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Relato erótico: “Rubia teñida, gorda y obsesionada por el sexo” (POR GOLFO)

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La conocí en un tugurio de mala muerte, Esa noche iba acompañado por dos inútiles que me encontré en otra j
odida barra de bar. Sólo en una ciudad extraña, no me importó que esos desechos, mendigando una copa, me gorronearan descaradamente mientras se pavoneaban de ser unos Don Juanes. Ni siquiera me acuerdo de sus nombres.
Recuerdo entre tinieblas que llegamos a un antro oscuro y mal iluminado. Uno de esos que, de ir sereno, huyes pero borracho cómo estaba te parece un oasis. Allí la vi. Rubia teñida, fea y gorda, aun así completamente dopado por el  alcohol ingerido, quise conocerla.
Sonia era una muchacha marroquí en una patria extranjera buscando cambiar el cariño de unas caricias por el calor de unos euros. Esa madrugada vio en mí, la posibilidad de dormir en caliente y la seguridad de que en la mañana regresaría a casa con la cartera llena. No intento saber qué fue lo que me llevó a contratarla. Me la sudan los motivos por los que, obviando su fealdad, me hice con sus servicios. Lo único cierto es que saliendo con ella abrazado, huÍ de ese local y llegué haciendo eses hasta mi hotel.

Todavía me aterra pensar en lo que sentí al verla desnudarse. Bajo su vestido no llevaba la típica ropa interior sino una gruesa faja color caqui que sin pudor se quitó ante mi horrorizada vista. Pálida hasta decir basta, su piel blanca se tornaba amoratada en los pliegues que formaba la celulitis de sus piernas. Obesa hasta decir basta, era difícil distinguir donde terminaba la papada y donde comenzaba el pecho. Toda ella era un conjunto de lorzas paralelas, los enormes senos competían con un todavía mayor vientre y este con dos columnas gordas y flácidas que formaban sus piernas.

No os creáis que le cortó lo más mínimo desnudarse con la luz encendida. Sonia, encantada con el volumen de su cuerpo, se agarró una de sus ubres y llevándosela a la boca, mordisqueó su negro pezón mientras me decía a que esperaba para comérmela. Nada me pudo hacer prever que esa mujer entrada en carnes me gustara pero contra toda lógica al verla en pelotas, con sus lonchas desparramándose alegremente, consiguió excitarme, Nunca había estado con un mujer de su estilo, francamente gorda, sus michelines desnudos se sucedían uno tras otro pero aun así hubo algo que me llamó a hundir mi boca entre sus muslos.
No sé como pudo separar sus piernas para permitir a mi cabeza llegar hasta su sexo,
Puta y gorda, pero encantadora sino llega ser por su profesión, cualquier paisano estaría encantando de retozar alegremente de por vida ente sus blancas carnes. Me da igual su nombre, sé que me ha mentido, los doscientos euros que me ha cobrado son una puta insignificancia al lado del placer que me ha resultado magrear sus carnes entre  mis manos. Nunca me han gustado las anoréxicas pero tampoco pensé que me obsesionaría amasar tantos kilos de grasa  y menos que al sentir su consistencia, mi pene pudiera salir de su letargo y alzarse
Ese maremágnum de carne derramándose a cuatro patas sobre el colchón debía de haberme repelido, pero no fue así. Con su acento árabe y su increíble falta de pudor, se separó las gruesas nalgas con sus manos y me pidió que le diera por culo. El tamaño de esas dos masas era tal que incluso dudé mientras me acercaba con mi pene en la mano, de que tuviera la extensión suficiente para penetrarla.
Curiosamente, la flacidez de su trasero permitió que al presionarla se desparramara hacia los lados y mi glande entrara con facilidad dentro de su negro ojete.  La obesa mujer debía estar acostumbrada a superar toda serie de dificultades porque al sentir que mi miembro solo la había desflorado a medias, sin ningún pudor me pidió que la agarrara de los hombros y así tener de dónde agarrarme para terminarla de meter.

La postura consiguió su objetivo y contra la lógica, me encantó el modo que tanta grasa abrazó mi pene en su camino. La cerda al notar mi miembro rellenando su conducto, empezó a gritar como si la estuviera sacrificando en un matadero. El volumen de sus gritos incluso se incrementó cuando olvidándome del asco que me daba ver como se bamboleaban sus blandas ubres comencé a moverme dentro de su culo.

Reconozco que me sorprendió oírle chillar que la pegara. Comportándose como un sucio y sumiso despojo, me rogaba que azotara su descomunal trasero con  una fijación que me obligó a satisfacerla.  Al soltarle el primer azote sobre sus flácidos cachetes, observé con cierta repugnancia que todo su grasiento lomo temblaba como gelatina, formándose una ola que naciendo en su culo subía por su cuerpo muriendo en su gruesa papada.

Sé que esa gorda disfrutó de la ruda caricia porque, relamiéndose sus pintarrajados labios, me rogó que siguiera azotándola. La necedad de esa vaca parecía no tener fín porque no contenta con la serie de nalgadas que recibió, cuando se sintió parcialmente saciada, me pidió que cogiera su pringosa melena y la usara como riendas.
Supe que lo que ese sebo con dos patas deseaba y por eso, satisfaciendo su pervertida necesidad, tiré de su pelo hacia atrás haciéndole daño. El dolor lejos de calmarle, la estimuló y girando su cabeza, me imploró que jalara con más fuerza. En ese momento ya no éramos puta y cliente sino dos degenerados dejándonos llevar por nuestras obscuras apetencias.
Forzando el aguante de su mantecosa anatomía, vi como su columna se doblaba producto de la  fuerza con la que  atraje hacia mí su cabellera. El sufrimiento que noté en sus hundidos ojos me hizo parar pero entonces cabreada me ordenó que no parara. Azuzado por sus chillidos, respondí con violencia y mientras me tiraba de su pelo, la regalé con otras dosis de sonoras nalgadas.
El renovado castigo la encantó y convulsionando entre mis piernas, se corrió. La entrega de esa mugrienta mujer y el modo tan obsceno con el que se retorcía implorando un mayor correctivo, me estimuló y dotando a mis movimientos de un fiero compás, machaqué sin pausa su rollizo coño hasta que contagiado por su placer, derramé mi semen en su interior.
La zorra ordeñó a conciencia mi pene y cuando sintió que lo había dejado seco, se separó de mí. Dándose la vuelta, obvió que lo tenía lleno de mierda y sin pensárselo dos veces, se lo metió en la boca. Alucinado contemplé como saboreaba con gusto los restos de su culo. Lamiendo con su lengua mi extensión no cejó tras dejarlo inmaculada sino que continuó mamando de él hasta que lo consiguió reanimar.
Una vez había conseguido que mi polla recuperara la erección se abrió de piernas y me pidió que la follara. Como hasta entonces su coño había permanecido oculto entre tanta grasa, no había tenido la oportunidad de contemplarlo y haciendo caso omiso a su petición, me quedé mirando atónito semejante enormidad.
En el bosque que poblaba su pubis podían haber hecho su guarida un centenar de forajidos. Era tanta su frondosidad que tuve que separar sus pelos para descubrir los pliegues de su chocho. Interesado en saber su tamaño, metí directamente un par de dedos en su interior. La gordinflona al sentir mis yemas recorriendo  su sexo, se acomodó en la cama y  con un suspiro me hizo saber que le apetecía que siguiera con mi exploración.
La falta de rechazo me animó a meter un tercer dedo dentro de esa gruta. La sencillez con la que lo sumergí, me hizo probar con un cuarto y con un quinto, de manera, que sin apenas darme cuenta tenía toda mi mano dentro de su coño. Ese fue el momento que esperó la oronda mujer para con un berrido rogarme que la follara con mi puño. La urgencia que adiviné en su voz, me hizo complacerla y cerrando mi mano dentro de esa cavidad, comencé a imprimir con ella un suave movimiento.
Bramando de placer, mi voluminosa pareja me imploró que aumentara el ritmo con el que la estaba machacando su chocho. Consintiendo a ese engendro, aceleré y obnubilado, observé como sus sobredimensionados pechos se movían siguiendo la pauta con la que la complacía. Poco a poco y usando mi puño como si fuera un martillo neumático, derribé los últimos cimientos de cordura de la obesa.

Sonia al sentir sus neuronas hirviendo por el cúmulo de sensaciones, no se cortó y aullando a voz en grito, fue marcándome la cadencia con el que quería ser follada. Golpeando la pared de su vagina de un modo atroz, llevé a esa mujer al borde del colapso. De improviso sin que nada me hubiese advertido antes lo que iba a ocurrir, de su sexo brotó un geiser de caliente flujo que me golpeó en el rostro.

Ese viscoso liquido recorriendo mi cara, me indujo a seguir, de forma que prolongué su éxtasis durante una eternidad. Maravillado por ser testigo de esa inhumana eyaculación femenina, no pude parar cuando ella me lo pidió. Comportándome como un bellaco, violé repetidamente ese enorme chocho sin importarme los gritos de mi víctima. Convirtiendo en mi obsesión el descubrir hasta donde llegaría su resistencia, continué durante largos minutos hasta que rendida sobre el colchón, esa ballena me rogó que la dejara descansar.
Apiadándome de ella, saqué mi puño de su interior. La mujer al verse libre apoyo su cabeza en la almohada y cerrando los ojos disfrutó de los últimos estertores de placer que asolaban su cuerpo. Ya relajada, sonriendo, me preguntó si podíamos ir al baño porque le apetecía probar otra cosa.
Sin saber que era lo que se proponía seguí por la habitación a ese mastodonte. Al hacerlo, contemplé el movimiento de sus lorzas al caminar pero quizás ya acostumbrado a su grotesca figura, esa visión no enfrió para nada mi libido sino que lo acentuó. Si creía que ya nada me podía sorprender, esa foca me sacó de mi error cuando obligándome a entrar en la bañera con ella, me pidió con su mirada cargada de deseo que usara mi pene para mearla.
Jamás en mi vida había hecho algo semejante pero eso no me intimidó y cogiendo mi polla comencé a derramar sobre sus pechos mi amarillo orín. El putón al sentir mis meados recorriendo su grasienta piel, gimió totalmente poseída y dirigiendo el chorro a su boca, dejó que se rellenara su garganta mientras infructuosamente intentaba beber. La cantidad de orina que surgía de mi miembro lo hizo imposible y derramándose por sus mejillas, observé como la empapaba por completo.
Sonia, al ver por mi erección que compartía su fetiche, se pellizcó los pezones mientras se introducía mi pene hasta el fondo. La sensación de sentir sus engrosados labios besando la base de mi polla junto con la brutal presión a la que su lengua sometía a mi extensión provocó que explotara dentro de su boca. La mujer saboreó mi lefa como si fuera la primera vez y recreándose en la mamada, no paró hasta que dejar mis huevos vacíos.
Entonces  encendió la ducha y con un cariño que me dejó abochornado, me enjabonó con cariño. La puta zorra se había convertido por arte de magia en la más dulce de las amantes  y sorprendiéndome nuevamente, lloró a moco tendido dándome las gracias por hacerla tratado como mujer y no como a un monstruo.
Fue entonces cuando me percaté que si bien había estado a punto de vomitar al verla desnuda, ahora su cuerpo me parecía extrañamente atractivo y que mi asco inicial se había convertido en  franca adoración por esa enorme mujer. Donde antes veía un siniestro esperpento de la naturaleza, en ese momento solo contemplaba voluminosa belleza.
Por eso pidiéndola que volviéramos a la cama, disfruté de sus caricias toda la noche y a la mañana siguiente cuando nos despedíamos, le prometí que cada vez que volviera a esa ciudad la llamaría. 
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Relato erótico: “Practicas de Tenis” (POR ROCIO)

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Hola mis queridos lectores de PORNÓGRAFO AFICIONADO, mi nombre es Rocío y tengo 19 años. Es el primer relato q escribo así que espero que me perdonen mis errores, no se me da muy bien escribir pero tengo muchas ganas de compartir mi historia así q hice un esfuerzo. Soy un poquito chiquita pues tengo 1.62, bien flaquita y bonita de cara. Tengo el cabello negro largo y lacio, pero suelo llevarlo en coleta. Mis amigas siempre dicen que tengo unas buenas tetas pero que mi fuerte es mi culito respingón.
Una bonita tarde en mi ciudad volví a mi casa tras practicar tenis con mi instructor. Fue un poco incómodo porque el entrenador personal, q es un viejo verde al fin y al cabo, se la pasó admirando mis piernas y mi culito, que con la faldita deportiva que yo llevaba imagino que le ponía loco porque se la pasaba poniéndose detrás de mí, restregando su bulto contra mi culo para explicarme komo debía golpear la bola. A mi me incomodaba y la única bola q quería pegar eran las suyas. Ya les había comentado a mis amigas sobre él y me dijeron q si yo me lo proponía, podía ligar con ese madurito y así conseguir clases gratis. Pero yo q soy un poquito tímida solo me reía de sus ocurrencias, además lo último q yo haría seria acostarme con un degenerado para conseguir favores.
Los que si me parecían atractivos eran esos dos enormes negros que solian terminar de entrenar cada vez que yo entraba en el recinto. Eran dos hermanos que por lo general tenían cara de poco amigos, pero conmigo siempre fueron correctos y amables, siempre me saludaban y alguna que otra vez se quedaron para mirar mi entrenamiento para hacerse comentarios entre ellos. 
Cuando volví a casa yo estaba con mucho sudor y fui directo al baño. Saludé rápido a mi padre, que no me hizo mucho caso pues estaba hablando por teléfono de manera muy nerviosa. Por último, para llegar al baño, pasé por la sala y vi a mi hermano mirando un partido de su equipo de fútbol así que le di un zurrón con mucho cariño. Tiene 18, 1.82 y es bastante atractivo, yo no soy nada celosa pero últimamente me molesta ver a tantas chiquillas ir y venir a nuestra casa cuando papá no está. En más de una ocasión he tenido que escuchar sus gritos de placer pues su cuarto está pegado al mío. Yo tengo novio pero jamás se  me ha ocurrido traerlo en casa.
Mientras me duchaba me toqué un poquito, pasé mis dedos x mis pequeñitos labios, jugué un poquito con mi puntito, la verdad es q era un placer inmenso con el agua tibia corriéndome por el cuerpito, tuve que morderme la boquita porque me estaba calentando más, imaginando como el madurito profesor de tenis me montaba en las graderías con los dos negros esperando su turno. Hummm, restregué mis piernitas y me masturbé rápido y rico. Fue raro porque jamás veía a mi entrenador personal de esa manera, pero es que con tanto toqueteo el muy infeliz consiguió que mi cuerpo se antojara por él.
Al dia siguiente volvi a entrenar. Esa vez el entrenador estaba demasiado juguetón, me rozaba mucho y la verdad es que normalmente yo debería mostrarle con gestos físicos mi desaprobación, incluso alguna vez estuve a punto de gritarle que dejara. Me tocaba la cinturita para decirme como debía colocarme para recibir la pelota, me hacia inclinar hacia adelante levemente. En fin, pero esa tarde yo estaba algo caliente, tal vez porque mi cuerpo le gustaba la idea de ser follada por ese madurito como solia fantasear en la ducha.
-Observa siempre la bola, Rocío.
-Lo sé, “profe”, siempre me lo dice… -sus fuertes manos me sujetaban de la cinturita.
-Para lograr un swing perfecto necesitas poner atención a la bola, y con la pose adecuada, podrás conseguirlo. Relájate, necesitas coordinar mejor tus movimientos.
Fue cuando mi cuerpo empezó a reclamarme por ese madurito. Me gustó un poco la idea loca de calentarlo, así que empece a menar más y más mi cintura, sintiendo su bulto entre mis nalgas. El se sorprendió un poco, al principio cuando yo le ponía mi trasero en contra de su entrepierna, él se retiraba un poquito, pues parece que era más de lo que él esperaba. Pero seguía sus clases:
-Presiona con mucha fuerza el mango de la raqueta, Rocío.
-Sí, profe, ¿así?
-Perfecto, Rocío.
Fingí un golpe cuando golpeé una pelota, y me tiré al suelo. El instructor vino y le dije que mi tobillo me dolía demasiado porque no puse una postura adecuada, así que me ayudó a reponerme y, llevándome por un brazo, me llevó hasta el banquillo para aplicarle hielo y un spray. Aproveché para gemir muy sexi a cada tacto.
Esa noche por suerte mi novio aplacó mis ansias. Se llama Christian, pero no pensé en él mientras follábamos, sino en mi instructor. Que era él quien me metia mano para jugar con mi clítoris, que era él el que me decía obscenidades mientras me metía lengua. Que mi culo y mis tetas eran sobadas por ese hombre maduro.
Al día siguiente más de lo mismo. Tengo una faldita deportiva cuando era más joven, y me la puse para calentar más al instructor, pues apenas me cubría. Los dos negros esa tarde se quedaron para verme entrenar, y de hecho creo que se fueron muy complacidos tanto con la vista como con mi comportamiento, pues a cada rato me apoyaba por mi instructor para decirle que mi tobillo me molestaba un poquito.
-No vamos a forzar más, Rocío, hoy ve a descansar.
-Pero “profe”, quiero un poquito de mimitos que ya verá cómo me pongo buena.
-Ahh, pero si eso es lo que quieres. Venga, vamos, ponte seria Rocío.
Me gustaba mucho el jueguito erótico que comencé. Y desde luego a los negros también, porque sonreían y me saludaban cada vez que cruzábamos la mirada.
-Manten la cabeza quieta. Los hombros siempre paralelos al suelo.
-Mucho hablar y poco mostrarme, profe – le recriminaba yo para que viniese a mí y me tocara un poco más.
Cuando terminó la clase fui directo al vestidor. La verdad es que el cabrón me dejó muy caliente con tanto toqueteo. No iba aguantar la caminata hasta mi casa, así que en las duchas del lugar me empecé a tocar con un par de deditos.

Rápidamente dejé de hacerlo cuando escuché abrirse la puerta del lugar. Era raro que otra mujer entrara, normalmente a esa hora soy la única chica que entrena. De todos modos me dediqué a ducharme para salir rápido de allí. Cuando me dejé llevar por el agua tibia, cerrando mis ojos y abriendo la boquita, sentí las manos gruesas y duras de alguien, tomándome de la cintura. Yo supe casi instantáneamente que esa persona era mi instructor, por la forma en que sus manos fuertes se posaban delicadamente en mí.
-¿Profe?
Me llevó contra la pared y sin darme tregua puso su mano en mi boca sorprendida. No podía verle, pero estaba segura que era él.
-¿Es usted, profe?
-Así que te estabas tocando, putita, ¿te ha gustado la clase? Podemos continuar aquí.
Era la voz del instructor que empezó a lamer mi lóbulo. Me quedé en shock. ¿Cómo sabía que yo me estaba tocando? ¿Acaso tenía una cámara que grababa el vestidor de las chicas? Cerró la llave de la ducha y empezó a tocar mi mojado culito con una mano mientras la otra me seguía sujetando contra la pared.
-Realmente es una preciosa chiquilla –dijo otra voz. ¿Quién era? ¿Había más gente?
-Hace rato que no montaba a alguien tan bonita, hermano – dijo otro. ¿Eran acaso los dos negros también?
A la fuerza conseguí darme la vuelta, me cubrí las tetas con una mano y mi coñito con la otra, muy aterrorizada ante esos tres hombres que me comían con la mirada. Me arrinconé en una esquina sin saber muy bien qué hacer.
-Si no haces lo que te decimos, vamos a publicar el vídeo en internet.
-¿Qué video?
-Eres una tonta del culo por lo que se ve. Te hemos grabado toda, cuando te estabas metiendo deditos y gemías como una putita caliente.
Me quise morir, esa gente lo vio todo.
-¡Os voy a denunciar!
-Si quieres. Cuando el vídeo se propague, serás muy conocida y no podrás salir ni de tu casa.
-¿Entonces qué es lo que quieren de mí?
-Que seas nuestra puta particular.
No me dejaron responder. Me agarraron del brazo y me lanzaron al suelo. Me quedé así, de cuatro patas, muy mareada por la situación, cuando sentí la mano del negro en mi colita, bajando y bajando hasta mi monte de venus para tocarlo con poco cariño. Como yo estaba algo caliente por la sesión de tenis, no pude evitar un gemido:
-Uuughhhhhh…
-Parece que a la putita le gusta.
-¡No me gusta, soltadme, soltadme! – dije revolviéndome. Logré apartarme y quedé acostada sobre el suelo, llorando, pero ellos no se apiadaron. Me pusieron boca arriba. Mi profesor empezó a chupar una de mis tetas, el negro la otra teta mientras su hermano me metía dedo. Eran tan denigrante, yo trataba de salirme de encima pero ellos eran muy fuertes.
-¿Vas a ser nuestra putita, Rocío? – preguntó mi profesor, y mordió mi pezón rosadito.
-Ooohhhh diosssssss… nooooo… jamássss…
-¿Por qué no, nena? –preguntó el negro, mientras su boca subía y subía hasta mi boquita para poder besarme y meterme lengua como ninguno de mis ex lo hizo. Quise protestar pero su lengua casi acaparaba toda mi boca y no me permitía hablar con mucha nitidez.
-Hummgg, uffff
Cuando dejó de besarme, muchos hilos de saliva se quedaron colgando entre mi boca y la de él, que me miraba sonriente. Mis ojos apenas se podían mantener abiertos porque su hermano ya había puesto su lengua entre mis labios vaginales, recorriéndolos fuertemente, aquello me iba a volver loca, con lo calentita que ya estaba.
Mi profesor imprevistamente puso sus rodillas entre mi sorprendida cara, y con fuerza me tomó de la quijada. Su polla erecta y asquerosa estaba apuntándome la boca.
-Abre la boca, puta.
-Ohhhggg… diosss, no, por favoooor.r… noooo – el negro era un cabrón experto en comer chuminos por lo que se podía sentir. Era lo único que evitaba que yo pudiera hablar con fluidez. Por suerte dejó la lamida por un momento y por fin pude armar frases con sentido:
-Por favor, basta, levántese instructor, no voy a hacer lo que me digáis jamás.
-Eso ya lo veremos –dijo el negro, poniendo la punta de su polla entre mis hinchadísimos labios vaginales.
-¡Noooo!, ¡Por favor nooooo!
-¿Pero qué dices, nena? Si estás mojadísima.                                                                                    
Me tomó de la cintura e hizo presión, amagó meter su enorme polla dentro de mí para partirme en dos. El instructor me calló con un pollazo, fue asqueroso sobre todo x q sus pelillos púbicos se iban contra mi nariz, ese asqueroso olor que me daba arcadas y la polla que me llenaba toda mi pequeña boca que apenas daba abasto.
El negro por su parte no tuvo mucha compasión y me la metió muy duramente. Senti algo eléctrico, muy fuerte, relampagueante, entre el dolor y el placer me revolví como loca sin poder protestar. Su hermano por otro lado no dudo en besar y chupar mi pancita, que era lo único que estaba “libre” de tormentos.
Yo estaba a punto de reventar, mi coñito estaba realmente muy caliente pero yo no lo iba a admitir jamás. Lastimosamente el negro sabía muy bien que mi cuerpito quería guerra, todo estaba a tope, y vaya que sabía follarme. Empecé a gemir como marrana mientras sentía como su leche se derramaba en mí.
-Vas a tener un bonito hijo negro, putita –se empezó a reir luego de correrse. El hermano tomó su lugar y empezó el mismo vaivén sin darme tregua. El cabronzado también sabía dar placer, así que me rendí, mientras la polla de mi instructor chorreaba leche en mi garganta, dejándome llevar por el placer.
-Ahhhgmmmm uummmmppppp….
-¿Vas a ser nuestra putita, sí o no? – dijo el negro que me montaba, mientras su hermano ya se limpiaba en la ducha.
 
-Nmmm… noooo… jamáss… ughh diossss… dueleeeee…
-Ya sabrás olvidar el dolor que luego vas a disfrutar marrana.
Se corrió, pude sentir su leche espesa y caliente recorrerme el coñito, dentro y fuera. A mí me dolía todo pero en el fondo también me sentía muy excitada. Solo que no lo iba a reconocer ante esos degenerados.
-Eres una calientapollas, vienes a estas horas en donde solo yo y mi hermano estamos. Nos saludas muy coqueta, meneando ese culito respingón que tienes, putita… vamos, que es obvio que te gusta.
-No es verdad, no es verdad –dije desde el suelo, tratando de reponerme.
-Ahora vas a poner en práctica mis consejos, Rocío.
-Qué quieres decir?
-Coge del mango con mucha fuerza, con tus dos manos – dijo mostrando su polla erecta. Los negros se rieron de la ocurrencia.
Con mucha indignación puse mis dos manos en su polla. Le miré a los ojos con carita de puchero pero no se apiadó de mí. Tomó de mi cabello y empujó mi cara para que pudiera tragar ese pedazo enorme de carne venosa.
La tranca iba y salía con mucha velocidad, tocaba la campanilla de mi garganta y me daban arcadas. El instructor se corrió en mi boca de nuevo, corriéndose directamente en mi garganta. Cuando sacó su pollón, se corrió un poquito más en mis labios y mejillas.
Cuando terminó, quedé con pelillos en la boca, con semen asqueroso pegándose por mis mejillas y mis labios, con ganas de escupirlo todo o vomitarlo también, pues he tragado mucho.
Me llevaron hacia la ducha y me hicieron apoyarme contra la pared. Yo estaba demasiado débil como para poner resistencia. El negro empezó a meterme sus dedos en mi culo, y yo grité del susto:
-Qué vas a hacer?
-Voy a darte por el culo, marrana. Se nota que eso es lo que quieres.
-Noooo, por favor, nunca lo hice por ahí… estás locooo!
-A callar! – metió dos dedos de manera muy violenta y me hizo sacudirme del dolor, apenas me podía sostener. Los dedos entraban y salían, lenta y duramente. Yo al principio chillaba del dolor, pero poco a poco logré controlarlo, hacer que mi culo se relajara y pudiera recibir los embistes de sus dedos. Y así estuvo follándome el culo con sus dos dedos, teniéndome a mí muy caliente y gimiendo ante la situación.
Puso su enorme pollón entre mis nalgas y me sujetó de mi cintura.
-Voy a follarte de dos formas, o duro o gentil. Elige.
-Ufff… por favor, no lo hagas… ¡Aghhhhmmm diosssss!
-Duro será – dijo mientras los otros dos se reían.
Fue demasiado doloroso. Lloré desconsolada mientras el negro me partía literalmente en dos pedazos y me aplastaba contra la pared. Besaba mi cuello mientras su enorme falo poco a poco entraba y era engullido por mi culito. No entró mucho, y al poco rato se salió de mí.
-Hice un buen trabajo al meter mis dedos, pero aún así va a doler cuando lo meta todo.
-¿TODO?
Puso otra vez su enorme glande en la punta de mi ano, y empezó a hacerme una rica paja con sus manos en mi clítoris hinchadísimo. Yo me mordía los labios con tal de no gemir, pero la verdad es que el hijo de puta sí sabía cómo hacer gozar a una chica.
-Agghggggg… CABRÓN, suéltameee… uffffff….
-¿Vas a ser nuestra putita?
Yo estaba muy caliente, me pedí perdón a mí misma y grité:
-Joder, síiiii, cabrón por favor continúaaaa… continúaaaa…
-¿Me lo repites, Rocío?
-Seré vuestra putitaaaa… joderrrr…. Continúaaa y no hables tanto hijoputaaa…
-¡Jaja! ¿Quieres que te la meta en el culo?
-Hmmm… síiii, por favor sé gentil, que es mi primera vezzzz…
-Te jodes marrana, no te vamos a follar aún por aquí.
Me soltó, me dejó caer en el suelo con semen goteando entre mis piernas. Fue vergonzoso haberme corrido por la paja que me hizo el cabrón, pero así fue. Y para colmo el negro no tenía intención aún de follarme por ahí. Pero ya habría tiempo para ello.
-Veo que has aceptado ser nuestra puta –dijo mi entrenador.
-Sí, lo que sea con tal de que no publiquen mi video – mentí, la verdad es que quería carne.
-Bien, a partir de mañana vendrás a entrenar con ropita más ajustada, y sin ropa interior.
-Sí, señor Gonzáles.
-Vístete. Y vamos a mi oficina que vamos a disfrutar un ratito contigo, putita.
Me dejaron para que me vistiera. Realmente fue una locura. Yo aún estaba muy caliente y, pese a que todo fue denigrante, me excitó cómo me trataron duro. Mientras me ponía de vuelta de mis ropitas, no pude evitar morderme la boca pensando en las guarrerías que me harían en la oficina, y en los días siguientes también. Me habían ganado, me convirtieron en su esclava sexual. De solo pensar en las obscenidades que me harían se me mojó de nuevo el chochito.
Cuando cogí mi móvil, vi que mi novio me había dejado un mensaje. Dijo que me estaría esperando esa noche para salir a un bailable. Si no fuera por ese mensaje, me habría olvidado que tengo novio. Me puse a cien solo de pensar que le estaba poniendo los cuernos con dos negros y un viejo verde.
Le escribí: “Christian mi amor, hoy no voy a poder q me duele muxo de tanto entrenar. El instructor estuvo un pokito cabroncete hoy”.  
Continuará, si así lo quieren. Perdon nuevamente por escribir tan maaaal. Espero que le halla gustado a alguien, me ha costado mucho porque no es una fantasía que se la pueda contar a alguien con normalidad, así q aproveché esta página.
Besitos.
Rocío
 
Si quieres hacerme un comentario, envíame un mail a:
 rociohot19@yahoo.es

Relato erótico: “Dominada por mi alumno 3” (POR TALIBOS)

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SOMETIMIENTO:
Prepara tu culo…
Estas tres simples palabras, que Jesús me dirigió como despedida, bastaron para mantenerme inquieta dos días. Después de habérsela chupado junto a su casa y todavía con su sabor a macho en mis labios, conduje medio ida de regreso a mi hogar, con esas tres palabras resonando en mi cabeza.
¿Sería capaz de hacerlo? Hasta la fecha, me había cerrado en banda ante cualquier intento en esa dirección (y nunca mejor dicho). Mario no había sido muy insistente en el tema, pero, antes de él, algún que otro chico que había sido mi pareja insistió bastante en lo del sexo anal… pero yo, nada de nada.
Y ahora allí estaba yo, nerviosísima en mi coche, sudando como una cerda ante la perspectiva de que el chico que me tenía robado el seso me rompiera por fin el culito.
Me pasé el resto del día y el siguiente hecha un manojo de nervios. En los ratos en que estuve en casa, intenté practicar un poco sola, usando el vibrador pequeño para estimularme y ensancharme el ano, pero no adelantaba mucho, pues los nervios hacían que apretase mucho el esfínter y no me atrevía a forzarlo. Eso sí, acababa poniéndome bastante cachonda con los jueguecitos y terminaba con MC enterrado hasta el fondo en el coño.
Al fin llegó el viernes y yo conduje hasta el trabajo con las manos temblando sobre el volante. Me había vestido como ya sabía que le gustaba a Jesús: jersey ajustado y falda amplia, larga esta vez, y, debajo, un sensual conjunto de tanguita y sostén negros, a juego con las medias y el liguero que Jesús me había ordenado que llevara. Para darme ánimos, había escondido en el bolso una pequeña petaca con coñac, a la que ya le había dado dos callados tientos.
Como buenamente pude, encaré las clases matutinas, que al menos me permitieron concentrarme en otra cosa, pero, conforme se acercaba la hora de ir a la clase de Novoa, el canguelo (y para qué negarlo, la excitación) iban a más.
Ese día me tocaba con ellos justo después del recreo, tratándose de mi última clase del día, con lo que, tras terminar, a los alumnos aún les faltaría una hora para salir, pero yo, ingenua de mí, esperaba que Jesús se saltara la última hora para pasarla a solas conmigo. Nada más lejos de su intención.
Mientras me dirigía a su clase, recibí un sms en el móvil. Distraída, pues no esperaba que fuera él (no sabía cómo había conseguido mi número), le eché un ojo y, al hacerlo, la piel se me puso de gallina y el coño se me inundó: TU CULO SERÁ ROTO AL SALIR DE CLASE. ESPERA EN LA SALA DE PROFESORES.
La súbita excitación que me poseyó fue la mejor respuesta al interrogante que llevaba dos días planteándome… Por supuesto que iba a dejarle que hiciera conmigo y con mi culo lo que gustase. Ya me tenía completamente atrapada y a su merced.
Impartí la materia como un autómata. Por fortuna, la clase anterior había sido con otro grupo de último curso, por lo que pude repetir punto por punto lo que había explicado la hora anterior.
Intimidada, intentaba no mirar directamente a Novoa, pero los ojos se me iban involuntariamente hacia él, topándome siempre con su sonrisilla burlona. Una vez incluso, tuvo el descaro de hacerme un gesto obsceno, formando un círculo con el pulgar y el índice de su mano izquierda, atravesándolo con el índice de la mano derecha. Más gráfico imposible. Me estremecí.
La hora de clase se me hizo larguísima, pero no miento si les digo que fue un suspiro comparada con la eterna hora siguiente que me pasé en la sala de profesores. Por fortuna, no había mucha gente allí pues, siendo viernes, los compañeros o bien estaban en clase o bien se habían largado a sus casas por tener la última hora libre (como yo hacía habitualmente).
Tratando de distraerme, me dediqué a corregir los exámenes de recuperación del miércoles anterior, pero pronto comprendí que no podía concentrarme, así que lo dejé. Mi mano jugueteaba nerviosa con el colgante de mi cuello, mientras mis muslos se frotaban el uno contra el otro, tratando de contener mi creciente excitación.
Cuando por fin tocó el timbre que marcaba el final de las clases, el corazón casi se me salió por la boca del susto que me llevé. El instituto entero pareció estallar en una barahúnda de ruido y gritos que proferían los alumnos mientras salían huyendo en busca del fin de semana.
Algunos profesores pasaron por la sala en busca de papeles u otras cosas, pero ninguno se entretuvo demasiado, también locos por largarse de allí, cosa que agradecí infinitamente.
Poco a poco, el silencio fue apoderándose del centro, a medida que los últimos alumnos abandonaban el edificio. Yo, con los nervios a flor de piel, esperaba a que Jesús viniera a por mí. Para disimular, fingía estar corrigiendo los exámenes, por si venía algún compañero más a la sala. No apareció nadie.
Mi pierna derecha se movía frenéticamente arriba y abajo, en un tic nervioso que reflejaba mi excitación. De pronto, mientras mis ojos estaban clavados en la puerta, esperando que se abriese, el móvil volvió a sonar con un nuevo mensaje.
Enfebrecida, rebusqué en mi maletín en busca del aparatito y leí el mensaje: TE ESPERO JUNTO AL DESPACHO DEL DIRECTOR.
Aún temblorosa, recogí todos los papeles y los guardé como buenamente pude en el maletín junto con el móvil, lamentándome mentalmente por el follón que había organizado y que después tendría que ordenar.
Con el maletín apretado contra el pecho y con los nervios en tensión, salí de la sala de profesores, mirando a izquierda y derecha por si había alguien por allí…
Nadie.
Era inquietante caminar por los solitarios pasillos del instituto, sobre todo teniendo en cuenta la perspectiva de lo que iba a suceder (bueno, de lo que iba a sucederle a mi culo). Rezando para no encontrarme con nadie, subí las escaleras al piso de arriba, donde estaba el despacho del director.
Al fondo del pasillo, junto a la puerta del despacho, me esperaba Jesús. Al verle, un escalofrió recorrió mi cuerpo de la cabeza a los pies. Había llegado la hora.
Pero nada fue como yo lo esperaba.
–          Vamos putita – fue lo primero que me dijo – Que nos van a dar las uvas.
–          Sí, Amo – respondí bajando la mirada.
–          Veo que eres una zorrita buena. Venga, mueve ese culito que te lo vamos a estrenar.
Un nuevo escalofrío me recorrió mientras, obediente, me acercaba a Jesús. Entonces él, para mi sorpresa, puso la mano en el pomo de la puerta del despacho del director y abrió.
Me quedé parada. No esperaba que fuera a meternos allí dentro. Pensé que el mensaje indicaba el despacho como simple punto de reunión, pero que iríamos a cualquier sitio. Además, ¿de dónde había sacado la llave del despacho de Armando?
–          Venga, ¿a qué esperas? – dijo Jesús manteniendo la puerta abierta para que yo entrase – No me hagas ir a por ti.
Completamente acojonada, entré en el despacho que, para mi alivio, estaba completamente vacío.
Miré a mi alrededor, comprobando que todo estaba como siempre: estanterías abarrotadas de libros y papeles, archivadores, un viejo ordenador y el enorme escritorio de roble, no demasiado alto, que llenaba el centro de la sala. Nada amenazador.
Más tranquila, me quedé de pié en medio del despacho, esperando instrucciones. Escuché cómo la puerta se cerraba tras de mí; de pronto, Jesús se me acercó por detrás y, rodeándome con sus brazos, se apoderó de mis pechos estrujándolos con pasión. Su pelvis se apretó contra mis nalgas, permitiéndome sentir la dureza que se había formado en su pantalón. Me estremecí.
–          Vaya, vaya, putita… has venido – me susurró sin dejar de estrujar mis tetas.
–          Sí, Señor – atiné a responder.
–          Debo reconocer que tenía mis dudas. Esta mañana se te veía muy acojonada en clase y pensé que a lo mejor te echabas para atrás. Puedes responder con libertad.
–          No, Amo – dije balbuceante – Es cierto que estoy muy nerviosa, pero también estoy deseando que el Amo me folle…
Sus manos se deslizaron hacia abajo y se colaron por debajo del jersey. Hábilmente, liberaron a mis tetas del encierro del sostén, tirando de él hacia arriba y volvieron a prenderse de mis pechos, jugueteando con los duros pezones. Un gemido de placer escapó de mis labios sin que pudiera contenerme.
–          Madre mía, qué duras las tienes – susurró Jesús – Está siendo una putita muy buena… Luego te daré un premio….
–          Gracias Amo.
Justo entonces se apartó de mí, dejándome de pié, temblorosa y excitada, con las tetas desnudas bajo el jersey. Jesús caminó hacia la mesa del despacho y se sentó en el sillón del director, mientras consultaba la hora en su reloj.
–          Bien – dijo – Creo que ya es la hora. Ven aquí.
Asustada pero decidida, caminé hasta la mesa, quedando a su lado en espera de órdenes. Éstas no tardaron en llegar.
–          Quita todo lo que hay en la mesa y colócalo por ahí. Ten cuidado y no desordenes nada.
–          Sí, Amo.
Dediqué unos minutos a despejar por completo el escritorio de Armando, repartiendo los papeles y objetos por todo lados, consciente de que la mesa del director iba a ser el campo de operaciones. Un poco más tranquila, me atreví a interrogar a Jesús.
–          Perdone, Amo. ¿Puedo hacerle una pregunta? – dije sin dejar de recoger.
–          Sí, putita, puedes. Te estás portando muy bien.
–          ¿Cómo es que hemos podido entrar aquí? Me consta que el director cierra siempre con llave…
–          Pues muy fácil, putita… porque tengo copia. Tengo una llave maestra que abre tooooodas las puertas del centro. Tranquila, que aquí nadie nos molestará.
–          ¿Y cómo la consiguió?
–          Eso ya son dos preguntas, nena, pero te diré que… tengo mis contactos.
No seguí insistiendo, pues justo en ese momento aparté el último montón de papeles de la mesa que quedó dispuesta para ser el escenario del enculamiento. No sabía yo hasta qué punto.
–          Muy bien, putita. Te quiero de pié aquí subida – dijo Jesús palmeando sobre la mesa.
Nerviosa y expectante, me subí con torpeza al escritorio, poniéndome de pié. Veía a Jesús desde arriba, mientras él me miraba divertido haciendo girar su sillón hacia los lados, disfrutando del espectáculo.
–          Súbete la falda – me ordenó – Quiero verte las cachas.
Sin dudar un momento, me agaché y me subí la falda hasta la cintura, volviéndome hacia él para que pudiera admirar mis largas piernas. Interiormente, me alegré de haber escogido mi conjunto de lencería más sexy, con medias negras y el liguero que a él le gustaba.
–          Uffff, qué buena estás puta – me aduló Jesús – Date la vuelta que quiero admirar tu culazo.
Así lo hice, subiéndome la falda también por detrás y poniéndome un poco en pompa, para que mi alumno no perdiera detalle de mi anatomía. Él volvió a piropearme, cosa que me encantó.
–          Madre mía qué culo tienes. Sigo sin entender cómo el imbécil de tu novio no se ha apoderado de él todavía. Bueno, mejor para mí. Más pasta.
Aquellas palabras me extrañaron muchísimo. ¿A qué se refería? Iba a preguntarle, pero Jesús me interrumpió con una nueva orden.
–          Hoy vas a probar algunas cosas nuevas putita, además del sexo anal. Te advierto que alguna quizás no te guste, así que ésta es tu última oportunidad. Si quieres, puedes largarte, ponte bien la ropa y vete, poniendo así fin a nuestra relación. Pero si te quedas, debes obedecerme en todo sin rechistar, y te aseguro que hoy no quedarás insatisfecha…
No me esperaba para nada aquellas palabras. ¿Estaba loco? ¿Me tenía allí encaramada a una mesa, con la falda subida hasta la cintura y aún dudaba de si iba a obedecerle? No tardé ni un segundo en responder.
–          No, Amo, yo no voy a ninguna parte. Haré todo lo que me ordene el Amo.
–          Buena chica, eso te hace merecedora de un segundo premio. Luego los recibirás.
–          Gracias Amo – respondí ilusionada.
–          Bueno – dijo levantándose del sillón – Vamos a empezar con los preparativos.
Sus palabras me hicieron estremecer… el momento se avecinaba.
–          Ponte a cuatro patas sobre la mesa, mirando hacia mí.
Obedecí con presteza, colocándome en la posición requerida. La falda se me desenrolló al hacerlo, volviendo a taparme por completo. Jesús rodeó la mesa hasta quedar detrás de mí y colocó sus manos sobre mis nalgas, apretándolas suavemente, casi con dulzura.
–          Pero qué culo… – susurró – Es una lástima…
Volvió a rodear la mesa y quedó de nuevo frente a mí, mirándome a los ojos. Su sardónica sonrisa volvió a aparecer en su rostro, mientras una de sus manos acariciaba mi mejilla.
–          Quítate el jersey – me ordenó.
Yo obedecí a toda velocidad, incorporándome un poco. Una vez liberada de la prenda, la tiré al suelo y miré al amo, con los enhiestos pezones apuntando hacia él.
–          ¿El sostén también Amo? – pregunté.
–          No, déjatelo así, es más excitante.
Así lo hice, quedándome con la pieza de lencería puesta pero sin tapar mis pechos, tal y como Jesús la había dejado antes.
–          Ahora quiero que abras tus piernas al máximo, separando las rodillas, para que quedes lo más pegada posible a la mesa.
Con torpeza, pero sin miedo a caerme, pues la mesa era inmensa, adopté la posición que se me pedía. Mientras lo hacía, Jesús abrió uno de los cajones de la mesa y sacó unos objetos que yo no acerté a ver. Aquello debería haberme extrañado muchísimo, verle trasteando con tanta confianza en el escritorio del director, pero, nerviosa por lo que iba a suceder, ni me detuve a pensar en ello.
–          Muy bien – dijo Jesús volviendo a colocarse detrás de mí – Ahora quiero que bajes la cabeza todo lo que puedas, hasta que toques la mesa, echando las manos para atrás.
Obedecí en todo. De esa forma, arrodillada, con las piernas abiertas y las manos hacia atrás, mi culo quedaba abierto al máximo y ofrecido sin defensa posible a mi Amo.
–          Vale, ahora voy a atarte…
¿Atarme? El miedo volvió a sacudirme sin compasión. Giré la cabeza para mirar a Jesús con los ojos desorbitados por el pánico, pero él no se apiadó.
–          Tranquila, putita. Quedamos en que obedecerías en todo ¿no? Esta va a ser una de las cosas nuevas que vamos a probar. Confía en mí.
Dudé un instante, en el cual sopesé el largarme de allí y poner mi culo a salvo. Pero entonces me fijé en los objetos que Jesús había dejado sobre la mesa, junto a mis pies: un juego de bolas chinas y un bote de vaselina.
No sé por qué, pero la visión de aquellas cosas me calmó, pues me hicieron pensar que, si iba a usar vaselina, su intención era sodomizarme con cuidado, no romperme el culo a lo bestia. Pero aún tenía mis dudas porque, si le dejaba atarme, estaría completamente indefensa, sería completamente un juguete en sus manos….
Como si hasta ese momento no lo hubiese sido.
Resignada pero nerviosa, volví a adoptar la posición requerida. Jesús, muy satisfecho, me acarició con dulzura una nalga, pero pronto reanudó sus actividades.
Me subió por completo la falda, descubriendo mi grupa y me la enrolló en la cintura. Con habilidad, colocó mis manos junto a las piernas, atándome el antebrazo derecho a la pantorrilla derecha y lo mismo con el otro brazo. De esta forma, yo quedaba inmovilizada  en esa postura, con la cara pegada a la mesa y el coño y el culo bien abiertos.
Forcejeé un poco con los nudos, comprobando que, aunque no estaban muy apretados, me impedían moverme por completo. Estaba atrapada.
–          Muy bien, Edurne, muy bien –  me dijo – No puedes ni imaginarte lo sexy que estás.
–          Gra… gracias, Amo – respondí cada vez más nerviosa.
–          Bien. Seguro que te has preguntado por qué hemos venido a este despacho para tu iniciación anal ¿verdad?
–          Sí, Amo – asentí.
–          Bien, hay varias razones. Una de ellas es… la altura de esta mesa.
Súbitamente lo comprendí. Aquel escritorio era un poco más bajo de lo habitual. Colocándome en aquella posición, agachada encima de la mesa, a Jesús le bastaría con ponerse de pie detrás de mí para tener franco el acceso a mi grupa. Qué listo era mi chico… Pensaba en todo…
–          Entiendo Amo.
–          Bueno, pongámonos manos a la obra – dijo Jesús dándome un ligero cachete en el culo.
Mi cuerpo volvió a ponerse en tensión. Tenía miedo de lo que se avecinaba.
–          Tranquila, nena, que esto vamos a hacerlo bien. Ese culito vale mucho y no vamos a desgraciarlo. Tú déjame a mí.
En un instante, me bajó el tanga hasta dejármelo por las rodillas. Sentí entonces cómo las manos de Jesús se posaban en mis nalgas. Con firmeza separaron los cachetes, manteniéndolos abiertos unos segundos, mientras él examinaba mi ano.
–          Veo que te lo has limpiado a conciencia – dijo tan cerca de mi culo que pude sentir su aliento sobre él.
–          Sí, Amo – respondí súbitamente avergonzada.
Era verdad, aquella mañana, mientras me duchaba, me había aseado a fondo. Había llegado incluso a abrírmelo todo lo que pude con los dedos y a aplicarme el chorro de la ducha.
–          ¡Snif! ¡Snif! ¡Pero si hasta te has echado perfume! – rió Jesús mientras me olisqueaba como a una perra – Ja, ja, ja…
Las mejillas me ardían por la vergüenza. Y yo que creía que una par de gotas no se notarían…
–          ¡Menuda puta que estás hecha! ¡Cada día me sorprendes más! ¡Me gusta! – exclamó mi alumno volviendo a darme un cachetito en el culo.
–          Gracias, Amo.
–          Bien, eso se merece un tratamiento especial. ¡Vamos a estimular bien la zona!
Esa fue la primera vez que sentí la lengua de mi Amo recorrer mis genitales. Hasta ese momento, Jesús me había usado siempre como simple objeto sexual, cuya utilidad era únicamente procurarse placer. Esa fue la primera vez que se dedicó a darme placer a mí.
Sus manos se aferraron con fuerza a mis nalgas y volvieron a separarlas, dejándole expedito el acceso a mi intimidad. Su serpenteante lengua se clavó entre mis muslos, provocándome un devastador estremecimiento de placer. Sus dedos chapotearon en la humedad entre mis piernas, y pronto me encontré con un par de sus dedos enterrados en el coño.
 
Mientras me comía, me masturbaba dulcemente, arrancándome gemidos y suspiros de placer cada vez más intensos. ¡Joder! ¡Qué bueno era haciéndolo! ¡Lo comía de puta madre!
Yo, muerta de gusto, apretaba mi rostro contra la mesa, tratando de abrir todavía más las piernas para ofrecerle mi coño por completo. Pero aquello era el preludio para comenzar a estimular mi ano y pronto comencé a sentir la cálida lengüita del chico jugueteando alrededor de mi esfínter.
Usando mis propios flujos como lubricante, Jesús comenzó a introducir muy despacio su dedo índice en mi ano. Al principio sólo la puntita, pero abriéndose paso cada vez más.
–          Lo tienes muy estrechito, Edurne  – susurró desde atrás – Esto vale por lo menos 1000 euros.
Ya no me extrañaba nada de lo que decía. Sentía aproximarse el imparable orgasmo y mi cerebro era incapaz de procesar la información de lo que sucedía a mi alrededor.
–          Noto que vas a correrte ¿verdad?
Incapaz de hablar, asentí con la cabeza.
–          Estupendo. Es el momento de pasar a mayores.
Pensé que había llegado la hora de que me la clavara en el culo, pero no era así. Aprovechando mi estado de suprema excitación, Jesús comenzó a utilizar las bolas chinas. Por el rabillo del ojo, vi cómo las embadurnaba de vaselina, pero enseguida volví a perderle de vista mientras volvía a situarse tras mi culo.
Novoa reanudó la comida de coño, masturbándome más deprisa, precipitándome hacia el clímax y cuando estuve casi a punto, introdujo la primera de las bolas en mi ano. A pesar de que lo esperaba, mi cuerpo se tensó muchísimo al sentir cómo el intruso se abría camino en mi culo. Jesús aprovechó para redoblar esfuerzos en mi vagina y por fin, me corrí como una burra.
–          ¡AAAAHHHHH! – aullaba yo mientras las devastadoras olas del orgasmo azotaban mi cuerpo.
Al correrme, mis músculos se contrajeron, con lo que estuve a punto de expulsar la bolita de mi interior, cosa que Jesús impidió. Cuando fui calmándome, el chico aprovechó la relajación para introducir la segunda bola en mi ano, provocándome un ligero espasmo de dolor.
–          ¿Te ha dolido? – me preguntó.
–          Un poco – respondí olvidándome del “Amo”, mientras sentía las dos bolas enterradas en mis entrañas.
–          Como has sido muy buena chica he procurado hacerlo con cuidado. Hoy te lo has ganado.
–          Gracias, Amo.
–          ¿Ves? No soy ningún monstruo, cuido de ti.
–          Sí, Amo, lo sé.
–          ¡Espera! Hay que inmortalizar el momento. ¿Dónde tienes el móvil?
–          En el maletín.
Como un rayo, Jesús fue a la butaca donde había dejado mi cartera y sacó el móvil de su interior. Lo manipuló un segundo, supongo que para activar la cámara y situándose detrás, realizó varias fotografías de mi culo, dilatado por la dos bolitas que había en su interior, mientras la tercera quedaba fuera, colgando de su cuerdecita, mientras esperaba su turno.
–          Mira hacia atrás – me dijo – ¡Y di patata!
Como pude, le obedecí, mirando hacia atrás. Él se retiró un poco para tener un campo de visión más amplio y me hizo unas fotos en las que se me ve desnuda sobre la mesa del despacho de mi jefe, atada con el culo en pompa, con las dos terceras partes de un juego de bolas chinas metidas en el ano. Creo que las voy a ampliar y a colgarlas en mi salón.
–          Bueno – dijo Jesús cuando sus inquietudes artísticas quedaron satisfechas – Vamos por la tercera.
Miré adelante y apreté los dientes, preparándome para lo que venía. Noté que Jesús daba unos tironcitos del juego de bolas, como asegurándose de que mi culo podía retenerlas. Por fin, noté cómo la última esfera era apretada contra mi esfínter y poco a poco, comenzaba a introducirse en mi interior.
–          Relájate, Edurne – me dijo Jesús – Esto lo hacemos para que tu ano se acostumbre a abrirse más de lo habitual y para que mejores el control de los músculos anales. Así te será más fácil lo que viene después.
–          Gracias Amo – respondí mientras las lágrimas, mitad de dolor, mitad de agradecimiento, resbalaban por mis mejillas.
–          Bien, ya está – exclamó Jesús cuando la tercera bolita estuvo dentro – Ahora debes aguantar con ellas dentro. Si lo haces bien, te irá mejor luego.
–          Sí, Amo.
–          Esperaremos un rato para que tu culito se aclimate a tener algo dentro. Después no sé si tendrán tantos miramientos, así que será mejor que te acostumbres.
Nuevo comentario extraño.
–          La verdad es que todo esto me ha puesto a mil, así que creo que vas a tener que chupármela un rato.
Mientras decía esto, Jesús rodeó la mesa y se situó frente a mí. Delicadamente, limpió las lágrimas de mi rostro y esa muestra de cariño me hizo ronronear como una gatita, olvidándome por un instante de las bolas en mi culo. Jesús estaba a punto de abrirse la bragueta para sacar mi premio cuando, inesperadamente, sonó su móvil.
–          Vaya, creo que es la hora – dijo echándole un vistazo al inoportuno aparatejo – Tengo que salir un instante, pero vuelvo enseguida.
–          ¿Cómo? – exclamé de nuevo asustada – ¿Vas a dejarme aquí sola? ¿Y así?
Entonces Jesús clavó en mí su mirada más fría, una que me hizo estremecer.
–          ¡Pues claro que sí, puta! ¿Has olvidado cuál es tu lugar? ¿Desde cuándo puedes replicarme? ¡Con lo bien que te estabas portando! ¡Ahora te vas a quedar ahí subida todo el tiempo que me dé la gana! ¡Y reza para que no te deje ahí hasta el lunes!
–          No, Amo… perdón – respondí llorando de pánico esta vez – No lo haré más…
–          Veremos si te perdono – respondió él fríamente – No sé cuando volveré, pero cuando lo haga, será mejor que encuentre esas tres bolas bien metidas en tu ano, así que ¡aprieta bien el culo!
Y se dirigió a la puerta, dejándome llorosa y temblorosa encima del escritorio. Humillada, sí, pero también excitada. Me gustaba hasta que me echara la bronca. Soy una cerda.
–          ¡No te muevas de ahí! – se burló Jesús, riendo mientras salía.
Me quedé sola y asustada, rezando de verdad para que volviera pronto. No entendía adonde coño había ido. Si me tenía allí, completamente entregada, a su entera disposición ¿por qué se iba? Me daba igual, que me la metiera en el culo, en el coño… donde quisiera… ¡Pero no me dejes sola!
¿Y si venía alguien? No podía ni siquiera imaginar la vergüenza, la humillación que sufriría si esa maldita puerta se abría y entraba alguien que no fuera Jesús. Preferiría que nos pillaran follando, así estando atada, como fuera, pues eso tendría justificación, aunque me echaran del trabajo… pero si me descubrían allí sola, expuesta, humillada… me moriría.
Los minutos fueron pasando inexorables, enloquecedoramente lentos y yo cada vez era más consciente de los intrusos que había en mi culo. Mi cuerpo estaba intentando expulsarlos, resistiéndose a la invasión, pero yo me oponía, apretando el esfínter y tensando los músculos al máximo. La vaselina en que estaban untadas las bolas jugaba en mi contra y estaba comenzando a notar que la primera comenzaba a resbalar hacia fuera. Entonces, súbitamente, la puerta se abrió de golpe y el susto hizo que el culo se me cerrara de golpe, volviendo a atrapar las bolas con firmeza… No hay mal que por bien no venga.
Miré hacia atrás, encontrándome con Jesús, que mantenía la puerta abierta. Contenta, le sonreí, demostrándole que había sido una niña buena, pero la sonrisa murió en mi rostro cuando vi que otro hombre entraba en la habitación: Armando, el director.
Creí que me moría.
–          ¡Dios, mío! – exclamó el director.
Yo me eché a llorar, forcejeando con mis ataduras, pensando que Jesús me la había jugado y había traído al director para humillarme y hacer que me despidieran. Me equivocaba…
–          ¡Qué visión celestial! – exclamó Armando abalanzándose sobre mis nalgas y comenzando a cubrirlas de besos.
Yo estaba petrificada. No podía creerlo. Apenas sentía los pellizcos y apretones que el director me propinaba en el culo, mientras mi colapsado cerebro trataba de encontrarle sentido a lo que estaba sucediendo.
–          Quieto, quieto, amiguito… – dijo Jesús apartando al director de mi cuerpo tirando de uno de sus hombros.
–          ¡Fíjate! ¡Si lleva unas bolas chinas en el culo! ¡Mira cómo asoma la primera, mira!
–          Ya lo veo – respondió Jesús – Y será mejor que esta puta la meta otra vez para adentro si no quiere que la castigue…
Su tono de voz me hizo apretar el culo con ganas.
–          Buena chica – continuó Jesús – Bueno, Armando, antes de tener la mercancía, tienes que pagar lo acordado. Ya sabes, el número de cuenta de siempre.
–          Sí, sí, claro. No te preocupes, enseguida lo hago.
¿Mercancía? Poco a poco fui comprendiendo lo que pasaba. ¡Aquel cabrón había vendido mi culo! ¡No podía creerlo!
El director rodeó la mesa y se dirigió a la supletoria en la que estaba el ordenador, encendiéndolo. Mientras el sistema operativo se iniciaba, Armando me miraba sonriente con ojos lujuriosos, anticipando el momento en el que mi culo sería suyo. No aguanté más.
–          Ya basta – dije intentando mantenerme firme – Esto ya es demasiado. Suéltame.
La sonrisa se congeló en el rostro del director. Muy nervioso, se dirigió al joven.
–          ¿Qué pasa? ¡Esto no es lo que habíamos acordado! ¡Me dijiste que ella estaba conforme!
–          ¡Cállate, imbécil! – le respondió Jesús.
Rodeó la mesa y se sentó en el sillón del director, acercándolo hasta quedar delante de mí. Puso sus manos sobre la madera, apoyando la barbilla encima, de modo que su rostro quedó a escasos centímetros del mío.
–          Habíamos acordado que harías todo lo que yo te ordenase… – me dijo en tono sorprendentemente suave.
–          Sí, que lo haría contigo. No dijiste que fueras a venderme al director.
–          Mira, si eres mía, me perteneces por completo. Y puedo usarte como me plazca.
–          No quiero – respondí desafiante – No voy a hacerlo con él.
–          Está bien – concedió Jesús – Creo que me he equivocado contigo, no me sirves. Te soltaré.
Y se levantó.
–          Espero que comprendas que no quiero volver a verte. Me has decepcionado mucho. De ahora en adelante seré un alumno más y quiero que me trates como a cualquier otro. Sin rencores. Espero que tu novio sea capaz de darte lo que necesitas, porque yo no volveré a follarte más.
Mi corazón latía desbocado. Mi yo consciente se alegraba por escapar de esa encerrona, pero mi cuerpo protestaba, insatisfecho y caliente. Noté cómo los dedos de Jesús asían los nudos, completamente decidido a soltarme.
–          ¡Espera! – intervino Armando – ¿Qué haces? ¿Vas a soltarla?
–          Pues claro – respondió el chico – Ella no quiere participar y aún no es mi esclava…estaba en periodo de pruebas y no lo ha superado.
–          ¡Te pagaré el doble! Dos… no, tres mil euros si no la sueltas. ¡Me prometiste su culo virgen! – dijo el director, acercándose a Jesús y aferrándole de la pechera.
Jesús dejó de desatarme. Pensé que se estaba pensando la oferta del director, pero no era así. Su mano salió como una flecha y le propinó una bofetada de revés al viejo en toda la cara. Éste cayó derribado al suelo, con una mano apoyada en la mejilla mientras miraba a mi Amo con ojos llorosos. Sí… a mi AMO.
–          ¡No me toques, desgraciado! ¡Yo no soy un asqueroso violador! ¡Si la chica no quiere, no quiere! ¡Me busco a otra mejor dispuesta y en paz!
–          Pe… pero… – balbuceó el director – Me habías prometido… su culito…
–          Vete a la mierda – dijo Jesús volviéndose a ocupar de los nudos.
Fue entonces cuando noté que, a pesar del follón, inconscientemente había estado esforzándome en mantener las bolas chinas en mi ano. Comprendí que, aunque yo me negara, mi cuerpo ya pertenecía a mi Amo por completo… para lo que él quisiera.
–          ¡Espera, Amo! – le detuve – Me lo he pensado mejor.
Lentamente, él volvió a rodear la mesa y me miró a los ojos.
–          ¿Estás segura? Si no es así te suelto y en paz. Te repito que no voy a obligarte a nada. Aún no eres mi esclava y estás a tiempo de olvidarlo todo y dejarlo.
–          No, Amo… no es eso lo que quiero. Me había asustado por la presencia del director y no sé en lo que pensaba. Mi cuerpo es tuyo y puedes hacer con él lo que quieras…
Jesús me sonrió, haciendo que mi corazón latiese con fuerza. Volvió a acariciarme la mejilla y enjuagó mis lágrimas.
–          Está bien…
Volvió a rodearme y rehizo los nudos que había soltado. Armando, entusiasmado, se había puesto en pié y casi daba saltitos de excitación. Fue entonces cuando me fijé en el bulto que había en su pantalón. El cabrón estaba a mil por hora.
–          ¡Estupendo! – exclamó exultante – Entonces, ¿hay trato?
Jesús dio el último tirón a las cuerdas y regresó al sillón, donde se dejó caer. Miró al director como quien mira a una cucaracha y renegoció los términos del acuerdo.
–          El trato sigue en pié, pero el precio ha subido. Dos mil euros por el culito de mi chica.
–          Pe… pero… – balbuceó Armando.
–          Hace dos minutos me ofreciste tres mil, así que no te quejes. Y da gracias a que no te parta la cara por haberme puesto la mano encima. Si te parece mucho, no hay problema, su culito me lo quedo yo, que está apeteciéndome cada vez más.
El director dudó sólo un instante antes de contestar…
–          De… de acuerdo… Desde el primer día que la vi, he querido tirarme a Edurne. Y cuando me dijiste que su culo era virgen…. No aguanto más.
–          De acuerdo entonces – asintió Jesús – Pero primero paga.
Sin añadir nada más, Armando se dirigió al ordenador e inició el servicio de banca electrónica.
–          De tu cuenta personal, no vayas a tocar la cuenta del colegio, que te conozco – intervino mi Amo.
–          Sí, sí claro…
En pocos minutos, la transferencia quedó hecha. Jesús ocupó el puesto del director frente al ordenador y accedió a su propia banca electrónica, verificando la transacción.
–          Bien, todo correcto – concluyó – Enseguida será tuya.
–          Va… vale.
Jesús volvió a sentarse en el sillón frente a mí y me dijo:
–          Hoy te he perdonado tu rebeldía, porque aún no eres mi esclava ¿lo entiendes?
No le entendía. ¿Cómo que aún no era su esclava? De todas formas, asentí con la cabeza.
–          Por eso y porque te habías estado portando muy bien, te has librado del castigo que te mereces, pero, cuando seas mi esclava… tendrás que obedecerme siempre sin rechistar.
–          Sí, Amo… es sólo que quiero tanto al Amo… que no podía soportar que otro me tocara. Pero si es lo que el Amo quiere… aguantaré.
–          Bien…
Jesús volvió a levantarse y se situó detrás de mí.
–          ¡Porque si no me obedeces, tendré que darte un buen montón de estos!
Sin avisar, me azotó el culo con la mano abierta con muchísima fuerza. Fue un solo cachete, pero seco, intenso, que hizo que volvieran a saltárseme las lágrimas. El inesperado dolor provocó que perdiese momentáneamente el control, por lo que la primera de las bolas se salió de mi culo, quedando colgando de mi esfínter. Por fortuna, el Amo no me reprendió.
–          Esto ha sido, un simple ejemplo – continuó Jesús – para que no te fueras de rositas. Pero… la próxima vez… será peor.
–          Sí, Amo – asentí ahogando las lágrimas.
–          ¿Puedo castigarla yo? – intervino el director, al parecer entusiasmado con la perspectiva de azotarme el culo.
–          Ni pensarlo. Esta zorrita es mía y sólo yo puedo impartir disciplina.
–          ¡Te pagaré!
–          ¡Que te calles, gilipollas!
–          Pero, la otra vez…
–          La otra vez fue distinto. Y ahora dedícate a lo tuyo, que para eso has pagado.
Armando se puso en marcha. Inclinándose sobre mí, me susurró al oído.
–          No sabe usted las ganas que le tenía, señorita Sánchez. Desde el día en que la vi, decidí que sería mía. Me ha salido un poco cara, pero le aseguro que voy a disfrutar cada puto euro…
Armando se desplazó hasta quedar a mi espalda y pronto sentí sus manos apoderándose de mis nalgas.
–          ¡Madre mía, qué culo! ¡Y es todo mío!
Sus labios comenzaron a besarme y chuparme el trasero, mientras me metía mano por todas partes.
–          ¡Qué maravilla! ¡Fíjate cómo resalta la huella de tu mano en la nalga! ¡Le has dado un buen azote!
Debía ser verdad, pues cuando me rozaba esa parte de la piel me dolía un poco, además de notarla caliente y sensible. El tipo no era ni de lejos tan hábil como Jesús, por lo que sus caricias no me ponían a tono. En cambio, él se percibía cada vez más excitado.
–          Mejor – pensé – Así acabará antes.
El tío seguía sobándome a su gusto, pronto me encontré con una mano explorando entre mis muslos, frotando mis labios vaginales con fuerza, con toda la palma. Por fin, hundió la cara entre mis nalgas y comenzó a estimular mi esfínter con la lengua, jugueteando con el trocito de cuerda que asomaba, del que colgaba la bola que había expulsado antes.
Aunque como digo no era especialmente hábil, la verdad es que una no es de piedra y tanta caricia había comenzado a estimularme. Cuando me quise dar cuenta, me había abierto de piernas todavía más, dejándole franco el acceso. Mis líquidos comenzaban a rezumar, excitada especialmente por estar mirando a los ojos de mi Amo, que había vuelto a sentarse frente a mí y me observaba divertido.
Finalmente, Armando ya no pudo más y se preparó para encularme. Pude notar cómo se bajaba febrilmente los pantalones, forcejeando con la hebilla del pantalón. Entonces se lo pensó mejor y rodeó la mesa, caminado como los patos por llevar los pantalones enrollados en los tobillos. No pretendía hacerlo, pero, involuntariamente, mis ojos miraron a su entrepierna, para apreciar el calibre del arma que me iba a romper el culo.
No estaba mal, Armando no estaba mal dotado. Pero las había visto más grandes, la de mi Amo sin ir más lejos. Eso sí, se apreciaba durísima, con la escarlata cabeza asomando y las venas a punto de reventar. Y bastante gruesa, lo que me inquietó.
Armando se situó frente a mí y pronto me encontré con su polla presionando contra mis labios, mientras el muy cabrón me gritaba:
–          ¡Ensalívala bien, puta, que te la voy a meter por el culo!
Yo miré a los ojos a Jesús y él asintió en silencio, por lo que abrí levemente los labios, recibiendo en mi boca la durísima verga del director.  Obedeciéndole, procuré mojarla bien con mi saliva, pero no desaproveché para juguetear un poco con la lengua, intentando excitarle más para que tardara menos en correrse.
–          ¡Qué puta es! – aulló Armando – ¡Cómo la chupa! ¡Se ve que le gusta que le metan pollas en la boca!
–          La tuya no, rico – pensé sintiendo cómo su miembro se hinchaba cada vez más.
Pocos segundos después, Armando me la sacó de un tirón. Me dio igual, pero aún sentía miedo por lo que se avecinaba.
Volviendo a caminar como un pingüino, corrió a situarse de nuevo a popa. Sentí cómo sus dedos jugueteaban con mi ano y comenzaban a tirar suavemente de la bola que había expulsado.
Mi cuerpo volvió a tensarse, mientras notaba cómo las bolas iban ensanchando mi recto de nuevo a medida que eran extraídas de mi cuerpo. Ya era la hora.
Por fin, con un “plop” audible, Armando extrajo la última bolita. Notaba el ano caliente y sensibilizado. Recé para que aquello acabara lo más pronto posible.
–          ¡Joder, cómo se te ha quedado el culo! ¡No se cierra del todo! ¡Parece estar pidiendo verga!
No me gustó que aquel cerdo me humillara. Eso sólo podía hacerlo mi amo.
–          ¡Ya no puedo más! – aulló el viejo verde.
Armando aprovechó para volver a subirme el tanga, lo que me extrañó muchísimo. Aunque claro, aquel diminuto hilo de tela no iba a proteger mi retaguardia de un pervertido como él.
–          ¡Así me gusta más! – jadeó.
Apartó a un lado la tela del tanga, dejando de nuevo mi ano expuesto, pero con la braguita puesta. A continuación, sentí cómo la punta de su cipote se apoyaba en mi agujerito. Me estremecí por el miedo, con el corazón nuevamente desbocado. Entonces, mi Amo se inclinó sobre mí y muy dulcemente, me besó por vez primera en los labios.
–          Relájate – me susurró – O lo pasarás mal.
Yo, agradecida, traté de hacerle caso, intentando relajar el esfínter. Aún así, cuando el director metió la punta de su estoque, me dolió y mis ojos se abrieron como platos.
–          ¡AAAAHHHH! ¡Joder! ¡Qué estrecho! ¡No mentías diciéndome que era virgen! ¡Qué culito! – gemía Armando.
Yo apreté los labios, tratando de soportar el dolor mientras notaba cómo la verga de mi jefe iba abriéndose camino en mi culo. Debo reconocer que fue bastante delicado, no me la clavó de un tirón ni nada, pero empujó con firmeza hasta el final, hundiéndose en mi culo hasta que sus huevos quedaron aplastados contra mis nalgas. Me dolió horrores y lágrimas de auténtica agonía resbalaban por mis mejillas, mojando la mesa.
Ahora comprendo que, sin duda, el mío no era el primer culito que rompía el maldito viejo verde, pues sabía bien lo que se hacía. Tras clavármela entera, se mantuvo un buen rato sin moverse, permitiendo que mi cuerpo se acostumbrara  al invasor.
Poco a poco fui calmándome, notando que cada vez dolía menos. Sin embargo, cuando comenzó a moverse, el dolor regresó con toda intensidad. Pero, a esas alturas, Armando ya no se aguantaba las ganas, así que dejó de lado toda delicadeza y se dedicó a enterrarse en mis entrañas una y otra vez. Lo hizo despacio al principio, pero pronto me encontré con su nabo bombeando en mi culo a ritmo bastante rápido.
Miré a los ojos a mi Amo y vi que su mirada estaba clavada en mi colgante, que oscilaba adelante y atrás debido a las embestidas que me estaba propinando el viejo.
Yo no paraba de llorar, deseando que todo aquello acabase. No comprendía cómo aquello podía gustarle a algunas mujeres, yo sólo sentía dolor y humillación. Sin embargo, mi Amo hizo que todo mejorase.
–          Relájate, Edurne – me susurró al oído – Vamos a probar una cosa.
Se levantó y escuché cómo buscaba algo. Yo no le veía, pues tenía los ojos apretados tratando de soportar el incesante martilleo en mi culo, mientras Armando relinchaba y jadeaba agarrado a mis caderas.
–          Frena un poco, Armando – oí que decía Jesús – Tranquila Edurne, este jueguecito te va a gustar.
Entonces noté que me apartaban un poco el tanga y me metían algo en el coño. La sorpresa hizo que me agitara, con lo que nuevos ramalazos de dolor se produjeron en mi culo, que seguía empalado en la verga del director.
–          Soooooo, yeguaaaaa – gritó Armando, al parecer encantado con lo que Jesús estaba haciendo.
Por fin, Jesús volvió a colocarme la braguita bien, supongo que para que mi cuerpo no expulsara el objeto que me había metido en el coño. Tras hacerlo, volvió a sentarse frente a mí, con su acostumbrada sonrisa en el rostro.
No sabía qué demonios me había metido, no lograba identificarlo. No eran las bolas como pensaba al principio, pues percibía que su forma era más angulosa. Pronto averiguaría de qué se trataba.
Justo entonces, Armando volvió a bombearme en el culo, pero, esta vez, noté con agradecimiento que me dolía un poco menos, no sé si por el objeto enterrado en mi coño o porque la pequeña pausa me había permitido amoldarme mejor a su calibre.
Armando siguió enculándome con entusiasmo, mientras yo miraba a Jesús, que, extrañamente, se había puesto a llamar por teléfono.
De pronto, una melodía muy conocida por mí resonó entonces en el despacho, aunque sonaba extrañamente ahogada. En el mismo instante en que comprendí lo que Jesús había hecho, mi móvil activó su modo de vibración.
–          ¡UAAAAHHHHH! – gemí agitándome mientras sentía cómo mi propio teléfono móvil me vibraba en las entrañas.
–          ¡Ostias! – gritó el director exultante – ¡Puedo notar cómo vibra contra mi polla! ¡Es increíble!
El maldito aparatejo se agitaba y tocaba música en mi interior. La vibración me excitaba notablemente, permitiéndome olvidarme un poco del dolor de mi culo. Además, la misma vibración provocó que Armando se excitara más y, de pronto, noté cómo se corría dentro de mí, enterrándome la polla hasta el fondo mientras ésta vomitaba su carga en lo más profundo de mi cuerpo.
Por fin, el satisfecho director sacó su aún morcillona polla de mi ano. Podía notar cómo su semen resbalaba de mi interior y caía sobre la mesa, pues mi culo había quedado completamente abierto.
Mientras, mi Amo seguía llamando una y otra vez a mi teléfono, para que éste estuviera vibrando continuamente en mi interior. Agradecida, le dirigí una cansada sonrisa y musité:
–          Lo siento, Amo, no he podido cogerlo. ¿Qué es lo que usted quería?
Fue la primera vez que logré hacerle reír. Me gustó. Mientras reía, Jesús me sacó con cuidado el empapado teléfono de mi interior y me lo enseñó para que lo viera.
–          Joder, ha sido increíble – oí que musitaba el pervertido director – Me he quedado con ganas de más. Es la primera vez que no se me baja tras correrme desde hace mucho tiempo ¡Y sin pastillita! ¡Quiero más!
Me asusté. No creía que fuera capaz de soportar que aquel cerdo volviera a sodomizarme. Ahora que me había librado de su polla, notaba cómo mi ano latía de dolor y, si volvía a metérmela, me volvería loca.
–          Lo siento – dijo Jesús – Pagaste por estrenarle el culo y ya lo has hecho.
Me tranquilicé.
–          Si quieres más, tendrás que pagar.
¡Oh, Dios mío!
–          Vale, ¿cuánto?
No podía ser, no podía ser… ¿No iba a acabarse nunca?
–          Mil euros por su coño. El culo hay que dejárselo reposar unos días.
–          Sí, chico, ya lo sé. Ya sabes que no es mi primer culito. ¿Y cuánto por la boca?
–          Su boca es mía. No está en venta.
–          Espera – insistió el director – Te daré los mil euros si te follas su boca mientras yo me follo su coño ¿de acuerdo?
–          De acuerdo.
Me tranquilicé enormemente. No me iban a volver a encular ese día. Les juro que no me importó escucharles negociar con mi cuerpo como si fuese un saco de patatas, tan grande fue el alivio al escuchar que mi culo estaba a salvo.
Segundos después, los dos hombres repetían el proceso de las transferencias desde el ordenador. Yo, exhausta, levantaba la cabeza tratando de verles y así pude comprobar que el director se había quitado los pantalones por completo, caminando por el despacho con su enhiesta polla bamboleando frente a él, sin pudor alguno.
–          Bien – dijo el director dando una palmada – ¡Manos a la obra! ¡Ayúdame a darle la vuelta.
Entre los dos, me cogieron y me levantaron de la mesa, haciéndome quedar ahora boca arriba, pero todavía con las manos atadas a los tobillos. Así quedaba totalmente expuesta, con mi abierto coño ofrecido a quien lo quisiera. Todo mi cuerpo se quejó, pues, a esas alturas, estaba completamente entumecida y acalambrada.
Expertos en aquellas lides, los dos hombres dedicaron varios minutos a masajearme el cuerpo, reactivando la circulación. Incluso me aflojaron un poco las ligaduras, de forma que, aunque seguía sujeta, notaba que podría librarme de ellas forcejeando un poco, pero no lo hice, pues mi Amo no me había dado permiso.
Cuando me encontré mejor, comencé a notar que los masajes de ambos hombres se volvían cada vez más íntimos, más sensuales. En cuanto noté las manos de mi Amo acariciar mis senos, volví a excitarme, si es que en algún momento había dejado de estarlo. Las manos de Armando simplemente las toleraba porque Jesús me lo había ordenado. El viejo no significaba nada para mí.
–          ¡No aguanto, Jesús, no aguanto! – gimió Armando – ¡Vamos a follárnosla ya!
–          Como quieras – respondió el joven – Tú has pagado…
Me colocaron boca arriba sobre la mesa, pero esta vez con la cabeza colgando fuera, entendí que para que mi Amo tuviera fácil el acceso a mi boca. Al acercar mi cuerpo a uno de los lados de la mesa, Armando ya no podía follarme desde el otro lado, pero eso no supuso ningún problema, pues él simplemente se subió a la tabla junto a mí, arrodillándose entre mis abiertas piernas.
–          ¡Qué visión tan sublime! ¡Está buenísima! – gimoteó el asqueroso viejo.
–          Sí, es muy hermosa – asintió mi Amo, haciendo que me estremeciera de placer.
Sin perder un segundo, Armando me cogió por la cintura y levantó mi pelvis, para permitir que su polla se colocara justo a la entrada de mi coño. Fácilmente gracias a lo mojado que lo tenía, Armando me penetró sin miramientos, haciéndome gemir de placer.
–          AAAAAHHH – gemí sin poder resistirme.
–          Sí, puta, sí… Te gusta, ¿eh?
–          Sí me gusta – respondí tras un gesto de asentimiento de mi Amo.
–          Estupendo… Ahora quiero que me llames Amo a mí… ¡Venga, puta, dilo!
Pero Jesús no lo permitió.
–          Su único Amo soy yo, así que ella no puede llamarte así.
–          ¡Pues que me diga señor director! ¡Venga!
–          Sí, señor director. Como usted diga señor director – respondí mientras el viejo comenzaba a propinarme culetazos.
–          ¡Eso es! ¡ASÍ, PUTA, ASÍ! ¿QUIÉN TE ESTÁ FOLLANDO EL COÑO?
–          El señor director me folla mi sucio coñito – respondí adivinando por donde iban los gustos del viejo – Primero me ha roto el culito y ahora me está llenando el coño…
–          ¡SÍIIII!
Pude ver cómo mi Amo me sonreía complaciente. Emocionada, vi que ya se había sacado la polla del pantalón, y ésta se mostraba desafiante ante mis ojos. Aquella visión me excitó mucho más que todo lo que me había estado haciendo el director. Yo era esclava de esa polla.
Sin mediar palabra, Jesús acercó su verga a mis labios, que se abrieron con lujuria para recibirlo. Enseguida su calor inundó mi boca, a medida que su barra de carne se abría paso y se enterraba hasta el fondo de mi garganta, provocando que los ojos me lagrimearan.
–          ¡Fóllatela! – aullaba Armando – ¡Fóllale la boca bien follada!
Lo que siguió fue justo lo que Armando deseaba. Jesús comenzó a bombearme en la boca, follándome hasta la tráquea con su gordo rabo. No fue una mamada ni mucho menos, pues yo no podía hacer más que mantener la boca bien abierta para que mi Amo me la metiera hasta el fondo, cuidando en todo momento de no rozarle siquiera con los dientes.
Mientras, el director, enloquecido de pasión, me martilleaba sin piedad en el coño, con sus manos agarradas a mis tetas, que usaba como asidero.
El viejo no aguantó mucho más y pronto comencé a notar que se corría. Como un poseso, me la sacó del coño y comenzó a pajearse sobre mi cuerpo, para que sus lechazos cayeran sobre mí.
Ese preciso momento fue aprovechado por mi Amo para retirarse de mi boca, sin duda para evitar que el semen del director pudiera alcanzarle.
Tras correrse, el viejo se derrumbó a mi lado, jadeando, completamente agotado por lo que acababa de pasar.
Pasaron varios minutos en los que no me moví ni un ápice, agotada y derrengada por todo lo que había pasado, pero nuevamente insatisfecha sexualmente, pues no me había corrido con Armando.
Escuché un “clic” característico y alcé la cabeza, a tiempo de ver a Jesús librándome de mis ataduras con su navaja. Una vez libre, volvió a darme friegas por todas partes, especialmente en las muñecas, para reactivar la circulación.
Me sentí mucho mejor con aquello, pero aún así me faltaban fuerzas para moverme, por lo que Jesús, sin decir palabra, se encargó de todo. Hábilmente, me quitó las bragas y el sostén y las guardó en mi maletín. Me colocó bien la falda y me ayudó a ponerme mi jersey, entregándome una toalla que no sé de dónde sacó para que me limpiara un poco el semen de los pechos y de la cara.
Abrió la puerta y recogió mi maletín. Yo, haciendo un soberano esfuerzo, me deslicé sobre la mesa, tratando de ponerme de pié pero, sorprendentemente, Jesús me detuvo.
–          Aún estás acalambrada – me dijo – No creo que puedas caminar en un buen rato.
Me entregó mi maletín y, delicadamente, me tomó entre sus brazos y me levantó como si yo fuese una pluma. Me sorprendí de lo fuerte que era, pues, si le costaba cargar conmigo, no lo demostraba en absoluto.
Sin despedirse del viejo, me sacó de aquel despacho y bajó las escaleras conmigo en brazos hasta la calle. Nuevamente no nos encontramos con nadie, pero yo ya empezaba a estar segura de que Jesús sabía que no íbamos a toparnos con el conserje.
Al parecer, antes había aprovechado para sacar las llaves de mi coche del maletín, pues al acercarnos, accionó el mando del cierre centralizado. Con cuidado, abrió la puerta de los asientos de atrás y me depositó allí, donde quedé tumbada, con el corazón a mil por horas por ver lo amable y delicado que se mostraba en ese momento mi Amo. Empecé a sospechar que estaba enamorándome de él.
Sin decir nada, Jesús se sentó al volante y arrancó. Yo sabía que no tenía carnet pero a esas alturas qué importaba.
Condujo durante unos minutos sin decir nada, mientras yo contemplaba su rostro desde atrás, preguntándome cómo era posible que, en tan solo una semana, aquel chico hubiera logrado poner patas arriba todo mi mundo. Justo entonces, él comenzó a hablar.
–          Mierda, creo que hay caravana otra vez. Y yo quería llegar pronto.
–          No pasa nada Amo. Aparque por ahí y déjeme descansar un rato. Seguro que usted a pié llega a tiempo adonde sea. No se preocupe por mí.
–          ¿Y quién ha dicho que yo vaya a ningún sitio? Vamos a tu casa.
El corazón me dio un vuelco.
–          ¿A mi casa?
–          Claro. ¿Te has olvidado de lo que te dije? Hoy no te ibas a quedar insatisfecha…
Un estremecimiento de placer asoló mi cuerpo. ¡El Amo venía a mi casa! ¡Decía que iba a dejarme satisfecha!
–          Gracias Amo – dije nuevamente con lágrimas en los ojos.
Jesús se volvió a mirarme, y pudo ver que de nuevo estaba llorando.
–          Menudo día de lágrimas llevas hoy. Estás llorando cada cinco minutos – me dijo.
–          Lo siento Amo. Pero ahora son lágrimas de alegría.
–          No, si no me importa. Me gusta ver a una mujer llorosa. Me excita.
Callamos unos instantes.
–          ¿Y bien? ¿Te encuentras mejor? – me preguntó.
–          Sí, Amo. Espere, trataré de incorporarme.
–          No lo hagas. Sigue tumbada que ahora lo único que vamos a hacer es charlar y tienes que recuperar fuerzas para luego.
–          De acuerdo.
–          Bien, Edurne. Vamos a hacer una cosa. En el rato que tardemos en llegar hasta tu casa, eres libre para decirme lo que quieras. Puedes hablar con libertad, aunque no te garantizo que vaya a responderte.
–          Gracias, Amo.
–          Y puedes dejar lo de Amo si quieres, hoy te lo has ganado.
–          Gracias, Amo… digo, Jesús.
–          Vale, ¿qué quieres preguntarme?
Dudé unos instantes. Tenía tantas preguntas agolpándose en mi cabeza. Por fin, me decidí por la más importante de todas.
–          ¿Hay otras como yo? – le interrogué.
–          ¿Tú que crees? – retrucó
–          Que sí. Lo que ha pasado con Armando no era ni de lejos la primera vez y con las cosas que me has dicho otras veces, de que detectabas a las mujeres como yo y eso… estoy segura de que sí.
–          Pues ya tienes tu respuesta.
–          ¿Conozco yo a alguna?
–          No voy a responderte a eso. Ya te enterarás.
–          Deduzco entonces que sí – dije sonriendo para mí.
–          Muy lista. ¿Algo más?
–          ¿Por qué has dicho que todavía no soy tu esclava? No lo entiendo ¿qué más quieres?
–          Verás, cuando estoy con una chica nueva, como es tu caso… le doy libertad. Ha habido alguna que no ha podido soportarlo y lo ha dejado, pero normalmente acaban volviendo a mí. Pues bien, cuando la mujer decide que lo que desea es estar a mi servicio (y fíjate que recalco que es ella quien lo decide), pasa a ser una auténtica esclava, obediente de todos mis deseos. Su razón de existencia pasa a ser cumplir con mi voluntad y ya no tiene derecho a no hacer lo que yo le mande. Por ejemplo, si a una esclava se le ocurriese montarme el numerito que tú has organizado antes, le hubiera dado tantos azotes que no habría podido sentarse en un mes.
–          Entonces, ¿la esclava queda atrapada para siempre? – insistí.
–          No. La única libertad que les concedo es poder marcharse cuando quieran. Como te dije a ti antes, la que quiera que se largue, que yo ya no querré saber nada más de ella. Aunque eso todavía no ha pasado nunca.
–          ¿En serio?
–          ¿Qué pasa? ¿No me crees?
Le miré fijamente, consciente de su masculinidad y su magnetismo. Y le creí sin problemas.
–          ¿Y son muchas?
–          Tampoco te lo digo. Si te conviertes en esclava lo sabrás.
–          ¿Y qué tengo que hacer para serlo?
–          Nada en especial. Sigue obedeciéndome y pronto lo serás.
–          Pues no lo entiendo. Si alguna se porta mal le bastaría con decirte que ya no quiere seguir a tu servicio y escapar del castigo.
–          Cuando por fin lo entiendas, estarás lista para convertirte en mi esclava.
Titubeé un segundo antes de continuar.
–          Amo… digo… Jesús – dije insegura.
–          Ten cuidado. A ver si alguna vez te vas a equivocar en clase y la vamos a liar.
–          Sí – sonreí – Es que… quiero preguntarle algo un poco delicado.
–          No tengas miedo, dispara.
–          ¿Es habitual que prostituya a sus esclavas?
Él se volvió a mirarme fijamente. Pensé que se había enfadado y tuve un poco de miedo, pero no era así.
–          Verás. Mis zorritas tienen que hacer siempre lo que yo les ordene, así que sí que es normal que, si te conviertes en una de ellas, tengas que realizar algún “servicio” de este tipo en alguna ocasión. Pero…
–          ¿Pero? – insistí.
–          No es demasiado habitual. Mis coñitos son míos y no me gusta compartirlos con nadie. No me ha gustado nada ver a ese cerdo haciéndose un culito que debería haber sido mío, pero andaba corto de pasta y un culito virgen no se encuentra todos los días. Además, el viejo llevaba dos años dándome el coñazo para que le consiguiera un polvo contigo…
–          ¿Dos años?
–          Sí, no te ha mentido. Desde el día en que llegaste al instituto. Es que estás muy buena… – rió.
–          Pero, ¿cuánto tiempo llevas haciendo estas cosas? – le pregunté.
–          La primera vez fue a los catorce.
Me dejó de piedra.
–          ¿Tan joven?
–          Sí, bueno… soy bastante precoz para todo. Ya conocerás a mi primera esclava.
–          Ah, vale – dije sin saber qué decir.
–          Mira, Edurne. Mis zorritas han de realizar todo tipo de trabajos para mí, pero siempre para que yo obtenga algún beneficio, ya sea económico, social, sexual, sensorial…
–          ¿Sensorial? – me extrañé.
–          Sí. Por ejemplo, el otro día cuando te subiste la falda para que el viejo del bus te viera el coño. Me excité mucho.
–          Comprendo.
–          Pero no soy un desalmado. No me dedico a explotar a mis chicas por la cara.  Ellas también sacan algo, además de tener acceso a mi verga – dijo riendo.
–          ¿En serio?
–          Sí. Mira, cuando puedas, consulta tu cuenta. Verás que, de los tres mil pavos que has ganado hoy, mil están ya en tu cuenta.
–          ¡No hablas en serio!
–          Claro que sí. Cuando accedí a la banca electrónica en el despacho de Armando, te los transferí a tu cuenta.
–          ¿Y cómo averiguaste tú mi número de cuenta?
–          Pues igual que tu número de móvil. De tu expediente en el instituto, así me enteré del número de cuenta donde se te ingresa la nómina. El instituto conserva justificantes de las transacciones e ingresos que efectúa la consejería de educación a sus empleados, así que fue fácil.
–          Madre mí – silbé admirada.
–          Bueno, hemos llegado – exclamó Jesús – ¿Cómo te encuentras?
Más recuperada, me incorporé en el asiento y miré a mi alrededor, comprobando que estábamos en mi calle.
–          El mando del garaje está en la guantera – le indiqué.
Jesús lo encontró en un segundo y lo accionó, abriendo la puerta del sótano del edificio. Yo estaba muy inquieta, por si alguien nos veía, con Jesús conduciendo mi coche, pero no había nadie cerca.
–          ¿Cuál es tu plaza de aparcamiento? – me preguntó.
Le guié por el garaje hasta que el coche quedó correctamente estacionado. Nos bajamos y descubrí que mis piernas, aunque temblorosas, ya eran capaces de sostenerme.
–          Si quieres, te llevo otra vez en brazos – se ofreció.
–          No, gracias, Amo – me negué – Ya estoy mucho mejor.
–          ¿Amo? – me interrogó.
–          Ya hemos llegado a mi casa – concluí, haciéndole sonreír.
Continuará.
                                                                                TALIBOS
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Ernestalibos@hotmail.com

Relato erótico: “LAS GEMELAS” (PUBLICADO POR JIHNM)

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LAS GEMELAS

 SUS NOMBRES .-  RENEE Y RENE, EDAD 30 AÑOS, PIEL BLANCA, PELO RUBIO Y LA OTRA CASTAÑO CLARO, MUJERES  EXUBERANTES CON MEDIDAS  92 , 62 Y  94, ENORMES CADERAS Y UNAS NALGAS VERDADERAMENTE PRECIOSAS YA SEA EN PANTALONES O EN FALDAS, MUY PEGADAS AL CUERPO, SUS OJOS CAFÉ CLAROS TIRANDO A AMARILLOS , UNA CARA  ANGELICAL  CON FACCIONES  MUY FINAS Y UN PORTE SOBERVIO GRACIAS A UNA ESTATURA ENTRE 1.7O O MAS .

