéndose los labios antes de antes de metérsela en la boca. De rodillas y sin parar de gemir, se fue introdujo mi falo mientras sus dedos acariciaban mis huevos.
Deseando esa mamada, observé como la viuda de mi viejo abría su boca y  engullía la mitad de mi rabo. No satisfecha con ello, sacó su lengua y recorriendo con ella la cabeza de mi glande,  se lo volvió a enterrar en su garganta.
-Joder- gruñí de satisfacción al sentir dicha caricia  y olvidando quien era, presioné su cabeza con mis manos y le ordené que se la tragara por completo.
La morena obedeció y sín ningún recato, tomó en su interior toda mi verga. Entonces mi dulce y bellísima madrastra apretó sus labios, ralentizando mi penetración hasta que sintió que la punta de mi pene en el fondo de su garganta.
-Me encanta- le dije completamente absorto
Dejándose llevar por la calentura que la domina, Carmen separó sus piernas y metiendo una mano dentro de su tanga, se empezó a masturbar mientras me confesaba:
-¡No sabía lo mucho que te necesitaba!- berreó y antes de proseguir con la mamada, me suplicó que la tomara.
Su entrega y mi calentura hicieron imposible que permaneciera ahí de pie y por eso llevándola hasta la cama, la dejé tumbada mientras terminaba de desvestirme. Desde el colchón, la morena no perdió detalle de mi rápido striptease y viendo que ya estaba desnudo, me llamó a su lado diciendo:
-Quiero ser tu mujer.
Al llegar a su lado, empezó a besarme mientras intentaba que la penetrara pero entonces, le susurré que se quedara quieta. La mujer se quejó al sentir que separaba sus manos pero al comprobar que bajando por su cuerpo iba besando cada centímetro de su piel, cumplió mi capricho. Totalmente entregada, experimentó por primera vez mis caricias mientras me acercaba lentamente hasta su sexo. El aroma de una hembra en celo inundó mis papilas al besar su ombligo y disfrutando del momento,  pasé de largo descendiendo por sus piernas.
-No- refunfuño al notar que me concentraba en sus piernas y que mi lengua recorría  sus muslos hasta sus pies.
Sus gemidos me confirmaron que estaba en mis manos y antes de subir por sus tobillos hacia mi verdadero objetivo, alcé la mirada para comprobar que Carmen había separado con sus dedos los labios de su sexo y sin disimulo se masturbaba presa de la pasión. Esa erótica escena había sido suficiente para que con otra mujer me hubiese lanzado contra su clítoris, pero Carmen no era cualquiera y por eso y en contra de lo que me reclamaba mi entrepierna, seguí lentamente  incrementando su calentura. La que había sido durante años  había sido primero  la esposa de mi padre y luego mi mejor amiga no pudo aguantar más y en cuanto notó que mi lengua reiniciaba su caminar por sus piernas, se corrió sonoramente.
-Te amo- soltó gritando.
Su afirmación lejos de acelerar mis pasos, los ralentizó. Habiendo dejado mis prejuicios, todo mi ser deseaba poseerla  pero comprendí que si no quería que a la mañana siguiente se arrepintiera y me echara en cara el haber abusado de su borrachera, debía esa noche usar todas mis artes.
Al aproximarme a su sexo, la excitación de Carmen era más que evidente. Desde el interior de su vulva brotaba un riachuelo mojando las sábanas mientras  su dueña no dejaba de pellizcar sus pezones, implorando a base de gritos que la tomara. Haciendo caso omiso de sus ruegos, separé sus labios para descubrir su clítoris completamente erizado.
-No aguanto más- berreó en cuanto posé mi lengua en ese botón.
Sabiendo que estaba ganando la batalla pero deseando ganar la guerra, me concentré en conseguirlo y por vez primera probé con la lengua su néctar. Su sabor agridulce me cautivó y usando mi húmedo apéndice como si de un micro pene se tratara, penetré con él su interior.
-Me corro- gritó descompuesta.
Durante unos minutos, disfruté de su entrega y solo cuando mi madrastra ya había encadenado un par de orgasmos, me levanté y cogiendo mi pene, lo introduje lentamente en su sexo. La lentitud con la que lo hice, me permitió sentir como mi extensión forzaba cada uno de sus pliegues hasta que  chocó contra la pared de su vagina. Carmen al sentirse llena, arañó mi espalda y me imploró  que me moviera.
Obedeciendo,  lentamente fui retirándome y cuando mi glande ya se vislumbraba desde fuera, volví a meterlo como con pereza, hasta el fondo de su cueva. La morena totalmente entregada, me rogaba que acelerara a base de gritos. Pero no fue hasta que noté su flujo recorriendo  mis piernas cuando decidí  incrementar el ritmo.
Desplomándose sobre las sábanas, mi madrastra clamó su derrota y capitulando, nuevamente obtuvo su dosis de placer. Como su entrega debía de ser total y sin apiadarme de ella, la obligué a levantarse y a colocarse dándome la espalda. Teniéndola a cuatro patas, volví a meter mi pene en su interior y y asiéndome de sus pechos, la cabalgué como a una potrilla. La nueva postura magnificó su gozo y le permitió disfrutar de sensaciones hasta entonces desconocidas.
-Soy tuya- aulló asolada por un nuevo clímax.
Sus chillidos fueron el estímulo que necesitaba y dejándome llevar, me uní a ella explotando y regando su interior con mi simiente. Carmen al sentir mi semen rellenado su cueva, buscó con sus caderas ordeñar hasta mi última gota y solo paró cuando habiéndome dejado totalmente seco, se dejó caer exhausta sobre las sábanas. 
Agotado yo también, la abracé y juntos en esa posición nos quedamos dormidos…
A la mañana siguiente descubro que fui víctima de un engaño.
Aunque nos habíamos acostado tarde, acababan de dar las nueve cuando me desperté todavía abrazado a mi madrastra. Con la luz del día, lo ocurrido la noche anterior me parecía despreciable porque en cierta medida me había aprovechado de una mujer borracha. Acomplejado por mis remordimientos, no pude moverme porque temía que al despertar Carmen descubriera haber sido objeto de la lujuria de su hijastro y que por ello, me echara de su lado. El imaginar mi vida sin ella fue tan doloroso, que involuntariamente un par de lágrimas brotaron de mis ojos. Al darme cuenta de mis verdaderos sentimientos decidí que llegado el caso no dudaría en humillarme para evitar que me dejara.
Estaba todavía pensando en ella cuando de pronto, sonó su teléfono y abriendo los ojos, Carmen me miró con ternura diciendo:
-Buenos días cariño.
Tras lo cual contestó la llamada. Su interlocutor debió de preguntarle algo porque soltando una carcajada, esa morena contestó:
-No te preocupes, te hice caso y todo ha salido perfecto. Tengo a Miguel desnudo en mi cama.
Como podréis imaginar, me quedé pálido y por eso en cuanto colgó, le pregunté con quien hablaba. Muerta de risa, mi madrastra, contestó:
-¡Con tu abuela! Quería preguntarme si había seguido su consejo.
Sus palabras me dejaron alucinado y por eso tuve que preguntar cual era. Carmen poniendo cara de puta mientras aprovechaba a subirse encima de mí, respondió:
-Lo mismo que voy a hacer ahora, ¡Violarte!
 