 UNA DABA CLASES EN LA UNIVERSIDAD Y LA OTRA ERA DIRECTORA DE UNA ESCUELA DE NIÑOS.

 SU SELLO DE DISTINCION ERA EL RECATO Y SU SOLTERIA,  CON UNA MARCADA SERIEDAD QUE ERA CASI IMPOSIBLE HACER UNA CONVERSACION DE MAS DE TRES A CINCO FRASES EN PARTICULAR CON LOS HOMBRES,  CON LAS DEMAS MUJERES, ERAN MUY RISUEÑAS Y ERAN UN POQUITO MAS EXTROVERTIDAS

 

¿PERO LA PREGUNTA ES COMO ENTRE EN EL CIRCULO DE ESTAS MUJERES SIENDO HOMBRE?

LA RESPUESTA ES  LA SIGUIENTE HISTORIA.

 

 

Corría el  año de 1983, y el gobierno de mi país, me nombro parte de nuestra delegación diplomática en un país de sur américa, como miembro de la misión comercial.

Después de presentar mis credenciales ante  la secretaria de relaciones exteriores, di por comienzo mi labor en la embajada de mi país.

En los primeros días tuve que hospedarme en un hotel, pero el mismo me resultaba bastante caro, por lo que de inmediato me dedique a la búsqueda de un departamento.

Le pedí ayuda a una de las secretarias y ella me trajo el aviso de la renta de un apartamento de lujo totalmente amueblado, en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, pero tenía un inconveniente, el aviso decía que era estrictamente para una señorita.

Sin pensarlo dos veces le dije que llamara en nombre de la embajada, y que les dijera que un miembro de la delegación necesitaba  donde hospedarse y que por el precio, no sería un inconveniente.

Nos dieron una cita, y junto a la secretaria que era nativa del país anfitrión, acudimos a la misma.

 

NUESTRA LLEGADA.

 

La zona habitacional era realmente de clase alta, las casas eran grandes y muchas tenían patios enormes y muros perimetrales de más de tres metros de altura,

 Tocamos el timbre y se escuchó la voz de una mujer a través de un intercomunicador, nos anunciamos y esto paso a continuación.

La puerta nos fue abierta por una sirvienta y nos condujo hasta la elegante sala de la enorme casa.

Dos hermosas y bellas mujeres, nos dieron la bienvenida y nos sirvieron una taza de té y dio inicio la conversación.

 

Sin mucho preámbulo preguntaron quién sería el huésped del departamento, a lo que enseguida conteste que yo era el interesado.

Mi respuesta las tomo de sorpresa y de inmediato replicaron que el departamento era exclusivo, para una señorita.

 Con mucho tacto, debido a la seriedad que reflejaban en sus rostros, les explique que mi atrevimiento al llegar a su casa, lo había hecho sin ninguna intención de contrariarlas y el único y verdadero motivo, era que no encontraba  algo digno al estatus como representante de mi país y que mi cargo me obligaba a conducirme de la mejor manera, en vista que todos los que estábamos en la misión diplomática, representábamos a nuestro gobierno y a nuestra nación.

Les pedí amablemente si podían enseñarme el departamento y casi a regañadientes aceptaron mostrármelo.

Cabe hacer notar, que en esa época contaba con 30 años de edad y mi juventud y atractivo tal vez influyo, para medio hacerlas cambiar de opinión, aunque solo fuera por esa vez, como un mero acto de cortesía.

Me llevaron a un enorme patio, donde sobresalía una reluciente alberca y en el fondo del mismo, un moderno y pequeño chalet, al que me hicieron entrar y era de un lujo muy elegante y totalmente amueblado al estilo más moderno de la época.

Les pregunte por el valor de la renta y me respondieron que era de 600 dólares y yo les respondí que estaba dispuesto a pagar 700.

Les di los teléfonos de la embajada, y les exprese que estaría pendiente de su respuesta, en los próximos dos días, y que cualquiera que fuera su decisión, la tomaría de buen agrado, solo por haber tenido el gusto de conocer a dos gentiles y bellas damas.

Al día siguiente me llamaron, aceptando mi oferta.

 

Pasaron dos meses y mis encuentros esporádicos con esas bellas criaturas, se limitaban a unos simples saludos de buenos días, buenas tardes o buenas noches.- Pero mi suerte iba a cambiar.

 

 

Cierta mañana cuando me disponía a sacar mi auto y me encontré con Rene, la gemela de pelo castaño, lucia espectacular, con un juego color gris claro de tres piezas, chaleco, blusa y pantalones y unos zapatos y bolso, blancos que sinceramente hacían que uno la admirara con la boca abierta.

 La miraba preocupada y me acerque a ver qué pasaba y le pregunte.

¿Sucede algo señorita?

Rene.- Gracias Héctor, es que el carro no enciende.

Yo.- déjeme verlo por favor.

Abrí el capo del automóvil, y le dije que tratara de encenderlo.

Por más que le dio a la llave, no había una pizca de corriente.

Le explique que la batería estaba muerta y que había que ponerla a cargar o comprar una nueva.

Rene.- Tendré que llamar un taxi, porque tengo un examen que hacer a mis alumnos y será en una hora y no tendré tiempo para comprar la batería.

 Yo.- No se preocupe, déjeme llevarla a la universidad y me deja las llaves del automóvil y me da un número de teléfono para llamarla, para que me diga a donde le llevo el carro.

Tras mucho insistir, al fin acepto.

Durante el trayecto, no decía una sola palabra y las pocas que logre, fueron para que me indicara el camino a seguir, porque aún no conocía bien la ciudad.

Arregle el problema, la llame y le fui a dejar el carro.- Y fue en ese momento que me obsequio  una bella sonrisa.

Y armándome de valor le dije como despedida.

 Cuando se ríe, es más linda todavía y me di la media vuelta y me fui.

Cuando regrese al departamento por la noche, encontré una nota que decía.

Gracias por todo Héctor, el valor de la batería lo rebaja de la renta.

Al llegar el final de mes, pague la renta completa.

Paso un mes más y las cosas seguían igual, hasta que una noche, como a las 2 de la mañana, escucho golpes en mi puerta, al mismo tiempo, que  voz de mujer llamando por mi nombre.

Les abro, y Renee y Rene, casi temblando del miedo, me dicen que hay personas que se saltaron el cerco, por el lado de sus ventanas.

Inmediatamente, les dije que pasaran a mi habitación y cerraran la cerradura con seguro y no le abrieran a nadie, a menos que escucharan tres toques en la puerta, dos veces,

Tome una arma de fuego, que la embajada asigna a sus miembros para casos de auto protección solamente, e hice varios disparos al aire y revise el patio de punta a punta y no había nadie.

Regrese donde ellas, les toque la puerta y salieron.

Las facciones en sus caras, eran realmente, de seres indefensos, ante el horror de una amenaza, que pudiera hacerles daño.

Las abrace para consolarlas y busque una botella de ginebra, con jugo de naranja  y les prepare un trago, para apaciguar los nervios. Y las lleve a mi cama, y yo me tire en el sofá, hasta que apareció el sol.

A partir de ese día todo cambio.

Cuando estoy en la oficina por la tarde, recibo una llamada por parte de ellas, invitándome a cenar, en su casa.

La velada fue increíble, aquellas dos mujeres, me aceptaron dentro de su reducido círculo de  amistades.

En esa reunión, descubrí que Renee era bastante introvertida y seria, en cambio Rene, era más jovial y amable, una vez roto el hielo de su frialdad.

 Paso otro mes, y mi relación se volvió más familiar con estas mujeres, que de pronto, las invitaba al cine, a cenar y  para cerrar los vínculos un día las invite a una reunión que ofrecía una embajada amiga, para celebrar la fiesta nacional de su país.

Rene y Renee, se robaron el show, iban vestidas tan sexy que muchos preguntaban si eran modelos o trataban de averiguar si eran miembros de alguna embajada, en otras palabras, YO  era el tipo con más suerte de la fiesta.

De regreso a la casa, note que venían muy alegres, y al parecer, como que no estaban muy acostumbradas a las bebidas alcohólicas, Y estas, estaban haciendo su efecto.

Tiernamente me dijeron que les había encantado el trago que les prepare para el susto y les dije que les iba a preparar el último para cerrar la noche.

Me encamine con ellas a mi departamento y les hice los tragos, pero no fueron uno sino que varios.

Al calor de los mismos y con más confianza, nos dimos a conocer, que pensábamos, que queríamos y sobre todo, los problemas que nos presentaba la vida,

En un momento de mucha familiaridad, me confesaron que cuando tenían catorce años, fueron secuestradas, para el pago de un rescate,  y estuvieron a punto de ser violadas, sino es, que la policía diera con su paradero, en un tiempo record de 36 horas.

En ese momento me di cuenta, por qué los hombres tenían mucha dificultad, para acercárseles.-

Renee, LA SERIA, como la llamare de aquí en adelante, la vi muy mareada  por la bebida y de repente se puso a bailar sola en la pequeña sala y como fondo musical se escuchaba la música del grupo “SANTANA”, el título “Samba pa ti”

Por su parte, Rene, LA COQUETA, me señalaba que su vaso estaba vacío y se me acerco muy risueña para que se lo llenara  y tomo un sorbo de él, seguidamente me tomo de la mano y me llevo junto a su hermana para que bailáramos todos en solitario.

Me dijeron. Que nunca habían bailado en una fiesta, porque realmente siempre se negaban cuando las invitaban, ya que casi nunca conocían a quien las convidaba y no querían hacer el ridículo si se tropezaban al hacerlo.

Me tome la libertad de servir de maestro con ellas, al principio se sentían cohibidas  cuando las tomaba de la cintura, pero la familiaridad y las bromas y la bebida, hicieron las cosas más fáciles.

La SERIA, se fue en dirección al baño  y dijo que ya volvía, me quede bailando con la COQUETA, y de repente como que se sentía mareada y la lleve hasta un pequeño sofá para que se sentara.

Le pregunte si se sentía mal y me respondió que le trajera  el vaso para terminarlo.- Se escuchó una canción de Roberto Carlos, “Detalles”, y me dijo que siempre quiso bailarla, desde que tenía 18 años, cuando la escucho por primera vez.

La invite a hacerlo y ella puso sus manos sobre mi cuello y su cara se abrigo a la altura de mi garganta, la abrase con más vigor y ella haciendo lo mismo con sus manos, hizo que su nariz y sus labios besaran mi cuello,

Realmente, solo nos movíamos en un pequeño cuadro y nuestros cuerpos estaban tan pegados, que nuestras piernas se entrecruzaban en un roce de lo más erótico.

Mi miembro cobro tamaño y mi coqueta lo sintió en el roce con sus piernas y sentí como ella se pegaba más a mí para sentirlo mejor.

Libere una mano de su cintura y la coloque en su cadera  y pude sentir la curva del nacimiento de su tremendo trasero. Rene, vestía un atuendo de seda, con muchos pliegues de  chiffon, todo de color rosa,

La textura delicada de las telas, me hacían muy fácil descubrir a través del tacto, los bordes de su ropa interior.

La canción termino, pero nosotros seguíamos en nuestro abrazo, siguiendo una música interior, que nacía de lo más profundo de lo que estábamos sintiendo el uno por el otro.

Mi verga estaba en un completo estado de erección y  nuestros roces de piernas se hacían con más intensidad y mi mano en su cadera, bajo aún más para sentir totalmente la curva de su nalga.

Esta acción hizo que su respiración se acelerara, y yo incline  mi rostro para querer besar sus labios que apenas roce, cuando escuchamos la voz de la SERIA, llamando a su hermana, quien se apartó de mí, pero su tierna mirada decía mucho al separarnos.

Nos sentamos nuevamente en un  pequeño juego de muebles de comedor para cuatro personas y seguimos consumiendo el resto de la botella.

Mi COQUETA, se fue a recostar al pequeño sofá, con la excusa de la música, para luego quedarse medio dormida.

La SERIA, como que la bebida la tenía en lo alto y fue cuando me pregunto.

¿Héctor, que vez en nosotras?

En lo físico, dos reales y divinas hembras.

En lo espiritual, dos seres que tienen mucho temor de fraternizar con sus semejantes, en especial con el sexo opuesto.

¿Sabes, que mi hermana y yo, nunca hemos tenido novio?

Si me lo hubieras dicho hace una semana, nunca lo hubiera creído, pero luego de haberlas escuchado hablar de su secuestro,  ahora entiendo que su miedo todavía sigue a flor de piel y eso justifica, el por qué llegaron tan asustadas esa noche  a buscarme por protección, que casi temblaban, cuando se sintieron amenazadas de posibles maleantes, en el interior de la casa.

, lo único que les voy a prometer, es que daría mi vida muy gustosa, por protegerlas.

La SERIA  al lado, tiernamente se acercó y me dio un beso en la mejilla.

Miramos en dirección a mi COQUETA,  y ella nos estaba viendo y se levantó y también vino a darme un beso y dijo…

Gracias Héctor, eres muy lindo con nosotras,

Yo me levante y dije en voz alta…Basta de cosas tristes, porque yo estoy feliz, de tener a mi lado y para mí solo, a dos bellísimas mujeres, por las cuales provocaría la envidia de todos los hombres.

 Y las abrace y las bese  y nos servimos el último trago de la botella.

Seguimos la parranda, pero la bebida se había terminado y fue cuando ellas dijeron, que todavía había licor del que tomaba su difunto padre y  nos dirigimos abrazados a la gran casona.

Sacaron una botella de ron y de pronto sentí miedo, por los efectos de combinar dos tragos diferentes en esa noche.

En efecto, después de media hora la mezcla nos pasó la cuenta y mis gemelas, estaban totalmente desinhibidas y actuaban con mucha libertad y desenfado.

La COQUETA, fue la primera en pedirme un beso y la SERIA remarco.

Si Héctor, así nos dices quien besa mejor.

La COQUETA, paro la trompita con los labios cerrados y  le dije…

Así no amor, abra un poquito los labios y la boca y le estampe un beso con lengua que duro su minuto, cuando se separó de mí, pude ver en sus ojos, una mirada de ternura y asombro, como si hubiera descubierto algo que no se esperaba.

Ahora me toca a mí dijo la SERIA y la bese con tal pasión que su instinto la obligo a tirarme los brazos en el cuello.

¿Quién lo hizo mejor preguntaron?

Las tome de las manos a las dos y nos sentamos en un enorme sofá y les dije…

Tengo que hacer dos pruebas más, para tomar mi decisión. Porque hasta ahorita hay empate.

Vamos a una segunda ronda.

Mi COQUETA, estaba a mi derecha, y tomándola tiernamente del cuello,  acerque mi boca y le di un  profundo y largo beso y al mismo tiempo, mi mano izquierda la puse a la altura de su seno.

Ella en respuesta acaricio mi rostro con su mano y Antes de separarnos, le di un ligero apretón a una de mis lolas y su reacción fue de abrir más su boca  y un leve quejido salió de su garganta.

Me di la media vuelta y mi SERIA,  me estaba esperando con los brazos abiertos y como estaba usando un juego de vestido color negro con blanco muy ceñido al cuerpo, esta vez mi mano la puse en su muslo y la fue subiendo lentamente hasta llegar a una de mis tetas

De pronto ya no había más competencia y solo me daba vuelta de un lado a otro y los resultados se volvían más carnales.

Mis manos las habían tocado por todas partes y un ambiente extremadamente erótico se había desencadenado entre nosotros.

Me levante del sofá  y me quite la corbata, me abrí la camisa y me hinque delante de ellas y coloque mis manos entre sus piernas y las fui subiendo a medida que besaba sus muslos, hasta que mis dedos hicieron contacto con las bragas de cada una.

Mis dos reales hembras, solo cerraron sus ojos, como si estuvieran en un profundo trance, que las hacia vivir y sentir, unas sensaciones que eran totalmente nuevas y desconocidas para ellas.

Me acerque a mi COQUETA y le subí totalmente su vestido y una braga de seda satinada  color rosa  se descubrió ante mi vista, le abrí sus piernas y hundí mi cabeza entre sus piernas, hasta que mi boca toco la tela que protegía su virtuosa concha y tras un ligero movimiento, hice a un lado la malla,  y mi lengua, se apodera de su pequeño botoncito y un quejido de placer sale de su boca y sus manos me aprietan contra su concha.

Me separe y mi SERIA, me sintió entre sus piernas y su traje por ser más ceñido, me dio más trabajo, pero sentí su ayuda al levantar su pelvis por sí misma, y solo eso basto, para que una pantaleta blanca apareciera.  Separe los bordes y nuevamente una virginal vulva fue devorada por mi boca y acariciada por mi lengua.

Volví con mi COQUETA y atrape nuevamente su botón y tras dos o tres minutos, me apretó mi boca contra su concha.

 Y un sonoro…  SSSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII salió de su boca.

Mi SERIA, viendo a su hermana rendida por el placer, cerro sus ojos esperando mi aproximación, me abre sus piernas, con la modalidad que esta vez le beso las entrepiernas y la pequeña cereza recibe también, unas caricias a su alrededor y tras breves instantes una frase tierna pero queda, se dejó oír apenas, en su último gemido.

AMORCITOOOOOO   YYYYYAAAAAAAAAAAAAA.

Me levante y fui en dirección a la puerta y regrese a mi apartamento.

AL DIA SIGUIENTE.

Me desperté muy tarde como a las diez de la mañana y me di cuenta que los autos de mis reinas no estaban en el  patio, tenía un fuerte dolor de cabeza y decidí  ir a buscar algo para quitarme la cruda, regrese como a las  siete de la noche  y estoy abriendo mi puerta cuando escucho mi nombre.

Mis gemelas aparecieron y un gesto de seriedad se dibujaba en sus rostros.

Queremos hablar contigo en casa, dieron la media vuelta y las seguí.

Algo curioso y que me tomo de sorpresa al verlas caminar, cuando las iba siguiendo, fue su forma de vestir.

Traían puestos unos pequeños hot pants y unas pequeñas blusas de algodón de tirantes muy pegadas al cuerpo, que realmente me dejaron tonto, por lo esculturales y sexys como mostraban su cuerpo.

Llegamos a la sala y comenzó el dialogo entre los tres.

 

Héctor, ¿Qué paso anoche?

Nos tomamos unas copas y pasamos una gran noche, por cierto que todo el día lo he pasado mal, por culpa de la cruda.

Por favor Héctor, ¿Qué paso?

¿Bueno, si ustedes lo saben pueden decírmelo?

Se vieron la una a la otra y se rieron en una forma cómplice y tomándome de la mano nos volvimos a sentar exactamente de la misma forma de la noche anterior.

Héctor, tienes que escoger a una de las dos

Para eso me llamaron, pues déjenme decirles algo, estoy más chiflado por las dos y más loco que una cabra, al grado que voy a ser más sincero con ustedes, al decirles porque estoy perdidamente enamorado de las dos.

Tú Rene, eres tan jovial, tan abierta y con tu risa y tu forma de ser, me haces feliz con solo verte.

Por tu parte tu Renee, tu porte tan altiva, seria y cerrada a los demás, pero cuando dejas un espacio para conocer tu interior, lo primero que encuentras es un caudal de ternura y amor.

Y falta agregar algo más de las dos, tienen unos cuerpos, unos traseros que me calientan con solo verlos, unas piernas que desearía morir asfixiado por ellas y unas caras amores, que pareciera que tengo a dos ángeles a mí alrededor.

Así que antes de escoger a una para   perder la otra, prefiero perder a las dos, y nunca sentirme culpable de haberle causado  daño alguno  a una de ustedes, con mi decisión,

Así amores míos, que me voy a mi lugar, para prepararme algo  que me quite este malestar.

Así que con su permiso y buenas noches.

Entre a mi apartamento y me estaba buscando un vaso de agua, cuando tocaron a mi puerta.

 Apareció mi COQUETA, y se colgó de mi cuello y me dio un tierno beso en la boca, y regreso de vuelta a la casona, para traerme un caldo y curarme del dolor de cabeza.

Me sirvió y nunca se apartó de mi lado, salvo por algo que yo le pidiera.

Al terminar y sentirme más relajado, le di las gracias  y la bese muy largo, corriendo mi mano por su cintura para colar mi mano por su pantaloncito y su braga para tocarle el trasero.

Me acompaño a mi recamara y me pidió que me acostara

Usando de almohada mí brazo, pero  al final coloco su cabeza sobre mi pecho.

 Su mano  bajaba para tocarme por encima de mi bragueta, que ya mostraba un estiramiento por mi fuerte erección.

Me levante y la empecé a desnudar, me quite el pantalón y cuando vio mi tranca, cubierta por el bóxer, que mostraba parte de su extensión,  acerco su mano para tocarla y tuve que detenerla y decirle.

Mi adorada reina de mi corazón, por favor para de tocarme que voy a perder la cabeza y terminare de  hacer una burrada que no quiero para ti,

Quiero hacerte completamente mi mujer pero tú primera vez, tiene que ser algo especial,

Mañana hare el amor contigo y lo haremos durante toda la noche.

Quiero que te vistas lo más sexy y elegante, porque primero te llevare a cenar y bailar, para que nunca me olvides, como tampoco tu primera vez.

Me dedique a besarla y la termine de acostar  y abrí sus piernas, para que sintiera su rabo, tocando a la puerta de su túnel del amor,

Para terminar, le quite la ropa y le  di una mamada, para que se sintiera satisfecha, por esa tarde.

Esa noche, fue grandiosa, porque mi reina, se quedó a mi lado a dormir, la hice que se pusiera los pants, para evitar tentaciones, aunque fuera por solo esa vela.

Nos despertamos, muy temprano para irnos a nuestros labores, no sin antes colmarme de mimos y atenciones y repasar un pequeño desfile, para aprobar su forma de vestir, y para finalizar me preparo un delicioso desayuno, en otras palabras era un mortal seducido por una diosa

A mi regreso por la tarde, mis preciosas me estaban esperando y la primera en salir fue mi SERIA, quien me lanzo una mirada  como queriendo hacerme saber, el dolor que sentía de verme partir con su hermana y por el sentimiento de traición que yo le producía,

 Y con un gesto de desprecio por los celos, me dijo  que su hermana bajaría en un momento, porque se estaba terminando de arreglar.

Se dio la media vuelta y me dejo solo en la sala.

Cuando la vi bajar por las escaleras, mi impresión fue tal que solo pude decir…WAOOO.

Y la voy a describir de la siguiente manera.

Su pelo castaño claro, se lo había teñido y adornado con unos rayos dorados, que le daban un aire muy juvenil.

Un traje de tres piezas color blanco, muy ajustado al cuerpo, que destacaba su trasero y su cintura en forma espectacular y una chaqueta semi abierta unida por un lazo blanco que dejaba ver una blusa blanca de chiffon satinado, que hacía sobresalir su busto en toda su  grandiosidad y por supuesto cartera y tacones altos del mismo color.

Para resumir, estaba súper elegante.

Nos despedimos de la SERIA, diciéndole que regresaríamos hasta el día siguiente.

No sin antes notar, que casi salía huyendo con una lagrima en el rostro.

Le abrí la puerta del automóvil y…

La lleve a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, luego a una discoteca y por último a uno de los mejores hoteles donde tenía reservada una suite para esa ocasión.

Antes de atravesar la puerta, la cargue en mis brazos, como si fuéramos una pareja de recién casados, en su luna de miel y destape una botella de champagne que había ordenado anteriormente al reservar la habitación.

Mi COQUETA, se sentía en las nubes por tantos detalles, que su entusiasmo crecía, por conocer el futuro que le esperaba, para esa noche.

En medio de su alegría, la tome en mis brazos y no paraba de besarme, la lleve hasta el dormitorio, y delicadamente la deposite en el lecho, donde  me entregaría su mayor tesoro.

Con su coquetería innata se paró ante mí para modelarme con gracia y sensualidad sus encantos y fue cuando le pedí que de manera lenta, se desnudara para mí y toda mi espera valió la pena.

Lo último en caer fue su blusa y un juego de ropa interior de lo más  erótico y exclusivo, se dejó ver a mis ojos.

Me acerque a ella y con mucha delicadeza y ternura, la comencé a besar, fui bajando lentamente por todo su cuello para llegar a mis lolas, que tenían un grado de endurecimiento propio de su excitación.

Me hinque ante ella y mi ansiada concha queda ante mí, solo protegida por aquella fina tela.

La hice girar y un digno y maravilloso trasero me invitaba a tocarlo y besarlo en cada una de sus nalgas.

Le fui bajando la delgada y suave prenda para descubrir sus mayores tesoros y mi búsqueda fue fantástica, al encontrar un perfecto chochito, completamente depilado, que se veía exquisito y tímido ante la aventura que le esperaba.

Lo bese y lo acaricie con mi lengua, y con mis dedos lo entre abrí para localizar el pequeño botón, y lo salude con un tierno chupón,

A todo esto mi COQUETA, al sentir mi acción, trastrabillo su cuerpo y me agarro de los cabellos, para no caerse.

La hice acostarse,  le quite los zapatos y luego sus delicadas medias y bese y chupe cada dedo de sus pies, subí por sus pantorrillas y sus muslos eran gruesos y sensibles, hasta llegar al futuro nido de mi paloma, que brincaba de la emoción por llegar a él,

Su aroma era delicioso, era una mezcla del olor de sus fluidos y la loción que la envolvía.

Mi COQUETA, no aguanto más y se desprendió de mí y comenzó a tomar la iniciativa por su propia cuenta.

Como si fuera una gatita se puso de rodillas y lentamente se fue acercando y tomo mi verga y la lambio pausadamente desde el tronco hasta la cabeza y la chupaba como la golosa que era.

Rene, era en nada una mujer sumisa, era como una amazona que le encantaba tener el control total de la acción, y siempre mostraba esa sonrisa, que ahora era la total expresión de la lujuria reflejada en su rostro.

Toda ella era un espectáculo, cuando mostraba sus dotes eróticas en cuanto al hacer el sexo se refiere. 

Mamaba el pene como toda una maestra, y lo tragaba hasta hacerlo desaparecer dentro de su boca.

También apretujaba sus senos con mucha fuerza y al mismo tiempo mordía sus labios, como que con estos actos me demostraba la furia que sentía, cuando las olas de placer calaban su cuerpo.

Sin mucho preámbulo la sometí por la fuerza, y monte sobre ella, colocando mi verga a la entrada de su concha y con un fuerte empujón, la fui penetrando, hasta  llegar a la longitud que alcanzaba el tamaño de mi tranca.

Mientras me adentraba en su interior, jamás hubo una queja o un rictus de dolor y por el contrario cuando se vio totalmente penetrada, se apodero de uno de mis labios mordiéndolo provocándome un fuerte dolor, como si fuera un acto de represalia, por mi intromisión, en su zona  más sagrada.

La mire profundamente a los ojos y ella desafiante me sostenía la mirada.

Inicie un movimiento lento de entrar y salir dentro de ella y poco a poco lo fui aumentando en velocidad

 Cierra sus ojos, y su resistencia va cediendo y en un acto de sometimiento y aceptación, me besa con mucha ternura.

Mis embestidas aumentan de ritmo, su respiración se agita y un canto de amor sale de su boca.

AMOR  MIO DE MI CORAZON,

Cierra con fuerza sus brazos alrededor de mi espalda  pegando su rostro contra mi pecho y su pelvis se  sincroniza con la entrada del intruso para recibirlo, y su esfínter pareciera que lo abrasara y apretara, en señal de bienvenida.

Y una larga afirmación, me confirma que mi COQUETA, ha logrado la meta de alcanzar su éxtasis.

SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

La observe como cambiaba de posición, y girando la cabeza sobre la almohada, con una sonrisa y una paz en el rostro, me hacía ver cómo había disfrutado su primera vez.

Me fui a la sala, a tomarme el resto de mi copa.

Para aparecer luego, apoyándose en el marco de la puerta del dormitorio, haciéndome señales con los dedos de su mano, invitándome a que fuera  donde ella.

Me tiro sus brazos al cuello diciéndome…

Eres mi marido y ahora soy tu mujer, quiero sentirte dentro de mí, por el resto de mi vida.

La lleve al sofá. La puse en cuatro y de un solo empujón estaba de nuevo en el fondo de aquella apretada gruta, donde mi tranca palpitaba a más no poder de felicidad.

Le di una nalgada, y mi COQUETA, expuso más su trasero, aumente poco a poco la velocidad, propinándole dos nalgadas con más fuerza y su coro de placer volvió a escucharse en el ambiente…

MMMMMMMMM          MMMAAASSSSSS FUERTEEEEEEEEEE    HAAAAAAAAAAAAAAGGGG.

La seguí azotando, y sus hermosa y blancas nalgas, tenían un color rosado tirando a rojo, saque mi verga y tome parte de nuestros fluidos de su vagina, y los esparcí por toda su zona anal, introduciendo uno y dos dedos para dilatar la entrada.

 Puse mi erecto fierro en la puerta de su ano y di un ligero empujón y escucho…

POR AHÍ NO PAPACITO…ME DUELE…

Mi glande traspaso la renuente barrera, y la cabeza de mi verga había encontrado otra estrecha gruta para el deleite de aquella hermosa hembra.

Me mantuve unido totalmente inmóvil por un rato.

La vuelvo azotar en sus divinas nalgas.

Y mi pancho, comienza a avanzar lentamente, hasta llegar a su destino final.

Ataco su clítoris con mis dedos, mordiendo su espalda.

Y ondas sonoras de lujuria se escuchan nuevamente.

DAMELA PAPACITOOO,  MMMMMMAAAAAAASSSSSSSSSS   FUERTEEEEEE,  SSSSSSIENTOOOOOO  QUEE MEE PARTESSSS EN DOSSSSS, QUEEEEE DOLORRRRRRR Y PLACERRRR, DDAAAAAAAMMEEEEEEEEE MMMAAASSSSSSSSS PPAAPPAAAA…CCIIIIIITTOOOOOOOOOO.

Le tomo sus dedos para que se masturbe sola y exploto como nunca dentro de ella y me responde con…

YYYAAAAAAAAAA  SSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII  DIOSSSSSS MIIIIOOOOO

Me separo de ella, y como un muerto caigo tumbado en el sofá mientras mi COQUETA, queda con el trasero al aire  y un hilo de semen se desprende de su ano.

Ya para dormir le di la última cogida. Y se durmió abrazada a mi pecho

 Diciéndome lo feliz que había sido, en  su estreno como mujer.

LA SERIA……

 

 

Pasaron tres días desde que empezó mi relación con la COQUETA, y casi no tenía ningún contacto con mi recordada Renee.

Cuando pasaba de casualidad a buscar a su hermana, al solo saber que yo estaba ahí, se encerraba en su cuarto para no salir.

Una mañana me levante muy temprano, para esperarla cerca de su automóvil cuando fuera a la escuela, y como tal, apareció radiante y bellísima y la salude con unos buenos días el cual no me contesto ni por un acto de cortesía.

Me acerque a ella y le pregunte…

¿Por qué me lastimas de esta manera, si lo único que te dije es que te amaba al igual que tu hermana?

Ella me quedo mirando con un gesto lleno de cólera y se subió a su automóvil y salió velozmente en dirección a su escuela.

Esa tarde calculando que faltaban minutos para que su jornada terminara, me presente en el centro educativo y busque la dirección y toque a su puerta.

Me abrió la puerta y al verme quiso cerrármela en la cara pero anteponiendo mi pie, evite que lo hiciera.

Me pidió que saliera y la dejara en paz y le dije que lo haría con la condición que me escuchara.

Me dijo que no era el momento ni el lugar para hacerlo y le conteste.

Acepto tus razones, pero por favor escúchame y te juro que nunca volveré a molestarte.

¿Dime donde me puedes escuchar?

Le sugerí, que podíamos hacerlo en un restaurante de comida rápida que estaba en el camino a nuestra casa, y acepto y me pidió que la esperara en  quince minutos.

Desde que llego me dijo que no tenía mucho tiempo y que fuera rápido en mi explicación.

Le ofrecí algo del menú y solo pidió un refresco.

Okey  Renee, vengo a despedirme de ti y luego lo hare con tu hermana, solo me tardare, los días para encontrar otro lugar donde alojarme y desapareceré de sus vidas.

¿Y qué va a pasar con mi hermana?

Lo mismo que contigo porque sé que me amas como yo a ti.

Me voy a ir porque me duele en lo más profundo, verte y saber que me desprecias por un acto que desde un principio deje claro, y era que prefería perderlas a las dos, antes de hacerles cualquier daño con una decisión mía.

Quería que lo supieras, y que no creas que  estoy contento con la presente situación.

Por favor, toma al pie mis palabras y por favor no le digas nada a tu hermana y déjame despedirme personalmente de ella.

Solo te pido un favor,  que me dejes besarte como la última vez y llevarme el sabor de tus labios, como un bello recuerdo de una relación que pudo ser.

Me acerque a ella para besarla, pero se negó.

Me levante de la mesa y le dije adiós.

Esa noche me quede en un hotel y al día siguiente cuando estoy en mi oficina, me llama mi    COQUETA, casi llorando porque no sabía que me había pasado.

Pero más tarde lo hizo mi SERIA, para citarme en el mismo lugar.

Esta vez la castigue y a propósito llegue media hora más tarde.

Desde que entre su vista era otra y cuando estuve frente a ella sus gestos y su proceder hacia mí, fue de lo más cordial y amable.

Me pregunto dónde había pasado la noche y me recordó que su hermana había pasado la noche en vela por mi ausencia.

Le explique que estaba hospedado en el hotel cercano a su casa y que era de los más lujosos de la ciudad.

Que ya me estaban buscando departamento y que en cualquier momento llegaría para hablar por última vez con su hermana.

Su semblante cambio y me dijo con un fuerte gesto que su hermana iba a sufrir en el futuro, a lo que conteste que lo mismo me iba a pasar a mí y que en vista de lo anterior era mejor de mi parte, pedir mi traslado a otro país.

Y con un gesto triste pregunto…

¿Entonces no quieres a mi hermana?

No he dicho eso, cuando veo a tu hermana, me parece verte a ti y ahora que estoy contigo, pareciera que estoy viendo a tu hermana.

Estoy loco ya lo sé, pero es muy triste enamorarse de dos personas a la vez, y que al mismo tiempo  parecen que fueran una sola.

Te dejo Renee, pero esta conversación me hace mucho daño y mejor voy a ir al bar del hotel y tomarme unos tragos para poder dormir.

Salgo del bar con varios tragos en el pecho y llego a mi habitación.

Son pasadas las nueve de la noche y me estoy quitando el nudo de la corbata cuando tocan a mi puerta.

Abro la cerradura y mi SERIA, aparece ante mí y  lucia extremadamente elegante.   

Estaba vestida como la diosa que verdaderamente era.

Una vestimenta amarilla de tres piezas, una falda hasta las rodillas  ceñida al cuerpo donde se dibujaban sus gruesas y largas piernas al caminar, terminando en unas redondas y frondosas pantorrillas y como toque final unos zapatos amarillos de tacón alto que hacían que su caminar luciera soberbio y sexy a la vez.-

 Una blusa de seda amarilla y una chaqueta de la misma tela de la falda,  rematada con unos botones grandes de metal color dorado, al igual que su cinturón, que remarcaban sus caderas y su cintura.

Su peinado era increíble, mostrando su cabellera rubia con un brillo y una soltura y cadencia que parecía que se movía al caminar.

Unos aros  grandes y dorados, adornaban sus mejillas, y su maquillaje era natural, mostrando unos pequeños y deliciosos labios, muy rosados por el lápiz labial

Y lo que más impactaba era el juego de su vestimenta comparado con sus ojos  del mismo color.

Me quedo viendo a los ojos y me dijo que había llegado a traerme para llevarme a la casa.

Porque Rene estaba llorando porque yo no aparecía por ningún lado y que ella había jurado llevarme a como diera lugar.

Tomo el teléfono y llamo a su hermana y le dijo que me había encontrado y que arreglara la habitación como habían convenido.

Con un gesto burlón y picaresco me dijo.

Así que te quieres ir y apartarte de nosotras.

Como estaba con mis tragos que me habían envalentonado y portarme como bravucón   le dije…

¿Y quién me va a detener?

Y tomándome de la corbata suelta  y acercándome muy próximo a ella, me contesta…

Yo lo voy hacer.

Y jalándome me lleva a la cama y se empieza a desnudar

Estaba cubierta por un juego de lencería, de color amarillo de lo más erótico,  como era una braga en triangulo que se despliega desde sus caderas y poco a poco va disminuyendo de anchura hasta cubrir perfectamente su vagina, y por su parte trasera cubre el canal y la mitad de cada una de sus nalgas, por su parte el sostén  era de una copa ancha adornadas con encajes  que servían para cubrir totalmente a mis nenas.

Por ultimo su liguero y medias blancas que cubrían sus grandiosas piernas

 

Parada frente a mí en su ropa interior, se me acerca y se lanza contra mi pecho quedando encima de mí y me dice con toda su dulzura…

No me pedias un beso para recordarme, pues aquí me tienes, pero te lo doy si vienes conmigo.

Contigo voy al mismísimo infierno y la bese con tal pasión que casi mordía sus labios y nuestro beso duro un rato muy, muy largo.

Mis manos la acariciaban por todo su cuerpo, pero  buscaron su espalda para soltar su sostén y una vez en libertad mis labios se apoderaron de mis nenas y parecía que querían devorarlas en especial los erectos pitones que sobresalían en su total exaltación,

Seguidamente se dirigieron a palpar y apretujar su portentoso trasero, y mimaban cada una de sus nalgas.

Mi SERIA, no soporto semejante invasión y de su boca emanaban gemidos de gozo que confirmaban su deleite por la acción que hacían mis manos.

Con toda su entrega y ternura me dijo…

¿Cómo creías que te dejaría ir si sabes bien que solo tú me has hecho sentir mujer?

Te amo y te adoro mi amor…

Y empezó a desabotonarme la camisa hasta dejarme solo en bóxer, mientras me miraba, como si quisiera acariciarme con sus ojos y Decirme con ellos lo que sentía por mí.

Cuando iba deslizando mi bóxer, su vista se concentró en  la punta de mi glande que majestuosamente hacia su propia presentación en completa erección, a medida que era liberado de su prisión.

Ante tal vista mi SERIA  comento y pregunto…

Es grande… ¿Me va doler?

La tome del rostro y besándola tiernamente le conteste…

Voy a ser lo más gentil contigo y prometo no causarte el mínimo dolor y hare lo que más pueda de mi parte.

Después de esa pregunta y su forma de accionar, me di cuenta que con esta mujer tendría que ser extremadamente cuidadoso y cariñoso, porque era muy frágil y miedosa al dolor.

Ella me llevaría más tiempo, ya que tendría que ser muy lento y cuidadoso, para no convertir su primera vez en una pesadilla.

Deslice suavemente su sensual prenda que protegía su virginal chocho y que al verlo en todo su encanto e inocencia, me atreví a acariciarlo con mis dedos y entreabrir sus labios para buscar con mi lengua, su botoncito que la conduciría a conocer la gloria de ser mujer.

Observe el interior de su vulva y una barrera me indicaba que su gruta al éxtasis aún no había recibido ningún visitante.

Delicadamente acerque mi lengua y labios hacia aquel solitario bombón y lo deguste como si fuera la más deliciosa golosina.

Al solo sentir el primer contacto de mi lengua, mi SERIA, acerco aún más su vulva a mi boca y tras un breve minuto soltó su canto celestial con un largo gemido.

SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII    AAAAAAAAAAAAMMMMMMMMMMMOOOOOOOOOOOORRRRRR

Me apretó contra su concha  y sus contracciones seguían el ritmo de su canto.

No me detuve y seguí dibujando círculos con mi lengua alrededor de esa cereza y nuevamente sentí las mismas emociones de antes y comprendí que mi tierna era multi orgásmica, por la forma repetitiva de sus corridas.

Su vagina estaba completamente inundada por sus jugos  ocasión que aproveche para colocar mi verga en su mera entrada y restregar la cabeza de mi glande en su clítoris y puntear suavemente la frágil barrera que se interponía en el avance de mi panchito, que estaba al máximo de su rigidez, preparado para avanzar.

´Pase como diez minutos en esa labor de preparación en los cuales mi amor, se mordía los labios y acercaba su vagina continuamente en una oportunidad di un pequeño empujón y estaba dentro de ella.

MMMMMMMMMMM     HAAAAAAAGGGGG 

Sus ojos se volvieron vidriosos, y unas cuantas lágrimas corrían por su rostro…

No me atreví a moverme por un buen rato y solo pulsaba mi verga en su interior, pero sus contracciones y su esfínter, lograron que mi pancho, entrara en toda su longitud.

Tras una maniobra de fuerza y acomodo, logre que ella se sentara en mis piernas completamente ensartada por mi tranca y mantuvimos esa posición por casi quince minutos porque descubrí que le encantaba, especialmente cuando hacia latir mi verga dentro de ella.

De tanto aguantarme y sabiendo que podía explotar a causa del enorme deseo que sentía por esa mujer, la coloque en misionero y tras una veloz embestida me descargue dentro de ella y al mismo tiempo siento sus uñas que se clavan en mi espalda y su canto vuelve a resurgir.

AAAAAAAAAAAAAMMMMMMMMOOOORCCCCIIIITTTTOOOOOOOOMMMMMMMMIIIIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOO    SSSSSSSSLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLL.

Nos quedamos viendo a los ojos  y se abrazó a mí por un largo rato.

Me dijo que teníamos que irnos, porque me tenían preparada una sorpresa.

Cuando llegamos a la casona, mi COQUETA salió corriendo a abrasarme y note que tenía los ojos rojos y cuando me beso se puso a llorar, por lo que supuse que ese tiempo de mi ausencia lo había pasado muy mal y solo le pedí perdón por haberla hecho llorar de esa manera por mi culpa.

Entramos a la casona y me subieron por la escalera y me llevaron hasta una enorme recamara, donde pude notar que algunas de mis cosas estaban a simple vista y me dijeron.

Esta fue la habitación de nuestros padres y ahora será la de nuestro marido.

 

LA LLEGADA DE MI SUEGRA…

Una noticia nos sacó de nuestra tranquilidad, cuando se anunció que la madre de las gemelas, mi suegra, llegaría en plan de visita para conocer al futuro miembro de la familia y esposo de una de sus hijas.

Yo por supuesto tuve que regresar al chalet, por eso de las apariencias.

La fuimos a recoger al aeropuerto, en vista que ella era residente de otra ciudad, que era muy reconocida por su actividad industrial.

Cuando me la presentaron, quede cuadrado por lo impactante de toda ella.

Sus hijas eran guapísimas, pero ella a pesar de su edad (46años, como luego descubrí), era un manjar especialmente para los dioses.

Era súper elegante, más alta que sus hijas como 1.75 metros de altura y su cuerpo era sin duda la plantilla original, de todos los atributos que caracterizaban a las hijas.

Unos ojos azules y un pelo largo y rubio le daban una belleza digna del porte de una reina.

Muy alegres, llegamos a la casona y abrimos una botella de champagne para brindar por la ocasión.

Tenían una  sabrosa cena y la velada fue de lo más familiar rematada con los tradicionales regalos de bienvenida.

 

 

Al día siguiente, la suegra quería saber más de mí y se sintió muy alegre por mis respuestas, pero aclarándome al final que le había quitado una gran preocupación, porque al menos una ya tendría marido no sin antes echarse a reír  y expresar sin tapujos que pensaba que eran tortilleras por la edad que tenían y no haber encontrado marido.

Y siguió diciendo…

Mis padres eran de origen alemán y salieron de Europa, huyéndole a la guerra, mis abuelos murieron en la primera y mi padre nos embarcó para salir en 1937 cuando apenas tenía meses de edad.

Mi padre era un excelente contador y administrador, y al llegar a estas tierras se hizo muy amigo de uno de los hacendados más ricos del país y fue hasta que tenía 15 años, que el hijo único del señor, al cual mi padre serbia, me pidió en casamiento y la boda se concertó y a los 16 fui madre de las gemelas que tú ya conoces.

Mi difunto marido era 20 años mayor,  y quince años después de casados,   murió de cáncer.

Antes que me hagas la pregunta, te diré que nunca me volví a casar por varias razones aunque propuestas he tenido muchas,

Una de ellas era por no darles un padrastro a mis hijas y otro por amor a mi difunto marido y  otra razón porque muchos me consideraban una cabeza hueca y les interesaba el patrimonio que herede, y no sabían que tenía un padre, que me enseño como llevar las riendas y las cuentas de todo lo que tengo y que será la herencia para mis futuros nietos.

 

Como ves, soy una madre muy preocupada por sus hijas y tú has sido la respuesta a mis plegarias, para que una de ellas forme un hogar y me de los nietos que hereden mi fortuna.

Pero cambiando de tema, traigo asuntos que resolver en varias secretarias de gobierno y mañana me tengo que reunir con mis abogados y quiero que estés presente para que me asesores en los planteamientos que me van hacer y tú te vayas enterando de las cosas de la familia.

A la mañana siguiente me despedí de mis dos amores y al poco rato salió aquella majestuosa y soberbia mujer que realmente tenía una cara,  un cuerpo y un  trasero, para provocar un infarto con solo verlo.

YA en el automóvil, como que le gustaba tirar bromas y en un cruce del camino, estuve a punto de colisionar con otro automóvil, y en tono burlesco y con gracia me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME LAS PIERNAS.

 Se rio como nunca y   yo solamente me sentí  totalmente apenado y viendo mi estado me dijo, ES UNA BROMA,,,,JAJAJA.

Llegamos a la oficina donde la esperaban, y pude observar que era una mujer con voz de mando y que no se andaba con rodeos para decir al pan, pan y al vino, vino.

Era una mujer de carácter fuerte, pero al mismo tiempo, amable simpática y de trato elegante pero claro.

Terminamos y me pidió que quería ir de tiendas porque quería comprar algo para sus niñas y para ella.

Entramos a una lujosa tienda por departamentos y se fue al de damas mientras tanto yo me entretuve en el de caballeros.

Estando ahí me acorde de las medidas de las gemelas y fui al sector de lencería y busque la ayuda de una de las vendedoras de ese sector y le pregunte qué era lo que más estaba de moda  en ese tipo de ropa interior y me trajo unos conjuntos de lo más eróticos de origen francés, le di las medidas y los escogí en color rosa para Rene la coqueta y amarillo para Renee la seria y pedí que me los envolvieran en un empaque de regalo,

Después fuimos a comer a un fino restaurant y al caminar en la alfombra, casi hice un traspié y riéndose nuevamente me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME EL TRASERO.  JAJAJAJA…

Esa  mujer era increíble y muy liberal, una vez que  se sentía totalmente en confianza para hablar, y valiéndome de sus bromas y al doble sentido que utilizaba en sus frases me atreví a preguntarle.

¿Querida suegra, siendo tan hermosa y en la flor de la vida, como hace para estar sin marido?

Y su respuesta…

 

Sin sexo querrás decir.

Mi querido yerno, yo soy una mujer muy práctica pero tampoco soy insensible, como toda mujer tengo mis calenturas, y en esas ocasiones tomo un vuelo a cualquier lugar, donde nadie me conozca, y curo mi malestar.

Sinceramente estalle de la risa por lo gracioso y la forma tan peculiar de contestar.

Para rematar acoto.

Pero eso sí.

No me gustan los compromisos.

Si la aventura fue muy buena, se repite cuando hay la oportunidad

 

Si no, adiós y hasta la vista

Querida suegra, me encanta su forma de ser y quiero conocerla mejor, especialmente para averiguar que otra clase de monerías se guarda dentro de sí.

Me estas adulando, eres un perverso y ya veo porque mis hijas están fascinadas contigo

Pero conmigo no la tendrás fácil, me ganaras hasta que te vea casado con una de ellas.

Cuando íbamos saliendo del restaurant como que tropezó con el mismo obstáculo que yo encontré al entrar, que casi se va de bruces hacia delante, si no es que la tomo de las caderas para detener su caída.

AL FIN SE TE HIZO, QUERIDO YERNO…JAJAJAJA

Esa mujer como que me leía el pensamiento, y en verdad estaba loco por tocar aunque sea esa parte superior de sus nalgas, que como maestro catador, eran de una dureza extraordinaria.

Durante el camino de regreso, me pidió que fuéramos a la clínica de su médico y le pregunte.

¿Se siente mal?

Y me contesto…

Estoy más sana que un roble, y el medico que voy a visitar es un especialista en estética y cirugía plástica, el me levanto los pechos y ahora me están saliendo unas pequeñas arrugas en la frente y los parpados y además odio la celulitis y voy a consulta a ver que me recomienda.

Cuando llegamos a la clínica, y se presentó con su nombre de pila, fue la primera vez que lo escuche… BRIDGETT……

Cuando salió de consulta le pregunte…

¿Por casualidad no se quiso propasar el medico?, jaajaja.

Y me contesto

Ya está muy viejo y aunque quisiera, ya no puede.

Desde ese día, nuestra relación de suegra y yerno, parecía la de unos viejos amigos, que se la pasaban de broma en broma.

Mi trabajo en la embajada, me dejaba mucho tiempo libre, el cual aprovechaba con mi suegra, para salir cuando ella me lo pidiera.

Razón por la cual, me desatendí  de mis gemelas, pero al mismo tiempo me agradecían, por mis atenciones para con su madre.

Cierta mañana que me levante tarde como a las 10 am. En vista de una visita nocturna de mis gemelas, que llegaron a modelarme el regalo que les compre,

Salí al patio y cuál es mi sorpresa.

Que mi bellísima, escultural y voluptuosa suegra, está en un pequeño traje de baño tomando sol en la alberca.

Me acerque donde estaba ella y sonriendo me dijo…

SE TE VAN A SALIR LOS OJOS…JAJAJAJA

Querido yerno, no alcanzo mi espalda, me podías poner aceite para evitar las quemaduras del sol.

Agarre el bote y me senté a un lado de ella, que estaba acostada boca abajo en una toalla sobre la grama, e inicie mi faena.

Su espalda era ancha y carnosa y a la vez muy tersa y delicada, le dije que se quitara los tirantes de la espalda del sujetador, porque si no, le quedarían marcados en la piel por el sol, a lo que contesto.

DESABROCHALOS, POR FAVOR.

Regué el aceite por toda su espalda, hasta llegar a sus caderas y vuelvo a escuchar.

SE TE HIZO OTRA VEZ QUERIDO YERNO…JAJAJAJA…

Al tener contacto mis manos con su piel, sentí como una descarga eléctrica que despertó mi verga con una tremenda erección, que casi era imposible de ocultar, en aquellos diminutos pantalones cortos,

SIGUE CON MIS PIERNAS, MI NIÑO.

En la medida que esparcía el aceite en sus gruesas y duras piernas mis pensamientos y mi vista se perdían en admirar y soñar con poseer, ese voluminoso y espectacular trasero.

Sinceramente mi suegra, con ese cuerpazo y esa cara, jamás aparentaba la edad que tenía y más bien cualquier persona al verla junto a sus hijas  hubiera pensado que era la hermana mayor de las tres.

Mientras acariciaba sus pantorrillas con el aceite, separaba sus piernas y me dejaba ver su primorosa vulva, y al mismo tiempo demandaba…

MAS ARRIBA MI CIELO..

Y producto de mi alucinación y deseo, me atreví a masajear su entrepierna casi rosando la tela que cubría su vagina.

Cuando hice esa acción, puedo jurar que escuche un gemido y se dio la vuelta inmediatamente y su vista se clavó en la bragueta para ver mi erección.

Para disimular me di la media vuelta y me lance al agua de la alberca.

Me siguió y se puso a jugar conmigo como si me estuviera ahogando por la fuerza.

Viendo, lo que podría pasar de seguir el juego me despedí de ella y me fui a mi chalet.

Otro día más.

Estoy sacando mi automóvil para ir a la oficina, cuando de pronto sale por la puerta y me dice…

Héctor me vas a dejar sola en casa para que me aburra como una ostra.

¿Puedes llevarme contigo?

¿Claro que si querida suegra?

Llámame BRIDGETT por favor, subo por mis cosas y ya regreso.

Pasaron los minutos y de pronto se escuchó un grito.

Entre rápidamente a la casa y la encontré en el suelo con una mueca en la cara de gran dolor.

 

  Me dijo que se había caído al bajar la escalera y que tenía un fuerte dolor en todo su lado derecho y que la ayudara a volver a su habitación, para acostarse porque no aguantaba el dolor.

La cargue en mis brazos y la lleve hasta su cama.

Y me pidió ayuda para bajar la cremallera de su vestido y todo paso tan rápido que solo quedo en una finísima ropa interior

 Por lo que salí disparado de su recamara, porque de seguir ahí un minuto más, me hubiera tirado sobre ella.

 

Pasaron 15 días desde que llego mi querida suegra, y una noche al regresar y bajarme del automóvil escucho un tremendo relajo dentro de la casa, en el que madre e hijas se decían las cosas a gritos y mi nombre se escuchaba como punto de discordia,

Me fui directamente a mi departamento y espere al resultado final.

Mi coqueta apareció al cabo de las horas y me dijo…

Mi madre descubrió que tú vives para las dos y empezó a darse cuenta cuando vio la lencería que yo usaba y recordó que te había visto comprándola  en la tienda y le pregunto a Renee, que le enseñara su regalo y pregunto…

 ¿Por qué un novio compra ropa interior para su novia y su cuñada?

Además nos ha visto en nuestras escapadas en la madrugada, cuando venimos a visitarte.

Así también en nuestro comportamiento cuando estamos contigo.

 

Al cabo de media hora apareció Renee, y los tres no abrazamos en completa paz.

Les pedí que regresaran con la madre y que entendieran su dolor.

En la mañana cuando estoy por subir a mi automóvil, veo una nota en el vidrio sujetada por una de las escobillas del limpia parabrisas que decía…

Quiero hablar con usted antes de partir a mi ciudad, lo estaré esperando en el hotel tal,  a las 2 pm, pregunte en recepción por el número de habitación, …BRIDGETT

 

Llegue al lujoso hotel, con algo de preocupación, pero luego de pensarlo me dije…AL TORO POR LOS CUERNOS… y subí a la habitación.

Toque a la puerta, y aquella teutona rubia, vestida en una forma majestuosa, soberbia y elegante, me abrió la puerta y al solo cerrar, me coloco en plena cara, una fuerte cachetada, para después decirme.

Dele gracias a Dios que no soy hombre, porque si no hace horas le hubiera pegado un tiro, por pervertido y por haber engañado a mis hijas, de la forma como lo hizo.

Perdone señora…

Cuando me conoció, lo primero que me dijo que yo era la respuesta a sus plegarias, porque pensaba que sus hijas eran “TORTILLERAS” y cito textualmente, el adjetivo que usted uso.

Ahora resulta que soy un pervertido, por convertirlas en reales hembras, al igual que su madre.

.

Son tan bellas, lucen iguales, pero son tan diferentes que al final me fue imposible decidirme por tal o por cual y antes de decidirme por una, prefiero perderlas a las dos, para no hacerle ningún daño a ninguna de ellas.

A lo cual respondió…

 

Es un descarado, y ahora quiere aparecer como si usted fuera la víctima, cuando es nada más que un gigolo profesional, que a engatusado con sus atributos de hombre a dos indefensas mujeres necesitadas de amor y enfermas por sus traumas psicológicos de juventud.

Disculpe divina señora, pero quien habla de gigolo, cuando usted pasó provocándome con sus bromas de doble sentido, al grado que me pidió que le untara aceite, cuando estaba medio desnuda y me provoco una descomunal erección al ver semejante cuerpo, que tuve que escapar a como diera lugar, para que no viera mi estado de excitación,

 Y estuvo a su vez.

Siguiéndome dentro de la alberca para seguir con su provocación.

Seguidamente, me pidió ayuda para quitarse el vestido, con toda la intención de que la viera en su ropa interior y no tuve más remedio que salir huyendo porque de lo contrario  mmm…

Está bien, soy un gigolo, pero usted acepte que quería quitarse la calentura conmigo,

Como se atreve insolente y levanto su mano para darme otra bofetada, pero le detuve su mano en el aire, y la tome por la cintura y le di un beso en esa deliciosa boca con todo y lengua

  Su esbelta hermosura y un cuerpo estilizado, producto del trabajo en un gimnasio, hicieron posible que se separase de mí.

Volví nuevamente y la tome de la cintura y me fui directamente al cuello para besarla y mis manos  fueron a apretar y acariciar sus enormes nalgas y su voz de protesta se escuchaba.

 

Deténgase por favor, o llamo a la policía y lo acuso por intento de violación.

Si me van acusar por algo, no va a ser por intento.

Estúpido, ¿quién se cree que es?

No sabe con quién se está metiendo

Claro que lo sé, con la mujer más bella, que me volvió loco de deseo desde la primera vez que la vi.

No sea tonto, y compórtese como el caballero que creí que era

Usted lo dijo, “ERA”, no sabe  usted,  que estas piernas y estas nalgas, le hacen perder la razón a cualquiera y eso usted bien lo sabe, porque las utiliza a la perfección.

En un momento de nuestro forcejeo,  pego contra una pared y una de mis manos libres se fue en busca de una de sus tetas y logro tocarlas a través del sujetador que la resguardaba.

Cuando sintió mi mano, reacciono con más fuerza, pero nuevamente la bese y ella me esquivaba girando su cabeza.

Volví a utilizar mi mano, pero esta vez la lleve por un recorrido por encima de su falda hasta levantar  su ruedo  e introduje mi mano en medio de sus piernas, las cuales cerro con toda su fuerza, lanzando al mismo tiempo, la mayor cantidad de insultos, al saberse que solo a escasos centímetros,  su intimidad más protegida, estaría al alcance de mi mano.

 

Presione con más fuerza y mis dedos  detectaron la seda de su braga,  mi dedo medio lo coloque en posición, y sentí como el mismo, estaba sobando su clítoris y su concha, en toda su totalidad.

ESTAS CALIENTE EN VERDAD BRIDGETT, SIENTO TODA TU HUMEDAD.

Sus insultos pararon y su resistencia era casi nula y su boca solo se abrió para responderme con un beso.

Desde que vi tu erección en la alberca pude entender como mujer, porque mis hijas están locas por ti.

Le subí totalmente la falda y mis manos se apoderaron de su hermosísimo trasero y me deleite en un grado demencial, el palpar con mis propias manos su grandiosas nalgas.

Sus manos estaban alrededor de mi cuello y poco a poco bajo su mano derecha buscando mi bragueta y palpar su verga que era la cura que necesitaba,  para su calentura vaginal.

Me baje el cierre.  Saque mi herramienta, le baje apenas  su braga y coloque mi verga muy cerca de su concha y agachándome un poquito y con la ayuda de mis dedos, y dando un leve empujón la punta de mi glande estaba dentro de ella,

Me la estaba cogiendo parado y con toda nuestra ropa puesta,

Ella trataba de abrir sus piernas pero sus bragas a medio bajar se lo impedían.

Casi llorando me decía…

METELA HASTA DENTRO,

ASSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

DIOS MIO,

NUNCA ME HAN COGIDO ASI.

QUE SABROSO

TENIAS RAZON HECTOR, TUVE CALENTURA DESDE EL PRIMER DIA QUE TE VI.

QUE VERGA TIENES HIJO, CON RAZON MIS HIJAS ESTAN LOCAS POR VOS.

MI QUERIDA BRIDGETT, TE VOY A DAR UNA COGIDA, QUE UN DIA VAS A QUERER REPETIR, Y ESO TE LO JURO.

Se la saque, y le baje totalmente la braga, la tire al piso y le abrí las piernas y se la deje ir hasta el fondo y le pregunte,

¿Qué le parece querida suegra, la inyección está a su medida?

Me quedo viendo a los ojos y me dijo…

SOS UN AMOR Y LO QUE ME ENCANTA ES  LO GRUESA Y EL LARGO JUSTO PARA MI.

Mi querida  BRIDGETT, hoy te vas a sentir diferente y lo vas a saber mejor, cuando compares tu mejor noche en el pasado, con lo que va a pasar especialmente  este día, Te juro que lo vas a recordar por siempre.

Le levante al máximo las piernas, y le metía la verga a máxima velocidad y al cabo de cinco minutos la escucho clamar…

 

HIJITO MIOOOOO, QUEEE RICOOO COGESSS,  PAPITOOOOO  MIOOOOO,  ASIIIIII MIIII  CIELOOOO.

ASIIIIIIIIII    ASIIIIIIIII     ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII  

Me abrazaba, me besaba  y yo todavía ensartado dentro de ella con mi verga haciéndola palpitar para que sintiera que aún había para largo rato.

Nos levantamos del piso y nos dirigimos al baño, durante ese pequeño trayecto nos fuimos desnudando pieza por pieza, y al quedar completamente desnudos,  mi deseo estaba haciéndose mayúsculo, el trasero de esa alemana era algo digno de admirar y solo una promesa me hice para mí mismo.

QUE ESE DIVINO CULO, SERIA MIO ANTES DE TERMINAR LA NOCHE.

Llegamos al baño y después de una corta ducha su primera reacción fue agarrar mi verga y darle de besos  a todo su largo y grosor.

Y sus frases eran…

Que linda paloma, quisiera tenerla dentro de mí, por toda la vida.

Mi bella y linda suegra, esta verga será suya todas las veces que usted quiera.

Y como una poseída se la metía en la boca, queriendo tragársela entera y la soltaba porque se escapaba de ahogar, al final decía que no se iba a rendir hasta tragársela entera así le tomara el tiempo que fuera para darse ese placer.

 

 

 

Le pedí que me acompañara y la lleve a la cama y que buscara el aceite que me pidió que le untara cuando estábamos en la alberca.

Me dijo que tenía algo mejor y me dio un bote de crema aceitosa, que tenía un olor y fragancia como si fuera una loción francesa.

La hice que se recostara y comencé a esparcir la crema por sus adorables lolas, que al contacto de mis manos con sus pezones, se transformaron en sendos pitones capaces de sacarle un ojo a cualquiera.

 Sus ojos se fueron cerrando poco a poco y mis manos ya se encontraban masajeando su pelvis,

Algo que me llamo la atención fue el poco vello  púbico y el color miel que tenían, le masajee suavemente su vagina y su clítoris se mostraba todo respingón, listo para entrar en acción.

Frote  sus admirables piernas y le ordene que se diera la vuelta.

Al mismo tiempo que decía en voz alta, para que me escuchara.

 

Así soñaba con tener este culo, cuando lo admiraba como un perdido, soñando que sería  mío, algún día.

Y ahora no es un sueño, 

¡Es mío!

Si hijito, es suyo pero cójame que ya no aguanto más.

Le besaba las nalgas y buscaba la crema para untar una buena cantidad, y luego lo pasaba  por su orificio anal  y esparcía la crema alrededor y dentro de él.

Hundí mi cara en medio de sus nalgas y mi lengua y labios se adueñaron de esa zona.

Roce con mi lengua  su estrecha entrada,

 Que provocaron que mi adorada y preciosa suegra, levantara su trasero, por las extrañas sensaciones, que esas únicas y placenteras caricias,  se avivaban por primera vez en ella

HIJITO LINDO, QUE ME ESTAS HACIENDO, QUE EXTRAÑO, PERO QUE SABROSO, LO QUE ME HACES SENTIR.

Le  pedí que se volteara nuevamente, y me lance en busca de mi roja cereza y nuevamente mis labios y mi lengua  se convirtieron en los autores materiales del indescriptible asalto que sufrió ese pequeño botón, que fue incapaz de soportar lambidas, chupetones y más que una pequeña mordida,

 Al escuchar sus lamentos y quejidos de placer de mi adorada suegrita, le anuncio en voz alta……

ESTO ES PARA QUE TE ACUERDES DE MI.

Y coloque mi dedo medio, en la entrada de su recto y la fui penetrando.

Y de repente escucho una frase larga y tendida.

YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA     HIJITOOOOOOOOOOOOOOOO  MIOOOOOOOOOOOOOOOOO

Me levante de la cama y entre al baño a ducharme. Y al  salir busque mi ropa, y me acerque a la cama donde yacía mí suegra y le dije.

 

 

Vístase que la espero en la cafetería del hotel, para comer algo, porque todavía le falta lo mejor, cuando le pegue la cogida que nunca olvidara.

Como a la media hora bajo y hay que decirlo, mi deliciosa y escultural suegra, lucia radiante y sin dudarlo era la joya de la corona, por su porte, elegancia y belleza.

Su vestimenta era impecable, y muy sonriente se sentó frente a mí,  en un pequeño rincón, que yo había escogido, para proteger nuestra intimidad.

Mi querido Héctor, tengo que felicitarte, hoy me hiciste dos cosas que nunca  me hicieron antes, coger parados fue increíble, cuando sentí tu paloma dentro de mi  te juro que tuve mi primer orgasmo, y es que tienes una verga morcillóna  que solo al recordarme que la tuve dentro de mí.

 Estoy, más caliente que la primera vez, y quiero que me cojas otra vez,

La segunda, cuando me besaste el trasero, porque sentí un escalofrió que corrió por toda mi columna y que fue como un estallido interior al sentir tu dedo, entrando por mi ano, dentro de mí…

Con razón tienes locas a mis hijas y si todavía dices que me falta lo mejor, tal vez me una al club,

 

 

 

 

La forma tan clara y sincera, para confesarme sus emociones, sentimientos y deseos que tuvo en su intimidad conmigo.               Me hizo recordarme, que cuando trate de analizar su personalidad en nuestros primeros encuentros, nunca estuve equivocado y que esta preciosura de mujer era el premio mayor de la lotería, le encantaba el sexo, pero no en cantidad, si no, que en calidad,

Por eso me atreví, a confesarme con ella.

Mi hermosa y soñada Bridgett, ahora que hicimos el amor estoy más confundido todavía, por un lado, amo a tus hijas, pero por el otro, estos últimos quince días me han hecho soñarte, desearte y amarte como un adolecente que se enamora de su maestra , y ahora solo quisiera pasar el tiempo haciéndote el amor.

Héctor, hijito mío, usted me ha hecho venir tres veces en menos de dos horas y  si ya termino de comer, quiero que me vuelva a coger, así que vámonos para la habitación,

BRIDGETT, Solo te quiero pedir un favor, que cuando entremos  te desnudes muy despacio para mi Y  me exhibas ese monumental trasero, cuando lo vayas descubriendo al quitarte tu ropa interior.

Y la función empezó, quitándose una ceñida falda crema que cayó a sus pies  y dándose la espalda se inclinó para recogerla mostrando su colosal trasero, se siguió desnudando hasta quedar en un erótico conjunto de ropa interior, haciéndome la aclaración que era idéntico a los que yo había comprado para sus hijas con la diferencia que el suyo era de color blanco.

Quedo completamente desnuda, solamente  calzando unos  zapatos de tacón alto, que la hacían lucir sencillamente maravillosa al caminar.

Se acercó a la cama y me ayudo a desnudar y solo espero que saliera el bóxer y en segundos se apodero de su tranca.

HIJITO MIO, QUE VERGA MAS LINDA ME VAS A DAR.

La tomo como la vez anterior, la colmo de besos  para luego tratar de tragársela por completo, pero con los mismos resultados.

Te voy hacer el amor, como lo hago con una de ellas y la fui acariciando lo más lento posible, besando sus tetas su cuello y le daba tiernos besos en su boca para luego rematar chupando con ansias  sus pezones,   

Le metí la verga hasta el fondo, y la deje ahí por varios segundos, sin hacer ningún movimiento, para que sintiera el grosor y lo largo y también como aumentaban sus dimensiones, cuando la hacía palpitar.

HIJITO BELLO, QUE RICO COGES MI AMOR,

DEJELA  AHIIII EN EL FONDO,

HAGALA QUE SE PONGA A LATIR CHIQUITO MIOOOOO

Estuvimos en esa posición por más de 15 minutos y luego me tendí en la cama y la invite a que se sentara y  se ensartara sola su tranca, era casi la misma posición, pero con la modalidad que ella estaba arriba, yo seguía pulsando mi verga.

Ella solo se movía para inclinarse, para darme largos besos en la boca o para traerme sus tetas, para que se la chupara o lambiera.

 

 

Y de vez en cuando me susurraba al oído …

SIENTO QUE YA ME VOY A VENIR MI NIÑO.

QUE RICO SIENTO,

Cuando escucho esas frases nos damos la vuelta

 Pongo sus piernas en mis hombros, la embisto frenéticamente a más no poder y siento que exploto dentro de ella, con un enorme chorro, a consecuencia de tanta excitación de esa tarde,  al mismo tiempo mi querida suegrita pega un grito diciendo…

ME CORROOOOO ,   SI SISISISI     YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

MMMMMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII CIIIIIIIIIIIIIEEEEEELLLLLLLLLOOOOOOOOOOOOOOOO.

 

Me levanto y veo que en la sabana hay un enorme pozo de jugos,  que una parte parece semen, pero hay algo más.

Mi suegra  medio levanta su cuerpo de la cama y observa lo mismo que yo, y me dice,..

Yo también sentí que explote por dentro.

Nos metimos en la ducha, y no parábamos de besarnos, salimos agarrados de las manos y volvimos a la cama,

¿Héctor, con quien haces el amor  de esa forma tan tierna?

Pues esa es la respuesta, con la más tierna.

Pedimos unos tragos y  algo de comer y mi despampanante suegra se preparó para recibir el pedido y  para abrir la puerta, se puso una nueva ropa interior, se puso una bata y se dirigió a la sala de la suite, para esperar el pedido.

Durante  los aperitivos, volvió a recordar la mancha y me dijo…

Tengo 46 años de edad, y nunca en todas mis relaciones sexuales que he tenido, jamás me había ocurrido nada igual a lo que sentí hoy,

Fue igual a lo que sienten ustedes los hombres al terminar,

Por lo general uno de mujer  se humedece en su zona genital,  pero hasta ahí,

 ¿Que fue lo que paso hoy?

Para averiguarlo tendré que consultar con mi médico.

Vamos a dejar claro una cosa, tú te quedaras con mis hijas pero te pongo una condición.

  Cada 15 días tendrás que venir a mi ciudad con el pretexto de ponerte al corriente con los asuntos de la familia, y curar mi calentura por un periodo de tres días,

¿Aceptas mi cielo?

No mi reina, que sean cuatro, cada 15 días,

 

 

   

Nos fuimos a la habitación, le quite la bata y se subió a la cama, le dije que se pusiera como una gatita en cuatro patas, para que me enseñara el trasero y haciendo gala de una erótica coreografía, movía su culo  mientras seguía mis gestos y  movimientos, con una picara mirada,

Mientras tanto yo, buscaba y tomaba el bote de crema aceitosa.

Le acaricie las nalgas con mis dos manos, baje la braga totalmente y coloque mi verga en la entrada de su concha y de un solo empujón se la deje ir hasta el fondo, le di ritmo a mis embestidas y cuando la escucho jadear, le pego la primera nalgada, acelero el ritmo y le asesto otra nalgada más fuerte y comienza el coro celestial.

MAS MI NIÑO,  MASSSSS,MASSSSSSS   FUERTEEEEEEEEE

Le aprieto las nalgas con fuerza y las azoto, me inclino para morderle la espalda con mis dientes y sus reacciones son una mezcla de placer y dolor, aumento la velocidad y…

DAME VERGA NIÑO HERMOSO,    HASTA EL FONDO…. SSSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIII PAPITOOOOOOOO

Saco mi tranca y palpo su concha con mis dedos, abro el bote de crema aceitosa, y  la  riego por todo su orificio anal y coloco mi verga enfrente de su ano le doy dos fuertes nalgadas y empujo mi verga y pega el grito…………..

ESTUPIDO, PENDEJO NO TE ATREVAAAAAAAAAASSSSS

SACALA IDIOTA, ES MUY GRANDE Y GRUESA

TENGO MUCHO DOLOR

 

Pero mi glande, ya está dentro, le doy varios azotes más y le digo en voz alta.

 DESPUES VAS A ROGARME POR QUE TE LO VUELVA HACER…

La tenía por la mitad, le acariciaba sus nalgas baje a buscar mis lolas y por ultimo mi dedo medio busco su clítoris y el coro comenzó de nuevo,

DESPACIO MI NIÑO, ES MI PRIMERA VEZ Y DUELE MUCHO,

Me detuve un rato dándole tiempo a su esfínter para que se dilatara y en la primera oportunidad se la deje ir hasta el fondo.

ESTABA TOTALMENTE ENSARTADA,

Me quede totalmente congelado en esa posición por dos o tres minutos,  para luego reiniciar lentamente una a una mis embestidas.

¿QUE SIENTES SUEGRITA BELLA Y HERMOSA?

DESPACIO PAPACITO LINDO, ME HAS CONVERTIDO EN TÚ PUTA, PERO AHORA TÚ VERGA, LA CONSIENTO CON TODO SU GROSOR

Mis empujes cobraron velocidad  y tras varias nalgadas con la palma de mi mano, mi verga se movía dentro, con toda normalidad y  comodidad,

Le tome una de su manos y le lleve  a masajear su clítoris y sus cantos de placer aparecieron en sus tonadas.

PAPACITO BELLO, QUE ME HAS HECHO, EN QUE CLASE DE PUTA ME HAS CONVETIDO, PORQUE SIENTO TANTO PLACER

MÁS FUERTE MI NIÑO, QUE CULEADA POR DIOS

Y debido al canto de placer de mi suegra, sentí que estallaba dentro de ella y al mismo tiempo mi reina hundía la cabeza en la almohada y exponía en toda su exuberancia su hermoso trasero y una onda de placer recorrió todo su cuerpo en un éxtasis que la sumergió en una profunda calma.

PAPITO MIOOOOOO, HIJITOOO DE MI CORAZONNN …

QUEEE RICOOO  COGESSS MMMIIII REYYYY     MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM

 

 

Me levante de la cama  decidido a darme una buena ducha con jabón, a causa del olor que se me había impregnado, de algunos residuos de heces fecales, de mi preciosa suegra.

 

Me fui a la sala a buscar algo de beber y como a los 15 minutos  aparece mi desflorada suegra y me dice,

Mi tierno precioso, mi primer marido me quito mi virginidad a los 15 años.

 Y tu demonio hermoso, me rompiste el culo a mi edad, eso te convierte en mi dueño absoluto y te ganaste el derecho de ser mi segundo marido en su total y legitima propiedad

 De aquí en adelante soy tu puta y quiero que hagas conmigo lo que tú desees  o quieras hacer en la cama,  porque ere mi amor y señor.

La quede viendo con mucha pasión y le dije…

Súbase a mis piernas que  quiero meter mi verga en el único lugar al cual realmente pertenece..

Se quitó la braga que traía puesta y se acomodó entre mis piernas y tomando mi verga con su mano, la dirigió con mucha seguridad en su deliciosa concha y se ensarto en ella,

Pasamos como media hora  diciéndonos las frases más hermosas que nuestros oídos querían escuchar  y casi llorando me decía…

Esta noche lo quiero solo para mí, y mañana me ti ene que ir a dejar al aeropuerto, y dentro de once días llamare a la casa para enviarle el pasaje y darme los cuatro días que me prometió

Le advierto que antes de irme me tiene que culear y darme mi vacuna para poder soportar cualquier clase de calentura hasta que usted llegue,

 A la mañana siguiente la hice correr dos veces

 

 

Una promesa de un reencuentro cercano quedo  entre nosotros

Regrese donde mis gemelas y las encontré llorando, habían estado muy  preocupadas en vista que no aparecí en toda la noche y pensaron lo peor,

Les explique que había estado con su madre y después de mucho platicar al fin ella entendió que estaba profundamente enamorado de sus hijas y que no podía escoger a una en particular, en vista que cada una tenía algo único  y que juntas eran mi mujer perfecta,

Además, quiero decirles, que mi suegra, me pidió que la visitase cada 15 días, para que la ayudara y que me pusiera al tanto del patrimonio de ustedes y sus futuros hijos, es por esa razón que dentro de 11 días, mandara un pasaje aéreo para que la visite

Las dos se me tiraron al cuello  muy alegres por haber resuelto el problema con su madre y decidieron llevar mis cosas de vuelta a la habitación, para dormirnos los tres.

MI VISITA A LA SUEGRA

La hora 9 am

Aterriza el avión y todos  los pasajeros nos encaminamos al gran salón del aeropuerto y al cruzar la puerta de salida, veo a mi escultural suegra levantando la mano para que la viera.

Nuestro saludo fue de lo más normal entre dos familiares con la salvedad que cuando sus labios se acercaron para besarme, me dijo al oído…

Ya estoy caliente con solo verte mi amor,

 

 

 

Buscamos su auto y ya en el trayecto me dio un beso en la boca y tocando su tranca por encima del pantalón me advirtió…

Vamos a ir primero a mi oficina, para darte la bienvenida y sonrió pícaramente.

¿De verdad, estas caliente solo de verme?

¿Por qué no lo compruebas por ti mismo?

Me acerque a ella, y puse mi mano entre sus piernas y la fui metiendo hasta tocar sus bragas, separe el elástico y levemente penetre su concha con el dedo y este salió completamente mojado por sus jugos, los olí con una fuerte aspiración para seguidamente chupar mi dedo y decirle apasionadamente…

Necesitaba recordar este olor y sabor, para que mi amigo despierte y me baje el cierre de la bragueta y mi verga casi salta de la emoción,

Mi adorada BRIDGETT, la vio, y se hizo a un lado de la carretera   y se inclinó para besarla y trato de tragársela pero volvió a fallar, arranco nuevamente y nos pusimos en camino.

Llegamos a una gran planta industrial.

Entramos a las oficinas y al llegar donde la secretaria le dijo…

Por favor, estrictamente, no quiero ser molestada, porque tengo asuntos muy importantes que tratar con mi yerno y siguió caminando hasta llegar a una enorme puerta donde se encontraba su oficina,

Cerró con todo y seguro  y se pegó a la pared y me dijo…

 

OJAME AQUÍ MISMO AMOR, IGUAL QUE LA PRIMERA VEZ.

La bese empezando por su cuello, desabroche los botones de la blusa, tome mis tetas y medio las mordí y chupe

  Mis manos bajaron por su falda para subirla hasta sus caderas y me apodere de mi portentoso trasero el cual acaricie y apreté con todo el deseo de poseerlo, para luego deslizar su lujosa y erótica prenda y quitársela completamente y recogerla para aspirar profundamente su aroma.

Me saque la tranca, abrí sus piernas y la frote contra su grandiosa vagina y trate de encontrar el sendero para llegar a lo más profundo de ese túnel, que conduce al máximo goce del placer.

Con un poco de dificultad lo encontré y tras un fuerte empujón la mitad de mi verga estaba dentro.

PAPITO MIO, COMO HABIA SOÑADO CON ESTA COGIDA OTRA VEZ….. QUE RICO MI CIELO,  SOLO TU SABES COMO ME GUSTA …

UN POQUITO MAS MI CIELO

1.    Y EMPUJO NUEVAMENTE CON MAYOR CELERIDAD Y………….

ASLLLLLLLLLLLL        MMIIIIIIIIII  AAAMORRRRRRRRRRR

ASIIII    ASIIIIIII   ASIIIIIIIIIIIII    ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

La levanto totalmente de las piernas y se agarra de mi cuello  y con mi tranca dentro, camino unos cinco pasos  y caigo sentado en un sofá con su peso encima.

  En ese preciso momento,  mi verga, se fue totalmente hasta el fondo de su ser.

MI NIÑO QUE CORRIDA, COMO ME HACES SENTIR MUJER, TE AMO  HIJITOOO.

Sabiendo que le gustaba esa posición y sobre todo que se la hiciera palpitar dentro de su vagina.

 La mantuve así por un buen rato.

¿Quieres más amorcito?

Mejor en la casa mi cielo, porque aquí no puedo ni gritar de lo tanto que me gusta que me cojas, pero estuviste divino mi niño.

Nos arreglamos para irnos, y al pasar por unas oficinas llamo a uno de los ejecutivos y le dijo…

Me hace un cheque a nombre de mi yerno y me presento con él para luego agregar…

Mi secretaria le dará todos los detalles y lo carga a  gastos de gerencia.

Y salimos con rumbo a su casa.

Algo me sorprendió porque salimos de la ciudad y por un letrero que decía “BUEN VIAJE Y VUELVA PRONTO”, recorrimos como diez kilómetros y  entramos a un desvió que nos llevó a una gran cerca la cual abrió a control remoto y a unos doscientos metros se encontraba una gran casona dos o tres veces más grande que la de las hijas y estaciono el carro en un enorme garaje donde habían varios automóviles más.

Cuando entramos a la casa lo primero que me llamo la atención fue una enorme pintura de un hombre con un gran bigote que me llamo la curiosidad  y pregunte…

¿Quién es?

Mi difunto marido.

Tu mujer es y será  muy feliz y eso te lo garantizo…

Y me volteo a ver y se puso a reír.

Tras un breve momento apareció una mujer también rubia que me dejo sorprendido al ver que era el vivo retrato de BRIDGETT y que resulto ser su hermana gemela de nombre BRIGITTE

Eran idénticas en todo, la única diferencia es que BRIGITTE, vestía totalmente de negro y su cara reflejaba algo parecido a la tristeza y su desdicha por la vida.

Mi querida suegra hizo las presentaciones y me acerque para depositarle un tierno beso en las mejillas, y al saber quién era me abrazo y pregunto con quién de sus sobrinas me iba a casar y mi suegra se puso a reír y contesto.

Todavía aún no se decide, porque le gustan las dos.

 Y nos echamos a reír.

Por favor hermanita, lleva a Héctor, a la habitación que tenemos para él.

BRIGITTE, me enseño el camino.

Mi habitación se encontraba en la segunda planta al final de un largo corredor.

Mientras íbamos subiendo las escaleras, me deleitaba la vista con un espléndido trasero, que se notaba que desnudo sería algo digno de ver.

 

 

Llegamos a la habitación y tomo mi maleta para colgar mi ropa, no sin antes hacerme todas las preguntas de quien era y como conocí a sus niñas.

Su trato era en extremo agradable, pero muy parco en sus respuestas cuando le hacia una pregunta personal, como el caso si estaba casada y su respuesta llana y corta era “NO”

Bajamos nuevamente a la sala y BRIDGETT me llamo que quería enseñarme algo en su cuarto y también le dijo a su hermana que revisara como iba el almuerzo  y que a la  una, (1) pm lo sirviera,

En ese momento eran las 11 ½ de la mañana.

Subimos nuevamente las escaleras y su habitación quedaba en el ala opuesta a la mía.

Entramos y cerramos la puerta y como dos enajenados nos tumbamos en la cama y me la comía a besos y le dije desnúdate para mí…

Corrió hacerlo y al terminar se inclinó para tomar la braga y  la puso en mi nariz.

Dame el culito amor…

En la noche mi cielo, ahora cógeme como a la tierna.

Le chupe su concha, que estaba más húmeda que nunca por su primera corrida.

 Me prepare para dejarle ir mi verga hasta el fondo, coloque mis manos entre sus piernas para ponerla pies arriba y dejarle ir mi verga hasta donde pudiera entrar,

Me miraba con unos ojos llenos de deseo y su  mano acariciaba parte de su vagina y con la otra me trataba de jalar hacia ella para besarme y al mismo tiempo decía…

PAPACITO LINDO, QUE RICO SOS , DIEZ DIAS FUERON ETERMOS PENSANDO EN TI, NO QUISIERA  DEJARTE IR, TE NECESITO, NECESITO TU VERGA PARA SER FELIZ,

 

COGEME MI REY, HASLA QUE BRINQUE

ASIIIIIIIIIIII   ASSSIIIIIII

ALIGERE EL PASO A TODA VELOCIDAD Y…

DIOSSS MIOOOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Y al escuchar su  canto al éxtasis, explote como si fuera la última vez.

BRIDGETT  MI VIDA, NO SE QUE ME PASA, PERO ESTOY LOCO POR TI…

Nos quedamos un buen rato en la cama, preguntándome como la pasaba con las hijas y que cuando le iba a dar el primer nieto

En eso le pregunto,

¿No te parece, que con las venidas que tengo contigo es más fácil que te preñe a ti?

Mi cielo, ya estoy vieja para eso, pero aún estoy reglando, pero como te dije, eres mi segundo marido y sea lo que Dios quiera.

¿Si quieres termino afuera?

JAMAS, mi concha y mi culo, es para que tú los disfrutes al natural.

 

 

BRIDGETT, porque a tu hermana la note muy triste y totalmente vestida de negro.- ¿Se murió alguien?

Se puso a reír y me contesto.

En efecto  su prometido murió hace 25 años y todavía está de luto porque juro no casarse, y todavía lo recuerda,

 En verdad, esta medio loca mi hermana.

Y no volvimos a tocar el tema.

Bajamos a comer y la comida fue deliciosa, porque además las bromas de BRIDGETT, eran para matar de risa a cualquiera, en un momento hizo enojar a la hermana, al referirse que el luto lo llevaba hasta en la ropa interior y BRIGITTE se levantó de la mesa casi llorando.

Yo quise seguirla para consolarla, pero mi suegrita me dijo…

Déjala, siempre es así y ya se le pasara.

Héctor me tengo que ir y regresare como a las 6 pm, si quieres salir BRIGITTE, tiene que hacer unas compras y puedes ir con ella, para que conozcas más de la ciudad, a la noche regreso para darte lo que te prometí.

Busque a la hermana y le dije lo que mi suegra me recomendó

  Muy alegre me respondió que saldríamos en lo que terminaba de hacer la lista de lo que faltaba.

Salimos en la gira y llegamos a un súper mercado

  Tomamos dos carretillas y nos repartimos la lista de compras, fuimos a varios lugares a buscar otras cosas que faltaban y una vez que terminamos la invite a  tomar una bebida.

 Me dijo que no tomaba alcohol de ningún tipo. Y le replique, cuando digo bebida me refiero a una cola gaseosa o un fresco natural, ya que está haciendo calor.

 

Entramos a un restaurante y como siempre era casi imposible sacarle una conversación,

Nuestro regreso a casa tomaría como media hora, y decidimos regresar, mientras me enseñaba las zonas más turísticas de la ciudad.

Ya en nuestro regreso a  casa, le hago el siguiente comentario…

Sabes BRIGITTE, que tú eres muy sumisa y tímida, y creo que te menosprecias sin ninguna razón, tu hermana te hizo una broma muy desagradable, pero creo que lo hace porque te quiere, y le duele que te consumas en un doloroso pasado.

Como hombre, puedo decirte que eres bellísima a pesar de la forma que te vistes, y si cambiaras un poquito, como quiere tu hermana, posiblemente aparentarías mucho menos la edad de la que tienes,

Posees un cuerpazo que ya envidiarían muchas jovencitas de mi edad.

 Prometo traerte un regalo la próxima vez que regrese. Porque según tú hermana, tengo que ponerme al día en varias cosas, que ella necesita poner al corriente  en la capital.

Ojala me tomes a bien mi comentario,

Porque me encantas por tu amabilidad y la forma en que me recibiste en tu casa.

Deseo de todo corazón ser digno de tu amistad y cariño, como yo lo empiezo a sentir por ti.

Se puso a reír y me dijo…

No sigas porque me pongo a llorar, y gracias por tus palabras porque necesitaba oírlas.

Y muy alegres seguimos el camino.

 

 Esa noche cenamos, les conté sobre mi país y parte de mi trabajo, así como también me contaron la historia de su familia.

Estas alemanas eran divinas, una vez que tú formabas parte de su círculo.

 Me hicieron muchas invitaciones, desde lugares de diversión, como visitar la comarca donde pasaron su juventud.

Ya para retirarnos mi BRIDGETT me dice, que me espera en media hora, pero que tenga cuidado, porque el cuarto de BRIGITTE, está a la par de mi habitación.

BRIGITTE, me pregunta que me gusta en el desayuno y a qué hora me gusta comerlo, le doy los pormenores y subo a dormir.

Llego puntual a mi cita.

Mi voluptuosa reina casi brinca de la cama, y me recibe con la más fina ropa interior que haya visto, su color es  amarillo, tirando a café que hace  conjunto con su piel blanca en un grado súper erótico.

Sus tetas se ven enormes y majestuosas y su caminar en zapatos altos amarillos la hacen lucir deslumbrante.

Me colma de besos y se baja hasta ponerse de rodillas y busca mi verga para hacer lo mismo y la termina  de engullir, llegando a devorarla completamente

Se levanta  y con una pícara sonrisa me lleva hasta su cama y me dice…

Te necesito amor.

La beso largamente y trato luego de ahogarme en mis voluminosas lolas y sus manos me aprietan contra ellas, busco el broche para liberarlas y finalmente puedo depositar mi rostro en ellas, que están en extremo erguidas esperando sus caricias.

Su braga era exquisitamente sensual y  un deleite el deslizarlas para descubrir a mis dos grandes pasiones.

Mi concha con sus piernas cerradas, parecía como si se estuviera escondiendo ante lo que le esperaba, tomando sus gruesas pantorrillas las separe al máximo y hundí mis labios y mi lengua en esa  jugosa cueva para chupar en ella,  una pequeña cereza que se asomaba en todo su esplendor.

La acaricie en círculos, con pequeñas y suaves chupadas  y mi amorosa suegra entonaba su canto de placer, a todo volumen.

QUEEEEEEEE RICOOOO LOO HACESSS MIIIIII NIÑOOOOOOOO ASSSIIIIIIIIIIIII MMIIIIIIIII REYYYYYYYYYYYYYY         YAAAAAAAA    NOOOO  PUEDOOOO MASSSSSSSSSSSS

Cuando dijo esa frase, me levante a toda velocidad le ensarte la verga y mi dedo mayor en el culo y……..

ASSIIIII   AAAAAASSSSSSSSSIIII      AAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII………..YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Lamento que  se oyó  en toda la casa.

Mi tranca la tuve empatada dentro de ella, por largo rato, y solo me besaba y me acariciaba el pelo.

Mientras tanto, hacia palpitar mi verga para que la siguiera sintiendo.

Mi niño a veces parece que voy a morir de tanto placer que me das, que rico siento aun con tu paloma brincando dentro de mí.

Me has hecho correrme tres veces y aún falta lo mejor.

¿Me quieres mi reina?

No te quiero, te adoro, y si me dejas ahora, quedaría peor que mi hermana.

¿Amorcito donde puedo tomar un refresco de cola que tengo sed?

Baja a la sala y tomas el corredor al fondo  a la cocina y ahí está el refrigerador, pero mejor voy yo a traértelo amor.                                 No, ya vengo.

Abrí la puerta y pude ver una tenue luz en el fondo de mi habitación.

Regrese y la luz se había apagado.

Pase un buen rato acariciándola y besándola y le pedí que se volteara y que se pusiera en cuatro y sin mediar palabra se la deje ir hasta el fondo,  se la metía y sacaba lentamente, mientras le apretaba y acariciaba sus nalgas, para luego darle un pequeño azote y en señal de aceptación más exponía su trasero y su mano acariciaba mi verga cuando entraba y salía de su vagina y yo aumentaba mi fuerza en mis cachetadas,  cuando de repente grita…

AHORA MI CIELO.

Saco mi verga y se la ensarto en el ano.

 

 

 

         Y  un sonoro grito inunda la  habitación.

HAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY  MMMMMMMMMMMIIIIIIIIIIII   AAAAAAAMORRRRRRRR                QUE PLACER PERO COMO  DUELE LA ENTRADA.

Y apenas va la mitad, le pego tres azotes  y mi verga está dentro.

Le amaso las tetas y siento como sus dedos frotan su vagina.

Tomo velocidad en la penetración y….

MAS HIJITO, DAME NALGADAS, MAS FUERTE  MAS  MAS

ASIIIIII FUERTE     ASIIII   ASIIIIIIIIII      ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

YYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Y reviento dentro de ese trasero, que cuando saco mi verga un chorro de semen salió disparado de su ano sobre mí,  producto de un gas, de mi adorada suegra.

Nos fuimos a bañar y sumergidos en un elegante yacusi  mi suegra me confiesa.

Mi tierno amorcito, se acuerda cuando explote en el hotel,

Le pregunte a mi doctora, que pasaba conmigo y lo que contesto, fue, que eso no pasa seguido sino solo después de un gran orgasmo, producto de una gran cogida, y eso solo lo ha logrado usted.

Por eso se lo vuelvo a repetir usted es y será mi marido y esta verga es mía y de mis hijas y me beso como una poseída.

¿Qué vamos hacer mañana?

Mañana tengo que estar todo el día en la oficina porque es pago de quincena y le voy a pedir a BRIGITTE que te lleve a donde quieras si necesitas dinero le dices a mi hermana que pase por la planta para que recojas tu cheque.

Me despedí con un beso y me fui a dormir.

Cuando Salí al corredor escuche un crujir pero se lo achaque al viento de la noche.

 

Estimados lectores mis aventuras con mi suegra siguieron, era una diosa que necesitaba a diario una buena ración de sexo, pero ahora me voy a concentrar en BRIGITTE y leerán lo que paso si siguen leyendo.

 

BRIGITTE

 

Un rayo de sol en mi cara hizo que me despertara esa mañana y un desayuno estaba servido en una mesita frente a mi cama, y me pregunte quien había entrado a mi habitación y era por la pena que sentía, ya que siempre duermo completamente desnudo y como estaba haciendo calor no utilice ninguna frazada, el cuarto tenia aire acondicionado pero como sufro de sinusitis siempre lo apago después de una media hora para refrescar la habitación, y la persona que entro me vio en total desnudez.

 

Después de desayunar baje a la sala y pregunte a BRIGITTE, por su hermana y me contesto que había salido muy temprano para la oficina.

Con una sonrisa en la boca me dijo que me estaban esperando en la oficina, para entregarme un sobre, y que cuando quisiera ir que la buscara para llevarme.

Después de media hora le dije que estaba listo.

Ya en el automóvil le pregunte quien me había llevado el desayuno y con una mirada en mis ojos me dijo que ella fue.

Yo con mucha pena le pedí disculpas por haberme encontrado desnudo, ya que esa era mi costumbre de dormir.

Nuevamente me miro a los ojos y se volvió a reír.

Bueno por lo menos me agrada el día porque te he visto sonreír dos veces en lo que va de la mañana y volvió hacerlo, bueno van tres.

Llegamos a la planta y se quedó en el carro, mientras yo entraba.

Me anuncie con la secretaria y me dijo que mi suegra me estaba esperando.

Al solo asomar por su puerta mi BRIDGETT, salto sobre mí y me dijo…

VAMOS AL BAÑO PAPITO, PARA QUE ME LA META UN POQUITO,

Le subí la falda hice a un lado la braga y se la deje ir, parece mentira pero estaba tan caliente por la espera, que no pasaron ni cinco minutos y ya se había corrido, sinceramente esa mujer se ponía súper caliente con solo verme.

Me entrego el sobre y me despedí de ella  y le dije que iba a ir al cine si llegamos tarde para que lo supiera.

De vuelta con BRIGITTE, l e dije que quería ir de compras por unos regalos.

Me llevo a una lujosa tienda por departamentos y comenzamos a buscar.

BRIGITTE, como vamos a ir al cine quisiera que se quitara ese color negro y por favor escoja lo que le guste, Me dijo rotundamente que no, y que no insistiera más.

Me vas a resentir así que regresemos a casa.

Héctor es una promesa que hice.

No le conteste, y me dirigí al auto.

En el camino entramos a una gasolinera que tiene su propio market y me baje a comprar un refresco.

Mientras me lo tomaba la vi aparecer por la puerta y se sentó a mi lado.

Disculpa Héctor, si estas resentido por despreciar tu gesto amable.

Te voy a explicar algo que tú no sabes de mí.

Cuando tenía veinte años estaba locamente enamorada del que iba a ser mi esposo al siguiente día.

   Se fue a celebrar su despedida de soltero  con sus amigos  y en un zafarrancho  que se armó, dos de sus mejores amigos  se pusieron a pelear sacando armas de fuego, y mi novio en ese momento, quiso impedir que las cosas pasaran a más y en un accidente de una caída de una arma esta cayó al suelo disparándose e hiriendo de muerte al que sería mi esposo.

En vez de celebrar una boda, celebramos un funeral y el día de su entierro jure en su tumba que vestiría de luto hasta que nos volviéramos a encontrar en la otra vida.

Por favor trata de comprender que lo que acabo de hacer está más que justificado.

 

Perdona BRIGITTE, pero siento mucha pena por el que iba a ser tu esposo, porque de seguro el estará penando en el más allá, al sentirse culpable de causarte tanta pena e infelicidad aun después de muerto.

Quiero ahora exponerte las cosas desde mi punto de vista,

Imagina que yo soy tu novio y que mañana nos casamos, sucede una pelea y soy yo el que mata a otra persona, me detiene la policía y me juzgan con una sentencia de cadena perpetua,

Pero tú estás locamente enamorada de mí, que me juras que me vas a esperar hasta que salga de prisión, así pase toda una vida,

¿Qué crees que haría yo?

Déjame responderte, en primer lugar si fueras a visitarme a la cárcel, te contaría una vil mentira, me haría el enojado contigo y me reiría de tu juramento, para darte a entender que todas las mujeres dicen lo mismo, y que son falsas en sus ofrecimientos.

Cuando te vea partir para no volverte a  ver jamás, lloraría como un niño, por el dolor de perderte, pero también estaría contento por otro lado, porque tendría  la seguridad de que algún día, tú serás feliz con alguien más y eso sería un gran alivio para mí, por el gran amor que te tengo.

¿Ahora qué dices?

Su cara se puso muy triste, y una lágrima apareció en su rostro y dijo…

Nunca nadie me hablo así, gracias Héctor.

¿Todavía quieres ir al cine?

Vamos a comprar mi regalo.

Regresamos a la tienda y fuimos directamente al departamento de damas.

Héctor estoy muy vieja y no sé qué comprar.

¿Qué dices?

Estoy con una de las mujeres más bellas que hay en la tienda y me dice eso.

Espera un momento.

Me fui a buscar a la jefa de ese departamento.

Y le dije, ve aquel monumento de mujer que esta allá, es mi esposa y quiero que salga lo más sexy de esta tienda.

Le ayudaría a escoger por favor, del precio no se preocupe.

Se le acerco la encargada y ella se rio mirándome a lo lejos.

Me acerque donde estaba y le susurre al oído que ya regresaba y que estaba en buenas manos y le di un beso en la mejilla.

Me fui al banco a cambiar el cheque, que era una bonita suma y que valía la pena por cada cogida que tenía con mi suegrita.

Regrese lo más pronto que pude y en ese momento salía del probador, luciendo un juego de pantalón jean y camisa que al solo verla hizo que mi verga se levantara, al ver ese extraordinario trasero.

Pague la cuenta, la tome del brazo y salimos de la tienda en dirección a un restaurante para comer.

¿Héctor, porque le dijiste que eras mi esposo?

Ahora que voy contigo y viéndote de esta manera, eso y más

Desearía contigo.

Me apretó fuertemente el brazo,  se rio mirándome a los ojos  y le recordé, esta es la quinta vez que te ríes.

Entramos al restaurante, pedimos de comer y me atreví a pedir dos piñas coladas.

Cuando lo estaba saboreando, lo olio y al final dijo…

Mmmmm pero me gusta y volvió a reír.

Fuimos al cine y tomamos el camino de regreso a casa, eran casi las seis de la tarde y ya estaba oscureciendo, en una zona desolada del camino aparco el carro y saco la bolsa que traía de la tienda y me dijo que se iba a cambiar, me salí del carro para evitar verla,  tras un rato me llamo para decir que estaba lista y la volví a ver con la ropa negra.

Le pregunte porque se había cambiado y me contesto, que no quería que su hermana la viera vestida así, porque se pondría a reír y que este sería un secreto entre nosotros y que solo andaría con ropa de colores cuando saliéramos de nuevo los dos.

Llegamos a casa y BRIDGETT, nos estaba esperando y le dijimos a medias lo que estuvimos haciendo.

Llego la hora de dormir y mi suegrita me llamo para decirme, que me esperaba a la misma hora y que tuviera cuidado.

 

Estaba en mi habitación y BRIGITTE llamo a la puerta. Para preguntarme si deseaba algo y le respondí que un refresco, regreso con él y  me agradeció por mantener el secreto y me dio un beso casi en la boca, la detuve por el brazo y le di un tierno beso en los labios y se despidió con una gran sonrisa.

Llego la hora de la cita y me encamine a donde mi suegra y pase frente a la habitación de BRIGITTE, que estaba completamente cerrada.

 Mi hermosa suegra me estaba esperando y pasó lo mismo de la noche anterior, después de dos horas regrese a mi cuarto y la habitación de BRIGITTE, estaba  medio abierta con una tenue luz, que iluminaba la habitación, me acerque y tuve una visión de otro mundo,

Ese encanto de mujer estaba boca abajo, con una mano entre las piernas, que presumiblemente se estaba masturbando,

 Entre en su recamara y me acerque lo más próximo a ella y una fuerte respiración se escuchó en el ambiente, quise tocarla, pero mi sexto sentido me advirtió que lo que ella quería, es que la viera como ella a mí en las mañanas, pero no tuvo el valor suficiente para desnudarse y se mostró solamente en camisón de dormir.

Otra advertencia es que BRIGITTE, nos había escuchado claramente, cuando estaba cogiendo a su hermana.

Fue entonces que decidí seguirle el juego, para ver hasta donde llegaba el mismo.

Estando en mi cama, escribí una nota que decía.

“SI TE ATREVES, DAME UN BESO”, y la deje sobre la mesita del desayuno y me volví a dormir completamente desnudo.

Eran 15 para las 8 cuando me desperté esa mañana y de solo pensar en su llegada la verga la tenía medio parada, me puse una pequeña toalla sobre mis ojos y espere su entrada.

Se escuchó la puerta, como también. Que se detuvo frente a mi cama y tardo como un minuto para poner el servicio en la mesa y sentí muy cerca su respiración y sus labios rozaron ligeramente los míos.

Abrió las cortinas y salió casi corriendo de mi habitación.

Desayune y baje a la sala y BRIGITTE, muy sonriente me señalo un sobre, en la mesa del comedor y decía…

“Héctor, tienes el día libre y BRIGITTE, te traerá a la oficina, porque saldremos esta noche a cenar, te espero a las 5 pm BRIDGETT.”

Muy sonriente aun me dijo…

Necesito tu ayuda y saldremos en media hora.

BRIGITTE, estaba muy contenta y con todo su entusiasmo partimos en el coche,

Nos trasladamos a una zona  muy exclusiva  y al caminar por las tiendas me pregunto…

¿Héctor, como quieres verme?, Por eso pedí tu ayuda, para que me asesores.

Primero vamos a un salón de belleza.

Después ropa y calzado y por ultimo ropa interior, o el orden que tú escojas.

No daré muchos detalles de lo que paso en esta sesión, para no estropear el desenlace y solo describiré el momento de la ropa interior.

Entramos a una tienda en la que se exhibía en vitrina y posters una colección de ropa interior de mujer de lo más sensual y erótica y señale un poster en el que sobresalía una mujer muy hermosa y voluptuosa de cabellera rubia y solo termine de agregar, si fuera yo el diseñador de ese poster tu fotografía y tu cuerpo estaría impreso en él,  ¿En un calificativo del uno al diez cual le darías?

11 once le conteste y fue a comprarlo.

Y le dije…

Bendito sea el que te lo vea puesto y logre quedarse con él y lo que habra dentro  y rio con una gran carcajada.

Pasamos todo el día agarrados de la mano y a veces la abrazaba de su cintura y de sus hombros y de vez en cuando la besaba ligeramente y ella solo se dejaba ser y de vez en cuando me  daba una mirada en la que me parecía que había una promesa en ella.

Me llevo a la planta y me dio un tierno beso en los labios y se alejó a toda velocidad.

Esa  tarde mi suegra bella, me esperaba en su oficina, totalmente sola, porque todos en la oficina habían terminado su jornada.

La hice correrse dos veces, una en su escritorio y la otra en el sofá.

Algo que me sorprendió es que en un compartimento especial tenía todo un guardarropa

Fuimos a la cena y en medio de sus amistades, ella siempre era el centro de atención, por su belleza y  las líneas de su cuerpo, regresamos tarde a la casa y me llevo directamente a su habitación para darle su culeada final.

Camine por el corredor y nuevamente la puerta de BRIGITTE, estaba totalmente abierta entre nuevamente y mi ángel estaba boca arriba exactamente con la ropa interior que yo había elegido.

Cerré la puerta y me acerque a su cama y me senté en ella y busque su boca para besarla y como si me estuviera esperando me lanzo sus brazos y respondió a mis besos con toda la pasión reprimida de tantos años,

Acaricie sus tetas y le quite el sujetador, me quite la ropa lentamente frente a ella y mi verga en toda su erección se presentó sola, con un bamboleo.

Le bese su estómago y fui bajando y deslizando aquella erótica pieza de lencería hasta dejarla completamente desnuda,

Me subí sobre ella y quise abrir sus piernas y estaban totalmente cerradas y una voz medio llorosa me imploro.

Así no Héctor, es mi primera vez.

¿Cómo dijiste cariño?

Es mi primera vez con un hombre.

Como con duda y asustado por el shock me levante de la cama y di la vuelta en dirección a mi cuarto, como si hubiera hecho algo malo,

Del cual después me arrepentiría.

Me senté sobre mi cama  pensativo por lo que había pasado.

La puerta se abrió y mi virginal ángel se sentó junto a mí…

Me abrazo y me pregunto.

¿Qué paso Héctor?

Espérame le dije y baje a la cocina a buscar una cola.

Me paso la impresión y regrese y la encontré llorando.

Ángel mío, perdóname, pero no esperaba este tipo de confesión y la bese como un loco, que acaba de descubrir el mayor tesoro de su vida.

¿Quiere hacerlo? Y se tendió en la cama.

Desde ahora serás mi princesa y no quiero hacerlo así, mereces que tu noche sea solo para ti.                                                                                                          

Y para evitar tentaciones, vaya a ponerse esa ropa interior que escogí y regresa.

Cuando regreso encendí la luz y la vi de cuerpo entero, solo pude decir, eres perfecta, tu hermana se queda muy atrás y esto que la conozco muy bien.

Estaba sentado en un sillón bastante cómodo y la llame a sentarse en mis piernas y muy sumisa obedeció,  y se apretó las piernas en posición fetal como buscando protección.

La besaba como acariciándola y ella respondía de la misma forma,

Jamás me pregunto nada ni exigió tampoco, y ella solo se daba a cambio de un poco de amor, obedecía sin poner ningún obstáculo y si se negó a abrir sus piernas fue por miedo a que yo desconocía la verdad de su inocencia.

La cargue en mis brazos y la lleve a la cama y le dije…

Te voy hacer un regalo, te voy hacer el amor para que me recuerdes siempre, como el que te hizo sentir mujer.

La basaba por doquier y ella al principio era como un animalito asustado, pero poco a poco, cuando su instinto de mujer fue apareciendo, se volvió más activa tomando su propia iniciativa para devolverme en igual manera, el ´placer que estaba sintiendo.

Entre abrí sus piernas y separe la sensual prenda y mi lengua buscaba el botón solitario,  que había que vencer, para honrarlo con el éxtasis supremo.

Mi lengua lo encontró y mis labios lo contraían a manera de saludo como también lo chupaban, mi lengua al sentirlo casi vencido, lo ataco en círculos a su alrededor y un quedo gemido acompañado de dos y tres contracciones indicaban la sumisión y proclamación de un caído en el campo del placer.

Como en un acto de agradecimiento, mi PRINCESA, se apretó fuerte contra mí, acariciando mi cuello y hundiendo su rostro en mi pecho.

 Acariciaba sus nalgas y coloque mi verga muy cerca de su virginal chochito y entreabriendo sus piernas, la introduje en medio de ellas y la pegue lo más cerca de su rajita y ella con sus propias manos lo pego aún más

 Asiéndolo palpitar para que lo sintiera le pregunte…

¿PRINCESA, lo quieres dentro?

 Viéndome a mis ojos con voz de una adolecente contesto…

Si mi amor si quiero, y apretó aún más sus piernas para sentirlo.

Te prometo que mañana lo haremos, buscaremos un motel y te hare mía durante todo el día.

Y con mucha alegría dibujada en el rostro, me miro y repregunto

¿De verdad Héctor?

Si princesa, mañana serás completamente mía.

Apague la luz y se quedó abrazada e inmóvil conmigo.

 

 

DESFLORAMIENTO DE BRIGITTE

Me levante como siempre y mi desayuno estaba en la mesa

Baje a la sala y mi PRINCESA desde que me vio puso una sonrisa de oreja a oreja, corrió hacia mí y me advirtió subo a cambiarme y regreso en un momento.,

PRINCESA, quiero que me lleves al mejor hotel de la ciudad.

Pedí una habitación y mi  princesa me siguió como un corderito.

 Al llegar a la puerta la cargue en mis brazos y cruzamos el umbral.

BRIGITTE venia vestida modestamente y cuál es mi sorpresa que cuando se desviste a plena luz del día no había lugar para ninguna duda, su cuerpo era impresionante, unas piernas tan simétricamente perfectas y portentosas y un trasero deslumbrante, unas tetas voluminosas y firmes que era una obra maestra, de la raza teutona.

La desnude y busque su vagina para humedecerla y empezar a prepararla para su primera estocada. Me fije en los labios de su vagina  y los separe con mi lengua y masajeando su clítoris.

 Voy descubriendo que en efecto su entrada está totalmente unida y solo hay un pequeño círculo  de su conducto urinario.

 Su himen está intacto.

Su mirada reflejaba curiosidad y temor y para quitárselo la bese con todo el ardor que sentía en ese momento, me desnude y ahora su mirada se concentraba en la erección de mi tranca,

 Suave y delicadamente, la recosté en la cama, me subí sobre ella, abrí sus piernas y coloque mi verga en su virginal entrada y  la miro profundamente a los ojos y hago un ligero punteo  y sus manos las coloca contra mi pecho en precaución  para apartarme, viendo sus primeras reacciones le pregunto,

¿Esta lista?

 Mi ángel me hace un gesto afirmativo con la cabeza.

  Tomo la punta de mi glande,  lo restregó contra su vulva por más de 2 minutos y en una sola estocada la mitad de mi verga está dentro de ella.

Tiene una mueca de dolor en su rostro y una lagrima baja por su mejilla

Aguanto el aliento, porque mi grado de excitación me puede traicionar

 Mantengo la calma por un tiempo prudencial para retirar mi tranca y enseñársela con su sangre

La vuelvo a meter y esta vez llega hasta el fondo y la dejo ahí para que sienta mis pulsaciones.

  Lentamente la empiezo a sacar y meter.

 Hasta que en un momento, cuando mis movimientos se hacen a mayor velocidad.

 Sus piernas se enroscan con las mías.

 Después de estar  en un sepulcral silencio, sus gemidos comienzan a emerger y a escapar con mayor intensidad

   Sus manos cambian de lugar y me toman de mis mejillas.

 Al mismo tiempo que estira su cabeza para estamparme un beso que me anuncia que el dolor desapareció.

  Ahora es el turno de una mujer que goza de placer, cuando está sintiendo que es follada, en total plenitud.

Cambio de posición.

 Para que se ensarte por si sola.

 Su cara  cambia radicalmente.

  Un Haaaaaaaaaaggggggg comienza a sonar.

   Apareciendo un movimiento de pelvis y trasero.

  Ya no soy yo quien lleva el control.

 Mi PRINCESA comienza hacer uso de su esfínter  y es ella quien toma la batuta.

 Pero quiero enseñarle más.

  La pongo de perrito y le doy más velocidad hasta donde aguante mi espalda y un nuevo canto de sirena suena en la habitación.

AAAANNGELLLLLL MIOOOOO,  MMMAAAASSSSS HEEECTOOOORRRRRRR       SSSSSIIIIIIIIIIIII    AAAMORCITTOOOOOOOOOO

YYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 Y exploto dentro de ella.

Con toda su gracia y llena de felicidad, acomoda su cara en mi pecho y me dice…

QUE FELIZ SOY, ME SIENTO MUJER, TENERTE DENTRO DE MI, LE DIO UN NUEVO SENTIDO A MI VIDA Y SOLO ME DEDICARE A HACERTE FELIZ, TE ADORO MI AMOR.

Y levanto su cara y alcanzo mis labios y me beso de la forma más dulce y apasionada, como la nueva mujer que había nacido en ese momento.

Me senté en la cama y tome su cabeza y la hice descansar en mis piernas y acariciando su rostro y su pelo le contesto.

Más feliz estoy yo,

 Por haberte encontrado y por haberte guardado, como si el destino te tuviera elegida, exclusivamente para mí.

Te adoro  mujer,  tú eres mi mayor conquista, el tesoro que siempre busque.

Tú vas a ser la madre de mi hijo.

Como si le hubiera dicho el  halago más grande de su vida, se me tiro encima para besarme por todos lados.

La tome por la espalda para sentir su colosal trasero y levante una de sus piernas para colocarla sobre las mías y dejarla completamente abierta.

Con la ayuda de mi mano, coloque mi tranca en la entrada de su vagina y se la deje ir hasta el fondo.

Mis manos estaban ansiosas por acariciar sus tetas para comprobar su grandeza, su redondez y su dureza y realmente era un par sin igual en toda la familia.

La voluptuosidad en todo su cuerpo no tenia comparación,

Parecía una MILF, de esas súper estrellas que aparecen en las cintas pornográficas.

Sinceramente era un encanto de mujer, era una diosa en toda la extensión del nombre.

La penetraba y ella buscaba la mano que acariciaban sus tetas para besarla y chuparme los dedos.

Después de ahí, solo se dejó hacer.

Mientras la ensartaba velozmente, mis dedos se tomaron la tarea de masajear su clítoris, y un sonoro lamento se escapó de su boca.

AAAAAAAAAAAAMMOORRRRRRR MMMMIIIIIIIOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Me levante de la cama y me fui a meter a la tina del baño.

Como una colegiala, con una sonrisa de felicidad entro a buscarme. La invite a entrar a la tina para que me enjabonara la espalda  y mientras lo hacía pregunte…

¿Ángel mío, estas feliz?

Quiero buscar las palabras para decir, lo que siento, pero no las encuentro.

Desde que tu llegaste, mi hermana ya no era la viuda, que solo pensaba en dinero y su industria.

Tú ocupaste el cien por ciento de sus pensamientos.

Cuando se levantaba por las mañanas, me exigía que te atendiera en todo lo que pidieras y su semblante era de pura felicidad cuando hablaba de tu persona o cuando compartías con nosotras, antes de ir a la cama.

La miraba y era otra mujer totalmente distinta a lo que acostumbraba ser.

Por las noches escuchaba sus gritos, pero eran de una mujer feliz.

Ahora la comprendo todo a la perfección.

Tuve un gran amor de niña adolecente, el sueño de toda quinceañera con su príncipe azul.

Pero tú, me convertiste en mujer, y mi pasión por ti no tiene límites.

Me estremezco cuando tengo tu cosa dentro de mí, y estoy más que segura que si te perdiera hoy, mi sufrimiento de ayer, no sería nada del que sentiría por tu ausencia.

Soy tu mujer y tú eres mi dueño, voy a darte lo que me pidas, para hacerte feliz y nunca te separes de mi lado, solo déjame quererte, cada día más y te prometo que viviré solo para ti

 Al terminar de escucharla, solo me recosté para descansar mi cabeza en sus pechos. Mientras ella me abrazaba y besaba el rostro. 

La invite a seguirme y me tendí sobre la cama, diciéndole…

Tengo mucho que enseñarte…

Se sentó en la cama y tomando su mano, la jale hacia mí, le di un beso y baje su cabeza hasta mi zona genital.

Adivinando mis deseos tomo vi verga con sus manos y empezó a darme una gran mamada.

Era tierna y delicada con mi miembro, pero cuando fue tomando experiencia, era una total experta, algo que me sorprendió es que se la trago toda en su primera vez.

Sintiéndome casi vencido por las caricias de sus manos y su boca, la tome en mis brazos y la subí a mi pecho besándola con toda pasión, me di vuelta sobre ella y la penetre, se la estuve metiendo y sacando lentamente por varios minutos.

Me acerque a su oído, pidiéndole que se sentara sobre mí, y se ensartara mi verga ella misma.

Cumplio la orden y rodeando mi cuello con sus brazos escuche quedamente…

SOY TU MUJER CARIÑO Y SIEMPRE TE COMPLACERE, EN TODO LO QUE ME PIDAS, TENERTE DENTRO DE MI, ME HACE LA MUJER MAS DICHOSA.

Sabes amor que tu trasero es el más bello y hermoso de toda la familia, y sueño con hacerlo totalmente mío.

Me abrazo fuertemente y me beso con todo su ardor y me comento al oído.

Usted es mi dueño y todo lo que tengo y lo que soy es de su propiedad, si eso lo hace feliz, tómelo.

Haciéndole caso, me coloque a su espalda, la hice que me mostrara ese colosal trasero en todo su esplendor y utilizando mis dedos para dilatar su circulo anal lo fui abriendo y dilatando.

Así también tomaba con mis dedos parte de nuestros líquidos en su vagina y los propagaba por todo su orificio.

Coloque mi tranca y le di un envión y mi cabeza estaba dentro.

HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGG…MMMMMMMMMMM

Sus quejidos eran de dolor, pero al mismo tiempo provocaban en mí,  unos deseos inmensos por hacerla gritar, cuando sintiera todo el grosor de mi verga, entrando por ese estrecho canal.

Así lo hice y sentí un poco de culpa cuando escuche su lamento.                                   

NNNNNNOOOOOOOOOOO  AAAAMORCITOOOOOOOO

EEEEEEESSSSSSSSSS  MMMUUUYYYYY GRANNNNDDEEEEEEEEEE.

Me detuve y le besaba la espalda y de vez en cuando le daba una nalgada y se repetía con mayor velocidad y fuerza  y tras esa pausa el coro celestial empieza a surgir.

SSSSSSSSSIIIIIIII MIIIIIIII   AAAAAAAAAMMMMOOOOOORRRRRRRRRRRR  SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII    SSSSSSSSIIIIII     AAAAAAASSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Masajeaba su pequeño botón, y la embestía como un enajenado  pero  lo que más se oía en la habitación era el sonido de mi pelvis chocando con sus nalgas.

PLAP  PLAP  PLAP

         En un momento de total y maravilloso éxtasis me descargue totalmente dentro de ella y  al sentirme BRIGITTE su corrida fue fantástica apretando su esfínter, para sacarme la última gota y con un espectacular gemido cerro la celebración de su orgasmo.

DDDDDDDDDDIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSS

QUEEEEEEEEE       PLACERRRR    AAAAAAAAAAAAAMMMMMMOOOORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

Más relajada y con una sonrisa  me vio a los ojos y dijo.

Ahora comprendo a mi hermana, el porqué de sus gritos de placer en la noche.

Mañana tienes que irte y  la próxima vez que vengas, muchas cosas van a cambiar, empezando que dos días completos serán para mí y dos para mi hermana.

¿Pero como harás con tu hermana?

No te preocupes mi cielo, yo sabré como decírselo a ella.

MI DESPEDIDA EN EL AEROPUERTO.

Anunciaron la salida de mi vuelo y mi adorada suegra me daba un beso de despedida, cuando la voz de BRIGITTE, se escuchó llamándome.

MI CIELO… y me estampo un delicioso beso en la boca, ante el asombro de su hermana, por su acción y por lo deslumbrante de como venía vestida, peinada y maquillada.

Aquí estaré esperándolo en su próxima llegada y a ti hermanita, tenemos mucho que hablar y convenir en casa, y la tomo del brazo diciéndome adiós y guiñándome un ojo.

 

FIN

JIHNM

Relato erótico: “La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) parte 1 con prologo” (PUBLICADO POR BOSTMUTRU)

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—-Prologo

Esta es la historia mi ex y como nos hace unos completos cornudos lo que se contara a continuación gran parte es real otra la adorne un poco ustedes decidirán que creer, contaremos como detrás de esa apariencia de buena mujer dulce, recatada y hasta inocente hay una mujer que no se resiste a la tentación y al engaño de como una noche su actual pareja y sus antiguos novios y alguno que otro se enteran de las andanzas en diferentes etapas de la vida de Diana y como nos puso los cuernos y hasta logro humillarnos.

La historia comienza en Colombia no especificare en que región o ciudades, mi nombre es Antonio actualmente tengo 34 años iniciare este relato ya que conmigo comenzó todo lo que se narrara a continuación de la vida de mi ex Diana.

Diana ahora tiene 32 ella se fue a estudiar a Europa a realizar una maestría a los 29 años a España le fue bien pues ella siempre ha sido muy buena en los estudios, conoció a un ruso cuando termino la maestría y tuvo un noviazgo se fueron para suiza ya que él tenía su trabajo en ese país, aprovechando que estaba allá consiguió empezar un doctorado el cual está a punto de terminar, la relación con el no duro creo que al final no se entendían, estando en medio de su doctorado conoció a su actual pareja Steven(actualmente 32 años) originario de Suiza se fueron a vivir juntos las cosas marcharon bien y tuvieron un hijo que actualmente tiene 10 meses.
Aprovechando las vacaciones de diciembre decidieron venir a Colombia a para que Steven conociera a la familia de Diana y que los padres de ella y su familia conocieran a su hijo de paso reunirse con los amigos y actualizarnos de nuestras vidas.

Llego el momento de que Diana nos presentara a su bebe y a su pareja así que decidimos reunirnos en la casa de uno de nuestros amigos que se llama Fabián(31 años) que ya tiene esposa e hijo, fueron Leandro(34 años) que es el negro del grupo jejeje y tiene dos hijos y su esposa, Dana(31 años) con su esposo, Alejandra(32 años) y su esposo también un antiguo novio de Diana de nombre Adrián(31 años) que se volvió amigo nuestro y se encuentra soltero y yo que también fui novio de ella, solo falto José(33 años) que se alejó del círculo de amigos y solo aparece ocasionalmente tiene fama de conquistador él fue novio de Alejandra cuando todos empezamos a conocernos.

La reunión empezó se habló de nuestra vidas que hacíamos de recuerdos mientras tanto se bebió mucho licor se escuchó música y así se hizo tarde aprovechando que era fin de semana y que la casa donde estábamos era grande tenía varias habitaciones decidimos quedarnos a pasar la noche, las mujeres se llevaron a los niños el hijo de Diana y el de Fabián para que durmieran Diana en una habitación con su bebe y la esposa de Fabián con su bebe en la habitación principal ya a media noche Dana y Alejandra decidieron irse con sus esposos para sus casas en taxi, la esposa de Leandro tenia sueño y se fueron a dormir a una de las habitaciones de la casa Fabián también decidió irse a dormir nos dijo que estábamos como en su casa que el ya no daba más, solo quedamos en la sala Steven, Adrián y yo la actual pareja de Diana y sus Ex todos totalmente ebrios.

Steven hablaba bien el español para ser de suiza solo con un particular acento, nos pregunta aprovechando que no estaba Diana y que nos habíamos caído bien además de lo alcoholizados que como era ella cuando joven y de sus relaciones anteriores ya que él sabía que éramos sus ex, nosotros a manera de juego y entre risas le decíamos que como así que si no le había preguntado a ella de su vida él dijo que si pero que una cosa era que ella le contara y otra que lo escuchara de terceros, nosotros le respondimos que si es qué tenía dudas de ella, ya lo sabía yo por mi experiencia vivida con ella que no era un angelito como parece.
Él nos respondió que si le podíamos guardar un secreto le dijimos que sí, Steven nos dice es que la verdad Diana como pareja es increíble es una mujer muy linda con esa carita de inocencia es buena madre siempre está pendiente de mí del bebe la amo pero….
Ella me está engañando y a pesar de que lo descubrí me quedo callado por que no la quiero perder no podría vivir sin ella ustedes saben si ella era así con sus antiguas pareja?

La pregunta automáticamente me trajo recuerdos de lo vivido en el pasado con ella y esa sensación de miedo y excitación que recorre todo el cuerpo volvió a mí por mi mente recorrió el deseo de confesarle a Steven me vi reflejado en él y por lo vivido con ella sabía que era así, sabia como se originó todo ya que lo vi con mis propios ojos.
Observaba a Steven con miedo tristeza y esa sensación de incertidumbre en su rostro y decirle contarle lo que viví era lo mejor para que el supiera a qué atenerse y que decidir hacer con su vida.
Cuál fue mi sorpresa que al unísono Adrián y yo respondimos un rotundo SI.

Nuestras miradas se encontraron y quedamos sorprendidos le dije a ti te puso los cuernos, me respondió si y por lo que veo a ti también me respondió, le pregunte como te fue infiel, él me dijo que mejor empezara yo que había sido su novio antes.

Ante la mirada atónita de Steven empecé a narrar la historia que inicia 17 años antes y pude darme cuenta de que no solamente estábamos los tres escondido tras una esquina se encontraba Leandro espiando escuchando nuestras confesiones.

—— La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) parte 1

Mi historia con Diana inicia cuando yo Antonio tenía 18 años y Diana recién cumplía los 16 nos conocimos por una amiga en común y de ahí con el resto de mis amigos Fabián, Leandro, José y por parte ella conocimos a Dana y Alejandra que son amigas del colegio cursaban 10 grado en un colegio solo de mujeres y vivían cerca, yo cursaba primer semestre en una universidad.

Diana era una niña de su casa inocente para su edad buena estudiante y responsable muy puesta en su lugar me encanto de ella su personalidad de gran corazón siempre ayudando en casa a su madre, su padrastro y sus dos hermanas siendo la hija modelo.

Físicamente es y era para esa edad una niña muy linda 1.
63 mts con carita inocente hermosa unos ojos cafés claros que a la luz se iluminan dándole un brillo especial que no podías dejar de observar de mirada inocente de piel suave toda una lolita con cabello crespo color castaño oscuro a la altura de los hombros pero siempre lo llevaba con dos transitas en forma de coleta en la parte de atrás de su cabeza y dos mechones de cabello al frente como una niña buena que en el fondo solo ínsita al deseo.
Su cuerpo para ser el de una adolecente estaba ya desarrollado y aun lo conserva igual una piernas tornada y gruesas suaves lisas que provocan acariciarlas con desenfreno, un culo redondo que dan ganas de amasarlo con unas caderas que dan a su cuerpo ese estilo de guitarra provocan meterle mano por entre sus piernas y por ultimo un buen par de tetas grandes 34c que provocan manoseárselas y chupárselas que van con ese cuerpo que solo provoca pecar.
Ella siempre fue muy recatada no le gustaba mostrar mucho a pesar de ser muy atractiva.

Empezamos a salir como amigos con todos los muchachos pero cada vez nuestra relación se fue haciendo más estrecha hasta que empezábamos a salir más solos que con los amigos no fuimos los únicos José y Alejandra también empezaron una relación, también me di cuenta que a Leandro le gustaba Diana por ser una adolecente tan linda pero ella solo lo veía como un amigo y no llego a darse cuenta de la atracción que sentía por ella.
Diana me invitaba a su casa y yo a la mía convivía con su familia, cuando hacían reuniones familiares, Diana me presentaba a su familia entre ellos había un tío político(Rodrigo, 41 años) el cual su madre le recomendaba que tuviera cuidado porque decían que él era un pervertido que siempre estaba de coqueto con las jovencitas se les insinuaba y siempre que había una niña linda cerca las miraba de forma perversa y no desaprovechaba oportunidad para estar abrazándolas y andar tocándolas también se cuidara de su hijo ósea su primo(David, 17años) que tenía una conducta muy parecida a la del papá.

En una de tantas reuniones con la familia de ella fue en unas vacaciones en una finca como a 2 horas de la ciudad de una de las tías de Diana se inició con un asado, a ella acudieron sus dos hermanas de 9 y 11años, tres tías una de ellas la dueña de la finca con sus respectivos maridos entre ellos el tío Rodrigo también fueron sus primas 3 en total que no pasan de los 12 años y el único primo varón David, notaba como el primo la miraba con deseo como desnudándola con la mirada ella se daba cuenta y se intimidaba y buscaba alejarse al igual su tío también la miraba de esa forma eso a ella la perturbaba y la ponía incomoda pero lograba disimularlo con el resto de la familia para mí no pasaba desapercibido.
Todos ayudábamos en el asado y colaborábamos con algo a mí me pidieron que ayudara con la carne en la parrilla que se encontraba en el jardín trasero de la finca que tenía una casa amplia de dos pisos con 4 habitaciones en el segundo piso un baño en la habitación principal y otro para las habitaciones toda la familia se encontraba en el jardín trasero, las niñas jugando algunos adultos hablando tomando cervezas, ahí de favor a Diana le pidieron que fuera a la casa y preparara una jarra de limonada yo me distraje con mis tareas ayudando pasaron como 5 minutos y perdí de vista al primo me empecé a preocupar y a buscarlo con la mirada no fuera que aprovechara para ir a molestar a Diana me volvió el alma al cuerpo cuando vi, se encontraba recostado en un árbol escuchando música con el celular seguí en lo mío cuando me acorde del tío a ese si no lo vi ahí volvió la preocupación en eso uno de los tíos de Diana me dice necesito más carne voy a ir por ella a la casa yo le dije tranquilo yo voy me dirigí a la casa veo al tío a un metro, ella se encontraba cortando unos limones dándole la espalda no se había dado cuenta de su presencia mientras este le morbosiaba ese culote que tiene y se agarraba la verga sobre el pantalón de repente le dijo.

Tío: hola como la estás pasando
Diana: ay hola tío me asusto no lo sentí
Tio: jajaja no te asustes no te voy hacer nada malo jejeje.
Como has crecido recuerdo cuando eras solo una niña ahora esta muy linda veo que te convertiste en toda una mujercita.

Ella toda apenada e incómoda le decía gracias tío.

Tío: y ese muchacho que vino contigo es tu novio.

Diana: Si Antonio es mi novio.

Tío: y cuanto llevan.

Diana: 6 meses.

Tío: y ya han estado juntos.

Diana: no y usted no tiene por qué preguntarme eso.

Tío: jajajaja no que tonto.

Diana: el me respeta y yo no tengo por qué contarle mis cosas.

Tío: respeto jajaja niña usted lo que necesita es un hombre de verdad no un niño, ese cuerpecito tuyo lo está pidiendo a gritos.

Diana se quedó como callada temerosa buscando que decirle mientras él la miraba como un lobo mira a un corderito acercándose y acariciándole el rostro y ella dejándose sin detener su avance en ese momento reaccione me aleje grite su nombré para anunciarme y hacerme como que apenas iba a entrar cundo llegue ella se encontraba con sus limones y el tío buscando en la nevera una cerveza al verme Diana me regalo una sonrisa y supo disimular lo que había ocurrido por otro lado su tío me miro con una sonrisa burlona.

Diana: amor y eso que haces por acá yo te hacia ayudando con el asado.

Antonio: no es que se está acabando la carne y me pidieron que llevara más, hay algún problema
Diana: no amor.

Antonio: y que hacen
Diana: aquí hablando con mi tio de cómo me iba en el colegio.

No podía creer me estaba mintiendo pero disimule creerle.

Tio: si es que la niña es muy inteligente es el orgullo de la casa tienes mucha suerte de estar con ella.

Me lo dijo con una actitud sobradora yo solo pensaba maldito degenerado.

Antonio: amor tú sabes dónde está la carne.

Diana: si ven te la paso.

Se dirigió a la nevera y saco unas piezas de carne que estaban en una bandeja me dio un besito en la mejilla y me dijo toma amor, mientras su tío miraba pícaramente.

Diana: mejor lleva esa carne que ya casi va a ser la hora para comer y deben estar esperando.

Prácticamente me saco de ahí, yo me quede desconcertado porque había visto lo que había ocurrido y ella no me dijo nada supuse que era porque no quería problemas armar un escándalo y dañar el paseo.

Decidí confiar en ella lleve la carne y seguí ayudando con el asado pero seguía inquieto así que decidí volver a la casa diciendo que iba al baño entre con cuidado y me acerque a la cocina y me escondí detrás de una pared la cual me permitía asomarme a la cocina y espiarlos.

Diana ya casi terminaba de preparar la limonada solo le faltaba el azúcar esta se encontraba en una alacena sobre el mesón algo alta para que ella se estiraba lo más que podía pero no alcanzaba a tomarla en eso el viejo tío Rodrigo se acerca por detrás y le restriega todo el bulto en ese rico culo metiéndolo entre sus bien redondas nalgas.

Tio: te ayudo jejeje
Diana: haaaaa, no.

Un suave gemido se escapa de esos dulces labios.

Tio: déjate ayudar para mi es todo un placer.

Diana: haaa, no yo puedo sola
Tio: tranquila mi putica se lo que necesitas y te lo voy a dar.

Y aprovecho para entregarle el recipiente con el azúcar poniendolo en sus manos e ir bajando sus manos y agarrarle esas tetas y estrujarlas a su gusto.

Yo me quede inmóvil en silencio inmóvil con un miedo que me recorría la espalda, frustrado con rabia me sentía impotente pero a la vez excitado la verga se me estaba poniendo dura, Diana no reaccionaba no ponía resistencia solo se dejaba hacer miraba ese acto grotesco una linda adolecente, una lolita con cara de inocencia y un cuerpo de pecado apoyada contra el mesón con un jean que le queda justo y le marca esas ricas nalgas, un tarro de azúcar en sus manos gimiendo suavemente y detrás de ella un viejo de 41 años barrigón, quedándose calvo blanco de piel grasosa de esas personas que siempre se ven sudorosas y sucias apoyándole la verga restregándosela haciendo movimientos de meter y saca agarrándole ese par de tetas que se ven voluminosas dentro de esa camiseta negra que usaba.

Diana: no aaahh aahh, pare que me hace
Tio: dándote lo que querías.

Diana: ya tengo el azúcar aahhaahaaa suélteme
Tio: zorrita eres una niña muy golosa tú lo que quieres es lo en este momento está entre tus ricas nalgas.

Diana: no déjeme que nos van a ver haahaahaa.

Y el viejo seguía y ella no hacía nada para páralo, el viejo la trae haca el empotrándola agarrándola de las tetas se acerca al oído de ella y le dice.

Tio: tienes razón te estas demorando mucho con esa limonada y a mí me va a empezar a buscar tu tia jejeje pero te aseguro algo de este paseo no te vas sin probar esta.

Acto seguido se despega de ella y le muestra el bulto que tiene en el pantalón que se ve enorme le agarra su tierna manita y hace que le apriete la verga con su mano.

Tio: mira como me tienes todo esto va a ser tuyo y te lo voy a dar por que te estoy viendo muy necesitada.

El viejo le soltó la mano pero ella no dejaba de agarrarle el bulto

Diana: No por favor yo todavía no he estado con nadie.

Tio: no puede ser, seré tu primer macho te voy a ser mi mujer es lo mejor que me ha pasado en la vida.

Justo al terminar de decir eso se acercó a ella y le pego un morreo de película con la mano izquierda le agarraba el culo se lo apretaba se la metía entre las nalgas y con la derecha le agarraba la teta izquierda mientras la besaba y le metía la lengua en la boca mientras tanto ella le seguía agarrando la verga y se dejaba hacer.

Al soltarla Diana le dijo por favor no.
El tío solo se burló y le dijo ya puedes soltarme la pija, ella reacciono como apenada y bajo la cabeza el solo se rio y la dejo ahí yo me escondí él se dirigió al baño me volví asomar a la cocina y Diana estaba agitada nunca la había visto así en ese momento me di cuenta que ella era una bomba de tiempo a punto de explotar que le gustaba que se aprovecharan de ella era sumisa y que yo no había conseguido nada porque creí que le gustaba que la respetaran ella me decía que eso le gustaba de mí que me portaba como un caballero.

Aproveche para volver a ayudar con el asado después salió Diana como si nada con la jarra de limonada se acercó a mí y estuvo conmigo mientras terminábamos con el asado nadie noto la demora por andar en sus cosas después de 10 minutos salió el tío creo que se hizo una paja porque ya no se le notaba el bulto que se gastaba.

Se sirvió la comida y notaba ciertas miradas entre el tío y Diana el de vez en cuando me miraba y se reía suavemente eso me enojaba y me ponía incomodo, la noche llego y la cosa quedo así a mí me dieron un pequeño cuarto con un camarote para cuando llegue la cama de abajo ya había sido ocupada por David así que para no incomodar tome la de arriba prácticamente no hablamos entre nosotros había tensión no le agradaba porque era el novio de su linda prima sentía celos el la deseaba.
Por otro lado Diana estaría en otro cuarto con sus hermanas y primas, en otra habitación dormía su mama el padrastro una tía y su esposo y en otra sus dos tías restantes con sus respectivos esposos entre ellos Rodrigo, esa noche no dormí bien en sueños venían imágenes de lo sucedido y la sentencia de Rodrigo diciendo que iba a ser su mujer desperté temprano con una erección tremenda me dirigí al baño a bañarme y hacerme una paja recordando lo que vi y como era sometida mi novia dejándose manosear al antojo de Rodrigo me vine como nunca bote una gran cantidad de leche termine arrodillado en el suelo del baño sintiéndome humillado y con temor de lo que iba a pasar.
Termine de bañarme y me vestí ya algunos habían despertado eran eso de las 8 a.
m.
decidieron que todos fuéramos a bañar al rio que está cerca al pueblo la finca se encontraba a 15 minutos en vehículo del pueblo así que apuraron a todos para salir a las 9am e ir al rio habían cuatro carros para llevar a toda la familia así que subimos a ellos con tan mala suerte para mí ya se darán cuenta por qué, que el carro del tío Rodrigo se averió al revisar el motor se observaba que una correa se había roto y se necesitaba un repuesto, en el pueblo había un pequeño taller y como quedaba de camino al rio se decidió ir todos en los tres carros restantes aprovechando que uno de los vehículos era una camioneta doble cabina con platón ahí podrían ir algunas personas ya que el trayecto era corto, en el pueblo Rodrigo compraría la correa para el carro iríamos al rio y al volver la instalaría pero con tan mala suerte que no había el repuesto ahí el mecánico le sugirió que fuera al siguiente pueblo que está a una hora de distancia en dirección a la finca pero que muy posiblemente no encontraría el repuesto ahí ya que esta algo difícil de conseguir que lo más seguro era ir a la ciudad que esta como a dos horas en la dirección al otro pueblo.

Tio: para no dañarles el pase voy a tomar un bus al siguiente pueblo si no encuentro el repuesto sigo hacia la ciudad mientras tanto ustedes vayan al rio y diviértanse.

Le dijeron que lo llevarían en uno de los carros él dijo que no que ya que éramos muchos era mejor que los carros se quedaran para poder movilizarnos que él estaría bien y que entre más rápido se fuera el en bus más rápido volvería.
Calculamos que se demoraría aproximadamente 4 horas en ir y volver y que el volvería para el almuerzo.
Yo me alegre porque iba a tener a ese viejo lejos de mi Diana así que fue a la estación del bus y en ese momento salía un bus con dirección a su destino que tomo rápidamente.

Los demás seguimos al rio, Diana siempre ha sido tímida así que para bañar utilizo una camiseta blanca algo grande para ella, un shorcito de algodón azul claro y debajo un bikini yo utilice una bermuda negra, todos estábamos muy contentos Diana se metió al rio y no sabía que era peor si solo hubiera entrado al rio en bikini o con toda esa ropa porque cuando se mojó se le pego al cuerpo mostrando esa tremenda figura que se gasta mostrando sus buenos pechos y su buen culo y a mí se me estaba parando la polla y no era el único cuando mire al primo la miraba con una cara de degenerado y se le veía un bulto casi tan grande como el del papá otros asistentes al rio también la miraban con deseo Diana inocente mente iba parando vergas por el lugar sin darse cuenta.
Así paso el tiempo estuvimos casi dos horas ahí luego decidieron ir hacer compras al supermercado por víveres y aprovechar ir a un restaurante y comer pero en el afán de salir de la finca diana olvido llevar ropa interior seca así que pidió si alguien la podía llevar a la finca para vestirse y volver le dijeron que bueno y que mejor se quedara que echará un ojito a la finca descansara iban a comprar la comida para llevar de ella y la del tio para cuando llegara de la ciudad así que la acompañe hasta la finca me prestaron un carro la deje ella entro a la casa y me devolví para el pueblo a unos 50 mts de la finca veo que viene la camioneta de uno de los tios con un tio y el padrastro de Diana venía con tres almuerzos y me dicen que si quería me devolviera y almorzara con Diana y le hiciera compañía mientras el resto se quedaba en el pueblo ellos se devolverían con el otro carro para poder traerlos a todos del pueblo yo me baje del carro se lo entregue al padrastro de Diana me dijeron que me acercaban yo les dije que no que estaba cerca y decidí caminar con los tres almuerzos ese corto trayecto devuelta a la finca.
al llegar entre tranquilo deje los almuerzos en la mesa y vi el repuesto nuevo para el carro del tio Rodrigo sobre ella cuando me disponía llamar a Diana para avisarle que estaba en casa escuche un grito en el segundo piso de la casa subí sin hacer ruido llegue a la puerta de su habitación que se encontraba abierta y cuál fue mi sorpresa cuando veo al tío Rodrigo sobre Diana que estaba tirada en la cama sobre la que duerme con la camiseta levantada mojada con las tetas fuera del sostén del bikini y el chupándoselas duro con desesperación apretándolas y amamantándose de ellas unas tetas espectaculares grandecitas con una aureola mediana perfectas para su tamaño rosaditas adornadas con unos pezones en punta mientras ella gritaba por el trato que estaban recibiendo ellos no me alcanzaron a ver así que rápidamente me oculte detrás del marco de la puerta no sé por qué lo hice en lugar de detener lo que sucedía.

Me quede callado sintiendo ese miedo recorrer mi cuerpo esa impotencia esa frustración ese enojo y también excitación la verga se me puso dura de ver a mi novia tirada en una cama dejando que ese viejo asqueroso y grotesco la tomara sin defenderse su única defensa era decirle.

Diana: tío por favor no aaaaaahhh para aaaahhh me haces doler aaaahhh

Parecía una puta con la mirada perdida gimiendo mientras el tío la manoseaba y le metía la mano en la entrepierna y la estimulaba.

Tio: estoy seguro que no quieres que pares estas toda mojadita mi pequeña putica y yo te lo prometí te voy a dar mi verga para que goces te voy a mandar a casa desvirgadita.
Tengo que aprovechar el momento, te vi llegar con el cornudito de tu novio y me escondí para que pensaran que no había llegado y tuve suerte porque no tuve que ir a la ciudad en el pueblo logre encontrar el repuesto, cuál fue mi sorpresa que te veo llegar a la finca y te dejan solita para que yo pueda disfrutarte.

Diana: no tío por favor no me desvirgue tengo novio y lo amo.

Su única resistencia eran solo palabras de las cuales su tío solo se burlaba pero de resto se dejaba besar acariciar el tío le estaba metiendo un morreo completo sobre la cama.

Le empezó a bajar el shorcito junto con la tanga del bikini se los saco por completo los tiro lejos y le abrió esas riquísimas piernas la imagen que se observaba era de lo más pornográfica que puede haber una hermosa lolita con carita de inocencia con sus dos trencitas y cuerpo de diabla su piel suave clara perfecta su camisa arremangada hasta el cuello ese par de tetas fuera del sostén del bikini con unos pezones completamente en puta rosaditos el viejo parado sudoroso con esa barriga prominente abriéndole ese par de piernas deliciosa con sus converse rojas aun puestas lográndose divisar un coñito una cuquita gorda apretada rosadita de labios carnocitos totalmente depilada solo pensaba el festín que se va a dar este viejo hijo de puta con mi novia y yo ahí sin hacer nada con los sentimientos encontrado a flor de piel no aguante más y me saque la polla y me empecé hacer una paja lentamente totalmente excitado perdiendo la cabeza viendo como mi novia me iba a poner los cuernos con el tío pervertido del cual su madre le advirtió que se cuidara y lo peor le iba a romper el coño antes que yo.

El viejo procedió a agacharse, acercarse olerla y empezar acariciarla diciéndole esta cuquita merece mucha verga y tu querido tío te la va a dar vas a ver cómo te encanta y al final tu solita vas a venir a buscarme para que te la clave terminado de decir eso empezó a pasarle la lengua por toda la rajita le habría esa chochita con los dedos le pasaba la lengua se la metía por toda su vagina le chupaba su clítoris ella solo gemía y se mordía los labios recibiendo esa placentera chupada de coño perdiendo su voluntad.

Tío: te gusta cómo te la chupa tu tio
Ella no respondía solo gemía e intenta conservar su dignidad mientras tanto el seguía chupando y ella gimiendo.

Tio: te gusta cómo te la chupa tu tio, respóndeme o acaso quieres que me detenga.
Al escuchar eso ella solo reacciono.

Diana: tio no por favor no te detengas, si me gusta lo que me haces aaahhh aaaahhh aaaahhh mmmm.

Yo observaba como mi novia ya empezaba a volverse la putica de su tio y si no hacía nada iba a terminar entregada a él como su macho y que creen seguí ahí haciéndome una paja observando como perdía a mi linda novia a manos de un pervertido que le iba a dar una clase intensiva y me la iba a pervertir.

Tio que rico me la chupas no pares siento que me vengo… si mi zorrita estas toda encharcadita….
Aaahhh ahhhh mmmm tio me vengo estoy toda mojada aaaaaaah aaaajaaaa aaaaaiiiiii.

Empezó a convulsionar todo su cuerpo vibraba y esas ricas tetas se movían descontroladamente se vino copiosamente en la boca de su tio le alcanzo a mojar la cara quedando tira despaturrada en la cama respirando con dificultad.

Que rico sabes mamacita pero ya es hora de que me des placer a mí y aprendas a chupar una buena polla.
Empezó a desabotonar su camisa mostrando esa prominente barriga llena de pelos se la quitó la dejo caer al suelo luego se quitó el pantalón dejando ver unos calzoncillos rojos desteñidos con el elástico gastado lleno de manchas amarillentas al frente y totalmente estirados por el bulto que se le hacía en la entrepierna que se veía descomunal era impresionante Diana miraba hipnotizada ese bulto no podía dejar de verlo la veía con cara de preocupación como asustada.
Te gusta lo que vez bebe en eso se bajó el calzoncillo dejándolo caer al suelo la cara de Diana era un poema no sabía que hacer estaba asustada y no podía dejar de ver tremenda verga me sorprendí el viejo hijo de puta se gastaba una verga descomunal la mía con la excitación estaba brotada gruesa de unos 16 cm pero la del querido tío era un monstro grueso lleno de venas cabezona le debía medir como 22cm con unas pelotas enormes y peludas, yo no solo pensé que le iban a romper el coño a mi novia sino que se lo iban a destrozar ella evidente mente asustada le dijo que por que no dejaban las cosas así él le respondió que después de darle placer a ella no era justo que lo dejara con tremendo garrote en ese estado.

Diana: tio eso es muy grande si me la metes me vas a destrozar si quiere se la chupo y lo dejo que se me venga encima pero no me meta eso por favor, le dijo en tono suplicante.

Tio: Déjame pensarlo mientras tanto ven siéntate en la cama y chúpame la verga que te mueres por tenerla en la boca.

Diana obedeció temerosa él viejo aprovecho para quitarle la camiseta y el sostén acercarle la verga a su dulce boquita y acariciando su linda carita de niña buena con una mano y con la otra en el cuello la verga empezó a abrirse paso por su tierna boquita lentamente mientras el viejo suspira y mandaba su cabeza medio calva hacia atrás le decía así mi niña suave usa tus labios para apretarme la verga chupa y usa tu lengua mientras me la chupas, yo solo veía el esfuerzo de la pobre Diana que apenas podía meterse semejante tranca en la boca el viejo empezaba a moverse hacia adelante y hacia atrás, ella solo intentaba resistir en una de esas le empieza a meter esa verga más y más ella empezó a desesperarse y a intentar sacarla pero la tenía bien sujeta pude ver como un par de lágrimas rodaban por sus mejillas mientras el viejo reía hasta que estuvo satisfecho y la soltó ella empezó a toser e intentar respirar.

No que le pasa que bruto eres casi me ahogo… el solo se reía y le respondió bebe tienes que aprender a tragártela toda… no ese pipi es muy grande todo eso no me cabe en la boca….
tranquila amor que con la practica vas aprender a chuparme la verga bien como a mí me gusta y vas a poder tragártela toda más bien ven y termínamela de chupar a tu gusto.
Diana se acercó a esa grotesca polla la tomo con sus manitas saco su lengüita y le empezó a lamer el glande pasado un rato le empezó a coger el gusto y empezó a meterse la cabeza en la boca siguió un rato más y ya degustaba esa verga con pasión casi se podía meter la mitad en la boca.

El viejo se sentó desnudo en la cama ella simplemente se arrodillo, Yo solo veía como empezaba a chupar esa verga con pasión ya lo estaba disfrutando ahí supe que le iba encantar mamar vergas chupaba esa verga como desesperada esperando su premio el tio solo le decía así bebe ves cómo te gusta la verga del tio ella solo respondía si tío está muy rica tu verga podría comérmela para siempre… así me gusta mi nenita me la estas chupando como una profesional me vas hacer venir… si tio nunca he probado semen pero si sabe tan rico como tu pipi quiero probar el tuyo.
Yo la veía Diana estaba muy caliente nunca la había visto así toda desesperada por verga era otra persona su cuerpo despedía lujuria y los peores pensamientos ya era más puta que la dulce jovencita de la que me enamore su cuerpo lleno de curvas solo incitaba a follar y el viejo no iba a desaprovechar la oportunidad, le pregunta sobrinita quieres la lechita de tu tio y ella dejando de chupar y suplicando le dice si por favor, entonces vas a tener que dejar que te la meta para poder deslecharme, mi novia esta vez no lo dudo le dijo está bien pero ten cuidado esa verga es muy grande para mí y me va a doler mucho…tranquila mi niña lo voy hacer con cuidado así que la tomo la acostó en la cama la pudo en el borde de la cama se acostó sobre ella la empezó a besar en la boca se daban lengua con pasión Diana estaba entregada le correspondía los besos, se besaban como enamorados apasionados yo sentía unos celos enormes de verla tan puta y tan receptiva con el tio seguía haciéndome la paja me dolía la verga de lo dura que la tenía estaba demasiado excitado viendo el show y la cornamenta que me montaba mi dulce novia y yo sintiéndome como un imbécil por tratarla con respeto y en el fondo lo que quería era que se aprovecharan de ella y la trataran como el objeto del placer que realmente mostraba su cuerpo mientras se besaban su querido tio le sobaba su enorme verga por su abdomen después se arrodillo en el suelo la abrió de piernas esa terrible tranca quedo justo a la altura de su jugoso coño.

El querido tiito cogió su enorme verga y empezó a restregarla en la entrada del jugoso coño de mi dulce novia esta comenzó a gemir, poco a poco empujo con fuerza para meter esa abominación en su tierno coño que estaba chorreante de sus jugos esto le ayudo a que empezara a entrarle lentamente Diana empezaba a quejarse yo solo veía desde mi escondite haciéndome una paja bestial como su pequeño coñito de iba abriendo a medida que esa vergota iba entrando y como sus paredes se iban estirando para dar cabida a tremendo invitado Diana se quejaba y daba muestras de dolor en su cara, la verga entraba sin detenerse la cara del tio era de éxtasis no podía creer que le estuviera partiendo el coño a su linda y bien educada sobrina alrededor del coño se mi novia empezaba a divisarse un poco de sangre ella le decía al tio que le dolía que parara pero él no tenía intenciones de detenerse ella le recordó que le había dicho que iba a tener cuidado, sus gritos ya empezaban a escucharse por toda la casa y eso más excitaba al viejo pervertido que ya le había metido más de la mitad totalmente enloquecido le empujo los 10cm faltantes de verga sin miramientos con todas sus fuerzas esto la destrozo le abrió el coño a todo lo que daba y un grito desgarrador se escuchó creería que hasta el pueblo y lágrimas brotaron de su rostro mientras le dejaban clavado toda la verga para que se acostumbrara sintiendo se victorioso por a ver desvirgado a Diana se le empezó a reír y a tratarla de puta y perra a burlarse de mi de lo cornudo que era y de lo fácil que había sido culiarcela mientras tanto Diana se quejaba le salían lagrimas no sabía cómo ponerse o qué hacer con tremenda tranca que atravesaba sus entrañas la estaban partiendo en dos y yo solo veía haciéndome una paja desesperada y pensando eso te pasa por puta.

Tio por favor sáquemela me está destrozando toda aaaaahhhh aaayyyyyy nooooo aaaaahhhhh pare por favor….
tranquila perra que dentro de un rato ya me vas a pedir que no te la saque nunca por ahora acostúmbrate a mi tamaño para que puedas gozar de una buena follada.

Rodrigo se inclinó sobre mi pobre novia y el mas mínimo movimiento era una agonía para ella que se quejaba este la empezó a besar sus labios dulcemente para para calmarla ella todavía se quejaba entonces decidió meter una mano entre ellos y estimular su clítoris consiguiendo que esta empezara a gemir entre dolor y placer así estuvieron un rato, sus besos continuaron pero ya empezaban hacerse más intensos se empezaban a comer sus bocas a jugar con sus lenguas veía como el viejo le metía su asquerosa lengua a mi hermosa novia ella simplemente la aceptaba con gusto y correspondía a sus caricias gimiendo ya más entregada, el tio se dio cuenta de eso y se empezó a mover lentamente metiendo y sacando sus 22cm casi hasta sacarla de su coño podía ver como se abría y cerraba su vagina como succionando esa verga, ella empezaba a gemir ya el dolor le estaba pasando solo había placer veía el rostro de mi novia como se le volteaban los ojos y como sus enormes tetas con sus pezones en punta se bamboleaban con el movimiento que le imprimía su tio que ya tomaban velocidad.

Aaaahhh siiii aaaaahh si tiiiiooo aaaa empiezo a sentir rico no pa.
res poo…or faaa.
vooorr….
sabía que te iba a gustar perrita se te notaba que por dentro llevas una puta tremenda sedienta de verga….
si tiiiooo cre.
ooo que siii soy bi…en putaaaaa aaaahhh sígueme clavando esa vergota aaaahhh…siiii putica aaaa que apretada estas me estas exprimiendo la polla como una buena puta aaaa lo que tú necesitas es un hombre de verdad un macho que te satisfaga aaaaa siiiiii no el niño cornudito que tienes por novio que es un tremendo imbécil que no supo cómo tratar una hembra como vos que le gusta que la traten como a una verdadera puta de seguro tiene una verga pequeña y por eso no te ha cogido aaaaa que rica estas puta.
Tenía razón mi verga era pequeña a comparación de la polla que se gastaba me sentí humillado pero me sentí peor cuando entre gemidos mi querida noviecita le decía si tienes razón y de ahora en adelante tú vas a ser mi macho y voy hacer lo que me pidas con tal de que me des pija siempre voy a ser tuya.
A mi Dulce Diana se le salió la puta sedienta de verga que llevaba dentro el tio logro lo que quería pervertir a su sobrina y tenerla a su disposición como su puta personal ahí entendí que de ahora en adelante iba a ser un cornudo incapaz de reclamarle algo por temor a perderla de que su tio iba a seguir beneficiándose de ella sin importarle la familia, al aceptar eso Diana también lo entendió sabía que engañaría a su familia y sobre todo a una de sus tias que también llevaría unos lindos cuernos y ella que siempre la había tratado como la hija que no tuvo eso la excitaba más y la ponía muy caliente mientras tanto su tio le chupaba sus jugosas tetas pasaba de una a otra y la seguía clavando con todas sus fuerza llevándola a un nuevo orgasmo que la hacía convulsionar y el cual le apretaba la verga a su amado tio como si se la estuviera succionando.

Aaaaa por dios putica como me exprimes la polla nunca había sentido nada así ni siquiera con tu tia he sentido tanto placer eres deliciosa me tienes loco….
Aaaahhh en serio tio te gusto….
si mi pequeña zorrita me facinas….
y lo hago mejor que mi tia….
claro que si amor eres mucho mejor que esa vieja cuarentona estas muchísimo más rica…aaiii tio gracias…claro que si guarrita ahora ven que no hemos terminado.

Su amado tio la levanto y la puso boca abajo sobre la cama dejando a la vista ese tremendo culo redondo que se gasta se subió encima de ella y le empezó a penetrar la vagina desde atrás Diana totalmente acostada empezó a recibir los pollasos de su macho que la empezó a clavar sin piedad ella solo gemía y le pedía más él se acostó sobre ella aplastándola empezando a besar su cuello después su mejilla izquierda has llegar a su boca donde empezó a meterle la lengua la cual recibía con gusto mientras gemía y recibía su verga con alegría, desde atrás podía ver como mi amada le metían tremendo mastodonte que atravesaba por entre sus nalgas hasta llegar a su vagina y como esta se abría al recibir los pollasos que le daba con desesperación parecía que quisiera matarla a punta de verga, pero ella solo pedía más y que le diera más duro su viejo amante la complacía y la clavaba a toda velocidad los gritos se escuchaban por toda la casa….
si grita todo lo que quieras aprovecha puta que no hay nadie en la casa y puedes gritar a gusto….
aaaahhh siiii aaaaahhh dame como a una puta aaaahh.

Pero yo si podía escuchar sus gritos que me taladraban la cabeza y el corazón empezaron a salirme algunas lágrimas pero no podía dejar hacerme una paja y mirar tremendo espectáculo estaba entregado al placer de ver a mi novia con la que pensé pasar bellos momentos siendo taladrada como una perra en celo por su ahora amado tio que la trataba como una verdadera puta y ella contenta de serlo, su tio la seguía clavando y sin sacarle la verga le puso ese culote en pompa quedando a cuatro patas como una verdadera perra la vista era espectacular ver esas nalgas perfectas paradas con ese pollon atravesándola y ella arqueándose para dejarle bien ese culo parado y la pueda seguir penetrando a su gusto el tio la agarro de ese par de nalgones y la empezó a clavar sacándole casi toda la verga dejándole solo la puntica para poder enterrársela de nuevo y así la cogió lo más rápido que pudo….
aaaaaa por favor no pares se escuchaban los gritos en toda la casa dame así la siento toda, siento como me entra tu vergota como me está abriendo por dentro no pares por favor…claro que no voy a parar tremenda puta me resultaste sobrinita te voy a dar toda la verga que te mereces que es mucha….
siiii aaaa siiii tiiiooo quieroooo muchaaa veeerrrgaaa.
Definitivamente mi amada novia ya era su puta y eso que solo le bastó un día y medio para hacerla su puta y faltaban 5 días más para que terminara el paseo solo pensaba que más podría pasar mientras tanto la faena seguía y de mi novia solo salían aullidos de placer y deseos de que se la sigan culiando en eso empieza a decir aaaaaa amoorrr me veeengo otra veeez ….
al escuchar eso Rodrigo aun teniéndola en cuatro agarrándola de sus trencitas como si estuviera cabalgando una yegua y que yegua la que cabalgaba en ese momento la suelta del cabello pone su barriga peluda y sudada sobre la espalda de mi amorcito dejándome una vista espectacular de como seberenda verga se le entierra en el coñito a Diana pasa sus manos por delante agarrando con cada mano ese par de tetones que además de ser grandecitas se le veían hinchadas por la excitación y se las empieza a apretar duro como si las quisiera ordeñar ahí empieza a tener un orgasmo brutal empezando a gritar aaayyyy aaaaayyyy mi cuquita, mi cuquita, me vengo con ese chimbo adentro casi la hace desmayarse y hacerla caer pero ya que su tio la tenía bien agarrada de las tetas no lo permitió el viejo empezó a decir a mierda me estas volviendo a exprimir la verga como me la aprietas siento que me estas ordeñando no aguanto más me voy a venir y como pudo le saco la verga del coño a mi novia ahí pude ver cómo le abrió todo el coño la volteo la sentó rápido ya casi se le salía la leche y a mí también ella toda perdida como desmadejada por orgasmo no coordinaba la tomo del cabello con su mano izquierda y con la derecha empezó a pajearse tremenda tranca que se veía descomunal al lado de su rostro y le dice no querías mi lechita bebe abre la boquita que te voy a dar tu ración ella como un autómata con la mirada perdida abrió su boquita y el empezó a pajearse rápido apenas se la jalo la primera ves soltó litros de leche sus huevotes que estaban bien cargados empezó a llenarle toda la carita el cabello y por supuesto su boquita se la lleno de leche parte de la leche que tenía en la cara le resbalaba y le caí en ese par de tetas que se gasta dejándoselas todas untadas cuando termino de eyacularla toda le dijo ahí tienes toda mi lechita ahora trágatela y ella aun sin voluntad empezó a tragar toda esa descarga que le tenía la boca a rebosar para después abrirla y mostrársela ahora vacía….
te gusto mi leche mamona…si está muy rica tio quiero más….
que puta insaciable eres sí que te gusta la verga ven te ayudo cogió su verga morcillona se la restregó por toda la cara recogiendo el semen que podía y le dijo toma cómetela que tiene leche, Dianita como una verdadera puta se la empezó a chupar quitándole todo el semen que traía tragándoselo y dejándole la verga limpita.

Yo por mi parte viendo como llenaba de semen a mi novia y se lo hacía tragar me vine con una buena cantidad de semen que se estrelló contra una pared la deje untada pero ni en comparación a la que recibió mi novia en su cara y en su boca la cual ahora guarda gustosa en sus entrañas, tome mi camisa por un costado y limpie el semen de la pared para no dejar evidencia de que había estado ahí.

Diana por su parte quedo tirada en la cama con cara de satisfacción agotada por el tratamiento que le dio su tio pero feliz en su cara se veía una sonrisa que nunca vi con algo de perversión que denotaba una felicidad que no le cabía en el cuerpo ahí estaba ella toda culiada y el viejo aun lado mirándola sentado con cara de triunfo por haberse follado a una buena hembra a pelo ni condón se puso y eso lo llenaba de orgullo a Diana tampoco le importo que no usaran protección ella simplemente gozo, el espectáculo y los cuernos bien puestos que me puso mi novia y su querido tio duro alrededor de una hora eran ya las 12 pm la familia estaba por llegar y tenía que hacer algo para disimular el hecho de que yo estaba ahí desde las 11am y que no los pillaran, así que baje al primer piso tome los almuerzos Salí de la casa y desde afuera grite Diana llegue con los almuerzos entre lentamente para darles tiempo y ponerlos sobre aviso llame a Diana nuevamente pero no respondía subí a su habitación y encontré la cama vacía algo desarreglada pero sin señales de Diana y de Rodrigo me asome por una venta y alca a ver a Rodrigo que iba con los pantalones en la mano y el repuesto del carro en calzoncillos con la camisa abierta saltando una barda a propiedad vecina que por suerte para él estaba vacía escabulléndose de repente escucho a Diana que me llama desde el baño diciéndome que se está bañando, baje y la espere mientras tanto intente comer el almuerzo pero no tenía muchas ganas después de ver todo lo que ocurrió a los 15 minutos baja Diana intentando disimular que nada pasaba pero bien sabía yo que si, ella con dudas empezó a cuestionarme que hace cuanto había llegado, porque estaba ahí, que por que no estaba con el resto de la familia, le respondí que hace poco había llegado que la llame desde afuera apenas llegue eso la tranquilizo un poco después le dije que me mandaron con los almuerzos para los dos y también el de su adorado tio para cuando llegara a eso de la 1pm por lo que venía desde la ciudad con el repuesto eso la tranquilizo pero se notaba extraña por lo ocurrido, le pregunte que si estaba bien me dijo que sí que solo era cansancio por estar nadando en el rio luego le ofrecí la comida que traía pero me dijo que mejor no que se sentía medio llena y no tenía hambre y como no después de que vi cómo se le comía la vergota se gastaba el tio y después se tragó una gran cantidad de leche este le surtió debía tener los intestinos llenos de semen del tio.
A eso de la 1pm llego el resto de la familia venían con las compras Diana disimulaba muy bien como si no hubiera hecho nada y con esa carita de niña buena y de inocencia que tiene a nadie se le pasaba por la cabeza que la niña se hubiera metido su buena fiesta en privado con su tio se portaba muy cariñosa conmigo afectuosa demostrándome el gran amor que decía sentir por mí, yo por mi parte trataba de disimular pero por dentro me sentía destrozado y humillado cada vez que miraba a Diana solo veía como se le entregaba al tio, las imágenes de como este la penetraba me causaban excitación y me ponía dura la polla la cual tenía que disimular para que no vieran mi erección cada rose que sentía de su piel sentía que me iba a venir a duras penas lograba resistir a eso de la 1:30pm apareció el tio la cara de Diana se ilumino se puso contenta de verlo y disimuladamente se miraban esta baja la cabeza cada vez que sus miradas se encontraban y le regalaba una tímida sonrisa yo por mi parte moría de celos y rabia, su tio cuando me miraba se burlaba de mi como si yo no me hubiera enterado de nada.

El resto del día paso se llegó la noche ya todos muy cansados se empezaron a retirar a sus habitaciones el tio Rodrigo se despidió de cada uno de los integrantes de la familia de penúltimo se despidió de Diana dándole un abrazo sintiendo todo ese delicioso cuerpo y mientras lo hacía me pareció que le murmuraba algo al oído por último se acercó a mi puso una mano a un costado de mi cara y con una sonrisa de desprecio y burlona me dijo que duermas bien Antonio hasta mañana, le respondí igualmente justo cuando se retiraba pude notar que en el pantalón se le estaba formando un bulto.

Todos se empezaron a retirar para ir a dormir Diana se despidió de mi me dio un suave beso en los labios diciéndome que me amaba yo le dije que igual que la amaba mucho y me hacía muy feliz el poder tenerla como novia.

Al llegar a la habitación e David ya estaba durmiendo en el camarote en la cama de abajo yo me subí a la de arriba e intente dormir, no podía dormir bien daba vueltas me despertaba estaba intranquilo me dieron ganas de ir al baño así que me levante con cuidado baje del camarote David se encontraba profundo me dirigí al baño descalzo luego de terminar baje a la cocina a tomar un poco de agua para tranquilizarme al bajar las escaleras la sala da al lado izquierdo y la cocina al lado derecho hacia el lado de la sala logre percibir una luz tenue así que me quede escondido tras las escalera escaleras me asome y pude ver una pequeña lámpara encendida sobre una mesita pequeña que está justo al lado del sofá y en el sofá o sorpresa estaba el tio Rodrigo desnudo y mi novia totalmente en pelota cabalgándolo como amazona podía ver como este le metía esa enorme polla mientras le agarraba esas nalgotas redondas que tiene con las dos manos y le dirigía el ritmo de la culiada mientras tanto mi novia con la cabeza hacia atrás gemía suavemente para que no la escucharan al ritmo de la follada que le estaban metiendo ofreciéndole ese par de tetas grandes a su tio para que se las chupara y se amamantara de ella en eso alcanzo a escuchar aaaaiiii tio me voy a venir otra vez que rico te siento aaaahh aaaaahhhh….
yo también me voy a venir putica exprímeme la verga como sabes aaaaa.
Ambos empezaron a venirse en un orgasmo que intentaban silenciar pude ver como escurría un líquido blanco por las enormes pelotas del tio y como estas se contraían en espasmos me di cuenta que está llenándole el coño a mi novia con litros de leche mientras esta se agitaba con cada surtida que le daba el tio.

Me llenaste toda siento toda tu leche dentro de mi aaaaa que sensación que rico como mi macho me llena….
a putica que rico es deslecharme dentro de ti nunca en mi vida había follado tan rico.

Aun con la verga adentro de ella toda morcillona se empezaron a besar el tio le metió la última manoseada a mi novia y le dijo pórtate como niña buena y límpiame la polla no quiero que tu tia se dé cuenta que estoy deslechado gracias a su sobrinita.
Diana descabalgo ese trozo de carne pude ver cómo le escurrían una gran cantidad de semen bajando por entre sus ricas piernas para luego arrodillarse y empezar a mamar esa morcilla que tiene el tio por verga la chupo con gran maestría tenía un talento natural para mamar vergas el tio solo gemía Diana se la dejo bien limpia pero no la soltaba hasta que le dijo ya putita golosa llevamos casi una hora follando y tú me sueltas la verga…perdón tio es que tu pipi está muy rico y tu leche sabe muy bien….
no te preocupes bebe que tu tio te va a seguir surtiendo tu lechita pero ya es hora de ir a dormir y pueden vernos ya encontraremos el momento para que te la pueda seguir metiendo….
bueno tio.

Diana se levantó con una sonrisa de niña inocente se puso su calzoncito así como estaba toda llena de leche luego un shorcito pequeño para dormir y después su camiseta amplia, yo mientras tanto subí las escaleras sin hacer ruido y me metí a mi habitación me subí al camarote me sentía traicionado, triste, con miedo totalmente confundido una lagrima salió de mi ojo y no aguante más baje mi pantaloneta y me empecé hacer una paja con desesperación estaba totalmente caliente no aguante mucho y me vine encima totalmente excitado y entregado a mis cuernos me guarde la polla me limpie la leche con mi ropa interior y lentamente me empecé a quedar dormido.

A todo esto Steven y Adrián me miran sorprendidos con una erección notable en sus pantalones mientras de reojo lograba ver a Leandro en su escondite agarrándose la polla.

Y eso que no les he terminado de contar como siguió el paseo.

Continuara….

Relato erótico: “Mi jefe me entrega una jovencita como esclava” (POR GOLFO)

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Nunca creí verme en una situación semejante. El mito de que en el siglo XXI se podía uno conseguir una esclava me había parecido siempre eso, ¡Un mito!. Siempre había pensado que era ridículo pensar que una muchacha europea por muchos motivos que tuviese se vendiera al mejor postor y comprometiera su vida  a servir a su dueño.  Pero…
¡Me equivoqué!
La historia que os voy a contar es la muestra clara de mi error.
 
Lydia entra en mi vida.
Un ascenso en mi trabajo provocó que me trasladaran a Madrid como director de área. Mi empresa para que aceptara ese puesto puso a mi disposición entre otras cosas un espléndido chalet en Majadahonda. Siendo soltero, los trescientos metros de esa casa me parecían excesivos. Al expresarle mis reticencias a Arturo, el dueño de la empresa, este me dijo:
-Chaval, todo es imagen.
Según él, las apariencias eran importantes y si quería que tanto mis subordinados como mis clientes me tomaran en serio, debía de llevar un estilo de vida acorde con mi salario.
-Nadie compraría una instalación tan cara como las nuestras a un tipo que vaya en un Renault de quince años.
La indirecta era todo menos indirecta. Mi automóvil por aquel entonces era un Megane del dos mil. Educado en la austeridad, me parecía un despilfarro el cambiar de vehículo pero asumiendo que era una orden disfrazada de comentario, esa misma tarde fui a comprarme un BMW. Al escuchar el precio estuve a punto de echarme atrás pero tras pensarlo dos veces me dije:
“Macho, ¡Date un capricho!”.
Mi nuevo sueldo me permitía unos lujos que nunca hubiese creído llegar a disfrutar y contraviniendo mis  normas, salí de ese concesionario con un descapotable azul.
Otro de los cambios que mi jefe me impuso fue sobre mi forma de vestir. Desde que salí de la carrera, me había acostumbrado a comprarme los trajes en las rebajas y por eso eran baratos. A la semana de llegar a la capital, aprovechando que iba a su sastre, Arturo me obligó a acompañarle y ya allí a hacerme varios a la medida.
-Son carísimos- me quejé al enterarme que costaban casi mil   euros.
-Necesitas al menos tres- respondió haciéndome sentir un pordiosero.
Os preguntareis porque os cuento esto. La respuesta es sencilla, sin darme cuenta, ese viejo me fue modelando a su gusto. Años después me reconoció que una de las razones por las que me había ascendido es que había visto en mí una versión suya de joven. Mi trasformación fue tan paulatina que me pasó inadvertida.
En un principio estaba centrada en mi modo de trabajar y en mi apariencia exterior pero al cabo de los tres meses, dio un salto cualitativo cuando se presentó en mi casa un sábado a tomar una cerveza. La sorpresa de encontrármelo en la puerta se incrementó hasta límites insospechados cuando  con una sonrisa en sus labios, me dijo:
-Por cierto, ayer te compré una criada. Mañana te la traen.
-¿Qué me has comprado el qué?- respondí pensando que había escuchado mal, ya que era impensable que realmente me hubiera dicho eso.
-Una criada- insistió- he pensado que no tienes tiempo para buscar ni  pareja ni a alguien que limpie esta casa y por eso te he conseguido una mujer que cumpla ambos cometidos.
Sé que debí de haberme negado de plano pero ese sujeto me tenía cogido de los huevos por el dineral que me pagaba y por eso solo me atreví a contestar:
-¿Y si no me gusta?
-¡La devuelves y te mandan otra!- descojonado respondió y aumentando mi espanto, me comentó: -Esa agencia nos asegura la virginidad de las chavalas para que las eduquemos a nuestro gusto pero si no estamos satisfechos o simplemente nos cansamos, podemos pedir que  nos las cambien cada cierto tiempo.
Tratando de acomodar mis ideas, pregunté:
-Arturo, ¿Tú tienes una?
-Claro chaval, actualmente tengo dos y te puedo asegurar que no me falta de nada.
El descaro de mi jefe reconociendo ser un cliente de una trata de blancas, me indignó pero asumiendo que tenía que mantener ese trabajo hasta que al menos pagara mis deudas, me hizo aceptar su proposición. Satisfecho se terminó la cerveza y tal y como había llegado se marchó, dejándome a mi totalmente confundido y sin saber que pensar.
Como supondréis esa noche no pude ni dormir. Continuamente llegaban a mi mente imágenes en las cuales la policía entraba en casa y me detenía por tener una esclava.  Esa pesadilla se repitió tantas veces que a la mañana siguiente apenas había descansado.
Con una puntualidad británica,  un mercedes llegó a mi casa a las diez. De él se bajaron un par de tipos con una joven. Ya antes de dejarles pasar, me apabulló descubrir la juventud de la chavala.
“¡No debe de tener más de veinte años!” pensé mientras les conducía hasta el salón y les sentaba en la mesa.
 El mejor vestido de los sujetos, nada más acomodarse en la silla, me informó que era notario y que su papel allí era dar fé que libremente tanto la muchacha como yo aceptábamos el contrato que íbamos a firmar, tras lo cual me extendió unos papeles.
Cogiendo el dossier, me puse a leer su contenido. Me quedé alucinado al comprobar que era un contrato privado por medio del cual tanto yo como la cría reconocíamos que libremente firmábamos un contrato de esclavitud, amparado bajo la forma de un reconocimiento explícito de practicar un juego de dominación-sumisión.
-¿Esto es legal?- pregunté.
-No- reconoció el notario- pero si hay problemas, con él puede demostrar que ninguno de los dos  se vio forzado.
Comprendiendo su propósito firmé y separándome de la mesa, me quedé mirando como la muchacha lo hacía. Lo creáis o no, la sonrisa que lucía mientras estampaba su firma en ese contrato, me tranquilizó aunque en mi fuero interno no tuviese claro de su esa cría venía por su propia voluntad o forzada por esos hombres.
Acabábamos de terminar con el papeleo cuando el otro hombre se levantó y me dijo:
-Le hago entrega de su esclava. A partir de que me vaya, usted será responsable de su existencia. Puede hacer uso de ella como y cuando desee pero debe velar por su seguridad.  Nuestra organización tiene una fama que mantener y por eso castigamos duramente que se rompan nuestras reglas.
-¿Cuáles son esas reglas?- pregunté.
-Léalas en el contrato pero básicamente son dos: En primer lugar, no aceptamos el uso extremo de la violencia y en segundo, cómo le estamos entregando una virgen que desea ser esclava, usted deberá ejercer como su  mentor y adiestrarla para que si llegado el caso, se cansa de ella, podamos colocarla con otro amo ya como sumisa experta.
Fue entonces cuando comprendí que había caído en una trampa. No podía aceptar a esa muchacha para liberarla y mucho menos para no hacer uso de ella:
“¡Me había comprometido en ser su amo!”
 Antes de darme tiempo a reaccionar, los dos tipos salieron de mi casa dejando en mitad del salón a la muchacha.  Una vez solos, me tomé mi tiempo para observarla. La cría, siendo casi una niña, tenía una belleza innegable. Alta y delgada, su anatomía se veía compensada con unos pechos grandes y bien puestos.
La serenidad que vi reflejada en su rostro me permitió preguntarle su nombre:
-Una esclava no tiene nombre, Amo- contestó bajando su mirada.
Su sumisa respuesta me hizo reír pero como no me apetecía inventarme un nombre, insistí:
-¿Cómo te llamabas antes?
-Lydia, amo.
“Servirá mientras le busco otro” me dije sin percatarme de que ese modo de pensar era el de un amo mientras la cría permanecía de pie sin moverse.
-¿Qué esperas? – pregunté extrañado.
-Que mi amo exija a su sumisa que le demuestre su virginidad.
Os juro que no se que me sorprendió mas. O su contestación o mi reacción al oírla porque dominado por el morbo de ser testigo de como pensaba justificarme que nunca había sido usada, le ordené:
-Hazlo, ¡ahora!
 La alegría con la que me miró al escuchar  mi orden, consiguió espantar los últimos resquicios de vergüenza por mostrar mi lado dominante.  “¡Esta cría necesita un amo!”, pensé al verla retirar los tirantes que sostenían su vestido. Dejándolo caer con infinita sensualidad, su cuerpo menudo se me fue revelando lentamente.
“¡Que buena está!” sentencié al comprobar que como había supuesto esa mujercita tenía un par de pechos dignos de un monumento.
Su belleza quedó francamente demostrada cuando sin levantar su mirada, admiré su cuerpo casi desnudo. La coqueta ropa interior que todavía llevaba, lejos de minorar su sexualidad, la incrementaba y por eso antes de que se despojara de eso también, decidí darme el gusto que me modelara con ella. La muchacha se ruborizó al oír mis deseos y dándose la vuelta, me dejó admirar la perfección de su trasero.
-¡Menudo culo!- exclamé en voz alta al contemplar las dos duras con la que estaba compuesta esa parte de su anatomía.
Lydia al escuchar mi piropo, sonrió y antes de que se lo mandase, se desabrochó el sujetador, dejándolo caer sobre la alfombra. Al verla con el dorso desnudo, se me hizo agua la boca.
“Dios, ¡Qué par de tetas!” mascullé entre dientes, obsesionado por los negros pezones que las decoraban.
Con alborozo, observé que sus senos se mantenían firmes sin la sujeción de esa prenda y que sus areolas se iban empequeñeciendo al contacto de mi mirada. Ya con sus pezones erectos, tampoco esperó a que se lo ordenara para despojarse del diminuto tanga que llevaba. De manera que no tardé en verla completamente desnuda esperando a  ser inspeccionada.
-Acércate.
La rubia se arrodilló y gateando se acercó hasta mí. Ya a  mis pies, esperó mis órdenes.
-Eres una sumisa muy guapa.
-Gracias amo-, contestó.
-No te he dado permiso de hablar-, recriminé y ejerciendo ese poder que nunca creí en disfrutar, le dije,: -date la vuelta y muéstrame si eres digna de ser usada por detrás.
Contrariada por mostrarme primero su entrada trasera, se giró y separando sus nalgas, me enseñó su ano. No tuve que hacer uso de mi experiencia para saber que nunca nadie había hoyado ese rosado esfínter y recorriendo sus bordes,  comprobé tanto su flexibilidad mientras mi sumisa se mordía el labio para no demostrar su deseo. Satisfecho y más cachondo de lo que me gustaría reconocer, dándole un sonoro azote, le exigí que exhibiera su sexo ante mí.
Increíblemente serena y orgullosa  de haber superado la prueba con su trasero, se volteó y separando sus rodillas, expuso su vulva a mi escrutinio. Con genuino interés, estudié su sexo. Completamente depilado, parecía el coño de una quinceañera.
-Separa tus labios-, ordené ya sumido en mi papel y deseando que se confirmara la virginidad de la que hacía mención.
Obedeciendo, usó sus dedos para mostrarme lo que le pedía. Al hacerlo, me percaté que brillaba a raíz de la humedad que brotaba de su interior. No tuve que ser ningún genio para comprender que el rudo escrutinio la estaba excitando.
-¡Estás caliente! ¿Verdad?
-Sí, amo- me reconoció con un breve gemido.
Su sumisión era tal que disfrutando de su dominio, le ordené que se masturbara.  Sin dudarlo, Lydia abrió sus piernas y comenzó a  acariciar su clítoris. Olvidándome de que era su amo, me concentré en observar si realmente era virgen.
“Coño, no ha mentido”, exclamé mentalmente al advertir entre sus pliegues una delgada tela. Sabiendo que era su himen, el saber que iba a ser yo quien la desvirgara, me empezó a calentar.
La muchacha al comprobar con sus ojos que mi pene reaccionaba, suspiró y llevando una mano a su pecho, lo pellizcó mientras aceleraba su masturbación. Poco a poco la excitación fue dominándola y dejándose llevar, comenzó a gemir de placer.
Recordando que era mi obligación el adiestrarla, esperé que estuviera a punto de correrse y entonces ordené que parase. Su expresión contrariada me gustó y acercándome a ella, la obligué a ponerse en posición de perro. Entonces y solo entonces, le exigí que continuara.
La muchacha obedeciendo, volvió a masturbarse mientras yo, actuando como un ganadero evaluando a una res, me puse a examinarla. Con tono profesional fui describiendo las distintas partes de su cuerpo:
-Para ser una puta barata, tengo que  tengo que reconocer que tienes un buen par de tetas- dije mientras acariciaba sus pechos.
Aunque sabía que mi propósito era humillarla, Lydia al sentir el contacto de mi palma en su piel, suspiró excitada. Al comprobar que eso avivaba su deseo, decidí forzar el morbo de la joven cogiendo  entre mis manos sus melones diciendo:
-Pareces una vaca. Si en vez de tetas tienes ubres, temo que cuando te preñe sean demasiado grandes- y sin cortarme, no pude resistir la tentación de darle un lametón a una de esas areolas.
La rubia, ya sin disimulo, incrementó la tortura de su sexo mientras meneaba su culo ante mis ojos. Al percatarme de la forma en que me demostraba la necesidad que sentía por ser usada, separando sus glúteos, deje al descubierto su rosado y todavía sin usar orificio trasero.
-¿Te apetece que primero te use por detrás? – pregunté muerto de risa.
-Lo que decida mi amo me parece bien- respondió con la voz entrecortada.
Como no era mi intención el hacerle daño, fui hasta el baño y cogí un bote de crema. Ya de vuelta y echando una poco entre sus nalgas, fui recorriendo las rugosidades de su ano, hasta que sin previo aviso, introduje un dedo en su interior.
-Dios- gritó por la incursión pero no hizo ningún intento de separarse.
Al contrario, completamente descompuesta, me rogó que la dejara correrse. Comprendiendo que de nada serviría prohibírselo porque estaba a punto de explotar, la autoricé a hacerlo.
-¡Me encanta!- berreó mojando sus muslos con el flujo que salía de su sexo y reptando por la alfombra, apoyó su cabeza en el suelo mientras levantaba aún más su trasero. 
La posición  que tomó me permitió observar que los muslos de la joven temblaban cada vez que introducía un dedo en su interior y ya más seguro de mí mismo, decidí dar otro paso y dándole un azote, metí las yemas de dos dedos dentro de su orificio.
-Ahhhh- aulló mordiéndose el labio. 
Su gemido fue un aviso de que tenía que tener cuidado y por eso volví a lubricar su ano mientras esperaba a que se relajase. La muchacha moviendo sus caderas me informó, sin querer, que estaba dispuesta. Esta vez, tuve cuidado y moviendo mis dedos alrededor de su cerrado músculo, fui dilatándolo mientras que con la otra mano, la empezaba a masturbar. 
-¡Qué placer!- gimió al sentir sus dos entradas siendo objeto de mi caricias.
Tratando de colaborar conmigo, mi sumisa se llevó las manos a sus pechos y pellizcando sus pezones, buscó agrandar su excitación. Era tanta su calentura que no tardé en comprobar como esa zorrita se corría y sin dejarla reposar, decidí hacerla mía. Por eso, embadurnando con su flujo mi pene, me puse a su espalda y mientras jugaba con mi glande en su entrada, le pregunté si estaba lista. 
Lydia, ni siquiera esperó a que terminara de hablar y tomando por primera vez la iniciativa,  llevó su cuerpo hacia atrás y lentamente fue metiéndoselo. La lentitud con la que se empaló, me permitió sentir cada rugosidad de su ano apartándose ante el avance de mi miembro.
En silencio pero con un gesto de dolor en su rostro, siguió sumergiéndolo en su interior hasta que sintió la base de mi pene chocando con su culo y entonces y solo entonces, se permitió quejarse:
-¡Me duele mucho!- exclamó con lágrimas en los ojos.
Sus palabras hicieron que me apiadara de ella y venciendo las ganas que tenía de disfrutar de su culo, esperé que se acostumbrara a tenerlo dentro. Decidido a que su primera vez fuera placentera, llevé mi mano hasta su clítoris y lo acaricié para conseguir que esa cría no se enfriara mientras tanto.
Al notar mi caricia, pegando un nuevo berrido, Lydia me informó que se había relajado y girando su cabeza, me rogó que comenzara a cabalgarla. 
La  expresión de genuino deseo que descubrí en su rostro, no solo me convenció que había conseguido mi objetivo de hacerla sentir placer sino que me reveló que a partir de ese día esa putita  estaría a mi entera disposición. Haciendo uso de mi propiedad, fui extrayendo y metiendo mi sexo de su interior.
-¿Quién eres?- pregunté cogiéndola de la melena mientras aceleraba el ritmo de mis embestidas.
-Su puta, mi amo- respondió con la voz entrecortada por el placer,
A partir de ese momento,  nuestro tranquilo trotar se fue convirtiendo en un desbocado galope. Machacando sus intestinos con mi pene, fui demoliendo sus defensas poco a poco. En un momento dado, la calentura de la cría  la hizo berrear, diciendo:
-Amo, ¡Deme un azote!