 
Esa mañana y todos los días durante ese mes, mi madrastra me violó cuantas veces quiso. Por supuesto que no solo me dejé sino que colaboré con ella y  nueve meses después, otra vez en Linares fuimos a ver a mi abuela con nuestro hijo entre los brazos.
Nada más depositar al crío en sus brazos, la que hoy es mi esposa dándole un beso, susurró en su oído:
-Gracias por todo pero ¡No hace falta que te mueras!
 
 
 
 

Para comentarios, también tenéis mi email:

golfoenmadrid@hotmail.es
 
 
 
 
 

 

Relato erótico: “la mujer de mi amigo se hace muy puta 1” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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mi nombre es charles nunca me he casado ni tengo pareja ya que no soy hombre de una sola mujer, pero vamos a la historia iba yo paseando por la calle cuando me encontré una amiga mía llamada María la saludé, pero no estaba muy bien.

– que te pasa -la dije viéndola llorar.
– tengo problemas con mi marido.
– y eso- no me lo podía creer -si erais la pareja perfecta.
– si es verdad, pero de eso ya pasado historia. siempre está trabajando y viene cansado ni me mira muchas veces no tiene ni ganas ni de salir y otras veces me llama diciéndome que no podrá venir. yo creo que se está tirando alguna por ahí.
– no digas eso seguro que es por el trabajo. tu estas como un tren- dije yo -y cualquier hombre estaría deseando estar contigo.
– eso piensas.
– por supuesto -dije yo.
– yo no soy tan joven como antes.
– es verdad, pero los años han pasado para todos no solo para ti sola. aunque todavía estas de buen ver.
le invite a tomar una copa y seguimos hablando y hablando y recordando tiempos de joven en la discoteca cuando íbamos todas la pandilla entre copa y copa ella estaba un poco chispeada de pronto dijo:
– a ti te gusto.
yo trague saliva no sabía que responder.
– hombre estas casadas con un amigo mío, pero sino menudo polvo tienes todavía.
ella se rio.
– de verdad todavía lo crees.
– ya lo creo.
– pues mi marido ni me mira.
– vamos no bebas mas que ya has bebido demasiado.
se me pego a mi demasiado al quitarle la copa y no sé cómo me vi besándola y ella no se resistía el dije:
– escucha esto no puede ser tu esta casada y es uno de mis mejores amigos. no quiero ser un cabrón.
– y yo que. que te crees que no le quiero, pero ya ni me hace caso ni me toca y necesito un hombre. llevo tiempo sin sexo.
– porque no hablas con él.
– no me hace caso porque he intentado decírselo.
– tu todavía estas bien tienes 37 años.
y se echó a llorar. yo no sé como, pero intente consolarla, pero se me echo encima y me beso ya no pude resistirme ella me dijo:
– no quiero traicionar a mi marido, pero necesito un hombre compréndelo.
así que fuimos a un hotel y entramos como pareja entramos en la habitación y nos besamos o más bien ella me beso. la desnude como un loco y ella a mi también ella empezó a comerme la poya con ansia nunca lo hubiera imaginado y menos de ella.
– lo necesito- me dijo.
me di cuenta de que era una mujer necesitada de sexo si no se hubiera ido conmigo se hubiera ido con otro y empecé a comerla las tetas y a meterla los dedos en el chocho.
ella decía:
– así así no pares. no sabes cuánto lo necesito.
yo que estoy acostumbrado a tratar a las mujeres con la cama como putas la dije:
– toma zorra. mámame el rabo. perdona me ha salido así.
– no te preocupes me gusta siempre lo hecho con amor y mira como a resultado quiero hacerlo, así como a ti te gusta y probar. deja que te coma la poya y sea tu zorra. lo necesito por lo menos por esta vez- y empezó a mamarme el rabo.
yo ya no tenía miramientos con ella:
– toma hija puta mi poya en tu chocho -y empecé a follarla.
ella se volvía loca.
– si si soy una puta, tu puta pero que gusto. no pares de follarme. ahahahaha cuanto lo necesitaba deja que té coma la chorra otra vez. la quiero- dijo ella y empezó a mamarla.
estaba como una piedra.
– te voy a dar por culo.
– que dices y una mierda por ahí nadie me la ha metido.
– siempre hay una primera vez.
– me va a doler.
– no si yo lo preparo y te gustara. será una experiencia nueva para ti.
así que empecé a comerle el culo y me dijo:
– eres un guarro, pero sigue que gusto me das.
y luego los dedos bien lubricados.
– ahhhhhhhhhhhhh que gusto joder me corro. nunca lo había hecho esto nadie así.
y cuando el rector estuvo bien ensalivado y lubricado empecé a meterle la poya poco a poco pues era virgen.
– ah que daño sácala cabrón. me rompes el culo.
– tranquila zorra. te gustara. relájate tócate el chocho primero y mastúrbate ahora voy despacio. así que tranquila -y empecé a moverme despacio para que se acostumbrara con media poya en el culo- acostúmbrate a ella.
– ahajaba nunca me lo habían hecho. joder que gusto. como me das por culo. esto no lo había echo ni con mi marido.
– lo sé.
– qué rico mete más.
y empecé a meterla lo que quedaba y a follarla el culo si hasta los huevos.
– méteme joder como follas. me muero de gusto. ojalá mi marido fuera como tú de guarro. solo se la chupo y me folla y nada más y ahora ni eso.
– tranquila disfruta- y empecé a follármela y a follármela la hice correrse varias veces.
– ahahahahahahahahahah me corRoooooooooooo -dijo ellla cuando tenia mi poya en su culo y la tocaba el chocho mientras la daba a 4 patas y la lamia la oreja y el cuello.
– ahora zorra trágatela. estoy ha punto de correrme- dije yo.
– nunca me la he tragado. el escupo me da asco.
– conmigo no, trágatela- y cogi mi poya y se la meti en la boca toda- me corrrrrrro -dije yo- toma leche putaaaaaaaaaaa.
ella empezo a tragar y al final se relamía y me dijo:
– esto ha sido increíble. no he disfrutado tanto ni en muchos años incluso me has dado por el culo cosa que nunca habia echo y me ha encantado.
– ahora qu va a pasar -dije yo.
ella me dijo:
– yo seguire con mi marido. ya sabes que le quiero, pero si esto sigue igual me follaras siempre que lo necesite que seran muchas veces, ya que soy muy caliente y sere tu puta lo cual me encanta- me dijo ella.
CONTINUARA

La señora (Miércoles, la confesión) (POR RUN214)

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LA CONFESIÓN

          La jornada transcurrió sin novedad. Bethelyn no se atrevió a pasar sola ni un momento. Estuvo con el ama de llaves y sus criadas la mayor parte del tiempo hasta que, al llegar la noche y una vez acabada la cena, todos los criados se fueron retirando a sus aposentos quedándose sola.
 Su esposo continuaría en su despacho hasta altas horas como de costumbre, así que subió resignada las escaleras hacia su habitación en soledad y con el alma en un puño sin dejar de pensar en la pasada visita furtiva de Garse.
 Al llegar al pasillo superior se topó con el ama de llaves.
-Elise, espera.
-¿Señora?
-Acompáñame.
Elise, la fiel ama de llaves, acompañó a su señora hasta su alcoba. Bethelyn la hizo pasar y cerró la puerta tras ellas.
-Quédate conmigo esta noche, Elise.
-¿Quedarme? ¿Aquí, en su dormitorio?
-No quiero estar sola.
-Pero… mi marido estará esperándome.
-Solo hasta que llegue mi esposo.
-Yo… no se que decir… -alegó azorada.
-Por favor, no quiero estar sola. Quédate.
No era usual que las criadas acompañen a sus señoras en sus horas de alcoba. Tampoco tenía una relación tan estrecha con su señora como para permitirse tales confianzas. Pero era su señora y lo que le pedía tampoco era algo descabellado.
 Cabizbaja, asintió con la cabeza y Bethelyn la abrazó agradecida. Elise ayudó a su señora a desvestirse, le colocó el camisón y la vio meterse en la cama. Se hizo un silencio en el que ninguna de las 2 habó. Bethelyn la miró extrañada.
-¿A que esperas?
Su criada era mayor que ella, no obstante se ruborizó como una adolescente y desvió la mirada hacia abajo.
-¿Quiere que me meta con usted, señora?
-Claro, ¿Pasa algo malo?
-N…nada señora. ¿He de desvestirme?
-¿No pensarás meterte con vestido y todo?
Se descalzó y se deshizo del vestido. No tenía camisón así que se metió a la cama en ropa interior. Estiró el brazo para apagar la vela que las iluminaba desde la mesilla.
-¡No!, no la apagues. No quiero estar en la oscuridad.
-Entiendo. Como quiera señora.
El ama de llaves se acostó y Bethelyn la abrazó. Pegó su cuerpo al de la mujer y hundió la cabeza en su cuello. Sentía el calor de la otra mujer a través de su cuerpo y de sus piernas desnudas.
-Gracias Elise.
Elise estaba acalorada. No movía ni un músculo. Intentó cerrar los ojos y dormir sin éxito. Bethelyn tampoco podía. Temía a su hijo. Aun guardaba el abrecartas en un cajón de la mesilla. Si ese mal nacido volvía, haría una locura.
– · –
Al final, el sopor y el cansancio acumulado, pudo con las mujeres y ambas se durmieron. Había pasado un buen rato y la vela se había consumido un buen trecho. Bethelyn abrió los ojos y vio la cara de Elise a escasos centímetros de la suya, dormía. Su aliento acariciaba su rostro. Había estado muy nerviosa desde que le pidiera su compañía. Su criada ocupaba el lado derecho de la cama, el de su esposo. Durante el sueño se había girado y había pasado un brazo por encima de su señora. Ambas se abrazaban como colegialas con las piernas entrelazadas. Se permitió esbozar una sonrisa de paz que se borró de inmediato al ver la figura de un hombre en pie detrás de su criada. Era Garse.
 Su primer pensamiento fue hacerse con el abrecartas pero estaba paralizada por el miedo. Garse la miraba con odio. Se sacó la polla del pijama y señalo a su madre. Después, con la misma mano, señaló su polla. Bethelyn abrazó a su ama de llaves, aun dormida, con más fuerza.
 Garse hizo el gesto con la mano simulando chupar una polla. Era una amenaza para ella o quizás una predicción. Empezó a menearse la polla frente a su madre.
 Bethelyn estaba a punto de romper a llorar. Su hijo no le haría nada estando la criada delante ¿o sí?
 Él continuaba meneándosela. Se estaba haciendo una paja delante de su horrorizada madre mientras Elise continuaba dormida, ajena a lo que sucedía a sus espaldas.
 ¿Que debía hacer? ¿Qué podía hacer? Si se giraba podría atrapar el abrecartas del cajón antes de que él reaccionara y defenderse con él. El ama de llaves se despertaría y vería a su hijo. Se descubriría todo, absolutamente todo, incluido lo de Ernest. La vergüenza caería sobre ella y sobre su marido. Adiós a su carrera política. Adiós a su matrimonio.
 En un momento dado los ojos de Garse se cerraron, su boca se abrió y su cara dibujó una mueca de dolor. Se estaba corriendo. Su semen brotó desde su polla en dirección a las mujeres. La mayor parte cayó en el pelo de Elise aunque la cara de su madre también recibió algún disparo.