Su confesión me hizo gracia y por eso la complací descargando un doloroso mandoble sobre su trasero.
-¡Me encanta!- aulló satisfecha al ver cumplido su sueño.
-¡Serás puta!- contesté descojonado al oírla y estimulado por su entrega, le di otro azote. 
-¡Que gusto!- gritó al sentir mi mano y comportándose como una zorra,   me imploró más. 
No tuvo que repetirlo, alternando de una nalga a otra, le fui propinando sonoras cachetadas marcando el compás con el que la penetraba. Esa ruda forma de amar la llevó al borde de la locura y con su culo completamente rojo, se corrió llorando de alegría.
Reconozco que me cautivó verla estremecerse temblando de placer mientras no dejaba de rogar que siguiera azotándola:
-¡No pare!, ¡Por favor!- aulló al sentir que el placer desgarraba su interior. 
Con mi papel cumplido, di la tarea por  hecha y concentrándome  en mi propio placer, reanudé la tortura de su esfínter con un movimiento de caderas. La rubia que nunca había imaginado sentir tanto placer, aulló pidiendo un descanso  pero no le hice caso y seguí violando su intestino sin parar.
-Ya viene- grité al sentir que estaba a punto de correrme.
Mi orgasmo fue total. Cada uno de mis neurona se estremeció de placer mientras  mi pene vertía rellenaba con semen el estrecho conducto de la mujer. Al terminar de eyacular, saqué mi pene de su culo y agotado, me dejé caer sobre el sofá. Lydia entonces hizo algo insólito en una sumisa. Subiéndose sobre mis rodillas, me besó mientras  no dejaba de agradecerme el haberla hecho sentir tanto placer y acurrucada en esa posición, se quedó dormida.
Mientras ella descansaba, me puse a pensar en lo sucedido. Supe que de algún modo mi jefe había descubierto mi faceta de dominante aún antes de que yo mismo tuviera conciencia de ella y como amo experimentado, me había regalado una mujer con la que desprenderme de los complejos y tabúes aprendidos desde niño.
Lo que no me imaginé fue que, al despertar, esa criatura me mirara con ternura y me dijera:
-Aunque mi padre me había asegurado que con usted iba a ser muy feliz, nunca lo creí.
-¿Quién es tu padre?- pregunté totalmente confundido.
Supo que había metido la pata pero aleccionada de que una sumisa no podía mentir a su amo, en silencio señaló una foto de la librería.
-No puede ser. ¿Don Arturo es tu padre?
-Sí, pero no le diga que se lo he dicho.
La sorpresa de que mi esclava fuera en realidad la heredera de mi jefe, me hizo comprender que de algún siniestro modo, Don Arturo me veía como su sucesor y por eso me había hecho entrega de su más valiosa posesión.  Estaba todavía pensando en cómo actuar cuando escuché los sollozos de la mujer.
-¿Por qué lloras?- pregunté.
Limpiándose las lágrimas que surcaban sus mejillas, contestó:
-Porque ahora que lo sabe, no me va a querer como sumisa.
-Te equivocas putita mía. No pienso dejar que otro tipo, disfrute con lo que es MIO- y recalcándole mis intenciones, le ordené: -¡Prepárame el baño!
Pegando un chillido de alegría, Lydia salió corriendo rumbo a la habitación, sabiendo que después de bañarme, haría nuevamente uso de ella.
 

Relato erótico: “la maquina del tiempo 4” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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como recordara el lector en el capítulo anterior acostamos a Ania y a Teodora un criado y yo para que sus padre no se enterase de nada de lo putas que eran y lo borrachas que venían. en cuanto a mesalina ya no se conformaba conmigo como amante cada vez era más viciosa se follo a un cohorte de legionarios romanos que son uno 30 hombres como si nada y compitió con la más puta de roma y gano claro.
todo eso al fin tuvo consecuencias yo sabía que la tragedia estaba próxima ya que venía del futuro y no podía morir si no no habría nacido los senadores estaba hartos de sus excesos de puta pero lo que colmó el vaso que conspiro con uno de sus tantos amantes para derrocar al emperador Claudio y claro eso ya no pudieron consentírselo.
dijeron una puta en el trono de roma ni hablar seriamos el hazmerreír del mundo hay que terminar con esto así que hablaron con Claudio que no se enteraba de nada el pobre ya que estaba loco por ella y decretaron su muerte.
mientras estábamos en una orgia de mesalina yo y las hijas de mi amigo Linus follando como de costumbre, yo sabía que se acercaba el final del desenlace y las dije a Teodora y a Ania:
– vámonos tengo un mal presentimiento.
-que dices Ripias ahora que estoy en el cielo. chupando poyas a mansalva y mi hermana se está follando a todos los esclavos que hay aquí. tú estás loco anda ven aquí que te chupe también la verga a ti o fóllate a mi hermana también y disfruta.
ya no podía hacer nada por ellas por Teodora y Ania y sus amigas que estaban follando como auténticas putas que eran. Lucia se estaba dando dar por el culo y por el chocho mientras Agripina se la chupaba a pares a unos cuantos nobles mientras era follada por delante.
en cuanto a Mesalina estaba siendo jodida por uno de sus amantes mientras otro la comía el coño y otro las tetas yo sabía que se aproximaba el final me escondí cuando pude entonces apareció un cohorte de legionarios mandados por el emperador:
– donde estas zorra -dijo el centurión a mesalina.
– como te atreves a entrar aquí. soy la emperatriz hare que te corten la cabeza.
el centurión se rio:
– por orden del emperador ha decretado tu muerte con todos lo que están aquí .
así que saco una espada.
ella imploraba piedad:
– déjame hablar con mi marido.
– no quiere hablar contigo zorra- y la corto la cabeza y los demás legionarios mataron a distro y siniestro a todos los nobles de la fiesta.
yo me pude esconder como pude pero las amigas de Ania y Teodora fueron pasadas a cuchillo y Ania y Teodora perdieron la cabeza. yo salí después de la matanza sin que me vieran y mi amigo Linus el pobre estaba desesperado.
– lo siento Linus de corazón pero tus hijas lo merecían. te tenían engañado eran y perdona amigo un par de zorras.7
– la culpa es mía también por consentirlas todo.
-vete amigo mío te están buscando para matarte por ser el padre de tus hijas, el emperador ha decretado esa orden.
– no voy a huir ripeas amigo he perdido a mis hijas y no me queda nada. toma este dinero y vete de roma- me dijo -que no te encuentre el emperador pues él sabe que eras amigo mío.
– también lo hare.
luego me enteré que fue ajusticiado. yo tenía que salir de allí pues estaba en peligro así que cojí el reloj del tiempo y moví las manillas. de pronto desaparecí y me vi trasportado a otra época en Egipto donde mandaba cleopatra .
yo tenía bastante dinero pues el pobre Linus me había dejado todo para que huyera de roma compre ropas egipcias y me hice pasar por un griego que venía de Atenas un rico mercados compre una casa. me busque un asesor egipcio que me proporcionaba lo que necesitaba mujeres comida todo. le informe que era un griego y no conocía mucho Egipto tenía ganas de sexo ya que después de Linus y sus hijas no había tenido así que le dije a mi asesor que necesitaba unas cuantas mujeres.
él me dijo que mejor que el mercado de esclavos así que fuimos allí había mujeres y hombres de todas las clases incluso egipcias que las habían vendido por no pagar el tributo a el estado. así que compre unas cuantas para que me llevaran la casa parecidas, al ama de llaves ,tendrían unos 22 y 24 y años y otras ya más maduras de 3o y 32 años hable con ellas.
– soy vuestro amo estaréis aquí para complacerme yo os tratare bien y no os pegare os chupareis de la casa y de mí que o me falte sexo y tener la casa limpia y cuidada y la comida.
ellas estuvieron de acuerdo las compre vestidos ellas estaban muy contentas por tener un amo joven y complaciente la casa era hermosa y lujosa tenía baños era como un palacete no le faltaba de nada pues yo tenía dinero de sobra que me había dejado Linus el pobre y con mis conocimientos ya que venia del futuro subí como la espuma follaba todas las noches las egipcias no tenían que envidiar nada a las romanas en cuanto al sexo eran fieras en la cama Fátima y Zoé me satisfacían como la que más me chupaban la poya y me comían de arriba abajo supe que a las mujeres egipcias las gustaba mucho por el culo fallábamos.
así que me la folle a Zoé mientras Fátima me comía los cojones yo le daba mucho por el culo mientras Zoé decía:
– así mi amo no pares por Osiris que placer.
luego fue al contrario folle a Fátima mientras Cloe me volvía a chupar la poya subí como las espuma por mi dinero y por mis conocimientos supe que llego a oídos de cleopatra la cual tuve una invitación para ir a su palacio y conocerme CONTINUARA

Relato erótico: “Sexo duro con mi amante virtual, una casada infiel” (POR GOLFO)

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¿La infidelidad existe aunque no haya trasvase de fluidos? Esta pregunta lleva años torturando a muchos. Para el autor, los cuernos se manifiestan desde el momento que una mujer o un marido se entrega plenamente a otra pareja aunque sea de modo virtual. ¿Tú qué piensas? ¿Estás de acuerdo o no?

Hoy me has preguntado por mail qué es lo que quiero de ti. Tras pensarlo durante unos instantes, te contesté:
– Por querer, quiero muchas cosas. una noche recorriendo tus pechos con la lengua, un amanecer acariciando tu melena mientras me sumerjo en ti, una mañana con tus piernas entrelazadas con las mías….. Que me regales tus bragas sabiendo que te has masturbado con ellas puestas, Sentir tus labios mientras engulles mi miembro. Azotar tus nalgas y oír tus gemidos al ser poseída por mí.

Mi respuesta te satisfizo e interesada, tecleaste en tu ordenador:

– Dime que te caliento.

Al leerlo, supe que querías jugar y por eso ya excitado, escribí:

– Me pones bruto. Cuando enciendo el facebook, estoy deseando encontrarte y que pidas que te diga guarradas. Releo los relatos que hemos escrito mientras juntos mientras agarro mi pene y me pajeo. Me encantaría mordisquear tus pezones y oír tu acento chileno mientras me pides que te posea. Te juro que de estar frente a ti, mordería tu cuello y con mis dientes te bajaría los tirantes de ese bikini blanco para descubrir el color de tus pezones. En mi mente, son rosados y grandes y en este momento te los estás tocando mientras me imagino que tus pechos tienen el tamaño y la separación perfecta para hundir mi cara entre ellos.
Ya lanzado, recordé que habías dejado a tu marido en tu patria y que estabas sola. Aprovechándome de eso, te solté:
– Y ahora mismo, ¿no echas de menos a alguien que te
susurre en las orejas y que mientras lees mis palabras, te pida que cierres el ordenador y le acompañes al jacuzzi?
Reconociendo mis intenciones, muerta de risa, preguntaste:
– ¿Para qué me ensarte en el jacuzzi?

– Exactamente- respondí. –De ser yo quien te llevara a esa bañera, aprovecharía que las burbujas, acariciando tu sexo, te han puesto caliente para pedirte que te montaras sobre mí. Sé que aceptarías gustosa y cuando ya tuvieras mi pene dentro de tu coño, me apoderaría de tus pechos con mis dientes.

Al leer la descripción de mis deseos, juntaste tus rodillas instintivamente por la agitación que sentías en tu entrepierna y casi temblando, escribiste:
– No seas malo, recuerda que estoy casada…

– Sabes que eso nunca me ha importado. Tu estado civil lejos de cortarme, me excita por el peligro que un día mientras te estoy follando nos sorprenda tu marido.

Fue entonces cuando el morbo de poder ser descubierta, te impulsó teclear:
– Juguemos a que me dices eso mientras me ensartas y me metes un dedo por el culo.
Conociéndote supe que en ese momento, te estarías pajeando al otro lado de la red y queriendo incrementar tu calentura, contesté:
– Al oír cómo gimes al sentir mi dedo en tu culo, pellizco uno de tus pezones mientras junto otro dedo dentro de tu ojete.
Imbuida en tu papel, usaste la web para implorarme:
– ¡Apriétame las nalgas! ¡Enséñame quien manda!
Leí tu ruego sentado en la silla de mi despacho y sabiendo que te tenía a mi merced, letra a letra fui pulsando las teclas de mi computadora:
– No solo apretaría tus nalgas sino que sacando de una bolsa un enorme consolador, lo usaría par empalarte por el culo mientras mi verga campea en tu sexo. Y entonces con tus dos orificios asaltados por mí, me oirías decir: -Eres una zorrita.

– Me encanta- respondiste metida en el juego y mientras seguías torturando tu clítoris en la intimidad de tu habitación, te atreviste a preguntar: – ¿Te gustaría follarme?
Sacando mi pene de su encierro, respondí:
– Me enloquecería y más aún ver tu cara de puta mientras te penetro. Si algún día llegamos a conocernos, sé que no podrás aguantar tu calentura cuando te empiece a acariciar mientras cenamos en un restaurant.
Al leer que me había olvidado de la escena en la que ya te tenía en mi poder en una cama, me pediste que volviera a cuando te tenía ensartada con el consolador diciendo:
– Yo no pararía de gemir al sentir mis dos agujeritos rellenos por ti y disfrutando como una perra, lamería de un lengüetazo tu boca recordándote que estoy casada.
Tu insistencia en recordar al sujeto con el que te ataste en una ceremonia me hizo saber que te ponía la infidelidad y por eso proseguí incrementando tu excitación escribiendo:

– Mordiéndote esa lengua que busca mis besos, te agarraría las nalgas, putita mía. Conozco tus deseos y sé que tu mayor deseo es que te ponga en mis rodillas y azote tu culo mientras te digo que eres una golfa infiel.

– Aaaahhh, sigue…en el jacuzzi
Tu gemido aunque fuera a distancia, me obligó a seguir diciendo:
– Esperaría a que me lo pidieras en voz baja mientras hundes tus uñas en mi espalda. Al sentir el arañazo y sin solicitar tu opinión, te colocaría de esa forma y lanzaría una serie de mandobles sobre tu culo mientras meto dos dedos dentro de tu coño.

– Ahhhhhhhh.

– Tus quejas azuzarían mi lado perverso y separando tus bellas nalgas, hundiría mi lengua en tu esfínter a la vez que pido que te masturbes en mi honor

– Sigue, sigue… Estás haciendo cornudo a mi esposo….
Tu evidente excitación me indujo a meter mi dedo en tu herida diciendo:

– Si cazaras sabrías que tu marido es medalla de oro por la cornamenta que exhibe cuando hundo mi lengua dentro de tu culo. Y reconocerías muy a tu pesar que mi pene es la escopeta con la que oteas su reacción por dejarte tan sola.

– Ahhhhhhh.

– El sabor agrio de tu culo lejos de molestarme, me excitaría y por eso penetraría todavía más entre los músculos circulares de tu ojete, usando mi húmedo apéndice como instrumento.

– ¡Para! O me vas a convertir en tu puta……

Esa confesión escrita me hizo gracia y por eso te contesté:
– No te voy a convertir, ya eres mi puta aunque sea por internet. Jajaja- tras lo cual seguí calentándote al escribir: -Teniéndote abierta de piernas, acariciaría tus nalgas mientras te alzo en mis brazos para acto seguido llevarte con mi dedo dentro de tu culo hasta la cama donde pienso poseerte. La sorpresa no te dejaría reaccionar cuando te cogiera de tu rubio pelo y te sodomizara brutalmente mientras protestas por mi violencia.

– ¡Cómo me pones!- descompuesta tecleaste al sentir como si fuera realidad mi miembro rompiendo tu culo.
Tu entrega aunque fuera virtual, me permitió decirte:
– Cogiendo impulso, usaría mi pene para machacar sin pausa tu trasero mientras piensas que tu marido nunca se podría imaginar que su esposa es una puta en mi teclado. Con ello en tu mente, agarraría tus pechos y comenzaría a cabalgar sobre tu culo mientras me rio de tus sollozos.

– Eres un cabrón pero sigue…

Aunque no necesitaba tu permiso, me complació leer que estabas cachonda y tratando de dar todo el morbo posible a mis palabras, proseguí:

– Sabes que estás disfrutando poniendo cuernos a tu marido y aunque eso va en contra a la educación que recibiste en tu casa, no lo puedes evitar. Tu madre era una mujer dedicada a su esposo mientras tú aprovechas la ausencia del tuyo para dejar que un desconocido te use a su antojo. Por ello contra tu voluntad notas que tu coño te pica y llevando tus manos hasta tu clítoris te empiezas a masturbar mientras mi sexo campea libremente dentro de tu culo.
Tu respuesta no pudo ser más gráfica:
– Con tu pene mi trasero, me daría la vuelta y con mi cara sudada, te preguntaría: ¿te gusta encularme?

Muerto de risa, escribí:
– Es una sensación sin par sodomizarte mientras pienso que en Santiago tu marido se come los mocos creyendo que su mujer le es fiel. Tu orgasmo coincide con el mío y sacándola de tu culo te miro y te digo: ¡ya sabes que hacer! (¿Qué harias?)

– Abriría mi boca grande y me tragaría tu polla.

Siguiendo ese juego, respondí:
– Y yo te agarraría de las orejas y presionando tu cabeza la metería hasta el fondo de tu garganta mientras reprimes tus ganas de vomitar, sabiendo que de hacerlo te azotaría sin piedad. Al comprobar tu sumisión, como una muñeca sin voluntad, movería tu cabeza para follarte tu boca- momento en que te pregunté- ¿Qué estás pensando al sentir mi glande entrando y saliendo de tu garganta?

– Que soy tu puta, tu guarra.

– ¿Y qué dirías al saborear mi semen mientras mi pene golpea tus mofletes por dentro?

– ¡Dame más!

Tras lo cual, me sorprendiste, diciendo:

– Repentinamente dejo de mamártela y corro hacia la puerta intentando escaparme.

Comprendí que querías conocer mi reacción y poniéndome en esa situación, te respondí:

– Te persigo y tirando de tu pelo te exijo que sigas mamando mientras te amenazo con atarte durante toda una noche y llamar a tres amigos para que te follen uno detrás del otro.

– Uhmmmfff , te la volvería a mamar, jaja

– Tu rápida respuesta me confirma que deseas que lo haga realidad y por eso mientras oigo tus protestas, te llevo hasta tu cama y usando las corbatas de tu cornudo, te ato al cabecero.
Desde tu habitación leíste lo que había escrito y me pediste que volvieramos atrás diciendo:
– Quiero follar contigo por el chat. Acorrálame contra la pared y mientras me follas la boca con tu lengua, quiero que me estrujes el culo.
Mas excitado de lo que nunca me imaginé al estar chateando por internet, reescribí la escena diciendo:
– Persiguiéndote, te alcanzo en la puerta de mi piso y lanzándote contra la pared, te beso metiendo mi lengua hasta dentro de tu boca mientras estrujo tu culo. Mi violencia te excita y por eso usas tus piernas para abrazarme mientras intentas llevar mi pene hasta tu coño. Contigo en mi poder, te grito: – ¿No sabes que eres mía? Nunca podrás evitar ponerte cachonda conmigo. ¡Eres mi PUTA! ¿Lo entiendes?

– Sí…….soy tu puta.

– Y las putas ¿Que hacen?- pregunté mientras hundía mi verga entre los pliegues de tu sexo

– Son folladas por su macho.

– Y ¿quién es tu macho? ¿Tu marido o Golfo?- insistí y mientras respondías comencé a mamar de tus rosadas areolas.

– Suspiraría y acariciaría tu pelo mientras tu cara está en mis tetas.
Al sentir que estabas intentando evadir tu respuesta, indignado volví a la carga:
– Contesta puta. ¿Quién es tu macho?- insistí mordiendo uno de tus pezones de manera virtual pero no por ello menos brutal.

– Tú.

– Di mi nombre, ¿Quién es el hombre por el que estás ahora cachonda? Reconoce que me buscas en el face para sentir tu coño húmedo una y otra vez.

– Golfo….

Sabiendo que necesitaba tu completa claudicación y que de nada me valía ese mero reconocimiento, insistí:
– Confiesa que te gustaría hacer realidad todas nuestras aventuras mientras piensas en que sentirías mientras me empiezo a mover dentro de tu coño.

Comprobé tu rendición al leer:

– ¿Vas a follarme?

Y cómo queriendo saber si tus sentimientos eran compartidos, usando tu teclado, preguntaste:

– ¿Te caliento??

– Sí, y lo sabes. Me gustaría verte desnuda. Disfrutar de la tersura de tus pechos mientras separo los pliegues carnosos que escondes entre tus piernas.

No contenta con mi respuesta, escribiste:
– Dime con todas sus letras que te caliento y que eres mi macho.
No me costó reconocer en tí la urgencia de ser parte de mi propiedad y por ello te contesté sinceramente:
– Me calientas porque eres mi hembra y yo soy tu único macho. Sé que esta noche soñarás conmigo, con ese maduro que te dice guarradas y que hace sentirte mujer sabiendo que al otro lado tiene la verga parada esperando tus caricias.
Habiendo resuelto tus dudas, volviste a la escena idílica que estábamos narrando diciendo:
– Estás follándome contra la puerta….

Siguiendo tus deseos, describí tu entrega escribiendo:

– Mi pene está golpeando la pared de tu vagina mientras te follo con tu espalda presionando la misma puerta que quisiste cruzar al huir de la evidencia que eres mi zorrita.

Al leer escrito lo que ya sentías en la humedad de la gruta que tienes entre las piernas, nuevamente me imploraste:

– Dime que me follas a pesar de ser la mujer de otro.

– Te follo siendo la mujer de otro legalmente pero sabiendo que tu coño se mantiene caliente al pensar en mí y por eso incremento la velocidad con la que machaco tu interior con mi verga.

Habiendo obtenido tu capricho a través del monitor de tu ordenador, incrementaste la velocidad con la que te masturbas, mientras con la mano libre escribías en el chat:

– Aahhhhh. Muérdeme el cuello. Dame lametones. Hazme un chupetón.
«Mi zorrita está excitada», pensé mientras intentaba dar cauce a tu excitación a través de mi teclado:

– Sensualmente echas tu cabeza hacia la izquierda, insinuando lo que deseas. Obedeciendo tus deseos, abro mi boca y llevándola hasta tu cuello, la cierro sobre el mientras estrujo tu culo con mis manos. Tu chillido me excita y sacando la lengua lamo tu cara, tus ojos, tus mejillas y tu boca dejando el olor de mi saliva sobre tu rostro.

– Sigue….te deseo. Me has calentado.

– Mi lado perverso me obliga a decirte que abras la boca y al hacerlo dejo que mis babas se introduzcan dentro de ella mientras te sorprendes al notar que mi salivazo ha mojado aún más tu coño.

– Dime que soy tu hembra….

– Al notar su sabor me preguntas porque lo he hecho y mordiéndote la oreja, te digo: ¡Estoy marcando mi hembra!. Al igual que un lobo marca su territorio con su orina yo te he marcado con mi saliva. Y antes que me respondas, llevó mi boca nuevamente a tu cuello con la intención de dejarte un chupetón en la mitad para que mañana al volver al trabajo tus compañeros sepan que ya tienes un macho que te folla en España.

– Sigue…emputéceme.

– En ese momento me sorprendes al ponerte de rodillas y decirme: ¡Soy una loba!. Al escucharlo de tus labios, suelto una carcajada y metiendo un dedo en tu culo, te llevo ensartada con él hasta la cama. Una vez allí, te dejo un instante esperando y dejo la puerta de la habitación entre abierta. Al verlo, me preguntas el porqué. Muerto de risa, cojo el teléfono y llamando a la cocina del hotel, pido que nos suban unos sándwiches. ¡No tengo hambre!, protestas deseando volver a empalarte con mi pene pero entonces te contestó que es una excusa para que el camarero vea lo puta que eres mientras saltas sobre mi verga.

Durante unos segundos permaneciste callada. Conociéndote sabía que en ese preciso instante debías de estar retorciéndote en la silla. Por ello sin esperar tu respuesta, te pregunté:
– Dime princesa, ¿qué pasaría por tu mente al ver entrar al empleado con la bandeja? ¿Te pondría cachonda que trajera la cuenta para que yo se la firmara mientras miraba de reojo tus tetas botando a la vez que metes y sacas mi miembro de tu interior?

– Ay sigue…..

– Imaginate que queriendo forzar tu calentura, le digo que quiero pagar con mi tarjeta y que la agarre de mi cartera que está bajo tus bragas chorreadas en la mesilla.

– Me encanta- respondiste totalmente entregada a esa perversión,

– El tipo cortado, las coje con dos dedos y al hacerlo le llega el aroma a hembra que mana de ellas, Tus gritos y el olor le hacen preguntarme mientras me pasa el bolígrafo: -¿le importaría apuntar el teléfono de su puta en el recibo?. Está muy buena la rubia y se nota que es una zorra dispuesta.
Recreándote y todavía con ganas, me pediste que aclarara si te tenía en cuatro o en cambio permanecía tumbada sobre las sábanas en plan misionero.

– Misionero, para que disfrute el tipo del vaivén de tus melones mientras te follo

Visualizando en tu mente esa imagen, no pudiste evitar preguntarme si me gustaban tus melones:
– MUCHO- respondí – Estoy seguro que me enloquecería mamar de ellos mientras te estrujo el culo con mis manos y de tener una foto, me pajearía en tu honor para acto seguido mandarte una imagen con mi pene derramando mi simiente sobre ellas.
– Sigue, cabrónazo…… haz que se vaya el camarero.
– Soltando una carcajada, firmé la nota sin acceder a sus deseos pero poniendo en su mano una buena propina.
Interrumpiendo teclaste:
– Al verlo salir girándose continuamente para fijar en su retina cómo mis tetas se banbolean sin parar me rio y te insulto diciendo: Eres un hijo de puta, folla casadas.

– Tus insultos me hicieron gracia y por eso te tumbé sobre las sabanas y sin pedirte opinión agarré dos de mis corbatas y te até al cabecero con ellas.

Muerta de risa y excitada, me preguntaste qué iba a hacerte y cómo iba a seguir abusando de ti:
– La indefensión de saber que la puerta seguía abierta de forma que cualquiera que pasara por el pasillo, te vería en pelotas y atada sobre el colchón, te excitó y más cuando me viste llegar del baño con mi maquinilla de afeitar y un bote de espuma en la otra mano.
– Cabrón, se va a dar cuenta que me lo he afeitado- protestaste desde el otro lado de la línea.
– Haciendo oídos sordos a tu queja, lentamente, esparcí la espuma por tu sexo y mientras acariciaba tu clítoris mojado, susurré en tu oido: -Te voy a afeitar ese coño peludo que tienes. A ver que le dices a tu marido cuando vea que lo tienes depilado como una puta.
– Me pones a cien- confirmaste.
Sabiendo que no podía dejar que te enfriaras, proseguí;
– Cogiendo la guillete comencé a retirar el antiestético pelo púbico de tu coño. Cada vez que retiraba una porción de la crema de tu piel y con ello, una parte del bosque que cubría tu chocho, te daba un lametazo consolador sobre la fracción afectada.
– Dime que te caliento…cabrón….
No mentí al contestar:
– Tengo mi polla tiesa al pensar en tu coño. Me excitas putita.
Al leer que confirmaba lo que para mí era evidente me pediste que continuara.
– Poco a poco, las maniobras sobre tu sexo, hicieron que este se encharcara y sabiéndote indefensa, seguí arrasando con el rubio vello que enmascaraba tu coño. -Te lo voy a dejar como el de una quinceañera- murmuré en tu oreja mientras la mordía.
– Me haces sentir tuya….. maldito infiel…
– Tu calentura y la imposibilidad de moverte, hizo que meneando tus caderas me pidieras que te follara pero haciendo oídos sordos a tus deseos, pacientemente terminé de afeitar tu coño y tomando mi móvil, lo fotografié repetidamente mientras te amenazaba con mandar esas imágenes al cornudo de tu marido.
Atropelladamente me pediste que siguiera.
– Tus gemidos se hicieron gritos cuando recuperando el consolador, te lo incrusté a su máxima potencia, diciendo: -Sonríe que quiero dejar constancia del estreno de tu nuevo chocho, Tu cara de zorra fue un indicio del morbo que te daba ser inmortalizada con ese enorme aparato en tu interior y por ello comencé a menearlo sacando y metiéndolo de tu interior mientras pellizcaba tus tetas.
– Sodomízame duro. ¡Que me quede claro que soy tu hembra!
– No esperabas que liberando una de tus manos te diera la vuelta sin dejar de penetrar con el consolador tu sexo y volviéndote atar, te dijera: -¿estas preparada para que te dé por culo a pelo?
– ¡Estoy cachonda.
– No respondiste y comprendiendo que con tu silencio me dabas el permiso que necesitaba, separé las dos nalgas con mis manos y acercando mi glande a tu ojete, apunté y de un solo empellón, te lo clavé hasta el fondo.
– Cierra la puerta….deseo gemir mucho.
– Tu grito se debió de oir hasta la recepción del hotel pero no por ello me compadecí de ti y sin dejar que te acostumbraras a tenerlo campeando en tus intestinos, machaqué sin pausa tu culo mientras me pedías que cerrara la puerta: -Ahora, no. Primero quiero demostrarte que eres mi hembra y que yo soy tu dueño- respondí cogiendo tu melena y forzando tu espalda al tirar de ella.
– No pares- leí tu entrega en la pantalla.
– El dolor y el placer se mezclaron en tu mente mientras temías que en cualquier momento alguien entrara por la puerta, alertado por el volumen de tus gritos. De haber estado libre, te hubieses arrodillado ante mí y me hubieses pedido que te dejara levantarte pero en tu estado solo pudiste seguir gozando mientras rogabas que nadie apareciera.
– ¡Me corro!- reconociste desde la mesa de tu despacho.
Quise seguir zorreando pero saber que te habías corrido, azuzó mi muñeca y releyendo nuestra conversación durante un par de minutos me pajeé hasta que mi sexo explotó dejando pringada la pantalla de mi portátil.
– ¿Estás ahí?- preguntaste confundida por mi silencio.
– Sí- contesté todavía con la respiración entrecortada.
No fui capaz de reconocerte que justo en ese momento mi semen amenazaba con estropear mi ordenador, en vez de ello tecleé:
– Disculpa pero tuve que atender a un cliente.
Fue entonces cuando cruzando la barrera que nos habíamos auto impuesto me rogaste que querías verme en persona. Ni siquiera contesté, molesto apagué el ordenador pensando en que era imposible y que si lo hacía tú, mi querida amante virtual, descubrirías que te había mentido y que aunque muchas veces te había hablado de los veinticinco centímetros de mi verga, todo era mentira…
No soy GOLFO sino GOLFA y entre mis piernas existe un vacío que por mucho que intento llenar con mi imaginación sigue existiendo. No tengo pene, polla, ni trabuco ni nada…¡SOY UNA MUJER!


Relato erótico: “Laura, una profesora diferente 2, los exámenes finales” (POR SHADOWANGEL)

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Aquél día me levanté temprano y de buen humor. Hacía un mes y medio que había recuperado mi rutina de hacer un poco de ejercicio antes de desayunar. Tenía ganas de cuidar mi cuerpo. Desayuné y me metí en la ducha. Tenía tiempo y quería emplearlo bien. Hacía semanas que, en lugar de recoger mi pelo en un moño o en una cola, me hacía pequeñas trenzas o modernos peinados que veía por internet. Ese día me dio por los rizos. Me espumé bien el pelo y con el secador me lo ricé ligeramente. Me contemplé unos instantes, desnuda, ante el espejo. Me gustaba lo que veía.

Soy bajita pero tengo un cuerpo bonito, o al menos eso pienso yo. Tengo el pelo rubio, unos pechos no muy grandes pero firmes, y un redondeado y bonito culo.

Empecé a vestirme. Me puse un sujetador “push up” negro y un tanga a juego. Me vestí con una blusa negra semitransparente y una minifalda de cuero negro. Decidí no ponerme medias y me calcé con unos zapatos también negros.

Antes de salir de casa me miré al espejo de mi recibidor. Parecía lista para salir de fiesta, pero en lugar de ello, iba al instituto, a dar clases a mis alumnos. Mi sujetador resaltaba generosamente mis pechos a través de la fina blusa. Me di la vuelta y contemplé como la falda marcaba mi trasero. Quizá demasiado provocativa, pensé. Pero diantres, tengo 27 años, si a esa edad no me visto seductora, ya me diréis cuando podré hacerlo. Además, en todas esas semanas nadie se ha quejado de ello.

El motivo del cambio en mi vestimenta fue una apuesta que hice con mis cinco alumnos más problemáticos de mi clase. Llevaban tiempo suspendiendo asignaturas y habíamos acordado que si prestaban más atención a clase y se esforzaban, yo me vestiría de forma seductora para ellos.

Bueno, eso y… también acordé con ellos que si sacaban un excelente en todas las asignaturas en los exámenes finales, haría un striptease ante ellos. Ya habían demostrado en los parciales que eran capaces de sacar notas muy altas. Y realmente el último mes y medio se habían aplicado mucho en las asignaturas. Cada vez veía más probable ese striptease.

Pero tiempo al tiempo. El primero en notar mi cambio de vestimenta fue el Director del instituto. “Un poco extremada, ¿no?” me dijo cuando me vio por primera vez vistiendo una camiseta escotada y unos apretados pantalones negros sin bolsillos que, con el tanga que llevaba debajo, no dejaban mucho espacio a la imaginación. Pero no me dijo nada más. Seguramente a él no le desagradaba mi cambio de look.

El motivo por el que estaba interesada en que aquellos cinco chicos sacaran buenas notas era el hecho que mi trabajo como profesora era solo una sustitución de 3 meses. Si conseguía demostrar que conmigo los alumnos sacaban un mejor rendimiento que con la profesora titular, probablemente me ganaría un puesto fijo como profesora. Sí, toda mi vida he soñado con ser profesora, y ahora por fin parecía que mis sueños se iban a cumplir.

También hay otro motivo, aunque este no lo admitiré ante nadie. En mis 27 años he pasado varias rupturas amorosas, llevo varios meses sin pareja estable. El hecho que unos chicos de 18 años me encuentren más atractiva que sus propias compañeras de clase no sólo me hace subir mi autoestima y la confianza en mi misma sino que, por que negarlo, también me excita un poco.

Sí. Lo reconozco, me excita cuando estoy en clase y sorprendo algún alumno con la mirada fija en mi escote. O esos susurros cuando me levanto para escribir algo en la pizarra. O cuando un alumno pícaro me tira mis apuntes de la mesa, obligándome a agacharme, y a juzgar por la expresión del alumno, revelando a través de la falda mucho más de lo que me gustaría.

O cuando me encuentro subiendo las escaleras con varios chicos andando detrás mío, siguiéndome unos cuantos escalones por debajo. Estoy segura que contemplaban más de lo que yo hubiera deseado mostrar. Pero soy joven y gracias a aquello me sentía atractiva de nuevo.

La mayor fricción la tuve con mis compañeras de trabajo femeninas. Los otros profesores no hacían sino colmarme de atenciones. Se morían por llevarme en coche a casa a fin de evitarme el trayecto en autobús. Las invitaciones a comer o cenar después de clase eran constantes. Pero en cambio la relación con las otras profesoras, todas mayores de cincuenta años, era distinta. En mis primeros días en la escuela me daban consejos, resolvían mis dudas, pero ahora estaban muy distantes. En más de una ocasión las había escuchado susurrar la palabra “puta” o “guarra” cuando entraba en la sala de profesores. Pero qué me importaba a mí lo que pensaran unos viejestorios. Tenía al Director en mi mano, no solo notaba como me comía con la mirada sino que además mis alumnos tenían un rendimiento mejor del que podían presentar el resto de profesores.

Mientras los resultados académicos de mis alumnos siguieran así, nadie cuestionaría mi vestimenta.

Una de mis primeras ideas como profesora había sido crear un grupo de estudio para los cinco alumnos que más suspendían. Después de clases nos quedábamos en la biblioteca para resolver dudas sobre cualquier asignatura. Sí, una vez me quité la ropa ante ellos, pero únicamente fue una camisa y una falda, además debajo llevaba un bikini, así que no cuenta como algo obsceno. Sí, también dejé que me dieran unas palmadas en el trasero. Y sí, disfruté con ello, pero centrémonos en lo que os estoy contando.

Ahora los asistentes al grupo de estudio se habían multiplicado, no sólo eran de mi clase, sino que también acudían alumnos de otras clases para repasar asignaturas. Sí, la inmensa mayoría eran varones. Pero realmente el grupo de estudio daba resultados, no había nadie que gracias a mi esfuerzo no mejorara su rendimiento escolar.

También notaba cierta tirria con algunas alumnas. Me miraban con desprecio y murmuraban cuando se cruzaban conmigo en el pasillo. Seguramente se sentían molestas que sus compañeros de clase me miraran más a mí que a ellas, por muchos escotes, tops y minifaldas que llevaran.

Pero como he dicho, había cinco alumnos en los que pensaba constantemente. Se llamaban Juan, Marcos, Raúl, Antonio y Andrés. Y a ellos les había prometido un striptease en caso de sacar un excelente en los exámenes finales. Pero yo pensaba en todo.

La política del centro, acertada en mi criterio, es que los profesores elaboran los exámenes pero en cambio su corrección la realiza personalmente el Director. Ello evita que una buena o mala relación entre profesor y alumno pueda influir en la nota de éste.

Ello me dejaba sin margen para hacer trampa. No podía influir de ninguna forma en la nota que sacaran. Tampoco podía poner unos exámenes extremadamente difíciles o el resto de alumnos bajaría la nota y entonces mi reputación como profesora se iría cuesta abajo. Pero conocía en qué puntos fallaban más esos cinco chicos. Y allí era donde tenía puestas mis esperanzas. Mis exámenes incidirían en estos aspectos. Estaba convencida que no iban a suspender porque realmente estaban extremadamente motivados para ganarse un excelente. Pero que no llegarían a tan alta nota.

Así, aquél día de finales de mayo, con blusa semitransparente y minifalda de cuero, entré en la clase y empecé a repartir los exámenes. Noté como sonreían los cinco chicos al ver las preguntas. Mi mirada no se apartaría de ellos, como les pillara copiando o sacando una chuleta, se acabaría el juego.

Una semana después

El Director me volvió a felicitar personalmente. Todos mis alumnos habían mejorado su nota respecto los parciales, y eso que mis exámenes no eran precisamente fáciles. Disimulando mi ansiedad, le pregunté por las notas de los cinco chicos, esperando no mostrar un excesivo interés. El Director me volvió a dar la enhorabuena por mi idea sobre el grupo de estudio. Ninguno de aquellos chicos tenía una nota inferior a 9/10.

Tragué saliva. Con sentimientos encontrados, me despedí del director y bajé las escaleras. Al parecer ellos ya conocían sus notas. Me esperaban los cinco al rellano de la escalera con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Cuándo entonces?- Preguntó Marcos directamente.

Me puse nerviosa y no me salían las palabras de la boca. Ahora mismo me arrepentía de haber hecho aquella maldita apuesta.

-No te vas a echar atrás ¿verdad?- Dijo Raúl

-Nosotros hemos cumplido, ahora te toca a ti- Insistió Juan

Realmente, nada me obligaba a cumplir con ello. Vale, había dado mi palabra, pero ¿qué significaba aquello? Podría desdecirme y no me iba a pasar nada, ningún rayo me fulminaría al instante. No me sentía vinculada por aquél pacto hecho hacía cosa de un mes en la biblioteca. Si me negaba, ¿qué iban a decir, qué iban a hacer? Irían proclamando por el instituto que no me había desnudado ante ellos? Ridículo.

-De acuerdo, el viernes a las nueve de la noche. Ya conocéis donde vivo.

¿Que por qué dije aquello? A fecha de hoy también me lo pregunto. No me sentía para nada vinculada con aquella maldita apuesta. Entonces ¿qué era? Venga, lo admito. Aquellos chicos eran guapos, bastante guapos la verdad. Y yo venía de una difícil ruptura con mi expareja hacía cinco meses. Y sí, en esos cinco meses no había tenido contacto íntimo con ningún hombre. Así que, LO ADMITO, la posibilidad de tener esos cinco atractivos chicos pendientes de mi cuerpo durante un rato me excitaba. No os lo negaré, más de una vez había fantaseado con ello. Así que SI, acepté. La Laura pervertida se había impuesto sobre la Laura racional.

Pero eso tampoco implicaba que fuera una ingenua. Los detuve antes que se fueran.

-Recordad el trato. Nada de teléfonos móviles, ni fotos ni vídeos. Únicamente haré un striptease, nada más. No tocaréis mi cuerpo, ni habrá nada de sexo. No os hagáis ilusiones al respecto. No haréis nada que yo no apruebe. Incumplid cualquiera de estas cosas y os encontraréis una denuncia a la policía. Sois mayores de edad, seguramente acabaríais en la cárcel. No creo que os interese. Y una última cosa: Nada de alcohol. No quiero un botellón en mi casa.

Los chicos aceptaron y se fueron, dejándome pensativa en el vacío vestíbulo del colegio. Demasiado rápido habían aceptado. O no contaban con que aceptaría o allí había gato encerrado. Mi advertencia iba en serio, como intentaran sobrepasarse no tendría manías en ir a la policía. Tampoco parecían capaces de tomar una chica a la fuerza. Una cosa era que fueran un poco gamberros y otra muy distinta que fueran una panda de violadores. Además, tenían a la mitad de chicas de la clase detrás suyo. No se por qué será que las chicas siempre sentimos atracción por los chicos malos.

Quien me iba a decir que en lugar de invitar a cenar a uno de los atractivos profesores del instituto, el viernes cenaría con los chicos más problemáticos de segundo de bachillerato. Quizá un poco loca sí que estaba. Pero todo el mundo tiene derecho a divertirse y a hacer una travesura en la vida no? Me pasé la universidad rodeada de apuntes y libros mientras mis amigos lo pasaban en grande. Así que, aquello sería la travesura de la universitaria que aún llevaba dentro. Aquella experiencia de la universidad que nunca contarás a nadie. Vale, ya no estaba en la universidad, pero qué mas daba.

Viernes por la noche

Estaba muy nerviosa, se acercaba la hora en qué llegarían los chicos y la verdad, no sabía muy bien como tomarme todo aquello. Mi interior era un amasijo de nervios y contradicciones. Para intentar relajarme, encendí la tele, daban una peli de superhéroes, una chica con atuendo de ninja se enfrentaba a una villana con pinta de cyborg. Pero enseguida perdí el interés y me dirigí a la cocina.

Para que no fuera llegar ellos y desnudarme, preparé algo para cenar, no quería que fuera una situación brusca. Tampoco sabía que intenciones tendrían ellos, no me engañaba, por mucho ejercicio que hiciera, estaría totalmente indefensa si aquellos cinco musculosos chicos querían tomarme por la fuerza.

Hice algo elaborado para cenar, ensalada con queso burgos y de segundo empanadillas de pollo. No conocía a nadie que no le gustaran mis empanadillas de pollo. De postre no me había dado tiempo a preparar nada, bueno creo que era obvio que yo sería el postre de la velada.

Nerviosa y con el tiempo echándose encima mío, me duché para quitarme el olor a cocina de mi cuerpo y antes de vestirme, dediqué unos minutos a mi cuerpo. Me depilé las piernas y las axilas y después de dudar unos instantes, me depilé también el pubis. Si iban a contemplarme, que al menos vieran que cuidaba al máximo mi aspecto. De hecho nunca me ha gustado el vello púbico, pero después de tantos meses sin intimar con un hombre una va descuidando su belleza íntima.

En cuanto a la ropa, dudé unos minutos qué prendas elegir. Finalmente escogí unas braguitas de encaje semitransparentes, descarté un sujetador “push up” (por qué engañarme a mí y a ellos si me iban a ver tal como vine al mundo) y elegí uno sin tirantes de fino encaje sin relleno. Era uno de mis favoritos aunque no ayudaba a resaltar mi pecho. Me puse unas finas medias y me decanté por un vestido que hacía años que no me ponía. Era un vestido de seda negra, que se sujetaba por detrás con una cremallera y me llegaba hasta las rodillas, no tenía un buen escote, pero en fin, ¿para qué necesitaba esa noche un escote? En cuanto al calzado elegí unos finos zapatos con tacones de aguja que siempre me molestaban al andar, pero precisamente hoy no iba a caminar mucho. Me alisé el pelo con la plancha y me contemplé unos segundos en el espejo de mi habitación. Sí, me veía atractiva. Una “tía buena” como dirían la mayoría de hombres. Hacía tiempo que no me sentía así.

Me sorprendí al descubrirme pensando en la cara que pondrían los chicos cuando, lentamente, me bajara la cremallera del vestido. Luego me asaltaron las dudas ¿y si no les gustaba lo que verían? ¿y si tenían una visión idealizada de mi cuerpo y al verme desnuda se decepcionaban? ¿Y si todo aquello era un error? ¿No sería mejor llamarles y anularlo todo? El timbre de mi puerta interrumpió mis pensamientos ¿Ya era la hora?

Abrí y allí estaban los cinco chicos, puntuales. Me fijé que ellos también se habían arreglado para venir, vestían camisa y pantalones tejanos. Marcos llevaba varias bolsas con bebidas azucaradas.

-No te preocupes, nada de alcohol, pero algo teníamos que traer no?- Dijo.

Comprobé que no llevaran ningún teléfono móvil ni ningún tipo de cámara. Aquello era innegociable para mí. Pero, sorprendentemente no llevaban ninguno. Sólo algo para comer, bebidas azucaradas y un par de paquetes envueltos en papel de regalo cuyo contenido no me revelaron.

-Qué buen olor, ¿has estado cocinando?- Preguntó Andrés.

-Sí, os he preparado algo para cenar, pensé que vendríais con hambre.- Respondí.

-Hambre hambre… sí que tenemos.- Dijo Antonio mientras me devoraba con la mirada.

Les hice pasar dentro. Mi piso no tenía mucho que enseñar. Un pequeño recibidor que daba a un comedor con un balcón. Una puerta daba al baño y otra a la cocina. Un pequeño pasillo comunicaba el comedor con dos habitaciones. Una chica soltera tampoco necesitaba mucho más para vivir. El comedor tenía un pequeño sofá y una mesa con seis sillas. Tenía un televisor que casi nunca usaba y una moqueta dónde hacía mis ejercicios diarios si no me apetecía salir a correr.

-Sentaos, voy a servir la cena.- Dije nerviosa.

-No te preocupes, te ayudamos.- Dijo Juan.

Los chicos se comportaron como unos auténticos caballeros. Me ayudaron a parar la mesa y servir la comida.

Yo estaba muy nerviosa, así que durante la cena mayormente hablaron ellos, aunque poco a poco me fui sumando a su conversa. No dejaron de alabar mis empanadillas que, como me suponía, les gustaron. Insistieron en que no hacía falta que les hubiera cocinado nada, que ellos habían traído pizzas precocinadas. Detalle que me sorprendió. Pensé que ellos llegarían con la intención directa de verme desnuda sin preámbulos.

Durante la cena también hablamos del instituto y los chicos empezaron a hacer bromas en relación a los distintos profesores y sus compañeros de clase. Me sorprendí cuando al cabo de un rato me sumé a sus risas, compartiendo muchas de sus opiniones acerca de algunos profesores y alumnos. Aquellos chicos eran simpáticos de verdad.

Terminada la comida, insistieron en limpiar ellos los platos. Cuando estuvo todo recogido se hizo un silencio tenso. Casi me había olvidado del motivo principal por el que estaban aquí.

-Mira, lo hemos pasado realmente bien. Nos caes genial y creo que hablo en nombre de todos si digo que eres la mejor profesora que hemos tenido nunca. Eres la primera que se ha preocupado en serio por nuestro rendimiento escolar- Empezó a decir Antonio.

-Lo que viene a decir, y creo que estamos todos de acuerdo, es que lo hemos pasado genial. Al principio veníamos con una intención concreta, pero no te vamos a exigir nada. No te vamos a forzar a desnudarte. Considera saldada nuestra apuesta con esa deliciosa cena.- Añadió Raúl.

Aquello me dejó atónita y realmente sorprendida. Por unos segundos no supe qué responder.

-¿Pero, queréis o no queréis verme desnuda?- Respondió la Laura pervertida. Ahora me picaba realmente la curiosidad, lo habían dicho por compromiso o ¿porque, vista así de cerca, no les parecía tan atractiva?. La cara bobalicona que se les quedó, fue toda la respuesta que necesité. Ahora era yo la que empezaba a tener ganas de ver sus rostros mientras me quitaba la ropa.

Por toda respuesta, Marcos cogió el mando de la tele y conectó con un canal de música.

-Sin música no es un buen striptease.- Dijo el chico.

Me levanté de la mesa y moví mi cuerpo al ritmo de la música. No me hacía ilusiones, no era la primera chica desnuda que veían, y seguramente habían tenido encuentros sexuales con chicas mucho más bonitas. Pero el hecho que estuvieran allí, en lugar de salir de fiesta con sus amigas, me dio la autoconfianza necesaria para lo que iba a hacer.

Bajé las persianas, y me desprendí de los zapatos, bajando mi altura un palmo. Quizá no había sido buena idea lo de los tacones, ahora me veían como la chica bajita que era. Pero su mirada estaba fija en los movimientos de mis caderas. Siendo consciente de mi principal atractivo, me di la vuelta y dándoles la espalda, moviendo suavemente mis caderas. Por el reflejo del cristal de la puerta que daba al balcón, veía sus miradas clavadas en mi culo. Poco a poco empecé a bajar la cremallera del vestido, y luego fui bajando la prenda, primero por los hombros, por mis caderas, por mis piernas, hasta que el vestido cayó a suelo. Vi como las miradas de los chicos seguían fijas en mi trasero.

-¿Se os ha perdido algo allí?- Dije con una sonrisa mientras me daba la vuelta.

Lo siguiente fue quitarme las medias, poco a poco. Los chicos ahora tenían la mirada en mi sujetador, así que no iba a decepcionarles. Me lo desabroché y antes que cayera al suelo me sujeté los pechos con las manos. Quería ver su reacción al privarles de la visión de mis pezones endurecidos. No se hicieron esperar.

-Levanta un poco las manos- Dijo Antonio.

Poco a poco levanté las manos al ritmo de la música y di una vuelta de 360 grados. Quería que me contemplaran bien antes de quitarme mi última prenda. Aunque a decir verdad, el fino encaje de las bragas tampoco dejaba mucho lugar a la imaginación.

Decidí quitármelas de espaldas a ellos. Quería que la visión de mi pubis fuera la última revelación. Así que poco a poco, me desprendí de mi última prenda ante su atónita mirada.

Finalmente, con los brazos en alto, siguiendo el ritmo de la música, me di poco a poco, la vuelta. Me excitó en sobremanera contemplar sus rostros de asombro al fijar la mirada en mi depilado pubis. Allí se escondía otra sorpresa. Justo en medio del pubis, tenía tres pecas que formaban un atractivo triángulo. Todas mis ex-parejas se habían derretido de deseo al verlas por primera vez, y aquellos cinco alumnos no eran una excepción.

Muy bien, y ahora que estaba desnuda ¿qué? La verdad en ningún momento me había planteado cual sería el siguiente paso, y al parecer ellos tampoco. ¿Me volvía a vestir y hacía como si no hubiera pasado nada? ¿Me los llevaba a la cama uno a uno? Vestirme no tenía mucho sentido y tampoco quería llevar las cosas demasiado lejos. La Laura profesora me dio la solución.

-Creo que nos merecemos un brindis por vuestro excelente- dije mientras me dirigía a la nevera y sacaba una botella de champán.

Aunque había prohibido el alcohol, mi cuerpo me pedía un trago. Saqué varias copas de champán y, aún nerviosa, se las serví a los chicos. Brindamos y bebimos a su salud y para su futuro laboral.

Desnuda, me volví a sentar junto a ellos.

-Y bueno, ¿qué os ha parecido el espectáculo?- Pregunté picarona.

Los chicos balbucearon como pudieron, diciendo que había estado genial, que era muy guapa. Marcos me preguntó si no tenía novio y les dije que no, que prefería estar sola a mal acompañada. A partir de allí, la conversación derivó sobre los amoríos de los chicos. Parecíamos un grupo de amigos de toda la vida charlando agradablemente. Salvo claro, por el hecho que yo estaba totalmente desnuda y ellos no. Quizá me dejé llevar por una excesiva curiosidad, o quizá el champán tuvo algo que ver en mis siguientes palabras.

-Sed sinceros, ¿qué más os ha gustado de mí?

-Cómo cocinas.- Respondió Raúl rápidamente.

Los otros cuatro estallaron en una sonora carcajada a la que no tardé en sumarme yo.

-En serio chicos, ya somos todos mayorcitos. Estoy seguríssima que hace unos minutos tenías la mente puesta en mi comida- Insistí bromeando.

-Tienes un culo perfecto. En serio, creo que ninguna chica del instituto tiene mejor culito.- Se sinceró Raúl.

Los otros cuatro chicos asintieron.

-Tienes unas buenas tetas. No muy grandes pero las tienes bien puestas.- Añadió Marcos con total naturalidad.

-Tus pecas, tienes unas bonitas pecas distribuidas por todo el cuerpo. Alguien te las ha contado nunca?- Preguntó Andrés.

-Lo que quiere decir es que tienes unas pequitas muy sexis allí abajo- Interrumpió Juan

Aquí fui yo la que no pudo evitar una carcajada, causando que Andrés se sonrojara.

-Que seas bajita también es atractivo, seguro que en la cama eres muy manejable.- Añadió Antonio.

A partir de allí la conversación se desmadró y los chicos no paraban de preguntar si era una chica activa o pasiva en la cama, qué posturas eran mis favoritas. Respondí con evasivas pero, no os voy a engañar, esa conversación me estaba excitando. Notaba como mis fluidos empezaban a impregnar la silla en la que estaba sentada. Me sentía cómoda y excitada sentada desnuda entre esos cinco atractivos chicos, hablando sobre temas sexuales.

Y, seguramente os lo estaréis preguntando, y no. En ningún momento ninguno de los chicos intentó sobrepasarse conmigo. En ningún momento intentaron tocar mi cuerpo ni me sugirieron meterme en la cama con ellos. Y, en cierto punto, me parecía decepcionante. Lo que en un principio me daba miedo, ahora no me desagradaba. No me hubiera importado que los cinco se hubieran abalanzado sobre mí y me usaran a placer.

Hubo un momento en que los chicos callaron, lanzándose miradas y sonrisas cómplices.

-¿Pasa algo?- Pregunté intrigada. En ese momento Raúl extrajo un paquete envuelto en papel de regalo de su bolsa y lo puso encima de la mesa.

-Eso es para ti.- Dijo, quedándome totalmente sorprendida.- No te cortes, ábrelo.

Entre sorprendida e intrigada, desenvolví el papel de regalo, revelando una caja de cartón alargada. Movida por la curiosidad la abrí, no pudiendo ocultar un gesto de sorpresa que hizo reír a los chicos cuando descubrí su contenido.

-¿En serio?- Pregunté asombrada, sacando un grueso consolador de la caja.- ¿Qué pretendéis con eso?

-Como quedamos en que no podíamos tocar tu cuerpo, tuvimos que buscar una alternativa.- Dijo Juan.

-Así, si lo deseas, puedes darte placer a ti misma, nosotros lo gozaremos y no incumplimos tus condiciones- Añadió Antonio.

-Nunca tuve opción de no daros el striptease, ¿verdad?- Pregunté al ver que venían preparados.

-No, pero queríamos comprobar hasta que punto lo hacías forzada o si lo hacías por placer. Gracias por confirmarnos que tenías tantas ganas de desnudarte como nosotros de verte desnuda.- Dijo Marcos.

Había caído de lleno en su trampa, pensando que habían perdido el interés por verme desnuda, hice el striptease voluntariamente. Confirmando ante ellos que realmente disfrutaba con ese juego. Me quedé unos segundos contemplando el grueso consolador, sin decir nada. Pese a que me había dado placer a mi misma y me había masturbado en ocasiones, era la primera vez que tenía delante mío uno de esos. Mi cuerpo me pedía a gritos que lo introdujera entre mis muslos, pero no estaba muy convencida.

-¿Necesitas que te expliquemos como funciona?- Dijo Andrés, el resto de chicos rieron por lo bajo.

¿Sabéis qué? en el fondo me moría de ganas de masturbarme ante aquellos chicos. Honestamente, el striptease y la posterior charla con ellos, completamente desnuda, me había excitado en sobremanera. Una parte de mí seguía sin estar segura de todo aquello y no me atrevía a pedirles que me tomaran uno a uno como mi cuerpo deseaba. Pero mi vagina me suplicaba atención.

Cogí el consolador y cuando me lo iba a introducir Juan me detuvo.

-Aquí en la mesa mejor no. ¿Por que no lo haces en un sitio dónde podamos contemplarte mejor?- Dijo mientras mantenía su mirada fija en la moqueta de mi comedor.

Torcí una sonrisa, entre frustrada y excitada. ¿De verdad iba a darles ese gusto? En parte era humillante, nunca me he considerado una persona fetichista ni mucho menos exhibicionista. Las veces que me he masturbado siempre han sido en la intimidad, nunca he tocado mi cuerpo delante de mi pareja. Pero ahora, la idea de hacer un espectáculo voyerista en mi propia casa, me parecía una idea de lo más estimulante. Apuré mi copa de champán y me levanté de la mesa, dejando mi silla impregnada con mis fluidos.

Me aseguré primero que las persianas de las ventanas estuvieran correctamente cerradas. Con el consolador en la mano, me recosté en la moqueta, pensando cual sería la posición más cómoda. Me tumbé boca arriba, con mi cabeza hacia los chicos.

-Mejor al revés, así lo vemos con mucho más detalle- Dijo Raúl.

Aquél comentario me excitó aún más. El hecho que los chicos desearan verme en esta postura era de lo más estimulante, así que me di la vuelta, mostrando mi húmeda y enrojecida vagina a los chicos con todo detalle. Por suerte había sido tajante en cuanto a móviles y cámaras, cualquier fotografía en ese estado me arruinaría la vida.

Me fijé que el consolador no iba a pilas, así que tendría que moverlo con mis propias manos. Para mayor deleite de los chicos, lo humedecí con mi saliva, lamiéndolo con la lengua. Era bastante grueso y no estaba muy convencida que me entrara fácilmente. Lo acerqué a mis labios vaginales y poco a poco lo fui introduciendo dentro mío. Para mi sorpresa, estaba tan húmeda que el consolador entró sin dificultad alguna, provocándome un gemido de placer cuando lo noté completamente dentro.

Estuve unos instantes así, sin moverme, asimilando el tacto del grueso consolador dentro de mi húmeda vagina. Notando como crecía mi excitación. Luego, con una mano, empecé a moverlo, retirándolo y metiéndolo parcialmente. Los chicos habían escogido bien, pese al tamaño del objeto, no solo no me causaba molestia alguna sino que notar como se movía dentro de mí me generaba espasmos de placer. A los pocos segundos, dejé de preocuparme por los chicos y por lo humillante que era mi postura. Cerré los ojos, arqueé la cabeza hacia atrás y empecé a acompañar el consolador con el movimiento de mis caderas.

Pasados unos minutos, sin disimular mis gemidos de placer, entreabrí los ojos y miré a los chicos. Ver como no apartaban su mirada de mí y que se habían desabrochado los pantalones y se estaban masturbando me excitó aún más. Mi moqueta iba a necesitar una buena limpieza después de aquello, pero como comprenderéis, en ese momento era el menor de mis pensamientos.

Dejándome llevar por el placer, con los ojos entrecerrados, iba moviendo el consolador dentro de mi vagina, buscando el máximo placer. No entendía como un trozo de goma y plástico podía encenderme tanto. Quizá también influía el hecho de tener a cinco atractivos chicos pendientes de como jugaba con mi cuerpo. Con la mano que tenía libre, empecé a jugar con mis pechos, masajéandolos, pellizcando mis pezones, luego bajando mi mano hasta mi clítoris. Por los gemidos de placer y exclamación de los chicos supe que estaban gozando con ello, aunque tenía mis dudas que gozaran tanto como yo.

Finalmente me fundí en un intenso orgasmo, soltando un largo gemido que no pude reprimir de ninguna manera. Seguramente ahora todos los vecinos estaban al tanto de lo bien que me lo pasaba.

Agotada, me quedé unos segundos tumbada en la moqueta, con el consolador dentro de mí. No os miento si os digo que seguramente fue el orgasmo más intenso que había tenido hasta el momento. Estaba completamente exhausta de placer. Vi como los chicos también habían terminado y se abrochaban los pantalones.

Instantes después, me quité el consolador y me incorporé. Como sospechaba, había un buen charco en la moqueta. Pero la ventaja de tener una vida social bastante sosa era que no debía preocuparme en exceso por ello. Esos chicos eran la primera visita que tenía en el piso desde hacía meses.

Marcos me sirvió un buen vaso de agua. Mientras notaba como el agua bajaba por mi garganta y saciaba mi sed no pude evitar sonreír al oír bromear a los chicos sobre lo “mucho que me había deshidratado”. Miré el reloj, eran casi la una de la noche. El tiempo me había pasado volando.

-¿Creo que ya es suficiente por hoy no? ¿Contentos con la recompensa por vuestras notas?- Dije. Inmediatamente, los cinco chicos asintieron, pero aún había más.

Marcos había sacado otro paquete envuelto. Sinceramente, mis expectativas estaban lejos de esperar que aquello fuera un reloj de muñeca, un perfume o una caja de bombones. La sonrisa en la cara de los chicos lo decía todo.

Intrigada, lo abrí. Esta vez sí que estaba desconcertada. Dentro de una cajita había una especie de huevo y dos pinzas con una especie de bolitas pegadas. Miré a los chicos intrigada. Como os he dicho, nunca antes había usado juguetes sexuales. Marcos sonriendo me lo aclaró.

-Ese en forma de huevo es para introducirlo en la vagina. Las dos pinzas son para tus pezones, en principio deberían apretarte pero sin dolerte. Tanto el huevo como las pinzas tienen vibradores. Vibradores que podemos controlar con esto.- Dijo mientras sacaba un pequeño mando de su bolsillo.

-¿Y qué pretendéis que haga con eso? ¿No habéis tenido suficiente por hoy?- Dije.

-No no, hoy creo que todos estamos demasiado satisfechos. En todos los sentidos.- Replicó Juan con una sonrisa.

-Se acercan las clases preparatorias para la selectividad. La idea es que estos te los pongas entre semana, mientras nos das clase.- Respondió Andrés- Nosotros tendremos al mando y jugaremos a placer con él.

-Así prestaremos más atención a la clase y estaremos más preparados para la selectividad.- Dijo Antonio.

-¿Prestaréis atención a la clase… o a mí?- Dije con una media sonrisa. No terminaba de convencerme aquél juego.

-A ti por supuesto, y evidentemente a la clase también- Dijo Raúl.

-¿Y si me niego?- Pregunté.

-La gracia es que tu también disfrutarás con el juego. Si no los llevas, nos quedaremos con las ganas.- Dijo Andrés.

-Marchaos ya que se hace tarde.- Dije.

-Buenas noches profe, ha sido una velada apasionante.- Dijo Juan al despedirse. Los chicos asintieron y uno a uno se marcharon.

-Eso no te lo lleves- Dije al ver que Antonio hacía gesto de llevarse el huevo y las pinzas.- Aunque eso no implica que vaya a entrar en vuestro juego.

Los chicos finalmente se fueron, dejando el huevo y las pinzas sobre la mesa. Agotada y nerviosa cerré la puerta, apoyándome unos segundos en ella. Me acababa de dar cuenta que seguía desnuda y como si nada había abierto la puerta para que los chicos se fueran, cualquier vecino que hubiera pasado por el rellano me habría visto tal como vine al mundo.

Volví al comedor, abrí mi mueble bar y saqué un vaso y una botella de brandy. Sí, después de aquello necesitaba un buen trago.

Mi mente era un amasijo de preguntas confusas. ¿Por qué había hecho aquello? ¿Por qué había gozado tanto al jugar con un consolador delante de cinco de mis alumnos? ¿Debía seguir con ese juego que tanto me excitaba, o debía cortarlo de raíz?

Si seguía con ello, tenía todos los números de terminar mal, tarde o temprano alguno de los chicos podía irse de la lengua. Ya suficientes rumores generaba vistiéndome de la forma más provocativa posible para dar clases. Si alguno de ellos cinco contaba algo sobre lo sucedido hoy, estaba segura que cualquier alumno o profesor no dudaría en creérselo. Aquello podía terminar con mi corta carrera como profesora. Por otro lado, no podía negar que pocas veces había gozado tanto sexualmente, y eso que ni siquiera me habían tocado. ¿De qué manera me harían gozar si les dejara poner sus manos sobre mi cuerpo? Aquel pensamiento no solo me ruborizó sino que volvió a encenderme.

Recogí el consolador del suelo. Sin pasar por la ducha, me fui a la cama, me tumbé en ella y me lo volví a meter en la vagina. Cerré los ojos y me imaginé que los chicos eran realmente malos, que entre los cinco me sujetaban, me arrancaban la ropa y me llevaban a la cama y uno detrás de otro me penetraban sin cesar. Tuve que morder la almohada para disimular mis gemidos de placer.

Lunes por la mañana

Ese lunes me desperté con una sensación extraña en el cuerpo. Las clases regulares habían terminado y sólo quedaba un mes de clases para preparar la selectividad. El sábado y el domingo los había invertido enteros en organizar las clases preparatorias. Quería que mis alumnos sacaran el mejor resultado posible en los exámenes de selectividad. No quería que nadie viera sus sueños frustrados por una nota unas décimas inferior a la nota de corte para acceder a la carrera o universidad objeto de su vocación.

Mientras desayunaba, me fijé en que la mancha en la moqueta no se había ido del todo. Aquello cambió el curso de mis pensamientos. En el tocador de la entrada había ese huevo vibrador y las pinzas para los pezones provistas de vibradores.

Me duché, y empecé a vestirme. Ese día opté por una camisa blanca, minifalda oscura y unos zapatos de tacones. Por si os interesa, debajo llevaba un tanga blanco de fina seda y un sujetador oscuro sin relleno (no tenía sentido aparentar nada ante quién ya te ha visto desnuda). Me ricé un poco el pelo (siempre me han gustado los tirabuzones). Recogí mi cartera y mis apuntes y me dispuse a salir.

Antes de pasar por la puerta, mi mirada se desvió involuntariamente hacia “el regalo” de los chicos. Estuve unos segundos pensando. Al final, dejé la cartera en el suelo, me desabroché la camisa y cogí una de esas malditas pinzas. “Como me duela lo más mínimo ya se pueden olvidar de ese maldito juego” pensé mientras me introducía una pinza dentro del sujetador.

Al notar el pellizco sobre mi pezón, estuve tentada de quitármela, pero luego me di cuenta que, tal como habían dicho los chicos, la pinza me apretaba, lo justo el pezón para notar que estaba allí, pero sin llegar a hacerme daño. Ya, llegados a este punto, que más daba una que dos, así que me puse también la otra pinza.

Al volver a abrocharme la camisa, dejé sin abotonar los cuatro primeros botones, asegurándome que no se asomaba ninguna de las pinzas. Me sentía realmente atractiva con la minifalda negra y esa camisa blanca con el sugerente escote, si me tenía que agachar, no dejaría mucho a la imaginación de quien tuviera delante.

Y sí, finalmente, me bajé el tanga lo justo para poder meterme el dichoso huevo en la vagina. Me sorprendí al notar la facilidad con la que entraba. Me había empezado a humedecer yo sola con solo pensar lo que podían hacer los chicos con ese mando. Me volví a colocar bien el tanga, y esta vez sí, recogí mi cartera y fui a coger el autobús hacia el colegio. Aquel día prometía ser excitante de verdad.

¿Por qué me metí esos vibradores? a fecha de hoy aún no sé dar una respuesta. La verdad es que la perspectiva de entrar en el juego de los chicos me excitaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Por otro lado, esos malditos vibradores me causaron más de un problema en la escuela. Quizá os lo cuente otro día.

CONTINUARA

De viaje con mi amiga Ana (POR CARLOS LÓPEZ)

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Me costó la misma vida que Ana aceptase la oferta de viajar conmigo. A pesar de mi insistencia, unas veces de forma más sutil y otras más inoportuna, ella siempre me ha dejado claro que mi condición de separado nos hace incompatibles para realizar ciertas cosas juntos. Y yo, con resignación, acepto su criterio, pero para como sé que le encanta viajar no dejo de hacerle propuestas para ello.

Ana es una diosa, un sueño de mujer, alta, preciosa, con las sonrisa siempre en su cara, pelo castaño clarito ligeramente rojizo, un pecho rotundo, explosivo, culo redondo duramente esculpido en sus obsesivas clases de spinning, y una piel fina, sedosa, suave suave que hasta ese momento no había tenido la ocasión de acariciar… Pero no nos adelantemos, no sólo eso era lo que me tenía loco, Ana es una chica culta, irónica, sabe ser atrevida y morbosa, pero también discreta, dulce y cariñosa. Podría ser la madre ideal de mis hijos, pero también recordar solamente lo que pasó para ponerlo en el relato y lo que hice con ella me produce una excitación brutal.
Lo que ocurrió fue extraño, algo así como cuando decimos que se alinean los astros a nuestro favor. En realidad este año llevaba idea de dedicar una parte de mis vacaciones a ir a Australia. Desde hacía poco vivía allí uno de mis mejores amigos y junto con Gálvez, también gran amigo y copartícipe de muchas aventuras, pensaba disfrutar un recorrido por allí. Nuestro viaje, en plan Thelma y Louise masculino, planeaba recorrer gran parte de la isla y saborear la esencia de esa parte remota del mundo, tantas veces imaginada a través de libros y películas.
Desgraciadamente, unas circunstancias laborales impidieron a Gálvez la realización del viaje y, no atreviéndome a viajar yo solo para allí decidí aceptar la propuesta de mis amigos de posponer el viaje un año. Como consecuencia de ello y, con cierta rabia, me sentí decidido a realizar un viaje yo sólo, pero esta vez por España. Por supuesto insistí repetidamente a Ana que me acompañase al menos en una parte del viaje y ella, con su sonrisa y cercanía habitual me aclaró una vez más que estaría junto a mí al menos en la primera etapa, una bella ciudad de interior, patrimonio de la humanidad y, por supuesto, dejando claro que íbamos en calidad de amigos.
Las cosas cuando no se esperan son siempre más satisfactorias. Pero vayamos por partes, fui a recoger a Ana y allí estaba, esperándome delante de su portal con su maleta azul y beige, una minifalda vaquera de infarto y una camisetita de tirantes. Mi primer comentario irónico fue que no me iba a poder centrar en la carretera con ella vestida así a mi lado, a lo que ella, continuando con la broma, contestó que si no me gustaba su ropa se podría cambiar en un arcén y que tenía faldas más cortas. Ufffff, sólo me faltaban esos comentarios para que la presión dentro de mi pantalón aumentase imaginándome la escena. Por supuesto, sabía que era una broma de las mil que nos fuimos lanzando y que solían acabar con leves manotazos sobre mi brazo desnudo, a veces acompañados de caricia sobre la piel cuando notaba que se había pasado en el golpe y no podía defenderme por ir conduciendo.
Los inconvenientes de viajar con una chica adorable es que tienes que recorrer todas las tiendas de artesanía, productos y cachivaches originales que abundan en los lugares turísticos de España. De todas formas, las ventajas superaban con creces a los inconvenientes, no sólo por las furtivas miradas que podía dirigir a su cuerpo, los roces despistados que a veces ocurrían por azar, algún beso en la mejilla que me llevé cuando la hacía reír, o la cara de envidia que notaba en los hombres de toda condición con los que nos cruzábamos, yo diría que incluso en alguna mujer. De una de las tiendas en cuestión salió con carita de felicidad y con 2 lindos frasquitos de fino cristal gracias a los cuales ocurrió lo que voy a contar. Aún guardo parte de ellos como talismán.
 
Yo le dije, “qué bien, has traído licores para que te emborrache, luego no te quejes de lo que vaya a pasar Anita”
Ella, mostrándome las botellitas con su mejor sonrisa contestó, “Eres un listillo, no son licores son aceites corporales, uno con esencia de almendras dulces y otro de rosa de mosqueta. Mis favoritas, y mira que botellitas más monas, me he enamorado de ellas, así que lo que va a pasar si te los bebes es que te llevaré al hospital a que te curen”.
Yo siempre seguía con mi actitud “si me cuidas tú de enfermera con una faldita parecida a la que llevas me los bebo ahora mismo”.
“Buscaré un turno en el que sólo haya enfermeros hombres con bigote, pero si quieres les dejo alguna de mis minis” decía mientras mostraba su falda y yo me moría por seguir la línea de sus piernas hacia arriba.
Llegamos al hotel. Un antiguo palacio recientemente reconvertido por una cadena hotelera de las habituales. Nos dejó muy gratamente sorprendidos y encantados con la habitación que nos asignó el chico de recepción después de dar el habitual “repaso visual” a Ana y yo poner la cara que se estaba también haciendo habitual en mí de disgusto hacia todo hombre cercano. Teníamos 2 grandes camas pero, para mi alegría, juntas. Un pequeño balconcito desde el que se veían los tejados de la ciudad vieja, y un baño moderno con una ventanita de madera original del palacio, una bañera grande y una ducha acristalada. Ana, con una sonrisa de triunfo en la boca, puso las 2 botellitas de aceite en el alféizar de la ventana, como redondeando la decoración de nuestro refugio de las próximos 2 días.
La ciudad, preciosa. La visita guiada, genial. Las bajadas a los aljibes mágicas, por el frescor, la oscuridad, por que se sujetaba continuamente a mi brazo, por los roces ocasionales con su pecho y, claro, por la belleza de los lugares. Subía excitado y mirando sus piernas y su culo ummmm. Lo de agarrarse a mi brazo empezaba a hacerse una costumbre excitante. Lo de sentir su pecho contra mí, ufffffff, sus tetas redondas no lo puedo describir con palabras. Curiosamente ella siempre se ha metido conmigo diciendo que mi brazo no estaba lo suficientemente duro y musculado y yo, en esos momentos no me atrevía a decirle que es lo que realmente estaba duro, pero creo que ella se daba perfecta cuenta de todo. Siempre se dan cuenta de todo.
El primer día estaba siendo precioso, pero agotador. Largo viaje en coche, llegada al hotel, ruta guiada… serían sobre las 8 de la tarde y nos encontrábamos de vuelta en el hotel para descansar un poco, darnos una ducha, arreglarnos y salir a cenar en alguna de las terracitas que abundaban en las plazas de la ciudad. Ana pasó primero a la ducha y comentó que se iba a poner el pijama para descansar un poco en la cama y leer el libro que había traído. Yo me puse a hacer zapping intentando encontrar noticias deportivas mientras escuchaba el agua de la ducha. Me puse a pensar en que estaría recorriendo su cuerpo y… bueno, apagué la tele. Salió hermosa, con un pijama masculino de tela tipo Oxford de esos con botones por delante, un par de vueltas en las mangas y su sonrisa de siempre.
En ese momento pasé yo al cuarto de baño, me despojé de mi ropa, y me metí debajo de la moderna ducha de lluvia que había en el hotel. Apoyé mis manos en la pared y dejé pasar unos minutos allí, esta vez el agua recorriendo mi cuerpo. Estaba cansado y me fui relajando inconsciente del tiempo que llevaba allí. Al poco rato sentí que Ana llamaba con los nudillos a la puerta

Estás bien?
Sí, mejor sólo se puede estar de una forma que no voy a decirte justo ahora
Qué estarás haciendo… jajaja
No es lo que piensas, listilla, además seguro que tú también lo haces.
Seguro…
Jajaja qué mala eres! A ver si un día me lo cuentas con detalles… anda ahora salgo

 
Me envolví con una toalla blanca del hotel a la cintura y, viendo que el vapor se había acumulado, me dispuse a abrir la pequeña ventana. No sé muy bien cómo ocurrió, bien porque la ventana estaba un poco dura, bien por mi propia relajación, pero una de las botellitas de aceite corporal se tambaleó y se cayó. Mis intentos por salvarla antes de que llegase al suelo fueron inútiles y la botellita se quebró por la parte del cuello. Dios mío! Pensé, qué disgusto se va a llevar con lo contenta que estaba de haber encontrado estas botellitas.
La llamé: “Ana! Cielo! Jo, tengo una mala noticia para ti. Entra anda…”
Viendo el pequeño desastre dijo “No te preocupes, no pasa nada sólo es una botellita de aceite corporal”.
“La verdad es que huele fenomenal, qué pena”
“Sí”, dijo con una expresión de tristeza, y mi carita se puso también triste.
Me dieron ganas de abrazarla, pero iba a ser muy ridículo sólo por una botellita, aunque no íbamos a volver a pasar por el pueblo donde la compramos. Se me ocurrió algo “Ana, ahora no vamos a poder llevarnos este aceite que queda en la botellita, y yo me siento en deuda contigo… si quieres, para compensarte por mi torpeza te doy el mejor masaje de espalda de tu vida. Así aprovechamos el aceite que queda que, por cierto, huele fenomenal ¿De qué era?”
“De almendras dulces”
Pensaba que no querría porque, aunque siempre ha reconocido que siente atracción hacia mí, el pacto era que en el viaje no habría nada físico entre nosotros. Mi carita de perrito abandonado, de niño que sabe que ha metido la pata, creo que la convenció y dijo “venga, pero se bueno”.
Prometo que en el momento inicial, mi propósito era ser bueno y no tenía malas ideas en la cabeza, le había roto algo que ella había comprado con ilusión y sólo quería dar un masaje relajante a una buena amiga, pero el diablo que ocasionalmente todos llevamos dentro fue guiándome. Por supuesto y por suerte, el diablo también habita en ella.
Nos dirigimos hacia las camas y ella apartó la colcha que las cubría. Cuando se agachó a hacerlo me llevé la primera sorpresa inesperada, pude ver sus pechos por su escote, no llevaba sujetador… creo que no fue a propósito, pero mi idea inicial empezaba a desmoronarse. Eran geniales, grandes, redondos, con un pezón de color rosado clarito con una aureola grande… ufffff. Ana estaba distraída, si no se habría dado cuenta de mi expresión boquiabierta, dijo “Ten cuidado, que este aceite mancha mucho”.
Contesté tratando de ser convincente “Pues quítate el pijama, no te preocupes por mí, que yo he visto ya cuerpos desnudos muchas veces, de hecho soy un experto en mirarlos de reojo en la playa, podría ser campeón del mundo en esa disciplina.”
Sonriendo “jajajaja seguro que lo serías, pero no, creo que con que veas esto te puede valer” y soltando 2 botones de su pijama lo hizo resbalar quedando sus pechos bien cubierto y sus hombros y espalda descubiertos hasta más abajo de la mitad de su preciosa columna.
“Túmbate boca abajo, anda, puritana, que me voy a sentar en tu culo perfecto para darte el masaje”. Puse la botella en la mesilla, coloqué una toalla del baño sobre su culito, bajé un poco la persiana, encendí una vela que afortunadamente estaba en nuestra habitación del hotel con encanto, y puse música bajita con el altavoz de mi móvil. Las cosas salen cuando no se esperan y allí estaba yo, que sin pretenderlo había creado un ambiente que cualquier chica mataría por tener.
Antes de mancharme las manos, disimulando que apartaba algunos de sus cabellos que habían quedado fuera del recogido, me puse a acariciar su pelo, y su cuello… no sé si por el cansancio del día o por qué oí el primer gemido de aprobación y relajación. Empecé a pensar que la cosa iba bien, que podía torcerse hacia un episodio más caliente. Torcerse o enderezarse, claro. Imitando una actitud profesional puse un chorrito de aceite en mis manos y las froté para que estuvieran calientes. De todas formas ella ya tenía los ojos cerrados cuando empecé a pasar las yemas de mis dedos suavemente sobre sus hombros.
 
Me concentré y puse lo mejor de mí en ese masaje. Mis manos resbalaban por su piel como si hubieran sido creadas sólo para hacer eso, combinando deslizamientos con presión sostenida con roces suaves y sutiles, desplazando mis deditos por su columna de arriba abajo y de abajo a arriba, friccionando sus hombros, añadiendo aceite, pasando las yemas de mis dedos por su cuello, por sus hombros, llegando hasta su clavícula pero sin intención de ir más allá. Esto una vez y otra vez. Siempre sobre las partes que ella dejaba a mi disposición. Con el ambiente creado, y deseando que el masaje fuera largo, yo entré en una especie de trance, con los ojos cerrados mis manos se movían solas. Me sentía como un músico inspirado tocando un instrumento en la soledad de su casa. Ni siquiera me daba cuenta de que mi propio instrumento había tomado un tamaño y una dureza considerable.
Yo estaba sentado sobre su culito, ella tenía el pantalón del pijama, sobre ella una toalla y yo, estaba prácticamente desnudo pues todo el episodio me había sorprendido sólo con mi toalla anudada a la cintura y se había soltado. Mi polla estaba alojada sobre el valle que hace su culito, inmensa, y se movía con los movimientos de mi cuerpo al darla el masaje pero yo, estaba tan alucinado que no lo percibía hasta que, repentinamente, fui consciente que ella estaba gimiendo con cada una de mis caricias. Me asusté y paré, pero ella dijo con la voz más mimosa que he oído en mi vida “sigueeeeee”, y ahí me di cuenta de que estaba completamente en mis manos.
A partir de ese momento, el demonio que llevo dentro tomó las riendas de la situación. Le dije “Anita, cielo, antes de seguir quítate la chaqueta del pijama que se va a manchar. Lo haría yo pero tú tienes las manos limpias”. Sin poner ninguna objeción, se irguió un poco y se soltó los botones desprendiéndose de la prenda y tirándola al suelo con una cierta ansiedad. Bastante desinhibida, se bajó el pantalón, la toalla y el tanguita blanco que llevaba dejando a la vista el comienzo de su culito. La visión de la mini-puntilla del tanguita me tenía alucinado, pero también el movimiento de sus tetas al desprenderse de la ropa y ahora sí era plenamente consciente del estado de mi pene y de su posición sobre ella, pero ya no me sorprendía nada. Todo lo que hacíamos era tan natural como si fuéramos pareja desde hace mucho tiempo.
Ahora ya con menos delicadeza tomé la botella de aceite y puse un chorrito frío a lo largo de su columna. Como estaba rota salió demasiado, como consecuencia de ello tuvo un escalofrío que la hizo estremecer. “SSShhhh, tranquila” dije con una autoridad dulce mientras mis manos se hacían cargo de la cantidad de aceite y lo extendían por toda su espalda, esta vez sin obstáculos. Ella se dejaba hacer… yo iba descubriendo sus puntos débiles. A veces gemía, otras ronroneaba como una gatita, mis manos se desplazaban por las líneas de sus costillas, en cada pasada iba ganando terreno, y llegué a sus tetas… Uufffff, cuántas veces había soñado con tenerlas en mis manos y ahora eran mías. Ella misma se elevaba un poco para que fuera más allá, pero ahora era yo quien dominaba la situación y quería ponerla nerviosa. Cuando parecía que iba a llegar a los pezones, cambiaba el lugar del masaje al cuello, a la espalda, o bajaba hasta su culo aún semitapado por la toalla y su pantalón de pijama. Entre gemidos me decía “eres malo” y yo me ponía aún más burro. Ya estaba completamente desnudo pues mi toalla había quedado abandonada a un lado de la cama.
Pasé a hacer el masaje extremadamente suave, rozando los puntos estratégicos con mis uñas, mis palmas, o con las yemas de mis dedos y ella se veía cada vez más excitada. Cuando no lo esperaba me apoderé de sus pezones, parecían piedras de lo duros que estaban, los apretaba un poco para luego dejar mis deditos resbalar suavemente por la aureola. El aceite era mi aliado para todas las acciones, dejaba resbalar los pezones entre mis dedos, los hacía deslizarse con suavidad en mis manos hasta tomar su forma dura e hinchada, hacía cosquillas dejando deslizar las yemas de mis dedos circularmente por sus aureolas. Cogía con mis manos todo el volumen de sus tetas y dejaba clavarse los pezones en mis palmas… uffff, no puedo recordarlo sin que mi cuerpo se estremezca. El volumen de sus gemidos era ya altísimo y cualquiera que pasase por el pasillo del hotel los oiría claramente. No nos importaba nada. Ana se movía sobre mis manos abiertas sobre sus pechos, estaba loca porque los amasara, porque los masajeara, y yo la dejaba hacer. De vez en cuando, para poner más tensión al asunto, quitaba mis manos para distraída y lentamente coger más aceite de almendra dulce para extendérselo. Eso la enrabietaba y yo jugaba con ella, entre gemidos dijo “pero si estoy ya empapada” y ahí sí aproveché la ocasión.
 
“Sí? Estás empapada Ana? Vamos a verlo ahora mismo” y me levanté cogiendo en un único gesto su pantalón y su tanguita y lo deslicé por sus piernas hasta que salió por los pies. No puso ninguna objeción. Tampoco nos importaba nada que se manchase, de todas formas el tanguita estaba empapado y cierta parte del pantalón también. Pasé mis dedos por su coñito, suave suave porque estaba completamente depilado, tenía un color rosa precioso, brillante por sus fluidos y los labios uuufffff los labios estaban hinchadísimos. Deslizaba mis dedos sobre ellos sintiendo sus ondulaciones divinas. Metía un dedo, luego varios dentro, llegaba a su clítoris y me detenía allí unos segundos para retirar repentinamente la mano con un roce. Estaba crecido. Crecido en todos los aspectos pues sus gemidos me hacían sentirme así. Con decisión la puse en posición de perrito situándome detrás. Cuando mi polla durísima la tocaba y pensaba que la iba a penetrar, yo volvía a coger la botella de aceite y me entretenía con sus glúteos o con otra parte de su cuerpo. Cuando empezaba a protestar o quería cambiar su posición para acariciarme, o coger mi polla no la dejaba. Se ponía nerviosa porque quería tener en su poder esa parte de mí. Y yo empezaba a hablarla:

qué quieres Anita?
Acariciarte
Dónde?
En tu sexo
Jajajajaja en mi sexo?? Te refieres a mi polla?? A ver cómo sale la palabra “polla” de esa boquita tan educada
Jooooo luiisss, déjameeeeee –ponía voz de niña pequeña-
Pero qué es lo que quieres realmente? Quieres mi polla? En tu boquita? En tu coño? –decía yo mientras mis dedos se recorrían los rincones de su sexo para detenerse en su clítoris-
Por favor, por favor, no seas malo… penétrame
No sé lo que es penetrar Ana
Jooooo –otra vez ponía voz melosa-
Ahora no eres una chica bien, ahora eres una viciosa que quiere que la follen como nunca lo han hecho, y como eso tienes que hablar, como una puta
Follameeeee cabrón!!! –ahí me sorprendió, parecía que estaba deseando entrar en el juego-
Ahora mismo voy…

En realidad estaba loco por hacerlo. Me moría por ello y no usé mi técnica infalible de la penetración lenta, larga y continuada, sino que se la clavé de un golpe. No lo he dicho antes pero tengo una polla de dimensiones más que aceptables y ahora la estaba usando para que la sintiese bien… era una chica genial, una diosa y la tenía en posición de perrito, delante de mí, preciosa, gimiendo, llena de aceite, con su pelito castaño recogido pero del que se habían escapado algunos mechones, y yo la embestía metódicamente, como me gusta a mí, cambiando el ritmo de despacio despacio a fuerte fuerte en función de sus gemidos.
Ahora ya le combinaba comentarios cariñosos con otros bruscos y soeces. Tan pronto decía cariñosamente “Ana, cielo, que guapa estás así, tienes que estar más veces en este estado que te gusta mucho, eres la mejor mi niña”, como simulando ser más agresivo “Voy a sacar de ti a la zorra que llevas dentro, yo sabía que algún día te iba a hacer comportarte como una puta”, y repetía “como una puta, y ese día ha llegado, mi puta” resaltando el mi. Ella sólo gemía, respiraba fuerte, estaba fuera de sí. Nuestros cuerpos resbalaban por el efecto del aceite creando una sensación continua de sensualidad. Mis manos deslizaban por sus pechos, recorrían su espalda o cogían los huesos de su cadera para manejarla a mi antojo. Me quedaba muy poco para correrme y sabía (eso me lo había contado ella alguna vez) que a ella le solía costar bastante así que la ordené, cambiando a imperativa mi voz anteriormente dulce “Ana, tócate que quiero ver como una chica bien se toca su coño de viciosa, quiero ver como se corre como una perra en celo”. Notaba que el uso de palabras soeces la ponía muy muy cachonda, y no quería perder la ocasión de usarlas “Esto es lo que querías? Ana. Pues yo te lo daré porque te lo mereces. Porque te gusta mucho. Porque soy el mejor. Porque ahora eres mía, mi puta, y voy a usarte. Sí a usarte, a follarte, como a ti te gusta, ¿no te ves como estás?” Notaba que se empezaba a convulsionar y, tras llenármelo de saliva, empecé a jugar con mi dedito por la entradita de su orificio más cerrado, aunque con el aceite que había por todo su cuerpo no hacía falta saliva. Mi dedito sólo jugaba, no quería distraerla de sus tocamientos ni de la penetración que la estaba aplicando, sólo lo trabajaba con mi dedo y lo introducía ligeramente para que sintiese que estaba totalmente en mi poder y se sintiese doblemente penetrada.
Haciendo esto estaba cuando empecé a notar contracciones desde su interior, se convulsionaba y ahora casi gritaba. Comenzó un orgasmo prolongado, profundo, se clavaba contra mí y sentía los espasmos que partían de centro de su cuerpo, de su sexo, sentía su tacto interior, mientras trataba de poner la mente en blanco para aguantar un poco más. Ocasionalmente, cogía en un puñado todo su pelo y tiraba de él para colocar su cabeza de forma que viese los gestos de su carita. Pasaba mi mano por su columna vertebral consiguiendo añadir intensidad a los escalofríos que estaba sintiendo. De todo ello me quedo con la expresión de vicio de su cara, pero también con la fuerza que ponía en clavarse en mí… estaba tan alucinado que me olvidé de mi propio placer físico.
 