 Garse utilizó la falda de Elise que estaba sobre el galán para limpiarse, miró a las mujeres con expresión de asco y abandonó el dormitorio en silencio. Bethelyn se limpió la cara con la manga con cuidado de no despertar a la criada y con lágrimas en los ojos la abrazó con más fuerza hundiendo la cabeza en su cuello. Comenzó a llorar.
– · –
Trascurrió el tiempo. Su ama de llaves continuaba en la misma posición de abrazo. El semen de su pelo formaba pequeños pegotes resecos no perceptibles a simple vista. Bethelyn había terminado por dormirse de nuevo. La vela de la mesilla titilaba sus últimos estertores antes de apagarse. Junto a ella había otra vela aun mayor enfundada en un candil y justo al lado la figura de un hombre se erguía ante ellas. Su marido las miraba desconcertado desde la misma posición donde antes estuviera Garse.
 Cuando Bethelyn se percató de la presencia de su marido despertó a su compañera y ésta reaccionó nerviosa al ver a su señor junto a ella. El instinto del recato hizo que se tapara hasta el cuello con las sábanas. Sus ojos iban de su señor a su señora y de nuevo a su señor. Bethelyn la tocó en el hombro.
-Gracias por tu compañía Elise, ya te puedes ir.
-S…Si señora.
Destapó las mantas y se levantó de la cama hacía su vestido con paso nervioso. Eduard no pudo pasar por alto sus muslos desnudos y su trasero enfundado en aquellas bragas. Intentó descubrir algo a través de su generoso escote mientras la mujer se colocaba aprisa el vestido y abandonaba la estancia como un rayo.
-¿Y bien?
-No me gusta estar sola.
-Estabais muy juntas y Elise aun es una mujer muy guapa. –Dijo con una sonrisilla ladina.
-Y tú muy estúpido o muy sordo.
-Si alguna vez quisieras… con una mujer…
-¡No! Eso me da asco. ¿Tú te haces pajas con otros hombres?
Su marido borró la sonrisa.
-Solo bromeaba.
Se metió en la cama y ocupó el lugar de Elise. Noto el calor que su ama de llaves había dejado en su lugar de la cama y el olor de su pelo en la almohada. Se excitó al fantasear con a las 2 mujeres juntas. Acarició a su esposa que se había tumbado de espaldas a él y deslizó su mano entre sus piernas. Metió la mano en las bragas y exploró su coño. No detectó signos libidinosos en él. Adiós a su última esperanza lésbica.
-¿Satisfecho?
-No lo sé. En cualquier caso. –continuó. -Si tuvieras algo que contarme…
-Si tuviera algo que contarte, no te gustaría oírlo.
-A lo mejor sí. –contestó socarronamente.
-Te aseguro que no.
Súbitamente Bethelyn se desmoronó y comenzó a llorar sin motivo aparente. Su marido arrugó la frente preocupado.
-¿Que pasa Bet? ¿Qué está pasando aquí? Cuéntamelo.  –Su mujer no decía nada. Solo lloraba. -¿Por qué lloras? ¡Habla, cojones!
– · –
El sol había salido hacía rato pero la oscuridad reinaba en el dormitorio de Garse. Dormía plácidamente con las sábanas hasta las orejas. El ama de llaves entró como todos los putos días a despertarle e insistirle en que se levantara por orden de su puñetero padre. La misma ama de llaves que le había chafado el polvo de ayer con su madre. Se había tenido que conformar con una paja a su salud sobre su cabeza. Pero esto no iba a quedar así.
 Elise era una mujer madura pero que aun tenía una buena follada. Cada mañana soportaba la misma tortura. Subía las persianas, abría las ventanas y retiraba las mantas hasta los pies. Pero hoy sería diferente. Estaba desnudo con la polla preparada. En cuando le retirara las mantas se iba a llevar una sorpresa. Ella y su coño peludo.
 Cuando aquella cabrona izó las persianas, el sol iluminó tanto la habitación que casi le deja ciego. Notó las manos de la sirvienta retirar las mantas de golpe. El frío matutino bañó su cuerpo desnudo. Se colocó boca arriba y levantó los brazos hacía sus tetas.
 Antes de que pudiera hacer nada una mano le sujetó del cuello contra la almohada. Otra mano se posó en sus huevos. Esto iba a ser más interesante de lo que pensaba. Sonrió con los ojos aun medio cegados por la luz.
 La mano de sus huevos se cerró como una tenaza apretujándolos casi hasta reventarlos. Un alarido quedó a medio salir de su garganta, pues la manaza del cuello empezó a estrangularle. Abrió los ojos de par en par y vio 2 brazos velludos arremangados hasta el codo. Al final de los cuales distinguió el bigote poblado de su padre.
-Te gusta jugar con las cosas de mi propiedad ¿Eh, cabrón?
El dolor de los huevos era insoportable, además se ahogaba. Sentía los latidos del corazón en las sienes como martillos. Empezaba a ponerse morado con los ojos a punto de salirse de las cuencas.