No sabría decir cuanto tiempo se prolongó esta fase de éxtasis, pero fue larguísimo e intenso. Fue como una explosión de las muchas horas de atracción física contenidas. Aunque yo seguía moviéndome despacio, poco a poco ella se fue relajando en su respiración, y me di cuenta que emitía sonidos suaves “ummmmm” “ummmmm”. Estaba ronroneando suavemente, como una gatita, y eso me devolvió a la realidad: yo estaba tremendamente caliente y ella estaba en mis manos. Tumbada lateralmente con mi polla aún clavada en su sexo. Deslizando mi piel sobre la suya, la coloqué tumbada de espaldas situándome yo sobre ella. Aún recuerdo la sensación del aceite en nuestros cuerpos. Como los movimientos que hacía sobre ella conllevaban un amplio deslizamiento cuerpo sobre cuerpo, piel sobre piel… con un punto de referencia sobre el que pivotaba todo, mi polla enterrada en su coño entre una humedad brutal.
Sus curvas, su piel suave y tersa, dorada, brillante, sin un único vello contrastaba y a la vez encajaba a la perfección con mis músculos, mis brazos, mi abdomen, mi pelo negro, el reflejo de mis venas azuladas. Sobre la cama completamente deshecha, nuestros cuerpos libres, con todo envuelto en una película de aceite de almendras dulces, que daba un olor característicamente morboso a la habitación. Me dediqué unos momentos a pasar mi lengua por sus pezones, por sus aureolas, pues me entró una cierta urgencia por aprovechar todos los recursos de su cuerpo que quizá nunca más volverían a estar en mi poder. Sujetó mi cabeza para controlar los movimientos de mi cabeza e, instintivamente, sujeté sus muñecas mientras seguía con mi lengua en sus pezones. La estaba volviendo loca, lo notaba, parecía que lo que hacía sobre su pecho se reflejaba en movimientos espasmódicos en su abdomen. Se revolvía contra el control que ejercía sobre su cuerpo.
No sé cómo lo hizo, pero en un movimiento rápido me volteó repentinamente situándose sobre mí. Me había salido de ella, pero en un gesto y con una sonrisa de triunfo se clavó ella solita sin usar las manos. Me dijo “¿ahora qué?” y empezó a frotarse moviendo sus caderas como una bailarina de danza del vientre. Estaba fuera de mí, y ella se reía. Continuaba moviendo su cuerpo sobre mí, que ahora estaba tumbado de espaldas, aprovechando los efectos del aceite. Se clavaba en mí como si estuviera poseída, se frotaba contra mí. Notaba que se estaba masturbando con mi cuerpo como si yo fuera un maniquí, un muñeco… dominando completamente la situación. Y yo, con esa diosa haciendo esto sobre mí, ya no podía aguantar más. Le dije “me falta muy poquito, cielo”, ahora era cariñoso, había asumido que ella me manejaba. Y me contestó acompasando sus palabras a sus movimientos “pues dámelo, dámelo, dámelo todo”. Oírle decir eso me sacó completamente de mis casillas y empecé a correrme, a correrme como un animal. Toda la tensión que tenía acumulada de todos los días que había quedado con ella, del viaje, de las veces que me había masturbado con ella en mis pensamientos salió en un orgasmo intenso y brutal… uno de los mejores de mi vida, escalofríos incluidos.
Nos desplomamos en la cama, aún acoplados, ella sobre mí resbalando en aceite de almendras dulces, jadeando después del esfuerzo realizado… ahora le aplicaba un tratamiento de pequeños besitos por todo su cuello y ella correspondía besando las palmas de mis manos. Cuando estábamos más relajados me dijo “gracias guapo, muchas gracias por invitarme a tu viaje y por ser un sol conmigo” y yo sentía sus palabras como puñales. Estaba claro, presentía que iba a continuar diciendo las palabras que todos hemos oído alguna vez, esas que dicen que esto no tenía que haber pasado… que tenemos que ser amigos… etcétera. De hecho, Ana suele decir que soy un “solete” porque sabe que me cabrea y yo le digo que soy un “chico malo”.
Lo cierto es que se habían acumulado muchos sentimientos y yo, que nunca lloro, casi tenía lágrimas en los ojos esperando las fatídicas palabras de retirada cuando me dijo “Carlos, vamos a hacer en este viaje el mejor sexo de nuestra vida… y luego ya veremos, sin promesas ni compromisos, pero este viaje es nuestro”.
Sobre los episodios que tuvimos en el resto del viaje escribiré nuevos relatos. Adelanto que ya estábamos desatados.
Carlos López diablocasional@hotmail.com. Gracias 🙂

Relato erótico: “LAS GEMELAS II” (PUBLICADO POR JIHNM)

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LA LLEGADA DE MI SUEGRA…

Una noticia nos sacó de nuestra tranquilidad, cuando se anunció que la madre de las gemelas, mi suegra, llegaría en plan de visita para conocer al futuro miembro de la familia y esposo de una de sus hijas.

Yo por supuesto tuve que regresar al chalet, por eso de las apariencias.

La fuimos a recoger al aeropuerto, en vista que ella era residente de otra ciudad, que era muy reconocida por su actividad industrial.

Cuando me la presentaron, quede cuadrado por lo impactante de toda ella.

Sus hijas eran guapísimas, pero ella a pesar de su edad (46años, como luego descubrí), era un manjar especialmente para los dioses.

Era súper elegante, más alta que sus hijas como 1.75 metros de altura y su cuerpo era sin duda la plantilla original, de todos los atributos que caracterizaban a las hijas.

Unos ojos azules y un pelo largo y rubio le daban una belleza digna del porte de una reina.

Muy alegres, llegamos a la casona y abrimos una botella de champagne para brindar por la ocasión.

Tenían una  sabrosa cena y la velada fue de lo más familiar rematada con los tradicionales regalos de bienvenida.

 

Al día siguiente, la suegra quería saber más de mí y se sintió muy alegre por mis respuestas, pero aclarándome al final que le había quitado una gran preocupación, porque al menos una ya tendría marido no sin antes echarse a reír  y expresar sin tapujos que pensaba que eran tortilleras por la edad que tenían y no haber encontrado marido.

Y siguió diciendo…

Mis padres eran de origen alemán y salieron de Europa, huyéndole a la guerra, mis abuelos murieron en la primera y mi padre nos embarcó para salir en 1937 cuando apenas tenía meses de edad.

Mi padre era un excelente contador y administrador, y al llegar a estas tierras se hizo muy amigo de uno de los hacendados más ricos del país y fue hasta que tenía 15 años, que el hijo único del señor, al cual mi padre serbia, me pidió en casamiento y la boda se concertó y a los 16 fui madre de las gemelas que tú ya conoces.

Mi difunto marido era 20 años mayor,  y quince años después de casados,   murió de cáncer.

Antes que me hagas la pregunta, te diré que nunca me volví a casar por varias razones aunque propuestas he tenido muchas,

Una de ellas era por no darles un padrastro a mis hijas y otro por amor a mi difunto marido y  otra razón porque muchos me consideraban una cabeza hueca y les interesaba el patrimonio que herede, y no sabían que tenía un padre, que me enseño como llevar las riendas y las cuentas de todo lo que tengo y que será la herencia para mis futuros nietos.

 

Como ves, soy una madre muy preocupada por sus hijas y tú has sido la respuesta a mis plegarias, para que una de ellas forme un hogar y me de los nietos que hereden mi fortuna.

Pero cambiando de tema, traigo asuntos que resolver en varias secretarias de gobierno y mañana me tengo que reunir con mis abogados y quiero que estés presente para que me asesores en los planteamientos que me van hacer y tú te vayas enterando de las cosas de la familia.

A la mañana siguiente me despedí de mis dos amores y al poco rato salió aquella majestuosa y soberbia mujer que realmente tenía una cara,  un cuerpo y un  trasero, para provocar un infarto con solo verlo.

YA en el automóvil, como que le gustaba tirar bromas y en un cruce del camino, estuve a punto de colisionar con otro automóvil, y en tono burlesco y con gracia me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME LAS PIERNAS.

 Se rio como nunca y   yo solamente me sentí  totalmente apenado y viendo mi estado me dijo, ES UNA BROMA, JAJAJA.

Llegamos a la oficina donde la esperaban, y pude observar que era una mujer con voz de mando y que no se andaba con rodeos para decir al pan, pan y al vino, vino.

Era una mujer de carácter fuerte, pero al mismo tiempo, amable simpática y de trato elegante pero claro.

Terminamos y me pidió que quería ir de tiendas porque quería comprar algo para sus niñas y para ella.

Entramos a una lujosa tienda por departamentos y se fue al de damas mientras tanto yo me entretuve en el de caballeros.

Estando ahí me acorde de las medidas de las gemelas y fui al sector de lencería y busque la ayuda de una de las vendedoras de ese sector y le pregunte qué era lo que más estaba de moda  en ese tipo de ropa interior y me trajo unos conjuntos de lo más eróticos de origen francés, le di las medidas y los escogí en color rosa para Rene la coqueta y amarillo para Remy la seria y pedí que me los envolvieran en un empaque de regalo,

Después fuimos a comer a un fino restaurant y al caminar en la alfombra, casi hice un traspié y riéndose nuevamente me dice…

ESO LE PASA POR IR VIENDOME EL TRASERO.  JAJAJAJA…

Esa  mujer era increíble y muy liberal, una vez que  se sentía totalmente en confianza para hablar, y valiéndome de sus bromas y al doble sentido que utilizaba en sus frases me atreví a preguntarle.

¿Querida suegra, siendo tan hermosa y en la flor de la vida, como hace para estar sin marido?

Y su respuesta…

 

Sin sexo querrás decir.

Mi querido yerno, yo soy una mujer muy práctica pero tampoco soy insensible, como toda mujer tengo mis calenturas, y en esas ocasiones tomo un vuelo a cualquier lugar, donde nadie me conozca, y curo mi malestar.

Sinceramente estalle de la risa por lo gracioso y la forma tan peculiar de contestar.

Para rematar acoto.

Pero eso sí.

No me gustan los compromisos.

Si la aventura fue muy buena, se repite cuando hay la oportunidad

 

Si no, adiós y hasta la vista

Querida suegra, me encanta su forma de ser y quiero conocerla mejor, especialmente para averiguar que otra clase de monerías se guarda dentro de sí.

Me estas adulando, eres un perverso y ya veo porque mis hijas están fascinadas contigo

Pero conmigo no la tendrás fácil, me ganaras hasta que te vea casado con una de ellas.

Cuando íbamos saliendo del restaurant como que tropezó con el mismo obstáculo que yo encontré al entrar, que casi se va de bruces hacia delante, si no es que la tomo de las caderas para detener su caída.

AL FIN SE TE HIZO, QUERIDO YERNO…JAJAJAJA

Esa mujer como que me leía el pensamiento, y en verdad estaba loco por tocar aunque sea esa parte superior de sus nalgas, que como maestro catador, eran de una dureza extraordinaria.

Durante el camino de regreso, me pidió que fuéramos a la clínica de su médico y le pregunte.

¿Se siente mal?

Y me contesto…

Estoy más sana que un roble, y el medico que voy a visitar es un especialista en estética y cirugía plástica, el me levanto los pechos y ahora me están saliendo unas pequeñas arrugas en la frente y los parpados y además odio la celulitis y voy a consulta a ver que me recomienda.

Cuando llegamos a la clínica, y se presentó con su nombre de pila, fue la primera vez que lo escuche… BRIDGETT……

Cuando salió de consulta le pregunte…

¿Por casualidad no se quiso propasar el medico?, ja.ja.ja.

Y me contesto

Ya está muy viejo y aunque quisiera, ya no puede.

Desde ese día, nuestra relación de suegra y yerno, parecía la de unos viejos amigos, que se la pasaban de broma en broma.

Mi trabajo en la embajada, me dejaba mucho tiempo libre, el cual aprovechaba con mi suegra, para salir cuando ella me lo pidiera.

Razón por la cual, me desatendí  de mis gemelas, pero al mismo tiempo me agradecían, por mis atenciones para con su madre.

Cierta mañana que me levante tarde como a las 10 am. En vista de una visita nocturna de mis gemelas, que llegaron a modelarme el regalo que les compre,

Salí al patio y cuál es mi sorpresa.

Que mi bellísima, escultural y voluptuosa suegra, está en un pequeño traje de baño tomando sol en la alberca.

Me acerque donde estaba ella y sonriendo me dijo…

SE TE VAN A SALIR LOS OJOS…JAJAJAJA

Querido yerno, no alcanzo mi espalda, me podías poner aceite para evitar las quemaduras del sol.

Agarre el bote y me senté a un lado de ella, que estaba acostada boca abajo en una toalla sobre la grama, e inicie mi faena.

Su espalda era ancha y carnosa y a la vez muy tersa y delicada, le dije que se quitara los tirantes de la espalda del sujetador, porque si no, le quedarían marcados en la piel por el sol, a lo que contesto.

DESABROCHALOS, POR FAVOR.

Regué el aceite por toda su espalda, hasta llegar a sus caderas y vuelvo a escuchar.

SE TE HIZO OTRA VEZ QUERIDO YERNO…JAJAJAJA…

Al tener contacto mis manos con su piel, sentí como una descarga eléctrica que despertó mi verga con una tremenda erección, que casi era imposible de ocultar, en aquellos diminutos pantalones cortos,

SIGUE CON MIS PIERNAS, MI NIÑO.

En la medida que esparcía el aceite en sus gruesas y duras piernas mis pensamientos y mi vista se perdían en admirar y soñar con poseer, ese voluminoso y espectacular trasero.

Sinceramente mi suegra, con ese cuerpazo y esa cara, jamás aparentaba la edad que tenía y más bien cualquier persona al verla junto a sus hijas  hubiera pensado que era la hermana mayor de las tres.

Mientras acariciaba sus pantorrillas con el aceite, separaba sus piernas y me dejaba ver su primorosa vulva, y al mismo tiempo demandaba…

MAS ARRIBA MI CIELO..

Y producto de mi alucinación y deseo, me atreví a masajear su entrepierna casi rosando la tela que cubría su vagina.

Cuando hice esa acción, puedo jurar que escuche un gemido y se dio la vuelta inmediatamente y su vista se clavó en la bragueta para ver mi erección.

Para disimular me di la media vuelta y me lance al agua de la alberca.

Me siguió y se puso a jugar conmigo como si me estuviera ahogando por la fuerza.

Viendo, lo que podría pasar de seguir el juego me despedí de ella y me fui a mi chalet.

Otro día más.

Estoy sacando mi automóvil para ir a la oficina, cuando de pronto sale por la puerta y me dice…

Héctor me vas a dejar sola en casa para que me aburra como una ostra.

¿Puedes llevarme contigo?

¿Claro que si querida suegra?

Llámame BRIDGETT por favor, subo por mis cosas y ya regreso.

Pasaron los minutos y de pronto se escuchó un grito.

Entre rápidamente a la casa y la encontré en el suelo con una mueca en la cara de gran dolor.

 

  Me dijo que se había caído al bajar la escalera y que tenía un fuerte dolor en todo su lado derecho y que la ayudara a volver a su habitación, para acostarse porque no aguantaba el dolor.

La cargue en mis brazos y la lleve hasta su cama.

Y me pidió ayuda para bajar la cremallera de su vestido y todo paso tan rápido que solo quedo en una finísima ropa interior

 Por lo que salí disparado de su recamara, porque de seguir ahí un minuto más, me hubiera tirado sobre ella.

 

Pasaron 15 días desde que llego mi querida suegra, y una noche al regresar y bajarme del automóvil escucho un tremendo relajo dentro de la casa, en el que madre e hijas se decían las cosas a gritos y mi nombre se escuchaba como punto de discordia,

Me fui directamente a mi departamento y espere al resultado final.

Mi coqueta apareció al cabo de las horas y me dijo…

Mi madre descubrió que tú vives para las dos y empezó a darse cuenta cuando vio la lencería que yo usaba y recordó que te había visto comprándola  en la tienda y le pregunto a Remy, que le enseñara su regalo y pregunto…

 ¿Por qué un novio compra ropa interior para su novia y su cuñada?

Además nos ha visto en nuestras escapadas en la madrugada, cuando venimos a visitarte.

Así también en nuestro comportamiento cuando estamos contigo.

 

Al cabo de media hora apareció Remy, y los tres no abrazamos en completa paz.

Les pedí que regresaran con la madre y que entendieran su dolor.

En la mañana cuando estoy por subir a mi automóvil, veo una nota en el vidrio sujetada por una de las escobillas del limpia parabrisas que decía…

Quiero hablar con usted antes de partir a mi ciudad, lo estaré esperando en el hotel tal,  a las 2 pm, pregunte en recepción por el número de habitación, …BRIDGETT

 

Llegue al lujoso hotel, con algo de preocupación, pero luego de pensarlo me dije…AL TORO POR LOS CUERNOS… y subí a la habitación.

Toque a la puerta, y aquella teutona rubia, vestida en una forma majestuosa, soberbia y elegante, me abrió la puerta y al solo cerrar, me coloco en plena cara, una fuerte cachetada, para después decirme.

Dele gracias a Dios que no soy hombre, porque si no hace horas le hubiera pegado un tiro, por pervertido y por haber engañado a mis hijas, de la forma como lo hizo.

Perdone señora…

Cuando me conoció, lo primero que me dijo que yo era la respuesta a sus plegarias, porque pensaba que sus hijas eran “TORTILLERAS” y cito textualmente, el adjetivo que usted uso.

Ahora resulta que soy un pervertido, por convertirlas en reales hembras, al igual que su madre.

.

Son tan bellas, lucen iguales, pero son tan diferentes que al final me fue imposible decidirme por tal o por cual y antes de decidirme por una, prefiero perderlas a las dos, para no hacerle ningún daño a ninguna de ellas.

A lo cual respondió…

 

Es un descarado, y ahora quiere aparecer como si usted fuera la víctima, cuando es nada más que un gigolo profesional, que a engatusado con sus atributos de hombre a dos indefensas mujeres necesitadas de amor y enfermas por sus traumas psicológicos de juventud.

Disculpe divina señora, pero quien habla de gigolo, cuando usted pasó provocándome con sus bromas de doble sentido, al grado que me pidió que le untara aceite, cuando estaba medio desnuda y me provoco una descomunal erección al ver semejante cuerpo, que tuve que escapar a como diera lugar, para que no viera mi estado de excitación,

 Y estuvo a su vez.

Siguiéndome dentro de la alberca para seguir con su provocación.

Seguidamente, me pidió ayuda para quitarse el vestido, con toda la intención de que la viera en su ropa interior y no tuve más remedio que salir huyendo porque de lo contrario  mmm…

Está bien, soy un gigolo, pero usted acepte que quería quitarse la calentura conmigo,

Como se atreve insolente y levanto su mano para darme otra bofetada, pero le detuve su mano en el aire,  la tome por la cintura y le di un beso en esa deliciosa boca con todo y lengua

  Su esbelta hermosura y un cuerpo estilizado, producto del trabajo en un gimnasio, hicieron posible que se separase de mí.

Volví nuevamente y la tome de la cintura y me fui directamente al cuello para besarla y mis manos  fueron a apretar y acariciar sus enormes nalgas y su voz de protesta se escuchaba.

 

Deténgase por favor, o llamo a la policía y lo acuso por intento de violación.

Si me van acusar por algo, no va a ser por intento.

Estúpido, ¿quién se cree que es?

No sabe con quién se está metiendo

Claro que lo sé, con la mujer más bella, que me volvió loco de deseo desde la primera vez que la vi.

No sea tonto, y compórtese como el caballero que creí que era

Usted lo dijo, “ERA”, no sabe  usted,  que estas piernas y estas nalgas, le hacen perder la razón a cualquiera y eso usted bien lo sabe, porque las utiliza a la perfección.

En un momento de nuestro forcejeo,  pego contra una pared y una de mis manos libres se fue en busca de una de sus tetas y logro tocarlas a través del sujetador que la resguardaba.

Cuando sintió mi mano, reacciono con más fuerza, pero nuevamente la bese y ella me esquivaba girando su cabeza.

Volví a utilizar mi mano, pero esta vez la lleve por un recorrido por encima de su falda hasta levantar  su ruedo  e introduje mi mano en medio de sus piernas, las cuales cerro con toda su fuerza, lanzando al mismo tiempo, la mayor cantidad de insultos, al saberse que solo a escasos centímetros,  su intimidad más protegida, estaría al alcance de mi mano.

 

Presione con más fuerza y mis dedos  detectaron la seda de su braga,  mi dedo medio lo coloque en posición, y sentí como el mismo, estaba sobando su clítoris y su concha, en toda su totalidad.

ESTAS CALIENTE EN VERDAD BRIDGETT, SIENTO TODA TU HUMEDAD.

Sus insultos pararon y su resistencia era casi nula y su boca solo se abrió para responderme con un beso.

Desde que vi tu erección en la alberca pude entender como mujer, porque mis hijas están locas por ti.

Le subí totalmente la falda y mis manos se apoderaron de su hermosísimo trasero y me deleite en un grado demencial, el palpar con mis propias manos su grandiosas nalgas.

Sus manos estaban alrededor de mi cuello y poco a poco bajo su mano derecha buscando mi bragueta y palpar su verga que era la cura que necesitaba,  para su calentura vaginal.

Me baje el cierre.  Saque mi herramienta, le baje apenas  su braga y coloque mi verga muy cerca de su concha y agachándome un poquito y con la ayuda de mis dedos, y dando un leve empujón la punta de mi glande estaba dentro de ella,

Me la estaba cogiendo parado y con toda nuestra ropa puesta,

Ella trataba de abrir sus piernas pero sus bragas a medio bajar se lo impedían.

Casi llorando me decía…

METELA HASTA DENTRO,

ASSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

DIOS MIO,

NUNCA ME HAN COGIDO ASI.

QUE SABROSO

TENIAS RAZON HECTOR, TUVE CALENTURA DESDE EL PRIMER DIA QUE TE VI.

QUE VERGA TIENES HIJO, CON RAZON MIS HIJAS ESTAN LOCAS POR VOS.

MI QUERIDA BRIDGETT, TE VOY A DAR UNA COGIDA, QUE UN DIA VAS A QUERER REPETIR, Y ESO TE LO JURO.

Se la saque, y le baje totalmente la braga, la tire al piso y le abrí las piernas y se la deje ir hasta el fondo y le pregunte,

¿Qué le parece querida suegra, la inyección está a su medida?

Me quedo viendo a los ojos y me dijo…

SOS UN AMOR Y LO QUE ME ENCANTA ES  LO GRUESA Y EL LARGO JUSTO PARA MI.

Mi querida  BRIDGETT, hoy te vas a sentir diferente y lo vas a saber mejor, cuando compares tu mejor noche en el pasado, con lo que va a pasar especialmente  este día, Te juro que lo vas a recordar por siempre.

Le levante al máximo las piernas, y le metía la verga a máxima velocidad y al cabo de cinco minutos la escucho clamar…

 

HIJITO MIOOOOO, QUEEE RICOOO COGESSS,  PAPITOOOOO  MIOOOOO,  ASIIIIII MIIII  CIELOOOO.

ASIIIIIIIIII    ASIIIIIIIII     ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII  

Me abrazaba, me besaba  y yo todavía ensartado dentro de ella con mi verga haciéndola palpitar para que sintiera que aún había para largo rato.

Nos levantamos del piso y nos dirigimos al baño, durante ese pequeño trayecto nos fuimos desnudando pieza por pieza, y al quedar completamente desnudos,  mi deseo estaba haciéndose mayúsculo, el trasero de esa alemana era algo digno de admirar y solo una promesa me hice para mí mismo.

QUE ESE DIVINO CULO, SERIA MIO ANTES DE TERMINAR LA NOCHE.

Llegamos al baño y después de una corta ducha su primera reacción fue agarrar mi verga y darle de besos  a todo su largo y grosor.

Y sus frases eran…

Que linda paloma, quisiera tenerla dentro de mí, por toda la vida.

Mi bella y linda suegra, esta verga será suya todas las veces que usted quiera.

Y como una poseída se la metía en la boca, queriendo tragársela entera y la soltaba porque se escapaba de ahogar, al final decía que no se iba a rendir hasta tragársela entera así le tomara el tiempo que fuera para darse ese placer.

 

 

 

Le pedí que me acompañara y la lleve a la cama y que buscara el aceite que me pidió que le untara cuando estábamos en la alberca.

Me dijo que tenía algo mejor y me dio un bote de crema aceitosa, que tenía un olor y fragancia como si fuera una loción francesa.

La hice que se recostara y comencé a esparcir la crema por sus adorables lolas, que al contacto de mis manos con sus pezones, se transformaron en sendos pitones capaces de sacarle un ojo a cualquiera.

 Sus ojos se fueron cerrando poco a poco y mis manos ya se encontraban masajeando su pelvis,

Algo que me llamo la atención fue el poco vello  púbico y el color miel que tenían, le masajee suavemente su vagina y su clítoris se mostraba todo respingón, listo para entrar en acción.

Frote  sus admirables piernas y le ordene que se diera la vuelta.

Al mismo tiempo que decía en voz alta, para que me escuchara.

 

Así soñaba con tener este culo, cuando lo admiraba como un perdido, soñando que sería  mío, algún día.

Y ahora no es un sueño, 

¡Es mío!

Si hijito, es suyo pero cójame que ya no aguanto más.

Le besaba las nalgas y buscaba la crema para untar una buena cantidad, y luego lo pasaba  por su orificio anal  y esparcía la crema alrededor y dentro de él.

Hundí mi cara en medio de sus nalgas y mi lengua y labios se adueñaron de esa zona.

Roce con mi lengua  su estrecha entrada,

 Que provocaron que mi adorada y preciosa suegra, levantara su trasero, por las extrañas sensaciones, que esas únicas y placenteras caricias,  se avivaban por primera vez en ella

HIJITO LINDO, QUE ME ESTAS HACIENDO, QUE EXTRAÑO, PERO QUE SABROSO, LO QUE ME HACES SENTIR.

Le  pedí que se volteara nuevamente, y me lance en busca de mi roja cereza y nuevamente mis labios y mi lengua  se convirtieron en los autores materiales del indescriptible asalto que sufrió ese pequeño botón, que fue incapaz de soportar lambidas, chupetones y más que una pequeña mordida,

 Al escuchar sus lamentos y quejidos de placer de mi adorada suegrita, le anuncio en voz alta……

ESTO ES PARA QUE TE ACUERDES DE MI.

Y coloque mi dedo medio, en la entrada de su recto y la fui penetrando.

Y de repente escucho una frase larga y tendida.

YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA     HIJITOOOOOOOOOOOOOOOO  MIOOOOOOOOOOOOOOOOO

Me levante de la cama y entre al baño a ducharme. Y al  salir busque mi ropa, y me acerque a la cama donde yacía mí suegra y le dije.

 

 

Vístase que la espero en la cafetería del hotel, para comer algo, porque todavía le falta lo mejor, cuando le pegue la cogida que nunca olvidara.

Como a la media hora bajo y hay que decirlo, mi deliciosa y escultural suegra, lucia radiante y sin dudarlo era la joya de la corona, por su porte, elegancia y belleza.

Su vestimenta era impecable, y muy sonriente se sentó frente a mí,  en un pequeño rincón, que yo había escogido, para proteger nuestra intimidad.

Mi querido Héctor, tengo que felicitarte, hoy me hiciste dos cosas que nunca  me hicieron antes, coger parados fue increíble, cuando sentí tu paloma dentro de mi  te juro que tuve mi primer orgasmo, y es que tienes una verga tan gruesa,  que solo al recordarme que la tuve dentro de mí.

 Estoy, más caliente que la primera vez, y quiero que me cojas otra vez,

La segunda, cuando me besaste el trasero, porque sentí un escalofrió que corrió por toda mi columna y que fue como un estallido interior al sentir tu dedo, entrando por mi ano, dentro de mí…

Con razón tienes locas a mis hijas y si todavía dices que me falta lo mejor, tal vez me una al club,

 

 

 

 

La forma tan clara y sincera, para confesarme sus emociones, sentimientos y deseos que tuvo en su intimidad conmigo.               Me hizo recordarme, que cuando trate de analizar su personalidad en nuestros primeros encuentros, nunca estuve equivocado y que esta preciosura de mujer era el premio mayor de la lotería, le encantaba el sexo, pero no en cantidad, si no, que en calidad,

Por eso me atreví, a confesarme con ella.

Mi hermosa y soñada Bridges, ahora que hicimos el amor estoy más confundido todavía, por un lado, amo a tus hijas, pero por el otro, estos últimos quince días me han hecho soñarte, desearte y amarte como un adolecente que se enamora de su maestra , y ahora solo quisiera pasar el tiempo haciéndote el amor.

Héctor, hijito mío, usted me ha hecho venir tres veces en menos de dos horas y  si ya termino de comer, quiero que me vuelva a coger, así que vámonos para la habitación,

BRIDGETT, Solo te quiero pedir un favor, que cuando entremos  te desnudes muy despacio para mi Y  me exhibas ese monumental trasero, cuando lo vayas descubriendo al quitarte tu ropa interior.

Y la función empezó, quitándose una ceñida falda crema que cayó a sus pies  y dándose la espalda se inclinó para recogerla mostrando su colosal trasero, se siguió desnudando hasta quedar en un erótico conjunto de ropa interior, haciéndome la aclaración que era idéntico a los que yo había comprado para sus hijas con la diferencia que el suyo era de color blanco.

Quedo completamente desnuda, solamente  calzando unos  zapatos de tacón alto, que la hacían lucir sencillamente maravillosa al caminar.

Se acercó a la cama y me ayudo a desnudar y solo espero que saliera el bóxer y en segundos se apodero de su tranca.

HIJITO MIO, QUE VERGA MAS LINDA ME VAS A DAR.

La tomo como la vez anterior, la colmo de besos  para luego tratar de tragársela por completo, pero con los mismos resultados.

Te voy hacer el amor, como lo hago con una de ellas y la fui acariciando lo más lento posible, besando sus tetas su cuello y le daba tiernos besos en su boca para luego rematar chupando con ansias  sus pezones,  

Le metí la verga hasta el fondo,  la deje ahí por varios segundos, sin hacer ningún movimiento, para que sintiera el grosor y lo largo y también como aumentaban sus dimensiones, cuando la hacía palpitar.

HIJITO BELLO, QUE RICO COGES MI AMOR,

DEJELA  AHIIII EN EL FONDO,

HAGALA QUE SE PONGA A LATIR CHIQUITO MIOOOOO

Estuvimos en esa posición por más de 15 minutos y luego me tendí en la cama y la invite a que se sentara y  se ensartara sola su tranca, era casi la misma posición, pero con la modalidad que ella estaba arriba, yo seguía pulsando mi verga.

Ella solo se movía para inclinarse, para darme largos besos en la boca o para traerme sus tetas, para que se la chupara o lambiera.

 

 

Y de vez en cuando me susurraba al oído…

SIENTO QUE YA ME VOY A VENIR MI NIÑO.

QUE RICO SIENTO,

Cuando escucho esas frases nos damos la vuelta

 Pongo sus piernas en mis hombros, la embisto frenéticamente a más no poder y siento que exploto dentro de ella, con un enorme chorro, a consecuencia de tanta excitación de esa tarde,  al mismo tiempo mi querida suegrita pega un grito diciendo…

ME CORROOOOO,   SI SISISISI     YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

MMMMMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII CIIIIIIIIIIIIIEEEEEELLLLLLLLLOOOOOOOOOOOOOOOO.

 

Me levanto y veo que en la sabana hay un enorme pozo de jugos,  que una parte parece semen, pero hay algo más.

Mi suegra  medio levanta su cuerpo de la cama y observa lo mismo que yo, y me dice,..

Yo también sentí que explote por dentro.

Nos metimos en la ducha, y no parábamos de besarnos, salimos agarrados de las manos y volvimos a la cama,

¿Héctor, con quien haces el amor  de esa forma tan tierna?

Pues esa es la respuesta, con la más tierna.

Pedimos unos tragos y  algo de comer y mi despampanante suegra se preparó para recibir el pedido y  para abrir la puerta, se puso una nueva ropa interior, se puso una bata y se dirigió a la sala de la suite, para esperar el pedido.

Durante  los aperitivos, volvió a recordar la mancha y me dijo…

Tengo 46 años de edad, y nunca en todas mis relaciones sexuales que he tenido, jamás me había ocurrido nada igual a lo que sentí hoy,

Fue igual a lo que sienten ustedes los hombres al terminar,

Por lo general uno de mujer  se humedece en su zona genital,  pero hasta ahí,

 ¿Qué fue lo que paso hoy?

Para averiguarlo tendré que consultar con mi médico.

Vamos a dejar claro una cosa, tú te quedaras con mis hijas pero te pongo una condición.

  Cada 15 días tendrás que venir a mi ciudad con el pretexto de ponerte al corriente con los asuntos de la familia, y curar mi calentura por un periodo de tres días,

¿Aceptas mi cielo?

No mi reina, que sean cuatro, cada 15 días,

 

 

  

Nos fuimos a la habitación, le quite la bata y se subió a la cama, le dije que se pusiera como una gatita en cuatro patas, para que me enseñara el trasero y haciendo gala de una erótica coreografía, movía su culo  mientras seguía mis gestos y  movimientos, con una picara mirada,

Mientras tanto yo, buscaba y tomaba el bote de crema aceitosa.

Le acaricie las nalgas con mis dos manos, baje la braga totalmente y coloque mi verga en la entrada de su concha y de un solo empujón se la deje ir hasta el fondo, le di ritmo a mis embestidas y cuando la escucho jadear, le pego la primera nalgada, acelero el ritmo y le asesto otra nalgada más fuerte y comienza el coro celestial.

MAS MI NIÑO,  MASSSSS, MASSSSSSS   FUERTEEEEEEEEE

Le aprieto las nalgas con fuerza y las azoto, me inclino para morderle la espalda con mis dientes y sus reacciones son una mezcla de placer y dolor, aumento la velocidad y…

DAME VERGA NIÑO HERMOSO,    HASTA EL FONDO…. SSSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIII PAPITOOOOOOOO

Saco mi tranca y palpo su concha con mis dedos, abro el bote de crema aceitosa, y  la  riego por todo su orificio anal y coloco mi verga enfrente de su ano le doy dos fuertes nalgadas y empujo mi verga y pega el grito…………..

ESTUPIDO, PENDEJO NO TE ATREVAAAAAAAAAASSSSS

SACALA IDIOTA, ES MUY GRANDE Y GRUESA

TENGO MUCHO DOLOR

 

Pero mi glande, ya está dentro, le doy varios azotes más y le digo en voz alta.

 DESPUES VAS A ROGARME POR QUE TE LO VUELVA HACER…

La tenía por la mitad, le acariciaba sus nalgas baje a buscar mis lolas y por ultimo mi dedo medio busco su clítoris y el coro comenzó de nuevo,

DESPACIO MI NIÑO, ES MI PRIMERA VEZ Y DUELE MUCHO,

Me detuve un rato dándole tiempo a su esfínter para que se dilatara y en la primera oportunidad se la deje ir hasta el fondo.

ESTABA TOTALMENTE ENSARTADA,

Me quede totalmente congelado en esa posición por dos o tres minutos,  para luego reiniciar lentamente una a una mis embestidas.

¿QUE SIENTES SUEGRITA BELLA Y HERMOSA?

DESPACIO PAPACITO LINDO, ME HAS CONVERTIDO EN TÚ PUTA, PERO AHORA TÚ VERGA, LA CONSIENTO CON TODO SU GROSOR

Mis empujes cobraron velocidad  y tras varias nalgadas con la palma de mi mano, mi verga se movía dentro, con toda normalidad y  comodidad,

Le tome una de su manos y le lleve  a masajear su clítoris y sus cantos de placer aparecieron en sus tonadas.

PAPACITO BELLO, QUE ME HAS HECHO, EN QUE CLASE DE PUTA ME HAS CONVETIDO, PORQUE SIENTO TANTO PLACER

MÁS FUERTE MI NIÑO, QUE CULEADA POR DIOS

Y debido al canto de placer de mi suegra, sentí que estallaba dentro de ella y al mismo tiempo mi reina hundía la cabeza en la almohada y exponía en toda su exuberancia su hermoso trasero y una onda de placer recorrió todo su cuerpo en un éxtasis que la sumergió en una profunda calma.

PAPITO MIOOOOOO, HIJITOOO DE MI CORAZONNN…

QUEEE RICOOO  COGESSS MMMIIII REYYYY     MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM

 

 

Me levante de la cama  decidido a darme una buena ducha con jabón, a causa del olor que se me había impregnado, de algunos residuos de heces fecales, de mi preciosa suegra.

 

Me fui a la sala a buscar algo de beber y como a los 15 minutos  aparece mi desflorada suegra y me dice,

Mi tierno precioso, mi primer marido me quito mi virginidad a los 15 años.

 Y tu demonio hermoso, me rompiste el culo a mi edad, eso te convierte en mi dueño absoluto y te ganaste el derecho de ser mi segundo marido en su total y legitima propiedad

 De aquí en adelante soy tu puta y quiero que hagas conmigo lo que tú desees  o quieras hacer en la cama,  porque ere mi amor y señor.

La quede viendo con mucha pasión y le dije…

Súbase a mis piernas que  quiero meter mi verga en el único lugar al cual realmente pertenece…

Se quitó la braga que traía puesta y se acomodó entre mis piernas y tomando mi verga con su mano, la dirigió con mucha seguridad en su deliciosa concha y se ensarto en ella,

Pasamos como media hora  diciéndonos las frases más hermosas que nuestros oídos querían escuchar  y casi llorando me decía…

Esta noche lo quiero solo para mí, y mañana me ti ene que ir a dejar al aeropuerto, y dentro de once días llamare a la casa para enviarle el pasaje y darme los cuatro días que me prometió

Le advierto que antes de irme me tiene que culear y darme mi vacuna para poder soportar cualquier clase de calentura hasta que usted llegue,

 A la mañana siguiente la hice correr dos veces

 

 

Una promesa de un reencuentro cercano quedo  entre nosotros

Regrese donde mis gemelas y las encontré llorando, habían estado muy  preocupadas en vista que no aparecí en toda la noche y pensaron lo peor,

Les explique que había estado con su madre y después de mucho platicar al fin ella entendió que estaba profundamente enamorado de sus hijas y que no podía escoger a una en particular, en vista que cada una tenía algo único  y que juntas eran mi mujer perfecta,

Además, quiero decirles, que mi suegra, me pidió que la visitase cada 15 días, para que la ayudara y que me pusiera al tanto del patrimonio de ustedes y sus futuros hijos, es por esa razón que dentro de 11 días, mandara un pasaje aéreo para que la visite

Las dos se me tiraron al cuello  muy alegres por haber resuelto el problema con su madre y decidieron llevar mis cosas de vuelta a la habitación, para dormirnos los tres.

MI VISITA A LA SUEGRA

La hora 9 am

Aterriza el avión y todos  los pasajeros nos encaminamos al gran salón del aeropuerto y al cruzar la puerta de salida, veo a mi escultural suegra levantando la mano para que la viera.

Nuestro saludo fue de lo más normal entre dos familiares con la salvedad que cuando sus labios se acercaron para besarme, me dijo al oído…

Ya estoy caliente con solo verte mi amor,

 

 

 

Buscamos su auto y ya en el trayecto me dio un beso en la boca y tocando su tranca por encima del pantalón me advirtió…

Vamos a ir primero a mi oficina, para darte la bienvenida y sonrió pícaramente.

¿De verdad, estas caliente solo de verme?

¿Por qué no lo compruebas por ti mismo?

Me acerque a ella, y puse mi mano entre sus piernas y la fui metiendo hasta tocar sus bragas, separe el elástico y levemente penetre su concha con el dedo y este salió completamente mojado por sus jugos, los olí con una fuerte aspiración para seguidamente chupar mi dedo y decirle apasionadamente…

Necesitaba recordar este olor y sabor, para que mi amigo despierte y me baje el cierre de la bragueta y mi verga casi salta de la emoción,

Mi adorada BRIDGETT, la vio, y se hizo a un lado de la carretera   y se inclinó para besarla y trato de tragársela pero volvió a fallar, arranco nuevamente y nos pusimos en camino.

Llegamos a una gran planta industrial.

Entramos a las oficinas y al llegar donde la secretaria le dijo…

Por favor, estrictamente, no quiero ser molestada, porque tengo asuntos muy importantes que tratar con mi yerno y siguió caminando hasta llegar a una enorme puerta donde se encontraba su oficina,

Cerró con todo y seguro  y se pegó a la pared y me dijo…

 

 COJAME AQUÍ MISMO AMOR, IGUAL QUE LA PRIMERA VEZ.

La bese empezando por su cuello, desabroche los botones de la blusa, tome mis tetas y medio las mordí y chupe

  Mis manos bajaron por su falda para subirla hasta sus caderas y me apodere de mi portentoso trasero el cual acaricie y apreté con todo el deseo de poseerlo, para luego deslizar su lujosa y erótica prenda y quitársela completamente y recogerla para aspirar profundamente su aroma.

Me saque la tranca, abrí sus piernas y la frote contra su grandiosa vagina y trate de encontrar el sendero para llegar a lo más profundo de ese túnel, que conduce al máximo goce del placer.

Con un poco de dificultad lo encontré y tras un fuerte empujón la mitad de mi verga estaba dentro.

PAPITO MIO, COMO HABIA SOÑADO CON ESTA COGIDA OTRA VEZ…. QUE RICO MI CIELO,  SOLO TU SABES COMO ME GUSTA…

UN POQUITO MAS MI CIELO

1.    Y EMPUJO NUEVAMENTE CON MAYOR CELERIDAD Y………….

ASLLLLLLLLLLLL        MMIIIIIIIIII  AAAMORRRRRRRRRRR

ASIIII    ASIIIIIII   ASIIIIIIIIIIIII    ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

La levanto totalmente de las piernas y se agarra de mi cuello  y con mi tranca dentro, camino unos cinco pasos  y caigo sentado en un sofá con su peso encima.

  En ese preciso momento,  mi verga, se fue totalmente hasta el fondo de su ser.

MI NIÑO QUE CORRIDA, COMO ME HACES SENTIR MUJER, TE AMO  HIJITOOO.

Sabiendo que le gustaba esa posición y sobre todo que se la hiciera palpitar dentro de su vagina.

 La mantuve así por un buen rato.

¿Quieres más amorcito?

Mejor en la casa mi cielo, porque aquí no puedo ni gritar de lo tanto que me gusta que me cojas, pero estuviste divino mi niño.

Nos arreglamos para irnos, y al pasar por unas oficinas llamo a uno de los ejecutivos y le dijo…

Me hace un cheque a nombre de mi yerno y me presento con él para luego agregar…

Mi secretaria le dará todos los detalles y lo carga a  gastos de gerencia.

Y salimos con rumbo a su casa.

Algo me sorprendió porque salimos de la ciudad y por un letrero que decía “BUEN VIAJE Y VUELVA PRONTO”, recorrimos como diez kilómetros y  entramos a un desvió que nos llevó a una gran cerca la cual abrió a control remoto y a unos doscientos metros se encontraba una gran casona dos o tres veces más grande que la de las hijas y estaciono el carro en un enorme garaje donde habían varios automóviles más.

Cuando entramos a la casa lo primero que me llamo la atención fue una enorme pintura de un hombre con un gran bigote que me llamo la curiosidad  y pregunte…

¿Quién es?

Mi difunto marido.

Tu mujer es y será  muy feliz y eso te lo garantizo…

Y me volteo a ver y se puso a reír.

Tras un breve momento apareció una mujer también rubia que me dejo sorprendido al ver que era el vivo retrato de BRIDGETT y que resulto ser su hermana gemela de nombre BRIGITTE

Eran idénticas en todo, la única diferencia es que BRIGITTE, vestía totalmente de negro y su cara reflejaba algo parecido a la tristeza y su desdicha por la vida.

Mi querida suegra hizo las presentaciones y me acerque para depositarle un tierno beso en las mejillas, y al saber quién era me abrazo y pregunto con quién de sus sobrinas me iba a casar y mi suegra se puso a reír y contesto.

Todavía aún no se decide, porque le gustan las dos.

 Y nos echamos a reír.

Por favor hermanita, lleva a Héctor, a la habitación que tenemos para él.

BRIGITTE, me enseño el camino.

Mi habitación se encontraba en la segunda planta al final de un largo corredor.

Mientras íbamos subiendo las escaleras, me deleitaba la vista con un espléndido trasero, que se notaba que desnudo sería algo digno de ver.

 

 

Llegamos a la habitación y tomo mi maleta para colgar mi ropa, no sin antes hacerme todas las preguntas de quien era y como conocí a sus niñas.

Su trato era en extremo agradable, pero muy parco en sus respuestas cuando le hacia una pregunta personal, como el caso si estaba casada y su respuesta llana y corta era “NO”

Bajamos nuevamente a la sala y BRIDGETT me llamo que quería enseñarme algo en su cuarto y también le dijo a su hermana que revisara como iba el almuerzo  y que a la  una, (1) pm lo sirviera,

En ese momento eran las 11 ½ de la mañana.

Subimos nuevamente las escaleras y su habitación quedaba en el ala opuesta a la mía.

Entramos y cerramos la puerta y como dos enajenados nos tumbamos en la cama y me la comía a besos y le dije desnúdate para mí…

Corrió hacerlo y al terminar se inclinó para tomar la braga y  la puso en mi nariz.

Dame el culito amor…

En la noche mi cielo, ahora cógeme como a la tierna.

Le chupe su concha, que estaba más húmeda que nunca por su primera corrida.

 Me prepare para dejarle ir mi verga hasta el fondo, coloque mis manos entre sus piernas para ponerla pies arriba y dejarle ir mi verga hasta donde pudiera entrar,

Me miraba con unos ojos llenos de deseo y su  mano acariciaba parte de su vagina y con la otra me trataba de jalar hacia ella para besarme y al mismo tiempo decía…

PAPACITO LINDO, QUE RICO COGES, DIEZ DIAS FUERON ETERMOS PENSANDO EN TI, NO QUISIERA  DEJARTE IR, TE NECESITO, NECESITO TU VERGA PARA SER FELIZ,

 

COGEME MI REY, HASLA QUE BRINQUE

ASIIIIIIIIIIII   ASSSIIIIIII

ALIGERE EL PASO A TODA VELOCIDAD Y…

DIOSSS MIOOOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Y al escuchar su  canto al éxtasis, explote como si fuera la última vez.

BRIDGETT  MI VIDA, NO SE QUE ME PASA, PERO ESTOY LOCO POR TI…

Nos quedamos un buen rato en la cama, preguntándome como la pasaba con las hijas y que cuando le iba a dar el primer nieto

En eso le pregunto,

¿No te parece, que con las venidas que tengo contigo es más fácil que te preñe a ti?

Mi cielo, ya estoy vieja para eso, pero aún estoy reglando, pero como te dije, eres mi segundo marido y sea lo que Dios quiera.

¿Si quieres termino afuera?

JAMAS, mi concha y mi culo, es para que tú los disfrutes al natural.

 

 

BRIDGETT, porque a tu hermana la note muy triste y totalmente vestida de negro.- ¿Se murió alguien?

Se puso a reír y me contesto.

En efecto  su prometido murió hace 25 años y todavía está de luto porque juro no casarse, y todavía lo recuerda,

 En verdad, esta medio loca mi hermana.

Y no volvimos a tocar el tema.

Bajamos a comer y la comida fue deliciosa, porque además las bromas de BRIDGETT, eran para matar de risa a cualquiera, en un momento hizo enojar a la hermana, al referirse que el luto lo llevaba hasta en la ropa interior y BRIGITTE se levantó de la mesa casi llorando.

Yo quise seguirla para consolarla, pero mi suegrita me dijo…

Déjala, siempre es así y ya se le pasara.

Héctor me tengo que ir y regresare como a las 6 pm, si quieres salir BRIGITTE, tiene que hacer unas compras y puedes ir con ella, para que conozcas más de la ciudad, a la noche regreso para darte lo que te prometí.

Busque a la hermana y le dije lo que mi suegra me recomendó

  Muy alegre me respondió que saldríamos en lo que terminaba de hacer la lista de lo que faltaba.

Salimos en la gira y llegamos a un súper mercado

  Tomamos dos carretillas y nos repartimos la lista de compras, fuimos a varios lugares a buscar otras cosas que faltaban y una vez que terminamos la invite a  tomar una bebida.

 Me dijo que no tomaba alcohol de ningún tipo. Y le replique, cuando digo bebida me refiero a una cola gaseosa o un fresco natural, ya que está haciendo calor.

 

Entramos a un restaurante y como siempre era casi imposible sacarle una conversación,

Nuestro regreso a casa tomaría como media hora, y decidimos regresar, mientras me enseñaba las zonas más turísticas de la ciudad.

Ya en nuestro regreso a  casa, le hago el siguiente comentario…

Sabes BRIGITTE, que tú eres muy sumisa y tímida, y creo que te menosprecias sin ninguna razón, tu hermana te hizo una broma muy desagradable, pero creo que lo hace porque te quiere, y le duele que te consumas en un doloroso pasado.

Como hombre, puedo decirte que eres bellísima a pesar de la forma que te vistes, y si cambiaras un poquito, como quiere tu hermana, posiblemente aparentarías mucho menos la edad de la que tienes,

Posees un cuerpazo que ya envidiarían muchas jovencitas de mi edad.

 Prometo traerte un regalo la próxima vez que regrese. Porque según tú hermana, tengo que ponerme al día en varias cosas, que ella necesita poner al corriente  en la capital.

Ojala me tomes a bien mi comentario,

Porque me encantas por tu amabilidad y la forma en que me recibiste en tu casa.

Deseo de todo corazón ser digno de tu amistad y cariño, como yo lo empiezo a sentir por ti.

Se puso a reír y me dijo…

No sigas porque me pongo a llorar, y gracias por tus palabras porque necesitaba oírlas.

Y muy alegres seguimos el camino.

 

 Esa noche cenamos, les conté sobre mi país y parte de mi trabajo, así como también me contaron la historia de su familia.

Estas alemanas eran divinas, una vez que tú formabas parte de su círculo.

 Me hicieron muchas invitaciones, desde lugares de diversión, como visitar la comarca donde pasaron su juventud.

Ya para retirarnos mi BRIDGETT me dice, que me espera en media hora, pero que tenga cuidado, porque el cuarto de BRIGITTE, está a la par de mi habitación.

BRIGITTE, me pregunta que me gusta en el desayuno y a qué hora me gusta comerlo, le doy los pormenores y subo a dormir.

Llego puntual a mi cita.

Mi voluptuosa reina casi brinca de la cama, y me recibe con la más fina ropa interior que haya visto, su color es  amarillo, tirando a café que hace  conjunto con su piel blanca en un grado súper erótico.

Sus tetas se ven enormes y majestuosas y su caminar en zapatos altos amarillos la hacen lucir deslumbrante.

Me colma de besos y se baja hasta ponerse de rodillas y busca mi verga para hacer lo mismo y la termina  de engullir, llegando a devorarla completamente

Se levanta  y con una pícara sonrisa me lleva hasta su cama y me dice…

Te necesito amor.

La beso largamente y trato luego de ahogarme en mis voluminosas lolas y sus manos me aprietan contra ellas, busco el broche para liberarlas y finalmente puedo depositar mi rostro en ellas, que están en extremo erguidas esperando sus caricias.

Su braga era exquisitamente sensual y  un deleite el deslizarlas para descubrir a mis dos grandes pasiones.

Mi concha con sus piernas cerradas, parecía como si se estuviera escondiendo ante lo que le esperaba, tomando sus gruesas pantorrillas las separe al máximo y hundí mis labios y mi lengua en esa  jugosa cueva para chupar en ella,  una pequeña cereza que se asomaba en todo su esplendor.

La acaricie en círculos, con pequeñas y suaves chupadas  y mi amorosa suegra entonaba su canto de placer, a todo volumen.

QUEEEEEEEE RICOOOO LOO HACESSS MIIIIII NIÑOOOOOOOO ASSSIIIIIIIIIIIII MMIIIIIIIII REYYYYYYYYYYYYYY         YAAAAAAAA    NOOOO  PUEDOOOO MASSSSSSSSSSSS

Cuando dijo esa frase, me levante a toda velocidad le ensarte la verga y mi dedo mayor en el culo y……..

ASSIIIII   AAAAAASSSSSSSSSIIII      AAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII………..YYYYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Lamento que  se oyó  en toda la casa.

Mi tranca la tuve empatada dentro de ella, por largo rato, y solo me besaba y me acariciaba el pelo.

Mientras tanto, hacia palpitar mi verga para que la siguiera sintiendo.

Mi niño a veces parece que voy a morir de tanto placer que me das, que rico siento aun con tu paloma brincando dentro de mí.

Me has hecho correrme tres veces y aún falta lo mejor.

¿Me quieres mi reina?

 

No te quiero, te adoro, y si me dejas ahora, quedaría peor que mi hermana.

 

¿Amorcito dónde puedo tomar un refresco de cola que tengo sed?

Baja a la sala y tomas el corredor al fondo  a la cocina y ahí está el refrigerador, pero mejor voy yo a traértelo amor.                                 No, ya vengo.

Abrí la puerta y pude ver una tenue luz en el fondo de mi habitación.

Regrese y la luz se había apagado.

Pase un buen rato acariciándola y besándola y le pedí que se volteara y que se pusiera en cuatro y sin mediar palabra se la deje ir hasta el fondo,  se la metía y sacaba lentamente, mientras le apretaba y acariciaba sus nalgas, para luego darle un pequeño azote y en señal de aceptación más exponía su trasero y su mano acariciaba mi verga cuando entraba y salía de su vagina y yo aumentaba mi fuerza en mis cachetadas,  cuando de repente grita…

AHORA MI CIELO.

Saco mi verga y se la ensarto en el ano.

 

 

 

         Y  un sonoro grito inunda la  habitación.

HAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY  MMMMMMMMMMMIIIIIIIIIIII   AAAAAAAMORRRRRRRR                QUE PLACER PERO COMO  DUELE LA ENTRADA.

Y apenas va la mitad, le pego tres azotes  y mi verga está dentro.

Le amaso las tetas y siento como sus dedos frotan su vagina.

Tomo velocidad en la penetración y….

MAS HIJITO, DAME NALGADAS, MAS FUERTE  MAS,  MAS,

ASIIIIII FUERTE     ASIIII   ASIIIIIIIIII      ASIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

YYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Y reviento dentro de ese trasero, que cuando saco mi verga un chorro de semen salió disparado de su ano sobre mí,  producto de un gas, de mi adorada suegra.

Nos fuimos a bañar y sumergidos en un elegante yacusi  mi suegra me confiesa.

Mi tierno amorcito, se acuerda cuando explote en el hotel,

Le pregunte a mi doctora, que pasaba conmigo y lo que contesto, fue, que eso no pasa seguido sino solo después de un gran orgasmo, producto de una gran cogida, y eso solo lo ha logrado usted.

Por eso se lo vuelvo a repetir usted es y será mi marido y esta verga es mía y de mis hijas y me beso como una poseída.

¿Qué vamos hacer mañana?

Mañana tengo que estar todo el día en la oficina porque es pago de quincena y le voy a pedir a BRIGITTE que te lleve a donde quieras si necesitas dinero le dices a mi hermana que pase por la planta para que recojas tu cheque.

Me despedí con un beso y me fui a dormir.

Cuando Salí al corredor escuche un crujir pero se lo achaque al viento de la noche.

 

Estimados lectores mis aventuras con mi suegra siguieron, era una diosa que necesitaba a diario una buena ración de sexo, pero ahora me voy a concentrar en BRIGITTE y leerán lo que paso si siguen leyendo.

 

BRIGITTE

 

Un rayo de sol en mi cara hizo que me despertara esa mañana y un desayuno estaba servido en una mesita frente a mi cama, y me pregunte quien había entrado a mi habitación y era por la pena que sentía, ya que siempre duermo completamente desnudo y como estaba haciendo calor no utilice ninguna frazada, el cuarto tenia aire acondicionado pero como sufro de sinusitis siempre lo apago después de una media hora para refrescar la habitación, y la persona que entro me vio en total desnudez.

 

Después de desayunar baje a la sala y pregunte a BRIGITTE, por su hermana y me contesto que había salido muy temprano para la oficina.

Con una sonrisa en la boca me dijo que me estaban esperando en la oficina, para entregarme un sobre, y que cuando quisiera ir que la buscara para llevarme.

Después de media hora le dije que estaba listo.

Ya en el automóvil le pregunte quien me había llevado el desayuno y con una mirada en mis ojos me dijo que ella fue.

Yo con mucha pena le pedí disculpas por haberme encontrado desnudo, ya que esa era mi costumbre de dormir.

Nuevamente me miro a los ojos y se volvió a reír.

Bueno por lo menos me agrada el día porque te he visto sonreír dos veces en lo que va de la mañana y volvió hacerlo, bueno van tres.

Llegamos a la planta y se quedó en el carro, mientras yo entraba.

Me anuncie con la secretaria y me dijo que mi suegra me estaba esperando.

Al solo asomar por su puerta mi BRIDGETT, salto sobre mí y me dijo…

VAMOS AL BAÑO PAPITO, PARA QUE ME LA META UN POQUITO,

Le subí la falda hice a un lado la braga y se la deje ir, parece mentira pero estaba tan caliente por la espera, que no pasaron ni cinco minutos y ya se había corrido, sinceramente esa mujer se ponía súper caliente con solo verme.

Me entrego el sobre y me despedí de ella  y le dije que iba a ir al cine si llegamos tarde para que lo supiera.

De vuelta con BRIGITTE, l e dije que quería ir de compras por unos regalos.

Me llevo a una lujosa tienda por departamentos y comenzamos a buscar.

BRIGITTE, como vamos a ir al cine quisiera que se quitara ese color negro y por favor escoja lo que le guste, Me dijo rotundamente que no, y que no insistiera más.

Me vas a resentir así que regresemos a casa.

Héctor es una promesa que hice.

No le conteste, y me dirigí al auto.

En el camino entramos a una gasolinera que tiene su propio Marquet y me baje a comprar un refresco.

Mientras me lo tomaba la vi aparecer por la puerta y se sentó a mi lado.

Disculpa Héctor, si estas resentido por despreciar tu gesto amable.

Te voy a explicar algo que tú no sabes de mí.

Cuando tenía veinte años estaba locamente enamorada del que iba a ser mi esposo al siguiente día.

   Se fue a celebrar su despedida de soltero  con sus amigos  y en un zafarrancho  que se armó, dos de sus mejores amigos  se pusieron a pelear sacando armas de fuego, y mi novio en ese momento, quiso impedir que las cosas pasaran a más y en un accidente de una caída de una arma esta cayó al suelo disparándose e hiriendo de muerte al que sería mi esposo.

En vez de celebrar una boda, celebramos un funeral y el día de su entierro jure en su tumba que vestiría de luto hasta que nos volviéramos a encontrar en la otra vida.

Por favor trata de comprender que lo que acabo de hacer está más que justificado.

 

Perdona BRIGITTE, pero siento mucha pena por el que iba a ser tu esposo, porque de seguro el estará penando en el más allá, al sentirse culpable de causarte tanta pena e infelicidad aun después de muerto.

Quiero ahora exponerte las cosas desde mi punto de vista,

Imagina que yo soy tu novio y que mañana nos casamos, sucede una pelea y soy yo el que mata a otra persona, me detiene la policía y me juzgan con una sentencia de cadena perpetua,

Pero tú estás locamente enamorada de mí, que me juras que me vas a esperar hasta que salga de prisión, así pase toda una vida,

¿Qué crees que haría yo?

Déjame responderte, en primer lugar si fueras a visitarme a la cárcel, te contaría una vil mentira, me haría el enojado contigo y me reiría de tu juramento, para darte a entender que todas las mujeres dicen lo mismo, y que son falsas en sus ofrecimientos.

Cuando te vea partir para no volverte a  ver jamás, lloraría como un niño, por el dolor de perderte, pero también estaría contento por otro lado, porque tendría  la seguridad de que algún día, tú serás feliz con alguien más y eso sería un gran alivio para mí, por el gran amor que te tengo.

¿Ahora qué dices?

Su cara se puso muy triste, y una lágrima apareció en su rostro y dijo…

Nunca nadie me hablo así, gracias Héctor.

¿Todavía quieres ir al cine?

Vamos a comprar mi regalo.

Regresamos a la tienda y fuimos directamente al departamento de damas.

Héctor estoy muy vieja y no sé qué comprar.

¿Qué dices?

Estoy con una de las mujeres más bellas que hay en la tienda y me dice eso.

Espera un momento.

Me fui a buscar a la jefa de ese departamento.

Y le dije, ve aquel monumento de mujer que esta allá, es mi esposa y quiero que salga lo más sexy de esta tienda.

Le ayudaría a escoger por favor, del precio no se preocupe.

Se le acerco la encargada y ella se rio mirándome a lo lejos.

Me acerque donde estaba y le susurre al oído que ya regresaba y que estaba en buenas manos y le di un beso en la mejilla.

Me fui al banco a cambiar el cheque, que era una bonita suma y que valía la pena por cada cogida que tenía con mi suegrita.

Regrese lo más pronto que pude y en ese momento salía del probador, luciendo un juego de pantalón jean y camisa que al solo verla hizo que mi verga se levantara, al ver ese extraordinario trasero.

Pague la cuenta, la tome del brazo y salimos de la tienda en dirección a un restaurante para comer.

¿Héctor, porque le dijiste que eras mi esposo?

Ahora que voy contigo y viéndote de esta manera, eso y más

Desearía contigo.

Me apretó fuertemente el brazo,  se rio mirándome a los ojos  y le recordé, esta es la quinta vez que te ríes.

Entramos al restaurante, pedimos de comer y me atreví a pedir dos piñas coladas.

Cuando lo estaba saboreando, lo olio y al final dijo…

MMMMMM, pero me gusta y volvió a reír.

Fuimos al cine y tomamos el camino de regreso a casa, eran casi las seis de la tarde y ya estaba oscureciendo, en una zona desolada del camino aparco el carro y saco la bolsa que traía de la tienda y me dijo que se iba a cambiar, me salí del carro para evitar verla,  tras un rato me llamo para decir que estaba lista y la volví a ver con la ropa negra.

Le pregunte porque se había cambiado y me contesto, que no quería que su hermana la viera vestida así, porque se pondría a reír y que este sería un secreto entre nosotros y que solo andaría con ropa de colores cuando saliéramos de nuevo los dos.

Llegamos a casa y BRIDGETT, nos estaba esperando y le dijimos a medias lo que estuvimos haciendo.

Llego la hora de dormir y mi suegrita me llamo para decirme, que me esperaba a la misma hora y que tuviera cuidado.

 

Estaba en mi habitación y BRIGITTE llamo a la puerta. Para preguntarme si deseaba algo y le respondí que un refresco, regreso con él y  me agradeció por mantener el secreto y me dio un beso casi en la boca, la detuve por el brazo y le di un tierno beso en los labios y se despidió con una gran sonrisa.

Llego la hora de la cita y me encamine a donde mi suegra y pase frente a la habitación de BRIGITTE, que estaba completamente cerrada.

 Mi hermosa suegra me estaba esperando y pasó lo mismo de la noche anterior, después de dos horas regrese a mi cuarto y la habitación de BRIGITTE, estaba  medio abierta con una tenue luz, que iluminaba la habitación, me acerque y tuve una visión de otro mundo,

Ese encanto de mujer estaba boca abajo, con una mano entre las piernas, que presumiblemente se estaba masturbando,

 Entre en su recamara y me acerque lo más próximo a ella y una fuerte respiración se escuchó en el ambiente, quise tocarla, pero mi sexto sentido me advirtió que lo que ella quería, es que la viera como ella a mí en las mañanas, pero no tuvo el valor suficiente para desnudarse y se mostró solamente en camisón de dormir.

Otra advertencia es que BRIGITTE, nos había escuchado claramente, cuando estaba cogiendo a su hermana.

Fue entonces que decidí seguirle el juego, para ver hasta donde llegaba el mismo.

Estando en mi cama, escribí una nota que decía.

“SI TE ATREVES, DAME UN BESO”, y la deje sobre la mesita del desayuno y me volví a dormir completamente desnudo.

Eran 15 para las 8 cuando me desperté esa mañana y de solo pensar en su llegada la verga la tenía medio parada, me puse una pequeña toalla sobre mis ojos y espere su entrada.

Se escuchó la puerta, como también. Que se detuvo frente a mi cama y tardo como un minuto para poner el servicio en la mesa y sentí muy cerca su respiración y sus labios rozaron ligeramente los míos.

Abrió las cortinas y salió casi corriendo de mi habitación.

Desayune y baje a la sala y BRIGITTE, muy sonriente me señalo un sobre, en la mesa del comedor y decía…

“Héctor, tienes el día libre y BRIGITTE, te traerá a la oficina, porque saldremos esta noche a cenar, te espero a las 5 pm BRIDGETT.”

Muy sonriente aun me dijo…

Necesito tu ayuda y saldremos en media hora.

BRIGITTE, estaba muy contenta y con todo su entusiasmo partimos en el coche,

Nos trasladamos a una zona  muy exclusiva  y al caminar por las tiendas me pregunto…

¿Héctor, como quieres verme?, Por eso pedí tu ayuda, para que me asesores.

Primero vamos a un salón de belleza.

Después ropa y calzado y por ultimo ropa interior, o el orden que tú escojas.

No daré muchos detalles de lo que paso en esta sesión, para no estropear el desenlace y solo describiré el momento de la ropa interior.

Entramos a una tienda en la que se exhibía en vitrina y posters una colección de ropa interior de mujer de lo más sensual y erótica y señale un poster en el que sobresalía una mujer muy hermosa y voluptuosa de cabellera rubia y solo termine de agregar, si fuera yo el diseñador de ese poster tu fotografía y tu cuerpo estaría impreso en él.

  ¿En un calificativo del uno al diez cual le darías?

11 once le conteste y fue a comprarlo.

Y le dije…

Bendito sea el que te lo vea puesto y logre quedarse con él y lo que habrá dentro  y rio con una gran carcajada.

Pasamos todo el día agarrados de la mano y a veces la abrazaba de su cintura y de sus hombros y de vez en cuando la besaba ligeramente y ella solo se dejaba ser y de vez en cuando me  daba una mirada en la que me parecía que había una promesa en ella.

Me llevo a la planta y me dio un tierno beso en los labios y se alejó a toda velocidad.

Esa  tarde mi suegra bella, me esperaba en su oficina, totalmente sola, porque todos en la oficina habían terminado su jornada.

La hice correrse dos veces, una en su escritorio y la otra en el sofá.

Algo que me sorprendió es que en un compartimento especial tenía todo un guardarropa

Fuimos a la cena y en medio de sus amistades, ella siempre era el centro de atención, por su belleza y  las líneas de su cuerpo, regresamos tarde a la casa y me llevo directamente a su habitación para darle su culeada final.

Camine por el corredor y nuevamente la puerta de BRIGITTE, estaba totalmente abierta entre nuevamente y mi ángel estaba boca arriba exactamente con la ropa interior que yo había elegido.

Cerré la puerta y me acerque a su cama y me senté en ella y busque su boca para besarla y como si me estuviera esperando me lanzo sus brazos y respondió a mis besos con toda la pasión reprimida de tantos años,

Acaricie sus tetas y le quite el sujetador, me quite la ropa lentamente frente a ella y mi verga en toda su erección se presentó sola, con un bamboleo.

Le bese su estómago y fui bajando y deslizando aquella erótica pieza de lencería hasta dejarla completamente desnuda,

Me subí sobre ella y quise abrir sus piernas y estaban totalmente cerradas y una voz medio llorosa me imploro.

Así no Héctor, es mi primera vez.

¿Cómo dijiste cariño?

Es mi primera vez con un hombre.

Como con duda y asustado por el shock me levante de la cama y di la vuelta en dirección a mi cuarto, como si hubiera hecho algo malo,

Del cual después me arrepentiría.

Me senté sobre mi cama  pensativo por lo que había pasado.

La puerta se abrió y mi virginal ángel se sentó junto a mí…

Me abrazo y me pregunto.

¿Qué paso Héctor?

Espérame le dije y baje a la cocina a buscar una cola.

Me paso la impresión y regrese y la encontré llorando.

Ángel mío, perdóname, pero no esperaba este tipo de confesión y la bese como un loco, que acaba de descubrir el mayor tesoro de su vida.

¿Quiere hacerlo? Y se tendió en la cama.

Desde ahora serás mi princesa y no quiero hacerlo así, mereces que tu noche sea solo para ti.                                                                                                          

Y para evitar tentaciones, vaya a ponerse esa ropa interior que escogí y regresa.

Cuando regreso encendí la luz y la vi de cuerpo entero, solo pude decir, eres perfecta, tu hermana se queda muy atrás y esto que la conozco muy bien.

Estaba sentado en un sillón bastante cómodo y la llame a sentarse en mis piernas y muy sumisa obedeció,  y se apretó las piernas en posición fetal como buscando protección.

La besaba como acariciándola y ella respondía de la misma forma,

Jamás me pregunto nada ni exigió tampoco, y ella solo se daba a cambio de un poco de amor, obedecía sin poner ningún obstáculo y si se negó a abrir sus piernas fue por miedo a que yo desconocía la verdad de su inocencia.

La cargue en mis brazos y la lleve a la cama y le dije…

Te voy hacer un regalo, te voy hacer el amor para que me recuerdes siempre, como el que te hizo sentir mujer.

La basaba por doquier y ella al principio era como un animalito asustado, pero poco a poco, cuando su instinto de mujer fue apareciendo, se volvió más activa tomando su propia iniciativa para devolverme en igual manera, el ´placer que estaba sintiendo.

Entre abrí sus piernas y separe la sensual prenda y mi lengua buscaba el botón solitario,  que había que vencer, para honrarlo con el éxtasis supremo.

Mi lengua lo encontró y mis labios lo contraían a manera de saludo como también lo chupaban, mi lengua al sentirlo casi vencido, lo ataco en círculos a su alrededor y un quedo gemido acompañado de dos y tres contracciones indicaban la sumisión y proclamación de un caído en el campo del placer.

Como en un acto de agradecimiento, mi PRINCESA, se apretó fuerte contra mí, acariciando mi cuello y hundiendo su rostro en mi pecho.

 Acariciaba sus nalgas y coloque mi verga muy cerca de su virginal chochito y entreabriendo sus piernas, la introduje en medio de ellas y la pegue lo más cerca de su rajita y ella con sus propias manos lo pego aún más

 Asiéndolo palpitar para que lo sintiera le pregunte…

¿PRINCESA, lo quieres dentro?

 Viéndome a mis ojos con voz de una adolecente contesto…

Si mi amor, si quiero, y apretó aún más sus piernas para sentirlo.

Te prometo que mañana lo haremos, buscaremos un motel y te hare mía durante todo el día.

Y con mucha alegría dibujada en el rostro, me miro y repregunto

¿De verdad Héctor?

Si princesa, mañana serás completamente mía.

Apague la luz y se quedó abrazada e inmóvil conmigo.

 

 

DESFLORAMIENTO DE BRIGITTE

Me levante como siempre y mi desayuno estaba en la mesa

Baje a la sala y mi PRINCESA desde que me vio puso una sonrisa de oreja a oreja, corrió hacia mí y me advirtió subo a cambiarme y regreso en un momento.,

PRINCESA, quiero que me lleves al mejor hotel de la ciudad.

Pedí una habitación y mi  princesa me siguió como un corderito.

 Al llegar a la puerta la cargue en mis brazos y cruzamos el umbral.

BRIGITTE venia vestida modestamente y cuál es mi sorpresa que cuando se desviste a plena luz del día no había lugar para ninguna duda, su cuerpo era impresionante, unas piernas tan simétricamente perfectas y portentosas y un trasero deslumbrante, unas tetas voluminosas y firmes que era una obra maestra, de la raza teutona.

La desnude y busque su vagina para humedecerla y empezar a prepararla para su primera estocada. Me fije en los labios de su vagina  y los separe con mi lengua y masajeando su clítoris.

 Voy descubriendo que en efecto su entrada está totalmente unida y solo hay un pequeño círculo  de su conducto urinario.

 Su himen está intacto.

Su mirada reflejaba curiosidad y temor y para quitárselo la bese con todo el ardor que sentía en ese momento, me desnude y ahora su mirada se concentraba en la erección de mi tranca,

 Suave y delicadamente, la recosté en la cama, me subí sobre ella, abrí sus piernas y coloque mi verga en su virginal entrada y  la miro profundamente a los ojos y hago un ligero punteo  y sus manos las coloca contra mi pecho en precaución  para apartarme, viendo sus primeras reacciones le pregunto,

¿Esta lista?

 Mi ángel me hace un gesto afirmativo con la cabeza.

  Tomo la punta de mi glande,  lo restregó contra su vulva por más de 2 minutos y en una sola estocada la mitad de mi verga está dentro de ella.

Tiene una mueca de dolor en su rostro y una lagrima baja por su mejilla

Aguanto el aliento, porque mi grado de excitación me puede traicionar

 Mantengo la calma por un tiempo prudencial para retirar mi tranca y enseñársela con su sangre

La vuelvo a meter y esta vez llega hasta el fondo y la dejo ahí para que sienta mis pulsaciones.

  Lentamente la empiezo a sacar y meter.

 Hasta que en un momento, cuando mis movimientos se hacen a mayor velocidad.

 Sus piernas se enroscan con las mías.

 Después de estar  en un sepulcral silencio, sus gemidos comienzan a emerger y a escapar con mayor intensidad

   Sus manos cambian de lugar y me toman de mis mejillas.

 Al mismo tiempo que estira su cabeza para estamparme un beso que me anuncia que el dolor desapareció.

  Ahora es el turno de una mujer que goza de placer, cuando está sintiendo que es follada, en total plenitud.

Cambio de posición.

 Para que se ensarte por si sola.

 Su cara  cambia radicalmente.

  Un, HHAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGG, comienza a sonar.

   Apareciendo un movimiento de pelvis y trasero.

  Ya no soy yo quien lleva el control.

 Mi PRINCESA comienza hacer uso de su esfínter  y es ella quien toma la batuta.

 Pero quiero enseñarle más.

  La pongo de perrito y le doy más velocidad hasta donde aguante mi espalda y un nuevo canto de sirena suena en la habitación.

AAAANNGELLLLLL MIOOOOO,  MMMAAAASSSSS HEEECTOOOORRRRRRR       SSSSSIIIIIIIIIIIII    AAAMORCITTOOOOOOOOOO

YYYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 Y exploto dentro de ella.

Con toda su gracia y llena de felicidad, acomoda su cara en mi pecho y me dice…

QUE FELIZ SOY, ME SIENTO MUJER, TENERTE DENTRO DE MI, LE DIO UN NUEVO SENTIDO A MI VIDA Y SOLO ME DEDICARE A HACERTE FELIZ, TE ADORO MI AMOR.

Y levanto su cara y alcanzo mis labios y me beso de la forma más dulce y apasionada, como la nueva mujer que había nacido en ese momento.

Me senté en la cama y tome su cabeza y la hice descansar en mis piernas y acariciando su rostro y su pelo le contesto.

Más feliz estoy yo,

Por haberte encontrado y por haberte guardado, como si el destino te tuviera elegida, exclusivamente para mí.

Te adoro  mujer,  tú eres mi mayor conquista, el tesoro que siempre busque.

Tú vas a ser la madre de mi hijo.

Como si le hubiera dicho el  halago más grande de su vida, se me tiro encima para besarme por todos lados.

La tome por la espalda para sentir su colosal trasero y levante una de sus piernas para colocarla sobre las mías y dejarla completamente abierta.

Con la ayuda de mi mano, coloque mi tranca en la entrada de su vagina y se la deje ir hasta el fondo.

Mis manos estaban ansiosas por acariciar sus tetas para comprobar su grandeza, su redondez y su dureza y realmente era un par sin igual en toda la familia.

La voluptuosidad en todo su cuerpo no tenía comparación,

Parecía una MILF, de esas súper estrellas que aparecen en las cintas pornográficas.

Sinceramente era un encanto de mujer, era una diosa en toda la extensión del nombre.

La penetraba y ella buscaba la mano que acariciaban sus tetas para besarla y chuparme los dedos.

Después de ahí, solo se dejó hacer.

Mientras la ensartaba velozmente, mis dedos se tomaron la tarea de masajear su clítoris, y un sonoro lamento se escapó de su boca.

AAAAAAAAAAAAMMOORRRRRRR MMMMIIIIIIIOOOOOOOOOOO

SSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Me levante de la cama y me fui a meter a la tina del baño.

Como una colegiala, con una sonrisa de felicidad entro a buscarme. La invite a entrar a la tina para que me enjabonara la espalda  y mientras lo hacía pregunte…

¿Ángel mío, estas feliz?

Quiero buscar las palabras para decir, lo que siento, pero no las encuentro.

Desde que tu llegaste, mi hermana ya no era la viuda, que solo pensaba en dinero y su industria.

Tú ocupaste el cien por ciento de sus pensamientos.

Cuando se levantaba por las mañanas, me exigía que te atendiera en todo lo que pidieras y su semblante era de pura felicidad cuando hablaba de tu persona o cuando compartías con nosotras, antes de ir a la cama.

La miraba y era otra mujer totalmente distinta a lo que acostumbraba ser.

Por las noches escuchaba sus gritos, pero eran de una mujer feliz.

Ahora la comprendo todo a la perfección.

Tuve un gran amor de niña adolecente, el sueño de toda quinceañera con su príncipe azul.

Pero tú, me convertiste en mujer, y mi pasión por ti no tiene límites.

Me estremezco cuando tengo tu cosa dentro de mí, y estoy más que segura que si te perdiera hoy, mi sufrimiento de ayer, no sería nada del que sentiría por tu ausencia.

Soy tu mujer y tú eres mi dueño, voy a darte lo que me pidas, para hacerte feliz y nunca te separes de mi lado, solo déjame quererte, cada día más y te prometo que viviré solo para ti

 Al terminar de escucharla, solo me recosté para descansar mi cabeza en sus pechos. Mientras ella me abrazaba y besaba el rostro. 

La invite a seguirme y me tendí sobre la cama, diciéndole…

Tengo mucho que enseñarte…

Se sentó en la cama y tomando su mano, la jale hacia mí, le di un beso y baje su cabeza hasta mi zona genital.

Adivinando mis deseos tomo vi verga con sus manos y empezó a darme una gran mamada.

Era tierna y delicada con mi miembro, pero cuando fue tomando experiencia, era una total experta, algo que me sorprendió es que se la trago toda en su primera vez.

Sintiéndome casi vencido por las caricias de sus manos y su boca, la tome en mis brazos y la subí a mi pecho besándola con toda pasión, me di vuelta sobre ella y la penetre, se la estuve metiendo y sacando lentamente por varios minutos.

Me acerque a su oído, pidiéndole que se sentara sobre mí, y se ensartara mi verga ella misma.

Cumplió la orden y rodeando mi cuello con sus brazos escuche quedamente…

SOY TU MUJER CARIÑO Y SIEMPRE TE COMPLACERE, EN TODO LO QUE ME PIDAS, TENERTE DENTRO DE MI, ME HACE LA MUJER MAS DICHOSA.

Sabes amor que tu trasero es el más bello y hermoso de toda la familia, y sueño con hacerlo totalmente mío.

Me abrazo fuertemente y me beso con todo su ardor y me comento al oído.

Usted es mi dueño y todo lo que tengo y lo que soy es de su propiedad, si eso lo hace feliz, tómelo.

Haciéndole caso, me coloque a su espalda, la hice que me mostrara ese colosal trasero en todo su esplendor y utilizando mis dedos para dilatar su círculo anal lo fui abriendo y dilatando.

Así también tomaba con mis dedos parte de nuestros líquidos en su vagina y los propagaba por todo su orificio.

Coloque mi tranca y le di un envión y mi cabeza estaba dentro.

HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGG…MMMMMMMMMMM

Sus quejidos eran de dolor, pero al mismo tiempo provocaban en mí,  unos deseos inmensos por hacerla gritar, cuando sintiera todo el grosor de mi verga, entrando por ese estrecho canal.

Así lo hice y sentí un poco de culpa cuando escuche su lamento.                                    

NNNNNNOOOOOOOOOOO  AAAAMORCITOOOOOOOO

EEEEEEESSSSSSSSSS  MMMUUUYYYYY GRANNNNDDEEEEEEEEEE.

Me detuve y le besaba la espalda y de vez en cuando le daba una nalgada y se repetía con mayor velocidad y fuerza  y tras esa pausa el coro celestial empieza a surgir.

SSSSSSSSSIIIIIIII MIIIIIIII   AAAAAAAAAMMMMOOOOOORRRRRRRRRRRR  SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII    SSSSSSSSIIIIII     AAAAAAASSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Masajeaba su pequeño botón, y la embestía como un enajenado  pero  lo que más se oía en la habitación era el sonido de mi pelvis chocando con sus nalgas.      En un momento de total y maravilloso éxtasis me descargue totalmente dentro de ella y  al sentirme BRIGITTE su corrida fue fantástica apretando su esfínter, para sacarme la última gota y con un espectacular gemido cerro la celebración de su orgasmo.

DDDDDDDDDDIIIIIIIIIIIIIOOOOOOOOOOOSSSSSSSSSSSSSSSSS

QUEEEEEEEEE       PLACERRRR    AAAAAAAAAAAAAMMMMMMOOOORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

Más relajada y con una sonrisa  me vio a los ojos y dijo.

Ahora comprendo a mi hermana, el porqué de sus gritos de placer en la noche.

Mañana tienes que irte y  la próxima vez que vengas, muchas cosas van a cambiar, empezando que dos días completos serán para mí y dos para mi hermana.

¿Pero cómo harás con tu hermana?

No te preocupes mi cielo, yo sabré como decírselo a ella.

MI DESPEDIDA EN EL AEROPUERTO.

Anunciaron la salida de mi vuelo y mi adorada suegra me daba un beso de despedida, cuando la voz de BRIGITTE, se escuchó llamándome.

MI CIELO… y me estampo un delicioso beso en la boca, ante el asombro de su hermana, por su acción y por lo deslumbrante de como venía vestida, peinada y maquillada.

Aquí estaré esperándolo en su próxima llegada y a ti hermanita, tenemos mucho que hablar y convenir en casa, y la tomo del brazo diciéndome adiós y guiñándome un ojo.

 

FIN

JIHNM

Relato erótico: “La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) Parte 2” (PUBLICADO POR BOSTMUTRU)

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Steven me miro sorprendido con inquietud preguntándome que más pudo haber pasado.

El paseo no había terminado ahí le conteste lo que paso después me hizo entender que Diana no fue hecha para la fidelidad sino para el placer.

Volviendo a retomar la historia donde quedo, al día siguiente desperté no tenía ganas de levantarme de la cama me sentía deprimido sin voluntad tenía miedo de mirar a Diana a los ojos me sentía vulnerable ante ella tampoco quería ver al tío sentía rabia quería matarlo pero no podía me era extraño empecé a sentir como si me dominara y solo aceptaba que fuera el macho de mi novia además de el verlo como me lanza miradas burlonas de satisfacción por ser el primero en catar a mi deliciosa y rica novia.

Decidí levantarme eran la 8am ya algunos miembros de la familia se habían levantado desayune me di un baño eran las 9:30am ya casi todos se habían despertado los únicos que faltaban por despertar eran Diana y Rodrigo supongo porque estaban cansados por la trasnochada y todo el ejercicio físico del día anterior para confirmarme esto la esposa de Rodrigo comenta estando varias personas presentes en la sala.

—Rodrigo no quiere levantarse esta roncando intente despertarlo, pero me dice que se siente algo cansado que va a dormir otro rato para recargar energías.

Solo pensaba viejo hijo de puta me imagino que recargar energías para seguir cogiéndose a la sobrina, eso me hizo enojar salí un rato al jardín a despejarme un poco espere a que Diana se despertara lo hizo a eso del mediodía con la misma ropa sucia que se puso en la madrugada untada de semen seco en su entrepierna de cuando le lleno el coño Rodrigo, Diana saludo a la familia a mí me abrazo me dio un besito todo como si nunca hubiera pasado nada como si todo lo vivido el día anterior nunca paso sentí una falsa cama yo amaba esa mujer solo quería estar con ella, a los pocos minutos apareció el adorado tío con una gran sonrisa saludando a todos y por supuesto a mí me saludo con su típica risa burlona y con una mira que me decía me voy a seguir disfrutando a tu noviecita y hacerte un súper cornudo.

Ya estaban sirviendo el almuerzo todos nos empezamos sentar a la mesa cuando Rodrigo dijo que mejor se iba a dar un baño y bajaba a almorzar tomo rumbo al segundo piso para ir al baño, 5 minutos después Diana dijo también se iba a bañar y bajaba a almorzar y que después fuéramos al pueblo a dar una vuelta, la tía le dijo que usara el baño de la habitación principal ya que su tío estaría ocupando el otro a mí me dio una punzada en el estómago comí lo más rápido que pude a los 10 minutos termine inventando una excusa dije que iba por mi billetera que la deje en el cuarto cuando subí al segundo piso en silencio mire el cuarto de baño estaba vacío pero parecía como si alguien lo hubiera usado en el piso marcas de agua y el piso de la ducha estaba mojado observé el piso vi que las marcas de agua se dirigían a la habitación principal la puerta estaba cerrada pero sin seguro la abrí sin hacer ruido y empecé a escuchar jadeos casi imperceptibles el corazón se me empezó a arrugar me acerque a la puerta de baño que estaba entreabierta.

Lo que vi fue como si me clavaran una espina en el corazón mi dulce y rica novia estaba apoyada con sus manos sobre el lavamanos mirándose al espejo con una cara de puta perdida su cabello seco y trencitas de niña buena jadeando inclinada hacia adelante poniendo ese culote rico y apretado en pompa mientras detrás de ella su tío con el poco pelo que tiene en la cabeza mojado y la toalla en el suelo la penetraba a toda velocidad con ese pollon de 22cm que le habría ese coño que se encontraba todo baboso, chorreante agarrándola y apretándola de una de sus suaves y redondas nalgotas con una mano y con la otra se afianzaba y apretaba una de sus deliciosas, hinchadas, paradas y turgentes tetones, el ritmo que le imprimía al mete y saca era endiablado parecía que la quisiera acabar mientras Diana le decía:

—tío aaaahhh ya me aaayyy voy a venir aaaaaahhhh…

—no querías tu rapidin toma tu rapidin puta aaaaaa.

En eso Diana empezaba a tener un orgasmo brutal las ricas patas que se gasta le empezaban a temblar miré el reflejo del espejo y vi como sus ojos se empezaban a voltear dando sus últimos gemidos su tío solo le decía:

—aaaaa perrita que rico cuando te venís esa cuca me está apretando la verga en forma espasmódica que rico como le la exprimís.

Le fue sacando la verga y de ese coño empezaron a chorrear flujos que bajaban por sus suculentas piernas Diana se dio vuelta y cayo de rodillas frente a él.

—Sobrinita cuando te vienes te encharcas toda jejeje ven acá te doy tu premio.

Cogió su pollón y esta se lo empezó a chupar lo más rápido que pudo hasta que el lanzo un quejido ahogado y se empezó a venir dentro de la boca de mi chica ella no lo soltaba la mantenía dentro de su boca chupando y tragando semen yo solo veía como esos huevotes se contraían y movían en forma espasmódica cada vez que la surtía de un lechazo por el movimiento de sus huevas alcance a contar 8 lechazos que se tragó mi tierna novia, observo que apenas le sacan la polla de la boca se pasa la lengua por los labios saboreándose mirando fijamente a su macho en el acto tardaron como 10 minutos.

—Listo princesa ya te di tu ración con este rapidin ahora báñate rápido no vaya a subir alguien y nos vea además nos deben estar extrañando allá bajo sobre todo tu cornudo….

—Ay gracias tío por la rica lechita ya con esta cogidita me puedo aguantar las ganas de seguir cogiendo hasta la noche me bajaste la calentura que traía me voy a bañar rápido para ir con mi cornudin….

—No te preocupes mamacita rica que en la noche te doy tu otra tanda.

El viejo recogió la toalla del suelo mientras se la ponía en la cintura salí lo más rápido que pude cerrando la puerta con cuidado y apenas alcanzando a entrar a mi habitación y con la puerta entreabierta alcance a ver a ese viejo asqueroso entrar a su habitación para vestirse.

Yo en mi habitación detrás solo recordaba lo que acababa de ver y sobre todo la actitud de Diana que estaba toda hecha una puta que mantenía caliente tenia las hormonas a mil como si toda esa sexualidad reprimida que guardaba en su potente y delicioso cuerpo se hubiera desbordado y ya no la pudiera contener, no desaprovecha momento para bajarse la calentura con el tío y que además ya me empezaba a tratar de cornudin en ese momento tenía la polla tiesa me dolía de lo dura que estaba se me notaba el bulto pero ni modo no podía hacerme una paja para bajármela no me podía demorar así que tome mi billetera baje y decidí salir rápidamente hacia el jardín trasero para que no vieran la carpa que traía en mis pantalones, dirigiéndome a la salida que da al jardín trasero me encontré al primo de Diana, David que entraba a la casa vi que me miraba raro a los ojos y al bulto que me gastaba intente desviar la mirada salí rápido voltee y el seguía mirándome como extrañado pero siguió su rumbo hacia la sala yo me senté en unas sillas que habían afuera mirando hacia la casa y tenía una vista de su interior atreves de la puerta trasera y una ventanita, más tranquilo me arrepentí por permitir que el viejo se cogiera a mi novia me decía no voy a permitir que esto vuelva a ocurrir, 5 minutos después bajo el tío se sentó a comer pasado unos 10 minutos bajo Diana así que me acerque ya la erección se me había bajado cuando la vi se me empezó a parar la verga otra vez traía unos shorcitos blancos que le llega más arriba de medio muslo que le quedaba justico casi como una segunda piel que se le quiere meter entre las nalgas haciendo notar las formas de ese culote gordito y redondo que tiene de esos que si se ponen ropa interior negra seles nota como que se transparenta y claro que se notaba por que se le alcanzaba a ver que traía puesta una tanguita negra que se le perdía entre los cachetes también traía puesto una blusita negra de cuello en v que le quedaba ajustadita y le hacía ver las tetas gorditas hinchaditas bien puestecitas y le marcaba su figura de guitarra, en sus pies unas converse rojas con unas mediecitas tobilleras y para rematar todo esto sus tradicionales trencitas con sus dos mechoncitos al frente que adornan su carita de lolita de mirada inocente con una boquita de labios suaves que provocan comérsela y no fue el único que lo noto el viejo hijo de puta del tío no dejaba de mírale el chocho apretadito y el delicioso culo que se veía además de mirarle esas tetas hinchaditas que se le veían con esa blusita negra ajustadita que traía para el primo tampoco pasó desapercibida le miraba el chocho, el culo, las tetas con unas ganas de comérsela como lo hacía su padre.

Diana inocentemente como si nada con una actuación digna de un Oscar a la mejor actriz como si no se hubiera bajado la calentura en el baño con el tío haces solo unos minutos atrás se sienta en la mesa para empezar a comer y me dice:

—amorcito ven siéntate conmigo y me haces compañía mientras como…

—Claro amor.

Me senté a su lado en la mesa mientras el viejo triple hijo de puta me miraba burlonamente con una risita entre labios y movía la cabeza como negando, eso me lleno de rabia quería caerle a golpes pero seguía sintiendo esa impotencia, frustración el saber que ese viejo asqueroso, barrigón, grasoso y sudoroso se había convertido en el macho de mi novia y la había pervertido me excitaba me ponía súper caliente y me ponía la polla a mil debía reconocer que me ponía cachondo los cuernos que me estaba poniendo Diana ella a todo esto se dio cuenta de las expresiones de burla del viejo pero disimulo e hizo como si nada y empezó a comer, el viejo por su parte termino de comer levanto los platos y los llevo a la cocina después paso a la sala con la familia a ver televisión con los demás echándole una miradita esporádica a su rica sobrinita.

Diana solo comió la mitad de la comida dijo que no podía más y era obvio con la ración generosa de leche que le dio el tío, esas 8 descargas que le propino y que había acabado de tragarse la llenaron, Diana se levantó para llevar los platos y restos de comida y no tardaron ni un instante su tío y su primo en darle una mirada degenerada, perversa y sobarse disimuladamente la entrepierna, yo por mi parte también le di una miradita y me acomode la polla en el pantalón que se me estaba parando.

Diana volvió y pregunto a la familia que si nos íbamos al pueblo las tías le respondieron que sí que estaban esperando que la princesa está muy demorada se lo decían en forma de broma y se empezaron a reír ya el tío había reparado el carro el día anterior así que fuimos cómodamente.

Llegamos al pueblo al parque principal donde habían artesanías música se veía mucha gente que iba de paseo caminaba feliz de mano de mi novia entre la multitud lograba notar como varias personas no dejaban de ver lo rica que se veía Diana y me la morboseaban, caminamos toda la familia por entre los puestos de artesanías mirando curioseando las cosas que ofrecían ahí mientras el tío y su hijo aprovechaban para mirar y curiosear a mi novia como dos chacales asechando a su presa cuando parábamos en algún puesto donde había varias personas el tío aprovechaba para meterle mano disimuladamente a mi novia, ella se daba cuenta que la estaba manoseando y lo dejaba hacer disimulándolo muy bien en algunas ocasiones aprovechaba y le restregaba esa pollota morcillona que llevaba dentro del pantalón pasándosela por ese par de nalgas en algunas ocasiones apoyándosela y empujándosela por entre ellas de manera fugas para no despertar sospechas, yo también me daba cuenta de lo que le estaba haciendo el tío pero no era el único pude ver que David también se daba cuenta de que algo estaba pasando que su papito estaba aprovechando para manosear a conciencia a su prima y de que esta o parecía no enterarse o se estaba dejando tocar, la familia empezó a dispersarse por entre el parque yo aproveche para alejarla del tío disimuladamente veía desde lejos como la miraba ocasionalmente al igual que su primo.

Así pasamos la tarde caminado juntos de la mano besándonos diciendo cuanto nos queríamos me sentía feliz y enamorado y podía sentir lo mismo por parte de ella nos sentíamos muy cercanos en mi mente un pensamiento pasaba como me puede engañar y portarse como si nada yo sentía que me quería de verdad me pregunte y si intento algo con ella así que empecé a abrazarla a darle besos más apasionados ella me correspondía así que empecé acariciarla a intentar cogerle el culo y las tetas disimuladamente pero ella me detuvo me dijo que no, que no estaba lista me retiro las manos me dijo que le tuviera paciencia que ella me amaba y le gustaba cuando yo la trata como a una dama, me sentí desilusionado con rabia totalmente frustrado por que al tío si se le entregaba sin condiciones como una perra llena de lujuria era como dos persona conmigo era dulce amorosa por otro lado con el tío se comportaba de manera desatada lujuriosa deseosa sedienta de placer toda una puta, Diana vio mi desilusión y me dio un tierno apasionado y dulce beso en la boca pude sentir esa suave y delicada lengua que me hizo olvidar todo me dijo:

—amor vamos despacio no dudes de mi yo te amo solo dame tiempo sé que quieres estar conmigo, pero aun no estoy lista yo solo quiero construir una relación sólida y bonita contigo.

Solo la abrace le di un beso y le dije que esperaría lo que fuera necesaria que la amaba, sonreímos y seguimos caminando de la mano.

En un momento pasamos cerca de una farmacia me dijo que la esperara un momento afuera de ella que tenía dolor de cabeza que iba a comprar una pasta que ya volvía se demoró un poco alcance a ver que se guardaba una bolsita pequeña con lo que parecía unas pastas y las guardo en un bolsillito de su shorcito y salió le pregunte que si estaba bien me dijo que sí que ya se estaba sintiendo mejor y se le estaba pasando el dolor, le pregunte si había comprado unas pastas me dijo que sí que eran unas aspirinas por si volvía a sentirse mal ya iba a empezar anochecer así que nos reunimos con el resto de la familia y nos dirigimos de vuelta a la finca.

Ya en ella se empezó a preparar la comida las mujeres empezaron a preparar la comida Diana su madre y las tres tías entraron a la cocina que era algo pequeña apenas cabían se dividieron las tareas para terminar pronto por otro lado los demás nos quedamos en la sala viendo una película desde donde estaba podía verlas en la cocina.

En un momento Rodrigo dijo:

—que bien nos caería unas cervecitas mientras esta la comida —sus cuñados respondieron si claro buena idea a lo que Rodrigo respondió— no se preocupen voy por ellas a la nevera y las traigo todo con servicio completo jajaja eso sí solo para los mayores jejejeje —que en total éramos 5 los 4 tíos de Diana y yo.

Rodrigo se levantó me miro con una sonrisa se dirigió a la cocina cuando veo que pasa al lado de Diana observó que disimuladamente le empieza a pasar el bulto por las nalgas y a tocárselo rápidamente con una mano para seguir en dirección a la nevera para sacar tres cervezas y volver a pasar al lado de Diana quien disimuladamente pone el culo en pompa para que el tío la pase rastrillándole todo ese culo el tío al ver esto aprovecha le empieza a restregar el bulto y cuando lo tiene justo en medio de las nalgas le da una estocada disimulada y sigue su camino, las tías ni se dan cuenta por estar preparando la comida y estar todas hacia el mesón por otro lado en la sala todos estaban atentos a la televisión excepto David que disimuladamente alcanzo a ver toda la acción, al llegar a la sala tanto David como yo pudimos percatarnos del bulto morcillón que traía, los demás cuñados al verlo llegar recibieron las cervezas, le preguntaron la tuya y la de Antonio el en forma graciosa les dice:

—eee pero es que solo tengo dos manos ya voy por las dos que faltan.

Me miro con una sonrisa hipócrita y se dirigió de nuevo a la cocina pude ver que Diana al ver que su tiito adorado volvía de nuevo a la cocina se le dibujo una sonrisa en la cara y volvió aparar el culo en poma de manera disimulada, el tío aprovecho para meterle la mano en medio de esos dos cachetes rozarla nuevamente con su bulto y meterle otra estocada pasar a la nevera sacar las 2 cervezas y volver donde Diana que lo seguía esperando en la misma posición donde le rastrillo toda la polla y cuando la tenía nuevamente entre sus nalgas le metió su buena estocada todo esto nuevamente sin que nadie se enterara a excepción mía y nuevamente de David que disimuladamente vio todo y que empezaba a notársele un bulto en el pantalón cuando llego Rodrigo con las cervezas me entrego una con una pequeña risita pude notar que tenía ese bulto morcillón fue y se sentó sonriendo como si nada voltee a mirar a Diana y traía una sonrisa de oreja a oreja.

Las mujeres terminaron de cocinar, sirvieron comimos hablamos amenamente entre todos veíamos televisión y así paso el tiempo ya eran como las 10pm cuando la gente se empezó a despedir para ir a dormir así hasta las 11pm solo quedábamos Diana su mamá, el padrastro, Rodrigo su esposa y yo, Diana dijo que ya tenía sueño que se iba a dormir se despidió de todos se acercó me dio un beso en la mejilla y subió a su habitación unos instantes después los demás dijeron que tenían sueño y se retiraron a sus habitaciones igual que yo, llegue a ella me puse ropa más cómoda para dormir David ya estaba dormido así que subí al camarote no quería dormirme porque sabía que cuando todos durmieran habría función, por un lado quería estar equivocado y que nada pasara por otro solo quería ver a Diana como esa diosa del sexo en la que estaba convertida quería verla engañándome poniéndome los cuernos mientras me masturbara placenteramente así que espere dieron las 12, 12:30, 1am y no escuchaba nada anormal, me quede dormido un pequeño lapso y desperté a la 1:50am con ganas de orinar salí con cuidado de no despertar a David fui al baño al salir me fije que la puerta de la habitación de Diana entreabierta me asome y no la vi en su cama así que con cuidado baje por las escaleras y me quede escondido en ellas detrás de la pared que da a la sala.

La vi ahí sobre el sofá completa mente desnuda con sus manos apoyadas en el respaldo a cuatro patas arqueando la espalda hacia abajo sacando el culo mientras el tío la tenía agarrada fuertemente de la cintura con sus manos enterrándole esa pollota por esa vagina empapada que se estiraba y se abría con cada embestida que le daba a buen ritmo, ese par de tetas gorditas y jugosas con los pezones hinchadísimos que parecían que le fueran a estallar se movían armoniosamente con la clavada que le propinaban, gemían y hablaban suavemente para no ser descubiertos….

—Aaaahhh aaahhh tiiioo me tuviste caaalienteee todooo eeel diiiaa que manocedaaa mee meetiis te no aguaantabaa las gaanas dee volver haaa coogerr fue unaa tortura laa esperaaa nooo podiaa aguantaarr maaass tiempo aaaahh que riicoo….

—Yo tampoco podía aguantar princesa como te vestiste de rica hoy con ese shorcito y como se te veían las tetas sentía que se me iban a explotar los huevos aaaahh que rica estas sobrinitaaaa.

Por mi parte ya tenía la pija afuera totalmente parada haciéndome una deliciosa paja mirando lo rico que se cogían a mi novia, disfrutando del espectáculo.

—En laa tarde paasee por una farmaciaaa para tomaar me laa pildoraa del diia deespuees yyy compraarr antiiconceptivoos yaa mee lo tomee paraa que te me puedaaas veniirr a guustooo aaaahhh siiin riesgo de quee me puedaaas preñar aaaahhh me voy a venirrr aaahhh….

—Aaaa bebe que rico como te venís se siente muy rico como aprieta y me mojas la polla uuufff.

Rodrigo le saco la pija a su sobrina la volteó le abrió las piernas las puso en sus hombros y le dejo ir entero esos 22cm hasta que sus bolas chocaron con sus nalgas, pude ver como mi pobre Diana puso sus manos en su boca para ahogar el grito mientras el tío le metía ese miembro a toda velocidad con todas sus fuerzas y ella controlándose para no gritar empezaba a gemir suavemente….

—Aaaahh mi putica te voy a llenar toda ojalá te deje preñada mi amor las perras como tu deben estar preñadas aaahhh siiii.

Mientras el tío le seguía dando Diana esta tomo sus buenas tetas hinchadas con ambas manos como ofreciéndoselas este no perdió tiempo y se las empezó a chupar con mucha fuerza como queriéndole arrancar los pezones como si dieran leche y se quisiera amamantar de manera desesperada y empezó acelerar las embestidas hasta que le empezó a dar clavadas profundas y dejarle bien adentro los 22cm ese par de huevotes se empezaron a mover solos como con vida propia la vagina de Diana toda abierta empezar a tener espasmos el viejo solo ahogo un grito y entrecortado le dijo me vengo puta toma mi semen en tus entrañas….

—Me vine también tiioo siento tu leche en mis entrañas….

—Lo siento puta siento como se mueve tu vagina con mi verga adentro como la aprieta aaaa que puta más caliente.

Yo por mi parte estaba lanzando leche mientras veía como esos huevos se seguían moviendo con ese pene dentro de la vagina que estaba escurriendo toda, después de ese placer pensé ese viejo asqueroso me la está preñando uuff ojalá funcionen esas pastas y no me la vaya a dejar barrigona.

En el sofá Diana quedo desmadejada se veía agotada inerte como en trance con ese viejo encima que no le sacaba la verga mientras la besaba le pasaba la lengua por la mejilla se la metía en la boca le cogía las tetas se las chupaba se las estiraba hacía con ellas todo lo que le daba la gana hasta que se cansó de jugar con ellas después de un tiempo se las soltó y le saco la polla ya toda morcillona tomo sus calzoncillos y una pantaloneta que usaba para dormir y se los puso le dio una sonrisa le dijo puta y tomo camino hacia su habitación dejándola con esas deliciosas piernas abiertas chorreando semen que le brotaba de su coñito abierto y caía al, suelo las tetas todas hinchadas con marcas de chupetones colorados todas babeadas su cuerpo todo sudado y en su cara una mirada perdida con una sonrisa dibujada.

Rápidamente antes de que me viera el viejo me subí la pantaloneta todo untado de semen corrí y me metí en mi habitación con cuidado me asome Rodrigo entro al baño salió y entro después a su habitación yo salí nuevamente base y me asome con cuidado diana seguía en el sofá tirada con las patas abiertas recuperándose luego se arrodillo enfrente de los goterones de semen que había en el suelo se inclinó y los lamio con su lengüita como una perrita luego tomo su calzoncito limpio el untadito que quedaba después se paró y se lo puso toda untada y llena de leche luego el shorcito pequeño que usa para dormir y su blusita volví rápidamente a mi habitación la vi pasar caminando con pesadez desde la puerta entreabierta cerré la puerta y me subí al camarote no pude aguantar más y me masturbe nuevamente estaba tan caliente que no me demore nada después de eso perdí la conciencia y caí dormido.

Al día siguiente desperté totalmente arrepentido por no detener a ese viejo pervertido y dejar que me cogiera a mi novia me había dicho que no lo iba a volver a permitir pero sucedió me sentía muy mal me lo volví a repetir, no voy a dejar que me la vuelva a coger, David ya no estaba en la habitación, recordé como Dianita me puso los cuernos me sentía como un estúpido sobre todo por creerle el cuento del dolor de cabeza la muy perra solo fue a comprar sus anticonceptivos para poder seguir follando a gusto con el tío sin que este usara condón y para que le rellenara las entrañas como a ella le encantaba, mi noviecita y ese viejo se la estaban pasando muy bien en el pase yo por mi parte totalmente confundido me sentía mal temeroso herido pero la excitación era mucho mayor que todo eso y me gustaba sentirme así viéndola follar y adornándome la cabeza con unos cuernos que cada día crecían más me estaba volviendo adicto a eso.

Decidí salir de la cama eran como las 10 am naturalmente Diana y el tío seguían durmiendo supongo que se levantarían al medio día la nueva novedad era que temprano en la mañana el esposo de la tía de Diana dueña de la finca había recibido una llamada de que su padre se había enfermado y que estaba en el hospital tiempo después me entere que se recuperó y salió del hospital pero en ese momento decidieron salir de emergencia a la ciudad su tía, su esposo y la hija de ellos así que dejo encargadas a sus hermanas que cuidaran la casa para que se quedaran el tiempo que quisieran así que se despidieron y se fueron yo desayune me fui a bañar mientras lo hacía pensé en lo rica que esta Dianita me desleche me vestí conviví un rato con la familia con el suegro y la suegrita David como siempre indiferente creo que no la estaba pasando bien en el paseo, paso el tiempo la mamá y las tías de Diana se pusieron hacer el almuerzo las niñas en el jardín y los hombres en la sala viendo películas y hablando al medio día bajo Diana saludo a todos me saludo a mi cariñosamente con un beso, la mamá le dijo:

—hija sí que está durmiendo mucho está enferma o que.

Diana de lo más serena le responde:

—no es que el clima esta lo mas de rico para dormir no provoca salir de la cama…

—vea más bien vaya báñese que ya casi voy a servir…

—bueno mamá.

Y subió en eso bajaba Rodrigo se cruzaron en el camino, pero ella siguió derecho, saludo a todos por supuesto a mí de forma irónica en eso su esposa le dice:

—otro dormilón que le está pasando amor no será que no está durmiendo en las noches y se está acostando tarde voy a tener que ponerle cuidado a ver qué es lo que le está pasando….

—Jajajaja nada mi amor es que tengo que aprovechar las vacaciones para poder descansar todo lo que pueda….

—Hmm voy a tener que estar pendiente a ver en la noche para que se duerma tempranito…

—bueno amor más bien me voy a bañar…

—Diana acabo de subir a bañarse métase al baño de la habitación principal ya le llevo la ropa…

—bueno cariño.

El viejo se le vio desilusionado por que no iba a poder hacer lo mismo de ayer las cosas se complicaban y sobre todo su mujer iba a estar más pendiente en la noche así que fue a bañarse y la esposa fue detrás le preparo la ropa y se la entrego.

10 minutos después bajo Diana con unos jeans que le contorneaban su lindas y provocativas piernas, dejaban ver un par de nalga bonitas y redondas una camiseta blanca con un estampado de Mickey mouse que permitía divisar una hermosa figura unos tenis y sus tradicionales colitas 10 minutos después bajo Rodrigo justo cuando empezaron a servir el almuerzo mientras comíamos la mamá de Diana comentó:

—pienso que lo mejor sería acortar el paseo e irnos….

—No mamá yo todavía me quiero quedar un más tiempo, —lo decía intentado disimular la preocupación de no tener más tiempo de estar con el tío….

—Pero hija con eso de que el suegro de mi hermana está en el hospital no está como bien… —si respondieron las tías.

—Ha no sabía mamá…

—si hija pienso deberíamos quedarnos el hasta todo el día de mañana y al siguiente día después de almuerzo volver a la ciudad ustedes que piensan….

—Si nos parece bien —estuvimos todos de acuerdo.

Terminamos de comer decidimos salir a caminar para pasar aprovechar y conocer por un sendero muy bonito con toda la familia habían árboles se podía divisar un hermoso paisaje empezó anochecer decidimos volver al pueblo para comer fuera y vivir el ambiente nocturno, comimos y dimos vueltas por ahí había mucha gente bebiendo en el parque escuchando música el ambiente muy vivo y con tanta distracción y ruido el tío Rodrigo empezó hablarle a Diana casi no podía escucharlos por la algarabía y la música a alto volumen pero alcance a escuchar que esa noche no podían hacer nada porque su esposa lo iba a tener vigilado sospechaba que no estaba durmiendo, Diana como resignada acepto y pasamos el tiempo tomando cervecitas para los más grandes y refrescos o algún snack para los más jóvenes paso el tiempo eran como las 10pm y mientras todo ese tiempo pasaba y con toda la gente, el ambiente jovial Rodrigo su tío querido aprovechaba para apretarle las nalgas David vio lo que hacía su padre y en una de las ocasiones Diana se dio cuenta de que los había visto se puso colorada e intento disimular que no pasaba nada, David viendo la actitud de su padre y la de prima que se lo permitía se envalentono y cuando podía entre la multitud le empezaba a sobar el culo le metía la mano entre los glúteos y se los apretaba sin ningún pudor Diana solo callaba e intentaba disimular para que ni su tío que en ese momento estaba ocupado con su esposa, ni nadie más se diera cuenta de lo que le estaba haciendo el primo, yo por mi parte me hacia el que no me daba cuenta de nada y la abrazaba, ya la familia empezó decir que se estaba haciendo tarde que mejor nos fuéramos para la finca estuvimos de acuerdo pero en esas Diana dice que tenía que ir al baño que no creía aguantar le pregunte que si la acompañaba me dijo que no que tranquilo que iba a entrar a un bar que estaba al frente de donde estábamos y se podía ver a simple vista que la esperáramos que no se iba a demorar en esas el primo David dice que también quería ir veo que los dos cogen rumbo hacia el bar y entre la multitud justo antes de entrar al bar veo que David le manda una nalgada fuerte que sorprende a Diana y le hace dar un brinquito ella no alcanza a reaccionar cuando su primo la empuja al interior del establecimiento, yo me quede en shock con una punzada en el estómago y una sensación de inseguridad que me recorría el cuerpo.

Rápidamente dije que iba por un poco de agua y me encamine hacia el bar entre y a la persona que atiende le pedí un botella con agua y le pregunte donde estaban los baños me entre la botella y me señalo un pasillo al fondo al costado izquierdo del establecimiento le pague y me dirigí con el corazón en la mano hacia los baños al llegar a la mitad del pasillo habían dos puertas una al lado de la otra cada una con la identificación de hombres y mujeres, el pasillo seguía unos 2 m. y giraba hacia la derecha entre al de hombres y estaba vacío, me ya se me estaba saliendo el corazón decidí mirar en el de mujeres me asome con cuidado de que nadie me viera, mi sorpresa estaba vacío también me preguntaba dónde estaban si los vi entrar al bar, recordé que el pasillo daba un giro salí voltee por el pasillo seguía 5 m. a una habitación oscura con la puerta abierta en medio del pasillo habían cajas con mercancía para el bar seguí sin hacer ruido me asome con cuidado era un cuarto pequeño que usaban como almacén sin iluminación la única luz que había era la de la luna que entraba por una ventanita que daba sobre unas cajas y sobre ellas se encontraba mi novia inclinada hacia adelante totalmente apoyada en las tetas, el abdomen y la cara con las manos al lado de su cara, el primo la tenía sacando el culo de pie con el jean y el calzoncito a medio muslo y las piernas a todo lo que el jean le permitía abrirlas mostrando ese culote esas nalgotas bien paradas desde atrás se le podía ver como se le brotaba ese coño gordito y humedecido, David a diferencia de su padre tenía un cuerpo atlético su rostro no era tan desagradable como el de su padre cabello corto casi a ras estilo reguetonero aproximadamente 1.70mts este la sujetaba de la cara con su mano izquierda haciéndole presión contra las cajas no la dejaba levantar él se empezaba a desabrochar el cinturón desabotonarse el pantalón y bajárselo a medio muslo junto con su ropa interior al ver eso me escondí detrás de unas cajas que estaban al lado de la puerta.

Diana le decía:

—David primo no lo haga.

Mientras le apuntaba con su mano derecha una polla grande como de 19 cm. gruesa como la del papá llena de venas y con unos huevos casi igual de grandes que los de su progenitor lentamente se la fue hundiendo en la cuquita esta se empezó abrir a todo lo que le daba gracias a las cogidas que le metía el tío esta se adaptó rápidamente a su nuevo inquilino y se empezó a empapar toda, David al notar lo mojada que estaba esa jugosa y apretadita chochita y como lo recibió sin problemas la empezó a bombear rápidamente le cogió con su mano derecha su nalga derecha se la empezó apretar para después comenzar a repartirle nalgadas fuertes en todo ese culo mientras no paraba de bombearla y golpearla Diana solo gemía resistiendo el maltrato, las nalgas se le empezaron a poner coloradas Diana ya no protestaba solo gemía placenteramente.

—aaaaahhhh David me estás dando muy duro aaaahh me estas volviendo mierda aaahhh no pares aaaahh queee riiicooooo me vas haceeer orinaaaarr.

Así la tuvo 5 minutos y se la saco pude verle la vergota hinchada y dura como el acero toda mojada de los jugos de Diana y el coñito de mi novia chorreando, abierto y todo babeado, su culote todo rojo en esas nalgotas todas redonditas se le podía ver que le quedaron marcadas la palma de la mano yo tenía una erección tremenda me dolía la verga estaba a punto de reventar casi me vengo de ver el trato que le dio David a mi tierna novia esa sensación de miedo incertidumbre y excitación por ser cornudo nuevamente me tenía caliente.

Diana quedo tirada sobre las cajas ofreciendo el culo, David empezó a su subirse la ropa interior y el pantalón e intentarse acodar esa vergota adentro como podía Diana levanto la cabeza y le pregunto:

—por qué paras sígueme cogiendo.

David solo la miro y le dijo:

—jajaja puta nalgona esto solo fue una probadita de lo que te espera, cuando todos estén dormidos te voy a dar la cogida que te mereces eso por andar ahí de ofrecida y calienta pollas poniéndole el culo y dejándote manosear de mi papá….

—Tú me viste….

—Claro que si grandísima puta, vi cómo le parabas el culo en la cocina mientras nadie veía y él te metía mano y te restregaba toda esa polla, ahora arréglate que nos están esperando jejeje si supiera Antonio la zorra que tiene por novia….

—No le digas por favor….

—Claro que no porque a cambio te voy a seguir usando a mi gusto.

Volvió a pasar pensé estoy permitiendo que me la vuelvan a coger y peor aún ahora era su primo no puedo dejar que pase de nuevo me decía, pero no hacía nada no tenía las fuerzas para detenerlo tenía miedo de perderla y que pensara que era poco hombre por haberlo permitido.

En esas se dio vuelta para salir, yo corrí a toda velocidad con la verga parada y un dolor en los huevos de no poderme venir solo alcance a entrar al baño de mujeres que por suerte estaba vacío David paso cuando salió del pasillo salí lo más rápido que pude para que Diana no me alcanzara a ver aproveche mientras se acomodaba la ropa, David iba como a 6 m. delante de mi justo cuando llega a la entrada del bar un viejo como de 60 años con cara de pervertido le dice:

—que buena nalgada le metiste a esa zorra se la merece por tener esa carita de niña buena, estar tan rica y andar parando vergas por ahí.

David solo le sonrió perversamente y siguió adonde estaba el resto de la familia yo llegue un ínstate después con la botella de agua y Diana llego como a los 5 minutos diciendo que el baño estaba lleno, tremenda puta falsa que tengo por novia pensaba al mirarla con una sonrisa llena de amor.

Llegamos a la finca a eso de las 10:30pm cansados así que empezamos a despedirnos para ir a dormir todo muy normal, David se cambió de ropa solo uso una pantaloneta para dormir y se acostó en la cama para dormir yo también me cambie subí al camarote solo espere a ver qué ocurría disimulando dormir paso el tiempo ya tenía mucho sueño a eso de las 12:30am se abrió la puerta alcance a reconocer que era Diana que entraba a la habitación con su pequeño shorcito y una camisetica blanca se dirigió con cuidado hacia el camarote miro hacia mí para asegurase de que dormía, cerré los ojos y me hice el dormido después se sentó en la cama de abajo y empezó a susurrarle a David.

—Primo despierta ya estoy lista te estoy esperando….

—Hmm a hola putica ya estas listica eeh ven toma chúpame la polla.

Yo no podía ver, pero empecé a escuchar los sonidos de la boca de mi novia de chupadas que le propinaba al miembro de su primo quien gemía sin hacer mucho ruido….

—Uff que rico lo chupas como una profesional, quien iba a pensar que mi primita la niña de la casa tuviera tanto vicio….

—Que rico sabe tu pipi primo casi no me cabe en la boca….

—Degústala cerdita que es toda para ti….

—Hmmm hmmm gracias.

Así estuvieron un ratico hasta que Diana le susurro….

—Ven mejor vamos a otra parte que Antonio nos puede ver….

—Ok tiene razón no vaya a ser que el cornudo nos dañe la fiesta.

Se levantaron David iba con sus 19cm de barra gruesa, venosa junto con sus enormes pelotas afuera de la pantaloneta dirigiéndose hacia la salida mientras Diana le agarraba esa barra de carne con una mano halándola dirigiendo el camino, después de que salieron los seguí con cuidado al llegar abajo David le pregunto….

—En donde lo hacemos….

—Mejor vamos afuera por la puerta de atrás.

Diana lo arrastro agarrándolo de la polla y se lo llevo a la parte de atrás de la casa volteo por una esquina yo los seguí y me quede observando detrás de esa esquina, ahí Diana se arrodillo y le empezó a chupar la polla al primo este empezó a gemir de placer, la miraba con sus manos acariciaba su linda carita las empezó a llevar atrás de su cabeza tomo sus trencitas y empezó a mover su pelvis adelante y atrás fue cogiendo buen ritmo a mi pobre novia le estaban empezando a follar la boca violentamente la pobre solo aguantaba las embestía podía ver como se le empezaba a chorrear las babas de la boca y bajaban por su cuello….

—Siiii puta que buena eres que profesional te la tragas toda no sabía que fueras tan experimentada aaaahhh que rico aaaahhh mámamela toda puta uff ojalá estuviera tu novio aquí para que se llenara de orgullo viendo lo puta y lo buena mamona que eres aaaahhh me vas hacer venir jajajaja.

Mi dulce novia no podía hacer nada simplemente recibir verga.

Después de un rato David paro y le saco la verga toda babeada, Diana intentaba recuperar el aliento ahí arrodillada con el miembro del primo sobre la cara este le dijo:

—y que estás ahí termíname de bajar la pantaloneta y la ropa interior también quítate toda la ropa.

Diana sumisamente se la quitó y lo dejo desnudo después se levantó se quitó el shorcito con sus calzoncitos luego su blusita dejando ver ese par de tetas grandecitas todas hinchadas con esos pezones rosados delicioso.

Al ver eso David se las agarro y las apretó con ambas manos mientras Diana lanzaba suaves quejidos….

—Ahora si puta primita hora de probar a que sabes por qué te vez deliciosa.

La empujo contra la pared de la casa y le comenzó a chupar ese par de tetas como desesperado, las apretaba, las chupaba duro les pasaba la lengua por todo ese par de ubres les lamia esos pezones que estaban en punta todos brotado dándoles pequeños mordiscos y succionándolos como queriendo sacarles leche por ese par de teteros, se estaba amamantando a gusto.

Diana se quejaba gemía era doloroso y placentero para ella solo le decía….

—Aaaayyy aaayyy toomalaas sooon tuyaaass para aaahhh queee te alimeeentes biiiien aaaahh aaayyyy que ricooo primitooohh me vooyy a venir de solooohhh chuparme laaass tetaaas.

Acto seguido empezó a tener un espasmo y el chochito le empezó a escurrir por suerte la tenían contra la pared que le impidió caerse.

—Uufff primita que orgásmica eres mira cómo te viniste estas muy rica esas tetas saben deliciosas ojalá dieran leche ahora me pregunto a qué sabe ese coño mojado y apretadito que tienes.

David se agacho le abrió esas suculentas piernas y con hambre le metió la boca en el coño se lo empezó a comer le metía la lengua en esa vagina que estaba aguada se la pasaba por el clítoris, la recorría toda le chupaba el clítoris le succionaba los labios que ya los tenia colorados e inflamados, mi novia solo apretaba la cabeza de su primo contra su coño gemía se quejaba intentando contener los gritos que le provocaba estaba totalmente entregada solo sentía placer y quería más.

David la soltó y le ordeno….

—Voltéate puta apoya las manos contra la pared y parame ese culote que te mandas que te la voy a clavar.

Diana como buena niña que siempre ha sido obediente acato la orden al instante, David le metió una nalgada la reacomodo le arqueo la cintura poniendo ese rico culo en pompa le dirigió esos 19cm gruesos y sin compasión se los dejo ir todos hasta el fondo solo veía como esos huevotes chocaron contra ella de manera violenta fue lo único que le quedo a fuera, la cara de mi noviecita era un poema mirando al cielo sin poder respira con los ojos perdidos totalmente en blanco y la boca abierta a todo lo que da pero sin emitir ningún sonido.

David empezó a decirle….

—Aaaaahhh primita que apretadita estas como me masajeas la polla con ese coño.

Puso sus manos en las caderas de ese hermoso angelito que tenía clavado y la empezó a bombear a un ritmo prudencial disfrutando del rose que le daban las paredes apretadas de la vagina de la prima quien en ese momento recobro la conciencia comenzando a gemir….

—Aaaaahhh primito querido aaahhh que rico aaahhh se sienteee, siento como seee aaaahhh frotaaaa todaaaa esa vergotaaa dentro de miiiii aaaahhhh te quiero mucho primitooo aaahhh.

Siguieron en una sinfonía de gemidos entre los dos y disfrutando el uno del otro de esa magnífica cogida.

Yo ya tenía la polla afuera haciéndome una placentera paja estaba sudando súper caliente.

Estuvieron un buen rato en esa pose hasta que David se la saco la volteo puso esas apetecibles piernas de Diana alrededor de su cintura la cogió de ese espectacular par de nalgas la levanto se las apretó y dejo caer a su prima sobre esa polla parada que encontró camino a esa babosa y apretada vagina, Diana al sentir a ese enorme invasor se abrazó desesperada a su primo que la apoyo contra la pared y la empezó a bombear subiéndola de arriba a abajo con buen ritmo le estuvo dando un buen tiempo donde le empezó acelerar las embestidas ambos gemían se miraron se empezaron a besar con pasión jugaban con sus lenguas mientras cogían a un ritmo acelerado, yo me seguía masturbando como loco con las huevas a punto de reventar.

David desmonto a su prima se acostó en el suelo se cogió la polla con la mano dejándola vertical y le dijo a mi novia….

—Ven móntate y cabálgala a tu gusto.

Que obediente es paso una pierna por sobre David comenzó a bajar metiéndose centímetro a centímetro de verga hasta quedar arrodillada sobre su familiar y quedar clavada por 19cm de carne gorda y dura se arqueo toda hacia adelante dejándole ofrecidas ese par de tetas grandes hinchadas con los pezones rosaditos brotados y parados, David los cogió y los apretó con ambas manos mientras mi amorcito lo empezaba a cabalgar solo gemía y saltaba a gusto tenía una gran sonrisa en su cara era feliz como niña buena con juguete nuevo, ese hermoso par de tetas solo brincaban al ritmo que le ponía en la cabalgada que iba de fuerte a suave en ocasiones se dejaba caer y se restregaba con toda esa polla adentró haciendo movimientos circulares simplemente gozaba plenamente.

Nuevamente David la descabalgo y le ordeno acostarse en el suelo y abrirle esas piernas.

Que obediente es pensaba al instante ya estaba boca arriba con las piernas abiertas David cogió ese par de patas se las puso en los hombros y le metió toda la polla le empezó a dar muy duro sin descanso estuvo así 5 min Diana tenía los ojos al revés su mirada desorbitada con la boca abierta gimiendo sudada como sin voluntad cuando David dijo….

—Que me estás haciendo me estas apretando la polla con ese coñote que te mandas, me vas hacer venir me vas a sacar la leche siento como si me succionara la verga no aguanto más me vengo.

David empezó a gemir y a llenarle el coño a mi novia que tenía espasmos cada vez que su primo le descargaba un lechazo en el coño yo solo veía esa verga clavada en la cuquita hinchada de mi novia y como que no aguantaba tanta leche adentro que se le empezaba a salir por entre la vagina y el pene que tenía clavado y que el primo no le sacaba le estaba dando sus últimas surtidas, al ver eso no aguante más y descargue grandes chorros de leche contra la pared de la casa me vine brutalmente sentí demasiado placer.

David cayó encima de su prima y se quedó ahí con la polla adentro un rato todos sudados después se la saco Diana toda tirada y sin fuerzas le sonrió.

David le dijo….

—Primita párate que hay que volver a las habitaciones que nos pueden ver, ojalá tu novio estuviera aquí para ver lo buena que eres en la cama.

La tomo la ayudo a levantarse ahí desnudos los dos y viendo lo rica que estaba su prima la tomo y le empezó a meter un morreo e a besarla apasionadamente le sobaba el culo le apretaba las tetas le besaba el cuello mi novia lo complacía y se dejaba lo besaba y le acariciaba esa polla morcillona untada de semen y sus flujos se agacho se la limpio con la lengua, la chupo tragándose todo dejándola limpia, toda la faena en total duro como media hora.

Se empezaron a vestir yo me subí la pantaloneta y salí rápido a la habitación me hice el dormido un rato después llego David pensando que estaba dormido dijo suavemente….

—Si supieras la tremenda puta que te conseguiste de novia.

Y se acostó en la cama exhausto, al escuchar ese comentario se me empezó a parar la polla no resistí y en la oscuridad me la saque con cuidado de que no se diera cuenta David me empecé a pajear y a los 3 minutos ya me venía termine cansado de tanto placer a eso de la 1:10am simplemente me dormí.

Todos mis escuchas estaban sorprendidos por lo que les contaba Steven, Adrián y Leandro desde su escondite.

Steven: Uufff mi mujercita sí que le encanto el sexo desde un principio.

Antonio: si la pobre se volvió adicta desde que el tío la desvirgo ya no podía vivir sin sentir placer.

Steven: con razón están candente en la cama y no resistió el serme fiel tenía que calmar sus instintos.

Adrián: con razón me puso los cuernos a mí también.

Antonio: si el tío la hizo adicta.

Steven: no como me dice eso voy a tener que tener cuidado con el tío y el primo para que no me la vayan a coger otra vez.

Antonio: con el tío y con el primo hmm no solamente de ellos vas a tener que cuidarla el peligro está más cerca de lo que crees.

Steven: que quieres decir con eso.

Antonio: Déjame que te termine de contar si quieres, esto todavía no ha terminado.

Steven: no puede ser, si termíname de contar no me dejes con la inquietud.

Lo decía con preocupación en su mirada y un bulto en sus pantalones.

Continuará….

Recibo críticas y comentarios.

“MI ALUMNA SE ENTREGÓ AL PLACER” Libro para descargar (POR GOLFO) HISTORIA TOTALMENTE INÉDITA

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Sinopsis:

El email de una desconocida despertó el instinto depredador que llevaba reprimiendo durante años y cómo no podía hacer mía a la causante, busqué a mi alrededor una sustituta. Contra toda lógica descubrí dentro del aula donde daba clases que Almudena, un cerebrito, era la sumisa que estaba esperando.

Bájatelo pinchando en el banner o en el siguiente enlace:
 

Para que podías echarle un vistazo, os anexo los dos primeros capítulos
 

Capítulo 1

Después de una temporada de relativa calma, me vi inmerso en una vorágine de sexo y perversión como nunca la había tenido. Todo empezó un día recibí un email de una joven de apenas veintitrés años que se declaraba fan de mis relatos.
Al leerlo, mis años de experiencia me hicieron ver que tras los sinceros elogios se escondía una petición de ayuda. En una lectura rápida cualquier otro destinatario solo se hubiese quedado con la fascinación de esa niña por la literatura erótica pero, a mí, me resultó evidente leer entre líneas que su fantasía iba más allá.
«Tiene alma de sumisa», comprendí pero lo que realmente picó mi curiosidad fue advertir por su tono que deseaba de alguna forma conocerme.
Como perro viejo en esas lides, decidí hacer un hueco en mis obligaciones y poniéndome frente al teclado, la contesté cordialmente mientras la regalaba un relato inédito para que fuera ella la primera en leerlo.
«¿Caerá en la trampa?», me pregunté nada más enviar ese mensaje porque si era como yo suponía, no podría evitar responder lo que me daría la oportunidad de lanzarle un anzuelo tras otro hasta que esa cría pasase a formar parte de mi harén.
Mientras esperaba su respuesta, me puse a indagar sobre ella. Cosa que me resultó fácil porque sin saberlo, me había dado mucha más información de la que en un principio estaba dispuesta a revelar al cometer involuntariamente varios errores.
Aprovechando su buena fe, o mejor dicho su inconciencia, busqué el mail desde el que me había escrito en Google. Os juro que al hacerlo no esperaba ningún resultado que me permitiera conocer quién era la remitente, pero fue entonces cuando descubrí que había usado su dirección “oficial”.
«Es mona», certifiqué cuando uno de los enlaces me dirigió directamente a su Facebook.
Así supe de primera mano que mi interlocutora vivía en Puerto Rico, que estudiaba trabajo social en una de las universidades de esa isla, que no había mentido respecto a sus años y que al menos en la red, no tenía pareja ya que en ninguna de las fotos que había colgado aparecía con un tipo que no fuera de su familia.
«Es curioso», pensé, «las personas de su generación han crecido con internet y aun así, no saben cómo proteger su anonimato».
Trasteando en la web, recopilé un montón de información sobre sus hábitos e intereses sin tener que desvelar que era yo quien investigaba. Así me enteré que medía un metro cincuenta, que era blanca de piel y que llevaba el pelo corto pero también salió a la luz su gusto por los animales y su afición a la literatura seria.
«Alguien tendrá que explicarle que no está bien ser tan poco cauto y que al menos debe de tomar precauciones antes de entrar en contacto con un extraño», me dije olvidándome de ella por la llegada de María, una profesora del claustro donde trabajo, la cual desde hace seis meses es mi más fiel servidora.
Aunque no viene a cuento, el caso de esta madura merece un inciso para explicaros de alguna forma que una de las principales características de un amo es ¡estar siempre a la caza!
Todavía recuerdo el día en que conocí. Fue durante una charla informal en la cafetería de mi universidad. Estaba tomando un café con el rector cuando ese buen anciano me la presentó como su última adquisición para el departamento de investigación. Ni siquiera tuvo que hablar, como un libro abierto leí en su actitud, en sus ojos esquivos y en su exagerado mal humor que el destino de esa rubia pasaba por lucir uno de mis collares.
Y así fue, en menos de dos meses, María me rogó de rodillas ser mi esclava y desde entonces, una o dos veces por semana, llega a mi casa, se desnuda y durante cuatro horas se afana en servirme. Da igual que esté casada y que su marido se haya convertido en mi amigo, cuando la llamo corre a cumplir mi voluntad al saber que al final se verá recompensada y obtendrá el placer que ha venido a buscar.
Si os preguntáis porque os cuento esto, la respuesta es sencilla:
“Quiero dejaros claro que todos aquellos que tengáis una faceta sumisa ¡corréis peligro!”. Ya que el primer dominante con el que os topéis sabrá quizás antes que vosotros exactamente que tecla tocar para sacar a la luz vuestra verdadera personalidad y solo dependerá de él, el tiranizaros o el haceros disfrutar sin límite.
Volviendo a la historia de “Pequeñita”, María estaba haciéndome la primera mamada del día cuando desde el otro lado del charco, esa puertorriqueña me contestó. Sin permitir que la zorra se sacara mi verga de su garganta, me puse a leer el mensaje de la desconocida.
Os confieso que no fue ninguna sorpresa que esa monada me explicara su evolución y que siendo apenas una adolescente comenzara a disfrutar con las historias románticas donde el protagonista fuera un hombre dominante.
Tampoco me extrañó que rápidamente se diera cuenta que a esas novelas rosas les faltaba algo ni que fue cuando cayó en sus manos un libro erótico cuando realmente se enteró que deseaba sentirse usada aunque fuera una vez. En plan confesionario, me contaba en el mail que se fue concentrando en relatos de maduros al creer que solo con experiencia podía ser capaz de sacar la ardiente mujer que tenía dentro. De allí pasó a los relatos de dominación y de esos a los de no consentido.
Nuevamente no tuve que ser un genio para saber que esa boricua estaba en cierta forma buscando un escultor que diera forma a su ser y con él descubrir la que yo considero más sublime forma de placer que es la sumisión. Reconozco que lo que realmente instigó a mi lado dominante a seguir con ese intercambio epistolar fue comprobar que era sincera porque sin que yo se lo tuviera que pedir, “Pequeñita” se describió exactamente como aparecía en las fotos sin tratarse de adornar.
― No hace falta ser una Barbie para gustar a un hombre― tecleé respondiendo a su mensaje, harto quizás de la impostura que puebla la red.
Agradeciendo su sinceridad, le pedí que me contara el momento más erótico de su vida para comprobar cuan acertado estaba sobre sus verdaderas inclinaciones. Tras releer mi escrito, di al SEND y me concentré en la sumisa que tenía entre mis piernas.
María había aprovechado que no la miraba para empezarse a masturbar. Me hizo gracia saber que lo había hecho a propósito para que yo tuviera un motivo para castigarla pero la perspectiva que se me abría allende los mares me tenía de buen humor y por ello únicamente esperé a que estuviera a punto de correrse para prohibírselo.
― ¿No me va a castigar?― incrédula me preguntó.
― No te lo mereces― respondí.
Tras lo cual la llevé sobre mi cama y le inserté sendos consoladores en cada uno de sus agujeros. La cuarentona creyó que iba a hacer uso de ella pero poniéndolos a toda potencia, me fui a merendar advirtiéndola que no iba permitir que en esa tarde, me volviera a fallar.
«Tengo vedados los orgasmos», comprendió y humillada esperó a que esos dos enormes falos de plástico cumplieran su labor.
Satisfecho con ese peculiar escarmiento, abrí la nevera y me preparé un bocadillo. Cuando os digo que estaba satisfecho, así era porque si bien los ajenos a este mundo, equiparan sumisión al dolor, eso es falso. Se puede ser el amo más dominante sin tener que torturar a nuestras princesas porque unas necesitan mano dura mientras a otras les basta con sentirse dirigidas.
Con una cerveza en una mano y el bocata en la otra, volví a donde estaba mi sumisa. No tuve que traspasar la puerta para saber que María me había obedecido al ver cómo intentaba a duras penas contener el placer que se iba acumulando entre sus piernas.
«Es una puta bien adiestrada», sentencié mientras me sentaba a observar su sufrimiento al no poder correrse.
La rubia suspiró al verme y con lágrimas en los ojos, me imploró que la perdonara. No le hice caso y masticando lentamente incrementé su zozobra al sentirse observada.
― Amo, ¡no aguanto más!― chilló descompuesta al ser consciente que desde mi asiento podía ver claramente que tenía su sexo anegado.
Disfrutando de su desamparo, metí y saqué el falo que tenía incrustado en su trasero un par de veces antes de humillarla, diciendo:
― Viendo lo gordas que tienes las tetas, es una pena que seas tan vieja. De ser más joven, te preñaría para que así asegurar que mi hijo tuviera leche suficiente con la que alimentarse.
Mi menosprecio caló hondo en ella y con un tono menos sumiso del que debería, protestó:
― Todavía puedo quedarme embarazada.
Su respuesta me sirvió para recordarle que entre los límites que ella misma me había puesto al convertirse en mi esclava estaba el no tener descendencia. María al oír mi réplica comprendió que tenía razón y dando una vuelta de tuerca más a nuestro acuerdo, contestó:
― Si usted lo desea, me gustaría quitar ese término. Sería un honor que usted me preñara.
― Lo pensaré― fue mi escueta respuesta y premiando la extensión de su confianza, le dije: ― mientras tanto, ¡puedes correrte!
Mis palabras desencadenaron su placer de inmediato. Tanta era la presión que llevaba acumulando que en cuando abrió la espita, todo su cuerpo se vio desbordado por un brutal orgasmo cuyos signos más evidentes fueron sus gritos pero como la conocía de sobra, para mí fue admirar su entrega hecha líquida en el charco de flujo que se formó sobre las sábanas.
― Me encanta ser su guarra― berreó al sentir que retiraba el consolador de su ojete.
Sacando mi pene de su encierro, formalicé el nuevo trato empalándola de un solo arreón mientras susurraba en su oído que a partir de ese día tenía la obligación de dejar de tomar anticonceptivos.
Todavía no sé si las lágrimas de sus ojos fueron por el dolor que sintió al romperle tan bruscamente el culo o de felicidad por saber que su vientre albergaría durante nueve meses una versión en pequeño mía. Lo cierto es que no llevaba sodomizándola más que unos pocos segundos cuando un geiser brotó hirviendo de su sexo, empapando mis muslos.
«¡Cómo me gusta que sea tan puta!», exclamé en mi mente para no revelar ante esa rubia esa intima apetencia.
Deseando que se sintiera mi montura y yo su jinete, agarré su melena a modo de riendas y dando una azote en sus ancas, incrementé el compás de mi galope hasta hacerlo desenfrenado.
María, agradeció el nuevo ritmo, relinchando de placer y ya convertida en yegua buscó desbocada otro nuevo orgasmo. Su enésimo clímax coincidió con el momento en que mi pene explotó regando con su simiente los intestinos de mi sumisa.
La felicidad que mostró, me hizo pensar que realmente le apetecía que mis genes sembraran su todavía fértil vientre pero también comprendí que si no conseguía que prendiera mi retoño, tendría que buscarme una sustituta. Recordando a la puertorriqueña, decidí que “Pequeñita” podría ser una buena sustituta…
Acababa de despedir a María cuando una campanilla me informó que acababa de recibir un nuevo mensaje. Al abrir mi Hotmail, sonreí al comprobar que era la chavala de uno cincuenta y pechos medianos quien me contestaba.
Mi sonrisa que se había acrecentado cuando de primeras leí que esa muñeca me confesaba sus deseos de profundizar en el mundo que consideraba mi forma de ver la vida, desapareció de golpe al continuar y enterarme por sus palabras que ya había entrado en contacto con otro amo. “Daddy” fue el término que usó para referirse a él.
«¡Mierda!», mascullé enfadado porque una de las reglas no escritas de la dominación es que uno puede comprar o vender a una sumisa pero nunca inmiscuirse en la relación con su amo.
Mi cabreo se convirtió en indignación al enterarme que tras una primera sesión que incluyó desde azotes, bondage hasta lluvia dorada, ese capullo no había querido volverla a ver por miedo a que sus otras tres sumisas se enteraran y le dejaran.
«Ese tipo no merece que nadie le llame daddy», sentencié al saber que un verdadero amo nunca dice cuántas sumisas tiene y menos, las tiene que rendir cuentas de lo que hace cuando ellas no están.
«Ni siquiera debió explicarle en que consiste el acuerdo de entrega y tampoco establecieron en común los límites que ninguno podía traspasar», hecho una furia comprendí.
Lo de menos era la horterada de “Daddy”, yo mismo a mis sumisas las considero y las llamo mis “princesas” porque al fin y al cabo, mi función es hacerlas gozar descubriendo hasta donde llegan las fronteras de sus tabúes. Lo que realmente me hacía tirarme de los pelos es que ese insensato hubiera podido dañar por ignorancia o maldad un brillante en bruto como parecía ser esa niña.
«De tenerlo enfrente, lo mataba a golpes. ¡Cómo se le ocurre forzar la máquina en la primera sesión!», cada vez más encabronado con el asuntó, señalé: «El primer día sirve para establecer la confianza sumisa― amo, ¡no para experimentar!».
Por mi mente pasaron unas cuantas candidatas que ni siquiera habían podido soportar verse frente a frente conmigo en un cuarto, sabiendo que la razón de estar ahí era entregarse a mí, a un cuasi desconocido.
«¡En qué coño pensaba ese inútil! De haber sido yo, “Pequeñita” hubiese modelado desnuda para mí y poco más. Exagerando al despedirme ¡la hubiese besado!», mi mente no dejaba de repetir mientras seguía leyendo.
La propia boricua confirmó mi opinión al explicarme tal y como se lo había pedido que el momento más erótico que había experimentado en su vida fue durante esa sesión cuando la empujó contra la pared y teniéndola indefensa, forzó su boca con la lengua mientras sentía su presencia.
― ¡Eso fue lo único que hizo bien!― en voz alta recalqué, un poco más tranquilo al darme cuenta que los daños en “Pequeñita” parecía no ser permanentes: ― La chavala es sumisa de corazón y por eso reaccionó al premio que le daba su amo.
Viendo que no todo estaba perdido y que con ese aprendiz de amo no me unía ningún tipo de cortesía “profesional”, decidí explicar a mi interlocutora por qué tenía que cambiar de Daddy y buscarse uno que realmente supiera como eran las cosas.
Ni que decir tiene que ¡me ofrecí a ser yo quién la enseñara!

Capítulo 2

A raíz de ese mail, la boricua desapareció de mi vida. Os confieso que interpreté su silencio cómo una oportunidad perdida. Estaba desilusionado porque me apetecía hacerme con esa carne fresca a la que someter a mi antojo. Para entonces la consideraba un trozo de mármol que mis manos podían ir cincelando poco a poco hasta convertirla en mi puta.
Para mí, “Pequeñita” no era una persona con sentimientos, era un objeto con el que saciar mi hambre de nuevas conquistas. Deseaba poner mis garras en ella y sin que se diera cuenta irla adoctrinando a mi antojo, de forma que al final, esa jovencita respirara, comiera e incluso defecara con un único objetivo: “Servirme”.
Su vida pasaría a ser mía. Por mis planes pasaba que su voluntad se fuera diluyendo como un azucarillo en el café con el objetivo de endulzar mi existencia. Deseaba anularla, convertirla en una zombi que solo deambulara por el mundo con el fin de adornar mi galería de trofeos.
Había previsto, exhibirla ante mis conocidos como un ganadero muestra orgulloso su mejor res. Dejar que mis colegas de perversión pusieran sus sucias manos sobre los pechos casi virginales de esa cría para comprobar lo bien que la había adiestrado.
Tenía muchas esperanzas puestas en esa puertorriqueña. En mi pérfida imaginación, iba a ser yo el que rompiera por primera vez su culo. Bajo mi mando, había planeado que esa angelical muchacha satisficiera solo porque yo se la mandaba a mujeres tan perversas como yo.
Y cuando me hubiese cansado de ella, vendería sus despojos al mejor postor para acto seguido buscar una nueva víctima que anotar en mi lista de éxitos.
Pero desgraciadamente, todo se había ido al traste o eso pensé cuando al tercer día, no había tenido noticias de ella. Interiormente me reconcomía el hecho de haberme excedido exigiendo que dejara a su “daddy”. Por muy inepto que fuera ese imbécil, si la había conseguido convencer de pasar el trance de esa brutal sesión, de alguna forma la tenía en sus manos.
«¡Qué desperdicio!», mascullé mentalmente al haber perdido esa gema, sobre todo porque estaba convencido que en mis manos cual cisne, pasaría de ser un patito feo al más bello de su especie.
Asumiendo mi error, llamé a María. Sin que yo se lo preguntara, esa cuarentona me informó que había dejado de tomar la píldora y que no veía el momento que me dignara a inseminarla.
― A las doce en mi despacho― contesté colgando el teléfono.
La idea de preñar a esa rubia y que el tonto del culo de su marido corriera con los gastos de su educación me alegró el día y terminando de desayunar, me dirigí como todos los días a impartir clases.
Curiosamente al entrar en el aula y enfrentarme a un público mayoritariamente femenino, me hizo recordar a “Pequeñita”.
«¿Cuantas de estas zorritas serán sumisas?», me pregunté mientras acomodaba mis papeles en el estrado, «¿La morena de tetas grandes quizás? o ¿la guarra con minifalda de la tercera fila?».
Una a una fui recorriendo toda la clase. “Pequeñita” había despertado mi instinto depredador y como el ave de rapiña que soy, dejé a un lado mi promesa de jamás buscar putitas entre el alumnado y mentalmente fui anotando candidatas.
Al terminar la clase ya había descubierto al menos media docena de jovencitas que mostraban signos de ser sumisas y cogiendo un bolígrafo, anoté sus nombres en la libreta que tengo para ese fin. No contento con ello, durante la segunda hora hice lo mismo pero en este caso, mi interés se centró en una de las de mayor edad pero no por ello de menor coeficiente intelectual. Al contrario, era un cerebrito que estaba cursando su tercera carrera.
Os preguntareis el porqué. Me resulta muy sencillo de explicar, estaba oteando entre las filas de pupitres cuando la descubrí mirándome embelesada. Al sentirse descubierta, su rostro se tornó pálido y bajó su mirada pero ya era tarde, bajo su blusa dos pequeños bultos me revelaron su excitación.
«¡Coño! No me había dado cuenta que Almudena es otro diamante en bruto», señalé sin margen de error.
Mi seguridad venía motivada porque antes que yo, ella había reconocido en mí a un dominante y siendo sumisa de nacimiento se había sentido atraída.
«Somos polos opuestos», comprendí, «amos y sumisas somos capaces de reconocernos».
Aun así debía constatar que esa cría había nacido para alguien como yo. Impartiendo la materia entre los alumnos, me fui acercando a ella. Su creciente nerviosismo hubiese sido suficiente pero queriendo confirmar sin duda alguna que Almudena terreno abonado donde arar, en un momento dado, puse mis manos a ambos lados de sus hombros. Tal y como había previsto esa castaña, al sentir mis garras sobre su piel, cerró sus piernas en un vano intento por evitar que advirtiera la excitación que recorría su cuerpo. Nadie en todo el aula se dio cuenta de lo que ocurría. ¡Miento! ¡Dos si éramos conscientes! ¡Mi presa y yo!
Recreándome en mi dominio, acaricié levemente su cuello con uno de mis dedos hasta que vi como cerraba sus puños sobre la mesa.
«Se ha puesto cachonda», sentencié y dejándola en paz, caminé hacia el estrado.
El resto de la hora paso sin pena ni gloria, reconozco que tan poco me esmeré en dar una clase magistral porque mi mente estaba ocupada en otras cosas.
¡Iba a cruzar los límites que me había auto impuesto!
Por eso cuando mis alumnos ya salían rumbo al descanso, llamé a Almudena. La chavala al oírme instintivamente tapó sus senos con una carpeta y totalmente colorada, llegó hasta mi mesa. Toda ella temblaba con el mero hecho de estar en mi presencia y hurgando en esa herida, con descaro recorrí sus piernas antes de decirla:
― Ando buscando una ayudante y he pensado en ti.
No era una pregunta, era una afirmación y por ello esa indefensa jovencita no tuvo oportunidad de librarse y ató su destino al mío al contestar:
― Será un honor servirle.
Esa respuesta me reveló que no me había equivocado al elegirla como futura sumisa, ya que su propia naturaleza la había traicionado empleando una frase que solo una puta consciente de sus inclinaciones usaría. En ese momento, me hubiese gustado dar inicio a nuestra primera sesión pero recordé que había quedado con María.
«Un amo debe cumplir primero con sus princesas», medité y asumiendo que al menos estaría una hora ocupado con la profesora ordené a la chavala que fuera a verme sobre la una.
― Allí estaré― contestó la incauta con una alegría que desbordaba todos sus poros.
Tras lo cual, la vi marchar meneando el pandero que no tardaría en usar. Ese sensual movimiento de nalgas fue una muestra más que esa cría era un proyecto de putita porque aunque todavía no lo supiera, involuntariamente su cuerpo mostraba la felicidad de una esclava al conocer a su dueño.
Para entonces mis hormonas habían tomado las riendas de mi voluntad y mirando el reloj, me di cuenta que llegaba tarde.
«Espero que ya esté caliente, ¡necesito descargar!», pensé del vientre que iba a germinar mientras enfilaba el largo pasillo que llevaba a mi despacho.
Felizmente, mis previsiones se vieron superadas porque al llegar a mi oficina, esa zorra de cuarenta tacos se lanzó sobre mí aún antes que pudiera cerrar la puerta con llave. Su hambre era tan grande que, sin ni siquiera saludarme, se arrodilló y sacó mi miembro de su encierro.
Al descubrir que mi pene estaba erecto su cara se iluminó e intentó hacerme una mamada. Como mis intenciones eran otras, agarré su rubia melena y la obligué a levantarse. El tirón de pelo fue doloroso pero no se quejó y permitió que girándola, le subiera las faldas.
«Viene lista», murmuré mentalmente al comprobar que no traía ropa interior y mientras metía un par de dedos en su vulva, forcé a mi sumisa a apoyarse en la mesa con su culo frente a mí.
Cómo ganado que va al matadero esperó que me pusiera tras ella, dando un pequeño grito cuando mi verga rellenó su sexo de un solo empujón. Su mojado conducto absorbió mi primera puñalada sin dificultad y eso me dio la seguridad que podía incrementar mi ritmo sin correr el riesgo de dañarla.
― ¿A qué esperas? ¡Muévete! ¡Puta!― exclamé al tiempo que daba mayor énfasis a mi orden con un sonoro azote.
María deslumbrada por la rapidez en la que se estaban desarrollando los hechos, esperó a notar la base de mi sexo chocando con sus nalgas para rogarme que le diera caña. Haciéndola caso cogí sus pechos entre mis manos y pellizcando sus pezones, le pedí que se masturbara.
No hizo falta que se lo repitiera dos veces, bajando su mano, empezó a acariciar su entrepierna a la par que empezaba a moverse. Moviendo sus caderas mientras el intruso de sus entrañas seguía apuñalándola, fue incrementando sus movimientos hasta que ya completamente cachonda, me pidió un nuevo azote. Al tiempo que rítmicamente iba sacando y metiendo mi pene de su interior, comencé a regalar una serie de nalgadas a sus cachetes mientras la zorra no dejaba de torturar su clítoris con sus dedos.
Sus gemidos se fueron convirtiendo en gritos y los gritos en alaridos de placer al sentir que incrementaba la velocidad de mis embestidas. Era tal mi calentura que con mi presa totalmente entregada le exigí que me contara lo que estaba experimentando.
― Devoción, amor y obediencia por mi amo.
Sus palabras inflamaron mi ego y atrayéndola hacía mí, la penetré sin contemplaciones. Completamente dominada por la lujuria, María chilló a sentir que se volvía a correr y soltando un largo suspiro, me pidió que no parara.
― ¿Te gusta putita?― dije dando el enésimo azote en su trasero.
― Me enloquece la idea que me embarace― contestó al sentir el calor de mi golpe.
Esa confesión había espoleado aún más su ardor y levantando su culo, mordió sus labios al tiempo que se corría. Su orgasmo coincidió con el mío y rellenando su interior con mi simiente, me desplomé en la silla de mi despacho. Exhausto, dejé que me besara. María sin dejar de acariciarme, esperó a que descansara, tras lo cual pasando su mano por mi pelo, me dijo:
― Mi amo me ha dejado el culo calentito pero mi coño sigue listo para recibir otra vez su simiente.
Un ruido fuera del despacho, me hizo sospechar que mi siguiente visita había llegado antes de tiempo y aunque me apetecía un nuevo asalto, le ordené que se vistiera. Como profesora de la misma universidad comprendió mis razones y por ello no puso objeciones. Lo que sí hizo fue cuando ya estaba lista para salir por la puerta, fue preguntarme si esa tarde se podía pasar por casa.
― Luego te llamo.
Como había supuesto, Almudena se había adelantado y permanecía sentada en la sala de espera. Tras despedirme de la cuarentona, me tomé unos segundos en hacer un rápido examen a esa chavala. Por lo coloreado de sus mejillas, comprendí que había escuchado parte sino todo el polvo con mi otra princesa.
Sonriendo de oreja a oreja, volví a mi sillón diciendo:
― Pasa y cierra la puerta.
Sentado tras la mesa de mi despacho, observé el nerviosismo de mi alumna con franco interés. Se notaba a distancia que Almudena apenas podía retener el temblor de sus rodillas. Disfrutando del momento, me quedé callado mientras leía su expediente.
«No parece tener veinticinco años», pensé ya que a pesar de su cara de niña, le había dado tiempo de terminar dos carreras y estaba cursando la tercera. Nacida en un pueblo del norte de España, supe al leer su dirección que vivía en un Colegio Mayor.
«¡Qué raro! A su edad, los universitarios suelen alquilarse con amigos un piso donde vivir», medité anotando ese dato por si resultara importante.
Aunque sabía que era brillante, repasando sus notas comprendí que la castaña era una especie de genio.
«No me extraña que esté becada. ¡Lleva todo matrícula!», dictaminé mientras levantaba mi mirada de los papeles y comprobaba que mi silencio la estaba poniendo histérica.
En su asiento, Almudena se retorció incómoda al saberse observada. Haciendo caso omiso de su turbación, esperé a que la castaña ya no supiera donde mirar o cómo sentarse para decirle:
― Mis exigencias son sencillas, demando una ayudante sin problemas de horario y dispuesta a cumplir mis órdenes tanto aquí como fuera de la universidad.
La castaña asintió con la cabeza. No me costó percibir en mi alumna una especie de satisfacción al escuchar de mis labios que su jornada se iba a extender más allá de lo académico. Indagando en ello, me permití inmiscuirme en su vida privada al preguntar:
― ¿Tienes pareja? ¿Novio? ¿Novia?
Sus ojos reflejaron su sorpresa ante ese interrogatorio pero se recompuso rápidamente y contestó:
― Todavía no he encontrado lo que busco.
No queriendo perder la baza de enterarme si al menos tenía un pretendiente, insistí:
― No quiero que luego me vengas con que no puedes cumplir una de mis órdenes por tener otras responsabilidades.
Mirándome a los ojos y con voz firme, respondió:
― Si usted me admite bajo su tutela, nada ni nadie me impedirá satisfacer sus exigencias.
La seguridad y la completa sumisión que traslucían sus palabras no hicieron más que confirmar mis esperanzas de haber encontrado un espécimen listo para ser pulido. Para entonces, el dominante que había en mí me azuzaba a comenzar de inmediato su adoctrinamiento pero el poco sentido común que me quedaba, me hizo recabar una última prueba sobre su naturaleza y por ello antes de entrar en materia me levanté y poniendo como en la clase mis manos en sus hombros, pregunté:
― ¿Cuánto tiempo llevas queriendo que yo sea tu mentor?
La putita se quedó paralizada al sentir mis dedos sobre su piel y con la respiración entrecortada, tuvo que hacer uso de toda su voluntad para contestar:
― Desde que asistí a una de sus conferencias.
― ¿Cuando fue eso?― insistí dejando que mis yemas recorrieran su cuello.
La muchacha no consiguió evitar un gemido al sentir esa caricia, tras lo cual, muerta de vergüenza, me confesó que hacía más de un año. Su respuesta me permitió profundizar y usando mis dos manos, comencé a darle un sensual masaje mientras le decía:
― No me mientas.. Dime que es lo que buscas en mí.
Tardó unos segundos en contestar. Almudena estaba aterrorizada por mis preguntas. Temiendo estar malinterpretando mi actitud, se giró hacia mí y con la angustia reflejada en su cara, me miró a punto de llorar:
― Su protección.
― ¡Explícate!― le exigí al tiempo que dejaba caer uno de los tirantes que sostenían su vestido.
Sus ojos brillaron al saber que no había sido producto del azar y llevando su boca hasta una de mis manos, depositó un beso en ella para acto seguido contestar:
― Desde que le vi, reconocí en usted a mi dueño.
Satisfecho, observé que al confesar esa cría se quitaba un peso de encima y recreándome en el poder que acababa de darme, mis yemas bajaron por su escote y por primera vez me apoderé de uno de sus pezones. Habiendo revelado su condición, Almudena gimió descompuesta al comprender que la aceptaba y mientras sus areolas eran objeto de mis mimos, directamente me preguntó:
― ¿Puedo llamarle amo?
La urgencia de esa putilla en convertirse en mi sumisa era tan evidente que intuí que había tenido una relación BSDM con anterioridad y por ello levantándola de su asiento, me permití el lujo de liberar sus pechos antes de decir:
― Eso depende de ti.
Aproveché el momento para disfrutar de sus tetas y tuve que reconocer que eran mejores de lo que me había imaginado. Grandes y duras estaban coronadas por dos rosadas areolas que pedían a gritos ser mordidas. Aguantando estoicamente el repaso que le di y sin necesidad que le explicara su significado de mis palabras, cogió mis manos entre las suyas diciendo:
― Soy una mujer libre y como tal, deseo depositar mi vida en sus manos.
Al escuchar que Almudena daba comienzo a la ceremonia de entrega, supe que no era el momento ni el lugar y por ello, corté de plano sus esperanzas, susurrando en su oído:
― Aquí no― y garabateando mi dirección en una hoja de papel, mordí su lóbulo mientras le decía: ― Te espero en mi casa a las seis.
Un tanto cortada por mi brusco rechazo, esa putita acomodó su ropa y con un deje de deseo en su voz, quiso saber cómo tenía que acudir a la cita. Me tomé unos segundos en contestar y recordando que era viernes, soltando una carcajada, contesté:
― Aunque en mi casa no la vas a necesitar, tráete ropa para todo el fin de semana.
― Así lo haré― me informó con una sonrisa de oreja a oreja, tras lo cual, pegando su cuerpo al mío, me besó diciendo: ― Estoy deseando ser suya.
Su descaro me hizo cautivó y acercándola todavía más a mí, correspondí a su arrumaco, dejando que mis manos se apoderaran de su espléndido culo y contento al descubrir que bajo su vestido esa niña tenía un par de nalgas dignas de una modelo, mis hormonas entraron en ebullición por lo que tuve que retirarla para evitar tomar posesión de ella en ese instante.
― Te veo a las seis― repetí despidiéndome de Almudena.
La castaña refunfuñó ante ese nuevo rechazo pero asumiendo que tenía razón, me dijo adiós y desapareció rumbo al pasillo. Acababa de despedirla cuando el sonido de mi Outlook me avisó que acababa de recibir un mail. Al mirar en la pantalla, vi que era “Pequeñita” quien lo había mandado.
Menos urgido de hacerla mía, al tener a mi disposición un nuevo juguete al que echar el diente, comencé a leer su mensaje. En él la boricua me pedía perdón por no haberme contestado antes, mostrándome sus dudas sobre cambiar a su “daddy” por mí pero que a pesar de eso, no quería que dejara de escribirla porque deseaba seguir en contacto.
Os juro que estuve a punto de dejar de leer pero algo me hizo continuar y fue a continuación, cuando contestando a la pregunta que le había hecho sobre cómo sería su encuentro ideal con su amo, leí que había escrito:
― Mi fantasía más recurrente es estar amarrada de las manos sobre mi cabeza y tener las piernas separadas inmovilizadas con un antifaz puesto para no saber qué me va a hacer mi amo. Que me acaricie todo el cuerpo disponiendo de él, que me bese posesivamente, que me chupe las tetas y muerda mis pezones hasta ponerlos duros. Que me masturbe el clítoris y me meta los dedos en el coño. Que no me deje correr hasta que se le antoje. Que me ponga a cuatro como una perra y juegue en la entrada de mi coño alargando el momento de la penetración. Hasta que decida clavarme (todavía no sé si lentamente o de una estocada porque de las dos maneras me excitan) y que siga con un mete y saca sin dejar lugar a dudas quien es el que manda.
Reconozco que aun sin saber si “Pequeñita” algún día sería mía, la elocuencia de sus palabras y la calentura que demostraban me hicieron albergar nuevas esperanzas. Sabiendo que no debía romper con ella antes de empezar por el mero hecho de no estar segura, cogiendo el teclado contesté a su email, diciendo que aunque no compartía su decisión, aceptaba sus motivos. Tras lo cual le pedí que a modo de juego, aceptara seguir mis órdenes sin comentar nada a su daddy.
La puertorriqueña debía estar frente a su ordenador porque casi de inmediato, respondió que la idea le gustaba.
«Será difícil pero todavía esta zorrita puede ser mía», pensé mientras le pedía que mi primer deseo era que se depilara por completo.
― ¿Para qué?― me preguntó.
Sin darle mayor explicación, respondí:
― Hazlo, confía en mí.
Esta vez, “Pequeñita” tardó unos minutos en contestar.
― Lo haré esta tarde.
Al leer su respuesta me despedí, citándome con ella para el día siguiente. Al apagar el ordenador y recoger mis bártulos, descojonado comprendí que tras un periodo de relativa calma ¡se me estaba amontonando el trabajo! No en vano, tenía una princesa que preñar, una que educar y un proyecto que si todo salía bien pudiera a llegar ser mi obra maestra. Pensando en ello, cerré mi despacho y decidí que tenía que darme prisa porque esa tarde iba a incrementar mi harén.

Relato erótico: “Seducido por la niñera de mis hijos, una ex monja 1” (POR GOLFO)

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Tengo que reconocer que desde que murió mi esposa y aunque me había ocupado de mis dos hijos, también había llevado una vida bastante desordenada.  Durante la semana, los chavales vivían conmigo pero en cuanto llegaba el fin de semana los dejaba en casa de mis padres y me dedicaba a salir de juerga con mis amigotes.  Nunca había sido un adonis y con mis cuarenta y cinco años tampoco tenía el cuerpo de un tío de veinte, pero aun así era raro el sábado en el que una mujer no despertaba en mi cama.
Recuperando el tiempo perdido, me había lanzado a la desesperada a vivir la noche.  Visitaba los locales donde se congregaban las separadas y divorciadas de mi edad a encontrar compañía que me hiciera olvidar lo solo que estaba. Si en un principio me resultó difícil ligar, poco a poco, fui mejorando y al final con solo verla, sabía que historia necesitaba una mujer escuchar para poder llevarla a mi alcoba.
Mi desmadre llegó a tal punto que incluso recibí una sonora reprimenda de mi padre. El viejo me citó en su casa y después de decirme que comprendía que buscara una compañera con la que compartir mi futuro, me soltó una bronca por que ese no era el modo:
-Así no vas a encontrar una esposa, las tipas con las que te acuestas lo único que buscan es un revolcón.
Sus duras palabras, me indignaron y pegando un portazo, salí de su casa.
Mi madre en cambio, fue más sutil y un buen día, me llamó para hablar. Al igual que su marido estaba preocupada por mi “desubicación” y tocándome la fibra sensible me habló de mis hijos:
-Adela y Manuel necesitan una madre y viendo que tú eres incapaz de encontrarla, he decidido ayudarte y que al menos tengan una figura femenina decente en sus vidas y no las pelanduscas como con las que te diviertes.
Descojonado e incrédulo por igual, le pregunté:
-¿Me has buscado una esposa?
-Tú eres tonto- respondió- ¡Estoy hablando de una niñera!
Parcialmente aliviado, dejé que me explicara que tenía una candidata. Por lo visto le habían hablado de una monja que acababa de colgar sus hábitos y que andaba buscando un trabajo:
-Es perfecta. Mientras tú te dedicas a golfear, ella les dará los principios morales que los niños necesitan. Es una chica joven y sana, que creé en la familia y no como esas desvergonzadas con las que sales.
La idea me jodió desde un principio pero no pude negarme cuando mi querida vieja me informó que no volvería a recoger nunca más a los críos a la salida del colegio.
-Mamá, ¡No puedes hacer eso! ¡Son tus nietos!
La muy ladina con una sonrisa en sus labios, contestó:
-Teresa estará encantada haciéndolo…
Me trae a esa mojigata a casa.
Tal y como me había amenazado, mi vieja me trajo al día siguiente a esa mujer. En cuanto la vi entrar con sus ropas holgadas y su tono monjil, me di cuenta que era una mujer muy guapa. Sin rastros de maquillaje, su cara era bellamente dulce. Lo único que me preocupó fue su juventud porque al fijarme en ella, solo pude pensar que podría perfectamente ser mi hija.
“No me jodas”,  mascullé entre dientes, “ya tengo bastante con dos para tenerme que ocupar de una tercera”.
Llevando a mi madre a otra habitación, me quejé de su edad:
-Esa niña es incapaz de educar a mis hijos. Debería seguir en el colegio en vez de estar trabajando.
-Te equivocas- respondió- aunque no lo parezca, Teresa es licenciada en Pedagogía y es perfectamente válida para cumplir su labor. Es mayor de lo que parece…
Interrumpiéndola, pregunté:
-¿Cuántos? Veintidós, ¿veinticuatro?
Soltando una carcajada, contestó que nuevamente me había pasado de listo y que la ex monja acababa de cumplir los treinta.
-No lo parece- reconocí todavía no creyendo sus palabras.
La confirmación de mi error vino de la propia boca de la aludida. Sin que me hubiese enterado,  Teresa había llegado a la habitación llevando de la mano a mi hija. Desde la mitad del salón, me informó:
-Su madre tiene razón, nací en el ochenta y cuatro.
Aunque eso me dejó sin armas, lo que verdaderamente me convenció fue ver a mi chavala con ella.  Más que me pese, Adela es una cría huraña con los extraños. Le resulta difícil entrar en confianza y sabiendo sus pocas dotes sociales, que esa mujer se la hubiera ganado en cuestión de minutos, era una muestra clara de su capacidad.
No teniendo más que decir, le pregunté cuando empezaba. La mujer, sonriendo dulcemente, contestó:
-Había creído que podía empezar hoy. Me he traído toda mi ropa.
La ternura que manaba de su voz, me dejó alelado y ya completamente convencido, le di la bienvenida llevándola hasta la que iba a ser su habitación. La antigua religiosa al entrar, empezó a protestar diciendo que no podía quedarse allí. Creyendo que no le gustaba, me comprometí en pintarla y arreglarla a su gusto pero entonces la muchacha contestó:
-No me ha entendido. Es demasiado. ¿No tiene una habitación más pequeña?
 Me quedé de piedra al escucharla. Me parecía inconcebible que alguien prefiriera un sitio menor. Menos mal que mi vieja intervino y negándose de plano a que la niñera de sus nietos durmiera en el área de servicio.
-Tienes que estar cerca de los bebés.
Sus razones anularon las reticencias de Teresa y dando las gracias, se fue al piso de abajo por su equipaje.  En su ausencia, mi madre susurró en voz baja:
-Lo ves, es perfecta.
No pude contradecirla. Realmente estaba impresionado. Con solo recordar como mi hija huía cuando le presentaban a alguien nuevo, tuve que reconocer su valía. La tal Teresa no solo era podía resultarme útil para la educación de mis críos sino que y en contra de lo que había previsto, no era una amargada con la vida. Donde me había imaginado una solterona de gesto adusto, me encontré una joven dulce y cariñosa.
Por eso, a partir de ese día, Teresa empezó a vivir con nosotros….
Mi vida con Teresa.
La presencia de esa mujer fue cambiando mi vida sin casi darme cuenta. Al comienzo fueron cambios tan sutiles que me pasaron inadvertidos. Desde la muerte de mi esposa, el mero hecho de despertar a los niños resultaba una pelea diaria que provocaba que antes de salir de casa, ya estuviera cabreado.  Con Teresa, eso cambió. No solo se ocupaba ella de sacar de la cama a mis hijos sino que usando artes de magia, conseguía que los enanos se levantaran rápidamente y de buen humor.
Otro ejemplo aún más revelador, fueron las notas de los chavales. Aunque estaban en los primeros cursos de primaria, desde que me quedé viudo, no sobresalían en la escuela por buenos sino por todo lo contrario pero desde que esa monjita se ocupó de acompañarles en sus tareas, cambiaron por completo y empezaron a sacar excelentes calificaciones.
Como un virus, su influencia se fue extendiendo por mi casa sin que hiciera nada por evitarlo. Una noche cuando estábamos en la mesa, mi hijo me preguntó si podía bendecir la mesa. La pregunta del enano me hizo reír y como yo mismo fui educado así, le pedí que lo hiciera él mismo. Con siete años y sin que yo se lo hubiese enseñado, el pequeñajo bendijo la cena diciendo:
-Jesusito cuida de nuestra familia, de papá, de Adela, de Teresa y de mí, para que siempre nos queramos como ahora.
Esa fue la primera vez que oí que incluían a  esa mujer dentro de su universo cerrado pero no la última. A partir de entonces, cualquier plan que se nos ocurriera tenía ella que venir o de lo contrario no les apetecía. Si les preguntaba si querían ir al zoo, los dos pigmeos salían corriendo a buscar a Teresa para contarla que al día siguiente iríamos los cuatro a ese lugar. Si un día les llevaba a cenar a un burguer, rápidamente preguntaban a esa mujer si le gustaba ese tipo de comida. 
En menos de dos meses, esa recién llegada se hizo un lugar en sus corazones y cuando quise reaccionar tenía perdida la batalla. Sin misericordia, fui reemplazado por ella. Si antes corrían a darme un beso por las mañanas, ahora era a Teresa a la que colmaban de caricias. Si anteriormente cuando tenían un problema buscaban mi consejo, desde que esa dulzura llegó a nuestro hogar, ella era quien les resolvía sus dudas.  Daba igual lo que pasara. Si se les estropeaba la consola, acudían a ella. Si necesitaban ayuda para recoger un balón, llamaban a Teresa.
Reconozco que me dejé llevar por la comodidad que eso representaba. Con mis hijos a buen recaudo, me dediqué a mi negocio y a mis juergas. Si ya de por sí las cosas me iban bien en la empresa, al poder dedicarle más tiempo mejoraron y al tener las espaldas bien cubiertas, eso me permitió dedicar más dinero a mis conquistas.
Llevaba casi seis meses con nosotros cuando llegó el verano y teniendo que elegir un lugar donde pasarlo, se me ocurrió preguntar a esa muchacha cuando iba ella a querer que le diera las vacaciones.  Su respuesta me dejó anonadado. Os juro que me quedé de piedra cuando esa criatura, me contestó:
-Había pensado llevarme a los niños a casa de mis padres. Madrid es muy seco y caluroso, les vendría bien el clima de Asturias.
En vez de negarme de plano, su tono tierno y su preocupación por mis retoños, me desarmó y por eso solo pude preguntar donde vivían sus viejos.
-En Barres, un pequeño pueblo cerca de la ría de Ribadeo- contestó y antes de que me diera tiempo a buscar una excusa, prosiguió:  -He hablado con ellos y están encantados de recibirnos a los cuatro en su casa.
Mientras trataba de analizar ese “los cuatro”, llegó Adela y preguntó de qué hablábamos. Al contestarle Teresa que me acababa de decir que podíamos pasar el verano en Barres, mi cría con los ojos como platos, respondió:
-¿Es ahí donde aprendiste a ordeñar una vaca y donde hay esos bosques  que nos has contado?
-Sí- respondió con una sonrisa sin mirarme a la cara.
Mi hija dando saltos de alegría, me rogó que fuéramos hasta esa aldea perdida de la faz dela tierra y por eso, aunque sabía que poca diversión encontraría allí, acepté la invitación. No había terminado de dar mi brazo a torcer cuando ya me había arrepentido al escuchar que esa cría del demonio me lo agradecía diciendo:
– Manuel, ¡No sabes la ilusión que me hace que mis padres conozcan a mis niños!
Oír esas palabras junto con ese “los cuatro” me hizo sentir como un preso en el patíbulo. Lo quisiera o no, esa muchacha había tomado posesión de mi feudo  y sintiéndose parte  de nosotros, hacía y deshacía a su antojo.
“¿De qué va esta cría?”, maldije entre dientes, “es la niñera de mis hijos y se comporta como mi novia.
A raíz de esa noche, todo fue a peor. Teresa se había dado cuenta que me tenía agarrado de los huevos y eso le dio los arrestos suficientes para dar otro paso más en mi reeducación.  Lo creáis o no, eso sí, utilizando una sutil y manipuladora estrategia se puso a cortarme las alas y a recortar mis salidas. Os preguntareis cómo; la muy ladina  usó a mis hijos de un modo tan refinado y perspicaz  que no lo advertí.
Una clara muestra de su nueva táctica ocurrió a los dos días mientras me preparaba para irme de copas. Estaba afeitándome para salir cuando mis dos renacuajos entraron en mi baño con cara de tristeza. Al preguntarles que pasaba, la niña me contestó:
-Papá, como mañana es sábado queríamos que nos llevaras al parque de atracciones pero Teresa nos ha dicho que mejor lo dejemos para otro día porque hoy vas a llegar tarde.
La expresión de sus rostros me quitó las ganas de juerga y cediendo de mala gana, llamé a mis amigos y me excusé inventándome un dolor de cabeza. Desconociendo que era una batalla nuevamente ganada por esa arpía con cara de santa, accedí a llevarles al día siguiente a ese lugar.
Reconozco que me lo pasé como un enano con mis hijos en esas atracciones y creyendo que tendría una nueva oportunidad de desfogarme al siguiente fin de semana, no le di importancia.  El problema fue que a los siete días ocurrió lo mismo. Ya no me acuerdo siquiera de la excusa que esa  bruja usó para desbaratar mis planes, lo cierto es que ese viernes y los siguientes cuatro me tuve que quedar en casa para acompañar a mi parentela al día siguiente.
Acostumbrado como estaba a desahogar mi apetito sexual al menos una vez a la semana, resultó que después de cuarenta y cinco días de abstinencia estaba que me subía por las paredes. Solo veía tetas y culos por la calle. Estaba tan jodidamente caliente que incluso veía guapa a la gorda de mi secretaria.
“Dios necesitó una mujer”, me dije una mañana que me descubrí tratando de adivinar si, bajo la falda que le llegaba a los tobillos, Teresa  tenía un buen par de piernas. “No puedo más”, sentencié y aunque era un miércoles, rompiendo mi norma, decidí que esa noche saldría de marcha.
Habiendo tomado la decisión al terminar de desayunar, llamé a la niñera de mis hijos y le comenté que esa noche no me esperaran a cenar y que llegaría tarde. La muchacha me escuchó en silencio y aunque no dijo nada supe que le había molestado.
“¡Qué se joda!” pensé y sin dar importancia al gesto serio que lucía en su cara salí hacía el trabajo.
Ya en mi oficina, llamé a un par de amigotes y organicé una quedada. Mi llamada les cogió de improviso y ambos se mostraron sorprendidos porque pensaban que mi súbita desaparición solo se podía deber a que me había echado novia.
-¿Novia yo? ¡Qué va!- respondí al segundo, molesto de que me repitiera la misma cantinela- ¡Esta noche me voy a follar a dos!…
Al salir del trabajo me junté con ese par de cabrones y tras un par de copas, nos fuimos directamente a un club de alterne. Nada más llegar la madame hizo pasar a las muchachas y sin saber por qué elegí a una que me recordaba a Teresa. Tras tomarme un par de whiskies con ella, la sucedáneo de mi niñera resultó ser una sosa descarada y dopado como estaba por el alcohol, busqué el alegrar la noche llevándomela a un reservado.
Ya en ese oscuro y tétrico habitación, la putilla me hizo sentarme en la cama y cumpliendo con su trabajo se sentó sobre mis rodillas. Mis manos al recorrer su trasero descubrieron que esa minifalda no mentía y que bajo ella, había un culo duro y bien formado. No me hizo falta su permiso y tumbándola sobre el colchón, desabroché su blusa. Tras un sujetador de encaje negro, sus pezones me esperaban completamente erguidos mientras su dueña no dejaba de gemir como si realmente me deseara. Como un obseso, la despojé del resto de la ropa y separando sus rodillas, pasé mi mano por su entrepierna. Mis dedos completamente empapados dieron fe de la excitación que dominaba a esa cría y sin más prolegómenos, me terminé de desnudar.
Desde la cama, la zorra pellizcándose los pechos me pidió que la pagara antes, rompiendo cualquier encanto. Sabiendo que era justo, saqué mi cartera y pagué su tarifa. Entonces y ejerciendo como su momentáneo dueño, le ordené:
-Arrodíllate.
Ella se quedó pálida e intentó protestar, pero sin hacerle caso, llegué hasta ella y dándole la vuelta, le espeté:
-Te he pagado para follar, ¿no es verdad?-.
-Sí-, me contestó abochornada.
-Pues no te quejes-, le dije mientras me metía en su interior.
La muchacha gritó de dolor por la violencia de mi estocada pero no hizo ningún intento de separarse, al contrario, tras unos segundos de indecisión se empezó a mover buscando mi placer. Cuando se suponía que me iba a encontrar un dilatado y sobre usado chocho, sorprendido  me topé con un sexo estrecho que dio alas a mi pene y cogiéndola de sus pechos, empecé a cabalgarla. Acostumbrada a ese trato, la muchacha me rogó que la tomara sin compasión.
-Eres una putita pervertida-, susurré a su oído, penetrándola una y otra vez.
Cada vez que la cabeza de mi glande chocaba con la pared de su vagina, berreaba como loca, pidiendo más. Su completa entrega elevó mi erección al máximo y sin ningún reparo, azoté sus nalgas al compás de mis movimientos.
-Sigue, ¡Me encanta!- chilló al sentir la dura caricia.
Contrariamente a lo normal en alguien de su oficio, la joven se excitó al ser usada de ese modo tan canalla y pegando un gemido el flujo que manaba de su interior, anticipó un raro orgasmo. Al oírla, aceleré mis movimientos, de modo que no tardé en escuchar como esa putilla se corría. Con los cachetes colorados y gritando ordinarieces, me dio a entender que no tenía bastante. Eso fue la gota que colmó el vaso, y cogiendo su espesa cabellera como si de riendas se tratara,  forcé su cuerpo con fiereza. La dureza de mi trato consiguió perpetuar su clímax y totalmente desbocada, mi montura me exigió que continuara.
Su calentura era tanta, que no se quejó cuando cogiendo parte del líquido que anegaba su sexo, embadurné su esfínter y casi sin relajarlo, introduje en él mi extensión.
-¡Qué cabrón!- aulló de dolor al ver invadida su entrada trasera y reptando por las sabanas intentó separarse.
No la dejé y sabiéndome su dueño durante una hora,  la atraje hacia mí, rellenando con mi sexo su interior. El escarmiento con el que estaba castigando su culo se convirtió en desenfreno y bramando sin parar, se dejó caer sobre la cama. Nuevamente, la incorporé y metí mi pene hasta que sus nalgas no dieron más de sí y con mis testículos rebotando en su sexo, no paré hasta que sacándole un nuevo orgasmo, derramé rellenando con mi simiente sus intestinos.
Agotado, me tumbé a su lado. La zorra me recibió en sus brazos y pasando su pierna sobre las mías, me dijo:
-Si quieres repetir, tengo toda la noche.
-¿Cuánto?- pregunté sonriendo.
La cría muerta de risa me miró y cogiendo mi pene entre sus manos, intentó reanimarlo, mientras me decía:
-¿Trescientos?
Soltando una carcajada cogí nuevamente mi cartera y pagué mientras la chavala se embutía mi verga en su boca.
Todo se desencadena.
Esa  noche era tanta mi necesidad de un buen polvo que no solo me follé a esa guarra otras dos veces sino que al hacerlo me bebí media botella de su whisky y por eso aterricé absolutamente borracho en mi casa sobre las seis de la mañana.
Lo que no me esperaba fue que, sentada en el hall y envuelta en una bata que le parecería anticuada a mi anciana madre, me encontrara a Teresa al llegar. Al verla despierta a esa horas, me preocupé pensando que les había pasado algo a mis hijos y con la voz trabada por el alcohol, pregunté qué había ocurrido.
La muchacha comportándose como una esposa celosa, me contestó:
-¿No te da vergüenza llegar en este estado? ¡Menudo ejemplo para mis niños! ¡Un padre tan borracho que ni puede hablar! ¡Menos mal que están dormidos!
Sus gritos me sacaron de las casillas y cogiéndola del brazo le contesté fuera de mí:
-Mira niña. Lo  que haga yo no es tu problema. Tú eres solo su niñera y yo su padre- ya embalado, no me mordí la lengua y proseguí diciendo: – y mientras consigo una madre que se haga cargo de ellos necesito de tu ayuda, pero no te permito que me sermonees. Aunque me veas como un viejo, soy un hombre todavía joven con necesidades y si para satisfacerlas contrato a una puta es mi jodido asunto, ¡No el tuyo!
Teresa escuchó mi perorata con lágrimas en los ojos y al terminar, me contestó antes de salir huyendo:
-¡Nunca he dicho que sea un viejo!
Mi estado etílico impidió que asimilara el significado de sus palabras y completamente fuera de mí, subí hasta la habitación donde caí hecho una piltrafa sobre la cama.
Al día siguiente me levanté con un dolor de cabeza de los que hacen época pero sobre todo con un sentimiento de vergüenza total al darme cuenta que me había pasado dos pueblos con esa muchacha.
“Aunque se lo merecía, fui muy bestia”, reconocí mientras me duchaba, “solo espero que no me dimita. No sabría que hacer sin ella”.
Al bajar a la cocina, Teresa estaba dando de desayunar a mis enanos. Nada más entrar, me acerqué hasta ella y preocupado por las consecuencias de mi actos le pedí perdón. La niñera sin siquiera mirarme y con tono hosco, me respondió:
-No tiene por qué disculparse, solo me puso en mi lugar y me hizo ver cuál era mi verdadero papel en esta casa.
Sus palabras me dejaron acojonado y si antes creía que era posible que dejara su trabajo, al salir de casa estaba convencido que al volver de la oficina me encontraría con sus maletas en la puerta. Mi preocupación se vio incrementada cuando a la hora de comer, me llamó mi madre hecha una furia.  Sin dar tiempo a defenderme, me acusó de haberla maltratado y de tener muy poco sentido común:
-¿Qué te costaba ser discreto?- preguntó enfadada.
Por mucho que traté de explicarle mi versión, ni siquiera me escuchó y solo tras echarme otra bronca, soltó:
-Teresa quería irse hoy mismo pero he conseguido que te dé otra oportunidad. ¡Por el amor de Dios! ¡Sé un poco cariñoso con ella! ¡Se lo merece!
Aliviado porque no me dejara tirado, al salir de la oficina paré en una tienda a comprar una caja de los chocolates que le gustaban a modo de desagravio. Durante todo el día me había preparado para múltiples situaciones con las que me podría encontrar pero lo que nunca se me pasó por la cabeza, fue que al entrar en casa me encontrara a esa chavala vestida únicamente con un pantaloncito corto y un top jugando con mis hijos en mitad del salón.
Desde la puerta y sin atreverme a respirar, descubrí que Teresa no solo tenía unos pechos de campeonato sino que la naturaleza la había dotado con dos piernas espectaculares.
“¡No puede ser!”, exclamé mentalmente.
Petrificado, comprobé que no solo se había pintado sino que incluso se había cambiado el peinado.
“No parece ella”, sentencié al advertir que durante más de ocho meses me había ocultado su figura de modelo, “¡Está buenísima!”.
Desde el día que la conocí fui consciente que tenía una cara bellísima pero los siniestros trajes que había llevado durante todo ese tiempo, me habían impedido comprobar que además de una cintura de avispa, tenía un culo maravilloso. Sin saber que decir, toqué a la puerta antes de entrar.
Teresa al levantar la mirada y verme con el paquete en mis manos, se incorporó y con una sonrisa en los labios, preguntó:
-¿Son para mí?
Al escucharme decir que sí, se acercó y pegándome un beso en la mejilla, me los arrebató de las manos y dándose la vuelta, les dijo a mis chavales:
-Mirad lo que nos ha traído papá.
Como no podía ser de otra forma, los renacuajos se lanzaron sobre los chocolates mientras yo me sentaba en el sofá tratando de calmarme porque, al darme ese beso, esa condenada cría se había pegado a mi cuerpo dejándome comprobar la dureza de sus pechos.
“Manuel, ¡Tienes quince años más que ella!”, repetí continuamente buscando que se me bajara la calentura que su mero contacto me había provocado. “Encima no sabe nada de la vida. ¡Ha sido monja hasta antes de ayer!” me dije anonadado por la fuerza de mi excitación.
La actuación posterior de esa cría lejos de aminorar el terremoto que sacudía mi cuerpo, solo lo incrementó porque actuando como si fuera algo más que la niñera de mis hijos, se sentó a mi lado y cogiendo una de mis manos entre las suyas, con voz suave, me soltó tuteándome:
-He decidido perdonarte y por eso, he reservado para los cuatro un fin de semana en el hotel de la Manga.
La tremenda erección que dolorosamente crecía en mi entrepierna y el miedo que me daba que ella se percatara de ello, provocó que solo pudiera decirle “gracias” antes de salir huyendo hacia mi cuarto. Ya en mi habitación, decidí darme una ducha pero la acción del agua cayendo por mi pecho no solo no consiguió amortiguar mi desazón sino que la acrecentó hasta límites intolerables.
Todavía no estoy orgulloso de ello pero al salir de la ducha, seguía teniendo mi pene a su máxima expresión e intentando encontrar la tranquilidad que tanto ansiaba, me tumbé en la cama.
No sé cuánto tiempo pasó pero de repente, la imagen de Teresa a mi lado llegó a mi mente y sin poder retener mi imaginación, me vi abrazándola. En mi cerebro, mis dedos se fueron deslizando por su melena mientras ella seguía durmiendo. Con mi corazón bombeando a mil por hora, me vi pegando mi pene a esas dos nalgas que acababa de descubrir. Ella al notarlo se dio la vuelta y luciendo esa sonrisa que tan bien conocía, me soltó:
-¿Qué esperas para follarme?
Desde el primer momento supe que todo era producto de mi imaginación y que la muchacha seguía en el piso de abajo con mis chavales pero, aun así, cerrando los ojos me dejé llevar.
Visualizando  una quimera, la vi desnudarse y antes de que me diera cuenta, la niñera de mis hijos se puso sobre mí y cogiendo mi pene entre sus manos se empezó a empalar mientras me decía:
-¿Acaso no soy más guapa que las putas a las que te follas?
En mi sueño, sentí como mi extensión se hundía hasta el fondo de su vagina y sin poderlo remediar, me corrí dejando las pruebas de mi pecado sobre las sábanas…
Descubro su plan y el de mi madre.
A partir de ese día, la vestimenta de Teresa cambió por completo. Las faldas hasta las rodillas fueron sustituidas por minifaldas, las blusas holgadas por tops y por camisas escotadas, incluso cambió las sandalias tipo monja por zapatos de tacón. Reconociendo que esa transformación me debía haber alegrado, lo cierto es que me preocupó al no entender el motivo.
Pero lo que realmente me trastocó fue el modo de tratarme. Si antes era una mujer dulce pero distante, a partir de esa bronca, la muchacha no paraba de tontear conmigo. El colmo de su descaro ocurrió un día en que mi madre estaba visitando a sus nietos. Obviando su presencia, cuando llegué a casa, se levantó del suelo donde estaba jugando con mis hijos y con una sonrisa en su rostro, me besó en la mejilla mientras me decía:
-Mira lo que me ha regalado Doña Susana- y sin darme tiempo a reaccionar, me modeló el cinturón ancho que llevaba puesto.
Cortado miré a mi vieja, para descubrir en sus ojos el brillo de una extraña satisfacción. Os juro que me extrañó que el único escandalizado por semejante exhibición de piernas fuera yo y mirando de reojo sus adorables muslos, no pude más que preguntarme:
“¿Qué coño pasa aquí?”
La reacción de mi madre debía haber sido la contraria. Por lógica, se debía de haber indignado de semejante comportamiento, no en vano, había seleccionado ella a esa chiquilla por sus rígidas normas morales. Sabiendo que entre esas dos había gato encerrado, aprovechando que Teresa iba a preparar la cena de mis enanos, cogí por banda a mi madre y a bocajarro le solté:
-¿Qué te traes entre manos con la niñera?
En un principio intentó negar lo evidente pero al decirle que no creía que ese cambio de look fuera casualidad, soltando una carcajada, me espetó:
-Se lo dije yo y si te parece mal, te fastidias.
-No entiendo nada. ¿Por qué le has dicho que se vista como una guarrilla? Ese no es tu estilo.
Fue entonces cuando realmente se explicó:
-El otro día Teresa llegó llorando por tu amenaza de echarla de casa…
-¡No fue así!- interrumpí porque eso no fue lo que dije.
-Tú te callas y me dejas terminar- protestó de muy mala leche y como una ametralladora, prosiguió diciendo: -La pobre estaba destrozada porque se había dado cuenta que por primera vez sentía que tenía una familia y  no podía soportar la idea de perderos.
-¿Perder a quién?- pregunté interesado.
-Eso mismo pregunté yo- respondió- y soltándose a llorar, me reconoció que a los tres y que aunque en un principio se había encaprichado con mis nietos, al conocerte en profundidad, se había enamorado de ti.
-No te creo, ¡Es una cría para mí! La llevo quince años.
Bastante cabreada, mi vieja me llevó la contraria diciendo:
-Deja de decir tonterías que ya acabo. Viendo lo destrozada que estaba le pregunté porque no luchaba por ti. La pobre niña creía que nunca la verías como mujer y por eso tuve que acompañarle a comprar ropa. Sé que tuvimos un éxito rotundo o ¿Crees que no me he dado cuenta como la miras?
La confirmación que mi madre se había unido con esa chiquilla con el propósito firme que me sedujera, me terminó de indignar y dejándola con la palabra en la boca, salí del chalet. Durante dos horas, estuve meditando entre echarla de casa o pasar de ella y solo cuando estaba a una manzana de mi hogar, se me iluminó mi cara al decidir:
-Si quiere seducirme, me dejaré seducir. ¡A ver cómo responde cuando sus famosísimas reglas morales choquen contra mi lujuria!
Y siguiendo ese pérfido plan elaborado sobre la marcha nada más entrar, fui a la cocina y sin importarme que mis hijos estuvieran presentes, me acerqué a ella y con tono meloso susurré en su oído:
-Perdona pero no me atreví antes a reconocer frente a mi madre lo guapísima que estás- recalcando mis palabras con un suave magreo sobre su culo.
La pobre ex monja pegó un corto chillido al sentir mi mano recorriendo sus nalgas. Mi plan había sido retirarla de inmediato pero no pude porque al sentir bajo mis dedos su duro trasero, esa sensación me cautivó. “Menudo culo tiene la condenada”, pensé sin dejar de sobarla por lo que tuvo que ser ella, la que disimulando se zafara de mis caricias diciendo:
-Tengo que dar de cenar a los niños.
Había previsto que se enfadara pero contraviniendo mis ideas, advertí en su boca una ligera sonrisa mientras servía la cena. Su alegría lejos de hacerme cambiar de opinión, afianzó mi decisión y mientras miraba el profundo escote de sus pechos, pensé:
“Va a ser divertido jugar con esta mocosa. Si se espanta, será su problema y si consigo doblegarla, disfrutaré aún más”.
Curiosamente, mi insistencia en admirar sus tetas tuvo dos consecuencias, una previsible, la muchacha al percatarse de la caricia de mis ojos se puso como un tomate pero otra impensable: De improviso, vi emerger debajo de su top dos bultos que me hicieron saber que se le habían puesto duros los pezones.
“¡Vaya con la monjita!”, exclamé mentalmente y sabiendo que por esa noche, la pobre chavala tenía suficiente, me concentré en disfrutar de mis dos enanos.
Ya en mi cuarto, me puse a repasar lo sucedido. Aunque mi intención era planear mis siguientes pasos, tengo que confesar que la situación me sobrepasó al recordar el tacto de su culo. Recreándome en su dureza me puse a imaginar a Teresa cayendo en mis brazos durante ese fin de semana que junto a mi madre había planeado.
Sin poder reprimir mi calentura, me vi llevando a los críos a unas clases de natación para acto seguido, irme con ella en la playa. En mi perversa mente, la bella niñera dejaba caer su vestido sobre la arena, luciendo un diminuto bikini que me hizo reaccionar. “Viene con ganas de guerra”, me dije y actuando como tenía previsto, le solté:
-Eres una diosa- para acto seguido rozar con mis yemas uno de sus pezones.
En la vida real, Teresa se hubiese enfadado pero en mi sueño suspiró dejándose hacer y con la respiración entrecortada, se tumbó sobre la toalla a echarse crema. Ya medio excitado, me la quedé mirando mientras sus manos esparcían el  líquido por su escote. Sin retirar los ojos de esa sensual visión, sonreí mientras cogía de la nevera una cerveza. La ex monja fue entonces cuando debajo de mi bañador una enorme protuberancia producto de la excitación que me corroía.
-¿No te estás pasando? ¡Deja de mirarme así!
-No puedo- contesté. –Tienes unos pechos maravillosos.
En mi mente, no quiso o no pudo responder a mi insolencia y tratando de provocarme aún más, dándose la vuelta, me rogó que le esparciera la crema por donde ella no llegaba. No  que decir tiene que lo hice al instante y cogiendo un buen puñado del bronceador en mis palmas, me puse a frotar su espalda.
Teresa al sentir mis dedos recorriendo su cuerpo, cerró los ojos gimiendo calladamente cada vez que sentía que mis yemas se apoderaban de otra parte de su piel. Aunque estaba tumbado en mi cama, en mi mente, mi yo estaba retozando con esa cría en mitad de la playa y cogiendo mi pene entre mis manos, me puse a pajearme mientras soñaba que estaba a punto de llegar a su culo con la crema.
Al toparme con el obstáculo de la parte de abajo de su bikini, en mi sueño pregunté:
-Si sigo más abajo voy a mancharte el tanga. ¿Quieres que siga?
Fue entonces cuando debí caer en que todo era producto de mi imaginación porque en vez de seguir ella, quitándose esa prenda, me pidió que lo hiciera yo. Excitado hasta decir basta, me encontré con sus duras y desnudas nalgas a mi disposición y sin creerme la suerte, recomencé a untar su piel con esa crema.
-Dios, ¡Como me gusta!-berreó al sentir que mis manos se hacían fuertes en su trasero.
La calentura que demostró la cría me hizo ir más lejos y abriendo sus cachetes descubrí, un esfínter sin usar que me dejó impresionado con su belleza. Incapaz de soportar esa tentación recorrí con mis dedos sus bordes, Teresa al experimentar la sensación de sentir esa sutil caricia, comportándose como una puta, cogió sus nalgas entre sus manos y me rogó que no parara.
-Si sigo, no respondo- amenacé sin dejar de toquetear su ojete.
La imaginaria niñera recalcó su disposición poniéndose a cuatro patas sobre la toalla y diciendo mientras se empezaba a masturbar:
-Es todo tuyo.
Azuzando su deseo, terminé de introducirle mi dedo en su culo mientras usaba mi otra mano para pellizcarle un pezón. La muchacha impactada por lo que estaba sintiendo, rugió de deseo diciendo:
-Fóllame.
Al oír su ruego, cogiendo mi pene entre las manos, forcé su entrada de un solo empujón. Ni siquiera me hizo falta moverme: la monjita al sentir su conducto ocupado y mi glande chocar contra el final de su vagina, se corrió pegando gritos. La facilidad con la que mi pene entró en su sexo, me convenció que no era virgen y dando un sonoro azote en su trasero, le solté:
-Eres una puta que va de santurrona. ¡Has follado antes!
-¡No esperarías ser el primero- ladró convertida en perra.
Vengando mi decepción, di a mis caderas una velocidad creciente y mientras esa zorra me pedía más,  apuñalé sin descanso su sexo. Esa mujer respondió a cada incursión con un gemido, de forma que la playa se llenó de sus gritos al son de mis movimientos.
-¡Dios! ¡No pares!- chilló dominada por la lujuria.
La entrega que demostró, rebasó en mucho mis previsiones y cuando le informé que estaba a punto de correrme, me pidió que eyaculara en su interior porque quería quedarse embarazada.
-¡Serás guarra!- indignado le solté en mi sueño.
-Lo soy y ahora, quiero que me preñes.
Decidido a evitar que con eso consiguiera su propósito, cambié de objetivo y sacando mi pene de su sexo, lo coloqué en su culo y de un empujón, se la embutí por completo.
-¡Me duele!-chilló al sentir su ojete violado.
Sin compadecerme de ella, la cabalgué sin piedad hasta que derramé mi simiente por sus intestinos. Una vez saciado aunque fuera mentalmente, me di la vuelta en la cama y mientras pensaba en como castigarla, me quedé dormido…
 