-Te voy a reventar tus huevos de maricón, folla-madres.
 Quería hablar pero de su garganta solo salía un gorjeo inaudible. La imagen de su padre con los dientes apretados y su frente arrugada como una uva pasa comenzaba a volverse borrosa por culpa de los lagrimones de sus ojos. Tenía miedo, mucho miedo. Abría y cerraba la boca como un pez fuera del agua.
-Te lo puedo explicar. –Consiguió balbucear.
-¿El qué? ¿Qué se te pone dura con el coño de tu madre?
Eduard Brucel escupía las palabras a escasos centímetros de la cara de Garse. Motitas de saliva impactaban en la cara de su hijo.
-¿Te haces pajas con tu madre, enfermo de mierda? Te voy a curar a base de hostias.
-Espera, espera un momento. Me haces mucho daño.
-También le hacías daño a tu madre cuando se la metías por el culo. Te gusta metérsela por el culo y correrte dentro ¿verdad?
Garse miraba a su padre como una ardilla que contempla a un halcón, atrapada en sus garras y que sabe que va a ser comida.
-A tu madre nunca se la he metido por el culo. No le gusta y le duele. Y vas tú y se lo follas y te corres dentro, hijo de puta. ¿Te gusta follártela por el culo? ¿Te gusta cabrón?
Garse solo pensaba en una cosa, que acabe ya. El dolor en sus pelotas era insufrible. No sentía las piernas y su padre no paraba de apretujarle los cojones.
-Hay algo que no sabes. Suéltame, por favor padre.
-Lo sé todo mamón. Sé que te la follas a traición, que le das por el culo, que le has lamido las tetas y el coño. ¿Te gusta pasarle la lengua por la raja, cerdo? ¿Te gusta como le huele el coño a tu madre?
-Por favor padre… suéltame los huevos. Hay algo que no sabes de mamá. Suéltame y te lo digo… por favor.
Eduard siseó sus palabras.
-¡Empieza a hablar, niñato! Pero como no me digas algo que no sepa te reviento los huevos, hijo de la grandísima puta, violador folla-madres.
– · –
Bethelyn estaba de pie en el pasillo cuando oyó un alarido inhumano que atravesó toda la mansión. Era Garse. Al cabo de unos instantes su marido apareció junto a ella. Salía del dormitorio de su hijo. Intercambiaron la mirada durante unos momentos.
-Hoy mismo partirá hacía la casa de sus abuelos. En cuanto a ti…
No acabó la frase. Se giró y comenzó a caminar hacía el fondo del pasillo dejando sola a su mujer con la cara entre las manos. Eduard se pasó el resto del día en su despacho.
– · –
Casi al mediodía la señora y su ama de llaves discutían sentadas a la mesa del salón.
-Lo siento señora pero no puedo.
-Elise, te lo estoy pidiendo por favor.
-No, no y no. Lo siento pero no.
-Ya sé que no es fácil. No te lo pediría si no fuera de vital importancia. Salvará mi matrimonio.
-Pero destrozará el mío.
-No te estoy pidiendo nada que yo misma no estaría dispuesta ofrecer.
El ama de llaves estrujaba nerviosa un pañuelo mientras hablaba. Tenía la cara colorada y no paraba de mojarse los labios como si fuera un tic nervioso.
-Que no sea por dinero, Elise.
-Ya sabe usted que no lo es. Lo siento pero no puedo hacerlo.
Se levantó y se fue del salón. Al llegar al quicio de la puerta su señora la llamó.
-Dime al menos que lo pensarás.
La miró como quien mira un ogro de 3 cabezas.
-Adiós señora.
– · –
Pero que su propio hijo se la follara y disfrutara de ella impunemente le hacía perder los nervios. Se enfurecía pensando en su pequeño hijo cabrón.
 Abrió la puerta de su dormitorio y vio a su ama de llaves sentada en el borde de la cama frente a él. Ésta se levantó como un muelle.
 Eduard la miró pero no dijo nada. Se acercó a ella hasta colocarse a un metro.
-Ayer estabas con mi mujer en mi cama.
-Sí señor.
-¿Os tocasteis?
-¿Señor?
Posó la manaza sobre una de sus tetas y la apretó levemente. Elise dio un brinco.
-¿Te tocó mi mujer aquí?
-N…No señor. –Tragó saliva.
-¿Por qué estás aquí?
-La señora dijo que usted quería verme.
-¿No te explicó para qué?
-Se lo expliqué punto por punto. –Contestó Bethelyn desde la otra punta de la habitación.
-¿Y bien?
-Está de acuerdo.
-¿Lo estás, Elise?
Por toda respuesta su ama de llaves bajó la cabeza. Brucel sonrió.
-Te vi en ropa interior ayer. Estás muy guapa en bragas. Me gustó verte así.
La criada agachó la cabeza y se soltó el vestido dejándolo caer a sus pies. El escote de su blusón ofrecía parte del canalillo entre sus tetas y a través de sus bragas se adivinaba su negro bosque.
 Eduard miró a su criada con más hambre que un perro pequeño. Metió las manos bajo el blusón y palpó aquel melonar calentito. Se llenó las manos con las tetas de su ama de llaves y sintió sus pezones entre los dedos. Había deseado tanto este momento.

-¿Te gusta que te acaricie, Elise?

-N…No señor.
-¿Y ella?
-Tampoco señor. No me atraen las mujeres.
-Entiendo. Prefieres acariciarte tú, ¿verdad? –Bajó su mano hasta introducirla bajo sus bragas y palpó su vello y sus labios. Maravilloso.
-¿Señor? –La cara de horror de la criada era un poema.
-¿Sabes lo que me gusta, Elise? ¿Te lo ha explicado mi mujer?
-S…Sí…, señor. Punto por punto.
-Acércate Bet.
Su mujer se colocó junto a ellos.
-Desnúdate.
Se desnudó frente a su criada que la miraba horrorizada. Su marido las miraba a ambas mientras se mordía el labio inferior con lascivia.
 Bethelyn le quitó el blusón a su criada y la abrazó. Sus tetas se juntaron y sus pezones se aplastaron el uno contra el otro. Después, se mojó los labios, tragó saliva y la besó en la boca. Con cada beso iba metiendo más la lengua en la boca de la otra mujer. Su marido babeaba.
 Cuando posó una mano sobre la teta de su criada, ésta se contrajo pero no impidió que la sobara ni amasara su seno. Como tampoco se movió cuando su señora le mamó los pezones mientras deslizaba la mano bajo sus bragas.
 El toqueteo de sus dedos en su clítoris era tan desagradable como los lametones en sus pezones. Aunque no tanto como cuando le introdujo el dedo en el coño y comenzó a meterlo y sacarlo una y otra vez.
 Eduard Brucel también se había desnudado. Se estaba masturbando frente a las mujeres mientras miraba a su ama de llaves sentarse en el mismo borde de la cama que cuando llegó. Estaba completamente desnuda, con las piernas abiertas y su negro coño expuesto a la vista. Bethelyn, de rodillas frente a su criada, miraba a su marido con cara suplicante.
-Hazlo.
-Por favor, Ed.
-Hazlo Bet, hazlo. –Jadeó su marido.
Elise nunca había visto nada tan grotesco en toda su vida. Había oído rumores de infidelidad sobre su señora, había descubierto en más de una ocasión al señorito masturbándose entre las sábanas. Incluso se llegó a hablar de algún tema de faldas entre la señora y su suegro. Pero lo que estaba a punto de ocurrir ahora no se lo hubiese imaginado jamás.
 Su señora, estaba arrodillada frente a ella con las manos apoyadas en sus rodillas abiertas mirando a su esposo, el señor. Éste miraba a ambas mujeres mientras se masturbaba de pie. Elise veía deslizarse el glande dentro y fuera de su manaza una y otra vez. Las pelotas de su señor botaban con cada sacudida bajo aquel poblado bosque de vello púbico. Lo hacía con la cara desencajada y la boca abierta de par en par, respirando como un búfalo en una estampida, mientras el sudor bañaba la frente de su señor. Pero lo peor no era eso.
 Su señora acercó la cara a su coño, sacó la lengua y lamió su raja con la punta de la lengua. Una mujer lamiendo a otra mujer. Al principio lo hizo suavemente pero después metió la lengua entre los pliegues de sus labios vaginales e intentó masturbarla lamiendo su clítoris repetidamente mientras metía una y otra vez sus dedos dentro de su coño.
Miró a su señor. Éste había puesto una rodilla sobre la cama y seguía masturbándose frente a ella. Su polla estaba a escasos centímetros de su cara.
-Chupa.
Sabía lo que debía hacer y lo hizo. Abrir la boca.
La polla de su señor entró hasta la mitad. Después ella asió su mástil y siguió masturbándolo mientras le lamía. Con la otra mano masajeaba sus pelotas hinchadas. Solo deseaba que todo acabase pronto. Su señor no había perdido el tiempo en atrapar sus ubres mientras se la chupaba.
 El tiempo pasó despacio. Una eternidad de lamidas y chupadas. Al final lo inevitable llegó. El semen inundó su boca y su señor, por fin, dejó de amasar sus tetas. Era caliente y espeso. Un sabor desagradable. Desagradable y denigrante. Eduard se desplomó hacia atrás sobre la cama, sudoroso.