 

Relato erótico: “La infiel Diana y sus cornudos (Antonio) Parte 3” (PUBLICADO POR BOSTMUTRU)

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es seguí contando ya al día siguiente sería el último día que estaríamos en la finca desperté a eso de las 9am nuevamente sintiéndome como un miserable como poco hombre arrepentido de dejar que ahora el primo me le surtiera pija a mi novia y la dejara bien cogida me decía no lo voy a permitir no me la voy a dejar coger nuevamente.

Baje el camarote David seguía dormido con cara de satisfacción, me puse una camiseta unos zapatos y baje ya la mayoría estaban despiertos incluso el tío que pervirtió a mi novia por lo que no se trasnocho atendiendo a la sobrina los únicos que faltaban era Diana y David estaban algo trasnochados era obvio los salude a todos desayune mi suegra dijo que iba a despertar a los bellos durmientes que teníamos que aprovechar que era el último día para ir al rio y un rato al pueblo, fue los despertó se levantaron asperezados de mala gana desayunaron se alistaron y aseo le las 10 ya estábamos llegando al rio.

Organizamos donde nos iba a quedar empezamos a compartir y a meternos al rio a bañar Diana como siempre muy recatada entro con ropa encima de su bikini a bañar al rio llevaba una camisetica gris de manga corta pegada al cuerpo que apenas le cubría hasta la cintura y le dejaba ver su bonita figura y unos shorcitos de tela que apenas le cubría ese culo redondito y nalgón fue meterse al agua y empezar a parar vergas toda esa ropa se le pego y se le empezó a meter por sus deliciosos pliegues, el tío Roberto solo la miraba con cara de pervertido se saboreaba nada más con mirar tremenda hembra eso si teniendo cuidado de que su amada esposa no lo fuera a ver, David hacia lo mismo, Diana se percató de que sus dos machos la miraban y disimuladamente se coloca en poses mostrándose para provocarlos más eso sin que ellos se percataran que les estaba coqueteando a los dos, ya este par de degenerados padre e hijo estando en el agua tenían los bultos levantados se los tocaba y mostraban a Diana disimuladamente y luego se metían al agua para que no los vieran ninguno de los dos se enteraban que su sobrina y prima ya se había revolcado con los dos el único era yo que lo había visto todo en esas estábamos mientras Diana, mis cuñadas, su prima, su primo y yo jugábamos con una pelota David no desaprovechaba para en medio del juego manosear a Diana agarrarle las tetas el culo rastrillarla puntearla con la verga en medio de ese par de nalgotas y mi amorcito disimulando pero en la cara ya se le veía lo caliente que andaba, así estuvimos como una hora cuando la esposa de Rodrigo se acerca a él le da un abrazo de forma cariñosa cuando se percató de la tremenda erección que traía su esposo y sorprendida dice….

—hay amor que paso por que esta así….

—Es que estoy contento por ti amor (mintió era obvio por quien se gastaba esa erección) ….

—Amor eso no es sano hay que hacer algo.

Dirigiéndose a sus hermanas les dijo….

—tengo que volver a la finca que se me quedaron unas pastas y les pico el ojo….

La mama de Diana le respondió:

—eeehh pero si ya va a ser la hora del almuerzo falta una hora y tenían que ir a comprarlo al pueblo….

La esposa de Rodrigo dijo que a esa hora volvían.

Se llevó a rastras a Rodrigo sin que este pudiera opinar.

En mi interior reí me dije por lo menos la esposa lo va a mantener alejado de mi Diana solo falta que se fuera el primo para tener tranquilidad.

Mi suegra empezó a decir que por que no comprábamos la comida en el pueblo y la traíamos al rio para comer nos pareció buena idea a todos así que decidieron que mi suegra, su hermana y esposos fueran al pueblo a traer la comida como el trayecto era corto 15 minutos a pie decidieron caminar y así distraerse a Diana por ser tan responsable le encargaron que cuidara a sus hermanitas y primos, ya la cosa no se empezaba a ver bien para mi empecé a ver como que se avecinaba algo pero dije mientras este aquí y sobre todo con las niñas no puede pasar nada las niñas empezaron a decir que tenían sed de tanto jugar, mi suegra me dijo:

—hay una tienda como a 10 minutos por que no compras dos botellas de gaseosas para que tomen y para el almuerzo.

Diana me miro con cara de súplica y como de no le vas hacer el favor a mi mamá, no le podía decir no a mi suegra, le dije claro con mucho gusto y por dentro pensaba me voy arrepentir de esto.

Diana el primo y las niñas siguieron jugando en el rio mientras los demás salimos a cumplir con nuestras tareas yo solo di una última mirada y David tenía una sonrisa de oreja a oreja y Diana también no me quedo de otra salí caminando rápido y cuando los perdí de vista arranque a correr no quería dejar a Diana mucho tiempo sola con el primo y me la fuera a coger, llegue a la tienda en 5 minutos y volví en otros 5 cuando llegue o sorpresa solo estaban las dos hermanas y la prima jugando en el rio le pregunte a la hermana más pequeña (9 años) que era la que tenía más cerca y tu hermana, me dijo que se había ido con David a explorar el rio más arriba y que no se demorarían que nos quedáramos aquí….

El miedo y la incertidumbre me recorrieron todo el cuerpo le dije que se quedara ahí que los iba a buscar.

Salí rápidamente a buscarlos subí rio arriba no los veía estaba azarado al otro lado del rio vi un pequeño sendero casi oculto decidí ir por ahí pero nada solo vi una roca gigante solo miraría atrás de ella y me devolvería cuando fui a ver ahí estaban la tenía contra la roca la estaba besando se comían las bocas era espectacular se veía muy sensual y deliciosa con su ropa toda mojada toda pegada a ese cuerpo solo hecho para el placer.

La camisetica gris toda mojada a su cuerpo hacían ver esas tetas enormes más grandes y apetecibles David le apretaba una mientras no paraban de besarse el shorcito mojado se le pegaba a ese culo metiéndose en sus pliegues David con su mano libre le apretaba una nalgota los dos la estaban pasando bien yo de nuevo sintiéndome traicionado y con una excitación que no aguantaba me saque la verga y me empecé a pajear oculto sin hacer ruido mirando cómo me corneaba nuevamente.

David le subió la camisa hasta el cuello y le saco esas grades tetas del sostén del bikini se veía súper ricas y apetitosas se las empezó a chupar se amamantaba de una a otra Diana gemía muy feliz con la cara llena de lujuria, David paro le desabrocho el shorcito se lo quito la volteo contra la roca la acomodo le puso ese culaso en pompa con las piernas un poco abiertas dejándola indefensa se arrodillo ante tremendas nalgas le dio una nalgada Diana solo voltio su cabecita para verlo arrodillado detrás de su culo.

David le dijo….

—Que rico culaso, ese culo va hacer mío.

Acto seguido le abrió las nalgas y le enterró la lengua en el ano.

Diana no esperaba eso solo grito:

—aaaaahhhhhh mi culooooo mi culitooooo noooo aaaahhhh por ahí nooooooo.

David no paro le siguió metiendo su lengua y moviéndola en círculos le pasaba la lengua a gusto le lamia ese hoyito rosadito se lo chupaba y le pasaba la lengua como queriéndoselo arrancar a punta de lengüetazos ya Diana no ponía objeción tenía la mirada perdida y solo le paraba más el culo para facilitarle el trabajo, David le empezó a escupir en el ano y lo llenaba de babitas y se lo acomodaba con los dedos.

David le pregunta….

—Me vas a dejar, cierto puta.

Diana con su cabecita hacia atrás mirando lo que le hacia su primo con una expresión de puta completa le respondió….

—Si hace lo que tengas que hacer solo tené cuidado que soy virgen por ahí.

Apenas le dijo eso David le metió un dedo suavemente, yo me vine votando chorros de leche al piso, pero no se me bajaba la erección y seguía excitado.

David le metía el dedo y se lo sacaba lo movía en círculos le escupía el ano le seguía moviendo el dedo por dentro se lo metía y se lo sacaba, la cara de Diana era de puta no le molestaba estaba sintiendo mucho placer, David le metió dos dedos y le dio el mismo tratamiento Diana se acostumbraba solo gemía como una perra loca de placer, David le metió tres dedos ya Diana empezó a gemir más fuerte después de un rato le saco los dedos pude ver su anito rosadito algo abiertico.

David le dijo….

—Chúpamela y déjamela bien babeada o te va a doler.

Diana se arrodillo le empezó a chupar esa pollota mi pobre novia apenas le cabía toda esa vergota como podía la chupaba pero ella es muy decidida y se metía más de la mitad le acariciaba esas pelotas se sacaba el pene de la boca y se metía uno de esos huevotes que apenas le cabía en la boca y se lo chupaba le escupía la verga se la dejo toda llena de babas totalmente mojada y le dijo a su primo….

—Ya te la deje lista primito….

—Bueno puta ahora ponente en cuatro que te voy a desvirgar el ano.

Diana acato la orden del primo se puso a cuatro patas le paro bien ese culote arqueo la cintura dejándola bien parada.

David le dijo:

—mejor pone la cara en el suelo deja el culo así y con las manos abrite las nalgas.

La visión era pornografía pura no pude resistir ver a mi novia así toda ofrecida estaba bien puta me volví a venir bote más leche al suelo la polla no se me bajaba seguía erecto me dolían los huevos.

David se acomodó sobre el culo de su prima la verga de David descomunal para el anito se su prima a pesar de estar un poquito abierto por la dilatación parecía que no iba a entrar parecía que si se la metía la iba a matar lentamente fue bajando y empezó hacerle presión a ese anito rosadito con esa cabezota el culo de mi novia se empezó a estirar su carita se empezaba a desfigurar a medida que entraba cada centímetro era un rostro de dolor y sufrimiento empezó a gritar….

—Noooooo por favor para aaaaaaaa me estas matando noooooo….

—Tranquila preciosa solo va la mitad jejejeje….

—Noooo ya no más me estas abriendo toda aaaaaayyyy.

David no se detenía metía más y más a Diana se le salieron las lágrimas pero lo intrigante era que no dejaba de para el culo y abrirse esas nalgotas bellas hasta que David hizo tope con el culo de su prima se la metió hasta las pelotas, le metió esa barra de carne de 19 cm, solo veía como el primo había acabado de desvirgar analmente a mi novia.

Se quedaron quietos para que ese culo se adaptara a tremendo invasor David fue bajando sus manos por el abdomen hasta llegar a ese enorme par de tetas se agarró a cada una apretándolas duro la fue levantado de ellas hasta que quedo en cuatro mi pobre novia quedo en cuatro con la espalda arqueada poniéndole el culo parado con toda la verga enterrada en el ano, el sobre esa bella espalda, mi pobre amada solo sollozaba David le empezó a besar el cuello chuparle una oreja besarle una mejilla y a decirle lo linda que era que se veía preciosa con toda esa polla dentro del culo que se veía como una Diosa del sexo mi novia se fue relajando David le seguía apretando esas tetas que estaban a reventar estaban muy hinchadas los pezones estaban brotados como si se le fueran a reventar David bajo una mano y le empezó a tocar el clítoris Diana tenía el coño hecho una cascada le chorreaba toda ya Diana gemía y David se empezó a mover suave la empezaba a sacar casi toda y la metía lentamente Diana parecía una gatita ronroneando su querido primo empezó acelerar más Diana gemía más y más ya era puro placer David se aferró de sus tetas y le empezó a dar más duro y a besarla se pasaban sus lenguas y seguían cogiendo ya solo eran la imagen del placer Diana le dijo:

—aaaahhhh creo que aaahhh me voy aaaah veniiiirrr….

—Venite amor venite que tenemos que acabar rápido.

David se arrodillo atrás de mi novia sin sacarle ese pedazo de carne la agarro de las cadera y se la empezó a meter duro y rápido mi amorcito empezó a gritar de placer y a poner los ojos en blanco David empezó a gritar y eyacular dentro del culo de mi novia las pelotas se le movían con cada venida hasta que le dio una última clavada dura y profunda dejándole esa verga toda enterrada, mi amorcito cayo de cara toda desmadejada con la mira perdida, babeando por la boca con el culo todavía en pompa y su primo aferrado a ese buen par de nalgas con la polla adentro mientras se recuperaban yo me vine nuevamente tire más semen al piso ya el pene me dolía de lo tan duro que se me había puesto.

David le saco ese pedazo de morcilla gruesa, el culito de mi niña estaba todo abierto se lo había estirado todo, de él broto goterones de leche con un hilito de sangre que le pasaban sobre esa vagina chorreante y caían al suelo dejando un charco blanco en él, algunos goterones bajaban por sus piernas y quedaban ahí pegados.

David le dijo….

—Amor estas bien….

—Si un poquito adolorida pero bien….

—Te gusto mi zorrita….

—Al principio me dolió pero ya después le cogí el gusto al final me gustó mucho casi me partes en dos pero me encanto me gusta que me la metan por el culo quiero que me la sigan metiendo por el culo también….

—Diana eres una puta quien te ve primita con esa apariencia de niña buena y en realidad eres toda una puta ven más bien levántate que tu novio el cornudo ya debía haber llegado.

Habían pasado 20 minutos del acto sexual en total ya habían pasado 30 minutos desde que los adultos habían salido por la comida ya deberían estar llegando y no iban a encontrar a Diana a su primo y a mí, salí rápidamente de vuelta donde estaban las niñas al llegar los adultos no habían llegado la hermanita me pregunto por Diana le dije que no los encontré a los 5 minutos llego mi novia caminando con dificultad junto al primo, le pregunte que donde estaba y por qué se había ido con el primo, nerviosa me dijo no es que queríamos conocer un poco y explorar que no se habían demorado tan solo fue un momento también le pregunte por que caminaba así con dificultad y tenía los ojos llorosos tratando de guardar compostura y disimulando el nerviosismo me dijo que se había resbalado y que cayo sentada golpeándose fuerte por eso estaba así pero que ya se está sintiendo mejor, después me pregunto que si había llegado hace mucho yo le mentí y le dije que había acabado de llegar, 5 minutos después llego el resto de la familia con la comida y después el tío Rodrigo y su esposa que venía con una enorme sonrisa, se sirvió la comida, comimos junto al rio recogimos todo fuimos al pueblo pasamos la tarde hablan, caminando, conociendo, compartiendo en familia.

Veía como el Tío Rodrigo se acercaba le decía cosas pero no escuchaba así paso el resto del día hasta que se hizo de noche y volvimos a la finca estuvimos hablando un rato más Diana se portaba normal conmigo como una buena novia, dieron las 11pm todos empezamos a retirarnos para dormir ya al siguiente día volveríamos a la ciudad.

Me encontraba cansado así que apenas me subí a la cama caí dormido David también se durmió eran como la 1:10am cuando sentí que el camarote se movió entre dormido vi que David salía de la habitación pensé que iría al baño espere un rato note que se demoró en volver habían pasado como 15 minutos ya se me hizo raro tanta demora baje del camarote no había nadie en el baño iba a bajar por las escaleras cuando lo encontré escondido agachado ahí con la pantaloneta abajo el pene parado masturbándose y mirando hacia la sala, estuvo un rato ahí hasta que se levantó entro en la sala, yo me acerque y ocupe su lugar.

En la sala con la lámpara prendida se veía a mi novia abierta de piernas el tío la tenía agarrada de cada tobillo enterrándole la verga con muchas ganas mi novia gemía suavemente con los ojos cerrados sintiendo mucho placer, Rodrigo se detuvo de cuando vio a su hijo ahí parado con esa vergota hinchada a punto de reventar Diana al sentir que su tío se detuvo con toda esa pollota enterrada abrió los ojos vio ahí a su primo con la pantaloneta abajo y su pene parado.

David le dijo a su prima:

—que puta eres también te estas acostando con mi papá.

Rodrigo sorprendido al escuchar eso solo dijo:

—que te acostaste con mi hijo que puta saliste y eso que solo te desvirgue hace un par de días.

David: Tú fuiste el que le estrenaste ese coño que envidia papá bueno por lo menos le alcance a romper el culo antes que tú.

Rodrigo: sobrina me sorprendes que rápido te volviste una viciosita y tan buena niña que te veías todos en la familia te ven con orgullo y con tanto cariño, si tu mamá y tu papá supieran que la niñita de sus es tan putica se morirían de vergüenza jajajaja y pobre de tu novio si te viera jajajaja abierta de piernas y con mi verga hasta las entrañas jajajaja.

Diana: aaaahhh hmmmm tío esto es culpa suya yo me estaba portando bien hasta que usted se aprovechó de mi aaaaiii que rico es esto y mi primo también tiene la culpa él también me cogió estando yo tranquila más bien deje de hablar y sígase moviendo tío.

David: que pedazo de puta es mi prima no me culpe que usted empezó por andar de buscona ahí con ese par de tetas grandes, ese culazo y esas trencitas dejándose manosear y que le apoyaran la verga entre ese par de nalgas.

Mientras le decía eso Rodrigo había reiniciado el mete y saca como si nada y mi novia ya estaba gimiendo mirando a sus dos machos con cara de vicio, así estaban cuando David les dijo:

—no me van a dejar así —mostrándoles la verga toda tiesa.

El papá le dijo:

—claro que no hijo seria mal padre.

Y le cedió el turno David cogió a mi novia de los tobillos y la empezó a clavar duro como lo hacía su padre mientras este le colocaba la polla en la boca a su sobrina quien empezaba a chupar a gusto así estuvieron turnando se a mi novia por un tiempo, después la pusieron en cuatro sobre el sofá apoyando sus manos sobre el espaldar y parando ese espectacular culo, el tío Roberto le empezó a penetrar el coño aguado a mi novia agarrándose de las cadera y dándole como si no importara mi amorcito era feliz solo gemía contenta abriendo su dulce boquita de lolita pa cual no demoro en ser ocupada por su primo que le metió su pedazote de carne ahogándole los gemidos igual que antes padre e hijo se la turnaban cambiado de agujeros.

En uno de esos turnos que le toco a David clavarla por la concha decidió que era mejor idea volverle a romper el culo así que sin consultar le apretó la verga sobre su ano que todavía estaba un poco abierto por el tratamiento recibido en el rio y esta fue entrando lentamente al sentir esto mi novia empezó a desfigurarse le la cara ya iba a gritar cuando su tío vio eso y decidió silenciarla metiéndole lo más que pudo de esos 22cm de carne gruesa y empezarle a embestir la boca así estuvieron un rato mi novia estaba toda ida solo se dejaba la cogían como una muñequita de trapo, cambiaron de turno ahora el tío al ver ese culo abierto ya listico no lo dudo y le empezó a meter ese monstro por el culo mi novia lo resistió con orgullo ya sentía placer por el sexo anal que le estaban propinando solo gemía placenteramente David le puso la verga en la cara y ella empezó a chupar muy contenta así estuvieron mientras el tío la bombeaba duro aferrado a sus nalgotas.

Estuvieron un buen tiempo turnándose el culo de mi novia hasta que ya veían que no iban aguantar más estaban muy excitados así que el tío le dijo a mi novia….

—Ven sobrinita cabálgame que ya voy acabar y te quiero chupar ese par de grandes tetas lechera.

Se sentó en el sofá quedando un poco afuera su cabeza se apoyaba en el espaldar Diana se le monto encima y lo cabalgo como buena jinete estaba saltando sus grandes tetas se bamboleaban ella las cogió con sus manos se las ofreció al tío que de inmediato la trajo hacia él y se las empezó a chupar les pasaba la lengua las chupeteaba como queriendo sacar leche en esa posición quedo con el culo en pompa el tío cogió con sus dos manos y le agarro esas deliciosas redondas voluminosas y bien paradas nalgas y se las abrió diciendo “hijo te toca”.

David al ver como su papá le ofrecía las nalgas de mi novia no dudo y le enterró ese trozo de carne por ese culote se agarró de las deliciosas caderas de mi novia y la empezó a bombear duro, los tres gemían suave pero placenteramente, padre e hijo se coordinaron en las embestidas mientras uno se la enterraba toda en sus entrañas el otro casi se la sacaba y así estuvieron dándole un mete y saca a mi tierna novia que se dejaba sumisamente con una cara de puta perdida llena de placer en toda la habitación se escuchaban sus suaves gemidos estuvieron así hasta que después de 5 minutos empezaron a jadear más intensamente hasta que las grandes pelotas de tío empezó a contraerse y a moverse me le empezó a llenar de le che la concha casi al instante a su primo lo ocurría lo mismo y le empezó a eyacular en los intestinos se los estaban llenando era un espectáculo ver como se contraían y movían esas vergas y esos huevos surtiendo a mi novia de una cantidad impresiónate de leche que le empezaba a escurrir por sus orificios aun con esas vergas bien metidas la cara de ella tenía una expresión de placer intenso los ojos los tenía en blanco y estaba babeando, su tío solo decía dios mío me está ordeñando la verga siento como me la exprime y su primo también comentó:

—aaaahhh su culo también me está exprimiendo la verga siento como me la aprieta.

Así estuvieron hasta que dejaron de moverse quedaron ahí con mi novia en medio y con sus vergas metidas y chorreantes mientras había visto todo eso yo me masturbaba como loco y me venía con cantidades de leche que me tire encima.

Después de ver cómo le habían metido esa doble penetración a mi novia subí a la habitación a descansar los dejé ahí, ya más relajado un sentimiento de culpa que me empezaba a invadir caí dormido.

A la mañana siguiente desperté a eso de la 9:30am ya casi todos estaban despiertos solo faltaban David y Diana cuando baje del camarote David dormía placenteramente baje salude a todos vi al tío Roberto lucia cansado me saludo me miraba burlonamente con ironía en su cara, la familia ya alistaba maletas se organizaban yo desayune me vestí organice maleta, como a las 10:30am despertó David estaba contento me miraba y se sonreía me saludo como su padre con una doble intención sabía que también se burlaba de mi por lo cornudo que me habían hecho en el paseo, el desayuno se vistió, prepararon la comida sirvieron a eso de las 12:30pm despertó mi novia se veía ojerosa le preguntaron que si estaba bien dijo que no había podido dormir que dio muchas vueltas, yo solo pensaba lo mentirosa que era, no durmió bien por estar ensartada por el primo y el tío, me sentía cornudo, traicionado con ese arrepentimiento deje que desvirgaran a mi novia por todos sus agujeros ella iba a regresar a casa hecha una adicta al sexo, adicta a su tío y primo sabía que no se iba a detener ahí y cuando tuviera la oportunidad me seguiría poniendo unos lindos cuernos.

Todos estaban en el primer piso listos esperando ya casi todos tenían el equipaje listo faltaba mi novia quien comió rápido y disimuladamente le hizo un guiño al primo mientras comía termino dijo que se bañaba alistaba la maleta y bajaba así que tuvimos que esperarla 10 minutos después empezamos a montar las cosas en los vehículos y hablar fuera de la casa entre todos mientras esperábamos para irnos de un momento a otro perdí a David de vista ya no estaba afuera de la casa me escabullí en un momento que estaban todos distraídos solo pensaba no puede ser que vuelva a pasar con cuidado subí al segundo piso el baño estaba vacío todas las puertas de las habitaciones estaban cerradas abrí la que ocupaba con David lentamente pero no había nadie ahí me acerque a la que ocupaba Diana y escuche ruidos me quede escuchando pegado a ella y alcance a oír ….

—Primita toma tu lechita para que te vayas a la casa cargadita chúpamela rápido que nos van a empezar a buscar….

Solo se escuchaba las chupeteadas “glop glop glop que rica la tienes primo glop glop glop glop”.

No podía creer mi novia le estaba haciendo una mamada de despedida al primo así estuvieron un rato hasta que escuché ruidos en las escaleras rápidamente entre en la habitación que ocupaba y entreabrí la puerta y pude ver pasando al padrastro de mi novia se dirigió a la habitación de Diana y sin preguntar abrió la puerta mientras entraba y decía…

—Diana su mamá que se apure que nos va a coger la tarde.

Mientras su cara se empezaba a poner blanca y abría los ojos, me acerque por detrás escondido tras el marco de la puerta, la imagen era increíble David le sacaba la polla toda enorme y morcillona untada de babas y semen de la boca a mi novia, Diana había acabado de tragar una buena cantidad de semen se encontraba arrodillada con el cabello mojado toda húmeda envuelta en una minúscula toalla que apenas le cubría ese par de tetas grandes pero no ese delicioso culo ya que al estar arrodillada se le salía todo, mi novia con la cara pálida la boca abierta con algo de semen que le salía por la comisura de sus labios.

De sus ojos empezaban a brotar un par de lágrimas por cada una de sus mejillas.

Padrastro: Que está pasando aquí.

David: nada tío.

Padrastro: Como que nada, tienes la polla afuera untada de semen y babas y mi hija esta arrodillada con la boca untada de tu semen.

Diana: Papá no es lo que parece.

Padrastro: Que no es lo que parece entonces me estoy imaginando que le acabas de hacer una mamada a tu primo, a tu primo Diana que va a pensar tu mamá y toda la familia de esto.

Diana: Papá no les diga nada por favor.

David: Tío si no diga nada.

Padrastro: Cállese David que me da ganas de golpearlo más bien salga de aquí voy hablar con esta vagabunda.

Rápidamente me escondí en la habitación que ocupaba nuevamente vi pasar a David acomodándose la polla y subiéndose el pantalón iba asustado, me asome y vi la puerta que se cerraba, pero no quedo totalmente cerrada quedo entreabierta aproveche para mirar que sucedía.

El padrastro se acercó a su hija que seguía arrodillada mirándolo con lágrimas en los ojos con su cabeza a la altura de la entrepierna de su padrastro.

Padrastro: no lo puedo creer Diana su mamá todo lo que la ha cuidado y mire como se comporta como una puta.

Diana: No papá solo fue una vez, yo no lo vuelvo hacer por favor no le diga a mi mamá.

Padrastro: Si claro una vez, a ver y por qué lo estaba haciendo.

Diana: Tenia curiosidad y mi primo me convenció.

Padrastro: Curiosidad tremenda puta nos salió de seguro ya te has acostado con un resto de personas porque con esa carita de niña buena y ese cuerpazo que te gastas ya debes estar más usada que puta barata.

Diana: No papá no me diga eso yo no he estado con nadie.

Padrastro: Si como no cuando te vas a quedar en casa de tus amigas seguro aprovechas para acostarte con todos los que podas sos toda una puta pobre tú novio debe tener unos cuernos gigantescos.

Diana: No papá eso no es cierto.

Padrastro: Yo le decía a tu mamá que no te dejara ir a quedarte donde tus amigas por que de seguro te ibas a putear…. Ya que sos una puta te voy a enseñar.

Su padrastro es un hombre muy serio trabajador de 1.68mts.

De contextura algo delgada algo barrigón, calvo narizón de piel blanca una persona que siempre ha estado pendiente de su familia y la ha cuidado mucho que conoció a Diana cuando tan solo tenía 5 añitos, se empezó a desabrochar el pantalón se bajó un poco el calzoncillo y saco una verga de 20cm parada cabezona gruesita con un par de pelotas grandes toda peluda se la apunto a la boca y le dijo.

Padrastro: Chúpala rápido que nos están esperando.

Diana: no yo no se lo voy a chupar usted es mi papá es esposo de mi mamá no la voy a engañar a ella.

Padrastro: ahora te vas hacer la digna la niña buena si no quieres que le diga a nadie me vas a tener que sacar toda la leche puta.

Acto seguido la cogió de la nuca y le enterró la mitad de esa verga a mi dulce novia que le escurrían las grimas en la mejilla….

Padrastro: Haceme venir rápido que no tenemos tiempo.

Empezó a darle un mete y saca rápido Mi novia ponía sus tiernas manitas en su pelvis intentando que no le diera tan duro así estuvo un ratico hasta que con su manito derecha le agarro lo que le queda afuera de polla y con la izquierda le empezó a acariciar los huevotes a su padrastro ya cambio de actitud dejo de llorar miro a su papito querido con cara perdida de lujuria y empezó a chupar con devoción le pasaba la lengua por todo el tronco le chupaba los huevos se la metía lo más que podía degustaba la polla de su padre la estaba disfrutando toda su padre solo gemía mandaba su cabeza hacia atrás cerraba los ojos y le decía…

Padrastro: que puta eres, yo lo sabía con esa carita de niña y ese cuerpo tan rico, apretadito y delicioso ibas a terminar siendo toda una perra no ibas a aguantar toda esa calentura contenida en ese cuerpecito, vas hacer una perra….

Diana: Papá tu verga está muy rica no me pude contener….

Padrastro: Pobre tu novio y pobre tu mamá tuve que aprovechar la oportunidad es que tu estas muchísimo más rica que tu mamá y la mamas muchísimo mejor que ella….

Diana: Mi mamá te la chupa….

Padrastro: Si, pero no casi hay que rogarle….

Diana: Lo que se pierde mamá….

Padrastro: No te imaginas las manos de pajas que me he hecho en tu honor de verte con poquita ropa en casa me la pones dura pero de ahora en adelante vas hacer mi puta personal y no quiero que te acuestes con nadie ni con tu primo me oíste perra….

Diana: Si papi….

Padrastro: A putica me voy venir….

Diana: Si papi dame semen.

El padrastro le saco polla de la boca a mi novia le dijo que la dejara abierta y se le empezó a venir encima de la cara con los primeros cinco chorros que la dejaron toda untada eran de gran cantidad le cayó en la frente los ojos nariz mejillas le dejo la cara perdida en semen los últimos cuatro se los dio en la boca llenándosela de leche la cual trago y degusto pasándose los labios por la boca y sonriéndole….

Diana: Está muy rica papá quisiera tomarla todo el tiempo….

Padrastro: No te preocupes de ahora en adelante tu papá te va a dar la lechita.

Cogió la polla se la restregó por toda la cara se la unto de su seme y le dijo déjamela bien limpia, Diana la chupó le quito todo el semen y se la dejo limpia, después el padrastro se empezó a subir el pantalón y le dijo:

Padrastro: baja rápido que nos esperan.

Mi novia estuvo como 5 minutos chupándole la polla lo hizo con gran maestría porque lo hizo venir rápido.

Salí rápido baje las escaleras y entre al baño que hay en el primer piso tenía una tremenda erección no pude hacerme una paja y me dolían los huevos cuando Salí de la casa el padrastro se puso nervioso y me pregunto dónde estaba tocándome el estómago le dije es que me sentí muy mal del estómago y fui al baño del primer piso y estuve un buen rato ahí, eso a él lo tranquilizo y si tenía el estómago revuelto después de ver la mamada que le metió mi novia al papá era seguro que se la iba a empezar a coger y teniéndola bajo el mismo techo no iba a desaprovechar para llenarle el coño de leche, me sentía con inseguridad temeroso traicionado pero muy enamorado y fue más el amor que decidí hacerme como el que no había visto nada en esos días callar y no confesarle de que lo sabía todo y que también me excitaba verla siendo tan perra y engañándome que me causaba placer ser su cornudo, no quería perderla estaba ciego de amor.

Luego vi que el padrastro se acercó a David que lucía nervioso le hablo lo que le dijo parece que lo tranquilizo y ya se calmó un poco más, deduje que le dijo que no iba a decir nada porque la familia nunca se enteró de los deslices de Diana con su tío y su primo, 10 minutos después bajo Diana con sus trencitas una camiseta unos jeans y unos tenis sonriendo como si nada se acercó a mí me abrazo y me dijo gracias por venir al paseo conmigo y mi familia la pase muy bien, me dio un beso en la boca muy apasionado, me supo raro creo que era el sabor de la leche del papá, le dije gracias amor por invitarme te amo.

Volvimos a casa fue el fin del paseo, pero el inicio de mis cuernos.

Steven: no lo puedo creer también mi suegro.

Antonio: si, de él también tienes que cuidarte va a estar más difícil teniéndolo en la misma casa, pero no te asustes tal vez eso ya quedo en el pasado y no vuelva a pasar.

Steven: dios te oiga no me gustaría que mi suegro aprovechara las vacaciones para cogérmela toda a mi mujer.

Antonio: bueno y también de alguno que otro amigo de Diana.

Adrián: si lo sabré yo jajajaja.

Steven: cuales amigos.

Adrián: creo que Antonio no ha terminado de contar algo que termine y te cuento mi lo que me paso cuando era novio de Diana.

Antonio: ok les voy a terminar de contar.

Continuará….

Recibo críticas o comentarios.


Relato erótico: “Viviana 15” (POR ERNESTO LOPEZ)

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Dudé como seguir, tenía ganas de darle un duro escarmiento y realmente hacerle daño, en ese momento me imaginé como castigaba y abusaba de su pequeña hija indefensa y quería hacérselo pagar.

Pero me contuve, recordé la frase que la venganza es un plato que debe comerse frio y decidí postergar ese castigo. No obstante algo tenía que hacer, puse una película alemana donde un verdugo primero y una chica después torturaban sin piedad a una esclava medio veterana.

No buscaban causarle placer, sólo la castigaban de distintas maneras sin la menor clemencia. Decidí reproducir lo más fielmente posible lo que mostraba la pantalla, allí la tenían atada a la pared y le pegaban con un látigo de frente y espalda, yo la até al barral del placard y le di con el cinturón, el verdugo le puso agujas de inyecciones en las tetas, yo como no tenía use agujas de coser para el mismo fin.

Así nos entretuvimos casi dos horas, al terminar ya era de tardecita, Mierda quería que me la coja, no lo decía pero lo demostraba, me hice el boludo y cuando acabamos la sesión le dije: “vestite con una mini bien cortita y una blusa, tacos y nada más”

Por supuesto obedeció sin saber para que, le di el casete que habíamos visto, un papelito con la dirección del video y le ordené: “andá acá, devolvé este video y trae un par más, si el dueño te pregunta algo le decís la verdad y si te quiere coger lo dejas, a pelo y por donde quiera.”

Salió sin preguntar nada, iba aprendiendo, buen síntoma. Llamé a Viviana a la casa, le propuse venir a cenar a casa de su mamá y que trajera al nene, podíamos luego dejarlo durmiendo en una habitación alejada y divertirnos nosotros en el dormitorio de Mierda, aceptó entusiasmada. Me acosté un rato para dormir, la noche sería larga y quería tener suficiente energía

Cuando mierda volvió del video club, unas dos horas más tarde, no quedaban dudas que había cogido con el gordo y degenerado dueño del video. ¿Cómo te fue? pregunté sonriendo.

-“ Muy bien mi amo, traje cuatro películas que el señor del negocio me recomendó”

-“ No te hagas la pelotuda y dame los detalles” insistí para humillarla más

-“ Cuando subimos al entrepiso él lo hizo detrás mío y miró descaradamente mi entrepierna…”

Iba a seguir con la historia pero la interrumpí tomándola del pelo y dándole un par de buenas cachetadas, “mirá pelotuda, o nombrás las cosas por su nombre o esta noche vas a quedar para ir al hospital de las piñas que te voy a dar”

-“Perdón amo, subimos y me miró la concha y el orto, una vez arriba haciéndose el profesional me preguntó que rubro me gustaba, contesté que el sado como el film que devolvía y agregué que lo habíamos interpretado además de verlo”

-“Me imagino la cara del gordo” dije cagándome de risa

-“Si, se sorprendió bastante y ahí nomás me dijo que si me cogía podía llevar todas las películas que quisiera el tiempo que sea, por supuesto acepté siguiendo sus ordenes”

-“ Sólo porque yo te lo ordené?

-“ No, en realidad yo también tenía ganas, estar vestida de puta, sin ropa interior y rodeada por todos esos video con carátulas explícitas me había motivado mucho”

-“ Muy bien, así se hace, ¿y cómo te cogió?

-“ La sacó del pantalón y me la hizo chupar un rato, cuando estuvo bien dura me abrió la blusa para morderme las tetas, me subió la mini hasta la cintura y allí mismo, en el piso me la metió de una. Como yo estaba muy mojada entró refácil, bombeó un rato y preguntó si podía dármela por el culo, le conteste que todos mis agujeros estaban a su disposición, levantó mis piernas y me la metió por el orto hasta que acabamos”.

-“ Bastante aburrido, la próxima quiero que seas más guarra, no se, que salgas en bolas a atender el negocio, que le pidas que te castigue un poco, metete algún objeto, coger solamente no es aceptable”

-“Está claro amo, así se hará” contestó entusiasmada, era hermoso ver lo rápido que se emputecía.

-“ Bueno, date una ducha, prepará la mesa para cuatro y conseguí algo de comida. Esta noche vienen a cenar tu hija y tu nieto”

Se sorprendió pero no dijo nada y se puso a hacer lo que le mandé, yo seguí durmiendo un rato en su cama.

Me levanté cuando escuché el timbre de la puerta, Mierda les abrió la puerta a los invitados, ya tenía la mesa preparada, les dijo:”que bueno que vinieron a visitar a la abuela, en un ratito llega la comida”, mire con complicidad a Viviana quien afirmó: “por nada, seguro que nos divertiremos mucho”

Durante la cena, cuando no miraba el nene, le metía mano a cualquiera de las dos, tocando sus conchas o pellizcando los pezones para ir entrando en calor. Al terminar Viviana rápidamente se ocupó de acostarlo en una cama en la otra punta del pasillo , a los pocos minutos regresó alegre,: “ya se durmió”

Fuimos al dormitorio de Mierda y nos dispusimos para disfrutar la noche, llevamos tres vasos, hielo y una botella de whisky para ir entrando en calor, puse una película de una orgía donde un montón de machos pijudos abusaban brutalmente de dos chiquilinas, realmente las trataban como si fueran un pedazo de carne.

Estábamos tomando un trago cuando comencé mi plan diciendo: “¿sabés Viviana de lo que me enteré?, cuando eras niña tu madre no solo te pegaba sino que también te tocaba para excitarse ella y su amiga lesbiana”

Mierda no esperaba que contara esto y se quedo petrificada, Viviana demoró unos segundos en comprender mis palabras, cuando reaccionó preguntó: ¿Es cierto lo que dice Ernesto?”

-“ Siii, yo este… , resulta que estaba sin sexo y me di cuenta que me gustaba pero no quería hacerte daño, sólo disfrutar un poco con ..”

No pudo terminar su relato, Viviana la agarró de los pelos, la tiró al piso y la empezó a patear con toda su furia sin cuidar donde caían sus golpes.

La paré y le ordené: “quieta, ya habrá tiempo para eso, por ahora descansá un poco y disfrutemos”, con muy pocas ganas pero obedeció, en realidad quería tensar un poco más la cuerda, así que ordené “Mierda, quiero que castigues a Viviana exactamente igual que lo hacías cuando era niña”

Me miró con ojos suplicantes porque sabía lo que eso podía generar, pero no se atrevió a decir nada, tomó a Viviana de la mano, se sentó, la puso sobre su regazo y procedió como lo había hecho conmigo, En este caso le sacó la pollera y la bombacha, alternaba las nalgadas con toqueteos en su concha y su culo.

Deje un rato que afloraran los recuerdos de Vivi y cuando me pareció suficiente paré el acto.

-“ Bueno, espero que haya sido agradable rememorar momentos de la niñez, todo sea por mejorar la relaciones familiares” comenté con sorna.

Esperaba una reacción de Viviana al menos tan violenta como la anterior, pero para mi sorpresa se quedó quieta, estaba como ensimismada, al rato dijo: Bueno, vamos a coger que para eso vinimos, ¿no?”

Ahora el sorprendido era yo, le pregunté “¿no le vas a dar un terrible escarmiento por lo que te hizo?

-“Aunque no lo creas me gustó, recordé de golpe la historia completa, es cierto, con los castigos siempre había toqueteos que me calentaban muchísimo, después me encerraba en el baño y yo misma me daba placer con unas terribles pajas hasta quedar exhausta”

Intervino Mierda: “ ¿Te acordás que siempre en el baño había cepillos, frasquitos u otros objetos apropiados para masturbarte?¿Quién crees que los ponía y para qué?

Bueno, no se había cumplido mi expectativa, yo esperaba que Viviana descargara toda su furia contra su madre y resultó que le había gustado y estaba contenta con haber revivido esos sentimientos.

Con las masocas nunca se sabe, a veces salen para el lado que uno menos se imagina.

Pero la última intervención de Mierda me sirvió para volver a encender el fuego y ponerle algo de pimienta a la noche, con voz enojada grité “¿pero podés ser tan pelotuda? te dijimos mil veces que no podés hablar si no se te pregunta, pero no, la Mierda se cree que es una persona y puede hablar cuando se le canta el orto !!”

“Desnudate por completo” ordené, Mierda aun tenía un vestidito normal que se había puesto para recibir a su nieto.” Ponete el corpiño y la bombacha que te regalé” mostró pánico en su rostro pero igual obedeció de inmediato.

Cuando Viviana vio como eran las prendas mencionadas, con todas su púas aún manchadas de sangre se entusiasmó: “ así que esto le regalaste a la vieja, me voy a poner celosa” bromeó

-“Vos también lo vas a usar, no te preocupes. ¿No te gustaría ser vos ahora quien le de la paliza a ella? Mira también compré un par de reglas como las que ella usaba”

La sonrisa maligna de Viviana era hermosa, si bien el hecho que su madre la castigara con fines sexuales no era tan grave para ella, igual le guardaba rencor, competía por mis atenciones y además le daba un sádico placer actuar como ama.

La agarró de los pelos, la acostó sobre la cama culo para arriba, le dio terribles reglazos en espalda, culo y muslos, siempre con la bombacha puesta para que las chinches perforaran su concha. Cuando estuvo al rojo vivo la dio vuelta y repitió la operación de frente.

En este caso los golpes eran mucho más efectivos porque cuando caían sobre sus tetas o su concha (lo que ocurría la mayoría de las veces) hacía que se clavaran las chinches en los pezones y en clítoris, Mierda no paraba de llorar.

Mientras yo había desnudado a Viviana y me entretenía metiéndole los dedos y jugando con sus pezones para excitarla más, sabía que eso hacía que sus golpes fueran más intensos.
El castigo duró bastante y Viviana no se detuvo hasta que el cuerpo de su madre quedara totalmente rojo, mostrando las marcas de los reglazos. Viviana estaba agotada y transpirada como si hubiera corrido una maratón.

Por supuesto eso no me impidió usarla para mi placer, la tiré arriba de su madre para que con nuestro peso se le clavaran más los pinchos y la cogí por la concha violentamente, ambos gozamos como cerdos.

Cuando me separé le ordené: “pero pobre tu madre no gozó nada, ponele tu concha en la boca para que la limpie y pueda disfrutar mi leche”. Por supuesto no se hizo rogar y se sentó en la cara de Mierda quien chupó con ansias mi semen, los fluidos de Viviana y toda su transpiración, al terminar dijo: “muchas gracias amo”.

Contesté: “esta es la primera vez que hablás sin permiso para no decir boludeces, me gustó, a partir de ahora cada vez que alguien te coja, te pegue o te humille deberás agradecer y mejor que no lo olvides”

-“Gracias amo” fue su escueta respuesta.

CONTINUARÁ

Relato erótico: “Seducido por la niñera de mis hijos, una ex-monja 2” (POR GOLFO)

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Tal y como os relaté en el primer capítulo, mi  madre me buscó como niñera de mis hijos a una ex monja. Teresa que en teoría llegó a mi casa para que sus nietos tuvieran una figura feme
nina decente en su vida, tras una discusión cambia su forma de vestir y de comportarse conmigo. Cuando antes era todo discreción y rectitud, a partir de entonces se transmuta en una joven coqueta y desinhibida.
Al analizar los motivos de ese cambio, descubro que de acuerdo con mi madre ha decidido seducirme.
Ese fin de semana fue mi perdición.
Al día siguiente, Teresa lucía radiante. Se notaba a la legua que estaba contenta y queriendo que se le quitara ese gesto de la cara, la saludé con un beso en la comisura de los labios mientras mi mano repetía la misma operación que la noche anterior. Pero si hacía unas horas mi magreo la había sorprendido, esa mañana no hizo ningún intento de retirar mis dedos de su trasero y mientras yo seguía acariciándolo, me dijo:
-Cariño, ¿Qué quieres que te prepare de desayunar?
Su tierna respuesta y que para colmo se dirigiera a mí de esa forma frente a mis hijos, me cabreó al darme cuenta que iba a ser una presa dura de vencer y con tono duro, le pedí un café. La muy ladina no se dio por enterada y mientras me lo servía, con voz dulce, me soltó:
-¿Qué te pasó anoche? No parabas de dar vueltas en tu cama- y poniendo un tono pícaro, preguntó: -¿Acaso soñaste conmigo?
Ni siquiera contesté y cogiendo el puñetero café, salí de la casa cabreado por mis pobres resultados. Ya en el coche, decidí incrementar la presión y recordando que en dos días nos íbamos a la Manga, decidí hacer trampas y que la presa fuera ella. Nada más llegar a mi trabajo, cogí el teléfono y cambié la reserva. Teresa había reservado dos habitaciones con dos camas, suponiendo que ella dormiría con Adela en una y en la otra, Manolito y yo pero por la promesa de una buena propina, quedó registrada en el ordenador solo una y encima con cama de matrimonio.
Disfrutando de ante mano de mi venganza, pensé el bochorno que sentiría esa monjita al tener que dormir conmigo y creyendo que se negaría de plano, me puse a planear que le diría a mi madre cuando esa arpía me dimitiera.
Durante el resto de la semana, esperé con impaciencia que llegara el día de irnos. Ajena a lo que le tenía preparado, cada vez era más evidente que iba a la caza y captura mía. Acostumbrada a que aprovechara cualquier oportunidad para pasar mi mano por su cintura o su trasero, ponía su culo en pompa en cuanto me veía.  Cómo lejos de mostrar embarazo, cada vez se ponía más contenta al recibir mis caricias, comprendí que en su fuero interno pensaba que estaba a punto de caer en sus brazos.
Ese viernes, la recogí al medio día con mis hijos a la salida del trabajo. En cuanto la vi, supe que me estaba echando un órdago porque además de venir con un escote de lo más sugerente, me saludó con un breve beso en los labios. Al ver mi cara de sorpresa, se rio de mí diciendo:
-Perdona pero la culpa es tuya por mover la cara.
Asumí directamente que había metido directa y que en su inexperta mente, ya se consideraba casi mi novia.
“Lo lleva claro”, pensé, “menudo chasco se va a llevar”.
Al estar nuestro destino a cuatro cientos setenta kilómetros, decidí ir preparando el terreno y que cada vez estuviera más nerviosa. Por ello en cuanto se ató el cinturón y salimos rumbo a la autopista, posé mi mano sobre su pierna. Nuevamente su comportamiento me descolocó, porque en vez de quejarse, me sonrió y como si fuera algo a lo que estaba habituada, puso la suya sobre mi muslo.
No sé si fue el tacto de su piel desnuda bajo mis yemas o el sentir su palma sobre mi pantalón, pero lo cierto es que el que se puso incómodo fui yo al notar que me estaba empezando a excitar.
“Esta niña está jugando con fuego”, me dije cuando Teresa no contenta con ello, discretamente me empezó a acariciar la pierna.
Sobre estimulado mi pene se alzó bajo mi bragueta, Teresa al ver el enorme bulto que había hecho su aparición de improviso, aprovechó para decirme:
-No sabes lo feliz que soy desde que estoy contigo.
Sus palabras me recalcaron sus intenciones y por algún motivo, no cortaron de cuajo mi excitación sino todo lo contrario. Al imaginar mi vida con ella, sonreí y de pronto empecé a preocuparme por la trampa que le había preparado.
“No puede ser”, me dije al darme cuenta que podía estar enamorado de esa mojigata y acojonado por esos sentimientos, se me hizo eterno el viaje hasta el hotel.
Eran las ocho cuando aparcamos en su parking. Como no podía hacer nada para deshacer mi plan, le pedí que fuera a inscribirnos mientras yo me ocupaba de bajar el equipaje. Deliberadamente me retrasé y por eso cuando me uní a ellos, vi que Teresa discutía con el conserje.
Al llegar a su lado, me miró y supe por su expresión que me había descubierto pero en vez de tomárselo a mal, me soltó:
-Recuerdas que te enseñé la reserva, pues resulta que en el ordenador es diferente y solo tenemos reservados una habitación con cama de matrimonio.
-¿Y qué hacemos?- pregunté haciéndome el inocente.
Con una sonrisa, me contestó:
-Somos adultos y frente a los niños, no creo que intentes violarme.
Tras lo cual meneando su trasero cogió a mi hijos y fue hacía el ascensor dejándome, a mí con el equipaje. La desfachatez con la que se tomó la noticia, me alivió en parte pero también me preocupó porque nunca había previsto realmente compartir la cama con ella. Por eso respiré cuando llegamos a la habitación y comprobé que al menos era una King-size donde íbamos a dormir. Al menos no tendríamos que estar tan pegados.
Después de dejar la ropa, buscamos un restaurante donde cenar. Cómo dice Murphy todo es susceptible de empeorar, cuando íbamos rumbo al que nos habían recomendado, mi hija al ver a unos padres con sus hijos, con voz tierna me dijo:
-Papá, ¿Por qué no podemos ser una familia?
-¿A que te refieres?- pregunté.
-Van todos abrazados.
La bruja de su niñera cogió su sugerencia al vuelo y pasando su mano por mi cintura, le contestó mientras cumplía el deseo de Adela, pegando su cuerpo al mío:
-Cariño, por supuesto que somos una familia. No lo dudes, tu padre me quiere muchísimo- si de por sí su cercanía ya era excitante, ese engendro del demonio incrementó mi turbación llevando mi mano hasta su trasero y susurrando en mi oído, me soltó:-¿o no es verdad?
Conociendo su juego, no pude quedarme callado y murmurando  para que no lo oyeran mis hijos, le respondí:
-Te estás pasando. Luego no te quejes si me paso- y tratando de escandalizarla, proseguí diciendo: -Recuerda que esta noche dormiremos en la misma cama.
Lejos de molestarla mi insinuación, esta tuvo el efecto contrario y soltando una carcajada, contestó:
-A lo mejor soy yo quien te sorprende….
 Sus palabras me confirmaron que de no mediar la suerte, podía caer en mi propia trampa. La ex monja me estaba provocando descaradamente y tal y como se estaban viendo afectado mis neuronas, era previsible que se saliera con la suya. Defendiéndome como gato panza arriba, le di un suave mordisco en la oreja mientras le decía:
-¿Vas a violarme? O ¿Tendré que ser yo quien lo haga? 
Teresa luciendo la mejor de sus sonrisas y mientras dejaba caer su mano por mi culo, me respondió:
-Antes tendrás que pedirme que me case contigo.
La respuesta de esa mujer me dejó estupefacto y separándome bruscamente de ella, comprendí que aunque lo había soltado medio en broma que nos casáramos era su intención desde el principio y que para colmo tenía como socia a mi propia madre.
Durante la cena, tanto ella como yo nos mantuvimos en un incómodo silencio, solo roto brevemente por las preguntas de mis chavales. Se le notaba a la legua que al igual que a mí, la perspectiva de dormir juntos la estaba poniendo nerviosa. Poco a poco, me fue contagiando de su nerviosismo y por eso al llegar a la habitación estaba como un  flan.
Al entrar y aprovechando que Teresa estaba poniendo el pijama a mis hijos, me metí en el baño a cambiarme. Aunque os parezca imposible, me sentía profundamente perturbado por la idea de acostarme en la misma cama y tras asearme un poco salí a enfrentarme con ella.  La escena con la que me encontré no pudo mas que incrementar mi desasosiego porque aprovechando mi ausencia, la muchacha había conseguido que le subieran otro colchón y en vez de obligarme a mí a dormir en él,  estaba acostando allí a mis críos.
Al levantar la mirada y ver mi sorpresa, con voz pícara, me soltó:
-Éramos muchos para una sola cama.
Tras lo cual, cogió una bolsa y se metió con ella al baño. Reconozco que los cinco minutos que tardó en salir, fueron un suplicio para mí pero nada que ver con el estado en que me dejó al verla salir ataviada con un picardía rojo casi transparente.
“¡Diós! !Cómo está!”, exclamé mentalmente al comprobar que lejos de ocultar la belleza de su cuerpo, esa tela la realzaba. Aunque ya sabía que la ex monja tenía un buen par de pechos, nunca imaginé el tener la oportunidad de verlos tan claramente a través del encaje. Era tan tenue la barrera que creaba ese camisón que pude distinguir a la primera el color negro y el tamaño de sus pezones.  
“¡No puede ser!”, pensé babeando al percatarme que producto de la caricia de mi mirada esos dos botones se contraían excitados.
-¿Te gusta?- Teresa me preguntó coquetamente.
-Mucho- respondí  mientras seguía deleitándome con el resto de su cuerpo.
Si su delantera era de infarto, al bajar mis ojos por su anatomía, me encontré con un tanga tan pequeño que no dejó duda alguna de que se había depilado las ingles al completo. Mi curiosidad se vio recompensada porque dando una vuelta completa, la joven me lució su modelito.
“¡Menudo culo!”, me dije al admirar la perfección de sus nalgas.
Duras y respingonas eran el sueño de todo hombre y tenerlas al alcance de mi mano fue más de lo que pude aguantar y acercándome a ella, las acaricié brevemente mientras le preguntaba de qué lado prefería dormir. Teresa sin rehuir mi contacto, respondió:
-Te he espiado dormido muchas noches y como quiero que me abraces, dormiré a tu derecha.
El descaro con el que me reconoció que me había espiado me dejó perplejo por chocar directamente con la idea que tenía de esa mujer pero más aún que me admitiera que deseaba que yo la tomara entre mis brazos. Sin saber que hacer me acosté del lado acostumbrado y esperé a que Teresa se uniera a mí.
La joven se entretuvo tapando a los críos y con ellos ya medio dormidos, se acercó y me susurró mientras se tumbaba en la cama:
-Te doy permiso que me toques pero, si quieres algo más, ya sabes mi precio.
La seguridad con la que me hablo me indignó y sobre reaccionando a su afrenta, le solté:
-¡No estás tan buena!.
Soltando una breve carcajada, me dijo en voz baja:
-Mañana a estas horas estaremos comprometidos.
Cabreado apagué la luz y me dispuse a dormir sin siquiera tocarla. La niñera al notar que me apartaba de ella, se pegó a mí y en silencio, me empezó a desabrochar el pijama:
-¡Qué haces!- exclamé escandalizado de lo que esa bruja con cara de ángel estaba haciendo.
Muerta de risa, me contestó:
-Tu madre me dijo que a lo mejor necesitaba darte un empujoncito- tras lo cual empezó a acariciarme.
Tratando de mantener la cordura, cerré los ojos y me puse a pensar en el trabajo. Desgraciadamente me resultó imposible de concentrarme en otra cosa al sentir sus labios recorriendo mi pecho.
-¡Déjame!- supliqué en voz baja al notar que bajo el pantalón mi pene empezaba a reaccionar.
La maldita de ella  sonrió al percatarse de mi involuntaria reacción y levantando sus ojos me miró. No me costó reconocer en su mirada que esa mujer estaba resuelta a doblegarme pero también y por primera vez, descubrí deseo. Paralizado tuve que soportar el experimentar que obviando mis quejas, Teresa incrementara sus caricias mientras ponía una de sus piernas sobre mí. Al hacerlo, me quedé cortado porque era imposible que no se hubiese percatado de mi erección.
Sonriendo me confirmó que se había dado cuenta al decirme:
-¿No tienes algo que preguntarme?
“Será puta”, pensé al saber a qué se refería justo noté que me empezaba a pajear con su pierna: “¡No le importa que estén mis hijos en la misma habitación!”
Su acoso era tal que intenté separarla de mí pero al irla a empujar, Teresa aprovechó para llevar mis manos hasta su pecho mientras me decía:
-Pueden ser tuyos para siempre.
Os juro que intenté rechazarla pero al sentir la dureza juvenil de sus tetas bajo mis yemas me entretuve un poco más de lo necesario y eso fue mi perdición. La niñera gimió de gusto al notar que dando un suave pellizco a sus pezones firmaba mi claudicación.
-Tócame- ordenó metiendo mi mano bajo su camisón.
Como un zombi sin  voluntad cumplí su mandato recorriendo el borde de su areola. Esta al sentir mi caricia se contrajo poniéndose dura mientras su dueña pegaba su sexo contra el mío y lo empezaba a frotar contra mi erección.
-Ummm- escuché –  ¡No sabía que era tan agradable!
Supe por su cara que  nunca había sentido ese tipo de sensaciones y eso lejos de disminuir mi morbo, lo incrementó al saber que sería yo el primero. Enfrascado en un camino sin retorno, llevé mis manos hasta su culo y empecé a acariciarle las nalgas mientras la ex monjita sollozaba al restregar su clítoris contra mi pene.
-¡Me encanta!- exclamó en voz baja al sentir que su cueva se encharcaba.
Cada vez más rápido y olvidando cualquier recato se movió sobre mí buscando liberar esa rara tensión que se iba incrementando en su entrepierna. La urgencia con la que Teresa ansiaba descubrir el placer me volvió loco y sacando mi miembro de su encierro, le quité el tanga. La niñera haciendo un breve movimiento evitó mi ataque y aprisionando mi pene entre sus piernas, sollozó descompuesta por el placer que la invadía.
-Respétame- me imploró mientras seguía forzando con sus movimientos mi extensión.
Su doble discurso, pidiéndome cordura cuando su cuerpo buscaba exactamente lo contrario, consiguió enervarme y apretando sus nalgas con mis manos, le susurré al oído:
-Vas a ser mía.
Si para mí fue un suplicio el sentir su humedad recorriendo la base de mi pene, para ella, mis palabras fueron la gota que esa mujer necesitaba para correrse y restregando su coño con más fuerza contra mi  verga, se corrió regando con su flujo mis piernas. La fuerza de su orgasmo fue tal que su cuerpo empezó a convulsionar mientras Teresa se mordía los labios intentando no gritar. Supe en ese instante que de no estar mis niños durmiendo en la cama de al lado, esa mujer hubiese dejado salir su excitación con un berrido pero al recordar su presencia buscó mis labios diciendo:
-Amor mío, ¡Bésame!
Respondí con pasión a su beso y mientras mi lengua jugueteaba con la de ella en el interior de  su boca, mi pene no pudo más y descargó mi simiente contra sus muslos. Teresa, al sentir mi eyaculación, sonrió y poniendo su cabeza sobre mi pecho, murmuró:
-Gracias cariño pero, si quieres más, mañana le tendrás que decir a nuestros hijos qué te casarás conmigo.
-¡Jamás!- respondí hecho una furia.
Levantando su cara, me miró diciendo:
-Hasta tú mismo sabes que lo harás- tras lo cual acomodándose a mi lado, se quedó dormida…
El día de mi crucifixión.
Como comprenderéis y sobretodo disculpareis, esa noche apenas dormí. El tener a ese bombón a mi lado sabiendo que sería mío si le prometía unirme a ella de por vida, fue una tentación que impidió que conciliara el sueño. Por eso sobre las ocho de la mañana y viendo que me resultaba imposible seguir junto a ella, me levanté a dar una vuelta por el pueblo. Aunque intenté no hacer ruido, estaba a punto de salir cuando Teresa despertó y desperezándose sobre la cama me preguntó a donde iba.
Cabreado le contesté que a buscar una mujer. La muy guarra, quitando la sabana, me contestó:
-Tú mismo pero recuerda la que te perderías.
Si por la noche estaba preciosa, esa mañana su belleza era dolorosamente insoportable a plena luz y sin contestarla, salí huyendo de la habitación mientras llegaba a mis oídos el sonido de su carcajada. Con la imagen de su cuerpo casi desnudo torturando mi mente, tomé el ascensor.
-No pienso ceder- dije en voz alta sin importarme que dos alemanes viajaran conmigo en ese habitáculo.
Los turistas se miraron entre ellos creyendo que era un loco peligroso y apartándose de mí, buscaron el refugio de una esquina. Con mi sangre hirviendo de ira, me escabullí como pude y salí a la calle. Hoy sé que ya sabía en mi fuero interno que era cuestión de horas que cediera ante esa arpía pero entonces fui incapaz de reconocerlo y buscando que me diera el aire, me puse a desayunar en una terraza.
Ya en la mesa, no pude dejar de recordar el sabor de sus labios y la exquisitez de su cuerpo mientras me tomaba un café:
-Todas las mujeres son unas zorras- mascullé al recordar la actuación de mi propia madre.
Al  cabo de una hora ya me había tranquilizado y asumiendo que podía enfrentarme con ese mal bicho sin sucumbir a sus encantos volví al hotel. El desayuno me sirvió para hacerme la vana ilusión de creer que podría mantenerme firme en mi decisión de no claudicar ante ella pero mi supuesta resolución se desvaneció como un azucarillo al entrar en la habitación.
Nada más cruzar la puerta, oí las risas de mis dos críos en el baño y queriendo ver de qué se reían entré sin llamar a la puerta para encontrarme a Teresa con ellos en el jacuzzi jugando. La imagen de esa mujer desnuda muerta de risa mientras Adela y Manuel la mojaban me resultó además de atractiva, extremadamente tierna y por eso me quedé en silencio observándola. Ese demonio no solo era bellísimo sino que tenía de su lado a toda mi familia.
Teresa, sin ser consciente de que la estaba viendo, se reía mientras devolvía el ataque con el teléfono de la ducha. Desgraciadamente en ese momento, Manolito me descubrió y pegando un grito me pidió que me metiera con ellos dentro de la enorme bañera. La niñera se intentó tapar mientras, avergonzado de mi actuación, me excusaba con el niño diciéndole que estaba vestido. Aunque en realidad lo que me impedía acompañarlos, era que me veía incapaz de no excitarme con esa mujer en pelotas y desapareciendo del baño, les esperé en el cuarto.
Al cabo de cinco minutos, los tres salieron listos para ir a la playa. Fue entonces cuando la ex monja, divertida, me preguntó mientras me modelaba el provocativo bikini que llevaba:
-¿Encontraste lo que buscabas?
No pude ni contestar. Mi ojos se habían quedado prendados en su figura y mi mente solo podía soñar con tenerla a ella y a nadie más.  La visión de su cuerpo apenas cubierto por tres triángulos de tela era tan increíblemente provocadora que me quedé babeando ante ella y tuvo que ser la propia Teresa la que me despertara diciendo:
-Ponte el traje de baño para que podamos ir a la playa.
Mascullando una breve protesta, me fui a cambiar y ya con él, salimos los cuatro rumbo a la playa. La cabrona de la niñera sabiendo que no podía quejarme aprovechó para nada más salir a la calle, pedirme que le pasara el brazo por la cintura diciendo:
-Manuel, recuerda que somos una familia.
La mirada de mis retoños me impidió contestarle una fresca y refunfuñando la agarré de la cintura. Sabiéndome en su poder, llevó mi mano hasta su trasero diciéndome al oído:
-¿No lo echas de menos?
La dureza de su nalga y la suavidad de su piel elevaron mi temperatura de golpe y poniéndome la bolsa con las toallas tapando mi entrepierna, intenté ocultar mi erección. La risa de esa mujer me informó que a ella no había conseguido engañar y con tono sensual, me susurró:
-¿Con qué te vas a tapar en la playa cuando eches crema en mi culito?
Indignado contesté en voz baja intentando que mis chavales no se enteraran:
-Deja de comportarte como una zorra.
Alegremente, esa mujer educada en un monasterio me contestó:
-No soy una zorra sino una mujer que sabe lo que quiere- tras lo cual, disimulando cogió mi pene entre sus manos y dijo: -Seré tu esposa ante Dios y la sociedad pero también si quieres me convertiré en tu puta en la cama.
El breve apretón que pegó a mi miembro con sus dedos estuvo a punto de hacer tropezar. Descojonada, me miró a los ojos con picardía y me dijo:
-He contratado a los niños una clase de vela, así que tenemos toda la mañana para nosotros solos.
Si antes de conocerla alguien me hubiese dicho que recibiría con espanto la noticia de quedarme solo con ese pedazo de hembra, me hubiera reído de él pero os reconozco que en ese instante fue como si un jarro de agua fría cayese sobre mí. Sin nada que objetar, acompañé a mis hijos a sus clases sabiendo que sin ellos iba a ser presa fácil de ese engendro de los infiernos.
Ya una vez ella y yo solos, me preguntó que quería hacer. Temiéndome que si iba a la playa, Teresa cumpliría su amenaza de obligarme a echarle crema, sugerí dar una vuelta por la ciudad.
-¿Así vestida?- su tono jocoso me obligó a mirarla y ella sabiéndose observada se dio la vuelta para que admirara que el enanísimo tanga dejaba al desnudo todo su trasero.
-Comprendo- contesté pero para mi fortuna había a pocos metros un tenderete donde le compré un pareo con el que taparse.
Una vez resuelto ese problema no pudo ni intentó negarse a dar una vuelta y pegándose a mí, riendo me dijo:
-¿Dónde vamos?
La cercanía de esa mujer hizo que retornara mi excitación y tratando de zafarme de su acoso, comencé a andar por el paseo marítimo. Curiosamente el llevar a Teresa colgada de mí lejos de molestarme, me empezó a gustar y paulatinamente fui olvidando el rencor que sentía por ella. Al cabo de los diez minutos de caminata, la joven quiso entrar a una tienda a ver unos trapos. Viendo su sonrisa mientras revisaba la mercancía de ese local, no pude  dejar de pensar en cómo había cambiado esa mujer.
Cuando llegó a mi casa, no le importaba la moda e iba hecha un desastre pero desde la intervención de mi madre, disfrutaba viéndose guapa.
“Realmente está como un tren”, estaba pensando cuando vi que un dependiente se le acercaba y empezaba a hablar con ella.
Si en un principio me pareció normal, no tardé en darme cuenta que el muchacho estaba tonteando descaradamente con ella. Excediéndose en su labor, el maldito crio bromeaba sin parar con ella. Involuntariamente me empezó a cabrear pero el colmo fue cuando señalándome, le preguntó si era yo su padre.
“¡Será cretino!”, maldije mentalmente al muy capullo.
Mi humillación se vio incrementada cuando Teresa, muerta de risa, cogió una de las prendas y me llamó  diciendo:
-Papá, ¿Te gusta?
Ni me digné en contestarla y hecho una furia salí del local. Ya en la calle, me di cuenta que esa sabandija lo había dicho para molestarme y que mi reacción era una victoria más en su haber. Cuando ella salió, mi cabreo en vez de disminuir se incrementó por culpa de un montón de adolescentes que al verla, empezaron a decirle burrada y media mientras Teresa no dejaba de sonreír. Totalmente iracundo, la agarré del brazo y con tono serio, le solté:
-Deja de tontear con todos.
Sonriendo dulcemente, contestó:
-Todavía soy una mujer libre- e incrementando mi enfado se dio la vuelta y dirigiéndose a los chavales, les lanzó un beso.
Ese nutrido grupo respondió al beso con nuevos piropos mientras yo me la llevaba de allí casi a cuestas. La ira me nublaba la mente, me sabía y  reconocía en sus manos y eso no hacía más que incrementar mi enfado. Todo mi ser anhelaba disfrutar de sus caricias y lo que había empezado como un reto, se había convertido en una auténtica necesidad. Lo único que me retenía era la sensación de sentirme un pelele y que a partir de mi claudicación, esa hembra del demonio además de convertirse en mi esposa, se transformara también en mi dueña.
Mi silencio alertó a Teresa del sufrimiento que estaba asolando mi cerebro y cogiéndome de la mano, me llevó hasta el hotel sin que me diera cuenta. Al entrar al Hall, me la quedé mirando al no saber que se proponía. Entonces y imprimiendo un tono dulce a su voz, me dijo:
-Necesito hablar contigo a solas.
Sin quejarme, la seguí hasta la habitación. Una vez allí, me obligó a sentarme en la cama y poniéndose a mi lado, se echó a llorar. Hoy sé que esas lágrimas fueron la gota que colmó mi vaso y creyendo realmente que la cría estaba angustiada, la abracé mientras intentaba consolarla.
Teresa al sentir mis brazos y llorando a moco tendido, me confesó como mi madre la había convencido de seducirme y como al aceptar, no había previsto los problemas que esa solución le iban a acarrear:
-Perdóname que te haya presionado para casarte conmigo pero desde que te conozco, me has hecho sentir viva y necesito ser tuya.
Fue entonces cuando levantando su cara, llevó sus labios hasta los míos y me besó. Ni que decir tiene que respondí con ardor a sus besos y antes de que ninguno de los dos nos percatáramos de lo que estábamos a punto de hacer, nos tumbamos en la cama mientras nuestras manos recorrían sin pudor nuestros cuerpos. La urgencia con la que esa mujer buscaba mis caricias, demolió mis últimas defensas y quitándole la parte superior de su bikini, hundí mi cara entre sus pechos.
Aun sabiendo que me iba a excitar y que era un camino sin retorno, lo hice a un ritmo lento, disfrutando de la tersura de su piel y de la rotundidad de sus formas. Tanteando los acontecimientos, fui acercando mi boca a sus pezones mientras acariciaba con mis manos esos dos monumentos. Eran preciosos, duros al tacto, pero suaves bajo mis palmas. Sus negras aureolas se contrajeron al sentir la acción  mis dedos, de forma que cuando las toqué, ya estaban erectas.
Quizás debía haber recapacitado antes, pero al hacerlo, mi pene reaccionó irguiéndose debajo de mi traje de baño. Por eso, no caí en que la ex monja había apartado su cara para que no viera como se mordía el labio por el deseo.
-¡Qué bella eres!- exclamé al mamar por primera vez de esas maravillas.
Teresa gimió calladamente al sentir mi boca jugueteando con sus pezones y en voz alta, me rogó que la hiciera mía. La necesidad de sus gritos curiosamente me calmó y deslizándome por su cuerpo, me fui acercando hasta su pubis. Ni siquiera me hizo falta ser yo quien le quitara el tanga porque la niñera al experimentar la caricia de mis besos, se excitó de tal manera que fue ella misma la que se desprendió de esa prenda. Tal y como había anticipado, la mujer llevaba su sexo exquisitamente depilado.  
“¡Dios! ¡Qué maravilla!”, pensé al comprobar que su dueña se había afeitado todo el vello dejando solo un pequeño triangulo que parecía señalar el inicio de sus labios.
Pasmado ante tanta belleza, me entretuve acariciando los bordes de su cueva sin hollarla. Mis lento avance fue calentando de sobre manera a Teresa que no paraba de gemir. En un momento dado, cuando mis dedos rozaron su botón del placer como si fuera por accidente, La mujer no pudo más y golpeando con sus puños sobre el colchón me imploró que la tomara.
-Tranquila, mi amor- le dije sonriendo, tras lo cual reinicié mi ataque.
Reconozco que siendo consciente de que su falta de experiencia y de sus rígidos valores morales, me debía de haber detenido pero la tentación de acariciar a ese pedazo de hembra era algo que no pude aguantar y menos cuando al alzar la cara y mirarla, descubrí que la ex monja se estaba pellizcando los pechos mientras me devolvía la mirada con deseo. Esa visión fue el banderazo de salida, sin poderme ya retener, acerqué mi cara hasta su entrepierna y sacando la lengua, me apoderé de su clítoris:
-¡No puede ser!- chilló descompuesta mientras separaba las piernas para facilitar mis maniobras.
El sabor agridulce de su coño invadió mis papilas y mientras  recogía parte de su flujo, no tardé en escuchar sus gritos de placer.
-¡Cómo me gusta!
La humedad que manaba de su entrepierna me confirmó que esa ex monja  realmente estaba excitada y prolongando su tortura metí mi lengua dentro de su abertura con cuidado porque al separar sus labios me encontré con su himen intacto. La certeza de que era virgen y que sería yo el primero en hollar su interior, me indujo a ir más despacio mientras mi víctima se retorcía sobre el colchón, presa de una inusitada pasión. Lentamente mis húmedas caricias se hicieron más profundas y más rápidas al son marcado por la respiración entrecortada de la mujer.
Al sentir que se aproximaba su clímax, me concentré en su botón del placer y sustituyendo la lengua por los dientes, empecé a mordisquearlo suavemente. Teresa incapaz de retener el cúmulo de sensaciones que estaba asolando su cuerpo se dejó caer sobre la almohada y pegando un alarido se corrió. Satisfecho y deseando que fuera inolvidable esa primera vez, comí y bebí de su coño mientras ella unía sin pausa un orgasmo con el siguiente. No paré de saborear el flujo que manaba del ardiente río en el que se había transmutado su sexo hasta que su dueña pegando un último chillido se desplomó sobre la cama.
Reconozco que me asusté al ver que se había desmayado y temiendo que le pasaba algo grave intenté despertarla. Por mucho que lo intenté, Teresa tardó unos minutos en volver en sí. Cuando lo hizo, abrió los ojos y me dedicó la más maravillosa de las sonrisas diciendo:
-Ya puedo decir que soy mujer.
La alegría de su cara no disminuyó cuando llamándome a su lado, me pidió:
-Desnúdate, ¡Quiero ser tuya!
La rotundidad de sus palabras me destanteó al recordar que ella misma me había puesto como condición anteriormente el habernos casado y queriendo confirmar ese extremo, le pregunté:
-¿Estas segura?
-Sí, bobo. Para mí, ya soy tu mujer- y recalcando sus deseos llevó sus manos hasta mi pene para darle un pequeño apretón mientras me soltaba: -Sé qué harás lo correcto.
Tras lo cual sin mediar palabra, me besó la cara y sin dejar de hacerlo, bajó por mi cuello, recreándose en mi pecho. Comprendí que no me iba a poder negar y con mi pene totalmente erecto esperé su llegada. La delicadeza con la que se fue deslizando por mi cuerpo me terminó de excitar y babeando ya  totalmente dominado por sus caricias, sentí su aliento sobre mi extensión.  
La ex monja jugueteó con mi miembro unos segundos como indecisa. Supe que no estaba segura de lo que hacer. Cuando estaba a punto de explicarle como se hacía, sentí que sus labios se abrían y como si fuera un chupa-chups empezaba a lamer los bordes de mi glande. La satisfacción que leyó en mi cara, le dio nuevos ánimos y mientras con sus dedos acariciaba mis testículos, se introdujo mi polla en el interior de su boca.
Como comprenderéis, no hizo falta mucho tiempo para que mi sexo alcanzara su máximo tamaño. Al comprobarlo y actuando como posesa, se fue metiendo y sacando mi talle cada vez más rápido. Mis gemidos ratificaron que lo estaba haciendo bien y ya convencida de su pericia, abrió los labios y usando su boca como si de una vagina se tratara, se lo introdujo hasta el fondo de su garganta.
La placentera sensación  que sentí al ver absorbida toda mi extensión elevó mi excitación hasta límites insoportables y pidiendo que parara, la levanté en mis brazos y la tumbé sobre la cama.  Teresa comprendió lo que iba a suceder y con una mezcla de deseo y de temor, me miró al ver que separando sus piernas acercaba mi pene a su pubis.  
Al hacerlo, vi su himen todavía intacto y cuidadosamente empecé a jugar con él, al saber que esa sería la única posibilidad que tendría de hacerlo porque a partir de ese día, esa tela blanquecina habría desaparecido para siempre. Los primeros gemidos de la mujer no tardaron en llegar a mis oídos.
Retorciéndose como una anguila,  Teresa me rogó que la hiciera mujer. Entonces, levantando sus piernas hasta mis hombros, acerqué la cabeza de mi pene a su sexo y rozando con mi glande su clítoris antes de penetrarla, conseguí que se volviera a excitar entre sollozos. Sabiendo que estaba dispuesta, lentamente superé sin dificultad ese obstáculo, haciéndola mujer. El breve dolor que sintió al ser desgarrada fue intenso pero paulatinamente se fue diluyendo al experimentar el suave vaivén de mi pene en su interior.
Gradualmente fue desapareciendo al irse relajando  sus  músculos y entonces fue cuando aceleré la cadencia de mis incursiones hasta ser un ritmo desbocado. La ex monja, por su parte, no se podía creer como el placer la estaba poseyendo y cerrando sus manos, comenzó a berrear su pasión al comprobar que le faltaba la respiración.
-Por favor, ¡No pares!-.
Sus palabras solo sirvieron para que acelerase aún más mi ritmo y  usando sus pechos como agarre, me lanzara en galope en busca de mi placer. La nueva postura elevó todavía más su calentura y gritando se corrió al sentir que regaba con mi simiente su sexo.  El esfuerzo fue demasiado y se desplomó sobre las sabanas mientras mi pene terminaba de eyacular en su interior. Agotado y desgraciadamente totalmente subyugado por esa mujer, me tumbé a su lado.
Durante unos minutos ninguno de los dos habló. Teresa había cedido a ser mía sabiendo que aunque todavía no habíamos pasado por el altar, había conseguido su objetivo y yo me había olvidado de mis reparos a volverme a casar. Ese extraño silencio, se rompió cuando acercando su boca a mi oído me susurró:
-Cariño, ¿Te importaría la próxima vez usar un condón? No quiero que salir embarazada en las fotos de la boda.
Debí de sentirme ofendido al oírla pero reconociendo que estaba colado por esa mujer, la besé mientras la contestaba:
-¡Ni lo sueñes!, ¡Haberlo pensado antes de quitarte las bragas!.
 

La señora (Miércoles, la confesión) (POR RUN214)

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LA CONFESIÓN

          La jornada transcurrió sin novedad. Bethelyn no se atrevió a pasar sola ni un momento. Estuvo con el ama de llaves y sus criadas la mayor parte del tiempo hasta que, al llegar la noche y una vez acabada la cena, todos los criados se fueron retirando a sus aposentos quedándose sola.
 Su esposo continuaría en su despacho hasta altas horas como de costumbre, así que subió resignada las escaleras hacia su habitación en soledad y con el alma en un puño sin dejar de pensar en la pasada visita furtiva de Garse.
 Al llegar al pasillo superior se topó con el ama de llaves.
-Elise, espera.
-¿Señora?
-Acompáñame.
Elise, la fiel ama de llaves, acompañó a su señora hasta su alcoba. Bethelyn la hizo pasar y cerró la puerta tras ellas.
-Quédate conmigo esta noche, Elise.
-¿Quedarme? ¿Aquí, en su dormitorio?
-No quiero estar sola.
-Pero… mi marido estará esperándome.
-Solo hasta que llegue mi esposo.
-Yo… no se que decir… -alegó azorada.
-Por favor, no quiero estar sola. Quédate.
No era usual que las criadas acompañen a sus señoras en sus horas de alcoba. Tampoco tenía una relación tan estrecha con su señora como para permitirse tales confianzas. Pero era su señora y lo que le pedía tampoco era algo descabellado.
 Cabizbaja, asintió con la cabeza y Bethelyn la abrazó agradecida. Elise ayudó a su señora a desvestirse, le colocó el camisón y la vio meterse en la cama. Se hizo un silencio en el que ninguna de las 2 habó. Bethelyn la miró extrañada.
-¿A que esperas?
Su criada era mayor que ella, no obstante se ruborizó como una adolescente y desvió la mirada hacia abajo.
-¿Quiere que me meta con usted, señora?
-Claro, ¿Pasa algo malo?
-N…nada señora. ¿He de desvestirme?
-¿No pensarás meterte con vestido y todo?
Se descalzó y se deshizo del vestido. No tenía camisón así que se metió a la cama en ropa interior. Estiró el brazo para apagar la vela que las iluminaba desde la mesilla.
-¡No!, no la apagues. No quiero estar en la oscuridad.
-Entiendo. Como quiera señora.
El ama de llaves se acostó y Bethelyn la abrazó. Pegó su cuerpo al de la mujer y hundió la cabeza en su cuello. Sentía el calor de la otra mujer a través de su cuerpo y de sus piernas desnudas.
-Gracias Elise.
Elise estaba acalorada. No movía ni un músculo. Intentó cerrar los ojos y dormir sin éxito. Bethelyn tampoco podía. Temía a su hijo. Aun guardaba el abrecartas en un cajón de la mesilla. Si ese mal nacido volvía, haría una locura.
– · –
Al final, el sopor y el cansancio acumulado, pudo con las mujeres y ambas se durmieron. Había pasado un buen rato y la vela se había consumido un buen trecho. Bethelyn abrió los ojos y vio la cara de Elise a escasos centímetros de la suya, dormía. Su aliento acariciaba su rostro. Había estado muy nerviosa desde que le pidiera su compañía. Su criada ocupaba el lado derecho de la cama, el de su esposo. Durante el sueño se había girado y había pasado un brazo por encima de su señora. Ambas se abrazaban como colegialas con las piernas entrelazadas. Se permitió esbozar una sonrisa de paz que se borró de inmediato al ver la figura de un hombre en pie detrás de su criada. Era Garse.
 Su primer pensamiento fue hacerse con el abrecartas pero estaba paralizada por el miedo. Garse la miraba con odio. Se sacó la polla del pijama y señalo a su madre. Después, con la misma mano, señaló su polla. Bethelyn abrazó a su ama de llaves, aun dormida, con más fuerza.
 Garse hizo el gesto con la mano simulando chupar una polla. Era una amenaza para ella o quizás una predicción. Empezó a menearse la polla frente a su madre.
 Bethelyn estaba a punto de romper a llorar. Su hijo no le haría nada estando la criada delante ¿o sí?
 Él continuaba meneándosela. Se estaba haciendo una paja delante de su horrorizada madre mientras Elise continuaba dormida, ajena a lo que sucedía a sus espaldas.
 ¿Que debía hacer? ¿Qué podía hacer? Si se giraba podría atrapar el abrecartas del cajón antes de que él reaccionara y defenderse con él. El ama de llaves se despertaría y vería a su hijo. Se descubriría todo, absolutamente todo, incluido lo de Ernest. La vergüenza caería sobre ella y sobre su marido. Adiós a su carrera política. Adiós a su matrimonio.
 En un momento dado los ojos de Garse se cerraron, su boca se abrió y su cara dibujó una mueca de dolor. Se estaba corriendo. Su semen brotó desde su polla en dirección a las mujeres. La mayor parte cayó en el pelo de Elise aunque la cara de su madre también recibió algún disparo.
 Garse utilizó la falda de Elise que estaba sobre el galán para limpiarse, miró a las mujeres con expresión de asco y abandonó el dormitorio en silencio. Bethelyn se limpió la cara con la manga con cuidado de no despertar a la criada y con lágrimas en los ojos la abrazó con más fuerza hundiendo la cabeza en su cuello. Comenzó a llorar.
– · –
Trascurrió el tiempo. Su ama de llaves continuaba en la misma posición de abrazo. El semen de su pelo formaba pequeños pegotes resecos no perceptibles a simple vista. Bethelyn había terminado por dormirse de nuevo. La vela de la mesilla titilaba sus últimos estertores antes de apagarse. Junto a ella había otra vela aun mayor enfundada en un candil y justo al lado la figura de un hombre se erguía ante ellas. Su marido las miraba desconcertado desde la misma posición donde antes estuviera Garse.
 Cuando Bethelyn se percató de la presencia de su marido despertó a su compañera y ésta reaccionó nerviosa al ver a su señor junto a ella. El instinto del recato hizo que se tapara hasta el cuello con las sábanas. Sus ojos iban de su señor a su señora y de nuevo a su señor. Bethelyn la tocó en el hombro.
-Gracias por tu compañía Elise, ya te puedes ir.
-S…Si señora.
Destapó las mantas y se levantó de la cama hacía su vestido con paso nervioso. Eduard no pudo pasar por alto sus muslos desnudos y su trasero enfundado en aquellas bragas. Intentó descubrir algo a través de su generoso escote mientras la mujer se colocaba aprisa el vestido y abandonaba la estancia como un rayo.
-¿Y bien?
-No me gusta estar sola.
-Estabais muy juntas y Elise aun es una mujer muy guapa. –Dijo con una sonrisilla ladina.
-Y tú muy estúpido o muy sordo.
-Si alguna vez quisieras… con una mujer…
-¡No! Eso me da asco. ¿Tú te haces pajas con otros hombres?
Su marido borró la sonrisa.
-Solo bromeaba.
Se metió en la cama y ocupó el lugar de Elise. Noto el calor que su ama de llaves había dejado en su lugar de la cama y el olor de su pelo en la almohada. Se excitó al fantasear con a las 2 mujeres juntas. Acarició a su esposa que se había tumbado de espaldas a él y deslizó su mano entre sus piernas. Metió la mano en las bragas y exploró su coño. No detectó signos libidinosos en él. Adiós a su última esperanza lésbica.
-¿Satisfecho?
-No lo sé. En cualquier caso. –continuó. -Si tuvieras algo que contarme…
-Si tuviera algo que contarte, no te gustaría oírlo.
-A lo mejor sí. –contestó socarronamente.
-Te aseguro que no.
Súbitamente Bethelyn se desmoronó y comenzó a llorar sin motivo aparente. Su marido arrugó la frente preocupado.
-¿Que pasa Bet? ¿Qué está pasando aquí? Cuéntamelo.  –Su mujer no decía nada. Solo lloraba. -¿Por qué lloras? ¡Habla, cojones!
– · –
El sol había salido hacía rato pero la oscuridad reinaba en el dormitorio de Garse. Dormía plácidamente con las sábanas hasta las orejas. El ama de llaves entró como todos los putos días a despertarle e insistirle en que se levantara por orden de su puñetero padre. La misma ama de llaves que le había chafado el polvo de ayer con su madre. Se había tenido que conformar con una paja a su salud sobre su cabeza. Pero esto no iba a quedar así.
 Elise era una mujer madura pero que aun tenía una buena follada. Cada mañana soportaba la misma tortura. Subía las persianas, abría las ventanas y retiraba las mantas hasta los pies. Pero hoy sería diferente. Estaba desnudo con la polla preparada. En cuando le retirara las mantas se iba a llevar una sorpresa. Ella y su coño peludo.
 Cuando aquella cabrona izó las persianas, el sol iluminó tanto la habitación que casi le deja ciego. Notó las manos de la sirvienta retirar las mantas de golpe. El frío matutino bañó su cuerpo desnudo. Se colocó boca arriba y levantó los brazos hacía sus tetas.
 Antes de que pudiera hacer nada una mano le sujetó del cuello contra la almohada. Otra mano se posó en sus huevos. Esto iba a ser más interesante de lo que pensaba. Sonrió con los ojos aun medio cegados por la luz.
 La mano de sus huevos se cerró como una tenaza apretujándolos casi hasta reventarlos. Un alarido quedó a medio salir de su garganta, pues la manaza del cuello empezó a estrangularle. Abrió los ojos de par en par y vio 2 brazos velludos arremangados hasta el codo. Al final de los cuales distinguió el bigote poblado de su padre.
-Te gusta jugar con las cosas de mi propiedad ¿Eh, cabrón?
El dolor de los huevos era insoportable, además se ahogaba. Sentía los latidos del corazón en las sienes como martillos. Empezaba a ponerse morado con los ojos a punto de salirse de las cuencas.
-Te voy a reventar tus huevos de maricón, folla-madres.
 Quería hablar pero de su garganta solo salía un gorjeo inaudible. La imagen de su padre con los dientes apretados y su frente arrugada como una uva pasa comenzaba a volverse borrosa por culpa de los lagrimones de sus ojos. Tenía miedo, mucho miedo. Abría y cerraba la boca como un pez fuera del agua.
-Te lo puedo explicar. –Consiguió balbucear.
-¿El qué? ¿Qué se te pone dura con el coño de tu madre?
Eduard Brucel escupía las palabras a escasos centímetros de la cara de Garse. Motitas de saliva impactaban en la cara de su hijo.
-¿Te haces pajas con tu madre, enfermo de mierda? Te voy a curar a base de hostias.
-Espera, espera un momento. Me haces mucho daño.
-También le hacías daño a tu madre cuando se la metías por el culo. Te gusta metérsela por el culo y correrte dentro ¿verdad?
Garse miraba a su padre como una ardilla que contempla a un halcón, atrapada en sus garras y que sabe que va a ser comida.
-A tu madre nunca se la he metido por el culo. No le gusta y le duele. Y vas tú y se lo follas y te corres dentro, hijo de puta. ¿Te gusta follártela por el culo? ¿Te gusta cabrón?
Garse solo pensaba en una cosa, que acabe ya. El dolor en sus pelotas era insufrible. No sentía las piernas y su padre no paraba de apretujarle los cojones.
-Hay algo que no sabes. Suéltame, por favor padre.
-Lo sé todo mamón. Sé que te la follas a traición, que le das por el culo, que le has lamido las tetas y el coño. ¿Te gusta pasarle la lengua por la raja, cerdo? ¿Te gusta como le huele el coño a tu madre?
-Por favor padre… suéltame los huevos. Hay algo que no sabes de mamá. Suéltame y te lo digo… por favor.
Eduard siseó sus palabras.
-¡Empieza a hablar, niñato! Pero como no me digas algo que no sepa te reviento los huevos, hijo de la grandísima puta, violador folla-madres.
– · –
Bethelyn estaba de pie en el pasillo cuando oyó un alarido inhumano que atravesó toda la mansión. Era Garse. Al cabo de unos instantes su marido apareció junto a ella. Salía del dormitorio de su hijo. Intercambiaron la mirada durante unos momentos.
-Hoy mismo partirá hacía la casa de sus abuelos. En cuanto a ti…
No acabó la frase. Se giró y comenzó a caminar hacía el fondo del pasillo dejando sola a su mujer con la cara entre las manos. Eduard se pasó el resto del día en su despacho.
– · –
Casi al mediodía la señora y su ama de llaves discutían sentadas a la mesa del salón.
-Lo siento señora pero no puedo.
-Elise, te lo estoy pidiendo por favor.
-No, no y no. Lo siento pero no.
-Ya sé que no es fácil. No te lo pediría si no fuera de vital importancia. Salvará mi matrimonio.
-Pero destrozará el mío.
-No te estoy pidiendo nada que yo misma no estaría dispuesta ofrecer.
El ama de llaves estrujaba nerviosa un pañuelo mientras hablaba. Tenía la cara colorada y no paraba de mojarse los labios como si fuera un tic nervioso.
-Que no sea por dinero, Elise.
-Ya sabe usted que no lo es. Lo siento pero no puedo hacerlo.
Se levantó y se fue del salón. Al llegar al quicio de la puerta su señora la llamó.
-Dime al menos que lo pensarás.
La miró como quien mira un ogro de 3 cabezas.
-Adiós señora.
– · –
Pero que su propio hijo se la follara y disfrutara de ella impunemente le hacía perder los nervios. Se enfurecía pensando en su pequeño hijo cabrón.
 Abrió la puerta de su dormitorio y vio a su ama de llaves sentada en el borde de la cama frente a él. Ésta se levantó como un muelle.
 Eduard la miró pero no dijo nada. Se acercó a ella hasta colocarse a un metro.
-Ayer estabas con mi mujer en mi cama.
-Sí señor.
-¿Os tocasteis?
-¿Señor?
Posó la manaza sobre una de sus tetas y la apretó levemente. Elise dio un brinco.
-¿Te tocó mi mujer aquí?
-N…No señor. –Tragó saliva.
-¿Por qué estás aquí?
-La señora dijo que usted quería verme.
-¿No te explicó para qué?
-Se lo expliqué punto por punto. –Contestó Bethelyn desde la otra punta de la habitación.
-¿Y bien?
-Está de acuerdo.
-¿Lo estás, Elise?
Por toda respuesta su ama de llaves bajó la cabeza. Brucel sonrió.
-Te vi en ropa interior ayer. Estás muy guapa en bragas. Me gustó verte así.
La criada agachó la cabeza y se soltó el vestido dejándolo caer a sus pies. El escote de su blusón ofrecía parte del canalillo entre sus tetas y a través de sus bragas se adivinaba su negro bosque.
 Eduard miró a su criada con más hambre que un perro pequeño. Metió las manos bajo el blusón y palpó aquel melonar calentito. Se llenó las manos con las tetas de su ama de llaves y sintió sus pezones entre los dedos. Había deseado tanto este momento.

-¿Te gusta que te acaricie, Elise?

-N…No señor.
-¿Y ella?
-Tampoco señor. No me atraen las mujeres.
-Entiendo. Prefieres acariciarte tú, ¿verdad? –Bajó su mano hasta introducirla bajo sus bragas y palpó su vello y sus labios. Maravilloso.
-¿Señor? –La cara de horror de la criada era un poema.
-¿Sabes lo que me gusta, Elise? ¿Te lo ha explicado mi mujer?
-S…Sí…, señor. Punto por punto.
-Acércate Bet.
Su mujer se colocó junto a ellos.
-Desnúdate.
Se desnudó frente a su criada que la miraba horrorizada. Su marido las miraba a ambas mientras se mordía el labio inferior con lascivia.
 Bethelyn le quitó el blusón a su criada y la abrazó. Sus tetas se juntaron y sus pezones se aplastaron el uno contra el otro. Después, se mojó los labios, tragó saliva y la besó en la boca. Con cada beso iba metiendo más la lengua en la boca de la otra mujer. Su marido babeaba.
 Cuando posó una mano sobre la teta de su criada, ésta se contrajo pero no impidió que la sobara ni amasara su seno. Como tampoco se movió cuando su señora le mamó los pezones mientras deslizaba la mano bajo sus bragas.
 El toqueteo de sus dedos en su clítoris era tan desagradable como los lametones en sus pezones. Aunque no tanto como cuando le introdujo el dedo en el coño y comenzó a meterlo y sacarlo una y otra vez.
 Eduard Brucel también se había desnudado. Se estaba masturbando frente a las mujeres mientras miraba a su ama de llaves sentarse en el mismo borde de la cama que cuando llegó. Estaba completamente desnuda, con las piernas abiertas y su negro coño expuesto a la vista. Bethelyn, de rodillas frente a su criada, miraba a su marido con cara suplicante.
-Hazlo.
-Por favor, Ed.
-Hazlo Bet, hazlo. –Jadeó su marido.
Elise nunca había visto nada tan grotesco en toda su vida. Había oído rumores de infidelidad sobre su señora, había descubierto en más de una ocasión al señorito masturbándose entre las sábanas. Incluso se llegó a hablar de algún tema de faldas entre la señora y su suegro. Pero lo que estaba a punto de ocurrir ahora no se lo hubiese imaginado jamás.
Su señora, estaba arrodillada frente a ella con las manos apoyadas en sus rodillas abiertas mirando a su esposo, el señor. Éste miraba a ambas mujeres mientras se masturbaba de pie. Elise veía deslizarse el glande dentro y fuera de su manaza una y otra vez. Las pelotas de su señor botaban con cada sacudida bajo aquel poblado bosque de vello púbico. Lo hacía con la cara desencajada y la boca abierta de par en par, respirando como un búfalo en una estampida, mientras el sudor bañaba la frente de su señor. Pero lo peor no era eso.
 Su señora acercó la cara a su coño, sacó la lengua y lamió su raja con la punta de la lengua. Una mujer lamiendo a otra mujer. Al principio lo hizo suavemente pero después metió la lengua entre los pliegues de sus labios vaginales e intentó masturbarla lamiendo su clítoris repetidamente mientras metía una y otra vez sus dedos dentro de su coño.
Miró a su señor. Éste había puesto una rodilla sobre la cama y seguía masturbándose frente a ella. Su polla estaba a escasos centímetros de su cara.
-Chupa.
Sabía lo que debía hacer y lo hizo. Abrir la boca.
La polla de su señor entró hasta la mitad. Después ella asió su mástil y siguió masturbándolo mientras le lamía. Con la otra mano masajeaba sus pelotas hinchadas. Solo deseaba que todo acabase pronto. Su señor no había perdido el tiempo en atrapar sus ubres mientras se la chupaba.
 El tiempo pasó despacio. Una eternidad de lamidas y chupadas. Al final lo inevitable llegó. El semen inundó su boca y su señor, por fin, dejó de amasar sus tetas. Era caliente y espeso. Un sabor desagradable. Desagradable y denigrante. Eduard se desplomó hacia atrás sobre la cama, sudoroso.
 Su señora también dejó en paz su violentado coño y se sentó a su lado con la cara entre las manos. Estuvo a punto de consolarla pero, ¿acaso alguien le consolaba a ella? En lugar de eso se levantó y cogió su ropa para vestirse.
-¿A donde vas?
-¿Señor? Pensaba que…
-Pues no. Vuelve a la cama.
Miró a su señora que tenía la misma cara de disgusto que ella. Después vio como Bethelyn se tumbaba boca arriba con las piernas abiertas.
-Vamos Elise, compláceme.
Obedeció cabizbaja a su señor. Se subió de nuevo a la cama colocándose a 4 patas entre las piernas de su señora. Bajó la cabeza hacia su coño y noto su olor. Era desagradable oler el coño de otra mujer. El sabor de la polla o el semen de su señor no eran muy diferentes del de su marido. Tampoco diferían mucho el de sus coños, pero era distinto. Mujer lamiendo a mujer.
 Cruzó la mirada con su señora un instante. Después volvió la mirada al peludo coño que tenía delante, lo miro como si fuera algo asqueroso. Cerro los ojos, abrió la boca, saco la lengua y la acerco a lo negro de su entrepierna con la cara contraída por el asco.
 Su coño estaba tibio, el sabor terroso fue tan desagradable como esperaba. En su boca se mezcló el sabor del semen y el del coño de sus señores. Pronto encontró su clítoris y se concentró en lamerlo y besarlo. Lo besó como de un amante perdido se tratara. El señor disfrutaba con eso.
 Eduard disfrutaba con eso y con algo más. Se colocó tras su ama de llaves, sostuvo sus caderas, acaricio su culo y sus ubres y… la penetró. Lo hizo despacio. No tenía una polla pequeña por lo que no quería metérsela bruscamente. Después gozó con sus tetazas mientras se la follaba desde atrás. Lo hizo durante un buen rato.
 Eduard disfrutaba con el coño de su ama de llaves. Tenía una polla muy grande y por suerte para él Elise no tenía un coño pequeño por lo que podía follarla sin problemas. Entraba y salía suavemente. La penetraba hasta dentro bruscamente para sacarla despacito, disfrutando de su calor. Era tan gratificante follar con una mujer como esa.
-Ya estoy casi a punto. Vamos, besaros ahora.
Elise se incorporó hasta colocarse sobre Bethelyn. Sus tetas y sus pezones estaban juntos de nuevo, sus coños se tocaban también. Comenzaron a besarse la boca como posesas en una guerra de lenguas mientras Eduard penetraba a su ama de llaves con más ardor.
-Estoy a punto. Me voy a correr. Córrete Bet. Correos las 2.
No era lo peor de la noche pero si de lo más humillante. Las 2 mujeres empezaron a gemir la una contra la otra. Se abrazaban y se sobaban las tetas y el coño mientras gimoteaban simulando un orgasmo.
 Por fin Brucel se corrió en el coño de su amante temporal. Sudoroso y cansado se desplomó de nuevo al lado de las mujeres. Estaba rendido. Al fin y al cabo la jornada no había sido tan desastrosa. Se durmió feliz. El descanso del guerrero.
 Las mujeres dudaron mientras veían al hombre respirar plácidamente junto a ellas. Por fin Bethelyn hizo una seña a su criada y ésta se quitó de encima. Esta vez nadie impidió que el ama de llaves abandonara la habitación en silencio.
 Bethelyn se hizo un hobillo y se abrazó las piernas. Ya no podía ver a Ernest, su amante; su hijo la había follado contra su voluntad incluso por el culo y ahora se lo hacía con una mujer delante de su marido. ¿Por qué cada vez iba todo a peor?
 El titilar de la vela fue lo último que Bethelyn vio antes de dormirse entre pesadillas.
A todos gracias por leerme, SI QUERÉIS HACERME ALGÚN COMENTARIO, MI EMAIL ES boligrafo16@hotmail.com

Relato erótico: “la maquina de tiempo 5” (PUBLICADO POR VALEROSO32)

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en el capítulo anterior Cleopatra me invita a su palacio así que accedí a ver con mis ojos a la mujer más hermosa de Egipto y de la tierra según dicen. así que con mis esclavas que había comprado en el mercado mi fiel administrador y unos cuantos más esclavos me llevaron ante la reina Cleopatra en mi carroza.
antes la compre un regalo digno de una reina, un diamante que muchos quieran para él. iba colgado en su cuello así que me presentaron a la reina de Egipto me incliné ante ella y le dije:7
– vuestra belleza es comparable como el hermoso sol que nos ilumina mi reina.
ella sonrió y me dijo:
– levántate me han hablado mucho de ti y de tus conocimientos.
-antes permitirme un regalo mi reina- hice zonar las palmas y aparecieron mis esclavas con un cofre de oro de rodillas ante ella:
– mi amo, mi reina, os ruega que a aceptéis su regalo.
abrió el cofre y saco el espléndido collar de oro con un dimánate.
– os ruego mi reina que me permitáis poneros el collar.
ella agradeció el regalo y se dejó poner el collar por mí.
– sois muy generoso ripeas. ¿es así como os llamáis?
– si mi reina.
– de donde venís?
– de Grecia mi reina- conteste yo.
– me han hablado de vuestros conocimientos en la medicina y en otras cosas quiero que seáis mi consejero. sé que no necesitáis dinero ya que oís muy rico, pero me gustaría que aceptarais ser mi consejero.
– será un placer mi reina.
– yo sabré recompensaros -dijo ella.
antes he de decir que era bellísima un cuerpo perfecto y una cara hermosísima un pelo moreno al estilo egipcio, unos ojos negros que te traspasaban con la mirada. No me extraña que julio cesar se volviera loco por ella, pero sigamos… entre a formar parte de su consejero se dejaba a asesorar por mí.
su hermano la tenía un odio que la hubiese matado, yo se lo dije pues sabia la historia como sabe el lector.
ella me dijo:
– es mi hermano incluso nos hemos costado juntos, pero no quiere gobernar junto conmigo. quiere todo para él y el ejercito la apoya. que podría hacer yo sabía que los egipcios hacían incesto.
– tengo la solución mi reina-la dije.
– dime te daré lo que pidas.
– mi reina no quiero dinero quiero a vos en el lecho.
– cómo te atreves. te podía hacer que te cortaran la cabeza por pedirme eso.
– lo se mi reina, pero merece la pena morir por vos.
– habla cumpliré con mi parte.
– dentro de unos días vendrá un romano muy importante. él es el emperador de roma el mismo julio cesar.
– estáis seguro.
– si mi reina. veo el futuro -dije yo.
– hablar entonces.
– él se enamorará de vuestra belleza y tendrá un hijo con vos y seréis la única reina de Egipto.
-si se cumple esto me tendrás en el lecho y seré tuya, pero si no te mandare cortar la cabeza y tirarla al Nilo.
– se cumplirá mi reina.
– porque tengo que haceros caso podría mataros.
– si pudierais, pero perderíais un hombre que os ama y os resultara muy útil.
– esta noche me tendrá en tu lecho. no olvidaras esa noche.
– tampoco vos mi reina.
así que me apresure a ponerme cómodo en el lecho. ya era muy tarde cuando vino una esclava hermosísima y me dijo:
-mi señora me manda como regalo.
yo maldije pensé que ella no cumpliría la promesa.
– ahora vine la otra parte del regalo -me dijo así que espere no tenía más remedio cuando apareció una mujer tapada con una túnica por una puerta secreta era Cleopatra.
– yo siempre cumplo mis promesas -dijo ella.
la esclava se desnudó al igual que Cleopatra nunca había visto tanta belleza junta tenía que hacer un esfuerzo para no correrme. la dos eran bellísimas. yo me desnude y mi verga estuvo a tope.
– esta noche nunca la olvidaras.
– y mi reina tampoco. ya lo vera.
entre las dos empezaron a comerme la poya una los huevos y la otra el tronco estaba en la gloria pensaba que me iban hacer correr en su momento y ya estaba que equivocadas estaban era verdad que había echo un esfuerzo para no correrme, pero ya era dueño de la situación le empecé a chupar el chocho a Cleopatra y la dije:
– te gusta puta.
– como te atreves a llamarme zorra.
– porque te gusta. come -el dije yo cogiéndola de la cabeza.
a lo primero se resistió, pero después ya no paro de mamar.
– y tu esclava puta, ábrete el chocho que te voy a follar.
ella nunca la habían tratado si ni a Cleopatra tampoco. estaban locas de lujuria.
– maldito no sé qué me has hecho, pero me gusta me vuelves loca. todos mis amantes me han tratado con respecto por ser la reina.
– eso es el error que han cometido. a ti te gusta que te traten como una zorra, aunque no lo admites, te gusta que un hombre te domine y te folle.
– sisisi.
– toma poya zorra -mientras se la sacaba a la esclava y se la metía a Cleopatra en el chocho.
-ahaja maldito que gusto. estoy con Osiris. que placer no pares. si tienes razón soy una puta, pero de esto ni una palabra o te mato y tu esclava cómeme el culo.
– vamos zorra.
la esclava estaba también en su momento de lujuria que alucinaba:
– si si hijo de puta fóllanos a las dos, a mi señora y a mí- dijo
– que placer y ahora os voy a romper el culo a las dos.
– estás loco si crees que te vamos a dejar.
– si no saldré, aunque me cueste la cabeza diciéndome que estoy con Cleopatra en el lecho- así que las dos claudicaron y se dejaron dar por el culo, aunque luego les encanto las prepare bien el ojete con crema que tienen la egipcia para arreglase y aceite de esencias y luego les net poco a poco los dedos primero a la esclava empezó a cogerle el gusto cuando ya lo tenía bien lubricado se lo metí hasta los huevos mientras Cleopatra estaba excitada.
– dala bien a esta zorra esclava -dijo la reina.
la esclava se volvió loca.
– que gusto. mi ama. esto es divino. rómpeme más el culo quiero toda tu verga dentro -dijo la zorra.
Cleopatra dijo:
– yo también quiero probar si es tan bueno como dicen, aunque los egipcios follaban mucho por el culo, Cleopatra nunca se atrevió a que nadie se la metiera por ahí y la hiciera daño y le cortara la cabeza.
así que se lo preparé y cuando se la empecé a meter se lo dije a su esclava:
– chúpala el chocho para que no siente dolor venga hazlo.
ella empezó a comerle a su ama el chocho mientras yo la daba por el culo a mas no poder
-sisisi maldito soy tu esclava – dijo Cleopatra- follame no pares de romperme el culo soy tu puta esclava- y se corrió a mas no poder.
yo no podía más follaros. una a la otra se besaron y restregaron sus chochos así que dije:
– poner vuestras bocas que quiero que os bebáis mi leche- y me corrí.
ellas se pasaron la leche de una boca a la otra besándose y relamiéndose luego nos quedamos dormido los tres completamente desnudos y satisfechos de tanto follar. cuando me desperté había una nota diciéndome:
– he cumplido con mi promesa soy yo quien te tiene que dar las gracias por hacerme pasar una noche, así como pocas espero poder repetir.
apresure a vestirme cuando sonaron las trompetas se acercaba unos barcos romanos y un ejército con el emperador julio cesar CONTINUARA

Relato erótico: “Laura, una profesora diferente 3, la selectividad” (POR SHADOWANGEL)

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Una profesora diferente. Cap 3. La preparación de la Selectividad

¿Dónde os dejé la última vez? Ah sí, ya me acuerdo. Era el lunes en que empezaban las clases preparatorias de selectividad. Ese día estaba bastante nerviosa, mis alumnos se jugarían su futuro en esos exámenes y quería dar todo lo posible para ayudarlos a sacar la mejor nota posible. No quería que por una cuestión de décimas, uno de ellos viera sus sueños frustrados.

Por otro lado, me carcomían varias dudas, tan solo llevaba unos meses como profesora y no sabía si realmente estaría a la altura. Una cosa es prepararlos para los exámenes finales de bachillerato, pero cosa muy diferente era la selectividad. ¿Y si resulta que no daba la talla como profesora? ¿Y si no tenía el talento suficiente? Por primera vez desde que empecé la sustitución en esa escuela me asaltaban ese tipo de dudas. Todos mis alumnos habían mejorado su rendimiento escolar conmigo, pero aún así me sentía insegura.

Tema a parte, estaba mi “relación”, si es que podía llamarla así, con cinco de mis alumnos. Juan, Marcos, Raúl, Antonio y Andrés. Los cuales no sólo eran atractivos (sí, muy atractivos) sino tambíen un poco “rebeldes”. A fin que se esforzaran y mejoraran sus notas, había hecho con ellos ciertas apuestas de índole erótico. Sí, debo decir que no se quién disfrutó más con ello, si yo o los chicos.

Así que allí estaba yo, vestida como si fuera a ir de fiesta, entrando en un instituto dispuesta a preparar a mis alumnos para los exámenes más importantes de su vida. Aquél día llevaba una camisa blanca, una minifalda oscura y unos zapatos de tacones. Por unos instantes, contemplé mi reflejo en la puerta del instituto antes de entrar. Con los cuatro primeros botones de la camisa desabrochados y el pelo rizado, me sentía como una profesora sacada de un vídeo porno. Parecía más preparada para dar clases de educación sexual que de Lengua y Literatura que era la materia que tocaba trabajar.

Tema a parte estaban los dichosos vibradores que me había metido en mi vagina y en los pezones y que cualquiera de los cinco podría controlar con un mando a distancia. Estaba convencida que aquello había sido una idea pésima, pero ya no había vuelta atrás. Casi era la hora así que me dirigí hacia mi clase. Entré y tras comprobar que todos mis alumnos estaban presentes, empecé. Las clases preparatorias eran distintas a las demás, en lugar de durar una hora, de destinaban dos horas seguidas a cada materia.

Pasada la primera media hora se confirmaron mis temores. La mayoría de alumnos había empezado a desconectar de lo que les estaba explicando y no me prestaban atención. El Siglo de Oro no les despertaba especial interés. Otros tenían la mirada fija en mi escote, seguramente esperando haber si con un movimiento torpe, yo mostraba más de lo que desearía. Aquello no funcionaba, así que decidí cambiar la estructura de la clase. Me levanté de la mesa y me dirigí a la pizarra.

-¿Sabíais que Calderón de la Barca asaltó un convento en plena noche, espada en mano, para vengar a su hermano?

Los alumnos cambiaron su expresión, pasando a mostrarme atención. Tal vez con anécdotas conseguiría ganar su interés por la Literatura del Siglo de Oro.

-¿Sabíais que Lope de Vega al ver que su amada entablaba una relación con un noble por interés económico, hizo circular unos versos en que la trataba de prostituta?

Las miradas de asombro de mis alumnos me indicaron que iba por el buen camino. Tal vez esa era la forma de hacerles ver de forma amena al Fénix de las Letras. Escribí unos versos en la pizarra:

“Una dama se vende a quién la quiera […]

Su padre es quien la vende, aunque calla,

su madre la sirvió de pregonera […]

Es puta de dos y cuatro […]

A cuantos piden su cuerpo

se lo da por interés

hizo profesión de puta”

-¿Sabíais que por esos versos, Lope fue a la cárcel?- Dije señalando la pizarra, todos mis alumnos me miraban atentos, aunque no pude continuar la explicación.

Por un momento me había olvidado que llevaba aquellos vibradores, pero al parecer los chicos no. Uno de ellos los había activado con el mando y ahora notaba como vibraba el huevo dentro de mi vagina y como las pinzas empezaban a estimular mis pezones. Aquello me había pillado de sopetón. Instintivamente solté un gemido y dirigí mi mano hacia uno de mis pechos. Mientras no vibraron casi no noté aquellas pinzas, pero ahora que habían empezado a funcionar, me provocaban un cosquilleo en los pezones, instintivamente empecé a masajearme los pechos para intentar calmar aquella sensación. No era del todo desagradable, pero ese cosquilleo en los pezones me ponía la piel de gallina y me causaba cierta molestia.

Pasados unos segundos, y superada la sorpresa inicial, noté como el color subía a mis mejillas. Toda la clase me miraba con cara de asombro, y no era para menos. Allí estaba yo, enfrente la pizarra frotándome mi pecho. Como pude, recuperé la compostura e hice como si no hubiera pasado nada.

-Abrid el libro por la página 34 y empezad a trabajar los ejercicios de Lope de Vega. Si alguien tiene alguna cuestión, no duden en preguntarme.

Notando el huevo vibrando dentro de mí, me dirigí a mi mesa, y me senté e intenté concentrarme en los ejercicios que debían resolver los alumnos. Pero aquel cosquilleo entre mis piernas no cesaba, y las pinzas cada vez me molestaban más. Maldita la hora en que pensé que era buena idea asistir a clase con esos chismes en mi cuerpo.

Lo peor de todo es que, quien fuera que estuviera jugando con el mando, no me dejaba alcanzar el clímax. Sentada en mi mesa, esperé, tratando de disimular mi excitación, que los vibradores hicieran su trabajo y me dieran el orgasmo. A duras penas pude ahogar una exclamación de sorpresa cuando justo en el momento más álgido de placer, dejaron de vibrar, dejándome completamente frustrada. Maldita sea, unos segundos más y hubiera alcanzado el orgasmo. Pasados unos instantes, noté como poco a poco la excitación abandonaba mi cuerpo. Pero justo cuando empezaba a relajarme, aquellos chismes se volvieron a activar, llevándome otra vez cerca del orgasmo para detenerse súbitamente poco antes que pudiera derretirme de placer. Ante la frustración, intenté ahogar un gemido mordiéndome los labios.

Por la cara que ponían algunos alumnos era evidente que no disimulaba nada bien lo que sentía. Levanté el libro que tenía encima de la mesa y enterré mi cara en él para evitar que mis alumnos pudieran ver las mal disimuladas expresiones de mi rostro. Así, en esa humillante posición, pasé unos minutos, pensando qué hacer. Una de las opciones que barajaba era levantarme e ir al baño a quitarme aquellos chismes y terminar con mi tortura. Pero si ya notaba como temblaban mis piernas bajo la mesa ante los orgasmos frustrados, no quería ni imaginarme el patético espectáculo que daría si intentaba andar hacia la puerta. Tampoco podía continuar el resto de la clase con mi cara enterrada en el libro. Pronto terminarían los ejercicios y debería repasar los resultados con ellos. Si sólo me concedieran un orgasmo…

Bajé un poco el libro de forma que no me cubriera los ojos. Así podía observar a la clase y mantenía ocultos los gestos involuntarios de mis labios. Tenía que saber cuál de aquellos cinco chicos era el que estaba jugando con el maldito mando. Nunca llegué a pensar que ponerme esos chismes en mi cuerpo sería una tortura. En qué momento pensé que podría ser algo divertido y excitante. Pensé que se limitarían a estimularme ligeramente o que los mantendrían vibrando toda la clase para causarme algún que otro orgasmo. No pasó por mi cabeza que pudieran utilizar el mando para torturarme de esa forma. Lo que había empezado como una travesura ya no era divertido. Al cabo de unos minutos, me di cuenta que era Marcos quién jugaba con el mando.

Levantándome de la mesa, intentando mantener la compostura, me acerqué a su mesa. Por suerte, estaba sentado en la segunda fila, lo que me ahorraba tener que pasearme patéticamente por toda la clase. Notaba como mis piernas me temblaban al andar. Lamenté no haberme puesto medias. Seguramente la fina tela del tanga que llevaba no contenía mis fluidos. Pero no quería comprobar sí estaban resbalando por mis piernas, la vergüenza me devoraba. De la forma más digna que pude, dando pequeños pasitos, rezando para que los alumnos por los que pasaba a su lado no se dieran cuenta de que tenía la piel de gallina, que andaba con las rodillas apretadas y que mi cuerpo temblaba como una hoja. Al final llegué a la mesa de Marcos.

-Por favor, para.- Le susurré

-¿Que pare, el qué?- Me respondió como si no supiera de qué le hablaba.

-Lo sabes perfectamente, por favor, deja que llegue al orgasmo o apaga esos chismes definitivamente. Pero no sigas así, esto es una tortura.- Le respondí en voz baja.

-Disculpa profe, pero es que no la he oído bien, podría hablar un poco más alto.- Respondió el chico.

Me había escuchado perfectamente, ¿qué pretendía, que toda la clase se diera cuenta de lo qué estaba sucediendo? ¿Quería arruinar mi reputación, era eso? Volví a susurrarle.

-Por favor, te lo suplico. De verdad que no lo aguanto más. He entrado en vuestro juego, ¿no es suficiente? por favor, para mi ya no es divertido- Le imploré. Su respuesta me dejó helada.

-Entrégame tus bragas a cambio de tu orgasmo- Dijo fríamente. Mis ojos se abrieron como platos, afortunadamente pude ahogar un grito de sorpresa.

-¡Estás de broma! No puedes pedirme eso.- Le respondí.

-Hablo en serio, no es tan difícil, vuelves a tu mesa, te quitas las bragas, vuelves y me las dejas en mi mochila. Te vuelves a sentar y disfrutas de tu clímax.- Respondió el chico señalando con el pie su mochila abierta en el suelo.

Estuve a punto de replicar pero me callé. Ya llevaba un rato hablando con él y varios alumnos me lanzaban miradas intrigados. Seguramente, al agacharme para hablar con él, debía estar en una postura de lo más sugerente para los que tenía detrás. No quería imaginarme lo traicionera que podía ser mi minifalda. Si estando de pie cubría justo mi trasero, ahora que me había agachado un poco no quería saber hasta que punto estaba revelando mi trasero. Como alguien me hiciera una foto con su teléfono móvil, estaría acabada. Me levanté y como pude, notando las miradas de varios alumnos clavadas en mi nuca (o mejor dicho, en mi trasero), volví a mi mesa.

En ese momento estaba tan ansiosa por un orgasmo que no se me cruzó por la cabeza que la solución más fácil sería salir de la clase, ir al baño, quitarme aquellos malditos chismes, lavarme la cara con agua fría para que se me bajara la excitación y luego continuar con la clase. No, en ese momento mi mente no trabajaba como debería, sólo tenía en mente el cómo quitarme el tanga sin que lo notara el resto de alumnos para que Marcos me concediera mi anhelado clímax.

Todos los alumnos (todos excepto cinco), estaban concentrados en los ejercicios. Me pegué con la silla a la mesa lo máximo que pude para que ningún alumno distraído pudiera darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Mientras con la mano izquierda hacía como que subrayaba párrafos del libro que tenía delante, me concentré en subirme la falda con la mano derecha. En este aspecto que fuera tan corta me ayudó, y a los pocos minutos noté el tacto del tapiz de la silla en mi culo. Así que me levanté unos centímetros y, lo más rápido que pude, agarré la cinta del tanga y me lo bajé hasta las rodillas. Luego paré y observé la clase unos segundos. Nadie parecía haber reparado en mi maniobra salvo cinco chicos que no me quitaban los ojos de encima. El resto fue más fácil. Con un pequeño movimiento de piernas, mi ropa interior cayó a mis pies. Con la mano derecha, me volví a bajar a falda y colocarla lo mejor que pude. Con un gesto distraído hice como que se me caía el bolígrafo al suelo y al recogerlo, agarré el tanga y lo apreté fuertemente en mi puño. Notaba la fina tela totalmente impregnada con mis fluidos, los cuales ahora que no llevaba ropa interior, notaba como descendían por mis muslos.

Antes de que mis fluidos empezaran resbalar por debajo de mi falda, me levanté e intentando al máximo mantener mi compostura seria, me acerqué de nuevo a la mesa de Marcos. Hice ver que le resolvía una duda y rápidamente bajé mi mano, cogí su mochila y metí mi tanga dentro.

-Deberías apartar tu mochila de aquí. Cualquiera podría tropezar con ella.- Le dije en un tono suficientemente alto para que lo escucharan las mesas de alrededor. Tenía que justificar mi gesto. El chico con una sonrisa me indicó que volviera a mi mesa.

Justo cuando me volví a sentar a la mesa noté como los vibradores volvían a trabajar. Aquella sensación de nuevo me embriagó de placer. Para disimular, cubrí mi rostro con una mano haciendo ver que estaba concentrada en el libro que tenía delante. De vez en cuando lanzaba miradas a Marcos que no dejaba de sonreírme mientras metía su mano en la mochila. Con toda seguridad ya se había dado cuenta que mi tanga estaba empapado. Esta vez los vibradores no pararon y pude alcanzar mi deseado orgasmo. Me metí el boli en la boca y lo mordí para evitar soltar un gemido mientras el placer inundaba mi cuerpo. El boli crujió al mismo tiempo que notaba como se erizaba mi piel al alcanzar el clímax. Aquello fue un verdadero alivio. Mi cabeza volvía a trabajar de nuevo.

Miré el reloj, con la tontería, había pasado un tiempo más que suficiente desde que mandé a mis alumnos a hacer los ejercicios. Así que, sin levantarme de la mesa pero con otro ánimo, nos pusimos a corregirlos.

He de decir que me sorprendí al ver como la mayoría de alumnos había resuelto las cuestiones relativas a Lope de Vega de forma satisfactoria. Aquello me levantó la moral. Quizá sí que tenía madera de profesora. Incluso mis cinco alumnos “favoritos” se habían aplicado en ello.

Al finalizar la clase, me percaté que en el tapiz de la silla había una mancha húmeda. “Maldita sea” mascullé, aquellos chicos habían ido demasiado lejos. Aquello empezaba a poner en juego mi futuro como profesora. Como algún alumno se diera cuenta de lo que había sucedido hoy en clase y se fuera de la lengua ya podía olvidarme de trabajar en esta o en cualquier otra escuela.

Antes de que salieran al recreo, cogí mi cartera y me dirigí a los cinco chicos.

– Vosotros, ¡A mi despacho!

Aquello fue un intento desesperado de intentar imponer mi autoridad sobre aquellos cinco alumnos. Quería demostrarles que por mucho que hubiera entrado en su juego, no dejaba de ser su profesora, y en clase debían respetar las normas. En ese momento no me di cuenta de lo equivocada que estaba. No hay autoridad que imponer a quién has entregado tu ropa interior. Ellos tenían el control absoluto, pero yo aún no me había percatado de ello. En ese momento aún creía que tenía la situación bajo control, que era yo quién ponía las normas.

Ello me seguían mientras yo caminaba hacia el despacho de la profesora a la que sustituía. Notaba como otra vez los vibradores se activaban. Aquellos malditos volvían a jugar con el dichoso mando. Poco a poco noté como mi excitación volvía a crecer. Justo cuando crucé la puerta del despacho, pensé que tal vez esa no había sido una buena idea.

El despacho estaba tal como lo había dejado la profesora titular. Había una mesa de escritorio con un ordenador y dos sillas para las visitas. Detrás del escritorio había una cómoda butaca. Completaban el ambiente una estantería con diversos libros y carpetas y un pequeño sofá que, según me había indicado el Director, era para hacer menos tensas y más informales las reuniones con los padres.

Nada más entrar, los cinco tomaron asiento, ocupando el sofá, las sillas y la butaca, dejándome a mi de pie. Aquello no me gustaba. Pese a ello adopté una postura lo más seria posible, al fin y al cabo, era su profesora y quería dejarles claros sus límites.

-Lo de ahora no ha tenido ni pizca de gracia. ¡Se acabó el juego!- Dije autoritariamente. O al menos creí haber dicho de forma autoritaria.

En mi interior, aquellos chismes seguían vibrando.

-¡Dadme ese mando! Ya no tiene gracia.- Volví a insistir, intentando imponerme.

Yo creía estar actuando con firmeza, pero por la reacción de los chicos era obvio que no lo percibían de la misma forma. Por mucho que mi voluntad fuera esa, mi cuerpo me estaba traicionando. En ese momento, no me percaté de ello. Los chicos en cambio lo notaron al instante. Mis palabras, lejos de ser fuertes, sonaron débiles. Mi cuerpo temblaba involuntariamente al estar sola en el despacho con aquellos cinco atractivos jóvenes. Mi respiración era entrecortada, fruto del deseo y la excitación que crecían dentro de mí. Mi mirada en lugar de ser firme era vidriosa, mis ojos imploraban a los chicos lo contrario que mis palabras. Todo mi cuerpo suplicaba que hicieran lo que desearan conmigo. Mi voluntad se debilitaba por momentos.

Antonio se levantó del sofá y se puso enfrente mío.

-Y si no te damos el mando, ¿qué?- Dijo mientras apuntaba mi pecho con su dedo.

Incapaz de responder, retrocedí unos pasos. Él continuaba acercándose, apuntándome con su dedo, exigiendo una respuesta que no podía darle. Volví a retroceder, tropecé con el sofá y caí de espaldas, sobre el sofá y sobre Raúl, que seguía sentado. La reacción del chico no se hizo esperar.

-Vaya, no pensaba que fueras a lanzarte a mis brazos.- Dijo mientras rodeaba mi cintura con sus fuertes brazos. A través de la ropa notaba la calidez de su musculado cuerpo, intenté zafarme de su abrazo pero mis esfuerzos fueron débiles. ¿Realmente quería apartarme de aquellos musculosos brazos?

-Buenas vistas.- Dijo Andrés. No me había percatado que, en mi torpe caída al sofá, había abierto las piernas. Sin ropa interior, mostraba a los cuatro chicos toda mi intimidad. Aunque no fuera la primera vez, en ese momento me sonrojé de la vergüenza.

Intenté protestar, pero Raúl, cogiéndome totalmente desprevenida, acercó sus labios a los míos y me robó un intenso beso. Cualquier queja, cualquier forcejeo por mi parte quedó completamente anulado por aquel beso. Hacía mucho que nadie me besaba así. Succionando mis labios, metiendo la lengua dentro de mi boca, un beso lleno de deseo y pasión. Sí, demasiado tiempo sin notar un beso tan intenso. Por unos instantes me quedé sin poder reaccionar. Luego me di la vuelta, me encaré a Raúl y respondí a su beso, devorando los carnosos labios de aquel chico, siendo ahora mi lengua la que entraba dentro de su boca, buscando la suya y enroscándose a ella como una serpiente. Hacía mucho que yo tampoco besaba a nadie de esta manera. Mi cuerpo se encendía por momentos. No tardé mucho en perder completamente el control de la situación.

Detrás mío noté como alguien me subía la falda hasta la barriga. Ni siquiera traté de impedirlo, mi cuerpo era puro deseo. Noté como varias manos tocaban mi culo y se frotaban en mi húmeda vagina. Concentrada en los besos con Raúl, no me giré para comprobar quiénes estaban jugando de esta forma. Sus caricias me hacían arder de placer. Ahogaba mis gemidos incrementando la intensidad de los besos. En algún momento me retiraron el huevo de mi vagina. Sólo reaccioné cuando noté que algo cálido y duro se introducía en mi vagina. Dejé de besar a Raúl y me di la vuelta. Juan estaba con los pantalones desabrochados y con un grueso y endurecido miembro fuera.

-Aquí no… en la escuela no…- Logré susurrar en un atisbo de cordura.

-¿Por que no?- Dijo Andrés mientras cogía las llaves de mi mesa y cerraba la puerta del despacho- Estamos en la hora de recreo, todos los profes están en el bar tomándose un café. Nadie se va a enterar de nada.

Mi cuerpo ardía de deseo, me pedía que sucumbiera al placer, que no me preocupara. Pero mi mente estaba insegura, si alguien se enteraba de eso sería el fin de mi carrera. El escándalo que se armaría acabaría con mi reputación, seguramente tendría que irme a otra ciudad a vivir.

-Cualquiera podría pillarnos…-susurré entre gemidos, Juan estaba estimulando mi clítoris, inundándome de placer.

-Entonces impídenoslo. Grita, aparta mis manos, haz algo- Dijo Andrés mientras metía su mano por debajo de la camisa, acariciando mi barriga hasta llegar al sujetador.

¿Realmente yo quería parar aquello? Mi cuerpo lo deseaba intensamente. Creo que nunca en la vida me había sentido tan excitada, el hecho de tener sexo en la escuela con esos atractivos alumnos, despertaba en mí cierta pasión. ¿Qué me ocurría? Nunca había fantaseado con una situación así, pero ahora descubría que aquello me excitaba enormemente. ¿Debía detenerlos? ¿Tenía voluntad para parar? ¿Por que ahora me despertaba un morbo fetichista tener sexo con ellos en mi despacho? Realmente tenían razón, en el recreo no se quedaba ningún profesor en el despacho, todos iban a la cafetería. La posibilidad que alguien nos descubriera era muy remota.

-Sin precauciones, no hay nada.- Conseguí mascullar en un atisbo de sensatez.

Sonriente, Marcos sacó varios preservativos de su bolsillo. La decisión volvía a estar en mis manos pero poca capacidad de decisión me quedaba.

-Que sea rápido, en 20 minutos tenemos que estar en clase.- Dije mientras me acomodaba en el sofá.

-Ponte boca abajo mejor, quiero disfrutar de la visión de tu lindo culito.- Dijo Juan mientras se colocaba el preservativo.

Extasiada, obedecí. Me tumbé boca abajo con las piernas fuera del sofá, tocando el suelo con los pies. Por la mirada de los chicos, mi postura, ofreciéndoles mi trasero debía ser de lo más erótica. No había nada que deseara más que el hecho que me penetraran esos atractivos alumnos. No pude evitar un gemido de placer al notar como el endurecido pene de Juan se deslizaba con facilidad dentro de mi vagina. Estaba tan humedecida y lubricada que su miembro entró sin problema. Si quería terminar con los cinco sin llegar tarde a la siguiente clase, no podía recrearme demasiado en la situación. Con mis manos, desabroché los pantalones de Raúl, bajándoselos junto con los calzoncillos. Me detuve unos instantes contemplando su pene. Él me miraba lleno de sorpresa y deseo. No sería mi primera felación, pero tampoco es que tuviera mucha experiencia en ello. Únicamente conocía lo básico “recuerda Laura, juego de lengua y labios, nada de dientes”. Abrí mi boca y me introduje en ella el cálido glande de Raúl. El chico ahogó un gemido con su mano cuando notó mi boca succionar su miembro.

Al principio sólo fue la punta, pero ante los estímulos de placer que me producía Juan en mi vagina, me animé a más. Al final terminé metiendo más de la mitad de su endurecido miembro en mi boca, humedeciéndolo con mi lengua, succionándolo con los labios. Los gemidos ahogados del chico me indicaban que iba por el buen camino. Estaba tan excitada que ni tan siquiera había pasado por mi mente pedirle que se pusiera un preservativo antes de introducir su pene en mi boca. Ni tan siquiera lo veía algo tan relevante, como os digo, no tenía mucha experiencia haciendo aquello.

Por el rabillo del ojo, contemplaba como nos miraban los otros tres chicos. Totalmente alucinados y con unas miradas llenas de sorpresa y deseo a partes iguales. Seguramente aquello superaba todas sus expectativas.

No contaba con que Raúl estaba tanto o más (si cabía) excitado que yo y enseguida inundó mi boca con un cálido y espeso líquido que no tardó en chorrear por mis labios. Sorprendida aparté mi boca de su pene, intentando limpiarme con la mano. Andrés acudió inmediatamente con un paquete de cleenex y una botella de agua que tenía encima de la mesa. Mientras me limpiaba la boca y bebía algo de agua, noté como Juan agarraba mi culo con más fuerza e instantes después noté una sensación cálida en mi vagina. Por los ahogados gemidos del chico, estaba claro que había alcanzado el éxtasis. Yo seguía embriagada de placer, Juan se había derretido pero yo aún no había terminado. Por suerte, seguía teniendo tres atractivos chicos llenos de energía.

Andrés me hizo tumbar boca arriba en el sofá. Excitada, abrí mis piernas, mostrando mi suave y enrojecida vagina. Nuestras miradas estaban llenas de deseo. El chico se tumbó encima mío y empezó a penetrarme, primero con suavidad pero enseguida incrementó la intensidad de sus embestidas al ver mi expresión de placer.

Con un gesto, indiqué a Antonio que se acercara. El chico entendió enseguida a lo que deseaba y se bajó los pantalones. Se notaban las horas que invertían aquellos chicos en el gimnasio, no sólo tenían unos cuerpos bien definidos sino que sus órganos sexuales iban en consonancia con sus musculosos cuerpos. Nunca había tenido sexo con unos chicos tan atractivos. Sinceramente, en aquél momento, me sentí afortunada. Llena de pasión, me metí en la boca el pene de Antonio.

Los chicos estaban tan excitados que alcanzaron el orgasmo enseguida. Volvía a tener la boca llena de semen, otra vez no había caído en pedir que se pusiera condón antes de chupársela. Suerte de los cleenex y la botella de agua. Por mi parte, yo aún seguía encendida y ansiosa, ninguno de los dos chicos habían conseguido llevarme al orgasmo. Por suerte, quedaba Marcos.

Se tumbó encima mío y empezó a penetrarme con suavidad. Acerqué mis labios a su oreja y mientras abrazaba su cuerpo le susurré que lo hiciera con más energía. Abrazada a su fuerte cuerpo notaba como Marcos incrementaba la intensidad con sus caderas llevándome más y más al borde del éxtasis. Finalmente, ambos nos fundimos intensamente. Apreté mis labios contra los del chico para ahogar nuestros gemidos. Tan fuerte fue mi beso, que cuando nuestros labios se separaron, le había dejado una pequeña marca morada en ellos.

Agotada, miré el reloj…¡MIERDA! Pasaban 10 minutos de la hora. Los otros alumnos se estarían preguntando porque no llegaba a clase.

– Chicos, tenéis que iros, pero YA!- Dije mientras me volvía a poner bien la falda y la camisa.- ¡Y borraros esa sonrisa bobalicona de vuestras caras! Como entréis a clase con esa cara, todo el mundo sospechará algo.

Los chicos no tardaron casi nada en volver a abrochar-se los pantalones. Miré unos instantes al pasillo para asegurarme que no había nadie alrededor y con un gesto les apresuré para que se fueran a clase. Mi idea era dar unos minutos de tiempo y llegar más tarde para no entrar los seis a la vez. Mientras esperaba, me recogí los cabellos en una cola pero…¡MIERDA!

Noté en mi pelo una sustancia pringosa. De alguna forma el semen de uno de los chicos había llegado allí. Estuve unos instantes temblando de nervios, sin saber qué hacer. Finalmente recogí mi cartera y salí volando del despacho directa al baño más próximo. Pero justo crucé la puerta, volví a entrar como una exhalación.

“Los preservativos”, miré la papelera y allí estaban. No podía dejarlos allí o el personal de limpieza se daría cuenta y como lo contaran al Director, estaría acabada. Sin manías, cogí los preservativos y sus envoltorios y los guardé en mi cartera. Antes de salir de nuevo, volví a la mesa. Allí estaba ese dichoso huevo, causante de lo que acababa de suceder. Lo cogí, notándolo pringoso por mis fluidos y lo metí en mi cartera. Ahora sí, salí pitando del despacho.

Justo al girar el pasillo para dirigirme a los baños, me crucé con la Jefa de Estudios. Una cincuentona de la que estaba convencida que no le caía bien. Aguanté la respiración para disimular mi nerviosismo y rezando para que no se fijara en la mancha de mi pelo, intenté pasar desapercibida.

– Llegas tarde. La clase ya debería haber empezado.- Fue lo único que dijo cuando la sobrepasé.

Sin responder nada, entré como una flecha al baño de chicas. Puse la cartera en el mármol de la pica, abrí el grifo y me miré en el espejo. Mi pelo era un amasijo revuelto, nada que ver con el pelo perfectamente rizado que llevaba al empezar las clases. Antes de meter la cabeza en el agua, me quité las pinzas de los pezones y las dejé sobre la cartera. Mientras me limpiaba el pelo, me asaltaban todo tipo de remordimientos. Aquello había estado mal, muy mal. Como los chicos se fueran de la lengua o como la Jefa de Estudios sospechara algo, mi carrera como profesora se habría acabado. Aproveché también para lavarme bien la cara. El contacto del agua fría me hizo ver las cosas con claridad. Aquello no podía volver a suceder. Tenía que cortar de raíz esa maldita relación con los chicos o la cosa acabaría muy mal para mí.

Mientras hacía esas reflexiones, la puerta de uno de los baños se abrió y salió Jessica, una de mis alumnas. Asustada, di un codazo que tiró mi cartera por el suelo.

-¿Ocurre algo profe? La veo muy nerviosa- Dijo la chica.

– No… no pasa nada… gracias.- Respondí nerviosa- ¿No deberías estar en clase?

– Me sentó mal el desayuno- respondió la chica- ¿No debería estar usted dando la clase?

En aquél momento no me di cuenta del tono altivo en que había pronunciado las ultimas palabras. Mi mente únicamente trataba de dar una respuesta coherente, pero antes que se me acudiera una respuesta, Jessica ya abandonaba el baño.

Me aseguré que mi falda y mi camisa estaban bien colocadas y me recogí el pelo en una cola con la esperanza que el calor de verano lo secara rápido. Cuando todo parecía estar en su lugar, tuve un sobresalto. Alguien me había tocado la espalda, bruscamente me giré y allí volvía a estar Jessica “no se había ido a clase esa niña, que demonios quiere ahora” pensé molesta.

– Disculpe profe, pero, cuando tiró su cartera se le cayó esto.- Dijo entregándome un pequeño objeto. Le di las gracias sin pararme a examinarlo. Cuando fui a guardarlo en la cartera noté un escalofrío por todo el cuerpo. Jessica acababa de recoger una de aquellas malditas pinzas que minutos antes llevaba en mis pezones.

Hecha un amasijo de nervios, me fui corriendo hacia el aula. Cuando entré, pasaban ya 20 minutos. Tocaba clase de Matemáticas. Sin saludar siquiera, les mandé hacer los primeros ejercicios del libro. Durante toda la clase, mis ojos no se apartaron de Jessica “¿se habrá percatado de qué era el objeto que había recogido del suelo?” no cesaba de preguntarme. Si la chica se había dado cuenta, no daba muestras de ello. Durante todo el rato estuvo concentrada en los ejercicios y al momento de corregirlos no me dirigió ninguna mirada especial. “Seguramente ni se habrá fijado, pensará que es una pinza para el pelo” pensé. Y sí, seguía sin bragas.

Horas después, y con los nervios a flor de piel, terminó el primer día de clases preparatorias. Llena de sentimientos contradictorios, cogí el autobús para irme a casa. Como profesora, estaba segura de haber hecho un buen trabajo con las primeras clases. Los alumnos se habían aplicado en resolver los ejercicios y habían mostrado interés por mis explicaciones. Tal vez aquello no se me daba tan mal.

Al llegar a casa lo tenía claro, tenía que cortar de raíz aquella relación con los cinco chicos. Al menos mientras fueran alumnos míos. Después de la selectividad, cuando ya no fueran alumnos, ya vería hacia dónde quería llegar yo con ellos. Sí, lo había gozado, y mucho. Pero el riesgo asumido era demasiado alto. No quería jugármela a las pocas semanas que terminara el curso.

Me di una buena ducha y con la cabeza despejada cogí el móvil y escribí un mensaje a los chicos. Les dije que aquello había sido un error, que daba por terminado el juego y que como se les acudiese irse de la lengua tomaría medidas drásticas. Ilusa de mí, aún creía que tenía alguna capacidad de decisión al respecto.

La mañana siguiente me levanté temprano y después de un rato de ejercicio matutino me metí en la ducha y me vestí. Dejé de lado los provocativos atuendos de las últimas semanas y volví a vestir de manera formal. Yo era profesora y ya empezaba a ser hora que mis alumnos me miraran con respeto y no como si fuera un ícono sexual. Nunca debería haber entrado en ese juego.

Dos semanas después

Aquellos quince días habían sido un infierno. Los cinco chicos se habían tomado fatal mi cambio de actitud y no cesaban de entorpecer mis clases. Constantemente hacían preguntas impertinentes, ruidos, hablaban entre sí, molestaban a sus otros compañeros… Ya no sabía qué hacer para controlar la clase. Lo peor de todo era que con esa actitud hacían bajar el ritmo de los demás alumnos. Por muchas horas extra en la biblioteca resolviendo dudas, por mucho que me preparara las clases, veía como el rendimiento de los estudiantes se resentía por la impertinencia de aquellos cinco.

Incluso el Director me había llamado la atención diciéndome que de lejos, mi clase se había vuelto la más conflictiva, que después de casi tres meses, él me creía más capacitada para llevar una clase. Me excusé aludiendo a los nervios de los chicos y a sus jóvenes hormonas, pero en su rostro veía la decepción. Lo había decepcionado, mis esfuerzos no daban resultado. A esas alturas ya no me hacía ilusiones, esas dos semanas habían echado al traste mi reputación y con ella la posibilidad de tener un puesto fijo de profesora en la escuela. Ahora mismo solo aspiraba a terminar las clases de la forma más digna posible y que con suerte, la escuela diera buenas referencias de mí cuando fuera a tirar currículums.

Pero lo peor de todo fue que cuando aquél día por la noche hable con mi madre. Ella vivía en un pueblo, lejos de la ciudad. Normalmente subía a verla una vez al mes y manteníamos contacto por teléfono. Esa conversación para mí fue muy difícil. Las semanas previas había llegado a decirle que estaba muy contenta con mis alumnos, que tenía al Director en mi mano y que quizá me terminarían ofreciendo un puesto fijo finalizado el curso. Ahora todas esas expectativas se habían ido al traste.

Mi madre nunca había considerado en serio que yo pudiera ganarme la vida como profesora. “La carrera de filosofía no tiene salidas profesionales” me había dicho cuando le había hablado de mis intenciones para la universidad. Cuando le hablé de mi vocación como profesora me había dicho que “no te hagas ilusiones, las cosas ya no son como antes. Hoy en día es muy difícil que te contraten en una escuela. Con suerte, te pasarás años y años haciendo cortas sustituciones en diferentes centros sin conseguir estabilidad. Nadie ofrecerá un puesto fijo a una chica joven, no sabrás imponerte a los alumnos, te tomarán el pelo”. Por un momento, creí que podría ver cumplido mi sueño, que le podría decir que ella se había equivocado, que sí que tenía talento para ello. Que había logrado un puesto fijo en una buena escuela, y que ella me miraría orgullosa cuando se lo contara. No me vi capaz de decirle la verdad, que había fracasado, que era incapaz de controlar una clase, ni siquiera podía controlar a cinco alumnos.

Al colgar el teléfono, me sentía frustrada, fracasada y agotada. Sentía como todo el esfuerzo de esos meses había esfumado en dos semanas. Todas las horas dedicadas, la ilusión invertida, todo había sido en vano. Como profesora había demostrado ser un fracaso. Mandé un mensaje a los chicos, únicamente quería terminar las semanas que quedaban de clase en paz. Que como mínimo no fastidiaran la selectividad a sus compañeros de clase. Al cabo de una hora, tenía al grupo en mi piso. Les intenté explicar la situación, lo graves que podrían ser las consecuencias si alguien nos hubiera descubierto. Que seguramente algunos profesores y compañeros de clase ya sospechaban algo. Les dije que únicamente quería que mantuviéramos las apariencias las dos semanas que quedaban, que luego podrían podrían venir algún día a mi piso a cenar y hacer lo que quisieran conmigo. Yo hablaba y hablaba, nerviosa, ellos me miraban fijamente. Al cabo de un rato que quedé callada y se hizo un silencio tenso que rompió Marcos.

– Es una pena que cambiaras tu actitud hacia nosotros de forma tan brusca. En estas semanas ni siquiera nos has mirado a la cara.

Asentí, sin saber qué decir.

– Disculpate por ello- Añadió.

Me disculpé. Les dije que lo sentía.

– Si quieres que nos portemos bien, debes portate bien tu también.- Dijo Raúl.- Arrodíllate.

Sin saber muy bien porque, me arrodillé ante ellos.

– Es una pena, el Director te tenía en muy alta consideración. El otro día lo escuchamos hablar con la Jefa de Estudios, parece ser que estas últimas semanas se siente decepcionado contigo- Dijo Juan.- Mueve un poco el culo.

Un poco avergonzada, de rodillas ante los cinco chicos, moví mis caderas. Los cinco asintieron, divertidos.

– Parece ser que hay una profesora que este año se jubila- Dijo Antonio ante mi atónita mirada.- Tal vez podamos ayudarte a conseguir el puesto. Abre la boca.

Sorprendida, abrí la boca. No me gustaba el cariz que estaba tomando aquello. ¿Qué pretendían hacerme? Yo estaba de rodillas ante ellos, meneando mis caderas y con la boca abierta. Notaba como resbalaba mi saliva por la comisura de mis labios. Pero mi mente sólo pensaba en una cosa “¿habría una vacante de profesora titular? ¿realmente podría optar a ocupar su plaza?”

– No le caes muy bien a la Jefa de Estudios, ni siquiera te tuvo en cuenta para cubrir esa plaza. Ella es partidaria de buscar a alguien con años de experiencia. Alguien que pudiera controlar a los alumnos.- Dijo Andrés.- Pero parece ser que el Director aún te tiene cierto aprecio. Dijo que el Claustro debería considerarte como una opción, debido a que ya tienes experiencia en el centro. Si te portas bien, nosotros nos portamos bien. ¿No te gustaría un puesto fijo en la escuela? ¿Por que para eso has invertido tanto esfuerzo y horas extras, verdad? ¿Siempre aspiraste a la posibilidad que te contrataran de titular, verdad? Si estoy en lo cierto, haz un ladrido, como un perrito.

Mis ojos se abrieron sorprendida, ¿así que aún no estaba todo perdido? El Director aún me tenía en cierta estima. Ilusionada, imité el ladrido de un perro. Los chicos me miraron divertidos mientras me acariciaban la cabeza, como si fuera su mascota.Con un gesto me indicaron que me levantara.

– Bien, así que estamos de acuerdo, nosotros nos portamos bien, y tu te portas bien.- Dijo Marcos

– ¿Qué queréis? Por favor, haré lo que me pidáis, pero fuera de la escuela. En la escuela no, por favor.- Imploré. No quería volver a asumir el riesgo que nos descubrieran. No ahora que veía una oportunidad de lograr mis sueños.

– Ya veremos qué te pedimos a cambio. De momento te vamos a pedir un gesto de buena voluntad. Vuelve a llevar nuestros juguetitos en clase- Dijo Andrés con una sonrisa.

– No, eso no, por favor, la última vez fue una tortura. Si queréis me vestiré todo lo sexy que queráis, pero eso no por favor- Dije recordando el momento en que Jessica me entregó la pinza vibradora.

– Veamos… a ver… busquemos algo que nos haga contentos a todos…- Meditó Juan- Qué tal si a cambio, asistes a clase sin ropa interior de ningún tipo? Ni medias, ni bragas ni sujetador.

Los otros chicos asintieron a la propuesta. Lo pensé unos instantes, eso como mínimo lo podría disimular mejor. Salvo ellos cinco, nadie más tendría que enterarse de que iba sin ropa interior. Si eso era lo que querían a cambio de que me dejaran terminar las clases con tranquilidad…

– De acuerdo. Lo haré.- Dije ruborizada de vergüenza.

Los chicos hicieron ademán de irse, pero antes de cruzar la puerta, Raúl se giró.

– Recuerda, esto es sólo como signo de buena voluntad. Ya pensaremos qué pedirte a cambio de ayudarte.

Y, dejándome totalmente con la palabra en la boca, cerraron la puerta y se fueron. Me quedé unos instantes allí de pie, sin saber qué hacer. Mi respiración estaba acelerada. Sin darme cuenta, con una mano me agarraba un pecho y con la otra me estaba frotando la entrepierna. En algún momento, el arrodillarme ante ellos y moverme como si fuera su perrita, me había excitado. No lo terminaba de entender, pero esos segundos en que me sentí totalmente dominada por ellos, me habían excitado.

Me meté en la ducha y mientras la cálida agua me relajaba, medité sobre lo sucedido. Lo peor de todo era que si yo no hubiera gozado con el striptease. Si no hubiera disfrutado enormemente cuando me follaron en la escuela.Tal vez hubiera sido todo más fácil. Había empezado como un juego y poco a poco ellos habían ido tomando el control de la situación. Cada vez les había entregado una parte de mi voluntad. Hasta el punto de ser casi imposible negarme a nada que me pidieran. ¿En qué momento me habían dominado completamente? Seguramente desde el momento en que empecé a gozar con ello.

Quince días más tarde

Las dos últimas semanas de clase habían ido mucho mejor que las anteriores. Los cinco chicos volvieron a comportarse y la clase recuperó su rendimiento normal. Yo seguía invirtiendo muchas horas de mi tiempo libre para preparar las clases, pero no me importaba. Ver la atención que me prestaban los alumnos, ver como me hacían interesantes preguntas o como se esforzaban en los ejercicios era recompensa suficiente. Me quedaba hasta tarde en la biblioteca resolviendo las dudas de los alumnos. Hacía más horas que ningún otro profesor. Hasta el Director me felicitó por haber sabido reconducir la clase “sus alumnos son los que mejor preparados veo para la selectividad” me dijo abiertamente.

Los cinco no hicieron ningún gesto, ni ninguna proposición obscena. Nada que levantara ningún tipo de sospecha. Aunque debo admitir que no todo fue según lo previsto.

Unos días después a la charla en mi piso, el sistema de aire acondicionado de la escuela se estropeó. Aunque ahora, cada vez estoy más convencida que aquello no fue una avería fortuita, estoy segura que uno de aquellos cinco chicos saboteó el sistema.

La cuestión era que, sin aire acondicionado, esas últimas semanas de junio hacía un calor tremendo en clase. Así que, ya os podéis imaginar como lo pasé yo, que iba sin ropa interior.

El primer día, vestía una camisa blanca y una falda de tela oscura. Tuve que interrumpir unos ejercicios que escribía en la pizarra al darme cuenta que, con el sudor, mis pezones se transparentaban a través de mi camisa. Tuve que continuar la clase desde la mesa, pero al levantarme, toda la falda se había quedado pegada a mi trasero.

Decidí cambiar mi vestimenta, opté por pantalones tipo “short” y camisetas oscuras. Pero aún así, el sudor me jugaba malas pasadas. Mis pezones se pegaban a la camiseta, no eran pocas las veces que observaba la mirada de mis alumnos fija en mis pechos. Y los pantalones se me pegaban al cuerpo, marcando mis labios vaginales.

Pese a todo, no recibí ningún comentario al respecto, y pasados los primeros días, hice como si no pasara nada. “Total, en menos de dos semanas vas a dejar de verlos” pensé.

Fue el último viernes de clase, al mediodía, los cinco se quedaron en el aula después de la última clase. Tenían una propuesta que hacerme. Actué como si estuviera resolviendo dudas con ellos.

– ¿Qué queréis?- Pregunté.

– Ya sabes lo que hay esta tarde, ¿verdad?- Dijo Marcos mientras sacaba un paquete de su mochila.

Aquella tarde había planeada una sesión de yoga para que los alumnos se relajaran antes de la selectividad y ayudarlos a lidiar con el estrés de los exámenes. La asistencia era voluntaria.

– Vas a venir a la sesión de yoga, vistiendo esto- Dijo Marcos señalando el paquete envuelto.

– Y… ¿ya está?- Pregunté extrañada

– Por supuesto que no- Añadió Andrés- Volverás a usar nuestros regalitos.

Los miré suplicante.

– No te preocupes, esta vez no te vamos a martirizar tanto como al principio. Únicamente queremos que te relajes un poco más, últimamente se te ve muy estresada.- Dijo Raúl.

– Si lo haces, te contaremos un secreto- Dijo Juan. Y con ello los cinco chicos abandonaron el aula.

Ese mismo día a la tarde

Como pensé, a la sesión de yoga, asistió menos de la mitad de los alumnos de bachillerato. Decir que asistieron un tercio sería ser generosa. De mi clase, a parte de los cinco chicos, solo asistían Jessica y un par de chicas más.

Jessica era la chica que a mi me hubiera gustado ser. Alta, morena, con una silueta esbelta, sus formas femeninas bien definidas, unos generosos pechos…. Tenía un porte que indicaba un alto grado de confianza en si misma, justo lo que yo carecía. Aquél día vestía un top muy escotado y unos leggings bien apretados que no dejaban mucho lugar a la imaginación. Con diferencia, era la chica más atractiva de la escuela.

Pero aún así, yo acaparé la mayor parte de atención. El paquete que me habían dado los chicos contenía un conjunto deportivo rosa chillón. Estaba compuesto de un top, no tan escotado como el de Jessica, pero era la parte inferior lo que me ruborizaba. Eran unos pantaloncitos cortos que apenas cubrían mi trasero, dejando la parte inferior de mi culo al descubierto.

Por suerte, mis ejercicios matutinos me habían dado un vientre plano. Tenía que reconocer, que mi lindo trasero se resaltaba de una forma muy erótica con aquél pantaloncito, pocas chicas podían presumir de un culito tan bonito como el mío.

Cuando me vi con ellos estuve a punto de quitármelos y ponerme otra cosa, demasiado provocativa para mi gusto. Para jugar a voley playa tal vez, pero para ir a la escuela… Fue al ver que era la única profesora que asistía a la sesión de yoga que decidí darles el gusto a los chicos. Llevaba el huevo en mi vagina. Dejé las pinzas en casa porque se marcaban a través del top.

La sesión se hacía en el gimnasio de la escuela y era impartida por un “personal trainer” bastante atractivo que no apartaba los ojos de mí o de Jessica. Devorándonos con la mirada. Durante toda la hora tuve a mis chicos detrás mío (era obvio que se reservarían los “mejores asientos”). Los vibradores trabajaron a un ritmo suave, excitándome poco a poco pero sin llegar a enloquecerme de placer. Mi único temor fue la preocupación de si, con las extrañas posturas que nos hacía hacer el entrenador, mis fluidos vaginales traspasarían mi short.

Poco antes de finalizar la sesión ya había alcanzado un placentero orgasmo. Al terminar, antes de ir al vestuario, los cinco chicos se me acercaron. En sus labios había marcada una pícara sonrisa.

– Ayer escuchamos una conversación interesante entre el Director y la Jefa de Estudios- Dijo Antonio.

– Al parecer, el Director está encantado contigo, y no sólo él. La mayoría de profesores del claustro están encantados en cómo has llevado la clase estos meses- Añadió Raúl.- Tal vez sea porque últimamente le hemos hablado muy bien de ti. Sobre cómo te has esforzado para convertirnos en unos chicos aplicados. Aunque sinceramente, hay que reconocer que, de lejos, eres la profesora que más se preocupa por sus alumnos.

– Pero, sigues teniendo a la Jefa de Estudios en contra. Ella considera que te falta experiencia y que esto se ha notado en el último mes de clase. Considera que no estás preparada para dirigir durante todo un año a una clase de segundo de bachillerato.- Dijo Juan.

– Palabras textuales de ella “para dirigir una clase de parvulario aún, pero un segundo de bachillerato le viene grande”- Dijo Andrés.

– Al final acordaron una especie de “compromiso”- Dijo Marcos.- Si realmente la nota media de tus alumnos en la selectividad es sustancialmente mayor que la de las otras clases, el claustro aprobará darte la plaza vacante. De lo contrario buscarán una profesora con más experiencia.

Al escuchar aquello, no cabía de felicidad, mi sueño parecía a punto de cumplirse. Tuve que reprimir la tentación de abrazar a los chicos. Estaba casi convencida de tener asegurado el puesto, por mucho que tuviera esa “vieja chocha” en contra. En los últimos días, todos mis alumnos resolvían de forma satisfactoria todos los ejercicios de cualquier asignatura. Entonces habló Antonio.

– No hace falta decir, que una mala selectividad por parte nuestra, daría al traste con tu puesto.

– Esta bien, ¿que queréis?- Dije asegurándome que no había nadie alrededor. Estaba tan ilusionada que aceptaría cualquier cosa que me propusieran.

– Una noche entera contigo, sin normas.- Dijo Rúl.

Aquello me dejó totalmente sorprendida, aunque no se muy bien por qué, era obvio lo que querían de mí los chicos.

– De acuerdo, pero…- Empecé a decir, pero Juan me interrumpió.

– Sin reglas es sin reglas ni peros. Una sola noche, a nuestra total merced. A cambio del trabajo de tus sueños. ¿Qué dices?

– No hace falta decir, que si por la razón que sea, no consigues el trabajo. El acuerdo queda roto. Únicamente a cambio que consigas el puesto.- Añadió Antonio.

Medité unos instantes. Notaba mi corazón palpitando a mil por hora. ¿Una sola noche de sexo a cambio del trabajo de mi vida? Llegados a este punto, por supuesto que acepté. Total, los chicos ya habían tenido sexo conmigo, no iba a implicar nada nuevo ese acuerdo. Ni tan siquiera me plantee qué podía implicar aquello de “sin normas”. Tal vez estaréis pensando que mi actitud no distaba de la de una prostituta. Al fin y al cabo, ofrecía sexo a cambio de un puesto de trabajo. Tal vez tengáis razón. Pero en aquél momento, aún no me lo parecía. “Hizo profesión de puta” escribí, casi como una premonición, en la pizarra el primer día de clases preparatorias.

Minutos después

Entré distraída en el vestuario para cambiarme. Ese día aún me depararía otra sorpresa. Allí estaba Jessica con otras dos chicas, trasteando mi bolsa de ropa.

– ¡Eh! ¿Qué estáis haciendo?- Grité.

– Eso nos gustaría saber a nosotras, profe.- Dijo Jessica arrastrando especialmente la palabra “profe”.

Sin darme cuenta, las otras dos chicas se habían situado a mis espaldas y de repente me sujetaron fuertemente los brazos.

– ¿pero qué hacéis? ¡Soltadme!- Jessica se iba acercando cada vez más a mí.

– ¿Dónde lo escondes?- Me preguntó con una sonrisa.

– No sé de qué me hablas- Le grité. “¿Cómo podía ser que nadie acudiera a mis gritos, no quedaba ya nadie allí?”

– Lo sabes perfectamente.- Dijo Jessica- Ellas no me creían cuando se lo conté así que las reté a comprobarlo personalmente. Dime, ¿dónde guardas tu vibrador? O creías que no había reconocido el objeto que te recogí del suelo?

Yo estaba estupefacta “así que lo sabía desde el principio”, no sabía que responder. Ni siquiera intentaba pedir auxilio. Jessica se acercó todavía más, su nariz casi rozaba la mía. De repente empezó a palparme mis pechos. Grité todavía más. Jessica me miraba con cierta frustración. Al parecer al palpar mis pechos no encontró lo que buscaba.

– No me dirás que…- Y con un gesto brusco me quitó los shorts y el tanga. Solté un grito de sorpresa.

– Vaya vaya, así que nuestra querida profesora cuida su aspecto íntimo.- Dijo al contemplar mi pubis depilado. Detrás mío escuchaba las risitas de las otras dos chicas. Jessica fue más allá.

Contuve un gemido al notar como introducía sus dedos dentro de mi vagina. Con todas mis fuerzas intenté liberarme del agarre de las dos chicas, pero me tenían firmemente sujeta. Cesé en mis esfuerzos al notar como Jessica retiraba cierto objeto de mi interior.

– Mirad nuestra conejita en celo lo que ocultaba.- Dijo Jessica sosteniendo triunfalmente el humedecido huevo ante las otras chicas.- ¿Qué os decía? Nuestra querida profe es una pervertida, verdad? Mirad qué mojada que está. No eres más que una putona y una buscona.

Ni siquiera intenté dar una respuesta a sus comentarios. Impotente observé como Jessica me levantaba el top, descubriendo mis pechos.

– ¿Hoy no llevas tus pincitas?- Dijo burlona.- ¿Qué pretendías conseguir vistiendo como una stripper en clase? ¿Te follaste al Director a cambio que te diera el trabajo?

– Creo que eres la menos adecuada para hablar sobre vestimenta.- Le repliqué. Que precisamente ella, que cada día vestía de la forma más provocadora posible me echara en cara mi forma de vestir, era de lo más hipócrita.

– ¿De dónde venías ese día que llegabas tarde a clase? ¿De follarte al Director? ¿Te van a dar el puesto de la que se jubila a cambio de que se la chupes? ¿Por eso te limpiabas tanto la cara ese día?- Yo callé, muerta de vergüenza. Parte de razón no le faltaba. “¿Es que todo el mundo menos yo se había enterado que se jubilaba una profesora?”

En un acto reflejo, al notar que las chicas relajaban su presión sobre mí para terminar de quitarme el top, con un gesto brusco aproveché para escapar. Salí del vestuario como una exhalación para dirigirme “¿a dónde?”. Desnuda como estaba no podía ir a ningún sitio. Mi mente únicamente estaba concentrada en escapar de esas tres maníacas.

Corrí sin rumbo creyendo que con mi entrenamiento matutino, podría dejarlas atrás. Pero me acorralaron en el gimnasio mientras intentaba escapar por la salida de emergencia.

– ¿Pero dónde vas?- Dijo Jessica tirándome del pelo- ¿No te han dicho que así desnuda no puedes salir a la calle?

Las otras dos chicas volvieron a sujetarme.

– Ya que tanto te gusta este sitio, casi mejor te dejamos aquí.- Dijo Jessica mientras cogía unas cintas de goma para hacer estiramientos.

– No… No por favor… no podéis hacerme eso.- Supliqué al ver las intenciones de las chicas.

Mis ruegos y súplicas fueron inútiles. De nada sirvieron mis lloros. Por el motivo que fuera, aquellas chicas estaban muy resentidas conmigo. Nunca llegué a sospechar que les molestaría tanto el hecho que los demás chicos se fijaran más en mí que en ellas. Por mucho que forcejeé e intenté luchar, no pude evitar que Jessica me atara con las gomas a las espalderas del gimnasio.

– Aquí te quedas, nos vemos el lunes.- Dijo Jessica burlona mientras se iba.

– ¡Esperad! No podéis dejarme así! Por favor!- Pero mis palabras fueron en vano.

– Si sigues gritando, con un poco de suerte, tal vez venga alguien a ayudarte. Aunque estás tan apetecible que dudo que se limite a soltarte sin más. Tus tetas no son nada del otro mundo, pero hasta yo debo reconocer que siento envidia de tu culito. Al menos así evitarás pasar el fin de semana aquí.- Dijo Jessica antes de salir.

– Grita grita, seguro que le alegras el día a quien venga.- Dijo una de las chicas antes de que salieran por la puerta y cerraran las luces.

Y allí me quedé yo, completamente a oscuras, desnuda y atada. Desconozco el tiempo que estuve forcejeando con aquellas malditas gomas hasta que finalmente pude liberarme. Cuando me desaté, respiré aliviada pero todo mi cuerpo temblaba de miedo. El personal de limpieza aún estaría trabajando, pero por suerte, pude llegar al vestuario sin ser vista. Allí me esperaba otra sorpresa.

Las chicas se habían llevado mi ropa de calle, únicamente disponía del conjunto deportivo para cubrirme. Pero para mi decepción, ni eso tenía. Aquellas malnacidas habían roto el top, haciendo dos agujeros en el lugar de los pechos y habían rasgado mis shorts convirtiéndolos en una especie de tanga.

Muerta de vergüenza, no tuve más remedio que vestirme con eso. Afortunadamente, encontré una toalla en una de las taquillas. Me la envolví en las caderas a modo de falda y con mi bolsa de deporte agarrada sobre mi pecho, salí del instituto.

Agarrando fuertemente la toalla y la bolsa, no cesé de correr hasta llegar a casa. Notaba las curiosas miradas de los transeúntes con los que me cruzaba. Una chica cubriendo sus partes bajas con una toalla y con una bolsa de deporte firmemente agarrada. Aunque no mostrara nada, era obvio que mi atuendo era de lo más extravagante.

Llegar a mi piso fue como acceder al cielo. Por fin, a salvo. Una buena ducha calmó mis nervios. Mi primer pensamiento fue en ir a denunciar aquello. Pero, ¿qué iba a decir? Era obvio que si denunciaba, las chicas predicarían a los cuatro vientos que me habían sorprendido llevando juguetes sexuales en la escuela. No me podía permitir aquello, no cuando tenía mi sueño a tocar. Por otro lado, pensé fríamente, si yo no hacía nada, las chicas tampoco iban a irse de la lengua. Ellas tenían bastante a perder. Al empezar las clases, había estudiado los expedientes de cada alumno. Aquellas tres chicas se esforzaban al máximo porque necesitaban una beca para poder pagarse la universidad. Si yo contaba lo sucedido, el instituto les revocaría la beca que tenía pre-aprobada. No, si yo no daba el primer paso, ellas no dirían nada. El silencio nos beneficiaba a todas.

Aún así, pasé el fin de semana totalmente inquieta.

Lunes siguiente. Primer día de selectividad

Aquél día acudí muy puntual a la escuela. Los autobuses que debían llevarnos a la universidad donde se hacían las pruebas de selectividad acababan de llegar. Yo estaba temblando de los nervios, pero no por lo que había prometido a esos cinco chicos ni por lo sucedido el viernes en el vestuario. Estaba nerviosa por todos mis alumnos, sin excepción. Aquellos exámenes eran la prueba más importante de su vida hasta el momento. Y para esa prueba los había preparado yo, una profesora sin ningún tipo de experiencia previa. Cuando el autobús arrancó, de nuevo me asaltaron las dudas, ¿habría hecho bien mi trabajo? ¿estaban realmente preparados? ¿me había esforzado lo suficiente? ¿verían su esfuerzo recompensado?

Había invertido lo mejor de mí en formarlos para la selectividad. Había dedicado horas extra, fines de semana enteros, preparándolos para esos exámenes. Muchas horas en la biblioteca resolviendo dudas hasta bien entrada la noche. Y aún así aún dudaba sobre si podría haber hecho más por ellos. Sabía lo duro que podía ser para alguien en esa edad que un simple examen echara por los suelostus expectativas de futuro.

Cuando tenía su edad, había visto la cara de frustración de alguno de mis amigos al quedarse a las puertas de la carrera de sus sueños. Los había visto llorar impotentes porque se habían quedado unas décimas por debajo de la nota requerida. No quería que ninguno de mis alumnos se viera en esa situación.

Durante esos tres meses, había estado a su lado, haciendo todo lo posible por ellos, resolviendo sus dudas, ayudándolos en todo, incluso en asignaturas que no eran mi especialidad. Pero en cuanto bajaran del autobús y entraran en las aulas para hacer los exámenes, estarían solos. Ya no podría ayudarles, ni resolver ninguna duda sobre algún enunciado. Sólo podrían contar con el esfuerzo de su estudio y el conocimiento que les hubiera transmitido yo.

Sin casi darme cuenta, el autobús había llegado a la universidad. Con una extraña sensación en el cuerpo, bajé con mis alumnos y los acompañé hacia las aulas donde tenían que examinarse.

Sólo cuando vi entrar al último de ellos, me acordé de mi apuesta con aquellos cinco chicos. Pero no le dí mayor importancia, al fin y al cabo no sería muy distinto de lo que ya habíamos hecho. Vendrían una noche a mi piso y tendríamos sexo y harían conmigo lo que quisieran hasta la madrugada. No sabía lo equivocada que estaba.

CONTINUARA

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