 Su señora también dejó en paz su violentado coño y se sentó a su lado con la cara entre las manos. Estuvo a punto de consolarla pero, ¿acaso alguien le consolaba a ella? En lugar de eso se levantó y cogió su ropa para vestirse.
-¿A donde vas?
-¿Señor? Pensaba que…
-Pues no. Vuelve a la cama.
Miró a su señora que tenía la misma cara de disgusto que ella. Después vio como Bethelyn se tumbaba boca arriba con las piernas abiertas.
-Vamos Elise, compláceme.
Obedeció cabizbaja a su señor. Se subió de nuevo a la cama colocándose a 4 patas entre las piernas de su señora. Bajó la cabeza hacia su coño y noto su olor. Era desagradable oler el coño de otra mujer. El sabor de la polla o el semen de su señor no eran muy diferentes del de su marido. Tampoco diferían mucho el de sus coños, pero era distinto. Mujer lamiendo a mujer.
 Cruzó la mirada con su señora un instante. Después volvió la mirada al peludo coño que tenía delante, lo miro como si fuera algo asqueroso. Cerro los ojos, abrió la boca, saco la lengua y la acerco a lo negro de su entrepierna con la cara contraída por el asco.
 Su coño estaba tibio, el sabor terroso fue tan desagradable como esperaba. En su boca se mezcló el sabor del semen y el del coño de sus señores. Pronto encontró su clítoris y se concentró en lamerlo y besarlo. Lo besó como de un amante perdido se tratara. El señor disfrutaba con eso.
 Eduard disfrutaba con eso y con algo más. Se colocó tras su ama de llaves, sostuvo sus caderas, acaricio su culo y sus ubres y… la penetró. Lo hizo despacio. No tenía una polla pequeña por lo que no quería metérsela bruscamente. Después gozó con sus tetazas mientras se la follaba desde atrás. Lo hizo durante un buen rato.
 Eduard disfrutaba con el coño de su ama de llaves. Tenía una polla muy grande y por suerte para él Elise no tenía un coño pequeño por lo que podía follarla sin problemas. Entraba y salía suavemente. La penetraba hasta dentro bruscamente para sacarla despacito, disfrutando de su calor. Era tan gratificante follar con una mujer como esa.
-Ya estoy casi a punto. Vamos, besaros ahora.
Elise se incorporó hasta colocarse sobre Bethelyn. Sus tetas y sus pezones estaban juntos de nuevo, sus coños se tocaban también. Comenzaron a besarse la boca como posesas en una guerra de lenguas mientras Eduard penetraba a su ama de llaves con más ardor.
-Estoy a punto. Me voy a correr. Córrete Bet. Correos las 2.
No era lo peor de la noche pero si de lo más humillante. Las 2 mujeres empezaron a gemir la una contra la otra. Se abrazaban y se sobaban las tetas y el coño mientras gimoteaban simulando un orgasmo.
 Por fin Brucel se corrió en el coño de su amante temporal. Sudoroso y cansado se desplomó de nuevo al lado de las mujeres. Estaba rendido. Al fin y al cabo la jornada no había sido tan desastrosa. Se durmió feliz. El descanso del guerrero.
 Las mujeres dudaron mientras veían al hombre respirar plácidamente junto a ellas. Por fin Bethelyn hizo una seña a su criada y ésta se quitó de encima. Esta vez nadie impidió que el ama de llaves abandonara la habitación en silencio.
 Bethelyn se hizo un hobillo y se abrazó las piernas. Ya no podía ver a Ernest, su amante; su hijo la había follado contra su voluntad incluso por el culo y ahora se lo hacía con una mujer delante de su marido. ¿Por qué cada vez iba todo a peor?
 El titilar de la vela fue lo último que Bethelyn vio antes de dormirse entre pesadillas.
A todos gracias por leerme, SI QUERÉIS HACERME ALGÚN COMENTARIO, MI EMAIL ES boligrafo16@hotmail.com
 
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